Las mujeres: entre la trata y los malos tratos

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Mayo 2013
BOLETIN 2
Las mujeres:
entre la trata
y los malos
tratos
H
an pasado muchos años de
luchas y conquistas para el
conjunto de las mujeres. Sin
embargo, las mujeres, y en especial,
las trabajadoras nos vemos obligadas a
seguir peleando por nuestros derechos
en todo el mundo. Por ejemplo, en
nuestro país, a diez años del gobierno
K, siguen sin concretarse nuestras reivindicaciones más urgentes: el derecho
al aborto legal, el fin de la violencia
patriarcal, el desbaratamiento de las
redes de trata de personas y la culminación de la discriminación a las mujeres en el trabajo. Porque creemos que
para transformar la sociedad capitalista
y patriarcal en que vivimos es necesario un cambio radical, las mujeres
tenemos que pelear ahora por conquistar nuestros más sentidos derechos,
luchando contra la opresión de género
y la explotación de clase.
En la actualidad, la presidenta,
quien a pesar de llenarse la boca
hablando de lo que le cuesta gobernar por ser mujer, no titubea en darle
garantías y subsidios a sus amigos
empresarios y patronales; sostiene la
trama de funcionarios, jueces y proxenetas que comercian con la vida de las
mujeres y que le dan impunidad a lo
más brutal de la violencia patriarcal.
Con la designación del Papa argentino Bergoglio, la presidenta y todo su
gabinete se mostraron entusiasmados,
porque van a seguir gobernando para
la Iglesia, a la que sigue subsidiando.
Mientras tanto las mujeres no tenemos
presupuesto para refugios o atención
frente a la violencia. Con el gobierno
de Cristina queda claro que no basta
con que la presidente sea mujer para
lograr nuestra liberación. Pues ella
no gobierna para su género, sino para
su clase social patronal. Por eso las
mujeres día a día sufrimos la violencia
cotidiana, en los lugares de trabajo,
con las peores condiciones de trabajo, de precariedad y en negro, con
la ilegalidad del aborto que no nos
permite la decisión acerca de nuestros
propios cuerpos y por la que muere
más de una mujer por día por abortos
clandestinos. Es también bajo este
gobierno que se acrecentó aún más
el flagelo de la violencia, donde cada
30 horas muere una mujer por el solo
de hecho de ser mujer, en manos de
sus parejas o ex parejas, resulta alarmante el aumento de femicidios en los
últimos años en nuestro país. También
se incrementaron de manera alarmante
las wiskerias, prostíbulos, y lugares
destinados a la explotación sexual con
el saldo de más de 600 mujeres y niñas
que son secuestradas por estas redes de
trata que cuentan con la impunidad del
poder político, policial y judicial y del
Estado proxeneta que avala este millonario “negocio”, Argentina se convirtió
en un país de origen, tránsito y destino
de la trata.
Es por esto que las Mujeres de
Izquierda Socialista en el Frente de
Izquierda te invitamos a debatir con
nosotras tus experiencias y a organizarte para pelear por nuestro derechos.
Porque la liberación de las mujeres no
vendrá desde el cielo, sino que la tenemos que conquistar en la tierra.
28 Encuentro
Nacional de Mujeres
Este año, se realizará nuevamente el ENM en la Provincia de San Juan, tierra de
mujeres luchadoras contra la megaminería que ampara el gobernador kirchnerista
Gioja. Una vez más, nos reuniremos desde todos los puntos del país para debatir
sobre nuestras problemáticas.
Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, te invitamos a que participes de nuestra delegación en el ENM para que impulsemos una gran campaña
para que el encuentro resuelva un plan de lucha nacional para todas las mujeres.
Contactate con nosotras y viajá a precios accesibles!
en el
FRENTE de IZQUIERDA
¿Qué es la
violencia
de género?
