Memoria de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales 2005 (“2004”), 161-162: 137-165 Sucesión secundaria como consecuencia de diferentes tipos de usos de la tierra en bosques pluviales montanos en la cordillera de La Costa Central (Venezuela) Richard Howorth y Giuseppe Colonnello Resumen. El uso de la tierra y la sucesión secundaria de un bosque pluvial montano bajo, fueron estudiados en el área de Piedra Cachimbo (10°26’N-67°18’O), dentro del Monumento Natural (M. N.) Pico Codazzi, en la cordillera de La Costa Central de Venezuela. Para el estudio de la regeneración del bosque se establecieron parcelas en cuatro tipos de comunidades secundarias y en el bosque maduro, constituyendo una crono-secuencia de 35 años, en las que se estudió la estructura y la composición florística. En el levantamiento del área se describieron diferentes estadíos sucesionales incluyendo sucesiones impedidas y reorientadas. Se identificaron cuatro fases del proceso sucesional en las cuales los conjuntos de especies componentes son claramente diferenciables. Igualmente ocurre con la riqueza específica y la complejidad estructural de los bosques secundarios en la cronosecuencia, que se incrementa con la edad de las comunidades. La diversidad específica de las comunidades secundarias fue menor que la del bosque maduro y su composición florística fue distinta. La restitución de una comunidad de bosque maduro puede tomar muchos años. Al parecer la tasa de sucesión secundaria en estos bosques está influida por la naturaleza del régimen de perturbación original. Los bosques del área protegida, especialmente las comunidades secundarias, están amenazados por la conversión con fines agrícolas. Se hacen recomendaciones al Instituto Nacional de Parques (INPARQUES) en relación con la conservación y manejo del M. N. Pico Codazzi. Palabras clave. Bosque nublado. Uso de la tierra. Sucesión secundaria. Áreas protegidas. Monumento Natural Pico Codazzi. Secondary succession following different land use in montane rain forests of the cordillera de La Costa Central (Venezuela) Abstract. Land use and secondary succession were studied in an area of old-growth and secondary Lower Montane Rain Forest in the Pico Codazzi Natural Monument of the Venezuelan Cordillera de la Costa Central, in the area of Piedra Cachimbo (10°26’N-67°18’W). A plot chronosequence was established in four secondary forest communities and old-growth forest to study forest regeneration over the first 35 years of succession following land clearance and crop cultivation. Various distinct successional vegetation communities were described in the area survey, including impeded and deflected successions. Species richness and structural complexity of secondary forests in the chronosequence increased with succession. Species diversity of the secondary forest stands was lower than the old-growth forest and their floristic composition was distinct. Four phases were identified in the succession process, each with a distinctive species assemblage. Full recovery of montane rain forest is likely to take many years. The rate of secondary succession of these forests is apparently influenced by the nature of the original disturbance regime. Forests in the protected area, particularly secondary communities, are threatened by agricultural deforestation. Recommendations are made to INPARQUES (Instituto Nacional de Parques) on forest conservation for protected area management at M. N. (Monumento Natural) Pico Codazzi. Key words. Cloud Forest. Land use. Secondary succession. Protected areas. Monumento Natural Pico Codazzi. 138 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Introducción Los bosques pluviales montanos en el neotrópico son importantes ecosistemas de gran interés para científicos y conservacionistas debido a su alta biodiversidad y a la presencia de un elevado número de especies endémicas (Webster 1995, Gentry 1986). Estos bosques, en la cordillera de La Costa Central de Venezuela, no escapan de esta consideración (Steyermark 1979, Huber y Alarcón 1988). Además son importantes para la conservación de los recursos hídricos y han sido poco estudiados (Stadtmüller 1987, Hamilton et al., 1993, Churchill et al. 1995, UNESCO 2000). Los principales tipos de bosques por encima de los 1200 m s.n.m. de altitud en la región central de la cordillera de La Costa han sido clasificados como bosques ombrófilos submontanos y montanos siempreverdes (Huber y Alarcón 1988), en tanto que Grubb (1977) los incluye dentro de la categoría de bosques pluviales montanos bajos (BPMB) (o ‘Lower Montane Rain Forest’). Climáticamente se caracterizan por la frecuente formación de nubes en sus laderas lo que contribuye significativamente a la formación de precipitaciones (Cavelier y Goldstein 1989, Bruijnzeel y Proctor 1993). Por ello también son llamados ‘bosque nublados’ o bosques nublados montanos tropicales (BNMT) (‘Tropical Montane Cloud Forest’ según Hamilton et al. 1993). Los bosques nublados en el norte del país actualmente se hallan sometidos a una alta presión antrópica a pesar de que muchas de que estas áreas están legalmente protegidas (Sharpe 1996). Por ejemplo, se estima que el 90% de los bosques nublados de Los Andes se ha perdido debido a impactos humanos (Hamilton 1995). La principal amenaza es la deforestación y conversión a usos alternativos como cultivos de frutales y vegetales, así como la cría de ganado (Hamilton et al. 1993; Ataroff y Rada 2000). Estas intervenciones tienen como efecto el incremento de la distribución ya naturalmente fragmentada de estos ecosistemas. En Venezuela, aproximadamente la mitad de los BNMT están incluidos dentro de áreas protegidas, incluyendo la franja que se extiende a lo largo de la serranía del Litoral entre los parques nacionales San Esteban en el Estado Carabobo y Macarao en el Estado Miranda. Esta área cubre unas 178150 ha, de las cuales unas 80000 ha son de bosque nublado (Yerena y Romero 