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Anuncio
Saltos y
sobresaltos
de un
lector
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J
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El Dadaísmo en Barranqui1la
Ahora cuando el nadaísmo cumple treinta años de nacido
y veinte de muerto (las fechas del deceso cada cual las pone)
hay de nuevo un interés en estudiar este fenómeno en el país.
Así. han coincidido varios libros alrededor del tema: El
nadaísmo colombiano o la búsqueda de una vanguardia
perdida, de Annando Romero, y el Manual de literatura colombiana, en cuyo tomo XII hay un buen estudio de J. G. CoboBorda sobre este movimiento. También se ha reeditado un
libro de poemas de J. Mario. El profeta en su casa, y la novela
Juego de espejos, de Humberto Navarro, inédita desde 1979.
en que fue fmalista en el Concurso de Novela Vivencias.
También hay señales de la publicación de lslanada, una
novela de Elmo Valencia. finalista en el Segundo Concurso de
NovelaNadaístaen 1968.
O sea que el nadaísmo. como el cadáver de Drácula, se
mueve dentro de su tumba. Porque enterrado sí está. Algo va
de ese país ridículamente provinciano del 58 (que se conmocionó por el desfile de unos muchachos de pelo largo y
claveles en el ojal una mañana de mucho sol por Junín. la
principal calle de Medellín, y que se proclamaban "locos,
geniales y peligrosos"),a este país urbano. con nuevas formas
de violencia, como la mafiosa, y con nuevos rubros de
exportación, además del café, como la coca, el carbón y el
petróleo. Hasta hace poco, en la televisión aparecía una
propaganda de un banco en donde. en blanco y negro, saltan
las imágenes de Kennedyen Bogotá con Jacqueline y Alberto
Lleras, después mostraban la visita de Paulo Sexto, y por
último, salían unos molinos de viento para sacar agua
mientras una voz decía algo así como "Este es el viejo país..."
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Después, IzaS!, se daba paso al color, y aparecían unas
antenas parabólicas y unas panorámicas de Bogotá con sus
rascacielos,y otra vozilustraba: "Este es el nuevo país..."
Si alguna cosa llegaba a envejecerme del todo era esta
cuña. porque el blanco y negro coincidía con mi juventud y
mis años universitarios. Era la época en que algunos estudiantes de Derecho en Medellín. entre ellos. Alvaro Tirado
Mejía. Luis Antonio Restrepo. Ricardo Echeverría, Jorge
Orlando Melo, mirábamos con simpatía, pero desde las
barreras, todos los "chous" que daban los nadaístas. como
salir con el negro "Lumumba" (un exmiembro de la Juventud
Obrera Católica devenido en nadaísta) con una cadena al
cuello, sentarlo en el suelo, amarrarlo en la pata de la mesa
del bar y darle guineo, mientras el resto de parroquianos
miraban escandalizadostal ocurrencia.
Gonzalo Arango, en esa actitud proselitista que lo caracterizó. todo el tiempo nos coqueteaba para que engrosaramos su movimiento; pero entre nosotros predominaban
las reservas. Después de todo, éramos universitarios. y el
marbete de "nadaísta" nos traería problemas en la universidad. Además, había un cinturón lumpesco alrededor de
ellos que nos ahuyentaba. Era la época en que nos prestábamos El lobo estepario, de Herman Hesse. y discutíamos
sobre la genialidad de Fran~oise Sagan, cuya novela, Bonjour
nistesse, era el "best-seller' del momento.
Pero los nadaístas constituían la noticia y el comentario
permanente. Amílkar Osorio. en ese entonces Arnílkar U. era
prepotente y enfermo de genialidad, pero tenia una cultura.
para su edad. bastante sólida, entre otras razones. por la
formación humanistica que le había dado el Seminario de
Jericó, donde había terminado el bachillerato. Muchos de los
universitarios, "filo nadaístas" o "compañeros de ruta", como
se llame a los que nos acercábamos por simpatía o curiosidad
a ellos. quedábamos aterrados ante tanta libertad en sus
conductas. "¿V qué dicen sus papás?", era la candorosa
pregunta que nosotros, casi todos de clase media establecida,
nos formulábamos. Cobo Borda. en el ensayo citado. nos dice
que "el nadaísmo permitió el acceso de la pequeña burguesía
inferior al campo de las letras." El hecho cierto es que "la
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ahnendra" del movimiento era de extracción media baja o
campesina. El padre de Amílkar, un dentista empírico que
ejercía en el banio Loreto, estaba feliz de que su hijo apareciera constantemente en la prensa y, por lo tanto, era muy
condescendiente con él. Otros, como Gonzalo, eran de
extracción campesina. El mismo, en su Diario de un presidiario nadaísta, nos cuenta todo su entorno familiar.
Humberto Navarro, alias "Cachifo", era sobrino de 'Tuso"
Navarro, uno de los más conspicuos jefes del conservatismo
pe la montaña; pero al parecer no se trataban. Además, el
bscritor nadaísta siempre vivió furioso con sus padres, por
haberlo metido cuando niño en una escuela correccional.
Este, que era el tema permanente de sus borracheras lloronas, fue también el tema de su novela Los días más felices
del año, segundo premio en el Primer Concurso Nadaísta de
Novela en 1966. Darío Lemus, desde muy joven sumido en la
droga, estuvo en la marginalidad también desde muy temprano.
Como se ve, acercarse a los nadaístas era un riesgo para la
propia reputación. Y así se formó alrededor de ellos, digamos,
una especie de franja de simpatizantes: jóvenes entusiasmados con lo que ellos escribían, que incluso compartían lecturas, pero no permitían que se les llamara
"nadaístas".
En ese Medellin de finales de los cincuenta, todavia la
influencia clerical era muy fuerte. No era nada raro que, por
instancias de la Curia, la policía sacara a empellones a los
asistentes de un Cine Club que proyectaba Los tramposos,una
película de la "Nueva Ola" francesa. O que, también ordenado
por el arzobispo, se hiciera retirar de los estantes de las
librerías a Sexus, de Henry Miller, traducido por el intelectual antioqueño Alberto Acevedo Benitez; o que no se
permitiera la exposición de biblias protestantes en una feria
de libro. Así, pues, no fue nada de extrañar que uno de los
primeros blancos del movimiento fuera la religión.
Naturalmente, yo no asistí a la promocionada reunión de
los Escritores Católicos, de la cual las figuras más relevantes
eran el Ministro de Trabajo, Otto Morales, y el poeta Eduardo
Carranza. Si mis recuerdos no me fallan, me encontraba en
61
la heladeña del "Sordo" Jaramillo, bautizado "La Ninfa Eco"
por Guillermo 1i"Ujillo, un nadaísta a quien se lo tragó el olvido. Pues bien: ahí estaba conversando con Ricardo
Echavarña, (no eran en realidad conversaciones,sino largas
"tenidas", tarareando música clásica o jazz) cuando llegó el
"Cachifo", hecho un manojo de nervios, y nos contó lo que
había ocuITido.
Después del discurso inaugural, pronunciado por el Gobernador. ellos aprovecharon la batahola de los aplausos y
lanzaron su "manifiesto". Todavía, y a esta distancia, su
lectura causa conmoción y escándalo en las almas buenas.
También lanzaron la azafétida más poderosa de la que se
tenga noticia. Recuerdo cómo los muchachos de las juventudes del MRL estuvieron después buscando a los nadaístas para pedirles la fórmula.
Por este hecho encarcelaron a Gonzalo Arango, y salvo la
"Nueva Prensa", nadie más protestó en Medellín. Allí un
"famoso pájaro" de la violencia se le acercó y le dijo ominosamente: "Mire, mi hermano, yo he hecho muchas cosas en la
vida. a mucha gente me la he llevao por delante. pero con mi
diosito yo jamás me he metido. esta noche nos vemos".
Afortunadamente, un jefe de una vereda liberal también
simpatizó con Gonzalo, y lanzó un "El que se meta con el
escritor, se mete conmigo". Fue una noche eterna. nos confesó
despuésdel susto Gonzalo.
Pero ya para el sesenta los nadaístas habían pasado un
poco más a la creación literaria y se habían dedicado menos
al escándalo (aunque faltaba todavía el mayor: el sacrilegio
durante la Santa Misión, en el 61). Y así, Gonzalo se estrenó
como autor teatral con Nada bajo el cielo raso y HK -111 con
destino a la nulerle. un par de obritas que leídas ahora se ven
esquemáticas y muy pobres; pero que en ese momento su
montaje fue tomado como un triunfo. "Me siento como si
hubiera hecho la primera comunión", nos dijo Gonzalo a los
contertulíos del "Metropol".
Como Gonzalo González. GaG. les había abierto las
páginas literarias, de "El Espectador", era frecuente encontrar colaboraciones de ellos en el "Magazin Dominical".
Fue allí donde Amílkar publicó 'Vamos a llevar flores al
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muerto". un cuento que GOG señaló como "objetMsta". y que
de un salto los unía con el "Nouveau Roman" de Francia.
Publicado en las antologías de esa época. ahora el cuento ha
desaparecido de todas. También fue Arnílkar el que. con un
seudónimo. algo así como "Claudia Pereira". empezó a
publicar unos cuentos "nadaístas" (cualquier cosa que eso
pudiera significar) en "Cromos". Los relatos. un tanto
"lanzados" para ser escritos por lo que se suponía era una
chica de alta sociedad bogotana. gustaron. y produjeron controversia. Después del sexto. cesaron de ser publicados. No sé
si los que aparecen en el libro publicado después de la muerte
de Arnílkar. titulado El yacente de Mantegna. sean esos
mismos. Su lectura. en este momento. nos indica que este
autor era más importante que bueno.
\
Mi puesto privilegiado como testigo de la vida del nadaísmo terminó un día en que Monseñor Félix Henao Botero
resolvió que yo era una manzana podrida. y me hizo la vida
imposible en la Bolivariana. Así. pues. con una bolsa de
"alotero". unos bluyines y sin zapatos. pues éstos los boté
para no traerme ni "el polvo de mi pasado". desembarqué del
camión de carga en que me había venido. y caminé
desconcertadopor esePaseoBolivar de diciembre de 1960.
En Ban-anquilla el nadaísmo no era un círculo beligerante. como en Medellín o Cali. Parecía ser más bien un
pretexto para hacer unas cuantas fiestas muy movidas. La
figura más conocida que se hacía llamar "nadaísta" era
Alvaro Medina. que en esa época firmaba sus artículos y
cuentos con el seudónimode "JoséJavierJorge".
otro representante del movimiento eraAlvaro Barrios.
"-¿De qué se siente orgulloso?
-De tenerveinte años.
-Alvaro Barrios. definase para la historia delarte.
-Entiéndese
por Alvaro Barrios la parte que queda en
blanco al final de una carta".
(Entrevista de Gonzalo Arango a Alvaro Barrios. publicada en "Cromos"en 1966).
Pero en 1961 los nadaístas en Barranquilla no alcanzaban a conformar ni siquiera la noticia de su existencia. A
diferencia de las otras ciudades. aquí el movimiento era
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integrado por jóvenes universitartos. que por definición
son de clase media establecida. El escándalo no se dio. Los
ataques a la religión ni siquiera se pensaron. Era algo
incompatible con la idiosincrasia nuestra. Además, la Iglesia
de aqui no eraomnipotente comola del in terior.
Así las cosas. rastrear la vida de ese movimiento en esta
ciudad sólo es posible buscando sus expresiones literarias y
pictóricas. Estas son también pobrisimas.
Barrios jugó por unos años con el motete de "nadaista", y
así colaboró con algunas ilustraciones en el "Como Emplumado" , revista publicada en México, con cierta orientación pro-beatnik. También ilustró la portada de La mvendón de la uva, un libro de poemas de Eduardo Escobar.
