Novena de Navidad 2013

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Arquidiócesis de Bogotá
Jubileo 450 años
Novena de Navidad
2013
En JESUCRISTO
sal de la tierra
y luz del mundo
Muy queridas familias
de la arquidiócesis de Bogotá:
Dentro del contexto de la celebración de los 450
años de la arquidiócesis de Bogotá, vamos a iniciar un nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento y de la Navidad, y hemos querido que la
puesta en marcha de la primera etapa de nuestro
Plan Arquidiocesano de Evangelización coincida
con esta apertura de un nuevo ciclo anual de celebraciones del misterio de nuestra fe.
El Adviento y la Navidad son un tiempo que cultiva y hace crecer nuestra esperanza y es precisamente el mismo objetivo el
que buscamos en el comienzo de esta nueva etapa de la vida de nuestra arquidiócesis de Bogotá: mirar hacia nuestro futuro con ojos de fe y de esperanza,
con el corazón lleno de alegría y de gratitud, porque sabemos que el Señor
Jesús, que ha venido para nuestra salvación, permanece entre nosotros, nos
conduce amorosamente y nos envía a ser testigos de su amor, a ser fieles evangelizadores de nuestro tiempo.
Que en esta Navidad, la contemplación del nacimiento de Jesús, humilde y
misericordioso servidor, particularmente preparada con las oraciones en familia o con los amigos de la Corona de Adviento y de esta Novena, sea la
oportunidad para crecer en nuestro conocimiento, amor y seguimiento del
Señor Jesucristo, y para reconocer, profundizar y asumir el nuevo estilo que
queremos vivir como católicos, discípulos y misioneros del Señor, en medio
de nuestra región capital.
Agradecemos de manera especial a quienes han hecho posible, con su patrocinio, la publicación de esta Novena y pedimos sobre ellos la bendición del
Señor.
Que Jesús, luz del mundo, llene sus vidas de la claridad que necesitan y nos
conceda a todos su amor y su paz en esta Navidad y en el Nuevo Año que
viene. El Señor los bendiga.
Portada:
Adoración de los Reyes Magos (detalle)
Óleo sobre lámina de cobre
Siglo XVII
+ Cardenal Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Bogotá
Diciembre 2013
Arquidiócesis de Bogotá
Jubileo 450 años
Novena de Navidad
2013
En JESUCRISTO
sal de la tierra
y luz del mundo
1
Publicación de la Fundación El Catolicismo
ISSN 0122-1388
Diseño y diagramación
Miguel A. Bello
Impresión
Edigráficas Mariana
Vicaría de Evangelización 2013
2
Agradecemos la colaboración de los presbíteros
3
Wilson Cobaleda
Víctor Moreno
Hernán Báez
Héctor Arbeláez
Adviento 2013
El tiempo del Adviento da inicio al Año Litúrgico en la Iglesia. Durante el Adviento nos disponemos para celebrar las fiestas de Navidad y
para la venida de Cristo al final de los tiempos.
Durante el Adviento leemos la historia y descubrimos que en ella Dios
trazó un plan de salvación para redimir a la humanidad. Este plan
de salvación llegó a su plenitud a partir de la Encarnación del Hijo
de Dios. Por eso, en el Adviento nos preparamos para rememorar las
fiestas del Nacimiento del Señor y vislumbramos la próxima venida
gloriosa y definitiva de Jesucristo. Este acontecimiento lo celebramos
en la liturgia de la Iglesia, en las oraciones, en los ritos y en diversos
signos presentes en los templos católicos y en las casas donde se espera
la venida del Señor.
4
Corona de Adviento
La corona del Adviento está formada por ramas o lazos verdes que
se entrecruzan, y por cuatro velas que simbolizan las cuatro semanas
del Adviento, el color es indiferente, aunque tradicionalmente se usan
moradas. Cada domingo del Adviento se enciende una de las velas
para indicar en qué semana vamos y así acrecentar nuestra disposición
para celebrar la venida del Señor.
Los invitamos, pues, a construir la corona del Adviento en casa para
manifestar de ese modo nuestra vigilancia y preparación en las proximidades de la venida del Señor. Una vez hayamos elaborado la corona
del Adviento, la llevamos al templo para que el sacerdote la bendiga.
Luego la ponemos en un lugar de la casa donde fácilmente podamos
verla y acercarnos a ella para encender las velas.
Bendición de la corona de Adviento
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante
tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los
que estamos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de
esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con verde follaje
y la ha adornado con luces. Ahora pues, que vamos a empezar el tiempo de
preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se
acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros
nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.
Él que vive, reina y está presente en cada ser humano por años sin fin. Amén
Proponemos ahora la oración para encender las velas de la corona. El
rito de encender las velas tendrá, además, una meditación en torno a
la Virgen María, ya que ella simboliza al creyente que en actitud de
vigilancia y de oración espera la pronta llegada del Mesías.
5
Domingo I de Adviento
Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la primera vela de la corona y dice:
Oración:
Al comenzar el Adviento, encendemos, Padre, esta vela, para salir al encuentro de Cristo, del Señor que viene.
La noche nos intimida, la oscuridad nos acecha; pero la luz nos ilumina y nos
dice que la salvación está cerca.
Queremos, Padre, dejar las obras de las tinieblas y vestirnos con las armas de
la luz.
Revístenos con el traje nupcial y dispón nuestros corazones en familia en la
espera del Señor que pronto llegará.
¡Ven pronto, Señor, Jesús!
Reflexión: el Adviento de María
A partir del anuncio del ángel y del sí de la Virgen, María supo comprender qué significaba el tiempo previo al nacimiento del Mesías. Día
a día fue percibiendo en lo oculto de su vientre la presencia viva y
transformante de su hijo, del Hijo de Dios. Día a día, fue descubriendo la necesidad de prepararse para su llegada, para acogerlo en sus
brazos y para dejar que el corazón de madre le comunicará cuánto lo
esperaba porque lo amaba y cuánto lo amaba porque lo esperaba. De
María aprendamos, entonces, la espera orante del Señor y dispongamos nuestra vida en rectitud y piedad para acoger al Mesías.
Dios te salve María… Padre nuestro…
Oración final:
Señor Jesús, anhelamos tu venida y preparamos tu llegada. Con la Virgen
María, tu madre y nuestra madre, disponemos nuestros corazones para recibirte en Navidad y para unirnos a Ti al final de los tiempos. Aviva en nosotros, con tu Espíritu, el amor a Ti y la actitud vigilante para que, cuando
llegues, nos encuentres bien dispuestos. Amén.
