EL veneno de la CIA NOSTRA (XI)

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viernes, 21 de enero del 2011
NACIONALES
EL veneno de la
CIA NOSTRA (XI)
GABRIEL MOLINA
or indicación del padrino de la Cosa Nostra
Sam “Momo” Giancana, el Departamento
médico de la División de servicios técnicos
de la CIA trabajó en una primera versión de las
pastillas venenosas para matar a Fidel.
Pero fueron perfeccionándolas y luego otra
familia de pastillas fue también preparada por los
mismos científicos de esos servicios, las que fueron entregadas a un antiguo conocido de Santos
Trafficante, Juan Orta Córdova, vinculado con el
sindicato del juego organizado en La Habana y
que en ese momento se desempeñaba como jefe
de las oficinas del Primer Ministro cubano.
El Comité Church revelaba que “el informe del
Inspector General describió conversaciones entre Richard Bissell, subdirector de la CIA a cargo
de Planes muy ligado a Allen Dulles; Sheffield
Edwards, director de la Oficina de Seguridad de
la Agencia, y el Jefe de la División de Servicios
Técnicos (TSD), referentes al método más efectivo para asesinar a Castro. (...).”
Los archivos indican claramente que las píldoras fueron entregadas a un cubano para ser introducidas en la Isla, coincidiendo con la invasión
de Bahía de Cochinos (...) a fines de febrero o en
marzo de 196l, Roselli comunicó al Jefe de
Apoyo que las píldoras habían sido entregadas a
un funcionario cercano a Castro (...) el informe
del Inspector General sugiere que este cubano
debe haber estado recibiendo fondos de Trafficante y de otros hampones interesados en garantizar los monopolios del juego, la prostitución y
las drogas en Cuba después del derrocamiento
de Castro.1
El informe del Comité Church reporta que el
funcionario devolvió las píldoras gelatinosas al
cabo de algunos meses. Probablemente por
haber perdido su posición dentro del Gobierno
cubano. El Comandante Fidel Castro confirmó
que Orta trabajó en sus oficinas: “el intento de
envenenarme a través de un funcionario del
gobierno cubano que tenía acceso a mi oficina, lo
conocimos por uno de los últimos documentos
desclasificados de la CIA ...No tengo la menor
duda de que Juan Orta fue traidor... había recibido las pastillas envenenadas que propusieron
Giancana y Santos Trafficante a Maheu...
“El traidor Orta no tenía méritos especiales.
Mantuve correspondencia con él cuando buscábamos el apoyo de emigrantes y exiliados en
Estados Unidos. Era apreciado por su aparente
preparación y su actitud servicial. Para eso tenía
especial habilidad. Después del triunfo de la
Revolución, en un importante período tenía con
frecuencia acceso a mí. Partiendo de las posibilidades que entonces tuvo, creyeron que podía
introducir el veneno en un refresco o un jugo de
naranja (...) Había recibido dinero del crimen
organizado por ayudar supuestamente a reabrir
los casinos de juego. Nada tuvo que ver con esas
medidas. Fuimos nosotros quienes tomamos la
decisión. La orden inconsulta y no colegiada de
Urrutia de cerrarlos creaba caos y promovía las
protestas de miles de trabajadores del sector
turístico y comercial, cuando el desempleo era
muy alto (...) Cuando le entregan el veneno, al
revés de lo que ocurría en los primeros tiempos,
eran muy pocas las posibilidades de que Orta se
encontrara conmigo”.2
Después del cambio de impresiones con los
mafiosos, Bissell dio órdenes de apresurar la
operación. Se efectuó entonces una reunión en el
Hotel Fountainebleau, en Miami, convocada por
Maheu. Estaban presentes Maheu, Giancana,
Trafficante, Roselli y Tony Varona, primer ministro
durante el gobierno de Carlos Prío y figura clave
P
en los planes de la CIA para invadir a Cuba. Sin
perder tiempo Maheu abrió un portafolio y colocó
un montón de dinero sobre sus rodillas. Explicó
que eran 50 000 dólares para gastos —que
entregó a sus asociados—, sacó un sobre que
contenía cinco o seis cápsulas gelatinosas, llenas de un líquido insaboro, inodoro e incoloro.
“Las cápsulas no pueden ser usadas en agua
hirviente ni en nada muy caliente —explicó
Maheu—, pero pueden ser utilizadas en agua o
en algo parecido. Tienen un efecto limitado en el
tiempo, pero si se introducen en la comida o bebida de Castro, puede enfermar y a los dos o tres
días morir. Ni una autopsia podría revelar qué‚ lo
ha matado”.3
Trafficante envió a La Habana a Richard Caine,
ex policía, miembro la familia de Giancana, a
entrevistarse con Eufemio Fernández, uno de
sus antiguos asociados en el cabaret Sans Souci,
en octubre de ese año 1960. La reunión se produjo en el hotel Habana Riviera y Fernández estuvo
de acuerdo con realizar la tarea, aunque advirtió
que era bastante complicada y pidió incluir a su
amigo Herminio Díaz, quien había sido el guardaespaldas de Trafficante en La Habana. Ambos
explicaron la dificultad del operativo. “Caine quedó con ellos en que, cuando se marchara, se despediría; algo que no hizo”.4
Trafficante suministró a Varona varios nombres
del sector gastronómico en La Habana para
incluirlos en la operación. Podrían ser integrados
con los hombres de la organización Rescate que
Varona dirigía desde Miami. Entre ellos estaban
Leopoldina Grau Alsina (Polita), sobrina del ex
presidente Grau San Martín, Manuel de Jesús
Companioni Souza, Santos de la Caridad Pérez
Núñez, camarero de la cafetería del hotel y
otros. Companioni recibió las cápsulas y discutió
el plan con varios de sus asociados que trabajaban en el hotel Habana Libre, a fin de esperar la
oportunidad propicia en que Fidel se detuviese
allí a tomar algo como era su costumbre.
La variante militar de la operación de la CIA
contra el Gobierno cubano iba más veloz que los
planes de asesinato en que tanto confiaba Allen
Dulles. Estas y otras razones mantuvieron a
Fidel alejado del hotel Habana Libre. Pasaron
algunas semanas, después del fracaso del ataque por Bahía de Cochinos y cuando Fidel
Castro penetró una fresca noche de marzo de
1963 en la cafetería del hotel con dos de sus
ayudantes y pidió les sirviera sendos batidos de
chocolate, las manos de Santos Pérez Núñez
comenzaron a sudar.
Esta era la oportunidad que esperaba. Se dirigió a la nevera, buscó a tientas en los tubos conductores donde había dejado la cápsula de veneno antes de abril del 61 y sus dedos tropezaron
con ella. “Pero con la premura y el nerviosismo
que le inspiraba la acción para la cual llevó preparándose más de un año, rompe la cápsula de
veneno, al querer tomarla, ya que la misma se
había adherido al serpentín congelado de la
nevera donde estaba escondida”.5 Tuvo que desistir de su empeño y preparar los batidos.
1 Church Report: Alleged Assasinations Plots Involving
Foreign Leaders.
2 Fidel Castro: Reflexiones.
3 Fabián Escalante: Acción Ejecutiva. Objetivo Fidel Castro.
Ocean Press Melbourne, 2006.
4 Ibid.
5 Church Report. Ibid.
Los hombres de la mafia
Santos Trafficante.
Sam Giancana
Meyer Lansky.
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