comparecencias comision

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CORTES GENERALES
Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2007
VIII Legislatura
Núm. 883
CULTURA
PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª CLEMENTINA DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA
Sesión núm. 43
celebrada el martes, 4 de septiembre de 2007
Página
ORDEN DEL DÍA:
Celebración de las siguientes comparecencias en relación con el proyecto de ley del cine (Número
de expediente 121/000138.)
— De la señora presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de
España (González-Sinde Reig). (Número de expediente 219/000834.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
— Del señor secretario de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas, Uteca (Del Corral
Díez del Corral). (Número de expediente 219/000835.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
14
— Del señor presidente de la Asociación de Productores Independientes de Animación (APIA)Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación, Diboos (D´Ocón
Guerrero). (Número de expediente 219/000836.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Página
— Del señor presidente de Industrias Técnicas del Audiovisual Español, AITE (Rodríguez y
Muñoz). (Número de expediente 219/000837.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
29
— De la señora directora de la Federación de Distribuidores Cinematográficos, Fedicine (Artacho
García-Moreno). (Número de expediente 219/000831.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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— Del señor director de la Federación de Cines de España (FECE). (Alvero Alfaro). (Número
de expediente 219/000832.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de
tarde.
por lo cual seremos más generosos, ya que me pide más
tiempo y podemos dárselo. Sí rogaría a todos los portavoces de los grupos que se atengan al tiempo de cinco
minutos y que hagan preguntas concretas que puedan
aclarar algunas cuestiones que no lo están.
Dicho el procedimiento, damos la bienvenida a esta
Comisión a doña Ángeles González-Sinde, presidenta
de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Tiene la palabra.
CELEBRACIÓN DE LAS SIGUIENTES COMPA R E C E N C I A S E N R E L AC I Ó N C O N E L
PROYECTO DE LEY DEL CINE (Número de
expediente 121/000138.)
— D E L A S E Ñ O R A P R E S I D E N TA D E L A
ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA
(GONZÁLEZ-SINDE REIG) (Número de
expediente 219/000834.)
La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE
LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Los
miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas quieren agradecer esta invitación a
poder dirigirnos a ustedes en una ocasión de extrema
importancia. El colectivo al que represento está formado por 1.200 profesionales, los más cualificados de
las distintas especialidades, y son muy representativos
los criterios o necesidades del sector desde puntos de
vista múltiples, que es el valor principal de esta comparecencia.
Desde el punto de vista de las personas que hacemos
el cine, uno tiene la impresión de que quizás en este
país no estamos muy convencidos de las ventajas o no
comprendemos muy bien las ventajas de contar con una
cinematografía propia. Con frecuencia son los medios
de comunicación, los ciudadanos, quizá contagiados
por esto, quienes ignoran que tenemos el privilegio de
estar entre las cinco industrias más importantes de
Europa, junto con Italia, Reino Unido, Francia y Alemania. No es un dato baladí, son datos del Observatorio
Europeo de lo Audiovisual. Si nos centráramos solo en
un análisis cuantitativo y no cualitativo de los méritos
del cine, se ignoran con frecuencia los beneficios más
claros de esta industria y de esta forma de expresión
artística. Por ejemplo, se ignora que genera miles de
empleos directos e indirectos; se ignora que genera
inversiones importantes. Tampoco se suele hablar
mucho de la devolución, del retorno que tiene para el
Estado cada producción cinematográfica en concepto
de impuestos como el IVA o de seguros sociales. Hay
también otro retorno muy importante para la sociedad,
del que hoy en día no se habla mucho y del que es
importante reflexionar, y es cómo hoy en día el cine es
La señora PRESIDENTA: Vamos a iniciar esta
sesión con los comparecientes que han sido citados por
la Comisión de Cultura, a fin de que den sus opiniones
sobre la Ley del Cine.
Antes de dar la palabra a la primera compareciente,
les recuerdo cuál es el procedimiento que hemos establecido en esta Comisión para estas comparecencias.
Acordamos hacer un formulario que les ha sido remitido a todos los comparecientes —y no solamente a
ellos, a los que van a venir, sino también a otros organismos relacionados con el sector—, en el que solicitábamos información acerca de si estimaban procedente
esta ley, qué aspectos positivos y negativos les parecía
que contenía, también qué cuestiones, en su opinión,
no eran abordadas. Decíamos también que podrían
remitirnos toda aquella información que estimaran
oportuno acerca de esta ley o de la problemática del
sector. De los doce comparecientes, diez nos han contestado y dos no lo han hecho. En cualquier caso, me
están comentando que van a ajustarse a ese guión, que
es útil porque incide muy directamente en la ley.
Quiero decirles que, para que estas comparecencias
sean ágiles, y cuanto más ágiles más útiles, hemos
establecido un turno de aproximadamente diez minutos
para que cada compareciente pueda explicar la problemática y cómo lo ve, teniendo en cuenta que prácticamente todos nos han remitido ese formulario y los
portavoces de los distintos grupos ya saben cuáles son
los puntos de vista de cada sector. En el caso de la
primera compareciente no han remitido este formulario,
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un instrumento para crear y fomentar la imagen de un
país en el exterior. Si conocemos lugares a los que no
hemos viajado, es por su cine; si conocemos ciertas
costumbres o modas, es por el cine; si conocemos la
historia de países extranjeros hasta el detalle —y no
voy a citar ninguno—, es porque ha sido contada en sus
películas. El cine español es un bien común, que no nos
pertenece a los que hacemos cine; pertenece a todos los
ciudadanos; es un bien del que pueden disfrutar todos
y del que nos debemos beneficiar todos. Es una herramienta no solo económica, es una herramienta del
pensamiento y del desarrollo social; es reflejo y
memoria colectiva; es el mejor instrumento de proyección hacia el exterior de nuestras diferentes lenguas; es
una manera de despertar el interés por los estudios del
castellano, del gallego, del catalán o de cualquiera de
las lenguas de nuestro Estado y de su historia. Además,
hoy es mucho más accesible, mucho más notable que
otras formas de cultura. Vivimos en una época audiovisual y toda inversión en este campo tiene un retorno
importante.
Por otro lado, a menudo también se suele pasar por
alto que el cine es una forma de arte que despierta cada
vez mayor interés para la ciudadanía. Solo en España,
el número de festivales, muestras y semanas de cine ha
crecido en los últimos años tan espectacularmente que
cada día del año se celebra en algún lugar del Estado
al menos uno de estos eventos. Si miran el calendario
que aparece en la página del ICAA, verán que es espectacular, porque cada mes hay más de treinta de estos
eventos. Asimismo, las escuelas de cine que han aparecido en nuestro país en los últimos diez años tienen
un número muy importante de solicitudes, incluso más
solicitudes y más aspirantes que el número de plazas
disponibles. Por tanto, podemos claramente decir que
el cine español tiene cantera, tiene un futuro ilusionante
y tiene mucho porvenir, por lo que despierta gran
interés en la población. Si nos fijamos en las cifras de
los premios internacionales, contradicen ciertas creencias que últimamente corren mucho por los medios,
como que el cine español no tiene relevancia. El cine
español tiene mucha relevancia. En 1993, los premios
internacionales obtenidos por el cine español fueron
veintinueve. Diez años después, el año 2003, los premios obtenidos ascienden a 260; es un incremento
realmente espectacular. Esto es muy sorprendente
porque el mercado exterior se ha hecho cada vez más
difícil y más duro, no solo para nosotros, sino para otras
cinematografías, como la italiana, donde ahora mismo
también se está debatiendo sobre la necesidad de tener
una ley de cine. Hay que tener en cuenta que esa
sociedad tiene muchos paralelismos con la nuestra y
que han tenido una gran cinematografía, que han perdido.
Cuando uno bucea en Internet, intentando buscar
documentación sobre otros sistemas de financiación de
cine o sobre estos temas que nos ocupan, lo que más
aparece son documentos que hablan de la cinemato-
grafía francesa, española, italiana, alemana e inglesa.
Estos cinco son los sistemas que más se estudian y que
más presencia tienen fuera, son las industrias más relevantes y las películas que más se ven. Son muchos los
directores que podríamos citar que contribuyen a
difundir nuestra cultura y nuestras lenguas de manera
determinante. Además, no siempre son las películas que
uno podría considerar más taquilleras las que mejor se
exportan. Por eso, es muy importante incidir en que en
el cine tiene que haber variedad, tiene que haber películas minoritarias, tiene que haber películas experimentales, ya que todas cumplen una función. Por ejemplo,
es el caso del cine experimental, el cine de Marc Recha,
el cine que ahora mismo se está viendo en Venecia, de
José Luis Guerín, o el de películas como Honor de
caballería; son muy recientes y quizás también minoritarias, nunca estarán entre las diez más taquilleras
pero en cambio nos dan prestigio, nos abren puertas y
nos van abriendo caminos en otros festivales. Para los
demás, es una inversión que vale la pena. El cine
español, además, cuenta con empresas y técnicos altamente cualificados y por eso vienen aquí a hacer
muchos rodajes extranjeros. Como saben, en los
últimos premios Óscar han sido galardonados técnicos
que habitualmente trabajan en España. No es que sean
unos señores que viven en Hollywood pero que
nacieron en Sabadell, no; es que trabajan aquí, es su
herramienta diaria y trabajan como trabajan cada día.
A pesar de todas estas ventajas, de estas virtudes, a
pesar de todos estos aspectos positivos, la realidad es
que nos encontramos ante un cambio tecnológico, un
cambio más que está atravesando el cine desde que se
fundó. En los años cincuenta, el cine tuvo que inventar
el formato panorámico y otros muchos formatos para
hacer frente a la televisión, que en aquel momento era
la revolución que iba a privarle de espectadores y de
clientes; después vino la televisión en color y la televisión privada, con la que se multiplicó la oferta, luego
el vídeo y el DVD y ahora la digitalización, Internet,
la facilidad de hacer copias y de obtenerlas. Todo esto
ha provocado un terremoto económico que hace que se
tambaleen los cimientos de la industria nacional e
internacional tal y como la conocemos.
El modelo de negocio de los grandes estudios norteamericanos ha cambiado también dramáticamente en
los últimos 15 ó 20 años. Si antes su propio mercado
era la mayor fuente de ingresos, ahora es al revés. De
los mercados exteriores es de donde realmente viene
el 70 por ciento de sus ingresos, por lo que tienen la
fortuna de contar con gobiernos que desde los años
cuarenta se han tomado muy en serio la defensa del
cine como difusor de sus ideas, de sus productos, de
sus costumbres, y como fuente de ingresos; es una
industria que se exporta muy bien y que viaja muy bien.
Estados Unidos —esto se puede documentar fácilmente— se opone siempre a cualquier debate en la
Unesco o donde sea sobre diversidad cultural y a que
sobresalgan otras cinematografías y por eso va pac-
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tando individualmente con Marruecos y con países más
pequeños, para que los acuerdos mundiales no puedan
ser implantados. En los tratados internacionales de
Comercio, el cine juega muy fuerte frente a las importaciones de otros bienes de otros países; ellos tienen su
sistema de protección del cine, que está muy bien
inventado y que —no nos engañemos— está ahí. No es
esa idea que el ciudadano se puede hacer de que funcionan de una manera mucho más arbitraria o dependiendo de la fortuna y del talento, simplemente, de las
producciones. La estrategia ha hecho también que las
grandes corporaciones americanas se hayan hecho con
los cines, se hayan hecho con las distribuidoras de los
diferentes territorios y sean exhibidores. Es un movimiento muy completo que está haciendo que en España,
aunque tenemos muchas más pantallas, tengamos
menos variedad en la cartelera. A veces es muy fácil
juzgar la situación del cine como periodista o como
ciudadano desde la posición de Madrid o de Barcelona,
pero, en cuanto salimos de Madrid o de Barcelona
—España no es Madrid, no es Barcelona—, la oferta
cinematográfica se reduce enormemente y en ciudades
mucho más pequeñas o incluso medianas es muy poca
la elección que tiene el espectador. Por otro lado, la
presión inmobiliaria, los cambios urbanísticos y los
modelos de funcionamiento cotidiano de este país
hacen que nuestros hábitos de consumo de ocio hayan
cambiado, con lo que realmente la pérdida de espectadores es general para todas las cinematografías; también afecta al gigante norteamericano. No solo pierden
espectadores las películas españolas, perdemos espectadores todos.
En este contexto que les he intentado dibujar, hay
otras causas importantes de por qué hemos perdido pie
o por qué las películas españolas no llegan a sus espectadores naturales. Como saben, vivimos en un país
donde los costes de la publicidad son altísimos, el lanzamiento de una película es muy caro, las inserciones
en prensa y las cuñas en radio son mucho más caras
para un productor de lo que lo eran hace treinta o cuarenta años. Tener una economía boyante tiene estos
inconvenientes; la publicidad es cara porque hay
muchos anunciantes de productos y todo esto hace que
una Ley de Cine sea muy necesaria, que sea necesario
mejorar y optimizar los recursos para que no se pierdan
y para que invirtamos el dinero en hacer unas películas
que realmente sean competitivas y lleguen a verse. Una
película que nunca se ve es una tristeza para los que
hacemos películas; las películas son un medio de comunicación, no un medio de vida.
Uno de los principales problemas que vemos en el
análisis que hemos hecho en la Academia o que comprobamos en nuestro día a día es lo difícil que se
vuelve amortizar las inversiones de los productores.
Es difícil amortizar las inversiones por todos estos
factores que explicábamos. Además, hay menos salas
disponibles, hay menos tiendas donde vender nuestros
productos y encima nuestros productos no se hacen en
serie, es una industria de prototipos, donde cada producto que se hace solo se va a vender una vez y se va
a vender por un periodo limitado y luego hay que
ensayar uno nuevo para el año que viene. Al tener
menos presupuesto, porque también los costes de producción se encarecen cada año, los costes de los proveedores, los seguros sociales, etcétera, las películas
se jibarizan, se encogen, son más pequeñas de lo que
necesitarían. Si una secuencia tendría que tener doce
o veinte planos para contarla bien, la tenemos que
hacer solo con cuatro planos porque no tenemos
tiempo, puesto que solo podemos rodar durante cinco
semanas, en lugar de diez que necesitaríamos. No
quiero aburrirles con detalles técnicos, pero es bueno
conocer por qué uno a veces tiene la sensación de que
hay un tipo de películas españolas que todas se
parecen. Ello se debe a que hacer dramas es más barato
que hacer películas de persecuciones, porque se necesita más tiempo, más presupuesto, más técnicos, más
personal y entonces las películas que potencialmente
son más comerciales, como son aquellas de género, se
están haciendo menos en España de lo que deberían
hacerse. Como resultado tenemos una gran carencia
en la diversidad de oferta y el espectador también se
resiente de esa carencia de oferta y de variedad.
Esta descapitalización del negocio paga su precio
más alto en el momento del estreno, porque, en un
presupuesto tipo, según los datos del ICAA, apenas se
reserva un 12 por ciento para la promoción y la publicidad y esto incluye el coste de las copias. Cada vez
cuesta más, porque cada vez hay que tirar más copias,
puesto que la estrategia es inundar en un solo fin de
semana las salas de cine con el consiguiente coste. Ya
no existe el boca oreja y todo tiene que jugarse a una
carta, que es ese primer viernes y primer sábado. Si no
has funcionado ese primer fin de semana, ya te vas al
almacén de las otras películas que no han funcionado.
En suma, la distribución, la exhibición y la promoción
son nuestros puntos débiles. Por eso, exhibidores y
distribuidores en general son los que más se quejan
cuando se intenta reformar una ley o proponer nuevos
sistemas. Quizás habría que estudiar unas políticas
específicas que favorecieran la exhibición de películas
españolas, pero no solo españolas, comunitarias,
porque, si miramos la cartelera, si el descalabro es
importante para el cine español, no hablemos ya del
cine italiano, francés, sueco o alemán, que antes
veíamos muchísimo más en nuestros países; paradójicamente, ahora, cuanto más europeos somos, menos
viajan las películas por Europa. Por todo ello es importante acercar el capital privado y atraer la inversión
privada, aunque, como sabemos, según, de nuevo los
datos del Observatorio Europeo de lo Audiovisual, las
cinco cinematografías más potentes no existirían ni de
ninguna manera habrían sobrevivido si no fuera por las
ayudas oficiales y solo quienes cuentan con apoyos de
sus Estados tienen una presencia audiovisual en el
mundo en este momento.
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La ley tiene aspectos positivos y que son necesarios,
como las desgravaciones fiscales, por todos los motivos
que les ha expuesto. Es importante para los trabajadores
del cine, que con frecuencia están más desfavorecidos
y en situación más precaria que otros trabajadores, que
se exija a las promotoras estar libres de deudas para
recibir nuevas ayudas, que se les exija respetar los
derechos y los contratos con los autores; por las características particulares de cómo se trabaja en el cine es
difícil tener representación sindical, por lo que los
técnicos de cine demandarían de esta Comisión que se
trasladara a la Comisión competente una sensibilidad
hacia este tema. Son importantes estas nuevas medidas
de apoyo al desarrollo de proyectos, porque, si no se
siembra mucho, no se puede tener una buena cosecha.
En todas las cinematografías, por cada película buena
se hacen cinco que no valen nada. Quizás sería mejor
que se queden en proyectos y que no lleguemos a gastarnos el dinero. Desarrollar cine es lo más caro, la
escritura del guión es el momento en el que todavía no
han llegado las ayudas, ni los coproductores, ni las
televisiones han comprado los derechos; antes de
escribir, antes de tener una idea, no se tiene nada, por
lo que financiar el desarrollo de seis ideas para que dos
valgan la pena es algo que pocos productores pueden
permitirse.
Es muy importante que la nueva ley apoye las labores
de I+D, porque el cine es un arte cada vez más tecnológico y la renovación y actualización exigen, como
saben, una constante puesta al día. Me gustaría resaltar
lo importante en que se está convirtiendo la animación
en España y una cosa buena que recoge la ley es que
exige que las producciones de animación que reciben
ayudas públicas se produzcan en España, cosa que antes
no pasaba, porque podían recibir una ayuda pública
para un proyecto de animación, pero parte del trabajo
lo llevaban a Corea o a Asia donde la mano de obra es
mucho más barata y, finalmente, el dinero y la inversión
no se quedaban en Europa. Ahora se exige que esto
quede en territorio comunitario, lo cual es importante.
Además, la animación tiene una ventaja frente al otro
tipo de cine, que a los que somos un poco profanos en
esto quizás pasa inadvertida, y es que genera empleo a
largo plazo, porque los estudios de animación tienen
mucha más estabilidad. Un proyecto se desarrolla
durante años y la inversión es más rentable.
Las ayudas a salas con programaciones específicas
son importantes. Como decía, la exhibición es un problema, lo es encontrar la tienda donde vender tu prototipo y que la gente se entere de que existe para que
pueda elegir comprarlo o no. Antes, el sector de la
exhibición existía en casi todos los pueblos o ciudades;
había al menos un cine, si no más, que era de unos
dueños autóctonos o particulares privados, mientras
que ahora estamos hablando de grandes cadenas de
capital extranjero. Se debería intentar que las salas que
tienen una programación específica de cine europeo o
que intentan difundir o vender este cine comunitario
recibieran realmente más ayudas. De nuevo, siempre
en el espíritu de poder acceder a la mayor variedad
posible de películas; que no veamos solo un tipo de
películas, sino que en nuestro menú tengamos una dieta
variada, que parece que es lo recomendado, no solo por
los doctores del cuerpo sino también por los del espíritu.
Son muy importantes las ayudas a la digitalización
de obras. Como les decía, estamos en un momento
estratégicamente crucial por el cambio tecnológico en
los sistemas de distribución. Lamentable y vergonzosamente vivimos en un país que está a la cabeza de las
descargas ilegales, del fraude a la industria y a la propiedad intelectual. Los jueces no parecen muy sensibles
a este asunto. En estos días se está tramitando la Ley
de servicios de la sociedad de la información y yo creo
que estamos realmente haciendo un papel muy malo,
comparado con otros países de Europa, de nuestro
entorno y de nuestro nivel de desarrollo. Habría que
pedir y desear que esa nueva Ley de servicios de la
sociedad de la información permita intervenciones a
jueces, fiscales y policías mucho más ágiles y también
una dotación mayor para perseguir estos delitos, que
se puedan cerrar las páginas con más agilidad. Las
consecuencias directas de pérdida de empleo y de pérdida de riqueza son muy claras. En España se ha perdido el año pasado casi un 15 por ciento de asistencia
a salas y un 35 por ciento de alquiler y venta de DVD.
El número de videoclubes que se han cerrado en los
últimos años es muy grande. Es un sector que no sé si
comparecerá, pero tiene muchas quejas y necesita unos
instrumentos legales para poder atajar el problema de
la piratería.
Esta nueva Ley de servicios de la sociedad de la
información debía también exigir la colaboración de
las operadoras de telefonía, que son las más beneficiadas de la locura de las descargas que se ha desatado
en este país, aunque solo el 40 por ciento de los hogares
tienen ADSL. ¡Qué será el año que viene, si conseguimos el objetivo del 80 por ciento! No quiero ni
imaginármelo. Pero la cuestión no es luchar contra
Internet, porque es poner puertas al campo. La cuestión
en la que la Ley del Cine puede ayudar es en aprovechar
las ventajas, el acceso, en dinamizar el negocio del
alquiler o la venta de películas, en que las películas
estén disponibles con una tecnología segura y rápida y
que te puedas alquilar tu película y descargarla a la hora
que te convenga, cuando tú quieras, para verla en tu
casa. Es mucho más fácil dar alternativas legales a los
ciudadanos para que estas obras que están disponibles
sean retribuidas, de manera que esa inversión se recupere y se puedan producir otras películas. Es importante
que las ayudas a distribución se extiendan a películas
latinoamericanas. Este matrimonio con nuestro mercado natural ha funcionado muy bien. Funciona muy
bien la colaboración entre cineastas argentinos, uruguayos o mexicanos y españoles. El intercambio de
técnicos, actores y creadores es constante. Debemos
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mirar mucho hacia Latinoamérica y considerar estas
producciones como un beneficio para nosotros. Es
importante que el ICAA sea una agencia estatal; tener
una autonomía para crear vías de interlocución y comunicación con Fomento, con Industria, con Hacienda,
con el negocio del cine cada vez es más complejo. La
industria del cine también es más compleja. Hay diferentes competencias que nos atañen y que nos pueden
ayudar enormemente. Hay que crear más sensibilidad
hacia el cine, como un espacio y una industria poliédrica que puede tener esas otras relaciones que ahora
faltan. Es muy importante el aumento del fondo de
protección. Como ustedes saben mejor que nadie, el
cine no es la partida mayor del presupuesto del Ministerio de Cultura, sino la menor, y el fondo de la cinematografía es equivalente al presupuesto de un museo.
Con eso se paga todo, se pagan la Filmoteca Nacional,
los festivales, las películas, las ayudas que reciben las
películas, las ayudas a la amortización, la formación,
las becas y la promoción exterior. Proporcionalmente
la inversión pública es menor que en otros países de
nuestro entorno, en cambio los resultados que obtenemos son mayores. Como les indicaba al principio, el
beneficio es muy bueno, y por ello es una inversión que
realmente vale la pena.
Ya se lo he explicado un poco antes, pero quería
subrayar brevemente un tema que es importante, y suele
pasar desapercibido, porque nadie viene a defender ese
tipo de cine. Es cometido de la Academia hablarles de
otros factores que quizás no sean comentados por las
otras asociaciones o instituciones que vengan aquí a
comparecer. El cine experimental o el cine minoritario
es el que avanza en el lenguaje. Matrix no existiría si
no hubiera existido Antonioni. Cuando han pasado
veinte años, nadie se acuerda de la taquilla que hizo El
Verdugo o de las películas que a la larga han sido más
valoradas y que más han aportado para que luego el
cine comercial se nutriera de sus avances. Es importante que puedan existir películas como Honor de
Caballería o como las de José Luis Guerín o las de
Marc Recha, que son las que van a Cannes, las que nos
dan prestigio y las que van abriendo camino a los distribuidores, que luego pueden vender otras. Es muy
importante, porque además es un cine que se hace en
todas las lenguas y, paradójicamente, es el cine que
viaja mejor. Deberíamos dejar de hacer constantemente,
incluso dentro de la industria, estas valoraciones cuantitativas de las películas y hacer un top ten de los premios o de las invitaciones a participar en festivales
extranjeros, que reciben otras películas que quizás no
son tan populares pero que tienen un retorno enorme
para la industria.
En relación con los aspectos negativos y las omisiones, quiero aludir a los técnicos. Como quizás sepan,
los técnicos hubieran querido sentirse más partícipes
del debate. En cuanto al modo en que se financia, sé
que es un tema delicado, es una cuestión filosófica, y
que no vamos a romper este molde de pensamiento,
pero el sistema de caja única no es el que funciona en
cinematografía, por lo menos en otros países. Tanto en
la nueva ley de Alemania, como en Francia o Inglaterra
el cine financia al cine. En Francia o en Alemania el
éxito de una película norteamericana revierte en más
dinero para el fondo del cine propio, porque de cada
entrada se detrae un pequeño porcentaje que va a ese
fondo común del que también participan las televisiones. Esa bolsa común se financia de manera distinta
que en España. Esto es importante también, porque la
forma de financiar el cine en España elige unos temas,
unos contenidos y un cierto tipo de películas. Si la
financiación del cine cada vez es más importante en
relación con la televisión y eso no se equilibra de algún
modo, como creo que la ley tiene espíritu de equilibrar,
tendremos menos diversidad, porque acabaremos
teniendo algo parecido a pequeños estudios de
Hollywood en los que se harán inversiones muy rentables o para todos los públicos, mientras que habrá
menos espacios no solo para las películas que no sean
en castellano, sino también para el cine que exprese
una visión distinta a la que encaja con el prime time.
Esto es delicado. La manera de financiar el cine influye
mucho en el tipo de cine que vemos después en nuestras
pantallas. Es importante. En Alemania, por ejemplo, la
ley tiene un punto que me parece interesante porque
regula el tiempo máximo por el que se puede vender
una película a televisión. Para recibir ciertas ayudas
públicas, en Alemania, la película no puede estar vendida por más de cinco años a un canal de televisión para
su proyección pública. ¿Esto qué significa? Que en
España cada vez pagan menos las televisiones por los
derechos de antena, en cambio cada vez las retienen
más tiempo. De manera que esa inversión está inmovilizada muchos años y para cuando quieres recuperarla
ya han pasado diez o doce años y la película no está de
actualidad. Todo esto va haciendo que el capital, la
capacidad de generar dinero de ese negativo, sea
menor.
Quería señalarles brevemente también que sería
deseable que la Filmoteca Nacional tuviera el rango
administrativo y la importancia que tiene la Biblioteca
Nacional o cualquier museo en este país. El cine es una
forma de arte que tiene un soporte muy perecedero y
delicado, un soporte que depende de la climatología y
de la química. Cada vez que un productor explota
comercialmente una película, no tiene ni el tiempo ni
los medios ni la inversión para conservar los negativos.
Este es el cometido de la Filmoteca Nacional que atesora toda nuestra memoria. Si quisiéramos reconstruir,
y los historiadores recurren constantemente a ella
porque es un lugar de investigadores, las costumbres
de este país y muchos otros aspectos sociales tendríamos que acudir a la Filmoteca Nacional, pero su
situación es muy precaria. Si algún día tienen tiempo
les animo a que la visiten porque para mí, en mi carrera
profesional, ha sido una de las experiencias más interesantes. En cambio me sorprende ver que en un entra-
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mado tan complejo, con unos requerimientos técnicos
importantes, aunque es verdad que se va a ampliar y
que por fin va a tener unos depósitos como es debido
en la Ciudad de la Imagen, las filmotecas de las comunidades autónomas tampoco gocen de una situación
muy halagüeña. Sería bueno que esta ley pudiera realmente dotar de una autonomía administrativa mayor y
del rango y la importancia que debe tener la Filmoteca
Nacional.
Hay un tema que realmente a los cineastas nos preocupa, que es la educación de la mirada. Nos preocupa
que estemos educando en este país a nuevas generaciones deshabituadas a oír voces que no sean de dobladores, con todos mis respetos para los dobladores que
luego se ofenden. Sería deseable que se habituaran a
ver los rostros de otros actores que les son más
próximos. Sería bueno que aprendieran a descifrar otros
códigos de lengua, otros mensajes, otras maneras de
narrar europeas, y no solo españolas, también asiáticas,
y que tuvieran más variedad. Estamos constriñendo y
cerrando mucho el espectro del mundo que les estamos
dejando ver a los más jóvenes, a los niños. Vivimos en
un mundo en el que el contenido audiovisual es cada
vez mayor. Al parecer nuestro teléfono móvil próximamente va a ser casi un aparato de ciencia ficción, donde
vamos a contener todo tipo de narraciones y de experiencias en una pequeña pantalla; en cambio, la presencia de lo audiovisual en la enseñanza es muy poca
o muy pobre y además en lo audiovisual español es
todavía menor. El cine tiene una utilidad importante
—la misma utilidad que tenían los teatros romanos que
nos han quedado y los teatros isabelinos— como es la
función de dotar al ciudadano de herramientas de pensamiento y de reflexión. Además, es una manera de
vertebrar el Estado, de vertebrar una comunidad, y tiene
muchas funciones que ustedes conocen bien. Escamotear eso a los niños y adolescentes que estamos educando en este país, me parece un error del que nos
arrepentiremos, como se han arrepentido en México o
en países donde disfrutaron de una gran cinematografía
y la perdieron hasta tener una producción anual cero.
¿Propuestas concretas? Propondría, porque creo que es
un cometido que la agencia podría hacer muy bien,
realizar unos estudios rigurosos de ese sector. Este es
un sector que por sus particulares características no
dispone de los estudios que podría tener cualquier otro
sector. Si hay una amenaza de gripe aviar rápidamente
sabemos cuántas familias españolas dependen de la cría
del pollo y pueden verse afectadas; podemos cuantificar. En el sector audiovisual, y específicamente en el
cinematográfico, no podemos cuantificar, no hay un
censo de la gente que trabaja en cine, no sabemos
cuántos empleos o qué incidencia real tiene en cada una
de nuestras autonomías esta industria, qué impacto
tienen los múltiples niveles sociales de los que
hablamos. En mi opinión, sería deseable tener estos
estudios y esta información que actualmente no está
disponible.
En cuanto a las dificultades que la Academia considera que puede tener la aplicación de la ley, la Academia entiende que la ley es un primer paso positivo,
pero hace falta el compromiso y la voluntad de las
televisiones que finalmente administran un bien común
como el agua, la electricidad o cualquier otro recurso.
Como sabemos, una televisión es una concesión en
exclusividad que da el Estado, por eso en todos los
países europeos se produce un retorno hacia la sociedad
que les concede esta exclusiva, hacia el resto de la
comunidad, y es muy importante que haya estabilidad.
Los vaivenes que en los últimos quince o veinte años
ha experimentado nuestra industria se deben a la inestabilidad de las relaciones con las televisiones.
Es importante reflexionar sobre la manera en que se
va a producir el cine del futuro, cómo se van a elegir
los proyectos, y permitir que haya variedad de géneros,
variedad de títulos, películas grandes, películas
pequeñas, películas en todas las lenguas del Estado, y
que se hagan en todos los lugares, no solo en un espacio
neutral que complazca a todos, también a ese espectador medio que no existe. En particular quiero subrayar
la necesidad de la colaboración de la televisión pública.
No hace falta que les cite la ley y los principios básicos
de Radiotelevisión, pero está específicamente subrayado que la corporación debe apoyar la creación cultural europea, en particular la cinematográfica, así
como su difusión. A muchos cineastas nos sorprende
que la Radiotelevisión Española ni siquiera difunda en
sus programas aquellas películas en las que participa y
se gasta los cuartos. Parece que en el ánimo de la nueva
corporación está dar un apoyo más claro, más manifiesto y eficaz, más que simbólico, al cine español y a
la ficción española.
Por otra parte, sería importante que la programación
del cine estuviera blindada. Es muy interesante, por
ejemplo, ver la diferencia en las cifras de audiencia de
un programa como Versión Española cuando tiene
publicidad y cuando no la tiene. Si con un solo patrocinador conseguían blindar la publicidad, no creo que
el coste de un programa en La 2 resulte astronómico,
y en cambio se multiplica la audiencia porque genera
interés. La manera de ver cine ha cambiado; no
podemos esperar de los espectadores de televisión que
aguanten cortes de publicidad de veinte minutos, cortes
que por otra parte son de los más largos de Europa y,
como sabemos, contravienen todas las normativas,
cuando uno puede ver un DVD en su casa con toda
facilidad y sin interrupciones. O la televisión generalista ofrece ventajas o realmente luego no puede quejarse o echar la culpa al producto por no ser visto.
En definitiva, el negocio y el arte industrial que es
el cine es un puzle en el que las piezas son múltiples y
todas hacen falta. Esto es lo complejo, y espero que en
estos dos días les ayudemos a comprender que todas
las piezas hacen falta y que sin una de ellas, como no
nos pongamos todos de acuerdo, esto no funciona.
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Congreso
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en todo, pero estamos verdaderamente convencidos, yo
creo que todos, de la necesidad del apoyo público al
cine español, que no solo lo necesita sino que lo merece
y sobradamente, y además en todos los aspectos, no
solo en la película como cuestión final. Por ejemplo,
aprovecho para recordar aquí y hacerle llegar a través
de usted nuestra enhorabuena a Alberto Iglesias, que
hoy tiene el premio de la Cinematografía por la Música.
Aquí hay grandes músicos en cine, grandes técnicos en
cine, grandes fotógrafos, es decir, no solo el producto
final que podemos ver sino tantas cuestiones. Lo importante de este apoyo es acertar con él —ahí voy a dirigir
mis preguntas—, es decir, apoyo sí, pero si además
podemos acertar, mejor, para no ir dando palos de ciego
ensayando fórmulas que luego se demuestre que no han
valido o que han valido para poco, porque entonces
habríamos hecho un flaco servicio.
Usted ha hablado muy gráficamente de que esto es
un puzle y que si falta alguna pieza el puzle no sale, y
por estas piezas le querríamos preguntar. Ha hecho una
alusión muy preocupante a la piratería y además también al sector del vídeo, que tiene cada vez más importancia y cada vez es más pirateado. Por cierto, no van
a venir, no están entre los comparecientes —no sé la
razón, pero alguna habrá—, pero han mandado unos
informes importantes. ¿Cree que esta ley debería hacer
más hincapié en la piratería? ¿Cree que es suficiente lo
que hay? Los diferentes sectores del vídeo nos han
enviado sugerencias que no sé si usted conoce pero que
nos gustaría que las evaluara. Hemos batido absolutamente todos los records de piratería en España y, como
usted dice, llevamos un camino todavía de mayor éxito,
de récord nacional. Le podemos hacer llegar —no sé si
los tiene— los informes que nos han dado y, si no es
posible comentar alguna de las preguntas que le haga
porque ahora mismo no sepa, nos puede enviar usted
la respuesta por escrito. El tratamiento de la piratería
en esta ley nos preocupa extraordinariamente y querríamos saber si a su juicio es suficiente o habría que
hacer algo.
En cuanto a la cuota de pantalla, ha hablado mucho
de las salas de cine. Sabe que este es uno de los puntos
más delicados de esta ley. La cuota de pantalla ha existido, se prolonga sine díe y parece que es necesario.
¿En su opinión qué sucedería si no hubiera la cuota de
pantalla? ¿Cree que hay que ponerle un plazo por lo
menos para revisar los efectos que tiene? ¿Conoce las
experiencias internacionales en esto y nos pueden
aportar alguna solución? Unido a esto viene la cuestión
de los doblajes. ¿Cree también que se podría hacer
algo? ¿En la ley se está tratando la cuota de pantalla?
¿Las películas dobladas tienen un mayor cupo? ¿En
esta ley se podría hacer algo? ¿Encuentra que está bien
tratada la cuota de pantalla y asumimos por las buenas
que hay un sector que sin un reconocimiento especial
va, sin embargo, a dar un apoyo al cine, o cuál es el
tratamiento que usted sugiere?
No quiero entretenerles, simplemente recordarles
que hay una conexión directa entre la inversión de una
sociedad en las artes y sus avances, que las sociedades
donde se venden más libros también es donde la tecnología avanza más y donde la economía funciona mejor,
y que aprender a pensar y a estimular el pensamiento
y la cultura luego tiene otros muchos beneficios tangibles para todos. No es un momento de crisis, es un
momento de cambio, es un momento de crecimiento,
es un momento en el que hay que reinventarse y adaptarse a los cambios porque son cambios inevitables. No
vamos a volver a ser como éramos, pero tenemos
futuro, hay muchos nuevos cineastas y, desde luego en
la Academia, existe la sensación de que la Ley del Cine
ha contado con diversas iniciativas de todos los partidos
para no dejar pasar la ocasión. Esta es una ocasión que
no podemos dejar de aprovechar, es una cinematografía
potente, es un arte constructivo y una industria constructiva que tiene múltiples vertientes y que funciona
en una cadena que da empleo a múltiples tipos de personas. En fin, tan importante y tan necesario como las
obras públicas es tener una cultura que funcione.
Les agradezco de nuevo esta oportunidad, cuenten
con el compromiso de la Academia. Los cineastas no
somos autocomplacientes, los cineastas somos muy
críticos, normalmente demasiado, y nuestro deseo es
hacer películas para que la gente las vea, no vivir de
hacer películas que se quedan en una lata.
La señora PRESIDENTA: A continuación es el
turno de intervenciones de los portavoces de los distintos grupos. Puesto que vamos ya un poquito retrasados sobre el tiempo previsto, les pediría por favor que
no excedan los cinco minutos y que sean muy concretos
en sus preguntas.
En primer lugar, tiene la palabra la señora RodríguezSalmones, del Grupo Parlamentario Popular.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Presidenta, me parece importante preguntarle antes:
¿La señora González-Sinde nos contesta a todos juntos,
no a cada uno después de nuestra intervención?
La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, es más operativo, porque puede haber alguna
pregunta relacionada y eso va a facilitar sin duda las
respuestas.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muy bien.
Muchas gracias, señora González-Sinde por su intervención, que ha sido realmente muy, muy interesante.
Posiblemente, de todos los comparecientes, la Academia es la única que va a tener una visión amplia y
esto nos centra muy bien el debate. Puede estar segura
de que en esta Comisión todos somos unos convencidos
de que el cine español no solo necesita apoyo sino que
merece el apoyo. Hay películas mejores y peores, como
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En cuanto a los profesionales, ¿cree que es un requisito necesario que los directores tengan que ser españoles, tal como establece la ley y la lengua? Son dos
cuestiones muy controvertidas. El hecho de que el
director tenga que ser español o no quizá no es nuclear
en la ley, pero aquí está. La Ley de Propiedad Intelectual no contempla la figura del director de fotografía,
pero esta ley sí. Tenemos múltiples informes cuestionando el papel del director de fotografía como autor.
Usted ha hablado de la agencia. El problema de la
agencia, a nuestro juicio, no es solo que tenga mayor
flexibilidad, sino qué funciones se le dan. Ahora vaga
un poco sin grandes funciones. Si esto va a ser un
cambio de rótulo, tampoco nos parece que precisamente
en esto haga falta especial agilidad; hace falta especial
agilidad y flexibilidad si se tienen las competencias,
concretamente —redundando en el término— en la
cuestión de la vigilancia de la competencia o en los
problemas, por ejemplo, con el Ministerio de Industria,
que surgen sin cesar y que nosotros no los debemos
eludir. Hay muchas competencias que hoy están en
Industria que podrían estar residenciadas en la agencia,
además de la Filmoteca Nacional —que es muy interesante y aceptamos la invitación a visitarla—, cuestión
especialmente delicada. El daño que se puede hacer es
irreversible si no actuamos y, por lo tanto, cuente con
ello. Tampoco sé si debería estar —el ministro el otro
día anunció unas propuestas— a su juicio más presente
en esta ley.
Ha hablado y de modo muy importante de la animación. Suponemos que ahí vamos a tener un problema.
Son dos cuestiones: el fondo de la cinematografía
debería, a juicio del sector de la animación, reservar un
porcentaje para este sector y, por otro lado, las televisiones deberían en su caso reservar también un porcentaje para el sector de la animación. La cuestión de las
televisiones queda aplazada. El fondo de la cinematografía va a tener el dinero que tiene. ¿Encuentra usted
que en el fondo de la cinematografía deberíamos hacer
un apartado específico y unas obligaciones para el
sector de la animación? Quería preguntarle por la calificación de las películas, pero supongo que estará
bien.
Necesidad de las televisiones. No es la gran laguna,
sino la inevitable laguna en esta ley. Sin embargo,
parece que cine y televisión tienen que ir juntos. ¿Le
parece a usted correcto que esperemos la sentencia del
Supremo, puesto que esta cuestión está en litigio, y que
a partir de ese momento se haga una nueva regulación?
¿Lamenta que esto sea así y lo consideramos
inevitable?¿Cómo es posible que hayamos llegado, en
dos sectores que se necesitan claramente, a esta situación de enfrentamiento? Después de usted viene el
representante de Uteca y volveremos a preguntar cómo
ven esta cuestión. Televisión Española es lo mismo,
pero distinto. No sé si en esta ley —querría oír su criterio— se deben crear unas obligaciones para la parte
de servicio público de Televisión Española. Yo no veo
que la nueva corporación esté precisamente muy implicada en el apoyo a la cultura, sino más bien lo contrario,
nos parece que detrás de las palabras hay poca en la
programación. ¿Cree usted que se debe o no hacer una
referencia concreta en esta ley a la parte de servicio
público que debe tener el nuevo modelo de Televisión
Española?
Por último, me parece que esta es una ley corta. Se
llama Ley del Cine, pero luego siempre se habla de Ley
del Cine y el Audiovisual y el audiovisual no existe por
ningún lado. Podríamos llamarla Ley de ayudas al cine,
bienvenidas las ayudas al cine, pero aquí no hay más.
En esas ayudas y en la memoria económica —que el
otro día el ministro se apuntó, como si fueran suyos
los 18 millones, que eran de la pobre ministra anterior— hay un incremento de las medidas sobre proyecto, es decir, hay ayudas a la amortización, el gran
paquete del fondo, pero parece que se impone cada vez
más cuota a los proyectos de todo tipo, concretamente
en el espacio que le dedica la ley. Usted ha hablado del
interés de las dos cuestiones, la ayuda a la amortización
y las ayudas sobre proyecto. Todo el tiempo se nos
habla de unos entes que van a decidir sobre esto. ¿Cómo
se pueden objetivar, a su juicio, y qué deberíamos
introducir en la ley para que estas ayudas sobre proyecto fueran transparentes, objetivas, sensatas y a partir
de decisiones y de personas que las toman, conocidas
y recurribles? Porque las de amortización con proyecto
parece que tienen un criterio automático y, a nuestro
juicio, las ayudas sobre proyecto quedan aquí muy poco
atadas. ¿Cree que también podríamos decir a todos
estos organismos independientes que las van a conceder, aunque sean unas cantidades menores —pero,
insisto, se van incrementando y en la memoria económica se prevé un incremento—, que se deben objetivar
estas ayudas sobre proyecto? ¿Cómo piensan ustedes
que se puede hacer?
En principio nada más, señora presidenta de la Academia. Esté segura de que por nuestra parte lo único
que vamos a intentar es apoyar, pero acertar en el
apoyo, lo cual tampoco es fácil.
La señora PRESIDENTA: Nada más y nada menos,
señora Rodríguez-Salmones.
Señor Vilajoana, de Convergència i Unió, tiene la
palabra.
El señor VILAJOANA ROVIRA: En primer lugar,
agradecemos su comparecencia a doña Ángeles
González-Sinde. Creo que ha sido interesante. Usted
ha dado, como ha dicho antes mi compañera Beatriz
Rodríguez-Salmones, una visión global del mundo del
cine con toda su complejidad. Muchas de las preguntas que le planteaba son las mismas que tenemos
todos. Estoy de acuerdo en que el tema de la piratería
es de una gran importancia. La ley no lo resuelve.
Hemos de estudiar qué hacemos y será bienvenida
cualquier iniciativa.
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tipo de compensación fiscal para esta aportación que
los exhibidores hacen?
Como la señora Rodríguez-Salmones ha hecho
muchas preguntas a las que me adhiero, añado estas
para que la señora presidenta pueda repartir el tiempo
adecuadamente como hace siempre.
Para no reiterar las preguntas que le ha hecho doña
Beatriz, usted ha aludido a dos temas que me parecen
de una gran importancia. Uno es el cine cualitativo
(Marc Recha y Guerin son dos grandes directores),
ligado a la agencia estatal. Usted había hablado también
del cine territorial. Un factor importante del cine en
este país es su pluralidad no solamente lingüística, sino
que el cine refleja sentimientos y visiones del mundo.
Una de las gracias que tiene el cine que se hace en
España es que es plural en su origen y en su diversidad.
Marc Recha es un director catalán con toda su filosofía
que arrasa en Francia. Es una de las ventajas que tiene
este cine. Por tanto, repito, territorio y análisis cualitativo en cuanto a las ayudas.
Uno de los temas que nos preocupa es cómo se
decide todo esto. ¿Cuáles son los criterios que esta
agencia estatal que vamos a constituir va a aplicar para
estos dos elementos? ¿Cómo diversificamos territorialmente este fondo de protección? No estoy planteando
la territorialización, que dejo aparte ¿Cómo conseguimos que esta pluralidad del cine español esté reflejada en las ayudas? ¿Cómo la agencia va a resolver esta
cuestión, si lo han pensado, y lo cualitativo? Tenemos
una tendencia cómoda que es lo cuantitativo: cuánta
gente lo ha visto, con todos los problemas que sabemos
que esto genera. Respecto a ciertas películas se acaban
comprando tiques para conseguir la ayuda, lo cual es
una locura. Esto está ocurriendo. ¿Cómo cree la agencia
que deberían resolverse estos temas que son de gran
importancia?
Usted ha hablado, y yo se lo agradezco, de animación. Mi colega decía antes sobre la Ley del Cine que
si la animación es cine sí; si no hay que decir audiovisual porque la animación es un factor determinante.
Tiene ventajas de todo tipo y me alegra mucho que haya
nombrado a este sector. Hasta ahora hemos sacado a la
animación de la Ley del Cine; no en esta, pero hasta
ahora es así. Por ejemplo, en las ayudas pactadas del 5
por ciento a televisión la animación no estaba. Le pregunto: ¿Le parecería bien —ya no entro en las privadas— que en la televisión pública dedicáramos un
uno por ciento de los ingresos de Televisión Española
a la animación directamente? Porque no lo tiene. Sé
que el director general de Televisión Española nos dirá
que ya tenemos convenios. ¡Tienen convenios con
todos! Pero no con esto resuelven el tema. Ya que
aceptan el 5 por ciento para el cine, por qué no aceptan
el uno por ciento para animación?
Hay una nueva televisión que va a ir a más con los
canales temáticos de la televisión digital y ahora mismo
de la digital satélite que genera canales de televisión
privados donde la animación es el gran componente.
¿Podríamos marcar a estos canales unas ciertas cuotas
de pantalla, que no tenemos ningún reparo en poner a
las salas de exhibición que son privadas? También me
gustaría preguntarle sobre la cuota de pantalla, que creo
que es necesaria. ¿No sería justo que buscáramos algún
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor
Rodríguez por el Grupo Mixto.
El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Quiero hacer
una pequeña valoración primero y formular tres o
cuatro preguntas.
De la intervención de la señora González-Sinde hay
algo que me parece importante y muy revelador, que
son las soluciones que dio a cómo una parte del cine
americano no va destinada a un público neutro o cero,
sino que reproduce valores locales. Es un cine profundamente localista, contra lo que la gente piensa. Las
películas se desarrollan en una ciudad determinada, hay
un contexto histórico concreto, excepto en algunas
cuestiones de ciencia ficción. En el cine clásico americano eso era tremendamente real. Sin embargo, aquí
existe la idea de que hay que hacer un cine abstracto,
universalista, de sentimientos que puedan abarcar a
toda la humanidad, confundiendo que el sustrato de la
humanidad es el mismo, pero las manifestaciones particulares, concretas, visuales e incluso aptitudinales son
muy distintas. Por supuesto, el espacio geográfico, el
espacio cultural, el espacio lingüístico, la forma de los
edificios, el comportamiento social son muy importantes para el cine. En función de la diversidad cultural,
aptitudinal y psicológica, ¿cree usted que la agencia
estatal —para hablar de la práctica y no solo de la
teoría— no debería responder a un composición que
reflejase en cierta manera el pluralismo cultural, lingüístico y social que hay en el Estado español o, dicho
de otra manera, no deberían estar presentes las comunidades autónomas, por lo menos las que tienen lengua
y cultura propia? Me refiero a que, además del Ministerio de Cultura, deberían estar representadas no solo
las comunidades autónomas, sino también los ministerios de Economía y Hacienda e Industria. Asimismo se
debería estructurar todo esto por abajo con gente independiente, no vinculada al poder político, de manera
que reflejase ese pluralismo. Si no es así, nos podemos
encontrar con agencias estatales madrileñistas. Una
cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica. Desde
mi punto de vista, este es uno de los problemas y se
nota mucho en el cine gallego. El cine gallego normalmente no es tal, sino que es un cine amadrileñado, que
muchas veces, por una serie de motivos en los que
ahora no voy a entrar, se ejecuta o realiza en Galicia.
Esta es la primera cuestión que quiero plantearle.
Segunda cuestión. De sus palabras se deduce que el
Fondo de Protección a la Cinematografía tiene que ser
muchísimo mayor. ¿Podría calcular, en términos relativos, cuál sería la cantidad adecuada para que pudié-
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todas las piezas son necesarias y hacen falta para potenciar el cine español, que es lo que al final pretende el
Gobierno con este proyecto de Ley del Cine. Hoy
mismo he leído en El País —supongo que ustedes
también— un artículo del señor Trueba, en el que dice
que se le hace difícil poder apoyar todo el cine español.
Yo creo que se tiene que apoyar todo y el Grupo Socialista lo hace. Me ha agradado mucho su intervención,
porque ha sido optimista y de apoyo a todo el cine
español. Esta visión de apoyo y de corresponsabilidad
queda también reflejada en los objetivos que la Academia persigue con sus funciones.
Para ser breve, voy a hacerle simplemente una pregunta. En cuanto al proyecto de Ley del Cine, teniendo
en cuenta que lo que pretendemos es desarrollar y hacer
que el cine español sea nuestra bandera en el exterior,
¿qué elementos cree usted que persiguen este objetivo
y qué elementos le faltan a este proyecto que no persiguen este objetivo?
ramos hacer frente a un impulso del cine español en
toda su diversidad, desde los documentales y la animación, hasta las películas propiamente dichas en todos
los soportes?
Tercera cuestión. El papel de Televisión Española y
de las televisiones que están integradas en la Forta. Uno
de los principales problemas de esta ley es que no
replantea la relación del cine con las televisiones desde
el punto de vista financiero y de la difusión, en atención
a que hay muchos más canales y a que hay nuevos
métodos de difusión televisiva. Habría que volver a
estudiar otra vez el problema, porque seguramente daría
ciertos resultados. Por tanto, ¿no cree usted que habría
que replantear esta cuestión? Por otro lado, ¿podría
decirnos —aunque sé que es mucho pedir— las formas
de combate contra la piratería? Teniendo en cuenta los
cambios tecnológicos, ¿piensa que deberían contemplarse en esta ley, que no lo hace, o sería cuestión de ir
más por la vía del Código Penal o de la Ley de Propiedad Intelectual, sobre la que recientemente hemos
debatido?
Para finalizar, me gustaría plantearle una última
cuestión referida a la Filmoteca. Estoy de acuerdo con
usted en que hay que darle una categoría superior y
considerarla como una biblioteca de las que llaman
nacional. De hecho, sería más correcto que se denominara Filmoteca del Estado, porque, tal y como usted
dijo, es muy difícil que las filmotecas de las comunidades autónomas puedan recuperar todo lo que tiene la
denominada Filmoteca nacional, incluidas las zonas de
visionado de películas. El cine Doré es un cine interesante, pero conservándolo, habría que ir a otros modelos
más plurales y diversificados.
La señora PRESIDENTA: Señora González-Sinde,
puede contestar. Ya sé que es una tarea ímproba pero,
si puede, le ruego que sintetice su respuesta. Si quiere,
le dejo tiempo para que se aclare o, si lo prefiere, puede
contestar atendiendo a aspectos generales, puesto que
algunos se pueden interrelacionar. Y nuevamente quiero
agradecerle su exposición, que ha sido clara y completa, sobre un panorama inmenso y complejo. Enhorabuena por su intervención y ahora le pedimos un
doble esfuerzo para ver si puede hacer una síntesis de
todas las respuestas.
La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE
LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Me van
a disculpar si en relación con algunos aspectos no tengo
los datos técnicos o la documentación necesaria. Finalmente, mis fuentes de información es lo valioso desde
el punto de vista de los cineastas y de los múltiples
aspectos de la profesión.
La señora PRESIDENTA: A continuación por el
Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra la
señora Muñoz.
La señora MUÑOZ SALVÀ: En primer lugar, quiero
darles las gracias a la señora González-Sinde Reig por
su comparecencia. Ha hecho una exposición amplia del
panorama cinematográfico español, con sus dificultades, desde una visión de futuro, de trabajo y de optimismo ante la competencia global y mundial. Me quedo
con algunos puntos de su exposición, que me ha gustado mucho: estamos en la era audiovisual; el cine
español es un bien común y todos los proyectos cinematográficos, sean de la índole que sean, cumplen una
función de apoyo al cine español, pues todos son necesarios, puntos con los que el Grupo Parlamentario
Socialista está de acuerdo. También estoy de acuerdo
con usted en que es necesario conocer la incidencia de
la industria audiovisual y cinematográfica en la economía, en el trabajo y en la sociedad en general. Tal
vez ahí tengamos que arrimar un poco el hombro. Y me
ha gustado mucho escuchar el compromiso de la Academia con el cine. El cine español precisa de la corresponsabilidad de todos los sectores. Como decía usted,
La señora PRESIDENTA: Le recuerdo —perdone
el inciso— que si en este momento no dispone de algún
documento o dato, podrá remitirlo por escrito. Si hace
alusión a cualquier cuestión y quiere precisar el dato,
podrá hacerlo remitiéndolo por escrito.
Tiene la palabra.
La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE
LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Voy a ir
por orden inverso y voy a contestar a la señora Muñoz.
Los elementos que persiguen específicamente ese objetivo en la ley y los que le faltan los he mencionado en
mi exposición. Lo mejor será que les remita mi comparecencia para que puedan tenerla por escrito y leerla
si lo estiman pertinente. El tema del localismo es muy
interesante. El cine norteamericano nos ha hecho creer
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que Wisconsin está a la vuelta de la esquina, y es cierto
que es muy local. Eso no impide que el cine viaje y que
atraiga a muchas personas. La agencia debería reflejar
de alguna manera este pluralismo, debería tener una
representación de todas las comunidades autónomas, y
del mismo modo que Radiotelevisión Española tiene
un consejo asesor, la agencia también debería tener una
representación paritaria y equilibrada de diferentes
intereses. No conozco el detalle de cómo se va a articular esta agencia, pero eso sería de desear.
Respecto al cine amadrileñado de los últimos años,
responde a una cuestión económica; es más barato.
Antes se podía ir a rodar fuera de Madrid, porque se
podían pagar dietas y hoteles. En este sentido, es muy
importante el esfuerzo que hacen algunas comunidades
autónomas en colaborar para sacar las producciones de
Madrid o de Barcelona. Eso es fundamental. A los
cineastas nada les gusta más que poder hablar del mar
en la playa y no tener que hacerlo en un saloncito de
Chamberí, pero de nuevo se debe a estos condicionantes. A veces pensamos que hay unas decisiones
ideológicas en cómo se narran las historias y el componente económico tiene un peso muy importante en
los contenidos y en la manera de financiar estos proyectos. Hay comunidades autónomas que se dan cuenta
de la importancia de tener un cine propio y hay que
seguir por ese camino. Tenemos que evitar que todo
tenga que ocurrir en nuestro barrio, y es que no
podemos ir un poco más lejos a contar otras historias,
a contar historias rurales, por ejemplo, que ahora se han
convertido en algo exótico que no podemos permitirnos. Todo debe ser urbano, contemporáneo, pero es
que todo lo que se salga de lo que se tiene más a mano
es caro y hemos perdido los recursos para poder generar
esas inversiones.
Respecto a la cantidad idónea para el fondo del cine,
en este momento lo ignoro. Yo siempre pienso que todo
está inventado y lo que hay que ver es cómo se organizan otros países de nuestro entorno, qué les ha funcionado y qué no, en el sentido de lo que decía la señora
Rodríguez-Salmones. Vamos a ver qué no les fue bien
en Italia y no sirvió para nada y derrocharon el dinero,
qué fue útil en Dinamarca, que para eso están otros
modelos de éxito y de fracaso.
En cuanto a replantear la obligación de difusión de
cine, a veces cuando se hacen objeciones o sugerencias
a la ley se nos dice que no es competencia de esta ley,
sino que es de otro negociado, como telecomunicaciones, Fomento o Industria. Como cineastas nos gustaría que hubiera un lugar donde estuvieran estas
competencias y quizás sea un disparate y alguien me
podría argumentar que es complejísimo. Todas estas
cosas que debatimos aquí —y me imagino que a ustedes
les ocurre igual— no solo son del ámbito de Cultura,
porque el cine es multisectorial. Hay desde contables,
pasando por químicos, por procesos de laboratorio
hasta imprentas implicadas y con una sola competencia
a veces es muy difícil organizarse y más hoy día, y cada
día va a ser más complejo. Esto también pasa con las
cuestiones de piratería que me han planteado. Antes me
preguntaban por la Ley de servicios de la sociedad de
la información. En algunas reuniones en las que estaban
representados los diferentes aspectos de la industria
manifestaban que estaban muy interesados en esta ley,
porque había una oportunidad de perseguir penalmente,
de manera más eficaz, estas actuaciones. Estamos
hablando de gente que se lucra con unas páginas que
se tardan meses o años en poder cerrar desde la primera
denuncia, lo que es muy poco eficaz. Como quien crea
estas páginas sabe que es muy poco eficaz y que, como
mucho, le va a caer una multa y si se declara insolvente,
finalmente, no le va a perjudicar en nada, lo que se está
transmitiendo es que es lícito y sencillo copiar películas
y distribuirlas. Son varios los ministerios que deberían
preocuparse seriamente de esto. Si tuviéramos esos
estudios que contabilizan y examinan de verdad el
perjuicio, quizá sería más fácil convencer a quien tiene
que ser convencido, que a veces son jueces y fiscales.
Voy a contestar a algunas cuestiones que me planteaba el señor Vilajoana. Alemania tiene distintas
ayudas en los Länder, pero el problema que tenemos
en España —lo sabemos bien los que hacemos películas— es la masa crítica. Tampoco somos un país
enorme y nuestras minorías son muy pequeñas. Una
película para minorías con nuestros índices de población no es factible. A veces son cuestiones demográficas las que hacen inaplicables otros modelos. Me
parecen interesantes esos ejemplos de películas más
experimentales y minoritarias que viajan mejor y, como
decía, abren puertas. Su aportación y su valor no es tan
tangible como el taquillazo del año, pero en cambio
colaboran y eso no se puede perder. Hay que encontrar
qué criterios se van a seguir exactamente para que se
haga más cine de este tipo. Es el cine que hacía Saura
en los sesenta; detrás de él vino otro, vas abriendo una
brecha y vas colocando otra película después y todo
esto tiene un sentido.
La animación tiene otra vertiente sobre la que no
quería extenderme. Si vemos las películas que mejor
funcionan cada año, el público que acude a las salas
se ha reducido mucho en edad, son más bien adolescentes y padres que llevan a sus niños. Si cogiéramos
ahora la cartelera del Kinépolis o de los cines que más
recaudación de taquilla tienen, muchos títulos son de
animación. Por el tipo de vida que llevamos, porque
vivimos en un país en el que se trabaja más horas que
en ningún otro país de Europa, con lo cual el tiempo
libre de ocio es menor, y porque los desplazamientos
son muy grandes, se va menos al cine que hace otros
años. El esfuerzo de ir al cine se hace solo por llevar
al niño, cuando el padre no es espectador, por lo que
ese rango de edad se ha perdido, mientras que se ha
ganado el de los espectadores más jóvenes. Paradójicamente hemos dejado de atender el cine infantil,
porque es un cine que se ha dejado de producir,
cuando era un género que en España se hacía habi-
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tualmente, desde películas, como todos recordaremos,
de Marisol, de cualquiera, o de animación. Creo que
esto se está recuperando. Se trabaja para afuera, hay
estudios en Galicia, en Andalucía y en Cataluña,
porque la animación es un sector muy interesante
económicamente desde muchos puntos de vista y
también de habituar la mirada, de otros modelos de
narración y de contar otras cosas. En la Academia la
comisión de animación es de las más activas. Les
traspasaré todas estas cuestiones porque les van a
resultar muy interesantes, son muy eficaces y rápidamente me nutren de documentación. Sin duda es un
tema que deberemos estudiar. Es cierto que los exhibidores dirán: Sí, a mí me obligan a poner estos productos comunitarios, pero al fin y al cabo que ellos
también me ayuden. Lo que pediría a los exhibidores,
como en todo, es que seamos constructivos: A mí esto
no me va bien, pero se me ha ocurrido otra solución,
que es una desgravación fiscal, una ayuda por cada
euro que pierdo o una ayuda en publicidad; yo en mi
cine voy a poder poner más anuncios en prensa o en
donde sea por estas películas, porque tengo que compensar otras carencias. Sería bueno que hubiera unas
medidas específicas para ayudar a esa cuota. La cuota
es del 25 por ciento y la cifra de cine comunitario del
año pasado del 28 por ciento; viéndolo desde fuera,
parece que la pueden cumplir cómodamente. También
los ingleses tienen películas enmascaradas inglesas
que, en realidad, son americanas. Por tanto, entre una
cosa y otra van cumpliendo esa cuota. Es algo que no
solo nos preocupa a nosotros, sino que cuando leemos
artículos de otras cinematografías vemos que a otros
países también les preocupa esa contabilidad enmascarada de esas producciones británicas, que no lo son.
Lo relativo a la cuota de pantallas es un tema muy
complejo. En cuanto a quitar el doblaje, sería una
locura. Hay países como Alemania que tienen una
tradición de doblaje como nosotros y han encontrado
una manera de compensar, que es detraer un pequeño
porcentaje que revierta en financiar el fondo de cine
propio; una cosa compensa la otra. Tiene que haber
alguna otra fórmula que no sea eliminar el doblaje, a
lo que no estamos muy habituados. En Portugal, que
tampoco son muy diferentes a nosotros, sí ven películas en versión original. Para muchos espectadores
el cambio sería un poco duro y dirían: ¿Por qué me
quitan esa facilidad? A mí ni me va ni me viene. Sin
duda estamos regalando nuestras lenguas, estamos
regalando el castellano alegremente, cuando es un
bien del que, si les damos esa oportunidad, podríamos
recibir algún beneficio.
Respecto a la nacionalidad de las películas, cuando
llega la época de los Óscar siempre te preguntan: ¿Por
qué El Laberinto del Fauno es mejicana? ¿No es española? Cada país decide los criterios de nacionalidad.
Los alemanes en eso son mucho más elásticos. Tienen
un sistema complejísimo de puntuación para la nacionalidad: no tienes director, pero si adaptas una novela
alemana eso ya te cuenta. Tienen un sistema mucho
más amplio que quizá se podría mirar más en detalle.
Ellos han decidido flexibilizar, porque quieren atraer
producción. A veces —vuelvo a la cuestión del localismo— las películas gallegas están amadrileñadas,
pero la realidad es que hoy en día puedes ir a rodar a
Galicia porque hay técnicos, porque hay de todo; el
tejido se ha generado y está listo. Siempre tiene una
vertiente positiva que se genere industria, ese tejido,
aunque sería deseable que pudiéramos hacer películas
en cualquier lugar de España y que no todas ocurrieran,
como decíamos, a la vuelta de la esquina. En la nacionalidad se aplican otros baremos en otros países. En
Inglaterra son muy estrictos y en Alemania son más
flexibles, por lo que he podido leer.
En cuanto al director de fotografía, si eso es una
puerta para revolucionar la Ley de Propiedad Intelectual y el concepto de autoría, en el futuro puede ser un
tema que cree un gran maremoto. Veremos dónde nos
lleva eso y si realmente vale la pena. Hay que tener
cuidado con ciertas cosas. Es un tema muy debatido
que habrá que estudiar. Respecto a si las televisiones
deberían tener unas obligaciones de difusión, está todo
por ver. Uno espera que la televisión pública tenga una
especial sensibilidad hacia la cultura propia, pero
vuelvo a reiterar que no nos gusta hacer películas que
no se vean, porque eso es un dolor. Quiero decir que es
diferente escribir un poema e incluso una novela que
hacer una película. Una película es un medio de entretenimiento y comunicación de masas y no funciona si
no la ve mucha gente, porque el mensaje no se transmite y no alcanza su objetivo. Tampoco es cuestión de
tener una televisión pública que sea un rincón trastero
en el que vayamos dejando todo lo que no sea rentable.
El camino no es ese, el camino es que funcione. Si las
series de ficción española funcionan bien e interesan a
la gente, ¿por qué no le pueden interesar las películas,
que le han interesado siempre? Creo que los índices de
audiencia han bajado por razones de hábito de consumo.
¿Cómo se pueden objetivar los criterios con los que
se conceden las ayudas? Habría que ver cómo lo hacen
los demás, quién forma parte de esos consejos, de qué
manera rotan, cómo se equilibran y cómo se garantiza
la revisión si hay un recurso. El sistema español, como
el francés, es más bien de ayudas automáticas, y eso
está muy bien, pero los proyectos de más interés tendrían que tener otras valoraciones.
No quiero extenderme más. Hay algunas cuestiones
de las que he tomado nota y sobre las que les ampliaré
la documentación con mucho gusto.
La señora PRESIDENTA: Gracias, doña Ángeles
González-Sinde, por su intervención, que ha sido muy
clarificadora. Si nos quiere remitir algún tipo de documentación, será bienvenida.
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
— DEL SEÑOR SECRETARIO DE LA UNIÓN
DE TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS, UTECA (DEL CORRAL DÍEZ DEL
CORRAL). (Número de expediente 219/000835.)
una película en un año que tenga una antigüedad inferior a siete años. No ha servido y, por tanto, incidir en
lo mismo nos parecía y nos parece inadecuado y por
eso celebramos que esta ley no conlleve esa obligación.
