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Muertos vivos.
El sitio Web de Don Bosco-Itatí estima
que el 10% de los chicos entre 10 y 13
años de Itatí tiene algún problema de
drogadicción.
¿Qué es lo primero que piensas cuando
dices que Villa Itatí es un lugar de
dolor, sacrificio y exclusión?
Cecilia: - Pienso en la realidad de los
chicos. Los chicos en las esquinas de
algunos lugares están desfilando como
agonizando. Están a la vista de todo el
mundo. Al entrar en Villa Itatí, están
por todos los lugares. Esquinas, pasillos, veredas… Muchas veces los chicos están delante de ti como diciendo:
‘socórreme, auxilio’. Me da rabia, me
indigna la ausencia de quienes tienen
responsabilidades en el control y en
hacer algo por su vida. Cuando pienso en la Villa,
pienso al mismo tiempo en una construcción de vida,
en el sacrificio y en la resistencia. Es decir, evidente-
“ En Villa Itatí
se siente evangelizado
porque la iglesia es de los
pobres.
“Uno siente que está pisando
tierra santa y que hay que descalzarse
ante los pobres, que tienen esta
fuerza de vivir y
de hacer fiesta”
... la Asociación es como
“una parábola”.
“Hoy Jesús dice:
el reino de los cielos se parece
a un grupo de hombres
que en 2001 se organizó la
asociación vive por lo solidaria
que es”.
Hay, entre ellos,
muchos compañeros que
salieron de la cárcel y
“se han reciclado”.
Se recicla la vida.”
Cartoneros argentinos procesando plásticos
mente hay un proyecto de muerte; quieren eliminar la
vida de estos chicos, porque “sobran.”, están de
más.
Muchos chicos dejan la escuela o nunca ingresan en
ella, y transitan la adolescencia en la calle, “entregados a la droga, a los ilícitos, al embarazo adolescente, a abusos…Es un tiempo libre que resulta destructivo y los violenta”. Sintetiza el sitio Web de Don
Bosco-Itatí. Para subsistir, chicos y grandes ‘cirujean’ 2 en Quilmes y los contornos porteños, o combinan ‘cartoneo’ y ‘changas’ 3. En 2001 un grupo de
carreros formó una asociación para trabajar cooperativamente; paradójicamente, ocurrió en La Cava,
la zona más baja y oscura adonde desembocan los
residuos líquidos de toda la villa.
El atraso escolar por repetición o abandono es lo que
se destaca en el Censo Social 2010 de Quilmes. A los
13 años los chicos pobres del municipio empiezan a
desaparecer de la escuela y entre los 15 y los 18, un
tercio de ellos queda fuera.
“Por la preocupación de buscar algo para comer, los
chicos de Itatí abandonan o permanecen como ‘retenidos escolares’ más que como alumnos”, analiza la
web de Don Bosco-Itati. “Ser alumnos -plantean- es
un desafió demasiado grande para ellos, que a veces
dudan de su propia capacidad de aprendizaje y se
convierten en problemáticos e indisciplinados, incapaces de adaptarse a rutinas”.
Desde el Centro Educativo Popular Eduardo
Mignona, la Asociación de Cartoneros intenta contener a los chicos en riesgo social con actividades, tales
como alfabetización, apoyo escolar y capacitación
laboral (en herrería, jardinería, carpintería y triturado
de plástico). Además, articulan con centros de formación para capacitarlos en computación, administración contable, y como operadores comunitarios.
