CUBIERTA SCHERZO FILM:SCHERZO 229 25/3/08 16:52 Página 1 Año XXIII - Nº 229 - Abril 2008 REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,,1$EULOĄ DOSIER Adolfo Salazar ENCUENTROS Christian Thielemann ANIVERSARIO 100 años del Palau de la Música Catalana ACTUALIDAD Bernd Alois Zimmermann Ernst Krenek REFERENCIAS Variaciones Haydn de Brahms BRAHMS ECI FILM:SCHERZO 229 25/3/08 15:57 Página 1 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 21:39 Página 1 AÑO XXIII - Nº 229 - Abril 2008 - 6,50 € OPINIÓN 2 La crítica y las ideas Jorge de Persia Salazar y la crítica moderna española CON NOMBRE PROPIO Tomás Marco 6 Bernd Alois Zimmermann 8 La faceta de compositor Francisco Ramos Alberto González Lapuente Ernst Krenek Un musicólogo en el destierro Santiago Martín Bermúdez Consuelo Carredano 10 AGENDA 18 ACTUALIDAD NACIONAL 46 ACTUALIDAD INTERNACIONAL 60 Juan-Gastón Messerschmidt SCHERZO DISCOS 138 Los cien años del Palau Javier Pérez Senz EDUCACIÓN Pedro Sarmiento JAZZ Pablo Sanz LIBROS LA GUÍA CONTRAPUNTO Sumario DOSSIER 113 130 REPORTAJE Bruno Serrou 65 124 Christian Thielemann Matthias Goerne Discos del mes 120 ENCUENTROS ENTREVISTA 64 114 Adolfo Salazar Norman Lebrecht 144 148 150 152 154 160 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Consuelo Carredano, Jacobo Cortines, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Carmen Dolores García González, Juan García-Rico, Alberto González Lapuente, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Fiona Maddocks, Tomás Marco, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Leticia Martín Ruiz, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Juan-Gastón Messerschmidt, Erna Metdepenninghen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Jorge de Persia, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Luis Fernando Rivero Pérez, David Rodríguez Cerdán, Jaime Rodríguez Pombo, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, Christian Springer, Luis Suñén, José Luis Téllez, Guzmán Urrero Peña, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Federico Villalba, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 65 €. Europa: 100 €. EE.UU y Canadá 115 €. Méjico, América Central y del Sur 120 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. 1 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 EL MUSEO O LA CALLE E l dosier que en este número dedica SCHERZO a Adolfo Salazar pone sobre la mesa distintos aspectos de lo que ha sido y es la música española en varias de sus vertientes, de la creación a la crítica, y en relación a su variable circunstancia, la que abarca buena parte de un siglo XX lleno de avatares. Adolfo Salazar representa el intelectual español que quiso salir —con el país entero— de una realidad que era a un tiempo típica y tópica. Se abre a horizontes más amplios, estudia, analiza y proclama con la libertad que le concede saber el terreno que pisa. Salazar domina todos los espacios que le interesan y es, a un tiempo, teórico y práctico, historiador de la música y compositor, crítico militante e intelectual al que no le importa influir en la marcha de las cosas sino que, más bien, se ve impelido a hacerlo por su propia condición. Más conscientemente que lo contrario, Salazar y sus contemporáneos van construyendo entre 1915 y 1936 eso que se ha llamado, y con razón, la Edad de Plata de la cultura española. La figura de Salazar no ha hecho sino crecer con el tiempo y su modelo de crítico de la cultura —en su faceta de investigador de lo pretérito y de juzgador de lo inmediato— no ha tenido paralelo en los años que siguieron a su muerte o, si se prefiere, a su salida de España en 1936. Salazar sigue siendo el referente en muchas cosas y su lucidez a la hora de pensar en el futuro se advierte en momentos como el final de su Música y sociedad en el siglo XX cuando, a las alturas de 1939, afirma que “el arte musical que vivimos en los momentos actuales, cumplido el primer tercio del siglo, me parece que se hace cada vez más ajeno a la conciencia social, en la que no ejerce ya apenas una función viva, sino, todo lo más, una función cultural. Es, pues, un arte que vivirá mientras el concepto evaluativo de los agentes culturales no cambie sus sistemas de valoración. Pero es una vida reducida al ámbito de una vitrina; es un objeto de museo”. Pues bien, los agentes culturales han cambiado su criterio. Si en arte es el valor económico lo que marca hoy la pertinencia —no hablemos de calidad, concepto en desuso— de la obra, en la música que hemos llamado clásica la opinión crítica apenas cuenta y su espacio es ocupado en los medios por otras manifestaciones a cuyo consumidor no se le pide nada especial. La mezcolanza de los últimos cincuenta o sesenta años a la hora de señalar los elementos de la dialéctica —o la confusión— en que se sume el oyente —el dogmatismo de las vanguardias, la irrupción de los minimalistas, la neoespiritualidad báltica y hasta Frank Zappa o Jimmi Hendrix— no ha sido suficiente para mostrar a esos agentes que se trata de un terreno mucho más rico y mucho más abierto de lo que parece. Las dudas para muchos, para los que prefieren cantar en la calle que atreverse a entrar en ese museo que les parece tan rancio siguen siendo las mismas, las que proceden de su aura de exclusividad, por una parte, y de esfuerzo por otra. ¿Cuál es el papel que le queda a la música que algunos más amamos en este presente en el que la cultura se considera cada día más como epítome de lo que gusta, de lo que interesa mediáticamente? ¿Cómo habrá de luchar contra lo que se lleva, cómo se sacará de encima el sambenito — que le llega de las propias filas de la “cultura general”— de ser poco democrática? ¿Cómo deberá presentarse en esa calle que le es ajena? Algo hay que hacer. Algo hacen esos proyectos pedagógicos de algunas de nuestras orquestas, los envidiables e imitables intentos de Dudamel, Rattle, Abreu o Tilson Thomas, poniendo todo su afán mediático y pedagógico en una divulgación que no manda callar a los ingenuos que aplauden entre los movimientos de una sinfonía ni tuerce el gesto porque alguien acuda sin corbata al patio de butacas, que sabe muy bien que ninguna letra entra con sangre. Y algo verdaderamente útil y práctico debieran hacer los gestores públicos, dado lo mucho que la política se sirve, cuando le conviene, de la cultura. Pero basta leer lo que ocupaba la música —cuando ocupaba algo— en los programas electorales de los partidos que han acudido a las últimas elecciones para caer en la melancolía más profunda. ¿Nos estaremos quedando solos? 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 3 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,,1$EULOĄ La música extremada DOSIER Adolfo Salazar ENCUENTROS Christian Thielemann MÚSICAS DE LOWRY ANIVERSARIO ACTUALIDAD Bernd Alois Zimmermann Ernst Krenek REFERENCIAS Variaciones Haydn de Brahms Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web: Iván Pascual Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. 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Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E l arte de la biografía es una gloria de la cultura anglosajona que uno admira sabiendo tristemente que entre nosotros no tiene equivalencia. Si Malcolm Lowry no hubiera sido inglés difícilmente nos habríamos enterado de que la última tarde de su vida, el 26 de junio de 1957, bebió entera una botella de ginebra y estuvo escuchando en la BBC una transmisión en directo de La consagración de la primavera. Con laboriosidad recolectora cada biógrafo va añadiendo briznas de evidencia al granero común de los datos innumerables de una vida: el detalle del concierto lo publicó Douglas Day en su biografía de 1973; en la suya de 1997, Gordon Bowkes no precisa el título de la obra interpretada, pero sí que la orquesta era la London Symphony, y que la dirigía Leopold Stokowski. Los relatos de los dos biógrafos difieren en muchos detalles, pero el alcohol y la música y el hombre hoscamente encerrado en una habitación casi a oscuras bebiendo a morro con obstinación suicida una botella de ginebra permanecen muy claros en nuestra imaginación. Margerie, su mujer, sube las escaleras de la pequeña casa de campo en la que viven retirados, llevándole una bandeja con la cena, y desde abajo oye que la música está demasiado alta: la música hecha de ritmos violentos y de invocaciones a sanguinarios rituales primitivos de fecundidad, como los de los sacrificios aztecas que Lowry conocía bien por sus años en México. Esa presencia de lo originario, esa visión apocalíptica de la vida humana atada al paisaje y sometida a un destino de búsqueda de plenitud y destrucción sin misericordia, es el bajo continuo que suena en cada página de Under the Volcano, donde también está, además de la tragedia, el sentido del humor y el gusto de la vida, y singularmente la música. Por un camino sinuoso y en cuesta avanza hacia el cementerio el entierro de un niño acompañado por una banda de música que toca La Cucaracha. De una mañana limpia y luminosa se dice en la novela que parece un solo del violinista Joe Venuti, a quien Lowry admiraba tanto como a otro de sus héroes, Bix Beiderbecke. En su primera juventud Lowry se había aficionado al jazz, llamado entonces con preferencia hot music. Sus músicos favoritos estaban más cerca de Nueva Orleans que de la era del swing, y él mismo tocaba con bastante destreza un ukelele del que no Lou Rouge Diseño de portada Argonauta Foto portada: Marco Borggreve/HM 100 años del Palau de la Música Catalana se separó nunca, a lo largo de las mudanzas continuas y desastrosas de su vida. Más de una vez acabó borracho tocando jovialmente el ukelele debajo de la mesa de un bar. Habría querido tocar el piano pero tenía las manos demasiado pequeñas, lo cual al parecer lo incomodaba tanto como otras limitaciones menos visibles de su anatomía. En Under the Volcano, que tiene una composición musical más que argumental, un motivo reiterado en casi cada capítulo es el título de una mediocre película de miedo protagonizada por Peter Lorre, Las manos de Orlac: Orlac es un pianista atormentado por la sospecha de que las manos que le han trasplantado después de un accidente son las de un asesino. El 26 de junio de 1957 ya era de noche cuando Margerie Lowry le pidió a su marido que bajara la música. Él subió todavía más el volumen, y La Consagración estalló aún con más fuerza en la pequeña habitación mientras Malcolm Lowry rompía la botella vacía contra la pared y amenazaba a Margerie asiendo el cuello roto. Ninguno de los dos biógrafos nos dice si aún seguiría sonando música en la radio cuando murió unas horas después, ahogado en sus propios vómitos. Antonio Muñoz Molina 3 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 4 O AP GIENNI D ÓA N Prismas LO INÚTIL U na vez el viejo, sabio y cínico Talleyrand, que pasó de obispo a miembro de un gobierno revolucionario y luego terminó haciéndole cucamonas a los reinstaurados Borbones, le dijo a un joven diplomático, “Ante todo nada de celo”. Un inteligente consejo para quienes, sin que nadie los mande, se embarcan en pretenciosos planes que no tienen en cuenta esa misteriosa dama que solemos llamar “la realidad”. Los farsantes y los bocazas se unen formando un coro de vez en cuando, pretendidamente en busca de lo utópìco cuando lo que ocurre es que lo utópico, la utopía, es peligrosa, y sobre todo y ante todo muy seria. Nuestro país es desde antiguo un país de diletantes, en especial en el espacio de la cultura. El otro día cayó en mis manos una especie de manual de una escuela de escritura y pocos veces en mi vida he leído tal sarta de disparates uno tras otro, como si los autores hubieran emprendido una carrera para ver cuál de ellos era capaz de acumular más inepcias en textos que necesaria- 4 mente eran más bien breves. Me temo que algo parecido está ocurriendo en el mundo —en el pequeño, casi minúsculo mundo— de la música. El diletantismo avanza y toma posiciones en non santa alianza con quienes están siempre al acecho para hacerse, como dicen algunos con cierta gracia, “famosillos”. Hacen como que se lo toman con seriedad, incluso con gravedad, y la verdad es que, claro, como ocurre siempre, hay gente muy valiosa y nada diletante en la trama, pero por lo general son víctimas propicias de los recién alistados que vienen con un deseo infinito de quedárselo todo. ¿Hermético? No tanto si se lee con cuidado y con atención. Tal vez ahora escribir así suene a hermetismo. Pero para rizar el rizo les diré: si tienen paciencia ya me dirán dentro de unos meses. Javier Alfaya 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata DIALÉCTICA DEL FINAL ómo y cuándo finaliza una obra? ¿Cómo presiente, conoce o anticipa el oyente la clausura del discurso? En la formalística clásica, el primer compás debe remitir al último en tanto que éste proyecta retrospectivamente el sentido de la obra hacia el comienzo pero, en ocasiones, el juego compositivo consiste en difuminar esa relación hasta el último extremo de lo posible: un ejemplo (que bien cabría calificar de experimental) lo suministra el segundo de los Preludios de Chopin. La tonalidad teórica (la menor: no hay alteraciones en la clave) solamente resulta explícita en el final: la tónica futura aparece inicialmente alterada como la sostenido (sensible de si, dominante de mi) iniciando un trayecto modalmente indeciso (que modula hacia si y, más tarde, hacia re y fa sostenido) que la muestra luego como dominante de re menor, sin asentarse sobre ella, literalmente, hasta la conclusión de la pieza con la inesperada aparición del sol sostenido (ausente hasta allí) como parte del acorde de mi mayor en el compás antepenúltimo: se comprende entonces (y solamente entonces) que el inicio enunciaba la dominante de la tonalidad básica. No es ya que el final remita al comienzo de la pieza, sino que ha generado su discursividad. El final crea el comienzo: la música se inicia tan sólo cuando su clausura ya ha sido prevista en algún grado. El final no es una mera necesidad estructural sino la propia posibilidad de la estructura: el sentido se establece en la medida en que el final funciona como un gran atractor hacia el que convergen inexorablemente las líneas de fuerza de la pieza. En la música, el problema del final no difiere del correspondiente al del relato literario, y debería abordarse con los conceptos propios de la narratología. El final establece una suerte de verdad del relato, en la medida en que la última escena depara un sentido que, por el simple hecho de ocupar la posición conclusiva, se convierte en irrebatible: en el ejemplo chopiniano citado, la tonalidad es la de la menor tan sólo porque sobre ella resuelve el último compás: cabría pensar en una improvisación que al detenerse en un lugar concreto forzase a la escritura a adoptar una clave que unificase el texto dotándole de sentido armónico a posteriori. Sería entonces (y no antes) cuando se decide presentar el la sostenido inicial como alteración accidental: porque ya se ha previsto el itinerario tonal, cosa que el oyente que carezca de partitura ignora todavía. De este modo, la escucha de la pieza constituye algo así como la revelación de un secreto o la inesperada solución de un laberinto: las áreas tonales atravesadas en el curso de la composición no se plantean como resolutivas sino como transicionales y la interrogación sobre el significado armónico de la pieza persiste a todo lo largo de ella. En realidad, el preludio consiste en su propio final: una cadencia evitada y largamente diferida, enmascarada merced a una elaboración melódica fragmentada que la subtiende. C En otros casos, como en el del primer movimiento del Quinteto con piano en fa menor de Brahms, el final asume una dimensión excepcional, no ya por la propia magnitud de la estructura que le antecede, sino también por su sobreabundancia temática y la riqueza modulatoria de su desarrollo. Una vez alcanzada nuevamente la tónica (fa menor) y finalizada la reexposición (c. 257), restan todavía nada menos que 42 compases cuya función exclusiva es la de presentar la última y definitiva elaboración del motivo principal del primer tema bajo dos apariencias en otras tantas subsecciones, poco sostenuto y allegro non troppo respectivamente, la primera de las cuales lo recrea contrapuntísticamente con misteriosa languidez mientras la segunda regresa con literalidad a la agitación del comienzo para restaurar su energía que, ahora, adquiere un sentido conclusivo de contundencia lapidaria: la figura de arranque se impone así en su forma más vehemente reclamando el reconocimiento de su función generativa justamente en razón de articular el final. El ímpetu del gesto inicial se inviste ahora de la rigidez de un implacable fatum. ¿Sería lo mismo si el tema se hubiera disuelto polifónicamente, como parecía anunciar el arranque de la coda? (¿concluiría igual el shakespeareano Julius Cæsar si los discursos de Bruto y de Marco Antonio en el tercer acto se enunciasen en orden invertido?). En la escritura clásica, la evidencia de la conclusión está implícita desde el comienzo, en la medida en que el acorde de tónica supone un lugar de partida y, por tanto, de llegada, pero ello no implica la ausencia de esa norma en la música postonal: Wozzeck se remite a su último acorde, que resume la materia temática de la totalidad de la ópera, y en una pieza tan breve como la Op. 10, nº 4 de Webern (seis compases: menos de 30 segundos) es posible distinguir exposición (la frase de la mandolina y el acorde del arpa), desarrollo (el total cromático aparece dos veces en distinto orden) y coda (la frase del violín que resume la interválica de la pieza: séptima/novena/segunda). La rebelión contra la dictadura del final en tanto que instancia hegemónica del sentido ha de aguardar a los años sesenta, con obras como la Klavierstücke XI de Stockhausen: la integridad de la composición está contenida de modo alusivo en cada uno de los 19 formantes que la integran y que se ejecutan en un orden aleatorio, de modo tal que no existe desarrollo, inicio, ni conclusión: la pieza comienza y acaba en cualquiera de ellos. Música basada en el instante, cada uno de cuyos momentos se remite solamente a sí mismo al margen de toda direccionalidad. Articulación de la eternidad: quizá no vuelva a darse un episodio de más productivo radicalismo en toda la historia de la estética. José Luis Téllez 5 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 6 CON NOMBRE PROPIO BERND ALOIS ZIMMERMANN PROPIO CON NOMBRE Músico atormentado N 6 acido en 1918, es decir, diez años antes que Stockhausen y en la misma ciudad que éste, Colonia, la figura de Bernd Alois Zimmermann ha pasado a la historia de la música reciente por su capacidad por ofrecer una solución personal distinta a la que promulgaran, precisamente con Stockhausen a la cabeza, los compositores que se dieron cita en los cursos de nueva música de Darmstadt. Contrario a la especulación objetiva sobre el material sonoro, la figura de Zimmermann apenas si logró trascender, en vida, el campo estrictamente musical de su entorno, a pesar de las profundas ansias que siempre sintiera por comunicarse con la sociedad y de toda la serie de problemas existenciales en los que se debatió su obra. La personalidad volcánica, el carácter frágil y proclive a fuertes depresiones de Zimmermann (llegó a escribir al final de la partitura del Réquiem para un joven poeta: “¿Hay razones para esperar? No, sólo la muerte”), le acarrearon no pocos conflictos a lo largo de su carrera. La decisión de abandonar aquellas enseñanzas impartidas en Darmstadt, adonde acudió desde 1948 a 1950, definirá el carácter individualista del músico. Interesado sobre todo en las técnicas de montaje y el collage de múltiples citas, 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:46 Página 7 CON NOMBRE PROPIO BERND ALOIS ZIMMERMANN asume el cargo de responsable del departamento de música para el teatro y el cine de la radio de Colonia durante más de cinco años, lo que le familiariza con el utillaje electrónico y le facilita la elaboración de un lenguaje propio. Su aporte estilístico se consolida a través del pluralismo estilístico (Musique pour les soupers du roi Ubu, Présence), la fusión de músicas pretéritas (Photoptosis, Concierto para violonchelo), el collage de diferentes citas musicales, literarias y de carácter político (Réquiem por un joven poeta, Acción eclesiástica) y, en fin, el desafío que supone la ópera Die Soldaten, en donde pulveriza las tradicionales unidades de tiempo y acción. Zimmermann era, además, poseedor de vastísimos conocimientos acerca de la técnica musical de todas las épocas. En él encontramos una rara combinación de erudito organizador de sonidos y de devorador de las más diversas disciplinas (estudios en Colonia de Teología, teatro clásico, de Filología germánica, Filosofía, Musicología e Historia del Arte). La actitud de Zimmermann está marcada por la continua evaluación, comprensión y adaptación del clasicismo, en feliz coexistencia con los lenguajes contemporáneos, y por una conciencia atormentada por los problemas de injusticia y falta de libertad en el hombre moderno, hasta el punto de que algunos han querido ver en él a una figura casi bergmaniana, no en vano le resultó siempre imposible reconciliar la idea de Dios con la imagen de un mundo desgarrado por las guerras, las torturas y los totalitarismos (al final de sus partituras solía escribir “O.A.M.D.G.”: “Omnia ad maiorem Dei gloria”, la fórmula de agradecimiento de los jesuitas). A tal respecto, una obra como el Requiem se puede plantear como un resumen, a modo de fresco sonoro y documental, del tiempo que le tocó vivir, lo que justifica la opinión sostenida por Zim- mermann acerca del papel del compositor: periodista al mismo tiempo que compositor. Periodista no en el sentido literal, de búsqueda de la acción externa, sino un rastreador de todo lo proveniente de lo espiritual, de lo más profundo del alma. Francisco Ramos Madrid. Auditorio Nacional. 10-IV-2008. musicadhoy. Ensemble Recherche. Zimmermann. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Concierto para trompeta. Canto di speranza. Concierto para oboe y orquesta. HAKAN HARDENBERGER, TROMPETA. Orquesta DE LA SWF DE BADEN-BADEN. Director: MICHAEL GIELEN. Philips 434 114-2. Photoptosis. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BAVIERA. Director: MARKUS STENZ. COL LEGNO WWE 20083. Requiem für einem Jüngen Dichter. ORSANIC, JOHNSON, ROTSCHOPF, SCHIR, CORO DE LA RADIO DE COLONIA. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA SWF DE BADEN-BADEN. Director: MICHAEL GIELEN. Sony SK 61 995. Die Soldaten. MUNKITTRICK, SHADE, VARGAS, EBECKEE. CORO Y ORQUESTA DE STTUTGART. Director: BERNHARD KONTARSKY. Teldec 9031727752. 7 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 8 CON NOMBRE PROPIO Orfeo y Eurídice en el Teatro Real ERNST KRENEK E 8 l vienés Ernst Krenek (19001991) es uno de los muchos compositores a los que los desastres políticos de la Europa posterior a 1933 hundieron tanto la carrera como la vida. Durante la mitad de su vida, este longevo fue estadounidense (desde 1945), pese a ser vienés hasta la entraña. Fue prolífico, y aun así siempre tuvo algo que decir, en especial en el teatro lírico (casi siempre con dificultades), en el Lied y la música sinfónica. Transitó por todas las escuelas, y en todas fue él mismo, no un ecléctico que da tumbos: el posromanticismo, la suspensión de la tonalidad, el rechazo del serialismo para convertirse más tarde en un compositor serial, el ejemplo neoclásico de Stravinski, el ejemplo de Béla Bartók, las lecciones que se derivaban del jazz, y finalmente la música electrónica. Su gran éxito fue Jonny spielt auf (1927), ópera que se ha citado mucho y se ha conocido poco hasta que se ha rescatado mediante la fonografía. Su Jonny tuvo “el honor” de ser el emblema de la exposición Música degenerada que el Reich de los Mil Años dedicó en Düsseldorf (1938) a numerosos compositores, desde Schoenberg hasta el rival de Krenek, Erich W. Korngold. Era una secuela del “éxito” de la exposición sobre Arte degenerado, en la que estaba presente la obra de Oskar Kokoschka, del que ahora hablaremos. Como su maestro Franz Schreker y tantos otros compositores, Krenek no gozó después de la segunda guerra la rehabilitación merecida; la vanguardia venía con otros planes, otros objetivos, otras alianzas y protecciones, y con su desafiante juventud. Excelente iniciativa del Real. Dentro del interesantísimo ciclo dedicado a Orfeo, se nos ofrece una rareza, la ópera que al mito le dedicó el jovencísimo Ernst Krenek a partir de un texto endiablado del pintor y dramaturgo Oskar Kokoschka. Ya era la tercera ópera de Krenek, la terminó en 1923 y la estrenó en Kassel tres años después. En Orfeo y Eurídice se mezclan cuestiones familiares. El texto de Kokoschka, una combinación de mitos y un cambiazo tremendo del mito, tenía mucho que ver con su tempestuosa relación con Alma Mahler. Y cuando componía Krenek la ópera, Anna, la hija de Alma y de Gustav, vivía con él, y más tarde se casaron; para divorciarse unos años más tarde. Es curioso que esta promiscuidad artística e intelectual no se refleje ni en Mi vida, de Alma, ni en Mi vida, de Kokoschka. Pero Alma da detalles sobre esa época: Krenek pasaba tiempo con Alma y con Werfel en un momento en que la ópera podía estar ya compuesta, pero no se había estrenado aún. Y si Alma se hubiera sentido halagada, algo habría dicho en sus memorias. Algunas reticencias en ese libro sobre Krenek (el “amigo” de mi hija) nos hacen pensar lo contrario. Kokoschka no estimó demasiado la música que le pusieron Hindemith (Asesino, esperanza de las mujeres) y Krenek a sus textos, como puede leerse en sus despectivos y fugaces comentarios al final de Mi vida (pp. 269-270 de la traducción de Joan Parra Contreras para Tusquets, 1988). También los grandes artistas tienen su punto de mezquindad. Santiago Martín Bermúdez Madrid. Teatro Real. 25, 27-IV2008. Krenek, Orfeo y Eurídice (versión de concierto). Anthony, Van Wanroij, Rodríguez, Díaz, Metxaka. Coro y Orquesta Titulares del Teatro. Director: Pedro Halffter Caro. 5 5 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 9 50 al 50 dvd % Joyas sinfónicas en dvd. Con muchos quilates y los mejores intérpretes. Rostropovich. Rattle. Barenboim. Menuhin. Abbado. Brendel… Un tesoro limitado a cincuenta obras maestras para escuchar y contemplar, pagando sólo la mitad. Esta selección de dvd tiene el 50% de descuento hasta el 30 de abril, pero sólo la encontrará en su espacio de música de El Corte Inglés. SU TIENDA DE MÚSICA EN INTERNET 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 10 AGENDA AGENDA Una ópera sobre una diva LA CUZZONI DE CHARLES Y ROSICH L a carrera fulgurante de Francesca Cuzzoni empieza cuando Haendel la descubre e incorpora a la Royal Academy of Music. Su talento y su carácter la convierten en una diva legendaria; sin embargo la verdadera fama en Europa le llega el 1727 cuando en el transcurso de una función en el King’s Theatre de Londres, se pelea con Faustina Bordoni. Sobre la gran cantante, el compositor Agustín Charles y el dramaturgo Marc Rosich han creado una ópera de cámara para contratenor, soprano, barítono y cuarteto de cuerda que es, según el libretista, “un retrato cruel y vehemente de esta vieja gloria arruinada que vuelve a Londres para dar un concierto benéfico”. En ella, “las esporádicas citas a Haendel navegan, extrañadas, dentro de una partitura desafiante”. Se trata de una producción del Staatstheater Darmstadt que se ofrece en catalán con subtítulos en castellano. La dirección escénica corre a cargo de Alfonso Romero y la musical de Tobias Engeli. Gerson Luiz Sales, Sonia Gerlach y Werner Volker Meyer encarnan a los protagonistas acompañados por solistas de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Madrid. Teatro Albéniz. 5 y 6–IV-2008. Agustín Charles: La Cuzzoni. Música Antigua en el Conde Duque CUATRO LUNES DE ABRIL B 10 reve pero intenso este pequeño festival que bajo el título de Música Antigua en el Conde Duque presentará cuatro conciertos a lo largo de los cuatro lunes del mes de abril. Se iniciará con el violagambista sevillano — de padre sirio y madre palestina — Fahmi Alqhai, quien, en un programa titulado The Spirit of Gambo, presentará obras de Hume, Marais, Forqueray, Abel y J. S. Bach. Seguirá, el día 14, el clavecinista Richard Egarr con una propuesta que incluye música inglesa y francesa del siglo XVII: Gibbons, Byrd, Purcell y Louis Couperin. También al clave, el vigués Diego Ares Grova ofrecerá el 21 las Variaciones Goldberg de Bach. Cerrarán el festival, el lunes 28, Hiro Kurosaki y Alberto Martínez Molina con obras para violín y clave de Haendel y Tartini. Nombres consagrados y nuevos, presente y futuro con un toque de exquisitez. Madrid. Auditorio Conde Duque. 7/28-IV-2008. 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 11 AGENDA 20 años del Palau de la Música de Valencia BARENBOIM, ESTRELLA INVITADA V einte años de su inauguración ha celebrado, en este, el Palau de la Música de Valencia. Los fastos del cumpleaños se cierran como corresponde, es decir, con un concierto extraordinario en todos los aspectos. Nada menos que Daniel Barenboim es el invitado para actuar como solista con la Orquesta de Valencia, dirigida por su titular, Yaron Traub. El programa incluye la Obertura de “Rienzi” de Wagner y, sobre todo, dos piezas para piano y orques- ta. Una de ellas — el Concierto nº 2 de Chopin— no suele asociarse con el pianista argentino, lo que otorga a la cita un interés mayor aún. La otra —el Tercero de Beethoven — es parte fundamental de su repertorio. Valencia. Palau de la Música. 21-IV-2008. Daniel Barenboim, piano. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Wagner, Chopin y Beethoven Música en la Red ZARZUELA DESDE LONDRES A unque parezca mentira, una de los mejores páginas sobre zarzuela que pueden encontrarse en la red es británica y está en perfecto inglés: www.zarzuela.net. Coordinada en Londres por Christopher Webber y en Madrid por Ignacio Jassa Haro, andaba los últimos meses un poco perezosa pero en estos días vuelve a dar la talla con un magnífico artículo de Andrew Lamb sobre La Generala de Vives que se representa en Madrid, incluyendo desde un repaso a la opereta española hasta una discografía comentada y salpicado de excelentes ilustraciones. La página incluye casi todo lo que le puede interesar al aficionado a la zarzuela y, lo que no es menos importante, su magnífico nivel técnico anima a quien siéndolo menos se adentra en ella a profundizar en algo que le queda lejano. Tal vez porque aquí se presenta siempre como una atractiva mezcla de viejo y nuevo, de mirada nostálgica al pasado y de imperiosa necesidad de apostar por el futuro. En esta muy entretenida zarzuela.net hallaremos una historia del género que complementa a una amplísima lista de títulos elaborada por Webber y basada en los trabajos de Manuel García Franco y Ramón Regidor Arribas. De sesenta y tres de ellas se nos ofrecen completísimas sinopsis y letras —estas en versión original e inglesa— de los principales momentos de cada una. Los artículos publicados a lo largo de la historia de la página —bastantes de ellos en doble versión— son fácilmente accesibles y la sección de crítica discográfica es un modelo por la seriedad de su planteamiento, la sabiduría de sus autores y, de nuevo, un equilibrio admirable a la hora de juzgar lo antiguo y lo moderno. Hay también una sección de discos especialmente recomendados. Unos cuantos enlaces nos llevan a otras páginas, comercios que disponen de discos de zarzuela y casas de discos. Y, de propina, una excelente galería fotográfica. Es fácil de imaginar el esfuerzo que conlleva mantener una página como esta en la que, además, no hay publicidad, ni siquiera en forma de vínculo con algún sitio en el que comprar directamente los discos o los libros que se reseñan. Por eso no se puede reprochar que se quede tan cortito el apartado de descargas de música, basado en una página ya cerrada y cuya renovación haría aún más interesante este ya de por sí muy recomendable sitio. 11 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 12 AGENDA En su XII Edición KÁROLY SZEMERÉDY GANADOR DEL ACISCLO FERNÁNDEZ CARRIEDO E l barítono húngaro Károly Szemerédy ha resultado ganador del XII Concurso Internacional de Canto Acisclo Fernández Arriedo, organizado por la Fundación Guerrero y que tuvo lugar en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. El segundo premio fue concedido exaequo al coreano Jong-Hoon Heo y al español Juan Antonio Sanabria Breval. El premio al mejor cantante de zarzuela fue, igualmente exaequo, para Jong-Hoon Heo y Laura Sabatel Moreno. El jurado estuvo integrado por Tomás Marco (presidente en funciones en sustitución de Miguel del Barco), José Luis García del Busto, Tom Krause, Paolo Pinamonti, Justo Romero, Cheryl Studer, y Rosa Mª García Castellanos, directora de la Fundación Guerrero. Del Liceu al Palau H ay festivales que permanecen fieles a sus esencias y eso, en estos tiempos de alegres fusiones y extravagantes propuestas, tiene mucho mérito. Uno de ellos es el Festival de Torroella de Montgrí, creado y dirigido desde su primera edición por Josep Lloret: la música clásica ha sido siempre el motor de una programación que combina propuestas de riesgo —rescatando, por ejemplo, obras del pasado que, nos engañemos, rara vez consiguen colgar el cartel de no hay entradas— con obras de mayor impacto, pero sin caer en las trampas del mercado de los divos. Ya tienen a punto su XXVIII edición, 12 que, con un presupuesto de 1100000 euros, ofrecerá este verano 14 conciertos del 18 de julio y el 26 de agosto. La cita inaugural ya es una alegría: la soprano Isabel Rey y el director Alfredo Bernardini en un programa que combina arias de Gluck, Jommelli y Mozart, con la Sinfonía nº 25 del salzburgués y la Segunda Sinfonía de Carles Baguer y que cuenta con el protagonismo, por segundo año consecutivo, de una joven orquesta de instrumentos de época que tendrá mejor futuro en cuanto deje de utilizar el imposible nombre de Orquestra Històrica del Festival de Torroella de Montgrí-La Principessa Filosofa. Hay artistas fieles al fes- tival, como Joaquín Achúcarro y María Bayo, que vuelven con interesantes propuestas: el pianista vasco tocará el segundo libro de Preludios de Debussy y dos grandes páginas de Chopin (Fantasía impromptu, op. 66 y Sonata nº 3) mientras que la soprano navarra propone una exquisita velada liederística junto al guitarrista Pablo Sáinz Villegas con canciones de Martín y Soler, Sor, García Lorca, Rodrigo y Lorenzo Palomo. También actuarán las hermanas Labèque (Debussy, Schubert, Ravel) y el conjunto La Caravaggia, con la mezzosoprano Marta Infante (Merula, Marini, Falconieri y un exquisito etcétera. Pero este año quienes se llevan la palma como artistas principales invitados del festival ampurdanés son los hermanos franceses Renaud y Gautier Capuçon, que tocarán el Doble Concierto de Brahms, con la Filarmónica de Novosibirsk y Thomas Sanderling, y ofrecerán una velada camerística con el pianista Nicholas Angerich (tríos de Beethoven y Brahms). La recuperación del patrimonio musical hispano es otra de las constantes que animan la filosofía artística de Torroella y que tiene su cita estelar en el tradicional concierto que dedican a la memoria del ex ministro socialista asesinado por ETA Ernest Lluch. En esta edición, se recuperan obras del catalán Domènec Terradelles y su gran rival, Niccolò Jommelli, a cargo del conjunto Dolce e Tempesta dirigido por Stefano Demicheli (entre las rarezas, una Sinfonía para salterio, cuerdas y continuo de Jommelli). Este año ganan peso las citas al aire libre, en la plaza de la villa: Missa Solemnis con formaciones de Praga; mucho Chaikovski en los dos conciertos de la Filarmónica de Novosibirsk con Sanderling, que además estrenarán la Sinfonía Barcelona de Domènec González de la Rubia; un estupendo programa del Grupo Enigma y Juan José Olives, con la cantaora Carmen Linares, integrado por El amor brujo, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Ohana, y el estreno de Un vent transparent, de Ramon Humet: y un sorprendente concierto de Concerto Köln y el conjunto Sarband que incluye piezas de la tradición turca otomana y obras de inspiración turca de Gluck, Süssmayer, Kraus, Mozart y otros autores. Javier Pérez Senz Mathias Bothor Lluís Serrat Garriga TORROELLA CALIENTA MOTORES 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 13 AGENDA XIII Ciclo de Grandes Intérpretes POLLINI EN PLENITUD E Mathias Bothor s una de las citas del año. La presencia de Mauricio Pollini — la quinta ya en la historia del Ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo —constituye un acontecimiento allá donde se produzca, pues se trata de un encuentro con el mejor pianismo de siempre, con un artista que es ya una leyenda del teclado. Coincide, además, su concierto en el Ciclo con la aparición de una nueva grabación para Deutsche Grammophon, en la que se nos muestra como solista y director —de la Filarmónica de Viena nada menos— en un programa con los conciertos K.414 y K.491 de Mozart. El de su presencia en el XIII CGI incluye piezas de Chopin —Preludio nº 26, Balada nº 2, Cuatro mazurcas, op. 33 y Polacca, op. 53 — el segundo libro de los Preludios de Claude Debussy y la Sonata nº 2 de Pierre Boulez. Todas las posibilidades, pues, para escuchar al Pollini más fiel a sí mismo, más en su propia salsa, pues se trata de compositores que ama y domina. Un pianista en plenitud, que ha unido siempre la inteligencia y la hondura, la técnica y el color, la lógica y la imaginación. Madrid. Auditorio Nacional. 15-IV-2008. Mauricio Pollini, piano. Obras de Chopin, Debussy y Boulez. Necrología GIUSEPPE DI STEFANO H ace unos años, Luciano Pavarotti decía de Giuseppe Di Stefano: “Es mi modelo. Me gusta su manera abierta de cantar, la perfecta emisión, el extraordinario calor del timbre en cada registro”. Podríamos estar de acuerdo con estas afirmaciones del extinto tenor de Módena, ahora que su colega también acaba de dejarnos, si nos atuviéramos únicamente al primer Di Stefano, a aquel jovencito del pueblo siciliano de Motta Santa Anastasia que, todavía sin cumplir los 20 años, estudiaba canto en Milán con el barítono Luigi Montesanto y que tenía en la garganta un diamante natural, que el mundo descubriría oficialmente el 20 de abril de 1946, cuando en el Municipal de Reggio Emilia interpretó Des Grieux de Manon de Massenet. Esta parte definía muy bien sus cualidades ya apreciadas durante la guerra en Milán, cuando cantaba en salas de fiesta con el seudónimo de Nino Florio, y observadas durante su posterior estancia en un campo de refugiados cerca de Lausana: líricoligero de buena extensión, aérea emisión y homogéneo colorido, sin ninguno de los problemas que la mayoría de los tenores experimentan a la hora de proyectar el sonido a los resonadores superiores. En Di Stefano, en el de esa primera época, no existía, aparentemente, eso que se ha dado en llamar pasaje de registro, ese giro de la voz en el mi o el fa agudos. En él la columna sonora era una y homogénea, sin que en ningún caso se produjera intervención de la gola. Además, sfumaba, portaba y filaba con una naturalidad pasmosa. Ese instrumento áureo, cálido, mediterráneo, soleado, dotado de uno de los timbres más hermosos de la época, era ideal, en efecto, para Des Grieux, para Elvino, Nemorino, Nadir, Ernesto o para partes de mayor enjundia, pero siempre muy líricas, como Fausto, Werther, Edgardo o, incluso, Alfredo de Traviata. Su primera aparición internacional fue a fines de 1946 en el Liceo de Barcelona en esa parte emblemática de Des Grieux. En pocos meses, el tenor ascendió a las alturas. Formaría con Maria Callas un binomio único. Pero, poco a poco, su temperamento empezó a encauzarlo hacia partes de mayor densidad dramática: Turiddu, Loris, Chénier, Radamés, Des Grieux (Manon Lescaut), Dick Johnson… Y su organización fonadora fue resintiéndose. A finales de los cincuenta estaba ya para el arrastre. El talento artístico permanecía pero el instrumento no era ni sombra. Aun así siguió cantando todavía hasta en los años setenta. El que firma ha de confesar que llegó a la música gracias a esta voz sin igual: repetidas audiciones en una emisora de provincias de un exultante O sole mio! le movieron a interesarse por el canto, la ópera y el arte de los sonidos en general. Algo que no se olvida. Arturo Reverter 13 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 14 AGENDA Dotado con 60000 euros GERARDO GANDINI, PREMIO IBEROAMÉRICANO TOMÁS LUIS DE VICTORIA E l compositor argentino Gerardo Gandini ha obtenido el VIII Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria, convocado por la SGAE y dotado con 60000 euros. Gandini se alzó con el galardón entre un total de 58 compositores finalistas provenientes de 17 países iberoamericanos. El jurado internacional del premio estuvo integrado por Jon Bagüés, José Luis García del Busto, José Peñín, Luis Merino e Irma Ruiz y ha querido destacar, según el acta final, “la dimensión internacional de su trayectoria, la trascendencia, proyección e influencia de su obra en genera- ciones posteriores, su apertura a la innovación y difusión de la música contemporánea y la creatividad puesta en juego en la construcción del diálogo entre pasado y presente mediante un lenguaje compositivo capaz de interesar a audiencias de diversas franjas de edad y de distintas procedencias geográficas y culturales”. Gerardo Gandini, nacido en Buenos Aires el 16 de octubre de 1936, estudió composición con Goffredo Petrassi y Alberto Ginastera y se formó como pianista con Roberto Caamaño, Pía Sebastián e Yvonne Loriod. Música española en la Musikverein BENET CASABLANCAS: VIAJE A VIENA E l próximo 9 de abril de 2008 tendrá lugar en la sala de la Musikverein de Viena un concierto monográfico integrado por diversas obras para orquesta de cámara de Benet Casablancas. El concierto, que estará a cargo del conjunto Barcelona 216 y el actor Carlos Hipólito en la parte solista, todos ellos dirigidos por Manuel Valdivieso, se enmarca en la segunda edición del ciclo Spanien Modern, organizado por el Instituto Cervantes de Viena con el patrocinio del Institut Ramón Llull. Entre las obras interpretadas destaca especialmente Siete Escenas de Hamlet, para recitador y orquesta de cámara. El programa se completa con New Epigrams, In modo di Passacaglia y Celebració. Viena. Musikverein. 9-IV-2008. Barcelona 216. Carlos Hipólito, recitador. Obras de Benet Casablancas. Para dirigir Fidelio ABBADO EN MADRID 14 Madrid. Teatro Real. 19, 21 y 23–IV- 2008. Beethoven: Fidelio. ción tenoril de los últimos años— y Anja Kampe, junto a otros que representan una ilustre veteranía, tal Giorgio Surjan y Albert Dohmen. Se trata de una coproducción del Teatro Real con los teatros de ópera de Regio Emilia, Modena y Ferrara y el Festival de Baden-Baden. El gran Claudio dirigirá los días 19 y 21, siendo Eivind Gullberg Jensen el responsable musical de la función del día 23. Kasskara U na de las presencias más esperadas en la temporada del Teatro Real es la de Claudio Abbado, quien acude con su Mahler Chamber Orchestra —apoyada por el Arnold Schoenberg Choir y el Coro de la Comunidad de Madrid — para ofrecer un Fidelio beethoveniano sin duda prometedor. La puesta en escena es del gran Robert Carsen —de quien se recordará siempre su Diálogos de carmelitas en el mismo escenario— y el reparto reúne nombres tan prometedores como los de Jonas Kaufmann —la gran revela- 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 15 1-16 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 09:47 Página 16 AGENDA Presentada la próxima temporada del Teatro Real TRADICIÓN Y MODERNIDAD Bofill Dario Acosta L a triple dirección del Real presentó su temporada 2008-2009 haciendo especial hincapié en varias premisas, en cabeza la de utilizar la capacidad técnica, presupuestaria y temporal al máximo (219 espectáculos programados), además de recalcar la continuación de su labor pedagógica (en colaboración con la Universidad Carlos III) y con el deseo de llegar a la mayor audiencia posible dado el carácter público y nacional del teatro. Se comentó también la calidad de su coro (con la contratación de Paul Burian, el nuevo director) y orquesta, en vías de renovación y ampliación. Los 17 títulos operísticos van de Il ritorno d’Ulisse in patria monteverdiano (Venecia, otoño de 1640 y que llega por fin a España) al estreno de Faust-bal, ópera en dos partes de Leonardo Balada con texto de Fernando Arrabal, previsto para febrero de 2009. Un amplio periodo de la historia del género que completarán títulos —algunos dentro del contexto temático denominado Tentaciones— de Verdi, Haendel, Janácek, Falla, Wagner, Donizetti, Schumann, Berlioz, Mozart y especialmente Stravinski. En los repartos aparecen nombres de ineludible encanto e inevitable atracción, un capítulo que se redondeará con el ciclo Grandes Voces: DiDonato, Heppner, Nina Stemme, Gallardo Domâs y Marcello Giordani, con Domingo y Villazón cerrándolo en un programa de zarzuela. Aparte de la presencia en el foso de López Cobos, los directores se han elegido de acuerdo a su disposición particular para el respectivo encargo; de ahí, Jirí Belohlávek para Jenufa, con Robert Carsen en escena, fascinante regista al que se suman otros colegas como Robert Lepage, Font de Comediants, Ian Judge o Pizzi. Dentro de las cuatro sesiones dedicadas al ballet, Ángel Corella presentará en nuevo Ballet Clásico de España y Víctor Ullate celebrará el XX aniversario de su agrupación. De nuevo la Sala Gayarre acogerá su diversificada y atractiva propuesta de pequeño formato. Vuelven los exitosos Domingos de Cámara y el no menos popular Ciclo de Ópera en Cine en esta propuesta definida por sus responsables de Tradición y modernidad. Fernando Fraga Festival LUGO EN MÚSICA Lugo. Festival de Música Ciudad de Lugo. 12-III/3-VI-2008 www.lugo.es 16 Joe Aesmorga E l Festival de Música Ciudad de Lugo —XXXVI Semana del Corpus — llenará de actividades la bella ciudad amurallada desde el sábado 12 de abril — con La Pasión según San Juan de Bach a cargo de la Real Filharmonía de Galicia dirigida por Frans Brüggen— hasta el miércoles 4 de junio con un programa dedicado a los cancioneros españoles del siglo XVI en las voces del Coro Universitario de Santiago. Entre los nombres que integran la programación de este año, hay que destacar a la pianista Joanna McGregor, los cantantes Simone Kermes —que dedicará su sesión al barroco — , Carolyn Sampson — con el sugerente título de C’est l’extase—, Manuela Custer y José Manuel Zapata —La ópera belcantista—, Xavier Sábata — Tras los pasos de Senesino— y Mark Padmore —Canciones de Britten— y al director de orquesta Ottavio Dantone. Este, con la Orquesta del Festival de Torroella, propondrá su versión de Juditha triumphans de Vivaldi. 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:04 Página 17 PAGS. 18 Y 26:SCHERZO 229 25/3/08 14:52 Página 18 AC T U A L I DA D Actualizaciones como obligación UN PINTOR LLAMADO TANNHÄUSER Bofill Gran Teatre del Liceu. 19-III-2008. Wagner, Tannhäuser. Peter Seiffert, Petra Maria Schnitzer, Béatrice Uria-Monzon, Bo Skovhus, Günther Groissböck, Vicente Ombuena, Francisco Vas, Lauri Vasar, Johann Till y Eliana Bayón. Director musical: Sebastian Weigle. Director de escena: Robert Carsen. Coproducción del Liceu, la Ópera de París y la Ópera Omori de Tokio. Escena de Tannhäuser de Richard Wagner en el Teatro del Liceo En el Liceu la única forma de ver un Wagner sin cambios de época es en versión de concierto. Si se levanta el telón, o es una puesta en escena futurista o está ambientada en nuestros días, por sistema, como si fuera la única alternativa posible. Por eso ya ni provocan escándalo ni generan entusiasmo: se quedan en una zona gris, marcada por la indiferencia o, en el mejor de los casos, los abucheos mezclados con aplausos, que es lo que recibió Robert Carsen tras el estreno de su nuevo montaje de Tannhäuser. Carsen traslada la acción a nuestros días para potenciar el único tema de la ópera de Wagner que le interesa plasmar teatralmente: la soledad y la lucha del artista por imponer su arte en la sociedad. Para ello, convierte a Tannhäuser en pintor, al que vemos, ya en la obertura, pintado desnuda a Venus en su taller, que es el BARCELONA NAC I O NA L ACTUALIDAD BARCELONA 18 Venusberg. Wartburg es una galería de pintura donde acabará colgando una tela que nunca veremos: al final de la ópera, Elisabeth posa junto a Venus e inspira la pintura que consagrará al artista. Como espectáculo, tiene buenas escenas, con una buena dirección de actores, pero en el segundo acto Carsen copia descaradamente ideas y golpes teatrales ya vistos en el Don Carlos dirigido por Peter Konwitschny: figurantes, coro y solistas atravesando los pasillos del patio de butacas para acudir, vestidos con elegancia, a una exposición, donde brindan con cava entre flashes de los fotógrafos… todo déjà vu e infinitamente menos divertido. Una decepción, porque Carsen sabe narrar hábilmente la historia que quiere contar, pero sacrifica demasiados aspectos del drama en un pretencioso intento de resultar original a toda costa. Sensacio- nal Peter Seiffert, un intenso y lírico Tannhäuser que no desfallece, valiente y conmovedor. Su mujer, Petra Maria Schnitzer convence con una Elisabeth de gran musicalidad y elegante línea. Béatrice Uria-Monzon es una Venus convincente como actriz pero a su voz le falta cuerpo y graves para Wagner. El musical Wolfram de Bo Skovhus, el sólido Hermann de Günter Groissböck y el eficaz Walther de Vicente Ombuena destacan en un correcto reparto. La fantástica actuación del Coro del Liceo y el buen hacer de Sebastian Weigle, que combina la versión de París con añadidos de la versión original de Dresde, dan más alegrías que una orquesta que sigue sin alcanzar el nivel de calidad que ofrecen otros escenarios españoles y europeos que juegan en su misma división. Javier Pérez Senz 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 19 AC T U A L I DA D MADRID ALBACETE / BARCELONA Alta comedia DON PASQUALE MARÍTIMO ALBACETE Manuel Podio Teatro Circo. 20-II-2008. Donizetti, Don Pasquale. Carlos López Galarza, María Rey-Joly, José Ferrero, José Antonio López, Emiliano Avilés. Schola Cantorum. Orquesta Sinfónica de Albacete. Director: Juan Luis Martínez. Director de escena: Curro Carreres. Carreres plantea la acción en clave de alta comedia y qué mejor ámbito para situarla que un crucero de lujo al cual van llegando durante la obertura, bien delineados ya, los personajes. Con numerosos guiños al cine norteamericano de la alta comedia a lo Lubitsch, por ejemplo, la ópera donizettiana supera la a veces un poco forzada traslación de época y espacio gracias al ritmo y la agilidad de la acción, que apoyan la oportuna escenografía, muy bella en el cuadro nocturno, de Esmeralda Díaz y el finísimo vestuario de Silvia García Bravo. Los personajes pierden un poco sus orígenes bufonescos para dar cuenta de su nada moralizante conducta que el cuarteto de cantantes saca a la luz con mucha dignidad siempre y, por momentos, con provecho. López Galarza no tiene Escena de Don Pasquale de Donizetti en el Teatro Circo quizás la voz que se suele asociar a Don Pasquale pero cantó y dijo bien su papel, añadiendo una presencia conveniente para su en general sobria caracterización. López fraseó con intenciones claras y eficaces un Malatesta destacable también por sus muy atractivos medios. Rey-Joly, pese a algunos agudos demasiado cercanos al grito, dio cuenta de su disposición para Norina, por tesitura, musicalidad, inteligencia y seguridad. Algo que le faltó a un poco relajado Ferrero, aunque hizo gala, más en el primer acto que en el último, de medios muy atractivos, suficientes y adecuados al personaje. Colaboró dignamente Avilés como Notario. El coro cantó y se movió con desenvoltura, especialmente en su decisiva intervención del acto III, momento muy bien aprovechado por regista y coreógrafo (Toni Perea). La Sinfónica de Albacete sonó empastada y sumisa a los tempi normales impuestos por una dirección que debería haber vigilado y controlado bastante más el volumen del conjunto. Fernando Fraga OBC INTERPRETAR Y DIRIGIR Barcelona. L’Auditori. 29-II-2008. OBC. Amanda Forsyth, violonchelo; Pinchas Zukerman, violín y director. Obras de Wagner, Bruch, Mozart, Prokofiev y Chaikovski. 7-III-2008. OBC. Director: Emmanuel Krivine. Obras de Schumann y Zemlinsky. N o sabemos con exactitud las razones por las cuales cada vez más destacados intérpretes deciden dedicarse también a la dirección, aunque nos las imaginamos. Debe haberlas de índole artística pero también crematística. Lo que sí sabemos es que, en la mayoría de los casos, esos brillantes intérpretes no están a la misma altura al empuñar la batuta. Lo hemos podido comprobar, una vez más, con Pinchas Zukerman, violinista de sonido pleno y potente (a veces muy incisivo, incluso agresivo), facilidad técnica, naturalidad aparente y dominio indis- cutible del instrumento, pero, ¡ay!, sin la necesaria profundidad y expansión expresivas en su versión del Concierto para violín y orquesta nº 5 en la mayor, KV 219 “Turco” de Mozart. El solista ganó con creces al concertador. Funcional y espesa la versión de la obertura de Los maestros cantores de Nuremberg, de Wagner. Singularidad de Amanda Forsyth, con un sonido bello y homogéneo, en Kol Nidrei para violonchelo y orquesta, op. 47, de Max Bruch. Y sólo correctas las versiones de la Sinfonía clásica, op. 25, de Prokofiev, y Obertura-Fantasía de Romeo y Julieta, de Chaikovski. También es verdad que directores exclusivos no lo hacen mejor muchas veces. No es la Segunda Sinfonía de Schumann una obra fácil, agradable a primera vista ni muy lucida las más de las veces. Más allá de que pertenezca o no a los “días oscuros” de su autor, requiere una suma finezza en su ejecución. En la irregular versión que Emmanuel Krivine, un buen director, nos ha ofrecido en esta ocasión, a las dudas y algunos desajustes iniciales — ese misterioso y perturbador arranque— siguieron algunos momentos espléndidos de la cuerda, alternando con otros de un sonido brutto, suciofeo. Excesiva rapidez, también, en ciertos pasajes de los tiempos rápidos. Lo dicho, una obra no fácil. Loable la inclusión en el programa de la fantasía para orquesta Die Seejungfrau (La sirena), de Alexander von Zemlinsky —un autor escasamente difundido—, que la OBC ha incorporado con esta su primera audición de la obra, con apariencia de poema sinfónico. Versión correcta y funcional, que habríamos agradecido más imaginativa. José Guerrero Martín 19 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 20 AC T U A L I DA D BARCELONA Donizetti concertante LA DIVA Y SUS FANS Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 22-II-2008. Edita Gruberova, Ewa Podles, Josep Bros, Ildebrando D’Arcangelo. Orquestra Simfònica i Cor del Gran Teatre del Liceu. Director: Stefan Anton Reck. Donizetti, Lucrezia Borgia (versión de concierto). Bofill E dita Gruberova tiene gran cantidad de fans que jalean todas sus actuaciones, hasta llegar a la exageración, como ocurrió en esta función de Lucrecia Borgia. La cantante eslovaca tiene muchos méritos, entre los que destaca la seguridad, en un repertorio siempre difícil, después de una larga carrera que cumple cuarenta años, pero también tiene un estilo personal, tanto en la forma de ver el belcantismo, como por determinados enfoques en la zona alta, que no siempre encajan en lo que, para algunos, debe ser el purismo. Con todo, su actuación fue brillante en lo vocal y más genérica en lo expresivo, realzando el poder del rol, con una visión más enfocada a destacar sus facultades, que la personalidad de manipuladora de Ewa Podles, Josep Bros y Edita Gruberova en Lucrezia Borgia de Donizetti Lucrecia. Josep Bros es el ejemplo del cantante con una musicalidad innata, un fraseo medido y un canto elegante que domina el rol, superando con seguridad todas las dificultades. Un lujo es Ewa Podles, como Orsini, con su potente voz de contralto y su forma de definir su parte con fuerza en el una versión cohesionada, pero también con una cierta rigidez, a la que faltaban transparencia y sutilezas, con una orquesta que mantiene ese nivel algo inferior en el repertorio italiano y un coro que continúa en un buen nivel, algo estabilizado. registro grave, con sentido del contenido y con suficiencia en el registro agudo. Completaba el reparto Ildebrando D’Arcangelo, como Alfonso d’Este, con un canto de línea noble, y de expresión vengativa y un grupo de cantantes muy conjuntado. La dirección estaba a cargo de Stefan Anton Reck, en Albert Vilardell Saffer, Daniels y Labadie en una velada haendeliana LA RAZÓN DE LOS CONCIERTOS Bofill Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 23-II-2008. Concierto Haendel. Lisa Saffer, soprano; David Daniels, contratenor. Orquestra de Cambra. Director: Bernard Labadie. Fragmentos de Alcina, Partenope, Giulio Cesare, Rodelinda, Water Music, Rinaldo y Semele. D 20 entro de la programación del Liceu se incluyen algunos conciertos y a veces me pregunto la razón de ello, teniendo en cuenta los resultados y el marco, a pesar de contar con intérpretes de calidad. Es el caso de éste dedicado a Haendel, donde se incluyeron arias y dúos de varias de sus óperas, junto a fragmentos orquestales, como la Suite de Alcina o la Suite nº 3 en sol mayor, de la Water Music, con una denominada Orquestra de Cambra, en donde había músicos de la Sinfónica y otros de distinta procedencia, incluidos en esta nueva entidad, cuya programación desconocemos. Entre los cantantes destacó la presencia Lisa Saffer y David Daniels en un momento del concierto del contratenor David Daniels, uno de los mejores de su cuerda, por su timbre homogéneo, su gran musicalidad y una dicción muy expresiva, como se pudo comprobar en sus versiones de las páginas de Giulio Cesare, Rodelinda y Partenope, con una gran claridad expositiva. Le acompañaba Lisa Saffer, soprano de bella voz, de proyección suficiente, a la que une su especialización en este repertorio que domina, como demostró en Partenope, Giulio Cesare y Semele, así como en los dúos con Daniels, de fraseo muy contrastado y elegante. La Orquestra de Cambra, dirigida por el maestro canadiense Bernard Labadie, tuvo momentos interesantes, especialmente en el acompañamiento de los cantantes, pero en las partes en que era ella la protagonista no acabó de conseguir el estilo, que resultó algo superficial. La Suite de Alcina quedó algo monótona y a la Suite de la Water Music le faltaba un cierto carácter. Albert Vilardell 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 21 AC T U A L I DA D BILBAO Séptima edición del Festival SCHUBERTIADAS BILBAO Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. Festival Musika-Música. 28-II/2-III-2008. Schubert en Viena. Lo más sorprendente de la última edición del festival Musika-Música fue tal vez la inesperada capacidad de Franz Schubert para atraer a las masas. El autor austriaco es uno de los grandes, faltaría más, pero dudábamos de su arraigo entre el público menos docto, el profano si se prefiere, para el que el nombre de Schubert evocaba, creíamos, poca cosa. Por eso nos sorprendió la asistencia masiva de aficionados a las distintas salas del Palacio Euskalduna, pues ignorábamos que Schubert fuera hoy lo que nunca fue en vida, esto es, un autor popular. Ya se sabe que lo mejor de estas fiestas en los que mandan los conciertos simultáneos es que hay mucho para elegir, y que lo peor es precisamente que hay demasiado para elegir. Nosotros quisimos acercarnos al Schubert de la intimidad, al bohemio de las schubertiadas, por lo que faltamos a las citas con las orquestas que en el auditorio hacían sonar las grandes sinfonías del compositor vienés, entre ellas la Real Filharmonía de Galicia, la Sinfónica de Bilbao y la Nacional BurdeosAquitania. Sí escuchamos a Michel Corboz al frente del Ensemble Vocal de Lausanne y la Sinfonia Varsovia en una versión lenta, solemne y emotiva de la Misa nº 6 en mi bemol mayor D. 950, así como a Christoph Spering en el podio de la Das Neue Orchester y el Chorus Musicus dirigiendo con autoridad y gesto claro la Obertura de Rosamunda D. 797 y el singspiel Der vierjährige Posten, obra por cierto de mayor inspiración lírica que dramática. Las cuatro sesiones de cámara a las que asistimos fueron igualmente exquisitas, y basta la mera cita de los artistas que en ellas intervinieron para comprender la altura marcada por el festival: el Trío Chausson en solitario (Trío con piano D. 898 y Nocturno D. 897) y junto a la viola de Nicolas Peyrat y al contrabajo de Pénélope Poincheval (Quinteto con piano D. 667 “La trucha”), el Cuarteto Casals con el violonchelo de Xavier Philips (Quinteto para dos violonchelos y cuerdas D. 956) y el Cuarteto Ysaÿe (Cuarteto D. 810 “La Muerte y la doncella”). Por otra parte, sólo de impresionante cabe calificar el recital de Javier Perianes, en el que se perdió en los pentagramas de los Cuatro Impromptus D. 899 y las Tres Klavierstücke D. 946. Schubert no era un pianista virtuoso, por lo que sus obras, y mucho menos las breves, no plantean excesivas trabas técnicas, pero sí piden sensibilidad, reguladores, silencios, cierta ira interior y un recogido lirismo parejo al de sus lieder. Si hacía falta un artista ideal para abordarlas, ahí estaba Perianes. En similares niveles se movió el grancanario Iván Martín al resolver la Sonata D. 557 y cuatro de los Momentos musicales D. 780 con un pianismo más animado, acaso más brillante, quizá menos contenido, que el del onubense. Ambos llegan a esa etapa decisiva en la carrera de un músico que es la treintena ilusionados, sensatos, preparados y con probada madurez. Queda, claro, el lied. Ya el jueves la Coral de Bilbao había dejado una pobre impresión en su recital de lieder con la asistencia al piano de Anus Cividian, a pesar de la esforzada, fina y atenta labor de su director Iñaki Moreno. El barítono austriaco Wolfgang Holzmair arrasó el sábado al entonar las canciones de El canto del cisne con buena línea, hermoso centro, clara dicción, capacidad narrativa y variado fraseo; su recital fue una escuela de liederismo schubertiano en sí mismo. Y por fin, despedimos el domingo con el ciclo Viaje de invierno en la voz del tenor alemán Hans Jörg Mammel, quien cantó con gusto, decoro, atención al matiz y, todo hay que decirlo, sin la riqueza expresiva de Holzmair. En ambos casos Philippe Cassard se sentó al piano para relatar, mover las corrientes melódicas, mimar y asistir con deferencia a los cantantes, ayudando a crear en la sala ese brumoso halo de melancolía que debió de vivir en aquellas veladas vienesas impulsadas por Schubert, en aquellas schubertiadas en las que, por momentos, creíamos estar presentes. Asier Vallejo Ugarte 21 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 22 AC T U A L I DA D CANARIAS XXIV Festival de Música de Canarias EXCELENTE HETEROGENEIDAD CANARIAS Silvia Lelli Santa Cruz de Tenerife. Auditorio. 16-II-2008. Paquito D’Rivera, saxo alto y clarinete; Alex Brown, piano; Renaud García-Fons, contrabajo; Marc Miralta, batería. Orquesta Sinfónica de Tenerife. Director: Pablo Zinger. Obras de Gershwin, D’Rivera, Mozart y Piazzolla. 17-II-2008. Javier Perianes, piano. Cuarteto Borodin. Obras de Shebalin, Schubert y Shostakovich. 27, 28-II2008. Tatiana Serjan, soprano; Ekaterina Gubanova, mezzosoprano; Mario Zeffiri, tenor; Petri Lindroos, bajo. Orfeón Donostiarra. Orquesta Philharmonia. Director: Riccardo Muti. Obras de Schubert, Hindemith, Scriabin y Verdi. 29-II, 1-III-2008. Ainhoa Arteta; Raquel Lojendio, sopranos; Jordi Dauder, narrador. Gianluca Cascioli, piano. Orquesta de Cadaqués. Director: Neville Marriner. Obras de Sor, Arriaga, Mendelssohn y Mozart. En la recta final del Festival de Música de Canarias, Paquito D’Rivera, Riccardo Muti y el Cuarteto Borodin protagonizaron la magia de la música. Con un programa a caballo entre el ambiente clásico y la inspiración e improvisación jazzística, el director Pablo Zinger condujo a la Sinfónica de Tenerife en los ritmos de la Obertura cubana de Gershwin y el recorrido tímbrico del contrabajo de García-Fons en Conversaciones con Cachao —estreno europeo— de D’Rivera. Junto con el cuarteto de jazz formado por Alex Brown, Marc Miralta, Renaud García-Fons y Paquito D’Rivera, espléndidas improvisaciones en Lecuonerías y Recuerdos de Paquito D’Rivera, así como en todo el concierto, el cálido saxo y vivaz clarinete del mismo, inundaron el aforo completo del Auditorio. Por otro lado, Riccardo Muti con la Orquesta Philharmonia y el Orfeón Donostiarra afrontó con gran solvencia la alternancia de momentos intimistas-dramáticos y efectistas del Réquiem de Verdi. Desigual en cuanto a calidad resultó el cuarteto vocal. Sin embargo, superior fue el nivel del primer programa de Muti. Las posibilidades sonoras e interpretativas exquisitas de orquesta y director recorrieron con pleno empaste orquestal y conmovedora belleza la Obertura Rosamunde y la Sinfonía nºº 8 “Incompleta” de Schubert —fabulosa la integración sonora del viento madera y metal—, la equilibrada coherencia del reclamo anti- 22 RICCARDO MUTI rromántico del lenguaje de Nobilissima visione de Hindemith y la dinámica explosiva-implosiva en El poema del éxtasis, op 54 de Scriabin. Sin duda, lo mejor. Entre ambos acontecimientos, en el Teatro Guimerá, el buen hacer del Cuarteto Borodin cautivó por el lirismo del Cuarteto nºº 5 “Eslavo” de Shebalin, la limpieza interpretativa del Cuarteto de cuerda nºº 12 “Quartettsatz” de Schubert y el fascinante tratamiento diáfano del contrapunto así como la profundidad en el Quinteto para piano y cuerda en sol menor de Shostakovich. Firme y decidido despuntó el piano de Javier Perianes. Con la Orquesta de Cadaqués bajo la dirección del carismático Neville Marriner clausura el Festival con un programa doble en el que, con menor nivel res- pecto a los anteriores, destacó la cuerda en la vitalidad de la obertura de Alphonse et Léonore ou l’amant peintre de Fernando Sor, la teatralidad interpretativa en la madura voz de Ainhoa Arteta en Herminie de Arriaga y la equilibrada ejecución del coro de la Filarmónica de Gran Canaria, las sopranos Arteta y Raquel Lojendio y el narrador Jordi Daudor en El sueñño de una noche de verano de Mendelssohn, si bien se echó en falta mayor desarrollo del elemento poético de la obra. Menos afortunada en la aceptación sin condiciones tuvo la inconstante coherencia expresiva de la Sinfonía nºº 38 “Praga” de Mozart y el piano poco elocuente de Gianluca Cascioli en el Concierto nºº 23 para piano y orquesta de Mozart. Carmen D. García González 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 23 AC T U A L I DA D CÓRDOBA Kemp monta la ópera de Offenbach EXPECTATIVAS DESVANECIDAS José Carlos NIevas Gran Teatro de Córdoba. 24-II-2008. Offenbach, Los cuentos de Hoffmann. Aquiles Machado, Felipe Bou, María José Moreno, Sarah Castle, Annamaria Dell’Oste y Giuseppina Piunti. Coro de Ópera Cajasur. Orquesta de Córdoba. Director musical: Miquel Ortega. Director de escena: Lindsay Kemp. Escena de Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach en el Gran Teatro de Córdoba CÓRDOBA Esta representación de la más famosa ópera de este compositor francoalemán, en coproducción con el Palacio de Festivales de Cantabria, el Festival Castell de Perelada y la Quincena Musical de San Sebastián, traía como unos de los alicientes principales la puesta en escena de Lindsay Kemp, después de su última incursión operística hace cuatro años con una interesante Madama Butterfly. La edición escogida para esta ocasión ha sido la más habitual de Choudens en la que incluye los arreglos musicales de los recitativos de Ernest Giraud, quien ultimó la partitura que el autor dejó inconclusa. La ilusión poética que albergaba este coreógrafo británico por poner en escena esta fantasía lírica ha quedado desvanecida en los resultados. Contaba, como factor vocal de gran interés, con la presencia del tenor venezolano Aquiles Machado que, siendo conocedor de la amplitud vocal que requiere el personaje protagonista, donde se alternan páginas de diferente naturaleza lírica que requieren una voz de peso a la vez que muy versátil, sólo fue adquiriendo cierto afianzamiento en el transcurso de la representación pero sin llegar a la plenitud vocal de otros momentos de su carrera, no pudiendo evitar ser eclipsado por María José Moreno en El cuento de Olimpia. La cantante granadina alcanzó el punto culminante de esta producción tanto en el aspecto vocal, exhibiendo una portentosa coloratura, impostación y una gran brillantez de emisión, como en el dramático, lo que le llevó a recibir la mejor respuesta del público, que también supo reconocer el ingenio del actor, cantante y bailarín francés François Testory en sus tres distintas intervenciones de secundario, de manera muy especial en el papel de Franz del segundo acto, donde puso un toque de gracia y frescura a su actuación. La propuesta musical quedó contagiada por la escénica que nunca terminó de levantar especial atención, incluso en el momento de la famosa y decadente barcarola que abre el tercer acto, en la que el director de escena ha caído en fórmulas conocidas suficientemente superadas. Es así que el maestro Miquel Ortega daba la sensación de limitarse a la partitura sin alentar desde el foso la plástica del escenario bastante escasa de emoción. En cuanto al resto del elenco vocal hay que reconocerle trabajo y entrega al bajo Felipe Bou que supo imprimir tensión a cada uno de los diabólicos personajes que representó, sin olvidar a la neozelandesa Sarah Castle que mantuvo cierto lirismo en su papel de Nicklausse. Las otras dos protagonistas se limitaron a cumplir con su cometido sin llegara alcanzar el lirismo cálido y emotivo en el caso de Antonia (Dell’Oste), ni la agresiva sensualidad que requiere el papel de Giulietta (Piunti), contribuyendo al conjunto de una producción que se mantuvo alejada de la imaginación desbordante que encierra el argumento y la riqueza musical de sus pentagramas, no terminando de expresar con eficiencia los elementos casi sobrenaturales que encierra esta ópera plena de fantasía. José Antonio Cantón 23 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 24 AC T U A L I DA D CUENCA XLVII Semana de Música Religiosa AUTOS, ORATORIOS, ODAS CUENCA Fotos: Santago Torralba Auditorio. Catedral. Iglesias de San Felipe Neri, La Merced y San Miguel. Museos de las Ciencias y de Arte Abstracto Español. 14/18-III-2008. 24 La XLVII Semana de Música Religiosa de Cuenca empezó con lo que parece que va a ser uno de los signos distintivos de la nueva etapa, un auto sacramental con música para una de las representaciones conocidas. Esta vez fue La Paz Universal de Calderón — pieza circunstancial para la Paz de los Pirineos de 1659— , con la música de José Peyró. Atractivo espectáculo teatral de Antiqua Escena, que dirige Juan Sanz, con notable aportación de vestuario y danza (Ana Yepes) históricos. La Grande Chapelle y Albert Recasens, entregados, bien que no muy brillantes. Por desgracia, la necesaria inteligibilidad del verso calderoniano dejó bastante que desear. Basándose en las fuentes del Archivo de la Catedral conquense, el Ensemble Gilles Binchois, más la moderada coloración de los Sacqueboutiers de Toulouse, con dirección de Dominique Vellard, exploró varias páginas de polifonía renacentista española, logrando versiones especialmente limpias y comunicativas de las misas de Morales (Pro defunctis) y Victoria (Quarti toni). Lera Auerbach se presentó como pianista con seis de sus propios interesantes Preludios y una versión más que solvente de los Cuadros de una exposición de Musorgski. Desafortunadamente, la Fundación Antonio Pérez padece una acústica que satura el sonido del piano. Una de las joyas de esta primera parte de la Semana ha sido, con pocas dudas, el oratorio de Cavalieri Rappresentatione di Anima e di Corpo, por L’Arpeggiata y Christina Pluhar, interpretado con toda propiedad en la iglesia conquense de San Felipe Neri. Con ligeros toques escénicos, la versión tuvo una frescura y un poder de comunicación contagiosos, Escena de La Paz Universal de Calderón de la Barca Escena de Rappresentatione di Anima e di Corpo de Cavalieri evidenciando lo mucho que este grupo gana en directo. Magnífico recital del clavecinista Herman Stinders sobre el tema del Memento mori — la muerte como inspiración del arte musical ha sido el principal hilo conductor de esta edición de la Semana—, con un emocionado repaso a varias lamentaciones del siempre originalísimo Froberger. Peter Donohoe — artista residente de la edición— comenzó su recital al piano por seis Preludios y Fugas del Libro I del Clave bien temperado de Bach poco idiomáticos. La seca acústica de la Iglesia de La Merced no ayudaba demasiado, como se notó también en el rocoso tríptico Preludio, aria y finale de Franck. El pianista salió airoso en su acercamiento a la Sonata en si menor de Liszt, volcada hacia lo enérgico y menos contemplativa en los pasajes líricos. Seductora, desde los puntos de vista tímbrico y rítmico, su lectura de Cantéyodjayá de Messiaen. Las dos sesiones de Il Fondamento, que dirige Paul Dombrecht, nos acercaron a dos compositores en cierto sentido paralelos, Zelenka y Bach. Del primero se dieron —con el Coro de la Radio Flamenca— el Miserere en do menor, De Profundis en re menor y el Réquiem en do menor, que revelaron la extraordinaria personalidad y la compleja escritura contrapuntística de su autor. Del segundo, el planteamiento minimalista fue al menos suficiente para reproducir las músicas extraordinarias del Actus tragicus y la cantata fúnebre BWV 198. Tenebrae y la JONDE, bajo la eficaz dirección de José Luis Estellés, defendieron con convic- ción La esfera de Pascal, de Jorge Fernández Guerra — con textos del Paraíso de Dante y la misa de réquiem gregoriana—, obra encargo de la Semana, donde se hizo patente la habilidad caligráfica del compositor. Colorista y animado montaje de Los siete pecados capitales de Weill debido a Frederic Amat. El joven y más que prometedor Cuarteto Granados ha protagonizado las Jornadas Olivier Messiaen, tres sesiones cuartetísticas —de las que aquí se citan dos— centradas en estrenos y reestrenos de compositores españoles acompañados de un par de cuartetos de Béla Bartók. Pudieron así volver a oírse la madura concepción instrumental de Las siete últimas palabras de José Luis Turina, la profunda idea de Primera luz de Auerbach y conocerse el estreno de El triunfo de la muerte de Miguel Franco, donde se da una última —por ahora— e ingeniosa vuelta de tuerca a la utilización del tema del Dies iræ gregoriano. Muy estimable la versión del Tercero de Bartók. Un momento ciertamente único se dio con la Pasión según san Juan de Bach por los English Baroque Soloists, el Coro Monteverdi y dirección de John Eliot Gardiner. Lección suprema de musicalidad, sentido narrativo, naturalidad y máxima compenetración entre músicos y batuta; se contó con el Evangelista único de Mark Padmore y el buen Jesús de Dietrich Henschel. Los solistas de las arias, del propio coro, cumplieron suficientemente, bien que con prestaciones mejorables en algunos casos, pero eso fue algo muy menor en medio del océano de grandísima música que arrastró a los oyentes. Una velada difícilmente olvidable. Enrique Martínez Miura 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 21:41 Página 25 AC T U A L I DA D CUENCA De Messiaen al drama medieval SIN RESPIRO I ntensidad y calidad: el final de la Semana de Cuenca, pasado por la nieve, fue como su comienzo, con unas cuantas cimas muy elevadas y un programa apretado: muchas bellezas. El “encierro” de la JONDE con Reinbert de Leeuw dio frutos espléndidos en el Auditorio, en obras de Messiaen, con un conjunto en excelente forma y un director eficaz y con gran sentido del espíritu de las obras; excelente la soprano Christiane Iven en Poèmes pour Mi; lástima que las 26 voces femeninas del Coro Nacional no tuvieran su mejor día en las Petites liturgies. Kees Boeke fue alma de dos conciertos, uno osado y vanguardista (Ensemble Duix), y otro de interés pero algo rutinario (Iglesia de Arcas, obras de Matteo da Perugia y anónimas); el primero, en la Fundación Saura, merecería todo nuestro espacio; se escucharon obras con todo tipo de flautas, de Gabriela Manca y de Boeke, y ellos mismos tocaban los instrumentos. En Il terzo concegno del sole pesante, de Manca, se advierte que la lejana lección de Pierrot Lunaire sigue dando frutos novísimos. Dos obras de Boeke, 4 in 3 in 2 in 1 y VCS 7 llevan muy lejos la tímbrica de flautas y murmullos (voces, al fin y al cabo) o las sorprendentes flautas contralto en choque o incluso empaste con la voz. Excelentes el timbre y la emisión de Jill Feldman. Tres de los grandes Requiem (Britten, Verdi, Brahms) jalonaron los tres días santos. Juanjo Mena dirigió con rigor, con pasión, con acierto los dos primeros, a nutridos conjuntos de gran nivel (Coro Ruggero Maghini, muy bien preparado por Claudio Chiavazza, Coro de I Piccoli Musici para Britten, Orquesta de la RAI). Emocionante el War Requiem de Britten, sobrecogedor y tam- SCHOLA ANTIQVA Cuenca. Auditorio. Fundación Antonio Saura. Espacio Torner. Catedral. Iglesia de Arcas. 20/23-III-2008. Escena de Ubi est Christus? por Alia Mvsica bién sugerente y refinado — así ha de ser, acaso— el de Verdi. Fueron los dos grandes éxitos de público de los días de Pasión. Qué directorazo es Juan José Mena. Muy buen nivel también el del Requiem alemán de Brahms, dirigido con intensidad e inspiración por Herreweghe, con una excelente Orquesta Champs-Élysées y un coro, el Collegium Vocale de Gante, que no dio lo mejor de sí en la cuerda de las sopranos. Nos perdimos el Viernes Santo un concierto Schütz en San Miguel (lástima) del que tuvimos excelentes referencias: Dirk Snellings y la Capilla Flamenca. Pero esa misma mañana, en San Pablo, Espacio Torner, una sorpresa: junto al Cuarteto para el fin del tiempo, una excelente propuesta del británico Jonathan Harvey (1939), Tombeau pour Messiaen, que sorprende por su planteamiento, sí, pero también porque todavía piano y cinta magnética sigan diciendo cosas que se desprenden de su abstracción material en una dramática muy espiritual. El alma era el pianista Peter Donohoe, que ya estaba en las Liturgias desgranadas por de Leeuw. El Cuarteto no es para virtuosos, pero sí para músicos con esa misma espiritualidad. Magnífica su sonoridad bajo los arcos góticos de San Pablo y en medio de la propuesta gráfica y de arquitectura interior del Espacio Torner. Y para concluir, en la Capilla del Espíritu Santo de la Catedral, una novedad que viene del siglo XII. A partir de un manuscrito de Vic, Miguel Sánchez y Josemi Lorenzo Arribas han reconstruido y recuperado un pequeño drama litúrgico románico, Visitatio sepulchri, con dirección escénica de Rafael Benito. El tema es el de “las mujeres ante el sepulcro”, con las tres Marías, un ángel, un vendedor de perfumes… y Cristo como personaje ausente y muy presente. Concluye con un Te Deum, al parecer de rigor, y se entrevera con piezas de la liturgia de Resurrección: tres voces femeninas y cinco masculinas, con ocasional acompañamiento de organetto. Una belleza de ocho siglos de antigüedad, un logro arrancado al tiempo: lo han denominado Ubi est Christus? No faltó a la cita el Triduo Sacro, con la espléndida Schola Antiqua dirigida por Juan Carlos Asensio, reforzado el viernes con el Via Crucis, y el domingo con la Misa solemne de Pascua (Códices de Las Huelgas y de Madrid). Semana brillante, pródiga en bellezas de una buena programación. Eso sí, sin respiro. Santiago Martín Bermúdez 25 PAGS. 18 Y 26:SCHERZO 229 25/3/08 14:52 Página 26 AC T U A L I DA D LA CORUÑA Ciclo de la Sinfónica de Galicia I PREMIO INTERNACIONAL DE COMPOSICIÓN MÁGICOS SECRETOS Palacio de la Ópera. 15-II-2008. Sarah Chang, violín, Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Josep CaballéDomenech. Obras de Groba, Shostakovich y Sibelius. 22-II2008. Sol Gabetta, violonchelo. OSG. Director: Libor Pesek. Obras de Buide, Chaikovski y Martinu. 7-III-2008. Radovan Vlatkovic, Vicente Castelló, Miguel Ángel Garza y Manuel Moya, trompas. OSG. Director: James Judd. Obras de Chabrier, Schumann y Sibelius. JESÚS VILLA-ROJO FUNDACIÓN SIGLO FUTURO Calle Cifuentes núm. 28 Campus Universitario. UAH 19002 - Guadalajara FUNDACIÓN SIGLO FUTURO Apartado de correos, 55 19080 - Guadalajara Teléfono: 654 734 883. Fax: 949 215 576 E-mail: [email protected] 26 Sarah Chang y Josep Caballé con la Orquesta Sinfónica de Galicia LA CORUÑA PARA CLARINETE Y CONJUNTO DE CÁMARA Sibelius describió su Tapiola refiriéndose a sus amados bosques boreales “donde los trolls tejen en la penumbra sus mágicos secretos”. La Sinfónica de Galicia desveló los misterios de los duendes nórdicos en sendos conciertos memorables en que interpretó las Sinfonías Segunda y Cuarta del gran compositor finés, Primero Caballé, después Judd, levantaron al público de sus asientos. La Segunda se integró dentro de un primer programa que se completó con dos notables Danzas meigas, de Groba, y el extraordinario Concierto para violín nº 1 de Shostakovich. Sarah Chang mostró su pasmosa técnica de arco y fue aclamada en unión de orquesta y director. La Cuarta fue interpretada en el tercer concierto; la OSG alcanzó un nivel excepcional bajo la dirección (sin batuta) de Judd, que se prolongó en un bis maravilloso, el célebre Vals triste del gran músico finlandés. El programa incluía el grato y breve Larghetto para trompa y orquesta, de Chabrier, donde se lució el trompa Vlatkovic que, en unión de Castelló, Galarza y Moya tocaron la soberbia Pieza de concierto para cuatro trompas y orquesta, de Schumann. Todos ellos, aclamados, obsequiaron al público con una elocuente fanfarria de Rossini, Rendez-vous, la chasse, que recrudeció las muestras de aprobación. Por ausencia, no puedo enjuiciar el segundo programa; pero cuantas personas he consultado han hablado maravillas de la violonchelista argentina Sol Gabetta, se han hecho lenguas de la dirección de Pesek (una de las grandes batutas actuales) y de la notable actuación de la OSG que mereció las muestras de aprobación del maestro. La obra de Buide (nacido en Santiago en 1980, hoy en la Universidad de Yale), Such places of Memory agradó por su razonable extensión (doce minutos) y una más que estimable muestra de técnica compositiva. Julio Andrade Malde 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 27 AC T U A L I DA D LAS PALMAS XLI Festival de Ópera A LUCIA LE SIENTA BIEN EL LUTO LAS PALMAS Nacho González Teatro Pérez Galdós. 2-III-2008. Donizetti, Lucia di Lammermoor. Mariola Cantarero, Massimiliano Pisapia, Troy Cook, Elia Todisco. Director musical: Marco Zambelli. Director de escena: Emilio Sagi. De vuelta al principal coliseo capitalino, tras su reinauguración a finales de la temporada pasada, y con el aliciente añadido de la tan demandada cuarta función en cada uno de los cinco títulos programados, ha arrancado con los mejores augurios el XLI Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, dedicado por siempre a la memoria imperecedera del ilustre tenor isleño Alfredo Kraus, que encontró en este drama donizettiano, máximo exponente del belcantismo decimonónico, uno de sus principales caballos de batalla. La gótica y flamígera producción, firmada por Emilio Sagi, da otra vuelta de tuerca a una truculenta historia de sacrificio y traición, delirio y venganza, y acentúa los aspectos sombríos y necrófilos de este viaje a los abismos de pasión del romanticismo más borrascoso y exacerbado. A través de una claustrofóbica puesta en escena, que combina hábilmente referencias freudianas y guiños cinematográficos, nos conduce a una cripta de interminables paredes de reflejos metálicos, en la que flota un tálamo/túmulo levadizo y por la que vagan los personajes como almas en pena. Una luz espectral y macilenta, cegadora en alguna ocasión, de tonalidades glaucas y bermejas, subraya y matiza con acierto los momentos culminantes de la acción dramática. Noche triunfal para las voces. Frente a otras aproximaciones lánguidas y melindrosas de la era precallasiana, Mariola Cantarero ofrece un retrato palpitante, enérgico y doliente de la lunática heroína. Defiende con pasmosa facilidad la brillante coloratura de los pasajes de virtuosismo florido y acrobático y además, como la voz ha ido ganando consistencia y anchura con el paso del Mariola Cantarero y Elia Todisco en Lucia di Lammermoor de Donizetti en Las Palmas tiempo, es capaz de conmover con patetismo de buena ley en los más elegíacos y lacerantes. Coronó su extraordinaria actuación la soprano granadina con una antológica y pirotécnica escena de la locura, de fulgurantes sobreagudos, calurosamente ovacionada por un público entusiasmado. El turinés Massimiliano Pisapia constituyó una auténtica revelación. Compuso un Edgardo de nobilísima factura, de cálida voz aterciopelada y opulenta, de elegante fraseo y de canto ardiente y efusivo. Su arrebatadora interpretación del aria del último acto fue fervorosamente premiada. El barítono norteamericano Troy Cook, quizá excesivamente lírico, trazó un Enrico de impecable línea y depurada escuela, mientras que el severo preceptor Raimondo fue encarnado por un seguro y contundente Elia Todisco con plena solvencia. Destacado plantel de comprimarios, con afortunadas intervenciones de Maite Maruri, convertida en daguerrotipo de Mrs. Danvers, del prometedor cantante lanzaroteño Francisco Corujo, como Arturo, y del eficaz Francisco Navarro, como Normanno. Hay que aplaudir sin reservas la labor encomiable del espléndido coro del Festival, capitaneado con sabiduría y pulso firme por Olga Santana, que dio muestras una vez más de su ductilidad y óptima preparación, y de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, bajo la batuta atenta y diligente del maestro Marco Zambelli, en esta ocasión sin los cortes habituales impuestos por la tradición. Luis Fernando Rivero Pérez 27 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 21:43 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Regresa La generala SU MAJESTAD LA OPERETA 28 Parece ser que una obra como La generala no había vuelto al teatro de la calle de Jovellanos desde aquel 3 de julio de 1947 de mano de la compañía de zarzuela y opereta recientemente formada por Conchita Panadés, a la que acompañaban el tenor Vicente Simón y las tiples Natalia Lombay, María Teresa Klein y muchos más artistas. Lo hace ahora con una nueva producción que reúne los ingredientes propios del género operetesco: retrato, sin avergonzarse de ello, de las vidas, las extravagancias y los amoríos de la aristocracia europea, sostenida por vuelos de fantasía y valses encantadores. ¡Y pensar que todo empezó por un vals! A partir de 1909 encantó a Madrid La viuda alegre, música de Lehár adaptada a la escena española por Manuel Linares Rivas y Federico Reparaz, cuyo éxito cambió el rumbo del teatro lírico español. Señalamos la importancia de la influencia duradera de la opereta vienesa sobre toda una generación de zarzuelistas españoles, no obstante que estos volvieran, en parte, a inspirarse en temas nacionales. Hasta 1925 se convirtió en una de las vías de recuperación económica de los empresarios, al tratarse de un espectáculo que requería riqueza de escenografía, vestuario y bailarinas, en una época en que los valores de la visualidad eran fundamentales; en eso poco ha cambiado de los tiempos actuales. Uno de los señaladísimos éxitos de Amadeo Vives fue La generala, opereta española de 1912 estrenada en el Gran Teatro de la calle Marqués de la Ensenada, acudiendo a los libretistas Perrín y Palacios, que imita a los modelos vieneses, pero que tiene la peculiaridad de hacer Jesús Alcántara MADRID Teatro de la Zarzuela. 15-II-2008. Vives, La generala. Carmen González, Ismael Jordi, Beatriz Díaz, Itxaro Mentxaka, Luis Álvarez, Miguel López Galindo, José Luis Gago, David Rubiera, Enrique Viana. Director musical: José Fabra. Director de escena: Emilio Sagi. Escena de La generala de Amadeo Vives en el Teatro de la Zarzuela convivir números de opereta francesa con elementos de zarzuela española. Es un género en el que el compositor catalán se desenvuelve con holgura, pues es sabido que al autor le sacaba de quicio toda producción que supiera a tipismo, cuadros de costumbre y sátira liberal — las características más destacadas del género chico. Abandonó el público la sala del Teatro de la Zarzuela con la sensación de haberse divertido y la satisfacción por el trabajo de conjunto planteado en el espectáculo. La propuesta escénica de Emilio Sagi tiene toda su impronta apoyada en la escenografía de Daniel Blanco, llevará al espectador a la recreación de elegantes salones y rico vestuario, propiedades del género opereta, nostalgias de un pasado aris- tocrático. El segundo acto sorprendió con un rodante y llamativo tiovivo como centro de la escena que dio buen juego y un final brillante en el que no faltaron, arrojados desde las alturas, los pedacitos de papel de varios colores recortados de varias formas como celebración festiva. En el ámbito interpretativo se manifestó la extraordinaria calidad y exigencia individual de los diversos participantes. Destacó el tenor jerezano Ismael Jordi, debutante en este escenario, como príncipe de opereta, de buen porte y cuidado canto, Carmen González, atractiva en sus maneras, con voz menos fresca, asumió su papel en la ambigüedad de dama y canzonetista francesa, Beatriz Díaz, como princesa Olga, se ajustó a las exigencias de su partenaire en el dúo de la rosa y siempre cantó con buen gusto, Itxaro Mentxaka, extraordinaria en su actuación, se llevó grandes aplausos, en todo momento supo mantener la hilaridad del público, completaron el elenco vocal en su buena medida, Luis Álvarez, Daniel Rubiera y Enrique Viana. Coro del Teatro y Orquesta de la Comunidad de Madrid recrearon la atractiva partitura de Vives bajo la dirección del maestro Fabra, que si bien no pudo salvar algún que otro desajuste entre foso y escena, contribuyó al éxito de La generala, obra esperada y bien recibida y a la que deseamos, al menos, la misma o mayor acogida que la aquí obtenida, en su próxima visita al Théâtre du Chatêlet de París. Manuel García Franco 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID Arte Sacro SÍ... PERO NO A CUALQUIER PRECIO Madrid. Basílica de Jesús de Medinaceli. 18–II–2008. García Fajer, Oficio de Difuntos. La Grand Chapelle. Director: Albert Recasens. Coro Schola Antiqua. L a Basílica de Jesús de Medinaceli tuvo el raro placer de de acoger el reestreno mundial del Oficio de Difuntos de Francisco Javier García Fajer dentro de los fastos del Festival de Música Sacra de la Comunidad de Madrid. García Fajer “El Españoleto” fue el compositor español más relevante de la segunda mitad del Siglo XVIII. Hoy en día, a pesar de la intensa labor de recuperación, su obra se encuentra perdida y olvidada. Las circunstancias que han rodeado la recuperación y reestreno de tan magnífica partitura llevan a plantear una serie de consideraciones de fondo. En primer lugar, se incluyó todo el canto litúrgico en canto llano que hubiera acompañado in illo tempore a la música de García Fajer. Este detalle de pulcritud histórica sería bienvenido si no significase una hora interminable de música gregoriana para un total de casi dos horas seguidas de concierto. En segundo lugar, teniendo en cuenta la importancia y el trabajo que implica una recuperación de esta entidad, llama la atención la escasa presencia de medios de comunicación y, sobre todo, de los grandes eruditos de la música española. En algunos casos no fueron informados, en otros la desidia y la pereza hicieron bien su trabajo. La última consideración concierne a la interpretación. Sin menoscabar el abnegado esfuerzo que implica la vocación por la música española antigua, hay que reconocer que la interpretación de la orquesta fue un poco descuidada. A pesar de trabajar muy bien y en detalle la partitura, Albert Recasens no pudo evitar que la coordinación no fuera del todo perfecta. Hay que destacar la buena labor de los cantantes —especial mención a los tenores— y del coro Schola Antiqua que, si hubo empacho de liturgia gregoriana, ésta fue de primera calidad. En definitiva, si bien debemos apoyar con todas nuestras fuerzas este tipo de iniciativas, tenemos que aprender todavía del trabajo de otras orquestas análogas en Francia, Alemania e Inglaterra: es fundamental enseñar deleitando. Federico Villalba 29 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 30 AC T U A L I DA D MADRID Temporada de la ONE ENTRE LA MINIATURA Y EL GRAN FRESCO Madrid. Auditorio Nacional. 23-II-2008. José Sotorres, flauta; Sergei Aleksashkin, bajo; José Sacristán, recitador. Orquesta Nacional de España. Director: Víctor Pablo Pérez. 29-II-2008. Obras de Khachaturian y Shostakovich. Steven Isserlis, violonchelo; Véronique Gens, soprano. ONE. Director: Josep Pons. Obras de Schumann, Ravel y Debussy. 8-III-2008. Javier Perianes, piano. ONE. Director: Howard Griffiths. Obras de Resit Rey, Mozart y Beethoven. L a Sinfonía nº 13, en sus distintos episodios que parten de la matanza de judíos en Babi Yar, fue bien desplegada por Víctor Pablo Pérez, de manera tensa y firme, vigorosa y directa. Actuó con sentido y estimable aunque opaca voz el bajo Aleksashkin. Redundante la intervención del comedido Sacristán al venir el texto en el programa, en traducción distinta de la que él empleaba (?). Sotorres demostró ser un excelente solista en el soporífero arreglo para flauta del Concierto para violín de Khachaturian. Un capricho de Rampal. Nos defraudó un tanto Véronique Gens, que no otorgó a la raveliana Shéhérazade ese punto necesario de discreta sensualidad que la define. Su voz, la de una lírica ancha, no brilló aquí, a veces demasiado diluida en la marea orquestal. Isserlis ofreció por su parte un Concierto de Schumann más bien pálido, bien tocado pero sin aliento romántico ni amplitud sonora. Pons, que había acompañado con sentido, brindó El mar de Debussy desde una óptica acuarelística y minuciosa. No hubo gran fresco, pero se consiguieron pasajes de gran virtuosismo, sobre todo en la segunda del difícil Juego de olas. Fue mejorable la intervención al unísono de los chelos en el primer movimiento. En el Concierto nº 21 de Mozart Perianes mostró una sonoridad y un fraseo exquisitos, con pianísimos muy delicados. A la versión le faltó, de todos modos, prestancia, masculinidad, impulso, densidad expresiva. En conjunto, sumada la colabora- ción de la ONE y el musical y fino Griffiths, la obra nos pareció sometida a un proceso de suave liofilización. Graciosos los cuadritos del turco Resit Rey. La Heroica de Beethoven, con orquesta reducida, se nos antojó bien intencionada en un intento de buscar unos ataques y un fraseo poco románticos y en la excelente acentuación de las variaciones del Finale, pero anduvo escasa de aliento y la estructura del primer movimiento hizo bastantes aguas. Arturo Reverter Ciclo de la ORCAM COMPETENCIA Y MODERACIÓN R 30 icard Lamote de Grignon formó parte con Mompou, Toldrá, Gerhard y otros, de una generación de músicos cultivados y muy competentes, lo que queda muy de manifiesto en Facècia, la obra con la que el director catalán inició su programa al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Expuso ordenadamente este amplio fresco orquestal que viene a ser un tema con variaciones, tal vez algo pesante en duración, por la intención de ofrecer más y más la habilidad, grande, del compositor. A este pórtico siguió una también muy competente versión del Concierto nº 2 para piano y orquesta de Béla Bartók, con esa carga casi continua de tensión que soporta la obra y que se remansa en el Adagio. Bien acompañado por Ros y la orquesta, exhibió su dominio el veterano Peter Donohoe, que para dejar bien patente su versatilidad como intérprete, obsequió con una amplia propina barroca, lo que acabó de redondear su éxito. Para quien firma no continuó el programa por esos derroteros, ya que Ros Marbá dejó una interpretación de la Sinfonía nº 4 en re menor de Schumann en la que la obsesión repetitiva, esa lucha constante de fondo que hilvana y dota de tensión, sobre todo al movimiento inicial, brilló por su ausencia. Hubo durante toda la interpretación caídas de tempo y ni la ponderación sonora estuvo en su sitio, ya que la florida variación del tema por el primer violín fue tapada por el maestro, entre otros detalles. El programa tuvo éxito de público. El director madrileño, Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 5-II-2008. Peter Donohoe, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Antoni Ros Marbá. Obras de Lamote de Grignon, Bartók y Schumann. 19-II-2008. Raquel Lojendio, soprano; Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano; Gustavo Peña, tenor; Miquel Ramón, bajo. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Mozart, Réquiem. 4-III-2008. Lucy Crowe, soprano; Robin Blaze, contratenor; Mark Dobell, tenor; Eamonn Dougan, bajo. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: Harry Christophers. Haendel, El Mesías. HARRY CHRISTOPHERS que en un exordio previo después de aparecer en el estrado, dedicó la interpretación, hizo, al frente de los mimbres a su cargo una visión honda, sólida y muy sentida del Réquiem de Mozart. No está, en opinión de quien firma, el Coro de la Comunidad dando el excelente nivel al que llegó en la pasada temporada, aunque de todos modos sus prestaciones tengan calidad. En esta ocasión, las sopranos se oyeron muy proclives al grito, y la cuerda de tenores debería oscurecerse algo para darles mayor peso y empaste. El cuarteto solista cumplió desahogadamente, y la orquesta se vio entregada y dando el alto rendimiento que le es consustancial. Obra mimada en la aceptación del público, se registró un éxito muy considerable, aunque no lo fuera tanto la asistencia al Auditorio, ya que el horario nocturno no parece ser muy del gusto de los abonados a estos ciclos. Con asistencia de S. M. la Reina y la infanta Margarita, el público, cariñoso con ellas y entregado al final del concierto, no tuvo inconveniente en que llegásemos a abandonar el Auditorio a las 12,45, en la 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 31 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo ¿Los límites de la composición? LA TERCERA VÍA: TERRY RILEY Madrid. La Casa Encendida. 