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FRAY GONZALO DE ARREDONDO, CRONISTA
DE ENRIQUE III, JUAN II Y ENRIQUE IV
DE CASTILLA. TEXTO INÉDITO
Miguel ángel Ladero Quesada
La obra titulada Fechos del vienaventurado caballero ... conde Fernán
González, escrita por fray Gonzalo de Arredondo es poco conocida y toda
vía no ha sido objeto de edición completa', acaso porque la valoración que
merece como fuente histórica es baja aunque tal vez interese también por
que puede contener tradiciones orales no incluidas en otras crónicas mejor
consideradas por los historiadores. Don Ramón Menéndez Pidal afirmaba
que el autor fue «tan sincero en admirar nuestras viejas glorias y la buenas
y santas acciones de los antiguos héroes, como afectado y enojosísimo narra
dor de ellas. Ocurriósele al abad para honra de Dios y de la casa de Arlanza, donde estaba enterrado el conde Fernán González, hacer de este caudillo
el espejo de todas las virtudes cardinales, teológicas y caballerescas...».
A la hora de emprender una edición crítica de la Coronica de Arredon
do, habrá que hacer un minucioso estudio de sus fuentes y modelos, por1 Real Academia de la Historia, 9/2047. Título completo: Coronica brevemente sacada de
los excelentísimos fechos del vienaventurado caballero de gloriosa memoria conde Fernán
Goncales, conquistador de ¡a seta de Mahomad y muy famoso ensalmador de la santa fe catholica, por guien el condado de Castilla que era subjeto por estonce al reygno de León y muy
perseguido del, y así veresímile de los circumiacentes sus vezinos, fue vuelto en muy exqelente
reygno, cabeca y primado de las Españas. Gonzalo de Arredondo fue el último de los priores
perpetuos del monasterio de San Pedro de Arlanza, cerca de Burgos. B. SÁNCHEZ Alonso, His
toria de la historiografía española, Madrid, 1947, pp. 429-430 y Fuentes para la Historia de
España..., Madrid, 1951, n.° 1149, se refiere a otro manuscrito de la Crónica, con añadidos, pro
bablemente más tardío porque fecha su redacción etre 1506 y 1516, siguiendo a Ramón Me
néndez Pidal (La leyenda de los Infantes de Lara, Madrid, 1896, pp. 65 y 71-73). Este ejem
plar se halla en la Biblioteca Nacional, Madrid, mss. 894, 2788 y 6930. Mercedes Vaquero
editó una Vida rimada de Fernán González, escrita por Arrendondo {University of Exeter, 1987)
y citó toda la bibliografía pertinente así como las noticias de que disponemos sobre el autor,
añadiendo algunas a las ya mencionadas por Menéndez Pidal y por José GÓMEZ PÉREZ, «Una
crónica de Fernán González escrita por orden del emperador Carlos V», Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos, 64 (1958). 551-581.
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que no es original en muchas de sus partes. Pero lo que importa más de ella
es su contenido fabuloso, los poemas que incluye —obra del abad— y los
dibujos que intercala. Su autor la concibió, a mi entender, como una mag
na crónica caballeresca y, a la vez, como obra de exaltación religiosa y de
la patria castellana. En el primer aspecto, el mejor punto de referencia que
podemos tomar para entenderla es, tal vez, la Crónica Sarracina del valli
soletano Pedro del Corral, escrita varios decenios antes, aunque la temática
de ambos libros sea distinta y, en cierto modo, complementaria: en un caso
se trata la historia de la pérdida de España, en el otro la de uno de los héroes
que contribuyeron más a su recuperación, por las propias hazañas y por
haber sido causa de que Castilla llegara a convertirse, con el paso del tiempo,
en muy excelente reygno, cavega y prymado de las Españas. Éste es el as
pecto de exaltación patria al que antes me refería, que permite incluir la obra
de Arredondo en la corriente goticista y en la «interpretación culminativa
o apocalíptica de la historiografía castellana» del siglo XV, que veía a sus
reyes como protagonistas de una restauración y unión de alcance pan-his
pánico2.
El libro de Arredondo posee, además, otros valores para el historiador
actual. He estudiado recientemente los que tiene como muestra tardía de una
concepción historiográfica tradicional que encuadraba el relato particular en
un marco de historia universal sagrada y, además, como ejemplo de un modo
arcaico de describir la «geografía histórica» hispánica sin tener en cuenta
la realidad presente del autor3. Aquí trataré de mostrar otra posible utili
dad de la obra porque no se limita a narrar la vida de Fernán González sino
que, a continuación, incluye la historia de sus sucesores, condes y luego reyes
de Castilla, hasta Enrique IV4.
Transcribo a continuación las páginas de la crónica relativas a los rei
nados de Enrique m, Juan II y Enrique IV de Castilla, entre 1390 y 1463.
Las referencias cronológicas en el texto son muy escasas: las fechas de
comienzo de reinado, las de algunas batallas y acontecimientos y poco más,
aunque sigue el hilo temporal correctamente salvo cuando menciona suce
sos de Portugal y Navarra, en tiempos de Juan U, que no están bien encua
drados en el momento correspondiente. Una lectura atenta permite deducir
que Arredondo escribía poco después de 1480: alude a la batalla de Nancy
2 Tendencia estudiada por Brian R. Tate, Ensayos sobre historiografía peninsular del si
glo xv, Madrid, 1973.
3 «El Cosmos, Europa y España en los «Fechos del bienaventurado caballero ... conde Fer
nán González», de fray Gonzalo de Arredondo», en Os Reinos Ibéricos na Idade Media. Uvro
de Homenagem ao Professor Doutor Humberto Carlos Baquero Moreno. Coordenado de Luís
Adáo da Fonseca, Luís Carlos Amara], Mana Fernanda Ferreira Santos, Porto, Universidade,
2003, vol. 10, pp. 1177-1192.
4 Fol. 288-370 del mss. 9/2047.
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(1477) en la que «poco tiempo ha fue muerto» el duque Carlos de Borgo-
ña; a la reina Catalina de Lancaster, mujer de Enrique III, «vuestra ahue-
la» (de Isabel la Católica); a las mercedes hechas por Enrique IV a muchas
personas que «oy en día viben».
No estamos ante una crónica original sino ante un texto que repite lite
ralmente el contenido de otras crónicas, dos en concreto, la Historia His
pánica de Rodrigo Sánchez de Arévalo, escrita en latín e impresa en Roma
en 14705, y la Coránica de España de Diego de Valera, impresa en Sevi
lla en 14826. La Coránica de Valera (capítulos 123 y 124 de la cuarta par
te) se repite literalmente en el capítulo relativo a Enrique III y en el que
trata de Juan II hasta mediados del folio CCCLXHII/recto y, de nuevo, en
el relato de los precedentes, desarrollo y resultado de la batalla de Olmedo
(1445). El resto del relato sobre Juan II y lo relativo a Enrique IV es una
traducción, resumida a veces, de la Historia de Sánchez de Arévalo (capí
tulos XXVIII a XL de la cuarta parte), curiosa por ser la más antigua y, tal
vez, la única que la obra de Sánchez de Arévalo ha tenido al castellano.
Y también porque aporta un dato notable al narrar los últimos momen
tos de don Alvaro de Luna, previos a su ejecución en Valladolid, en 1453.
Sánchez de Arévalo expone detalladamente cómo le acompañó en ellos un
religioso, cuyo nombre no expresa, con el que mantuvo una extensa y edi
ficante conversación que produjo el arrepentimiento y el buen ánimo de don
Alvaro ante su inmediata muerte. Quien sí facilita el nombre es Arrendondo: «el muy reverendo don Rodrigo Sánchez, obispo de Palencia», esto es,
el mismo Rodrigo Sánchez de Arévalo, aunque no fue obispo de Palencia
hasta 1469.
Hay también algún párrafo relativo a Enrique III que sigue el Compen
dio Historial de Diego Rodríguez de Almela7, pero esto se debe, tal vez,
al uso de fuentes comunes porque Almela y Valera conocían ya la obra de
Sánchez de Arévalo. Pese a todo, puede tener interés rescatar estas páginas
de la crónica de Arrendondo por su contenido, aunque no sea original del
autor, y porque se pone de manifiesto en ellas el procedimiento de copia
sin cita y repetición indiscriminada de noticias y juicios que llegan a ser
tópicos configuradores de nuestra visión del pasado, y cuyo origen ha de
rastrear el historiador actual reconstruyendo los eslabones de cadenas de
3 Roderici Santii episcopi palentini Historiae Hispanícete ... en Hispaniae illustratae seu rerum
urbiumqtie Hispaniae ... scriplores varii, Francfort. 1602, Primera parte (ed. Andreas Schottus).
pp. 122-246.