6
Domingo II de Adviento
Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la segunda vela de la corona y dice:
Oración:
Encendemos, Padre, esta segunda vela al oír a Isaías que nos dice: “brotará un
renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz”.
En esta semana, queremos disponer mucho más nuestra vida en la espera del
Señor; acogemos la voz del Bautista que nos llama a la conversión y a preparar
el camino del Señor.
En familia, queremos allanar el sendero para que entre el Señor. Inspíranos el
temor para amarte más y para desear con mayor anhelo la llegada del Mesías.
¡Ven pronto, Señor!
Reflexión: la pureza de María
La Iglesia proclama que la Virgen María fue concebida sin pecado. Esta
declaración tiene sentido a partir de Aquel que ahora crece en su vientre: el Hijo de Dios. Justamente, siendo el Hijo de Dios santo desde
siempre y para siempre, cuna de la pureza y de la bondad, merecía necesariamente que aquella que le llevara en su vientre participara desde
antes de nacer de una pureza similar, que brota sólo de la acción de
Dios y de la sombra del Espíritu. Por eso, nosotros debemos esforzarnos por lograr durante el Adviento la pureza del corazón, de la mente
y del alma para convertirnos por el Espíritu en dignos depositarios de
la gracia de Dios en el Mesías que pronto nacerá. Con María anhelemos la pureza de corazón y trabajemos día a día
por conservarla.
Dios te salve María… Padre nuestro…
Oración final: (como en el domingo I de
Adviento).
7
Domingo III de Adviento
Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la tercera vela de la corona y dice:
Oración:
Encendemos, Padre, esta tercera vela en el tiempo que pregona la pronta venida del Mesías.
En Juan Bautista reconocemos al mensajero que enviaste delante del Señor a
preparar su camino y en las palabras del profeta Isaías nos sentimos animados
a ser fuertes y a no desfallecer, pues el Señor no tardará.
Esta nueva luz es anticipo de la Nueva Luz que irradia el Mesías, el resplandor que abre los ojos al ciego, los oídos al sordo y la lengua al mudo, para
cantar en familia que el Mesías viene a salvarnos y su reino permanecerá para
siempre.
Tu familia, Señor Jesús, abre las puertas de la casa para que entres, para que
habites por siempre con nosotros.
¡Ven pronto, Señor!
Reflexión: el “Sí” de María
La Virgen desposada con José permanece bajo la sombra del Espíritu
ante el deseo infinito del Padre de hacer brotar de entre los hombres
al Mesías, Salvador. Esta gozosa espera tuvo su origen en Dios y en
el “Sí” de María a la voluntad de Dios por medio del ángel Gabriel.
En libertad y fe, en generosidad y devoción la Virgen supo decir “Sí”
al plan de Dios y con ello comunicó al mundo la respuesta que los
creyentes deben dar a Dios. Por eso, con María renovemos este “Sí” a
Dios: sí a sus palabras, sí a su Hijo, sí a sus mandatos, sí a la conversión
y al deseo de permenecer vigilantes porque el Señor llegará.
Dios te salve María… Padre nuestro…
Oración final: (como en el domingo I de Adviento).
En la Arquidiócesis de Bogotá somos testigos de la acción de Dios en la historia de nuestra ciudad–región, y de la inspiración del Espíritu que traza nuevos
rumbos para que el Reino de Dios llegue con nuevo ardor a todos los hombres.
8
Domingo IV de Adviento
Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la cuarta vela de la corona y dice:
Oración:
Encendemos, Padre, la última vela de la corona en la proximidad de la venida
del Mesías.
Tu señal proclama que la virgen está encinta y dará a luz un hijo que llevará
por nombre Emmanuel.
En Belén brillará una luz, del pueblo saldrá el jefe de Israel.
Ya viene el Mesías saltando por los montes y brincando por las colinas.
Déjanos, oh Niño, ver tu figura, déjanos oír tu voz.
En familia te esperamos, Señor, rey de la Gloria, por quien José despierta del
sueño.
La corona esplende de luz porque ya tu luz se asoma y resplandece en las
sombras.
¡Ven, Señor Jesús!
Reflexión: el gozo de María
Poco falta para acoger en brazos de la Virgen al Mesías esperado. Mientras ocurre, con María experimentemos la venida del Amado y, a la
vez, la alegría de quien lo acoge, como en la Visitación, cuando Isabel
llena del Espíritu alabó de María el fruto bendito de su vientre. De ese
modo, el gozo de María radicó no sólo en llevar en sus entrañas al Hijo
de Dios sino en portar esta alegría a todas las familias que esperaban
la venida del Mesías. Así, como María, vivamos el gozo por la llegada
del Señor y comuniquemos a los otros la
alegría de su venida, pues por nuestra vigilancia y preparación tendremos un lugar
al lado del Mesías que nos salva y nos da la
verdadera paz.
Dios te salve María… Padre nuestro…
Oración final: (como en el domingo I de
Adviento).
9
Pesebre
El pesebre es una tradición cristiana, que consiste en recordar el nacimiento de Jesús. Es un signo de fe en Dios, que en Belén “vino a habitar entre nosotros” (Jn 1, 14).
Bendición del pesebre
Reunidos junto al pesebre, contemplamos a la Sagrada Familia y a
quienes le acompañan: los pastores, los sabios de Oriente, habitantes
de la región, y con ellos, observemos todo su contexto: las casas, los
animales, la naturaleza.
Oremos:
Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a
tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de
nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento nos
ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a reconocer en nosotros y en todos
los que necesitan nuestro amor, la presencia de Cristo.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, Él que vive, reina y está
presente en cada ser humano por años sin fin.
Amén.
10
Árbol de Navidad
El árbol de Navidad evoca al pino que durante la estación de invierno,
permanece siempre verde, convirtiéndose en signo de la vida que no
muere. Este símbolo de nuestra tradición navideña nos trae a la memoria el árbol de la vida, representación de Cristo, don supremo de Dios
a la humanidad, y con las luces que lo adornan nos recuerda que Jesús
es la Luz del mundo y nosotros reflejo de esa luz.
