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Carlos Slepoy y la querella contra el franquismo
en Argentina
dimecres 17 d’abril de 2013
http://www.lacomunapresxsdelfranquismo.org/2013/04/13/carlos-slepoy-y-la-querella-contra-elfranquismo-en-argentina/
Publicado en 13/04/2013 by manu
Edición Cuyo, Buenos Aires 11.04.13
Para el abogado Carlos Slepoy, la investigación de los delitos cometidos durante el
franquismo en Argentina es parte del avance del principio de justicia universal. La causa la
iniciaron en 2010 los organismos de derechos humanos junto a familiares de fusilados y
desaparecidos en España. El insospechado parecido con la situación generada al comienzo
de los juicios por el genocidio argentino en España.
Antes de que se dictara la nulidad de las leyes de impunidad y comenzaran los juicios por
delitos de lesa humanidad en Argentina, muchos casos pudieron ser juzgados en tribunales
de otros países gracias al concepto hasta entonces desconocido de “justicia universal”, que
indica que cualquier juzgado de cualquier país puede actuar en relación con crímenes contra
la humanidad cometidos en cualquier lugar del mundo.
Así fue como delitos ocurridos en Argentina durante la última dictadura militar comenzaron
a tramitarse en España. Ahora la situación se revierte. Una de las personas que más ha
movilizado el desarrollo de este tipo de juicios es el abogado Carlos Slepoy, sobreviviente
del genocidio en Argentina, quien impulsa actualmente que nuestra justicia avance en la
investigación de los delitos cometidos durante el franquismo, algo que el poder español
busca evitar hacer en su propio país. .
El intento de investigar los crímenes ocurridos durante el franquismo le costó al juez
español Baltasar Garzón una acusación por prevaricato y una suspensión en su cargo. Ante
la imposibilidad de avanzar en el camino hacia la justicia en su país, organismos de
derechos humanos, junto a familiares de fusilados y desaparecidos en España, iniciaron una
causa en Argentina en 2010, que se encuentra a cargo de la jueza María Romilda Servini de
Cubría. El equipo de abogados querellantes está integrado por Beirusz Shmukler, Máximo
Castex y Carlos Slepoy, quien sostuvo el siguiente diálogo con periodistas de Oral y
Público.
Fernando Tebele: Vos sos uno de los responsables más importantes de que hoy tengamos
juicios aquí, porque fuiste quien motorizó la estrategia de que los juicios se dieran en
España, bajo el concepto de la justicia universal, y nosotros sostenemos que esa
movilización que se dio en la sociedad y justicia argentinas a partir de que los casos se
juzgaran en España cuando aquí había impunidad, determinan de alguna manera una
situación importante para que después los juicios puedan darse en Argentina. Ahora estás
trabajando en la causa que tiene que ver con invertir la cuestión y que en Argentina se
juzguen por el mismo principio de la justicia universal los crímenes cometidos durante el
franquismo. Esa causa avanza en la Argentina, ¿en qué instancia está hoy?
Carlos Slepoy: Si me permitís, hago una breve referencia de la primera parte de tu
pregunta, que es el tema del aporte que se hizo desde España y lo que nombraste de mí
particularmente. Nosotros siempre sostenemos que sin el movimiento social desatado en
Argentina en contra de la impunidad y la labor de los organismos de derechos humanos
nada hubiera sido posible, y es importante destacar que, antes de los juicios en España,
hubo juicios en Italia, en Francia. Lo que pasa es que el proceso español tuvo la
singularidad de que fue por justicia universal, o sea que implicaba a todas las víctimas y
victimarios, a diferencia de los otros procesos que se referían a nacionales de los países que
acabo de mencionar. Aparte de que tuvo la suerte, para decirlo de alguna manera, de que
protagonizó hechos muy relevantes como la detención de Augusto Pinochet, el juicio a
Adolfo Scilingo o la detención de Ricardo Cavallo y su extradición a España. Eso le dio una
especial envergadura a este juicio, y sin duda que fueron un aporte todos los procedimientos
abiertos en países europeos en aquel momento, pero me parece sustancial señalar que esto
fue producto de que, cuando en Argentina no había posibilidad de justicia, los organismos
de derechos humanos recurrieron a distintas instancias internacionales para abrir caminos,
ya sea las Naciones Unidas, OEA, juzgados y tribunales de otros países, hasta que
finalmente esos caminos se fueron abriendo. Esto me lleva a la pretensión que tenemos con
la querella que se ha planteado en la Argentina y que lleva adelante la jueza Servini de
Cubría contra los crímenes del franquismo; eso, como una especie de devolución si se
quiere, lo que pretende es provocar un efecto parecido, es decir, ayudar a que termine la
impunidad en España.
