Arquidiócesis de Bogotá Jubileo 450 años Novena de Navidad 2013 En JESUCRISTO sal de la tierra y luz del mundo Muy queridas familias de la arquidiócesis de Bogotá: Dentro del contexto de la celebración de los 450 años de la arquidiócesis de Bogotá, vamos a iniciar un nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento y de la Navidad, y hemos querido que la puesta en marcha de la primera etapa de nuestro Plan Arquidiocesano de Evangelización coincida con esta apertura de un nuevo ciclo anual de celebraciones del misterio de nuestra fe. El Adviento y la Navidad son un tiempo que cultiva y hace crecer nuestra esperanza y es precisamente el mismo objetivo el que buscamos en el comienzo de esta nueva etapa de la vida de nuestra arquidiócesis de Bogotá: mirar hacia nuestro futuro con ojos de fe y de esperanza, con el corazón lleno de alegría y de gratitud, porque sabemos que el Señor Jesús, que ha venido para nuestra salvación, permanece entre nosotros, nos conduce amorosamente y nos envía a ser testigos de su amor, a ser fieles evangelizadores de nuestro tiempo. Que en esta Navidad, la contemplación del nacimiento de Jesús, humilde y misericordioso servidor, particularmente preparada con las oraciones en familia o con los amigos de la Corona de Adviento y de esta Novena, sea la oportunidad para crecer en nuestro conocimiento, amor y seguimiento del Señor Jesucristo, y para reconocer, profundizar y asumir el nuevo estilo que queremos vivir como católicos, discípulos y misioneros del Señor, en medio de nuestra región capital. Agradecemos de manera especial a quienes han hecho posible, con su patrocinio, la publicación de esta Novena y pedimos sobre ellos la bendición del Señor. Que Jesús, luz del mundo, llene sus vidas de la claridad que necesitan y nos conceda a todos su amor y su paz en esta Navidad y en el Nuevo Año que viene. El Señor los bendiga. Portada: Adoración de los Reyes Magos (detalle) Óleo sobre lámina de cobre Siglo XVII + Cardenal Rubén Salazar Gómez Arzobispo de Bogotá Diciembre 2013 Arquidiócesis de Bogotá Jubileo 450 años Novena de Navidad 2013 En JESUCRISTO sal de la tierra y luz del mundo 1 Publicación de la Fundación El Catolicismo ISSN 0122-1388 Diseño y diagramación Miguel A. Bello Impresión Edigráficas Mariana Vicaría de Evangelización 2013 2 Agradecemos la colaboración de los presbíteros 3 Wilson Cobaleda Víctor Moreno Hernán Báez Héctor Arbeláez Adviento 2013 El tiempo del Adviento da inicio al Año Litúrgico en la Iglesia. Durante el Adviento nos disponemos para celebrar las fiestas de Navidad y para la venida de Cristo al final de los tiempos. Durante el Adviento leemos la historia y descubrimos que en ella Dios trazó un plan de salvación para redimir a la humanidad. Este plan de salvación llegó a su plenitud a partir de la Encarnación del Hijo de Dios. Por eso, en el Adviento nos preparamos para rememorar las fiestas del Nacimiento del Señor y vislumbramos la próxima venida gloriosa y definitiva de Jesucristo. Este acontecimiento lo celebramos en la liturgia de la Iglesia, en las oraciones, en los ritos y en diversos signos presentes en los templos católicos y en las casas donde se espera la venida del Señor. 4 Corona de Adviento La corona del Adviento está formada por ramas o lazos verdes que se entrecruzan, y por cuatro velas que simbolizan las cuatro semanas del Adviento, el color es indiferente, aunque tradicionalmente se usan moradas. Cada domingo del Adviento se enciende una de las velas para indicar en qué semana vamos y así acrecentar nuestra disposición para celebrar la venida del Señor. Los invitamos, pues, a construir la corona del Adviento en casa para manifestar de ese modo nuestra vigilancia y preparación en las proximidades de la venida del Señor. Una vez hayamos elaborado la corona del Adviento, la llevamos al templo para que el sacerdote la bendiga. Luego la ponemos en un lugar de la casa donde fácilmente podamos verla y acercarnos a ella para encender las velas. Bendición de la corona de Adviento La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que estamos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con verde follaje y la ha adornado con luces. Ahora pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive, reina y está presente en cada ser humano por años sin fin. Amén Proponemos ahora la oración para encender las velas de la corona. El rito de encender las velas tendrá, además, una meditación en torno a la Virgen María, ya que ella simboliza al creyente que en actitud de vigilancia y de oración espera la pronta llegada del Mesías. 5 Domingo I de Adviento Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la primera vela de la corona y dice: Oración: Al comenzar el Adviento, encendemos, Padre, esta vela, para salir al encuentro de Cristo, del Señor que viene. La noche nos intimida, la oscuridad nos acecha; pero la luz nos ilumina y nos dice que la salvación está cerca. Queremos, Padre, dejar las obras de las tinieblas y vestirnos con las armas de la luz. Revístenos con el traje nupcial y dispón nuestros corazones en familia en la espera del Señor que pronto llegará. ¡Ven pronto, Señor, Jesús! Reflexión: el Adviento de María A partir del anuncio del ángel y del sí de la Virgen, María supo comprender qué significaba el tiempo previo al nacimiento del Mesías. Día a día fue percibiendo en lo oculto de su vientre la presencia viva y transformante de su hijo, del Hijo de Dios. Día a día, fue descubriendo la necesidad de prepararse para su llegada, para acogerlo en sus brazos y para dejar que el corazón de madre le comunicará cuánto lo esperaba porque lo amaba y cuánto lo amaba porque lo esperaba. De María aprendamos, entonces, la espera orante del Señor y dispongamos nuestra vida en rectitud y piedad para acoger al Mesías. Dios te salve María… Padre nuestro… Oración final: Señor Jesús, anhelamos tu venida y preparamos tu llegada. Con la Virgen María, tu madre y nuestra madre, disponemos nuestros corazones para recibirte en Navidad y para unirnos a Ti al final de los tiempos. Aviva en nosotros, con tu Espíritu, el amor a Ti y la actitud vigilante para que, cuando llegues, nos encuentres bien dispuestos. Amén. 6 Domingo II de Adviento Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la segunda