6 Diego DE Valera, Coránica de España, Sevilla, 1482, cuarta parte, cap. 123 y 124 sobre
Enrique III y Juan II.
7 Diego Rodríguez de Almela, Compendio historial [de las Chronicas de España}, Mur
cia, 2000 (ed. de Concepción Armenteros Lizana), pp. 599-600 (De ¡as grandes virtudes del rey
don Enrrique et de commo murió).
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MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
transmisión, que a veces son muy largas, y descubriendo las deformacio
nes que se producen en los sucesivos trasvases del relato. He aquí, para
concluir, algunos ejemplos de esto último: nuestro autor presenta a Enri
que IV como rey número ochenta y tres de la línea dinástica iniciada en Atanarico, «primero rey de los godos», trasponiendo la noticia que Sánchez de
Arévalo facilita sobre Juan II8. Algo más adelante, hace alusión al segun
do matrimonio del monarca con Juana de Portugal aunque comete la equi
vocación inexplicable —salvo por error de copista— de hacer hija de esta
unión ... ¡a Isabel! Tampoco se entendería por qué, líneas más arriba, Juan ü
de Aragón figura como «abuelo» y no como tío del rey, salvo si se tiene
presente que ha traducido mal el término avunculus que emplea Sánchez de
Arévalo.
TRANSCRIPCIÓN9
[f. ccclx v", 2a col.}
Capítulo XXII. Del rey don Enrique tercero [el enfermo] y de cosas que en su
tiempo acaescieron y de sus virtudes
El rey don Enrique tercero deste nonbrc comentó a reynar después de la muerte
de el rey don Juan su padre seyendo de edat de onze años en el año del señor de mili
e trezientos e noventa años y reynó diez y seis años y fue [ccclxi r°] muy doliente y
flaco de cuerpo pero fue magnánimo y justo y su gran prudencia y saber suplió tanto
su hedat que por marauilla fue ávida su sagacidat e modestia no vista en tan tiernos
años. Éste fue casado con doña Catalina fija del duque de Alencastre nieta del rey
don Pedro como dicho es, por el qual casamiento se fizo la paz entre España e Yngalaterra, e fue tanto deseoso de saber las cosas estrañas que enbió cavalleros de su casa
no solamente a los reynos chrístianos e al Preste Juan señor de las Yndias mas al Grand
Soldán de Babilonia e al Tamurleque e al Morato e a otros grandes señores moros,
por aver ynformación de sus tierras y estados y costunbres, en que fizo grandes des
pensas, lo qual sin dubda procedía de grandeza de coracon, que mucho conviene a
los grandes principes saber la governacion de los semejantes dellos. Fue este noble
rey mucho onrrado de los virtuosos y buenos mayormiente de las personas eclesiásti
cas e religiosas, mantuvo sus reynos en paz e concordia, encomendó la justicia a onbres doctos e de buena conc.ienc.ia a los quales fazia siempre mercedes, e los que en
algo pervertían la justicia eran gravemente penados. Domó los sovervios e perdonó
los flacos, enriqueció sus vasallos, ayuntó thesoros de sus propias rentas sin gemido
de pobres personas. Este rey reparó todas las villas e castillos de la frontera de los
moros, fizo el alcázar de Cartajena y el de Madrid, que se avía quemado en ti [col.
' Cap. XXV, p. 225: Juan II ... hic ab Aihanarico primo Rege Gothorum octogésimo secundus rex fitit, a Pelagio vero primo Rege posl cladem Híspanme quadmgesimus quartus.
' Se respeta la ortografía del original. Para facilitar la lectura se añaden tildes cuando co
rresponde, signos de puntuación y puntos aparte, de los que el original carece.
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2a] enpo del rey don Enrrique su ahuelo. Fizo la casa de Miraflores con un parque
cerado de calicanto que dura cerca de una legua. Fue muy deseoso de fazer guerra a
los moros, sus grandes enfermedades non dieron lugar a ello.
Ovo este virtuoso e noble rey un fijo llamado don Juan que reynó después del e
dos fijas, la primera llamada dona María que casó con el rey don Alfonso de Aragón
su primo, e la otra llamada doña Catalina que fue casada con el ynfante don Enrrique
maestre de Santiago, hermano del dicho rey don Alfonso de Aragón, las quales fue
ron muy escalentes en toda virtud. E aunque calle muchas cosas que en su loor con
veidat dezirse podrían quiero solamente dezir que esta señora reyna doña María govemó los reynos de Aragón por espacio de treynta años seyendo ausente su marido
ocupado en la guerra de Napol, con tanta prudencia e justicia que los tobo este tiem
po en tanta paz e concordia como nunca ante ni después estuvieron, e vino en tanta
onestidat que por todos fue llamada espejo de linpieza e de toda bondat. E no menos
doña Catalina a toda virtud se dio.
E murió este noble rey don Enrrique en Toledo, viernes día de Nabidat del año
del Señor de mili e quatrocientos e siete años, seyendo de hedat de veynte y siete años,
e dexó por tutores a la reyna doña Catalina su muger e al ynfante don Femando su
hermano que después fue rey de Aragón, e por testamentarios a don Ruy López de
Avalos, condestable de Castilla, e a don Pablo, obispo de Cartajena que después fue
de Burgos e a fray Juan Enniquez, ministro de la orden de San Francisco, e a fray
Femando de Illescas, su confesor.
En tiempo deste rey en el año del Señor de mili e trezientos e \f. ccclxi v^ no
venta e seis años ovo una gran batalla el enperador Sigismundo rey de Ungría e de
Boemia con el Gran Morato rey de la Turquía de que fue vencedor el Morato, en que
murieron ynfinitos christianos e fueron presos muchos grandes señores asi franceses
como ungaros e alemanes, en que fueron principales el duque Juan de Borgoña, pa
dre de Felipe, ahuelo de Carlos que poco tiempo ha fue muerto en la batalla de Arsi
/sic/ en Lorena, e Ricarte condestable de Francia y el conde de Naveres y el conde
de la Marcha y el conde de Lu?ebur y don Enrrique de Borbón y don Guido de la
Tramulla mariscal de Francia y el señor de Cruy y el bastardo de Saboya. E fue esta
batalla víspera de San Miguel y escapó el enperador Sigismundo fuyendo en un cavallo que le dio un fijo de un carretero suyo que se llamava Orsala Eminaquin, que
en nuestra lengua quiere dezir Miguel de la Tierra, al qual Diego de Valera en la
corónica que hizo de España dize que conoció en la corte de Alberto Rey de los
Romanos, y el enperador en galardón deste seruicjo lo fizo cavallero e varón de tor
neo e le dio diez mili ducados de oro e le fizo enpeñamiento de la cjbdat de Egra en
Alemana por cien mili ducados e le dio las rentas della hasta que le fuese quitada e
pagados los cien mili ducados por el que después de él sucediese en el ynperio.