1992). Varias publicaciones han descrito, tanto florística como estructuralmente, diferentes porciones de los bosques montanos de la cordillera de La Costa, incluyendo Rancho Grande en el P. N. Henri Pittier (Huber 1986), el P. N. El Ávila (Meier 1998) y Loma de Hierro (Monedero y González 1994). Los estudios botánicos en el área del M. N. Pico Codazzi se remontan a mediados del siglo XIX con las colecciones de Fendler y Moritz, mientras que las herborizaciones más recientes corresponden a un grupo de jóvenes pteridólogos venezolanos (Mostacero 1999, Cortéz y Castillo 1999). Sin embargo el conocimiento de los procesos ecológicos, incluyendo la dinámica de la vegetación, es escasa tanto a nivel regional (p. ej. Silva 1994) como global (Churchill et al. 1995). Un mayor entendimiento de los procesos sucesionales y sistemas de manejo de la tierra dentro de los BNMT permitiría la evaluación de los impactos a largo plazo de la conversión de los bosques y su potencial de recuperación, rehabilitación y manejo. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 139 Muchos de los estudios de sucesión secundaria en bosques tropicales corresponden a formaciones de tierras bajas en los que se ha caracterizado una serie de etapas predictibles, tanto de las formas de vida como de las estructuras que ocurren durante la sucesión. Mucho menos predecible es la composición florística de estas etapas sucesionales (Gomez-Pompa y Vázquez-Yanes 1974). Las tasas de recuperación son altamente variables y están relacionadas con la intensidad de la intervención inicial y las características físicas y climáticas específicas de cada comunidad (Guariguata y Ostertag 2001). Este estudio tiene como objetivo caracterizar las diferentes etapas sucesionales y su relación con el tipo de uso de la tierra del bosque pluvial montano bajo del M. N. Pico Codazzi. El mejor conocimiento de la sucesión secundaria post-cultivo permitirá diseñar e implementar estrategias de manejo y conservación de este tipo de hábitat dentro de las áreas protegidas. Materiales y Métodos Area de estudio El estudio se llevó a cabo entre febrero y junio de 1999 en Piedra Cachimbo, Estado Vargas -10°26’N-67°18’O-, en la serranía del Litoral de la cordillera de La Costa, dentro del perímetro del M. N. Pico Codazzi (Figura 1). El monumento natural fue creado por el Decreto Presidencial No. 1637 (de fecha 5 de junio 1991; Gaceta Oficial No. 34.819) y cubre un área de 11820 ha. Debido a su ubicación, actúa además como reservorio de biodiversidad, en la regulación hidrológica, y como corredor biológico entre los parques nacionales Rancho Grande y Macarao (Contreras 1996). El monumento natural cuenta con una baja densidad poblacional, 404 habitantes para 1981 (2,24 habitantes/km2) aunque la vecina Colonia Tovar, fundada en 1843, tiene una población mucho mayor (85 habitantes/km2) (Tumino y Romero 1988). La localidad de Piedra Cachimbo dentro del M. N. Pico Codazzi es considerada como representativa de áreas de ocupación humana, cubriendo una superficie cercana a 4 km2 (10°25’33”-10°26’37”N, 61°17’30”-61°16’23”O), en un intervalo altitudinal entre 1600 y 1950 m s.n.m. El área está situada en las vertientes norte y noreste del Pico Codazzi y la pendiente general varía entre 19 y 29 grados. Las aguas drenan hacia el Mar Caribe a través del río Limón. En la región predominan rocas metamórficas y sedimentarias, incluyendo esquistos y feldespatos de cuarzo y micas pertenecientes a la formación Las Brisas (Rincón 1999). Los suelos, de profundidad variable, pertenecen al grupo de los Inceptisoles o Ultisoles (Soil Survey Staff 1975), con una capa gruesa de humus en superficie y altos niveles de materia orgánica en las áreas no alteradas. Parecen ser moderadamente ácidos con evidentes niveles tóxicos de aluminio intercambiable (A. Smith, com. pers.). En líneas generales en el M. N. Pico Codazzi predomina un clima tropical alto 140 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos (según Koeppen), mientras que el área de Piedra Cachimbo muestra una temperatura media anual cercana a 16 °C y una precipitación media de unos 1200 mm (Rincón 1999). Se observa una marcada sequía en los primeros meses del año y un período lluvioso de mayo a noviembre. La vertiente norte de la serranía recibe vientos alisios cargados de humedad que generan un ciclo diario de formación de nubes orográficas, con precipitaciones vespertinas. Una parte del agua en el suelo se genera por la condensación de la humedad de las nubes bajas sobre la superficie de la vegetación. El promedio de la humedad relativa en la Colonia Tovar es del 80-87% (SINAIHMEMARNR 1998). La estructura general del bosque maduro muestra dos a tres estratos de árboles con un dosel superior entre 20-25 m con especies emergentes de hasta 30-35 m (e. ej. Prumnopitys harmsiana D. J de Launbenfeltis) y un sotobosque característico, en el que es notoria la presencia de la palma “prapa” Wettinia praemorsa Willd. La abundancia de las epífitas vasculares es baja a moderada, al igual que las lianas leñosas y herbáceas. Los cultivos en la zona de Piedra Cachimbo, otrora parte de la hacienda El Limón, se iniciaron luego de la deforestación de los bosques en la década de 1960, como resultado de la apertura de la carretera hacia El Naranjal. Inicialmente los cultivos principales eran de caraota y maíz, mientras que actualmente se basan en frutales y vegetales como duraznos, tomate de palo, guayaba y fresa. En los mismos se emplean gran cantidad de fertilizantes y pesticidas. La mayor parte de esta área protegida está clasificada como solamente apta para conservación en su estado natural y están prohibidos nuevos desarrollos agrícolas. A pesar de ello se observa una expansión de nuevos terrenos para cultivos en la vertiente norte (Contreras 1996), ubicados en terrenos anteriormente deforestados y actualmente ocupados por una vegetación leñosa secundaria. El muestreo del área de Piedra Cachimbo y análisis