5 al 11 de septiembre de 2016 10 EMPRESAS Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés. En dos años Dimas Gimeno ha logrado presentarse ante la Junta de Accionistas con una memoria bajo el brazo que refleja el crecimiento de todos las magnitudes de la cuenta de resultados. Con la tarjeta de presentación de un beneficio neto de 158 millones, un 34% superior al del año pasado, y unas ventas que superan los 15.000 y crecen un 4%, el sucesor de Isidoro Álvarez puede cen- trarse en sus principales objetivos: mantener la paz entre las familias del Consejo, acelerar la reducción de deuda y, sobre todo, llevar a cabo la ansiada revolución digital. Con el aliento de los gigantes americanos como Amazon en la nuca, El Corte Ingles debe convertirse en una referencia de grupo omnicanal si quiere recuperar los días de gloria. En dos años saca brillo a la cuentas pero tiene pendiente la expansión, la deuda y afianzar la paz entre las familias accionistas Objetivo Gimeno: volver a los ‘días de oro’ de El Corte Inglés ■ Nuria Díaz En el cuartel general de Hermosilla respiran satisfechos. Dimas Gimeno, cuando se cumplen dos años de su nombramiento como presidente de El Corte Inglés, ha logrado sacar brillo a las cuentas, mejorar los ratios de deuda y culminar una Junta de Accionistas, a diferencia de la del año anterior, sin mayores contratiempos. Bajo el brazo, y posando relajado y sonriente para la prensa, la memoria de 2015, con subidas en todas las magnitudes. Un resumen: 158,13 millones de euros de beneficio, casi un 34% más que el año pasado; una cifra de negocios de 15.220 millones, lo que supone un crecimiento de las ventas del 4,3%; un Ebitda de 912,5 millones, un 10,4% más que el año anterior, un cash-flow que supera los 680,52 millones y un crecimiento de los fondos propios del 11,4% hasta los 9.966 millones. Las valoraciones son en general positivas. Si bien es cierto que la cuenta de resultados de la gran cadena de distribución se ha beneficiado –señalan los analistas- del viento de cola que suponen la mejora de las cifras de consumo y también del turismo, no hay que perder de vista que hace solo dos años la facturación acumulaba cuatro ejercicios de caídas y el beneficio solo conocía una subida en siete años. La crisis se cebó con la compañía, que se ha visto obligada a ponerse las pilas, entrando en terrenos hasta ahora desconocidos para ella, para volver a crecer. Gimeno, pese a que de puertas para afuera parece estar protagonizando un cambio tranquilo, ha lle- vado a cabo una verdadera revolución en el grupo con dos decisiones de carácter histórico en el ejercicio del que acaba de rendir cuentas. La primera, y le costó una crisis sin precedentes en el consejo de administración, fue la de dar entrada en el capital a alguien de fuera de la ‘familia’. En julio del año pasado, El Cor- Gimeno explicaba a los accionistas que se ha reducido el endeudamiento con entidades de crédito hasta los 3.834 millones, desde los 4.966 de un año antes te Inglés cerraba un acuerdo con el jeque Hamad Bin Jassim Jaber Al Thani, ex primer ministro de Catar y uno de los principales inversores globales, dueño, entre otras cosas, de los almacenes Harrod’s de Londres (Ver apoyo). La inversión se realizó a través de un instrumento convertible en acciones en tres años. El nuevo accionista tendrá el 10% del capital por 1.000 millones de euros cuando y se convertirá en el segundo accionista del grupo. El primero, es la Fundación Ramón Areces, con un 35%; el propio Dimas Gimeno y las hermanas Marta y Cristina Álvarez Güil, las hijas de Isidoro Álvarez, con un 7,5% cada uno. Además, la familia García Miranda posee cerca del 10%. Otro tanto controla la familia Areces Galán. El resto se reparte en una autocartera, altos ejecutivos y empleados. Estas acciones forman parte de la autocartera de la compañía y determinarán, pese a que desde la compañía se insiste en que se trata de una participación minoritaria, algunas líneas de futuro del grupo. El grupo planea la venta de terrenos y plataformas logísticas de carácter regional, edificios de oficinas de pequeña superficie, además de algunos supermercados Como segundo accionista, el jeque puede presionar a la dirección –ya lo estaría haciendo, señalan fuentes del sector- para que se redujera deuda