15 cents. Año VI.—Núm. 238. 15 cents. Barcelona 20 Mayo de 1905. Dirección, redacción, administración é imprenta, Casa Editorial Maucci, Mallorca 166 RUSOS EN ORACIÓN CAMPAMENTO DE PRISIONEROS RUSOS ESPIRANDO SER TRANSPORTADOS AL JAPÓN Crónica de la guerra ruso-japonesa L A nota saliente de la semana que acaba de transcurrir, consiste er. las protestas y recriminaciones del Japón acercadel modocomoentiende Francia los deberes que su declaración de neutralidad cuando empezó la guerra, le impone en la actualidad. Que la escuadra rusa mandada por el almirante Rodjestvenski ha encontrado grandes facilidades para aprovisionarse antes de avanzar hacia el Norte, no cabe duda alguna. Las primeras reclamaciones que hizo el Japón fueron cortesmente atendidas; pero parece que el almirante ruso, á sabiendas ó á espaldas de Francia, sólo dejó una bahía para posesionarse de otra y esperar allí tranquilamente la llegada de la escuadra de NebogatofC Sabido esto por los japoneses, que son patriotas exaltados, los periódicos del Japón han empezado una campaña contra Francia, acusando á ésta de violar la neutralidad, é invitándola á que abiertamente abraco la causa de los rusos. SÍ fueran tan sólo los japoneses los que chillaran, menos mal; pero los ingleses, que desde Enero de 1902 están unidos por un tratado de alianza con el Japón, empiezan á indicar que la situación puede ponerse muy tirante en breve si Francia no toma enérgicas medidas para hacer que la flota rusa res- pete la neutralidad de las aguas de las colonias francesas. El Standard, que ya no se muestra tan sesudo como antes desde que ha cambiado de propietario, dice que si en el Japón reina una sobrexcitación tan grande contra los franceses, la justifican los hechos. El Times, más calmoso, procura quitar importancia al incidente: pero recuerda que Inglaterra y el Japón tienen pacto de alianza yque el gobierno inglés se vería precisado—cosa que no cree que suceda—á cumplir sus compromisos en caso do que su aliada se los recordara de un modo formal. Es de creer y desear que todo se convertirá en agu3 do cerrajas. Francia no puede tener mala voluntad al Japón y si los buques ru*os han quebrantado la neutralidad de pusaguasjurisdiccionales.es casi seguro que habrá sido contra la expresa voluntad del gobierno francés. En tal caso no hay litigio posible ni intención dañosa ni modo de que adquiera mayores proporciones el sensible incidente. Inglaterra procurará, por su parte, hacer cuanto pueda para evitar un conflicto ya que sus buenas relaciones con el Japón y con Francia así lo quieren. Los alarmistas, que ya veían a la escuadra inglesa persiguiendo á la rusa por el accidente de Hull, y que ahora imaginan que va á estallar un nuevo conflicto, es casi seguro quese verán defraudados en sus poco caritativas esperanzas, pues en realidad no hay motivo que las justifique. Los rusos, una vez reunidos, continuarán su marcha hacia el Norte, hacia donde están las escuadras enemigas. Haya ó no combate, lleguen ó no á Vladivostok los buques rusos, pronto se olvidará el incidente ocurrido en el mar de China, en aguas jurisdiccionales francesas. Vn articulo importante Un hombre inteligente y de gran corazón el principe Trubetzkoi, presidente del zemstvo de Moscou, ha publicado un articulo de gran resonancia en el liasskija ViedomosU. Está inspirado el articulo en una frase del Libro Blanco japonés, pu- tendencia funesta que tira á tratar de soslayo toda solución franca y salvadora. Se advierte la-misma fatal incertidumbre de criterio, el mismo desdén por la gravedad de la situación, la mismadesdichada ignorancia de la necesidad del Estado y del pueblo. Todos los hombres sensatos á quienes importa «la seguridad de la patria» no menos que la propia seguridad personal, deben reconocer que es necesario acudir cuanto antes al remedio, que no hay tiempo que perder, y que las sencillas promesas no acompañadas de un paso decisivo hacia la consecución de las reformas, no serán capaces de evitar nuevas é innumerables victimas y nuevas catástrofes delictuosas. »E1 viejo régimen ha quedado definitivamente juzgado después de las derrotas en el exterior y de la anarquía que ha estallado en todas las provincias RANCHO CON GRANADA.—EPISODIO CÓMICO DE LA GUERRA fahcado á fines de abril del presente año, que trata de las negociaciones entabladas entre Rusia y el Japón antes de estallar la guerra. Durante largos meses, mientras el Japón se armaba de un modo febril, movido de su orgullo naciona!, el gobierno ruso, inconsciente del peligro que le amenazaba, se entretenía en demorar y embrollar las fútiles negociañons que hacían inminente una guerra para la cual Rusia no estaba preparada. «La lección ha sido grave, escribía el principe TrubetzUoi; pero, á lo que parece, no se ha sabido aprovechar. No ya el Japón, sino el pais ruso, la sociedad rusa, se levanta contra la burocracia dominante; y ante nuestros ojos se comete el mismo error terrible. Vemos las mismas fútiles negociaítons de las varias comisiones 6 instituciones burocráticas, nombradas para estudiar las necesidades •de la vida social y política rusa; vemos la misma rusas. El tribunal inapelable de la historia lo ha condenado y Rusia entera confirma la sentencia. Pero todavía no ha sido substxtuído por otro régimen; la primera piedra del nuevo sisiema político no se ha colocado aún. Lo viejo se arruina rápidamente y sin tregua á la vista de todos, y en su lu§ar avanza la anarquía que, partiendo de todos laos, adquiere fuerza tremenda. Ayer ee hablabade