vela de la corona y dice: Oración: Encendemos, Padre, esta segunda vela al oír a Isaías que nos dice: “brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz”. En esta semana, queremos disponer mucho más nuestra vida en la espera del Señor; acogemos la voz del Bautista que nos llama a la conversión y a preparar el camino del Señor. En familia, queremos allanar el sendero para que entre el Señor. Inspíranos el temor para amarte más y para desear con mayor anhelo la llegada del Mesías. ¡Ven pronto, Señor! Reflexión: la pureza de María La Iglesia proclama que la Virgen María fue concebida sin pecado. Esta declaración tiene sentido a partir de Aquel que ahora crece en su vientre: el Hijo de Dios. Justamente, siendo el Hijo de Dios santo desde siempre y para siempre, cuna de la pureza y de la bondad, merecía necesariamente que aquella que le llevara en su vientre participara desde antes de nacer de una pureza similar, que brota sólo de la acción de Dios y de la sombra del Espíritu. Por eso, nosotros debemos esforzarnos por lograr durante el Adviento la pureza del corazón, de la mente y del alma para convertirnos por el Espíritu en dignos depositarios de la gracia de Dios en el Mesías que pronto nacerá. Con María anhelemos la pureza de corazón y trabajemos día a día por conservarla. Dios te salve María… Padre nuestro… Oración final: (como en el domingo I de Adviento). 7 Domingo III de Adviento Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la tercera vela de la corona y dice: Oración: Encendemos, Padre, esta tercera vela en el tiempo que pregona la pronta venida del Mesías. En Juan Bautista reconocemos al mensajero que enviaste delante del Señor a preparar su camino y en las palabras del profeta Isaías nos sentimos animados a ser fuertes y a no desfallecer, pues el Señor no tardará. Esta nueva luz es anticipo de la Nueva Luz que irradia el Mesías, el resplandor que abre los ojos al ciego, los oídos al sordo y la lengua al mudo, para cantar en familia que el Mesías viene a salvarnos y su reino permanecerá para siempre. Tu familia, Señor Jesús, abre las puertas de la casa para que entres, para que habites por siempre con nosotros. ¡Ven pronto, Señor! Reflexión: el “Sí” de María La Virgen desposada con José permanece bajo la sombra del Espíritu ante el deseo infinito del Padre de hacer brotar de entre los hombres al Mesías, Salvador. Esta gozosa espera tuvo su origen en Dios y en el “Sí” de María a la voluntad de Dios por medio del ángel Gabriel. En libertad y fe, en generosidad y devoción la Virgen supo decir “Sí” al plan de Dios y con ello comunicó al mundo la respuesta que los creyentes deben dar a Dios. Por eso, con María renovemos este “Sí” a Dios: sí a sus palabras, sí a su Hijo, sí a sus mandatos, sí a la conversión y al deseo de permenecer vigilantes porque el Señor llegará. Dios te salve María… Padre nuestro… Oración final: (como en el domingo I de Adviento). En la Arquidiócesis de Bogotá somos testigos de la acción de Dios en la historia de nuestra ciudad–región, y de la inspiración del Espíritu que traza nuevos rumbos para que el Reino de Dios llegue con nuevo ardor a todos los hombres. 8 Domingo IV de Adviento Estando reunidos en familia, quien dirige dice: Ven, Señor, a salvarnos. Y los demás responden: Ven, que te esperamos. Después, enciende la cuarta vela de la corona y dice: Oración: Encendemos, Padre, la última vela de la corona en la proximidad de la venida del Mesías. Tu señal proclama que la virgen está encinta y dará a luz un hijo que llevará por nombre Emmanuel. En Belén brillará una luz, del pueblo saldrá el jefe de Israel. Ya viene el Mesías saltando por los montes y brincando por las colinas. Déjanos, oh Niño, ver tu figura, déjanos oír tu voz. En familia te esperamos, Señor, rey de la Gloria, por quien José despierta del sueño. La corona esplende de luz porque ya tu luz se asoma y resplandece en las sombras. ¡Ven, Señor Jesús! Reflexión: el gozo de María Poco falta para acoger en brazos de la Virgen al Mesías esperado. Mientras ocurre, con María experimentemos la venida del Amado y, a la vez, la alegría de quien lo acoge, como en la Visitación, cuando Isabel llena del Espíritu alabó de María el fruto bendito de su vientre. De ese modo, el gozo de María radicó no sólo en llevar en sus entrañas al Hijo de Dios sino en portar esta alegría a todas las familias que esperaban la venida del Mesías. Así, como María, vivamos el gozo por la llegada del Señor y comuniquemos a los otros la alegría de su venida, pues por nuestra vigilancia y preparación tendremos un lugar al lado del Mesías que nos salva y nos da la verdadera paz. Dios te salve María… Padre nuestro… Oración final: (como en el domingo I de Adviento). 9 Pesebre El pesebre es una tradición cristiana, que consiste en recordar el nacimiento de Jesús. Es un signo de fe en Dios, que en Belén “vino a habitar entre nosotros” (Jn 1, 14). Bendición del pesebre Reunidos junto al pesebre, contemplamos a la Sagrada Familia y a quienes le acompañan: los pastores, los sabios de Oriente, habitantes de la región, y con ellos, observemos todo su contexto: las casas, los animales, la naturaleza. Oremos: Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a reconocer en nosotros y en todos los que necesitan nuestro amor, la presencia de Cristo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, Él que vive, reina y está presente en cada ser humano por años sin fin. Amén. 10 Árbol de Navidad El árbol de Navidad evoca al pino que durante la estación de invierno, permanece siempre verde, convirtiéndose en signo de la vida que no muere. Este símbolo de nuestra tradición navideña nos trae a la memoria el árbol de la vida, representación de Cristo, don supremo de Dios a la humanidad, y con las luces que lo adornan nos recuerda que Jesús es la Luz del mundo y nosotros reflejo de esa luz. Bendición del árbol de Navidad Reunidos en torno al árbol de Navidad adornado con luces, junto al pesebre, contemplamos que con el nacimiento de Jesús florece de nuevo el árbol de la vida que nutre continuamente la humanidad. Oremos: Bendito seas, Señor y Padre Nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a Él por cada momento que nos acompaña en nuestra historia. Amén 11 Novena de Navidad Es tradicional en