Total Austral

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T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Procuración General de la Nación
S u p r e m a
C o r t e
:
- I A fs. 558/578, Total Austral S.A. promovió demanda
declarativa de certeza contra la Provincia de Tierra del Fue go, Antártida e Islas del Atlántico Sur (en adelante, "la
Provincia" o "Tierra del Fuego"), en los términos del art. 322
del Código Proces al Civil y Comercial de la Nación.
Pretende que V.E. disipe el estado de incertidumbre
existente respecto del alcance de la jurisdicción tributaria
provincial sobre yacimientos de hidrocarburos situados en el
mar territorial, fuera de la franja de tres mi llas marinas
contadas desde las líneas de base establecidas por la ley
23.968, en especial, respecto de los ejercicios 1991, 1992,
1993 y enero de 1994. Asimismo, solicitó que se declare la
inconstitucionalidad de los arts. 2 y 81 de la Constitución
Provincial, mediante los cuales pretende extender su territo rio más allá de los límites que le fueran fijados por las
normas federales en la materia.
Explicó que, conjuntamente con las empresas Win tershall Energía S.A. (ex Deminex Argentina S.A.) y Pan Ame rican Sur S.R.L. (ex Bridas Austral S.A.), es concesionaria,
desde el 16/02/94, de la explotación de hidrocarburos sobre el
lote "Hidra", ubicado a unos 12,8 kms. de la costa de la Isla
Grande de Tierra del Fuego, en las cercanías de la es tancia
Río Cullen. Medido en millas marinas o náuticas (equi valente a
1852
mts.),
"Hidra"
-como
punto
de
extracción
de
los
hidrocarburos contenidos en la cuenca - está ubicada a 7 millas
marinas de la tierra.
Adujo que el 23/12/96, la Dirección Genera l de Rentas de la demandada determinó de oficio una supuesta diferen cia en el impuesto sobre los ingresos brutos por los antici pos
-1-
marzo de 1991 a diciembre de 1992. Esta determinación se fundó
en la presunta jurisdicción provincial sobre los espa cios
marítimos en los cuales se asienta el yacimiento Hidra, de
modo que atribuía a la Provincia los ingresos obtenidos en el
mar territorial.
Manifestó haber recurrido dicho acto administrativo
y que, sin embargo, el organismo recaudador provincial recha zó
las defensas presentadas, al insistir en la existencia de
potestad tributaria provincial sobre las actividades desarro lladas fuera de las 3 millas marinas.
Contra tal denegatoria, interpuso un recurso de
apelación ante el Ministerio de Economía, Obras y Ser vicios
Públicos de la Provincia -cuya copia agregó a fs. 231/328 - el
cual -sostuvo- se encontraba pendiente de resolución al ini cio
de esta acción.
Recordó que el art. 1 1 de la ley 23.775 declaró
Provincia al entonces Territorio de Tierra del Fuego, Ant ártida e Islas del Atlántico Sur y fijó sus límites. Sin embar go, el Poder Ejecutivo Nacional observó la parte del artículo
citado que establecía los límites y promulgó la ley sin ese
texto (cfr. art. 1 1, decreto 905/90).
Concluyó, entonces, que los lími tes de la Provincia
creada debían necesariamente coincidir con los del entonces
Territorio de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlán tico Sur, fijados por decreto -ley 2191/57, el cual carecía de
referencia alguna al mar territorial o plataforma cont inental.
Sin
embargo,
reconoció
que,
al
adquirir
el
ex-Territorio el status de Provincia, resulta aplicable la ley
18.502, que otorga a estas unidades políticas jurisdic ción
sobre las zonas marí timas hasta una distancia de tres millas
marinas medidas desde la línea de más bajas mareas o, a partir
del dictado de la ley 23.968, de las líneas de base allí
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definidas.
Añadió que no existen normas de rango constitucio nal
que atribuyan a las provinci as dominio o jurisdicción alguna
sobre el mar territorial o plataforma submarina, pues las
normas legales a través de las cuales la Nación ejerció su
mandato constitucional referido a la fijación de los lími tes,
les otorgaron una jurisdicción restringida,
tales como el
texto original del art. 2340 del Código Civil, o la ley
18.502.
Fuera de esta última ley, descartó que se hubieran
producido modificaciones relacionadas con el alcance de la
jurisdicción provincial sobre los espacios marítimos. En es pecial, analizó las leyes 23.968; 24.145; 24.543, y 24.922,
para negarles efectos innovativos respecto de la distribución
de potestades efectuada por su similar 18.502.
Indicó que la Provincia carece de dominio origina rio
sobre el mar territorial o la plataforma submarina y que su
carácter archipielágico no altera el reparto jurisdiccio nal de
la ley 18.502, con citas de la jurisprudencia y legis lación de
los Estados Unidos de América, Méjico y Brasil.
Ofreció prueba y solicitó que el proceso tramite
bajo las normas del juicio sumario.
A fs. 589/594 amplió su demanda, a fin de que tam bién V.E. disipe el estado de incertidumbre existente respec to
del alcance de su jurisdicción tributaria sobre los espe jos de
agua ubicados en la zona de la Bahía de San Sebastián y el
norte de la Isla Grande, desde el F 1 Cabo Espíritu Santo hasta
la Punta de Arenas, los cuales -afirmó- se encuentran fuera de
la franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de
base establecidas por ley 23.968.
Señaló que la resolución 277/00 de la Dirección
Provincial de Puertos de la Provincia fijó los límites de los
-3-
espejos de agua ubicados en la zona de la Bahía de San Sebas tián y el norte de la Isla Grande, desde el F 1 Cabo Espíritu
Santo hasta la Punta de Are nas y estableció tasas para las
embarcaciones del tipo buques tanques y de carga general, y
buques de apoyo supplies, que operen dentro de las zonas así
delimitadas.
De esta forma, entendió que la nueva cuestión plan teada persigue el mismo fin que la inco ada a fs. 558/578, pues
en ambos casos el debate se circunscribe al alcance ju risdiccional de Tierra del Fuego sobre su litoral marítimo.
Ofreció nuevas pruebas y también solicitó que el
proceso tramite bajo las normas del juicio sumario.
- II De conformidad con el dictamen de este Ministerio
Público de fs. 580, V.E. declaró que la causa corresponde a su
competencia originaria y ordenó el traslado de la demanda (fs.
581), así como de su ampliación (fs. 595).
- III A fs. 694/816, la Provincia contestó la demanda y
solicitó su rechazo.
En primer lugar, consintió la distancia de 7 millas
que alegó la actora respecto de la ubicación del punto de
extracción de los hidrocarburos del lote Hidra (cfr. 2 párra fo, fs. 700).
A continuación, reconoció que el nudo gordiano de la
presente controversia consiste en determinar cuál es el límite
territorial en lo que respecta al mar que la circunda.
Para ello, consideró necesario distinguir el recla mo
fiscal en dos períodos: el correspondiente al ex Territorio
Nacional de Tierra del Fuego (1991 al 09/01/92) y el que
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comienza con la fecha de asunción de las nuevas autoridades
provinciales (10/01/92 al 31/01/94).
Respecto del primer período, afirmó que los terri torios nacionales constituían úni camente divisiones territo riales administrativas del Estado Federal y, por ende, que
tanto sus límites, como la competencia de los funcionarios que
en ellos se desempeñaban, revestían el mismo carácter.
De lo anterior derivó que si el Territorio Nacional
era parte del todo (Estado Federal), como una división terri torial administrativa de él, sus límites son precisamente los
de ese Estado Federal que integra, y abarcan, en consecuen cia,
el punto de extracción de los hidrocarburos del lote Hidra.
Afirmó a continuación que los impuestos no abonados
por la actora con anterioridad al 10/01/92, a raíz de la ac tividad ejercida en el Territorio Nacional, pertenecían al
Estado Nacional, quien se los cedió mediante el convenio in terestadual del 9/10/96, ratifica do por ley provincial 365 y
decreto nacional 9/97.
Por esto, ratificó sus facultades para percibir el
impuesto
sobre
los
ingresos
brutos
con
anterioridad
al
10/01/92, a raíz de la actividad desarrollada por la actora
dentro de los límites territoriales del Estado Nacional, del
cual -reiteró- el Territorio Nacional de Tierra del Fuego era
una división administrativa.
Por
otra
parte,
respecto
del
segundo
período
(10/01/92 al 31/01/94) y ya transformado el Territorio Nacio nal en Provincia, reconoció que el Congreso Nacional puede
válidamente restringir el dominio y la jurisdicción marítima
de éstas.
Explicó que tal decisión se adoptó mediante la ley
18.502 pues, a la fecha de su dictado, la comunidad interna cional reconocía a los estados nacionales el dominio sobre el
-5-
mar que bañaba sus costas hasta una distancia de 3 millas. De
esta forma, razonó, la limitación colocada a las provincias
por la ley 18.502 tenía una loable intención, cual era evitar
que extendieran su potest ad más allá de los límites reconoci dos al mismo Estado Nacional.
Pero entendió que la mencionada ley ha sido implí citamente derogada con la suscripción, por parte de la Repú blica Argentina, de la "Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del M ar", el 5/10/84.
La sección 2 del art. 3 de la citada Convención
preceptúa que todo estado tiene derecho a establecer su mar
territorial hasta un límite que no exceda de 12 millas mari nas
medidas a partir de las líneas de base.
Consideró, entonces, que, a partir de la suscrip ción
de este acuerdo, el Estado Nacional, quien actuó no sólo por
sí sino en representación de todas las provincias que lo
conforman, adoptó y aceptó un nuevo límite marítimo de 12
millas, lo que implica un ex preso reconocimiento sobre los
límites que las provincias con litoral marítimo pasarían, en
lo sucesivo, a tener.
La adopción del nuevo límite marítimo para la Na ción, agregó, encuentra recepción expresa en la ley 23.968 y
en la posterior aprobación de l a "Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar", a través de la ley 24.543.
A mayor abundamiento, sostuvo que los nuevos lími tes
provinciales quedaron corroborados mediante el dictado de
sucesivas leyes por parte del Congreso Nacional, tale s como
las 24.145 y 24.922 y citó, en su apoyo, opiniones vertidas
por distintos legisladores durante los debates que precedie ron
a sus respectivas sanciones.