del uso de la tierra. Se caracterizaron los estados sucesionales de la vegetación y el uso de la tierra en 15 localidades del área de Piedra Cachimbo (Figura 1). La selección de los sitios y del uso de la tierra al que habían sido sometidos se realizó apoyada en el análisis de fotografías aéreas del año 1974 (escala 1:20000) y 1984 (escala 1:50000) y del ortofotomapa a colores del año 1994, hoja 6747-III-NE (escala 1:25000). De estos sitios se seleccionó la finca El Potrero, en cuyos bosques secundarios se desarrollaron los estudios cuantitativos de la vegetación. Muestreo de las unidades de vegetación En la finca El Potrero se establecieron 10 parcelas de 400 m2 (20x20 m) en comunidades de diferente estado sucesional, estableciendo una secuencia de edades (cronosecuencia) a partir de su abandono. Esta secuencia fue establecida con ayuda de aerofotografías y entrevistas con el propietario de la finca: una parcela de cerca de 10 Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 141 años que denominamos bosque secundario temprano (BSTe); dos parcelas de cerca de 20 años que denominamos bosque secundario intermedio (BSI); dos parcelas de cerca de 30 años, que denominamos bosque secundario tardío (BSTa), dos parcelas de cerca de 35 años que denominamos bosque secundario no cultivado (BSNC) y por último tres parcelas en un bosque no alterado previamente que denominamos bosque maduro (BM) (‘old-growth forest’ según Clark 1996). El tamaño de las parcelas y el número de réplicas en los bosques secundarios se consideran adecuados para representar la diversidad florística de las parcelas con base en estudios preliminares (Howorth 1999). Todas las parcelas de vegetación secundaria, con la excepción de las parcelas de BSNC que no fueron cultivadas luego de su deforestación, fueron inicialmente cortadas y quemadas y finalmente sembradas de caraota y maíz por un período de entre 5 a 10 años, usándose fertilizantes orgánicos antes de su abandono (A. Smith, com. per.). En la demarcación de las parcelas y numeración de los árboles se siguieron los procedimientos descritos en Alder y Synnott (1992) y Dallmeier (1992). La posición de las parcelas se determinó por medio de un geoposicionador satelital y se marcaron por medio de estacas metálicas para facilitar su posterior localización. Dentro de cada parcela se midieron todos los individuos vivos de diámetro igual o mayor de 5 cm, medidos a 1,3 m a la altura del pecho (dap), en el lado del tallo orientado hacia la parte superior de la vertiente. Todos los individuos fueron marcados con etiquetas de aluminio, clavadas a 10 cm por encima del punto de medición del diámetro. Para cada individuo se registraron las siguientes características: especie, posición en la parcela (con aproximación de un decímetro), altura (estimada visualmente, con aproximación de 1 metro para los árboles altos), taxon y abundancia de las lianas y epifitas vasculares (según una escala de seis valores, adaptada de Alder y Synnott 1992). Se realizaron perfiles verticales de una banda de 5x20 m, en una de las parcelas de cada uno de los tipos de bosque muestreado. Las especies herborizadas, fueron depositadas en el Herbario Nacional (VEN) y en el Herbario de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela (MY) en Venezuela y en el Herbario de Royal Botanic Garden Edinburgh del Reino Unido (E). Análisis de los datos El diámetro (dap) y el área basal de los individuos en cada parcela fueron determinados a partir de las mediciones individuales de la circunferencia. Para el caso de epifitas y lianas se calcularon índices promedio de abundancia. El tamaño promedio de las hojas fue calculado para las especies recolectadas a partir de muestras de herbario y clasificadas según la escala de Raunkaier (Raunkaier 1937, modificada por Webb 1959). La diversidad de las especies leñosas se evaluó por medio del índice de Shannon-Wiener (H’) (Kent y Coker 1992). Se determinaron las curvas de especiesárea para cada tipo de comunidad. Se calculó el Índice de Valor de Importancia (IVI) para cada especie en cada tipo de bosque, como la sumatoria de frecuencia, abundancia y dominancia (área basal) relativas. 142 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Figura 1. Área de estudio: Piedra Cachimbo en el Monumento Natural (MN) Pico Codazzi. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 143 Se realizó un análisis de regresión para correlacionar la riqueza específica y varias características fisonómicas con la edad de las parcelas de bosque secundario, interceptando la curva con el eje para la estimación de la edad cero. Con propósitos comparativos, a los bosques maduros se le asignó la edad nominal de 100 años. Las afinidades florísticas entre comunidades se analizaron por medio de un Análisis de Correspondencia (Detrended Correspondence Analysis ‘DCA’), usando el Programa DECORANA (Hill 1979a), incorporando un análisis estándar de datos cuantitativos (densidades relativas). Se realizó una clasificación posterior (clasificación numérica TWINSPAN) de las especies y parcelas incorporando el concepto de pseudo-especies. Éstas se determinaron a partir de la abundancia relativa, utilizando valores límite recomendados (Hill 1979b). Resultados y Discusión El muestreo del área de Piedra Cachimbo y análisis del uso de la tierra Piedra Cachimbo contiene un mayor número de comunidades en estado sucesional que otras áreas del M. N. Pico Codazzi, como consecuencia de los diferentes usos de la tierra a que ha estado sometida en las décadas pasadas. Las quince localidades analizadas representan diversos tipos de vegetación, asociados a los distintos usos a los que ha sido sometida la tierra inmediatamente después del desmonte. El estado sucesional resultante depende tanto del tipo, intensidad y duración de la intervención inicial, así como de las características ambientales: tipo de suelo, altitud, exposición entre otras (Guariguata y Ostertag 2002). La tasa de