Mediante un principio muy noble, como el de la transacción, el de la negociación, el del pacto, el del diálogo, nosotros hemos alcanzado un acuerdo con el
Gobierno de España, con sus representantes, para que
se mantenga el statu quo vigente y que sean los jueces
en el procedimiento jurídico establecido quienes
decidan si esta inversión cumple los principios constitucionales y los tratados comunitarios. Pero hasta
entonces, el acuerdo establece que esta ley no deroga
nuestra obligación, por tanto nosotros vamos a seguir
cumpliendo.
En cualquier caso, entendemos —y de ahí que
hayamos presentado a los grupos parlamentarios, y
principalmente al que sostiene al Gobierno, determinadas solicitudes de enmienda— que de alguna manera
esta ley altera ese statu quo, y lo altera fundamentalmente, como dicen nuestras enmiendas, en el sentido
de que nosotros ahora estamos invirtiendo por obligación con un marco. Pues bien, vamos a seguir invirtiendo, porque ese es el acuerdo, pero se nos quiere
alterar el marco, de tal forma que las ayudas que están
previstas para la inversión en cine quedan muy disminuidas para los llamados productores dependientes
—sobre productores dependientes e independientes se
podría hacer una tesis muy compleja y muy curiosa,
pero esa es la denominación que se ha impuesto— y
parece ser que los productores independientes —entre
paréntesis, dependientes de la subvención— son los
que van a tener todas las ayudas del ICAA cuyo fondo
se aumenta, lo cual nosotros celebramos. Por tanto, nos
gustaría que se reestableciese ese equilibrio para que
las cosas se mantengan como están.
Dicho eso, nosotros, como televisiones privadas,
defendemos el cine español, lo cual es muy importante,
y además no lo decimos con la boca pequeña: queremos
que el cine español triunfe, y triunfe donde tiene que
triunfar, que es en los mercados internacionales, en las
salas cinematográficas y en las audiencias de televisión.
Por tanto, no solo no nos oponemos, sino que estamos
absolutamente de acuerdo con ello y apoyamos todas
aquellas medidas que el legislador y el Gobierno dentro
de su política —y ahí es donde se manifiesta su rasgo
y su sentido político— crea que debe aplicar. En consecuencia, nosotros siempre apoyaremos que de los
dineros públicos se destinen fondos al cine. Asimismo,
apoyaremos todo aquello que se destine a la parte cultural del cine, y esta ley hace un esfuerzo en ese sentido
y puede mejorar la parte que es cultura del llamado
cine. En cuanto a la parte que es industria, que es una
parte importante, hoy día nadie puede decir que exista
una industria del cine; existe una industria audiovisual.
Por eso, algunos —y nosotros podríamos estar en esa
parte— entenderían que existiese una ley de lo audiovisual que englobase el cine, pero como se ha querido
La señora PRESIDENTA: Señorías, les ruego
tomen asiento.
Damos la bienvenida a esta Comisión al siguiente
compareciente, don Jorge del Corral Díez del Corral,
Secretario de la Unión de Televisiones Comerciales
Asociadas, Uteca. Le reitero lo que les decimos a todos.
Comprendo que no es muy amable por mi parte decirles
que vamos mal de tiempo y que tienen diez minutos,
pero espero que entiendan que es en aras de la agilidad
y también de la utilidad porque, a veces, cuando uno
es breve facilita mucho la tarea. Además, ustedes nos
han remitido la contestación al formulario, con lo cual
muchas de las ideas que ustedes tienen ya las conocemos. De todas formas estamos muy interesados en
oírselas decir a usted. Bienvenido nuevamente y tiene
la palabra.
El señor SECRETARIO DE LA UNIÓN DE
TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS,
UTECA (Del Corral Díez del Corral): Quiero agradecer a los miembros de la Comisión de Cultura la
oportunidad que le dan a Uteca, en tanto que representante de las televisiones privadas comerciales de ámbito
estatal, de defender su postura. Efectivamente, nosotros
hemos hecho los deberes y hemos enviado por escrito
con ese cuestionario nuestra posición, lo que facilita
sobremanera el trabajo de esta Comisión. Por tanto, no
voy a ocupar ni siquiera los diez minutos que gentilmente me han concedido.
En primer lugar, es conocida la postura de las televisiones privadas: siempre se han opuesto a invertir
obligatoriamente en cine. Es una obligación que se nos
impuso y que hemos cumplido, como todos los años
certifica nuestro regulador, el Ministerio de Industria.
Nos hemos opuesto por dos razones. En primer lugar,
porque no entendemos que un sector privado tenga que
invertir obligatoriamente en otro sector privado. No
sirve el sambenito de siempre de que somos una concesión administrativa. Somos concesión administrativa
de un espectro radioeléctrico que cada vez es menos
finito y además que no obliga a otros sistemas de emisión de señales de televisión. Por tanto, es algo que nos
produce repelús. En segundo lugar, cuando se nos
impuso esta obligación ya dijimos que la medida no
servía, que iba a ser contraproducente. El legislador
tenía el derecho, por supuesto, de iniciar ese camino
por entender que podía ser la solución al cine español.
Ahora parece difícil mantener esa postura. No se ha
beneficiado al cine español con este coeficiente de
inversión obligatoria. Además, es un coeficiente que se
aplica sobre los ingresos brutos y no sobre los beneficios. Es decir, que a televisiones estatales que tienen
pérdidas se las obliga a invertir en cine con solo emitir
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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
Del Corral. Verdaderamente, muy claro, muy conciso
y dejando absolutamente claro cuál es su posición.
Señora Rodríguez-Salmones, tiene la palabra por el
Grupo Parlamentario Popular.
que haya una ley del cine, bienvenida sea dicha ley,
pero no olvidemos que una parte de la industria cinematográfica es una industria que tiene que competir, y
por tanto tiene que regirse por las leyes de la competencia. Con relación a esa parte, que no es la que debe
ser objeto de las ayudas públicas porque no es cultura
sino industria, esta ley contempla unas medidas fiscales. Nos parece estupendo; ese es un camino en el
que se debe profundizar. Sus señorías en esta legislatura
han aprobado en esta Cámara medidas fiscales para
subvencionar determinadas energías limpias, y cuando
en ese sector ha estado maduro, por ejemplo, el tema
de la energía eólica, se ha considerado que ya no necesitaba de esas muletas, y se ha pasado a desarrollar la
energía solar. Pues bien, hágase lo mismo —y este es
un camino que se ha iniciado— con la industria cinematográfica; medidas fiscales, pero no imposición de
inversión obligatoria y que además se nos diga cómo
tenemos que invertir. En todo caso, si todavía estoy
obligado a invertir, déjeme que invierta como yo
entienda que tengo que hacerlo. Naturalmente yo soy
el primer interesado en que la película que produzco
tenga éxito donde tiene que tenerlo, que es en el mercado. Si tenemos que repartir, cada vez ocurrirá más lo
que ya está ocurriendo. Producimos muchas películas,
más que otros países con doble PIB y doble población
que nosotros y sin embargo esas películas las ven
menos espectadores nacionales, tienen menos recaudación y menos éxitos internacionales. Será más importante invertir cantidades mayores en películas que
puedan defenderse en esos mercados internacionales.
En segundo lugar, es muy curiosa la figura del productor independiente. Todos conocemos, probablemente también por el cine, la figura de los productores
de cine, señores que arriesgaban su capital para invertir
en películas. Las películas no son una ciencia exacta,
unas tienen éxito, otras no; la idea de todo director que
hace cine es que su película la vea el mayor número
posible de espectadores. Pero con este sistema que
tenemos resulta que el llamado productor independiente
no arriesga dinero, es un señor que recauda primero el
dinero de las distintas ventanillas y, cuando lo tiene,
hace la película, se asigna él un sueldo y el resultado
es lo que está pasando, que esas películas se hacen con
poco presupuesto, tienen poco interés y no se ven.
Por último, y termino. Nosotros, la industria de la
televisión, con obligación o sin obligación, no vivirá
de espaldas al cine, seguirá apoyando al cine, pero, por
favor, que se nos deje actuar como industria, con
riesgos pero con libertad de inversión. En ese sentido,
pedimos encarecidamente que este proyecto de ley
restablezca ese equilibrio que entendemos alterado en
algunas de sus partes, y de ahí nuestras enmiendas.
Dicho esto, yo no tengo más que agradecer su presencia y que nos hayan convocado aquí.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muchas gracias, señor Del Corral; efectivamente, muy
claro y, diré también, muy duro. Aunque esta afirmación final supongo que es muy satisfactoria, nunca
viviremos de espaldas al cine, sus calificativos —hace
usted muy bien, ha dicho lo que pensaba— han sido
especialmente duros.
La propuesta fiscal que se hace en esta ley, ¿les
parece a ustedes correcta y que puede beneficiar también a las televisiones si, como coproductores o con la
fórmula que finalmente se establezca, ustedes colaboran o hacen cine, por entendernos? Es decir, esta
fórmula fiscal que se propone en general para la producción del cine, para el coproductor, etcétera,
¿entienden ustedes que también podría beneficiar a las
televisiones que usted representa, cree que debe ser
modificada o les resulta indiferente? Dos. Usted nos
dice —y ha tenido mucho espacio en los periódicos—
que se llega a un acuerdo en la elaboración del anteproyecto, luego proyecto, con el Gobierno, quedan
fuera de este proyecto las obligaciones nuevas, lo que
se incrementaba en un texto inicial en relación con las
obligaciones, y sin embargo se modifica de alguna
manera, a veces bastante, el statu quo. En este sentido,
ustedes han remitido a todos los grupos unas enmiendas.
¿Podríamos saber —solo a efectos de acogerlas y de
saber cómo han sido debatidas— si ustedes, en la elaboración del proyecto o en los textos que están estudiando, acuerdan también no modificar el statu quo, en
general, en su conjunto, no solo la obligación nueva,
sino la obligación nueva y todos aquellos artículos que
mencionan de alguna manera a las televisiones privadas
—es decir, dejémoslo como están— o no?
Ha hecho una alusión importante al productor independiente. La modificación de la figura del productor
independiente, tal como viene regulada en la ley, a su
juicio sí altera el statu quo actual. Usted ha dicho que
no son solo las cantidades y el tiempo, es en qué marco
se produce esto. Sobre el marco, usted ha hecho referencia al productor independiente. Sin embargo, nos ha
mandado también otras enmiendas. ¿Podemos decir
que —no es el término— ese pacto entre caballeros de
no modificar el statu quo actual significa no modificar
todos aquellos artículos, o es una petición añadida que
nos hacen? ¿Qué grado de importancia le dan
ustedes?
En lo referente a cuestiones que no son de esta envergadura, se encuentra la agencia. Nosotros creemos —se
lo hemos dicho a la compareciente anterior— que no
solo tiene que ser un cambio de rótulo, sino que también hay que darle más funciones. Nos da igual el
cambio de rótulo, y en cuanto a una famosa flexibilidad
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Congreso
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El señor VILAJOANA ROVIRA: Como siempre,
comparto algunas de las preguntas que plantea mi
colega Beatriz Rodríguez-Salmones, pero en el conjunto de enmiendas que nos ha hecho llegar Uteca hay
una línea en la que creo que encontraremos discrepancia entre el sector productor y ustedes, que es el
tema del productor independiente. Me gustaría —estoy
seguro de que lo hará para iluminarnos— saber cuál es
su criterio en este tema, aparte de la libertad de empresa
y de la competitividad, pero como es un elemento muy
contundente por su parte, que además tengo la impresión, que me imagino se va a confirmar en las próximas
horas, de que por el otro lado van a poner este tema
como un elemento claramente diferencial, me gustaría
escuchar, entre comillas, su defensa de este tema para
que nos lo aclarara, porque creo que nos va a ayudar a
todos.
Segundo aspecto, el tema de la animación. Antes ya
hemos comentado la señora Rodríguez-Salmones y yo
que el tema de la animación en estos momentos es un
factor determinante dentro del conjunto de la oferta
audiovisual. Creo que esta ley debe contemplarlo y así
lo hace, y creo que porque había pocos fondos y el cine
quería protegerse no se puso la animación en los anteriores acuerdos, y la animación en estos momentos no
se puede eliminar del sector audiovisual, tiene su fuerza
en las cadenas de televisión. Creo que el país es capaz
de generar un producto creativo y potente con capacidad de exportación porque tiene una gran ventaja, que
no hay star system. Uno de los problemas que tiene el
cine para su comercialización exterior es el star system,
los alemanes quieren ver alemanes, los italianos quieren
ver italianos, etcétera. En cambio, en el mundo de la
animación los personajes no tienen país, o dicho de otro
modo tiene país en cada país, el personaje se localiza
en cada país a través del doblaje. También hay una
aportación tecnológica que en estos momentos es de
una gran potencia y aportación y nos permite producirlo
en el país, ya no hace falta irse a Corea a hacer este tipo
de animación. Hay otro factor, y es que cada vez tiene
un público más universal, hay cadenas de televisión que
nos demuestran que sus series de animación están en
prime time con públicos universales y estamos viendo
que películas de animación en salas de exhibición
tienen públicos absolutamente universales, no solamente es que el papá acompañe al niño, es que el niño
va porque el papá quiere ir a ver una serie de animación
porque tiene factores de interés.
Antes he hecho un planteamiento que voy a defender,
y es que en las televisiones públicas tiene que haber
elementos diferenciales, y uno de ellos es que tienen
que tener compromisos superiores a las privadas respecto a factores que son culturales e industriales. Yo
respeto que una televisión diga: yo soy un privado, yo
soy industria. La televisión pública es cultura e industria, las dos cosas, y tiene que apoyar la cultura y la
industria. Entiendo que a la pública le hemos de pedir
que haga este esfuerzo especial por el cine en general
—de la que hablamos como un latiguillo más— tampoco sabemos para qué es tan necesaria si no es porque
se amplían o se precisan las funciones. Sin embargo,
nos da la sensación de que ustedes están muy satisfechos con Industria por hablar simplemente, con
depender más del Ministerio de Industria que del
Ministerio de Cultura. La pugna que puede haber entre
los sectores luego se lleva al Gobierno, y la hemos visto
en todos los ámbitos. ¿Usted cree que las funciones de
la agencia podrían ampliarse? ¿Desean fervientemente
que no se amplíen y no salir del ámbito del Ministerio
de Industria? ¿Cómo plantean ustedes estas funciones
de la agencia?
Hay unas cuestiones muy concretas, pero sobre las
que nos han mandado ustedes una observación. Me
refiero al director español. Suponiendo que, sea cual
sea el marco, las televisiones van a hacer cine o van a
apoyar el cine —desde luego no van a vivir de espaldas
al cine—, ustedes nos hacen saber que no les parece
correcto este requisito de que el director de una película
tenga que ser español para poder acudir a las ayudas.
Me gustaría oírle decir si esta cuestión es fundamental
o si sencillamente es una opinión que ustedes dejan a
nuestra consideración.
Hemos hablado antes del sector de la animación, que
—no es por obligación ni por no obligación— no puede
vivir sin las televisiones y que es un sector pujante e
importante. Otra cosa son las obligaciones de cada uno.
Yo no puedo vivir sin muchas cosas y, sin embargo, ni
yo ni nadie está obligado a solucionármelas. No hablo
de obligaciones, sino de que es un sector al que sin las
televisiones españolas no se le abren tampoco los mercados de las otras televisiones, que efectivamente en la
regulación anterior quedaba fuera, que es un sector
pujante, muy importante, y que cultural e industrialmente, así como en investigación y desarrollo cada vez
tiene más peso, y está como ajeno. ¿Qué lectura hacen
desde Uteca de posibilidades mayores de colaborar con
el sector de la animación y que no sea por obligación?
Usted dirá que nosotros estamos haciendo una ley que
obliga o no y que el resto es competencia suya, pero
me gustaría oír lo que tenga que decir.
Por último, ¿cree usted que las obligaciones —que
haberlas las hay— que no se incrementan, que se respeta el statu quo, tienen que ser diferentes entre las
televisiones públicas y las televisiones privadas? ¿Cree
que en el marco actual, incluso habiendo llegado a este
acuerdo de no modificar el statu quo, sí se podría modificar el de la corporación de Televisión Española, calculando que precisamente ahora está en transformación? No decimos que las televisiones privadas no y
Televisión Española sí, sino que Televisión Española
está además en una circunstancia especial, replanteándose como servicio público. ¿Cuál es su opinión sobre
esto?
La señora PRESIDENTA: El señor Vilajoana, de
Convergència i Unió, tiene la palabra.
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El señor SECRETARIO DE LA UNIÓN DE
TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS,
UTECA (Del Corral Díez del Corral): Abusando de la
Presidencia, voy a dejar la primera pregunta de la
señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Parlamentario
Popular, referida a la propuesta fiscal, para el final. En
Uteca somos todos para uno y uno para todos, y por
eso hemos venido dos personas. Me acompaña en la
sala don Mario Rodríguez y, con la benevolencia de la
Presidencia, me gustaría que él contestase lo que esta
ley contempla en cuanto a medidas fiscales, al final de
las respuestas que voy a dar, porque él va a ser más
preciso.
La segunda pregunta de la señora RodríguezSalmones se refiere al statu quo. Es notoria la oposición
que tuvimos a los primeros textos de esta ley porque
no solo se nos volvía a imponer un coeficiente de inversión obligatoria, sino que se subía al 6 por ciento, y
además se nos troceaba y era un poco más de lo mismo.
Era, y perdónenme SS.SS., el riego. En cuanto al riego,
nosotros siempre estaremos en contra, porque además
eso perjudica al cine español. Fruto de las conversaciones que hubo llegamos a un acuerdo: nosotros no
podemos aceptar nada que de alguna manera deslegitime ante los tribunales nuestra posición, porque nosotros hemos llevado esto a los tribunales. Por tanto, no
podemos debilitar nuestra posición, y no podemos
aceptar ni el 6 ni el 5 ni el 3 ni el 0,001 por ciento, ya
que estamos en contra de la inversión obligatoria. Lleguemos a un acuerdo, apoyemos todo lo demás de la
ley, que tiene cosas buenas —a nuestro juicio muy
buenas, y contestaré ahora específicamente a algunas
preguntas que se han planteado sobre ello— y mantengamos que la ley no derogue el coeficiente de inversión
obligatoria que ahora tenemos, del 5 por ciento, para
que no se altere ese marco. Ese fue el acuerdo, y las
enmiendas que nosotros les hemos hecho llegar son
porque entendemos que alteran ese acuerdo.
Alguien nos puede decir: qué más da, si estamos
hablando de ayudas; pero, señorías, si nosotros no
tuviésemos ninguna obligación de invertir en cine no
querríamos ayudas. Nunca las televisiones privadas han
pedido ayudas para su sector; no hemos pedido ayudas
ni queremos ayudas. Nos parecería falaz que, si no
tenemos obligación de invertir, quisiéramos acogernos
a las inversiones que se prevén en la ley. Ahora bien, si
todavía tenemos esa obligación de invertir, ¿por qué se
nos quiere excluir de las ayudas? Esto supone obligarnos además de a una cosa también a la otra. No. Si
seguimos teniendo obligación de invertir —porque ese
es el acuerdo—, que no se nos excluya de las subvenciones que el ICAA prevé, y se nos excluye porque con
la definición de productor independiente que hace el
proyecto, y con las coproducciones que tenemos que
hacer con los llamados productores independientes, si
no lo hacemos, estamos excluidos. Por eso queremos
y pedimos que se restablezca ese statu quo.
y dentro del cine por el audiovisual. Esta será la posición de nuestro grupo respecto a este tema.
Me gustaría, volviendo al principio, que nos iluminara sobre este conjunto tan amplio de enmiendas en
las que usted defiende que una televisión puede ser un
productor más sin condicionantes, dicho grosso
modo.
La señora PRESIDENTA: Finalmente, por el Grupo
Parlamentario Socialista el señor Louro tiene la
palabra.
El señor LOURO GOYANES: Gracias, señor Del
Corral, por comparecer ante esta Comisión y por
habernos enviado información sobre la posición que
tiene la entidad que usted representa con relación a esta
ley. Yo he repasado los distintos cuestionarios que nos
han enviado los diferentes subsectores del mundo cinematográfico y audiovisual y la primera pregunta que
formulamos es si considerar de interés la ley en tramitación en el Parlamento. La verdad es que todos dicen
que la ley sí es necesaria para ordenar ese sector, para
protegerlo, además de para incentivar la producción, y
en definitiva para desarrollar el talento. Las distintas
maneras de incentivar la producción que se contemplan
en la ley son las ayudas a la producción en sus distintas
vertientes, ayudas automáticas, ayudas a proyecto, la
cuota de pantalla o los incentivos fiscales. Su posición
es clara, le entiendo perfectamente. Usted defiende en
cierta medida la no política, la no intervención de los
poderes públicos en el sector cinematográfico. Usted
defiende que sea el mercado el que opere y que sea la
demanda que opera en el mercado la que dé o no el
éxito, pero al mismo tiempo usted dice una cosa que
me gusta mucho: que ustedes, las televisiones privadas,
no estarán nunca de espaldas al cine español. Lo que
sí es cierto es que en su intervención y en lo que consta
en la ley hay dos posiciones que tienen puntos de
encuentro, pero con matices. Usted dice que hoy por
hoy, por imperativo legal, nosotros vamos a contribuir
de esta manera, pero deja entrever que hay distintas
maneras de intervenir en el sector cinematográfico para
incentivar la producción.
Me gustaría saber, señor del Corral, frente a la
manera de actuar e intervenir de la actual Administración y los actuales poderes públicos en España, y
anteriormente las administraciones de un color diferente, ¿cuál sería su modelo? ¿Cómo intervendrían
ustedes? Sea usted concreto porque probablemente
tenga mucho interés lo que deja entrever, y seguro que
hay alguna idea que podemos recoger todavía ya que
estamos a tiempo para incorporarla, a través de la tramitación parlamentaria, a esta ley.
La señora PRESIDENTA: Señor Del Corral, tiene
la palabra para contestar.
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Productor independiente; grado de importancia. En
esto podíamos contestar con aquello de Mao: gato
blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones.
Aquí lo importante es el cine español, creo yo. Lo
importante es una política que, por un lado, atienda,
como he dicho, a los aspectos culturales y que tenga
recursos públicos —y ahí es donde se ve el signo de un
partido político y de un gobierno—, y que luego,
además, dé alicientes en el aspecto industrial, como se
hace con todas las políticas fiscales de todos los sistemas de los países desarrollados para favorecer una
industria. Para la parte de la cultura como nuevos
valores, creación de escuelas cinematográficas, escuelas
de actores tiene que haber ayudas públicas, porque,
¿quiénes hacen el cine al final? El cine no lo hacen
máquinas, lo hacen personas, luego invirtamos en esas
personas; pero en lo que es industria déjesenos a nosotros gastar el dinero como entendamos que hay que
gastarlo para producir películas.
Agencia, cambio de rótulo, más funciones. Nosotros,
como sector, no sabemos si somos huérfanos o tenemos
varios padres y varias madres. Tenemos claro que a la
industria cinematográfica la defiende el Ministerio de
Cultura, en la parte que es cultura, y además esa es su
obligación. Sin embargo, no sabemos si nos tiene que
defender Industria, porque, de hecho, nos defiende más
bien poco, aunque también debemos reconocer que en
el último año y medio hemos tenido un grado de entendimiento muy profundo. Desde luego, el Ministerio de
Cultura no nos defiende, sino al contrario: intenta aprovecharse, y probablemente hace bien, pero... ¡Caray!
En definitiva, nosotros lo que necesitamos es que nos
defiendan leyes justas y claras, y eso es lo que pedimos.
En este proyecto de ley necesitan matizarse muchas
cosas respecto a la agencia y desarrollarla mucho más:
cómo se va a constituir, por quiénes, etcétera. De todo
eso ya hemos hablado aquí, y no quiero alargarme más,
pero, ¿quién nos tutelará luego dentro de la agencia?
Nosotros creemos que no debemos estar tutelados por
esa agencia de la cinematografía, del cine o como
quiera llamarse al final.
Director español para que una película sea considerada española. Con El laberinto del fauno ha ocurrido
una cosa muy curiosa. Se quiso que fuese española y
no se le dio esa nacionalidad porque el director no era
español. Al final se recurrió a presentarla como coproducción hispanomexicana, ha ganado un Óscar y el
Óscar ha sido para México, para un mexicano. Si esa
película hubiera sido española, el Óscar hubiera sido
para una película española. Cumpliéndose todos los
requisitos, la condición de español o no de un director
en el mundo global no nos parece que sea determinante,
igual que —esto rompería el statu quo, pero me han
preguntado y contesto— en muchos países, sobre todo
en mercados muy importantes, no se admite el doblaje,
solo la subtitulación, y una película subtitulada en
idioma inglés pierde mucho a efectos de mercado. Por
tanto, el hecho de que películas que cumplen todos los
requisitos que el proyecto de ley dice para que sean
españolas se rueden en inglés sería una buena baza para
conquistar mercados internacionales. Así pues: director
no español, sí; inglés, sí.
En cuanto al sector de la animación las televisiones
han colaborado y colaboran mucho con este sector, pero
debo decir una cosa a sus señorías. Desde que se nos
impuso el 5 por ciento, nosotros —ahí están las actas
de la Comisión de seguimiento— siempre hemos preguntado por qué no se consideraban las series de animación, por qué no se imputaba dentro del 5 por ciento
la serie de animación que habíamos producido. Quien
se oponía era Fapae y el ICAA, por lo que habrá que
preguntárselo a los responsables de esos organismos.
Nosotros naturalmente queremos, y además la manga
se ha ido abriendo en ese sentido, y en la inversión del 5
por ciento se han incluido cosas de animación; pero,
mientras nosotros tengamos obligación, nos encantaría
que las películas de animación se incluyesen en ese
coeficiente de inversión obligatoria. Venimos reclamándolo desde el año 1999, como también hemos reclamado las series y no se nos ha hecho caso.
¿Las obligaciones tienen que ser diferentes entre las
televisiones públicas y las televisiones privadas? Por
supuesto que sí. Siempre nos ha llamado la atención
que la Comisión de seguimiento diese cuenta de la
inversión obligatoria de Televisión Española y de las
televisiones privadas estatales, y que nunca hayamos
conocido el cumplimiento de inversión de las televisiones públicas autonómicas. Que yo recuerde —a lo
mejor estoy equivocado—, no se ha sancionado a ninguna televisión pública autonómica por invertir menos
en cine español. Me gustaría que alguien me informase
de si un parlamento o un gobierno autonómico ha
abierto un expediente a su televisión pública autonómica por no cumplir ese coeficiente. Como nosotros
apoyamos la inversión pública en el cine español, naturalmente, esa inversión pública puede ser directa, vía
Presupuestos Generales del Estado, vía presupuestos
de las comunidades autónomas, o puede ser a través de
organismos públicos. Nosotros no solo no objetamos
que a través de las televisiones públicas se invierta más
en cine español, sino que nos parecería muy bien. No
tenemos nada que objetar, nos parece una vía interesante e importante.
Llega el momento de contestar al señor Vilajoana,
que se ha tenido que ausentar, sobre los productores
independientes, aunque creo que lo he hecho con lo de
gato blanco, gato negro, y que lo importante es que cace
ratones, etcétera. En la parte cultural del cine —ya he
hablado suficientemente de ello y creo que SS.SS. lo
han entendido perfectamente— entenderíamos que esas
ayudas, si nosotros no tuviésemos obligación de
invertir, fuesen a los llamados productores independientes, y a esos organismos que tienen que crear
escuelas de cine, de actores, de actrices, de productores,
de iluminadores, de guionistas, etcétera. Ahí tiene que
haber dinero público, y yo creo que ahí hay muy poco
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dinero público, honestamente. Hay mucho más dinero
público para otras personas, y con un mal control de
ese dinero público. Esta ley, por primera vez —y es
muy loable—, establece controles sobre las subvenciones públicas que se dan, y no habrá una segunda
subvención si no se justifica plenamente cómo se ha
utilizado la primera. Bienvenida sea esa obligación.
Señor Vilajoana, en la parte cultural me parece estupendo que sea para los productores independientes,
pero en la parte industrial por qué hay que discriminar
entre productor independiente y productor dependiente.
Aquí lo importante es que se haga buen cine, que se
hagan películas que compitan en los mercados internacionales, y cuando las televisiones han hecho eso,
dentro del margen estrechísimo que tenemos ahora
mismo en la ley, que nos obliga, que es que podemos
producir el cien por cien de una película —no sé si cada
tres o cada cuatro—, esas películas por todos recordadas en el año 2006 son las que han triunfado en el
cine español y en el mercado internacional. Y resulta
que ahora eso no se podrá hacer, porque se excluye de
las ayudas públicas. Parece una contradicción. Pedimos
que se restablezca el statu quo, y, si algún día no
tenemos la obligación de invertir, destínese ese dinero
a los productores independientes en la parte cultural,
pero no en la parte industrial.
Respecto a la animación, señor Vilajoana, lo he dicho
antes. Nosotros desde el primer día que tuvimos obligación de invertir planteamos por qué se nos excluían
las inversiones que hacíamos en películas de animación, y resulta que se oponían sistemáticamente a
incluirlos dentro del 5 por ciento Fapae y el ICAA.
Nosotros estamos encantados y queremos que dentro
de esa obligación se reseñe la animación.
Don Antón Louro preguntaba cuál es nuestro modelo.
No sé si es difícil de aplicar, pero es fácil de explicar.
Nuestro modelo consiste en que la industria cinematográfica española, como toda industria, tiene una parte
cultural —más que otras muchas— que debe ser tutelada por los poderes públicos, debe tener ayudas económicas importantes, incluso más importantes que las
que prevé este proyecto de ley, pero tiene una parte
industrial, aunque en España no existe industria del
cine, sino industria audiovisual. La industria audiovisual en España se ha desarrollado fundamentalmente
por las series de ficción de las televisiones, y las series
de ficción no han tenido ningún coeficiente de inversión
obligatoria, es algo que la iniciativa privada, las reglas
del mercado han creado. Por tanto, en la parte industrial
establézcanse las condiciones precisas para hacer atractiva la inversión. Sin duda, esa inversión tendrá fruto,
germinará la semilla, porque en España hay mucho
talento. La televisión no puede vivir de espaldas al cine,
porque el cine es una parte, y no la más importante, del
sector audiovisual. Naturalmente que va a crecer al
unísono, pero para eso se requiere que haya condiciones
de inversión favorables o al menos que no se den las
cortapisas que hay ahora. Son cortapisas, por ejemplo,
decir cómo hay que invertir, cómo hay que trocear esa
inversión. Nosotros defenderemos siempre el cine
español, defenderemos las inversiones públicas en el
aspecto cultural del cine español, y queremos que en
la vertiente industrial se profundice en ellas por la vía
fiscal. Dicho esto, me gustaría que la primera pregunta
sobre las condiciones fiscales la respondiese don Mario
Rodríguez.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
Del Corral, realmente ha sido usted muy claro en su
exposición y además ha contestado de forma muy concreta a todas las preguntas.
Ahora tiene la palabra el señor Rodríguez para
explicar aquellos aspectos de fiscalidad que usted necesite.
El señor SECRETARIO GENERAL DE TELECINCO (Rodríguez Valderas): Muchísimas gracias a
todos ustedes por darme la oportunidad de contestar a
esta pregunta.
La pregunta es, si no recuerdo mal, si las televisiones
consideramos positiva la introducción de este régimen
fiscal. Para las televisiones este régimen fiscal, tal y
como está configurado, es absolutamente inocuo y
explico por qué. Es absolutamente inocuo porque
actualmente el dinero que invertimos las televisiones
en el cine lo consideramos como gasto deducible, a
efectos del impuesto sobre sociedades, con lo cual el
dinero que invertimos en el cine se descuenta, por así
decirlo, a la hora de calcular el impuesto sobre sociedades.
¿A quién afecta este régimen fiscal? Este régimen
fiscal afecta a todos aquellos inversores que son ajenos
al ámbito audiovisual, es decir, inversores de cualquier
otro tipo, inversores que pueden venir desde el mundo
financiero hasta de cualquier otro sector económico,
para los cuales, dada la ausencia de relación con el
sector cinematográfico, el dinero que pudieran invertir
en el cine difícilmente se podría considerar como un
gasto necesario para el desarrollo de la actividad, es
decir, un gasto deducible en el impuesto sobre sociedades. El régimen fiscal fuerza a estas personas o
entidades ajenas al ámbito audiovisual a aliarse con
entidades que pertenecen a este ámbito cinematográfico, como productoras españolas, mediante la creación
de figuras que todos ustedes conocerán, que son las
agrupaciones de interés económico y que serían el
vehículo a través del cual se canalizaría la inversión
dentro de la película o de la obra audiovisual de que se
trate. De esta forma, se consigue asimilar la situación
de las televisiones o de las productoras cinematográficas con aquellas otras entidades que no tienen ningún
tipo de relación con el ámbito audiovisual; en esto
consiste el régimen. Por tanto, repito, contestando a su
pregunta, para las televisiones es absolutamente inocuo,
no nos cambia en absoluto la vida.
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excluido. Quiero remarcar industria y cultura, porque
a veces hay personas que diferencian las películas culturales o las series culturales de las series industriales.
Como nosotros no entendemos la diferencia, tenemos
que remarcar que lo que hacemos, al menos la gente de
animación, es industria y cultura, porque entre otras
cosas estamos defendiendo nuestro imaginario colectivo. Como decía, fuimos excluidos de la anterior
legislación y por tanto esta futura ley tiene cosas muy
importantes para nosotros —va a haber un registro y
las series de animación van a poder tener acceso al
fondo del ICAA—, pero no contempla una cosa que sí
contemplaba el borrador anterior, que es la obligación
o no de las televisiones públicas o privadas de invertir
en series de animación.
Tenemos que agradecer al Ministerio de Cultura que
por primera vez se haya acordado de nuestro sector.
Ustedes saben que siempre se habla de la Ley del Cine.
Nosotros hemos insistido hasta la saciedad en que no
se titule ley del cine, sino ley del cine y lo audiovisual.
Se puede dejar la palabra cine por aquello del glamour,
porque, como ustedes saben, el cine es en este momento
un formato importante, que traspasa fronteras, y nosotros, que antes de ser productores de series de animación hemos sido productores de cine, no queremos ni
mucho menos que desaparezca. Sin embargo, queremos
llevar a su conciencia que el cine en este momento es
un formato y que a nosotros nos hubiese gustado mucho
más que la ley se hubiese llamado ley de lo audiovisual.
En este momento pedimos que al menos siga llamándose ley del cine y de lo audiovisual, porque para
nosotros es importante. En este proyecto de ley que
están ustedes estudiando, nosotros, como productores
de animación, entramos en el fondo de protección del
ICAA. No se define cómo y eso nos preocupa muchísimo, porque queda muy abierto a lo que diga después
la futura agencia y porque después se montan comisiones y esas comisiones a veces tienen lobbies y todo
lo que no aparezca en el texto de la ley es muy difícil
de controlar después.
Nosotros vemos cosas muy positivas en la ley. Ya me
he referido al acceso al fondo y también es importantísima la desgravación fiscal, porque creemos que
animará a los inversores tanto nacionales como extranjeros a invertir en nuestra industria. Sin embargo, en el
anterior borrador el Ministerio de Cultura pedía al
Gobierno que invirtiese en las todas las televisiones
públicas del Estado español como mínimo un uno por
ciento adicional en el concepto de series de animación.
Después, en el último borrador eso cayó, pero tanto el
ministerio como Presidencia del Gobierno, en esos
acuerdos, en ese fair play, nos dijeron que íbamos a
mantenernos en la ley, y en la ley estamos. Pero para
nosotros sería una ley muerta si no consiguiéramos una
cosa a la que, por lo que he visto anteriormente, la gente
es muy reacia. ¿Qué han hecho las televisiones privadas
por las series de animación? Absolutamente nada. ¿Han
invertido en alguna? Sí. ¿Puntualmente? Sí. ¿Cuándo?
¿Lo consideramos útil? Efectivamente, como ha
explicado don Jorge del Corral, existen una serie de
medidas de incentivación, de fomento de la actividad,
muchas de ellas, en la mayoría de las ocasiones, relacionadas con el ámbito fiscal, que pueden ser un camino
para atraer la inversión, que es lo que parece que
requieren las personas relacionadas con el ámbito cinematográfico.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, don
Mario Rodríguez, ha sido usted también muy claro.
Les agradecemos extraordinariamente su participación y su claridad y pasamos a la siguiente comparecencia.
Muchas gracias.
— DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES
D E P RO D U C TO R A S D E A N I M AC I Ó N ,
DIBOO (D’OCÓN GUERRERO). (Número de
expediente 219/000836.)
La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida a
don Antoni D’Ocón Guerrero, presidente de la Asociación de Productores Independientes de Animación
(APIA), Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación (DIBOOS).
Señor D’Ocón, tiene usted la palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE
ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA
DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES DE
ANIMACIÓN, DIBOOS (D’Ocón Guerrero): Ante
todo, muchísimas gracias por la oportunidad que tiene
la Federación de Productores de Animación de España
de comparecer ante SS.SS. y poder explicar, aunque
sea en síntesis, porque ya lo hemos hecho también por
escrito, por qué estamos aquí y por qué para nosotros
es tan necesaria esta ley.
En primer lugar, hay dos cosas que quisiera remarcar.
La primera es que nosotros legislativamente no existimos en este país. Es decir, tenemos el alta del IAE,
pagamos los impuestos correspondientes, como cualquier empresa, pero no existimos, porque no hay
registro, tampoco lo hay de nuestras obras, solo hay
registro de la propiedad intelectual. No sabemos por
qué, pero cuando se legisló anteriormente fuimos
excluidos, sin explicación alguna, tanto de las leyes
de 1999 como de las de 2001. Esas leyes hacían una
transposición de las directivas europeas, que ustedes
conocen bien, sobre la Ley de la Televisión Sin Fronteras del año 1989. Fuimos excluidos al principio en
todo y finalmente se aceptó que las películas que fuesen
para cine estuviesen incluidas dentro del 5 por ciento,
pero el grueso de nuestra industria y nuestra cultura fue
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Cuando ha habido un grupo de interés. Cuando Telefónica se fue de Antena 3 desaparecieron las inversiones
en series de animación. Cuando se pregunta a las otras
televisiones privadas por qué no invierten en series de
animación, la respuesta posiblemente es: porque no hay
obligación. ¿Por qué tiene que haber obligación?
Hablábamos de espacio radioeléctrico, hablábamos
de todo eso, pero para nosotros, como industria, el
espacio radioeléctrico, aunque cada vez sea más indefinido o más infinito, es muy importante, porque es la
única manera que tenemos de proyectar nuestros productos. Nuestros productos se están vendiendo a todo
el mundo con más o menos acierto y a mayor o a menor
precio; sin embargo es absurdo que en nuestros almacenes haya series españolas producidas con directores
españoles, músicos españoles y dibujantes españoles
que todavía no han visto la luz en español en España;
pero no en España, es que ni en España, ni en Cataluña,
ni en el País Vasco, ni en Galicia, en ningún sitio. ¿Por
qué? Simplemente por desidia, porque se dice: Como
no tengo obligación, ¿para qué lo voy a comprar?
Además, las series de animación no computan en el 5
por ciento, ¿para qué tengo que invertir? Sin embargo,
en algunas épocas muy concretas, Televisión Española,
que era la televisión pública que había al principio, sí
tuvo un cierto interés, quizás porque le caíamos simpáticos o simplemente porque creían que en ese
momento tenía que invertir en series de animación
españolas. TV3 ha sido el ejemplo de inversión, ha sido
un ejemplo en el que se han reflejado otras televisiones
públicas para hacer inversiones en las series de animación. Eso no quiere decir que lo hayan hecho bien, sino
que son los que han hecho algo.
Para nosotros es primordial que ustedes entiendan
—solo les tenemos a ustedes para convencerles— que
es importante que en esta ley se incluya el uno por
ciento de forma obligatoria, si no para todas las televisiones, que es lo que pedimos en nuestras propuestas,
al menos para las televisiones públicas. Hoy en día el
mercado ha cambiado. Cuando nosotros empezamos
hace veintitantos años, íbamos al mercado solos,
hacíamos lo que decía el compareciente anterior,
éramos industria y se aplicaba la ley del mercado, pero
el mercado era libre de verdad. Ahora el mercado no
es libre. ¿Por qué? Porque Francia legisla y cada vez
más. Protegen su lengua y nosotros no. Además, nosotros no tenemos una, no, más, tenemos cinco. Ellos
protegen su imaginario colectivo y nosotros no. ¿Qué
es lo que nos ocurre? Tenemos un concurrente grande
que se llama Francia, pero es que ahora Italia también
ha legislado sobre este tema. Cuando un productor
español quería coproducir con Italia, antes lo hacía
libremente. Iba a la RAI, los convencía, hacían el contrato y se ponían a producir entre Italia y España,
aunque el trabajo lo hacía íntegramente España. Ahora
eso ya no es así, porque el señor de la RAI necesita un
convenio bilateral para poder hacerlo y nosotros es que
ni existimos, como les he dicho. Por eso para nosotros
es tan importe que se apruebe esta ley, por eso hemos
luchado tanto, hemos ido a ver a todos los grupos y
hemos dado tanto la vara, porque necesitamos esta ley.
Por ejemplo, Alemania e Inglaterra también han legislado este asunto. En un entorno que teóricamente es un
mercado libre, en el que las personas y las mercancías
van y vienen, resulta que con el talento, con el derecho,
que es una cosa que va por vías hertzianas, por satélite,
ahora no nos podemos defender, cuando hacía años,
cuando no había legislación al respecto en esos países,
nosotros éramos competitivos. La prueba la tienen
ustedes en los títulos que se han producido en Galicia,
en Cataluña, en Madrid, en el País Vasco, en Valencia
y que han dado la vuelta al mundo. No me refiero a
películas de cine, de largometrajes exclusivamente, sino
a series de televisión que a ustedes, para no dejar a
ningún compañero fuera, seguro que les vienen a la
cabeza.
Nosotros necesitamos que esta ley se apruebe, pero
vamos a pedirles que hagan ustedes un esfuerzo adicional. Tienen que ser valientes en pedir algo nuevo y
que nosotros hemos conseguido en este momento,
quizás por proximidad, en el Parlamento de Cataluña.
Nosotros pedimos en el Parlamento de Cataluña que,
por favor, fueran atrevidos y que TV3, ya que tiene por
ley estatal la inversión del 5 por ciento como mínimo,
dedicase el uno por ciento adicional a las series de
animación. El Parlamento de Cataluña lo ha entendido
y así lo ha aprobado en la Ley de la Corporación Catalana de Televisión. Yo les pido a ustedes que como
mínimo las televisiones públicas de nuestro país nos
den la bandera necesaria para poder competir en el
mundo. Sin esta bandera, sin esta inversión por parte
de las televisiones públicas, es imposible. No quisiera
decir con eso que renunciamos a las televisiones privadas. Ustedes lo han oído antes, la televisión privada
está dispuesta a aceptarlo dentro de su statu quo si
ustedes lo creen así. No hay inconveniente en que,
dentro de ese 5 por ciento que tienen obligación, las
series de animación les computen. Ya veremos si
cuando ustedes lo escriban en un papel, ellos lo van a
cumplir o no, pero como mínimo lo han oído ustedes
aquí, no es una cosa que yo me invento.
Hay algo importante que no han dicho, pero que yo
quiero referir. Otra de las peticiones que nosotros
hacemos es que, dado que el mercado cada vez se va
más a televisiones temáticas y dado el lío que tenemos
todos montado, con su permiso uso la palabra lío, con
lo que es la televisión digital terrestre, que no sabemos
bien ni los que hacemos su contenido dónde vamos, ni
los que tienen la señal qué hacen, aunque algún día
alguien se tendrá que coger la patata caliente, ponerla
en su sitio y aclararlo, no puede ser que tengamos trescientas televisiones y ninguna con preanimación y, en
cambio, por las tardes o por las noches estemos viendo
lo que estamos viendo. A los que sí les va mal respecto
al hecho de la obligación de la palabra cine —y esto lo
hemos hablado con ellos— es a las televisiones de
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pago, a las televisiones que en este momento son
encriptadas, y esto lo han dicho ellos mismos públicamente y ustedes lo podrán corroborar, ya que normalmente ellos emiten series de animación. Nosotros,
respecto a las televisiones o los difusores que emiten
exclusivamente productos relacionados con la animación, pediríamos que dentro de ese 5 por ciento —ellos
tiene la obligación de invertir como mínimo un 2—
ellos pudieran computarlo en series de animación,
porque esto sí les iría bien, y si conseguimos esto
veremos si somos capaces de hacer que prospere
nuestra industria.
Voy ahora a referirme al tema del productor independiente. ¿Cómo vemos los productores de animación
al productor independiente? En nuestra opinión, el
proyecto de ley define bien al productor independiente:
productor independiente de las cadenas de televisión.
Nosotros consideramos importante que el productor sea
independiente, para evitar lo que intentó hacer, por
ejemplo, TF1 en Francia, hace unos años, cuando le
obligaron a invertir en su colectivo audiovisual; intentó
montar sociedades en paralelo y TF1 acababa haciendo
las series de animación: TF1 Animation, cuando no
tenía estructura, talento ni nada. Lo hacían únicamente
para quedarse con el copyright. Y esta palabra, la
palabra copyright, para nosotros es muy importante,
porque, señorías, en Reino Unido en este momento se
está devolviendo el copyright a los productores de
verdad, a los productores independientes. Se entiende
que las televisiones que tenían una participación la
tienen en derechos de antena y no en la propiedad de
la obra y el copyright se les ha devuelto por la correspondiente normativa.
Quiero decirles que, hasta ahora, nosotros siempre
hemos recibido por parte de todos ustedes —no personalizo—, del Gobierno, de los parlamentos, golpecitos
en la espalda, diciéndonos: qué bien lo hacéis, sois los
mejores, ojalá el mundo audiovisual y el del cine lo
hiciesen como vosotros, que exportáis y que llegáis a
los mercados. Muy bien, pero como le dije a la vicepresidenta del Gobierno: vicepresidenta, en este
momento alguien tiene que arremangarse, porque nos
gusta que nos digan que somos buenos, que lo hacemos
muy bien y que nuestras producciones se ven en todo
el mundo, pero nos tienen que echar un cable. Si nosotros, en esta ley, no estamos tal y como ya estamos pero
añadiendo esto que les pido será imposible seguir en
este sector; entre otras cosas porque en este momento
el talento también se nos va. Antes podíamos producir
cinco o seis series en un año, incluso hay ejemplos,
como el del año 1998, en el que había productores que
llegaban a producir 143 episodios de animación y con
muy poca ayuda externa, es decir, en nuestro propio
país y no llevándoselos a Corea. Pues bien, señorías,
eso cada vez se hace menos. ¿Por qué? Porque no
tenemos un cuadro en el cual se nos regule. Ojalá el
mercado fuese inteligente y fuese libre de verdad, pero
no lo es. Cuando dicen que hay un libre mercado es
mentira; nosotros tenemos que sufrir los inconvenientes
que ustedes conocen. Nosotros tenemos que sufrir la
invasión americano-japonesa que viene en lotes.
Cuando llega el 1 de enero —no digo ya el día 2—,
aunque sea festiva la tele, todos nos dicen que se han
gastado el presupuesto. Miren ustedes en la hemeroteca
la programación de las televisiones de este verano
pasado: todo americano y japonés. No hay producción
española; la producción española está en un almacén.
¿Es peor o es más cara? No, señorías. ¿Se ve en otros
países? Sí. ¿Tiene éxito en otros países? Sí, pero para
que una serie tenga éxito, para crear unos Simpsons se
necesita una Fox. Es igual que los Simpsons gusten o
no, los trece primeros episodios, yo sigo invirtiendo y
al final todo el mundo traga Simpsons, nos gusten o no;
todo el mundo: los niños, los mayores, los medianos,
los abuelos; todo el mundo. Pongo un ejemplo extranjero porque quizá sería de mal gusto poner un ejemplo
nuestro. Pero cuando nuestras cadenas, alguna de ellas,
en algún momento de la historia, ha apoyado una serie
nuestra de verdad, esa serie ha triunfado, no solo en
España, ha triunfado en el mundo. No me digan que no
tenemos un poquito de razón. Consideren que, además,
nosotros de alguna manera nos dirigimos al público
más sensible de nuestro país, nos dirigimos al 9 por
ciento de la población y ese 9 por ciento de la población
no puede seguir como está en este momento.
Por último, les querría pedir que tengan en cuenta
ese famoso código de la autorregulación o de la protección del que se habla en esta ley. Muchas familias
en este momento tienen problemas con los adolescentes, con los niños. Yo creo que los medios de comunicación —y no hablo de la prensa escrita, que la lee
quien la lee, poca gente— tienen mucha influencia.
Nosotros podemos ayudar a cambiar eso, nosotros
podemos ayudar de alguna manera a que nuestro imaginario colectivo no se muera, y lo tenemos fácil porque
nos dirigimos a la parte más sensible de la población,
que es ese 9 por ciento, que según lo que les demos
ahora de comer serán de mayores. Les pido que lo
tengan en cuenta a la hora de terminar de escribir o de
aprobar esta ley.
La señora PRESIDENTA: También usted ha resultado muy esclarecedor y muy nítido, incluso con mucha
fuerza en muchos momentos. Por ejemplo, ha dicho
que para hacer los Simpsons se necesita la Fox. Eso
resume bastante todo, desde mi punto de vista al
menos.
Señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Popular,
tiene la palabra.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muchas gracias, señor D’Ocón. Efectivamente, ha sido
usted muy claro y muy convincente; además, como nos
habían hecho llegar unos documentos también muy
claros, esperemos que podamos atender sus demandas
como se merece.
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No debemos olvidar en ningún caso, cuando
hablamos del sector de la animación, ese añadido, que
es el único sector que lo tiene, que es el del público al
que va dirigido principalmente, a ese 9 por ciento de la
infancia. Y nos ha dejado muy, muy preocupados que
en estas normas de autorregulación, por la información
que tenemos, se vulneran sus derechos sin cesar. En
relación con ese ingrediente infancia-autorregulaciónvulneración de la autorregulación hay que tomar
medidas y además de manera urgente. Por tanto,
ustedes, a lo que vamos a hablar en general, añaden
esta cuestión del público al que fundamentalmente se
dirigen. Usted ha estado en la comparecencia anterior
y además conoce perfectamente todos los avatares del
nacimiento de este proyecto. Parece que hay un
acuerdo, de momento, en que no se cambie el statu quo
de las televisiones. Esto quiere decir que, en la cuestión
de la participación en las ayudas a la financiación, en
general —usted ha hablado de las dos cuestiones, el
fondo a la cinematografía y las televisiones—, si entendemos —y yo creo que en ese sentido va a ir la tramitación de la ley— que las televisiones van a seguir en
su situación actual pero que no vamos a aumentar sus
obligaciones —el momento procesal en el que están,
en el Supremo, etcétera— ni a modificar el statu quo,
de las dos líneas a las que usted se refería, vamos a
hablar del fondo de protección, participación del sector
de la animación en el reparto del fondo de la cinematografía, que es de momento —y ya lo veremos en los
presupuestos— el que indica la memoria económica
que acompaña al proyecto. ¿Cómo cree usted, exactamente, que deberíamos introducir la cuestión de la
animación en esta normativa del fondo? Ha hablado
usted del uno por ciento; a mí me parece bien y estoy
hablando ahora a título personal. Ustedes están en
Fapae, forman parte de Fapae, y mañana se lo preguntaremos a su representante. Si nosotros introducimos
la disposición y la disponibilidad del fondo en la cantidad de 2008 y de 2009 y luego un porcentaje específico para la animación, ¿esto es posible sin que el resto
de los productores de cine lo cuestionen? ¿Lo tienen
ustedes hablado o pactado? A nosotros nos parece bien,
no digo ni siquiera a nosotros, digo a mí, que estoy
hablando en este momento por mí misma, pero quiero
saber qué piensan en Fapae de esto. Aparquemos las
televisiones; por lo menos la trayectoria, sean cuales
sean las enmiendas, va a llevarnos a no tocar el tema
de televisiones.
En cuanto al modelo fiscal —le pregunto lo mismo
que preguntamos a Uteca—, a ustedes les beneficia,
que lo apoyan y que conocen las propuestas de modificación y de clarificación que hace Fapae de ello.
¿Están ustedes recibiendo las ayudas en I+D+i? ¿Cree
que, aunque no fuera en esta ley, en alguna otra normativa o regulación lo deberíamos hacer? Porque claramente ustedes aportan muchísimo, es un sector puntero
en esto, y querría saber si reciben algún tratamiento o
si cree que esto sería bueno.
Hemos hablado de las televisiones, pero siempre
estoy diferenciando entre las públicas, el servicio
público, y las privadas. Hemos quedado de momento
en aparcar la cuestión de las públicas. Nos deja muy
perplejos lo que usted nos dice de Televisión Española,
y ya no hablo de las televisiones autonómicas. Además,
ha hecho usted una alabanza al compromiso con TV3.
Realmente lo de Televisión Española no nos parece
bien. Nos preocupa en todos los sentidos. ¿Usted cree
que en este texto deberíamos introducir algo específico
sobre la televisión pública —y vuelvo a insistir—, que
en este momento está transformando su programación
y su entendimiento de lo que es el servicio público?
¿Alguna sugerencia sobre la cuestión de la autorregulación? Vuelvo a hablar aquí a título personal. La
palabra autorregulación en España la podríamos
suprimir de nuestro diccionario. Sencillamente, nunca
vale de nada, no vemos en donde los famosos códigos
de autorregulación funcionan. Pero aquí estamos
hablando de la infancia, no de otra cuestión. ¿Por lo
tanto, alguna sugerencia en esas materias de calificación?
Por lo demás no le pregunto, porque usted ha sido
muy claro en la necesidad de la bandera de las televisiones y de la televisión pública para abrirse a otros
mercados, que, como usted bien ha dicho, llamaremos
mercados libres, pero de hecho en Europa, concretamente, todos los mercados están sujetos a unas normativas de protección, y si las nuestras no son equivalentes
esos mercados están cerrados.
La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de
Convergència i Unió.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Hoy está ocurriendo que doña Beatriz Rodríguez-Salmones hace
preguntas —como es la primera que interviene— que
yo reitero. Señor D’Ocón, dese por repreguntado en los
temas que le planteaba, sobre todo en uno muy importante. Ha escuchado usted el planteamiento de las
televisiones privadas y que ellas nunca han tenido problemas. Si ustedes entraran en el 5 por ciento, estarían
encantados de la vida, pero también es cierto, señor
D’Ocón, que sobre esto la Fapae hasta ahora ni hablar
del peluquín y por tanto se lo han preguntado. Haga
usted lo que pueda, pero sería razonable que esto fuera
así, sinceramente. Dado que en estos momentos
tenemos un fondo de protección más elevado y además
mantenemos este porcentaje de inversión de las televisiones privadas y públicas, no tiene sentido que no haya
la posibilidad en función del criterio que queramos, que
es el problema que tiene esta ley. La agencia estatal.
Habla de su constitución, pero no aplica criterios, lo
que antes le comentaba a la presidenta de la academia.
Estoy totalmente de acuerdo, y lo decía antes, en que
hemos de hacer cine cualitativo, porque al final ayuda
al cuantitativo. Maravilloso. ¿Cómo se decide esto?
¿Quién lo decide? ¿Quién es el listo de esta película
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que puede decir: esto será muy bueno, esto fomentará
el cine, esto no, esto es una tontería…? ¿Quién hace
esto? Estamos hablando de cosas muy complicadas.
Nadie se esperaba que Marc Recha triunfara en Cannes,
ni el más listo de la película, ni el propio Marc Recha
probablemente. A mí me ha tocado —entre comillas—,
y usted lo sabe, por suerte —no directamente, porque
era el responsable, pero arriba del todo—, decidir a
quién sí y a quién no, y es muy complicado. Repito que
me parece fuerte decir cine sí y animación no, igual
que decir cine comercial sí y cualitativo también.
¿Cuánto de cualitativo? ¿Cuánto de cuantitativo? Nos
estamos metiendo en un lío muy complicado y me
gustaría saber su opinión. Primer tema.
Segundo tema. Usted —yo se lo agradezco, porque
es así— ha dicho que en Cataluña se ha hecho un
esfuerzo especial, porque entendemos que la animación
es un sector importante desde un punto de vista industrial, cultural, etcétera, y yo voy a defender en esta ley
que las públicas, y en este caso concretamente la del
Estado, porque si nos metemos en las autonómicas
podemos tener un problema de competencias por parte
de esta ley, inviertan específicamente una cifra concreta
del uno por ciento en el sector de la animación. No me
vale lo que nos dirá el presidente de la corporación
mañana: ya hacemos convenios. Hacemos convenios
con todos, pero también con el cine, y en cambio
aceptan el cinco. Creo sinceramente que la pública, en
su función de servicio público, puede permitirse un
incremento del uno por ciento dedicado al sector de la
animación, y mi grupo lo va a defender.
Usted ha hablado de que el mercado no es libre y que
hay protecciones. Es cierto, es así. Conocemos las
francesas, personalmente tengo que decirle que las
italianas no, y me gustaría saber por dónde va esta
protección. Parece ser que esta ley se lo resuelve a
usted. Explíquenos cómo funciona este planteamiento
que usted nos hacía: cuando voy a Italia no puedo
negociar libremente, sino que me dicen que hemos de
hacer un convenio bilateral. Estoy encantado de que la
ley se lo resuelva, pero me gustaría saber por qué esta
ley le resuelve este problema con Italia, y si me lo dice
también respecto a Francia perfecto. Es decir, me gustaría saber cómo la ley le ayuda en este sector, pese a
esta pérdida de libertad, que es así.
Como ya decía la diputada Rodríguez-Salmones, por
unos factores que usted también sabe, como es que el
sector de la animación necesita inversiones importantes, y además a largo plazo, todo el tema de la fiscalidad les ha de ayudar, porque, como he escuchado
antes al representante de Uteca, la gran ventaja que
tiene es incorporar en este sector a nuevos inversores
cuyas inversiones sean desgravables al cien por cien
por esta vía. Me parece un gran beneficio. Hay inversores del sector financiero o no, compañías que pueden
diversificar su inversión cuando en el fondo el riesgo
fiscal es cero al final, porque pueden deducirlo como
gastos, como hace Televisión Española. Como han
dicho las televisiones muy claramente, en el fondo
este 5 por ciento es gasto y por tanto tienen todo el
ahorro del cien por cien del impuesto de sociedades.
Me gustaría que nos aclarara esto porque facilitaría el
debate que tendremos en Comisión sobre este tema y
nos ayudaría a defender posiciones. Le agradezco
mucho su exposición.
La señora PRESIDENTA: Señor Tardà, de Esquerra
Republicana de Catalunya, ¿desea intervenir?
El señor TARDÀ I COMA: Un apunte solamente,
porque ya no solamente es la inteligencia de la señora
Rodríguez-Salmones, sino además la del señor
Vilajoana, con lo cual quedan los restos. A nosotros,
que compartimos —de hecho, ya conoce nuestra posición en Cataluña— plenamente lo que ustedes reivindican, nos gustaría que nos ilustrara, cuando ustedes
reclaman la obligatoriedad de invertir el 2 por ciento
en los canales temáticos en donde la programación
básica es la animación, sobre a qué obedece ese 2 por
ciento. También me gustaría saber cuál es el alcance
que tiene respecto a la industria la tragedia de la que
usted ha hablado: sin bandera, vamos a quedar
excluidos de la competitividad para con otros Estados
que sí han legislado.
Nosotros entendemos y compartimos totalmente lo
que usted nos ha explicado sobre los imaginarios culturales en el interior del Estado y la capacidad para
llevar más allá de las funciones del Estado la pluralidad
cultural del Estado español. Además, ha habido grandes
producciones que se han vendido en el Estado que han
hecho una gran labor didáctica y más allá de las fronteras. ¿Usted cree que esto se valora suficientemente?
¿Cree usted que el plus educativo que ustedes generan
en la creación de estos imaginarios —usted hablaba de
sembrar— está suficientemente recogido? ¿Las administraciones son suficientemente sensibles a todo
ello?
Respecto a las televisiones, ¿usted es de los que cree
que el statu quo del 5 por ciento no hay que romperlo?
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso tiene la palabra el señor
Bedera.
El señor BEDERA BRAVO: Señor D’Ocón, ha
hecho una presentación no solamente convincente, sino
además vehemente. Usted es de los que cree en lo que
está diciendo y parece que no hay una mínima separación entre lo que piensa y lo que dice y, si es así, es
usted un gran actor, que no es el caso.
Si se está dando cuenta de lo que está pasando esta
tarde, porque ha estado por aquí en las dos anteriores
comparecencias, la animación está siendo la estrella de
la tarde realmente, ha salido en las dos comparecencias
anteriores, en la de la presidenta de la Academia y en
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Congreso
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la del represente de Uteca. Eso significa la importancia
que tiene la animación como sector económico y, como
decía la propia presidenta, como sector en la creación
de puestos de trabajo. También la presidenta ha dicho
algo muy importante, lo tengo aquí anotado, que voy a
conectar con las primeras preguntas que le voy a hacer,
y es la importancia de habituar la mirada de quienes
ven estas series de animación, ese 9 por ciento al que
usted se refería.
Ha hecho elogios a la ley. En la documentación que
nos ha remitido, en la respuesta, en el apartado tercero
hay unas cuantas afirmaciones rotundas de lo que a
ustedes les parece bien y por falta de tiempo no ha
entrado demasiado en algunas cosas que a nuestro
grupo le gustaría que pudiera ampliar un poco. La primera de ellas es que nos ampliara, como le digo, la
relación entre animación y menores. Ahí hay varias
cosas. Los contenidos están fundamentalmente dedicados a la infancia y nos gustaría que se extendiera un
poco más sobre la autorregulación, también se lo han
preguntado aquí, la protección de contenidos y las
franjas horarias. ¿Cuál es la opinión? Porque le
recuerdo que para lo que valen estas comparecencias
es para que tengamos más claro cómo va a ser la tramitación de la ley por los expertos, por los que están
representando los intereses que convergen en esta ley.
Cuéntenos eso porque para nuestro grupo es muy
importante. Amplíenos un poco más.
Segunda cuestión que le queríamos preguntar. A
veces se da por entendida, y aquí se ha dicho de pasada,
la importancia del sector. ¿Nos puede hablar —no digo
de cifras concretas— un poco más también de eso?
Porque resulta que a lo mejor usted tiene que convencer
al legislador de algo que parece que es evidente y no
lo es. Cuéntenos cuántos creadores españoles están
trabajando en el exterior. Cuéntenos cuál es el posicionamiento en cuanto a calidad. Ha dicho que no son
peores, ¿pero realmente estamos hablando de un producto especialmente competitivo como creemos en
nuestro grupo? ¿Hay una competitividad, por ejemplo,
en 3D? Todo esto ha aparecido en alguna publicación.
¿Cuál es nuestro potencial exportador y hasta qué punto
nos puede usted dar información? Después de hablar
usted de los porcentajes —donde no voy a entrar porque
ya lo han definido muy bien los anteriores intervinientes de otros grupos—, le invito a que valore esta
cuestión, porque el Grupo Parlamentario Socialista va
a hacer un esfuerzo en este sentido. Sobre todo esto que
le estoy contando no se trata solo de darnos palmadas
en la espalda, sino que verdaderamente vamos a hacer
un esfuerzo con el resto de los grupos para llegar a ese
entendimiento que es importante para esta ley.
Para finalizar, también le pediríamos que nos diese
su punto de vista sobre el doble valor de las películas
de animación comunitaria a efectos del cumplimiento
de la cuota de pantalla. Me gustaría que nos explicara
cómo valoran ustedes ese inciso —me imagino que les
parece bien—, el de la cuota de pantalla cuando se trata
de películas de animación comunitaria, y hasta qué
punto consideran que eso puede arreglar algún problema. Le rogaría que hiciera ese esfuerzo.
Muchas gracias por su vehemente exposición y
vuelvo a repetirle que el Grupo Parlamentario Socialista intentará en la medida de sus posibilidades
—intentaremos que sean muchas— sacar adelante
algunas de las cuestiones que usted ha puesto encima
de la mesa.
La señora PRESIDENTA: Señor D’Ocón, tiene la
palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE
ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA
DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORAS DE
ANIMACIÓN, DIBOOS (D’Ocón Guerrero): En
primer lugar, quiero pedir excusas, porque soy vehemente desde que mi madre me trajo al mundo. No se
trata de actuar o de sobreactuar, sino que el problema
es que uno es así. Por tanto, pido disculpas por si
alguien en algún momento se ha podido sentir ofendido
por mi vehemencia, pero cuando uno lleva tantos años
pedaleando sobre una bicicleta e intenta que no se le
caiga te sale del alma. Yo aquí represento a un sector
—dicen que es un subsector, pero me gusta llamarle
sector— que, aunque quizá ustedes no lo sepan, partió
de cero. En el año 1988-1989, cuando no existía ni
Windows, cuando Microsoft funcionaba solo con 4.0 ó
con 2.0, la industria española de lo que es ahora la
animación empezó a hacer dibujos animados y pintaba
los dibujos con ocho bits. Con esto ya les señalo la
diferencia de la industria española respecto a otras
industrias. Esa industria empezó, se fue consolidando,
se fueron creando más empresas, a partir de esas se
crearon todavía más empresas, hasta llegar a lo que
ahora hay. Después les diré de memoria aproximadamente las cifras, pero entiendan que no serán categóricas, no sea que luego alguien diga que yo me referí a
tal cantidad y luego realmente sea algo más o algo
menos.
Voy a comenzar por las preguntas que me ha formulado la representante del Grupo Parlamentario Popular,
señora Rodríguez-Salmones. Si me pregunta si hay que
romper el statu quo de la televisión —y con esto realmente respondo a los dos diputados que me han formulado esta pregunta—, tengo que decirle que, desde mi
punto de vista y desde el de mi sector, sí. ¿Por qué?
