9 A.1 JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ. CRONOLOGÍA

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A.1 JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ.
CRONOLOGÍA.
1933
1959
1960
1961
1967
1970
1971
1973
1974
1976
1978
1979
1980
José Antonio Fernández Ordóñez nació en Madrid el 18 de
Noviembre.
Obtiene el título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Entra a formar parte de Ideam, S.A.
Es nombrado profesor adjunto de la asignatura “Estilos Artísticos” en
la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
de Madrid.
Presenta su tesis doctoral, el proyecto de “Aprovechamiento
hidroeléctrico de la garganta de Cuatros”.
Empieza a trabajar en la empresa Pacadar fundada por su padre,
Francisco Fernández Conde, también ingeniero de Caminos.
Obtiene el grado de Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y
Puertos.
Funda con Julio Martínez Calzón un estudio de ingeniería dedicado
al estudio de obras singulares, especialmente puentes.
Proyecta y construye el Museo de Escultura Abstracta de la
Castellana, en colaboración con Julio Martínez Calzón y Eusebio
Sempere. El Museo se le concede en 1978 el Prix Europeen de
Musée por el European Museum Trust.
Es nombrado profesor encargado de la Cátedra de la asignatura
“Historia y Estética de la Ingeniería” en la Escuela Técnica Superior
de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid,
substituyendo a Santiago Castro Cardús.
Es elegido presidente del Colegio Nacional de Ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos. Durante estos años desarrolla distintas
actividades, unos ejemplos son: la reforma de los Estatutos, la
necesaria descentralización del Colegio creando hasta 14
Delegaciones Regionales, la creación de la Cooperativa de Crédito,
la defensa del medio ambiente, la creación de la nueva colección
“Ciencias, Humanidades e Ingeniería”, la celebración de
exposiciones conmemorando a Eiffel, Fernández Casado, Cerdà,
Torres Quevedo y Torroja entre otros, etc.
Viaja a China.
Representando a España en la Bienal de Arte de Venecia se
muestran algunos de sus puentes en el pabellón español.
Es nombrado miembro de la “Comisión para la ayuda pública a la
Cultura y creación artística” del Ministro de Cultura.
Participa y organiza la exposición “Arquitectura de los ingenieros”, y
las exposiciones del museo Guggenheim de Nueva York y del
Palacio de Cristal de Madrid dedicadas a Eduardo Chillida.
Investiga sobre hormigones especiales en cuanto a su composición,
color y textura, realizando una serie de esculturas para Eduardo
Chillida, entre las cuales está la “Sirena Varada” para el museo de
Escultura Abstracta de la Castellana.
9
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1993
Nombrado “Colegiado de Honor” del Colegio Nacional de Ingenieros
de Caminos, Canales y Puertos, en reunión celebrada por el
Consejo General.
Obtiene la Cátedra de “Estética de la Ingeniería” de la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de
Madrid.
Nombrado Vocal de la Junta Asesora de Monumentos HistóricoArtísticos.
Designado Coordinador de inventarios de antiguas obras públicas
en los países de la Europa mediterránea.
Nombrado “Asociado de honor” del Círculo de Bellas Artes de
Madrid.
Promueve la fundación del CEHOPU (Centro de Estudios Históricos
de Obras Públicas y Urbanismo).
Nombrado “Chevalier de l’Ordre National du Mérite” por el presidente
francés François Miterrand, por su labor de acercamiento cultural
entre Francia y España.
Nombrado consejero del Patronato de la Fundación de los
Ferrocarriles Españoles como reconocimiento a su labor universitaria
y cultural.
Elegido Ponente General en el coloquio que el Consejo de Europa
celebra en Madrid bajo el título “Las obras públicas, una nueva
dimensión del patrimonio”.
Dirige en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Sevilla,
un seminario sobre “Las exposiciones universales: desde Londres
1851 a Sevilla 1992”
Designado Patrono de la Fundación Juanelo Turriano para el estudio
de la historia de la Técnica y de la Ingeniería Civil y las Obras
Públicas.
Elegido miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando.
Miembro del jurado del concurso internacional para el proyecto de
ordenación y nuevos accesos a la Alhambra.
Nombrado Consejero de Redacción de la Revista “O.P” por la
Demarcación de Cataluña del Colegio de Ingenieros de Caminos.
Forma parte del Comité de Redacción de la “Revista de Obras
Públicas”.
Dirige el Seminario “L’estètica a l’enginyeria civil” organizado por el
Colegio de Ingenieros de Caminos de Barcelona.
Lee su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes.
Dirige el seminario “La ingeniería civil en la época romana”,
celebrado en Poblet y Tarragona organizado por el Colegio de
Ingenieros de Caminos de Barcelona.
Junto con Oriol Bohigas, Eduardo Chillida y Daniel Giralt-Miracle, es
designado miembro del jurado del concurso internacional de
esculturas en Sicilia.
Preseleccionado como especialista en puentes para participar en el
concurso internacional para el enlace fijo entre Malmö y
Copenhagen sobre el estrecho de φresund.
10
1994
1994
1996
2000
Designado para participar con la Comisión del Consejo de Europa en
la restauración y rehabilitación del acueducto romano de Segovia.
Elegido Presidente del Real Patronato del Museo del Prado,
confirmando su mandato tres veces consecutivas.
Elegido miembro numerario de la “Academia de Ingeniería de
España”.
Designado Comisario de la exposición “Ingenieurs du Siècle” por el
Centro Georges Pompidou, inaugurada en 1997.