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plásticos, tiene 24 años y tres
hijos, y la fama de ser el ‘parrillero’ oficial de la Asociación,
porque cuando hay unos pesos y
llega un cumpleaños, comparten
entre todos un modesto asadito…
Cecilia Lee fmm en el galpón de cartoneros con uno de los trabajadores
El Evangelio según ‘Coco’
“¿Dónde construir una iglesia
sino allí?”, se pregunta Daniel
Romanin “Coco”, un hermano
salesiano que está desde hace
ocho años en la parroquia San
Juan Bosco, de la diócesis de
Quilmes. En Villa Itatí se siente
evangelizado porque la iglesia
es de los pobres. “Uno siente
que está pisando tierra santa y
que hay que descalzarse ante los
pobres, que tienen esta fuerza
de vivir y de hacer fiesta”
“Se nota la unión”
Javier, a quien todos conocen como ‘Cacho’, tiene 22
años y un hijo, y hace poco se incorporó a trabajar en
la cooperativa. Toda la vida ‘cirujeó’. Cuando tenía
14 años, vio como se gestaba la Asociación a la que
luego pudo incorporarse.
Allí se capacitó durante dos años en herrería y jardinería. Esa formación le permitiría buscar trabajo en
otro sitio, pero no quiere. “Más allá de que no hay
patrón y se trabaja distinto, estás trabajando con tus
vecinos, que se criaron contigo. Hay compañerismo
–argumenta-. En otros trabajos esperas a que llegue el
viernes, acá no”. “Trabajar vas a trabajar siempre,
pero ¡te ríes a carcajadas!”
Para él, la Asociación es como “una parábola”. “Hoy
Jesús dice: el reino de los cielos se parece a un grupo
de hombres que en 2001 se organizó la asociación
vive por lo solidaria que es”. Hay, entre ellos, muchos
compañeros que salieron de la cárcel y “se han reciclado”. Se recicla la vida.
“Sin patrón”. El trabajo cooperativo en serio es lo
que más celebra Rubén, “en otros depósitos trabajé
de sol a sol para un hombre que quería ganar su plata,
y sus hijos tienen un BMW y una camioneta último
modelo, mientras nosotros un coche viejo y una bici”,
compáralo. “La Asociación no tiene patrón. Cada uno
sabe lo que tiene que hacer. Es todo por igual, y se
divide todo entre todos”. Se capacitó en triturado de
1 ‘Paqueándose’: consumiendo “paco”, droga similar al crack
que los destruye en pocos meses y es de gran poder adictivo.
2 ‘Cirujear’, recolectar papel, vidrio, cartón, plásticos, y otros
elementos reciclables, de entre la basura (a menudo sin clasificar)
de distintos sectores de la ciudad y los alrededores..
3 ‘Changa’ trabajo por un tiempo breve.
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FMM Lugar de Encuentro VII/52
También cuando alguien muere, ahí está la
Asociación de Cartoneros para acompañar. Es una
economía no prevista, es el Evangelio” dice ‘Coco’capaz de ‘zurcir cielo y tierra’ en pocos conceptos.
(De la Revista ‘La Pulseada’ La Plata)
Francia
Escuela en el Hospital
escuela, de la sociedad, de la multitud, de los contactos humanos, a los gritos, al ruido. Jóvenes que no se
encuentran a sí mismas, rebotadas de uno a otro de
sus padres divorciados. Otras, en rebelión contra su
madrastra, su familia recompuesta o asfixiadas por
una madre soltera que se ha juntado a otro. A menudo, a través de mis clases de biología, las estudiantes
balbucean sus problemas que luego compartimos en
el equipo ya que trabajamos en relación con el equipo sanitario del Hospital.
A través de los cursos individuales, lo más importante no es tanto prepararles a examinar su estado, como
el ayudarles a descubrir sus oportunidades, sus riquezas, y felicitarles por el menor esfuerzo que hagan,
alentándoles por cada resultado para que poco a poco
recuperen la confianza en sí mismas.
La Escuela del Hospital fue fundada hace 83 años
para ayudar a jóvenes hospitalizadas de 6 a 20 años
de edad. Como es una sucursal de la educación pública, la escuela es laica y aconfesional.
