Naturaleza versus cultura. Prohibición de la sexualidad. La segunda

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Naturaleza versus cultura. Prohibición de la sexualidad.
Rita Adriana PEREZ ALARCON
La segunda teoría de las pulsiones es la que acompaña los escritos sociales en Freud, es
decir la oposición entre pulsión de vida (Eros) y pulsión de muerte (Tanatos). A partir de
este planteo propone la explicación de las guerras, el malestar de la renuncia pulsional que
la cultura exige al ser humano y prioriza el pensar y las satisfacciones sustitutivas o
sublimatorias como características de la cultura humana.
Levi-Strauss plantea la imposibilidad de fijar históricamente el pasaje del estado de
naturaleza al estado de cultura en el hombre. Dice que lo natural se caracteriza por la
universalidad mientras que lo cultural por lo relativo o particular, a partir de ahí manifiesta
que la prohibición del incesto es la única regla a la vez particular y universal, según las
diferencias acerca de qué entiende por familia cada cultura establece qué relaciones
prohíbe, pero no encuentra ninguna civilización en que no haya algún tipo de prohibición
de la sexualidad. La construcción freudiana del mito de la horda primitiva busca explicar
este pasaje de la naturaleza a la cultura priorizando, entre otras cuestiones la función del
padre.
Este mito queda ligado a la prohibición de la endogamia y la constitución de un padre
simbólico, internalizado, encarnado, en principio, en la figura del tótem. La sexualidad
incestuosa, la hostilidad, el narcisismo y la renuncia a ellos como requisitos para la vida en
comunidad, dan cuenta para Freud del establecimiento de la cultura.
“...Parece establecido que no nos sentimos bien
dentro de nuestra cultura actual...”
“El Malestar en la cultura” Freud,1930
En “Moisés y la religión monoteísta(1934-38), define a Moisés como liberador, legislador
y fundador de la religión del pueblo judío. En este texto Freud insiste en la función paterna
tanto a nivel del sujeto como de la masa. En los tres mitos freudianos (Moisés, Edipo, la
horda primitiva) aparece una característica similar que es la muerte por asesinato. Esta
muerte tiene una estrecha relación en la elaboración freudiana con la satisfacción pulsional
y el núcleo del inconsciente. Freud relaciona la prehistoria individual, marcada por la
represión del Edipo, con la prehistoria de la especie humana, que ha olvidado o reprimido
la causa de su origen. Los mitos freudianos vienen a llenar las lagunas existentes en cuanto
al origen de la civilización.
Freud relaciona a Moisés con el mito del héroe descripto por Otto Rank, y sus
conceptualizaciones, más allá de su valor histórico, constituyen una extensión de los
planteos de “Tótem y Tabú”. Es decir, parecería aplicar sus teorías a la historia del pueblo
judío. Resalta la característica del héroe de haberse levantado contra su padre, terminando
por vencerlo. Relaciona este proceso con la novela familiar del neurótico donde, a partir del
cuestionamiento de la omnipotencia de los padres, el hijo construye un mito acerca de una
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familia de origen noble y otra degradada, ligada con sus padres actuales. Nuevamente
aparece el isomorfismo entre la historia del sujeto y la historia de la humanidad. Plantea las
diferencias que encuentra en Moisés respecto del mito clásico del héroe, en relación con su
familia de origen humilde judía y plantea el hecho de que haya quedado encumbrado por
haber sobrevivido. Luego plantea una hipótesis sobre el origen egipcio, noble de Moisés a
partir del supuesto origen egipcio de su nombre.
Freud dice que Moisés sería egipcio, de origen noble, y merced a la leyenda fue convertido
en judío. Este a partir de conflictos religiosos propios de Egipto habría impuesto a los
judíos el monoteísmo de Atón, e implantado la circuncisión como precepto. Describe
después la hipótesis del asesinato de Moisés, y posterior olvido del mismo, es decir del
parricidio. Establece una analogía entre la amnesia que presenta la humanidad en relación
con el parricidio original, el olvido al que ha sido sometido Moisés por el pueblo judío y la
represión que se sucede en la neurosis.