Designado miembro del jurado del “Premio Príncipe de Asturias de
las Artes”.
Comisario de la Expo “L’Art de l’Ingénieur” del Centro Geroge
Pompidou de París.
Dirige el curso “La obra pública y la naturaleza: entre el conflicto y la
creación” en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de
Santander.
Doctor honoris causa por la Universidad de Extremadura.
Muere inesperadamente el 3 de enero sin poder ver la exposición de
Velázquez joven que en esos día se celebraba en Sevilla.
CONSTRUCCIONES CIVILES.
Ordenadas cronológicamente se muestran las obras más importantes en
cuanto a ingeniería civil que José Antonio Fernández Ordóñez realizó en su
dilatada vida como profesional.
1959
1968
1970
1971
1979
1980
Segundo premio en el “Concurso Nacional de Arquitectura” en
colaboración con el arquitecto Fernando Higueras en la Casa de
Lucio Muñoz en Torrelodones. Madrid.
Gana el concurso “Paso superior sobre la Castellana o Puente Juan
Bravo” en colaboración con sus compañeros Julio Martínez Calzón y
Alberto Corral. Madrid.
Gana el concurso para el “Nou Pont del Diable” sobre el río
Llobregat al lado del puente romano en Martorell. Barcelona.
Proyecta y construye el Museo de Escultura Abstracta de la
Castellana, en colaboración con Julio Martínez Calzón y Eusebio
Sempere. El Museo se le concede en 1978 el Prix Europeen de
Musée por el European Museum Trust.
Proyecta el Puente de acceso al Hipermercado de Henares en
colaboración con Julio Martínez Calzón. Madrid. Dirige las obras en
1983.
Proyecto de recuperación, conservación y readaptación del puente
sobre el río Jarama en Algete con la colaboración de Julio Martínez
Calzón y Alfredo Granados. Madrid. Dirige la realización de la obra
en 1982. La obra obtiene el premio Construmat en 1985.
Proyecto de recuperación, conservación y readaptación del puente
sobre el río Alberche en Aldea del Fresno. Madrid. Dirige la obra en
1984.
11
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
Participa en la salvación y traslado del puente romano de Guijo de
Granadilla amenazado de inmersión. Cáceres.
Recibe el encargo de la Generalitat de Catalunya, del proyecto del
Puente del Milenario sobre el río Ebro en Tortosa junto con Julio
Martínez Calzón y Salvador Tarragó. Tarragona. Entrega el proyecto
en 1982. Empieza la dirección de la obra en 1984.
Recibe el encargo del proyecto del Puente sobre la calle Torrelaguna
junto con Julio Martínez Calzón. Madrid. Realiza el proyecto en
1982.
Realiza el proyecto de dos viaductos sobre el embalse de Charco
Redondo en colaboración con sus compañeros Julio Martínez
Calzón y Alfredo Granados. Algeciras.
Puente Nuevo sobre el río Genil en Granada. También llamado
“Puente Blanco”.
Recibe del Ayuntamiento de Alcoy el encargo de proyectar un nuevo
puente sobre el río Barxell. Alicante. Entrega el proyecto en 1983.
Empieza la dirección de la obra en 1984. La obra obtiene el premio
Construmat en 1986.
Encargo de redacción de un anteproyecto de la “Avenida de la
Ilustración”. Madrid. Entrega el proyecto en 1988.
En colaboración con Julio Martínez Calzón realiza el proyecto del
“Puente Nuevo” sobre el río Genil, así como el proyecto de
readaptación a los nuevos usos del “Puente Verde” y del antiguo
puente árabe del mismo río. Granada.
Junto a Julio Martínez Calzón, Pedro Puig-Pey y los arquitectos
Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera presenta la remodelación
de la estación de Atocha. Madrid.
Presenta junto a Julio Martínez Calzón y Salvador Tarragó el
“Puente de la Academia” sobre el Gran Canal de Venecia.
Proyecto de remodelación del puerto de Santander y su fachada
marítima, realizado en colaboración con Julio Martínez Calzón,
Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera.
Paso superior sobre la autopista de Barajas. Acceso a IFEMA.
Madrid.
Medalla de Oro del Concurso Internacional para la Expo 92 en
Sevilla.
Presenta oficialmente la propuesta de “La Esfera Armilar” como
símbolo para la Expo ’92 en Sevilla, realizada en colaboración con
Rafael Trénor, Miguel Ángel González Bernabé y Julio Martínez
Calzón.
Puente del Centenario sobre la dársena del río Guadalquivir en
Sevilla.
Premio Construmat de la Generalitat de Catalunya, concedido al
puente de Alcoy, como la mejor obra civil realizada en España en el
período 1985-1987.
Puente del ferrocarril Sevilla-Huelva sobre la Dársena del río
Guadalquivir, Sevilla.
Proyecto de los puentes de la calle Sardenya, entre las calles
Almogàvers y d’Ali Bei al Parc de l’Estació del Nord, y la restauración
del “Pont de la Marina”. Barcelona.
12
1989
1990
1991
1992
82/92
1993
1994
1995
1996
1997
1998
Proyecto del Puente sobre el cauce del río Turia junto con Julio
Martínez Calzón. Valencia.
Proyecto de los puentes gemelos de Sant Adrià en el cruce del
Segundo Cinturón con la Gran Vía. Barcelona.
“Plan Especial del puerto de Alicante” junto con José Ramón
Navarro Vera.
Puente del Arenal sobre el río Guadalquivir. Córdoba.
