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Año 88.-Número 30.021
Lunes 9 de marzo de 1936
Redacción, Administración y Talleras:
San Bernardo, núm. 68.-MADRID
Ttléfonos númeroe 12832 y 12933
APARTADO DE CORREOS NUMERO
101
Dirección telegráfica: ÉPOCA
DIARIO FUNDADO EN 1.» DE ABRIL DE 1849
EUROPA ENCENDIDA DE INQUIETUDES
UNA FECHA HISTÓRICA
No es e n t e r a m e n t e cierto que el acto del «führer» alemán estuviera previsto,
como ahora quieren hacer creer los que, como de costumbre, se e n c u e n t r a n a
considerable distancia de Ja realidad de los acontecimientos y pretenden disimular su failta de información con cierto aire de suficiencia. La verdad es
que, aunque vagamente se presintiera que d e l a p a s a d a sesión del Reichtag iba
a salir alguna apelación del pueblo alemán contra la prohibición de militarizar
la zona renana, el gesto magnifico con que h a d e s b a r a t a d o Hitler el tinglado
d e artificioso legalismo levantado en c o n t r a de aquel derecho i n h e r e n t e a toda
soberanía, h a puesto espanto en el p a n t a n o revolucionario. Porque esta es la
primoi-dial significación del acto de Hitler, c l a r a m e n t e desprendida de su discurso: u n duro golpe directamente dirigido contra el proceso revolucionario que
t a n t o s estragos está causando en el mundo.
Con visión certera señala el «íührer» el origen del actual desasosiego i n t e r nacional: el predominio de los principios masónicos que el profesor Wilson c o n sagró en l a paz de Versailles. Con el mejor deseo fueron acogidos por el m u n d o
d e la postf^guerra, pero diez y ocho años de su aplicación h a n demostrado clar a m e n t e todo el abismo de perfidia y maileficencia que esconde la palabrería, de
apariencia sólo gárrula y vacua, pero inofensiva, de las organizaciones «fraternas». El jefe del Estado que empezó por aniquilarlas en el interior de su pueblo
—el cual merced a ello h a podido levantarse e n t r e s años desde el estado de
postración en que estaba sumido h a s t a llegar a imponer su voluntad a Europa—
denuncia a h o r a su espíritu como la causa que es preciso remover p a r a salvar
al m u n d o d e su actual miserable condición y lanzarlo por nuevas vías de p r o greso. Y esta declaración h a sido h e c h a en u n lenguaje franco y rudo, poco
habitual en las cancillerías y que por de contado c o n t r a s t a notablemente con
l a p r i m e r a réplica que se le h a opuesto: la n o t a de Flandin, t o d a ella envuelta
en detalles adjetivos y de procedimiento y ausente por completo de la realidad
del instante.
Con mayor clarividencia a ú n si cabe señala Hitler la g r a n a m e n a z a en que
h a iJlasmado el proceso masónico y que pende hoy sobre el m u n d o como nueva
espada de Democles: el peligro bolchevique. C o n t r a él cierra el «führer» con p a labras llenas d e claridad: «He roto las relaciones de Alemania con el bolchevismo
y asi h e libertado a Alemania del infierno bolchevique.» «Nada puede h a c e r que
m a r c h e por otro camino que el que m e dicta la experiencia y la razón asi como
la previsión.» «Tiemblo por Europa cuando pienso e n lo que puede llegar a ser
si l a revolucidh bolchevique triunfa.» P a r a l e l a m e n t e a ello d a plenas g a r a n t í a s
de sus propósitos d e paz con los d e m á s pueblos cristianos y d e sus anhelos de
llegar con todos a u n a leail colaboración d-^ie no necesitará estar f u n d a d a en el
m a n t e n i m i e n t o del vecino en u n estado de debilidad p e r m a n e n t e p a r a asegurar
la propia hegemonía, sino que p a r t i r á del principio de la Igualdad de derechos.
A este respecto los ofrecimientos de Hitler son amplios y explícitos y n o p o d r á n
menos d e causar u n a h o n d a impresión en todas partes, especialmente en I n glaterra.