Bendición del árbol de Navidad
Reunidos en torno al árbol de Navidad adornado con luces, junto al
pesebre, contemplamos que con el nacimiento de Jesús florece de nuevo el árbol de la vida que nutre continuamente la humanidad.
Oremos:
Bendito seas, Señor y Padre Nuestro, que nos concedes recordar con fe en
estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos,
a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir
también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos
con las virtudes que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a Él por cada momento que nos acompaña en nuestra historia.
Amén
11
Novena de Navidad
Es tradicional en los hogares cristianos católicos rezar la Novena de Navidad del 16 al 24 de diciembre. Y es
que, con el rezo de la Novena, nos
preparamos para acoger al Mesías,
meditando antes el misterio de su Encarnación, de la mano de san José y de
la santísima Virgen María, los padres
de Jesús.
Con la oración para todos los días
imploraremos al Padre que disponga
nuestros corazones para acoger a su
Hijo.
Con la consideración diaria renovaremos el llamado del Señor a ser sal
de la tierra y luz del mundo como miembros de la familia arquidiocesana,
y reflexionaremos en torno al Plan de Evangelización que se ha puesto
en marcha el pasado 1º de diciembre. Con los gozos cantaremos las
aspiraciones para la venida del Niño Dios. Con los villancicos haremos melodía su llegada, su nacimiento, el misterio de Belén y la visita
de los pastores. Todo ello, porque la proximidad de la Navidad hace
que el pensamiento, el corazón, las palabras y los ojos de los hombres
anhelen con mayor fervor la contemplación del Hijo de Dios hecho
hombre.
¿Cómo se reza la Novena de Navidad?
Se reza cada día del 16 al 24 de diciembre, como sigue:
Se canta un villancico.
Se reza la oración para todos los días.
Se lee la consideración para cada día.
Se reza la oración a la santísima Virgen María.
Se reza la oración a san José.
Se recitan los gozos.
Se reza la oración al Niño Jesús.
Se cantan villancicos.
12
Reflexión para la Novena de Navidad
Miremos nuestro entorno
En este tiempo en el que nos preparamos para celebrar la Navidad
vemos las casas adornadas e iluminadas, la música festiva, el ambiente
de alegría. Todo respira un aire diferente, porque de alguna manera
este tiempo despierta en nosotros los sentimientos de esperanza, de
afecto especial por nuestros seres queridos; se despiertan los sueños
que tenemos de una vida mejor, de una familia feliz, de una sociedad
mejor, de un país en paz.
Los problemas y las dificultades de la vida no nos han dejado, pero los
vemos con otros ojos, y nos atrevemos a pensar que aquellos no tienen
la última palabra, que es posible cambiar, que merecemos una nueva
oportunidad. Hay una luz que hace ver todo distinto y es precisamente la luz de la Navidad; y quienes mejor la reconocen son los niños, por
eso son quienes más disfrutan de este tiempo tan maravilloso.
Que estos días de preparación a la Navidad nos ayuden a descubrir el
don que Dios Padre nos concede en su Hijo Jesucristo, Luz del mundo,
y nos permitan ver nuestra vida personal, familiar y social, nuestros
proyectos y también las dificultades con los ojos de la fe; ayudando a
otros, especialmente a quienes más sufren, a reavivar su esperanza, a
abrir sus corazones a Jesucristo, que viene para nuestra salvación.
13
Día 1º. - 16 de diciembre
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para
que hecho hombre, en las entrañas de una Virgen, naciera en un
pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de
todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano
beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y
demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros
corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal
libertad de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en
ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces Gloria al Padre)
14
Consideración
Adviento y Navidad, tiempo para la esperanza
Las promesas de Dios animan la esperanza
Escuchemos la Palabra de Dios
Del libro del profeta Isaías:
“Volvió Yavé a hablar al rey Ajaz diciendo: ‘Pide a Yavé tu Dios una señal en lo
profundo de la tierra o en lo más alto del
cielo’. Dijo Ajaz: ‘No la pediré, no tentaré a
Yavé’. Dijo Isaías: ‘Oigan pues, herederos
de David: ¿No les basta molestar a todos,
que también quieren cansar a mi Dios?
Pues bien, el Señor mismo les va a dar una
señal: He aquí que una joven está encinta y
va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros.
Comerá cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno. Porque
antes que el niño sepa rehusar lo malo y
elegir lo bueno, será abandonado el territorio de los dos reyes que ahora te
amenazan’ ” (Is 7,11-16).
-Palabra de Dios
-R/. Te alabamos, Señor.
Meditemos juntos
El pueblo de Israel en tiempos del Rey Ajaz pasaba por una muy difícil
situación. Varios reyes además querían atacar al pueblo para conquistarlo. Pero en medio de ese momento de oscuridad una promesa de
Dios, manifestada a través del profeta Isaías, da una nueva luz que
permite afrontar con esperanza ese duro momento. El signo de esa
promesa es el nacimiento de un niño, que sin duda será la señal de
que Dios estaba de parte de ellos en medio de sus dificultades. La vida
de un niño que nace se convertirá entonces en la oportunidad de una
nueva vida para todo el pueblo.
15
Hoy nuestras vidas personales y la
vida de nuestras familias se desarrolla en medio de muchas posibilidades,
pero también en medio de dificultades, y a veces nos preguntamos ¿Cómo
vamos a poder seguir adelante?.
ama y está con nosotros.
Que bueno es dar una oportunidad en
este tiempo a la buena noticia que nos
trae la Navidad y que viene para iluminar nuestra vida, animando nuestra
esperanza. Que la noticia del niño que
nace para nuestra salvación nos permita ver nuestra vida con otros ojos y
descubrir el sentido profundo que tiene desde la mirada del Dios que nos
La buena noticia del nacimiento del Señor, que vamos a celebrar en
pocos días, despierta nuestra esperanza y nos anima a trabajar juntos
para renovar el rostro de nuestra Iglesia Católica en medio de nuestra región capital. Para ello, hemos puesto en marcha nuestro Plan de
Evangelización de la arquidiócesis de Bogotá con el que queremos degustar del tesoro de la fe que hemos recibido, del feliz encuentro que
hemos tenido con Jesús y la manera como Él ha cambiado nuestra vida
para bien, y nos ha enviado a todos con la misión de hacer presente su
amor misericordioso entre todos.
Dialoguemos
¿Cómo se encuentra nuestro corazón para vivir esta próxima Navidad?