Desde luego, la pretensión es que, tal como hizo Garzón en su momento, se investiguen en
la medida de lo posible los hechos desde aquí, se dicten órdenes internacionales de
detención contra los responsables. Tengamos en cuenta que cuando hablamos de dictadura
franquista hablamos de cuarenta años de dictadura. No hablamos solamente de la primera
etapa, la guerra civil y la inmediata post guerra, sino de cuarenta años de dictadura que
llegan hasta el 15 de junio de 1977, día en que se celebraron las primeras elecciones
democráticas en España, y por lo tanto hay muchos responsables vivos. La pretensión es
que se avance en ese camino y se convierta también en un elemento que ayude, como
efectivamente ayudaron los juicios en el exterior, a quebrar la impunidad que existía en
nuestro país en ese momento. Esta es un poco la idea. Hablé de devolución, pero no tiene
que ver solo con la devolución de un favor, sino con que la Constitución Argentina
establece, desde su creación en 1853, este principio de que los crímenes contra la
humanidad, habla de los crímenes contra derechos de gente, sean juzgados por tribunales
argentinos cuando se cometan fuera del territorio nacional. Lo que ocurre es que nunca se
había puesto en práctica, como ocurre en general con muchos otros países que tienen una
legislación
parecida.
Cuesta mucho poner esto en práctica, hay poderosos intereses de todo tipo: económicos,
políticos, diplomáticos, de toda naturaleza, de impedir que avancen estos procedimientos,
pero creemos que la experiencia demuestra, a partir de las investigaciones que llevó
adelante Garzón y otros logros que se fueron desarrollando aún en la propia justicia
española, que este es un camino para acabar con la impunidad. Desde luego, un camino
largo, que no tiene un horizonte definido, sino que se va definiendo y divisando a medida
que se avanza, pero que sin duda constituye una posibilidad importante de terminar con la
impunidad.
Eugenia Otero: Sabemos que son muy complejos y que son muchos, pero ¿podríamos
hacer un resumen de los hechos que se juzgan?
Carlos Slepoy: Efectivamente son muchos. Por un lado hay un fenómeno de desaparición
forzada de personas que se produce fundamentalmente durante la guerra civil, y más
singularmente durante la post guerra, desde 1939 hasta 1950 aproximadamente. Hay una
cifra estimativa de 150 mil personas desaparecidas, personas que, como ocurre en nuestro
país, o bien fueron cremadas, incineradas, o bien fueron tiradas en lugares inaccesibles, o
enterradas en fosas comunes. En España se ha desarrollado un proceso muy importante, de
un intento de recuperación por parte de familiares, fundamentalmente los nietos, de los
restos de sus abuelos, y eso ha ido generando una conciencia creciente en la sociedad acerca
de la necesidad de llegar a la verdad y de hacer justicia en relación con esto.
Luego está el tema absolutamente lacerante de los niños apropiados. En Argentina
contamos con un número aproximado, estimativo, de 500 niños apropiados de los que se
han recuperado ciento ocho. En España, en el período que mencioné, la cifra que fija el juez
Baltasar Garzón en resoluciones a partir de investigaciones históricas muy profundas es de
treinta mil niños apropiados, por el sistema de quitárselos a las madres republicanas que
estaban presas cuando los niños tenían tres años y entregárselos a familias adictas al
régimen o internarlos en instituciones públicas, pero además, a partir de esa fecha en que
estaba legalizado esto, había decretos que lo establecían: hablaban de que, para que los
chicos no estuvieran contaminados por las ideas de sus padres, había que separarlos del
seno familiar y entregárselos a instituciones del Estado, familias identificadas con el
régimen. Además, esto se convirtió con el tiempo, y hasta bien entrado el proceso
democrático, podríamos decir que hasta los ’90, en una práctica sistemática de apropiación
que tenía como motivo el lucro en muchísimos casos, implicados en ello por supuesto
médicos, enfermeros, parteros, funcionarios, directivos de clínicas, tanto públicas como
privadas, y hay quienes cifran en ciento cincuenta mil personas a estos niños apropiados.
