soberania popular y otros valores en la

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En la celebración del segundo centenario de la Constitución de
Apatzingán, preparé un texto que pongo a su disposición.
SOBERANIA POPULAR Y OTROS VALORES EN LA
CONSTITUCIÓN DE APATZINGÁN
Francisco José Paoli Bolio
Instituto de Investigaciones Jurídicas,
Universidad Nacional Autónoma de México
1. Los Sentimientos de la Nación.
En la asamblea de Chilpancingo llamada Congreso de Anáhuac,
que
buscaba
instituciones
elaborar
políticas
una
de
Constitución
para
América
mexicana
la
establecer
como
las
país
independiente, el generalísimo José María Morelos y Pavón, formuló
un documento fundamental escrito de su puño y letra: Los
Sentimientos de la Nación. Ese documento tenía el propósito de
enunciar
los
criterios
básicos
para
inspirar
aquella
Norma
Fundamental primigenia. La lucha insurgente había tenido éxitos y
avances, pero la dominación española seguía prevaleciendo en la
mayor parte de las provincias de la Nueva España. La insurgencia
independentista requería símbolos claros y un programa para avivar
esa lucha. El cura José María Morelos y Pavón, convertido en el
generalísimo del ejército popular independentista, tenía buenos
1 asesores jurídicos, que lo eran también políticos. Atendiendo a sus
consejos, Morelos escribió de su puño y letra ese documento en el que
interpretaba, con una perspectiva liberal, progresista, cristiana y
justiciera, los sentimientos de buena parte de la nación, es decir de los
criollos, mestizos e indígenas nacidos en suelo americano.
El documento fue presentado por el propio Morelos a los
diputados Constituyentes, el 14 de septiembre de 1813, y consta de 23
puntos que vale la pena recordar aunque sea someramente: el primero
es la declaración de que la América mexicana es libre e independiente
de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía. El segundo
es que la religión católica es la única, sin tolerancia de otras. El tercero
es que los ministros de esa religión debían sustentarse con las
obvenciones que el pueblo libremente quisiera pagarles como
devoción y ofrenda y no las muchas que habían cargado los gobiernos
virreinales. El cuarto es un poco críptico pero quiere impugnar la
dictadura hispánica que prevalecía en Nueva España: “se debe
arrancar toda planta que Dios no plantó” (de acuerdo con el evangelio
de Mateo, Capítulo XV). El quinto establece un principio político
fundamental: “la Soberanía dimana inmediatamente del pueblo” el cual
la deposita en sus representantes, “dividiendo los poderes en
legislativo, ejecutivo y judicial, eligiendo las provincias sus vocales y
estos a los demás que deben ser sujetos sabios y de probidad.” El
sexto se refiere a los poderes mencionados y los que van del séptimo
al décimo, prescriben que los puestos públicos serán para los
americanos y sólo excepcionalmente para los extranjeros libres de
toda sospecha de coalición con los dominadores españoles.
2 El undécimo se explica por sí solo: “Que la Patria no será del
todo libre y nuestra mientras no se reforme el gobierno, abatiendo el
tiránico, sustituyendo el liberal, y echando fuera de nuestro suelo el
enemigo español que tanto se ha declarado contra esta nación.”
El duodécimo también lo reproduzco íntegro por su enorme
significado de justicia, confianza en el derecho y sensibilidad social:
“Que como la buena ley es superior a todo hombre las que dicte
nuestro congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y
Patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se
aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la
ignorancia, la rapiña y el hurto.”
El décimo tercero establece la igualdad de todos ante la ley. El
décimo quinto proscribe la esclavitud y la distinción de castas
“quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el
vicio y la virtud.” El décimo séptimo protege la propiedad y la
seguridad del domicilio. El décimo octavo rechaza la tortura en la
nueva legislación. El décimo noveno prescribe la celebración del 12 de
diciembre en honor de la Virgen de Guadalupe, que estaba
incorporada desde Hidalgo a los estandartes de la lucha insurgente. El
vigésimo establece que no se aceptará que tropas extranjeras pisen
nuestro suelo. El vigésimo primero prohíbe las expediciones fuera de
los límites de nuestro territorio. Y el vigésimo segundo suprime “los
tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada
individuo un cinco por ciento en sus ganancias u otra carga igual de
ligera, que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo u
otros; pues con esta contribución y la buena administración de los
3 bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y
honorarios de empleados.”
El último punto se refiere a la consagración del 16 de septiembre
como el aniversario “en que se levantó la voz de la Independencia, y
nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se
abrieron los labios de la Nación, para reclamar sus derechos y
empuñó la espada para ser oída, recordando siempre el mérito del
grade héroe el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio
Allende.”
2. La Constitución de la América Mexicana.
La Constitución de Apatzingán fue elaborada por juristas que
acompañaban a don José María Morelos y Pavón, en su lucha por la
independencia de México y sólo estuvo vigente un breve tiempo en los
territorios del centro occidente de México que el generalísimo pudo
liberar.