Porque yo no quiero ser un español de segunda, no
quiero ser un ciudadano de segunda. Nos dicen: Como
ustedes hacen series de animación, no existe el registro
y a usted no le cuentan el 5 por ciento. Eso, cuando
además acabo de oír a un representante que ha dicho
que desde el primer día él está encantado con que las
series de animación cuenten con el 5 por ciento. Pues
haberlo dicho antes, aunque ya está bien con que lo
haya dicho hoy aquí. En cuanto a cómo estamos en
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Fapae, tengo que decirle que yo soy vicepresidente de
Fapae, como representante de la animación; sin
embargo, ustedes han visto que yo he venido aquí como
presidente de la Federación Española Diboos. La Federación Española Diboos está constituida por todas las
asociaciones —en este momento, cuatro, y de diferentes ámbitos geográficos del Estado español— de
animación. De estas cuatro, solo dos pertenecen a
Fapae, entre ellas la que yo también represento como
presidente, que es APIA. Ya pueden imaginarse ustedes
cómo se puso la gente la primera vez que estuvimos
hablando de este tema en Fapae. Decían cosas como
que si ya habíamos conseguido el 5 por ciento para el
cine, no podía ser para la animación y que esto no se
lo podíamos pedir. Al final, se dijo por unanimidad que
era justo que las series de animación estuviesen, pero
desde el punto de vista de Fapae, preferían que no se
tocase el 5 por ciento y que nosotros pidiésemos el 6,
el 7, el 8, el 9, el 10, el 15 o el que tengan en otros
países, que saben ustedes que no es el 5 por ciento. Yo
siempre he dicho a los directivos de las televisiones
públicas que lo del 5 por ciento son cacahuetes, que
son tontos. Si potenciasen el talento de la animación
española, si potenciasen el talento de los directores y
de los productores españoles… Es como si yo a alguien
que empiezo a enseñarle a animar después le machaco.
Es de tontos, ahí es donde está la formación. Muchas
veces no entiendo el porqué de la discusión de que no
se quiere invertir obligatoriamente. Vaya usted a hacer
televisión a Francia o a Italia, tienen que dar, aunque
no directamente al productor, un dinero cada año de la
publicidad que recauda y que administra el Estado. Y
el Estado dice: ¿Cómo te devuelvo esta parte de la
inversión? Muy fácil: invierte en productor independiente francés y, si coges algo de europeo, lo mínimo.
Si es un español, no pasa nada; si es un alemán, quizá…
Hago una broma, pero funciona así. ¿Qué hace el cine?
Revertirle el dinero que ha recibido de la televisión para
que se pueda producir eso y la televisión tenga un producto añadido. A veces nos quejamos porque no vamos
a pisar a otro terreno, y entiendo que ahora el statu quo
se tenga que mantener porque si no no se rompe nada,
pero nuestra obligación como sector es pedir que
estemos dentro de la ley, del 5 por ciento. Otra cosa es
que los representantes del Gobierno piensen que es
mejor no marear ahora ahí e intenten conseguir a través
de la tramitación de la ley al menos el 1 por ciento de
las televisiones públicas, como decía usted, señor
Vilajoana. Como no tenemos nada, estamos encantados,
porque la tragedia de la que hablaba usted se masca por
un motivo, y ahora intentaré ser un poco ordenado para
que no nos perdamos. Antes una empresa privada del
Estado español iba a Cannes, al festival de cine o al
mercado de la televisión con un piloto, lo enseñaba,
conseguía convencer a dos o tres televisiones cuyos
jefes estaban allí para decidir y con esas tres preventas,
con alguien que entrase en coproducción y con el
dinero de la abuela que te prestaba tú hacías la produc-
ción. Cuando ibas a ese mercado —lo digo por experiencia propia—, un contrato eran 80 millones de
pesetas cuando la televisión de nuestro país no nos abría
ni la puerta. Hablo de los años 1988 y 1989. El mercado
era libre para nosotros. En nuestro país no teníamos
bandera, pero fuera nos íbamos defendiendo. ¿Cuándo
cambia esto?, y vamos a hablar de Televisión Española.
En el momento en que no hay un solo país que legisle
para proteger a su industria, entre comillas, cultural,
sino que además empiezan a legislar los que hay alrededor. Fíjense que la empresa que más producía en
Europa —pueden ustedes comprobarlo en las hemerotecas— era española, pero el país que más producía era
Francia y la empresa española hacía muchas coproducciones con Francia.
El problema con Televisión Española es que teníamos
un convenio y que logramos convencer al director del
momento después de muchos años de sequía. Televisión
Española, dependiendo de quien mandase, operaba de
manera muy diferente. A veces te compraba porque
había visto tu producción fuera y a veces lo hacía
porque le caías simpático, pero no había una razón por
la que hiciese las cosas. En un momento determinado
dejaron de hacerlo con la excusa de las audiencias
—que no les afectaba, todo lo contrario, porque la
animación española siempre les ha dado niveles de
audiencia altísimos— o con la de la SEPI u otras; al
final después de una cruda travesía por el desierto les
convencimos para que hiciesen un convenio. Ese convenio se hizo por tres años, con una inversión de 4
millones de euros al año —fíjense en la cifra, yo diría
que ridícula en lo que nos estamos moviendo en nuestro
sector audiovisual—, en total, 12 millones de euros.
Ahora ha caducado el convenio. Nosotros fuimos a
Televisión Española para preguntarles si nos renovaban
el convenio y nos dijeron que estaban pendientes de lo
que dijera la ley. Y cuando vamos a ver a la vicepresidenta del Gobierno nos dice que Televisión Española
les había dicho que tenía un convenio con nosotros.
Aclárense. No tenemos convenio en este momento.
Ojalá hubiese podido decir esta tarde, porque lo he
pedido, que nos habían renovado el convenio automáticamente. Nosotros necesitamos de alguien que nos
ponga la bandera, porque si no, ahora ya no podemos
negociar con nadie.
El Gobierno de Canadá junto con Media de Europa
y el ICIC de Cataluña organiza una jornada en Barcelona para toda España para ver cómo podemos hacer
coproducciones entre Canadá y España. Gran problema: nosotros no tenemos fondo de protección hasta
que salga la ley que equivalga a lo que tiene el canadiense. Nosotros no podemos decirle a un canadiense:
yo te voy a invertir el 70 por ciento de tu producción
porque tú vas a invertir en una producción nuestra el 70
por ciento, que es lo que hacen entre Canadá y Francia,
porque no tenemos legislación. Por eso es tan importante esta ley. Ya sabemos que esta ley no va a resol-
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En cuanto al modelo fiscal, beneficia al sector,
aunque no solo a este sector, pero al de la animación le
puede incluso beneficiar más que a los demás, porque
nosotros estamos acostumbrados a exportar, como usted
me ha preguntado antes, y cuando estás acostumbrado
a exportar, es decir, cuando no has tenido televisiones,
porque en aquel momento te firmaban tarde o no te
firmaban, hay muchas producciones que ustedes verían
en los almacenes de las productoras españolas que no
tienen como coproductor una televisión española y, sin
embargo, se han producido, porque el mercado en aquel
momento era libre de otra manera. El modelo fiscal nos
va a ayudar a acabar, ya que tenemos ciertas dificultades de financiación por todos los problemas que hay,
de complementar la financiación. Pero el modelo fiscal
no nos servirá para nada si no tenemos una televisión
implicada en un proyecto; si no tenemos a la Fox, por
poner un ejemplo nunca haremos famosa esa serie,
nunca haremos famosos a sus personajes. Hay otra cosa
que no les he dicho: nunca las industrias derivadas de
nuestro país podrán seguir fabricando nuestros muñecos
o nuestros puzzles o nuestros libros o nuestros DVD.
¿Por qué? Porque si no generamos productos, ellos no
fabricarán. Quizás acabarán por fabricar cuatro
muñecos e importarán el resto made in China.
El I+D+i es muy importante para nosotros. Tenemos
que intentar que el Ministerio de Industria, que a nosotros ni nos defiende ni nos deja de defender, nos ubique
porque imagino que simplemente no nos tiene todavía
ubicados como contribuyentes. Para nosotros el I+D+i
no es comprar 300 ordenadores y hacer 400 naves
industriales y comprar 20 robots para hacer coches,
porque no hacemos coches, no hacemos nada de todo
eso, porque nosotros creamos. Nuestro I+D+i son
nuestros pilotos de animación, son lo que nosotros
llamamos nuestras biblias, son nuestros desarrollos.
¿Ustedes creen que para que salga un proyecto de éxito
o dos o tres o los que produzcamos en un año, se
inventan a la primera? Es imposible, porque hay
pruebas y más pruebas, creación de plugins, que el pelo
parezca pelo, que no se vea el polygraph, es decir, todo
ese valor añadido en I+D+i que hemos hecho desde la
industria privada. Si ustedes compran el Adobe Photoshop, muchas de las herramientas que están dentro
del mismo han sido sugeridas y creadas por ingenieros
que han trabajado en nuestras compañías de animación.
Esto lo pueden preguntar porque es así. Hay cantidad
de información que hemos mandado para que el Adobe
Photoshop, que era un programa de retoque fotográfico
que nadie usaba al principio, les hablo de los años
noventa, ahora se convierta en lo que se ha convertido.
Nosotros hemos contribuido a eso a cambio de cero. El
I+D+i para nosotros es muy importante, pero se tiene
que entender nuestro I+D+i, se tendría que ser más
apasionado y ver que el I+D+i para nosotros es la creación del piloto o la creación de varios pilotos hasta
llegar a crear una serie que sea de éxito y la cadena
verlo todo, ni mucho menos, porque la ley dirá lo que
ustedes buenamente decidan, pero es el primer paso.
Desde 1988 y 1989, con algunos antecedentes de
productoras antes de esos años, empezamos a competir
en el mercado internacional y ahora cada vez tenemos
menos competitividad, porque no podemos poner en
marcha proyectos nuevos, porque nos falta nuestra Fox,
nos falta alguien. Un día le dijimos a la vicepresidenta:
Si no sale, denos una radiofrecuencia, denos una ventanita, porque como explotaremos nuestro producto y
la gente verá que es bueno y nos harán anuncios, ganaremos dinero y, como mínimo, lo podríamos reinvertir.
Me dijo que eso no podía ser, pero les pongo el ejemplo
gráfico para que entiendan lo importante que es que
haya una televisión pública o privada en los proyectos
que salen del colectivo español, porque si no, podríamos
caer en otra cosa, podríamos llegar a convertir nuestras
empresas, que son líderes en este momento, a pesar de
no tener legislación, en meras empresas de servicios,
porque acabaríamos haciendo el 20, el 15 ó el 10 por
ciento para justificar una coproducción en Italia o justificar una coproducción en Francia, entonces el francés
estaría justificando que todo es Europa, pero en realidad
estaríamos haciendo las migajas, estaríamos limpiándoles a los otros los dibujos, que cuando eres aprendiz
está muy bien porque aprendes a animar, pero cuando
ya eres, no digamos maestro, sino que te has visto las
orejas, da mucha pena. Y este sector ya se ha visto un
poco las orejas.
En cuanto al tema de Fapae, ya lo he mencionado
antes. Si no nos metemos mucho en el tema y no les
tocamos nada del cine, yo creo que mañana Pedro Pérez
dirá de la animación que estamos fuera y que no hay
derecho y que es injusto —no sé si es esa la palabra—,
porque se lo he oído decir mil veces no solo en Fapae,
sino fuera, porque realmente, como decía el señor
Vilajoana, no tiene ningún sentido. Son metros de película lo nuestro también, lo nuestro puede ir en químico.
Ustedes lo ven cuando se estrena una película. Usted
que es de Galicia, señor Louro, sabe que hay una industria muy importante allí y hace películas que se ven en
todo el mundo y, además, se han concentrado mucho
en el tema de largometrajes y forman parte de nuestra
federación. Según como se moviese el statu quo tampoco se rasgaría nadie la vestiduras, teniendo en cuenta,
además, que el fondo del ICCA aumenta, estamos al 67
y estaremos al 85 o al 90 por ciento. ¿Qué se va a hacer
con toda esa masa de dinero adicional? ¿Producir más
cine? A veces ni los propios compañeros ven la dimensión. En todo caso, como ustedes lo tienen mañana
aquí, pregúntenle libremente cómo lo hará. Hay un
pequeño pacto, pero nosotros hemos tenido que crear
la Federación Española de Asociaciones de Productoras
de Animación, porque no olvidemos que hay unos
ciertos límites. En el fondo pensamos prácticamente lo
mismo en la mayoría de las cosas, aunque hay una
discrepancia como usted acaba de apuntar.
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tenga audiencia y venda más publicidad, más muñecos
y más cosas.
En cuanto a Televisión Española, ya se lo he dicho,
estamos pendientes de que nos renueven el convenio
mientras la ley no se apruebe, y esperemos de la buena
fe del presidente de la corporación que nos diga que sí
y, como mínimo, que tranquilice a parte de nuestras
empresas en este periodo de tiempo en el que nos
hemos vuelto a quedar cojos.
Sobre la autorregulación, prácticamente usted lo ha
dicho, pero es que yo no creo en la autorregulación.
Una persona de la industria privada debería decir todo
lo contrario, porque no soy una persona de la parte
pública, sino todo lo contrario. Me gustaría creer en la
autorregulación, pero es imposible. Ustedes solo tienen
que ver la programación; lean el Teleprograma o la
revista o el periódico que quieran y vean la programación que hay en el horario protegido, en el horario que
teóricamente todos nos hemos llevado a la boca que
tenemos que proteger; no protegemos a nadie. Después,
cuando mi hija me contesta mal, ¿qué le tengo que
decir? Cuando me diga palabrotas y se salga de tono
¿qué le tengo que decir? Cuando me dice, con 13 años,
que quiere irse a una discoteca hasta las dos de la
mañana, ¿qué le tengo que decir, si los modelos que les
estamos dando a través de la televisión y de otros
medios, pero sobre todo a través de la televisión, son
dispares? Con esto no quiero decir que tengamos que
volver a épocas anteriores ni quiero censurar a nadie.
La Ley de Protección sí tendría que tener una cierta
sensibilidad del programador de la televisión para protegerle, autorregularse y que no le saliesen los colores.
Sería importante que las televisiones se autorregulasen.
Respecto a la calificación, qué quiere que le diga. ¿Sabe
qué pasa? Que cuando yo veo una película calificada
hace veinticinco años o hace dos años, veo que depende
de quien mande así se califican a veces las películas.
El criterio es muy dispar. Sería bueno que la calificación la diesen los productores, el que crea la película,
como se hace en otros países; oiga, yo he creado esta
película para todos los públicos, y que realmente lo
fuese. Es un poco lo que hay en América. Fíjense en
los tráileres de las películas, establecen all audience,
según la Asociation de American Pictures; la película
es para 13 o para 18; tampoco hace falta poner para 7,
para 10, para 12, para 14, etcétera, ya que eso es un lío.
Soy de los que creen que la calificación más bien la
tendría que hacer el que crea la obra, y después si se
pasa o no lo hace bien que lo echen.
Respecto al 2 por ciento que me preguntaba usted,
señor Tardà, la conclusión que yo saco al hablar con
los directivos de las televisiones es que ellos dicen lo
de siempre: No queríamos ninguna obligación. Lo
entendemos, porque en nuestro país haríamos lo mismo,
pero una cosa es entenderlo y otra cosa es que nos
guste. No les gusta tener el 5 por ciento como a nadie
de los privados. Sin embargo, te dicen: Es absurdo que
una cadena —un poco es el resultado de la expe-
riencia— que se dedica las 24 horas del día a emitir
series de animación y que hace una, dos o tres películas
al mes se le obligue a invertir en películas... (Pausa.)
La señora PRESIDENTA: Hay un problema técnico
y supongo que no pueden grabarle. Ha habido un problema eléctrico en la cabina de grabación. Desde la
cabina de grabación nos dicen que no pueden grabar.
(Pausa.)
Vamos a continuar. Esta última intervención no se
va a grabar, pero constará en el «Diario de Sesiones»,
gracias a las taquígrafas.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE
ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA
DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORAS DE
ANIMACIÓN, DUBOOS (D’Ocón Guerrero): El tema
del 2 por ciento de las cadenas son cadenas de televisión —después hablaremos de otras que emiten por
otros medios— que emiten las 24 horas del día series
de animación. Entonces, ellos dicen: Nosotros tenemos
que invertir en cosas que en el fondo no nos sirven para
nuestra programación. Y les he dicho, si se cambiase
el statu quo o se les dijese —no puedo saber técnicamente cómo lo hacen— que a partir de hoy si participan
en series de animación, como están haciendo en Inglaterra, Francia o Italia, se les va a computar dentro de
ese 5 por ciento, creo que estarían encantados.
Entonces, nosotros decimos: Si a una televisión normal
le pediríamos que sea de pago para no pedirles el 5 por
ciento, que no se nos enfaden los compañeros de la
Feapa. A eso obedece la proposición.
Respecto al tema de los italianos, no hace mucho en
un festival muy importante en Italia estuve hablando
con el presidente de la RAI, que me decía que por qué
no se creaba un convenio bilateral entre España e Italia
y que qué podríamos hacer desde la federación de productoras. ¿Qué podemos hacer desde la federación de
productores? Yo le dije: Tenéis que esperar a que tengamos legislación, porque para crear cualquier convenio bilateral entre países, aunque sea con Italia, que
es de la Unión Europea y no haría falta, es necesario
que las reglas del juego sean las mismas en los dos
lados. Es el mismo caso de Canadá cuando hace un
convenio bilateral como las empresas de servicios normales y corrientes. Yo tengo que decir: Les propongo
un proyecto de mi imaginario colectivo. Ustedes van a
invertir el 30 y yo el 70 por ciento. Sin embargo,
cuando ustedes me presenten alguno de su imaginario
colectivo italiano, yo voy a hacer lo mismo. Me comprometo a invertir el 30 por ciento. Se hace siempre en
todos los proyectos. Normalmente las partidas se hacen
a dos series, a dos proyectos y por eso es importante.
Esto en la ley no lo dice, pero es consecuencia de no
tener un registro que diga: Esta serie es del productor
tal, pero no porque lo diga la productora. Hay muchas
series en el mercado que ustedes creen que son de quien
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son porque lo han visto en una pantalla, pero no porque
exista un registro. Eso comporta un problema grave al
hacer el registro. Por ejemplo, no podemos poner como
garantía de hipoteca mobiliaria el copyright. Por una
deuda que queremos aplazar. Nuestra industria no
puede hacerlo porque no nos lo aceptan; no tenemos
credibilidad por no existir un registro. Es importante
que esta ley salga adelante y lo haga en las condiciones
que les estoy exponiendo.
Por último —si se me olvida algo, me lo recuerdan—,
como ya les he contestado sobre la autorregulación,
quería hablarles de la relación entre animación y
menores. Existe una confusión importante que me
gustaría aclarar porque a veces se produce la confusión:
animación igual a menores. Eso no es así. Ustedes y yo
consumimos animación. Habitualmente existe animación en todo lo que estamos viendo en este momento.
La industria de animación no se reduce solo a dibujos
animados, también es el spot de publicidad que rellena
la taza del lavabo, el donuts que vuela o la película en
la que se rompen 3.000 coches. Todo eso es animación,
aunque ese no es nuestro fuerte; nosotros somos fuertes
en otras cosas. Digo que no hay que confundir animación igual a menores porque a veces se piensa que una
serie de dibujos animados es para niños, cuando hay
series de animación que se dirigen a objetivos más
elevados.
Por último, las cifras del sector. No puedo decir si
en este momento movemos 100 ó 150 millones de
euros, pero vamos por ahí. La mayoría de los ingresos
de este sector viene de la exportación, no de las adquisiciones por parte de las cadenas públicas o privadas.
El día en el que esas televisiones públicas y privadas
decidan comprar material español, ustedes verán un
nuevo copyright y pensarán que es una película antigua,
pero no lo es, sino que en España no se había visto
nunca y es nueva. En cuanto a la calidad está mal que
lo diga, pero está contrarrestado y lo han visto en los
medios de comunicación, en las televisiones y en las
pantallas. No tenemos por qué pensar que lo que se
hace fuera es mejor, porque no es verdad. Hoy en día
la tecnología ha democratizado el talento e incluso
puede llegar a cualquier chaval que esté en casa. Nosotros hemos contribuido a que esa tecnología llegue a
todo el mundo. ¿Se puede poner en tela de juicio
nuestra calidad? ¿Que no nos compran la calidad?
Vendemos arena en el desierto. Estamos vendiendo a
los Estados Unidos. No estamos vendiendo a la televisión de un pueblo de Nebraska que nadie conoce, sino
que estamos vendiéndole a las televisiones grandes.
Como no tenemos el lote, le vendemos una cuando
podemos. Si tuviésemos un lote, como ellos hacen con
nosotros, a lo mejor estaríamos en igualdad de condiciones.
En cuanto a los profesionales españoles, muchos de
los animadores que están trabajando Light and Magic
de George Lucas, en la compañía de Dreams-Works de
Spielberg o la animación de Fox han salido de la indus-
tria española y si no, lean ustedes los títulos de crédito
y lo comprobarán. Los diseños de las últimas películas
de Spielberg se han hecho en Barcelona, lo hacen dos
hermanos. Esa es nuestra industria. Hemos sido capaces
de exportar el talento, no porque hayamos querido
porque no queríamos que se fueran, pero es que les
pagan mucho mejor porque tienen otro nivel. ¿Somos
competitivos en 3D? Absolutamente. ¿Tiene algo Pixar
que no pueda hacer cualquier estudio español? Nada,
solo una cosa: la distribución. ¿Saben por qué les falta
la distribución? Porque si nosotros tuviésemos una Fox
que en vez de hacer de la noche a la mañana el mismo
programa repetitivo y endogámico solo para la cuenta
de resultados de ese momento y pensase en el futuro,
tendríamos esa distribución. No la tenemos porque
estamos haciéndolo todo para el momento.
Para terminar, tenemos un potencial exportador. Si
esta ley sale, lo que tiene que hacer la industria de la
animación es unirse para distribuir, para crear nuestra
OGC porque tenemos el potencial exportador, lo que
pasa es que a veces no lo tenemos con la continuidad
que nos gustaría porque nos falta el motor, como he
dicho antes, la bandera. Se ha referido al doble valor
de la cuota de pantalla. Estamos en Europa y tenemos
que abogar por todo lo que sea europeo. Sin embargo,
ni en Francia ni en Alemania a los españoles nos
defiende nadie. En nuestra ley figura que del 5 por
ciento, como mínimo, un porcentaje tiene que ser
europeo. Allí no existe nada de eso. Si es todo es en
francés, todo es francés y si llega algo en español que
cuenta como europeo y le interesa a alguien, entra. Ya
sé que no sería prudente quitar la palabra europeo de
la ley. Está bien que exista la doble cuota, pero nos
gustaría que cuanto más fuera de nuestro sector, de
nuestra industria, mejor. No sé si me he dejado alguna
cuestión sin responder.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
D’Ocón, por su claridad y suerte.
— DEL SEÑOR PRESIDENTE DE INDUSTRIAS
TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL,
AITE (RODRÍGUEZ MUÑOZ). (Número de
expediente 219/000837.)
La señora PRESIDENTA: Continuamos con la
comparecencia de don José Ramón Rodríguez Muñoz,
presidente de Industrias Técnicas del Audiovisual
Español, AITE.
Si ha estado usted aquí antes ya conoce las reglas del
juego. Le rogamos que sea breve, teniendo en cuanto
la hora que es y que esta sesión está muy cargada. Esta
mañana hemos tenido un Pleno con el cual no contamos
cuando fueron convocados, por lo que hemos tenido
que pasar algunos comparecientes a la sesión de la tarde
y a la de mañana por la mañana. Bienvenido a esta
Comisión. Tenemos la contestación del formulario que
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
amablemente nos han remitido. Tiene la palabra y le
rogaría que fuera lo más breve posible.
Señorías, la seriedad no es compatible con la morosidad. ¿Por qué? Porque en la actualidad se da el caso
—y ahí están las circunstancias— de que un productor
que haya incumplido con sus compromisos de pagos
con nosotros por servicios que les prestamos, realizados
incluso sobre una película subvencionable y que recibe
fondos del Estado, puede recibir una nueva subvención
para su siguiente película aunque no haya cumplido y
sea moroso con nuestras propias industrias. Eso lo
tenemos que ver y eso para los afectados resulta a veces
indignante. Hemos llegado a un punto en que la deuda
con alguna de nuestras empresas asociadas es de tal
magnitud que se convierte en un auténtico drama. De
hecho, en estos momentos hay más de una empresa que
está al borde del cierre, con lo que supone dejar familias
en la calle y cerrar empresas que llevan años y años
dentro de esta industria. Señorías, esto no se puede
permitir. En un mercado libre, la morosidad va a estar
presente siempre, estamos acostumbrados y, en mayor
o menor grado, estamos preparados para asumirla, pero
lo que no podemos permitir bajo ningún punto de vista
es la impunidad de la morosidad. Con la aplicación de
la ley, y gracias a las medidas desarrolladas, prevemos
un tejido industrial con una actividad económica más
estable. Queremos un cine bien hecho por encima de
todo y, si es posible, que sea bueno.
Destacamos dentro de la ley también la creación de
la Agencia Estatal de Cinematografía y del Audiovisual,
donde se verán representados todos los actores de la
cadena de valor, incluidos los distintos ministerios
afectados. Así podremos hablar de un sector estratégico, tal y como menciona el preámbulo de la ley, algo
por lo que nosotros siempre hemos apostado. Además,
podemos aportar el buen saber hacer de nuestras industrias técnicas como un valor a promocionar en el exterior, para contribuir a generar riqueza y trabajo estable.
Ya no se trata solo de promocionar e intentar vender la
producción audiovisual, sino que vivimos en un país
que está absolutamente preparado técnica y creativamente para atraer grandes producciones y trabajos de
obra audiovisual a España.
No querría terminar mi intervención sin hacer mención a la importancia de la formación permanente y de
ámbito europeo, que hoy es necesario. Apostamos por
los técnicos y por los cineastas europeos, que cualquier
persona que haya recibido una formación aquí pueda
culminarla en otro país de la comunidad. A fin de
cuentas, estamos intentando hacer una Unión Europea,
porque al final son las personas el mejor activo de
nuestras empresas. En este año, en el que la asociación
que presido celebra su décimo aniversario, no
podríamos esperar mejor regalo que esta ley que
estamos debatiendo.
El señor PRESIDENTE DE INDUSTRIAS TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL, AITE
(Rodríguez Muñoz): No se preocupen, señora presidenta, señorías, porque les aseguro que a mí me dijeron
que contaba con diez minutos, pero voy a tardar
menos.
La primera pregunta que se nos remitió en el cuestionario decía: ¿Creen necesaria la ley? Y nuestra respuesta fue simple y clara: Sí, porque por fin se reconoce
el papel primordial de las industrias técnicas en el
proceso de producción y de difusión de la obra cinematográfica y audiovisual. ¿Y quiénes somos las industrias técnicas? Las industrias técnicas somos las
empresas que facilitamos los medios y los profesionales
para que se pueda hacer una película o una obra audiovisual. Estamos presentes en el rodaje con el suministro
de los materiales, con el alquiler de las cámaras, de las
grúas y otros equipamientos, con la iluminación y los
decorados de platós, e incluso con esos efectos especiales que se hacen en el rodaje y que luego quedan tan
aparentes de explosiones y lindezas de otro tipo.
Además, somos las empresas que facilitamos el montaje de las imágenes, la sonorización de la película, los
efectos digitales, incluso en 3D, a veces en colaboración con nuestros compañeros del mundo de la animación, y por supuesto, el doblaje o la subtitulación de
esas películas. Nuestros laboratorios facilitan la copia
estándar o el máster digital de esa obra para su distribución y difusión por cualquier medio, ya sea la proyección en las salas de cine, ya sea para la emisión por
las televisiones de todo tipo, ya sea para reproducir en
casa con el DVD, o incluso hoy en día con las descargas
por Internet. Por supuesto hablo de las descargas
legales. También aparecen nuevos dispositivos, como
los teléfonos móviles y cualquier otro que pueda aparecer en el futuro y el que la tecnología nos pueda
llevar. Por encima de todo, señorías, somos una cosa:
las industrias técnicas somos empresas, lo que significa
que realizamos inversiones para tener la última tecnología disponible y el personal más capacitado. Por
tanto, lo que necesitamos es desarrollar nuestra actividad empresarial en un entorno estable que permita
una posibilidad de crecimiento empresarial. Consideramos que la ley respalda los aspectos económicos e
industriales, pone las bases para que pueda entrar el
capital privado, lo que creemos puede reactivar el sector
si demostramos que pueden ser inversiones rentables;
si no, no entrará. Porque aquellos grupos de inversión
que puedan entrar en el cine y en el audiovisual, en
general, lo que necesitan es encontrarse con proyectos
serios y con plenas garantías de viabilidad, desde el
principio al final del proceso. Por desgracia, todavía
hoy, si algún productor gestiona mal su proyecto, al
final, somos las industrias técnicas las que más pagamos
el pato.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias por esta
intervención tan concisa y tan clara.
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Es interesante lo que nos han ofrecido. Este planteamiento que hace la ley de condicionar el pago a la
continuidad de las ayudas nos parece fundamental y la
vamos a apoyar claramente. Le agradezco la información que nos ha hecho llegar y las enmiendas que nos
sugieren.
Pasamos al turno de interpelaciones y preguntas.
Tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario
Popular señora Rodríguez-Salmones.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Quiero darle las gracias por su intervención, señor
Rodríguez Muñoz, y por el documento que nos remitieron. Para mí —y entono el mea culpa— una de las
grandes sorpresas, cuando empezamos a seguir esta ley
y su tramitación, fue la primera conversación que tuve
con los representantes de su sector. Esa idea de que
existía esta especie de impunidad donde no se pagaba,
donde se podía haber puesto en una producción de una
película un 30 por ciento de subvención pública, un 30
por ciento de otro concepto y un 30 por ciento que van
a pagar las empresas —porque no les vamos a pagar—,
era una cosa inconcebible en cualquier otro sector. Aquí
el que no paga quiebra o suspende pagos, pero no sigue
su actividad normal. Por lo tanto, nos complace enormemente que una cosa que aparentemente es tan simple
—dos líneas casi en una ley— venga a darles satisfacción, y lo que lamentamos es que lo podíamos haber
hecho antes.
Estamos hablando exclusivamente de un requisito
necesario para acudir a otras ayudas. Supongo que
cuando no se pueda acudir a otras ayudas, como cualquier empresa que tiene una deuda, tendrán la capacidad de cobrar esa deuda por algún procedimiento
normal. No sé si —creo que lo hablamos en una primera
conversación— habría que introducir un seguro necesario, a lo mejor no legalmente. Me gustaría que nos lo
dijera.
En el documento que nos adjunta, nos comenta cuestiones que nos parecen muy interesantes: la accesibilidad audiovisual de personas con discapacidad. Cermi
nos ha presentado a todos enmiendas en este sentido y
queremos saber por qué les interesa esto especialmente,
si es porque creen que es justo o si además en su industria se aportan determinadas tecnologías o medios.
Creemos efectivamente en la promoción exterior del
cine, como usted dice, y posiblemente sea una enmienda
que haremos nuestra. En el mercado internacional se
tienen que vender y promocionar todas estas industrias
punteras del cine en muchas ocasiones.
Por último, usted ha hablado de la formación de
profesionales. ¿Cómo articulamos esto en esta ley?
¿Qué proponen ustedes para que a esto le demos presencia en esta ley?
La señora PRESIDENTA: Señora Muñoz, del
Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra.
La señora MUÑOZ SALVÀ: En primer lugar, quiero
darle las gracias por su intervención. Le expreso mi
satisfacción por la exposición y por la coincidencia de
criterios con el Grupo Parlamentario Socialista en
cuanto al proyecto de Ley del Cine. Quiero agradecerle
también el cuestionario que, junto con su exposición,
ha sido muy claro y siendo muy conciso nos ha clarificado aspectos importantes y relevantes que inciden
en la ciudadanía. Yo me quedo con dos cosas que
resumen su exposición: que la seriedad no es compatible con la morosidad y no a la impunidad de la morosidad. Tengo que felicitarle por su página web. He
estado mirándola esta tarde en Internet y es muy clara,
optimista y positiva.
En el cuestionario sobre el proyecto de ley se
comenta la falta de obligación de que la distribución
de obras audiovisuales para el visionado privado
incluya el subtitulado para las personas sordas y con
discapacidad visual y la audiodescripción. Desde el
punto de vista del Grupo Socialista, les honra su sensibilidad hacia las personas con discapacidad, como ya
han comentado mis compañeros del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) y del Partido
Popular. También ponen el acento en la formación,
esencial para el desarrollo de una actividad y de un país,
también por tanto para el desarrollo de la ley, y otro
aspecto que les preocupa es la colaboración y el trabajo
conjunto derivado de las relaciones con los otros países
de la Unión Europea. Siento placer al ver que una asociación muy técnica se preocupa de temas tan humanos
como la formación, la discapacidad y la colaboración,
de lo cual me alegro mucho.
Mi pregunta va dirigida a otro tema también humano,
como es si creen que el proyecto de ley beneficiará al
cine español, a su desarrollo y a la potenciación como
embajador en el exterior.
La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez, tiene
usted la palabra.
La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana.
El señor PRESIDENTE DE INDUSTRIAS TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL, AITE
(Rodríguez Muñoz): Voy a intentar llevar un poco el
orden en las respuestas. En cuanto a la primera pregunta
de la señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Popular,
sobre riesgo y capacidad, somos empresas y cualquiera
que se maneje en un ámbito empresarial asume riesgos
de todo tipo. A veces un cliente puede tener un proyecto
El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Rodríguez
Muñoz, en primer lugar, le agradezco mucho su presencia y la información que nos ha hecho llegar al
grupo. Lo que nos está pasando toda la tarde es que la
señora Rodríguez-Salmones está planteando los mismos
temas que yo, y le voy a evitar una reiteración de preguntas.
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4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
y no salir como se preveía, pero hoy en día eso es norma
habitual, se discute, se habla, se prolonga, se llega a
hacer algunas quitas. Estamos acostumbrados a eso y
es normal y habitual. Lo que era un poco exasperante
era que, por desgracia, tal y como estaba constituido el
sistema en estos momentos, se utilizaba mucho la
ayuda, la subvención, las financiaciones a través de las
posibles taquillas, etcétera, como medio de pago, de
prenda o garantía sobre servicios que se pedían en el
momento, por ejemplo con un laboratorio al hacer las
copias, etcétera. Si eso no sucedía, al final la solución
era no pagar, y ya está, hay medios, y muchas empresas
nuestras tienen a clientes en juzgados y en procesos de
quiebra, de quitas, de embargos, etcétera. Pero curiosamente, cuando eso estaba pasando, lo que enervaba
un poco era ver que esas mismas personas cambiaban
el orden de sus apellidos, montaban una nueva productora y conseguían subvenciones para una nueva película. Es como decir: aceptamos las cosas, pero, por
favor, no nos —con perdón por la expresión— chuleéis.
Además se estaba empezando a tomar como moneda
corriente. Estamos aquí porque creemos en la cultura,
en el cine, y todos sabemos que muchos de nuestros
asociados y nuestras industrias se dedican al cine simplemente por la devoción que sienten por él porque no
les da resultado económico. El resultado económico
hoy en día está mucho más en los trabajos realizados
con las televisiones, en la publicidad, en otros entornos.
El cine nos apasiona, como a la mayoría de la gente
que tiene una sensibilidad cultural.
Hay mecanismos que están ahí y que se dan. Usted
hablaba de seguros. Hay un seguro a buen fin para
asegurarse de que realmente se llega al buen fin de una
película, pero tiene un coste y es difícil muchas veces
de asimilar en la producción.
En el futuro vamos a empezar a ver cosas de estas
porque el capital privado sí que va a ser muy exigente
a la hora de exigir garantías y vamos a ver muchas
novedades en ese aspecto. Por eso era importante para
nosotros que hubiera toda esta serie de medidas que
implicaban incluso la intervención de otros ministerios
fuera del ámbito de la cultura.
El mismo registro de las obras audiovisuales que se
plantea ahora, y que ha sido por parte de Fapae una de
sus grandes aspiraciones, va a ser muy clarificador
porque va a permitir saber realmente si cuando estamos
negociando con alguien es poseedor de verdad de esos
derechos de los que está hablando o está contando una
milonga, cosa que ha pasado muchas veces.
En cuanto a la accesibilidad por parte de la discapacidad y nuestra relación con ella, señorías, somos
empresas, pero somos personas también, tenemos
corazón y tenemos sobre todo algo, tenemos el convencimiento de que tenemos que tener una responsabilidad
social corporativa y creemos en ella. El caso de las
personas con discapacidad obviamente es uno de los
casos donde más podemos incidir, porque es algo que
nosotros podemos proveer y estamos ya en ello. Como
asociación, formamos parte del CESIA, Centro Español
de Subtitulado y Audiodescripción, dependiente del
Real Patronato de Discapacidad, y nosotros subtitulamos y doblamos películas. Algunos de nuestros
asociados, que especialmente están formados por personas con discapacidad y que están dedicados a ello,
han desarrollado metodología para que eso se pueda
hacer, pero queremos que esté en todos los aspectos.
Hoy en día, cuando alguien compra un DVD y se lo
lleva a casa, lo tiene en 14 idiomas, no solamente en
los propios del territorio español. Más, aparte, la necesidad que puede haber de hacer ayudas para que eso se
dé. Hay cerca de dos millones de personas con discapacidad en nuestro país y tienen derecho a tener acceso
a la cultura audiovisual y no podemos ponerles ese
límite por algo que se puede y tenemos capacidad de
hacer. Además, el lenguaje audiovisual es un lenguaje
que es universal. Les diría que estamos trabajando
también para que el lenguaje audiovisual sea el lenguaje de expresión de las personas con discapacidad y
ya hemos empezado a trabajar con estas personas para
que puedan crear sus obras audiovisuales y puedan
contar lo que sienten y sus historias porque se puede
hacer, y hay un largo camino que recorrer en ese
aspecto.
En cuanto a la formación, señorías, me gusta distinguir cuando hablo de esto entre educación y formación.
Educación son los conocimientos que recibo a través
de una entidad de formación, bien sea en el ámbito de
la universidad, pública o privada, escuelas de cinematografía o de distinto tipo, pero todos sabemos que
luego necesitamos vivir unas experiencias que son las
que dan realmente ese toque necesario para poder
desarrollar tu labor.
Hoy en día vivimos en la Comunidad Económica
Europea. Hoy en día hay proyectos de formación como
el proyecto Erasmus o como el proyecto Leonardo que
permiten el intercambio de personas universitarias o
que están empezando sus primeros trabajos para que
puedan terminar de formarse en otros países de la
Unión. Ese tipo de experiencias sería necesario llevarlas al mundo del cine, al mundo de lo audiovisual,
porque hoy cualquier persona tiene que tener capacidad
para poder trabajar en cualquier punto y lugar de la
Unión Europea. Además, es necesario que existan redes
de comunicación. Es necesario que existan autopistas
especiales para el mundo de lo audiovisual, para que
pueda haber un intercambio de información, de contenidos; hay muchas cosas que la tecnología puede permitir que hacen que estemos hablando de una expansión
cultural.
En cuanto a la última pregunta que me ha formulado
S.S., he de decir que a veces desconocemos lo que
somos capaces de hacer y lo que es capaz de hacer el
mundo de lo audiovisual, porque nos hemos centrado
mucho en el cine. En primer lugar, por supuesto el
propio cine es un embajador de nuestro país; lo ha sido
para otras culturas ¿Quién no conoce París por su cine?
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
¿Quién no conoce Nueva York por su cine? ¿Quién no
conoce otros sitios del mundo por su cine? Acabo de
volver de un viaje por Asia, donde he asistido a unas
reuniones relacionadas con la producción y donde
también he coincidido con Fapae. Hay empresas españolas que están realizando muchísimos documentales
en alta definición sobre España —sobre el fútbol, los
toros, etcétera— que tienen un gran nivel de consumo,
sobre todo en los países asiáticos. Esto ha impactado
incluso en el crecimiento del interés turístico de personas de origen asiático por venir a España a conocer
los Sanfermines y otras festividades españolas. Incluso
una persona de una productora que había hecho un
documental sobre Aragón y sobre la fiesta del Pilar me
dijo que de repente había habido un crecimiento del
interés por parte de ciudadanos japoneses y chinos en
venir a España a aprender, no ya flamenco, sino jota
aragonesa. Por supuesto que el cine es embajador de
nuestro país y, por eso, por encima de todo tenemos
que seguir defendiendo nuestra cultura. Nosotros nos
hemos dirigido al Ministerio de Educación y Ciencia,
porque creemos que el lenguaje audiovisual hay que
llevarlo a los colegios y a las escuelas. Hay que enseñar
a nuestros hijos a discriminar todo lo que reciben,
porque van a ser bombardeados —ya lo están siendo,
pero todavía más— por imágenes y tienen que empezar
a saber discernir, a saber discriminar lo que vale de lo
que no, lo que es bueno y lo que no. Eso solo se consigue a través de la educación y de la formación.
Creo que no me he dejado nada por responder.
Espero haberlo hecho o a satisfacción de sus
señorías.
denta, señorías, gracias por invitar a la federación que
represento a esta Cámara. Antes de entrar en el proyecto
que nos ocupa, me voy a permitir presentar de forma
muy breve la federación que represento, ya que Fedicine constituye la práctica totalidad del sector de la
distribución. De hecho, en la actualidad Fedicine representa alrededor del 90 por ciento de la distribución de
este país. En efecto, en esta federación está integradas
las coloquialmente conocidas como majors, pero me
gustaría aclarar y enfatizar que también están integradas distribuidoras independientes y en esta federación precisamente sentimos que son las que tienen que
ser más apoyadas.
En relación con el proyecto de Ley del Cine, quería
empezar hablando de la oportunidad que a nuestro
juicio supone este proyecto. En efecto, nos encontramos
en un momento de grandes cambios en el sector cinematográfico, cambios provocados principalmente por
las nuevas tecnologías, que afectan a la forma de operar
en el mercado y que nos arrastran a nuevas formas de
negocio. En Fedicine nos parece oportuno que se haga
una ley que recoja todos estos elementos nuevos. Me
refiero en concreto al cine digital, al uso masivo de
Internet y al principal problema que se deriva de este
uso y que afecta de forma dramática al sector cinematográfico, la piratería audiovisual. Todos estos elementos influyen en la forma de hacer negocio, nos
guste o no, y nos llevan a una mayor globalización, a
estrenos simultáneos a nivel mundial, a una explotación
más concentrada en el tiempo de la película, etcétera.
Debo advertir, sin embargo, que cualquier ley que
afecte a la cinematografía suele afectar de forma tangencial a la distribución y este proyecto no es una
excepción. Como sus antecesoras, es una ley cuyo
objetivo principal es apoyar el cine de nuestro país y
por tanto se dirige fundamentalmente a la producción
española. En efecto, como SS.SS. habrán percibido, la
intervención del sector de la distribución durante la
redacción del anteproyecto ha sido más bien de perfil
bajo y limitada a contestar por alusiones. Dicho esto,
se podría apuntar por parte de este sector lo siguiente.
Aun sabiendo que combatir la piratería audiovisual no
es objeto de este proyecto, pero puesto que en este
momento es la mayor lacra que sufrimos y nos afecta
a todos los sectores de la cinematografía, extremo este
sobre el que, además, hay unanimidad y que, como he
dicho al principio de mi intervención, está cambiando
nuestro modelo de negocio, Fedicine propone una serie
de medidas concretas para combatir la piratería audiovisual que deberían incorporarse al texto del proyecto
y que hemos propuesto en forma de enmiendas y remitido en el cuestionario que esta Comisión nos hizo
llegar en el mes de julio. Se trata simplemente de dejar
claro que nadie puede realizar sin autorización la grabación de una película en una sala de cine y que tal
grabación en ningún caso puede estar amparada por la
excepción legal de copia privada. Tal y como expusimos en el cuestionario, creemos muy importante
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
Rodríguez Muñoz. Ha sido usted muy claro…
El señor RODRÍGUEZ MUÑOZ: Muy pasional
también, como nuestro compañero.
La señora PRESIDENTA: No, ha sido muy claro y
muy positivo para la información de esta Comisión. Le
damos las gracias por ello.
— D E L A S E Ñ O R A D I R E C TO R A D E L A
F E D E R AC I Ó N D E D I S T R I B U I D O R E S
CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (ARTACHO GARCÍA-MORENO). (Número de
expediente 219/000831.)
La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida a
la siguiente compareciente, doña Estela Artacho
García-Moreno, directora de la Federación de Distribuidores Cinematográficos, Fedicine.
Tiene la palabra.
La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN
DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS,
FEDICINE (Artacho García-Moreno): Señora presi-
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de apoyo que pueden ser subvenciones o medidas alternativas de reducción de costes.
En cuanto a la promoción de la película, esta federación recomienda la inclusión en el proyecto de ley de
la obligatoriedad de promocionar las películas en los
cines, tráileres y demás materiales de promoción
física.
En cuanto a los elementos más positivos de este
proyecto, que sin duda los hay, nos gustaría señalar los
siguientes. Nos parece muy positiva la transformación
del ICAA en agencia estatal, aunque echamos en falta
arrogarle autoridad y responsabilidad en el campo de
la piratería audiovisual. Por eso, hemos propuesto una
pequeña modificación dentro del detalle de sus competencias. Simplemente solicitamos que entre sus
atribuciones figure el fomento de la actuación de los
órganos competentes para actuar contra la piratería y
en la prevención de la misma y la colaboración con las
entidades que luchan contra esta lacra. El mantenimiento de la libertad de empresa en las contrataciones
entre los distribuidores y los exhibidores, como no
podía ser de otra manera, porque entendemos que la
Administración no debe, y sobre todo no puede, entrar
en la regulación de las relaciones económicas entre
empresas privadas. La limitación a las administraciones
públicas con respecto a las proyecciones cinematográficas gratuitas, evitando así la competencia directa con
las salas privadas. El apoyo a la digitalización y otras
nuevas tecnologías. En este sentido, en Fedicine
estamos convencidos, como he dicho antes, de que el
futuro del cine es digital y no les conviene a nuestras
salas quedarse atrás, por eso favoreceríamos cualquier
medida de apoyo a las mismas para ayudarles en su
reconversión a esta nueva tecnología. Por último, nos
parece una medida de justicia y de sentido común que
las empresas que a veces no cumplen sus contratos con
los actores o industrias técnicas no puedan acceder a
las ayudas públicas y, por supuesto, a las bonificaciones
fiscales que contempla esta ley. En resumen, señorías,
esta es la postura de Fedicine con respecto al proyecto
de Ley del Cine, aunque, tal y como comenté al principio de la intervención, el sector de la distribución
tiene una postura neutra con respecto a este proyecto,
puesto que no hay cambios sustanciales en cuanto a
nuestro sector y, por tanto, nos afecta de forma muy
tangencial.
Muchas gracias por escucharme y con mucho gusto
estoy a su disposición para aclaraciones o preguntas.
incluir estas medidas, ya que el origen del 90 por ciento
de las copias ilegales que se distribuyen a través de
Internet o por vendedores ambulantes, los conocidos
como manteros o mochileros, son grabaciones no autorizadas de obras cinematográficas que vienen realizándose en las salas de exhibición sin conocimiento de los
responsables de las mismas.
En el mismo cuestionario enviado a esta Comisión
apuntamos la necesidad de actualizar el modelo de
parte de declaración de exhibición, actualizar y mejorar
las normas existentes sobre la obligación de los exhibidores de hacer públicos y accesibles para todos los
derechohabientes —Administración nacional y autonómica, derechos de los autores, derechos de los
actores y artistas intérpretes, productores, distribuidores, etcétera— los datos sobre taquilla y audiencia.
Hasta ahora no se ha conseguido uniformizar y exigir
su aplicación estricta. Por tanto, consideramos muy
deseable que se uniformice un modelo de parte-declaración, coloquialmente conocido en el sector como hoja
de taquilla, más transparente y más completo, y adjuntábamos un posible modelo, que nos parece más completo, de taquilla diaria, detalle de precios aplicados,
detalle sobre sesiones, número de espectadores, hoy día
de fácil implantación dada la informatización de la
mayoría de las taquillas.
También podríamos apuntar, en segunda línea de
aspiraciones, las siguientes cuestiones. Entendiendo
que el espíritu de la ley es proteger a los actores más
débiles, a la vez que defender y fortalecer a los operadores nacionales, creemos que es importante matizar
la definición de distribuidor independiente que aparece
en el proyecto, si bien, en honor a la verdad, no hemos
sido capaces de encontrar la definición idónea. En
concreto, proponemos excluir del redactado final la
vinculación a redes y/o grupos de comunicación
—radios, prensa o editoriales—, ya que dentro de la
tendencia actual del mercado y en aras de ser más
sólidos y competitivos frente a las multinacionales la
distribución independiente, tal y como ocurre en otros
países europeos, debe o deberá asociarse a este tipo de
empresas afines.
En cuanto a la definición de exhibidor independiente,
sería deseable incluir un número máximo de pantallas.
También recomendamos apoyar a las salas para ayudarlas en su transformación al futuro digital. Este punto
lo consideramos especialmente deseable, ya que en este
momento, en España, de las casi 4.300 salas que hay
en la actualidad, solo 12 son digitales. En este sentido,
estamos muy por debajo de otros países de nuestro
entorno, como Reino Unido o Alemania, cuyos
gobiernos están haciendo un esfuerzo de apoyo a las
salas.
Igualmente, sería deseable apoyar la exhibición
independiente de las zonas rurales, en atención a la
importancia social y de fijación de población que esta
exhibición puede tener en localidades rurales; medidas
La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de
preguntas.
La señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muchas gracias, señora Artacho, y también ha sido muy
interesante el documento que nos han remitido.
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Sin ánimo ninguno de crear rivalidad ni de abrir
frentes, nosotros tenemos hoy el gusto —y además lo
ha hecho muy bien— de escuchar a Fedicine, pero se
había solicitado que viniera también —y no va a estar
presente, aunque se les había enviado el cuestionario—
a Adicine. Por tanto, nos encontramos aquí con dos
sectores de la distribución, uno mucho más grande, es
evidente, el que usted representa, y lo que sí nos gustaría —y prefiero que lo haga usted que hacerlo yo— es
saber dónde están los matices entre unos y otros. Esto
por un lado.
Nos interesa mucho saber, porque es el gran problema y tampoco va a estar aquí la Asociación Videográfica o la gente que está entorno al video, lo que
ustedes sugieren con respecto a la piratería. La piratería
está haciendo un daño gigantesco, va in crescendo y
estamos batiendo todos los récords. Ustedes hacen
sugerencias de dos tipos. Una, en las salas y nos dicen
que efectivamente ahí está el origen de la mayor parte
de la piratería. Pero eso en las películas de máxima
actualidad, que también es verdad que son las más
pirateadas, pero también se hace por otros soportes y
sencillamente ahí nos proponen mayor implicación por
parte del ICAA. Si fuera posible, en esta ley tendríamos
que ir más allá, no solo habría que reforzar el ámbito
de la exhibición, sino también intentar ser más eficaces
en la piratería en su conjunto, no solo en el control de
las salas. Nos gustaría que, además de lo que usted nos
dice de que se implique más el ICAA, nos pudiera
detallar un poco más cómo lo ve usted.
Ahora mismo va a venir el último compareciente, el
representante de FECE, de la Federación de Cines de
España, y vamos a tratar la cuestión de la cuota de
pantalla, que es muy controvertida y, a nuestro juicio,
muy difícil, porque se les impone una contribución al
cine español que, sin embargo, no se compensa. Nos
gustaría oír su opinión, su punto de vista, ya que no
representan al sector de distribución necesitado de
cuota de pantalla, porque a las empresas que usted
representa en este momento no sé si les afecta, en cualquier caso vivirían perfectamente sin la cuota de pantalla. Nos gustaría oír sencillamente su opinión, ni
siquiera sus sugerencias. Sin embargo, no solo tenemos
la cuota de pantalla, sino que tenemos una serie de
cuestiones que sí nos gustaría preguntar a usted ahora
e inmediatamente al sector de la exhibición. ¿Qué opina
usted, porque en su distribución abarcan todo el periodo
de vida de una película, de la regulación sobre ventanas
en las diferentes formas de explotación: en los tiempos,
en las formas y en los soportes? Me gustaría saber si
ustedes creen que esto está regulado, si les parece
negativa la regulación o, al revés, si la consideran positiva. Nos parece que hay opiniones muy distintas
cuando hablamos con los representantes del sector de
la exhibición sobre —póngalo con todas las comillas
que quiera— los posibles abusos del sector grande de
la distribución, desde los paquetes hasta ese price cap
de decir: si los ingresos de la primera semana, por
ejemplo, si superan el 48 o si no lo superan, etcétera.
Se nos dice, usted tendrá los datos, yo todavía sigo sin
tenerlo muy claro, que en otros países esto no pasa, es
decir, que en España —insisto muchas veces en que
ponga todos los entrecomillados, uso esos términos por
entendernos— se producen abusos por las grandes
distribuidoras, tanto en la imposición de paquetes como
en lo que se está cobrando en la semana o en el periodo
de tiempo clave de la explotación y se nos dice que esa
misma empresa no podría hacer lo mismo en otros
países europeos. Nos gustaría que nos comentara esto.
Sé que no va a suscribir esto que estoy diciendo, pero
sí puede darnos los datos que permitan que nos aclaremos o que legislemos con mayor conocimiento de
causa.
Creía que lo que usted ha llamado hoja de taquilla,
la información en los cines sobre la taquilla, estaba en
conexión directa con el ministerio o con el ICAA.
Parece ser que usted piensa que es necesario perfeccionar esto, pero, de hecho, pocos sectores económicos
en el mundo tienen una conexión directa con el órgano
regulador, que puede ver en pantalla. ¿Cree usted que
esto no funciona, que debe ser perfeccionado? ¿Cree
que podrían mejorarse los datos que suministra esta
conexión tan severa?
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra
señor Vilajoana.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Señora Artacho,
me gustaría hacerle preguntas, pero está ocurriendo
toda la tarde que la señora Rodríguez-Salmones cubre
perfectamente todas mis dudas y esta vez no me ha
dejado ningún agujero.
Sobre el tema de la piratería, que ustedes plantean,
tengo aquí los datos que me ha dado un miembro de su
federación. El señor que se presenta en el cine, monta
un aparatejo con una cámara y graba, representa el 87
por ciento del total de copias. Esto es así. Se trata de
una grabación ilegal y cuando detienen a esta persona,
dice: es una copia privada, con lo cual el tío se va para
casa y se queda tan ancho, y le quitan la cámara, o no,
porque no deben poder hacerlo fácilmente. Reafirmando la pregunta que ha hecho la señora RodríguezSalmones, ¿cree usted que este es un elemento determinante; no estamos hablando de una boutade? Es
cierto que esto ocurre, y sería decisivo que existiera un
mecanismo, que puede pasar por esta ley, por el enjuiciamiento criminal, etcétera, para que cuando un señor
grabe se tenga capacidad de actuar. ¿Es así? (Asentimiento.) Esta es la única pregunta que quería hacer.
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Louro.
El señor LOURO GOYANES: He escuchado atentamente la intervención de la compareciente y hay dos
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cuestiones que me llaman la atención, tanto en el texto
que nos ha sido remitido como en su intervención. En
cuanto a omisiones en la ley usted dice que no se ataca
la raíz de la crisis del cine español, que es la pérdida
incontenible de espectadores y la ausencia secular de
una industria cinematográfica poderosa, capaz de gestionar por sí misma los problemas del mercado cinematográfico. Dicen ustedes que esta ley no abarca, no
aborda, no ataca un problema de fondo, que es la crisis
permanente del cine español. Le agradecería que nos
indicara dos o tres cuestiones —a, b y c— sobre cómo
lo harían ustedes. Aquí hay una ley que pretende
regular, ordenar, incentivar, proyectar y crear un tejido
industrial que asegure el desarrollo de los potenciales
del sector. La pregunta es clara. Desde su entidad, ¿qué
cosas concretas nos propondrían?
En relación con la piratería comprendo que a ustedes
les preocupe seriamente esa cuestión. Debo indicarle
que el Ministerio de Cultura y el Gobierno se están
tomando este asunto con mucha seriedad. Se ha elaborado un plan antipiratería que, felizmente, está dando
resultados. No hace falta que pasen muchas semanas
para que, de una manera periódica y sistemática, las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado realicen
operaciones altamente positivas que están dificultando
la piratería cultural. Es cierto que hay mucho que hacer.
Usted se ha referido a una práctica concreta. Tanto la
portavoz del Grupo Popular como el portavoz de
Convergència i Unió han incidido en esta cuestión. Yo
la tenía subrayada y no voy a dejar de insistir en ella.
¿Cómo se puede combatir con más eficacia que la
actual la piratería audiovisual? Con el nivel de desarrollo tecnológico y las medidas de protección tecnológica de las que disponemos, ¿qué es lo que se puede
hacer y no se está haciendo? Son dos preguntas concretas que le agradecería que contestara también con
concreción.
cine, y es un miembro muy activo y muy valioso de
nuestra federación.
En cuanto a la piratería, desde el principio, cuando
nos remitieron los primeros borradores de la Ley del
Cine, pusimos mucho énfasis en que deberíamos aprovechar la ley para desarrollar la lucha antipiratería.
Como en todos los borradores vimos que no se incluía
nada sobre piratería y nos decían que no era el sitio,
porque para eso existía una Ley de Propiedad Intelectual y el propio Código Penal planteamos dos propuestas que son el mínimo que estimamos necesario.
Por supuesto, hay propuestas que podrían ser eficaces,
pero para eso la Federación para la Protección de la
Propiedad Intelectual, FAP, está mucho más autorizada
que yo para hablar del tema, porque a nosotros nos
interesa mucho, pero no somos miembros activos ni de
la Comisión Antipiratería ni de ninguna otra institución.
En cuanto a la cuota de pantalla quiero insistir en
que representamos a distribuidoras que distribuyen cine
independiente, cine europeo y cine español, así como
distribuidoras multinacionales; a ambas. La cuota de
pantalla en realidad es un mal menor que existe desde
hace 65 años y del que nadie tiene la culpa, ni la distribución, ni los exhibidores, ni el público, ni tan
siquiera la Administración, pero a decir verdad es un
mal menor que se cumple de forma natural. Nunca
ningún cine ha tenido dificultades para cumplir la cuota
de pantalla, sobre todo desde que se ha incluido el cine
europeo. Cuando hablamos de cine europeo estamos
hablando de Harry Potter, estamos hablando de James
Bond, estamos hablando de Bridget Jones y de otras
muchas películas muy taquilleras. Nosotros no creemos
que la cuota de pantalla perjudique realmente a nadie.
Sin embargo, a nosotros no nos gustan las imposiciones
y entendemos las razones que pueden asistir a los exhibidores. Puede tener un efecto beneficioso en cuanto
que permite la existencia de distribuidoras independientes como las integradas en Adicine, que son distribuidoras que solo distribuyen cine europeo. Por ese
lado sí que permite una mayor pluralidad en la cartelera.
En cuanto a las ventanas ocurre lo mismo. Nosotros
solo representamos al sector cinematográfico y en
principio no nos parecería mal, pero tampoco tenemos
una opinión rotunda hacia ese tema porque nuestros
miembros, en concreto los independientes, sí que distribuyen esa misma película en vídeo o en televisión,
con lo cual a ellos a lo mejor no les conviene establecer
unos plazos, y lo mismo ocurre con la producción
española; no creemos que estén de acuerdo con ello.
En cuanto a los abusos del sector, en primer lugar
quiero decir que la posición de dominio no es ilegal per
se, sino que es el abuso de la posición de dominio el
que es ilegal. Con relación a los lotes, que yo sepa no
existen. Los lotes son ilegales, y si a alguien alguna vez
le ofrecen un lote lo que tiene que hacer es denunciarlo.
Verdaderamente yo creo que eso es algo de hace mucho
La señora PRESIDENTA: Señora Artacho, tiene la
palabra para contestar.
La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN
DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS,
FEDICINE (Artacho García-Moreno): Siguiendo el
orden de preguntas, en cuanto a las formuladas por la
señora Rodríguez-Salmones, Fedicine es una federación que representa a asociaciones, y Adicine es una
asociación aparte de independientes. En Fedicine, como
he dicho al principio, están incluidas las majors y
muchas independientes, incluidas algunas de Adicine.
Lo que pasa es que Adicine se creó en un momento
determinado para actuar sobre todo en televisión, y
Fedicine solamente representa intereses cinematográficos. Por eso cuando me ha preguntado sobre televisiones le he dicho con la cabeza que no, porque nos
quedamos solamente en el ámbito cinematográfico. De
hecho, uno de los fundadores de Adicine está en Fedi-
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La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones.
tiempo, todo el mundo tiene clarísimo que es ilegal, y
en mi opinión no se hace.
Por lo que se refiere a los porcentajes, este es un
argumento continuo de la exhibición que no se basa en
ningún dato objetivo, porque son datos secretos por
naturaleza, son datos sensibles y no se hacen públicos.
Yo no tengo esos datos; yo no sé cuánto cobra una
distribuidora a sus clientes, que son los dueños de las
salas de exhibición. Nosotros creemos que la exhibición, a través del argumento de la cuota de pantalla,
persigue el abaratamiento del coste de la película para
su beneficio exclusivo, porque ello no redundaría ni en
beneficio del productor ni del distribuidor ni por
supuesto del espectador, que no tendría ni más variedad
en la cartelera ni le saldría más barato ir al cine. Lo
único que les puedo decir es que, después de todas estas
denuncias, nunca se ha podido demostrar que los precios sean abusivos y ni tan siquiera nos dan las fuentes
en las que se basan para decir que estos precios son
abusivos. Solamente les puedo indicar un informe de
un experto independiente encargado por el CNC francés
—el equivalente a nuestro ICAA—, en mayo de 2006,
que decía que el coste medio en Francia desde hace más
de diez años es de más del 48 por ciento. Según los
exhibidores estamos 17 puntos por encima, y verdaderamente creo que eso no es cierto, sino que es rotundamente falso, pero una vez más los datos no son de
dominio público; habría que encargar un estudio a un
tercero independiente que se dedicara a revisar las
condiciones de contratación de todas las distribuidoras
y exhibidoras.
En cuanto a la hoja de taquilla es verdad que existe
una conexión con el ICAA, es cierto que existe una hoja
de taquilla, un parte de declaración reglamentado, pero
a nuestro juicio tanto para la distribución como para el
resto de sectores afectados sería bueno perfeccionarla.
Nos gustaría que fuera diaria —ahora no lo es—, que
indicara las sesiones, etcétera. La que tenemos es una
hoja muy básica, exclusivamente para lo que le interesa
a la Administración, pero creemos que a los demás,
incluidos los exhibidores, nos interesaría ampliarla y
de hecho existe una empresa privada llamada EDI
Nielsen que recopila todos estos datos y a la que todos
estamos suscritos, y estos son los datos que manejamos.
Por tanto, simplemente hay una propuesta de modelo
porque creemos que nos vendría muy bien que se perfeccionara la hoja de taquilla.
Con relación a la crisis del cine español, sobre la que
me preguntaba el portavoz socialista, yo no sé qué hay
que hacer para solucionar la crisis del cine español; si
lo supiera a lo mejor no estaría aquí. Llevo nueve años
en esta federación, hemos mantenido un montón de
reuniones tanto con Fapae como con exhibición y con
los demás sectores implicados, y lo siento, pero no
tengo la respuesta; no sé qué hay que hacer. (La señora
Rodríguez-Salmones Cabeza pide la palabra.)
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Me gustaría formular una repregunta mínima. Hemos
hablado de que efectivamente son reservados los datos
del contrato entre el distribuidor y el exhibidor en
cuanto al tope del precio que las distribuidoras pueden
cobrar a las salas de cine ¿Sería para ustedes aceptable
que, sin entrar por supuesto en tener mayor información
sobre datos reservados, se pudiera poner en la ley un
tope de lo que se puede cobrar; es decir, podríamos
poner en la ley que no podría exceder de un…? (Denegaciones.) No.
La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN
DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS,
FEDICINE (Artacho García-Moreno): En nuestra
opinión, no; absolutamente, no. Eso es intervenir en
relaciones comerciales entre personas jurídicas privadas. No.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
La ley es una pura intervención, como usted sabe.
La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN
DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS,
FEDICINE (Artacho García-Moreno): En nuestra
opinión, para empezar, sería inconstitucional porque
atentaría contra el principio de libertad de empresa.
Además, no creemos que eso vaya a redundar en
beneficio más que de ellos, porque si se le pone un
tope al precio del kilo de Titanic, por ejemplo, inmediatamente las demás películas van a bajar también y
va a afectar de forma muy especial y mucho más dramática a las distribuidoras independientes, y al cine
español mucho más; si no, pregúntele mañana al señor
Pérez. (Risas.)
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora
Artacho. Su intervención ha sido muy interesante y le
damos las gracias porque también nos ha dejado muy
clara la posición del sector que representa.
— DEL SEÑOR DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE CINES DE ESPAÑA, FECE (ALVERO
ALFARO). (Número de expediente 219/000832.)
La señora PRESIDENTA: Vamos a concluir con el
último compareciente, don Rafael Alvero, director de
la Federación de Cines de España (FECE), al que
damos la bienvenida a esta Comisión.
En este momento nos están entregando una documentación adjunta al formulario. Señorías, a estas horas
de la noche siguen poniéndonos tareas, ya que hay aquí
un dossier verdaderamente exhaustivo, que agradecemos mucho y yo espero, señorías, que esta noche no
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se vayan a la cama sin haberlo leído. (Risas.) Se lo van
a repartir ahora.
Señor Alvero, tiene usted la palabra.
A continuación les voy a explicar en qué puntos el
nuevo texto de ley debería ayudar y velar por los intereses de un sector tan importante para la cultura del
cine. Desde hace más de 65 años, concretamente
en 1941, los cines españoles están obligados a poner
cine español, y desde hace 27 años esta obligación se
ha extendido al cine europeo. Esto es lo que se llama
cuota de pantalla, que, como todos ustedes saben, en
este momento consiste en proyectar una película
europea por cada tres no europeas. Esta regulación
supone que los cines tienen que apoyar forzosamente
al cine español y europeo sin compensación alguna por
el perjuicio económico que esta obligación causa a las
salas de cine. La cuota de pantalla es, por tanto, una
apuesta firme y definitiva de todos los gobiernos
desde 1941 hasta hoy por el cine español en los cines,
y, en consecuencia, uno tras otro todos los gobiernos
han convertido al sector de salas de cine en uno de los
pilares necesarios de la industria del cine en España.
La producción de películas españolas está subvencionada y tiene la consideración de ser un bien cultural,
aunque las películas finalmente puedan no interesar al
público. Los cines, sin embargo, parecen no formar
parte de ese bien cultural, siendo los exhibidores
sujetos de penalización, convirtiéndose nuestros cines
en una forma de subvención obligatoria a favor de la
producción y —repito— sin obtener ninguna compensación. Solamente en los últimos seis años este apoyo
lo hemos podido cuantificar en una inversión de aproximadamente 1.000 millones de euros en concepto de
lucro cesante. Probablemente nadie ha apostado más y
ha invertido más recursos que las salas de cine españolas en el cine español. En el marco de nuestra industria de cine y en un modelo basado en el libre mercado
la cuota de pantalla constituye un elemento extemporáneo que podría ser incluso inconstitucional. De
hecho, existen varias referencias y dictámenes a favor
de la supresión de esta medida.