Compromiso
Pidamos durante estos días en nuestra oración el don de la esperanza,
para que al hacer memoria de lo que hemos hecho este año reconozcamos la presencia amorosa de Dios en nuestras vidas y nos reconciliemos con todo lo que hemos vivido, dejando que la luz que nos trae
Jesús nos permita encontrar su significado más profundo.
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Oración a la Santísima Virgen María
Soberana María, que por tus grandes virtudes y, especialmente,
por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por
madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas
nuestra vida y la de todos los que en este tiempo hicieran esta
novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo.
¡Oh dulcísima Madre!, comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos
hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la
eternidad. Amén.
(Se reza tres veces Avemaría)
17
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús!,
infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos
ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al
Divino Niño, nos abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su Divina Esencia lo vemos y
le gozamos en el cielo. Amén.
(Se reza tres veces el Padre nuestro)
18
Gozos
Aspiraciones para la venida del Niño Dios
Dulce Jesús mío
Mi Niño adorado,
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven, no tardes tanto!
¡Oh Sapiencia suma1
del Dios soberano,
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh Divino Niño,
ven, para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!
las cerradas puertas
de regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño,
con tu bella mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!
¡Oh, Adonaí2 potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
diste los mandatos!
¡Ah! ven prontamente
para rescatarnos,
y que un niño débil
muestre fuerte brazo!
¡Oh lumbre de Oriente5,
Sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!
¡Niño tan precioso,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!
¡Oh raíz sagrada
de Jesé3, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo!
¡Espejo sin mancha,
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios Soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
¡Llave de David4
que abre al desterrado
19
y, en forma de niño,
da al pobre tu amparo
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!
¡Rey de las naciones,
Emmanuel6 preclaro,
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!
¡Del débil auxilio,
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!
¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño,
ven, Dios humanado!
¡Luce, hermosa estrella,
brota, flor del campo!
¡Véante mis ojos
de Ti enamorados!
Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos.
Prosternado8 en tierra
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto.
¡Ven, que ya María
previene sus brazos,
do7 su Niño vean,
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
¡Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos:
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven, no tardes tanto!
Derivado de Sabiduría
Adonaí: “Señor mío”, nombre hebreo que hace
referencia a Dios
3
Jesé es el hijo de Obed, nieto de Booz y Padre de
Rey David. Árbol genealógico de Jesucristo
4
Hace referencia a las puertas de la casa del Rey
David (Is 22, 22), luego aplicada a Jesucristo quien
tiene poder para abrir o cerrar las puertas del
Reino (Cfr Apc 3, 7).
5
El sol es la lumbre que nace por el oriente y que es
identificado con Jesucristo
6
Dios con nosotros
7
Puede leerse: “Ven que ya María prepara sus
brazos donde verán al niño en tiempo cercano”.
8
Postrado en tierra, con cabeza en piso.
1
2
20
Oración al Niño Jesús
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable
Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya, a todos
tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad,
venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar
una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu
Infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos
a Ti, ¡oh Niño Omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa,
acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén.
(Se reza tres veces Gloria al Padre)
21
Día 2º. - 17 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo para que la luz de Cristo
brille en nuestra vida
Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
Escuchemos la Palabra de Dios
Del Evangelio de San Mateo:
“Jesús no se quedó en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaúm, a orillas
del lago, en la región entre Zabulón y Neftalí. Para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: ‘Tierra de Zabulón y de Neftalí, camino del mar, al
otro lado del Jordán, Galilea, donde viven los paganos. El pueblo que andaba
en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en una región de sombra de
muerte una luz les brilló’. Desde entonces Jesús comenzó a predicar diciendo:
‘Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca’ ” (Mt 4, 12-17).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a Ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
El pueblo de Israel en medio de sus dificultades encontró en la presencia, la cercanía y la Palabra del Señor, la luz que necesitaba para
caminar hacia la vida y la libertad, a pesar de las sombras. Dios fue su
luz y su salvación ante las propias infidelidades y las dificultades que
le causaron los que no conocían al Señor.
No es difícil reconocer que hoy, en nuestro país, pasamos por tiempos
de sombras y necesitamos esa luz que nos permita ver el camino hacia la vida y la paz. Somos como ese viajero nocturno que necesita de
una luz que le permita orientarse y recuperar el camino, que necesita
ser acogido en medio de la oscuridad para recobrar sus ánimos y seguir adelante hacia la vida verdadera. Las dificultades que han surgido para vivir en paz y armonía en nuestra vida familiar, las durezas
del corazón que obstaculizan la convivencia pacífica y la resolución de
nuestros conflictos desde el diálogo, la indiferencia frente a los sufri-
22
mientos y necesidades de los demás han llenado de oscuridad nuestro
caminar. Necesitamos, con urgencia, que una luz brille entre nosotros.
Necesitamos de Jesucristo que es la luz que puede brillar en nuestros
corazones, sanándolos de todo aquello que nos impide amar como hemos sido amados por Dios, y que además enciende en nosotros la luz,
para que vayamos a iluminar a otros, a dar vida a otros, por el testimonio de nuestro amor.
Al estar construyendo nuestro nuevo Plan de Evangelización, los católicos de la arquidiócesis de Bogotá hemos reconocido que nuestra relación con el Señor Jesús y con su Reino de Vida Plena se ha hecho débil
y que, por lo mismo, nuestra vida eclesial y nuestra acción evangelizadora también necesitan ser renovadas. Necesitamos que la luz de Cristo, que viene a nosotros en esta Navidad, brille en nuestros corazones
y nos anime a comprometernos, como gran familia arquidiocesana que
somos, a trabajar por renovar nuestro encuentro con el Señor Jesús,
nuestra vida de fe en familia y nuestra vida de comunidad, para que
podamos ser, con nuestro estilo de vida cristiano, un reflejo brillante
de la luz de Cristo, capaz de iluminar el camino de muchos, y disipar
las tinieblas que a veces llenan el corazón.
Dialoguemos
¿Qué oscuridades de nuestra vida personal y familiar, necesitan de la luz
del Señor Jesucristo? ¿Qué testimonio puedo dar sobre la manera como el
Señor Jesús llenó mi vida de luz, durante este año que está terminando?