Parque del Violón y ordenación de Puerta Real en Granada.
Puente del ferrocarril Sevilla-Huelva sobre el río Guadalquivir en
Sevilla.
Inicios detenidos del Proyecto y Construcción de “La Esfera Armilar”
en Valdebernardo. Madrid.
Plaza y puentes gemelos de la calle Sardenya en Barcelona.
Puente de Fontejau sobre el río Ter en Girona.
Es invitado a participar en el “Concurso Internacional restringido de
ideas sobre la ordenación del recinto de Abandoibarra” junto con
Ricardo Bofia y César Pelli. Bilbao.
Colabora con Eduardo Chillida en la construcción de las esculturas
“Casa de Goethe”, “Homenaje a Marañón”, “Guernica” y “Elogio del
Horizonte” y en el proyecto del “Monumento a la Tolerancia”.
Gana el Concurso de proyectos convocado por el Ayuntamiento de
San Sebastián para el “Cuarto puente” sobre el río Urumea, proyecto
realizado con la colaboración de Julio Martínez Calzón. San
Sebastián. Entrega el proyecto de construcción en 1994.
Proyecto del “Parque de la Solidaridad” en Fuenlabrada, con
colaboración con el arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez. Madrid.
Nueva fachada marítima de Tarragona.
Puente del Arcángel sobre el río Guadalquivir en Córdoba.
Rehabilitación del antiguo puente de Ajuda sobre el Guadiana, en la
frontera hispano-portuguesa.
Gana el concurso de los cinco puentes convocado por Gestur
Tenerife para el “Parque Tecnológico de La Granadilla” con
colaboración de Julio Martínez Calzón y Francisco Millanes Mato.
Tenerife. Entrega el proyecto en 1995.
Puente sobre el río Tormes en Salamanca.
Gana el concurso del Puente sobre el río Cinca para el ferrocarril de
alta velocidad Madrid-Barcelona.
Gana el concurso de “Nuevo frente marítimo de Las Palmas de Gran
Canaria”, con Lorenzo Fernández-Ordóñez e Intecasa.
Puente para el AVE Madrid-Barcelona sobre el río Cinca.
Gana el concurso de la Pasarela de Abandoibarra en colaboración
con Lorenzo Fernández-Ordóñez y Julio Martínez Calzón. Bilbao.
“Proyecto para la Montaña de Tindaya” con Eduardo Chillida.
Puente sobre el río Tormes en colaboración con Francisco Millanes
Mato y Javier Pascual. Salamanca.
Gana el concurso internacional de puente “Infante Don Henrique”
sobre el río Duero en colaboración con Antonio Adao da Fonseca y
Francisco Millanes Mato. Oporto.
13
B.4 JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ Y EL ARTE.
José Antonio Fernández Ordóñez, hijo de una família numerosa, quiso hacerse
ingeniero sin tener una vocación muy clara. Dos hechos relevantes marcaron
su educación, el primero fue el hecho de pasar todo un año en Peñagrande
para curarse de una terrible pleuresía. Es allí, donde sus hermanos, su padre y
el parroco del pueblo le traían libros para que leiera, reflexionara y adquiriera
criterios propios. Su hermano Francisco, que llegó a ser Ministro de Asuntos
Exteriores, fue su mayor punto de referencia ya que le llevaba libros de poesia
de Cernuda, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Le costó cuatro años
ingresar en la Escuela de Caminos de Madrid, pero fue allí, en los últimos
cursos, donde algunos profesores le hicieron amar la profesión.
En las clases de los profesores José Entrecanales y Eduardo Torroja es donde
“adquirió la vocación, no por la transmisión de conocimientos sino por la visión
de la vida profesional que aprendía con ellos: el amor a lo bien hecho, la
tentación del riesgo y su contrapeso en la seguridad de las obras, la honradez
en la utilización del dinero ajeno, la manera ética y digna, en resumen, de
entender la profesión” [11].
Al igual que su hermano Paco, José Antonio supo conjugar el mundo de la
teoría con el de la práctica a lo largo de toda su educación. Supo llevar a la
práctica ingenieril todo el mundo poético y artístico que había estudiado o
simplemente vivido. Como profesor defendía una enseñanza que acercara al
estudiante al proyecto constructivo y al conocimiento del medio natural que lo
integra, y esto desde el primer año de aprendizaje, eso si, sin olvidar todos los
cálculos abstractos.
Su verdadera vocación y su mayor contribución al mundo ingenieril fue su gran
dialéctica y su enorme energía y vitalidad a la hora de defender sus ideas, y
esto lo puso en practica en toda su carrera profesional.
En la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y
siguiendo la tarea profesional de los profesores Lucio del Valle, Tomás GarcíaDiego y Santiago Castro Cardús, José Antonio Fernández Ordóñez trató de
impartir, en sus clases, una enseñanza con un cáracter humanista muy
marcado. Primero empezó como adjunto de Santiago Castro y años más tarde
creó la Cátedra de Arte y Estética de la Ingeniería en la Escuela de Madrid.
A su enseñanza le daba mucha importancia a la formación de la sensabilidad
mediante un conocimiento del arte y el amor por las formas, todo partiendo del
pasado, es decir, de los grandes ingenieros de la historia. Esta labor también la
cumplió como presidente del Colegio de Caminos Canales y Puertos. Su
nombramiento, en 1974, estuvo rodeado de una enorme tensión política y casi
fue más celebrado por el mundo de la cultura que el del cuerpo de ingenieros.