Analizó el alcance de los beneficios reconocidos a
la actora por la ley 19.640 y describió el pr oceso de extrac-
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ción y tratamiento de los hidrocarburos con su correspondien te
régimen fiscal y aduanero, para tachar de inadmisible la
pretensión de la accionante de sustraerse al cumplimiento de
sus obligaciones tributarias tanto frente al fisco naciona l
como al provincial, en contradicción con sus propios actos.
Como consideración adicional, planteó la imprescin dibilidad del estado ribereño para la explotación que realiza
la actora, ante el necesario apoyo terrestre, de infraestruc tura, recursos y esf uerzos provinciales que resultan necesa rios para la viabilidad de los yacimientos off shore (costa
afuera).
En cuanto a la petición concreta de autos, rechazó
la inconstitucionalidad incoada, puesto que los arts. 2 y 81
de la Constitución Provincial no fijan límite alguno, así como
también se opuso a la ampliación de la demanda por falta de
legitimación pasiva, al ser la Dirección Provincial de Puertos
un ente autárquico de derecho público, con personería jurídica
propia.
Ofreció prueba y se opuso a la confesional ofrecida
por la actora.
- IV Liminarmente, estimo que, toda vez que la cuestión
en debate no tiene un mero carácter consultivo ni importa una
indagación especulativa sino, antes bien, responde a un caso
que busca precaver los efectos de actos en ciernes, como re sultan ser la intimación de pago del impuesto sobre los in gresos brutos por parte de la Dirección
Provincial
de
Ren -
tas de Tierra del Fuego, y la resolución 277/00 de la Direc ción Provincial de Puertos, requ erimientos éstos a los que la
actora atribuye ilegitimidad y lesión al régimen federal, la
vía intentada es procedente conforme al art. 322 del Código
-7-
Procesal Civil y Comercial de la Nación y la reiterada doc trina de V.E. (arg. Fallos: 307:1379; 310:606;
316:2855;
318:2374, entre otros).
A ello debe sumarse la expresa aceptación de la
demandada a la procedencia formal de la acción (fs. 698).
- V De la forma en que ha quedado planteada la litis, se
desprende que el thema decidendum estriba en determinar :
1.
el alcance de la jurisdicción tributaria provincial
sobre los yacimientos de hidrocarburos situados en el mar
territorial, fuera de la franja de tres millas marinas conta das desde las líneas de base establecidas por la ley 23.968,
respecto de los ej ercicios 1991, 1992, 1993 y enero de 1994;
2.
la inconstitucionalidad de los arts. 2 y 81 de la
Constitución Provincial;
3.
las facultades para estar en juicio de la Dirección
Provincial de Puertos, como ente autárquico de derech o público; y
4.
la extensión de la jurisdicción tributaria de la
Provincia sobre los espejos de agua ubicados en la zona de la
Bahía de San Sebastián y el norte de la Isla Grande, desde el
F1 Cabo Espíritu Santo hasta la Punta de Arenas.
Cabe advertir que el abordaje de tales problemas,
por este Ministerio Público, ha de ceñirse a la cuestión fe deral que entrañan, sin introducirse en la valoración de los
hecho y de las pruebas que la rodean.
- VI Pienso que asiste razón a la demandada en cuanto a
la necesidad de distinguir el reclamo fiscal en dos períodos:
el correspondiente al ex -Territorio Nacional de Tierra del
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Fuego (1991 al 09/01/92) y el que comienza con la fecha de
asunción de las nuevas autoridades provinciales (10/01/92 al
31/01/94).
Para la solución del reclamo atinente al primer
período resulta imprescindible analizar la condición jurídica
de los territorios nacionales.
V.E. ha tenido oportunidad de pronunciarse al res pecto en Fallos: 310:2478. Allí recordó que, cuando en 1884 se
debatió en la Cámara de Diputados el proyecto que dio base a
la ley 1532, el miembro informante, Ramón J. Cárcano, reco noció que el proyecto de territorialización se inspiraba en la
legislación de los Estados Unidos de Amér ica y, en especial,
en la "Ordinance for the Government of the United States
Territory of the Northwest of the Ohio River" de 1787.
Sostuvo el citado legislador en tal oportunidad: " Ybajo cualquier punto de vista que se considere los territorios nacionales ya originariamente adquiridos por la conquista, o más
tarde por la cesión, el gobierno tiene el derecho de administrarlos por el sistema que estime mas propio y conveniente" y,
siguiendo a Story, recordó que " Yninguno de ellos tiene título
alguno para reclamar un gobierno individual", de manera que su
administración quedaba librada a la voluntad del Congreso
Nacional, cuya competencia en la materia emanaba de la propia
Constitución (Diario de Sesiones de la Honorable Cámara de
Diputados, 1884, p. 106 8). El diputado Puebla, por su parte,
aludía a estos estados caracterizándolos como "pro vincias en
embrión" (Diario de Sesiones, 1884, p. 1199).
Del conjunto de las manifestaciones vertidas en los
debates parlamentarios de aquel momento, y de la opinión generalizada de la doctrina, V.E. concluyó en esa oportunidad
que el concepto de territorio suponía una división adminis -
-9-
trativa de la Nación, sometida temporariamente a la jurisdic ción y legislación del gobierno federal, y destinada a con vertirse en provincia autónoma una vez satisfechas las exi gencias que la ley respectiva imponía, y añadió que era de su
esencia la condición temporaria y su potencialidad latente
para incorporarse a las unidades autónomas del régimen fede ral
(Fallos: 310:2478, cons. 3 6).
Se ratificó dicho aserto con la jurisprudencia de la
Corte de los Estados Unidos de América, la cual asimiló a la
condición sub examine con un estado de minoridad avanzado
hacia la adultez, en búsqueda de una completa igualdad
tan
pronto como se alcance ese desarrollo ("Loughborough c/ Bla ke"; 5 Wh. 317). Y citó las palabras de ese mismo tribunal en
"Shively c/Bowlby" (152 U.S. 1), donde sostuvo: " Los territorios son administrados (held) con el objeto de que tan pronto
como su población y aptitud lo justifiquen, sean admitidos en
la Unión como estados en el mismo plano de igualdad (equal
footing) que los estados originarios en todos los sentidos".
Recordó que, con posterioridad, se reiteró este
carácter temporario ("O'Donoghue c/USA", 289 U.S. 516) y, al
hacerse mención de la condición de los jueces territoriales,
se la adjudicó, citando el caso de 182 U.S., 244, 293, a la
situación presumiblemente efímera del gobierno del territo rio.
Dada esta particular característica de los territorios nacionales, V.E. afirmó que los poderes del Congreso
Federal han sido reconocidos como amplios, tanto por la doc trina nacional como por la jurisprudencia norteamericana (Fa llos: 310:2478, cons. 39). Así, en "National Bank c/Country of
Yankton" (101 U.S. 129) se dijo no sólo que el Congreso
Federal podía abrogar leyes dictadas por la legislatura lo cal,
sino también legislar por sí mismo en ese ámbito. Estos
amplios poderes fueron reconocidos, asimismo, en 114 U.S. 43;
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198 U.S. 371 y 301 U.S. 308.
En principio, los actos realizados por la autoridad
federal durante su vigencia temporal, obligarán a los nuevos
estados que se constituyan. Así lo entendió V.E en el prece dente citado en el párrafo anterior, con cita de 267 U.S. 30,
donde afirmó que un estado creado sobre la base de un terri torio y sobre cuyos límites físicos decidió el gobierno na cional "is bound by the previous recognition and adoption of
that line by the United States her predecesor and cannot be
heard to disavow the boundary so recognized" (está ligado por
el reconocimiento y adopción de la línea de frontera efectua da
por los Estados Unidos, su antecesor, y no puede descono cer
esos límites ya admitidos).
En el sub lite, el legislador de facto fijó clar amente los límites físicos, al reestablecer el Territorio Na cional de la Tierra del Fuego, Antártida, e Islas del Atlán tico Sur, mediante el decreto ley 2191/57.
Especificaba su art. 2 1: "El Territorio Nacional de
la Tierra del Fuego, Antártida, e Islas del Atlántico Sur
comprende: la parte oriental de la Isla Grande y demás islas
del archipiélago de Tierra del Fuego e Islas de los Estados y
Año Nuevo, conforme a los límites fijados por el tratado del
23 de julio de 1881, las Islas Malvinas, las Islas Georgias
del Sur, las Islas Sándwich del Sur y el Sector Antártico
Argentino, comprendido entre los meridianos 251 Oeste y 741
Oeste y el paralelo 601 Sur".
De la lectura del artículo trascripto sólo puede
concluirse que el legislador nacional acotó la extensión de la
provincia embrionaria ( embrionary state) allí reestablecida, a
las zonas terrestres que detalló con precisión.
Al hacerlo, utilizó legítimamente las facultades
-11-
conferidas por el art. 67, inc. 14, de la Constitución Nacio nal (1856/60) -como lo reconoce la misma accionada a fs.
720/721-, sin que el Territorio pudiese invocar derechos pro pios y originarios sobre el mar adyacente.
Tampoco resulta válido, en mi entender, el razona miento de la demandada respecto de la confusión de los lími tes
del Territorio con los de la Nación misma. Ella afirma que si
el Territorio Nacional era parte del todo (Estado Fe deral),
como una de sus divisiones territoriales administra tivas, sus
límites
son
precisamente
los
de
ese
Esta do
Federal
que
integra.
Pienso que el silogismo no es correcto. La condi ción
jurídica
del
Territorio,
como
" división
territorial
ad-
ministrativa" de la Nación, no acarrea, como conclusión nece saria, la identidad entre los límites de ambos estamentos, no
sólo por la inexistencia de un precepto que así lo ordene,
sino -fundamentalmente- por la clara letra de art. 2 1 del
decreto ley 2191/57, a través del cual el legislador fijó su
extensión a las zonas terrestres allí precisadas.
Y dicho aserto queda corrobo rado por su condición
jurídica, a la que se hizo referencia supra. Si los territorios nacionales eran administrados con el objeto de, tan
pronto como su población y aptitud lo justifiquen, ser admi tidos como estados en el mismo plano de igualdad ( equal footing) que los estados originarios en todos los sentidos, no
resulta lógico atribuirle ab initio derechos sensiblemente
mayores que los ya reconocidos a los estados originarios (en
el mismo sentido, 399 US 699, "United States v. Louisiana").