Compromiso
Pidamos al Señor que sea la luz y la salvación de nuestra familia, que
su presencia brille en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestro colegio y universidad, para que las dificultades no tengan la última palabra
en nuestra vida, sino el amor misericordioso del Señor por nosotros.
Pidamos al Señor para que todos los católicos de Bogotá renovemos
nuestra relación con Él y pongamos en práctica el nuevo Plan de Evangelización y recordemos que así como el Señor nos ilumina, también
nos envía a ser luz para otros, con nuestro testimonio de vida de fe y el
reconocimiento humilde del valor de cada persona que se traduce en
el servicio concreto hacia los otros.
23
Día 3º. - 18 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo de celebrar al Dios que se
hace uno con nosotros
Jesucristo se hizo semejante en todo a nosotros,
menos en el pecado
Escuchemos la Palabra de Dios
Del evangelio según San Juan:
“La Palabra era la luz verdadera, que con su venida al
mundo ilumina a todo hombre. Estaba en el mundo, pero
el mundo aunque fue hecho
por ella, no la reconoció. Vino
a los suyos, pero los suyos no
la recibieron… y la Palabra se
hizo carne, y puso su morada
entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad”
(Jn 1, 9-11.14).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
¿Por qué tanta alegría en este tiempo? ¿Por qué vale la pena hacer tantas actividades, tantos adornos, y tantas reuniones? Porque celebramos
la grandeza del amor de Dios que lo ha llevado a salir de sí mismo para
acercarse a nosotros, y hacerse uno como nosotros, menos en el pecado.
Así, él se hace plenamente solidario con nosotros y nuestras debilidades, comparte el dolor ante la realidad injusta de su pueblo y nos participa de su amor. Esta buena noticia es la luz que brilla en la Navidad,
anima nuestra esperanza, y da sentido a todo lo que hacemos.
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¿Y para qué se hizo carne? Jesucristo se hizo humano para mostrarnos
y hacer presente, con su vida plenamente humana, y en lenguaje humano, el rostro misericordioso de Dios. De tal manera que acogiendo
en nuestra vida personal y familiar esta Buena Noticia, nos pongamos
en camino hacia la plena comunión con Dios, nos dejemos transformar
por ese amor misericordioso de todo aquello que nos impide amar, y
liberados y reconciliados vivamos para el amor, como hijos de Dios y
miembros de su pueblo.
Dios, quien ha creado el mundo, y quien acompaña a los hombres en
su historia, se hace uno más y se instala en medio de nosotros como
hombre: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo,
con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de
hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido
de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante
en todo a nosotros, excepto en el pecado” (Gaudium et Spes, n. 22). Mirar
a Jesús y recuperar el asombro y la admiración ante el misterio de la
encarnación es la invitación que nos hace la Navidad, que nos hace
particularmente el pesebre que hemos preparado.
Con el nuevo Plan de Evangelización, los católicos de la arquidiócesis
de Bogotá queremos, como Jesucristo, encarnarnos, hacernos cercanos
y solidarios con todos los habitantes de nuestra región capital particularmente en la vida de quienes más sufren para ayudarles a reconocer
la presencia salvífica del Señor en sus vidas, mediante nuestro servicio
misericordioso.
Dialoguemos
¿En qué hechos de nuestra vida personal y familiar durante este año
hemos reconocido la cercanía y la presencia amorosa de Dios?
Compromiso
Pidamos al Señor en esta novena que nos ayude a reconocer su presencia cercana en nuestra familia y así vivamos desde el fondo de nuestro
corazón y con profunda fe este tiempo del Adviento y la Navidad.
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Día 4º. - 19 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo de Dios que sale a nuestro
encuentro
María dijo: “Hágase en mí según tu palabra”
Escuchemos la Palabra de Dios
Lectura del Evangelio de Lucas
“Estaba un día Zacarías ejerciendo el
servicio sacerdotal tal como le correspondía por turno a su grupo. Y el ángel del Señor se le apareció, de pie, a la
derecha del altar del incienso. Al verlo
Zacarías se asustó y tuvo miedo. Pero
el ángel dijo: -‘No temas, Zacarías. Tu
mujer te dará un hijo al que pondrás por
nombre Juan. Te llenarás de gozo y alegría, porque será grande ante el Señor.
Será el precursor del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para reconciliar a
los padres con sus hijos, para inculcar
a los rebeldes la sabiduría de los justos, y para preparar al Señor un pueblo
bien dispuesto’. Zacarías dijo al ángel:
-‘¿Cómo sabré que así sucederá? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en
años’. El ángel le contestó: -‘Yo soy Gabriel, que he sido enviado para hablarte
y darte esta buena noticia. Pero tú te quedarás mudo y no podrás hablar hasta que tengan lugar estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se
cumplirán a su tiempo’…
Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada por José, de la descendencia de David; el nombre
de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo: -‘Dios te
salve, llena de gracia, el Señor está contigo’.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba
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tal saludo. El ángel le dijo: -‘No temas, María, pues Dios te ha concedido su
favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Él
será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su reino
no tendrá fin’. María dijo al ángel: -‘¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?’ El ángel le contestó: -‘El Espíritu Santo vendrá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a
nacer será santo y se llamará Hijo de Dios’. María dijo: -‘Aquí está la esclava
del Señor, que me suceda como tú dices’ ” (Lc 1, 8-38).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
En la lectura del Evangelio hemos escuchado
cómo Zacarías, padre de
Juan el Bautista, y la Virgen María recibieron del
ángel Gabriel un mensaje
semejante: a ambos se les
anunció la gracia de un
nacimiento, de acuerdo
con los planes de Dios
para bien de la humanidad. Pero, la respuesta
al anuncio de la buena
noticia fue muy distinta.
Mientras Zacarías, hombre del servicio sacerdotal, puso en duda las
palabras del enviado de
Dios y le pidió pruebas
para poder creerle, María
acoge con total confianza
y entrega la bella y difícil
misión de ser madre del
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Mesías, en un contexto adverso para una joven mujer embarazada.
“Hágase en mí según tu voluntad”, es la respuesta de la Virgen, quien
eligió ser dócil al proyecto de Dios para su vida.
Dios ha querido salir a nuestro encuentro con el nacimiento de su Hijo
Jesucristo y nos invita a participar, desde nuestras diversas actividades
y ocupaciones, en su proyecto de amor y de vida para todos. Él interpela nuestra voluntad y, con su paciencia y misericordia espera nuestra respuesta en libertad, para llevar a cabo toda su obra de salvación.