Fue elegido como representante de un grupo de jóvenes profesionales con
ganas de romper con las políticas continuistas que venían imperando en el
Colegio.
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José Antonio Fernández Ordóñez supuso un cambio en el seno del Colegio, lo
abrió a la sociedad, al mundo de la cultura y a la participación democrática.
Impulsó la redacción de revistas, exposiciones, conferencias, libros y todo tipo
de elementos que ayudaran a difundir la ingeniería de caminos desde un punto
de vista cultural. Renovó los valores de los profesionales de la ingeniería,
revitalizó el funcionamiento del propio Colegio y pidió la abolición de la pena
de muerte y el indulto a sus sentenciados, así como pronunciamientos
ecológicos como el Informe sobre el Parque de Doñana o el Manifiesto del
Agua. Su mandato terminó en 1979 pero asesoró al Colegio y a su Presidente
en los años venideros. En definitiva, creó un estilo nuevo que estimuló y aireó
la institución.
Su incursión en el mundo de las arte y la cultura no sólo se quedó a un plano
técnico, fue nombrado como Académico de la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, fundó la Fundación Juanelo Turriano dedicada a la
investigación científica y años más tarde fue nombrado Presidente del
Patronato del Museo del Prado. Formó parte también del grupo de “Estética y
Teoría de las Artes” junto con Eugenio Trías, José Jiménez, Rafael Argullol,
Román de la Calle, Félix de Azúa, Diego Romero de Solís, José Luis
Molinuevo, etc. Su calidad de ingeniero introducía una singularidad magnífica a
ese colectivo.
ENTREVISTA CON MERCEDES LÓPEZ GARCÍA.
Mercedes López, historiadora del arte, empezó a trabajar conjuntamente con
José Antonio Fernández Ordóñez desde 1983. Ambos impulsaron una
metodología de trabajo que acercara al alumno al contacto directo con las
obras y los archivos de investigación, para que se asomara al mundo real,
fuera de los estudios académicos.
“Llamaba la atención de los chicos mediante la exageración, para que
reaccionaran. También sabía ponerse a su nivel, sabía comprenderlo para que
no perdiera motivación. Su intención era que el alumno se enfrentara al folio en
blanco. También eran característicos los viajes de fin de curso que José
Antonio preparaba con mucha antelación para poder mostrar al alumno tanto
las construcciones recientes como todo el patrimonio histórico ingenieril
español”.
A raíz de esto en 1985 participó en León en el Congreso de Europa sobre el
patrimoni industrial de los países del Sur de Europa. Su propuesta fue que
tanto las obras públicas, como las industriales fuesen consideradas obras
patrimoniales. Hizo un informe detallado país a país y gracias a esto un año
después se celebró el Primer Congreso dedicado a las obras públicas,
entendiéndola como obra patrimonial.
En el Museo del Prado revalorizó la escultura dentro del museo, para que no
fueran simples esculturas decorativas situados más o menos a acorde con el
recorrido del Museo. Simplemente le dio al museo “otra mirada” que
especialistas en arte no supieron verla. Como curiosidad añadir que “lo primero
31
que hizo al llegar al Prado fue pedir las llaves del tejado para ver que pasaba
con las goteras”.
“Le gustaba tanto el arte”, en especial el arte griego y muy en particular el estilo
dórico debido a la dificultad de como “algo tan senzillo podía encerrar tanta
complejidad”. Es curioso como este gusto artístico se muestra de algun modo
en todas sus construcciones civiles. “También adoraba la época del
Renacimiento como resurgimiento del arte del pasado”. Todo esto debido al
“enorme rigor que infundía” en todo lo que hacía, hasta al punto de refusar
cualquier “concesión ornamental”.
Para Mercedes López, José Antonio “tenía ilusión y amor a su profesión, era un
apasionado de todo lo que hacía. No se satisfacía nunca, era muy vivo y era
capaz de asimilar gran cantidad de información para después quedarse con lo
que necesitaba. Un hombre muy culto, sabía tratar con la gente, sabía valorar
las cosas, entenderlas, y entender a todo el mundo. La cultura le acercaba a la
gente”.
“No podía entender como el ingeniero podía tener puesto el dinero tan araigado
en su modo de hacer, y no podía escapar porque le encorsetaba y no le
permitía saltar el límite de alucubraciones gratuitas. Como los grandes
ingenieros, se saltava la normativa”, ya que todas las grandes innovaciones
siempre se han hecho cuando la normativa no ha sido una especie de atadura
para el ingeniero.
Sus compañeros de profesión pero competidores en cuanto a la proyección de
puentes fueron rivales demasiado distanciados, sin imbricación conjunta, un
poco al estilo de los arquitectos. Y, “al igual que los arquitectos más conocidos,
José Antonio era el ingeniero que todos los alcaldes e instituciones querían
para que modificara el paisage de su ciudad con uno de sus puentes”.
PROYECTISTA DE PUENTES.
Al terminar la carrera se incorporó en Pacadar, empresa de prefabricados de su
padre. No obstante, desde 1964 y junto con Julio Martínez Calzón se fueron
especializando en la proyeción de puentes, haciendo varias rehabilitaciones y
algunas nuevas intervenciones muy significativas. Julio Martínez Calzón era un
especialista en estructuas metálicas y aunque tenía una concepción de la
ingeniería muy diferente, se complementaba muy bien con la de José Antonio,
y así se muestra en todas las obras que realizaron. Lo que para muchos
hubiera sido un empedimiento, el diálogo previo a cualquier elaboración de un
proyecto era muy enriquecedor para ambos. Además de esto, introdujeron
nuevos conceptos históricos y estructurales en cada proyecto que hacían,
hecho que ha contribuido a que su obra fuera poco extensa pero muy sobría.
