Orar sin cesar

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Orad Sin Cesar
Escrituras: 1 Tesalonicenses 5:17
Código: 52-28
John MacArthur
Nuestro texto esta mañana es un versículo: Primera de Tesalonicenses 5:17. Dice: "Orad
sin cesar." El apóstol Pablo, en esta instrucción simple y específica, invoca a los cristianos
a orar, básicamente, como una forma de vida. Yo solía decir que orar es como respirar; es
algo natural, normal para nosotros tal como es vivir. Inhalamos, exhalamos el ambiente de
la presencia y el poder de Dios. Y si bien esto es cierto, también es cierto que nosotros -los
que dependemos de Dios y que si somos verdaderamente cristianos estamos en comunión
con Dios- no oramos sin cesar tanto como debiéramos. Somos culpables, creo, de
contener la respiración de un modo espiritual. Si bien podríamos suponer que la presión
del entorno mismo de la presencia de Dios nos obligaría a orar -tal como la presión del aire
nos obliga a respirar-, ése no es necesariamente el caso. Y nosotros, como cristianos,
limitamos nuestro consumo, la presencia misma de Dios, debido a nuestra propia
pecaminosidad. Y es así que llega el mandato del Apóstol Pablo a orar sin cesar, orar en
todo momento. La oración continua, persistente, incesante es una parte esencial de la vida
cristiana; y surge de la dependencia de Dios.
Quiero que entendamos este principio de orar sin cesar; y, aunque con tan sólo leerlo
tenemos cierto entendimiento claro, hay mucho más para optimar el significado de esa
declaración que se encuentra en las Escrituras. Quiero darles un poco de las riquezas de
lo que la Palabra tiene para decir. Un buen punto de partida es tener en cuenta dos
parábolas que nuestro Señor dio. De hecho, entre las muchas parábolas de nuestro Señor,
estas dos se destacan como únicas. Son únicas por una razón muy simple e interesante.
Todas las otras parábolas se relacionan con Dios por comparación. De alguna manera, son
como el Reino de Dios; son como el modo en que Dios actúa. Estas dos parábolas se
refieren a Dios por contraste. No son como Dios. Son las únicas dos parábolas que Jesús
dio que se refieren a Dios de una manera contrastante. Estas dos parábolas nos muestran
ejemplos de alguien que es totalmente diferente a Dios. Y al serlo, crea un argumento muy
firme acerca de este tema de orar persistentemente sin cesar.
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Pasemos a estas dos parábolas. La primera que encontramos está en Lucas capítulo 11.
Se llama la parábola del amigo renuente, Lucas capítulo 11. Nuestro Señor la dio en un
contexto de oración. De hecho, los discípulos habían venido a Él y dijeron, Lucas 11:1:
"Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos." Y Jesús les
respondió con las palabras muy conocidas: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás
en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos
nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no
nos metas en tentación, mas líbranos del mal", la conocida oración del Señor o la oración
del discípulo.
Por lo tanto, en los versículos 2 a 4, Jesús les enseñó qué decir. Les enseñó básicamente
el contenido de la oración. Cuando usted ora, debe honrar a Dios y santificar Su nombre.
Debe orar por las cosas que se relacionan con Su Reino. Usted debe buscar la provisión
diaria que sólo Él da. Usted debe confesar sus pecados y buscar Su perdón. Y debe pedir
Su sabiduría para no ser conducido a la tentación. Esas son los partes que componen la
oración, es cómo orar, qué decir cuando lo hace.
Pero además de eso: "Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a
medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí
de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No
me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo
levantarme, y dártelos". Hay que recordar que en aquellos días, cuando hacía frío, toda la
familia se ubicaba en la misma cama para sentir calor; y allí estaban todos calentitos. Y era
medianoche y no era el momento de salir de la cama para conseguir un poco de pan para
su amigo.
