Directorio Iniciación cristiana Ávila 20[...]

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DIRECTORIO PASTORAL DE
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN GENERAL
El proceso de la evangelización
La Iniciación cristiana al servicio de la evangelización
Recuperación del concepto de “Iniciación cristiana”
¿Qué es la Iniciación cristiana?
Características de la Iniciación cristiana
Elementos específicos de la Iniciación cristiana
Dimensiones integrantes de la Iniciación cristiana
La catequesis y la liturgia en la Iniciación cristiana
Necesidad y utilidad de este Directorio
I. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE NIÑOS, ADOLESCENTES Y JÓVENES
1 EL BAUTISMO DE NIÑOS
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
La comunidad cristiana
Los padres
Padres creyentes
Padres alejados de la fe
Los padrinos
Preparación de padres y padrinos
Celebración del Bautismo
Tiempo de la celebración
Lugar de la celebración
SITUACIONES ESPECIALES
a) Padres creyentes con poca práctica religiosa
b) Padres en situación familiar irregular
c) Matrimonios de rito católico oriental, de confesión ortodoxa y cristianos no católicos
d) Matrimonios mixtos o no creyentes
LA EDUCACIÓN EN LA FE DE LOS PÁRVULOS BAUTIZADOS
La familia cristiana
Otras familias
La comunidad parroquial
La escuela católica y la enseñanza religiosa escolar
2. LA CONFIRMACIÓN
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
Acogida del confirmando
Directorio Iniciación Cristiana
Preparación y catequesis
Motivación y objetivos
Duración y forma de la catequesis
Discernimiento sobre la idoneidad de los confirmandos
Materiales catequéticos
Edad de los confirmandos
La comunidad cristiana
Los catequistas
Los padres
Los padrinos
La celebración de la Confirmación
El ministro
La preparación de la celebración litúrgica
Lugar de la celebración
Requisitos administrativos e inscripción de la Confirmación
Después de la Confirmación
SITUACIONES ESPECIALES
En peligro de muerte
Discapacitados
3. LA PRIMERA COMUNIÓN
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
Acogida
Preparación y catequesis
Objetivos fundamentales de la catequesis
Inserción progresiva de los niños en la asamblea litúrgica: La misa dominical
Duración y lugar de la catequesis
Criterios de discernimiento
Materiales catequéticos
Edad
Papel de los padres
La celebración de la Primera Comunión
Preparación de la celebración
Tiempo
Lugar
Los padres
SITUACIONES ESPECIALES
Participación en dos parroquias
Discapacitados
4. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA EN LA INICIACIÓN CRISTIANA
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
II. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES NO BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
2
Directorio Iniciación Cristiana
3
Preparación y catequesis
Los padrinos
Los catequistas
ETAPAS DEL ITINERARIO CATECUMENAL
a) Primer tiempo: precatecumenado
Rito de entrada en el catecumenado
b) Segundo tiempo: catecumenado
c) Tercer tiempo: purificación o iluminación
d) Celebración de los sacramentos de Iniciación
Lugar
Tiempo
Ministro
e) Tiempo de la mistagogía
III. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS NO BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
ITINERARIO POR ETAPAS Y GRADOS
a) Primer tiempo: el anuncio misionero y el precatecumenado
b) Segundo tiempo: el catecumenado
1. Catequesis apropiada, básica e integral
2. Aprendizaje de la vida cristiana
3. Iniciación, educación y participación en la liturgia y en la oración de la Iglesia
4. Iniciación y educación para la vida comunitaria y para la misión
c) Tercer tiempo: purificación e iluminación
d) La celebración de los sacramentos
e) Cuarto tiempo: la mistagogía
Tiempo
Lugar
ITINERARIO SEGÚN LA FORMA SIMPLIFICADA EN TRES ETAPAS
a) Primera etapa: precatecumenado, rito de admisión y catecumenado
b) Segunda etapa: iluminación y purificación
c) Tercera etapa: celebración de los sacramentos y mistagogía
IV. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
ITINERARIO DE PREPARACIÓN PARA LOS ADULTOS BAUTIZADOS QUE NO HAN RECIBIDO
CONFIRMACIÓN Y LA EUCARISTÍA
a) Anuncio misionero y nueva evangelización
b) La etapa catequética
c) Celebración de los sacramentos
d) Tiempo de la mistagogía
ITINERARIO DE LOS ADULTOS QUE RECIBIERON LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN PERO NO
ESTÁN SUFICIENTEMENTE CATEQUIZADOS
Destinatarios
Catequesis
Participación en la Liturgia
Duración
Educación permanente de la fe
V. CONCLUSIÓN
LA
Directorio Iniciación Cristiana
4
INTRODUCCIÓN GENERAL
El proceso de la evangelización
La misión de la Iglesia es evangelizar, llevar la Buena noticia a todos los hombres de
todos los tiempos. El decreto conciliar Ad Gentes ha descrito la dinámica del proceso
evangelizador por el que la Iglesia, movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en
todo el mundo, de tal modo que ella1:
– Impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y
renovando las culturas;
– da testimonio entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los
cristianos;
– y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el «primer anuncio», llamando a la
conversión.
– Inicia en la fe y vida cristiana, mediante la «catequesis» y los «sacramentos de iniciación», a
los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su seguimiento,
incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana.
– Alimenta constantemente el don de la comunión en los fieles mediante la educación
permanente de la fe (homilía, otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y el
ejercicio de la caridad;
– y suscita continuamente la misión, al enviar a todos los discípulos de Cristo a anunciar el
Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo.
El proceso evangelizador está estructurado en tres etapas: la acción misionera para los no
creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequético-iniciatoria para
los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y
la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana.
Estas etapas no están cerradas sino que se reiteran siempre que sea necesario ya que tratan de dar
el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma
comunidad.
El reciente Sínodo diocesano, que tuvo por objeto alentar una nueva evangelización en
nuestra diócesis, dedicó un capítulo a reflexionar sobre la Iniciación cristiana2, consciente de que
ésta es la tarea central de la misión que el Señor confió a sus discípulos.
La Iniciación cristiana al servicio de la evangelización
Recuperación del concepto de “Iniciación cristiana”
¿Por qué se está recuperando hoy en el lenguaje de la Iglesia y de la catequesis el antiguo
concepto de Iniciación cristiana prácticamente perdido?
Las ciencias antropológicas nos dicen que, en las diversas culturas, iniciar consiste en
introducir a alguien, por medio de un proceso específico, en una realidad vital que resulta nueva,
desconocida hasta ese momento. Así, los niños y las niñas, a una determinada edad, son
introducidos en el mundo adulto, en los secretos de la tribu, en las tradiciones culturales y
religiosas que hasta el momento les eran desconocidas.
1
AG nn.11-18. DGC nn. 48-49.
V Sínodo diocesano abulense. Constitución Sinodal sobre los Misterios de la Fe, disposición general IV. Obispado
de Ávila (2002).
2
Directorio Iniciación Cristiana
5
Fijándonos en nuestra situación religiosa próxima pasada, que llamamos de cristiandad,
nos damos cuenta de que, al estar todo el ambiente (cultura, organización social, tradiciones,
fiestas, leyes, etc.) impregnado de cristianismo, prácticamente se «nacía» en lo cristiano y no se
sentía la necesidad de una Iniciación cristiana específica. No había, o al menos así se percibía,
ninguna realidad «nueva» en la que entrar.
Hoy, sin embargo, la situación ha cambiado. Lo cristiano no es ya inspirador e integrador
de la cultura, y los cristianos «que ejercen» son también minoría en nuestro mundo. Se plantea la
misma exigencia que en la antigüedad, cuando la Iglesia era minoritaria en medio de un mundo
pagano; la misma exigencia que se da en los llamados «países de misión», en los que las
comunidades cristianas están en minoría. Es necesaria una verdadera iniciación que haga del
bautizado «sociológicamente» o del aún no bautizado un verdadero creyente, seguidor de
Jesucristo y miembro de la Iglesia. Ésa es la tarea de la catequesis hoy.
¿Qué es la Iniciación cristiana?
Cuando hablamos de Iniciación cristiana hablamos del proceso por el que una persona es
introducida en el misterio de Cristo y a la vida de la Iglesia. Un proceso por el que la persona
llega a ser cristiana por medio de un aprendizaje global y de la asimilación de la vida de fe que
culmina en la incorporación a la comunidad cristiana mediante los sacramentos del Bautismo, la
Confirmación y la Eucaristía.
Al servicio de este proceso de Iniciación está la catequesis que, instruyendo y
acompañando al catecúmeno, le va introduciendo en los misterios de la fe y de la vida cristiana,
hasta hacerla capaz de una plena adhesión a Jesucristo y de una plena pertenencia a la
comunidad eclesial.
Características de la Iniciación cristiana
a) Es una iniciación totalizante: abarca y se dirige a todas las esferas y dimensiones del
hombre.
b) Es una iniciación relacionante: conmueve y remueve todo el mundo relacional:
consigo mismo, con los demás, con el mundo y con Dios.
c) Es una iniciación dinámica: puesto que se encuadra en un “antes”, un “en” y un
“después”; y porque, aún teniendo un comienzo y unos momentos significativos álgidos, no tiene
un final. Siempre necesitamos una cierta “reiniciación”, porque nunca llegamos a vivir
plenamente el misterio en el que fuimos iniciados.
Elementos específicos de la Iniciación cristiana
1º. El contenido de la Iniciación: el que quiere ser cristiano no se inicia en cualquier
misterio, sino en el Misterio Pascual; ni en cualquier dios, sino en el Dios de Jesucristo; ni en
cualquier tipo de vida nueva, sino en la Vida Nueva en el Espíritu. La historia en la que es
introducido, no es cualquier historia o fantasía, sino que es la Historia de la Salvación, fundada
en la libre y gratuita intervención de Dios que se acerca al hombre para salvarlo por Cristo.
2º. Las mediaciones de Iniciación: en el cristianismo no se realiza la Iniciación por la
mediación de cualquier grupo, sino por la mediación de la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo
del Espíritu, Madre y Maestra a la vez. La Iniciación sucede en la Iglesia, por la Iglesia y para la
Iglesia.
3º. La actitud de fe evangélica y de participación activa que se exige al iniciado: nos
iniciamos no por cualquier actitud personal subjetiva, sino por aquella actitud que supone la
Directorio Iniciación Cristiana
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conversión personal y la adhesión fiel a Cristo y a la Iglesia. No basta con un cambio externo,
sino que se pide una transformación radical, la conversión interna.
Dimensiones integrantes de la Iniciación cristiana
a) Dimensión teológica: poner a Dios como centro de la Iniciación desarrollando y
expresando de forma adecuada sus contenidos esenciales. No se trata sólo de explicar el
contenido, se trata sobre todo de expresar y participar de una vida, la de Dios.
b) Dimensión eclesiológica: se manifiesta por la intervención misma de la Iglesia, como
mediadora y a la vez como objeto de la Iniciación. La Iniciación es un encuentro de la Iglesia
con el iniciado y de éste con la Iglesia.
c) Dimensión personal: indica la intervención subjetiva y personal, es decir, consciente,
libre y responsable del mismo sujeto iniciado, en la medida en que su edad y su capacidad se lo
permitan.
d) Dimensión sacramental: no basta con que Dios y la Iglesia intervengan; y que el
hombre responda a la conversión y la fe. Es preciso que la intervención y el encuentro se
expresen y celebren, se hagan visibles, concretos. Por eso no hay Iniciación cristiana si están
ausentes los sacramentos.
e) Dimensión histórica: indica que la Iniciación es proceso y progresividad, duración e
historia, desde y para una historia personal y social concreta, en las que el iniciado tiene que
desarrollar su vida. Iniciar no es evadir los compromisos temporales, ni excusar tareas, sino vivir
la propia identidad cristiana en medio de un compromiso activo por la transformación del
mundo.
La catequesis y la liturgia en la Iniciación cristiana3
La Iniciación cristiana, como mediación de la Iglesia, se verifica principalmente mediante
dos funciones pastorales íntimamente relacionadas entre sí: la catequesis y la liturgia. Nunca
debe perderse de vista su íntima implicación ya que, teniendo cada una su alcance propio dentro
de la única misión, conducen a la misma realidad: introducir a los hombres en el Misterio de
Cristo y de la Iglesia4.
a) La catequesis está íntimamente unida a toda acción litúrgica y sacramental, prepara
para la celebración de los sacramentos de la fe y proporciona un conocimiento adecuado del
significado de las acciones sacramentales.
b) La liturgia debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión; sólo así
puede dar sus frutos en la vida de los fieles: la vida nueva en el Espíritu, el compromiso en la
Iglesia y el servicio a su unidad. Y a su vez, inspira la catequesis mistagógica, forma muy
peculiar y necesaria de catequesis que introduce en el Misterio de Cristo.
El Catecismo de la Iglesia Católica expresa esta íntima relación cuando dice que “la
liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza. Por tanto, es el lugar privilegiado de la catequesis del Pueblo de
Dios. La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es
en los sacramentos, y sobre todo en la Eucaristía, donde Jesucristo actúa en plenitud para la
transformación de los hombres”5.
3
LXXXIII Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Orientaciones pastorales para la Iniciación
cristiana de niños no bautizados en su infancia (2004), n. 14
4
Cf. Conferencia Episcopal Española, La Iniciación Cristiana. Reflexiones y Orientaciones (ICRO). (Madrid 1998)
nn. 39-40.
5
CCE 1074.
Directorio Iniciación Cristiana
7
Necesidad y utilidad de este Directorio
La Constitución Sinodal sobre los Misterios de la Fe nos habla, en su disposición general
IV, de la Iniciación cristiana y de la celebración de los sacramentos del Bautismo, Confirmación
y Eucaristía. En su número 51 se pide “la necesaria actualización del Directorio diocesano de los
sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía”. También los obispos españoles han
instado a que con urgencia se renueve la Iniciación cristiana desde una perspectiva
verdaderamente evangelizadora6, de manera que los fieles una vez iniciados en los misterios de
Cristo se inserten plenamente en la vida de la Iglesia por medio de la fe y los sacramentos.
Respondiendo a estas necesidades se ha elaborado este Directorio pastoral de los
sacramentos de la Iniciación cristiana, que también tiene en cuenta las disposiciones sinodales y
los documentos de los obispos españoles: “La Iniciación Cristiana. Reflexiones y Orientaciones”,
“Orientaciones pastorales para el catecumenado” y “Orientaciones pastorales para la Iniciación
cristiana de niños no bautizados en su infancia”. Por supuesto, manteniendo y respetando la
plena vigencia de todo aquello que el magisterio de la Iglesia ha propuesto en sus documentos
sobre la Iniciación cristiana, especialmente el Código de derecho canónico y el Ritual de la
Iniciación cristiana de adultos.
Las dificultades que nos plantea la práctica actual de la Iniciación cristiana en nuestra
diócesis hacen necesario este Directorio, que tiene carácter normativo para la Iglesia particular,
de manera que tanto clérigos como religiosos y laicos sepan cómo se ha de proceder para realizar
dicha Iniciación en nuestra diócesis de acuerdo con la normas establecidas para toda la Iglesia
universal.
Además, este Directorio pretende ser también una ayuda pastoral que clarifique los
procesos de la Iniciación cristiana en nuestra comunidad diocesana atendiendo a las múltiples
circunstancias que se pueden presentar. Pero entendemos que los procesos de Iniciación en la fe
y la progresiva inserción en la comunidad cristiana por medio de los sacramentos abarca muchos
más aspectos que los que aquí se contemplan y que requieren un verdadero esfuerzo y celo
apostólico por parte de los pastores. No obstante cada parroquia ha de asumir el compromiso y el
esfuerzo de “ofrecer un proceso completo de Iniciación cristiana que enseñe a vivir como
cristianos en la Iglesia a quienes piden los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía”7.