La influencia de la Constitución de Cádiz, promulgada en Cádiz,
España, en 1812 sobre la de Apatzingán es notable. Las dos tienen
clara inspiración liberal, acogen el principio de división de poderes y
establecen algunos derechos individuales. Morelos declara que
España debía ser vista como hermana y no como dominadora de
América. Las dos son constituciones están compuestas de dos partes,
una amplia orgánica y una pequeña aunque significativa parte
dogmática que estipula derechos humanos1.
1
) Incluye los siguientes: libertad civil (artículo 4); propiedad (artículos 4, 10, 172, 294 y 304), libertad
personal (artículo 172 numeral 11); libertad de imprenta (artículos 131. 24 y 371); prohibición de privilegios
(artículo 172.9); igualdad contributiva (art. 339); inviolabilidad del domicilio (artículo 306); derecho de
4 La Constitución de Cádiz en su artículo primero se refiere a la
Nación española, que define como “la reunión de todos los españoles
de ambos hemisferios”. La de Apatzingán define en su artículo primero
a la religión católica, apostólica y romana, como “la única que se debe
profesar en el Estado”. La gaditana se refiere a la religión en su
artículo 12, y aunque no dice que debe ser la católica la religión del
Estado, señala que es la religión de la Nación española “y prohíbe el
ejercicio de cualquier otra”. Hay pues una disposición similar en ambas
constituciones, con pequeños matices de diferencia.
En la de Cádiz el artículo 2º ( y hasta el 4º) se refiere a la Nación,
en la que hace residir la soberanía (artículo 3º). En la de Apatzingán
también viene en el artículo 2º la definición de soberanía, pero la hace
residir en el pueblo y no en la Nación como lo hace Cádiz. Claramente
la influencia mayor en esta definición de Apatzingán es la de la de la
Constitución de los Estados Unidos de América.
Ambas
Constituciones
regulan
los
tres
poderes
clásicos,
legislativo, ejecutivo y judicial, definiendo los órganos y las funciones
que dependen de cada uno y los límites que ellos tienen. La
Constitución de Cádiz define en primer lugar al Gobierno, su fin
primordial (“la felicidad de la Nación”) y la forma que éste adopta:
“Monarquía moderada hereditaria”.
La Norma de Apatzingán habla del Supremo Gobierno, pero como
la soberanía reside en el pueblo, considera que sus representantes,
los diputados electos por los ciudadanos (artículo 5º), son los que la
ejercen, debiendo elegir éstos, en sesión secreta a tres individuos que
denuncia de las infracciones constitucionales (artículo 374); derecho a un proceso público (artículo 302),
habeas corpus (artículos 291 a 301) y principio de nulla poena sine lege (artículo 287).
5 integren el supremo gobierno (artículo 151). Es decir la Constitución
de Apatzingán no se pronuncia por una monarquía (poder unipersonal)
como lo hace la gaditana, sino por un triunvirato, aunque no se
pronuncia por la formación de una república, sino que sigue el
esquema de gobierno semejante al de la Constitución gaditana.
Ambas normas fundamentales desarrollan en el mismo orden los
poderes legislativo ejecutivo y judicial, sus órganos y funciones.
Empiezan por el poder legislativo y siguen con el ejecutivo y el judicial.
En el caso de la gaditana, el legislativo se deposita en las Cortes, que
tienen un desempeño fundamental, porque no está presente el
monarca que tiene a su cargo el ejecutivo. Las Cortes se convierten
los dos primeros años de vigencia de la Constitución de Cádiz (18121814) en el principal conductor del Estado español hasta que el rey
regresa a España, deroga la Constitución doceañera y persigue a
diputados que se destacaron en sus posiciones liberales y anti
absolutistas. La de Apatzingán es una Constitución que se prepara,
discute y promulga en territorio insurgente, en guerra con el ejército
español manejado por el Virrey. Su aplicación es precaria y reducida.
Su condición es sobre todo la de una norma insignia que representa
aspiraciones a la independencia y la formación de un nuevo Estado
mexicano o como dice el preámbulo del Decreto que la promulga: Una
Constitución para la América mexicana, sancionada en Apatzingán el
22 de octubre de 1814.
La Constitución de Apatzingán, establece un antecedente de lo
que será el sistema federal que se adoptaría, una vez lograda la
Independencia, en la Constitución de 1824, cuando apunta las 17
6 provincias que comprende la América mexicana. Los términos exactos
de la Norma de Apatzingán son los siguientes:
“Artículo 42. Mientras se haga una demarcación exacta de esta
América mexicana y de cada una de las provincias que la componen,
se reputarán bajo de este nombre y dentro de los términos que hasta
hoy se han reconocido las siguientes: México, Puebla, Tlaxcala,
Veracruz,
Yucatán,
Oaxaca,
Técpam,
Michoacán,
Querétaro,
Guadalajara, Guanajuato, Potosí, Zacatecas, Durango, Sonora,
Coahuila y Nuevo reino de León.”