Norman Mejía también hizo alguna profesión de fe nadaísta,
pero nada más. Tal vez la más entusiasta del movimiento fue
la pintora Deltlna Bernal, cuya casa era el cuartel general.
¿Fue en la literatura donde el nadaísmo se manifestó más
claramente? Es dificil contestar a esta pregunta. por la
sencilla razón que en ningún momento hubo un vehículo
literario en la ciudad durante todo este periodo. En toda la
década de los sesenta. Barranquilla no tuvo un suplemento
literario. ni siquiera un programa cultural por la radio,
donde los jóvenes escritores pudieran expresarse. Sólo en
1973 se publicó el "Suplemento del Caribe", o sea, cuando ya
el nadaísmo estaba muerto, y muchos de los que en su
adolescencia posaron de nadaístas. ya en esta década habían
dejado de serIo.
Es impresionante la absoluta orfandad literaria en que se
vivía en los sesenta. No había ni una revista literaria en toda
la Costa Norte del país, y las páginas editoriales de los
periódicos no se abrieron a estos nuevos autores. Sólo después de mucho rastrear, me fue posible encontrar algunos
artículos de Alvaro Medina, algunos poemas de Noel Cruz y
los primeros cuentos de Alberto Duque. En esosaños. los tres
se definían como nadaístas, actitud que posteriormente
abandonaron.
Pero en sus escritos no hay esa mezcla de existencialismo,
surrealismo, biknismo y fiijol antioqueño que caracterizaba
al movimiento en el interior. El cuento de Alberto Duque,
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"Danza húngara número cinco", ganador de un concurso de
cuento en Cartagena, o "Los muchachos", de Alvaro Medina,
ganador asimismo de un concurso en Riopaila, no tienen
nada en común; ni tampoco muestran la carga de desesperanza que, en cierta forma, es lo que identifica a lo que
llamariamos "relatos nadaistas".
A diferencia de los grupos de las otras ciudades, que
recibían consignas epistolares de Gonzalo Nango, o que
formaban debates entre sí, nada de eso sucedió con el grupo
barranquillero. Grupo, además, impreciso, pues sus miembros no eran estables. Vistas así las cosas, tal vez la forma de
presencia del movimiento en Barranquilla era la venida de
alguno de los miembros más conocidos del grupo de Medellín
o Cali, y también cuando alguna personalidad literaria
internacional, con aura de vanguardismo, se daba su vuelta
por estoslados.
Para esos primeros años de los sesenta,yo era juez en un
pueblo de la Guajira, y sólo venía los fines de mes a esta
ciudad. Iba entonces a la Libreria Nacional a encontrarme
con la "Intelligentzia", cuyos miembros pasaban largas horas
en la heladeria, tomando té helado y hablando de libros. Allí
era donde veía a Julio Roca,en ese entonces jefe de redacción
del "Diario del Caribe". El fue la primera persona que me
aconsejó que no comprara una novela de GaIsworthy, sino
que me leyera la novela de un joven peruano llamada La
ciudad y los perros. También era el lugar donde se cocinaban
todos los chismes literarios del momento. Mi testimonio es,
pues, intermitente, de "fin de mes". Fue así como supe del
escándalo por un recital en el Colombo Americano hecho por
Alberto Vides y por A Charris (el monje incendiario) que
levantó roncha. O cómo Rosita Marrero, alias Nakonia, y
José Rafael Hernández, al pretender presentarse disfrazados
de fantasmas en una fiesta "nadaista", se metieron en el solar
del lado de la casa para colocarse las sábanas y lo que
lograron fue que los vecinos asustados llamaran a la policía.
"Los fantasmas" entraron corriendo a la fiesta, en medio de
las sirenas de la radiopatrulla que los buscó infructuosamente por los alrededores.
Las visitas de Gonzalo Nango reunían al mundillo cul65
tural. Algunas de esas venidas las contó el escrltor en su columna de "Cromos". Pero tal vez una de las más comentadas,
y que alborotó más el cotarro, fue la venida de Raquel
Jodorowsky, una poetisa argentina residenciada en Lima.
Posteriormente, la Jodorowsky colaboró con el "Suplemento
del Caribe",enviándonospoemas.
Sin embargo,ya en 1966 el nadaísmo daba sus coletazosde
agonía. Muchos aseveran que la fecha de su partida de
defunción coincide con el discurso que Gonzalo Arango pronunció en honor de Carlos Lleras, entonces en la Presidencia,
a bordo de "El Glolia". Las quemas de muñecos con la efigie de
Gonzalo, por parte de los nadaístas, en Cali y Medellín,
marcaron el final.
Para J. Mario, el movimiento terminó en 1971, pero no
recuerdo qué razones aduce. Todavia para esa época, con la
revista "Nadaísmo 70" (seis números) el movimiento tuvo un
poco de vida artificial, casi de respiración boca a boca. En
uno de esos contados números, el barranquillero Javier
Barrios publicó unos poemas.
Un tanto inadvertida pasó la visita del poeta soviético
Eugenio Evtuchenko, en el 68 (El era "Oso", para Gonzalo
Arango, y a su vez, el antioqueño era "Colibñ" para el soviético. Véase Co1respondendaviolada. de Eduardo Escobar).
Los periódicos de esos días informaban sobre el carnaval de
Rocío Primera, así que el poeta pudo, sin ser notado, baílar
alegremente en el barrio San José, mientras en la cabeza
lucía una peluca hecha con tiras de cintas de máquina de
escribir. No se conocen las impresiones del poeta ruso sobre
Barranquilla, pues nunca las escribió. Gonzalo Arango le
había dado un doctorado "honoris causa" en nadaísmo a
Evtuchenko, en su afán de ligar el movimiento a otros
similares del exterior, como "El techo de la ballena", de
Caracas, o el "Cuerno emplumado", de México. Entre nosotros, esos efluvios extranjeros se manifestaban a través de
las revistas que llegaban a la Nacional, y que se agotaban con
mucha rapidez.
También llegaba "Crononauta", un magazín dirigido por
Alejandro Jodorowsky, hermano de Raquel. Como se sabe,
Alejandro postulaba el "teatro pánico". Además de montar
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sus obras. realizó algunos filmes interesantes. como El topo.
Perotodo esto no nos alcanzósino deoídas.
Ya para finales de la década, los nadaístas locales se
habían transfonnado en gente muy respetable. Los que
venían atrás eran ']ipis", conmúsica de rack al fondo.
A pesar de que X-504. ahora Jaime Jaramillo Escobar, y
Amilkar Osorio vivieron en la ciudad algunos años, eso no se
tradujo en una mayor presencia del nadaísmo entre nosotras.
Una vez en la 72, tomándome un glorioso sifón al mediodía con un sol a todo dar en compañía de Amílkar Osorio,
éste. sincerándose, me dijo: "¿Sabes por qué fundé el
nadaísmo? Para tratar de escapar a un medio como el nuestro. donde hay que hacer un máximo esfuerzo para conseguir
un minimo de placer'.
¿Un samarlo
amigo
de Proust?
No es frecuente que los franceses se ocupen de los poetas
colombianos. Uno de esos raros casos es el opúsculo
Hemando de Bengoecheaou l'dme de un poi!te, escrito por
Lean Paul Fargue. Ninguno de los dos nombres le dirá gran
cosa a la mayoría de los lectores. Sin embargo, este poeta
colombiano, que escribió en francés, que mut:ió por Francia
en la guerra del 14, y que nunca ha sido traducido al español,
mereció la publicación de una biografia de 456 páginas,
escrita por Dario Achury Valenzuela y publicada por Colcultura con el título de Cita en la trinchera ron la muerte.
Para más datos, en la portada aparece el poeta con su
unifonne de soldado francés. Como se ve. nunca ha sido tan
oculto, algo tan publicado.
Del Camellón a los Campos Eliseos
El origen de nuestro poeta está en Santa Marta. Su padre,
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don Onofre de Bengoecheay Díazgranados.era un notable de
la localidad. quien. después de estudiar ftlosofia en Vale. se
dedicó al comercio extertor. Perseguido por el gobierno de
Mosquera. se instaló en París. Antertormente se había
casado con una bogotana de apellido Valenzuela (y que
sospecho tataraparienta del biógrafo). La familia. ex1lada
voluntartamente. no dejó atrás nada para añorar. El pueblón
que era la Santa Marta de 1870. fue definido por el viajero
francés Eliseo Reclus como "Epítome y concreción de toda la
desolación humana". Este ex1l1o. no obstante. rebasa la
anécdota. pues es una manifestación de esa constante ("fuente
de ingresos aquí. meta de placer allá"). que marcará durante
tanto tiempo el carácter y temperamentosamartos.
"Prefiero estar muerto en París. que vivo en Santa
Marta...". será una frase muy aplaudida entre las clases altas
de los años 20. Pero detrás del chiste. se encuentra toda una
radiografia de la politica de "bomba de succión" que
determinará toda la historta de estaregión delpaís.
Con el "curubito"
de Paris
Hemando de Bengoechea y Valenzuela nació en París en
1889. Los negocios familiares hicieron posible que durante
toda la vida. hasta su temprana muerte en 1914. nunca
necesitaratrabajar.
Con todo ese tiempo disponible. dedicó todas sus energías
a relacionarse bien y. de vez en cuando. a hacer poesía. No era
fácil el proceso. Los altos círculos parísienses eran muy
exclusivos. y más en la "Belle Epoque". La nobleza. a pesar de
la instauración de la República, todavía daba la sanción
social. Para muestra. Marcel Proust. que con todo y ser de la
alta burguesía. tuvo que adular. hacer poemas. acTÓsticos.
favores. cortejar a las señoras emblemáticas. vivir las
veinticuatro horas del día en función de fiestas. cumpleaños.
flores y esquelas antes de ingresar a lo que. para simpliftcar.
llamaremos el mundo de los Guermantes. Painter. el mejor
biógrafo de Proust. lo descrtbe vívidamente cuando nos
cuenta cómo el conde de la Rochefoucauld prestaba tan extremada atención al orden de procedencia. que de algún
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noble comentaba: "Ese apellido carecía en absoluto de posición social en el año mil..." De la rama Borbónica de los reyes fi"ancesesdecía: "Al casarse con los Médicis, unos comerciantes "parvenú" perdieron realeza". Con ese clima mental,
cómo sería de dificil para un hijo de comerciante suramerícano, sin blasones españoles o la plata de los Vanderbilt, acceder a esos salones. Parece que la tozudez tiene su
recompensa, pues, posteriormente, un hermano del poeta se
casó con una descendiente del conde de la frase anterior. El
hecho es que la poesía y la vida de nuestro personaje no son
comprensibles sin esas premisas de su afán de figurar en el
alto mundo parisiense. Su biógrafo gasta largas páginas
describiéndonos ese mundo de la "Belle Epoque", con sus cortesanas de moda, apellidos ilustres, escritores famosos; todo
un mundo de plumas, crinolinas, miriñaque s, "frufrus" ,
cancanes y palmeritas en los rincones, que en Europa desapareció con la Gran Guerra, pero que aquí perduró, en mueblano, victorianismo y espíritu, hasta la décadade los 40.
Frente al Morro
El poeta sólo estuvo en Colombia cuatro años: de 1901 a
1905. En alguno de sus poemas hace alusión al Morro de la
Bahía de Santa Marta, nada más. El puerto, con su gente
multicolor, sus sápidos olores. la sensualidad del trópico, los
últimos aletazos de la guerra civil, pasaron por su horizonte
visual sin romperlo ni mancharlo. El pensaba en los bosques
de Bolonia. No hace falta mucha imaginación para hacer
composición de lugar. y verlo allí, todo vestido de lino
blanco, con su "canotier", de la mano de papá. Por las noches
iría a la mejor casa de la localidad a bailar valses, mientras
en el patio el servicio bailaba la puya. Ese plan de niño
"popoff' de la gente que viene de Europa, era en Santa Marta
pan de todos los días. Los que se quedaron, terminaron
bailando cumbia en los sancochosde Algarrobo.