Que nuestras dudas y temores den paso en esta Navidad a una gran
confianza en el Señor, que disponga nuestro corazón y el de todos los
miembros de la familia para decirle al Señor: Aquí estamos, Señor, que
se haga tu voluntad en nuestra vida.
El nuevo Plan de Evangelización que hemos asumido como católicos
de la arquidiócesis de Bogotá, ha sido, precisamente, fruto del reconocimiento de la voluntad de Dios para con nosotros; la construcción de
la Iglesia que Dios quiere y que nuestra región capital necesita. Y será
necesario trabajar para que el espíritu de conversión y de renovación
eclesial que nos propone el Plan sea conocido, comprendido, acogido
y puesto en práctica en nuestra vida como fieles cristianos, discípulos
y misioneros del Señor Jesús.
Dialoguemos
¿Conocemos la misión que Dios tiene para cada uno de nosotros?¿Cómo le hemos respondido?
Compromiso
Durante los días que quedan para celebrar el nacimiento del Niño
Dios, tratemos de reconocer cómo Dios nos busca insistentemente, y
nos propone una misión para nuestra vida; y reconociendo lo que Dios
espera de cada uno de nosotros no dudemos, como Zacarías, en responder con un decidido: “hágase en mí según tu voluntad”, a ejemplo
de María.
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Día 5º. - 20 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo para salir al encuentro
de los otros
Y María se puso en camino para ir a visitar
a su prima Isabel
Escuchemos la Palabra de Dios
“En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la
región montañosa, a una ciudad de Judá; y entró en casa
de Zacarías y saludó a Isabel.
Cuando Isabel oyó el saludo
de María, la criatura saltó en
su vientre; e Isabel quedó llena
del Espíritu Santo, y exclamó
a gran voz: ‘¡Bendita tú entre
las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Por qué me
ha acontecido esto a mí, que
la madre de mi Señor venga a
mí? Porque apenas la voz de
tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de gozo en mi
vientre. Y bienaventurada la
que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor’.
María se quedó con Isabel como tres meses y después regresó a su casa”
(Lc 1,39-45.56).
- Palabra del Señor
-R/. Gloria a Ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
La primera acción que suscita en María la presencia de Jesús encarna-
29
do, es la de “salir” al encuentro de su hermana Isabel. De esta manera,
Dios quiere confirmar que su presencia en medio de nosotros tiene el
propósito de la cercanía; Él ya tomó la iniciativa y desde su primer instante en el vientre de la virgen María, quiere acercarse a nosotros y enseñarnos con ello, que es en el cuidado de las relaciones con los demás
donde se confirma que Él es el “Emmanuel”, el “Dios con nosotros”.
El espíritu de la navidad nos recuerda que Dios nos quiere unidos,
que Jesucristo es comunidad, que quienes creemos estamos llamados
a salir constantemente de nuestras cómodas posiciones para ir a encontrarnos con aquellos que esperan ver el rostro de Jesús en nosotros.
Permitámosle a Dios que durante este tiempo instale en nosotros el
deseo de permanecer con los ojos bien abiertos para reconocerle a Él en
los rostros de nuestros familiares, amigos, conocidos, vecinos, y aún de
aquellos más distantes, que esperan nuestra presencia, nuestra visita
y nuestra compañía.
Mostrémosle a nuestra querida región capital cuanta capacidad de
amar y de salir al encuentro hay en nuestros corazones y sigamos caminando juntos en la construcción de esta Iglesia arquidiocesana que
Dios sueña.
Dialoguemos
¿Con quién o quienes podría encontrarme en este tiempo de Navidad
para sentir, como Isabel, que el mismo Señor ha venido a verme? ¿A
quién puedo yo dejarle sentir con mi presencia que Dios mismo viene
a su encuentro?
Compromiso
Pidamos la gracia de estar disponibles para salir al encuentro de los
que están solos, de los que sufren, de los que han perdido la esperanza
o nunca la han tenido, al encuentro incluso, de aquellos que nos han
hecho algún mal. Que la proximidad de la celebración del nacimiento
de nuestro Señor nos recuerde que Él no se negó a hacerse pequeño
como uno de nosotros para estar más cerca.
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Día 6º. - 21 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo para reconocer
a quienes caminan a nuestro lado
María y José caminaron juntos hacia Belén
Escuchemos la Palabra de Dios
“En aquellos días el emperador Augusto promulgó un decreto ordenando que
se hiciera el censo de los habitantes del imperio romano. Éste fue el primer
censo que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. Todos
se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad de origen.
También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de
David que se llama Belén (Casa del Pan), por ser él de la casa y de la familia
de David, para inscribirse junto con María, su esposa, la cual estaba encinta”
(Lc 2,1-5).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a Ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
Confiados en la promesa de Dios, María y José emprenden el camino
hacia Belén, para cumplir con la orden del emperador. María y José, a
pesar de sus dificultades por el embarazo, dan ejemplo, con su rectitud
y decidida participación
en los asuntos de la sociedad. Ellos recorrerán juntos este camino, y todas
las demás circunstancias,
alegres o difíciles, que el
cumplimiento de la voluntad de Dios les exigió;
particularmente, la tarea
de educar al niño que se
les había encomendado.
Hacerse compañeros de
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camino les implicó cuidarse el uno al otro y ser misericordioso el uno
para con el otro, como Dios lo ha hecho con su pueblo siempre, como
Jesucristo lo hizo incondicionalmente con todos nosotros hasta dar su
vida por nosotros en una cruz.
Aprovechemos el tiempo de la novena para reconocer, en nuestros seres
queridos (padres, hijos, hermanos y demás familiares) y en las demás
personas (vecinos y compañeros) que comparten con nosotros el camino
de la vida, un don de Dios. Durante este tiempo de navidad veamos y
reconozcamos en ellos la compañía que Dios ha querido darnos y seamos para ellos compañeros de camino, guiados por el Espíritu en medio
de unas realidades que a veces nos cuesta trabajo comprender.
Que el contemplar a María y a José en este recorrido de fe y esperanza,
acompañados por Jesús y guiados por el Espíritu, todos los católicos
nos hagamos cada día más disponibles a la obra que Dios está haciendo en nosotros y a través de nosotros para bien de los demás habitantes de nuestra región capital.