revolucionarios que instigan al pueblo al saqueo y al incendio; hoy se habla ya de reaccionarios que hacen propaganda en favor de la guerra civil, de la justicia sumaria hecha por el pueblo para castigar á los «inteligentes»... íQué viento de locura sopla en la mente de los estadistas rusos? Se puedo querer la ruina del viejo régimen, pero no la completa derrota del orden, de la paz interna, de todas las instituciones sociales. »Ante el general cataclismo es preciso que apa- EPISODIO DE LA BATALLA DE MUKDEN rezca una actividad creadora que eche sin descanso, no^con palabras, sino con actos, los cimientos de un nuevo orden de cosas...» El Gibraltar japonés M. KrajewsM, aquel periodista ruso, que fingiendo ser un turista ingles, viajó por el Japón durante los meses de noviembre y de diciembre, acaba de publicar las impresiones que recibió en tan arriesgada jornada. Una de las descripciones mas interesantes es la que hace de la fortaleza de Yokosuka, que denomina «el Gibraltar japonés.» Medía hora después de haber echado anclas en la costa del Japón—escribe,—compareció un práctico á bordo, donde permaneció durante toda la noche, y en las primeras horas de la mañaaa empezó á caminar nuestro vapor á media máquina hacia la tificaciones, fuertes, pirámides grises, apenas perceptibles, que sobresalían unas 80 brazas del agua. No era posible percibir ni un solo cañón, ni una sola tronerilla. Con unos gemelos de campaña de mucho alcance, únicamente pude ver algo como agujas muy finas encima de aquellos montoncitos grises; eran los palos de señales. De Yokosuka á Yol<ohama conté ocho de estos fuertes á la derecha y cuatro á la izquierda. Limitaban, por decirlo así, un canal de cinco millas inglesas de ancho. Los vapores han de cruzar á gran distancia frente á Yokosuka, de modo que es imposible [distinguir detalles, v ningún curioso turista puede hacer jugar su Kodack. Más tarde pude convencerme que aun en las mismas cercanías de Yokosuka es imposible percibir nada. Pueden pasarse años en aquella linda estación balnearia, sin soñar siquiera en que ésta descansa sobre un volcán. Porque es una fortaleza UNA AVANZADA JAPONESA bahía de Tokio. El práctico permaneció en el puente del capitán, y a pocos metros delante de nosotros navegaba su lancha de vapor con cuatro tripulantes. Entre las dos embarcaciones se cambiaban sin cesar señales por medio de pequeños estandartes. Y asimismo, por medio de grandes semáforos, hicieron incesantemente señales entre si y con el vaporcito de nuestro práctico los buques guardacostas, que en número inusitado se hallaban delante de Yokosuka ó iban cruzando la bahía. Uno de los oficiales del buque me dijo que eran indispensables estas precauciones porque los japoneses cambiaban casi cada noclie la disposición de las minas submarinas. Seguíamos, pues, esta ruta tan peligrosa, hasta que al cabo de diez horas nos encontramos por fin frente á Yokohama. No importa asegurar que nadie dormía; la curiosidad, y en parte el temor, tenía clavados á todos los pasajeros sobre cubierta. A derecha ó izauierda se extendía una serie de for- de primer orden, una maravilla del moderno arte de fortificar. Por el lado del mar, pues, no hay medio deacercarse; desde Yokohama se llega con el tren en hora y media, pero no se permite el paso á los turistas, Los extranjeros que van por negocios á Yokosuka están severamente vigilados, y los cónsules de sus respectivos países han de salir fiadores para cada uno de ellos. Es excusado decir que actualmente no podía referirme á mi cónsul (el ruso), pero tuve la suerte de que un empleado de una sólida casa inglesa me dejó sus papeles para algunos días, y así, provisto de lo más urgente, que era la fianza del cónsul inglés, me fui á Yokohama. El viaje, á decir verdad, era fastidioso. Es una población de situación pintoresca, tranquila, pero por doquier se ven carteles con la advertencia: cSe prohibe tomar vistas». En Yokohama hay doclfs, un arsenal, una estación marítima para la educación de marinos, y como única curiosidad, la tumba HOSPITAL DB KARBIN.— (De fotografía). de William Adams, el primer inglés que desembar- de que en el extranjero se baya hablado ya de Yocó en el Japón en el año 1610. Después de haber kosuka. dado término á mis «negocios», tomé un guia, y confiando en la firma del cónsul inglés, que tenia Lucha de titanes en el bolsillo, subí tranquilamente al montículo, saqué el sombrero ante la tumba de Adams y empecé Croemos que los lectores do PLUMA, V LÍPIZ noe agradecerán á registrar los alrededores con mis gemelos. Vi un la traducción de este harinoso articulo ii« Luis Barzini, correspaisaje encantador, pero por ninguna parte ni ras- ponsal del Corriere deJta Sera en el ejército japonés. tro de fortificaciones. Y eso que es notorio que todas las montañas vecinas están atestadas de ellas. iSungus-chan, Eriung-chan, Kikuan, AutzutAhí está precisamente el mérito del moderno arte chon, Itzut-chan... nombres eon famosos por de fortificar, en que no se percibe nada de ello, y todo el mundo, á pesar de ser los de unas montaYokosuka es una obra maestra en este concepto. ñas de la remota Manchurial Un misionero católico me dio más detalles sobre el En sus laderas queda escrita con sangre para particular. siempre la historia de la más grande lucha humaEn 18 años ha visto él convertirse el pobre pue- na. Miro con estupor sus crestas destrozadas, desblecito de pescadores en la formidable Gibraltar de trozadas como si por ellas hubiese pasado la furia hoy. Las primeras obras fueron