"romaxes" de san andrés de teixido

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ARXIU
DE
TRADICIONS
personatge de cinc anys. La cambra era danzada; dintre hi havia el Uit, una barana i u n siUo
eslava assegut el Duc de Maine, i prop d'eU
La Rocheíaucault, a qui presentava uns versos;
a l'entom del siUÓ es veia de MarsiUac i Bossuet.
A- l'extrem de l'alcova, Mme. de Thianges i de
La Fayette, que Uegien. Fora la barana, DesPreaux, que barrava el pas a vuit poetes; Ráeme
es trobava prop de Despreaux, i u n xic mes Uuny,
La Fontaine. Totes les figures eren de cera, i
tav^n ^^"^^^^^
'^ada un dels qui represen-
Sembl;
^emoia que data del segle passat que la nina
sigui
loguina a l'abast de totes les fortunes.
LAS
Abans, construidos meticulosament com a trebaU
manual, constituía regal per a princeses o donzeUes
de la noblesa. No per aixó la nena deixava de
tenir-les, com tampoc en mancava a la salvatgina.
Les faria, a manca d'altra cosa, amb draps i
serradures, i les abiUaria amb un vestit Uarg,
com veia a la seva mare, i amb una cofia semblant
a la que Uuia l'ávia. Aqüestes, en el fons, son
les preferides i mes estimados : representen un
enginy, un esforg, és cosa propia, i aixó té per
a la nena un encís que cap altra cosa, per beUa
i perfecta que sigui, pot superar.
MARÍA SOLA DE
SELLARES
"ROMAXES" DE SAN ANDRÉS DE TEIXIDO
de
abruptas y acantiladas vertientes occiencl
^el tormentoso Cabo Ortegal, hállase
de T^^^*^
famosísimo santuario de San Andrés
eixido, el más popular entre los innumerables
en Galicia subsisten, como una de tantas rej^^^^^^^^cias de la mitología, profundamente
q^J'^'^^^sta, de nuestros antepasados los celtas,
^a Iglesia católica, aUá en los primeros siglos
nuestra era, con su hábil e inspirado sistema
Ve
supo, sabiamente, cristianizar, atraparj.^
anual y devota romería a la mayor
^ de los aldeanos gallegos, que concurren a
das
milagroso santo y a tributarle sus ofrenla t' ^!^'^Pliéndose así el ofrecimiento que, según
dición, 1Q hizo el Señor a san Andrés, cuando,
Qj,.^^Pañado de san Pedro, y fatigado, llegó
'nás ^ Teixido, de que su roniaxe sería de las
gjgj '^oiubradas y duraría por los siglos de los
Cristi, '^"enta la tradición — dice Murguía — que andando
Para ^^"^ <^1 mundo, llegó a Teixido, cansado y sin ánimo.
P'dió ^^'"^ adelante. Para animarse y pasar el camino,
y,
^yuda al cielo, y halló una manzana, que cogió, abrió
°'^i>3aT
l^^lló a san Andrés. Desde este momento
al
narración a san Pedro y deja que aquel se queje
"Je ag ^"^ '^^
triste situación en que se haha como patrón
es graf
ásperos lugares, en los cuales hasta el agua no
el g^j ^ a-1 paladar del sediento, como tuvo ocasión de saberlo
íiecej¡y^'^°''' <imen. para satisfacer la sed que le hostigaba,
Del ci , '^°8ar a su padre le enviase algo con que apagarla,
«ana f
'^mo. pues — prosigue —•, en esta ocasión, la manqujgj^
vida de salvación, y en su centro, san Andrés,
case (1 ^' ^srse frente de su Divino Maestro, le rogó le saoJrecjí^ tan desiertos lugares. Compadecido el Señor, le
<luraj.( "^"^
romería sería de las más nombradas, que
3- por los siglos de los siglos, y que nadie, ni muerto
F A S C ;iCLE
241!
POPULARS
IV
La gran masa de la población rural de toda la
primitiva Galicia del imperio romano, y aun de
las tierras aledañas, ha mostrado, desde luengos
tiempos, predilecta veneración por nuestro san
Andrés de Lonxe. Asistir a su romaxe, siquiera
sea una vez en la vida, constituye para todo labriego gallego, por muy amottiguado que tenga
el sentimiento religioso, un deber ineludible.
El que vivo no hace este romeraje, tiene que
cumplirlo de muerto. aA San Andrés de Teixido
vay de morto o que non foy de vivo», dice un viejo
proverbio gaUego, y tal es la arraigada creencia
entre las gentes de nuestras aldeas; por lo cual,
cuantos, impulsados por fervorosa devoción, van
a San Andrés de Lonxe de romaxe, líbranse
muy bien de matar, ni siquiera molestar, a los
reptiles que hallen al paso, porque, según tradicional conseja, son las almas en pena de aquellos
infelices descuidados, indiferentes o descreídos
que no habiendo hecho en vida la obligada romería, para cumplir esta ley fatal, marchan también en demanda del gi^an santuario, arrastrando
sus culpas. Grave pecado fuera — añade Vicenti — molestarlos, pues dentro de sus escamas
y pieles peregrinan igualmente los deudos y amigos a quienes no permitió la mala ventura efectuar en vida el romeraje.
ni vivo, se libraría de hacerla, para que aquellas amargas
soledades se viesen frecuentadas do los innumerables romeros que debían animarias.» [Leyendas y tradiciones de
Galicia, por M. M U R G U Í A . La Temporada, de Mondariz,
8 de julio de 1 9 1 5 . )
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