Versículo 8: "Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo
por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite." En otras palabras, lo que
no haría por la amistad, lo hará para poder dormir; porque el hombre no se irá hasta que
consiga su pan. Así que Jesús aquí está diciendo que hay un hombre cuya amistad no le
permitirá hacer este gesto de sacrificio, por lo que el otro hombre sólo le sigue irritando
hasta que finalmente no tiene otra opción. Esto, nuestro Señor está diciendo, nos debería
instruir acerca de los beneficios de la persistencia. Pero la cuestión que realmente está
tratando aquí es que cuando tiene en cuenta cuán diferente es Dios del amigo reacio, la
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parábola es aún más sorprendente. Si un amigo renuente hará algo por usted porque usted
es persistente, imagine lo que Dios -que no es reacio- hará por usted si persiste. Ése es el
contraste. Y Jesús continúa hablando de un padre a quien su hijo le pide un pescado en el
versículo 11. No le dará una serpiente en lugar de un pez. O si le pide un huevo, no le dará
un escorpión, ¿no es cierto? En otras palabras, un padre terrenal no va a dar algo que
dañe a su hijo. Un padre terrenal escuchará la petición de su hijo. Luego, en el versículo
13: "Pues si vosotros siendo malos," ése es el punto "sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial - implícito, que no es malo- dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan".
Dios es tan diferente, pero Dios responde a la persistencia. Si un amigo infiel, un amigo
renuente, un amigo indiferente, un amigo que carece de compasión, un amigo que no tiene
piedad y no siente ninguna gracia, responderá a causa de su tenacidad, ¿qué piensa que
Dios, que es amoroso, misericordioso, compasivo, sensible y benevolente va a hacer si
usted es tenaz? Orar sin cesar mueve la mano de Dios.
Así, Él en primer lugar les dijo qué decir y después dijo: "Ahora quiero recordaros que
continúen diciéndolo... para decirlo con persistencia porque Dios, que es bueno, escuchará
y responderá".
En Lucas 18 hay otra parábola que sigue el mismo estilo contrastante. En el versículo 1 de
Lucas 18, Jesús otra vez ha estado enseñando acerca de la oración; y Él les decía una
parábola para mostrarles que en todo momento ellos debían orar y no desmayar. Si usted
no recibe una respuesta inmediata, si las cosas no son exactamente como usted quiere
que sean, si las cosas no cambian tan rápido como usted haya planeado, no desmaye,
necesita seguir orando. Usted necesita orar siempre sin cesar, continuamente,
constantemente. Y para ilustrar esto, Él dice: "Había en una ciudad un juez que ni temía a
Dios ni respetaba a hombre." Uno se pregunta cómo llegó a ser juez; pero lo hizo. "Había
también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi
adversario." Al parecer, alguien estaba haciendo todo lo posible para quitarle el escaso
patrimonio de su vida; y ella estaba pidiendo justicia en la corte de este juez. Versículo 4:
"Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a
Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré
justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia." Dice que él no estaba
dispuesto. Pero después se dijo a sí mismo: Aunque no temo a Dios ni respeto al hombre,
sin embargo, porque esta viuda me molesta voy a darle protección legal para que no venga
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continuamente y me desgaste. Esta mujer me molesta. "Lo que no haré por amor a Dios, y
no haré por amor a la humanidad, lo haré por la tranquilidad", dice. No soporto este acoso
constante.
Y luego el versículo 6: "Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
Os digo que pronto les hará justicia." Dios es diferente a un juez injusto. Dios es diferente a
un amigo reticente, pero si un amigo renuente y un juez injusto harán lo que se les pida por
la súplica continua, entonces, ciertamente, un Dios compasivo, amoroso, misericordioso,
hará mucho más. Ése es Su punto.
Y así, Jesús está diciendo que oren, oren de esta manera, oren persistentemente, oren
constantemente, oren todo el tiempo, no desmayen, no se desanimen, continúen llamando,
continúen pidiendo, continúen buscando; y vuestro Dios, bueno, compasivo, fiel, amoroso,
misericordioso, Jehová, les escuchará y responderá.
Ahora bien, algunos piensan que las parábolas son contradictorias con otras cosas que
Jesús enseñó. Por ejemplo, en Mateo capítulo 6, Él dijo algo que puede parecer
contradictorio a simple vista; y que necesita ser comprendido. Mateo 6:7-8, Jesús dijo: "Y
orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué
cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis."