A partir de la hipótesis del asesinato de Moisés habla de una etapa politeísta intermedia al
establecimiento de la religión mosaica fijada después por los sacerdotes, como retorno del
monoteísmo impuesto por Moisés al pueblo. Cuando se le asignan a él las leyes y preceptos
se mantiene e incrementa su autoridad. La circuncisión egipcia impuesta por Moisés al
pueblo judío implica doblegarse a su autoridad y simboliza la castración.
Freud relaciona los fenómenos religiosos con los síntomas neuróticos, como retorno de
contenidos sexuales y agresivos olvidados. Establece una secuencia entre la alianza fraterna
que asesina al padre de la horda primitiva (poseedor de todas las mujeres), el período
intermedio de matriarcado, y la posterior restauración religiosa totémica del protopadre.
Dice que el pecado original y la culpa del héroe es el asesinato del padre. En cuanto al mito
de Edipo, Freud se declaró como seguidor de Sófocles. Tanto el asesinato del padre como
el goce de la madre por parte del hijo se producen sin que Edipo lo sepa. El sujeto
freudiano esconde o reprime el deseo inconsciente de matar al padre y ese deseo va a
retornar bajo la forma de síntoma. Este esquema se repite en los tres mitos mencionados y
se estructura en la constitución del deseo inconsciente de la muerte del padre.
Estas construcciones basadas en la analogía pulsional humana dan cuenta para Freud de las
fantasías filogenéticas que como categorías universales ordenan en cada sujeto humano sus
vivencias y constituyen el núcleo edípico inconsciente. A su vez esta añoranza del padre
muerto se plasma en la búsqueda de autoridad en las masas sociales. Un Gran hombre en la
historia de un pueblo, a semejanza del padre constituye el superyó en la cultura. Esto,
transmitido en forma de pensamiento religioso, establece la exogamia y todo el sistema de
prohibiciones. El Dios único del monoteísmo judío, da cuenta de la vivencia del protopadre
todopoderoso y del predominio del pensamiento.
“...Empero, la relación con el padre está aquejada
de una peculiar ambivalencia...” “El Porvenir...” Freud, 1927
El olvido del asesinato del padre (Moisés) se relaciona con el período de latencia en el
niño, que divide en dos tiempos la sexualidad humana, y el establecimiento posterior de las
prohibiciones religiosas con el retorno de lo reprimido. La matanza del padre de la horda
primitiva supone un contrato entre hermanos que da origen a las leyes de convivencia en
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que ninguno ocupa el lugar del padre, estableciendo la exogamia, la prohibición del incesto
y las leyes sociales y morales. “Tótem y Tabú” constituye la referencia freudiana de un
padre cuyo goce escapa a toda ley, a toda prohibición. Este padre todopoderoso fue
asesinado pero nunca sufrió el proceso simbólico de la castración. En la primitiva religión
totémica la veneración al tótem y su devoración festiva remiten a la dicotomía amor-odio
(devoración) al padre muerto, pero lo restituye ya de manera simbólica, pues a nadie
corresponde este goce absoluto.
El análisis freudiano de la historia de Moisés establece el lugar que el líder puede ocupar en
la psicología de las masas, en tanto lugar del ideal del yo.
Estas teorías freudianas explican la constitución de un sujeto que vive en sociedad y dan
cuenta de la organización de la sociedad patriarcal.
En la formación de la cultura Freud prioriza la renuncia pulsional a partir de la instauración
de la función paterna. En la psicología individual, la importancia que dio al Complejo de
Edipo y su resolución en la instauración del superyo repite el mismo proceso.
En “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”(1921) Freud analiza la constitución de las
masa artificiales y su sometimiento a la figura del líder
Los miembros de la masa toman como propios los ideales del líder y se unen entre sí en una
unión fraternal, como pares conectados por una identidad en común; y por un ideal puesto
en el líder.
El líder de la masa representa al padre en el sentido del padre primordial, del caudillo, al
cual la masa le debe total sometimiento; este líder es la reedición del padre original: los
sujetos le deben respeto, obediencia; sus juicios de valor y su crítica están suspendidos y
puestos en el líder. Abandonan su Ideal del yo y lo entregan a otra persona que ahora es su
ideal.
Freud nos dice en “Psicología de las masas…” “la conciencia moral no se aplica a nada
de lo que acontece a favor del objeto (el padre, el líder, el hipnotizador) en la ceguera del
amor uno se convierte en criminal sin remordimientos”...