Sin ánimo de extenderme sobre esta cuestión, sí que
me gustaría mencionar un par de ejemplos. El dictamen
elaborado por el profesor Rafael Gómez Ferrer, actualmente miembro del Consejo de Estado y en su momento
magistrado del Tribunal Constitucional, de julio
de 1993, ya señalaba la grave contradicción entre la
exigencia de la anterior legislación sobre la cuota de
pantalla y el articulado de la Constitución, llegando a
la conclusión de que la cuota de pantalla no es compatible con la libertad de empresa. El CES, Consejo
Económico y Social, en su dictamen sobre el anteproyecto de Ley de fomento y promoción de la cinematografía y el audiovisual, con fecha 22 de noviembre
de 2000 consideraba que los datos parecen indicar que
esta cuota, en número de días de exhibición de películas
españolas, más o menos exigente en cada momento,
que preveía la legislación, no ha tenido una repercusión
equivalente en la cuota real, es decir, en el número de
espectadores de películas españolas sobre el total de
espectadores que van al cine. Otro dictamen mucho más
El señor DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE
CINES DE ESPAÑA, FECE (Alvero Alfaro): Presidenta, señorías, comparezco hoy ante ustedes en calidad
de director general de la Federación de Cines de
España, asociación profesional sin ánimo de lucro
nacida en 1977, que agrupa al 90 por ciento de las más
de 4.000 salas de cine en nuestro país, y que representa
el 95 por ciento de la facturación total del sector en
España, que en el año 2006 alcanzó la cifra de 795
millones de euros. Este tejido empresarial emplea
aproximadamente a 22.000 profesionales de forma
directa y a otros 22.000 inducidos o relacionados, con
unos niveles de formación cada vez más altos, más
cualificados y competitivos. FECE es el interlocutor
válido de la exhibición ante la Administración y las
distintas instituciones, tanto nacionales como internacionales. La actividad de las salas de cine se centra
exclusivamente en la exhibición de películas y, en consecuencia, la legislación que ordena y regula el cine en
España resulta esencial para el desarrollo de nuestra
actividad y de la supervivencia del sector. No somos
productores, no somos distribuidores cinematográficos,
únicamente exhibimos películas en salas de cine.
El sector de la exhibición es una pieza clave en la
cadena de valor del cine. ¿Por qué creemos que esto es
así? Primero, porque es el formato natural y original
en el cual la obra de arte fue pensada por su autor para
ser vista y disfrutada por el público, porque los fines
son la mejor forma de promocionar la cultura del cine
y ofrecérsela a los ciudadanos. El cine en los cines sirve
como vehículo fundamental para trasladar la cultura
del cine al público. Es en este entorno donde se valora
y entiende la obra en toda su plena magnitud, porque
el cine en el cine es la primera ventana de explotación
que sirve como referente para medir el valor de sus
ventanas posteriores: DVD, Video on demand, PayTv,
FreeTv, para medir cómo de sano y de fuerte está
nuestro cine, para medir cómo es nuestro cine con
respecto a otros países, y referente para medir también
el nivel de subvención que la película va a recibir. Por
todo esto hay que tener muy clara la importancia de la
exhibición para crear una industria cultural de cine
sólida y cercana a los ciudadanos. Si no somos capaces
de entender la exhibición como forma fundamental en
la que se ofrece al público la obra en su estado puro,
corremos el riesgo de poner en peligro la cultura del
cine en sí misma. El cine dejaría de ser cine para convertirse en un mero producto audiovisual. El papel de
las salas españolas es decisivo en la realidad y en el
potencial del futuro de nuestro cine, y por ello el proyecto de ley que ha iniciado su tramitación en este
Congreso de los Diputados no puede dejar de reconocer
dicho papel ni continuar ignorando los problemas que
acechan a esta parte del sector.
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reciente, realizado a finales del año 2005 por el profesor José Eugenio Soriano, catedrático de derecho
administrativo, actualizaba el anterior y confirmaba
todas y cada una de las consideraciones que acabo de
señalar.
España es el único país de Europa que mantiene una
medida impuesta como la cuota de pantalla para todo
el cine europeo, sin que además exista en esos países
ninguna reciprocidad, ante esta situación, para con el
cine español. Las salas españolas, por tanto, estamos
subvencionando no solo la cinematografía española,
sino también la de otros países europeos. La cuota de
pantalla se contempló en la Ley del Cine de 2001, que
actualmente está todavía en vigor, como una medida a
revisar en un plazo de cinco años, en función de los
resultados de taquilla del cine español y su efectividad.
Transcurrido ese plazo, en el mes de julio del año 2006
la cuota de pantalla se dio por renovada sin que existiera ningún estudio publicado o conocido por nuestra
parte de carácter económico que analizase la evolución,
efectos y resultados de dicha cuota de pantalla. A pesar
de todo, y si el Gobierno y los grupos políticos representados en el Parlamento consideran que esta medida
debe continuar, entendemos que esta obligación debe
ser considerada como una aportación de las salas y sus
empresarios a favor del cine español y europeo. Por eso
el sector reclama medidas que compensen mínimamente el enorme perjuicio económico que ocasiona esta
regulación parcial, de la misma manera que están previstas medidas de apoyo fiscal y ayudas directas a la
producción y a la distribución. Dichas compensaciones
pueden materializarse a través de medidas fiscales o a
través de subvenciones directas e indirectas a los
cines.
Vamos a hablar ahora del abuso del dominio de las
majors de Hollywood. La cuota de pantalla es causa y
efecto de otras situaciones mucho más complejas que
vive actualmente el sector de las salas de cine. La cuota
de mercado del cine español, como ya he señalado
anteriormente, es baja y, en comparación con el cine
estadounidense, nunca llega a tener ninguna fuerza, y
además está claro que este año en concreto existe un
retroceso que podemos cuantificar, hasta los últimos
datos del ICAA, en un 7,8 de cuota de mercado, lo cual
nos anuncia un año catastrófico. Esto sitúa a las salas
de cine españolas en una posición de total dependencia
con relación a las grandes distribuidoras, las majors de
la industria del cine estadounidense, que están copando
en nuestro país más de un 85 por ciento del mercado.
España fue en el año 2006 el único país de Europa que
sufrió un retroceso global en facturación y número de
espectadores, debido sin duda en gran parte a la debilidad de la taquilla de nuestras películas, un 15,7 en el
año pasado. En el caso de los países que nos rodean y
con los que podemos tener cierta comparación, el cine
nacional en ellos llegó a alcanzar en algunos casos,
como en Francia, un 45 por ciento de la cuota del mercado global.
La consecuencia claramente directa de esta situación
de dominio son unas imposiciones de condiciones
abusivas y prácticas concertadas de estas cinco compañías a los exhibidores desde hace muchos años. Esta
situación ya fue sancionada el pasado año en una histórica resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia, con fecha 10 de mayo, a raíz de un pliego de
concreción de hechos remitido a dicho tribunal por el
Servicio de Defensa de la Competencia. Hemos adjuntado algunos documentos al dossier que acabamos de
facilitarles para que SS.SS. puedan estudiar lo que
habíamos conseguido el año pasado, que para nosotros
era muy importante. Me gustaría destacar que esta
resolución sanciona, por resumir, hechos muy graves
que tienen como colofón un párrafo final en esa resolución que muy brevemente les voy a leer. La asimetría
en el poder de negociación —esto es textual— entre
las distribuidoras imputadas en este expediente y los
exhibidores se produciría probablemente aun en el caso
de que aquellas no negociaran de forma acordada, tácita
o expresamente, dada la cuota individual de la que
disfrutan en el mercado y, sobre todo, la diferencia de
la dimensión del negocio de unos y otros. Mientras las
distribuidoras integradas verticalmente con las productoras estadounidenses de las películas más populares
explotan comercialmente a nivel mundial, los exhibidores centran su negocio en una dimensión local que
en el caso de las grandes cadenas podría extenderse,
como máximo, a una dimensión nacional. Esta asimetría provoca que, mientras una productora a través de
su distribuidora filial española puede prescindir de un
determinado exhibidor o exhibidores a la hora de
comercializar sus películas en España, este mismo
exhibidor o exhibidores difícilmente podrían, pueden
o podrán mantenerse en el mercado sin contar con las
películas de las distribuidoras imputadas. Esta asimetría, inherente en la naturaleza de los oferentes y
demandantes de este mercado —sigo leyendo textualmente—, se ve sin embargo gravemente acentuada en
un caso como el actual, en el que los oferentes, las
distribuidoras, actúan de forma concertada, derivando
de ello un perjuicio grave al funcionamiento de la libre
competencia cuyos efectos no se limitan a los exhibidores, sino que se extienden igualmente al consumidor
final.
De dichos documentos que hemos facilitado se
pueden extraer multitud de hechos probados en relación
con la situación de distorsión de la competencia. Quizá
merezca la pena señalar la diferencia de participación
en los porcentajes de taquilla que cobran las majors en
España en relación con la media existente en países
europeos de nuestro entorno, que se sitúa en un 15 por
ciento por debajo. En España las majors de Hollywood
imponen porcentajes del 60 por ciento de dicha participación durante las primeras semanas de estreno,
frente a una media en torno del 45 por ciento en países
como Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, etcétera. La capacidad de condicionamiento del mercado
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de cine de dichas compañías, las majors de Hollywood,
ha sido analizada de forma muy certera en países muy
cercanos a nosotros que han optado por la regulación
de estos precios por vía legislativa. Es el caso de
Francia o Bélgica, donde los porcentajes de participación en los ingresos por taquilla están fijados por ley,
con un máximo de salida del 50 por ciento. Decisión
reglamentaria número 15 del CNC francés, decreto del
ministerio de 13 de marzo de 1986. Todo esto forma
parte de esta comparecencia y también se lo estamos
facilitando.
Como se puede apreciar, al exhibidor español se le
regula a través de la cuota de pantalla, penalizando
fuertemente su negocio con un tipo de cine que actualmente interesa poco al público a la vez que se le abandona a su suerte en su relación con otras partes de la
industria y permitiendo que se ejerzan contra ellos
situaciones de abuso contrarias a la libre competencia.
El Tribunal de Defensa de la Competencia sancionó a
las majors americanas por realizar prácticas contrarias
en la legislación española en materia de libre competencia. El recurso por parte de las majors a los tribunales de Justicia ordinarios hace que todavía a día de
hoy no haya sido efectiva esa resolución histórica para
nosotros del tribunal y que las prácticas sancionadas
continúen impunemente. Aun cuando los tribunales
ordinarios confirmen que la resolución del TDC era así,
los exhibidores tienen difícil resarcirse de los daños
sufridos por este motivo y, como bien dice el tribunal
en su fundamento jurídico número 8 de la resolución
de 10 de mayo de 2006, las circunstancias que concurren en esta actividad favorecen la continuidad de
prácticas de cártel y, en consecuencia, de abuso de
posición de dominio de las majors respecto a los exhibidores españoles, sin ninguna solución de continuidad,
salvo que el legislador corrija por vía legislativa la
posición abusiva que practican las citadas empresas
extranjeras en su actividad en nuestro país, en España.
Por otra parte, las sanciones de los tribunales españoles,
por importantes que parezcan, son apenas significativas
en el tiempo y en la cuantía en relación con la rentabilidad económica que las majors extraen de una forma
permanente.
La situación es tan grave, señorías, que incluso las
producciones españolas de éxito ceden sus derechos de
distribución a las majors de Hollywood para que estas
impongan a las salas españolas condiciones abusivas
por el alquiler de las copias. Estamos por tanto ante una
situación sin salida: si la producción no interesa al
público, las salas asumen el coste a través de la cuota
de pantalla, y si se trata de una producción interesante
para el público, cualquiera que sea su origen, las condiciones se tornan abusivas y en muchos casos se carece
de copias necesarias para acceder a esos estrenos
—caso de los cines de localidades más pequeñas—,
sucediendo que esta falta de suministro, si se trata de
películas europeas, puede dar como consecuencia
incluso la paradoja de que se dificulte el cumplimiento
de la cuota de pantalla exigida. Para las salas españolas
es necesario regular las relaciones entre majors americanas y los exhibidores, que eviten situaciones de
distorsión y abuso de competencia ya demostradas y
ante las que no ha sido eficaz la actual Ley del Cine en
vigor, que lo preveía en su artículo 8.2. La regulación
de un tope máximo del 48 por ciento en la participación
de la distribución en la recaudación por taquilla resulta
una medida necesaria, en línea con la media de liquidación existente en los países europeos de nuestro
entorno.
Vamos a hablar ahora de las ventanas de explotación.
El sector de las salas también tiene que competir con
unos plazos de exhibición cada vez más cortos e inexistentes, frente a otros soportes de explotación de películas de cine, como son las que vienen a continuación:
vídeo, DVD, televisiones, en sus diferentes opciones.
El nuevo texto de la ley debería, desde la responsabilidad cultural, asegurar un tiempo prudencial para que
las películas se exhiban en los cines de forma exclusiva,
con el fin de dar la oportunidad al espectador de poder
disfrutar de la obra en su formato original y, al mismo
tiempo, poder brindar a pequeñas y grandes producciones el suficiente tiempo para hacerse con el interés
del público. España se ha convertido en uno de los
países de Europa en los que las ventanas de explotación
son más reducidas. El nuevo proyecto de ley no recoge
ninguna mención a este respecto. Según datos de
octubre de 2006, procedentes de la UNIC, Unión Internacional de Cines, la media de tiempo mínimo de
exhibición de películas en salas en catorce países europeos, los más importantes de nuestro entorno, supera
los seis meses, y más de un 50 por ciento está por
encima de la situación que se da en España, donde con
la ley actualmente en vigor contamos con una ventana
de cuatro meses solamente para el cine español subvencionado. Los casos de Francia, con un mínimo de
seis meses fijados por ley, y Alemania —otros seis
meses— representan dos ejemplos de cinematografías
de peso, en sus respectivos países, que apuestan por
este sistema de ventanas. En el proyecto de ley no hay
ninguna referencia a las ventanas, lo que supone una
desprotección total para las salas de exhibición y un
debilitamiento de la industria en general. Está demostrado que el aumento de plazos entre los distintos tipos
de explotación fortalece, sin duda, la producción de
cine autóctono y europeo, a la vez que también proporciona un mayor margen de explotación y retorno de la
inversión a los empresarios que operan en la cadena
posterior de las salas de cine: vídeos, pay per view,
televisión de pago, televisión abierta. Como he señalado, Francia y Alemania, entre otros, apuestan por ello
y les va muy bien. Un éxito cinematográfico favorece
definitivamente al resto de los formatos que vienen
después. Hay pruebas constantes de este principio de
correlación. Para optimizar el ciclo de exhibición y
difusión de las producciones cinematográficas, la Federación de Cines de España propone que, en el articulado
40
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En consecuencia, si este sector es fundamental, atendamos sus peticiones. Ustedes, además de la cuota de
pantalla, tienen otros muchos problemas y no le
podemos llamar fundamental a la hora de la cuota de
pantalla y, sin embargo, desatender otras peticiones. El
segundo punto de partida es que, si se les impone una
aportación obligatoria, déseles una compensación. Esto
no es como el semáforo, donde se dice te paras sí o sí;
no, esto es que usted contribuye a que esto circule
mejor y es compensado de alguna manera. El punto de
partida previo de la posición de mi grupo se lo he dicho
y lo he expresado cada vez que he tenido oportunidad
de hablar sobre esta ley. Lamentablemente para su
opinión y para sus demandas, yo sí creo que es necesario mantener la cuota de pantalla. Las cifras del cine
español que usted ha dado, de espectadores, son muy
malas y nos llevan a pensar que ha sido inútil. Lo dramático es que a lo mejor serían peores si no existiera
la cuota de pantalla y, como estamos partiendo de
hipótesis, sí-sí, nos arriesgamos a decir —lo lamentamos en un sentido— que es necesario mantener la
cuota de pantalla. Creemos que es necesario mantenerla
por un plazo determinado —esperamos poder llegar a
precisarlo vía enmiendas— y lamentamos que el plazo
de la ley actualmente en vigor, de cinco años, no haya
dado lugar a una evaluación, sino a una continuación
automática. Por tanto, paso de una cosa controvertida,
que es decirle, lamentándolo —usted lo sabe porque se
lo hemos dicho una y otra vez—, que de momento sí
es necesaria por un plazo equis, la cuota de pantalla.
Mi pregunta, sí creemos de toda justicia que esto se
compense. Es decir, usted tiene una aportación obligatoria y tiene que tener una compensación, la cual nos
dice usted que puede ser por la vía fiscal o mediante
otro tipo de ayudas a los cines, incentivos, o lo que se
quiera. Partiendo de la base de que todos vamos a poner
las cartas sobre la mesa, ¿podría precisarnos: nuestra
compensación ideal sería el escenario A, B o C? No
hablemos solo de compensación, hablemos concretamente de qué compensación, porque mi grupo está
dispuesto a apoyar.
Cambio de tercio. Yo no sé si estaba aquí cuando ha
intervenido la representante del sector de la distribución, la señora Artacho. Esta ley dice una y otra vez
que uno de sus objetivos es corregir desequilibrios y,
en nuestra opinión, existe, como es lógico, un desequilibrio entre la fuerza que tiene un sector de la distribución de las grandes majors y el que tienen los cines,
que naturalmente tienen que tener sus productos. También la señora Artacho ha dicho con mucha precisión
—y tiene razón—: la posición dominante no es el problema, el problema es el abuso de la posición dominante. La posición dominante existe en las majors y en
tantas otras cosas. El problema es el abuso de la posición dominante. Le hemos preguntado muy claramente
si aceptarían que la ley introdujera un límite concretamente, nos referimos al porcentaje. Usted ha hablado
de él citando otros países. Claramente nos ha dicho que
de la nueva ley, se fijen claramente unos plazos de
explotación lo suficiente amplios —un mínimo de seis
meses—, de tal forma que el exhibidor pueda amortizar
el coste de la película.
Para resumir, señorías, ya que además es muy tarde,
desde el sector de la exhibición proponemos que se
tengan en cuenta las siguientes consideraciones: supresión de la cuota de pantalla o compensación y reconocimiento de la aportación de este sector con la industria
del cine de nuestro país; imposición de un tope máximo
—48 por ciento— a las distribuidoras en su participación en los porcentajes de taquilla, en línea con la
media existente en los países europeos y, finalmente,
la disposición de tiempos mínimos de explotación de
las películas fijados por la ley, estimados en seis meses
de exclusividad en salas de cine antes de su paso a otros
formatos: alquiler, venta, DVD, en definitiva, todos los
repetidos hasta este momento. El sector, señorías, no
entendería que la oportunidad de una nueva ley no
corrija la injusticia histórica que ha sufrido la exhibición en este país.
Señora presidenta, señorías, muchas gracias por el
tiempo que me han dedicado, que nos han dedicado.
Estoy a su disposición para cualquier pregunta o consulta que deseen realizar.
La señora PRESIDENTA: Señor Alvero, usted
también ha sido muy interesante, muy claro y asimismo
le agradecemos la concisión con la que nos formula sus
peticiones de cara a lo que podamos cuestionarle.
Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar, tiene
la palabra..., aunque no sé si variar para que el señor
Vilajoana se sienta más cómodo y empezar por usted
para que no se queje.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Estoy encantado
de seguir a la señor Rodríguez-Salmones en algunas
cosas. (Risas.)
La señora PRESIDENTA: Entonces, señora
Rodríguez-Salmones, sigue siendo usted la primera en
el turno de preguntas y tiene la palabra.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Efectivamente, las preguntas de todos son las mismas,
las preguntas, insisto, porque, en cuanto a las soluciones o a las conclusiones, cada uno tendrá las
suyas.
Lo lamento, pero, a pesar de que es tarde, voy a
formularle muchas preguntas; espero ser concisa,
aunque son bastantes. Partimos de dos bases. Si al
sector de la exhibición se le exige una cuota de pantalla
es porque se entiende que las salas de cine son fundamentales para el cine español. Hablemos en términos
correctos, para el cine europeo, pero sabemos que
estamos hablando de nuestro cine. El sector al que usted
representa es un sector fundamental para el cine
español, de tal manera que se impone esta obligación.
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
no, que sería una intervención en la relación entre
empresas, incompatible con el mercado. Yo le he dicho,
fuera de mi turno, que esta ley es una pura intervención,
como tantas que tenemos en cuestiones culturales,
donde sí creemos que hay que intervenir y que no hay
que dejarlo todo al mercado, pero es que en el caso de
la cuota de pantalla es la intervención en estado máximo
y puro. Luego no se nos puede argumentar para quitar
otra cuestión que es que eso es una intervención. Claro
que estamos hablando de intervenciones, estamos
hablando de intervenciones a lo largo de toda la ley,
pero mucho y especialmente en cuanto a la cuota de
pantalla. No sé a qué conclusión llegaremos y desde
luego no sé cuál sería la enmienda de nuestro grupo,
pero no nos parece incongruente, si estamos hablando
de intervenciones en todo, hablar de una intervención
poniendo un tope. Pasaría lo mismo en las ventanas.
Lo bueno es que el mercado funcione, pero no es cierto.
En cuestión de cine y en cuestión de productos culturales ni creemos que debe dejarse todo al mercado ni
de hecho se deja. Por tanto, estamos hablando aquí de
intervención.
Uno. ¿Cuál debería ser la compensación por las
cuotas? Tómese su tiempo, porque hemos ampliado el
plazo una semana más y nos gustaría ver una propuesta
concreta y debatirla. Dos. Puesto que yo parto de la
base de que podríamos poner un tiempo —en la anterior
ley se ponía cinco años, pero se ha convertido en tiempo
indefinido—, se podría poner un tiempo y al cabo del
mismo habría que hacer una evaluación. ¿Cuál sería
ese tiempo? Podríamos hablar de tres años o podríamos
dejarlo y, en su caso, verlo en algún momento.
Cambio de tercio otra vez. Exhibidor independiente.
Nos parece que toda la ley, con la máxima que he dicho
al principio de corregir desequilibrios, que nos parece
lógica, habla de los sectores independientes, pero así
como la definición de productor independiente es muy
detallada —y más que lo va a ser porque nos lo van a
pedir; no sé cómo quedará al final—, no lo es tanto la
de exhibidor independiente. ¿Qué se entiende por exhibidor independiente, según su criterio? Esos exhibidores independientes, de los que no sabemos qué
hablamos y que están poco definidos, pueden gozar de
unas medidas de apoyo determinadas, pero como no sé
exactamente lo que es un exhibidor independiente, me
gustaría saber si en su criterio esto lo debemos precisar
más. Tampoco sabemos, en las medidas de apoyo, qué
quiere decir que se promuevan películas en versión
original. ¿Cuántas? ¿Cuánto tiempo? ¿Qué películas?
Aquí hay una serie de estímulos que, a nuestro juicio,
también quedan muy vagos en la ley. No sé lo que es
un exhibidor independiente, mientras que sí sé lo que
es un productor independiente, aunque puedo discrepar
o no sobre ello, pero ese tipo de porcentajes sobre el
número de cortometrajes, el número de documentales,
el de versión original, que se cita, luego, como decía
antes el señor Vilajoana, quién lo fija, cómo y con qué
criterios.
Esto es mucho más fácil, pero hay un hecho que, con
tantos problemas como usted nos ha contado, puede ser
menor, pero hay un tejido de salas que, por un lado,
está creciendo mucho, como en las grandes superficies,
y, por otro lado, está suprimiéndose y desapareciendo,
como en sectores minoritarios, rurales, etcétera, y nos
gustaría que usted lo pudiera comentar. Estas pequeñas
salas de cine —que sería una pena que desaparecieran,
aunque creo que nos vamos a tener que resignar, porque
siempre hablamos de ellos, las pequeñas librerías, las
salas de cine rurales, etcétera— se nos dice por su parte
o en algún sitio lo hemos comentado alguna vez que se
les debería facilitar el acceso a las copias y esto sí que
es muy controvertido. Ustedes han llegado a pedir que
se faciliten tantas copias como se demanden. A nosotros
esto nos parece una intervención que coarta totalmente
al sector de la distribución, pero a lo mejor, en determinados casos y en determinadas salas, se podría
hacer.
Hemos hablado de la piratería. La piratería hace daño
a todos, a la cultura en su conjunto y al cine —ahora
mismo yo diría que más que a la música todavía, que
ya es decir— y se nos propone un refuerzo para la lucha
contra la piratería en las salas de cine. También ahí me
parece que si usted nos dijera algo nos vendría muy
bien. Apoyo a la digitalización de salas, ¿esto va a tener
que suceder, sí o sí? ¿Puede ser esta una de las vías de
compensación por la cuota de pantalla? ¿Qué nos
podría decir sobre esto, tanto en modernización, en
general, y digitalización, concretamente, que va a tener
que ser inevitable? Por último, en algunas cuestiones
nos parece —no lo voy a decir así, porque es un término
malo, pero posiblemente a estas horas de la noche soy
muy poco capaz de matizar— que son ustedes tratados
injustamente. Me parece muy bien que haya sanciones,
las leyes se tienen que cumplir, pero tal agravamiento
de las sanciones, ¿tiene tanto sentido? Es una ley en la
que se habla de sanciones exclusivamente a la hora de
las pantallas. No es verdad, no es exclusivamente, pero
prácticamente ahí. Soy incapaz de evaluar el alcance
de estas sanciones. Me parece que sí que estamos
pegando saltos en porcentajes, porque al agravar una u
otra sanción estamos pegando saltos aparentemente
muy grandes. Insisto, soy muy partidaria de que las
leyes, si se hacen, se cumplan y que se sancione su
incumplimiento.
Me he pasado en mi tiempo, me he pasado en las
preguntas, me he pasado en todo, pero creo que este es
el sector que nos va a presentar mayores problemas
porque en él nosotros mismos vamos a ser contradictorios a la hora de regular, por lo que cuanto menos
contradictorios seamos, será mejor.
La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, ahora sí que se lo ha puesto difícil al señor
Vilajoana. No sé si le quedará algún flequillo por ahí,
pero debe ser pequeño.
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
El señor VILAJOANA ROVIRA: No lo creo.
de otro tipo que no sean exactamente intervenir también
en el precio y en la tasa. Tema de las ventanas. Nos
decía antes la presidenta de la Federación de Distribuidores que en el tema de las ventanas muchas veces los
propios distribuidores independientes las quieren para
su explotación e intentan acelerar explotaciones. Es
decir, que si les marcamos ventanas, como ha planteado
antes lo de Alemania y Francia, puede ser más complicado. En cualquier caso, me gustaría que dedicara una
parte de su tiempo —aunque sea muy tarde, nos puede
interesar a todos— a contarnos qué ocurre en estos
otros países. ¿Por qué Francia mantiene el 45 por ciento
del mercado. ¿Qué pasa? Este cine francés, que ven los
franceses —repito— no sale de Francia. Aquí no llega.
Hay muy pocas películas francesas aquí. En Italia está
pasando lo mismo. ¿Por qué aquí nos va tan mal y allá
parece ser que les va tan bien? Háblenos un poco de
modelos alternativos, porque desde aquí también
podremos intentar analizar. En cualquier caso, sí que
nos hemos de exigir evaluar, y en esta ley hay una
voluntad de corregir elementos del sector. Hemos de
ser capaces de evaluarlo y ver cómo está cumpliendo
la ley los objetivos. Yo diría que ha de ser un compromiso del Gobierno, del sector y de este Congreso, como
elemento de control, ver qué consigue esta ley, hacia
dónde avanzamos y qué conseguimos con toda esta
legislación que vamos modificando.
La señora PRESIDENTA: A ver, señor Vilajoana,
supérese.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Estoy encantado
de escucharla.
En primer lugar, señor Alvero, me gustaría expresarle la opinión de mi grupo respecto a algunos temas
que usted ha planteado. Uno, la cuota de pantalla.
Nosotros también creemos que sería muy bueno evaluarla, analizarla y ver qué aporta y qué no aporta,
pero en estos momentos creemos que sería de una gran
complejidad eliminarla. Dicho esto, es evidente —ya
lo he manifestado en estas sesiones— que ya que se
solicita a una entidad privada que haga una aportación
a la cultura, a la industria, al cine de este país, les han
de compensar. Lo tengo clarísimo, porque entiendo
que hacen una aportación. Si no la hacen, lo que
tenemos que hacer es cargárnoslas. Si no sirve para
nada lo que hacen, si no tiene valor lo que hacen, lo
hemos de eliminar. Como creemos que tiene valor, lo
hemos de pagar. Lo tengo así de claro y quiero
expresar que esta va a ser nuestra posición. ¿Cómo?
Les quiero escuchar.
Hay otro tema ligado a su intervención, que ha sido
para decirle: oiga, lo lamento mucho; en qué negocio
se han metido. Qué desastre. Ustedes plantean problemas con el tema del precio, problemas con las ventanas, problemas con las copias. ¿Esto pasa en toda
Europa o solamente nos pasa a nosotros porque las
majors solamente van a por nosotros? ¿Esto no les pasa
a los franceses? El cine europeo tampoco está para
castañuelas. El español tiene sus problemas, pero no
tengo la sensación de que el cine francés esté arrasando
por el mundo. ¿Y el italiano? Cuando era jovencito, La
escapada me gustaba mucho, pero ahora hace tiempo
que no veo una película italiana en este país. ¿Y el cine
holandés? ¿Y el británico? Resulta que mucho cine
británico es británico, pero en el fondo tenemos detrás
a un padre que está más al otro lado del Atlántico, no
sé si me explico. Mi pregunta concreta es —repito—,
tema uno, cuota de pantalla, ¿hay que compensarla?
Dénos soluciones. Segundo tema. ¿Solo nos pasa todo
esto a nosotros? ¿No les pasa a los italianos? ¿No les
pasa a los franceses? ¿No les pasa a los holandeses?
¿Por qué no les pasa? Es otra pregunta. Me hablaron
de que en Italia hay algún tipo de compensación fiscal
a las salas de exhibición y había algunos modelos imaginativos. Cuéntenos a todos un poco —me lo comentaron privadamente— qué hacen en Italia con las salas
de exhibición. Repito que yo creo que en el mundo de
la cultura y en el mundo del cine, que es cultura y es
industria, algún tipo de intervención, como en el caso
de la cuota de pantalla, es razonable. Creo que hay que
compensarla, pero en cambio tengo más dificultades
en el tema del precio. Yo entiendo que estamos hablando
entre privados y lo que hemos de buscar son soluciones
La señora PRESIDENTA: Señor Bedera, del Grupo
Socialista, tiene la palabra.
El señor BEDERA BRAVO: Muchas gracias, señor
Alvero, por su exposición y por haber esperado aquí
hasta las horas que son. Le agradezco también la documentación que nos ha adelantado y que ha completado
en esta misma sesión.
A nuestro grupo le parecen muy positivas algunas
afirmaciones que ha hecho. Usted se ha centrado, lógicamente, en los tres temas más importantes para
ustedes: cuotas, majors y ventanas. En la contestación
al cuestionario usted ha visto aspectos positivos, como
la adaptación de las salas a las nuevas tecnologías y
todo lo que se ha corregido de cara a la competencia
desleal que existía en ayuntamientos y diputaciones.
Empezando por la cuota de pantalla, quiero decir aquí,
en nombre de mi grupo parlamentario, con todo lo que
podamos estar en desacuerdo con ustedes, que hay que
reconocer su cumplimiento prácticamente exhaustivo.
Nos decía el director general, don Fernando Lara, que
de 4.300 salas tan solo en tres no se había cumplido la
cuota de pantalla. Por tanto, vaya por delante nuestro
reconocimiento en este sentido.
¿Qué ocurre con la cuota de pantalla? Prácticamente son ustedes los únicos que están defendiendo
su eliminación. Entre los sectores —han pasado por
aquí y van a pasar mañana y los conocemos—, todos
los gobiernos hasta ahora —usted lo ha reconocido
explícitamente en esta comparecencia— y los grupos
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
principio de la tramitación de una ley que esperemos
que nos lleve a buen puerto.
Mi grupo también le quiere preguntar, poniéndolo
encima de la mesa porque ya estamos tramitando la ley,
desde su punto de vista si cree viable alguna medida
concreta que compense, como le hemos dicho antes, el
innegable esfuerzo de los exhibidores en apoyo del cine
español. Por no alargarme más, porque estamos a
ciertas horas, le volvería a hacer la misma pregunta
respecto de las majors y no voy a reproducir aquí todo.
Díganos si cree que la ley podía prever algún mecanismo concreto, no nos diga qué les parece sino algún
mecanismo concreto. En este caso —voy terminando,
señora presidenta— es importante analizar las experiencias extranjeras, como fórmulas posibles para que
nos den ideas, pero no olvidemos que tenemos una
estructura y que no podemos tomar de aquí y de allá,
introduciendo elementos extraños sin cambiar completamente. No sé si me he explicado: se ha insistido en
un planteamiento histórico estructural de nuestro cine;
no es posible, creemos nosotros, introducir elementos
cogidos de aquí o de allá sin que puedan armonizarse
con el funcionamiento de nuestro cine.
Para concluir, señora presidenta, le queremos plantear —y también queremos que conste en el «Diario de
Sesiones»— la disposición del Grupo Parlamentario
Socialista a buscar acuerdos junto con el resto de
grupos parlamentarios. Estamos seguros de que en los
próximos días vamos a poder llegar a acuerdos. Le
pedimos concretamente a usted en esta sesión de hoy
que aquilate, que precise y que matice cuál sería la
horquilla en la que podrían verse satisfechas sus peticiones. No dude de que desde aquí, desde este grupo,
vamos a trabajar para hacer posible que esto llegue a
buen puerto.
parlamentarios, como usted ve, han alcanzado un
acuerdo generalizado sobre la importancia de mantener la cuota de pantalla. Esta ley se elabora fundamentalmente para mejorar el cine en nuestro país y
pensamos que esto lo empeoraría. Incluso la directora
de la Academia nos ha dicho esta tarde que la cuota
de pantalla se cumple con cierta comodidad. También
me tiene que reconocer que la ley facilita este cumplimiento, pasando en el artículo 18 a realizar el
cómputo por sesiones. Hay flexibilidad, con la introducción de documentales o con el cine de animación
comunitaria para computar esta cuota. Déjeme que le
diga finalmente que estamos ante un planteamiento
histórico. Estamos en un país en el que la cuota de
pantalla forma parte de la estructura de nuestro cine,
incluso, ya por deformación profesional, el precedente
no es ni siquiera el del año 1941. Si usted se va a la
Gaceta de Madrid, del 3 de marzo de 1929, por tanto
bastante antes de 1941 —es verdad que la obligación
aparece en 1941—, verá que hay un documento donde
se dice: Ante el enorme desarrollo del cinematógrafo
como espectáculo público, que ha traído como consecuencia la invasión de nuestras salas de cinematógrafos por las películas extranjeras, por ser escasísima,
casi nula, la producción española, viene observándose
la conveniencia de procurar de una vez que seriamente
se implante en España la industria de producción
cinematográfica, con el doble y fundamental objeto
de que la fuente de ingresos que tal industria representa venga a parar a manos de españoles y a poder
de capitales nacionales, limitando de un modo progresivo el predominio de la industria extranjera. Más
adelante se pide que se limite por sí o sea de carácter
de exclusividad la entrada de películas extranjeras,
sujetándolas a un porcentaje de relación con las españolas del modo que se efectúa en otros países, controlado todo ello por un organismo superior oficial. Si se
va usted al año 1933, creación del Consejo de Cinematografía, verá que se dice lo mismo, que el consejo
tiene que estudiar entre otras cosas los medios de
protección a la industria cinematográfica, la posibilidad y consecuencia de fijar para la exhibición un
porcentaje obligatorio de películas nacionales y
formas de aplicación, etcétera. Estamos hablando de
algo que forma parte de la estructura. Le digo esto
porque en la intención de nuestro grupo de llegar a
acuerdos y de reconocerles —se lo decimos también
para que conste en el «Diario de Sesiones»— el
esfuerzo que los exhibidores han hecho durante estas
últimas décadas y lo que han puesto de su parte para
empujar a favor del cine español, quizás los acuerdos
tengan que buscarse por otro sitio y no por la eliminación de la cuota de pantalla. Por eso le pregunto,
aunque en este caso se nos ha adelantado la señora
Rodríguez-Salmones, siguiendo una frase cinematográfica, si esto es el principio de una gran amistad,
que traducido en términos parlamentarios sería el
La señora PRESIDENTA: Señor Alvero, tiene la
palabra para contestar.
El señor DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE
CINES DE ESPAÑA, FECE (Alvero Alfaro): Voy a
intentar agrupar las preguntas. De momento puedo
sentirme muy satisfecho de que exista una cierta unanimidad en que la cuota de pantalla es una aportación
que los exhibidores han venido haciendo a lo largo
del tiempo. Para mí es ya un reconocimiento de mi
trabajo, después de tantos años. Además si lo ilustramos con las referencias que nos ha dado el portavoz
del Grupo Socialista, señor Bedera, todavía estamos
más en mi lado en cuanto a que desde los años 1929
a 1933, todo esto ha acabado siendo una práctica de
imposición que los exhibidores, mis antepasados de
algún modo, también tuvieron que reconocer eso sin
que nadie pensara más que, como decía la señora
Rodríguez-Salmones, somos una parte fundamental
de la cinematografía para el desarrollo de la industria
nacional. Esa posición ya me congratula mucho,
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Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
Es muy difícil concretar todo esto, pero es cierto que
todo nuestro argumentario y toda nuestra fuerza están
basados en referentes de otros países. Todos los países
tienen una cinematografía más fuerte que la nuestra en
el sentido de la cuota real de taquilla. He mencionado
a Francia, que es el paradigma con un 45, pero podemos
hablar de Alemania, que tiene un 36, Italia, que tiene
un 29. Ojalá pudiéramos tener nosotros todo esto
porque en definitiva acabaría siendo una forma de evitar
la fuerza que tienen las majors en España; más que en
ningún otro país. La dificultad que tenemos sobre todo
es que esas compañías tienen un porcentaje de taquilla
tan importante que, además, como también he mencionado aquí, están empezando a invadir o a utilizar de
algún modo películas españolas para distribuir. Por
tanto, nuestra posición siempre es independiente, y
aunque eso no esté muy precisado en la ley es verdad
que todo exhibidor que hoy por hoy opera en España
es independiente. Digo esto respondiendo a una de las
preguntas de la señora Rodríguez-Salmones: todos los
exhibidores en España a día de hoy son independientes,
incluso mucho más que hace dos años, cuando todavía
en algún caso se producían integraciones verticales. A
día de hoy ninguna cadena de cines tiene relación con
Estados Unidos, ninguna compañía tiene integración
vertical. A día de hoy, hay alguna compañía europea de
capital riesgo, compañías de inversión, y muchas son
directamente españolas. Eso quiere decir que nuestra
fuerza a la hora de enfrentarnos a esas cinco compañías
majors, tan mencionadas, es absolutamente desequilibrada, y de ahí viene la enorme dificultad, el proceso
y la evolución tan negativa que los empresarios de cine
en España han sufrido en los últimos años. Por contar
una anécdota, basándome también en historias y situaciones concretas de países concretos que tienen, envidiablemente, a lo mejor un 36 y un 37 de media de renta
que se paga por el alquiler de las copias, podemos decir
que la importancia que tiene un cine o la importancia
que tiene una película siempre es un debate que existe
entre el exhibidor y el distribuidor. Cuando en Inglaterra los distribuidores conocieron que iban a empezar
a implementarse cadenas de exhibición importantes con
mucha inversión, recibieron con mucho agrado esa
posibilidad porque ampliaba su campo de acción, el
número de pantallas; en definitiva, era una buena
noticia. Los exhibidores en aquel momento tuvieron la
habilidad de buscar la forma de ser recibidos con las
mejores condiciones para que sus inversiones tuvieran,
un recorrido y una amortización. En este país, al final,
cada uno ha ido por un lado y en este momento —tengo
que confirmarlo— los cines españoles son los peor
tratados, tanto por la Administración como por los
distribuidores, de toda Europa.
No voy a poder concretar cuáles son las condiciones
de compensación, aunque es verdad que hay unos
referentes internacionales que nos pueden servir. Por
ejemplo, en Italia —como mencionaba el señor
Vilajoana— el cine recibe un porcentaje de la taquilla
porque estamos partiendo de algo muy claro en cuanto
a un recorrido que empieza bien.
Me gustaría concretar algo en relación a la cuota de
pantalla y a las compensaciones porque efectivamente
en las relaciones previas, en los primeros y consecutivos encuentros que hemos tenido con cada uno de los
grupos que ustedes representan, hemos ido viendo
como la cuota de pantalla y su eliminación es una cuita
difícil de resolver. Por eso, de algún modo y ante esa
clara determinación de que la cuota de pantalla era algo
que nos perjudicaba, y que no teníamos por qué tener
nosotros que soportarla de una manera intervencionista,
hemos considerado la posibilidad de buscar alternativas
o compensaciones que justifiquen ese lucro cesante, o
esa posición obligada y punitiva que hemos tenido que
sufrir. Hoy tal vez no voy a ser capaz de dar los referentes fiscales o de subvenciones concretos que justificarían esa imposición para nuestra compensación. En
los próximos días vamos a proponer unas enmiendas
donde verdaderamente ya se considera todo esto. Sería
básicamente un resumen de lo que ya tienen claro otros
países, lo cual también cubriría las preguntas referidas
a las majors y su abuso de dominio, porque la posición
dominante no es un delito, muy entrecomillado, pero
es verdad que el abuso de dominio, que es lo que
entendió el Tribunal de Defensa de la Competencia que
había ocurrido, nos perjudica de una forma clara.
No estamos inventando, en un país con una personalidad especial o con una cinematografía necesitada de
apoyos, que nosotros siempre hemos dicho que nos
ponemos al alcance de quien tenga que sacar esto adelante, ya que somos los primeros interesados en que
funcione el cine español, pero está claro que en otros
países ya existe legislación que pone límites al abuso
de las majors. Después haré un paréntesis para contar
por qué en España nos va peor que en otros sitios, pero
es así, nos va peor que en otros sitios; tenemos mucha
menos fuerza por diferentes motivos que voy a intentar
enumerar. Fundamentalmente porque en algunos países
ya existen por ley unos topes que, en definitiva, en una
legislación paneuropea no son considerados inconstitucionales ni que no puedan ocurrir. Como hemos
mencionado muchas veces, eso ya existe en Francia
—es el modelo que todos perseguimos y observamos—;
como máximo hay un 50 por ciento, y lo mismo pasa
en Bélgica. En todo caso, ese tipo de información no
está basada en nuestro capricho ni en un discurso
basado en la construcción de una perorata de quejas o
de solicitudes basadas en nada. Soy el vicepresidente
de la UNIC y en definitiva conozco, aunque se trate de
datos secretos, lo que los colegas viven y cómo se echan
las manos a la cabeza cuando conocen la situación
concreta de España y todo nuestro procedimiento ante
el Tribunal de Defensa de la Competencia. Somos los
peor tratados, a pesar de que, como siempre hemos
dicho, somos los que prácticamente hemos conseguido
tener los mejores cines.
45
Congreso
4 de septiembre de 2007.—Núm. 883
ción en la que solamente había multas por no cumplir
con una cuota impuesta. Me alegra también que se
reconozca que no hay en ese sentido ningún incumplimiento, pero no es tanto porque sea fácil, sino
porque por parte de los empresarios siempre ha habido
una clara predisposición a cumplirlo, y eso ha exigido
muchas veces poner películas, como hemos evaluado,
que no interesaban tanto al público, o sea que no es
casualidad que el cumplimiento de esa cuota se haya
resuelto sin fallos, sin sanciones y sin cobertura.
Sé que esto no es protocolario, pero si hay algo más
que pudiera contestar referente a las muchas cosas que
se me han propuesto, estoy encantado de ordenar un
poco mejor mi discurso, pero es un poco difícil. Cuando
se habla de grupos, de tiempos y de los tres asuntos
fundamentales, quedan muy claras cuáles son nuestras
posturas y, desde luego, las soluciones o lo que nosotros
queremos que aparezca en la ley, que estará muy bien
reflejado en las enmiendas que comprometo a ofrecer
en los próximos días.
por espectador directamente y si además los espectadores van a ver cine italiano, ese porcentaje aumenta
—estamos hablando de porcentajes de un 3 y un 7 por
ciento-; en Portugal existe también por ley un dinero
que se deduce directamente de la taquilla para mantenimiento de salas y en Irlanda también tenemos
casos del mismo tipo. En todos los lugares, desde
luego, lo fundamental es que el exhibidor está considerado como una parte imprescindible para el desarrollo del cine de ese país, y eso se evalúa de diferentes maneras. Sé que en las enmiendas se está
apreciando y se está reconociendo las compensaciones
basándose en esas referencias que ya teníamos de que
no hay muchas reticencias a eliminar la cuota de pantalla, y desde luego que ya lo vamos a facilitar en muy
poco tiempo. Por otra parte,tampoco soy capaz, si la
cuota de pantalla se renueva o se considera en esta ley,
de poder evaluar cuánto tiempo tendría que pasar para
que viéramos si ha sido eficaz. Podíamos hablar de
cinco años, por poner un periodo concreto, y creo que,
tal como está hoy la situación del cine español, sería
un espacio que podría contar con el apoyo de todos,
que hoy reitero y lo hemos dicho en todos los encuentros que hemos tenido con los diferentes grupos. Para
mí es muy importante que hoy sintamos que las cosas
pueden ser reconocidas porque nuestro valor, nuestra
fuerza y nuestra capacidad de ayudar al desarrollo del
cine español es muy importante y hasta este momento
lo que ha pasado es que hemos partido siempre de una
situación de castigo, una situación punitiva, una situa-
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias,
don Rafael Alvero. Ha sido un placer tenerle con
nosotros y ha sido muy claro en sus reivindicaciones
y en su exposición. Muchas gracias y buenas
noches.
Se levanta la sesión hasta mañana a las diez menos
cuarto de la mañana.
Eran las diez y veinticinco minutos de la noche.
46
CORTES GENERALES
Congreso
5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2007
VIII Legislatura
Núm. 884
CULTURA
PRESIDENCIA DEL EXCMA. SRA. D.ª CLEMENTINA DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA
Sesión núm. 44
celebrada el miércoles, 5 de septiembre de 2007
Página
ORDEN DEL DÍA:
Celebración de las siguientes comparecencias en relación con el proyecto de ley del cine (continuación). (Número de expediente 121/000138.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
— Del señor presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles, FAPAE (Pérez Fernández de la Puente). (Número de expediente 219/000833.) . . . . . . . . .
2
— Del señor presidente de la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos,
FORTA (Camacho Ordóñez). (Número de expediente 219/000838.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
12
— Del señor presidente del Consejo de Administración de la Corporación de Radiotelevisión
Española, RTVE (Fernández Fernández). (Número de expediente 219/000839.) . . . . . . . . . .
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— Del señor director de la Asociación Galega de Productores Independientes, Agapi (Casal
Vidal). (Número de expediente 219/000840.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
26
— Del señor secretario general de la Federación de Actores del Estado Español, FAEE (Bosso
Cuello). (Número de expediente 219/000841.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
34
— Del señor presidente de la Asociación de Realizadores Productores Audiovisuales, ARPA
(Trueba Rodríguez). (Número de expediente 219/000842.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Se abre la sesión a las nueve y cuarenta y cinco
minutos de la mañana.
tenía que estar, quizá con algo de retraso. Para que no
haya la más mínima duda, los productores de cine
español, y creo que de acuerdo con toda la parte creativa
del cine —directores, guionistas y actores—, desde el
inicio de la presente legislatura hemos pedido un texto
legal. Por tanto, no existe la más mínima duda de que en
este momento consideramos necesaria una ley del cine
y, yendo más lejos, consideramos esta ley imprescindible. Es más, si no se aprobara esta ley durante esta
legislatura, a nuestro jucio pondría en peligro o en grave
riesgo la producción de cine en España con el consiguiente empobrecimiento cultural, porque no tengan la
menor duda, y lo saben mejor que yo, que si nosotros no
hacemos cine, en España las pantallas estarán igualmente
repletas de cine. Siempre habrá cine. De lo que se trata
es de crear las pautas para que en España el cine se haga
en mejores condiciones.
Desde el inicio de la legislatura a hoy han cambiado las
condiciones de mercado de una manera drástica, especialmente por un cáncer, por una pandemia que es la piratería.
En este momento hacer cine, explotar cine, es mucho más
complicado que al inicio de la legislatura. Lo digo con
cierta trascendencia. Créanme, señorías, si no tenemos ley
del cine al final de esta legislatura, el tiempo para redactar
un texto legal y que se cree el marco para que se pueda
hacer cine, pondrá en riesgo la existencia del cine español.
Con este tono un poco solemne de la necesidad, voy a
intentar centrarme con parcialidad en los argumentos que
voy a dar. Parcialidad porque yo represento a un colectivo
afectado por la ley, pero no represento al conjunto de los
colectivos. De ahí la parcialidad en mi intervención, un
doble sentido en tal parcialidad puesto que, aprovechando
que les hemos comunicado a todos ustedes cuáles son
nuestras pretensiones respecto a la ley del cine y lo hemos
documentado, tanto por escrito como en diferentes conversaciones con los distintos responsables de los grupos
parlamentarios, voy a tocar parcialmente lo que consideramos más importante. Dentro de la primera petición que
nos gustaría hacerles es que esta ley no solo es necesaria
y urgente sino que nos gustaría, y ya sé que esta pretensión
es nuestra y no tiene por qué ser de SS.SS., que saliera
aprobada con el mayor consenso posible. Exactamente
igual que creemos imprescindible la ley ahora, nos parece
imprescindible que cuando se legisla o cuando se regula
un sector como este, sea con el consenso mayoritario de
CELEBRACIÓN DE LAS SIGUIENTES COMPARECENCIAS EN RELACIÓN CON EL PROYECTO DE LEY DEL CINE. (CONTINUACIÓN).
(Número de expediente 121/000138.)
DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES
AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE, (PÉREZ
FERNÁNDEZ DE LA PUENTE). (Número de
expediente 219/000833.)
La señora PRESIDENTA: Señoras y señores diputados, comenzamos esta mañana el turno de comparecencias y damos la bienvenida al primer compareciente
don Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España,
(FAPAE). Bienvenido a esta Comisión, no es la primera
vez que lo hace, y estamos encantados de tenerle entre
nosotros. El tiempo es suyo, aunque no es ilimitado,
como bien sabe, sino que está en torno a los diez minutos,
tal y como hemos acordado para estas comparecencias,
teniendo en cuenta, y lo vuelvo a reiterar, que hemos
enviado unos formularios a todas las federaciones y
asociaciones que están desfilando por esta Comisión en
los que les hacemos una serie de preguntas y cuyas respuestas ya nos han sido remitidas. Por tanto, le rogaría,
si es posible, que se atuviera al tiempo. No pasa nada si
se extiende un poquito más, pero le agradecería, ya que
tenemos esta mañana seis comparecientes, que se ajustara al tiempo. Tiene la palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE
ASOCIACIONES DE PRODUCTORES AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE, (Pérez Fernández de
la Puente.): Voy a hacer todo lo posible, espero conseguirlo, por atenerme al tiempo. Sé que ayer tuvieron una
larguísima sesión, interesante y clarificadora por lo que
he escuchado a los distintos grupos, en cuanto a las
posiciones de los distintos interesados o afectados por
un texto legal que en este momento, a juicio de la Fapae,
está donde tenía que estar y está en el momento en que
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los diferentes grupos políticos, entre otras cosas porque
este sector necesita estabilidad más que ningún otro. No
sería beneficioso que tuviera que haber cambios legislativos por una composición determinada del Parlamento
que llevara a determinadas teorías una ley, cuando nosotros lo que creemos es que tiene que ser apoyada y respaldada por los diferentes grupos. Digo esto no con ingenuidad, sino después de haber tenido conversaciones.
Menos con un grupo, hemos hablado con el resto, y si no
hemos hablado con ese grupo no ha sido por culpa nuestra,
porque nosotros hemos pedido reuniones con todos ellos.
En principio, nosotros sí hemos encontrado una acogida
por parte de los grupos para intentar hacer las cosas como
creemos que se deben hacer, de modo que esta petición
pueda ser formal en cuanto al consenso entre los diferentes
grupos. Estamos convencidos también de que es imposible
que un texto legal consiga por sí mismo que los ciudadanos españoles o los de otros países entren a ver películas
españolas. No somos tan ingenuos como para pensar que
un texto legal puede cambiar de entrada las condiciones
de mercado y mucho menos la voluntad de los espectadores, pero con la misma fortaleza estamos convencidos
de que un texto legal sí puede crear las condiciones para
que se haga cine de otra manera y concite el respaldo de
los espectadores mejor que como lo tenemos en este
momento.
Sería ridículo por mi parte no ser autocrítico con respecto a que seguro que los que hacemos cine en España
nos hemos equivocado en demasiadas cosas en los últimos
tiempos; pero tengo que decir que en este momento competir en el mundo del cine cada vez es más difícil. Como
decía antes, la proliferación de pantallas, y no solo las de
las salas de cine sino las de tamaños más pequeños en sus
diferentes formatos, siempre estarán llenas de determinado producto. En este momento, lo que nosotros pedimos
con esta ley es que cambien las condiciones para que el
cine español pueda ser más competitivo; el cine español,
allá donde se haga. Durante los últimos años, por decirlo
de alguna manera, se ha perdido el centralismo en cuanto
al origen de las películas. En este momento hay unas
cuantas comunidades autónomas en España que compiten
entre ellas por hacer las mejores películas al año. Con esto
me quiero referir a que, por lo que hemos escuchado, en
algún caso puede haber algún grupo parlamentario que en
esta ley entre a discutir temas competenciales o no con
respecto a cómo se deben administrar los asuntos de la
cultura, entre los que está el cine. No soy yo, ni muchísimo
menos, quien vaya a decir en el Parlamento lo que es
competencia o no y si de alguna manera estamos vulnerando estatutos de autonomía o estamos haciendo primar
una ley sobre leyes que tienen por lo menos la misma
consideración. No voy a ir por ahí, pero sí quiero hacer
una reflexión muy importante ante sus señorías. A mí me
da igual donde estén las competencias, obviamente, pero
tenemos que conseguir que haya una acción a favor del
cine español, venga de donde venga la película; se trata
de que esa película que nazca en Galicia, en Andalucía,
en Cataluña, en el País Vasco, en Madrid, en la Comu-
nidad Valenciana, donde sea, tenga las mismas oportunidades de su vista en todo el territorio español, pueda saltar
las fronteras y competir fuera de las mismas. Si cayéramos
en la torpeza —y perdónenme que lo diga así— de trocear esa ayuda que se da desde el Fondo de protección,
probablemente estaríamos poniendo en riesgo y reduciendo un mercado que ya es suficientemente pequeño
para convertirlo en microscópico a la hora de la explotación de las películas. No entro aquí en temas competenciales, pero sí de mercado, y creo que SS.SS. estarán
de acuerdo conmigo en que si ya tenemos un mercado
suficientemente reducido no lo podríamos reducir aún
más. No conozco —obviamente, porque no creo ni que
estén formuladas—, las enmiendas, pero de las conversaciones mantenidas con los grupos se deduce esa
pequeña preocupación.
Por ser, como decía al principio, lo más breve posible
y no pasar de los diez minutos que me ha concedido la
presidenta y por intentar no alargarme, diré dónde vemos
las aportaciones principales de esta ley —lo haré de
forma breve, puesto que se lo hemos entregado por
escrito—, porque consideramos que sin lo que voy a
contar ahora probablemente el texto sería lo suficientemente descafeinado como para no cumplir esa primera
oportunidad que debe tener de conseguir hacer un cine
en mejores condiciones que las actuales. Hemos hecho
mucho hincapié desde el principio en reforzar o delimitar
la figura del productor independiente. Aquí hemos tenido
una pequeña colisión con los intereses representados
desde Uteca, pero que la propia Uteca y SS.SS. entenderán perfectamente que no hay un solo sector en la parte
industrial —y este tiene el doble componente de cultural
e industrial— donde estén perfectamente delimitadas las
competencias entre el que produce y el que distribuye.
Si el que distribuye, en este caso las televisiones
—puesto que hoy día, dentro de los cambios que se han
producido en el mercado, las televisiones son absolutamente necesarias para que las películas lleguen a ojos de
los espectadores, más que antes, y cada vez más—, tiene,
por decirlo de alguna manera, el monopolio o las mismas
condiciones que cualquier otro para producir, indiscutiblemente solo se harán las películas que quieran poner
en marcha las televisiones y nuevamente el empobrecimiento cultural y la desaparición de la libertad de creación serían inmediatos; solamente se harían determinadas películas y no tendríamos la posibilidad, creo, de
algo que en este momento, fuera y dentro de España,
todo el mundo reconoce, que es precisamente la variedad
en el género de las películas españolas que se hacen. Es
sano para un sistema que queden delimitadas las competencias de alguien que tiene no el privilegio, porque
creo que están haciéndolo suficientemente bien, pero sí
una concesión gratuita para explotar un canal de televisión, mientras que otros no tenemos la posibilidad de
poder explotarlo. Esto lo digo con tranquilidad, y lo único
que hemos pedido es simplemente que quede delimitado
en un texto cuáles son las competencias de una parte y
cuáles son las competencias de otra. Para que no haya
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duda, con esto no estamos diciendo ni muchísimo menos
que las televisiones no entren en el mundo de la producción. Las televisiones son estrictamente necesarias para
producir cine en España como lo son en los Estados
Unidos de América o en cualquier país de nuestro entorno
cultural o geográfico más cercano. En cualquier caso,
debemos establecer unos límites para que no se produzca
un abuso de posición dominante entre unos y otros. Obviamente, el abuso de posición dominante no se inclinará
nunca a favor de los productores. En nuestra opinión, esta
delimitación tal y como está planteada es conforme a
derecho, y además no es novedosa respecto a lo que ocurre
en otros lugares, donde, insisto, la competencia entra en
este sector como en España entra en otros sectores industriales como la energía o las telecomunicaciones.
El segundo punto importante para nosotros es el
marco fiscal. En mi opinión esta cuestión no debería
tener mucho debate. Lo hemos tenido cuando propusimos al Gobierno que esto tenía que representar una
palanca importante. Cuando digo que no debería tenerlo
me refiero a que prácticamente ya está impuesto en el
cien por cien de los países o al menos en el cien por cien
de los países que tienen una cinematografía poderosa.
Supone también una manera más loable y estética de
aportar bienes o caudales públicos a la producción de
cine y, en este sentido, entiendo que hayamos tenido
ciertas dificultades para convencer al Gobierno porque
de alguna manera esta especificidad quebraba una línea
de política fiscal, pero por otra parte, el Gobierno español
y el Parlamento se han adherido al protocolo de diversidad cultural, y por tanto, el enganche jurídico existe
perfectamente para que específicamente en este sector
opere la palanca fiscal. Aunque he oído declaraciones en
otro sentido, la palanca fiscal es tremendamente beneficiosa para todo aquel que invierte en el cine, e invierte
en el cine el productor independiente, invierte en el cine
la televisión y pretendemos que inviertan en el cine
sectores que en este momento están fuera de él, y esta
palanca fiscal atraería capitales para que las películas se
hicieran con mayor ambición comercial y, por tanto,
cultural. En consecuencia, cualquiera de los que invierten
en el cine, y en este caso las televisiones tienen que ser
el ejemplo más claro, tendrán por supuesto este beneficio
fiscal que hasta ahora no tenían.
Asimismo, hacemos hincapié en la consolidación del
Fondo de protección. Según la memoria que acompaña
a la ley vamos alcanzando cifras importantes. Por
supuesto, no tan importantes si las comparamos con el
país más cercano, que es Francia, pero desde luego suficientes tal y como están marcadas sin duda alguna para
que las películas españolas tengan el tamaño que deben
tener para poder competir. En la parte de autocrítica
también quiero dejar claro que en España hacemos
demasiadas películas. Este es un tema imposible de
regular debido a la ausencia de limitación en ningún
texto legal, pero indiscutiblemente dentro de esa autocrítica deberíamos tener en cuenta que en este momento
es mucho más dificil que antes que una película se abra
camino en el recorrido por las salas de exhibición. Se ha
hecho una gran horizontalización en la explotación. Hace
unos cuantos años el hecho de salir con cien copias en
cien salas en España ya era importante, mientras que en
el último año se ha alcanzado la cifra de un mismo
estreno en 850 salas a la vez. Esto significa que las películas —también tiene que ver con la piratería— se tienen
que amortizar mucho antes en las salas, y para poder
competir con lo que se estrena en las salas una película
tiene que tener unos mínimos imprescindibles y en este
sentido probablemente España no puede permitirse en
este momento hacer 150 películas que pretendan competir en salas con las películas bien armadas que vienen
de fuera. Esto dentro de la parte de autocrítica.
En cuanto al Fondo de protección, sentimos satisfacción por su crecimiento y consolidación, consideramos
que es suficiente para lo que hay que hacer en España.
No obstante, existe esa alerta o peligro sobre que en
ningún caso se debe territorializar porque probablemente
crearíamos un artificio para incentivar que se tuvieran
que hacer películas en lugares donde en este momento
no nacen de manera natural y, sin embargo, acabaríamos
perdiendo en cada una de las comunidades donde sí
existe una cultura y una tradición en la conformación de
dichas películas.
La ley abre ya el camino de convertir el ICAA en una
agencia. Esto también lo hemos pedido no por estética,
para darnos mayor importancia, sino porque el audiovisual
cada vez es más complejo y las competencias sobre el cine
y el audiovisual están dispersas en diferentes ministerios.
Todos creemos que sería bueno que, de manera parecida
a como lo han resuelto países de nuestro entorno, se eleve
de rango el actual instituto y, de alguna manera, se
adhieran competencias a esa agencia no solo ya en la
producción de cine, que es tremendamente importante,
sino también en la promoción del cine español que es tan
importante como su propia producción.
No me voy a referir porque hago mío y por bueno las
reflexiones que he leído de la presidenta de la Academia.
Las comparto, al igual que comparto las reivindicaciones
expuestas por un asociado a Fapae que representa específicamente al mundo de la animación. Todo eso lo tienen
ustedes por escrito y aquí doy pública fe de que nosotros
respaldamos las peticiones hechas por la animación.
Como han tenido la delicadeza de asistir los dos representantes de exhibición y de las televisiones comerciales
que intervinieron ayer —no les pude seguir en directo
pero sí he leído reseñas de prensa—, diré que me ha
extrañado que, tanto un colectivo como otro, en una ley
que —no es malo decirlo— el sector de la producción
ha pedido para, insisto, cambiar las condiciones en que
se debe hacer cine, las mayores protestas y quejas con
cierto acompañamiento mediático —porque así lo han
querido ellos— poco tienen que ver con el cambio de
condiciones debido a esta ley con respecto a las condiciones que tenían. Ellos pueden opinar de manera distinta pero ese es mi juicio. La mayor reivindicación de
los exhibidores, en la que no voy a entrar porque tiene
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La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar damos la palabra a la portavoz
del Grupo Parlamentario Popular, señora RodríguezSalmones.
que ver con los márgenes comerciales, puede ser una
reivindicación justa pero el territorio de tratamiento entre
particulares en cuanto a los porcentajes que deben disfrutar unos y otros no es esta ley. Es mi manera de
entenderlo, con lo cual no estoy quitando ni un ápice de
su posible reivindicación pero esta ley no es un cajón de
sastre donde todos debamos intentar conseguir reglamentos o normas, aunque sea muy legítimo, que no son
competencia. En cuanto a las televisiones y los exhibidores, ayer se hizo la afirmación de que la lista de películas —y no voy a referirme a los títulos que el presidente de los exhibidores conoce muy bien— que han
entrado en esa cuota de pantalla de cine europeo —que
a veces es con matrícula europea pero producidos en
otros lugares— y no precisamente por ser películas
españolas es más que suficiente para que con holgura se
pueda cubrir esa cuota. Desde luego, lo del perjuicio de
los 1.000 millones de euros no hace falta que lo conteste
porque ellos mismos saben que es una cifra ligeramente
encauzada y me cuesta creer que en sede parlamentaria
se pueda pronunciar una cifra tan asombrosa. Lógicamente, repito, cada uno tiene sus legítimos intereses y a
mí me toca defender los míos, aunque obviamente también tengo que mencionar que no estoy de acuerdo con
algunas afirmaciones que se han hecho.
En cuanto a las televisiones reconozco mi propia
incapacidad para conseguir convencerles de que su aportación al cine tiene que ser más voluntaria. Creíamos
haberlo conseguido proponiendo, junto con la Administración, cláusulas autorregulatorias dentro de esta propia
ley. No las han querido tener; tendrán sus razones.
Entiendo que por su parte existe una batalla jurídica para
quitar la obligación del 5 por ciento. Tengo que recordar
en esta sede que esa es una ley aprobada por unanimidad
de los grupos parlamentarios y que, desde luego, en nada
difiere de obligaciones creadas en otros países donde
también tiene que haber una aportación de las televisiones por el régimen concesional que tienen para que
la huella industrial del cine que se hace en su país sea
permanente y no efímera como pueden ser derechos de
otros formatos televisivos. Lo seguiremos intentando
porque estamos convencidos de que, salga como salga
la ley, tiene que haber entendimiento entre los productores y las televisiones puesto que su participación es
estrictamente necesaria, pero reconozco mi impotencia
para convencerles de una manera más tranquila, de una
manera más real de que la inversión tiene que ser voluntaria y pensando exactamente que cada uno tiene que
aportar su parte. Yo espero que con el texto legal, donde
no se les crean nuevas obligaciones ni muchísimo menos,
en un futuro, ya aprobada la ley y con esas nuevas condiciones, entre todos seamos capaces de hacer mejores
películas.
Me he excedido un poco, querida presidenta, pero con
esto doy por acabadas las principales reivindicaciones
que presentamos a esta ley.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muy bienvenido, señor Pérez, creo que ha hecho una
intervención muy, muy directa y por tanto muy esclarecedora.
Ha hablado del necesario acuerdo, que a su juicio sería
muy deseable y al nuestro también; así pues, puede tener
por parte de nuestro grupo la garantía de que vamos a
intentar que esta ley tenga el máximo acuerdo posible y
creo que la misma intención hay por parte del grupo que
sostiene al Gobierno y también de los demás. En ello
estamos, porque estas que llamamos leyes instrumentales
deberían durar un espacio de tiempo largo, no se trata de
hacer leyes que cada Gobierno tenga luego que revisar, y
por eso lo vamos a intentar entre todos. También me
parece necesario decir y repetir, no con cada compareciente pero sí de vez en cuando, que por parte de los
diferentes grupos y desde luego del nuestro, el cine
español, uno, es bueno y, dos, necesita y merece el apoyo.