Es difícil d u d a r de l a sinceridad que a n i m a al estadista alemán. Su actual
actitud está rigurosamente d e n t r o d e la linea de conducta que emprendió al
asumir 'el Poder d e su nación hace t r e s años y g u a r d a u n a perfecta relación con
la lógica de los acontecimientos mundiales. Los viejos motivos de rivalidad franco-alemana carecen hoy de razón d e ser frente al actual riesgo en que se e n c u e n t r a Europa necesitada p a r a subsistir t a n t o del empuje alemán como del
francés. Aún escrutando m á s lejos en el porvenir y queriendo prevenir los riesgos
de u n a Europa germanizada, el remedio sólo podría encontrarse en u n a a g r u p a ción de los países latinos e n torno a los principios mussoünianos t a n análogos a
los hitlerianos e igualmente capaces d e Inyectar nueva vida en los Estados c o rroídos por el morbo demo-llberal. Quiere decirse que de todas formas la fecha
del 7 de febrero m a r c a r á el definitivo derrumbamiento d e una ideología y de
u n sistema que sólo males h a acarreado al m u n d o y que a f o r t u n a d a m e n t e h a
demostrado cumplidamente h a s t a qué grado d e fosilización h a b í a llegado, al
tenerse que enfrentar con las grandes realidades d e Mussollnl y d e Hitler.
CONSEJO DE MINISTROS EN EL PALACIO NACIONAL
Estudió la situación creada por la
ocupación de la zona del Rhin y
acuerda de que marche a Ginebra
el ministro de Estado para intervenir en la Sociedad de las Naciones
La referencia oficiosa
Est'.'. íiiañana, a jas once, se reunió
inesperadainente el Consejo en el Palacio Nacional, bajo la 'presidencia del Jefe de E.stado.
Terminó la reunión cercu de la u n a de
la tardo, y a la salida el ministro de
Triibal", scñoi- Ramos, luuiiifestó a los
periodistus lo siguiente:
,
—So ha reunido el Consejo de Ministros, presidido por Su E.xcelerjcia el Presidente de la República, p a r a estudiar l?i
isituación creíida por la ocupación milit a r de la zoJia del Rhin.
Se acordó que marche a Ginebra el
ministro de Estado y a.sista en nombre
de E s p a ñ a a la próxima reunión de la
Sociedad de Jas Xacione"., con instrucciones <lel <;obierno para í^ecundar la política de p-->-Z que es norma de la Repúbíic'i
Espaíiola.
P o r último, manifestó el señor Ranios
que el Presidente de la Re))ública Imbia
lirnuido decretos de diferentes depíu'tíi•inentos, cuyo índice seria facilitado o.sta
tarde a la '.Prenda.
Manifestaciones del subsecretario de Gobernación
El €ubsccret'.'rio de la Gctoernnción recibió a los periodistas a las dos de la
tarde, V dijo que les recibía en Tionibre
del mini,slro por hallarse éste ocupadisimo en el despacho de asuntos del depártanle nto.
Añadió que ampiando las noticias dadc<s anofihe 'podía manifestar <^iue se siguen recibiendo referencias de los gobernadores -obre las distintas manifestaciones celebradas ayer en casi ¡to-cfas las provincias. E s t a s referencias acusan en general tranquilidad, salvo loa incidentes
n a t u r a l e s -en toda aglcnieración.
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Firma del tratado hispano
alemán
Una aclaración para «El Socialista»
Como aclaración al artículo publicado
ijior ((El iSocialista» el día 7 del actual,
referente a la anormal situación en Valencia de un sargento de Infantería del
"Regimiento de Otumba, que fué condeíiado por sedición, en el Ministerio de
la <iijeri-a lian manifestado que el referido sargento se encuentra en aquella población en libertud^ por ilinbérsele aplicado los bPneficio.s de la última amnistía,
y en, espera pai'a incorporarse o -no al
Colegio preparatorio de .Avila a que .se
resuelva la .con.sulta formulada ante la
Sala ,Se.xta del Tribunal Supremo acerca
de su futura situación militar.