E otro dia después de la batalla mandó el Morato traer ante si los prisioneros
christianos que en esta batalla fueron presos e falláronse dos mili e quinientos entre
los quales avía quatrocientos cavalleros de estado a los quales todos mandó fazer
quartos. E como allí estoviese con el Morato un grande astrólogo e ynigromantíco con
[col. 2°\ quien se governava, éste le dixo: «Señor, yo te suplico que dexes de matar
los que yo te diré e ganarás tanto que avrás muy grandísimo rescate e harás en esto
tan gran daño en la cristiandad que ydos estos en su tierra avrá entre ellos tan grand
guerra que morirán más que si tú entrases por sus tierras e los fallases las manos ata
dos». E por esto escaparon los más de los principales que en aquella batalla fueron
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presos, los quales rescataron por muy grande suma de oro. E venido el duque Juan
de Borgoña en su tierra falló que el obispo de Lieja le avfa tomado ciertos términos
sobre lo qual se comencé entre ellos tal guerra que el duque de Borgoña ovo de ser
en ella en persona y el obispo le enpresentó la batalla la qual fue tan ásperamente
peleada que murieron de amas partes diez e seis mili onbres, e como quiera que el
duque ovo la Vitoria murieron entre los otros quinze cavalleros de los principales de
su casa los quales están enterrados en una notable abadía que este duque mandó fun
dar allí donde la batalla se dio que es a quatro leguas de Lieja, que se llama San Vitor
porque en su vida ovo el duque Juan de Borgoña aquella Vitoria. E de allí el duque
de Borgoña se fue en Francia e comencose con la contienda entre el y el duque de
Orlienes en tal manera que sobre palabras en presencia del rey pusieron manos a las
dagas e se quisieron matar, e como el rey los dexó sin poner paz ni tregua entre ellos
y el duque de Borgoña se touiese por \f. ccclxii r°] injuriado de algunas sobradas pa
labras que el duque de Orlienes le auía dicho mandó a un cavallero de su casa llama
do mosen Rixart de Claramont que lo matase, e ansí viniendo el duque de Orlienes
una noche muy tarde solo encima de una hacanea del estufa con veynte antorchas
delante, el dicho mosen Rixart le dio finco o seis lancadas e se fue a la posada del
duque de Borgoña . E como en la corte ouiese tan grand turbación sobre este caso
quanto era razón estando el rey en consejo por ver lo que sobre ello se avia de fazer,
el duque de Borgoña se fue al palacio e a pesar del portero entró todo solo e dixo al
rey ello es fecho e yo lo he y es bien fecho, e salióse por la puerta e fuese a su po
sada encima de un cavallo donde falló su gente armada a cavallo e asi salió de París
e se fue en su tierra. E luego el rey le enbió su enbaxada e sobre muy grandes segu
ridades que le dio el duque de Borgoña se vino a ver con el rey a la villa de Montreo
donde fue muerto por mandado del rey en medio de una puente que es sobre la ribe
ra de Sena por las manos de mosén Taniquen Doxateo preuoste de París, a causa de
lo qual el duque Felipo su fijo se fizo ynglés e puso en tan grande necesidat al rey de
Francia que fue en punto de perder el reyno. E créese que en esta guerra que duró
treynta años murieron más de un millón de onbres: así salió verdadero lo que el as
trólogo dixo al Morato [col. 2a]
Capítulo XXIII. Del rey don Juan segundo de este nombre e de grandes divisio
nes e discordias e muertes e prisiones en su tiempo acaescidas
Don Juan segundo de este nonbre fijo de don Enrrique tercero comencó a reynar
de veinte meses en el año del Señor de mili e quatrocientos e siete años e reynó quarenta e siete años. En este rey se purgó qualquier defeto que ouiese en la genealogía
de los reyes antepasados de él porque el ynfante don Femando de la Cerda, primogé
nito del rey don Alfonso dezeno, fue casado con doña Blanca, fija del rey San Luis
de Francia, como dicho es, e ovo en ella a los ynfantes don Alfonso e don Femando
de la (^erda. E don Alfonso, que eredaua el reyno, casó en Francia con una grand señora
llamada doña Mafalda e ovo e ella a los ynfantes don Luis de la Cerda, que muñó
moco, e a don Carlos, que se llamó de España e fue condestable de Francia. E el
ynfante don Femando de la Cerda su hermano casó con fija del ynfante don Juan
Manuel, en la qual ovo una fija llamada [f. ccclxii v°] doña Juana de la Cerda que
casó con el conde don Enrrique de Trastámara que fue rey después del rey don Pedro
FRAY GONZALO DE ARREDONDO, CRONISTA DE ENRIQUE III...
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su hermano. Así este rey don Juan fue visnieto del ynfante don Alfonso de la Cerda
e descendiente en seteno grado de los reyes San Luis e don Alfonso dezeno, e fue
visnieto del rey don Pedro e nieto del duque de Alencastre, e así de la una parte como
de la otra por línea derecha sucedió este ynclito rey jurédicamente sin contradición
alguna en los reynos de Castilla e de León.
Este ynclito rey fue muy deuoto e muy humano, muy liberal, muy gracioso, asaz
docto en la lengua latina, fue esforcado e gracioso e muy trayente de grand cuerpo y
real presencia. Tobo muchas gracias naturales, fue grand músico, cantava y tañía y
dancava y trobava muy bien, plaziale mucho la caza, leya de buena voluntad libros
de filósofos y poetas, era buen eclesiástico. Acrecentó mucho el estado de los gran
des de estos reynos, fizo muchos condes e fizo duque de Arjona a don Fadrique con
de de Trastámara, fizo a don Pedro de Velasco conde de Haro y diole aquella vila de
Vilhorado e Cerezo que eran del rey don Juan de Navarra, e a don Pedro de Stúñiga
fizo conde de Ledesma, que era del ynfante don Enrrique, e después le dio la cibdat
de Plazencia, e a Yñigo López de Mendoca fizo marqués de Santillana e conde del
Real, e a don Pedro Ponce de León fizo conde de Medelín, que era del ynfante don
Enrrique, e después le dio la cibdat de Arcos, e a Diego Gómez de Sandoual, adelan
tado de Castilla, fizo conde de Castro, e a Fernando Aluarez de Toledo fizo conde de
Alúa, e a don Juan [col. 2a] Pacheco fizo marqués de Villena e diole todas las villas
e fortalezas del marquesado e diole las villas de Almansa e Utiel e otros muchos lu
gares, e dio a don Pedro Girón, su hermano, las villas de Tiedra e Hurueña e las tercias
de Arévalo de juro e fizólo maestre de Calatrava, e a Per Álvarez Osorío fizo conde
de Trastámara e a Juan de Silua diole la villa de Cifuentes e después lo fizo conde de
ella e le dio la villa de Montemayor, e dio a Pedro de Acuña, que agora es conde de
Buendía, la villa de Dueñas y el castillo de Taríego, e dio a Fernando Alfonso de
Robres las villas de Rueda e Mansilla, e dio Alonso Pérez de Biuero la villa de Biuero, e dio a Rodrigo de Villandrando la villa de Ribadeo e fizólo conde de ella. E a
muchos otros cavalleros e dueñas e monesterios fizo otras grandes mercedes asi de
vasallos como de juro en sus libros. E al tiempo que este rey comencé a reynar no
avía en estos reynos más de tres condes, los quales eran Medinaceli e Trastámara e
Niebla.
Y en el mismo año que este rey comencé a reynar, fechas las osequias del rey
don Enrique su padre e puestos corregidores en todas las cibdades e villas de estos
reynos e dada orden en todas las cosas al bien común de ellos necesarias, el ynfante
don Fernando su tío e con él muchos de los grandes de estos reynos se partió para el
Andaluzía por fazer guerra a los moros, e luego que en Seuilla llegó adolesció así de
grave enfermedad que no pudo fazer lo que quisiera, con todo eso guarnesció la fron
tera de gentes y el almi \j° ccclxiii] rante don Alfonso Enríquez, fijo del maestre don
Fadrique e nieto del rey don Alfonso, e la flota de Castilla, que eran treze galeas con
que andaua el Estrecho, peleó con la flota de los moros, en que avía veynte y tres
galeas, e fueron los moros vencidos e quemadas las nueve de ellas, e traxo a Seuilla
las siete con toda la gente e las otras fuyeron. Este almirante fue casado con doña Juana
de Mendocca, que fue primero casada con el adelantado Diego Gómez Manrique, e
ouo en ella tres fijos, el primero fue llamado don Fadrique, que sucedió en su lugar,
el segundo don Enrique, que fue conde de Alúa de Liste, el tercero don Pedro, que
murió mogo; e ovo nueve fijas: la primera fue casada con Pedro Puertocarrero, señor
de Moguer, e la segunda con don Rodrigo Alfonso Pimentel, donde de Benavente, la
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MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
tercera con Pero Aluarcz de Osorio, señor de Cabrera e Ribera, la quarta con Juan
Ramírez de Arellano, señor de los Cameros, la quinta con Mendoca, señor de Almagán,
la sesta con Pero Martines de Ferrera, señor de Pedrada, la sétima con Juan de Tovar,
señor de Berlanga e Asludillo, la octava con Juan de Rojas, señor de Moncón, la novena
con don Juan Manrrique, conde de Castañeda.
E como el ynfante convaleció se partió de Seuilla e lleuó consigo el espada del
rey don Fernando que ganó a Seuilla, la qual espada avía seido del conde Fernán
Goncales, la qual se avía traydo de San Pedro de Arlanca. E fue sobre Zara e conbatiola valientemente e dio [col. 2a] sele a pleytesia que los moros se fuesen saluo dexando
las armas e mantenimientos, y el ynfante la fomeció de gente e de pertrechos e dio la
tenen^a de ella Alfonso Fernández Melgarejo. E de allí fue a poner el sitio sobre Setenil
e conbatiola veynte y dos días e no la pudo tomar, e desde allí ganó Ayamonte e la
Torre d'Alaquin e a Priego e a Cañete e a Ortexicar e Las Cuevas, e basteció todas
estas fortalezas e puso sus fronteros e boluiose a Sevilla e tornó el espada al rey don
Fernando e partió de ende a quinze de novienbre del año del Señor de mili e quatrocientos e nueve años e fuese para Castilla a se ver con la reyna para dar orden en
la guerra para el año venidero.