6
Cf. ICRO n. 4
Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 50; Cf. Constitución Sinodal sobre la
Evangelización y los agentes de la Evangelización, n. 12.
7
Directorio Iniciación Cristiana
8
CAPÍTULO I
LA INICIACIÓN CRISTIANA DE NIÑOS, ADOLESCENTES Y JÓVENES
1 Bajo este epígrafe se sitúa el itinerario de la Iniciación cristiana más habitual en la
diócesis, a saber: el Bautismo antes de la edad de la discreción, la Primera Comunión en el inicio
de la infancia adulta y la Confirmación en la adolescencia-juventud. No obstante, preferimos
abordar cada uno de los sacramentos en su orden original, a saber, Bautismo, Confirmación y
Eucaristía.
1. EL BAUTISMO DE NIÑOS
INTRODUCCIÓN
2 El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el
Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados
del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos
incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. El Bautismo es el sacramento del
nuevo nacimiento por el agua y la palabra8.
Por tanto, con la celebración del Bautismo da comienzo la Iniciación cristiana de los
niños, que ha de ser continuada con las diversas fases de la Iniciación, es decir, el niño tendrá
que recorrer un itinerario catecumenal, cuyo punto de referencia es el Bautismo recibido, y que
se ha de completar con la educación en la fe y la recepción de los demás sacramentos de la
Iniciación.
La práctica de bautizar a los párvulos pertenecientes a familias cristianas es una tradición
inmemorial de la Iglesia que no quiere privarles de los dones divinos vinculados al Bautismo.
Aunque el Bautismo es un don del amor de Dios y es respuesta libre del hombre que acoge la
gracia, la Iglesia bautizaba a los niños que no han llegado a la edad de la discreción, aunque no
pueden tener ni expresar una fe personal, considerando que son bautizados en la fe de la misma
Iglesia, proclamada por sus padres, padrinos y por aquellos que son garantes de que el niño va a
ser educado en la fe. Debido a esto, la Iglesia afirma la conveniencia de que los niños reciban
este sacramento al poco de nacer9.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
La comunidad cristiana
3 La comunidad cristiana (parroquia) es la responsable de la acogida, la preparación y la
educación en la fe de los que van a ser bautizados y de aquellos que los presentan (padres y
padrinos), desarrollando esta tarea según sus medios y posibilidades10. Una buena acogida de la
petición del Bautismo de un niño facilita la preparación de los padres y los dispone para la futura
educación cristiana del hijo. Para muchos de ellos, el Bautismo de su hijo es uno de los pocos
contactos que tiene con la Iglesia, por eso la acogida ha de ser un acto evangelizador, una
oportunidad para dialogar con ellos, sea cual fuere la situación de fe en la que se encuentren. En
este momento es necesario que la comunidad, y quien actúe en su nombre, cultive actitudes de
diálogo, de acogida positiva y, a la vez, de claridad en los planteamientos.
8
Cf. CEE, n. 1213; cf 1277; 1279
Cf. Ritual del Bautismo de niños, n.8
10
Cf. ICRO n.77; Cf. Conferencia Episcopal Española, Orientaciones del Episcopado Español sobre el Bautismo de
niños (1970) n. 11
9
Directorio Iniciación Cristiana
9
Toda la comunidad parroquial ha de responsabilizarse de los futuros bautizados
participando en la preparación de este sacramento, en la acogida y acompañamiento, de manera
que la comunidad cristiana sea siempre referente para su paulatina inserción y desarrollo de la fe.
Los pastores han de procurar que los padres pidan el Bautismo para sus hijos cuanto
antes, de manera que no se aplace por mucho tiempo su administración, ni siquiera con el fin de
reunir a toda costa a varios niños en una misma celebración, que a veces da lugar a celebraciones
más colectivas que verdaderamente comunitarias11.
Los padres
4 El momento presente hace necesaria la distinción entre padres creyentes, plenamente
incorporados en la comunidad cristiana, y aquellos otros padres que por distintas razones piden
el Bautismo para sus hijos. Unos y otros han de recibir un trato pastoral adecuado a su situación.
Aunque todos han de ser conscientes de que adquieren el compromiso de ayudar al nuevo
cristiano a proseguir el itinerario de la Iniciación cristiana que tiene su punto de partida en el
Bautismo12.
Padres creyentes
Los padres cristianos tienen la obligación de bautizar a sus hijos cuanto antes (c.867),
para ello deben acudir al párroco para pedir el sacramento, después del nacimiento o incluso
antes de él, y preparase debidamente. No es conveniente una dilación prolongada de la
administración del Bautismo, sin más justificación que las conveniencias familiares o sociales13.
Los verdaderos responsables de la educación de los niños son los padres. El testimonio de
vida cristiana, ofrecido por los padres, en el seno de la familia hace que los hijos perciban más
claramente la cercanía de Dios, hasta tal punto que esta primera experiencia cristiana deja
frecuentemente en ellos una huella decisiva que dura toda la vida14.
Padres alejados de la fe
La Iglesia es consciente de la eficacia de la fe que actúa en el Bautismo de los niños y de
la validez del sacramento que ella les confiere, sin embargo, no debe administrar el sacramento
del Bautismo sin el consentimiento de los padres, a no ser en peligro de muerte. Tampoco se ha
de bautizar si no hay garantías de que el niño será educado en la fe cristiana15. No es una
negativa al Bautismo sino un aplazamiento hasta obtener de los padres las condiciones
requeridas16. Para esto, la comunidad parroquial ofrecerá a estos padres un itinerario de
acercamiento a la fe y su comprensión.
Los padres, de acuerdo con el responsable de la comunidad, han de elegir unos padrinos
que les ayuden en la tarea de la educación en la fe de los niños.
Los padrinos
5 Acompañan al que ha de ser bautizado y colaboran con los padres en el proceso de
educación en la fe. El padrino representa a la familia (lo que implica que va a tener un trato
frecuente con el niño) y a la Iglesia madre, de ahí que su papel será ayudar al niño a que llegue a
11
Cf. ICRO n.72
Cf. CIC 872-874
13
Cf. ICRO nn.72.74
14
Cf. DGC n. 126
15
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el Bautismo de los niños (1980) n. 15; Cf. CIC c. 868
16
Cf. Instrucción “Pastoralis actio” n. 30
12
Directorio Iniciación Cristiana
10
profesar la fe y a expresarla en su vida. Este papel es especialmente relevante cuando los padres
están alejados de la fe.
Los padrinos han de tener las cualidades suficientes como para ejercer esa
responsabilidad, en especial ha de procurarse que cumplan los requisitos exigidos por el código
de Derecho canónico (c.874), en particular el hecho de que los padrinos hayan completado su
Iniciación cristiana y, por lo tanto, hayan recibido los sacramentos del Bautismo, Eucaristía y
Confirmación. En cualquier caso deberán ser “creyentes sólidos, capaces y dispuestos a ayudar al
nuevo bautizado”17.
Preparación de padres y padrinos
6 Ante la carencia de signos de vida cristiana que se observan en muchos padres, se hace
necesario que la acogida de los pastores a los padres y padrinos no se limite a una mera
preparación ceremonial del Bautismo de sus hijos. La acogida ha de tener todas las
características de un acto de apertura personal, de ofrecimiento evangelizador y de auténtica
catequesis mistagógica, especialmente con aquellos que son padres por primera vez y con
aquellos que viven alejados de las prácticas religiosas18. “Así acogidos con caridad pastoral
habrá que presentarles la fe cristiana como un bien deseable para el desarrollo de la persona
humana, el sentido de su vida y su meta trascendente en Dios”19.
Los padres y padrinos han de ser convenientemente instruidos por parte del párroco, o por
medio de otras personas, sobre el significado del sacramento del Bautismo y las obligaciones que
lleva consigo20. Ha de procurarse los encuentros necesarios de los padres y padrinos con el
párroco u otras personas responsables de la pastoral bautismal, para una preparación catequética
y litúrgica adecuadas.
Para que esta preparación de padres y padrinos sea más fructífera, se debe procurar no
limitar los contactos al tiempo anterior a la celebración, sino que prosigan, una vez celebrado el
Bautismo21. Sería también deseable que en la preparación al matrimonio o en los cursillos
prematrimoniales se abordara el tema del Bautismo y del despertar religioso, ya que los padres
reciben en el sacramento del Matrimonio la gracia y la responsabilidad de la educación cristiana
de sus hijos22.
La duración de estos encuentros de preparación y catequesis ha de atender a las
exigencias evangelizadoras que el caso requiera. Deberían tenerse las suficientes sesiones, al
menos tres, que permitieran desarrollar los siguientes contenidos: la fe en Jesucristo y su misterio
pascual; el Bautismo: inserción en la comunión de la Iglesia; compromiso y misión de los padres
en orden a la futura educación cristiana; y orientaciones litúrgico-pastorales de la celebración del
Bautismo. La Delegación de Catequesis facilitará materiales que desarrollen estos temas.
Esta preparación ha de realizarse siempre mediante encuentros programados, ya sea en la
parroquia o mediante la visita del párroco, u otras personas que tengan encomendada esta tarea, a
la familia del niño.
Celebración del Bautismo
7 La celebración litúrgica del Bautismo debe ser objeto de un verdadero cuidado por
parte de los pastores. La gran riqueza litúrgica y las posibilidades que ofrece el Ritual del
Bautismo contribuyen a una participación activa y viva. Para ello es necesario que se prepare con
17
CCE, n.1255
Cf. ICRO nn.76 y 77
19
Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 49 b
20
Cf. CIC c. 851.2
21
Cf. ICRO n.77
22
Cf. DGC, n.227; Cf. Orientaciones del Episcopado Español sobre el Bautismo de niños n. 56; Cf. Instrucción
“Pastoralis actio” n. 32
18
Directorio Iniciación Cristiana
11
anterioridad la celebración, de manera que todos los elementos, signos y símbolos sean
comprensibles para los padres, padrinos y para toda la comunidad cristiana. “Todos los
momentos de la celebración han de llenarse de su sentido y manifestar con la autenticidad de su
realización, más que con explicaciones verbales, que tras lo visible actúa la gracia invisible.
Cuídese de no omitir ningún rito que privaría a los fieles de la oportuna mistagogía que en él
puede apoyarse”23.
Tiempo de la celebración
8 Es aconsejable que de ordinario el Bautismo se administre el domingo dentro de la
celebración eucarística comunitaria y, si es posible, en la Vigilia Pascual24. Es muy importante
que esté presente la comunidad parroquial, significando con su presencia la Iglesia Madre. Una
celebración del Bautismo sin que esté presente la comunidad deberá constituir una excepción25,
al igual que los bautizos en sábado (una vez iniciada la liturgia del domingo). Los pastores
habrán de procurar que todos los niños nacidos recientemente sean bautizados en una sola
celebración, en el mismo día. Y, si no es por causa justa, nunca se celebrará dos veces el
sacramento en el mismo día y en la misma Iglesia26.
9 El Tiempo de Cuaresma es el tiempo propio para la preparación al Bautismo de los
catecúmenos y de la renovación de la conciencia bautismal de los fieles, por ello, no se ha de
administrar el sacramento del Bautismo durante este tiempo, a no ser por circunstancias muy
excepcionales, de manera que se manifieste más claramente que el Tiempo Pascual es, por su
naturaleza, un tiempo bautismal, especialmente el día de la Resurrección en su Vigila Pascual
que es el día bautismal por excelencia27.
Lugar de la celebración
10 La parroquia es, después de la Catedral, el ámbito propio para la celebración del
Bautismo. El niño ha de bautizarse, como norma general, en la iglesia parroquial de sus padres.
Si por alguna razón justificada los padres desean bautizar a sus hijos en una iglesia parroquial
distinta de la suya, se deberá pedir una certificación al párroco de su parroquia en la que conste
que han recibido la catequesis oportuna y su consentimiento para que el Bautismo se celebre en
otra parroquia. Si no hubieran recibido la catequesis, la recibirán en la parroquia donde se ha de
celebrar el Bautismo. A nadie le está permitido bautizar sin consentimiento del párroco dentro de
los límites parroquiales a no ser en caso de verdadera necesidad28.
11 En todo templo parroquial ha de haber una pila bautismal, no así en otros templos u
oratorios, a no ser que ya tengan concedido ese privilegio 29. El baptisterio ha de ser un lugar
destacado dentro del Templo, que hay que mantener limpio y decoroso, de manera que aparezca
con claridad que allí los cristianos renacen del agua y del Espíritu Santo. Si el baptisterio no
reúne las condiciones para una participación activa de toda la comunidad, nada impide que sólo
se realice en él el rito central y el resto de la celebración en otro lugar más conveniente30.
23
ICRO n.83; Cf. CCE, n. 1234
Cf. ICRO n.52 y 84; Cf. CIC c. 856
25
Cf. Orientaciones del Episcopado Español sobre el Bautismo de niños n. 61 y 62
26
Cf. Ritual del Bautismo de niños, Orientaciones doctrinales y pastorales (1970) n. 42
27
Cf. ICRO n.84
28
Cf. CIC c. 862
29
CIC c.857.2 ; ICRO n.33; Cf. DGC, n.257
30
Cf. Ritual del Bautismo de niños, Orientaciones doctrinales y pastorales (1970) nn. 40 y 41
24
Directorio Iniciación Cristiana
12
12 No ha de bautizarse en ningún otro sitio que no sea el templo parroquial sin permiso
del Ordinario, esto vale tanto para santuarios, ermitas y oratorios como para otros templos dentro
de los límites de la parroquia que no constituyen la “sede parroquial”, a no ser que gocen ya de
ese privilegio, o porque la lejanía u otras circunstancias impidan gravemente celebrar el
sacramento31. No debe administrase el Bautismo en casas particulares sin que lo permita el
Ordinario, ni tampoco en clínicas ni hospitales, a no ser en caso de extrema necesidad32.
SITUACIONES ESPECIALES
a) Padres con poca práctica religiosa
13 El abandono de las prácticas religiosas por parte de los padres, como consecuencia
del ambiente de indiferencia religiosa o de una insuficiente formación cristiana, no debe ser
obstáculo para la celebración del Bautismo de su hijo. Ahora bien, con motivo de la petición del
Bautismo y las catequesis preparatorias, con actitud de acogida, comprensión y diálogo, se
procurará suscitar en ellos su responsabilidad en orden a educar cristianamente a su hijo, garantía
de su educación en la fe.
b) Padres en situación familiar irregular
14 Cada vez con más frecuencia, algunos padres que piden el Bautismo para sus hijos se
encuentran en una situación familiar “irregular”: padres divorciados casados de nuevo, padres
cristianos no casados o casados civilmente, madres solteras, etc…. Ante estas situaciones hay
que partir del principio de que la situación moral o legal de los padres no impide, de por sí, el
Bautismo de sus hijos. Pero su situación irregular sí puede influir en la educación cristiana que
estos padres puedan dar a sus hijos33. Estos niños podrán ser bautizados siempre que se garantice
su educación en la fe.
El sacerdote deberá prestarles una atención pastoral especial estableciendo con ellos un
diálogo evangelizador sincero y respetuoso sobre sus circunstancias. La petición del Bautismo
para sus hijos puede ser una ocasión propicia para invitarles a que normalicen su situación, si es
posible, en especial la de aquellos padres cristianos que están casados solo civilmente o que no lo
están, haciéndoles reflexionar sobre la necesidad de coherencia entre su vida personal y la
petición del Bautismo de su hijo.
No es posible elaborar una normativa general que abarque todos y cada uno de los casos.