—-><OOC3-^
'
•<
El capitán García Morato
proyecta batir un record
mundial con una avioneta
de construcción nacional
Un «as» de nuestra aviación militar, el
capitán García Morato, en unión del notable ingeniero aeronáutico señor FreüUer Vals, proyectan realizar, quizá dentro de breves días, un inüpoi-tante vuelo
p u r a t r a t a r de batir el (¡record)! interuacional de •distancia en (línea recta de
aviones ligeros de tercera
categoría
(miultiplazas de menos de 280 kilogramos).
Este «record» lo poseen actuaílmente
los itP-lianos S. Bedendo y, P. Nuvo11, que lo establecieron en 88tí,t)77 kilómetros, volando desde Milán a Bríndisi, sobre «N. 5 Pobjoy^), ¡de 75 c. v., el 24 de
abril de 193^.
Según nuestras noticias, los pilotos
García Moi^ato v í'reüller van a titilizar p a i a su empeño u n a nueva versión
de Ja avioneta «Freüller Vals», motor
Pobjoy, de 75 ic. v., a p a r a t o costruido en
Espó-fia por el citado ingeniero, que h a
merecido grandes elogios de Cos técnicos
aeronáuticos. P a r t i r á n del aeródromo ide
El Rarafiedizo, en Máüaga, con dirección
a Cabo Juby.
->-ooc=-^-
Esta tarde se lia firmado el Convenio Hallazgo en Granada de un
comercial hispano-alemán. Fué autorizadepósito de armas
do por el ministro, señor Rarcia; el encargado de Negocios de .\lemania. -Asisvarias detenciones
tieron las dos delegaciones que lian conCtfl.\NAD.A,.—En Motiil ha sido descucertado el Tratn^iA, a más del subsecret a r i o del departamento, don Rafael Ure- bierto por la Policía, en un cortijo, u n
depósito de a m i a s . Han sido detenidos
fla El señor Barcia ofreció después en el
Ministerio un almuerzo a las do#, delega- I los uioradores de la finca y otras perI soTia.s que aparecen complicadas.
ciones.
Francia no p u e d e tomar en
cuenta las proposiciones de paz
de Hitler, formuladas en el momento de restablecer la soberanía alemana en Renania
El Gobierno Sarraut comunicará mañana a
la Cámara la actitud adoptada ante la decisión del canciller alemán
HITLER, ACLAMADO ENTUSIÁSTICAMENTE EN BERLÍN
El general von Blomberg ha dicho: «No tenemos que recordar la gloria de nuestras Imnderas, pero necesitamos la
paz para consolidar el régimen nacional-socialista»
otros firmantes del T r a t a d o de EoDeclaraciones de Flandin a los
carno. P o r poco que sea el valor acordado a este reproche, hubiera podido, si
la Prensa
la vía diplomática n o le hubiera basta-
P.VKIS.—Después de la rcuniím del
Consejo de Ministros, el señor Flandin
ihizo a la Prensa la siguiente declaración :
«El 28 do febrero u n periódico p a r i sino publicó u n a entrevista con^ el jefe
del I'^stado alemán, que contenía\un ilaimamiento solemne p a r a la reconciliación
entre Alemania y Francia.
Esta manifestaciÓTi encontró en seguid a en el jefe del Gobiei'iio ¡francés u n a
atención completa.
Deseo de aproximacién
l'^l ("lObierno no necesitó esperar a esta
juanifcstación p a r a expresar s u deseo de
aproximación entile los dos países. El
ministro de Negocios Extranjeros hal)ía
expresado públicamente esa aspiración
en un discurso en la Cámq^a, a pesar
que desde hace más de u n a ñ o el Gotoierno alemán no h a b í a aún respondido
a los ofrecimientos que le liabían sido
•hechos, aunque el Gobierno del Reicli fué
invitado formalmente en noviembre último ip-or el embajador de Francia p a r a
que diera su aprobación p a r a un pacto
aéreo, tuvo un pretexto en la situación
internacional p a r a a p l a z a r toda negociación.