10-III-2008. Terry Riley, piano y sintetizador; Gyan Riley, guitarra. Obras de Riley. G racias a los ciclos programados por Xavier Güell, además de otros conciertos, la Casa Encendida se está convirtiendo en el tercer espacio en importancia, tras el CDMC y el Auditorio Nacional, para la música contemporánea, contando además con lo que implica acercarse a un público distinto del que encontramos en esos otros escenarios. El ciclo de música minimalista ¿Los límites de la composición? ha reunido en Madrid a los más importantes nombres propios en esta corriente, madrugada ya. Había valido la pena. Con su profundo conocimiento de la obra, Christophers edificó una versión de hondura justa, de brillo sin ostentaciones en los momentos de mayor espectáculo, con un manejo detallista de orquesta y coro en prestaciones espléndidas de ambos conjuntos, que aplaudieron mucho a su director. La competencia y el arrastre de la masa, añadidos a la orquesta la tiorba y el órgano positivo, por parte del inglés, obtuvieron transparencia diamantina aunque plena de calidez y de sentido. Otra cosa es que cuando se aligeran los conjuntos también se aligeran las voces solistas, y de tener que señalar un lunar, el mayor fue el del insuficiente llamado bajo Dougan, que no llega a tener ni el empaste de un mediano barítono. Bien tenor y contratenor, y sensacional la prestación de Lucy Crowe, voz siempre audible, timbrada, rica en armónicos, que destacó muy por encima de sus compañeros. Otro gran éxito de Christophers al frente de los conjuntos de la Comunidad. Lucier, Mumma, Cardew, Wolff y, por supuesto, Terry Riley protagonista de la primera noche de concierto. En un ambiente más cercano al de una sala alternativa y con la improvisación como verdadera protagonista nos encontramos frente a uno de los hombres que más ha influido en la música, más allá de la partitura también en el pop, rock, etc. Sentado al piano y, en este caso, acompañado de su hijo a la guitarra, mostró por qué ha conquistado a varias generaciones de melómanos. Salvo porque no sabemos qué obras fueron las que finalmente se interpretaron por los obvios cambios en el programa, la velada fue todo un éxito de comunicación entre los intérpretes y su público, entregado y emocionado por la cercanía del músico, admirado casi como un chamán. Las melodías reincidentes, con ritmos repetitivos que permiten la variación constante, pasaron del piano a la guitarra y, de forma especialmente interesante, a la voz del compositor, que mostró su conocimiento de la tradición occidental, de la música india y muy especialmente del jazz y de las diferentes corrientes de la improvisación. Especialmente sorprendentes para todos fueron los temas en los que tanto la guitarra como el piano fueron por derroteros claramente latinos, con ritmos compuestos y melodías frigias, obras en las que la presencia de la tradición guitarrística española quedó patente de forma clara. Quizá no nos encontramos con el Riley más complejo pero sí que tuvimos la oportunidad de descubrir que hay un camino, no precisamente nuevo, por el que la música, la modernidad y el placer pueden estar unidos. José A. García y García Leticia Martín Ruiz 31 17-32 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:05 Página 32 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de Orquestas y Solistas del Mundo de Ibermúsica Siglos de Oro LA MUERTE DEL MUÑECO CANARIOS Madrid. Teatro Auditorio Nacional. 11-III-2008. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Valeri Gergiev. Obras de Stravinski y Chaikovski. Madrid. Salas Nobles del Museo Arqueológico. 24-II-2008. Liuwe Tamminga, órgano. Obras de Tavares, Ruiz de Ribayaz, Fernández de Huete, Praetorius y otros. L a Sinfónica de Londres es una de las más fieles abonadas del ciclo de Ibermúsica. La conocemos bien, tanto por sus actuaciones madrileñas como por su presencia en los más variados lugares. Y su sonoridad satinada, su empaque, su afinación general, el nivel de sus solistas y un espectro general excepcionalmente lumínico, nos son cercanos. No es la primera vez que la escuchamos. No ha habido sorpresas en esta nueva actuación junto a su titular actual, el nervudo y tenso Gergiev. El mando, a veces sin batuta, del ruso es autoritario, firme, emocional y un punto primario, lo que no obsta para que, en ocasiones, nos sorprenda con algún detalle de rara exquisitez; como los apuntados en ciertos pasajes líricos de Petrouchka, ofrecida en la versión de 1911, que nos procura en su triste final, cuando la pandereta ilustra la muerte de Petrouchka, una suerte de estremecimiento. Brillo caleidoscópico, abigarrado colorido, restallantes ataques, vigoroso fraseo. Son innegables cualidades de la interpretación, en la que sobresalió una muy libre concepción del tempo. La Sinfonía “Patética” de Chaikovski se escuchó en una recreación musculada y briosa, férvida y envuelta en un pathos bien administrado, sin fisuras y sin excesos apreciables, excepto quizá en el Allegro molto vivace, en el que a nuestro juicio faltó precisión, esa exactitud rítmica que da impulso ardiente al fluir de la música. Algunas desigualdades en la planificación, ciertas debilidades de la cuerda — no posee la densidad de las rusas— y episódicos confu- sionismos no rebajan el interés de una versión a medio camino entre el vigor soberano y magro de un Mravinski y el desbordamiento esplendoroso y melodramático de un Svetlanov. Sin la concreción y la respiración de rara naturalidad de un Temirkanov. una especie de laboratorio haydniano. La conexión haydniana no fue realmente lo más importante del concierto de los hermanos Capuçon — dos arreglos de Ravel y Debussy muy finamente tocados, pero de interés escasísimo—, sino el fuego interpretativo que es capaz de desplegar esta formidable pareja de músicos. Hasta tal punto que las obras para los dos instrumentos de Schulhoff, Ravel y Kodály apenas son imaginables en versiones de mayor fuerza persuasiva. Gran concierto. Enrique Martínez Miura Enrique Martínez Miura Arturo Reverter VALERI GERGIEV Liceo de Cámara JUEGOS DE EQUILIBRIO Madrid. Auditorio Nacional. 25 y 27-II-2008. Cuarteto Mosaïques. Christophe Coin, baryton; Raphael Pidoux, violonchelo. Obras de Haydn. 13-III-2008. Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violoncheo. Obras de Ravel, Schulhoff, Debussy, Bartók y Kodály. L 32 as dos sesiones del Cuarteto Mosaïques quizá vayan a constituir una de las líneas de fuerza de la programación del presente Liceo de Cámara. Dedicados fundamentalmente a los seis Cuartetos op. 20 de Haydn —aunque con la agradable sorpresa complementaria de tres Divertimentos con baryton— los dos conciertos revelaron la altura y originalidad extraordinarias de estas partituras de 1781 que cambiaron el género del cuarteto. Es difícil oír ahora unas versiones de estas obras más idiomáticas, equilibradas y elegantes que las del Mosaïques. Con todo, posiblemente no quedaron demasiado brillantes las exposiciones de las asombrosas fugas que Haydn introduce como finales de tres de las composiciones e incluso el violín de Höbarth incurrió en perceptibles roces por exceso de pasión en los tiempos finales más rápidos, pero ello no empañó la muy buena clase global de las traducciones. Además, algunas frases del violonchelo de Coin en los lentos habrían bastado para compensar con creces tales imperfecciones. Los Divertimentos con baryton gozaron de una atractiva coloración ocre y se revelaron como L a segunda de las sesiones del ciclo Visiones de ultramar de Los Siglos de Oro estuvo dedicada a las Islas Canarias como punto de parada en la ruta a las Indias. Esto supuso un programa centrado sobre todo en la danza canarios, tal como aparece en músicos tan dispares como Praetorius, Lully, Purcell o Sanz. Propuesta muy entretenida, pero además con el interés innegable de acudirse mayoritariamente a manuscritos no sólo del edificio adjunto (la Biblioteca Nacional), sino de Nueva York, Oporto y Tenerife. Uno de los atractivos principales del concierto consistía en acceder al órgano realejo de Pedro Manuel Liborna Echevarría, fechado en 1728 pero que ha experimentado diversas actuaciones posteriores, la última de 1977, que se custodia en las Salas Nobles del Museo Arqueológico, cuyas reducidas dimensiones obligaron a repetir la velada al día siguiente. Tamminga se impuso como un organista hábil y conocedor, capaz de registrar, frasear y articular con la variedad como norte principal. Especialmente feliz en el Fandango de José de Nebra Blasco y las Diferencias escogidas sobre el canario de Sanz, hasta el punto que hizo olvidar que esta obra certifica precisamente la mayoría de edad de la guitarra como instrumento de cultura. Una sesión atípica y deliciosa. 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 33 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORTVE GRAN MÚSICA Y CAZA MENOR Madrid. Teatro Monumental. 21-II-2008. Garrick Olhsson, piano. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Brahms y Chaikovski. 29-II-2008. Danna Glaser, soprano; Richard Rittelmann, barítono. Coro y Orquesta de RTVE. Director: Michel Plasson. Obras de Chausson y Fauré. MICHEL PLASSON E l temple y la fuerza de Garrick Olhsson casan muy bien con el Concierto para piano nº 2 de Brahms. Sus manos amplias y abarcadoras parecen hechas para domeñar obras como ésta, con más de un acento heroico. Leaper le facilitó mucho las cosas al solista disponiendo para él unos cómodos tempi, pero no tanto a los oyentes, pues el pulso del director, en ocasiones alicaído, estiró la obra hasta unos casi prohibitivos cincuenta y tantos minutos. Como apuntes orquestales cabe mencionar la excesiva cautela de los metales durante todo el primer tiempo y, en el otro extremo de la balanza, la vibración cálida del chelo en su contemplativo solo del lento. Gracias a no haber ido de una orquesta a otra, con lo que se ha ahorrado en estrés Michel Plasson ha ido creciendo como intérprete mientras duraba su larga unión con la Orquesta Nacional del Capitole de Toulouse, aunque se suela hablar mucho más de los beneficios que tales uniones reportan al conjunto orquestal que de los que recaen sobre su titular. Con su saber decantado por los años, Plasson supo abrirse paso a través de la densa bruma que envuelve muchos momentos de la única Sinfonía de Chausson. No es esta obra ampulosa excepción a la regla de que, salvo apenas Bruckner, los epígonos de Wagner son ejemplos de música menor. Sin embargo, y pese a su gran solvencia, pudo haber extraído de sus pentagramas algo más de delicadeza, alguna sutileza aquí y otra un poco después. Algo que hizo, y con creces, en el Réquiem de Fauré, una obra que sí le dio alas para ello, pues es la antítesis del tópico, y el oyente no sabe dónde su autor va a quebrar una línea melódica o a introducir una disonancia imprevista. Plasson le ha cogido el pulso y conoce sus hechuras al dedillo, y por eso no hay en toda su lectura un solo costurón y la misma fluye con serenidad y sin tropiezos, con las puntuaciones más altas en tersura y empaste orquestal. Bien el coro, con instantes de adecuada ingravidez, y algún momento en que las sopranos calaron un poco o en que los tenores exhibieron una tímbrica muy juvenil donde hubiera convenido mayor gravedad. Solistas ininteresantes, salvo algún esbozo de buena línea en Rittelmann. J. Martín de Sagarmínaga 33 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 34 AC T U A L I DA D MADRID Musicadhoy OBRA DE CÁMARA DE BENET CASABLANCAS Madrid. Auditorio Nacional. 6-III-2008. Trío Kandinsky. Salvador Salvador, clarinete. Obras de Casablancas. Q uizá el haber cumplido 50 años y recibir el Premio Nacional de Composición de Catalunya ha hecho que el compositor Benet Casablancas demuestre que está en un momento importante en su carrera compositiva. Interpretado por todas las orquestas españolas y muchas en el extranjero, en este concierto tuvimos la oportunidad de acercarnos a su repertorio de cámara más reducido, tríos, dúos, solos y un cuarteto, elegidos a lo largo de veinticinco años de composición que nos ayudaron a ver las similitudes y diferencias en el trabajo de este músico. Tres tríos, Movimiento para trío (1984), Impromptu (1991) y Haiku (2007), todos ligados de una forma u otra al Trío Mompou, que en el concierto fueron interpretados de forma magistral por el Trío Kandinsky que, dado lo “clásico” de la formación mostraron el Benet más constructivo y estructurado por la rigidez de la plantilla, siempre con un rastro de dodecafonismo al que ha sabido convertir en una línea melódica personal que encontramos a lo largo de toda su carrera. Al Trío Kandinsky se unió el clarinetista Salvador Salvador en la obra Introducción, Cadencia y Aria (1993), con la que el virtuosismo interpretativo brilló en la sala, en todos los músicos, pero destacando el clarinete. Esta obra muestra la faceta más brillante rítmicamente y la más lírica del compositor. La vertiente lírica se vio también potenciada en los dúos, de clarinete y piano y de violonchelo y piano. Toda la interpretación fue más que correcta en el concierto pero los momentos más explosivos e intensos para el público fueron los solos, primero de Corrado Bolsi con la obra Passacaglia (2006), estrenada esa noche, una construcción contrapuntística de una enorme complejidad en la que el solista pasó por todas las posibilidades del instrumento y, segundo, el Tríptico (1996) para violonchelo, Amparo Lacruz, en el que nuevamente pudimos sentir la riqueza lírica de Casablancas. Leticia Martín Ruiz Temporada del CDMC DE SOTELO A LIGETI Madrid. Auditorio 400 del MNCARS. 18-II-2008. MusikFabrik. Director: Mauricio Sotelo. Marcus Weiss, saxofón; Miquel Bernat, percusión. Obras de Sotelo, Martín Quintero y Cué. 10-III-2008. Ensemble Residencias. Celia Alcedo, soprano; Joan Castelló, percusión; Álvaro Octavio, flauta. Obras de Vivier, Humet, Spahlinger y Ligeti. L 34 a presencia en Madrid, de lunes a lunes, de grupos de gran calidad interpretativa de todo el mundo da la oportunidad, gracias a la labor del CDMC, no sólo de conocer el nuevo repertorio sino de además escucharlo en las mejores condiciones posibles. Un grupo como el MusikFabrik, afincado en una de las ciudades con más tradición por los sonidos contemporáneos como Colonia y que, gracias a la nueva gestión, está ofreciendo más de cien conciertos al año ya es un acontecimiento. Pero que, además, se presenten con un concierto cien por cien español, demuestra que nuestro escenario ya tiene un peso específico. Los diecinueve músicos del ensemble alemán estuvieron dirigidos por Mauricio Sotelo, compositor afincado desde hace años en Alemania, que abrió y cerró el concierto con dos obras muy interesantes de su catálogo de composición reciente, interpretadas por primera vez en España. En el centro del concierto, las obras de Martín Quintero (Transparencias) y Cué (The black lake), compositores discípulos de Sotelo y que además le dedicaron sus respectivas composiciones, dejaron bastante indiferente al público, quizá por tratarse de trabajos todavía demasiado académicos y con poca libertad para la expresión. En la primera obra Sotelo contó como solista con Marcus Weiss, al que está dedicada la obra Wall of Light black – for Sean Scully. La inspiración pictórica hace que ésta sea especialmente plástica y sensitiva, de inmediata comprensión para el oyente. Pero la obra más aclamada de la noche, igual que su solista, fue Night, con Miquel Bernat demostrando su buen hacer y generosidad como intérprete, tanto con el público como con sus compañe- ros. La inspiración flamenca, que Sotelo ya utiliza desde hace algunos años, aquí fue llevada al extremo casi de transposición “en contemporáneo” en algunos momentos, absorbiendo en todo momento la riqueza rítmica de lo popular para transformarla a través de timbres y texturas contemporáneas, convirtiendo en un trasunto de “zambra” el escenario del MNCARS. El Ensemble Residencias consigue en cada nuevo concierto demostrar con creces que la música contemporánea ya cuenta en España con un grupo de intérpretes a la altura de cualquier país europeo y que no hay obra o compositor a los que no se puedan enfrentar. En la primera obra de Vivier, para trío con flauta, pasamos de la sencillez lírica a la maestría rítmica en una compleja. La música extrema de Spahlinger en este caso nos llevó casi hasta la contención máxima de un suspiro, en un diálogo sufriente entre el violín y el violonchelo, que generaron una tensión casi extática en la sala. El estreno de este concierto vino de la mano de Ramón Humet, con una obra para trío con piano y tres percusionistas. La influencia oriental del título Jardín de Haikus quedo patente sobre todo por el saber utilizar de forma bellísima los silencios y los sonidos (vacío y plenitud), quizá una de las mayores complejidades en la música, generando un ambiente al mismo tiempo lúdico y sofisticado. Como fin de fiesta, y nunca mejor dicho, la última obra de Ligeti, Síppal, dobla, nádihegedüvel, en la que Celia Alcedo brilló en una complejísima obra que necesitaba de una intérprete con una enorme riqueza vocal y expresiva, capaz de “competir” con la fuerza de cuatro percusionistas. Leticia Martín Ruiz 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 35 AC T U A L I DA D MADRID Juventudes Musicales LAS ORILLAS, EL CENTRO INGO METZMACHER Sasha Gusov Madrid. Auditorio Nacional. 5-III-2008. Hélène Grimaud, piano. Deutsches Symphonie Orchester Berlin. Director: Ingo Metzmacher. Obras de Ives, Ravel y Stravinski. L a curiosidad entusiasta de Ingo Metzmacher le ha llevado a escarbar en los márgenes del gran repertorio, algo de lo que fue clara muestra Orchestral Set nº 2, de Charles Ives. La modernidad de esta obra no está en sus materiales —de fuentes heterogéneas que a menudo beben en la tradición popular estadounidense— sino en el marco sintáctico que Ives dispuso para ellos. Metzmacher desentrañó su compleja polirritmia con gestos llenos de nervio y precisión, pero permitiendo también que la carga hímnica de sus tres fragmentos resonara con majestuosidad y amplitud. Pero si esta buena música de Ives estuvo bien dirigida, a la música genial del Concierto para piano en sol mayor de Ravel no acompañó el correspondiente salto cualitativo. El entusiasmo seguía estando presente, y era contagioso, pero faltó sutileza tímbrica, morbidez en los arcos, idioma general y —lo cual sorprende— hasta un poco de swing. La pianista era la Sra. Grimaud. Estamos dispuestos a conceder a la Sra. Grimaud suficiencia y pulcritud a la hora de enfrentarse a este concierto (lo cual tampoco es mucho cuando su maravilla se le escapaba de entre las manos), pero no entendemos del todo su fama, que crece urbi et orbe de manera exponencial. Hoy todo es un poco así: algo menos de lo que nos cuentan. Pero en el caso de esta instrumentista gala, ¡a ver quién es el guapo que empieza a retirar a estas alturas la nieve de alud tan gigantesco! De la historia de la música, además de sus acotaciones al margen, a Metzmacher le interesan esas obras nucleares que, como La consagración de la primavera, la han hecho avanzar. Alejado de actuales versiones estándar de esta obra (que priman la perfección técnica y su depuración sonora), y sin abdicar del exigible rigor analítico, la suya destacó por su rudeza franca y un tanto primaria, que por el camino fue recogiendo docenas de ásperos y percutientes bramidos. A mis espaldas, una señora octogenaria disfrutó de lo lindo. Grandeza de Stravinski. Y también — ¡cómo no!— de la señora. J. Martín de Sagarmínaga 35 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 36 AC T U A L I DA D MÁLAGA / SABADELL Ciclo de la Filarmónica de Málaga GANARON LOS CONCIERTOS MÁLAGA Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 15-II-2008. Konstantin Scherbakov, piano. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Aldo Ceccato. Obras de Torres y Chaikovski. 7-III-2008. Alina Pogostkina, violín. OFM. Director: Manuel Valdivieso. Obras de Weber, Bruch y Franck. En el ecuador de la temporada de la OFM se han producido dos citas en las que los dos conciertos programados han prevalecido por interés y resultados sobre el resto de contenidos, y de manera más singular en el que ha actuado Konstantin Scherbakov haciendo el Segundo Concierto para piano y orquesta, op. 44, de Chaikovski. Con una técnica de fácil resolución a la vez que contundente y una musicalidad sólida, afrontó este pianista siberiano la interpretación de esta obra con absoluta autoridad, fundamentada en ese gran conocimiento que normalmente aparece en un intérprete cuando posee la facilidad de dicción de un lenguaje que le es propio y consustancial a su formación artística. Desde el inicio de la obra quedó patente su absoluto protagonismo en la interpre- tación de la obra mandando constantemente indicaciones a la orquesta que veía en él un claro complemento de la dirección de Ceccato, siempre con atento gozo en el diálogo. Este aspecto llegó a un alto grado camerístico en el segundo movimiento, de manera especial en el trío concertante formado con los primeros violín y violonchelo. En la fogosidad del último tiempo se pudo apreciar la gran escuela de Scherbakov, dejando la impresión de haber tenido que prescindir de muchas de sus posibilidades, que había que imaginar dadas las limitaciones del instrumento, con crecientes problemas de entonación, y las condiciones acústicas de la sala. En Alina Pogostkina encontramos una excelente virtuosa del violín dentro de unos parámetros técnicos del más puro academicismo. El aspecto emocional de su fría interpretación del Concierto nº 1 de Max Bruch así lo determinan. Su adaptación al instrumento orquestal impidió ver las posibilidades reales de su arte que se aprecia grande en esencia y proyección. En el Adagio central apuntó sus mejores excelencias al quedar por la partitura más libre para expresar su entendimiento de la obra. La conducción de Valdivieso favoreció esta circunstancia. En la Sinfonía en re menor de César Franck el maestro catalán, sin mayores trascendencias, trabajó la orquesta con denuedo, mostrando una constante uniformidad de gesto, y eficacia musical como había apuntado en la Obertura de Der Freischütz de Weber. Volviendo al concierto con el que se inicia este comentario hay que decir que se produjo el estreno absoluto de la obertura Kamenka del músico malagueño Luis A. Torres, encargo de la OFM. Inspirada en las dos obras de Chaikovski que se interpretaron en la misma velada intenta, como dice el propio compositor, crear una especie de “collage temporal”. En la Sinfonía nº 2 en do menor, “Pequeña Rusia”, de Chaikovski hubo una clara diferencia entre los no muy acertados metales del primer movimiento en contraste con la agradable conjunción de la cuerda del tercer tiempo, sin duda el mejor momento de esta interpretación que fue ganando enteros conforme iba discurriendo. La música de Chaikovski funciona, estará siempre entre las preferencias del gran público, dado su acentuado romanticismo. José Antonio Cantón Amics de l’Opera de Sabadell LA RECOMPENSA DEL ESFUERZO Teatre La Farándula. 20-II-2008. Verdi, La traviata. Sung Eun Kim, Carles Cosías, Carlos Daza. Orquestra Simfònica del Vallès. Coro Amics de l’Ópera de Sabadell. Director: Elio Orciuolo. Director de escena: Carles Ortiz. SABADELL Amics de l’Ópera de Sabadell ha encontrando la recompensa del esfuerzo que realizan desde hace muchos años, consiguiendo un nivel muy interesante, de gran dignidad, donde destacan los jóvenes cantantes que así pueden desarrollar sus posibilidades y coger experiencia, en un repertorio y con unos planteamientos, normalmente tradicionales. El trío protagonista de La traviata estaba formado por la soprano coreana Sung Eun Kim, habitual en la ciudad vallesana, que posee una voz bella, un técnica segura y una buena musicalidad, que 36 Sung Eun Kim en La traviata de Verdi en la Ópera de Sabadell le permiten afrontar la ambivalencia del rol de Violetta, superando las dificultades del primer acto y dando una cierta fuerza a los momentos más dramáticos, aunque con algo de distanciamiento. Car- les Cosías, en la nueva etapa de su carrera, mantiene la belleza del timbre de tenor lírico, su canto elegante, sutil y expresivo y reflejó el amor y la desesperación de Alfredo, mientras que Carlos Daza posee unos medios válidos con una línea noble y cuidada y un fraseo cuidado y con el tiempo, dada su juventud, puede conseguir una mayor profundización. La dirección musical estuvo a cargo de Elio Orciuolo, que consiguió mantener el equilibrio entre foso y escenario, con una versión profesional y estudiada, alcanzando la orquesta y el coro unos resultados de calidad. La producción propia, que circulará por varios teatros de Cataluña, dirigida por Carles Ortiz, es operativa y mantiene la evolución de la acción. Albert Vilardell 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 37 AC T U A L I DA D SANTIAGO Plantillas y refuerzos EL DIRECTOR HACE ORQUESTA SANTIAGO No hay día de concierto que no incluya la actuación de un solista, quizás con la intención de incrementar el interés del público. Pero hay veces que ni aun con ellos se consigue, como ocurrió con la fría y mecanicista interpretación ofrecida por el pianista palestino israelita Saleem Abboud Ashkar del Concierto nº 1 de Mendelssohn. Bien es cierto que para cautivar al público con esta obra no basta con ser palestino israelita, hay que ser el mismísimo Barenboim. El resto de la velada estuvo dedicado a Schubert. Comenzó con una obertura de Fierrabras para olvidar, por estentórea y desajustada y finalizó con la Sinfonía nº 8 “La Grande”. La limitada plantilla estable de la orquesta exige que con bastante frecuencia tenga que ampliarse con refuerzos ajenos, doce en esta ocasión y entre ellos los trombones al completo, lo que se nota, máxime con un director como Jonathan Webb, muy poco atento a matices y sutilezas, lo que generó una versión ruidosa y aburrida, inevitable en esta obra si se despacha por rutina. Si no hay medios para hacer algo bien es mejor dedicarse a otra cosa o encargarlo a quien pueda hacerlo. La frase “no hay orquestas, hay directores” parece ser válida con las consabidas excepciones, tal como quedó de manifiesto la semana siguiente, con un programa dedicado a compositores del siglo XX que, lamentablemente, sigue espantando a los partidarios del más de lo mismo. Tanto el Concierto nº 2 de Prokofiev como la suite de El VALENTINA IGOSHINA Auditorio de Galicia. 28-II-2008. Saleem Abboud Ashkar, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Jonathan Webb. Obras de Schubert y Mendelssohn. 7-II-2008. Valentina Igoshina, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Prokofiev, Ravel y Stravinski. pájaro de fuego exigieron aún más refuerzos a la RFG pero, dirigida por su titular Ros Marbà, sonó mucho mejor que en la sesión anterior. En Prokofiev, la joven Valentina Igoshina, con gran técnica y sentido del fraseo, salió bastante airosa en su lucha contra la orquesta, aunque un poco más de fuerza en determinados momentos de este bastante farragoso concierto no hubiera venido mal. A una Pavana para una infanta difunta, que pasó un tanto inadvertida, siguió una buena versión de la suite que Stravinski realizó en 1919 del primero de sus ballets para Diaghilev, que llegó a lo excelente en la Ronde des princesses y en la Berceuse, con muy buenas intervenciones de los primeros atriles de maderas, trompa y violonchelo. José Luis Fernández 37 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 38 AC T U A L I DA D SEVILLA Plasson triunfa en Werther PASIÓN EN ROJO Guillermo Mendo Teatro de la Maestranza. 10-III-2008. Massenet, Werther. Andrew Richards, Jossie Pérez, Albert Schagidullin, Ruth Rosique, Michel Trempont, Manuel de Diego, Fernando Latorre. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Escolanía de Los Palacios. Director musical: Michel Plasson. Director de escena: David Alagna. SEVILLA Jossie Pérez y Andrew Richards en Werther de Massenet en el Teatro de la Maestranza 38 En el recuerdo de muchos espectadores estaba el Werther que Alfredo Kraus cantara en la temporada de 1995. Era la gran despedida con el más emblemático de sus personajes. Han pasado trece años —apenas nada como diría el bolero— y el fantasma de Kraus pesaba sobre la reposición de este título. La única manera de ahuyentarlo era admitiendo que aquel prodigio, con cerca de 70 cuando lo encarnó por última vez, era un fenómeno irrepetible. En el presente se había pensado en Roberto Aronica, pero una bronquitis obligó a buscar sustitutos: Andrew Richards (días 6, 10 y 12) y Luca Lombardo (día 8). La producción provenía del Teatro Regio de Turín (2005), ambientada en el siglo XIX, con un lujoso vestuario (Louis Désiré), una escenografía potente y tradicional (los hermanos Alagna), una iluminación (Aldo Solbiati) que jugaba continuamente con el rojo para acentuar la pasión del introspectivo enamorado, y una dirección escénica (David Alagna) que movió bien los personajes, dentro de la limitaciones de un libreto con muy escasa acción dramática. Los dos primeros actos resultaron algo o bastante monótonos, pero a partir del tercero, donde dominaba el rojo —las paredes y muebles de la casa de Albert, la capa con la que su cubría Charlotte—, la ópera creció en intensidad y dramatismo. Jossie Pérez, que debutaba aquí su papel, tuvo en este acto una actuación muy completa; primero en su atormentado monólogo antes las cartas del enamorado; luego en su dúo con Sophie, impecablemente encarnada por la sanluqueña Ruth Rosique; y finalmente en su largo e intenso diálogo con Werther. Richards estuvo mejor que en los actos anteriores y gustó su Pourquoi me réveiller, pero la Charlotte de Jossie Pérez resultó más convincente, aunque en los agudos su voz, que tiene sensualidad y morbidez, resultara un tanto metalizada. En el cuarto acto la puertorriqueña redondeó su magnífica actuación, mientras Richards, con tendencia al forte en los anteriores, se contuvo, faltándole a su voz los matices de la rica escritura de Massenet. Albert, el Magistrado, Schmidt y Johann, de muy buen nivel; y la afinación de los niños de Los Palacios, impecable. En cuanto a la dirección musical de Michel Plasson sólo caben elogios; una auténtica lección magistral; se nota que conoce este tipo de música en todos sus detalles y que sabe llegar al alma de su compositor. Pocas veces he oído a una Sinfónica tan pulcra y tan conjuntada en todas sus secciones. En unas declaraciones a la prensa Plasson no olvidaba su grabación con Kraus. Nosotros tampoco olvidaremos su dirección del Werther de esta noche. Jacobo Cortines 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 39 AC T U A L I DA D VALENCIA Ideología y sentimientos BODAS FRÍAS Tato Baeza Palau de les Arts. 6-III-2008. Mozart, Las bodas de Fígaro. Tatiana Lisnic, Virginia Tola, Rocío Martínez, Eugenia Bethencourt, Rinat Shaham, Vicenç Esteve, Manuel Beltrán Gil, Ales Jenis, Erwin Schrott, Riccardo Zanellato, Miguel Solá. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director musical: Thomás Netopil. Director de escena: David McVicar. Escenografía y vestuario: Tanya McCallin. VALENCIA Rinat Shaham, Virginia Tola, y Erwin Schrott junto a Tatiana Lisnic en Las bodas de Fígaro de Mozart en el Palau de les Arts Tras el Don Giovanni de la temporada pasada, semiescenificado como consecuencia de la avería en la maquinaria escénica, el Palau de les Arts pasó el ecuador del ciclo Mozart-Da Ponte con el montaje de Las bodas de Fígaro con que hace dos años se celebró en el Covent Garden de Londres los 250 años del nacimiento del compositor. El producto llevaba impreso el sello propio, típico y hasta tópico de aquella casa, muy bonito de ver, con mucha luz cruda lateralmente proyectada, fuertes contrastes entre espacios vacíos y llenos de muebles facilitados por los decorados móviles, y un acusado sesgo ideológico en la transmisión del “moderna- mente” subversivo mensaje básico de la obra. Sirvieron a éste de vehículo mudo las coreografías, más algunos artilugios y los gestos y movimientos con que los personajes los manejaban y establecían diálogos no verbales. Globalmente, un espectáculo con tan gran carga intelectual acabó pasando demasiado de puntillas sobre los sentimientos y resultando frío. Por ejemplo, había pocas miradas cruzadas, y las que hubo no expresaban mucho. Se contó con un excelente conjunto de voces jóvenes, es decir, frescas y todavía sin vicios; también sin haber acabado de desarrollar plenamente todas las virtudes musicales y dramáticas de que se les adivinó perfectamente capaces. Erwin Schrott se movió con tanta desenvoltura como en él parece natural, pero con un timbre tan bello supo a poco que sus matices se limitaran a cantar bien forte, bien piano. Tatiana Lisnic debería tratar de proyectar mejor una voz también muy hermosa. Virginia Tola confundió, musical y dramáticamente, la dignidad con el hieratismo. A Ales Jenis le faltó perversidad, de modo que, a juzgar sólo por lo visto, el Conde habría parecido el bueno y Fígaro el malo. Si Cherubino terminará siendo Don Alfonso tras pasar por Don Giovanni, Rinat Shaham le puso muy difícil el punto de partida al encarnarlo tan exageradamente como un palurdo. Al final, lo más interesante fue- ron las primeras intervenciones de Basilio (luego el personaje se diluye bastante) a cargo de un Vicenç Esteve que supo darle tintes por un lado de Valzacchi, por otro de Loge. Thomás Netopil planteó su trabajo en el foso como primordialmente consistente en el logro de la concertación y el ajuste, fin para cuyo logro se sirvió de una técnica de dirección muy atlética. Triunfó porque la música es de tal calidad que sobrevive al mero aseo en la ejecución que extrajo de la orquesta, pero se echó de menos aquella profundización en los contenidos que siempre se espera y tan complicado de obtener resulta en Mozart. Alfredo Brotons Muñoz 39 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:23 Página 40 AC T U A L I DA D VALENCIA Ciclo de la Orquesta de Valencia BRILLANTE FIN DE INVIERNO Valencia. Palau de la Música. 22-II-2008. Jean-Yves Thibaudet, piano. Orquestra de València. Director: Günther Herbig. Obras de Liszt y Sibelius. 29-II-2008. Elisabeth Leonskaia, piano. Orquestra de València. Director: Juan José Mena. Obras de Beethoven y Schoenberg. 7-III-2008. Truls Mørk, violonchelo. Orquestra de València. Director: Yaron Traub. Obras de Dvorák y Lutoslawski. L a Orquesta de Valencia terminó la temporada de invierno 2008 recuperando con creces el excelente nivel interpretativo que la distingue desde hace ya muchos años. A ello hay que sumar la incorporación a su repertorio de un par de importantes obras del siglo XX, en cumplimiento de la promesa de su actual titular, el israelí Yaron Traub, de dedicar especial atención a la música contemporánea. Comenzó recuperando terreno Günther Herbig, que ganó gran parte del perdido una semana antes con Mozart (la Cuarenta) y Schubert (la Grande). Contó con la formidable contribución de Jean-Yves Thibaudet en dos composiciones de Liszt GUNTER HERBIG tan propicias para el lucimiento virtuosista como escasos en enjundia musical: el Concierto nº 1 y la Totentanz. En cuanto a la Primera Sinfonía de Sibelius, hubo respiración de amplio aliento y desarrollos claros. Una semana más tarde, Elisabeth Leonskaia protagonizó un Emperador con apenas pasajeros síntomas de fatiga en los pasajes físicamente más exigentes, pero en conjunto bien resuelto por ella y por una orquesta y un director, Juan José Mena, que en la segunda parte ofrecieron una asombrosa versión, firme en lo vertical y matizada en lo horizontal, de Pelleas und Melisande de Schoenberg. Pusieron broche de oro un Concierto para violonchelo de Dvorák y un Concierto para orquesta de Lutoslawski rayanos en lo absolutamente impecable. Truls Mørk estuvo poderoso en la técnica y elocuente en la expresión, y luego baste decir que Traub y sus músicos consiguieron que entre el público no se produjera ninguna de las todavía esperadas deserciones en una obra que se remonta a 1954. Todo un triunfo. Alfredo Brotons Muñoz Jornadas históricas REDESCUBRIENDO A HAYDN Valencia. Palau de la Música. 12, 13, 20, 21-I-2008. Les Musiciens du Louvre-Grenoble. Director: Marc Minkowski. Haydn, Sinfonías “Londres”. L 40 a integral de las Sinfonías “Londres” ofrecida por Marc Minkowski y sus Musiciens du Louvre-Grenoble resultó histórica por lo que tuvo de redescubrimiento de un genio aún no universalmente reconocido en toda su dimensión, por la oportunidad de su enfoque interpretativo, así como por la perfección de la ejecución. La Sinfonía “Militar”, segunda parte del programa del sábado día 12, podría quizá valer como resumen o microcosmos del novedoso planteamiento global. Acostumbrados como estamos a tomar las intervenciones de los instrumentos jenízaros como una nota de color divertida dentro de una sinfonía absolutamente seria, Minkowski optó por adoptar la perspectiva contraria: toda la sinfonía fue un canto a la vida, con excepción precisamente de los pasajes “militares”, convertidos ahora en otras tantas invasiones de la tragedia. El concierto del domingo, con las Sinfonías nºs 99, 94 y 101 en programa, rayó de principio a fin en la perfección. En el movimiento inicial de esta última, la reconcentrada introducción, las formidables prestaciones de las trompas en la elaboración del primer tema y la tormentosa sensación subsiguiente arrobaron en el movimiento inicial de la nº 101. En el Andante, el equilibrio perfecto de las intensidades para que por ejemplo la entrada del oboe ejerciera todo su efecto y que el unísono con las cuerdas se atacara con una unanimidad tan formidable como los episodios forte y luego de nuevo las maderas por encima de los violines. Y aun así, para sutileza la de la flauta en el Trío. En la primera parte del concierto del domingo 20 no hubo el mismo grado máximo de ajuste que había maravillado una semana antes. Sin embargo, en la Sinfonía nº 96 hubo motivos sobrados para una admiración que aumentó en la nº 103 y culminó en una nº 104, grandiosa en sus movimientos extremos (¡qué formidables las trompas en el conclusivo!), pero primero dulce y luego apasionada en el Andante, y con un Trío del Minueto dicho con inconfundible aire austríaco. La reunión casi cósmica de los humores que constituye el ciclo en su totalidad encontró otro microcosmos en el Largo de una nº 93 iniciada con un alarde en el manejo de algo aquí tan importante como son los silencios y calderones. Quizá faltaba la ira, que estalló con toda la potencia imaginable pero sin ninguna estridencia en el Vivace inicial de la nº 102, tempestad a la que siguió una calma nada chicha sino cargada del punto justo de tensión para mantener vivo el interés. Pasará inevitablemente mucho tiempo antes de que se vuelva a repetir una experiencia musical tan magnífica como la de estas cuatro jornadas haydnianas. Alfredo Brotons Muñoz 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 41 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 42 AC T U A L I DA D VALLADOLID De una rareza wagneriana a un oratorio de Haendel LA CIUDAD EN LA MÚSICA VALLADOLID Klösönen Auditorio. 21-II-2008. Coro Filarmónico Eslovaco. Sinfónica de Castilla y León. Director: Marc Minkowski. Obras de Grieg, Wagner y Bruckner. 23-II-2008. Bernarda Fink, mezzo; Roger Vignoles, piano. Obras de Grieg y Brahms. 25-II-2008. Petra Lang, mezzo. Sinfónica de la Radio de Berlín. Director: Marek Janowski. Obras de Wagner. 28-II-2008. Christian Lindberg, trombón. Sinfónica de Castilla y León. Director: Alejandro Posada. Obras de Larsson, David y Honegger. 1III-2008. Patricia Bicciré soprano; Elizabeth Scholl soprano; Natalie Stuzmann contralto. Combatimento Consort Amsterdam. Director: Jan Willem de Vriend. Haendel, Il Trionfo del Tempo y del Disinganno. 4-III-2008. Zukerman Chamber Players. Obras de Dvorák, Mendelssohn y Brahms. 42 El programa confeccionado por Minkowski supuso el estreno en Valladolid de El ágape de los apóstoles wagneriano y de la Sinfonía nº 0 de Bruckner. Antes ofreció la primera Suite de Peer Gynt en una versión lentísima, casi impresionista, obteniendo momentos originales y bellísimos y otros más desiguales. Fue una interesante experiencia sonora. El coro eslovaco en la obra wagneriana tuvo que colocarse en las alturas del primer piso, fondo y laterales, dificultando la labor del director. Es una obra curiosa, casi toda ella con el coro a cappella hasta que la orquesta entra para el espectacular final. No puede compararse la Sinfonía nº 0 de Bruckner a sus restantes sinfonías, aunque el primer tiempo sea muy interesante. Minkowski la dirigió con energía y rotundidad consiguiendo una buena respuesta de la orquesta. Fue un concierto inusual y afortunado. Nada más que elogios caben para Bernarda Fink y su magnífico acompañante en las hermosas canciones de Brahms y Grieg. La voz no es muy amplia pero sí está perfectamente afinada en todos los registros y resulta especialmente apropiada para este programa. Fue una sesión relajante en la que la belleza llegaba armónicamente con la naturalidad de la buena expresión musical. El lied y sus especiales características encontraron en Fink una ideal intérprete. Después de una buena Muerte de Isolda, Petra Lang llegó a lo antológico en la Inmolación de Brunilda. Su voz potente y sensible hizo MARC MINKOWSKI maravillas en el transcurso de la larga escena, expresada con fuerza y musicalidad sin que la magnífica orquesta, que sonó a tope, la tapara en ningún momento. Janowski es un gran conocedor y un gran hacedor de conjuntos sinfónicos. Los fragmentos wagnerianos de Tristán e Isolda, Maestros y Ocaso fueron interpretados de forma ejemplar, creando un mundo sonoro denso, épico y emotivo. Una lección. Un trombonista fabuloso en las dos obras del programa compuestas para el lucimiento del instrumento. Lindberg, también compositor, orquestó la de David al haberse perdido los originales y lució un sonido precioso, una capacidad de respiración increíble y una musicalidad, sobre todo en los momentos elegíacos, excepcional. Tanto el concertino de Larsson como el de David son obras gratas, un tanto superficiales pero técnicamente muy bien construidas y adecuadas para el excepcional solista, bien acompañado por maestro y orquesta que ofrecieron después una seria y trabajada versión de la interesante y desigual Sinfonía “Litúrgica” de Honegger, sobresaliendo su primer tiempo, el más logrado. Otro concierto diferente. Espléndido el grupo holandés, con muy buen nivel de las tres cantantes para ofrecernos El triunfo del tiempo y del desengaño, un oratorio en el que el conflicto entre el placer y la belleza (la carne) y el tiempo y el desengaño (el espíritu cristiano) se resuelve a favor de éste, no en vano el libretista era cardenal. Con una mínima orquestación y un número asombroso de combinaciones entre los instrumentistas y las voces y con una inspiración melódica impresionante (cuatro arias son de antología), el concierto fue todo un éxito a pesar de la ausencia del tenor que enfermó súbitamente. En este mes de marzo lleno de música, los Zukerman Chamber Players, con intencionalidad, potencia, afinación, idiomatismo y musicalidad dieron versiones perfectas del Trío de Dvorák y de los Quintetos de cuerda de Mendelssohn y Brahms. El gran violín de Pinchas Zukerman y su dirección acompañando a cuatro extraordinarios músicos crearon la sensación de esencialidad y naturalidad. Un gran concierto igualmente en esta repleta temporada musical vallisoletana. Fernando Herrero 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 43 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 44 AC T U A L I DA D ZAMORA VI Festival Internacional Pórtico de Semana Santa LA CONSONANCIA ARMÓNICA ZAMORA Iglesia de San Cipriano, Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Morales del Vino. 29-II/9-III-2008. Modo Antiquo. La Caravaggia. Capella Angelica. Lautten Compagney. Diabolus in Musica. Forma Antiqua. Concerto Italiano. Les Pages et Chantres. Les Symphonistes. 44 Si las cinco ediciones anteriores del Pórtico de Semana Santa de Zamora se caracterizaron por la indiscutible calidad de los grupos invitados, la sexta convocatoria, celebrada entre los días 29 de febrero y 9 de marzo pasados, tuvieron como protagonista destacado al público. Varias semanas antes de ponerse a la venta las localidades, las solicitudes habían agotado el aforo de los siete conciertos. Al igual que en ediciones anteriores, la siempre acogedora y acústicamente perfecta iglesia de San Cipriano, y, durante un día, la de Nuestra Señora de la Asunción de la pequeña localidad zamorana de Morales del Vino, fueron los marcos perfectos para albergar este ciclo de música antigua. Bajo el lema La Consonancia Armónica, los infatigables organizadores, con Alberto Martín como director y principal coordinador de este ciclo, que cada año se acerca más a la excelencia, han conseguido concitar a siete agrupaciones polifónicas de música antigua y barroca procedentes de España, Italia, Alemania y Francia. Con un presupuesto de 150000 euros, el Festival, que ya forma parte de la Asociación Europea de Festivales de Música Antigua, pretende convertir a Zamora, según manifestó su director Alberto Martín, en “referencia nacional e internacional de este tipo de música”. La VII edición se inició el pasado 29 de febrero, en la iglesia de San Cipriano, con la actuación del grupo barroco Modo Antiquo, uno de los más prestigiosos a nivel internacional, como lo avalan sus cuarenta grabaciones discográficas y las dos nominaciones a los premios Grammy, con la soprano Karina Gauvin que interpretó Forma Antiqva La Caravaggia una hermosísima Salve Regina y el motete In furore Justissime de Vivaldi, con su estilo inconfundible y una afinación y musicalidad impecables. El grupo La Caravaggia, que actuó en la mañana del día siguiente en la Iglesia de la Asunción de Morales del Vino con un programa dedicado a Polifonía Profana y religiosa, obtuvo un éxito entusiasta, no sólo por el cuidado programa ofrecido sino por la calidad de su ejecución. Por la tarde, de nuevo la iglesia de San Cipriano volvió a acoger a La Capella Angelica y Lautten Compagney, con la obra excelente Jesu Membra Nostri de Buxtehude para sopranos, altos, tenores y bajos junto al dúo de laúdes, violines, violas, violone y órgano. El día 2 de marzo volvió San Cipriano a registrar un lleno absoluto con el siempre esperado grupo Diabolus in Musica, que interpretó piezas de los siglos XI y XII pertenecientes a la Escuela de Notre Dame. Pese a su extrema dificultad, las obras fueron seguidas con gran atención por el respetable, que premió hasta el bis la magnífica intervención de este grupo francés. La producción propia del festival corrió a cargo el día 7 de marzo, de Forma Antiqua con La gacetilla de Alonso de Arrendó, capón, dedicado a los castrati italianos que triunfaron en España durante los siglos XVII y XVIII (conocidos como capones), y contó con elementos teatrales de incuestionable valor y rigor histórico. Otro de los conciertos más esperados es el que sirvió el día 8 Concerto Italiano con la contralto veneciana Sara Mingardo, en un programa dedicado a Vivaldi, Corelli, Pergolesi y Bononcini, donde la exquisita vocalidad de Mingardo dibujó de forma deliciosa la Salve Regina de Pergolesi como el Stabat Mater de Vivaldi, dos obras de sin igual belleza, idóneas para las características vocales de la contralto italiana, escasamente frecuentadas por otras colegas de su cuerda y cuya musicalidad roza la excelencia. Tal vez el mejor concierto de esta edición. Cerró el ciclo el día 9 Les Pages et les Chantres, conjunto dependiente del Centre de Musique Baroque de Versailles cuyos efectivos corresponden a los del coro de la Chapelle Royale durante el reinado de Luis XII. Integrado por 42 voces, de las cuales la mitad eran blancas, el conjunto hizo las delicias de los aficionados con un programa dedicado al Maestro de Música francés Etienne Mouliné, del s. XVI, con obras polifónicas e instrumentales de esa escuela. Un Pórtico de Semana Santa, que ha dado un salto cualitativo en lo que a calidad y número de artistas se refiere y ha superado con creces la asistencia de anteriores ediciones. Miguel Ángel Nepomuceno 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 45 AC T U A L I DA D ZARAGOZA XIV Temporada de Grandes Conciertos de Primavera CABE LO IMPOSIBLE Miguel Ángel Fernández Auditorio. 12-III-2008. María Espada, soprano; Carlos Mena, contratenor; Christoph Prégardien, Colin Balzer, tenores; Joan Martín-Royo, barítono. Coro de Cámara de Namur. Vozes de Al Ayre Español. Al Ayre Español. Director: Eduardo López Banzo. Bach, Pasión según San Mateo. ZARAGOZA EDUARDO LÓPEZ BANZO Al Ayre Español ha culminado el trimestre más ambicioso de sus veinte años de historia abordando un proyecto largamente soñado por su director: la mayor de las Pasiones de Bach. El reto no era menor. ¿Obligaría el respeto a la gravedad bachiana a dejar de lado el estilo electrizante del conjunto? ¿Escucharíamos un Bach mediterraneizado? ¿Se lograría una cuadratura del círculo aparentemente imposible? Pues se logró. López Banzo sostiene que basta con dejar hablar a Bach y respeta su voz. Pero Bach habla por boca de profeta, y Bach al ayre español logra ser fiel a ambos en propuesta atractiva y reveladora potenciada por una ejecución plagada de aciertos: la disposición escénica — estricta separación de los tres coros y las dos orquestas— que permite captar la cambiante arquitectura de los números; el elenco vocal intachable, sobresaliendo Prégardien, Evangelista de voz luminosa que, desbordando la mera narración, se hace uno más de las dramatis personæ, y Martín-Royo, Jesús carnal y humanísimo; el trabajo orquestal, sólido que no macizo, diáfano, intencionado en el fraseo, rico en la tímbrica y asombroso en la variedad de recursos y propuestas en el continuo; el recurso al Coro de Namur, claro y expresivo, a veces rotundo, a veces inmaterial, sorprendente por la riqueza de matices que consigue incluso en los coros de una sola frase; y la presentación de las Vozes de Al Ayre Español, bien diferenciadas en su coral dentro del coro inicial. Una vez más, diana de López Banzo y su innato instinto para la mise en scène, y éxito más que merecido. Antonio Lasierra 45 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 46 AC T U A L I DA D Daniel Barenboim dirige El jugador de Prokofiev ENGAÑOSA SUERTE Monika Rittershaus Staatsoper Unter den Linden. 15-III-207. Prokofiev, El jugador. Misha Didik, Kristine Opolais, Stefania Toczyska, Vladimir Ognovenko, Stephan Rügamer, Silvia de la Muela. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena y decorados: Dimitri Cherniakov. INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA BERLÍN Misha Didik y Kristine Opolais en El jugador de Prokofiev 46 Los Festtage de la Staatsoper se han abierto este año con gran éxito con la ópera de Prokofiev Igrok (El jugador), estrenada en 1929 en Bruselas pero raramente representada. Tras su Boris Godunov de 2005, el director escénico ruso Dimitri Cherniakov trabajaba por segunda vez en el teatro (en una coproducción con La Scala de Milán), y esta vez lo ha hecho con mayor fortuna. Con ayuda de su propia escenografía, ha presentado la historia, basada en la novela homónima de Dostoievski, de manera clara y fluida, concentrándose en las acciones y personajes principales. Éstos hablan, fuman o hablan por el teléfono móvil en medio del frío y estilizado vestíbulo de un hotel situado en el balneario alemán de Roulettenburg —un nombre inventado que hace alusión a la desmedida pasión por el juego del protagonista, Alexei. El decorado se mueve hacia derecha e izquierda, permitiendo ver acciones paralelas en las salas de juego y en las habitaciones. Al frente de la Staatskapelle Berlin, Daniel Barenboim espoleó la áspera música, con su potente escritura para metales, resaltando las disonancias y elementos grotescos, logrando así reflejar la atmósfera febril de la partitura, que sólo contiene algunos remansos melódicos, como el gran dúo entre Alexei y Polina, de una belleza casi doliente. Misha Didik se impuso con su poderosa voz en una exigente parte tenoril que no tiene nada que envidiar al Hermann de La dama de picas. La joven soprano letona Kristine Opolais dio mucha expresividad a la calculadora Polina, otra víctima de su pasión por el casino. Como Babulenka (un papel cercano a la Condesa de la citada ópera de Chaikovski, que hizo su aparición como la Vieja Dama de Friedrich Dürrenmatt), la contralto polaca Stefania Toczyska demostró poseer aún unos pastosos graves y una fuerte capacidad de caracterización. Vladimir Ognovenko otorgó autoridad al General, Stephan Rügamer lírica intensidad al Marqués y Silvia de la Muela bonitos colores de mezzo a la ambiciosa Blanche. Bernd Hoppe 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 47 AC T U A L I DA D AUSTRIA David Poutney monta La forza del destino UN DISPARATE Staatsoper. 1-III-2008. Verdi, La forza del destino. Nina Stemme, Nadia Krasteva, Salvatore Licitra, Carlos Álvarez, Alastair Miles, Tiziano Bracci. Director musical: Zubin Mehta. Director de escena: David Pountney. VIENA Un anciano en traje gris está sentado junto a la cama de un hospital donde yace su hija. Cuando es amenazado por un hombre que entra con una escopeta, empuña su espada, aunque la acción transcurre aparentemente en el siglo XX. El mismo señor, ahora con traje negro, recibe sentado tras una mesa de escritorio a una mujer vestida de caballero y preside poco después un círculo de acólitos con trajes moros, que sin embargo practican ritos cristianos. Un ballet de chicas del oeste con movimientos lascivos y proyecciones de escenas bélicas completan la panoplia de elementos incongruentes que ha preparado David Pountney para demostrarnos lo absurda que es la guerra, confundiendo a los espectadores de la Staatsoper con los turistas que peregrinan al Festival de Bregenz, del que es su actual Nina Stemme y Salvatore Licitra en La forza del destino de Verdi intendente. El público vienés, que acudió en masa a la taquilla para que le devolvieran el dinero después del ensayo general, manifestó abiertamente su protesta no sólo frente al equipo escénico, sino también a los cantantes: Alastair Miles, que incorporó tanto al Marqués de Calatrava como al Padre Guardián sin graves y con agudos for- zados, Salvatore Licitra en un Don Álvaro al límite de sus posibilidades o Tiziano Bracci en un Melitón simplemente correcto. Nina Stemme, aplaudida como Sieglinde, Senta o Isolde, se movió como Leonora como un pez fuera del agua y resultó muy poco idiomática, encontrando sólo en el último acto, a partir del Pace, pace, mio Dio, la expresión adecuada, siendo no obstante aclamada como el tuerto en el país de los ciegos. Carlos Álvarez, que encarnaba a Don Carlos de Vargas, tuvo que cantar su gran aria subido en un andamio a la altura del segundo piso de palcos, lo que posiblemente le llevó a moverse únicamente entre el mezzoforte y forte, limitando considerablemente su gama expresiva, aunque fue también muy ovacionado, al igual que la impecable Preziosilla de Nadia Krasteva, ataviada en cualquier caso con un vestido horroroso. Zubin Mehta dirigió de manera rutinaria y aburrida a una orquesta en la que, a pesar de tratarse de un estreno, había muchos sustitutos. El coro, en cambio, cantó con solidez y entrega, si bien no pudo evitar el fiasco general. Christian Springer Iano Tamar protagoniza una magnífica Medea PRODUCCIÓN EJEMPLAR Viena. Theater an der Wien. 6-III-2008. Cherubini, Medée. Iano Tamar, Stella Grigorian, Henriette Bonde-Hansen, Zoran Todorovich, Philippe Rouillon. Director musical: Fabio Luisi. Director de escena: Torsten Fischer. A l contrario que en la Staatsoper, en la que últimamente sólo vemos nuevas producciones abstrusas, además de funciones de repertorio sin ensayos, una visita al Theater an der Wien resulta casi siempre satisfactoria. Así ha ocurrido también con la Medée de Luigi Cherubini, en la versión original francesa de 1797. Esta ópera se había ofrecido por última vez en Viena entre 1972 y 1974, en italiano, con Leonie Rysanek, y desapareció después del repertorio. Las exigencias que plantea la obra son enormes, pero ya los primeros sonidos de la agradable voz de Hen- riette Bonde-Hansen como la rival de la protagonista lograron convencernos. Tuvo a su lado como Jasón a un Zoran Todorovich vestido de militar, que con sus marcados cambios de color plasmó con eficacia al rudo vencedor del vellocino de oro. Este hombre es incapaz de liberarse de su antigua amante, Medea, a pesar de que ésta se ha convertido para él en una auténtica furia. Con su imponente presencia escénica, Iano Tamar no sólo dominó prácticamente las exigencias casi inhumanas del papel sino convertirlas en efectos dramáticos. Algunas asperezas en el agudo e incertidumbres en la entonación al comienzo de la ópera no llegaron a enturbiar la admirable prestación de la artista, que supo reflejar con la inteligencia de su canto y su interpretación los contradictorios sentimientos de esta mujer que se mueve entre el amor más apasionado y la febril sed de venganza. El montaje de Torsten Fischer no consiguió plasmar tal riqueza expresiva, pero al menos hizo que la escena operística vienesa, por una vez, no estuviese perjudicada por excesos inútiles. Manejó impecablemente las escenas, integrando al excelente Coro Arnold Schoenberg dentro de la trama y aprovechando todas las posibilidades del semicírculo de columnas diseñado por Herbert Schäfer, creando además sugerentes efectos de luces y sombras. Fabio Luisi, al frente de la Sinfónica de Viena, propuso una visión llena de energía y temperamento, en la que no decayó nunca la tensión. Dos sustitutos salvaron a última hora la première: Philippe Rouillon encarnó a un Creonte bajo cuya rudeza reinaba cierta humanidad, y Stella Grigorian fue una Neris ejemplar, cuya aria, acompañada por un fagot de extraordinaria nobleza, fue uno de los mejores momentos de la velada. Christian Springer 47 33-48 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:24 Página 48 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Doyle monta un Peter Grimes estilizado A LA ORILLA DE BERG NUEVA YORK Ken Howard Metropolitan Opera. 7-III-2008. Britten, Peter Grimes. Anthony Dean Griffey, Patricia Racette, Anthony MichaelsMoore. Director musical: Donald Runnicles. Director de escena: John Doyle. Decorados: Scott Pask. Vestuario: Ann Hould-Ward. 48 La relación del Metropolitan con Peter Grimes se remonta a 1948, sólo 32 meses después de su estreno en el Teatro Sadler’s Wells de Londres —un intervalo muy corto incluso hoy para que una nueva y prominente obra sea estrenada en el teatro de la ópera más importante de los Estados Unidos. (Dr. Atomic de John Adams, para citar una opéra du jour actual, tardará cuatro meses más de lo que tardó Grimes cuando llegue al Met este próximo octubre y el muy viajado e interpretado Satyagraha tendrá una demora de veintiocho años antes de que el Gandhi de Glass pise el santuario operístico de Nueva York. Y hasta hoy ninguna ópera de Henze ha logrado cruzar el charco). Grimes no duró mucho en cartel entonces, sólo unas dos temporadas: pero la puesta en escena de 1967 del Met permaneció bastante más tiempo gracias en gran parte a una interpretación carismática y una clara definición del papel hecha por el protagonista, Jon Vickers. La penetrante y cincelada producción de Tyrone Guthrie, que desprendía tanto el sabor como el olor del mar, duró más tiempo que las dos reposiciones de Vickers, y sigue siendo la referencia por la que la mayoría de los neoyorquinos juzga cualquier producción de Peter Grimes. Por esta razón, quizá la crítica que recibió la nueva producción de John Doyle fuera en general negativa. Doyle, un importante director de Broadway desde que su Sweeney Todd ganó el Tony Award de 2006 (con los actores que hacían las veces de músicos de orquesta, cargando con sus instrumentos por todo el escenario) ha ofrecido en el Met un Grimes Anthony Dean Griffey como Peter Grimes en el Met de Nueva York estilizado, eliminando todo el naturalismo de la puesta en escena de Guthrie y recalcando —más bien a través de los decorados y luces— la deuda de Britten con el Wozzeck de Berg: el solitario visionario y medio loco, la comunidad monolítica que se enfrenta a él, el huérfano, la posada con sus vulgares canciones y bailes, la muerte por ahogo apenas percibida del anti-héroe. Otros paralelismos fueron visceralmente audibles en la arrolladora, expansiva pero siempre lúcida lectura de la partitura, espléndidamente tocada por la Orquesta del Met: la desafinada banda del escenario, los gloriosos intermezzos con sus pasmosos crescendi. Y los imponentes paneles que subían, bajaban y se dividían recordaban constantemente los similares lóbregos y claustrofóbicos decorados que hizo Robert Israel para el reciente Wozzeck del Met. Considerando la experiencia y renombre de Doyle, hubo varios lapsos sorprendentes. En la escena del Boar Inn, por ejemplo, dos entradas cruciales quedaron injus- tificadamente oscurecidas: la primera con Now the Great Bear and Pleiades de Grimes, y luego la de Ellen, con workhouse brat, el nuevo aprendiz de Grimes. Las puertas y ventanas de los decorados multipisos, en las cuales los personajes aparecían y desaparecían, desprendían un fuerte tufo de farsa francesa. El coro, con un sonido emocionante, a veces parecía a la vista sin vida. Pero hace falta felicitar a Doyle por las sólidas interpretaciones de todos los del reparto (aunque solo uno de ellos, Dean Peterson en el papel de Hobson, tocó un instrumento musical): Felicity Palmer como la Sra. Sedley, Jill Grove como la Tía, John Del Carlo en el papel de Swallow, Greg Fedderly como Bob Boles, y el más memorable de todos, Teddy Tahu Rhodes como el maravilloso dickensiano Ned Keene. Rhodes mostró ser una presencia tan vívidamente física y vocal que eclipsó un poco al admirable Balstrode de Anthony Michaels-Moore, el tradicional barítono protagonista de la ópera. Patricia Racette interpretó una simpática Ellen, pero su débil timbre y sonido demasiado vibrante pero tímido no se contó entre los placeres de la tarde. Exquisito fue el Grimes de Anthony Dean Griffey, que cantó hermosamente y actuó con una sencilla dignidad, aunque yo echaba de menos el peligro y demencia que, en una puesta en escena más tradicional, había infundido al papel hace ocho años en Glyndebourne. Pero eso formaba parte del legado de Vickers, y con un Grimes de Doyle ya expurgado por Guthrie, el Met ha dejado todo eso atrás. Patrick Dillon 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 49 AC T U A L I DA D BÉLGICA Wigglesworth y Freeman acometen Wozzeck ABRUMADOR BRUSELAS M. Vanden Abeele Teatro de La Monnaie. 26-II-2008. Berg, Wozzeck. Werner van Mechelen/Dietrich Henschel, Claudia Barainsky/ Solveig Kringelborn, Jan-Hendrik Rootering. Director musical: Mark Wigglesworth. Director de escena: David Freeman. El futuro director musical de la Monnaie, Mark Wigglesworth, y el escenógrafo australiano David Freeman, fundador de la Opera Factory (que han colaborado juntos anteriormente) fueron los encargados de la nueva producción de Wozzeck. El resultado fue impresionante, con una sólida interpretación por parte de la orquesta y una eficaz y muy escueta puesta en escena. Quizá la orquesta fuera a veces un tanto abrumadora, cosa que desequilibraba y desconcertaba, pero la forma en la que la orquesta de la Monnaie tocó la partitura con unos hermosos solos y una rica y colorida textura fue soberbia. A lo mejor, algunos momentos podían haber sido más duros y con un sonido más áspero, pero la lectura de Wigglesworth tuvo el necesario impulso dramático. Freeman optó por un escenario desprovisto de decorados, rodeado de muros negros y cubierto por una gruesa capa de oscura turba con una charca al fondo. Evoca la charca en la que Wozzeck se ahoga (un momento escenificado con mucha emoción). Hay apenas muebles (una silla para el capitán y el doctor, un piano y unas cuantas sillas para las escenas en la hostería) pero cada escena tiene su preciso ambiente gracias a la sugerente iluminación de Michael Simon. Los personajes llevan puesta ropa de la época y sus inter- Solveig Kringelborn y Werner Van Mechelen en Wozzeck de Alban Berg pretaciones dramáticas fueron vivas y realistas. Freeman contó la historia de forma directa y expresiva, pero ya que había dos cantantes que compartieron los papeles de Wozzeck y de Marie, cada uno tuvo su propio estilo. El Wozzeck más convincente fue el del bajo-barítono belga Werner van Mechelen, que mostró una fuerte y sonora voz, buen Sprechgesang y una excelente proyección del texto. Interpretó un Wozzeck que era un pobre desgraciado alucinado, manipulado por sus superiores que se ríen de él, un hombre celoso pero incapaz de actuar cuando tiene que enfrentarse con la infidelidad de Marie y la agresión del Tambor Mayor, y que finalmente se convierte en un obseso asesino. La interpretación más pasiva de Dietrich Henschel fue demasiado desigual y su voz de barítono ligero careció del volumen y color necesarios para el papel. Claudia Barainsky y Solveig Kringelborn fueron expresivas e hicieron bien el papel de Marie. La voz de soprano de Barainsky fue un poco ligera para el papel, y la de Kringelborn, más dramática en general. Jan-Hendrik Rootering fue un perfecto doctor, Tom Randle un Tambor Mayor muy sexy y Marcel Reijans, un lírico Andres, pero el capitán de Douglas Nasrawi no estuvo a la altura, sobre todo vocalmente. Sara Fulgoni (Margaret), Joshua Ellicot (Narr), Kurt Gysen y Paul McNamara (primer y segundo obreros) interpretaron sus papeles con gran acierto. Erna Metdepenninghen 49 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 50 AC T U A L I DA D FRANCIA Nueva ópera de Peter Eötvös LA POÉTICA MEDIEVAL JAPONESA LYON Para su cuarta ópera Peter Eötvös ha regresado a Lyon, donde la primera, Tres hermanas, vio la luz en 1999 antes de dar la vuelta al mundo con un extraordinario éxito. ¿Se convertirá el músico húngaro en el operista más prolífico del siglo XXI, digno heredero de los Verdi, Wagner, Puccini o Strauss? “Mil problemas restan aún por resolver y no tengo la solución, —reconoce modestamente— ; en música, lo que más me interesa es escribir para el teatro, de ahí mi predilección por la ópera”. Tal es así que Eötvös prepara ya el estreno en Glyndebourne el próximo mes de agosto de su quinta obra escénica, Love and Other Demons… Encargo de la Ópera de Lyon, estrenada en el marco de la IV Bienal “Musique en Scène” dedicada a la música contemporánea, en la que Eötvös es principal invitado, y del ciclo japonés que la Ópera de Lyon programa este invierno, esta obra de ochenta minutos se desarrolla en nueve cuadros encadenados, cuyas transiciones Eötvös desea expresamente que se efectúen a vista. Con un plantel de cuatro cantantes —la heroína (soprano) más soprano, mezzosoprano y barítono que encarnan a diversos personajes—, Lady Sarashina se basa en el diario de la poetisa japonesa epónima del siglo XI, adaptado al inglés por Mari Mezei, que ha desglosado la acción según los ciclos de las estaciones, la luna y la naturaleza. En el interior de esta acción embrionaria, dos momentos de pura poesía, las escenas IV y VI, dedicadas a los sueños de la heroína; la intriga tiene como personaje central a un gentilhombre amado, perdido, esperado y nunca vuel- Bertrand Stofleth Lyon. Opéra. 4-III-2008. Eötvös, Lady Sarashina. Mireille Delunsch, Ilse Eerens, Salomé Kammer, Peter Bording. Director musical: Peter Eötvös. Director de escena: Ushio Amagatsu. Decorados: Natsuyuki Nakanishi. Vestuario, maquillaje y peinados: Masatomo Ota. 50 Mireille Delunsch en Lady Sarashina de Peter Eötvös to a ver. La escritura vocal es virtuosística, cualquiera que sea el registro, de la palabra al canto más melódico. Tratada en forma camerística, la orquesta brilla sobremanera, apoyada por cuatro clarinetes diseminados en la sala. Bajo la dirección del compositor, la obra alcanza una pureza mágica. Trasladándose a un Japón fantasmal pero sin artificios, el compositor mantiene siempre su estilo personal, a la vez que la orquesta se ajusta a las características de una sala que Eötvös conoce perfectamente por haber dirigido en ella a menudo. Mireille Delunsch, maquillada suntuosamente, encarna a una Lady Sarashina errática pero púdica, mientras Ilse Eerens, Salomé Kammer y Peter Bording le dan una réplica idónea. Maravillosamente japonesa, la dirección de escena del coreógrafo Ushio Amagatsu (que ya firmó en Lyon la primera producción de Tres hermanas) es despojada pero de una gran fuerza interior, amalgamando lentitud y vitalidad. Figurines, peinado y maquillaje de Masatomo Ota, bellísimos, aparecen cuajados de símbolos. Bruno Serrou 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 51 AC T U A L I DA D FRANCIA Montaje a la antigua FALTA DE ACCIÓN Franck Ferville Opéra Bastille. 20-II-2008. Verdi, Luisa Miller. Ildar Abdrazakov, Ramón Vargas, Maria José Montiel, Kwangchul Youn, Andrzej Dobber, Ana María Martínez, Elisa Cenni. Director musical: Massimo Zanetti. Director de escena: Gilbert Deflo. PARÍS M. J. Montiel, K. Youn e I. Abdrazakov en Luisa Miller de Verdi La última producción de Luisa Miller propuesta por la Ópera de París se remontaba a 1983. El reparto reunió entonces a lo mejor de la época, nada menos que Luciano Pavarotti, Piero Cappuccilli y Katia Ricciarelli… Un cuarto de siglo después, el cartel no es menos suntuoso, si bien los nombres carecen del aura popular de sus mayores. Pero si Vargas no tiene la estatura física de Pavarotti, tampoco posee su voz, lo que no le impide ser un muy creíble Rodolfo, mientras Ana María Martínez es una brillante Luisa. Como Schiller en Kabale und Liebe, Verdi sitúa la acción en la verde campiña tirolesa. Coincide igualmente con la aproximación del director de escena belga Gilbert Deflo. Así, en lo que concierne al paisaje, todo está en su sitio, con unos decorados hiperrealistas de William Orlandi dispuestos sobre un arco de círculo que soporta sucesivamente campos y montañas verdes, una bucólica granja y las sombrías arcadas del palacio condal. Tiene encanto visual pero también es simplista, lo que sumerge en conjeturas a los fieles de la Ópera de París, acostumbnrados a los desbordamientos de los directores escénicos invitados por Gérard Mortier, a quienes gusta multiplicar los grados de lectura más allá de los límites posibles. Este grado tan elemental despista hasta a los más tradicionalistas. Sin pasar de un exceso al otro, era lógico esperar un punto de vista, alguna idea directriz. No ha habido nada de eso. Tampoco en la dirección de actores. Los cantantes parecen errar por el escenario como almas en pena, a la manera de las polvorientas producciones de los viejos teatros de provincias: coros y solistas cantan mirando al público, a menudo tiesos como pingüinos, pero afortunadamente todos cantan bien. Massimo Zanetti, que debutaba en el foso de la Ópera de París, dirige con elegancia pero escasa fogosidad, por lo que toda la producción descansa sobre las espaldas de los solistas. Las voces de bajo del coreano Kwangchul Youn y del ruso Ildar Abdrazakov son pura lava en fusión, al tiempo que la mezzosoprano española Maria José Montiel impone la calidez de su timbre en el personaje de la duquesa, pese a una gesticulación algo exagerada. El tenor mexicano Ramón Vargas canta un Rodolfo generoso y de musicalidad extrema, mientras que, como Luisa Miller, la joven soprano americana Ana María Martínez brilla en sus numerosas arias con voz segura y carnosa, aunque no lo suficientemente aterciopelada. Bruno Serrou 51 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 52 AC T U A L I DA D GRAN BRETAÑA Inteligencia y poderío, pese a un error ESTUDIO DE LA BLASFEMIA LONDRES Clive Barda Royal Opera House Covent Garden. 21-IV-2008. Strauss, Salome. Nadja Michael, Michaela Schuster, Thomas Moser, Michael Volle. Director musical: Philippe Jordan. Director de escena: David McVicar. La Royal Opera House había advertido que la nueva producción de David McVicar de Salome de Richard Strauss contenía escenas con desnudos y violencia. Pero nadie asiste a este “escandalazo de 1905” —“casquería operística” como la tildaron después de su polémico estreno— pensando que va a ver una obra de entrañable refinamiento. El director de escena británico McVicar, muy solicitado estos días, ha abordado la obra con un impecable ojo para los detalles. Había protegido la producción, con elegantes decorados de Es Devlin y dirigida musical e irresistiblemente, pero con sensibilidad, por Philippe Jordan, contra los ojos inquisitivos con gran reserva y sigilo. Se filtraban desde la sala de ensayos rumores de escenas de malos tratos a niños y escabrosos temas similares tan repugnantes como la sangre de Jokanaan. Pero resultó que todos estos asuntos fueron manejados con tanta sutileza que este estudio de la blasfemia parecía casi demasiado manso y objetivo. La exploración psicológica tenía menos importancia que la brillante elegancia de los decorados art déco, inspirados en Pasolini, de Devlin. Toda la acción se situó Nadja Michael y Michael Volle en Salome de Richard Strauss debajo de la escalera, en un baño sucio y desconchado, que es cocina a la vez, con un cerdo colgado, cosa que daba un terrible sentido de decadencia al lugar. Herodes y sus renqueantes invitados a cenar que miraban hacia una mesa llena de comida, llevaban puestos esmoquines y hermosos vestidos al estilo Fortuny. Nadja Michael, una experimentada y dura Salome, cantó con chispeante confianza y de aspecto esplendoroso aunque nada sexy. Pero esta mezzo convertida en soprano lucha con un registro más agudo y tiene una alarmante carencia de centro vocal, y un encrespado registro de pecho. No es precisamente un papel que exija una hermosa voz pero su desigualdad es preocupante, Michael Volle fue un excelente y vociferante Jokanaan con poderosas sonoridad y presencia. La Herodias de Michaela Schuster estuvo bien cantada, pero como mujer ya madura. El torpe Herodes de Thomas Moser, cuya elección para el reparto era poco usual pero muy acertada, fue sórdido y desagradable. Una buena pero no una gran Salome, con un error de cálculo muy grande: la Danza de los siete velos. Aquí McVicar ofreció una laboriosa narración psicovisual con muñecas, cremalleras y bombillas oscilantes. En un momento, Salome y Herodes bailaron un pas de deux. Michael no se quitó la ropa e incluso se añadió algunas prendas más, luego salió del escenario para el culminante último baile, al parecer violada por su padrastro. Dejó un gran hueco en una producción que por otra parte es inteligente y musicalmente poderosa. Fiona Maddocks Labor de directores RITO TRÁGICO FLORENCIA Teatro Comunale. 24-II-2008. Strauss, Elektra. Susan Bullock, Agnes Baltsa, Christine Goerke, Matthias Goerne, Stanford Olsen. Director musical: Seiji Ozawa. Director de escena: Robert Carsen. Escenografía: Michael Levine. 52 La gran interpretación de Ozawa y la intensa dirección de Carsen fueron los aspectos determinantes de la representación de Elektra en Florencia, en un monta- je nuevo para Europa, en colaboración con la Ópera Nomori de Tokio. Ozawa ha sabido crear una vez más una magnífica relación de intercambio con la Orquesta del Mayo Musical Florentino: su Elektra no conoce pesadas orgías sonoras y sólo episódicamente momentos de violencia agresiva, pero se caracteriza por una tensión nerviosa creada también por medio de una extraordi- naria fantasía tímbrica, una infinita riqueza de colores. El reparto no estaba del todo a la altura del director. Susan Bullock no parece tener los medios vocales para la parte de Elektra: presenta lagunas 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 53 AC T U A L I DA D HOLANDA / ITALIA Johan Simons monta El rapto en el serrallo ERRORES TEATRALES ÁMSTERDAM Monika Rittershaus Het Muziektheater. 28-II-2008. Mozart, Die Entführung aus dem Serail. Laura Aikin, Mojca Erdmann, Edgaras Montvidas, Michael Smallwood, Kurt Rydl. Orquesta de Cámara de los Países Bajos. Director musical: Constantinos Carydis. Director de escena: Johan Simons. Decorados: Bert Neumann. Vestuario: Nina von Mechow. Antes de dedicarse a la ópera, el director de escena holandés Johan Simons alcanzó fama por sus producciones teatrales que escenificaba en almacenes abandonados y edificios y barracones desiertos, todo lo contrario de lo que ofrece un teatro bien dotado. Por desgracia, no parecía muy a gusto en un escenario de verdad y su primera producción para el Muziektheater confirmó esta impresión. Incluso muchas veces daba la sensación de rechazar las posibilidades que brindaba este escenario. Los cantantes interpretaron todo el primer acto y una parte del tercero delante de una enorme pantalla que cubrió la boca del escenario, lo cual provocó problemas acústicos. Durante la otra parte del tercer acto se veía todo el escenario, que tenía unos accesorios que hacían que los decorados de verdad perdieron su sentido. Sólo el segundo acto, situado en un cuartucho zafio de un serrallo actual, con Blonde vestida con minifalda, se acercaba un poco al teatro convencional. Todo podía haber tenido sentido si la escenografía hubiera transmitido algo del drama, pero con tantos decorados insípidos los personajes se comportaron con todos en los agudos e incluso en la consistencia del centro, y cansa en hacer percibir las palabras del texto. Agnes Baltsa fue una Clitemnestra más bien genérica, poco incisiva, mientras que complacieron la delicada Crisotemis de Christine Goerke, el intenso Orestes de Matthias Goerne y Stanford Olsen en el breve papel de Egisto. Determinante para la impresión conjunta del espectáculo la dirección de Laura Aikin y Edgaras Montvidas (delante), Mojca Erdmann y Michael Smallwood (detrás) en El rapto... los clichés imaginables. Las únicas diferencias con los personajes tradicionales de la ópera fueron el vestuario moderno y el hecho de que el noble gobernante Bassa Selim fuese transformado en un manipulador débil y psicópata. Si alguien creyó que Simons, que procedía del teatro, iba a saber manejar los diálogos estaba muy equivocado. También el director parecía pasar por alto el hecho de que dentro del espacio del Muziektheater hay problemas para entender los recitativos de los cantantes y no se le ocurrió otra cosa mejor que reducir los tempi y usar los diálogos casi íntegros, alargando así la obra hasta tres horas y media, sobrecargadas de unos aburridos diálogos que apenas se podían oír. No podía haber sido más insólito el contraste con la parte musical. En el foso, el joven director griego Constantinos Carydis dio una lectura de la partitura que fue vigorosa, llena de color y con unos fascinantes detalles musicales. El comienzo de la obertura, con la emocionante música a lo jenízaro y con el píccolo tocando una octava más alta que lo dispuesto por la partitura, auguró una tarde llena de sorpresas musicales, todas para realzar el drama. Su elección de algunos ritardandi en Martern aller Arten, pudo causar algún desconcierto pero en general mantuvo la tensión del drama mientras hubiera música. En cuanto a las voces, Laura Aikin se mostró como una sobresaliente Constanza lírica, cantó con una precisión que es raro encontrar hoy, y el sonoro Kurt Rydl, un Osmin humano, cantó con impecable fraseo y nada de caricatura. Mojca Erdmann y Michael Smallwood interpretaron muy bien a Blonde y Pedrillo, pero el nada atractivo timbre y la voz lacrimógena de Edgaras Montvidas no consiguieron realzar el personaje de Belmonte. Robert Carsen, ambientada en una escenografía (Michael Levine) formada por desnudas paredes negras, con arena negra sobre el escenario: una única habitación sin enseres y aparentemente si vías de salida (a excepción por una apertura en el centro del suelo). Todos los personajes visten sencillos vestidos negros, salvo Clitemnestra y Egisto que van de blanco (vestuario: Vazul Matusz). Luces y sombras se usan con eficacia máxima, en una dirección que señala más hacia la estilización ritual que a la gestualidad de naturaleza expresionista (que por su parte encontramos a alto nivel en Klaus Michael Grüber en la Elektra de bellísimos decorados de Kiefer, programada estos días en la Fenice de Venecia). Carsen busca una dimensión interiorizada, como si todo fuese visto con los ojos de Elektra (aun la inverosímil extrac- ción del cadáver de Agamenón por la apertura del centro de la sala se propone con esta clave). La estilización de la acción teatral asume un carácter ritual sobre todo a través de la multiplicación de las figurantes: llega a haber 24 Elektras en escena, además de la que canta, con invenciones de dirección de fuerte sugestión. Paul Korenhof Paolo Petazzi 53 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 54 AC T U A L I DA D ITALIA Gatti en la Scala ANALÍTICO Y VISIONARIO MILÁN Marco Brescia Teatro alla Scala. 19-II-2008. Berg, Wozzeck. Georg Nigl, Evelyn Herlitzius, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Markus Marquardt, Marlin Miller, Endrik Wottrich. Director musical: Daniele Gatti. Director de escena: Jürgen Flimm. Escenografía: Erich Wonder. Era Daniele Gatti el primer protagonista del felicísimo regreso de Wozzeck de Berg a la Scala, donde parece ya remota la época en la que el director milanés (que el año en curso ha dirigido Lohengrin y que inaugurará la próxima temporada con Don Carlos) era incomprensiblemente alejado. La interpretación de Gatti es una de las más completas y fascinantes que me ha sido dado escuchar de la primera obra maestra teatral de Berg, que éste ya había dirigido en Bolonia y Santa Cecilia. Gatti parece haber alcanzado un equilibrio perfecto entre intensidad y claridad. La intensidad es incandescente, de fuerza expresiva intrigante, y en el sonido de la orquesta de Berg se advierte algo de visionario en los colores y en los empastes; pero todo esto se Escena de Wozzeck de Alban Berg en el Teatro alla Scalla de Milán une a un nítido, analítico cuidado de cada detalle, que hace aprovechar hasta el fondo la complejidad de la escritura de Berg y sume la elección en una evidencia poética. Con Gatti, el reparto, la orquesta y el coro de la Scala han dado lo mejor de sí. Wozzeck era Georg Nigl, de sobria actuación y dolorosamente interiorizada, Marie la magnífica Evelyn Herlitzius; en la maldad grotesca del Doctor y el Capitán fueron muy incisivos Markus Marquardt y Wolfgang Ablinger-Sperrhacke. Estupendos también Endrik Wottrich (el Tambor Mayor), Marlin Miller (Andres) y todos los demás, vocal y teatralmente, gracias al extremo cuidado de la actuación, merced al director Jürgen Flimm, que ha retomado la propia producción de 1997 con escenografía de Erich Wonder. En el centro de la escena, dos paredes curvadas parecían un laberinto de Richard Serra, sugestivo elemento fijo que podría evocar los laberintos del alma del oprimido y casi visionario Wozzeck. La dirección de escena es siempre incisiva y persuasiva, con gestos verdaderamente pensados sobre la música. Sólo disgustan algunas concesiones a la inmeditez naturalística (el asesinato de Marie) y una tendencia quizá excesiva a acumular figurantes y contraescenas inútiles; ¿por qué rellenar la oscuridad de los interludios con alusiones a las escenas de Büchner que Berg no puso en música? En conjunto, un espectáculo memorable. Paolo Petazzi Chailly, protagonista del Tríptico REFINAMIENTO Marco Brescia Milán. Teatro alla Scala. 6-III-2008. Puccini, Il tabarro, Suor Angelica, Gianni Schicchi. Juan Pons, Paoletta Marrocu, Miro Dvorski; Barbara Frittoli, Marjana Lipovsek; Leo Nucci, Nino Machaidze, Vittorio Grigolo. Director musical: Riccardo Chailly. Director de escena: Luca Ronconi. Decorados: Margherita Palli. D 54 espués de veinticinco años, La Scala ha vuelto a proponer el Tríptico de Puccini en su integridad (como el autor hubiera deseado que se interpretase siempre) en una nueva producción con Riccardo Chailly en el podio y dirección de escena de Luca Ronconi (en coproducción con el Teatro Real de Madrid). Después de la interpretación del Tríptico en Ámsterdam (con la Orquesta del Concertgebouw) y en Milán (en versión de concierto con la Orquesta Verdi), Chailly se ha confirmado en la Scala como intérprete autorizadísimo de este Puccini y ha sido el verdadero protagonista del espectáculo. En los tres actos únicos, Chailly exalta la modernidad refinadísima de la escritura. Por ejemplo, hace comprender de manera ejemplar cómo la orquesta del Tabarro es esencial para evocar un clima poético, una ambienta- ción, una amarga negrura que acompañan al delito de celos a que parecería reducirse el argumento: además de los ecos de Debussy y Stravinski, se advirtieron una densidad y unos colores que hicieron pensar en Mahler. Y en Suor Angelica, la fragmentadísima, variada delica- deza de los colores de la orquesta casi lograban hacer olvidar el falso candor y los aspectos más infelices del libreto. Particularmente agradecidos se debe estar a Chailly por su decisión de recuperar una página bellísima que Puccini, sufriendo presiones externas, había cortado, las frases que la protogonista dirige a las flores con las que se prepara el veneno, un episodio increíblemente cercarno al Malipiero de las Siete canciones. También en el Tabarro, hacia el final, Chailly escogió regresar a la gran aria que Puccini escribió primero y luego sustituyó, aquella en la 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 55 AC T U A L I DA D ITALIA Carsen idea una sugestiva acción teatral para Salomé EN UN CASINO DE LAS VEGAS TURÍN Ramella&Giannese Teatro Regio. 26-II-2008. Strauss, Salome. Nicola Beller Carbone, Peter Bronder, Dagmar Peckova, Mark S. Doss, Jörg Dürmüller. Director musical: Gianandrea Noseda. Director de escena: Robert Carsen. Decorados: Radu Boruzescu. Vestuario: Miruna Boruzescu. El azar ha querido que la Elektra de Florencia se haya representado en los mismo días en que se escenificaba en Turín una nueva producción con dirección de Robert Carsen, la de Salome, coproducida con el Teatro Real de Madrid y Florencia (adonde llegará en 2010). Mientras que en Elektra Carsen ha escogido un planteamiento atemporal, ritual y concentrado en el interior de la protagonista, en Salome ha querido una ambientación bien definida, el interior de un Casino de Las Vegas en nuestros días, un lugar ciertamente apto para reflexionar sobre la corrupción y la vulgaridad de la corte de Herodes, pero cerrado y sofocante (y sin embargo se sigue hablando de la luna y del viento…). Así, naturalmente, Carsen evita (en legítima elección) que Michele se dirige al río con acentos de amargo pesimismo. Por fin, en la comedia Gianni Schicchi exaltó la energía vital desencadenada con gran agitación. Quizá este dinamismo contribuyó a llevar al reparto a exagerar. Era más bien deplorable el énfasis de Rinuccio di Vittorio Grigolo, no más que digna Nino Machaidze (Lauretta), mientras que Leo Nucci se confirmaba todavía como vocalmente adecuado para la parte de Schicchi. Tampoco en las otras óperas el reparto estuvo a la altura del director. En el Tabarro, Juan Pons, aunque un poco reservado, fue un intenso, doliente Michele, al lado de la estupenda aunque un poco áspera Paoletta Marrocu y del impropio Miro Dvorski (Luigi). En Suor Angelica, parecía un poco frágil, pero no sin gracia, Barbara Frittoli, más bien rígida Marjana Lipovsek. La dirección de Luca Ronconi Escena de Salome de Richard Strauss en el Teatro Regio de Turín toda referencia al pesado lujo de una corte antigua del Próximo Oriente, a las seducciones del arabesco Jugendstil y al mito de la femme fatale, sin siquiera intentar evocar de lejos las sugestiones del mundo en que la música está inmersa. El espectáculo en sí en muy coherente, rico de ideas y no se encontraba entre las más inventivas de las suyas (probablemente el Tríptico no le dice mucho) y puede que haya silbado en el estreno por su planta tradicional. En la escenografía de Margherita Palli había un elemento unificador entre los tres actos, una apertura al fondo que mostraba un amanecer en el Tabarro, una estatua de la Virgen en Suor Angelica e imágenes de Florencia y el Infierno de Dante en Gianni Schicchi (donde se jugaba de modo surrealista con el contraste de las vestimentas modernas de todos los personajes y el medieval del protagonista). Discutible pero no privada de ironía la idea de ocupar el escenario en Suor Angelica con una enorme estatua de la Virgen sobre el suelo, obligando a las monjas a difíciles movimientos. Paolo Petazzi realizado magistralmente. En la adolescente protagonista, Carsen ve sólo la inocencia y la extrañeza del ambiente corrupto de la madre Herodías y el padrastro Herodes: parece una Alicia en el país de los bisuteros. Estamos en la cripta subterránea de un casino donde se celebra una fiesta, con el personal de servicio vestido a la egipcia o a la romana. Se alinean sobre las paredes las cajas de seguridad; una puerta blindada; a la derecha, un acceso a la prisión de Jochanaan. Pantallas de televisión permiten ver lo que ocurre arriba, en las salas de juego, hasta que Herodes y sus invitados se trasladan al subterráneo. Salome es una muchachita, una Lolita toda de negro, la única que no va vestida de noche, y parece atraída por el Baustita como portador de valores ajenos al ambiente en que ha crecido (tras él, cuando aparece, el fondo de la escena se abre al desierto como en una visión). Salome decide danzar, por lo que parece, por despecho a su madre y se viste como ella en traje de noche dorado. Se lo corta luego, quedando con un vestidito blanco, pero se sirve de velos para provocar a los viejos huéspedes de Herodes (que lo graba todo con una videocamara), en la máxima excitación, se orde- na desnudarse a todos juntos (siete viejos desnudos en vez de velos). La caja de seguridad de la cripta se abre cuando Herodes ofrece lo que sea para disuadir a Salome de su exigencia de la cabeza del profeta: es uno de los momentos más logrados del espectáculo con cascadas de oro. Con crueldad televisiva, todos los huéspedes van a asistir a la decapitación, y se llevan luego la cabeza truncada, con la que incluso juegan al balompié. El beso necrófilo apenas se insinúa. Un final visionario: el fondo de la escena se abre y Salome sale. La orden de Herodes (“¡Matad a esa mujer!”) no la golpea sino a Herodías, contra la que se vuelven los invitados de la fiesta. Son muchas las cosas interesantes y se reconoce siempre la presencia de un gran director de escena, en feliz colaboración con los artífices de la escenografía (Radu Boruzescu) y el vestuario (Miruna Boruzescu), pero se tiene la impresión o al menos la duda de que la acción escénica ideada por Carsen no siempre logra establecer una relación convincente con la música. Quizá también porque la orquesta y los cantantes no fueron ayudados por la desdichada acústica del Teatro Regio. La orquesta pareció a veces en dificultades; el director Gianandrea Noseda la guió con seguridad, buscando no cubrir a los cantantes, entre los cuales sobresalió el Herodes de Peter Bronder. Notables la bella protagonista, Nicola Beller Carbone, que canta bien aun sin poseer gran potencia vocal, Mark S. Doss, vigoroso Jochanaan. Apreciable el Narraboth de Jörg Dürmüller; digna la Herodías de Dagmar Peckova. Paolo Petazzi 55 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 56 AC T U A L I DA D ITALIA Fallido acercamiento a Rusalka NINFAS ENVEJECIDAS ROMA Teatro dell’Opera. 28-II-2008. Dvorák, Rusalka. Anda-Louise Bogza, Kostantin Andreiev, Francesca Franci, Andreas Macco, Patrizia Orciani, Anna Maria Wilk. Director musical: Günter Neuhold. Director de escena: Jaroslav Malina. Regresa por segunda vez al Teatro de la Ópera Rusalka. Fue Gian Carlo Menotti el que propuso la más famosa de las óperas de Dvorák por primera vez en Roma, en la temporada 1993-1994, cuando era director artístico del teatro. La ópera, que se estrenase en el Teatro Nacional de Praga en 1901, parte de sugestiones wagnerianas y tiene a Puccini como eco e incluso Carmen, todo ello en salsa eslava. La mayor virtud de la presente producción es la sólida preparación musical de Günter Neuhold, que tie- ne la habilidad necesaria para excavar en la partitura, evidenciando efectos, colores, sabores, ya líricos, populares, melancólicos o trágicos… la orquesta, en estado de gracia, le siguió: estupendos los deslumbrantes metales y los brillantes vientos, al igual que las cuerdas, bien afinadas. Sin embargo, a este empeño no le correspondió una excelencia pareja en la escena. Los decorados, fijos en los tres actos, quién sabe la razón, y vagamente klimtianos en el diseño de las rocas y aun en los dorados, y estructura dramática y la mismo tiempo lírica. Estupenda la maga Jedzibaba (Francesca Franci), que estuvo ágil en el retrato de la pérfida. Andreas Macco (Vodnik) tiene un cálido timbre profundo pero resultaba cómico en su vestimenta verde alga. Menos convincente Kostantin Andreiev en el papel del Príncipe. Armando Ariostini (Guarda de la caza) mostró una voz muy pequeña y excesivo vibrato. El título hubiera merecido una producción más actual. en las luces, todas centradas en la frialdad del azul y la liquidez del verde; o sea, muy envejecida. A la dirección, magra e involuntariamente cómica, con todo ese ondear de fajas y mangas al viento, le hizo contrapunto una coreografía vieja y trivial, verdaderamente insufrible. Aun el vestuario dejaba perplejo: ninfas-cicciolinas con flores en la cabeza, cazadores muy british, perfectos para la caza del zorro. Salvaron el montaje las voces. Anda-Louise Bogza hizo una Rusalka de voz luminosa y potente emisión, sólida Franco Soda Una ópera de Leo vuelve a la vida JUEGO DE OPUESTOS NÁPOLES A. Anceschi Teatro Mercadante. 16-II-2008. Leo, L’Alidoro. Maria Grazia Schiavo, Maria Ercolano, Valentina Varriale, Francesca Russo Ermolli, Giuseppe De Vittorio, Filippo Morace, Gianpiero Ruggeri. Cappella della Pietà dei Turchini. Director musical: Antonio Florio. Director de escena: Arturo Cirillo. Escenografía: Bellando Randone. 56 La comedia en música L’Alidoro de Leonardo Leo, estrenada en el Teatro de’ Fiorentini de Nápoles en 1740, representada por vez primera en tiempos modernos en Reggio Emilia en el Teatro Valli y luego en Nápoles, irá después a Bari al renacido Teatro Petruzzelli. Un género raramente frecuentado hoy, que era ya maduro en 1740: se abandona el dialecto napolitano por el toscano, lo que permitía representar la obra no sólo en Nápoles. Tercera comedia de Leo con libreto de Gennarantonio Federico, afronta un tema gastadísimo: el travestimento por amor. Alidoro se finge Luigi, al servicio de Giangrazio, para estar cerca de la amada Faustina, prometida de Don Marcello, hijo abandonado por el padre. Alidoro descubre ser el hijo perdido de Giangrazio. El equilibrio social queda restablecido, los amantes se casan. Funda- M. Ercolano y M. G. Schiavo en L’Alidoro de Leonardo Leo mentalmente una ópera de encrucijada entre la comedia en música y la ópera bufa, en equilibrio entre el barroco y el preclasicismo, pero con anticipaciones que sobrepasan a Haendel y llegan hasta Gluck. Antonio Florio, refinado y maniático de la perfección, usó una orquestación sorprendente, estuvo siempre mesurado, logrando un raro equlibrio entre el foso y la escena. Dirigió la Orquesta de la Cappella della Pietà dei Turchini, perfecta y brillante, con una interpretación sideral: maderas suaves, trompetas esculpidas y solistas de primera expusieron lo mejor posible el sólido contrapunto de Leo. Dirección escénica abstracta de Arturo Cirillo y escenografía minimalista, hecha de nada, de Bellando Randone: un hilo para la colada, cuatro sillas y una mesa… Fino y hermoso vestuario de Gianluca Falaschi. Maria Grazia Schiavo (Faustina) fue una soprano cristalina, de agudos puros y muy valiente en el canto de agilidad. Maria Ercolano, gran virtuosa travestida (Luigi-Alidoro) de bellos timbre y legato, enfrentó con arrogancia arias de gran dificultad. Giuseppe De Vittorio hizo un inolvidable Don Marcello por verbo y presencia escénica. Filippo Morace (Giangrazio) tiene una voz que corre, estuvo estupendo en los melismas. Francesca Russo Ermolli compuso una Elisa musical, eficaz Zeza de Valentina Varriale. Espléndida en su sencillez la graciosa perfección del mimo Gaetano Bruno. Será magnífico poder volver a verla en la anunciada producción en DVD de Dynamic. Franco Soda 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 21:47 Página 57 AC T U A L I DA D POLONIA XII Festival Beethoven VARSOVIA, CAPITAL DE LA MÚSICA VARSOVIA Filharmonia Nadorowa. 12-III-2008. Sharon Kan, clarinete; Gustav Rivinius, violonchelo; Paul Rivinius, piano. Obras de Beethoven, Berg, Zemlinsky y Brahms. Baiba Skride, violín; Lauma Skride, piano. Obras de Schubert, Beethoven, Janácek y Schnittke. 13-III-2008. Baiba Skride, violín; Lauma Skride, piano; Tatiana Vassilieva, violonchelo. Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio de Katowice. Director: Justin Brown. Obras de Mahler, Beethoven y Penderecki. 