colonización por la vegetación herbácea puede ser variable, dependiendo de las características del sitio. Sin embargo, la vegetación leñosa suele colonizar de forma bastante rápida y masiva, como lo sugiere la presencia de múltiples individuos de una misma edad y a menudo de una sola especie, generalmente Oyedaea verbesinoides DC. La diversidad de las especies leñosas en estas comunidades jóvenes se incrementa con el tiempo, particularmente cuando el dosel se cierra y ocurren procesos de competencia interespecífica (‘auto-raleamiento’), facilitando la entrada de otras especies. Estas nuevas especies invasoras pasan a dominar la comunidad, con la formación de diversos estratos tanto en el sotobosque como a nivel del suelo (Guariguata y Ostertag 2002). Las comunidades secundarias halladas en Piedra Cachimbo en general son poco extensas, con una notable ausencia de bosques en estadíos tardíos de sucesión, en concordancia con la historia relativamente reciente de la ocupación de las tierras. Así los bosques secundarios dentro del M. N. Pico Codazzi solo ocupan una pequeña parte del área. Para mediados de la década de 1990 la cobertura boscosa densa, no alterada, alcanzaba el 91,8% del sector protegido (Contreras 1996). Dado que las áreas no forestadas tienden a estar intensamente cultivadas, la expansión de superficie dedicada a la agricultura se realiza principalmente con base en la deforestación de la vegetación boscosa secundaria. Se observaron así 144 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos mismo varias comunidades secundarias en estado de sucesión impedida (plagioclimax), por procesos como el corte regular, pastoreo, fuego y en menor grado por la pérdida de la capa orgánica. Condiciones de manejo como las anteriores, llevadas a cabo de forma severas o recurrentes, podrían revertir la sucesión hacia herbazales, helechales o bambuzales, como los observados en Piedra Cachimbo. Los fuegos recurrentes, por ejemplo, son una amenaza importante al bosque pluvial en la zona. Muchas de las áreas abiertas se hallan dominadas por las especies pirófilas Melinis minutiflora P. Beauv. y Pteridium caudatum L. Maxon. Más detalles de las comunidades en los diferentes estados sucesionales sobre la influencia del uso de la tierra y la ubicación de los mismos se hallan en la tabla 3. Fisonomía del bosque Los perfiles de cada uno de los estadíos sucesionales (BSTe, BSI, BSTa, BSNC) y del bosque maduro (BM) se muestran en las figuras 2 a 6. En ellos se presenta la distribución de los individuos, su altura y tipo de dosel. Las densidades de los individuos en las parcelas no mostraron una relación directa con respecto a la edad de las mismas (de 10 a 35 años). El número de individuos varía de 38 a 68 con una media de 52,2 (Tabla 1). La densidad de los tallos se incrementa en los estadíos tardíos de la crono-secuencia gracias a la presencia de individuos con tallos múltiples (a partir de una sola base), tanto en el BM (el caso de Wettinia praemorsa) como en el BSTe (el caso de Miconia theaezans Cogn.), en que los individuos adoptan una forma de crecimiento tipo truncada. Debe resaltarse que la crono-secuencia estudiada no incluye una etapa anterior al primer estadío (BSTe), antes de que el dosel se haya cerrado por la colonización y crecimiento, muy denso, por plantas leñosas (especialmente Oyedaea verbesinoides) y haya ocurrido el ‘auto-raleamiento’. La mayoría de los aspectos fisonómicos mostraron una tendencia al incremento con la edad de la formación. Por ejemplo el valor medio del área basal (Tabla 1 y Figura 7) aumenta de 12,10 a 56,7 m2/ha de las parcelas tempranas a las tardías y el bosque maduro. Sin embargo se observa que las parcelas en sucesión secundaria tardía BSTa mostraron valores muy bajos (haciendo disminuir significativamente el valor de la recta de regresión estimada), alrededor de 15 m2/ha, similares a los valores (12 m2/ha) de las primeras etapas de la sucesión (BSTe), y por otra parte, la parcela 4 del BSNC mostró valores de 55 m2/ha, similar a los del BM que varió entre 49-62 m2/ha. Áreas basales tan variables han sido reseñadas para bosques pluviales de tierras bajas en Costa Rica (Finegan 1997). En todas las parcelas el mayor número de individuos se ubicó en las clases de diámetro menores. Las parcelas del BM y BSNC presentaron un intervalo de clases de diámetro mayores que las parcelas en estadíos mas tempranos de sucesión (BSTe, BSI y BSTa) (Howorth 1999). Igualmente las clases de altura se incrementan con el avance de la sucesión (Figuras 2 a 6 y 8), lo que se corresponde con una mayor complejidad en la estructura vertical de la comunidad. En el BM se observan de dos a tres estratos, dos estratos en el BSNC y uno solo en las demás etapas. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 Tabla 1. 145 Densidad y área basal de las parcelas. Densidad Area basal Número parcela Densidad de individuos Número de individuos/ha AB-m2/ha BSTe 10 años 10 9 55 64 1456 1705 12,10 34,15 BSI 20 años 8 7 39 38 1040 1020 26,15 17,2 BSTa 30 años 6 5 59 68 1593 1944 13,72 41,15 BSNC 35 años 4 46 1293 55,38 BM 3 2 1 61 50 42 1609 1396 1152 48,87 62,11 59,31 Estadío Simultáneamente al aumento de los tallos, en número, área basal y altura, se observa un aumento de la sombra producida por el dosel con el aumento de la edad de las parcelas (Howorth 1999). Esta tendencia ha sido reportada para otros estudios de crono-secuencias (Denslow y Guzmán 2000). El incremento de la sombra favorece la colonización de especies propias del bosque maduro, tolerantes a la sombra, sobre aquellas especies de los primeros estadíos sucesionales que requieren más luz (Richards 1996). Hay una tendencia al aumento del tamaño foliar promedio de las especies en cada parcela del bosque secundario con el tiempo (Figura 9). Las hojas mesófilas constituyen la clase dominante como en otros bosques tropicales (Grubb 1974, Webb 1959), con excepción de las parcelas de la primera etapa de