En efecto, a la fecha del dictado del decreto ley
2191/57 (BO 19/3/57) no existía dispositivo legal alguno que
reconociera a las provincias jurisdicción sobre el mar terri torial adyacente a sus costas, situación que se verifica re -12-
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cién trece años más tarde, con el di ctado de la ley 18.502 (BO
7/1/70), aspecto sobre el cual coinciden tanto la actora (fs.
566) como la demandada (fs. 721, 3 párrafo).
En este marco, la pretendida creación del Territo rio
Nacional de Tierra del Fuego, con una jurisdicción marí tima
coincidente con la del mismo Estado Federal en ese mo mento
(200 millas medidas desde la línea de las más bajas mareas),
cuando las restantes provincias ribereñas carecían de un
reconocimiento legal expreso en tal sentido, no se evi dencia
coherente con la intención de admitirlo " en el mismo plano de
igualdad
(equal
footing)"
con
los
restantes
estados
originarios.
Al respecto cabe recordar que, entre los criterios
de interpretación posibles, n o debe prescindirse de las con secuencias que se derivan de la adopción de cada uno, pues
ellas constituyen uno de los índices más seguros para verifi car su razonabilidad y su coherencia con el sistema en que
está engarzada la norma (Fallos: 234:482; 302: 1284; 311:1925;
319:2594, entre otros).
Por ello, entiendo que la postura de la demandada,
de asimilar los límites marítimos del territorio nacional a
los del Estado Federal, debe ser rechazada, no sólo por care cer de sustento legal, sino también por cont rariar su propia
condición jurídica antecedente, cual era su potencialidad para
ser
admitida
-en
un
plano
de
igualdad -
a
las
restantes
provincias que conforman la Nación.
Como consecuencia de lo expuesto, y de tener V.E.
por probado que el punto de extrac ción de los hidrocarburos se
encuentra a 7 millas marinas de las líneas de base, debe ría
declarar que el Territorio Nacional de Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur careció allí de jurisdic ción tributaria durante su vigencia.
-13-
- VII El segundo período involucrado en la litis comienza
con la provincialización del territorio nacional.
Establece el art. 1 1 de la ley 23.775: " Declárase
provincia conforme a lo dispuesto en los arts. 13 y 67 inc. 14
de la Constitución Nacional, al actual Territorio Nacional de
la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atrlántico Sur" (el
subrayado me pertenece).
El mismo artículo fijó a continuación los límites,
de la siguiente forma: " La nueva provincia tendrá los siguientes límites: al norte, el paralelo 521 30' Sur hasta tomar
el meridiano 651 Oeste, continuará por él hasta su intersección
con el paralelo 491 Sur; desde este punto seguirá por dicho
paralelo hasta tocar el meridiano 251 Oeste; continuando por
dicho meridiano en dirección al Sur hasta el mismo polo
geográfico en la latitud 901 Sur. Desde el polo proseguirá el
límite por el meridiano 741 Oeste hasta su cruce con el
paralelo
601
Sur,
continuará
por
este
paralelo
hasta
su
intersección con el meridiano de Cabo de Hornos, siguiendo por
dicho meridiano hasta alcanzar la línea divisoria con la
República de Chile. Además de los territorios y espacios marítimos señalados que incluyen a la parte oriental de la Isla
Grande de Tierra del Fuego, Isla de los Estados, isla de Año
Nuevo, Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur, Islas Sándwich
del Sur, grupos insulares y demás territorios comprendidos en
el Sector Antártico Argentino, integrarán la nueva provincia
las demás islas e islotes comprendidos dentro de dichos límites y las islas internas del Canal de Beagle tales como: Redonda, Estorbo, Warden, Conejo, Bridges, Lucas, Bertha, Willie, Despard, Cole, Eclaireurs, Casco, Dos Lomos, Lawrence,
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Gable, Warú, Upú, Yunque, Martillo, Petrel, Chata, Alicia, y
los demás territorios insulares conforme los límites con la
Provincia de Chile" (énfasis, agregado).
El Poder Ejecutivo Nacional observó esta segunda
parte del artículo a través del decreto 905/90, con el argu mento que la delimitación practicada reque ría de mayores precisiones "para adecuarlo al orden jurídico vigente". Agregó, a
continuación, que los límites allí fijados podrían generar,
involuntariamente, interpretaciones de terceros estados que no
responden
a
las
posiciones
sostenidas
en
la
materia
por
nuestro país. Aseguró, por último, que el Poder Ejecutivo
sometería a la consideración del Congreso de la Nación, a la
mayor brevedad, un texto sustitutivo.
En estas condiciones, el Ejecutivo promulgó la ley
23.775, y declaró Provincia " al actual Territorio de Tierra
del Fuego", al mismo tiempo que privó de fuerza legal a los
nuevos límites fijados. Esta promulgación parcial no ha sido
atacada por la demandada, ni resulta manifiestamente inadmi sible a la luz de la doctrina expuesta por V.E. en Fallos:
268:352; 318:445, y 319:1479.
Sobre la base de la ley sancionada, su observación y
simultánea promulgación parcial -cuya validez, repito, no ha
sido
cuestionada-
entiendo
que
los
límites
de
la
nueva
Provincia quedaron circunscriptos a los del entonces Ter ritorio Nacional, fijados por decreto ley 2191/57, sin referencia
alguna al mar adyacente.
Debe notarse, sin embargo, que la adquisición del
nuevo status jurídico otorgó a la Provincia jurisdicción com partida sobre el mar territorial adyacente a sus cost as, hasta
una distancia de 3 millas marinas, conforme lo establece la
ley 18.502.
-15-
Ello es así, pues la citada ley reconoce una juris dicción de tal naturaleza a todos los estados ribereños que
conforman la Nación, sin distinguir entre los existentes a la
fecha de su sanción, o aquellos admitidos con posterioridad.
Por otra parte, si los territorios nacionales eran
administrados con el objeto de, tan pronto como su población y
aptitud
lo
justifiquen,
ser
admitidos
en
la
Nación
com o
estados en el mismo plano de igualdad ( equal footing) que los
originarios en todos los sentidos (152 U.S. 1), resulta en tonces imperativo reconocer que la ley 18.502
-en cuanto
atribuye limitada jurisdicción marítima a los estados ribere ños- también otorga idéntico derecho a la nueva Provincia.
No escapa a mi análisis que la aplicación de la
regla del equal footing no arroja idéntico resultado en la
jurisprudencia de la Suprema Corte de los Estados Unidos de
América, respecto de la soberanía estadual so bre la franja de
3 millas marinas adyacente a las costas. Dicho Tribunal mani festó que resultaba una base válida para afirmar los derechos
supremos de los estados en las aguas interiores a sus costas
y, con idéntico razonamiento, conducía a concluir que l os
intereses y responsabilidades federales -y por ende sus derechos- eran supremos en las aguas adyacentes, dentro de las 3
millas marinas (cfr. 332 U.S. 19; 339 U.S. 699; 339 U.S. 707).
Pero la situación difiere en nuestro país, donde el
legislador expresamente reconoció la jurisdicción provincial
sobre el mar territorial adyacente a sus costas, hasta una
distancia de 3 millas marinas, sin perjuicio de la que co rresponde al Estado Nacional en toda la extensión del mar
territorial (arts. 1 1 y 31, ley 18.502).
En este sentido, entiendo que la regla del
equal
footing ratifica la correcta aplicación al caso de la ley
-16-
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Provincia de s/ acción declarativa.
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18.502, y corrobora la necesaria paridad en los derechos que
debe reconocerse al estado embrionario, por acce der a su nuevo
status de provincia (221 U.S. 559; 399 U.S. 707).
- VIII Con posterioridad al dictado de la ley de provin cialización (N1 23.775), se sancionó la 23.968, a través de la
cual el Congreso Nacional fijó las líneas de base de la
República Argentina y estableció que el mar territorial se
extiende hasta una distancia de 12 millas marinas a partir de
dichas líneas (art. 3 1). Limitó, asimismo, la zona contigua
(art. 41), la zona económica exclusiva (art. 5 1) y la plataforma continental (art. 6 1), a la vez que precisó el alcance de
las facultades que -sobre cada una de ellas - ejerce la Nación
Argentina.
Contrariamente a lo sostenido por la demandada, no
se desprende de su análisis que la Nación reconozca a las
provincias -en forma alguna- jurisdicción sobre el nuevo mar
territorial allí definido (12 millas).
Ratifican este aserto los debates originados con
motivo de su sanción, en especial, las manifestaciones de los
diputados Corchuelo Blasco, Flores, Caputo, Durañona y Vedia,
y Garay.
El primero de ellos, entonces diputado por la Pro vincia del Chubut, expresó su rechazo al proyecto en los si guientes términos: " Vengo a este recinto a afirmar expresamente y por mandato del gobernador y la legislatura de mi
provincia, así como por el reclamo unánime de las provincias
que cuentan con litoral marítimo, que esta Honorable Cámara
debe reflexionar antes de aprobar leyes de este tipo, que no
contribuyen en nada a garantizar los derechos territoriales y
-17-
jurisdiccionales de las provincias con litoral marítimo sobre
el mar territorial, el espacio aéreo, el lecho y el subsuelo
del marY También me resulta evidente que me encuentro en minoría en esta Cámara acerca del tema del mar territorial, de
nuestra soberanía sobre las 200 millas y de la zona económica
exclusiva. Sin embargo, no estoy dispuesto a desoír el reclamo
de las provincias sobre estos temas" (Diario de Sesiones de la
Honorable Cámara de Diputados de la Nación, 04/07/91, p.
1202).
El diputado Flores, por la Prov incia de Santa Cruz,
agregó: "Sin embargo, la soberanía no se va a ejercer plenamente si no se explotan esos recursos y si no se respetan los
derechos que los estados provinciales ribereños reivindicamos
con respecto a la jurisdicción y al dominio sobre los recursos
vivos y no vivos del mar hasta las 200 millas. Esta es la ley
de derecho interno que falta. Discutiremos el tema en la
oportunidad de analizar la nueva ley de hidrocarburos. Lo
haremos en este recinto cuando discutamos la ley de pescaY"
(Diario de Sesiones, 14 y 15/08/91, p. 2403).