El río Magdalena tampoco le dejó ninguna impresión. En
su poesía no hay una canoa, un caimán adormilado, el canto
del boga. la inmensidad de los espacios, ni la picada de un
mosquito.
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Al poeta todo ese mundo no le dijo nada. Por ahí, en un
poema, hace alusión a una guacamaya: "L'aigrette au vol de
lait verdit sous lespemJChes".
Su amistad
con Proust
El libro y la mayoria de los artículos sobre Bengoechea
fueron escritos con ocasión del centenario del nacimiento de
Proust, en 1871. Se hablaba del amigo colombiano de Proust,
así como el venezolano era Reynaldo Hahn. Realmente, ¿llegaron siquiera a conocerse?Todo entra dentro del supuesto.
En su larguísimo libro, el biógrafo despacha el asunto en
página y media.
Posiblemente -dice- en algún momento Fargue lo llevó al
102 del Boulevard Hausmann, donde Proust, ya recluido en su
lecho, escribía su monumental obra. w único cierto es que el
4 de junio de 1910 se estrenó el Ballet Ruso con Scherezada.
Alli estuvo nuestro poeta, y también, en su palco, ojeroso,
"tristibundo" , abotagado y con una palidez telToriftca, Marcel
Proust. El biógrafo Valenzuela dice que nuestro poeta saludó
con un leve movimiento de la mano al escritor, que estaba
como ensimismado; pero esto pertenece más al campo de la
novelaque al de la biografia.
Con esta presentación y las siguientes, el Ballet Ruso,
dirigido por Sergio Diaghilev, marcó un hito en la historia de
la música, coreografiay pintura. ws estrenos de El pájaro de
fuego y La ca1Sagradón de la primavera, de Stravinsky, lo
mismo que La siesta de W1fauno, de Debussy, para solo citar
los más notables, produjeron un terremoto musical. Si a esto
se añade la presencia rutilante de un Nijinski de 18 años, más
los decorados de Lean Bakst, se logra intuir la di-mensión de
la conmocióncultural lograda por el evento.
Naturalmente que la historia secreta de la gira del ballet
fue la ira que despertó en la gran duquesa imperial Alexandra
el baile que hizo en Moscú Nijinski, sin portar ciertos
adminiculos que son necesarios llevar con la malla para que
no se vean "ciertas" protuberancias. La archiduquesa,
calándose los impertinentes, no queria creer lo que estaba
viendo, pero era demasiado evidente para negarlo. Total, la
70
"trupé" decidió cambiar de aires. porque la enemistad imperial en la Rusia de principios de siglo no era nada conveniente para la salud. La presencia del ballet en Pañs desató
uno de los mayores acontecimientos culturales y sexuales de
que se tenga noticia. ya que los del elenco eran de una
tenacidad a toda prueba. Nuestro poeta rondó por allí. pues
de las pocas cosas que se le conocen en castellano. son dos
artículos sobre los ballets. publicados por la revista
"Hispania".
Su obra
¿Qué escribió Hemando de Bengoecheaen sus escasos 25
años? Un libro de poemas: Les Crepusa1les du Matin. Dos
obras de teatro: Le Masque de la Mort Rooge. basada en un
cuento de Poe. y ScJ-atama.guión para una ópera de Guillermo
Uribe Holguín. Al fin de cuentas. este compositor prefirió su
propio libreto en su ópera Furatena.Además. escribió el poeta
un libro de poemas en prosa. reflexiones. y cartas desde el
frente de guerra.
Como poeta. no era Rimbaud exactamente. Es conocido el
caso de poetas bilingües en Francia. cuyo idioma original era
el español. Así. encontramos al Conde de Lautréamont. Jules
Laforgue y Jules SupeIVielle (nacidos en Uruguay). José Maña
de Heredia y Armando Godoy (nacidos en Cuba). lo mismo que
Augusto de Armas (nacido en México); todos ellos. magníficos
poetas franceses. De allí se agarra el biógrafo Achuty para
poner a Bengoecheaen la misma línea. ya que. según él. en
sus versos "alcanzamos a vislumbrar. a través del gentil
atavio de la lengua francesa. el recio cáñamo castellano. que
le sirve de fondo".Veamosun ejemplo:
Dice el poetaen "LeSouvenir":
He respirado la claro primavera de tu carne
Bella adoffilidera. bemtejaespiga.rubio aliento de aire
TIenesla suavidadde las olas azuladas
Tus grondes ojos azules.Uenosestán de aw-a-asignoradas
(Traducción literal de Achuty Valenzuela).
Infortunadamente. toda su obra ha quedado ignorada. por
no haber ninguna traducción al español. Un hermano de
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nuestro poeta, Alfredo, sólo aceptaba como traductor de la
obra de Hernando a Guillermo Valencia. Parece que al maestro le interesaba más U Tal Po. Los otros poetas requeridos
posteriormente, se hicieron los ingleses, o no sabían fi"ancés.
Un drama. y aquí es donde llegamos a la pregunta clave de
esta reseña, cuya contestación excede necesariamente sus
limites.
¿Qué aporte representa para las letras nacionales los
escritos en francés de Hernando de Bengoechea?Me temo que
ninguno, a pesar del busto que hay del poeta en el Museo
Nacional y delvoluminoso libro publicado por Colcultura.
Marzia
'Todo nos llega tarde..." Esta frase del poeta es la que debe
estar pensando en su tumba Mama de Lusignan, seudónimo
de la escritora samaria Juanita Sánchez Lafaurte. Porque
Marzia tiene su nombre de boca en boca ahora que le
adaptaron una novela a la televisión. La novela adaptada por
Alí Humar, con el nombre de Verdad amarga, se pone en la
pantalla chica a los seis meses escasos de la muerte de
Marzia. Esta autora, ya en la penumbra total, murió casi en
la completa indigencia. Esta mujer, una de las pioneras en la
radio y en el periodismo, con libros de versos y novelas
publicados en las décadas de los treinta y cuarenta, cuando la
presencia de la mujer en la cultura era tan escasa, es, sin
duda, un personajefuera de serie.
Ahora es muy dificil encontrar sus libros. Las ediciones
limitadas y publicadas en nuestras imprentas no son de las
que ayudan a perdurar un libro. Sus libros, Oro y MÚTa,
Prosas líricas Y Arca de Sándalo, no renovaban, exactamente,
la poesíade su época, pero indicaban una presencia femenina
interesante. Tal vez sus mejores páginas están en el periodismo. Ahora recibo esta sorpresa de su novela adaptada
72
a la 1V. pero que es para la mayoña de nosotros un
descubñmiento. Sobre esta novela también hay discusiones.
¿Se trata de la adaptación de su novela Viento de Otoño. o de
aquella novela inédita de la que siempre. según el decir de sus
amigos. hablaba y que le fue prologada por Concha Espina.
una novelista española. ahora con un nombre bastante esfumado, pero que hace algunas décadas era muy conocida?
Parece que esta novela inédita iba a ser bautizada La maraviLlosa vida de Yolanda de Serralba. Para quienes el
nombre de Marzia de Lusignan no era tan sólo un nombre.
sino una persona real y admirada, como es mi caso, no
podemos menos de lamentar que los últimos años de esta
autora, tan sombños. tan sin domingos, no hubieran sido
acompañados, al final siquiera. con el fulgor de verse en 1V y
con su nombre otra vez popular. Es un poco el destino de
algunos artistas. Pienso también en la adaptación de La
pezuña del diablo. de Bonllla Naar. cuya novela nunca tuvo.
ni remotamente, la populañdad que le dio la televisión. Y de
ahí segumamos haciéndonos preguntas. ¿Hasta dónde el
guionista que adapta estas novelas al lenguaje de las
imágenes es creatlvo? En las propagandas de Verdad amarga
se destaca la imagen del guionista Alí Humar sobre el nombre
de la autora, ¿esoesjusto?
En su libro de cuentos A la sombra de las parálxXas, la
autora nos informa de dónde escogió su seudónimo. Al parecer, existió en Francia una familia de ese nombre. La
condesa. que le había prohibido al mañdo verla los viernes,
fue descubierta por el conde, cuando. sola en su cuarto, se
transformaba en una sirena con una enorme cola de pescado.
cuyas escamas peinaba con delicadeza. El conde, furioso, la
echó de nuevo al agua. Pero nuestra condesa Marzia sacaba
todos los días su lira para atraer mañneros y estrellarlos
contra las rocas. El cuento es anacrónico como nuestra
autora de marras, que también tenía esos ribetes anacrónicos, pero nostálgicos. Por eso esta adaptación de su
novela tiene esecierto encanto de las fotos antiguas.
73
El rey David
Cuando contemplaba los centenares de invitados al homenaje a David Sánchez por el premio concedido a su novela
Pero sigo siendo el rey, no pude menos de retrotraenne diez
años atrás, cuando David, joven y desconocido, caminaba
conmigo por estas calles tiradas a cordel. Fue en esa época
cuando le hice la primera entrevista, publicada en un
periódico, y de donde salió el ténnino "cuento cassette", para
bautizar ese tipo de literatura oral que él estaba lanzando a la
calle, y que no tenía sino antecedentes muy pobres. Fue para
esas calendas cuando, en medio del ruido de sus sobrinos y
sobre la mesa que utilizaban para planchar, David terminó
¿Por qué me llevas al hmpital en can!X1,papá? El resto de la
historia es conocida. David Sánchez, con varios libros a su
haber y el éxito abrumador de sus "cuentos cassettes", como
representación y como discos, logró coronarse de verdes
laureles y verdes billetes. Porque David es, a diferencia de
tanto literato que pelea con sus editores los pocos derechos de
autor de unos libros que no se venden, junto a García
Márquez, uno de los autores que puede vivir de su obra
literaria, y muy bien, además. "Literatura y Marketing" es
una fónnula que da, comoen este caso,muy buen resultado.
Por eso no era nada raro ver en el homenaje a David
mucho ejecutivo y poco literato. El homenaje no era el
clásico del conventillo literario. Era, por lo menos para mi,
algo sorprendente. Había abogados, banqueros, políticos,
directores, técnicos, qué sé yo, toda la gama de la vida. Y ahí
todos estuvieron oyendo las palabras de Abel Avila, Carlos
Romero, Eduardo Márceles y del propio homenajeado. (Si
aparece un libro con estos discursos, y que se llame
"Homenaje al rey David", editado por Abel Avila, ya sabemos
de qué se trata).
Ese día nos contó David toda la peripecia en la creación de
su novela ganadora. Inspiración en Bogotá; investigación en
México y Cuemavaca: iluminación para el titulo en San
Francisco, cuando su amigo, el escritor norteamericano
(aquí viene un nombre en inglés que olvidé, pero es el mismo
74
autor de Basura, un testimonio sobre la familia Manson) le
dijo en broma: "But 1 am still fue king", y David se la pescó
enseguida.¡Esa!
La edición, lanzada a tiempo y en caliente por Plaza y
Janés, está bien realizada. La portada, hecha por Vicente
Stomats, recuerda aquellos grabados de la época de la
revolución y de los corridos de José Guadalupe Posada. Abre
uno la novela y se encuentra con la partitura de Pero sigo
siendo el rey como prólogo, y después hay que seguir leyendo,
qué digo, cantando.
El retorno del insoportable V. V.