14-III-2008. Pekka Kuusisto, violín. Orquesta Sinfónica de Lahti. Director: Osmo Vänskä. Obras de Kokkonen, Sibelius y Beethoven. El Festival Beethoven de Varsovia, ya en su decimosegunda edición, se ha convertido de la mano de su creadora y factótum, Elzbieta Penderecka, en una de las grandes citas de la primavera musical europea, hasta el punto que no sólo atrae al público local sino que se ha convertido en un punto de encuentro para muchos aficionados fieles que acuden a él de todo el continente. Conciertos, conferencias, derivaciones en Cracovia, Lodz, Gdansk y Bialystok, constituyen un programa que en esta edición centraba buena parte de su programación en torno al eje temático Beethoven y su Viena. Este cronista tuvo ocasión de asistir a unos cuantos recitales y conciertos del ciclo que sirvieron, entre otras cosas, para demostrar la vitalidad de un grupo de jóvenes músicos que ya son algo más que promesas. Por ejemplo la clarinetista Sharon Kan, que dictó lección de virtuosismo junto a Gustav y Paul Rivinius en un programa exigente y nada habitual, del que destacaron los tríos de Zemlinsky y Brahms. Las hermanas Skride unen una excelente puesta en escena a unas dotes interpretativas de primer orden. Generalmente la parte del león en estos casos suele llevársela el violín —magnífica por línea, sonido y musicalidad Baiba— pero no le fue a la zaga el piano, con una Lauma que acompañó formidablemente en Beethoven y Schnittke — quizá el tiempo lento de su Sonata fuera lo mejor del programa— y negoció a solo, con hondura admirable, esa hermosura que es En la bruma, de Janácek. A ellas se uniría la violonchelista Tatiana Vassilieva en el Triple OSMO VÄNSKÄ Concierto de Beethoven, acompañado con demasiado fuerza por el británico Justin Brown, quien antes había ofrecido el Adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler —que, francamente, no tiene sentido presentar aislado del resto de la obra— y que cerraría el programa con una lectura eficaz y directa de la Quinta de Penderecki. Palabras mayores es lo que corresponde a la Sinfó- nica de Lahti. Que una ciudad de poco más de doscientos mil habitantes haya conseguido formar y desarrollar una orquesta de semejante calidad sería un milagro si no fuera porque ya sabemos cómo las gastan los finlandeses en cuestión de educación musical y qué grandísimo director es Osmo Vänskä. Abrieron programa con el Interludio de la ópera Las última tentaciones, de Joonas Kokkonen —música estupendamente hecha, un punto ampulosa pero que sirve maravillosamente para poner de manifiesto las cualidades de una orquesta— y lo cerraron con un impecable Segunda de Beethoven. Quien conozca el ciclo beethoveniano grabado por Vänskä con su otra orquesta —la de Minnesota— puede hacerse fácilmente una idea de la propuesta: energía, tempi rápidos, dinámicas bien ajustadas y progresiones lógicas. Pekka Kuusisto fue solista en el Concierto para violín y orquesta de Sibelius. Tampoco hubo sorpresas para quienes descubrieran un día su versión discográfica con Segerstam. La visión de Kuusisto se ama o se odia, pero la verdad es que lo que parecen caprichos momentáneos responden a una concepción altamente virtuosística que conviene a la pieza. Vänskä lo entendió y dejaba hacer mientras iba construyendo un acompañamiento de una brillantez semejante a la del solista pero embridando la imaginación de éste. Un Vals triste antológico, concedido como propina, remató la magnífica impresión ofrecida por esta orquesta absolutamente admirable. O mejor: envidiable. Luis Suñén 57 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 58 AC T U A L I DA D PORTUGAL / SUIZA Montaje si mucho movimiento EMOCIONES ARDIENTES EN CUERPOS HELADOS LISBOA Alfredo Rocha Lisboa. Teatro São Carlos. 20-II-2008. Mozart, La clemenza di Tito. Adriana Damato, Angélique Noldus, Herbert Lippert, Shavleg Armasi, Sophie Marilley. Director musical: Johannes Stert. Director de escena: Joaquim Benite. Después de Das Märchen de Nunes, el Teatro de Ópera São Carlos de Lisboa presentó una nueva producción de La clemenza di Tito de Mozart, con puesta en escena de Joaquim Benite, que fue durante mucho tiempo el director artístico de la Compañía del Teatro Alameda, cerca de Lisboa (también va a dirigir escénicamente Timón de Atenas de Shakespeare en el Festival de Teatro de Mérida este año). Unos decorados fijos en un sobrio estilo artdéco (de Jean-Guy Lecat) enmarcaron toda la acción, que Benite había situado en la década de los 1920, en un país europeo sin nombre (vestuario elegante de la época de Filipe Faísca), y se valía principalmente de la iluminación (de Pedro Martins) para que cada escena mostrara su propia ambivalencia visual. Lo curioso es que Benite, al haber tenido un coreógra- Escena de La clemenza di Tito de Mozart en el Teatro São Carlos fo ( Jean Paul Bucchieri) para el “movimiento” (tal vez “ayudante del director de escena” hubiera sido un título mejor), que fue lo que precisamente faltaba. El coro estuvo muy rígido y los protagonistas cantaron estáticamente, con la posible excepción de Adriana Damato en su papel de la femme fatal Vitellia, el único perso- naje de carne y hueso de esta puesta en escena. Además, Tito, cuya humanidad se resaltó, llevaba puesto un uniforme militar que le hizo parecerse a …¡Pinochet! No obstante, el reparto cantó bien: he hablado de Adriana Damato (que quizá tenga una voz demasiado poderosa para este papel), pero también hay que referir- se a Angélique Noldus que hizo de Annio, y cuya voz tal vez correspondiera mejor a su personaje que cualquiera de los otros cantantes. Herbert Lippert, que interpretó a Tito, mostró alguna dificultad con su registro agudo y tuvo un desequilibrio en el passaggio. Shavleg Armasi fue un resonante y poderoso Publio y Sophie Marilley un correcto Sesto, a pesar de la fuerza limitada de su voz de mezzo. La Orquesta Sinfónica Portuguesa fue dirigida por Johannes Stert y los resultados fueron igualmente ambiguos: fue una lectura atenta, precisa y detallada, pero carecía de elegancia, sutileza y de un sentido amplio del fraseo y de un gran arco dramático y tenso, evidente especialmente en el final del primer acto y en el largo intercambio en el segundo acto entre Tito y Sesto. Bernardo Mariano Jan Bosse pone en escena L’Orfeo de Monteverdi en medio del público EL INFIERNO ESTÁ EN NOSOTROS BASILEA Theater. 1-II-2008. Monteverdi, L’Orfeo. Nikolai Borchev, Agata Wilewska, Yeree Suh, Rita Ahonen, Andrew Murphy, Rosa Domínguez, Svetlana Ignatovich, Ismael González, Karl-Heinz Brandt. Director musical: Andrea Marcon. Director de escena: Jan Bosse. Decorados: Stéphane Laimé. Vestuario: Kathrin Plath. 58 Así nos gustaría que ocurriera siempre: un director de teatro monta su primera ópera y encuentra de inmediato ideas completamente novedosas. Jan Bosse movió a los cantantes no sólo como actores, sino que los fundió prácticamente con el público. La obra empezaba en el foyer, en medio de los espectadores. Con la copa de champagne en la mano, los cantores arcádicos cantaban y bailaban sus idilios. La Música, en traje de noche —una encantadora, en todos los aspectos, Yeree Suh— anun- ciaba, al estilo de una presentadora de televisión, a la gran estrella: el cantante Orfeo, que el joven ruso blanco Nikolai Borchev cantó realmente bien. Cuando Orfeo se pone en camino para buscar a su Eurídice en el infierno, el público es introducido en el teatro. También allí, la ópera está en medio de nosotros: no hay foso orquestal, y la Esperanza conduce a Orfeo entre las filas de espectadores. Es admirable lo seguros que se mueven todos los cantantes, y con qué flexibilidad reaccionan entre sí y con el bajo continuo. Andrea Marcon dirigió soberanamente la partitura, siempre con el pulso adecuado para esta música. En la orquesta brillaron las cuerdas con sus ataques barrocos, los cromornos y trombones formaron un perfecto consort, y en el continuo brilló toda la opulencia del barroco: tres laúdes y tiorbas, arpa, clave, órgano, tres violas da gamba, violonchelo y contrabajo crearon un acompañamiento variado y matizado. Cuando Caronte, el misterioso barquero, se enfrenta al recién llegado, fue acompañado por los sonidos ultraterrena- les del regal, que parecían venir de otro mundo. Un mundo, por lo demás, que Jan Bosse y su escenógrafo Stéphane Laimé no mostraron, sino que, a través de un enorme espejo dirigido hacia los espectadores, quisieron explicar que está dentro de nosotros mismos. El cielo al que asciende Orfeo, sin embargo, está mucho más distante: un vídeo nos llevó a las infinitas lejanías. En el entusiasmado aplauso del público brillaron también alegres las estrellas. Reinmar Wagner 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 59 AC T U A L I DA D SUIZA Martin Kusej y Nikolaus Harnoncourt PODEROSOS CUADROS PARA GENOVEVA Hans Jörg Michel Opernhaus. 17-II-2008. Schumann, Genoveva. Juliane Banse, Cornelia Kallisch, Shawn Mathey, Martin Gantner, Alfred Muff, Ruben Drole. Director musical: Nikolaus Harnoncourt. Director de escena: Martin Kusej. ZÚRICH Juliane Banse y Shawn Mathey en Genoveva de Robert Schumann La producción presentada en Zúrich de la ópera romántica alemana de Robert Schumann Genoveva hay que agradecérsela, muy en primer lugar, a Nikolaus Harnoncourt, quien desde hace años ha defendido con pasión una obra bastante difícil de representar. Su interpretación, intensa, inteligente, de dinámica a veces caprichosa, pero siempre coherente y reveladora, ha hecho enmudecer todas las reservas en cuanto a las limitaciones técnicas del compositor. Al mismo nivel se movió también el montaje de Martin Kusej. Los elementos absurdos, anticuados y burdos de su Flauta mágica de hace un año se han dirigido aquí hacia lo concentrado y esencial: imágenes penetrantes que, por su fuerza directa y su originalidad, lograron conmover al espectador. Aún más decisivo fue el trabajo teatral, la forma en que el director de escena movió no sólo a los protagonistas, sino también al coro, que de nuevo ha vuelto a cantar admirablemente, revelando su enorme categoría como regista. La relación de Golo, la enigmática figura central de la historia, hacia Genoveva se hace completamente palpable, al igual que su violenta reacción cuando es rechazado por ésta. Aunque la ópera apenas ofrece momentos dramáticos, Martin Kusej ha conseguido con su poderoso lenguaje visual reflejar relaciones y estados anímicos de una manera teatral. Las únicas (y pequeñas) críticas se refieren a los cantantes, especialmente al tenor norteamericano Shawn Mathey como Golo, que tuvo la mala suerte de cantar junto a una liederista del calibre de Juliane Banse: el primero luchó contra el idioma, mientras que la segunda lo utilizó al modo de una gran virtuosa, para ir acentuando gradualmente la expresión. Por otra parte, la soprano alemana fue una elección ideal en cualquier aspecto. Una auténtica revelación fue el barítono alemán Martin Gantner como el Conde Siegfried, un barítono de voz compacta y bien emitida, con un precioso timbre y gran inteligencia canora. Alfred Muff fue también un convincente Drago, pero Cornelia Kallisch no se encontró plenamente cómoda en la malvada Margaretha. Reinmar Wagner 59 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 60 E N T R E V I S TA MATTHIAS GOERNE EL CANTO INFINITO 60 Fotos: Marco Borggreve C onsiderado como uno de los herederos de Dietrich Fischer-Dieskau, de quien fue alumno, al tiempo que lo era de Elisabeth Schwarzkopf, Matthias Goerne sabe combinar como pocos de sus colegas palabra y música, obteniendo una alianza de extraordinaria belleza y de una penetración sin equivalente entre los cantantes de su generación. Barítono de timbre tan profundo como luminoso, Goerne es también una persona cálida que transmite confianza con absoluta naturalidad. Amable y atento, su sonrisa es extremadamente comunicativa y su mirada trasluce inteligencia. Su acercamiento a la música sorprende por su inmediatez, su musicalidad innata, su voz de una ternura infinita, su presencia inefable que encandila al oyente, mientras su canto se caracteriza por un refinamiento de excepcional profundidad. SCHERZO ha entrevistado a este cantante único en París, mientras interpretaba en La Bastilla el papel de Wolfram en el Tannhäuser de Wagner dirigido por Seiji Ozawa y al tiempo que preparaba la aparición en Harmonia Mundi del primero de sus CDs dedicados a un ciclo Schubert que edita el sello de Arles y recientemente editado. 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:32 Página 61 E N T R E V I S TA MATTHIAS GOERNE Usted nació en Chemnitz el 31 de marzo de 1967, y creció en Weimar, célebre gracias a Goethe, Schiller, Liszt, Richard Strauss y Bülow, entre otros. ¿Cómo era esta ciudad cuando era usted niño? Si yo vivía en Weimar, era porque mis padres trabajaban en el famoso teatro de Schiller y Liszt. A los once años me marché con ellos a Karl-Marx-Stadt, donde mi padre había sido nombrado intendente del teatro, que reagrupaba las actividades de los espectáculos dramáticos, líricos y coreográficos. Así, mis inicios en la vida estuvieron regidos por un hada madrina. Weimar constituía un entorno muy protector, con aspecto de museo. Todo el mundo estaba allí, además de los grandes hombres que ha citado, estaban también la República de Weimar, la Bauhaus, etc. Es evidente que todo eso me influyó, porque cuando uno tiene, de forma continua, acceso al arte y a las informaciones que le llegan con total espontaneidad, ese espíritu tan particular que envuelve a esta ciudad se convierte en una segunda naturaleza. Pero durante mi infancia fue sobre todo mi familia la que me ayudó a convertirme en lo que soy hoy, un artista. Mis padres hicieron mucho más que pulirme, me permitieron estar en contacto con todas las artes. Yo iba al ballet, a los estrenos de ópera, a veces a los estrenos teatrales. Estaba tan próximo a todos los modos de expresión artística que me resultaba totalmente natural pensar que son ellos los que más me influyeron. Para el resto de mi vida. La profesión de mis padres y todo lo que ellos hacían se impregnó en mí sin que yo me diera cuenta y, cuando tuve quince años, ya sabía lo que quería hacer, porque a los doce decidí ser cantante. Lo que llegué a ser, efectivamente, a los dieciocho años, en Leipzig. Antes cantaba en coros y a partir de los doce años nunca he dejado de cantar. Desde los quince años, soy barítono. Al principio era soprano, luego contralto, después, a los quince, me convertí definitivamente en barítono. Mi progresión fue absolutamente perfecta. Las relaciones con mis padres siempre fueron convergentes, tolerantes, y ellos siempre se interesaron por lo que yo hacía y por lo que hago ahora. ¿Estudió algún instrumento de niño? Probé con el violonchelo y después con el piano. Pero no me consideré lo suficientemente bueno. Sin embargo, me gustan mucho esos instrumentos. Pero el teatro siempre me ha atenazado. Mientras comenzaba a cantar en un coro infantil, con diez u once años, en la escena de la Ópera hacía pequeños papeles, en Peer Gynt, Carmen, La bohème, sobre todo. Estaba cinco sesiones a la semana en el escenario, hasta las once de la noche, y volvía a la escuela al día siguiente por la mañana. Pero, aunque pueda parecer asombroso habiendo tenido un contacto con el teatro tan temprano, no estaba muy entusiasmado por comenzar mi carrera en la escena. Cantar ópera no me atraía, y pensaba que sería mejor para mí comenzar por el concierto y el repertorio vocal. Sólo más tarde me interesé de nuevo por el repertorio operístico, pero sigo siendo prudente con respecto a él. ¿Está usted, como Dietrich Fischer-Dieskau, más cerca del Lied que de la ópera? Pero, que yo sepa, ¡Dietrich FischerDieskau era un cantante de ópera! Basta echar un vistazo a su discografía. Su repertorio incluía muchos más papeles de ópera que muchos cantantes italianos, franceses y españoles conocidos por ser especialistas del bel canto. Muchos de estos últimos tienen como mucho cinco o seis papeles en los que sobresalen, mientras que Fischer-Dieskau estaba extraordinariamente bien formado en el repertorio del teatro lírico. Pero se le ha clasificado como cantante de Lieder… Por mi parte, pienso que ningún otro cantante ha tenido tanta influencia en su siglo como él. Bien… Ahora, estoy yo aquí [Risas]. En su papel de Wolfram en el Tannhäuser de Wagner, no he podido dejar de pensar en Fischer-Dieskau. Lo mismo que él, usted ha dado a este personaje, no sólo al canto sino también a sus palabras, todo su peso y significación. La palabra tiene, en efecto, para mí tanta fuerza como la música. Pienso que el compositor funde su vocalidad, su armonía y su contrapunto en la palabra que pone en música, que cada frase es en sí una ópera entera. Tanto si canto Wagner como si es Schubert, procuro que el texto sea constantemente comprensible porque, en la ópera, palabra y música tienen la misma importancia y se sirven la una a la otra. ¿Dónde debutó como cantante lírico? Comencé en Leipzig. Tenía un excelente profesor, Hans-Joachim Beyer. Fue una gran suerte, y eso que yo fui su primer alumno. A pesar de su juventud, era un cantante muy profesional que se apasionaba con la enseñanza. Yo tenía entonces una voz natural pero mi técnica no estaba a la altura. Trabajé dos años de manera muy seguida con él. Después me sentí capaz de trabajar solo para presentarme a mi primer concurso, que gané, el Concurso Lindberg-Salomon, en 1990. Allí fue donde tuve mi primer contacto con el presidente del jurado, el compositor, pianista y director de orquesta Aribert Reimann, al que le pregunté después de entregarme el premio: “¿Podría ayudarme a entrar en contacto con Dietrich Fischer-Dieskau? Si le pido este favor, es porque sé que usted tiene mucha relación con él”. Me respondió sin dilación: “Sí, voy a ayudarle, le doy mi número de teléfono”. Poco después, tuve la sorpresa de oír al otro lado del hilo la voz de Fischer-Dieskau, que me telefoneó a mi casa en Leipzig. Incrédulo al principio, le escuché cómo me invitaba a ir a su casa, a Berlín. Lo que resultó muy fácil, considerando que ya viajaba bastante por esa época. Poseía un pasaporte y los visados necesarios para mis desplazamientos por Alemania Occidental, y para participar en concursos en los países occidentales. Viviendo en Alemania del Este, ¿nunca pensó en entrar en contacto con Peter Schreier o Theo Adam? No. En la época en que yo comencé, Schreier recorría el mundo, lo mismo que Adam. Más tarde, daría numerosos conciertos con ellos. Comencé a estudiar con Dietrich Fischer-Dieskau, después di conciertos con él. Cuando estaba trabajando en uno de sus libros, participé con él en el concierto inaugural de las Berliner Festwochen de 1989 o 1990. Yo cantaba y él leía. Ese concierto se desarrollaba en la muralla del castillo de Bellevue, ante una audiencia de invitados muy escogidos. A la salida del recital, una anciana dama muy chic se dirigió hacia mí y me dijo: “Señor Goerne, es posible que no conozca usted mi nombre, me llamo Elisabeth Schwarzkopf. Quería decirle que ha sido un enorme placer escucharle cantar y que estoy dispuesta a recibirle para proporcionarle algunos consejos, pues confío en que gracias a usted la tradición del Lied pueda mantenerse. Es usted excelente”. ¿Cómo resistir a semejante ofrecimiento…? Así fue como Fischer-Dieskau y Schwarzkopf se convirtieron en mis profesores. Estuve con ambos y asistí a sus conciertos. ¿Qué le aportaron estos dos inmensos artistas? Creo que todo. Más aún cuando son tan diferentes. Diría incluso que completamente opuestos. Con un punto en común: los dos tienen una poderosa personalidad. Con ellos, cualquiera puede aprender a ser fuerte y a encontrar por sí mismo su propio camino. Por supuesto, Dietrich Fischer-Dieskau es la articulación, el fraseo, la musicalidad, pero no la técnica, que para él no es una preocupación primordial. Con él, hay que pensar ante todo en la música, en la interpretación, en el sentido, en la forma de proyectar la frase hacia el público. Schwarzkopf era diferente. Ella decía: “Yo sé lo que quiere obtener en su interpretación pero hace usted cosas erróneas técnicamente. Le hace falta trabajar en ese aspecto. Entonces podrá usted verdaderamente proyectar al oyente su voz y sus intenciones, porque la interpretación depende enteramente de su conocimiento del canto y de sus técnicas. Usted puede tener ideas fantásticas, pero si usted no sabe cómo realizarlas, se 61 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:33 Página 62 E N T R E V I S TA MATTHIAS GOERNE que contribuye a enriquecer la interpretación de los Lieder. ¿Ha de trabajar con ellos mucho tiempo antes de que actúen juntos en público? Cuando uno trata con grandes músicos, que están bien formados, no hay necesidad de discutir. Es lo mismo con un gran director de orquesta, como Seiji Ozawa. Usted ensaya y quizá tenga que comentar una o dos palabras, no más. Porque uno y otro se escuchan y se respetan. El trabajo con un verdadero compañero es lo que más cuenta para mí, porque sólo así se obtiene un resultado óptimo. Estoy muy contento de que se den estas condiciones en París, en esta producción de Tannhäuser, con un reparto espléndido, y poder consagrarle seis semanas de mi tiempo. Así tengo completa libertad para las sesiones de grabación y para los conciertos que se suman a los ensayos y representaciones en la Ópera de París con Ozawa. ¿Es la primera vez que trabaja con Seiji Ozawa? arriesga a hacer cosas completamente diferentes de lo que son sus intenciones iniciales”. Los dos me prodigaron excelentes consejos que continúo practicando. Después de dos años, mi primera ópera fue El príncipe de Homburg de Hans Werner Henze, que canté en Colonia en 1992 y en Zúrich al año siguiente; después realicé mi primer Papageno. El príncipe de Homburg contiene partes muy difíciles de Heldenbaryton (barítono heroico). Yo era muy joven, veintitrés años, y no fue fácil, pero logré un gran éxito. Después canté Marcello en La bohème en la Komische Oper de Berlín antes de pasar dos temporadas en la compañía de la Ópera de Dresde. Siempre me gusta hacer ópera, pero necesito descansar lo suficiente entre representación y representación. De ahí que prefiera interpretar concierto y Lied, que enseño en la Hochschule Robert Schumann de Düsseldorf. En el Lied, a usted le gusta bosquejar pequeños dramas en pocos minutos. 62 El estudio de los textos exige mucho tiempo para aprehender por completo la diversidad de sus dimensiones. No basta sólo trabajar las grandes obras o las diez piezas más conocidas de Schubert, sino cien. Y lo mismo con Schumann y otros si se quiere comprender y penetrar en el estilo de cada compositor. Pienso, por lo demás, que es imposible trabajar a Schumann sin conocer a Schubert y las diferencias de sus universos, de sus entornos, de sus culturas. Schubert está más cercano, en la concentración y la pureza, a Bach que Schumann. También me gusta trabajar con buenos pianistas, que tengan un carácter enérgico. Así tienen su propia opinión y se aproximan a las partituras de forma distinta y personal, lo Ya hemos hecho juntos muchos conciertos, y he cantado con él Wozzeck en Matsumoto. Nunca olvidaré esa producción que sigue siendo, para mí, el Wozzeck más extraordinario que he hecho. Pienso que Ozawa es uno de los grandes directores actuales de Wozzeck. Dirige con mucha flexibilidad, de forma completamente libre, ni muy lento ni muy rápido, siempre es razonable, está siempre sosegado, lo que hace que el cantante se sienta totalmente seguro con él. Todo lo que hago en mi vida está ligado a esas relaciones profesionales con gente de grandes cualidades, seguros, extremadamente equilibrados. Ha asistido usted a los conciertos de Pierre Boulez mientras ensayaba Tannhäuser. ¿Ha trabajado con él? Desgraciadamente no. Pero le conozco, sobre todo porque he asistido a muchos de sus conciertos. Me gusta su música, aunque no sea ningún experto, pero emana de ella una fuerza excepcional. Nunca olvidaré ese concierto de Boulez al que asistí cuando estaba en Berlín el primer año en que trabajé con Dietrich Fischer-Dieskau. Yo viajaba regularmente entre Leipzig y Berlín, y acudía entre clase y clase a la Philharmonie. Una noche, Boulez dirigió allí al Ensemble InterContemporain. Sólo le había escuchado en disco. Aquel momento fue mágico. Aquella noche yo estaba extremadamente fatigado, pero habiendo tenido la suerte de conseguir una entrada no pude renunciar a acudir al concierto. Pese al cansancio, la música de Boulez me pareció tan fresca, tan singularmente enérgica, que el placer se apoderó de mí. Desgraciadamente no me acuerdo del nombre de la obra, pero tenía electrónica. Y desde entonces, incluso si no la conozco lo suficiente, disfruto de esa música cada vez que la escucho. Tiene sentido para mí, aunque esté a priori muy lejos de mí, y me enriquece, pese a su dificultad inicial. Estar en París es para mí un verdadero placer, porque, para mí, los dos centros musicales que cuentan más en el mundo son París y Londres. ¿Dónde podría haber escuchado, fuera de París, la integral de las Sinfonías de Sibelius por Esa-Pekka Salonen dirigiendo a la Filarmónica de Los Angeles en cuatro días de la misma semana? Un acontecimiento sensacional al que no habría podido asistir en ningún otro lugar. Lo que está haciendo Laurent Bayle en la Cité de la Musique y la Salle Pleyel es impresionante, y el público lo sigue. ¡Es raro ver a un artista asistir durante sus tardes libres a los conciertos de sus colegas! Me gusta el teatro y la ópera, como le dije al comienzo de la entrevista. Para mí es un auténtico placer asistir a conciertos cuando se presenta la ocasión. Ya sea para una Alcina o cuando Sokolov toca en el Teatro de los Campos Elíseos, allí voy. No sólo me gusta la música, también estoy muy interesado por escuchar todo tipo de repertorios, orquestas y directores. Tengo excelentes relaciones con Salonen, así como con Christoph Eschenbach, al que aprecio como pianista, acompañante y director de orquesta. Le gusta cantar con un pianista como Alfred Brendel, que es un inmenso solista pero al que se escucha menos como acompañante. Ha tocado con Hermann Prey y Dietrich Fischer-Dieskau, y me gusta compartir con él Liederabend. Pero para el ciclo Schubert que emprendo con Harmonia Mundi, y con la aquiescencia del editor, he escogido tantos pianistas como discos vayan a grabarse. Ha comenzado a grabar Lieder de Schubert en Hyperion y Decca, sobre todo los Goethe-Lieder con Andreas Haefliger y un Canto del cisne con Alfred Brendel. ¿Por qué este nuevo ciclo con otro editor? Harmonia Mundi me ofrece toda la libertad en la elección de mis programas y de mis acompañantes. Estoy contento de haber firmado con esta discográfica francesa que no funciona como un vendedor de productos discográficos sino como un verdadero editor, manteniendo relaciones de confianza y de amistad con sus artistas. Harmonia Mundi ha hecho mucho por repertorios poco concurridos, tanto por el público como por los músicos, especialmente en la música antigua y barroca, e incluso en la creación contemporánea. El primer fruto de nuestra colaboración, Schubert Sehnsucht, ha sido grabado con la gran pianista rusa Elisabeth Leonskaia. Bruno Serrou Traducción: Juan Manuel Viana 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:33 Página 63 49-64 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 10:33 Página 64 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE ABRIL La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACH: El arte de la fuga BWV 1080. PIERRE-LAURENT AIMARD, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7345 Pg. 75 HAYDN: El retorno de Tobías. ROBERTA INVERNIZZI, SOPHIE KARTHÄUSER, ANN HALLENBERG, ANDERS J. DAHLIN, NIKOLAI BORCHEV. VOKAL ENSEMBLE DE COLONIA Y CAPELLA AUGUSTINA. DIRECTOR: ANDREAS SPERING. 3 CD NAXOS 8.570300-02 Pg. 83 BRAHMS: Trío con piano nº 1. Movimiento de sonata en do menor. Trío con piano nº 3. TRÍO GUARNIERI DE PRAGA. PRAGA PRD/DSD 250 230 Pg. 78 MOZART: Sinfonía concertante K. 364. Concertone K. 190. Rondó K. 373. JULIA FISCHER, violín; GORDAN NIKOLIC, violín y viola; HANS MEYER, oboe; HERRE JAN STEGENGA, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA DE HOLANDA. Director: YAKOV KREIZBERG. PENTATONE PTC 5186 098 Pg. 87 BUXTEHUDE: Obras para órgano, vol. 2. TON KOOPMAN, órgano. CHALLENGE CC72243 Pg. 79 NONO: No hay caminos, hay que caminar… Andrej Tarkowskij. e.a. IRVINE ARDITTI, GRAEME JENNINGS, violines; ROBERTO FABBRICIANI, flauta; SUSANNE OTTO, mezzosoprano. EXPERIMENTALSTUDIO FÜR AKUSTISCHE KUNST. Director: EMILIO POMÁRICO. 2 CD KAIROS 0012512KAI Pg. 89 BUXTEHUDE: Obras vocales, vol. 2. BETTINA PAHN, JOHANNETTE ZOMER, BOGNA BARTOSZ, PATRICK VAN GOETHEM, DANIEL TAYLOR, DONALD BENTVELSEN, KLAUS MERTENS. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE ÁMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. OCKEGHEM: Missa Cuiusvis Toni. Intemerata Dei Mater. ENSEMBLE MUSICA NOVA. Director: LUCIEN KANDEL. 2 CD AEON AECD 0753 Pg. 89 2 CD CHALLENGE CC72244 Pg. 79 CHAIKOVSKI: El cascanueces. IRINA GOLUB, LEONID SARAFANOV, ALEXANDER KULIKOV, ANTON ADASINSKI. SOLISTAS DEL BALLET MARIINSKI. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI. DIRECTOR: VALERI GERGIEV. COREOGRAFÍA: KIRILL SIMONOV. DECCA 074 3217 DH Pg. 107 violonchelo op. 19. Vocalise op. 34, nº 14. e.a. PROKOFIEV: Sonata op. 119. GAUTIER CAPUÇON, violonchelo; GABRIELA MONTERO, piano. VIRGIN 00946 385786 2 Pg. 91 GLASS: Heroes Symphony. The Light. SCARLATTI: NAXOS 8.559325 2 CD SATIRINO Los Siglos de Oro SR 072 Pg. 81 Pg. 94 HAENDEL: Tolomeo HWV 25. SCHUBERT: Lieder. Vol. 1. SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Directora: MARIN ALSOP. ANN HALLENBERG, KARINA GAUVIN, PIETRO SPAGNOLI, ANNA BONITATIBUS, ROMINA BASSO. IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. 3 CD ARCHIV 477 7106 Pg. 83 HAYDN: La Creación Hob. XXI:2. (Cantada en inglés). SANDRINE PIAU, MIAH PERSSON, MARK PADMORE, NEAL DAVIES, PETER HARVEY. CHETHAM’S CHAMBER CHOIR. GABRIELLI CONSORT AND PLAYERS. Director: PAUL MCCREESH. 2 CD ARCHIV 477 7361 64 RACHMANINOV: Sonata para Pg. 84 Essercizi per gravicembalo. KENNETH WEISS, clave. MATTHIAS GOERNE, barítono; ELISABETH LEONSKAIA, piano. HARMONIA MUNDI HMC 901988. Pg. 95 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 65 DISCOS Montesdeoca Año XXIII – nº 229 – Abril 2008 CUARTETO BELCEA Novedades de cámara CON “B” DE BRAHMS Y DE BARTÓK CUARTETO CASALS E SUMARIO ACTUALIDAD: Con “B” de Brahms y de Bartók. . . . . . . . . . . 65 ENTREVISTA: Jos van Immerseel. B.S. . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 REFERENCIAS: Brahms: Variaciones sobre un tema de Haydn. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 ESTUDIOS: Imágenes para Chaikovski. J.G.-R. . . . . . . . . . 70 REEDICIONES: Archiv Al Fresco. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Orfeo. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Steinway Legends. R.O.B. . . . . . . . . . . . . . . . 73 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 74 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 112 l extraordinario legado camerístico brahmsiano continúa deparándonos novedades discográficas sin pausa. En el apartado de dúos, las Sonatas para violonchelo y piano se anuncian en una nueva grabación a cargo de Henri Demarquette y Michel Dalberto (Warner), la violinista Midori dedica su próximo registro a páginas de Brahms y Bartók (Sony-BMG) y Harmonia Mundi edita las Sonatas para clarinete y piano en versión de dos Jon: Manasse y Nakamatsu. Igualmente, Harmonia Mundi incorpora a su catálogo los Cuartetos de cuerda con un nuevo registro a cargo del Cuarteto Casals. El minutaje del doble CD se complementa con el Quinteto con piano, en el que colabora Claudio Martínez Mehner. Los Cuartetos con piano acaparan la nueva entrega brahmsiana de Virgin: en los atriles, los hermanos Renaud y Gautier Capuçon junto al violista Gérard Caussé y Nicholas Angelich en el teclado. Y para cerrar este capítulo, Pan Classics (Diverdi) edita el registro efectuado por el Sexteto de cuerda de Viena — agrupación disuelta hace cuatro año— con los dos Quintetos de cuerda del maestro hamburgués. Otro ciclo importantísimo de inmediata publicación es el consagrado por el Cuarteto Belcea a los Cuartetos de cuerda de Béla Bartók, que verá la luz en EMI. Con respecto a Schubert, dos son las novedades más sobresalientes: el Quinteto de cuerda, con el Cuarteto Artemis y Truls Mørk (Virgin), y el Cuarteto “La muerte y la doncella” a cargo del Cuarteto Jerusalem (Harmonia Mundi). El Cuarteto Atrium anuncia un programa Beethoven-Shostakovich para su próximo disco en Zig Zag Territoires y el Diotima un álbum Janácek en Alpha. Dentro del repertorio checo, dos Dvorák más: Quinteto de cuerdas op. 77 y Quinteto con piano nº 2, con el Skampa y Kathryn Stott (Supraphon), y Tríos con piano nºs 1 y 2 por el Florestan en Hyperion. En el terreno del clasicismo vienés, tres novedades destacables: Tríos de Haydn por Amandine Beyer, Bruno Cocset y Guido Balestracci (Zig Zag), Cuartetos K. 421, 458 y 465 de Mozart por el Prazák y Tríos para cuerdas de Beethoven a cargo del Beethoven String Trio (ambos en Praga). En cuanto a Grieg, coinciden dos grabaciones de su Sonata para violonchelo y piano: la de Ramon Jaffé con Andreas Froelich (CPO), recién editada, y la que sacará Harmonia Mundi con Emmanuelle Bertrand y Pascal Amoyel. Dentro del repertorio francés, el pianista Emmanuel Strosser acompaña a Jean-Marc Phillips en la Sonata para violín y piano de Ravel y a Xavier Phillips en la obra para violonchelo y piano de Fauré (edita Lontano) al tiempo que el Mozart Piano Quartet resucita a la olvidada Mel Bonis (MDG). Y, centenario obliga, otra versión del Cuarteto para el fin de los tiempos de Messiaen a cargo del Trío Wanderer con el clarinetista Pascal Moraguès (Harmonia Mundi); a modo de complemento, el infrecuente Tema y variaciones para violín y piano. 65 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 66 D D I SI CS O C O S S ENTREVISTA Johan Jacobs Jos van Immerseel “NUESTRO BEETHOVEN SUENA DIFERENTE” ara Jos van Immerseel el disco continúa siendo un soporte importante. Músico completo, apasionado de los teclados —de los más antiguos a los más tardíos— que colecciona y toca grandes pianos del siglo XIX y de principios del XX. Su insaciable apetito llevó al músico amberino a crear hace veinte años Anima Eterna, orquesta con la que recorre el repertorio sinfónico y concertante, del clasicismo a la música contemporánea. Su primer ensayo fue la integral de los Conciertos para piano de Mozart publicada en Channel, donde intervenía como solista y director. Después, Anima Eterna ha abordado igualmente, con instrumentos de época, para el sello Zig Zag Territoires a compositores como Beethoven, Chaikovski, Rimski-Korsakov, Ravel o Gershwin. P 66 ¿Tan importante es el disco para usted, que todavía hoy continúa grabando, ahora que el soporte parece estar en crisis? Sí. Más aún cuando mi discografía no es enorme: ochenta grabaciones desde el inicio de mi carrera. Es mucho, ciertamente, pero no desmesurado, sabiendo sobre todo que está incluida la discografía de Anima Eterna. La integral de las Sinfonías de Beethoven es un proyecto de seis discos bastante importante pero son obras que tocamos en concierto desde 1999. Hemos retomado este proyecto Beethoven expresamente con el objeto de grabarlo, pero se trata de un repertorio que hemos trabajado durante mucho tiempo. Por lo demás, nunca preparamos un proyecto discográfico sin concierto. Trabajamos varios programas, de cuatro a seis por año, y grabamos dos o tres en disco. Una parte de nuestro trabajo queda así archivado. Sin embargo, el disco sufre actualmente una regresión comercial significativa… Desde el punto de vista de la cifra de ventas el disco va a la baja, pero si hablamos del mercado, no creo que haya una gran diferencia. Hace treinta años había menos músicos que grababan. Cada uno vendía por tanto más. Hoy en día, la competencia es considerable, porque es mucho más fácil hacer discos, gracias a las incomparables prestaciones de los aparatos actuales. Al mismo tiempo, el número de tiendas especializadas capaces de orientar a su clientela está descendiendo considerablemente, los comercios actuales sólo están concebidos para la venta. En Francia, por ejemplo, la Fnac ha jugado un papel muy importante en esta evolución mientras que, en Alemania, Saturn ha cobrado mucha importancia. Desde hace seis años se han desarrollado en Internet herramientas de comunicación con los grandes establecimientos y puntos de venta específicos como Amazon. En todo caso, lo que puedo constatar por las grabaciones con mi orquesta, es que nosotros vendemos mucho más que hace veinte años. No estoy en la mejor posición para hablar de crisis. Hay un cambio de comportamiento en la compra, pero no sé si hay crisis. Si hoy escucho que la música clásica es “una música clásica para viejos” me exaspero, porque cuando asistía a los doce años a conciertos con mis padres la sala ya estaba llena personas mayores. Yo creo que la música “clásica” es menos accesible si no se tiene algún conocimiento y ese conocimiento llega con los años. ¿Le gusta tocar y dirigir conciertos a la vez? Así hice la integral de los Conciertos de Mozart. Pero no tengo costumbre de dirigir desde el clave. Yo dirijo y mis colegas tocan. Ellos lo hacen mejor que si yo hiciera las dos cosas a la vez, es imposible hacer todo al mismo tiempo. Trabajo de forma muy simple. Ensayo con la orquesta, marco un poco el compás hasta que obtengo un concepto interesante, luego me siento al teclado y toco mi parte dialogando con ellos pero ya no dirijo, el concertino se encarga de marcar. Grabé todos los Conciertos de Beethoven con director, Bruno Weil, y la Orquesta Barroca Tafelmusik para Sony en 1998. Desde entonces, los he tocado con Anima Eterna sin director, y funcionó muy bien. De ahí que estemos reflexionando sobre proyectos con músicas más tardías interpretadas de igual forma. Pero todavía es demasiado pronto para desvelarlos. Es evidente 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 67 D D I SI CS O C O S S que un pianista que dispone de una orquesta de manera estable toque la literatura para piano y orquesta, pero para mí es igual de evidente hacer conciertos con mis colegas de la orquesta. Nuestros solistas son siempre miembros de la orquesta, porque son los mejores que puedo encontrar. Nuestro trabajo tiene una unidad. Por ejemplo, cuando dirijo un concierto para violín lo hago con Midori Seiler, que es a la vez nuestra concertino y mi pareja en las sonatas. No tenemos que discutir una concepción de conjunto porque nos conocemos muy bien. Nuestra forma de trabajar es muy relajada, lo que deja espacio a la inspiración y a las iniciativas personales, pues la base es muy sólida. Es muy agradable, porque casi no tenemos necesidad de ensayar, nos entendemos instintivamente. Los instrumentos que tocan los músicos de Anima Eterna son de la época. ¿De qué época? ¿La de la obra en cuestión? Es preciso hacer una distinción entre los instrumentos de cuerda y los de viento. En cuanto a los primeros, la música que tocamos cubre tres períodos: el barroco, el clásico y todo lo que sigue. El violín de Schubert es el mismo que el de hoy en día. Al menos teóricamente, porque cuando se profundiza más, están las escuelas: francesa, italiana, alemana, rusa, etc. Todos estos instrumentos difieren, así como los arcos, el modo de tocar, etc. Cuando toco con Midori Seiler, por ejemplo las Sonatas op. 12 de Beethoven, que hemos publicado en Zig Zag Territoires en septiembre, ella opta por un violín diferente del que utiliza en las últimas sonatas del mismo Beethoven. Es ir muy lejos, pero eso le fascina. El clave evoluciona cada diez años. En cuanto a los vientos, es poco más o menos como los pianos. No es el caso de los trombones, pero sí de los oboes y las flautas. La evolución es enorme. Algunos colegas de la orquesta poseen veinte instrumentos diferentes y los alternan. De vez en cuando, dentro de un mismo programa, por ejemplo Johann Strauss cuya obra cubre cerca de medio siglo, mi clarinetista tiene tres instrumentos consigo para adaptar precisamente su juego y su sonoridad en función de la época. Los músicos invierten mucho en sus instrumentos. Muchos de ellos también los construyen. Uno de nuestros fagotistas ha fabricado su propio fagot, porque no estaba contento de los que podía encontrar —nació entre maderas, pues es hijo de un constructor de claves—, y casi todos cuidan ellos mismos sus instrumentos. En las cuerdas, algunos se fabrican sus arcos. La simbiosis entre la persona y el instrumento es extremadamente grande. Por eso, para nosotros el instrumento es un elemento muy importante, pues fija todos los parámetros musicales. En efecto, dos instrumentos diferentes significan dos diferentes duraciones de sonido, de ataques, de colores, de dinámicas, etc. Para un músico serio con su trabajo las herramientas son los instrumentos. ¡Un escultor no va a hacer el David de Miguel Ángel con una Black & Decker! Miguel Ángel dispuso ciertamente de doscientos útiles para realizar su obra maestra; para un músico es lo mismo. ¿Al grabar la integral sinfónica de Beethoven, que aparecerá en Zig Zag Territoires en abril, considera que aporta algo nuevo? Al menos en relación con quienes trabajan con criterios similares a usted y que, desde Gardiner, ya han grabado estas obras. ¿Qué le ha llevado a enfrentarse a esta cumbre del repertorio sinfónico? Efectivamente no somos los primeros y tampoco seremos los últimos… Y espero que podamos aportar algo iné- Dirk Vervaet ENTREVISTA dito; si no, no lo hubiéramos hecho. Ahora bien, ¿qué aportamos nosotros…? De entrada, pienso ante todo en la seriedad con que lo hacemos. Por ejemplo, nuestros instrumentos de viento son, a la vez, de época y vieneses, mientras en las orquestas de mis colegas veo instrumentos franceses, alemanes, un poco de todo. No estoy contra esto porque, en la época de Beethoven, esa mezcla existía también, pero nosotros nos hemos interesado, ante todo, por tocar estas sinfonías como en la época de Beethoven en Viena. Quizá sea un poco infantil pensar así pero creo que este aspecto es muy interesante. Por lo demás, tocamos en principio como en la época —porque está escrito en todas las fuentes documentales de la época— al 99% sin vibrato, lo que origina un sonido totalmente diferente. Además, nos conformamos con los efectivos de Beethoven, es decir no más de seis primeros violines, allí donde otros tocan con un efectivo de diez, doce o incluso catorce. Lo cual cambia todo en cuanto al compromiso del músico porque hay que disponer de seis violinistas del máximo nivel y que se entiendan. Estos instrumentistas no miran al director sino a sus colegas, lo que es imposible en una orquesta más grande. Así hacemos música de cámara, con propuestas procedentes de todos; todo el mundo está implicado, y yo lo estoy como coordinador-jefe, pero sólo como primus inter pares. Soy el primero que escucha lo que hace la orquesta, debo matizar… Dar ideas ya es exagerado porque vienen, en principio, de los propios músicos. ¿Cuáles son sus otros proyectos discográficos? Nuestros próximos discos son la Sinfonía “fantástica” y el Carnaval romano de Berlioz, cuya grabación está prevista para mayo. Seguirá un disco Poulenc, al que adoro desde siempre, con el Concierto para dos pianos, el Concierto campestre, la Suite francesa y otra pieza, quizá Les biches. Luego haremos un disco Martinu, con el Concierto para dos orquestas de cámara, el Concierto para clave, los Tre Ricercare y quizá el Concierto para oboe o los Frescos de Piero della Francesca. Este proyecto llegó de forma un tanto rara: voy a menudo a la República Checa, donde conocí al conservador del Instituto Martinu, y me pareció interesante tocar a Martinu, que trabajó en París, al tiempo que Poulenc, que es de la misma época. Son bastante similares, me parece. Pero Poulenc tiene ese lado frívolo, chic y, a la vez, de monje, mientras en Martinu todo es un poco más germánico. Pero tenemos muchos más proyectos. Vamos a orientarnos hacia Saint-Saëns, Franck y Brahms, que no hemos hecho mal, quizá Dvorák, y estoy absolutamente fascinado con Janácek… Bruno Serrou Traducción: Juan Manuel Viana 67 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 68 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Johannes Brahms VARIACIONES SOBRE UN TEMA DE HAYDN OP. 56A T 68 raemos este mes a la sección Referencias una obra de gran popularidad, tocada con asiduidad en los conciertos de todo el mundo y grabada innumerables veces por orquestas de calidad regidas por cualquier director de renombre. Es la primera composición orquestal de Brahms caracterizada por la perfección de sus mejores logros, pensada primero para dúo de pianos y posteriormente compuesta para orquesta en 1873. El autor se basó en un coral anónimo, un canto de peregrinos (Coral de San Antonio) extraído de un divertimento para instrumentos de viento atribuido a Haydn (Divertimento Hob.II:46), pero que después se ha sabido que era de un discípulo de aquél, Ignaz Pleyel. La irregular métrica y el sólido bajo de este coral interesaron a Brahms hasta el punto de decidirle a componer esta obra estructurada en la exposición del tema seguida de ocho variaciones y un finale, cuya versión orquestal dirigió por primera vez el propio autor a la Filarmónica de Viena en la Musikverein de la ciudad austríaca el 1 de noviembre de 1873. Todas las variaciones son de parecidas proporciones que las del tema base y mantienen siempre la tonalidad de si bemol con incursiones a veces en el modo menor, con “sutiles modificaciones armónicas y absoluta libertad melódica, de tal forma que el tema inicial casi nunca es reconocible”, según afirma acertadamente Claude Rostand en su biografía-estudio del compositor (Fayard, París, 1978). Brahms utiliza elementos melódicos, armónicos y rítmicos del tema inicial con su maestría acostumbrada, empleando una orquestación sobria, transparente y expresiva que produce en el oyente la más viva impresión. A destacar la complejidad de escritura de alguna de ellas (nº 4), con dobles y triples contrapuntos, el carácter scherzante y un tanto beethoveniano de otras (las nºs 5 y 6), la exquisitez y donosura de una siciliana llena de sutiles disonancias (nº 7), la cumbre contrapuntística de la obra (nº 8) o, en fin, el passacaglia edificado sobre un motivo de cinco compases (el bajo del tema de Haydn más o menos disfrazado) que se repite catorce veces hasta concluir con la sutil reaparición del tema coral que pone fin brillantemente a esta estructura cíclica, una obra de la máxima objetividad clásica debida a la pluma de un compositor eminentemente romántico. Ya hemos dicho que esta composición se ha grabado hasta la saciedad, existiendo actualmente tantas versiones como directores de renombre, esto es, innumerables. De ahí que tengamos que aplicar el correspondiente tamiz y dejar sólo las versiones que a juicio que a pesar de sus contrastes, variedad y color, queda muy por debajo de cualquiera de las orquestadas. Vamos ahora con las versiones elegidas que comentamos por orden cronológico de grabación. del autor de este trabajo merecen figurar entre las más destacadas. Otras que podrían acompañarlas sin ningún problema, por ejemplo, dos de Toscanini (Philharmonia, 1952, Testament. NBC, 1953, RCA), Klemperer (Philharmonia, 1955, EMI Great Recordings of the Century), dos de Karajan (ambas con la Filarmónica de Berlín. DG, 1964. EMI, 1976), Kempe (Filarmónica de Berlín, 1956, Testament), Haitink (Concertgebouw, 1973, Philips) o Bernstein en DVD (DG, 1976), las hemos tenido que calificar como simples citas informativas, advirtiendo otra vez que podrían haber acompañado a las que ahora siguen sin ningún demérito. Citamos también una versión para dúo de pianos interpretada por Murray Perahia y Georg Solti (Sony, 1987) en la versión que el autor escribió para esa combinación antes de orquestarla, interpretación irreprochable nante. La concepción es característica y reconocible entre todas, y las dos formaciones (Berlín y Viena) van manifiestamente en la misma dirección, y eso que las dos orquestas tienen una sonoridad muy diferente. La de la Filarmónica de Viena en Testament tiene mejor sonido que la de DG, el color orquestal es más atractivo y se hace gala de una libertad interpretativa, una intensidad de expresión y unos cambios de ritmo y de tempo frecuentes. La ralentización del tempo en las variaciones lentas se acentúa para intensificar la fuerza y la tensión expresivas, lo mismo que la aceleración en las rápidas para reforzar la emoción, aunque evidentemente el arte de Furtwängler no se resume en esta visión un tanto simplista: la batuta del berlinés hacía resurgir de la música aspectos intelectuales y expresivos de los que otros directores igno- Wilhelm Furtwängler (DG, 1950. Testament, 1952). Elegimos dos versiones de este director de las cinco que hoy se pueden encontrar, la de DG con la Filarmónica de Berlín (publicada en un álbum de la serie Original Masters) y la de Testament con la Filarmónica de Viena (originalmente grabada en EMI), ambas tomadas en conciertos públicos. La primera es relativamente típica del Brahms de Furtwängler: la paleta colorista es sombría, las relaciones de tempo son extremadamente flexibles, y el registro dinámico de una amplitud impresio- raban hasta su existencia. En esta versión de Testament, ciertos tempi son más lentos, los ritardandi más frecuentes y los contrastes entre las variaciones individuales más definidos. El fraseo y el tempo son siempre muy amplios, y las tensiones de la obra se radicalizan. Versión pues de una dimensión casi insólita, con un sonido mejorado con relación al anterior de EMI, aunque quizá no se haga justicia más que imperfectamente al sensacional colorido de la orquesta vienesa. George Szell (United Archives, 1955). Elegimos la primera versión de la obra que Szell grabó con su Orquesta de Cleveland en 1955 en sonido estereofónico para un club de venta de discos por correspondencia (The Book-of-theMonth Club). Al estar el con- junto bajo contrato en exclusiva con el sello Epic, se tuvo que cambiar el nombre de la orquesta, cuya grabación salió al mercado con el de The Music Appreciation Symphony Orchestra. La reciente publicación de esta versión en el sello United Archives sale ya con el nombre correcto de Orquesta de Cleveland. No hay diferencias, ni interpretativas ni de concepto, entre la siguiente grabación de Szell con la misma agrupación (Sony, 1964), idénticas precisión e intensidad, el mismo vigor en las frases, parecida articulación rítmica y el acostumbrado rigor en los matices. Quizá las legendarias trompas de Cleveland sean más incisivas y estén mejor grabadas y destacadas en la primera grabación, la que aquí comentamos. Versión, en suma, brillante y objetiva, de impecable toma de sonido que además acaba de salir al mercado del disco y 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 69 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS está actualmente disponible en el comercio especializado (distribuidor: Diverdi). Pierre Monteux (Decca, 1958). Esta preciosa versión la comentamos recientemente en las páginas de SCHERZO al publicarse en un álbum de la serie Original Masters con las grabaciones hechas por este director en los sellos Decca y Philips entre 1956 y 1964. Es la versión preferida del firmante, no sólo por sus cualidades interpretativas, entre las que habría que destacar la exquisita musicalidad, el bello colorido orquestal (magnífica Sinfónica de Londres), la férrea unidad, la absoluta perfección técnica, la emotiva nostalgia, el luminoso refinamiento y el perfecto equilibrio de matices, sino también la magnífica grabación hecha por dos expertos ingenieros de la entonces floreciente Decca (James Walker y Cyril Windebank), aunque en la presente edición algunas de las variaciones se corten inmediatamente, sin dar tiempo a que los armónicos concluyan la variación como Dios manda. A pesar de todos los pesares, una versión sensacional, sin falsas trascendencias y con una ligereza y encanto especiales que nos hace recordar la confidencia que el propio Brahms le hizo al joven Monteux cuando éste, a la sazón viola del Cuarteto Geloso, tocó un cuarteto ante el propio compositor: “Únicamente los franceses interpretan bien mi música. Los alemanes la tocan todos demasiado pesadamente”. Lo mismo, con matices, podríamos decir de esta versión, carente por completo de ampulosidad, ligera, natural, fluida y con la necesaria unidad, una maravillosa interpretación que no deben perderse. Bruno Walter (Sony, 1960). Al nivel de cualquiera de las elegidas en esta selección, y a juicio de muchos la versión de referencia de esta página brahmsiana en la que coherencia, brillo, cálida expresividad y absoluta claridad instrumental se dan la mano gracias a la inflexible objetividad de la batuta, que logra aquí otra de sus indiscutibles referencias fonográficas y el título imborrable de brahmsiano absoluto. La grabación es extraordinaria para el año en que se hizo y la Filarmónica de Los Ángeles (aquí llamada Sinfónica Columbia por razones contractuales) responde como la más idiomática de las orquestas europeas, seguramente después de los agotadores ensayos a los que Bruno Walter acostumbraba a someter al conjunto (recordemos los ensayos de la Sinfonía “Linz”, de algunas Sinfonías de Beethoven o del Idilio de Sigfrido, de los que existen grabaciones de todos ellos). Es el frasco de las esencias de la tradición (recordemos que Bruno Walter había nacido en 1876, cuando al maduro Brahms todavía le quedaban 21 años de vida), ya que este director siempre demostró un interés precoz por las obras de su con seguir la línea melódica, ya que aporta un sonido muy particular a las partes internas y a los contrapuntos que contienen. Todo está relacionado con las notas que constituyen el centro de gravedad de la obra. Esta versión, en suma, profunda, reflexiva, natural, deliciosamente cantada, de técnica impecable, emparentada espiritualmente con la de Bruno Walter pero con una orquesta mejor (la Philharmonia de los años 60) y también con la de Monteux por su encanto especial, es con pocas dudas de lo mejor que actualmente pueden encontrar en esta obra. entonces contemporáneo Brahms. Indispensable. “Con la inspiración de la idea nace su función en el seno del conjunto; cada detalle, en virtud de su constitución misma, ocupa su lugar inmutable en el todo”, como acertadamente expone Tilman Köster, alumno del maestro, a propósito de la versión de Celibidache de estas Variaciones Haydn. “La estructura a la que el director obedece imperturbablemente, sigue Köster, es la de la línea de las pulsaciones sobre la que las variaciones se ordenan siguiendo sus características complementarias, revelando en la vuelta al punto de partida la medida del alejamiento recorrido. Esta línea es la que garantiza el nexo entre las articulaciones y que permite vivir lo que el recorrido tiene de contenido”. Tras esta sólida estructura, hallamos como siempre, máximo refinamiento orquestal, impecable articulación, profundidad expresiva, colorido adecuado y exposi- Carlo Maria Giulini (EMI, 1961). Otra magnífica versión contemporánea del primer ciclo Brahms que el maestro italiano grabó para Walter Legge en la década de los sesenta (hoy descatalogado) y reprocesada actualmente en un CD de la serie Grandes Grabaciones del Siglo, acompañada por una extraordinaria Obertura trágica y una memorable Cuarta de Brahms con la Sinfónica de Chicago (el álbum contiene asimismo un CD gratis conteniendo un perfil de Giulini en el que el maestro habla sobre determinados aspectos de su carrera acompañados por ejemplos musicales). Richard Osborne comenta en el libreto de este disco que “pocas versiones son más graciosas que la de Giulini, y al mismo tiempo pocas son tan imperiosamente monolíticas”. El maestro no se conforma Sergiu Celibidache (EMI, 1980). La versión fue tomada en un concierto público en la sala Hércules de la Residencia de Múnich en octubre de 1980 y se completa con una Segunda de Schumann de 1992 grabada en los últimos años de la vida del maestro. En ningún sitio como aquí asistimos a la exposición de la forma clásica como parte integrante del pensamiento musical del autor. ción fluida y natural (lo de natural, suponemos, a costa de agotadores ensayos). Kurt Sanderling (Harmonia Mundi, 2002). Creo recordar que esta versión en vivo se tomó en el último concierto que dio Kurt Sanderling con su Sinfónica de Berlín el año de su retiro definitivo de la dirección de orquesta. El resto del programa era el preludio y muerte de amor de Tristán, el Concierto nº 22 de Mozart con Mitsuko Uchida, y la Cuarta de Schumann para finalizar (el álbum, con otras cosas dirigidas y tocadas por Oistrakh, se comentó en su día desde estas páginas de SCHERZO). Por lo que respecta a la versión de las Variaciones Haydn, es la típica de los últimos años de este director, tempi amplios, cálida expresividad, sólida construcción, discurso cuidadoso y paladeado, buen sentido del estilo y magnífica respuesta orquestal. Es una estupenda muestra de este brahmsiano ejemplar (cuyo ciclo de las 4 Sinfonías de Brahms con la Staatskapelle de Dresde para RCA, recordemos, sigue siendo uno de los más apreciados por la crítica). A pesar de lo moroso (y amoroso) de su discurso, es una versión magnífica que satisfará plenamente a los buenos catadores sinfónicos. El disco no se vende por separado del álbum de 5 CDs en el que viene incluido. Por tanto, siete directores irrepetibles traduciendo una de las obras sinfónicas más populares del repertorio. Cada una de las ocho que hemos comentado tiene su interés y la verdad no se puede poner claramente una por delante de la otra pues las aproximaciones de cada director son distintas, aunque para el que suscribe el trío formado por Monteux, Walter y Giulini es más que suficiente para disfrutar plenamente de estas variaciones. Pero, ¿cómo olvidarse de Furtwängler? En fin, los brahmsianos con carné deberían tenerlas todas, pero seguramente ante la imposibilidad de encontrarlas y comprarlas (no están los tiempos para tales gollerías), cualquiera de las citadas les hará buen papel en sus discotecas. Enrique Pérez Adrián 69 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 70 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Vladimir Fedoseiev IMÁGENES PARA CHAIKOVSKI CHAIKOVSKI: Sinfonías nºs 1-6. Fantasía y Conciertos para piano nºs 1 y 2. Concierto para violín. Variaciones Rococó. Serenata para cuerda. Francesca da Rimini. Obertura 1812. Obertura en fa mayor. Evgeni Onegin (selección) y El lago de los cisnes (selección). LIDIA SHERNIKH (Tatiana), ALEXANDER NENADOVSKI (Onegin), MIKHAIL PLETNEV, PIANO; VICTOR TRETIAKOV, VIOLÍN; ANTONIO MENESES, VIOLONCHELO. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE MOSCÚ. Director: VLADIMIR FEDOSEIEV. Director de vídeo: RODNEY GREENBERG. 6 DVD ARTHAUS 102 121-123-125127-129-131 (Ferysa). 1991. 626’. N PN D 70 os aspectos resultan sobresalientes en el presente ciclo por encima de la valoración que haremos pormenorizadamente a continuación. Por una parte, la sensación que embarga al espectador-oyente de estar asistiendo a un homenaje, hondo y sentido: un auténtico tributo rendido a la figura mítica que, para estos músicos, simboliza el compositor. Por otro lado, la extrema sobriedad y distanciamiento con los que orquesta y director enfocan el mencionado tributo. Las primeras audiciones de estos discos, partituras y lápiz en mano, arrojan —como veremos— un saldo de resultados muy notable, con las luces y sombras esperables en un repertorio vasto, imaginándonos músicos ultramotivados, cuya actitud responda a la entrega que denota su interpretación. Sin embargo, ¡caramba!, cuando se enciende el monitor y uno se enfrenta a la imagen, resulta difícil dar crédito a la austeridad espartana de esa gestualidad, mezcla de distinción, orgullo y humildad, con la que la centuria rusa y su batuta afrontan el trabajo, conscientes de la nobleza del fin emprendido. Dicho esto, nuestro análisis recaba en la labor general de Fedoseiev constatando estar ante una de las técnicas directoriales más depuradas, precisas y eficaces posibles. El maestro ruso combina el distanciamiento afectivo y la contención expresiva descrita arriba con una claridad expositiva que constituye una auténtica lección magistral de dirección orquestal. Consecuencia de todo lo apuntado hasta aquí, nos encontramos ante un Chaikovski equilibrado, ardoroso sin excesos, de un romanticismo nunca escaso, pero calibrado y dosificado, sin estallidos fáciles. Sus estructuras, generalmente antiformales, cuentan con una planificación adecuada a sus desarrollos y una traducción sonora perfectamente verosímil. En lo concerniente al rendimiento orquestal, salvo puntuales faltas de sutileza —metales, por ejemplo—, encontramos un buen nivel, enriquecido por el poso dejado en las partichelas de esos atriles por la tradición. El primer disco nos muestra ya las premisas interpretativas que nos van a acompañar a lo largo del viaje. Ensoñaciones de Invierno, tras un idóneo primer movimiento, tranquilo y mesurado en el tratamiento de sus cambios agógicos, explora su perfil aún clasicista para contraponerlo al modalismo paisajístico del Adagio. La escritura juguetona sobre las dos ideas motívicas del Scherzo sirven a la orquesta para solista, es obligado destacar la extraordinaria labor de la batuta. El chelo de Meneses sin abandonar la corrección, tiende, como en la var. II, a la ligereza general, mostrándose cuidadoso en las comprometidísimas vars. III y IV, para llegar con algún que otro apuro a la var. final. Lastrado por un volumen de reproducción notablemente bajo, el segundo disco nos depara una Sinfonía nº 2 sobria, bien tocada, que no es poco pedir a la corta inspiración de su escritura. Tras un Andante preciso y bien equilibrado dinámicamente, aumenta el interés con la eficaz orquestación del Andantino que contiene destellos de las maderas en los diseños en semicorcheas así como en los trémolos de las secciones G-H, con igualdad virtuosa. Rítmico y vibrante, el Scherzo —pese a la discutible decisión de prescindir de la segunda repetición y pasar directamente al Trío— nos lleva a un Finale donde, tras eludir sus dos calderones iniciales y pese a una soberbia sección B, al talón, o una no embargo, defrauda al resultar más académico, menos expansivo de lo esperable. Un segundo movimiento realmente tedioso, donde incluso la orquesta languidece, marca la tónica general de la sinfonía en lo que acaba por convertirse en el punto más flojo de todo el ciclo. Afortunadamente, el disco eleva su nivel gracias a una selección de El lago de los cisnes que lleva el sello de lo auténtico, y a una sensacional Fantasía concertante para piano, intensamente elegíaca y contrastada. La cuarta entrega se abre con la luminosidad de la fanfarria inicial del Op. 36. En su primer movimiento, esta Cuarta se detiene en el detalle sin perder solidez, en la que hay lugar también para el carácter danzante del segundo tema. La Canzona está, pese a ligeros desajustes iniciales, bien planteada en su cantabile, especialmente en las maderas. Tras ella, el pizzicato ostinato del tercer tiempo es resuelto con precisión suprema, mas excesivamente serio. El nervio demostrar la precisión de la que es muy capaz; tras ella, la brillantez fatua del Finale alberga algún momento visual e instrumentalmente interesante, como la tangente que exige a la cuerda ese pasaje escrito sobre la cuerda de sol —compás 16 y ss. Tras esa primera página sinfónica asistimos a una Francesca da Rimini muy plástica, dentro de una expresividad contenida y sin exceso de fuego, logrado su descriptivismo gracias a la superación de la dificultad técnica de la escritura orquestal. Concluye esta primera entrega con unas Rococó en las que, por encima del papel menos extraordinaria sección I, en saltellato, la tendencia a la laxitud del pulso general termina por dar al traste con esta página. Varios fragmentos de Evgeni Onegin completan la duración de la película, con una Tatiana realmente espléndida en la escena de la carta, y un Onegin algo más justito de posibilidades. La Tercera es introducida, marcada a dos, por una marcha más misteriosa que fúnebre para dar paso, mediante una magistral dosificación del crecimiento dinámico y agógico a lo largo de los 46 cc. desde el poco stringendo, a un Allegro brillante que, sin se dispara en el Allegro con fuoco, quizá tanto que se pierden detalles de la orquestación debido a la urgencia que se imprime al discurso. A continuación, Tretiakov firma una versión soberbia del Concierto para violín, sin contemplaciones, vibrado e intenso, no inmaculado en su articulación pero cantado con la dosis adecuada de ardor y sensibilidad. La 1812, es —como casi siempre— enfocada de cara a la galería, con astutos detalles de viejo zorro en la batuta. El florón de la colección llega con el quinto disco, gracias a una Op. 64 de campeonato. Tras el Andante que 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 71 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS / REEDICIONES introduce el primer movimiento, llevado a golpe de batuta, sin concesiones, pasamos a un Allegro aligerado, flexible y cohesionado gracias a su excelente planificación. Un segundo movimiento poético, camina sin caer en la cursilería ñoña tan habitual en esta página, para culminar en el vals siguiente en el que la apuesta del podio —jugándosela al marcarlo a uno— logra un resultado de fluidez sensacional. Un Final vibrante y poderoso pone el broche, con una orquesta dándolo todo. Como complementos, la intrascendente Obertura en fa mayor, y una lúdica versión del Concierto nº 2 que, inconcebiblemente, adolece de un molesto desfase audio-vídeo. El mismo desfase visual, leve pero incómodo, empaña la Patética, que inicia el disco 6. La versión de esta obra presenta algunos aciertos indudables: el buen fraseo, aligerado de peso, del segundo movimiento, o la acentuación acertada del 12/8 del tercer tiempo, llevado a dos pese a bordear el riesgo de desajustes. Sin embargo, varias decisiones interpretativas en el primer movimiento resultan altamente controvertidas: el carácter prosaico del segundo tema, la falta de atención al estrato tím- brico, el efectismo artificial de timbales en unos reguladores inexistentes —sección Q—, y, sobre todo, la precipitación del tempo corchea=180 impreso al Andante mosso final — sirva la comparación: Mravinski, DG 1961, corchea=120; Pappano, EMI 2007, corchea=114; Tallich, Supraphon 1955, corchea=112; Markevich, Philips 1962, corchea=100; Bernstein, DG 1987, corchea=96; Celibidache, EMI 1992, corchea=92. Este sexto volumen cuenta, no obstante, con una magnífica Serenata para cuerda, precisa y plástica en esa peligrosa aparente simplicidad de su fraseo, muy otoñal e intimista en su carácter. Concluye la colección —y nuestro análisis— con el célebre Concierto en si bemol mayor por un joven Pletnev atento y capaz, aunque sobrio, en todo momento. Tras un primer movimiento concentrado y poderoso, un sensacional segundo tiempo alberga momentos de intimidad camerística. Cerrando, antes de la ovación del público, un Rondó chispeante y singularmente bello. Un ciclo de interés global indudable. brio entre solistas, coro y orquesta, que la sitúan en el grupo de cabeza de la discografía de esta deliciosa partitura, junto a los Harnoncourt, Christie o Koopman. El otro CD doble contiene las Seis Suites para violonchelo de J. S. Bach (477 6724) en las versiones que el chelista francés Pierre Fournier grabó en 1960-61; un Bach en el camino que tras Pau Casals siguieron Tortelier, Gendron y él mismo, y que lejos de criterios historicistas posteriores (Bylsma, Harnoncourt…), y dando por supuesta la excelencia técnica, se centra en buscar la emoción, la belleza melódica y discursiva, aunque ello implique énfasis y acentos más próximos al romanticismo que al barroco; algo por cierto que en esta música se ha mantenido en grabaciones bastante más recientes de músicos como Maiski o Rostropovich. En el año 1986 el clavecinista y director británico Trevor Pinnock realizó un registro (477 6736) con varias Sonatas de Domenico Scarlatti (K 460-461, 478-479, 502, 516519, 529, 544-547); un disco interpretado con su habitual dominio del instrumento, estilísticamente riguroso, brillante; una opción en definitiva que puede codearse con las de Scott Ross o Pierre Hantaï, sin mayores problemas. El otro ilustre Scarlatti, Alessandro, padre del anterior, comparte con Vivaldi el contenido de un disco (477 6737) con el Dixit Dominus del primero y el Gloria RV 589 del segundo; nuevamente Pinnock, al clave y dirigiendo al Coro y Orquesta de su grupo The English Concert, aparece en una grabación de 1987 que destaca por su vitalidad y perfección formal; las voces solistas, Nancy Argenta, Ingrid Attrot, Catherine Denley, Stephen Varcoe y Ashley Stafford, contribuyen al notable resultado global de las versiones. Del mismo año, aunque bien distintas, con mayores masas coral y orquestal y menor vuelo, se ofrecen tres piezas juveniles de Haendel (477 6729): Dixit Dominus HWV 232, Nisi Dominus HWV 238 y Salve Regina HWV 241, en las voces de Arleen Auger, Lynne Dawson, Diana Montague, Leigh Dixon, John Mark Ainsley y Simon Birchall, secundados por Coro y Orquesta de la Abadía de Westminster, dirigidos todos por Simon Preston. Por último, un cuarteto con piano formado por Malcon Bilson (fortepiano), Elizabeth Wilcock (violín), Jan Schlapp (viola) y Timothy Mason (violonchelo), grabó en 1987 los dos cuartetos para esta formación compuestos por Mozart, K. 478 y K. 493 (477 6732); un enfoque historicista, para una música que se presenta plena de calidez, tensión expresiva y profunda emotividad. Juan García-Rico Archiv Al Fresco NACE UNA NUEVA SERIE C oincidiendo con el LX aniversario de la aparición en el mundo discográfico de Archiv, dentro de la casa común de la Deutsche Grammophon (Universal), el sello alemán pone en el mercado una nueva reedición que bajo el título de Al Fresco recoge algunas de sus conocidas grabaciones. Por el momento son diez discos de precio medio, dos de ellos dobles, presentados en cómodas cajitas de cartón con reproducciones de Mattise en sus portadas, y siguiendo un camino bastante discutible, con libreto virtual al que se accede en internet por medio de una clave facilitada en el interior de los CDs. La música del poeta y compositor del Ars Nova Guillaume de Machaut, registrada en 1998 por el Orlando Consort, ocupa uno de los discos (477 6731); chansons de la época intermedia del autor, alrededor de la década de 1350, interpretadas con variedad de colores y matices por el cuarteto vocal integrante de este excelente grupo británico especializado en música antigua. Otro conjunto, en este caso estadounidense, que desde su creación en 1980 centra su actividad en la Baja Edad Media y el Renacimiento, Piffaro, protagoniza un CD (477 6727) grabado en 1995, con una selección de música instrumental italiana del siglo XVI; ameno, contrastado, y con una indudable calidad. Continuando en el país transalpino, encontramos un disco de 1992 a cargo de Musica Antiqua Köln dirigida por su fundador Reinhard Goebel (477 6728), en un interesante programa que incluye conciertos para cuatro violines de Torelli, Mossi, Valentini, Locatelli y Leo; las versiones muestran las señas de identidad de la formación germana: virtuosismo instrumental, intensidad expresiva, fuertes acentuaciones rítmicas y un sonido con carácter propio. Los mismos intérpretes, con la mezzosoprano Bernarda Fink y la soprano Barbara Bonney, nos ofrecen un magnífico CD con piezas vocales e instrumentales de Hasse (477 6730); como en el caso anterior, Musica Antiqua Köln deja su fuerte impronta personal en estos pentagramas, con traducciones vigorosas y muy comunicativas; la participación de las voces solistas es extraordinaria, tanto la más breve intervención de Bonney, como la más extensa de una Fink que canta con una técnica y un estilo ejemplares. Ejemplar es también el resultado global de la ópera de Purcell The Fairy Queen (477 6733) en la versión que en 1981 grabaron el Coro Monteverdi y los English Baroque Soloists dirigidos por Gardiner; profundamente teatral, dotada de gran dinamismo, refinada, y sobre todo, con una regularidad y equili- Daniel Álvarez Vázquez 71 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 72 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Orfeo PÓQUER DE KAS Y DOS COMODINES U 72 n nuevo y atractivo lanzamiento del sello alemán Orfeo (distribuidor: Diverdi) con cuatro estupendos directores, además del piano de Gulda interpretando dos Conciertos de Beethoven, y la voz de Stich-Randall en varios recitales grabados por la ORF entre 1953 y 1959. Los dos primeros CDs los protagoniza Joseph Keilberth, uno con la Octava de Bruckner y la Sinfónica de la Radio de Colonia tomada el 4 de noviembre de 1966 (724 071) y el otro con la Tercera de Brahms, el Concierto de Schumann con Friedrich Gulda, y el Till de Strauss, las tres obras con la Sinfónica de Viena en un concierto del 4 de mayo de 1955 (746 071 mono). La monumental Octava de Bruckner está bien concebida y planificada, aunque haya momentos en el primer movimiento en los que se echa de menos más intensidad y fluidez, y en la coda final más reposo y claridad. A pesar de ello, buen Bruckner, sólido y contundente, en la línea de los grandes Kapellmeister germanos tipo Jochum, Böhm, Sanderling e incluso Karajan. No hace sombra a los grandes (Celibidache, Wand, Furtwängler), pero es una buena muestra de este director que ya ha dejado en la discografía excelentes muestras dedicadas a las Sinfonías del organista de San Florián. En el siguiente CD con la Sinfónica de Viena llama la atención la claridad de líneas y austero mensaje expresivo de una intensa Tercera de Brahms (aunque el canto de los chelos en el tercer movimiento derrita a cualquiera), un instintivo y poético Concierto de Schumann con el joven y vital Friedrich Gulda, además de un positivo y urgente poema de Strauss ejemplarmente ejecutado por la Sinfónica de Viena. Buen sonido monofónico procedente de las cintas originales del grupo Rot-Weiss-Rot (la radio de los Aliados todavía presente en Viena ese año de 1955). La siguiente Ka es la del augusto Klemperer, aquí con un concierto al frente de la Sinfónica de Viena en la Kon- zerthaus de la capital austríaca el 8 de marzo de 1956 en grabación de la ORF (747 071 mono). En el programa dos especialidades de la casa: Tercera de Brahms y Séptima de Beethoven, ambas representadas en la discografía de este director en grabaciones para EMI mejores que la que aquí se reseña, aunque en este caso hallemos el interés expresivo que siempre tienen las versiones en vivo por encima de las de estudio. A la orquesta le cuesta entrar al principio del Brahms, e incluso hay desajustes y roces impropios de las versiones de este director, pero en conjunto es una traducción grandiosa y clara propia de los modos de Klemperer, lo mismo que la Séptima de Beethoven, una de sus obras favoritas expuesta aquí con el color orquestal, convicción e intensidad propios de sus mejores lecturas. Indispensable para seguidores del director. Informativos textos de Gottfried Kraus en alemán y su traducción inglesa. La tercera Ka es la de Kletzki, que aquí dirige a la Sinfónica de Viena en la Rapsodia para contralto de Brahms y la Canción de la tierra de Mahler con la contralto mejicana de 27 años Oralia Domínguez y el veterano tenor sueco Set Svanholm en un concierto celebrado en la Musikverein el 12 de noviembre de 1954 y grabado por el Sendergruppe Rot-Weiss-Rot (el concierto contenía también el Canto del destino de Brahms que desgraciadamente no se ha incluido por razones de espacio) (748 071 mono). La página mahleriana era una de las obras favoritas de Kletzki, que la grabó en estudio para EMI en la versión para barítono (con Fischer-Dieskau) y que aquí nos revela una absoluta y total compresión de la obra, con claridad, emoción y excelente equilibrio orquestal, al nivel de cualquiera de los grandes traductores de la obra. Los solistas cumplen satisfactoriamente, aunque quizá a la notable y joven contralto mejicana (los discófilos la recordarán sin duda por su sobresaliente Erda en el Ring de Karajan) se le podría pedir un punto más de introspección y profundidad. Como quiera que sea, gran música excelentemente recreada, una de las más claras afinidades electivas de este excelente director, “un músico excepcional, dotado de gran calidez y espíritu, muy dotado desde el punto de vista técnico” (Furtwängler dixit) que brilla asimismo tanto por convicción como por idioma en la bella Rapsodia de Brahms. La última Ka es la de Knappertsbusch, nada menos, que aquí nos lo encontramos en un concierto al frente de la Sinfónica de la Radio de Colonia grabado por la WDR el 8 de mayo de 1953 con las siguientes obras: Idilio de Sigfrido y Cuarta de Brahms (723 071 mono). Cálido, tierno, expresivo e inigualablemente idiomático el Idilio, una de las muchas páginas de Wagner en las que Kna era único, con un encanto muy especial al que sólo se le aproximaban bajo otros parámetros interpretativos otros de los grandes (Furtwängler, por supuesto, pero también Walter, Kubelik, Klemperer y, a su modo, Celibidache). La Cuarta de Brahms, recia y viril, sólida y expresiva (bello movimiento lento), más ortodoxa que otras que conocemos del propio Knappertsbusch (Filarmónica de Bremen, publicado en un CD Tahra 216), es otra de las versiones memorables de este director. No obstante, recordemos que este mismo concierto ya fue comentado desde estas mismas páginas al ser publicado en el álbum Tahra de 4 CDs, In Memoriam Hans Knappertsbusch (Tahra 606609), y por tanto el disco Orfeo que se reseña no es novedad. De todas formas, oportunidad de adquirir este concierto de forma más barata y con un sonido reprocesado otra vez, aunque de calidad similar al citado de Tahra. Uno de los dos últimos CDs es de Friedrich Gulda actuando de pianista y director en dos Conciertos de Beethoven, el Primero y el Cuarto, con la Sinfónica de Viena en MAHLER: La Canción de la tierra. BRAHMS: Rapsodia para contralto. ORALIA DOMÍNGUEZ, SET SVANHOLM. ORQUESTA SINFÓNICA DE VIENA. Director: PAUL KLETZKI. ORFEO 748 071 (Diverdi). 1954. 74’. ADD mono. H PM una velada celebrada en la Konzerthaus de la capital austriaca el 21 de enero de 1953 (745 071 mono), dos magníficas interpretaciones de perfecto equilibrio entre instrumento y orquesta, lo mismo que el soberano diálogo entre ambos, con una rara habilidad para exponer cualquier detalle de ambas partituras. El otro, como ya hemos dicho más arriba, es de la soprano lírica norteamericana Teresa StichRandall (755 071 mono), protegida de Toscanini, pero cuya carrera se desarrolló en Europa, siendo una de las cantantes más polivalentes de la Ópera de Viena. Sus grandes papeles mozartianos tales como Constanza, Condesa Almaviva, Pamina, Fiordiligi y Donna Anna, hicieron historia al lado de sus Mimi, Liù, Gilda, Sophie, Micaela, Antonia, Marzelline, Titania y Ariadna. Cantó 365 veces en la Staatsoper vienesa en 19 papeles diferentes, y el Festival de Aix-en-Provence y otro de sus mentores, Hans Rosbaud, la consideraron como una de las grandes mozartianas del siglo XX. Su voz se expandía con una sensualidad de un hechizante candor, interpretando cualquier papel con un insolente virtuosismo, una voz de una absoluta pureza tímbrica y prácticamente sin vibrato, que utilizaba solamente para acentuar la intensidad dramática. El 65-73 FILM:scherzo 229 19/3/08 17:09 Página 73 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES recital de este atractivo CD incluye papeles de Mozart, Bellini, Verdi, Puccini, Chaikovski (el aria de la carta de Onegin en alemán) y Richard Strauss. El disco es novedad absoluta, ya que eran registros inéditos de la ORF. En suma, atractivo póquer de Kas con Gulda y Stich-Ran- dall de comodines. Cualquiera de ellos tiene interés, aunque con los matices apuntados en algún caso que solamente nos recuerdan que estamos ante excelentes músicos caracterizados por la inevitable humana imperfección. (Nun komm, der Heiden Heiland), Scarlatti (Sonata K. 380), Liszt ( V a l s e oubliée nº 1, Consolación nº 3, Impromptu en fa sostenido menor), Mozart (Sonata K. 333, Rondó K. 485), Schubert (Momento musical nº 3, Impromptus D. 899, nº 4 y D. 935, nº 3), Chopin (Polonesa Heroica, Mazurka op. 17, nº 4, Scherzo nº 1), Schubert/Liszt (Ständchen), Moszkowski (Estudio op. 72, nº 6, Etincelles), Schubert/Tausig (Marcha Militar), Schumann (Kreisleriana), Scriabin (2 Estudios) y Rachmaninov (2 Preludios op. 32, Polka de W. R.). No se lo pierdan. En el de Kempff (477 6622), hubiera preferido omitir su Chopin (Nocturno op. 9, nº 3, Impromptu nº 3), que creo no era su punto más fuerte, y expandir parte del resto: Bach (3 Preludios corales), Mozart (Fantasia K. 475), Beethoven (Sonatas op. 13 y op. 26), Schubert (3 Piezas D. 946), Schumann (Escenas de niños), Brahms (Scherzo op. 4, Piezas op. 119) o Liszt (2 Leyendas). Con todo, un excelente álbum. Algo que también puede decirse del de Argerich (477 6623), energía en estado puro, como cabe esperar de la argentina, en variado repertorio: Bach (Toccata BWV 911), Schumann (Sonata nº 2), Brahms (2 rapsodias op.79). Liszt (Rapsodia húngara nº 6, una incandescente Sonata en si menor), Chopin (Andante spianato y Gran Polonesa, Preludio op. 45, Barcarola, Scherzo nº 3, Preludio en la bemol mayor), Ravel (Jeux d’eau, su recordado Gaspard de la nuit), Prokofiev (Toccata), Rachmaninov (Fragmento de Danzas sinfónicas op. 45, con Nicolas Economou, piano II). Pollini personalmente escogió, y muy bien por cierto, el repertorio de su álbum (477 6621), que brilla en Beethoven (arrebatada Waldstein), Schumann (Estudios sinfónicos, Arabesque), Stravinski (los inolvidables 3 Movimientos de Petruchka), Webern (Variaciones op. 27), Chopin (Berceuse, 6 Estudios op. 25), Liszt (la tercera aparición de la Sonata en esta serie) y Debussy (4 Estudios). El de Ashkenazi (475 8512) contiene alguna cosa no demasiado habitual en él, como el Mozart a dúo con Malcolm Frager (una luminosa, muy bella Sonata K. 448), pero también cosas de su repertorio más habitual, como Chopin (Preludio op. 45, Mazurka op. 59, nº 2, Scherzo nº 4), Chaikovski (Dumka), Scriabin (Sonata nº 5), Rachmaninov (3 Études-Tableux), Beethoven (Sonata op. 109), Prokofiev (2 fragmentos de Romeo y Julieta), Taneiev (Preludio y fuga op. 29) y la primicia de Schubert (Sonata D. 850, primera vez en CD, en principio más nerviosa que sutil, pero con dos movimientos finales extraordinariamente convincentes). Finalmente, es fácil adivinar el interés del álbum de Gilels (477 6625), que no ha llegado a nuestras manos, con sólo mirar su contenido: Beethoven (Sonata nº 18), Schubert (Fantasía D. 940 con Elena Gilels), Medtner (Sonata op. 22), Brahms (Baladas op. 10), Mozart (Fantasía K. 397, Sonata K. 281), Chopin (Sonata nº 3), Grieg (Selección de Piezas líricas). Colección del mayor interés para quienes quieran acercarse a estos artistas y no posean previamente estas grabaciones. Los álbumes de Gilels, Michelangeli, Horowitz, Arrau, Argerich, Pollini y Brendel serían, en opinión de quien esto firma, los de mayor interés, sin desmerecer los restantes. Enrique Pérez Adrián Steinway Legends LEYENDAS CON MARCA B ajo el título general de Steinway Legends (Leyendas de Steinway), Universal ofrece una serie de álbumes dobles protagonizados por intérpretes legendarios que han grabado para Deutsche Grammophon, Decca o Philips y que al mismo tiempo han constituido santo y seña del fabricante que pasa por ser el Rolls Royce de los pianos de concierto. La serie comprende en principio diez intérpretes (de los que hemos recibido los álbumes correspondientes a los nueve primeros) cuyo nombre no necesita presentación: Arrau, Horowitz, Brendel, Pollini, BenedettiMichelangeli, Ashkenazi, Kempff, Argerich, Uchida y Gilels. Del anuncio que puede verse en la web de Deutsche Grammophon se deduce, aunque no con total claridad, que estos diez ejemplares podrían ser sólo una primera entrega. Veremos si es así. Por otra parte, hay que apuntar que, además de la edición “normal”, se ofrece (o se ofrecerá en breve) un cofre con estos mismos 10 álbumes y un disco bonus adicional que anticipa, futuras “leyendas”: Hélène Grimaud y… sí, en efecto, lo han adivinado: Lang-Lang y Yundi Li. Sin comentarios. Haremos una breve mención al contenido de cada álbum. El de Arrau (4758509) comprende repertorio bien conocido del artista: Beethoven (espléndida Sonata Claro de Luna y Variaciones Eroica, éstas en una grabación de 1952 que es primicia en CD), Mozart (Rondo K. 511), Schubert (Allegretto D. 915), Liszt (su estupenda versión de la Sonata), Chopin (4 Impromptus), Schumann (Carnaval de Viena) y alguna cosa menos habitual, como Balakirev (Islamei, en una temprana grabación de 1928 que estuvo disponible en grabaciones privadas). Inevitablemente, hay ausencias notables (Brahms, Debussy), pero lo que se ofrece es de categoría extraordinaria para trazar una breve pincelada del arte del chileno, sin duda uno de los más grandes pianistas del siglo XX. El doble de Brendel (475 8511) está también dedicado en su mayoría a su repertorio favorito, con Haydn (Sonata Hob. XVI:50), Mozart (Fantasía K. 396, Sonata K. 330), Schubert (Klavierstück nº 2 D. 946), Liszt (Nuages gris, En Rêve, R. W.-Venezia, Fantasía quasi Sonata tras una lectura de Dante) y Beethoven (Sonata nº 23, Para Elisa) a la cabeza, con el sabroso complemento de Bach (Fantasía cromática y fuga) y Schumann (Fantasiestücke op. 12). Pero las obras citadas en primer término son materia más que suficiente para disfrutar una y otra vez del sensacional arte de Brendel. Y en concreto, la Sonata de Haydn ofrece un rato de música impagable. También es bien conocido el de BenedettiMichelangeli (477 6626), con Scarlatti (3 Sonatas), Beethoven (Sonata nº 4), Brahms (Balada nº 1), Debussy (Images, selección, y su impagable Children’s corner), Chopin (Balada nº 1, el soberbio Scherzo nº 2, Mazurka op. 33, nº 4, Preludio op. 45), Schumann (su legendaria lectura del Carnaval de Viena) y Schubert (Sonata D. 537). Debussy (4 Estudios) es quizá lo más interesante del doble de Uchida, que aprobó personalmente esta selección, (4758510), más centrada en Mozart (Rondó K. 511, Sonata K. 576, Fantasía K. 397) y Schubert (Impromptu D. 899 nº 4, 6 Danzas alemanas D. 820, Sonata D. 840). Beethoven (Variaciones WoO 80), Schumann (Kreisleriana) y Berg (Sonata) completan un recorrido del amplio repertorio de la japonesa. A los últimos años de Horowitz pertenece su álbum, que pese a sus singularidades no tiene desperdicio (4776624): Bach Rafael Ortega Basagoiti 73 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 74 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS APERGHIS-BACH APERGHIS: Récitations. DONATIENNE MICHELDANSAC, voz. COL LEGNO WWE20270 (Diverdi). 2001. 43’. DDD. N PN La pieza para voz sola, Récitations, compuesta en 1978 por G e o r g e s Aperghis (n. 1945), se ha convertido, con el paso de los años, en un hito de la modernidad. La grabación de una buena parte de las 14 secciones de que consta el ciclo, por parte de Montaigne, supuso, a mediados de los años noventa, un acontecimiento. Ahora se edita la grabación íntegra, a partir de la iniciativa del sello Col Legno. Lo que diferencia a Aperghis, lo que lo convierte en un autor de una estética libre, es su autodidactismo, su independencia frente a cualquier estilo reconocible. Sus obras vienen siempre marcadas por un fuerte tono teatral, aunque estén pensadas para un conjunto puramente instrumental. Le interesa a Aperghis, ante todo, contar una historia, con lo cual elabora piezas para voz sin intención direccional, formadas por simples sucesiones de fonemas. Un ejemplo brillantísimo de este procedimiento lo constituye este ciclo de piezas para voz sola que es Récitations, una obra maestra de concisión formal y penetración psicológica. Cada una de las recitaciones es una escena de canto hablado en la que las palabras se presentan sin un orden aparente. Los paquetes de sílabas repetidas, desarrolladas sobre notas fijas, dan la impresión de un bucle y, al mismo tiempo, de un relato corto con final brusco. La gama de expresiones es amplia y atiende a multitud de estados de ánimo, gracias a una escritura vocal repleta de modulaciones y entonaciones, desde la vibración en el extremo grave hasta el sobreagudo del recién nacido, pasando por un variadísimo abanico de tonos medios. La versión que ahora llega desde Col Legno, a cargo de Donatienne Michel-Dansac (habitual en las creaciones del músico), no viene a hacer olvidar la prestación de Martine Viard que asombrara en el sello Montaigne. Si Viard lograba dar, en efecto, una dimensión teatral, desplegando de manera conmovedora todo un abanico de gestos, en Michel-Dansac se observan unas inesperadas limitaciones, quedando ausente de su interpretación cualquier atisbo de imaginación. La suya es una expresividad lacónica y un recitado monocorde, es decir, lo más ajeno a lo que exige esta obra, lo que impide que esta de Col Legno pueda ser la versión de referencia. Nos quedará para siempre, pues, aunque incompleta y actualmente descatalogada, la interpretación de Viard en Montaigne. Francisco Ramos BACH: Tocata y fuga en re menor BWV 565. Tocata, adagio y fuga en do mayor BWV 564. Tocata y fuga en re menor BWV 538. Trío en fa mayor BWV 587. Fantasía en sol menor BWV 542. Trío en re menor BWV 583. Fuga en sol menor BWV 542. Toca y fuga en fa mayor BWV 540. ANDRÉ ISOIR, órgano. CALLIOPE CAL 3718 (Harmonia Mundi). 1993. 67’. DDD. R PN Realizado en 1993 con el órgano Grenzing de la iglesia de St. Cyprien-enPérigord (Francia), este disco parece con toda probabilidad desgajado de la colección de quince grabada entre 1975 y 1991 con seis instrumentos diferentes localizados en cuatro países diferentes: Alemania, Luxemburgo y Suiza, además de Francia. Si aquella integral quizá pecaba de un exceso de variedad en este sentido, lo que aquí nos encontramos es una fuente sonora perfectamente identificable como única, pero de una riqueza tímbrica que la inteligencia del intérprete no hace sino potenciar, y viceversa. Isoir, en efecto, da vida a la música desde una madurez musical que trasciende la digitación impecable para concentrar la atención del oyente/crítico en la claridad prístina de la articulación, la imaginación para la elección de las registraciones de matiz más adecuado para cada obra e incluso para cada pasaje, así como para un ajuste inatacable de los tempi al diverso contenido. La Tocata y fuga por antonomasia suena, así, imponente pero no apabullante, con un movimiento del sonido constante, sin silencios enfatizados hasta la exageración pero también sin precipitaciones. El Adagio del BWV 564, en cambio, decepcionará a los acostumbrados a la sentimental lectura de un Walcha, pero entusiasmará a quienes siempre han pensado que esta página tiene por sí misma un valor expresivo de una calidez arrebatadora y que sólo hace falta traducirla con la máxima transparencia posible para que conmueva. Otra joya que no se puede dejar de citar es la Fuga BWV 542, que va acumulando voces y colores de una manera insensible pero que al final obliga casi a una repetición de la escucha con el fin de apreciar en toda su dimensión el profundo conocimiento del material al que obedece el fenómeno vivido. Las modélicas tomas acaban de confirmar esta como una opción puntera para este programa de principio a fin genial. Alfredo Brotons Muñoz TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 74 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 75 D D I SI CS O C O S S APERGHIS-BACH Pierre-Laurent Aimard EVEREST FELIZMENTE CORONADO BACH: El arte de la fuga BWV 1080. PIERRELAURENT AIMARD, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7345 (Universal). 2007. 79’. DDD. N PN D ebut del siempre inquieto pianista francés Aimard en el sello amarillo, con la obra contrapuntística cumbre de Bach —y probablemente de toda la historia—: El arte de la fuga. Cumbre nada fácil de coronar, que demanda también notable concentración por parte del oyente, y que no otorga al intérprete ocasión alguna para el lucimiento fácil o la brillantez inmediata. Antes bien, página en la que una y otra vez debe descubrir el intérprete los numerosos recovecos y desentrañar las a menudo densas y complejas texturas planteadas por el Cantor. Aimard se aproxima al reto con su notable capacidad analítica, harto demostrada en la literatura pia- nística contemporánea, para construir una interpretación extremadamente seria y sólida en el concepto, sin lugar alguno para las concesiones, buscando la claridad de exposición sin abusar del matiz ni del pedal, mediante un inteligente legato y sutiles inflexiones dinámicas, sin hacer de la articulación algo especial, al modo, por ejemplo de lo que haría una Hewitt. No, la de Aimard es una interpretación que no busca la ligereza ni el romanticismo, sino dejar hablar a esta música colosal, y dejarla hablar en términos pianísticos completamente modernos, sin contrastes abruptos ni sentimentalismos, pero con toda su grandeza y monumentalidad. Según sus palabras, el piano moderno, “adecuadamente ajustado”, es un excelente instrumento para el Arte de la fuga. Cuando se le pregunta qué entiende por “adecuadamente ajustado”, res- ponde, un tanto enigmáticamente, que se refiere a cambios “de alquimia”. Ignoro lo que ello significa, pero lo cierto es que en sus manos, el piano parece, en efecto, un instrumento perfectamente aceptable, aunque haya que anotar que en ocasiones el sonido del francés propende a cierta dureza, especialmente cuando las texturas se vuelven más y más densas y alguna voz debe aún sobresalir. Con todo, el ritmo, el carácter, son siempre evidentes, y la claridad que consigue Sonatas para viola da gamba y clave BWV 1027-1029. Fantasías para clave BWV 903 y 906. FAHMI ALQHAI, viola da gamba; ALBERT MARTÍNEZ MOLINA, clave. ELEGANCIA violonchelo. ADOLFO GUTIÉRREZ ARENAS, violonchelo. 2 CD VERSO VRS 2051 (Diverdi). 2006. 152’. DDD. N PN Claro que sí. ¿Por qué no van a grabar jóvenes como Gutiérrez Arenas u Ophélie Gaillard las Suites para violonchelo de Bach si lo hacen tan bien? También lo han hecho Julia Fischer o Hilary Hahn con las Sonatas y Partitas para violín con óptimos resultados. A primera vista, puede ser sorprendente que estos jóvenes solistas graben estos conjuntos de obras cumbres para sus respectivos instrumentos casi nada más comenzar sus carreras discográficas, pero si los resultados son los que son no hay nada que objetar y tiempo tendrán de volver a hacerlo otra u otras veces y volver a dar una nueva visión de las mismas, lo que no dejará de ofrecer el interés de poder ir comprobando sus respectivas evoluciones. Adolfo Gutiérrez Arenas es un excelente violonchelista que Rafael Ortega Basagoiti BACH: Adolfo Gutiérrez Arenas BACH: Suites para en su discurso es encomiable. Bien puede decirse que estamos ante una interpretación fascinante, tan afirmativa como interrogadora, tan seria como vital, y tan llena de luz como de enigmas. Como la propia música de Bach. Quizá la espeluznante lectura del Canon per augmentationem in contrario motu que precede a la inconclusa fuga final sea un excelente resumen de esta visión en la que Aimard parece trasladar al oyente toda esa complicada amalgama con singular crudeza. Bach construyó un Everest contrapuntístico y Aimard nos lo sirve en toda su grandeza y complejidad, en toda su colosal belleza, como diciendo: “Ahora suden ustedes la parte que les corresponde”. Servidor lo ha hecho con sumo placer. Ni que decir tiene que el consejo está claro: no se lo pierdan. está desarrollando una gran carrera fuera de España, particularmente en los Estados Unidos de América, pero que ya ha actuado aquí en varias ocasiones y este es el segundo disco que graba para la firma española Verso. Para la grabación de las Suites ha utilizado un único instrumento, construido en 1993, a pesar de los problemas que presentan la interpretación de las dos últimas, la Quinta por la scordatura y la Sexta por estar escrita para un instrumento de cinco cuerdas. Pero no parece ser Gutiérrez Arenas un músico excesivamente preocupado por cuestiones musicológicas sino prioritariamente por ofrecer toda la belleza musical que encierran, salvando con elegancia sus enormes dificultades técnicas. No puede por ello decirse que su visión sea anticuada o fuera de lugar, una gran distinción en su fraseo hace sumamente notable la exposición de los preludios y sabe dar a los movimientos de danza el correspondiente senti- ARSIS 4205 (Diverdi). 2004. 58’. DDD. N PN Sonatas para viola da gamba y clave BWV 1027-1029. Tríos BWV 583 y 584. Sonatas para teclado BWV 963 y 967. MIKKO PERKOLA, viola da gamba; AAPO HÄKKINEN, clave. NAXOS 8.570210 (Ferysa). 2006. 