Tendrá que ser el sacerdote, con el equipo de pastoral bautismal, quien tiene que valorar y
discernir cada caso atendiendo a las circunstancias y condicionamientos a los que están
sometidos los padres que viven esa situación y piden el Bautismo para sus hijos. Pero siempre
habrá que asegurar la educación en la fe del niño mediante la elección de padrinos idóneos que
se responsabilicen, con y ante la comunidad parroquial. Si no hay garantías de que fuera así no se
debe bautizar, aplazando el Bautismo para otra ocasión, dejando claro que no es una
consecuencia de su situación irregular, sino de que no se perciben garantías de la educación del
niño en la fe.
c) Matrimonios de rito católico oriental, de confesión ortodoxa y cristianos no católicos
15 La presencia en nuestra diócesis de familias de rito católico oriental, de confesión
ortodoxa y cristianos no católicos, así como la adopción de niños que proceden de países de rito
católico oriental, ortodoxa o de otra religión cristiana, requieren especial atención por las
31
Cf. CIC c. 858 y 859
Cf. CIC c. 860
33
Cf. ICRO n.79
32
Directorio Iniciación Cristiana
13
implicaciones de carácter interconfesional34. En estos casos, siempre se deberá consultar al
Ordinario, tanto para la celebración de los sacramentos de la Iniciación, especialmente el
Bautismo, como para su anotación en el libro sacramental correspondiente.
d) Matrimonios mixtos o no creyentes
16 Al igual que en los anteriores casos, habrá que contar con suficientes garantías de que
al niño le será dada una educación católica, exigida por el sacramento35. Los pastores tendrán
que hacer un discernimiento lúcido para asegurar que los padrinos, o algún miembro de la
familia, sean creyentes responsables, plenamente incorporados en la vida de la comunidad, que
aseguren el acompañamiento del niño en su Iniciación cristiana. Si no fuera así no se debería
bautizar36.
LA EDUCACIÓN EN LA FE
DE LOS PÁRVULOS BAUTIZADOS
17 El Bautismo de niños exige un despertar religioso y un catecumenado postbautismal;
se trata, no sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo
vivencial de la gracia bautismal en orden a la conversión personal, y que acompañe el
crecimiento de la persona. Es el momento propio de la catequesis que nunca debe faltar a los
niños bautizados. De este modo, la Iniciación cristiana queda organizada en un itinerario
catequético y sacramental, y se desarrolla principalmente durante la infancia y la adolescencia.
La meta es siempre la confesión personal de fe y la plena y consciente integración del bautizado
en la comunión y en la misión de la Iglesia37.
La familia cristiana
18 Con el Bautismo comienza la Iniciación cristiana del niño, en la cual los padres
creyentes tienen una gran responsabilidad, ya que son ellos los que han de comenzar la iniciación
religiosa del niño, enseñarle a amar a Cristo y formar su conciencia. Esta tarea será más fecunda
y fácil porque se apoya en la gracia bautismal presente en el corazón del niño38. Los padres
creyentes han de ser los primeros predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su
ejemplo39. La transmisión de la fe encuentra en la familia un entramado de comunicación, afecto
y exigencia que es donde se produce el despertar religioso que tan difícilmente se logra en otras
circunstancias. El seno de la familia es el primer lugar natural para la preparación de los
sacramentos40.
La familia cristiana es “Iglesia doméstica”, lo que significa que en cada familia cristiana
deben reflejarse los diversos aspectos y funciones de la vida de la Iglesia entera: misión,
catequesis, testimonio, oración... La familia cristiana, en efecto, al igual que la Iglesia, es un
espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia41.
Dada la situación actual, la parroquia ayudará a los padres creyentes jóvenes a realizar el
despertar religioso de sus hijos facilitándoles catequesis adecuadas para ello.
34
CEE, Orientaciones para la atención pastoral de los católicos orientales en España (Madrid 2003), nn. 16-21y
Código de Cánones de las Iglesias Orientales.
35
Cf. Instrucción “Pastoralis actio” n. 30
36
Cf. ICRO n.80
37
Cf. ICRO n.22; Cf. CCE, n. 1231
38
Cf. Instrucción “Pastoralis actio” n. 32
39
Cf. LG n. 11
40
Cf. Conferencia Episcopal Española, La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad. (Madrid 2001)
n. 96
41
Cf. DGC, n.255
Directorio Iniciación Cristiana
14
Otras familias
19 Junto con estas familias cristianas hay otras familias cuyos miembros se han alejado
de la fe o carecen de ella. Sus hijos fueron bautizados porque aceptaron que estos fueran
educados en la fe, delegando esta función en los padrinos y en otros miembros creyentes de la
familia. A estas familias se les pide que faciliten el contacto cercano y afectuoso con la
comunidad cristiana y que acojan de forma respetuosa y positiva el proceso de Iniciación de los
niños, el despertar religioso que otros miembros de la familia puedan hacer, y facilitando su
posterior asistencia a la catequesis parroquial.
La comunidad parroquial tiene que explicar a estos padres el proceso de Iniciación que
sigue con sus hijos a través de reuniones periódicas.
La comunidad parroquial
20 Una de las metas de la Iniciación cristiana es incorporar a los niños, desde su más
tierna infancia, y paso a paso, a formas de vida comunitaria y, entre éstas ocupa un lugar
preeminente la parroquia como el lugar más significativo en que se forma y manifiesta la
comunidad cristiana, que ha de iniciar al niño en las distintas dimensiones de la vida cristiana: la
participación gradual en las celebraciones litúrgicas, en la oración, en la vivencia de los valores
evangélicos, en el compromiso evangelizador, etc.42.
Para ello, cada comunidad parroquial ha de tener un proceso continuo y completo de
evangelización que articule los tres momentos de la evangelización: misionero, catequético y
pastoral, donde estén integrados los distintos procesos catequéticos.
La escuela católica y la enseñanza religiosa escolar
21 La escuela católica es un ámbito muy importante para la formación humana y
cristiana. Para ser fiel a su misión debe procurar la formación integral de la persona humana, en
orden a su fin último y, simultáneamente, al bien de la sociedad. La escuela católica, haciendo
constante referencia a la Palabra de Dios revelada y al encuentro personal con Jesucristo, a quien
propone como modelo de hombre en plenitud, intentando arraigarlo en la conciencia y vida de
sus alumnos, se convierte en mediación eclesial para la Iniciación cristiana43.
De igual modo, la educación religiosa escolar, es un medio apropiado del que disponen
los padres para completar, en diálogo con la cultura, la educación en la fe de sus hijos,
capacitándoles para ser testigos de la fe en esa cultura.
42
Cf. Ritual del Bautismo de niños, Orientaciones doctrinales y pastorales (1970) nn 100 – 103; Cf. DGC, n.257;
Cf. ICRO n.33
43
Cf. ICRO n.36; DGC, n.259 ; CIC c. 795
Directorio Iniciación Cristiana
15
2. LA CONFIRMACIÓN
INTRODUCCIÓN
22 Con el sacramento de la Confirmación los renacidos en el Bautismo reciben la efusión
del Espíritu Santo, que fue enviado por el Señor sobre los Apóstoles en el día de Pentecostés, y
así fortalecidos con su poder y marcados por el carácter del mismo sacramento se configuran
más perfectamente con Cristo, se vinculan más a la Iglesia y adquieren un mayor compromiso en
difundir y defender la fe, con su palabra y sus obras, como verdaderos testigos de Cristo44.
La Confirmación ha de entenderse como un don gratuito de la iniciativa salvadora de
Dios al que los hombres, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden mediante su
adhesión personal asumiendo una vida nueva en Cristo. Don de Dios y respuesta libre del
hombre han ir siempre de la mano en la preparación para recibir este sacramento al que deberían
ser convocados todos los bautizados por el hecho de serlo. Este sacramento no se puede reducir a
una simple ratificación personal del Bautismo recibido, y de la fe y compromisos bautismales, ni
a una opción personal que son capaces de asumir sólo unos pocos45. La Confirmación es un
sacramento de la fe porque no sólo la supone en el sujeto sino que la alimente y la robustece de
manera más fructuosa en quien, secundando la acción del Espíritu Santo, desea adherirse más
plenamente a Cristo e incorporarse a la vida de la Iglesia.
La Confirmación junto con el Bautismo y la Eucaristía, forman los sacramentos de
Iniciación cristiana, que no se deben entender por separado, sino que hay que salvaguardar su
unidad. Por eso, aunque en la práctica pastoral actual, es la última etapa del proceso catequético
de Iniciación cristiana, debe estar íntimamente conectada con las fases anteriores y abierta a una
maduración posterior. De esta consideración surge que todos los bautizados han de sentirse
llamados a recibir este sacramento ya que es necesario para la plenitud de la gracia bautismal46.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
23 Todos los bautizados pueden y deben recibir el sacramento de la Confirmación en el
tiempo oportuno, porque dada la unidad entre los tres sacramentos de la Iniciación, ésta queda
incompleta si falta la Confirmación o la Eucaristía47. A este respecto, no hay que olvidar que los
católicos que no han recibido este sacramento, deben recibirlo antes de ser admitidos al
Matrimonio, con el fin de completar la Iniciación cristiana, siempre que pueda hacerse sin
dificultad grave y teniendo en cuenta el itinerario previsto más adelante48.
Acogida del confirmando
24 Habrá que tener en cuenta dos situaciones que se dan con frecuencia en nuestra
diócesis: la de aquellos que están haciendo el itinerario de Iniciación cristiana sin rupturas, en un
proceso catequético continuado (que es lo deseable), y la de aquellos que abandonaron el
itinerario una vez recibida la primera Eucaristía. Éstos últimos requieren un proceso de
evangelización previo a la catequesis para la Confirmación propiamente dicha. Se trataría de una
etapa misionera que permita reavivar en ellos el don de Dios que recibieron en el Bautismo49 y el
deseo explícito de retomar el proceso de Iniciación cristiana. Para ello, las comunidades
44
Cf. LG n. 11; Cf. Pablo VI, Constitución Apostólica “Divinae Consortium Naturae” sobre el sacramento de la
Confirmación (1971); Cf. Ritual de la Confirmación, praenotandos, nn. 1 y 2; Cf. CIC c. 879
45
Cf. ICRO n.56, 90 y 93
46
Cf. CCE, n. 1285; Cf. Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe, Nota sobre algunos aspectos
doctrinales del sacramento de la Confirmación (1991) n.2
47
Cf. ICRO n.55; cf. CIC c. 890
48
Cf. ICRO n.85; cf. CIC c. 1065; Ritual del Matrimonio, n.18
49
Nota sobre algunos aspectos doctrinales del sacramento de la Confirmación n.4
Directorio Iniciación Cristiana
16
parroquiales deben tener previstos varios itinerarios catequéticos que den respuesta a estas
situaciones.
Preparación y catequesis
Motivación y objetivos
25 Siempre ha de haber una Iniciación adecuada para que el confirmando esté bien
dispuesto a recibir el sacramento y pueda renovar las promesas del Bautismo. El candidato a la
Confirmación ha de estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de Cristo en la
comunidad eclesial y en la sociedad, con una presencia adaptada a su edad50.
La preparación para la Confirmación tiene como meta conducir al bautizado a una unión
más íntima con Cristo, a una familiaridad más viva con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y
sus llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana.
Por ello, a través de la catequesis de la Confirmación se ha de suscitar el sentido de la
pertenencia a la Iglesia de Jesucristo, tanto a la Iglesia universal y diocesana, como a la
comunidad parroquial51.
26 La catequesis preparatoria ha de transmitir la fe íntegra de la Iglesia, sin omitir
ninguna parte de la confesión de fe y de la moral evangélica. Además, habrá de tener un carácter
catecumenal y, por tanto, habrá de iniciar a la oración, como dimensión fundamental de la
existencia cristiana, a la necesidad de la conversión a lo largo de toda la vida, y a descubrir a qué
vocación y servicio determinados Dios llama a cada uno en la Iglesia52.
Este proceso catequético ha de ser fortalecido por la presencia de los elementos litúrgicos
de la preparación de la celebración de la Confirmación, ya que la catequesis y la liturgia se
ayudan mutuamente. En el tiempo próximo a la recepción del sacramento ha de haber una
catequesis litúrgica, explicando los ritos, símbolos y gestos de la celebración. Esta forma de
catequesis es llamada también “mistagógica”, porque consiste en ayudar a entrar en la realidad
del misterio que se celebra. Durante esta etapa se podrían realizar algunos ritos como la entrega
del Símbolo o de la Oración Dominical como se contempla en el Ritual de la Iniciación cristiana
de Adultos, pero adaptado a estos candidatos a la Confirmación, que ya recibieron en su día el
Bautismo53.
Duración y forma de la catequesis
27 Como norma general ha de considerarse que esta catequesis preparatoria al
sacramento de la Confirmación, que tiene que tener un carácter catecumenal y cultivar todas las
dimensiones de la catequesis, ha de durar, como mínimo dos años naturales con una sesión
semanal.
El modo de proceder en estas catequesis preparatorias puede ser el habitual de grupos
reducidos de adolescentes de la misma edad, al frente del cual está uno o varios catequistas que
cuidarán, también, el acompañamiento personal de cada catequizando, la preparación de
convivencias y otras acciones que pueden organizarse de forma conjunta con otros agentes de
pastoral, grupos parroquiales y/o movimientos apostólicos. En las zonas rurales, a veces esto no
50
Cf. CIC c. 889.2; CCE, n. 1319
Cf. CCE, n. 1309
52
Cf. ICRO n.90.5; Cf. Ritual de la Confirmación, Observaciones previas 13; Cf. Nota sobre algunos aspectos
doctrinales del sacramento de la Confirmación n. 5; Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios
de la fe, n. 41 y 49 d
53
Cf. ICRO nn. 48,49 y 91; Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 41; Cf.
RICA, n. 181ss
51
Directorio Iniciación Cristiana
17
es posible, pero se puede ver la conveniencia de hacer un grupo de catequesis con adolescentes
de otras parroquias de la misma unidad pastoral o del arciprestazgo.
La catequesis para la Confirmación no puede ser sustituida por la formación propia de
ningún grupo ni movimiento juvenil, así como tampoco esta etapa de evangelización debe anular
la pastoral de adolescentes y jóvenes propiamente dicha. Ambas acciones tienen que estar
coordinadas.
28 Como norma general, los candidatos han de recibir esta catequesis en su parroquia.
En el caso de que algún candidato esté más integrado en otra parroquia, con el consentimiento
del párroco de origen, podrá seguir en esta el proceso catequético.
Del mismo modo, los colegios católicos podrán realizar también esta catequesis, pero han
de contar con el consentimiento y la coordinación de los párrocos respectivos a los que han de
enviar un informe escrito donde conste la preparación e idoneidad de los candidatos para recibir
el sacramento de la Confirmación.
Discernimiento sobre la idoneidad de los confirmandos
29 Este tiempo “catecumenal” ha de contribuir también a que los responsables de la
catequesis puedan discernir si se dan las garantías suficientes en cada candidato en orden a
recibir el sacramento de la Confirmación, es decir que cada candidato reúna las condiciones
adecuadas de maduración en la fe conforme a su edad y mentalidad para recibir el sacramento.
