REVISTA DE Patología Respiratoria Volumen 19 • Número 2 • Abril-Junio 2016 Nota clínica Toxicidad pulmonar por gemcitabina J. Lima Álvarez1, N. Peña Griñán1, A. Sánchez Vegas2, I. de la Cruz Morón1, A.J. Cruz Medina1, C. Fernández Criado1 Neumología, 2Oncología. Hospital Universitario Virgen de Valme. Sevilla. 1 Rev Patol Respir. 2016; 19(2): 66-68 Resumen Describimos el caso clínico de un paciente que presentó una insuficiencia respiratoria aguda en muy probable relación a toxicidad por gemcitabina. El aumento de incidencia de enfermedades neoplásicas conlleva un mayor uso de este fármaco en el tratamiento de las mismas, y esto a su vez provoca una mayor incidencia de efectos secundarios. La toxicidad pulmonar es especialmente relevante por el posible desenlace fatal que puede conllevar. Detectado y tratado a tiempo, el pronóstico es favorable. Con la intención de aumentar la casuística en este campo de la neumología exponemos el siguiente caso. Palabras clave: Gemcitabina; Toxicidad pulmonar; Cáncer de pulmón. Abstract We present a case of pulmonary toxicity associated with gemcitabina that caused respiratory insufficiency. The rise in incidences of neoplasms has led to an increase in the use of this drug. This, in turn, has led to a greater probability of side effects. Lung toxicity is particularly relevant as it can be fatal, but with rapid diagnosis and treatment the prognosis can be positive. This description of pulmonary toxicity induced by gemcitabine should provide additional information to what is already known in this field. Key words: Gemcitabine; Pulmonary toxicity; Lung cancer. Introducción Observación clínica A lo largo de los años se han ido incorporando múltiples fármacos para el tratamiento del cáncer de pulmón. Muchos de ellos, como la gemcitabina, pueden provocar daño pulmonar. La incidencia real y tipo de la toxicidad pulmonar que produce no se conocen con exactitud. Probablemente esta entidad esté infradiagnosticada. El problema del infradiagnóstico seguramente vaya paralelo a la falta de sospecha de esta entidad. Una mortalidad que puede estar entorno al 20% deja claro la importancia de tener presente esta entidad. Existen casos clínicos publicados de forma aislada y estudios descriptivos de mayor envergadura intentando analizar esta dolencia. Con el objetivo de aumentar la casuística en este campo, presentamos un caso clínico de muy probable toxicidad pulmonar por gemcitabina (TPPG). Este caso es también buen ejemplo de la complejidad que pueden presentar los pacientes con patología respiratoria. Se trata de un varón de 76 años, con amplio historial médico. Antecedentes de tabaquismo acumulado de 44 paquetes-año. Diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y dislipemia. Adenocarcinoma de próstata tratado con radioterapia sin recidivas. Episodio de taquicardia supraventricular en enero 2013. Flutter auricular revertido mediante choque eléctrico en octubre 2013. Antecedentes de neumotórax espontáneo recidivante con episodios en 2009 y 2012. El primero resuelto mediante drenaje pleural cerrado, el segundo videotoracoscopia con pleurodesis derecha con talco. Absceso pulmonar en octubre de 2013 secundario a un carcinoma epidermoide pulmonar abscesificado en estadio clínico T3 N0 M0 (IIB), tratado mediante lobectomía inferior derecha y decorticación de paquipleuritis previa en febrero de 2014. El estudio histopatológico mostró un carcinoma de células escamosas poco diferenciado, con áreas de adenocarcinoma Correspondencia: Jorge Lima Álvarez. Hospital Universitario Virgen de Valme. Av. de Bellavista, s/n. 41014 Sevilla. E-mail: [email protected] Recibido: 23 de octubre de 2015; Aceptado: 18 de noviembre de 2015 66 Revista