Dialoguemos
Al igual que puso juntos a María y José, el Señor nos invita a buscar
compañeros de camino para apoyarnos, para compartir alegrías y también tristezas. Porque las penas son más livianas cuando se comparten
y las alegrías se multiplican cuando se viven juntos. ¿Quiénes son esas
personas que han acompañado mi camino durante este año? Reconozco el valor de haber recorrido en su compañía los caminos que el Señor
me ha propuesto para este año. Y yo, ¿He sido para ellos compañero
de camino al estilo de José y María?
Compromiso
Pidamos al Señor en este tiempo nos conceda la gracia para conocer
cuál es la mejor manera de hacernos compañeros de camino para los
que están a nuestro alrededor. Algunos quizás necesitan de nuestra
palabra o de nuestro silencio; otros, nuestra alegría; algunos, apoyo
material; otros, solamente que estemos ahí. Que a ejemplo de María y
José sepamos ser dóciles para reconocer la mejor manera de hacernos
compañeros de camino, especialmente de quienes más sufren.
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Día 7º. - 22 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo para superar la indiferencia
María y José no encuentran un lugar para hospedarse
en el pueblo
Escuchemos la Palabra de Dios
Del Santo Evangelio según San Lucas:
“… y le acostó en un pesebre porque no tenían sitio en el alojamiento”
(Lc 2, 7b).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
José y María no encontraron lugar en la posada y sólo pueden encontrar reposo en un humilde pesebre, lugar para guardar a los animales
y darles de comer. Este acontecimiento nos hace pensar en la situación de muchos hermanos y
hermanas que no encuentran
un trabajo, un lugar para vivir
dignamente; nos lleva a recordar que no todos tienen lo
suficiente para llevar una vida
digna y sufren las incomodidades y dificultades de verse
excluidos de los bienes y servicios de la sociedad.
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Pero sobre todo nos lleva a
pensar en aquellos que no encuentran el apoyo necesario
por causa de la indiferencia
con que actúan los demás. La
indiferencia es uno de los mayores males de nuestra sociedad, fruto del individualismo
que se ha metido en nuestros corazones y en nuestras familias. Cuando
en la familia no se enseña a valorar a cada ser humano y no se aprende
que siempre habrá mayor felicidad en dar que en recibir, como nos lo
enseñó el Señor, nos hacemos indiferentes, ciegos y duros de corazón
para reconocer las necesidades de quienes están a nuestro lado o de
quienes, aun siendo lejanos, necesitan de nuestra ayuda.
Jesús, al hacerse como uno de nosotros y compartir nuestros mismos
sufrimientos nos muestra que en Dios no hay indiferencia, sino por el
contrario misericordia, dolor y preocupación por nuestras necesidades
más profundas de libertad, de sentido, de comunión, de vida de comunión. Jesús quiere que todos los hogares y comunidades sean una escuela donde aprendamos a vivir la misericordia y la solidaridad, cualidad fundamental para derrotar el individualismo y la indiferencia que
se nos ha metido en el corazón de nuestra sociedad. Jesús, que nos ha
cuidado hasta el extremo de hacerse compañero de camino de nuestra
vida y llegar a dar su vida por nosotros, quiere que todos aprendamos
a cuidarnos, los unos a los otros, a expresar nuestro amor cuidando de
aquellos que están a nuestro lado, de los que están más lejos, y aún de
los extraños, que nos puedan necesitar.
Un día podemos ser nosotros los que necesitemos de ese cuidado, de
esa misericordia, y no la tendremos si desde ahora no la sembramos en
nuestra familia y en nuestra vida personal.
Dialoguemos
¿Cuál es nuestra actitud frente a las necesidades de los demás?
Compromiso
Superemos la tentación de la indiferencia comenzando por dar un trato más humano, más cordial, más respetuoso a aquellos con quienes
me encuentro cada día. Reconozcamos las necesidades que tienen cada
uno de los miembros de mi familia y revisemos en qué puedo colaborarles. Revisemos la manera como estamos usando nuestros aparatos
electrónicos, computador, celular, tablet, etc., para ver si están al servicio de una comunicación que nos haga mejores seres humanos.
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Día 8º. - 23 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo de hacer crecer todo
lo bueno que hay en cada uno
Los pastores contaron lo que habían oído decir del niño
Escuchemos la Palabra de Dios
Del Santo Evangelio según San Lucas:
“En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños
durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del
Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel
les dijo: ‘No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría
para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador,
que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño
recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre’. Y junto con el
Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a
Dios, diciendo: ‘¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres
amados por Él!’.
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
‘Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado’. Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido
acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este
niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los
pastores’ ” (Lc 2, 8-20).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
Los pastores en aquellas
tierras eran gente sencilla
y de la que poco se hablaba, pero que con su trabajo hacían posible que la
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vida económica de la sociedad judía funcionara. Y es precisamente a
ellos a quienes Dios anuncia primero la alegría del nacimiento de Jesús. No fue a los grandes personajes de su época, sino a aquellos que
con su servicio honesto trabajaban para el bien común. Para ellos, el
nacimiento del Salvador era realmente una buena noticia, puesto que
reafirmaba el valor de su vida al servicio de otros, vida que no siempre
la gente de su época reconocía.
La celebración del nacimiento de Jesús en un pesebre humilde también
es hoy una buena noticia para tantas personas y familias, de las que
poco se habla, pero que llevan una vida de esfuerzo, de trabajo honesto, de lucha para salir adelante a pesar de las dificultades que hay en
nuestro país.
Jesucristo viene para enseñarnos una mirada diferente sobre la vida,
una medida más alta de lo que significa ser un ser humano, una familia, un trabajador. Qué bueno que ante la venida de Nuestro Salvador,
reconozcamos todo lo bueno que hay en nuestra familia y lo hagamos
fermentar y crecer por nuestra vida de servicio al bien común.
Que podamos sacar del corazón los sentimientos que a veces nos hacen
dudar sobre nuestra decisión de buscar el bien y apartarnos del mal en
todos los aspectos de nuestra vida. Pero sobretodo que reconozcamos
que en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro municipio, somos
más los que buscamos la paz y trabajamos por ella, que aquellos que
hacen daño o buscan aprovecharse de los demás para obtener su propio beneficio.
Dialoguemos
¿Qué personas o familias conocemos, que son un testimonio para nosotros de una vida ejemplar, aunque no se hablen mucho de ellas?