Después de haber estado en la educación toda mi
vida, y haber alcanzado la edad de la jubilación, mi
misión actual es ser voluntaria en esta asociación. La
directora del establecimiento me preguntó si aceptaba ser insertada en la estructura de “Los Adolescentes
de 15 a 20 años en psiquiatría”. Salté de alegría y
aproveché la petición para aclarar mi identidad en
este ambiente secular. Señalé: “Soy una religiosa
franciscana y para san Francisco la prioridad debe
darse a los más pobres de la sociedad. Para mí, estas
jóvenes con graves problemas que paralizan su desarrollo y su futuro, se encuentran entre los más
pobres.”
Al no poderles hablar acerca de Jesucristo como me
gustaría, me preocupo en primer lugar de ser su testigo. Como Jesús que oraba largamente antes de expulsar a los demonios y hacer los milagros, me preparo
en la oración antes de abordar cada tarde a estas jóvenes. Y deseo que brille a través de mí la luz de Dios
y su inmensa compasión:
“Que el Señor ilumine su rostro sobre ti.” (Nm 6,25)
Este es mi deseo para cada uno.
Françoise le Roy, fmm - París
Y aquí estoy comprometida en el sistema: un maestro
para cada estudiante (siendo su nivel y sus conocimientos únicos en cada uno). Tengo una decena de
estudiantes. Los casos son difíciles y variados:
muchas anoréxicas se niegan a crecer por temor a su
futuro, las fobias son de varias causas: fobia de la
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a
En Polonia durante
la Segunda Guerra Mundial
Polonia, es sin duda, uno de los países de Europa y del mundo que más ha sufrido durante la Segunda Guerra
Mundial, atenazado por Alemania y Rusia. Al igual que el pueblo, las FMM sufrieron profundamente el peso
de los nuevos gobernantes y se solidarizaron con sus compatriotas.
Antes de mostrar lo que ellas vivieron, no estará de
más, describir brevemente la situación de este país
entre 1939 y 1945.En los años 30, nació el nazismo
alemán con el propósito de vengarse por la derrota
humillante que sufrió en el 1918. El 1º de septiembre
de 1939, las fuerzas militares, invaden y ocupan
Polonia originando un ambiente de terror y de crímenes contra la población civil. La parte occidental del
país, es simplemente añadida a Alemania, y la parte
oriental permanece autónoma bajo el gobierno general alemán. La perspectiva de Hitler es ‘germanizar’
Polonia, sus líderes políticos y los grandes propietarios. El clero diocesano y los religiosos y religiosas
son deportados a 300 prisiones, campos de concentración y centros de trabajos forzados, donde mueren
2700 miembros del clero diocesano y de la vida religiosa. A mediados de septiembre de 1939 los soviéticos, de acuerdo con los alemanes, con la excusa de
protegerles, invaden las provincias del Este que limitan con Rusia: Lituania, Bielorrusia, Ucrania. Un
millón y medio de polacos que viven en estas provincias serán deportados a Siberia.
Evidentemente, se crea una alta resistencia interna en
todo el país, y los obispos son los primeros en apoyarla para colaborar a la conspiración política y mili28
FMM Lugar de Encuentro VII/52
tar contra el dominador, organizando la acogida de
aquellos cuyos bienes están confiscados en occidente, y también a los políticos perseguidos por la policía alemana, ayudando a salvar a los judíos condenados al exterminio. El 1 de agosto de 1914, la AK
(Armia Krajowa, del Ejército Nacional) desencadena
la sublevación de Varsovia que en nueve semanas es
dominada por las tropas alemanas con un saldo muy
doloroso: 250.000 víctimas de polacos y la ciudad
arrasada. Al final de esta guerra, Polonia, la mártir,
pierde su autonomía interna y durante 45 años se verá
sometida a un régimen de estilo soviético, detrás de
“la Cortina de Hierro”.