La violencia hacia las mujeres (física,
psicológica, simbólica, sexual y/o económica y patrimonial) es la que se ejerce sobre
una mujer (y en las personas autopercibidas
de género femenino) por el sólo hecho de
serlo. Esta violencia se establece sobre el
supuesto de incapacidad e inferioridad de
las mujeres, ideología que sostiene a las
sociedades machistas y patriarcales. Y, en el
capitalismo, sirve para legalizar la superexplotación de las mujeres. La consecuencia
más extrema es el femicidio (Ver nota).
En el 2009 se promulgó la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia Contra las Mujeres.
Aunque no prevé penas para los maltratadores individuales o hacia las instituciones de
salud, trabajo o, incluso, los medios de comunicación que violentan a las mujeres, sí
considera la necesidad de crear dispositivos
de atención integral a la mujeres en situación de violencia como lo son los refugios,
la asistencia jurídica y psicológica gratuita
y el acceso al trabajo para generar autonomía económica. Sin embargo, aunque está
reglamentada desde 2010, no tiene presupuesto real. Por lo tanto, no se implementa.
Al Consejo Nacional de Mujeres que es el
órgano de ejecución de la Ley 26.485, se
le asignó por ejemplo en 2012,13 millones
de pesos para ejecutar todas las medidas
necesarias, en todo el territorio nacional. Tarea
titánica, utópica y deliberadamente consecuente
la falta de prioridad para el Gobierno Nacional.
¿Cómo poner en práctica con ese dinero el
conjunto de medidas asignadas? Imposible.
Y más grave es que el presupuesto asignado,
no se ejecuta en forma completa. Sin duda, es
una muestra de cómo la violencia patrialcal se
ejerce también desde el Estado. Que es quien
la garantiza y reproduce.
Pero más allá de los femicidios, hay una
multiplicidad de situaciones que tienen que
sufrir las mujeres, tanto en su ámbito laboral,
como en su hogar, en la calle, en los centros de
salud, en las instituciones, en los medios. Pueden
ser tanto acciones como omisiones y afectan su
libertad, la integridad física, psicológica, sexual,
su dignidad y su seguridad personal. No prestarle patrocinio letrado gratuito a una mujer en
situación de violencia, es violencia. No atender a
una mujer en Capital porque vive en Provincia, es
violencia. No tener los recursos necesarios para
los refugios en la totalidad de las provincias, es
dejar a la deriva a las mujeres. No asistirlas, no
garantizarles un trabajo digno y una vivienda
segura, es volver a someterlas.
No publicitar los números de emergencia y
por ejemplo, la obligación de la policía o de la
fiscalía de tomar la denuncia inmediatamente
después de la desaparición de una mujer o niña,
es violencia que ejerce el Estado y que revictimiza a la mujer. No capacitar y dar perspectiva
de género a toda la policía, a toda la Justicia, a
todas las entidades y organismos que conforman
el Estado Nacional en su conjunto, también.
Negar los abortos no punibles, es violencia
y es un delito. Basarlo en cuestiones religiosas,
es violentar el derecho a decidir sobre el propio
cuerpo de las mujeres. Así como dilatar el tratamiento del Proyecto de Ley de Despenalización
y Legalización del Aborto.
No tomar medidas necesarias para la
equidad salarial, es perpetuar el sometimiento
económico de la mujer. No asegurar la Ley de
Cupos en plazos urgentes ante las elecciones de
sindicatos y partidos políticos, es ser partícipe
de la generación de violencia. La precarización de las mujeres y niñas con respecto a los
hombres, es una vez más la manera en que una
sociedad estructurada históricamente para que
las mujeres estén a disposición del hogar, de
las instituciones, y del Estado, las relegue a un
segundo lugar. La cosificación mediática de la
mujer incita y asegura la violencia, porque las
impone como un objeto que sirve para brindar
placer.