76’. DDD. N PE do y la adecuada expresividad. Una grabación de calidad, envolvente y con la reverberación justa, permite apreciar muy bien lo que el intérprete ofrece y disfrutar con ello. Realizada en la Universidad de Alcalá, desconcierta un poco la portada del disco con Arenas en el claustro de la catedral de León, pero es un detalle nimio. El casi tratado sobre las Suites del Dr. González del Valle, incluido en la carpetilla, aunque de tono quizás demasiado doctoral, completa el interés del disco. José Luis Fernández www.scherzo.es El cielo y la tierra no andan más separados que estas dos versiones de las Sonatas BWV 10271029… de entrada, en cuanto a concepción. Y, la verdad, sin chovinismos, gana, y por goleada, el producto nacional. En las once pistas cuyo contenido comparten estos dos discos, Alqhai y Martínez son sin excepción más rápidos que Perkola y Häkkinen. Donde más en el Vivace con que se inicia la BWV 1029: 5’07’’ frente a 7’02’’. La audición consecutiva marca la diferencia entre el cuerpo vivo, con todo lo que de inquietante que a veces y de 75 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 76 D D I SI CS O C O S S BACH-BRAHMS imprevisible que siempre tiene la vida, y el amable, integrado y por tanto ya inocuo objeto de museo. En el extremo opuesto, el Adagio central de esa misma obra (5’37’’ por 6’56’’), el contraste es entre un Largo insípido e inacabable, y el momento de detención, que no de distensión, entre dos galopes. Naturalmente, no todo es cuestión de velocidad. Si el historicismo tenía y tiene como objetivo primordial la repristinación del repertorio, al igual que ocurre en pintura lo que se espera es que afloren los colores originales con la brillantez y frescura con que los concibió o, al menos, los realizó su creador. En este caso nos hallamos ante transcripciones de versiones anteriores ignotas, pero lo que sí sabemos es que se trata de una música en la que, así la del Vivace mencionado, se reconoce la explosión de energía con que arranca el Tercer Concierto de Brandemburgo, y para encontrar emociones tan fuertes como esas aquí la opción no admite dudas. Por otro lado, en el respecto puramente técnico la balanza también se inclina en el mismo sentido, pues si el violagambista sevillano discípulo de Savall produce un sonido inmediatamente reconocible por el nombre de su instrumento, el de Perkola se asemeja demasiado al de un violonchelo moderno. En cuanto a los clavecinistas, ambos coinciden en la virtud genérica de amoldarse con digitaciones claras y precisas a los respectivos planteamientos teóricos. Si en algo causa Häkkinen mayor sorpresa agradable es en los complementos que se le asignan en solitario por la insospechada soltura y vivacidad con que los negocia. Con todo, y con únicamente la cortedad del minutaje y un menor brillo en el sonido del clave como posibles reparos con alguna enjundia, el sentido de la recomendación no puede ser otro que el expresado. Dos discos dedicados a la música para tecla de Wilhelm Friedemann Bach (el de Naxos se anuncia como volumen 1), que coinciden además en un par de obras, pero que resultan muy diferentes. Con una copia de un piano florentino de hacia 1720, Robert Hill hace lo que puede luchando contra un sonido irregular y con resonancias no demasiado gratas al oído. Sus versiones son ágiles y rápidas, no demasiado contrastadas ni en dinámicas ni en fraseo, por más que hay tiempos lentos en los que el sonido parece más ligado y el intérprete juega mínimamente con el rubato. Las Polonesas en mi bemol menor y fa menor y el Adagio de la Sonata son los tiempos más expresivos de una interpretación que muchos sufrirán más que disfrutarán, a causa del sonido del instrumento. Con su moderno Steinway, Anthony Spiri puede concentrarse en una interpretación más expresiva, con mayor variedad en la articulación y contrastes más intensos. Sus versiones son claramente más reposadas (aunque el Adagio de la Sonata F 3 lo lleva a un tempo más rápido que Hill), con articulaciones mucho más ligadas, fraseo más amplio y gran regularidad rítmica. Los resultados son correctos, por más que globalmente se eche de menos un poco más de intensidad en las acentuaciones y el conjunto adolezca de una uniformidad excesiva, que termina dando la sensación de cierta sosería expresiva. Pablo J. Vayón BARTÓK: Alfredo Brotons Muñoz W. F. BACH: Fantasías en do menor MS P 883 Berlin), mi menor F 20 y la menor F 23. Fugas en do menor F 31, nº 2, re menor F 31, nº 4 y mi menor F 31, nº 6. Sonatas en re mayor F 3, re mayor y sol mayor MS P 883 Berlin. ANTHONY SPIRI, piano. OEHMS OC 569 (Galileo MC). 2004. 62’. DDD. N PM 12 polonesas F 12. Sonata en re mayor F 3. Fantasía en la menor F 23. ROBERT HILL, fortepiano. 76 NAXOS 8.557966 (Ferysa). 2005. 64’. DDD. N PE El castillo de Barbazul. GUSTÁV BELÁCEK (Barbazul), ANDREA MELÁTH (Judit). SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Directora: MARIN ALSOP. NAXOS 8.660928 (Ferysa). 2007. 58’. DDD. N PE Una auténtica sorpresa. Un Barbazul bartókiano de muchos quilates, a precio especialmente asequible. La base son los cantantes, desde luego. Por una parte, en Judit, una mezzo húngara como Andrea Meláth, con un centro prodigioso, con bello timbre, excelente vibrato, mucha fuerza y volumen; tiene también gran capacidad de graves, de manera que hay en esta línea contrastes poderosos que no todas las mezzos pueden dar. Junto a Meláth, el bajo eslovaco Gustáv Belácek, con menos graves de los que pide este cometido, pero con un centro espléndido, noble, fuerte. El enfrentamiento de esta pareja de irreductibles personajes se traslada, pues, al de dos impresionantes voces que no esperábamos. Meláth ha sido Carmen, Cherubino, Doña Elvira, Sesto (Clemenza), Leonora (Favorita), que dan idea de su cuerda y su alcance vocal. Belácek ha sido Leporello, Dulcamara, Gremin, Ramfis, entre otros. La base sobre la que se mueven estas espléndidas voces es el muy teatral y muy bien definido acompañamiento (que es mucho más que acompañamiento) de la directora Marin Alsop y su Orquesta de Bournemouth, de excelente nivel y en magnífica forma. Título todavía escasamente popular, que ha sido puesto en escena en el Liceu de manera peculiar y que volverá a verse en las Ramblas en abril, tal vez sea el momento para el aficionado no demasiado bartókiano aún se decida por una referencia de garantía de este bello título del repertorio. Santiago Martín Bermúdez BAX: Sonata para violín y piano nº 2. Balada. Leyenda. Sonata en sol menor. Sonata en fa mayor. LAURENCE JACKSON, violín; ASHLEY WASH, piano. NAXOS 8.570094 (Ferysa). 2005. 73’. DDD. N PE D espués de su estupendo disco dedicados a las Sonatas Primera y Tercera de Arnold Bax, Laurence Jackson y Ashley Wash abordan la extraordinaria Segunda (1915), una obra con mucho de autobiográfico —como siempre en él— amplia y honda, en forma cíclica, repleta de buena música que siempre va más allá de las dificultades técnicas que pueda proponer y que merecería estar en el repertorio de cualquier buen violinista —por no hablar de lo que se le pide al piano, que es mucho más que acompañar. La Balada tiene mucho de descriptivo y remite, inevitablemente, a los poemas sinfónicos en los que el autor era ver- dadero maestro. La Leyenda es una reflexión sobre la época y sus turbulencias políticas. La Sonata en fa mayor —en dos movimientos— fue la última obra del género compuesta por Bax, quien la eliminó de su catálogo —qué cosas— para llevarla al Noneto de 1930, y tiene algo de enigmático en su atrevido primer tiempo y en los meandros inquietantes del segundo —quizá al compositor le pareció demasiado audaz. La Sonata en sol menor es un trabajo de estudiante, en un solo movimiento, y que no aporta sino curiosidad al excelente conjunto de este disco plenamente recomendable. Claire Vaquero Williams BEETHOVEN: Tríos con piano nº 3 en do menor op. 1, nº 3 y nº 5 en re mayor op. 70, nº 1. HUMMEL: Trío con piano nº 4 en sol mayor op. 65. ANDREAS STAIER, fortepiano; DANIEL SEPEC, violín; JEAN-GUIHEN QUEYRAS, violonchelo. HARMONIA MUNDI HMC 901955. 2006. 70’. DDD. N PN T res virtuosos reunidos para un trabajo de cámara, algo que no siempre suele funcionar, pero que no es el caso. Las fuertes personalidades artísticas de los aquí convocados se funden al servicio de la música, aportándole una visión singular. La tímbrica de los instrumentos originales es verdaderamente fascinante, pero ese es sólo el punto de partida del sonido porque Staier, Sepec y Queyras plantean un Beethoven riquísimo, no sólo acuciado por el nervio, sino de admirable delicadeza en el teclado —Allegro con brio del Trío nº 3— y con un fraseo elegantísimo. Así, los intercambios de piano y el violonchelo en el Andante de la obra citada son de una nobleza soberana. En el Trío del Menuetto, Staier cincela unas escalas perladas y el Prestissimo conclusivo se caracteriza por una agitación extrema. Los mismos parámetros interpretativos definen el formidable Trío “de los espíritus”, con un enérgico Allegro y un Andante verdaderamente sobrecogedor. La obra de Hummel, muy bien defendida también, no pasa de ser un intento artístico amable, pero lejano del titanismo beethoveniano. Enrique Martínez Miura 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 77 D D I SI CS O C O S S BACH-BRAHMS BERG: Sylvain Cambreling Suite lírica. SCHOENBERG: Cuarteto nº 4 op. 37. WEBERN: Langsamer Satz. CUARTETO PSOPHOS. SALVAJE ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT070502 (Harmonia Mundi). 2005-2006. 70’. DDD. N PN BERLIOZ: Waverley. Les E xcelente idea monográfica. Sí, son los tres compositores de la Escuela, pero en inspiraciones muy diferentes. No en épocas cuanto en inspiraciones. Por una parte, el Webern posromántico, juvenil, apasionado; increíble, sería en muchos sentidos la negación de sí mismo si no fuera su punto de partida necesario. Y dos cuartetos de plena madurez de épocas no muy lejanas, pero de estros alejados: la Suite Lírica, en la que Berg, una vez más, sirve de puente entre Wagner y Mahler y ese futuro que nadie puede garantizar (y que no se ha garantizado, a decir verdad); y el Cuarteto nº 4, obra aristada y agresiva, muy propia de Schoenberg, el Schoenberg del exilio, tan lejos de sus amigos y discípulos, y tan preocupado por ellos y por sus derivas. El recital es excelente. No bastan las buenas ideas, hay que plasmarlas con rigor. Con la agresividad contenida pero explícita de esta lectura del Op. 37 de Shoenberg. Con la capacidad de contraste de esos seis movimientos de la Suite Lírica, dispuestos para desmentir el uno al anterior, y servir todos a un todo que los sobrepasa; estas cuatro instrumentistas lo han comprendido con algo más que rigor, con una intuición luminosa; y, en fin, Webern, el joven, romántico tardío pero no tanto en esta lectura, que no es futurista, pero que no desmelena a ese joven que empieza a estudiar con Schoenberg, porque nunca debió de tender a ello, no era lo suyo. Sorprendo este cuarteto, el Psophos, formado por cuatro mujeres que tocan espléndidamente. Se fundó hace diez años en el Conservatorio de Lyon, y se ha colocado pronto en primera línea en cuanto a consideración. Un disco como éste indica que estas instrumentistas no se conforman con el repertorio más sencillo. Aspiran a lo difícil, y además lo dominan. Santiago Martín Bermúdez francs-juges. El rey Lear. Rob Roy. El carnaval romano. El corsario. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA SWR DE BADEN-BADEN Y FRIBURGO. Director: SYLVAIN CAMBRELING. HÄNSSLER CD 93.201 (Gaudisc). 2000, 2002-2003 y 2007. 72’. DDD PN A pesar de su concisión, las oberturas de concierto son uno de los ejemplos más emblemáticos del romanticismo desbordado y literario del joven Hector Berlioz. Un compositor enamorado en el plano musical del Beethoven sinfónico, y en el poético de los escritores que llegaban del otro lado del Canal de la Mancha, de Lord Byron, Walter Scott y William Shakespeare. Las obras que éstos le inspiraron son una pura tempestad sonora, un torbellino de notas y sonoridades que, a despecho de una concepción formal libre y desordenada, sobrecogen por su pericia orquestal. El carnaval romano, El corsario o Waverley son partiBRAHMS: Sonatas para violín y piano nºs 1-3. TEDI PAPAVRAMI, violín; PHILIPPE BIANCONI, piano. AEON 0755 (Harmonia Mundi). 2007. 65’. DDD. N PN A ntiguo niño prodigio, el albanés Tedi Papavrami es un violinista al que no le gustan los caminos trillados. Formado en Tirana y París, lo mismo firma las traducciones al francés de las novelas de su compatriota Ismail Kadaré, como participa en un telefilme o aborda proyectos discográficos tan excéntricos como las sonatas para clave de Domenico Scarlatti en transcripción violinística. El presente es uno de sus discos más “ortodoxos”, podríamos decir, integrado todo él por las tres Sonatas para violín y piano de Brahms. Palabras, pues, mayores. turas sobradamente conocidas, e incluso una pieza como la fundacional Les francs-juges se interpreta y graba con relativa asiduidad. Mas este disco se desmarca de otros con similar repertorio por ofrecernos la obertura Rob Roy, inspirada en la novela homónima de Scott, que Berlioz nunca publicó. Escrita en Roma para justificar su condición de inquilino de la Academia francesa en la Ciudad Eterna, es una obra que no ha hecho fortuna, ni siquiera en el campo discográfico, salvo excepciones como la de Yoav Talmi con la Sinfónica de San Diego en Naxos. Y eso que contiene todo lo mejor y todo lo peor del músico, empezando por esa tendencia al grito, al efectismo, y acabando en el virtuosismo orquestal o un más que envidiable talento melódico. Lo mismo que encontramos en el resto del programa, trufado de todo tipo de exageraciones y vulgaridades, pero también de una fantasía que rompe los esquemas formales para explotar en total libertad. Por lo dicho, podría parecer que nuestro intérprete es uno de ésos que van de genios y que pueden regalarnos o castigarnos con cualquier invención gratuita, pero no es así. Es un músico que ama su arte y que se deja de divismos para atacar estas obras con el mayor de los respetos. Se aprecia la familiaridad con esta música y aunque el resultado es un tanto distante por la extrema corrección y contención mostradas, atrae por la exacta compenetración que se da entre ambos intérpretes, por esa naturalidad a la hora de traducir estos pentagramas que sólo da el trato continuo con ellos. Lo malo es que lo que dice lo dice bien, pero sin aportar nada nuevo. Y eso, en un campo en el que la competencia es muy abundante y muy dura, tanto en registros clásicos como modernos, es un grave problema. Juan Carlos Moreno Sylvain Cambreling no intenta disfrazar a Berlioz, ocultar sus muchísimos defectos, los mismos por otro lado que lo convierten en un artista irrepetible. Su interpretación de estas oberturas es desbocada, salvaje, llevada con ese nervio teatral que el francés tenía, pero no acababa de plasmar en sus óperas. Sí en estas composiciones, y más en esta lectura de Cambreling, menos colorista o refinada que la de un especialista como Colin Davis (RCA), pero racial e impulsiva como pocas. En una palabra, bárbara; en cuatro, romanticismo en estado puro. Juan Carlos Moreno BRAHMS: Sinfonía nº 4 en mi menor op. 98. Danzas húngaras nºs 2, 4-9 (arr. Peter Breiner). ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Directora: MARIN ALSOP. NAXOS 8.570233 (Ferysa). 2007. 65’. DDD. N PE El ciclo Brahms de Marin Alsop al frente de la Filarmónica de Londres concluye con este registro, y hemos de decir que culmina en la buena línea mantenida a lo largo de él. Un excelente primer tiempo de la sinfonía da paso al Andante moderato, entendido de manera lírica, bien respirada, que es el enfoque que predomina a lo largo de toda la interpretación. En mi opinión, queda un punto blando, lo que se acusa más en el Allegro giocoso como era de esperar, aunque se nota el accellerando final. De igual modo se orienta el último, culminando una versión muy competente, bien registrada, con excelente prestación orquestal. Se añaden siete de las Danzas húngaras en arreglo encarga- 77 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 78 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-CHOPIN do por la productora discográfica a Peter Breiner, con nuevos detalles de orquestación que no chocan dentro del marco general, aireando estructuralmente las partitura, si así puede decirse. La directora norteamericana lleva a cabo su labor sin estridencias, aunque tal vez se puede apetecer una acentuación rítmica más destacada. Estas danzas son un bello complemento a su interpretación de la Sinfonía nº 4. Y a este precio... José Antonio García y García está entre las habituales (Joachim, Kreisler…). En todo caso, un documento que sin duda hará las delicias de la legión de admiradores de este singular artista, que hasta en su mayor ancianidad conservó siempre un espíritu joven y vital. Rafael Ortega Basagoiti BRUMEL: Misa Victimæ paschali laudes. Motetes. THE HILLIARD ENSEMBLE. CORO COR16052 (Harmonia Mundi). 1997. 64’. DDD. R PN G rabación BRAHMS: Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 77. LALO: Sinfonía española. NATHAN MILSTEIN, violín. ORQUESTA NACIONAL DE PARÍS. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA NDR. Directores: ANDRÉ CLUYTENS, PAUL KLETZKI. CLAVES CD 50-2708 (Gallicant/Gaudisc). 1955-1960. 62’. DDD. H PN 78 D os grabaciones en vivo procedentes del Septiembre Musical de Montreux, a través de la Radio Suisse Romande. El gran virtuoso que fuera Nathan Milstein ofrece su particular lectura (grabada en 1955) de la Sinfonía española de Lalo (omitiendo el Intermezzo). Luce en ella su impresionante y aparentemente “fácil” técnica, y extrae todo el partido posible de esta partitura llena de ritmo pero también un tanto efectista. Brahms después, un concierto que repetiría en mejores condiciones sonoras posteriormente. Esta grabación de 1960 tiene un sonido simplemente pasable, y en ella Milstein se lanza con tempo bastante vivo y con su habitual brillantez y elegancia, pero con poca, más bien ninguna, concesión a la poesía. La interpretación tiene un fuerte impulso, una vibración evidente, pero pese a la viveza del tempo deja en muchos momentos una cierta sensación de frialdad, y uno termina por echar de menos la calidez expresiva, la riqueza de matices de Oistrakh, insuperable en esta obra. Con todo, una versión con personalidad, más afortunada en los pasajes más rotundos y apasionados que en los más líricos y, ni que decir tiene, inmaculada desde el punto de vista de ejecución. Ingrediente adicional de interés es la inhabitual cadencia, cuya autoría no se menciona pero que no en vivo de un concierto londinense de 6 de junio de 1997 (procedente de una toma radiofónica de la BBC), en el que The Hilliard Ensemble interpreta una misa y una serie de motetes del compositor flamenco Antoine Brumel, un contemporáneo de Josquin, intercalando entre medias cuatro laudas monódicas italianas. El cuarteto británico (con el barítono Gordon Jones ocupando ya el hueco que dejara Paul Hillier, pero contando con el resto de sus miembros fundadores: David James, Rogers CoveyCrump y John Potter) ofrece una visión meditativa, reflexiva, algo ensimismada de esta música. Todo suena lento y solemne, pero en absoluto grave o profundo, claro pero no muy contrastado. La voz del contratenor David James marca los perfiles por arriba con contundencia, pero termina por desequilibrar el conjunto hacia los agudos. Muy elegantes y dulces los dos tenores y algo desvaída la voz baritonal, lo que da más ligereza que hondura a unas interpretaciones que se quedan más bien en la epidermis de la música. Sorprendentemente severas y serias las laudas italianas. Pablo J. Vayón BUXTEHUDE: Música vocal, vol. 2. JOHAN REUTER, bajo. CORO DE LA CAPILLA REAL DE COPENHAGUE. THE DUFAY COLLECTIVE. Director: EBBE MUNK. NAXOS 8.570494 (Ferysa). 2000. 51’. DDD. R PE Sigue la reedición de Naxos de las grabaciones dedicadas a Buxtehude por parte del sello danés Dacapo. Este segundo ejemplar dedicado a la música Trío Guarneri de Praga ¡MILAGRO, MILAGRO! BRAHMS: Trío con piano nº 1. Movimiento de sonata en do menor. Trío con piano nº 3. TRÍO GUARNERI DE PRAGA. PRAGA PRD/DSD 250 230 (Harmonia Mundi). 2006. 58’. SACD. N PN Un milagro. Con esa sencilla y trillada palabra se podría definir lo que es este disco del Trío Guarneri de Praga. El Brahms joven que quiere comerse el mundo y que está imbuido del más puro romanticismo schumanniano del Op. 8 (1854) y el Brahms maduro, condensado, en el que cada compás contiene toneladas de poesía del Op. 101 (1886), encuentran en el conjunto checo un traductor incomparable. Sí, no hay duda, hay alternativas para todos los gustos, y referencias como la del Trío Beaux Arts (Philips) estarán siempre ahí. Nadie lo discute. Sólo que a partir de ahora tendrán otra compañera. Frente a, por ejemplo, la también reciente versión de los hermanos Renaud y Gautier Capuçon con el pianista Nicholas Angelich (Virgin), también magnífica y de trazo más vitalista y dramático, ésta incide en los valores más abstractos de las partituras. Las melodías son sencillamente cantadas y lo son con esa naturalidad innata de los checos. Equilibrio, sabiduría, belleza, emoción y pasión, todo eso destila esta lectura. Además, el sonido es magnífico. Lo dicho, una referencia más, y menuda. Juan Carlos Moreno Bernard Haitink ESPLENDOR BRUCKNER: Sinfonía nº 7. ORQUESTA SINFÓNICA DE CHICAGO. Director: BERNARD HAITINK. CSO-Resound 901-704 (Harmonia Mundi). 2007. 67’. DDD. N PN Prosigue el nuevo titular de la Sinfónica de Chicago con otra grabación hecha en el sello de la propia orquesta, en esta ocasión la Séptima de Bruckner tomada durante varios conciertos en vivo dados en la Orchestra Hall de la capital de Illinois en el mes de mayo de 2007. La versión, esplendorosamente tocada en cuanto a pura belleza sonora y muy bien grabada en el aspecto técnico, recoge los signos característicos del modus operandi de este director: solidez constructiva, cuidado en el detalle, perfecta planificación, absoluto respeto a todo lo escrito, siempre coherente y objetivo, obteniendo de la agrupación americana casi un sonido de rango celibidachiano, con un fraseo amplio y limpio singularmente apropiado para esta música. Detalles a recordar, el magnífico crescendo de la coda del primer movimiento, de soberbia gradación sonora, la intensidad expresiva del segundo que culmina en un contundente platillazo en el clímax del movimiento (que ya emplean todos los directores a pesar de la corrección del propio Bruckner) y la coda final memorablemente resuelta, con metales y cuerdas oyéndose por igual (justamente, como hacían Celibidache, Schuricht o Colin Davis en sus grabaciones). En suma, buena versión de un bruckneriano de línea objetiva, interesante en líneas generales, con una espectacular intervención orquestal que impactará a todos los que la oigan y que se recomienda sin salvedades importantes. Enrique Pérez Adrián 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 79 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-CHOPIN vocal incluye cuatro cantatas (Das neugeborne Kindelein BuxWV 13, Der Herr ist mit mir BuxWV 15, Fürwahr, er trug unsere Krankheit BuxWV 31 y Alles, was ihr tut BuxWV 4) más un Magnificat de dudosa autoría, catalogado como BuxWV Anh. 1. The Dufay Collective, conjunto creado para la música medieval y renacentista, se presenta aquí en una curiosa formación (tres violines barrocos, viola, dos violas da gamba, violonchelo, clave) para acompañar al Coro de la Capilla Real de Copenhague, formación fundada en 1924, que reúne voces de niños y de adultos y que dirige Ebbe Munk. El bajobarítono danés Johan Reuter se encarga de las arias de bajo BuxWV 31 y 4. Las interpretaciones son irregulares y suenan algo antiguas, a coro catedralicio de hace algunas décadas, incluso la reverberación parece haberse potenciado artificialmente. Muy poco flexible y lineal la voz de Reuter y algo grueso el sonido del coro, suficientemente empastado y afinado, pero muy desequilibrado hacia el ámbito de las voces blancas y sin demasiado relieve ni variedad de matices. La música de Buxtehude tiene hoy mejores valedores. Pablo J. Vayón Ton Koopman UNA EMPRESA SIN PRECEDENTES BUXTEHUDE: Obras para órgano, vol. 2. TON KOOPMAN, órgano. CHALLENGE CC72243 (Diverdi). 2006. 60’. DDD. N PN Obras vocales, vol. 2. BETTINA PAHN, JOHANNETTE ZOMER, sopranos; BOGNA BARTOSZ, contralto; PATRICK VAN GOETHEM, DANIEL TAYLOR, contratenores; DONALD BENTVELSEN, KLAUS MERTENS, bajos. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE ÁMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. 2 CD CHALLENGE CC72244 (Diverdi). 2006-2007. 152’. DDD. N PN El magno proyecto de Ton Koopman relativo a la música de Buxtehude avanza en paralelo en los campos del teclado y la música vocal. Hay ya razones para creer que esta empresa va a representar uno de los grandes hitos discográficos del naciente siglo. Se trata de la reivindicación, a uno de los mejores niveles estéticos imaginables, de un grandísimo compositor, siempre muy apreciado de palabra, pero bastante poco conocido de hecho. La aventura organística, tal como la defi- ne el propio Koopman en el cuadernillo —relativa a la elección de fuentes, instrumento y afinación—, cristaliza en versiones magníficas, claras y de variedad de registración. Koopman se mueve de lo poderoso a lo intimista, pero desde luego el músico es ahora capaz de un reposo y un lirismo a los que no era tan proclive unos años atrás, caso de Der Tag, ist so freudenreich BuxWV 182. Ello sin perder la visión de conjunto de edificios contrapuntísticos del tipo de la Fuga en sol mayor BuxWV 175. La revelación prosigue en el doble volumen vocal. Buxtehude aparece como el eslabón natural entre Schütz y Bach en el jubiloso Benedicam Dominum BuxWV 113. El espectro estilístico del compositor se confirma amplísimo, desde el pastoril Befiehl dem Engel BuxWV 10 al doliente Ich suchte des Nachts in meinem Bette BuxWV 50. En medio de la seriedad luterana, Koopman se explaya en la báquica Divertissons nous aujourd’hui BuxWV 124, auténtico carpe diem que no se esperaría descubrir en el catálogo de este autor. La plantilla instrumental, que incluye dulzainas, le dan a la cantata Ihr lieben Christen, freut euch nun BuxWV 51 un sesgo tímbrico particularísimo. Maravilloso, exultante Cantate Domino canticum novum BuxWV 12. Grabaciones de supremo interés. y trompa la traducción de la insustancial, pero compleja, escritura del scherzo, es en el Finale donde la contención del pulso obtendrá un resultado algo mejor. Respecto al complemento, una obertura vehemente pero similar en carencias tímbricas, que adolece, además, de una toma sonora muy irregular. programa algo más extenso y diferente (a la colección de Preludios el francés añade los Nuevos Estudios y, en alusión que parece muy apropiada, tres páginas de Mompou, frente a los dos Nocturnos del propio Chopin incluidos por Blechacz; recordemos que en su disco dedicado a los Valses del polaco también hermanó una obra del catalán). Más allá del contenido, el francés parece esta vez notablemente más generoso en el pedal, como si persiguiera ser más intencionadamente impresionista, si se me permite la expresión. La dinámica no siempre parece bien graduada, como si entre el mp y el f apenas hubiera distancia. Y a veces — nº 14— la línea parece dibujada a empujones, de nuevo con intenciones más impresionistas que románticas. En cambio, el archiconocido nº 15 parece más convincente, aunque de nuevo podría haber sido más sutil en el pp. En cambio, el nº 16 es un verdadero Presto con fuoco, aunque algunos acentos parecen decididamente exagerados. La esencia de todo ello quizá resida en que Tharaud ve el ciclo teñi- CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 3 en re mayor op. 29. Obertura Romeo y Julieta. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA URSS. Director: EVGENI SVETLANOV. MELODIYA MELCD 1001063 (Diverdi). 1967, 1970. 65’. ADD. R PM Con un rendimiento orquestal caracterizado por la tosquedad, Svetlanov nos deja un registro cargado de adrenalina, pero poco más. Sobre la partitura del Op. 29, presenciamos a un Chaikovski no prolijo en inventiva temática, mas tanteando soluciones en el terreno de la orquestación que más tarde encontraremos en las sinfonías de madurez, sobre todo en la Sexta. En este sentido, la limitación instrumental de esta versión, deja escapar el aspecto en el que radicaría el interés principal de la obra. Tras una introducción correcta, la batuta del maestro ruso impulsa un Allegro demasiado alto de revoluciones, forzando el fraseo de manera poco natural, restando así sentido a muchos diseños, como las pinceladas contrapuntísticas de las maderas en semicorcheas. En la sección E remansa el pulso, haciendo cantar a la cuerda el segundo tema con belleza, pero perdiendo nuevamente la elegancia al retomar el tempo primo. De la misma forma, el buen equilibrio dinámico inicial se resiente —metales en el piu mosso final— a medida que la fogosidad del movimiento aumenta. La rudeza tímbrica también termina dando al traste con ciertos toques de inspiración que, aunque salidos de la chistera —pp súbitos en c. 17 de E, o c. 7 de R, por ejemplo—, no habrían carecido de encanto. El movimiento alla tedesca se aborda marcado a compás, con la consiguiente fluidez, muy adecuada a la escritura del trío, pero descuidando su precisión —pizzicatos en los 19 cc. finales—, el timbre —sobre todo en maderas—, y obviando la potencial flexibilidad que permitiría su fraseo. Con idéntica falta de elasticidad y vuelo en el discurso, se sacrifica la que tal vez sea la página más interesante de la sinfonía: el Andante elegiaco. Habiendo emborronando con mediocres solos de clarinete Juan García-Rico CHOPIN: 24 Preludios op. 28. 3 Nuevos Estudios. Preludio op. 45. Pequeño Preludio en la bemol mayor. MOMPOU: Música callada nº 15. Preludio nº 9. El Lago. ALEXANDRE THARAUD, piano. HARMONIA MUNDI 901982. 2007. 58’. DDD. N PN P isando los talones del reciente disco de Blechacz para DG (y curiosamente con el mismo tipo de letra en la portada), nos llega éste del francés Tharaud (París, 1968) con un Enrique Martínez Miura 79 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:48 Página 80 D D I SI CS O C O S S CHOPIN-HAENDEL do de “violencia y muerte”, según declara en el folleto. En qué medida esa visión más uniformemente arrebatada de esta colección guste o no es otro cantar. Personalmente creo que la serie tiene un carácter más caleidoscópico, y hay muchos Preludios que nos hablan de forma más nostálgica y lírica que con el desgarro que él la plantea. Y hay otros —nº 22— en los que, incluso compartiendo su agitado carácter, la violencia planteada se antoja excesiva. Pero sin duda estamos ante una visión muy respetable, en la que desde luego caben pocas dudas de que se plantea con total convicción y excelente rigor técnico. Lo mismo cabe aplicar a la elegante lectura de los Nuevos Estudios y a la sugerente visión del Op. 45. Las páginas intercaladas de Mompou están dibujadas con delicadeza y exquisita matización. Recomendable si se está dispuesto a aceptar la singular visión del francés. Otros recurrirán mejor a los clásicos: Rubinstein (RCA), Arrau (Philips), Pollini, Pires, Argerich (todos DG), François (EMI) o Sokolov (Naïve). Entre este disco y el de Blechacz hay sin duda distancia de madurez, pero también de concepto. Y aunque al francés se le ve más hecho como artista, el polaco anticipa un concepto más atractivo de esta música, al menos para quien esto firma. Rafael Ortega Basagoiti Josep Pascual DOWLAND: Música para laúd, vol. 2. NIGEL NORTH, laúd. COLES: Imágenes de España. Two Lullabies Chanté. Theme, impromptus and conclusion. Habanera. Fantasía nº 1. Mazurka nº 1. Waltz nº 1. Las aventuras de un caballero errante. CRAIG OGDEN, guitarra. NIMBUS NI 5811 (LR Music). 20062007. 78’. DDD. N PN Las obras del 80 como romántica (aunque date de nuestro tiempo), si bien algunos toques neoclásicos y vagamente impresionistas la salpican. Música, pues, muy agradable de escuchar y con capacidad para captar la atención del oyente, el cual establecerá a menudo paralelismos con músicas ya conocidas. Sería excesivo hablar aquí de plagio o de pastiche, pero Tárrega, Chopin y Villa-Lobos nos vienen a la mente con frecuencia. El encargado de servir este bonito recital (quizá bonito y basta, pero bonito al fin y al cabo) es el británico Craig Ogden, un gran guitarrista de carrera discográfica algo errática que en cierta ocasión fue saludado por la prensa especializada como el sucesor de Julian Bream. Realmente no son muchos los compactos que han llegado hasta nosotros de Ogden y hasta la fecha siempre ha exhibido una gran sensibilidad y una técnica impecable, pero este disco no podemos considerarlo como equiparable a los anteriores en cuanto a interés, si bien no puede dudarse que, como es habitual en él, se ha tomado muy en serio lo que tiene entre manos y nos convence de sus bondades. Bonito ya es, pero quizá poco más, de modo que lo mejor es, sin duda, Ogden. guitarrista y compositor Paul Coles que conforman el programa de este disco presentan, en su mayoría, una clara inspiración hispánica, incluyéndose referencias explícitas a García Lorca en Imágenes de España y a Cervantes en Las aventuras de un caballero errante. El lenguaje evoca a menudo armonías y giros melódicos de origen popular, con cierto aroma flamenco y siempre dentro de los límites de la tonalidad. No sería ningún disparate considerar esta música NAXOS 8.557862 (Ferysa). 2005. 66’. DDD. N PN La magnífica impresión causada por Nigel North en la primera entrega de la integral de la música para laúd de John Dowland (véase SCHERZO, nº 216, pág. 73) se confirma con creces en la segunda. Si allí el programa se estructuraba por “sectores temáticos”, aquí el tema de fondo único son las lágrimas, tears o lachrimæ. No se crea por ello, sin embargo, que nos hallamos ante otra vuelta de tuerca al tópico del Dowland semper dolens, el poeta de los sonidos (junto con Marais) más melancólico de la historia. Por el contrario, cada nota es paladeada por North con delectación, otorgándole su peso justo para una mejor comprensión del discurso musical, del cual se buscan los valores propios con independencia de los sentimientos que puedan provocar. En paradoja sólo aparente, éstos salen a flote a cada paso con una pureza universal pero al mismo tiempo absolutamente idiosincrásica, inconfundible. Como todos los buenos, este es un disco para cualquier ocasión, pero especialmente para disfrutar de él con la mente en blanco y los oídos bien abiertos para que cada matiz de fraseo y hasta cada intervalo penetre a través de los segundos en la primera sin ninguna interferencia de nociones preconcebidas. El timbre del laúd, de atractivo reforzado por la limpia digitación y el siempre oportuno sentido de la escansión de que hace gala el intérprete se encargarán del resto; esto es, de hacer pasar una hora larga sumamente deliciosa. Alfredo Brotons Muñoz DVORÁK: Sinfonía nº 8. La paloma del bosque. La bruja del mediodía. ORQUESTA FILARMÓNICA DE HOLANDA. Director: YAKOV KREIZBERG. PENTATONE PTC 5186 065 (Diverdi). 2006. 72’. DDD. N PN E ste pequeño recital sinfónico Dvorák contiene tres de las obras más bellas de un compositor que ha dado páginas y páginas hermosas de música para todos los géneros: una de las dos sinfonías indiscutibles, y dos de los cuatro poemas sinfónicos según poemas de Erben. Conseguir referencias fonográficas superiores a algunas que ya existen (pensemos en los “superchecos” Chalabala, Ancerl, Kubelik, Neumann, y más y más) es tal vez imposible. Difícil sería ponerse a su lado, pero no imposible. Aquí está el joven Yakov Kreizberg, ruso de origen y estadounidense de destino, mimado en Holanda y por esta orquesta; él consigue ese milagro, y aquellos maestros le admitirían entre ellos, sin mirarle por encima del hombro. Poesía y verdad, a lo Goethe; lirismo y relato, color y planificación, un auténtico logro de magnífica calidad sonora. Nos dirá más de un aficionado que estas lecturas no son imprescindibles, dado lo mucho que ya hay dicho sobre estas tres bellas obras. Es cierto. Y, sin embargo… Un excelente planteamiento, no especialmente original, pero sí rico en sensibilidad, en virtuosismo, en planificación. Una fraseo lírico, una afirmación heroica, un equilibrio. Eso, para la Octava. Un sentido lírico-dramático, teatral, de los dos poemas sinfónicos, tan conseguido que ya esperamos los otros dos. Como esperamos la Nuevo Mundo de Kreizberg, que no hemos oído y de la que tenemos excelentes referencias. Ahora mismo nos llegan sus Sinfonías nºs 5 y 9 se Shostakovich para este mismo sello, con la Nacional Rusa. Esto promete, pero no nos adelantemos un compás. Santiago Martín Bermúdez ENNA: Amor caliente. JOHANNA STOJKOVIC (Arota), LOTHAR ODINIUS (Andreas), ALFRED KIM (Janos), EGBERT JUNGHANS (Matthäus). CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO ALEMANA DEL NORTE. Director: HERMANN BÄUMER. 2 CD CPO LC 8492 (Diverdi). 2006. 98’. DDD N PN Curiosa es la trayectoria del danés August Enna (1859-1939). Descendiente de un oficial músico de Napoleón, de origen italiano, fue educado para comerciante y zapatero pero dio en músico. Conoció algunos éxitos teatrales, como La bruja y La niña de los fósforos, basada ésta en un cuento de Andersen, que circularon por Europa con general aceptación. No obstante, de su producción operística algún título permanece inédito y, en general, cuando alguno se repone, queda reducido al ámbito local, Holanda incluida. Por otra parte, el final de Enna, pobre y amargado, aporta poco a la felicidad de su memoria. Esta grabación vale, pues, como un rescate documental de especial valor, que nos acerca al infrecuente mundo del teatro lírico en Dinamarca. Se trata de la variada versión de la obra, pues la primera, con libro danés de Rosenberg sobre una novela del húngaro Mikszáth, pasó a tener palabras alemanas de Wilhelm Henzen, en una suerte de segundo estreno (Weimar, 1904). El arte de Enna destaca, sobre todo, por su hábil orquestación y lo cantable de las partes que asigna a sus personajes, de un melodismo recatado y unos desarrollos favorables a una buena recitación de las partes. Su fórmula estética no deja de ser llamativa. Sin duda, hereda los cromatismos wagnerianos indispensables para situarse en 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 81 D D I SI CS O C O S S CHOPIN-HAENDEL un medio germanizante fin de siglo, pero su ambientación entre las “pequeñas gentes”, con sus pasiones de todos los días, lo aproximan al verismo por entonces eclosionante desde Italia. El resultado es sólido y deleitable, por lo que convendría disponer de más recuperaciones del mismo autor. La versión es de cuidada excelencia: voces domeñadas, concienzudos estudios de cada página, equilibrio entre el imaginario proscenio y su foso, respeto a una síntesis estilística que exige rigor en la relectura. Blas Matamoro FITZENHAGEN: Concierto para violonchelo nº 2 en la menor op. 4. Obras para violonchelo y piano. JENS PETER MAINTZ, violonchelo. ORQUESTA DE LA RADIO DE MÚNICH. Director: PETER RUNDEL. PAUL RIVINUS, piano. OEHMS OC 702 (Galileo MC). 2003, 2005. 67’. DDD. N PM A Wilhelm Fitzenhagen se le recuerda como el destinatario y editor — más bien poco escrupuloso con el original— de las Variaciones rococó de Chaikovski. Formó parte del Cuarteto de Moscú que estrenase igualmente las obras para ese género del autor de la Obertura 1812. De acuerdo con todos los testimonios, el músico era un consumado virtuoso de su instrumento. Como compositor, este disco prueba su solidez profesional y sus ideas de no muy altos vuelos. Curiosamente, el Concierto en la menor parece situarlo más cerca de Dvorák que del propio Chaikovski. El instrumento solista es tratado en su vena más cálida, en tanto que el acompañamiento resulta sumario a partir del desarrollo del primer tiempo. Obra algo enfática y superficial, la versión la defiende con convicción y sólo hay que lamentar las dobles cuerdas un punto confusas de Maintz. En las piezas breves, encontramos una Elegía de sencilla y atractiva melodía, un revoloteo que recuerda a Rimski en el Capriccio y algunos alardes sobre lo más agudo del Michael Riesman y Marin Alsop CROSSOVER LUJURIOSO GLASS: Book of Longing. LEONARD COHEN, narrador; PHILIP GLASS, teclados; DOMINIQUE PLAISANT, soprano; WILL ERAT, tenor; TIM FAIN, violín; ANDREW STERMAN, vientos; WENDY SUTTER, CHELO. Director: MICHAEL RIESMAN. 2 CD ORANGE MOUNTAIN MUSIC OMM 0043 (Harmonia Mundi). 2007. 95’. DDD. N PN Heroes Symphony. The Light. SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Directora: MARIN ALSOP. NAXOS 8.559325 (Ferysa). 2007. 70’. DDD. N PE Hay una marca compartida por estas dos nuevas adiciones a la extensa discoteca Glass, y es su vocación tributaria, admirativa. En ambos casos, la materia glassiana alza el vuelo inspirada por otros ejercicios de arte: la poesía y dibujos de Leonard Cohen en este Libro del anhelo, rapsódico ciclo de canciones para narrador, solistas y ensemble, y el legendario vinilo Heroes (1977), segunda pieza de la vanguardista trilogía berlinesa con la que Bowie y Eno torcerían para siempre los renglones del pop electrónico, y que más tarde el de Brooklyn transmutara en la presente, homónima sinfonía (la Cuarta, de acuerdo con el catálogo). Once años (que no han pasado en balde) median entre la Sinfonía “Héroes” (1996) y el ciclo coheniano (2007), pero en ambos casos la sugerencia exógena le ha sentado de fábula a la música de Glass. Muchos de nuestros lectores, prestos a sus decires musicales, sabrán a lo que me refiero. Recordemos que a Héroes le precedía en el tiempo la Priregistro del chelo en la Gavotte que evocan a Boccherini, bien que con un sesgo involuntariamente caricaturesco. Tras el exceso salonero de la tópica Fantasía sobre “El demonio” de Rubinstein —que al menos da fe del éxito alcanzado por esta obra que sólo en los últimos tiempos ha vuelto a asomarse al repertorio—, el recogimiento y la curiosa tímbrica (el acom- mera, Low (1992), basada a su vez en el álbum inaugural de Eno y Bowie, y ya en ésta ya podía apreciarse que el maquinismo de Glass se embellecía con la incorporación de las extrañas vitaminas armónicas. Héroes supuso un paso adelante en este crossover lujurioso, refulgiendo con luces aún más intensas debido a las alhajas de Abdulmahjid, toda una oda a la escala árabe y a los fonadores marroquíes, o a las amplitudes épicas de Sons of the silent age o Neuköln, que a pesar del frac sinfónico aún parecían gastar purpurina. El habitual Davies, que ofició ambos discos con esplendente batuta al frente de su Filarmónica de Brooklyn, puso el listón muy alto. Pero la exigentísima Alsop, en este segundo registro de la Cuarta, celebra estos maridajes detentando un control absoluto sobre la espesura “pop-romántica” y la geometría polirrítmica, obteniendo una Héroes excepcional. De propina, una no menos modélica revisión del poema sinfónico The Light, cuyo programa es el experimento de Michelson-Morley sobre la uniformidad de la velocidad lumínica, y cuyo rasgo más notable es el tema central para trompas, en modo mayor, que respira los pañamiento se confía al armonio) del Ave Maria suponen todo un descanso. Enrique Martínez Miura HAENDEL: Suite para clave en sol menor HWV 432. Cantata Crudel tiranno amor HWV 97b. Fugas HWV 605 y 609. Piezas para carillón HWV 473, 587, 598604. EDGAR KRAPP, clave y órgano; SYLVIA GREENBERG, soprano; WENSINN YANG, violonchelo. OEHMS OC 599 (Galileo). 2006. 50’. DDD. N PM aires de Mahler. No hay tanto lujo, como era de esperar, en el novísimo Book of Longing, que aún huele a caliente. De un tiempo a esta parte (digamos que desde el cambio de siglo) Glass se ha empleado a fondo en la edición indiscriminada de discos y no tanto en las diligencias de la composición. Su estética, qué duda cabe, le permite sobrellevar una draconiana agenda de encargos, pero el vano poder de sus arpegios, bucles y ostinati no puede, per se, justificarla. Este ciclo lírico, pues, se debe más al aditamento que a sus interiores virtudes. Ahí están los versos buhoneros de Cohen, las cuartetas y serventesios poblados de colillas y botellas a medias, de callejones y albas húmedas, para elevar las herramientas de Glass al grado poético; también ayuda la labor de los competentes solistas (el bajobarítono Keeling está soberbio en su pose de crápula) y la pequeña fábrica de interludios instrumentales, apartada de los mantras glassianos, pero al final sigue persistiendo la idea de que estamos ante un puñado de migajas, de sobras más o menos aprovechables. David Rodríguez Cerdán C orrectas interpretaciones de Edgar Krapp de música para tecla de Haendel en una copia de un clave de Kirckmann y un pequeño órgano. Lo más interesante es la passacaille de la suite, que suena amplia y majestuosa, y algunas de las piececitas para carillón, en especial los minuetos, de notable encanto. Muy pobre la interpretación de la cantata, con una soprano destemplada por el 81 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 82 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KAPSBERGER exceso de vibrato, calante y gritona. Pablo J. Vayón HAENDEL: Nueve arias alemanas HWV 202210. Sonatas en trío op. 2, nº 4 HWV 389 y op. 2, nº 1 HWV 386. JULIANNE BANSE, soprano. TEMPESTA DI MARE CHAMBER PLAYERS. CHANDOS Chaconne CHAN 9743 (Harmonia Mundi). 2006. 69’. DDD. N PN Reciente aún la estupenda versión de C a r o l y n Sampson con Robert King para Hyperion (SCHERZO nº 223), las nueve arias alemanas de Haendel encuentran nuevo espacio en esta interpretación de Julianne Banse, muy refinada y de perfiles claros y sensuales, tocada con una leve y atractiva ligereza, pero que no alcanza la hondura expresiva de Sampson o Röschmann (Harmonia Mundi). Acompaña un conjunto camerístico (violín, violonchelo, clave, tiorba, flauta dulce o travesera, según requerimientos) de sonido elegante y delicado, no demasiado profundo en los graves, con tendencia a las sonoridades más etéreas, que por momentos crean, en estrecha fusión con el timbre angelical de la cantante, una sensación de candorosa ingenuidad, como en Künft’ger Zeiten eitler Kummer o Süsse Stille, sanfte Quelle. Las Sonatas reciben el mismo tratamiento delicado, de contrastes suaves y una muy bella mezcla de timbres. Pablo J. Vayón HAENDEL: Arias de ópera. EMMA KIRKBY, soprano; CATHERINE BOTT, soprano. THE BRANDENBURG CONSORT. Director: ROY GOODMAN. 3 CD HYPERION CDS44271/3 (Harmonia Mundi). 1995-1999. 222’. DDD. R PN 82 E stos tres discos recogen otras tantas monografías haendelianas interpretadas por Emma Kirkby y aparecidas en la segunda mitad de la década pasada. En SCHERZO las comentó puntual y acertadamente Rafael Ortega Basagoiti (véase nº 106, pág. 83; nº 121, pág. 88, y nº 147, págs. 91-2). En su conjunto cubren toda la producción operística del genio de Halle y, si no tuvieran muchas más, la sola virtud de dar a conocer pasajes (y obras) suyos poco conocidos, en orden cronológico además, ya sería suficiente para recomendarlas. La primera abarca los años 1704-1726; la última, el período de que va de 1729 a 1740. Los años intermedios se cubren de manera sumamente interesante al aprovechar para ilustrar la rivalidad entre Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni, respectivamente encarnadas por Catherine Bott y la Kirkby. Los dúos entre ambas son una verdadera delicia, pues hoy en día sería difícil encontrar dos cantantes más afines a lo que la documentación histórica escrita nos dice que fueron aquellas dos sopranos que tan fecundamente avivaron la inspiración de Haendel. Ya se sabe que Kirkby (lo mismo que Bott) tiene una voz de volumen más bien pequeño, pero su técnica y su inteligencia estilística hacen de ella una primera autoridad en esta materia. Roy Goodman y su grupo rinden, por otro lado, rinden también a gran nivel, de modo que el álbum hará las delicias sobre todo de kirkbyanos, de haendelianos y de quienes combinen ambas devociones. Alfredo Brotons Muñoz HAENDEL: Alcina. ANJA HARTEROS (Alcina), VESSELINA KASAROVA (Ruggiero), VERÓNICA CANGEMI (Morgana), JOHN MARK AINSLEY (Oronte), SONIA PRINA (Bradamante), DEBORAH YORK (Oberto), CHRISTOPHER PURVES (Melisso). ORQUESTA ESTATAL BÁVARA. Director: IVOR BOLTON. detalle en las variaciones de los Da capo. Aunque la Harteros (en sustitución de la anunciada Dorothea Roeschmann) no tiene ni el brillo instrumental de Sutherland ni el carisma musical de la Auger o el encanto de la Fleming, precedentes Alcinas discográficas, acierta a diferenciar los diversas situaciones que caracterizan un personaje de gran riqueza canora y expresiva, resolviendo intensa y poderosamente, por ejemplo, Ah, mio cor, tal como exige tan decisiva situación. El Ruggiero de la Kasarova es de una sensualidad y generosidad rara vez escuchadas anteriormente en papel destinado a mezzos más livianas, gracias a un timbre cada vez más denso y oscuro, sin que por ello acuse problemas de agilidad o flexibilidad. Particularmente atractiva es su lectura de la espléndida Mi lusinga il dolce affetto. La pareja principal encabeza una equilibrada distribución con el resto del equipo, donde es necesario destacar en primer término a una magnífica Cangemi, en la línea a la que nos viene acostumbrando en este repertorio barroco en el que se mueve virtuosa y estilista. Ainsley no encuentra el más mínimo problema, incluyendo los de coloratura, para resolver las páginas del algo periférico Oronte, lo mismo que Deborah York con el encantador pero algo reiterativo y monocorde Oberto. Purves, sin bajar demasiado el listón, es un discreto Melisso que sería preferible escuchar en una voz algo más grave y la Prina un algo más concienciado Bradamante, que sabe sacar a la luz el lado más evidente del personaje con un canto legítimo y una detallada acentuación. FARAO S 108080 (Gaudisc). 2005. 194’. DDD. N PN Otra manifestación más del Haendel que habitualmente nos llega interpretado desde el Prinzregentheater de Múnich y que han precedido ya otras publicaciones (en CD o DVD), en las que, como aquí, se puede disfrutar de unas interpretaciones vocales e instrumentales, además de escénicas en su caso (ésta es una producción de Christof Loy), de digna plasmación. A partir del concepto de Bolton, incisivo, contrastado y enérgico, al frente de una orquesta convencional y un equipo de cantantes cuidadamente reunido. En este capítulo, se le pueda achacar a la dirección que plasmara un mayor Fernando Fraga londinense no le permitió seguir desarrollando con el género operístico italiano. Tampoco importó demasiado, pues ello permitió al genio sajón desarrollar ampliamente con el oratorio otra faceta de su capacidad creativa, por la que acabó siendo más recordado, al menos hasta una época relativamente reciente. En cualquier caso, por lo que se refiere a las situaciones y el desarrollo de la acción dramática, de Saul bien puede decirse que es una ópera cantada en inglés y en la que no falta nada: arias variadas, una brillante orquestación, recitativos acompañados y unos soberbios coros. Tampoco sobra nada y, por eso, hemos de lamentar la supresión de algunos números (ocho en el acto I, tres en el acto II y uno en el acto III), realizada seguramente para poder ofrecer la obra en dos discos, dado que las versiones completas ocupan forzosamente tres, quedando los dos últimos mal aprovechados. Helmuth Rilling es uno de los pocos casos de directores consagrados a la música del barroco, particularmente a Bach, que no milita en el movimiento historicista caracterizado por la utilización de instrumentos llamados de época. Es más, tengo entendido que los detesta por su difícil afinación. Esta vez ha dedicado su buen hacer a Haendel, contando como principal baza con los instrumentistas del Bach-Collegium de Stuttgart y el coro Gächinger Kantorei fundados por el mismo hace más de 40 y 50 años respectivamente. Bien los jóvenes solistas, particularmente Kirsten Blaise como Michal, la “hija buena” de Saúl, y el contratenor Daniel Taylor como David. Con la salvedad apuntada, una buena oportunidad para hacerse con una sólida versión de una obra imprescindible, en dos CD de precio medio y, por tanto, con un precio final difícilmente superable. HAENDEL: Saul. KIRSTEN BLAISE, ELISABETH KEUSCH, soprano; DANIEL TAYLOR, contratenor; NORMAN SHANKLE, tenor; MARKUS EICHE, bajo. GÄCHINGER KANTOREI. BACHCOLLEGIUM STUTTGART. Director: HELMUTH RILLING. 2 CD HÄNSSLER 98.280 (Gaudisc). 2007. 131’. DDD. N PM B ienvenida sea una nueva grabación Saul, uno de los más extraordinarios oratorios de Haendel, en el que brilla su excepcional talento dramático, que la caprichosa fortuna representada por el gusto del público José Luis Fernández KAPSBERGER: Libro II de arias. IL FURIOSO. Director: VICTOR COELHO. TOCCATA TOCC 0027 (Gaudisc). 2004. 54’. DDD. N PN El segundo libro de arias de Giovanni Girolamo Kapsberger se publicó en 1623 con 18 piezas, entre arias y dúos, de contenido moralizante, escritas en el característico estilo de la monodia acompañada. Por razones que se nos escapan Il Furioso incluye 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 83 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KAPSBERGER Alan Curtis LA ESENCIA DEL DRAMA HAENDEL: Tolomeo HWV 25. ANN HALLENBERG (Tolomeo), KARINA GAUVIN (Seleuce), PIETRO SPAGNOLI (Araspe), ANNA BONITATIBUS (Elisa), ROMINA BASSO (Alessandro). IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. 3 CD ARCHIV 477 7106 (Universal). 2006. 148’. DDD. N PN E strenada en la temporada 1727-1728, la misma en la que vieron la luz Riccardo Primo y Siroe, la ópera que ahora nos ofrece Alan Curtis fue repuesta en 1730 y 1733, pese a que la Royal Academy of Music, en cuyo seno se había estrenado, se disolvió apenas un mes tras la première. Luego conoció un silencio de 200 años hasta que fue recuperada en el Festival de Göttingen en 1938. Como bien señala Dorothea Schröder en sus documentadas notas, Haendel lleva la esencia de su talento dramático a este Tolomeo, donde las arias, ninguna de ellas especialmente larga, parecieran dibujadas de forma que no interrumpan la acción, llevada por lo demás por Curtis con su característica agilidad, elegancia y fluidez. El de Halle pareció escapar a cual- quier atisbo de espectacularidad, con un despliegue de apenas cinco personajes y una orquestación austera (cuerdas, dos flautas dulces, flauta travesera, dos oboes, fagot, dos trompas y continuo, donde las primeras llevan la parte del león). Con todo, el retrato de los personajes y situaciones está, como es habitual en Haendel, perfectamente dibujado en una música que no sólo es hermosa en su melodía y virtuosismo, sino que sobre todo es rica en affetti, especialmente la muy hermosa del acto segundo, en el que se desarrolla lo esencial del drama amoroso. Valgan la exquisita escena VI de este acto, una preciosa recreación del amor de Seleuce y Tolomeo, o el bello dúo final de este acto, como ejemplos. En la interpretación que se comenta, Curtis elige a Hallenberg, la mezzo sueca (que interpretará próximamente Tamerlano en el Real) de sólida presencia vocal, instrumento ágil y rotundos graves, para el papel protagonista que en su día interpretara el gran castrado Senesino. Escuchando a Hallenberg en la endemonia- da partitura, que demanda una extensión considerable y unos saltos inclementes, uno tiende a pensar que Curtis ha acertado de lleno, aunque algún purista pueda preferir un contratenor. Personalmente, creo que hay que descubrirse ante la espléndida interpretación de la sueca. Por su parte, la canadiense Gauvin dibuja una Seleuce llena de ternura, y nos deja entusiasmados desde la complicadísima (y hermosísima) entrada en Mi volgo ad ogni fronda. Bonitatibus ofrece una magnífica composición de la “perversa”-arrepentida Elisa, y ya desde Quell’onda che si frange resulta evidente que el papel que estrenara la Bordoni le va como anillo al dedo. Muy bien Spagnoli, que realiza con perfección y más que convincente dramatismo su más breve pero no menos comprometido papel, como evidencia su aria de la escena VII del segundo acto. Bien sin más la mezzo Romina Basso, de voz definitivamente más oscura, en su retrato de Alejandro, el hermano de Tolomeo. La voz se mueve con excelente agilidad, pero parece apuntar algo de aspereza en la zona más grave, y su interpretación parece dramáticamente menos convincente que la de sus colegas. Con todo, el balance global del elenco es espléndido, igual que la contribución de Il Complesso Barocco, que Curtis dirige con su proverbial maestría. En términos generales, es la suya una excepcional interpretación de una partitura llena de bellezas. El único pero: creo que los 148 minutos que dura habrían cabido en dos discos, aunque sea más cómodo, por así decirlo, repartir un acto por disco. Detalle que no tendría mayor importancia si el precio corresponde a dos discos en vez de tres. Por lo demás, la cosa es bien sencilla: haendelianos, no lo dejen pasar. Excepcional. Rafael Ortega Basagoiti Andreas Spering RITORNA VINCITOR HAYDN: El retorno de Tobías. ROBERTA INVERNIZZI (Raffaelle), SOPHIE KARTHÄUSER (Sara), ANN HALLENBERG (Anna), ANDERS J. DAHLIN (Tobia), NIKOLAI BORCHEV (Tobit), VOKAL ENSEMBLE DE COLONIA Y CAPELLA AUGUSTINA. Director: ANDREAS SPERING. 3 CD NAXOS 8.570300-02 (Ferysa). 2006. 169’. DDD. N PE Por extraño que pueda parecer, aún quedaba una obra maestra de Haydn por descubrir. Oficialmente un oratorio, lo que después de esta grabación discográfica espera El retorno de Tobías es a que una inspiración genial como la que, por ejemplo, tuvo Peter Sellars con la Theodora de Haendel, encuentre un convincente argumento visual con el que convertirlo en espectáculo operístico. De hecho, la mera audición no lo identifica con otra cosa, y con la tecnología escénica hoy en día disponible la empresa promete grandes recompensas. Fechada en 1775, la música es una delicia de principio a fin, en sí misma y por la forma en que se acopla a la odisea descrita en el texto. Siempre ajustados al fin oportuno expresivo, son innumerables (y largos) los pasajes de virtuosismo para solistas, coro y orquesta. Entre aquéllos, los primeros que llaman la atención son la mezzo Ann Hallenberg y el bajo Nikolai Borchev por la tensión que imprimen a su discusión en recitativo, luego por la manera en que la primera la pro- longa su primera aria de bravura, el segundo por la nobleza de la respuesta que le da. Anna, que volverá a estar fenomenal al final, mantiene otro “duelo” parejo a continuación con el arcángel Rafael (disfrazado de Azaria, compañero de Tobías), los múltiples escollos de cuya aria a lo Reina de la Noche salva de manera virtualmente impecable (sólo en el agudo se le estrecha un poco peligrosamente el chorro) Roberta Invernizzi. La de Anders J. Dahlin, que aun así resuelve con solvencia el papel del título, es quizá la voz que menos impresiona; la que más, la de la otra soprano, Sophie Karthäuser, perfecta en la coloratura y el cantabile. El coro (los hebreos) suena compacto y nada mecánico, sino muy humano. Y la orquesta muy eléctrica, como corresponde a la dirección de Spering. Las tomas, sin ser excepcionales, cumplen con holgura su cometido. La recomendación sólo podría ser más entusiasta si el libreto se ofreciera en alguna versión más que la original italiana. Alfredo Brotons Muñoz 83 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 84 D D I SI CS O C O S S KAPSBERGER-MADERNA sólo 13 de ellas y completa el CD con seis piezas para tiorba sola (anónimas, de Castaldi y del propio Kapserberger), que habrían tenido cabida igualmente aunque se hubiera grabado la colección completa, ya que el disco dura poco más de 54’. El conjunto dirigido por Victor Coelho está formado por un cuarteto vocal (Janet Youngdahl y Julie Harris, sopranos; Gian Paolo Fagotto, tenor y Paul Grindlay, bajo) dos tiorbistas (el propio Coelho y David Dolata) y un clavecinista (Neil Cockburn). Los intérpretes demuestran un cabal conocimiento del estilo de canto y los recursos de ornamentación de la época, en especial, el tenor Gian Paolo Fagotto, que interpreta con especial unción expresiva Voi, che dietro a fallaci o el célebremente petrarquiano I’vo piangendo i miei passati tempi. Muy atractivos los dos dúos sopranobajo, sobre todo el notablemente virtuoso Perché pietà, en el que Youngdahl y Grindlay mezclan sus timbres de forma muy sugerente, algo tirante la soprano en los agudos, pero muy flexible siempre la voz del bajo, hasta en los pasajes más exigentemente disminuidos. En el acompañamiento, el sonido poco dulce del clave resulta a menudo un factor de perturbación. Cálida y elegante interpretación de las muy bellas piezas a solo, entre las que se incluye la famosísima Monica. Pablo J. Vayón KORNGOLD: Sexteto en re mayor. ZEMLINSKY: Dos movimientos para quinteto de cuerda. Maiblumen blühten überall. JULIANE BANSE, soprano. WIENER STREICHSEXTETT. PAN 10120 (Diverdi). 1998 y 2000. 58’. DDD. N PN Acaso sea un 84 guiño. Zemlinsky fue el miembro del grupo vienés que no defendió causas vanguardistas. Korngold, mucho más joven y alumno suyo, era el posromanticismo que amenazaba con demostrar que se podía seguir componiendo así. Este recital presenta obras juveniles tanto del discípulo como del maestro. El Sexteto en re de Korngold es una pieza madura, intensa, poderosa… de un joven de 19 años, el que estrena Violanta. Sorprenden esos cuatro movimientos, de tex- Paul McCreesh HAYDN EN INGLÉS HAYDN: La Creación Hob. XXI:2. (Cantada en inglés). SANDRINE PIAU, MIAH PERSSON, sopranos; MARK PADMORE, tenor; NEAL DAVIES, bajo; PETER HARVEY, BARÍTONO. CHETHAM’S CHAMBER CHOIR. GABRIELI CONSORT AND PLAYERS. Director: PAUL MCCREESH. 2 CD ARCHIV 477 7361 (Universal). 2007. 108’. DDD. N PN Aunque la discografía historicista de este hermosísimo oratorio es relativamente abundante, destacando Harnoncourt (Deutsche Harmonia Mundi), Gardiner (Archiv) y Brüggen (Philips), pero sin olvidar a Hogwood (L’Oiseau Lyre), Hengelbrock (Deutsche Harmonia Mundi), Christie (Virgin) o Weil (Sony), la de la versión en inglés es inexistente. Tanto Rattle (EMI) como Robert Shaw (Telarc) registraron sus versiones en ese idioma, pero con instrumentos modernos. La de McCreesh es, pues, casi debutante en este aspecto, dado que sale pisándole los talones a la de Hogwood. Y como la versión inglesa del libretista original, el barón van Swieten (en realidad una retrotraducción al inglés de su texto alemán inspirado en el original inglés de Milton) adolecía de errores en el ritmo y la gramática, McCreesh, con la ayuda de Timothy Roberts y también con la de Padmore y Davies, ha arreglado los errores y re-escrito los recitativos para construir algo que, sin dejar de ser Haydn, tuviera sentido en el idioma de Shatura compleja y firme, propios de un compositor de más edad y experiencia. Es una de las muchas obras en las que Korngold nos sigue asombrando por lo temprano de su madurez. De dos décadas antes es el Quinteto que compuso Zemlinsky (18941896), y del que sólo se conservan dos movimientos. Estamos en un mundo muy semejante, el del compositor que domina el material, la forma, la línea, el discurso, y con un tipo de inspiración muy semejante; con una lógica modernidad superior en el caso de Korngold, sobre todo en la inspiración cantabile de algunos episodios. Algo posterior al Quinteto de Zemlinsky es su Maiblumen blüten überall, ocho minutos apenas para soprano y kespeare. Labor en la que, hay que decirlo de inmediato, creo que ha tenido un notable éxito. Creo que también es primicia, al menos entre las historicistas, en otro aspecto: al contrario que las opciones mencionadas al principio, de contingentes más o menos restringidos, ésta de McCreesh adquiere el carácter de superproducción, con una orquesta y coro que superan cada uno el centenar de componentes. Sin embargo, en el haber de McCreesh se encuentra la virtud de la transparencia, y su versión no suena ni masiva ni gruesa en las texturas, ni pesante en absoluto. No es tan ligera como la de Gardiner, pero está sabiamente construida y matizada, y logra manejar la masa coral y orquestal con considerables agilidad y claridad, aunque ganando lógicamente en grandiosidad en los grandes números corales (imponente el final). La prestación de ambos es extraordinaria, aunque la acústica muy espaciosa del Watford Colosseum favorece poco a la cuerda y a los solistas, cuya presencia es quizá algo menos prominente de lo deseable en una toma que por lo demás es excelente en riqueza dinámica y fidelidad. Sandrine Piau es la estrella de un excelente trío solista. La francesa luce su hermosa voz y su exquisita capacidad de matización, y su interpretación es de una calidez expresiva extraordinaria. No le anda a la zaga Padmore, una vez más soberbio en su canto sexteto, a partir de un ambiguo poema de Richard Dehmel. Excelente compositor para la voz, consigue Zemlinsky con esta pieza hoy centenaria algo más que un Lied, y algo distinto a un aria operística. Es un canto de muy bello lirismo, una poética que oculta el terror, lo cual no es ajeno a Dehmel, como bien sabe el aficionado. Sería un minidrama narrativo que no quedaría mal en un teatro. Magnífico disco del Wiener Streichsextett, que toca sin respiro, que toca con su punto de agresividad y una total ausencia de concesiones. Juliane Banse, gran mozartiana, desenvuelve con delicioso timbre y bella línea el poema de Dehmel. Santiago Martín Bermúdez y emotividad. La voz del veterano Davies ya no es lo que era, pero aunque su vibrato se abre demasiado en el forte, quien tuvo, retuvo, y continúa cantando con presencia y gusto exquisitos (escúchese su profundo y oscuro Straight opening her fertile womb), seguido de un luminoso Now heaven in fullest glory shines. Puede cantarse con una mejor voz, pero difícilmente con más nobleza. Algo que también se puede aplicar a lo que consiguen Persson y Harvey en el formidable dúo de Adán y Eva en el comienzo de la tercera parte. Uno no puede olvidar fácilmente a Janowitz y Fischer-Dieskau en su maravillosa interpretación con Karajan (DG), pero el calor expresivo, la esperanza y sinceridad que Persson y Harvey consiguen en este final de oratorio son envidiables. En suma, una estupenda versión, que combina con inteligencia rigor, expresividad, grandeza, transparencia y contraste. Es una preciosa interpretación. No se la pierdan. Rafael Ortega Basagoiti LISZT: Música para dos pianos. Sonata y Sinfonía Dante. FRANZ LISZT PIANO DUO. CORO DE NIÑOS DE LA RADIO HÚNGARA. NAXOS 8.570516 (Ferysa). 2007. 60’. DDD. N PE Reminiscencias y trascripciones de Donizetti. WILLIAM WOLFRAM, piano. NAXOS 8.570137 (Ferysa). 2006. 66’. DDD. N PE Prosigue la colección de Naxos sobre la música de Liszt con dos 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 85 D D I SI CS O C O S S KAPSBERGER-MADERNA volúmenes más. El primero lo protagoniza el Franz Liszt Piano Duo, que integrado por los pianistas Vittorio Bresciani y Fancesco Nicolosi ofrecen la Sonata Dante (en trascripción de Bresciani) y la sinfonía que lleva el mismo nombre, ésta vez bajo el arreglo del propio compositor para dos pianos y coro. Se trata de un disco interesante cuyas versiones están defendidas con tesón y acierto. Ambos, condensan técnica brillante y musicalidad, un fraseo bien construido y ciertas sutilezas. El Duo procura la emulación orquestal como medio expresivo y el resultado es satisfactorio y sugerente: las interpretaciones son potentes pero sin dureza, vigorosas pero también suaves. En la sinfonía la grandiosidad aún recuerda más la textura de la formación orquestal. El equilibrio y el entendimiento entre ambos es perfecto. El Coro de Niños de la Radio Húngara proporciona calidez a la partitura, de por sí un poco áspera en la versión para dos pianos. Estos, en sus intervenciones destacan por una pulcritud extrema, creando entre todos momentos poéticamente sugerentes. El siguiente disco es bien diferente, no solamente por las obras y los intérpretes si no por el cariz de las versiones. William Wolfram firma unas versiones plásticas cuya expresividad natural adquiere proximidad con el oyente. Su excelente conducción de las voces y su sonido, conscientemente aterciopelado es un ejemplo de plenitud sin durezas ni ansiedades. Las obras que interpreta (Reminiscencias de Lucrecia Borgia y Lucia de Lammermoor, entre otros) no forman parte del repertorio más necesario, pero en manos de Wolfram adquieren la olvidada dignidad y proporcionan disfrute y descubrimiento. Este pianista proporciona a las partituras su lirismo originario (Donizetti) bajo el prisma del autor romántico. Emili Blasco LUTOSLAWSKI: Sinfonía nº 2. Concierto para violonchelo. Preludio para GSMD. Novelette. Fanfare for Louisville. LOUISE HOPKINS, violonchelo. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA ESCUELA GUILDHALL. Directores: WITOLD LUTOSLAWSKI Y WOJCIECH MICHNIEWSKI. SOMM SMMCD 219 (Gaudisc). 1989, 1997. 75’. DDD. N PN Podría ser un resumen, o por lo menos una muestra significativa de “quién es Witold Lutoslawski”. Lo es por tres de los cinco títulos de este disco: el Concierto para violonchelo, la Segunda Sinfonía y las Novelette, obras que se sitúan entre mediados de los 60 y finales de los 70 del siglo XX. Esa cercanía permite comprender procedimientos en la época de la gran madurez de ese musicazo polaco que había nacido en 1913 y que paseaba sus propias composiciones por aquí y por allá, invitado por orquestas de todo el mundo (a España vino a menudo, y pudimos verlo en Madrid con la Nacional y con la de RTVE). Al margen de las miniaturas de apertura y cierre, el Concierto es como una pelea entre el solista y la orquesta; al tratarse de un violonchelo, escuchamos suspiros y rumores dolientes; se le opone no ya una orquesta, sino también la furia abrumadora de una fanfarria no sabemos si surgida de aquélla, o refuerzo de la misma. Si hay conciertos “dramáticos”, éste es uno. Desde luego, es una obra destinada a Rostropovich. La Sinfonía es un díptico en el que también hay trompetería, pero como alternativa aparece un muestrario de frases cuya horizontalidad tiene como sentido el timbre, y se diría que poco más que el timbre: colores sutiles, colores tenues, colores sugerentes, colores que contrastan y desmienten los colores anteriores. Colores, colores. Pero también agregaciones, hasta que el tutti parece realizarse como colectivo en el caos de voces individuales. Ese caos, es curioso, resulta hoy bello y su ausencia de sentido es el gran sentido que puede aportar este discurso. No es Ives, pero me da la impresión de que a Ives le habría encantado. El CD consiste en fonogramas que estaban guardados en la escuela de música y teatro del Guildhall. Por una parte, tenemos el Concierto para violonchelo acompañado por el propio Lutoslawski, y con la solista Louise Hopkins respondiéndole con furia y virtuosismo. Por otro, Michniewski dirige la temible Segunda Sinfonía y los cinco movimientos de Novelette, de muy desigual desarrollo y duración, en tres ocasiones poco más que miniaturas; además de la Fanfarria para Louisville. Sí, puede uno hacerse una cierta idea de Lutoslawski con estos excelentes intérpretes entre los que está el propio maestro, y con esas tres obras densas, ricas, significativas de su quehacer. Un disco generoso y sobresaliente. Santiago Martín Bermúdez MACMILLAN: MADERNA: Tenebræ. CAPELLA NOVA. Director: ALAN TAVENER. Venetian Journal, Juilliard Serenade. Concierto para oboe y conjunto de cámara. Kranischsteiner kammerkantate. DIVERTIMENTO ENSEMBLE. Director: SANDRO GORLI. LINN CKD 301 (LR Music). 2007. 70’. DDD. N PN J ames MacMillan (Kilwinning, 1959) es escocés y católico y su música lo lleva en la médula. Famoso por obras como La confesión de Isabel Gowdie o Veni, veni Emmanuel, desde siempre se ha interesado por la liturgia, y cuando sólo tenía diecisiete años escribió la Missa brevis que figura en este disco. La evolución de MacMillan se observa en el resto de las piezas aquí reunidas, Strathclyde Motets y Tenebræ Responsories. La excelente entrevista de Rebecca Tavener al autor que se incluye como notas al programa es extraordinariamente reveladora de su personalidad y el carácter de su obra. MacMillan es un artista comprometido decididamente con el hecho religioso, que cree en la liturgia como suscitadora de arte y comunicación —y, por supuesto, de lo que la religión católica llama “la comunión de los santos”— y que considera el coro como una suerte de elemento expresivo inigualable. Estas premisas han dado ya una buena porción de obras de un interés que este disco vuelve a revelar. MacMillan parte de Britten, se fija en Poulenc y luego expande su mirada con guiños a sus orígenes celtas y a lo que se ha hecho al respecto en el Este de Europa, aunque, por fortuna, su referencia más cercana esté en Gubaidulina y no en Pärt. Lo mejor de lo aquí recogido son los Strathclyde Motets, y de ellos una pieza magistral y emocionante: Mitte manum tuam. Magnífica, igualmente, la apelación a las formas antiguas de Jesum tradidit, tercero de los Tenebræ Responsories. Es una vía personal esta de MacMillan, un raro espécimen entre los creadores de nuestro tiempo que a veces apelan a lo espiritual pero casi nunca a lo estrictamente religioso, lo que le otorga un curioso plus de valentía. La interpretación de Cappella Nova es magnífica. Claire Vaquero Williams STRADIVARIUS STR 33651 (Diverdi). 2002. 64’. DDD. N PN H ay que mirar una y otra vez la fecha de grabación de estas obras de Bruno Maderna (mayo de 2002) para cerciorarse de que estamos ante una interpretación actual, ante una toma de sonido moderna, pues toda la sonoridad que desprende el CD parece proceder de alguna grabación de archivo. Queda la duda de si este es un problema de tipo técnico o es una apuesta de los músicos, que intentan devolver de alguna forma la sonoridad de aquella música, tan avanzada para el período (1953-1972), como ya un tanto envejecida a nuestros oídos. Séptima entrega de la Edición Maderna en el sello Stradivarius, esta prestación del no demasiado inspirado, como se ha señalado antes, Divertimento Ensemble, el presente CD se salva del tono, en general, poco brillante, gracias a la inclusión del formidable Concierto para oboe y conjunto de cámara, obra de 1962, que apenas se encontraba en la fonografía, y que no deja de sonar muy actual, como le puede ocurrir a piezas básicas del catálogo del autor (Aura, Grande Aulodia). La Kranischsteiner kammerkantate es una pieza poco afortunada del primer Maderna, en su imprecisión entre teatralidad y asunción de técnicas de la Escuela de Viena, mientras que las dos obras que abren el disco, Venetian Journal y Juilliard Serenade, arrastran la rémora de contener un material para soporte de cinta cuyo sonido ha quedado bastante obsoleto, producto, sin duda, de unos medios técnicos muy precarios. Esa mezcla de sonido instrumental y grabación de collages no es nada lucida en ninguna de estas dos obras, que aparecen demasiado fijadas en el tiempo. Da la sensación de que estamos, en efecto, ante material de archivo, tal es la poca presencia y el 85 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 86 D D I SI CS O C O S S MADERNA-MOZART escaso tono virtuosista de la orquesta. El Concierto para oboe y conjunto de cámara es otra cosa. Es una obra luminosa, de esas que Maderna sabía confeccionar con especial habilidad, donde dejaba claro su magisterio en la relación entre los timbres, en el suntuoso tejido de la masa de cuerdas, sobre la que destaca aquí un instrumento, el oboe, que, en ningún caso, quiere hacer alarde de enfrentamiento con la orquesta, pues todo el discurso se desarrolla dentro de una alta abstracción. Francisco Ramos TESTIMONIO MAHLERIANO MAHLER: Sinfonía nº 2. HAYDN: Sinfonía nº 86. HANNI MACK-COSACK, soprano; HERTHA TÖPPER, contralto. CONJUNTO VOCAL DE LA RADIO DE STUTTGART. CORO BACH DE STUTTGART. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director: CARL SCHURICHT. 2 CD HÄNSSLER 93.139 (Gaudisc). 1954, 1958. 104’. ADD. H PM Un raro testimonio de Schu- MADIN: Les petits motets. LE CONCERT LORRAINE. Directora, órgano y clave: ANNE-CATHERINE BUCHER. K 617 184 (Harmonia Mundi). 2006. 57’. DDD. N PN Henry Madin 86 Carl Schuricht nació en Verdun en 1698 (no en 1678, como se indica por error en el encabezamiento del librillo). Niño del coro de la catedral, a los 21 años fue ordenado sacerdote y tras pasar por diversas catedrales de provincias, entró al servicio musical de Luis XV en la capilla del palacio de Versalles. Salvo una obra profana dedicada al Cardenal de Fleury, el resto de su producción se ciñe a música religiosa: misas y motetes. Entre estos últimos parecen figurar los Mottes à deux dessus avec simphonie et sans simphonie, compuestos por Monsieur H. M. en 1740. A Anne-Catherine Bucher, firmante de las notas que acompañan al disco, no le cabe duda alguna de que H. M. es Henry Madin y algunos de estos motetes constituyen el contenido de este CD, grabado por ella con el conjunto Le Concert Lorraine, que dirige desde el órgano. Un par de sonatas de Clérambault, compuestas siguiendo el modelo italiano de Corelli, lo completan, aunque curiosamente son las obras de más envergadura y casi asumen el protagonismo, estando muy bien interpretadas. Los Petits motets de Madin, compuestos para ser cantados por las jóvenes pensionistas del convento de las Cent filles de la Misericorde, están aquí interpretados por dos grupos de sopranos de tres voces en cada uno con una simphonie o acompañamiento instrumental formado por dos violines, bajo, tiorba y clave. Dado su destino, son breves, no ofre- richt dirigiendo Mahler, compositor que si bien estuvo muy presente durante su época de Director General de Música de Wiesbaden (1922-1944), raramente era asociado con sus conciertos y mucho menos con sus discos (salvo error, e independientemente de la grabación pirata de La canción de la tierra en Ámsterdam en 1939 —esa en la que le gritaron al final: “Herr Schuricht, Deutschland über alles!”, eructo alecen muchas complicaciones y se oyen con agrado, pues agradables son también las voces femeninas de los dos pequeños conjuntos. Encantado de haberle conocido, Monsieur Madin. José Luis Fernández MARTINU: Obras completas para piano vol. 3: Fantaisie et toccata, Sonata, Estudios y polkas nºs 13, Tres danzas checas. GIORGIO KOUKL, piano. NAXOS 8.557919 (Ferysa). 2006. 80’. DDD. N PE Sigue la hazaña de Giorgio Koukl de ofrecernos la integral pianística de Martinu, el prolífico, el exigente, el nacionalista checo sin exagerar, el generoso, el inagotable. Koukl da aquí algunas páginas realmente mayores, como la Sonata, pero también como esa joya que abre el CD, Fantasia y toccata, de un pianismo complejo y virtuoso. Los Estudios y Polkas unen una forma respetable que tiene su lado pedagógico y su lado virtuoso con otra puramente nacionalista: la polka checa, caramba, la danza nacional por excelencia junto con el galop y el furiant, acaso alguna más. Para mán que se puede escuchar en el citado registro—, ésta que comentamos es su único testimonio mahleriano oficial). La versión, como todas las de este gran director, posee la convicción, idioma y estilo de la gran tradición germana, con la ligereza, ritmo vital, transparencia, coherencia formal y elegancia que siempre hacían acto de presencia en cualquiera de sus versiones e independiente de ligeros desajustes producto de las grabaciones en vivo (Mahler el 17 de abril de 1958, Haydn el 20 de mayo de 1954) con los que ya cuenta el aficionado en la escucha de estos registros históricos. Por su parte, Haydn es de una gracia, vitalidad, inteligencia y chispa únicas, y desde luego podría servir de lección permanente a ciertos maestros de nuestros días que pasan por ser grandes intérpretes del creador de la sinfonía y que, sin embargo, terminar con Tres danzas checas más tempranas que todo lo demás. Koukl ofrece este tercer volumen de la obra completa de Martinu para piano como quien se afirma en un triunfo que, como a los victoriosos generales romanos, no podemos negarle. Garra, virtuosismo y capacidad de frase y de matiz: es decir, las cualidades de todo gran pianista. Eso ofrece Koukl, por tercera vez, en un disco económico y generosísimo en duración, a los aficionados que saben que Martinu es pródigo en bocados exquisitos. Al parecer, no lo sabe todo el mundo. Santiago Martín Bermúdez MONTEVERDI: Vísperas de 1610. THE RODOLFUS CHOIR. SOUTHERN SINFONIA. Director: RALPH ALLWOOD. 2 CD SIGNUM SIGCD109 (LR Music). 2007. 90’. DDD. N PM U na nueva edición discográfica de las Vespro de la Beata Virgine acometida por la firma independiente británica Signum bajo el título de Vespers of 1610, año de su primera edición veneciana. Parece destinada al mercado de las islas, tanto por este aburren a las ovejas con el complaciente beneplácito tanto de la crítica como de los comentaristas de discos. En suma, documento histórico excepcional de este gran director, cuya Edición Carl Schuricht en Hänssler podría sistematizarse un poco más, ya que van por el volumen 17 y aquí en España sólo hemos visto algo más de media docena de CDs que prácticamente han pasado inadvertidos. Enrique Pérez Adrián hecho como por ser todos los intérpretes de esta nacionalidad y estar el librillo acompañante escrito exclusivamente en inglés. En cualquier caso, ofrece el atractivo de un razonable precio y la solvencia tanto de los cantantes como de los instrumentistas. Pero la extraordinaria recopilación de obras marianas compuestas por Monteverdi en Mantua, en la que hace gala de todo su dominio tanto del estilo antiguo como del estilo moderno a fin de impresionar con ello al Papa Pablo V, del que pretendía obtener un puesto de maestro de capilla en Roma, exige algo más que una agrupación de jóvenes educados en la notable tradición coral de algunos colegios ingleses. Requiere también unos solistas de notables capacidades y conocedores del estilo en todas las partes del conjunto, pero particularmente en los motetes Nigra sum, Pulchra es, Duo Seraphim y Audi, cœlum, escritos para una, dos o tres voces solistas y continuo. Si tan sólo existiera esta versión disponible en el mercado la cosa estaría muy bien, pero resulta que en la que podríamos llamar tradición inglesa tenemos a Gardiner y su inigualable Coro Monteverdi y dentro de la continental disponemos de las de Alessandrini, Fasolis o Junghänel, entre otras. Además, se acaba de reeditar reprocesada en SACD, la que grabó 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 87 D D I SI CS O C O S S MADERNA-MOZART Savall en 1988, posiblemente la mejor de todas. En resumen, grabación loable pero no ofrece demasiado interés, al menos para el comprador español. José Luis Fernández MOZART-STRAUSS: Idomeneo. DARIO SCHMUNCK (Idomeneo), SOFIA SOLOVIY (Idamante), CINZIA FORTE (Ilia), FRANCESCA SCAINI (Ismene), FEDERICO SACCHI (Sumo Sacerdote), MICHELE AURELIO BRUNO (Arbace/Una voz). CORO ESLOVACO DE BRATISLAVA. ORQUESTA INTERNACIONAL DE ITALIA. Director: CORRADO ROVARIS. 2 CD DYNAMIC 532/1-2 (Diverdi). 2006. 118’. DDD. N PN El Festival de Martina Franca se ha distinguido siempre por sus inquietudes y el mejor homenaje que pudieron dar a Mozart, en su aniversario, fue la reposición de la versión de Idomeneo, que Richard Strauss hizo en 1931 y que a pesar del éxito que tuvo se representa en pocas ocasiones. Strauss no se limita a crear una orquestación distinta, sino que entra a fondo en la partitura, suprimiendo algunos personajes, como Electra, variando la tipología vocal de algunos cantantes e incluyendo música propia, como un interludio, realizando esta labor, con un total respeto, a pesar de las variaciones, resultando una obra, que con el espíritu mozartiano, tiene efectos straussianos. Al buen resultado de la función contribuye la dirección de Corrado Rovaris, con una visión de corte algo romántico, pero manteniendo la fluidez y las sutilezas del genio salzburgués. El reparto también es interesante, por un lado por primar el espíritu de equipo, y por otro las individualidades, donde destaca especialmente Cinzia Forte, como Ilia, con una gran musicalidad y Dario Schmunck, de cuya parte se han eliminado agilidades de la versión tradicional, que sabe reflejar el atormentado personaje. Francesca Scaini da vida a Ismene, que asume temática de Electra, pero le falta una cierta fuerza, completando la correcta Sofia Soloviy como Idamante. Albert Vilardell Staier, Coppola, von der Goltz REFINAMIENTO MOZART: Concierto para piano nº 27 en si bemol mayor K. 595. Concierto par clarinete en la mayor K. 622. ANDREAS STAIER, piano; LORENZO COPPOLA, CLARINETE. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: GOTTFRIED VON DER GOLTZ. HARMONIA MUNDI HMC 901980. 2007. 59’. DDD. N PN L os Barrocos de Friburgo vuelven sobre Mozart acercándose a los dos últimos conciertos escritos por el salzburgués, que son también dos de los más populares. Con una formación de cuerda (5/4/4/3/2) casi idéntica a la que usaron para grabar el Mozart de París, también con Von der Goltz (sólo una viola más ahora), y algo más reducida (sólo en los violines) que cuando René Jacobs les dirigió en agosto de 2006 las Sinfonías Praga y Júpiter, el conjunto alemán se muestra una vez más como uno de los que mejor han comprendido y penetrado en el universo mozartiano de los que tocan con instrumental de época. El K. 595 resulta un prodigio de equilibrio, claridad, elegancia y mesura clásica merced a un acompañamiento en el que, siguiendo la práctica de la época, se combinan los pasajes en tutti con los interpretados por un cuarteto de cuerdas. Staier toca en una copia de Anton Walter con la maestría acostumbrada, en la que se unen la absoluta destreza técnica con una musicalidad intachable y una capacidad de matización que llega a deslumbrar en las cadencias, que son propias. Podrán encontrarse versiones más intensas y con contrastes más acerados de esta obra, pero difícilmente más refinadas, elegantes y detallistas. Por parecidos parámetros se mueve el Concierto para clarinete, aunque aquí la competencia con instrumental de época quizá sea superior. Erich Hoeprich ha dejado lec- turas excepcionales, pero ésta de Lorenzo Coppola es también magnífica. La belleza y profundidad del registro grave de su clarinete de amor, basado en el famoso programa de Riga de 1794, la dulzura de su embocadura, la sutileza de las progresiones dinámicas, la delicadeza del acompañamiento, especialmente en el absolutamente mágico Adagio central, completan un disco que, pese a la extrema popularidad de estas dos obras, no se agota con la primera escucha. Pablo J. Vayón Fischer, Nikolic, Kreizberg TRABAJO CUMPLIDO MOZART: Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta en mi bemol mayor K. 364. Concertone para dos violines y orquesta en do mayor K. 190. Rondó para violín y orquesta en do mayor K. 373. JULIA FISCHER, violín; GORDAN NIKOLIC, violín y viola; HANS MEYER, oboe; HERRE JAN STEGENGA, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA DE HOLANDA. Director: YAKOV KREIZBERG. PENTATONE PTC 5186 098 (Diverdi). 2006. 64’. SACD. N PN C ompleta la joven Julia Fischer su recorrido por la obra mozartiana concertante para violín, con el concurso de la Orquesta de Cámara de Holanda, dirigida con contagioso impulso vital antes que con especial sutileza por Yakov Kreizberg. Como en los volúmenes anteriores, Fischer presenta un Mozart luminoso, ágil, elegante y expresivo, pero alejado de cualquier asomo de amaneramiento o melosería, de capricho o extravagancia, cantando con gusto (Andante de la K. 364) pero decidida en los acentos y contrastes. Estamos ante un Mozart vitalista, juvenil y con unos crescendi orquestales que en algún momento recuerdan el hacer de Harnoncourt. Brilla en esta interpretación el precioso sonido de la alemana, su precisa afinación y su fácil arco. Tanto en la Sinfonía Concertante como en el Concertone encuentra un compañero adecuado en el concertino-director de la orquesta, Gordan Nikolic, con el que conjunta muy bien. Es evidente que ambos han cuidado especialmente esta cohesión, porque Nikolic tiene un arco, y en general, un sonido, algo más agresivo que la joven virtuosa alemana, y sin embargo el equilibrio entre ambos está magníficamente conseguido. El bellísimo Andante de la K. 364, extraordinariamente cantado, es por lo demás un muy buen ejemplo de ello, confirmado en el Concertone, en todo caso una obra que se encuentra a considerable distancia de la anterior. Fischer, por su parte, ofrece una bellísima, sonriente interpretación del Rondó K. 373. La contribución orquestal, como se apuntó al principio, es notable, y en conjunto hay que hablar de un cierre estupendo para este ciclo, quizá el mejor de los más modernos, ciertamente, para quien esto firma, muy preferible al excesivamente caprichoso de Mutter (DG). Grandes versiones de una gran música, a cargo de una gran violinista, con una impecable toma de sonido. Yo no lo dudaría. Rafael Ortega Basagoiti 87 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:49 Página 88 D D I SI CS O C O S S MOZART-PENDERECKI O pera Sophie Karthäuser, Stephan Loges y Eugen Asti MOZART LIEDERISTA MOZART: Integral de las canciones para voz y piano. SOPHIE KARTHÄUSER, soprano; STEPHAN LOGES, barítono; EUGEN ASTI, piano. 2 CD CYPRÈS CYP1650 (Diverdi)). 2007. 82’. DDD. N PN E n el catálogo mozartiano, prodigioso en cantidad y calidad, uno de los patitos feos (en ambos sentidos) es el apartado dedicado a la voz acompañada de piano, género que aún tendría que esperar unas cuantas décadas para despegar con Schubert y Schumann. Pero, aunque lo mejor de la inspiración lírica del genio de Salzburgo se vertió sin duda en la ópera, no todas las canciones de la treintena que compuso son absolutamente prescindibles. En general, la música es modesta, decorosa, sumamente simple, con las regulares melodías de la voz dobladas por la mano derecha del pianista, el cual sólo encuentra resquicios de independencia en las escuetas introducciones, refranes y codettas. Sin embargo, al menos en media docena de casos no es exagerado hablar de pequeñas joyas con un impulso poético y dramático nutrido a partes iguales por la NEUWIRTH: Der Tod und das Mädchen II. ANNE BENNENT, HANNA SCHYGULLA, voces. Programa de ordenador: GOTTFRIED HÜNGSBERG. COL LEGNO WWE 20261 (Diverdi). 2000. 52’. DDD. N PN El Centro de 88 Arte y Tecnología de Karlsruhe (ZKM) viene desarrollando en los últimos tiempos una gran labor de creación y difusión de piezas de arte sonoro. La mayor parte de estas obras han sido editadas en disco por medio del sello Wergo y sólo ahora la firma Col Legno incorpora a su catálogo una de estas creaciones. Se trata, en este caso, de una pieza radiofónica de Olga Neuwirth (n. 1968), Der Tod und das Mädchen II, compuesta y elaborada en 2000 a partir de un texto de Elfriede Jelinek, la escritora austriaca que ya colaborara con Neuwirth en la reciente ópera Lost Highway. El material se canción popular y el aria. La elección de tesituras y colores vocales determina en buena medida el enfoque interpretativo. Dos de los valores jóvenes más importantes de la actualidad parecen en general repartirse el trabajo equitativamente tanto en cuanto al número (trece piezas para ella, quince para él) como en cuanto a la expresividad (lírica la soprano, noble el barítono). La excepción inevitable es la cantata masónica con que se inicia el primer disco, que exprime al máximo las dotes indisimulablemente escasas de Karthäuser para un dramatismo que seguramente habría convenido más a un tenor. Pero en el resto no se le vuelve a echar nada de menos, y en el comienzo del segundo disco la cantante belga nos pone muy acertadamente en la vena de la despechada Pamina en una secuencia formada por Das Veilchen (el único texto de Goethe puesto en música por Mozart) y Als Luise y completada por el alemán Loges con un Das Lied von Trennung que, como casi siempre en esta grabación, ve el futuro con rostro de Schubert. En los tres dúos que completan programa, el diálogo fluye terso y lógico, y el piano reduce a dos voces femeninas (entre ellas, la de la conocida actriz y cantante Hanna Schygulla) y arsenal electrónico a cargo de Gottfried Hüngsberg, que maneja voces, sonidos naturales e instrumentales por medio del ordenador. Pero la parquedad del instrumental puesto en juego no es ya sino un rasgo común entre las piezas de arte radiofónico, por lo cual no debe causar mayor sorpresa, si bien lo austero del planteamiento (recitado y tejido electrónico) puede hacer que la escucha no sea tarea fácil. A medida que progresan las 15 secciones de que consta la obra, más certeza se tendrá de que estamos ante el mayor logro de Neuwirth hasta la fecha, al menos entre las obras grabadas en disco. Y es que Neuwirth, al dejar aparcados aquí los instrumentos convencionales, no se ve forzada a su habitual y chirriante tratamiento hiperexpresionista. Lo austero del material de partida de Der Tod… y un texto que es un trasunto del mito de La bella durmiente del bosque, con del americano Asti se muestra siempre atento a poner el subrayado del tono y el grosor más oportunos, que van desde los bienhumorados comentarios en Die Alte (donde Karthäuser por cierto consigue estar graciosa en su imitación de una anciana regañona) hasta la sustitución de todo un acompañamiento orquestal en la cantata. Los discos quedan cortos de duración, pero en este caso no cabe objeción, pues cualquier complemento habría resultado fuera de lugar. Las buenas tomas y el alarde de capacidad para decir mucho con poco que hace Sylvain Fort en las notas de acompañamiento son motivos menores pero que también se suman a la decisión de recomendar calurosamente esta grabación. Alfredo Brotons Muñoz un tono psicoanalítico tan normal en Jelinek, ofrecen un campo de experimentación ideal para que la autora pueda desarrollar sus particulares obsesiones. Aunque el recitado de las voces no siempre funciona, el tono general de la pieza corresponde a ese gusto de Neuwirth por lo siniestro. El aporte electrónico tiene una presencia inquietante cuanto más avanza la obra, llegando a ser obsesiva en la última y formidable sección, justo cuando ya el receptor ha percibido los recitados como un flujo de potente y estremecedora musicalidad. Francisco Ramos PACINI: Alessandro nell’Indie. BRUCE FORD (Alessandro), JENNIFER LARMORE (Poro), LAURA CLAYCOMB (Cleofide), DEAN ROBINSON (TIMAGENE), MARK WILDE (Gandarte). CORO GEORGE MITCHELL. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: DAVID PARRY. 3 CD OPERA RARA ORC 35 (Diverdi). 2006. 161’. DDD. N PN Rara continúa su importante labor en la difusión de este compositor, que en su día gozo de una gran fama y hasta hace poco sólo era algo conocido por su ópera Saffo. Su época compositiva estuvo interrumpida por los años que se dedicó a la enseñanza y su música está impregnada del estilo de la época, pero también anuncia algunos cambios que compositores posteriores desarrollarán con éxito, aunque su éxito fue desapareciendo ante el impulso de Bellini y Donizetti y más tarde Verdi. Alessandro nell’Indie pertenece a su primera etapa, es su ópera veintisiete de su largo catálogo y fue estrenada en 1824. Su estilo alterna momentos de gran inspiración con otros en que la música se vuelve más de oficio, destacando entre los primeros las arias de Cleofide y Poro, sus dúos y la entrada de Alessandro, el bello dúo de Alessandro y Cleofide, del acto primero, y del segundo, que pierde algo de interés, destaca por las escenas de conjunto, corales y orquestales. La dirección es la habitual de David Parry que domina el repertorio y entre los cantantes, fieles a este sello discográfico, destaca especialmente Jennifer Larmore por el dominio de la voz, su facilidad para las agilidades y por su comunicabilidad. Junto a ella, Bruce Ford, con su habitual seguridad, pero con una cierta veteranía y la musical Laura Claycomb. Albert Vilardell PENDERECKI: Te Deum. Hymne an den heiligen Daniel. Polymorphia. Chacona. IZABELA KLOSINSKA, soprano; AGNIESZKA REHLIS, mezzo; ADAM ZDUNIKOWSKI, tenor; PIOTR NOWACKI, bajo. CORO Y ORQUESTA FILARMÓNICA NACIONAL DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. NAXOS 8.557980 (Ferysa). 2005. 67’. DDD. N PE P rosigue la colección de música de Penderecki en Naxos con los efectivos corales y orquestales polacos habituales a las órdenes de Antoni Wit. Versiones de lujo, realmente canónicas, y de tal intensidad dramática, implicación y perfección que en no pocas ocasiones ele- 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 89 D D I SI CS O C O S S MOZART-PENDERECKI Emilio Pomárico EL ESPLENDOR DE LUIGI NONO NONO: No hay caminos, hay que caminar…Andrej Tarkowskij. “Hay que caminar” sognando. Caminantes… Ayacucho. IRVINE ARDITTI, GRAEME JENNINGS, violines; ROBERTO FABBRICIANI, flauta; SUSANNE OTTO, mezzosoprano. EXPERIMENTALSTUDIO FÜR AKUSTISCHE KUNST. CORO SOLISTAS DE FRIBURGO. CORO DE LA WDR. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA. Director: EMILIO POMÁRICO. 2 CD KAIROS 0012512KAI (Diverdi). 2004. 86’. DDD. N PN L as tres obras de Luigi Nono recogidas en este doble CD de Kairos forman parte de una trilogía que nace tras la observación de Nono de la famosa frase “Caminante, no hay caminos. Hay que caminar”. El material sonoro cambia drásticamente de una obra a otra y oscila entre los siete grupos orquestales de No hay caminos y el uso de soprano, coros, órgano, tres grupos orquestales y electrónica en vivo de Caminantes… Ayacucho hasta la modesta “Hay que caminar” sognando, “sólo” para dos violines. El registro, grabado en inmejorables condiciones y servido por unos músicos poco menos que en estado de gracia, hay que saludarlo como excepcional de todo punto. Es inútil comparar la versión que aquí se ofrece, por ejemplo, de No hay caminos, con la de Gielen/Orquesta de Baden-Baden (Montaigne). Pomárico y los instrumentistas de la WDR bordan una interpretación para la historia: en lugar de tratar, como hacía Gielen, cada grupo instrumental como resto de la tradición orquestal occidental, Pomárico convierte la obra en una lenta e inexorable secuencia de objetos sonoros. El milagro es que, sin haber sido compuesta por medios electrónicos, la pieza nos es transmitida como si así lo fuera. Los sonidos se difuminan y contraen, estallan y se expanden como propulsados por una poderosa máquina ajena a la voluntad del hombre. El resultado es abrumador. El logro de Pomárico consiste en descubrir, para el medio fonográfico, al Nono más cercano al ruido y su combinación con el silencio: música que calla y grita. Igual ocurre con Caminantes… Ayacucho. Es labor inútil acudir a cualquier grabación anterior, pues los músicos de la WDR trazan un discurso que, por momentos, va más lejos de lo que nos ha sido propuesto en No hay caminos. Caminantes está muy cerca, en el ensimismamiento de las partes vocales, de Prometeo, pero incorpora unas ráfagas en tutti (potenciadas por el uso de la electrónica) de efectos demoledores. En este aspecto, tal vez sea esta la pieza más salvaje del autor junto a A Floresta. El doble CD de Kairos lo tiene todo para ser una referencia absoluta en el catálogo de Nono, un verdadero aconte- cimiento. Y, como broche, una versión antológica de la pieza de cámara, “Hay que caminar” sognando. El disco que siempre se ha manejado, para escuchar esta obra, ha sido el de Montaigne con Irvine Arditti y David Alberman. Pues bien, el propio Arditti y Graeme Jennings logran, en la presente grabación, un tour de force. Desaparece la agresividad (un tono expresionista muy marcado) del disco Montaigne a favor de una inmersión en las profundidades del sonido, pero, al mismo tiempo, marcando de manera sutil una musicalidad radiante, la que nace del uso del instrumento, en efecto, como si de un objeto sonoro se tratase: cualquier relación con el instrumento convencional es pura casualidad. Se gana en rotundidad, al tiempo que se desvanece todo rastro de melodía. Prodigio de la técnica de grabación y de la extrema sensibilidad de los músicos, este es un registro para la historia, el que recoge a un Luigi Nono decididamente fantasmagórico. Francisco Ramos Lucien Kandel CUATRO MISAS EN UNA OCKEGHEM: Missa Cuiusvis Toni. Intemerata Dei Mater. ENSEMBLE MUSICA NOVA. Director: LUCIEN KANDEL. 2 CD AEON AECD 0753 (Harmonia Mundi). 2007. 