Adictos

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María
Jesús
Magaña
Ondartza
Adictos
o sé si es suerte o desgracia, el
haber nacido en una época en
que no había televisión, el caso
es que los niños de entonces al
salir del colegio no la echábamos
de menos, y teníamos más tie m p o para
ju g a r o leer. Ya sé que los niños hasta los
cinco o seis años en que se aprende no se
hace nada sino jugar, pero de pequeños,
nos gustaba ojear los libros o cuentos
para ver los "santos"dibujos o foto s que
nos llam aban la atención, pero ahora,
¿cuántos niños de esa edad leen o tie nen afición a la lectura? Pocos, y ¿saben
por qué? Porque existe la televisión, los
niños de hoy desde que nacen están
delante de esa caja to n ta , que nos atrae
y nos entretiene, ta n to , que no se puede
hacer o tra cosa que m irarla.
n
Según las estadísticas(esto es m uy re la tivo) niños que van al parvula rio de e ntre
dos a cuatro años un 40% ve la tele
d uran te la comida, un 57% con la
m erienda y un 73% con la cena. Además
un 12,7% de diez años para adelante
está ante la pantalla después de la cena
e ntre las diez y la una de la m adrugada,
lo cual es preocupante pues condiciona
su vida, d uran te la jo rn ad a diaria, sin
contar los niños que tie n e n la tele en su
habitación y escapan de la censura de
sus padres, que algunos están en la in o pia. A esta edad ya se observa las a fic io nes del n iñ o y es cuando se incuban las
distintas tendencias del in d ividuo, por
eso hay que estar alerta, luego la vida ya
se encarga de in fo rm a r o d e fo rm a r
según la personalidad de cada uno.
Los expertos no se ponen de acuerdo
sobre el co m p o rta m ie n to social de los
niños o sobre la violencia que ven en la
tele, pero los resultados están ahí. Ellos
van captando todas las imágenes buenas y malas, se hacen "re p ip is " y lo
saben to d o re feren te a la p ro gram a ción. Mucha propaganda que nos invade y bom bardea viene por este medio,
to d o su poder de m a rke tin g se afana en
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in tro du cirn o s en ese círculo que nos enreda cada
vez más y nos hace dependientes, sobre to d o a los
niños, de to d o este tin g la d o que la mayoría de las
veces es utópico, porque la vida es o tra cosa. En
d e fin itiv a los niños no juegan y es una pena. Se
nota que no soy p artid a ria de la tele, este invento
es para re u n ir a la fa m ilia en to rn o a ella, pero
anula el diálogo, im pide la com unicación fa m ilia r
y la empobrece, y te invita a callar, y puede ser
m o tivo de preocupación si nos dejamos in flu ir por
ella. Cuando los niños llegan a casa después del
colé, ¡zas!, a poner la tele y sin soltar el mando.
Cada día se les va haciendo más indispensable, a
todas horas, y donde fun cio n a un televisor hay
alguien que no está leyendo. Yo heredé de mi
padre la afición por la lectura (nunca estaré a su
altura) pues él era un devorador de libros como yo
le definía, así mismo cuando tuve hijos les tra sm ití
este h ábito. Reconozco que es un vicio, pero no
pienso renunciar a él. Cuando éramos niños, leíamos desde los cuentos de Calleja, T.B.O., cuentos
de hadas, etc. Llegando Reyes, cuando aún creíamos en que éstos existían de verdad, pedía con
insistencia que me tra je ra n libros con títu lo s concretos que me hacían ilusión tener, y yo decía a mi
madre con gran candidez, ama, ¿cómo saben los
Reyes los libros que me gustan? Y ella sonreía. Viví
con Emilio Salgari, Julio Verne, o A le jan d ro
Dumas, esas aventuras fantásticas que me trasladaron a países exóticos y a lim e n ta ro n mi in cip ie n te curiosidad in fa n til. Con el paso del tie m p o y la
m adurez fu i seleccionando otros autores que d e ri-
van por otros derroteros. A través de los libros
hemos vivido intensam ente, hemos am ado con
pasión, hemos viajado por continentes de exuberante belleza, hemos am anecido en playas p aradisíacas, hemos su frid o de ataques místicos en algún
cenobio, hemos padecido guerras y viajado con
personajes históricos de d ife re n te calaña. En fin es
un p eriplo que no cesa m ientras tengas un lib ro
en la mano. Es ta l el poder de enganche que me
sobra la tele, es to ta lm e n te prescindible. No hay
más que ver cuando uno se va fuera o p or otras
causas no ve la tele no se acuerda uno de ver esto
o lo o tro y no pierdes sueño, que esto es im p o rta n te porque hacen program as para gente que no
m adruga o no trabaja.
No quisiera ser pedante pero no q uiero dejarm e
seducir por este m edio y soportar esa p ro gram a ción tan estúpida o nociva que nos quieren hacer
tragar. Tampoco pienso que to d o sea malo, en
d e fin itiv a hay que saber elegir. Me quedo con el
libro. Hoy en día hay lecturas para d is fru ta r a
todas las edades y variedad de temas, y me alegra
que haya campañas para captar nuevos lectores, y
que haya niños que pidan libros a sus aitas y a itonas y que éstos sepan inculcarles ese am or por la
lite ra tu ra . Entre ta n to yo sigo d e lein tá nd o m e con
mi lectura, que es la aventura más hermosa y
sum ergirm e en ella y vivir las experiencias más
audaces. Y como decía Séneca "La lectura a lim e n ta el espíritu y le da reposo cuando está fa tig a d o
p o r el esfuerzo ".
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