Compromiso
Pensemos en lo que podemos hacer desde cada una de nuestras actividades personales y familiares para contribuir silenciosamente a la paz
de nuestro país y hagamos un compromiso de poner en práctica una
de esas ideas.
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Día 9º. - 24 de diciembre
Consideración
Navidad, tiempo de la alegría
María dio a luz a Jesús, lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre
Escuchemos la Palabra de Dios
Lectura del Evangelio de Lucas
“Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a
su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque
no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2, 6-16).
- Palabra del Señor
- R/. Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos juntos
Hoy, en vísperas del nacimiento de Nuestro Señor, nos reunimos al pie
del pesebre para celebrar el Amor de Dios. Hoy el Altísimo se abaja
y toma la forma de hombre cumpliendo así su promesa de salvación
y de misericordia. Hoy, todo el orbe se alegra porque nos nacerá el
Mesías para transformar nuestro llanto en alegría, para llenar de gozo
nuestras ansias, para romper las cadenas del mal.
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Su venida es una Buena Nueva, la mejor de las noticias: Dios ha querido buscarnos y hacerse como uno de nosotros para que seamos partícipes de su comunión de amor y de vida plena. Nos hemos preparado
como familia, con la oración y nuestras buenas obras, para acoger en
nuestra vida al Señor Jesús que viene a nuestro encuentro y hacer de
él la fuente de nuestra felicidad, la fortaleza en nuestras luchas, el consuelo en nuestras dificultades.
Por eso, no dejemos de pedir al Señor en esta noche que nuestras vidas
se vean renovadas por su presencia entre nosotros y que aquellos que
pasan por dificultades en su vida personal o familiar encuentren, en
esta noche, la luz de la esperanza que están buscando. Que la alegría
que brota del reconocimiento de la presencia del Señor entre nosotros
llene nuestros corazones, dé sentido a todas nuestras celebraciones,
sane nuestras heridas, nos mueva a la reconciliación y nos mueva a
compartir lo que somos y tenemos con aquellos que están en las periferias del sufrimiento humano.
Que este misterio del amor de Dios que se hace cercano a cada uno de
nosotros en esta Navidad inspire y oriente el propósito que tenemos
como católicos de la arquidiócesis de Bogotá de trabajar desde este
momento para ser la Iglesia que Dios quiere y nuestra ciudad necesita,
una verdadera familia que vive unida a Cristo, que vive en comunión
y se hace presente en medio de esta ciudad región como sal de la tierra
y luz del mundo, por su acción misericordiosa y su servicio misionero.
María, Estrella de la Evangelización, ruega por nosotros. Amén.
Dialoguemos
¿Cómo se reconocerá que Jesús nace en nuestros corazones, en nuestras casas, en nuestra parroquia? ¿Qué cambiaría?
Compromiso
Durante el tiempo de Navidad que comienza en la medianoche del
24 de diciembre y hasta el 6 de enero, esforcémonos por interiorizar
el misterio del Dios con nosotros de tal manera que los que están a
nuestro alrededor reconozcan la novedad de vida que Jesús nos trae.
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Antón:
Antón tiru riru riu
Antón tiru riru ra (bis)
Villancicos
Jesús al pesebre
Vamos a adorar (bis)
Duérmete niño chiquito
Que la noche viene ya
Cierra pronto tus ojitos
Que el cielo te arrullará….
Anton tiru riru riu
Anton tiru riru ra (bis)
Campanas sobre campana:
Campana sobre campana
y sobre campana una
asómate a la ventana
verás el Niño en la cuna.
Belén, campanas de Belén
que los ángeles tocan
¿qué nueva me traéis?
Recogido tu rebaño
¿a dónde vas pastorcillo?
Voy a llevar al portal
requesón, manteca y vino.
Belén, campanas de Belén...
Campana sobre campana,
y sobre campana dos,
asómate a esa ventana,
porque ha naciendo Dios.
Belén, campanas de Belén ...
Campana sobre campana
y sobre campana tres
en una Cruz a esta hora
el Niño va a padecer.
Belén, campanas de Belén...
El tamborilero:
El camino que lleva a Belén
baja hasta al valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
al Redentor, al Redentor.
Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor.
Ropompom
En tu honor frente al portal tocaré
que con mi tambor
El camino que lleva a Belén
voy marcando con mi viejo tambor,
nada hay mejor que yo te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
al Redentor, al Redentor.
Cuando Dios me vio tocando
ante Él me sonrió.
Hacia Belén va una burra, rin, rin:
Hacia Belén va una burra, rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
cargada de chocolate.
Lleva en su chocolatera rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
39
su molinillo y su anafe.
María, María, ven a acá corriendo,
que el chocolatillo se lo están comiendo.
En el portal de Belén rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
Yo me eché un remiendo yo me lo quité,
han entrado los ratones;
y al bueno de San José rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
Yo me eché un remiendo yo me lo quité,
le han roído los calzones.
María, María... ven acá corriendo,
que los calzoncillos los están royendo.
En el Portal de Belén rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
gitanillos han entrado;
y al niño que está en la cuna rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
los pañales le han cambiado.
Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
Del jardín del cielo la más bella flor.
La malvada mula, con sus finos dientes
Le comió la paja, al niño inocente
Le comió la paja, al niño inocente.
Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
Del jardín del cielo la más bella flor.
Los zagales y zagalas:
Los zagales y zagalas
al niño vamos a ver
con piticos y tambores
mostrándole gran placer (bis).
¿Por qué tan doliente lloras?
¿Por qué, mi niño, por qué?
Si quieres venir a mi alma,
ven que yo te arrullaré, (bis)
María, María ven acá volando,
que los pañalillos los están lavando.
Los zagales y zagalas
al niño vamos a ver
con piticos y tambores
Salve reina y madre, salve dulce amor: mostrándole gran placer (bis).
Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
En el portal de Belén
(bis)
hay estrellas, sol y luna,
la Virgen y san José
Salve reina y madre, salve dulce amor, y el niño que está en la cuna, (bis)
Del jardín del cielo la más bella flor
En una colina, con la nieve fría
Los zagales y zagalas
Reposa la noche, la Virgen María (bis) al niño vamos a ver
con piticos y tambores
Salve reina y madre, salve dulce amor, mostrándole gran placer (bis).
Del jardín del cielo la más bella flor
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