La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer

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Richard Fagen
La política exterior de los Estados Unidos
y el desarrollo del Tercer Mundo
El título de este ensayo abarca tres conceptos susceptibles a definiciones e Interpretaciones ampliamente diferentes. Por tanto se nos
hace necesario al comenzar indicar, aunque someramente, la manera
como cada uno de ellos será utilizado en las páginas que siguen:
Política exterior de los Estados Unidos: definida como las acciones
concretas directamente relevantes a los asuntos internacionales realizadas por aquellos con poder oficial para hablar y actuar en nombre
del gobierno de los Estados Unidos. Las fuentes de dichas acciones
se encuentran Incuestionablemente en la dinámica de la economía
y la sociedad generales, pero las políticas como tales emanan del
gobierno.
El Tercer Mundo; abreviatura para los estados no-comunistas de
Asia, África y Latinoamérica (exceptuando Israel y Sudáfrica). La
heterogeneidad económica, política, geográfica y cultural de este conjunto de más de 100 estados es obvia —como lo son ciertos problemas
comunes y las respuestas a ellos.
'Desarrollo: entendido como que incluye adelantos agregados y distributivos en bienes tanto materiales como no-materiales (v. g., oportunidades para participar en decisiones relevantes, transformadoras) .
Aquí el énfasis es en el desarrollo entendido corno que abarca cambios multidimensionales en cualidad en la vida de grandes números
de personas (lo que por definición en países pobres implica un incremento en el producto material total disponible).
Se imponen dos advertencias más: primero, no se hará ningún intento de recapitular o interpretar el total de la experiencia postguerra en la política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del
Tercer Mundo. Esta es una tarea suficientemente amplia para un
libro y que apenas ahora comienza a ser tratada seriamente por un
número significativo de estudiosos de Estados Unidos críticos de América imperialista. Nos dedicaremos más bien a delinear un cuadro
para el análisis de la política exterior de los Estados Unidos y el
desarrollo del Tercer Mundo —enfatizando en los contextos mun-
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
diales y nacionales en evolución y las posibilidades de uri cambio
en la substancia (como opuesto a la retórica) de las acciones de la
política de los Estados Unidos.
Segundo, se debe hacer notar que lo que sigue está muy influen
ciado y fluye de una familiaridad y una preocupación substanciale
por Latinoamérica, sus problemas, las políticas de Estados Unidos, y
una visión amorfa y algunas veces "pesadillesca" de alternativas para
el futuro del hemisferio. Este enfoque regional no es necesariament
un impedimento, puesto que como muchos han señalado, Latinoamé
rica ha sido desde hace tiempo una especie de avance de muchas d
las políticas que más tarde se aplican en otras áreas. La Alianza para
el Progreso, la Invasión Dominicana, la participación de Estado
Unidos en el "milagro" brasileño, y de la ITT y la CÍA en Chile
—para mencionar sólo unos cuantos ejemplos— son símbolos o aun
campos de prueba para lo que sucedió o podría suceder en alguna
otra parte. Si la experiencia latinoamericana "exagera" la presenci
imperialista en algún sentido, también destila y concentra la esenci
de dicha presencia. Los africanistas y los asianistas por tanto, tal ve
enfoquen el tópico de una manera un poco diferente, pero se espera
que reconocerán en las páginas que siguen, asuntos y problema
familiares —familiares porque derivan de la coherencia básica de
papel de los Estados Unidos en el Tercer Mundo.
EL CAMBIO EN EL CONTEXTO MUNDIAL
PARA LA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS
Apenas es necesario recordar la enormidad de los cambios que se han
llevado a cabo en la política y la economía internacionales durant
los últimos seis años y en especial en los dos últimos años en que lo
cambios se han dado con mayor rapidez —a partir de la guerra Árabe
Israelita de 1973—, la espiral ascendente en los precios del petróleo
la caída del Gobierno de Allende, el desperdigamiento del gobierno
de Nixon, y lo que Hannah Arendt ha llamado correctamente -"una
derrota total y humillante" en Indochina1. Todos estos eventos —
una multitud de otros— tienen por supuesto sus raíces en una época
más temprana. Pero no es sino hasta 1970 que aparece un reconoci
miento difundido entre personas de persuasiones políticas muy dife
rentes de que el antes floreciente "siglo americano" languidece en e
contexto de crisis domésticas e internacionales en cadena.
l Hannah Arendt, "Home to Roost: A Biccntcnnial Arldress", New York Re
viera o/ Boolis, vol. 22, NP 11, june 26, 1975, pp. 3, 4, 6.
Richard Fagen / Ln política exterior de los Estndos Unidos y el desarrollo del Tercor Mundo
Desde el punto de vista del análisis de la política exterior, son
particularmente importantes cuatro facciones relacionadas entre sí
del contexto del mundo contemporáneo. Cada una de ellas es suficientemente conocida v reconocida para ser casi autoevidente, pero
como cada una, de aliena manera especial, pesa en el entendimiento
de la política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo, ameritan una breve presentación.
Detente: Los acuerdos de Estados Unidos con la República Popular
China y los tratos con la Unión Soviética señalan, si no el final cíe la
guerra fría, cuando menos una transformación básica en las reglas
del juego. Ya 110 se puede traducir anticomunismo —aún vivo y saludable en la sociedad americana— fácilmente por política, políticas y
confrontaciones antisoviéticas y antichinas. La cooperación entre los
grandes poderes y la búsqueda por un estilo para el manejo de conflictos que envuelva a todas las naciones importantes (definidas en
los términos geoeconómicos convencionales) son claramente la orden
del día. A pesar de focos de oposición, tanto dentro cíe los Estados
Unidos como en otras partes, la tendencia continuará casi seguramente.
Las implicaciones de la estrategia del detente, y el modelo cíe manejo global que ésta implica, no son ciertamente simples para el
Tercer Mundo. Mientras que la reducción de la tensión y la rivalidad
entre los grandes poderes es bienvenida por la mayoría, aparecen
nuevas probabilidades y posibilidades de agresión, manipulación y
acciones "racionales" pero dañinas para el Tercer Mundo.
Chile es un caso al punto. En 1970 la Casa Blanca de Nixon-Kissínger se sintió tanto capaz como empujada a tomar una línea, dura
contra Salvador Allende precisamente porque se pensó necesario mostrar dureza anticomunista en el hemisferio frente a los sentimientos
reales y potenciales de antidótente en Estados Unidos. 2
Después del derrocamiento del Gobierno de Allende, los chinos
se apresuraron a reconocer a los dirigentes militares (un hecho utilizado para propaganda por la Junta) supuestamente para no poner
en riesgo las nacientes relaciones con los Estados Unidos.
Nacionalismo: La continua y aun acelerante vitalidad de la "idea
nacional" es evidente en todas partes, especialmente en el Tercer
Mundo. La reducción de los penúltimos focos de dirección colonial
=En "The Unitctl States and Chile: Roots and Branchcs", Forcign Affairs, vol.
5íi, NP 2, enero 1975, pp. 297-313, yo lie el ¡ib ora ti o sobre este y otros teínas relacionados en más detalle.
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
forrnal y las crecientes filas de la Asamblea General de la ONU son
testimonio de esta vitalidad. Pero más importante para nuestros propósitos que simples números es la difundida legitimidad de las ideas
acerca de los derechos nacionales, incluyendo el derecho de dar pasos
hacia reducir la dependencia nacional a los grandes poderes.
Regímenes de los tipos más diversos tratan cada vez más de hacer
válidas las demandas internacionales en el nombre de la nación, la
soberanía y "el pueblo". Así en 1973 el Gobierno Argentino informó
a los Departamentos cíe Estado y Comercio que a menos que las
subsidiarias automotrices de Estados Unidos en Argentina recibieran
autorización para vender vehículos a Cuba, tales subsidiarias serían
nacionalizadas. Mucho antes de las alzas de precios de la OPEP, el
Gobierno Venezolano presionaba ya fuertemente por mayores porciones de los ingresos por petróleo. Ecuador se apodera regularmente
de barcos pesqueros de atún que violan su límite autoproclamado de
200 millas. No se puede ya ignorar o dispersar con amenazas la
demanda panameña para una renegociación del tratado del Canal.
Brasil expresa su creciente descontento con ciertos aspectos de la
.desnacionalización cíe su economía y se niega a ceder a presiones
•externas en el área del desarrollo nuclear y atómico. Casi en todas
partes los estados del Tercer Mundo se vuelven cada vez más arrogantes.3
Ninguno de estos "enfrentamientos" con los Estados Unidos y otros
poderes imperiales o postimperiales por parte de los nacionalistas del
Tercer Mundo (ya sea de izquierda, derecha o del centro) señala
necesariamente un rompimiento dramático con el pasado. Tampoco
resultan necesariamente exitosos —como lo sugiere el Chile de Allende— o siempre de substancia. Pero no puede negarse que la época
3 Para una respuesta contemporánea y reaccionaria notable a la agresividad del
Tercer Mundo, ver Daniel P. iMoynihan, "The United States ¡n Opposition",
Commentnry, vol. 59, N<? ÍJ, marzo 197S, pp. 31-13. Reconociendo el hedió de
que en los foros in tema don a les los Estados Unidos se encuentran a menudo en
minoría de uno (algunas veces con unos cuantos estados clientes o países capitalistas avanzados a s» l:ido), sugiere maneras para utilizar esta situación como
"oportunidad" para el lanzamiento de una contraofensiva en defensa de "el lihcnilismo internacional y sus procesos (los que) cuentan con enormes logros
recientes a su favor. Es tiempo de que los Estados Unidos comiencen a decirlo.
Un ejemplo es la compañía multinacional que al combinar la gerencia moderna
con las políticas comerciales liberales puede considerarse como la institución
internacional mas creativa del siglo veinte" (p. 41).
En el mismo párrafo identifica también a la Organización Mundial de la
Salud como otra manifestación institucional del "liberalismo internacional". A
pesar de maromas conceptuales y políticas de tal magnitud, hay suficiente consistencia y claridad en este ensayo como para hacerlo nn verdadero manifiesto
de la América imperial en oposición. Su importancia se multiplicó, por supuesto, con e] nombramiento de Moynilian para embajador de Estados Unidos en
las Naciones Unidas.
[6]
Richard Fagen / La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer ilimdo
de la manipulación fácil de los
pasando rápidamente al tiempo
mezclados con y reforzados por
sificados, crean nuevos grados
Tercer Mundo.
llamados débiles por los fuertes está
que el detente y las crisis mundiales,
sentimientos de nacionalismo intende libertad para los gobiernos del
Cooperación: Una concomitante del creciente nacionalismo y de los
intentos de ampliar los grados de libertad de negociación es el movimiento multifacético hacia la cooperación, intra Tercer Mundo. La
OPEP es el ejemplo más dramático pero más engañoso, y contradictorio de esta cooperación, engañoso porque las posibilidades de cartelización y fijación de precios son substancialrnente mayores para el
petróleo que para cualquier otro bien, y contradictorio porque la
carga de precios más altos para el petróleo se hace más pesada a la
mayoría de aquellos países más pobres, no-productores que pagan
por, pero no reciben ningún provecho de la cuadruplicación de los
precios del petróleo. De cualquier manera, casi en todas partes se
encuentra el movimiento hacia tomar posiciones y —donde es posible—
acciones comunes. Es evidente la tendencia, de plataformas internacionales altamente retóricas, a organizaciones un poco más coherentes, como el ahora mal titulado "Grupo de los 77"., hasta arreglos
regionales como el Mercado Común Andino.