ensanchadas y no- de un dios que se arrepintiera de haber creado. tablemente mejoradas durante la guerra con ChiAquí están Erlun-chan, el collado del Dragón, na, pero solo para la actual guerra recibió los to- Sungus-chan, el collado de los Pinos, y más lejos ques decisivos que le valen ser clasificada entre las Peiyus-chan, el collado de las Tumbas. Detrás, aismás renombradas plazas fortificadas. lada, Huangcings-chan, la Montaña del Oro. NomA raiz del convenio anglo-japonés llegaron inge- bres de leyenda unidos á hechos que parecen lenieros extranjeros en masa, alemanes, ingleses y gendarios. A poniente, junto al horizonte, una alta americanos. Los fuertes grises que sobresalen del colina pelada. Esta no tiene nombre. Se la designa agua, están construidos según los planos de inge- con un número como á un galeote. Ha matado á nieros alemanes; los ingleses y americanos han ins- diez mil hombres. Es la colina 203. talado el sistema de señales y han colocado las miPara contemplar el conjunto de estas montañas, nas. Es decir, ni unos ni otros volverían á recono- detrás de las cuales se oculta Port-Arthur, he subicer sus sistemas en las actuales instalaciones. Ellos do á una loma que conserva las huellas de una bano han hecho más que instruir á los ingenieros ja- tería: es la batería KuropatHn. Los japoneses suponeses, en todos los detalles; pero ningún extran- bieron aqui, á paso de carga, el l.° de septiembre. jero ha presenciado la colocación de las minas sub- Con la furia de una oleada el asalto continuó su camarinas. rrera, bajó el declive bajo el fuego de los fuertes y Según este sistema, han sido efectuadas todas las se detuvo en el valle, detrás del talud del ferrocaobras de fortificaciones en el Japón y ante todo las rril, que sirvió de trinchera. Sembraron muertos de Yokosuka. Todo el mundo sabe que delante de que no fueron sepultados y heridos que no se recoSan Petersburgo está situado Kronstadt, pero dudo gió; no se daba cuartel. Pero en una hora los asal6 estremece, se abre; una erupción de piedras y fuego baja rasando la pendiente con fragor de alud y llega hasta el valle entre nubes de polvo. Se acabó. Cuando se disipa la polvareda, la luz blanca del reEn la falda de Erlung-cban los rusos habían ex- flector se espacia por una ladera desierta... Entre cavado tres lineas de trincheras. Fueron tomadas las piedras y guijarros, se ve por todas partes respor asalto una por una. La primera fue tomada el tos humanos ensangrentados... cinco, la última el veinticinco de Octubre. En cada Para descubrir las minas, la artillería japonesa uno de esos combates se calcula que cada ruso lanzaba millares de granadas explosivas que abrían mató á tres asaltantes. Las trincheras abiertas por enormes agujeros en el suelo, que destrozaban las el enemigo sirvieron de paralelas; los parapetos se rocas. Descortezaban la montaña para ver lo que cambiaron de frente y se excavaron los caminos de había debajo. Encontrada una mina, se hacia una aproche. contramina, es decir, se abría un agujero y se miCuando aun no estaban listos los caminos cubier- naba la mina. Las faldas de todas las montañas jesj tos, los soldados de las trincheras estaban aislados. tan destrozadas por esas dobles explosiones. -^_ Se les llevaba la comida de noche. Unos soldados #* encorvados bajo el peso de las vituallas avanzaban Entre aquella tierra revuelta se abrían las trincon precaución, pero á veces les descubría laluzde cheras de aproche y las paralelas. Lenta, muy lenun proyector, una descarga les fulminaba, y los tamente surgían los parapetos de sacos cada vez hombrea de la trinchera quedaban sin víveres. más cercanos á los fuertes. Sepultado en tierra, el Hacia la cima el terreno estaba minado. Una ejército asaltante se acercaba paso a paso. Para demina es algo así como un cañón enorme que tenga tenerle no había más que un medio: desalojarle de por boca un túnel y por culata una roca. Imaginad sus trincheras. Los rusos bajaban en grupas por la un agujero horizontal en la ladera de la montaña; noche y se lanzaban sobre sus enemigos. en el fondo, quintales de pólvora,—la carga;—desSe luchaba de un modo feroz; cuerpo á cuei*po. pués de la pólvora, gran cantidad de maderos,—el El fondo de las trincheras estaba cubierto de bayotaco;—y luego-hasla la boca, ladrillos y cantos ro- netas retorcidas y rotas. dados,—los proyectiles;—una capa de tierra oculta A veces los rusos conseguían apoderarse de la la abertura; un hilo eléctrico llega hasta la pólvora. parte extiema de la trinchera; derribaban los saLa monstruosa arma está á punto de funcionar. cos, formaban barricadas; se hacían fuertes allí, y A la noche del 28 de Octubre un batallón j apones se libraba luchas desesperadas cuerpo á cuerpo. fue aniquilado por una mina. Los soldados subían Cuando proseguía la lucha, los zapadores tenían en masa, gritando, al asalto de un reducto que ha- los zapatos empapados en sangre. bía trente á Kikuán. El reducto parecía abandonaSe arrojaba á los muertos fuera de la trinchera. do; no se oía ni un disparo ni una voz; un gran si- La galería continuaba en zig-zag entre los cadálencio pesaba sobre la cima de la loma. Un proyec- veres. tor seguía la marcha de los asaltantes. De pronto Todos aquellos cuerpos aun permanecen insepulbrilló un resplandor deslumbrante. La montaña se tos. Aparecen manos y pies entre os sacos de tietantes habían recorrido la mitad del camino que les separaba de los fuertes. Para recorrer la otra mitad emplearon cien días. UNA AMUULANCÍA DE LA CRUZ KOJA.