115’. DDD. N PN Desde que en 1997 se conmemorara el quinto centenario de su fallecimiento, mucho es lo que se ha avanzado en el estudio de la vida y la obra de Johannes Ockeghem (c. 14101497), músico en el que la especulación matemática se mezcla con la más intensa expresividad. La Missa Cuiusvis Toni (Misa en cualquier modo) es un caso singular no sólo de su producción, sino de todo el siglo XV. Ockeghem la escribió sin cla- ves, por lo que su interpretación varía en función de donde se sitúen éstas y, por tanto, de donde vayan colocados los semitonos. Se supone que la idea del músico era permitir que pudiera cantarse en los ocho modos medievales, construidos sobre cuatro finales (re, mi, fa, sol), aunque algunos musicólogos habían advertido de que en dos de estos finales (modo dórico y lidio) no sonaba bien. El conjunto Musica Nova, apoyado en los estudios del musicólogo Gérard Geay, aporta aquí soluciones para ofrecer por primera vez las cuatro versiones de la Misa, lo que presupone un estudio intenso y detallado sobre la música ficta (alte- raciones no escritas pero sobreentendidas), perdidas obviamente las referencias directas de las prácticas de la época. El resultado es una visión posible de una música fascinante, que los miembros de Musica Nova (dos voces por parte) iluminan con su habitual estilo de impoluta transparencia y claridad, extraordinaria calidad de las voces individuales, que enfatizan con un planteamiento más horizontal que vertical sin sacrificar por ello el imprescindible empaste, y un tempo reposado que permite recrearse en los detalles. Pronunciación francesa del latín e inclusión como complemento del motete a 5 voces Intemerata Dei Mater, uno de los más conocidos del compositor, que suena en una interpretación intensa, agitada y oscura, con un muy apreciable desplazamiento del centro tímbrico a las voces graves. Una referencia y un desafío para el resto de grupos que se mueve en este repertorio. Pablo J. Vayón 89 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 90 D D I SI CS O C O S S PENDERECKI-RACHMANINOV van la interpretación un punto por encima de lo interpretado. El programa empieza con el Te Deum escrito para celebrar la ascensión al papado de Juan Pablo II, obra de un Penderecki ya decididamente neorromático. Composición poderosa desde el primer momento, marcó un hito en el entonces nuevo rumbo que tomaba el compositor polaco en su quehacer creativo. Por encima de consideraciones estéticas alrededor del “estilo”, ahí está la “idea” —por utilizar términos schoenbergianos— y qué duda cabe que el antes vanguardista convertido en defensor de la tradición tonal dio en esta obra bastante de lo mejor de sí mismo. A una estética similar, acaso expresada con mayor recogimiento y sobriedad en sus mejores momentos aunque no falte la espectacularidad característica del Penderecki sacro se debe Hymne an den heiligen Daniel, de 1997, que suena a ya conocido. Y para terminar, dos obras orquestales: una ya “clásica”, Polymorphia, de 1961, sencillamente impresionante y magistral, digna de un verdadero maestro; y la otra, la Chacona, de 2005, que se ha incorporado al Réquiem polaco, escrita como homenaje a la memoria de Juan Pablo II y que se halla a años luz de la anterior, casi neoclásica pero con un punto expresionista que le otorga mayor interés. Versiones, repetimos, inmejorables. Josep Pascual Albert Vilardell PIERNÉ: L’an mil. Les cathédrales, Preludio, versión original con coro. Paysages franciscains. LIONEL PEINTRE, barítono. CORO NICOLAS DE GRIGNY DE REIMS. ORQUESTA NACIONAL DE LORENA. Director: JACQUES MERCIER. TIMPANI 1C117 (Diverdi). 2006. 61’. DDD. N PN PEROSI: Transitus animæ. O Padre nostro. LUCIA BINI, mezzosoprano. SINFÓNICA “CLASSICA” DE ALESSANDRIA. CORO “JOHANN SEBASTIÁN BACH” DE MILÁN. SINFÓNICA “CARLO COCCIA” DE NOVARA. CORO DEL CONSERVARTORIO “ARRIGO BOITO” DE PARMA. COROS DE LA MUESTRA DE MÚSICA SACRA “VIRGO LAURETANA” LORETO, 2001. Director: ARTURO SACCHETTI. BONGIOVANNI GB 2421-2 (Diverdi). 2001, 2006. 58’. DDD. N PN L 90 dando, pero últimamente se ha producido una cierta recuperación. Su estilo tiene a veces un carácter polifónico, con un cierto estilo renacentista, a pesar que sus inquietudes y sus frecuentes viajes le hacían un amplio conocedor de la música de su tiempo, con momentos de un cierto verismo. Su mismo carácter inquieto le llevó a dudar de sí mismo, cayendo finalmente en una depresión, de la que no saldría. Bongiovanni, que ha publicado ya diferentes obras de Perosi nos propone ahora dos: Transitus animæ, oratorio para mezzosoprano, coro y orquesta y O Padre nostro, cantata para coro y orquesta, que proviene del canto XI del Purgatorio, de Dante Alighieri. La primera muestra el estilo profesional del autor, con unas páginas de bella calidad coral, en un estilo clásico, sin aventuras, pero con resultados místicos, donde la mezzo Lucia Bini, con una voz algo oscura, da un aire de plegaria, con un importante trabajo de coros y orquesta, mientras que en la segunda se muestra una melodía descriptiva, con un bello final de buen contraste coral. orenzo Perosi nació en 1872, fue ordenado sacerdote muy joven y con sólo veintidós años fue nombrado maestro de Capilla de San Marcos de Venecia y cuatro años más tarde pasa con el mismo cargo a la Capilla Sixtina. Su vocación de religioso hizo que la mayor parte de su producción estuviera dedicada a la música sacra, que con el paso del tiempo se fue olvi- Ya desde el comienzo, con esa frase que se va a convertir en idea cíclica, El año mil se nos presenta como obra de inspiración franckiana. No es, desde luego, una obra ancilar ni mimética, pero su origen es ése, y las semejanzas con, por ejemplo, ciertos momentos de la Sinfonía del maestro belga, son marca de escuela. El año mil tiene el dramatismo franckiano con algo más de pathos, de vez en cuando y en momentos concretos, acaso por lo terrible del retrato que Pierné hace de una actitud apocalíptica de la Cristiandad cuando iba a cumplirse el año 1000. “Cuando se hubieren acabado los mil años, será Satanás soltado de su prisión y saldrá a extraviar a las naciones que moran en los cuatro ángulos de la tierra…”. (Apocalipsis, 20, 7-8, Nácar-Colunga) Ese texto encabeza la composición sinfónico-vocal de Pierné, que aquí muestra una inspiración muy distinta, por no decir opuesta a la de Cydalise et le Chèvre-pied, ya comentada aquí con no poco entusiasmo con motivo de otro registro de Timpani (Orquesta de Luxemburgo, Shallon). Es obra, pues, de fuerte dramatismo, que puede parecernos excesivo con su inclusión del Dies Iræ y otros cantos religiosos, y es de un compositor en su primera madurez: estamos en 1897, Pierné cumple 34 años. El Preludio de Las catedrales, para una serie de piezas destinadas al teatro, es muy posterior, del momento de la guerra, 1915, pero tiene una considerable semejanza en cuanto a composición. De 1918 son los Paisajes franciscanos, tres piezas breves de muy distinto carácter, se diría que más impresionistas, y desde luego más luminosos. Este grandísimo director de orquesta había sacado adelante lo mejorcito de su tiempo, desde Debussy a Stravinski, no sólo lo de sus colegas franckianos o de la Schola, y estaba impregnado de todas las músicas de su tiempo. Acaso es también estímulo o incluso dictado de la época: la llamada al orden, el regreso de la sencillez, la repugnancia hacia lo patético. El disco tiene sin embargo una unidad sonora perceptible para cualquier aficionado, en especial para el que sienta comprensible debilidad por esos irrepetibles ochenta o cien años de música francesa, en cuyo centro se encontraba Pierné, como batuta y como creador. Excelente concurso el del Coro Nicolas de Grigny y el barítono Lionel Peintre, gran prestación la de la Orquesta de Lorena y el director Jacques Mercier. No hay posibilidad de comparar versiones, pero al oír estas bellezas no las echamos de menos. Nos da la impresión de que se nos aportan referencias para mucho tiempo. Para el que es su quinto CD en se beneficia de una gran producción del sello Kairos, en donde el renombre de los músicos que se congregan otorgan un aliciente añadido al disco. Las tres obras, a pesar de estar compuestas en estos últimos años (2002-2005) y de venir, en el caso, por ejemplo, de Tenebræ, con el sistema de Electrónica en vivo, no dejan de pertenecer al ámbito estilístico del concierto con solista y todo el material da la impresión de ser más producto del aprendizaje y asimilación, por parte de Pintscher, de procedimientos ajenos que de una propuesta verdaderamente propia. A favor de Pintscher juega la extraordinaria calidad no sólo de las prestaciones de los intérpretes, sino de las tomas de sonido, que da, en este sentido, un producto verdaderamente subyugante. Pintscher ha aprendido bien de la manera en que un Witold Lutoslawski disponía su discurso: soberana maestría en la dosificación temática, en la confrontación solista/tutti y en el sutil tejido melódico. Pero hay más influencias en Pintscher, como demuestra su gusto por el enfrentamiento de bloques sonoros muy compactos, dejando, tras cada conflagración, la sensación de espera, de expectación, muy cara a cierto Scelsi, por mucho que algunos pasajes en pianissimo de Tenebræ puedan hacer pensar en el universo de un Sciarrino. Pintscher se mueve, pues, entre la herencia del concierto con solista (En sourdine) y el trabajo sobre los timbres (Tenebræ), pero sin descuidar el fondo neoclásico. Reflections on Narcissus, de 2005, para violonchelo y orquesta, es una vuelta de tuerca más en esta tendencia, si bien el componente melódico está aquí mucho más en primer plano y la expresividad de la línea del violonchelo ya no queda disimulada por ningún efecto, sino que se alza con toda claridad y vehemencia. Siendo la más extensa y ambiciosa del programa, Reflections on Narcissus, sin embargo, ofrece las debilidades de este tipo de discurso cuando se trata de algo que viene como de prestado: abundancia en un género más que transitado, falta de originalidad en el planteamiento y ausencia de suficientes elementos como para poder llamar nuestra atención: todo está déjà vu. el mercado, el compositor alemán Matthias Pintscher (n. 1971) Francisco Ramos Santiago Martín Bermúdez PINTSCHER: En sourdine. Tenebræ. Reflections on Narcissus. FRANK PETER ZIMMERMANN, violín; CHRISTOPH DESJARDINS, viola; TRULS MØRK, violonchelo. ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA NDR. Director: MATTHIAS PINTSCHER. KAIROS 0012582KAI (Diverdi). 2006. 76’. DDD. N PN 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 91 D D I SI CS O C O S S PENDERECKI-RACHMANINOV POHLE: RACHMANINOV: Wie der Hirsch schreyet. MONICA MAUCH, soprano; DAVID ELDER, contratenor; HANS JÖRG MAMMEL, tenor. L’ARPA FESTANTE. Director: RIEN VOSKUILEN. Sonata para violonchelo y piano en sol menor op. 19. Piezas. MISCHA MAISKI, VIOLONCHELO; SERGIO TIEMPO, piano. CARUS 83.413 (Diverdi). 2004. 65’. N PN DEUTSCHE GRAMMOPHON (Universal). 2006-2007. 67’. DDD. N PN H arto (1624-1695) es uno de los muchos ilustres desconocidos que encontramos nutriendo la actividad musical de Alemania del norte durante el siglo XVII. Desarrolló su actividad en varias ciudades y durante su estancia en Halle escribió un ciclo de cantatas que cubría todo el año litúrgico, así como una serie de Geistliche Konzerten o conciertos de iglesia con textos en latín o en alemán. También fue autor de sonatas instrumentales. Una actividad compositiva muy semejante a la desarrollada por Dietrich Buxtehude en Lübeck y por tantos otros músicos alemanes de la misma época. Este disco de Carus contiene seis de tales conciertos espirituales o pequeñas cantatas, cuyos textos están sacados del libro de los Salmos y parece se graban aquí por primera vez. Las cantatas recogidas se completan con cinco sonatas instrumentales, de modo que el disco ofrece un interesante compendio de la actividad de Pohle, un músico dominador de los artificios propios del barroco para dar una adecuada expresión musical a lo contenido en el texto cantado. La soprano Monica Mauch, el contratenor David Elder y el tenor Hans Jörg Mammel son unos reconocidos especialistas en este tipo de música, particularmente este último, del que hemos tenido ocasión de comentar hace poco un excelente disco suyo conteniendo cantatas de Buxtehude. Los instrumentistas del conjunto L’Arpa Festante, dirigido desde el órgano por Rien Voskuilen, aportan una gran calidad sonora al conjunto, de modo que la valoración global del disco alcanza una cota muy alta, tanto por el valor intrínseco a las obras como por la interpretación que de ellas se hace. Se confirma una vez más que Bach no nació de la nada y mucho menos del caos. Y se confirma también que el universo barroco es, a efectos prácticos, infinito. conocido como uno de los mejores violonchelistas de la historia, no tendría sentido descubrir a estas alturas a un intérprete del calibre de Mischa Maiski. El timbre de su instrumento es tan particular y personal como si de una voz humana se tratara; su sonido, que habla por sí solo es de una tersura inimitable. Su temperamento unido a una técnica brillantísima y a un entusiasmo sensatamente apasionado le han convertido en un icono del violonchelo. En este compacto, en el que junto al pianista venezolano-argentino Sergio Tiempo (1972) interpreta múltiples miniaturas de su compatriota Rachmaninov (y no tan miniaturas, puesto que también incluye la Sonata) podemos disfrutar de todas estas virtudes, y dejar que las melodías envuelvan y liberen nuestras mentes de los quehaceres cotidianos. Porque la primera sensación (y la segunda, tercera y siguientes) es de pasmo ante tanto dominio técnicoexpresivo y tanto arrojo apasionado. Vehemencia serena y lúcida, que mediante una poética de gran sensibilidad se eleva sin contracciones. El repertorio del compacto es específico; aún así, quien no guste del caramelo ruso, puede sucumbir ante el calibre de estas versiones. Hasta nueve miniaturas (entre elegías, preludios, melodías y danzas) se incluyen aparte de la pieza estrella, que es la Sonata. Piezas, que en manos del dúo adquieren solidez y beneficios artísticos. La Sonata, en una grabación del vivo, demuestra el buen hacer de los intérpretes, su complicidad y las innumerables virtudes del joven pianista. Sergio Tiempo se pasea por las alturas y no defrauda con una madurez del todo insólita dada su juventud. Claro está que las versiones tienen la huella de Maiski por todas partes (clara preponderancia del violonchelo sobre el piano, arrebatos similares en ambos músicos, etc.), pero aun así son enriquecedoras. La potencia expresiva es elocuente, al igual que la fuerza comunicativa. En fin, atractivo aunque huela a Maiski por todas partes. José Luis Fernández Emili Blasco D avid Pohle Gautier Capuçon y Gabriela Montero VIBRANTE RACHMANINOV: Sonata para violonchelo op. 19. Vocalise op. 34, nº 14. Variación nº 18 de la Rapsodia sobre un tema de Paganini op. 43 PROKOFIEV: Sonata op. 119. GAUTIER CAPUÇON, violonchelo; GABRIELA MONTERO, piano. VIRGIN 00946 385786 2 8. (EMI). 2006. 75’. DDD. N PN Ya hace tiempo que los Capuçon se pasean por el mundo de la música con un halo de insolencia (musicalmente hablando); así, su vergüenza es inexistente y sus ganas y energías para re-crear música parecen incandescentes y de difícil agotamiento. Tal y como Gautier Capuçon y Gabriela Montero conciben este Rachmaninov y este Prokofiev no queda duda alguna. Y de lo que tampoco hay duda es de que estamos delante de un disco más que estupendo, cuyas interpretaciones son luminosas y brillantes, llenas de efervescencia, llameantes e inflamadas de música en su estado más puro. Los dos jóvenes músicos firman un disco que solamente está lleno de virtudes extraordinarias y puede optar con toda certeza a más de un premio. Se trata de su sonido, de su relación con los instrumentos, de la complicidad entre ambos. También de su innegable facilidad para la comunicación no verbal y sí musical, de su elección con los tempi, de la interrelación que se crea en RACHMANINOV: Concierto para piano y orquesta nº 2 en do menor op. 18. Concierto para piano y orquesta nº 3 en re menor op. 30. HENRI SIGFRIDSSON, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO SWR DE STUTTGART. Director: STEFAN SOLYOM. HÄNSSLER CD 98259 ( Gaudisc). 2007. 80’. DDD. N PN Con una grabación que, en lo técnico, no es especialmente brillante, se plantea un Rachmaninov apoyado en las grandes líneas y más bien ampuloso por parte de Solyom. El pianista brilla en el mecanis- cada obra. Estas versiones rebosan carácter y ductilidad, mucha calidez y unas dosis de creatividad interpretativa (siempre supeditada a la partitura y a los deseos del compositor) que dejan pasmado. Montero está perfecta en todas las obras, acompaña, sobresale, timbra, canta con la misma pasión que el violonchelo de Capuçon. La solidez de ésta es incuestionable, su calidad igualmente. Y éste, con un sonido bellísimo conduce su papel con magisterio y descaro. Aunque en estas interpretaciones reina un sentimiento de naturalidad definitivo, son tantas las gradaciones de matices que el dúo propone que el relieve del trabajo es desbordante; el oyente vibra y vive la música, se beneficia del talento de éstos. El compacto destila mucha sensibilidad y dinamismo, pero sobre todo impulsa al oyente a disfrutar de unas obras al más alto nivel; tal, que desde ya las versiones pueden considerarse como una referencia. Emili Blasco mo y sus planteamientos son correctos, pero estas versiones no pueden competir con otras tanto antiguas como modernas (Ashkenazi, Earl Wild, Lang Lang, Argerich…). Para quienes prefieran estos conciertos con un sonido y una acepción un tanto ampulosa, sin entrar en la mera complejidad de la escritura del ruso técnicamente hablando, estas versiones son válidas. Difícil es quitarle a Rachmaninov el gancho melódico y la brillantez formal, y eso lo tienen, pero este enfoque ha sido ya muy superado para la música de este autor, tanto en los conciertos de piano como en la obra sinfónica y sinfónico-vocal. José Antonio García y García 91 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 92 D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SATIE Semion Bichkov ORGÍA SONORA RACHMANINOV: Las campanas op. 35. Danzas sinfónicas op. 45. TATIANA PAVLOVSKAIA, soprano; EVGENI AKIMOV, tenor; VLADIMIR VANEEV, BARÍTONO. CORO DE CÁMARA LEGE ARTIS. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA. Director: SEMION BICHKOV. PROFIL PH 07028 (Gaudisc). 2007. 73’. SACD. N PN S etenta y tres minutos de detalle, refinamiento, planteamientos y resultados musicales por encima de lo usual. Bichkov reproduce estas partituras con criterios de exquisitez, mesura y justeza. Bajo su batuta brillan todos, aunque no nos guste del todo el timbre del tenor, por poner algún pero. El coro está impecable y la orquesta adquiere un detaRACHMANINOV: Francesca da Rimini. SVETLA VASSILIEVA (Francesa), MISHA DIDIK (Paolo), SERGEI MURZAIEV (Lanceotto Malatesta), GENNADI BEZZUBENKOV (La sombra de Virgilio), EVGENI AKIMOV (Dante). BBC SINGERS. FILARMÓNICA DE LA BBC. Director: GIANANDREA NOSEDA. CHANDOS CHAN 10442 (Harmonia Mundi). 2007. 65’. DDD. N PN De 92 las tres óperas de Rachmaninov, una es demasiado juvenil, Aleko; de las dos de 1906, El caballero avaro es poco menos que una obra maestra: un excelente texto potencia el talento dramático del compositor. La que se estrenó juntó con ella, Francesca da Rimini, tiene una dimensión sinfónico-vocal en la que lo lírico-dramático se funde en un vuelo corto, que contrasta con lo ambicioso del tema planteado. Aun así, Francesca, con libreto de Modest Chaikovski y con inspiración muy chaikovskiana, tiene bellezas innegables y un aliento trágico que sobrevuela no sólo por el conocidísimo asunto de Paolo y Francesca, sino en la traducción musical del compositor. Que, por cierto, quedó chasqueado como operista aquel año 1906, y nunca llegó a terminar otro proyecto, entre otras cosas por las circunstancias: excelente pianista, Revolución, exilio, éxito internacional. Esta nueva lectura de Francesca, que lle y un brillo tímbrico en la soberana grabación, que, sin efectismos, nos hace disfrutar de todo el refinamiento y el complejo detalle de las orquestaciones del autor ruso. Hablan las notas de carpetilla de una calculada orgía de sonido: justa frase. Predominan la claridad, el color, las combinaciones tímbricas allí donde en esta música se nos da tan frecuentemente lo rimbombante, cuando no se hace de ella materia cremosa y pastelera. Bichkov no disecciona: articula perfecta y lógicamente. Pone en enorme claridad los componentes musicales y logra cuadros, pues se puede echar mano del símil pictórico, de color y contrastes impresionantes, sin disonancias de intención ni se une al registro de hace algún tiempo de El caballero avaro en el mismo sello (Polianski), puede considerarse un logro por el nervio de lo puramente orquestal, por el eficaz acompañamiento de Noseda y la BBC; pero también por un reparto de gran altura en que destaca no sólo la protagonista titular, Svetla Vasilieva, sino sobre todo las dos voces masculinas graves, el bajo Bezzubenkov en Virgilio y el barítono Sergei Murzaiev en Malatesta. Algo más desdibujado queda el Dante del tenor ligero Evgeni Akimov. El dúo de amor es muy bello, gracias al estilo refinado del belcantismo de Vasilieva, con un filato extraordinario; y al tenor de voz típicamente rusa, ancha, poderosa y aun así lírica, Misha Didik, que podría ser un excelente Hermann; al tiempo que el dúo es chaikovskiano en cuanto a linaje, aunque el estilo sea muy de Rachmaninov, que dominaba la composición vocal tradicional como nadie. En fin, una bella realización de una ópera con sus bellezas e intensidades, una pieza algo menor del repertorio, pero muy bien servida por Noseda y este equipo vocal. Santiago Martín Bermúdez RAMEAU: Arias de óperas. JEAN-PAUL FOUCHÉCOURT, CONTRATENOR, TENOR. OPERA LAFAYETTE. DIRECTOR: RYAN BROWN. NAXOS 8.557993 (Ferysa). 2006. 64’. DDD. N PE acentuaciones innecesarias en la realización. A base de elegancia, fraseo impecable y articulación magistral, hace aflorar toda la belleza que encierran estas composiciones, huyendo de los mazazos y las explosiones a que intentan acostumbrarnos en este ruso posromántico tardío. José Antonio García y García J ean-Paul Fouchécourt es actualmente uno de los más notables intérpretes vocales de Rameau y Naxos se apunta el tanto de ofrecernos, a su económico precio habitual, un lujoso recital de arias de tragedias líricas y de óperas-ballet de Rameau que fueron interpretadas por Pierre de Jélyotte, un superdotado tenor alto o, si se quiere llamarlo así, contralto a la francesa, que participó en el estreno de la mayor parte de sus obras escénicas asumiendo papeles muy variados que el compositor de Dijon escribió específicamente para él teniendo en cuenta el amplio rango de su tesitura vocal y sus dotes como actor. Podemos escuchar en este disco arias de La guirlande de fleurs, Castor et Pollux, Naïs, Les festes de l’Hymen, Dardanus, Zoroastro, Zaïs y especialmente de Platée, esa extraordinaria ópera cómico-mitológica, que es una de las grandes especialidades de Fouchécourt y donde el cantante francés se luce especialmente. En las arias restantes su aportación no resulta tan brillante, pero siempre mantiene una voz fresca y particularmente natural, lo que es de resaltar en la tan de por sí poco natural tesitura. El conjunto instrumental norteamericano Opera Lafayette, creado en 1995 por su direc- tor Ryan Brown, acompaña a Fouchécourt con suficiente solvencia, aunque no resista la comparación con los grandes especialistas en la obra del compositor francés que desarrollan su actividad en Europa y particularmente en Francia. En cualquier caso, otra notable edición de Naxos, que incluye un documentado librillo conteniendo además de los textos de las arias, datos sobre las óperas a las que pertenecen. También sobre el arte de Jélyotte, que tanto contribuyó en su momento al éxito Rameau en la parisina Académie Royale de Musique, como hacen ahora cantantes como Fouchécourt en todo nuestro globalizado mundo. José Luis Fernández RAVEL: Prélude. Miroirs. Valses nobles et sentimentales. La valse. Pavane pour une infante défunte. KEVIN KENNER, piano. DUX 0558 (Diverdi). 2003. 66’. DDD. N PN E n lo que parece una p r i m e r a entrega de una integral pianística de Ravel, el estadounidense Kevin Kenner, schumanniano y chopiniano reconocido, nos ofrece dos de los cinco grandes ciclos del compositor francés (Miroirs y Valses), más la famosa Pavana para una infanta difunta, una versión para piano solo de La valse y, como introducción, el breve Preludio de 1913 para el Conservatorio de París. El toque delicado y sugerente de Kenner luce sobre todo en las sutilezas de algunas piezas de Miroirs (Noctuelles, Pájaros, Barca) y en algunos de los Valses nobles y sentimentales, cuando el pianissimo, los trinos y la sutileza de las propuestas en la parte derecha del piano reclaman un dominio expresivo de las gamas inferiores. Su Valse es mesurada, nada espectacular, sin concesiones. Esta “media integral” (no es exactamente media, sino algo menos, al incluirse una pieza inesperada aquí como es La valse) promete mucho a juzgar por lo mucho y muy interesante que aquí escuchamos. Es una nueva “empresa Ravel” que vuelve a traer la propuesta quintaesenciada de un músico exquisito. De gran interés. Santiago Martín Bermúdez 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 93 D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SATIE ROSSINI: Il barbiere di Siviglia. MARIA CALLAS (Rosina), LUIGI ALVA (Almaviva), TITO GOBBI (Fígaro), MELCHIORRE LUISE (Don Bartolo), NICOLA ROSSI-LEMENI (Don Basilio). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO ALLA SCALA DE MILÁN. Director: CARLO MARIA GIULINI. PROFIL PHO8015 (Gaudisc). 1956. 159’. ADD. R PM E nésima edición del famoso Barbero de Callas en la Scala con un sonido mejorado con respecto a entregas anteriores. Rosina fue un personaje que Callas se empeñó en cantar, tras haber sido una deslumbrante Fiorilla del Turco, pese a bastantes oposiciones previas, entre ellas la de su profesora Elvira de Hidalgo, protagonista célebre de la joven rossiniana como todo el mundo sabe. Los resultados fueron desiguales, dentro de la siempre genialidad callasiana, mejorando el concepto en la grabación posterior de estudio, logrando así una de las Rosinas más fascinantes y divertidas que escucharse puedan. A su lado, está el Fígaro del gran Gobbi, lleno de vida y matices, un artista de similar calibre en inteligencia dramática, capaz de sacar jugo a cualquier personaje fuera cómico o dramático, con esa voz tan personal y discutible (en timbre y agudos, desde luego), y los algo desmedidos pese a su eficacia escénica Luise, de voz mediocre y que fuera especialista en este tipo de encargos, y Rossi-Lemeni, truculento y altisonante Basilio. El Almaviva “oficial” del momento, Alva, compañero discográfico, entre ediciones en estudio o en vivo durante más de una década, de la Pastori, Victoria de los Ángeles, Berganza, Cossotto o la australiana Malvina Major (ahí queda eso) es un elegante y muy bien cantado conde, pese a algún que otro amaneramiento, evitando como era una costumbre ya inveterada el terrorífico rondó final, que por entonces ofrecía por vez primera en disco Cesare Valletti para su grabación de RCA. Dirigida por Giulini con la transparencia orquestal, el brío y el clima teatral apropiados, se trata de una renovada oportunidad de evocar una noche de las tantas protagonizadas por la Divina, más viva que nunca, en el mítico escenario milanés. Fernando Fraga Francien Schatborn MÁS QUE UN EPÍGONO RÖNTGEN: Tres Sonatas para viola y piano. Cantos líricos. BRAHMS: Dos canciones para voz, viola y piano. MARGRIET VAN REISEN, mezzosoprano; FRANCIEN SCHATBORN, viola; JEANNETTE KOEKKOEK, piano. 2 CD ETCETERA KTC 1297 (Diverdi). 2005. 89’. DDD. N PN Cada nuevo disco con música de Julius Röntgen (1855-1932) no es sino la constatación de una realidad: la de que estamos ante uno de los mayores descubrimientos musicales de los últimos años. Así, este trabajo no debería faltar en ninguna discoteca. Contiene música y sólo música, tres sonatas para viola y piano que vieron la luz entre 1924 y 1925, y que son puro Röntgen: aliento brahmsiano en la construcción, seguimiento laxo de la forma cíclica de Franck y apuntes folclóricos que miran hacia el norte de su admirado Grieg. Todo unido a un personal sentido de la melo- ROSSINI: Mosè in Egitto. LORENZO REGAZZO (Mosè), AKIE AMOU (Elcia), FILIPPO ADAMI (Osiride), WOJTEK GIERLACH (Faraone), ROSSELLA BEVACQUA (Amaltea). CORO DEL CONSERVATORIO SAN PIETRO DE MAJELLA. WILDBAD WIND BAND. FILARMÓNICA DE WÜRTTEMBERG. Director: ANTONIO FOGLIANI. NAXOS 8.660220 (Ferysa). 2006. 135’. DDD. N PE C on algunos cortes en los recitados, de trata de la versión de marzo de 1819, es decir, con el acto III rehecho por Rossini tras los incidentes ocurridos en el estreno del año anterior, incluyendo por tanto la célebre plegaria Dal tuo stellato soglio escrita a propósito para evitar de nuevo los incidentes. Típica realización del Festival de Wildbad, con algunos cantantes ya presentes en anteriores ediciones, dirigida con decoro por el joven Fogliani, que organiza y acompaña con tacto a toda la compañía canora, con tempi normales y claridad expositiva. Regazzo, con un timbre que sin su densidad ni opulencia recuerda un tanto a Ramey, es el elemento más llamativo del reparto, resolviendo con estatura los recitati- día, a una naturalidad en la expresión que no se aprende ni se copia, sino que es innata. Ahí está la Sonata en la menor, de una libertad formal que la acerca al espíritu de la rapsodia y que toma su tema principal, sometido a variaciones en el primer movimiento, de una antigua melodía inglesa. La Sonata en la bemol mayor es de pequeñas proporciones, pero de un carácter íntimo y una calidez que no dejan indiferentes. Más exigente, la Sonata en do menor se mueve caprichosamente, buscando los contrastes y el virtuosismo de los intérpretes, pero sin sonar nunca forzada. Y, por si este trío fuera poco, los Cantos líricos confirman la estatura creativa de Röntgen. En ellos, la voz humana se une al no menos humano timbre de la viola para que las cualidades expresivas del compositor alcancen una de sus cimas. Sobre todo en la última de las cinco canciones, un extenso y emocionante vos y dando una buena lección de canto cuando le llega la oportunidad en Re dei Regi. Adami no responde a la vocalidad exigida por su personaje (que estrenara el baritenor Nozzari), de ahí que salga adelante con irregularidad. La voz, bonita, remite más a un tenor rossiniano de características más ligeras y aunque llega a alcanzar las notas agudas éstas no tienen la rotundidad necesaria (dúo con Faraone). Empequeñecido en el primer dúo con Elcia, la siempre algo apagada Amou de livianos medios y dicción poco clara, ambos se recuperan un tanto en el segundo y la soprano en su página solista Porgi la destra amata encuentra algunos momentos líricos de brillo. La Bevacqua aprovecha su La pace mia smarrita para destacar momentáneamente del grupo, gracias a planteo y gusto. La voz algo dura pero potente de Gielach parece convenir a la aridez del personaje de Faraone, pero se desluce un tanto por algún que otro agudo ahogado. Cumplen Giorgio Trucco, Karen Bandelow y Giuseppe Fedeli en sus menos exigidas participaciones. El coro, muy presente en toda la obra como se sabe, cumple con dignidad. Fernando Fraga milagro de poesía y lirismo. Como complemento, dos lieder de Brahms que permiten ver cómo el espíritu y el lenguaje son los mismos, pero cómo Röntgen dista mucho de ser un epígono. Las interpretaciones son irreprochables. No leen las notas, sino que se dejan contagiar por su espíritu y sensibilidad, por ese aliento y musicalidad que recorren cada compás. Óptima toma de sonido, notas de interés y presentación fantástica. Más no se puede pedir. Juan Carlos Moreno SATIE: Música para piano. CRISTINA ARIAGNO, piano. 6 CD BRILLIANT 93559 (Cat Music). 2006. 311’. DDD. N PE A hora que llega este álbum pianístico de Satie con seis discos, seis, me pregunto si el ciclo de Schleiermacher para MDG terminó ya o todavía le falta algo. En esta integral que recibimos ahora, bastante completa, completísima y con cosas que no hay en otra parte, la turinesa Cristina Ariagno le dedica todo un CD a las Vexations, mientras que Schleiermacher le dedicaba sólo una parte de uno de los de su serie. Vexations es una ristra o ciclo que no se estrenó hasta 1963, y ello gracias a John Cage. Pero se remonta a 1893. Es una paginita, sólo eso, pero que se ha de repetir 840 veces —o eso se supone que quería Satie: “Para tocar 840 veces seguidas este motivo será conveniente prepararse antes, y en el mayor de los silencios, mediante inmovilidades serias”. Reconocemos el estilo de este entrañable compositor, persona y personaje. Creo que con esta integral no estamos ante un Satie que con- 93 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 94 D D I SI CS O C O S S SATIE-SCHUMANN-MAHLER mueva lo ya dicho ni desbanque a los que vinieron antes. Pero puede colocarse junto a ellos con honor, con gracia, con sentido. Habría que desmenuzar una a una las series: la graciosa gravedad de las músicas medievales para esta pianista (De rodillas, CD 2, las llaman aquí: lo rosacruz, los de Paladan, todo eso), la gracia especial de Ariagno en el período de Montmartre (CD 1, De los orígenes, con 7 Gnosiennes e incluso Piezas frías), el guiño, más que pleno humor, de las piezas “fantaisistes” (CD 3: Preludios fláccidos, el Précieux dégoûté, todo eso), la risa seria de los Sports et divertissements (CD 4, con más cosas, claro), la llamada Música de escena para incluir ahí un poco de todo (Nocturnos, Jack in the Box, Le piège de Méduse, etc.) y, en fin, los 75 minutos de Vexations (CD 6), en total 42 visitas y revisitas. Quien esté corto de Satie en su discoteca, que no lo dude, ésta es un espléndida oportunidad. Quien sea satiniano, tampoco lo dudará: serie de calidad artística considerable y de precio muy (pero que muy) económico. No sé si es incitación al consumo, pero es sentido común. Santiago Martín Bermúdez SCHEIDT: Concertuum Sacrorum. RICERCAR CONSORT. LA FENICE. Director: PHILIPPE PIERLOT. RICERCAR RIC254 (Diverdi). 1981-1998. 132’. DDD. R PM Dos discos a 94 precio de uno, conteniendo reediciones de música sacra del barroco alemán. Aunque en la portada aparece solamente Concertuum Sacrorum de Samuel Scheidt, cuya Prima pars integra el primer disco, el segundo contiene obras sueltas de Heinrich Schütz, Christoph Bernhardt, Johann Rudolph Ahle, Johann Hermann Schein y Johann Philipp Krieger del mismo cariz, como coherente propina. Aun sin ésta, la adquisición del primero merecería la pena, pues la interpretación ofrecida por el Ricercar Consort con el apoyo del excelente conjunto instrumental La Fenice es soberbia. Y la obra de Scheidt es de conocimiento obligado y disfrute seguro para todos aquellos interesados en la música del barroco o en la música sin más. Aunque Scheidt no salió casi nunca de Kenneth Weiss RACIAL Y RAZONADO SCARLATTI: Essercizi per gravicembalo. KENNETH WEISS, clave. 2 CD SATIRINO Los Siglos de Oro SR 072 (Harmonia Mundi). 2007. 122’. DDD. N PN Los Essercizi, sonatas de la uno a la treinta del catálogo de Kirkpatrick, constituyen una colección de obras scarlattianas extraordinarias. Reunidas en 1738, poseen además la coherencia de grupo escogido por su autor para darlo a la luz pública en vida. Los Siglos de Oro conmemoran fonográficamente el aniversario del pasado año con esta grabación sensacional. Weiss imprime ritmo, vida y agilidad a las piezas, beneficiándose además del maravilloso sonido del instrumento. Lógica y musicalidad al servicio de un mecanismo implacable pero no rígido, una exhibición de lógica impregnada de expresividad. El virtuosismo es escalofriante (K. 18, K. 29), el desparpajo de la exposición, seductor (K. 23); pero también hay lugar para la lírica (K. 25). El intérprete no descuida los elementos ibéricos, que aparecen por doquier en estas obras, pero no se limita a una visión casticista, porque la última sonata de la serie se diría una aproximación al gran contemporáneo norteño, a Bach. Enrique Martínez Miura Ewald Demeyere VIRTUOSISMO EXTREMO SCARLATTI: Sonatas K. 474, 193, 238, 239, 438, 396, 487, 424, 235, 198, 233, 436, 447, 448, 208 y 209. EWALD DEMEYERE, clave. ACCENT ACC 24189 (Diverdi). 2006. 65’. DDD. N PN El belga Ewald Demeyere (1974) es uno de los más interesantes clavecinistas de las generaciones jóvenes, y parecía lógico que no dejara pasar el año Scarlatti sin dedicarle un CD al compositor napolitano. Su acercamiento, con un instrumento fabricado por Augusto Bonza según un Hemsch parisino de 1756 de muy brillante sonoridad, resulta extremadamente su Halle natal y no consta ninguna estancia suya en Italia, la influencia de las novedades introducidas por los compositores italianos es patente y sus obras son producto de la fusión del nuevo estilo concertante con la profunda religiosidad del protestantismo de la Alemania del norte. Llama la atención, además, que esta obra suya, publicada en 1622, sea anterior a los Geistliche Konzerte (lo mismo, aunque en alemán) que Heinrich Schütz publicó en 1628 tras viajar a Italia por segunda vez y nada tiene que envidiar de esta última. El Magnificat a tres coros mixtos de voces e instrumentos que abre el disco es una monumental simbiosis de antiguo y moderno provisto de gran ornamentación y variedad, pero lo virtuosístico. Los tempi son rápidos, la articulación marcadísima y la acentuación muy punzante. Todo suena con una claridad pasmosa. El trabajo rítmico es de extrema finura, y en él Demeyere combina el rigor de los motivos de danza (K. 239, mismo puede decirse del resto de las obras vocales denominadas significativamente Concertus. Estupendas también las voces, entre las que figura la de Carlos Mena. El segundo disco, conteniendo grabaciones más antiguas y a cargo exclusivamente del Ricercar Consort, es también de gran calidad y complementa una visión certera, aunque lógicamente limitada, de la música sacra protestante en el barroco alemán, destacando el bloque de las nueve obras de Schütz y las cuatro de Schein que se han escogido. Los tres Sch, que quizás hubiera dicho Von Bülow, de haberse interesado por la música de su país en el siglo XVII. José Luis Fernández K. 233) con la libertad de pasajes que parecen improvisados (K. 193, K. 436). Si bien hay momentos en que domina cierto sabor de frío mecanicismo (K. 487, de virtuosismo desaforado; K. 235, menos reposada de lo que parece aconsejar su tono pastoral), otras muchas sonatas están dominadas por una delicadeza de trazo extraordinario, como la K. 474, apasionada y lírica al tiempo, la K. 198, fraseada con exquisitez, o la K. 208, un remanso de paz antes de la K. 209, que cierra el CD en tono expansivamente jovial y danzable. Pablo J. Vayón SCHUMANN: Romanzas op. 28. Sonata op. 11. Escenas de niños op. 15. MILOS POPOVIC, piano. FUGA LIBERA 528 (Diverdi). 2007. 63’ DDD. N PN Sonata op. 14. Impromptus sobre un tema de Clara Wieck op. 5. Fantasía op. 17. ERIC LE SAGE, piano. ALPHA 110 (Diverdi). 2006. 75’. DDD. N PN He aquí dos propuestas para la música de piano de Robert Schumann, dos ideas parecidas en su 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 95 D D I SI CS O C O S S SATIE-SCHUMANN-MAHLER apariencia, aunque diferentes en su esencia. El primer disco lo protagoniza el jovencísimo Milos Popovic (1985), cuya carrera fulgurante viene fundamentada básicamente por un sinfín de premios y reconocimientos. El artista, de procedencia belga ofrece unas interpretaciones prudentes, parcas en expresión más correctas, en las que cuesta encontrar detalles diferenciadores. En cambio Eric Le Sage, protagonista del disco de Alpha, firma unas versiones que cada vez más se acercan a lo referencial (ojo, se acercan solamente), y que se caracterizan por la calidad de sus contrastes y su buen entendimiento hacia las varias personalidades schumannianas. Ambos son jóvenes, pero en Le Sage se percibe más fantasía y goce con el sonido; una mayor aproximación hacia el espíritu vivo que encarna las virtudes esenciales del romanticismo. Uno y otro son sólidos, construyen con eficiencia el fraseo y tienen cuidado de las dinámicas; su impetuosidad no tiene nada que ver con la rigidez. Pero Popovic es premeditadamente blando (fíjense en la Sonata op. 11 y para más detalles el primer tiempo) y eso le resta energía y validez; de esta manera y con cierta asiduidad al pianista le falta empuje y claridad constructora. Su corrección y educación con las partituras es innegable, pero la falta de ingredientes que pudieran aportar más sutilezas a su música también. En cambio Le Sage continúa sorprendiendo y creciendo como músico, su Schumann posee lirismo y su creatividad es sensata. Sabe dotar a sus versiones de poética; así los cambios de clima y los contrastes humorísticos están bien definidos. Sus interpretaciones destellan con brillo y calidez y ofrecen una imagen muy completa de cada partitura. El pianista francés acota múltiples detalles en sus versiones que estimulan y sugieren. Especialmente recomendable. Emili Blasco SCHUMANN: Fantasiestücke op. 12. Escenas de niños op. 15. Grand Humoresque op. 20. PHILIPPE CASSARD, piano. AMBROISIE AMB 9961 (Diverdi). 2004. 74’. DDD. N PN E l piano de Schumann es evocador, sutil, de un profundo lirismo combinado con el Matthias Goerne y Elisabeth Leonskaia AMABLE PERSUASIÓN SCHUBERT: Lieder. Vol. 1. MATTHIAS GOERNE, barítono; ELISABETH LEONSKAIA, piano. HARMONIA MUNDI HMC 901988. 2007. 66’. DDD. N PN Estamos habituados los madrileños a la magistral compañía de Goerne, a su austera e intensa presencia y al flujo oscuro, irresistible de su voz baritonal y honda. Schubert es una querencia suya y nuestra, apenas recordemos sus memorables ciclos y variables misceláneas. Cavernosa y ancha, con una persuasión amable de fugaz sensualismo cuando aclara y apiana, esa voz se despliega en un ligado pleno de intenciones que rehúye toda recitación para revelar, con la música, la secreta y contundente intención del poema. El uso de las vibraciones en los instantes más intensos redondea la panoplia de elementos que el cantante pone en juego. Se sublima tanto para servir a los grandes nombres —Goethe y Schiller— como a letrados menores aunque eficaces como Leitner y Mayrhofer. Goerne sabe ser meditativo y estático en Nostalgia o Esperanza, se estremece en la invocación a Menón o a los Dióscuros, resulta capaz de reflejo de sus propios fantasmas y pesadillas. Pese a la aparente ligereza de las dos primeras obras aquí recogidas, su complejidad expresiva no se encuentra al alcance de cualquiera. Philippe Cassard se aproxima al alemán desde una óptica puramente latina. Es un Schumann luminoso y juguetón, lejos de aventuras que aporten complejidad o enturbien la delicadeza de las Escenas de niños, interpretadas aquí de forma primorosa, con un envoltorio tan delicado que parece levitar. A la Grand Humoresque, sin embargo, le falta mala baba, le falta una mayor profundización y no quedarse tan sólo en los elementos expresivos más obvios, como los juegos florales o la parte divertida. Son esos aspectos más oscuros y soterrados los que marcan la diferencia en las interpretaciones schumannianas, y el pianista galo no los logra transmitir en toda su dimensión. Al margen de su elegancia al piano y un sonido de eviden- narrarnos una minúscula historia en Noche de invierno o El peregrino hasta levantarse en himno cuando el verso goetheano fija Los límites de la humanidad. Siempre consigue que las canciones mil veces trajinadas parezcan esa húmeda novedad del arte verdadero. Schubert no desafía al pianista con los climas de un Debussy, los alardes semisinfónicos de Strauss o las agrias y delirantes armonías de Wolf. Tampoco es protagonista como en Schumann. Es más modesto pero si pulsa el teclado Leonskaia nos muestra lo que es un sólido maridaje entre el par de artistas que asimismo son ya de nuestra familia. Leonskaia logra urdir un cojín del mismo timbre que Goerne, tal si el instrumento fuera su doble. En las respuestas, los preludios y las codas se oye el señorío de una gran ejecutante, que sólo entonces se convierte en veraz solista. Esta entrega es la primera que promete cumplir una serie schubertiana a cargo de ambos nombres. No es habitual que un pianista concertante se interese por secundar —por decirlo brevemente— a un cantante. Lo hicieron, a veces, Britten, Gieseking y Horowitz. Quizá sea Leonskaia quien te belleza, estas lecturas resultan excesivamente distantes, aunque las envuelva en papel de seda y nos las presente cálidas, apetitosas y tentadoras. Carlos Vílchez Negrín SCHUMANN-MAHLER: Sinfonías. ORQUESTA DE LA GEWANDHAUS DE LEIPZIG. Director: RICCARDO CHAILLY. 2 CD DECCA 478 0037 (Universal). 2006-2007. 120’. DDD. N PN S e publica ahora completo este integral de las 4 Sinfonías de Schumann en las orquestaciones de Mahler y dirigidas por Riccardo Chailly (ya comentadas en su día las Sinfonías Segunda y Cuarta en el nº 221 de SCHERZO al publicarse separadas en un CD). Lo que dijimos entonces vale también para la mejor ejemplifique lo que debe ser el caso excepcional. Sin ella, esta prestación resultaría imposible, teniendo aún presentes a los fieles acompañante de primera calidad con los que ha trabajado Goerne. El mundo schubertiano, encarado con este proyecto panorámico, exige que el dúo llegue a esa unidad que el conjunto demanda. Decir, cantar, imaginar, alternar las distintas situaciones propuestas por la divergente poesía romántica, todo pone a prueba lo que Goerne-Leonskaia van consiguiendo: reinventar, sin alharacas de personalismo ni vagas excentricidades de modernidad, un legado que parecía recorrido por la tradición y, sin embargo, tiene siempre oscuros rincones por iluminar y descubrir. Blas Matamoro colección completa, es decir, que los acostumbrados a estas obras en sus orquestaciones originales dirigidas por eminentes directores (Walter, Schuricht, Kubelik, Sawallisch, Szell, Primera y Cuarta por Furtwängler) no les aportarán grandes cosas las revisiones de Mahler, cuyos matices y cambios nos suenan hoy algo forzados y desprovistos de originalidad a pesar de que Mahler supiese mucho más de orquestación que Schumann (recordemos también que Schumann, en contra del mito que se suele repetir a menudo sin mucho fundamento, era un orquestador bastante hábil, y la serie de prejuicios y de ideas erróneas y superficiales que han pesado sobre su música, han influido muy negativamente sobre su obra y han llegado incluso a modificar el criterio de los aficionados de nuestros días). A pesar de todo, el original proyecto de Chailly y su Gewandhaus tiene interés, quizá más por el curioso trabajo de Mahler que 95 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 96 D D I SI CS O C O S S SCHUMANN-MAHLER-STOKOWSKI por las obras del propio Schumann, más conseguidas a juicio del firmante en sus orquestaciones originales, y el ciclo se recomienda como el testimonio de los cambios de un gran directorcompositor en cuatro grandes obras orquestales del romanticismo. Las recreaciones son estimables, con adecuados efectos de color y de claridad de texturas, la orquesta está a muy buen nivel, logrando en conjunto cuatro sobresalientes interpretaciones que, además, son novedad en la discografía si tenemos en cuenta que las antiguas versiones de Aldo Ceccato en BIS (creo que las primeras versiones publicadas en los arreglos de Mahler) se hallan descatalogadas. El libreto contiene un excelente artículo de David Matthews en los tres idiomas de siempre en el que se anotan, sinfonía por sinfonía, todas las revisiones introducidas por Mahler. Enrique Pérez Adrián José Luis Fernández SCHÜTZ: Geistliche Chor-Music 1648. DRESDNER KAMMERCHOR. CAPELLA SAGITTARIANA. Director: HANSCHRISTOPH RADEMANN. 2 CD CARUS 83.232 (Diverdi). 2007. 102’. DDD. N PN En la serie de 96 mentos, desde las puramente a capella hasta la que cierra la serie, escrita para una sola voz y seis instrumentos. El Dresdner Kammerchor fue creado en 1985 por su actual director HansChristoph Rademann cuando todos eran estudiantes en uno de los conservatorios de la ciudad y el conjunto Capella Sagittariana, que en su nombre rinde homenaje a Henricus Sagittarius (latinización utilizada por Heinrich Schütz durante sus estancias en Italia) forman parte de la rica tradición coral y orquestal de la capital de Sajonia. Una interpretación solvente, clara y transparente por parte de ambos conjuntos hace totalmente recomendable la adquisición de esta edición y más teniendo en cuenta que no son muchas las alternativas disponibles para hacerse con esta sustancial parte de la obra íntegra del llamado padre de los músicos alemanes y, desde luego, uno de los más grandes de la historia. Carus dedicada a la música en Dresde no podía faltar la edición completa de la recopilación Geistliche ChorMusic (Música coral sacra a 5, 6 o 7 partes vocales e instrumentales) que Heinrich Schütz, maestro de capilla de la corte de Sajonia durante cuarenta años, publicó en 1648, año en el que la paz de Westfalia puso fin a la llamada Guerra de los Treinta Años. Tenía por entonces el compositor 63 años, edad que era casi milagroso alcanzar en aquel período de guerras, peste y hambrunas y destinó esta publicación a los jóvenes compositores alemanes para que estos pudieran sentar las bases de lo moderno con un perfecto conocimiento de lo antiguo. O sea, lo mismito que también había hecho Monteverdi, demostrarles a amigos y enemigos, sobre todo a estos últimos, su maestría absoluta tanto en el nuevo estilo concertante como en la antigua práctica del motete a cappella. Los textos de todas las obras están extraídos de la Biblia de Lutero, tienen una distribución variable entre voces e instru- SIBELIUS: Cuartetos de cuerda. CUARTETO TEMPERA. BIS CD-1466 (Diverdi). 2004-2005. 79’. DDD. R PN El nombre de Sibelius inmediatamente evoca sonidos orquestales. Con toda justicia, sus sinfonías y poemas sinfónicos ocupan un lugar primordial en el repertorio orquestal. No obstante, el músico finlandés también cultivó otros campos, como Ondine y BIS se encargan de recordarnos, máxime en el año del cincuentenario. En el primero de esos sellos, el Cuarteto Tempera ha ido mostrándonos la producción sibeliana para cuatro arcos. Alcanzan ahora la tercera entrega, en la que encontramos el único cuarteto que Sibelius consideró digno de tal nombre, el subtitulado Voces intimæ, de 1909. Al lado, piezas de un estudiante prometedor e imbuido de romanticismo, como el Cuarteto en si bemol mayor op. 4, de 1890, o de circunstancias, como el Andante festivo, de 1922. Para abordarlas, un cuarteto joven y femenino, que transmite a sus interpretaciones una gran frescura, un melos irresistible que hace perdonar que no siempre estemos ante el mejor de los Sibelius posibles. Juan Carlos Moreno SIBELIUS: Obras para voz y orquesta. VARIOS SOLISTAS, COROS, ORQUESTAS Y DIRECTORES. 6 CD BIS-CD-1906/08 (Diverdi). 19832006. 448’. DDD. R/N PN H ace unos meses, en el número 226 de SCHERZO, nos hacíamos eco de los dos primeros volúmenes de esta integral de la obra de Sibelius emprendida por Bis. Ahora nos llega el tercero, centrado en las obras para voz y orquesta, servidas con el mismo rigor y afán exhaustivo. De ahí que se incluyan algunas piezas de las que el mismo compositor no debía estar muy orgulloso, junto a versiones originales y revisadas cuyas diferencias son tan nimias, que su presencia sólo puede deberse a ese interés por dar a luz una integral con todas las letras. Muchas de ellas quedan como curiosidades, aunque, dada la calidad de las interpretaciones, bienvenidas sean. Osmo Vänskä con la Sinfónica de Lahti es el gran campeón de esta cruzada, secundado por Neeme Järvi y Jorma Panula con la Sinfónica de Gotemburgo. Los tres admiran la obra sibeliana y la traducen con devoción y conocimiento de causa. Inobjetable es también el apartado coral, dominado por el magnífico Coro de Voces Masculinas YL, y el vocal, en el que el nivel medio es muy alto, sobre todo cuando se trata de la soprano MariAnne Häggander, la mezzosoprano Lilli Paasikivi o los barítonos Jorma Hynninen y Tommi Hakala. El idiomatismo, pues, está asegurado, algo esencial en este repertorio. La edición se abre con ese extenso poema sinfónico que es Kullervo, del que Vänskä da una visión interiorizada, que huye de la épica y en la que los temas toman desarrollos imprevistos, pero muy sugerentes. Una referencia, a la que siguen obras corales tan emblemáticas como El origen del fuego y La reina cautiva (ambas en su versión original y revisada), al lado de rarezas como el melodrama La ninfa de los bosques, cuyos pasajes minimalistas no desdeñaría en absoluto un Philip Glass, junto a un buen puñado de piezas de circunstancia como Har du mod?, la Canción de los atenienses, Sandels o la Marcha del batallón de cazadores finlandeses, ejemplo del nacionalismo más militante y por lo general menores, por no hablar ya de composiciones que pueden considerarse un pre-Sibelius, como la Cantata ceremonial (1894) y la Cantata para la coronación de Nicolás II (1896), extraña por celebrar al zar que los patriotas finlandeses, de los que el compositor era símbolo, veían como opresor de su pueblo. Sea como fuere, son versiones antológicas, en las que el director se vuelca sin tener en cuenta su mayor o menor calidad, que en algunos casos, como en esas cantatas, es inexistente. La orquesta está trabajada con un detallismo extremo en la tímbrica y las dinámicas, y los coros prestan intensidad y relieve a sus intervenciones. Sobre Järvi recae la interpretación de la única ópera de Sibelius, La doncella en la torre (1896), lectura un tanto superficial, pero que cuenta con un competente elenco vocal, en especial MariAnne Häggander, la misma que, bajo la batuta de Panula, transmite una emoción y una sensibilidad especiales a algunas de las más hermosas canciones del maestro. En este caso, no se trata de ciclos completos, sino de orquestaciones del propio Sibelius de originales para voz y piano, que el director delinea con delicadeza, siempre al servicio de solistas como la mencionada Häggander, que también se encarga de la exigente Luonnotar (1913), o Hynninen, un barítono que transmite autoridad y sabe traducir el sentido del texto como nadie. En suma, estamos ante un estuche que debe recomendarse sin ningún género de dudas, incluso cuando la calidad de las obras flaquea, que, fuera por juventud, compromiso o falta de inspiración no todo lo que salió de la pluma de Sibelius es bueno. Las interpretaciones son de altura y en algunos casos no tienen ni siquiera competencia. La toma de sonido es buena o muy buena, y la presentación, de fábula, con notas en inglés, finés, francés, alemán y japonés, más una biografía de Sibelius a cargo de Andrew Barnett, que aparece en todos los estuches. Juan Carlos Moreno SMETANA: Ricardo III. El campamento de Wallenstein. Hakon Jara. El pescador. La campesina. El Carnaval de Praga. Fanfarrias para el Ricardo III de Shakespeare. Gran obertura en re mayor. Marcha para un festival Shakespeare. FILARMÓNICA DE LA BBC. Director: GIANANDREA NOSEDA. CHANDOS 10413 (Harmonia Mundi). 2007. 76’. DDD. N PN 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:50 Página 97 D D I SI CS O C O S S SCHUMANN-MAHLER-STOKOWSKI D espués de una cierta sequía, llegan de nuevo unas lecturas de los poemas sinfónicos “suecos” de Smetana. Como bien sabe el aficionado al repertorio checo, estos tres poemas sinfónicos, compuestos por Smetana antes de regresar a su país y fundar por fin la escuela nacional, tienen un componente heroico fundamental, una referencia teatral explícita, una concepción sinfónica más de programa que de forma clásica, y no les faltan elementos populares, puramente folclóricos, y líneas líricas. Los casi 76 minutos de este CD tienen estas tres páginas como protagonistas, pero otras seis las acompañan con mayor o menor interés. Los tienen, sobre todo, El pescador, Carnaval de Praga y la Gran Obertura. Es el Smetana sinfonista de altura, cuyo punto culminante hay que buscar en los seis poemas sinfónicos del ciclo Mi patria. Las lecturas de Gianandrea Noseda con la BBC son de un sabor teatral que hace que las piezas parezcan a veces música incidental. Noseda utiliza el mezzoforte como base de su línea de contrastes, y esos contrastes son la gran marca de fábrica de este ciclo, porque un episodio o una idea responden a otros que eran presentados por la batuta como de signo contrario. Es una opción no inhabitual, pero aquí se despliega con verdadera maestría. Obras bellas, bien interpretadas, no imprescindibles, de interés medio o medio alto. Un lujo, tal vez. Pero qué sonidos tal mesurados, qué pianissimi, qué crecimientos, qué capacidad de sugerir… Santiago Martín Bermúdez —denominada Elegíaca sin que la música lo acabe de explicar, aunque el autor incluya en la partitura el poema In memoriam de Tennyson— está muy bien escrita desde la creencia firme en las raíces románticas y ya su formidable primer movimiento —con Brahms y Dvorák como mentores— posee una facundia que se echa de menos en otras de sus obras. El Scherzo es muy mendelssohniano y el final sabe contener su tendencia a la grandeza con evidente buena mano. La Quinta es de 1885 y es una suerte de comentario al poema de Milton que le da título. El universo formal y la ambición expresiva difiere poco de la Segunda —ojo de todas maneras al segundo tema del Allegro moderato inicial— y si el seguimiento del texto le da una suerte de posibilidad de lectura conjunta, su resultado hace pensar que tampoco lo necesita. En cualquier caso, se trata de un disco que —gracias a la Sinfonía nº 2— hará que los reticentes frente al arte de Stanford —entre los que se encuentra la firmante de esta reseña— sean algo más indulgentes con el compositor. Que aquí, naturalmente, cuenta con la inestimable ayuda de David Lloyd-Jones, un verdadero campeón de toda la música británica. Claire Vaquero Williams STAUD: Apeiron. Incipit III (Esquisse retouché II). Towards a Brighter Hue. Violent Incidents (Hommage à Bruce Nauman). Peras. MARCUS WEISS, saxofón; UWE DIERKSEN, trombón; MARINO FORMENTI, piano; ERNST KOVACIC, violín. FILARMÓNICA DE BERLÍN. SINFÓNICA DE LA WDR. WINDKRAFT TIROL. Directores: SIMON RATTLE, LOTHAR ZAGROSEK, KASPER DE ROO. KAIROS 0012672KAI (Diverdi). 20052007. 68’. DDD. N PN STANFORD: Sinfonía nº 2 en re menor “Elegíaca”. Sinfonía nº 5 en re mayor “L’Allegro ed il Penseroso”. ORQUESTA SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Director: DAVID LLOYD-JONES. NAXOS 8.570289 (Ferysa). 2006. 74’. DDD. N PE Con todas las reservas que, en razón de la mayor importancia histórica que puramente artística de su música, se le puedan hacer a Charles Villiers Stanford, este disco lo reivindica en buena manera. La Sinfonía nº 2 (1882) P rosigue imparable la carrera del joven compositor austríaco Johannes Maria Staud (1974), alumno, entre otros, de Michael Jarrell y Hans Peter Kyburz: como muestras, el estreno a fines de enero pasado de su Música para dos pianos y orquesta de cámara, encargo del Mozarteum de Salzburgo, y este segundo monográfico que le dedica Kairos, tras el camerístico aparecido en 2003. Apeiron (2004/05), subtitulada Música para gran orquesta y dada a conocer —¡y cómo!— por la Filarmónica berlinesa y Rattle en la versión que aquí se recoge, y Peras (2005), para piano, son, desde su concepción y como muestran las estimables notas de Daniel Ender al disco, obras concebidas a partir de la dicotomía entre infinitud y precisión, volcadas en la transformación de materiales comunes sometidos a una transformación auditiva y colorística constante, desatada en el amplio espectro tímbrico de la orquesta y más frágil en el teclado; junto a ellas, Incipit III (Esquisse retouché II), escrita en 2005, y Violent Incidents (Hommage à Bruce Nauman) (2005/06), exploran de manera soberbia el contraste entre el instrumento solista — trombón y saxofón, respectivamente— y el fondo sonoro y, en el segundo caso, se viene a tomar como pretexto inicial la videocreación homónima de Nauman, hecho coincidente con la inspiración en las esculturas de David Nash para el caso del brillante capricho para violín Towards a Brighter Hue (2004). Músicas de escucha grata, y por momentos inquietante (para bien), a lo que contribuyen no poco las excelentes versiones, unos inconmensurables solistas, singularmente Dierksen y Weiss en sus cometidos instrumentales —para algo son los intérpretes de los estrenos de ambas piezas—, y una grabación equilibrada y nítida que apenas trasluce su condición de toma en concierto. Germán Gan Quesada STOCKHAUSEN: Klavierstücke IX, VII, VIII. Tanze Luzefa. In Freundschaft. Tierkreis. STEFFEN SCHLEIERMACHER, piano; VOLKER HEMKEN, clarinete. MDG 613 1451-2 (Diverdi). 2005. 68’. DDD. N PN Tras la formidable versión que brindara el grupo formado alrededor del trombonista Mike Svoboda, en el sello Wergo, del Tierkreis, pocas esperanzas aguardábamos en poder encontrar otra lectura tan estimulante de este clásico de Stockhausen, pero el inquieto pianista Steffen Schleiermacher, en colaboración con el clarinetista Volker Hemken, sorprenden con una no menos espléndida lectura de esta obra, sin duda, entre las de carácter más abierto del catálogo del autor, campo propicio para la experimentación. La obra Tierkreis, que en aquella versión de Wergo acogía una formación de cámara en la que había más de un deslizamiento por terrenos del jazz, ofrece en esta nueva prestación un campo tímbrico no menos inesperado. Por momentos, el arsenal instrumental, con apoyo del piano de juguete y la caja de música, remite al ámbito sonoro desplegado por Kagel en sus piezas “de salón” (Stücke der Windrose). El encanto de Tierkreis descansa igualmente en la tímbrica del piano de juguete, que evoca aquí al mejor Cage de la primera época. Toda la obra transmite un tono artesanal que es lo que la convierte en una pieza ciertamente ambigua, y el resto del programa se concibe de esta misma manera, a caballo entre lo contemporáneo (lo aleatorio, obras que son casi work in progress) y la nada disimulada componente melódica, que Stockhausen potencia especialmente en su ciclo Licht. De ahí, proviene Tanze Luzefa, abundante en efectos en el uso de la lengüeta y los golpes rítmicos, pero donde brilla más el CD es en In Freundschaft, con su melodía aérea a cargo del clarinete, por momentos, al borde mismo de la calidez y humanismo exacerbado del Abîme des oiseaux, de Messiaen. Schleiermacher se guarda su particular exhibición en tres de los Klavierstücke. El número nueve, el más extenso y elaborado, sigue siendo un tour de force. En el sabio contraste entre las sonoridades martilleantes del inicio y el carácter casi improvisatorio del resto de la pieza, se observa un raro equilibrio, el que poseen las obras de auténtico fuste: música con alma. Francisco Ramos STOKOWSKI: Arreglos sinfónicos sobre Tristán e Isolda, Parsifal y El anillo del nibelungo de Wagner. ORQUESTA SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Director: JOSÉ SEREBRIER. NAXOS 8.570293 (Ferysa). 2006. 75’. DDD. N PE Eran otros tiempos. Indiscutiblemente, para el oído y la concepción del aficionado actual la sola mención de la audición de una obra en arreglo de… es algo que no genera la adhesión inmediata. Cierto. Y no sin motivo, pues si se dispone de la posibilidad de acceder a la obra origi- 97 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 98 D D I SI CS O C O S S STOKOWSKI-VIVALDI nal, la paráfrasis no se antoja, a priori, suficientemente atractiva. Pero esto no siempre fue así. En muchos momentos previos al presente, ni el concepto de obra original ni las posibilidades de acercamiento a tal concepción fueron las mismas. Incluso desde el punto de vista fonográfico, los medios técnicos hacían poco práctica la audición de obras de cierta duración con una continuidad suficiente. En ese contexto, y bajo otros parámetros socio-estéticos distintos a los actuales, quizá sí tenían más sentido arreglos como los que hicieron popular a Leopold Stokowski. Las óperas wagnerianas — entre otras muchas obras de numerosos autores— fueron “resumidas”, extractadas y re-elaboradas, tanto en versión de concierto como en grabaciones discográficas de la primera mitad del siglo pasado, en multitud de ocasiones, para acercarlas a un público poco familiarizado con ellas. Con ello se “actualizaba” su sonoridad a los gustos del momento, y se presentaban los larguísimos desarrollos argumentales en dimensiones más asequibles. Así, como re-creaciones fruto de otra época, es como realmente pueden adquirir para nosotros sentido, e incluso encanto, estas versiones. La realización instrumental es francamente buena, a cargo de una Orquesta de Bournemouth con un color tímbrico denso y asentado, muy bien grabada por Naxos. La dirección de Serebrier evidencia un conocimiento detallado de ambos mundos, el wagneriano y, sobre todo, el del mítico maestro creador de un concepto sonoro que llevaba su propio apellido: Stokowski. Juan García-Rico STRAUSS: Canciones de amor y muerte. HEDWIG FASSBENDER, mezzo; HILKO DUMMO, piano. NAXOS 8.570297 (Ferysa). 2006. 61’. DDD. N PE Es 98 difícil no hallar alguna c a n c i ó n romántica que no aluda al amor y/o la m u e r t e . Richard Strauss, que compuso cerca de doscientas, tampoco escapa a esta regla general, pues se sitúa en el extremo del tardío romanticismo. Con ello, la selección se puede volver fácil por la abundancia y difícil por la abundancia, valga el eco. En el presente menú hay títulos muy traji- nados del catálogo straussiano (Invitación secreta, Dedicatoria, Descansa alma mía, Todas las almas) como una docena y media de las menos conocidas. Fassbender presenta una agradable voz de mezzo lírica, bien timbrada, claramente emitida, justa de afinación y nítida de pronunciación. Su labor puede adjetivarse de correcta, siendo ampliamente superada por la pericia del pianista. A la solista le falta intención y garra straussianas, de modo que sus lecturas se asemejan demasiado y no justifican el carácter monográfico de este compacto. Strauss fue un compositor en gran medida tradicional y académico, pero con unos momentos de buena locura y estremecida intención, indispensables en todo ejercicio interpretativo. Blas Matamoro STRAUSS: Lieder completos, vol. 2. ANNE SCHWANEWILMS, soprano; ROGER VIGNOLES, piano. HYPERION CDA 67588 (Harmonia Mundi). 2006. 66’. DDD. N PN C anciones sueltas, con letras de variado origen, ordenadas por sucesión de Opus, entre el 10 y el 56, más las Tres canciones de Ofelia, op. 67, extraídas del Hamlet shakespeareano, componen esta entrega. A Schwanewilms la hemos conocido en Madrid como destacada straussiana, encarnando a Ariadna y en un recital cancioneril que incluía unas cuantas de las presentes piezas. La soprano alemana domina el repertorio, lo cual quiere decir que sabe ir por los vericuetos de Strauss, a veces exigentes en lo vocal y extrovertidos (Latientes corazones), a veces íntimos y susurrantes (La noche), hasta llegar a la curiosa trilogía de Ofelia, francamente expresionista y con insinuaciones de un delirio poético de índole teatral. La solista sortea la vocalidad con total solvencia, dominando los volúmenes sobre unos registros homogéneos, de bello esmalte, que sirven a una recitación minuciosa y acabada. La generosidad de su órgano no le impide llegar al más fino lirismo, la queja más recatada, la confesión más solitaria. Vignoles vuelve a mostrar su conocimiento del género y aporta equilibrio y excelente sonido a las ejecuciones. Blas Matamoro SULLIVAN: Pinneaple Poll. Sinfonía Irlandesa. REAL ORQUESTA FILARMÓNICA DE LIVERPOOL. Director: DAVID LLOYD-JONES. NAXOS 8.570351 (Ferysa). 2006. 78’. DDD. N PE Casi tres cuartos de hora de este disco son una pura delicia, pues Pinneaple Poll lo es sin paliativos. Se trata de un ballet preparado por Charles Mackerras en 1951 para el coreógrafo John Cranko. En esa fecha se estrenaría en el marco del Festival of Britain. El gran director de orquesta reunió en la partitura los momentos más bailables de las operetas más conocidas de Arthur Sullivan, y como estos podían incluir voces, Sir Charles reorquestó donde era necesario con mano maestra. Hay aquí, pues, fragmentos de HMS Pinafore, The Mikado, Princess Ida, Iolanthe, Patience, The Pirates of Pezance o The Yeoman of the Guard, por citar unas cuantas, distribuidos a lo largo de doce números. El resultado es de una frescura revitalizadora, divertido de escuchar y admirable en la formidable adecuación, por así decir, dramática, que el arreglista consigue de sus ya de por sí estupendos materiales. La Sinfonía Irlandesa es otra cosa aunque no deje de ser buena música, de raigambre romántica, con ecos de Mendelssohn sobre todo, su punto lírico y descriptivo y un resultado más que interesante para una pieza escrita a los 21 años. David Lloyd-Jones está espléndido a lo largo de un disco que hay que recomendar con entusiasmo porque nos hace un poco más dichosos. Claire Vaquero Williams TELEMANN: Harmonischer Gottes-Dienst. MONA JULSRUD, soprano; FRODE THORSEN, flauta; HANS KNUT SVEEN, clave y órgano; MARKKU LUOLAJANMIKKOLA, violonchelo. Director: BERGEN BAROKK. TOCCATA 0037 (Gaudisc). 2005. 67’. DDD. N PN En 1725 inicia Telemann la empresa de publicar en tres volúmenes, estando preparadas hacía ya largo tiempo según declaró el propio autor, una colección de 72 cantatas que constituyen un ciclo litúrgico anual completo. Compuestas para voz solista (masculina o femenina), un instrumento obligado (flauta dulce, violín, oboe o flauta travesera) y bajo continuo. Se especifica también en la cubierta de esta obra que este seguido de cantatas pueden ser interpretadas propiamente, es decir, según su funcionalidad litúrgica pero que son aptas también para la “escena doméstica”; esto es, para ser tocadas en ámbito privado y devocional por aficionados (eso sí, de cierta destreza técnica, pues algunas de ellas presentan momentos ciertamente desafiantes). Y es que, como bien sabemos ya, la mentalidad comercial de Telemann intentó estar siempre a la altura de su genio creativo. La mayor parte de estas cantatas son arias da capo (estructura ABA, según modelo italiano de cantatas y óperas) con un expresivo recitativo entre ellas, aunque algunas comienzan directamente con un breve recitativo. Algunas de las arias, como ya antes se ha sugerido, son de factura melódica técnicamente compleja, casi operística, lo que puede estar en acuerdo con el hecho de que Telemann las concibió para el disfrute privado y puramente musical también. Muchas veces el instrumento obligado inicia y cierra estas arias igualmente a la manera operística, dando una pista instrumental del “afecto” que posteriormente la voz y el texto clarificarán. El sello discográfico Toccata Classics nos presenta el primer volumen de lo que será la integral de estas 72 cantatas que comprende el Harmonischer Gottes-Dienst. Sus primeras seis cantatas, siguiendo el orden cronológico del año litúrgico, interpretadas por soprano, flauta dulce y violonchelo y clave/órgano para el bajo continuo. Una muy buena grabación. De ágiles y expresivas líneas vocales y equiparable elocuencia instrumental. Unas enérgicas pero al mismo tiempo livianas versiones que realmente sitúan a estas obras a medio camino entre el servicio litúrgico y lo netamente musical, intención primigenia del autor. Que así sigan. Jaime Rodríguez Pombo VILARROIG: Concierto para piano y orquesta. Cuarteto de cuerda nº 1. Sonata para saxofón y piano. LUIS FERNANDO PÉREZ, piano. CUARTETO ALEXEEVA. JOAQUÍN FRANCO, saxofón; JESÚS MARÍA GÓMEZ, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE PRAGA. Director: MARIO KLEMENS. VERSO VRS 2049 (Diverdi). 2006-2007. 64’. DDD. N PN 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 99 D D I SI CS O C O S S STOKOWSKI-VIVALDI Akademie für Alte Musik Berlin, Rainer Kussmaul ADIVINA ADIVINANZA VIVALDI: Conciertos RV 156, 535, 265, 531, 522 y 574. AKADEMIE FÜR ALTE MUSIK BERLIN. HARMONIA MUNDI HMC 901975. 2007. 56’. DDD. N PN Conciertos RV 565, 531, 553, 522, 413, 580 y 156. BERLINER BAROCK SOLISTEN. Director: RAINER KUSSMAUL. AVI 8553060 (Harmonia Mundi). 2007. 63’. DDD. N PN entre instrumentos antiguos y modernos para la interpretación del Barroco dejó de estar en el centro de las preocupaciones de estudiosos, aficionados y músicos. Una mirada de urgencia desvelaría que el combate (de décadas, con algunos años verdaderamente cruentos) se ha saldado con un triunfo incontestable de los antiguos (basta comparar el número de grabaciones que se hacen con uno y otro instrumental), aunque un análisis detenido nos colocaría frente a una realidad mucho más compleja de lo que a menudo se suele admitir. En cualquier caso, frente a la abrumadora mayoría de conjuntos que se acercan hoy al repertorio anterior a 1750 con instrumentos de época, aún subsisten quienes se resisten a hacerlo. Magnífica oportunidad de contrastar lo que se ofrece des- de ambas orillas es la que nos brindan estos dos discos dedicados a conciertos de Vivaldi (con tres obras que coinciden: el Concierto para cuerdas RV 156, el RV 522 para dos violines — nº 8 de L’estro armonico— y el RV 531 para dos chelos). Se trata de dos conjuntos berlineses en grabaciones realizadas casi en la misma fecha (apenas un mes las separa), uno que toca con instrumentos antiguos (la Akademie) y otro con modernos (los Berliner). Los primeros añaden el RV 535 para dos oboes, el RV 265 para violín solo (nº 12 de L’estro armonico) y el RV 574 para molti istromenti (violín, dos oboes, fagot y dos trompas). Los segundos, el RV 565 para dos violines (nº 11 de L’estro armonico), los RV 553 y 580 (nº 10 de L’estro armonico) para cuatro violines y el RV 413 para violonchelo. (Y antes de continuar, un inciso: “¿Instrumentos modernos?”, puede preguntarse alguien mirando la lista de Stradivarius, Tononis, Guarneris, Grancinos… que se ofrece en el disco de Avi-music. Sí, según los parámetros de distinción habituales, pues se trata de instrumentos modificados modernamente y que montan cuerdas tradicionales, aunque para tañerlas sus propietarios usen ¡arcos barrocos!). Más allá de las diferencias tímbricas (a un oído no muy entrenado o poco atento podrían pasarles por completo inadvertidas, pero las cuerdas de tripa suenan más agrestes, más redondas y dulces las metálicas modernas), las discrepancias estilísticas no son demasiado grandes, hasta el punto de que uno se siente tentado de organizar una escucha a ciegas con talibanes de uno y otro bando a ver qué pasa. En general, parece un poco más articulado y con más aristas el discurso de la Akademie, que (conviene aclarar) tampoco hace un Vivaldi en la C on Pedro Vilarroig (Madrid, 1954) no hay lugar a dudas. Que haya fundado y presida la Asociación Española de Compositores Neotonales es ya toda una declaración de principios. Que sea ingeniero de minas y profesor titular de física general y cosmología en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas (Universidad Politécnica de Madrid) nos indica que ejerce una profesión ajena a la música, pese a que en el mundo de la composición tiene ya una notable obra en su haber: ciencia y música, una vez más. Que se declare influido por autores como Mahler, Shostakovich, Prokofiev o Sibelius nos lleva hacia una música ecléctica con ecos de numerosas y dispares tendencias, que resuelve en el terreno de la tonalidad y la modalidad, con escasa influencia de la música española tradicional y mayoritaria presencia de la centroeuropea, sin excluir la querencia por lo oriental o árabe. Tal fusión de estilos aparece a veces con un envoltorio excesivamente impersonal. El presente CD recoge obras bastante recientes. El Concierto para piano y orquesta data de 1990 y su estilo es marcadamente neorromántico. De 2001 es el Cuarteto de cuerda nº 1, en el que sus cuatro movimientos muestran estilos diferentes. Y la Sonata para saxofón contralto y piano, de 2004, presenta acusadas influencias del jazz. Todo ello ofrecido en versiones de gran funcionalidad y eficacia, sin excluir momentos de virtuosismo a cargo de los pianistas Luis Fernando Pérez y Jesús María Gómez, y sobre todo del saxofonista Joaquín Franco. La Orquesta Sinfónica de Praga, sin brillanteces, cumple a buen nivel, bajo la segura batuta de su director Mario Klemens. El Cuarteto Alexeeva demuestra su entusiasmo por la música actual. Sus integrantes (Ema Alexeeva, Dobrochna Banaskiewicz, Ana María Alonso y María Casado) parecen imbuidas de una necesaria interiorización de la obra que abordan, imprescindible para una mejor transmisión al oyente. Hace tiempo que la polémica José Guerrero Martín VIVALDI: Conciertos para violín RV 370, para violín y 2 violonchelos RV 561, para violín RV 243, para violín RV 254, para cuerdas RV 134, Arias de La costanza trionfante degl’amori e de gl’odi RV 706 y de La fida ninfa RV 714. MHAIRI LAWSON, soprano. LA SERENISSIMA. Violín y director: ADRIAN CHANDLER. AVIÈ AV 2128 (Gaudisc). 2007. 77’. DDD. N PN forma de los conjuntos italianos más agresivos, sino que se mueve, como cada vez más grupos hoy, en la búsqueda de perfiles más suaves y sinuosos, con ataques no tan furibundos, acentos no tan marcados y contrastes menos exagerados, es decir, lo mismo que hace el grupo de Kussmaul, que acaso es más reposado en los tempi (¡aunque el RV 156 le dura menos!) y algo más moderado en las progresiones dinámicas. El contingente de cuerdas es muy similar en tamaño, el nivel de ejecución es altísimo en ambos casos y el énfasis lírico y expresivo en los movimientos lentos, muy parecido. Más presente y cálido suena el bajo continuo en las interpretaciones de los Berliner Barock Solisten, algo que en último término no deja de resultar curioso, pues ambos conjuntos comparten clavecinista (Raphael Alpermann) y laudista (Björn Colell). La conclusión que puede sacarse de todo esto es que si en la concepción estilística de la música barroca los historicistas parecen haber conseguido, en efecto, un triunfo incontestable sobre los románticos, en el uso instrumental la realidad es tan compleja que admite infinidad de matices. Pablo J. Vayón E s esta la s e g u n d a entrega de una serie que Adrian Chandler y La Serenissima han titulado The rise of the north italian violin concerto: 16901740, y que en su primer volumen ofreció obras de Albinoni, Valentini, Legrenzi, Navara y Vivaldi, que es ahora el protagonista exclusivo del CD. Grabados con sólo un año aproximadamente de diferencia, llama notablemente la atención el tono mucho más comedido en ataques y acentos de este segundo volumen. Chandler es el solista virtuoso, ágil y elegante de otras veces, pero su conjunto parece tocar con la presión un punto más baja que de costumbre. Con todo, los resultados son estimables por equilibrio sonoro, claridad y refinamiento. El muy conocido RV 561 suena ligero, 99 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 100 D D I SI CS O C O S S VIVALDI-RECITALES por momentos casi evanescente; de esta obra pueden hallarse sin dudas interpretaciones más intensas, vitales y profundas. Más articulado y punzante el RV 134, muy atractivo su primer tiempo fugado. Estupenda Mhairi Lawson en arias poco escuchadas, especialmente las de RV 706. De muy refinado fraseo, las piezas más delicadas suenan amplias y elegantes, mientras que en Alma oppressa de RV 714 la cantante muestra no sólo importantes dotes dramáticas sino también un dominio perfecto de los pasajes de agilidad. Pablo J. Vayón WEINGARTNER: Sinfonía nº 5. Obertura “Aus ernster Zeit”. ORQUESTA SINFÓNICA DE BASILEA. Director: MARKO LETONJA. CPO 777 101-2 (Diverdi). 2006. 57’. SACD. N PN 100 R ecuperar a compositores del pasado es siempre una labor encomiable. En a l g u n o s casos, el valor de lo rescatado es extraordinario y hace que nos escandalicemos ante el despropósito de que obras o autores de tal calibre hayan sido ignorados durante vete a saber cuánto tiempo. Julius Röntgen o Emil Nikolaus von Reznicek son dos ejemplos de rescates absolutamente justificados. Pero no todo lo recuperado refulge de igual modo, y hay ocasiones en que el polvo acumulado sobre según qué partituras tiene su porqué. Es lo que sucede con Felix Weingartner (1863-1942). Pudo ser un gigante de la dirección orquestal, pero como compositor fue un maestro sin estilo, una esponja que absorbía todo lo que podía, pero sin genio. Oficio, y punto. Esta nueva entrega de la edición que le dedica CPO no cambia esa valoración, y menos si lo que se escucha es un pastiche como la Obertura “Aus ernster Zeit” (1914), una pieza puramente circunstancial, con reminiscencias, literales o de inspiración, de La victoria de Wellington, de Beethoven; Manfred, de Schumann; Mazeppa, de Liszt, o la Obertura “1812”, de Chaikovski, junto a citas de los himnos alemán, austríaco, ruso y francés, éste convenientemente ridiculizado. Todo muy bien instrumentado, hábilmente dispuesto, pero falto de alma o cuando menos de humor. La Quinta Sinfonía (1923) es otra cosa, tanto que parecería obra de otro maestro. O de diferentes maestros, pues sus cuatro movimientos son bastante disímiles entre sí. El primero tiene un aire de poema sinfónico, mientras que los dos centrales parecen calcados de Bruckner, y eso que Weingartner detestaba a este maestro… En todo caso, hay que reconocer que el Andante solenne es una pieza finamente labrada, hermosa y sutil. No así el finale, una fuga que rezuma academicismo y que se diluye fatalmente en su intento de impresionar. Poco puede hacer Marko Letonja para insuflar vida a estos pentagramas. Sus versiones son esforzadas y difícilmente podrán ser mejores, pero donde no hay, no hay. Weingartner seguirá siendo un gran director que también componía. A pesar de ello, inasequibles al desaliento, deseamos que la edición de CPO prosiga. Quién sabe, a lo mejor la obra maestra desconocida está aún por llegar… Juan Carlos Moreno WOLF-FERRARI: Idilio-Concertino en la mayor op. 15. Suite-Concertino en fa mayor op. 16. Concertino en la bemol mayor op. 34. DIEGO DINI CIACCI, oboe y corno inglés; PAOLO CARLINI, fagot. ORQUESTA DE PADUA Y DEL VÉNETO. Director: ZSOLT HAMAR. CPO 777 157-2 (Diverdi). 2006. 70’ DDD. N PN De padre alemán y madre italiana, el veneciano Ermanno Wolf-Ferrari (1876-1 9 4 8 ) es conocido sobre todo por su producción operística, algunos de cuyos títulos fueron estrenados con gran éxito. Sin embargo, cultivó los demás géneros musicales y el presente CD reúne sus tres conciertos para viento: Idilio-Concertino en la mayor, op. 15 y Suite-Concertino en fa mayor, op. 16, ambos de 1932 y estrenados al año siguiente, y Concertino en la bemol mayor, op. 34, su última obra acabada y cuyo estreno se produjo en 1955 (ya fallecido el autor). Wolf-Ferrari permaneció ajeno a la evolución musical de su tiempo. Se sintió a gusto en la ópera cómica (puso música a cinco obras de Goldoni) y se declaró seguidor de Mozart, Rossini y el Verdi de Falstaff como modelos. En ese espíritu alegre, Simone Kermes y Andrea Marcon INVEROSÍMIL VIVALDI: Amor profano. Arias de L’Olimpiade, Orlando furioso, Tito Manlio, Il Tigrane, Catone in Utica, Griselda, La verità in cimento y Giustino. La farfalletta audace. Sinfonía de Il Tamerlano. SIMONE KERMES, soprano. ORQUESTA BARROCA DE VENECIA. Director: ANDREA MARCON. DEUTSCHE GRAMMOPHON 4776618 (Universal). 2006. 72’. DDD. N PN Como comentamos hace casi un año con ocasión del primer disco de la serie (Amor sacro), se anticipaba la segunda parte, dedicada a arias operísticas del cura pelirrojo. Helo aquí, por los mismos protagonistas, y con las mismas virtudes entonces enumeradas. Las principales óperas de Vivaldi están aquí bien representadas, con mención especial para Tito Manlio, de la que se ofrecen tres arias, y también para las cinco primicias mundiales. También se ofrece una pieza, La farfalletta audace, que ha sobrevivido como manuscrito aislado (no adscrito a ninguna ópera en particular) y cuya autenticidad parece dudosa, lo que no puede decirse, por fortuna, de su encanto. Como en el primer disco, Kermes luce una extensión, agilidad y belleza en su canto verdaderamente extraordinarias. La pasión brilla así de forma espectacular en arias como la temible Se in campo armato, que no sólo obliga a inverosímiles agilidades sino también a saltos inclementes, salvados como si tal cosa por la alemana. Lo mismo puede decirse de la también temible Agitata da due venti, donde Vivaldi explota al máximo las posibilidades de coloratura. Claro que uno no sabe si puede pensar que ha llegado al máximo cuando minutos después aparece alguna otra pieza que supone una demanda igual o mayor, como Combatta un gentil cor, en la que tanto como Kermes se luce el espléndido trompeta Cassone, cuya prestación es sencillamente asombrosa. Eso nos permite apuntar también que el resto de la contribución de Marcon y su orquesta, como en el disco anterior, raya a un nivel sensacional. Quienes disfrutaron del primer disco no deben dudar: lo harán con este tanto o más. Quienes se perdieron el primero tienen ahora una oportunidad que no deben dejar pasar. Muy recomendable. desinhibido, jocoso, expansivo, deudor del siglo XVIII, elegante y refinado, compuso su producción camerística. Ya los instrumentos solistas delatan las intenciones del autor: el elegíaco y bucólico oboe en la primera de las obras; el grandilocuente y burlesco fagot, en la segunda; el melancólico y elegíaco corno inglés, en la tercera. En su camino personal, Wolf-Ferrari rechazó por igual el verismo, las influencias wagnerianas y las corrientes derivadas de Schoenberg y su Segunda Escuela de Viena. Si nos atenemos al contenido de este CD y nos fijamos en los años de su creación, podríamos hablar de una música fuera de su época. Una música, sin embargo, agradable, comunicativa, asequible y sin mayores problemas. Ligera y propicia para el lucimiento, cosa que aprovechan debidamente los solistas Diego Dini Ciacci (oboe y corno inglés) y Paolo Carlini (fagot), quienes exhiben su calidad y sus recursos, que son muchos, con sonido bello y homogéneo, bien arropados por la Orquesta de Padua y del Véneto —dirigida por Zsolt Hamar—, notable en su conjunto aunque acaso un tanto irregular en la cuerda. Rafael Ortega Basagoiti José Guerrero Martín 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 101 D D I SI CS O C O S S VIVALDI-RECITALES RECITALES CUARTETO ALBAN BERG. MANUEL GUILLÉN. Obras de Schoenberg, Berg, Janácek, Bartók, Stravinski, Piazzolla e. a. Violinista. Obras de Del Puerto, Cruz de Castro, Balada, Martínez, Mateu, Torres, Medina, García Aguilera, De la Cruz, Prieto, Marco, Gosálvez, Fernández Álvez, Besada, Barce, Zárate, Camarero, Ruiz y Brotons. 3 CD EMI 5 13974 2. 1983-2003. 191’. DDD. R PM A hora que con la “gira de la despedida” va a cerrarse una fase gloriosa de la música para cuarteto de cuerda, EMI recopila algunas de las mejores interpretaciones del Berg en una parcela que la ha sido especialmente congenial, el siglo XX. Una actitud moderna aplicada aun al Vals del Emperador, bien que en el arreglo de Schoenberg, que da sus frutos más gloriosos en el expresionismo onírico y el mundo tímbrico del Cuarteto de Berg. Las ásperas sonoridades en el Primer Cuarteto de Janácek se convierten en algo determinante del mundo de este compositor. El Sexto de Bartók es toda una mirada desoladora a un negro abismo. Stravinski aparece como un creador único, hasta marginal si se quiere, con su rítmica bárbara en unas sorprendentes, nunca tan vigentes Tres Piezas y un extraño, perturbador Concertino. En medio de estos nombres, las Tango Sensations de Piazzolla —con el magistral Per Arne Giorvigen al bandoneón— cobra un sentido novedoso, que roza la vanguardia, acaso con Janácek en lontananza. El Cuarteto de Lutoslawski permanece tan vivo como cuando fue escrito en 1964 y más en una recreación tan asombrosa como ésta, que provoca una auténtica nube de sucesos. La calidad de la interpretación aplasta casi a la obra misma en el caso del Segundo Cuarteto de HaubenstockRamati. Más peso específico tiene ciertamente el Primero de Von Einem, pero es en la desesperación del Cuarto de Schnittke —que los Berg conectan de alguna manera con la de Bartók— donde vuelve a imponerse la gran música, por chirriante y atormentada que sea. Otro tanto ocurre en el Notturno de Berio, cuyo final esfumándose es una estupenda metáfora para el término de la prodigiosa carrera del Cuarteto Alban Berg. Enrique Martínez Miura 2 CD AUTOR SAO1382. 2007. 137’. DDD. N PN V irtuosismo al servicio de la partitura (y del autor), sonido poderoso y nítido, adaptación al estilo de cada obra e interiorización de cuanta música aborda caracterizan al violinista madrileño Manuel Guillén, quien en el doble CD que nos ocupa emprende una tarea de gigante que, de entrada, merece todos los elogios. Se le nota al intérprete su compromiso con la música actual, de cuyo entusiasmo por ella se desprenden versiones plenas de pasión, de calidad y de rigor. Guillén ha querido llevar a cabo su proyecto en su proceso completo. Ha trabajado con cada uno de los diecinueve compositores a los que ha pedido piezas, ha materializado la grabación de todas ellas, ha estrenado o estrenará cada una de ellas… Y tiene en lista de espera otras obras encargadas que seguirán en los compactos a las que ahora comentamos. Estamos ante autores contemporáneos pertenecientes a unas cuantas generaciones que obligan al violinista a pasar de una escritura a otra, de una manera de componer a otra, de un estilo a otro, de una personal visión de la música a otra… Manuel Guillén nos deja un espléndido panorama de la música española actual en su apartado violinístico, que en sí mismo desborda los límites de una grabación para entrar en los capítulos testimonial e histórico. Además, por si fuera poco, la iniciativa promete sucesivas entregas. José Guerrero Martín ANNA MARGULES. Flautista. Obras de Manchado, Arias Bal, Baca Lobera, Torres, Ortiz, Rasgado, Macías y Hernández. VERSO VRS 2040 (Diverdi). 2007. 57’. DDD. N PN La flautista mejicana, residente en España, Anna Margules es la protagonista absoluta del pre- sente CD. Todas las obras contenidas en él han sido dedicadas, motivadas, inspiradas y elaboradas por, para y con la colaboración de esta gran intérprete, con la que los compositores han suscrito y demostrado un compromiso cómplice. Sean cuales fueren los puntos de partida de cada una de las composiciones, todas ellas han supuesto un enorme reto, un formidable esfuerzo de concentración y adaptación a cada uno de los estilos de los que Margules sale rotundamente airosa. Estamos ante un CD en el que el dolor, el pesar, la necesidad de respuesta ante situaciones difíciles se erigen en motor de una música áspera, árida, sin concesiones, en la que el instrumento es sometido a una exploración —y explotación sonora— exhaustiva al tiempo que ese abanico de lenguajes se convierte en vehículo del espectro de las ocho propuestas estéticas. La intérprete, obligada a un maratón agotador, corresponde con pasión, entrega y calidad, que confirman su interés por la música contemporánea. Marisa Manchado maneja filosofía, poesía y matemáticas para componer Aires (2005). Javier Arias Bal evoca en La habitación perdida (1997) un ámbito especial, como varado en el tiempo, mientras la madre de Margules perdía la batalla contra la muerte. Ignacio Baca Lobera plantea en Memento (2003) la lucha de la memoria contra la inexorable condición mortal del hombre. Ánima (2000), de Jesús Torres, refleja el desgarro y la violencia del autor durante una crisis personal, una búsqueda de respuestas a las interrogantes vitales. Gabriela Ortiz elabora su Canto a Hanna (2005) golpeada por el asesinato por los nazis de la tía abuela de la Margules a los dieciséis años. Víctor Raspado, en Click (1999), hace una exploración sobre material musical que al tiempo es una indagación sobre los mecanismos de la vida. Gonzalo Macías, en Bruissement (2000), somete un fragmento musical a procesos sucesivos de repetición y variación. Y Alejandra Hernández dedica Vuelos (2005) a la memoria de una amiga de la compositora y de la intérprete fallecida en un acci- dente. Cinco compositores mejicanos y tres españoles. En conjunto, un tour de force estupendamente resuelto. José Guerrero Martín TRÍO MOMPOU. Obras de Mompou, Brouwer, Casablancas, Cruz de Castro, Zulema de la Cruz, Fernández Álvez, García Abril, García Laborda, García Román, Groba, C. Halffter, Legido, Marco, Martínez, Miralles, Núñez, Pérez Maseda, Prieto, Seco de Arpe, Taverna Bech y J. L. Taurina. AUTOR SAO1399. 2007. 47’. DDD. N PN Hace veinticinco años veía la luz una de las agrupaciones de cámara que más ha hecho por la música española de su género en los últimos lustros, en particular por la contemporánea: el Trío Mompou. Hecho que en otro país europeo no tendría tanta importancia pero que en el nuestro reviste una gran trascendencia por varias razones. Vaya por delante su alto nivel de calidad, su rigor en las versiones y su ya elevado número de estrenos absolutos de autores españoles y extranjeros. El Trío Mompou es un gozoso oasis en el desierto camerístico hispano. Para celebrar su primer cuarto de siglo, veinte compositores de hoy han escrito expresamente para la ocasión breves piezas que, en su conjunto y variedad, componen un representativo y seductor retablo del panorama musical actual. Abren y cierran el testimonial e histórico CD sendas miniaturas de las Canciones de Paul Valéry que se sitúan justamente en el tiempo de la gestación y nacimiento del Trío, cuyos componentes decidieron por entonces transcribir la bella partitura del barcelonés Frederic Mompou adoptando el nombre de éste para su naciente conjunto. La música contemporánea española ya no puede explicarse sin el Trío Mompou, que aquí vuelve a deleitarnos con su buen hacer abordando las sentidas dedicatorias de los autores. Diversas generaciones y estéticas, variados estilos y maneras de componer, múltiples mundos personales con el nexo del cariño y agradecimiento hacia los intérpretes. Loable y seductor testimonio. Merecido homenaje a este 101 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 102 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS Trío, en el que permanecen los fundadores González Sarmiento (piano) y Jordà (violín) y Dimitar Furnadjiev ocupa el lugar de la violonchelista fundadora Pilar Serrano y de su sucesor Mariano Melguizo. José Guerrero Martín LUCIANO PAVAROTTI. Tenor. The Pavarotti Story. Páginas de Donizetti, R. Strauss, Verdi, Puccini, Bellini, Leoncavallo, Rossini, Giordano, Mozart, BachGounod, Adam, Tosti, Beethoven, Di Capua, De Curtis, Bixio, Mario, Cardillo, Mascheroni, Modugno, Centonze, Bizet, Elton John y otros. 4 CD DECCA 475 8177 (Universal). 19642003. 254’. ADD/DDD. R PN A propiado 102 título para esta publicación homenaje al tenor no ha mucho fallecido, ya que se viene a ofrecer un certero testimonio de lo que fue su carrera teatral y, obviamente, discográfica. A través de tres discos, más un cuarto dedicado a una larga conversación (en inglés) con el musicólogo Jon Tolansky (grabada en 2007 y donde la voz del tenor suena evidentemente cansada), se puede seguir tan opulento periplo, que roza las cuatro décadas de actividad. En ópera, desde el espectacular triunfo que le supuso el Tonio donizettiano, devolviendo al repertorio la olvidada Fille du régiment, a su maduro Otello verdiano con Solti, que cantó en contadísimas ocasiones y únicamente en concierto. Entre estos dos polos, por supuesto muestras de su Nemorino, Duque de Mantua, el infaltable Rodolfo pucciniano, Pinkerton, Arturo, Cavaradossi, Manrico, Calaf y su Nessun dorma (a solas y con los otros compañeros de fatigas, Domingo y Carreras), etc., con la inevitable presencia del Riccardo del Ballo, su papel predilecto y sin duda una de sus más logradas caracterizaciones. El repertorio cancioneril tampoco podía faltar, tanto el de las napolitanas donde llegó a calar tan hondo como muchos de sus míticos predecesores (en especial, Giuseppe Di Stefano) hasta la modernidad con algún que otro testimonio (por suerte, el capítulo menos abundante) de los conciertos modeneses en compañía de algunas figuras del pop del momento. Con espacio tam- bién para la canción religiosa, el villancico, el canto de cámara: el tenor se midió con todo, ya se sabe. Entre tanto material más o menos ya conocido, más o menos difundido, llama la atención una rareza, el dúo NadirZurga de Los pescadores de perlas de Bizet, grabado en 1977 en compañía de un imprevisto Nicolai Ghiaurov haciendo de barítono. No reducido únicamente al apartado sonoro, el álbum contiene una suficiente información (inglés, francés, alemán) de la carrera pavarottiana, ampliado por un discreto comentario de cada corte, así como una considerable documentación gráfica, de la infancia a la madurez, el tenor en escena y en la vida cotidiana, sólo o con colegas significativos o con alguna de sus famosas amistades. O sea, su “historia” en un buen sentido amplio del término, puesto que, además, en un librillo aparte, se suma todo su catálogo discográfico, agrupado cronológicamente, del primer disco al último (Ti adoro) de 2003. En cierto sentido puede decirse que aquí está todo Pavarotti, porque reúne al más representativo con el más atractivo y espectacular. Fernando Fraga VICTOR PIKAIZEN. Violinista. Obras de Bach, Paganini, Mostras, Khachaturian, Levitin y Vainberg. 5 CD MELODIYA MEL CD 1001000 (Diverdi). 1958-1983. 