Production Notes Para material adicional de prensa e imágenes

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Production Notes
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http://lionsgatepublicity.com/theatrical/quietones/
www.lionsgatepublicity.com
Calificación:
PG-13 por intensas secuencias de violencia y terror, contenido sexual, material temático,
lenguaje, y uso de cigarillos
Duración:
98 minutos
Para más información, por favor contactar:
Jennifer Peterson
Lionsgate
2700 Colorado Avenue
Suite 200
Santa Monica, CA 90404
T: 310-255-5066
E: [email protected]
Meghann Burns
Lionsgate
2700 Colorado Avenue
Suite 200
Santa Monica, CA 90404
T: 310-255-3999
E: [email protected]
Jodie Magid
Lionsgate
75 Rockefeller Plaza
16th Floor
Nueva York, New York 10019
T: 212-386-6885
E: [email protected]
SINOPSIS
Del productor de The Woman In Black y Let Me In llega la inquietante historia de The Quiet Ones.
Escondidos en una casona en las afueras de Londres, el profesor Coupland junto a un equipo de
estudiantes universitarios llevan a cabo un “experimento” con Jane Harper, una jovencita que alberga
secretos indecibles. Pero las fuerzas oscuras que desatan son más aterradoras de lo que cualquiera de ellos
esperaba. Inspirada en eventos reales, la película es protagonizada por Jared Harris (Mad Men y Sherlock
Homes: A Game of Shadows), Sam Claflin (The Hunger Games: Catching Fire) y Olivia Cooke (Bates
Motel), y es dirigida por John Pogue a partir de un guión de Craig Rosenberg y Oren Moverman con John
Pogue, y basada en un guión de Tom de Ville.
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SOBRE EL RODAJE
“Espero que no te asustes con facilidad”.
-- Profesor Coupland
Pocos nombres han generado tanto temor seductor y terror vertiginoso como el de Hammer.
Desde sus inicios en la década del ‘30, el estudio de cine británico Hammer Films produjo un aterrador
clásico detrás del otro, desde góticas películas de monstruos hasta aventuras con zombies y espeluznantes
películas de suspenso sobre las ciencias ocultas. En 2008, la marca del terror Hammer cobró nueva vida,
cuando la compañía produjo dos de las películas de terror más innovadoras del nuevo milenio: la historia
contemporánea de vampiros de Matt Reeves con un giro emocional, Let Me In, y el relato de fantasmas y
venganza, The Woman In Black.
Ahora, Hammer se sumerge de modo inteligente y elegante en uno de los temas más atrayentes
del mundo del horror, la posesión sobrenatural, con la película The Quiet Ones, inspirada en eventos de la
vida real que colocan a la ciencia racional y a los misterios más escalofriantes de lo paranormal en rumbo
de colisión.
The Quiet Ones se zambulle directo al corazón de lo que más nos aterra, a medida que explora
una serie de experimentos que se realizaron en la década del ‘70 en Londres en una jovencita con graves
trastornos emocionales; una niña abandonada que pasó por muchos hogares adoptivos, pero que fue
rechazada por cada uno que la admitió debido a los sucesos extraños y alarmantes que se dan a su
alrededor. ¿Pero cuál es el origen de sus graves trastornos psíquicos? ¿Existe una explicación lógica para
su misterioso tormento... o el equipo de investigadores está a punto de desatar una fuerza oscura que no
serán capaces de atravesar o, tal vez, de sobrevivir?
Para el director John Pogue estas preguntas fueron cruciales para crear un thriller sobre posesión
con un ángulo divertido y moderno. Pogue, a quien se conoce principalmente como el guionista de U.S.
Marshals, The Skulls y Ghost Ship así como el guionista y director de Quarantine 2: Terminal, estudió
psicología experimental en la universidad. De modo que la idea de crear sorpresa y temor a partir de un
equipo de investigadores que están convencidos de que no existe ninguna razón científica para tener
miedo le pareció un territorio muy emocionante.
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Se sintió atraído en particular por las raíces de la historia en la década del ‘70, la época dorada de
la investigación paranormal que condujo a algunos experimentos asombrosos, y todavía no resueltos,
antes de que los programas perdieran el financiamiento y se volvieran aún más clandestinos.