Para que un sujeto sea erigido como líder es necesario que cumpla ciertas condiciones. "Las
masas humanas, dice Freud, vuelven a mostrarnos la imagen familiar del individuo híper
fuerte en medio de una cuadrilla de compañeros iguales". Esta es la manera como Freud
retoma el mito darwiniano de la horda primitiva; allí, la manada era dominada por un
macho híper fuerte que tenía el monopolio de las mujeres y los bienes, y que sometía a sus
hijos y a los otros hombres a su dominio mediante la castración, la muerte o el destierro;
esta hipótesis fue desarrollada ampliamente en su texto “Tótem y tabú”.
El hecho de que en muchos individuos la separación entre el yo y el ideal del yo no sea muy definida, es una
circunstancia que favorece elegir como líder a aquel que se destaca en el grupo por instalarse en la convicción
de estar más cerca del ideal que los otros, quienes requieren de un jefe fuerte que dé la impresión de gozar de
una libertad libidinal mayor, y a quien luego los sujetos por una vía sugestiva (identificación) revisten con un
superpoder.
En “¿Por qué la guerra?” (1932) Freud nos dice: “Al principio, en la pequeña horda
humana la mayor fuerza muscular era la que decidía a quien debía pertenecer alguna cosa
o la voluntad de quien debía llevarse a cabo”
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El reconocimiento de que la fuerza mayor de un individuo puede ser compensada por la
asociación de varios más débiles, “ Con esto, según creo, ya esta dado lo esencial: la
superación de la violencia por la cesión del poderío a una unidad más amplia, mantenida
por los vínculos afectivos entre sus miembros”.
La identidad del sujeto se crea a partir de capas superpuestas de identificaciones; es decir,
rasgos, significantes, huellas del otro, de sus padres y de los sujetos que lo rodearon en sus
primeros años, y conforme a esos trazos se modela inconscientemente.
El ideal del yo es una instancia psíquica a la que se asocia la conciencia moral, la crítica del
yo; instancia que es sustituida por la figura del líder. Freud señala la coincidencia entre el
estado de enamoramiento, la hipnosis y la sumisión al líder. Frente a él hay una sumisa
humildad del sujeto, obediente y carente de crítica.
El líder es perfecto, aunque sus actos fueran criminosos. La masa se ha desprendido de su
yo ideal y se lo ha adjudicado al líder.
Los individuos de la masa se aproximan al líder, o bien porque coinciden con sus ideales, o
bien si no están completamente de acuerdo con ellos lo hacen por identificación con sus
pares y son arrastrados hacia este caudillo.
Tanto en una masa artificial duradera,- Iglesia ó Ejército -como en una masa espontánea de
duración coyuntural, sostenemos que los rasgos de estructuras descriptos por Freud se
revelan inalterables
Resumiendo, mencionemos ciertos rasgos estructurales de la masa:
- En primer lugar hay un código de fidelidad al grupo: lenguaje, acciones, sentimientos y
valores que dan un sentido de pertenencia, los miembros de la masa han convertido su
libido narcisista en amor a los otros, la ha transformado en libido de objeto, y en ese paso
aparece en el sujeto una nueva economía psíquica: ellos alteran su personalidad y
distribuyen mayor libido a los demás; en ese movimiento se funde con el grupo, asume los
intereses y valores colectivos y renuncia a una parte de los propios.
- El único límite que impide transgredir las barreras viene de las órdenes del líder,
siempre y cuando la estructura del grupo sea piramidal, y en su cúspide se coloque el líder.
Esta distribución de la libido es lo que da la morfología a la masa artificial.
Cada uno pone al líder inconscientemente en el lugar de su propio ideal del yo; esto
sucede mediante el proceso de identificación, el cual es la manera más originaria del
vinculo afectivo con “el otro” y cuyo papel es esencial en el complejo de Edipo y se
establece “mediante la introyección del objeto en el yo” (Freud, “Psicología de las
masas...”.)