Tenían un concepto de puente muy general, es decir, en todos sus puentes se
puede ver una búsqueda por la esencia de buscar esta novedad en la
historicidad de los mismos para a partir de esto llegar a nuevas propuestas
estéticas. Nuevos elementos técnicos como: elementos industriales,
prefabricados, estructura mixta, tirantes, etc, le permiten dar un giro a la forma
32
estética del pasado. Para él lo esencial estaba en el orden en que se disponen
los materiales en la estructura y de esta conexión salen todos los aspectos
estéticos que deben apreciarse en las construcciones civiles.
Su primer proyecto con Julio Martínez Calzón fue presentar un proyecto para el
concurso del viaducto de Plaza de Cuatro Caminos, recibiendo un escrito
laudatorio del Jurado Calificador que los ilusionó y ayudó en prespectivas
futuras. Fue en 1968 con solo 35 años de edad, una edad muy prematura para
un proyectista de infraestructuras civiles, cuando ganaron el concurso para la
construcción de un viaducto en La Castellana. El viaducto se detallará más
adelante como el ejemplo inicial del tratamiento estético de todos sus
proyectos. No obstante, otras construcciones, no menos relevantes
estéticamente fueron apareciendo a lo largo de toda su dilatada carrera
profesional, siempre conjuntamente con Julio Martínez Calzón.
Un ejemplo es El “Nou Pont del Diable” en Martorell. Tiene una longitud de 200
metros y cruza el río Llobregat a pocos metros del antiguo puente del Diablo.
Para José Antonio Fernández Ordóñez es “posiblemente el que yo más amo”
[11]. El paraje era muy complejo, con una singular geología y topografía,
además de una enorme carga histórica. Como tipología estructural prosiguieron
la tendencia de estructura mixta de acero cortén y hormigón blanco del puente
de la Castellana pero dando mucha más importancia visual a las pilas que, en
forma de tetra pilonas. Las dos pilas, idénticas, tienen dos ovalos, uno
transversal y el otro longitudinal, y recuerdan tanto las esculturas de Jean Arp y
Henry Moore como una visión moderna del arco del antiguo puente del Diablo.
Aunque la obra sea un puente muy singular hay que destacar la conciencia
urbanística del equipo proyectista de José Antonio, reafirmada años después
en la solución del nuevo cruce de la autopista sobre el río Llobregat. El nuevo
viaducto de la autopista despreciaba todos los elementos de su alrededor, es
decir, el río, el antiguo puente y el de José Antonio. Para solventar este impacto
visual, José Antonio propuso la construcción de un muro de encauzamiento de
hormigón blanco que enlazara los dos puentes, con una losa en voladizo del
tablero y una barandilla que diera la vuelta y se prolongara por encima del
muro, incidiendo así en la conciencia urbanística del lugar y en la integración
de las tres infraestructuras con el río.
El puente del Milenario en Tortosa fue record de España en la tipología de
puente mixto. Contínua una vez más con la utilización de hormigón blanco para
las dos pilas del puente y el acero cortén para el tablero del mismo. La
proporción de las grandes pilas frente a la luz de 180 metros entre ambas y de
90 metros hasta los estribos le da una monumentalidad propia de los grandes
puentes.
El puente sobre el río Barxell en Alcoy Alicante continua en la línea estética de
acentuar el carácter emblemático del puente, aunque es el paradigma de un
buen ajustamiento presupuestario con un sistema constructivo rápido y sencillo.
La idea inicial de economizar recursos permitió ya desde un inicio concebir la
estética como parte integrante del puente y no como un añadido final. El puente
sujeto por dos famílias de 19 calbes tiene una longitud de 240 metros. En su
33
proyección también intervinieron Francisco Millanes Mato, Manuel Burón
Maestro, Ángel Ortiz Bonet y Javier Marco Ventura.
También proyectaron puentes para uso ferroviario, siendo el más conocido el
puente del Ferrocarril sobre el río Guadalquivir entre Sevilla y Huelva. El puente
sobre el Guadalquivir es un homenaje a la columnata y al dintel, establecidendo
un tablero con influencias del arte griego muy marcadas, es decir, con una idea
muy escultórica del puente, marcando el ritmo de sus pilares y el canon que
muestra cada uno de los módulos del viaducto. Dicho puente rompe con la
esbeltez que los ingenieros desde siempre han utilizado para garantir belleza
en sus puentos. Además, la poca cota del dintel del puente, su horizontalidad al
transcurrir el ferrocarril y su gran longitud le dan una belleza especial y inusual.
Otro concurso que ganaron el puente sobre el río Urumea cerca del último
meandro del río en San Sebastián. El puente tienen una longitud de 80 metros
y está solucionado de modo muy radical, presentando una estructura oculta
muy simple que une las dos orillas con una barandilla de color dorado. El
tablero tiene una cierta corbatura convexa hecho que hace relanzar su
importancia en un lugar tan emblemático de la ciudad de San Sebastián. La
misma barandilla continene la iluminación del propio puente, eliminando asi
cualquier tipo de iluminación vertical que pudiera romper con la visualidad
estética del puente. Las aceras anchas también contribuyen a dar grandeza al
propio puente aunque desde un punto de vista muy sobrio, sin ninguna
hornamentación explícita.