Adicionalrnente —y este es particularmente el caso en Latinoamérica— la solidaridad y cooperación regionales crecen en contextos y
en materias específicas en donde los poderes coloniales e imperiales
habían podido previamente manipular, atemoriza!-, o dividir y conquistar casi a discreción. Así, cuando el Acta de Comercio de 1974
negó automáticamente ciertas preferencias de importación-exportación a Ecuador y a Venezuela por pertenecer a la OPEP, una oleada
de protesta latinoamericana ocasionó la cancelación de una reunión
pendiente de ministros de relaciones exteriores de todo el hemisferio,
en Buenos Aires. La aceptación paulatina de la realidad de la Revolución Cubana por los gobiernos latinoamericanos ha erosionado el
apoyo a las sanciones a largo plazo respaldadas por Estados Unidos
contra el Gobierno Revolucionario. Todas las naciones latinoamericanas (y todos los países del Tercer Mundo que han tomado una
posición pública) apoyan las demandas panameñas por una renegociación del tratado del Canal.*
^Sxiste también un lado oscuro para este movimiento hacia la cooperación.
Después de mis cié una docena de años de dirección de Estados Unidos en el entrenamiento, equipamiento y homogeneización ideológica de las fuerzas policiales
y de seguridad en Latinoamérica hay ahora indicaciones de que los latinoamericanos aprendieron bien la lección. Después del derrocamiento de Allende, operadores de inteligencia brasileños, uruguayos, bolivianos y posiblemente otros,
[7]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
Lo que es particularmente sorprendente es que -este movimient
hacia la cooperación continúa aun frente a las profundas diferencia
nacionales entre los estados envueltos. Con la excepción ocasiona
del régimen chileno, gobiernos de muy diversas posiciones ideológica
y políticas hacen ahora causa común. A pesar de la falta de relacione
diplomáticas, los cubanos y los brasileños exploran las posibilidade
de comercio, ventajoso es para ambos, y a veces llegan a encontrars
en el mismo bando en asuntos mundiales. Los políticos venezolano
arman puentes hacia coroneles centroamericanos derechistas. Lo
generales de izquierda peruanos no tienen más que las usuales dif
cultades civiles-militares al cooperar con los conservadores colom
bianos, en el Mercado Común Andino.
Innegablemente, lo que estamos presenciando es aún más qu
nada una cooperación fraguada en oposición al poder hegemónico
en defensa de los reclamos nacionales individuales. Es por tant
vulnerable a la fragmentación si los intentos de ejercer un pode
hegemónico aflojaran dramáticamente, si los intereses objetivos d
los grandes y pequeños poderes se unieran más estrechamente e
un número significativo de asuntos, y/o si las contradicciones dentr
del mismo Tercer Mundo se profundizaran y se multiplicaran. N
es probable que suceda ninguna de estas tres cosas (particularmen
las dos primeras) en un futuro próximo. Mientras tanto está cre
ciendo una subcultura de cooperación del Tercer Mundo respaldad
por una ideología anticapitalista rudimentaria. Esta subcultura y s
subyacente ideología son múltiples, llenas de contradicciones e im
perfectamente compartidas-por los diferentes gobiernos nacionale
Pero se continúan acumulando las experiencias y las ideas: y lo
crecientes problemas y fracasos del desarrollo capitalista dependien
del Tercer Mundo, los éxitos económicos y distributivos de vario
experimentos socialistas, y la consecuente delegitimación de las idea
"desarrollistas" tradicionales, empujan a números cada vez mayore
de representantes del Tercer Mundo hacia una tierra común. La
condiciones y tendencias subyacentes conducen a la continuación
aun al incremento de -la cooperación; en ese contexto, los Estado
"Unidos seguirán, en la frase de Moynihaii, encontrándose "en opo
sición".
.
•
La Economía: Del Norte y del Sur, del Este y del Oeste y de la de
cha y la izquierda hay una impresionante convergencia en el recon
cooperaron con los chilenos en la identificación, captura, e interrogación de
chilenos que habían buscado refugio de gobiernos represivos en Chile. La coop
ración para el manejo de conflictos y para la represión crece de la mano co
la cooperación para conseguir otros, a menudo admirables, objetivos.
[3]
Richard Payen / La política exterior do los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
cimiento de la importancia central para la política exterior de 1970
de los problemas económicos mundiales. Pueden diferir diametralmente los analistas en sus comprensiones de las raíces de los problemas, las soluciones posibles y deseables, y sus evaluaciones de la culpa
y la responsabilidad, pero casi todos identifican los mismos temas.
Política monetaria, inflación, bienes, comercio, balance de pagos, inversión y desempleo aparecen en el centro del escenario del drama
internacional, habiendo desplazado parcialmente los temas geopolíticos y de seguridad de 1950 y 1960. Esto no quiere decir que estos
últimos se consideren a la larga menos importantes. Lo que ha
sucedido es que la arena del conflicto y la posible confrontación ha
cambiado. En el contexto del rompimiento parcial de los arreglos
económicos mundiales (capitalistas), la seguridad de los grandes poderes y los temas geopolíticos se miran cada vez más desde un punto
de vista diferente. El detente, el nacionalismo intensificado, y la
creciente cooperación del Tercer Mundo mencionados previamente
son tanto causa como consecuencia de esta arena y esta perspectiva
cambiante. Los que toman las decisiones en Estados Unidos, Europa
Occidental (y tal vez Oriental) y Japón perciben su futuro íntimamente conectado con y dependiente del restablecimiento de cierto
orden y control en una economía internacional que es cada vez más
impredecible, contradictoria y desventajosa a sus intereses.
No aparece sorprendente el hecho de que existe también un reconocimiento cada vez más compartido de la importancia de la economía de los Estados Unidos y sus extensiones transnacionales para
todos estos asuntos. En un discurso reciente sobre política exterior,
el Secretario de Estado Kissinger subrayó esta importancia con palabras que, con pocos .cambios, pudieran haber sido pronunciadas por
algún nacionalista radical del Tercer Mundo:
Los Estados Unidos no pueden estar aislados —ni nunca han
estado aislados—-de la economía internacional. Exportarnos 23
por ciento de nuestro producto agrícola y 8 por ciento de nuestras manufacturas. Importarnos muchas más materias primas de
las que exportamos; el petróleo del extranjero es crítico para
nuestro bienestar. La empresa americana en el exterior constituye
una economía del tamaño de la del Japón. La prosperidad americana no podría continuar en una economía mundial caótica.
Opuestamente, lo que los Estados Unidos hace —o deja de
hacer— tiene un enorme impacto en el resto del mundo. Con una
tercera parte del total de la producción del mundo no-comunista,
la economía americana es aún el gran motor de la prosperidad
mundial... Sin nosotros no hay prospecto de solución. Cuando
[9]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
estamos en recesión, ésta se extiende; sin la expansión ameri
cana, la economía mundial tiende a estancarse.5
Uno podría dudar sobre la imagen de la economía americana como
"el gran motor de la prosperidad mundial", pero pocos dudarían que
"la prosperidad de América no podría continuar en una economía
mundial caótica".
Se deduce lógicamente que el Tercer Mundo sea crecientement
conceptualizaclo en los Estados Unidos como una "amenaza" o como
un "reto" precisamente porque el consenso de los emergentes paíse
en desarrollo sobre la reestructuración del orden económico interna
cional resulta antagónico a un modelo de manejo y "progreso" glo
bal basado en la expansión americana: de nuevo las palabras d
Kissinger, de una sección del mismo discurso, son instructivas:
No existe alternativa, a la colaboración internacional si se
quiere mantener el crecimiento. Pero la estructura económica
mundial se encuentra crecientemente amenazada por mucho
países que creen que no satisface justamente sus necesidades.
La amenaza encuentra su expresión más aguda y articulad
en el programa presentado en nombre del llamado Tercer Mun
do. Este llama a un orden económico totalmente nuevo, fundado
en la ideología y el interés nacional. Está estimulado por resen
timientos por explotaciones pasadas y se alimenta de la opinión
de que el sistema actual está cargado en contra de los interese
de los países en desarrollo. Una de las proposiciones centrales e
que los precios de los productos primarios deben fijarse po
acuerdos internacionales a nuevos niveles más altos y despué
incorporarse a un índice de inflación mundial. El objetivo, como
con los incrementos en el precio del petróleo, es una redistribu
ción masiva de la riqueza mundial...
Los Estados Unidos están preparados para estudiar estas opi
niones atentamente, pero estamos convencidos de que el sistem
económico presente ha senado bien al mundo en general. Esta
mos preparados para considerar proposiciones realistas, pero
estamos convencidos que las naciones más pobres se benefician
más que una economía mundial en expansión. La historia ha
probado que la prosperidad de cada nación requiere de la ex
pansión de la prosperidad global.6
^''Reforzando -la Estructura Económica Mundial", Discurso al Consejo d
Relaciones Internacionales de Kansas City, mayo 13, 1975 (Washington, D. C
Department o£ State, Oficina de Asuntos Públicos) , p. 1.
"Ibid., pp. 2-3.
[10]
SicJiarS, Fagen / La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
Así, el centro de gravedad de la atención de la política exterior
de los Estados Unidos cambia lentamente. A pesar de una agenda de
puntos álgidos bien familiares (abiertos y latentes, el Medio Oriente
y Corea), la proliferación nuclear y una activa competencia en materia de armas convencionales, el espectro de los "apoderamientes
comunistas" (Portugal, Italia), y las clásicas preocupaciones militares-diplomáticas (el Canal de Panamá, NATO), hay una intrusión
creciente de la economía en la agenda política. Y a pesar de la retórica de cooperación, compañerismo y "nuevo diálogo" que emana
de Washington, la agenda sigue apareciendo altamente conflictiva, y
seguirá siéndolo.
¿Por qué tiene que ser éste el caso? La respuesta se presiente ya en
el reconocimiento de que lo que Kissinger, de alguna manera burlona llama "la ideología y el interés nacional" del Tercer Mundo se
relaciona en gran medida antagonísticamente con la ideología y el
interés nacional de los Estados Unidos y la mayoría de los otros países
capitalistas avanzados, y posiblemente con la Unión Soviética también. No es simplemente por casualidad que los Estados Unidos se
encuentran "en oposición". Pero una respuesta tan general y tan estructurada nos pone en el peor de los casos en peligro de ser tautológicos (hay conflicto porque los intereses están en conflicto), y en el
mejor de los casos provee muy pocas líneas para sugerir. cambios
posibles (y límites al cambio) en la política exterior de los Estados
Unidos, Por tanto hemos de tratar de esclarecer más allá, al nivel
tanto analítico como concreto, el interés nacional de los Estados
Unidos frente al desarrollo del Tercer Mundo.
EL INTERÉS NACIONAL Y LA POLÍTICA EXTERIOR
Tal vez no existe una frase más sobretrabajada en el discurso político
de todos los días que "el interés nacional". La única competencia
parece provenir de su hermana gemela "el ínteres público". En la
última década y media, se nos ha dicho que la destrucción" y después
el aislamiento de la Revolución Cubana fueron en el interés nacional.
En 1974 el presidente Ford nos informó que las actividades de la
CÍA para "desestabilizar" el gobierno de Allende en Chile fueron
"ciertamente por nuestro mejor interés". Decenas de miles de vidas
norteamericanas (para no mencionar las vietnamitas) se perdieron
en Indochina en una intervención siempre retratada por los oficiales
de los Estados Unidos como en función del interés nacional. Actualmente, se están vendiendo billones de dólares en armas a los estados
[11]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES ""
del Golfo Persa para actividades que, seguramente, serían defendida
por los Departamentos de Estado y Defensa como' "en el interés na
cional". Se pueden citar cientos de otros ejemplos. De hecho serí
difícil descubrir una agresión, atrocidad, o estupidez internaciona
—perpetrada por los Estados Unidos o cualquier otro país— que lo
altos oficiales y sus seguidores no tratarán de justificar en nombr
del interés nacional.