Lo necesita, es un hecho, como todas las cinematografías
del mundo, no hay ninguna que por una u otra fórmula
—y lo importante es acertar con la fórmula para que esta
sea eficaz— no lo necesite. Lo creemos porque en todos
los sectores culturales si dejamos sencillamente que funcione el mercado —y nuestro grupo defiende el mercado
y tiene esa bandera y usted lo conoce— no vale y desde
luego no en el de la cinematografía, entre otras cosas
porque como todos los demás países lo hacen, sería
absurdo por parte del nuestro no hacerlo. Y ahora paso a
formularle preguntas concretas.
El modelo fiscal. También aquí lo importante es que
funcione. Se trata de cambiar el modelo económico en
el que actualmente está sustentada la producción del
cine. Hasta ahora lo que hay crea problemas, crea dificultades. Nuestro grupo ha reclamado mucho, casi como
cuestión única: cambiemos este modelo y solo con eso
ya avanzaríamos. Nosotros, en tiempos del Gobierno,
para el coproductor independiente logramos —es muy
poco, no ha valido, pero usted sabe que sacarle a
Hacienda una cuestión de estas es muy difícil— una
desgravación del 5 por ciento. Es un hecho que no ha
funcionado. Si una desgravación no funciona, o se quita
o se aumenta o se articula de manera que funcione; si
no, no tiene sentido. Yo creo que este modelo fiscal
puede ser válido pero la redacción es extraordinariamente confusa, por tanto serán buenas para la ley las
aportaciones que nos puedan hacer y las que nosotros a
su vez logremos perfilar en la Comisión. No se entiende
por qué una vez que se plantea un modelo fiscal diferente
no hay manera de entender la redacción de ese modelo,
ustedes nos sugieren algo y ahí lo querríamos tener.
Asimismo nos parece que el plazo de revisión es muy
largo, no se puede esperar muchos años a ver si este
modelo funciona, habría que tener prevista una evalua-
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ción más breve. No sé cómo de breve, los empresarios
y los responsables de Hacienda pueden saber cuál es el
plazo correcto, pero desde luego no se trataría de estar
sine die once años hasta ver si esto ha funcionado. Habría
que corregirlo.
Respecto al productor independiente, como decía mi
antiguo compañero y admirado Rodrigo Rato, aquí
empezó Cristo a padecer. No me siento vinculada, pero
estoy hablando sensatamente. Si aquí se parte de que
había un conflicto con las televisiones privadas que
bloqueaba esta ley hasta el punto de que ésta no iba a
salir y que es uno de los motivos de la crisis y de la salida
del Gobierno de la ministra —aparte de mi independencia parlamentaria, tengo los pies en la tierra—,
tenemos que ponernos de acuerdo con las televisiones.
Hemos pasado ocho meses de fricciones, de torpezas y
de complicaciones y se llega a un texto. Ayer preguntaba
al representante de Uteca sobre dos cuestiones que están
en liza, una de ellas, aumentar las obligaciones que
tenían las televisiones, una vuelta de tuerca más, y se
renuncia a esto por el momento procesal, el recurso en
el Supremo y muchas otras cuestiones. Ahora bien, si la
cuestión de las televisiones se aparca, caben dos
opciones: aparcar solo sus obligaciones de invertir en
cine y de programar cine o aparcar todo lo que tenga que
ver con las televisiones; por sintetizar, el marco en el que
se está moviendo el actual cumplimiento del 5 por
ciento. Nosotros decimos que no se toca el marco actual,
que permanece la obligación que tenían las televisiones
por la ley anterior y las televisiones aceptan esto. Vuelvo
a repetir —no tengo por qué insistir en la independencia
del legislador— que podríamos hacer eso porque a mí
los compromisos con el Gobierno no me vinculan,
insisto, tengo los pies en la tierra. ¿Podemos cambiar el
marco de las televisiones que hoy van a cumplir unas
determinadas obligaciones y sencillamente creer que
solo podemos prescindir de obligarles a invertir algo
más? Si nosotros hacemos las definiciones que ustedes
nos proponen del productor independiente y de otra serie
de cuestiones, cambiamos el marco actual en el que las
televisiones están cumpliendo sus obligaciones respecto
al cine. ¿Es eso imprescindible?, ¿no podríamos seguir
con el mismo marco? En relación con el tema de televisión, esperemos a ver qué dice el Supremo, esperemos
tanto en las cantidades, en las obligaciones, como en el
marco en el que se desenvuelve esto.
Respecto al Fondo de la cinematografía, el fondo
aumenta y no puedo dejar de decir cada vez que hablo
de él que el ministro se apuntó los 18 millones de
aumento de este año que la pobre ministra había dejado
en la memoria, y dijo: He conseguido. No sé cuántas
cosas hizo Carmen Calvo, pero esa la consiguió ella y
ahí está desde el mes de junio. Ahora bien, en ese fondo
que efectivamente aumenta, vamos a hablar concretamente de la animación. Si el sector de la animación, que
está en Fapae y además colabora muy activamente, no
va a encontrar, como el resto de los productores, un
aumento en las obligaciones en televisión y no vamos a
tocar esto, calculando que las televisiones hoy colaboran
voluntariamente con la animación pero no porque la
actual ley lo mande, ¿qué están ustedes dispuestos
—vamos a emplear una palabra que no es correcta— a
ceder de ese fondo para la financiación del sector de la
animación?, ¿o lo dejamos y que sean los distribuidores
del fondo, tal como se establezca, quienes lo hagan?
¿Usted cree que podemos crear un porcentaje o una
cantidad del Fondo de la cinematografía y tener en
cuenta la animación? ¿Aceptaría Fapae esto y en qué
medida? En cuanto al fondo, son 18 millones este año y
luego el 3 por ciento más durante una serie de años; por
lo tanto, tampoco hay que lanzar tantas campanas al
vuelo, pero ya lo iremos viendo de año en año.
He hablado de las televisiones y de que no solo hemos
dejado fuera el aumento de sus obligaciones, sino que
sin graves perjuicios para ellas y, por lo tanto, para la
tramitación de esta ley —cada uno sabe, como usted ha
dicho, las posibilidades o las influencias que pueda
tener— podemos dejar el statu quo o modificarlo. Sin
embargo, está la televisión pública, que no tiene por qué
tener el mismo tratamiento a nuestro juicio en un
momento en que hay un cambio total de modelo. Ahora
vendrá el representante —no sé si viene el director— de
la Corporación de Televisión Española; el nuevo modelo
de televisión tiene un componente de servicio público
que debe ser financiado además vía presupuestos y no
vía publicidad. En ese marco, la cultura debe tener un
sitio muy destacado. Nos alarma que en lo que vemos
de la programación desde luego no es así. ¿Qué obligaciones cree que se le pueden poner a la televisión
pública? No entro en las que están agrupadas en el Forta,
hablemos exclusivamente de la nueva Corporación de
Televisión Española.
Me parece importantísimo lo que usted ha dicho de la
piratería.
La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, le ruego que haga preguntas concretas. Lleva
diez minutos interviniendo.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Iré muy sintéticamente, ¿Qué sugerencias tiene exactamente para la piratería? Está claro que la comisión no
funciona y que la piratería se nos dispara. Y una pregunta
concreta: ¿qué piensan ustedes del director de fotografía
como autor y, por lo tanto, con sus derechos?
Ayer estuvimos hablando de la cuota de pantalla.
Usted tendrá noticias de ello porque había algún representante. Lo que hagamos para beneficiar a los exhibidores no les tienes que molestar a ustedes; es decir, la
cuota se mantiene, lo cual es un logro para el cine y, por
lo tanto, para ustedes. Si reciben una compensación,
bendito sea, supongo.
Ayudas a la amortización. En la memoria económica
hay una cuestión muy complicada. Creemos que
aumentan mucho las posibilidades de volver a dar ayudas
por proyecto, por lo tanto, ayudas no automáticas.
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tanto, señor Pérez, el tema competencial está claro, y se
lo digo para que conozca nuestra posición.
Sin embargo, sí hay otros temas que no están resueltos.
En cuanto al planteamiento que usted hace respecto a
los productores independientes, qué quieren que les diga.
Yo respeto al señor Rato y veo, Beatriz,que estás en
plena campaña, te lo digo con todo el cariño y el afecto
que sabes que te tengo, y estoy encantado de ver que vas
por esta línea. (Risas.) Este tema se puso ayer encima
de la mesa. En el caso de las televisiones — y usted es
consciente—, sabemos que es un poder, es una fuerza
que hemos de respetar. Como muy bien dice usted, en
las leyes de este tipo, donde la televisión es imprescindible, hemos de estar cómodos todos, y cuando digo
todos me refiero a productores, a televisiones, pero también, a ser posible, los políticos, a los que también nos
gustaría estar cómodos en este tema. En el tema del
productor independiente que ayer se planteó el representante de Uteca, cumpliendo su función, dejó muy claro
que ellos no quieren cortapisas en esta cuestión, y
además añadió que ellos ya respetan la independencia.
Me gustaría, señor Pérez, que en esta cuestión nos explicara claramente por dónde vamos a ir.
Otro tema. Ayer compareció el señor D’Ocón, representante del mundo de la animación, que estuvo muy
brillante y nos convenció a todos. ¿Por qué nos convenció?
Porque tiene razón y porque ese es un sector que, como
usted sabe, tiene una gran potencia e importancia. Él dijo
una cosa con la que estoy de acuerdo, y es que esta Ley
del Cine ha de ser la ley del cine y de lo audiovisual,
porque el cine es un formato y lo audiovisual es todo, y
cada vez más —y usted lo ha dicho— el audiovisual tiene
uno de los formatos, y muy importante, que es el cine y
son las salas, pero tiene otros formatos, por ejemplo, la
animación, pero también lo es el cine en pantalla pequeña,
etcétera. Como en esto nos encontramos con un lío importante, es bueno que hablemos de todo esto; lo ha dicho la
señora Rodríguez-Salmones y yo quiero recalcarlo. En
este caso, quiero plantear dos temas. Nuestra posición
—ya se lo digo ahora— es que las televisiones públicas
han de hacer un esfuerzo especial. De la misma forma que
respetamos el acuerdo al que se ha llegado en las televisiones de que en el tema del porcentaje no entra la ley,
defendemos que la televisión pública, en concreto la
estatal —porque las autonómicas tienen sus competencias—, haga un esfuerzo extra de un 1 por ciento en este
tema. Asimismo, aunque todavía debemos meditarlo,
somos partidarios de que, en el caso de los canales temáticos donde la animación sea el 90 por ciento de su programación, deben también hacer un esfuerzo y que de su 5
por ciento dediquen una parte al sector de la animación.
Ayer se dijo una cosa interesante, que las televisiones no
solo no tenían ningún problema en que de su 5 por ciento
se dedicase una parte a la animación, sino que les gustaría.
Otra cuestión es la relativa a la agencia. Se lo ha preguntado también la señora Rodríguez-Salmones: ¿Cómo
se divide este 5 por ciento? Esto lo debe hacer la agencia.
¿Cómo se puede objetivar eso? Hay una serie de órganos
colegiados como si eso supusiera una objetividad.
¿Cómo se pueden objetivar estas ayudas por proyecto,
que están creciendo en detrimento de las ayudas automáticas por amortización?
Funciones del FCAA. ¿Hace falta representación
autonómica? Ustedes nos mandan una buena descripción; no se trata de cambiar el rótulo. Hoy el ICAA vale
para lo que vale, que es muy poquito. Si le llamamos
agencia y le damos flexibilidad, no sabemos para qué.
¿Cuáles son las funciones que debe tener?
Por otro lado, no voy a entrar en la cuota, puesto que
estamos todos de acuerdo, aunque usted haya lanzado
una serie de pullas.
La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de
Convergència i Unió, tiene la palabra.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Pérez, bienvenido a esta casa. Como usted ha venido el segundo día,
muchos de los temas —que además usted ya conocía— ya
han sido suficientemente ventilados. Mi colega Beatriz
ayer se refirió a una serie de cuestiones que son trascendentales, y yo también voy a tocarlas. Usted ha planteado
un tema que como usted sabe, porque hemos hablado del
mismo, me afecta y es el tema competencial. Quiero
decirle dos cosas para su tranquilidad. En mi grupo no
somos partidarios de la territorialización del fondo, pero
sí somos partidarios —y tendría que serlo el Gobierno al
presentar el proyecto, y evidentemente es la función que
tiene este Congreso— de que las leyes que aprobemos
respeten leyes orgánicas. El Estatut de Cataluña es una
ley orgánica aprobada por este Congreso, aprobada en
referéndum, y lo que no puede ser y además es imposible, como diría aquel, es que en una ley hecha por un
Gobierno, haya otro Gobierno, que también es Estado
—que es el de la Generalitat de Cataluña—, que haga un
informe de treinta páginas donde dice que invade competencias por todos los lados. Además, nos hace propuesta
de enmiendas de solución espectacular. Estoy seguro de
que mi colega socialista, con su habilidad y porque es un
gran abogado, resolverá este problema en minutos. A mí,
que soy economista, me costará, pero espero que me
ayude. Hoy la prensa refleja la posición de mi grupo. Por
supuesto, yo quiero que esta ley salga, pero quiero que lo
haga respetando competencias. Hasta aquí, señor Pérez,
espero que sus dudas queden resueltas. Le repito, me
encantaría no poner una enmienda a la totalidad. ¿Por qué?
Porque me encantaría que el Gobierno, en su fase de
ponencia, me trajera un proyecto de ley que respetara las
competencias. Esto es lo que más me gustaría del mundo,
porque me ahorraría muchas horas de trabajo, cosa que
ya me pasó con la Ley del Libro, en la que pasé muchas
horas con el señor Louro —que es agradabilísimo— planteando 43 enmiendas para arreglar el tema competencial.
Nos lo pasamos muy bien, señor Louro, pero en esta ley
me gustaría evitármelo y que el Gobierno lo hiciera. Por
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Congreso
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Aquí quiero decir dos cosas. La primera es que en el
formato de la agencia es fundamental que haya una
representación territorial para la toma de decisiones. Y
la segunda es que ayer la presidenta con buen criterio
dijo que el cine que hemos de potenciar no solo debe ser
el cuantitativo, es decir, no solamente debemos hacer
cine de gran éxito, sino que también hemos de apoyar el
cine cualitativo y habló de Marc Recha, de Green, etcétera. Pues bien, el problema que yo le planteé y que le
planteo a usted es cómo se decide en el cine cualitativo.
Que a Mac Recha le iba a ir muy bien en Cannes no lo
sabía nadie. Nos la jugamos —tengo que decir que en
este caso a mí me tocó jugármela— y acertamos, pero
era un riesgo. ¿Cómo se decide que un joven realizador
como este va a hacer una aportación cualitativas al cine?
¿Quién lo decide? Los órganos de decisión son determinantes —me gustaría conocer su opinión— y deben ser
de dos tipos. Por una parte, territoriales, para evitar la
división. No sé si me explico. ¿Cuál es la forma? Da la
sensación de que el cine que se produce en Cataluña va
a Madrid y en Madrid, quien sea, decide. Tiene que haber
alguien y dar la sensación de que hay interlocución. Y
por otro lado está lo cualitativo. ¿Quién decide lo cualitativo? ¿Quién decide que hay que apoyar a este director
porque hace aportaciones al cine y es el nuevo Berlanga
que todos quisiéramos tener? ¿Quién lo decide? ¿Quién
es el listo? ¿A qué listos ponemos aquí en medio?
Otro tema que se trató ayer fue el de la exhibición.
Siempre hemos dicho en público y en privado que esta
ley ha de intentar contener los sectores que participan
con el máximo de tranquilidad, pero hay uno intranquilo,
la exhibición, por distintas razones y no entraré en si
ellos han de mirar su propio sector o algunas otras cosas.
Lo que está claro es que están haciendo una aportación,
la cuota de pantalla, que nosotros —cuando digo nosotros quiero decir mi grupo— creemos que se ha de
compensar. Hacen una aportación y esta compensación
puede ser por vía fiscal y puede ser muy razonable. Se
hace en otros países y repito que no tenemos por qué
pedir nada a un sector privado y sin concesión, donde se
compra un terreno, se pone una sala y se dice aporte
usted ahora al cine. Magnífico, pero ¿qué hay de lo mío?
Somos partidarios de que se les compense. También se
planteó —usted no lo ha dicho y mi colega no se lo ha
preguntado— un tema que ayudaría a la exhibición y al
cine, el alargamiento de las ventanas. Sin embargo, usted
ha manifestado una cosa que es cierta y es que la piratería acorta las ventanas. El problema que tenemos ahora
es que no se ha estrenado y la copia pirata ya está en el
mercado, por lo que alargar las ventanas, si hay mucha
piratería, no es muy útil. Me gustaría conocer su opinión
sobre esta cuestión de las ventanas.
Otra cuestión es la nacionalidad de las películas.
Ustedes plantean que el director marca la nacionalidad
y hay sectores, como las televisiones, que opinan que
esto no es bueno para el cine y ponen algún ejemplo.
Para la explotación de una película puede ir bien tener
un director mexicano o checoslovaco y puede ser que
esta película sea nacional porque tiene inversión
nacional, actores… Señora presidenta, acelero y acabo.
Me gustaría conocer su opinión sobre el tema de la
nacionalidad.
También quisiera saber su opinión sobre el tema de la
piratería. Hay algunas propuestas que afectan a la exhibición. Nos han dicho que el 86 por ciento de las copias
salen de las propias salas, en las que se graba mediante
algún sistema. Les vamos a pedir que hagan un poco de
policía. Les estamos pidiendo cosas a los exhibidores
—no es que me ponga de defensor de los exhibidores—,
pero creo razonable que hay que convencerle con algunas
cosas que van a hacer.
Estoy ansioso por escucharle, señor Pérez.
La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, otras
veces interviene usted más brevemente; hoy se ha alargado y le he dejado. (El señor Vilajoana Rovira: Era
importante.)
Señora Muñoz, portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, tiene la palabra.
La señora MUÑOZ SALVÀ: Intentaré no alargarme
y cumplir los tiempos. Gracias, señor Pérez, por su
intervención y también por la documentación que nos
ha remitido, que ha hecho que se clarifiquen muchos
aspectos del proyecto de ley sobre el que estamos trabajando en este momento. El Grupo Socialista cree que lo
importante de este proyecto de ley es potenciar y apoyar
el cine español como hecho creativo, como hecho cultural, como embajador de nuestra cultura en el exterior.
Parece que estamos en un momento de inflexión —usted
lo ha dicho— en el sentido de la proliferación de las
nuevas tecnologías y de las nuevas maneras de ver cine
por parte de la ciudadanía. Yo me quedo con dos cosas
que usted ha dicho: las condiciones de mercado global
han cambiado y la demanda que hace usted del mayor
consenso entre los grupos parlamentarios. El Grupo
Parlamentario Socialista comparte totalmente este criterio y le puedo asegurar que trabajamos para que realmente exista este consenso entre los grupos parlamentarios. De hecho, la portavoz del Grupo Popular también
ha incidido en este punto.
Usted representa a un colectivo determinado, pero,
como muy bien ha señalado, existen otros colectivos y
entidades afectados por esta ley. Usted hablaba de las
televisiones privadas, de los exhibidores, etcétera; son
muchos los colectivos que intervienen. Yo creo, y también el Grupo Parlamentario Socialista lo cree, que es
necesario apoyar y potenciar el cine español; de ahí el
proyecto de ley del Gobierno. Pero el cine español lo
hacemos todos; todos y cada uno de los colectivos y
entidades que hacen cine, me refiero a todos los que
trabajan por el cine, todos y cada uno de ellos hacen su
aportación al cine español. Usted ha citado en su intervención que existen colectivos que no están totalmente
de acuerdo con el proyecto de ley. Y ahí intervienen, sin
duda, intereses económicos como empresas que son.
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que está redactado vale, es suficiente, es decir, el principio queda marcado, pero se puede poner más claro. A
veces —decir esto en voz alta es complicado— cuando
se hace una vía específica con un determinado colectivo
da la impresión de que, una vez hecha, no hay que
ponerlo tan clarito negro sobre blanco, y en la redacción
que hemos remitido a los grupos parlamentarios quita
incertidumbres y, sobre todo, produce más automatismos, quita un poco más la autorización administrativa
en cada caso que, pensando en la buena fe, por supuesto,
de la autorización administrativa, siempre puede acabar
acarreando retrasos que en actividades económicas,
como al final significa el montaje de una película,
pueden complicarlo. Insisto, a nosotros el texto nos vale,
pero creemos que la manera en que lo hemos formulado
—para eso nos hemos asesorado—, lo aclara.
En cuanto al tema del productor independiente, me
pregunta muy directamente si es imprescindible. Nosotros
creemos que sí, pero no se aporta un concepto nuevo en
esta ley, ya existía la diferenciación. Ya existe en la ley la
diferenciación entre la televisión y el productor independiente. Ya había una serie de obligaciones por parte de los
operadores de televisión en cuanto al número de películas
que pueden hacer con productor independiente o las que
no, si quieren tener acceso a las ayudas públicas. Por eso
es muy importante que no confundamos conceptos y que
lógicamente cada colectivo los utilice adecuadamente, y
Uteca lo hace con una extraordinaria habilidad, porque
además tiene medios para ello, por lo menos mediáticos,
como ellos reconocen, pero la figura ya existía. Lo que
estamos pidiendo, en asimilación con cualquier otro
colectivo, con cualquier otra industria, es que las funciones del distribuidor y las del productor queden claramente determinadas, como existe en la energía, por
ejemplo, Iberdrola tiene que hacer una serie de cosas y no
puede hacer otra serie de cosas, o como existe en las telecomunicaciones. Por tanto, en aras de la buena competencia y para que no haya abuso de posición dominante,
le contesto que sí que es imprescindible esa diferenciación. Le digo más en este caso, porque también es entrar
en un lenguaje que no es conveniente lo de: esperemos a
que resuelva el Tribunal Supremo sobre un recurso; esperemos a que resuelva el Tribunal Supremo sobre una ley
aprobada por unanimidad de los grupos parlamentarios y
con el consiguiente desarrollo en un decreto. Yo no quiero
esperar porque tengo el convencimiento absoluto, pero es
particular y puedo estar equivocado, de que el Tribunal
Supremo va a resolver que se ha legislado y se ha desarrollado el decreto conforme a derecho. Tengo el particular
convencimiento de que va a ser así. En cualquier caso, no
esperaría, es decir, los tiempos han cambiado, las circunstancias han cambiado y, en este caso —lo digo con toda
la humildad—, creo que el Parlamento no debe parar en
ningún caso a esperar a que resuelva el Tribunal Supremo
sobre una petición de parte que han hecho las televisiones,
sobre una obligación que existe en toda Europa y que aquí
se ha aplicado de una determinado manera. Tengo mi
particular convencimiento. Digo más, da la impresión
Desde el Grupo Socialista le pedimos, señor Pérez, que
entre estos colectivos y entidades, aunque sean empresas,
pero que están aportando al cine español su grano de
arena para que realmente sea el embajador de nuestra
cultura en el exterior, también exista consenso, que también se pongan de acuerdo los diferentes colectivos.
Usted, aunque representa a un colectivo determinado,
tiene suficiente conocimiento de cada uno de ellos. Por
tanto, le pedimos que se trabaje con los distintos colectivos para que también haya consenso.
No le hago ninguna pregunta concreta porque nos ha
remitido una gran cantidad de documentación y con ella
podemos trabajar perfectamente. Reitero las gracias por
su intervención y por la documentación que ha sido
remitida a todos los grupos.
La señora PRESIDENTA: Señor Pérez, puede usted
contestar.
El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE
ASOCIACIONES DE PRODUCTORES AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE (Pérez Fernández de
la Puente): En primer lugar, y creo que es de honor por
nuestra parte y por lo que represento, tengo que mostrar
una gran satisfacción por el posicionamiento de los tres
grupos que han hablado. Obviamente no tengo la experiencia, como ustedes, señorías, de estar aquí, por lo que
para mí, aparte de lo que pueda ser mi particular visión
del mundo del Parlamento desde los medios de comunicación, tener hoy el privilegio de estar aquí y escuchar el
grado de compromiso de los grupos parlamentarios en un
tema que para nosotros es sustancial es un motivo más
que de alegría. Es más que de alegría, pero tengo que
compartir con ustedes la necesidad de este texto legal, la
búsqueda del consenso y convertir en duradero, como ha
dicho la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, un
texto para que no tenga que ser modificado permanentemente por el Gobierno que entre, sino que tendrá que ser
modificado por el cambio de las condiciones o por el paso
del tiempo. Aquí, desde la época a que todos nos referimos
de la Ley Miró —que por cierto era decreto— se ha hecho
un gran cambio. Luego hubo otro gran cambio en cuanto
a convertir en más objetivas las condiciones de los repartos
de los dineros públicos, que fue todo un gran avance, y en
este momento no tengan duda de que toca darle otra
vuelta. Por tanto, primero tengo que mostrar mi satisfacción por su posicionamiento.
Me refiero ahora a la intervención del Grupo Parlamentario Popular, y hago extensivo y particularizo, por
tanto, este agradecimiento al tratamiento que le da. En
los temas concretos, modelo fiscal, estoy cien por cien
de acuerdo, yo mejor que nadie sé lo que ha conseguido
—y perdón por la expresión— arrancar esta especificidad en la política fiscal y le doy la razón, por lo que lo
hemos documentado y hemos mandado a los grupos
parlamentarios cómo nosotros creemos que se puede
formular de manera más directa la parte fiscal dentro de
este texto legal. Nosotros entendemos que de la manera
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Congreso
5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
de que sobre una primera gran oposición de las televisiones porque se les aumentaban las obligaciones, luego
ha habido, no explicitado en un gran abrazo o beso
público entre televisiones y productores, un acuerdo por
parte de las televisiones —el señor Del Corral ayer lo
expresó— y por parte nuestra partiendo de una cosa y
es que la ley, tal como está en este momento, no tiene
nada que ver con lo que propuso Fapae, pero con un
ejercicio de responsabilidad y por lo que decía antes el
señor Vilajoana, y luego le contestaré, que nos ha aplicado como defensa nuestra un tema que no defendemos
nosotros, la ley obviamente, no hace falta decirlo aquí,
no tiene nade que ver con la que habría hecho Fapae. El
proyecto de ley está hecho por el Gobierno y nosotros
estamos absolutamente convencidos de que en este trámite parlamentario se mejore, y en esa mejora probablemente nosotros nos seguiremos dejando temas que
queríamos conseguir y que no vamos a consegir. Nosotros estamos hablando de una fotografía en este momento
que poco tiene que ver con todo lo que pedimos. En aras
de ese consenso nosotros hemos cedido en parte, lo
mismo que han hecho las televisiones. Yo entiendo que
cuando ahora las televisiones quieren esa modificación
es otra vuelta de tuerca sobre lo que ya habíamos acordado con el Gobierno y entendemos que también el
Gobierno con ellos. Quiero dejar claro que vamos a
esperar a que se pronuncie el Tribunal Supremo, sabemos
cómo se va a pronunciar, pero en ningún caso la actividad legislativa o luego la de un gobierno se debería
parar esperando un recurso de este tipo que, insisto, no
deja de ser recurso de parte.
En cuanto al fondo, estoy absolutamente de acuerdo
con todo lo que ha manifestado. Por lo que se refiere a
lo que decía antes y que tiene que ver también con lo que
ha preguntado el señor Vilajoana, creo que una de las
mejoras del fondo ha sido la objetivación a la hora de su
aplicación. Creo que para todos es mucho más sano que
se fijen unos criterios de reparto y que luego cualquiera,
en su libertad, pueda acceder a ellos, porque esto elimina
la discrecionalidad de cualquier comisión que, por bien
que lo quiera hacer, no deja de ser discrecional, porque
todos somos humanos y por mucho que se objetive, eso
es difícil. Luego todo lo que sea objetivo en el fondo
incluso resuelve los problemas de territorialización,
puesto que un señor que viva en Tarrasa, en Santiago de
Compostela o en un pueblo de Andalucía sabe qué reglas
de juego tiene, en qué condiciones puede acceder a un
fondo y qué tiene que cumplir para poder disfrutar de
ese fondo. Siempre quedará una parte; yo suscribo, como
he dicho al principio, que el cine, aunque estoy hablando
mucho de industria, indudablemente también es cultura
y en esta Comisión estamos. Hay películas que sabemos
que no van a tener un recorrido comercial, pero que es
imperiosamente necesario que se hagan para que quede
luego en nuestra memoria cómo se hacía el cine aquí y
para que, a veces, supere fronteras de manera más fácil,
que las películas comerciales, que ahí lo tenemos más
difícil porque hay otros sitios donde las hacen con un
aparato de márquetin mayor. En lo que no voy a entrar
en este momento, porque creo que no sería oportuno, es
en qué porcentajes, porque creo, y esto lo saben SS.SS.
mucho mejor que yo, que aquí estamos hablando de
hacer una ley, un marco y luego vendrán los consiguientes desarrollos a través de los decretos que lógicamente tienen que entrar en cómo se puede repartir. Por
tanto, creo que no es el momento. Sí lo es de marcar
principios, pero no de entrar en la letra pequeña de ese
posible reparto.
En cuanto a lo que ha preguntado sobre la animación,
le quiero decir que si no me he extendido más es porque
en mi intervención inicial he dicho que suscribo todo lo
que pidió ayer aquí el señor D’Ocón, al que yo nombré
vicepresidente de Fapae para encargarse de los temas de
animación. Por tanto, aprovechando que está el señor
Camacho, que representa a la Forta y a esa inmensidad
de televisiones autonómicas la suma de todas las cuales
es hora tanta como la de una televisión nacional, todo lo
que sea poner obligaciones a las televisiones públicas
para que al final hagan programas cuya huella industrial
y cultural quede en España y que no consuman derechos
de cosas que viene de fuera o de acontecimientos deportivos que mueren en el mismo momento de la finalización del acontecimiento deportivo, por nosotros encantados. Luego celebraremos las obligaciones que les
añadan a las televisiones públicas dentro de un equilibrio
necesario, porque al final también sus propios ciudadanos les van a reclamar unas audiencias y resultados
para que puedan seguir subsistiendo, como es normal.
En cuanto a la piratería, se acaba de crear una coalición
antipiratería. El señor Evole, presidente de los exhibidores, y yo mismo, junto con la persona que la encabeza,
Mario Armero, estuvimos ayer en una larguísima reunión
con el ministro de Cultura proponiendo medidas muy
concretas que inmediatamente trasladaremos a los grupos
parlamentarios. Estoy totalmente de acuerdo con usted.
Probablemente no tendríamos tanta necesidad y tanta
urgencia de hacer esta ley si la piratería no hubiera crecido
de la manera que lo ha hecho en los últimos años. Somos,
creo que se dijo ayer, el primer país del mundo en piratería. Encabezamos la peor de las listas. Yo sé que en otras
comisiones y en otros ámbitos de este Parlamento probablemente hay temas más peliagudos que este, pero en este
momento España está en rojo, en el primer lugar en el
mundo en piratería. Ya sabemos lo que pasó con el mundo
de la música y cómo ha derivado. Creemos estar a tiempo
todavía para que la piratería no sea un cáncer tan grande
como lo es en este momento.
Director de fotografía. Con todo el respeto a ese colectivo, no es un tema nuestro, no es un tema sustancial. Yo
no lo habría metido en la ley. Hay distintos colectivos y
cuando se hace una ley se pretende satisfacer a todos.
Nosotros intentamos, y probablemente nos equivocamos,
pero siempre miramos por que el conjunto de la ley, y
tenemos gran apetencia y creencia de que va a ser así,
cuando salga de este Parlamento, dejándonos todos algo
en el camino, redunde en beneficio de que se haga mejor
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cine. Por lo tanto, no me voy a pronunciar sobre el director
de fotografía porque para nosotros no es sustancial.
Cuota de pantalla. Ya me he pronunciado lo suficiente,
pero no tengan dudas de que para nosotros es exactamente
igual. Me parece que lo ha definido como puya. No. Era
una matización sobre una afirmación que hizo ayer el
responsable de los exhibidores, pero por supuesto estaremos encantados en todo lo que sea conseguir que se
mejore el mundo de la exhibición. Para nosotros los exhibidores son imprescindibles. Ellos también tienen suficiente asesoramiento como para buscar fórmulas del
mismo tipo donde por la vía del incentivo o por la vía de
las medidas fiscales se pueda compensar eso que se considera un esfuerzo, que para mí no lo es tanto, en cuanto
a cuota de pantalla. Estaremos encantados, pues se trata
de alguien a quien yo expreso el reconocimiento público
de que ha hecho un extraordinario esfuerzo de modernización de las salas y, sobre todo, de acercar la sala al
espectador, ya que nosotros necesitamos que tenga una
buena salud económica, porque, al final, es la primera
exposición que hacemos de una película con mucho
esfuerzo y que llega a los ojos del público.
Ayudas a la amortización. Ya he dicho que lo más
importante es que los criterios sean objetivos y que la
mayor parte sean automáticas. No es el momento de
hablar de un porcentaje para películas que tienen una
comercialización más difícil. En cuanto a funciones del
ICAA, y con esto contesto al señor Vilajoana, hay un
buen ejemplo. Yo soy consejero del ICEX, en razón de
mi presidencia de Fapae, y el ICEX ha resuelto muy bien
este tema, con una especie de matriz tridimensional
donde está la representación de la Administración central, los privados, los distintos sectores afectados por la
exportación, y los representantes de las comunidades
autónomas. Esa sería la fórmula perfecta. En esto sí me
mojo y dejo claro cómo tendría que ser la composición
de esa agencia. Tienen que estar esas tres representaciones. Existen ejemplos de que ya funcionan y es una
buena manera de resolver la composición de la agencia,
pero, obviamente, yo doy mi opinión y no entro en temas
más complejos o de resolución del propio Parlamento.
Con esto he contestado a las preguntas que me hacía. Le
vuelvo a reiterar que no deja de ser para nosotros una
extraordinaria satisfacción que el primer grupo de la
oposición en el Parlamento tenga tan claras las ideas y
comparta como nosotros la necesidad de que se creen
condiciones mejores para hacer mejor cine español.
En cuanto al señor Vilajoana, me ha dado, como no
podía ser de otra manera, una extraordinaria tranquilidad
ver que su grupo comparte nuestra opinión. El señor
Vilajoana, aparte de un brillante parlamentario, conoce
tan bien como yo este sector y se mueve con gran comodidad. Creo que estamos de acuerdo y compartimos el
único miedo que nosotros teníamos sobre esa posible
territorialización, pero insisto en que marcar los criterios
de objetividad nos vendrá bien a todos y creará las mismas
condiciones para que una película se pueda montar en
cualquiera de las diferentes comunidades españolas.
Creo que he contestado suficientemente a la cuestión
del productor independiente, pero diré que lo considero
imprescindible para que no haya dudas sobre nuestra
posición. En animación y en el esfuerzo de las públicas,
comparto lo mismo y por parte de Fapae se asume todo
lo que dijo ayer el señor D’Ocón entendiendo que al final
Fapae tiene veinte asociaciones en las que están todos
los formatos de cine; todo lo que se produce en España
que no tiene que ver con los acontecimientos deportivos,
con los informativos o con lo que viene importado del
extranjero, alguien lo hace en Fapae. Tenemos asociaciones hasta los del cine publicitario, es decir está todo
el mundo dentro. Sí quiero romper una lanza, porque
aunque ha estado el representante de la animación no ha
estado el del documental, y es importante dar al documental el mismo tratamiento del que estamos hablando
en la animación.
Quiero dejar claro que incluir dentro del 5 por ciento
ese uno por ciento para nosotros significaría perder. Las
televisiones a veces nos han propuesto meterlo ahí todo,
pero es que en este caso hay cosas que no necesitan esa
ayuda o ese tratamiento, como por ejemplo las series de
ficción, donde creo que se ha demostrado una extraordinaria colaboración entre el productor independiente y
las televisiones, lo que probablemente nos ha situado
como el país número uno del mundo en producción de
series de ficción, por encima de esa gran potencia que
en este momento, por buenas series que haga, en cuanto
a audiencia, queda desplazada de los principales horarios.
Sobre la participación en los canales temáticos, exactamente igual. En la descripción de la agencia, creo que
ha quedado clara nuestra posición en cuanto a su conformación. Me cuesta mucho definir, como antes
decíamos, esa parte cualitativa del cine, pero indudablemente nosotros somos los primeros que creemos que
tiene que tener un tratamiento muy diferenciado de lo
que son las grandes películas y pienso que el desarrollo
del decreto es un buen momento para saber exactamente
cómo se reparten esos dineros públicos que nos dejarían
más tranquilos a todos buscando siempre en lo que
podamos la objetividad.
Con respecto a la exhibición, también he contestado
antes. En cuanto a las ventanas, tengo que decir que en
este momento el único perjudicado por esa cuestión es el
cine español, porque el cine americano no tiene ventanas,
no tiene ninguna obligación; el cine americano —como
bien sabe el presidente de los exhibidores—, según la ley,
dependiendo del contrato que firme, puede estrenar directamente en televisión, es decir no perdería nada, mientras
que el cine español, si no quiere perder esa compensación
que tiene por la vía del fondo de protección, tiene que
cumplir unas ventanas. En este caso, mejoraremos con
cualquier cosa que se haga, puesto que perderemos un
trato discriminatorio hacia nosotros que existe en este
momento. Es un tema complejo y de relaciones comerciales entre las partes y no sé si su tratamiento corresponde
hacerlo dentro de este texto legal. Que conste que recibo
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empresas, corporaciones o entes públicos de radio y
televisión cuya cobertura alcanza a más del 90 por ciento
de la población española y cuya cuota en el mercado de
las audiencias está en torno al 15 por ciento. Estos
números nos sitúan como el cuarto operador de televisión en España.
Señorías, la Ley del Cine, cuyo proyecto fue remitido
por el Gobierno a esta Cámara el pasado 1 de junio, es
a juicio de Forta una ley necesaria y además oportuna,
sobre todo si es capaz de aportar orden, claridad conceptual y más seguridad jurídica para todos los agentes y
actividades del sector cinematográfico y del audiovisual
de nuestro país. A Forta le parece acertada la ordenación
del sector que procura esta ley y muy loables las medidas
de fomento e incentivos a la cinematografía con ayudas
específicas a la creación y al desarrollo, a la producción,
a la distribución, a la exhibición, a la conservación y a
la promoción de la cinematografía española que contiene
este proyecto de ley. Especialmente nos parece interesante y plausible la dotación anual a un fondo de protección a la cinematografía y al audiovisual. En todo caso,
dicho esto, como operadores públicos de televisión que
somos, los agrupados en Forta no dejaremos pasar esta
comparecencia sin hacer algunas consideraciones a este
texto legal.
Permítanme, en primer lugar, unas precisiones más
de tipo formal y que afectan en algún caso a la redacción de algunos preceptos de la ley, concretamente en
cuanto a las definiciones que introduce el artículo 4.
La definición de película para televisión como obra
audiovisual unitaria de ficción parece dejar fuera los
otros géneros de obra audiovisual, concretamente animación o documental, que sí están comprendidos en el
Real Decreto 1652/2004, de 9 de julio, que define
expresamente dicha obra como cualquier género de
obra audiovisual. Por todo ello y entendiendo que la
nueva redacción limita las opciones de los operadores
de televisión, requerimos que se vuelva a la definición
contenida en el real decreto referido o que en otro caso
se aclare esa redacción.
En cuanto al productor independiente, queremos dejar
constancia, señorías, de que la definición que introduce
este texto y en concreto la consideración de la concurrencia de la circunstancia enumerada en cuarto lugar,
es decir, que existe influencia dominante cuando la
obtención por la empresa productora durante los tres
últimos ejercicios sociales de más del 80 por ciento de
su cifra de negocio acumulada procede de un mismo
operador de televisión, resulta de muy difícil aplicación
en el ámbito autonómico por las características de los
ámbitos audiovisuales respectivos. Ni siquiera las dos
excepciones expresamente previstas evitarían que la
mayoría de las compañías productoras quedaran
excluidas en el ámbito autonómico de los objetivos y
beneficios que precisamente persigue la ley. Por otro
lado, en relación con la Agencia Estatal de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales que sustituirá al
Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovi-
lo que la portavoz del Grupo Popular denomina puyas,
pero creo que se trata de intentar, con la misma libertad
con la que se han manifestado los representantes de otros
sectores afectados, dejar las cosas claras desde nuestro
punto de vista, lo cual no significa, como decía al principio, puesto que mi intervención ha sido parcial en cuanto
a no tocar todo y a que represento a un colectivo y no a
todo el cine español, que me quiera arrogar tal representación.
Agradezco las palabras de la portavoz del Grupo
Socialista. Creo que esto ha sido muy complejo, pero
para mí lo mejor sería que entrando en esta vía parlamentaria, en la que todos tenemos que confiar en que se
mejoran los textos, porque si no estaríamos dejando de
defender algo tremendamente importante, empezáramos
a presentar la imagen de que es verdad, como aquí he
escuchado, que los grupos parlamentarios y los distintos
actores —y cuando me refiero a actores no hablo solo
de los que interpretan, sino también de los que luego
tienen que comercializar nuestras películas— estamos a
lo mismo. A veces he tenido que contestar de manera
dura alguna afirmación de las televisiones y de los exhibidores, pero que quede claro que para nosotros son
imprescindibles y que si están confortables, indudablemente el cine español será mejor, que es lo único que
nosotros pretendemos.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, don
Pedro Pérez. Ha sido un placer tenerle entre nosotros.
Creo que ha dejado muy clara su posición y ha sido muy
útil, porque realmente nos ha ilustrado con datos y con
argumentaciones.
Muchas gracias y hasta siempre.
— DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (CAMACHO
ORDÓÑEZ). (Número de expediente 219/000838.)
La señora PRESIDENTA: Continuamos con el
siguiente compareciente. Damos la bienvenida a don
Rafael Camacho Ordóñez, presidente de la Federación
de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos
(Forta). Tiene la palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE
ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (Camacho Ordóñez): Quisiera
comenzar agradeciendo a esta Comisión de Cultura del
Congreso de los Diputados la sensibilidad política y
territorial que ha tenido convocando aquí a comparecencia a la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos, Forta. Permítanme la expresión, no
estábamos acostumbrados a que se nos convocara en la
tramitación de leyes en las que de una u otra manera nos
sentimos concernidos y, por tanto, les agradezco sinceramente como presidente de Forta esta convocatoria.
Como saben SS.SS., en Forta están agrupadas hoy doce
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suales, agencia a la que se refiere la disposición adicional
primera, solicitamos que se tenga en consideración a las
televisiones autonómicas al designar a los representantes
de los distintos sectores audiovisuales.
Señorías, a la Forta, a la Federación de Organismos de
Radio y Televisión Autonómicos, y a los operadores
públicos agrupados en esta federación nos parece muy
importante que durante la tramitación de esta ley se tengan
especialmente en cuenta los problemas, las controversias
y diferencias de interpretación que ha habido a lo largo
de estos últimos años a la hora de la aplicación práctica
de la legislación vigente, sobre todo en materia de cuotas
obligatorias de emisión y de cuotas obligatorias de inversión para los operadores públicos. Señorías, la aplicación
de esta normativa todavía vigente —parece bastante evidente— no ha sido pacífica, no solo porque haya sido
impugnada por las televisiones privadas, por la Unión de
televisiones comerciales asociadas, sino también por la
carencia de claridad en su redacción y de consenso entre
los agentes y los operadores concernidos. De hecho, ni las
televisiones privadas han aceptado de buen grado esta
obligación de financiar a un sector empresarial que de
alguna manera consideran ajeno, ni las televisiones
públicas y los productores de cine hemos interpretado de
la misma forma el alcance de la obligación. Ni siquiera el
Real Decreto 1652/2004 ya mencionado, cuya vigencia
mantiene el actual proyecto de ley, logró disipar las dudas,
aunque fue aprobado precisamente para aclarar conceptos
y precisar el cálculo de la cuota de inversión.
A nuestro juicio, señorías, la confusión persiste porque
al definir la base sobre la que se computa la inversión
obligatoria, es decir los ingresos de los operadores, ha
faltado precisión y conocimiento. Dice el artículo 4.1: Se
computarán como ingresos del operador los ingresos netos
de explotación derivados de la programación y explotación del canal o de los canales de televisión que dan origen
a la obligación de inversión. Y añade: Integrarán dichos
ingresos los derivados de la publicidad, las cuotas de
abono y las subvenciones, en su caso, y se excluyen los
ingresos obtenidos de la explotación de otros canales que
no generen obligación de inversión.
Reconocerán conmigo, señorías, que para un operador
de televisión que explota varios canales, generalmente un
operador público de televisión, canales algunos de los
cuales pudiera resultar exento de la obligación, el cálculo
de su cuota no será fácil, más todavía si se tiene en cuenta
que se habla de ingresos netos y que, por tanto, se deben
deducir gastos —comisiones, rápeles, otros gastos
externos— cuyo alcance tampoco está precisado. Además,
en los ingresos aparecen las subvenciones, en su caso.
Aquí nuestra discrepancia se ha venido sosteniendo —y
se mantiene en este proyecto de ley— en una doble consideración, primero porque el propio término de subvención es equívoco, mucho más si lo tratamos de precisar
en los presupuestos consolidados o en las cuentas anuales
de las empresas públicas de televisión. No es subvención
toda transferencia de financiación desde los presupuestos
públicos y, pregunto, ¿no lo sería el endeudamiento ava-
lado por el Estado o la comunidad autónoma? Tampoco
sería lógico computar a los efectos de esta obligación
aquellas subvenciones finalistas, subvenciones que recibimos los operadores públicos de televisión, afectas a
determinados fines, por ejemplo, inversiones en equipos
e instalaciones, fomento del empleo, formación, transporte
y difusión de la señal, convenios para fines de interés
general. Estos fines tienen dotación de subvenciones
específicamente para ellos que, lógicamente, son variables
y que están afectas a ese destino. Por tanto mantenemos
la discrepancia sobre las subvenciones, en primer lugar
por lo equívocidad del término subvención y en segundo
lugar porque la subvención o financiación pública, como
saben SS.SS., es en general la compensación que reciben
los entes públicos de televisión por los costes netos del
servicio público (esto es doctrina comunitaria) que
prestan, en el caso de las televisiones autonómicas,
prestamos, con las limitaciones derivadas de nuestro
ámbito territorial e identitario: un público objetivo limitado que condiciona la comercialización de espacios
publicitarios, el factor lingüístico en muchos casos,
fomento de una industria audiovisual también en muchos
casos deficitaria en competitividad, obligaciones de
servicio público respecto a múltiples acontecimientos
culturales, deportivos, asociativos. . . Esta especificidad,
señorías, unida al hecho incuestionable de la contribución de cada una de estas televisiones autonómicas al
desarrollo de la industria audiovisual de su respectivo
ámbito, debe ser tomada en consideración para la determinación de la base de ingresos devengados por cada
una de estas televisiones autonómicas a los efectos del
cumplimiento de esta norma, de tal manera que la base
de cómputo del 5 por ciento venga determinada exclusivamente por los ingresos procedentes de la explotación
comercial. Además justifica y refuerza esta posición el
hecho de que las corporaciones, entes y empresas
públicas autonómicas de radio y televisión agrupadas
hoy en Forta, suscribimos y mantenemos convenios con
las asociaciones representativas del sector de la producción audiovisual del ámbito territorial de cada operador
comprometiendo cifras anuales muy importantes para la
coproducción y adquisición de derechos de antena, largometrajes, películas para televisión, documentales,
etcétera. Debo decir, y lo conocerán SS.SS., que las
cláusulas, las condiciones y los compromisos de estos
convenios no siempre coinciden; en ocasiones divergen
claramente de los supuestos y requisitos que la legislación vigente marca para al financiación, anticipada o no,
de las obras audiovisuales. Creemos por tanto que este
proyecto de Ley del Cine debería tener en cuenta esta
realidad autonómica que está contribuyendo a consolidar
la industria audiovisual en nuestras comunidades autónomas. En 2006, el año pasado, las empresas públicas
agrupadas en Forta hemos invertido 41 millones de
euros, más que cualquiera de los operadores nacionales,
precisamente en largometrajes, películas para televisión,
documentales, cortometrajes, etcétera. Además nuestra
función o tarea de fomento de la industria audiovisual
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no queda ahí porque contribuimos también a la promoción exterior de nuestro cine ayudando económicamente,
por ejemplo, a su presencia en certámenes de todo el
mundo. Este es un objetivo, entre otros, expresamente
formulado en este proyecto de ley. Tengo que decir que
en el apartado de financiación tenemos acuerdos con
entidades bancarias para facilitar la liquidez y el acceso
al crédito de las empresas audiovisuales de nuestros
respectivos ámbitos territoriales. En definitiva, señorías,
la posición de la Federación de Organismos de Radio y
Televisión Autonómicos es que se tome en cuenta la
singularidad de estas televisiones autonómicas, la función y el papel que desarrollamos en cada una de las
comunidades autónomas que son nuestro ámbito de
cobertura y creemos, como he dicho, que se deben tener
muy en cuenta los problemas, las diferentes interpretaciones que ha habido a la hora de aplicar prácticamente
la legislación todavía vigente, que en gran medida, en lo
que tiene que ver con cuotas de inversión obligatorias
para los operadores de televisión, aparece recogida en el
propio proyecto de ley en cuanto mantiene vivo este Real
Decreto 1652/2004.
ciones respecto al cine, concretamente al cine español y
también al audiovisual —cuando digo cine quiero incluir
el sector de la animación, es decir, películas y animación—. Creo que no debemos dar el mismo tratamiento
a las televisiones privadas, las que tienen una concesión,
que a las televisiones públicas; éstas tienen una obligación de servicio público y concretamente la nueva Corporación de Radiotelevisión Española está en este
momento desarrollando este nuevo modelo. En estas
obligaciones, que además van a quedar presupuestariamente delimitadas, de servicio público creemos que
debemos exigir —lo intentaremos por todos los
medios— mayor presencia cultural, mayor presencia en
el cine y concretamente mayores obligaciones —no solo
la presencia sino la obligación— y creo que lo deberíamos hacer en las películas y en el sector de la animación. Me gustaría saber si usted cree que este planteamiento que vamos a formular a don Luis Fernández, se
lo podríamos hacer al resto de televisiones a las que usted
representa. Es decir, ¿cree que deben asimilarse en el
tratamiento a la hora de reconsiderar las obligaciones
que van a tener las que llamamos televisiones privadas
por concesión o aceptarían ustedes que, dependiendo de
la competencia que sea, no del Gobierno central ni quizá
tampoco de este Parlamento, en sus televisiones el servicio público debe tener un peso mayor que en las demás
y, por tanto, podríamos crear unas obligaciones aquí o
en los correspondientes parlamentos superiores?
La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar damos la palabra, como siempre,
a la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora
Rodríguez-Salmones.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muchas gracias, señor Camacho, por su exposición. En
este caso vamos a invertir los turnos. Supongo que el
señor Vilajoana conoce mucho mejor que yo las cuestiones referidas a las televisiones autonómicas y yo, por
la competencia nacional del Parlamento, me voy a centrar en la comparecencia del nuevo presidente de la
Corporación de la Radio y Televisión Española. Eso no
quiere decir que no tengamos el máximo interés. Le
damos las gracias y conocemos la aportación de las
televisiones, pero creo que van a ser más interesantes las
preguntas que le formule el señor Vilajoana.
Usted ha hecho una serie de matices sobre qué supone
y qué debe comprender ese 5 por ciento. Nosotros entendemos que hasta ahora esto se dirime en la comisión
correspondiente, situada básicamente en el Ministerio
de Industria; ante Industria uno hace las alegaciones de
que no tendría que invertirse ese porcentaje, por las
razones que usted ha dicho, o sí se está invirtiendo y se
está pasando, Cultura hablaría sobre ello. Es decir, estas
inversiones, tanto en su cantidad como en su destino,
están a nuestro juicio vigiladas desde un sector ad hoc
de la Administración. Nos gustaría que usted nos dijera
si esto funciona, si se hace eco de unas y otras demandas
y si cree que hay que establecer alguna mejora precisamente en los aspectos que usted ha dicho, pero entendemos que ese seguimiento se hace.
He repetido una y otra vez —por eso le paso al señor
Vilajoana el testigo— que la nueva Corporación de
Radiotelevisión Española debe incrementar sus obliga-
La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de
Convergència i Unió, tiene la palabra.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Camacho,
bienvenido.
Le entiendo porque también he sufrido lo que usted
está sufriendo, el tema del cómputo del 5 por ciento en
el caso de las televisiones autonómicas por el concepto
de neto que es complicado y además por todo el tema de
las subvenciones. Yo viví una época donde la financiación de mi Gobierno no permitía la subvenciones y lo
que hacíamos era ampliaciones de capital, con lo cual
imagínese usted el lío que teníamos en este tema.
Además, creo que en esta ley esto no entra porque hemos
aparcado todo el asunto del 5 por ciento.
El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE
ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN,
FORTA (Camacho Ordóñez): Sí entra.
El señor VILAJOANA ROVIRA: ¿Entra? Pues creo
que podemos hacer este esfuerzo para arreglarlo porque
solucionará problemas.
Usted plantea lo de los convenios y es cierto, pero hay
un tema que creo que diferencia a las televisiones autonómicas y es que en las leyes de creación de todos los
entes autonómicos uno de los factores determinantes,
aparte de los culturales y lingüísticos en el caso de financiación lingüística, es potenciar la industria audiovisual
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de la zona. Además, las autonómicas, aparte de ser el
cuarto operador —ha llegado a ser en algunos momentos
el tercero— son la base de una industria audiovisual
antes el señor Pérez lo decía descentralizada. Hay una
industria audiovisual potente en Galicia, la hay en Andalucía, Cataluña, Valencia y Canarias a base de televisiones autonómicas que han desarrollado un conjunto de
productoras que además han aportado otra cosa muy
importante de la que muchas veces no se habla, es decir,
han permitido con sus series de ficción tener todo un
paquete de actores y actrices locales que pueden lanzar
a nivel internacional. Esto es una función básica del
mundo del audiovisual que hacen bien las televisiones
autonómicas.
Ayer se planteó el tema de la animación. Las autonómicas también han generado una industria audiovisual
de animación a su alrededor, y esto ocurre claramente
en Galicia, Cataluña, Andalucía y Madrid. Sería importante —y repito que lo pediremos en la estatal— que
haya una aportación concreta al mundo de la animación,
porque es una industria muy potente que permite una
exportación muy fácil basada, por lo que comentábamos
el otro día, en que no hay un star system, es decir, no hay
actores y actrices sino unos dibujos que no tienen país,
que se localizan en cada país donde se comercializan, y
aquel personaje que en España es español, catalán en
Cataluña y gallego en Galicia, en Alemania es alemán y
no pasa nada porque habla y se comporta como un
alemán, lo que permite que series de animación producidas en España van a treinta y cinco, cuarenta, cincuenta
o sesenta países, cosa impensable en el cine de actor y
actriz. Por tanto, es un sector fundamental que además
aporta —ayer lo vimos— I+D, tecnología, etcétera. Es
fundamental que las públicas lo apoyen de una forma
especial. A veces lo hacen por convenios, pero el problema que tiene el sector con los convenios es que les
genera incertidumbre, y en este sector usted sabe muy
bien que el tiempo y la seguridad a largo plazo es determinante; entonces, los convenios son por dos, tres o
cuatro años, pero es importante que haya esta continuidad y por eso al menos mi grupo tiene la intención
de incorporarlo en la estatal, no en las autonómicas
porque esto es una competencia de los parlamentos y
cada uno debe decidir qué hacer con su televisión autonómica, pero sepa que vamos a defender esta posición.
Me gustaría saber su opinión sobre el tema del fondo
de protección. Antes ha estado el señor Pérez y ha dicho
que cree que este fondo de protección ha de incorporar
la animación, que hasta ahora las series de ficción no se
incorporan en el fondo porque van muy bien, pero ahí sí
hay un tipo de producto que las televisiones autonómicas
utilizan de forma muy potente, que es el documental, y
sería bueno que entrara en el fondo de protección del
cine. Hay otro tema que algunas televisiones autonómicas —concretamente la catalana— han desarrollado
muchísimo, que es el cine de televisión, o sea, las tvmovies en inglés, las películas de televisión en castellano,
es decir, formatos de cine en tiempos de hora treinta, que
además van en prime time y que algunas funcionan muy
bien. Es un tipo de cine que no pasa por sala, pero tiene
un desarrollo correcto y permite coproducciones con
otras televisiones. Es un tipo de producto que fomenta
nuevos directores o guionistas, es decir, genera lo mismo
que comentaba la presidenta de la academia, que decía
que el cine de calidad o no mayoritario genera cine de
futuro. Las tvmovies, las películas de televisión, también
generan industria audiovisual y potencial de cine en
exhibición, incluso a veces cuando veías el éxito de la
película te producía lástima porque igual en sala también
habría funcionado, pero tiene una ventaja y es que los
costes son más bajos porque se mueve poco, está muy
localizado en pocas zonas y a veces no se trabaja en 35
milímetros —por tanto, en película de cine— sino en
vídeo. Esto es otro factor que algunas autonómicas han
desarrollado mucho y sería bueno que el fondo de protección también cubriera este tipo de cine por este factor
enriquecedor.
Hay otro tema que también me gustaría plantearle.
Otra función que debe hacer la televisión pública, también la privada, pero la pública claramente, y en esta
Comisión de Cultura se aprobó por unanimidad una
propuesta en ese sentido, es la promoción del cine. Esto
lo hacen, al menos en algunos casos que conozco, las
autonómicas. Se trata no solo de potenciar el cine sobre
el que tiene los derechos de antena y que a lo mejor han
coproducido, sino de apoyar su éxito en sala. ¿Cómo?
Vía publicidad. Esto ya lo planteamos en esta Comisión,
en concreto, para Televisión Española. No pretendemos
que ustedes den publicidad gratis a este tipo de películas,
sino que aprovechando los espacios de autopromoción
de la cadena, que no les computa como tiempo publicitario, en esos ocho o doce minutos de autopromoción,
que se dedicara una parte de esos espacios a promocionar
el cine, de manera que, en el caso de las televisiones
autonómicas, sea el que se hace en su territorio, pero en
el de la televisión estatal, sea el cine que se hace en
España. Repito, una proposición no de ley en este sentido
se aprobó en esta Comisión y Televisión Española no ha
hecho nada. Yo sé que alguna televisión autonómica hace
esto y, desde luego, es un factor determinante. Antes
hablábamos con el señor Pérez que el cine español compite con un márquetin del cine americano muy potente.
Nosotros no tenemos un márquetin muy potente, pero sí
tenemos unos canales de televisión públicos, aunque
sería también bueno que lo hicieran los privados. Repito,
no pretendo quitarles ingresos a estos canales, porque
esto no tiene coste aparente, ya que están utilizando un
tiempo de autopromoción de la cadena. Por tanto,
podrían dedicar algunos de estos espacios a potenciar
los estrenos en sala, potenciando así este cine y los
nuevos creadores.
Para finalizar, agradeciendo su presencia, quiero
plantearle un último tema. ¿Cuál es actualmente el criterio en la Forta respecto al cine? Me gustaría que nos
dijera si quieren concentrarse únicamente en los derechos de antena o si son más partidarios de actuar en la
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tendríamos sería siempre y cuando fuera doblado a
alguna lengua oficial del Estado español, pero seguiría
siendo una especie de autodefensa, como se hizo con el
cine extranjero cuando había autarquía. Me gustaría que
comentase este tema.
En tercer lugar, estoy con usted en que la Agencia
Estatal, en la medida en que no estamos en un Estado
plurinacional —es un Estado autonómico y lo sigue
siendo, no da un salto cualitativo—, debería tener presencia territorial de las comunidades autónomas y en
particular de la Forta, pero no solamente de la Forta, sino
también de los responsables políticos o de los organismos autónomos que tengan las comunidades autónomas, sobre todo aquellas que tienen lengua y cultura
propia. Ahí hay una diferencia cualitativa muy importante para el mundo de lo audiovisual.
producción. En este caso, volveríamos a entrar en la
dinámica que hemos planteado antes del productor independiente. Por tanto, ¿qué criterio cree la Forta que
favorece más a la industria audiovisual, comprar más
derechos de antena o coproducir más, lo que permite más
ingresos y amortizaciones a largo plazo?
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra el señor Rodríguez.
El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: En primer
lugar, quiero agradecer la intervención del señor
Camacho, porque de forma indirecta ha puesto en evidencia una de las grandes lagunas de la ley, que es la
relación con las televisiones, tanto desde el punto de
vista de las televisiones públicas en particular como
elemento coadyuvante para la producción, que desde mi
punto de vista sí debía ser considerada producción independiente, como desde el de la incidencia que pueden
tener las propias compañías de televisión pública en la
distribución y exhibición de filmes. Sobre esta cuestión,
¿cree usted que la ley debería contemplar una reformulación de la financiación del 5 por ciento, que está establecida en el decreto, y concretar más, a través de un
desarrollo reglamentario o de la propia ley, cuáles son
las reglas de juego, tanto de las televisiones privadas
como de las públicas, en relación con este tema, que para
nosotros es candente y fundamental? Me gustaría que
nos explicara cuál es su posición en relación con el hecho
de que si se defiende un 5 por ciento para la financiación
anticipada de las producciones de obras audiovisuales,
sí sería positivo que se pudiese dedicar parte de ese
dinero a producción o coproducción participada por estas
compañías públicas y que fuera considerada también
como producción independiente a todos los efectos,
siempre que tuviese ese capital de carácter público.
También nos gustaría conocer cuál es su posición
respecto a que hubiera una obligación de que por lo
menos la mitad del tiempo de lo que se considera emisión anual de difusión por estas televisiones fuera de
obras audiovisuales de todo tipo consideradas europeas.
Sobre esta cuestión también me gustaría plantearle otra
pregunta. ¿Piensa usted que, cuando se habla de producción audiovisual de todo tipo europea, eso al final no
puede dar lugar a un desequilibrio interno en los mercados europeos, de tal manera que algunas producciones
audiovisuales de determinados países acaben hegemonizando el conjunto del mercado de la Unión Europea?
Está bien la idea de que estamos en la Unión Europea,
pero hay una especie de juego un tanto extraño que hoy
por hoy no ofrece garantías porque la legalidad de cada
uno de los países no es homogénea. Me explico. ¿Existen
garantías de que el cine diverso que se hace en el Estado
español se comercialice en los Estados de la Unión
Europea, como la garantía que tiene por ejemplo el cine
francés en España, o el inglés? ¿Eso está equilibrado?
Porque hay algo que no acabo de entender muy bien con
estos planteamientos de lo europeo. La única ventaja que
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Bedera.
El señor BEDERA BRAVO: Bienvenido a la Comisión, señor Camacho. He escuchado con mucha atención
sus valoraciones y, más allá de esta actuación en tándem
del Grupo Popular y del Grupo de Convergència i Uniòn,
si me permiten la broma, nosotros estamos de acuerdo
con lo dicho aquí por el representante de Fapae sobre la
necesidad de las televisiones para que las películas sean
vistas.
Le voy a hacer dos preguntas y una valoración, en
relación con la cual le voy a pedir que se moje, aunque
va a comprobar que lo que le voy a exponer es complicado. La primera cuestión tiene que ver con algo que se
ha dicho aquí, la animación. Me gustaría saber su opinión, como representante de Forta, sobre el hecho de que
las televisiones públicas inviertan el 1 por ciento de sus
ingresos en series de animación. ¿Estarían ustedes dispuestos como organización? Esto choca —lo decía el
señor Vilajoana— con que hay determinadas cosas que
tienen que decidirse en los parlamentos autonómicos. El
señor D’Ocón manifestaba ayer que el Parlamento
catalán ha dado un paso adelante en los temas de animación, pero nosotros le pedimos algo más específico que
lo que le ha perdido el señor Vilajoana, y es si tienen
posición como organización.
En segundo lugar, me gustaría que hiciera una valoración, aunque sea rápida, del modelo fiscal que presenta
el proyecto de ley, evidentemente en lo que les afecta a
ustedes como televisiones autonómicas.
En tercer lugar —esta es la cuestión—, usted es el
representante de las televisiones autonómicas y hay un
tema que planea sobre esta Comisión, un tema que atraviesa toda la tramitación del proyecto de ley, y es la
posible territorialización del fondo de protección. Nos
agrada mucho haber escuchado taxativamente afirmaciones como las del representante de Convergència i Unió,
que ha dicho dos o tres veces que no están a favor de esa
territorialización de las ayudas. Y también nos parece muy
bien lo que ha dicho aquí Fapae, que sería una torpeza
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forma suave— el valor de los rendimientos de una obra
audiovisual a su capacidad y a su disposición a financiarla.
Quiero recordar a SS.SS. que hay una comunicación
expresa de la Comisión Europea sobre si la financiación
de las obras audiovisuales, concretamente del cine,
podría constituir un caso de ayudas estatales y en esa
comunicación la propia Comisión vincula y asocia de
alguna manera esa financiación al rendimiento de la obra
audiovisual. No quiero profundizar más, pero esto es
importante para entender la posición, por ejemplo, de
las televisiones privadas, y no tengo ninguna duda de
que las televisiones públicas deberíamos tener una obligación especial en cuanto se nos dice que en nuestra
misión de servicio público entra el fomento y la promoción de la industria audiovisual. Habría que afinar mucho
más, acotar perfectamente esa misión de servicio público
para saber si estrictamente en ella entra la financiación,
anticipada o no, de obras audiovisuales, de obras cinematográficas en general.
Yo estoy convencido —lo he dicho en mi intervención
inicial— que es muy importante que este país apoye a
su cine. El cine es un vector cultural de primera magnitud
y, por tanto, el presupuesto público tiene que apoyar el
cine. Sería más discutible cuáles son las herramientas,
los instrumentos o los procedimientos para hacerlo. Se
puede hacer, sencillamente, desde el presupuesto público
y no necesariamente a través de las televisiones públicas,
pero si a las televisiones públicas se nos exige que
entremos, lógicamente, en esa ley de aplicación general
que nos obliga a invertir el 5 por ciento, es una responsabilidad del propio presupuesto, en el caso del Estado
o de las comunidades autónomas, que tendrán que suplir
de otra manera, porque, como he dicho en mi primera
intervención, tiene que quedar muy claro que el objetivo
de la financiación pública o de la subvención que recibimos los entes públicos de radio y televisión es compensar los costes netos del servicio público. Esto lo dice
la doctrina comunitaria, lo dice claramente la nueva Ley
de la radio y la televisión de titularidad estatal y lo van
a seguir diciendo las leyes que desarrollarán también la
regulación de las radios y televisiones públicas en las
autonomías. Por tanto, el objetivo central de la subvención es atender y compensar los costes netos del servicio
público, que es producir radio y televisión. No debo
entrar en más disquisiciones.