sucesión, BSTe, en que domina la clase menor de las notófilas. Las hojas notófilas están relativamente bien representadas en el BM en comparación con los bosques secundarios, lo que hace que el tamaño foliar promedio de las especies de este bosque sea relativamente reducido. Se ha sugerido que las comunidades secundarias tienen un mayor rango de variación de su tamaño foliar que los bosques maduros (Richards 1996), aunque esto no fue hallado en Piedra Cachimbo. Las plantas trepadoras y epífitas vasculares son más abundantes en las parcelas más viejas (Figuras 10 y 11 respectivamente), aunque la tendencia observada es mas débil en el primer grupo. La mayor presencia de epífitas en los estadíos tardíos de la sucesión (Mueller-Dombois y Ellenberg 1974, Diaz y Del Castillo 1998) está parcialmente justificada por la mayor disponibilidad de ramas de soporte disponible en los bosques maduros (Vandunne 2002). Comparada con otros bosques nublados, la abundancia de epífitas es baja en Piedra Cachimbo, lo que posiblemente se debe a la poca precipitación y condensación promedio de la zona. 146 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos El bosque maduro de Piedra Cachimbo es muy similar a otras comunidades de bosque pluvial montano en Venezuela, con un dosel moderadamente alto y diversidad intermedia. Sin embargo, la densidad y área basal son relativamente altas en comparación con otras localidades de la cordillera de La Costa (Huber 1986, Meier 1998, Monedero y González 1994) y de Los Andes (Kelly et al. 1994; Hetsch y Hoheisel 1976). Diversidad En el conjunto de todas las parcelas se identificaron un total de 93 especies. La riqueza específica se incrementa con la edad de la comunidad (Figura 12 y Tabla 2), con la excepción de las parcelas 6 y 7 del BSTa que mostraron una riqueza específica atípica. El índice de Shannon-Wiener mostró esta misma tendencia para todas las parcelas aunque los valores fueron relativamente bajos (Tabla 2), en comparación con otras comunidades serales descritas, tanto en el cerro El Ávila en Venezuela (ver Figura 1) (Silva 1994) como en Costa Rica (Kuzee et al. 1994). La diversidad de las especies leñosas en comunidades secundarias tropicales generalmente alcanza los niveles de los bosques maduros en el término de pocas décadas (Brown y Lugo 1990, Guariguata y Ostertag 2001). En el caso de Piedra Cachimbo la diversidad de especies del BM no fue evaluada suficientemente ya que el número de especies mantuvo un crecimiento constante (curva del área mínima) al completarse el muestreo de las tres parcelas realizadas (1200 m2). Por el contrario, la curva del número de especies de las comunidades en sucesión si se nivelaron dentro de los 800 m2 (Figura 13). Con el aumento de la edad de las parcelas se incrementó el número de especies y el área requerida para la saturación de la curva. La composición florística, tanto en árboles como otras plantas del bosque maduro y los diferentes estadíos sucesionales estudiados en el área de Piedra Cachimbo es completamente diferente (Howorth 1999). Hay que resaltar que la recuperación de la riqueza específica no implica necesariamente la replicación de la comunidad original en términos de las especies componentes y de su dominancia, como lo enfatizaron Finegan (1996) y Guariguata y Ostertag (2002). Dirección de la sucesión secundaria Se identificaron varias especies que son particularmente importantes, según el análisis de Índice de Valor de Importancia (IVI) (Tabla 3 y Figura 14). Tres especies son dominantes y representativas de estados sucesionales diferentes -Oyedaea verbesinoides dominante en el BSTe (Figura 2), Citharexylum sp. nov. dominante en el BSI (Figura 3) y Miconia theaezans dominante en el BSTa y en el BSNC (Figuras 4 y 5). Esta última especie no se hace evidente en la comunidad sino en la etapa del BSI. Este patrón no se cumple sino parcialmente en las parcelas de 30 años del BSTa, que tienen una composición más típica de estadíos de sucesión más tempranos. En las parcelas seleccionadas del bosque secundario (de 10 años) se observó que las plantas leñosas pioneras desaparecen en las comunidades sucesivas, algunas progre- Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 Tabla 2. 147 Número de especies e índice de diversidad Shannon H’ de las plantas leñosas de las parcelas. Estado Número Parcela BSTe 10 años BSI 20 años Especies leñosas Número de especies Valor Indice Shannon H’ 10 9 8 9 10 13 0,490 0,665 0,948 7 6 8 22 0,773 1,184 5 4 17 19 0,936 1,119 3 2 1 26 30 23 1,281 1,352 1,175 BSTa 30 años BSNC 35 años BM Figura 2. Perfil del Bosque Secundario Temprano (BSTe), Parcela 10. Ov: Oyedaea verbesinoides; Mp: Myrica pubescens; C: Citharexylum sp.; Io: Inga oerstediana. 148 Especies dominantes en orden de importancia (IVI) en los diferentes estadíos sucesionales de las parcelas. Posición de importancia BSTe (parcela 10) Valor IVI BSI (parcelas 8-9) Valor IVI BSTa (parcelas 6-7) Valor IVI BSNC (parcelas 4-5) Valor IVI BM (parcelas 1-3) Valor IVI 1 Oyedaea verbesinoides 164,6 Citharexylum sp. nov. 90,7 Miconia theaezans 67,0 Miconia theaezans 70,8 Wettinia praemorsa 41,1 2 Buddleia americana 25,5 Miconia theaezans 49,5 Oyedaea verbesinoides 53,7 Citharexylum sp. nov. 62,9 Guarea kunthiana 23,5 3 Inga oerstediana 21,6 Oyedaea verbesinoides 36,6 Citharexylum sp. nov. 33,9 Guettarda crispiflora 34,7 Protium cuneatum 23,4 4 Citharexylum sp. nov. 20,8 Heliocarpus americanus 27,7 Myrtaceae 3 19,7 Cyathea conjugata 17,5 Sapium stylare 16,0 5 Myrica pubescens 20,7 Miconia sp. 1 23,0 Huertea granadina 19,2 Saurauia excelsa 17,3 Prestoea acuminata 14,4 6 Piper aduncum 16,4 Boehmeria caudata 18,0 Aegiphila ternifolia 13,6 Miconia sp. 1 10,9 Micropholis crotonoides 12,6 7 Ficus sp. 12,6 Piper aduncum 11,5 Wettinia praemorsa 13,5 Geonoma undata 7,7 Posoqueria coriacea 12,5 8 Trema micrantha 9,6 Inga sp. 9,7 Cyathea sp. 2 12,1 Oyedaea verbesinoides 6,1 Alchornea triplinervia 9,2 9 Miconia tuberculata 8,3 Allophylus excelsus 6,8 Oreopanax capitatus 11,9 Valeriana laurifolia 5,6 Trichilia septentrionalis 7,4 10 - - Solanum stellati-glandulosum 4,6 Heliocarpus americanus 8,2 Allophylus excelsus 5,6 Geonoma undata 6,9 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Tabla 3. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 Figura 3. 149 Perfil del Bosque Secundario Intermedio (BSI), Parcela 8. Mh: Miconia cf. hirta; C: Citharexylum sp.; Mt: Miconia theaezans; Ep: Escallonia paniculata; Ov: Oyedaea verbesinoides. sivamente como O. verbesinoides y otras bruscamente como Myrica pubescens Willd. Las especies Wettinia praemorsa y Guarea kunthiana A. Juss son dos de las especies dominantes del BM. Éstas están también presentes, aunque con pocos individuos, en estadíos más tempranos. La presencia de W. praemorsa en estadíos tempranos de la sucesión contradice la aseveración de que esta especie es incapaz de regenerarse en áreas deforestadas (Henderson et al. 1995). Las amplias diferencias halladas en la composición florística entre el bosque maduro y las comunidades en estados sucesionales se hicieron evidentes en la ordenación producida por DECORANA (Figura 15) y en la clasificación numérica de TWINSPAN (Figura 16). Ambos análisis separaron la comunidad secundaria nunca cultivada (BSNC) de las demás comunidades secundarias. Así mismo, el análisis DCA separó claramente la parcela 6 del BSTa de las demás parcelas secundarias, al igual que la parcela 10 del BSTe. En resumen, se observan de 3 a 4 etapas sucesionales, una inicial, seguida por una posterior cultivada/no cultivada y por último el bosque maduro final. La aparición de especies en diferentes etapas de la sucesión, que después se vuelven dominantes, tiende a soportar la existencia del fenómeno de facilitación 150 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos (Connell y Slatyer 1977), en el cual algunas especies ‘tempranas’ crean condiciones para el establecimiento de otras especies ‘tardías’ que conforman el componente del bosque maduro o ‘climax’. Lo anterior contrasta con otros estudios de sucesión llevados a cabo en bosques montanos en Ghana (Swaine y Hall 1983) y en bosques pluviales montanos en Jamaica (Sugden et al. 1985), que proponen un modelo de composición florística inicial (Egler 1954) en el que las especies ‘tardías’ están presentes desde un inicio. Figura 4. Perfil del Bosque Secundario Tardío (BSTa), Parcela 7. Ov: Oyedaea verbesinoides; C: Citharexylum sp.; Wp: Wettinia praemorsa; Mt: Miconia theaezans. Siguiendo a una primera etapa de colonización por vegetación herbácea en un terreno abandonado, son evidentes las dos fases siguientes de establecimiento y crecimiento de plantas pioneras tempranas tales como Oyedaea verbesinoides, y luego una fase de reemplazo por especies de vida mas larga (p. ej. Citharexylum sp. nov. y Miconia theaezans). Una cuarta y última fase consistiría en la transición a comunidades maduras ‘climax’. Esta secuencia de cuatro fases de la regeneración de las comunidades boscosas de Piedra Cachimbo es similar a la sugerida para bosques Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 151 templados (Peet 1992) y bosques pluviales de tierras bajas (Finegan 1996, Guariguata y Ostertag 2001). Aunque a partir de este estudio no es posible establecer el lapso de tiempo para que ocurran las cuatro fases de la sucesión, Guariguata y Ostertag (2001) han sugerido un tiempo mínimo de 100 años para bosques neotropicales secundarios. Figura 5. Perfil del Bosque Secundario No Cultivado (BSNC), Parcela 5. C: Citharexylum sp.; Ov: Oyedaea verbesinoides; Ha: Heliocarpus americana; Mt: Miconia theaezans; Gc: Guettarda crispiflora; Se: Saurauia excelsa. La figura 17 muestra una secuencia general para la sucesión en Piedra Cachimbo, basada tanto en los resultados del análisis estructural y florístico de las parcelas, así como en el levantamiento general de la área. El proceso integra las cuatro fases asociadas al uso de la tierra. Detalles de cada fase se muestran en la tabla 4. Fases sucesionales de bosque pluvial montano bajo en Piedra Cachimbo, con sucesiones impedidas y re-direccionadas. Vegetación característica Uso de la tierra pasado / presente Ejemplos hallados en el área de estudio PRIMERA FASE -colonización por vegetación herbácea Crecimiento inicial, desarrollo pobre Suelo desnudo/vegetación herbácea dispersa. Remoción de la capa superior del suelo, nivelación y compactación con maquinaria. 8 (O) —Calle Finca El Potrero (oeste) Colonización por plantas herbáceas Gramíneas (p. ej. Melinis minutiflora) y varias otras plantas herbáceas (p. ej. Fuchsia boliviana). Deforestación reciente para cultivo, escaso manejo subsecuente, creando un barbecho. 10 — Casita Alta SEGUNDA FASE -crecimiento de especies leñosas pioneras Especies pioneras tempranas de bosque secundario (comunidades monoespecíficas) Comunidades densas de Oyedaea verbesinoides. Cultivos previos, cerca de 5 años antes. 7 —Calle Finca El Potero (este) Especies pioneras temprana de bosque Bosque mixto joven incluyendo a O. verbesinoides, Buddleia americana, etc. Cultivos previos. Algunas áreas reconvertidas a cultivos por medio del corte y quema. 9 — Cedro Tumbado y 7 (N) TERCERA FASE -reemplazo por especies secundarias de vida mas larga Bosque secundario intermedio Número limitado de especies características del dosel, en frecuencias variables. Cultivos previos, cerca de 20 años antes 5 (SE) Árbol Muerto Bosque secundario tardío Bosque dominados por una (p. ej. Heliocarpus americanus) o por varias especies como dominantes del dosel, a menudo acompañadas por palmas como Ceroxylon sp. Cultivos previos, cerca de 20 o más años antes, sumado a algunas reconversiones agrícolas por medio del corte y quema. 3— La Providencia (este) 12— Los Canales (BSTa, parcelas 6 y 7) Perturbación humana limitada e. g. extracción de agua, cacería, extracción previa de madera. Dosel con numerosos claros. 