- La contrarretóríca es igualmente envolvente, aunque maneja sól
riña pequeña fracción de los recursos y del espacio informativo pú
blico dé que dispone la versión oficial. Los oponentes de cualquier
y todas las políticas antes mencionadas recurren rápidamente a lo
mismos recursos simbólicos, aunque dándoles significados muy -dif
rentes. Juego justo para Cuba '(Fair Play for Cuba), los críticos d
la CÍA, la resistencia al reclutamiento, y los veteranos de Vietnam
contra la guerra, no escasearon en conceptualigaciones sobre el in
terés nacional congruente con sus posiciones y actividades.
Lo mismo ocurre con los argumentos liberales clasicos en polític
exterior. Así, un párrafo clave sobre los derechos humanos en
Informe de la Comisión sobre Relaciones Estados Unidos — Améric
Latina (conocido generalmente como el Informe Linowitz) declar
.. .Es claramente en el interés de los Estados Unidos el actua
dentro de las fronteras legales internacionalmente prescritas, h
cer clara su oposición a tales actos de injusticia (violación de lo
derechos humanos) porque son equivocados y porque son de
tructores de la confiama y cortesía mutuas que son esenciale
para el funcionamiento efectivo tanto de las sociedades naci
nales como del sistema internacional.7
Al testificar frente al Congreso sobre por qué los Estados Unido
deben continuar la ayuda para el desarrollo a Latinoamérica a pes
de los costos y las dificultades envueltas, el Secretario Asistente d
Estado, William Rogers replicó en una vena similar:
Se reduce a la proposición de que existe pobreza de los tipo
y dimensiones más extraordinarios a través de Latinoaméric
América Latina es un área subdesarrollada o en desarrollo s
lugar a dudas. Nosotros podemos contribuir al proceso del des
rrollo. Debemos de hacerlo no sólo porque resulta en inter
de la gente pobre de esos países, sino porque es en nuestro i
terés nacional.
- - Cualquier nación del mundo, me parece, debe concluir q
7Thc American in A Changíng; \\orld, New York,: Quadrangle Books, 197
p.'23.
Jtlaharí Fagen / I^a política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
el interés nacional de los Estados Unidos resulta mucho mejor
servicio en una comunidad de naciones prósperas y confiadas de
sí mismas que en una comunidad en la que grandes números de
naciones no pueden proveer vida decente para gran cantidad
de su gente.8
La difusión del concepto en el diálogo político —en sus acepciones
varias— y la lucha por legitimar la propia interpretación de éste,
tienen su contraparte en análisis más escolásticos9. Aquí las discusiones convencionales generalmente comienzan por la diferenciación
entre intereses "centrales" y "periféricos". Algunos intereses (o valores) se consideran más vitales y otros menos. Cuando se especifica
concretamente, esta graduación de intereses se considera de ayuda
para el hacedor de política prudente el tratar de a justar las políticas
a las realidades. Cuando uno sabe lo "que verdaderamente cuenta",
ni tiempo, ni credibilidad, ni otros recursos resultan susceptibles de
ser desperdiciados en acciones inapropiadas. En un reciente y bien
discutido ejercicio de este tipo, Alexander George y Robert Keohane
desarrollaron una tipología de seis clases de intereses nacionales,
categorizados de acuerdo a 1) la importancia de los valores en juego
(mayores-menores) y 2) el público nacional o internacional afectado.
Aquí utilizan una tricotomía de a) los Estados Unidos (llamados
intereses de autoconsideración), b) otros estados y/o sus ciudadanos
(llamados intereses de consideración a otros), y c) la humanidad o
el sistema internacional como un todo (llamados intereses colectivos).
La tipología que resulta se presenta en la Figura I.10
Estas categorías son. útiles y regresaremos a la distinción entre intereses de autoconsideración e intereses de consideración a otros en
la discusión que sigue. Es también laudable el intento de legitimar
los intereses de consideración a otros y colectivos como parte y parcela
de una conceptualización múltiple del interés nacional, abriendo así
el camino a la defensa en favor de personas y valores no jurídicos
en la política exterior, estrechamente identificados con los Estados
s"Asistencia al Desarrollo a América Latina por los Estados Unidos", Audiencia ante un subcomité del Comité sobre Apropiaciones, Senado de los Estados Unidos, Congreso N1? 93, 2^ Sección, diciembre 13 de 1974 (Washington,
GPO, 1975), p. 38.
''Para un análisis general y crítico útil del concepto, ver James N. Reseñan,
"Nacional Interest", International Enciclopedia of the Social Sciences, vol.
11, pp. 34-40.
10"E1 Concepto del Interés Nacional: Usos y Limitaciones", Capítulo VII de
Alexander George, Hacia una Política Exterior Mejor Fundamentada: Placiendo
mejor uso de la información. Un informe de la Comisión sobre la Organización
del Gobierno para la conducta de la Política Exterior, marzo. 1975. He reordenado y alterado ligeramente su denominación, pero no he alterado substancialmente las categorías utilizadas por George y Keohane.
[13]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
FIGURA 1
TIPOS DE INTERESES NACIONALES (PARA LOS ESTADOS UNIDOS)
Importancia del Interés
(Seriedad de los Efectos)
Mayor
Menor
Estados Unidos
Intereses básicos de autoconsíderación (intereses
nacionales irreductibles)
Intereses de autoconsi
deración secundarios
Otros Estados y/o sus
ciudadanos
Intereses básicos de consideración a otros
Intereses de considera
ción a otros secunda
rios
La Humanidad o el Sistema Internacional como -un todo
Intereses colectivos básicos
Intereses colectivos se
cundarios
Públicos Afectados
Unidos; Pero como guía para el análisis del nexo política exterior
ín teres nacional de los Estados Unidos (real y potencial), la concep
tualización falla seriamente de dos maneras relacionadas pero distin
guibles.11
Primero, en su preocupación porque la artillería pesada en la polí
tica exterior (literal y figurativamente) se reserva para aquella
ocasiones cuando los "intereses nacionales irreductibles" están real
mente en juego; George y Keohane intentan una definición de eso
intereses en términos de sobrevivencia física, libertad y subsistenci
económica (que no debe igualarle con expansión económica). L
dificultad obvia con la definición es que en los Estados Unidos ést
ha sido alargada y corrupta por la ideología cíe la seguridad nacional
característica en mayor o menor grado de todas las administracione
de la postguerra. Así, el gigantesco presupuesto para la "defensa
"Haciendo justicia a los autores, esta tipología no estaba destinada a servi
como vehículo del tipo de análisis de la política exterior que se presenta aqu
En ese sentido esto;' abusando un poco de mis colegas, aunque la crítica es gcne
ralizable a muchos de los ejercicios conceptuales del tipo que ellos realizan. Pa
ra un buen ejemplo de un ex oficial del gobierno, ahora profesor universitario
quien intentó un análisis más concreto de la política exterior americana en un
vena similar, llamando abiertamente "El uso Humano del Poder" (el subtítul
de su libro), ver Lincoln P. Bloomfield, En Busca de la Política Exterior Ame
ricana (New York, Oxford University Press, 1974). Aunque el análisis tie
ne sus momentos y sus alegatos, es a veces elocuente, en ningún momento pre
gunta por qué ha sido tan consistentemente difícil, a través de las última
décadas, la implementacíon de una política exterior "humana" (¿de considera
ción a otros?) y la distinción entre lo que es vital y lo que es secundario al in
terés nacional.
[14]
liicJiaTd Fagen / La potitica exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
se ha justificado siempre precisamente porque se suponen en juego
la supervivencia física, la libertad y "the American ivay of Ufe".
Todos los movimientos de Nixon y sus secuaces hacia lo que Harold
Lasswell aptamente llamó el estado de guarnición, desde el espionaje
doméstico hasta los arreglitos con las compañías se entendían como
necesarios por los perpetradores porque, finalmente, tanto la supervivencia de los Estados Unidos cuanto su tipo de sociedad estaba
amenazada. De hecho, la reciente experiencia histórica sugiere que
la definición de "irreductibilidad" se encuentra en el ojo —o tal vez
debiéramos decir en los intereses— del poseedor. Así, es difícil encontrar un valor (o la percepción de una amenaza) que no pueda ser
movida de la categoría de menor a la de mayor; y la lucha sobre qué
acciones en realidad amplían o amenazan la supervivencia física, la
libertad y la subsistencia económica permanece por tanto en el corazón
de la controversia sobre política exterior.
La segunda dificultad, sugerida por la primera, es que la tipología
no provee espacio para diferenciación intra Estados Unidos. El planteamiento del estado-nación, corno un actor con influencia perniciosa, aparecía ya en el análisis convencional de las relaciones internacionales. Pero la "nación" como tal no tiene "intereses". Los
intereses son una consecuencia de la organización social, ampliamente
definida. Se asocian siempre con alguna persona, grupo, institución,
empresa o clase social. Y pocos teóricos sociales arguyen que todos
estos intereses coinciden generalmente o aun frecuentemente. La
dificultad en hacer propio el simbolismo del interés nacional es aguda
y continua precisamente porque refleja y crece de un conflicto más
fundamental socio-económico-político en la sociedad como un todo.
El discurso político tiene sus raíces profundas en la realidad: en este
sentido es "natural" que el Departamento de Defensa y los grandes
contratistas relacionados con la defensa decidan que "el interés nacional irreductible" incluya presupuestos militares de muchos billones
y arreglos, y tratos de armas en el Golfo Persa. Igualmente, es de
esperarse que los exportadores de grano multinacionales y sus amigos
en el Departamento de Agricultura justifiquen tratos en trigo de
muchos millones con la Unión Soviética como en función de "el
interés nacional irreductible", cualesquiera que sean las consecuencias
para los consumidores y los granjeros americanos. Cualquier análisis
escolástico del "interés nacional" que no se base en una comprensión
de esta búsqueda por envolver lo privado y lo particular en la bandera nacional, dándole así un alcance y una legitimidad de otro
modo inalcanzables, está destinado a dar vueltas sin fin en una niebla
taxomónica que obscurece los procesos reales (y los límites para la
reforma) de la política exterior de Estados Unidos.
Este discernimiento no es de ninguna manera nuevo. Teóricos
[15]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
sociales tan diversos como marxistas y pluralistas han reconocido lo
esencial de basar el análisis de las políticas en una comprensión d
las fuerzas sociales, que son finalmente las capaces de "hablar en
nombre del estado". Esto es claro en el caso marxista. Con los plu
ralistas, a pesar de que la mayoría se niega a reconocer el peso tota
y la naturaleza de clase de los intereses económicos en juego en l
formación de la política exterior, y a pesar de una aceptación dema
siado fácil de lo "correcto" de lo que el choque de intereses produc
como políticas (santificando el proceso como la esencia del procedi
miento democrático), el modelo cuando menos elimina explícita
mente a la nación como actor. Las decisiones gubernamentales s
miran como la resultante (casi en el sentido matemático) del acomo
do de los intereses de grupos múltiples —entendiéndose que tambié
incluye los intereses interburocráticos.
Hay mucho de exacto en este modelo, aunque como una guía par
la reforma de política contiene la semilla de su propia negación. Lo
reformadores y los burócratas ambiciosos son uno al tratar de quita
las manos de los "intereses especiales" (grupos de presión) de l
fabricación del pastel de las políticas, permitiendo así a aquellos qu
supuestamente tienen los intereses de la mayoría (¿legisladores?