Me preguntaba la portavoz del Grupo Parlamentario
Popular hasta qué punto habría que asimilarlo o no.
Dentro del segmento de las televisiones públicas, por las
razones que he explicado antes, es distinto el caso de la
radiotelevisión de titularidad estatal de las televisiones
autonómicas. Las televisiones autonómicas tenemos una
singularidad —a la que también me he referido—, unos
compromisos locales —a los que me he referido— y
unas limitaciones en la prestación de nuestro servicio
público que elevan los costes de oportunidad, hablando
en términos económicos, de la prestación del servicio
trocear las ayudas. A nosotros —usted lo conocerá— nos
parece que se debe hacer una gestión centralizada —es
uno de los pilares de este proyecto de ley— del fondo de
ayudas. Como se dice en la exposición de motivos,
estamos hablando de la regulación de un sistema estatal
de ayudas, pero nos gustaría saber si tienen ustedes opinión, si Forta, con todas las salvedades, tiene posición
sobre este particular.
Dando un paso más —y ya sé que le voy a pedir algo
complicado—, ¿usted cree, no a título particular sino
como responsable de la televisión autonómica andaluza
y también como presidente de Forta; que este proyecto
de ley invade competencias autonómicas?
Estamos convencidos de que este trámite de audiencias es para conseguir una mejor ley y en la medida en
que usted pueda responder nos ayudará a hacerlo.
La señora PRESIDENTA: Señor Camacho, tiene la
palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE
ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (Camacho Ordóñez): Señorías,
agradezco todas y cada una de las intervenciones. Antes
de contestar a sus preguntas o sus reflexiones, quiero decir,
en primer lugar, que, aunque parezca evidente, tengo que
remarcar que yo estoy aquí como presidente de la federación de organismos de radio y televisión autonómicos; por
consiguiente, estoy representando a 12 entes públicos de
radio y televisión autonómicos, a 12 entes públicos que
tenemos una magnífica relación interna en el seno de la
federación, pero que, evidentemente, somos muy distintos
porque pertenecemos a esa variedad y riqueza de los
pueblos de España, no solo por el propio contenido identitario de cada uno de ellos, sino por las diferentes administraciones a que pertenecen estos entes públicos. Quiero
decirle, que cualquier opinión que yo emita aquí solo
puede ser en mi condición de presidente de Forta y que
no estoy aquí para dar mi opinión ni siquiera como
director general de la Radio y Televisión de Andalucía,
que es el cargo que ostento, y mucho menos mi opinión
particular, que también la tengo. Digo esto porque alguna
de SS.SS. me han formulado preguntas muy interesantes
sobre las que tengo conformada una opinión personal y
profesional, fruto de mi larga experiencia al frente de la
Radio y Televisión de Andalucía, como la que ha formulado la portavoz del Grupo Popular cuando se refiere al
tratamiento que debe tener la corporación estatal Radiotelevisión Española frente a las televisiones privadas, a la
posible asimilación o no de las exigencias a las televisiones públicas, donde entrarían la estatal y las autonómicas, frente a las privadas. Tengo una opinión claramente
conformada sobre ello pero, como presidente de Forta,
creo que no debo ir más allá de la representación y del
mandato casi imperativo que tengo. Yo entiendo perfectamente a las televisiones privadas —y no voy a ser yo
quien las defienda, porque está aquí don Jorge del Corral
que lo hace muy bien— cuando asocian —lo diré de
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público. En esa medida, habría que diferenciar la televisión pública estatal de las televisiones autonómicas.
Me preguntaba el portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista —lo digo ahora porque viene al caso— sobre
la invasión de competencias o no. Como saben SS.SS.,
el Real Decreto 1652/2004 establece, en su artículo 1,
que el ámbito de aplicación de ese real decreto, que
reglamenta la cuota de inversión, es solo para aquellos
operadores que son fiscalizados por el ministerio, en este
caso por el Ministerio de Industria. Si atendemos a ese
Real Decreto 1652/2004, que permanece vigente en este
proyecto de ley, se respetan perfectamente, en lo que
tiene que ver con las cuotas de inversión de los operadores de televisión, las competencias de las comunidades
autónomas. No puedo, aunque tampoco es mi papel,
valorar si hay una invasión de competencias, porque son
otras instancias las que tienen que dilucidarlo. Mi opinión es que como ese real decreto permanece vigente en
este proyecto de ley y ese ámbito de aplicación del
artículo 1 deja fuera a las comunidades autónomas, creo
que respeta perfectamente las competencias y las funciones de las mismas.
La representante del Partido Popular decía que, a su
juicio, estaba perfectamente vigilada la aplicación práctica de esa inversión del 5 por ciento por parte de los
operadores de televisión. Efectivamente, existe una
Comisión interministerial de seguimiento, que crea ese
Real Decreto 1652/2004, que se encarga, como su
nombre indica, de hacer un seguimiento del cumplimiento de la obligación por los operadores de televisión.
Existe un informe del año 2004 —que tengo aquí— que
certifica el cumplimiento, por parte de los operadores de
televisión de ámbito estatal, de sus obligaciones de
inversión. Eso no obsta para que en los años 2004, 2005
y 2006 haya habido diferencias de interpretación entre
los productores y los operadores de televisión, como
expliqué al principio, sobre la aplicación concreta de
ese 5 por ciento. Ese informe de 2004 de la Comisión
interministerial de seguimiento avala y certifica que
Radiotelevisión Española cumplió en ese ejercicio con
su obligación del 5 por ciento, al invertir —estoy
hablando de memoria, pero con mucha aproximación—
unos 32 millones de euros en el cine. En ese año los
ingresos comerciales de Radiotelevisión Española —el
presidente de la corporación está aquí y sabe mucho más
que yo de esto, pero tengo ese dato— fueron de unos 650
millones de euros, lo que quiere decir que la Comisión
interministerial de seguimiento avala que ese 5 por
ciento es de los ingresos comerciales y deja al margen
esto que llamamos la subvención, en su caso.
Me podrían decir que la televisión estatal tenía subvención hasta cumplimentar su presupuesto. He dicho
en mi intervención que entendemos que subvención tiene
un carácter equívoco y que el endeudamiento avalado
por el Estado es subvención, porque al final lo paga el
Estado. Por consiguiente, lo que quería decirle es que,
aunque existe una comisión interministerial que avala lo
que he tratado de defender, que las subvenciones no
deben estar en la base computable a efectos de la cuota,
las televisiones públicas y concretamente las autonómicas hemos estado discutiendo, y seguimos haciéndolo
a la fecha de hoy, con los productores de televisión sobre
esa aplicación del 5 por ciento. Yo he estado discutiendo
permanentemente con mi colega vasco en Euskadi y mi
colega catalán en Cataluña cuál es la base del cómputo.
La portavoz del Grupo Popular me preguntaba: ¿Hace
falta en su opinión alguna mejora? Pues sí. Yo creo que
hay que precisarlo, cambiando en su momento el decreto
cuando se apruebe la ley, porque la ley, como saben
SS.SS., no se refiere a esto. Habrá que modificar, aclarar,
precisar, clarificar conceptualmente y en la redacción el
decreto, para que de una vez quede perfectamente claro
cuál es la base del cómputo de la inversión y que dejemos
de discutir los operadores de televisión con los productores.
El señor Vilajoana, que conoce muy bien de qué estoy
hablando cuando me refiero a las televisiones autonómicas, decía que no estaba reflejado lo del 5 por ciento.
Está perfectamente en la ley porque el proyecto de Ley
del cine expresamente habilita y, por tanto, mantiene la
vigencia de este real decreto que estoy repitiendo tanto y
que es la base de la reglamentación de esa aplicación del 5
por ciento. Cuando yo he destacado y subrayado la singularidad de las televisiones autonómicas en nuestro
ámbito territorial, el papel que hacemos de fomento, de
promoción y desarrollo de la industria audiovisual vale
como declaración general. He hablado de los convenios
específicos que mantenemos, que van más allá del contenido de la legislación del 5 por ciento. El señor Vilajoana
ha hecho referencia al caso de la animación, que precisamente es una singularidad de las televisiones de los
ámbitos territoriales autonómicos. Durante este tiempo,
en varias comunidades autónomas —no digo en todas
todavía— destacadamente en Galicia, Cataluña y Andalucía tenemos una asociación que se llama Animacor y
estamos financiando de manera importante proyectos de
animación, en algunos casos películas para televisión,
tvmovies de animación, y en muchos casos series que no
computan a efectos de la legislación del 5 por ciento pero
que estamos financiando, y hay muchos ejemplos en
Cataluña, en Galicia, en Andalucía, en Euskadi y alguno
importante en Valencia. Por tanto, es una prueba evidente
de ese papel que estamos haciendo al margen y por encima
de nuestras obligaciones legales a que nos estamos refiriendo aquí.
Decía también usted que el problema es que los convenios pueden generar incertidumbre. Es verdad, pero
no creo que mucho más que una ley que es modificable
en el Congreso de los Diputados o en las comunidades
autónomas. Estos convenios suelen tener una vigencia
de tres o cuatro años, pero la experiencia me dice —y
llevo unos años— que son prorrogables. Por tanto, no
veo mucha más inseguridad jurídica en el sentido de que
sean mutables, modificables, a los convenios que a la
ley. La ley evidentemente es una ley, pero es cambiable.
Tenemos una Ley de protección y fomento de la cine-
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matografía de 2001 que se cambia ahora. Es verdad que
han pasado seis años, pero podían haber pasado solo tres
o pueden pasar más. Por tanto, no creo que pierdan
seguridad jurídica los productores por el hecho de que
estemos hablando de convenios y no tengan el respaldo
legal que en todo caso creo que es necesario.
Hablaba también del Fondo de protección, en relación
también con otra pregunta que hacía el representante del
Grupo Socialista, sobre la territorialización o no. Yo
represento a ámbitos territoriales autonómicos y no
hemos hablado de esto en el seno de la federación, por
lo que, aquí voy a dar mi opinión casi a título personal.
Yo creo que no sería buena la territorialización; se perdería bastante eficacia en la aplicación del fondo en la
medida en que lo territorialicemos. Es mucho más
importante definir el contenido y el destino del fondo, y
que haya alguna variable cualitativa en virtud de la cual
ese fondo ponga más el acento en animación o en documentales. La industria del documental es importantísima
y esa sí que contribuye; al final todo es cultura, pero la
industria del documental preserva especialmente más la
cultura, preserva la identidad de las comunidades y preserva la identidad de este país.
El señor Vilajoana ha hecho alusión también a la
promoción y a la publicidad. Nosotros venimos reivindicando —no lo he dicho en mi intervención inicial
porque no podía alargarla por tener el tiempo acotado—
que los gastos en promoción y publicidad, que por
nuestra experiencia son fundamentales para la promoción del cine, deberían computar en la inversión obligatoria de los operadores de televisión. Nosotros en las
televisiones autonómicas hacemos una promoción muy
importante, hasta ahora sin reflejo en la cuota de inversión. El ejemplo de Cataluña, que conocerá el señor
Vilajoana, es claro, pero lo hacemos también en el resto
de las televisiones autonómicas. Sería importante porque
es una de las variables diferenciales —lo ha dicho antes
don Pedro Pérez— del gran cine, de la gran industria, al
margen de su dimensión, que tiene tanta fuerza mercadotécnica, tanta fuerza de márquetin respecto al cine más
modesto europeo, al cine español, que no tiene esas
posibilidades de márquetin y publicidad. Por tanto, más
que como apuntaba S.S. que se incluyan las autopromociones —ese es otro segmento de nuestro negocio— sería
mejor que computaran los gastos de promoción, publicidad, etcétera, dentro de la inversión obligatoria en la
financiación de cine, porque es una forma muy importante de financiación en el sentido amplio.
El derecho de antena y coproducción es un debate
importante que tenemos en los últimos años, pero está
más determinado por la petición de los productores.
Pongo el caso de la empresa pública que dirijo. Nosotros
tenemos un fondo documental que está en el balance, y
que dotamos con cifras importantes cada año, que mantiene obras de las que somos productores, por tanto, es
un activo, un inmovilizado, en este caso, de la empresa
pública Radiotelevisión de Andalucía. Lo que ocurre es
que los productores prefieren, cada vez más, que adqui-
ramos derechos de antena. Entre otras razones tiene que
ver con las ayudas que reciben del ICAA. Son ellos los
que nos invitan a que nos decantemos más por derechos
de antena. Tengo aquí un cuadro de lo que hemos invertido en las televisiones autonómicas de Forta a lo largo
de 2006, y hay una clara prevalencia de las cifras de
derechos de antena frente a las de coproducción, que son
decrecientes. Hay una enorme cifra de derechos de
antena de largometrajes, sobre todo en la adquisición, y
la coproducción funciona mal en las películas para la
televisión, en las tvmovies, porque tienen otro ámbito de
explotación, no están pensadas para salas de cine y, por
consiguiente, los productores aceptan más la coproducción.
El representante del Grupo Mixto me preguntaba si
se debía reformular el 5 por ciento. En línea con lo que
vengo explicando, como mínimo se debería precisar. No
sería ningún disparate, en función de los operadores de
televisión, que se precisasen las obligaciones de las
televisiones públicas; si queremos diferenciarlas de las
privadas sería razonable que fuera así. Pero dentro de las
obligaciones de las televisiones públicas habría que
diferenciar la radio y la televisión de titularidad estatal
de las televisiones autonómicas y concretar más las
reglas del juego, como decía el representante del Grupo
Mixto, porque también nos dará seguridad jurídica a los
operadores; también tenemos que tener seguridad jurídica los operadores, no solo los productores de televisión.
En cuanto al temor o la sensación que podemos tener
de que la producción audiovisual europea, tan heterogénea, probablemente acabe enriqueciendo o haciendo
que salga con más facilidad a flote una determinada
producción dentro de un determinado país, región, comunidad, land, etcétera, realmente es así. Desde hace tres
años hay un interesante festival de cine europeo en
Sevilla, donde yo estoy, y hemos tenido la oportunidad
de ver en este tiempo mucha producción europea de cine
que es muy heterogénea, muy desigual y en su mayoría
con poco éxito comercial. Usted sabe que la Ley del
año 2001, de fomento y protección de la cinematografía,
estableció —es una forma de acotar, porque antes no lo
estaba— que el 60 por ciento del 5 por ciento que necesariamente hay que dedicar a la obra europea, se dedicara
a las obras en cualquiera de las lenguas oficiales de
España. Por tanto, estaba acotando una financiación, que
quizá pueda ser impugnable, aunque eso lo tendrán que
decir los tribunales, lo cual es una forma de acentuar la
financiación de la producción propia. Cuantos defendemos el cine como vector cultural tenemos que aceptar
que hay una producción, un tipo de obra cinematográfica
que no tiene futuro comercial pero que tenemos la obligación de financiar, cualquiera que sea su éxito o su
recorrido comercial posterior.
El representante del Grupo Socialista me preguntaba
por el uno por ciento en series de animación. No creo,
en coherencia con lo que he dicho al principio, que haya
que establecer tantos por ciento adicionales en la cuota
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consecuencia, el Consejo de Administración de Radiotelevisión Española aprobó por unanimidad, el pasado
mes de junio, los denominados principios básicos de
programación, que recogen explícitamente estos objetivos que acabo de enunciar. Bien se podría calificar a
Televisión Española como verdadera impulsora de la
industria cinematográfica. Radiotelevisión Española
mantiene su decidida política de apoyo a la producción
cinematográfica y su colaboración con este sector, que
ha reconocido públicamente la importante contribución
de Televisión Española a su sostenimiento y su desarrollo. Según las últimas estimaciones, dos tercios del
soporte financiero del cine español proceden de las
aportaciones de la televisión pública. Televisión Española, aparte de su contribución económica, promociona
los rodajes, estrenos, festivales y premios que se dan a
conocer en los distintos espacios especializados y también en los informativos de Radio Nacional de España
y en los telediarios de Televisión Española.
Televisión Española y el Festival Internacional de
Cine de San Sebastián, que empieza el próximo 20 de
septiembre en Donosti, han recuperado también su colaboración tras firmar un acuerdo que convierte a la cadena
pública, después de un largo paréntesis de doce años, en
el patrocinador oficial del certamen durante el
trienio 2005-2007. Y además del Festival de San
Sebastián, Televisión Española tiene una presencia
importante en los más relevantes festivales de cine y
premios en España, desde Huelva a Valladolid, etcétera.
Ha de tenerse en cuenta que si tomamos como referencia
los proyectos en los que ha participado Televisión Española, durante estos últimos años, con destino a su exhibición en sala —estamos hablando aproximadamente
de 70 por año— y el número que según los datos del
ICCA, han sido producidos —en torno a 150 por año—,
Televisión Española habría participado en el 47 por
ciento de los mismos, es decir la mitad. Pero esto a
nuestro juicio no es suficiente. Tenemos que hacerlo
mejor por todos los ciudadanos, en primer lugar, por
nuestros espectadores y por el cine, y se va a notar; desde
enero estamos trabajando en la corporación para ello.
Lo normal es que se subrayen las deficiencias; en mi
casa estamos acostumbrados a ello. Les voy a dar un dato
significativo que creo que el sector no ha subrayado
suficientemente en público y que no me parece menor.
Desde abril de este año, y por decisión profesional del
equipo de RTVE, las películas españolas en la parrilla
de Televisión Española han pasado de dos a tres, y eso
sí, nadie ha dicho nada, obviamente, pero este es el dato:
donde se podían ver en Televisión Española dos películas
españolas ahora se ven tres. También les voy a dar otro
dato sobre el porcentaje de la relación entre películas
españolas y películas extranjeras en las pantallas de
Televisión Española. En 2005 no llegó al 25 por ciento;
en 2006 estábamos en el 31 por ciento en esa relación y
en 2007 estamos ya en el 37 por ciento. Creo que es un
objetivo, una luz y una esperanza de la magnífica relación que hay entre el cine español y Televisión Española,
de inversión. Lo cierto es que, como he explicado antes,
en las comunidades autónomas estamos haciendo un
sobreesfuerzo en el apoyo a la animación, pero al margen
de la legislación del 5 por ciento. Sí creo, por ejemplo,
que el Fondo de protección debería tener una especial
consideración con la animación, como con los documentales, y que con nuestra autorregulación en estos convenios que mantenemos con los productores en cada uno
de nuestros ámbitos territoriales estamos mucho más allá
de ese uno por ciento.
No sé, señorías, si he dejado algo sin contestar o si he
sabido explicarme. En todo caso, si algo no ha quedado
suficientemente claro pido disculpas. Les reitero que
comprendan que estoy aquí como presidente de doce
entes públicos autonómicos, y que mi opinión es, en este
caso, la de doce entes públicos muy heterogéneos, lo que
siempre condiciona.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
Camacho. Creo que ha contestado bien a las preguntas
formuladas y que su aportación ha sido muy interesante.
Le damos las gracias por su tiempo, por su dedicación
y por lo útil que ha resultado su intervención.
— DEL SEÑOR PRESIDENTE DEL CONSEJO DE
ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN
DE RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA, RTVE,
(FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ). (Número de
expediente 219/000839.)
La señora PRESIDENTA: Continuamos la Sesión
con la comparecencia de don Luis Fernández, presidente
del Consejo de Administración de la Corporación Radiotelevisión Española, a quien damos la bienvenida. Usted
suele intervenir en la Comisión de Control de Radiotelevisión pero a esta Comisión de Cultura no ha venido
nunca, así que estamos encantados de tenerle entre nosotros. Espero que se sienta cómodo. Tiene la palabra.
El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO DE
ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN DE
R A D I OT E L E V I S I Ó N E S PA Ñ O L A , RT V E ,
(Fernández Fernández): Señora presidenta, señorías, es
un honor comparecer ante esta comisión. Suelo comparecer mensualmente ante la comisión mixta CongresoSenado de control parlamentario de Radiotelevisión
Española pero, como digo, es un placer estar en esta
Comisión y además para hablar del cine.
Ya dije en sede parlamentaria que Radiotelevisión
Española y el cine deben ir juntos; que es intención y
objetivo prioritario de la corporación apoyar la creación
y la difusión cultural, en particular la cinematográfica;
que películas, discos y libros deben ser objeto de atención preferente y lo van a ser más aún a partir de este
mes de septiembre en todos los medios de la corporación; que Radiotelevisión tiene, por tanto, una tarea de
apoyo directo al mundo del cine, tanto a la producción
de películas como a la difusión de este bien cultural. En
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que como digo debemos ahondar, no es suficiente y
tenemos que hacerlo aún mejor. En mejorar esa relación
de Televisión Española y el cine estamos volcados. Precisamente el Consejo de Administración de Radiotelevisión Española, elegido por este Congreso y por el
Senado, en su reunión del próximo 19 de septiembre
abordará este asunto de manera casi monográfica.
Voy a hacer unas consideraciones previa sobre el
proyecto de ley que nos ocupa. Se trata de un instrumento regulador del sector cinematográfico y por ello
afectaría solo e indirectamente a la Corporación Radiotelevisión Española. La corporación, en tanto que cuenta
con Televisión Española y que ésta emite largometrajes
y documentales, tiene —insisto— una relación privilegiada con el sector, pero no se encuentra entre los sujetos
sobre los cuales actúa el proyecto de Ley del Cine. Es
más, en su artículo 19 se afirma textualmente que las
obras cinematográficas o audiovisuales producidas por
los operadores de televisión no podrán beneficiarse de
las medidas de fomento previstas en la ley. El proyecto
de ley, por otro lado, no modifica tampoco una norma
que sí afecta en relación con el cine y en tanto que operador de televisión a la Corporación Radiotelevisión
Española, como es la obligatoriedad por parte de los
operadores de televisión de invertir el 5 por ciento de los
ingresos netos en la financiación de largometrajes cinematográficos. Pues bien, Televisión Española ha cumplido la ley, la ejecuta con rigor y de manera ejemplar.
Televisión Española ha venido cumpliendo año tras año
con los requerimientos exigidos, procurando diversificar
los proyectos en los que ha participado en apoyo de los
productores independientes y del desarrollo de la industria audiovisual española. Nuestra aportación, nuestra
inversión y apoyo no es, sin embargo, por obligación; lo
es por devoción. Si no existiera el 5 por ciento, Televisión Española también invertiría los casi 40 millones de
euros en el cine español que vamos a invertir en el
año 2007. El proyecto de ley supone también un avance
significativo en la clarificación de los sujetos a los que
va destinado, es decir, tal y como se recoge en la exposición de motivos, de los sectores independientes que
existen en nuestra cinematografía tanto en el ámbito de
la producción como en los de distribución y exhibición.
Voy a terminar, señorías, y a ponerme a su disposición
para las preguntas que consideren oportunas. Radiotelevisión Española y el cine deben ir de la mano, juntos;
somos una pareja que se lleva —creo— estupendamente,
que estamos hechos el uno para el otro y solo discutimos
por cómo podemos mejorar nuestra relación. Va a ser
difícil que Radiotelevisión Española haga más, pero
desde luego debemos hacerlo mucho mejor, y a ello se
compromete esta corporación.
Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar se las
va a formular la portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, señora Rodríguez-Salmones.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Señor Fernández, bienvenido a esta Comisión en esta su
primera vez y además avanzo que nos gustaría que
viniera en más ocasiones. También podemos ir nosotros
a la Comisión de Control de Radiotelevisión, pero esa
tiene un formato específico, aunque posiblemente en esta
nueva etapa de la corporación sería muy bueno que
pudiéramos debatir precisamente sobre las cuestiones
culturales y la presencia en televisión que es, a nuestro
juicio, casi el instrumento esencial.
Ahí están los datos y efectivamente la colaboración y
las aportaciones que Televisión Española y ahora la
corporación han hecho al cine español han sido muy
importantes. Como todo, es mejorable, pero el instrumento es de tal importancia que todo lo que entre todos,
por obligación o, como usted ha dicho, por devoción,
podamos hacer, será bienvenido. Sin embargo, insisto,
en que por parte de Televisión se a dado el mejor cumplimiento y el mejor apoyo al cine, lo que reconocen
unos y otros.
Dicho eso, me ha sorprendido —claro que usted lo
conoce— cuando en la respuesta al cuestionario que se
les hizo llegar por parte de esta Comisión comienzan
diciendo que no están afectados por este documento, un
instrumento regulador, y que solo indirectamente afecta
a la Corporación RTVE. Creo que no es así, que afecta
directísimamente, tanto como a los demás operadores de
televisión, porque no es un instrumento regulador del
sector del cine, es fundamentalmente —y se dice ya en
la exposición de motivos varias veces— una ley de
fomento y promoción y no se conciben el fomento y la
promoción si no es utilizando de una manera muy importante el instrumento que proporcionan las televisiones y
concretamente la televisión pública estatal. Nos parece
que ahí no debería haber un error de base. Una cosa es
que, como ustedes dicen también en el segundo párrafo,
no puedan beneficiarse de las medidas de fomento previstas —eso es distinto, eso rige para todas las televisiones—, y otra que sí deban cumplir las obligaciones
que existen hoy y que, lógicamente, existirán mañana.
Es de estas obligaciones de las que tendríamos que
hablar —obligaciones que, usted bien ha dicho, cumplen
y con creces ese 5 por ciento— y que ahora estamos
planteando de nuevo. Aquí están los representantes de
Uteca con un planteamiento, los representantes de Fapae
con otro y nos interesa y mucho —por eso le digo que
no es que no les afecte— oír su criterio en esta nueva
etapa de la corporación. Digamos que hasta ahora
habíamos dado a Televisión Española el mismo trato que
a las demás televisiones y yo le querría plantear precisamente algo distinto.
Usted conoce que en la tramitación de esta ley, que
ha sido tormentosa y complicada —no voy a insistir en
los adjetivos que ya hemos dado desde la oposición— se
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don
Luis Fernández, por su claridad y también por su concisión; ha sido muy rápido y muy claro.
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ha llegado entre el Gobierno y las televisiones a un
acuerdo de no modificar el statu quo actual. Naturalmente, dentro de la capacidad y la autonomía legislativa
del Parlamento, puedo no respetar ese acuerdo como
puede no respetarlo nadie, es una cuestión del Gobierno
para cerrar un proyecto de ley, pero parto de la base de
que, como tenemos la voluntad de llegar a un acuerdo,
voy a aceptar este punto de partida. Nuestra voluntad es
llegar al máximo acuerdo en este texto y, por tanto, si
hay un acuerdo con las televisiones privadas, las que
tienen una concesión de no modificar el statu quo, no
tendría sentido que yo, buscando un acuerdo, rompiera
esa base de partida.
Sin embargo, pregunto: si Televisión Española, la
corporación que usted preside ahora, está precisamente
haciendo una programación nueva y sus relaciones con
el cine —me parece que ha dicho el 19 de septiembre—
van a estar planteadas, ¿no deberíamos en esta ley darle
un tratamiento especial? Es decir, esta ley parte de una
base —dejemos aparcada la cuestión de las televisiones
privadas, ya veremos qué hacemos—: hoy por el bien de
todos respetemos el statu quo actual; esa ha sido una
batalla muy dura a lo largo de muchos meses. Sin
embargo, respecto a la Corporación RTVE, ¿podríamos
replantearnos dar un tratamiento singular a la televisión
pública estatal? Le voy a formular dos cuestiones. Ayer
estuvimos hablando del sector de la animación, que hasta
ahora en las leyes vigentes está excluido de todo el sistema de ayudas y de cuotas a tener en las televisiones.
Entonces pareció necesario hacerlo así; hoy parece necesario dar un tratamiento y un apoyo muy especial al
sector de la animación. ¿Le parecería a usted bien o mal
que hiciéramos una petición, una normativa específica
o una llamada en esta ley para que la televisión pública
—no hablo ahora de las televisiones autonómicas, que
antes han venido, que responden ante sus parlamentos—,
la televisión que usted preside, asumiera unas obligaciones con animación? Sé que lo hacen por la vía de
convenio, pero también sé que cuando este se acaba se
quedan colgados de la brocha y esto causa en la industria
mucho malestar. ¿Podríamos dar un tratamiento específico a Televisión Española, aunque dejáramos aparcada
la modificación del statu quo de las otras televisiones?
En cuanto a la otra pregunta, yo le señalaba ahora al
representante del Forta que hay una comisión interministerial que vigila el cumplimiento de ese 5 por ciento,
y en el documento que nos han enviado ustedes hacen
una alusión que no entiendo muy bien. En el nuevo
diseño, Televisión Española se va a financiar, por un
lado, con publicidad y, por otro lado, con los Presupuestos Generales del Estado. Nos venía a decir el
representante del Forta —tomando la palabra subvenciones, que yo no creo que sean tales—: Voy a cumplir
el 5 por ciento o lo que su Parlamento les indique con
los ingresos que tengo por las vías publicitarias o comerciales, pero no creo que deba cumplirlo por la vía del
dinero que recibo del Estado, del dinero público. ¿Usted
cree que ese 5 por ciento que hoy permanece como
obligación a la televisión debe cumplirse con los ingresos
publicitarios que ustedes mantienen en una parte de la
televisión? ¿Debe cumplirse con las dos partes, con la
de los ingresos normales o comerciales —como cualquier otra televisión— y con los ingresos que va a recibir
por la vía de presupuestos? ¿Cree que podríamos incrementarla, puesto que se va a recibir una partida presupuestaria que no es para autorizar la deuda? ¿Cree que
sería bueno para el cine y aceptable para televisión que
nosotros incrementáramos esa obligación del 5 por
ciento a la televisión, puesto que ahora tiene una doble
vía de financiación, la de siempre más la de los Presupuestos Generales del Estado y, por lo tanto, tiene un
mayor deber de servicio público? Nosotros entendemos
—y usted lo ha dicho— que el servicio de la cultura debe
tener una parte importante en esto. Supongo que usted
entiende bien lo que quiero, sin embargo, no sé si soy
demasiado clara en esta exposición para quien no sea
usted. Ese 5 por ciento ustedes lo cumplen y lo cumplen
muy bien, pero me gustaría que nos dijera si en la modificación que hay ahora, ese 5 por ciento puede ser un 5
por ciento sobre los ingresos, como hasta ahora, o un 5
por ciento sobre los ingresos y algo más sobre el presupuesto. En cualquier caso, me gustaría que me dijera si
la animación no debe solo participar en ese 5 por ciento,
sino que podríamos pedir a Televisión Española un
esfuerzo mayor con la animación española, no solo por
la vía del convenio sino por la vía de asumir determinada
responsabilidad.
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra su
portavoz, el señor Vilajoana.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Muchas gracias,
señor Fernández, por su explicación. Comparto con usted
lo de que históricamente Televisión Española ha trabajado bien para el cine español, pero con un matiz que
voy a exponerle a continuación. Es cierto que ustedes
básicamente compran los derechos de antena de toda
producción española, lo hacen prácticamente del cien
por cien y que la emiten. Lo que ocurre —y este es un
matiz importante— es que al cine español, aparte de
otras muchas cosas, le falta imagen, y Televisión Española podría aportarle mejor imagen. ¿Por dónde voy
cuando digo esto? Cuando ustedes presentan la gran
película, también han comprado —y muy bien, y durante
mucho tiempo con off deals muy potentes que no nos
dejaban entrar, por ejemplo, a las autonómicas— las
grandes majors americanas, por ejemplo, tenían los
derechos, muy potentes, de la Warner, etcétera. El caso
es que cuando nos planteaban la gran película, en el 90
ciento de los casos nos mostraban una película americana. Ese es un matiz importante, porque una función
que debe hacer la televisión pública y el servicio público
no es solamente emitir este cine, sino darle el valor que
realmente tiene. Repito, es un matiz, pero déjeme que lo
dé porque me quedo más tranquilo. Por supuesto, a veces
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sí lo hacemos, y tenemos un programa en La 2 muy
correcto y muy bien elaborado, pero la película del
sábado es americana, porque con las cosas de comer no
se juega. Esto lo digo con la máxima simpatía y cariño,
pero no quiero dejar de subrayarlo.
Segundo tema, que tampoco está en la ley, pero que nos
deberíamos plantear —antes estaba aquí el presidente de
la Forta— cómo lo hacemos, y tampoco quiero dejar de
exponerlo. El cine español es un cine que se hace en
Madrid, en Galicia, en Andalucía, en Cataluña, en Valencia
o en Castilla-La Mancha, y las televisiones autonómicas
están haciendo un esfuerzo muy importante para potenciar
esta industria audiovisual que se ha deslocalizado. A veces
se hace y a veces se ha hecho bien, pero sería muy importante que hubiera una coordinación entre las ayudas al
cine que se dan desde las televisiones autonómicas y las
que se dan desde Televisión Española, siendo entes independientes, respetando que cada televisión autonómica es
un ente independiente que depende de su Parlamento y de
su Gobierno y que Televisión Española es un ente independiente que depende de su Gobierno y de su Parlamento. En cualquier caso, sería positivo que esto se
coordinara, y esto a veces se hace y a veces no. La historia
ha demostrado que sobre una misma película pueden tener
los derechos de antena Televisión Española y una autonómica. De hecho, puede emitir la autonómica esta película,
coordinando programaciones, y luego la emite Televisión
Española y no pasa nada, tiene audiencia la territorial en
la autonómica y, posteriormente, también tiene magnífica
audiencia cuando se emite para todo el Estado, porque si
la dilatamos en el tiempo y le damos en un margen, no
pasa nada y pueden emitir perfectamente las dos la misma
película, cosa que ahora también está ocurriendo en otros
casos; por ejemplo, el fútbol se está viendo por una televisión autonómica y por una estatal, y no pasa nada, tienen
audiencia la autonómica y la estatal y, en el fondo, decides
según quién te gusta más porque te lo explica mejor. Como
hay gente para todo, por ejemplo, en el cine puede ocurrir
que a unos les venga muy bien que Televisión Española
emita la película el martes, pero como yo tengo una
reunión de trabajo, prefiero verla el jueves, que es cuando
la emite la televisión autonómica. Esto ayudaría mucho
al cine y, desde luego, ayuda mucho al cine el hecho de
que tenga el apoyo, el derecho de antena, tanto de la televisión gorda —hablo de la suya, y perdone que lo diga
así— como de la pequeña. Ese es un elemento fundamental en el que la ley no entra, en el que no sé si ha de
entrar, pero que sería muy bueno que así fuese.
Otro tema al que quiero referirme ya ha sido planteado
antes, y muy bien, por la señora Rodríguez-Salmones, y
es el tema de la animación. Todo el mundo reconoce que
es un factor determinante. Es una industria muy potente,
con grandes ventajas; puestos de trabajo, productos que
duran en el tiempo, series de animación que duran años
y años y que por tanto generan puestos de trabajo, una
buena calidad —además, en estos momentos se está
haciendo una buena animación en distintos puntos de
España—, gran capacidad de exportación y fundamen-
talmente una cosa, aunque ya no solamente por ello:
porque es sano y bueno. Difícilmente un productor de
una serie de animación —también pasa en el cine— le
venderá a la RAI una serie, sin preguntar antes: ¿Te la
ha comprado Televisión Española? Si no se la ha comprado, es muy difícil. Son capaces de todo, pero es difícil
vender a la RAI, a France 2 o a la alemana, a la ADF (?),
si Televisión Española ha pasado de ello. Televisión
Española da —es positivo y un mérito— una idea de faro
que ayuda mucho al sector, sobre todo en este aspecto,
que todos queremos, de una buena comercialización
exterior, tanto en series de animación como en cine
normal. Un elemento ligado a este tema —es una pregunta que ya han hecho y que yo también hago— es el
siguiente. Mi opinión en cuanto a la animación, a la que
hemos tenido castigada durante una temporada, aunque
se han hecho convenios —el otro día decía un representante del sector que el último convenio está caducado y
que aún no se ha renovado y esto genera incertidumbre
en el sector—, es que sería bueno que entrara en el Fondo
de protección —nosotros vamos a defender esta posición— y que el 5 por ciento que tiene Televisión Española —también lo vamos a defender, pero quiero saber
su opinión, señor presidente— se vea complementado
con un 1 por ciento dedicado a la animación. Estoy dispuesto a debatir internamente si esto ha de ser definitivo
o para tres años, dos años o uno, pero yo creo que hemos
de compensar estos años durante los cuales la animación
no ha estado bien cuando Televisión Española históricamente ha hecho grandes cosas para la animación.
Digamos que era un elemento determinante de su programación el sábado a las cuatro de la tarde. No todos
hemos crecido, pero al menos hemos convivido con una
serie de animación —todos conocemos D´ Artacan y los
tres mosqueperros— el sábado a las cuatro de la tarde y
esto se ha perdido porque el mundo ha cambiado. No
digo que el sábado a las cuatro de la tarde no haya programas de animación, pero es cierto que Televisión
Española fue un gran motor de esta industria y la ha
perdido y eso es un error, pues es un sector dentro de la
industria audiovisual que tiene una importancia estratégica en cuanto a capacidad de exportación y de producción competitiva en el país. Aporta tecnologías nuevas
y es positivo.
Acabo, señor presidente y señora presidenta, con un
tema del que he hablado antes y que me gustaría comentarle a usted. En esta Comisión de Cultura, en la que a
veces hablamos de Televisión Española, aprobamos por
unanimidad una proposición relativa a otra cuestión que
el cine español y el cine en general necesita, su promoción, y cuando digo su promoción quiero decir la capacidad de darle aire. Televisión Española promociona, y
lo hace bien, el cine que ella emite —nos avisa de que
tal día a tal hora y lo hace muy bien—, pero el cine
español tiene el problema —también se ha hablado con
el sector de la exhibición sobre las cuotas de pantalla—
de la permanencia en sala. ¿Por qué? Porque su márquetin no tiene medios, es decir, hace un esfuerzo brutal
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Congreso
5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
y las respuestas que sobre el cuestionario nos remitió a
todos los grupos parlamentarios. Quiero felicitarle en
nombre del Grupo Parlamentario Socialista por la aportación que la Corporación de Radiotelevisión Española
hace al cine español. Me refiero al compromiso claro y
contundente que tienen con el cine, tanto en promoción
como en producción y en exhibición. Sin duda, están
haciendo pedagogía con la promoción y exhibición. El
Grupo Parlamentario Socialista se alegra gratamente
porque, desde nuestro punto de vista, es importante que
todos nos impliquemos en potenciar y apoyar el cine
español, ya que este representa nuestra creatividad,
representa la cultura española con toda su diversidad y
pluralidad, representa también nuestra bandera en el
exterior y es nuestro embajador en el exterior. Por tanto,
le agrademos esta implicación con el cine.
Ya mis compañeros portavoces de otros grupos le han
preguntado por lo mismo, y yo también quiero incidir
en ello. Me gustaría saber cuál es, a juicio de la Corporación de la Radiotelevisión Española, el porcentaje que
se debería dedicar al cine de animación dentro de este 5
por ciento famoso, al margen de los convenios que
ustedes establecen con el sector y que apoyan decididamente. Hay otro aspecto de las respuestas al cuestionario
que nos ha remitido sobre el que le quiero preguntar. En
el último párrafo hace una consideración referida al
porcentaje a aplicar sobre los ingresos netos de explotación y dice que tal vez debiera hacerse sobre los ingresos
de naturaleza comercial. Me gustaría que nos explicara
esto y qué es lo que supondría.
para producir y, cuando llega la comercialización, se han
quedado sin dinero. Aquí se aprobó por unanimidad la
propuesta de que, para que no tuviera coste para Televisión Española, en los bloques de autopromoción se
hiciera una promoción no tanto del cine que va a emitir
Televisión Española sino del cine que se va a estrenar en
España, es decir, que se apoyara no con bloques publicitarios, pero sí con tráilers que anuncian que una película española estrenará el fin de semana o cuando sea
en salas de exhibición. Esta es otra cosa que se le podría
pedir a la televisión pública. Es una opinión que además
intentaré defender ante mis compañeros en este Congreso.
Esto es básicamente lo que le quería preguntar, señor
presidente.
La señora PRESIDENTA: El señor Rodríguez, del
Grupo Mixto, tiene la palabra.
El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Intervendré
brevemente, señora presidenta. No nos cabe la menor
duda de que a Televisión Española, como pasa siempre
con las empresas públicas, a la hora de cumplir a rajatabla la ley está siempre más predispuesta que todas las
compañías privadas. Eso es evidente y pasa en otros
órdenes de la vida, incluso en el sector educativo, como
estamos viendo últimamente. Es más difícil violar la ley
en lo que depende de las administraciones públicas que
en lo que depende de intereses privados. Dicho esto, y
con el matiz que le hizo el señor Vilajoana en el sentido
de que no es igual emitir unas películas a una hora que
a otra o en unos días u otros, me gustaría saber si han
hecho el cómputo de cuál es el tiempo de emisión anual
de difusión de obras audiovisuales europeas, sobre todo
españolas, en el conjunto. Creo que eso sería un buen
indicativo sobre cuál es el papel de Televisión Española
y para comprobar si alcanza el 50 por ciento o no.
También nos gustaría saber si tienen algún tipo de
política diseñada para esa nueva fraseología que se
emplea, que ya es muy vieja, pero en la que se reincide
ahora, como es la de afirmar la identidad cultural española —creo que se dice— a través del audiovisual.
Queremos conocer si hay algunas medidas, precauciones
o cautelas para que esa identidad cultural española conlleve todo aquello en el terreno audiovisual español,
incluso cuando esté expresado originariamente en lenguas que no son el castellano o sobre culturas que no son
la hegemónica castellanoandaluza. Creo que eso sería
también un detalle interesante.
La señora PRESIDENTA: Señor Fernández, tiene
usted la palabra.
El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO DE
ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN DE
RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA, RTVE (Fernández
Fernández): Les agradezco muchísimo el tono de las
intervenciones y sus preguntas. Me van a permitir que
diga, con la ironía que he acostumbrado a mis comparecencias en la otra Comisión del Congreso, que venía un
poco a la defensiva. Puedo decirle a la diputada señora
Rodríguez-Salmones, cuando me pide que venga más por
aquí: encantado, a su disposición y con muchísimo gusto.
Como digo, les agradezco el tono de las intervenciones.
El apoyo al cine —tenía aquí un papel que estaba
intentando buscar— es clarísimo y no voy a ser dialéctico en la contestación a sus preguntas, sino que voy a
responderlas con la mayor claridad posible. En efecto,
Televisión Española ha sido el referente, decía antes el
impulsor de la industria del cine en nuestro país, es el
que ha apoyado al cine y Televisión Española, ahora
mismo, persigue un doble objetivo. Uno es el de la rentabilidad social: en cuanto a televisión pública debemos
promover el cine como forma artística, y, por otro —y
no menos importante—, el equilibrio presupuestario: en
cuanto televisión pública también debemos optimizar las
inversiones para rendir cuentas a sus dueños, que son los
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Muñoz.
La señora MUÑOZ SALVÀ: Bienvenido a esta Comisión. Nos alegra mucho que esté aquí en la Comisión de
Cultura, sabemos que está frecuentemente en la Comisión de Control de Radiotelevisión Española, y se lo
agrademos. También quiero agradecerle su intervención
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ciudadanos, que son los españoles. Como se pueden
imaginar, hay muchísimas maneras de alcanzar estos dos
objetivos y el nuevo equipo de Radiotelevisión Española,
en su consejo de administración, el próximo 19 de septiembre, tendrá precisamente un debate acerca de esta
cuestión, como también lo tenemos internamente en el
equipo directivo de Televisión Española desde el mes de
enero. Les prometo que estamos asumiendo esa doble
responsabilidad que tenemos. Televisión Española ha
actuado históricamente, como bien decía el diputado
señor Vilajoana, pero también actúa como regulador del
sector del cine y, desde luego, su política de inversión
marca el rumbo de la producción independiente.
Insisto en que no quiero ser dialéctico, pero cuando
nos ha pedido por parte de dos de ustedes un esfuerzo a
Televisión Española, me gustaría rectificarles, porque el
esfuerzo no es a Televisión Española, el esfuerzo es a
los ciudadanos y a los españoles. Esta casa, Radiotelevisión Española, acumuló, a 31 de diciembre del pasado
año, una deuda de 7.800 millones de euros y los españoles, a través de sus representantes soberanos, el Parlamento, decidió que bastaba ya, que ya no se podía ir
incrementando esa deuda de manera ilimitada y, a mi
juicio, incluso hasta, en algún caso, irresponsable. Los
españoles pusieron encima de la mesa 7.800 millones de
euros y cuando se pide un esfuerzo a Televisión Española
para cualquier sector, en este caso estamos hablando del
cine, no se lo estamos pidiendo a Televisión Española,
porque Televisión Española, desde el 15 de enero del
año 2007, no tiene un cajón sin fondo, sino que tiene un
cajón limitado y del que tenemos que responder de una
manera lo más estricta posible, de la mejor manera presupuestaria y de la mejor manera en cuanto a programación, contenidos, etcétera, por un tema legal, en cumplimento de la Ley de radio y televisión estatal, de junio
de 2006, que nos obliga a todos. Nosotros podríamos
decir: no, el 5 por ciento, el uno por ciento para animación, el 2 por ciento para los deportes, el 4 por ciento
para infantiles, de manera ilimitada. Insisto en que ahora
mismo la Corporación de Radiotelevisión Española y su
consejo de administración —precisamente está convocada para esta tarde la reunión del consejo que debatirá
los presupuestos del año 2008— tiene unos presupuestos
que no son un cajón sin fondo y que están limitados a
una cantidad, a una cantidad que es la siguiente: por un
lado, los ingresos que podamos obtener en el mercado
publicitario y, por otro, la aportación que hace el Estado
para la subvención del servicio público que hace Radiotelevisión Española. Si no cuadran las cuentas, los españoles se enfadarían bastante, uno, con la Corporación de
Radiotelevisión Española y con sus gestores y, dos, con
el Parlamento, que es quien tiene que controlar y que,
como representante soberano de los ciudadanos, es el
dueño de la Corporación de Radiotelevisión Española.
Insisto en que me he reunido con todo el sector del cine,
con la Administración, el Ministerio de Cultura, productores, exhibidores —no soy un recién llegado al sector
del cine, yo he producido cine en mi anterior actividad,
desde mis anteriores empresas, aunque soy un mal productor de cine, y conozco relativamente poco este
sector— y en las diferentes reuniones que he tenido con
el sector del cine se me advertía incluso para que la
ancestral y magnífica relación que había entre el cine
español y Televisión Española no se truncara por aplicar
criterios, en algún caso, de gestión privada a nuestra
relación. No sé si tiene que haber una gestión privada o
pública de los dineros de Televisión Española para el
cine, pero en cualquier caso, insisto, tiene que ser una
gestión lo más racional y austera posible. Decía en mi
intervención inicial que era difícil que Televisión Española pudiera hacer más, precisamente porque tenemos
una limitación en los presupuestos, pero que obligadamente tenemos que hacerlo muchísimo mejor y creo que
tenemos que rentabilizar de una manera más efectiva, en
la línea de lo que decía el diputado Vilajoana, el dinero
que tiene Radiotelevisión Española y el dinero que le
dedica Televisión Española al mundo del cine que creo
que es suficiente y necesario en ambos casos y que este
año estaría en torno a los 40 millones de euros de inversión.
Me preguntaba la diputada Rodríguez-Salmones
si era partidario de un tratamiento especial en esta
ley para Televisión Española. No soy partidario de
una reglamentación específica para Televisión Española dentro de esta ley. La Corporación de Radiotelevisión Española tiene una ley que le marca perfectamente su actividad, tiene un mandato marco que
tiene que elaborar este Parlamento y que es el que
nos entregará a la Corporación de Radiotelevisión
Española para que lo ejecutemos y tenemos un contrato-programa también cada tres años que deberá
negociar la corporación con el Gobierno. Con esos
tres instrumentos creo que tenemos marco legal
suficiente para hacer una mejor gestión de nuestra
relación y apoyo al cine español.
Se me preguntaba también por el tema de la animación. Precisamente nos acaba de llegar un e-mail de la
Federación de asociaciones catalanas de animación en
el que agradecían y estimaban los pasos que se habían
dado en los últimos meses en la Corporación de Radiotelevisión Española remodelando parrillas de emisión y
contenidos, creando un comité de selección de producto
infantil, y denominaban como una medida efectiva para
el sector la creación de este comité. Tampoco soy partidario de aplicar un porcentaje específico al tema de la
animación porque, como decía en mi intervención inicial, el apoyo que tenemos al cine español en general, y
al de la animación en particular, que también hay que
mejorar, no es por obligación sino por devoción. Este
año estamos invirtiendo casi tres millones de euros en
películas de animación; también en cinco series que
tenemos ahora mismo en desarrollo, una de ellas espero
que nos dé grandes mañanas o tardes de gloria para los
niños, Sandra, detective de cuentos; hemos invertido
dinero en estos años en ocho películas. En cualquier
caso, no soy partidario de una excesiva reglamentación
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Congreso
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España—, que se aprobó en el año 1999 por unanimidad
del Parlamento; ha sido una de las pocas leyes que en
Galicia, en la etapa anterior, se aprobó por unanimidad.
Como productor independiente —ya a nivel personal— llevo más de 25 años produciendo cine, televisión, publicidad, animación, videojuegos, etcétera, es
decir, todo tipo de actividades, porque si uno es productor independiente tiene que hacer de todo, ya que la
supervivencia es dura en este ecosistema. En estos años
he producido más de 30 largometrajes, con los que he
estado en todo tipo de festivales internacionales. He
ganado una vez la Concha de Oro en el Festival de San
Sebastián y hemos estado presentes en Berlín, Cannes,
Venecia y en otros muchos festivales, y eso desde
Galicia. Por eso, lo que venía a contarles hoy es lo
imprescindible de que en España sigan existiendo productores independientes. En eso voy a centrar mi intervención, en tratar de motivarles para conseguir una ley
que, dentro de las enormes dificultades en las que
siempre nos movemos y nos moveremos los productores
independientes, posibilite nuestra existencia en un
momento en el que las tendencias de mercado fuerzan
una concentración total del mismo.
¿Por qué creemos que es importante que exista la producción independiente? Fundamentalmente, para garantizar la diversidad cultural y la concreción en contenidos
audiovisuales de los valores y las culturas propias de los
países que conforman el Estado español y de sus lenguas.
Si dejáramos todo este sector en manos de cuatro o cinco
grupos, que es la tendencia hacia la que vamos, nos arriesgaríamos a que desaparecieran los autores excepcionales,
que no querrían en ningún caso ser empleados de esos
grupos, y a que el mayor medio de transmisión de cultura
y modos de vida pudiera estar en manos de grupos multinacionales extranjeros que no tendrían interés en que la
cultura española, en general, se desarrollara en el mundo,
y debemos ser conscientes de que cultura, además, son
modos de vida; cultura es lo que comemos, lo que
bebemos, lo que vestimos, etcétera. Pues bien, cuando nos
movemos en los mercados internacionales, sobre todo en
el mercado latino de Estados Unidos, vemos que es muy
fuerte la agresividad de los modos de vida, sobre todo de
un país que tenemos muy cerca y que nos domina duramente en lo que es la venta de productos, como son los
vinos, los aceites, y no les interesa en absoluto que en
España haya una industria cultural, audiovisual, fuerte que
transmita otro tipo de modos de vida que pueden ser muy
competitivos para ellos.
Este es un poco el planteamiento filosófico, y por eso
hemos enviado ya un documento completo a la Comisión
donde desarrollamos todos estos conceptos y en el que
vamos dando nuestra opinión punto por punto. Pero en
este momento solo me voy a referir a los que nos parecen
vitales, es decir, de supervivencia inmediata, porque si
no nuestro planteamiento es que en el plazo de dos o tres
años producir cine de manera independiente en España
sería absolutamente imposible. Podríamos acabar en la
ni de porcentajes, sino de una mejor gestión de las inversiones que realiza en la actualidad Televisión Española
con el cine español.
Sobre el porcentaje de los ingresos y la aportación del
Estado, la ley y el statu quo que decía la diputada
Rodríguez-Salmones es clarísimo en ese aspecto. Creo
que el 5 por ciento incluido en el decreto se refiere precisamente a los ingresos comerciales. Nosotros ahora
mismo tenemos dos vías de ingresos: los comerciales,
por un lado, y la aportación que hace el Estado para el
servicio público que debe cumplir Radiotelevisión Española. El statu quo y lo que dice ahora mismo el decreto
es que se refiere al porcentaje de ingresos, pero, insisto,
en una tesis que mantiene esta corporación y su presidente en las diferentes comparecencias parlamentarias,
Radiotelevisión Española, que cumple con rigor y con
ejemplaridad la ley, como no podía ser de otra manera,
estará a lo que el Parlamento le diga a través de sus
representantes.
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don
Luis Fernández. Ha sido usted también muy claro, le
agradecemos muchísimo su participación y nos alegramos mucho de que se haya sentido cómodo. Verdaderamente le puedo decir, y lo he dicho otras veces, pero
ahora lo reitero, que para mí es un honor presidir esta
Comisión donde reina, como ve, un clima muy agradable
y donde preside sobre todo el espíritu de consenso. No
hay enfrentamientos inútiles y eso nos permite avanzar
mucho, haber hecho leyes importantes con un acuerdo
muy considerable y hacer iniciativas parlamentarias que
son votadas por unanimidad. Por tanto, esta Comisión
es un remanso de paz y le invitamos a venir siempre que
usted quiera relajarse. (Risas).
— DEL SEÑOR DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN
GALEGA DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES, AGAPI, (CASAL VIDAL). (Número
de expediente 219/000840.)
La señora PRESIDENTA: Seguimos con el turno de
comparecientes. En esta ocasión damos la bienvenida a
don Francisco Casal Vidal, director de la Asociación
Galega de Productores Independientes (Agapi). Bienvenido a esta Comisión, señor Casal. Tiene la palabra.
El señor DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN
GALEGA DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES
(Casal Vidal): En primer lugar, de manera resumida,
quiero presentarles la entidad en nombre de la cual comparezco hoy ante ustedes. Agapi es la Asociación Galega
de Productoras Independientes, constituida hace ya
catorce años, siendo la primera asociación del sector en
Galicia, una de las más longevas del Estado español y
una de las pioneras en la formulación del nuevo sector
audiovisual español, constituido por lo que llamamos las
industrias periféricas. Agapi fue la promotora de la Ley
del audiovisual de Galicia —la primera que se hizo en
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Congreso
5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
tremenda situación de que directores como Almodóvar
u otros por el estilo tuvieran que producir en Francia por
no querer someterse a planteamientos económicos,
porque en el fondo, al final, se trata de un tema económico. Las industrias culturales del Estado español van a
ser —ya empiezan a serlo— muy potentes en todo el
mundo, sobre todo en el mundo latino, y evidentemente
es un negocio que los cuatro o cinco grupos que van a
dominar totalmente la comunicación en España también
quieren que sea para ellos, cosa que nos parece legítima,
pero creemos que ambos sectores somos complementarios y que los grandes grupos dependientes, que serían
los que no cumplirían las condiciones de independencia,
nos necesitan, porque realmente de donde han salido todos
los creadores, los actores nuevos, donde se ha arriesgado
a crear una industria nueva y que no solamente cumpliera
la inmediatez de los gustos del espectador a corto plazo,
ha sido de la producción independiente.
En cuanto a los puntos que nos parecen decisivos para
que podamos seguir existiendo, iremos a la definición
de productor indepediente. En la letra n) de esa definición hay un elemento que inhabilita todo el resto. Después de hablar del 20 por ciento de las cadenas de televisión, etcétera, que nos parece muy bien, porque es un
planteamiento similar al que en este momento hay en
Francia y en muchos países europeos y que está funcionando bien, hay una coletilla final en esa letra n) que
dice: La relación de dependencia entre un productor y
un operador no impide que exista independencia respecto
de otros operadores con los que se produzcan las circunstancias. Llevando esto al absurdo, a un símil muy
poco agraciado, podríamos decir que un señor que roba
en el Banco de Santander no podría volver a robar en el
Banco de Santander pero podría seguir robando en otros
bancos. Queremos decir que si las productoras de los
canales de televisión solo son dependientes respecto a
su canal de televisión, cuando claramente esta definición
de productor independiente viene a tratar de equilibrar
la ventaja competitiva de aquel grupo que tiene toda la
cadena de valor del sector de comunicación, esto hace
que sus posibilidades de contratación con otros grupos,
en condiciones muy ventajosas aunque solamente fuera
desde el punto de vista puramente económico, invalidaría
todo. Por tanto, planteamos claramente suprimir esta
definición n) y que quede claro que o se es independiente
o se es dependiente. No puede ser que una productora
que es propiedad de un canal de televisión pueda ser
independiente respecto al resto de los canales de televisión porque entonces se produciría un cártel cerrado de
cuatro o cinco productoras que llevarían a cabo toda la
producción española.
Asimismo, nos preocupa el apartado ñ), aunque atañe
a los distribuidores independientes, con los que tenemos
una relación muy estrecha ya que realmente son los que
hacen posible que nuestras películas se estrenen, y es
que uno de los párrafos de la ley dice: Asimismo se
considerará independiente a la empresa distribuidora que
no esté participada en términos similares por un operador
televisivo o por una red de comunicaciones o por capital
público. Esto no estaba, nunca ha estado, y de repente
aparece, lo cual nos preocupa muchísimo porque en
determinadas comunidades autónomas —Galicia es un
ejemplo y también Cataluña; todos los que estamos
intentado salir adelante a la hora de crear una industria
audiovisual propia— donde el apoyo de la Administración suele ser vital para la viabilidad de la industria, es
muy difícil salir delante de manera seria y con estrategias
empresariales importantes sin que existan fondos de
capital riesgo que nos apoyen. Pues bien, en las autonomías casi todos estos fondos de capital riesgo son
públicos y participan en muchas de estas empresas y
también en muchas de nuestras productoras. No obstante,
esto no supone ninguna ventaja competitiva para dichas
empresas, especialmente dado que estos fondos no tienen
ninguna influencia en las decisiones comerciales que
adoptan dichas empresas ni en el mercado audiovisual
en el que estas se desenvuelven, pero son una herramienta muy provechosa para su desarrollo. Claramente
estos fondos de inversión pública —en Galicia los fondos
del Instituto Galego de Promoción Económica o en
Cataluña del banco público de la Generalitat— no tienen
ninguna intervención en la mercado real; no tiene nada
que ver con tener capital de una cadena de televisión,
que ya te garantiza la compra de derechos de emisión de
todas las películas que distribuyas, y en cambio son
decisivas para las pequeñas empresas. Yo les puedo
contar el caso de mi empresa, que hace tres años facturaba dos millones de euros y desde la entrada del capital
público, y eso que se trataba de un porcentaje pequeño,
el 16,66 de mi compañía, maneja una cifra de negocio
de 18 millones de euros. Fue ese empuje de dinero en
unas condiciones ventajosas lo que nos posibilitó comprar formatos internacionales, desarrollar muchos más
guiones y poder pagar bien a los guionistas para tener
proyectos más solventes. Esta cláusula de momento
afecta a distribuidores, pero si se pasara a productoras
como mi empresa dejarían de ser independientes, lo cual
desde nuestro punto de vista sería absurdo, sobre todo
porque se trata de una ayuda pública reembolsable. Estas
entradas de capital no son subvenciones; a los siete años
hay que devolverlas con intereses, pero te las otorgan
con unas condiciones más ventajosas con fondo de
capital riesgo privado.
A continuación quiero hacer referencia al artículo 19,
que es donde realmente se desarrolla la cuestión de las
ayudas. En el apartado 2 se especifica qué empresas o
entidades no podrán beneficiarse de las medidas de
fomento previstas en esta ley, en la letra a) menciona a
las producidas directamente por operadores de televisión. Nosotros querríamos completar es letra a) del
artículo 19.2 diciendo: Las producidas directamente por
operadores de televisión o sus productoras dependientes,
salvo que coproduzcan con productores independientes
en los porcentajes que se marcan en el artículo 26 de esta
ley. Nuestro planteamiento es que, evidentemente, las
grandes productoras pertenecientes a los grupos de
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comunicación van a dominar, sin lugar a dudas y además
es bueno que sea así, el 70 o el 80 por ciento de la producción pero también es bueno forzarles por la ley que
si quieren tener ayudas públicas deben colaborar de una
manera leal con las productoras independientes que son
las que pueden aportar ese número de películas, tal vez
pequeño pero que sea diferenciador. Realmente, tenemos
claro que, a pesar de todo lo que se diga del cine español,
es en estos momentos el cine mundial de habla no sajona
de mayor éxito en el mundo, sin lugar a dudas, a pesar
de lo que algunos medios de comunicación en España
tratan de decir, sobre todo gente que parece que no ha
visto ni una película española en los últimos años.
También queremos incidir en el artículo 21 que habla
del asunto más importante de la ley que son las desgravaciones fiscales. El sistema regulador de estas desgravaciones fiscales es a través de las agrupaciones de
interés económico, una entidad de constitución compleja, con lo cual saldrán muy beneficiadas las grandes
productoras. Nosotros pedimos —no sé de qué manera
porque no soy experto legal— que se instara al Ministerio de Cultura y al de Economía y Hacienda a articular
un reglamento regulador de estas desgravaciones que las
haga accesibles para las pequeñas y medianas empresas.
Ha habido países donde se han hecho desgravaciones y
reglamentos que eran imposibles de cumplir para las
pequeñas empresas que tenemos una estructura de gestión y administrativa solvente pero a nuestro nivel de
negocio. En cambio hay otros países —como Irlanda,
Brasil o Puerto Rico— donde estas normas se han simplificado suficientemente para que cualquier empresa
mínimamente estructurada y con la solvencia necesaria
pueda acceder a estas estructuras, como podrían ser las
agrupaciones de interés económico, que nos posibilitarían juntar varias películas. Esto es porque el acceso de
una película única de un productor independiente con
un presupuesto medio de 2,5 millones de euros a este
tipo de elementos desgravadores va a ser muy complicado. Tendremos que juntar dos o tres películas entre
varios productores para crear una agrupación de interés
económico. Así, que el Ministerio de Economía y
Hacienda —que tiene que aprobar, según dice la ley y
dirá el reglamento cada una de las operaciones— haga
que el sistema sea suficientemente accesible para las
pequeñas y medianas empresas.
También queremos hacer hincapié en lo que desarrolla
el artículo 25 que son las ayudas para la producción de
largometrajes sobre proyecto. En este momento, los
señores diputados saben que hay dos tipos de ayudas:
sobre proyecto, que es a la que normalmente acceden los
nuevos realizadores, los proyectos más innovadores y de
mayor riesgo, y las ayudas a la amortización que se
conceden a posteriori del estreno si cumplen unas condiciones de taquilla, de distribución, de número de
copias, etcétera. En este momento para los pequeños y
medianos productores arriesgarse a basar la financiación
de la película en la tercera vía, en esta amortización a
posteriori en función de taquilla, es casi un suicidio. ¿Por
qué? Porque no conseguimos con los proyectos, por muy
solventes que sean desde el punto de vista creativo, que
una distribuidora con garantías nos garantice antes de
hacer la película, que es cuando nosotros tenemos que
adelantar el dinero, que nos la van a estrenar con tantas
copias, en tales fechas y con un dinero en publicidad que
haga que podamos llegar a ese nivel de taquilla que nos
hace cumplir las condiciones de la ayuda. Evidentemente, la Comisión podría decir que si usted no está
convencido como empresario de que va a hacer ese
resultado en taquilla no la haga. Sí, probablemente esa
es una de las posibilidades, pero eso implicaría un descenso de producción cinematográfica independiente
radical, brutal, porque para nosotros asumir un riesgo
de 700.000 u 800.000 euros con la hipótesis de taquilla,
sabiendo cómo está la situación actual de la distribución
que está superconcentrada, es un riesgo absolutamente
inasumible para muchas películas, y se dejarían de hacer
muchísimas películas que en este momento están triunfando en festivales, muchas de ellas de producción
periférica que no acceden al mismo nivel de financiación
que las grandes productoras de mayor trayectoria. Queremos potenciar este artículo 25 de las ayudas sobre
proyectos, ayudas anticipadas. Estas ayudas se dan por
órganos colegiados, según pedimos que conste en la ley,
como figura en el apartado 2: Para la concesión de estas
ayudas se tendrá en cuenta la propuesta de un órgano
colegiado que a tal efecto se constituya. Y nosotros, en
el párrafo que hemos añadido, decimos: Y que contará
con representantes de las comunidades autónomas. Esta
es la comisión que valora y da los informes de solvencia.
Hay otro párrafo, en este mismo artículo 25, que dice
textualmente: Asimismo se valorará que el proyecto
aplique medidas de igualdad de género en las actividades
creativas de dirección y guión. Y nosotros añadimos:
Igualmente se valorarán de manera específica los proyectos de productores independientes que utilicen como
lengua de rodaje el catalán, gallego o vasco, así como
los radicados en las islas Canarias en su condición de
región ultraperiférica. Finalmente planteamos en este
artículo 25 añadir un párrafo quinto del siguiente tenor:
Este fondo de ayuda sobre proyecto contará con una
dotación presupuestaria mínima del 25 por ciento del
Fondo de Protección a la Cinematografía. Hasta ahora
estas ayudas anticipadas estaban aproximadamente en
el 7 u 8 por ciento del presupuesto de dicho fondo,
creemos que estos momentos es absolutamente insuficiente y teniendo en cuenta el incremento muy grande
que va a haber el año que viene, casi un 30 por ciento
del fondo porque pasamos de sesenta y pico millones a
ochenta y pico, casi veinte millones de euros más,
creemos que se puede mantener el sistema en lo que se
llama amortización a posteriori porque realmente se
están haciendo menos películas, que no se va a saturar,
y dotar un poco de ese incremento para el fondo de
amortización a posteriori mantendría el sistema, por eso
planteamos que una parte importante de esos veinte
millones fuera a las ayudas anticipadas, que este año han
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La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar, tiene la palabra la portavoz del
Grupo Popular, señora Rodríguez-Salmones.
sido solo de seis millones de euros, y llegar a ese 25 por
ciento en el periodo más corto posible. Esto se puede
criticar pensando que al final es dar ayudas desde un
punto de vista discrecional porque va a ser una comisión
quien las dé, pero evidentemente muchas de las películas
que puede sacar adelante la industria audiovisual española no se podrán financiar si no es de esta manera. ¿Qué
hay que conseguir? Por supuesto que esas comisiones
sean absolutamente plurales, profesionales, representativas de todos los ámbitos del Estado y culturales.
Pedimos que se haga igual que en las autonomías, donde
casi todas las ayudas son de este tipo porque si fuéramos
a posteriori no podríamos producir directamente. Y después, según las productoras vayan incrementando su
cifra de negocio, podría irse limitando el acceso a este
tipo de ayudas.