E el mes de abril del año de diez, estando este ynfante en Córdoua, que venía a
fazer guerra a los moros, ellos vinieron sobre Zara e tomáronla por escala, que se la
dieron dos traydores que dentro estavan, e mataron todos los onbres que dentro estavan e llevaron los niños e mugeres, que no escapó persona saluo siete que estavan en
la fortaleza con el alcayde, e quemaron la iglesia e las puertas de la villa e dexáronla.
E luego mandó venir el ynfante ende quatrocjentas lancas e mandó prender al alca
yde porque avía puesto mal recaudo en la villa e dio la tenencia de ella a Garci Fer
nández, su hermano. E después de esto, el ynfante entró poderosamente en tierra de
moros e puso el sitio sobre Antequera e tiniendola cercada vinieron dos ynfantes moros
por la socorrer con cinco mili de cavallo e ochenta mili peones y [f. ccclxiü v^ el
ynfante con viril coracón les dio la batalla, la qual fue muy duramente peleada por
amas partes e duró desde mediodía fasta cerca de puesto el sol e a la fin los moros
dcxaron el canpo e duró el alcance tres leguas, en que murieron más de quinze mili
moros e christianos muy pocos, y como quiera que los más de los christianos pelea
ron muy bien en esta batalla, los que más esforzados en ella se mostraron e más tra
bajaron fueron el dicho almirante don Alfonso Enrriqucz y el condestable don Rui
López de Áualos e Juan de Velasco padre del conde don Pedro de Velasco, los cua
les andouieron siempre socorriendo donde quiera que los christianos enflaquecían fasta
en fin de la batalla e siguieron el alcance fasta que recogieron toda la gente e boluieron al real de los moros, donde fallaron mucho oro e plata e mucha moneda amone
dada e muchos cavallos e muías e muchos jaezes ricos e seiscientas tiendas e muchos
moros e moras en ellas, lo qual todo el ynfante repartió con todos los que le avían
servido en aquella batalla, dando a cada uno segund quien era e según lo avía merescido, e de todo ello ninguna otra cosa quiso para sí tomar saluo la gloria de la Vitoria
e un cavallo vayo mui singular que se falló en la tienda del uno de los dos ynfantes.
E diose esta batalla martes a seis de mayo a ora de medio día del dicho año, e luego
el miércoles siguiente el ynfante mandó conbatir la villa de Antequera e tóvola cer
cada combatiéndola continuamente fasta diez dias de setienbre del dicho año que fue
martes, en el qual dia la villa se le dio a pleytesia que [col. 2a] los moros saliesen
seguros e con quanto tenían saluo armas e mantenimientos. En este cerco trabajaron
FRAY GONZALO DE ARREDONDO, CRONISTA DE ENRIQUE III...
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mucho los cavalleros ya dichos y don Sancho de Rojas, obispo de Palencia que des
pués fue arcobispo de Toledo. Y el ynfante pobló la villa de christianos e dio la te
nencia de ella a Rodrigo de Narváez, que fue muy buen cavallero e fizo cosas muy
azañosas e con poca gente ovo grandes victorias de gran mochedunbre de moros.
Y estas cosas acabadas el ynfante se volvió en Castilla e ovo de yr a reynar en
Aragón e quedó la govemación de estos reynos a la reyna doña Catalina vuestra ahuela,
en cuyo tiempo ovo algunos debates sobre la governacion e muchos más ovo después
de la muerte de la dicha reyna. Y este rey don Fernando de Aragón fue casado con
doña Leonor, condesa de Alburquerque e Montaluán, e ovo en ella a don Alfonso,
que reynó después de él, e a don Juan que fue rey de Navarra e después de Aragón,
e al ynfante don Enrrique, maestre de Santiago, e al ynfante don Pedro que murió en
el cerco de Napol ferido de una lonbarda, e a la reyna doña María que casó con este
rey don Juan / añadido con letra de finales del XVI: en la qual ovo el rey a don
Enrique, que fu rey después, e a una hija que se llamó doña María que murió don
cella y está sepultada en el monasterio de San Agustín de Dueñas/ e a la reyna doña
Leonor que fue casada con el rey Duarte de Portugal, los quales quedaron en estos
reynos mucho eredados en todas las villas e castillos e juros que el rey don Juan pri
mero de este nonbrc avía dado al dicho ynfante don Femando, los quales todos per
dieron en los debates de estos reynos e ovieron de salir de ellos [f. ccclxüü] tres vezes.
E fue la prinzipal causa que este rey don Juan desde hedat de doze años tobo cerca
de sí un cavallero llamado Aluaro de Luna dijo de Áluaro de Luna señor de Cañete,
al qual quiso tanto que le dio las villas de Ayllon y Escalona e lo fizo conde de Santistevan e condestable de Castilla viviente el condestable don Rui López de Ávalos,
que era muy buen cavallero e avía mucho sentido al rey don Enrrique, y a él en vida
del ynfante don Enrique que [sic] lo fizo administrador de aquella orden e después lo
fizo maestre e duque de Trogillo. Sobre lo qual ovo muchas discordias e guerras e
ayuntamientos de gentes e prisiones de grandes. E este Álbaro de Luna procuraba c
hacia quanto mal podía con gran sagacidad a los grandes e nobles del reyno e no
permitía esceto a muy pocos e estos muy conjuntos a él estar con el rey, e como vie
se entre otros nobles a don Pedro de Acuña, donde de Buendía, e a Gómez Carrillo,
hermanos de don Alonso Carrillo arcobispo de Toledo, ser muy amados del rey fizo
tanto que los quitó del servicio del rey poniendo otros más enferiores en su logar. E
porque muchos en silencio pongamos /sic/ fue este don Albaro muy prudente e sagaz
e astuto ca segund nuestro redenptor dize los fijos de este siglo más prudentes son
que los fijos de la luz, e simulaba aquellas cosas querer que no quería, ca era afable
al parescer e simulábase veníbolo a los que mal quería, e en las responsiones o con
sejos más prudente de presto que no en las pensadas vien, ansí como aquel Tiberio, e
en las vatallas muy estrenuo, e sobre todo animoso. Mas [col. 2a] no desfallecieron
quienes dixtesen que era más dichoso que no strcnuo o fuerte en las vatallas e ansi
por conseguiente participaba en muchas virtudes si de ellas según natura quisiera usar,
enpero favoresciole la fortuna muy luengo tiempo e tanto todas las cosas le venieron
prósperas quanto tovo su ánimo e coracón a la corona real e vien público, en el qual
tiempo muchas cosas nobles por su consejo e mananimidad ansi en paz como en guerra
fueron fechas. E finalmente como su estado por grand codicia sobremanera quisiese
alfar, sus virtudes primeras olbidó e por su causa muchas cosas malas ordió e fizo
ansí con grandes como con pequeños en estos reygnos de España. Por lo qual el rey
don Juan de Navarra e los hermanos se trabajaban de lo quitar del rey e él a ellos por
280
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
consiguiente, ca se sentía el rey don Juan poique el infante don Enrriquc con roydo e
él no lo sabiendo tomara por muger a su hermana doña Katerina, por lo qual creció
muy grand discordia vien ansí como dina con fichen Isicl. E en esto el rey don Alo
nso de Aragón e el rey don Juan de Navarra e don Henrríque hermanos del sobredi
cho procuraban de quitar a don Albaro de Luna de la presencia real. E de éstas e de
otras cosas estaba mucho sentido el rey don Juan de Castilla, por lo qual encarceló al
infante don Enrrique e ansí se aumentaron más las discordias e enemistades más que
cebiles entre ellos vien ansí como entre el Ponpeo e el César. E mayormente por te
ner ansi tan mal encarcelado al infante don Enrrique e por estar en tanta parcelidad
con \f ccclxiiü v^ don Álbaro. Por lo qual don Alonso rey de Aragón e don Juan rey
de Navarra rogaron e requirieron a don Juan rey de Castilla que librase a don Enrri
que su hermano y alancase de sí a don Álbaro, e a don Juan e a don Enrique, pues
que eran sus parientes, los tratase e truxiese consigo e los amase como convenía.