— (Apunte del natural) 7 rra de los parapetos. Durante meses y meses, los asaltantes han vivido en horrenda vecindad con los restos humanos. Mientras se combatía de aquel modo en las trincheras, pasaban por sobre de éstas, silbando, las granadas enormes que destruían las baterías de los fuertes, que destrozaban parapetos y murallas. Toneladas de acero y toneladas de explosivos. El 26 de Noviembre las trincheras japonesas habían llegado al límite de la contraescarpa de Erlung-chan. Los asaltantes y los asaltados sólo estaban separados por un foso. Treinta y dos días fueron menester para pasarlo. *"* La historia de esta última parte- del asedio es horrenda. Pero es sublime á la par. En ella se revela toda la ferocidad humana. Y aparece toda la grandeza del heroísmo. ¿Qué significa una batalla, una gran batalla al aire libre, en plena luz, en montes y valles, comparada con esta lucha continua y sin piedad, librada bajo el suelo, entre las húmedas paredes de las trincheras, en las obscuras galerías en el fondo Les fuertes de Sungscius-chan, Erlungs chan y Kikuan no son sino montones de minas. Las macizas y poderosas obras de defensa y las soberbias murallas de los fosos y de las golas, están abiertas, derribadas y desplomadas. Las cimas de estas montañas fortificadas han variado de forma. Si se anda sobre ellas sólo se encuentran escombros y cadáveres, proyectiles enteros ó rotos, granadas de mano, afustes torcidos, cañones destrozados, saltados de su apoyo y volcados: Se ven casamatas hundidas y las enormes vigas de sus techos están desparramadas como si fueran sutiles pajas. Indican la sangrienta vía de la derrota en los caminos atrincherados que rodean á los montes las ruedas de carruajes, I03 restos humanos completamente desfigurados, Jos girones de uniforme, los fusiles y los hoyos abiertos por las granadas. Parécele á uno estar soñando y no tiene otro remedio que preguntarse á cada paso: iPero, es esto posible! El fondo de los fosos estaba defendido por las caponeras, que eran galerías encajadas en los muros. Las ametralladoras desde las troneras lanzaban al Los SUCESUS OB RUSIA.—CONSPIRADORES RUSOS BUSCANDO ASILO EN LAS CERCANÍAS DE S A N PBTBBSBURGO obscuro y limitado de los tétricos fosos de las fortalezas? Los fusiles eran casi inútiles. ¿Qué representa un disparo? Era preciso matar mucho y matar rápidamente. Se lanzaba granadas cargadas «on dinamita, mensajeras de la muerte. Cada explosión dejaba Un circulo desierto; morían los hombres y volaban á lo lejos sus restos sanguinolentos. Los japoneses no podían lanzar las granadas por encima de las altas escarpas de los fuertes é inventaron la bombarda de madera, arma primitiva que arroja el proyectil ¿ treinta metros. No podían los asaltantes descubrirse ni por un momento. Aparecer era morir. Debian cubrirse la cabeza y la espalda con sacos vacíos para confundirse con los parapetos. Pero era necesario mirar. Entonce^ los rusos vieron surgir de las trincheras enemigas objetos monstruosos, seres informes de enorme boca; dispararon contra ellos y no los vieron caer. Eran hombres blindados. Los japoneses metíanse dentro de una singular armadura que tenía la rudimentaria forma de un hombre, y miraban á través de una aspillera que parece la boca de una máscara trágica, fastas corazas han quedado sobre los parapetos. foso un huracán de plomo. En el fuerte de Erlungchan la caponera sobresalía de! muro de la escarpa; los japoneses, desde la cresta del foso echaron encima doscientos kilogramos de chimosiia— explosivo usado por ellos.—Al estallar una granada de mano la caponera desapareció como usa decoración de teatro; un trozo del gigantesco muro desplomóse y falto de apoyo vínose también abajo una parte del parapeto. De un solo golpe la defensa había sido destruida. Había que bajar ahora y atravesarlo. El foso tiene una longitud de dieciséis metros y una profundidad de diez. Se ha excavado un túnel, á través del glacis, que llegaba al fondo del foso. Pero rodaban del otro lado del pretil granadas de mano, piedras y toda clase de explosivos. Era imposible escalar la escarpa y recurrióse á la mina. Lo que yo he dicho en pocas palabras.es el relato de tres semanas de lucha.Tres semanas infernales. El día dieciocho de Diciembre notaron los rusos que estaban en el fuerte que debajo de ellos trabajaba el pico. Desde entonces esperaron resignados la hora de la catástrofe. El veinticuatro no oyeron ya el rumor de la excava. El veintiocho por la tarde volaba el fuerte. 8 PÁGINAS DE LA GUERRA FALSA BATERÍA JAPONESA EMPLAZADA FRENTE A LA COLINA DE PUTILOF 9 Los sobrevivientes, antes de retirarse á Peiyuschan, prendieron fuego á otra mina. Esta fue su venganza. Ei piso bajo de la batería saltó por el aire junto con los japoneses que se hallaban encima. Suerte que eran pocos, pues desde Peiyus-chan se bombardeaban las minas y I03 vencedores aprestábanse á levantar nuevas defensas entre los escombros. Imagínese estas escenas, estas tonantes convulsiones de las montañas durante la noche, entre el tronar continuo de la artillería y los alaridos salva jes de los soldados. ¡Todo esto ha sucedido! El macizo piso bajo de cemento de la batería fue triturado como la costra de un pastel, y sus trozos, parecidos á gigantescas moles de granito, fueron levantados y vinieron á caer los unos sobre los otros. daba tres ó cuatro golpes en la puerta, y respondían del mismo modo de la otra parte—pero no era esta la ocasión de decir como Vangelo: — «¡Golpead, y se os abrirá!» Este combate de cámara á cámara, á