¿administradores?) un radio más amplio para determinarlas12. Per
los reformadores y los burócratas regularmente ganan algunas batalla
y pierden la guerra. Para consternación de muchos y satisfacción d
otros, el pluralismo "funciona". Aquellos que se benefician (litera
y figurativamente) con los arreglos existentes, y por lo tanto tiene
más que ganar o perder, son los que luchan más fuerte, los que gene
ralmente tienen el mejor acceso a la estructura decisiva, y a la larg
12Para un alegato sofisticado en favor de que: sea el prudente y conocedo
servidor público quien prevalezca en la formación de la política hacia .Améric
Latina sobre los intereses más estrechos de grupos comerciales y de otro tipo, v
Luigí R. Eínaudí, "Política Latinoamericana de Estadcs Unidos en 1970: ¿nueva
formas de control?", en Latín America and íhe United States. Las Realidad
Políticas en Cambio, Julio Cotler, Richard R. Fagen (eds.), (Stanford, Californi
Stanford Univcrsity Press, 1974). Ver también mi "Comentario sobre Eínaiid
en el mismo volumen, y los ensayos y comentarios por Mitchell, Graciaren
Lowenthal, Bonilla, May y O'Donnell en la Parte II del libro. O más siniestr
mente, como nos ha sido recomendado por el Secretario de listado Kissinge
Debemos ser una Nación, un Gobierno. Nuestras instituciones deben de modera
los intereses especiales en la definición de nuestro interés nacional. Debemo
tener la disciplina con nosotros mismos necesaria para convertir nuestros deb
tes domésticos en un proceso constructivo, no destructivo. Debemos atacar nue
ti'os problemas, no atacarnos unos a otros. Ya no podemos darnos el lujo de e
tar desunidos, desarreglados o revueltos con la conducta en los asuntos inte
nacionales. En lengua vernácula, esto se traduce más o menos en: "Cállense
síganme". "Constancia y Cambio en la Política Exterior Americana", Discurs
a la Cámara de Comercio de Atlanta, junio 23, 1975 (Washington, D. C., D
partamento de Estado, Oficina de Asuntos Públicos), p. 3,
[.1-6]
Richard Fa-gen / La pelítica exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
los que pesan más en las escalas. Así la seguridad para la inversión
se concede a los inversionistas extranjeros a expensas del público;
se aprueban las enmiendas González y Hickenlooper; los militares
y sus aliados en el Congreso preparan fuerzas para la batalla en
contra de un nuevo tratado del Canal de Panamá.
Hay otro lado en este proceso: las políticas no enraizadas directamente en la estructura de los intereses socio-económico-Dolíticos de
la sociedad en general y por lo tanto promovidas por coalicionesad hoc, tienen poca probabilidad "dé ser legalizadas aun existiendo
algunos administradores o políticos simpatizantes. Aun cuando no
se opongan activamente al principio, tales abogacías tienden a ser
echadas a un lado o archivadas en la competencia fiera por la atención y los recursos decísionales. Cuando se logran reunir coaliciones
más duraderas, con más fuerza política (y dinero) los costos de ignorar las propuestas suben. Llegado cierto punto hay que prestarles
atención. Toda suerte de aforismos de la variedad de "la rueda que
rechina recibe el aceite" atestiguan esta realidad de la política americana.
La metáfora, sin embargo, no debe ser tomada muy literalmente.
Las ruedas que continúan rechinando reciben a menudo atención
malévola al mismo tiempo que el aceite, y a veces sólo lo primero.
El movimiento antiguerra en los Estados Unidos aprendió y reaprendió esta lección. De hecho, aun si alguna posición política puede
parecer relativamente no-controvertible y sin oposición al principio,
una vez que comienza a adquirir momentum a su favor, a menudo
llega a la superficie la oposición previamente insospechada. El status
quo por definición favorece ciertos intereses, pero mientras estos no
sean amenazados, no necesitan realmente ser defendidos. Sin embargo,
la geografía de la defensa se revelará seguramente si los abogados del
cambio presionan demasiado fuerte. Así, por ejemplo, algunos abogados de los derechos humanos en el hemisferio se sorprendieron
genuinamente cuando descubrieron que el apoyo de Estados Unidos
a la maquinaria represiva de varios gobiernos latinoamericanos ha
sido difícil de terminar. Lo que lentamente aparece en foco al continuar estos esfuerzos es que hay algo más trabajando que la inercia
burocrática, la indiferencia moral o las deformaciones individuales.
Desafortunadamente para sus víctimas, dentro de algunos límites
homeostáticos no muy bien definidos, la represión es buena para los
negocios; hay una racionalización estructural y sólida para la política
de Estados Unidos en esta área. SI las aseveraciones de este tipo resultan duras de escuchar, el estudio detallado de las relaciones de Estados Unidos con Brasil desde 1964 y con Chile desde septiembre de
1973 —éste último caso siendo la excepción que comienza a definir
[17]
los.limites para la orepresi6n "util"- dara substancia al cargo, aunque no haga aparecer mas atractivas las politicas.
Llegado este punto no: es particularmente util continuar con la
elaboraci6n en 10 abstracto de estas ideas. S610 el examen de las politicas yeales - 0 los cambios deseados en ellas- puede dar mas especificidad al argumento. Por 10 tanto, comenzando por el supuesto de
que el an:Hisis sobre un area especifica de politica exterior debe
basarse en -un entendimiento de aquellos grllpos domesticos y aqueHos intereses de clase .que de alguna maneray en algun grado determinan su contenido y marcan limites para su cambio, examinaremos
el caso especifico. de los Estados Unidos y America Latina.
LA POLlTICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS
Y EL DESARROLLO DEL TERCER :MUNDO
,Cuales son los lineamientos y las consecuencias primordiales de la
polftica actual de los Estados Unidos hacia Latinoamerica? ,Que se
requeriria para orientar Ia politica en una direcci6n que resultara
mas benefic<l: . para el ' desarrollo de America Latina? Las preguntas
i~vitan no 5610 a u .n ? critica minuciosa de las pd.cticas actuales, sino
tambien a un exam en de los requisitos nacionales ' 0 las precondiciones del desm-ollo acelerado y el papel general de los Estados
Unidos como obstrucci6n para los cambios estructurales que permitirian el desarrollo mas rapido en el Tercer lVlund~13. Sin embargo,
hay que resistil; esta invitaci6n -en parte porque he presentado ya
un bosquejo preliminar de 10 que pienso al respecto en otra parte
)'. tambien porque Ia presente tai'ea es mas circuriscrita.14
De pasada, sin. embargo, debe' hacerse' riotar que au'n los observadores moderados de la politica exterior americana estan llegando
a conclusiones bastante criticas sobre las reacciones de Estados Unidos {rente a las necesidades de desarrollo del Tercer IVIundo: Por
. "Uno se siente tentado a decir "el papel contrarrevolucionario de los Estados
1.Jnidos" y. dejarse de circunloquios.· Pero. el cnfatizar tan drasticamente el papel
con trarrevolucionario de los Es tados Unidos tcnderia a recubrir el complejo de
fuenas reaccionarias y antidesarrollistas en. las . sociedades latinoamericanas. Como arguyen correctamente las tearfas de la dcpendencia estas fuenas han sido
profundamente condicionadas y ahora se contienen parcialmente por la estructura y procesos de las relaciones centro-perifericas. Pero queda un componente
profundamente naciona1 en 1a ecuaci6n que algunas interpretaciones r ecientes ' del
imperialismo y de la dependencia subestiman mucho.
. "Vcr Fagen, en Cotler and Fagen, Op. Cit., Y Richard R. Fagen, "The 'New
Dialogue' on Latin America", Societ)" \'01. 11 ; Nil 6, septiembr e-ocmbre 1974.
pp .. 17 •. 24-30.
[ 18 1
Ricñard Fagen / La política exterior do los Estados ITaldos y el desarrollo del Tercer Mundo
ejemplo, C. Fred Bergsten ha caracterizado la situación de la siguiente
manera: •
El Tercer Mundo precisa de acceso creciente a los mercados
mundiales, tal vez más que nunca, pero el proteccionismo se acelera. El nivel de ayuda real está estancado y los intereses de los
préstamos para algunos países en desarrollo han llegado a tal
punto que los convierte en exportadores netos de capital al mun•do industrializado. La calidad de la ayuda declina mientras se
hacen más duros los plazos; los términos de la contratación redu'cen el valor real de la ayuda de 10 a 30 por ciento bajo el valor
nominal. No hay progreso hacia la estabilización de los precios
de los bienes o hacia ayudar a los países subdesarrollados a conseguir acceso a los mercados cíe capital privado.
Y continúa:
Los Estados Unidos son quienes menos responden a las necesidades del Tercer Mundo de todos Jos países industrializados
actualmente. La ayuda de Estados Unidos es pequeña en cantidadj y se empequeñece. La calidad declina. A menudo va directamente en contra de los objetivos centrales de los países subdesarrollados que se acaban de señalar. Va muy por detrás de
las políticas de Europa y Japón.
Estados Unidos considera a los países en desarrollo, tanto
grandes como pequeños (v. g., India y Chile, para no mencionar
Indochina) exclusivamente como peones en el tablero de ajedrez
de la política del poder mundial. Las recompensas van solamente a la clisminuyente lista de colaboradores explícitos...
La ayuda para el desarrollo de Estados Unidos, como1 porcentaje
del producto neto nacional es ahora casi la última entre todos
los países industrializados.10
Dejando a un lado la más amplia tarea critica, presentaremos aquí
1CC. Fretl Bergstcn, "La Amenaza del Tercer Mundo", Foreígn Polines, NQ
11, verano 1973, pp. 102-24, el material reproducido es de las pp. 104-5, el énfasis es del original. La no-responsividad de los Estados Unidos en comparación con otros países industrializados —enfatuada por Bergsten— se explica
cuando menos parcialmente por la presencia relativamente mayor de gente de
negocios o pensamiento mercantil directamente en los consejos de elaboración
de política exterior de los Estados Unidos. Para una aseveración contemporánea
típica de un empresario libre en el Departamento de Estado, ver Thomas O.
Unders, Secretario Asistente de Estado para los Asuntos Económicos y Financieros,
"Un Programa de Acción para Inversión Mundial", Comentarios en la Conferencia sobre Política Exterior Nacional para Ejecutivos Veteranos de Negocios
(Washington, Ü, C., Departamento de Estado, septiembre 5 y 6 de 1974}.'
[19]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
lo que puede llamarse una agenda reformista de los cambios neces
rios en la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica. La natu
raleza reformista de la agenda es importante, porque así no contien
llamados estentóreos a la revolución social, ni ataques al capitalism
ni denuncias del imperialismo, ni sugerencias "utópicas" del tipo d
las que evitan los "hombres prácticos". Examinaremos entonces es
agenda, sugiriendo los impedimentos varios a su implementació
—probándola frente a las realidades de intereses, del poder y de
toma de decisiones en los Estados Unidos10.. Al descubrirse el grad
de dificultad o la imposibilidad para la implementación. de la agend
comenzarán a aparecer los lincamientos de las trabas estructurales e
la política exterior de los Estados Unidos. Esta prueba es potencia
meme más reveladora acerca de las ideologías reformistas de lo qu
puede parecer a primera vista. Si se estuvieran examinando artículo
de una agenda más radical, las dificultades para su implementació
podrían siempre explicarse en términos de los "cambios masivo
anteriores" que serían la precondición clara a su realización. Per
los reformadores (hombres prácticos) tratan de no complicarse
vida proponiendo políticas que sólo pueden ser implementadas cuan
do las preceden cambios masivos anteriores. Entonces, el descubr
miento de obstáculos infranqueables en el camino de la implemen
tación pone en entredicho los supuestos subyacentes en el modi
operandi mismo del reformador— un prospecto no muy cómodo par
aquellos implicados.