De cara a este discernimiento, que habrán de realizar juntos sacerdotes y catequesistas54,
se pueden observar algunas actitudes y comportamientos que ayuden a comprobar si el candidato
reúne las condiciones requeridas; en especial se puede observar el grado de personalización de
estas dimensiones, teniendo en cuenta su edad:
- Adecuada formación catequética
- Asistencia asidua e interés manifestado en las sesiones catequéticas
- Incorporación a la vida de la comunidad cristiana, principalmente por la participación
en la asamblea eucarística dominical de manera habitual55 y práctica del sacramento
de la Penitencia
- Decisión personal libre y voluntaria de ser confirmado
- Sentido de pertenencia a la Iglesia de Jesucristo56
- Práctica de la oración
- Comportamiento que intente ser coherente con el evangelio
30 Es necesario aconsejar vivamente a los candidatos que se matriculen en la clase de
Religión de manera que la preparación catequética a la Confirmación sea complementada con los
conocimientos sobre la Religión católica que se imparten en los centros escolares, pues es del
todo coherente pedir ser admitido a recibir el sacramento de la Confirmación y participar en el
diálogo entre la fe y la ciencia que es propio de la Religión en el ámbito escolar.
Materiales catequéticos
31 La catequesis de Confirmación, que insistimos tiene que tener inspiración
catecumenal, es el momento adecuado para realizar la síntesis de fe que recoge el catecismo de la
Conferencia Episcopal Española “Esta es nuestra fe” (o aquel que le sustituya). En la elección de
los materiales que ayuden a catequistas y candidatos a realizar esta síntesis, que son muchos y
muy diversos, se ha de tener en cuenta las distintas situaciones respecto a la fe de los candidatos
54
Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 32 y 53
Cf. ICRO n. 93
56
Cf. CCE, n. 1309
55
Directorio Iniciación Cristiana
18
que se han descrito ya, así como la adecuada acomodación entre la edad de los candidatos y la
edad que los autores de los materiales han pensado para su proceso. Se ha de cuidar que el
material ayude a desarrollar e integrar todas las dimensiones de la catequesis y que sean procesos
completos, progresivos y ordenados.
Siempre es una garantía contar con la programación catequética y con los materiales
preparados por la Conferencia Episcopal, así como los materiales que se elaboran en nuestra
región pastoral del Duero57. Asimismo se han de tener en cuenta las orientaciones que la
Delegación de catequesis vaya dando al respecto, de tal manera que se utilicen materiales
adecuados y debidamente aprobados, y sirvan de elemento unificador en la catequesis
sacramental de la diócesis58.
Edad de los confirmandos
32 El Código de Derecho Canónico (c. 891), dice que ha de administrarse la
Confirmación en torno a la edad de la discreción, a no ser que la Conferencia Episcopal
establezca otra cosa. La Conferencia Episcopal Española, en su decreto del 25 de Noviembre de
1983, fijó como edad para recibir el sacramento de la Confirmación la situada en torno a los
catorce años, salvo el derecho del Obispo diocesano a seguir la edad de la discreción.
En nuestra diócesis se fijan los 14 años como edad mínima para recibir este sacramento.
En todo caso, la edad no será nunca el criterio fundamental y decisivo para confirmar, sino la
madurez cristiana del candidato, el logro de los objetivos propios del proceso de Iniciación
cristiana, lo que puede hacer aconsejable retrasar la edad de la recepción del sacramento. Estos
objetivos no se podrán lograr nunca sin el proceso catequético adecuado, sea cual sea su
duración, nunca inferior a dos años.
La comunidad cristiana
33 La comunidad cristiana es el ámbito de vida propio donde se desarrolla la Iniciación
de los bautizados que desean recibir el sacramento de la Confirmación. Es imprescindible que la
comunidad cristiana se implique en la preparación de los que van a celebrar este sacramento.
Además, es de suma importancia que la comunidad esté presente en la celebración de este
sacramento. Convendría realizar en esta etapa catecumenal algunos ritos en los que la comunidad
parroquial esté presente, como la entrega del Símbolo y de la Oración Dominical.
Los catequistas
34 Los catequistas tienen la delicada misión de preparar a los adolescentes o jóvenes
para el sacramento de la Confirmación. Esta tarea se hace hoy más necesaria ya que estos
adolescentes, cada vez con más frecuencia, no reciben en sus hogares la formación religiosa
conveniente59.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la Iniciación cristiana, en especial la
preparación a la Confirmación, tiene tal importancia en la vida de la Iglesia que debe ponerse en
manos de catequistas con la preparación adecuada y que sean de verdad idóneos.
Los catequistas han de estar dotados de una fe profunda, de una clara identidad cristiana y
eclesial y de una honda sensibilidad social. Han de destacar por su madurez humana, cristiana y
apostólica, así como por su formación y capacitación catequética, como corresponde al cometido
que ha de desempeñar, y que es el de guía espiritual de los catequizandos, acompañándoles en el
aprendizaje, la vivencia y la maduración en la fe60.
57
Cf. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae (1979) n. 30; Cf. DGC, n.30.
Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 52
59
Cf. DGC, n.232
60
Cf. ICRO n. 44
58
Directorio Iniciación Cristiana
19
Los catequistas han de llevar una vida espiritual intensa, en la que destaquen por su
oración, por su inserción en la comunidad cristiana de la parroquia, participando especialmente
en la Eucaristía dominical. Los catequistas han de ser conocidos en el ambiente parroquial así
como realizar su tarea evangelizadora en estrecha colaboración con el resto de los agentes de
pastoral y de los sacerdotes de la parroquia.
La formación de los catequistas ha de ser cuidada de un modo especial por la parroquia y
los arciprestazgos. Como la edad de los candidatos puede ser diversa (adolescentes, jóvenes,
adultos), la formación de los catequistas tendrá que tener en cuanta a los destinatarios61.
35 Aunque no es el propósito de este Directorio, conviene recordar cuáles son las tareas
fundamentales de la catequesis, y por tanto de los catequistas62:
- Propiciar el conocimiento de la fe
- La educación litúrgica
- La formación moral
- Enseñar a orar
- La educación para la vida comunitaria
- La iniciación a la misión
Los padres
36 Los padres cristianos, como primeros responsables de la educación en la fe de sus
hijos han de animarlos y orientarlos hacia la culminación del proceso de la Iniciación cristiana63.
La parroquia debe mantener contacto con los padres de tal manera que estos se impliquen de
manera efectiva en el proceso de maduración de la fe de sus hijos. Y ofrecerles, cuando el caso lo
requiera, una formación adecuada a su situación de fe que les ayude en esta tarea.
A los padres no creyentes o alejados de la fe se les debe recordar el compromiso que
adquirieron al bautizar a su hijo para que sean respetuosos con su proceso de Iniciación y les
faciliten el contacto con las personas creyentes de su entorno para que sean estas las que aporten
criterios y testimonios de fe.
Los padrinos
37 El candidato, en diálogo con los responsables de la Iniciación, ha de elegir un padrino
que le acompañe en este proceso y que le presente al sacramento de la Confirmación. Se ha de
procurar, como en el Bautismo, que sea una persona suficientemente capacitada para ejercer una
influencia cristiana en la vida del confirmando, evitando que la elección se produzca sólo por
criterios familiares o afectivos. Al igual que se dijo sobre los padrinos del Bautismo, los que
vayan a ser padrinos de Confirmación han de cumplir los requisitos que establece el c. 874.
Conviene además que, si es posible, el padrino sea el mismo que el del Bautismo, a fin de
subrayar la unidad entre los dos sacramentos64. Es necesario que la parroquia tenga algún tipo de
encuentro con los padrinos a fin de que tomen conciencia de la misión y responsabilidad, sobre
todo testimonial, que adquieren.
61
Cf. ICRO n. 44
Cf. DGC nn. 85-86
63
Cf. CIC c.890; Cf. ICRO n. 55; Cf. Ritual de la Confirmación, Introducción, n. 3
64
Cf. CCE, n. 1311; Cf. CIC c.893; Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 57
62
Directorio Iniciación Cristiana
20
La celebración de la Confirmación
El ministro
38 El Obispo es el ministro originario y ordinario del sacramento de la Confirmación.
También pueden confirmar por derecho los vicarios episcopales u otros presbíteros a quienes el
obispo les ha otorgado la facultad de confirmar siendo ministros extraordinarios. La
administración de este sacramento por parte del Obispo pone de relieve que la Confirmación
tiene como efecto unir a los que la reciben más estrechamente a la Iglesia, a sus orígenes
apostólicos y a su misión de dar testimonio de Cristo65.
La preparación de la celebración litúrgica
39 La celebración de la Confirmación ha de estar bien preparada, cuidando todos los
detalles. Ha de prepararse de acuerdo con las indicaciones del Ritual de la Confirmación. Se ha
de celebrar la misa Ritual para la Administración de la Confirmación, con vestiduras de color
rojo, si lo permite el calendario litúrgico.
Es aconsejable que tanto las moniciones como las lecturas las realicen los catequistas, los
padres o los padrinos, evitando que los confirmandos tengan un protagonismo excesivo. Una vez
confirmados, pueden intervenir en la oración de los fieles, en la presentación de ofrendas y en la
acción de gracias después de la oración de postcomunión.
En el rito de la Confirmación se han de destacar la renovación de las promesas del
Bautismo, que expresa el lazo entre estos dos sacramentos; la imposición de manos con la
oración que la acompaña, el gesto esencial de la unción con el Crisma y las palabras que la
acompañan, y el beso de la paz como signo de comunión eclesial66. Es conveniente que los
confirmados reciban la comunión bajo las dos especies, ya que es especialmente significativa en
este momento y subraya la unidad de los sacramentos de Iniciación cristiana67.
Sobre el reportaje gráfico y la sobriedad en regalos y gastos, es necesario tener en cuenta
las mismas consideraciones que se hacen en la celebración de la Primera Comunión68.
Lugar
40 La Catedral es el lugar ordinario de la celebración del sacramento de la Confirmación.
De ahí que sea conveniente que el Obispo confirme en ella en ocasiones señaladas, como la
fiesta de Pentecostés. Junto a la Catedral, el templo parroquial es también el lugar ordinario de
la celebración de este sacramento. En las Unidades parroquiales se procurará reunir a todos los
confirmandos en una sola celebración. Dada la situación que viven las parroquias rurales de
nuestra diócesis, dispersas y con poca población, se podrá convocar a los confirmandos a una de
las parroquias más significativas de la zona para la celebración de este sacramento si así lo
estiman conveniente el Obispo juntamente con los diversos párrocos.
41 No se debe admitir a nadie de otra parroquia de la diócesis o de otras diócesis a la
recepción de este sacramento sin que le conste al párroco, por escrito, su adecuada preparación,
así como el consentimiento del párroco de origen para que reciba dicho sacramento.
65
Cf. CCE, n. 1313; Congregación para el Culto Divino, Ceremonial de los Obispos, n. 455
Cf. ICRO n. 100
67
Cf. Ibidem
68
Ver n. 63 del presente documento.
66
Directorio Iniciación Cristiana
21
Requisitos administrativos e inscripción de la Confirmación
42 El párroco del lugar donde se vaya a administrar la Confirmación ha de pedir con
tiempo suficiente un certificado de Bautismo de los candidatos y, una vez recibido el
sacramento, ha de notificarlo al párroco del lugar del Bautismo para que se haga la anotación en
el Libro de Bautismos69.
43 En las parroquias ha de existir un Libro de Confirmaciones donde el párroco deje
constancia del nombre de los que han sido confirmados, el nombre de sus padres y padrinos, el
nombre del ministro así como el lugar y fecha en que se administró la Confirmación. Asimismo
se anotará la Confirmación en el Libro de Bautismos70.
Después de la Confirmación
44 La comunidad cristiana ha de asegurarse la permanencia de los confirmados en el
proceso de su formación en la fe y en los restantes aspectos de la vida cristiana, emprendiendo
las iniciativas que sean necesarias a favor de la pastoral de adolescencia y juventud. La
formación básica de la fe, recibida durante los años de la Iniciación cristiana ha de abrirse y
prolongarse en la educación permanente de esa misma fe en el seno de la comunidad cristiana71.
El Secretariado de pastoral de la juventud ayudará a las parroquias para que los
confirmados puedan continuar su formación y enriquecerse espiritualmente en los diversos
movimientos y grupos juveniles que existen en nuestra diócesis. Por eso es necesario que los
sacerdotes y catequistas orienten a los confirmados para que se incorporen a algunas
asociaciones de laicos o a los diversos movimientos de apostolado72. Los sacerdotes y
catequistas estarán especialmente atentos para proponer, orientar y acompañar a aquellos que
manifiesten ciertos indicios de vocación al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada, contando
para ello con la ayuda del Secretariado de vocaciones y del Seminario diocesano73.
SITUACIONES ESPECIALES
En peligro de muerte
45 Fuera del proceso normal de Iniciación pueden presentarse circunstancias especiales,
que reclamen celebrar este sacramento antes de la “edad de la discreción” o después de recibida
la Eucaristía, en “peligro de muerte”, o a juicio del ministro, por una causa grave. En estos casos
cualquier presbítero debe administrarle la Confirmación, puesto que la Confirmación no es una
simple ratificación personal del Bautismo sino que es, ante todo, un don gratuito de la iniciativa
salvadora de Dios. Cuando se administra la Confirmación en peligro de muerte a un fiel dotado
de uso de razón ha de procurarse, en la medida de lo posible, una conveniente preparación
espiritual74.
46 Del mismo modo, tienen la facultad de confirmar los Capellanes de Hospitales y
residencias de ancianos a los fieles de dichos centros que se encuentren en peligro de muerte,
salvando el derecho preferente que tiene el párroco del lugar75. En este supuesto, cuando el
69
Cf. CIC c. 535 y 895
Cf CIC c. 535
71
Cf. ICRO nn. 97 y 106; Cf. DGC, n. 69-72
72
Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 56; Cf. CIC c. 777; Cf. Constitución
Sinodal sobre la Evangelización de la juventud, n. 35
73
Cf. Constitución Sinodal sobre la Evangelización de la juventud, n. 26 y 36
74
Cf. ICRO n. 99; CIC c. 891; Cf. CCE, n. 1307; CCE, n. 1314; Ritual de la Confirmación, Introducción, n. 12
75
Cf. CIC c.530,2º
70
Directorio Iniciación Cristiana
22
ministro no ha sido el párroco del lugar habrá de comunicárselo con el fin de que anote la
administración del sacramento en el libro de Confirmaciones de la parroquia, y habrá de
comunicarlo también al párroco donde el confirmado fue bautizado para la oportuna anotación
marginal.
Discapacitados
47 Toda comunidad cristiana considera entre los predilectos del Señor a aquellos que
sufren alguna deficiencia física o mental u otra forma de privación. Estos tienen derecho a una
catequesis adaptada y personalizada y plenamente integrada en la pastoral comunitaria76. Dicho
sacramento puede ser administrado a estas personas discapacitadas aunque no sean conscientes77.
3. LA PRIMERA COMUNIÓN
INTRODUCCIÓN
48 La Eucaristía “realiza el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última cena,
cuando bajo las especies del pan y vino ofreció su Cuerpo y su Sangre y se lo dio a los Apóstoles
en forma de comida y bebida y les encargó perpetuar este misterio”78. La Eucaristía es acción de
toda la Iglesia y “fuente y cumbre de toda vida cristiana”79. A ella conduce la Iniciación cristiana
comenzada en el Bautismo.
49 La Iglesia, desde los tiempos del Papa S. Pío X, ha señalado la edad del
discernimiento y uso de razón para introducir a sus hijos más pequeños en la Comunión
Eucarística80. La Iglesia, que bautiza a los niños confiando en los dones que proporciona este
sacramento, debe cuidar de que los bautizados crezcan en comunión con Jesucristo y con los
hermanos. De esta comunión es signo y prenda la participación en la mesa de la Eucaristía, a la
que se están preparando o en cuya comprensión más profunda van siendo introducidos81.