Al empezar la guerra, había cinco comunidades
FMM en Polonia: Labunie y Zamoṡƈ, al suroeste
cerca de la frontera con Rusia (hoy Ucrania); en
Varsovia en Michalin, cerca de la frontera con la
Baja Silesia, entonces alemana, y en Smorgonie,
Bielorrusia, a 80 km de Vilna (Lituania); estas dos
últimas casas fueron fundadas en 1939, cuando apenas habían comenzado sus actividades pastorales y
sociales. Y por otra parte, la comunidad de Katscher
(ahora Kiertz), fundada en 1928 en la baja Silesia,
que en aquel tiempo era alemana.
Desde el comienzo de la invasión nazi, los conventos
de Labunie y Zamoṡƈ sufren los bombardeos, pero
afortunadamente quedan a salvo los edificios que les
permite acoger a la multitud de refugiados que van
llegando: 100 estudiantes de la escuela de aviación
con sus instructores, los Padres Redentoristas, los
Franciscanos, los seminaristas de Cracovia con su
rector, los sacerdotes de Gniezno y muchos soldados
y civiles heridos… Todos están albergados en los
locales del internado de los niños, pero las hermanas
están preocupadas pensando si habrá suficiente pan
para todos. “… La superiora, M. Clera de Jesús, sorLabunie
prendida de que la despensera ya no le hablara del
pan, viendo que sigue distribuyéndolo a cada uno
que llega, le pregunta:
“¿Cómo se arregla con el
pan?. Me dijo que ya no
había más, y veo que sigue
distribuyéndolo a cada uno
que llega” – ‘Realmente no
lo sé, madre. Tomo la harina y hago el pan, la hermana lo corta y lo distribuye a lo largo del día, y aún
hoy seguimos teniendo tanta harina en el cajón como
hace tres días’ 1
En torno a ellas hay muchas víctimas; el sacerdote y
su vicario han sido encarcelados y transportados a
otro lugar; los cañones alemanes, instalados en las
cornisas del edificio, disparan sobre los polacos
escondidos en el bosque cercano que a su vez responden a los ataques… Y tan pronto como los alemanes se retiran, llegan los rusos ensañándose contra
las familias aristócratas, los grandes terratenientes y
contra el clero. Las religiosas de Labunie y de
Zamoṡƈ son informadas de las crueldades que está
ocasionando la guerra en todas partes, y sufren también por sus familias y su contacto con ellos: “Hemos
oído hablar de personas muy buenas y conocidas,
que han sido asesinadas de una manera horrible, o
les han encarcelado para ser transportadas después
al campamento y ser martirizadas y quemadas en el
crematorio… han empezado a sacar gente para llevarles a trabajar a Alemania: hombres, mujeres,
niños, niñas, ¡lo que sea!” 2
Los bombardeos no cesan, sobre todo en el centro del
país, en Varsovia. Desde que empezó la guerra, han
bombardeado la capital por lo menos catorce veces al
día: “A su llegada, cuenta la superiora de la casa M.
Jozaphata: los aviones vuelan por encima de nuestra
casa, estamos en el oeste de la ciudad – el fuego de
la artillería pasa constantemente por encima de
nuestras cabezas. Tal vez, gracias a esto al principio,
nuestro distrito fue relativamente poco perjudicado…
Por la noche, bajábamos al sótano preparado como
refugio. Allí, sentadas en sillitas de niños, recitábamos el rosario y dormíamos un poco todas juntas con los refugiados: hombres, mujeres y niños,
cuyo número en breve aumentó a 80.3 Durante el
día se acoge a los pobres - hasta 180 – para recibir la sopa en las escaleras de la portería y a los
vecinos, para sacar el agua del pozo porque no
hay electricidad ni agua corriente. Antes de la
rendición de Varsovia, el 27 de septiembre de
1939, algunos días fueron terribles, los alemanes
atacaron el barrio (Mokotow), donde viven las
Franciscanas, y durante dos días estuvieron bombardeando y disparando de día y de noche.