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Una vez desaparecido este ideal externalizado, vuelve la libido al yo, que entonces se interesa más
por su autoconservación que por el líder caído, porque con el líder se ha quebrado el vínculo afectivo que
los protegía del sentimiento del peligro, y se libera la angustia. Es una regla de la Psicología de las masas
que cuando desaparece el jefe del grupo, desaparecen también los vínculos de sus integrantes, ya que el
conductor de la masa sigue siendo el temido padre primordial. “la masa quiere siempre ser gobernada
por un poder irrestricto, tiene un ansia extrema de autoridad, sed de sometimiento. El padre primordial
es el ideal de la masa, que gobierna al yo en reemplazo del ideal del yo
La idea de encontrar articulaciones posibles entre estos dos mitos en la obra Freud nos lleva
primero a preguntarnos por el lugar que ocupan los mitos en psicoanálisis. No es nuestra
intención hacer un análisis detallado de todos los mitos de los que Freud se sirve a lo largo
de toda su obra pero si de recordar y pensar una vez más la articulación entre el mito de
Edipo y el mito de la horda primitiva. Cada uno pareciera representar uno de los términos
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de los pares de opuestos que han caracterizado, en gran parte, las grandes dudas de las
ciencias que tratan sobre el hombre: lo particular vs. lo universal, lo individual vs. lo
colectivo, la naturaleza versus la cultura. Pares de opuestos que, sin embargo, alcanzan un
carácter renovado si se los piensa como dos caras de una misma moneda, bisagras
conceptuales que permiten superar las polaridades clásicas pero que, no obstante, nos
ayudan a hacer algunas distinciones teóricas.
Una primera aproximación acerca del carácter particular de los mitos nos permite pensar
qué valor tienen los mismos para el psicoanálisis.
Freud intentó ubicar los mitos en el lugar de los orígenes, no como dato histórico sino como
operadores lógicos solidarios con una concepción teórica propia.
El privilegio del factor mítico hace a los efectos de aspectos estrictamente psicoanalíticos
por considerar al mito como un lugar en el que se encarna la fantasmática colectiva.
Creemos que el mito encierra lo reprimido primordial, obedece a las leyes del proceso
primario pero tiene, a su vez, un estado de elaboración similar al de la elaboración onírica
en cuanto dan cuenta y sentido de una realidad que no se puede dominar.
La vida onírica no ha quedado tampoco por fuera y excede el simple punto de vista de
contacto constituido por un simbolismo común con los mitos.
Es por eso que Freud, retomando el lugar del mito en “Tótem y Tabú” hará coincidir en el
complejo edípico los comienzos de la religión, la moral, la sociedad y el arte y lo hace a lo
largo de toda la obra.
En el mito individual, en la novela familiar del neurótico, se juega una vez más el carácter
universal del crimen cometido por el clan fraterno.
La superposición de planos, el individual y el colectivo, ocurre porque asistimos, tanto al
carácter estrictamente individual y subjetivo del héroe, quien en muchos casos creerá que
su pasión y sus anhelos son una justa causa personal, pero el desarrollo del drama nos
revela la presencia de un segundo sentido, el histórico colectivo ligado a un orden cultural y
simbólico del cual el protagonista solo será un eslabón, a efectos de permitir que el drama
alcance su fin una vez más cobrando carácter de repetición, re-fundando la especie humana.
Edipo ha ocupado el lugar que ningún hombre puede ocupar: el lugar de ese padre de la
horda sin saberlo. El destino ha querido que él fuera quien reemplazara a su padre.
Si partimos del supuesto de considerar que estos dos mitos son operadores lógicos que
permiten pensar la sexualidad del ser humano, veamos entonces el mito de la horda
primitiva. Este mito que aparece al final de su obra “Totem y Tabú” plantea que la
fundación de la cultura presupone un asesinato originario, el cual vía obediencia
retrospectiva recae como castración en los hijos. El proceso por el que debieron atravesar
los hermanos del clan fraterno, para constituirse como tales, es decir ocupar un lugar en
relación con el padre que no fuera el de rivalidad sino que también permitiera una
identificación con él posterior a su asesinato, revela una concordancia con los deseos
primordiales infantiles que Freud privilegia al tratar el mito de Edipo.
Las preguntas que nos hacemos son las siguientes:
¿Cuál es la relación entre el asesinato del padre de la horda primitiva y la ley de prohibición
del incesto?