a mayor ritmo. Por el momento, en cualquier caso, el objetivo perseguido con esta apertura del capital se ha cumplido. Gimeno explicaba hace unos días a los accionistas que se ha reducido el endeudamiento con entidades de crédito hasta los 3.834 millones, desde los 4.966 de un año antes, así como que se han elevado los fondos propios de 8.942,8 a 9.966,4 millones. El segundo de los hitos de 2015 bajo la batuta de Gimeno ha sido que por primera vez en su historia, El Corte Inglés ha acudido a financiarse a los mercados. Nunca antes en sus seis décadas anteriores de vida precisó de recursos externos, pero la abultada deuda, ha obligado a tomar decisiones que hace muy poco parecían impensables. Así, en el ejercicio 2015, se ha registrado un programa de pagarés en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) por importe de 300 millones de euros. Los pagarés emitidos con cargo a dicho programa tienen nominales unitarios de 100.000 euros, están dirigidos a inversores cualificados y pueden alcanzar los dos años de vencimiento. “Esta mejora financiera y de resultados operativos de la compañía y la reducción de deuda llevada a cabo permitirán que al final del presente año se consiga hasta un 33% de reducción en los costes financieros”, según señaló Dimas Gimeno durante la celebración de la Junta de Acccionistas. Vender ladrillo La Junta, con la cuenta de resultados al alza, estaba salvada pero Dimas Gimeno tiene aún importantes retos de futuro. El primero, continuar el plan de desinversiones para reducir la deuda. Desde la compañía se explica que se está trabajando en ello aún cuando en este momento no haya nada cerrado. En mente estaría, por ejemplo, la venta de terrenos y plataformas logísticas de carácter regional que no consideran de carácter estratégico o edificios de oficinas de pequeña superficie, además de algunos supermercados. En realidad, la compañía viene haciendo estas desinversiones de forma puntual desde 2013, y el año pasado vendió algunos inmuebles importantes como uno en la emblemática Puerta del Sol madrileña por 65 millones a un fondo estadounidense. Dentro del lote, El Corte Inglés no incluye su joya en materia de logística: el megacentro al sur de Madrid. Tampoco está dispuesto a desprenderse de Torre Titania, ni de su histórica sede de Hermosilla. El segundo de sus grandes retos, Isidoro Álvarez: el ‘alma mater’ del triángulo verde ■ Dimas Gimeno, poco amigo de los focos, como también lo fueron sus antecesores, quiso recalcar en su discurso ante la Junta de Accionistas, lo mucho que le debe su predecesor, Isidoro Álvarez. al que calificó de “autor de la consolidación y la gran expansión” del grupo. “Su trayectoria, su ejemplo, su visión del comercio y su liderazgo serán siempre nuestra referencia en el futuro de la empresa”, concluyó. Álvarez apenas tenía 18 años cuando de la mano de su tío Ramón Areces, entró a trabajar en El Corte Inglés, una empresa familiar en la que comenzó desde abajo y en la que llegó a lo más alto gracias a su infatigable capacidad de trabajo y también a su olfato comercial. Álvarez fue el artífice de la transformación del grupo, de su conversión en la mayor cadena de grandes almacenes de Europa y bandera de la marca España. El triángulo verde paso a formar parte, bajo su mandato, del paisaje y el paisanaje de España gracias a su visión de futuro. La diversificación y la expansión de los nuevos formatos hipermercados, agencias de viaje, compañías de seguros y servicios tecnológicos- fuer su principal legado. De lo poco que se le resisitó, la expansión internacional. Aún así, lo de cruzar la frontera con Portugal, lo vio claro enseguida, como también que mientras pudiera, debía mantenerse alejado de la financición de los mercados. La crisis vino a echar por tierra las cifras del grupo, y le obligó a buscar soliciones. De nuevo hizo gala de olfato y así, en los últimos meses, Álvarez culminó varios cambios en la cúpula para preparar su relevo. Incorporó al consejo a Manuel Pizarro, expresidente de Endesa, y compartió protagonismo en la última junta de accionistas con su número dos, su sobrino Dimas Gimeno, presentandole así en sociedad, sin levantar ruido. Fiel a su estilo, pues era un hombre reservado y extremadamente discreto; son contadas sus apariciones públicas.