Femicidio: con las
leyes no alcanza
El término femicidio no es un término más. Designa al asesinato
de mujeres por el hecho de ser mujeres. Pues no se trata de un homicidio como muchos otros. Sino de aquellos en donde la condición de
mujer es utilizada por el victimario como argumento para cometer
su crimen. Y ese no es otro que un resultado de la cultura patriarcal
donde las mujeres son percibidas como objetos que son propiedad del
género masculino. Por lo tanto, si ellas no actúan según lo esperado,
son pasibles de ser maltratadas, golpeadas y hasta asesinadas.
El pasado 14 de noviembre, el Congreso Nacional aprobó una
ley que agrava las penas en los casos en que una pareja o ex pareja
(conviviente, eventual o novio) matase a una mujer o a una persona
que se considere con identidad de género femenino (personas trans),
mediando violencia de género. Se incluyó además como “femicidio
vinculado” al homicidio con el propósito de causar un daño a una persona con la que el asesino mantiene o hubiera mantenido una relación,
como por ejemplo, el asesinato de hijos. Y finalmente se plantea la
imposibilidad de fijar atenuantes a las penas, como lo que sí sucedió en
el caso de Wanda Taddei. Sin dudas, esto es un triunfo de la denuncia
y la movilización de miles de mujeres que no están dispuestas a mirar
para el costado frente a los casos que van en aumento.
Sin embargo, sabemos que esto no es suficiente para terminar con la violencia patriarcal. Por ejemplo, el Congreso aún
no se ha pronunciado a favor de quitarles la patria potestad a
los asesinos. Y, fundamentalmente, las mujeres denunciamos
que, aun cuando se aumenten las penas y se visibilicen estos
asesinatos, si no se hace nada para erradicar la violencia, los
crímenes cotidianos seguirán existiendo por la complicidad
del poder político. Desde 2008 existe una ley para erradicar
todas las formas de violencia hacia la mujer que no se implementa (Ver nota). En conclusión, las mujeres seguimos sin
refugios, sin centros de atención adecuados para las víctimas,
Las hermanas Jara: un paradigma
de la violencia
E
ra 19 de febrero del año 2011 cuando las hermanas Ailén y Marina,
quienes hoy tienen respectivamente 21 y 19 años, fueron a bailar al
boliche Monumental de la localidad bonaerense de Moreno. Decidieron
volver caminando las 15 cuadras que las separaban de su casa, en el
Barrio Sanguinetti. En el trayecto, Juan Antonio Leguizamón, de 35
años, conocido dealer y amigo de la policía del barrio, las atacó para
abusar sexualmente de ellas. Sin embargo, luego de que las hermanas
se defendieran con un cuchillo de Leguizamón -quien además tenía un
arma de fuego-, la denuncia en la comisaría 5º de Paso del Rey por parte
de ellas, fue desestimada. A partir de allí, las jóvenes víctimas aparecieron como victimarias para la justicia corrupta, clasista y patriarcal.
Por más de dos años, Ailén y Marina quedaron detenidas con prisión
preventiva, acusadas de intento de homicidio y sufriendo terribles vejámenes en la cárcel. Sin los recursos para costear una defensa, Helena Salinas,
madre de las jóvenes, comenzó a buscar ayuda en organizaciones sociales,
de mujeres y políticas. Hasta que el caso logró trascender públicamente,
visibilizando a las claras la injusticia sufrida por las jóvenes.
sin espacios para realizar las denuncias, sin prevención. Por
eso seguimos movilizándonos por:
• Basta de complicidad política, policial y judicial con
los maltratadores y femicidas.
• Inmediata declaración de la emergencia nacional de
violencia contra las mujeres
• Inmediato presupuesto a la Ley 26.485 para refugios,
centros de atención psicológica y legal y espacios de
recepción de las denuncias que no re victimicen a las
mujeres
Después de mucha espera,
este martes 9 de abril llegó la sentencia del Tribunal
en lo Criminal Número 2 de Mercedes, integrado por Marco Barski,
Graciela Larroque y José Ibrahim, que finalmente decidió condenar
a las hermanas Jara por “lesiones graves”, con dos años y un mes de
prisión. En tanto, el fiscal Guillermo Altube pedía una condena por
homicidio simple en grado de tentativa, lesiones graves y uso de arma,
lo que implicaba 25 años de prisión.