En aquellos lejanos, casi míticos tiempos en que se podía
diferenciar a un conselVador de un liberal con sólo oírlos
hablar, los "rojos", que en esa época eran decididamente anticlertcales y un poquito antiimpertalistas, tenían su
manantial de frases en Vargas Vila. No había borrachito liberal que se respetara que no terminara apoteósicamente
recitando en el café el discurso de Vargas Vila ante la tumba
de Diógenes Arrleta. Fogosamente anticlertcal y antirreligiosa, esta oración, estemos o no de acuerdo con su contenido, es clásica. Terminaba este discurso con una frase
lapidaria: "Aquel que dijo a Lázaro, ¡levanta! no ha vuelto en
los sepulcros a llamar. ¡No llamará en el tuyo! ¡Duerme en
paz!".
Pero este llamado no se le aplicó al propio Vargas Vila. No
hay derecho. No lo hay, que después de que el hombre estuvo
48 años tranquilo en su tumba en Barcelona se le venga a
zarandear en esta forma. A su patria, a donde en vida él
rehusó volver, donde sus ideales, equivocados o no, nunca se
impusieron, se le trajo cuando ya fisicamente no podía
oponerse. La crónica de la llegada de sus restos es peor que
macabra, es deplorable. Ningún funcionario representativo,
75
ni de mando medio, ni siquiera un encargado de mantenimiento de la alcaldía fue a recibirlo. Sus restos permanecieron aguantando el frio bogotano. una hora. mientras
la gente comentaba el resultado de la última encuesta sobre
las candidaturas presidenciales y apagaba colillas de
cigarrillos en la espera. Al final, la carroza fúnebre, ya en
marcha, tuvo que esperar a que terminara una competencia
ciclistica que cerraba la vía. Algunos curiosos comentaban:
"Ala. ahí víene Vargas Vila". Un anciano -me remito a la
crónica- se acercó con unos ejemplares de sus libros para
que se los autograftara, porque ignoraba que estaba muerto.
Conociendo el grado de soberbia del escritor. hay que
imaginarse cuántas vueltas daría en su tumba. qué digo, en la
urna. Por último, al parecer lo van a enterrar en un
cementerio católico. mientras termina la tumba definitiva
con escultura de Arenas Betancourt. ¿No hubiera sido mejor
tener todo preparado y no poner al ilustre muerto en este
peregrinaje? Creo que lo último que se le puede negar a una
persona es que, muerta. descanseen paz. Aunque distanciado
de su ideario en algunas cosas esenciales.va para Vargas Vila
esta flor de protesta sobresu nueva tumba.
¡Descansaen paz!
Novelas
de arena
Posiblemente porque los desiertos siempre han motivado
a los escritores. o vaya uno a saber por qué. lo árido hace
florecer el tema. El asunto es que los poemas y las novelas
están llenos de desiertos. Desde La Atlántida (esa novela
exótica de un autor que ahora nadie. absolutamente nadie
lee. llamado Pierre Benoit, pero que yo leí ávidamente en mi
niñez), el desierto me pareció algo misterioso y atrayente. En
esta novela, por cierto. hay una reina que es una especie de
"mantis religiosa", pues mata a todos sus amantes. ge76
ni de mando medio, ni siquiera un encargado de mantenimiento de la alcaldía fue a recibirlo. Sus restos permanecieron aguantando el mo bogotano, una hora, mientras
la gente comentaba el resultado de la última encuesta sobre
las candidaturas presidenciales y apagaba colillas de
cigarrillos en la espera. Al final, la canuza fúnebre, ya en
marcha, tuvo que esperar a que terminara una competencia
ciclística que cerraba la vía. Algunos curiosos comentaban:
"Ala, ahí viene Vargas Vila". Un anciano -me remito a la
cronica- se acercó con unos ejemplares de sus libros para
que se los autografiara, porque ignoraba que estaba muerto.
Conociendo el grado de soberbia del escritor, hay que
imaginarse cuántas vueltas daría en su tumba, qué digo, en la
urna. Por último, al parecer lo van a enterrar en un
cementerio católico, mientras termina la tumba definitiva
con escultura de Arenas Betancourt. ¿No hubiera sido mejor
tener todo preparado y no poner al ilustre muerto en este
peregrinaje? Creo que lo último que se le puede negar a una
persona es que, muerta, descanseen paz. Aunque distanciado
de su ideario en algunas cosas esenciales,va para Vargas Vila
esta flor de protestasobresu nueva tumba.
¡Descansaen paz!
Novelas de arena
Posiblemente porque los desiertos siempre han motivado
a los escritores, o vaya uno a saber por qué, lo árido hace
florecer el tema. El asunto es que los poemas y las novelas
están llenos de desiertos. Desde La Atlántida (esa novela
exótica de un autor que ahora nadie, absolutamente nadie
lee, llamado Pierre Benoit, pero que yo leí ávidamente en mi
niñez), el desierto me pareció algo misterioso y atrayente. En
esta novela, por cierto, hay una reina que es una especie de
"mantis religiosa", pues mata a todos sus amantes, ge76
neralmente oficiales de la Legión Extranjera. Y así, en las
penumbras del recuerdo está María Montes, actuando en una
película del mismo nombre. y allí, en una bañera de mármol,
con esa boca intensamente roja (la cámara la tomaba en un
gran primer plano) ella le dice al oficial francés (Jean-Pierre
Aumont): "No me llames majestad, llámame simplemente
Antínea". y como el desierto siempre se ha equiparado con lo
exótico, todas las novelas de mundos maravillosos e inaccesibles con reinas misteriosas en un reino legendario en
mitad del desierto, se volvió una formulita fácil, pero de éxito
asegurado. She fue otra de esas novelas con un desierto por
ahí enredado; sin embargo, esta novela de Henty Haggard (el
mismo autor de Las minas del rey SaZomón)estaba considerada por Henty Miller como una de las cosas que
verdaderamente lo habían hecho vibrar con su lectura. En
esa simbiosis de novelas de segunda que dieron argumento
para películas de primera, hay que citar también la clásica
del género, que leyeron todas nuestras abuelas con el corazón
palpitante. Me refiero a El Ambe, de E. M. Hull, que fue
llevada a la pantalla con el nombre de El Sheik, protagonizada por Rodolfo Valentino. En los "agáchate" del Paseo
Bolívar, de pronto se tropieza uno con esta novela y en una
edición relativamente reciente. No importa que ahora los
"sheik" anden en una limosina con aire acondicionado y no
secuestren a ninguna blanca, porque para eso van a los sitios
más exclusivos de Europa, que son, de paso, propiedades de
ellos. Aún así, se sigue leyendo esta novela con caballos
árabes y secuestros de blancas. ("Blancos", según estas
novelas,son los europeos;los del MedioOriente no).
Entre nosotros también, al principio, si se hablaba de
desierto, se pensaba en el Sahara. Piense en los camellos de
Valencia. Aquí sólo se vieron en los circos, y la única
oportunidad de viajar en camellos fue la vez que alguien
propuso en el alto gobierno aclimatar camellos para el
desierto de la Guajira. Algún funcionario, falto de imaginación, echó atrás la propuesta.
Bueno, y de nuestro desierto mestizo y tercermundista,
que no ha servido para ninguna producción de Hollywood,
¿qué? Lo único que podemos mostrar es el desierto de la
77
Guajira, y éste también ha tenido sus novelistas. En lo
prtmero que se piensa es en Cuatro años a boldo de mi
~.
En esta novela se ve poco el desierto, porque los
trabajos del autor siempre se desarrollaron en los caserlos
cerca a la playa, y él se limitaba a contamos sus pequeñas
pendencias en esos sitios. Más presencia lo tiene en La
Cándida Eréndira, donde el desierto guajiro que nos pinta
García Márquez se parece al desierto mejicano. Tal vez fue
por esoque filmaron la película allá.
Henrl Chaniere, en PapUIón,también nos trae la Guajira
como escenario en algunos de sus capítulos. Es interesante
observar cómo este autor relata ciertas costumbres de los
indígenas, que los mismos antropólogos nunca han estudiado. En dos obras de teatro, Luna de arena. del poeta
Arturo Camacho Ramírez, y en ArTam del Caribe, de Ramón
Vinyes, también se hace presente la Guajira y su desierto
como paisaje de fondo. Los novelistas guajiros José Ramón
Lanao Loaisa, en Las pampas escandalosas, e Isaac López
Freyle, en Caslmba, también lo tienen como escenario. Hay
que notar que sobre el desierto escriben quienes no viven en
él. ¿Sería un árabe el que decía: "Nosotros no amamos el
desierto,amamos los oasis?"
En busca de "Ella"
De Ella tenía un recuerdo brumoso. ¿Cuándo había sido la
última vez que la había tenido entre mis dedos? Recordaba
que era inmortal, y tenía presente aquella respuesta que le
dio a uno de sus amantes que le preguntaba por qué estaban
tan desgastadoslos escalones del templo: "De tanto subirlos y
bajarlos en mis últimos mil años",contestó.
¿Porqué este libro de H. Rider Haggard, un escritor inglés
de mediados del siglo pasado y más conocido por su novela
Las minas del ~
Sa/omál, fue uno de los que mayor
78
impacto me produjo en mi infancia? Tal vez porque era un
poco todo ese revoltillo de civilizaciones orientales con sus
diosas. como Isis. y mujeres fabulosas. como Helena, Friné.
las Amazonas. los escenartos extraños de ciudades abandonadas custodiadas por hombres-orangutanes. Un poco lo
que vemos ahora en las aventuras de Tarzán. Pero si ésta era
la linea argumental. a veces la protagonista decía frases que
lo dejaban a uno pensativo: "Mi imperio es el de la
imaginación". decía de pronto Ella. o. mejor. "Ayesha". su
nombre.
En un momento dado. el autor. Rider Haggard. nos dice:
"Así se opuso a la ley eterna y. no importa cuán grande su
fortaleza. fue arrastrada de nuevo a la nada". Sea el lector
niño o varón. esta frase despierta un debate teológico en la
mente.
No volví a leer más este libro. Sin embargo. leyendo a
Heruy Miller. en su libros de nú vida, me encontré con un
largo capítulo dedicado a esta novela que síempre había considerado como literatura menor. No hay nada más contagioso que el ejemplo. Decidí releer este libro olvidado y
redescubierto. ¿Quién dijo miedo? Por todos los meandros y
recovecos de las bibliotecas de mis amigos no había ni la
noticia de este autor. En los "agáchate" del PaseoBolívar. en
las librerias de segunda mano de "Pica-pica" solamente recibí
gestos de extrañeza cuando preguntaba por este libro. Los
encargos de la Libreria Buchholz en Bogotá quedaron en
nada. En Ciudad de México me dediqué a rastrear a Ella. Por
los lados del Zi>calo. en las calles San Ildefonso o Justo
Sierra. donde los viejos libreros. pregunté vartas veces por su
paradero. Me dieron razones diversas: "Ese libro está agotado"; "ese autor ya no se reedita"; "mire. hasta hace una
semana tuve el último ejemplar". Nada del libro. En cualquier momento. y caminando por la "Zona Rosa". veo una
libreria orlada de muchas lunas y estrellas en su aviso:
"Libreria Esotérica". Detrás del mostrador estaba una señora
cuarentona. con unas gafas oscuras y un peinado alto. "a lo
Betty Hutton". Tenía una voz grave. como corresponde a toda
bruja. En los anaqueles había libros sobre quiromancia.
tarots. libros de San Cirtlo al lado de Mircea Eliade y
79
Madarne Blavasky. Tampoco estaba ella. "Este trece venga por
"Ayesha" que aquí lo tendré", fue la promesa gutural. Al
cen-ar el almacén, sólo salió una joven alta, a quien no había
visto antes. La señoracuarentona simplementeseesfumó.
Él día señalado para la cita con Ella. después de unas
abluciones, me fui a hacer tiempo en el Museo Tamayo, y
miré atentamente los cuadros misteriosos de Leonor Canington y Remedios Varo. Regresé a la librería. Detrás del
mostrador estaba un señor alto de mirada hosca. No sabía del
libro, ni del encargo. Tampoco sabía de la señora cuarentona
ni de la joven alta. "Esto no se abre de noche, usted no pudo
estar aquí", me dijo, ante mi estupor. Ahora me pregunto, ¿a
quién vi?, ¿a ella ?