los hogares cristianos católicos rezar la Novena de Navidad del 16 al 24 de diciembre. Y es que, con el rezo de la Novena, nos preparamos para acoger al Mesías, meditando antes el misterio de su Encarnación, de la mano de san José y de la santísima Virgen María, los padres de Jesús. Con la oración para todos los días imploraremos al Padre que disponga nuestros corazones para acoger a su Hijo. Con la consideración diaria renovaremos el llamado del Señor a ser sal de la tierra y luz del mundo como miembros de la familia arquidiocesana, y reflexionaremos en torno al Plan de Evangelización que se ha puesto en marcha el pasado 1º de diciembre. Con los gozos cantaremos las aspiraciones para la venida del Niño Dios. Con los villancicos haremos melodía su llegada, su nacimiento, el misterio de Belén y la visita de los pastores. Todo ello, porque la proximidad de la Navidad hace que el pensamiento, el corazón, las palabras y los ojos de los hombres anhelen con mayor fervor la contemplación del Hijo de Dios hecho hombre. ¿Cómo se reza la Novena de Navidad? Se reza cada día del 16 al 24 de diciembre, como sigue: Se canta un villancico. Se reza la oración para todos los días. Se lee la consideración para cada día. Se reza la oración a la santísima Virgen María. Se reza la oración a san José. Se recitan los gozos. Se reza la oración al Niño Jesús. Se cantan villancicos. 12 Reflexión para la Novena de Navidad Miremos nuestro entorno En este tiempo en el que nos preparamos para celebrar la Navidad vemos las casas adornadas e iluminadas, la música festiva, el ambiente de alegría. Todo respira un aire diferente, porque de alguna manera este tiempo despierta en nosotros los sentimientos de esperanza, de afecto especial por nuestros seres queridos; se despiertan los sueños que tenemos de una vida mejor, de una familia feliz, de una sociedad mejor, de un país en paz. Los problemas y las dificultades de la vida no nos han dejado, pero los vemos con otros ojos, y nos atrevemos a pensar que aquellos no tienen la última palabra, que es posible cambiar, que merecemos una nueva oportunidad. Hay una luz que hace ver todo distinto y es precisamente la luz de la Navidad; y quienes mejor la reconocen son los niños, por eso son quienes más disfrutan de este tiempo tan maravilloso. Que estos días de preparación a la Navidad nos ayuden a descubrir el don que Dios Padre nos concede en su Hijo Jesucristo, Luz del mundo, y nos permitan ver nuestra vida personal, familiar y social, nuestros proyectos y también las dificultades con los ojos de la fe; ayudando a otros, especialmente a quienes más sufren, a reavivar su esperanza, a abrir sus corazones a Jesucristo, que viene para nuestra salvación. 13 Día 1º. - 16 de diciembre Oración para todos los días Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre, en las entrañas de una Virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal libertad de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre) 14 Consideración Adviento y Navidad, tiempo para la esperanza Las promesas de Dios animan la esperanza Escuchemos la Palabra de Dios Del libro del profeta Isaías: “Volvió Yavé a hablar al rey Ajaz diciendo: ‘Pide a Yavé tu Dios una señal en lo profundo de la tierra o en lo más alto del cielo’. Dijo Ajaz: ‘No la pediré, no tentaré a Yavé’. Dijo Isaías: ‘Oigan pues, herederos de David: ¿No les basta molestar a todos, que también quieren cansar a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les va a dar una señal: He aquí que una joven está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros. Comerá cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes que el niño sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio de los dos reyes que ahora te amenazan’ ” (Is 7,11-16). -Palabra de Dios -R/. Te alabamos, Señor. Meditemos juntos El pueblo de Israel en tiempos del Rey Ajaz pasaba por una muy difícil situación. Varios reyes además querían atacar al pueblo para conquistarlo. Pero en medio de ese momento de oscuridad una promesa de Dios, manifestada a través del profeta Isaías, da una nueva luz que permite afrontar con esperanza ese duro momento. El signo de esa promesa es el nacimiento de un niño, que sin duda será la señal de que Dios estaba de parte de ellos en medio de sus dificultades. La vida de un niño que nace se convertirá entonces en la oportunidad de una nueva vida para todo el pueblo. 15 Hoy nuestras vidas personales y la vida de nuestras familias se desarrolla en medio de muchas posibilidades, pero también en medio de dificultades, y a veces nos preguntamos ¿Cómo vamos a poder seguir adelante?. ama y está con nosotros. Que bueno es dar una oportunidad en este tiempo a la buena noticia que nos trae la Navidad y que viene para iluminar nuestra vida, animando nuestra esperanza. Que la noticia del niño que nace para nuestra salvación nos permita ver nuestra vida con otros ojos y descubrir el sentido profundo que tiene desde la mirada del Dios que nos La buena noticia del nacimiento del Señor, que vamos a celebrar en pocos días, despierta nuestra esperanza y nos anima a trabajar juntos para renovar el rostro de nuestra Iglesia Católica en medio de nuestra región capital. Para ello, hemos puesto en marcha nuestro Plan de Evangelización de la arquidiócesis de Bogotá con el que queremos degustar del tesoro de la fe que hemos recibido, del feliz encuentro que hemos tenido con Jesús y la manera como Él ha cambiado nuestra vida para bien, y nos ha enviado a todos con la misión de hacer presente su amor misericordioso entre todos. Dialoguemos ¿Cómo se encuentra nuestro corazón para vivir esta próxima Navidad? Compromiso Pidamos durante estos días en nuestra oración el don de la esperanza, para que al hacer memoria de lo que hemos hecho este año reconozcamos la presencia amorosa de Dios en nuestras vidas y nos reconciliemos con todo lo que hemos vivido, dejando que la luz que nos trae Jesús nos permita encontrar su significado más profundo. 