“En la década del ‘60 y del ‘70, varias universidades, incluida Princeton, comenzaron a crear
departamentos de Parapsicología”, señala. “Nuestra película se desarrolla en 1974, en la cima del interés
por el estudio de lo paranormal. Sentí que era una gran base para una película de terror, porque le aporta
ese inquietante elemento de realidad”.
Un realismo apasionante –aumentado por el efecto de “filmaciones encontradas” de desarrollar la
historia a través del punto de vista de un joven cineasta local contratado para documentar el experimento
(Sam Claflin de The Hunger Games: Catching Fire)– se convirtió en el pilar del abordaje de Pogue.
“Queríamos crear algo que encajara en la tradición del terror psicológico, con gran ambiente y
basado en los personajes”, comenta. “La idea era enfrentar a lo sobrenatural contra la ciencia, con muchos
sustos para poner nervioso al espectador y que comience a dudar cuál es más creíble”.
Para Pogue, los temores más abrumadores comienzan con las preguntas oscuras que se
encuentran en el fondo de la mente humana, las preguntas sobre qué es lo real, qué es lo imaginario y qué
es tan perturbador y desconcertante que no podría entrar en ninguna de esas categorías.
“Con los sobresaltos de la película, adopté un enfoque que es un poco de la vieja escuela, en el
sentido de que intentamos llevar al público hacia ciertos lugares en sus mentes en los que comienzan a
dudar sobre lo que está sucediendo realmente”, explica. “Al principio, solo se ven vistazos fugaces de
algunas cosas, en vez de la revelación total..., eso es, hasta que la situación se vuelve cada vez más
aterradora”.
El productor Simon Oakes, CEO y presidente de Hammer Films, dice que The Quiet Ones encaja
perfectamente en el objetivo de la compañía de crear películas de terror inteligentes y modernas para el
público del siglo XXI.
“Cuando anunciamos que habíamos adquirido Hammer y que íbamos a darle nueva vida al
estudio, por decirlo de alguna manera, inevitablemente, nos llegaron muchos guiones, pero siempre
estamos buscando algo inteligente, fascinante y con mucho énfasis en el argumento”, indica. “En The
Quiet Ones encontramos una historia inspirada en eventos que realmente habían sucedido y tenía todos
los elementos de un thriller de terror sobresaliente. Lo mejor de todo es que es una película que depende
en absoluto del terror psicológico, que es siempre el que más miedo nos da”.
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LO SOBRENATURAL VERSUS LA CIENCIA
La inspiración para The Quiet Ones comenzó con una historia increíble: científicos reales que
investigaron experiencias humanas desconcertantes tales como fantasmas, clarividencia, psicokinesis e
incluso teleplasma (emanaciones del cuerpo de una persona con poderes telepáticos), en laboratorios de
estilo médico. A medida que el escritor del guión original, Tom de Ville, ahondaba en los años del apogeo
de la investigación paranormal, hubo un incidente particularmente inquietante que lo atrajo.
“Fue un experimento que se llevó a cabo a mediados de la década del ‘70 en Toronto”, explica.
“Los investigadores evaluaban la idea de que podría crearse un poltergeist mediante energía emocional
intensa y, para intentar comprobarlo, se dispusieron a intentar crear un ser sobrenatural a partir de su
propia energía emocional”.
Conocido como “El experimento Phillip”, se llevó a cabo bajo la dirección del Dr. A.R.G. Owen,
un matemático, genetista y profesor nacido en Gran Bretaña que escribió varios artículos científicos sobre
poltergeists y telekinesis. Durante el experimento, un pequeño equipo invocó a un fantasma llamado
Phillip por escrito, trazando su retrato y dándole ciertas cualidades, y luego intentaron hacer que cobrara
vida usando su concentración y estados emocionales colectivos. Al principio, nada sucedió, pero pronto
una serie de eventos inquietantes –golpes y sonidos y mesas que se sacudían– convencieron al equipo de
que alguna clase de actividad parapsicológica estaba realmente en juego. Incluso hicieron una película,
que documentaba parte del experimento.
Esto desató la imaginación de de Ville en cuanto a las posibilidades que presentaba el caso. “De
inmediato quise expandir esto en una historia de terror, sobre unas personas que desarrollaban un
experimento similar, que luego sale terriblemente mal cuando comienzan a perder el control de lo que han
creado”, recuerda.