Libros en el estante
¿No le ha sucedido que alguna noche no encuentra qué
leer? No importa que se tengan algunos centenares de libros,
ése, el que precisa en ese momento, no está. otras veces es al
revés: ese libro que se compró de ocasión, en un remate, que
vino escondido dentro de un montón, de pronto lo abrimos, y
alli está la revelación que necesitábamos. Así, siempre miré
con aprensión El cuarlo de JacdJ, de Virgtnta Woolf, y de
repente me decidí a hojearlo. El alba me encontró sumergido
en una lectura que se supone dificil, pero hallé la honda
poesíaque en eseinstante estabanecesitando.
La compra de cada libro debe ser un acto de amor. Se le
mira, se le acaricia, se medita en si el precio nos dará tanto
placer como esperamos Oos economistas designan este hecho
con rudas palabras: "mapas de utilidad marginal") se piensa
de nuevo en el precio (sobre todo en Barranqutlla, donde no
sé por qué los libros son más caros que en el resto del país) y
al final se compra el libro. Se degusta de antemano la delicia
que vamos a tener, se le enseña la compra a los amigos; pero
80
¡ay!. en ]a mayor parte de los casos. después del arrebato
inicial, el libro tenoina en el estante de la biblioteca. para un
"después" que muchas veces no llega. Cada época tiene una
cerradura de la cual no se quita el ojo. Así. primero
queríamos saber cómo eran las cosas a través de la filosofia.
para entender el mundo; después. a través de la política, para
componerlo; después con la novela. para. ya pasivamente y a
través de la ventana, ver lo que los demás hacían. Ahora no
queda sino la ojeada rápida. con criterios preconcebidos,
sobre el alud de libros que nos llegan. Si miro la biblioteca,
me topo con algunos libros que parece se reprodujeran.
¿Cuántasvecesno he visto Muche-dumbresy banderas?
Por ahí acabo de tropezanne con otro libro en algún
rincón. ¿Y cuántos Cien años de soledad he comprado? Sin
ser coleccionista. por lo menos me salen cinco ediciones
diferentes. Y allí se amontonan los "best-seller" que en fonDa
imperiosa exigen ser leídos. porque de lo contrario no
tendremos de qué hablar cuando en la próxima reunión o en
la clase nos espeten un "¿Yase leyó el último libro de Sánchez
Julíao?".
Por mi parte. decidí no ser más "tinta fresca". Que los
libros envejezcan un poco, a ver si todavía se sostienen. Y no
es que solamente se va uno a refugiar en los clásicos y releer
la Divina Comedia (que sería muy bueno hacerlo). No, en
absoluto. El perfeccionismo está en contra de la experimentación y el cambio. La literatura no respira si no se
atreve a experimentar. Pero no está mal tener "el batallón
sagrado". Aquellos libros que están allí, distintos. que uno
sacó del anonimato del estante y los colocó en fila, porque
ellos sí son. Y ahí están. en este "puente", esperándome.
Berlín AIe-xanderplatz, -de Alfred DOblin, que después de
cincuenta años y una película de Fassbinder. al fin la
traducen al español. Y ahí está La noche del Vro. de Dalton
Trombo. cuya traducción es de Julio Roca; y como él habla
tanto de las traducciones "traidoras", será interesante
tomarle un examen. Y ahí están... y ahí están. El batallón se
va alineando.
81
Saltos
y sobresaltos
de Déborah
Kruel
Pude, al fin de cuentas, enviar Déborah Kruel al editor.
Tenía un límite de tiempo para presentarla, así que, al final,
todo sevolvió una carrera contra-reloj.
Se piensa una novela mucho tiempo, y se escribe muy
rápidamente, esto en mi caso. No hablo de Proust ni de Agata
Christie. En las viejas agendas encuentro, revueltas con las
diligencias judiciales del día, frases de alguna lectura, chascarrillos oídos en la calle, algún dato histórico interesante,
algún pequeño apunte, alguna piedrecita miliar de una novela de la que hablaba con frecuencia pero de la que no escribía una sílaba. r'¡Ojol, leerse Isis sin Velo para idear a la
pitonisa", dice uno de los apuntes).
"La improbable novela", dijo alguna vez en un artículo
Roberto Montes Mathieu para referirse a mi obsesión novelística y magra producción narrativa. Me dolíó el comentario. También es verdad que me motivó a terminar la
dichosa novela. Pero no daba con el impulso necesario. Como
en las buenas películas que se anuncian en los cines de esta
ciudad, y de las que nos dan cortos y avances pero que duran
años en llegar a exhibirse, también me pasaba lo mismo.
Escribía cuentos y articulos que vislumbraban un tema más
amplio, con mayor respiración, pero la novela no llegaba. En
cierto momento, estuve completamente enredado. Como
queria hacer una novela con fondo histórico, me la pasé en
las hemerotecas, para, después de indagar durante horas,
sacar algún pequeño dato desechable; como las máquinas
que remueven toneladas de tierra para sacar una pepita
dorada. Allí es cuando se comprueba las desventajas comparativas del que investiga en Barranquilla. No hay una
buena hemeroteca Oa de la Biblioteca Departamental está
actualmente en reestructuración, y merece todo nuestro
apoyo; la de la Universidad Simón Bolívar es, incomprensiblemente, de dificil acceso); no hay un archivo filmico; no
hay una buena colección de fotografias, salvo las conocidas
de Alfredo de la Espriella. Cuando lancé un ¡Eurekal, porque
había podido conseguir algún datico sobre el "Caso Mama-
82
.
toco" o sobre el hundimiento del "Resolute", "El 'fiempo", en
su sección "La máquina del 'fiempo", publicó toda la información pertinente. O sea, en pocas horas un investigador
de la capital logra una información mejor y más completa
que la que consigue alguien rastreando semanas enteras
aquí.
Pero los sobresaltos nunca faltaban. Durante semanas
enteras cortejé a una vieja alemana neurótica e hipersensible
a fin de sacarle alguna información de los años cuarenta.
Manejé una diplomacia que ya hubiera querido tener
Talleyrand. Pero cuando ya estaba cerca del tesoro ("unas
fotos que le van a interesar... pero no sé si deba dárselas", me
decía la "Fraulein") lpafl, publican Colombia nazi, y con el
libro, todas las fotos que yo aspiraba teneren exclusividad.
Fue precisamente para esos días cuando llegó a una de
nuestras librerias El desfile del amor, del mejicano Sergio
Pitol. Alguien me dijo: "¡Atención que ya el tema de tu novela
está escrito"'. Compré el libro, carisimo, y lo devoré. Pero no;
Ciudad de México y nuestra Costa Caribe son dos sociedades
tan disímiles, que un mismo hecho produce resultados
distintos. Respiré.
En una conversación con Rafael Humberto Moreno-Durán, en su fugaz paso por la ciudad, éste me empezóa contar el
tema de su última novela. Me fruncí: extrañamente se tocaba
la mano con mi tema; pero capté que el tratamiento era
distinto. Moreno tiene una erudición europea, y en mi caso,
tiene mucha importancia el chisme.
Cuando al fin hube terminado la novela (que puede ser
buena, regular o mala, no opino sobre ella) el sobresalto salió
de donde menos lo esperaba. El amigo que me convenció de
que debía pasarla en su computadora ("porque así lo hizo
García Márquez en su última novela"), me falló, después de
tenerla casi un mes en su poder. Al final, nadie sabía por
dónde andaba el mamotreto. Peorfue cuando la secretaria, de
nombre Francia, decidió cambiar a uno de los personajes
porque era tocaya suya. Casi no entendía al revisarla, porque
aparecíauna Micaelaquejamás había imaginado.
Escriba una novela,y empezaránlos sobresaltos.
83
"El paso a la India"
Después de haberlo deseadomucho, al fin pude leer El paso
a la India, de E. M. Forster. Al parecer, era un libro inasible.
Todos mis amigos "culturalosos" lo habían leído alguna vez;
el libro había ocupado sitio de honor en sus bibliotecas. "w
tenía entre los del 'batallón sagrado' ¿sabes?" Pero la realidad fria y objetiva era que en el instante nadie lo tenía. En
Medellin lo vi tras la vitrina de la librería más surtida, pero
("éstos. Fabio, ¡ay dolor!") no tenía la plata en ese momento.
Al regresar, por .la tarde, ya no estaba, y era el único ejemplar:
"Hoy. con Ud., son dos las personas que han venido a comprar
ese libro que, mire. hacía años nadie preguntaba por él". me
dice muy intrigado elvendedor.
Al regresar. solicité me lo enviaran. Pero ya no se
encontraba sino una edición de lujo. con un precio que iba
más allá del presupuesto de compras de un profesor. "Es una
edición bellis1ma con un elefante en la portada que tiene un
rubí en la frente", me dice. con exageración antioqueña,
Marto Escobar Velásquez. Me resigno; ni en sueños puedo
comprar la edición del rubí. Pero, ¡jel, en cualquier momento
en que estoy husmeando en la sensacional biblioteca de
Germán Vargas, alli está, en una edición popular. de las que
sacaba la revista Sur. El precio. en una esquina, indica diez
duros pesos de la décadade los cincuenta. De aquellos pesotes
que estaban de tú a tú con el dólar. Como para que se encienda
un radio y salga Hugo del Carril con "¿Te acordás, hermano?,
¡qué tiempos aquéllosl"
Es necesario advertir al lector que el autor, E. M. Forster,
es un inglés que perteneció al Grupo de Bloomsbury. ¿Y quién
no ha oído hablar del Grupo de Bloomsbury? Nunca. jamás,
ni en el peor de los momentos. hay que aceptar que uno no ha
oído hablar de ese grupo. Su interlocutor alzaria la ceja hasta
el infinito, ní siquiera María Félix podría ganarle en esa
alzada. Más aún: uno debe hablar del grupo y, con propiedad.
al desgaire. como quien no quiere la cosa, lanzar algunos
nombres. Hable del crítico y pintor Roger Fry, y desátese en
elogios sobre el cuadro que le hizo a Virginia Woolf, aunque
84
usted no lo haya visto sino en la repri>c!ucciónque salió en
prtmera página de un suplemento literario. Mencione a Lytton Strachey, y asegure haber leído su Vlctaia~
Eminentes. Si lo puede nombrar en inglés, muchísimo mejor.
De paso, mencione lo divertido de que este "homoerótico"
feroz le hubiese propuesto matrtmonio a Virginia Woolf. y ya
en este punto, saque a relucir el arsenal de anécdotas sobre
las "sex-escapadas"de todos los integrantes del grupo. Para su
mayor información, nada mejor que comprarse Retrato de un
matrimonio, de Nigel Nicolson, hijo de Harold Nicolson,
poeta, historiador y diplomático, y Vita Sackville West. un
"flirt" de Virginia Woolf, que a su vez le sirve de inspiración
para su novela Orlando. Si todavia tiene ánimos, relate el
argumento de este libro. De cómo "Orlando", el noble de la
corte isabelina, de largas y bellas piernas, dos siglos después,
estando con unos gitanos, se transformó en una preciosa
señora que termina en este siglo en su jaguar deportivo
pitándole a una amiga para salir de compras.
Una prevención: no hable mal de Vita. Yo estaba convencido de que era como una especiede autora de segunda en
la literatura inglesa, pero después de leer los renglones que le
dedicó Borges,ya no hay nada qué hacer, sino tratar de leerla.