,. V,
El embajador de F r a n c i a en Berlm h a
sido avisado de que debía pedir urgentemente ser recibido p o r el canciller del
iReich y rogarle que determinase exactamente sobre qué base veía la posibilidad de u n acercamiento, que F r a n c i a des e a r í a t a n t o o más que Alemania.
• Él eH*aJ€i*«r, ii*ra»e«i« Piomeet, di»
cumplimiento a esta invitación. D u r a n t e
u n a uecepción liabida el 2 de marzo, le
;fué contestado que se examinapía la
cuestión del Gobierno francés a la m a y o r
bi'evedad posible con objeto d e facilitar
las negociaciones.
El Gobierno del P>eich rogó que por el
momento se guardase silencio, ron objeto de la visita que le ihiciera el embajador de F r a n c i a .
Repudiación
unilateral del tratatio ide
Locarno
H a recibido del Gobierno del Reich
^ a ñ a d e — u n a memoria, en l a que éste
repudia de u n a m a n e r a unilateral el
T r a t a d o de Locamo y anjincia su intención de poner en p r á c t i c a su dec.sión.
Es'á, .-in eml'argo, previsto en (1 'S'r:vta-1 de I f i r i o que debe q m d ir en vifrcr b a s t a que no h a y a u n a deci.sión cont r a r i a adoptada por l a Sociedad de ias
Naciones.
El Gobierno del Reich invoca el Pacto franco-«oviético, a l cual d a u n a interpretación completamente inexacta, y
la pi-esenta como estando en contradicción con el T r a t a d o d e Locamo.
El Gcbierno del Reich n o se d a cuent a en sus justificaciones d e que el GoJiicrno francés h a d a d o respuesta sobre
este particular desde hace casi y a u n año
y que ha recibido el apoyo unánimie de
Relieve del señor
Ossorio Y Gallardo
Parece—a creer lo que nos dice la
(cHoja Oficial»—i|ue la figura del señor Ossorio y Galfardo ha adquirido
en estos días un notable relieve. Grave Goea i|ue, iatío el queí ya poeeia
el ilustre jurisconsulto, deb« preocuparle hondamente.
Una vigilancia asidua del funcionamiento ite sius glándulas de secreción
interna nos parece particularmente
recomendable en este caso. En cuanto
a sus secreciones externas, estamos
muy bien dispuestos para su estudio
metódico y su análisis, practicados
—no será preciso decirlo—con el más
absoluto desinterés.
Las que recoge en sus asendereados
tubos de ensayo la «Hoja Oficial» de
hoy ofrecen características muy acusiadas.
Aquella parte que toca a la sentencia emitida por el Tribunal de Garantías, presenta, bajo un aspecto de
aparente inocuidad, indicios de secre*
ción biliar, amargos y viscosos. Al
acercarse a la zona ocupada por el
señor Azaña, la secreción ossorial adquiere aspecto ingrato y consi^encia
de-baba complaciente, que trae a la
memoria el recuerdo de la plaza de
Oriente, no se sabe si por los niños,
por las niñeras, o por qué.
Pero también han quedado hechas
una lástima con las salpicaduras las
democracias de todo el mundo. Invitadas a ponerse en f>ie y «a procurarse
conciertos intern»»ionales entre sí»,
no sabemos si conseguirán obedecer
al conjuro de4 jurisconsulto ilustre,
porque no está la cosa como para bromas.
Un análisis detenido induciría a suponer que lo quo s e descubrió aquí
m á s que ninguna otra ccea era la presencia de unos jugos gástricos sobresaltados con el anuncio db una congrua
respetable, íntlmamiente relacionada
con la eliminacJón die cierto congrio,
I
ido, realizar el procedimiento de conciliación previsto en tal caso en el T r a t a d o
, de Locamo.
' El embajador de F r a n c i a en Berlín h a
preguntado ,el sábado p o r la m a ñ a n a , si
la memoria que se le remitía constituía
la respuesta a la cuestión relativa a u n
* acercamiento franCoalemán.
Se le h a contestado por l a afinnativa.
L a obra de reconciliación t e n d r á entonces por base l a anulación unilateral do
un T r a t a d o realizado voluntariamente y
cuyos autores se h a n expresado dispuestos a continuar esta «entente».