La propuesta que más se acerca a los criterios reformistas es La
Américas en un Mundo en Cambio (de aquí en adelante llamada
Informe Linowitz o simplemente el Informe) 37. La Comisión que s
reunió durante cinco meses en el verano y principios de otoño de 197
estuvo presidida por Sol Linowitz y compuesta por ejemplares relat
vamente representativos del respaldo bipartidario de la política ext
rior —con una inclinación hacia negocios internacionales. Esencia
mente liberal en su enfoque, la Comisión recibió ensayos de posición
críticas de más de una docena de consultores y su personal produjo u
informe con un número de análisis generales, lo mismo que 33 rec
mendaciones específicas18. El informe fue bien recibido públicamen
in La ímpleincntacíón se entiende aquí como que incluye ampliamicnlo tan
de legitimación de las nuevas políticas (haciéndolas "oficíales") y su realr/ació
(hacer que sucedan).
17Op. C/í.
IHLas 33 recomendaciones se reproducen completas al final del ensayo. E
las páginas que siguen, se observan estas recomendaciones metodológicamen
como si fueran un ejemplo al azar de algún universo más grande de recomend
ciones posibles en la agenda reformista. En otras palabras, el supuesto heurístico
que cualquier comisión de una composición y estilo más o menos similares, dir
gida a producir dos o tres docenas de sugerencias para la reorienta ció n de
[20]
Richard Fagen / La política exterior da loa Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Hundo
tanto por Ford como por Kissinger, recibido con entusiasmo reservado por un número relativamente grande de funcionarios públicos
latinoamericanos y atacado tanto de la derecha como de la izquierda
en los Estados Unidos, y viene a ser probablemente lo más cercano
a un documento de consenso mitad-de-carnino como es posible en la
materia en los Estados Unidos en estos tiempos.
No todas las recomendaciones son igualmente importantes, controvertibles, ni están igualmente enfocadas. Algunas son muy específicas
mientras que otras son bastante abiertas, sujetas por tanto a una
variedad de interpretaciones. Adicionalmente, existe una clara línea
panglosiana a través de todo el documento, porque sobrestima en
exceso la comunidad de intereses entre los Estados Unidos y Latinoamérica18, Todo esto complica la aseveración de las recomendaciones.
Sin embargo, se ha hecho un intento en la Tabla 1 de evaluar cada
recomendación en términos de siete categorías. Se ha colocado una
después de cada recomendación cuando se juzga que "cabe" en la
categoría. En un ejercicio de evaluación de este tipo interviene necesariamente cierta subjetividad, pero se ha hecho un intento de "no
cargar los dados" a través de lecturas y consultas substanciales. Una
breve explicación de las siete categorías y las reglas de codificación
que se aplican aparece a continuación:
1. Generalizable al Tercer Mundo: La pregunta aquí es "¿podría
aplicarse la recomendación también a la política de Estados Unidos
para países no latinoamericanos del Tercer Mundo con cambios solamente lingüísticos y no substanciales?" Por ejemplo, la recomendación siete, que sugiere una reducción de tropas en la Zona del Canal
es claramente específica a Latinoamérica. Por otro lado, la recomendación uno, que urge "que terminen las intervenciones solapadas
de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos" es claramente generali?.able.
política cíe Estados Unidos hacía América Latina, hubiera llegado a un conjunto de recomendaciones que cabrían en el mismo conjunto de parámetros
(que tendrían más o menos las mismas características) , Lo específico tal ve?, sería
diferente, algunos elementos presentes en el Informe Linowiiz no lo estarían
y se añadirían otros. Pero la predicción es que el ejercicio presentado aquí resultaría aproximadamente en las mismas conclusiones si se realizaran sobre cualquier conjunto de recomendaciones generales por este tipo de proceso.
IBPor ejemplo, al discutir los arreglos sobre bienes, el Informe dice: "En
ninguna otra aren se demuestra tan claramente la mutualidad de intereses entre
las Americas: los países latinoamericanos quieren segundad contra la sobreofcrta
de materias primas y la consecuente baja dt; precios; los norteamericanos quieren protección contra la escasez y la inüaciún acelerada en los precios. Ambos
tienen interés en mantener el flujo adecuado de bienes a precios razonables"
(p. 48) .
[21]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
- .
2. Los Estados Unidos deben cesar y desistir: Aquí la distinción crí
tica es entre las recomendaciones que urgen que Estados Unido
detengan alguna práctica actual y aquellas que urgen que se tome
alguna acción nueva. Algunas recomendaciones implican las dos cosas
Al urgir una acción nueva- se entiende que la práctica actual debe
finalizar. La regla de codificación adoptada es, de cualquier .modo
estricta. Si el énfasis de la recomendación está en la acción nueva
entonces no se clasifica dentro de "cesar y desistir".
3. De consideración a otros: Aquí regresamos a la distinción que se
-desarrolló en la sección previa entre las acciones de política exterio
(diseñadas especialmente para beneficiar a otros estados y sus ciuda
danos como opuestas a aquellas diseñadas a beneficiar directament
a grupos o al público dentro de los Estados Unidos. Especialmente
con una visión de mutualidad de intereses en el hemisferio, se puede
argüir que "a la larga" las políticas de consideración a otros benefi
ciarán al público de Estados Unidos también. Pero en el caso de
cualquier recomendación de política específica, generalmente es claro
a quien corresponde el beneficio inicial.
4. De autoconsideración: Acciones de política exterior clarament
diseñadas para acarrear beneficio a grupos o al público dentro d
los Estados Unidos.
5. A7o claramente de autoconsideración o a otros: Una categoría resi
dual reservada para aquellas políticas que son ya sea complejas en
su diseño o difícil de categorizar. Son ejemplos las recomendacione
ocho a once, que tratan de transferencias de armas y asistencia mili
tar y que pueden "ir en cualquiera de las dos direcciones".20 Deb
notarse que ésta y las dos previas son todas mutuamente exclusivas
Una recomendación puede clasificarse solamente bajo uno de esto
tres encabezamientos.
"Para un buen ejemplo de la clase de lógica de guerra fría desquiciada
que puede ser apelada en favor de las cuestiones sobre armas y asistencia milita
por los amigos de los Departamentos cíe Estado y Defensa, ver el testimonio d
James D. Theberge ante el Comité sobre Apropiaciones del Senado. "Asistencia a
Desarrollo de Estados Unidos a América Latina", Op. Cit., pp. 15-17, 48-49. Tlie
berge era entonces director de Estudios Latinoamericanos en el Centro Universita
rio de Georgctown.
[22]
Richard Fagen / La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
6. Claramente relacionada con el desarrollo: "Los criterios para la
inclusión en esta categoría se fijaron estrecha y un poco artificialmente. A cierto nivel, todas las recomendaciones están relacionadas
con el desarrollo (como se le definió al principio de este ensayo)..
Por ejemplo, si los Estados Unidos se esforzaran realmente por implementar las recomendaciones tres a cinco (sobre los derechos humanos) , las'implicaciones para el desarrollo serían significativas a la
larga. El nexo entre la expansión, capitalista, la producción y.la distribución, 'el empobrecimiento continuo y aun .creciente de las clases
bajas, y los gobiernos represivos en el Tercer Mundo es tan cerrado
que la presión sostenida por parte cíe Estados Unidos en favor de los
derechos humanos resultaría, en una ganancia neta distributiva (desarrollista). Pero como se señaló anteriormente, es precisamente este
nexo lo que hace que estos cambios en la política de Estados Unidos
sean tan difíciles. Sin embargo, para no tener que incluir todas las
recomendaciones, hemos limitado esta categoría a aquellas sugerencias
que prometen específicamente a) la reducción de sanciones económicas punitivas en contra de América. Latina, b) creciente participación de América Latina en la 'producción a través de mejor acceso,
precios, etc., y/o c) acciones intencionadas a dirigir una porción
más amplia de beneficios a esos países y segm'entos de' la población
latinoamericana que se encuentran demostrablemente en peor condición.
'
.
7. Dura de implementar: Esta es la categoría más fácil de aplicar,
ya que depende de la familiaridad con los intentos pasados de implementación de reformas del tipo de las que se proponen, las dificultades actuales que se encuentran y —a veces— que la recomendación
"quepa" en lo que se conoce sobre la estructura del poder, los-intereses y la toma de decisiones en los Estados Unidos. En -algunos-casos
es bastante claro el antecedente histórico. La recomendación cuatro,
por ejemplo, dice que "los Estados Unidos deben de expandir su
programa de inmigración de emergencia para refugiados políticos,
ya sea que los refugiados estén huyendo de la opresión -de la derecha
o de la izquierda." Quienquiera que tenga noticia de los intentos
post-Allende de conseguir la admisión de unos cuantos refugiados
chilenos a los Estados Unidos no puede ser muy entusiasta acerca de
la posibilidad de cambio y mano justa en esta área. La nación que
admitió casi medio millón de cubanos con los brazos abiertos en
1960 había admitido, un año y medio después del golpe militar en
Chile, media docena de chilenos. Sólo después de que el problema
en Indochina trajo más de 100.000 nuevos refugiados asiáticos a los
[23]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
Estados Unidos a mediados de 1975, fue posible conseguir permi
de mala gana para 400 chilenos más, que fueron considerados caso
por caso.21
Las posibilidades de implementación de otras recomendaciones no
están tan claras. Por ejemplo, la recomendación ocho sobre los acuer
dos sobre limitaciones en armas levantaría probablemente tanto opo
sición como apoyo fuerte dentro de los Estados Unidos —dependiendo
en parte de las armas de quien se estuvieran limitando.
(Sin embargo debe recordarse que cuando están presentes tanto la
oposición como el apoyo en iguales proporciones para un cambio
propuesto, la oposición tiene una ventaja clara porque es más fáci
archivar las propuestas que moverlas hacía adelante). Otras recomen
daciones como la dieciocho y la diecinueve sobre políticas respecto
a la cultura, son simplemente de baja prioridad y no es probable qu
reciban la clase de respaldo de alto nivel que necesitan. Cuando no
se puede decidir claramente a favor de la dificultad de implementa
una propuesta, se ha colocado un signo de interrogación bajo e
encabezado. El signo debe ser entendido como "probablemente difíci
de implementar".
Como puede verse en la Tabla 1, página 25, dos de las recomen
daciones no pueden codificarse porque son totalmente hortatoria
en contenido. Eso deja 31 recomendaciones en la muestra. ¿Qué s
puede decir sobre ellas en general? Se puede hacer una serie d
aseveraciones descriptivas en base a la frecuencia y a los patrone
observados de las Xs.