la tenue luz de las antorchas,ha durado quince días. Finalmente, perdida la caponera, los rusos se retiraron al fuerte por un pasadizo subterráneo, y los japoneses quedaron dueños del foso. Una trágica y momentánea escenase ha desarrollado en el fuerte de Sungscius-chan. Una mina ha hecho volar el muro de la escarpa, y al desplomarse el parapeto ha sepultado la caponera bajo un montón de ruinas. La caponera estaba llena de rusos. Dicese que había más de trescientos. Solamente un centenar de éstos han podido salvarse excavan- L A R8TIRADA DE MüKDBN En el fuerte de Eikuán la caponera estaba en el muro del glacis, y tenia la forma de una galería dividida en compartimientos separados por paredes de cemento y puertas de hierro. Para llegar con un túnel al fondo del foso era inevitable atravesar la caponera y por lo tanto hacía falta apoderarse de ella. Todos los compartimientos debían ser tomados, uno por uno, esto es, había que conquistar el terreno palmo á palmo. Después de desembocar en la primera cámara, los japoneses iniciaron el más extraño de los combates. Los rusos habíanse retirado en la segunda, cerrando la puerta blindada. Atacóse el muro á golpes de pico. Por el otro lado apoyaron y apuntalaron sobre el muro trozos de coraza. L"s asaltantes excavaron el suelo y minaron muro y coraza,. Los escombros sirvieron de barricada, y la segunda cámara fue conquistada. La lucha tornó á comenzar por el tercero. En los momentos de silencio de ambas partes, aplicando la oreja á la puerta de acero, sentíase hablar al enemigo. De vez en cuando algún soldado do los escombros. Todos los demás han muerto. Es inexplicable el sentimiento de angustia que se apodera de una persona al poner el pie sobre estas minas. El recuerdo de los que han quedado sepultados martiriza la mente con la insistencia de una obsesión y se oprime el corazón al evocar la tremenda visión del embrollamiento de cadáveres dentro de las obscuras galerías convertidas de repente en criptas mortuorias de una inmensa tumba. El lector hallará que estos^puntes son demasiado confusos. No es por cierto una relación fantástica la que escribo. Digo lo que he visto y lo que he aprendido sobre el mismo terreno de la lucha pasando de una trinchera á un reducto, de un fuerte á otro, retrocediendo y adelantando alguna vez como un hombre perdido que halla al fin un itinerario. Parecíame estar perdido en aquel grandioso laberinto de horrores. He pasado un dia de pesadillas que recuerdo confusamente. Sobre algunos tuertes he encontrado grupos de 10 soldados y de oficiales que volvían á ver las posiciones conquistadas y me uní á ellos. Mucho de lo que escribo lo he escuchado de sus propias bocas, siempre sonrientes. ¡Qué pequeños parecían estos hombres que se arremolinaban sobre las desmedidas crestas de los fuertes desaianteladosi Y eran ellos los titanes que las habían destruido. En el fuerte de Erlung chan, un soldado me ha acompañado al túnel. Mientras seguíamos las vueltas entre los puntales que sostinnen la bóveda, mi guia gritó: ¡Kiotsuketel—¡Cuidado aquí! y al mismo tiempo he sentido que mis pies tocaban con algo que se parecía á entrañas. He bajado la cerilla hacia el suelo y he visto un cadáver tendido en posición supina cuyo rostro de cera me miraba con sus ojos vitrios, completamente abiertos... Pero los muertos no causan horror aquí. He proseguido mi asaltable. Pero después de esta ejecución capital de las cumbres, la posición ha sido conquistada, perdida y vuelta á tomar nueve veces. La primera vez el diecisiete de septiembre, la última el cinco de diciembre. Los muertos en estos tres meses de lucha están todos sobre las colinas insepultos, y puede que nunca sean enterrados. La cumbre es pequeña y escarpada. Los cadáveres han quedado amontonados sobre las salitntes de las rocas como el guano sobre los escollos marinos. Alzándola cabeza mientras se sale del declive, se ven colgar piernas y manos de las anfractuosidades de la colina. Este espectáculo nos hace detener á los curiosos un instante con un ligero sobresalto. Pero no se paraban los heroicos asaltantes de ambos ejércitos que se lanzaban al ataque vociferando, compañía tras compañía, á morir entre los muertos. ESCUELA, COREANA DIRIGIDA POR CIRILO MBTIDISVSKOM, PROFESOR ROSO DB PBRM La conquista de la colina de los .203 metros ha sido la conquista de Port-Arthur. Desde ella se domina la rada, se ve el puerto y las naves, se distinguen uno por uno los grandes edificios blancos de la ciudad moderna, calles, plazas y docks. Tomada esta colina, en cinco días fue destruida la flota rusa y devastado el arsenal. Y, sin embargo, sobre este montículo, no emplazaron ni un cañón ni un obús. Pusieron solamente un anteojo y un teléfono. Las baterías lejanas fueron dirigidas por estos dos instrumentos. Se puede decir que en una parte ae apuntaba y en la otra se disparaba. Todas las ciencias han tenido su aplicación en la guerra. Las matemáticas han prestado sus fórmulas y la física sus máquinas. Todo lo que parecía orgullo de la civilización é instrumento del progreso, se ha convertido en arma de combate. Y al mismo tiempo las más antiguas formas de la lucha han renacido todas, pues se ha combatido á pedradas y á sablazos. La primera barrera que los rusos habían puesto á camino cuidándome más de ver dónde ponia los pies. En el exterior de una trinchera me he parado ante un triste cuadro. Un cadáver japonés sentado junto al glacis sostenía á otro sobro las rodillas con el gesto de una madre que adormece á su hijo en sus brazos. Se