El hecho es que Alemania, contrariamente a sus compromisos, ,ha enviado
y a hoy tropas a la zona r e n a n a .
' El (lObierho tiene el deber de poner
este hecho en conocimiento de la opinión
pública. El Gobierno h a examinado minuciosamente el m e m o r á n d u m alemán,
sin prejuzgar otras medidas que h a puesto en relación con los otros firmantes
'• del T r a t a d o de Locarno, con objeto de
realizar una oposición común ante u n a
mesración unilateral del Tratado.
Fiel al T r a t a d o de l o c a r n o , h a decidido someter esta cuestión al Consejo de
l a Sociedad de las Naciones.
La nota del Gobierno francés es más
bien un ift>cumento «te icaráoter jurídico
PARUS.-^En el Consejo de ayer m a ñ a n a
se acordó el texto de ¡a nota que s e r á
epviada al Consejo de la Sociedad de
las Naciones por mediación del secreta* «40 g-enerat de la Ligíí*^ »eñ(8r Av«ttoi,
El comunicado dice:
«A continuación de la violación por
parte de lAlemania de la zona desmilitarizada, por el artículo primero del Tratado de Ivocarno, del cual son parte Alem a n i a , Bélgica, Francia, Imperio británico e Italia, Alemania h a confirmado
recientemente su voluntad de denunciar
las disposiicon33 de los artículos 42 y 4'5
del Tratado de Versalles que estipulan
la desmilitarización de los territorios alem a n e s de la orilla izquierda del Rhin y
feobre la orilla derecha en u n a zona comprendida entre el río v u n a línea trazada a cincuenta kilómetros en el Este.
A pesar de lo estipulado, el Gobierno
del Reic-üi, por la comunicación hecha
ayer n los l-eprcsentanles de las potencias firmantes, acaba de repudiar este
T r a t a d o por un acto unilateral.
Interrogado por el embajador de F r a n cia en el momento en que se le hacía
esta notificación, el ministro de Negocios
Extranjeros del Reidli comunica por otra
parte que el Gobierno alemán se propone enviar a la zona desmilitarizada, «a
título simbólico», pequeños destacamentos.
P e r o va se señala en varias localidades
la presencia de fuerzas militares importantes. De esta forma el Gobierno alemán
infringe ex])re?amente el artículo 43 del
T i a t a d o de Versalles y el artículo primero del Tratado de l o c a r n o . Como consecuencia, y conforme con el artículo cuarto de este último Tratado, el Gobierno
de la República tiene el honor de comunicar a la Sociedad de las iMaciones la
contravención cometida.
E n razón de ja urgencia, les agiadeceríamos tomasen cuantas medidas estimen
útiles p a r a que el Consejo de la Sociedad de las Naciones se reúna en el mas
breve plazo posible.»
ÍFRANCIA CONTESTA
El dSscurso de Flandin
El jefe del fiohierno francés, en el discursa pronunciado esta tarde, retransmitido por «radio» en varios idiomas, h a
dicho:
^ ^ , ,
"El pueblo francés, al que el jefe del
Gobierno dirige este mensaje y la opinión
internacional que debe acoger el econecesitan en este instante u n a palabra
leal, tranquila v mesurada, cuya objetividad contraste con los acentos apasionados que sonaron ayer en la tribuna
del Reichstag.
.
Subrayo la extrema gravedad y el indefendible pretexto de la doble decisión
con la que, en desprecio de sus propios
V libres comoromlsos, Alemania acaba
íle d e n u n c i a r ' el Tratado de Locarno y
violar con sus a i m a s el territorio de la
zona desmilitarizada del Rhin.»
Analizó los hechos que llevaron a la
conclusión del Pacto de Locarno, consecuencia de las proposiciones miciadas
por el Gobierno alemán.