14— Bosque maduro, a lo largo de la vía La Colonia - Naranjal CUARTA FASE -Se asume la transición a un bosque maduro Bosque maduro Dosel variable con diferentes especies emergentes (p. ej. Sapium sp.) y sotobosque dominado por Wettinia praemorsa. Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Estadío sucesional 152 Tabla 4. Tabla 4. Continuación. Estadío sucesional Vegetación característica Uso de la tierra pasado / presente Ejemplos hallados en el área de estudio SUCESIÓN IMPEDIDA Vegetación herbácea predominante, con algunos arbustos jóvenes y copiosas especies pioneras arbóreas (p. ej. O. verbesinoides). Tala recurrente (cada 1-2 años) bajo los tendidos eléctricos. 2— Tendido eléctrico, norte de la vía de acceso a la Providencia Bosques con pastoreo Bosque secundario joven con abundante Piper aduncum, especie resistente al ramoneo. El pastoreo de ganado como factor que impide el desarrollo del bosque. 7— Vía de la Finca el Potrero (este) Helechales quemados Áreas dominadas por helechos (Pteridium caudatum), con pocas plantas emergentes (Oyedaea verbesinoides). Quema previa durante uno o varios años Pérdida previa de la capa superficial del suelo y posibles deslizamientos. 11— Helechal Bambudales (suelos denudados además de posible pérdida de la capa superficial) Dominada por Chusquea fendleri, con pequeños árboles dispersos, incluyendo a Croton huberi. Origen incierto; denudación por maquinaria cerca de 25 o más años atrás, con pérdida de la capa superficial del suelo y/o compactación? 0— ‘Cantera’ La Florida SUCESIONES REORIENTADAS Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 Áreas cortadas 153 154 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Figura 6. Perfil del Bosque Maduro (BM), Parcela 3. Cc: Ceroxylon ceriferum; Poc: Posoqueria coriacea; Mc: Micropholis crotonoides; Wp: Wettinia praemorsa; Pa: Prestoea acuminata; My 2: Myrtaceae sp. 2; Pc: Protium cuneatum; An: Aniba sp.; At: Alchornea triplinervia. El tipo, intensidad y escala del uso previo de la tierra es un factor crítico que determina la sucesión subsiguiente (Corlett 1995). Las notables diferencias entre parcelas de edad similar de las comunidades BSTa y BSNC, pueden atribuirse a los diferentes tipos de perturbación antes de ser abandonadas, una cortada y sembrada y la otra solamente cortada. Sin embargo, el BSTa puede haber sido objeto de perturbaciones más intensas (originales y/o posteriores), posiblemente quemas esporádicas, evidenciadas en una de las franjas de la parcela 6, lo que explicaría parcialmente su Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 155 estructura y composición atípica. Esto representaría un caso de sucesión impedida en el contexto de la crono-secuencia. Figura 7. Area basal de la vegetación secundaria y madura. Figura 8. Frecuencia de tallos por clase de altura y estadío suscesional. Se ha sugerido que la recuperación de la fisonomía de una comunidad boscosa luego de una perturbación puede ser más lenta en áreas montañosas (Ewel 1980), aunque esto es más aplicable a formaciones montanas altas (p. ej. Kappelle et al. 1996) que en el ambiente menos riguroso del bosque pluvial montano bajo de Piedra Cachimbo. Sin embargo, la recuperación de la composición florística en bosques montanos puede ser más rápida e involucrar menos etapas, dada la menor diversidad de árboles en comparación con bosques pluviales de tierras bajas (Lugo y Scatena 1995, Guariguata y Ostertag 2001). 156 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Figura 9. Tamaño promedio de las hojas de la vegetación secundaria y madura. Figura 10. Abundancia de trepadoras de la vegetación secundaria y madura. Figura 11. Abundancia de epífitas vasculares de la vegetación secundaria y madura. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 Figura 12. Riqueza de especies leñosas de la vegetación secundaria y madura. Figura 13. Curvas de especies-área por estadío sucesional. Figura 14. Indice de Valor de Importancia (IVI) de especies significantes. 157 158 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Figura 15. Ordenación de las parcelas según el análisis DECORANA. Figura 16. Dendrograma TWINSPAN de las parcelas. Es difícil predecir la secuencia de la sucesión en un ambiente que presenta muchos elementos antropogénicos, debido a su dependencia de múltiples factores internos como la fertilidad del suelo y externos como el uso de la tierra (Guariguata y Ostertag 2001). Sin embargo, el esquema presentado en la figura 17 es considerado válido al menos para el área de Piedra Cachimbo. Afortunadamente para fines de conservación, la capacidad de regeneración de bosques neotropicales es generalmente alta, mientras exista en las cercanías una fuente de propágulos y la degradación debido al uso de la tierra no haya sido muy extrema (Guariguata y Ostertag 2002). Por último, considerando la incertidumbre en la culminación de las diferentes etapas de la sucesión y los largos períodos requeridos para cada una, es recomendable mantener formaciones continuas de bosques maduros para asegurar la conservación de su biodiversidad. Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 159 Figura 17. Dirección de la sucesión secundaria e influencia de uso de la tierra en Piedra Cachimbo. 