Uno de sus libros tiene un titulo precioso: Tocla pasiá1
concluida. El problema es conseguirlo. ¿Sí estará traducido
al español? (Asi como un toquecito de erudición, les digo,
mientras se consiguen el libro que estoy consultando, que el
titulo del libro de Vita procede del verso final de "Sansón el
luchador", de Milton).
Un consejo final: nunca trate de informarse demasiado
sobre el grupo. Es absolutamente imposible. Todos los años
suman miles de toneladas los "paper" y las tesis de grado
l;Jondese estudia al grupo en cuestión. Por ejemplo, este año,
con el aniversario del nacimiento de Virginia Woolf, hubo un
"despapaye" violento en la prensa. En el fondo, todos esos
artículos estaban remitiéndose a la colosal autobiografta de .
Leonard Woolf de Virginia, y a la biografta de Virginia,
escrita por Quentin Bell, sobrino de ésta. El único defecto de
esa espléndida autobiografia es su tamaño. Después de todo,
uno no puedepasarsemediavida leyendola vida de otros.
85
El paso a la India la tenninó Forster en 1925, y fue la
última novela que escribió. Algún crítico dijo más adelante.
en el colmo del ditirambo. que la reputación de Forster
aumentaba concada libro que dejabade escribir.
En el argumento de la novela. sigue el autor el proceso de
enjuiciamiento. que ya había iniciado en sus anteriores
novelas sobre el comportamiento de la clase media inglesa.
En su cuento "Historia de un pánico", que está en todas las
antologías del cuento universal, opone esa moral estrecha a
la más natural y espontánea del italiano del pueblo. En esta
novela. es la clase media inglesa. representada por los
funcionarios coloniales en la India, contrapuestos a la
idiosincrasia más complejade los hindúes.
La novela. hasta más allá de la mitad, es devorable. La
inglesa fea y pecosa que se va a casar con un funcionario,
acusa a un hindú-musulmán de intentar violarla. Las dos
comunidades cierran filas en sus respectivos campos. Al
final, la inglesa admite que todo fue cuestión de un "furor
uterlnus". La última parte de la novela nos describe ceremonias hindúes. que le dan el sabor exótico que se les pide a
las novelas que transcurren en la India. En un relámpago.
visualicé imágenesde Las Uuviasde Ranchipur y de Las cuatro
plumas.
y valga aquí hacer una digresión (¿otra más?). Todos los
colonialistas se parecen. Cuando leía la novela de Forster,
con sus zonas exclusivas y sus prohibiciones a los nativos,
me acordaba de la Santa Marta de mi infancia, con zonas
vedadas por "La Yunái" para el paso de los aborígenes. y con
unas murallas inmensas que tapaban la vista del barrio El
Prado, y que. afortunadamente, un alcalde nacionalista las
hizo demoler.
Como caso curioso. Forster sólo estuvo en la India en dos
ocasiones, y por corto tiempo. A pesar de eso, escribió la
mejor novela sobre ese país. según la crítica occidental. (Hay
que ver lo que piensan los hindúes). Sigue. pues. la misma
tradición de "novela con un golpe de vista". que permitió que
D. H. Lawrence. con poco más de un año de estadía en México.
escribiera la Serpiente emplwnada y el cuento, también
antológíco, "La mujer que se fue a caballo". O, para no irnos
86
tan lejos, Rómulo Gallegos,con sólo seis meses en los Uanos.
escribió lliña Bárbara. ¿Significa que son fallidas? No dirta
eso. Son discutibles en lo antropológico y sociológico. pero
muy válidas en lo literam.
"La máquinarta se detiene", un cuento escrito antes de la
Primem Guerra Mundial por Forster (escrito. según su propia confesión, como una fonna de echarle vainas a H. G.
Wells y a sus visiones celestiales sobre el porvenir) adquirió
general notoriedad cuando el apagónde Nueva York, pues este
cuento lo vaticinaba. Lástima que quien le sacó jugo y plata
fue el impotable Arthur Haley. que escribió su Apagát, un
"best-seller".
Forster no fue nunca demasiado popular. Tampoco le
hubiera gustado. Murió de 91 años. en Cambridge. Cuando en
un "quién es quién" alguien le pidió que se definiera, se
describió como un hombre de "auténtica piedad. auténtica
bondad, complacencia. un noble espirttu cívico y ningún
sentido de lo invisible". Y no estabamintiendo.
El patriarca
sin otoño
Cuando se habla de Germán Vargas Cantillo, se está hablando de más de cinco décadasde literatum, pues desde muy
joven ya em referencia litemrta obligada en Barranquilla
("¿Quién de ustedes es Gennán Vargas?", preguntó el jovensísimo García Márquez en su prtmer contacto con lo que
después se llamaría el "Grupo de Barranquilla"). En todo este
tiempo, Gennán Vargas ha ejercido un magisterio nada
solemne, pero no por eso menos efectivo. Si se examina su
pequeño libro, pero sustancioso de contenido, Sobre Uteratura colombiana,se encontmrá que algunos de sus juicios,
audaces pero dichos con discreción, enunciados mucho
tiempo atrás, despuésse volvieron asertos comunes a pesar de
estar en contravia en el momento de ser emitidos. También, y
87
esto es entre nosotros, leer a Gennán exige la dosis suficiente
de malicia para saber dónde el agridulce está presente. en lo
que muchas veces aparenta ser una sola nota fonnal.
("Alguien habló de Dostovieski al analizar la caudalosa
producción de Osorio Lizarazo. Pobre Dostovieski". dice en
alguna nota, al desgaire).
Pero más que su obm escrita, la que aparece en los manuales y en los diccionarios de autores con sólo los renglones
exactos pam dar la nota biográfica, cosa que exige siempre
Gennán, está la otm obm, que hace tan necesario su nombre
cuando de historia de la litemtum se tmta.
Casi todos los nuevos autores han encontmdo en Gennán
Vargas la ayuda o impulso necesario en sus comienzos,o sea,
cuando más lo necesitaban. Seria larguísima la lista de
escritores, ya muy conocidos, que contarian el hecho de
haberles sido publicados sus cuentos en una revista literaria
o en el Magazín Dominical por la ayuda de Gennán, cuando
por primem vez lo intentaron. Y también, y esto es más diciente. son o somos muchos los que pudimos acceder a algún
libro por la ayuda decisiva de él. Es por eso que cuando en una
reunión de escritores jóvenes alguien lo calificó de "El
patriarca sin otoño", todo el auditorio estuvo de acuerdo en
que éseem el adjetivo preciso.
Exceptuando el hecho de ser el argentino un excéntrico, al
escritor que más se parece Gennán es a Macedonia Fernández. Claro está que Gennán no usa sombrero de tartarita
ni toma mate como Macedonia. pero sí dice cosas en la mitad
de la conversaciónque lo definen de una vez. O que lo dejan a
uno pensativo todo el resto del tiempo ("¿Qué de las novelas
de Vargas Vila?" , le pregunté en una ocasión. "Disuélvelas
entre sonrisas", me contestó). También en lo parco de la obm
escrita. pues lo mejcr de sí lo ha dejado escrito en el viento o
en la memoria de sus oyentes; igual que Macedonia. Como se
sabe, del argentino se ha hecho un gran volumen con todo lo
que dejó en los cajones y que no publicó. No sé qué tanto
tendrá Gennán en los cajones. pero con sólo la selección de
muchos de los artículos que aparecieron en las revistas se
harian varios y magníficos libros. (por ejemplo. ¿cómo hacer que la antológica entrevista a Heleno de Freitas pase de la
88
hemeroteca a la biblioteca?). Ahora, las solas "Memolias" de
Gennán dalian para enrtquecer toda nuestra historia literarta. Pero me temo que no va a ser. Siempre que le pregunto
cómo va el libro, me muestra las manos que. me dice, están
agotadas de tanto escrtbir en máquina. Pero hasta ahora no
he visto la prtmera página. Creo que ya se transó por la frase
que a vecesrefunfuña: 'Tengo derecho a un descanso". Pero, y
a todo esto, alguien se preguntará el porqué de este artículo
inusual dedicado a un amigo. Por una sencilla razón: porque
hacepocosdías Gennán cumplió sus primeros setentaaños.
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89
Arias) aires y
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Una noche en la ópera
Hace pocos años tuve una de mis experiencias más importantes: por primera vez en mi vida pude ver una ópera en
"vivo". Se iniciaba la temporada del Colón de Bogotá con la
presentaciónde RigoIetto.
Esta obra de Verdi me era familiar. desde los lejanos días
en que me deleitaba leyendo La victrola de la ópera. un libro
grueso que tenía una serie de retratos de unas personas también muy gruesas, que eran los cantantes de esa época. Allí
estaban Enrico Caruso, La Galli Curci, Lauritz Melchior.
Chaliapín, y otros. Es también desde esa época que me
empezóa gustarWagner, porque los argumentos de sus óperas
me parecían tan enredados que terminaron gustándome, a
pesar
,
de
que
las
figuras
acartonadas
de
los
cantantes
wagnerianos, Ludwig Schnorr von Carolsfeld o Arnalie Materna. por ejemplo. eran idénticos a Olafo y Helga.
También aprendí, leyendo en ese libro. que los amores
felices y realizados nunca producen una buena obra artística.
Ya sea en el teatro o en la ópera, se necesitan unos amores
enredados, con una cópula frustrada o a la brava, para que se
dé paso a una gran obra. La actriz o soprano violada o desairada puede clamar o cantar su desesperación,y así el autor
y el compositor logran un buen tema de inspiración. Un amor
feliz, lo máximo que inspira son las melodías de La Novicia
Rebelde.
Naturalmente, di el gran paso de la lectura a la música
cuando en casa de Aníbal Zúñiga pude oír esos discos gruesos
de la RCA Víctor con el consabido perrito. Claro está que en
esos discos. Rigoletto. por ejemplo. empleaba como treinta
93
discos en comparación con los tres que emplean las modernas grabaciones.
Ya para esosaños. las "artas" Questa o quella o La donna e
mobile eran superconocidas. La prtmera. porque su melodía
había selvido a Aurtta de Conde como tema en la canción que
entonaba el prtncipe de "Cenicienta". un sainete de una
sesión solemne en la escuela de Bellas Artes en Santa Marta.
Así. el prtncipe cogia el zapatico y. con la melodía de Questa o
queUa.cantaba: "zaaaapatiiicoooodeeeecrtstaaaaaal..."
La donna e mobile era todavía más fácil de recordar. Al
lado de la casa vivía una de las más prestigiosas maestras de
piano de la ciudad (uno de sus más famosos alumnos fue
Andrés Lineros) y allí.entre valses viejos crtollos. Sobre las
olas, nistezas del alma, El intem1ezzo.de Calvo. y cosas así.
nos enseñó la melodía que uno podía acompañar en el piano
tocándola conun solodedo:
María ronchíbam
se cata un débiro
con el cuchíbiro
del zapateibiro
O sea. era lo que los sociólogos llaman "el arte accediendo
a las masas".
He leído en algunas histortas del cine que después de un
prtmer intento de hacer musicales con música clásica los
productores se dieron cuenta de que por ahí no era la cosa. y
el fantasma de la ópera se desvaneció del celuloide. Es posible; pero las pocas peliculas con tema operático que se
colaron. influyeron mucho en alguna muchachada de los
cincuenta que no veía ninguna contradicción entre escuchar
las alias de Marto Lanza y bailar mambo los "sábados bailables" en elJardin Aguila.
A pesar de que los purtstas fruncen el ceño cuando oyen el
nombre de Lanza. a quien consideran tan sólo como un producto de Hollywood. a él se le debe que la ópera. o por lo menos algunas alias, llegaran a un grueso público. que en otra
forma jamás hubiesen accedido. Por cierto que él es la víctima más caractertzada de la contradicción entre la ópera y
la pantalla.