E estonce el rey don Juan de Castilla a don Enrrique desencarceló e a los dichos
parientes los abracó amonestándolos que cesasen de buscar contiendas e de persegir
a don Álbaro. E pues que fue suelto el don Enrrique de la cárcel perseguía en quanto
podía al don Alvaro y contra él ayuntó gentes bien ansí como Císero cuenta de Cate-
lina e aquel Orosio de aquellos dos cabdillos de los atinenscs, ca grand enemistad tenía
contra don Álbaro. E considerando el rey don Juan de Castilla los grandes males que
se seguían e que en ninguna guisa podía desbiar que don Enrrique non persiguiese a
don Albaro en grand daño de su regno, mandóle otra vez encarcelar, mas otra vez
rogando e amonestando los reyes don Alonso e don Juan fue otra vez librado don
Enrrique e traydo delante del rey de Castilla, bien ansi como Quynto Curcio dize y
Lacrcio en la vida de los filósophos de Alteo poeta con Pitaco philosopho dize. Díxole
el rey don Juan de Castilla: «ruégote don Enrrique mi muy amado pariente que non
sea entre nosotros cevil discordia a quienes la natura e Icol. 2°l parentesco ayuntan.
No quieras de aquí adelante injustamente perseguir aquel que te justamente desea serbir
e obedescer, por tanto tú me muestra voluntad buena e ama al que te perdona e no te
ensoberbescas por tan continua perdonanca e no te conturbe que ame a Álbaro de Luna
ca el amor no malqueriendo e aborresciendo mas serbiendo se adquiere nin te Isicl
del que persigue mas del que obedesce es fallado. Ninguno por fuerca ama, pocas veces
al que es llagado le consygue amor e aunque fasta aquí aya de ti recebido enjurias tú
(esando de molestar en lugar de injurias recebirás gualardones». E estonces el rey /
ski don Enrrique dio muchas gracias al rey de tal clemente perdón, mas mui poco
después el rey de Nabarra e don Enrrique biendo que don Albaro de día en día más
fuese ensalcado e el rey don Juan de Castilla /en/ injuria e despecho de ellos le hon-
rra e anpara se ayuntaron muchas gentes e movían los pueblos contra don Álbaro por
lo qual se fazía grandes escándalos en el reygno.
E movido en yra el rey don Juan contra ellos mayormente porque trayen en su
ayuda gente del reigno de Aragón a cuya cabsa el rey don Juan de Castilla tomó los
lugares, villas e señoríos de los dichos don Juan e don Enrrique. Estonces estos mes-
mos don Juan e don Enrrique se fueron a su hermano el rey don Alfonso de Aragón
donde ayuntaron gentes de Aragón e algunos grandes [f ccclv r°\ de Castilla e ansí
con grand exército entró en Castilla lo uno por adquirir los patrimonios de los her
manos e lo otro por echar a don Álbaro del reygno, confiando en algunos grandes e
nobles de Castilla, los quales finalmente no le ayudaron mas siguieron a su rey de
Castilla. Estonce el rey don Juan con don Álbaro e con toda la potencia de Castilla
FRAY GONZALO DE ARREDONDO, CRONISTA DE ENRIQUE m...
281
venieron contra el rey don Alfonso de Aragón, lo qual considerando don Alfonso se
desvió del rey de Castilla e ayuntaron grandissimo exército qual de cien años a esta
parte en España no fue ayuntado. E ya hordenadas las fazes sobrevenieron las reygnas de Castilla e de Aragón hermanas e mugeres de estos reys las quales mucho más
se doliendo, vien ansi como el Agustino cuenta de las sabinas, de estos ayuntamien
tos de gentes e daños que se podían seguir trabajaron quanto podieron, vien ansí como
feciera aquella Julia hija del César e mugcr del Pompeo, entre las discordias de en
tramos a dos como posiesen treguas entre estos reys de Castilla e de Aragón, e para
esto ayuntaron consigo al muy reverendísimo señor el cardenal de Fuxo legado en
viado para esto a las Españas del papa Martirio V, de buena memoria. E finalmente,
después de muchas cosas, plogo a la divina clemencia que se puso tregua e fueron
sacados VI juezes los quales aplacasen todas estas diferencias por su sentencia, entre
los quales por parte del rey don Alfonso de Aragón uno de los deputados fue el muy
santíssimo de bienaventurada memoria el papa Calixto 2o estorbe obispo de Valenti
no. E finalmente, 12a col./ el alto Dios faziendo, fue conclusa e firmada paz perpetua
entre enllos, y el rey don Juan de Navarra e don Enrrique volbieron en Castilla.
Y en este tal tiempo morió Eduardo rey de Portogal dexando a don Alfonso que
fue rey e a tres fijas mas su tío el infante don Pedro buscó tales tratos que tenía en
administración el reygno, e sobre discordias ovieron vatalla canpal en que fue muerto
don Alfonso Isicl y alanzados los fijos del reygno, entre los quales fue don Jacobo,
cardenal de Portogal.
Después de fechas estas pazes, el rey don Alfonso de Aragón se fue para Ytalia
en conquista del reygno de Cecilia, el qual con mucha infortunia y trabajo, bien ansí
como el César Augusto segund Valerio dize, fizo cosas maravillosas cuya fama aun
por Ytalia agora buela. Y en este comedio el rey don Juan de Castilla deseando fazer
guerra a los moros fue a visitar e dio sus dones a Santa María de Guadalupe consi
guiendo, como aquel Samuel contra los philisteos, e asy este noble rey don Juan fizo
muchos grandes daños en tierra de los moros y entre otras cosas tomó a Huesca y a
Ximena e a Belez e a muchos otros lugares, e dende puso sytio sobre Granada donde
fizieron los christianos grand daño. Los moros confiando en su muchedunbre venie
ron a le dar vatalla en la qual los moros fueron vencidos e qasi diez mili dellos muertos,
y por quanto venía ya el inbicrno \f ccclxv v°\ y por otras muchas cabsas el rey se
bolbió con su exército a Castilla, como quiera que dizen algunos que fue la cabsa gand
discordia entre los cavalleros y segund otros que dieron los moros grand suma de oro
y joyas al condestable don Álbaro de Luna, el qual prendió a don Fernando Alfonso
de Robres, contador mayor, que gobernaba a Castilla, e morió en la presión e tomóle
el rey las villas de Rueda e Mansilla que le avía dado e diolas al almirante don Fadrique, fijo del almirante don Afonso Enrriques. E mandó degollar en Burgos a San
cho Fernández, que era contador por Femando Alfonso de Robres. Después fue preso
en el real de Velamac.án don Fadrique, duque de Anona, conde de Trastamara, e morió
preso en el castillo de Pcñafiel.
En este tiempo se pasó de Aragón en Castilla el conde de Luna, a quien el rey
don Juan dio las villas de Cuéllar e Villalón e Anona, e governose tan mal que ven
dió Villalón a don Rodrigo Alfonso Pimentel, conde de Benavente, abuelo del conde
don Rodrigo, e fuese al Andaluzía e viciosamente vibiendo gastó quanto tenía, e afir
mase allá aver fecho cierto trato en deseruicio del rey e daño del reigno, a causa de
lo qual fue preso en Medina del Canpo e arrastrados dos de los que con él avían se-
282
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
ydo en el trato, y él morió en la prisión. Y después fue preso el adelantado 12a col./
padre de los condes de Paredes, sobre lo qual ovo grandes movimientos en estos reignos, y estando este rey en Alcalá de Henares mandó prender a don Francisco Isicl López
de Saldaña, contador mayor.
Mas, segund San Agostín, el enemigo del linaje humano siempre es inbidioso a
la unidad de los fieles en la tierra pues que en el cielo non (eso de la ser, scnbró otra
vez cizania y discordias entre el rey don Juan de Castilla y el rey don Juan de Nava
rra y el infante don Enrrique, ca, como de primero, se trabajaban en quitar a don Álbaro
del rey, a los quales ayudaban la muy noble doña María reigna de Castilla y su fijo
el muy excelentissimo príncipe don Enrrique su fijo Isicl e ayuntaron su exercitu cer
ca de Medina y el rey don Juan de Castilla e don Álbaro se metieron con algunos
dentro. Finalmente venían algunos capítulos de concordia acerca del alancamiento de
don Álbaro y en una noche, no se sabe porqué trato, la reygna de Castilla y el prínci
pe su fijo y el rey don Juan de Nabarra e el infante don Enrrique y otros grandes, el
rey e don Álbaro no lo sabiendo, armadas dentro de la villa mas con coracones man
sos syn fazer mal en la villa se fueron muy humilmente al rey e con grand reuerencia
le saludaron e fincando las rodillas le suplicaron no sufriese tantas cosas desaguisa
das [f ccclxvi r°] cosas Isicl de don Álbaro mas el rei don Juan sentiendo el raido un
poco antes avisó a don Álbaro que se fuese no lo matasen. Estonces don Álbaro se
fue a huña de caballo con su hermano el arcobispo de Toledo y asy la muy noble reygna
doña María e el sobredicho rey de Nabarra y el infante don Enrrique acompañaron al
rey e le aconsejaron que le plugiese él solo sin don Álbaro gobernar el reigno pu.es
su prudencia a más de esto vastaba.