Después, volLabunie
vió de nuevo la
calma, las hermanas pueden
reanudar vida
normal,
sus
ocupaciones y
el trabajo en la
guardería con
más 100 niños.
Pero en 1944,
durante la sublevación de Varsovia (1 de agosto – 27
septiembre), los combates hacen estragos en la capital. 34.000 soldados del Ejército Nacional están en
peligro, y los alemanes contraatacan utilizando carros
de combate, artillería pesada y aviones de combate.
El convento de las FMM se convierte en un refugio
para soldados y civiles, con capacidad para acoger de
60 a 350 personas. Religiosas, refugiados y heridos
se esconden en el sótano donde ha sido transportado
el Santísimo Sacramento. Un grupo de hombres organiza la guardia y garantiza la seguridad del convento…La electricidad está cortada, faltan agua y alimentos. Las religiosas cocinan en un pequeño hornillo y se abastecen del agua del patio como todos los
del barrio, pero es muy peligroso a causa de los disparos, los bombardeos y los cañonazos. No hay un
lugar donde poder asearse, todo el mundo duerme
vestido. El 29 de agosto, el hospital de las Hermanas
de Santa Isabel es destruido, los pacientes que han
sobrevivido, son trasladados a casa de las FMM, los
refugiados huyen y las hermanas se quedan con los
niños y los ancianos. “Tenemos que cocinar y lavar
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la ropa de los heridos y la del hospital de enfrente,
escribe M. Jozaphata. En total son 300 personas.
Dos hermanas tienen que hacer la guardia por la
noche porque todas las puertas y accesos han sido
destruidos. La única puerta que ha quedado en buenas condiciones, permanece abierta para transportar
a los heridos y para que pasen los médicos que circulan ente el convento y el hospital. El pan se divide
en porciones, la sopa del mediodía es cada vez más
ligera, ¡las hermanas están agotadas!”4 Pero las hermanas sienten que la Providencia les ayuda de una
manera especial.
El 27 de septiembre es la rendición de Varsovia. Los
alemanes dan la orden de abandonar la ciudad; las
hermanas ayudan a marcharse a los heridos, y luego
se van ellas. Unas setenta personas llegan a la estación, y de allí en vagones de ganado son trasladadas
a una prisión temporal, y cuando llegan se enteran
Radecznica
que están libres.
Toman un tren con
Radecznica
dirección
a
Czestochowa, pero
el tren se detiene en
Wolbrom. Algunas,
se quedan allí alojadas en la casa
parroquial, otras,
irán a Pilica, y lo
mismo que las anteriores se quedarán
en la casa parroquial.
En
Ibramowice
les
acogen las religiosas Norbertinas. Al final de la guerra – en 1945 – podrán regresar a Varsovia.
En 1945, mientras los rusos avanzan hacia Alemania,
sus aviones bombardean la pequeña ciudad de
Katscher (Kietrz), dejan la ciudad en llamas y a sus
habitantes huyendo. Aquellos que no pueden huir se
refugian en casa de las hermanas. ¡Son 300 o 400 per30
FMM Lugar de Encuentro VII/52
sonas para alimentar! Hna. Bernadette, agregada,
tiene el valor de recorrer las fincas abandonadas para
recoger los huevos y las gallinas. La última semana
de marzo – Semana Santa – es una verdadera semana
de Pasión; las bombas han derribado una parte de la
casa, sólo les queda el refectorio como refugio para la
comunidad, pero los rusos fuerzan la puerta. Uno de
ellos, trata de agarrar a Hna. Aloysia, joven agregada,
las hermanas la rodean y la retienen. Entonces, M.