1. Con excepción de los números cinco (Cuba), siete (Panamá)
dieciséis (OEA) todas las recomendaciones son generalizables al rest
del Tercer Mundo. Esto es una confirmación clara de la comunida
de problemas y políticas que caracterizan a las relaciones de Estado
Unidos con naciones periféricas y semiperifericas. A pesar de l
condición relativamente "avanzada" de América Latina, su siglo
medio de independencia y la larga "relación especial" con los Es
tados Unidos, cuando se aboga por reformas hemisféricas éstas pue
den aplicarse a mucho del resto del mundo también. El inverso d
esta aseveración sugiere que no puede haber "trato nuevo" par
"Un "parolee" es alguien que entra a los Estados Unidos sin tener que pasa
a través del rango completo de procedimientos de inmigración. Sobre la resolu
ción del caso chileno, ver Lawrencc Meyer, "Refugiados Chilenos para entra
a Estados Unidos en base a caso individual", TVashington Post, junio 13, 19
Al testificar ante el Comité Judiciario del Senado en favor del Status de parole
para los chilenos, el Secretario Asistente "U'illiam Rogers, aseguró a los senado
res que el riesgo de seguridad para los Estados Unidos era "mínimo" y que "no s
propone traer comunistas, terroristas o casos de aflicción económica", íbid.
[24]
RieJtari Fajen / La política exterior de los Eslados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
TABLA 1
EVALUACIÓN DE LA.S RECOMENDACIONES DEL INFORME Dr. LINOU'ITZ
Recomen- Generali- EE.UU. de- Otras re- Considcdación zable para be ceder
comenraciones
NP
el Tercer y desistir daciones propias
Mundo
1
X
2
3
X
X
X
4
5*
6
9
10
11
12"
13
14
15 - 16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
2C
27
28
29
30
31
32
33
ClaraDifícil
mente
de
relacio- implenadas al meritar
desarrollo
X
X
X
X
X
X
X
?
- Apoyo a Nuevo Tratado del Canal. Hortatorias, no clasificables
7
8
Ni propías, ni
otras
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
- Apoyo a la OAS.
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Hortatovias, no clasificables
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
K
X
X
X
?
?
X
X
X
X
?
?
X
X
?
X
X
X
X
x
x
:-
X
X
X
X
?
X
?
X
X
?
?
X
X
X
X
x
X
X
X
X
?
X
X
X
x
X
?
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
* Recomendación Muí Upar tita sobre Cuba. Difícil de clasificar como un todo.
"Sugestiones múltiples sobre el abandono de coerción económica. Incluye
rechazo a las correcciones de Hickenlooper y González.
[25]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
América Latina, excepto en el contexto de una reorientación globa
de la política de Estados Unidos para el Tercer Mundo.
2. Nueve de las treinta y una recomendaciones se han clasificad
dentro de "cesar y desistir" —un número impresionante dadas la
reglas de codificación relativamente estrictas para esta categoría
la probable reluctancia de la Comisión de sonar demasiado negativ
o condenatoria de las políticas de Estados Unidos existentes. Exist
cuando menos una presunción evidente en el Informe de que lo
"problemas" de la política de Estados Unidos hacia América Latin
no son solamente descuido, ineficacia o falta de deseo de ser generoso
Acciones específicas de tipo negativo —uno podría llegar a deci
malévolo— están entretejidas entre la agenda existente, entre otra
ins tramen talidades, las intervenciones solapadas (# 1), la coerció
económica ($: 12} y las regulaciones restrictivas de viaje (# 17
se reconocen todas como parte y parcela de la política corriente.
3. Quince de las recomendaciones o casi la mitad son clarament
"de consideración a otros", un tema al que regresaremos despué
Esta es una de las razones por las que el informe fue relativament
bien recibido (si bien escépticamente) en América Latina. Por otr
lado, sólo tres son claramente de autoconsideración: los número
diecinueve, sobre creciente apoyo para los estudios del área latino
americana, el veintitrés, sobre la ayuda a la economía doméstic
frente a políticas de comercio más liberales, y el veintinueve sobr
la Compañía de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC) .
4. Dieciséis de las recomendaciones se categorizan corno direc
tamente relacionadas con el desarrollo bajo las estrictas reglas d
codificación utilizadas. De las dieciséis, nueve se clasifican com
de consideración a otros, y todas se clasifican, ya sea bajo difícil d
implementar, o probablemente difícil de implementar.
5. De las 32 recomendaciones, sólo los números dos (sobre l
Comisión Interamericana de Derechos Humanos) y dieciséis (qu
urge que los Estados Unidos tomen un lugar menos importante e
la OEA) se clasifican de manera que sugieren su relativamente íác
implementación. Como se mencionó previamente, esta es una aseve
ración necesariamente subjetiva, parcial. Pero subraya una aserció
más generalizada de que la implementación de cambios reformista
[•26]
Richard Fagen / La política exterior de los Estados Unidos 7 el desarrollo del Tercer Mundo
en la política exterior hacia el Tercer Mundo es ciertamente muy
difícil, una aserción sobre la que se elaborará en la sección final de
este ensayo.
Frecuencias y patrones de este tipo, invitan a hacer inferencias,
especulaciones y explicaciones adicionales. Puesto que hemos observado ya la naturaleza general cíe las recomendaciones de Linowitz,
retrocedamos de lo específico del Informe y discutamos de nuevo las
inteiTogantes más amplias que se presentan. Tenemos que tratar con
el tópico del interés nacional y la política exterior, pero esta vez el
argumento estará ligado más directamente al asunto del cambio.
POSIBILIDADES V LÍMITES AL CAMBIO
Por definición, cualquier conjunto de políticas exteriores de los Estados Unidos que resulte más compatible con el desarrollo del Tercer Mundo tendrá que incluir una proporción mucho más grande de
acciones de consideración a otros, en comparación con las de autoconsideración que la actual. El aumento de esta proporción no asegura
una mejoría en el desarrollo, pero cuando menos comenzaría a desplazar a los Estados Unidos fuera de su papel oposicional. Puesto de
una manera ligeramente diferente, si se han de incrementar las posibilidades para el desarrollo del Tercer Mundo, las definiciones operantes del interés nacional deben acabar concediendo mucho más
peso a aquellas acciones que conciernen desproporcionadamente en
primer término a otros estados y/o sus ciudadanos. Definiciones del
interés nacional más amplias, más generosas, más fu turísticas deben
prevalecer si los Estados Unidos no quieren permanecer encerrados
en una posición minoritaria y antidesarrollista. Un tema continuo
de este ensayo, sin embargo, ha sido que un cambio tan importante
en la definición del interés nacional de los Estados Unidos es" difícil
estructuralmente al punto de la imposibilidad. Es necesario ahora
elaborar esta visión, indicando tanto las consistencias como las fisuras
en la estructura doméstica subyacente a la política exterior de Estados
Unidos para el Tercer Mundo.
La Figura 2 presenta en forma esquemática los elementos más
importantes del argumento. Nótese que la relación entre una proporción más alta de políticas de consideración a otros y el desarrollo
no aparece como automática o totalmente positiva. El desarrollo es
complicado en exceso, y los factores y las fuerzas que no son afectadas
directamente por decisiones de política de Estados Unidos son demasiado numerosas e importantes para que una hipótesis tan mecánica
[27]
E S T U D I O ¿ Í N T E R N A C I Ó NALES
resulte cierta. Pero la tendencia estadística presentada y los argumentos que la apoyan estarán claros para ahora.2FlCLiRA 2
REORIENTANDO LA POLÍTICA KXTER1OR DE LOS .ESTADOS UNIDOS
I. Cambio Deseado en ¡a Estructura cíe Valores que Órlenle la Política Exterior
de Estados Unidos liada el Tercer Mundo
Aumento en la proporción de acciones de consideración a otros de autoconsideración.
II. Relación entre el número I (si sucediera) y e] Desarrollo del Tercer Mundo
Habría una tendencia hacia las posturas de Estados Unidos más conductiva
a a) una división más equitativa del producto entre las naciones más in
dustrializadas y las menos Industrializadas, y b) crecientes grados de libertad de decisión para los gobiernos del Tercer Mundo. Toda tendencia a
afectar la distribución dentro de la nación en las naciones del Tercer Mundo (hacia más igualdad) estaría mucho menos marcada.
III. Estructuras de Intereses Domésticos (Estados Unidos) como se relaciona con
el número I;
Los grupos y las clases que apoyan las políticas de a tito consideración soi
poderosos, a menudo coherentes en sus acciones y profundamente enraizadas
en la estructura económica de los Estados Unidos. Aquellos que abogan po
políticas de consideración a otros son débiles, pobremente organizados y s
encuentran, a menudo, en conflicto con las "realidades" económicas.
IV. Implicaciones de implementadán del número III.
Los cambios son poco probables excepto cuantío conciernen ajustes pragmá
ticos a las nuevas condiciones internacionales.
—Recuérdese que se definió desarrollo al principio tratando de llamar la aten
ción hacia sus componentes distributivos. Sin embargo, la característica más com
partida de todos los esfuerzos dcsarrollistas no socialistas en América Latina e
que no atraen mejoras substanciales en las situaciones de vida de las clases baja
urbanas y rurales (o, en algunos casos, llevan a un empeoramiento relativo o
aun absoluto de esas situaciones de vida. Todo lo demás que se pueda decir en
defensa de las estrategias y esfuerzos desarrollistas capitalistas o cuasi-capitalislas
en la periferia, el antecedente histórico demuestra ahora que éstas son, por su
propia lógica interna, incapaces de conseguir mejorías distributivas del tipo
solicitado por la mayoría de los defensores de justicia social. Así, de todas las
recomendaciones del Informe Linowitx, la más objetivamente no implemcntabl
es la número 26 en la cual se sermonea al Gobierno para que dirija su Asistencia
bilateral "...hacia los proyectos dentro de los países que mejorarán el grueso
de los segmentos más pobres de la población". Debe recordarse también que
Cuba y el Chile de Allende —los dos únicos experimentos político-económico
[23]
EleJiard Fagen / La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
Lo que es más controvertible son las aseveraciones sobre la estructura doméstica interna, su relación con la proporción de consideración
a otros y autoconsideración, y las implicaciones de implementación
de este nexo. Aquí las abreviaturas en la tabla refieren a un conjunto
de hipótesis conectadas que se presentan con más expansión a continuación:
1. Los grupos con acceso regular al proceso de elaboración de
políticas (intereses especiales) utilizan aplastantemente sus recursos
para asegurar un "mejor trato" para sus adherentes. Este "mejor
trato" se percibe directamente, o es reconceptualízable en términos
materiales (seguridad para inversiones en el extranjero, protecciones
tarifarias para bienes domésticos, bajos precios en bienes, etc.). La
autoconsideración de estos "mejores tratos" es evidente.
2. En política exterior hacia el Tercer Mundo, hay una coherencia substancial entre líneas de clase y de interés cuando "mejores
tratos" de este tipo se encuentran amenazados. Así. segmentos de
capital y labor de Estados Unidos se unen para tratar de salvar
industrias domésticas amenazadas por las importaciones de bajo precio. Aun cuando los intereses domésticos se encuentran en conflicto
abierto uno con otro —por ejemplo los proteccionistas domésticos en
contra de comerciantes multinacionales libres que utilizan países del
Tercer Mundo como plataformas de exportación— el choque doméstico no conduce necesariamente a resultados de política de consideración a otros.
3. Los proponentes de políticas de consideración a otros se encuentran diseminados y generalmente faltos de base en las organizaciones
domésticas que representan los intereses económicos. Para su desaliento, tal vez se encuentren en conflictos con grupos pobres y marginados dentro de los Estados Unidos mismos, cuyas perspectivas de
autoconsideración (comprensiblemente) los enfila en otras direcciones. Los abogados de las políticas de consideración a otros, tienen
latinoamericanos de las últimas décadas para elevar las cuestiones distribucionalcs a prioridad máxima— recibieron oposición militar de los Estados Unidos.
Lo que es más asombroso de todo es que frente a este antecedente los reformadores atin parecen creer que los Estados Unidos tienen un papel creativo {como opuesto al de "manos Cuera") que representar en la continuación de este
aspecto del desarrollo.