50 La primera Eucaristía en la que el niño participa plenamente, su Primera Comunión,
constituye un momento muy importante en la Iniciación cristiana del niño. Comienza aquí un
contacto personal más intenso con Jesucristo. Uno de los objetivos primordiales en torno a la
Primera Comunión será conseguir que los niños entiendan el misterio de Cristo en la Eucaristía,
en la medida de su capacidad, para que puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción, y
encaminarles a seguir el proceso de Iniciación cristiana82. Por esta razón, no se les exige a los
niños una preparación superior o unos conocimientos completos de la doctrina cristiana, al
considerar que se encuentran en la etapa básica de formación catequética y de iniciación en todos
los aspectos de la vida cristiana83.
76
Cf. DGC, n.189
Cf. ICRO n. 88
78
Ordenación General del Misal Romano (2000) 79
79
LG n.11
80
Cf. ICRO n. 101 y 102
81
Cf. Secretaría de Estado y Sagrada Congregación para el Culto divino, Directorio para las misas con niños (1973)
n. 8 (En adelante DMN)
82
Cf. CIC c. 913 y 914
83
Cf. ICRO n. 102
77
Directorio Iniciación Cristiana
23
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
Acogida
51 La comunidad cristiana tiene la responsabilidad de acoger, acompañar e iniciar a los
niños bautizados de párvulos, junto con los padres y padrinos. Esta misión se ejerce, sobre todo,
al celebrar dignamente la Eucaristía, introduciendo al niño en la celebración de los misterios de
la fe y estimulándole en su preparación, convirtiéndose así en la mejor escuela de formación
cristiana y litúrgica84.
El sacerdote y los catequistas deben prestar una acogida cordial, cariñosa y fraterna a los
padres y a los niños que solicitan la catequesis que prepara la participación plena en la
Eucaristía. Esta catequesis no ha de ser un momento aislado, sino que habrá que situarla dentro
de todo el proceso de maduración en la fe que conlleva la Iniciación cristiana que comienza con
el despertar religioso.
Preparación y catequesis
52 La catequesis de los niños está necesariamente ligada a su situación y condición de
vida y es fruto de la intervención de distintos educadores, complementarios entre sí. El proceso
catequético en este momento del niño ha de ser eminentemente educativo, atento a desarrollar las
capacidades y aptitudes humanas, base antropológica de la vida de fe, como son el sentido de la
confianza, de la gratuidad, del don de sí, de la invocación, de la participación gozosa, de la
iniciación en la oración y a la Sagrada Escritura85.
Al igual que en la Confirmación, la situación de los niños que se acercan a la parroquia
pidiendo la catequesis será diversa según el nivel de fe y la práctica religiosa de su entorno
familiar. Habrá niños que han hecho ya el despertar religioso y por tanto están en disposición de
iniciar una catequesis sistemática; y otros con los que habrá que comenzar la Iniciación cristiana
con el despertar religioso.
Objetivos fundamentales de la catequesis
53 En la catequesis de la Primera Comunión los niños no han de aprender solamente las
verdades de fe relativas a la Eucaristía, sino que se han de insertar plenamente en el Cuerpo de
Cristo, previamente preparados por la Penitencia y según su capacidad, para que puedan tomar
parte activa con el pueblo de Dios en la Eucaristía, participando en la mesa del Señor y en la
comunidad de los hermanos86.
Para ello, esta catequesis ha de ser iniciática, de inspiración catecumenal, en la que se
cuiden todas las dimensiones: propiciar el conocimiento de la fe, la iniciación litúrgica y a la
oración, la formación moral, la iniciación en la vida comunitaria y a la misión.
54 En el proceso catequético, en la preparación próxima a la Primera Comunión, es
necesario intensificar la dimensión litúrgica de la catequesis, cuidando estos aspectos87:
a) Partir de los ritos y oraciones de la Misa, así como de la progresiva participación del
niño en la vida litúrgica de la Iglesia. Exponerles con detenimiento “los elementos
esenciales de la celebración de la misa: congregación de la asamblea; proclamación
de la palabra de Dios y homilía; oración por los fieles; sacrificio sacramental de
84
Cf. Obispado de Ávila. Directorio Diocesano de Pastoral de la Eucaristía (Ávila 1989) n. 2.4.6; Cf. DMN n. 11
Cf. DGC, n.178
86
Cf. DMN n.12
87
Directorio Diocesano de Pastoral de la Eucaristía n. 2.4.4
85
Directorio Iniciación Cristiana
24
Cristo y banquete de comunión fraterna en su Cuerpo y Sangre, en el marco de la
plegaria eucarística o anáfora”88.
b) Ayudar al niño, de acuerdo con su edad y su progreso personal, a que adquiera
experiencia “de los valores humanos subyacentes en la celebración eucarística, tales
como la acción comunitaria, el saludo, la capacidad de escuchar y también de pedir y
otorgar el perdón, la expresión del agradecimiento, la experiencia de las acciones
simbólicas, del convite fraternal, de la celebración festiva”89, con el fin de iniciar al
niño en una participación litúrgica activa, consciente y auténtica.
c) Dar “gran importancia a las celebraciones de diverso género mediante las cuales los
niños, por la fuerza misma de la celebración, perciban más fácilmente algunos
elementos litúrgicos, tales como el saludo, el silencio, la alabanza común, sobre todo
aquella que se realiza cantando en común. Debe cuidarse, sin embargo, que tales
celebraciones no revistan un carácter excesivamente didáctico”90.
Inserción progresiva de los niños en la asamblea litúrgica: La misa dominical
55 En la preparación para la Primera Comunión se educará a los niños para que
participen de manera habitual en la Misa dominical. Corresponde ante todo a los padres
cristianos, o en su defecto a los padrinos o familiares creyentes, educar a los niños para la
participación en la Misa Dominical, ayudados por los catequistas. Estos han de preocupar incluir
la iniciación a la Misa en el proceso formativo de los niños y niñas, ayudándoles a descubrir el
motivo profundo de la centralidad de la celebración dominical en la vida del cristiano y el
sentido de la obligatoriedad del precepto91.
Duración y lugar de la catequesis
56 La catequesis de Primera Comunión ha de realizarse en la parroquia en la que vive el
niño. Es en ella donde puede iniciarse de manera práctica en el sentido de pertenencia a la
comunidad cristiana.
57 La duración de la preparación a la Primera Comunión será, como mínimo, de dos
años, siempre que el niño haya realizado el despertar religioso en el seno de la familia. Como
cada vez son menos las familias que la realizan, es aconsejable que todos los niños tengan un año
dedicado al despertar religioso (que se puede hacer a través de catequesis familiar o de
catequistas) y dos años de catequesis.
Criterios de discernimiento
58 Al párroco, junto con los catequistas, le corresponde “vigilar para que no reciban la
santísima Eucaristía los niños que aún no hayan llegado al uso de razón, o a los que no juzgue
suficientemente dispuestos”92. Para realizar el discernimiento sobre la madurez necesaria deben
tenerse en cuenta estos criterios:
- El amor a Jesús y el deseo de conocerle más y seguirle
- Conocimiento y aceptación, en la medida de su capacidad, de los Evangelios y del
Credo;
- Que sepa rezar las oraciones básicas del cristiano;
88
Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 32
DMN n. 9
90
DMN n. 13
91
Cf. Juan Pablo II, Carta Apostólica “Dies Domini” sobre la santificación del domingo (1998) n. 36
92
CIC c. 914
89
Directorio Iniciación Cristiana
-
25
Sentido de pertenencia a la Iglesia manifestado prácticamente por su participación en
la catequesis y en las celebraciones litúrgicas, sobre todo en la Eucaristía dominical;
Alguna práctica en obras de caridad y amor al prójimo;
Adecuada valoración de los sacramentos93
Materiales catequéticos
59 Los catecismos primero y segundo de la comunidad cristiana: “Padre Nuestro” y
“Jesús es el Señor”, son los propios de esta etapa, complementados con los materiales
catequéticos elaborados por la Región pastoral del Duero.
Es importante tener en cuenta que todos los materiales subsidiarios a los catecismos están
pensados como “procesos completos”, que aseguran que la catequesis sea sistemática, orgánica,
sin lagunas, básica y esencial, centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana. Por tanto, sea
cual sea el material elegido, no es aconsejable mezclar procesos ni cambiarlos continuamente. Se
han de tener en cuenta las orientaciones que la Delegación de catequesis vaya dando al respecto.
Edad
60 La edad propia para celebrar los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía es la
que en la Iglesia se denomina “edad de la discreción”, siempre que el sujeto esté debidamente
preparado “de manera que entienda el misterio de Cristo en la medida de su capacidad y pueda
recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción”94.
Teniendo esto en cuenta, y dadas las circunstancias familiares y sociales en las que se
desenvuelven los niños en nuestro tiempo, así como la necesidad de una conveniente
preparación, se establece que la edad mínima requerida para participar por primera vez en el
sacramento de la Eucaristía será en torno a los 10 años (aquellos que cursen 4º de Primaria o que
durante ese año cumplan los 10 años).
A este respecto hay que decir que cada niño deberá recibir la Primera Comunión en el
momento más oportuno del proceso de maduración en la fe que realiza con su propio grupo
catequético. No es razón suficiente y, por tanto, no se debe adelantar la participación en los
sacramentos, el deseo familiar de que los realicen juntos varios hermanos. Tampoco es
aconsejable retrasar el sacramento por este motivo. En cualquier caso, el sacerdote en un diálogo
sincero con la familia habrá de discernir la situación concreta que se plantea, además de la
suficiente preparación de los niños.
Papel de los padres
61 Los padres creyentes deben implicarse en la catequesis de sus hijos, de manera que
sean verdaderos educadores en la fe. Una forma concreta de implicación puede ser la
participación en la catequesis familiar o en la catequesis en familia, especialmente en las
primeras etapas de la Iniciación (despertar religioso).
La parroquia deberá ofrecer a los padres alejados la posibilidad de que inicien un camino
de retorno a la fe por medio de la catequesis de adultos u otra propuesta de formación de modo
que puedan integrarse en la vida de fe y contribuir a la maduración en la fe de sus hijos.
En cualquier caso, se tendrán diversas reuniones con los padres durante el tiempo de
preparación de sus hijos para la Primera Comunión para que comprendan el sentido de lo que
van a celebrar.
93
94
Cf. Directorio Diocesano de Pastoral de la Eucaristía n. 2.4.3
CIC c. 913,1
Directorio Iniciación Cristiana
26
La celebración de la Primera Comunión
Preparación de la celebración
62 La celebración debe prepararse bien en todas sus partes, teniendo en cuenta la liturgia
del día, y la posibilidad de celebrar la misa votiva de la Eucaristía si litúrgicamente es posible.
Es conveniente aprovechar las posibilidades que nos brindan el Misal y el “Directorio
para las misas con niños”, así como utilizar las plegarias Eucarísticas para misas con niños, de
manera que la celebración se adapte mejor a su mentalidad.
La celebración ha de ser festiva, en la que los niños participen de manera activa tanto en
su preparación como en su desarrollo, aunque el protagonismo de estos ha de ser moderado,
dando participación también a los padres creyentes y a los catequeistas. Habrá que dar
importancia al canto, teniendo en cuenta la afinidad de los niños con la música.
Habrá que preparar y realzar las moniciones, las lecturas, el diálogo del sacerdote con la
asamblea (las contestaciones), la renovación de las promesas bautismales, la oración de los
fieles, la presentación de dones (ofrendas) que pueden ser llevadas por los mismos niños y, sobre
todo, el momento de comulgar que puede ser bajo las dos especies.
63 Habrá que procurar, poniéndose de acuerdo con los padres, que en la celebración
actúe sólo un fotógrafo o/y un operador de video, interviniendo desde fuera del presbiterio
discretamente para no distraer, y nunca lo hará durante las lecturas, la homilía y la plegaria
eucarística.
Habrá que insistir en las reuniones preparatorias con los padres, en la necesidad de
sobriedad y sencillez, como actitudes más evangélicas y más coherentes con la vida de Cristo, a
quien se comulga95, así como en la sencillez del vestido y en que los niños, durante la
celebración, no porten cosas que les puedan distraer.
Tiempo
64 El tiempo más adecuado para celebrar la plena participación en la Eucaristía son los
domingos del Tiempo Pascual, aunque también es apropiado cualquier otro domingo. Si por
motivos pastorales tuviera que ser otro día, la celebración tendrá lugar el sábado por la tarde. En
cualquier caso es conveniente que los niños perciban la importancia del domingo cuando
comienzan a participar en la Eucaristía, teniendo en cuenta lo que se ha dicho anteriormente
sobre el hábito de asistencia a la misa dominical.
Lugar
65 El lugar ordinario de la celebración es el templo parroquial de la comunidad en la que
el niño ha ido creciendo en la fe junto con sus compañeros. Es muy conveniente que los niños
hagan su Primera Comunión con su grupo de referencia. Sólo cuando haya alguna razón
especial, que el párroco tendrá que discernir, se podrá celebrar la Primera Comunión
individualmente.
No debe celebrarse la Primera Comunión en templos no parroquiales (ermitas, santuarios,
conventos, capillas, domicilios particulares) salvo en caso de verdadera necesidad. Para estos
casos, y otros extraordinarios que puedan presentarse, debe solicitarse el permiso expreso del
Ordinario.
66 Cuando los padres, por justas razones, deseen que su hijo reciba la Primera Comunión
en otra parroquia, el párroco deberá certificar que está debidamente preparado. Asimismo, no se
95
Cf. Directorio Diocesano de Pastoral de la Eucaristía n. 2.6.1
Directorio Iniciación Cristiana
27
ha de admitir a la Primera Comunión a un niño si no consta por escrito que está suficientemente
preparado.
Los padres
67 Los padres creyentes que han ido acompañando a su hijo en el proceso de la
Iniciación participarán de forma activa y significativa en la celebración. Es de desear que los
padres comulguen junto con sus hijos, después de la preparación conveniente por el sacramento
de la Penitencia.
Los padres alejados o no creyentes participarán en ella sólo en la medida en que no
violenten su libertad de conciencia ni confundan a los niños. Deberían participar de forma activa
y significativa los padrinos o los familiares que han acompañado al niño en el proceso de la
Iniciación.
SITUACIONES ESPECIALES
Participación en dos parroquias
68 Cuando por razones familiares, un niño asiste a la catequesis en una parroquia y el fin
de semana participa en las celebraciones litúrgicas de otra, ambas comunidades parroquiales han
de ejercer la responsabilidad que tienen en el proceso de la Iniciación cristiana de ese niño. Los
párrocos, o los responsables de la catequesis, de ambas comunidades mantendrán el contacto
necesario para coordinar sus acciones de tal modo que garanticen que el niño crezca en la fe. El
párroco de la comunidad donde va a recibir la Primera Comunión recabará la información que
permita valorar el grado de participación del niño en las celebraciones litúrgicas de la otra
parroquia, ya que este es un criterio de discernimiento sobre su madurez.
Discapacitados
69 Cuando el niño sufra algún tipo de discapacidad es válido lo expuesto para el
sacramento de la Confirmación96. Con los niños celíacos se seguirá la normativa expuesta en la
Nota de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española de febrero de
2003 que permite comulgar bajo la sola especie de vino97.
4. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
INTRODUCCIÓN
70 Dentro del proceso de la Iniciación cristiana de los ya bautizados, la celebración del
sacramento de la Penitencia ocupa un lugar importante, aunque éste no sea un sacramento de
Iniciación sino de curación. El sacramento de la Penitencia debe estar presente en el itinerario de
la preparación de la Confirmación y de la Primera Comunión. Debe constituir un aspecto
doctrinal y práctico tanto de la catequesis como de la introducción en la vida litúrgica de la
Iglesia para los que se disponen a recibir estos sacramentos98.
96
Cf. n. 47 del presente documento.