Así nació el personaje de Jane Harper, una joven con trastornos mentales muy severos y que, en
apariencia, ha estado canalizando toda su furia y angustia suprimidas en una entidad conocida como
Evey. ¿Pero es Evey en realidad tan solo una creación de la mente caótica de Jane o se trata de algo
mucho más peligroso y poderoso?
El líder del experimento es el profesor Joseph Coupland (Jared Harris), que se ve obligado a
trasladar su proyecto poco convencional a una casa privada en Londres cuando Oxford se rehúsa a
autorizarlo. Lleva con él a dos estudiantes y a una persona ajena a la situación, Brian McNeil (Claflin),
que trabaja en el departamento audiovisual de la universidad y se une al equipo para filmar los
experimentos, solo para terminar sintiéndose cada vez más desconcertado por los sucesos que presencia.
McNeil, y su cámara, se convierten en los ojos del público en este experimento que comienza a
deshacerse con gran rapidez. “McNeil se vuelve nuestra conciencia, nuestros ojos y nuestros oídos,
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bastante literalmente”, dice el productor Ben Holden, que produjo con anterioridad The Woman In Black
para Hammer. “Es una persona ajena al experimento, no es un experto ni un científico pero, a medida que
la película avanza, comienza a emitir su opinión y a cuestionar lo que están haciendo”.
Esos cuestionamientos solo se vuelven más urgentes a medida que McNeil se siente más cerca de
Jane y se convierte en la única persona en la que ella puede confiar... y la única persona que siente que las
cosas está yendo terriblemente mal en el experimento.
EL EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
El director del equipo de investigación que realiza el experimento sobre Jane Harper es el
profesor Coupland, un científico brillante pero con una oscura obsesión por probar que los fenómenos
sobrenaturales tienen una explicación lógica y que Jane puede ser curada, sin importar el precio. En
apariencia audaz y arrogante, el Dr. Coupland está a punto de presenciar cómo se deshacen todas sus
certezas y se develan los macabros secretos del pasado de su propia familia.
El actor que interpreta el papel es Jared Harris, quien saltó a la fama en el rol de Lane Pryce en la
exitosa serie Mad Men así como en los papeles del profesor Moriarty en Sherlock Holmes: Game of
Shadows y de Ulysses S. Grant en la película de Steven Spielberg Lincoln.
Para John Pogue, Harris era exactamente lo que se necesitaba para conectar al público con la
realidad, y con los peligros del experimento. “Jared encarnó su papel, sentía mucha pasión por su
personaje y le aportó mucha personalidad. Es indomable y también puede ser una decidida ‘fuerza de la
naturaleza’, lo que era crucial para el papel”, señala el director. “Es alguien que ofrece tanta credibilidad
que el punto de vista y los métodos poco convencionales de Coupland parecen creíbles. Puedes entender
la obsesión que tiene por comprobar sus teorías. Y, sin embargo, al mismo tiempo puede ser tu peor
pesadilla”.
Ben Holden agrega: “Jared aporta una sensación de intelectualidad y también de peligro. Es un
actor fenomenal, pero también tiene esa cualidad de imprevisible”.
Para Harris, lo que lo atrajo del papel fue la oportunidad de crear una experiencia aterradora para
el público, que enfrenta a un científico contra las mismas fuerzas sobrenaturales en las que se rehúsa a
creer tan categóricamente.
“Cuando haces esta clase de historia, evocas una clase de primordial temor humano a lo
sobrenatural, y lo que resulta muy interesante de The Quiet Ones es que lo hace a través de un hombre
que intenta refutar la existencia de lo sobrenatural”, reflexiona Harris. “Me intrigó mucho la idea de un
thriller sobrenatural que aborda el concepto de lo paranormal a través de la ciencia”.
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También se sintió intrigado por el estilo de la película de ir construyendo con astucia una
creciente sensación de pavor y fatalidad. “Es un verdadero regreso a la clase de películas por las que
Hammer ha sido siempre famoso, películas de terror con ese elemento de suspenso en aumento”, señala
Harris. “Se trata más de una historia de terror psicológico y eso me resultó muy atrayente. Tiene esa
sensación de mal presentimiento, que no sabes decir con certeza de qué se trata, pero son siempre esas
cosas que no puedes identificar con certeza las que se convierten en algo realmente aterrador”.