Gabrielis, sale del grupo, y agarra al soldado por el
brazo, que borracho y enojado le da un golpe tan violento en la cabeza, que se desploma inconsciente, y
nunca más se recuperó. Hermana Bernadette va en
busca del sacerdote a la otra esquina del refugio para
que le dé la extremaunción. Los soldados, intentan
entrar de nuevo, pero al ver a las hermanas junto al
cuerpo sin vida de M. Gabrielis, se retiran no sin
emoción. Al día siguiente, las FMM reciben la orden
de vaciar la casa. En la historia de este éxodo, con
Hna. Arcaida paralizada en una silla de
ruedas, es de admirar la valentía de esta
comunidad y de esta hermana anciana,
que vivió las últimas semanas de su existencia sin una palabra de queja. Cuarenta
días después de Pascua, algunas pueden
regresar a Katscher, encuentran la casa
completamente saqueada, medio demolida, y empiezan a prepararla para cuando el
grupo vuelva a la comunidad.
En todas partes, las hijas de María de la
Pasión tienen que abandonar sus casas, y
cuando no, son expulsadas por las autoridades del momento. El 7 de junio de 1941,
se presenta la Gestapo en Labunie: “dentro de dos días
la casa tiene que
estar vacía. Las
hermanas pueden llevar sus
efectos personales,
víveres,
camas… pero
tienen que dejar
el
ganado.”
“Era
difícil
ordenar
las
ideas y hacer
una cosa semejante. La emoción era demasiado grande. A continuación, los visitantes añaden
tímidamente: ‘¿Qué van a hacer con los niños?’ –
‘¡Con los niños! – Los niños irán con nosotras en el
primer coche’ – ‘¿Van a llevar a los niños?, entonces
también pueden llevar con ustedes algunos cerdos y
vacas, para que los niños tengan leche y carne.”
Todos son transportados a 40 km de allí a
Radecznica
Radecznica, a un Colegio seráfico de Franciscanos
Bernardinos cuyos alumnos habían sido enviados a
sus casas. Los Padres les acogen muy bien, preparan
una pequeña capilla y les instalan en la casa durante
3 años, con los 200 niños. Las hermanas tienen que
cocinar también para las familias que han sido expropiadas (unas 200 comidas diarias), trabajan en el
pequeño dispensario, aseguran el mantenimiento de
la Iglesia de los OFM y la animación de las 4 clases
de primaria y de la Guardería. “Los Padres les han
dado unas parcelas de tierra para plantar patatas y
verduras, que con la ayuda de las hermanas y las chicas mayores cultivan en la huerta… Y en medio de
tantas ocupaciones, la vida religiosa transcurre normalmente”5 . En 1944, se acerca el frente ruso, “el
enemigo abre fuego contra el convento… tiran bombas incendiarias… las hermanas acuden con cubos y
recipientes de agua que se pasan de mano en mano,
desde el pozo hasta la casa principal cuyo techo está
en llamas… sólo la granja queda destruida por el
incendio ”6.
FMM, permanecieron en el campamento
hasta que se cerró.
Las Franciscanas de Michalin, son encarceladas el 16 de junio de 1942 y trasladadas
al campo de concentración de Bajanowo,
donde había 537 monjas encerradas durante la guerra. Ahí, residen el director, y las
hermanas – vestidas de civil – organizan la
vida del campo. Están divididas en grupos
de trabajo: cocina, lavandería, costura, tejidos, granja; a las más ancianas les asignan
cortar las plumas, y las más jóvenes y fuertes, trabajan en los campos. Ellas tienen la
posibilidad de rezar por la mañana, y de
asistir a la misa antes de las 7h, hora en que
comienza el trabajo. A pesar de la prohibición, rezan
en voz alta durante el trabajo y cantan himnos, sabedoras de que recibirán reprimendas desagradables. Si
llegan a ser liberadas, saben que no se les permite
volver a su comunidad. Seis FMM han experimentado los horrores de este campo.