Lo itue es al Tratado de Locarno
Con este Tratado, cuya preparación fué
objeto de largas negociaciones entre franceses, alemanes, belgas e italianos se estableció un procedimiento encaminado a
resolver, por vía de conciliación y arbitraje, las discrepancias que pudiesen-J^arg i r entre F r a n c i a v (Alemania o entre
Alemania y Bélgica y el respeto a estos
compromisos se colocó bajo la g a r a n t í a
de Inglaterra e Italia, que se comprometieron a reserva de los acuerdos de la
Sociedad de las .Naciones, a la q u e habría de someterse el caso de violación, a
p r e s t a r asistencia al Estado en perjuicio
del cual fuese violado el Pacto, y especialmente en caso de violación de la zon a desmilitarizada.
Efito"suponía para lEuropa el comienzo
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN:
Madrid. — Mes, 3,50 pesetas; trimestre, 10,50;
semestre, 21; a ñ o , 42.
Provincias. — Trimestre, 10,50 pesetaa; semestre, 21; año, 42.
Extranjero—^Trimestre, 25 pesetas; semestre, 50;
afio, 90.
No se admiten suscripciones para provincias
y extranjero por menos de u n semestre.
El pago será siempre adelantado.
EL D Í A DE LA M U J E R
Lea usted LA ÉPOCA
Es doloroso que se acote así el c a m p o de la mujer, porque de la m i s m a m a n e r a que el h o m b r e nos parece superior al proletario—ya que l a función
que se ejerce en la sociedad es siempr u n a m e r a dimensión de las m u c h a s que
tiene la vida humana—el h a b l a r d e la m u j e r proletaria nos revela d e u n golpe
los propósitos que oculta esa acotación. Siempre se e n c u e n t f a u n a notable d i ferencia entre el h o m b r e del c a m p o y el que vive y t r a b a j a en i a s fábricas y
forma ios grandes sindicatos; el campesino, a u n q u e se halle entregado a faenas
m á s r u d a s que el hombre fabril, es siempre m á s h u m a n o , menos homogéneo con
la m a s a y m á s apegado a la historia d e s u patria. Por el contrario, el h o m b r e
de la ciudad es algo indiferenciado, homogéneo con la m a s a y c a r e n t e de sentida
histórico. Y esto es cabalmente lo que se h a i n t e n t a d o exaltar e n la mujer;
porque h a y sin d u d a en ella muchos valores, pero los partidos que h a n o r g a n i zado esto que no puede ser calificado de homenaje, h a n querido que sirva t a n
sólo d e pretexto p a r a acelerar la m a r c h a vertiginosa que se h a impuesto p a r a
lograr la «descomposición d e España.
La mujer, e n todos los países, representa lo tradicional, pei-o n o de u n modo
abstracto y yerto, sino la histoila h e c h a carne y cordialidad; l a m u j e r h a c e
llegar a ias generaciones, envueltas en un velo de sutil t e r n u r a las tradiciones
que luego se incorporan a la vida nacional y suscitan la emulación en los á n i m o s
m á s esforzados. La influencia d e la mujer h a sido m u y fuerte y honda, pero a
medida que se va relajando la vida familiar, se pierde poco a poco y acaba por
hundirse en l a impotencia. Por eso tiene m u c h a gravedad que se i n t e n t e a h o r a
h a c e r de la mujer u n i n s t r u m e n t o subversivo; si consiguen esto los m a r x i s t a s
que a h o r a a n d a n desmandados, n o les q u e d a r á ya n i n g ú n reducto a la Religión,
a l a Familia, n i a l a Patria.
E n ese llamado día de l a mujer se h a exaltado precisamente lo que n o es femenino, o al menos, n o es esencial p a r a caracterizarla. Cada u n a d e esas m u jeres que se l l a m a n proletarias forma p a r t e de u n a familia, y algunas de esas
mujeres son acaso los oráculos familiares; comprender lo que significa a c a b a
por llenarnos de pesar. Porque m e n g u a d a suerte a g u a r d a a u n pueblo que rompe
con todo lo afectivo y todo lo que h a b l a al alma; con el m á s allá primero; luego,
del lado de acá, con l a t e r n u r a del niño—con los p u ñ o s en alto, ya—, y de la
mujer encendida t a m b i é n en odios.