Harris indica que así como Coupland está dedicado por completo a la ciencia, también está
cegado por ella. “Es brillante en ciertas maneras, pero también es arrogante, egocéntrico y un total
maniático del control”, observa el actor. “En verdad cree que los eventos sobrenaturales son causados por
las acciones y la psicología humana. Pero en lo que se refiere a Jane Harper, es difícil distinguir si
realmente está tratando de curarla o solo la usa como una rata de laboratorio para ver lo que puede sacar
de ella”.
A medida que sus motivos profundamente escondidos para experimentar con Jane se vuelven más
evidentes, las sólidas teorías de Coupland sobre la energía paranormal comienzan a quebrarse.
“Resulta que Coupland y su equipo han abierto la caja de Pandora y ahora no pueden controlar lo
que encontraron allí”, resume Harris.
Una de las primeras ideas de Coupland es garantizar que su experimento quede registrado por las
cámaras, lo que lo lleva a reclutar a Brian McNeil. McNeil no es un científico ni cree en lo sobrenatural,
solo se trata de un tipo normal que hace su trabajo, o eso es lo que él cree, hasta que se ve cada vez más y
más involucrado en la situación por su necesidad de ayudar a Jane Harper debido a su seductora
vulnerabilidad.
Desde el principio, los realizadores sabían que querían a Sam Claflin para ese papel y, desde ese
momento, Claflin se ha transformado en una estrella a nivel mundial luego de su papel del apuesto
vencedor ‘Finnick Odair’ en la taquillera franquicia de Hunger Games.
“Me había reunido con Sam antes de que comenzara el proceso de audición y sabía que él era el
indicado para interpretar a Brian McNeil”, recuerda Pogue. “Sam tiene una cualidad muy carismática de
muchacho común y corriente, pero también tiene un encanto singular y es muy gracioso. Tiene, si me
permiten, una especie de espíritu similar al de un joven Tom Cruise, con el que puede decir o hacer
cualquier cosa y ya te atrapa. Pero más allá de eso, Sam es mucho más que un rostro atractivo. Es un actor
muy talentoso y nos exigimos mutuamente en direcciones interesantes, por lo que creo que verán algo que
los sorprenderá”.
Pogue alentó a Claflin a que llevara a Brian McNeil hacia su propia crisis de fe. “Al comienzo,
vemos que McNeil proviene de un entorno religioso. Usa un crucifijo pero se lo quita al principio del
experimento en un intento por adoptar una actitud más abierta”, explica Pogue. “Podría ir en cualquier
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dirección: podría regresar a la religión o podría convertirse en un creyente de la ciencia en la que insiste el
profesor Coupland. El personaje de Brian McNeil nos permite ver y entender estos puntos de vista
contradictorios e identificarnos con ellos”.
Para Claflin, el atractivo de una historia de terror de tal naturaleza fue imposible de resistir. “He
interpretado muchas clases de personajes pero tener la oportunidad de actuar en una película de terror era
algo que no podía dejar pasar”, explica. “También soy un gran admirador de Hammer y de sus películas
más recientes, en especial de The Woman In Black. El guión en sí mismo era muy potente y todo se filmó
desde el punto de vista de mi personaje, lo que realmente te mantiene en vilo. Creo que el público se
sentirá como si estuviera experimentando estos eventos junto a nosotros. Eso, junto al proceso de los
experimentos y el escenario de la década del ‘70, con su tecnología más anticuada y mecánica, lo
convierten en un thriller muy espeluznante”.
A Claflin le encantó que su personaje entrara al experimento pensando que podía ser un
observador objetivo y que terminara siendo cualquier cosa menos eso. “McNeil es una persona ajena a la
situación”, señala. “Solo le gustan las cámaras y en realidad no sabe nada más sobre lo que sucede en el
experimento. Es bastante inocente sobre toda la situación. Comienza como alguien que no cree en lo
sobrenatural pero que, a medida que se apega un tanto demasiado a Jane Harper y comienza a querer
saber más..., solo puedo decir que la curiosidad mató al gato, y no diré nada más”.
