Carta a un detractor del Proceso de Paz

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Carta a un detractor
del Proceso de Paz
En medio de un país cada vez más polarizado, donde los intereses
particulares priman sobre los intereses comunes, queremos compartir
con ustedes la carta que un estudiante de Estudios Literarios y
Ciencia Política escribió a los “detractores” del proceso de paz.
Es una invitación a confiar en los jóvenes que estamos formando,
en los jóvenes que recibirán las riendas de nuestro país en pocos años.
la Jav er iana cons tr uy e paz
Miguel Hernández Franco*
20
M
No nos llevamos bien. No tenemos por qué llevarnos bien.
ire, en este país desde muy niño me han dicho que
Hemos tenido que tomar decisiones difíciles para cuidar a los
hay que odiar a las Farc, a la guerrilla, a los paracos,
nuestros, porque cuando hay tanto odio no queda de otra:
a Uribe, a los que están en contra de Uribe, a la
algunos han tenido que salir corriendo, a otros los han maextrema izquierda, a la extrema derecha, a Robledo, a Santos,
sacrado, hay unos que ni sabemos dónde están, todos hemos
a Petro, a los corruptos, a Pablo Escobar, a Carlos Castaño, al
sido tocados por el odio en algún momento, en mayor o menor
Procurador, al ELN, ódielos a todos, mijito, que esos lo que son
medida, según la suerte principalmente, pero a todos nos ha
es unos desgraciados, oí decir tantas veces. Y me acuerdo de
tocado, todos odiamos a alguien, y hay culla rabia de mi mamá explicándome qué era
“Piense
que
todavía
no
he
pa en todos los bandos.
una pesca milagrosa, o mi papá avergontenido la oportunidad de
Yo sé que no es fácil hacer las cosas difezado contándome por qué secuestraban y
llevar
a
mis
futuros
hijos
a
rentes cuando llevamos tantas generaciones
masacraban y por qué las noticias eran tan
pasear por las montañas, haciéndolas de una manera determinada.
terribles, y bueno, yo sé que usted también
a la costa, al Amazonas, a
No hay motivos para culparlo a usted por no
recuerda, usted lo sabe.
ver ballenas, a los nevados;
Yo crecí odiando y conforme se fue forpiense que sus nietos van a querer hacer esto, por no creer en esta paz,
mando mi criterio odié más a unos que a
poder vivir en un país dife- por llamar al odio y a la guerra, de seguro
otros, provoqué, insulté, critiqué, juzgué,
rente, en un país sin odio, usted ha sufrido mucho más que los que sí
le apostamos a esto y nadie nunca ha tenirechacé. Odié tanto, tanto, tanto, que incluen un país en paz”.
do la mínima decencia de pedirle perdón: el
so convencido de que la vida siempre debe
rencor tiene formas sutiles de carcomer el alma. Créame que en
ser una prioridad, una parte de mí, oscura y oculta, se alegraba
maliciosamente cuando a Pepito Pérez le iba mal, o cuando damedio de todo, en medio del odio que me resisto a sentir por
ban de baja Fulano, o cuando capturaban a Mengano, porque
usted que no quiere creer en la paz, yo lo entiendo. Yo también
así opera el odio: se nutre de la miseria de quienes odiamos.
siento ese odio en ocasiones. No vale la pena.
noviembre-diciembre 2015
Es posible que no haya manera de repararlo: hay errores que
no tienen solución, esos son los que más duelen. En las guerras
se cometen muchos de esos, no por malos, no por odiosos, sino
porque no hay de otra, porque las circunstancias así lo demandan y hay que hacer lo que toca hacer. Quizá no podamos
quitarle esa pena, ese dolor que le causó la guerra, no sabe
cuánto lo siento, pero por favor, trate de pensar en nosotros,
en mí, que soy joven, que estoy estudiando, que sueño con
tener una familia aquí y no en otro lugar, porque aquí nací y
en medio de todo me gusta y estoy seguro de que a usted también. Piense que todavía no he tenido la oportunidad de llevar
a mis futuros hijos a pasear por las montañas, a la costa, al
Amazonas, a ver ballenas, a los nevados; piense que sus nietos
van a poder vivir en un país diferente, en un país sin odio, en
un país en paz. Por favor, regáleme la posibilidad de soñar que
voy a poder contarles a mis hijos historias de su país que no
me hagan estremecer de vergüenza o miedo.
Esto que pasó hoy no es el fin de la guerra, ni de los problemas, ni de la corrupción, ni mucho menos del odio. Aún queda
mucho por sanar, desafíos por superar, problemas por solucionar, hay tanto por amar aún. Lo más probable es que nada de
esto quede en sus manos, los retos que tenemos por delante
los asumiré yo, y los asumirán todos los jóvenes que hoy nos
preparamos para recibir el país que usted nos va a entregar. Es
el ciclo de la vida, nada más y nada menos.
No le tiene que caer bien Santos, no le tienen que caer bien
las Farc, no le tiene que gustar Uribe, no tiene que estar con
Petro, seguir a Marx, creer en Dios, esto no se trata de ellos; se
trata de mí, que bien puedo ser su hijo, su nieto, su sobrino, su
ahijado, y que como usted, también quiero quedarme, y tener
una familia, y tener amigos, y vivir feliz, y en paz. Yo sé que es
difícil confiar cuando no conocemos nada distinto al odio y al
dolor y a la sangre y a la amenaza, no dan ganas de confiar,
no se merece la confianza, yo entiendo, de verdad que a mí
también me cuesta, pero confíe, no en ellos, no en las Farc,
no en Santos, confíe en mí, que me estoy preparando para lo
que viene, confíe en nosotros, los jóvenes, los que queremos
y podemos hacer de este un país distinto. Espérenos un poco
más, que prepararse para la vida toma tiempo, pero espérenos
y confíe en que llegaremos y que esto que usted puede entregarnos hoy al confiar en la paz va a salir bien, confíe en que va
a dejarlo en buenas manos.
Pero, por favor, no nos quite la esperanza
*Estudiante de Estudios Literarios y Ciencia Política. Coordinador –
Facilitador Ahimsa, para constructores de paz.
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