Quizás sea una cifra excesiva, pero en todo caso la absoluta falta de información, el
ocultamiento de estos hechos, hace que se especule con la cantidad de niños que pueden ser.
En este momento en España, por estos casos que declararon últimamente, hay interpuestas
unas dos mil denuncias hechas por hermanos respecto de otros hermanos, que fueron
sustraídos a sus padres durante el nacimiento diciéndoles que habían muerto y luego, en
algunos casos, investigaciones han demostrado que esto no era así. Se les decía a los padres
que los chicos habían muerto, pero no se les mostraba el cuerpo, o se les mostraba un chico
de sexo masculino y luego en la partida salía un sexo femenino, una serie de irregularidades
flagrantes hechas con una totalidad impunidad y que ha dado origen a que en España
existan veinticuatro asociaciones de niños robados. Esto también está incluido en la querella
argentina.
Eugenia Otero: Algo que fue hecho con total impunidad y además mucha eficacia, porque
yo recuerdo el momento en que le comenté a mi padre, gallego él y de familia republicana,
hace ya varios años lo de los niños apropiados, y él me dijo: ‘No, mujer, eso en España no
sucedió, con los niños nunca se han metido’.
Carlos Slepoy: Ese comentario me retrotrae al momento en que las abuelas iban a España a
denunciar (estamos hablando de 1996, 1997, 1998, años en que se empezaba a hacer el
procedimiento del juez Garzón) y en los periódicos se reflejaban las denuncias de las
abuelas, quinientos niños apropiados era el número que más o menos se estimaba y se
estima, y la gente en España estaba escandalizada, no podía creer que en un proceso, por
más que sea una guerra como le decían, se pudiera apropiar a niños, y lo que estaba oculto
era esta realidad que es absolutamente constatada.
Eugenia Otero: Ricard Vinyes, el historiador catalán que lo investigó, nos contaba que
cuando él accede a los registros de las cárceles, lo que le sucede es que no sabe cómo
analizar esos datos con los que se encontraba porque no tenía marco de referencia para
pensarlo.
Carlos Slepoy: Efectivamente, y todo esto está emergiendo en estos últimos años y está
provocando un shock en muchos sectores de la sociedad española. Desde luego, hay
muchos sectores que permanecen en la indiferencia, como ocurre en toda sociedad, pero
cada vez hay más sectores conscientes de esto y más indignados con esta situación. Gran
parte de la investigación efectuada por Ricard Vinyes fue publicada en Irredentas, las
presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas. Además, puede verse el
documental Niños perdidos del franquismo, realizado por Vinyes, junto a los también
catalanes Montse Armengou y Ricard Belis.
Fernando Tebele: Uno ve los testimonios de este documental mil veces, sabiendo lo que
sucedió en Argentina muchos años después, y cuesta creer que haya quedado sepultado
durante tantos años, pero es así cómo la sociedad española después de la Moncloa construyó
su propia historia, bastante diferente de cómo lo estamos haciendo nosotros.
Carlos Slepoy: Allá hubo un pacto lamentable por el cual se estableció una amnistía, que, a
cambio de la libertad de los pocos presos que quedaban, porque ya habían sido arrancados a
través de distintas luchas populares, se estableció que los crímenes cometidos anteriormente
a la firma de esta ley no iban a ser investigados, cualquiera fuera el motivo por el que se
habían cometido, se tratara de delitos, decía, de intencionalidad política, como dice la ley.
En realidad está en discusión si un crimen contra la humanidad se puede considerar como
de intencionalidad política, que la hay, desde luego, pero en el marco de lo que se entiende
en el derecho internacional, sobre crímenes políticos o delitos de carácter político, porque
no tienen nada que ver con estos crímenes. Por lo tanto, esto también ha abierto un debate
en España acerca de la interpretación de esta ley de amnistía, y también hay un sector muy
importante y creciente que reclama la anulación de esta ley. Estamos viviendo en España un
proceso, en períodos mucho más largos que los que ocurrieron en nuestro país. En su
momento, se planteaba aquí que las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los indultos
eran inamovibles porque habían sido dictados dentro de la legalidad vigente por un
parlamento democrático y por amplia mayoría, que los indultos habían sido dispuestos por
un presidente constitucional y que esto no se podía modificar,;se decía que plantear la
nulidad de estas disposiciones era vulnerar el Estado de derecho.