Alegría por la libertad, pero la lucha continúa
En la actualidad, una brisa de alivio llegó a las vidas de Ailén, Marina y sus familiares. Pues, al haber estado en prisión preventiva un mes
más que la sentencia del tribunal, la libertad fue inmediata. Sin embargo,
esto no es suficiente. Helena Salinas, madre de las hermanas, señaló:
“vamos a pelear hasta que las absuelvan y vamos a seguir luchando
por las mujeres que están en la misma situación que Ailén y Marina.
Mujeres a las que no las visita nadie en la cárcel”. Porque aun cuando
estén libres, es necesario terminar con la impunidad: las jóvenes son
víctimas del abusador Juan Leguizamón. Él es el que debe ir preso.
Con el caso de las hermanas Jara volvemos a vivir un caso de violencia machista que se refleja en la injusticia y la crueldad del mismo
sistema judicial que condenó a Romina Tejerina con 14 años de prisión,
mientras su violador seguía libre. O el reciente fallo en el caso de Marita Verón, donde ningún responsable de su secuestro fue condenado.
Pero fundamentalmente, se vuelve urgente terminar con la situación de
cientos de mujeres, jóvenes, pobres y anónimas que están condenadas
o son acusadas, cuando en realidad son las víctimas. Por eso, como se
demostró una vez más, debemos seguir en las calles. Para decirles a los
abusadores, a las mafias de punteros y policías, a los poderes locales y
nacionales y a la “in” justicia, basta de impunidad.
Santiago del Estero,
un punto crítico en
la geografía de los
femicidios
La cantidad de femicidios en Santiago del
Estero aumenta cada vez más. En esta provincia, el número de víctimas la define como a una
de las zonas más críticas en la lista nacional.
Entre 2002-2013, se registran 109 casos. En
el 2012 se han registrado 9 víctimas, a lo que
se suman centenares de casos de riesgo que se
reflejan en las denuncias diarias que existen en
las dependencias policiales de Capital, Banda
y localidades del interior.
En los primeros 4 meses del 2013 ya se
han sucedido 4 femicidios, apareciendo como
lugar con mayor número de muertes el Dpto.
Quebracho, donde perdiera la vida Edith Medina, asesinada por su pareja con la cual tenía
cuatro hijos.
Esta provincia tristemente célebre por los
femicidios de Leyla Bshier Azar y Patricia
Villalba, conocidos como Crímenes de la
Dársena en 2003, reflejan el desprecio y la
violencia patriarcal ejercida por los sectores
más ricos de la sociedad que gobiernan también creyéndose “dueños” de las mujeres con
total impunidad. Lamentablemente, también
nos recuerda el femicidio de María Soledad
Morales en Catamarca.
Qué es la Trata?
La Trata de Personas es la
compra-venta, el comercio o
transporte de personas. El objetivo de este aberrante negocio que mueve
inmensos capitales en el mundo, es la
utilización de hombres, mujeres, niñas
y niños para realizar trabajo esclavo o
para su explotación sexual.
Tan grande es el negocio que se
encuentra en el segundo lugar de los
negocios ilegales más importantes del
mundo.
En Argentina, el tema comenzó a
salir a la luz a partir del caso de Marita Verón. Ella, como miles de otras
jóvenes, fue secuestrada por una red de
trata para la esclavitud sexual, en lo que
se denomina Trata Dura. Pero también
existe la Trata Blanda. En general, las
mujeres que son víctimas en estos ca-
sos, no suelen ser secuestradas sino que
van cayendo poco a poco en estas redes
que las atan amenzando a sus familias,
quitándoles el DNI y hasta quebrándolas
como seres humanos.
En las últimas décadas, Argentina
pasó de ser un país de tránsito de las
redes a constituirse en un país proveedor
y consumidor de trabajo y sexualidad
esclava.