La causa del movimiento instintivo que como u n reflejo espiritual, provocan
demostraciones como la de ayer, h a y que buscarla además de en su c a r á c t e r
anticristiano, en su anti-indigenismo; l a mujer que h a sido siempre e n E s p a ñ a
—y lo será m i e n t r a s obedezca sus m á s intimas instancias y no se deje a r r a s t r a r
por u n entusiasmo artificial—la que h a dado a n u e s t r a vida social su tono peculiar
inconfundible, entregándose a las oscilaciones gregarias de ias multitudes que
no reconocen m á s n o t a diferencial que l a que e n c u e n t r a n en su trabajo, v a a
dejar de ser lo que h a s t a aquí h a b í a sido sin lograr a cambio otra cosa.
Sorprende que cuanto ocurre no ponga en tensión los ánimos.
El peligro del enervamiento que urge sacudir estriba en que es
preciso aproveohar bien los recursos patrióticos que a ú n quedan, n o sea que
cuando vayamos a echar m a n o p a r a contener la ofensiva a fondo que p r e p a r a
el marxlsaio, nos encontremos con que ya es demasiado tarde. E n esos h o g a r e s
en que la m a d r e se siente, a n t e s que n a d a , proletaria, será inútil buscar huellas
de t e r n u r a que se compaginan m a l con el rencor, con el resentimiento y con el
odio. R á p i d a m e n t e se están p r e p a r a n d o las generseclones que h a r á n Imposible el
rescate de España, si n o se acude con urgencia a impedirlo. B a s t a ya de vacHaciones, de tanteos, y de dudas. Es imprescindible poner c u a n t o a n t e s m a n o s a
la labor.
de u n a nueva era y tájnbién lo s u p o n í a
en lo que se refiere'a las relaciones francoalemanas. La evacuación se aceleró.
Prevista en principio p a r a que durase
h a s t a el a ñ o 1935, l a ocupación terminó
el año 30, pues el T r a t a d o de Locarno
e r a suficiente p a r a todo.
Los actos de Atomania
E n u m e r a después los actos realizados
por Alemania contrarios a sus palabras,
como el abandono de l a Oonferencia del
desarme, eu r u p t u r a con l a .Sociedad de
las Naciones, el restablecimiento dpi servicio obligatorio, etc., etc., y la preocupación de los Gobiernos franceses p a r a
llegar a liquidar con Alemania las discrepancias acmnüladas.
(Posteriormente-, a fines de febrero, por
virtud de unas manifestaciones del jefe
del Estado alemán, se iniciaron negociaciones en las que, p a r a facilitarlas, el
Gobierno alemán pidió que provisionalmente se .guardase el secreto sobre u n a
visita del embajador francés, deseo que
fué satisfecho.
(fEsperamos, en plazo breve, proposiciones netas que habrían podido pei-mitir
apreciar las posibilidades de un acercamiento de los dos países y determinar los
métodos m á s aptos p a r a la realización
de ésto. "^
En esta situación nos encontrábamos
cuando, convocado por el ministro de
Negocios Extranjeros del Reich, el embajador de F r a n c i a recibió a y e r por la mañ a n a el m e m o r á n d u m por el que el Gobierno alemán repudia unilateralmente el
Tratado de Locarno y a n u n c i a s u intención de realizar inmediatamente s u propósito.
El trataido de Locarno
P a r a explicar dicha actitud invoca el
concierto del t r a t a d o francosoviético, del
que d a una interpretación totalmente
inexacta rechazada y a varias vec^s por
Francia, declarándole incomipatible con
el tratado de ILocarno.
!E1 tratado d e ILocarno prevé que, si
entre los dos países suiige u n a discrepancia en lia q u e no se puede Uegar a
u n acuerdo, tienen el deber de comunicarlo a uno de los gerentes o soaneterlo
a u n a Coanisión de conciliación. El Gobierno a l e m á n podía plantearlo ante el
Trlbunail de La Haya.
Ya hace quince .días que declaramos
que estábamíos dispuestos a ocaneternos
al arbitraje de este organismo. Podía
dirigirse a u n a Comisión de conciliación.
Nd lo hizo. Aquí también faltó a s u s
ccKmpromisos.»