Las FMM en el campo de concentración en
Zamość: (de izquierda a derecha: Sor Wawrzyna,
Sor M. Teresa – Racibora, Madre M. Aleksandra,
Sor M. Bozywoja)
Sin embargo, cuatro hermanas regresan a
Labunie y se instalan en un pequeño apartamento, para recoger la cosecha de los campos y
así pueden abastecer a Radecznica. En diciembre de 1942, son arrestadas y transportadas al
campo de concentración de Zamoṡƈ para servir a los deportados, cuidar a los enfermos, distribuir los alimentos, y para servicio de la
barraca donde estaban encerrados los judíos
destinados al crematorio. El comandante encarga a Hna. Christina, la responsabilidad de recoger a los recién nacidos en el campamento. En
este campamento reina el hambre y los insectos, se contagian las enfermedades y las condiciones de higiene son terribles. Las religiosas
Las FMM en el campo de concentración en Zamość:
participan de la misma condición de los prisio- (de negro, a la izquierda: Sor. M. Bozywoja, Sor M. Teresa
neros. Hermana Teresa, es arrestada y torturada
– Racibora, Madre M. Aleksandra y la primera a derecha
como ellos, porque se atrevió a pasar de conSor Wawrzyna)
trabando: cartas, medicamentos, comida para
los presos políticos que estaban confinados en
el cuartel nº 13, e incluso los curó después de ser tor- Por fin, en 1940 comienza la deportación organizada
turados. Sobrevive, ¡gracias a Dios! Estas valerosas por los rusos para la población polaca, que vive en la
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Radecznica
orilla derecha del rio Bug, en Bielorrusia. Las 4 hermanas de Smorgonie, son deportadas a Jaje, en
Siberia, donde les someten a la ardua labor de limpiar
los bosques y a trabajos físicos muy penosos. Pasan
casi dos años en aquel lugar, y son liberadas gracias
a una amnistía, pero no consiguen regresar a Polonia.
Al principio, encuentran trabajo en una oficina postal
de otra ciudad, con un salario insuficiente, y vuelven
al trabajo más rentable de desbrozar los bosques, o
cultivan la tierra. En 1945-1946 regresarán a Polonia,
después de un mes de viaje, gracias a las gestiones
realizadas por las Hermanas de Varsovia.
Labunie
Aunque fue muy difícil para la provincial,
M.M.Melanie-Rose y para la superiora de Varsovia,
M.M. Jozaphata, enviar correspondencia a Roma,
algunas cartas llegan a M.M.Marguerite du S.C., que
hablan de la fe y el valor con el que vivieron en estos
años terribles: “Nuestra vida es un verdadero calvario, pero la Divina Providencia nos ha protegido y
sostenido, como siempre lo hace con las hijas de
Mamá Pasión.
Hemos estado muchas veces a las puertas de la eternidad, pero gracias a Dios, todas estamos sanas y
salvas… En mi país, sufren terriblemente a causa de
infinidad de males que puede imaginarse… Ha sido
para nosotras una alegría profunda e íntima, vivir la
pobreza en toda su realidad …”7
¡Con cuánta entrega a Dios, olvido de sí y generosidad, acogieron nuestras hermanas esta situación y la
compartieron con todos los que les rodeaban!
Nosotras, sólo podemos inclinarnos con admiración y
reconocimiento, y dar gracias al Señor que ha sido su
fuerza, e hizo de ellas mujeres de paz, en todas partes
donde se han encontrado.
Catherine Bazin, fmm
32
FMM Lugar de Encuentro VII/52
1 Carta a M. Clera de Jesús, 30.01.1964, escrita desde
Loughlynn a M. Antoinette, archivista general
2 Idem
3 Agfr, serie 13, nº 4/39, relato del bombardeo de Varsovia por
M. Jozaphat.
4 Idem pp. 20-22
5 Agfr, serie 13, nº 4/39, relato del bombardeo de Varsovia por M.
Jozaphat.
6 Idem pp. 20-22
7 Cartas de M.M. Mélanie-Rose, 31 octubre 1939; julio 1940, de
M.M. Jozaphata, 4 octubre 1939.
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