Felicidad ¿Soy feliz? Ésta es una pregunta vital ya que la felicidad es esencial para nuestra salud espiritual, o bien se puede decir que la expresión visible de un desarrollo espiritual sano es la felicidad interior. Si hay alguna tristeza, tenemos que hacer esfuerzos intensos para liberarnos de la misma rápidamente, de lo contrario crece como una enredadera en época de lluvias: al mediodía estaremos confundidos, y por la noche habrá enraizado en nuestra mente una jungla de actitudes débiles, inútiles y negativas. El resultado equivale al caos. A veces llegamos a un punto en el que la actitud es: "¿Y qué más da si hoy estoy deprimido? Es mi vida, no le afecta a nadie más". En primer lugar, cuanto más nos permitimos experimentar pesar, menos tiempo tenemos disponible para estar felices y contentos. Suena muy obvio pero, ¿somos conscientes del valor de la felicidad? Y a la vez, hemos de ser conscientes de que nuestro estado de ánimo sí tiene un impacto en aquellos que nos rodean. Si estoy feliz, las vibraciones de felicidad se esparcen e influyen a todas mis relaciones. Lo mismo sucede si estoy triste. Todos recordamos a una persona sonriente, alguien cuyo corazón parece radiar a través de sus dientes. Y cuando lo hacen, podemos darnos cuenta de que es casi imposible no sonreír en retorno... a menos que nos sintamos de muy mal humor. Así que aunque la sonrisa no venga por sí sola, ¿por qué no provocarla? No sólo transforma nuestra producción química interna y crea "hormonas felices", sino que cuando la gente la recibe, la ofrece de vuelta (la mayoría). La felicidad es el arte de vivir, el propósito de nuestra existencia. La felicidad es el verdadero índice de nuestra calidad de vida. Sin felicidad, la vida es seca y carece de significado. Con felicidad, la vida inmediatamente se vuelve atractiva y maravillosa. La felicidad es un sentimiento contagioso que inmediatamente eleva los decaídos espíritus de las personas. Las personas felices se mantienen felices porque conocen pequeñas maneras de apreciarse a sí mismas y ver el humor y la magia que hay en cada momento. Nunca debemos identificarnos con el pesar de los demás o nos iremos directamente donde ellos están. Hemos de permanecer a su lado, pero en lo alto, de forma que podamos elevarles. Ayudarles a poner las cosas en perspectiva. Pero en primer lugar tenemos que hacer eso para nosotros mismos. No importa qué situaciones adversas vengan enfrente de nosotros, no importa cuántos obstáculos se nos presenten, nuestra felicidad no debería desaparecer. Un obstáculo que viene igualmente se irá. Ése obstáculo viene y se va pero lo que nos pertenece no se debería ir. Así que la felicidad es nuestra propiedad. Siempre que venga un obstáculo lo único que tenemos que recordar es que viene para irse. Cuando viene un invitado a nuestra casa, no viene como invitado y se va a ir llevándose todo lo que tenemos en nuestra casa. Así que un obstáculo ha venido y se irá, pero no se debería llevar nuestra felicidad. La felicidad siempre debería permanecer con nosotros. La felicidad no es una dependencia, es una decisión. Realmente no necesitamos nada para ser felices. No es algo que venga del exterior, viene del interior y cuando radiamos esa energía nos sorprenderá lo que atrae a nuestras vidas. Decidamos ahora ser felices y observemos la magia que empieza a entrar en nuestra vida. Todo lo que necesitamos en nuestra vida es paz en la mente, amor en el corazón y felicidad en las relaciones. Copyright © 2007 Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris Diputación 329, pral. 08009 Barcelona T. 34 93 4877667 / 7874 Fax 34 93 4877638 E-mail: [email protected] Web internacional: www.bkwsu.org Web nacional: www.bkwsu.org/spain