El interés de McNeil en Jane pronto se transforma en temor por la vida de la joven, y luego por su
propia vida. “Mientras se siente cada vez más intrigado por ella, McNeil empieza a sentir que el
experimento podría estar lastimándola y que Coupland está yendo demasiado lejos”, continúa Claflin. “Se
pregunta si lo que están haciendo es un método de tratamiento o si es un método de tortura. Comienza a
debatirse si tendría que intentar ayudar a Jane de alguna manera o solo seguir al profesor”.
Aunque interpretar el papel le resultó muy divertido, Claflin dice que fue todavía más divertido
ver el resultado final. “A pesar de que había trabajado en todo el rodaje y sabía dónde estarían los sustos y
sobresaltos, aún así salté de mi asiento con cada susto la primera vez que la vi”, se ríe. “Creo que debido a
la tecnología de los ‘70, siempre te sientes un paso atrás de lo que está ocurriendo y eso lo hace muy
emocionante. También tiene esa sensación al estilo de las películas de Hammer de la vieja escuela, que
para mí son la encarnación del terror”.
Para completar el equipo de investigación se encuentran los leales estudiantes de Coupland,
Krissi Dalton y Harry Abrams, que también resultan ser pareja. En el papel de la seductora Dalton está la
nueva promesa del cine galés Erin Richards, conocida por el thriller de terror Open Grave, mientras que
Abrams es interpretado por el actor irlandés Rory Fleck-Byrne, conocido por su rol en Vampire Academy.
“Rory y Erin son componentes fantásticos del equipo”, dice Oakes. “Ambos son muy
carismáticos, fuimos afortunados”.
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EL SUJETO: JANE HARPER
El creciente horror de The Quiet Ones emana del interior de una jovencita: Jane Harper, quien se
ha sometido al experimento del Dr. Coupland con la esperanza de que él pueda curar el comportamiento
extraño y los espeluznantes síntomas que, de lo contrario, la devolverían al manicomio. Coupland ha
convencido a Jane de que el poder oscuro que ella llama Evey es algo que ha creado con sus emociones...
pero Evey podría estar más allá de su control.
Para encontrar a una actriz que pudiera encarnar a un personaje en apariencia tan frágil pero
terriblemente peligroso en realidad, los realizadores dieron comienzo a una búsqueda muy agotadora.
Después de evaluar a muchas candidatas, encontraron a su Jane Harper en la estrella en ascenso Olivia
Cooke, que interpreta a ‘Emma Decody’, la amiga del ícono del terror Norman Bates, en la exitosa serie
de televisión Bates Motel.
“Encontrar a Jane Harper constituyó todo un reto excepcional”, afirma Pogue. “La gama de
interpretaciones que implica este personaje es enorme e intimidante. Vimos a muchas actrices que eran
capaces de dar miedo pero que no eran muy simpáticas y luego vimos a muchas con las que sucedía lo
contrario, de modo que encontrar a alguien como Olivia que pudiera hacerlo todo fue fantástico”.
Continúa: “Olivia Cooke es absolutamente cautivadora y fascinante en el papel de Jane, desde el
tono de su voz hasta sus gestos y movimientos corporales y su simpática mirada, que resulta muy
inquietante. Olivia tiene los ojos más increíbles que haya visto y no puedo esperar a que el público la
vea”.
Ben Holden agrega: “Jane Harper es un personaje muy misterioso con muchos aspectos muy
diferentes; sin embargo, Olivia fue capaz de encarnarlos a todos. Tiene en verdad una presencia luminosa
y fue una especie de descubrimiento para la película. Puede ser muy aterradora así como muy inocente y
también muy sensual y encantadora a veces. Una mujer y aún una niña”.
También pudo llegar a alcanzar las profundidades de un miedo helado y oscuro. “Cuando ella
gritaba todos se sobresaltaban en la oficina”, recuerda Holden. “Los gritos no son algo fácil. Lo sé por
The Woman in Black, ¡pero los de ella tan solo te hielan la sangre!”.
Al igual que sus compañeros de reparto, Cooke se sintió atraída por la intensidad de la historia.
“Me pareció fascinante y se sentía como una de esas películas de terror clásicas de la década del ‘70”,
señala la actriz.