de Patología Respiratoria Vol. 19 Nº2 - Abril-Junio 2016 Figura 1. TAC de tórax con infiltrado intersticial pulmonar bilateral y derrame pleural de en cavidad de lobectomía previa. Figura 2. TAC de tórax con resolución de los hallazgos anteriores. poco diferenciado estadio pT2aN0M0 (IB). No se realizó́ quimioterapia adyuvante. Cámara de neumotórax encapsulado en zona posterobasal de hemitórax derecho, desde abril de 2014, con muy probable fístula broncopleural conocida al menos desde enero 2015, debido a recidiva neoplásica que se confirma en marzo de 2015 mediante TAC-PET (tomografía axial computarizada-tomografía por emisión de positrones). Tras este diagnóstico inicia tratamiento con carboplatino 250 mg/m2 + gemcitabina a dosis de 1.250 mg/m2. Habiéndose administrado 2 ciclos (última administración de gemcitabina, cinco días antes del ingreso del caso). En situación basal no tenía disnea de esfuerzo. Recibía tratamientos con: amiodarona, carvedilol, acenocumarol, ipratropio, lorazepam, metformina, ramipril, fenofibrato, omeprazol, silidosina, trazadona, hierro oral. Ingresa en Neumología remitido desde Oncología, por un cuadro de 8-10 días de evolución, consistente en disnea de esfuerzo al caminar en llano a paso normal unos 200 metros. No ha notado fiebre. No presentaba ningún otro síntoma. La exploración mostraba disminución del murmullo vesicular en mitad inferior de plano posterior de hemitórax derecho, saturación de oxígeno de 89%, con una fracción inspiratoria del 31%. El resto de la exploración era normal. En las pruebas realizadas observamos un hidroneumotórax encapsulado en plano posterior de hemitórax derecho en cavidad de lobectomía y un infiltrado pulmonar bilateral mal definido (Fig. 1). Una gasometría arterial basal con: PO2 47, PCO2 42, pH 7,43. Leucocitos de 4.260/mm3, con 81,7% de neutrófilos; Hb 9,5 g/dl; Plaquetas 118.000/mm3. PCR 194 mg/L; resto normal. Estudio de anticuerpos antinucleares: negativos. EKG: ritmo sinusal a 100 spm. Realizamos estudio de líquido pleural, que presentó características de exudado complicado con niveles de CEA de (3.597 ng/ml) que requirió colocación de drenaje pleural. En el sello de agua se observaba burbujeo. La citología resultó negativa para células neoplásicas y en el cultivo del mismo no se aislaron gérmenes. En la broncoscopia realizada, con lavado broncoalveolar y broncoaspirado, no aislamos ningún gérmen. Administramos de azul de metileno a través del tubo de drenaje durante la broncoscopia no evidenciando salida del mismo a la luz bronquial, ni durante todos los días posteriores en esputo. El lavado presentó un 10% de neutrófilos y 80% de macrófagos. Desde su ingreso fue tratado con antibióticos de amplio espectro y corticoides sistémicos a dosis altas. Tras una semana, añadimos diuréticos. Progresivamente se produjo una mejoría clínica, analítica y en las pruebas de imagen. Al alta mantuvimos con dosis descendientes de corticoides con el diagnóstico de insuficiencia respiratoria aguda global, con extenso infiltrado pulmonar bilateral e hidroneumotórax complicado en cavidad de lobectomía previa, en muy posible relación a toxicidad por gemcitabina. A su revisión en consulta a los 50 días, el paciente había mejorado de forma evidente, caminando a paso normal sin disnea y sin otros síntomas. La exploración no detectaba estertores. Los hallazgos descritos en TAC previo desaparecieron en el control realizado (Fig. 2). Revista de Patología Respiratoria Vol. 19 Nº2 - Abril-Junio 2016 Discusión La gemcitabina es un fármaco citotóxico, análogo pirimidínico, empleado para el tratamiento de tumores sólidos como el carcinoma de páncreas, pulmón no microcítico, mama, ovario, vejiga y neoplasias hematológicas1. Se