La nueva ley de trata
Frente al vergonzoso fallo, del juicio
por el secuestro de Marita Verón, el
gobierno kirchnerista intentó lavarse la
cara y mandó a sus diputados a realizar
una sesión especial para levantar los
proyectos que ellos mismos habían dejado caer. Entre las modificaciones más
importantes que se realizaron se puede
contar con el cambio en la definición
de trata de personas, incluyendo a “el
ofrecimiento, la captación, el traslado,
la recepción o acogida de personas con
fines de explotación, en el territorio
nacional o desde o hacia otros países”.
Y la ampliación de la definición de explotación al incorporar la esclavitud, el
trabajo forzado y el matrimonio servil.
Otra de las modificaciones es el aumento
de las penas para todos los miembros de
la cadena de comercialización de personas; así como el expreso derecho de las
víctimas a recibir alojamiento, atención
en salud psico-física, capacitación
laboral y acompañamiento por parte
de instituciones públicas. Sin duda, se
trata de un importante avance producto
de la movilización. Sin embargo, los
hechos demuestran que lejos se está de
la decisión política -tanto del gobierno
nacional como de los gobernadores- de
avanzar en el necesario desmantelamiento de las redes de trata. Es tarea de
la movilización social terminar con la
impunidad en el caso Marita Verón y de
todas las mujeres víctima de semejante
mafia delictiva.
¡Desmantelamiento ya
de las redes de trata!
En los últimos días de 2012 se aprobó la modificación a la ley de trata de personas en una sesión
especial de la Cámara de Diputados. Las grandes movilizaciones en todo el país que rechazaron el fallo por
el caso del secuestro de Marita Verón obligaron a los
legisladores a rediscutir el tema. Solo la movilización
podrá terminar con semejante flagelo que involucra a
políticos patronales, jueces y comisarios cómplices.
La lucha de Susana Trimarco por recuperar a su
hija de una red de trata de mujeres, de las tantas que
operan en el país, fue el puntapié inicial para que la
compra-venta y tráfico de personas para la esclavitud
sexual se hiciera visible en Argentina. Junto con la
esclavitud laboral, conforma uno de los negocios
ilegales más importantes del mundo que, luego de la
venta de armas y de drogas, mueve inmensas masas de
capitales en todos los continentes. Y desde ya, cuentan con la impunidad y participación de los poderes
políticos, judiciales, legislativos y represivos en todos
los territorios.
En 2008, la presión social llevó a la sanción de la
ley nacional 26.364. Sin embargo, entre algunas de sus
tantas fallas, el lobby de diputados y senadores permitió que se aprobara con uno de los mayores déficits:
solo las personas menores de 18 años serían rescatadas
en todos los casos. Aquellas mayores de edad debían
demostrar por sí mismas que se encontraban siendo
explotadas en contra de su propia voluntad, cuestión
que se revela obviamente imposible para las mujeres
secuestradas, encerradas, violadas y denostadas durante largos períodos de tiempo en prostíbulos.
Indignación por el fallo
en el caso de Marita Verón
Desde su sanción, la ley ya había sido denunciada por
las organizaciones de mujeres, demostrándose impotente
frente a los distintos allanamientos de prostíbulos. Las
mujeres temían denunciar a sus captores porque ellos casi
no recibirían penas. Además, ellas no tenían defensores, ni
modo de resolver su problemática social de extrema vulnerabilidad, e incluso, los propios participantes en los allanamientos muchas veces se encontraban comprometidos con
las redes. Pero recién fue con la indignación popular por
el fallo en el caso Marita Verón, que la presidenta Cristina
Fernández y los diputados K se acordaron de estos problemas. Puesto que en noviembre de 2012, los proyectos de
modificación de la ley habían perdido estado parlamentario
porque la mayoría oficialista no los quería tratar.