16 Oración a la Santísima Virgen María Soberana María, que por tus grandes virtudes y, especialmente, por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas nuestra vida y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre!, comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces Avemaría) 17 Oración a San José ¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús!, infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su Divina Esencia lo vemos y le gozamos en el cielo. Amén. (Se reza tres veces el Padre nuestro) 18 Gozos Aspiraciones para la venida del Niño Dios Dulce Jesús mío Mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! ¡Oh Sapiencia suma1 del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven, para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios! las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu bella mano, de la cárcel triste que labró el pecado! ¡Oh, Adonaí2 potente que, a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah! ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte brazo! ¡Oh lumbre de Oriente5, Sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios! ¡Oh raíz sagrada de Jesé3, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo! ¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios Soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado ¡Llave de David4 que abre al desterrado 19 y, en forma de niño, da al pobre tu amparo con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario! ¡Rey de las naciones, Emmanuel6 preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso! ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano! ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven, Dios humanado! ¡Luce, hermosa estrella, brota, flor del campo! ¡Véante mis ojos de Ti enamorados! Bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado8 en tierra te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do7 su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, ¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos: ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! Derivado de Sabiduría Adonaí: “Señor mío”, nombre hebreo que hace referencia a Dios 3 Jesé es el hijo de Obed, nieto de Booz y Padre de Rey David. Árbol genealógico de Jesucristo 4 Hace referencia a las puertas de la casa del Rey David (Is 22, 22), luego aplicada a Jesucristo quien tiene poder para abrir o cerrar las puertas del Reino (Cfr Apc 3, 7). 5 El sol es la lumbre que nace por el oriente y que es identificado con Jesucristo 6 Dios con nosotros 7 Puede leerse: “Ven que ya María prepara sus brazos donde verán al niño en tiempo cercano”. 8 Postrado en tierra, con cabeza en piso. 1 2 20 Oración al Niño Jesús Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya, a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu Infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño Omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre) 21 Día 2º. - 17 de diciembre Consideración Navidad, tiempo para que la luz de Cristo brille en nuestra vida Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida Escuchemos la Palabra de Dios Del Evangelio de San Mateo: “Jesús no se quedó en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaúm, a orillas del lago, en la región entre Zabulón y Neftalí. Para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: ‘Tierra de Zabulón y de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea, donde viven los paganos. El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en una región de sombra de muerte una luz les brilló’. Desde entonces Jesús comenzó a predicar diciendo: ‘Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca’ ” (Mt 4, 12-17). - Palabra del Señor - R/. Gloria a Ti, Señor Jesús Meditemos juntos El pueblo de Israel en medio de sus dificultades encontró en la presencia, la cercanía y la Palabra del Señor, la luz que necesitaba para caminar hacia la vida y la libertad, a pesar de las sombras. Dios fue su luz y su salvación ante las propias infidelidades y las dificultades que le causaron los que no conocían al Señor. No es difícil reconocer que hoy, en nuestro país, pasamos por tiempos de sombras y necesitamos esa luz que nos permita ver el camino hacia la vida y la paz. Somos como ese viajero nocturno que necesita de una luz que le permita orientarse y recuperar el camino, que necesita ser acogido en medio de la oscuridad para recobrar sus ánimos y seguir adelante hacia la vida verdadera. Las dificultades que han surgido para vivir en paz y armonía en nuestra vida familiar, las durezas del corazón que obstaculizan la convivencia pacífica y la resolución de nuestros conflictos desde el diálogo, la indiferencia frente a los sufri- 22 mientos y necesidades de los demás han llenado de oscuridad nuestro caminar. Necesitamos, con urgencia, que una luz brille entre nosotros. Necesitamos de Jesucristo que es la luz que puede brillar en nuestros corazones, sanándolos de todo aquello que nos impide amar como hemos sido amados por Dios, y que además enciende en nosotros la luz, para que vayamos a iluminar a otros, a dar vida a otros, por el testimonio de nuestro amor. Al estar construyendo nuestro nuevo Plan de Evangelización, los católicos de la arquidiócesis de Bogotá hemos reconocido que nuestra relación con el Señor Jesús y con su Reino de Vida Plena se ha hecho débil y que, por lo mismo, nuestra vida eclesial y nuestra acción evangelizadora también necesitan ser renovadas. Necesitamos que la luz de Cristo, que viene a nosotros en esta Navidad, brille en nuestros corazones y nos anime a comprometernos, como gran familia arquidiocesana que somos, a trabajar por renovar nuestro encuentro con el Señor Jesús, nuestra vida de fe en familia y nuestra vida de comunidad, para que podamos ser, con nuestro estilo de vida cristiano, un reflejo brillante de la luz de Cristo, capaz de iluminar el camino de muchos, y disipar las tinieblas que a veces llenan el corazón. Dialoguemos ¿Qué oscuridades de nuestra vida personal y familiar, necesitan de la luz del Señor Jesucristo? ¿Qué testimonio puedo dar sobre la manera como el Señor Jesús llenó mi vida de luz, durante este año que está terminando? Compromiso Pidamos al Señor que sea la luz y la salvación de nuestra familia, que su presencia brille en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestro colegio y universidad, para que las dificultades no tengan la última palabra en nuestra vida, sino el amor misericordioso del Señor por nosotros. Pidamos al Señor para que todos los católicos de Bogotá renovemos nuestra relación con Él y pongamos en práctica el nuevo Plan de Evangelización y recordemos que así como el Señor nos ilumina, también nos envía a ser luz para otros, con nuestro testimonio de vida de fe y el reconocimiento humilde del valor de cada persona que se traduce en el servicio concreto hacia los otros. 