En cuyo tiempo la muy noble doña Blanca reigna de Nabarra morió y el rei don
Juan de Nabarra tomó por mujer a la muy noble y virtuosa doña Juana fija del señor
don Rodrigo Frederico almirante, cuya línea es muy cercana de los reyes de España,
de la qual ovo a don Fernando e a doña Juana y a otros. Don Fernando por muerte
de su hermano don Carolo fue fecho príncipe de Aragón.
Mas en este comedio el rey don Juan de Castilla mucho se congoxaba de la ab
senta de don Álbaro e fazíanse muchos tratos secretamente entre el rey de Castilla e
don Álbaro e otros varones del reigno porque bolbiese don Álbaro al rey y en fin
consentiendo la reyna y hermanos suyos bino, mas el rey de Nabarra y don Enrrique
e otros sus auxiliadores no lo podiendo sofrir ayuntaron grand exercitu e faze otro tanto
el rey don Juan de Castilla e venieron todos Icol. 2"l a la villa de Olmedo. Mas el rey
de Navarra y don Enrrique y sus ayudadores no contra el rei de Castilla mas contra
Álbaro dezien que querían batallar. Y estaban en ayuda del rey de Castilla el conde
don Pedro de Astúñiga e Don Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, e don
Gutierre, maestre de Alcántara, e don Ferrand Álbares, conde de Alcántara Isicl e don
Ferrand Albares conde de Alba, e don Alfonso Carrillo, obispo de Cigüeñea que des
pués fue arcobispo de Toledo, e don Juan Ponce de León, que fue después conde de
Arcos, y otros muchos cavalleros y perlados. E con todas estas gentes el rey don Juan
de Castilla se puso en canpo, e el rey de Navarra y el infante y almirante, conde de
Benavente e conde de Castro e Fernán López de Saldaña, contador mayor, y muchos
otros cavalleros de su parcialidad, e fueron a la villa de Olmedo y el rey don Juan
mandó poner su real cerca de donde agora es una yglesia que su señoría mandó fa
zer. E tobo allí su real algunos días, en el qual tiempo ovo entre los unos e los otros
asaz escaramuzas y el lunes antes de la vatalla el rey de Navarra y el infante y el
FRAY GONZALO DE ARREDONDO. CRONISTA DE ENRIQUE III...
283
almirante y el conde de Venabente y conde de Castro y todos los otros grandes de su
parcialidad enbiaron fazer un requerimiento al rey don Juan suplicando a su señoría
que no quesiese dar lugar al perdimiento de sus reignos e le plugiese oyrlos a justicia
y apartar de sí al condestable su capitán Isic por capital/ [f ccclxvi v"] enemigo e se
pusiese llanamente en una cibdad o villa qual le plugies e todos se meterían ally con
cada diez de muía e su alteza los quisyese oyr e diese forma en la pacificación de sus
reignos e los quesyese sacar de la tyránica gouemación en que tan luengamente avían
estado so la mano del condestable don Álbaro de Luna, e que si asy lo feziese faría
como buen rey e señor natural de sus reignos e gelo temían en señalada merced, en
otra manera que protestaban de se querellar de él al Santo Padre e se defender e anparar
por armas quanto pudiesen guardando todavía la lealtad devida a su persona real como
señor natural de estos reignos, e que si sobre esto muertes e robos o quemas o despo
blamientos de 9¡bdades o villas en estos reignos acahesciesen fuesen a su cargo e culpa
e a su cargo Isicl pues que la justa defensa por todo derecho era permisa. E los que
este requerimiento fecieron fueron mosén Lope de Ángulo y el licenciado de Cuéllar
chanciller del rey de Nabarra, los quales fecho el requerimiento le dieron al rey en la
mano e su alteza lo tomó e ellos lo tomaron por testiminio por dos escrivanos e siete
u ocho escuderos que sigo trahen, estando presentes Pedro de Tapia e Pedro de Soles
maestresalas e otros algunos oficiales. A lo qual respondió el rey don Juan que vería
en ello y mandaría responder e con esto se partieron Icol. 2"l los mensajeros.
E el miércoles siguiente, que fueron XIX de mayo del año de mili CCC y XLV
años, la vatalla se dio sin voluntad de los unos ni de los otros, e fue así, que del real
salió gente al canpo como solía e salieron asy mesmo de la villa e la escaramuce se
comencé de tal manera que de amas partes sobrevino tanta gente que el rey don Juan
de Castilla e todos los grandes que con él estaban ovieron de salir al canpo y asy lo
fezieron el rey de Nabarra y el infante e todos los de su parcialidad e lo duro de la
vatalla fue queriéndose poner el sol. E el rey de Nabarra e todos los de su parcialidad
fueron desbaratados porque la mayor parte de sus gentes les fuyó, y el infante don
Enrrique fue ferido de una pequeña ferida ca él fue el que más ardiente en esta vata
lla fue y asy primero que ninguno fue ferido en la mano de que morió por mala cura
e fue enterrado en Calatayud en la capilla de don Juan de Luna. E fue preso el almi
rante don Fradrique e soltóle un escudero que llamaban Pedro de la Carrera al qual
dio basaltos e otras mercedes e casólo con una donzella criada suya. E fueron presos
asymesmo don Enrrique su hermano e el conde de Castro e Garci Sánchez de Albarado e Rodrigo Vezerra [f ccclxvü r0] e otros algunos de cuyos nonbres no me acuerdo
e fueron algunos muertos en el canpo e afírmase que morieran de los félidos en Madina
del Canpo e en Cuéllar más de dozientos. E el rey y otros algunos condes e varones
de Castilla aderestes a él se fueron a Aragón. E casy por raro o nunca leemos ningu
nos se lebantar contra su rey o señor o que no fuesen vencidos o que non oviesen
mala fin, ca escripto es non punes ni estés contra la faz del rey, ca ¿qué fue de aquel
Geroboán que contra el rey de Isrrael aunque era malo e ydólatre vatalló, e qué de
aquel rey de Egito que segund que según Josefo contra el Gneo Ponpeo armas tomaba?
Después de la qual Vitoria el rey don Juan tomó los patrimonios de los que fue
ran benidos y algunos de ellos dio a don Álbaro e a otros grandes del reigno e final
mente muerto el don Enrrique y banquando el maestrasgo de Santiago diole a don
Álbaro, y el rey don Juan mandó degollar en Balladolid a Garci Sánchez de Albarado
y allí mandó degollar a Rodrigo Vezera e de ende a pocos días mandó soltar a don
284
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
Enrrique, hermano del almirante, y después al conde de Castro. E comentóse discor
dia entre el rey don Juan y el príncipe don 12" coll Enrrique. E el maestre de Santia
go tobo forma como fuesen presos el conde de Benavente y conde de Alba y don
Enrrique hermano del almirante e Pedro de Quiñones, merino mayor de Asturias, e
Suero de Quiñones su hermano, de lo qual se syguió guerra en diuersas partes de estos
reignos y ovo en ellos grandes escándalos y bullicios e (éreos de villas e fortalezas.
E después de esto se entremetieron barones muy nobles en fazer concordia entre el
rey don Juan de Castilla y el rey de Nabarra sobredicho e fue que el rey de Castilla
le diese cierta quantía de florines en pensión cada año.
En este tal tiempo morió la muy noble doña María de Castilla de cuya honesti
dad y humildad e grandes virtudes grand volumen faríamos e por brebedad las nos
dexamosl0. E tanto fue el grandíssimo amorío y encreyble caridad del rey don Juan
con Álbaro de Luna que sería largo de dezir, por lo qual muchos se marabillaban qué
cosa era esto o de donde procedía tan grand dileción y muchos pensaban no tanto ser
de virtud quanto por alguna maligna arte, ca como dizen los sabios aquello abonrescer,
aquello codiciar, aquello temer es cosa incierta o si sea de amistanca o de faetón, ca
muchos grandes varones y religio [f ccclxvii v°\ sos e doctíssimos no sin grand mie
do de muerte dizían al rey don Juan que moderase su amorío con don Álbaro y que
diese consejo a su estado ca segund el Agostino si con tales ornes amistarla ayunta
se necesario era que de sus culpas fuese ligado. A los quales el rey don Juan como
fuese dottísimo dezía ser sentencia de los sabios sy aquellos a los quales amamos en
vicios caher vemos no por tanto luego su amistanca quebrantar debemos mas como
dize el Tulio no solamente quitar el amorío más rescebir hodio, ca segund Sycerón
cosa de más sentido e probechosa es quitar el vicio poco a poco que a desora le cor
tar, de donde deben tomar enxenplo todos los aderantes a rey o señor tanto más te
mer quanto más son suyos. Ca, ¿quién amó más rey ninguno que este rey don Juan a
don Álbaro?. Mas en fin le mandó cortar la cabeca, e ¿quién más amado de Dauid
que Joab y quien más de Alexander que Lisymaco, y quien mas de Tiberio que Sejano, y quién más de Ñero que Séneca?, mas en fin sus amoríos con sus vidas aplaca
ron, ca como dize Patrarcha necesario es que el peligro con peligro se conpre, como
dize la sacra escriptura: el coracón del rey en la mano de Dios es. Ca como dize
Senequa en sus proberbios, al que muchos temen él a todos teme.