Por su parte, los diputados Caputo, Durañona y Ve dia
y Garay coincidieron al señalar que el proyecto en debate
regulaba la relación con terceros estados y no delimitaba del
dominio entre la Nación y las provincias sobre las aguas (cfr.
Diario de Sesiones, 14 y 15/08/91, p. 2399; 2407 y 2409,
respectivamente).
Cierto es que las palabras o conceptos vertidos en
el seno del Congreso con motivo de la discusión de una ley
son, en general, simple s manifestaciones de opinión indivi dual
de las personas que las pronuncian (Fallos: 77:319), pero no
puede decirse lo mismo de las explicaciones brindadas por los
miembros
informantes
de
los
proyectos,
-18-
pues
tales
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explicaciones o informes constituyen una f uente propia de
interpretación (Fallos: 33:228; 100:51; 114:298; 141:254).
Y precisamente el miembro informante, diputado Mot ta, disipó toda duda sobre los alcances del proyecto, cuando
aseveró: "Es necesario y conveniente tener presente que estamos legislando sobre los mares adyacentes a la República Argentina. A mí no se me escapa -lo mismo ocurre con la Comisión
de Relaciones Exteriores y Culto- la posibilidad que tienen
las provincias ribereñas de discutir a la Nación el producido
de los frutos del mar, pero ese es un problema entre la Nación
y los estados provinciales. En síntesis, hemos puesto especial
cuidado en que esta iniciativa regule única y exclusivamente
todo lo vinculado a la relación de la República Argentina con
los
demás
objeciones
países.
que
Digo
estimo
esto
surgen
porque
de
una
ha
habido
confusión
algunas
sobre
el
particular. De ahí la necesidad de que el tema quede debidamente aclarado" (Diario de Sesiones, 14 y 15/08/91, p. 2398,
subrayado agregado).
Sobre la base de estos elemen tos, considero que no
existe apoyo suficiente para sostener que la ley 23.968 alte ró
el reparto de la jurisdicción marítima entre Nación y pro vincias, siendo claro que regula una materia ajena, cual es la
fijación de las líneas de base de la República y la extensión
de las diferentes áreas marítimas a partir de ellas.
Destaco, por último, que esta interpretación sobre
la ley 23.968 y su incidencia en el reparto de la jurisdic ción
marítima entre Nación y provincias, ya ha sido sostenida por
este Ministerio Público in re "Harengus S.A. c/Provincia de
Santa Cruz" (Fallos: 317:397, acápite 10).
- IX Cuatro años después de fijadas las líneas de base a
-19-
través de la ley 23.968, el Congreso Nacional dictó la ley
24.543, mediante la cua l aprobó la "Convención de las Nacio nes
Unidas sobre el Derecho del Mar", suscripta por la Repú blica
Argentina el 5/10/84.
El art. 3 de la sección 2 de la citada Convención
preceptúa que todo estado tiene derecho a establecer la an chura de su mar territ orial hasta un límite que no exceda de
12 millas marinas, medidas a partir de las líneas de base.
Afirma la demandada que, desde la suscripción de
este acuerdo, el Estado Nacional, quien actuó no sólo por sí
sino en representación de todas las provincias q ue lo conforman, adoptó y aceptó un nuevo límite marítimo de 12 millas, lo
que significó un expreso reconocimiento sobre los límites que
las provincias con litoral marítimo pasarían, en lo suce sivo,
a tener.
Con
carácter
previo,
debo
destacar
que
la
ley
24.543, aprobatoria de la citada Convención, fue sancionada el
13/09/95, es decir, con posterioridad a los períodos re clamados en autos (1991, 1992, 1993 y enero de 1994), razón
por la cual sus disposiciones resultarían ajenas a la materia
en debate.
Sin embargo, para la hipótesis que V.E. considere
que este tratado resulta aplicable a partir de su suscripción
por parte del Poder Ejecutivo Nacional, no obstante que, du rante los períodos de autos, no contaba aún con la aprobación
legislativa, analizo a co ntinuación su incidencia en el sub
examine.
Ha sostenido la Corte que su misión más importante
consiste en interpretar la Constitución Nacional, de modo que
el ejercicio de la autoridad nacional y provincial se desen vuelva armoniosamente, evitando interferencias o roces sus ceptibles de acrecentar los poderes del gobierno central en
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detrimento de las facultades provinciales y viceversa. Del
logro de ese equilibro debe resultar la amalgama perfecta
entre las tendencias unitaria y fe deral, que los originarios
constituyentes propiciaron mediante la coexistencia de dos
ordenes de gobierno cuyos órganos actuaran en órbitas distin tas, debiendo encontrarse sólo para ayudarse pero nunca para
destruirse (Fallos: 186:170; 307:360, entre otro s).
Dentro de la forma federal de Estado, la existencia
de dos esferas de gobierno, una con poderes delegados (Na ción)
y otra con poderes conservados (provincias), ha genera do desde
siempre el problema de la definición de las fronte ras de la
competencia. A este respecto, y como línea separa tiva de los
centros de autoridad, se reconoce como facultades de las
provincias todas las requeridas para la debida satis facción de
las
necesidades
exigidas
por
el
gobierno
civil
de
cada
localidad, teniendo como lími te las atribuciones inhe rentes al
gobierno central, en orden a la dirección de las relaciones
exteriores y a satisfacer las exigencias generales de la
Nación (Fallos: 317:1195, voto del Dr. Fayt).
No cabe duda, entonces, que la dirección de las
relaciones exteriores ha sido una competencia expresamente
atribuida por la Constitución Nacional al Gobierno Federal
(art. 75, inc. 22), y su ejercicio prohibido a las provincias
(art. 126).
Con estas atribuciones -sumadas a la facultad ex clusiva de fijar los límites interprovinciales (art. 75, inc.
15)- es que el Gobierno Federal suscribió y ratificó la "Con vención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar" en
nombre de la República Argentina.
El art. I, acápite 2.1, de la misma es tablece: "Por
'Estados Partes' se entiende los Estados que hayan consentido
en obligarse por esta Convención y respecto de los cuales la
-21-
Convención entra en vigor". Es la República Argentina la que
consintió en obligarse por medio de la Convención, y sólo ella
reviste el carácter de "estado parte". Como consecuen cia, la
comunidad jurídica internacional le reconoce el dere cho de
establecer su mar territorial hasta un límite que no exceda de
12 millas marinas medidas a partir de las líneas de base,
facultad ya utilizada con el dictado de la ley 23.968.
Resulta improcedente, entonces, la postura de la
demandada, al atribuirse derechos nacidos de una convención en
la cual no reviste el carácter de "Estado Parte", y que
tampoco contiene disposición alguna que s ustente su postura
como subunidad política de un "Estado Parte". Ello es así,
máxime cuando el Estado Parte suscribió y ratificó la Conven ción sobre el Derecho del Mar en uso de facultades exclusivas
y excluyentes y adecuó su legislación interna al compro miso
internacional asumido (ley 23.968), sin mención alguna de los
derechos que invoca la demandada.
Este tipo de regulaciones, como facultad de la au toridad federal, resulta compatible con la representación que
la Nación ejerce en el ámbito de las relaciones exteriores
(Fallos: 319:998) y, en el caso concreto, para acordar los
diversos aspectos que la naturaleza común de los mares impone
a la comunidad jurídica internacional (v.gr. en lo relativo a
pesca, tratamiento de los residuos, paso de los buques, etc.).
Por último, del mismo debate parlamentario de la ley
24.543 surge que la ratificación de la Convención sobre el
Derecho del Mar no alteraba la distribución de potestades
entre Nación y provincias sobre dichos espaci os (Diario de
Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, 31/05/95, p.
1686/7).
Por lo expuesto, considero que ninguna razón asiste
a la demandada para fundar su derecho en la "Convención de las
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Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar", por resultar
su
aprobación posterior a los períodos de la litis y, subsi diariamente, por no revestir el carácter de "estado parte".
- X La Provincia también funda su pretensión en la ley
24.145, a la que atribuye el carácter de clara manifestación
del Congreso Nacional respecto de los límites territoriales de
las provincias con litoral marítimo (cfr. fs. 723, pto. b).
Mediante la citada ley, el Estado Nacional transfi rió el dominio público de determinados yacimientos de hidro carburos a las provincias, otorgó perm isos de exploración a
YPF S.A., transformó otros en concesiones de explotación,
ratificó el decreto 2778/90 -que transformó a YPF S.E. en YPF
S.A.- y aprobó la declaración de "sujeta a privatización" de
YPF S.A.
Dispone su art. 1 1: "Transfiérese el dominio público
de los yacimientos de hidrocarburos del Estado Nacional a las
Provincias en cuyos territorios se encuentren, incluyendo los
situados en el mar adyacente a sus costas hasta una distancia
de Doce (12) millas marinas medidas desde las líneas de base
reconocidas por la legislación vigenteY" (énfasis, agregado).
En este punto es prudente recordar que "...la pri mera fuente de interpretación de la ley es su letra y las
palabras deben entenderse empleadas en su verdadero sentido ,
en el que tienen en la vida diaria, y cuando la ley emplea
varios términos sucesivos, es la regla más segura de inter pretación la de que esos términos no son superfluos, sino que
han sido empleados con algún propósito, sea de ampliar, de
limitar
o
de
corregir
los
conceptos"
307:928, entre otros).
-23-
(Fallos:
200:176;
La indicación "en cuyos territorios se encuentren"
seguida del término " incluyendo" no puede ser entendida como
una redacción descuidada o desafortunada del legislador, sino
que la sucesión ent re ambos indica que los yacimientos situa dos en el mar adyacente a las costas hasta una distancia de 12
millas marinas no se encontraban dentro del territorio y que,
por tal motivo, el legislador debió realizar una salve dad
expresa, ampliando el alcance del precepto.
La postura de la accionada, en consecuencia, no
aparenta ser una razonable derivación de los términos utili zados, puesto que, de considerar el legislador que los yaci mientos en discusión se encontraban dentro del territorio
provincial, la salvedad apuntada hubiera resultado superflua.
- XI Por último, aunque no por ello menos importante,
entiendo que resulta claro que ni el decreto 214/94, del
10/02/94, ni la ley 24.922, sancionada el 9/12/97, son apli cables para la solución de este punto del litigio, por resul tar sus respectivas vigencias posteriores a los períodos tri butarios discutidos (1991, 1992, 1993 y enero de 1994).