160 Usos de la tierra en bosques pluviales montanos Conclusiones y Recomendaciones La mayor parte del área del Monumento Nacional Pico Codazzi está aún cubierta por bosques maduros sujetos a varios grados de una intervención humana, por lo que las áreas dedicadas a la agricultura y ocupadas por bosques secundarios es relativamente pequeña. Piedra Cachimbo contiene varias comunidades de bosque pluvial montano en estado sucesional, incluyendo ejemplos de sucesión impedida o redirigida. Se incluyen diversos tipos de perturbación representada por los tipos de uso de la tierra, como la tala y quema, que se aplican en el área protegida. Los bosques maduros de Piedra Cachimbo, que se incluyen en la categoría de bosques pluviales montano bajos, son comparables con otras formaciones boscosas estudiadas en la cordillera de La Costa. Aunque la diversidad del bosque maduro debe estimarse a partir de parcelas de mayor tamaño que las usadas, parece claro que los bosques secundarios exhiben una baja diversidad de especies leñosas en relación con los bosques maduros. La recuperación de la estructura del bosque, y en menor grado de la composición florística, en bosques secundarios montanos, puede ser potencialmente rápida (unos 35 años), dependiendo de la intensidad del uso de la tierra previo al abandono y a las características ambientales prevalecientes. Con las comunidades secundarias, en pocas décadas es posible la recuperación de una serie de procesos funcionales, tales como el control de la erosión, los cuales constituyen ‘servicios ambientales’ importantes. La regeneración del bosque aparentemente procede mas rápidamente si la tierra no es cultivada luego del corte, ya que no se pierden las semillas y propágulos presentes. Es evidente la existencia de una serie de cuatro fases sucesionales con características florísticas particulares. Incluye desde la colonización por plantas herbáceas hasta leñosas de vida corta, su reemplazo por árboles pioneros de vida larga, y finalmente la transición a una comunidad de bosque maduro. Esta última fase no ha sido detallada en este estudio y se cree que la restitución del bosque original puede ser un proceso largo e incierto. Es evidente que hay deforestación del bosque maduro, lo que produce la fragmentación del hábitat y la formación de barreras a la dispersión de ciertos organismos, amenazando la integridad del corredor ecológico. En el caso de Piedra Cachimbo, las escasas áreas de bosques secundarios están siendo amenazadas por la reconversión a uso agrícola, lo cual ocurre a una tasa aparentemente acelerada amenazando a largo plazo la integridad del Monumento Natural. Se recomienda a INPARQUES (como organismo rector del M. N.) darle prioridad a aquellas acciones de control que son urgentes y que tiene mayores posibilidades de éxito en consideración a las limitaciones de recursos, e integrarlas en el plan de manejo para el M. N. El esquema de zonación que existe para el M. N. Pico Codazzi debe distinguir claramente las opciones de manejo para las áreas de bosque maduro, bosques secundarios y áreas destinadas al cultivo y urbanismo. Nuevas deforestaciones, en especial de bosque maduro, tienen que ser efectivamente evitadas por medio de una Mem. Fund. La Salle de Cienc. Nat. 161-162 161 mayor vigilancia. Los bosques secundarios pueden ser clasificados de acuerdo al estadío sucesional en que se hallan y su ubicación. Aquellos situados adyacentes a bosques maduros deben ser objeto de la mayor protección ya que pueden constituir zonas ‘buffer’ y de unión con otras comunidades que formen un corredor ecológico entre bloques de vegetación madura. Podría permitirse la utilización de lotes boscosos en estados sucesionales tempranos para la extracción de madera y como barbecho en ciclos de cultivo, siempre que ello sea imprescindible y que conlleve a la protección de bosques más desarrollados. Se deben identificar áreas degradadas estratégicamente ubicadas, para implementar programas de manejo por medio del control del fuego o reforestaciones, idealmente de especies nativas de crecimiento rápido como O. verbesinoides. Pocos árboles estratégicamente plantados producen gran cantidad de plántulas a su alrededor en apenas pocos años. Se recomienda llevar a cabo un monitoreo regular (cada 5-10 años) de las parcelas establecidas en este estudio, para estudiar más a fondo la sucesión en los bosques pluviales montanos y hacer comparaciones con otras localidades. Se propone el estudio de la colonización y el desarrollo de individuos de tallas menores de 5 cm dap, y seguir así mismo la evolución de los suelos en las parcelas. Agradecimientos. El trabajo de campo fue financiado por la “Co-operation Fund” de la Embajada Británica en Caracas. Las autoridades del CONICIT (FONACIT), INPARQUES y MARNR facilitaron los permisos requeridos para llevar a cabo la investigación. Se agradece al Sr. Antonio Smith, propietario de la Finca El Potrero, que permitió el acceso y apoyó los estudios en Piedra Cachimbo, y al superintendente del Monumento Natural, Sr. Carlos Contreras, quien dio apoyo adicional en el campo. A los Sres. Padilla y personal de Villa Bahareque que suministraron el hospedaje en el campo. Finalmente a las siguientes personas que de una forma u otra facilitaron la realización del trabajo: Dr. Peter Furley (University of Edinburgh), Drs. Toby Pennington, Colin Pendry y Sam Bridgewater (Royal Botanic Garden Edinburgh), Dr. Otto Huber (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas), Ignacio Rincón (CENAMB-UCV), Dr. Winfried Meier, Rodrigo Duno, Ricarda Riina, Xavier Bustos, Julián Mostacero, Lucía Cortez y Chris Sharpe. Bibliografía. ALDER, D. J. Y T. J. SYNNOTT. 1992. Permanent Sample Plot Techniques for Mixed Tropical Forest. Tropical Forestry Papers 25, Oxford Forestry Institute. 125 pp. ATAROFF, M. Y F. RADA. 2000. Deforestation impact on water dynamics in a Venezuelan Andean cloud forest. Ambio 29(7): 440-444. BROWN, S. Y A. E. LUGO. 1990. Tropical secondary forests. Journal of Tropical Ecology 6: 1-32. BRUIJNZEEL, L. A. Y J. PROCTOR. 1993. Hydrology and biogeochemistry of tropical montane cloud forests: what do we really know?. Pp. 25-46. En: Hamilton L. S., J. O. Juvik y F. N. 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Recibido: 10 enero 2003 Aceptado: 5 abril 2004 Richard Howorth1* y Giuseppe Colonnello2 1 Department of Geography, University of Edinburgh, Drummond Street, Edinburgh, EH8 9XP, UK. * Direccion para correspondencia: Forests Programme, WWF-UK, Panda House, Weyside Park, Godalming, Surrey, GU7 1XR, UK. [email protected] 2 Museo de Historia Natural La Salle, Apartado Postal 1930, Caracas 1010-A. [email protected]