La misma noche del 11 de diciembre, miles de personas
se movilizaron en diversos puntos del país para repudiar
que ninguno de los 13 imputados por el secuestro de Marita tuviera condena. Pero también, para apoyar a todas
las chicas que se habían jugado la vida declarando contra
ellos y que con el fallo quedaron más desprotegidas. El 12
de diciembre, la respuesta de centenares de miles de personas de todo el país fue más fuerte: todas las plazas de las
ciudades se poblaron de manifestantes indignados. Pero la
respuesta de los jueces, diputados, el propio gobernador de
Tucumán (el corrupto kirchnerista Alperovich) y la Policía
Federal dependiente del gobierno nacional, fue aún más
indignante. No solo volvieron a apoyar el fallo sino que
hasta llegaron a reprimir con palos y gases lacrimógenos a
la gran movilización que se realizó en Capital Federal.
El aborto clandestino también
es una forma de violencia
contra las mujeres
Solo basta con ver las cifras: 500 muertes de mujeres al año por decidir
sobre su propio cuerpo. Son 500 muertes evitables si en Argentina se aplicara de
una vez por todas la educación sexual integral en las escuelas; si se entregaran
anticonceptivos gratuitos en todo el país; y, fundamentalmente, si se legalizara
el aborto. Sin embargo, el gobierno de Cristina ha decidido nuevamente decir
que no a este derecho de las mujeres. Aliada con la Iglesia de Francisco I, no
solo no legaliza el aborto, sino que mira para el costado cuando no se cumple
ni siquiera el derecho a los abortos no punibles en caso de mujer violada,
con problemas mentales o con peligro de su vida. Nuevamente, el gobierno
nacional está contra las mujeres.
Con un Papa argentino , no hay derechos
para las mujeres
Jorge Bergoglio representa a la actual y retrógrada
Iglesia Argentina que estuvo con todos los golpes militares.
Además, el nuevo Papa, peleó abiertamente contra el matrimonio igualitario. También se sabe que tanto Bergoglio
como Cristina están contra el legítimo derecho al aborto
legal, seguro y gratuito…miles de mujeres mueren por someterse a abortos clandestinos mal practicados, pero ¡para ellos
el aborto no es una solución! Así, aunque se hable de ‘roces’
entre el gobierno de Cristina y el Papa, ella gobierna para
la Iglesia: en Argentina la Iglesia recibe subsidios mientras
las mujeres no tienen presupuesto para refugios o atención
frente a la violencia. Para colmo Bergoglio reconoce que a
las mujeres se las ‘arrastra’ y se las ‘somete’ al ‘uso y abuso
de su cuerpo’, pero ¡no dice quiénes abusan de ellas!... Según
el Papa “Dios siempre perdona, Dios comprende”, pero ¿qué
perdón le cabe a un abusador o a un golpeador?
Porque cada vez hay más mujeres asesinadas por la
violencia machista, muertas en abortos clandestinos, secuestradas por la trata, presas por luchar; porque la Iglesia
seguirá siendo uno de los grandes enemigos de las mujeres
en su lucha contra el patriarcado y la violencia machista, las
Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda bregamos por la separación de la Iglesia del Estado. ¡Sólo así y
con lucha y movilización conseguiremos nuestros derechos!
Mujeres en lucha
en las revoluciones
árabes
Por Mariana Morena
Los procesos revolucionarios iniciados hace más
de dos años en el norte de África y Medio Oriente
pusieron de manifiesto que millones de trabajadores
estaban dispuestos a luchar para derribar dictaduras
que durante décadas habían enriquecido a las burguesía locales y a sus aliados imperialistas a costa de
someter a sus pueblos a una insostenible situación de
represión, corrupción, desigualdad, pobreza, falta de
derechos humanos y cualquier perspectiva de futuro.