[29]
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
que hacer uso inevitablemente de argumentos "morales" y huma
nitarios en mayor grado que sus oponentes —una clara desventaja
en una sociedad pragmática, particularmente una en la que el liderato
denigra en acciones diarias la legitimidad de tales preocupaciones
4. Puesto que las políticas actuales son aplastantemente de autoconsideración, existe un contexto de autoesfuerzo para la continuación de dichas políticas (inercia burocrática y política, costos depreciados,' etc.).. Son más fáciles de realizar las modificaciones que en
efecto no cambian la proporción de autoconsideración de consideración'a otros, sino que simplemente "entonan" las políticas a las
nuevas realidades. La estructura de intereses de au toe onsi deración
se puede movilizar por detrás de ellas, y los burócratas y los políticos
las. entienden, y se: sienten cómodos con. ellas.-
5. Los cambios de consideración a otros son más posibles cuando
tienen un componente de "cesar y desistir" y se pueden adherir a
la desilusión de la América post-Vietnam con ciertas prácticas imperialistas. A primera vista, temas de este tipo parecen ser mucho más
políticos que económicos y esto favorece su implementación, puesto
que, los intereses especiales (fuera de la burocracia) encuentran
difícil el diseño de raciocinios en favor de la contraintervención. Un
buen ejemplo de esta clase de cambio (aunque temporal) fue la
cancelación de la' ayuda militar a la Junta Chilena en base a viola
ciones de los derechos humanos. Críticos de la Junta, del Congreso
o ciudadanos, pudieron eliminar a los seguidores del Departamento
de Estado y Defensa respecto de la ayuda, pero esto fue posible sólo
porque la posición del Departamento de Estado y Defensa no recibió
apoyo considerable de los grupos no gubernamentales.
6. Aun cuando no se amenaza directamente el flujo de beneficios
materiales por los cambios propuestos, la posibilidad de coaliciones
de bloqueo, estructuradas con los varios componentes del aparato de
la seguridad nacional (incluyendo el Congreso) permanece. Los
casos de Cuba y del Canal de Panamá nos recuerdan lo difícil que es
desarmar el imperio americano por medios pacíficos, aun cuando
puedan hacerse fuertes argumentos respecto a que los costos de las
políticas actuales sobrepasan con mucho a los beneficios.
Las personas que abogan por' un incremento en la proporción de
los componentes de consideración a otros de autoconsideración no
se sentirán muy aliviadas por estas hipótesis. Puestas todas juntas
[30-1
Richard Fagen / La política exterior de loa Estados "Unidos y el desarrollo del Torcer Mundo
muestran unos Estados Unidos que se encuentran estructuralmente
en oposición a mucho de. lo que está sucediendo y de lo que se busca
en el Tercer Mundo ahora. Adicionalmente, sugieren que al grado
que el pluralismo clásico opere.en los Estados Unidos —con los intereses domésticos luchando abiertamente para que los resultados en
políticas sean en su ventaja inmediata— el proceso no es favorable
para el Tercer Mundo. Y por implicación predicen que algún tipo
de liderato nacional diferente en los Estados Unidos, más humano e
internacionalista en su visión, podría hacer sólo cambios marginales
de tipo positivo.-8
Lo que se ha subestimado en el análisis, y que ilumina el cuadro
general un poco, es la capacidad creciente de las naciones del Tercer
Mundo, individual y colectiva, de presionar por cambios, en el grado
de las posiciones tomadas por los Estados Unidos (a veces unida a
la de otros poderes importantes). Estos cambios son el resultado
directo del nacionalismo y la cooperación enfatuados en pp. 4 y ss.,
y el ritmo con que se presentan está probablemente acelerando.
De nuevo son relevantes los ejemplos de Cuba y Panamá. En efecto,
el reconocimiento (aún 110 formal) del gobierno Revolucionario.
Cubano ha sido forzado a los Estados Unidos por otras naciones del
hemisferio sin ganas de continuar con la vieja política de aislamiento
y boicot. El paso acelerado de las pláticas sobre la renegociación del
tratado del Canal de Panamá se debe en gran medida a las presiones
que Panamá fue capaz de orquestar y poner frente a los Estados
Unidos. En ninguno de los dos casos el curso "normal" de la deliberación política en los Estados Unidos hubiera resultado en cambios
tan rápidos o tan potencialmente seguros como los que están ahora
en camino.
Pero es necesario otra vez hacer una advertencia: la extensión con
que se pueden iniciar cambios explícitamente económicos en el Tercer Mundo frente a la oposición de las naciones industrializadas (y
particularmente de los Estados Unidos) es limitada. A pesar de la
OPEP y los precios del petróleo, la "amenaza"' del Tercer Mundo,
no es tan inmediata ni tan dramática como muchos nos quisieran
hacer creer. Las relaciones económicas globales se forman mucho más
profundamente de las relaciones dentro de las naciones industrializadas que de las relaciones dentro de las ricas y las pobres, los países
del Tercer Mundo continúan teniendo una capacidad limitada para
reacornodar los términos de comercio y ayuda de manera más ventajosa para ellos mismos. El intercambio desigual a escala global es la
carne y la sangre de un sistema institucional que lleva siglos fabri23Dichos cambios marginales no deben, sin embargo, ser denigrados, Pueden
significar diferencias transformadoras para los envueltos. La, cancelación de la
ayuda militar a la Junta Chilena, previamente mencionada, es un ejemplo.
ESTUDIOS
INTERNACIONALES
candóse. La no tan invisible y mala distribuidora mano del mercad
sigue operando aún en establecimientos "supranacionales" como
Banco Mundial —comprometido ostensiblemente a ayudar a las po
blaciones y naciones más necesitadas24. Los llamados programas hum
nitario como Food for Peace se vuelven una burla en las manos d
las ambiciones imperiales y los criterios de seguridad nacional de lo
donantes.25
En un mundo estructurado en esta forma, la razón parecería est
del lado de los que proponen lo que Richard Falle llama "una reform
global drástica", sin importar lo utópicas que puedieran sonar tal
sugerencias-". Porque aun si es importante hacer lo posible actua
mente, para empujar a los Estados Unidos fuera de su autoconsíd
ración, a la larga es más importante enfatizar que esta autoconsider
ción es sólo sintomática de problemas mucho más básicos, tanto e
los Estados Unidos como en el mundo como un todo. El sistem
nación-estado, un orden económico mundial dominado por la racion
lidad (o irracionalidad) de los mecanismos del mercado, y una ba
de recursos limitada, explotada y distribuida de manera que no pa
las pruebas más elementales de preservación de la especie y la justic
social, son todo parte del cuadro más amplio. Aunque este no es
momento de analizar las relaciones entre los problemas más limitad
y los más extensos, las soluciones duraderas para los primeros so
mente aparecerán en el contexto de cambios mayores en las instit
ciones y los valores que causan y refuerzan los últimos.
s*Para una breve e informadora crítica de la falta, de habilidad del Ban
Mundial (¿falta de voluntad?) para dirigir la ayuda a las más necesitadas,
V. H. Oppcnheim, "¿El Banco Mundial de Quién?", Foreign Pollcy, N*
verano 1975, pp. 99-10S. En una oración clave, Oppenheim va al fondo del p
blema: "El Banco, desde su incepción fue una institución capitalista que apun
sus esfuerzos hacia los proyectos "bancables", aquellos que rinden una tasa
recuperación calculable suficientemente alta como para cubrir los servicios
deudas, en países con tasas de inflación, balanzas de pagos y políticas segu
y estables.
ss En el período de 1972-74, los dos principales beneficiarios de comida p
la paz (Food for Peace) fueron Vietnam del Sur y Corea del Sur. Ver en
otros, Stephen S. Rosenfeld, "La Política de la Comida" ("The Politics of Food
Foreign Paücy, N^1 14, primavera 1974, pp. 17-29.
".Entre Jos trabajos de Falle, ver especialmente su próximo a aparecer, "
Estudio de los Mundos Futuros" (A Study of Fu ture Worldí.), New York, T
Free Press, 1975.
[32]
RicliarA Fagen / La iiolítica exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer liando
APÉNDICE
LAS RECOMENDACIONES DE LA COMISIÓN LAS AMÉRICAS EN UN MUNDO EN CAMBIO SOBRE
LAS RELACIONES ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA
1, Los Estados Unidos deben abstenerse de intervenciones militares unilaterales
en América Latina, y deben terminar las intervenciones solapadas de Estados
Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos. El Presidente y el
Congreso deben asegurar que todas las agencias del gobierno de Estados Unidos
respeten la soberanía de los países en América Latina.
2. Los Estados Unidos deben urgir a todos los estados en la región a proveer
acceso libre y garantías esenciales a la Comisión Intcramericana. sobre los Derechos Hutnanos. Deben de apoyar los esfuerzos por dar fuerza al personal y realzar
el prestigio de la Comisión, y deben ayudar a asegurar que los informes de la
Comisión sean publicados totalmente y discutidos en la Asamblea General de
la OEA.
3. Los Estados Unidos deben presionar por la investigación de las violaciones de los derechos humanos reportadas por las comisiones internacionales apropiadas, y debe considerar los descubrimientos de estos grupos al decidir sobre la
substancia y el tono de sus relaciones bilaterales y multilaterales.
4. Como una demostración de su determinación de hacer lo que pueda, por
aliviar las aflicciones causadas por la represión política, los Estados Unidos deben
expandir su programa de inmigración de emergencia para refugiados políticos, ya
sea que éstos escapen de la opresión de la derecha o de la izquierda.
5. Los Estados Unidos deben tomar la iniciativa para buscar Unas relaciones
más normales con Cuba. Aíicntras se cnfatiza que el progreso hacia la mejoría
en las relaciones requiere acciones positivas de ambos lados, la Comisión urge
que los Estados Unidos actúen ahora para terminar el embargo comercial.
La iniciativa de Estados Unidos hacía Cuba que se recomienda debe ser implementada en conjunción con los países latinoamericanos. En la oportunidad
más próxima —presumiblemente la Reunión de Ministros Exteriores de la OEA—
los Estados Unidos deben consultar con otros miembros de la OEA, indicando su
deseo de apoyar la revocación de las medidas contra Cuba adoptadas en la Novena Reunión de Consulta de los .Ministros de Relaciones Exteriores en julio
de 1964. Asumiendo que las resoluciones de la OEA sean revocadas, el gobierno
de Estados Unidos debe entonces revocar las regulaciones ejecutivas que restringen el comercio entre los Estados Unidos y Cuba y debe actuar, dentro de la
autoridad discrecional del Presidente, para suspender todas las provisiones legislativas que penalizan países del Tercer Mundo por tratar con Cuba.
Independientemente del progreso y la respuesta cubana en otras áreas, los
Estados Unidos, tomando en consideración su discusión con otros miembros de
la OEA, debe actuar con premura para:
a) cesar sus restricciones de viaje a y de Cuba,
b) hacer evidente su voluntad de permitir intercambios culturales, científicos y educacionales en bases no oficiales, y
c) hacer clara su voluntad de mejorar arreglos de cooperación con Cuba
[33]
en materias pr<icticas de interes mutuo, como piratcria acrea l' observacion del
clima, y de negociar sobre los temas adicionales que puedan scr indicados. Se
debe de aprovechar las oportllnidades apropiadas para tratar con Cuba informalmente dentro de las organizaciones internacionales. EI gobierno de los Estados
Unidos debe prorool'cr )' faeilitar, no desalentar, los intercambios culturales no
ofidales )' otras formas de eontaeto.