comprendía que uno de los soldados habla sido tocado antes y que el otro lo había recogido y lo vendaba cuando una bala lo mató y quedaron en la posición que estaban. Sin embargo, la colina de los 203 metros tiene la primacía de la muerte. Su cima está llena de cadáveres. En esta cima hay dos cumbres, una que es la más alta hacia el este y la otra hacia poniente. Sobre las dos elevaciones había dos reductos rusos rodeados de trincheras. Ahora ya no hay nada; ni trincheras, ni reductos, ni elevaciones. La artillería japonesa lo ha destrozado todo, ha transtornado la cumbre como el cráter de un volcán. La colina ha cambiado de aspecto. Hasta que sobre la cima quedase una sola obra de defensa, e! cerro era in11 DRAGONES RUSOS A ORILLAS DBL TAI-TSB-HO Después de vadear el rio, los soldados limpian y ponen á secar arma¿farneses y municiones—(Del natural) través del valle que conduce á Port-Arthur era una barrera eléctrica. Ocho alambres, apoyados en gruesos aisladores cruzan aun el campo hasta perderse de vista. La primera noche que los japoneses llegaron cerca de estos alambres mortíferos, enormes chispas brotaron de los hilos metálicos sobre los fusiles de los soldados, sobre las bayonetas, sobre todos los objetos de hierro que llevaban encima y los hombres cayeron fulminados. Fue una matanza rápida y silenciosa. Se tuvieron que improvisar utensilios especiales para cortar la red eléctrica: fuertes tijeras, muy largas, revestidos los asideros de caoutehut. Detrás de este barrera había antiguos obstáculos, algunos de origen chino, verdaderos sembrados de puntas de bambú afiladas como las bayonetas; había también pozos de lobo, empalizados, caballos de Frisia, y numerosas alambradas. He contado doce lineas de defensa auxiliares alternadas con ocho de trincheras casamatas. A pesar de todo esto una noche, creo que fue en la de fin de octubre,una columnajaponesa,mandada por el general Nakamura, intentó pasar. Se daba un asalto á los fuertes y se creía que el camino aquel no estaba vigilado. La columna emprendió la loca tentativa de dar la vuelta á los fuertes de Erlungs chan y Susgsciu-chan para conquistar por sorpresa el de Peiyus-chan. De repente, la luz de los proyectores iluminó las masas japonesas y la compañía fue aniquilada al pasar [as primeras barreras. Recorro el camino fijada por esta columna. Es la calle que conduce á la ciudad. Poco á poco dejo á mis espaldas las trazas de la horrible iucha. A los pies de Sungscius-chan, cerca á la entrada del fuerte, veo los últimos cañones. Unos pocos pasos más y entro en Jas primeras casas. La ciudad antigua más baja, está situada en la orilla del mar, como dormida. Me interno más y descubro ei puerto. Cinco grandes navios de guerra, solos, inmóviles, negros y apagados, con el primer puente sumergido, están desbandados sobre la desierta y quieta agua que los refleja. No hay ni una sola barca á su alrededor. Están abandonados. Están muertos. ¡Cuánta sangre ha costado este cementerio de gigantes! Luis BARZINI. La victoria de Mnkden ¿A quién corresponden los honores de la victoria alcanzada por las armas japonesas en Mukden1' ¿Cuál es el nombre que pasará á la historia encarnandoel mérito de la genial ygigantescaconcepcíón estratégica, el honor del triunfo obtenido con operaciones colosales sino fulmíneas? Es indudable que han concurrido muchos factores y elementos al logro de la victoria: el valor excepcional de las tropas, la perfección de los preparativos, la admirable coordinación de los servicios, etc. Pero casi lo mismo puede decirse de las victorias germánicas. ¿Quién fue, en otras palabras, el Moltke de la batalla de Mukden? La contestación se encuentra en un articulo del Times, que termina diciendo que Oyama se reiría si supiese que se le atribuye el mérito de la victoria, á la cual, sin embargo, está ya unido su nombre de un modo indisoluble. El artículo ocupa casi dos páginos y despierta gran interés. El gran periódico, que tan poco afortunado fue con sus corresponsales de guerra, hasabido continuar dignamente sus propias tradiciones [históricas, siendo el primero que ha dado un juicio completo, basado en documentos diplomáticos y militares, de las batallas de mar y tierra. El que quiera escribir la historia de la guerra actúa! antes que rusos y japoneses publiquen la relación oficial, deberá recurrir á estos artículos, ricos en apreciaciones autorizadas, que quizá omitan los historiadores oficiales. 12 fechas. Hasta Kuropatkín supo que en la región Preparación de la batalla Las fases de la batalla de los diecisiete dias se montañosa del Este de Mukaen se había concentraconocen ya en sus grandes líneas y aun muchos do una nueva fuerza, y esto le confirmó en su creendetalles por las animadas descripciones de testigos cia anterior acerca del punto de donde debía partir oculares. Menos sabido es el modo cómo el Estado el ataque. Por esto concentró un gran contingente Mayor japonés preparó el conjunto de las grandes de tropas al Sur y Sudeste de Fusnun, apoyo de su operaciones, logrando engañar al demasiado can- ala izquierda. Error de cálculo dido adversario. De todos modos, debía contar con las cuatro diviEl error fundamental del generalísimo ruso fuó creer que los japoneses eran únicamente aptos para siones de Port-Arihur, que formaban un ejército guerrear en país montañoso, y que una vez en los más poderoso que ninguno de lo» tres contra los llanos habrían carecido de iniciativa y de valor. cuales habla combatido. Durante mes y medio este Las peripecias de la guerra