En muchos casos, los celíacos por su gran sensibilidad al gluten, requieren que se ponga a su disposición un
segundo Cáliz en el cual la única materia que haya sido consagrada sea el vino y sobre el cual no se haya llevado a
cabo ni la partición ni la intinción del Pan eucarístico. Asimismo se debe disponer de un purificador cuyo uso fuera
exclusivo del celíaco.
98
Cf. ICRO nn. 59, 60 y 107
97
Directorio Iniciación Cristiana
28
La praxis penitencial que mantiene la Iglesia con los niños no se apoya en la necesidad de
un sacramento para el perdón de los pecados graves sino en la oportunidad y conveniencia de
celebrar el sacramento dentro del proceso de maduración cristiana del niño, en el que juega un
papel primordial el descubrimiento de la realidad del pecado, del arrepentimiento y del perdón
misericordioso de Dios.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
71 El contenido y la vivencia del sacramento de la Penitencia ha de tener como finalidad
educar la conciencia moral mediante un procedimiento pedagógicamente adecuado y descubrir a
Dios como fuente de santidad y de perfección, de manera que se eviten desde el principio
actitudes o criterios exagerados, sean de rigorismo o de laxismo, que pueden alterar o deformar
la conciencia de los niños. Hay que ayudarles a que descubran la bondad o malicia de sus actos
y, sobre todo, a que experimenten el amor del Padre que nos ofrece su perdón a través del
sacramento de la Reconciliación99.
Es necesario una introducción progresiva del niño en el sacramento de la Penitencia con
anterioridad a la recepción de la Primera Comunión, de manera que no se vea solamente como
un requisito previo a ésta. Es necesario tener catequesis específicas sobre este sacramento y, que
antes de la participación eucarística, los niños hayan celebrado más de una vez el sacramento de
la Penitencia. Del mismo modo debe estar presente en el proceso catequético de los adolescentes
y de los jóvenes.
72 El modo más apropiado para iniciar a los niños en la celebración de la Penitencia son
las celebraciones penitenciales no sacramentales, que pueden dar paso a la “Reconciliación de
varios penitentes con confesión y absolución individual”, tal como se describe en el Ritual de la
Penitencia100.
Se ha de salvaguardar la disciplina de la Iglesia sobre el sacramento de la Penitencia y,
por tanto, su celebración con los niños y adolescentes ha de realizarse conforme a las normas
litúrgicas y pastorales aprobadas por la autoridad apostólica. Se trata de hacer efectiva y de
tutelar una celebración cada vez más fiel y más fructífera del don confiado a la Iglesia por el
Señor Jesús después de la resurrección. Sólo se recurrirá a la «absolución general» o «colectiva»
cuando se den las circunstancias excepcionales que contempla el Ritual101.
99
Cf. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica “Reconciliatio et Paenitentia” (1984) n. 26; Cf. Constitución Sinodal
sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 10; Cf. Conferencia Episcopal Española, Instrucción pastoral
sobre el sacramento de la penitencia “Dejaos reconciliar con Dios”. (Madrid 1989) nn. 68 y 76
100
Cf. ICRO n. 109
101
Cf. Carta Apostólica “Misericordia Dei”: Sobre algunos aspectos de la celebración del sacramento de la
Penitencia (2002)
Directorio Iniciación Cristiana
29
CAPÍTULO II
LA INICIACIÓN CRISTIANA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES NO BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
73 Son muy diversas las realidades y las razones por las que un cierto número de niños
no fue bautizado en su infancia. Ahora, también por diversos motivos, ellos mismos o sus padres,
solicitan asistir con sus compañeros a la catequesis de Primera Comunión o a la preparación a la
Confirmación. Los padres pueden acoger benévolamente esa decisión del niño, o permitir, sin
más, que realicen el camino necesario.
En todas estas situaciones, se debe tener un diálogo cordial con los padres, que les ayude
a descubrir una gran acogida por parte de la Iglesia y un gran respeto a sus decisiones, a la vez
que a comprender el camino que se les plantea, invitándoles a acompañar a sus hijos en este
itinerario. Incluso puede llegar a ser para ellos un momento de acercamiento al Señor y
redescubrimiento de su propio Bautismo102.
El Código de Derecho Canónico equipara a estos niños y adolescentes a los adultos no
bautizados a efectos de la Iniciación cristiana (c.852,1). Por tanto, no se puede utilizar para estos
casos el Ritual del Bautismo de párvulos, como si fueran unos recién nacidos, ni bautizarlos de
manera rápida u oculta con el fin de seguir el proceso normal de los otros niños. Estos casos han
planteado una situación nueva a la que la Conferencia Episcopal Española ha querido dar
respuesta proponiendo un verdadero catecumenado adaptado a la edad, condición y situación de
estos niños y adolescentes, por tanto se habrá de utilizar el “Ritual de la Iniciación cristiana de
niños en edad escolar”103.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
Preparación y catequesis
74 Se ha de procurar un itinerario catecumenal para la Iniciación cristiana de estos niños
y adolescentes de manera gradual, por etapas, jalonándolas con los diversos ritos que aparecen
en el Ritual de la Iniciación cristiana. Este itinerario, que ha de ser un verdadero “noviciado” de
la vida cristiana, deberá integrar los elementos fundamentales que configuran el camino de la
Iniciación: el anuncio y la acogida de la Palabra; la iniciación en el conocimiento de la fe; el
aprendizaje y el ejercicio de la vida cristiana; el itinerario ascético-penitencial de la vida
creyente; la celebración litúrgica-sacramental y la participación en la comunidad104.
75 Como se trata de niños y adolescentes, el grupo tiene una función importante tanto en
el desarrollo de la persona como en el aprendizaje de la vida comunitaria. Cuando sea posible, se
formará un grupo catecumenal con niños no bautizados, de la misma parroquia o arciprestazgo.
Cuando esto no sea posible, es conveniente que su iniciación se apoye en el grupo de los demás
niños de su edad. Para ello, se adaptará el proceso catequético de los niños bautizados a este
itinerario catecumenal, invitándoles a vivir de forma consciente y activa lo que se celebró en su
Bautismo, e invitándoles a participar en los diversos ritos que jalonan el catecumenado de su
compañero. Esto requerirá una atención especial del catequista y un acompañamiento personal
de cada uno de los niños, especialmente del no bautizado.
76 En la situación de niños de edades diversas a las habituales en la catequesis
parroquial, el sentido pastoral del párroco o del correspondiente responsable parroquial, de
102
Cf. Orientaciones pastorales para la Iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia n. 57
Este catecumenado está recogido en el documento anteriormente citado.
104
Cf. Orientaciones pastorales para la Iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia nn.24-31
103
Directorio Iniciación Cristiana
30
acuerdo con el Servicio diocesano para el Catecumenado (Delegación de catequesis), establecerá
los itinerarios catequéticos más adecuados.
77 Sobre el papel de la comunidad cristiana, de la situación y el papel de los padres en el
proceso, sirve lo dicho para los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación en este
Directorio.
Los padrinos
78 La Iglesia siempre ha otorgado gran importancia en el catecumenado a la figura del
padrino, o garante del catecúmeno, y a la de los catequistas. Estas dos funciones, padrinos y
catequistas, son importantes cuando se trata de iniciar en la fe a estos niños, y por ello deberán
procurar ser auténticos testigos y poseer una honda vinculación eclesial. En muchas ocasiones su
acompañamiento será de gran valor para la familia, pues ayudará a los padres a que el niño
llegue a profesar la fe y expresarla en la propia vida.
“Según una antiquísima tradición la Iglesia no admite a un adulto al Bautismo, sin un
padrino, tomado de entre los miembros de la comunidad cristiana. Este padrino le habrá
ayudado, al menos, en la última fase de preparación al sacramento, y, después, contribuirá a su
perseverancia en la fe y en la vida cristiana”105. Las condiciones necesarias para ser admitido
como padrino son: ser católico, estar confirmado, haber recibido el sacramento de la Eucaristía y
llevar, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir106.
En las circunstancias actuales y pensando en la situación de estos niños no bautizados, los
responsables del catecumenado discernirán sobre la idoneidad del candidato a padrino. Si en el
ámbito familiar no se encuentra la persona que pueda asumir esta misión, puede ser asumida, con
más significado y coherencia, por el catequista.
Los catequistas
79 La misión de los catequistas en el itinerario catecumenal tiene verdadera importancia
para el progreso de los catecúmenos y el crecimiento de la comunidad107. El catequista que
acompaña el proceso catecumenal de los niños deberá vivir el encuentro personal con Jesucristo;
tener un buen conocimiento de la fe, porque “cuando enseña ha de procurar que su doctrina esté
llena del espíritu evangélico”108; participar en las celebraciones litúrgicas de la comunidad
parroquial, especialmente en la Eucaristía dominical, y llevar una vida de oración intensa.
Las situaciones actuales están reclamando una dedicación más intensa a la formación de
los catequistas que deban llevar a cabo estos itinerarios nuevos de formación y trabajar por la
implantación de una catequesis de Iniciación cristiana. Los responsables del catecumenado, junto
con la Delegación de Catequesis, han de facilitar a estos catequistas una formación que los
capacite para transmitir el Evangelio a los que desean seguir a Jesucristo porque ellos han de
animar un itinerario que ayude al catecúmeno a identificarse con Jesucristo en los sacramentos
de Iniciación. Dicha formación ha de propiciar unos catequistas que sean a un tiempo, maestros,
educadores y testigos109.
105
106
107
108
109
Ibid.
Cf. CIC 874.
Cf. RICA n.48; DGC 232.
RICA n. 48.
Cf. DGC nn.235-237.
Directorio Iniciación Cristiana
31
ETAPAS DEL ITINERARIO CATECUMENAL
80 La Iniciación cristiana de los niños y adolescentes tiene su referencia en el
catecumenado de adultos. Por tanto, se han de observar necesariamente diversas etapas
diferenciadas entre sí y graduales. En nuestra diócesis se observarán como mínimo las siguientes
etapas o tiempos. Se insta a los párrocos que respeten estos tiempos marcados por la Iglesia
particular, de manera que haya en la diócesis un proceder común en estos casos.
a) Primer tiempo: precatecumenado
81 Este tiempo comienza cuando un niño o un adolescente se acerca a la parroquia
porque quiere ser cristiano y sus padres o tutores han dado su consentimiento conviene que,
antes de comenzar el catecumenado, trascurra un tiempo de evangelización o precatecumenado.
En el que se le invite a seguir un camino en grupo y se le ayude a despertar a la fe, a descubrir el
misterio de Dios Padre, revelado en Cristo y la acción del Espíritu, presente en la Iglesia110. Este
tiempo incluye un primer contacto con el Evangelio, un despertar religioso y un primer anuncio
de la fe. Concluye con el rito de entrada en el catecumenado. Su duración no será inferior a un
curso.
Rito de entrada en el catecumenado
Con este rito, el candidato es acogido por la Iglesia, tal y como se describe en el Ritual. A
la celebración de este rito, conviene que vayan los demás compañeros del grupo y que la
asamblea no sea muy numerosa. También han de asistir los padres o tutores. Si no pudieran, han
de manifestar previamente su consentimiento. En su lugar ha de haber “fiadores” creyentes,
fieles idóneos para hacer las veces de los padres y presentan a los niños111.
b) Segundo tiempo: catecumenado
82 Cuando el niño ha progresado en el conocimiento de Jesucristo y es capaz de tomar
alguna decisión a favor de él es el tiempo para iniciar el itinerario catequético que, teniendo en
cuenta el año litúrgico, desarrolla las dimensiones propias de la catequesis: conocimiento de la
fe, educación litúrgica, formación moral, enseñanza de la oración, educación para la vida
comunitaria e iniciación a la misión.
Durante este tiempo es conveniente realizar celebraciones de la Palabra de Dios con todo
el grupo, en las que se puede hacer entrega, tanto a los catecúmenos como a los demás miembros
del grupo, del Credo y del Padrenuestro siguiendo el ritual de la Iniciación cristiana de adultos.
Es importante que estén presentes los padres o tutores y los padrinos.
Este tiempo tendrá una duración suficiente y adecuada, nunca inferior a dos cursos.
c) Tercer tiempo: purificación o iluminación
83 Se inicia cuando la fe del niño va creciendo y está próximo el Bautismo. A través del
anuncio de la misericordia de Dios se descubren las propias limitaciones, el reconocimiento de
los propios pecados y la llamada al compromiso personal para seguir a Cristo.
De ahí que en este tiempo tengan lugar los escrutinios o ritos penitenciales112. A estas
celebraciones han de asistir los demás miembros del grupo en el que se encuentra el niño o el
adolescente, para los cuales se trata de una verdadera celebración penitencial. Por eso, durante
110
Cf. Orientaciones pastorales para la Iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia n. 35
Cf. RICA, n. 314
112
Cf. RICA, nn. 330-342; Cf. ICRO n. 137
111
Directorio Iniciación Cristiana
32
esta ceremonia, algunos niños del grupo, ya bautizados, pueden ser admitidos por primera vez al
sacramento de la Penitencia. Al menos ha de haber un rito penitencial que comprenda el
exorcismo y la unción de los catecúmenos o imposición de manos. El tiempo más adecuado es la
Cuaresma.
84 Este es también el momento adecuado para que los responsables del proceso de
Iniciación valoren la idoneidad del candidato con diversos criterios de discernimiento. Teniendo
en cuenta la edad se ha de valorar:
- el amor a Jesús y el deseo de conocerle más y seguirle
- que sepa rezar las oraciones básicas del cristiano
- la asistencia regular al camino catequético
- alguna práctica en obras de caridad y amor al prójimo
- y que progresivamente se sienta miembro pleno de la comunidad cristiana a la que
pertenece
Una vez que ha terminado el tiempo del catecumenado, llega el momento en el que el
catecúmeno recibe los sacramentos de la Iniciación.
d) Celebración de los sacramentos de Iniciación
85 La celebración del Bautismo, Confirmación y Eucaristía culminan el proceso de
Iniciación cristiana. Estos tres sacramentos ponen los fundamentos de la vida cristiana y forman
una unidad que debe ser salvaguardada, por eso, como indica el Ritual de la Iniciación Cristiana
de Adultos: “El Bautismo se celebra en la Misa, en la cual participan por primera vez los
neófitos. En esta misma celebración se confiere la Confirmación por el Obispo o por el
presbítero que administra el Bautismo”. Lo más lógico sería que recibieran los tres sacramentos
de Iniciación en una misma celebración. Este será el proceder cuando el niño no recibe la
catequesis con un grupo de su misma edad.
Sin embargo, cuando el niño esta desarrollando el catecumenado con un grupo de su
edad, para que no se desmarque del resto de niños, puede ser conveniente que se posponga la
Confirmación para un momento ulterior, uniéndose al proceso normal que van a seguir los otros
niños.
86 Teniendo en cuenta estas observaciones y para que la manera de proceder en la
diócesis sea común, se establece que en estos casos se actúe de la siguiente manera:
* Para los niños que están en la edad de recibir la Primera Comunión: Lo
conveniente es que sean bautizados el mismo día que reciben la Primera Comunión junto
con sus compañeros. Si esto no fuera posible, el niño será bautizado y recibirá la
Eucaristía con antelación a la Primera Comunión de sus compañeros y participará
después con todos en la Misa de la Primera Comunión del grupo. La Confirmación se
recibiría posteriormente, con el resto de los niños de su grupo cuando llegue el momento.
En cualquier caso, el niño que es bautizado ha de participar de la Eucaristía en la misma
acción litúrgica, ya que en estos casos no se debe conferir únicamente el Bautismo.
* Para los preadolescentes y adolescentes: Recibirán los tres sacramentos de
Iniciación en una misma celebración.