Dichos procesos no concluyeron con la caída de los
dictadores, sino que continúan con una tenaz exigencia de las masas árabes para que la consigna revolucionaria agitada en calles y plazas, “Pan, trabajo y
libertad” sea efectivamente alcanzada. Será un largo
y arduo camino hacia la libertad y la dignidad de
estos pueblos, y de sus mujeres en primera instancia,
puesto que la estructura patriarcal en las sociedades
árabes no solo ha sido históricamente sostenida desde
el estado sino que es reforzada y financiada por el
patriarcado occidental.
Es por esta razón que en todas partes han sido las
mujeres protagonistas decisivas de impulsar la movilización y sostener las luchas en curso para exigir
el fin del desempleo y los bajos salarios, la falta de
viviendas y alimentos, la inflación y la corrupción, la
ausencia de libertades democráticas y una arraigada
violencia de género. Con o sin ‘hiyab’, de todas las
ideologías, confesiones, clases sociales y edades, las
mujeres inundaron las redes sociales y los medios de
comunicación, los colectivos feministas, las agrupaciones políticas, los sindicatos y las calles, agitando
y hablando en las plazas y enfrentándose a las fuerzas de seguridad. En Túnez, por ejemplo, donde la
Primavera Árabe encendió la ola revolucionaria, las
mujeres conquistaron una democracia “paritaria” y
hoy integran el 50% de las listas electorales y del parlamento. En la Libia del dictador Muamar el Gadafi,
las mujeres alzaron la voz y los puños en las manifestaciones de la ciudad de Bengasi, pero separadas de
los hombres; muchas murieron en Trípoli por ofrecer
agua a los manifestantes, y la abogada Iman al Obeidi
fue violada por quince soldados y acusada de difamar al régimen mientras Gadafi seguía manteniendo
una guardia personal de 200 vírgenes. Las mujeres
egipcias, a la vanguardia del movimiento feminista
mundial a principios del siglo pasado, se lanzaron a la
Plaza Tahrir con muchísima fuerza manifestando una
clara voluntad de participación a pesar de las torturas
y violaciones masivas, y de verse obligadas a una
infame prueba de virginidad bajo la amenaza de ser
acusadas de prostitución; situación que ha proseguido
durante el gobierno de la Hermandad Musulmana,
junto con una elevada tasa de mutilación genital en
las zonas rurales egipcias. Incluso en sociedades
enormemente conservadoras, como la de Yemen,
surgieron líderes femeninas que dirigieron las primeras manifestaciones en los campus universitarios y las
protestas en las calles, pese a las amenazas de grupos
islamistas radicales. En Siria, donde el pueblo sigue
resistiendo y luchando por el derrocamiento del tirano
Bashar Al-Assad, muchísimas mujeres se han atrevido a denunciar y enfrentar la represión en sus blogs
y públicamente en las manifestaciones, tanto que el
viernes 13 de mayo ha sido nombrado “Viernes de las
Mujeres Libres de Siria” en homenaje al gran número
de activistas secuestradas y torturadas por las fuerzas
del régimen. Desafiando su maquinaria sanguinaria,
las mujeres sirias se han ofrecido generosamente
como enfermeras, organizadoras de la vida de las
poblaciones liberadas y en muchas ocasiones como
combatientes en la primera línea del frente rebelde.
Otro tanto ocurre con las mujeres palestinas frente a
la ocupación de su tierra por el sionismo, donde reclaman por sus familiares y compañeros encarcelados y
articulan distintas formas de resistencia.
Las revoluciones contra los viejos regímenes dictatoriales ligados a la dominación imperialista en el
mundo árabe han abierto el camino hacia un cambio
radical por la libertad y la dignidad de sus trabajadores y pueblos, en el que las mujeres siguen jugando
un rol protagónico insustituible para conquistar verdaderas democracias para las y los trabajadores.
Sumate al taller del Teatro de la Oprimida!!
Comenzamos el jueves 6 de junio de 19 a 21 hs. *** En Juan D. Perón 3870, Almagro.
Para anotarte escribinos a: [email protected] o nuestro facebook: Mujeres de Izquierda Socialista
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FRENTE de IZQUIERDA
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