Unos de sus últimos proyectos en vida, fueron la pasarela peatonal de
Abandoibarra en Bilbao y el Puente Infante Don Henreique sobre el río Duero
en Oporto. Al morir José Antonio, su hijo Lorenzo Fernández Ordóñez,
arquitecto de profesión, retomó la direción de las obras.
El puente peatonal Pedro Arrupe que une la Universidad de Deusto con
Abandoibarra como respuesta a una demanda de la ciudad de Bilbao. Tiene
una longitud de 140 metros, una anchura de 7 metros y una cota superior sobre
la ría variable entre 10 y 14 metros aproximadamente. Se trata de un diseño
espectacular y una obra muy singular ya que consta de 6 entradas en vez de
las dos habituales. La estructura es una lámina plegada formada por una chapa
de 20 mm de espesor de acero inoxidable. Su belleza se halla en la
racionalidad de la misma estructura, con formas geométricas muy simples
además de las propiedades visuales que proporcionan los materiales que
constituyen la pasarela. El acero inoxidable tipo dúplex y la madera de Lapacho
se pueden comparar a los materiales del casco y de la cubierta de un barco,
quedando la pasarela constituida por dos pieles, una fría y reflectante por fuera
y otra acogedora por dentro. En palabras de José Antonio Fernández Ordóñez
“hay un juego entre las dos pieles, entre la piel que refleja y la piel que acoge al
hombre”.
Por último, en el puente de Oporto en el cual colaboraron Antonio Adao Da
Fonseca, Francisco Millanes Mato, Adalberto Díaz y Alexandre Burmester fue
una de sus obras más ambiciosas e interesantes, no sólo desde el punto de
vista constructivo, sino también desde un enfoque estético. El puente consiste
34
en un arco abatido tipo Maillart, muy esbelto y con un tablero de gran rigidez. El
carácter geométrico formado por grandes planos le da una rigidez sobria,
contundente y elegante al mismo tiempo. Esta marcada funcionalidad marcada
en una forma muy estructural trataba de no marcar competencia con los otros
puentes de la ciudad de Oporto, y es por eso que la solución formal fue discreta
aunque con mucha potencia. Esta limpieza de modo que el puente se muestra
del modo más puro posible, sin ningún añadido ni decoración viene
acompañada por una regularidad geométrica constituida por elementos rectos
muy marcados. La teórica humildad funcional del puente también se traslada a
la ciudad, con la no colocación de elementos elevados en el tablero del puente,
sin afectar así el paisaje de los alrededores del río Duero más allá de la propia
estructura. El proyecto fue uno de los últimos del equipo de José Antonio y no
por eso dejaron de inovar en su proyección.
Junto con Julio Martínez Calzón intervinieron también en otros proyectos como:
los puentes gemelos sobre la Nacional II en San Fernando de Henares,
formados por un arco de enorme tensión y ligereza; el paso de acceso al
recinto de IFEMA, en Madrid, con sus pilas clásicas de marco hueco; el puente
de Fontejau sobre el Ter en Girona integrando todos los elementos históricos y
estéticos de todas las obras públicas del pasado en Girona,y un largo etc. de
construcciones elevadas.
Su visión urbanística se entrevé, aunque no de un modo explícito, en todos sus
puentes. El proyecto de la avenida de la Ilustración de 1982 encargado por el
alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván sirvió para solucionar los conflictos
sociales que provocaba el nuevo trazado. Fue singular su proyecto ya que
pocos ingenieros confiaban en su valúa urbanística. Los vecinos querían la
zona para su disfrute personal y no como una vía de tráfico intenso, y José
Antonio Fernández Ordóñez trazó el típico bulevar Madrileño aportando en él,
de nuevo, elementos artísticos. No obstante, en la actualidad toda esta filosofía
artística y integradora medioambientalmente no se está respectando y la vía se
está convirtiendo en una vía rápida de paso para los vehiculos.
Aunque no se especializó en la redacción de proyectos de urbanizaciones o de
paisajismo, el dominio que tenía tanto a escala urbana como a escala del
medio natural era muy significativo. Sólo hace falta remarcar la cantidad de
esbozos y propuestas que hacía de las pilas de sus puentes para ver la
magnitud de esta búsqueda por la escala correcta según el marco o territorio a
intervenir.
Sumado a esto, la enorme posibilidad de soluciones que los medios de cálculo
y tecnológicos podían plantear, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio
Martínez Calzón trataban de enfocar sus proyectos de modo que se evitase
cualquier exceso formal y alcanzar así la esencia de la estructura. Tal como
decía siempre Fernández Ordóñez en boca de Brancusi: “La simplicidad no es
una meta, pero uno llega a ella a pesar de sí mismo, tal como uno se acerca al
significado real de las cosas”. Trataba a la forma como resultado de un
proceso, no algo previsto de antemano, apoyando así la ingeniería de los
ingenieros de los años treinta, los cuales apostaban por la ligereza, un amor
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por el riesgo hasta los límites de lo posible, un desdén por lo económico y un
profundo y nuevo sentimiento de calidad estructural” [4] .
Coincidente con Chillida, Fernández Ordóñez valoraba la idea de mantener la
unidad entre forma y materia, reflexionando sobre los materiales constructivos,
sus aplicaciones, sus características físicas, sus particularidades, sus defectos,
etc. Esta histórica dicotomía entre forma y función se puede separar
conceptualmente, tal y como lo hacía José Antonio, pero sólo desde el punto
de vista para que esto sirviera para dar más contenido a su entendimiento
como conjunto, ya que según lo entendía él, tanto en sus reflexiones como en
sus obras, los dos conceptos son un todo que en definitiva es la propia
construcción.