23 Día 3º. - 18 de diciembre Consideración Navidad, tiempo de celebrar al Dios que se hace uno con nosotros Jesucristo se hizo semejante en todo a nosotros, menos en el pecado Escuchemos la Palabra de Dios Del evangelio según San Juan: “La Palabra era la luz verdadera, que con su venida al mundo ilumina a todo hombre. Estaba en el mundo, pero el mundo aunque fue hecho por ella, no la reconoció. Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron… y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 9-11.14). - Palabra del Señor - R/. Gloria a ti, Señor Jesús Meditemos juntos ¿Por qué tanta alegría en este tiempo? ¿Por qué vale la pena hacer tantas actividades, tantos adornos, y tantas reuniones? Porque celebramos la grandeza del amor de Dios que lo ha llevado a salir de sí mismo para acercarse a nosotros, y hacerse uno como nosotros, menos en el pecado. Así, él se hace plenamente solidario con nosotros y nuestras debilidades, comparte el dolor ante la realidad injusta de su pueblo y nos participa de su amor. Esta buena noticia es la luz que brilla en la Navidad, anima nuestra esperanza, y da sentido a todo lo que hacemos. 24 ¿Y para qué se hizo carne? Jesucristo se hizo humano para mostrarnos y hacer presente, con su vida plenamente humana, y en lenguaje humano, el rostro misericordioso de Dios. De tal manera que acogiendo en nuestra vida personal y familiar esta Buena Noticia, nos pongamos en camino hacia la plena comunión con Dios, nos dejemos transformar por ese amor misericordioso de todo aquello que nos impide amar, y liberados y reconciliados vivamos para el amor, como hijos de Dios y miembros de su pueblo. Dios, quien ha creado el mundo, y quien acompaña a los hombres en su historia, se hace uno más y se instala en medio de nosotros como hombre: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado” (Gaudium et Spes, n. 22). Mirar a Jesús y recuperar el asombro y la admiración ante el misterio de la encarnación es la invitación que nos hace la Navidad, que nos hace particularmente el pesebre que hemos preparado. Con el nuevo Plan de Evangelización, los católicos de la arquidiócesis de Bogotá queremos, como Jesucristo, encarnarnos, hacernos cercanos y solidarios con todos los habitantes de nuestra región capital particularmente en la vida de quienes más sufren para ayudarles a reconocer la presencia salvífica del Señor en sus vidas, mediante nuestro servicio misericordioso. Dialoguemos ¿En qué hechos de nuestra vida personal y familiar durante este año hemos reconocido la cercanía y la presencia amorosa de Dios? Compromiso Pidamos al Señor en esta novena que nos ayude a reconocer su presencia cercana en nuestra familia y así vivamos desde el fondo de nuestro corazón y con profunda fe este tiempo del Adviento y la Navidad. 25 Día 4º. - 19 de diciembre Consideración Navidad, tiempo de Dios que sale a nuestro encuentro María dijo: “Hágase en mí según tu palabra” Escuchemos la Palabra de Dios Lectura del Evangelio de Lucas “Estaba un día Zacarías ejerciendo el servicio sacerdotal tal como le correspondía por turno a su grupo. Y el ángel del Señor se le apareció, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo Zacarías se asustó y tuvo miedo. Pero el ángel dijo: -‘No temas, Zacarías. Tu mujer te dará un hijo al que pondrás por nombre Juan. Te llenarás de gozo y alegría, porque será grande ante el Señor. Será el precursor del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos, para inculcar a los rebeldes la sabiduría de los justos, y para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto’. Zacarías dijo al ángel: -‘¿Cómo sabré que así sucederá? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en años’. El ángel le contestó: -‘Yo soy Gabriel, que he sido enviado para hablarte y darte esta buena noticia. Pero tú te quedarás mudo y no podrás hablar hasta que tengan lugar estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo’… Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada por José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo: -‘Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo’. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba 26 tal saludo. El ángel le dijo: -‘No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin’. María dijo al ángel: -‘¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?’ El ángel le contestó: -‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios’. María dijo: -‘Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices’ ” (Lc 1, 8-38). - Palabra del Señor - R/. Gloria a ti, Señor Jesús Meditemos juntos En la lectura del Evangelio hemos escuchado cómo Zacarías, padre de Juan el Bautista, y la Virgen María recibieron del ángel Gabriel un mensaje semejante: a ambos se les anunció la gracia de un nacimiento, de acuerdo con los planes de Dios para bien de la humanidad. Pero, la respuesta al anuncio de la buena noticia fue muy distinta. Mientras Zacarías, hombre del servicio sacerdotal, puso en duda las palabras del enviado de Dios y le pidió pruebas para poder creerle, María acoge con total confianza y entrega la bella y difícil misión de ser madre del 27 Mesías, en un contexto adverso para una joven mujer embarazada. “Hágase en mí según tu voluntad”, es la respuesta de la Virgen, quien eligió ser dócil al proyecto de Dios para su vida. Dios ha querido salir a nuestro encuentro con el nacimiento de su Hijo Jesucristo y nos invita a participar, desde nuestras diversas actividades y ocupaciones, en su proyecto de amor y de vida para todos. Él interpela nuestra voluntad y, con su paciencia y misericordia espera nuestra respuesta en libertad, para llevar a cabo toda su obra de salvación. Que nuestras dudas y temores den paso en esta Navidad a una gran confianza en el Señor, que disponga nuestro corazón y el de todos los miembros de la familia para decirle al Señor: Aquí estamos, Señor, que se haga tu voluntad en nuestra vida. El nuevo Plan de Evangelización que hemos asumido como católicos de la arquidiócesis de Bogotá, ha sido, precisamente, fruto del reconocimiento de la voluntad de Dios para con nosotros; la construcción de la Iglesia que Dios quiere y que nuestra región capital necesita. Y será necesario trabajar para que el espíritu de conversión y de renovación eclesial que nos propone el Plan sea conocido, comprendido, acogido y puesto en práctica en nuestra vida como fieles cristianos, discípulos y misioneros del Señor Jesús. Dialoguemos ¿Conocemos la misión que Dios tiene para cada uno de nosotros?