Parece. no lo aftnno. que los cantantes necesitan su dosis
94
.
de grasa para cantar bien, ¡x>rlo menos todos los que ve uno,
incluyendo ahora a Pavarotti y a Plácido Domingo, son, al
menos. robustos. Pues bien. en esa contradicción. entre su
naturaleza robusta y la "bella figura" necesaria para ser galán
cinematográfico. Marto Lanza se debatió como fuelle de
acordeón durante seis años. Una premonición de lo que vendria. fue cuando no pudo actuar en El Prindpe estudiante. y
los hinchas de Lanza nos tuvimos que conformar con oír su
voz, mientras un descolorido Edmund Purdon lo reemplazaba.. Cualquier día del ciencuenta y ocho, este hombre. que
no llegaba a los cuarenta años. murió de un infarto. Pero ya
la curiosidad estaba desatada. Para ese momento. ya sabía
que "Melba" no era tan sólo un helado sino una soprano
famosa, australiana ella. También me aguantaba sin protestar, al contrario del resto del teatro que queria partir las
sillas, cualquier secuencia donde Kathryn Grayson y Howard
Kheel entonaban un arta o dueto en una película con tema de
vaqueros, y cuya melodía. generalmente. era de una sinfonía
de Chaikovski, adaptada.
Fui, sin que nadie me lo sugiriera. a la película Arda, donde una debutante Sofia Laren prestaba su figura a la voz de
Renata Tebaldi. Pero de todas esas películas sobre cantantes,
o compositores, u óperas filmadas, la que más recuerdo es
MelOOíaintemJmpida..., con Glenn Ford y Eleanor Parker, y
que trataba de una famosa soprano que en plena gloria era
atacada por la ¡x>lio. Al final, cuando ella está interpretando
1)istán e Isolda, sentada en una silla. en la parte de Muerle
por amor, se emocionabatanto que echaba a caminar. Todos
lloramos en esa película. Fue allí donde supe que la arta "Mm
coeur s'ouvre a ta ooix era una arta de Sansón y Dalila, y no el
tema musical con que empezaba"Cuando la noche cae...", la
radionovela que oía ¡x>rla vespertina en el Telefunken de la
casa. En este recuento del cine en mi formación operática. no
puedo pasar ¡x>ralto la Luna de Bertolucci, en donde le muestran a uno lo que hay detrás de bambalinas. y La.flauta
mágica de Bergman, quien ha confesado que la filmó para
enseñarle a escuchar ópera a su sobrina. y de paso. lo hizo con
todos nosotros. El fun Juan de Losey no ha llegado hasta
acá. pues ni k>s teatros comerciales ni los cineclubistas se
95
aITiesgana traer este filme, basadoen la óperade Mozart.
A todo esto, a la falta de una fonnación musical y a una
difusión masiva. el problema de la ópera en nuestro medio es
"el complejo de don Pancho". Hace más de cuarenta años que
don Pancho le esconde las entradas a la ópera a Rarnona, en
"Educando a Papá", uno de los "comics" más leídos en todo el
mundo. Estoy convencido de que la referencia de lo que es
una ópera para mucha gente es la de unas mujeres gordas con
unos cachos en la cabezamientras don Pancho ronca estruendosamente en su palco. Es increíble, pero ésta es una de las
imágenes que más daño le ha hecho al género. Porque algo
distinto es lo que hicieron los hennanos Marx en su película
Una noche en la ópera. Pero haciendo a un lado mis antecedentes operáticos del cine y los "comics", el único cantante grandeque yo habíavisto en "vivo" eraa José Mojica.
Ya era fraile para esa época, y nos cantó algunas canciones religiosas, y sólo después de mucha insistencia accedió a cantar algunas cosas profanas, entre ellas. Granada.
Por cierto que a la salida un campesino se le acercó y le dio la
mano, enseguida corrió unos pasos adonde su mujer le
esperaba y le dijo: "Chócala, mija. que todavía está caliente".
Annado de estos antecedentes,fui al debut de Rigoletto en el
Colón.
De las representacionesde Rigoletto, sólo conocía las que
pasan por la televisión y que no me habían conmovido lo
más mínimo, tan sólo les había dirigido algunas miradas distraídas, mientras me preparaba para asistir a mis puntuales
citas sabatinas al Bar-bar-o. Lo que había visto era bastante
convencional. Una acción que se desarrollaba en el siglo
dieciséis con vestuario de la época. Este mismo tipo de ropa
era el que veía en las ya esfumadas fotografias tomadas a la
"Opera de Ba~quilla",
en sus representaciones de Rigoletto, en la década de los cuarenta en el Teatro Apolo. Por
cierto que en una de ellas aparece todo el elenco y se puede
reconocer al tenor antioqueño Evelio Pérez,como el duque, a
Tina Altamar. como Gilda, al tenor cubano-español, pero
"ñero" de corazón. Pacode la Riera. como Rigoletto. y a Rosita
Lafaurie, como Magdalena. El director era, obviamente. Pedro Biava. Tres chiquillos de frondosa cabellera están senta96
dos, Luis Biava, Edgardo Munániz y Alfredo Gómez Zurek.
Como se ven, estaban predestinados a girar en la órbita del
arte musical. Y soy prolijo en esta referencia a la "Opera de
Ban-anquilla", porque en el libro La ópera en Colombia, escrito por Monseñor José Ignacio Perdomo Escobar, no le
dedica a esteesfuerzoni una línea.
Como detalle curioso, el que hacía el papel del Conde de
Montenore era un conde de verdad-verdad, el noble húngaro
Emery Papay,que no sé por qué cosas de la vida apareció por
estos lares cantando. Una pregunta me asalta: ¿por qué el
tenor yugoslavo y también nacionalizado barranquillero
Dinko Zitko no actuó en esta ocasión? Y digo esto porque a él
le debo haberme aprendido casi entera aquella aria de los
"Gavilanes" (que era su caballito de batalla en las audiciones
dominicales de las Emisoras Unidas:) "Mi aldea cuando el
alma se recreacuando te vuelvo a ver..."
Bueno, el asunto es que con mi vestido negro de las grandes ocasiones me senté en la luneta del Colón,mientras su
decorado "dorado-tinisecular" refulgía a mi alrededor. No estaba el telón de boca, sino que en el escenario se encontraba
una puerta negra que infundía miedo. Me frustro un poco,
porque tenia muchos deseos de hacer la comparación con
nuestro telón del Teatro Municipal, El caimfm coTTeteador,
de Obregón.
La gente estaba elegante,aunque no tanto como esperaba.
En los puestos vecinos había caras conocidas, ¿pero dónde?
Después de pensarlo un rato, me di cuenta de que era gente
que aparecía en los programas culturales de la 1V. De pronto,
un rumor y una mujer alta en un estado de bellezaapoteósica
se sentó unos seis puestos distante de mí. La reconozco, es
nuestra gloria de la ópera, la mezzosopranoMartha Senn. Me
pellizco mientras pienso todo emocionado: "Estoy sentado
cercaa una verdaderadiva de la ópera..."
Mis pensamientos son interrumpidos por la entrada de
una mujer menuda y elegante al escenario. Los gritos
estruendosos ("¡bravo,Gloria; bravo, Gloria'") me indican que
se trata de Gloria Zea. Me sumo a los aplausos. La directora de
Colcultura pronuncia un discurso que es como una especiede
balance de actividades y de defensa de la ópera. Al final, hay
97
un ahogo emocionado, vítores, "¡bravos!": un clima emotivo.
En medio de este "trepequesube", empiezaa sonar la obertura
de la ópera.
Mentalmente repasaba el argumento, pero todo esto se me
vino al suelo, porque la representación que estaba víendo era
"revolucionaria". Sólo después, y con los comentarios de
prensa, vine a adquirir plena conciencia de que había presenciado un evento histórico en la ópera colombiana. Esto
me sucede a menudo: al otro día me abuITÍ mucho en un partido de béisbol; sin embargo, al día siguiente leí que había
sido un "partido histórico". Sea lo que fuere, en esta ocasión
no me abuITÍ, sino que al principio permanecí muy intrigado. ¿Qué diablos hacen esos agentes de la Gestapo en una
fiesta del siglo dieciséis? y en esa orgía, ¿por qué aparecen
unos disfraces de arlequín y polichinela tipo carnaval de Venecia siglo dieciocho? Al final empecé a entender que el propósito del director de escena, WiUy Decker, era señalar la
índole corrupta del poder, cualquiera que sea la época. Una
especiede pensamiento ffiosófico subrayado con la música de
Verdi. Ya en este plan todas las cosas que ocuITÍan eran
válidas. En un momento de la orgía, una de las chicas queda
con los pechos al aire. Suspiros ahogadosentre los asistentes,
y completo empañamiento de los lentes de mi vecina, una
señorade peloazul y perlas negras.
En el entreacto, oigo comentarios de toda clase. Una señora alta con un largo "echarpe" está en la vanguardia total,
porque dice entusiasmada a su tradicional interlocutor:
"Nada de eso, mija, orgía es orgía". Antonio Morales me saluda, y me dice: "Esto es como una ópera punk". Me quedo
rumiando el concepto. Estoy atrasado; solo conozco hasta la
ópera rock. Después, en su artículo en "Cromos", leo que a
Toño el escenario le pareció "expresionista" y como tomado
del Gabinete del doctor Caligari. Me parece que se le fue la
mano. Los sobresaltos siguen. En el rapto a Gilda, se presenta
la innovación de que un niño entra por el techo y mata a la
chaperona. Escozor entre los tradicionalistas; frotada de manos entre los vanguardistas. Ahora el.duque canta desolado
un "ella me fu rapita..." mientras una monja vicentlna de
larga cometa, después de consultarlo con un doct()r de levita,
98
le lleva al duque una chica pizpireta para que se consuele. Este la rechaza; él no quiere sino a Gilda. No oigo comentarios
sobre este empleo de la monja. Ahora sigue Juan Pons, el que
actúa de Rigoletto y que es un baritono estupendo, cantando
un dúo con Zoraida Zalazar, o sea, Gilda, en donde el bufón
clama venganza. En la obra, si no estoy mal, trata de disuadir
a su padre; pero en esta versión "dickeriana" la cosa se pone
de color negro, qué digo, de color rojo, porque en un tnstante
Rigoletto agita la sábana donde están las huellas de la
desfloración y le dice en una versión de Macondo: "Ajá, y
después de lo que te hizo, mira, ¿tú crees que me voy a quedar
quieto... ?", y agita el cuerpo del delito. En este momento la
brecha entre los tradicionalistas y los "avant-garde" era
total. En el entreacto un señor ponderado me dice: "Sobra la
sábana,todo el mundo sabeque dos más dos soncuatro...".
Como yo siempre quiero echar mi cuarto al atre, diré que
el célebre cuarteto no me gustó. Había un "abejorreo" entre el
duque, o sea, el tenor Mauricio Frusoni, y Maddalena, representada por Sofia Salazar, que me pareció excesivo. Y conste
que yo estoy muy lejos de ser un Catón. Lo que me pareció fue
muy maromero, y por lo tanto se perdía bastante en el
cuarteto propiamente dicho, que es uno de los puntos fuertes
de la ópera. Al final, como se sabe, matan a Gilda y el cuerpo
es entregadoa Rigoletto. Este descubre que el cuerpo es el de su
hija, y canta, lamentándose. y de pronto, ¡milagro! Yo no sé
cómo una descuartizada pueda cantar (pero ése es el argumento); y después de un largo coloquio, muere Zoraida, qué
digo, Gilda, ante los atronadores aplausos de los espectadores,que aplaudenno la muerte stno la actuación.
Lo único malo de esta noche en la ópera es que se terminó.