Y como muchos Icol. 2"l dixesen a don Álbaro que se podía dezir bienaventura
do pues que al rey y al reigno regía, a los quales él respondía como con un adivina
miento futuro ellos juzgar no sabiamente pues que el hedificio antes de la fin de la
obra alababan ca ¿no sabeys que es maldito aquél quien los príncipes confían? E muy
poco después por justo juyzio diuino el amorío del rey fue buelto en yra y en saña,
bien asy como la Escriptura de aquel Asuero y Athagese y Diman cuenta. El rey don
Juan viendo la forma de don Álbaro en no poner freno ni moderación en sus hechos
y mayormente porque en los días sagrados de la Passion del Señor avía muerto tan
iniquamente a Alfonso de Bibero oficial y muy amado consejero del rey, le abía de
rrocado de las casas de Pedro de Cartajena ayuso fazia la parte del río donde le abían
saltado los sesos. Por lo qual, junto con los grandes males, mandó el rey a Pedro de
10 Al margen, con letra de finales del XVI: e casó 2* vez el rey don Juan con doña Isabel hija
del infante don Juan de Portugal y nieta del rey don Juan de la qual nacieron don Alonso que muñó
de 14 años y la vienaventurada Isabel reina y señora muy católica de felicísima memoria.
FRAY GONZALO DE ARREDONDO, CRONISTA DE ENRIQUE DI...
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Astúñiga, conde de Plazencia y a su fijo Aluaro de Astúñiga, con otros grandes e
caballeros que prendiese a don Alvaro, lo qual ellos fizieron con tal discreción que
quando el maestre se pensó librar no pudo e fue preso, y el rey mandó fazer proceso
contra el maestre de Santiago y visto fue sentenciado por doze famosos letrados y do
[f ccclxviii r°) tores, conformes los quales firmaron la sentencia de sus nonbres que
fuese degollado en Valladolid. La qual sentencia el rey confirmó.
E como el mismo don Álbaro de Luna, maestre de Santiago, estouiese puesto en
un mui alto estrado en meytad de la piafa de Valladolid para le degollar, el muy re
verendo don Rodrigo Sánchez obispo de Patencia le aconsolando entre otras cosas dezía
al maestre que le plugiese de grado y a Dios encomendando su prosperidat e vida a
Dios la ofrescer pues segund Séneca ninguna cosa la fortuna lleba sino lo que dio, y
segund aquel Julio Celso dize a aquellos que la fortuna faboresce con beneficios a muy
dura cayda los guarda. Al qual respondió don Álbaro: «acuerdóme padre obispo que
otras vezes me ayays dicho que los bienes prósperos terrenos e humanos más presto
e aquexosamente son dexados que adqueridos, que aunque después de tanta felicidat
aya tenido adversidad no enpero tan grand cayda, y sy perdimiento de bienes secula
res no enpero juntamente destierro de la vida, la qual una cosa sola syn consuelo me
aprieta e conturba a tanto que no pienso algund mortal nunca aver sido nin ser ni /
col. 2"l poder ser más mezquino y tan a desora semejable caso aver padecido». Al qual
el reuerendo obispo respondió: «mucho señor don Álbaro estays en eso engañado ca
la grand prosperidad e felicidad ante tenido vos faze no juzgar lo reto, ca sy oviesedes pasado lo que a otros aveys fecho trocaríades todos esos trabajos y escojeríades
todos sus denuestos por de vos alongar esta brebe ora de vuestra vida que vos resta,
mas si de vuestros pecados vos acordásedes y con coracón contrito os doliéredes y
cognosgiéredes aver ofendido a Dios soberano y vuestra voluntad a las cosas eternas
se dirigiere aunque fasta aquí casy ayays reignado seyendo cabsa de tantos bienes y
males, por esta transytoria pena yreys a reignar con Christo, ca sy de fortuna juzgays
otros más afortunados que vos aver sido, la esperienc.ia y Escriptura testimonio nos
da de ello. Ca como Poh'crato dize que un rey de los Samios tan potentissimo y afor
tunado fue que él alguna cosa desease porque cognosc.er podiese qué cosa era fortu
na, mas en fin fue catibo de un cabdillo de Darío y sus fijos delante de él muertos y
él en un monte fue tan aportunado Isicl que fue crucificado. E ¿qué diremos de aquel
grand Alexander que después de aver subjuzgado y ser señor de todo el mundo, de
los suyos segund Quinto Curzio fue muerto con venino?. Asy que \f ccclxviii v°] vos
señor don Álbaro sy con Christo rey perdurable os plaze reignar en vos mesmo es
recebiendo con paciencia y confessando ser pecador a Dios y le aver herrado en grand
manera e ser merecedor de muy mayor tormento e pena que no ser degollado, e ansy
esta vuestra pena tenporal os dará vida perdurable e gloria más que podríades pen
sar». E en todas estas palabras el don Álbaro las oya con cara muy leda y esforcado
mucho en el Señor Dios e conpungido en su coracón confessó devotamente, entre otras
cosas asy deziendo: «Creo lo que la Santa Madre Yglesia cree syn duda alguna e
confiesome aver pecado y herrado contra Dios primeramente y sus mandamientos e
cosas a que como christiano era obligado e contra mi rey e señor e contra sus reignos
y naturales de él, a los quales ruego aunque yo indigno me sienta que por amor de
Dios non mirando mis males y culpas les plega de perdonar y a vos padre vos pido
de gracia y merced ayays la mi ánima encomendada e rogueys a mi señor el rey pues
yo no soy digno que lo mal fecho por mí le plega de enmendar». Y esto tal asy dezien-
286
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
do rogaba a los que presentes estaban que por el a Dios rogasen y no creyesen a los
fabores de la fortuna ni confiasen en amistanzas de rey Icol. 2"l ys mortales mas en
el soberano Rey en el qual ninguno es engañado sin non él mismo se engaña. E esto
dicho allende del esfuerco humano él mismo de voluntad su serviz al carnicero puso,
e ansy ovo bienaventurado fin segund su conpunción, aunque los humanos desafortu
nado le dezíen. El qual dexó noble generación [tras] sí, a don Juan de Luna, conde
de Santisteban, y a una fija mujer de don Yñigo de Mendoca, conde de Saldaña, fijo
del muy noble don Diego Furtado de Mendoca merino de Santa Juliana. Mas el rey
don Juan siendo muy magnánimo y piadoso dio lo más de los tesoros a su mujer y
fijos de don Álbaro e lo al retubolo en sí.
E finalmente el noble rey don Juan después de aver quasy regnado quarcnta años
dio el ánima a aquél que la crió el martes víspera de la Madalena del año del Señor
de mili e quatrocientos e cinquenta e quatro años, e fue depossitado su cuerpo en el
monasterio de San Pablo [tachado: de Burgos. Añadido con letra del siglo XVI: de
Valladolid] y de ende fue llevado a Miradores, cerca de Burgos.
[f ccclxviiii r°]
Capítulo XXIIII. Del rey don Enrrique e de sus muy crescúlas virtudes e de al
gunos fechos.