¿Cómo le hemos respondido? Compromiso Durante los días que quedan para celebrar el nacimiento del Niño Dios, tratemos de reconocer cómo Dios nos busca insistentemente, y nos propone una misión para nuestra vida; y reconociendo lo que Dios espera de cada uno de nosotros no dudemos, como Zacarías, en responder con un decidido: “hágase en mí según tu voluntad”, a ejemplo de María. 28 Día 5º. - 20 de diciembre Consideración Navidad, tiempo para salir al encuentro de los otros Y María se puso en camino para ir a visitar a su prima Isabel Escuchemos la Palabra de Dios “En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; e Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz: ‘¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor’. María se quedó con Isabel como tres meses y después regresó a su casa” (Lc 1,39-45.56). - Palabra del Señor -R/. Gloria a Ti, Señor Jesús Meditemos juntos La primera acción que suscita en María la presencia de Jesús encarna- 29 do, es la de “salir” al encuentro de su hermana Isabel. De esta manera, Dios quiere confirmar que su presencia en medio de nosotros tiene el propósito de la cercanía; Él ya tomó la iniciativa y desde su primer instante en el vientre de la virgen María, quiere acercarse a nosotros y enseñarnos con ello, que es en el cuidado de las relaciones con los demás donde se confirma que Él es el “Emmanuel”, el “Dios con nosotros”. El espíritu de la navidad nos recuerda que Dios nos quiere unidos, que Jesucristo es comunidad, que quienes creemos estamos llamados a salir constantemente de nuestras cómodas posiciones para ir a encontrarnos con aquellos que esperan ver el rostro de Jesús en nosotros. Permitámosle a Dios que durante este tiempo instale en nosotros el deseo de permanecer con los ojos bien abiertos para reconocerle a Él en los rostros de nuestros familiares, amigos, conocidos, vecinos, y aún de aquellos más distantes, que esperan nuestra presencia, nuestra visita y nuestra compañía. Mostrémosle a nuestra querida región capital cuanta capacidad de amar y de salir al encuentro hay en nuestros corazones y sigamos caminando juntos en la construcción de esta Iglesia arquidiocesana que Dios sueña. Dialoguemos ¿Con quién o quienes podría encontrarme en este tiempo de Navidad para sentir, como Isabel, que el mismo Señor ha venido a verme? ¿A quién puedo yo dejarle sentir con mi presencia que Dios mismo viene a su encuentro? Compromiso Pidamos la gracia de estar disponibles para salir al encuentro de los que están solos, de los que sufren, de los que han perdido la esperanza o nunca la han tenido, al encuentro incluso, de aquellos que nos han hecho algún mal. Que la proximidad de la celebración del nacimiento de nuestro Señor nos recuerde que Él no se negó a hacerse pequeño como uno de nosotros para estar más cerca. 30 Día 6º. - 21 de diciembre Consideración Navidad, tiempo para reconocer a quienes caminan a nuestro lado María y José caminaron juntos hacia Belén Escuchemos la Palabra de Dios “En aquellos días el emperador Augusto promulgó un decreto ordenando que se hiciera el censo de los habitantes del imperio romano. Éste fue el primer censo que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad de origen. También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Casa del Pan), por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, su esposa, la cual estaba encinta” (Lc 2,1-5). - Palabra del Señor - R/. Gloria a Ti, Señor Jesús Meditemos juntos Confiados en la promesa de Dios, María y José emprenden el camino hacia Belén, para cumplir con la orden del emperador. María y José, a pesar de sus dificultades por el embarazo, dan ejemplo, con su rectitud y decidida participación en los asuntos de la sociedad. Ellos recorrerán juntos este camino, y todas las demás circunstancias, alegres o difíciles, que el cumplimiento de la voluntad de Dios les exigió; particularmente, la tarea de educar al niño que se les había encomendado. Hacerse compañeros de 31 camino les implicó cuidarse el uno al otro y ser misericordioso el uno para con el otro, como Dios lo ha hecho con su pueblo siempre, como Jesucristo lo hizo incondicionalmente con todos nosotros hasta dar su vida por nosotros en una cruz. Aprovechemos el tiempo de la novena para reconocer, en nuestros seres queridos (padres, hijos, hermanos y demás familiares) y en las demás personas (vecinos y compañeros) que comparten con nosotros el camino de la vida, un don de Dios. Durante este tiempo de navidad veamos y reconozcamos en ellos la compañía que Dios ha querido darnos y seamos para ellos compañeros de camino, guiados por el Espíritu en medio de unas realidades que a veces nos cuesta trabajo comprender. Que el contemplar a María y a José en este recorrido de fe y esperanza, acompañados por Jesús y guiados por el Espíritu, todos los católicos nos hagamos cada día más disponibles a la obra que Dios está haciendo en nosotros y a través de nosotros para bien de los demás habitantes de nuestra región capital. Dialoguemos Al igual que puso juntos a María y José, el Señor nos invita a buscar compañeros de camino para apoyarnos, para compartir alegrías y también tristezas. Porque las penas son más livianas cuando se comparten y las alegrías se multiplican cuando se viven juntos. ¿Quiénes son esas personas que han acompañado mi camino durante este año? Reconozco el valor de haber recorrido en su compañía los caminos que el Señor me ha propuesto para este año. Y yo, ¿He sido para ellos compañero de camino al estilo de José y María? Compromiso Pidamos al Señor en este tiempo nos conceda la gracia para conocer cuál es la mejor manera de hacernos compañeros de camino para los que están a nuestro alrededor. Algunos quizás necesitan de nuestra palabra o de nuestro silencio; otros, nuestra alegría; algunos, apoyo material; otros, solamente que estemos ahí. Que a ejemplo de María y José sepamos ser dóciles para reconocer la mejor manera de hacernos compañeros de camino, especialmente de quienes más sufren. 