Los dos crímenes de Edipo, esto es el de tomar como mujer a su madre y asesinar al padre,
coinciden con los dos preceptos tabú del totemismo.
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El relato del mito de la horda primitiva habla de la existencia inmemorial de un padre
violento, celoso que se reservaba todas las hembras para sí y expulsaba a los hijos varones
en cuanto crecían.
Un día los hermanos expulsados se aliaron, mataron y devoraron al padre y así pusieron fin
a la horda paterna. Unidos osaron hacer y llevaron a cabo lo que individualmente les habría
sido imposible. El violento padre primordial era por cierto el arquetipo envidiado y temido
de cada uno de los miembros de la banda de hermanos y ahora en el acto de la devoración,
consumaban la identificación con él; cada uno se apropiaba de una parte de su fuerza. El
banquete totémico, acaso la primera fiesta de la humanidad, sería la repetición y
celebración recordatoria de aquella hazaña memorable y criminal con la cual tuvieron
comienzo las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión.
Lo que antes el padre habría impedido por pura fuerza y que reflejaba la impotencia de los
hijos para acceder a las mujeres, después de su muerte se instaura como una prohibición
simbólica. Nadie accede a ese lugar imposible que es el lugar de padre primordial, ese lugar
queda vacío. Se inaugura el juego de las identificaciones.
¿Cuáles son las concordancias con el totemismo?
Luego de analizar diferentes teorías que intentaban explicar el origen del totemismo, tales
como las teorías nominalistas, las teorías sociológicas, y las teorías psicológicas, Freud
llega a la siguiente conclusión: que en todos estos sistemas diferentes de totemismo hay
dos rasgos que se repiten: la identificación plena con el animal totémico y la actitud
ambivalente de sentimiento hacia él.
Freud se refiere al totemismo como un sistema religioso y un sistema de organización
social en la que se establece una lógica de relaciones. Es en este sistema que el mito
freudiano introduce el “banquete totémico”: la fiesta, el exceso, el sacrificio. El “banquete
totémico” es una muerte sacrificial por la cual son establecidos o renovados los lazos de
identidad entre los participantes entre sí y la víctima. Esta pieza nombra la Identificación.
El animal totémico realmente pasa a ser el sustituto del padre.
Freud se extiende sobre el carácter ambivalente cuando dice que la banda de hermanos
amotinados estaba gobernada respecto del padre por los mismos sentimientos
contradictorios que podemos pesquisar como contenido de la ambivalencia del complejo
paterno en cada uno de nuestros niños y en cada uno de nuestros neuróticos. Odiaban a ese
padre que tan gran obstáculo significaba para su necesidad de poder y de sus exigencias
sexuales, pero al mismo tiempo, también lo amaban y admiraban. Tras eliminarlo, tras
haber satisfecho su odio y haberse identificado con él, forzosamente se pusieron de
manifiesto las mociones tiernas avasalladas entretanto. Y agrega en una nota a pie de
página que “acaso la nueva actitud de sentimientos se vio favorecida por el hecho de que la
hazaña no pudiera satisfacer plenamente a ninguno de quienes lo perpetraron. Y prosigue:
Aconteció en la forma de arrepentimiento; así nació una conciencia de culpa que en este
caso coincidía con el arrepentimiento sentido en común. El muerto se volvió aún más fuerte
de lo que fuera en la vida, todo esto, tal como lo seguimos viendo hoy en los destinos
humanos.
Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohibieron ahora en
la situación psíquica de la “obediencia de efecto retardado”(nachträglich)que tan familiar
nos resulta (...)”.
«Nos ponéis en medio de la vida,
dejáis que la pobre criatura se llene de culpas:
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luego a su cargo le dejáis la pena;
pues toda culpa se paga sobre la Tierra». Goethe “El Malestar...”
Bibliografía:
Assoun, P.L.: “Freud, las filosofía y los filósofos”. Paidós. Bs. Aires. (1982)
Dulitzky, Jorge: “Freud, Moisés, los judíos y los egipcios”. Rev. De Psicoanálisis. Año
2001. Nº 8
Freud, Sigmund:
“Proyecto de una psicología para neurólogos”(1895). Tomo I. Obras Completas. Amorrortu
Editores. Bs. As. 1976
“Tres ensayos de teoría sexual” (1905).Tomo VII. Obras Completas. Amorrortu Editores.