Sobre la base de los argumentos desarrollados, con sidero que V.E. debería declarar que l a jurisdicción tributaria de la Provincia demandada, sobre yacimientos de hidrocar buros situados en el mar territorial, se extiende hasta la
franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de
base establecidas por la ley 23.968, respecto de los e jercicios 1991, 1992, 1993 y enero de 1994.
- XII La actora solicita, asimismo, que V.E. declare la
inconstitucionalidad de los arts. 2 y 81 de la Constitución
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Provincial, mediante los cuales -alega- se pretende extender
el territorio provincial más a llá de los límites que le fue ran
fijados por las normas federales en la materia.
Establece el art. 2 1 de dicha Constitución: " La
Provincia tiene los límites territoriales y los espacios marítimos y aéreos que por derecho le corresponden, de conformidad con los límites internacionales de la República Argentina. Cualquier modificación de los límites deberá ser autorizada por ley especial aprobada por las tres cuartas partes
de los miembros de la Legislatura y sometida a consulta popular".
Por su parte, el art. 81 preceptúa: " Son del dominio
exclusivo, inalienable e imprescriptible de la Provincia el
espacio
aéreo,
los
recursos
naturales,
superficiales
y
subyacentes, renovables y no renovables y los contenidos en el
mar adyacente y su lecho, extendiendo su jurisdicción en
materia de explotación económica hasta donde la República
ejerce su jurisdicción, inclusive los que hasta la fecha fueren administrados y regulados por el Estado Nacional. El Estado provincial sólo podrá intervenir en la explotación y
transformación de los recursos naturales con carácter subsidiario, cuando exista manifiesta y probada incapacidad o desinterés para ello en la actividad privada, promoviéndose la
industrialización en su lugar de origen. Los convenios de
concesión de recursos energéticos asegurarán, en todos los
casos, el total abastecimiento de las necesidades de la Provincia en esa materia. La Legislatura dictará leyes de protección de este patrimonio con el objeto de evitar la explotación y utilización irracionales" (el subrayado me pertene ce).
-25-
Estimo oportuno recordar que la declaración de in constitucionalidad de un precepto de jerarquía legal consti tuye la más delicada de las funciones a encomendar a un tri bunal de justicia , configurando un acto de suma gravedad que
debe ser considerado la ultima ratio del orden jurídico (Fa llos: 302:1149; 303:1708, entre muchos otros); por lo que no
cabe formularla sino cuando un acabado examen del precepto
conduce a la convicción cierta d e que su aplicación conculca
el derecho o la garantía constitucional invocados (conf. doc trina de Fallos: 315:923, in re L.172, L. XXXI, "Lavandera de
Rizzi, Silvia c/ Instituto Provincial de la Vivienda", sen tencia del 17 de marzo de 1998) - y que la colisión con los
preceptos y garantías de la Constitución Nacional debe surgir
de la ley misma y no de la aplicación irrazonable que de ella
se haga en el caso concreto (Fallos: 317:44).
En este entendimiento, nada exhibe el art. 2 1 trascripto que contradiga el análisis realizado en los puntos
precedentes, en cuanto interpreto que la mención a los lími tes
que "por derecho" le corresponden a la Provincia recono cerá su
origen en la respectiva ley que dicte el Congreso Nacional, en
uso de las facultades conferidas por el art. 75, inc. 15, de
la Constitución Nacional.
Por el contrario, pienso que el art. 81 citado, al
extender la jurisdicción provincial en materia de explotación
económica hasta donde la República ejerce su jurisdicció n,
avanza indebidamente sobre una materia reservada al Congreso
Federal (art. 75, inc. 15, Constitución Nacional) y, simultá neamente, prohibida a las provincias (art. 126).
Sólo el Congreso Federal arregla, en forma defini tiva, los límites del territorio de la Nación y fija los de
las provincias (Fallos: 285:240), lo cual impide decisiones
unilaterales como supone el art. 81 sub examine.
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Por otra parte, como ha sostenido V.E. en una cues tión sustancialmente idéntica a la aquí ventilada, también
referida a la extensión de la jurisdicción provincial sobre el
mar adyacente, "Yadmitir la pretensión provincial contravendría normas nacionales dictadas en el uso de facultades
vinculadas con el ejercicio de la soberanía, lo que resulta
inaceptable por imperio de la cláusula de supremacía contenida
en el art. 31 de la Constitución Nacional" (Fallos: 317:397,
cons. 7).
Sobre la base de lo expuesto, es mi postura que sólo
es inconstitucional el art. 81 de la Constitución de la
Provincia demandada, lo cual así debe ser declarado.
- XIII Establecido lo anterior, corresponde analizar la
ampliación de la demanda de fs. 589/594, dirigida a despejar
el estado de incertidumbre que ocasionó el dictado de la re solución de la Dirección Provincial de Puertos N1 227/00, del
28 de junio de 2000.
La accionada opuso a ello la falta de legitimación
pasiva, por revestir la Dirección Provincial de Puertos como
un ente autárquico de derecho público, con personería jurídi ca
propia (fs. 785, pto. 10).
Según reiterada doctrina del Tribunal, a efectos de
que una provincia pueda ser tenida como parte y proceda, en
consecuencia, la competencia originaria prevista en el art.
117 de la Constitución Nacional, es necesario que ella parti cipe nominal y sustancialmen te en el pleito -ya sea como actora, demandada o tercero - y que tenga en el litigio un inte rés directo, de tal manera que la sentencia que se dicte le
resulte obligatoria (Fallos: 311:870 y 1822; 312:1227 y 1457;
313:144; 314:508, entre muchos otros).
-27-
También ha dicho V.E. que esa calidad de parte debe
surgir, en forma manifiesta, de la realidad jurídica, más allá
de la voluntad de los litigantes en sus expresiones for males
(Fallos: 307:2249; 308:2621; 314:405).
Según los término s de la demanda y su ampliación, a
cuya exposición de los hechos se debe acudir de modo princi pal
para determinar la competencia según el art. 4 1 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación y doctrina de Fa llos:
306:1056; 308:2230, entre otros, entiendo que la Pro vincia ha
sido nominal y sustancialmente demandada en el sub lite, toda
vez que, si bien la pretensión se dirige contra un ente
autárquico provincial, la actora cuestiona -en definitiva- el
alcance de la jurisdicción de Tierra del Fuego fuera de la
franja marítima de 3 millas marinas contadas desde las líneas
de base normal establecidas por la ley 23.968. De ello se
sigue que la Provincia tiene un interés sustancial en el
pleito, en tanto la soluci ón puede llegar a afectar el alcan ce
de la jurisdicción que invoca sobre el mar adyacente (cfr.
dictamen de este Ministerio Público in re "Ente Nacional de
Obras Hídricas de Saneamiento c/Servicio Provincial de Agua
Potable y Saneamiento de Formosa", del 8/7/98, compartido por
el Tribunal. Fallos: 321:3021).
Al respecto, deviene intrascendente la naturaleza
reglamentaria del acto atacado, y la falta de agotamiento de
los trámites administrativos previstos en la legislación pro vincial, ya que la competenci a originaria de la Corte, que
proviene de la Constitución, no puede quedar subordinada al
cumplimiento de requisitos exigidos por las leyes locales
(Fallos: 312:475; 323:1206, entre otros).
En consecuencia, opino que debe rechazarse la de fensa de falta de legitimación pasiva opuesta por la demanda da.
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- XIV En cuanto al fondo del asunto, considero que se
impone idéntica conclusión a la sostenida en los acápites VI a
XII del presente dictamen, a excepción de lo manifestado
respecto del decreto 214/94 y l a ley 24.922 (pto. XI).
Ambas disposiciones se encontraban vigentes a la
fecha de emisión del acto administrativo atacado (28/06/00),
aunque considero que no alteran el resultado final del plei to.
En efecto, mediante el decreto 21 4/94 se dispuso la
conversión del contrato N 1 19.944, vigente entre YPF S.A.,
Total Austral S.A., Deminex Argentina S.A. y Bridas Austral
S.A., en un permiso de exploración, una concesión de explota ción y de transporte de hidrocarburos, sobre determinados
espacios identificados como "Área I de la Cuenca Austral"
(cfr. arts. 1 y 20).
La demandada considera que este reglamento consti tuye un inequívoco reconocimiento de que los límites provin ciales se extienden hasta las 12 millas marinas, basándose en
su vigésimo considerando, en el pago directo de las regalías a
su favor, y en la concesión de las instalaciones de trans porte
que ella dispone.
En el vigésimo párrafo de los considerandos del
decreto se manifiesta: " Que asimismo se contempla en interés
de las provincias donde se encuentran los yacimientos en
cuanto se aseguran los derechos de las mismas que emanan del
art. 13 de la ley 17.319, para la percepción de las regalías
correspondientes a la extracción de hidrocarburos dentro de
sus límites territoriales" (énfasis agregado por la demanda da).
Por su parte, el art. 20 establece: " Otórgase a
-29-
Total Austral S.A., Deminex Argentina S.A. y Bridas Austral
S.A. (Y) un concesión de transporte respecto de las instalaciones que se enumeran en el anexo I del presente decreto,
ubicadas en la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur" (énfasis agregado por la demandada).
Es mi parecer que no puede otorgarse a tales mani festaciones carácter declarativo del derecho que asistiría a
la demandada, pues solo el Congreso Federal arregla, en forma
definitiva, los límites del territorio de la Nación y fija los
de las provincias (art. 75, inc. 15, Constitución Nacio nal),
mientras el Poder Ejecut ivo carece de toda competencia al
respecto.
Siendo un principio fundamental de nuestro sistema
político la división del Gobierno en tres grandes departamen tos, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, independien tes y soberanos en su esfera, se sigue forzosamente que las
atribuciones de cada uno le son peculiares y exclusivas, pues
el uso concurrente o común de ellas harían, necesariamente,
desaparecer la línea de separación entre los tres altos pode res políticos, y destruiría la base de nuestra forma de gobierno (Fallos: 1:32).