338’. ADD. R PE No es el nombre de Victor Alexandrovich Pikaizen (Kiev, 1933) el más popular entre los violinistas rusos del siglo XX, oscurecido en parte por el dominio de su maestro David Oistrakh y en parte por la plétora de talentos superlativos salidos de Rusia y posteriormente de la URSS, desde Heifetz, Stern, Milstein a Kagan pasando por Kogan o Kremer. Pikaizen fue premiado en el Concurso Kubelik en 1949, y más tarde en el Reina Isabel (1955), en el Chaikovski de Moscú (1958) y, finalmente, en el Paganini de Génova (1965). Durante veinte años (19661986) fue Catedrático del Conservatorio de Moscú. El gran Oistrakh le auguró en su momento un gran porvenir y destacó sus inmensas cualidades. Melodiya nos ofrece un retrato de este notabilísimo violinista en un álbum de cinco discos, baratito él (a unos 8 euros por disco), y de excelente sonido, en el que Pikaizen nos ofrece repertorio bien conocido (las Partitas y Sonatas de Bach, los 24 Caprichos de Paganini) junto a obras más bien inhabituales (Variaciones de Levitin, Sonata de Vainberg, RecitativoToccata de Mostras, y en menor grado, la Sonata de Khachaturian). Y hay que decir inmediatamente que no se equivocaba “el Rey” en sus pronósticos, porque Pikaizen se revela en estas grabaciones como un talento de primerísima, dueño de una técnica magnífica y de una sabiduría constructora indudable. Otra cuestión es que su mensaje, dibujado con estos medios esplendorosos y con absoluta claridad y corrección, llegue a emocionarnos como lo hacen los de, entre otros, muchos de los citados más arriba, encabezados por su propio maestro. Así, la perfección de sus ataques, lo impecable de su afinación, la cristalina articulación, la pureza de sus armónicos y la limpieza de sus dobles cuerdas son, entre otros muchos, motivo de permanente admiración, y no cabe duda de que nada hay que reprochar en su concepto, siempre sólido y bien construido. Pero también es cierto que falta quizá esa riqueza de colorido, esa variedad en la expresión que sí encontramos en otras manos, algo bien ejemplificado por su por lo demás valiosa interpretación bachiana. Falta también en ocasiones cierto “atrevimiento”, cierto “desparpajo”, especialmente en materia de tempo, muchas veces inclinado hacia la cautela. En todo caso, los violinistas y violinófilos agradecerán este álbum aunque sólo sea por la portentosa demostración técnica, cuyo máximo exponente es el disco dedicado íntegramente a Paganini y el que combina obras del genovés con la citada Toccata de Mostras. Buenas, aunque variables, grabaciones para un interesante álbum que retrata fielmente a un virtuoso de primera antes que a un artista de los grandes. Rafael Ortega Basagoiti AMANDA ROOCROFT. Soprano. Apenas un corazón solitario. Obras de Strauss, Chaikovski y Debussy. MALCOLM MARTINEAU, piano. ONYX 4022 (Harmonia Mundi). 2007. 67’. DDD. N PN He aquí otro ejemplo de un recital de c a n c i ó n camerística en que el piano pasa a primer plano. Martineau, muy conocido y aplaudido en España, reitera sus ejecutorias, especialmente por el suave clima de fondo debussyano y el impulsivo compromiso virtuosístico pedido por Strauss. Roocroft es una excelente soprano de ópera, con una voz lírica sólida, bien concentrada y de efecto, aunque no de una personal sonoridad o timbre. En el mundo cancioneril se encuentra bastante fuera de foco. A su canto le sobra empuje y le falta intimidad. No acierta con la atmósfera que describe Debussy ni puede susurrar los momentos más concentrados de los otros dos músicos. Se advierte su comodidad en las obras más dramáticas, acaso algo teatrales, como la chaikovskiana que da nombre al compacto y, en el caso alemán, en Cecilia y Secreta invitación. Blas Matamoro ROLANDO VILLAZÓN. Tenor. ¡Viva Villazón! Páginas de Verdi, Gounod, Sorozábal, Mascagni, Puccini, Chaikovski, Vives, Massenet, Offenbach, Berlioz, Wade, Gruber, Monteverdi, Donizetti, Cilea, Bizet, Rossini y Giordano. VARIAS ORQUESTAS Y DIRECTORES. 2 CD + DVD VIRGIN 505102 (EMI). 136’ + 51’. 2001-2006. R PN En un momento en que parece que el tenor mexicano ha detenido su frenética actividad para tomarse unos meses de descanso, he aquí estos discos que resumen tanto su carrera teatral como discográfica desarrollada en apenas un quinquenio. Hay suficiente material para definirle y perfilarle, con personajes ya asumidos escénicamente, líricos como Rodolfo, Alfredo, Nemorino o Edgardo junto a otros más exigidos cual Don Carlo o Don José, además de aquellos sólo considerados parcialmente en una sala de grabación. El arte de Villazón es arrollador, tiene una energía y vitalidad que de inmediato contacta y se impone al oyente. La voz esencialmente lírica es manejada con fluidez y generosidad, con un fraseo límpi- 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 103 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS do y ágil que suple o puede ocultar otras carencias. Si escuchándolo solamente estas virtudes afloran con nitidez, el impacto es aún mayor viéndole, ya que su canto se corresponde siempre con el gesto y la actitud corporal. La simpatía que despliega la persona es un añadido más a su arrolladora personalidad artística. Así, esto se capta mejor en la novedad que aporta esta entrega: un DVD incluyendo un recital en Praga, en noviembre de 2005. Interpretando fragmentos ya plasmados discográficamente, desde La danza rossiniana a la romanza de Leandro de Sorozábal, con momentos operísticos que van del lirismo del donizettiano Duca d’Alba al verismo de Turiddu en despedida materna, el mexicano se mete al público en el bolsillo, merced a la pertinencia de las lecturas, la apasionada entrega y la exhibición de unos medios de indudable impacto y belleza sonora. Además, por supuesto, de su extravertida y muy atractiva presencia que, de inmediato, rompe las posibles barreras entre escenario y público. Fernando Fraga HYUNAH YU. Soprano. Arias de Bach y Mozart. PHILHARMONIA PRAGA. Director: SIMON KILN. EMI Debut 0946 3 68255 2. 2006. 68’. DDD. N PN El último lanzamiento de EMI en su benemérita serie Debut es el de la joven soprano coreano-americana Hyunah Yu, que en 2004 se presentó en el Carnegie Hall y en 2006 protagonizó el montaje internacional de Zaide a cargo de Peter Sellars. Los resultados del examen pueden resumirse como un montón de promesas antes que de realidades consolidadas. El timbre es atractivo en torno al centro pero se metaliza a partir de la zona de paso, defecto este que, al igual que el de una cierta tendencia a incurrir en un vibrato cualquier cosa menos expresivo, las tomas desde luego no le ayudan en absoluto a disimular. Por otro lado, ya desde su misma concepción tampoco se resuelve adecuadamente la extraña mezcla Bach-Mozart en un programa que se antoja una acumulación azarosamente distribuida de páginas favoritas de la cantante. Y desde el punto de vista interpretativo, de no ser piezas tan conocidas resultaría muy difícil en varias ocasiones acertar cuál de los dos nombres es el de su compositor. Quiere decirse que ni Yu ni Kiln acaban de encontrar y hacer justicia a los rasgos estilísticos de cada uno de ellos más allá de una corrección técnica que también con frecuencia se queda en el mero acierto mecánico. Los tempi suelen pecar de lentos, sin que a cambio las líneas mantengan la tensión que siquiera en el alarde justificara la decisión. Y de esto no se libran ni los pasajes escogidos de La Pasión san Mateo ni, menos aún, uno de los Vedrai carino menos sensual que quepa imaginar. Lo mejor que se puede decir es que los “pecados de juventud” son los más fáciles de redimir, sobre todo cuando se dispone de un buen material, como es el caso. Alfredo Brotons Muñoz VARIOS ALLA NAPOLETANA. Villanesche e Mascherate. SUONARE E CANTARE. FRANCISCO OROZCO, canto. ALPHA 524 (Diverdi). 2004. 65’. DDD. N PN A unque la música profana italiana del siglo XVI estuvo dominada por el madrigal, culto y cortesano, otros géneros más populares tuvieron también su desarrollo. La villanella o villanesca es un género característico de Nápoles que se dio a conocer por primera vez gracias a la recopilación de quince canciones anónimas realizada por Johannes (o Giovanni) da Colonia para su publicación en 1537 bajo el título Canzone villanesche alla napolitana. Cuatro años más tarde, Giovanni da Nola publicó en Venecia dos libros de canciones conteniendo treinta y una villanesche y once mascherate de su autoría y con ello daba comienzo la difusión fuera de Nápoles de este peculiar género, que llegó a traspasar las fronteras italianas. Adrian Willaert, Orlando de Lasso y Jacob Regnart, entre otros, realizan poco después sus propias publicaciones de libros conteniendo villanelle, mascherate, moresche, tras los correspondientes arreglos como madrigales a cuatro voces de las canciones originales de base popular compuestas a tres voces. Rolando Villazón VILLAZÓN SPINTO ROLANDO VILLAZÓN. Tenor. Cielo e mar. Páginas de La Gioconda, Adriana Lecouvreur, Il giuramento, Mefistofele, Maristella, Fosca, Simon Boccanegra, Poliuto, Il figliuol prodigo y Luisa Miller. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE MILÁN GIUSEPPE VERDI. Director: DANIELE CALLEGARI. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7593 [+DVD en la edición de lujo] (Universal). 2007. 57’. DDD. N PN Para su primer recital de Deutsche Grammophon en solitario, el tenor mexicano ha elegido un programa cercano o dentro ya del repertorio spinto que desde el belcanto romántico le lleva hasta el propio verismo, aunque éste sea el más edulcorado de Cilea. Como es el caso del aria de Enzo en Gioconda que da título al disco, resuelta con el aliento que necesita el momento, el suficiente registro y el adecuado equilibrio entre lirismo y empuje. Porque Villazón no intenta engrosar sus medios para que la voz adquiera una dimensión que originariamente no tiene. En todo caso obtiene el color que cada situación dramática pide. Así llama la atención la intimidad lograda en los dos soliloquios del Faus- to boitiano, en contraste con la expansión exigida por el aria de Paolo en Fosca, momento que ya nos descubriera en su momento Carreras, de quien Villazón también recuerda en este disco la algo anodina Tenda fatal del Hijo pródigo ponchielliano. Afinado siempre, con escasas durezas en el sonido, expresivo y generoso, aunque algo más controlado que de costumbre, el tenor halla los acentos justos para diferenciar los tres momentos que vive Adorno en su magnífica aria de Simon Boccanegra y da cuenta de su ortodoxia vocal o técnica, sin la cual no sacaría adelante las dos terribles cabalettas, la de Poliuto y la de Rodolfo de Luisa Miller que varía de dinámica en su da capo. Aunque los agudos sean sobre la vocal “e” que le resulta tanto a él como a Domingo a quien tanto recuerda (o imita), un poco molesta de emitir. Su, en general, efusivo decir le procura algún ataque que merecería ser mejorado, como el de Bella voi siete de La dolcissima effigie de ese trepa que se llama Maurizio de Sajonia, pero luego se resarce del (pequeño) borrón con un L’anima ho stanca excelente. Aunque puede que falte algún que otro claroscuro, todas las páginas están expuestas con un sentido de la musicalidad y un primor melódico en correspondiente o simbiótica sincronización con concepto y temperamento, en situaciones tan distintas como las arias del Giuramento de Mercadante (ópera por cierto que cantó Domingo en Viena en 1979) y la de Giovanni en la Maristella de Pietri, esa deliciosa ensoñación que por eso fue favorita de Beniamino Gigli. En fin, un disco que nos refleja un Villazón más maduro pero con toda su enorme personalidad y naturales atractivos, que ayuda a beneficiar la competente batuta de Callegari. La edición de lujo, al contenido gráfico añade un DVD donde se recogen momentos de las sesiones de grabación y entrevistas a cantante y director, subtituladas en inglés. Fernando Fraga 103 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 104 D D I SI CS O C O S S VARIOS El disco de Alpha perteneciente a la serie Les chants de la terre recoge veintidós ejemplos de villanesche y mascherate de autores napolitanos con la excepción de la canción O belle fusa, que aparece en el arreglo hecho por Lasso sobre el original de Giovanni da Nola y diez de ellas están transcritas para versión puramente instrumental. El conjunto Suonare e Cantare parece tener más preferencia por lo primero que por lo segundo. Una única voz, la de Francisco Orozco, se ocupa del canto, mientras la variedad instrumental es espectacular. Con todo, no se alcanza el grado de amenidad que podía esperarse del repertorio elegido, resulta todo bien tocado y cantado, pero un tanto monótono, puede que por utilizar una única voz. Falta marcha, que se dice ahora. José Luis Fernández LA FABULA DI ORPHEO. Música anónima y de varios autores para un texto de Poliziano. LA COMPAGNIA DELL’ORPHEO. Director: FRANCIS BIGGI. K 617 200 (Harmonia Mundi). 2007. 70’. DDD. N PN No 104 es frecuente plantear una interpretación — reconstrucción, en este caso— alrededor de un texto literario, aun si éste es de la importancia del Orfeo de Angelo Poliziano (hay traducción castellana: Félix Fernández Murga, Madrid, Cátedra, 1984). Lo que sabemos es que la obra se escenificó en Mantua en 1494, pero no hay información sobre la música utilizada. El director de escena era un tal Leonardo da Vinci y el papel de Orfeo lo encarnó el cantante Atalante Migliorotti, tañedor asimismo de lira da braccio, el instrumento de cuerda frotada, pero no de la familia del violín, del que por cierto era un consumado virtuoso a la improvisación el autor del Tratado de la Pintura. Paul van Nevel ya realizó un acercamiento conjetural con el Huelgas Ensemble (1981, RCA Seon) a este fascinante ensayo general para la ópera con más de un siglo de antelación. La música era distinta (Dall’Aquilano, Tromboncino…) y la concepción global mucho más teatral que la de ahora de Biggi. De manera similar, Nevel miraba hacia los intermezzi y en definitiva la ópera, en tanto que la versión presente se entronca claramente en la Edad Media, en lo arábigo. Los cantantes emulan un estilo popular y efectúan un gesto distanciador que quizá no sea la elección más adecuada para dar vida efectiva a este intento. Maxime Battistella como Orfeo queda un poco corto para lo que parece demandar su parte. Gracioso final de las bacantes. Interesantísimo, sin duda, pero a distancia de la alternativa, muy preferible, de Nevel. Enrique Martínez Miura MOZART EN PARÍS. Obras de J. C. Bach, Le Duc, Chevalier de Saint-George, Berton l’Ainé y Mozart. YURA LEE, violín. BAYERISCHE KAMMERPHILHARMONIE. Director: REINHARD GOEBEL. OEHMS OC 705 (Galileo MC). 2007. 67’. DDD. N PN Disuelto el conjunto Musica Antiqua Köln, uno de los más formidables bastiones del historicismo centroeuropeo desde los 70, Reinhard Goebel parece emprender caminos inimaginados hace tan sólo un par de años. Aquí lo tenemos al frente de una orquesta de cámara convencional enfrentado a un repertorio clásico en torno al París visitado por Mozart, un programa que incluye la Sinfonía en re mayor op. 18, nº 6 de J. C. Bach, una Sinfonía en mi mayor del hasta ahora por completo desconocido para quien suscribe Simon Le Duc (1742-1777), el Concierto para violín en sol mayor op. 2, nº 1 del caballero Joseph Boulogne de Saint-George, una Nouvelle Chaconne en mi menor de otro compositor por completo ignorado, Pierre-Montan Berton, el Mayor (1727-1780), y la Sinfonía París del propio Mozart. El Concierto de Saint-George lo toca como solista la joven coreana de 22 años Yura Lee, que destaca especialmente por un sonido de gran lirismo, no especialmente poderoso ni contrastado, pero que resulta muy sugerente en el elegante Largo central. Goebel sirve versiones briosas, con articulaciones bien marcadas y contrastes generosos, que el conjunto bávaro toca con solvencia, pese a un bajo continuo demasiado rígido y soso. Muy teatral resulta la Sinfonía de Bach, que sirvió de obertura para su Amadís de Gaula, ópera estrenada en París en 1779. Intensa también la Chacona de Berton, con unos poderosos timbales y Pedro Bonet ILUSTRADOS MÚSICA DE LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA. Obras de Porsile, De Murcia, Valls, Mancini, Haendel, Caldara, Pepusch, De Torres, Rabassa, Rincón de Astorga, Anónimo, Martín y Coll y Stuck. LA FOLÍA. Director: PEDRO BONET. 2 CD COLUMNA MÚSICA 1CM0181 (Diverdi). 2007. 118’. DDD. N PN Seguramente, el atractivo mayor de discos como este lo constituya su contribución a la recuperación de patrimonio musical perdido, olvidado o simplemente descuidado. Tal objetivo se cumple desde luego con generosidad, pues en los dos discos encontramos una selección amplia y significativa de compositores importantes nacionales y extranjeros de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Entre las obras se encuentran curiosidades como la cantata No se emendará jamás, única ocasión en que el genio de Haendel, entonces joven y en fructífero paso por la Italia bajo dominación de los reinos hispanos, se vertió sobre el idioma de Castilla. Globalmente, sin embargo, desde el punto de vista musical lo más interesante es la ilustración que con fuerza de evidencia se hace sobre la forma en que los modos y maneras del estilo italiano de la época entraron en la Península Ibérica. Desde ese punto de vista, el texto de acompañamiento firmados por el propio director de La Folía, Pedro Bonet, resulta un complemento sumamente instructivo, pues contextualiza documentada al tiempo que amenamente las circunstancias en las que surgieron cada una de las páginas interpretadas. El apartado vocal lo protagoniza la soprano Celia Alcedo, de timbre muy limpio en la emisión y muy musicalmente manejado. Bonet y Belén González Castaño no se muestran menos expertos y fáciles a las flautas de pico. A la viola da gamba y al violonchelo Leonardo Luckert dicta varias lecciones de cómo combinar la solvencia técnica con una expresividad todavía barroca, ya con anuncios clásicos pero nunca romántica. Juan Carlos de Mulder a las cuerdas pulsadas y Laura Puerto al clave cumplen con sensibilidad y discreción las labores de soporte y subrayado que corresponden a un bajo continuo. Unas tomas detallistas y profundas completan las razones para una recomendación entusiasta. unos vientos de gran presencia. La Sinfonía mozartiana arranca con extraordinaria fuerza y mantiene un trazo firme y rítmicamente muy riguroso durante todo su desarrollo; el Andante está bien matizado, con líneas que se suavizan y se hacen más sinuosas. música en AlAndalus. La mayoría de los ejemplos pertenecen a los llamados muwhash’sha, poemas que celebran la hermosura femenina, el amor, el vino o la naturaleza. Los arreglos son instrumentales y los instrumentos utilizados por el conjunto, salvo los de percusión, de los que se emplea una buena variedad, no parecen tener mucho de árabes. Pero ya explica Michèle Claude que no busquemos música de museo, pues las piezas están armonizadas conforme a técnicas contemporáneas occidentales y tan sólo pretende incitar al oyente a descubrir la música árabe, la música barroca, el jazz y las músicas del mundo. Casi nada. ¿Y qué Pablo J. Vayón RAYON DE LUNE. Música de los Omeyas. AROMATES. ALPHA 521 (Diverdi). 2007. 59’. DDD. N PN El conjunto musical denominado Aromates, bajo la dirección de Michèle Claude, que también se ocupa de los instrumentos de percusión, nos presenta una serie de arreglos hechos por ella de Alfredo Brotons Muñoz 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 105 D D I SI CS O C O S S VARIOS hay de la música de los Omeyas? Pues habrá que comprarse algún disco de Eduardo Paniagua, por ejemplo, para tener una idea. Por lo que se refiere al disfrute auditivo y olvidándonos del rigor musicológico, cuyo posible resultado es tildado aquí de música de museo con cierta falacia, el disco es estupendo. Suena de maravilla, los intérpretes son muy buenos y se pasa un rato delicioso. Pero si no fuera por el ritmo y el color que imprime la percusión no sabríamos si estábamos en la Córdoba de los Omeyas, en la Mantua de los Gonzaga o en cualquier otro sitio, tanto en el espacio como en el tiempo. José Luis Fernández SONATAS PARA VIOLONCHELO Y BAJO. Obras de Boccherini y Porretti. IAGOBA FANLO, violonchelo; ALBERTO MARTÍNEZ MOLINA, clave. ARSIS 4208 (Diverdi). 2006. 68’. DDD. N PN Este disco de la editora española Arsis es un claro ejemplo de obra realizada con el más absoluto esmero, lo que no es nuevo en su repertorio. Contiene tres sonatas para violonchelo de Luigi Boccherini y otras dos de un compositor bastante menos conocido como es Domenico Porretti. Ambos desarrollaron una buena parte de su actividad artística en España, Porretti en la Corte de Fernando VI y Bárbara de Braganza juntamente con Domenico Scarlatti y Farinelli. Como es bien sabido, Boccherini trabajó al servicio del Infante Don Luis, hermano de Carlos III y se casó en segundas nupcias con una hija de Porretti, si bien éste ya había muerto hacia cuatro años. Como es lógico, el estilo de ambos compositores es diferente, dado que les separaban cuarenta años de edad y además Boccherini es, sin duda, uno de los más grandes compositores para violonchelo de la historia. Como primera y agradable sorpresa el librillo incluido con el CD se inicia con una introducción de José Antonio Boccherini, descendiente directo del músico y se ha grabado en la sala de música del Palacio del Infante Don Luís en Boadilla del Monte. Todo de lo más auténtico, que diría alguien. Los dos intérpretes, Iagoba Fanlo al violonchelo y Alberto Enrico Onofri LA VOZ DE ONOFRI LA VOZ EN EL VIOLÍN. Obras de Cima, Uccellini, Fontana, Monteverdi, Rognoni, Castello, Gesualdo, Bassano, Frescobaldi, Pandolfi Mealli y Veracini. IMAGINARIUM. Director: ENRICO ONOFRI. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT071102 (Harmonia Mundi). 2006. 61’. DDD. N PN Parece que olvidado definitivamente su intento de convertirse en cantante, tras un ensayo discográfico no muy convincente, Enrico Onofri ha decidido concentrarse en lo que hace espléndidamente, que es tocar el violín. Aquí se presenta al frente de un proyecto nuevo, con el que se dedica a tocar la virtuosística música para violín del primer barroco italiano (con el excurso algo sorprendente de Veracini). No renuncia en cualquier caso Onofri a sondear el repertorio vocal de la época, ofreciendo versiones instrumentales de conocidos madrigales Martínez Molina al clave, realizan su labor con gran esmero y musicalidad, aunque quizás por las dificultades que comporta una sala de grabación inusual, ésta adolece de una excesiva contención y el clave queda un tanto en segundo plano, resultando el violonchelo un poco más protagonista de lo que en realidad debe ser. En cualquier caso, una cuestión menor que no quita mérito a este, por muchas razones, gratificante producto de Arsis, un ejemplo más de lo que las pequeñas productoras pueden hacer supliendo con inteligencia la carencia de los grandes medios económicos que tienen las grandes multinacionales del disco, muy dadas a repetir una y otra vez las mismas cosas. José Luis Fernández TONOS AL ARPA. MARTA INFANTE, mezzosoprano; MANUEL VILAS, arpa de dos órdenes. ENCHIRIADIS EN2021 (Diverdi). 2006. 66’. DDD. N PN Recoge este disco de Enchiriadis el programa que Marta Infante y Manuel Vilas interpretaron en tres localidades de Galicia con ocasión de la primera edición del festival Via de Monteverdi (Mentre vaga angioletta, Armato il cor), Gesualdo (Asciugate i begli occhi) y Frescobaldi (Se l’aura spira). Además de la figura del violinista y director del grupo, Imaginarium está formado en este su primer CD por Alessandro Tampieri, segundo violín (cuando las obras lo requieren) y laúd, Margret Köll, arpa doble, y Riccardo Doni, clave y órgano, con la colaboración del violonchelista Alessandro Palmieri en un par de obras y de la viola Maria Cristina Vasi en una más. Las interpretaciones son formidables. El bellísimo y homogéneo sonido de Onofri, su agilidad virtuosística en las ornamentaciones, siempre cuajadas de detalles y de buen sentido, la exquisitez y musicalidad de su fraseo resaltan lo mismo en la insinuante y dulce Sonata a 2 de Cima que abre el CD como en la vibrante agitación de La Luciminia Contenta de Uccellini; en las disStellæ y que grabaron poco después en la iglesia románica de San Vicente de Pombeiro (Lugo). Gratificante resulta que un disco de esta calidad sea totalmente español: música, intérpretes, editora e incluso arpa construida en Tenerife copiando un modelo toledano a caballo entre los siglos XVII y XVIII. De esta época son los tonos (cantos de cámara con acompañamiento instrumental) e integran el programa siete divinos y once humanos. Las características de ambos tipos son muy similares, pues compuestos por estribillo y una serie de coplas se diferencian prácticamente nada más que en la temática, profana en los humanos, religiosa en los divinos. Los veinticinco tonos que aparecen en el CD proceden de manuscritos conservados en el archivo de la Catedral de Valencia y en la Biblioteca de Catalunya, si bien algunos de estos últimos estuvieron originalmente en Palma y en Verdú (Lérida). La mayoría son anónimos, con la excepción de los de Joseph Gaz, del que encontramos dos, uno de ellos para dar la bienvenida al nuevo minuciones de Rognoni sobre Cipriano De Rore, pensadas para la viola, pero que alcanzan aquí un aire etéreo, de sutileza casi incorpórea, como en los arreglos monteverdianos, especialmente en ese maravilloso Mentre vaga angioletta, con los dos violines imitando las voces originales de los tenores, sosteniendo la retórica del texto con absoluta propiedad y precisión. De bellísima variedad tímbrica, siempre ajustado a las voces superiores, el continuo. Pablo J. Vayón obispo de Gerona nombrado por Felipe V, aunque poco antes había compuesto otro en honor del Archiduque Carlos, su rival en la Guerra de Sucesión, lo que ejemplifica el arraigo del género en los acontecimientos sociales de la época, además de mostrar la variabilidad política del bueno de Gaz, nacido en Martorell. De Juan de Navas y de los, por motivos distintos a la composición de tonos, más conocidos Sebastián Durón y Francisco Valls, podemos hallar un ejemplo de cada uno, aunque su calidad no destaca sobre el resto. Enchiriadis nos ofrece otra muestra más de su elogiable labor en la recuperación discográfica de nuestro patrimonio musical con adecuados intérpretes. Un interesante disco que da testimonio de un género hispano-portugués característico, aunque no libre de la omnipresente influencia italiana. El gran estilo y las cualidades canoras de Marta Infante posibilitan sacar adelante este nada fácil recital, aunque una cierta monotonía derivada del contenido es, tal vez, inevitable. A destacar, el acompañamiento del excelente arpista que es Manuel Vilas. José Luis Fernández 105 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 106 D V I SD C O S D BARTÓK: CRÍTICAS de la A a la Z D V D BARTÓK-HENRY Concierto para orquesta. Documental. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: PIERRE BOULEZ. EUROARTS 2056098 (Ferysa). 2003. 68’. R PM Se trata de una reedición, un concierto lisboeta (Monasterio de los Jerónimos) de la Filarmónica de Berlín. La primera vez que vimos y escuchamos este DVD, reseñado aquí hace tres años casi justos, era con un Mozart con Maria João Pires (Concierto nº 20 K. 466), más Ravel (Tombeau) y Debussy (Fêtes). El envoltorio para el Concierto para orquesta bartókiano es ahora distinto. A la espléndida lectura de Boulez, experto ya en pasear, interpretar, dirigir, registrar esta obra decisiva del siglo XX, se une un intento pedagógico, en parte conseguido. Junto a una serie de cosas sabidas o de escaso relieve sobre Bartók, hay otras que tienen utilidad para el aficionado. Es interesante oír a Boulez explicar, en alemán, su especial interés por el Concierto, que Bartók compuso cuando creía que su obra había caído en el olvido o en el desinterés, y que es de lo más oído y grabado de lo compuesto en el siglo XX. Boulez, grandísimo intérprete además de gran compositor, desmenuza el Concierto para orquesta como batuta mejor que como pedagogo de vídeo, y gracias a una buena filmación (podría serlo mejor todavía si no se entretuviera en mostrarnos lo bello que es el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa), podemos seguir al detalle una obra en la que los instrumentos entran por familias y actúan por grupos dándole base camerística a una pieza sinfónica (y no sólo en el Juego de las parejas). Santiago Martín Bermúdez BELLINI: I puritani. ANNA NETREBKO (Elvira), ERIC CUTLER (Arturo), FRANCO VASSALLO (Riccardo), JOHN RELYEA (Giorgio). CORO Y ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE NUEVA YORK. Director musical: PATRICK SUMMERS. Director de escena: SANDRO SEQUI. Director de vídeo: GARY HALVORSON. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 073 4421 (Universal). 2007. 171’. N PN Montaje de hace casi tres déca- 106 das, mantiene la belleza y gran- diosidad de su escenografía de rabioso corte romántico en un espectáculo que puede parecer algo añejo utilizando el término en su sentido menos peyorativo. En lo positivo se suma el elegante vestuario del siempre importante profesional que es Peter J. Hall. La dirección de actores está cuidada y quien de mejor muestra de ello es Netrebko, en realidad la auténtica estrella de la representación. Muy bella, se mueve por escena con una seguridad y un dominio que asombran, en especial en la escena de la locura desde su fantasmal, impresionante aparición hasta el Vien, diletto, donde es capaz de cantar la reprise tirada en el suelo y con medio cuerpo inclinado sobre el foso. Su planteo vocal responde a la categoría de su instrumento esencialmente lírico, o sea, que no hay sobreagudos (salvo uno al final algo caído de tono), con una bien elaborada coloratura y una musicalidad a prueba de reparos, su lectura remite a la versión Malibran. Es una Elvira que convence más que deslumbra por la emoción que transmite. Cutler, actor un poquitín verde y a quien se conocía entre otros precedentes como jovencísimo “telonero” de Domingo en su Tutto Verdi para DG, tiene unos bonitos medios lírico-ligeros, canta con sentido del matiz y de la regulación, asciende al agudo con cierta valentía, pero en momentos resulta demasiado liviano de voz para sacar adelante el papel. Como ejemplo más evidente, el enfrentamiento con el barítono en el acto primero. Vassallo más cómodo aquí que en papeles anteriormente escuchados (el Renato del Ballo), ha mejorado también de agudos y su voz lírica y clara convendría perfectamente a su personaje. Pasa superficialmente por el aria reivindicándose en el dúo con el bajo. Relyea está a medio camino entre esta cuerda y la de barítono, por lo que a su Giorgio le falta algo de autoridad, de redondez y anchura instrumentales. Canta con corrección y aporta un físico señorial aunque un tanto juvenil. Opulenta en muchos sentidos la Enrichetta de Maria Zifchak. Eduardo Valdés es un Sir Bruno bastante mejor de lo habitual. Summers dirige sin grandes alardes de imaginación pero cabalmente, siguiendo al cantante y apoyándolo. Como bonus, entrevistas muy glamou- rosas de Renée Fleming a la soprano protagonista y al director técnico, además de ofrecer los intermedios de la transmisión radiada en los que se puede disfrutar del buen humor y la ironía de la gran Beverly Sills, quien fuera excepcional Elvira, pocos meses antes de su muerte lo que hace el documento tan entrañable como imprescindible. Fernando Fraga GOUNOD: Faust. ALFREDO KRAUS (Fausto), NICOLAI GHIAUROV (Mefistófeles), RENATA SCOTTO (Margarita), LORENZO SACCOMANI (Valentín), MILANA DAL PIVA (Siebel). CORO Y ORQUESTA DE LA NHK. Director musical: PAUL ETHUIN. Director de escena: JEANLOUIS BARRAULT. VAI 4417 (LR Music). 1973. 224’. R PN E ntre el 9 y el 12 de septiembre de 1973 se tomaron en Tokio las escenas de esta ópera, cantada por una tropa occidental y masas corales, de figuración y danzas, japonesas, de notable disciplina y eficacia. La puesta de Barrault, tradicional y escueta — un solo elemento para cada ambientación, sobre una plataforma escalonada fija— es de una sabiduría teatral evidente. Cambia los espacios acomodando las multitudes o encendiendo y apagando o retaceando luces, todo con un sentido del color muy pensado, sobre la base del contraste azul-pardo. Por otra parte, dados los tiempos que corren, alivia ver un Fausto donde el Demonio es un demonio y no un enfermero de la Cruz Roja y Margarita es una palurdilla encantadora en vez de una campeona de jabalina. Ethuin conduce la variopinta partitura con oficio, excelente timbre, atento respeto a las voces y una nerviosa narración que anima al conjunto y le otorga sentido. Del reparto descuellan Ghiaurov —un Mefisto entre cínico, seductor, patético e imperativo, de gran señorío vocal a pesar de un grave modesto— y Scotto, que canta con solvencia un francés impecable y va construyendo la deriva de su Margarita desde el enamoramiento incauto hasta la deshonra, la culpa y el delirio místico, con un abanico de recursos de gran actriz, que soporta sobradamente cualquier plano. Kraus está como siempre, perfecto en el 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 107 D V D BARTÓK-HENRY Valeri Gergiev EL ASOMBRO CHAIKOVSKI: El cascanueces. IRINA GOLUB (Masha), LEONID SARAFANOV (Príncipe), ALEXANDER KULIKOV (Cascanueces), ANTON ADASINSKI (Drosselmeyer). SOLISTAS DEL BALLET MARIINSKI. ESTUDIANTES DE LA ACADEMIA RUSA DE BALLET. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI. Director: VALERI GERGIEV. Libreto y diseño: MIJAIL CHEMIAKIN. Coreografía: KIRILL SIMONOV. Director del ballet: MAKHAR VAZIEV. Director de vídeo: DENIS CAIOZZI. DECCA 074 3217 DH (Universal). 2007. 88’. N PN Si tradición no es rutina, he aquí una obra maestra que lo prueba. Dentro de los recursos del ballet clásico (véase, por ejemplo, el dúo de los protagonistas, acaso el más bello escrito por el compositor) con añadimanejo de su mecanismo vocal, impávido y ausente de su personaje. De probo trámite, los demás, todos ellos de muy buen rendimiento sonoro. Blas Matamoro HAENDEL: Ariodante. ANN HALLENBERG (Ariodante), LAURA CHERICI (Ginevra), MARTA VANDONI IORIO (Dalinda), MARY-ELLEN NESI (Polinesso), CARLO LEPORE (Rey de Escocia), ZACHARY STAINS (Lurcanio), VITTORIO PRATO (Odoardo). IL COMPLESSO BAROCCO. Director musical: ALAN CURTIS. Director de escena: JOHN PASCOE. Director de vídeo: MATTEO RICCHETTI. 2 DVD DYNAMIC 33559 (Diverdi). 2007. 157’. N PN Como expone Curtis en la breve entrevista incluida, la riqueza y atractivo de la música de las óperas de Haendel parecen no tener fin. Las arias no están lejos de otras en situaciones semejantes de obras líricas ya conocidas, y sin embargo son sutilmente diferentes. Curtis reúne aquí un excelente reparto haendeliano, sin importarle demasiado si alguno de los papeles nació en la garganta de un famoso castrado de la época. El objetivo es conseguir un convincente resultado musical, algo dos de oportuna expresividad que no rompen la armonía del conjunto (posiciones en el suelo, quebraduras, libertad en los ademanes de brazos, etc.) la nueva coreografía de Simonov (2001) resuelve algo heredado con una contemporaneidad total. La clave es leer la fábula como un cuento infantil, ambientado en el mágico birlibirloque de un libro que, al abrirse, deja erigir mundos de fantasía recortados en cartulinas de colorín. La proliferación de espacios (cocina, vestidor, salón, mundo de los dulces, palacio del Príncipe Cascanueces y cuanto usted pida, lector) permite dar al espectáculo un ritmo cinematográfico, admirablemente servido por una técnica de escenario perfecta como un reloj astronómico. Los diseen lo que triunfa plenamente Ann Hallenberg en el arduo papel titular. El resto de los cantantes contribuye a conformar lo que sin duda es un grupo notable del canto haendeliano de nuestros días. Cherici, aunque no perfecta en la entonación, se muestra muy ágil. Correcto Stains como Lurcanio y muy sólido el rey de Lepore, bien que un punto engolado en algunos momentos. La narración musical es muy fluida y el sentido dramático está totalmente logrado en la batuta de Curtis. Buena respuesta del Complesso Barocco, salvo esporádicas dificultades de las dos intérpretes de trompa con la inclemente escritura haendeliana. La escenografía, como hoy es casi dogma, va por su lado, con un ambiente burgués que en nada sintoniza con el libreto y un vestuario entre años veinte y meramente incoherente. Interesante aportación musical, en cualquier caso, a la imparable revalorización de las óperas de Haendel. Enrique Martínez Miura HAYDN: Conciertos para violonchelo. Concierto para piano nº 11. MSTISLAV ROSTROPOVICH, violonchelo; HOMERO FRANCESCH, piano. ACADEMY OF ST MARTIN IN THE FIELDS. Director: NEVILLE MARRINER. Directores de vídeo: HUGO KÄCH Y KLAUS LINDEMANN. EUROARTS 2072068 (Ferysa). 1975, 1982. 73’. N PN ños de Chemiakin son de una incontable labor imaginativa y están realizados con un lujo de materiales realmente feérico. Chaikovski por Gergiev ¿hace falta elogiarlo? No, entonces adelante. Tampoco es necesario descontar la disciplina geométrica y rítmica de las masas, que deben encarnar a distintos personajes, desde la rigidez pintoresca del autómata hasta la ligereza legendaria de los enamorados adolescentes, pasando por actuaciones de carácter, memorable como la de Drosselmeyer. Los solistas van sobrados y cabe destacar a la niña convertida en aspirante a reina, una Golub flexible y certera, y al Príncipe que, al quitarse la máscara del muñeco, muestra un rostro púber sobre un cuerpo de impecable bailarín blanco, de La orquesta actúa sin director en los dos Conciertos de violonchelo, con Iona Brown de líder, como ya saben los que tengan estas dos páginas en la versión audio publicada por EMI en la serie Grandes Grabaciones del Siglo (eso de que Rostropovich actúa de solista y director es bastante opinable, ya que se limita a dar la entrada al principio y después se olvida por completo de la orquesta, que siempre permanece pendiente de su concertino). Marriner sólo aparece dirigiendo su Academia en el Concierto de piano nº 11 acompañando a Homero Francesch. Nada nuevo que añadir a la deslumbrante actuación de Rostropovich, que posiblemente ejecuta las versiones más perfectas en el aspecto técnico y redondas en el musical de todas las existentes en el catálogo: virtuosismo fuera de lo común e intensidad melódica trascendente son las dos marcas de la casa a las que habría que añadir el fuerte temperamento eslavo del artista que impregnaba todo cuanto tocaba, con un equilibrio y perfección formal intachables para estas dos obras maestras del clasicismo dieciochesco. A pesar de otras versiones igualmente importantes protagonizadas por ilustres colegas (Tortelier, Fournier, du Pré, Maiski, Schiff, Harrell y otros con saltos fúlgidos y espumosos y caídas imperceptibles. En fin: rever una obra canónica con el asombro de quien, niño aún, asiste a las delicias y terrores de un cuarto de juegos. Blas Matamoro instrumentos de época, tales como Coin o Bylsma), Rostropovich es el indiscutible primero de la lista con un virtuosismo y canto inimitables (escuchen, por ejemplo, el movimiento lento del Concierto en do mayor), un verdadero placer la escucha de estas dos obras en estas interpretaciones. El Concierto de piano incluido en este DVD parece dudoso que pertenezca a Haydn, aunque esté bien escrito y sea el más popular de los atribuidos a su pluma (en el libreto de este DVD el comentarista Jochen Rudelt así lo afirma). El pianista uruguayo Homero Francesch, extremadamente sutil y elegante, completa acertadamente las dos actuaciones de Rostropovich con una convincente e idiomática traducción acompañada por la dirección de Marriner, siempre ligera, atenta y musical. Filmaciones espectaculares de Käch y Lindemann. Por tanto, obras de uno de los grandes compositores de la historia tratadas con la importancia que merecen. Indispensables. Enrique Pérez Adrián HENRY: El arte de los sonidos. Documental de FRANK MALLET y ERIC DARMON en torno a PIERRE HENRY. IDEALE AUDIENCE 9DS43 (Ferysa). 2007. 109’. N PN E n 1962, el realizador francés François Truffaut firma el cortometraje Antoine et Colette, especie de continuación de las aven- 107 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 108 D V I SD C O S D HENRY-RECITALES 108 turas de Antoine Doinel en Los 400 golpes, como parte del film de episodios El amor a los veinte años. El film aporta una secuencia que aun hoy sorprende: los dos jóvenes acuden a un concierto de música concreta. El que Doinel trabaje en ese momento en un taller de fabricación de discos y que conozca a su compañera en un recital de Juventudes Musicales, propicia el que ambos asistan a un acto que en esos años no es sino un pequeño acontecimiento en la capital francesa. En efecto, la relativa popularidad de los conciertos de música concreta (luego, música electroacústica) es algo que jamás se ha perdido en aquel ámbito cultural y a ello ha contribuido de manera decisiva uno de sus máximos representantes, el ya octogenario Pierre Henry. Mucho más difundido (y aclamado) que sus antiguos colegas del GRM (Parmegiani, Chion, Savouret…), Henry ha contado siempre con el favor de artistas plásticos, de coreógrafos (las colaboraciones con Béjart y más tarde con Carolyn Carlson son determinantes) y de músicos que pertenecen a estéticas populares, como los grupos Violent Femmes o Spooky Tooth, con quienes grabara el disco Ceremony. Henry figura hoy, además, como el gran guru, junto únicamente a Stockhausen, de los practicantes de la nueva música electrónica, quienes reconocen al francés como el auténtico precursor de la técnica de los DJ’s. Todo este cúmulo de aportes queda recogido en el apretado documental, que viene servido sin subtítulos en castellano, montado por Mallet y Darmon. Henry, que ha abordado el material sonoro desde muy diversas perspectivas, desde lo abstracto (rigor y linealidad en el tratamiento del objeto sonoro) hasta la búsqueda de un todo neosinfónico, ha terminado por acoger al público en su propia casa, esa especie de museo que sobre el arte concreto, pero también sobre su propia figura (suerte de gran narcisismo), posee el autor a orillas del Sena. El documental recoge, en efecto, algunas de las jornadas de “puertas abiertas” que Henry quiso ofrecer a sus seguidores en el momento de la presentación de una de sus más logradas obras, Interieur-Exterieur. Se asiste aquí al deambular de los oyentes (y sorprendidos observadores) por entre las estancias de la casa, al tiempo que escuchan por los múltiples altavoces los sonidos de la nueva obra. Desde las primeras prestaciones del ballet de Béjart, al ritmo de la mítica Sinfonía para un hombre solo, hasta los conciertos para masas de público nada desdeñables en la Cité de la Musique o en la Casa de la Cultura de Dijon, el documental es un vivo retrato del que todavía es uno de los puntales de la experimentación musical. Francisco Ramos MARTINU: La pasión griega. JOHN MITCHINSON (Manolios), HELEN FIELD (Katerina), JOHN TOMLINSON (Grigori), JEFFREY LAWTON (Panaït). CORO FILARMÓNICO DE PRAGA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BRNO. Director musical: CHARLES MACKERRAS. Guión y puesta en escena: TOMÁS SIMERDA. Vestuario: LIBUSE PRAZAKOVA. Director de vídeo: MARTIN KUBALA. SUPRAPHON SU 7014-9 (Diverdi). 1981 y 1999. 93’. R PN He aquí la segunda y definitiva versión de la última ópera compuesta por Martinu, con libreto en inglés (en esta edición sin subtítulos en castellano aunque sí en francés) y basada en la novela de Nikos Kazanzakis Cristo vuelto a crucificar. La primera se debió estrenar en Londres apenas terminada (1957) pero el teatro y la editora rehuyeron el proyecto y se conoció póstuma en Bregenz (1999). Martinu rehizo la obra pero no la vio estrenada, pues falleció en 1959 y el debut tuvo lugar en Zúrich en 1961. Es la que corrientemente se ha mostrado y la que se puede ver en este DVD. La partitura es más correcta que lograda, más interesante como documento que como arte. Se advierte la confluencia de modelos, bien repartidos, como el recitativo de Musorgski, las pequeñas obstinaciones y los breves melodismos de Janácek, la alternancia de armonías disonantes con modos antiguos y una sólida doctrina orquestal. Pero, vista en la pantalla del televisor, se concluye que, en manos de gente lúcida y preparada, cimenta una excelente suerte de filme operístico u ópe- ra filmada, no como sucedáneo del teatro, sino como pieza en sí misma. Los escenarios, externos e internos, son naturales (Licovrissi, isla de Brac), las voces mayormente británicas se oyen en play back con actores checos, el pueblo es auténtico de aquellos lugares. La lectura de Mackerras es, como siempre en él, reflexiva, de excelencia sonora, equilibrada y con un sentido constante de la progresión y alternancia dramáticas: escenas de conjunto, intimidades, liturgias. Los cantantes llenan un inmenso reparto, parejamente eficaz. La filmación muestra a un auténtico hombre de cine que sabe obtener beneficios para lo suyo de una partitura vocal-teatral. Blas Matamoro MASCAGNI: Cavalleria rusticana. GIULIETTA SIMIONATO (Santuzza), ANGELO LO FORESE (Turiddu), ATTILIO D’ORAZI (Alfio). CORO ITALIANO DE LA NHK. SINFÓNICA DE LA NHK. Director musical: GIUSEPPE MORELLI. Director de escena: BRUNO NOFRI. VAI 4422 (LR Music). 1961. 75’. R PN O tro producto de “italianos en Japón” que nos llega en imágenes tras haberlo previamente disfrutado en audio. Un interés de partida supone ver la Santuzza de la Simionato, artista extraordinaria desde el punto de vista vocal y escénico. Con 51 años apenas cumplidos la mezzo es un modelo de saber estar y moverse, allí es nada su experiencia con la ópera mascagniana, habiendo sido ella dos décadas atrás justamente la Mamma Lucia de la grabación completa de la obra, dirigida por el compositor en el año del cincuentenario del estreno. Simionato se pasea por la escena con una naturalidad ejemplar y poco a poco va dando más intensidad y contenido al personaje hasta el desgarro final que pone los pelos de punta. Vocalmente, está —quién lo duda— impecable, en una tesitura como la de Santuzza que le va perfectamente a sus medios mediterráneos ricos y carnosos. Superada la inicial impresión, con un aspecto que puede parecernos un poco infeliz, el tenor Lo Forese sin duda de menor impacto vocal que otros contemporáneos Turiddus (Del Monaco, Corelli, Di Stefano), cuenta con unos medios interesantes de tenor más lírico que spinto, pero con un conocimiento seguro del papel que trasmite claro y convincente, apoyado por una composición actoral más que aceptable. Igual que D’Orazi un Alfio considerable por voz, lírica también y con algunos colores atenorados, y solidez de fraseo. Magníficas, la Lucia de Amalia Pini y la Lola de Anna Di Stasio, viejas conocidas las dos. El coro responde con interés y resulta bien curioso ver a tanto japonés disfrazado de siciliano. La orquesta está manejada con energía y sapiencia por Morelli que ofrece una lectura impecablemente contada en un lógico y bien dinamizado crescendo dramático. Los decorados son, desde luego, los que se detallan en el libreto, con la iglesia y la taberna frente por frente, y el director de escena ordena las masas y mueve a los solistas derrochando continuamente detalles sutiles que demuestran su conocimiento de la historia y de sus protagonistas, como las miradas que lanza Santuzza alrededor suyo, es sólo un ejemplo, buscando molestos testigos antes de hacer su tenso relato, Voi lo sapete, o mamma, a una intrigada Lucia. Representación clásica, hecha por importantes profesionales tendentes a un objetivo común: exponer el drama de Verga y hacer que brille y se exprese la música de Mascagni. He ahí lo que resulta esta producción que, como es lógico, está en blanco y negro y cuenta con subtítulos en castellano sobre los japoneses de la transmisión televisiva original. Fernando Fraga PROKOFIEV: Pedro y el lobo. Sinfonía Clásica. Obertura sobre temas hebreos. STING Y ROBERTO BENIGNI, narradores. ORQUESTA DE CÁMARA DE EUROPA. Director: CLAUDIO ABBADO. Director de vídeo: CHRISTOPHER SWANN. DEUTSCHE GRAMMOPHON 004400734267 (Universal). 1993. 58’. R PN B ach, Mozart, Beethoven, Schubert y Wagner se sientan a cenar a una mesa en la que falta un comensal. El personaje que ocupa su lugar es, ni más ni menos, el nieto de Prokofiev con 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 109 D V D HENRY-RECITALES un encarguito del abuelo para los grandes maestros, personificados por la técnica de los muñecotes con una enorme fidelidad y un toque de gracia irresistible. El gamberro Mozart arroja una miga de pan al cascarrabias Beethoven, y a partir de ahí se lía la monumental mientras va apareciendo una tropa delirante de personajes igualmente tronchantes, entre los que reconocemos los muñecos de Karajan, Bernstein, Ozawa, Mehta, o el propio Abbado. Las escenas se suceden, entre el humor y los guiños con dobles sentidos iconográficos — metrónomos, naranjas, banderas soviéticas, caricaturas, etc. Finalmente llega el mismísimo don Sergei para tomar asiento junto a sus compañeros “clásicos”. Ha sido la ambientación visual para el Op. 25. En el cuento, narrado en inglés o en italiano, por el muñeco-Sting o el muñecoBenigni respectivamente, una alternancia de personajes reales, muñecos, instrumentistas caracterizados y bellísimos cuadros de un pequeño circo va desgranando la línea argumental de la obra con eficacia y fantasía. El resultado es francamente sensacional, aunque podría ser todavía mejor incorporando doblajes opcionales en otros idiomas, para facilitar el seguimiento de la narración a niños que aún no lleguen a poder seguir los subtítulos. Esto, hoy, en el soporte DVD, es algo tan fácil de hacer como sentarse a disfrutar de este disco. Juan García-Rico SCHUMANN: Concierto para piano en la menor op. 54. Documental e interpretación. MARTHA ARGERICH, piano. ORQUESTA DE LA GEWANDHAUS DE LEIPZIG. Director: RICCARDO CHAILLY. Directores de vídeo: ANGELIKA STIEHLER Y MICHAEL BEYER. EUROARTS 2056068 (Ferysa). 2006. 63’. N PN U n DVD divulgativo, que contiene la interpretación que Martha Argerich y Riccardo Chailly ofrecieron el 1 y 2 de junio de 2006 en la Gewandhaus de Leipzig, y que EuroArts editó en otro DVD junto a la Cuarta Sinfonia del mismo compositor, entre otras obras (ref. EuroArts DVD 2055498). La faena para quienes quieran hacerse con este disco y ya posean aquél es que repiten la interpretación del Concierto si quieren ver el documental que introduce a la audiencia al mundo del compositor y al de esta obra en particular. No termina uno de entender bien esta decisión editorial, dado que las posibilidades de duración del DVD hubieran permitido perfectamente editar los dos discos en uno (el citado dura 93’, y el documental 28’, de forma que la cosa era perfectamente posible). De esta manera, se obliga al oyente a repetir o a elegir, prescindiendo bien del resto del concierto o del documental. Éste, escrito por Martin Feil y con la participación del profesor Wulf Konold, de la Schumannhaus de Zwickau, no resulta especialmente cautivador. En mi opinión, la aproximación es demasiado convencional y superficial para quienes ya se han introducido en el tema, y demasiado cuadrada y técnica para quienes no saben del mismo. Las maneras, por otra parte, distan de ser especialmente didácticas (pienso en la distancia sideral que separa a este documental del que hacía Bernstein sobre las Sinfonías de Beethoven con la Filarmónica de Viena, por ejemplo). En fin, que tiene un pasar, pero tampoco es nada del otro jueves. Sí lo es, sin la menor duda, la interpretación que se ofrece a continuación. Argerich es una grandísima intérprete de Schumann, cuyo caleidoscópico temperamento parece acoplarse como anillo al dedo a su personalidad. Ha grabado la obra anteriormente en múltiples ocasiones (entre las grabaciones oficiales hay que recordar las que acompañan Rostropovich, Harnoncourt, Chung o Rabinovich) y la domina de forma absoluta. La que nos ofrece este DVD es de un exquisito equilibrio, y la argentina consigue como pocas veces un perfecto equilibrio entre efusión y calma, entre lirismo y pasión, siempre con una línea cantable de gran elegancia y fluidez, pero sin abandonar la contundencia y poderío que la caracterizan. La arrebatadora cadencia del primer tiempo es una buena muestra de ello, siempre servida con la característica perfección técnica marca de la casa. No cabe duda de que la “jurisprudencia” en materia discográfica es amplísima: desde Richter (DG, pero con penoso acompañamiento) hasta Zimerman (DG, con Karajan), Pollini (con Abbado, DG), pasando por Lipatti (EMI), Rubinstein (RCA), Arrau (Philips), Perahia (Sony) o la propia Argerich (versiones citadas). Esta nueva de la argentina, cuidada con mimo y dibujada con delectación tanto por su parte como por la de Chailly (que se acopla a la interpretación de Argerich con absoluta flexibilidad) y su estupenda orquesta (preciosa lectura del Intermezzo, cantado y dialogado entre solista y orquesta de forma ejemplar) es sin duda una grandísima versión, que merece estar en cualquier discoteca, bien en el disco que se comenta o en el que contiene el resto del concierto (citado al principio de este comentario). Resumen bastante claro: magnífica interpretación, muy recomendable, complementada con un documental que no pasa de la discreción. Rafael Ortega Basagoiti VERDI: Nabucco. MARIA GULEGHINA (Abigaille), LEO NUCCI (Nabucco), CARLO COLOMBARA (Zaccaria), FABIO SARTORI (Ismaele), NINO SURGULADZE (Fenena). CORO Y ORQUESTA DE LA ARENA DE VERONA. Director musical: DANIEL OREN. Director de escena: DENIS KRIEF. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. DECCA 074 3245 (Universal). 2007. 159’. N PN E l regista Krief explica en el bonus su concepto de la ópera verdiana como una lucha entre el poder (los asirios) y la cultura (hebrea) representada por los libros, de ahí que el momento más espectacular de la puesta sea la destrucción de una biblioteca al finalizar el acto I. Se la sitúa en un armatoste ad hoc, parte importante del decorado ya que luego será la prisión de los israelitas, una especie de esqueleto de una casa en construcción y que se pega de tortas con el ámbito de la arena veronesa. En este espacio de simbología no tan clara ni convincente, con apenas otros elementos decorativos, mueve con discreción a los personajes (vestidos de manera un poco más oportuna) que salen adelante, parece, más por la profesionalidad de sus respectivos intérpretes que por las directrices del responsable escénico. Esta frialdad de propuesta, que consigue sin embargo algunos momentos sugestivos gracias a la iluminación, parece afectar incluso al popularísimo Va pensiero que no llega a bisarse (o si lo fue, no aparece en el DVD) como es habitual en Verona. Oren, pese a algunos desajustes iniciales, dirige con la sapiencia que le procura su experiencia en general y Nabucco en particular, partitura a la que privilegia por encima de otras. Nucci, en la madurez de su sesentena sigue siendo un protagonista importante en una noche particularmente generosa. La voz de Guleghina suena rica, rotunda, desplegada, pese a sus acostumbradas caídas de tono, moviéndose desenvuelta y muy atractiva por el amplio escenario. La Surguladze es un auténtico derroche para la anodina Fenena, mientras que Sartori sale, vocea con riqueza de medios y se va tan tranquilo, como si nada hubiera pasado por él y por el asimismo algo insustancial personaje. Colombara demuestra que es probablemente el bajo italiano actual de mayor interés, soportando todas las trampas vocales de un papel imposible con tantas exigencias de registro, de volumen y de canto. Cumplen bien Patrizia Cigna en Anna, Carlo Bosi en Abdallo y Carlo Striuli como Sumo Sacerdote. Verona, por las características del escenario y del público que convoca, merece quizás un montaje más tradicional. ¿Ha llegado al sur la temible influencia alemana? Fernando Fraga RECITALES JULIAN BREAM. Guitarrista. My Life in Music. Documental dirigido por PAUL BALMER. AVIE AV2109 (Gaudisc). 2003-2006. 195’. N PN Paul Balmer, el director y presentador de este documental, nos presenta a Bream como “el mejor guitarrista y laudista del siglo XX”, de modo que, ya de entrada, nos hacemos una idea que estas más de tres horas de material sonoro y visual van destinadas a ensalzarlo. Bream nos habla al principio haciendo hincapié en que repasa su existencia tras su retirada de los escenarios después de cincuenta y cinco años dando conciertos. Y es que es el propio Bream quien evoca su vida ya desde su nacimiento y centrándose muy especialmente, 109 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 110 D V I SD C O S D RECITALES-VARIOS claro está, en su relación con la música en general y con la guitarra en particular. Y sobre esto último, es curioso saber, y por boca de Bream, que su atracción por este instrumento empezó cuando descubrió la música de Django Reinhardt, aunque también tuvo mucho que ver la afición que por la guitarra tenía el padre de Bream. Precisamente fue su padre quien le animó a tocar e incluso fue, a su manera, su primer maestro, y hasta, poco después, su condiscípulo. Al cabo de poco tiempo, conoció a Segovia gracias a un disco y Bream lo tuvo claro. Y ahí empezó todo, pero ya en serio. Después llegó el laúd, su relación con Britten y con otros compositores, con Peter Pears, con John Williams, la aventura de The Julian Bream Consort… en fin, toda una vida dedicada a la música con el mayor de los entusiasmos, algo que se refleja perfectamente en este muy interesante y muy ameno documental. Hay diversos bonus, la mayoría del máximo interés y prácticamente todo buenísimo, empezando por interpretaciones de Bream grabadas con imagen y sonido —música de Aguado, Villa-Lobos, Morley y Walton— además de obras de Rodney Bennet y Tárrega que escuchamos acompañadas de imágenes estáticas. Los muchos aficionados a Bream estamos de enhorabuena con este DVD y el resto de aficionados no debería pasarlo por alto, pues permite apreciar la personalidad y parte del legado de un gran músico. Josep Pascual El tenor cincuentón recuerda algunos de sus grandes papeles (el de Mantua, Fernando, Edgardo, Werther, Alfredo…), imbatible en su musicalidad, soberano en su técnica, impecable en cada concepto. Sólo se nota algún que otro esfuerzo al principio o demasiadas frases terminadas abruptamente. Simples circunstancias marginales que para nada empañan velada de enorme triunfo, en la que colabora activamente el pianismo de Tordesillas. En realidad se trata de un recital a dos voces, ya que Tordesillas da cuenta de su clase, no sólo acompañando al tenor sino en solitario, desgranando con inmaculada sonoridad algunas variaciones clásicas ya, de Beethoven (sobre La molinara de Paisiello) o de Chopin (sobre Puritani de Bellini). O sea, que en el teclado se sigue manteniendo el clima operístico del concierto. Incluso en la encantadora página rossiniana, esa brillante marcha perteneciente al volumen IX de los Pecados de vejez donde escuchamos desfilar temas de varias de sus óperas. Kraus, como propinas de carácter popular, es capaz de imponer su maestría incluso en bolero tan archiconocido como Quiéreme mucho o en canción tan sencilla como Morucha. Un placer escuchar a dos artistas que con instrumentos de expresión distintos coinciden en tantos aspectos, en cabeza la plasticidad y maestrías de sus respectivos planteos. Fernando Fraga VARIOS ALFREDO KRAUS. Tenor. Páginas de Manon, Werther, Roméo et Juliette, La favorita, Lucia di Lammermoor, La traviata, Rigoletto, Los emigrantes. Variaciones sobre Il filosofo imaginario, La molinara e I puritani, Marcha y reminiscencias para mi último viaje, Quiéreme mucho, Morucha. JOSÉ TORDESILLAS, piano. CLASSIC D’OR 101004 (Gaudisc). 1984. 73’. N PN R ecital 110 grabado en el antiguo Real en su etapa de sala de conciertos, emitido por TVE y que puede que figure conservado en la videoteca de algún que otro aficionado. Nada nuevo que añadir al arte krausiano. MARISS JANSONS IN REHEARSAL. Bartók: Suite de El mandarín maravilloso. ORQUESTA FILARMÓNICA DE OSLO. Director de vídeo: MORTEN THOMTE. ARTHAUS 100 318 (Ferysa). 1997. 55’. R PM O slo, verano de 1997. Mariss Jansons mantiene una historia de amor con la Filarmónica. En ese momento, Jansons tiene 54 años, se halla en plenitud como intérprete, y todavía está lejos de completar la integral Shostakovich que tendrá esa orquesta de Oslo entre sus protagonistas. Es un ensayo con orquesta, pero también hay algo de autobiografía. Vemos el detalle, vemos cómo se plantea Jansons la partitura de la suite de El mandarín maravilloso de Bartók, y al final la vemos y la oímos. No es una filmación para especialistas, es un documental para aficionados, para televisión. Tiene interés en ese sentido, porque se ven cosas que desconoce el aficionado que asiste a los conciertos. En cambio, no aprenderá gran cosa de los entresijos de esta partitura violenta y compleja, salvo colegir que, en efecto, es una cosa bastante complicada; no que es una propuesta dramática de considerable brutalidad, de historia, de libreto, pero especialmente de línea musical y de timbres que aun hoy siguen siendo agresivos, trasunto de una época que Bartók supo ver muy pronto, aunque es cierto que ya se sabía lo transcurrido en la primera guerra. No importa, el documental tiene sus limitaciones y no pretende ir más allá de lo que da, que no es mucho, pero que tiene interés. En cambio, el concierto, esos casi veinte minutos de la Suite son espléndidos, superiores, son una secuencia en la que oímos y vemos esa agresiva partitura de 1918 que cierra el tríptico escénico de Bartók, el compositor que no regresaría jamás al teatro. Oímos mucho, vemos bastante, pero no lo vemos del todo como deberíamos. La filmación es buena, pero deja que desear; a veces oímos cosas importantes que no se ven, y eso se echa a faltar. En cualquier caso, se trata de un documental y un concierto que van de lo interesante a lo sobresaliente (el concierto). Jansons se muestra aquí, con una orquesta en la que ya lleva dos décadas largas como titular, desde la dura época soviética de veinte años antes, como el gran maestro que ahora todos reconocemos. De gran interés. Santiago Martín Bermúdez TEA, A MIRROR OF SOUL. Filme de Frank Scheffer. Broken Silence. Filme de Eline Flipse. IDEALE AUDIENCE 9 DS32 (Diverdi). 1995-2005. 176’. N PN En este DVD encontramos dos películas bien distintas. La primera, de 2005, Tea, a mirror of Soul, de Frank Schef- fer, está basada en la ópera Té de Tan Dun. Podemos escuchar fragmentos de esta ópera (con libreto en inglés), ver momentos de la representación, ensayos y, sobre todo, hay muchos comentarios acerca del té y su importancia en la cultura oriental, sobre la etimología de la palabra té y escenas cotidianas y ceremoniales asociadas a esta bebida. Encontraremos reflexiones sobre el teatro popular, sobre la música de Tan Dun en general y la de esta ópera en particular. Todo ello con una presencia constante de la música de Té, obra colorista, efectista incluso, de gran poder evocador e indiscutible efecto dramático, en la línea del Tan Dun más divulgado, de marcado carácter oriental pero no ajena a la música occidental. Como el propio Tan Dun dice en un momento de la película “no puedo escapar de mi pueblo pero tampoco puedo escapar de Manhattan”. Interesante sin duda esta atractiva película de ritmo lento y por momentos realmente hermosa y poética. Los fragmentos operísticos corren a cargo de un nutrido grupo de solistas y un coro reunido para la ocasión junto a la NHK Symphony Orchestra y la Dutch Chamber Orchestra, todos bajo la dirección del autor. La segunda película, con subtítulos en español como la anterior, se titula Broken Silence, de Eline Flipse, de 1995. El título parece aludir, al ver su contenido, al silencio que se rompió tras la revolución cultural china. Después del silencio musical impuesto llegó una verdadera locura musical que llevó a muchos chinos a acercarse a la música occidental al tiempo que profundizaron en su propia tradición. Pero también podríamos entender ese silencio roto por la divulgación bastante reciente en Occidente de la nueva música china. Ed Spanjaard, director del Nieuw Ensemble holandés nos habla de su gran interés por la nueva música china y se centra en Mo Wuping (a quien va dedicada la película pues murió prematuramente a los 33 años de edad), Chen Qijang, Qu Xia Song, Guo Wenjing y, claro está, Tan Dun. Podemos escuchar la música de estos compositores y comentarios sobre ella, ensayos y reflexiones sobre la revolución cultural y sobre la importancia del descubrimiento de la música occidental por parte de esta generación. Josep Pascual 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 111 NEGRO MARFIL LA HIERBA ALREDEDOR DE LA CIUDAD CENTRE BRIDGE. Obras acústicas y electroacústicas de Frances White. Like the lily. Centre Bridge. A veil barely seen. Walk through Resonant Landscape nº 2. Centre Bridge Dark River. LIUH-WEN TING, viola; TRIY RINKER JR., contrabajo; ELIZABETH BROWN, SHAKUHASHI. QUINTETO DE CUERDA PAULINE KIM. MODE 184 (Diverdi). 2007. 62’. DDD. N PN JANUARY. Obras de Carla Bley, Gary Peacock y Ennio Morricone. TRÍO MARCIN WASILEWSKI. ECM 2019 1737345 (Nuevos Medios). 2008. 71’. DDD. N PN … el sonido de una miríada de mariposas en el crepúsculo sobre el lago de Sylva Plana. Marcel Proust F rederic Prokosch anotaba cada noche las frases oídas durante el día, un arte de coleccionista y de embalsamador; alrededor de una discreta magia en la que la obra escogida late durante el espacio de algunos instantes y crea para nosotros la ilusión feérica de su resurrección, flota una tristeza melancólica, extrañamente profunda y refinada, algo hermética quizá. ¿Cómo podría ser de otra manera? Ese y otros escritores coleccionistas, o sus colegas compositores, aceptan una lucha perdida de antemano contra el olvido, lucha doblemente destinada al fracaso por el tiempo y por la época. No se acaba de escribir un poema, se abandona… Paul Valéry … tampoco se acaban los ruidos, es evidente que, salvo para nuestros oídos, no se extinguen, siguen vibrando por años luz. La idea de recoger los ruidos, grabarlos y reproducirlos a voluntad se ha traducido mediante diversos inventos que exigen aparatos complicados llamados, Uher, Dat, Minidisc, Digmag… Pero un ruido no se conserva indefinidamente en una caja; se filtra a través de los más finos intersticios, se avienta o ventila… Frances White lo sabe, lo intuye; utiliza los ruidos cuando están todavía frescos y los libera fuera de su marco natural para darles todo su valor… acaso los transcribe, transporta e incluso los embellece; los sonidos del tráfico sobre Center Bridge, el nombre de la obra y de un puente acaso imaginario (la voz del puente es la expresión de la melodía inalcanzable) que cruza el río Delaware acaban por evocar sospechadamente las inflexiones o los gemidos de la viola, los gruñidos del contrabajo o las quejas de la shakuashi. Los sonidos, los recuerdos sonoros, recuerdos de algo que no había ocurrido todavía, acaso recuerdos de la ciudad lejana, sonidos de motores, cláxones, frenos y neumáticos en el alquitrán del puente, sonidos del agua que pasa por debajo se deshacen (y nuevas músicas se forman sin cesar) o pierden progresivamente todo carácter descriptivo para crear un espacio acaso original a partir de una red de líneas entrecruzándose obedeciendo a perspectivas con múltiples puntos de fuga, una arquitectura de hilos, cabos o cables, tendidos, tensados según direcciones distintas. No sé si existe lo que llamábamos América, ese país que me fascina desde la infancia, que adoré/adoro a través de Fenimore Cooper, Whitman, Thoreau, Emerson, Jack London, Henry Miller, Auster y tantos otros, ese país “edificado sobre la paranoia por hombres que no se paraban a considerar la vanidad de sus sueños y que, coherentes con ellos mismos, los traducían en actos”. Sigo haciendo largos paseos por las novelas, las películas, desde Corre conejo corre hasta Los puentes de Madison, paseos por su hierba azul, en el camino del estanque debajo del contenedor de agua… allí precisamente, Frances White lanza una piedra desde el arco frío del puente, la oye rodar largo tiempo, de canto en canto, largo tiempo sobre las escaleras del eco… Y tras el moaré de las olas concéntricas, el silencio que vuelve a reconstituirse parece acordarse todavía de alguna fuga plateada que se sitúa entre lo oído y lo inaudito, hace aflorar un extraño sentimiento del tiempo, simultáneamente inmemorial y actual… un extraño sentimiento de una noche que hubiese guardado, en suspenso, la memoria de una infancia mientras la compositora dibujaba en la arena ciudades destinadas a perdurar únicamente en nuestra memoria. En la orilla, unas parejas duermen sobre la arena, enlazadas a sus deseos como el río a sus meandros; tumbada debajo de un sauce, la cabeza en la sombra, la compositora escucha sus fantasías sonoras, olvidándose, a veces, que ella las ha creado. … Nueva York la magia espléndida de la superficie de las cosas en las que suelo vivir. Edgar Lee Masters Los europeos me parece que tienen una relación digamos ambigua con los Estados Unidos; hay en ese odio europeo (odio sin fronteras, pues es el de Raymond Carver o de John Cassavetes) más allá del desencantamiento del mundo moderno, algo que se impone con fuerza, el sentimiento de una profunda nostalgia; acaso la nostalgia de un mundo menos entregado al desamparo de las pasiones tristes. Algunos europeos iban otrora a Nueva York para bucear en el infierno de William Burroughs o James Purdy, o para perseguir trazas de la Beat Generation que no existe sino en nuestras reminiscencias adolescentes, incluso trazas de generaciones anteriores, generaciones perdidas borrachas del alcohol de sus sueños. Por su primer contacto, o como dicen esos jóvenes polacos demostrando que hablan el inglés norteamericano, For the First Touch, Marcin Wasilewski y su trío tratan la ciudad mítica como un tema musical tantas veces variado, y a la vez que representa tanto el revés del sueño americano como la posibilidad de realizarlo: acercarse a aquellos músicos que forman parte de ese sueño o de esa pesadilla estadounidense. Con delicadeza, esos jazzmen rehúsan llevar la moderación hacia el extremo, pues saben que es más fácil ir hasta el límite que seguir sin desfallecer la perfección del término medio. Pierre Élie Mamou 111 74-112 FILM:Scherzo 229 19/3/08 16:51 Página 112 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 112 Alla Napoletana. Villanesche. Orozco. Alpha. . . . . . . . . . . . 103 Aperghis: Récitacions. Michel-Dansac. Col Legno. . . . 74 Argerich, Martha. Pianista. Obras de Bach, Schumann y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Arrau, Claudio. Pianista. Obras de Beethoven, Mozart y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . 73 Ashkenazi, Vladimir. Pianista. Obras de Chopin, Mozart y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Bach, J. S: Arte de la fuga. Aimard. DG. . . . . . . . . . . . . . . 75 — Obras para órgano. Isoir. Calliope. . . . . . . . . . . . . . 74 — Sonatas para viola da gamba. Alqhai/Martínez Molina. Arsis. . 75 — Sonatas para viola da gamba. Perkola/Häkkinen. Naxos. . . . . 75 — Suites para chelo. Gutiérrez Arenas. Verso. . . . . . 75 — Suites para chelo. Fournier. Archiv. . . . . . . . . . . . 71 Bach, W. F.: Fantasías. Spiri. Oehms. . . . . . . . . . . . . . . 76 — Polonesas. Hill. Naxos.. . . . . . 76 Bartók: Castillo de Barbazul. Belácek, Meláth/Alsop. Naxos.. 76 — Concierto para orquesta. Boulez. Euroarts. . . . . . . . . . . 106 Bax: Sonata para violín 2. Jackson/Wash. Naxos. . . . . . . . . . . 76 Beethoven: Tríos 3, 5. Staier/ Sepec/ Queyras. H. Mundi. . . . . . . . . . 76 Bellini: Puritani. Netrebko, Cutler/Summeres. DG. . . . . . . 106 Benedetti-Michelangeli, Arturo. Pianista. Obras de Beethoven, Brahms y otros. Steinway. . . . . 73 Berg: Suite lírica. Psophos. Zigzag. . . . . . . . . . . . 77 Berlioz: Oberturas. Cambreling. Hänssler. . . . . . . . 77 Brahms: Concierto para violín. Milstein/Cluytens. Claves. . . . . 78 — Sinfonía 4. Alsop. Naxos. . . . . 77 —Sonatas para violín. Papavrami/Bianconi. Aeon. . . . . . . . . . 77 — Tríos con piano 1, 3. Guarneri. Praga. . . . . . . . . . . . . 78 — Variaciones Haydn. Varios. . . 68 Bream, Julian. Guitarrista. Avie. 109 Brendel, Alfred. Pianista. Obras de Mozart, Haydn y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Bruckner: Sinfonía 7. Haitink. CSO.. . . . . . . . . . . . . . 78 Brumel: Misa. Motetes. Hilliard. Coro. . . . . . . . . . . . . . 78 Buxtehude: Música vocal 2. Munk. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . 78 — Obras para órgano y vocales. Koopman. Challenge.. . . . . . . . 79 Chaikovski: Cascanueces. Gergiev. Decca. . . . . . . . . . . . 107 — Sinfonía 3. Svetlanov. Melodiya. . . . . . . . . 79 — Sinfonías. Fedoseiev. Arthaus.. 70 Chopin: Preludios. Tharaud. H. Mundi. . . . . . . . . . 79 Coles: Imágenes. Ogden. Nimbus.80 Conciertos para cuatro violines. Goebel. Archiv. . . . . . . . . . . . . 71 Cuarteto Alban Berg. Obras de Schoenberg, Berg y otros. EMI.101 Dowland: Música para laúd. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Dvorák: Sinfonía 8. Kreizberg. PentaTone. . . . . . . . 80 Enna: Amor caliente. Bäumer. CPO. . . . . . . . . . . . . . 80 Fábula de Orfeo. Biggi. K 617. . 104 Gilels, Emil. Pianista. Obras de Brahms, Grieg y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Glass: Book of Longing. Riesman. OMM.. . . . . . . . . . . . 81 — Heroes Symphony. Alsop. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . 81 Fitzenhagen: Concierto para violonchelo. Maintz/Rivinus. Oehms. 81 Gounod: Faust. Kraus, Scotto/Ethuin. VAI.. . . . 106 Guillén, Manuel. Violinista. Obras de Balada, Mateu y otros. Autor.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Gulda, Friedrich. Pianista. Obras de Beethoven. Orfeo.. . . 72 Haendel: Alcina. Harteros, Kasarova, Cangemi/Bolton. Farao. 82 — Arias alemanas. Banse. Chandos.. . . . . . . . . . . . 82 — Arias de ópera. Kirkby, Bott/Goodman. Hyperion. . . . . 82 — Ariodante. Hallenberg, Cherici/Curtis. Dynamic. . . . . . . . . 107 — Dixit Dominus. Preston. Archiv. 71 — Saul. Rilling. Hänssler. . . . . . . 82 — Suite y cantatas. Krapp. Oehms. 81 — Tolomeo. Hallenberg, Spagnoli/Curtis. Archiv. . . . . . . . . . . . . 83 Hasse: Obras vocales e instrumentales. Goebel. Archiv. 71 Haydn: Conciertos para chelo. Rostropovich. Euroarts.. . . . . . 107 — Creación. McCreesh. Archiv. . 84 — Retorno de Tobías. Invernizzi, Hallenberg/Spering. Naxos. . . . 83 Henry: Arte de los sonidos. Ideale. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Horowitz, Vladimir. Pianista. Obras de Scarlatti, Liszt y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Kapsberger: Arias. Coelho. Toccata.82 Keilberth, Joseph. Director. Obras de Bruckner, Schumann y otros. Orfeo.. . . . . . . . . . . . . . . 72 Kempff, Wilhelm. Pianista. Obras de Chopin, Bach y otros. Steinway.73 Klemperer, Otto. Director. Obras de Brahms y Beethoven. Orfeo.. . . 72 Kletzki, Paul. Director. Obras de Brahms y Mahler. Orfeo. . . . . . 72 Knappertsbusch, Hans. Director. Obras de Wagner y Brahms. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Korngold: Sexteto. Sexteto de Viena. Pan. . . . . . . . 84 Kraus, Alfredo. Tenor. Obras de Massenet, Gounod y otros. Classic d’Or.. . . . . . . . . 110 Liszt: Música para 2 pianos. Dúo Liszt. Naxos.. . . . . . . . . . . 84 — Reminiscencias. Wolfram. Naxos. . . . . . . . . . . . 84 Lutoslawski: Sinfonía 2. Lutoslawski. Somm. . . . . . . . . . 85 Machaut: Chansons. Orlando. Archiv. . . . . . . . . . . . 71 MacMillan: Tenebrae. Tavener. Linn. . . . . . . . . . . . . . 85 Maderna: Venetian journal. Gorli. Stradivarius. . . . . . . . . . . 85 Madin: Motetes. Blucher. K 617.. 86 Mahler: Sinfonía 2. Schuricht. Hänssler. . . . . . . . . . 86 Margules, Anna. Flautista. Obras de Manchado, Mateu y otros. Autor. . . . . . . . . . . . . . . 101 Mariss Jansons in rehearsal. Obras de Bartók. Arthaus. . . . 110 Martinu: Obras para piano, 3. Koukl. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . 86 — Pasión griega. Mitchinson, Tomlinson/Mackerras. Supraphon. 108 Mascagni: Cavalleria rusticana. Simionato, Lo Forese/Morelli. VAI.. . . 108 Monteverdi: Vísperas. Allwood. Signum.. . . . . . . . . . . 86 Mozart: Concierto para piano 27. Staier/Von der Goltz. H. Mundi.87 — Cuartetos con piano. Bilson e. a. Archiv. . . . . . . . . . . 71 — Lieder. Karthäuser/Asti. Cyprès.88 — Sinfonía concertante. Fischer, Nicolic/Kreizberg. PentaTone. . 87 Mozart en París. Goebbel. Oehms.104 Mozart-Strauss: Idomeneo. Rovaris. Dynamic. . . . . . . . . . . 87 Música de la Guerra de Sucesión Española. Bonet. Columna Música. . . . . . . . . . 104 Música instrumental italiana del XVI. Piffaro. Archiv. . . . . . . . . . 71 Neuwirth: Muerte y doncella. Schygulla/Hüngsberg. Col Legno. 88 Nono: No hay caminos. Pomárico. Kairos. . . . . . . . . . . . 89 Ockeghem: Misa cuiusvis toni. Kandel. Aeon. . . . . . . . . . . . . . 89 Pacini: Alejandro en la India. Parry. Opera Rara. . . . . . . . . . . 88 Pavarotti, Luciano. Tenor. Obras de Donizetti, Verdi y otros. Decca. 102 Penderecki: Te Deum. Wit. Naxos. 88 Perosi: Transitus animæ. Sacchetti. Bongiovanni. . . . . . . 90 Pierné: Año mil. Mercier. Timpani. 90 Pikaizen, Victor. Violinista. Obras de Bach, Paganini y otros. Melodiya.. . . . . . . . . . . . . . . . 102 Pintscher: En sourdine. Pintscher. Kairos. . . . . . . . . . . . 90 Pohle: Cantatas. Voskuilen. Carus. 91 Pollini, Maurizio. Pianista. Obras de Beethoven, Schumann y otros. Steinway. . . . . . . . . . . . . 73 Prokofiev: Pedro y el lobo. Abbado. DG. . . . . . . . . . . . . . 108 Purcell: Fairy Queen. Gardiner. Archiv. . . . . . . . . . . . 71 Rachmaninov: Campanas. Danzas. Bichkov. Profil. . . . . . . 92 — Concierto para piano 2. Sigfridsson/Solyom. Hänssler.. . 91 — Francesca da Rimini. Vassilieva, Didik/Noseda. Chandos. . . . . . 92 — Sonata para chelo. Maiski/Tiempo. DG.. . . . . . . . . 91 — Sonata para chelo. Capuçon/Montero. Virgin. . . . . . . . . 91 Rameau: Arias. Fouchécourt/Brown. Naxos. . . . 92 Ravel: Valses. Pavana. Kenner. Dux. 92 Rayon de lune. Aromates. Alpha. 104 Roocroft, Amanda. Soprano. Obras de Donizetti, Verdi y otros. Decca.. 102 Rossini: Barbero de Sevilla. Callas, Gobbi/Giulini. Profil. . . 93 — Moisés en Egipto. Regazzo, Amou/Fogliani. Naxos.. . . . . . . 93 Röntgen: Sonatas para viola. Schatborn/Koekkoek. Etcetera. . 93 Satie: Música para piano. Ariagno. Brilliant. . . . . . . . . . . . 93 Scarlatti: Essercizi. Weiss. Satirino.. 94 — Sonatas. Demeyere. Accent. . . 94 — Sonatas. Pinnock. Archiv. . . . . 71 Scheidt: Concertum. Pierlot. Ricercar.. . . . . . . . . . . . 94 Schubert: Lieder. Goerne/Leonskaia. H. Mundi. . 95 Schumann: Concierto para piano. Argerich/Chailly. Euroarts. . . . 109 — Piezas de fantasía. Cassard. Ambroisie. . . . . . . . . . 95 — Romanzas. Popovic. Fuga Libera. . . . . . . . 94 — Sonata. Le Sage. Alpha. . . . . . 94 Schumann-Mahler: Sinfonías. Chailly. Decca. . . . . . . . . . . . . 95 Schütz: Música coral espiritual. Rademann. Carus. . . . . . . . . . . 96 Sibelius: Cuarteto de cuerda. Tempera. BIS.. . . . . . . . . . . . . . 96 — Obras para voz y orquesta. Varios. BIS.. . . . . . . . . . . . . . . . 96 Smetana: Poemas sinfónicos. Noseda. Chandos. . . . . . . . . . . 96 Sonatas para violonchelo. Fanlo/Martínez Molina. Arsis. . . . 105 Stanford: Sinfonía 2. Lloyd-Jones. Naxos. . . . . . . . . . 97 Staud: Apeiron. Rattle. Kairos.. . . 97 Stich-Randall, Teresa. Soprano. Obras de Mozart, Bellini y otros. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Stockhausen: Piezas. Schleirmacher. MDG. . . . . . . . 97 Stokowski: Arreglos de Wagner. Serebrier. Naxos. . . . . . . . . . . . 97 Strauss: Canciones de amor y muerte. Fassbender/Dummo. Naxos. 98 — Lieder. Schwanewilms/Vignoles. Hyperion.. . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Sullivan: Sinfonía irlandesa. Lloyd-Jones. Naxos. . . . . . . . . . 98 Tea, a mirror of soul. Ideale.. . . 110 Telemann: Cantatas. Barokk. Toccata. . . . . . . . . . . . 98 Tonos al arpa. Infante/Vilas. Enchriadis. . . . . . . . . . . . . . . . 105 Trío Mompou. Obras de Mompou, Casablancas y otros. Autor. . . 101 Verdi: Nabucco. Guleghina, Nucci/Oren. Decca. . . . . . . . . 109 Vilarroig: Concierto para piano. Pérez/Klemens. Verso. . . . . . . . 98 Villazón, Rolando. Tenor. Obras de Gounod, Sorozábal y otros.Decca.. . . . . . . . . . . . . . 102 — Cielo e mar. DG. . . . . . . . . . 103 Vivaldi: Amor profano. Kermes/Marcon. DG. . . . . . . . 100 — Conciertos. Akademie Berlin. H. Mundi.. . . 99 — Conciertos. Kussmaul. AVI. . . 99 — Conciertos para violín. Chandler. Avie. . . . . . . . . . . . . 99 — Gloria. Pinnock Archiv. . . . . . 71 Voz en el violín. Onofri. Zig Zag. 105 Weingartner: Sinfonía 5. Letonja. CPO.. . . . . . . . . . . . . 100 Wolf-Ferrari: Idilio. CPO. . . . . . 100 Yu, Hyunah. Soprano. Arias de Bach y Mozart. EMI. . 103 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 113 D O S I E R ADOLFO SALAZAR CINCUENTA AÑOS DESPUÉS l 27 de septiembre de 1958 fallecía en Ciudad de México Adolfo Salazar. Había nacido en Madrid el 6 de marzo de 1890. Faro crítico para toda una generación de compositores, sus escritos, ya fueran los de la prensa diaria o los de ambiciosos volúmenes de ensayo, alcanzaron un rigor que se ha vuelto ejemplar para las generaciones sucesivas. Salazar simboliza en el campo de la música al intelectual comprometido con la causa republicana que hubo de vivir sus últimos años en el exilio. A diferencia de otros desarraigados, Salazar sí que ultimó gran parte de su gran labor musicográfica en su nuevo hogar mexicano. Medio siglo después de su muerte, las páginas que siguen tratan de valorar la vigencia de su legado. E 113 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 114 D O S I E R ADOLFO SALAZAR LA CRÍTICA Y LAS IDEAS Adolfo Salazar (Madrid, 1890-México, 1958) y la generación de compositores que desarrolló sus actividades entre los años 1920 y la Guerra Civil son dos entidades inseparables, como de alguna manera lo es también la relación del crítico con la generación anterior, la de Manuel de Falla. S alazar, también compositor en aquellos años veinte, jugó un papel fundamental en la promoción de las actividades de estos jóvenes músicos, compañeros de generación de Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel y, como pocos, tuvo una clara percepción de la crisis que se habría de manifestar en la década siguiente, la de la Guerra Civil. Es más, no se puede pensar en la modernización de la vida musical española, en su integración definitiva en el contexto europeo, sin destacar el papel que jugó Salazar tanto en el terreno de las ideas a través de sus escritos como de su trabajo cotidiano en función de un proyecto musical. En su visión de la contemporaneidad, Falla —el gran promotor y hacedor de este proyecto— dejó de ser un “afrancesado” como lo era en los medios madrileños, para ser considerado en su justa medida como una de las figuras fundamentales, junto a Stravinski en todo caso, de la música del primer tercio del siglo XX. La secuencia de muchos de los artículos que Salazar publicó en El Sol —y en algunas revistas antes de ello— durante más de veinte años, son un testimonio directo y fehaciente de la vida musical española; son, desde un punto de vista, su historia, o al menos una visión de la misma desde la perspectiva de un protagonista. Y no sólo como crónica de los hechos, siempre con una reflexión crítica, sino y fundamentalmente en lo que concierne a las ideas. Ahora bien, la historiografía hasta ahora ha aceptado — en un error de proyección que sólo la reflexión y el análisis a la distancia podrán remediar— lo dicho por el crítico y sus valoraciones como palabra objetiva. La ausencia de trabajos críticos, ante el panegírico dominante por parte de los especialistas, exige un conocimiento más sistemático de la obra de los actores del proceso, es decir su música, de la que se suele hablar más de lo que se difunde. Los escritos de Adolfo Salazar son pues una fuente más para la comprensión de este proceso generacional, o plurigeneracional, trágicamente interrumpido por el alzamiento de Franco y la consiguiente Guerra Civil. Es mucho lo aún por conocer, y ante ello se plantean a veces barreras difíciles de salvar, como es el hecho —increíble a estas alturas— de que el archivo de esta personalidad —no es el único caso— se encuentre en México, y de que se siga insistiendo, por parte de algunas instituciones, en el terreno de lo anecdótico o superficial más que en promover un necesario trabajo en profundidad. Diferencias 114 “Adolfo Salazar, el ladino y astuto crítico musical, pudo ser, en determinado momento, el punto de convergencia de nuestros anhelos, la masilla aglutinante; pero sus vaivenes en el terreno de la estética, sus campañas periodísticas tendenciosas y su exclusivismo frenético nos apartaron pronto de él”1. Esto lo escribía Rodolfo Halffter en 1937-38 en Barcelona en el fragor de la guerra, aunque si le quitamos el calor de la circunstancia y los términos despectivos y agraviantes, algunas de sus apreciaciones seguramente eran comparti- Adolfo Salazar hacia 1920 das por varios de los miembros destacados del grupo de compositores madrileños varios años antes. Pocos años antes, antes de la guerra y ya planteados varios frentes de crisis en tiempos de la República, Salazar había hecho una dura llamada a la reflexión —desde la perspectiva actual no tan justa, aunque significativa— a los jóvenes músicos a quienes hasta el momento había apoyado desde sus notas en El Sol. La actitud de vanguardia que éstos enarbolaban se pone en entredicho, ya que para algunos es la hora de la construcción; la nueva promoción de músicos jóvenes se enfrenta a una crítica que exige rumbos y objetivos precisos. Adolfo Salazar advierte de la crisis y comienza a ver con desesperanza el proceso cultural y musical de la generación. Según su criterio, el de un crítico que jugó un papel fundamental en la comprensión de lo nuevo en la música española, estos jóvenes —excluye a Ernesto Halffter a quien siempre consideró especialmente al margen— “se lanzan alegremente a la francachela, [que] va bien, si no termina en orgía…”. “Se trabaja muy de prisa, señala, y cada penosa conquista en la técnica de los maestros se ha convertido en bagatela sin importancia para los actuales. El noble afán de 113-135 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 08:28 Página 115 D O S I E R avanzar se ha convertido en carrera deportiva…”. “Se corre por correr”2. Su ánimo ya se había manifestado el 27 de febrero de 1935 —mismo año de la edición del mencionado libro— cuando escribió su desazón en El Sol: “¡Cuántos querrán poder liar su petate, sacudirse las sandalias y decir: Ahí queda eso…!”. “En 1915 comenzaba yo con calor de corazón y alegría de mente… y había un franco deseo de marchar hacia delante, y en 1935 el deseo parece ser solamente el de saltar atrás”. Lo cierto es que no tardó mucho en marchar de España. En medio de estas adversas circunstancias no era fácil la objetividad y la calma tanto para unos como para otros; las contradicciones de los mismos republicanos, los ataques a la República desde sectores conservadores y especialmente los conflictos obreros de Asturias de 1934, acercaron definitivamente a los jóvenes artistas de la generación, sensibles a la cuestión social, al terreno político. Las constantes alteraciones sociales y políticas fueron contrarias a un normal desarrollo de la vida artística, muy condicionada por los intereses que marcaba el día a día. Estas consideraciones del crítico de referencia de la joven generación pesaron sin duda en el ánimo de sus componentes, aunque los acontecimientos irían tan de prisa que las respuestas, ya fuera de contexto, se manifestarían durante la guerra. Iban a ser paradójicamente las circunstancias adversas del exilio las que les reconciliarían. Y así fue pocos años más tarde, compartiendo el exilio en México, cuando ambas personalidades retomaron la vía amistosa que los había unido, dejando de lado las diferencias anteriores. Valoraciones ¿Qué decir de estas valoraciones del mayor de los Halffter? Intentaremos mostrar tres o cuatro vertientes de la cuestión. Por un lado, hay testimonios claros de la afición que Salazar sentía por alguno de los compositores del grupo, en este caso Ernesto Halffter; por el otro, del apoyo objetivo que dio a la generación, así como también, como vimos, de su fuerte advertencia crítica mediando los años treinta, y por último, y creo lo más importante, su trabajo en el terreno de las ideas, muy cercano y con cierta complicidad con Ortega y Gasset, un agudo observador del arte de su tiempo. Pero además, Adolfo Salazar hizo de nexo privilegiado entre la generación de los reconocidos —caso de Falla— y la de los más jóvenes, que comenzaban a asomarse a la vida musical a partir de 1920 aproximadamente. Él mismo se definía como perteneciente a una generación intermedia —“ingrata”, la llamaba, aunque su aportación fue fundamental en este proceso. No tenía aún veinticinco años Adolfo Salazar, cuando algunos reconocidos músicos que habían marchado a París a realizar estudios regresaban a Madrid empujados por el comienzo de la guerra en 1914. Así lo había hecho poco antes Joaquín Turina, por ejemplo, y Manuel de Falla, que habría de dejar París poco más tarde, con la guerra en los talones. Poco después, en territorio neutral, se habría de generar —desde la revista España, entre otros medios— un movimiento intelectual de crítica hacia la no participación española y el no alineamiento ante los alemanes. Ortega y Gasset, director de la mencionada revista fue uno de sus abanderados. En marzo de 1916 tuvo mucha resonancia en los ambientes musicales y artísticos la muerte de Granados, y la reacción antigermana fue notoria, negándose algunos músicos como Ricard Viñes por ejemplo, que continuaba viviendo en París, a tocar música alemana. La Revista Musical His- Juan del Brezo ADOLFO SALAZAR Adolfo Salazar, Juan José Mantecón y Ernesto Halffter pano-Americana, uno de los primeros medios en los que colaboró Salazar, se hizo eco del asunto. Comienza entonces un movimiento muy importante para la recuperación de la identidad musical española, una cuestión en entredicho por las crisis que desembocaron en “el 98”. La aparición en 1915 de la Sociedad Nacional de Música es uno de los motores de la reactivación. La existencia de una prensa potente fue muy importante para el proceso de fortalecimiento de estas iniciativas que definieron el camino hacia la modernidad, sustanciada en particular por el estreno en Londres y en París, en la inmediata posguerra, de El sombrero de tres picos, con música de Falla, escena y trajes de Picasso, los Ballets Rusos de Diaghilev y Ansermet en el podio orquestal. Y Salazar será uno de los que levantan su voz entusiasta ante lo que algunos consideraban el gesto de un afrancesado, tomando partido definitivo por esta música de Manuel de Falla que, entre otras cosas definiría una visión de “lo español” no sólo en la música, sino a través de ella, en el contexto internacional3. El regreso de Falla a España pronto le lleva a instalarse en Granada abandonando la capital del Reino, donde nunca encontró el ambiente adecuado para su trabajo. Falla, que tenía entonces 44 años, comenzó una profunda amistad con Federico García Lorca. Y fue el joven poeta y músico, de poco más de veinte años, quien se convirtió en embajador de las ideas renovadoras de Falla entre sus amigos de la Residencia de Estudiantes. Y en este sentido de nexo, fue definitivamente Salazar quien jugó un papel determinante. Es curioso constatar cómo ya desde entonces la imagen que se tenía de Falla a la distancia era muy poco clara en lo que hace a su verdadera capacidad de motor de la renovación. A pesar del incremento de la actividad musical, la realidad institucional española no facilitaba el necesario intercambio generacional en un medio dominado mayoritariamente por el casticismo, y si bien Joaquín Turina y Oscar Esplá, o Falla, por ejemplo, establecen nexos con la siguiente generación, estos no serán sistemáticos, dado que, salvo Conrado del Campo, los demás no tuvieron actividad docente regular en torno a los años veinte. Y si bien algunos de los jóvenes músicos realizaron estudios regulares con este maestro, sus miradas estaban 115 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 116 D O S I E R ADOLFO SALAZAR 116 centradas en la obra del músico gaditano. La distancia era significativa tanto en el sentido geográfico como en la actitud de Falla, que valoraba escasamente la enseñanza “conservatoril”. Precisamente es Salazar quien llama la atención en una de sus notas de El Sol sobre la distancia real existente entre los maestros y los músicos jóvenes, ya que para 1920, otra de las figuras de entonces, Oscar Esplá, residía en Alicante. Algunos intentan entonces entrar en contacto con aquella personalidad de contornos contradictorios pero atractivos, y fueron tanto García Lorca como Salazar quienes lo facilitaron. Si bien Lorca fue un propagandista entusiasta de Falla entre sus compañeros de la Residencia, Adolfo Salazar ya lo era desde las columnas de la crítica a partir de lo que él mismo llamó “su conversión”, cuando en 1914 conoció La vida breve del músico que acababa de llegar de París. Salazar defendió durante esos años la propuesta estética de Falla, consciente de que muy pocos le hacían caso4 Y sus notas en la prensa fueron a veces de peso para señalar el comienzo de sus carreras, así como también de apoyo para situarles en el nuevo camino. Así fue con el aún desconocido García Lorca5, o sobre Robert Gerhard, Ernesto y Rodolfo Halffter, y Federico Mompou. Del verano de 1921 son unas crónicas de la actualidad musical desde París, ciudad donde se miraban con cierto interés las novedades que llegan de España. Salazar llama la atención sobre los dos jóvenes músicos catalanes valorando la solidez técnica de Gerhard, y la capacidad de Federico Mompou, “un músico para la intimidad”, el último artista mimado de París, del que destaca la “simplicidad en el procedimiento” con sus características de despojo, precisión y síntesis6. Fue entonces cuando en el mundillo musical madrileño se empezó a hablar del joven catalán Robert Gerhard, “uno de los ingenios más salientes de nuestra juventud musical”, aventuraba Salazar. Un artículo suyo, motivado por la edición de L’infantament meravellós de Schaharazada en Unión Musical Española de Barcelona, doce melodías para canto y piano de Gerhard, da a conocer aspectos de la aún escasa obra de este discípulo de Pedrell. Cuando resuelva algunas contradicciones formales, comenta Salazar, “no vacilaremos en señalarle como uno de nuestros más notorios maestros”. Y Gerhard —en compañía de Salazar— hace con ilusión su “viaje iniciático” a Granada. Por fin cumpliría el propósito de conocer a Falla, comentarle sus inquietudes y exponerle sus trabajos. Allí les esperaba García Lorca con sus proyectos entusiastas; el poeta —entonces atraído por los títeres de cachiporra— tenía intención de que en esas aventuras participasen algunos músicos amigos, y contaba con ambos visitantes, entre otras cosas para colaborar en una obra suya. Meses antes, en marzo de 1921, había anunciado a su familia desde la Residencia que había terminado “una suite poemática para que le pongan música Salazar y Gerhard, dos músicos jóvenes bien orientados en las escuelas puras y novísimas del arte”, estética a la que aspira. En esos tiempos Salazar hacía compatible la crítica con la composición. A la espera de la anunciada visita, Lorca y Salazar cambian ideas sobre los proyectos del poeta, y Salazar le anima incluso a preparar una versión para ballet, ya que cree que este argumento podría interesar a Massine y los Rusos. Finalmente, los pasos de Gerhard se orientarán en la dirección de Schoenberg y Viena, adonde va a estudiar en 1923. Y ya para esas fechas Salazar había hablado y presentado a Falla al joven Ernesto Halffter (1905…) al que definía como “una cosa extraordinaria como facultad de creación y asimilación, casi todo intuitivamente”. Y a partir de entonces Ernesto viaja a Granada a estudiar y trabajar con Falla, quien le propone además la dirección de la Orquesta Bética de Cámara en Sevilla. El crítico no esconde su entusiasmo por los logros musicales del muy joven compositor, lo que hace partícipe a la sociedad a través de la prensa. A tal punto que, aún a finales de la década, cuando el mismo Falla se había alejado de Ernesto Halffter, Salazar dedica en su libro La música contemporánea en España, un capítulo a Ernesto Halffter considerándolo a través de una lectura inmediatista y poco crítica, un eficaz continuador de la tradición iniciada por Falla. En el mismo libro, los demás miembros de su generación son tratados con muchísima menor consideración y espacio. Su argumento para situar a Ernesto Halffter como continuador de Falla se centra especialmente en la Sinfonietta, la obra para orquesta que le valió a Halffter el Premio Nacional de Música en 1925, y sin duda su partitura más importante, que trabajó con Falla hasta su versión definitiva de 1927. Para entonces ya el músico andaluz había dado a conocer tanto El retablo de maese Pedro, como tres años más tarde, en 1926, el Concerto para clave y cinco instrumentos, sustanciación definitiva de su lenguaje. Y ambas, más en la forma que en el espíritu, están muy presentes en la partitura de Halffter. Y es en estas consideraciones que dedica al joven amigo donde Salazar —a mi entender— pierde la objetividad en el análisis, especialmente si nos atenemos a su atractiva reflexión estética que años atrás, en 1924, había elaborado con base en una inteligente comparación entre la obra de Falla y la de Stravinski. Siguiendo sus propuestas de entonces podemos decir que la reflexión, el trabajo interior del lenguaje del Concerto —e incluso del Retablo— se refleja en un ejercicio más de carácter formal en la Sinfonietta, obra que mira y que se proyecta hacia el exterior, con algunos rasgos de intención de superficie —no de superficialidad— como se dan también en La vida breve de Falla, obra también de juventud, o incluso en el Pulcinella stravinskiano. Las ideas Esos años veinte son relevantes en cuanto a reflexión estética frente al hecho artístico, y en particular el musical, y participan en ello no sólo músicos sino especialistas procedentes de diversas disciplinas, a la vez que se suceden en la prensa reflexiones sobre el carácter y reacciones del público ante el hecho musical. Una de las referencias significativas y hasta ahora poco valoradas es la influencia de las ideas de José Ortega y Gasset en la producción musical española de su tiempo, una hipótesis en general menospreciada dada la falta de documentos que avalen una relación personal de Ortega con los músicos, sumado a que Ortega no los menciona en sus escritos, a más del propio reconocimiento de su distancia personal con la música. Pero Ortega fue un excelente observador del arte de su tiempo y, a la luz de las referencias que encontramos en su obra y en la circundante, no queda duda de la coincidencia —hasta podríamos hablar de influencias—, entre las propuestas estéticas formuladas por el filósofo y la producción y planteamientos progresistas de esos años, cuyos abanderados fueron Salazar y Falla y los jóvenes músicos de tiempos de la República. Hay varias muestras de la recepción de sus ideas particularmente en los escritos de Salazar. Un diálogo fructífero entre el pensador ajeno al conocimiento musical y preocupado por él, y la del crítico y músico atraído por sus ideas7. Veamos dos ejemplos interesantes: 1.