Bs.As. 1976
“Tótem y Tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los
neuróticos” (1913). Tomo XIII. Obras Completas. Amorrortu Editores. Bs.As. 1976
“Múltiple interés del psicoanálisis”(1913).Tomo XIV. Obras Completas. Amorrortu
Editores. Bs.As. 1976
“Introducción del Narcisismo” (1914).Tomo XIV. Obras Completas. Amorrortu Editores.
Bs.As. 1976
Conferencias de introducción al psicoanálisis. (1916-17) Conferencias Nº XXVI: “La teoría
de la libido y el Narcisismo”. Tomo XVI. Obras Completas. Amorrortu Editores. Bs. As.
1976
“Psicología de las Masas y análisis del Yo”(1921).Tomo XVIII. Obras Completas.
Amorrortu Editores. Bs.As. 1976
“El Yo y el Ello” (1923) Tomo XIX. Obras Completas. Amorrortu Editores. Bs.As. 1976
“El sepultamiento del Complejo de Edipo (1925) Tomo XIX, Obras Completas.. Amorrortu
Editores. Bs.As. 1976
“El malestar en la cultura “ (1927 ) Tomo XXI, Obras Completas. Amorrortu Editores. Bs.
As. 1976
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“Por qué la guerra” (1932).Tomo XXII. Obras Completas. Amorrortu Editores. Bs.As.
1976
“Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.(1932).Conferencia Nº 31: “La
descomposición de la personalidad psíquica” Tomo XXII. Obras Completas. Amorrortu
Editores. Bs.As. 1976
“El moisés y la religión monoteísta” (1939). Tomo XXIII. Obras Completas. Amorrortu
Editores. Bs.As. 1976
Laplanche, J. y Pontalis, J.: Diccionario de psicoanálisis. Editorial Labor (1981)
Lévi-Strauss, C.: “Estructuras elementales del parentesco”. Ed. Paidós. (1969)
Magneto, Ricardo.: "Las vertientes de Edipo".(1987)
Ortiz Ramírez, M.: “Aporías de la Cultura Contemporánea”. Universidad de Antioquia. Ed.
Ludea
Rimbault,Ginnete – Eliacheff, Caroline:"Las Indomables. Figuras de la anorexia". Nueva
Visión. (1989)
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Adendas
(1) “A este yo ideal se consagra el amor ególatra de que en la niñez era objeto el yo
verdadero. El narcisismo aparece desplazado sobre este nuevo Yo ideal, adornado como
el infantil, con todas las perfecciones. Como siempre en el terreno de la libido, el
hombre se demuestra aquí, una vez más, incapaz de renunciar a una satisfacción ya
gozada alguna vez. No quiere renunciar a la perfección de su niñez, y ya que no pudo
mantenerla ante las enseñanzas recibidas durante su desarrollo y ante el despertar de su
propio juicio, intenta conquistarla de nuevo bajo la forma del yo ideal. Aquello que
proyecta ante si como su ideal es la sustitución del perdido narcisismo de su niñez, en el
cual era él mismo su propio ideal”. Introducción al Narcisismo, Obras Completas,
Tomo II Capitulo III, Pagina 2028 Biblioteca Nueva 1996.
(2) “Dijimos también que era la heredera del narcisismo primitivo, en el cual el Yo infantil
se bastaba así mismo y que poco a poco iba tomando, de las influencias del medio las
exigencias de este planteaba al Yo y que el mismo no siempre podía satisfacer; de
manera que cuando el hombre llegaba hallarse descontento de si mismo podía encontrar
su satisfacción en el ideal del Yo; diferenciado del Yo”. Psicología de las Masas y
Análisis del Yo Obras Completas, Tomo III Capitulo VII, Pagina 2588 Biblioteca
Nueva 1996.