Perdón, señorías, porque me estoy extendiendo demasiado. Después, en la disposición adicional primera,
donde se habla de la agencia estatal que es donde se
constituirían las atribuciones del audiovisual dentro del
Ministerio de Cultura, planteamos que en su consejo de
administración —en este momento no lo indica la
ley— estén presentes las comunidades autónomas y
representantes del sector audiovisual además de los
diferentes ministerios y secretarías de Estado que tienen
atribuciones en el sector. Finalmente, consideramos muy
importante que esta agencia estatal, que es la que de
verdad va a conocer el sector, sea el organismo competente para velar por el cumplimiento de la Ley de inversión por parte de las televisiones del 5 por ciento de su
cifra de ingresos en cine español y europeo. Durante
estos siete u ocho años de vigencia de la Ley del 5 por
ciento el control se ha llevado a cabo a través de un
órgano del Ministerio de Industria y Telecomunicaciones, un órgano muy técnico compuesto por personas
que no conocían el sector en absoluto y que han certificado cumplimientos que a los productores independientes a veces se nos hacen un poco inverosímiles.
¿Cómo una cadena de televisión puede cumplir una
inversión de treinta o cuarenta millones de euros cuando
ha producido cuatro películas en el ejercicio? Se nos
hace difícil. En cambio, es verdad que la certificación
avalará legalmente que lo han hecho. Creemos que una
Agencia que tiene a su disposición datos reales del
sector, conocimiento profundo, es la que debería llevar
este control. La verdad es que de los ochocientos y pico
millones de euros que, sobre todo las televisiones privadas, han dedicado a la Ley del 5 por ciento en los
últimos siete u ocho años, a los productores independientes reales nos han llegado migajas, yo diría que ni
el 5 por ciento de ese dinero. Creo que es bueno que se
hagan grandes películas, es bueno que las televisiones
tengan grandes productoras, pero hay que tratar de que
la colaboración con los productores independientes sea
más fructífera para ambas partes. Perdón por haberme
extendido.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Muchas gracias, señor Casal, por su exposición, que creo
que coincide básicamente con la del resto de los sectores
que tienen que ver con la producción, y además es bueno
comprobar que aunque efectivamente su agrupación es
gallega, no hay que hacer especificidades en cada uno
de los territorios, sino que haciendo normas con buen
sentido se atiende a todos. Le voy a preguntar concretamente por cuestiones que otros comparecientes no han
planteado. Usted ha hablado —creo que podemos estar
pendientes de esto y desde luego mi grupo le someterá
sus enmiendas antes de formularlas para conocer su
opinión— de la parte fiscal; dice que puede tener una
complejidad tal que un instrumento diseñado para ser
útil y un apoyo se puede convertir, dependiendo de cómo
esté formulado, en imposible si uno no tiene un aparato
de asesoramiento fiscal especialmente grande. Creo que
ha habido coincidencia en que la redacción que se da en
este texto es muy compleja. El núcleo está bien, pero si
hacemos tan complejo todo lo que se necesita, al final
va a ser difícil usar este instrumento. Lo vamos a intentar
simplificar e incluso nos gustaría conocer su opinión
sobre si la versión simplificada le parece más conveniente. El asunto fiscal es muy importante.
Ha planteado como la diversidad. Si esta ley, la actualmente en vigor, que usted ha dicho que ha sido útil
concretamente para determinadas cinematografías, fue
aceptada por la Unión Europea y no considerada como
un conjunto de simples ayudas de Estado, sino como
ayudas que eran posibles sin vulnerar las normas del
mercado, fue precisamente por el argumento de la diversidad cultural. Concretamente las lenguas en España fue
el gran argumento esgrimido en la Unión Europea
en 2000-2001; el argumento —la Unión Europea podrá
revisarlo si lo estima oportuno o si alguien lo recurre—
fue la diversidad cultural y por eso podíamos proteger
el cine español. Usted, sin embargo, nos sugiere incluir
en algún apartado una mención específica a las lenguas
oficiales españolas, pero, si ve, en ayudas a la producción, el artículo 24. 1.a) dice que hay que cumplir varios
requisitos para ayudas a la producción, no a la amortización, no las ayudas automáticas posteriores, sino las
previas. Dice el apartado a): Emplear alguna de las lenguas oficiales españolas. Usted nos pide que también lo
incluyamos en otro apartado, pero es un hecho que para
las ayudas a la producción, es decir las previas a empezar
un proyecto, ya está como uno de los requisitos o como
una de las condiciones a cumplir emplear alguna de las
lenguas oficiales españolas. No sé si esto le parece suficiente o cree que hay que incluirlo en algún otro sitio.
Usted ha hecho hincapié —y sigo en esta misma
cuestión— en las ayudas previas o las ayudas sobre
proyecto, para entendernos, que además aquí se desarrollan bastante. Se las denomina de muchas formas: a
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Congreso
5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Le felicito por
su intervención, señor Casal. El documento que se nos
ha enviado bajo mi punto de vista es de una gran utilidad
porque viniendo de un productor verdaderamente independiente, sin embargo, sus propuestas iluminan no
solamente cuestiones relativas a la producción sino también a otros aspectos como la distribución, la exhibición,
las relaciones con las televisiones y el aspecto de fondo,
al que hacía referencia la señora Rodríguez-Salmones,
del problema de la diversidad cultural y lingüística del
Estado español. Le quiero dejar claro que por nuestra
parte prácticamente vamos a asumir al cien por cien las
propuestas de enmiendas que presentan a esta ley, porque
la matizan de una forma que desde el punto de vista
teórico la ley ha de perseguir como objetivo; la matizan,
la refuerzan y la aclaran, que es fundamental. Por eso,
le voy a hacer algunas preguntas.
La primera puede ser ilustrativa sobre el problema de
la diversidad cultural y lingüística. Usted es un productor
independiente radicado en Galicia y hace una propuesta
relativa al artículo 25, donde figura la valoración de los
proyectos de productores independientes radicados en
las islas Canarias en función del carácter ultraperiférico
de esa región, y dice que ahí deberían figurar también
los largometrajes que se realicen originariamente en
catalán, gallego y vasco.
¿Podría usted informarnos de cuántas películas como
productor independiente hizo usted que originariamente
estén en gallego? Este puede ser un dato muy interesante
para que se pueda valorar hasta qué extremo es necesario
que esto se recoja, porque lo que figura en el artículo 24
son las lenguas oficiales españolas y son todas, ya
sabemos que el español también. Sabemos cuál es la
lengua imperante en el mercado, no hace falta discutirlo,
pero sería interesante e iluminador respecto al productor
independiente de Galicia saber cuánta obra hace originaria en gallego.
Segunda cuestión. ¿Cree usted que sería necesario que
la ley recogiese de forma más clara y explícita tanto las
características, las condiciones de la inversión obligada
del 5 por ciento por parte de las televisiones públicas y
privadas, como la posibilidad de establecer un régimen
sancionador para los operadores que no la cumplan?
Incluso me gustaría también que nos dijera si considera
que debería figurar una cuota de producción independiente por parte de los operadores de Televisión Española.
En tercer lugar, en cuanto a la composición de la
agencia estatal y sus funciones, creo que su intención es
que la agencia sea el organismo regulador y sancionador
en todo lo que tiene ver con lo audiovisual y con todas
las competencias, tanto las que hoy tiene Industria, como
las que tiene Cultura o las posibles e indirectamente
ligadas al problema de la propiedad intelectual. Díganos,
por favor, si esta es su concepción. En cuanto al problema de las comunidades autónomas, ¿cree usted que
deben estar presentes todas directamente como poder
proyectos culturales, a los guiones…En resumen, no se
trata de las ayudas a la amortización, de las ayudas automáticas. Usted nos dice que para determinados productores esto es vital, es decir, si no tengo la ayuda previa
no puedo emprender un proyecto. Es evidente que uno
intenta además que el proyecto tenga éxito de taquilla,
etcétera, y para eso se hace, pero, en cualquier caso, es
para emprenderlo. No hay un porcentaje en la ley ni en
la memoria económica. La memoria económica sí dice
cuánto, pero no como una obligación. Dice cuánto con
respecto a lo que los Presupuestos Generales del Estado
para 2008 posiblemente harán, posiblemente que ya lo
veremos. Usted, sin embargo, sí pide que haya el compromiso de un porcentaje determinado para estas ayudas
sobre proyecto. ¿Cuál es el problema que tiene esto y
por qué aquello se había cambiado por lo que podemos
llamar —entre comillas— las ayudas automáticas? Por
lo que usted mismo ha dicho, por la posibilidad, de discrecionalidad a que esto puede dar lugar, que de la otra
manera está unida a criterios más objetivos. La discrecionalidad puede ser inevitable, pero si vamos a consagrar cada vez más —hay una tendencia a hacerlo y yo
no opino sobre ella— ayudas sobre proyecto y, por lo
tanto, no ayudas automáticas —que tampoco son tan
automáticas—, tendríamos que intentar mejorar los
órganos colegiados. Hay unas palabras mágicas a lo
largo de toda la ley que son: un órgano colegiado dirimirá, como si fuera directamente el espíritu santo, infalible, que va a decir qué es lo bueno y qué es lo malo.
¿Qué requisitos necesita? No lo vamos a desarrollar
tanto, pero sí lo básico para decir que esos órganos colegiados tienen que tener una determinada composición;
sus fundamentos han de ser conocidos y sus decisiones,
por lo tanto, tendrían que ser recurribles y si no, entramos
otra vez en el campo de la discrecionalidad, con la mejor
buena fe, pero uno no sabe por qué le han dicho que sí
o que no, y sobre eso me gustaría escuchar su opinión.
La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, le ruego brevedad, por favor.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Le voy a preguntar por el ICCA, por la agencia. Ha
pedido que tenga más peso como órgano que vela sobre
el cumplimiento de las televisiones. Ahora está en el
Ministerio de Industria y es oída la agencia. ¿Usted cree
que eso se debería cambiar? Nos dijo antes el presidente
de Fapae que podría ser como el ICEX: privados,
públicos y autonómicos, es decir una representación a
tres partes equivalentes. La agencia tiene que tener otras
funciones y además debería tener otra composición. Esta
es la oportunidad para hacerlo y me gustaría saber su
opinión.
La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez, del
Grupo Mixto, tiene la palabra.
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5 de septiembre de 2007.—Núm. 884
político o a través de algún organismo autónomo relacionado también con el audiovisual?
Usted ha hecho una alusión muy cruda y muy dura a
la evolución del mercado de este sector, en el que van a
ser hegemónicas las empresas vinculadas a grandes
grupos de comunicación. En nombre de eso, usted ha
defendido que no debían ponerse reparos a la participación de capital público en lo que se consideran empresas
de distribución, creo que de exhibición también, y no sé
si también debía ser en el caso de la producción, que es
muy importante. Lo digo porque esto daría lugar a ese
tipo de mestizaje, aunque fueran productores independientes, ya que serían ayudados con las reglas del mercado por el erario público. Esta sería otra de las garantías, por lo menos en el caso de los países con lengua
propia, para poder aspirar a algo. En el terreno de la
exhibición esto está claro, porque para que haya empresarios distribuidores en un pueblo o en una villa, aunque
sean ayudados a poner la sala con capital riesgo de las
comunidades autónomas, es esencial, porque si no es así,
no va a suceder, luego en todo caso deberíamos dar este
paso.
Por último, me gustaría que nos diera una opinión
sobre esta ley. Usted conoce el marco autonómico,
conoce las competencias de la Xunta de Galicia, conoce
cómo está actuando el Gobierno actual. ¿Cree usted que
esta ley condiciona o perjudica, no el marco real, como
se está ejecutando en la comunidad autónoma, sino el
marco potencial de las competencias autonómicas si
invade excesivamente cuestiones que podrían ser lesivas
desde el punto de vista del desarrollo de las competencias de la comunidad autónoma?
Termino aquí y le agradezco una vez más la claridad
de su exposición y sobre todo la precisión de las propuestas que nos ha presentado, que por lo menos para
nosotros han sido muy importantes.
ramente, creo que hay una coincidencia de criterios
importante entre lo que defiende el Grupo Parlamentario
Socialista y lo que los productores y usted como representante de los productores independientes de Galicia
han expresado a lo largo de esta mañana. Esto es fruto
de un trabajo duro y difícil a la hora de redactar el proyecto de ley que en este momento está en tramitación
parlamentaria. No es ningún secreto que a lo largo de
estos últimos meses ha habido importantes diferencias
y posiciones muy encontradas entre los productores
independientes, los productores en general y las propias
televisiones. Creo que se ha llegado desde el Gobierno
y el Ministerio de Cultura han llegado a un punto de
encuentro que nos va a permitir sacar adelante un proyecto de ley que va a ser beneficioso para el sector. Usted
y su agrupación defienden la necesidad de una ley, por
lo tanto la oportunidad de esta ley.
No voy a reiterar las preguntas que han formulado los
portavoces que me han precedido en el uso de la palabra,
pero permítame que haga una observación concreta.
Usted es un productor gallego, un productor que opera
en un territorio que no es el de Madrid o Barcelona, sino
el de Santiago de Compostela o el de La Coruña, en
cierta medida un productor periférico, un productor de
una comunidad autónoma que tiene competencias exclusivas en materia de cultura. En esta ley se contempla un
fondo de protección cinematográfica que ya existía en
el ordenamiento jurídico anterior y que ahora en gran
medida se fortalece y se consolida. Portavoces de diferentes comunidades autónomas defienden la unidad del
fondo —esta es la posición hegemónica y la de grupos
nacionalistas—, pero algunos defienden la necesidad de
que este fondo se territorialice. A mí me gustaría conocer
su criterio en relación con esto, si usted observa bondades en una posible territorialización de este fondo o si
considera que debe funcionar como un fondo único que
opere sobre la industria audiovisual del conjunto de las
culturas españolas.
Segunda cuestión, a lo que creo que el señor
Rodríguez, portavoz del Grupo Mixto, del Bloque Nacionalista Galego, hacía referencia. En caso de que usted
entienda que este fondo, que es un elemento central de
esta ley, deba funcionar como un fondo único no territorializado, ¿cómo estima usted que deben participar las
comunidades autónomas que tienen elementos diferenciales claros en materia cultural y en materia lingüística?
Cuando hablamos de que en los distintos organismos que
puedan derivar de esta ley deben estar representados los
intereses privados, los intereses territoriales y los intereses públicos yo entiendo que para los intereses territoriales no tendría que haber una cámara territorial en la
que estuvieran las diecisiete comunidades autónomas,
sino que estamos hablando de una ley central del espacio
cultural español y, por tanto, que las comunidades autónomas que tienen elementos de diversidad tengan una
presencia ahí. ¿Cómo lo articularía usted?
Tercera cuestión. Distintos ponentes a lo largo de la
tarde de ayer y de esta mañana hablan de un hecho serio,
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Louro.
El señor LOURO GOYANES: Bienvenido a esta
Comisión, señor Casal. Permítame que le agradezca sus
palabras, su intervención y el documento que nos ha
remitido previamente a petición de esta Comisión. Asimismo permítame que aproveche esta ocasión para
reconocerle a usted como una de las personas que han
trabajado, que se han esforzado y que han derrochado
pasión para que en Galicia hoy tengamos un sector
audiovisual que lucha por tener posiciones de futuro. Se
han hecho cosas importantes, sin lugar a dudas, y eso ha
proporcionado a Galicia un sector importante que nutre
nuestra televisión y que genera productos audiovisuales
que nos proyectan, que nos representan y que nos fortalecen, gracias —reitero— a personas como usted. No
quiero yo ahora nombrar aquí a muchas de ellas usted
las representa a todas.
Quiero agradecerle en gran medida su apoyo a esta
ley en su doble dimensión, cultural e industrial. Since-
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Congreso
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tiempo voy a contestar a la pregunta del señor
Rodríguez— producir una película en idioma original
de rodaje en gallego, en catalán o en vasco implica un
problema de distribución absolutamente brutal. Concretamente, sobre lo que me preguntaba el señor Rodríguez,
de treinta largometrajes producidos, unicamente he
podido producir uno originalmente en gallego, que es
uno que he hecho ahora ya con una empresa con una
capacidad financiera relativa, y lo he tenido que financiar
íntegramente con fondos propios. Posteriormente, como
la película realmente ha quedado muy bien —y menos
mal que ha quedado bien, porque a veces no quedan bien
por mucho que se quiera—, me la ha comprado Televisión Española y he conseguido distribución; de hecho
me la va a distribuir Buena Vista, que es de una multinacional, Disney, pero el proyecto, que era el mismo que
el de la película —menos mal que la película ha quedado
bien, porque si no nos la hubiéramos comido y hubiéramos perdido un millón de euros—, lo hemos producido
prácticamente de manera íntegra con las ayudas que
obtuvimos en Galicia y con fondos propios, porque nadie
quería comprar la película. No es una cuestión de ir en
contra del gallego, sino que los actores son todos
gallegos —aunque también había argentinos, que
hablaban gallego y argentino— y había unos elementos
que hacían que pareciera que la película iba a ser mucho
más difícil de comercializar. A lo mejor es verdad que
hay una dificultad añadida. Por eso, tratar de que en estas
ayudas anticipadas la lengua original de rodaje sea una
de las minoritarias es importante que se tenga en consideración, porque el riesgo que asume el productor es
mucho mayor.
En cuanto a las ayudas anticipadas, planteo el 25 por
ciento, con lo cual las automáticas seguirían teniendo
el 75, dejando claro que el 75 por ciento del presupuesto
del año que viene es más que el cien por cien de este año.
Dado que este año ha llegado el dinero y teniendo en
cuenta que se han hecho menos películas, porque aunque
el ICAA mantiene el número, muchas son largometrajesdocumentales, lo que está provocando es que, al no poder
financiar las películas, se están haciendo muchas películas de planteamiento casi amateur, de largometrajesdocumentales, hechos en video, con posproducción en
casa, nadie cobra, que figuran como largometrajes, pero
la verdad es que tienen una estructura poco profesional.
La idea es dotar con un 25 por ciento las ayudas anticipadas y mantener el 75 en las automáticas, que son las
que abastecen a la gran industria.
Aquí también quiero contestar a lo que me planteaba
el señor Rodríguez. Creo que las competencias de la
agencia deberían de ser máximas, para eso es una
agencia, si no, mantengamos el instituto. Dentro de eso,
el control del 5 por ciento es imprescindible, la promoción exterior es fundamental, como ya se ha visto en
Francia, donde el CNC lleva, a través de Unifrance, la
promoción exterior con mucho éxito, con un cine mucho
más complejo de vender en los mercados que el español
en general. La agencia tiene que tener la mayor rele-
real y muy importante que hay que abordar y que se está
abordando, que se refiere a los problemas derivados de
la piratería. Los datos indican que España es un país
donde la piratería abunda y que somos campeones en
esta cuestión. Existe un plan que ha elaborado el
Gobierno, que lleva funcionando algún tiempo y está
dando resultados; sin embargo, sigue habiendo serios
problemas de piratería. Antes era en la producción
musical y ahora…
La señora PRESIDENTA: Señor Louro, le rogaría,
a fin de agilizar la Comisión, que fuéramos a preguntas
concretas y les rogaría a todos, por favor, brevedad,
porque son las dos menos cuarto y llevamos un retraso
bastante considerable sobre el tiempo previsto. Muchas
gracias y disculpe por la interrupción.
El señor LOURO GOYANES: ¿Qué haría usted para
que este fenómeno se redujera?
Por último, quisiera saber si es usted partidario de que
dentro del 5 por ciento de los ingresos netos de las televisiones pueda contemplarse algún porcentaje para las
industrias de animación.
Termino, señora presidenta. En relación con todas sus
observaciones al proyecto de ley y a los distintos artículos a que usted hacía referencia, quiero decirle que mi
grupo toma buena nota y vamos a estudiarlas y a tratar
de que haya el mejor encaje posible.
La señora PRESIDENTA: Señor Casal, ya sé que
casi le pido un imposible, pero si fuera tan amable de
sintetizar, se lo agradeceríamos muchísimo. Quedan
todavía dos comparecientes y son las dos menos cuarto
de la tarde. Le agradecería que entendiera la situación.
El señor DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN
G A LEGA DE PRODUCTORES INDE P E N DIENTES, AGAPI (Casal Vidal): Son muchas preguntas, pero trataré de contestarlas muy telegráficamente.
En primer lugar, quiero agradecer a la señora
Salmones la confianza que me ha otorgado en el tema
de la concreción en la ley de las desgravaciones y le
recojo el guante. Desde Agapi vamos a desarrollar una
propuesta de reglamento para hacerlos accesibles.
Estamos, a nuestro nivel, con un equipo de abogados y
de fiscalistas que conocen nuestro tipo de empresas, para
tratar que esas agrupaciones de interés económico sean
factibles, que lo pueden ser y creemos, además, que
pueden ser un instrumento muy importante.
En cuanto al tema de la diversidad, en la línea de lo
que ya comentó el señor Rodríguez, me refería a que
igual que se prima el acceso de las mujeres de manera
prioritaria en estas ayudas anticipadas, en la diversidad
y en las lenguas oficiales me refería a las lenguas minoritarias, es decir al gallego, al vasco y al
catalán, a que tuvieran también esas ayudas, porque la
realidad es que en este momento —para tratar de ahorrar
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vancia y para eso las comunidades autónomas deberían
estar en el consejo de administración. ¿De qué manera,
me preguntaba el señor Rodríguez? No sé. Probablemente sea difícil que en el consejo haya dieciocho representantes. Habría que hacer un organismo intermedio y
que en el consejo de administración hubiera dos o tres
personas; a nosotros nos llegaría. Hoy estoy aquí en
nombre de Agapi, pero los productores catalanes, andaluces y canarios, con los que coproducimos habitualmente, nos entendemos perfectamente. Todos estaríamos
de acuerdo en que nos representaran dos o tres personas
al resto de los sectores. Ya he contestado a casi todas las
preguntas del señor Rodríguez.
En cuanto a los fondos de inversión públicos, claramente no supone una ventaja competitiva que los fondos
de inversión como el ICF o el Igape, en Galicia, puedan
participar en las productoras, distribuidoras y exhibidoras, que es lo que está posibilitando en este momento
que las industrias existan de una manera profesional. Por
dar un dato, en este momento Galicia, no siendo una de
las regiones con el PIB más alto de España, tiene la
tercera industria audiovisual de España y con un empleo
fijo estable de más de 2.000 personas, cosa que hace
cinco o seis años, antes de que la Xunta de Galicia empezara a tomarse en serio que había que participar en las
compañías, era absolutamente imposible. Sí había productoras, pero todas eran individuales, sin personal en
plantilla. Era impensable una compañía como la nuestra
con veinte personas con contrato indefinido en La
Coruña; esto era impensable hace cinco años. Para eso
esa inversión pública ha sido fundamental y no son subvenciones. El fondo cuando entra en el capital de una
compañía nunca entra con más del 20 por ciento del
capital y es dinero reembolsable a los siete años con un
interés del 6 por ciento, lo que tampoco es tanto chollo.
Las condiciones de adjudicación son mucho más ventajosas que las que te pone un fondo de capital riesgo
privado convencional. Eso, por lo menos en nuestro caso,
ya lo comenté antes, nos hizo en cinco años multiplicar
por nueve la cifra de negocio de nuestra compañía,
cuando la aportación del fondo público de la Xunta de
Galicia fue del 16 por ciento del capital.
Sobre si es lesivo con las competencias de las comunidades autónomas, tengo que decir que no vemos por
qué. Hasta ahora, la relación del ICAA con los organismos autonómicos ha sido muy fluida, creemos que
podría seguir siéndolo y sería bueno que lo fuera. Para
los productores periféricos —y aquí entro en lo que
comentó Antón Louro— sería un desastre que se fragmentara el fondo. Sería como lo de la Seguridad Social.
Para nosotros es fantástico la posibilidad de saber que
hay una doble vía: la de las ayudas estatales y las ayudas
específicas que inciden más en elementos diferenciadores, lo cual es bueno y es normal. Hay gente que, a
veces, critica que las películas que se subvencionan en
Cataluña o en Galicia tienen elementos diferenciadores.
Yo creo que esto es normal y para eso están los gobiernos
autónomos. ¿Que a veces condiciona la creatividad?
Pues sí, pero para eso está ese dinero público; para desarrollar esas creatividades un poco diferentes. Además,
¿cómo partir el fondo? ¿Por proporción de población?
Sería ridículo. Para Galicia sería un desastre, ya que
somos el 8 por ciento del PIB audiovisual y el tres y pico
por ciento de la población española; en Cataluña sería
catastrófico, porque las productoras catalanas se llevan
casi el 50 por ciento del dinero del fondo y, en cambio,
por población, Cataluña debe ser el 16,5. La pérdida para
los productores catalanes sería histórica. Este es mi
criterio personal.
Por supuesto que debe haber una participación de las
autonomías en la gestión del fondo. En las comisiones
debería haber siempre participación de los sectores
audiovisuales autonómicos para garantizar que el reparto
se produce de manera equitativa, porque la realidad de
la industria audiovisual española en este momento se
reparte entre Madrid y Barcelona, con el 40 por ciento,
y el 20 nos lo llevamos el resto. No digo que haya un
baremo, porque no es bueno, ya que creo que hay que
valorar proyectos, pero sí es bueno que se reconozca más
o menos la realidad industrial del Estado español.
El tema de la animación, por supuesto. El cine de
animación es difícil de producir, sobre todo teniendo en
cuenta que las televisiones no quieren comprarlo.No hay
manera de que abran slots de programación infantil.
Anteayer, viendo el inicio de las programaciones de las
televisiones, un programa de Telecinco de la mañana con
una señora muy conocida instaba a los niños a que
dejaran de ver en las televisiones públicas la animación
y vinieran a ver su programa para que empezaran a ver
lo que es la vida. Y cuando veías el programa, veías lo
que era la vida, ¡Tela! Eso a las once de la mañana.
En cuanto a la piratería, y termino, señora presidenta,
quiero decir que España es el país en donde hay más
piratería del mundo occidental. ¿Por qué se ha permitido? Claramente para beneficiar a las compañías telefónicas. Eso es indudable. No se ha perseguido la piratería, que se puede perseguir. Se puede controlar quién
se descarga películas, puesto que todos los ordenadores
tienen un filtro. Yo tengo aquí un filtro que me está
diciendo: le quieren atacar desde tal dirección. Las
direcciones de IP se detectan. Mi hijo estudió en Alemania el bachillerato y decía que allí no piratea nadie
porque cuando un niño lo hacía, a su padre le ponían
6.000 euros de multa y se acababa el pirateo en el instituto. Aquí se ha permitido, que tampoco me parece mal,
para que se desarrolle una gran red de líneas de alta
capacidad, porque quien contrata una línea de 20 megas
en su casa no es para conectarse a Internet, es para
bajarse películas, y eso las compañías telefónicas lo
saben. Por tanto, es muy bueno vender un producto a
precio de oro, casi al triple de la media europea, que es
la conexión de ADSL en la casa, a costa del producto de
otros señores que no pueden cobrar nada por él. Este es
un tema que hay que corregir porque, si no, a los
pequeños y medianos empresarios nos llevará a la ruina.
Les puedo decir que en los últimos dos años nuestras
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ventas en DVD han bajado un 60 por ciento. De películas
que vendíamos poco ya, 10.000 ó 15.000 copias, ahora
vendemos 2.000 ó 3.000 y tenemos que hacer unos
envases de regalo, es decir, darle unos valores que hacen
que el producto sea más caro para vender la cuarta parte
que antes. Creemos que ahora que el ADSL ha llegado
a ocho o diez millones de hogares sería conveniente
empezar a instar a las telefónicas que no es bueno dejar
que productos ilegales circulen por sus líneas.
que alguna vez lleva a alguna que otra confusión; las
asociaciones de actores en Andalucía, Sevilla y Málaga,
en Asturias, en Castilla y León, y los dos sindicatos más
numerosos de bailarines de España, la Asociación de
Profesionales de la Danza de Madrid y de Cataluña. En
total sumamos en esta federación seis mil afiliados en
todo el Estado. A la vez, trabajamos conjuntamente con
la Organización de sindicatos de actores y actrices del
Estado español, Osaaee, que reúne a sindicatos de Cataluña, País Vasco, Valencia, Baleares y Aragón. Esta
organización sindical tiene, a su vez, un total de dos mil
afiliados. Por tanto, hablo en nombre de esta organización sindical de actores igualmente y me siento hoy aquí
portavoz en esta Comisión del Congreso de un total de
ocho mil afiliados profesionales en el Estado español. Si
una de las reivindicaciones más importantes que presentamos es la representación sindical es porque estamos
ejerciendo una representación de afiliados en torno al 90
por ciento de los profesionales del sector en el Estado.
Creemos que ni en cantidad de afiliados ni en porcentajes
tenemos siquiera comparación con ninguna otra representación sectorial o profesional en el campo del cine.
Por si fuera poco, a nivel sindical estamos muy cerca
—tan cerca que tienen su despacho justamente en
nuestro propio domicilio— de TASE, técnicos audiovisuales del cine español. Esto refuerza más la coincidencia de demandas en nuestras reivindicaciones representativas en los sindicatos profesionales y en lo que toca
a exponer nuestra posición frente a esta Ley del Cine.
Estamos hablando de la necesidad de democracia sindical nada más y nada menos que en el recinto propio de
la democracia parlamentaria. La ley nos permite, como
sindicato representativo, negociar convenios o representar
a nuestras organizaciones en comisiones administrativas,
pero no nos permite controlar que se cumplan esos convenios que firmamos, ni siquiera que se cumpla la ley en
términos generales con los trabajadores de nuestro sector
—decimos— durante el proceso propio de la producción,
es decir, durante el proceso de trabajo. Evidentemente,
tenemos todas las posibilidades de hacerlo a posteriori,
cuando el proceso de trabajo ya ha terminado, cuando la
producción ha finalizado. Los demás trabajadores del país
pueden apoyarse en sus representaciones surgidas en
elecciones sindicales, que son las que velan por sus intereses, pero en el ámbito de los actores y de los técnicos,
donde —repito— representamos a una mayoría del 90 por
ciento, no podemos controlar en la práctica que se cumpla
siquiera la legislación que la democracia trajo para todos
los trabajadores del Estado. Señorías, algo huele mal si
no podemos utilizar en el ámbito cinematográfico la posibilidad de una ley para que corrija este desperfecto. La
Federación de artistas, FAEE, la Organización de actores
y actrices, Osaaee, y la Sociedad de gestión de derechos
de actores, bailarines y directores de escena en el audiovisual, Aisge, presentamos durante el periodo anterior a
distintos grupos parlamentarios un conjunto de propuestas
de enmiendas. A partir de entonces, en trabajo interno
hemos hecho una reducción y concentración de esas
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor
Casal, ha sido usted verdaderamente esclarecedor en
muchas cuestiones. Le agradecemos su participación.
Antes de continuar, quisiera someter a consulta una
cuestión. Son las dos de la tarde y nos quedan dos comparecientes. Tal como venimos funcionando, no creo que
pudiéramos irnos a comer antes de las cuatro o cuatro y
pico, y en aras de la cortesía con las dos personas que
quedan, podríamos cortar para comer y volver en torno
a las tres o tres y media de la tarde. Me gustaría hacerles
esta consulta, ya que llevamos ininterrumpidamente
desde las nueve y media de hoy y desde las once de la
noche de ayer, con lo cual supongo que los comparecientes entenderán cuál es nuestra situación. Por tanto,
interrumpiríamos ahora para ir a comer y volveríamos a
las tres y media de la tarde. ¿Les parece bien? (Asentimiento.) Interrumpimos la sesión y volvemos a las tres
y media.
Se suspende la sesión.
Era la una y cincuenta y cinco minutos de la
tarde.
Se reanuda la sesión a las tres y treinta minutos de
la tarde.
— DEL SEÑOR SECRETARIO GENERAL DE LA
FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO
ESPAÑOL, FAEE (BOSSO CUELLO). (Número
de expediente 219/000841.)
La señora PRESIDENTA: Reiniciamos la sesión con
la comparecencia en esta ocasión de don Jorge Bosso
Cuello, secretario general de la Federación de Actores
del Estado Español, FAEE. Bienvenido a esta Comisión.
Es un placer tenerle entre nosotros y espero que se sienta
cómodo. Tiene la palabra.
El señor SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO ESPAÑOL,
FAEE (Bosso Cuello): Ahora sí que puedo decir en
honor a la verdad buenas tardes.
He sido convocado como secretario general de la
FAEE, Federación de Actores del Estado Español, y lo
agradezco. Esta federación tiene cinco sindicatos de
actores: la Unión de Actores de Madrid, con tres mil
afiliados, de la cual también soy secretario general, lo
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mismas propuestas en los meses de julio y agosto, tras una
serie de reuniones con representantes parlamentarios, con
el Ministerio de Trabajo, que conoce nuestras prioridades,
y estamos a la espera de que nos convoque en los próximos
días el Ministerio de Cultura, tras el cambio de titular. Lo
que pretendemos es cubrir un vacío que no ocupa ninguna
otra organización representativa, y esto urge para tener
cuanto antes una ley que ayude a la producción, que apoyamos, que regule la industria, es decir, que pueda constatar el cumplimiento de la ley vigente. Es obvio que
creemos necesaria una ley que regule el sector cinematográfico. Lo que queremos también es que la ley ayude a
que el sector de actores y técnicos como trabajadores sean
respetados al menos como el resto de los trabajadores del
país. Hablo del grueso de la población laboral que hace
al cine en este país y en cualquier otro. La diferencia es
que en otros países el sector goza de mayor respeto como
trabajadores y como creadores. La ley emana del Ministerio de Cultura, pero no establece las valoraciones
correctas de los actores como creadores ni como trabajadores de la cultura. Directamente el Ministerio de Cultura
se inhibió de incluir temas laborales y de representación
de asociaciones profesionales, sin dar entrada a Trabajo.
Sin embargo, la ley incluye aspectos importantes de
fomento y apoyo a la industria, y creemos que de la misma
manera que recoge medidas de desgravación fiscal que
tienen que ver con Hacienda, que sustentamos, y deben
impulsar la labor empresarial, también debe tener medidas
que protejan a la parte sociolaboral del sector. No hay
industria sin trabajadores. No hay cine de ficción sin
actores, por supuesto que no sea de animación —aquí se
ha hablado de esto—, pero también hay actores de
doblaje que lo necesitan. Somos trabajadores de la cultura. Si el cine es una industria que todos queremos
promover, deben salvaguardarse también los derechos
de los trabajadores de la industria cultural a la que se
dirige esta ley. La defensa de nuestros derechos es también la defensa de nuestro cine.
Aparte de esas propuestas anteriores que ustedes
tienen, voy a dejar copias de otras en las que hemos
trabajado, que son las mismas pero reducidas en cuanto
a texto. Evidente ustedes tienen la capacidad de decidir
si estas medidas, en las que hemos trabajado después de
habernos reunido con todos ustedes, son adaptables o
adoptables. Paso a referirme pues a las enmiendas prioritarias del sector.
Estamos de acuerdo en general con las definiciones
que presenta la ley. Sin embargo, en la letra j) del
artículo 4 proponemos que en lugar de decir personal
creativo, al principio, diga simplemente creadores, es
decir, el director, los actores, el guionista, el director de
fotografía y el compositor de la música. Esto está en el
texto que les dejo y es lo que consideramos prioritario.
Dentro de ese mismo artículo proponemos que diga
también personal creativo. Se entenderá como personal
creativo el montador jefe, el director artístico, el jefe de
sonido —esto ya está en la ley—, y agregamos el figurinista y el jefe de caracterización y todo aquel que
realice una aportación creativa o artística no meramente
técnica. En este aspecto consideramos que hacemos una
aportación al sector desde el punto de vista general y no
desde el sentido endogámico de reivindicar exclusivamente nuestros derechos como actores. Queremos
agregar otra definición que no está en el proyecto de ley.
Proponemos incluir una letra q) —esto está en el documento que les voy a dejar—, que dice: organizaciones
profesionales representativas del sector. Nos parece una
necesidad poner tal definición. Organizaciones o federaciones compuestas mayoritariamente por afiliados, trabajadores del sector, así como aquellas organizaciones
compuestas mayoritariamente por afiliados productores,
creadores o personal técnico creativo o artístico. La negociación tiene que establecerse entre las partes y evidentemente tiene que haber representación reconocida de
ambas, trabajadores y productores, para que se llegue a
un acuerdo para mejorar la industria. Esto sí que es consenso, porque lo hemos hablado antes con las organizaciones propias de la producción. No obstante, creemos
que debe estar regulado en la ley que nos atañe.
En las normas generales establecemos la posibilidad
de incluir tres puntos más en el artículo 11, en el que ya
existen dos puntos. Son los siguientes. Tres: Las productoras que pretendan acceder a las medidas contempladas
en la presente norma deberán comunicar a las organizaciones profesionales representativas del sector, con
carácter previo al inicio de la producción, el comienzo
y el lugar de la misma, facilitando a tales organizaciones
la información precisa para el seguimiento del cumplimiento de las obligaciones contenidas en la normativa
sobre Seguridad Social, laboral y propiedad intelectual.
Cuatro: Las organizaciones sociales representativas del
sector podrán solicitar y obtener de las diferentes administraciones públicas la información referida a este
apartado anterior con sujeción a lo previsto en la legislación sobre protección de datos de carácter personal.
Cinco: Con la documentación exigida para obtener el
reconocimiento de nacionalidad española de una película
y para tener acreditado su coste de producción, deberán
presentarse los documentos que acrediten el cumplimiento de la normativa sobre Seguridad Social, laboral
y propiedad intelectual.
Señorías, creemos que no es tanto lo que hay que
cambiar. Podemos ayudar a que esta ley permita, a través
de estas prioridades, una situación de reconocimiento
del sector. No estamos hablando de vanidades heridas,
sino de ayudar a una ley que no ignore la problemática
principal del sector más amplio y de mayor presencia
del cine, el que hace el cine con su presencia y con su
creación, con su propia imagen. Quién duda que en una
obra, tanto para la producción como para la promoción,
los actores junto con el director son los protagonistas del
cine. Nuestra principal reivindicación es que se les cuide
como creadores y se les respete como trabajadores,
porque eso será también favorecer al cine español. De
alguna manera esa democracia tiene que ser extensible
no solo a lo sindical sino a lo laboral. No hay control del
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Aquí hemos hablado con otros comparecientes de que
aparte de las funciones también debería ser ampliada la
representación, la composición de la agencia, y entiendo
que usted ha hecho mención a ello. En un momento determinado un compareciente nos habló del ICEX —lo cual
me pareció bastante esclarecedor— y de los tres pilares
de su representación: la Administración central, la Administración autonómica y los representantes de los diferentes sectores a los que afectaba la actividad de dicho
organismo. Supongo que en este punto usted también
propone su presencia, pero para proponer esto tiene que
hacerse dentro de un diseño diferente al que hay ahora en
la agencia. En este sentido me gustaría saber cuál es el
diseño, la composición y las funciones que darían a esta
agencia y cómo se vería dentro de la misma la participación de las personas que usted está representando.
Por último, me gustaría que nos dijera algo más sobre
la formación. Al no tener delante el texto que nos proponen, no sé si plantean una enmienda específica sobre
este asunto o sencillamente usted ha apuntado una cuestión que les puede preocupar. Si hay una propuesta de
enmienda en este sentido la estudiaremos, pero si no la
hay nos gustaría que nos dijera cuáles son los problemas
que ustedes ven en este punto y cuáles son sus propuestas.
Por otro lado, yo tenía algunas cuestiones que plantearle
a partir de sus respuestas al cuestionario, que me parecieron pesimistas y críticas, pero como su intervención ha
sido muy clara nos ajustaremos a comentar su comparecencia y no las respuestas al cuestionario, que creo que
quedan subsumidas en lo que nos ha dicho.
cumplimiento de la legislación ni de la seguridad laboral,
y eso lo podemos solucionar en la industria del cine junto
con los productores si los representantes parlamentarios,
que son todos ustedes, aprueban nuestras demandas, que
esperemos que así sea. Va por ahí. Dejamos esta historia
en sus manos porque tiene que ver con otras que ya
tienen y que no están tan corregidas como esta en la
reducción específica. No obstante, todas tienen que ver.
Es evidente que si se reclaman las ayudas a la formación
para creadores y trabajadores, con la aceptación del
hecho de que sean creadores al principio, tienen correlación en el artículo 23 las ayudas para trabajadores y
creadores. Igualmente entendemos que tiene que haber
una representatividad lógica en los órganos colegiados
de la Agencia Estatal del Cine de las representaciones
sindicales más numerosas de los trabajadores en este
país. Estoy a su disposición para contestar a sus preguntas.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor
Bosso, tanto por su concreción como por su claridad.
Comenzamos el turno de preguntas. En primer lugar,
tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, señora Rodríguez-Salmones.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Señor Bosso, al oírle, además de haber leído los documentos que nos ha remitido y las conversaciones que
hemos tenido, se hace muy evidente lo que doña Carmen
Calvo dijo en aquella entrevista en El País, días antes de
cesar en su puesto de ministra, de que en cuanto a los
actores quedó todo muy claro cuando se entendió que
sus reivindicaciones eran puramente simbólicas, lo que
querían era meramente tener un reconocimiento simbólico. Muy lejos de lo simbólico, usted plantea cuestiones
extraordinariamente concretas y nada simbólicas. Por
eso le pregunto si cree que esta ley es la que debe recoger
estas propuestas. Usted ha dicho muy claramente que
quieren ser cuidados como creadores y respetados como
trabajadores. ¿No debería recogerse en un marco laboral,
en un marco de los trabajadores en su conjunto? Porque
normalmente cuando regulamos, cuando hacemos leyes
sobre sectores concretos, no se hace algo específico
sobre los trabajadores de ese sector; eso está en otro tipo
de normativas. Es posible que usted me diga que precisamente porque no está en otro lugar y porque tiene
características muy específicas, tiene que ser recogido
aquí. Querría que usted nos explique un poco más este
asunto. No sé si es que parte de una situación que usted
conoce perfectamente y que yo no alcanzo a ver. Por qué
esa especificidad de los trabajadores del cine. Entiendo
que si tienen esas lagunas habría que subsanarlas en esta
ley o en algún otro lado.
En cuanto a la agencia, esta es una cuestión que hemos
discutido durante estos dos días. La ley especifica y por
tanto reitera cuáles son las funciones del actual ICAA y
en el último momento dice que será transformado en
agencia. Parece que va a ser lo mismo con otro rótulo.
La señora PRESIDENTA: A continuación tiene la
palabra el señor Vilajoana, de Convergència i Unió.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Bosso,
muchas gracias por su explicación, que de alguna manera
confirma la que ya nos dio de manera muy breve cuando
nos vimos antes del verano, momento en el que nos hizo
entrega de un documento que hemos analizado. Quiero
decirle sencillamente que estoy muy interesado en que
nos entregue esta documentación, que la vamos a estudiar, pero también me interesa escuchar sus respuestas
a las preguntas de la señora Rodríguez-Salmones.
La única duda metódica que tengo es si a esta ley le
toca esto. Me gustaría que usted me convenciera de que
este es el sitio adecuado. Esta es una ley que habla del
cine y de cómo promoverlo en el país. Que ustedes
forman parte del cine es inevitablemente cierto y además
su aportación es trascendente. De lo que no estoy tan
seguro es de si debemos detallar exactamente lo que
usted planteaba, es decir, quién es creador, de qué forma,
etcétera. Esta es la duda metódica que tengo, pero si
usted me convence me daré por convencido.
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor
Bedera, del Grupo Parlamentario Socialista.
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El señor BEDERA BRAVO: Señor Bosso, bienvenido a la Comisión, le agradecemos su presencia. No sé
si será que hemos cortado la sesión, pero tenemos todos
la misma duda metódica, y usted lo va a entender. Nosotros vamos a hacer todo lo posible por acercar posturas,
pero, empezando por su reclamación sindical, nos tienen
que convencer más porque realmente hay un problema,
y lo decía muy bien la señora Rodríguez-Salmones.
Hemos hecho la Ley del Libro y en ningún sitio han
aparecido las reclamaciones sindicales de los trabajadores que se encargan de cada uno de los sectores, y así
sucesivamente. Es más, yo opino —y hablo ya a título
particular, no como portavoz en este caso de mi grupo—
que habría enormes dificultades de encaje, porque —a
ver cómo lo podría decir para que se me entendiera—
reconocer organizaciones o federaciones sindicales
independientemente de su participación en elecciones
sindicales va en contra del Estatuto de los Trabajadores
y de la Ley Orgánica de Libertad Sindical. Dicho de otra
manera, para hacer lo que ustedes quieren, yo creo que
habría que cambiar el Estatuto de los Trabajadores y la
Ley Orgánica de Libertad Sindical. Corríjame usted, que
está más encima, si esto no es así. Nosotros, en una ley
ordinaria, una ley del Parlamento, no podemos modificar
los contenidos de otras dos leyes que se refieren a esta
cuestión, más allá de que sea o no sea el sitio, que también podría ser discutible. Me parece que si ahora mismo
el Estatuto de los Trabajadores dice que para poder tener
representación sindical tienen que tener, creo recordar,
seis meses de trabajo continuo, nosotros no podemos
cambiar esos porcentajes. Nuestro grupo no tiene falta
de voluntad, pero convénzanos, estamos abiertos a que
usted nos convenza, pero no solamente diciendo que hay
que meterlo porque su situación puede ser delicada; lo
ha contado rápidamente aquí, pero hemos tenido ocasión
de hablar con usted con más detenimiento en otra ocasión. Yo lo veo de difícil encaje. Todo lo que es el
derecho laboral tiene dos vías, la vía de la legislación
laboral, Estatuto de los Trabajadores, y la vía del convenio colectivo. Antes de que nosotros hiciéramos aquí
alguna modificación —insisto, independientemente de
que sea o no sea conveniente entrar en temas laborales—,
me parece que lo que ustedes pretenden debería tener
una corrección anterior en el Estatuto de los Trabajadores. Vemos una enorme dificultad en eso, no es falta
de voluntad política. Convénzanos y seguro que intentaremos llegar a un acuerdo.
Segunda cuestión. Ustedes son la cara del cine, eso es
indudable. Cuando se nos habla de una película más o
menos conocida, nadie piensa en abstracto sobre la obra,
todos pensamos en un personaje encarnado por tal o cual
actor. Por tanto, le queremos decir de entrada que nuestro
grupo reconoce la importancia —me da un poco de
vergüenza decir esto— capital de los actores, es decir,
sin ustedes no hay cine. Pero siendo esto así, estas afirmacionesno creemos que provoquen automáticamente
—esta es la pregunta, díganos usted cómo lo hacemos—
su aparición en la ley como autores o como creadores.
En esto hay que echar una mirada a lo que está pasando
fuera. En ninguna legislación europea, ni siquiera en
Francia —llevamos ya dos días hablando aquí de que es
un poco el paradigma de la regulación en Europa— aparece regulado. Esto no significa negarles el pan y la sal
a los actores, pero ustedes insisten en que tienen que
aparecer como actores. Aquí tenemos de fondo todo el
tema de la propiedad intelectual. Dicho esto, no le pido
que nos lo explique jurídicamente, pero sí que nos dé
argumentos de peso para que ustedes aparezcan al lado
de los músicos, etcétera. Lógicamente ustedes mantienen
sus reclamaciones, pero sabe que este no es un tema
pacífico, otros compañeros de profesión les niegan a
ustedes ese concepto. No digo que el Grupo Socialista
lo esté negando; es más, desde este momento le queremos decir que vamos a hacer lo posible, vamos a
mejorar la ley —para eso estamos en esta comparecencia
y ese es el sentido que tiene— y vamos a hacer todos los
esfuerzos que estén en nuestra mano para encontrar una
solución. Créanos que desde el Grupo Socialista vamos
a hacer esfuerzos con el resto de los grupos para encontrar una salida que sea viable, que a ustedes les pudiera
servir de apoyo y se vieran mínimamente satisfechos en
esa reclamación que creen que es enormemente justa.
Necesitamos ser muy imaginativos. Los demás grupos
estarán por la labor y vamos a intentar —desde el Grupo
Socialista se lo afirmo con rotundidad— que eso sea así,
pero entienda una vez más que no es falta de voluntad
política, no es falta de reconocimiento en ningún caso,
pero los encajes jurídicos —estamos en un sitio en el
que se hacen las leyes— deben tener una adaptación con
lo que está funcionando.
El tema sindical lo veo complicado, salvo que usted
nos traiga una fórmula mágica en esa adenda que nos va
a entregar. Sobre lo otro, denos algún argumento más
que aparezca en el «Diario de Sesiones» con el que
podamos trabajar con el resto de los grupos. Por nuestra
parte no va a haber ninguna dificultad. Al revés, estamos
deseando encontrar un resquicio por donde podamos,
con el statu quo o la legislación actual —si me permite
la expresión—, vestir a un santo para desvestir a otro y
podamos acomodar los intereses de todos, entre ellos los
de ustedes, que son evidentemente la cara del cine.
La señora PRESIDENTA: Por favor, puede contestar.
El señor SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO ESPAÑOL,
FAEE (Bosso Cuello): Evidentemente, la duda es casi
existencial. Me refiero al ser o no ser. Empiezo a analizar
un personaje del ser o no ser y creo que somos creadores
—yo nunca dije autores—, y por eso vamos a recomponer dentro de mi visión, como representante de los
actores, nuestra reivindicación principal.
Se nos dijo que nosotros manteníamos prácticamente
una herida por no ser considerados en el proyecto de ley.
No es cierto. Nosotros hicimos aportaciones que no se
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consideraron y esto es lo que reivindicamos, el consenso,
lo que significa trabajar con todos, con ustedes y con el
Ministerio de Trabajo. Si yo hubiera tenido alguna duda
de que el Ministerio de Trabajo creyera que esto no se
puede conseguir, no lo hubiera traído hoy aquí. Hemos
trabajado lo suficiente como para decir que estas son las
posibilidades que nos permiten incluir dentro de la ley
previsiones que ayudan a que se reconozca la aplicación
del Estatuto de los Trabajadores, que no va en contra del
Estatuto de los Trabajadores. El Estatuto de los Trabajadores y la ley vigente no se cumplen precisamente
porque no hay posibilidad de seguimiento de la producción durante el proceso mismo de trabajo. No queremos
cambiar la ley, sino que una ley nos ayude a que esa
perversión, ese vacío evidente se cubra con las medidas
necesarias dentro de lo que está regulando una industria
que apoyamos fervientemente, pero no queremos que se
pierda el control sobre ella. En ello está implicado también el futuro de los trabajadores. Esto es lo que reivindicamos. De ninguna manera pretendemos ahora cambiar
la Ley de organización sindical, un proyecto mucho más
amplio y que implica a otras partes que no están aquí
directamente representadas, como son los grandes sindicatos. Esto lo venimos trabajando desde otra índole.
En este ámbito nunca podríamos tener la representación
sindical necesaria. Porque ¿qué película dura más de dos
o tres meses, cuando la ley establece que las elecciones
sindicales se realizan en aquellas empresas que tengan
trabajadores con contratación mínima de seis meses? Por
tanto, aquí vemos la vía posible de alguna entrada, tal
vez por la puerta de artistas, que no por la puerta central,
a una situación que de otra manera sería irreversible,
porque estamos ayudando a la industria que en este
momento no está siendo considerada con sus trabajadores. El problema ahora de excesos y de abusos es
tremendo y no tenemos las vías para llegar a controlarlo.
Queremos ayudar precisamente a los trabajadores del
sector para que sean respetados dentro del hecho mismo
de la producción, del trabajo durante el proceso de elaboración del producto y de la obra. En este caso, no
estamos en contra de la legislación. Donde la legislación
no llega estamos pidiendo un parche, puedo decir una
percha para colgar algo que es tremendamente necesario
para que los trabajadores sean más respetados en este
momento, cuando se ha planteado aquí que, incluso para
la mejor producción, se están haciendo en Galicia trabajos de orden amateur, ¿por qué? Porque no tienen el
fondo necesario. Ese es el problema. En algún momento,
¿quién trabaja en amateur? ¿Trabajan no actores? No.
Trabajan actores que son profesionales y que, como no
tienen la posibilidad de estar ayudados por una vigilancia
y control de su trabajo, tienen que aceptar lo que les den.
Esto es lo que nosotros intentamos corregir. De ninguna
manera queremos enfrentarnos con representaciones
sindicales. Yo digo aquí que en el sector del cine no hay
representaciones ni de las grandes organizaciones sindicales en las que entremos en competencia. No las hay.
Estamos cubriendo un vacío y lo que pedimos a los
señores representantes del pueblo español es que consideren la posibilidad de que esto abra esa vía.
Por otro lado, hablamos de la agencia estatal. Supongo
que de alguna manera la pregunta hecha por la señora
Rodríguez-Salmones es compartida por otras personas,
por lo cual es evidente que estoy contestando a todas en
una y volveré al tema de los creadores al final porque
me parece fundamental. En el hecho de la agencia representativa lo que queremos es la vinculación de las decisiones de las representaciones sectoriales con las decisiones adoptadas por esas agencias o, en este caso, el
ICAA. Evidentemente, el equivalente del ICAA debería
ser mejorado para que las actuaciones que tenemos en
la actualidad los representantes sindicales reconocidos
tengan alguna vinculación con la decisión final. Prácticamente no son vinculantes. Son asesorías, incluso se
llaman comités de expertos en muchas ocasiones. Lo que
pretendemos es que si es el análisis de todo, esa decisión,
por las vías que tenga que haber —también en nuestra
propuesta que ya tienen incluso se habla de algunas
regulaciones que ayuden justamente a valorar una obra
que merezca la ayuda estatal—, será la opinión de los
comparecientes, de los participantes en ese colegiado,
con la representación sindical y empresarial correspondiente y de todas las organizaciones que hacen el cine.
También queremos, y esto es absolutamente necesario,
que no se diga que es consenso solamente cuando se ha
tocado a hacienda o a industria, ¿por qué no se incorpora
a trabajo cuando nosotros hemos hablado sobre trabajo
con trabajo y no tiene tantas objeciones como parece
verse ahora con un peligro que no estamos planteando
de ninguna manera? No estamos pretendiendo encontrar
fórmulas para voltear situaciones ya existentes. Lo que
queremos es crear una situación nueva en el ámbito del
cine donde productores y en este caso trabajadores,
actores y técnicos tengan la posibilidad de controlarse
mutuamente. En cuanto a la representación, sería lo
mismo en los órganos colectivos: una necesidad de que
los órganos tengan una representación sectorial o territorial, como otras que se han intentado proponer. Esto
ya existe, pero debería tener mayor valor. Desconozco
la fórmula de otros comités u organizaciones como para
decir: este debería ser el equivalente. No obstante, hemos
establecido, corregido tal vez sobre lo anterior, lo que
pensamos que es indispensable. Me dicen que todo esto
es una situación de encaje. No estamos contra la ley
orgánica, no estamos contra el Estatuto de los Trabajadores, queremos que se aplique. Por tanto, lo que
pedimos es la ayuda para que eso pueda ser viable.
Finalmente, me proponen que ayude a dirimir la posibilidad de definir por qué un actor es creador. Porque el
personaje que yo hago nunca puede ser igual al que hace
usted, ni Humphrey Bogart, ni Javier Bardem, siempre
serán distintos. Efectivamente, tendrán el elemento de
creación individual que hace que lo consideremos como
factible. Me dicen que lo que intentamos es incluir la
definición de creación que no está en otras legislaciones.
Pero está en esta, que implica ya una definición de crea-
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nacional tampoco sirve para poner de acuerdo a nadie. En
cualquier caso, os lo agradezco por eso, porque sentáis un
precedente que espero que se contagie a todos los demás
aspectos, que yo creo que son defendibles así. Para mí es
un gusto estar aquí y hablaros. Espero poderos decir algo
que sea de utilidad, siempre desde la perspectiva de que
un cineasta no es un técnico, un cineasta no es alguien que
conoce la estructura profunda ni los datos que
—supongo— os han venido a decir durante estos días,
algunos de los cuales me voy a permitir deciros que me
gustaría saber si están contrastados y aguantan un estudio
serio o son simplemente datos que os traen aquí para
asustaros y haceros pensar que el cine español a lo que se
dedica es a empobrecer las industrias paralelas del cine.
Cuando leo eso de vez en cuando en la prensa, pienso:
¿este señor tendrá algún dato contrastado? Por ejemplo,
cuando viene el representante de las salas de exhibición
y dice que el cine español le hace perder dinero, yo le
preguntaría cuántos días mantiene una película española
en cuanto empieza a no llenar la sala. ¿Está seguro y
dispuesto, cuando este año pasado se han estrenado quinientas películas americanas, a hacer una media de lo que
han recaudado de esas quinientas películas? ¿Esta dispuesto a decirme cuánto saca de cada película o solo me
va a hablar de las 17 más grandes? Porque cualquier
cineasta no tiene ningún problema en que Estados Unidos
—un país al que no solo respetamos, sino del que hemos
aprendido nuestro oficio— traiga a nuestras pantallas sus
treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta mejores películas;
me parece que eso sería el ideal. Pero también quiero ver
las dos o tres mejores películas alemanas y las dos mejores
coreanas. El resto de las 370 películas americanas, hasta
llegar a las quinientas, no creo que justifique que alguien
venga y diga aquí que al cine español le está empobreciendo, porque realmente lo que está vaciando sus salas
de cine es el abuso que las distribuidoras norteamericanas
están haciendo de nuestras salas. Es decir, las usan como
si fuesen el salón de su casa, es decir, nos mandan lo
bueno, lo malo, lo regular y, a veces, lo que ni han estrenado allí. ¿Están dispuestos a someterse a un control sobre
qué películas nos traen o están dispuestos a decirme que
Papá Canguro 2 es una película que recauda más dinero
que Mar Adentro? Yo creo que no. En la lista las películas
americanas —que hacen muchísimo dinero y es el cine
primordial en el mundo entero— ocupan los veinte, treinta
o cuarenta primeros puestos, es normal. La estructura está
inventada para que así sea. Sus presupuestos publicitarios
nos llevarían a pensar que son unos inútiles si no consiguen ser los primeros. Pero de lo que tenemos que hablar
es qué pasa con todo lo demás, por qué nos llega todo.
¿Qué somos nosotros, una especie de patio donde nos
traen su desecho, donde nos mandan las películas que han
ido mal allí con una orden sobre el dinero que tienen que
recaudar? Cuando me dicen que una película española les
ha hecho perder dinero, la verdad es que lo dudo. Lo que
sí es denunciable es cuánto dinero más podría haber
recaudado una película española si se hubieran tomado
molestias y se hubiera trabajado en que esa película llegara
ciones determinadas. Lo que pedimos es que se incluya
también la de los actores de su propia interpretación, y
por eso corregimos en esta nueva versión la calidad de
autores, porque es evidente que los autores son creadores, pero estamos hablando de los creadores en el cine,
en el cual también están los guionistas, el director, el
director de fotografía, en este caso —esto está propuesto
por la nueva ley— pretendemos estar también los autores
creadores de nuestra propia interpretación.
Más o menos esta es mi defensa, es la fórmula con la
que intento convencerles, porque esta es también la
demanda del sector al que represento.
La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Bosso. Ha
dejado muy claro cuáles son los intereses de su sector.
Le agradecemos mucho su presencia hoy aquí, al mismo
tiempo que le pedimos disculpas porque no haya podido
intervenir en el turno de mañana debido al retraso que
acumulaba la Comisión.
Gracias por su presencia y hasta siempre.
— DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA (TRUEBA
RODRÍGUEZ). (Número de expediente 219/000842.)
La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida al
último de una larga lista de comparecientes —no sé si
ha sido tan larga, pero sí han sido doce en total—, don
David Trueba, presidente de la Asociación de Realizadores Productores Audiovisuales (ARPA). También nos
disculpamos porque no ha podido intervenir en el turno
de mañana y le hacemos intervenir a las cuatro y cuarto
de la tarde, debido al retraso que hemos ido acumulando.
Estamos encantados de tenerle entre nosotros. Tiene la
palabra.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE
REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA (Trueba Rodríguez): Al revés, siento yo
tener que turbar vuestra siesta, porque esta es una hora
mala. Lo primero que quería decirles es que por parte de
la gente del cine hay que agradecerles que hayan formado
esta Comisión, que estén aquí, que nos hayan llamado a
algunos, no a todos. Lo digo porque antes me decían los
guionistas: recuérdales que no han invitado a los guionistas a estar presentes. De alguna manera, hablo también
en nombre de ellos y voy a tratar de hablar en razón de
sus intereses.
Por una vez, el tono que ustedes usan, el tono con el
que se están refiriendo el cine, la idea de lo que quieren
sacar de aquí, en lugar de echárselo unos a otros a la cara
o de hacer con esto batallitas políticas, es ejemplar y es
algo que hemos defendido todos desde hace mucho
tiempo, que la cultura de un país, en este caso, su cine,
que es un híbrido, como bien habréis ido comprobando
en estos días, entre la cultura y la industria, debe ser algo
de interés nacional, aunque ahora parece que el interés
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al espectador, si hubiera recorrido toda España. Porque
nos llenamos la boca hablando del país pero estamos
hablando de un mapa cada vez más absurdo con respecto
a las salas de cine. ¿En qué estamos convirtiendo el cine?
Es un cine donde todo el dinero se recauda en Madrid y
el resto en Barcelona, donde es imposible ver una película
europea en cualquier ciudad —por supuesto no hablo de
una película en versión original—, es decir, no llega. Por
ejemplo, un éxito como La vida de los otros —un éxito
ejemplar del cine europeo— en muchísimas ciudades
españolas no se ha podido estrenar. ¿Y viene alguien a
decirme que ese es un problema de los cineastas españoles? Alucino, realmente me parece sorprendente. Hay
que admitir que los datos dichos así son muy contundentes. El dato que tenemos casi siempre cineastas españoles es que una película española o va bien de salida en
el primer fin de semana o no tendrá posibilidad de remisión, es decir, no podrá volver a recuperar ese dinero ni
llegar a hacer unas cantidades significativas. Eso significa
que necesitas concentrar el gasto publicitario en esos
primeros días para conseguir llegar a la gente.
He empezado hablando de las salas, pero me parece
más interesante comentar que esta ley, y en general
cuando se habla de cine, me da la sensación que se habla
demasiado de dinero; es más, que solo se habla de
dinero. El cine es mucho más que dinero, no solo hay
una industria que debe tener el mismo trato que cualquier
otra industria española, sino que es una industria que
viene acompañada de muchísimos valores —en algunas
películas— que ayudan a vertebrar y representar al país.
No entiendo —contestando a las preguntas que la Comisión me envió antes de venir aquí— por qué la catedral
de Burgos tiene que tener un tratamiento social —evidentemente hay que conservarla, hay que mantenerla,
hay que hacer que la gente la vea y la disfrute, que sea
un orgullo de España— y Bienvenido, Mister Marshall
no. Son cosas incomparables pero no entiendo por qué
no es así, no entiendo por qué los jóvenes españoles no
tienen que haber visto alguna película española antes de
hacerse mayores, no entiendo por qué no forma parte de
los recursos que tienen los profesores españoles para
enseñar la historia de su país, salvo los profesores que
lo hacen motu proprio y te invitan a sus institutos o a sus
colegios para que les hables y les pongas la película a
sus alumnos. No entiendo por qué nunca nos hemos
responsabilizado de eso. Es decir, aquí la gente puede
llegar a los 15 ó 20 años sin haber visto más de dos o
tres películas españolas en su vida, salvo que tenga algún
familiar interesado. Me parece que nos llenamos la boca
de cosas que luego falseamos.
Es raro venir aquí a hablar de una ley que, como les
decía, para mi gusto habla demasiado de dinero y demasiado poco de valores estratégicos, de presencia en el
mercado, de razones por las cuales debe existir una industria así. El dinero es imprescindible para hacer el cine,
pero tampoco creo que incidir sobre el dinero vaya a ser
la solución del cine español, si es que el cine español tiene
solución. Creo que el cine español hasta aquí ha sobrevi-
vido con bastante buena salud, no soy nada melancólico
ni pesimista, creo que va a seguir sobreviviendo. Es más,
creo que si ha sobrevivido a épocas donde se le ha despreciado absolutamente, en esta época en que vivimos, en
que es muy apreciado socialmente, donde puede ser criticado pero porque es apreciado, donde puede ser pirateado pero porque es apreciado y donde puede ser discutido pero porque forma parte de la sociedad, me parece
que estamos en un buen momento y que debemos aprovecharlo. ¿Por qué? Porque va a ser uno de los motores
de riqueza de los países en los próximos años. Se me
ocurren poquísimas disciplinas que no vayan a la baja en
un país como España, es decir, no podemos apostar todo
nuestro crecimiento a determinadas industrias, ya no nos
queda casi costa donde hacer adosados, ya no nos quedan
túneles que seguir prolongando ni trenes que llevar a
ningún lado, y me da la sensación de que, de alguna
manera, tenemos que ser un país que por una vez puede
dar su talento hacia fuera, su creatividad, sus maneras de
contar las cosas, su sentido del humor, su sentido de la
tragedia, etcétera, y me parece que apostar por ello sería
inteligente por parte de las personas que nos dirigen.
Si de alguna manera tuviera que dirigirme a los políticos —y creo que lo hago con la misma cercanía con
que ellos se dirigen a mí— les diría que no nos podemos
consolar con el estado de cosas, nos pagan por que cambiemos las cosas y las hagamos mejor. Aceptar que esto
es así y tiene que ser así porque los americanos llevan
sobre nosotros muchos años de ventaja en cuanto a cómo
han organizado su cine en el exterior y sus recursos, me
parece ridículo. Creo que España es un país que se ha
sacudido el tercermundismo de una manera total en los
últimos años y no tiene por qué seguir aceptando que sus
escritores se sigan muriendo pobres, como se murieron
Cervantes y Quevedo, no tiene por qué seguir aceptando
de nacimiento esa especie de malditismo sobre cualquier
persona creativa en España. Es una fuente de ingresos,
una fuente de recursos, y tenemos nombres suficientemente consolidados fuera como para pasearlos orgullosamente. Entonces, ¿qué ocurre? Parece que la realidad
es imposible de cambiar. Yo no estoy de acuerdo. ¿Cuál
es una de las ventanas de la realidad? La televisión.
¿Debemos aceptar que la televisión es una empresa
privada absolutamente independiente, como dicen ellos,
que no tiene ninguna obligación con respecto a su país,
al lugar donde emiten, a los salones de las casas donde
entran? Yo creo que una empresa privada es un señor que
compra un local, al lado le ponen otro, en el piso de
arriba otro, enfrente otro, etcétera. ¿Dónde están esos
locales en la televisión? Tenemos tres firmas que tienen
no solo ya todas las televisiones en abierto, sino todas
las demás que se van repartiendo, vete tú a saber por qué.