A mayor abundamiento, aún asumiendo la negligencia
del Poder Ejecutivo en el dictado de la norma cuestionada, no
podría válidamente derivarse de ello la ampliación de las
potestades provinciales, pues funcionarios que carecen
de
competencia para disponer de la jurisdicción nacional exclu siva no pueden, con su conducta u omisión, causar su pérdida
("And even assuming that Government agencies have been negligent in failing to recognize or assert the claims of the Government at an earlier date, the great interests ot the Government in this ocean area are not to be forfeited as a result. The Government, which holds its interests here and el-30-
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sewhere in trust for all the people, is not to be deprived of
those interests by the ordinary court rules designed particularly for private disputes over individually owned pieces of
property; and officers who have no authority at all to dispose
of Government property cannot by their conduct cause the
Government to lose its valuable rights by their acquiescence,
laches, or failure to act". 332 U.S. 19; 310 U.S. 16; 284 U.S.
534; 245
U.S. 24; 243 U.S. 389).
Por otra parte, las regalías a que hace referencia
el art. 11 del decreto 214/94, son las establecidas en los
arts. 59, 62 y cc. de la ley 17.319, que el concesionario debe
abonar mensualmente al Estado Nacional, quien, a su vez y en
mérito a lo dispuesto por el art. 12 del mismo ordena miento,
reconoce, en beneficio de las provincias en cuyos respectivos
territorios se encuentren los yacimientos hidro carburíferos,
una participación pagadera en efectivo y equi valente al monto
total que el Estado perciba de acuerdo con los artículos
citados en primer término.
El reconocimiento de tal participación en beneficio
de la Provincia demandada no implicaría, en mi criterio, una
automática aceptación de sus facultades jurisdiccionales y
tributarias sobre los yacimientos hidrocarburíferos ubicados
fuera de las 3 millas marinas.
Dicho reconocimiento obedece a valoraciones de solidaridad y trato leal, conforme se desprende del mensaje de
elevación del proyecto de la ley 17.319, donde se manifestó:
"Las provincias productoras de hidrocarburos seguirán percibiendo una participación de la explotación, que será igual a
la que el Estado nacional perciba como regalía o tributo
equivalente. Este pago no responde, en derecho estricto, a una
obligación constitucional incumbente al Estado nacional, por
-31-
cuanto siendo los yacimientos de su dominio, las regalías le
pertenecen legítimamente, mas se funda en el respeto de la
situación existente y ratifica valoraciones que se apoyan en
la solidaridad nacional y en el trato leal que en una federación se deben al Estado General y los Estados locales" (el
subrayado me pertenece).
Que la cancelación de su importe se realice en for ma
directa a la Provincia es criterio general a partir del
decreto 1671/69, en el cual se estableció que, cuando el Es tado Nacional perciba el monto de la regalía en efectivo, la
participación de la provincia respectiva -conf. art. 12 de la
ley 17.319- se satisfacerá mediante el pago realizado en for ma
directa por el concesionario a aquélla, actuando "por cuenta y
orden del Estado Nacional, salvo comunicación en contrario
emanada de la autoridad de aplicación" (art. 20).
Por ello considero que el pago directo de las rega lías a la Provincia, establecido en el art. 11 del decreto
214/94, no altera el alcance de su jurisdicción sobre el mar
adyacente.
Por último, la ley 24.922 decla ró del dominio y
jurisdicción de las provincias con litoral marítimo, los re cursos vivos que poblaren las aguas interiores y mar territo rial argentino adyacente a sus costas, hasta las 12 millas
marinas medidas desde las líneas de base. De igual manera,
declaró del dominio y jurisdicción nacionales exclusivos, los
recursos vivos marinos existentes en las aguas de la zona
económica exclusiva argentina y en la plataforma continental
argentina, a partir de las 12 millas desde las líneas de base
(arts. 31 y 41, ley citada).
En mi criterio, no resulta una razonada derivación
de esta norma la extensión de toda la jurisdicción provincial
sobre el mar adyacente, hasta una distancia de 12 millas. El
-32-
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Procuración General de la Nación
legislador se limitó a declarar del domin io y jurisdicción
provincial únicamente los recursos vivos marinos existentes en
tal área, sin mencionar las restantes manifestaciones so bre
las cuales dicho dominio y jurisdicción pueden ejercerse, lo
cuales
conservan
-en
consecuencia-
su
status
jurídico
inalterado.
Sobre tales bases, y en tanto V.E. tenga por acre ditado que los límites fijados en el art. 1 1 de la resolución
de la Dirección Provincial de Puertos N 1 227/00 exceden la
franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de
base establecidas por la ley 23.968, entiendo que deberá de clarar la inconstitucionalidad del citado precepto, por avan zar indebidamente sobre una materia reservada al Congreso
Federal (art. 75, inc. 15, Constitución Nacional) y, simultá neamente, prohibida a las pro vincias (art. 126).
Por último, en atención a la forma como se dictami na, los restantes agravios vinculados con la afectación de la
circulación
territorial
y
el
comercio
interjurisdiccional
devienen -en mi parecer- abstractos.
- XV Por lo expuesto, pi enso que corresponde hacer lugar
parcialmente a la demanda y a su ampliación, con la salvedad
expuesta en el acápite XII.
Buenos Aires, 3 de diciembre de 2002
Es Copia
Nicolás Eduardo Becerra
-33-
-34-
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Buenos Aires, 8 de septiembre de 2003.
Vistos los autos: "Total Austral S.A. c/ Tierra del Fue go, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Provincia de s/ ac ción declarativa" de los que
Resulta:
I) A fs. 558/578 se presenta Total Austral S.A. e
inicia una demanda declarativa contra la Provincia de Tierra
del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur por medio de la
cual
pretende
que
se
disipe
el
estado
de
incertidumbre
respecto al alcance de la jurisdicción provincial sobre yaci mientos de hidrocarburos situ ados en el mar territorial, fue ra
de la línea de tres millas marinas contadas desde las lí neas
de base establecidas por la ley 23.968, en relación a los
ejercicios fiscales de los años 1991, 1992, 1993 y al mes de
enero de 1994. Solicita, asimismo, la de claración de inconstitucionalidad de los arts. 2 y 81 de la Constitución de
esa provincia que pretenden extender el territorio provincial
más allá de los límites que fueron fijados por la legislación
federal en la materia.
Dice que conjuntamente con las e mpresas Wintershall
Energía S.A. (ex Dominex Argentina S.A.) y Pan American Sur
S.R.L. (ex Bridas Austral S.A.), es concesionaria, desde el 16
de febrero de 1994, de la explotación de hidrocarburos en el
lote "Hidra" ubicado a unos 12,8 km de la costa de l a Isla
Grande de Tierra del Fuego, en las cercanías de la estancia
Río Cullen. Esa distancia, medida en millas marinas, equivale
a 7 millas.
Relata que el 23 de diciembre de 1996 la Dirección
General de Rentas de la demandada determ inó de oficio una
supuesta diferencia en el impuesto a los ingresos brutos por
los anticipos del período marzo 1991 - diciembre 1992, fun - 35 -
dándose para ello en la presunta jurisdicción provincial so bre
los espacios marítimos en los cuales se asienta el yac imiento
mencionado. Expresa que recurrió ese acto administra tivo pero
sin éxito, por lo que interpuso un recurso de ape lación ante
el Ministerio de Obras y Servicios Públicos que se encontraba
pendiente de decisión al tiempo de iniciarse esta demanda.
Recuerda que la ley 23.775 declaró provincia al
entonces Territorio de Tierra del Fuego y fijó sus límites
(art. 1º). Sin embargo CagregaC el Poder Ejecutivo Nacional
observó la parte pertinente del artículo citado y promulgó la
ley sin el texto que se refe ría a aquellos límites. De esa
manera, la extensión de la nueva provincia venía a coincidir
con la del anterior territorio fijada por el decreto -ley
2191/57, el cual no contenía mención alguna al mar territo rial
o a la plataforma continental. Sin embargo, reconoce que al
adquirir el ex territorio el status de provincia resultó
aplicable a su respecto la ley 18.502, que otorgaba a esas
unidades políticas jurisdicción sobre las zonas marítimas
hasta una distancia de tres millas marinas medidas desde la
línea de las más bajas mareas o, a partir del dictado de la
ley 23.968, desde las líneas de base allí definidas.
Sostiene que no existen normas de rango constitu cional que atribuyan a las provincias dominio o jurisdicción
alguna sobre el mar territorial o plataforma submarina, ya que
la legislación por la que la Nación ejerció su facultad para
fijar los límites les otorgó una jurisdicción restringi da
tales como el texto original del Código Civil o la ley 18.502.
Respecto a esta última , afirma que las leyes poste riores
(23.968, 24.145, 24.543 y 24.922) no innovaron respec to de sus
disposiciones en la materia. Indica también que la provincia
carece de dominio originario sobre el mar territo rial o la
plataforma submarina y que su carác ter de archipiélago no
- 36 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
altera el reparto de jurisdicciones. Cita jurispru dencia y
legislación de los Estados Unidos de Norteamérica, Méjico y
Brasil.
A fs. 589/594 amplía la demanda a fin de que se
disipe la incertidumbre respecto del alcance de la juris dicción tributaria provincial en los espejos de agua ubicados en
la zona de la Bahía de San Sebastián y el norte de la Isla
Grande, desde Cabo Espíritu Santo hasta Punta Arenas, los
cuales se encuentran fuera de la franja de tres millas mari nas
contadas desde las líneas de base establecidas por la ley
23.968. En ese aspecto, destaca que la resolución 227/00 de la
Dirección Provincial de Puertos fijó los límites y esta bleció
tasas para las embarcaciones del tipo buques tanques y de
carga general y buques de apoyo "supplies" que operen en esas
zonas. Entiende que la nueva cuestión persigue el mismo fin
que la planteada a fs. 558/578 pues en ambos casos el debate
se circunscribe al alcance jurisdiccional de la pro vincia
sobre su litoral marítimo.
II) A fs. 694/816 contesta la demandada. En primer
lugar, consiente la distancia de 7 millas alegada por la ac tora respecto del punto de extracción de los hidrocarburos del
lote "Hidra" (fs. 700, segundo párrafo).
Reconoce que el tema centr al de la controversia
consiste en determinar cuál es el límite territorial en lo que
respecta
al
mar
que
la
circunda,
para
lo
que
considera
necesario distinguir el reclamo fiscal en dos períodos: el
correspondiente al tiempo en que era territorio nacional (1991
al 9 de enero de 1992) y el que comenzó en la fecha de
asunción de las nuevas autoridades provinciales (10 de enero
de 1992 al 31 de enero de 1994).