(3) “Ciertamente, y este elevado ser es el ideal del Yo o Súper-Yo, representación de la
relación del sujeto con sus progenitores. Cuando niños hemos conocido, admirado y
temido a tales seres elevados, y luego los hemos acogidos en nosotros mismos. El ideal
del yo es por tanto, el heredero del complejo de Edipo, y con ello la expresión de los
impulsos del Ello y de los más importantes destinos de su libido. Por medio de su
creación se ha apoderado el yo del complejo de Edipo y se ha sometido al Ello. El
Súper-Yo, abogado del mundo interior, o sea, del Ello, se opone al Yo, verdadero
representante del mundo exterior o de la realidad. Los conflictos entre el yo y el ideal
reflejan, pues, el ultimo termino, la antítesis de lo real y lo psíquico del mundo exterior
y el interior”. El Yo y El Ello. Obras Completas Tomo III Capitulo III Pagina 27142715 Biblioteca Nueva 1996.
(4) “El Yo puede tomarse a si mismo como objeto, puede tratarse a si mismo como a otros
objetos, observarse, criticarse, etc. En todo ello, una parte del yo se enfrenta al resto. El
Yo es, pues disociable; se disocia en ocasión de algunas de sus funciones, por lo menos
transitoriamente, y los fragmentos pueden luego unirse de nuevo”. Nuevas Lecciones
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Introductorias al Psicoanálisis, Lección XXXI Disección de la Personalidad
Psíquica, Obras Completas Pagina 3133 Biblioteca Nueva 1996.
“El Súper-yo aplica un rigurosísimo criterio moral al yo, inerme a merced suya; se
convierte en un representante de la moralidad y nos revela que nuestro sentimiento de
culpabilidad moral es expresión de la pugna entre el Yo y el Súper-Yo. Nuevas
Lecciones Introductorias al Psicoanálisis, Lección XXXI Disección de la
Personalidad Psíquica, Obras Completas Pagina 3135 Biblioteca Nueva 1996.
“Hemos de citar a un una importantísima función que adscribimos a este Súper-Yo. Es
también el substrato del ideal del Yo, con el cual se compara el Yo, al cual aspira y
cuya demanda de perfección siempre creciente se esfuerza en satisfacer. No cabe duda
que este ideal del Yo es el residuo de la antigua representación de los padres, la
expresión de la admiración ante aquellas perfecciones que el niño le atribuía por
entonces”. Nuevas Lecciones Introductorias al Psicoanálisis, Lección XXXI
Disección de la Personalidad Psíquica, Obras Completas Pagina 3137 Biblioteca
Nueva 1996.
(5) Según Mario Ortiz Ramírez (refiriéndose a la influencia de la masa en el
individuo)…“esto se explica por la tendencia de cada sujeto a ser aceptado en el grupo,
para lo cual se requiere de una cierta homogeneización, en la que los rendimientos
intelectuales que los diferenciarían entre sí son rechazados porque abren el camino a la
heterogeneidad, a la mesura, a la culpabilidad o a la norma. El sujeto renuncia entonces a
una parte de su individualidad y se suma a la tendencia dominante del grupo a la unidad
que encuentra en sus manifestaciones emocionales, en sus afectos desmesurados de amor u
odio, de furor o de alegría.
Los lazos libidinales entre los pares que reconocen un mismo líder los coloca en un plano
de igualdad casi fraterno.
En ese lazo libidinal se produce la identificación, es decir, el proceso psíquico inconsciente
que constituye la personalidad de todo sujeto; esto es, el cúmulo de identificaciones
imaginarias y simbólicas que ha tomado de los otros y con las cuales se presenta en una
síntesis singular”..Ortiz Ramírez,M”Aporias de la Cultura Contemporanea.”.Univ.de
Antioquia, Ed. Ludea.
(6) En “El Sueño y el Mito”, Otto Rank dice de Freud: “En lugar de una simple
comparación del sueño con el mito, construye una teoría que permite concebir los mitos
como los residuos deformados de fantasías optativas de naciones enteras: esto es como los
sueños seculares de la joven Humanidad.
Como el sueño en el sentido individual, el mito en sentido filogenético representa una parte
de la perdida vida anímica infantil y el haber vuelto a hallar íntegramente en las tradiciones
míticas de la época primitiva el conocimiento de la vida anímica inconsciente, que antes se
extrajo de la psicología individual, es una de las más espléndidas confirmaciones de la
exactitud y del valor de la observación psicoanalítica”.Rank,Otto.”El Sueño y el mito.”
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