32 Día 7º. - 22 de diciembre Consideración Navidad, tiempo para superar la indiferencia María y José no encuentran un lugar para hospedarse en el pueblo Escuchemos la Palabra de Dios Del Santo Evangelio según San Lucas: “… y le acostó en un pesebre porque no tenían sitio en el alojamiento” (Lc 2, 7b). - Palabra del Señor - R/. Gloria a ti, Señor Jesús Meditemos juntos José y María no encontraron lugar en la posada y sólo pueden encontrar reposo en un humilde pesebre, lugar para guardar a los animales y darles de comer. Este acontecimiento nos hace pensar en la situación de muchos hermanos y hermanas que no encuentran un trabajo, un lugar para vivir dignamente; nos lleva a recordar que no todos tienen lo suficiente para llevar una vida digna y sufren las incomodidades y dificultades de verse excluidos de los bienes y servicios de la sociedad. 33 Pero sobre todo nos lleva a pensar en aquellos que no encuentran el apoyo necesario por causa de la indiferencia con que actúan los demás. La indiferencia es uno de los mayores males de nuestra sociedad, fruto del individualismo que se ha metido en nuestros corazones y en nuestras familias. Cuando en la familia no se enseña a valorar a cada ser humano y no se aprende que siempre habrá mayor felicidad en dar que en recibir, como nos lo enseñó el Señor, nos hacemos indiferentes, ciegos y duros de corazón para reconocer las necesidades de quienes están a nuestro lado o de quienes, aun siendo lejanos, necesitan de nuestra ayuda. Jesús, al hacerse como uno de nosotros y compartir nuestros mismos sufrimientos nos muestra que en Dios no hay indiferencia, sino por el contrario misericordia, dolor y preocupación por nuestras necesidades más profundas de libertad, de sentido, de comunión, de vida de comunión. Jesús quiere que todos los hogares y comunidades sean una escuela donde aprendamos a vivir la misericordia y la solidaridad, cualidad fundamental para derrotar el individualismo y la indiferencia que se nos ha metido en el corazón de nuestra sociedad. Jesús, que nos ha cuidado hasta el extremo de hacerse compañero de camino de nuestra vida y llegar a dar su vida por nosotros, quiere que todos aprendamos a cuidarnos, los unos a los otros, a expresar nuestro amor cuidando de aquellos que están a nuestro lado, de los que están más lejos, y aún de los extraños, que nos puedan necesitar. Un día podemos ser nosotros los que necesitemos de ese cuidado, de esa misericordia, y no la tendremos si desde ahora no la sembramos en nuestra familia y en nuestra vida personal. Dialoguemos ¿Cuál es nuestra actitud frente a las necesidades de los demás? Compromiso Superemos la tentación de la indiferencia comenzando por dar un trato más humano, más cordial, más respetuoso a aquellos con quienes me encuentro cada día. Reconozcamos las necesidades que tienen cada uno de los miembros de mi familia y revisemos en qué puedo colaborarles. Revisemos la manera como estamos usando nuestros aparatos electrónicos, computador, celular, tablet, etc., para ver si están al servicio de una comunicación que nos haga mejores seres humanos. 34 Día 8º. - 23 de diciembre Consideración Navidad, tiempo de hacer crecer todo lo bueno que hay en cada uno Los pastores contaron lo que habían oído decir del niño Escuchemos la Palabra de Dios Del Santo Evangelio según San Lucas: “En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: ‘No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre’. Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: ‘¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por Él!’. Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: ‘Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado’. Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores’ ” (Lc 2, 8-20). - Palabra del Señor - R/. Gloria a ti, Señor Jesús Meditemos juntos Los pastores en aquellas tierras eran gente sencilla y de la que poco se hablaba, pero que con su trabajo hacían posible que la 35 vida económica de la sociedad judía funcionara. Y es precisamente a ellos a quienes Dios anuncia primero la alegría del nacimiento de Jesús. No fue a los grandes personajes de su época, sino a aquellos que con su servicio honesto trabajaban para el bien común. Para ellos, el nacimiento del Salvador era realmente una buena noticia, puesto que reafirmaba el valor de su vida al servicio de otros, vida que no siempre la gente de su época reconocía. La celebración del nacimiento de Jesús en un pesebre humilde también es hoy una buena noticia para tantas personas y familias, de las que poco se habla, pero que llevan una vida de esfuerzo, de trabajo honesto, de lucha para salir adelante a pesar de las dificultades que hay en nuestro país. Jesucristo viene para enseñarnos una mirada diferente sobre la vida, una medida más alta de lo que significa ser un ser humano, una familia, un trabajador. Qué bueno que ante la venida de Nuestro Salvador, reconozcamos todo lo bueno que hay en nuestra familia y lo hagamos fermentar y crecer por nuestra vida de servicio al bien común. Que podamos sacar del corazón los sentimientos que a veces nos hacen dudar sobre nuestra decisión de buscar el bien y apartarnos del mal en todos los aspectos de nuestra vida. Pero sobretodo que reconozcamos que en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro municipio, somos más los que buscamos la paz y trabajamos por ella, que aquellos que hacen daño o buscan aprovecharse de los demás para obtener su propio beneficio. Dialoguemos ¿Qué personas o familias conocemos, que son un testimonio para nosotros de una vida ejemplar, aunque no se hablen mucho de ellas? Compromiso Pensemos en lo que podemos hacer desde cada una de nuestras actividades personales y familiares para contribuir silenciosamente a la paz de nuestro país y hagamos un compromiso de poner en práctica una de esas ideas. 