comenzó a emplear en 1989 y la primera toxicidad pulmonar grave se describió en 1997. La incidencia de TPPG según el número de pacientes tratados a nivel mundial está en torno al 0,06%. Estos resultados, con alta probabilidad, están sesgados, y la incidencia real puede ser más alta. En algunos estudios hablan de incidencias mayores del 10% y de incluso 42% en fase III de algunos ensayos clínicos2. En el trabajo de Umemura et al, la incidencia de TPPG fue del 7,6% de una muestra de 118 pacientes con carcinoma de pulmón no microcítico y pancreático3. La disnea, fiebre e infiltrados pulmonares fueron los hallazgos más frecuentes en una muestra total de 160 pacientes. Otros menos frecuentes que los anteriores fueron la tos, hipoxemia y derrame pleural2. Normalmente se presenta como un infiltrado pulmonar bilateral, con diversas formas, como neumopatía intersticial 67 difusa, edema pulmonar no cardiogénico, daño pulmonar difuso, bronquiolitis con neumonía organizativa, síndrome de distrés respiratorio agudo, capillary leak syndrome (fuga capilar4. En algunos trabajos el derrame pleural se describe hasta en el 8,1% de los casos de TTPG2. El diagnóstico de esta entidad es por exclusión. Se debe descartar razonablmente la existencia de un proceso infeccioso como causante del cuadro, insuficiencia cardiaca y linfangitis carcinomatosa. Lo ideal sería contar con una biopsia que confirmase histológicamente el tipo de afectación, pero esto no siempre es posible por las características de los pacientes. La terapia combinada con otros quimioterápicos ,como pueden ser placitaxel, docetaxel, ifosfamida, G-CSF, parece favorecer la aparición de este efecto adverso. No parece existir relación entre la posología y la TPPG. En el trabajo de Umemura et al, la existencia de fibrosis pulmonar previa documentada en las TAC de tórax y el antecedente de radioterapia, aumentaba el riesgo de sufrir TPPG. El tiempo de latencia desde la administración del fármaco hasta la aparición de esta afectación presenta una mediana de 48 días (rango 1-529 días)2. No se conoce con exactitud qué mecanismos son los responsables de esta enfermedad y hay varias teorías que intentan explicarlo. Retirar el fármaco y los corticoides sistémicos constituyen la base del tratamiento. En muchos casos describen impor- 68 tante mejoría con la administración concomitante de diuréticos, algo similar a nuestro caso. La dosis de corticoides y el tiempo de tratamiento no está establecido. En nuestro caso, y al no tener diagnóstico histológico del tipo de afectación, mantuvimos el tratamiento con corticoides por 3 meses. La mortalidad de la TPPG oscila entre el 10 y el 20%5. Bibliografía 1. Turco C, Jary M, Kim S, Moltenis M, Degano B, Manzoni P, et al. Pulmonary toxicity: A case report of pulmonary veno-occlusive disease. Clin Med Insights Oncol. 2015; 9: 75-9. 2. Umemura S, Yamane H, Suwaki T, Katoh T, Yano T, Shiote Y, et al. Kamei H. Interstitial lung disease associated with gemcitabine treatment in patients with non-small-cell lung cancer and pancreatic cancer. J Cancer Res Clin Oncol. 2011; 137: 1469-75. 3. Belknap SM, Kuzel TM, Yarnold PR, Slimack N, Lyons EA, Raisch DW, et al. Clinical features and correlates of gemcitabine-associated lung injury: findings from the RADAR project. Cancer. 2006; 106: 2051-7. 4. De Sanctis A, Taillade L, Vignot S, Novello S, Conforti R, Spano JP, et al. Pulmonary toxicity related to systemic treatment of nonsmall cell lung cancer. Cancer. 2011; 117: 3069-80. 5. Barlési F, Villani P, Doddoli C, Gimenez C, Kleisbauer JP. Gemcitabine-induced severe pulmonary toxicity. Fundam Clin Pharmacol. 2004; 18: 85-91. Revista de Patología Respiratoria Vol. 19 Nº2 - Abril-Junio 2016