le habían inducido á ejército permaneció más invencible si cabe que el creerlo así, siquiera los movimientos de los japone- mismo de Kavamura. Quizá Kuropatkin espero en ses hubiesen obedecido á las circunstancias y a j a la primera quincena de Enero que Mitcbenko topanaturaleza del terreno en que empezó la campana. ría con él en su audaz marcha hacia el Sur. Tamimaginó que combatiría con él Grippenberg, No se cuidaron de disuadirle de tal creencia, y biénllegó al Oeste de Liao-Yang. Si los vencedores contribuyeron á confirmarle en su error cuando que Port-Arthur hubiesen estado en aquella región, después de la batalla de Hei ku tai (Sandefín), no de dejaran ver en el momento critico. El general aprovecharon su victoria y permitieron que el ene- se ruso pues, creer que hasta el ejército de Nogi migo se atrincherara á sus barbas. Como Kuropat- habíapudo, sido llevado á la región montañosa para inkín no podía creerles cobardes, creyó que no se tentar el movimiento envolvente. Ajuicio suyo, tal sentían aptos para emprender una ofensiva vigoro- maniobra debía constituir la base del plan japonés. sa en campo raso. Poco imaginaba que Drocuraban Ksto era lo que loa japoneses querían hacerle engañarle. Así es que tanto él como M: Estado Mayor creyeron que en la próxima ofensiva, los japo- creer, precisamente porque su plan eradiametralneses tratarían de ejecutar el inevitable movimien- menle opuesto al imaginado. El movimiento envolto envolvente por el Este, por la región montañosa, vente debía desarrollarse con rapidez por el Oeste; y que permanecerían quietos en las llanuras del las columnas debían desplegarse ó través de las vastas llanuras del Hun y del Líao, llegar hasta Oeste. Siu-min ting y luego replegarse nacía Mukden, Otros dos hechos contribuyeron á que se equivo- para formar una tenaza formidable. Los cinco ejércara el generalísimo. Hasta principios de ano habla citos japoneses debían desplegarse en forma de tenido enfrente tres ejércitos de tres divisiones cada medía luna, cuyos extremos, distantes 150 kilómeuno. En Enero llegaron dos ejércitos más, el que tros al empezar la acción, se juntarían al final de había entrado en Port-Arthur y otro numerosísimo, la batalla. La grandiosa concepción estratégica de seis divisiones y media, mandado por el general implicaba el avance de más de cuatrocientos mil Kavamura. Eran ciento cincuenta mil hombres lla- hombres formando una curva larguísima y exigía^ mados á las armas en virtud de una nueva ley mi- que los movimientos de cada unidad táctica se coorlitar. En Enero desaparecieron del Japón y llegaron dinaran con el mayor cuidado. al teatro de la guerra. La mayoría de los japoneses Las operaciones se desarrollaron como se habfa ignoran todavía dónde desembarcó este ejército, qué camino tomó y cuál era su organización: los proyectado; con más ó menos lentitud según la reperiodistas que le acompañaron describieron el via- sistencia hallada, pero con éxito completo. Kuropatje, pero la censura se encargó de quitar nombres y kín persistió en su engaño hasta que la derrota era ALDEA DE LOS ALRBDBDORES DB MUKDEN.—(Apunte del natural). 13 ya irremediable; su sorpresa el día antes de la catástrofe final, cuando advirtióqueestaban hatallando contra su derecha los veteranos de Port-Arthur, demuestra que el error acerca del plan de los japoneses fuó completo. Los nippones, por su parte, hablan dispuesto de tal modo fas cosas que, en caso dé adivinar á tiempo su plan el enemigo, le variaran por completo y el movimiento envolvente se verificara por el Este. El estratega ¿A quién debe atribuirse el mérito del habilísimo plan de operaciones? Los ingleses creen que entre los generales japoneses hay algún K¡tciiener:los alemanes imaginan que la mentü directora está en Tokio. Es cierto que durante la guerra chino japonesa las operaciones fueron dirigidas, por telégrafo, por el general Kawakami, jefe del E. M. en Tokio; pero hace ya tiempo que el general y muchos de sus colaboradores lian muerto. Se habla mucho de Yamagata como de un Moltke, de Oyama como de un Wéllington, pero uno y otro sólo representan el sentimiento. Por respeto á la tradición, los dos clanes más famosos de los Suraurais deben proporcionar los jefes de toda gran empresa guerrera; pero ellos mismos se reirían si se les atribuía el mérito de los planes estratégicos. Los japoneses creen que gran parte de las victorias se deben áKodama, jefe del E. M.; pero añaden que ha tenido numerosos colaboradores, jóvenes y viejos, famosos unos y desconocidos otros. Y lo único real y verdadero que se desprende del estudio de los generales japoneses, es que el pueblo níppón puede hacer surgir, en I03 momentos críticos, no uno, sino muchos hombres de gran capacidad, bastante inteligentes para concebir planes grandiosos y bastante abnegados para renunciar á toda gloria personal. Las victorias japonesas han revelado el hecho, único en la historia, de un E. M. que posee en común el genio y las altas cualidades militares que formaron hasta ahora el privilegio de los grandes caudillos. Los críticos y la guerra. En un articulo del Times, cuyo extracto publicamos anteriormente, decíase que era imposible saber á quién hay que atribuir los honores de los triunfos continuados que han conseguido los japoneses. Si tan bien se guarda el secreto de una cosa que no tiene al cabo gran importancia, más lógico parece que deban quedar absolutamente secretos los planes de las futuras operaciones del ejército japonés. Hay, sin embargo, quienes creen conocerlos, en