Cooke comenta que Harper participa en el experimento por su propia voluntad, aunque otras
personas puedan horrorizarse ante el hecho de que se la mantiene encerrada en una habitación y se la
somete a un estrés psicológico extremo. “Cuando el público la conoce, ya ha estado bajo el cuidado de
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Coupland durante unos seis meses”, explica la actriz. “Creo que decidió abandonar el psiquiátrico donde
estaba viviendo e ir con Coupland porque creía en verdad que este experimento podría ayudarla
finalmente”.
Continúa: “Él le promete que puede extraer de ella esta energía negativa. Así que ella piensa:
‘Bueno, esta es mi última oportunidad’, y esa es la razón por la que acepta hacer cualquier cosa que él le
diga, incluso cuando todo comienza a salirse de control”.
PELÍCULAS DENTRO DE LA PELÍCULA
Cuando el profesor Coupland contrata a McNeil como camarógrafo para documentar el
experimento de Jane Harper, eso abre todo un nuevo camino visual para la película: le da a los cineastas
la oportunidad de contar partes de la historia a través del lente de la cámara y de crear varias películas con
estilo retro dentro de la película principal.
“Eso me resultó atrayente de inmediato”, dice el creador del guión original, Tom de Ville, “el uso
de una cámara interna y la idea de las ‘filmaciones encontradas’, pero adoptando la tecnología de cine de
las décadas del ‘60 y el ‘70, que es tan anticuada y evocadora, en la que obtienes cosas como la película
que se quema al final del rollo o micrófonos que reaccionan con distorsión electrónica y distintos sonidos
y ruidos”.
“El equipo de cámara de McNeil contribuye en gran medida a la película y le agrega una cierta
cualidad táctil”, comenta Ben Holden. “Se ve hermoso en la pantalla y luego, también, los equipos y
máquinas que conectan, los distintos dispositivos que usan para extraer esta energía negativa y
canalizarla, son muy evocadores, bastante escalofriantes y divertidos”.
Al trabajar con el innovador director de fotografía Mátyás Erdély (Miss Bala), Pogue estaba
entusiasmado, en particular, por la oportunidad de mezclar diversos formatos de cine. “Pudimos conseguir
ese aspecto profundo, rico, orgánico y saturado de la película de 16 mm en el que se filmaron muchas de
las grandes películas de los ‘70 y luego combinarlo con un modo narrativo mucho más clásico y
omnisciente”, señala. El objetivo era construir una gramática híbrida para la narración, para que la
audiencia se identificara de manera inconsciente con el punto de vista de Sam Claflin, para sentir su temor
y compartir la simpatía que siente por Jane Harper.
Pogue y Erdély optaron en última instancia por rodar de manera digital todas las filmaciones
documentales que aparecen dentro de la película, usando la cámara Arri Alexa. “Nos dimos cuenta de que
la mejor manera de hacerlo era con la Alexa debido a la riqueza de imagen que nos daba y a su gran
flexibilidad”, explica Pogue. “Hicimos muchas pruebas en la etapa de preproducción, creando múltiples
capas para la filmación digital, de modo que nadie, ni siquiera un director de fotografía con gran
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experiencia, pudiera distinguir nuestra película digital ‘en 16’ y las películas reales en 16 mm de la
época”.
También le añadió gran riqueza a la película la colaboración entre Pogue, Erdély y el director de
arte Matthew Gant, quien diseñó la aislada locación principal de la película: una atemorizante casona
antigua en Oxfordshire, Inglaterra, que brinda el perfecto escenario para el experimento, incluso el
misterioso cuarto cerrado de Jane Harper.
Otras filmaciones adicionales en la película sacan a relucir la historia personal del profesor
Coupland, desenterrando uno de sus primeros casos, el de David Q, un precursor de Jane Harper, cuyo
tratamiento finalizó misteriosamente de manera abrupta.
Pogue comenta que el diseño de todo el rodaje tenía como meta exponer al público todos los
niveles de lo que sucede con el profesor Coupland, Brian McNeil y Jane Harper, mientras que sus
caminos personales los llevan más allá de la ciencia, de la psicología, tal vez más allá de lo que cualquiera
de ellos pueda controlar.
“Esperamos que, a medida que la audiencia se sumerja más y más profundamente en el punto de
vista de McNeil, eso hará que lo que él y el público están viendo se vuelva algo mucho más inquietante y
aterrador”, concluye el director.
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