Usted pregunta: "¿No es esto contradictorio? ¿No está diciendo que no seamos repetitivos
en nuestras oraciones?" No, Él está diciendo que no seamos repetitivos sin sentido; esa es
la palabra clave. ¿Qué quiere decir repetición sin sentido? El tipo de plegarias que oran los
paganos. Ellos suponen que serán escuchados por sus muchas palabras. En otras
palabras, no es que la deidad se preocupa por su corazón, no es que el dios entiende la
compasión, la pasión, el dolor, el anhelo, el deseo del corazón. Es que hay una fórmula,
algún ritual religioso, una ceremonia, un mantra, un canto, otra cosa u otra fórmula
repetitiva que hará que de alguna manera ese dios haga algo que de otra manera no haría.
Jesús simplemente les estaba diciendo que no oraran de esa manera. Él no está
prohibiendo la repetición importante. Él no está prohibiendo la súplica del corazón. Lo que
Él está prohibiendo es el ritual vacío, el balbuceo sin corazón que sólo sale de la boca y
supone que Dios responderá a causa de las palabras en vez del corazón.
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Así que cuando Pablo dice que oremos sin cesar, no está en desacuerdo con Jesús. Él
simplemente está apoyando el principio que se enseña en Lucas 11 y Lucas 18; que la
oración debe ser incesante. No se nos escucha simplemente por nuestras muchas
palabras, sino que somos escuchados por el clamor de nuestro corazón. El hombre que
vino a casa de su amigo y que necesitaba pan, no oró una plegaria que era una fórmula,
suplicó por algo que necesitaba. La viuda que compareció ante el juez, no ofreció un
mantra o un cántico o recitó una oración ritual. La mujer suplicó de corazón por protección
a aquel que tenía el poder de hacerlo. Y esa oración de súplica del corazón repetitiva es la
que conmueve el corazón de un Dios compasivo, amoroso.
De hecho, incluso podemos empezar a entender lo que es orar sin cesar al ver la vida de
nuestro Señor, ya que Él mismo lo hizo. Evidentemente, Él estaba en constante comunión
con el Padre. Y vemos en la Escritura que se levantaba desde temprano para orar. Le
vemos pasar toda la noche orando. Debe haber sido una interminable e ininterrumpida
comunión entre Él y el Padre. Hebreos nos dice que Él ofreció oraciones y súplicas con
gran clamor y lágrimas. Algo fascinante. La oración de Jesús tenía una intensidad
completamente única, absolutamente increíble. En varias ocasiones, cuando oró, había
una gran agonía. Y podemos suponer que, a pesar de que la Escritura no nos da una
crónica de todos los detalles de Su oración, tenía gran parte de la misma intensidad de
esas oraciones que vemos y nos han sido reveladas en el texto. Cuando la Biblia nos dice
que Él fue al Monte de los Olivos y oró toda la noche, no hay duda de la intensidad de ese
tipo de oración de la que sabemos muy poco, casi nada.
El gran ejemplo clásico que tenemos de la intensidad de Su oración es en el jardín, antes
de Su muerte, donde Le vemos orando con sudor en una agonía de sangre. Él está
arrodillado y orando, escribe Lucas en el capítulo 22, diciendo: "Padre, si quieres, pasa de
mí este copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya." Y Lucas escribe: "Y estando en
agonía, oraba más intensamente, y era Su sudor como grandes gotas de sangre que caían
hasta la tierra."
Aquí hay una experiencia de agonía intensa que hace que el Señor Jesucristo sude y luego
comience a sangrar en medio de la oración. Eso me conmueve. También me conmueve
que en Mateo capítulo 26, versículos 38 a 46, nos dice que Jesús repitió el proceso de Su
súplica en el jardín por tres veces consecutivas. Esta fue una experiencia de oración
prolongada. De hecho, sabemos muy bien que se prolongó durante tanto tiempo que los
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discípulos se quedaron dormidos en varias ocasiones. Y así, en esta larga agonía de
oración, tenemos una idea de la vida de nuestro Señor Jesucristo, que es única.