sus líneas generalas cuando menos. Un critico alemán, Federico Plautz, que conoce perfectamente la región donde luchan los ejércitos rusos y japoneses, que ha pasado muchos años en Rusia y que reside en el Japón desde que empezaron las hostilidades, envía de cuando en cuando á un periódico alemán, crónicas de la guerra que son muy leídas v comentadas, quizá porque predijo las victorias de ios japoneses en tierra firme cuando nadie creía en ellas y porque adivinó, casi día por día, ia fecha de la toma de Mukden, anunciada para fines de marzo, realizada el 10 de dicho mes. Sea casualidad ó se deba á que toma noticias de quien puede dárselas ciertas, lo indudable es que ha acertado varias veces. Y ahora, en este periodo de reposo, durante esta tregua en que vencedores y vencidos se reponen de las fatigas v emociones producidas por combates de titanes; ahora que nadie acierta á prever lo que harán los japoneses, he aquí, en síntesis, lo que dice: aHace pocos días que ha salido del Japón un nuevo ejército. Por el número de buques destinados á su transporte y por la capacidad de ellos, puede asegurarse que se compone de unos 85.000 hombres. Pocos son ios que saben donde ha desem- barcado. Sin poder señalar el punto fijo en que ha lomado tierra, es evidente que ha ido al Norte de Corea, á orillas del mar del Japón. Noteniendolos rasos fuerzas suficientes para tomar la ofensiva en aquella región, es claro que el nuevo ejército nova á defender un punto ó una comarca sino á atacar. Vladivostok es la ciudad amenazada sin duda alguna. Ese sexto ejército lo manda el general Hasegawa, comandante que fue de la división de la Guardia y gobernador de Corea. Pero para atacar con buen éxitoá Vladivostok es necesario que la ciudad rusa tenga cortadas las comunicaciones con Rusia. Como los japoneses recién desembarcados deben haber emprendido ya la marcha hacia Vladivostok ó debe faltarles poco para emprenderla, hay que esperar para dentro de breves días un avance de las fuerzas de Oyama. iProducirá este avance una nueva gran batalla? Creo que no. Los rusos se retirarán, á no ser que hayan recibido refuerzos en tal cantidad que tengan probabilidades de alcanzar la victoria.» Este telegrama está fechado en Shangai el 2 de mayo. Si las noticias que contiene son ciertas, no hay duda de que muy pronto se empeñará una gran batalla ó bien Linievitch retrocederá hasta Kharbin. Otro critico ruso, Daschenko, coincide en las apreciaciones del señor Plautz y cree que á medipdos de mayo se reanudará la avanzada de los japoneses. ¿Cuál será el resultado de las nuevas operaciones? Bennet Burleigh, el corresponsal del Dailg Iclcíjrapk, dice así en uno de sus últimos telegramas: «A menos de que una victoria decisiva de los rusos obligue á los japoneses á retroceder hacia Mukden y Liao-Yang, pues en tal caso las operaciones militares adquirirían gran intensidad, hay que creer que asistimos al epilogo de la guerra. Si Linievitch esquívala próxima acometida japonesa y se retira á Karbin, deja el campo libre a Oyama para emprender el sitio de Vladivostok. Cuando la plaza esté quebrantada avanzarán otra vez los nippones hacia el Norte, y es probable que en Karbin se libre la última batalla. Después, si la victoria continúa siendo japonesa, ¿qué remedio les queda á los rusos más que pedir la paz? Obrarían cuerdamente negociándola desde ahora y las condiciones serían menos duras. Si después de la capitulación de Metz el gobierno francés no se empeñara en continuar la guerra, no hubiesen sido tan exigentes los alemanes. Si los japoneses entran en Vladivostok y se apoderan de Karbin, querrán obtener mejor tajada que ahora. De todos modos creo que la guerra toca á su término. Los gastos que origina no pueden soportarse durante años. Si Rusia imagina que prolongando las hostilidades ha de agotar tos recursos de su enemiga, yerra el cálculo mientras no venza. Será ella la que quede arruinada y la ruina interior alimentará el incendio revolucionario que se propaga ya de una á otra provincia.» A pesar de tan fatales agüeros, aun cuando á estas horas debe estar convencido Nicolás II de que es bien difícil tomar el desquite, por más que el pueblo ruso todo abomina de la guerra, prosigue la lucha, corre la sangre y dos naciones se empobrecen por la voluntad de los que, al subir al trono, contrajeron la obligación de cuidar de los intereses y de las vidas que tan miserablemente abandonan y malbaratan. Todo induce á creer que nntes que la noticia de una gran batalla terrestre, llegará la de un combate naval. De su resultado dependerá la continuación de la guerra, más que del buen ó mal éxito de otra batalla en Manchuria. A. RIERA. 14 -w-* stas Cápsulas han resuelto el problema de administrar I J > la quinina sin repugnancia. Adoptadas por todoa loí T l y Médicos, en razón de su eficacia contra Jaqueca», -M~4 Neuralgias, Fiebres intermitentet y palúdicas, Gota, Reumatismo, Lumbago, fatiga corporal, falta de energía. Soberanas para detener el estado febril de un resfriado ó una enfermedad en su principio. Una cápsula representa una copa de Quina. Más solubles, mas fáciles de tomar que las pildoras y grageas han puesto la quinina barata y al alcance de todo el mundo. Frascos de 10, 20, 30, 100, 500 y 1000 cápsulas. Bta. PARÍS, S, rué Vivienno y en todita las Toilette diaria Preservan el rostro de las i afluencias del Frío, del Sol, o del aire del Mar Blanquean y soavinn divinamente el Cntii J. SIMÓN, B0;faub. st-Martln. 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