LAS RAZONES POR LAS QUE NO SERÁN EXAMINADAS LAS PROPUESTAS
DEL «FUHRER»
Verdad ea que en el documento entre<
gado al emlmjador de Francia, el Gobierno aletnán profMMie, después de violar sus compromisos, adiquirir otros nuevos.
No examinaré sus proposiciones por
d(» razones. Prinwro, porque el doble
ejemplo dado en un año d» la repudiación, por «I Gobierno alemán, unitateValnmite, de sus solnnnm (KMmpromisos,
no puede Inspirarnos cminanza hacia
nueva» proposiciones.
La segunda razan es más clara todavía: DÚnreciando el derecho mea firme
el Gobierno alemán h a hecho entrar en
la zona desmilltarlzaiila imfWrtwitee fuerzas, X ello sin manifestar previamente
sus intenciones de librarse de s u s solemnes compromisos..
Se nos coloca ante él hecho consignado e n la forma más brutal. Ya no hay
paz en Europa. Ya no hay relaciones
internacionales sí este ntétodio se gmaraHza.
Al negarnos a ello, servimos los intereses de la comunidad! europea. El Gobierno está dispuesto a no ceder bajo
ninguna amenaza. Sólo el hecho de que,
despreciando s u s ijompromiswi solemnee,
el. soldado alemán se h a y a establecido en
las orillas del Rhin, prohibe la negocia-,
cidn.
Después de haber examinado detenida-.
mente Ja situación, e n nombre del Gobierno francés, declaro cfuet dleseamoa
ver m a n t e n i d a s las g a r a n t í a s esenciales
de la seguridad francesa y 'belga que
fueron firmadas por los Gobiernos ing*léis e italiano en el t r a t a d o de Locarno.
No estamos dispuestos a dejar a Es-
RENANIA Y «EL DEBATE»
Con licencia de la famiilia Herrera,
a la que acaso nuestra sospecha parezca mortificante, imaginamos que
el «führer»—nos referimos, claro es,
a Hitler—no deíie ser lector asiduo
de «El Debate». Acaso sufran de esta
misma imperfección espiritual la mayor parte de los alemanes. Sólo ami
puede exDiicarse la a ^ r e d^preocupaoión con que uno y otroe se han saliito de la legalidad para realizar ^ t e
golpe de fuerza de Renania. Muy otra
hubiera sido su conducta a hator goz « l o de la ineetimiable gracia de este
inspiración que nunca faltó aquj al
«Jefe».
Hax muchos medios de conseguir el
mismo fin sin quebrantar las normas
estatuidas legalmente. Porque, vamos
a ver, lo que querían, en último término, ¿no era llevar veinticinco mil
hombres a esa zona desmilitarizada?
¿Tenían más que haberlos disfrazado
de camp^im>6 renanos, o, aun mejor,
de viajantee de comercio frano^es?
Después ya se veria cómo ee los armaba y para qué ^rvíapi. Pero lo
esencial era.que entraran allí y se
alojaran, y cMnieran. Lo demás ya
se andaría.
Y no; este hombre, un impulsivo,
sin pizca de reflexión, se ha liado la
manta a la cabeza y ¡zas!, ha mandado allí cañones, ametralladoras, aeroplanos...; si se encapricha en ello,
mandará tanritién barcos.
Con razón decía tantas veces don
Ángel que este Gil Robles le recorcteba muchísimo al canciller. Aquella resolución, aquella energía...; imprudencias que eabe Dios en qué hubieran parado si no hubfeMí acudidio a
tiempo la prudente mano a sujetar
la rienda.
Cuando lltegó la noticia al «Debate»,
la misnva «Covadonga» frunció el (»ño indignada:
—¡Jesús, qué hombre éste!
Alguien dijo que era preciso llamarle al orden muy severamente.
—¡Que aprenda de José María!—diJo una voz.
Y una pluma comenzó a garrapatear sobre una cuartilla: «un gesto
grave», «vioiacióni de paetoe», «supresión de garantías de psm.
Asi, asi. Duramente. Para que ei
«führer» no o<mieta más imiirudenolas. ¡Que sufra!
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