En todas estas situaciones siempre deberá consultarse al Obispo diocesano, pues es a él a
quien corresponde determinar, por motivos pastorales, la posible separación en el tiempo de la
celebración de los sacramentos, mientras se mantenga la unidad orgánica de la Iniciación113.
113
Cf. Alocución del Santo Padre, Juan Pablo II, a los Obispos del Sur de Francia en visita "ad limina apostolorum",
Osservatore Romano, edición semanal, 1987, pág. 705.
Directorio Iniciación Cristiana
33
87 Lugar: Como ya se ha dicho anteriormente, el templo parroquial, después de la
Catedral, es el lugar ordinario de la celebración de los sacramentos de Iniciación cristiana.
88 Tiempo. El tiempo propio para que se reciban los sacramentos de Iniciación cristiana
es la Vigilia Pascual. Si esto no fuera posible, han de administrarse en un domingo del Tiempo
Pascual.
89 Ministro. El ministro ordinario es el Obispo. También aquel presbítero que por razón
de su oficio o, por mandato del Obispo, administra los sacramentos de Iniciación cristiana. En
todo caso, se ha de facilitar al Obispo su intervención en los casos de Bautismo de niños en edad
de catequesis, sobre todo si han cumplido ya los catorce años, para que lo administre él mismo,
si lo considera conveniente114.
e) Cuarto tiempo: la mistagogía
90 El tiempo que va inmediatamente seguido a la recepción de los sacramentos de
Iniciación, normalmente coincide con el Tiempo Pascual, es el tiempo de la mistagogía, de la
profundización en la experiencia nueva de los sacramentos recibidos, especialmente cuando se
reciben los tres a la vez. En este caso, se aplicará lo ya dicho para después de la Confirmación.
Cuando se aplaza la Confirmación, el tiempo de la catequesis que la prepara ha de ser
también un tiempo de mistagogía, para que los niños profundicen en la experiencia de los
sacramentos recibidos.
En cualquier caso, los responsable del catecumenado, los padrinos y los catequistas
cuidarán mucho la participación de los catecúmenos en la Eucaristía dominical y harán un
seguimiento personalizado de su incorporación a la comunidad parroquial.
CAPÍTULO III
LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS NO BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
91 Los adultos, que al oír el anuncio del misterio de Cristo, y bajo la acción del Espíritu
Santo en sus corazones, consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de
la fe y de la conversión, y solicitan ser admitidos en la Iglesia por medio del Bautismo, deben ser
iniciados en los misterios de la fe por medio de un itinerario catequético (catecumenado)
dividido en diversas etapas o tiempos, de manera que durante ese período madure y formule de
manera más concreta su fe. Por tanto mediante el catecumenado la Iglesia ha de iniciar a los
catecúmenos en el misterio de la salvación, en la liturgia y en los ritos sagrados que deben
celebrarse en los tiempos sucesivos, en la práctica de las costumbres evangélicas, en la vida de
fe, esperanza y caridad del pueblo de Dios115.
“El adulto que desee recibir el Bautismo ha de ser admitido al catecumenado y, en la
medida de lo posible, ser llevado por pasos sucesivos a la iniciación sacramental, según el ritual
de Iniciación adaptado por la Conferencia Episcopal y atendiendo a las normas peculiares
dictadas por la misma”116. Éstas se encuentran en el documento aprobado por la LXXVIII
Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española: “Orientaciones pastorales para el
catecumenado”.
114
Cf. Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe, n. 55; CIC, c.883, 2 y 863
LXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española titulado Orientaciones pastorales para el
catecumenado n. 7 (en adelante OPC); Cf. RICA, observaciones previas, n.1; CCE, 1248
116
CIC c. 851,1
115
Directorio Iniciación Cristiana
34
92 La Iglesia diocesana de Ávila, quiere “acercarse a todos los hombres que buscan al
Dios vivo, para anunciarles la salvación de Dios. El catecumenado es una de las expresiones más
genuinas y significativas de la misión de la Iglesia, pues trata de conducir a los hombres a la fe
mostrándoles, en el anuncio del Evangelio y en la celebración de los sacramentos, el camino de
la salvación”117.
Por estas razones, el Obispo, en el uso de las competencias necesarias para “organizar,
dirigir y fomentar la instrucción pastoral de los catecúmenos”118, ha juzgado necesario
reinstaurar el catecumenado de adultos, dividido en distintas etapas y grados, regular su ejercicio
y disponer la pastoral de Iniciación cristiana en la diócesis.
Sólo a él compete:
- Instauración del catecumenado bautismal y la regulación de su duración y
organización, indicando y guiando el crecimiento y las etapas
- Fijar las normas para la admisión de candidatos
- La aprobación del programa catequético, junto a los diferentes aspectos de la
formación de los catecúmenos
- Presidir el rito de la elección
- Conferir los sacramentos de la Iniciación cristiana119.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
93 El Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, contempla tres formas de Iniciación:
a) El catecumenado distribuido en sus grados y tiempos
b) Iniciación cristiana de un adulto en tres etapas
c) Forma simplificada de la Iniciación de un adulto
Dada la situación actual de secularización, y teniendo en cuenta que el catecumenado es
“formación y noviciado debidamente prolongado de toda la vida cristiana, con el que los
discípulos se unen con Cristo, su Maestro”120 en nuestra diócesis se seguirá, como forma
ordinaria de Iniciación de adultos, el catecumenado distribuido en sus grados y tiempos que a
continuación se describe.
94 Cuando alguien pide el Bautismo para contraer matrimonio canónico con un cónyuge
católico, el Obispo juntamente con el párroco, teniendo en cuenta todas las circunstancias y
juzgando sobre la sinceridad de la conversión cristiana del candidato y sobre su madurez
religiosa, decidirán cual será la forma más adecuada. Será necesario salvaguardar las condiciones
necesarias de libertad en la recepción de los sacramentos de la Iniciación, incluso posponiendo
su celebración una vez que se haya celebrado el sacramento del matrimonio. En estos casos, y en
aquellos en los que el candidato, por justas razones, no pueda seguir el itinerario ordinario puede
usarse el itinerario simplificado en tres etapas. Sólo en circunstancias muy extraordinarias se
usará la forma simplificada.
ITINERARIO POR ETAPAS Y GRADOS
95 Los componentes fundamentales de la estructura del catecumenado son: La iniciativa
y el don de Dios que es acogida por el hombre; la mediación de la Iglesia y la presencia de la
comunidad; un itinerario litúrgico, catequético y espiritual; y la celebración de los sacramentos
117
OPC n.1
Ceremonial de los Obispos, n. 406
119
OPC n. 35
120
AG n. 14
118
Directorio Iniciación Cristiana
35
de Iniciación cristiana. Este itinerario se realiza mediante etapas, con diversas dimensiones o
caminos, contenidos y con referencias fundamentales en las que se inspiran121.
a) Primer tiempo: el anuncio misionero y el precatecumenado
96 Durante este tiempo ha de ponerse el acento en el anuncio del Evangelio, anuncio del
Dios vivo y de Jesucristo, del que debe brotar la fe y la conversión inicial y ha de madurar la
voluntad de seguir a Jesucristo. También se ha de trabajar para suscitar en los candidatos la
búsqueda de la verdad, el sentido de la vida, y ayudar a discernir el deseo y la motivación que les
lleva a la petición del Bautismo122.
La persona que realiza el anuncio misionero (cónyuge, amigo...) está llamado a ser el
"fiador" del que habla el Ritual y su misión será acompañar al candidato en su relación con la
comunidad cristiana.
97 Esta etapa termina con el rito de entrada en el catecumenado, pero habrá que esperar
hasta que los candidatos, según su disposición y condición, tengan el tiempo necesario para
concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión123. El precatecúmeno, su
acompañante y el párroco decidirán cuando inicia la etapa del catecumenado.
98 Durante este tiempo, el párroco habrá de informar al Obispo de la próxima entrada en
el catecumenado de un adulto, para que él disponga el itinerario y los tiempos a seguir, así como
su presencia, si lo desea, en los diversos ritos.
99 Cuando se celebre el Rito de entrada en el catecumenado ha de inscribirse el nombre
de los catecúmenos en un libro destinado para ello, en el que se mencionen el ministro y los
padrinos, así como la fecha y el lugar de la admisión al catecumenado124.
b) Segundo tiempo: el catecumenado
100 Éste es el catecumenado propiamente dicho, un tiempo de asentamiento y
maduración en la fe que acaba con la celebración del rito de la elección y que tendrá una
duración mínima de dos años. Abarca los siguientes aspectos:
1. Catequesis apropiada, básica e integral
Su objetivo es conducir al catecúmeno al íntimo conocimiento del misterio de la
salvación. Los contenidos deben ser los propuestos por el Catecismo de la Iglesia Católica y por
los catecismos oficiales correspondientes, que han de ser asimilados por el catecúmeno ayudado
por el catequista y en contacto con algún grupo o comunidad de catequesis de adultos con los
que pueda saborear el conocimiento de los Misterios de la salvación. El catequista deberá
ayudarle con su propia comunicación testimonial. Es necesario tener presente las normas y
criterios para la presentación del mensaje evangélico en la catequesis que presenta el Directorio
General para la Catequesis (nn. 94 -118)125.
121
Cf. OPC n. 9
Cf. OPC n. 13
123
Cf. RICA n.50
124
Cf. RICA n.17
125
Cf. OPC n. 18
122
Directorio Iniciación Cristiana
36
2. Aprendizaje de la vida cristiana
101 El aprendizaje de la vida cristiana supone el progreso en la conversión, la
adquisición progresiva de los principios morales evangélicos y el ejercicio de los compromisos
personales y eclesiales126.
Los catecúmenos al tiempo que son instruidos en la doctrina católica van siendo
iluminados por la fe, así ayudados por los exorcismos y las bendiciones que se realizarán en el
marco de “celebraciones de la Palabra” van introduciéndose en el misterio de Cristo.
Con los exorcismos se muestra ante los ojos de los catecúmenos la verdadera condición
de la vida espiritual, la lucha entre la carne y el espíritu, la importancia de la renuncia para
conseguir las Bienaventuranzas del reino de Dios, y la necesidad constante del divino auxilio127.
Las bendiciones, con la que se muestra la caridad de Dios y la solicitud de la Iglesia, se
ofrecen a los catecúmenos, para que, mientras todavía carecen de la gracia de los sacramentos,
reciban al menos de la Iglesia, ánimo, gozo y paz en la prosecución de su esfuerzo y de su
camino128.
3. Iniciación, educación y participación en la liturgia y en la oración de la Iglesia
102 El catecúmeno se irá educando y creciendo en la experiencia de la liturgia,
participando en ella, y en la oración de la Iglesia. Junto a sus catequistas y acompañantes asistirá
a la liturgia de la Palabra de las celebraciones eucarísticas dominicales y a las celebraciones
comunitarias de la Penitencia, así como a alguna celebración del sacramento del Bautismo y, a
ser posible, de la Confirmación129.
4. Iniciación y educación para la vida comunitaria y para la misión
103 El catecumenado está siempre abierto al dinamismo misionero y, por ello, el
catecúmeno deberá capacitarse para vivir en comunidad y para participar en la vida y misión de
la Iglesia y estar presentes, en cuanto cristiano, en la sociedad, en la vida profesional, laboral y
social. Se procurará que el catecúmeno adquiera la experiencia de cooperación en alguna de las
tareas misioneras o asistenciales que tenga establecida la comunidad cristiana (Cáritas,
movimientos apostólicos, grupos…)130.
c) Tercer tiempo: purificación e iluminación
104 Durante el tiempo de Cuaresma del segundo año de la Iniciación cristiana del
catecúmeno, tendrá lugar este tiempo de purificación e iluminación como disposición inmediata
a la celebración de los sacramentos de la Iniciación.
En el primer domingo de la Cuaresma se celebrará el rito de la elección con el que
concluye el catecumenado y por el que la Iglesia le elige para recibir sus sacramentos. El rito de
la elección será presidido por el Obispo o, con delegación expresa, por el párroco. Durante la
Cuaresma se celebrarán los escrutinios y las entregas según se indica en el Ritual. A estos sigue
la celebración de los ritos para la preparación inmediata.
La formación de esta etapa tiene preferentemente un carácter espiritual y ascético. Se
dirige al corazón de los catecúmenos para purificarlos por la oración y la penitencia y se dirige a
la mente para iluminarla por un conocimiento más profundo de Cristo131.
126
Cf. OPC n. 20
Cf. RICA n.101
128
Cf. RICA n.102
129
Cf. ICRO n. 121; Cf. OPC n. 19
130
Cf. OPC n. 21; Cf. ICRO n. 121
131
Cf. OPC n. 15
127
Directorio Iniciación Cristiana
37
d) La celebración de los sacramentos
105 La celebración de los sacramentos es la fuente y cima del proceso catecumenal ya
que en ellos se realiza la vinculación de Jesucristo con los catecúmenos y se les comunica la
salvación132.
Los sacramentos de Iniciación cristiana se recibirán ordinariamente en la Vigilia Pascual,
en la Catedral o en la parroquia, presidiendo el Obispo o un delegado (que puede ser el párroco),
y se seguirá el Ritual "distribuido en sus grados". Si no fuere posible la presidencia del Obispo o
su delegado en la Vigilia Pascual, los sacramentos de la Iniciación cristiana se celebrarán el
primer domingo del tiempo pascual133.
e) Cuarto tiempo: la mistagogía
106 Después viene el tiempo de la mistagogia, tiempo de profundización en los misterios
celebrados, que ocupará el tiempo pascual y concluirá en la celebración solemne de Pentecostés.
Terminado el tiempo mistagógico, por su condición de cristianos, los nuevos bautizados
están llamados a dar testimonio de Cristo en los diversos campos de la sociedad.
Tiempo
107 El tiempo de duración de la Iniciación cristiana de adultos no bautizados no será
inferior a dos años, con un tiempo previo de precatecumenado que tendrá la duración que el
candidato necesite. Estos tiempos podrán ser alargados o reducidos teniendo en cuenta las
condiciones y la grado de iniciación de los catecúmenos, así como las disposiciones que el
Obispo diocesano haga al respecto.
Lugar
108 Por su vinculación con el Obispo, la Catedral es el lugar originario y propio del
catecumenado. Sin embargo, teniendo en cuenta las particularidades del candidato, y las
circunstancias peculiares de nuestra diócesis se hace necesario que este catecumenado se realice
de la siguiente manera:
a) La entrada en el catecumenado, la catequesis y los diversos ritos que jalonan el
itinerario catecumenal se realizarán en el seno de la comunidad parroquial, a no ser que el
Obispo quiera que alguno o algunos de estos ritos se realicen en la Catedral. Queda también a
discreción del Obispo el presidir personalmente en la parroquia del candidato algunos de los ritos
de la Iniciación, especialmente el “rito de la elección”.
b) Los sacramentos de Iniciación cristiana se recibirán ordinariamente en la Vigilia
Pascual, presidida por el Obispo, en la Catedral.
ITINERARIO SEGÚN LA FORMA SIMPLIFICADA EN TRES ETAPAS
Esta forma simplificada de la Iniciación cristiana en tres etapas comprende el siguiente
itinerario134.
132
Cf. OPC n. 23
Cf. ICRO n. 123
134
Cf. ICRO n. 116
133
Directorio Iniciación Cristiana
38
a) Primera etapa: precatecumenado, rito de admisión y catecumenado
109 Tras un tiempo oportuno y suficiente de diálogo con la persona que pide ser
cristiano para clarificar la verdad de su conversión inicial y la designación de un padrino, el rito
de admisión a la catequesis, al comienzo de las sesiones catequéticas, abre el tiempo del
catecumenado. Esta etapa ha de estar marcada por la instrucción doctrinal del catecúmeno, por su
inserción progresiva en la comunidad cristiana y por su toma de postura ante las realidades de
este mundo desde la fe.