5i )' wando la reaccion cubana 10 permita, la Coroisi6n piensa que el Presidente debe estar preparado para realizar otras aeciones ejecUlivas )' para buscar
los cambios legislativos que sean necesarios para facilitar las relaciones comerciales y cultmales con Cuba. Debemos tam bien estar preparados para considerar
l:l. renovaci6n de las relaciones diplomaticas bilaterales, 10 mismo que dar on'os
pasos para facilLtar la integra cion de Cuba en un patron constructivo de relacio·
nes interamericanas.
Cuando tanto Cuba como los Estados Unidos hayan tornado 105 pasos conciliatorios hacia relaciones constructil'as, debe ser compensacion para las prop iedades expropiadas de Estados Unidos, el acuerdo sobre el status de la base de
Estados Unidos en Guantanamo, )' la promoci6n de la reconeilhci6n entre ele.
mentos separados de la comunidad cubana.
6. Apoyamos decididamcnte la firma y ratificacion de un nuevo tralado del
Canal de Panama basado en la Declaracion de Principios aceptada por ambos
paises en febrero 6 de 1974. Cualquier arreglo debe en juslicia tornar en consideracion los intereses de los ciudadanos de Estados Unidos en la Zona del Canal.
7. En consistencia con la Declaraci6n de Pl'incipios y en el intcn!s de la eficacia )' la economia, el Presidente debc ahora tamar las medidas apropiadas para
la reducci6n del personal del gobierno de Estados Unitlos y de las opel'aciones
que ne son concxi6n a esto, el Comando del Sill' de las Fuerzas Armadas de los
Estados Unidos debe sei transferido de la Zona del Canal a Estados Unidos
continen tal.
8. Los Estados Unidos deben promo\'C! y, doade fucre apropiado, participar en
los esfuerzos para desarrollar acuerdos de limitacion de armas subrcgionales, regionales )' glob ales entre las naciones prol'ecdoras }' las consumidoras.
9. Los Estados Unidos deben terminar con los programas de asistencia para
material militar en America Latina. El recica abolido programa de seguridad
publica de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) en America Latina,
que pravda equipo )' entrenamiento para las fuerzas policiacas, no debe ser
rcinstahdo.
10. Los Estados Unidos no dchen promoycr actil'amentc la compra de arlllas
por paises latinoamerkanos. Sin embargo, sc dcbcn derogar las restrieciones legislatiYas sobre transfercncia de arm3S que discrirninan en contra de America Latina.
El equipo militar convencional debe hacerse disponible a los paises latinoamericanas en una base competitiva, comercial )' no discriminatoria - la misrua que
gobierna las veutas a otras naciones amigas, excepto aq ueIlas ow padas en 1105tilidades militares, 0 cuyas fuerzas de scguridad se descubran sistematica mente
en violacion de los derechos humaoos por los procesos internacionales apropiados.
11 Los grupos consultivos de As~stencia lIfilitar de Estados Unidos en America Latina deben ser borrados )' en su lugar colocadas oficinas de Iiga interserviciales pequefias 0 delegaciones de comision conjuntas (posiblemente como
[34]
JBicTwwtZ Fagen / La política exterior de los Estados Unidos y el desarrollo del Tercer Mundo
parte de las Oficinas de Agregación Militar) cuya responsabilidad primaria sería la coordinación de intercambios profesionales y entrenamiento, más que la
promoción de ventas o las funciones de consejo.
12. Los Estados Unidos deben abandonar la amenaza o la aplicación de medidas unilaterales de coerción económica en sus relaciones con los países de América Latina. La comisión urge específicamente:
a) La revocación de las Enmiendas de Hickeiilooper y González y la revocación de Ja declaración de política presidencial de enero de 19;2 sobre la expropiación.
b) £1 levantamiento de las enmiendas al Acta de Asistencia al Extranjero,
el Acta de Ventas Militares al Extranjero, >' el Acta de Préstamos sobre Barcos
que proveen sanciones económicas automáticas en casos de disputas pesqueras.
c) El rechazo por los Estados Unidos a las presiones económicas o a las políticas de negativa económica para afectar los procesos internos de los países latinoamericanos. Dichas medidas deben ser consideradas solamente cuando consecuentes de las resoluciones apropiadas de las Naciones Unidas o la Organización de
Estados Americanos.
13. Los Estados Unidos deben proponer una mocliücación en la cartera del
Banco Interamericano para el Desarrollo, para promover contribuciones adicionales por parte de otras naciones de manera que permita la dilución de la
proporción de voto de Estados Unidos por debajo de un tercio, o alternativamente, para eliminar el requerimiento de una mayoría de dos tercios en el Fondo para Operaciones Especiales, Pero dicha acción debe llevarse a calió de manera que no disminuya el nivel de contribución al Banco de Estados Unidos.
14. Los Estados Unidos deben asegurarse de que sus acciones en el Banco
Interamericano para el Desarrollo y otras instituciones multilaterales para el
desarrollo, vayan de acuerdo con los amplios propósitos de dichas instituciones
y no se realicen primariamente para servir los estrechos intereses políticos o
económicos de Estados Unidos.
15. Los Estados Unidos deben promover el refuerzo de las capacidades conciliatorias y pacíficas de la OEA.
16. Con respecto al papel futuro de la OEA —incluyendo su estructura, liderato y locación— los Estados Unidos se deben dejar guiar primariamente por iniciativas y deseos latinoamericanos.
17. La legislación de inmigración de Estados Unidos debe ser revisada sistemáticamene con el propósito de eliminar restricciones de prohibición en viajes y
migración basados puramente en razones políticas. La Comisión urge que el
Presidente busque rápidamente aprobación del Congreso para enmiendas diseñadas a eliminar estas rcstiiccioncs. Mientras tanto, urgimos al Presidente que dé
instrucciones a todas las agencias relevantes de Estados Unidos para interpretar
y aplicar la legislación existente a la luz de las circunstancias y prioridades
diferentes.
18. Los Estados Unidos deben proponer el establecimiento de un Fondo Interamericano para el Intercambio de Cultura, con recursos de un porcentaje
de las ganancias del Banco Interamericano ampliamente y su funcionamiento
debe permanecer libre de las presiones de las agencias gubernamentales de todos
los países participantes. Su único propósito debe ser utilizar las capacidades y ta-
E35.]:
ESTunIOS
INTERNACIONALES
lcntos de instituciones e indi\'iduos hacia
entre las nadones de America.
Ull
mcjor y m:ls amplio emcndimicnto
19. El gobicrno de Estados Unidos c1ehe prorecr creciclIlc apo)'D a los EsLUdios del Area Latinoamcricana a todos los nil'eles dd sistema educacional.
20. Los Estados Unid05 deben legalizar un esquema gcneralizado de prefercncias larifarias para los paises en desarrollo. Sin embat"do, tanto la lista de
productos para admisi6n como los limitcs del volumen en dolares deben ser
lrazados can una vision heneficiosa crcciente para America Latina.
21. Los Estados Unidos deben cooperar COil las naciones latino3ll1ericanas en
las prbximas negoci~cionc5 mulli!aterales de tarifas para consegllir reducciones
tarifarias para los produclOs que result;!n en beneficio mutllo.
22. La provision de renunci" a los illlPlIcstos de compcnsacioll debe ser incluida en el Acta de Refol1na Comerda!. La Comision recomienda ademas fJuc
los Estados Unidos, en conderto con otras nacioncs, comicllcell a revisar }' ncgociar reglas nuevas}' mas aprcpiadas para gobernar el llSO temporal de los sub·
sidios de cxportacibn pOl' los paiscs en desarrollo.
23. E! gobierno de E.~ta(los Unidos debe (\ctcrillinar ClIoiles sc~rnentos de la
economia domestica resultaran perjudicados pOl' politicas de comerdo mas Jiberales, incluycndo las preferencias tarifarias, )' debe desarrollar un programa selectivo, perc gencroso de asistcncia de ajuste. Esta asistencia debe set ilHegrada
pOl' los planes de politica economica nacionalcs y locales, 10 mislUo que Olras
medidas dirigidas hacia una distribuci6n domestica m:\s eficaz de los TeCUrsos.
24. Los Estados Unidos dellen prcmover el cstab1ccimiento de lin sistema regiona! para el intercambio de infonnacion sabre la oferca de hiencs i' las proyecciones de demanda.
25. El gobierno de los ESlados Unid:Js debe c"aminar 105 medios para limitar
y cornpensar los efectos de las amplias flllctllaciones en la demanda, la oferta )'
los precios de biencs se1cccionados. Las alternativas que dclJen ser consideradas
deben incll1ir arreglos financieros compensatorios, contratos de ofcrt a a largo
plazo y aCllcrdos sabre los hienes. 'raIcs arreglos pllcden ser ini.ciaclos ell IIna
base regional, perc deben ser consistcntes con los intereses del HCllIisferio Occidental en la expansion de la pmdllccion global to cal y el m:mtenimiento de
acuerdos orden ados.
26. Los Estados Unidos deben dirigir Stl asiHencia hilateral a los paises m:is
pobres de America Latina :' del Caribc, y, en cooperaciun con los paiscs concernientes, a los proycctos den tro de 105 raises que mejorar.in cl grueso de los ~cg­
mentos mas robres de la poblacion. Los Estados Unidos clehen endosar los intentos de las agencias de prcstamo multilateralcs para que apliquen critcrios
semejantes en sus pTogramas,
27. Los Estados Unidos deben colabornr con las naciones latinoall1cricanas
en el desarrollo de cOdigos de conducta que definan los dercchos )' las responsabilidades de los inversionistas )' los gohicrnos cxtranjcrcs. Juntos, los Estados
Unidos y Latinoamerica debcn lrabajar para desarroJlar mecanismos de info11"11 acion imparciales y para utiJizar procedimienros imparciales en el acucnlo de
disputas, que ayuden a Ill. rcsoluci6n de problemas de inversi(\n.
Richard Fagen / La política exterior Uo los Estados Unidos y el desarrollo del Torcer Mundo
28. Los programas de garantía para la Compañía cíe Inversiones Privadas en
el Extranjero deben ser modificados para cnEatizar primariamente en firmas medianas o pequeñas y proyectos destinados a tener un impacto favorable en los
pobres.
.
. . .
29. Los Estados Unidos deben colaborar con los países de America Latina
para asegurar que las facilidades utilizadas para la transferencia de dólares sobre
ganancia de petróleo den el peso apropiado a los requerimientos de los países
en desarrollo.
30. Los Estados Unidos deben ayudar al desarrollo de las capacidades científicas y tecnológicas dentro de los países latinoamericanos. Para apoyar este proceso, recomendamos el establecimiento de una fundación pública para cooperar
con las instituciones contrapartes de América Latina.
31. La Comisión recomienda que los Eslados Unidos realicen investigaciones
en'cooperación en ciencias marinas. Se debe considerar el establecimiento de Ceñiros de Investigación Marina internacionales y regionales en América Latina y en
el Caribe en donde científicos procedentes de ¡os países miembros puedan realizar conjuntamente programas y estudios de investigación marina reforzando
así las capacidades locales de investigación y científicas,
32. El gobierno de Eslados Unidos debe cooperar con los países latinoamericanos para reunir y diseminar la información relacionada con los términos de
los acuerdos de licencias, pagos de regalías, etc. Simílarmenie, una función de
la fundación pública científica recomendada previamente debe ser la provisión
de un centro de información y clarificación sobre los servicios tecnológicos potcncialmente disponibles de las firmas medianas y pequeñas en los Estados
Unidos.
[37]
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