Las internas Nicolás Pineda Pablos* Cuando digo las internas, me acuerdo de un grupo de muchachas que caminaban del colegio de las madres a Catedral, siempre acompañadas de una religiosa. Pero ahora no quiero hablar de ellas. Me refiero más bien a los procesos por los cuales los partidos políticos seleccionan a los candidatos para los puestos de elección. Al igual que las elecciones generales, los métodos de designación de candidatos son importantes para la democracia. Ambos procesos son eslabones del proceso de la democracia representativa moderna que tiene como fin seleccionar de entre todos los ciudadanos elegibles a los más aptos para los puestos de gobierno y decisión. La pregunta es qué método es más democrático. Tratando de contestar esta pregunta encontré un artículo académico de Gideon Rahat sobre este tema que acaba de ser publicado, en 2009, en la revista inglesa gobierno y oposición. Procesos internos democráticos Rahat dice que para ver qué tan democrático es un proceso de selección de candidato necesitamos atender principalmente a los criterios de la participación y la representación. Desde el punto de vista de la participación, los métodos de selección de candidatos deben de ser inclusivos tanto en lo que respecta al grupo de selectores como en las personas que pueden ser seleccionadas como candidatos. Menciona tres grandes mecanismos que en orden descendente de participación son: la participación de todos los miembros del partido, la participación de una asamblea de delegados y la participación de sólo un comité de designación. Aquí el problema es que a más cantidad menor calidad. Abrir la selección a muchos electores puede resultar en una participación de baja calidad con resultados decepcionantes. Por ello considera razonable establecer algunos requisitos a la participación como antigüedad en el partido a fin de evitar que se inflen los padrones con miras a los resultados. Por otra parte, desde el punto de vista de la representación se requiere que los candidatos seleccionados sean representativos de los representados. Esto quiere decir principalmente que las mujeres y los grupos minoritarios tengan oportunidad de resultar seleccionados de acuerdo a su proporción en la sociedad. El problema es que en este caso, el orden es inverso. El mecanismo que garantiza mayor representatividad es el comité, luego le sigue el de asamblea de delegados y por último en la elección abierta que tiende a nombrar candidatos menos representativos. Para no hacer el cuento muy largo, este autor propone que el método más democrático para que los partidos seleccionen sus candidatos es un proceso que incluye los tres mecanismos de selección: primero un comité selecciona una lista de candidatos posibles, esta lista es votada y depurada por una asamblea de delegados y finalmente es sometida una elección abierta de militantes. Las internas actuales en Sonora En Sonora, la gama de opciones de procesos para seleccionar candidatos va de la elección abierta a todos los electores, pasa por la asamblea de miembros de partido, hasta la elección por medio de un comité cerrado. Se aprecia claramente que cada método tiene ventajas y desventajas en cuanto a su calidad democrática. El método abierto parece ser el más democrático pero es también el que resulta más manejable cuando se dan las prácticas de la inducción y el acarreo. Además, la confiabilidad de sus resultados depende en buena medida de la imparcialidad de los encargados de organizar el proceso y de contar los votos. Por ello en la selección interna del PRI habrá que ver cómo se da la movilización y quiénes cuentan los votos. ¿Será el PRI Sonora capaz de garantizar un proceso interno limpio y confiable? ¿No se va a volver una competencia de acarreo y de triquiñuelas? Me llama la atención que el artículo de la revista británica no concede mucha atención ni importancia a los procesos totalmente abiertos, es decir a aquellos en los que participan no sólo los miembros de un partido sino incluso todos los ciudadanos con credencial de elector. Este tipo de procesos los pinta como buenos para hacer ruido mediático pero exentos de confiabilidad. Por el lado del PAN, el cierre de la selección a sólo un comité, que incluso puede ser central y no local, muestra una grave contradicción en un partido que ha pugnado por las elecciones democráticas y ahora resulta que no le resultan convenientes en su propio seno. La lógica diría que lo que vale para las elecciones generales también debe valer para la selección interna de candidatos. Me parece que para mantener el principio de la democracia, el PAN no debe de cerrar la selección y debe de mantener la selección de candidatos abierta a todos sus miembros. Hacerlo sería muy mala señal. Si a alguien le interesa el artículo que menciono, que me mande un correo electrónico y le envío una copia, sin ninguna averiguación. *Profesor-investigador del Programa de Estudios Políticos y Gestión Pública de El Colegio de Sonora, [email protected]