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La historia estudia la vida de los hombres a lo largo del tiempo, desde la aparición de los
primeros seres humanos hasta nuestros días. Para ello el historiador ha de buscar, organizar e interpretar
la gran variedad de datos que se conservan de épocas pasadas, y ordenarlos en el tiempo.
No sólo los países, las sociedades o los grandes personajes forman parte de la Historia. Todos
vivimos en una época y formamos parte de la historia de ese momento.
Estudiar Historia nos permite saber cómo hemos llegado a ser quienes somos: cómo actuamos y
cómo pensamos, qué nos asemeja y qué nos diferencia de personas de otras regiones, países, culturas…
Para estudiar el pasado, es necesario observar, leer e interpretar los restos que han dejado
nuestros antepasados. Estos restos son las fuentes que estudian los historiadores para reconstruir la
historia.
Los historiadores utilizan distintos tipos de fuentes para investigar el pasado y para probar las
afirmaciones que hacen en sus escritos.
Fuentes primarias: Aquellas que son contemporáneas a los hechos de los que informan.
Fuentes secundarias: Aquellas que son posteriores a los hechos de los que informan.
Fuentes orales: Entrevistas a los testigos del pasado.
Fuentes escritas: Documentos escritos (obras literarias, tratados, discursos, periódicos,
inscripciones…).
Fuentes iconográficas: Imágenes (fotografías, pinturas, esculturas…).
Fuentes materiales: Objetos (ropa, herramientas, armas, juguetes, edificios…).
Muchos restos del pasado han quedado con el tiempo sepultados bajo la tierra. En algunos casos
esto se debe a los procesos de sedimentación ocasionados por el viento, el agua o las erupciones
volcánicas. En otros casos se debe a la acción de los hombres que, con sus guerras o destrucciones
intencionadas, arrasaron poblaciones que poco a poco fueron cubiertas por una capa vegetal. Las
ciudades de larga historia conservan en su subsuelo restos sepultados de construcciones más antiguas,
sobre las que se volvió a edificar.
Las excavaciones permiten sacar a la luz una gran riqueza de datos sobre el pasado de un
territorio. Es una labor que requiere habilidad y preparación, ya que un yacimiento es como un libro que
se destruyera leyendo; al excavar se van extrayendo las capas de tierra y es imposible luego su
reconstrucción. Por ello hay que tomar nota detallada de todo lo que va apareciendo. En muchas
ocasiones se hallan instrumentos o fósiles muy fragmentados, que exigen un gran trabajo para
recomponer su forma original.
Se denomina arqueología este método de reconstrucción del pasado mediante la búsqueda de
restos materiales. La arqueología resulta fundamental para el estudio de todas las poblaciones antiguas
que desconocían la escritura. Sin embargo, es también útil para conocer algunos aspectos de la vida
cotidiana de sociedades más recientes. Por ejemplo, la arqueología industrial, es decir, el estudio de
máquinas utilizadas en la industria hace siglos, ha permitido comprender mejor el nacimiento de la
industria moderna.
Fechar los materiales que aparecen en una excavación es fundamental. Un primer dato nos lo
ofrece ya la profundidad del estrato o capa de tierra en que un objeto ha aparecido.
Los estratos más profundos indican, en principio, una mayor antigüedad. La comparación con
piezas ya fechadas, pertenecientes a la cultura que se estudia o a otra de la época, permite también
fechar de manera aproximada los hallazgos.
En la actualidad se han desarrollado varias técnicas de laboratorio que permiten fechar
directamente con bastante precisión restos muy antiguos. La más importante es la basada en el carbono
14.
Los seres vivos absorben continuamente del aire una sustancia radiactiva llamada carbono 14.
En el momento de la muerte cesa su absorción y empieza a disminuir la que anteriormente se había
acumulado en el organismo. Puesto que sabemos la velocidad a que el carbono 14 se va desintegrando,
basta medir la cantidad de esta sustancia que hay en los restos de un ser vivo para saber con bastante
exactitud la fecha de su muerte.
Los historiadores deben fechar lo más exactamente posible los hechos y objetos que estudian.
Las fechas nos permiten:
 Agrupar los hechos y objetos que son de la misma época, es decir, que son simultáneos.
 Ordenarlos en el tiempo, de los más antiguos a los modernos, es decir, establecer su
sucesión correcta.
El sistema de medida vigente en la mayor parte del mundo en la actualidad es la era cristiana.
Según este sistema, el año 1 coincide con el nacimiento de Jesucristo. Todo lo que sucedió antes de ese
hecho decimos que pasó antes de Cristo (a. C.) y lo que sucedió después decimos que pasó después de
Cristo (d.C.). Si una fecha no va seguida de ninguna de estas dos expresiones, quiere decir que sucedió
después de Cristo. Sin embargo, esta división del tiempo no es compartida por otras culturas: los
musulmanes consideran el 622 como año uno, por lo que su cronología no coincide con la nuestra.
Los historiadores han dividido a la Historia en períodos, para poder estudiar mejor la evolución
del ser humano desde su aparición hasta la actualidad. A estos períodos se les llama Edades de la
Historia, y son cinco: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.
La Edad Contemporánea es la época en la que vivimos hoy día (aunque algunos historiadores empiezan
a llamar a los años más recientes Edad Actual.)
Recuerda que la mayor parte de la vida de nuestros antepasados se desarrolló en el período en
que el hombre aún no había inventado la escritura, por lo que ha de ser reconstruida a partir de los
escasos restos materiales que se han conservado. Este período, que comprende muchos miles de años,
recibe el nombre de Prehistoria.
La Historia propiamente dicha comienza con la aparición de la civilización y de la escritura,
hace unos 5000 años.
Cuando estudian el pasado, los historiadores analizan una serie de aspectos e intentan responder
a un conjunto de preguntas sobre ellos.
1. Situar lo que se estudia.

¿Cuándo sucedió?
 ¿Dónde sucedió?
2. Los hechos.
 ¿Qué pasó?
 ¿Quiénes lo protagonizaron?
 ¿Por qué pasó?
 ¿Qué consecuencias tuvo?
3. La forma de vida.
 ¿Cómo se gobernaban las personas en esa época?
 ¿Qué grupos formaban la población? Cuál era la situación de cada grupo?
 ¿Mediante qué actividades económicas se procuraban el sustento?

¿Qué objetos usaban (herramientas, viviendas, vestidos, alimentos, medios de
transporte…?
 ¿Cómo se divertían?
4. Las mentalidades y el arte.
 ¿Tenían creencias religiosas?
 ¿Qué otras creencias tenían?
 ¿Realizaban manifestaciones artísticas? ¿Cuáles?
 ¿Cómo influían sus creencias en sus comportamientos y en el arte?
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