Su duración no será nunca inferior a seis meses.
b) Segunda etapa: iluminación y purificación
110 Después de ese tiempo de catequesis, llega el momento en que el catecúmeno,
instruido en la fe cristiana, puede ya prepararse para la celebración de los sacramentos. Es el
momento de la segunda etapa o tiempo de purificación o iluminación, etapa en la que se realizan
los ritos de la elección y de preparación para los sacramentos, los escrutinios y las entregas del
Símbolo de la fe y de la oración dominical. Conviene también que el catecúmeno participe en
reuniones de oración y celebraciones penitenciales no sacramentales. Esta etapa coincidirá con la
Cuaresma, que marcará su duración. Cuando sea imposible realizarlo en este tiempo litúrgico, se
procurará que no coincida nunca con el Tiempo Pascual.
Su duración no será inferior a tres meses.
c) Tercera etapa: celebración de los sacramentos y mistagogía
111 Finalmente, en la tercera etapa, se celebran los tres sacramentos de la Iniciación
cristiana. Siempre que sea posible se realizarán en la Vigilia pascual o en un domingo de Pascua,
entrando así en el tiempo de la mistagogía, o tiempo de la profundización en los sacramentos
recibidos. Esta etapa ha de ser catequética y sacramental a la vez.
Tendrá una duración no inferior a dos meses, a poder ser coincidiendo con el Tiempo
Pascual.
112 En estos casos, en los que el proceso de Iniciación ha tenido que ser reducido,
siempre por causa justa y con permiso expreso del Obispo, se ofrecerá al neófito un proceso de
formación de adultos, dentro de un movimiento o grupo apostólico, o participando en los
procesos de formación permanente de la parroquia.
Directorio Iniciación Cristiana
39
CAPÍTULO IV
LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS BAUTIZADOS
INTRODUCCIÓN
113 En este apartado, tratamos de los adultos que fueron bautizados de párvulos, pero no
completaron su Iniciación cristiana, es decir, que no recibieron la Confirmación o la Eucaristía o
ninguno de los dos sacramentos, y que viven alejados de la fe y de la comunidad cristiana.
Es necesario tener en cuenta lo que dice el Ritual de la Iniciación cristiana de Adultos, en
su apartado titulado: “Preparación para la Confirmación y la Eucaristía de los adultos
bautizados en la primera infancia y no catequizados”, en el que se hacen unas sugerencias
pastorales en orden a la preparación para la Confirmación y la Eucaristía de estos adultos. El
Ritual equipara estos casos al del adulto que ha sido bautizado en peligro de muerte y advierte
que: "aunque tales adultos nunca hayan oído hablar del misterio de Cristo, sin embargo, su
condición difiere de la condición de los catecúmenos, puesto que aquéllos ya han sido
introducidos en la Iglesia y hechos hijos de Dios por el Bautismo. Por tanto, su conversión se
funda en el Bautismo ya recibido, cuya virtud deben desarrollar después"135.
114 Junto a estos adultos se encuentra también otro grupo de cristianos que recibieron
los tres sacramentos de la Iniciación cristiana en su infancia y adolescencia, pero que se
desvincularon de la Iglesia durante un largo tiempo. En estos casos es necesario un nuevo
anuncio misionero y un proceso catequético de “reiniciación” cristiana de inspiración
catecumenal.
115 Teniendo esto en cuenta, proponemos un itinerario para la reiniciación de los adultos
que no han recibido todos los sacramentos de la Iniciación cristiana, y que puede servir de base
para la “reiniciación” de aquellos adultos alejados y que en su día recibieron los sacramentos de
Iniciación, salvando los elementos que son propios de la iniciación sacramental.
ACCIÓN PASTORAL Y NORMATIVA
ITINERARIO DE PREPARACIÓN PARA
CONFIRMACIÓN Y LA EUCARISTÍA
LOS ADULTOS BAUTIZADOS QUE NO HAN RECIBIDO LA
116 El proceso iniciático de estos adultos es distinto del de aquellos que no han recibido
el Bautismo. Hay que discernir las verdaderas razones que les empujan a volver al seno de la
Iglesia o a pedir los sacramentos. Se hace preciso un cuidadoso discernimiento de las situaciones
de las personas y del estado de incorporación a la Iglesia de los que han sido bautizados para
proceder con tino y responsabilidad.
117 En la preparación de estos adultos se requiere un tiempo prolongado para que la fe
infundida en el Bautismo pueda crecer, llegar a la madurez y ser personalizada plenamente por
medio de esta catequesis de inspiración catecumenal; y conviene que su vida cristiana sea
confirmada por la iniciación que se les propone, por el trato con la comunidad de los fieles y por
la participación en algunos ritos litúrgicos136. Estas son las etapas del proceso de preparación:
135
136
ICRO n. 124
Cf. RICA, n. 296
Directorio Iniciación Cristiana
40
a) Anuncio misionero y nueva evangelización
118 A pesar de que el anuncio misionero a adultos bautizados presenta más dificultades,
es preciso anunciar la “novedad” del Evangelio sobre la base del testimonio de vida y de una
invitación que ofrezca gratuitamente esperanza para el hombre cautivo de su debilidad y
pecado137. El centro del anuncio lo constituye la proclamación gozosa y libre de Jesucristo,
muerto y resucitado, que vive y es Señor de la historia humana. En este anuncio ha de incluirse
la presentación de la Iglesia como comunidad de quienes han encontrado en Jesucristo el sentido
de su vida, así como la invitación a acercarse a la comunidad cristiana y a conocerla mejor. Por
eso, cuando el adulto acoge favorablemente el anuncio misionero, el evangelizador deberá
presentarlo a la comunidad cristiana para que se inicie o reinicie en el conocimiento de Jesucristo
y en la vida de la Iglesia. Para este proceso no hay tiempos ni plazos determinados.
119 La transmisión del mensaje de la fe a los adultos ha de tener muy en cuenta las
experiencias vividas, los condicionamientos y los desafíos que tales adultos encuentran, así como
sus múltiples interrogantes y necesidades respecto a la fe138. La participación en el sacramento de
la Penitencia, por la que se invita al convertido a que se alegre por la misericordia de Dios, será
el hito más importante de esta etapa.
120 Los párrocos habrán de poner todos los medios para que los que piden el matrimonio
canónico completen su Iniciación cristiana.
b) La etapa catequética
121 La presentación sistemática y orgánica de la fe y de los demás aspectos de la vida
cristiana ocupará este tiempo, en el que el “catequizando” además de instruirse en la doctrina
católica, habrá de ir madurando su adhesión a la persona de Jesucristo y su voluntad de
integrarse por completo en la comunidad cristiana.
Esta etapa de catequesis debe ofrecerse en el marco de un grupo o comunidad que
acompañe a los adultos en este proceso. No basta ya el testimonio de un amigo, del "fiador" o
evangelizador; se requiere ahora ya que la fe la manifieste eclesialmente. El grupo, la
comunidad, es el ámbito en que la Palabra de Dios resuena y actúa con poder.
Los responsables de la acción catequética tendrán que presentar el mensaje cristiano en
consonancia con las características culturales del sujeto y con un lenguaje asequible a su
capacidad de comprensión. Un instrumento muy útil será el Catecismo de la Iglesia Católica y su
Compendio.
122 Durante este tiempo se tendrán algunas celebraciones de la liturgia de la Palabra, así
como algunos ritos propios del catecumenado como bendiciones, exorcismos, celebraciones
penitenciales no sacramentales y escrutinios, en las que se ha de tener en cuenta la condición de
bautizados de los que siguen este itinerario. También habrá que cuidar en este tiempo la
Eucaristía dominical, y la celebración sacramental de la Penitencia, así como la vivencia de los
tiempos litúrgicos.
123 La duración de este tiempo de catequesis ha de ser, como mínimo, de dos años.
137
138
Cf. ICRO n. 129
Cf. DGC, n.172
Directorio Iniciación Cristiana
41
c) Celebración de los sacramentos
124 Los adultos que van a recibir el sacramento de la Confirmación, o participar por vez
primera en la Eucaristía al término de este itinerario, recibirán durante la Cuaresma las
catequesis presacramentales, pudiéndose celebrar los ritos de entrega del Símbolo de la fe y de la
Oración dominical, adaptados a su condición de bautizados139.
125 La celebración de los sacramentos se hará en la Vigilia pascual, en la cual los
adultos profesarán su fe bautismal, recibirán el sacramento de la Confirmación y participarán de
la Eucaristía. Cuando esto no sea posible, se podrán celebrar un domingo de Pascua140. Presidirá
esta celebración el Obispo, o su delegado.
d) Tiempo de la mistagogía
126 Los adultos completarán su formación cristiana, y perfeccionarán su inserción en la
comunidad, juntamente con los “neófitos” que han recibido todos los sacramentos de Iniciación
cristiana, durante el tiempo de Pascua. Completada esta Iniciación, es necesaria también la
educación permanente de la fe en el seno de la comunidad eclesial141.
ITINERARIO DE LOS ADULTOS QUE RECIBIERON LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN PERO NO
ESTÁN SUFICIENTEMENTE CATEQUIZADOS
Destinatarios
127 En este apartado tratamos de aquellos adultos que en la infancia y adolescencia
recibieron los sacramentos de Iniciación cristiana pero no personalizaron la fe y se desvincularon
de la Iglesia, y quieren volver a ella.
Catequesis
128 Para estos casos, conviene que se desarrolle el itinerario anteriormente descrito,
especialmente lo que se refiere a la catequesis, donde habrán de profundizar en el misterio de
Cristo y de la Iglesia. La catequesis deberá:
- Promover la formación y la maduración de la vida en el espíritu de Cristo Resucitado.
- Educar para juzgar con objetividad los cambios socio-culturales de nuestra sociedad a
la luz de la fe.
- Dar respuesta a los interrogantes religiosos y morales de hoy.
- Esclarecer las relaciones existentes entre acción temporal y acción eclesial.
- Desarrollar los fundamentos racionales de la fe
- Formar para asumir responsabilidades en la misión de la Iglesia para saber dar
testimonio cristiano en la sociedad142.
139
Cf. ICRO n. 133
Cf. RICA, n. 304
141
Cf. ICRO n. 21
142
Cf. DGC, n.175
140
Directorio Iniciación Cristiana
42
Participación en la Liturgia
129 Puesto que ya han recibido los sacramentos de Iniciación cristiana, no debe
realizarse con ellos los ritos propios del catecumenado, sin embargo habrá que iniciarles en la
Liturgia de la Iglesia, teniendo con ellos distintas celebraciones de la Palabra, así como la
celebración de la Penitencia y la Eucaristía dominical con toda la comunidad.
Duración
130 Este itinerario no tiene tiempo determinado, dependerá de la maduración e inserción
progresiva de estos adultos en la comunidad cristiana.
Educación permanente de la fe
131 Habrá que insistir en la educación permanente de la fe, pues esta educación se dirige
no sólo a cada cristiano, para acompañarle en su camino hacia la santidad, sino también a la
comunidad cristiana en cuanto tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor a
Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera 143.
V. CONCLUSIÓN
132 “Id pues y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt
28,19-20).
Este encargo del Maestro a sus apóstoles, es la tarea principal de la Iglesia, continuadora
de la misión apostólica. Aquí se sintetiza de modo singular el objetivo último de la Iniciación
cristiana, que no es otro que incorporar a los hombres al misterio pascual de Cristo por
mediación de la Iglesia. De este modo, los tres sacramentos de la Iniciación cristiana se ordenan
entre sí para llevar a su pleno desarrollo a los fieles, que ejercen la misión de todo el pueblo
cristiano en la Iglesia y en el mundo.144
133 El presente Directorio pastoral de los sacramentos de Iniciación cristiana, ha de ser
conocido y aplicado por los sacerdotes, padres, catequistas y por todos los fieles en la medida en
que les afecta. Este Directorio es un instrumento que sirve a la comunión y al proceder común en
nuestra Iglesia particular de Ávila, de acuerdo con el magisterio de la Iglesia y con la realidad
social, cultural y religiosa de nuestra tierra.
Que la santísima Virgen, Madre de Dios y madre de la Iglesia, acompañe con su
protección a aquellos que regenerados por el agua y el Espíritu Santo entran a participar con la
comunidad cristiana de la mesa fraterna de su Hijo.
“Señor, Dios omnipotente, mira a tus siervos, que están instruyéndose en el Evangelio de
Cristo: haz que te conozcan y te amen para que de todo corazón y con ánimo gozoso cumplan
siempre tu voluntad. Dígnate guiarlos en su marcha hacia ti; agrégalos a tu Iglesia, para que
participen de tus misterios en esta vida y en la eterna”145.
143
Cf. DGC, nn. 69 - 72
Cf. RICA n. 2
145
RICA n.123
144
Directorio Iniciación Cristiana
ANEXO
SÍNTESIS DE LA NORMATIVA DIOCESANA
Sobre la Iniciación cristiana de niños y adolescentes
43
Directorio Iniciación Cristiana
44
BIBLIOGRAFÍA Y SIGLAS UTILIZADAS
AG
Concilio Vaticano II, Decreto sobre la acción misionera de la Iglesia “Ad gentes” (1965)
CCE Catecismo de la Iglesia Católica
CIC
Código de Derecho Canónico (1983)
DGC Congregación para el Clero, Directorio General para la Catequesis (1997)
DMN Congregación para el Culto divino, Directorio para las misas con niños (1973)
ICRO Conferencia Episcopal Española, La Iniciación Cristiana. Reflexiones y Orientaciones.
(Madrid 1998)
LG
Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen gentium”
OPC Conferencia Episcopal Española, Orientaciones pastorales para el catecumenado
(Madrid 2002)
RICA Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (1976)
Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe
Nota sobre algunos aspectos doctrinales del sacramento de la confirmación (1991)
Conferencia Episcopal Española,
- Orientaciones del Episcopado Español sobre el Bautismo de niños (1970)
- Instrucción pastoral sobre el sacramento de la Penitencia “Dejaos reconciliar con
Dios”. (Madrid 1989)
- La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad. (Madrid 2001)
- Orientaciones pastorales para la Iniciación cristiana de niños no bautizados en su
infancia (Madrid 2004)
Congregación para el Culto Divino
Ceremonial de los Obispos
Congregación para la Doctrina de la Fe
Instrucción “Pastoralis actio” sobre el Bautismo de los niños (1980)
Directorio Diocesano de Pastoral de la Eucaristía (Ávila 1989)
Juan Pablo II,
- Exhortación Apostólica “Catechesi Tradendae” (1979)
- Exhortación Apostólica “Reconciliatio et Paenitentia” (1984)
- Carta Apostólica “Dies Domini” sobre la santificación del domingo (1998)
- Carta Apostólica “Misericordia Dei”: Sobre algunos aspectos de la celebración del
sacramento de la Penitencia (2002)
- Exhortación Apostólica postsinodal “Ecclesia in Europa”, sobre Jesucristo vivo en
su Iglesia y fuente de esperanza para Europa.(2003)
Obispos de Castilla
El canto en la celebración Eucarística, Exhortación pastoral de los Obispos de Castilla
(2000)
Ordenación General del Misal Romano (2000)
Directorio Iniciación Cristiana
45
Pablo VI, Constitución Apostólica “Divinae Consortium Naturae” sobre el sacramento de la
confirmación (1971)
Ritual de la Confirmación
Ritual del Bautismo de niños
V Sínodo Diocesano de Ávila (Ávila 2002):
- Constitución Sinodal sobre la Celebración de los misterios de la fe.
- Constitución Sinodal sobre la evangelización y los agentes de la evangelización.
- Constitución Sinodal sobre la evangelización de la juventud.
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