Muerto el muy noble rey don Juan reygnó su fijo don Enrrique el quarto, de hedat de XXX y un años, desde el mes de julio en el año del Señor de mili e quatrocientos
e cinquenta e quatro años, e fue el ochenta y tres rey desde Atanarico primero rey de
los godos y el quarenta y cinco desde el primero rey Pelayo después de la destruyción
de España. E antes que reygnase era príncipe de las Asturias e con muy granel benibolencia gouernaua muchas cibdades, villas e logares, las que el padre le oviera dado,
e consiguiendo con aquel santo rey Dauid con Abner trabajó quanto pudo con grand
prudencia e moderación aplacar las grandes cabsas e diferencias que fasta ally se
comencaron entre Icol. 21 el rey don Juan su padre y don Juan rey de Nabarra su abuelo
Isicl, mayormente sobre razón del patrimonio e bienes que el mismo rey don Juan de
Nabarra que fasta allí oviera tenido en el reigno de Castilla, e fue concordado que le
fuese asygnada cierta suma de dinero en las rentas del rci de Castilla e asy por con
siguiente muy humanamente con algunos grandes e nobles del reigno e les restituyó
sus bienes. Entre los quales fueron los muy nobles varones el almirante e Gómez de
Santdobal, conde d eCastro, e su fijo. Y en este comedio estaba preso el muy noble
varón don Femando Albarez de Tolledo, conde de Alba, por cuya soltura su muy noble
fijo primojénito don García mucho trabajaba con grand sagacidad e marabillosa osa
día asy en armas como en otra guisa por librar a su padre, cuya caridad e piedad
paternal mucho plugo al rey don Enrrique e asy le libró a su padre e le restituyó su
tierra. En cuyas reconciliaciones estrañamente se mostró la grand prudencia e sagaci
dad del muy noble señor don Juan Pacheco, marqués de Villena, el qual por estas cosas
acabar se fue personal If ccclxviiii v°l mente a la villa de Agreda donde vino el rey
don Juan de Navarra.
E estas cosas asy aplacadas el muy noble rey don Enrrique por conplir el dicho
del Eclesiástico e con seguir a aquel propheta Samuel conjunto con el rey Arad y con
aquel Judas Macabeo e aquel Methelo e Postunio Jubio, a don Rodrigo, obispo de
FRAY GONZALO DE ARREDONDO. CRONISTA DE ENRIQUE DI...
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Palenc,ia, /envió/ al papa Calixto segundo a él se encomendar y le dar la ovedienfia
devida antes que segund la voluntad que tenía para guerrear a los moros procediese.
El qual confiando en el adjutorio divino en propia persona entró con sus nobles caba
lleros en el reignó de Granada, que estonces era de moros, destruyendo mieses, vinnas e frutas e olibas e todas cosas necesarias a la vida humana e algunos lugares en
señorío puso, e finalmente segund su nobleza todas las cosas noblemente fechas ví
nose a Sevilla donde resc,ebió por mujer a la mui noble doña Juana fija de Eduardo
rey de Portogal pero hecho primero el apartamiento por autorídat apostólica de doña
Blanca, fija del rey don Juan de Aragón, su parienta, la qual toviera primero por mujer.
E acabó estos solenes casamientos el muy reverendo señor arzobispo de Turonia en
viado por enbaxador del muy noble /col.2"/ don Carolo sexto de Francia al mesmo
rey don Enrrique. Y ovo este noble rey don Enrrique de su reigna doña Juana a doña
hachado: Ysabel. Con letra de finales del XVI: Juana/ a la qual todos los grandes del
reygno la juraron y rescebieron por primojénita. E no deseando este rey don Enrrique
estar vagaroso ayuntó grand copia de nobles caballeros e gentes entre los quales fue
ron el muy ínclito don Juan de Guzmán, duque de Medina, e a don Juan Pacheco,
marqués de Villena, e a don Pedro Guirón, su hermano, maestre de Calatraba, e a don
Rodrigo, almirante, e a don Iñigo don Lope de Mendoca, marqués e conde e aconpa-
ñado de sus nobles fijos, e don Álbaro de Estúñiga conde de Plazenzia e a don Juan
Pimentel, conde de Benavente, e a don Fernando Albares de Toledo, conde de Alba,
y a don Juan Manrriques, conde de Castañeda, e a Rodrigo Manrriques, conde de
Paredes, e a Gabriel Manrriques, conde de Osomo, e don Pedro de Velasco, primo
génito conde de Aro, e Femando de Velasco e Alfonso de Velasco e sus muy nobles
hermanos del conde de Haro, e otros muchos condes e nobles varones que sena luen
go de contar, e quedaron entre tanto en la hordenacjón e gouemación del reygno el
muy noble e reuerendo señor don Alfonso \f cclxx r"l Carrillo, arzobispo de Tolledo,
e Pedro Fernandez de Velasco, conde de Haro, los quales gouernaron con gran alabanca e prudencia. E el muy noble rey don Enrrique con la flor castellana passó li
bremente por todo el reygno de Granada faziendo grandes destruciones e males en los
moros y en sus tierras, algunos logares a su dominio subjuzgando.
Y en este comedio ovieron grandes diferencias entre el rey don Juan de Aragón e
Carolo su fijo príncipe de Nabarra, ca dezía el padre que le pertenescía intitularse rey
de Nabarra en quanto vibiese e Carolo afirmaba por la disposición de la madre e por
las contrataciones entre partes fechas al qual favorescía al príncipe Carolo. Mas des
pués de muchas cosas hechas, morió Carolo en Barcelona e muy poco después morió
su hermana doña Blanca. E en este tiempo nasció discordia sobre el reygno de Naba
rra ca el rey don Enrrique por ciertas cabsas dezía que le pertenescía y el rey don Juan
dezía asymesmo de le pertenescer e a sus Icol 2a./ fijos por subcession y el conde de
Fuxo, de la linea del rey don Juan de Nabarra, defendía el regno en nonbre de su fijo.
E el rey don Enrrique con mano poderosa e grand gente de armas entró en el regno
de Nabarra e grand parte de ella conquerió, así entre otros logares a Viana e a Los
Arcos y a Sant Vicente e a Laguardia, algunos de los quales aun oy en dia en su
dominio son.
E como esto se feziese, los catátanos se lebantaron contra el rei don Juan de Ara
gón e eligieron por su rei e señor a este don Enrrique de Castilla cuyas insignias en
Barcelona alearon e la moneda de su nonbe la hezieron, rogando al rey don Enrrique
que en sus subditos los aceptase y gentes armadas contra el rey don Juan los enbiase.
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MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA
A los quales respondió el reí don Enrique: «no es mi boluntad contra los buenos pugnar
ni a lo malo faborescer. Buen príncipe teneys en mi agüelo Isicl», conseguiendo con
aquel espartano segund que Valerio cuenta. Mas en fin don Enrrique biendo tan estrañamente los catátanos ser afligidos del rey don Juan de Aragón e de don Luys rey
de Francia, comovido por ruego de los de Barcelona \f ccclxx v^ e de los grandes de
su reygno enbió unas gentes a favor de los catátanos y asy se fazían grandes males
en la tierra.
En fin, por poner pazes, en el año del Señor de mili e quatrocientos e sesenta e
tres, el mismo rei de Francia vino fasta la su cibdad de Vayona y el rey don Enrrique
con grandes varones e ricas manificencias vino a Fuenterrabía, mas se apartaron cada
qual discordes en grand manera que venieron conformes, ca queriendo amatar las
contiendas agenas como dize Cicero despertaron las suyas, ca como Cipio y Plauto y
Cicero dizen pocas vezes se puede fazer concordia donde todos quieren honrra. Mas
el noble rey don Enrrique en su coracón pensando la brebedad pues dezía ser virtud
grande menospreciar cosas grandes no lícito syendo, ca, como Séneca dize, ninguna
virtud mayor puede tener el principe que es moderación con prudencia, ca conoscia
tanto mayor cargo qualquier tener quanto más tiene, e asy no quena inlicitos reignos
ágenos tener, conseguiendo con aquel p/dos letras/...licola Valerio y Cesar Tiberio y
Vespasiano e el Cipion Africano, por cuya pru Icol. 27 dencia y nobleza fue tomada
de los moros Gibraltar, en cuya recuperación trabajó mucho don Juan de Guzmán,
duque de Medina, en cuya conquista su fijo murió Isicl. E fue tomada Estepona en la
qual fizo grandes fechos el muy noble don Juan Pacheco, marqués de Villena. Y des
pués fue tomada Archidona con grand gloria del muy nobre don Pedro Girón, maes
tre de Calatraba.
El qual rey don Enrrique sin pechar a nadie ayuntó grandes tesoros de los quales
fazía grandes mercedes a todos los eclesiásticos e varones nobles del reigno, e princi
palmente dotó mucho al monasterio de Miraflores cerca de la cibdad de Burgos, de
la orden de cartusiense, y a monasterio del Parral y otro de Sant Antón cerca de Segouia, y a otro de Sant Gerónimo e otros muchos monasterios. Y fizo casas reales e
fortalezas e grandes hedificios en estos reignos de España e grandes mercedes fizo
cuyas personas oy en dia viben, ca siempre traya en su coracón no ser maior ha nada
/¿?/Ifin del texto/
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