— “Un músico de 1920…”. A comienzos de la década, Salazar publica el artículo 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 117 D O S I E R ADOLFO SALAZAR Archivo Manuel de Falla “Un músico de 1920…” un “boceto de un programa de estética”8. Preocupado por la dimensión histórica que plantea el compromiso ante el que se sitúa su generación, Salazar se pregunta si será posible definir su época dentro de treinta años con una “concisión análoga” a la que se ha hecho con las anteriores. En función de este reto intenta caracterizar al “puro artista de 192…” en tres sectores: la clase de “los simplemente rezagados”, la de “los futuristas a ultranza, y prematuramente caducos” y “la de los que construyen el momento actual” y que no dejan de nutrirse con elementos valiosos del pasado aunque manifestando una clara aspiración vital. El concepto del valor estético de la música es lo fundamental en esta cuestión, y en función de ello toma en cuenta a los protagonistas: la música, y a ambos lados el autor y el oyente. La música tiene valor autónomo, no significa ni expresa nada a pesar de “nacer al contacto de una sensación”, independiente de la forma en un sentido clásico, pero a la vez aspirando a una categoría “formal” que la diferencia también de la producción impresionista 9. El equilibrio ideal para el artista es el que se da entre la facultad crítica y la facultad creadora; lejos queda aquella actitud de entusiasmo romántico que manifestaba Conrado del Campo a mediados de la segunda década. Inteligencia y sensibilidad son componentes esenciales en la composición 10, fundamental en el devenir “evolutivo” de la historia musical, que necesita ahora de novedad más perfección, “para que una fase artística sea válida —dice Salazar— requiérese que provenga como evolución, menos en el sentido de lo sorprendente o de lo inédito que en el sentido de su juventud, de su lozanía. Scarlatti, hoy, puede ser más nuevo que Schumann. Bach lo es para Stravinski, más que RimsAdolfo Salazar, Manuel de Falla, Ángel Barrios, Federico García Lorca y Francisco ki- Korsakov”. Esta concepción evolutiva sintetizada se mati- García Lorca (en primer plano) en una de las torres de la Alhambra. Otoño de 1921. za con el concepto de renovación, de tradición Foto de Roberto Gerhard revitalizada: “Hemos digerido la historia y esta se nos ha convertido en sustancia vital”. En estas reflexiones ambos, ya que Salazar desarrolla una perspectiva distinta y Salazar mantiene un diálogo constante con las ideas de enriquecedora. Ortega y Gasset, y acudiendo a la hipótesis central de sus Siguiendo propuestas de la psicología reciente, Ortega trabajos sobre la música nueva, subraya la necesaria “impohabía señalado desde el punto de vista del oyente, del pularidad” que conlleva la independencia del compositor: espectador, dos actitudes antagónicas “que posee nuestra “¡Desafiemos la impopularidad, fuese ayer la del vulgo, sea alma” —señala— y que usa alternativamente ante el goce hoy la de los cultos!”. de la música; una actitud de “concentración hacia adentro y Más que desafiarla, Ortega y Gasset había verificado y otra de concentración hacia afuera”. La primera la atribuye asumido esta idea de la “impopularidad” del arte nuevo y Ortega a la escucha de una música romántica, en la que precisamente, a partir de ello, escribe sus Musicalia. “atendemos al flujo de emociones que suscita en nosotros”, 2.— “Polichinela y maese Pedro”. más que a la música en sí; la música de Stravinski, en camMadrid conoció El retablo sólo en versión de concierto bio, o de Debussy, nos lleva a fijarnos en los sonidos misen los comienzos de 1924, sin representación escénica y, mos, en lo específicamente musical, estableciendo a partir con la importancia de la obra, llegan las consiguientes reflede ello una escucha hacia afuera. xiones estéticas. El entusiasmo que produce a Salazar esta A partir de estas ideas, Salazar sitúa su análisis en el otro música le lleva a preparar un artículo en el que se pone de polo, el del creador, y señala que en el caso de Stravinski, manifiesto esta cercanía entre las ideas de José Ortega y éste “talla y recorta el gesto sonoro” proyectando hacia fueGasset y las nuevas corrientes estéticas que orientaban la ra su Polichinela dándole actualidad, en tanto que Falla creación musical, y en especial su concreción, en el espacio modela hacia adentro el episodio cervantino “convirtiéndoespañol. lo en nueva sustancia poética”, evocando, y por tanto utiliLa Revista de Occidente era un foro de encuentro e zando un recurso más específico que le conecta necesariaintercambio de ideas, y Fernando Vela, su secretario, tienmente a un número menor de espectadores. de un puente a los músicos. En ella Salazar va a publicar “Stravinski, en Polichinela, ve la farsa. Falla, en Maese “Polichinela y maese Pedro”11, un artículo en el que usa Pedro, ve la poesía”, dice Salazar. Así, si seguimos la idea expresada por Ortega, esto implica también una adscripcomo punto de partida para algunas reflexiones centrales ción de la actitud de Falla al espíritu romántico, que lleva a cierto argumento que Ortega había expuesto ya en Musicala poesía y a una expresión musical “más intensa e inefalia, y que seguramente fue objeto de conversación entre 117 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 118 D O S I E R ADOLFO SALAZAR ble”, y la de Stravinski al de lo clásico, que conduce a la farsa y a una música que acompaña, que explica, que resulta más objetiva. Situado ante estas dos obras, lo que interesa a Salazar no es su contemporaneidad, sino por un lado “el escorzo con el que Stravinski ha enfocado la perspectiva histórica” y por el otro cómo Falla ha “cerrado” el libro para proyectar su idea “con un contorno limpio de dejos y reminiscencias cervantistas, a pesar de la literalidad del texto cantado”. Así pues, al margen de situaciones coyunturales, lo que queda ahora del trabajo y la aportación de Adolfo Salazar a la vida musical española anterior a la Guerra Civil es, además de un reflejo de la cotidianeidad a través de sus notas en la prensa, un compromiso estético que además supo definir con precisión, y que era nada menos que el que enfrentó modernidad a tradicionalismo. Unamuno, Falla y Ortega, al igual que Arconada y otros críticos, rompieron lanzas a favor de un concepto dinámico y vital de la tradición, frente a las ideas conservadoras e inmovilistas, y Salazar representa desde la crítica —respetando las demás opciones de su tiempo— esta vertiente que fue aniquilada finalmente en la sociedad española con la entronización del nuevo casticismo a partir de la posguerra. Jorge de Persia Rodolfo Halffter, “Julián Bautista”, Música, nº 1, Barcelona, enero de 1938. 2 Adolfo Salazar: La música actual en Europa y sus problemas. J. M. Yagües Editor. Madrid, 1935, pp. 159-160. 3 Véase para estas cuestiones con más detalle mi En torno a lo español en la música del siglo XX, Granada, Diputación de Granada, 2003. También en relación a un músico de tiempos de la República: Julián Bautista. Tiempos y espacios. Madrid, Biblioteca Nacional, 2005. 4 “Sólo tres o cuatro personas seguíamos aquí apasionadamente [las 1 118 ideas artísticas que] son hoy la base del arte meridional triunfante” escribe en el artículo que dedica al estreno de El sombrero en Londres. El Sol, 24-7-1919. 5 A raíz de la edición del Libro de Poemas, Salazar dedica a García Lorca a fines de julio de 1921 un artículo elogioso en El Sol considerándole un posible “punto de partida de una innovación del lirismo en España”. Salazar participó de importantes proyectos interdisciplinarios en la cercanía siempre de artistas de la vanguardia, como Vázquez Díaz, Barradas y otros. 6 Ya antes Mompou había sido alabado por el importante crítico Émile Vuillermoz el 22 de abril de 1921 en el parisino Le Temps. Nota editada también en La Veu de Catalunya el 21 de mayo. 7 Más tarde, cuando Salazar escribe su visión crítica sobre la cuestión del nacionalismo, “España como nación musical”, vuelve a las ideas expuestas por Ortega con las que manifiesta un acuerdo sustancial: “De tal modo me parecieron precisar nuestra actual situación dentro de la música —dice— que estuve tentado de acusar recibo al gran escritor diciéndole: ¡Eso es lo que estamos haciendo los músicos desde algún tiempo!”. 8 Este artículo de El Sol, 1 de enero de 1920, lo incluye Salazar en su libro Andrómeda, 1921, y más tarde, con una introducción que matiza sobre la perspectiva de la década que ha transcurrido, en el comienzo del libro Música y músicos de hoy. Editorial Mundo Latino. Madrid, [1929]. 9 A partir de esta perspectiva se manifiesta alejado tanto del concepto de “música pura” como del de “música aplicada”. Estas ideas de arte puro, música pura, estuvieron vigentes en París antes de la guerra europea y se manifestaron en relación a las propuestas musicales de Stravinski. Falla usa este concepto en su artículo madrileño sobre Stravinski. 10 En artículo posterior “Del ruiseñor y de otros simbolismos”, El Sol, 3-6-1920, Salazar opone a ello ese desacreditado canto primaveral “místico e irresponsable”. 11 Madrid, mayo de 1924, pp. 229-237. Aunque no señala quién es su interlocutor, Salazar habla en él de un consejo que le ha sido de invaluable eficacia, y “que se ha brindado a los críticos jóvenes desde unas páginas que me son particularmente caras entre todas las de su autor” (p. 233) en clara referencia a Musicalia 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:21 Página 119 19/3/08 17:21 Página 120 D O S I E R ADOLFO SALAZAR SALAZAR Y LA CRÍTICA MODERNA ESPAÑOLA Sin ninguna duda el nombre más prestigioso de la crítica musical española de todos los tiempos, y desde luego el que domina el panorama español del siglo XX, es el del madrileño Adolfo Salazar. Habría que añadir que su personalidad musical no se agota, ni mucho menos, en el ejercicio de la crítica y abarca otros aspectos entre los que se encuentran la historiografía musicológica, la organización musical —pues no se pueden olvidar aportaciones que van desde la creación de la Sección Española de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea o su intervención en la legislación musical, poco aplicada por desgracia, de la II República, o la composición. De hecho, él mismo se consideró fundamental y primordialmente compositor aunque en este aspecto el tiempo no le haya dado la razón, o por lo menos no le haya hecho justicia, ya que su obra, mucho más abundante de lo que se suele creer es casi completamente desconocida más allá de apariciones episódicas de sus Rubaiyat. E 120 s, desde luego, la crítica, el aspecto más conocido de su actividad, aunque me temo que, en general, sea más de “oídas” que de “leídas” pues, desgraciadamente, no existen recopilaciones accesibles en forma de libro de sus críticas periodísticas y sospecho que el cultivo de las hemerotecas es más bien limitado entre los críticos, e incluso estudiosos de nuestros días. Por eso, el conocimiento de su actividad crítica se mezcla con el de sus libros que es, al menos entre algunos, mucho mayor. El problema es que esos libros no son propiamente de crítica sino de historiografía y pensamiento musical. Por eso en este trabajo tendremos que recurrir a ambas fuentes aunque intentemos delimitar algunos márgenes para cada una de esas especialidades. Salazar empieza su actividad musical como compositor pero pronto le atrae el mundo de la crítica. Con su pizca de malevolencia se ha dicho que a ello le llevó el observar la falta de conocimiento y de rigor intelectual que demostraban la gran mayoría de los que entonces se dedicaban a los menesteres críticos que estaban a mucha distancia de su preparación musical e intelectual, con lo cual la cosa parecía fácil. Se ha llegado a decir que lo que llevó a Salazar a la crítica era el orgullo, pero me parece que esa visión está diametralmente equivocada. Por supuesto que él se pudo sentir orgulloso de lo que llegó a realizar en ese terreno, pero su dedicación a la crítica no es tanto por sentirse superior a quienes le rodeaban en tal oficio, aunque sin duda lo era, sino por sentirse necesario o casi me atrevería a decir imprescindible. Porque no sólo se trataba de preparación sino de un duro ejercicio de lucha diaria. En ese aspecto sí que se puede afirmar que él se tomaba la crítica como una militancia. Verdaderamente se le podría acusar más de mesiánico que de orgulloso y es que los que sienten una llamada de una especie de deber superior son más visionarios que soberbios. Quien tiene que cumplir una misión no tiene orgullo sino necesidad imperativa. Y de los escritos de Salazar trasciende que él se había propuesto una tarea ingente, una regeneración de la escritura sobre la actividad musical que en algunos momentos cobra tintes casi de cruzada. Él mismo proclamaba la necesidad del entusiasmo como base del queha- cer crítico en pro de la música en España y de España. Salazar comenzó su labor crítica en revistas que hoy son casi míticas en nuestro panorama cultural histórico — Cruz y Raya, Gaceta Literaria, Revista de Occidente etc.— y hay que señalar que su labor no se circunscribió solamente a la música, sino que realizó acertadas incursiones en el mundo de la literatura y de las artes plásticas aunque, casi siempre, en relación a lo musical. También en revistas puramente musicales como Lira Española, Revista Musical o Ritmo. Pero lo que más ha trascendido fueron sus largos años de crítica en el diario El Sol. Cuando se habla de la posible continuidad de la obra de Salazar en la crítica posterior, y se suele echar de menos una real continuidad, hay que decir que si la línea se quiebra no es, o no es sólo, por el menor valor de los posibles continuadores sino principalmente por la singularidad del medio donde se expresó. En efecto, no puede existir la más mínima comparación entre al labor cultural, y específicamente musical, de El Sol con la realidad de la prensa diaria desde la posguerra a la actualidad donde no ha existido ni existe ningún diario que se le acerque lejanamente. El espacio, el respeto y el impacto de que Salazar dispuso en aquellas páginas no lo ha tenido nunca ningún crítico posterior. Y, por las trazas, me temo que no se volverá a tener. La crítica como actividad intelectual Salazar no concibe la crítica musical como un relato de conciertos o un tribunal para repartir elogios y denuestos, aunque él pretende que debe ser combativo. Para él la crítica es una actividad intelectual y su afán fue siempre ligar la música, y especialmente la española, con la cultura en todos sus aspectos haciendo ver de qué manera era indisoluble de ellos. La música era para él un hecho intelectual y dedicó todo su esfuerzo a hacer llegar ese convencimiento a sus lectores. Ello lo trataba de reforzar con sus libros que, en ocasiones, han sido considerados como recopilaciones de sus críticas. No es así. Son extensiones de las mismas, glosas si se quiere, pero no transcripciones exactas. Una obra como La música actual en Europa y sus problemas, publicada en 1935, es un trabajo extraordinariamente lúcido sobre los aconteceres de la música en aquel momento y demuestra que ni técnica ni estéticamente Archivo Residencia de Estudiantes 113-135 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 08:29 Página 121 Archivo Residencia de Estudiantes 113-135 FILM:SCHERZO 229 D O S I E R ADOLFO SALAZAR Homenaje al pintor Hernando Viñes , Madrid, mayo de 1936 le eran desconocidas las más variadas y discutidas tendencias. Pero, cinco años antes, ha dado a la luz La música contemporánea en España que es el más importante tratado de historiografía moderna publicado hasta entonces. Más tarde, abordaría en 1936 la gran música europea del pasado en su visión antihistoricista y teñida de wöflinismo y wörringerismo de El siglo Romántico (1936), algo desconocido hasta entonces en la música española. Todavía antes del exilio publicaría en 1936 La música en el siglo XX donde se adentra en consideraciones importantes sobre la función social de un arte como el de la música al que a veces se le había negado esa posibilidad. Con todo, la gran aportación de Salazar antes de abandonar España hay que buscarla en la actividad periodística. Es allí donde realiza esa especie de cruzada a la que se creía llamado y lo hace en apoyo de la música española de todos los tempos pero, muy especialmente, del tiempo en que le tocó vivir. Salazar toma partido por la gran música moderna universal, de Debussy a Stravinski sin desconocer las aportaciones de Schoenberg y otros autores entonces de rabiosa actualidad, pero cree que debe conectar la música española con la universal no sólo a través de los escritos históricos sino en su actualidad. Tampoco toda la actualidad europea la acepta sin más y a él se debe un neologismo irónico que podríamos verdaderamente seguir usando, lo que el llama el “estilo Mitropa” (de Mittle Europa o Europa Central) que aplica a ciertas músicas densas y un poco grasientas, carentes de gracias, que a veces emanan de los países centroeuropeos. En lo que concierne a España, milita a favor de Falla, que entonces no era ningún mito intocable sino que más bien sufría algunos ataques, de los maestros de su generación y muy especialmente de los más jóvenes a los que presta todo su apoyo. Desde luego que no oculta sus filias (tampoco sus fobias) y las defiende ampliamente. Incluso su no disimulada preferencia por Ernesto Halffter le acarrea más de un reproche. Pero, contemplado todo en la distancia, sabemos que no se equivocó y que, más allá de cuál fuera su trayectoria posterior, aquél era sin duda el más talentoso y dotado de los músicos de la llamada Generación del 27 en los momentos en que se abrieron a la actividad pública. Salazar saluda la aparición de la Sinfonietta como el acontecimiento singular que efectivamente era, más llamativo aún por la extrema juventud de su autor y por la protección que le dispensa Falla. Continuará apoyando todas sus obras, pero eso no le impide hacerlo también con otras pues en realidad no se le puede considerar el portavoz y exegeta de una personalidad compositiva sino de toda una generación que acabará por producir, también en la música, lo que Mainer designó para la literatura como “Edad de Plata de la Cultura española”. Hay que señalar además, que Salazar nunca creyó que hubiera que halagar el gusto de los auditores y que, al contrario, había que educarlos, abrirles los oídos, desatascar sus prejuicios y hacerles ver que la música es una actividad estética e intelectual y no sólo un placer del mismo orden que las cosquillas. A menudo se hace una distinción entre el Salazar anterior a la Guerra Civil y el del exilio mexicano. En realidad no existe sino por circunstancias exteriores. Efectivamente ya no escribe en El Sol y su público natural español queda desconectado de él pero su obra es en cambio una continuidad lógica y los nuevos libros no se explicarían sin los anteriores. De hecho, la principal obra que publicará allí, y que es posiblemente su máxima aportación, La música en la sociedad europea, parece que se había empezado a gestar antes, en la etapa española, aunque se publicará en cuatro volúmenes de 1942 a 1946. Aquí no pretendía relatar sin más una historia de al música sino del propio espíritu del que emana lo musical. Y de nuevo pretende demostrar cómo género y formas dimanan de la función social que la música cubre en cada momento. Posteriormente aplicaría la misma metodología en La música de España (1953) auque 121 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 122 D O S I E R ADOLFO SALAZAR referida a la música específicamente española. Y paso por alto otros libros porque aquí interesan especialmente desde el punto de vista de la crítica. La valoración del trabajo de Salazar fue muy alta desde el primer momento incluso entre sus propios colegas a los que influyó muchas veces pese a ellos mismos. Su espíritu combativo le trajo no pocas diferencias con algunos de sus contemporáneos, aunque hay que decir en honor a ellos y a la propia época que incluso los más antisalazaristas siempre le manifestaron, cuando menos, un completo respeto. Así, el propio Rogelio Villar, con quien mantuvo grandes diferencias ideológicas aunque fueran codirectores ocasionales de la Revista Musical y Villar fuera fundador y director de Ritmo. También mantuvo alguna polémica fuerte con otro ilustre músico y compositor que ejercía la crítica, Julio Gómez, donde además se mezclaban las diferencias de orientación entre El Sol y el periódico de Gómez que era El Liberal. También se puede citar su influencia en otros críticos como Juan José Mantecón que también era compositor nada desdeñable. El verdadero problema de la influencia de Salazar como crítico no lo tenemos en su propia época sino en continuidad de la crítica española tras su muerte. No se puede negar que la Guerra Civil trajo un retroceso también en este aspecto y que en algunos críticos volvió a primar el aspecto social (que no sociológico) de la música y sus rasgos epidérmicos y anecdóticos lo que no impidió que algunos llegaran a ser muy influyentes durante mucho tiempo. También hay que mencionar de nuevo que el espacio y la abundancia de medios que El Sol puso al servicio de Salazar nunca volverían a darse para nadie. Pero de lo que aquí estamos tratando no es tanto de aspectos materiales de ese tipo como de la continuidad del pensamiento y de la actitud de Salazar en los críticos posteriores. La continuidad 122 Para la mayoría de los críticos de después de la guerra, la obra de Salazar no era en absoluto desconocida y, aunque el personaje fuera parcialmente silenciado y no todos sus libros fueran accesibles, el conocimiento de su existencia y de lo que había significado era bastante general al menos entre los profesionales. Naturalmente eso no quiere decir que todos siguieran su línea y en efecto hay no pocos ejemplos de crítica poco profesional, superficial y desdeñable. Pero también hubo casos de crítica de gran altura que conscientemente recogió la antorcha de las manos de Salazar y entre ellos sobresalen las figuras de Federico Sopeña y Enrique Franco. Federico Sopeña no sólo fue consciente de la obra y legado de Salazar sino que en más de una ocasión manifestó su voluntad de ser su continuador. Como crítico de diarios, actividad que en él fue amplia pero muy intermitente, Sopeña no puede mostrar tanta dedicación como Salazar pero su orientación hacia el sostenimiento de la música española de su momento es perfectamente homologable a la de aquél así como su preocupación por la inserción cultural de la música. Es en ese aspecto en el que Sopeña brilla especialmente a través de sus libros de honda raíz culturalista y en su capacidad para abarcar además otras artes puesto que, como es sabido, llegó a dirigir el Museo del Prado. Los libros de Sopeña son durante toda una época prácticamente los únicos que sobresalen en una literatura musical española que en general se presenta como notablemente raquítica. También habría que poner en relación al Sopeña organizador con el Salazar del mismo tipo ya que, por encima de circunstancias políticas que son casi opuestas, su afán en torno a la música es prácticamente el mismo. Pero es quizá la consideración de la música como elemento intelectual lo que más les une. E incluso también ese entusiasmo, tan poco frecuente en el gremio de críticos, que algunos derivan en ocasiones hacia la manía. Al contrario que Salazar y Sopeña, Enrique Franco no ha dejado una gran obra en formato libro, pues casi todo lo que ha publicado en ese aspecto es de configuración menor aunque recientemente se haya impreso una importante recopilación de algunos de sus escritos musicales. Sin embargo, en el terreno de la crítica diaria yo diría que es el más claro sucesor de Salazar por cuanto su información de la actualidad internacional en el campo musical y su apoyo a la nueva música española son muy similares. También les une el empeño en conectar a la música española con las instituciones internacionales pues Salazar fue capaz de participar en empeños que van desde la Sociedad Internacional de Música Contemporánea (SIMC) a la Sociedad Internacional de Musicología o las publicaciones de Guido Adler mientras Enrique Franco, que también participó en la SIMC, mantuvo a la música española conectada con la internacional a través de su participación en la Unión Europea de Radiodifusión o la Tribuna Internacional de la UNESCO. Franco, como Sopeña, reivindican para la música su papel de disciplina intelectual y de inserción intelectual en la sociedad y de esta manera son capaces de continuar el legado de Salazar. Otros casos fueron menos afortunados. Como ocurre con los libros de un Manuel Valls que no pueden parangonase con los de Salazar ni por información ni por rigor ni menos por su pensamiento conservador. Sin embargo, en el área catalana no debe olvidarse que, aunque lo conozcamos hoy principalmente por su cualidad de gran compositor, Xavier Montsalvatge fue un importante crítico que en mucha medida es comparable a lo que de Salazar estamos tratando no sólo por su larga dedicación crítica en La Vanguardia sino también por su trabajo en una revista de pensamiento general como fue Destino de la que llegaría, en circunstancias y tiempos difíciles, a ser director. Montsalvatge no nos ha dejado libros, aparte de unas memorias autobiográficas, pero su labor periodística se inserta de pleno derecho en la noble tradición salazariana que, como vemos, ha pervivido mutando todo lo mutable. Por elemental cortesía no me voy a centrar en los críticos actuales a los que además Salazar ya pilla como una figura histórica más que como una influencia directa. Las circunstancias musicales del país han cambiado afortunadamente (no en el aspecto periodístico) a una situación infinitamente mejor pero sigue latiendo la diferencia entre la música como un pasatiempo agradable y la música como una disciplina intelectual y un hecho cultural. Y si se me permite una autocita, diré que en mi labor como escritor de libros musicales y también de crítico el ejemplo de Salazar no me ha sido ajeno al menos como una referencia histórica absolutamente crucial que no hay que dejar olvidar en ningún momento. Sí me gustaría añadir, antes de terminar, que aunque Salazar fue mucho más un historiógrafo que un musicólogo, su influencia actual ha llegado no sólo a la crítica sino a la musicología. De hecho, el interés actual por Salazar se debe sobre todo a la labor de los musicólogos. Desde Emilio Casares a José Luis Nieto, por citar dos generaciones diferentes, nuestros musicólogos modernos se han interesado mucho por Salazar. Tal vez porque en su época la musicología era una cosa muy distinta y mucho de lo que él realizó ha pasado hoy en día a esos dominios desde los de la crítica. Por todo ello, el legado y la influencia de Adolfo Salazar siguen siendo una realidad de ahora mismo. Tomás Marco 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 123 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 124 D O S I E R ADOLFO SALAZAR El autor de este libro es más conocido como compositor fuera de España que en nuestro país. Aunque esencialmente autodidacta, recibió los consejos de Manuel de Falla, al regresar este de París en 1914. Las nuevas ideas musicales; la espléndida cosecha musical nacida en Francia, y de la que Falla aportaba las más bellas muestras; el primer contacto en España con la música rusa, la de Stravinski, sobre todo, y otros compositores modernos europeos, Ravel y Bartók, principalmente, le llenaron de entusiasmo, enardecido por la hostilidad con que estos avances eran recibidos. Como consecuencia, se consagró a la crítica militante en periódicos y revistas, donde llevó unos años de muy intensa lucha por las nuevas ideas y los nuevos compositores españoles o de otros países, que conjuntamente con su labor en la Sociedad Nacional de Música, de la que fue uno de sus fundadores y enseguida Secretario (con Miguel Salvador y Carreras, Presidente desde su fundación), dio por resultado el actual triunfo de esos ideales. En este sentido la labor crítica de Salazar ha sido de una eficacia imposible de desconocer y su influencia en la cultura actual de nuestro público ha sido decisiva. Pasado ya el momento de lucha, Salazar comienza a dar a conocer sus composiciones, detenidas, discretamente, durante aquel periodo a veces tormentoso. Admirador ferviente de Debussy, sus primeras composiciones denotan principalmente esa influencia, (Tres Preludios, para piano, Tres Poemas de Verlaine, estrenados por Viñes, unos, y por Falla, al piano, los otros, en S. N.). Su concepto del “nacionalismo” se dirige hacia una intensificación del carácter (Paisajes, para orquesta, Cuatro canciones para trío vocal, etc.), merced al manejo del “color armónico” extraído de las particularidades implícitas en nuestro canto popular, principalmente en el castellano, y en el andaluz, cuyos contactos orientales le interesan motivando sus obras de cámara Arabia, para piano y cuarteto de arco, y Rubaiyat, para cuarteto de cuerda. Un orientalismo imaginario encubre en ellas un origen español auténtico, cuyo entronque con su maestro es fácil de percibir aunque carezca de apariencias exteriores, así como en la perfección de escritura que Salazar busca constantemente y en ciertas rebuscas modales y politonales que están ya presentes en sus primeras obras ya citadas, que datan de 19161. A 124 penas unas pocas líneas sirven para definir al compositor Adolfo Salazar. Las que dan comienzo a este artículo deben ser fiables pues es muy posible que fueran redactadas por él mismo. Así lo señala Emilio Casares2 cuyos trabajos son un obligado punto de partida ante cualquier intento por describir el breve, pero singular y revelador catálogo de aquel cuya fama corre en paralelo a sus estupendas dotes para la literatura musical. En este sentido las opiniones sobre el compositor son dispares, y van desde aquellos que, ya en su tiempo apreciaron ideas y sabiduría, hasta quienes afirman que Adolfo Salazar “como compositor es autor de obras dignas pero sin mayor alcance”3. Desde luego esto es algo muy distinto a lo que expresaba Óscar Esplá en un artículo publicado en El Sol a propósito de varias de sus obras más famosas: “Puedo asegurar que estudiando detenidamente la obra de Salazar se revela en su música una insospechada complejidad, sobre todo en sus Arabia y Rubaiyat. Ambas composiciones merecen estudio especial… he visto una contextura firme, excelente hilván melódico y un sentido de la armonía tan justo en el contraste como en la fusión de tonalidades. Virtudes todas harto escasas, pocas veces presentes en la joven música de más acá y de más allá del Pirineo”. Pero no se trata aquí de valorar la obra de Salazar. Ni tan siquiera de discutir si los elogios que recibió en su época eran sinceros, respondían a un más cercano conocimiento de su obra o eran una obligada deferencia ante quien tenía poder e influencia. Desde luego, lo obvio es que hoy la obra de Salazar apenas se escucha. Escasísimas son las interpretaciones y prácticamente inexistentes las grabaciones en distribución. Se hace, por tanto, obligado partir de opiniones más formadas para concluir que la obra de Salazar es, en primer lugar, hija de su tiempo. O si se quiere, representativa de ciertas corrientes estéticas que pugnan por una identidad acorde con el momento, que se asocia a cierto espíritu de modernidad y se vincula a ese ánimo vanguardista que el propio Salazar entiende abierto a un escenario que, pasado el tiempo, será muy distinto: “El arte musical que vivimos en los momentos actuales, cumplido el primer tercio del siglo, me parece que se hace cada vez más ajeno a la conciencia social, en la que no ejerce ya apenas una función viva, sino, todo lo más, una función cultural”4. Salazar no llegará más lejos pues cuando esto escribe, en 1939, su carrera como compositor está prácticamente concluida. Vive en el exilio mexicano y allí firma sus postreras y descolgadas Cuatro letrillas que se cantan en las obras de Cervantes. Son hermanas de los Tres epitafios de Rodolfo Halffter, también encargados por Ediciones Mexicanas de Música para procurar obra coral cervantina en el año del cuarto centenario del escritor, en 1947. Pero sobre todo es música teñida de cierta añoranza que se acoge a un “tipo de canto armonizado en la línea de evocación de músicas tradicionales o del pasado histórico”5. Salazar vive un mal momento y así lo testimonia su correspondencia entre la que cabe encontrar alguna respuesta significativa: “Su última carta es triste y dolorosa, sé que no le faltan a usted motivos serios para su estado de ánimo” 6. Hace quince años que no escribe música y, en consecuencia, se ha quebrado la continuidad y, lo que es peor, la cercanía a un arte posible: “hay demasiada cocina y demasiada farmacopea en el arte actual y los gustos están demasiado refinados para que los artistas, al acercarse al pueblo, se decidan a sentarse en el figón y comerse un buen plato rústico, una buena merienda y un buen trago de vino de la tierra. Y si lo hacen, es una vez al año, como diversión y turismo, volviéndose en seguida en el autobús a casa”7. El mundo que contempla a su alrededor en nada se parece a aquel lleno de efervescencia en el que Salazar, el compositor, emerge tres décadas antes y que, con la motivación de lo español en la recámara, mezcla muy diversos movimientos estéticos, desde el neorromanticismo, al nacionalismo decadente y al nacionalismo vanguardista, del impresionismo al neoclasicismo y a las apariciones fugaces de tendencias vanguardistas en la línea del atonalismo y dodecafonismo. Acaba de arrancar la segunda década del siglo XX y, con ella, una clara diferencia entre quienes prefieren el orden y la tradición prusiana, al sentido francés e inglés, más europeísta. La primera Guerra Mundial se encarga de polarizar las ideas obligando a cada cual a situarse en una posición sin ambages. La de Salazar no ofrece dudas pues está al lado de lo francés, de ese impresionismo cuya Archivo Manuel de Falla, Granada LA FACETA DE COMPOSITOR 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 125 D O S I E R Archivo Manuel de Falla, Granada ADOLFO SALAZAR Manuel de Falla, Miguel Salvador, Adolfo Salazar y ¿Salvador Bacarisse?, hacia 1918 genialidad consiste en haber “superado el ciclo germánico dejando de lado lo narrativo y entrando en una expresividad directa”8. A partir de ahí, la obra musical de Salazar seguirá un orden metódico en un progresivo transitar que le lleva desde el impresionismo al neoclasicismo, siempre cercano al nacionalismo y, a veces, sutilmente evocador de lo que él mismo denomina “orientalismo imaginario”. Curiosamente cada etapa corresponde a un tipo de obra y, así, lo francés toma fuerza de 1913 a 1916 con la aparición de diversas composiciones para voz y piano, y para piano solo. La década que va de 1917 a 1927 ve nacer alguna obra coral y varias para conjunto instrumental, un entorno propicio para la experimentación y que, por tanto, es afín a los intereses de una nueva generación que asocia su proyecto artístico a la idea de vanguardia. Este último año tantea la guitarra, instrumento en auge al que cantan poetas como García Lorca y retratan pintores como Picasso. Todo ello antes de que a mediados de la década de los 20 y hasta 1933, Salazar componga varias obras orquestales. El propio compositor, por boca de su editor9, explicaba que tanto las primeras canciones como alguna de sus obras pianísticas son ejemplos pioneros en la introducción del impresionismo musical en España. Los Tres preludios para piano, y las Trois chansons de Paul Verlaine responden al estímulo que provoca la música de Debussy, siempre apegada a “cierta vía y vena nacionalista, tanto en los temas como en la armonía”10. En ese sentido es fácil observar como las Trois chansons deslizan suavemente “la voz entre las armonías del piano, declamando la poesía casi en recitativo con un piano rico, que intenta traducir el sentido implícito del poema y cada una de las frases que sirven de inspiración: ‘Rien de plus cher que la chanson grise où l’Indeois au Precis se joint…’, ‘…vague et soluble dans l’air sans rien qui pèse ou qui pose’ y ‘Pas de couleur, rien que la Nuance…’”11. Lo cual no quiere decir que lo romántico sea ajeno a la obra de Salazar. Las Dos piezas para un álbum de niños así lo demuestran, especialmente la segunda “Schumanniana”, por mucho que en ambas “muestra una elementalidad constructiva seguramente buscada. Por encima de la romántica expresividad general, en algún momento (sobre todo En la capilla) es perceptible un suave perfume españolista”12. Orientalismo imaginario Cruzada así la década de los 10, aparece Rubaiyat, siete fantasías para cuarteto de cuerda, que le dan a Salazar prestigio y notoriedad tanto en España como en buena parte de Europa donde la interpretan varios cuartetos de prestigio. Algo de ello se ha mantenido en el tiempo, pues, con las enormes carencias con las que la obra de Salazar se ha prodigado, Rubaiyat es, con diferencia, la más escuchada y grabada. Lo importante, en cualquier caso, es que esta partitura marca el tránsito hacia un nuevo estadio. La factura es todavía impresionista, si bien el perfume tiene ahora visos de exotismo orientalista al tiempo que el espíritu de fondo delata una sintonía con la vanguardia como bien reflejan los dibujos de Dalí que adornan la portada de la edición. “Son a la postre siete pequeñas fantasías de carácter claramente programático, dado que en la partitura original conservada en el Fondo Salazar, el propio autor a lápiz va sobreimpresionando textos literarios sacados del libro de poemas de Omar Khayyam” 13. Pero aún un detalle más reafirma la importancia de esta música. El propio Manuel de Falla examinó y corrigió la obra: “He empezado a ver los Rubaiyat. Creo que podrían quedar muy bien con alguna modificación que le indicaré en mi próxima”, señalando poco después: “en lo que queda por corregir purifique Vd. la escritura todo lo posible. Examine Vd. además compás por compás y parte por parte desde el principio al fin de la obra. Evite la confusión de las líneas melódicas, procurando la mayor transparencia posible en el tejido sonoro. Tal vez convenga abreviar el último número”14. En las últimas cartas desde Alta Gracia, ya en al década de los 40, Falla todavía le preguntará por la obra y la elogiará. Si Rubaiyat tiene peso en el catálogo de Salazar por lo que de confluencia estética supone, Arabia destaca por su especial cercanía con lo hispano. Aquí el motivo inspira- 125 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 126 D O S I E R ADOLFO SALAZAR 126 dor es un poema de Walter de la Mare procedente de su obra The Listener. “Acabose de escribir, en Madrid, el 5 de abril de 1923, a las 7/30 de la tarde” se señala en el manuscrito original en el que Salazar incluyó el poema: “Far are the shades of Arabia… / Where the princes ride at noon / Mid the verdurous vales and thickets / Under the ghost of the moon…”. Pervive, aún el carácter impresionista y algo decorativo lo que “transmite una sensación de distancia, de tonos grises, sin perder el tono exótico de Rubaiyat, pero usando ciertos giros andaluces basados, según Salazar, en los sones de las campanas de la catedral de Córdoba” 15. Arabia, boceto para piano y cuarteto de cuerda, deja paso a las Tres danzas para combinación antigua y a la Zarabanda, para trío de flauta, viola y fagot, cuyas títulos sugieren otra perspectiva estética más proclive al retorno. Especialmente esta última, compuesta para el tricentenario de la muerte de Góngora en 1927, punto de referencia para toda una nueva generación marcada por lo que Bergamín entendió “entre lo intelectual y lo sentimental… Prefieren inteligencia, sentimiento y sensibilidad a intelectualismo, sentimentalismo y sensiblería”. Pero antes de que tal tendencia tome forma, Salazar atiende a un instrumento que busca renovar y actualizar su repertorio. Con motivo de un recital de Emilio Pujol en la residencia de Estudiantes de Madrid, en 1918, el propio Salazar comenta en su crónica de El Sol que con “Pujol, Segovia, Fortea, Manjón, Sáinz de la Maza y otros, la guitarra alcanza un momento de resurgimiento iniciado por Tárrega y Llobet”, de manera que ya “empiezan a distinguirse estilos y maneras entre otros cultivadores”, apuntándose “un estilo elegante y pulido, y otro más severo”. La respuesta y el compromiso ante esta situación serán dos composiciones de 1927, Deux enfantines y Romancillo, con las que Salazar comparte espacio al lado de Falla, Turina, Moreno Torroba y tantos otros que ven en la guitarra una forma de canalizar la discusión sobre música con “esencia” frente a tratamientos de “superficie”, y sobre la que se sustenta buena parte del futuro de la “música nueva” en la España de entonces16. Se llega así a mediados de la década de los 20 y al período en el que Salazar se interesa por la orquesta. Tal situación tiene un antecedente hacia 1924, momento en el que se presentan al público orquestaciones de los dos primeros Preludios para piano. Antonio Gallego reveló que tales orquestaciones eran, en realidad, trabajos de Manuel de Falla y Ernesto Halffter17: “El trabajo de ambos se llevó en el mayor de los secretos, pues se trataba de presentar al entonces prestigioso crítico musical del diario madrileño El Sol en una faceta de compositor para la que evidentemente no estaba tan dotado”. Efectivamente, “cuando Ernesto Halffter se puso al frente de la Orquesta Bética de Cámara, surgió la idea de orquestarlos, pero Salazar — que debió hacer un esbozo— no quedó contento y le ayudaron su maestro Falla y su amigo Ernesto… En carta de Falla a Salazar, Granada 13.VII.1924, se lee: ‘No diga Vd. a nadie mi intervención en el 1 er Preludio. Es cosa que he hecho con grandísima satisfacción, pero muy excepcionalmente, pues como Vd. creo sabe, soy opuesto a esta clase de colaboración por muchas y poderosísimas razones. Estos Preludios son absolutísimamente de Vd. para todo el mundo”. Salazar le contesta añadiendo: “Ahora Óscar [Esplá] dice que va a orquestar el tercero”. De manera que roto el fuego con ayuda ajena, Salazar da su primera obra para orquesta, completamente original, en 1929. Paisajes se adscribe al ambiente y estética neoclásicos. “La primera parte [Pastoral] es un intento de reconstrucción de las ‘pastorales’ francesas del siglo XVIII y el segundo [Cortejos] es un cuadro de Met de Bles conservado en el Museo del Prado que representa la visita a Salomón de la reina de Saba. Dos páginas esencialmente melódicas, la segunda mucho más rica en ritmos”18. Y de ahí a la realización de una última obra, Moderato assai e semplice, escrita en 1934 para el homenaje a Enrique Fernández Arbós con motivo de su 70º cumpleaños. En realidad, la celebración tuvo dos sesiones: la primera estrena en Madrid la Sinfonía de los salmos de Stravinski, y la segunda catorce composiciones basadas en un motivo dado y en el que las letras de la palabra A-R-B-O-S se hicieron coincidir con las notas la-re-si-do-sol. Como dos de los autores que estrenaron —Adolfo Salazar y Julio Gómez— eran críticos de los principales periódicos, sólo queda el testimonio de Víctor Espinós, colaborador de La Época a quien “no le gustó la idea, no le gustó el número de compositores convocados, y no le gustaron la mayoría de las obras estrenadas; apenas salvó tres” 19. De seguro que no estaba la de Salazar entre ellas. Tampoco tiene demasiada importancia. Al fin y al cabo, para entonces, prácticamente ha abandonado la composición para dedicarse a la crítica y la historiografía. Sin ir más lejos en la misma época en la que se estrena el Moderato assai e semplice visita Madrid Igor Stravinski. Un largo ensayo a tres columnas en El Sol muestra al mejor Salazar. Años después, ya en el exilio, lo resumirá de este modo: “Stravinski se ha convertido en España en uno de los maestros de la juventud musical; Debussy y Ravel pasan ya por anticuados; casi se considera a Scriabin como un fracasado; hay quienes tutean a Schoenberg y Milhaud, Hindemith, Aloys Haba, Markiewitz o Schostakowitz son, por decirlo así, como los contertulios de café de nuestro músicos de la última hornada. En ella eché yo algunos sarmientos y no me pesa...”20. 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 127 D O S I E R ADOLFO SALAZAR OBRAS DE ADOLFO SALAZAR pa, trompeta, arpa y cuerda). La siguiente relación de obras toma como punto de partida la realizada por Emilio Casares tras investigar en el Fondo Salazar de México21. Los datos se han contrastado y completado con otros procedentes de la Biblioteca Nacional de España, del Archivo de Música Española Contemporánea de la Fundación Juan March, del Archivo Sonoro de Radio Nacional de España y de algunos programas de mano. Queda abierta a una definitiva redacción que aclare varias dudas, corrija omisiones y afine los datos22. A falta de algunas fechas de composición, las obras se ordenan alfabéticamente dentro de cada apartado. Trois petites pièces Composición: 1925. Conjunto instrumental (flauta, oboe, trompeta, viola, guitarra y fagot). ORQUESTA Dos preludios Composición: h. 1924. Estreno: 1924. Grabación: Orquesta de Cámara Villa de Madrid, directora: Mercedes Padilla, RNE, 1992. Orquestación de los primeros Tres preludios para piano. En puridad, tal y como se describe en el artículo, no se trata de una orquestación realizada enteramente por Adolfo Salazar. Contó con la colaboración de Manuel de Falla (I.) y Ernesto Halffter (II.) Zarabanda Composición: 1927. Conjunto instrumental (flauta, viola y fagot). Edición: Barcelona, Música. CORO Cuatro canciones sobre textos de poetas españoles del s. XVI y XVII Composición: 1927. Edición: Max Eschig, París. Cuatro letrillas que se cantan en las obras de Cervantes I. Madre, la mi madre - II. Los comendadores - III. Por un sevillano - IV. Arrojaste el agua, la niña. Composición: México. Edición: Ediciones Mexicanas de Música, 1948. Dedicatoria: “al Coro de Madrigalistas de México y a su director Luis Sandi”. Grabación: Coro de la Comunidad de Madrid, director: Jordi Casas, RNE, 1997. VOZ Y PIANO Paisajes I. Pastoral - II. Cortejos. Composición: I. 28 de marzo de 1926. II. 31 de agosto de 1929. Estreno: Orquesta Filarmónica de Madrid, director: Bartolomé Pérez Casas. Moderato assai e semplice Composición: 1934. Estreno: Teatro Calderón, Madrid, Orquesta Sinfónica de Madrid, 28 de marzo de 1934. Grabación: Orquesta Sinfónica de RTVE, director: Odón Alonso, RNE, 1969. Emilio Casares la titula Homenaje a Arbós. Aspiración (To morrow) [sic] Letra: Percy Bysshe Shelley. Barítono y piano. Edición: Ildefonso Alier, Madrid, h. 1914. Canción de poeta Letra: Victor Hugo (“Mes vers fuiraient, doux et frêles”). Soprano y piano. Edición: Ildefonso Alier, Madrid, h. 1915 24. Grabación: Carmen Bustamante y Eulalia Soler, LP, Ensayo, 1983 (Incluye también Arabia, Rosas de Saadi, Rubaiyat y Trois chansons de Paul Verlaine). CONJUNTO INSTRUMENTAL Arabia (Boceto para piano y cuarteto de cuerda)23 Composición: 1923. Grabación: Cuarteto Sonor, Ensayo, 1983 (Incluye también Canción de poeta, Rosas de Saadi, Rubaiyat y Trois chansons de Paul Verlaine). Cuarteto en sol menor Composición: 1917. Cuarteto de cuerda. Cuarteto nº 3 para cuerda en si menor Composición: septiembre de 1924. Rubaiyat (Siete fantasías para cuarteto de cuerda) I. Recitativo, muy moderato – II. Allegro deciso – III. Moderato – IV. Muy animado – V. Lento – VI. Allegretto tranquillo – VII. Lentamente. Composición: 1924. Cuarteto de cuerda. Edición: Max Eschig, París. Dedicatoria: a Ernesto Halffter. Grabación: Agrupación Nacional de Música de Cámara, en Música de cámara española, LP, Hispavox, 1958 (También incluye: Eduardo Toldrá, Vistas al mar; Jesús Guridi, Cuarteto nº 2 en la menor). Reedición en CD, EMI, 2004 (También incluye: Conrado del Campo, Cuarteto de cuerda nº 13 en la mayor “Carlos III”; Eduardo Toldrá, Cuarteto “Vistas al mar”; Francisco Escudero, Cuarteto de cuerda). Cuarteto Sonor, Ensayo, 1983 (Incluye también Arabia, Canción de poeta, Rosas de Saadi y Trois chansons de Paul Verlaine). Cuarteto Bellas Artes, RNE, 1997. Cuarteto clásico de la Orquesta Sinfónica de RTVE, RNE, 1973. Tres danzas para combinación antigua Conjunto instrumental (flauta, oboe, clarinete, fagot, trom- Canciones para piano y soprano Letra Alfred de Musset, Goethe y Perbolés [sic]. Soprano y piano. Jaculatoria Composición: 1915. Letra: Juan Pujol. Canto y piano. Edición: Ildefonso Alier, Madrid, 1917. La Convertire Composición: 1913. Letra: Goethe. Soprano o mezzosoprano, y piano. Mélancolie Composición: 1913. Letra: Goethe. Soprano o mezzosoprano, y piano. Rosas de Saadi Composición: 1916. Letra Marceline Desbordes Valmore (Les roses de Saadi), en traducción de Enrique Díez-Canedo. Edición: Ildefonso Alier, Madrid, h. 191625. Grabación: Carmen Bustamante y Eulalia Soler, LP, Ensayo, 1983 (Incluye también Arabia, Canción de poeta, Rubaiyat y Trois chansons de Paul Verlaine). Tres poemas de Rosalía de Castro I. Indiferencia – II. Ilusión – III. Presentimientos. Composición: 1915. Soprano y piano. Edición: Mundial Música. Grabación: María Ángeles Peters y Perfecto García Chornet, RNE, 1979. Trois chansons de Paul Verlaine I. Chanson d’automne - II. Ariete - III. L’heure exquise. 127 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 17:22 Página 128 D O S I E R ADOLFO SALAZAR Composición: mayo, 1916. Letra: Paul Verlaine. Edición: Chester, Londres, 1920. Dedicatoria: a Mme. Alvar, Mme. Grelé y Mme. Leymo 26 . Estreno: I y III en la Sociedad Nacional de Música, Madrid, 1917. La totalidad con Ricardo Viñes y Manuel de Falla, piano. Grabación: Carmen Bustamante y Eulalia Soler, LP, Ensayo, 1983 (Incluye también Arabia, Canción de poeta, Rosas de Saadi y Rubaiyat). When I am Dead my Dearest Texto: Christina Rossetti. Soprano y piano27. PIANO Dos piezas para un álbum de niños28 I. En la capilla - II. Schumanniana. Dedicatoria: Teresita Pinazo (I) y Carlotita Salazar (II). Edición: Mundial Música, Valencia, 1916. Grabación: Perfecto García Chornet, RNE, 1974. Romancillo Composición: 1927 Edición: Max Eschig, París. Dedicatoria: a Isabelita García Lorca. Hay versión para guitarra (ver Guitarra). Tres preludios para piano Composición: 1916. Edición: Chester, Londres, 1919. Estreno: Ricardo Viñes, Madrid, 1916. Grabación: Bertomeu Jaume, RNE, 2005. Hay orquestación de los dos primeros Preludios (ver Orquesta). GUITARRA Deux enfantines Composición: 1927. Romancillo Composición: 1927. Edición: Max Eschig, París. Dedicatoria: Federico García Lorca29. Grabación: Ricardo Fernández Iznaola, RNE, 1987. Carles Trepat, RNE, 2005. Versión de original para piano (ver Piano). Alberto González Lapuente 128 1 Nota del editor en Salazar, Adolfo, La música contemporánea en España, Ediciones La Nave, Madrid, 1930. Reproducido en EthosMúsica, nº 7, Publicaciones de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1982. 2 A él se debe la mayor parte de los datos que aquí se aportan. Se parte de Casares, Emilio, “Adolfo Salazar o el espíritu regeneracionista de la música española”, en Cuadernos de música, nº 1, SGAE, Madrid, 1992. Una versión posterior puede consultarse en Casares, Emilio, “Salazar Palacios, Adolfo”, en Diccionario de la música española e hispoamericana, vol. 9, SGAE, Madrid, 2002. 3 Marco, Tomás, Historia de la música española, vol. 6, siglo XX, Alianza Música, Madrid, 1983. 4 Salazar, Adolfo, Música y sociedad en el siglo XX, La Casa de España en México, 1939. 5 José Luis García del Busto, notas al programa del concierto del Coro de la Comunidad de Madrid, Ciclo de conciertos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Música en tiempo de Cervantes, Auditorio Nacional de Música de Madrid, 28 de noviembre de 1997. 6 Carta de Luis García Abrines, 1952. 7 Salazar, Adolfo, op. cit. 8 Casares, Emilio, La música española hasta 1939, o la restauración musical, en Actas del Congreso Internacional España en la Música de Occidente, vol. 2, Madrid, 1987. 9 Salazar, Adolfo, op. cit. 10 Casares, Emilio, op. cit. 11 Casares, Emilio, op. cit. 12 José Luis García del Busto, en notas al programa al concierto del pianista Perfecto García Chornet, dentro del III Ciclo de Música Española del Siglo XX, celebrado en la Fundación Juan March de Madrid, el 9 de mayo de 1979. 13 Emilio Casares, op. cit. 14 Cartas del 27 de julio y 20 de agosto de 1917. Citadas en Casares, Emilio, op. cit. 15 Casares, Emilio, op. cit. 16 De Persia, Jorge, “La guitarra y la renovación musical”, en el catálogo de la exposición La guitarra, visiones en la vanguardia, Granada, 19 de junio al 15 de julio, 1996. 17 Antonio Gallego en las notas al programa al concierto de la Orquesta de Cámara Villa de Madrid, XIV Ciclo de Cámara y Polifonía, Auditorio Nacional de Música, Madrid, 14 de mayo de 1992: “La correspondencia cruzada entre ambos [Manuel de Falla y Ernesto Halffter] no admite dudas, y esa fue la pista que me puso sobre el asunto y me permitió identificar algunos papeles de Falla que no supe en principio a qué pertenecían. Ernesto Halffter, a quien expuse estos hechos por entonces, me los confirmó plenamente, lo que me movió a incluirlos en mi Catálogo de obras de Manuel de Falla (Madrid, 1987) con total seguridad”. 18 Emilio Casares, op. cit. 19 Gómez Amat, Carlos y Turina Gómez, Joaquín, La Orquesta sinfónica de Madrid, noventa años de historia, Alianza Música, Madrid, 1994. 20 Al Ateneo Musical de México. 21 Casares, Emilio, “Salazar Palacios, Adolfo”, op. cit., p. 584. 22 Se podrá así depurar datos, algunos de ellos no incluidos y obviamente incorrectos. Por ejemplo la atribución de obras orquestales como Estampas, Noches y Don Juan en los infiernos, que como tal figuran en la voz dedicada a Adolfo Salazar en El mundo de la música, Espasa-Calpe, Madrid, 1962. 23 Emilio Casares también señala a Arabia como obra para orquesta. 24 Fecha de publicación basada en La edición musical española hasta 1936, 1995. 25 Fecha de publicación basada en La edición musical española hasta 1936, 1995. 26 Según Andrés Ruiz Tarazona, dedicadas a “Federiquín” García Lorca. Notas al programa del concierto con el guitarrista Carles Trepat, Ciclo de conciertos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Músicas para García Lorca, Auditorio Nacional de Música de Madrid, 14 de junio de 2005. 27 Emilio Casares da también una versión para soprano y cuarteto de cuerda. 28 Emilio Casares no incluye en sus relaciones de obras la I. Los datos proceden de José Luis García del Busto, en las notas al programa del concierto del pianista Perfecto García Chornet, III Ciclo de Música Española del Siglo XX, Fundación Juan March de Madrid, 9 de mayo de 1979. 29 Andrés Ruiz Tarazona, notas al programa,op. cit 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 18:01 Página 129 Lunes 28 de abril de 2008, 20:00 h Auditorio Nacional de Música. Sala Sinfónica. Madrid. Coro Nacional de España Mireia Barrera, directora CNE Santamaría Compañía de Danza Juan Carlos Santamaría, coreógrafo Dvořák y Janáček danzas soñadas Gira: Teatro Calderón. Valladolid 24 y 25 de abril de 2008 www.tcalderon.com Festival de Úbeda 10 de mayo de 2008 www.festivaldeubeda.com Antonin Dvořák Leoš Janáček Acudieron canciones a mi alma Leyendas, núm. 1 En vez de plegarias Leyendas, núm. 3 No te lo digo El bosque nocturno libera las campanas Corrió el blanco abedul Leyendas, núm. 7 Campos de centeno Elegía sobre la muerte de mi hija Olga Amor verdadero Cuentos infantiles Localidades para el concierto en Madrid a la venta Precio: 6 euros Lugares y formas de venta: En taquillas: Auditorio Nacional de Música y teatros del INAEM Internet: Servicaixa: www.servicaixa.es Telefónica: Servicaixa 902 33 22 11 Más información en: http://ocne.mcu.es TEMPORADA 2007/2008 ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA JOSEP PONS DIRECTOR ARTÍSTICO Y TITULAR 113-135 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 08:43 Página 130 D O S I E R ADOLFO SALAZAR Trazos de la vida mexicana de Adolfo Salazar UN MUSICÓLOGO EN EL DESTIERRO 130 repercusión social y un claro reflejo en el polarizado periodismo mexicano. Los supervivientes del ancien régime ejercían su innegable influencia en círculos conservadores; pontificaban en diarios conservadores y eran leídos por un público también conservador. Del otro lado estaban los que planteaban una visión más cosmopolita, moderna y acorde con las nuevas tendencias del país. Por eso, la actitud crítica en México frente al arribo de los españoles será un eco de la actitud misma que adoptaron frente al gobierno socialista de Cárdenas: anfitrión de los derrotados (los “rojos”, como dirían otros). Archivo Residencia de Estudiantes D esde La Habana, en carta fechada en enero de 1938, Adolfo Salazar preguntaba al compositor mexicano Carlos Chávez qué tan factible sería encontrar en México “alguna situación de cierta fijeza” que le “permitiera radicar ahí por una temporada, cuya duración dependiese de la marcha de los acontecimientos en España”. Meses atrás, Salazar se había instalado en la isla e impartía cursillos en diversas instituciones. Siempre se supuso que había dejado España poco después del asesinato de García Lorca. Pero lo cierto es que todavía en la primavera del 37 el crítico de El Sol se encontraba en Valencia, como tantos intelectuales y gente del gobierno republicano. Antes de embarcarse en un viaje trasatlántico sin retorno a casa, viajó a París y, según parece, visitó también otras ciudades europeas para hacer promoción cultural a favor de la República. Por lo que revela su correspondencia, al terminar sus compromisos en Cuba y Puerto Rico, a donde se desplazó además para atender un par de invitaciones académicas, Salazar tuvo intención de marcharse a Buenos Aires. El hecho de que su antiguo amigo el escritor Alfonso Reyes —entonces embajador mexicano en Argentina— se encontrara a punto de finalizar su misión diplomática en aquel país, le obligó a buscar otras salidas. La situación en España no tenía visos de solucionarse a corto plazo y a Salazar le urgía encontrar un nuevo refugio y una forma de ganarse la vida. Los ahorros empezaban a esfumarse. En sus cartas al citado Chávez, al mismo Reyes o a ciertos políticos mexicanos, cuyos nombres y señas le proporcionaron los amigos, se percibe la incertidumbre del momento. Mientras espera alguna respuesta, escribe a Pedro Salinas, a esas fechas profesor visitante en Boston. Por recomendación suya consigue acomodo temporal en la escuela de verano de Middlebury. Poco a poco el horizonte empieza a despejarse. El embajador Fernando de los Ríos le ofrece hogar y trabajo en la cancillería. De Nueva York se traslada a Washington y combina sus tareas en la Embajada con fructíferas jornadas de investigación en la Biblioteca del Congreso. Sin nombramiento formal por medio, desempeña el cargo de agregado cultural. La organización del Pabellón Español en la World’s Fair de Nueva York demandaba el apoyo constante del personal de la Embajada; muchas de aquellas encomiendas recayeron directamente en Salazar. Las imprevisibles circunstancias demoraron su viaje a México: desde el verano del 38 obraba en su poder la invitación del presidente Lázaro Cárdenas para sumarse al grupo de españoles con que se estableció la Casa de España en México. Tras una breve escala en La Habana para visitar de nuevo a los amigos, Salazar desembarcó en Veracruz el 9 de marzo de 1939. El país que lo recibió no hacía mucho que había dejado de ser, como indican los historiadores, una tierra de caciques para convertirse en una nación de instituciones. Al terminar los años 30, México vivía en paz y experimentaba un estimulante proceso de modernización; desde el punto de vista social y cultural, el país era un auténtico hervidero de ideas, posturas y formas diferentes de actuar. Las tendencias de derecha y de izquierda, con todos sus matices, generaban tensiones ideológicas, políticas, estéticas y no pocas discordias entre las facciones más combativas. El asilo brindado por el gobierno cardenista a los refugiados españoles, como es fácil suponer, se volvió también motivo de escrutinio. El arribo del contingente tuvo una fuerte Rosa García Ascot, personaje sin identificar, Igor Stravinski, Adolfo Salazar y György Sándor, México D.F. (México), hacia 1948 La llegada La ciudad de México, última estación de nuestro crítico y de la mayoría de los refugiados, contaba entonces con cerca de un millón y medio de habitantes. Salazar se instaló en el que sería su hogar en la calle de Niza, no lejos de la sede de La Casa de España y de Jesús Bal y Gay y Rosa García Ascot, con quienes compartiría gratas horas de intimidad familiar. Algunos estudios que abordan los aspectos sociales de la emigración republicana destacan la capacidad de muchos exiliados para adaptarse al medio mexicano. Aunque hubo otros factores que incidieron en uno y otro sentido (el traslado de familias completas, grupos de amigos, etc.), lo cierto es que la terapia ocupacional jugó un papel importante en la adaptación. Nuestro crítico conocía a todos los intelectuales que se le habían adelantado, pero llegaba a México completamente solo. Había dejado a su madre en España y ella constituía prácticamente su única familia. Por lo demás, siempre demostró una enorme capacidad de trabajo y en sus nuevas condiciones le interesaba subrayarlo. Así pues, puso de inmediato manos a la obra. Por distintas razones, su actividad musicológica se había visto relegada en España. No hay que olvidar sus genuinos deseos de hacerse compositor o su largo compromiso con la crítica, lo cual suponía una asistencia constante a teatros y conciertos. Cumplir con sus responsabilidades como funcionario de Correos y Telégrafos en un riguroso horario cotidiano de 8 a 3, y su participación en un sinnúmero de sociedades y comités musicales consumían el tiempo restante. En México, le sería más fácil encontrar la tranquilidad 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 18:01 Página 131 D O S I E R ADOLFO SALAZAR que demanda el ejercicio del investigador: la soledad se convirtió en su mejor aliada. En intenso intercambio epistolar con el secretario de La Casa de España había diseñado desde Washington un ambicioso plan de trabajo. Conferencias en el Palacio de Bellas Artes, cursos en el Conservatorio Nacional, cursillos en universidades de provincia. Puso además a disposición del departamento de publicaciones de La Casa (meses después convertida en El Colegio de México) materiales que traía consigo desde España y que había retocado en sus ratos libres. Así, antes de finalizar el año 39 vio la luz la segunda edición, corregida, de La música en siglo XX (Madrid, 1936)i. En años sucesivos saldrían veinte títulos más con el sello de El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica, la Orquesta Sinfónica de México y otras editoriales de este país, argentinas y españolasii. Más allá de unas cuantas relaciones con mexicanos en Madrid y en París, los lazos afectivos de Salazar con México se remontaban a los primeros años 20, cuando la editorial Cultura recogió en Andrómeda, el primero de sus libros, una selección de su mejor crítica precoz. En general, los intelectuales cobijados por La Casa de España escaparon al viacrucis de quienes tuvieron que luchar con sus propios medios. Al igual que otros miembros de la institución, Salazar no se vio en la necesidad de tocar puertas para abrirse camino. Además, en ambientes culturales se conocía bien el prestigio que le precedía. Otros libros suyos habían alcanzado una estimable divulgación en México; también se conocieron ensayos y críticas que ciertas publicaciones mexicanas dieron en reproducir desde fechas tempranas hasta los años mismos de la Guerra Civil. Aquí, al igual que en otras partes del Continente, Salazar se convirtió en paradigma del crítico musical moderno. No es de extrañar que al llegar al país las instituciones musicales reclamasen su presencia como profesor y conferenciante, que el Ateneo Musical Mexicano le ofreciese una gran recepción o que se le invitase a integrar la Sociedad Mexicana de Musicología. En ese momento, Carlos Chávez y el gran Silvestre Revueltas eran las figuras dominantes de la música. La prematura muerte de este último sobrevino pocos meses después de instalado Salazar en el país, por lo que su trato, más bien superficial, se vio limitado a unos cuantos encuentros. Por el contrario, desde el primer día inició con Chávez una larga y fructífera relación. La identificación inmediata con su progresista proyecto musical, sería una de las razones (sin dejar a un lado las económicas), que animaron a Salazar a retomar su oficio de crítico. Pronto pasó a formar parte de la pequeña elite que rodeaba al músico de hierro. En su artículo inaugural en Excélsior expresaba su propósito de “platicar” con el público mexicano a la vista de los magníficos conciertos de Chávez y su orquesta sinfónica. La recepción que le dieron sus colegas no pudo ser más elogiosa: “escritor de conocimientos enciclopédicos”, “paladín de la música dentro y fuera de España” dirían algunos al saludar sus primeras contribuciones en los diarios. En octubre del 39 Salazar no dejaría de asombrarse por el contraste entre los halagos iniciales y las acometidas a su persona semanas des- pués. Pese a que se había propuesto, por su experiencia en España, mayor distancia y objetividad en sus opiniones, el astuto crítico caería de nuevo en las peligrosas trampas de la política musical. Sus vehementes opiniones, para el gusto de algunos, marcadamente sesgadas a favor del grupo de Chávez, poco contribuyeron a “poner entre todos un poco de orden” en las cuestiones musicales de México, según su declaración de principios. Cuanto menos ayudaron a sofocar las candentes polémicas. Habría que recordar también aquí la activa participación, entre los seguidores de Chávez, de Jesús Bal y del mismo Rodolfo Halffter, quien por un tiempo rompió lanzas en El Universal Gráfico para defender un proyecto que, de entrada, había hecho suyo. Durante muchos años, los miembros de La Casa de España y de El Colegio de México no acudían a la institución para realizar sus tareas. Como se sabe, ésta se encargaba sólo de coordinar y servir de puente entre los académicos y otras instituciones docentes. Por eso Salazar pasaba la mayor parte del tiempo en ese “departamento” suyo ambientado según su declarado “mal gusto barroco”. Eso le permitió generar, al margen de su amplia labor periodística en una larga lista de publicaciones periódicas, una obra histórica de gran dimensióniii. Eso no significa que viviera recluido, como podía quejarse en cartas a sus amigos en España. Salazar no era afecto a las reuniones de refugiados ni a las charlas de café. Tampoco frecuentaba el Centro Republicano Español, uno de los primeros organismos creados por los mismos exiliados como lugar de encuentro y del que fue su primer director su viejo compañero en El Sol, Enrique Díez-Canedo. Pero era un gran conversador y un convidado bien dispuesto. Siempre tuvo una opinión para todo y sobre todo. ¿Podría haberse imaginado el más fiel aliado de Manuel de Falla que hablaría sobre vinos en un emisión cultural de la entonces naciente televisión mexicana (la actual Televisa)? En los días que siguieron a su llegada lo encontramos ya en una de las habituales veladas de Salvador Novo en su casa de Coyoacán. Después se volvería infaltable en los almuerzos dominicales de Don Carlos Prieto, anfitrión por excelencia de los músicos exiliados y de toda personalidad artística internacional que pasase por México. En el mismo barrio de San Ángel, a unos pasos de esa familia, encontraría Salazar cálido refugio en sus años de enfermedad terminal. Por lo demás, como había sido su costumbre en Madrid, tomaba cotidianamente el pulso cultural a la ciudad. No perdía concierto, función de danza, exposición de arte (cuando podía hacía escapadas al cine y al mar: Acapulco era su destino turístico predilecto). Durante más de diez años, desde 1943 hasta su retiro involuntario, Salazar alternó la crítica y la reflexión musical en Novedades, con la reseña y crítica a las artes plásticas, el cine y la literatura. Aunque poco conocida su labor en este rubro no deja de ser importante por su abundancia y por la inmediatez de su testimonio. En el Suplemento Cultural del mismo diario (el mejor que se haya hecho en México), Salazar promovió, bajo el seudónimo de Wanderer, una disciplina entonces poco cultivada en este país como era la crítica de danza. Es preciso destacar una vez más su efectiva y prolongada relación con El Colegio de México: fue uno de los 131 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 18:01 Página 132 D O S I E R pocos exiliados españoles que siempre perteneció a la entidad (y, a la salida de Jesús Bal, el único musicólogo). Aunque con altibajos, más determinados por los recursos de que se dispusiera (pocas veces boyantes, como revela la temprana historia de la institución), recibió el apoyo continuo de sus autoridades para realizar investigación y publicar sus libros, no siempre, hay que aclararlo, con la diligencia que a Salazar le habría gustado. Presencia y aportaciones 132 Archivo Residencia de Estudiantes ADOLFO SALAZAR naturalizado mexicano sea una promesa incumplida: la de escribir algún día una historia de la música de México. A pesar de todo, en este país, como en otros de lengua española, su labor impuso un modelo difícil de superar. Habría que decirlo: al menos en México no encontró su crítica continuadores de tal solvencia musicológica. A 50 años de su desaparición es oportuno recordar las palabras con que Chávez celebraba haberlo conocido: “Amigo y compañero en una obra de difusión de música y de ideas que nos tocó hacer, paralelamente, en México, desde sus llegada a estas tierras. Ha sido en su vida entera un incansable estudioso, un trabajador auténtico […] su obra está allí, fuerte, amplia, útil, y estará para siempre”. Durante el sexenio del presidente Miguel Alemán (1946-1952) Carlos Chávez alcanzó la cima de su influencia Jesús Bal y Gay con María Zambrano, Adolfo política al convertirse en el primer Salazar y otro amigo en una excursión al Lago director del Instituto Nacional de Bellas de Pázcuaro que hicieron con Alfonso Reyes, México, 1939 Artes, en buena medida creado a instancias suyas. Este dato es importante por cuanto Chávez se encontró mejor que nunca en posición de alentar directamente las iniciativas de Salazar. Consuelo Carredano Impulsó desde el INBA la realización de su portentosa pero inconclusa Teoría y práctica de la música a través de la historia y lo proveyó de medios económicos para hacer acopio de materiales en viajes a Estados Unidos. Aquellas visitas favorecieron el contacto de nuestro crítico con grandes nombres de la musicología y le procuró mayor presencia en publicaciones especializadas de ese país. También contó con el aval de Chávez para obtener la prestigiada Beca Guggenheim y para su único viaje de investigación por Europa, cuando sólo pudo adivinar a lo lejos las montañas que enmarcaron su juventud. El Grupo Nuestra Música, constituido por Chávez, por los compositores mexicanos Blas Galindo (1910-1993), José Pablo Moncayo (1912-1958), Luis Sandi (1905-1996), y por Jesús Bal, Rodolfo Halffter y el mismo Salazar, capitalizó aquella oportuna circunstancia como fue contar entre sus miembros con el director de Bellas Artes. Así, crearon las hoy longevas Ediciones Mexicanas de Música, la revista Nuestra Música (1946-1953) y los llamados Conciertos de los lunes. Aunque las responsabilidades editoriales y la dirección de la revista quedaron a cargo de Rodolfo Halffter, la participación de Salazar en el proyecto fue vital. Su figura, como la de Jesús Bal, respaldó la presencia de la musicología en la revista. Las aportaciones de Adolfo Salazar a la hemerografía musical mexicana arroja un saldo realmente positivo. Más allá de brindar un privilegiado testimonio del acontecer musical de los casi veinte años que vivió en la ciudad de México (1939-1958), Salazar supo mantener al día a sus lectores de las primicias de la creación internacional. Tampoco faltaron en numerosos artículos monográficos, Lienzo de Adolfo Salazar por Climent reiterados recuerdos a la música y los músicos españoles (Conrado del Campo, Falla, Turina, etc.). El carácter 1 divulgativo de los textos en que aborda aspectos históriAdolfo Salazar, Música y sociedad en el siglo XX. Ensayo de crítica cos, estéticos y técnicos de la música no logró ocultar, sin y estética desde el punto de vista de su función social, México, La embargo, la enorme erudición de su pluma. Salazar prestó Casa de España, 1939, 221 pp. 2 renovada atención a estéticas y orientaciones que —pecaLa bibliografía de Salazar publicada entre 1940 y 1961 comprende dos juveniles que reconocería después—, en determinado las siguientes ediciones y refundiciones: momento desdeñó injustamente. Lo cierto es que mostró — Las grandes estructuras de la música, México, Fondo de Cultura también una mayor apertura hacia la especulación sonora Económica (FCE), 1940, 191 pp. y otras corrientes vanguardistas que en su etapa española — La rosa de los vientos en la música europea. Los conceptos fundarechazaba abiertamente (si se le lee con la debida atenmentales en la historia del arte musical, México, Ediciones de la ción su obra anterior al 36, resultaría imprecisa la idea de Orquesta Sinfónica de México, 1940, 274 pp. un Salazar vocero a ultranza de todos los modernismos). — Los grandes períodos en la historia de la música, Ediciones de la Acaso lo que más se le reproche por su condición de Orquesta Sinfónica de México, 1941, 162 pp. 113-135 FILM:SCHERZO 229 19/3/08 18:01 Página 133 D O S I E R ADOLFO SALAZAR — Forma y expresión en la música. Ensayo sobre la formación de los géneros en la música instrumental, El Colegio de México, 1941, 123 pp. — Introducción a la música actual, Ediciones de la Orquesta Sinfónica de México, 1942, 257 pp. — La música en la sociedad europea. Desde los primeros tiempos del cristianismo, vol. I, El Colegio de México, 1942, 503 pp. — La música en la sociedad europea. Hasta fines del siglo XVIII. Cuarta parte. El Barroco (continuación), vol. II, El Colegio de México, 1944, 475 pp. — La música moderna. Las corrientes directrices en el arte musical contemporáneo, Buenos Aires, Editorial Losada, 1944, 518 pp. — Delicioso el hereje y otros papeles. Pequeñas digresiones sobre la vida y los libros. México, Editorial Leyenda, 1945, 169 pp. — Síntesis de historia de la música, Buenos Aires, Editorial Pleamar, 1945, 320 pp. — Music in our Time. Trends in Music Since the Romantic Era. Traducción y compendio de Isabel Pope, Nueva York, Norton, 1946, 367 pp. — La música en la sociedad europea. El siglo XIX. Sexta parte. La transición del siglo XVIII al XIX, tomo I, vol. III, El Colegio de México, 1946, 530 pp. — La música en la sociedad europea. El siglo XIX (1830-1860), tomo II, vol. IV, El Colegio de México, 1946, 517 pp. — La danza y el ballet. Introducción al conocimiento de la danza de arte y del ballet, México, FCE, Col. Breviarios, nº 6, 1949, 263 pp. — La música. Como proceso histórico de su invención, México, FCE, Col. Breviarios, nº 26, 1950, 326 pp. — Juan Sebastián Bach. Un ensayo, El Colegio de México, 1951, 345 pp. — En torno a Juan Sebastián Bach. Una introducción a la vida y la obra del gran músico, México, Editorial Patria, Col. Cultura para todos, nº 4, 1951, 119 pp. —La música de España. Desde las cuevas prehistóricas hasta el siglo XVI, Madrid, Espasa-Calpe, Col. Austral, nº 1514, 1953, 205 pp. —La música de España. Desde el siglo XVI a Manuel de Falla, Madrid, Espasa Calpe, Col. Austral, nº 1515, 1953, 166 pp. —La música de España. La música en la cultura española, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1953, 310 pp. —La música en la cultura griega. Teoría y práctica de la música a través de la historia, vol. I, El Colegio de México, 1954, 674 pp. —Conceptos fundamentales en la historia de la música, Madrid, Revista de Occidente, 1954, 249 pp. —Los grandes compositores de la época romántica, 2a. edición revisada por el autor, Madrid, Aguilar, 1955, 507 pp. —La música orquestal en el siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica, Col. Breviarios, nº 117, 1956, 169 pp. —La era monódica en Oriente y Occidente. I. Roma (Teoría y práctica de la música a través de la historia), El Colegio de México, 1958, 66 pp. —La era monódica en Oriente y Occidente. II. La transformación de la prosodia clásica a expensas del acento (Teoría y práctica de la música a través de la historia), El Colegio de México, 1958, 46 pp. —Historia da dança e do ballet, Lisboa, 1959. —La música en Cervantes y otros ensayos, Madrid, Ínsula, 1961, 378 pp. 3 Además de las arriba mencionadas, durante su vida en América, Salazar escribió crítica y ensayo en los diarios El Universal, Excélsior y Novedades, y en publicaciones periódicas mexicanas como el Boletín del Departamento de Música, Boletín del Instituto Mexicano de Musicología y Folklore, Boletín de la OSM, Carnet Musical, Cuadernos Americanos, El Hijo Pródigo, Hoy, Nueva Revista de Filología Hispánica, Nuestra Música, Revista de Bellas Artes). Revista Cubana, Pro Arte Musical, Revista de Avance y Musicalia (La Habana); Modern Music, Musical Digest, Musical Quarterly, American Musicological Society y Cuadernos del Congreso para la Libertad de la Cultura. (Estados Unidos); La Esfera, Imago Mundi, Pan y Síntesis (Buenos Aires); Revista Musical Chilena (Santiago de Chile). 133 113-135 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 08:50 Página 134 113-135 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 08:50 Página 135 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:17 Página 136 ENCUENTROS CHRISTIAN THIELEMANN, Fotos: Kasskara/DG UN KAPELLMEISTER ENTRE TRADICIÓN Y ESPONTANEIDAD H 136 eredero directo de Karajan y comparado a menudo con Furtwängler, Christian Thielemann ha dejado de ser la joven “gran promesa” alemana de la dirección de orquesta para convertirse en uno de los músicos más carismáticos de nuestros días. Atrás quedaron sus años, algo tormentosos, al frente de la Ópera Alemana de Berlín, su ciudad natal. Desde septiembre de 2004 la espléndida madurez artística alcanzada por Thielemann está marcando la trayectoria de la Filarmónica de Múnich. Elocuente y siempre apasionado, nos contó algo sobre sus próximos conciertos en España, su trabajo con la orquesta y unas cuantas cosas más… 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:17 Página 137 ENCUENTROS CHRISTIAN THIELEMANN Desde hace casi cuatro años dirige usted la Orquesta Filarmónica de Múnich. ¿Cómo la definiría? Es una orquesta que tiene una enorme experiencia en todo el repertorio, pero que sobresale especialmente en Bruckner, Beethoven, Brahms… Es decir, en los campos que cultivó durante años con Celibidache. De esa experiencia aún queda tanto que me ha vuelto a llamar la atención al ensayar recientemente la Cuarta Sinfonía de Bruckner. Es magnífico cómo los músicos han interiorizado esta música, su espíritu, y eso es algo que para mí es de gran provecho. Yo trabajo sobre esta base, “robo” algo, pero también aporto mi propia visión. Me inspira mucho y siempre me alegro del modo en que las cosas se dan de manera espontánea. Bajo la dirección de Celibidache, la orquesta interpretó ciertas obras con mucha frecuencia y eso se nota, también por ejemplo en el repertorio francés. ¿Coinciden sus criterios interpretativos con los de sus músicos? es lo que yo buscaba, una combinación de sonido muy finamente matizado con el vigor que usted dice, con un gozo en el hecho de hacer música, con el sentimiento, sencillamente, de estar tocando música. Pero eso es algo que puede resultar un poco peligroso. Hmm… Sí, puede serlo, pero es algo con lo que se debe contar, hay que jugar con fuego, forma parte del arte. Ha habido también otros cambios… Sí, he cambiado, por ejemplo, la disposición de los instrumentos. He colocado a los primeros y segundos violines enfrentados. Siempre dirijo con esta disposición, hago muy pocas excepciones. También los directores invitados deben respetarla. Para los primeros y segundos violines es muy difícil, al principio fue muy complicado, decían que no podían. En la Ópera de Viena es especialmente arduo, pues el foso es pequeño y el director está en medio. No llegan a verse. Sí, bastante, si no fuera así no me habrían elegido director titular y no nos habríamos entendido bien en estos tres años y medio. Incluso han mostrado estar interesados en la prórroga de mi contrato. Se trata de una muy hermosa labor común, también en el plano humano. Por otra parte, Múnich es una ciudad que ofrece muchas ventajas, un lugar en el que se trabaja con mucha comodidad y tranquilidad, sólo hay que aprovechar el tiempo. Es algo de lo que estoy muy contento. No, ni siquiera se oyen, y sin embargo funciona maravillosamente. Es una cuestión de entrenamiento. Desde que usted está a su frente, la Filarmónica de Múnich ha cambiado. Mi impresión es que tiene un color más oscuro que antes y que la dinámica y el fraseo son más románticos. ¿Lo percibe usted también así? Yo creo que nuestra profesión antes que nada requiere oficio. El director de orquesta es un artesano, algo que se ha ido olvidando. Cuando digo “Kapellmeister” lo hago con intención un poco didáctica. Además, es un término simpático. En Italia se llama al director “maestro”, es decir “maestro di cappella”, “Kapellmeister”. En Alemania es diferente y en los países anglosajones aún más, allí se emplea la palabra “Kapellmeister” como sinónimo de director aburrido; con la expresión “only a Kapellmeister” se designa a uno que sólo solfea. ¡Pero eso de ningún modo es así! Los grandes directores, Knappertsbusch, Furtwängler, Karajan, fueron todos excelentes “Kapellmeister”. Serlo significa saber ensayar bien, estar en condiciones, llegado el momento de la función, de tomar la decisión de tocar de esta o aquella manera; por ejemplo en el acompañamiento, disminuyendo el volumen si un cantante no puede imponerse a la orquesta, o cambiando el tempo para ayudarle. Hay muchos directores jóvenes que no están en ¡Sí, desde luego! Yo he intentado cambiar un par de cosas. En realidad no se puede decir “cambiar”, sino más bien encauzar. Una de esas cosas fue oscurecer el timbre. Otra, el hacer música de manera más espontánea. Si se ensaya de manera muy detallada y con gran exactitud, a veces ocurre que en el concierto simplemente se repite lo ensayado. Yo quiero, en cambio, que haya espontaneidad. Esto es algo que he intentado y donde he logrado mucho. A veces la música debe fluir sin más. ¿También tiene que ver con esto el sonido algo más áspero, en la mejor acepción del término, que tiene ahora la orquesta? No, áspero yo no diría… Me refiera a áspero en el sentido de no tan extremadamente pulido, sino cargado de un cierto vigor interno… ¡Sí, por supuesto! Precisamente eso Todo esto tiene que ver con el cultivo por su parte de una cierta tradición. Usted se denomina a sí mismo “Kapellmeister”. Tengo la impresión de que eso también es parte de su búsqueda de un determinado sonido y de una cierta forma de hacer música. En realidad todos los directores deberíamos ser “Kapellmeister”. Usted sabe que este término se emplea frecuentemente en sentido casi peyorativo. condiciones de trabajar de este modo porque no lo han aprendido nunca. Sí, pero eso es resultado de una serie de actitudes en nuestra sociedad en general. A los directores jóvenes se les exige hacer una carrera rápida, no se espera de ellos que tengan, por decirlo de algún modo, un largo aliento. Eso es totalmente cierto, se “quema” prematuramente a artistas jóvenes o ellos se dejan quemar para hacer una carrera presuntamente rápida. Pero es un enorme error. Antiguamente, y eso significa ser “Kapellmeister”, los directores empezaban como correpetidores en un teatro y dirigían opereta y tantas otras cosas. Así lo hicieron todos los grandes, como Karajan e incluso Carlos Kleiber. Lo que ocurre hoy en día, a la larga, se paga caro. Por supuesto, hay excepciones, gente que actúa de otra manera, pero son sólo excepciones. Su actitud en relación a la tradición no afecta sólo a la forma, sino también al contenido. Usted dirige un repertorio muy concreto, sobre todo en los últimos años con la Filarmónica de Múnich. Con ese repertorio he hecho carrera. Si usted considera los programas de la Filarmónica en general verá un repertorio variado, que incluye a compositores como Chaikovski, Henze, Widmann, Beethoven, Strauss, Brahms. Ahora bien, los directores alemanes dirigen sobre todo música alemana, los italianos, italiana, etc. ¿Es eso hoy en día aún posible? Siempre que me invitan a dirigir en los Estados Unidos, Italia o Inglaterra se espera de mí que dirija música de Wagner y Beethoven, lo cual está muy bien, muchos directores rusos hacen carreras magníficas con música rusa. Sin embargo, yo siempre me he esforzado en investigar otros campos. Claro está, el repertorio que va de Beethoven a Strauss o Pfitzner sigue siendo el fundamental. Bruckner es central. Se puede juzgar muy erróneamente a un director por su interpretación de La consagración de la primavera. Pero de modo muy acertado según su versión de un movimiento lento de una sinfonía de Bruckner, que revela todo sobre el intérprete. Con Beethoven pasa lo mismo. En ese tipo de obras el director está en cierto modo desnudo. Es así; en otros repertorios, en cambio, no necesita “desnudarse”. Interpretar este repertorio es algo que me ha estimulado y atraído siempre como tarea, simplemente por su grado de dificultad. Muy pronto reconocí que debía dirigir a menudo este tipo de obras. Es algo que también me dijo Karajan hace décadas: las primeras veinte o veinticinco interpretaciones de la Novena de Beethoven es mejor 137 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:17 Página 138 ENCUENTROS CHRISTIAN THIELEMANN olvidarlas… Lo cual es verdad, y para trabajar correctamente hay que hacerlo sabiéndolo. Ahora bien, en nuestros días más que nunca se tiende a clasificar a la gente. Y naturalmente si usted dirige en distintos lugares ciertas obras, es clasificado en consecuencia. Yo me esfuerzo, a pesar de ello, en hacer otras cosas. Por otra parte, es natural concentrarse en un repertorio en el que se ha crecido. Yo me crié en un tiempo en el que Karajan, de cuyos conciertos no me perdía ni uno, hacía en Berlín un repertorio que iba de Bruckner a la música francesa y Prokofiev, algo de Chaikovski… Esa experiencia me marcó. Un director italiano crece con el belcanto y en España con más ópera francesa que en Alemania, donde hasta hace veinte años muy raramente se la escuchaba y donde aún se programa poca. Yo admiro muchísimo la música francesa y su juegos con el color. En su lectura de Debussy pone usted de relieve las raíces wagnerianas de ciertos aspectos de su música. Hay una manera alemana de entender el impresionismo que es muy diferente de la meridional, sea francesa, española o italiana. Sí, pero piense usted qué estupenda era la manera de interpretar esa música que tenía Gieseking. Yo no sé si ésa es una manera alemana o no, no puedo juzgarlo, yo la encuentro muy “idiomática”. Y esto para mí es lo más importante. También se puede, por ejemplo, abordar a Wagner desde otras perspectivas sin que sea erróneo. De hecho no hay nada erróneo ni correcto. Pero hay que tener un dominio idiomático. Yo hice todos mis debuts desde el Covent Garden hasta Ginebra y Zúrich, con óperas de Janácek, algo que la gente ha olvidado. En Zúrich, creo en versión alemana, pero también dirigí otras con el texto checo: Katia Kabanova, El caso Makropulos, etc. Pero me sentía raro por no saber checo. Me parece un poco extraño que un director dirija óperas alemanas sin saber alemán. Yo he dejado de dirigir óperas en idiomas que no conozco. Me encantaría dirigir obras como Boris Godunov, pero para ello debería saber ruso, al menos, para saber de qué trata el texto. Domino el italiano y tengo debilidad por la ópera italiana, aunque en este momento no tengo tiempo para dedicarme a ella. Pero hay muchos directores que dirigen óperas en lenguas que no entienden… 138 Eso es terrible. Yo no quiero condenar a ningún colega, pero yo no lo hago. En ese caso también me sentiría “desnudo”, pero no en el sentido en el que decíamos antes, sino de manera muy desagradable. En una situación así cualquiera me podría decir que he malinterpretado todo por no saber lo que dice el texto. No basta con entender una lengua, hay que saber distinguir una ironía o un tono fuerte o amistoso. En todo caso, se puede dirigir Janácek en una traducción alemana o tomarse un par de meses para aprender checo, algo que no puedo permitirme sólo por un par de óperas, y que tampoco sería ideal, pues conviene conocer el idioma a fondo, su mentalidad… Y de eso yo no tengo ni idea, lo que me hace sentirme incómodo a pesar de lo mucho que me gusta Janácek. Este deseo de profundizar en el contexto de una obra explica también su dedicación a un repertorio determinado. Naturalmente. Pero también es una cuestión de calidad. Los directores de mi edad que tienen un repertorio muy grande, ¿cuántas veces han tocado cada obra?; ¿cuántas veces han hecho El pájaro de fuego, la Quinta Sinfonía de Mahler, la Heroica de Beethoven? Por lo general, muy pocas. ¡No puede ser de otra manera! No se puede tener un repertorio amplísimo y al mismo tiempo dirigir tantas obras a menudo. Yo, en cambio, puedo decir que he dirigido cincuenta o cincuenta y cinco veces óperas como Lohengrin, Los maestros cantores de Nuremberg o Tristán e Isolda. Obras como éstas o como el Anillo del Nibelungo las conozco tan bien, que puedo decir que en ellas me siento como en casa. Esto sólo es posible si uno se ocupa de una obra de manera intensa, y eso es algo que yo quiero hacer con cada pieza que dirijo. Me gusta repetir las obras que interpreto, lo hago también con El mar o el Preludio a la siesta de un fauno. En algunas ocasiones ha insistido usted en la importancia del aspecto emocional de la música, en su facultad de llevar a una especie de éxtasis. ¿Qué características debe tener una obra para que usted quiera dirigirla? No se trata sólo de sus cualidades extáticas, también tiene que gustarme su aspecto tímbrico. Es decir, la música en su aspecto más sensitivo. Exactamente, la experiencia sensorial y los aspectos tímbricos son para mí muy importantes. Hay obras que no me seducen, simplemente por su sonido. ¿Por ejemplo? ¡Eso no lo digo! Ciertas obras me fascinan por sus características tímbricas: las de Bruckner, Wagner, los compositores franceses; los rusos, como Prokofiev, tienen algo muy especial. También por ese motivo me gusta tanto Pfitzner, es muy particular: oscuro, pero también duro… También por ello siento predilección por Richard Strauss, cuya música tiene un colorido sensual y extático. Mi música predilecta, la que me produce verdadero placer es la que me permite trabajar con una paleta de colores. ¿Le interesa el colorido armónico en la misma medida que el tímbrico? Naturalmente. También hay aspectos armónicos que me fascinan sin más y no puedo decir por qué. Es como cuando usted va a un restaurante y lee la carta. Desde el principio desecha ciertos platos porque no le gustan los ingredientes; a algunas personas no les gusta el pescado (cosa que yo no entiendo), otros no comen carne, ciertas verduras a mí no me gustan… Y no sé por qué. Hacerse pasar por políglota en música es una tontería. Lo interesante en el paisaje musical es que cada director tenga una relación muy especial con determinadas obras. Una relación personal, íntima. Sí, muy personal e íntima con ciertas obras; y con otras no. Para eso hay muchos directores, y así usted puede oír a muchos y buscar el mejor en cada terreno. Pero ninguno puede hacerlo todo, eso no es verdad. Eso es algo así como una especie de cosmopolitismo mal entendido. Yo me siento muy bien en casi todos los lugares que visito, pero en casa sólo puedo sentirme cuando estoy en casa. España es magnífica, yo he pasado mucho tiempo en Italia, en los Estados Unidos, en Inglaterra, pero no estaba en casa. Ciertas obras son una especie de “patria musical”. En su caso, por ejemplo, las de Beethoven, Chaikovski, o Wagner. Sí, porque son compositores con los que me he criado. En su próximas actuaciones en España interpretará usted obras de dos de esos autores, Strauss y Bruckner. Los poemas sinfónicos de Strauss que ha programado son más o menos del mismo período creativo del compositor y tienen en común un fondo filosófico y una emotividad muy acentuada, pero también grandes diferencias. Interpretaremos juntos los tres poemas, precisamente a causa de los contrastes que presentan. Sería exagerado afirmar que no se debe tomar a Strauss demasiado en serio; yo diría, en cambio, y aunque suene muy raro, que a Strauss se lo debe abordar como si su trasfondo fuera casi mozartiano. Esto puede parecer extraño si se piensa en las grandes descargas de energía de esta música; pero al mismo tiempo, la obra de Strauss es fundamentalmente camerística. Por una parte, ello conlleva un colorido fascinante y un vuelo arrebatador; por otra, presenta un tejido muy fino y lleno de ramificaciones. Yo intento armonizar estos extremos. Los tres poemas son muy diferentes. Los tres, eso sí, concluyen sin ruido, silenciosamente. En Strauss los poe- 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:17 Página 139 ENCUENTROS CHRISTIAN THIELEMANN mas sinfónicos a menudo acaban en voz baja. También Una vida de héroe, después de todo el torbellino, tiene un final silencioso, lo mismo que Zaratustra y Don Juan, que termina de manera inesperada. Don Juan es una pieza llena de impulso, Muerte y transfiguración refleja fielmente lo que anuncia su título, y Zaratustra se caracteriza por una estructura articulada en partes bien diferenciadas, con aires de danza y canción y con un final muy particular que expresa reconciliación. Lo que me seduce es que Strauss, como alguien dijo, quizás él mismo, podría haber orquestado hasta la guía telefónica. La música de Strauss está magníficamente escrita. Es increíble todo lo que logra con puro oficio y artesanía; también con genialidad para la orquestación, pero sobre todo con oficio, resolviendo cuestiones del tipo de cómo pasar de un clarinete a una flauta y cómo matizar tal pasaje tímbrico. Esa es una tarea que después también debe resolver el director en la interpretación. En una velada dedicada enteramente a Strauss hay que tener mucho cuidado de no repetir los mismos caracteres. Por eso hemos elegido estas obras tan contrastadas. Yo ya las he dirigido en este mismo orden y sale muy bien. En general no soy partidario de dedicar un concierto completo a Strauss, pues si se programan piezas muy densas y después todavía se les añade Una vida de héroe es demasiado. Este programa en cambio, es factible, pues cada pieza explica una historia diferente. Usted ha hablado del fondo mozartiano de la música de Strauss y luego de su Don Juan. ¿Reconoce usted algún tipo de vínculo entre la ópera de Mozart y el poema de Strauss? Tal vez sólo en el plano intelectual, pero un vínculo directo no existe. Sin embargo, siempre que se dirige música de Strauss, y esto no tiene necesariamente que ver con Don Juan, conviene no tocar demasiado lento, hay que aportar un cierto brillo, una cierta ligereza, incluso en los pasajes más densos. En este aspecto se cometen muchos errores. Si se exagera, sale mal. En algún momento incluso hay que retraerse un poco. Eso también pasa en la ópera. Y así volvemos de nuevo al oficio de “Kapellmeister”. En Elektra o en El caballero de la rosa, al cabo de media hora puede pasar que los cantantes tengan problemas porque la orquesta suena demasiado fuerte y uno se pregunta cómo resolver la cuestión. En una pieza “de conversación” como Arabella, pero también en Salomé o en una gran ópera como La mujer sin sombra, hay que trabajar siempre con mucha finura. De algún modo hay que lograrlo también en los poemas sinfónicos. Son sinfónicos, sí, pero no son lo más denso y duro. Son piezas programáticas, no sinfonía pura. Exactamente, es música de programa, escrita cuando Strauss era muy joven y eso es algo que se advierte en muchos momentos. Bruckner es un compositor muy distinto. El joven Strauss es un nietzscheano, Bruckner en cambio un católico austríaco. Las diferencias entre ambos son también musicales ¿Cómo se las experimenta desde el podio? Lo primero es hacerse a la idea de que se van a dirigir cosas del todo diferentes. Se trata de dos mundos absolutamente diversos. Dejando aparte sus scherzi, las sinfonías de Bruckner constan sólo de tiempos lentos. En la Cuarta la indicación de tiempo es “movido pero no demasiado rápido”. Es decir un movimiento sostenido, pero lento. Como un órgano… Usted quiso ser organista. Sí, lo quise, crecí escuchando música de Bach, pero me decidí por la orquesta a causa del color. Sin embargo, el órgano sigue interesándome, 139 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:18 Página 140 ENCUENTROS CHRISTIAN THIELEMANN por eso amo la música de Bruckner. las debería poder escuchar. ¿Es un modo de compensar la falta de la música de órgano? Claro y exactamente ese hecho es una llamada a dejar la política fuera de la música. Tras interminables discusiones sobre este tema, se sigue sin llegar a ningún resultado. Hay un cierto tipo de musicólogo que actúa de esa manera atroz. Después de haberlo discutido y desmenuzado todo, ¿qué significa para mí ese “saberlo todo”? ¿No debo interpretar esa obra nunca más, tengo que dirigirla de otra manera? ¡No! Yo opino que este tipo de saber no aporta absolutamente nada a la interpretación. Sí, lo es, pero no sólo. Bruckner me fascinó siempre. Llegué a él por Karajan. Su modo de interpretar las sinfonías de Bruckner me impresionó muchísimo, sus corales… ¡Dios mío! Yo soy evangélico, pero oyendo esa música casi dan ganas de hacerse católico ¡qué tontería! La música se puede hacer desde una perspectiva ecuménica… Sí, eso es, ecumenismo, da lo mismo cristianismo evangélico que judaísmo, lo importante es creer firmemente en la música que se dirige. La creencia firme es muy importante. En Bruckner es así, aunque él no se manifestó nunca en sentido ideológico o político. De hecho, fue monárquico o al menos se lo puede considerar como tal. Sí, pero todavía no lo ha descubierto nadie. Usted ya sabe lo que hace la gente cuando cree descubrir filiaciones políticas, es terrible. Y paradójico. A la música, en ese aspecto, se la puede tomar como se quiera, sobre todo si se piensa en la teoría de la deconstrucción y en la flexibilidad con la que el Regiethater interpreta los libretos de ópera. La música no tiene por qué tener un significado político concreto. Por supuesto que no. El gran consuelo en toda esta historia es que ni do mayor, ni fa menor ni ninguna otra tonalidad pueden ser adscritas a ninguna tendencia política. Un acorde de séptima dominante o el famoso acorde de Tristán carecen de un significado político. Un mensaje político existe sólo cuando hay un texto literario que lo exprese. A ese respecto desde tiempos de Bach hay ejemplos interesantes. En el Oratorio de Navidad la música de Herrscher des Himmels erhöhre das Lallen tiene su origen en la de Preise dein Glücke gesegnetes Sachsen“!1. Una melodía puede en principio tener una letra política, pero si usted la silba y alguien que no conoce el texto la oye, pierde ese significado. El oyente puede decir “¡qué música tan bonita!”