Pero un consejo sabio para los provincianos calentanos que
vamos a Bogotá y que a veces en las noches frias nos angustiamos por falta de programa: No hay mejor que una noche en
la ópera. Es el espectáculo total, y el total olvido del
"vallenato". Mientras nos llega al Teatro Municipal, nada
mejor que escuchar a Mauricio Fursoni en La llinna e mdJile,
o a un Juan Pons clamar venganza.Se cierra el telón y queda
un recuerdo imborrable. Comoprueba, estasnotas.
99
Conciertos
y desconciertos
Todos los melómanos que acudieron al Teatro Municipal
ese viernes quedaron encantados con el cuarteto de Israel. El
programa. variado. correspondió a unos cuartetos de Dvorak.
de Brahms y uno muy novedoso del compositor israelí Paul
Ben Haim. que. como decía el programa. nació en Alemania.
se trasladó a Palestina cuando empezó la campaña antisionista nazi. y murió casi nonagenario en enero de este año.
"Se le sienten los ecos orientales". dice mi amiga Margarita
durante la interpretación de este compositor. Asiento. aunque. para ser franco. esas visiones de palmeras en el desierto
como que no ías pesco del todo. Lo que si me tuvo fascinado
desde el primer momento fue la pianista Pnina Salzman. la
primera dama del piano en Israel. Desde mi butaca veía su
perfil semitico. su palidez de cera y su largo vestido negro. que
le daban un aura donde se encerraba todo el misterio del
Oriente. ¡Qué ejecución! No en balde fue discípula de Cortot.
Por eso cuando la vi bajarse del taxi en el Hotel El Prado. le
ayudé a abrir la puerta mientras le decía en mi fraQcés de
bachillerato: "Madáme. yo la admiro mucho". Ella me contestó con un "merci mesié" que recordaré toda mi vida.
Infortunadamente. la barrera idiomática se interpuso férrea
entre los dos. y allí murió una conversación que acababa de
nacer. (Años antes le pude gritar a Toña la Negra en el
Coliseo. cuando pasó a mi lado: "¡Toña. tú eres inmortal!". y
ella me contestó:"Gracias.noes para tanto").
Pero lo que recalco es la composición original que se pudo
oir. La verdad es que en los programas de las orquestas.
conjuntos de cámara o concertistas es muy raro que se interprete algo distinto de lo consabido. Cosa que ocurre en
todas partes. ya que la música experimental moderna es un
poco tabú en los conciertos. Pero a riesgo de ser un poco
vanguardista a la violeta. la música "moderna" es dificil pero
no inaudible. Recientemente tuve el placer de escuchar
Marsias. del mejicano Marto Lavista. una obra para oboe y
copas de cristal. El oboe solista era acompañado por un
número más o menos grande de copas de cristal. No sé si del
100
más fino bacarat o de un cristal proletario; pero las notas
límpidas, y obviamente cristalinas, estaban detenninadas
por la cantidad de agua en cada copa. Aunque tengo una duda:
me parece que las notas más brillantes las daba ¡una copa de
champañal Aunque usted, amigo lector, ha levantado una
escéptica ceja, le juro que la composición era realmente
notable. Más dificil de apreciar me pareció Arsís y Thesís o la
canción del aliento, del francés Michael Levinas, para flauta
baja ampliflcada. Como lo indica su titulo, el aliento o
respiración del ejecutante es parte importantisima en esta
composición. De hecho, la respiración modificada por la flauta misma y por la ampliación electrónica es tan importante
como las notas, los acentos y las marcas de expresión. Al
final queda uno exhausto y con ganas de tomarse una radiografia de los pulmones. (Naturalmente, esto no es tan
original ¿Recuerdan ustedes aquella composición, Je t'aime,
Je t'aime, cantada por Jane Birkin, que era el ruido del
acezante crujir del amor y que tanto éxito tuvo a finales de
los sesenta? ¿O aquel bodrio espantoso InJalto a go gó, de
Pablus Gallinazus, que empezabacon las palpitaciones de un
corazónbajo un estetoscopioamplificado?).
Debo reconocer, sin embargo, que a pesar de mi sed
vanguardista y experimentadora, después del concierto con
las obras reseñadas, pasé por un parque donde una banda
tocaba una refrescante Sinfonía del Nueoo Mw1dode Dvorak,
y donde, curiosamente, la parte que correspondia a las Violas
era reemplazada por un conjunto de saxofones. Allí pude
reconcilar mis apetencias musicales vanguardistas, hijas
todas del cerebro, con estas otras melodías familiares y
románticas, hijas éstas delcorazón.
Una velada con Puyana
El7 de noviembre de 1986 se presentó RafaelPuyana en el
Salón de Avianca. Para algunos, este ha sido el evento cultu101
ral más importante delaño en lo que respectaa estaciudad.
En el auditorto, muy caluroso, había un público numeroso
y heterogéneo. Estaban los entendidos. los no tanto, los
"snob", los curtosos, los elegantes,los invitados y los que no
quertan perderla tarjeta.
Murmullos y más murmullos mientras llegaba el artista.
"Ella es como una rosa", decía,de una dama otoñal, una joven
pareja, detrás de mí. "Sí, pero una rosa tallada en piedra", fue
la respuesta. "¿Quiénes son?", preguntó alguien, señalando a
un par de niños rubios. "Fanny y Alexander", le contestaron.
"Esto se estáponiendo bueno",pensé.
Pero llegó el intérprete, y empezó el concierto. Los entendidos sonrteron beatíficamente, y los otros mantuvieron una
expresióndigna.
Desde donde estaba podía ver la complicada digitación
que le correspondía hacer al maestro Puyana, lo cual se le
traducía en los gestos. El programa indicaba que se tocaban
romances compuestos por autores del siglo dieciséis. la mayoría españoles, en una labor de rescate en que está empeñadoel maestro.
La mayor parte de la gente seguía beatífica. El rtntíntín
del clavicémbaloseguíasu marcha trtunfal.
Reconozcoque mis contactos con el instrumento no son
muy estrechos. Alguna vez había oído el clavecín en Guatavita, y me había parecido altamente interesante. Pero ahora
tenía que reconocer: ¿qué puede hacer el mejor virtuoso, si el
espírttu del oyente no está dispuesto? El sonido, yo lo sentía
monocorde, se alargaba y se alargaba. Era como si un
bimotor Douglas correteara por la pista sin poder despegar.
Era como un desierto sin oasis, sin un pozo. En el intermedio
hubo aplausos. Muchos aplausos. Aplausos de los conocedores. Aplausos de los aficionados. Aplausos de los ignorantes. Aplausos provocados por los aplausos. Aplausos que
crecían por sí mismos. El maestro se inclinaba agradecido.
Habían miradas brtllantes que le decían: "Es su mejor noche,
maestro".
La gente se soltó a hablar. "Yo he visto esa cara antes -me
decía una vecina, refirténdose a la dama de traje azul de la
prtmera ffia- debe haber sido una condiscípula del Lourdes,
102
pero, ya ves, no me acuerdo cómo se llama". Cuando después,
y otra vez frente al teclado, el compositor le dedicó una composición a la "dama de azul", que resultó ser una personalidad del mundo musical español, la vecina me cuchicheó:
"¡Claro!, ya sé dónde la he visto: en la revista "Hola". Casi no
pude escuchar la Zarabanda de Clerambault por la risa
interior que pugnabapor salir.
Nuevamente me englobé con la música. En esta ocasión,
con los Los fastos de la grande y antigua menestralia, de
Couperin, que en un principio asocié con la mudanza de una
alacena llena de cubiertos. De repente un motivo que me era
conocido; definitivamente, me era familiar, pero ¿dónde lo
había escuchado antes? No era, con toda seguridad, en ese
disco que tengo de Puyana, y que comparé con el programa,
sin encontrar ninguna composiciónigual. ¿Entonces?
En el fondo de la memoria despuntó el recuerdo de Lucy
Primera, en una coronación de carnaval en el estadio "Romelio Martínez". La misma composición, una semejante, o la
hija de esta melodía, fue interpretada a todo dar y acompañada de palmas por la orquesta de Pacho Galán. Agucé el
oído. Era el mismo aire, sin duda. Lo podía jurar; pero no
podía compartir con nadie mi descubrimiento, y además no
me lo creerían. De lo único que tenía certeza, era de que en
aquella lejanísima ocasión había disfrutado más con la
música. Posiblemente, porque a algunos de nosotros el arte
nos habla con más elocuencia cuando se manifiesta de un
modo imperfecto, casual y casi fIoagmentario... cosas que
pasan. Al final hubo, ante la catarata de aplausos, unos
"bises", para deleite de unos, y desesperación de otros.
Mientras el público iba saliendo por las escaleras, alcancé a
oír que alguien comentaba: "¡Maravilloso, maravilloso; pero
qué bueno que inventaron el piano!"
El oratorio
de Zumaqué
"Admirable, algo para ser oído con el cerebro", me dijo una
103
poetisa amiga en las gradas del Teatro Municipal, después de
la audición del Oratorio por la paz de f)-ancisco Zumaqué.
otras respuestas no fueron tan benévolas. "Me abumó" , me
dijo en fonna rotunda un musicólogo amigo. "No logró una
verdadera tensión", me confesó un pianista. "Una música de
un neoimpresionismo no muy bueno", nos comentó un miembro de la misma orquestasinfóluca.
O sea que la composición dio motivos para la controversia
entre el público, que llenó las dos terceras partes del teatro en
esta audición de la obra del compositor de Monteria. De todas
maneras, en esa ciudad hubo más público que en Cartagena,
donde los ciento cincuenta integrantes de la orquesta, entre
ejecutantes y miembros de los coros, sumaban más que los
poquísimos delegados de la reunión de la OEA que estuvieron presentes en la audición especialmente dedicada a ellos.
En el concierto ofrecido al público en general, en la iglesia de
San Pedro Claver, hubo mayor asistencia: pero de todas maneras, el público banoanquillerorespondióen forma mayor.
y allí empezó para este columnista ese largo discurrir de
dos horas. Entonces pensé que Einstein tenía toda la razón.
Una hora con la amada puede parecer un segundo,y dos horas
con esta cantata pueden parecer un siglo. Todo ese tiempo
quise agarranne de algo: de una frase musical que me
gustara, o de cualquier otra cosa que me diera un oasis en ese
desierto melódico. Pero nada, la cantata se prolongaba con
alevosía. Eran como células aisladas. sin concatenación. y
sin mayor interés melódico ni ritmico. Por ahí. de pronto, se
puso la cosa como interesante, cuando se sintió como cierto
aire parecido a las bachianas de Villalobos. o más adelante.
cuando Zumaqué recordó el olor de la guayaba y medio se le
zafó un aire cumbión. Pero después de esos chispazos, volvimos al rirá rirá de un tema inacabable. Claro que la voz de
Marina Tafur era superior a la melodía, y en su parte cantada. llegará el tiempo. basada en textos de Jorge Gaitán
Durán. todos la aplaudimos con entusiasmo. Pero allí, repito,
el instrumento vocal era superior a la música interpretada.
El tenor Gerardo Arellano nunca dio la impresión de que
pudiera ser oído. (Creo que las arias que interpreto bajo la
ducha tienen más volumen). y por lo demás, es de ese tipo de
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composiciones donde una voz grita "paz", Y un golpe de gong
contesta; después otra voz dice "Justicia", y un platillo retumba por allá; después el coro grita "Libertad", y entra un
redoblón de toda la orquesta con todos los instrumentos
habidos y por haber de percusión en una total descarga. Lo
que, de todos modos, no hace una buena música. Y no se nos
venga conque nosotros no estamos acostumbrados a oír música experimental. Aquí Stokenhausen es casi tan popular
como Diomedes Díaz. Después de todo, la composición de
Zumaqué tampoco es absolutamente experimental: hay muchos elementos tradicionales en ella. Hay que esperar que el
maestro Zumaqué corra más camino para que pueda damos
todo lo que esperamosde él.
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