Nosotros decíamos que lo único que vulnera el Estado de derecho era la institucionalición
de la injusticia que plantea este tipo de normas. Finalmente,se pudo quebrar esto que
parecía inquebrantable, incluso para propios, no solamente para extraños. Para propios,
parecía que había que buscar caminos pero que estas leyes eran inmodificables, y sin
embargo, hubo un proceso histórico en nuestro país ayudado, como ustedes decían, por
procesos en otros lugares del mundo que terminaron con esta impunidad. Esta es la
pretensión que tiene la querella argentina contra los crímenes del franquismo. Las
dificultades son mayores porque ha habido cuarenta años de dictadura y más de treinta y
cinco de esta complicidad para que no se investiguen estos hechos. Sin embargo, hay una
pujanza muy grande de sectores crecientes de la sociedad española. Por otra parte me parece
muy interesante destacar que, desde el momento en que esta querella empezó a cobrar
fuerza a través de distintas medidas adoptadas por la jueza, se fue generando una red de
apoyo social importantísima, más de sesenta asociaciones en este momento, y además
pronunciamientos institucionales en distintos lugares de España por parte de ayuntamientos,
por ejemplo. En los plenos de ayuntamientos se vota la condena al franquismo y el apoyo
explícito a la querella argentina contra el franquismo.
Hace poco, en febrero, se planteó por parte de un diputado, ante el Congreso de los
Diputados, la necesidad de apoyar la querella y se requirió al fiscal general de Estado, que
sería como el Procurador General de la Nación en nuestro país, que colaborara con la
justicia argentina. Es decir que esto está teniendo un efecto parecido al que tuvieron las
actuaciones de los tribunales europeos cuando los argentinos concurrían a estos países o
mandaban sus testimonios porque acá no se podía hacer, y va generando toda una
conciencia. Estamos convencidos y conocemos algunos casos de jueces y fiscales que
quisieran actuar pero que se ven impedidos por esta doctrina del Tribunal Supremo español
que impide la investigación, pero que a partir de las investigaciones de la justicia argentina
yo creo que van a empezar a animarse cada vez más, en un proceso similar al que se vivió
aquí. Para nosotros los argentinos, sí se puede decir esto sin pecar de chovinismo, debe ser
un orgullo que desde Argentina se pueda hacer esto, que tiene que ver con la legitimidad,
aparte de la legalidad establecida en la propia ley argentina en el derecho internacional, la
legitimidad que da un país que está juzgando a sus criminales, con dificultades, con críticas
que en muchos casos se pueden hacer, pero que está siendo un referente mundial en la
persecución de estos crímenes cometidos en su propio país. Por tanto, digamos que es
inatacable lo que está haciendo la justicia argentina.
Fernando Tebele: Cuando se piensa en que se está llevando adelante esta cuestión, hay
gente que nunca pasó por un estrado judicial para declarar. Así como los testigos argentinos
tienen esa sobrecarga, ese peso que implica haber pasado tantas veces por los estrados
judiciales, en España hay gente que nunca pasó y me imagino que deben estar esperando el
momento de hacerlo más que ansiosos.
Carlos Slepoy: Para la gente, que haya un procedimiento judicial abierto y que un juez los
escuche, independientemente de los resultados de la investigación, ya es una reparación. Yo
recuerdo cuando venían los ex detenidos desaparecidos, las Madres de Plaza de Mayo, las
Abuelas, distintas personas y representantes de asociaciones afectadas: el hecho de declarar
ante Garzón los emocionaba porque decían “Por primera vez en mi vida me escucha un
juez”. Acá está pasando exactamente lo mismo; han venido algunos españoles a declarar y
salen con la misma sensación, se dan por pagados con que un juez los escuche. Esto, porque
ningún juez los escucha en España, porque a pesar de tanto crimen no hay un solo
imputado, nadie que haya sido llamado a declarar, no hay ningún niño que haya sido
restituido. Esta es la impunidad absoluta; por tanto, cuando ves una lucecita que se agranda
cada vez más como es esta querella, la gente se vuelca y se siente reconfortada de que esto
sea así. Yo creo que va a llegar el momento, y quizás no esté lejano, en que los jueces
españoles empiecen a escuchar a las víctimas y a investigar estos crímenes.
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