¿Dónde está el abanico de pluralidad? ¿Dónde están la
privacidad y la empresa privada en eso? Es una concesión que ellos gestionan, en algunos casos muy bien y
en otros regular. Nadie se atreverá jamás a quitarles
ninguna concesión, como ha sucedido en Francia cuando
la televisión no respondía a lo que el Gobierno quería de
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una televisión. ¿Qué ocurre aquí? Que ni siquiera las
televisiones públicas en muchos lugares de España están
cumpliendo con la base y la razón de ser de una televisión pública, que es tratar de ser una televisión que
funcione, que esté bien gestionada, que sea transparente,
pero también contribuir a hacer un país mejor, donde
estén reflejados los valores que tiene ese país. ¿Qué
queremos crear? ¿Una pandilla de imbéciles? ¿Una
pandilla de seres descerebrados que lo siguiente que van
a hacer es abstenerse en las elecciones porque consideran
que todos los políticos son iguales, que todo el cine
español es una mierda y que sólo puedes triunfar si vas
a un concurso de la canción? ¿Ese es el mundo que
queremos? Pues parece ser que las televisiones tienen
derecho a imponernos la realidad. Yo creo que hay que
luchar contra la realidad. A mí me va a costar carísimo
decir esto, ya lo sé, pero es que me da igual. Si me traen
aquí es para hablar. Supongo que los demás han hablado
con libertad y con unos grandes beneficios detrás y unas
empresas muy poderosas detrás. Yo hablo en mi nombre
y en el de mis colegas. Espero que no pase nada y que
sigamos trabajando normalmente. Pero les quería decir
lo siguiente. Cuando hemos concedido a una televisión
el privilegio de utilizar las ondas de nuestro cielo, el
privilegio de entrar gratuitamente en las casas de todos
los españoles y el privilegio de no someterse a una competencia abierta, es decir, que aquí un señor llega y dice:
oiga, yo quiero una televisión, creo que les podemos
exigir algo. No digo que les exijamos la parrilla completa
de su televisión. Yo no quiero decirles cómo tienen que
hacer el telediario, porque no lo sé, ni decirles cómo
tienen que hacer sus series, porque no lo sé, ni decirles
cómo tienen que ser los late show o si tiene que haber
un programa de libros o un programa de cine. No. Pero
el Estado, cuando concede eso, debe ser duro y decir lo
qué quiere de su país, porque las televisiones están cambiando a la gente. La gente culta que va a la universidad
apenas las ve, pero la gente que está en un pueblo, que
no tiene con qué divertirse, que es niño, que no tiene a
sus padres porque están trabajando hasta las nueve de la
noche, que es un anciano, es un público cautivo. Si no
tenemos derecho a pedirles algo en la construcción del
país, apaga y vámonos. Habremos llegado a un falso
liberalismo, porque bendito sea el liberalismo para tres
empresas. Me parece que podemos pedirles algo y
debemos pedirles algo. Yo no sé lo que ellos piden a
cambio. Supongo que lo que piden es apropiarse del
mercado y ser ellos los únicos productores. Ellos han
tenido la suerte de tener las televisiones privadas de
Europa que más dinero ganan. Los beneficios de las
televisiones en España son espectaculares, eso no os lo
van a decir. Algunas televisiones han ganado este
año 500 millones de euros. Oyes cantidades brutales.
Sus ejecutivos están entre los mejor pagados gracias a
las inversiones y las bonificaciones en Bolsa del mundo.
Sin embargo ¿no tenemos nada que exigir, no tenemos
nada que pedir como país, como concesionario? Pues,
no solo tenemos algo que pedir, poco, pero algo y signi-
ficativo. No solo tenemos que pedir que lo cumpla, pero
que además no utilicen ese cumplimiento para monopolizarlo, sino para participar. Quiero deciros una cosa por
si no la sabéis. Las televisiones llevan muchos años
decidiendo las películas que se hacen, esto no es nuevo.
Si yo quiero hacer una película y una televisión no entra
en la compra de esa película, yo no la puedo hacer.
Cuando ellos dicen que el cine español es malo, habría
que decirles: el cine español es malo porque son las
películas que vosotros habéis decidido que se hagan.
Pero es que, además, cuando acaba el año y uno ve la
película que gana el Goya o la película que va a los
Oscar, nunca es de ninguna de estas televisiones, es de
las televisiones públicas que, por suerte, todavía siguen
participando en tratar de hacer alguna película más interesante que aquéllas que ellos creen que va a ver el
público y luego resulta que el público elige casi siempre
sin saber lo que elige. A veces elige hasta películas interesantes, cultas y que le hablan de cosas profundas. O
sea, que no creo que el público sea tan imbécil como
muchas veces nos hacen creer que es, o como están
empeñados no solo en hacernos creer que es sino en que
sea. En ese sentido, creo que las televisiones públicas
son fundamentales. Hay lugares de España donde las
televisiones públicas son mejores que en otros. Hay
lugares de España donde las televisiones públicas trabajan más para el cultivo de la gente de su región, de su
autonomía o de su nación dentro de la nación, me da
igual. Hay gobiernos autonómicos que también lo hacen
y creo que la ley debería hablar también sobre eso, recomendar y decir que el país se vertebra también teniendo
un cine que transcurra en diferentes lugares de su país,
que las películas no tengan que transcurrir siempre en
los mismos sitios por razones económicas, hacerse con
las mismas tres ayudas, etcétera. Me parece que por ahí
van las cosas.
No quiero extenderme mucho más, pero sí me gustaría
contestar a las preguntas que vosotros tengáis en la línea
en que os pueda ser de utilidad respecto a la ley. Si queréis, después de las preguntas, hablamos concretamente
de las cosas que debe introducir la ley, pero me parece
que hay cosas innegociables.
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor
Trueba, por su sinceridad y por la valentía con la que
está hablando en esta Comisión. Le agradecemos profundamente esas reflexiones, que creo que le salen del
fondo del alma, y que las haga con plena libertad. Espero
que no tenga ninguna repercusión negativa para usted.
Le quiero decir también, porque decía que habla en
nombre de los guionistas, que no hemos podido convocar
a mucha gente del sector; lo dijimos al principio de la
Comisión y se lo quiero reiterar. La Comisión estableció
un cuestionario que hemos remitido a muchos sectores
implicados, porque nos resultaba absolutamente imposible que compareciera tanta gente, pero nuestra voluntad
ha sido escuchar al mayor número posible. Hemos escuchado especialmente a todas las empresas grandes que
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La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Lo digo por el tiempo, no por el contenido.
afectan a todo el sector, en el sentido de que nos han
remitido por escrito este cuestionario, y también los
autores literarios de medios audiovisuales nos han contestado por escrito a las preguntas que les hemos formulado. Se lo digo para su conocimiento, y ánimo.
Empezamos ahora con el turno de preguntas. En
primer lugar, tiene la palabra la portavoz del Grupo
Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones.
La señora PRESIDENTA: Como estamos al final y
ya hemos comido, estoy muy benevolente y le dejo que
se extienda, sin pasarse, claro.
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Hay una cuestión importantísima sobre la que nos gustaría que nos dijera si se puede trabajar más, cómo y si
debe estar presente en esta ley. Usted la ha mencionado
y yo le pido que se extienda sobre ella. Se trata de la
piratería. No tiene la menor lógica que seamos el país
con el récord máximo en piratería; sencillamente no tiene
lógica. Es necesario combatirla. En este Parlamento hay
otras leyes, concretamente la Ley de la sociedad de la
información, que no estamos viendo en esta Comisión.
Posiblemente una de las consecuencias que debamos
sacar de estas comparecencias es que debemos ocuparnos de otras leyes que no están en esta Comisión y
que son muy importantes en materia de piratería. Con
los niveles de piratería que hay en vídeos, que es una
parte de explotación del cine de gran envergadura, llega
un momento que uno no sabe ni cómo salen los números,
ni siquiera los de las películas de más éxito. Yo recuerdo
—me lo habrán oído decir varias veces— que con motivo
de una interpelación que presentamos a la señora
ministra, doña Carmen Calvo, me informé sobre el tema
y el señor Bedera me decía que era prácticamente imposible. Se acababa de estrenar Volver e hicimos esas
búsquedas que los listos saben hacer en Internet. En
aquel momento, diez días después del estreno de Volver,
solo en un cuarto de hora de ese día, 400.000 personas
en el mundo entero —los datos de Internet son globales— se estaban bajando ilegalmente la película. Ni
Almodóvar puede ganar dinero así, si 400.000 personas
pueden estar haciendo eso con toda impunidad. Y encima
creemos: ¡A la juventud le gusta el cine! ¡Esto es promoción! Pero bueno, ¿qué disparate es este? Me gustaría
saber si sus asociaciones están trabajando en ello y si
tienen propuestas concretas que podamos incorporar a
este texto o si cree que las pueden estudiar y todavía
tenemos tiempo para incorporarlas.
Ha hablado de las televisiones. Esta cuestión y la de
la exhibición son las dos más controvertidas. El asunto
televisiones ha sido aparcado. Yo he repetido aquí que
no me tengo por qué sentir aparcada. Dentro de mi autonomía legislativa y mucho más como grupo de oposición, ¿por qué no puedo proponer todo lo que quiera en
materia de televisiones? Sin embargo, como soy sensata
e intentamos llegar a un acuerdo, si el Gobierno, al elaborar este texto, ha llegado al acuerdo de no tocar las
obligaciones que hoy tiene televisión y de que cumpla
las que hay, no voy a dar otra vuelta a la tuerca, voy a
respetar eso y más adelante ya veremos, pero sin ellas
todo es imposible. Ahora bien, ¿se están cumpliendo los
porcentajes que hoy manda la ley? Yo creo que regular,
pero se están cumpliendo. Otra cosa es la televisión
La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA:
Pongo por delante, en primer lugar, que con esta ley
intentamos acertar. Se ha dicho que habla mucho de
dinero. Efectivamente, es una ley que no habla del cine
en su conjunto ni desde luego de lo audiovisual, sino
fundamentalmente de los sistemas de apoyo y promoción
al cine, y eso finalmente es dinero en un 90 por ciento.
En segundo lugar, vamos a intentar llegar al máximo
acuerdo posible. Esto ha sucedido en esta Comisión con
leyes que hemos llamado instrumentales, leyes que
creemos que son un instrumento para que determinados
sectores puedan trabajar mejor. Pretendemos que duren
y para ello es importante que las podamos acordar en un
núcleo significativo. Por tanto, vamos a intentar llegar a
un acuerdo. Creemos que el texto deja muchas cosas
fuera y que efectivamente habla de dinero. Hablemos,
por tanto, de dinero, de apoyos y de promoción.
Segundo punto de partida. Leímos su artículo en un
periódico ayer y comentábamos antes fuera que era
optimista pero que partía también de que había un concepto negativo del cine español. En este reducto en el
que estamos no tenemos ese concepto, si eso le consuela
o le vale de algo. Creemos que el cine español es bueno,
lo creo de verdad, aunque evidentemente no todo; las
generalizaciones son absurdas, ni todo es bueno ni todo
es malo, pero sí creemos en el cine español, en los
valores que tiene en todos sus ámbitos, es decir, no el
cine, sino el cine y cada uno de los profesionales que lo
hacen —ayer hablábamos de la música por el premio a
Alberto Iglesias—. El cine es bueno y necesita mucho
apoyo, el español, el francés, el alemán, el italiano y el
holandés. No es porque al cine español le pase algo, sino
porque si los demás tienen apoyo, pues con mucho más
motivo tiene que tenerlo el nuestro. Y, además, lo merece;
es decir, lo necesita y lo merece. Y le voy a decir una
cosa —si no fuera porque estamos con taquígrafos,
querría decírsela casi off the record—: y si fuera malo,
lo necesitaría más. La cuestión no es que lo necesita
porque es bueno, sino que si además fuera malo, habría
más motivo para que nos ocupáramos de él. Porque tener
cine es muy bueno, no solo individualmente y para los
creadores, sino también para el país.
Hechos esos prolegómenos, que la señora presidenta
me reprochará, voy a preguntas concretas.
La señora PRESIDENTA: Ese prolegómeno en concreto no se lo reprocharía.
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pública. Las autonómicas dependen de otros parlamentos
y por tanto, aunque a mí, como a todos, me gustaría
meter mano a todo, creo que ahí no debemos entrar. Sin
embargo sí podemos entrar en Televisión Española. El
director de Televisión Española ha estado aquí a última
hora de la mañana. Creo que debemos incrementar las
obligaciones de Televisión Española, que cumple muy
bien, que lo hace mejor que las demás y que hoy tiene
una obligación de servicio público mayor que la que
tenía y que por lo menos está especificada en una ley,
porque antes todos lo suponíamos, pero no estaba en la
ley. Me gustaría que me comentara, dentro de lo que
usted sepa, el grado de cumplimiento de las televisiones,
incluso partiendo de no aumentarles sus obligaciones.
¿Podemos vigilarlo de alguna manera? También me
gustaría conocer su opinión sobre la nueva Corporación
de Televisión Española. Ahora bien, le voy a hacer una
pregunta un poco complicada. Usted ha dicho que trae
también aquí una representación de los guionistas, y esto
les afecta directamente. Ha sido muy controvertido que
una televisión haya podido hacer Alatriste. Es muy difícil
que yo defienda que los productores —el presidente de
Fapae, don Pedro Pérez, ha estado aquí— se puedan
encontrar —no hablo en su nombre y no lo ha dicho,
pero llevamos años hablando de esto— con que la televisión que hace unas películas como El laberinto del
fauno o Alatriste no está cumpliendo con lo que se les
dice, y en lugar de darle un dinero a los productores
independientes, actúa como productor y hace películas.
Ahora bien, esas películas son películas para el cine
español, para un director español, y por eso me he acordado de los guionistas. A mí me resulta difícil argumentar, cuando no estoy hablando con técnicos, por qué
eso no debe ser así y por qué esa cadena en lugar de hacer
su película, El laberinto del fauno en su caso, debe dársela a los productores independientes. ¿Por qué razón?
Yo sé el porqué, pero me gustaría oír su opinión. Lo que
no sé es si además de saber por qué, estoy de acuerdo
con ello.
Por otro lado, me parece muy importante la promoción del cine español. Yo no voy a entrar ahora en lo que
nos ha dicho sobre las cuotas y las salas. Creo que se les
puede dar una satisfacción a los exhibidores, sin que eso
haga ningún daño a nadie. Si mantenemos la cuota, y en
principio estamos de acuerdo en mantenerla, también
estamos de acuerdo en buscar una compensación.
Supongo que usted tendrá su criterio sobre eso, pero, en
cualquier caso, ni le va ni le viene. Bienvenido sea, si a
alguien se le arregla un problema mientras se mantiene
esa cuota. Por lo tanto, yo ahí no voy a entrar. Sin
embargo, hay otros sectores en los que este asunto tiene
importancia. Nos ha dicho usted que los de la cuota
quitan la película en cuanto no funciona ese fin de
semana, o funciona ese viernes y sábado, o se acabó la
película. El señor Vilajoana trajo aquí una proposición
no de ley, que la aprobamos entre todos, precisamente
para intentar que las televisiones se implicaran más en
la promoción, no solo de sus películas sino de todo el
cine español. ¿Eso ayudaría? Todo lo que sea promover
ayuda, eso es evidente. ¿Le parece que es un punto
nuclear? Porque esos dos dramáticos días donde te
juegas todo, posiblemente se podrían prolongar.
Aunque tengo una lista grandísima, no voy a formularle ninguna pregunta, excepto sobre la cuestión del
director de fotografía. No sé si he leído bien, pero ustedes
no apoyan o tienen reparos para que el director de fotografía sea reconocido como un creador en el nuevo texto,
pero no en la Ley de Propiedad Intelectual. Querría saber
también su criterio sobre este tema.
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra ahora el
señor Vilajoana por el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió).
El señor VILAJOANA ROVIRA: No sé si lo habrá
notado cuando ha hecho un comentario, pero hoy hemos
comido juntos unos cuantos diputados y la presidenta y
algunas de las cosas que usted ha dicho han estado sobre
la mesa. Estoy de acuerdo casi al cien por cien con un 95
por ciento de las cosas que usted ha dicho. Quizás yo no
lo diga con la misma claridad, pero lo comparto. En
primer lugar, también yo comparto el artículo de ayer de
El País. Esta mañana el presidente de la Corporación de
Televisión Española decía que es cierto que Televisión
Española y las televisiones públicas han hecho mucho
por el cine español. Yo le decía que hay un problema que
no está ligado a la promoción sino a la imagen, que usted
ha planteado. Estamos tratando injustamente al cine que
se hace en España, como en mi época cuando estaba
dirigiendo la televisión de Cataluña y en la época en que
dirigía la Consejería de Cultura se maltrataba al cine
catalán. Se ha dicho que no hacemos buen cine. Si
hacíamos treinta películas al año y dos o tres eran magníficas, la proporción es mucho mejor que en el cine
americano. Usted ha hablado de 500, pero es que en
América se hacen 2.000 películas y a España llegan 500,
de las que hay cinco buenas. No sé si me explico, pero
la proporción del cine español y la del cine catalán es
mucho mejor. Si de treinta hacemos una buena, la proporción es mejor. Yo en TV3 he puesto tv movies en
prime time que han visto 1.200.000 personas una noche
de un miércoles a las 10:30, cuando en Cataluña hay
muchas películas americanas que no ve 1.500.000 personas a las 10.30 de un miércoles. Por tanto, somos
injustos. Sobrevaloramos el cine americano, que además
tiene la característica de que está hecho en Estados
Unidos con una industria potentísima, pero con los
mejores realizadores y guionistas del mundo mundial.
Esta es otra de las habilidades del cine americano, que
se llevan todo lo bueno, lo cual está muy bien, pero hay
un elemento determinante del cine español que usted ha
dicho y con el que estoy de acuerdo, que es el talento.
No es razonable estadísticamente hablando que el cine
español dé el talento que da en guiones, en actores, en
realizadores, etcétera, y que en estos momentos haya
directores españoles con una potencia mundial más que
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esfuerzo más en este sentido, a pesar de que hoy el presidente de la corporación me decía que no le liase. Yo le
entiendo; si yo fuera presidente diría lo mismo, pero
como no lo soy pediré que se implique sobre todo en un
sector del cine estratégicamente importante, con un buen
talento y que además permite la exportación a muchos
países, que es la animación. En mi opinión, durante los
últimos años hemos castigado a la animación porque no
estaba en el 5 por ciento, tampoco estaba en el fondo de
protección, lo cual no es justo; yo creo que hay que
meterla en todo esto y también a las públicas. En este
sentido, el Parlamento de Cataluña ya ha obligado a la
televisión catalana a que dedique el uno por ciento a la
animación, por lo que estaría bien que la Radiotelevisión
Española también dedicara el uno por ciento de sus
ingresos a la animación; además creo sinceramente que
esto no hundiría la compañía al presidente. Este es el
primer tema importante, el de los ingresos de las televisiones. Yo estoy de acuerdo con usted en que en el fondo
la calidad o la falta de ella en el cine español viene condicionada por las televisiones, porque son las que eligen,
porque yo también he dirigido una televisión y también
he hecho esto.
Segundo tema. El otro debate que tenemos entre televisiones y productores se refiere al productor independiente. Me gustaría saber su opinión sobre este aspecto.
Estoy de acuerdo con usted en muchas cosas que ha
dicho, incluso en lo del espacio aéreo, pero, dicho esto,
es imprescindible que la televisión privada esté en el
cotarro, o sea, se han de enfadar hasta un límite porque
si no, vamos mal todos; es decir, tenemos que intentar
que en este sector la cosa conviva. Me gustaría saber
hasta qué punto es importante lo del productor independiente, qué límites ponemos y dónde estamos.
¿Hasta qué punto preocupa la nacionalidad de la película? Se argumenta que en una película que haya sido
hecha con dinero español y con actores españoles, puede
ser bueno que haya elementos extranjeros porque le dan
más capacidad de difusión, etcétera. Es decir, que haya
un director mejicano no es malo. ¿Hasta qué punto preocupa la nacionalidad al mundo de los realizadores y al
mundo de los guionistas? Me gustaría saber tu opinión
sobre este tema.
Para mí hay otro elemento fundamental que es la
promoción, antes lo ha dicho Beatriz, en esta Comisión
hemos hablado del tema y esta mañana se lo hemos dicho
al presidente de Televisión Española. Lo que está
pasando en el país es una lástima. Todos hacéis un
esfuerzo para conseguir acabar la película y al terminarla
no tenéis dinero ni para copias, y ya no digo para marketing promocional. Yo creo que la televisión pública,
Televisión Española sobre todo, tiene que hacer un
esfuerzo muy importante, y además no tiene coste para
ella. El tiempo en televisión básicamente es gratis. Es
caro el regulado para publicidad de ocho minutos —esto
no se lo podemos quitar—, pero le podemos autorizar
por el contrato-programa a que dedique cada día un
espacio de cinco minutos a promocionar, no el cine que
significativa. Durante estos dos días todos hemos dicho
que los franceses son los mejores del mundo, y cuando
yo era consejero me preguntaban: ¿Usted es mejor o peor
que Jacques Lang? Seguro que era peor, porque él era
francés. Siempre estamos viendo a Francia como un
mito, cuando Francia no es lo más lucido del mundo en
cine. ¿Estamos de acuerdo o no? Ahora estamos aquí en
familia y no creo que al embajador me riña más de lo
imprescindible.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE
REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES (ARPA) (Trueba Rodríguez): Su último Óscar
se remonta a Indochina.
El señor VILAJOANA ROVIRA: Por eso digo que
estamos todo el día diciendo que Francia sí que lo hace
bien, pero no hace ni una puñetera película a la que le
den un Óscar, y Jacques Lang era mucho mejor ministro
que yo consejero de Cultura, pero, repito, tampoco
arregló el tema del cine, aunque le dio mucho dinero. No
obstante, otra cosa que ha dicho y con la que estoy de
acuerdo, es que el dinero no arregla el cine. El dinero es
imprescindible, pero no hará el cine mejor. Con mucho
dinero puedo ser un nuevo rico que no lo haga mejor, y
en algunas producciones de muchísimo dinero hechas
por las televisiones se ha demostrado que el dinero no
lo arregla todo; tampoco la promoción lo arregla todo.
Por tanto, yo estoy fundamentalmente de acuerdo con lo
que usted ha explicado.
Esto también nos tiene que hacer meditar a todos
respecto a lo que hacemos. El cine es lo que es, y yo
estoy de acuerdo con lo que dice el señor Trueba de que
el cine español con todos sus problemas ha sobrevivido,
se está haciendo un buen cine en este sentido, dada la
proporción de películas buenas respecto al total que
hacemos, y además seguirá sobreviviendo. Dicho esto,
nos gustaría —y sobre todo les gustaría a los que viven
de esto— que se hiciesen muchas películas. En este
contexto hay otro tema que señalar, y es que creo que
incluso hacemos demasiadas películas, del mismo modo
que escribimos demasiados libros. Voy a poner el
ejemplo de Cataluña para meterme en mi casa: 7.000
títulos al año de nuevos libros en catalán; esto es una
locura. Somos así, lo cual está muy bien; hay mucho
talento. Sepan que hay 3.500 escritores en catalán, es
decir, personas que escriben y que como mínimo tienen
publicados dos o tres libros. No está mal; y estoy seguro
que realizadores debe haber muchísimos. Perdone,
señora presidenta, pero creo que hacía falta este resumen
y además como he visto que usted era magnánima, lo he
aprovechado.
Señor Trueba, preguntas concretas: conflictos que
tenemos con esta ley. Primer tema, hemos hablado de
televisión y del tema de la cuota, y le digo con toda
sinceridad que difícilmente nos moveremos en este
punto, aunque está bien que usted lo plantee. Mi grupo
es partidario de que la televisión pública haga un
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cuando menos ese 5 por ciento de ingresos netos va a
estar orientado a partir de esta ley hacia mejores condiciones que antes para financiar producción cinematográfica española. En paralelo, hay otras medidas nuevas,
que no estaban antes y que hoy felizmente celebramos
que estén, tal es el caso de bonificaciones fiscales que
deben contribuir muy positivamente a que determinados
recursos o capitales que no lo hacían pasen a hacerlo. El
dinero no lo es todo, seguro, y mucho menos cuando
hablamos de cultura y de cinematografía. ¿Por qué?
Porque en determinadas actividades no hace falta talento,
y cierto es que una inversión en un proyecto cinematográfico siempre es una inversión de alto riesgo que los
poderes públicos tienen que asumir e integrar. No
siempre está garantizado ni se puede garantizar que,
teniendo buenos guionistas, productores, realizadores,
actores, creadores y técnicos, teniendo además dinero,
de ahí salga un buen producto. No lo podemos garantizar
nosotros ni nadie, porque, en definitiva, a todos los creadores, productores y financiadores hay que asociarles
talento; a veces asociándoles talento el producto no llega
al puerto que todos deseamos que llegue, que es el del
buen cine. En todo caso y en cualquier condición, nos
interesa que se haga cine español, que recoja su pluralidad y su diversidad, nuestras lenguas y culturas, porque
así somos y así queremos ser, y el cine es un instrumento
importante. Usted lo decía mucho mejor que yo y me ha
gustado.
Para terminar, quiero añadir solamente algunas cosas.
Hacemos esta ley porque los cambios tecnológicos así
lo requieren; porque desde los poderes públicos queremos proteger, potenciar, desarrollar y posicionar al
cine español y a la industria cinematográfica española;
porque queremos armonizar las distintas legislaciones
en materia audiovisual, y porque necesitamos una normativa fiscal que acompañe la consolidación y el desarrollo del sector. Esto sintetiza la ley. Después de escucharle, podemos concretar algunas cuestiones que
refuercen más si cabe lo dicho. El espacio cinematográfico español, el espacio cultural español, requiere como
cualquier espacio cultural la intervención de los poderes
públicos, respetando siempre la radical libertad de los
creadores, de los productores y de los agentes culturales.
Entendámoslo bien cuando decimos intervenir, porque
de alguna manera significa abonar el campo para que el
talento se desarrolle, se proyecte y nos identifique un
poco mejor a todos.
Termino diciéndole una cosa: hable usted siempre con
libertad, nunca se prive, nunca da mal resultado.
va a emitir —esto ya lo hace, como lo hacen todas las
cadenas—, sino el cine que vamos a estrenar. Yo creo
que la ayuda que se os va a dar es la que planteabas. El
gran problema que tiene el cine español es que tiene una
semana y eso es un problema porque, como no tenéis
promoción, el cine español funciona por boca oreja y no
tengo suficientes orejas y bocas para contar en una
semana qué buena es la película. Faltan bocas y faltan
orejas, hay que darle un espacio. Y hay otro problema,
faltan copias. ¿Cómo funciona el cine americano?
Metiendo 800 copias. Una película americana, aunque
esté solamente una semana, como han metido 800 copias
y en un sábado y domingo pueden verla millones de
personas, ya han pagado la película. El cine español,
como no tiene dinero para producir, no lo tiene ni para
copias y vale dinero una copia de cine. Yo creo que este
es el problema. Mi propuesta —y en la Comisión
estamos de acuerdo— es que le pidamos a la pública que
haga este esfuerzo de promoción de una película que
seguro que acabará emitiendo al cabo de un año y medio,
pero que apoye el estreno y haga promoción diciendo:
Este fin de semana, en los cines españoles, la película
equis, que además es magnífica, etcétera. Así es como
vemos nosotros esta cuestión.
Me gustaría que concretaras lo del productor independiente y cuáles son los elementos clave para que esta ley
os pueda ayudar de verdad a los realizadores, a los guionistas y al mundo que estáis creando cine.
La señora PRESIDENTA: Señor Louro, del Grupo
Parlamentario Socialista, tiene la palabra.
El señor LOURO GOYANES: Gracias, señor Trueba,
por sus explicaciones y por el texto que nos remitió. Su
intervención me ha resultado muy grata y muy esclarecedora; además, creo que culmina bien todo un proceso
de comparecencias de representantes de los distintos
sectores. En su intervención deja entrever una valoración
muy positiva de todo lo que está pasando en el sector
cinematográfico español, pero también un cierto regusto
pesimista, sobre todo en relación con lo que puede significar la nueva ley como una ley de relanzamiento.
Sinceramente, creo que la ley es una buena ley y estoy
seguro de que en la tramitación parlamentaria, después
de escucharles a todos ustedes, la vamos a mejorar. Creo
que hay aspectos centrales de la ley que nos hacen coincidir a todos. ¿Las televisiones privadas no tienen obligaciones? No, las televisiones privadas —lo ha explicado
usted muy bien y a mí me gusta remarcarlo— tienen
obligaciones. Son concesiones de los poderes públicos
y además son instrumentos de una gran potencia ante los
que el conjunto de la sociedad no puede permanecer
pasiva porque condicionan, orientan y en cierta medida
nos posicionan. Por lo tanto, frente a esos instrumentos
hay que reaccionar con la ley. Podemos decirle —por
tanto, márchese usted tranquilo— que en esta tramitación parlamentaria todos los grupos coinciden en que las
televisiones privadas van a tener obligaciones y que
La señora PRESIDENTA: Señor Trueba.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE
REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA, (Trueba Rodríguez): En mi todavía
corta vida he tenido la desfachatez de hablar casi siempre
con libertad y lo voy a seguir haciendo. Creo, y siempre
lo pongo como ejemplo, que si hay cine en Palestina
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cómo no va a haberlo en España. Aunque ahora mismo
decidieran todos borrarnos del mapa lo seguiríamos
haciendo porque el cine nace de una necesidad natural
que, desde que se inventó, exige esa actitud. Antes de
inventarse existía la necesidad de contar historias, pintarlas, contarlas de palabra o como sea; por tanto va a
seguir estando ahí presente. Cuando se habla tanto de
industria, de cultura, ¿qué somos? ¿Dónde estamos?
Estamos en la mitad; es decir, hay unas películas que van
hacia un lado y otras hacia otro. ¿Quién las va a separar?
No lo sé.
La historia de España es muy curiosa porque, cuando
se estrena una película como El extraño viaje, de la que
Pedro Almodóvar ha dicho públicamente que es la película más importante para él en su vida y la mejor del
cine español, dirigida por Fernán Gómez, os quiero
recordar, primero, que la mayoría de los que seguramente
estáis en esta sala no solo no la habéis visto nunca sino
que no habéis oído hablar de ella; que la última vez que
se emitió en una televisión, que creo que es la única vez,
fue por supuesto en una televisión pública a las dos de
la mañana; que cuando se estrenó tardó cinco años en
llegar a las salas y lo hizo como programa doble de una
película que estaba haciendo el segundo circuito como
ocurría en aquella época, es decir por provincias. Fue
rescatada en por la crítica de Triunfo en aquella época y
por tanto vista por 300 ó 400 personas, que seguramente
serían las más importantes para verla. Con esto quiero
decir que si el que es un maestro, que es Fernán Gómez,
tuvo que sufrir eso, lo que vivimos ahora me parece
idílico. Cuando se me pregunta si es mala la situación
digo: depende con quien se la compare. La comparaba
antes con la de Palestina y ahora con la nuestro país.
Nosotros salimos, y esto es importante decirlo, de un
complejo bastante grande. Yo creía que no lo teníamos
pero me voy dando cuenta, a medida que me hago mayor,
todo lo lentamente que puedo, de que sí que lo tenemos.
España es un país muy acomplejado, nunca he entendido
muy bien por qué y ahora lo voy entendiendo. La transición nos la prepararon y nos la pusieron en el carril,
por un lado, unos políticos maravillosos, muy atrevidos,
a veces incluso enloquecidamente atrevidos para la
época que se vivía, pero también es verdad que con
muchos complejos, y entre uno de ellos está la defensa
cultural frente al negocio, el puro negocio. Seguimos
arrastrando una especie de complejo de nuevo rico: el
que no es rico, el que no tiene pasta, el que no gana pasta
no es nadie. La historia de España es la de una gente
desgraciada, hundida, machacada y pisoteada, de la que
más orgullosos nos podemos sentir hoy. Era gente que
escribía desde una cárcel, que estaba exiliada por el rey,
pisoteada por sus conciudadanos. Había una frase maravillosa de Jean-Paul Belmondo que decía que el artista
de éxito es como un perro que va detrás lamiendo el culo
al público. El éxito es muy perjudicial y hay que tener
cuidado con él. A lo que hay que mirar de frente es al
fracaso si este es grande; hay fracasos que son mucho
más rentables que los éxitos. Las televisiones, como
otros elementos que nos rodean en el cine, están muy
pendientes del éxito a corto plazo; es decir, lo que es un
éxito el lunes les va bien si es lunes por la mañana, pero
el martes no les sirve, se les ha quedado viejo. Nosotros
tenemos que mirar siempre un poquito más lejos.
Voy a tratar de contestar a las preguntas siendo lo más
breve posible, sabiendo que con esto quedáis liberados.
Empiezo por el final: la ley. ¿Cuál es mi sensación respecto a la ley? ¿Es una buena ley? Sí. Es una ley que trae
nuevos elementos positivos. ¿Qué me ocurre? Que tengo
la sensación de que las leyes parten de un borrador que
es un caballo jerezano joven y lleno de vida pero salen
del Parlamento convertidas en una especie de burra que
no da ni para que el carro del que tira llegue a la puerta
de tu casa. Es decir, que a esta ley se le ha cortado mucho
el pelo, se la ha podado; si alguien tiene que decir
quiénes son los perdedores de esta ley somos nosotros.
Que nadie se apropie de eso, porque realmente somos
los perdedores de esta ley, que nació para solventar un
error o una especie de manipulación. En el papel en el
que contesté a vuestras preguntas os dije que creía que
había un gran problema, y es que una ley no puede satisfacer a todos, porque si se intenta al final no se satisface
a nadie. Por ejemplo, habéis hecho una ley contra el
maltrato a la mujer y supongo que no habéis estado
preocupados por que el maltratador se sintiera contento
con ella; no habéis dicho: vamos a hacer una ley contra
el maltrato femenino pero sin molestar al maltratador.
No digo que el cine español sea un maltratado, que no
lo es, pero a veces para hacer una ley de defensa del cine
español hay que cabrear a alguien, porque si no al final
no la hacemos. Es muy importante que sepamos que los
cineastas vamos a estar muy preocupados hasta ver cómo
sale la ley finalmente, porque oímos cosas. Hemos llegado hasta aquí, y no solo estamos dispuestos a defenderla sino que nos parece muy positiva, y sobre todo nos
parece estupendo que se haya llegado a un acuerdo.
¡Ojo!, no se ha acabado; estamos vigilantes, quedan
trámites, quedan cosas y no vamos a permitir que al final
esta ley se tuerza y sea peor que la que teníamos. Por
ahora es positiva, trae cosas buenas, trae cosas económicas que son muy importantes y vamos a ver cómo se
desarrollan; seguimos pendientes.
Voy a tocar alguno de los elementos por donde creo
que se puede torcer mucho esta ley. Una de las cosas que
planteábamos era: no toquemos a las televisiones. La
pelea o el desacuerdo con las televisiones lo hemos
sacado de la ley; perfecto, volvemos al estado de cosas
que había anteriormente. Las televisiones son fundamentales para el cine porque son la ventanilla en la que la
gente ve masivamente las películas, pero también porque
son la locomotora de la industria audiovisual de un país.
De esa locomotora deben nacer los diferentes vagones,
y uno de ellos es el cine, que, en contra de lo que dicen,
tampoco le sale rentable. Si se mira el índice de audiencia
de una película como El Bola y el precio que se paga por
ella y el resultado comparándolo con lo que han pagado
por la película americana que esa misma televisión pone
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el domingo siguiente, a lo mejor nos llevaríamos una
sorpresa, pero no están dispuestos a decirnos lo que han
pagado por un pase de 007 o de cualquiera de estas
películas de castañazos que tan bien hacen los americanos. No sabemos lo que pagan por ellas, pero sí
sabemos lo que pagan por una española. Me gustaría
saber lo que pagan, porque a lo mejor podríamos
empezar a hablar en términos de rentabilidad televisiva.
El otro día me sorprendió leer en un periódico, a cuenta
de esta guerra futbolística, que también nos afecta, y
mucho, a los del cine, que el fútbol está sobrevalorado
por las televisiones. ¡Bendito sea! Cuando leía el editorial de ese periódico no cabía en mí de gozo. Se reconocía que se llevaba sobrepagando una cosa y además
se nos hacía creer que eran muy inteligentes. Yo no digo
que sobrepaguen el cine, pero tampoco que lo minusvaloren. Cuando Tele 5 dice que las películas españolas no
se pueden emitir en la televisión, pido que nos diga
cuánto facturó en publicidad el día que emitió Tesis. Esos
son los datos que no nos dan; solo nos dan unos datos
macroeconómicos de cierto conjunto, a no sé qué de la
audiencia que suma un 13 por ciento. De acuerdo, pero
que también nos den datos concretos. Cuando compran
una buena película a un precio muy asequible —que es
al que se vende una película española— la rentabilizan,
y mucho; tienen bastantes pases, la ponen y la explotan.
¿Cuál es la conclusión que debemos sacar de las televisiones y del cine en esta ley? Que las televisiones son
fundamentales. Tienen que entender que hay un punto
de partida, que es el de la colaboración y el de la sana
compañía, y que no son productoras de cine, porque si
lo fueran tendrían una posición dominante. ¿Por qué
tienen una posición dominante? Porque es a los únicos
a los que puede ir un productor de cine a vender su película, pero si ellos lo fueran no querrían comprar la
película. ¿Nos interesa como creadores que produzcan
películas? Sí. Tú me has citado dos películas, Alatriste
y El Laberinto del Fauno, ambas hechas por personas
muy cercanas a mí. Por supuesto que Tele 5 ha participado en esas películas y tiene un máximo porcentaje de
ellas, pero que cuenten la verdad. Esas películas ni las
encargó Telecinco, ni las inventó Telecinco, ni Telecinco
decidió hacerlas; son películas que dos productores
independientes llevaron a Telecinco, no lo dudéis. ¿Qué
es un productor independiente? Es un señor que con un
dinero muy limitado, con pocos medios y sobreviviendo
como puede, lo que tiene, que vale dinero, es un proyecto; lo que tiene, que vale dinero, es un guión, un
director, una historia concreta —en el caso de Alatriste
una novela—, unos actores que han decidido apostar por
esa película y que tienen un nombre, un prestigio, etcétera, y eso vale dinero. Eso es lo que el productor llevó
en esos dos casos a Telecinco y ella lo compró, y en
ambos casos con grandísimos resultados: en el de Alatriste con 17 millones de euros de recaudación y en el
de El laberinto del fauno con 8 millones de euros. Luego
el cine español sí da dinero cuando está hecho con
medios, con voluntad y subiéndose todos al carro; por
tanto se puede. ¿Cómo vamos a estar en contra de eso?
Eso sí, que no digan que eso se lo han inventado ellos;
eso ha venido de un productor independiente. ¿Qué
sucede? Que si ellos no tienen un compromiso de colaborar con el productor independiente las únicas películas
que van a hacer serán demasiado parecidas a las de las
parrillas de sus televisiones, y eso sinceramente me
asusta. No creo que a estas alturas el cine español tenga
que recibir demasiadas lecciones de la televisión. Nadie
tiene que recibir lecciones; ni darlas unos ni recibirlas
los otros. Cuando un cineasta o un productor tiene un
proyecto bueno la televisión tiene que estar abierta para
comprárselo, y lo mismo cuando la televisión tiene una
idea, una ocurrencia para producir.
¿Por qué no pueden ser considerados productores
independientes los canales de televisión? Porque tienen
un volumen de negocio muy alto. Es como hacer competir a un equipo con un presupuesto de tercera división
con el Real Madrid. A lo que se tiene que llegar es a una
clave de entendimiento para provocar que sigan existiendo. Habéis citado el artículo de ayer en el periódico.
Cuando ellos insultan —como se ha hecho en varias
ocasiones— al productor independiente —y no somos
los cineastas casi nunca los grandes defensores de los
productores—, no se debe olvidar el detalle de que en
este país productores independientes también son Pedro
Almodóvar, Santiago Segura, Alejandro Amenábar,
Fernando León, Fernando Trueba, Montxo Armendáriz,
etcétera; son productores también. Cuando Alejandro
Amenábar ha querido debutar en el cine no ha venido
ninguna televisión ni ningún productor a producirle la
película, sino José Luis Cuerda; cuando Icíar Bollaín ha
debutado en el cine, no le ha producido la película
ningún productor ni ninguna televisión, sino Fernando
Colomo; cuando yo he debutado en el cine se han juntado tres directores para producirme la película. Tengamos en cuenta un figura que se desprecia mucho: el
director en muchas ocasiones también es productor de
esa película. ¿Por qué va a tener que aceptar alguien
como Almodóvar que, al cerrársele las ventanillas donde
puede vender su película, lo único que pueda ser es un
empleado? ¿Por qué? Es alguien que sabe de cine y debe
tener recursos para producir y para producirse a sí
mismo. Por eso es importante respetar la figura del productor independiente y también exigirle. ¿Qué sucede?
Que el productor independiente, como pasa en Estados
Unidos, no suele tener dinero para producir una película
y a lo que se dedica es a buscarlo, pero con el talento,
que es todo eso de lo que os hablaba antes. Por ello,
deben salir de la ley también con unas limitaciones a su
poder en la creación de productoras y en la participación,
porque si el mercado lo dominan ellos no es muy difícil
que digan: entre coproducir contigo y poseerte, te poseo.
Tenemos que evitarlo, porque nos cargaremos la industria cinematográfica y seremos todos unos empleados.
Es muy importante que la industria tenga una cierta
flexibilidad, una cierta independencia. Yo, por ejemplo,
con una película como Soldado de Salamina me habría
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visto incapaz de ponerla en pie si no hubiera existido una
televisión pública. Era un proyecto que les parecía alucinante, como les debe parecer la historia de Ramón
Sampedro; las televisiones no están por eso, sin embargo
el cine sí tiene que estarlo. Si el cine va a ser igual que
televisión, hay que apagar el cine y marcharnos. El cine
tiene que ser muy diferente a la televisión porque es otra
cosa, y las televisiones tienen que entenderlo. ¿Qué
sucede con esto? ¿Cuál es la actitud de las televisiones
públicas respecto a esto? He oído que reclaman que su
participación de ingresos esté desvinculada de lo que
reciben en forma de subvención, es decir que ellos
hablan de sus ingresos y dejan la subvención fuera; pero
estamos hablando de que la subvención es intrínseca, es
algo que viene del Estado y que debe ser usada entre
otras cosas para hacer lo que el Estado le demanda. Me
parece increíble que dejemos fuera aquello que el Estado
les entrega. Con más razón casi entendería que dijera:
no la subvención no se puede quedar fuera y se tratara
de negociar el resto. Estos temas son muy importantes a
la hora de sacar la ley adelante; que eso quede claro, no
sintáis ninguna culpa ni ninguna sensación de que estáis
pisando los pies a gente muy poderosa. Sé lo que es para
los políticos tener los telediarios y los editoriales de los
periódicos en contra; por supuesto que lo sé. No tengáis
miedo; vosotros me lo habéis dicho y yo os lo repito.
Amenazan mucho con eso; el primer comunicado de
Uteca acababa diciendo: Pondremos todos nuestros
medios escritos y audiovisuales para luchar contra esta
ley. Eso me pareció una amenaza que no sé por qué no
lo han denunciado los periódicos; ironizando, no lo han
hecho porque sería denunciar al jefe. Oyes esas cosas y
te dan cierto miedo. Hay que tener cuidado con esos
asuntos pero ¡atención! hecha la ley, hecha la trampa,
como dice el refrán. Tened cuidado porque la ley, en
algunos momentos puede acabar favoreciendo al que no
necesita serlo, y eso en la ley es una responsabilidad; no
estamos como para tirar el dinero. No podemos hacer
una ley, salir todos contentos y al final acabar subvencionando a Telecinco o a Antena 3, con los ingresos que
tienen. ¡Por favor, cuidado! Subvencionemos la industria
española pero no a quien no lo necesita porque entonces
estaremos contradiciendo lo que ellos mismos atacan.
Hay que tener cuidado, es muy importante que no se
manipule; veníamos de una corrección para que no se
manipulara.
Los exibidores. ¿Qué podemos hacer con el enfado
de los exhibidores en relación con la cuota? Me da la
sensación de que los distribuidores están enfadados por
algo que no dicen. Hoy en un periódico sí aparecía más
o menos bien contado qué es lo que no dicen y qué les
molesta tanto, que son los porcentajes que las majors les
están imponiendo. Verdaderamente los que les están
exprimiendo y machacando son a los que sirven. Les
están machacando y ellos tratan de mezclar el cine
español en esto para ver si con la ley pueden luchar
contra las majors. Solo faltaría que una ley de cine
español acabe subvencionando al cine americano, con-
fusión en la que a veces hemos caído. Dicen: Nosotros
aceptamos la cuota pero, a cambio de aceptar este castigo, que nos den dinero. Quiero recordar que, además
de recibir dinero para reciclar sus salas, y en el futuro
seguirán recibiéndolo, no podemos apoyar a unas salas
donde mayoritariamente lo que se ofrece es cine americano. Yo soy el primero —en esto estarán de acuerdo
conmigo todos los elementos que forman el cine, desde
el primero al último: actores, directores, productores,
etcétera— que estoy abierto a que el Estado ayude a las
salas, pero a las que garanticen, por ejemplo, un 51 por
ciento de películas europeas en ellas; a esas sí podemos
ayudarlas. No podemos ayudar a que los americanos
traigan todavía más películas porque sería absurdo; sería
como ayudar al poderoso porque no es suficientemente
poderoso. Si quiere usted una sala ayudada por el Estado
será con este compromiso. Aquí es donde hemos hecho
mal muchas cosas a lo largo del tiempo. Dijimos: ¿qué
debemos hacer con las televisiones? Con las televisiones
solo estamos corrigiendo lo que se hizo mal en origen,
que es no especificarles aquellos compromisos que
adquirían cuando pedían tener una televisión; es decir si
quiere tener una televisión ha de respetar estos compromisos. Como eso siempre se hace de modo muy turbio
y nadie sabe por qué le otorgan una concesión de televisión a uno —gana un partido y se la dan a unos y gana
otro partido y se la dan a otros— a los demás nos queda
siempre la duda de si a lo mejor interesa no pedirles
nada. Cuanto antes esté aclarado mejor porque así en el
futuro se discutirá menos. Es muy importante respecto
al futuro —esto también tiene que ver con la piratería—
qué vamos a pedir a los siguientes elementos que van a
ser portadores de imagen, portadores de historias.
Estamos asistiendo a una revolución de la que también
son víctimas los cines pero tratan de negarlo, que es una
revolución del consumo del cine (telefonías, canales
digitales, canales específicos, internet, etcétera). ¿Vamos
a quedarnos de brazos cruzados y a tener que rehacer la
ley pidiéndoles cosas para que cuando lleven diez años
creyendo que son los dueños del cotarro digan: vienen
a quitarnos 5.000 euros de aquí? Hay que prevenir lo que
está ocurriendo y saber que esas personas tienen que
adquirir unas responsabilidades también. Yo no digo que
aquí hagamos como en Francia, donde las televisiones
están comprometidas a dar el 12 por ciento o las radios
a poner el 40 por ciento de música en francés. Ya
sabemos que el modelo francés aquí es lo peor; incluso
creo —hablábamos de Jacques Lang antes— que el
modelo francés de alguna manera muere de éxito, ya que
como en tantas otras cosas genera una especie de funcionariado masivo y poco competitivo. No debemos caer
en eso; el que da dinero, en este caso el Estado, debe
tener muchísima responsabilidad. Me gustaría que el
Estado tuviera cara y ojos cuando da dinero al cine para
así yo, como consumidor, poder reclamarle mejor,
porque reclamar por una cosa en la que están Amenábar,
Almodóvar, etcétera es muy difícil. Entonces se podría
reclamar por qué a este sí y a este no; que alguien
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adquiera responsabilidad no está mal. No está mal que
se adquieran responsabilidades.
Yo no creo en el dinero para todos, tirarlo y que lo
coja el que más corra. Hay que perseguir el fraude de las
empresas cinematográficas que hacen películas ya costeadas o que están llenas de parches y hay que buscar
quién es el responsable de ellas. Antes hablábamos de la
televisión. Parece que las televisiones no tienen ejecutivos decidiendo las películas que hacen. Cuando se
equivocan durante cuatro años habría que decir: este se
ha equivocado o este ha acertado, esta televisión ha
tenido más acierto que esta, etcétera. Hay que juzgar, no
hay que tener miedo, pero no acabemos subvencionando,
por favor, al cine americano o a los canales de televisión;
me parecería tristísimo y entonces sería inútil que yo
hubiera venido aquí. He venido a pelear por unas ayudas
no para la gente que vive muy bien y está forrada, sino
para la que está empezando, quiere hacer su primera
película; ni siquiera he venido a pedir ayuda para mí,
porque yo y muchos como yo estamos más o menos
consolidados y con muchas puertas abiertas para costear
nuestras películas. Solo faltaría que yo acabara consiguiendo dinero para los que están por encima de mí. Eso
es muy importante para nosotros respecto a la televisión.
He oído hablar de éxodo de creadores. Es bastante
preocupante, tiene que ver con dos cosas: una, el desprestigio que —evidentemente no en esta sala, pero sí
fuera de aquí— parece que hay sobre el cine español,
que lleva a muchos creadores a irse fuera, y tampoco
estamos inventando la pólvora. Ya sabéis que Buñuel es
el gran director de cine español seguramente porque se
fue; si se hubiera quedado aquí no sé si habría hecho
muchas películas, era otra época. ¿Qué ocurre? Que
cuando uno se va parece que lo que trae es mejor porque
viene de fuera. Pues hay que tener cuidado, porque hay
muchos directores que se están empezando a marchar y
prefieren venir con una película hecha fuera porque
parece que es mejor recibida.
El desprestigio nos importa a todos. Cuando se
machaca públicamente a todo un gremio, a todo un cine,
el daño está hecho. ¿Qué daños acarrea? Entre otros el
pirateo, que en España es de la magnitud que es porque
el cine aquí ha estado considerado como la cosa más
despreciable del mundo y que hacen unos subvencionados de mierda que además son todos del Partido
Socialista. Ante eso lo que extraña es que no nos hayan
dado una paliza por la calle, aunque alguno a veces
hemos creído que nos la iban a dar. La primera cosa para
evitar el pirateo es prestigiar el producto. A nadie se le
ocurriría decir: como me puedo descargar el Guernica
por internet ya no lo voy a ver al Reina Sofía. ¿Por qué?
Porque el Guernica tiene un prestigio, es algo absolutamente preservado y conservado y hay que verlo en su
lugar. El cine, en cambio, lo hemos desprestigiado
mucho; vamos a intentar prestigiarlo todos. ¿Qué puede
hacer la ley? Buenas películas. Hagan buenas películas
y ya verán cómo lo prestigian. Cada buena película
española hace más por el cine español que todo lo que
podamos decir aquí esta tarde. Una de las cosas que
podemos hacer es utilizarla. La piratería sólo tiene una
cosa buena, que delata el interés de la gente hacia un
producto.
Lo que viene a decir la piratería es que la nueva
sociedad que nos está esperando ahí considera imprescindible el lenguaje audiovisual. Adelantémonos, trabajemos con ella también. No tratemos solo de meter en la
cárcel a los chicos que piratean en sus casas. Piratean
porque pueden hacerlo, porque lo tienen a su disposición,
porque lo tienen fácil y porque no tienen ninguna oferta
cercana. ¿Están los archivos de la Filmoteca a disposición del consumidor con todos los medios que tenemos?
Yo he hablado aquí de El extraño viaje, pero ahora un
chaval a lo mejor la encuentra antes en el eMule que en
una página institucional, que debería ser algo accesible.
No seamos bobos, la gente está ahí, quiere saber y quiere
llegar a todo con el menor coste posible. Vamos a crear
esos campos para que llegue. La piratería tiene una
fuerza; no es la fuerza de los piratas, es la fuerza del
nuevo consumo. Si nos cerramos al nuevo consumo
estaremos haciéndonos un flaco favor. Por eso la ley debe
hablar del nuevo consumo y debe empezar a trabajar en
cómo va a ser ese nuevo consumo y crear las vías.
Muchas de las películas van a dejar de ser de hora y
media y de ficción, va a haber muchísimos elementos
nuevos. Tenemos que estar ahí, porque si no seremos lo
mismo que los vendedores de iPod que están siempre
contra la Ley de Propiedad Intelectual. Normal, ellos lo
que quieren vender son iPod. Cuanto más baratas sean
las canciones, menos tengan que pagar y puedan meter
más sin pagar derechos, más tecnología venden. ¿Pero
nos vamos a rendir ante dos importadores de tecnología,
dos empresas, en vez de ante 85.000 creadores? Yo creo
que no. Tendremos que defender que lo que vaya dentro
sea nuestro, y que lo que vaya dentro se pague en unas
proporciones, porque si no estamos favoreciendo a unos
señores de Taiwán que están pagando una basura a unos
pobres esclavos para que vayan poniendo los chips y
ellos se forren en California o en Silicon Valley. Yo
defensor de los altos fabricantes de tecnología no soy.
¿Que me parten la cara por decir que defiendo a los
creadores? Pues sí, me la parten y ya está, no pasa nada,
pero no me lo voy a callar. Cuando estaban en campaña
electoral en Cataluña alguien me dijo que Montilla no
quería hablar de la Ley de Propiedad Intelectual porque
él venía del Ministerio de Industria y tenía muy buenas
relaciones con los importadores de alta tecnología, véase
iPod, ordenadores, etcétera. Yo dije: Perfecto, pero esto
hay que decírselo a los Estopa para que no vayan a
cerrarle el mitin con un concierto, porque luego bien que
piden y bien que se nos llena a todos la boca con la
defensa. La defensa hay que hacerla desde el principio.
Entre dos señores con unos contenedores que llegan al
puerto de Barcelona y los demás no hay que tener miedo.
Por eso, las leyes a veces tienen que enfadar a alguien.
También me gustaría ser el hada madrina y decir: quiero
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llevarme bien con todo el mundo, ser feliz y hacer una
película que le guste a todos. Yo también hago una película y no les gusta a algunos, pero tendré que hacer la
que yo quiera.
Promoción en las teles, perfecto. Siempre que no sea
forzado y se vuelva en contra. Siempre que sea algo
natural y que esté bien hecho, por supuesto; eso falta.
Una de las razones por las que el cine español no se
puede promocionar es porque los distribuidores antes
nos adelantaban un dinero apostando por una película.
Ahora se cruzan de brazos y dicen: tú gástate tu dinero
en promocionar la película y yo, si entra, lo reparto
contigo, pero si no entra te la quito; es decir, el riesgo
solo está asumido por los que hacen la película y es muy
complicado. El riesgo en el proceso de lanzamiento de
una película lo tienen que asumir todas las partes. Las
televisiones por un lado dicen: queremos promocionar
el cine, y las salas replican: pero queremos que el cine
esté solo seis meses en explotación en salas para que así
la gente vaya y no crea que va a estar rápidamente en las
teles. Las teles aducen: recibimos un producto un año y
medio después, gastado, y toda promoción que se hizo
ya no nos sirve. Hay que decidir, no podemos satisfacer
a todos. Aunque parezca que el único enemigo que tienen
ellos es el cine español, no es cierto. Ellos tienen muchísimos enemigos. Lo que pasa es que en la prensa les
interesa decir que el único enemigo somos nosotros,
porque así parece que quedan mejor. Es como antes,
cuando uno se metía con Perales sabía que nadie le iba
a criticar; te podías meter con Perales. El cine español
es eso: tengo un problema con las majors, voy a decir
que es el cine español; tengo un problema de ventanillas,
voy a decir que la culpa es del cine español; tengo un
problema de pirateo, la culpa es del cine español. ¡No,
hombre no! El cine español tiene su porcentaje grande
de culpa, pero no toda.
Hablábamos de Francia, del ministro Lang, del funcionariado. Hay que estar en contra. Francia tiene una crisis
verdadera, tiene muchísimo cine, tiene muchísima aportación. El problema que tiene es de creadores, pero tiene
un 40 por ciento de cuota de pantalla. ¿Qué sucede?
Hablábamos de las coproducciones. ¿Qué se necesita
para que una película sea española? Sentido común,
guíense por el sentido común. ¿Qué hace a una película
española? Les voy a recordar las tres películas más subvencionadas por los diferentes gobiernos de nuestra
nación este año: Asterix, que es francesa; una que va a
hacer Polanski en los estudios de la Comunidad Valenciana y la película de Woody Allen. Resulta que los
cineastas más subvencionados somos los españoles.
¡Cuidado de nuevo! No les ayudemos tanto que se instalen aquí. Uno va fuera y ve que nos toman por tontos.
Hace unos años en Hollywood, en el mercado del cine,
me preguntaban: ¿Qué ha pasado con las televisiones
españolas? ¿Se han vuelto locas? Son las que más pagan
del mundo por las películas americanas. Era imposible
explicarles que había una guerra entre Vía Digital y
Canal Plus por quedarse los derechos de las majors.
Todavía Canal Plus está tratando de pagar las deudas de
los contratos que firmó por una guerra que, aunque
parezca una tontería, era política. Tratemos de mezclar
lo menos posible la política en esto, porque en lo que sí
nos han dado una lección los franceses es en que con su
cultura no se juega; su cultura la defienden, la mueven
y la llevan a cualquier parte. El otro día hablé con el
nuevo ministro, al que no conocía, y le pregunté: Tú, que
has estado en los institutos Cervantes, ¿qué opinión
tienes del cine español? Me dijo: Es lo mejor; no puedes
organizar ningún acto y tratar de llenar el Cervantes sin
que haya cine. Es uno de los reclamos mayores en el
extranjero y, sin embargo, el Gobierno español no usa
ese puente para exhibir películas ni para tratar de llevar
a gente. No tenemos lo que deberíamos tener. ¿Qué
ocurre con Latinoamérica? Que están en crisis económica. Lo que pagan por una película española no es
dinero; se regala para que la pueda poner un argentino,
porque están masacrados por el cine americano. Viven
lo mismo que nosotros, pero sin ese 13 por ciento en el
que nos movemos. ¿Qué ocurre? España tiene la madurez
suficiente para poder inventar algo ahí. ¿Por qué no
hacemos una línea de explotación y exhibición de ida y
vuelta entre las capitales latinoamericanas y España?
¿Por qué no llevamos el cine, una vez que ya ha pasado
por los mercados, y tratamos de que se vea, de que se
aprenda a apreciar? Los americanos, que son muy
hábiles, ¿sabéis lo que han hecho en China? La han
invadido de sus películas de pirateo, se las han regalado.
¿Para qué? Para crear adicción, no son tontos. Cuando
se conoce a Julia Roberts hay un momento en el que se
quiere ver lo siguiente. Los chinos no sabían quién era,
pero ya les han enseñado los americanos a saber quién
es. (Risas.) Han perdido dinero durante unos cuantos
años para ganar muchísimo en los próximos, cuando
empiecen a dominar el asunto. Los españoles estamos
maduros para hacer eso. Tenemos que inventarnos una
línea de exhibición latinoamericana, aprovechar nuestra
lengua, que es un puente total. Nuestras lenguas son
absolutamente amadas en Latinoamérica, igual que a
nosotros nos encanta el cine brasileño y no lo consideramos cine hablado en español, sino cercano a nosotros.
Así consideran ellos al cine hablado en catalán, cuando
yo he estado allí.
Por cierto, me hacía mucha ilusión poder discutir con
el diputado de Esquerra Republicana, pero no ha venido.
Cuando vaya a Barcelona —como yo soy medio catalán
por mi familia— les diré a mis amigos de Esquerra que
fui a hablar a un sitio donde creía que iba a estar Esquerra
pero no vino. No sé si eso es normal, si pasa habitualmente, sobre todo cuando parece ser que va a ser uno de
los grandes opositores a la ley por invasión del Estatuto;
me gustaría haberle explicado lo que pienso sobre ello.
Estaremos dispuestos a oír la fórmula mejor que
inventen, pero no sé si los cineastas catalanes están de
acuerdo con ellos o es solo un brindis o un paripé electoral. Cuando a los cineastas nos entrevistan en los
periódicos lo que queremos también es hacer promoción,
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y los políticos muchas veces lo que hacen es promoción
local, pero me hubiera gustado poder escuchar sus
razones para oponerse y haber dicho las mías. Puedo
estar de acuerdo con ellos, porque he de decir que Cataluña es un lugar privilegiado para hacer cine en España,
si lo comparo por ejemplo con Madrid: 11 millones de
euros de la Generalitat catalana el año pasado para su
fondo cinematográfico y cero el de Madrid. Lo que
quiero es que Esquerra se presente por Madrid. Vamos
a ver si lo consigo.
El boca-oreja. Por supuesto, el cine español necesita
del boca-oreja. Os voy a poner un ejemplo que a lo
mejor os va a sorprender. Hay una película en cartelera
todavía que se llama Bajo las estrellas. Esta película,
producida por alguien que también es director y con la
participación de Televisión Española, fue rechazada por
todos los distribuidores que actúan en España. La ha
distribuido una empresa muy joven, a la que además
felicito por el éxito que ha tenido. Después de ser rechazada por todos fue la película multipremiada en el
Festival de Málaga; al día de hoy lleva dos meses en
cartel y sigue en salas; es la película que hace más media
por copia y nadie se avergüenza ni de la película ni del
éxito que tiene y no creo que haya vaciado ninguna sala,
y les aseguro que la habrían quitado si estuviera
vaciando las salas, porque no hay nadie interesado en
que esté ahí. Boca-oreja, claro que sí. Nadie había oído
hablar de esa película el día que se estrenó; se han
hablado unos a otros. Si le das tiempo y es buena crece;
si no le das tiempo muere. El otro día Jaime Rosales
denunciaba en un periódico que su película, en lugar de
crecer, después de hacer una media alta por sala, había
decrecido; esto pasa, que no les engañen. Aquí han
venido algunos a decir que son víctimas y grandes perdedores de esta ley, pero no son perdedores. Lo que yo
no puedo entender es a unos señores que poseen el 60
por ciento de las salas de cine en España que son consorcios de seguros con sede en Ginebra. ¿Qué implicación tienen esos señores en el cine, no ya español, sino
en la sala de cine española? Se la refan-finfla. Yo tengo
que mantener que el que tiene una sala la defienda,
porque en esta ley nos hemos olvidado de una cosa muy
importante —acabo con esto—, que es el consumidor.
Este no ha estado aquí presente nunca. Hemos hablado
de los creadores y han hablado los elementos de la
estructura, pero ¿el consumidor? ¿Es que acaso un señor
en Valladolid no tiene derecho a ver una película? Si los
exhibidores no la quieren poner en Valladolid el Estado
tendrá que decir: Vamos a inventar una red o vamos a
favorecer a las salas que llevan esas películas allí, pero
lo que no vamos a favorecer es que Valladolid se quede
en el apagón. Digo Valladolid, pero puedo hablar de
cualquier ciudad, porque el mapa de la distribución de
cine en España es cada vez más penoso. En Madrid
gobierna el mejor alcalde de España con unos resultados
maravillosos y que además es una persona muy culta
—es un placer encontrar un político que tiene esa cultura—, sin embargo no hay más que pasear por su
ciudad para ver el cierre constante de salas, que se han
transformado por el pelotazo inmobiliario en sitios de
venta de ropa o en franquicias de cadenas de comida.
Yo digo: No vayas tan orgulloso por el mundo. Date un
paseo por París y comprueba lo que han hecho los franceses. No hay barrio sin cinco salas de cine; política de
proximidad: gente mayor que puede ir al cine porque
no tiene que irse en coche a un centro comercial… Yo
no quiero subvencionar que para ver cine haya que irse
a Guadalajara en coche, quiero subvencionar que el cine
lo tenga un señor en Entrevías o en Vallecas, que son
barrios de 100.000 personas que no tienen cines cerca
y que en muchos casos son de gente mayor y adolescente. Eso es lo que tiene que decir la ley. Yo estoy
dispuesto a ayudar a los exhibidores si hacen esto. Si
hay un barrio donde no hay cines y un señor abre uno,
ayuda del Estado; pero viendo qué va a poner en ese
cine. No más de lo mismo, no. Se compromete a esto,
esto y esto; perfecto, tienen a los cineastas de su parte.
Con las televisiones pasa igual. Para mí no son enemigas, son asociadas; las necesitamos. Cuando una
película nuestra va bien se alegran ellas y nos alegramos
nosotros. El cine tiene una cosa maravillosa: cuando una
película va bien, se deja dinero en muchísimos sitios.
Esto no puede ser el individualismo total: lo quiero todo
para mí; el dinero hay que repartirlo. Si una película va
bien el éxito es de muchos.
Creo que se me olvidan cosas, pero os estoy dando
una lata espantosa, así que os doy las gracias y os digo
de nuevo que es un placer poder hablaros aquí. Espero
que la ley que salga los cineastas españoles la puedan
defender. Acordaos de la anécdota —la cuento para
acabar— de Buñuel, también cineasta, el gran surrealista, que dijo: Yo una vez soñé que me moría, abrían mi
testamento y decía: lego toda mi fortuna a John Rokefeller III. (Risas.) Es decir, que todo esto de la ley y que
den hostias al cine español no haya servido para que
tengan más dinero los que ya se están forrando con todo
esto. Si el dinero del cine va a alguien, que sea a la gente
que tiene debutar, a la que no puede estrenar sus películas, o que las estrena dos semanas, o que no tiene
dinero para la promoción. Si el dinero va ir para Tele 5
y Antena 3 de verdad que me vais a tener en contra todos
los días de mi vida; incluyo en esto a Cuatro y a La
Sexta, que me parecen todavía peor, porque aún estoy
esperando a ver qué actitud tienen respecto al cine. Nos
pasa eso, que se van dando concesiones pero nadie les
dice lo que tienen que hacer. Perdonad que me haya
extendido mucho.
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don
David Trueba. Ha sido un placer tenerle aquí. Hemos
aprendido muchísimo. Al menos yo he aprendido muchas
cosas, y no solo con usted sino también con otros comparecientes. A veces hacer leyes, con independencia de
los resultados que obtengan, tiene un efecto bueno y es
que permite una reflexión de fondo sobre determinadas
cuestiones. Ahí desde luego la aportación de los compa-
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recientes es decisiva, porque son ustedes los que lo viven
en primera persona, cada uno desde su trinchera. Verdaderamente es un placer haber aprendido de todas estas
horas que llevamos de gran intensidad, han sido muy
útiles. Le puedo asegurar a usted y a los demás comparecientes que han sido verdaderamente útiles. Muchí-
simas gracias, por su aportación. Procuraremos hacer la
mejor ley posible, a fin de que el cine español tenga una
larga y buena vida.
Se levanta la sesión.
Eran las cinco y cuarenta minutos de la tarde.
Edita: Congreso de los Diputados
Calle Floridablanca, s/n. 28071 Madrid
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