La Constitución de Apatzingán establece el juicio de residencia
para los funcionarios públicos que han concluido su mandato (artículos
212 a 231).
En la Constitución de Cádiz el poder legislativo se deposita en las
Cortes. En la de Apatzingán en el Supremo Congreso. Ambos cuerpos
se previene serán integrados por diputados electos por los
ciudadanos.
En cuanto a la parte dogmática de ambas constituciones hay que
apuntar, que la Constitución de Cádiz otorga a los ciudadanos -que ya
no súbditos- los siguientes derechos políticos:
- obtener empleos municipales y elegir para ellos en los casos
señalados por la ley (artículo 23);
- ser nombrados electores con derecho a elegir diputados a
Cortes (artículos 59 a 103).
También les otorga el derecho a un debido proceso (artículo 244).
El artículo 247 dice claramente: “Ningún español podrá ser juzgado en
causas civiles ni criminales por ninguna comisión, sino por el tribunal
7 competente, determinado con anterioridad por la ley.” El 254
establece: “Toda falta de observancia de las leyes que arreglan el
proceso en lo civil y en lo criminal, hace responsables personalmente
a los jueces que la cometieren.”
El artículo 303 de la Constitución gaditana prohíbe el tormento y
los apremios; el 306 establece la inviolabilidad del domicilio.
El artículo 371 establece un derecho político fundamental, que la
Norma gaditana concede a todos los españoles: “la libertad de escribir,
imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia,
revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las
restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes”. Esta
libertad de imprenta y publicación de las ideas políticas, abre paso a
otras libertades que se gestan tras la difusión de las ideas.
3. Consideraciones finales
Me parece que puede ser muy significativo decir, en esta
conmemoración bicentenaria de la Constitución de Apatzingán, que
ella es el fundamento pionero del Estado mexicano, como lo hace
Miguel González Avelar.2 Porque en efecto esa Constitución otorga el
derecho del sufragio a todos los ciudadanos en quienes concurran los
requisitos que prevenga la ley (artículo 6º). Establece que se reputan
ciudadanos de esta América todos los nacidos en ella (artículo 13).
Garantiza la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (artículo 19).
El debido proceso al que debe sujetarse un juicio está encaminado en
el artículo 21, que señala “Solo las leyes pueden determinar los casos
en que debe ser acusado, preso o detenido algún ciudadano.” En el
2
) Cfr. La Constitución de Apatzingán y otros estudios, Sepsetentas, México, 1973, pág. 36
8 artículo 24 declara la obligación de promover y garantizar la igualdad,
seguridad, propiedad y libertad de los ciudadanos; y remata: “la
íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución
de los gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas.” Y el
artículo 27 precisa que “La seguridad de los ciudadanos consiste en la
garantía social: esta no puede existir sin que fije la ley los límites de
los poderes y la responsabilidad de los funcionarios públicos.” La
expresión garantía social, es un afortunado anticipo de los legisladores
mexicanos en 1814. Y el artículo 30 es notablemente señero, porque
sólo se logró ese derecho con una reforma constitucional en el siglo
XXI; dice ese dispositivo: “Todo ciudadano se reputa inocente,
mientras no se declare culpado”. Y el derecho de audiencia del 31:
“ninguno debe ser juzgado ni sentenciado, sino después de haber sido
oído legalmente.” Se garantiza en esta Constitución primigenia el
derecho de propiedad y libre disposición de los bienes propios en el
artículo 34. Y en el 38 se proclama la libertad de comercio e industria.
El 39 impulsa la instrucción pública a todos los ciudadanos y el 40
están consagradas la libertad de expresión y de imprenta.
Puede decirse que la Constitución de Apatzingán, avanza
bastante en sus previsiones generales para establecer derechos a los
ciudadanos, aunque ciertamente recibe la influencia de la Constitución
de Cádiz, claramente en cuando al derecho a un proceso debido,
inviolabilidad del domicilio, la prohibición del tormento y las libertades
de imprenta y publicación.
El gran jurista Mario de la Cueva, que lo fue uno de nuestros
mayores expositores de Teoría del Estado, dice:
9 “La época de Morelos se engrandeció con el primer intento nacional
para dotar a México de una constitución: el héroe enamorado de la
libertad, reconoció que la nación que estaba naciendo necesita una
ley constitucional, porque los pueblos no deben ser gobernados por
los hombres, sino por las leyes (…) La Constitución de Apatzingán de
22 de octubre de 1814, obra del Congreso Constituyente convocado
por Morelos, es de un valor histórico inestimable, no tanto por la
vigencia que haya podido tener, que fue bien poca, pues las tropas
insurgentes no llegaron nunca a dominar el inmenso territorio nacional,
sino porque representa la primera manifestación de fe constitucional
de la nación mexicana y porque contiene una de las más puras y
generosas expresiones del pensamiento individualista y liberal de los
siglos XVIII y XIX.”3
México D.F. a 23 de octubre de 2014
3
) Texto tomado del libro colectivo, La Constitución Política de México, “50 años de Revolución” FCE,
México 1961, pág. 55.
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