Respecto del primero, afirma que los territorios
nacionales constituían únicamente divisiones territo riales
- 37 -
administrativas del Estado Federal y, por ende, tanto sus
límites como la competencia de los funcionarios que en ellos
se desempeñaban revestían el mismo carácter. De ahí que si el
territorio era parte del todo (Estado Nacional), sus límites
son precisamente los de éste y alcanzan al punto de extrac ción
de los hidrocarburos.
Agrega que los impuestos no abonados por la actora
con anterioridad al 10 de enero de 1992 pertenecían al Estado
Nacional, el que los cedió a la provincia mediante el conve nio
interestadual del 9 de octubre de 1996 ratificado por la ley
provincial 365 y el decreto nacional 9/97.
Respecto del segundo período admite, en primer lu gar, que el Congreso Nacional puede válidamente restringir el
dominio y la jurisdicción marítima provinciales como sucedió
con el dictado de la ley 18.502. Pero entiende que ese texto
legal ha sido implícitamente derogado por la suscripción por
la República Argentina, el 5 de octubre de 1984, de la Con vención de las Naciones Unida s sobre el Derecho del Mar. En
efecto CsostieneC, la citada convención otorga a todo Estado
el derecho a establecer su mar territorial hasta un límite de
12 millas marinas medidas a partir de las líneas de base. A
partir de entonces, el Estado Nacional, qu e no actuó por sí
sino en representación de todas las provincias, adoptó y
aceptó un nuevo límite de 12 millas, lo que implica
Ca su
juicioC el reconocimiento de los límites que tienen las pro vincias con litoral marítimo. Ello encuentra recepción CcontinúaC en la ley 23.968 y en la posterior aprobación de la
convención efectuada por medio de la ley 24.543. Agrega, por
lo demás, que los nuevos límites provinciales quedaron rati ficados mediante sucesivas leyes, tales como las 24.145 y
24.922, y cita en su apoyo opiniones vertidas por distintos
legisladores en ocasión de su consideración parlamentaria.
- 38 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hace referencia a los beneficios que se reconocen a
la actora por la ley 19.640 y describe el proceso de extrac ción y tratamiento de los hidrocarburos con su correspondiente
régimen fiscal y aduanero, para cuestionar la pretensión que
deduce.
Señala
también,
que
la
explotación
que
realiza
requiere la participación provincial por el necesario apoyo
terrestre, de infraestructura y recursos.
Rechaza la inconstit ucionalidad alegada respecto de
los arts. 2 y 81 de la Constitución provincial, que no fijan
límite alguno, y se opone a la ampliación de la demanda toda
vez que la Dirección Provincial de Puertos es un ente autár quico de derecho público con personería ju rídica propia que no
está sometido a la competencia originaria del Tribunal.
Considerando:
1º) Que este juicio es de la competencia originaria
de la Corte Suprema (arts. 116 y 117 de la Constitución Na cional).
2º) Que el reclamo fiscal que impugna la actora debe
dividirse temporalmente en dos etapas: la primera co rresponde
a la época en que la actual Provincia de Tierra del Fuego
constituía un territorio nacional, que va desde el año 1991
hasta el 9 de enero de 1 992, y la segunda desde su pro vincialización, esto es, el momento en que las nuevas autori dades asumieron sus funciones (10 de enero de 1992), hasta el
31 de enero de 1994. En efecto, la índole de las defensas
introducidas por la demandada así lo impone.
3º) Que en el conocido litigio que enfrentó a las
provincias
de
La
Pampa
y
Mendoza
registrado
en
Fallos:
310:2478, que tuvo como objeto determinar la condición inter provincial de las aguas del Río Atuel y la regulación de su
uso, esta Corte se pronunció sobre la condición jurídica de
los territorios nacionales. Para ello hizo mérito de los "an - 39 -
tecedentes legislativos nacionales inspirados, como se sos tiene, en los norteamericanos". De manera explícita así lo
admitía el mensaje enviado el 20 de julio de 1 883 por el Poder
Ejecutivo Nacional acompañando el proyecto de la que se ría la
ley 1532. A su vez, las opiniones vertidas en el deba te
parlamentario reconocían que la ley de territorialización
propuesta se inspiraba en aquellos antecedentes.
En particular, el diputado Ramón J. Cárcano sostuvo
que "bajo cualquier punto de vista que se considere los te rritorios nacionales ya originariamente adquiridos por la
conquista, o más tarde por la cesión, el gobierno tiene el
derecho de administrarlos por el sistema que estime más pro pio
y conveniente" y, siguiendo a Story, recordó que "ninguno de
ellos, tiene título alguno para reclamar un gobierno indi vidual", de manera que su administración quedaba librada a la
voluntad del Congreso Nacional, cuya competencia en la mate ria
emanaba de la Constitución (art. 67 inc. 14). Del conjun to de
las manifestaciones vertidas y de la opinión generali zada de
la doctrina, surge claro Cdijo el Tribunal en ese fallo C "que
el concepto de terr itorio supone una división administrativa
de la Nación, sometida temporariamente a la jurisdicción y
legislación del gobierno federal y destinada a convertirse en
provincia autónoma una vez satisfechas las exigencias que la
ley respectiva impone. Es de su esencia, parece evidente, la
condición
temporaria
y
su
potencialidad
latente
para
incorporarse a las unidades autónomas del régi men federal"
(considerando 36 de la mayoría y 41 de la disi dencia del juez
Fayt).
4º) Que esa aseveración se ratificó con la c ita de la
jurisprudencia que asimiló la condición del territorio con "un
estado de minoridad avanzando hacia la adultez, en bús queda de
una completa igualdad tan pronto se alcance ese de sarrollo"
- 40 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
("Loughborough c/ Blake" 5 Wh.317) y con lo soste nido por ese
mismo Tribunal en "Shively c/ Bowlby" (152 U.S.1), al afirmar
que "los territorios son administrados (held) con el objeto de
que tan pronto como su población y aptitud lo justifiquen,
sean admitidos en la Unión como esta dos en el mismo plano de
igualdad (equal footing) que los estados originarios en todos
los sentidos" (considerando 38 de la mayoría y 43 de la
disidencia del juez Fayt).
Más adelante, y siguiendo el espíritu que fluye de
esa doctrina, esta Corte afirmó que los poderes del Congreso
Federal en la materia han sido reconocidos como amplios. Así,
en el caso "National Bank c/ County of Yankton" (101 U.S. 129)
se dijo que el Congreso no sólo podía abrogar leyes dic tadas
por la legislatura local sino también legislar p or sí mismo en
ese ámbito y, tras citar otros antecedentes juris prudenciales,
concluyó: "En principio, y salvo las excepcio nes que luego se
señalarán, los actos realizados por la auto ridad federal
durante su vigencia temporal obligan a los nue vos estados que
se constituyan. Así, por ejemplo, se dijo en 267 U.S. 30 que
un Estado creado sobre la base de un territo rio y sobre cuyos
límites físicos decidió el gobierno nacio nal 'is bound by the
previous recognition and adoption of that line by the United
States her predecessor and cannot be heard to disavow the
boundary so recognized' (está ligado por el reconocimiento y
adopción de la línea de frontera efectua do por los Estados
Unidos, su antecesor, y no puede descono cer esos límites ya
admitidos)"
disidencia
(cons iderando
del
juez
Fayt
39
del
de
la
fallo
mayo ría
citado).
y
De
43
de
la
todo
lo
expuesto cabe concluir que la incorporación de un territorio
al conjunto de las provincias que integran la Na ción debe
hacerse bajo la regla del "equal footing", esto es, que debe
estar presidida por el principio de igualdad.
- 41 -
5º) Que los límites físicos del Territorio Nacional
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur fue ron precisados por el decreto -ley 2191/57, que en su art. 2 º
especifica: "El Te rritorio Nacional de la Tierra del Fuego,
Antártida
e
Islas
del
Atlántico
Sud
comprende:
la
parte
oriental de la Isla Grande y demás islas del archipiélago de
Tierra del Fuego e Islas de los Estados y Año Nuevo, conforme
a los límites fijados por el tratad o del 23 de julio de 1881,
las Islas Malvinas, las Islas Georgias del Sur, las Islas
Sandwich del Sur y el Sector Antártico Argentino comprendido
entre los meridianos 25 º Oeste y 74º Oeste y el paralelo 60 º
Sur".
De ese texto se de sprende claramente que la autori dad nacional acotó su superficie delimitándola en los espa cios
terrestres allí detallados, ejerciendo de esa manera las
facultades conferidas en el art. 75, inc. 15, de la Constitu ción Nacional, lo que impide que su suces ora pueda alegar
derechos propios y originarios sobre el mar adyacente. En
efecto, la provincia creada sobre la base de un territorio y
sobre los límites físicos fijados a éste por el gobierno na cional queda sometida a esa decisión, como lo sostuvo la Cor te
norteamericana en el caso 267 U.S. 30 citado precedente mente.
Por otro lado, es inimaginable que el territorio pu diera
contar con una jurisdicción marítima que no tenían uni dades
institucionales de índole superior carentes, hasta la sanción
de la ley 18.502, de tales atribuciones. Lo contrario sería
una alteración del principio del "equal footing", esta vez en
perjuicio de las provincias preexistentes, a cuya nó mina
eventualmente se incorporaría.
Tampoco puede extraerse una conclusión contraria de
la afirmación de la demandada que considera que si el terri torio era parte del Estado Federal, como una de sus divisio nes
- 42 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
administrativas, sus límites eran precisamente los de aquel
del cual era integrante. Tal conclusión no resiste el menor
análisis.
Ya
se
ha
dicho
que
la
administración
de
un
territorio, en el marco de esa singular condición temporaria y
de "pupilage" (en los términos de la jurisprudencia nortea mericana), queda librada a la voluntad de la autoridad fede ral,
la
que,
expresada
en
los
térm inos
del
decreto-ley
2191/57, es clara en cuanto a la fijación de los límites te rrestres. Ser integrante del Estado Federal como una división
administrativa de éste no equivalía a que participara de las
atribuciones jurisdiccionales hasta entonces exclusi vas de la
Nación en los espacios marítimos.