Del exhaustivo estudio estético de las obras de ingeniería cívil a lo largo de la
historia, no es de extrañar que José Antonio mantuviera una mentalidad
consecuente hacia la conservación del patrimonio. Tenía una visión muy
integradora, es decir, trataba de adaptar el mantenimiento de las viejas
construcciones a las necesidades de la sociedad en su momento pero sin
perder la noción de tiempo, parecido un poco a las esculturas de Chillida. Veía
su obra viva a lo largo de los siglos, no pensaba en nada efímero.
Tanto la categoría de belleza, la adecuación del entorno y la visión
urbanística fueron los factores de mayor importancia en su concepción de la
construcción. Frente a otros autores del pasado, era capaz de transmitir toda
su poética reflexiva hacia sus obras, considerando, al mismo tiempo,
imprescindibles todos aquellos aspectos técnicos, para una correcta síntesis de
la obra en todos su conjunto.
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B.5 CONTRIBUCIÓN ESTÉTICA DE UN INGENIERO.
El siglo XX no ha producido mucha reflexión teórica por parte de los ingenieros
de caminos aunque José Antonio Fernández Ordóñez es, junto con otros
ilustres ingenieros, una de las excepciones que ha heredado los ideales de la
modernidad de principios de siglo. Todo su pensamiento entorno a la
Naturaleza y la Cultura tiene mucha afinidad a los planteamientos dialécticos
de Eduardo Chillida, fruto de esto surgieron sus estrechas colaboraciones.
José Antonio fue un gran animador en el panorama del arte español
contemporáneo dándole a conocer en el mundo. El arte fue una idea dominante
en su vida y en su trabajo, concibiendo la ingeniería como una de las bellas
artes. Comentaba: “Nosotros los ingenieros de Caminos, sin dejar de ser
especialistas, no podemos abandonar la vocación universal del hombre. Estas
exposiciones nos ayudarán, no sólo a acercar nuestra obra a los demás,
desmitificando la magia de nuestra técnica, sino a reponsabilizarnos
públicamente de nuestro trabajo, a elevar nuestro nivel de exigencia, a
comprender mejor nuestras responsabilidades y a escuchar con atención la
respuesta del mundo interior de otros hombres con otros quehaceres”. “Nuestra
profesión debe aspirar siempre a convertirse en una fuerza al servico de la
comunidad, una palanca viva de creación, de innovaciones, de educación y de
cultura” [4]. En definitiva, José Antonio Fernández Ordóñez buscaba agitar la
figura y la función del Ingeniero de Caminos.
Su relación con el mundo del arte partía de su enorme sensabilidad,
probablemente de procedencia materna. Descubrió de modo tardío su vocación
de ingeniero pero con mucha convicción para dar al ingeniero de caminos un
sentido más renacentista del que había sido hasta entonces, enfocando la
visión técnica de otro modo, armonizando arte y matemática, estética y ciencia.
La grandeza de su persona no solo se limitaba a su aspecto profesional
abarcando muchos frentes, tal y como se ha visto, sino que su pensamiento era
libre y crítico, apuntando a la grandeza mediante la pasión. Su referencia a la
filosofía hegeliana le permitía citar a la Ilustración del siglo XVIII en sus textos
con la idea de incidir en la repercusión de las obras ingenieriles en el territorio.
Este modo de pensar le llevó a contraer una estrecha relación de amistad con
muchos artistas, entre los cuales estaba Eduardo Chillida Juantegui. Ambos
compartían una enorme sensibilidad, un buen gusto y sobretodo una gran
pasión hacia su trabajo dándole mucha fuerza poética y didáctica al no
entender ni permitir el gris en su escala creadora. De igual modo que escribía
se expresaba, tenía una habla clara, amplia, directa y concisa, diciendo las
palabras apropiadas en el momento justo.
Su pensamiento incidía de forma muy moderna en la relación que existe desde
antiguo entre funcionalidad y belleza, y todo su hacer profesional gravita sobre
estos dos puntos, hasta tal punto que su discurso de entrada a la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando se llamó “El Pensamiento Estético
de los Ingenieros. Funcionalidad y Belleza” [10].
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También daba tributo a los ingenieros del pasado. “Los ingenieros de hoy no
deben olvidar el valor y el ejemplo de los grandes ingenieros del pasado”.
Heredero de la mentalidad de su padre, que junto con otros grandes ingenieros
españoles heredaron el espíritu de Agustín de Betancourt, admiraba ingenieros
no españoles como Freyssinet, Telford, Maillart, etc. De ellos no quería
rememorar sus obras y su nombre sólo de forma contemplativa, más el
contrario, quería a partir de su asimilación poder lanzar otras propuestas. Es
por eso que tanto en la universidad ejerciendo de profesor como presidiendo el
Colegio de Caminos fomentó la defensa del Patrimonio de las Obras Públicas,
hiciendo inventarios y catálogos con sus alumnos y exposiciones de los
grandes ingenieros en el Colegio.
Nos confesaba que en el inmediato pasado su preofesión “quedó a espaldas
del arte, y el ‘arte oficial’ dio la espalda a esa realidad estética extraordinaria
que son las obras de ingeniería civil”, aunque añadía “Cuando se quiera hacer
un puente, llámese a un ingeniero. Y cuando se quiera hacer una escultura,
llámese a un artista”.