. ¿Hay que dejar de considerarla así porque tenga connotaciones políticas negativas, aunque uno no conozca la letra? Reinhold Glière en su ballet La amapola roja hizo un hermoso tema de amor a partir de la melodía de La Internacional. Incluso los himnos nacionales contienen a menudo melodías muy bellas, quizá también el himno de un país totalitario y algunos, cuando se enteran, fruncen el entrecejo y dicen “¡qué música terrible!”. Pero la melodía sigue siendo hermosa. 140 Las marchas de Elgar podrían ser consideradas como símbolo de un terrible colonialismo británico, por ese motivo no se Usted se ha mostrado a veces crítico respecto a los criterios históricos en la interpretación. No, crítico no. ¿Escéptico? Tampoco. Me parece estupendo que se apliquen esos criterios. Yo hasta he aprendido algo de ellos. Pero no es lo mío. Daniel Barenboim dijo una frase maravillosa al respecto y que algunos tomaron a mal: “los criterios históricos son sólo de interés histórico”. Es un tema del que he hablado largamente con él. Pienso que los criterios históricos son muy interesantes para un director de orquesta, como puede serlo también un libro sobre los antiguos egipcios, y sobre cómo construían pirámides, embalsamaban momias, etc. Pero a veces los criterios históricos son tratados de modo ideológico. Si las cosas deben hacerse sólo de una manera, ya no hay libertad. Curiosamente, en la ópera los criterios históricos en la interpretación musical suelen ir de la mano de puestas en escena muy “modernas”, en las que el libreto es tratado libérrimamente. ¿No es una contradicción? Yo estoy a favor de que en cuestión de gustos haya siempre la mayor libertad posible. Las prescripciones en cuestión de gustos son un error. Eso es algo que ya ha ocurrido demasiado. Me parece verdaderamente asombroso con cuánta intolerancia se aplican ciertos criterios, como si las cosas sólo pudieran hacerse correctamente de una manera y todos los que no lo hacen así… Estas actitudes dan miedo. ¿Dónde queda la tolerancia? Incluso cuando algo no me gusta. Y hay muchas cosas que no me gustan, pero mientras yo pueda hacer las cosas como quiero, debo soportar que otros las hagan como a ellos mejor les parece. Otros tienen otras ideas políticas, beben otras bebidas, y eso me da igual. En los últimos tiempos, usted ha dirigido poca ópera. Además de dirigir en Bayreuth, he dirigido Los maestros cantores en Viena, adonde vuelvo ahora para hacer Parsifal. Debo reconocer que echo un poco de menos la ópera, es un proble- ma para el que no tengo solución. Con la Filarmónica de Múnich haré El caballero de la rosa en Baden-Baden el próximo año. Seguirán otras óperas sobre las que por ahora no puedo hablar. ¿Serán siempre obras de repertorio alemán? Antes de dejar Berlín empecé un ciclo Puccini, me gustaría seguir en esa dirección, pero no tengo tiempo. En Múnich tengo treinta conciertos por temporada más quince conciertos de gira. En un año dirijo unos setenta conciertos en total. También necesito tiempo libre y una vida sin música, una vida privada. A veces debo decidirme entre dirigir una ópera o tener tiempo libre. Y a menudo prefiero esta última opción. Yo también puedo ser perezoso y tengo otros intereses además de la música. Hay una magnífica frase de Wagner: “un músico que sólo hace música es un pobre diablo”. Algunos creen deber ser directores titulares de varias orquestas y se pasan la vida de hotel en hotel. Bruckner es muy hermoso, pero también otras cosas lo son. También me gusta estar sentado junto al mar y no hacer nada, sin tener una partitura como ésta de Strauss, que me contempla ahora advirtiéndome que la estoy olvidando. Fuera hace hoy muy buen tiempo… Desde luego. Y seguramente también su Bruckner necesita un poco de sol para seguir sonando tan estupendamente. ¡Usted lo ha dicho! Juan-Gastón Messerschmidt Aquí Christian Thielemann se refiere al comienzo de la tercera de las seis cantatas que componen el Oratorio de Navidad. Sus palabras iniciales son “Herrscher des Himmels erhöhre das Lallen” (“Señor del cielo escucha nuestros balbuceos”). La música de esta estrofa es la misma que la de parte de Preise dein Glücke gesegnetes Sachsen BWV 215 (Celebra tu fortuna, bendita Sajonia), una cantata profana o “dramma per musica” con intenciones de adoctrinamiento político, obra de encargo escrita por Bach en 1734 para celebrar el aniversario de la coronación de Augusto III, Príncipe Elector de Sajonia y Rey de Polonia. A su vez, la música de la primera estrofa de esta cantata profana procede de otra obra conmemorativa de signo político, Es lebe der König, dem Vater im Lande (Viva el rey, padre de la patria). Tal melodía fue empleada por el compositor todavía una vez más en el Hosanna de su gran Misa en si menor BWV 232. Se trata de un procedimiento de autorreferencia intertextual habitual en la música barroca, conocido generalmente como técnica paródica, sin que por ello implique un carácter paródico en el habitual sentido humorístico-satírico del término. 1 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:18 Página 141 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:18 Página 142 )(6,9$/,1(51$&,21$/'(0Ó6,&$<'$1=$'(*5$1$'$ )(; &85626 0$18(/ '( )$//$ 2 '( -81,2 $ '( -8/,2 '( 22 Q Q L]h]_ek`a?]nhkoR ?knn]h`ah?]n^j 2548(67$1$&,21$/'((63$f$ 2 /$(63$f$5(92/8&,21$5,$ /$*8,7$55$(63$f2/$'(/6;,; (/$57('(72&$53250Ó6,&$222 fqjekxreanjao F]je_a>]en`okln]jk FkoalLkjo`ena_pkn K^n]o`aK*Iaooe]aj(N*S]cjan(N*Opn]qoo Q fqjekxo^]`k Dkolep]hNa]h 2/$(63$f$5(92/8&,21$5,$ /26&21&,(5726(63,5,78$/(6 '(/$,/8675$&,Ð1$/520$17,&,602 fqjekxhqjao )(51$1'2(63Ìcqep]nn] K^n]o`aB*Okn(O*?]opnk`aCeop]q(@*=cq]`k(B*Ban]j`eana F]n`ejao`ahCajan]heba &8//%(5*%$//(7 Fkd]jEjcan`ena_pkn]npope_k =hqiejeqiWF*=`]io)I*AgY Kqpkb>na]pdWF*panRah`dqeo+ioe_]bkhgdjc]n])F*EjcanY& S]hgejcI]`WI*N]rah+=*Lnp)F*EjcanY &AopnajkajAol]] F]n`ejao`ahCajan]heba (9$<(5%$%8(1$%$//(7)/$0(1&2 =npeop]oejrep]`ko6 IecqahLkra`](=n_jcah(Oacqj`kB]h_juI]nej]Dana`e]_]jpa L]pne_g`a>]jj]`]jv] Ar]Uan^]^qaj]>]hhapBh]iaj_k*@_eik=jerano]nek Ajpe`]`Lnkpa_pkn] (/&21&,(572(63$f2/ FkoIecqahIknajkcqep]nn]7 N]mqah=j`qav]okln]jk O]j`n]Pkn]huFq]jFaooR]hran`a]_pknao AiehekIknajk`ena_pkn K^n]o`a=*`aHdkuan(I*C]n_]( C*=*>aj`]+>*`aH]oanj] Pa]pnkEo]^ahh]?]phe_] 2/$(63$f$5(92/8&,21$5,$ '(6$675(6'(/$*8(55$ 85,&$,1((16(0%/( ?]niajHej]naou?ahe]Iqnrkv FkoN]ijNelkhhpatpko Qne?]eja_kilkoe_ej(aha_pnje_]ule]jk &Aopnajk]^okhqpk*Aj_]nck`ahBaoper]h`aIoe_]u@]jv]`aCn]j]`] F]n`ejao`ahCajan]heba &8//%(5*%$//(7 Fkd]jEjcan`ena_pkn]npope_k =hqiejeqiWF*=`]io)I*AgY Kqpkb>na]pdWF*panRah`dqeo+ioe_]bkhg djc]n])F*EjcanY& S]hgejcI]`WI*N]rah+=*Lnp)F*EjcanY &AopnajkajAol]] L]pnk_ej]`kn Q fqjekxi]npao L]pek`ahko=nn]u]jao 3(7(56(148$57(77 ?dneope]jaKahvaokln]jk K^n]o`a=*Naei]jj(N*O_dqi]jj Q fqjekxo^]`k Dkolep]hNa]h 2/$(63$f$5(92/8&,21$5,$ $'Ð1'(9$6)(51$1'2,1&$872 0$57$$/0$-$12okln]jk Q fqjekxien_khao Ie_dahGeajanbknpale]jk7HqvI]npjHaj)Pahhk_]op]qah]o K^n]o`aB*Okn(F*?*`a=nne]c](I*C]n_] O]jp]Echaoe]?]pa`n]h ?knn]h`ah?]n^j &21&,(572+20(1$-($-8$1$/)2162*$5&Ì$ 2/$(63$f$5(92/8&,21$5,$ /$*8,7$55$(63$f2/$'(/6;,; 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De entrada, es la única sala de conciertos en el mundo considerada Patrimonio de la Humanidad y que, un siglo después de su inauguración, sigue ejerciendo como auditorio con una actividad desbordante. Es una de las joyas de la Barcelona modernista, un maravilloso sueño hecho realidad hace un siglo por el gran arquitecto Lluís Domènech i Montaner —quien pisa por primera vez la sala, quien se sienta en una de sus butacas, queda maravillado por su atmósfera especial, única en el mundo— y ha sido junto al Gran Teatre del Liceu el corazón y el principal motor de la vida musical catalana. Todo ello sin olvidar su valor como referente histórico en la lucha por la recuperación de las libertades durante los años oscuros de la dictadura. De la lucha por la libertad. El Palau ya tiene cien años —se inauguró el 9 de febrero de 1908— y lo está celebrando con la música — todo tipo de músicas— como bandera de una variada agenda de actividades que propone hasta marzo de 2009 exposiciones, ciclos de conferencias, conciertos, un simposio sobre arquitectura musical y la edición de libros y grabaciones conmemorativas. L 144 as celebraciones han comenzado tras una larga y minuciosa restauración del edificio que ha permitido recuperar una serie de elementos arquitectónicos y decorativos originales que fueron suprimidos o alterados en el transcurso de los años. Si el visitante se sitúa frente a la fachada histórica del Palau y alza la mirada, verá rescatados los históricos pebeteros que se alzaban en la barandilla de la azotea. También podrá admirar la torre con ventanas que coronaba la confluencia de las fachadas en que se levanta la escultura alegórica a la canción popular catalana obra del escultor Miquel Blay. Y en lo alto de la cúpula, luce hoy el original pararrayos en forma de lira ideado por el gran arquitecto modernista. La mayor limitación del emblemático edificio para poder admirar todas sus bellezas arquitectónicas era y es su mínima perspectiva por la estrechez de las calles que le rodean. Los responsables del Palau, con Félix Millet al fren- te como infatigable impulsor de nuevos retos, llevan años luchando contra esta falta de perspectiva, y ciertamente han conseguido logros indiscutibles con la reforma y ampliación dirigida por el arquitecto Óscar Tusquets. Aún sueñan con ganar nuevos espacios, y ya están perfilando un proyecto que les permitirá adquirir en los próximos años una nueva dimensión con la apertura de una plaza en la esquina de enfrente tras la adquisición por parte de la Fundación del Palau de la Música 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 145 A.Bofill ANIVERSARIO de parte del edificio de la escuela que se levanta en la calle de Amadeu Vives. Félix Millet, presidente del Orfeó Català, de la Fundación del Palau y director ejecutivo del consorcio público que gestiona la sala de conciertos, anunció en la presentación de los actos del centenario que a finales de 2008 se iniciarán las obras para crear la plaza y construir también un hotel en el solar. Deben derribarse dos edificios, propiedad de los Hermanos de La Salle, con los que ya existe un preacuerdo. La idea es cubrir el coste de la operación con la venta de parte del terreno que quede libre para que se construya un pequeño hotel con encanto. El Palau de la Música es propiedad del Orfeó Català, y goza, pese a ser de titularidad privada, del pleno apoyo de todas las administraciones, que contribuyen con casi tres millones de euros al presupuesto del centenario — el Ministerio de Cultura, dos millones; la Generalitat, 700000 euros; el Ayuntamiento de Barcelona, 250000; y la Diputación, 100000— que asciende a seis millones, buena parte de ellos destinados a la restauración del emblemático edificio. Posee, sin embargo, un carácter público desde su origen, puesto que la financiación de su construcción (1905-1908) fue posible mediante una suscripción popular entre los 1358 socios con que contaba el Orfeó Català fundado por Lluís Millet, Amadeu Vives y Joaquim Cabot, sin conceder títulos individuales de propiedad. Fiesta popular con el sello Comediants El arranque oficial de las celebraciones del centenario tuvo un marcado carácter popular con una fiesta matinal conducida por el grupo teatral Comediants, preludio de una jornada de puertas abiertas que miles de personas —alrededor de 25000— aprovecharon para visitar gratis el emblemático auditorio. La fiesta callejera fue oficiada por un grupo de actores, saltimbanquis y músicos que animaron al público a participar en La mesa de los deseos, donde grandes y pequeños podían dejar, escrito en una postal, su mejor deseo de futuro para el Palau. Los actos continuaron en la nueva plaza del Palau, con los discursos de Félix Millet, Juan Carlos Marset, director general de INAEM, Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, y José Montilla, presidente de la Generalitat, que cerró el turno de parlamentos. Tras las el peso de las palabras —los discursos glosaron, no siempre de forma amena, la historia y el valor del Palau como símbolo de la conciencia nacional catalana— sonaron como un bálsamo las voces del Coro Joven del Orfeó Català en una emotiva versión de El cant dels ocells dirigida por Esteve Nabona. Por la noche tuvo lugar el primer concierto del centenario, por invitación, una versión de La Creación, de Haydn, dirigida por Adam Fischer al frente del Orfeó Català, la Filarmónica Austrohúngara Haydn y como solistas Verónica Cangemi, Roberto Saccà y Thomas Quasthoff. La primera cita abierta al público, el 15 de febrero, estuvo a cargo de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) dirigida por Jesús López Cobos, con obras de Fauré, Xavier Montsalvatge y Salvador Brotons. Un monumento a las artes decorativas Puede hablarse de verdadero rejuvenecimiento del Palau, porque coincidiendo con el centenario, el templo modernista luce hoy un renovado aspecto, con más luz y color que nunca. No siempre fue valorado como joya arquitectónica y monumento de las artes decorativas, sino todo lo contrario, ya que, tras su inauguración y hasta bien entrados los años veinte fue denostado por no pocos intelectuales y artistas; llegaron a llamarlo Palau de la Quincallería y a pedir su demolición. Como muestra sirva la opinión de Josep Pla, que consideró el local “horrible, indescriptiblemente desgraciado” en una anotación en El cuaderno gris (17 de enero de 1919) tras abandonar el recinto anonadado por el “frenético panorama de yeso y de mayólica” de un auditorio al que no dudó en calificar de “siniestro”. O la de Manuel Brunet, director entonces del semanario Mirador: “Le llaman el Palau de la Quincallería Catalana, y se lo merece […] la obra arquitectónica de 145 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 146 ANIVERSARIO Lluís Domènech i Montaner […] nació tarada y seguirá tarada toda la vida”. Ahora se pueden redescubrir muchos de esos “abominables” detalles de las esculturas, los mosaicos de Lluís Bru, las prodigiosas vidrieras: una nueva iluminación realza en el gran arco del hemiciclo las figuras realizadas por los escultores Didac Masana y Pau Gargallo que representan la cabalgata de las walkyrias, o los bustos de Beethoven y Clavé. También se pueden admirar con sus colores originales las famosas musas del Palau, esas dieciocho figuras mágicas, nueve a cada lado del escenario, modeladas por Eusebi Arnau en la parte que sobresale del muro, y con los mosaicos que forman la parte interior realizados por Mario Maragliano o Lluís Brulos: sus ropajes fueron pintados de marrón a finales de los años veinte y ahora, tras un cuidadoso proceso de limpieza, lucen su color original. La musas serán objeto de un homenaje musical con motivo del centenario, ya que la Escuela Coral del Orfeó Català presentará el 24 de mayo una obra del compositor Feliu Gasull, Estampes per a divuit muses, con texto de Miquel Desclot. Un poco de historia 146 La historia del Palau como sala de conciertos se identifica con los acontecimientos musicales que han tenido lugar a lo largo de sus cien años de existencia. No pretendemos recorrer esa historia, ni tan siquiera a vuela pluma, en estas páginas, pero sí queremos recordar algunos nombres, algunas fechas, algunas obras ligadas a su memoria. Los tres conciertos inaugurales de la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Richard Strauss —¡que gran comienzo¡—, el debut de Pau Casals, acompañado al piano por Benvingut Socías o el recital del legendario organista Albert Schweitzer son, junto a los conciertos del Orfeó Català, los puntos más destacados de su primer año de vida. Curiosamente, ya desde ese primer año de vida, el Palau cobraba dimensión política al acoger otro tipo de actos, como la asamblea de Solidaritat Catalana, un movimiento de grupos y partidos catalanistas. Salvo en los periodos más negros —la clausura de cuatro meses ordenada por la dictadura de Primo de Rivera en 1925— o la castellanización forzosa de su nombre bajo el palio de la dictadura franquista; la Falange Española usó la sala en 1963 para celebrar el acto conmemorativo de su fundación—, el Palau ha mantenido viva esa conciencia política: basta recor- dar los llamados “Els Fets del Palau” (10 de mayo de 1960), con los incidentes derivados de la prohibición gobernativa de interpretar El cant de la senyera en un concierto del Orfeó Català dedicado al centenario del nacimiento del poeta Joan Maragall. Hablar del Palau antes de la Guerra Civil es recordar la presencia de cantantes como Conchita Badía, María Barrientos, Mercedes Capsir, Marian Anderson; pianistas como Ricard Viñes, Alfred Cortot. José Iturbi, Artur Rubinstein, Claudio Arrau o una jovencísima Alicia de Larrocha; más leyendas: Wanda Landowska, Fritz Kreisler, Andrés Segovia, Yehudi Menuhin, Jacques Thibaut, Gaspar Cassadó, Casals y su revolucionaria labor cultural al frente de la Asociación Obrera de Conciertos… Hablamos de grandes intérpretes, pero también de grandes compositores que tocaron sus obras en el Palau: Enrique Granados, Manuel de Falla, George Enescu, Sergei Prokofiev, Maurice Ravel, Ottorino Respighi, Arnold Schoenberg, Benjamin Britten, Ernesto Halffter, Robert Gerhard, Sergei Rachmaninov, Igor Stravinski, Arnold Schoenberg —dirigió su Pierrot lunaire el 29 de abril de 1925 y protagonizó en 1932 todo un festival a él dedicado— Erich Wolfgang Korngold, Anton Webern, etc. Entre los estrenos mundiales memorables, evidentemente, el Concierto para clave de Falla, con Landowska como solista (5 de noviembre de 1926) y el Concierto para violín de Alban Berg (19 de abril de 1936). También hubo música durante la Guerra Civil, y entre las formaciones que iniciaron su actividad en Barcelona por no poder hacerlo en Madrid estuvo la Orquesta Nacional de Conciertos de Bartolomé Pérez Casas, que ofreció trece conciertos… La posguerra fue larga y gris, también en lo musical, aunque en 1941, fruto de las buenas relaciones de Franco con la Alemania nazi, regresó la Filarmónica de Berlín, esta vez dirigida por Karl Böhm. El 9 de noviembre de 1940 se estrenó el Concierto de Aranjuez, de Rodrigo, con Regino Sáinz de la Maza como solista y el 31 de marzo de 1944, fecha para la historia, Eduard Toldrà dirigió el primer concierto de la Orquesta Municipal de Barcelona, después Orquesta Ciudad de Barcelona (OCB) y finalmente Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). No se puede escribir la historia del Palau sin destacar su condición de sede, aunque fuera en régimen de alquiler, de la principal formación sinfónica barcelonesa, hasta la inauguración del Auditori de Barcelona en 1999. Otra fecha para la historia sería el debut, en 1944, de Victoria de los Ángeles. No hay espacio, ya lo hemos dicho, para glosar las visitas de grandes orquestas, directores célebres y grandes solistas en las últimas décadas, muchas de ellas organizadas en sus temporadas por entidades hoy desaparecidas, como Pro Musica, del gran mecenas Lluís Portabella y la Asociación de Cultura Musical, que hicieron una labor encomiable que merecería ser mejor recordada. Sin ellos, probablemente, les habría sido mucho más difícil conseguir un público fiel a los ciclos de Ibercámera, Euroconcert y Palau 100 que hoy programan sus temporadas. Por no hablar del maravilloso Festival Internacional de Música de Barcelona, del que hoy sólo queda un nombre para el recuerdo. Y no olvidemos el jazz. Ya en 1936, el Hot Club de Barcelona presentaba al saxofonista Benny Carter compartiendo escenario con Django Reinhardt y Stephan Grappelli. Ahí es nada. Desde entonces, el Palau ha sido también un templo del jazz y en la memoria melómana figuran sesiones imborrables a cargo de figuras como Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Lionel Hampton, Oscar Peterson, Art Blakey, Tete Montoliu, Keith Jarrett y muchos otros nombres legendarios. Y por último, aunque no menos importante, reseñar el valor simbólico del Palau como escenario de referencia para el movimiento de la Nova Cançó. No había nada como actuar en el Palau en solitario —Fer un Palau/Hacer un Palau— para certificar la consagración de un cantante: el primero que lo consiguió fue Raimon (26 de enero de 1967). Una actividad casi febril Para ser un templo declarado hace una década Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Palau, lejos de ensimismarse en sus piedras, despliega una actividad casi febril: en la pasada temporada acogió 359 conciertos —prácticamente uno al día, y en algunas jornadas varias sesiones— a los que asistieron 420000 personas. Más cifras: casi 200000 personas participaron en las visitas arquitectónicas guiadas, cifra que piensan aumentar. “El Palau es mucho más que un edificio testimonial. Es un centro cultural y social lleno de vida y abierto a muchos estilos musicales, hasta el punto de que, según sus afinidades, cada espectador puede vivir emociones únicas, puesto que el marco 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 147 Todas las músicas sonarán a lo largo del año en el Palau, porque los conciertos son la bandera de una progra- Javier Pérez Senz 147 Archivo Palau de la Música Músicas para un centenario ma de actos que incluye exposiciones en CaixaForum (Los 100 años del Palau) y el Palau Robert (una muestra fotográfica de grandes artistas que han actuado en el Palau), un simposio de arquitectura musical, la edición de discos —hay verdaderas joyas en el Archivo del Orfeó Català y en los archivos de Radio Clásica, de Radio Nacional de España, Catalunya Música, TVE y TV3 que esperan ver la luz en compacto y DVD— y libros: ya se ha editado el magnífico Palau de la Música Catalana: Sinfonía de un siglo, con texto de Joan Anton Cararach y fotografías de Rafael Vargas, y se anuncia un libro del escritor británico Robert Hughes. También se ha realizado un documental televisivo sobre el pasado y el futuro del auditorio modernista. La presencia de Raimon, Joan Manuel Serrat, el trío de Path Metheny junto al cantaor Enrique Morente, el legendario Ravi Shankar, con su hija Anousha Shankar, y Bobby McFerrin, que actuará con el Orfeó Català, dan buena prueba del eclecticismo de una programación que ofrecerá quince conciertos hasta el 9 de marzo de 2009. La oferta clásica, en la que se echa en falta el estreno de una obra de encargo con motivo del centenario, incluye obras de gancho popular como Carmina Burana, de Orff, con la Orquesta Sinfónica de Bilbao y los coros del Palau dirigidos por Juan José Mena, y Doña Francisquita, de Vives, bajo la batuta de José Ramón Encinar, con María Bayo, José Bros y la Orquesta de la Comunidad de Madrid. El concierto de clausura, en marzo del próximo año, correrá a cargo del Orfeó Català y la Real Filharmonía de Galicia, dirigidos por Antoni Ros Marbà, y recordará grandes obras estrenadas en el Palau, como el Concierto para violín de Berg, el Concierto para clave, de Falla, el Concierto de Aranjuez, de Rodrigo y el Cant Espiritual, de Montsalvatge. El centenario auditorio afrontará sin duda nuevos retos, entre ellos un mayor impulso a las actividades del Orfeó Català, la deseada profesionalización del Cor de Cambra del Palau para poder competir en la escena internacional, lograr que el Petit Palau encuentre su sitio —y su público— como sala de cámara y espacio jazzístico, y una mayor originalidad e innovación en su programación propia, deseable y necesaria para afrontar los cambios que se avecinan en los gustos musicales y culturales del público. Lo mejor está por llegar, así que… ¡Larga vida al Palau! Archivo Palau de la Música arquitectónico propicia un ambiente único e irrepetible. Hay muchos y maravillosos auditorios en todo el mundo, pero sólo existe un Palau”, afirma Félix Millet con orgullo. Suele decir Millet que el Palau ha tenido “una mala salud de hierro”, porque precisamente el hierro y el ladrillo que lo sostiene ha sufrido con el paso del tiempo serios problemas de deterioro por oxidación. Las diferentes remodelaciones a las que ha sido sometido a lo largo de su historia —la última en los años ochenta— han permitido paliar graves deficiencias, pero siempre con un plan de actuación respetuoso y fiel hasta la obsesión con el proyecto original diseñado y levantado por Domènech i Montaner. Desde estas páginas nos hemos ocupado puntualmente de la modélica reforma y ampliación dirigida por Óscar Tusquets, concluida en 2004, que incluyó el derribo de la iglesia que ocultaba una de sus fachadas y la construcción de una sala subterránea, el Petit Palau, que acoge conciertos de cámara, conferencias y simposios. Pero, tras estas actuaciones, la “mala salud de hierro” volvió a manifestar sus inquietantes síntomas tras un minucioso estudio realizado por un equipo técnico del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), que determinó que el Palau padecía problemas en su piel, no graves, pero que convenía atajar cuanto antes: fisuras en las esculturas, algunos desprendimientos en los mosaicos de trencadís, más los inevitables síntomas de deterioro por suciedad y contaminación, Para combatir la situación emprendieron una operación de lifting con la vista puesta en la conmemoración del centenario, y, desde luego, lo han conseguido plenamente. Como siempre que se precisa una actuación en el Palau, el proyecto ha sido dirigido por el arquitecto Óscar Tusquets y su socio, Carlos Díaz, que aprovecharon el proceso para recuperar algunos elementos originales de las fachadas del Palau, ya comentados, que desaparecieron hace decenios, bien por grave deterioro, bien porque suponían una amenaza para las zonas del edificio donde estaban ancladas. Tras un año y medio de trabajo, hoy el Palau se ha modernizado sin perder sus esencias, se han renovado sus butacas y se ha renovado la iluminación de la sala, ahora mucho más suave y rica en matices. Pere Vivas ANIVERSARIO 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 148 EDU GC UA Í AC I Ó N MÚSICA Y DIGNIDAD En el lugar de lo que tiene un precio siempre puede ser puesta otra cosa como equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio, y por tanto no admite nada equivalente, tiene dignidad. L o escribió Kant en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres en algún momento del siglo XVIII y nos lo recuerda José Luis Pardo en su libro Esto no es música. Viene al caso porque hoy hablamos de una de las formas en las que más puede hacer la música, junto a otras artes, por la dignidad de las personas en general y de los que sufren en particular. forma parte de este complejo conglomerado en el que detectamos una especial presencia del teatro por su capacidad para la catarsis (nos quedamos con una de las acepciones de la RAE, que define la catarsis como la purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda). MUHAMMAD YUNUS Música con alma 148 Muhammad Yunus, banquero de los pobres y premio Nobel de la Paz por su sistema de microcréditos desarrollado principalmente en Bangladesh, hablaba hace pocos años de dignidad ante un grupo de importantes banqueros españoles en una prestigiosa fundación de Madrid. A todos ellos les interesaba especialmente el hecho de que este señor hubiera creado un sistema de créditos destinados a los desheredados en el que las tasas de devolución son la envidia de cualquier banco convencional. En su explicación, Yunus no habló de amenazas fiscales, contratos ni embargos de bienes, sino precisamente de la dignidad humana. Frente a los que dicen que los pobres que solicitan sus créditos no tienen nada, según Yunus tienen lo más importante para establecer una relación de confianza: la dignidad. Complace ver el notable crecimiento que está viviendo la poco conocida pero apasionante disciplina del “arte para la comunidad”, muy directamente relacionada con la música y la dignidad de las personas, puesto que es una forma de practicar el arte que se preocupa de aquellos de los que nadie se preocupa. Podría decirse que el “arte para la comunidad”, del que hablamos en estas páginas hace ahora un año, existe desde el principio de los tiempos, pero en su manifestación actual agrupa muy diversas iniciativas en las que la creación artística cumple la función que cumple todo arte, y además presta una especial atención al protagonismo y a la implicación directa de colectivos desfavorecidos de muy diversa índole: pueblos en guerra, presos, ancianos, discapacitados, marginados, enfermos, pobres y un largo etcétera en el que tienen cabida todos los que sufren. El arte para la comunidad ofrece una de las caras más dignas del arte y tiene muchas facetas y muy diversos nombres, que en España lo diluyen un poco como entidad: arte aplicado, arte de lo oprimido, arte social, desarrollo cultural comunitario, etc. La música La obra social de La Caixa celebró hace ya algún tiempo, en julio de 2006, sus primeras jornadas sobre la Contribución social de la música, con un perfil internacional y prestando atención a temas como los programas de rehabilitación social a través del ocio, la música y las discapacidades psíquicas, físicas y sensoriales, la música en los hospitales, entre otros. La presencia de expertos británicos mostraba, como en otros ejemplos que citaremos, el claro liderazgo de este país a lo largo de las últimas décadas en este campo. La capacidad que tiene La Caixa para impulsar iniciativas de esta índole está fuera de duda y esperaremos como agua de mayo los siguientes pasos, que no sólo estarán en línea con los objetivos de su obra social, sino que tendrán con seguridad un efecto multiplicador mucho más allá de los límites de La Caixa y sus deslumbrantes Caixaforums. En esa línea se encuentra su primera y reciente convocatoria de ayudas para actividades culturales de impacto social. La Universidad El Ayuntamiento de Granollers, y la Universidad Autónoma de Barcelona ofrecen el postgrado en Desarrollo Cultural Comunitario con el fin de “formar profesionales capaces de favorecer procesos de transformación social a partir del desarrollo cultural de la comunidad”. Estas siglas, DCC (Desarrollo Cultural Comunitario) son otra de las posibles denominaciones frente a las que nos encontramos y definen un campo en el que se buscan cambios sociales a través de la práctica de la cultura y las artes con la mediación de artistas. La aportación teórica, desde el ámbito de la universidad, como veremos ahora, es un indicador del grado de salud que goza el sector. Por esa razón, necesitaremos más universidades y un mayor grado de especialización, pero hay que felicitarse ante esta novedosa propuesta, procedente también de Cataluña. El festival Rotterdam ha sido durante la última semana de marzo la meca del arte para la comunidad. Allí se han dado cita durante cinco días la creación y la reflexión en torno a este fenómeno bajo las siglas ICAF (International Community Arts Festival). Inicialmente centrado en el teatro, este grupo de expertos holandeses ha ampliado su convocatoria a todas las artes, entre ellas la música, y ha mostrado ejemplos de lo que se está haciendo en países como Filipinas, Estados Unidos, Francia, Sudáfrica, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, la propia Holanda y muchos más. Peter van den Hurk y Eugene van Erven son dos personas claves en la organización del festival. En una conversación con van Erven hemos constatado que en este foro internacional no 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 149 habrá presencia española, algo que atribuimos a una evidente falta de cauces de comunicación. Sí que asistirán con seguridad personas que ayudarán a corregir esta carencia en futuras convocatorias. Van Erven nos habla de una diversidad de enfoques teóricos que provienen de distintos países, entre los que aparece el Reino Unido y Holanda, pero también en Estados Unidos o Australia. El mayor interés de la investigación en este campo está, según él, en la documentación y análisis de procesos artísticos. Este concepto del estudio de las artes como estudio de los procesos es válido para toda manifestación artística, pero en el caso de las artes para la comunidad tiene una especial relevancia. En Holanda se conoce este movimiento como la “nueva crítica artística”, y se basa en la idea de romper con las formas tradicionales de evaluar el arte, que sólo se han preocupado de los objetos y de los resultados artísticos sin tener en cuenta los procesos. Según Van Erven, los procesos son tan importantes como los resultados en el arte para la comunidad. Frente a la idea de que este movimiento del arte para la comunidad es el producto de políticas sociales antes que una iniciativa artística, Van Erven es muy claro: “Creo que las raíces de esta forma de arte están en los artistas, en artistas de vanguardia. Si se analiza el desarrollo del arte para la comunidad, se encuentran por ejemplo cosas como el teatro popular en España y en América Latina. Creo que estos ejemplos muestran dónde están las raíces artísticas de este movimiento. El interés de los políticos y del sector social ha llegado después. Es una cosa de los últimos años en Holanda y de mediados de los ochenta en Reino Unido, donde avanzó aún más con el gobierno de Blair, desde el noventa y siete”. Liverpool Lee Higgins, uno de los más respetados teóricos en el campo de la música para la comunidad y profesor en el LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), dice en su artículo “El futuro imposible”: “La pregunta abierta de la comunidad obsesiona (o debería obsesionar) a todo el quehacer musical. La práctica de la educación musical debe situarse en medio de la imposible condición de una unidad dislocada. Allí donde se ignore este problema, la educación musical girará estrechamente ligada a un eje: segura, tal vez, dentro de su propio enclave, pero yendo a la deriva y alejándose de la realidad cambiante de la vida contemporánea. La educación musical que no asuma una visión abierta de la comunidad se arriesga a per- Juan Vervliet GAUCÍ A EDUC IÓN der relevancia frente a lo humano y lo social”. SCHERZO ha mostrado bajo distintas etiquetas muy buenos ejemplos de arte para la comunidad. La repercusión social de proyectos como Rhythm is it, de Royston Maldoom y Simon Rattle con la Filarmónica de Berlín, supera con creces la cortedad de miras de los programas educativos que tienen como único objetivo llenar de niños y por turnos las butacas de los auditorios y teatros, convirtiendo a esos cincuenta minutos de no-participación en una especie de ducha rápida que, desde el punto de vista institucional, se carga de razón con altas cifras de asistencia, pero que desde el individual supone, en el mejor de los casos, una grata y brevísima experiencia. El golpe que supone la entrada en escena del sistema de orquestas de Abreu en Venezuela, un ejemplo monumental de música para la comunidad, está produciendo ya sus primeros efectos. Puede que el debate educativo esté dejando de lado un asunto que no sólo es importante, sino que es lo único importante. La inquietante sensación de haber tenido un elefante durmiendo en el garaje y no habernos dado cuenta no debería convertirse en miedo o pasividad, sino en motivación para el cambio: algo está pasando y, como vemos, hay cada vez más personas e instituciones que desde el mundo de la creación intenta dar respuestas. Tal vez la brecha generacional e ideológica en el mundo de la educación musical no aparezca donde todos estamos señalando con el dedo, sino en un punto inesperado. ¿No estaremos tal vez debatiendo la importancia de una corchea mientras un terremoto vibra bajo nuestros pies? La esperanza está en aquellos que han perdido la esperanza. Pedro Sarmiento [email protected] 149 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 150 JAZZ Dorothy Darr / ECM Records CHARLES LLOYD, UN ESPÍRITU LIBERADO Y LIBERADOR E 150 s un creador que no le pone bridas a la inspiración, porque de ella se nutre su soplo vigoroso. También es un jazzista de verso corto y cadencioso, porque su poesía arriba siempre en las orillas de lo hermoso y lo bello, independientemente de que el recitado improvisado marque toda su literatura. Charles Lloyd decide, sencillamente, explicarse quedo y directo, con un fluido y a la vez concentrado. Con los años, se ha ido replegando hacia la trastienda de su respiración, se ha hecho más contenido y ha reducido los alardes gestuales. Sin embargo, lo que este maestro saxofonista tenor hace es penetrar en el corazón de las piezas, desposeerlas de las evidencias y mostrarnos sus rincones más genuinos, aquellos que pueden conectar directamente con nuestra sensibilidad, sin disfraces formales. Es un artista, con los atributos justos que hacen falta. Fue referencia ineludible en el jazz de los sesenta gracias a un histórico cuarteto en el que militaban Keith Jarrett, Cecil McBee (luego sustituido por Ron McClure) y Jack DeJohnette, para en le década siguiente perderse en la frivolidad de la cultura new age y la meditación espiritual. Cosa de genios. Tras aquella etapa de recogimiento llegó su recuperación al mundanal ruido profesional, regresando a los escenarios y a los estudios de grabación. En este sentido, su aportación discográfica ha venido mostrándose bajo el catálogo de la compañía ECM, en la que se estrenó con un álbum compartido junto a una rítmica escandinava igualmente poderosa, Fish out of water (1989): el pianista Bobo Stenson, el contrabajista Palle Danielsson y el baterista Jon Christensen 1989. El último capítulo de la fructífera relación entre Charles Lloyd y el produc- tor Manfred Eicher se escribe durante estos días bajo el título genérico de un tema compuesto por el cantautor cubano Silvio Rodríguez, Rabo de nube, que vuelve a ser, por múltiples motivos, prólogo de una aventura sonora feliz y dichosa. El disco se grabó en directo el pasado año con motivo de su 70 cumpleaños y no tuvo otra compañía para apagar las velas que un trío rítmico cargado de verdades y razones. Por un lado, dos de los intérpretes más excitantes surgidos de la cantera norteamericana, el pianista Jason Moran y el contrabajista Reuben Rogers. Por otro, toda una leyenda de las baquetas, Mr. Eric Harland. El resultado artístico y emocional del flamante trabajo descubre, una vez más, ropajes expresivos de gran valor y sentimiento, en especial aquellos que se entregan lentos y ligeros de equipaje. Aquí el repertorio de baladas nos sitúa ante el poeta, gracias a temas como Ramanuja, un homenaje elevado al trompetista Broker Little, o el propio Rabo de nube, una pieza con historia propia, como ha confesado recientemente en más de una ocasión: “Coincidiendo con los atentados del 11-S, la tocamos en Blue Note. La gente, se percibía en el ambiente, estaba abatida y bloqueada entre la rabia y el dolor, pero entonces ocurrió algo mágico. ¡Empezó a llorar! Toda la sala llorando, como si Rabo de nube hubiera liberado un sentimiento muy especial y profundo. Y ése es siempre mi deseo cuando me enfrento a la música: tocar desde el interior del alma y poder liberar esa espiritualidad”. Lujoso padrino de glorias pianísticas como Keith Jarrett o Michel Petrucciani, hoy no sorprende que frente a los teclados coloque y avale a uno de los intérpretes con más talento y capacidad, Jason Moran, “otro músico espiritual”. A su actual cuarteto le preceden otras alineaciones luminosas, como la que hasta no hace mucho protagonizaban Gery Allen, John Abercrombie o Billy Hart, así como colaboraciones junto a jazzistas de inspiración cruzada como el percusionista hindú Zakir Hussain. En el umbral de su historia jazzística quedan sus andanzas junto a Cannonball Adderley, Scout LaFaro, Chico Hamilton, Don Cherry o Billy Higgins, uno de sus amigos de la adolescencia y “el músico más importante de mi vida” (ambos grabaron a dúo, pocos meses del fallecimiento del legendario baterista, un disco doble esencial, Which way is east, publicado por ECM en 2004). La vida profesional de este fiel heredero del ideario de John Coltrane está asociada a los mayores nombres de las últimas cuatro décadas del jazz, a cuya modernidad contribuyó con álbumes cardinales e imperecederos como su famoso Forest flower (Rhino, 1966), que a finales de los sesenta vendió la increíble cifra de un millón de copias. No obstante, y como a veces nos acostumbran los modos de los artistas visionarios, en la memoria del saxofonista tenor también caben pasajes oscuros y misteriosos. Al igual que las retiradas místicas de Sonny Rollins, Charles Lloyd se alejó de los escenarios durante los setenta para buscar nuevos puntos de apoyos con los que enfrentarse a la realidad: “Necesitaba recargar las pilas, regenerarme. Lo hice cuando aún era joven, no como un artista que tiene el deseo de retirarse, una vez su carrera está en declive. Era más bien una manera de profundizar en mis estudios, de reflexionar sobre el sentido de mi vida y de mi presen- 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 151 JAZZ CHARLES LLOYD CHARLES LLOYD QUARTET ECM Records cia aquí. Me concentré en la interacción entre la música y el sonido. Y una de las cosas positivas que me ocurrieron durante este retiro fue la aptitud para desarrollar un sonido personal. Provengo de esa tradición musical según la cual primero hay que tener un sonido personal antes que tocar cosas interesantes y desarrollar tus propias composiciones”. Muchos son los músicos aferrados a esa necesidad primaria de lo espiritual, desde Wayne Shorter y Cecil Taylor a Randy Weston y Keith Jarrett. La energía interior siempre ha sido una máxima para Charles Lloyd a la hora de diseñar sus grupos. La otra, la lealtad: “Creo en la sencillez, que lógicamente no significa simplicidad. También me gusta la lealtad y tener una capacidad profunda para compartir. Me gusta la lealtad de músicos que me emocionan de verdad y quiero desarrollar ese tipo de relaciones. Y también me gustan los grupos a quienes no es necesario explicar mi lenguaje, aunque toque con músicos que tengan idiomas muy diferentes. Actualmente, el mío es muy sencillo, pero esa sencillez es complicada de conseguir. Mis nuevos compañeros comprenden mi lenguaje sin que necesite hablarles demasiado: saben adónde va la música y aportan sus propios elementos en el juego colectivo. Me gusta ese tipo de creación espontánea”. En Rabo de nube esta premisa vuelve a ser condición indispensable, no tanto ya para su viejo amigo Harland, sino sobre todo para esos dos prometedores valores del jazz venidero, Jason Moran y Reuben Rogers. Y por encima de todo, la espiritualidad liberada y liberadora. Pablo Sanz PAOLO FRESU, EL VIAJERO DE LAS MIL MOCHILAS H ace tiempo que mucha gente considera a Paolo Fresu como uno de los portavoces más sólidos y convincentes del jazz continental. Esta temporada se ha dejado ver junto al proyecto de esa pianista y jazzista exquisita que es Carla Bley, el Lost Chords, junto a Andy Sheppard, Steve Swallow y Billy Drummond. Y también en alineación de dueto junto a ese incontestable intelectual de la escena neoyorquina, Uri Caine. Ahora, aparcados sus diversos proyectos como líder, vuelve a visitarnos integrado dentro de un trío de muchos quilates, el que dan vida el acordeonista francés Richard Galliano y uno de los valores emergentes del jazz escandinavo, el pianista sueco Jan Lundgren. En su flamante disco Mare Nostrum (ACT/Karonte) lucen argumentos del jazz continental, con medidas alternancias entre la improvisación y la recreación melódica. Con permiso de Lundgren y, sobre todo de Galliano, la voz de este nuevo trío adquiere justas tonalidades en el soplo del trompetista-fiscornista sardo. El decir de Paolo Fresu se alimenta de los jugosos frutos de su imaginación y también de su experiencia razonada. Su trompeta revela altas dosis de inteligencia cuando dibuja frases incesantes, largas y repletas de contenido, y en el crisol sonoro resultante es posible apreciar las sensibilidades de Miles Davis y Chet Baker, el vaivén del swing y el rhythm & blues, y una discreta provisión de divertidos apuntes atonales, que, sobre todo, en los anuncios de algunas composiciones, son cosa que siempre libera de la gravedad esclava del virtuosismo. Al conjunto de temas propios se añaden inspiradas versiones de Trénet (Que reste-t-il de nos amours?), Jobim/Moraes (Eu nao existo sem voce) y Ravel (Ma mére L´oye); en total, quince piezas de música intensa, con envoltura ligera y modelada desde un clima que permite la gloriosa aventura del desafío sonoro. Tras la presentación promocional de Mare Nostrum Paolo Fresu se entregará a una nueva aventura, también culta y emocional. Así, este mes el trompetista pasea por el mundo un homenaje al cancionero de Léo Ferré, junto al pianista Roberto Cipelli, el contrabajista Atilio Zanchi y el baterista Philippe García, para después dar otra vuelta de tuerca más y colaborar con una de las formaciones más arrebatadoras del legado musical gitano, la Kocani Orchestra de Macedonia, a cuya gira se incorporará otro ilustre jazzista sardo, el acordeonista Antonello Salis. Pablo Sanz 151 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:23 Página 152 LIBROS Excelente monografía UNA CARTOGRAFÍA MUSICAL N adie podrá negar que un libro como el que nos ocupa sea, parafraseando a C. S. Lewis, como “un relámpago en un cielo claro” en el ámbito de nuestra exigua literatura musicológica. Cierto es que su ambiguo formato, entre el ensayo de batalla y el de la de guía práctica y localista, bien pudiera disuadir a ciertos lectores escépticos acaso interesados en materias más generales, pero conducirse de esa manera ante una monografía tan espléndida sería una imprudencia. En primer lugar, porque es mérito de Vayón, acaso uno los mayores especialistas en estos dominios, detallar palmo a palmo, con disciplina de cartógrafo, el redivivo panorama musical de Andalucía en poco más de trescientas páginas, empleándose con atino en varios niveles textuales (historiográfico, crítico y documental) y sin menguas en la erudición desplegada. En segundo, y sin ánimo de discutirle a Vayón la sinécdoque que refiere en el primer capítulo, porque un libro sobre la música en Andalucía ha de encabalgarse necesariamente, y a for- tiori, con una historia de la música más amplia, habida cuenta de su poderoso influjo a lo largo y ancho de la península. A Vayón no le hace falta posicionarse en este sentido (intencionada y cabalmente, lo elude) para que esta carnosa semblanza trascienda motu proprio el corsé topográfico y cobre, en la cabeza del lector, una resonancia más universal de la proyectada. En este libro hay mucho, y muy bueno: la voluntad exhaustiva y sintética del autor, tan bien organizada sobre el papel y que concita capítulos divulgativos como el imprescindible “Nuestros músicos hoy”, en el que el sevillano versa con una exquisita prolijidad sobre el hic et nunc de la música en Andalucía, con unas muy documentadas secciones sobre Festivales, Temporadas de Conciertos o Educación Musical; el afán didáctico, plasmado en esas pertinentes digresiones diseminadas a lo largo de las resmas, mojones en el camino que adensan o puntualizan ciertos contenidos recurrentes; o la prosa firme y fibrosa, ejemplarmente escanciada por alguien que se ha curtido en las glorias y mise- PABLO J. VAYÓN: La Música Clásica en Andalucía. Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2007. 316 págs. rias que campan detrás del retrato y que delata a un melómano sabio, leal y generoso. Ojalá sirva este empeño para roturar el vergonzoso erial bibliográfico de nuestros catálogos y para que otros Vayones presten su pluma a los sones de la creación musical española. David Rodríguez Cerdán La correspondencia con músicos de una gloria de las letras francesas CARTAS PÚBLICAS Y PRIVADAS E 152 l trabajo excelente de Pascal Lécroart (el recopilador, presentador y autor de los comentarios y responsable de la documentación gráfica que no sólo comprende retratos obligados de los protagonistas y fotografías de su entorno, sino partituras manuscritas, a veces esbozadas, coetáneas de las cartas) nos permite asistir a una avalancha de compositores, los que, durante casi cincuenta años, se cartearon o colaboraron con Claudel: Florent Schmitt, Benoist-Méchin, Germaine Tailleferre, Walter Braunfels, Milhaud y Honegger (la colaboración más fructífera: El hombre y su deseo, Christophe Colomb, Cantata de la paz, con el primero y con el segundo: Juana de Arco en la Hoguera, La danza de los muertos, Le Soulier de satin…) y tres outsiders, Hindemith (Cántico de la esperanza, Ite angeli) Stravinski (proyecto frustrado) y Varèse (deseo de proyectos). Una extraña sensación puede invadir al lector de unas cartas escritas que no son para él: sobre todo cuando revelan dos personalidades opuestas, la pública y la privada. La correspondencia pública o de “interés general”: Claudel es un monumento de las letras francesas; dramaturgo, poeta, diplomático, académico, autor de una obra descomunal impregnada de filosofías extremo-orientales, de espiritualidad cristiana y sentido cósmico pagano, magnificadas por una lengua suntuosa y teniendo como meta principal la glorificación del amor de Dios (cristiano, se entiende) y la “celebración de dos poderes fundamentales [en Europa, o en Occidente, supongo], la Iglesia y el Imperio”. En la correspondencia, abundan las preocupaciones artísticas, sobre todo, claro está, las referidas a la relación entre texto y música. Más allá del interés que puedan tener esos temas, (me) fascina esa correspondencia en cuanto revela una suerte de clase aristocrática formada por literatos y músicos flotando por encima de los viles problemas cotidianos: durante los Locos Años 20, que fueron la cuna de los fascismos con varias cabezas, esos miembros de la elite se reúnen e intercambian ideas sobre el arte. Las ideas son interesantes, pero ¿cómo un poeta, es decir un ser sensible, y en el caso de Claudel, “comprometido con los ideales democráticos” pudo mantener una correspondencia tan civil, incluso civilizada, hablar de colaboración (ay) con Florent Schmitt y Benoist-Méchin?: el primero iba a hacer, después, el famoso viaje al Tercer Reich con otros artistas franceses invitados por los nazis (viaje de fraternización al que muchos, incluido el autor del libro, quieren quitar importancia) y el segundo, admirador de Hitler, parti- 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 153 LIBROS Tradición teatral y música MARÍA ASUNCIÓN FLÓREZ: Música teatral en el Madrid de los Austrias durante el Siglo de Oro. Madrid, Ediciones del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2006, 493 págs. PALACIOS Y CORRALES C omo ya preludia su índice, esta monografía reúne una serie de abordajes académicos en torno a la empresa teatral en el Madrid del Siglo de Oro. A pesar del riguroso orden del proyecto, no cabe resumirlo con la cita de una sola clave de lectura. Volúmenes como el presente pueden incluirse en el género de los saberes transversales, pues recuperan la memoria musical, y entremezclan en su devenir ejercicios eruditos de distinta naturaleza y finalidad. En todo caso, el núcleo a estudiar es el teatro musical cortesano, que en la España del siglo XVII adquiere una genuina identidad. La base sobre la cual se asienta es conocida. Según se sabe, existe por esas fechas una vigorosa tradición teatral que recurre a la música, cantada y bailada, como elemento discursivo. Para entenderlo conviene mirar atrás, documentos en mano. Cuando Felipe IV y su tiempo inoculan el virus del desencanto en más de una mente lúcida, la ópera y la zarzuela animan las veladas madrileñas. Dispuesta a cambiar el enfoque y el subsiguiente juicio de valor sobre la materia, se aproxima a ese fenómeno la doctora María Asunción Flórez. El resultado de dicho afán es este libro, elaborado a partir de una tesis doctoral gracias a la cual Flórez mereció el Premio Extraordinario de Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. En sus páginas adquieren importancia los detalles históricos, extramuros de lo musical: relampagueos de un tiempo en el que se nos cuela lo mejor del teatro cortesano español. Casi sobra añadir que la música es acá omnipresente: ayuda a diferenciar los distintos géneros teatrales y su destino —en el contexto palaciego o en los corrales públicos. Por añadidura, esos géneros abarcan las dimensiones y el artefacto de tramoya que, por naturaleza, les corresponde. Así, junto a la fiesta de música, en la que se perfilan la zarzuela y la ópera, surgen nuevos géneros breves que recurren a lo musical como un lenguaje asequible al profano. A lo largo del primer Barroco, María Asunción Flórez recorre el hilo en zigzag del teatro lírico. Desgrana ejemplos, los sitúa en contexto, persi- dario de una colaboración más estrecha todavía con los nazis, sería condenado a muerte tras la Liberación y perdonado por el presidente de turno. Tras la Segunda Guerra Mundial, los diálogos sobre el arte siguen, y son igualmente interesantes. La parte más privada: algunas cartas dan casi vergüenza cuando Claudel se muestra tan dependiente de los halagos, tan dispuesto a vejarse en caso contrario, o tan habituado a la obediencia (de los demás): “Milhaud es mucho menos flexible que Honegger que ha hecho todos lo efectos musicales [sic] conmigo… Mientras Milhaud ya no tiene talento”. En esa tesitura, la correspondencia con Stravinski es un prodigio de perversión y despecho: la víspera de su cita con Claudel, para la concreción final de un oratorio, el irónico compositor, queriendo acaso escapar al compromiso, escribe: “Estoy encantado de saber que ya empezó el texto de nuestra obra. ¿Se trata de Prometeo, verdad?”. Y la respuesta de Claudel: “Nada de eso. Se trata de Tobías y Sara; además, la primera parte está ya acabada. Así que no se moleste en venir a verme”. Pero, una vez reubicadas en el campo de la privacidad las reacciones del gran burgués ofendido, maravillan sus reflexiones visionarias sobre los paisajes sonoros, el sonido del mar o los sonidos de las ciudades percibidos desde la “cámara de escucha” y sus ideas sobre la música sorprendentemente afines a las de Varèse en 1927; en esos pasajes, vuelve a surgir el creador de ese verso libre de toda rima y de todo metro, basado en la respiración, a veces lenta, otras acelerada, dependiendo de la emoción. Pierre Élie Mamou gue los favores de una comparación afortunada, y sin punto y aparte, mide en cada caso la trayectoria propagandística, que como saben ustedes, es uno de los rostros del poder político. En cierto modo, su excelente estudio viene a ser un ejercicio de minucioso reconocimiento, enriquecido por inesperadas revelaciones, conjeturas razonadas y abundancia de datos musicológicos. A pesar de su aparente rigidez académica, este tratado no escatima el contrabando poético y los regateos de un historiador curioso. La autora maneja bien sus referencias literarias, sitúa en el escenario las funciones simbólicas de cada género y, por si todo ello no fuera bastante, dedica jugosos párrafos a la profesionalización del actor barroco y a la educación musical en la España de la época. Sobre ese fondo, vale decir que el libro comentado en estas líneas es una herramienta sumamente útil para el estudioso, y también conveniente para todo lector que desee aproximarse a la medida musical del Siglo de Oro. Guzmán Urrero Peña PAUL CLAUDEL: Correspondance musicale. Correspondencia reunida, presentada y anotada por Pascal Lécroart. Ginebra, Éditions Papillon 7e note, 2007. 334 págs. 153 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 154 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL WWW.BILBAORKESTRA.COM ALICANTE 3-IV: Sinfónica de Castilla y León. David Atherton. Arnold, Delius, Britten, Elgar. 24: Raymond Leppard. Ravel, Adams, Dvorák. SOCIEDAD DE CONCIERTOS 7-IV: Ensemble Berlin. 23: Cuarteto Kuchl. BARCELONA 1-IV: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Eiji Oue. Pons, Mozart, Chaikovski. (Auditori. [www.auditori.com]). 6: La Capella Reial de Catalunya. Hespèrion XXI. Jordi Savall. Jerusalén. (Auditori). 10: Staatskapelle Dresden. Fabio Luisi. Mundry, Wagner, Strauss. (Palau 100 [ww.palaumusica.org]). 11,12,13: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Josep CaballéDoménech. Valentina Igoshina, piano. Taverna-Bech, Rachmaninov, Wagner. (Auditori). 13: Robert Holl, bajo; Oleg Maisenberg, piano. Schumann, Shostakovich. (Teatro del Liceo). 17: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Janine Jansen, violín. Mozart, Chaikovski, Shostakovich. (Palau 100). 18,19,20: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Hannu Lintu. Haydn, Sibelius. (Auditori). 19: José Luis González Uriol, órgano. Carreira, Bruna, Bach. (Auditori). 21: Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. Tugan Sokhiev. Renaud Capuçon, violín. Mendelssohn, Chaikovski. (Auditori). — Orquesta del Siglo XVIII. Orfeó Català. Frans Brüggen. Mozart. (Palau 100). 22: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Debussy. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Auditori). 24: Elisabeth Leonskaia, piano. (Auditori). 25: Cuarteto Casals. Haydn, Beethoven. (Auditori). 25,26,27: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ernest Martínez Izquierdo. Anssi Karttunen, chelo. Saariaho, Strauss. (Auditori). 27: Cantus Cölln. Bach, Buxtehude, Schein. (Auditori). 28: Philharmonia de Praga. Kaspar Zender. Trío Guarneri. Beethoven, Schubert. (Ibercamera. Auditori). 29: Ensemble Aurora. Corelli, Sonatas. (Auditori). GRAN TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM TANNHÄUSER (Wagner). Weigle. Carsen. Seiffert, Schnitzer, Uria-Monzon,Skovhus. 3,6,8,10,12,14,18,22-IV. BILBAO 154 SINFÓNICA DE BILBAO CÓRDOBA www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 Días 8 al 10 de abril - 2008 CÁCERES I ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 4-IV: Hansjörg Schellenberger. Mozart, Bruckner. 25: Jesús Amigo. Rota, Mahler. JEREZ Música: GEORGE BIZET Guión: FERNANDO PALACIOS Presentación: ANA HERNÁNDEZ Triple concierto para piano, violín, violoncello y Orquesta L. v. BEETHOVEN ADREI PISAREV, piano MOON KYUNG LEE, violín KIRILL RODIN, violoncello II Sinfonía nº 1 D. SHOSTAKOVICH Día 17 de abril – 2008 CONCIERTO DE ABONO LA FILLE DU RÉGIMENT (Donizetti). Udaeta. Hernández. Puértolas, Sola, Bergasa, Roca. 3,5-IV. 10: Trío Kubelik. Beethoven, Martinu, Dvorák. 17: Marie Keyrouz. Ensemble de la Paix. Cantos orientales y meditaciones. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 4-IV: Rubén Gimeno. Coro de la OSG. Trilho, Ravel, Respighi. 11: Real Filharmonía de Galicia. Frans Brüggen. Goethem, Van der Meel, Morsch, Martín-Royo. Bach, Pasión según san Mateo. 18: Víctor Pablo Pérez. Ewa Podles, contralto. Rossini, Sciarrino, Beethoven. DE CICLO DE CONCIERTOS DIDÁCTICOS Sinfonía en Do ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: VSEVOLOV POLONSKY TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM LAS PALMAS CANARIA ORQUESTA DE CÓRDOBA GRAN FESTIVAL DE ÓPERA WWW.OPERALASPALMAS.ORG THAÏS (Massenet). Hull. Pontiggia. Mula, Ódena, Bernal, Palatchi. 1,3,5IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Mariotti. Vizioli. Vassallo, Rey, Mironov, Chausson. 26,28,30-IV. MADRID 1-IV: Daniel Barenboim, piano. Liszt. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 2,3: Trío Jean Paul. Haydn, Martin, Beethoven. / Haydn, Parra, Beethoven. (Liceo de Cámara. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. (A.N.). 3,4: Coro y Orquesta de RTVE [www.rtve.es]. Adrian Leaper. Flavio Oliver, sopranista. Kilar, J. L. Turina, ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: MAXIM SHOSTAKOVICH Gran Teatro de Córdoba – 20:30 h. GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA AUDITORIO MANUEL DE FALLA www.orquestaciudadgranada.es domingo 6 abril 2008 orquesta para jóvenes Auditorio Manuel de Falla, Antonín DVORÁK 12 y 18 horas Sinfonía “Del nuevo mundo” CONCIERTO FAMILIAR IV Joven Academia de la OCG El desván de Arpatrapo PAUL OPIE director Un concierto para los más pequeños domingo 20 abril 2008 COMPAÑÍA ARPATRAPO: Auditorio Manuel de Falla, 12 Isabel Maynés arpa e CONCIERTO FAMILIAR V Isabel Veiga actriz Un brujo en la academia José Mª Martín Penela La magia de la OCG guía dirección escénica a jóvenes músicos Paul DUKAS El aprendiz de brujo viernes 11 abril 2008 Benjamin BRITTEN Auditorio Manuel de Falla, 21 h Guía de orquesta para jóvenes Abono C – Tarifa 1 Víctor Neuman FESTIVAL OCG (IV) guión y presentación MÚSICA PARA LA ESCENA OCG y Joven Academia de la OCG Edvard GRIEG Peer Gynt, op 23 PAUL OPIE director Dietrich Henschel barítono, Inger Dam-Jensen soprano, viernes 25 y sábado 26 abril 2008 Helene Gjerris mezzosoprano Auditorio Manuel de Falla, 21 h y Coro de la Orquesta 20 h Ciudad de Granada CONCIERTO SINFÓNICO X Simón Andreu narrador Eduardo SOUTULLO Noelia Rosa actriz All the echoes listen PHILIP BENDER director Maurice RAVEL Concierto para piano y orquesta en Sol mayor viernes 18 abril 2008 Béla BARTÓK Divertimento Auditorio Manuel de Falla, 21 h Zoltán KODÁLY Danzas de Galanta CONCIERTO SINFÓNICO IX Fazil Say piano Paul DUKAS El aprendiz de brujo RUBÉN GIMENO director Benjamin BRITTEN Guía de Walton. (Teatro Monumental). 4: Marta Almajano, soprano. Ave Fenix. Literes, Cantatas de la catedral de Guatemala. (Siglos de oro. Basílica de Atocha). 4,5,6: Coro y Orquesta Nacionales de España [ocne.mcu.es]. Tugan Sokhiev. Borodin, Rachmaninov, Prokofiev. (A.N.). 8: Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam. Daniele Gatti. Schumann, Brahms, Chaikovski (Ibermúsica. A.N.). 10: Ensemble Recherche. Zimmermann. (musicadhoy [www. musicadhoy.com]. A.N.). — Cuarteto Pavel Haas. Haydn, Prokofiev, Maxwell Davies, Haas. (Liceo de Cámara. A.N.). 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 155 GGUUÍ A ÍA TEATRO REAL Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91/ 516 06 96. TAMERLANO de Georg Friedrich Händel. Abril: 1, 3, 4, 5, 7, 8, 10, 11. 19.00 h. Director musical: Paul McCreesh. Director de escena: Graham Vick. Escenógrafo y figurinista: Richard Hudson. Solistas: Monica Bacelli (Abr. 1, 4, 8,11)/Ann Hallenberg (Abr. 3, 5, 7,10), Plácido Domingo (Abr. 1, 4, 7, 10)/Bruce Ford (Abr. 3, 5, 8,11), Ingela Bohlin (Abr. 1, 4, 8,11)/Isabel Rey (Abr. 3, 5, 7, 10), Sara Mingardo (Abr. 1, 4, 8,10,11)/Patricia Bardon (Abr. 3, 5, 7), Jennifer Holloway (Abr. 1, 4, 8,11)/Renata Pokupic (Abr. 3, 5, 7, 10), Luigi De Donato. Orquesta Titular del Teatro Real. Orquesta Sinfónica de Madrid. FIDELIO de Ludwig van Beethoven. Abril: 19, 21, 23. 20.00 horas. Director musical: Claudio Abbado (Abril 19, 21)/ Eivind Gullberg Jensen (Abril 23). Director de escena: Chris Kraus. Escenógrafo: Maurizio Baló. Figurinista: Anne Marie Heinreich. Director del coro Erwin Ortner. Solistas: Jonas Kaufmann, Anja Kampe, Giorgio Surjan, Julia Kleiter, Jörg Schneider, Albert Dohmen, Diógenes Randes. Coro Arnold Schönberg. Coro de la Comunidad de Madrid. Mahler Chamber Orchestra. ORPHEUS UND EURYDIKE (Orfeo y Eurídice) de Ernst Krenek. Ópera en versión de concierto. Abril: 25, 27. 20.00 h.; domingo, 18.00 h. Director musical: Pedro Halffter. Solistas: Jon Villars, Susan Anthony, Judith van Wanroij, María Rodríguez, Cecilia Díaz, Itxaro Mentxaka. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. LES MUSICIENS DU LOUVRE. Marc Minkowski, director. Anne Sofie Von Otter, soprano. Abril: 2. 20.00 h. Obras de Georges Bizet y Joseph Canteloube. PROGRAMA JOVEN: EL CANTO DE ORFEO. Músicas de Monteverdi, Gluck, Haydn, Offenbach... Abril: 5. 12.00 h. Cuento musical de Fernando Palacios. Director musical: José Antonio Montaño. Orquesta-Escuela de la Sinfónica de Madrid. DOMINGOS DE CÁMARA. Concierto IV. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Abril: 6. 12.00 h. Obras de Colin Brumby, Jan Koetsier, José Luis Turina y Camille Saint-Säens. ÓPERA EN CINE: LUISA FERNANDA (Federico Moreno Torroba). Abril: 6. 20.00 h. RECITAL INVA MULA, soprano. Abril: 9. 20.00 h. Orquesta Titular del Teatro Real. Orquesta Sinfónica de Madrid. Emmanuel Villaume, director. CICLO BEETHOVEN: MAURIZIO POLLINI, piano. Abril: 20. 20.00 h. Obras de A. Schönberg, R. Schumann y L. van Beethoven. CICLO BEETHOVEN: CUARTETO DE TOKIO. Abril: 22. 20.00 h. CICLO BEETHOVEN: MAHLER CHAMBER ORCHESTRA. CLAUDIO ABBADO, DIRECTOR. Margaritha Höhenrieder, piano. Abril: 26. 20.00 h. CDMC AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha (esquina c/ Argumosa). Teléfonos: 91 774 10 72 / 73 Web: http://cdmc.mcu.es Todos los conciertos son con acceso libre hasta completar el aforo. Lunes, 7 de abril. 19:30h. Ensemble intercontemporain François-Xavier Roth, director Susan Bickley, mezzosoprano PROGRAMA Bruno Mantovani: Streets Alberto Posadas: Nebmaat Pierre Boulez: Le Marteau sans Maître Juliane Banse, soprano; András Keller, violín. PROGRAMA György Kurtag: Fragmentos de Kafka Lunes, 14 de abril. 19:30h. Grup Instrumental de València Joan Cerveró, director PROGRAMA Thomas Adès: Living Toys José Evangelista: Alap & Gat James Dillon: Überschreiten Magnus Lindberg: Arena II Lunes, 28 de abril. 19:30h. Plural Ensemble Fabián Panisello, director PROGRAMA José Luis Turina: Túmulo de la mariposa. Variaciones sobre dos temas de Scarlatti. Kammerconcertante. César Camarero: Chorro de luz hacia el corazón de una galaxia, Pulsión*, Nostalgia de un paisaje futuro, After image. Lunes, 21 de abril. 19:30h. * Estreno mundial ORCAM TEATRO DE LA ZARZUELA Martes 1 de abril de 2008. 19,30 horas Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Dezsö Ránki, piano Dorian Wilson, director Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 17 horas, exclusivamente. Lincoln Portrait, de A. Copland Concierto nº 3 para piano y orquesta, de B. Bartók Suite nº 1, op. 43, de P. I. Tschaikowsky ABONO 5 Jueves 10 de abril de 2008. 19, 30 horas Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Pablo Sáinz Villegas, guitarra Juan José Olives, director Suite Homenajes, de M. de Falla Concierto para guitarra y orquesta, de J. Guinjoan Suite nº 3, op. 55, de P. I. Tschaikowsky ABONO 6 Martes 22 de abril de 2008. 22,30 horas Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Juan Carlos Garvayo y Alberto Rosado, pianos Carlos Riazuelo, director Santa Cruz de Pacairigua, de E. Castellanos Concierto para dos pianos y orquesta, de B. Bartók Sinfonía nº 8, de L. van Beethoven ABONO 7 ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID Ciclos Musicales de la Comunidad de Madrid Temporada 2007-2008 Auditorio Nacional de Música 17 de abril de 2008 a las 19,30 horas. Director: Philippe Bach I Líneas de fuerza de C. Satué (Obra ganadora de la 3ª Edición del Concurso de Composición AEOS, patrocinado por la Fundación Valparaíso) Concierto para flauta y orquesta Aniela Frey, flauta II Die Mittagshexe de A. Dvorák Taras Bulba de L. Janácek La Leyenda del Beso de Reveriano Soutullo y Juan Vert. Del 25 de abril hasta el 25 de mayo de 2008, a las 20:00 horas (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Miquel Ortega/Montserrat Font. Dirección de Escena: Jesús Castejón. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. XIV Ciclo de Lied. Lunes 14 de abril, a las 20 horas. José Van Dam, bajo-barítono. Maciej Pikulski, piano. Programa: G. Fauré, H. Duparc, J. Ibert, C. Debussy y F. Poulenc. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. 11,12: Staatskapelle Dresden. Fabio Luisi. Mundry, Wagner, Strauss. / Frank-Peter Zimmermann, violín. Hindemith, Mahler. (Ibermúsica. A.N.). 11,12,13: OCNE. Rafael Frühbeck. Brahms, Beethoven. (A.N.). 15: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Debussy, Boulez. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. A.N.). 16: Orquesta de Cámara NES. Dimitri Sitkovetski. Bella Davidovich, piano. Haydn, Bartók, Chapí, Glinka. (Ciclo C o m p l u t e n s e . [www.fundacionucm.es]. A.N.). 17: Proyecto Guerrero. José Luis Temes. Gombau, Aracil. (musicadhoy. A.N.). 18: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Janine Jansen, violín. Mozart, Chaikovski, Schubert. (Ibermúsica. A.N.). 18,19,20: ONE. Leonard Slatkin. Lang Lang, piano. Britten, Chopin, Musorgski. (A.N.). 21,22: Filarmónica de Múnich. Christian Thielemann. Bruckner, Cuarta. / Strauss. (Ibermúsica. A.N.). 23: Fazil Say, piano. Bach-Busoni, Beethoven, Liszt. (Juventudes Musicales [www.juvmusicalesmadrid.com].A.N.). 23,25: Cuarteto de Tokio. Haydn, Hayashi. / Haydn, Auerbach. (Liceo de Cámara. A.N.). 24: Ensemble Matheus. Jean Christophe Spinosi. Cangemi, Regazzo, Ferrari, Gens, Jaroussky. Vivaldi, La fida ninfa (versión de concierto) (Ciclo Complutense. A.N.). 155 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 156 GGUUÍ A ÍA 25,26,27: ONE. Josep Pons. Lars Vogt, piano. Beethoven, Mahler. (A.N.). 29: Orquesta Nacional de Bélgica. Walter Weller. Anatol Ugorski, piano. Chaikovski, Brahms. (Ciclo Sinfónico Caja Madrid. A.N.). 30: Musica XXI. Nigel Kennedy. Mozart, Beethoven. (Juventudes Musicales. A.N.). MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW.ORQUESTAFILARMONICADEMALA GA.NET 18,19-IV: José Luis Temes. Ara Malikian, violín. Schumann, FernándezArbós, C. Halffter. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 1-IV: Sinfónica de Euskadi. Arturo Tamayo. Pierné, De Pablo, Hindemith. 10,11: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez Izquierdo. Susan Bullock, soprano. Wagner, Strauss. 15: Sinfónica de Euskadi. Pablo González. Iñaki Alberdi, acordeón. Lazkano, Mahler. LA BRUJA (Chapí). Pérez Sierra. Sagi. Herrera, De León, Irañeta, Esteve. 25,26-IV. SAN SEBASTIÁN ORQUESTA SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 14,18-IV: Pablo González. Iñaki Alberdi, acordeón. Lazkano, Mahler. TENERIFE ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE www.ost.es Información: 922 239801 Venta telefónica de entradas: 902 317327 Lugar: Auditorio de Tenerife (Santa Cruz) 156 4-IV: A. Spering/C. Steele-Perkins. Obras de Bach, Haydn, Stamitz y Mozart. 11-IV: Lü Jia/M. Brunello. Obras de Rota y Strauss. 18-IV: Lü Jia. Obras de Brahms y Schubert. 25-IV: Jesús López Cobos. Obras de Haydn y Mahler. 2-V: J. López Cobos/A. Gerhardt. Obras de Copland, Barber y Dvorák. Lugar: Magma, Arte & Congresos (Adeje) 10-IV: Lü Jia/M. Brunello. Obras de Rota y Strauss. Lugar: Auditorio Teobaldo Power (La Orotava) 17-IV: Lü Jia. Obras de Brahms y Schubert. SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Auditorio de Galicia www.realfilharmoniagalicia.org www.auditoriodegalicia.org Martes 1 – 11.00 h CONCIERTO DIDÁCTICO Mercedes Peón [música electrónica tradicional] Jueves 3 – 21.00 h CONCIERTO DE ABONO Real Filharmonía de Galicia Christopher Wilkins, director Joaquín Achúcarro, piano A. Dvorák: Serenata en Mi Mayor, op. 22 J. Brahms: Concierto para piano nº 1 en re menor, op. 15 Viernes 4 – 10.00 / 13.30 -16.00 / 19.30 h Sala Circular del Auditorio de Galicia Clases magistrales A historieta galega Carlos Portela Sábado 5 - Sala de exposiciones Isaac Díaz Pardo Actividades para escolares: 10.00 h Fran Bueno, dibuja su mural 11.00 h Visita guiada a la exposición 12.00 h Taller con Pepe Carreiro, dibujante de Os bolechas Jueves 10 – 21.00 h CONCIERTO DE ABONO Real Filharmonía de Galicia Frans Brüggen, director André Morsch, barítono Nico van der Meel, tenor Patrick van Goethem, alto Joan Martín Royo, barítono Cor de Cambra del Palau de la Música J. S. Bach: La pasión segun San Juan Viernes 11 - 10.00 / 13.30 - 16.00 / 19.30 h Sala Circular del Auditorio de Galicia Clases magistrales A historieta galega Carlos Giménez 21.00 h TEATRO + DANZA EN GIRA Compañía Arrieritos 13 rosas Sábado 12 – 21.00 h TEATRO + DANZA EN GIRA Compañía Arrieritos 13 rosas Domingo 13 - 21.00 h SONS DA DIVERSIDADE Ton Zé [Brasil] Miércoles 16 - 11.00 h CONCIERTO DIDÁCTICO Real Filharmonía de Galicia Maximino Zumalave, director M. Bruch: Concierto para violín nº 1 en sol menor Jueves 17 – 11.00 h CONCIERTO DIDÁCTICO Real Filharmonía de Galicia Maximino Zumalave, director M. Bruch: Concierto para violín nº 1 en sol menor 21.00 h CONCIERTO DE ABONO Orquesta Sinfónica de Galicia Víctor Pablo Pérez, director Ewa Podles, contralto G. Rossini: Obertura de Semiramide G. Rossini / Salvatore Sciarrino: Cantata Giovanna d’Arco para mezzosoprano y orquesta L. v. Beethoven: Sinfonía nº 8 Jueves 24 – 21.00 h CONCIERTO DE ABONO Real Filharmonía de Galicia Antoni Wit, director Marat Bisengaliew, violín M. Karlowicz: Serenata para cuerdas, op. 2 H. Wieniawski: Concierto para violín nº 2 en re menor, op. 22 F. Mendelssohn: Sinfonía nº 4 en La Mayor, op. 90 “Italiana” Viernes 25 - 10.00 / 13.30 - 16.00 / 19.30 h Sala Circular del Auditorio de Galicia Jornada de Artes Gráficas Clase de Antonio Vázquez EXPOSICIONES Auditorio de Galicia A historieta galega 1973 - 2008 Comisarios: Fausto Isorna e Gemma Sesar Producción: Auditorio de Galicia Del 6 de marzo al 8 de junio de 2008 Horario: todos los días de 10.00 a 14.00 h y de 16.00 a 20.00 h, excepto los días de concierto que cierra a las 19.00 h. Zona “C” Estrutura binaria de Marga Crespo Del 12 de marzo al 4 de mayo de 2008 Horario: todos los días de 11.00 a 14.00 h y de 16.00 a 20.00 h. Lunes, cerrado. SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Teléfono: 954 223 344 Día 16 de abril 2008 (Sala Manuel Dirección musical, Ópera García) Antoni Ros Marbá Patrocinador de la Temporada de Dirección de escena, Mario Gas Ópera, CAJASOL MOZART Principales intérpretes, Erwin SchConferenciante, Juan Mª Rodríguez rott, Anja Harteros, Saimir Pirgu, Día 27 de abril 2008 Concierto: Raquel Lojendio, sopraMarco Vinco, Raquel Lojendio, MILTON NASCIMENTO no e Iñigo Sampil, piano Wojtek Gierlach Grandes Intérpretes Charlas-Concierto En torno a Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la A. A. del Teatro de la Día 29 de abril 2008 Maestranza WALTRAUD MEIER. Mezzosoprano Días 24, 26, 28 y 30 de abril 2008 DON GIOVANNI Nueva Producción del Teatro de la Obras de Schubert y Richard Strauss de Wolfgang A. Mozart Maestranza Recitales Líricos VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 2-IV: Orquesta de Cámara Suiza. Giovanni Antonini. Emmanuel Pahud, flauta. Beck, Mozart, Beethoven. 3: Leonidas Kavakos, violín; Katia Skanavi, piano. Bach, Shostakovich, Beethoven. 4: Orquesta de Valencia. Josep Vicent. Messiaen, Lindberg, Musorgski. 7: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Kaune, Goerne. Dvorák, Zemlinsky. 11: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Brahms, Kusevitzki, Stravinski. 15: Orquesta Barroca Zefiro. Alfredo Bernardini. Albinoni, Vivaldi, Bigaglia. 16: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Janine Jansen, violín. Mozart, Britten, Shostakovich. 17: Orquesta de Valencia. Michel Plasson. Fauré, Ravel. 21: Orquesta de Valencia. Yaron 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 157 GGUUÍ A ÍA Traub. Daniel Barenboim, piano. Programa por determinar. 22: Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. Tugan Sokhiev. Stravinski, Musorgski. 23: Cuarteto Petersen. Krenek, Prokofiev, Schumann. 25: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Beethoven, Bruckner. 29: Ralph Kirsbaum, violonchelo; Peter Frankl, piano. Debussy, Beethoven, Mendelssohn. PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Maazel. Asari. Gallardo-Domâs, Rodríguez-Cusí, Pisapia, Szot. 8,11,14,17,20,25-IV. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 8-IV: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Berlioz, Ravel, Dvorák. 19: Orquesta de Cámara NES. Dimitri Sitkovetski. Bella Davidovich, piano. Haydn, Bartók, Rachmaninov, Glinka. 24,25: Sinfónica de Castilla y León [www.oscyl.es]. Alejandro Posada. Jonathan Biss, piano. Mozart, Strauss. 27: Orquesta Nacional de Bélgica. Walter Weller. Anatol Ugorski, piano. Dvorák, Chaikovski, Brahms. ZARAGOZA FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 4,5,6-IV: Nikolaus Harnoncourt. Bruckner. 10,11,12: Daniel Barenboim. Busoni, Rota, Schoenberg. 16,17: Simon Rattle. Beethoven. 21,22: Simon Rattle. Webern, Beethoven. 26,27,28: Simon Rattle. Webern, Beethoven. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE WWW.SAOCARLOS.PT BRUSELAS ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE 2,3-IV: Daniele Gatti. Wagner, Strauss, Beethoven. 4: Daniele Gatti. Schumann, Brahms, Chaikovski. 18,20,23,24: Coro de la Radio de Holanda. Nikolas Harnoncourt. Röschmann, Erdmann, Remmert, Von Magnus. Schumann, Escenas del Fausto de Goethe. 29: Susanna Mälkki. Cocorosie. Ligeti, Ives, Pärt. MÉDÉE (Cherubini). Rousset. Warlikowski. Streit, Michael, Gubanova, Noldus. 12,15,17,23,25,30-IV. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Rizzi. Jones. Villazón, Dobber, Serjan, Cornetti. 10,13,16,19,22,25-IV. BERLÍN LA BOHÈME (Puccini). Montanaro. Kirchner. Auty, Webster, Plock, Yi. 3IV. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Jones. Loy. Eichenholz, Carlstedt, Nagy, Lehtipuu. 4,7,11,13,17,19-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Hamar. Kirchner. Baldvinsson, Behle, Volle, Novikova. 5,12,18,20,26-IV. VYLETY PÁNE BROUCKOVY (Janácek). Debus. Weidauer. Bezuyen, Süss, Lascarro, Frank. 27-IV. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG ÁMSTERDAM 3-IV: Camerata Aragón. Rolando Prusak. Peter Lucas Graf, flauta. Grieg, Ginastera, Vivaldi, Suk. 15: Orquesta de Cámara NES. Dimitri Sitkovetski. Bella Davidovich, piano. Haydn, Bartók, Rachmaninov, Glinka. 28: Orquesta Nacional de Bélgica. Walter Weller. Anatol Ugorski, piano. Dvorák, Chaikovski, Brahms. OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE WWW.OPERA-LAUSANNE.CH INTERNACIONAL AUDITORIO FRANCFORT TOSCA (Puccini). Pirolli. Barlog. Zelenskaia, Antonenko, Pons, Antoine. 1,5-IV. LA GIOCONDA (Ponchielli). Sutej. Sanjust. Casolla, Wolak, Kotchinian, Carraro. 6,12,20-IV. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Auguin. Friedrich. Kaune, Rose, Garanca, Schäfer. 13-IV. RIGOLETO (Verdi). König. Neuenfels. Velozo, Gavanelli, Ciofi, Lee. 19-IV. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Abel. Friedrich. Brück, Wagner, Andersen, Caoduro. 25-IV. JEANNE D’ARC (Braunfels). Schirmer. McNamara, Fleischer, Velozo, Pauly. 27-IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Salemkour. Berghaus. Korchak, De Simone, Vinogradov, Eisenfeld. 2,5,9-IV. DON CARLO (Verdi). Salemkour. Himmelmann. Pape, Richards, Daza, Rydl. 3,7,11,17,21-IV. TANNHÄUSER (Wagner). Jordan. Kupfer. Fischesser, Smith, Hoffmann, Bauer. 6,12,22,26-IV. PELLÉAS ET MÉLISANDE (Debussy). Rattle. Berghaus. Lloyd, Lemieux, Burden, Kozená. 10,13,20,23-IV. DON GIOVANNI (Mozart). Barenboim. Mussbach. Pape, Samuil, Ovenden, Dasch. 16,18,25,27,30-IV. WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM Marchi. Boysen. Lepore, Incontrera, Wilke, Camerana. 13,16-IV. DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Netopil. Mouchtar-Samorai. Butter, Hossfeld, Eglitis, Vondung. 4,6,11-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Rennert. Freyer. Eder, Kim, Rasmussen, Teuscher. 5,8,10,14,17-IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Frizza. Asagaroff. Tarver, Marquardt, Kasarova, Capitanucci. 12,15,18,20,23,26-IV. L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini). De LAUSANA OPÉRA GIULIO CESARE IN EGITTO (Haendel). Dantone. Sagi. Scholl, De la Merced, D’Oustrac, Cencic. 18,20,23,25IV. LISBOA TEATRO SÃO CARLOS LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Bühl. Van Götz. Bauer, Schill, Fontosh, Guy. 2,4,9,11,15,17,20-IV. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 5-IV: Orquesta Barroca de Friburgo. Bernard Fink, mezzo; Thomas Quasthoff, barítono. Bach. 6: Sinfónica de Londres. Daniel Harding. Midori, violín. Britten, Brahms. 8: Sinfónica de la BBC. Andrew Litton. Kernis, Rachmaninov, Vaughan Williams. 13: Sinfónica de la Ciudad de Birmingham. Robert Spano. Upshaw, Rivera, O’Connor, Montoya. Golijov, Ainadamar (versión de concierto). 17: Academy of Ancient Music. Christopher Hogwood. Davies, Piau, Gilchrist, Piau, Rutherford. Haendel, Flavio (versión de concierto). 18: Sinfónica de la BBC. John Storgards. Dean, Sibelius. 24: Sinfónica de la BBC. Edward Gardner. Kringelborn, Groop, Gietz. Saariaho, Adriana Mater (versión de concierto). 27: Sinfónica de la BBC. Colin Davis. MacMillan, Passion. 30: Sinfónica de Londres. Pierre Boulez. Aimard, Stefanovich. Schoenberg, Bartók, Stravinski, Boulez. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 1-IV: Filarmónica de Londres. Scott Stroman. Mahler, Schoenberg, Webern, Maxwell Davies. 2: Mitsuko Uchida, piano. Schubert, Bach, Kurtág. 3: Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Lars Vogt, piano. Strauss, Beethoven, Schumann. 6: Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Till Fellner, piano. Strauss, Mozart, Brahms. 10: Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Solveig Kringelborn, soprano. Strauss, Beethoven. 12: Ópera de Zúrich. Franz WelserMöst. Stemme, Breedt, Hartelius, Muff. Strauss, Rosenkavalier (versión de concierto). 13: Filarmónica de Londres. Christoph Eschenbach. Fujimura, Schukoff, Schubert, Mahler. 15: Real Orquesta Filarmónica. Gennadi Rozhdestvenski. Viktoria Postnikova, piano. Shostakovich, Beethoven, Sibelius. 16: Filarmónica de Londres. Yakov Kreizberg. Julia Fischer, violín. Dvorák, Shostakovich. 17: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Andreas Haefliger, piano. Mozart, Beethoven. 23: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Britten, Shostakovich, Bartók. 25: Real Orquesta Filarmónica. Leonard Slatkin. Steven Isserlis, chelo. Elgar. 26: Real Orquesta Filarmónica. Coro Philharmonia. Vladimir Jurowski. Frittoli, Komlosi, Giordano, Furlanetto. Verdi, Réquiem. 27: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Frank Peter Zimmermann, violín. Berg, Mahler. 28: London Sinfonietta. Thomas Adès. Synergy Vocals. Adès, Reich. 29: Real Orquesta Filarmónica. Daniele Gatti. Rudolf Buchbinder, piano. Brahms, Strauss. 30: Filarmónica de Londres. Osmo Vänskä. Wagner, Beethoven, Sibelius. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG CARMEN (Bizet). Oren. Zambello. Herrera, Álvarez, Ketelsen, Gritton. 2,5,9,12,14,17-IV. THE MINOTAUR (Birtwistle). Pappano. Langridge. Tomlinson, Reuter, Rice, Watts. 15,19,21,25,30-IV. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG MACBETH (Verdi). Ono. Vick. Nucci, Faria, Urmana, Fraccaro. 1,3,5,8,11,13,16,18,20,24-IV. IL TRITTICO (Puccini). Chailly. Ronconi. Pons, Frittoli, Nucci, Roni. 2-IV. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 3,4-IV: Coro Filarmónico. James Conlon. Pavlovskaia, Aler, Gerhaher. Britten, War Requiem. 10,11,13: Christian Thielemann. Pfitzner, Strauss, Beethoven. 16,17,19: Christian Thielemann. Renée Fleming, soprano. Schoen- 157 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 158 GUÍA berg, Henze, Strauss. 29: Marcus Bosch. Joneleit, Stockhausen, Hamel. SERAIL (Mozart). Robertson. Dumrau, Kurzak, Polenzani, Davislim. 26,30-IV. STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE PARÍS TAMERLANO (Haendel). Bolton. Audi. Daniels, Ainsley, Fox, Beaumont. 1-IV. LUISA MILLER (Verdi). Zanetti. Guth. Colombara, Morel, Stoyanova, Gavanelli. 2,5-IV. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Feranec. Cairns. Farina, Vassallo, Tamar, Henschel. 6,8,11-IV. NABUCCO (Verdi). Carignani. Kokkos. Michaels-Moore, Antonenko, Guleghina. 7,10,20,25,27-IV. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Haider. Ducan. Gritton, Breslik, Conners, Rose. 26,29-IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Jia. Soleri. Siragusa, Muraro, Kasarova, Rootering. 28,30-IV. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG LA BOHÈME (Puccini). Luisotti. Gheorghiu, Arteta, Vargas, Tézier. 1,5,9,12,15,18-IV. ERNANI (Verdi). Abbado. Radvanovski, Giordani, Hampson, Furlanetto. 2,5,10-IV. IGROK (Prokofiev). Gergiev. Guriakova, Savova, Diadkova, Hancock. 4,8,12-IV. SATYAGRAHA (Glass). Anzolini. Durkin, Croft, Patriarco, Walker. 11,14,19,22,25,28-IV. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Noseda. Brown, Sala, Blythe, Licitra. 16,19,23-IV. LA FILLE DU RÉGIMENT (Donizetti). Armiliato. Dessay, Palmer, Flórez, Corbelli, Caldwell. 21,26,29-IV. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM 1-IV: Aldo Ciccolini, piano. Fauré, Debussy, Musorgski. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). 3: Orquesta Nacional de Francia. Coro de Radio Francia. Jesús López Cobos. Respighi, Rossini. (T. C. E.). 4: Il Complesso Barocco. Alan Curtis. Hallenberg, Bonitatibus, Gauvin, Priante, Basso. Haendel, Tolomeo (versión de concierto). (T. C. E.). 10: Filarmónica de Viena. Riccardo Muti. Haydn, Bruckner. (T. C. E.). 16,17: Orquesta de París. Jirí Belohlávek. Nelson Freire, piano. Dvorák, Rachmaninov, Janácek. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 24: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Dutilleux, Chaikovski. (T. C. E.). 28: Les Musiciens du Louvre-Grenoble. Marc Minkowski. Rameau. (Théâtre Châtelet [www.chatelet-theatre-com]). 29: Radu Lupu, piano. (Châtelet). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR WOZZECK (Berg). Cambreling. Marthaler. Keenlyside, Villars, Kuebler. Siegel. 1,7,10,13,16,19-IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Piollet. Serreau. Mathey, Del Carlo, Bayo, Petean. 18,20,26,30-IV. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR IL PRIGIONIERO (Dallapiccola). Zender. Pasqual. Plowright, Nikitin, Merritt. 10,15,17,21,27,29-IV. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Fogliani. Crisman. Meli, De Simone, Shaham, Frontali. 18,19,20,22,23,24,26,27-IV. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 2-IV: Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violonchelo. Schulhoff, Ravel, Kodály. 2,3: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Kaune, Goerne. Dvorák, Zemlinsky. / Ravel. 4: Sinfónica de la Radio de Viena. Okko Kamu. Kühr, Grieg, Schnittke. 6: Mitsuko Uchida, piano. Schubert, Kurtág, Bach, Schumann. 7: Daniel Barenboim, piano. Programa por determinar. 12,13: Sinfónica de Viena. Adam Fischer. Vermillion, Johnson. Mozart, Bartók. 15: Filarmónica de Viena. Riccardo Muti. Vivaldi, Willi, Bruckner. 26,27: Sinfónica de Viena. Yakov Kreizberg. Daniel Müller-Schott, chelo. Dvorák. WIENER STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.DE TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Segerstam. Herlitzius, Baechle, Forbis, Milling, Daniel. 1-IV. LA SONNAMBULA (Bellini). Morandi. Rancatore, Sim, Siragusa. 2-IV. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Haider. Garanca, Damrau, Pieczonka, Ryan. 4-IV. LA SONNAMBULA (Bellini). Morandi. Rancatore, Sim, Siragusa. 5-IV. MANON (Massenet). Schnitzler. Netrebko, Kaufmann, Dumitrescu, Eröd. 6,9,12,15-IV. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Runnicles. Johansson, Vogt, Stensbold. 8,11,14-IV. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Runnicles. Merbeth, Kirchschlager, Archibald, Bankl. 13,16,20-IV. LA TRAVIATA (Verdi). Palumbo. Stoyanova, Beczala, Lucic. 19,23,26-IV. SALOME (Strauss). Schneider. Baechle, Nylund, Schmidt, Titus. 22,24-IV. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Wilson. Gallardo-Domâs, Talaba, Daniel. 25,28-IV. SIEGFRIED (Wagner). Welser-Möst. Voigt, Gould, Uusitalo, Pecoraro. 27IV. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Soltesz. Mulhern, Tatulescu, Selinger, Skovhus. 30-IV. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH LA DIDONE (Cavalli). Barthel. Hartmann. 1,4,9,11,13,15,18-IV. INTERMEZZO (Strauss). Schneider. Herzog. Kohl, Gilffry, Saccà, Drole. 2-IV. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Hamar. Flimm. Schmid, Liebau, Drole, Chausson. 3-IV. TOSCA (Puccini). Santi. Deflo. Kabatu, Shicoff, Raimondi, Murga. 4,8,17,20,24-IV. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Welser-Möst. Bechtolf. Stemme, Breedt, Hartelius, Kohl. 5,12-IV. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Welser-Möst. Stuminger. Magee, Janková, Widmer, Mayr. 6,9,20-IV. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Weikert. Carsen. Mosuc, Beczala, Cavalletti, Christoff. 10,13,16,25-IV. BORIS GODUNOV (Musorgski). Fedoseiev. Grüber. D’Intino, Salminen, Daniluk, Macias. 27,29-IV. RIGOLETTO (Verdi). Deflo. Orlandi. Mosuc, Breedt, Pessatti, Beczala. 30-IV. BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de …………………nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… El importe de la suscripción anual será: España: 65 € / Europa: 100 € / EE.UU. y Canadá: 115 € / America Central y del Sur: 120 € El precio de los números atrasados es de 6,50 € ………… …… ………………………………… 158 Nombre…………………………………………….............. ………………………………………..…………….............. Domicilio…………..……………………………................. ........................................................................................ CP………Población……………………………….............. Provincia……………………………..…………….............. Teléfono…………………………………………….............. Fax…………...……………………….…………….............. E-mail……………………………………………….............. (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) Tratamiento automatizado de datos personales.- Los datos recabados formán parte de los ficheros de la empresa, y son necesarios para la formalización de las suscripciones, su facturación y seguimiento posterior. Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 159 136-160 film:SCHERZO 229 19/3/08 18:29 Página 160 CONTRAPUNTO GABRIELA MONTERO O EL GENIO DE LA IMPROVISACIÓN E 160 l publico alemán no es precisamente conocido por su adaptabilidad. Ve cualquier cambio con cierto reparo y es adverso a la libertad cuando ésta tiene que ver con el sagrado ritual de la interpretación clásica. Hace falta valor para enfrentarse a una sala llena de caras expectantes, pero Gabriela Montero no es persona que se amedrente, ni entonces ni nunca: siempre se empeña en ser ella misma. “Soy una rebelde,” me dijo. “Quieren que los artistas les digamos tres años antes de un concierto qué es lo que vamos a tocar en una sala o en un festival. ¿Cómo voy a saber lo que tocaré en 2010? Si quiero improvisar, ¿por qué no voy a hacerlo? Sería como darle al público sólo una parte de mí”. Con 37 años y “madre soltera con dos niñas pequeñas” ha tenido una carrera profesional —y también, confiesa, una vida amorosa— llena de altibajos. Pero en el fondo de su arte está la convicción de que puede, cuando el genio le mueve, inventar espontáneamente una música que surge desde la profundidad de su ser. Improvisación se llama eso, y es un arte ya muerto. Es lo que hacían los virtuosos antes de que los discos y la radio les obligaron a seguir un programa fijo. Mozart improvisaba libremente sobre sus propias melodías. Liszt tocaba un aria de una ópera de Wagner y la reformaba. Ferruccio Busoni rumiaba un tema de Bach haciendo connotaciones musicales cada vez más amplias. Después de la Edad de Oro (el título, por cierto, de la excelente nueva historia del piano romántico de Kenneth Hamilton, publicada por Oxford University Press), se suprimió aquella licencia artística. Gabriela Montero, nacida en Caracas, se ve como una liberadora moderna. “Mis primeras Navidades,” —me contó— “cuando tenía siete meses, mi abuela compró un piano de juguete de dos octavas para mi primo, que tenía tres años. Empecé a tocar las canciones que mi madre me cantaba para dormirme. Ella, luego, me grababa”. Cuando cumplió los tres años, Gabriela dio un recital de improvisaciones. Luego recibió clases formales de música. A los ocho, dio un concierto con la Orquesta Simón Bolívar y ganó una beca para estudiar en Miami “con la peor persona que me hubiera podido tocar”. Los diez años que pasó con aquella maestra casi le hicieron renunciar al piano. “Mi profesora tenía un espíritu mediocre y quiso que yo fuera como ella. Consiguió que odiara la música y, de paso, a mí misma. Dejé de tocar durante dos años”. De vuelta a Caracas, “no hacía casi nada, así que me casé por primera vez, porque creía que tenía que hacer algo”. Un amigo le convenció para que tocara el Concierto en re menor de Brahms con sólo dos semanas de antelación. Sin la presión de antes, todo el viejo amor que sentía por la música volvió y pidió una beca a la Royal Academy of Music de Londres, dejando su matrimonio atrás. Conoció y se casó con un abogado inglés, el padre de su hija mayor, Natalya, “pero no funcionó.” Al inscribirse en el Concurso Chopin de 1995, en Varsovia, pasó dos días llorando porque no podía pagarse un piano para ensayar. Cuando salió al escenario, “una corriente de calor pasó por mi cuerpo. Toqué como si todo me importara un comino. Fue algo místico y fuera de mí. Sabía que eso era lo que tenía que hacer cada vez que tocaba”. Ganó el tercer premio y un montón de oportunidades, “pero luego me perdí otra vez”. Cambió de Londres a Miami y luego a Caracas. “Quise estudiar psicología, me ofrecía para cuidar a gente mayor”. Vivió en Montreal durante tres años —enamorada de un canadiense— y luego en Ámsterdam, con un cantante holandés, hasta que por fin volvió a Caracas, “realmente porque tenía el corazón roto”. En 2001 conoció a Martha Argerich, y su vida cambió. Argerich, al oírla improvisar, le animó a tomarse su música en serio. “Tenía miedo de improvisar en el escenario, no me parecía correcto. Pero Martha me dijo que si podía hacer lo que nadie hacía, ¿por qué no me decidía a ello? Bueno, pues me decidí”. Ha llegado el momento de la verdad. Gabriela y yo en la sala de exposición de un fabricante de pianos en Londres donde el precio de los de cola oscila entre 56000 y 75000 libras esterlinas. Sacó un bronco sonido del primero que probó y gritó “¡Ikea!”, riéndose a carcajadas. Encontramos un instrumento mejor y me pidió que le diera un tema. Sugerí el principio de la Quinta Sinfonía de Mahler. Como es pianista, no lo conoce. Canté unos compases. Jugueteaba con ellos. Después intentamos con la Sonata para clarinete de Brahms. Nada. Luego probé con Yesterday de los Beatles, y levantó el vuelo. Tocó la primera línea una vez y repitió las primeras tres notas, antes de girar hacia una adaptación barroca que podía haber sido escrita por el hermano más joven de Haydn. “¿Puedes hacerlo en otro estilo?”, pregunté. “Dime uno”, contestó Gabriela. “Rachmaninov”. Y voló de nuevo, esta vez con oscuros cromatismos rusos por los que Paul McCartney hubiera dado millones para utilizarlos en uno de sus réquiems. La belleza de su invención se encuentra en la estructura: cada parte de lo que toca está perfectamente equilibrada con lo demás. “Piazzolla,” le dije, y tocó los Beatles al estilo tango. “Podría hacer esto todas la noches”, reía. “Me gusta tanto. Cuando vuelvo del aeropuerto me siento al piano y así me despejo la cabeza”. EMI ha sacado hace un mes un álbum de Gabriela. Y ella improvisa cuando se lo piden los visitantes de su página web: www.gabrielmontero.com Gabriela ha comprado una casa cerca de Boston, sigue soltera y parece feliz. “Creo que lo que hago ahora”, me dijo, “tiene importancia. Quiero ampliar los parámetros de un concierto. Me encanta ver la sorpresa en la cara del público”. Norman Lebrecht CGI13 FILM:SCHERZO 229 25/3/08 16:01 Página 1 www.scherzo.es MADRID, 2008 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen-Hosseschrueders ORGANIZA: PATROCINA: MAURIZIO POLLINI piano 4 CONCIERTO Martes, 15 de abril 20:00 horas F. CHOPIN Preludio nº 26 en do sostenido menor, op. 45 Balada nº 2 en fa mayor, op.38 Cuatro Mazurcas, op. 33 Scherzo nº 3 en do bemol mayor, op. 39 Polaca en la bemol mayor, op. 53 C. DEBUSSY Preludios (Libro II) P. BOULEZ Sonata nº 2 ANDRÁS SCHIFF piano 6 CONCIERTO Miércoles, 11 de junio 20:00 horas L. V. BEETHOVEN Sonata nº 22 en fa mayor, op. 54 Sonata nº 23 en fa menor, op. 57, “Appassionata” Sonata nº 24 en fa sostenido mayor, op. 78, “A Teresa” Sonata nº 25 en sol mayor, op. 79, “Alla tedesca” Sonata nº 26 en mi bemol mayor, op. 81a, “Les adieux” AU DI TO RI O N AC I O N AL DE MÚSICA SALA SINFÓNICA KRYSTIAN ZIMERMAN piano 5 CONCIERTO Lunes, 5 de mayo 20:00 horas J.S.BACH Partita en do menor, BWV 826 L.V. BEETHOVEN Sonata en do menor op.111 J.BRAHMS Tres intermedios y Rapsodia op.119 K.SZYMANOWSKI Variaciones op.10 sobre una canción polaca PUBLI ROLEX FILM:SCHERZO 229 25/3/08 16:00 Página 1 siempre se exige lo mejor de sí mismo y de todos los que le rodean. Maxim Vengerov ya ha acumulado los éxitos de toda una vida en tan sólo unos años y aún sigue asumiendo retos: desde incorporar el tango a sus composiciones, hasta sus incansables esfuerzos por enseñar a músicos jóvenes de toda Europa. Porque el mayor reto para él es ayudar a otros a superar los suyos. 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