6º) Que otra de las defensas de la demandada se funda
en que la limitación física del mar territorial provin cial
fijada en la ley 18.502 ha sido superada por la implíci ta
derogación de esa norma que atribuye a la suscripción por
parte de la República Argentina de la Convención de las Na ciones Unidas sobre el Derecho del Mar el 5 de octubre de
1984. A partir de ese momento el Estado Nacional, que, según
afirma, actuó no sólo por sí sino a nombre de todas las pro vincias, adoptó y fijó un mar territorial de 12 millas, ex tensión que sería aplicable en el caso de aquéllas. Dice que
esos nuevos límites provinciales quedaron confirmados por
leyes sucesivas como la 23.968 y la aprobación por l a ley
24.145 de la citada convención. En ese sentido cabe señalar
que la ley 23.968 no importó alteración alguna en el reparto
de competencias establecido en la ley 18.502, y que no se
desprende de ella ninguna modificación sobre la jurisdicción
reconocida a las provincias en ese texto legal. Se trata de
una ley que tiene por objeto fijar, frente a la comunidad
internacional y en el ejercicio del derecho de soberanía, las
líneas de base de la República Argentina. Su naturaleza, por
- 43 -
lo tanto, no guarda relac ión con las cuestiones vinculadas a
la jurisdicción provincial sobre el mar territorial que cons tituye un aspecto de derecho interno.
7º) Que en cuanto a la convención, bastaría señalar
que durante los períodos que son materia del reclamo no contaba aún con la necesaria aprobación legislativa, la que sólo
se operó el 13 de septiembre de 1995, por lo que su pretendi da
aplicación es materia ajena al debate. Pero si por vía de
hipótesis
se
admitiera
una
conclusión
contraria,
tampoco
asistiría razón a la demandada. En efecto, tal como lo re cuerda el señor Procurador General en su dictamen, el art. I,
acápite 2, 1, de la convención establece que "por 'Estados
Partes' se entiende los Estados que hayan consentido en obli garse por esta Convención y respecto de los cuales la Conven ción entra en vigor" y fue la República Argentina la que asu mió esa calidad con la aprobación de la ley 24.543, por lo que
sólo
ella
asume
ese
carácter
ante
la
comunidad
jurídica
internacional. Por ese acto se le reconoce el derecho de es tablecer su mar territorial hasta un límite que no exceda de
12 millas marinas medidas a partir de las líneas de base,
facultad ya utilizada en el dictado de la ley 23.968.
La postura de la demandada, al pretender atribuirse
derechos nacidos de la convención, en la que no reviste ca rácter de parte y que no contiene mención alguna respecto de
las unidades políticas integrantes de un "Estado Parte", re sulta así notoriamente improcedente. La República Argentina,
en el ejercicio de facultades exclusivas y excluyentes, y como
autoridad federal que tiene a su cargo el manejo de las
relaciones exteriores, ha sido quien suscribió y aprobó el
régimen aplicable en el ámbito de los derechos del mar. Es que
ninguna cuestión de derecho int erno, como lo son clara mente
las
que
regula
la
ley
18.502,
guarda
- 44 -
relación
con
esta
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
materia. Por lo tanto, la provincia no puede invocar derecho
alguno en ese marco.
Cabe destacar, asimismo, como lo hace el dictamen ya
citado, que del debate parlamentari o de la ley 24.543 sur ge
que la ratificación de la convención no alteraba la dis tribución de facultades entre la Nación y las provincias en la
materia (Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la
Nación, 31 de mayo de 1995, págs. 1686/1687).
8º) Que la demandada funda también su derecho en lo
dispuesto en la ley 24.145, promulgada el 6 de noviembre de
1992. El art. 1º de dicha ley dispone la transferencia del
dominio público de los yacimientos de hidrocarburos del Esta do
Nacional a las provincias en cuyo territorio se encuen tren,
incluso los situados en el mar adyacente hasta una dis tancia
de 12 millas marinas desde las líneas de base estable cidas por
la legislación vigente. Pero la citada norma legal no era
inmediatamente
operativa,
ya
que
el
mencionado
art.
1º
condiciona su aplicación al cumplimiento del requisito que
fija el art. 22, que la demandada no ha intentado acreditar
que se encuentre cumplido. Tampoco favorece su posición la
invocación del decreto 214/94 del 10 de febrero de 1994 y de
la ley 24.922 sancionada el 9 de diciembre de 1997, por cuan to
sus respectivas vigencias son posteriores a los períodos
tributarios discutidos.
9º) Que la actora plantea la inconstitucionalidad de
los arts. 2 y 81 de la Cons titución de la Provincia de Tierra
del Fuego sosteniendo que en ellos se pretende exten der el
territorio provincial más allá de los límites fijados por las
normas federales.
El primero de esos artículos, que reivindica para la
provincia "los límites territoriales y los espacios marí timos
que por derecho le corresponden", no importa por sí mismo
- 45 -
desconocer
las
facultades
del
Congreso
sobre
la
materia
contemplada en el art. 75, inc. 15, de la Constitución Nacio nal, que no resultan controvertidas. En cuanto al segundo, que
extiende la jurisdicción provincial en materia de explo tación
económica
hasta
donde
la
República
Argentina
ejerce
su
jurisdicción, es evidente el exceso en que incurre al preten der avanzar de manera indebida sobr e atribuciones que le son
adjudicadas exclusivamente al gobierno federal y, a la vez,
prohibidas a las provincias (art. 75, inc. 15, ya citado, y
art. 126 de la Ley Fundamental). En ese sentido cabe recordar
que en el precedente de Fallos: 317:397 esta Cor te ha establecido, para un caso substancialmente análogo, que "admitir
la pretensión provincial contravendría normas nacionales dic tadas en el uso de facultades vinculadas con el ejercicio de
la soberanía, lo que resulta inaceptable por imperio de la
cláusula de supremacía contenida en el art. 31 de la Consti tución Nacional y crearía una dualidad jurisdiccional que esta
Corte ha rechazado" (considerando 7 º del voto de la ma yoría y
10 del voto de los jueces Moliné O'Connor y Boggia no).
10) Que en cuanto a la gravitación que la demandada
otorga al decreto 214/94 y a la ley 24.922, no se advierte que
alteren la sustancia de la cuestión fundamental que se debate,
relacionada con los límites de la jurisdicción pro vincial,
materia
suficientemente
esclarecida
en
los
conside randos
precedentes. En efecto, en lo que respecta al primero, que
alude en sus considerandos y en el art. 20 a los "límites
territoriales" o a las instalaciones "ubicadas en la Provin cia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur", es
obvio que esas manifestaciones, si se les atribuyera los
alcances que le adjudica la demandada, importarían un avance
ilegítimo por parte del Poder Ejecutivo sobre las fa cultades
expresas que la Constitu ción Nacional otorga al Con greso y que
- 46 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
han sido reconocidas en los considerandos ante riores. Tal
comportamiento
violentaría
un
principio
fundamen tal
del
sistema político cual es la división de los poderes, cada uno
de ellos con facultades que le son pro pias y exclusivas. El
uso concurrente o común de cada una de ellas provo caría, como
dijo el Tribunal en la sentencia registrada en Fallos: 1:32 y
que recuerda el dictamen del señor Procurador General, la
desaparición de las líneas de separación de los tr es altos
poderes políticos en detrimento de nuestra forma de gobierno.
Por consiguiente, no cabe atribuir a las refe rencias allí
contenidas a los "límites territoriales" una admisión de las
facultades jurisdiccionales y tributarias de las provincias
más allá de las millas marinas reconocidas en la ley 18.502.
Por último, y en lo que se refiere a la ley 24.922,
que declaró del dominio y jurisdicción de las provincias con
litoral marítimo los recursos vivos que pueblan las aguas
interiores y el mar territori al argentino adyacente a sus
costas hasta las 12 millas marinas, tiene por su propia espe cificidad un alcance acotado a la actividad pesquera, por lo
que no cabe extraer una conclusión que extienda sus efectos a
otros ámbitos dentro de esos límites sobre los cuales la Nación Argentina conserva plena jurisdicción.
11) Que el reclamo de la actora se integra con la
ampliación de la demanda de fs. 589/594 por la que se objetan
los alcances de la resolución 227/00 de la Dirección General
de Puertos de la provi ncia, planteo que, a su juicio, persi gue
igual finalidad que la expuesta en la demanda. En lo que
concierne a esta pretensión, la provincia arguye la falta de
legitimación pasiva toda vez que esa repartición es una enti dad autárquica insusceptible de ser identificada con el Esta do
provincial.
En el incidente formado a raíz de la medida caute lar
- 47 -
solicitada por la actora, el Tribunal, con remisión a la causa
"Ultrapetrol
S.A.",
(Fallos:
323:4195),
reconoció
que
el
mencionado organismo era una entidad autárquica (art. 1 º, ley
69). En consecuencia, el Estado provincial no resulta parte
sustancial conforme al sentido que a ese concepto ha dado la
jurisprudencia de la Corte (Fallos: 311:1822, entre muchos
otros) y consecuentemente la cuestión planteada en relación a
los
alcances
de
la
mencionada
resolución
es
ajena
a
su
competencia originaria.
Por ello, se decide: I. Hacer lugar parcialmente a la
demanda y, en consecuencia, declarar la improcedencia de la
pretensión fiscal de la demandada sobre los yacimientos de
hidrocarburos situados en el mar territorial, fuera de la
franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de
base establecidas según la ley 23.968, en relación a los
ejercicios fiscales de los años 1991, 1992, 1993 a enero de
1994; II. Declarar la inconstitucionalidad del art. 81 de la
Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur y rechazar la impugnación planteada
con relación al art. 2º. III. Hacer lugar a la defensa de falta
de legitimación pasiva opuesta por la demandada y de clarar
ajena a la competencia originaria de esta Corte la cuestión
planteada relativa a los alcances de la resolución 227/00 de
la Dirección Provincial de Puertos. Las costas se impone n en
un 80% a la demandada y en el 20% restante a la
-//-
- 48 -
T. 339. XXXV.
ORIGINARIO
Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur,
Provincia de s/ acción declarativa.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
-//- actora (art. 71 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación). Notifíquese y, oportunamente, archívese. CARLOS S.
FAYT - AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI EDUARDO MOLINE O'CONNOR - ANTONIO BOGGIANO - GUILLERMO A. F.
LOPEZ - ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
ES COPIA
- 49 -
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