No entendía como en la ingeniería se podía despreciar la forma frente a la
función utilitaria y estructural, para él, no solo era un error estético sino también
ético, es decir, de falta de entendimiento sobre lo que se estaba construyendo.
Decía que “La arquitectura tradicional se ha realizado y se realiza frente a la
vida real de la mayoría de los hombres, se ha convertido en una realidad
externa, inaccesible al hombre, que sólo se puede vencer interviniendo
directamente en el proceso” rebelándose contra los principios de la práctica
constructiva de entonces.
Todo esto iba dirigido a la búsqueda inscesante de la perfección, hacia una
idea clásica de pureza y de formas simples. La definición final de la forma en
sus obras provocaba largas discusiones con su compañero de trabajo Julio
Martínez Calzón. Esta búsqueda normamente provocava nuevas soluciones
estructurales con la ayuda incesante de Julio Martínez Calzón, quizás él con
una prespectiva más técnico-científica pero necesaria para complementar los
artísticos y humanistas de José. Ambos, no tenían un método particular, en la
mayoría de las ocasiones, se dejaban ir como olvidando su pasado para
adentrarse mejor a nuevas propuestas. Tampoco es que se despreocuparan
por los pequeños detalles, al contrario, todos los componentes de sus obras
estaban cuidados menuciosamente pero siempre desde un punto de vista
integrador, de idea global de la obra. Julio Martínez Calzón en su homenaje
decía: “Creo que en los puentes proyectados y construidos junto con José
existe una creatividad formal y estructural muy singular y personalizada, que
diferencia esta obra del resto de los puentes de otros autores”.
ENTREVISTA CON LORENZO FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ.
Enfocando la entrevista a un enfoque global del propio trabajo, es decir,
tratando de obtener más información sobre las componentes artísticas de su
padre, José Antonio Fernández Ordóñez, que no de detallar aspectos
específicos de la propia tesina.
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Partiendo básicamente del proyecto de la Montaña de Tindaya, Lorenzo
Fernández Ordóñez comento que tanto la necesidad de Chillida como la de su
padre era la de “transformar la realidad convirtiendola en algo mejor”. Ver la
mano del hombre en la naturaleza en un lugar da motivos de satisfacción y
placer. “La Acropolis de Atenas es mejor sin o con ella?” recordando la idea de
interveción del paisaje tan presente en las obras de ambos autores. “La idea de
una ciudad histórica es algo que ya todo el mundo tiene en la retina” y es poco
cuestionable su existencia, es más, es tratada como obra de arte. Así pues, la
nueva intervención de construcciones civiles parecidas tiene, según él, tener
esta grandeza de prespectiva histórica, retomando así otros valores como la
estética para revalorizar tal prespectiva integradora.
Lorenzo también añadía que José Antonio Fernández Ordóñez “creía
profundamente que podía hacer bien las cosas, por eso te enganchaba”, Él
decía: “Una carretera no es mala sino que se hace mal”, es decir, que las obras
mal diseñadas o de mal ejecución constructiva son debidas a motivos
humanos.
Comentaba de Chillida: “Chillida iba a los lugares y los miraba. La actividad
actual rompe el equilibrio entre naturaleza y intervención humana. El gran
problema es el desconocimiento por parte de los técnicos y de los usuarios.
Los motivos económicos siempre serán secundarios si hay un conocimiento
exhaustivo de lo que se quiere hacer, el dinero tarde o temprano estará”.“Hay
más dinero que ideas buenas, otra cosa es que tus contemporáneos lo sepan
ver”.
Defendía “la forma de trabajar antiguamente, que empieza en el románico y
termina en el gótico”, venida a menos por motivos como los plazos de entrega,
los presupuestos ajustados, o sin ir más lejos, el del arte por el arte. “Es una
cuestión de feed back con los materiales, crear un lugar, escuchándolo.
Primero escuchas, luego propones y al final los técnicos deciden sin escuchar
nada de lo poético del artista”. No quiso anular tampoco la artistizidad del
ingeniero: “De una idea original se pasa a un proyecto y del proyecto a la
construcción. La ingeniería que parte de una base racional también tiene una
basante artística por el mero hecho de que no todo está específicamente
especificado”
De la relación que su padre mantuvo con Eduardo Chillida decía “Chillida es la
figura y mi padre la ayuda, mientras que con Eusebio Sempere es al revés”.
Añadía que “tanto a Chillida como a Fernández Ordóñez no les gustaba nada la
mediocridad ni que les pongan a parir. Tenían una gran obsesión por la
ambición a la hora de realizar sus proyectos y por eso fueron pioneros en su
época por el uso de materiales innovadores. Ambos también solían ubicar sus
obras en medio de la naturaleza dando especial atención a su perdurabilidad.
Jafo creía en la perduración de las obras que él construía. Tenía la visión de
500 años, no como período de retorno sino con la idea de la perduración de las
columnas romanas, es decir, con algo que quedaría allí formando parte del
lugar y de la história”.
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“Un puente es una relación con un río, con la naturaleza y con la história que
rodea el lugar, por tanto, no es descabellado pensar que el propio puente
puede pasar a la historia y que su concepción formara parte de ese lugar.
Después de posibles desastres naturales en la história, mi padre veía la pila del
puente del Diablo en Martorell caída al suelo como las columnas de la antigua
Grecia”.
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