36 Día 9º. - 24 de diciembre Consideración Navidad, tiempo de la alegría María dio a luz a Jesús, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre Escuchemos la Palabra de Dios Lectura del Evangelio de Lucas “Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2, 6-16). - Palabra del Señor - R/. Gloria a ti, Señor Jesús Meditemos juntos Hoy, en vísperas del nacimiento de Nuestro Señor, nos reunimos al pie del pesebre para celebrar el Amor de Dios. Hoy el Altísimo se abaja y toma la forma de hombre cumpliendo así su promesa de salvación y de misericordia. Hoy, todo el orbe se alegra porque nos nacerá el Mesías para transformar nuestro llanto en alegría, para llenar de gozo nuestras ansias, para romper las cadenas del mal. 37 Su venida es una Buena Nueva, la mejor de las noticias: Dios ha querido buscarnos y hacerse como uno de nosotros para que seamos partícipes de su comunión de amor y de vida plena. Nos hemos preparado como familia, con la oración y nuestras buenas obras, para acoger en nuestra vida al Señor Jesús que viene a nuestro encuentro y hacer de él la fuente de nuestra felicidad, la fortaleza en nuestras luchas, el consuelo en nuestras dificultades. Por eso, no dejemos de pedir al Señor en esta noche que nuestras vidas se vean renovadas por su presencia entre nosotros y que aquellos que pasan por dificultades en su vida personal o familiar encuentren, en esta noche, la luz de la esperanza que están buscando. Que la alegría que brota del reconocimiento de la presencia del Señor entre nosotros llene nuestros corazones, dé sentido a todas nuestras celebraciones, sane nuestras heridas, nos mueva a la reconciliación y nos mueva a compartir lo que somos y tenemos con aquellos que están en las periferias del sufrimiento humano. Que este misterio del amor de Dios que se hace cercano a cada uno de nosotros en esta Navidad inspire y oriente el propósito que tenemos como católicos de la arquidiócesis de Bogotá de trabajar desde este momento para ser la Iglesia que Dios quiere y nuestra ciudad necesita, una verdadera familia que vive unida a Cristo, que vive en comunión y se hace presente en medio de esta ciudad región como sal de la tierra y luz del mundo, por su acción misericordiosa y su servicio misionero. María, Estrella de la Evangelización, ruega por nosotros. Amén. Dialoguemos ¿Cómo se reconocerá que Jesús nace en nuestros corazones, en nuestras casas, en nuestra parroquia? ¿Qué cambiaría? Compromiso Durante el tiempo de Navidad que comienza en la medianoche del 24 de diciembre y hasta el 6 de enero, esforcémonos por interiorizar el misterio del Dios con nosotros de tal manera que los que están a nuestro alrededor reconozcan la novedad de vida que Jesús nos trae. 38 Antón: Antón tiru riru riu Antón tiru riru ra (bis) Villancicos Jesús al pesebre Vamos a adorar (bis) Duérmete niño chiquito Que la noche viene ya Cierra pronto tus ojitos Que el cielo te arrullará…. Anton tiru riru riu Anton tiru riru ra (bis) Campanas sobre campana: Campana sobre campana y sobre campana una asómate a la ventana verás el Niño en la cuna. Belén, campanas de Belén que los ángeles tocan ¿qué nueva me traéis? Recogido tu rebaño ¿a dónde vas pastorcillo? Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino. Belén, campanas de Belén... Campana sobre campana, y sobre campana dos, asómate a esa ventana, porque ha naciendo Dios. Belén, campanas de Belén ... Campana sobre campana y sobre campana tres en una Cruz a esta hora el Niño va a padecer. Belén, campanas de Belén... El tamborilero: El camino que lleva a Belén baja hasta al valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón al Redentor, al Redentor. Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agrade, Señor, mas Tú ya sabes que soy pobre también y no poseo más que un viejo tambor. Ropompom En tu honor frente al portal tocaré que con mi tambor El camino que lleva a Belén voy marcando con mi viejo tambor, nada hay mejor que yo te pueda ofrecer, su ronco acento es un canto de amor al Redentor, al Redentor. Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió. Hacia Belén va una burra, rin, rin: Hacia Belén va una burra, rin, rin yo me remendaba yo me remendé yo me eché un remiendo yo me lo quité, cargada de chocolate. Lleva en su chocolatera rin, rin yo me remendaba yo me remendé yo me eché un remiendo yo me lo quité, 39 su molinillo y su anafe. María, María, ven a acá corriendo, que el chocolatillo se lo están comiendo. En el portal de Belén rin, rin yo me remendaba yo me remendé Yo me eché un remiendo yo me lo quité, han entrado los ratones; y al bueno de San José rin, rin, yo me remendaba yo me remendé Yo me eché un remiendo yo me lo quité, le han roído los calzones. María, María... ven acá corriendo, que los calzoncillos los están royendo. En el Portal de Belén rin, rin, yo me remendaba yo me remendé yo me eché un remiendo yo me lo quité, gitanillos han entrado; y al niño que está en la cuna rin, rin yo me remendaba yo me remendé yo me eché un remiendo yo me lo quité, los pañales le han cambiado. Salve reina y madre, salve dulce amor, Del jardín del cielo la más bella flor Del jardín del cielo la más bella flor. La malvada mula, con sus finos dientes Le comió la paja, al niño inocente Le comió la paja, al niño inocente. Salve reina y madre, salve dulce amor, Del jardín del cielo la más bella flor Salve reina y madre, salve dulce amor, Del jardín del cielo la más bella flor Del jardín del cielo la más bella flor. Los zagales y zagalas: Los zagales y zagalas al niño vamos a ver con piticos y tambores mostrándole gran placer (bis). ¿Por qué tan doliente lloras? ¿Por qué, mi niño, por qué? Si quieres venir a mi alma, ven que yo te arrullaré, (bis) María, María ven acá volando, que los pañalillos los están lavando. Los zagales y zagalas al niño vamos a ver con piticos y tambores Salve reina y madre, salve dulce amor: mostrándole gran placer (bis). Salve reina y madre, salve dulce amor, Del jardín del cielo la más bella flor En el portal de Belén (bis) hay estrellas, sol y luna, la Virgen y san José Salve reina y madre, salve dulce amor, y el niño que está en la cuna, (bis) Del jardín del cielo la más bella flor En una colina, con la nieve fría Los zagales y zagalas Reposa la noche, la Virgen María (bis) al niño vamos a ver con piticos y tambores Salve reina y madre, salve dulce amor, mostrándole gran placer (bis). Del jardín del cielo la más bella flor 40