Déjeme decirle lo que quiero indicar con eso. El Señor Jesucristo obró muchos milagros
mientras estuvo en la tierra. En ninguno de ellos hay ningún aparente gasto de energía. A
lo largo de la Escritura, dice que la virtud salió de Él. No hay nada de lo que hace en todas
las Sagradas Escrituras -de acuerdo al registro del Nuevo Testamento- que indique que
hubo algo agonizante en el proceso de realizar esos milagros ... ya fuera que estaba dando
vista a los ciegos, oír a los sordos, habla a los mudos, salud a un cuerpo enfermo,
capacidad de caminar a una persona coja, levantar a alguien de entre los muertos, dar de
comer a 5.000 hombres, más mujeres, más niños, 20.000 personas junto al mar, calmar
una tormenta, caminar sobre el agua ... no importaba lo que era, no hay registro de que
hubiera un supuesto gasto de energía, fatiga, sudor, alguna gota de sangre en una especie
de agonía para esto sucediera. No parece haber habido ningún cansancio implicado,
ninguna dificultad, ningún esfuerzo, ningún trabajo duro involucrado; hasta que llegó la
oración. Y cuando Él oró allí, había una agonía, un desgarro de su corazón, de su propio
ser que se manifestó en su cuerpo físico. Él oró en agonía hasta la sangre, un nivel de
intensidad que sin duda habla de la perseverancia que Jesús indicó en Lucas 11 y 18; y
que Pablo tenía en mente cuando dijo: Orad sin cesar.
La iglesia primitiva se caracterizó por esta clase de oración incesante apasionada desde el
principio. Incluso antes del día de Pentecostés en Hechos 1:14, todos los creyentes eran
uno, dice, una mente. Y continuamente se dedicaban a la oración, la oración incesante, la
oración constante, la oración persistente que caracterizó a la iglesia primitiva. Cuando los
Apóstoles estaban estructurando la iglesia para que todo el ministerio pudiera llevarse a
cabo, ellos mismos dijeron, "No podemos hacer todas estas cosas de rutina, nosotros nos
dedicaremos a la oración....nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la
Palabra".
En Hechos capítulo 12 vemos otra vez a la iglesia original. Pedro estaba en la cárcel, pero
la iglesia de Dios oraba por él con fervor. La oración ferviente, incesante, persistente,
caracterizó a la iglesia primitiva.
En las epístolas, ya sea si usted está leyendo Romanos, Efesios, Filipenses, Colosenses,
1 Tesalonicenses, oímos a Pablo exhortando a los creyentes a la oración. De hecho, tal
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vez la más significativa de esas epístolas en indicar la importancia de la oración es
Efesios. Él dice en Efesios 6:18, "orando en todo tiempo con toda oración y súplica". Es la
misma idea. Orar en todo momento. En la epístola que estamos estudiando, 1
Tesalonicenses 3, versículo 10, él da su propio ejemplo: "orando de noche y de día con
gran insistencia." Una forma de vida, oración continua, incesante, permanente.
Colosenses, me encanta el testimonio de Epafras, un esclavo de Jesucristo. Un hombre de
oración. En el capítulo 4, versículo 2 de Colosenses dice: "Perseverad en la oración,
velando en ella con acción de gracias." La oración continua, permanente, incesante es
esencial.
Tal vez Coleridge tenía razón cuando dijo: "La oración es la mayor energía de la que el
corazón humano es capaz y el mayor logro del cristiano en la tierra." Pero me temo que si
concebimos a la oración como un logro de un tipo de energía distinguida, gloriosa, la
aislaremos a algunos momentos grandiosos en la vida. Es eso, pero también es un tipo de
comunión incesante que debería componer nuestra existencia cotidiana. Implica
intensidad, que es la esencia de la oración. Encuentran a Dios, recuerden, los que Le
buscan con todo su corazón. La lucha en la oración triunfa con Dios. La oración eficaz del
justo puede mucho, dijo Santiago.
Así que, mientras que existen esos grandes momentos nobles de oración intensa,
agonizante, potente; la oración para nosotros es también una forma muy evidente de vida
diaria. Por momentos es más intensa que otros. Orar sin cesar es, por lo tanto, el mandato
de Dios para nosotros. La palabra "orar" aquí es la palabra general, proseuchomai, la
palabra más común del Nuevo Testamento para orar. Podría ser alabar, podría ser
agradecer, podría ser confesar, podría ser pedir, podría ser interceder, podría ser someter.
Es simplemente orar en general. "Sin cesar" es una palabra que significa básicamente
recurrente. No significa hablar sin parar, significa oración persistente. Una forma de vida.
Debemos estar continuamente en oración... continuamente en una actitud de oración.
Usted probablemente es como yo. Casi nunca se duerme por la noche a no ser que sea
en el medio de una oración. Rara vez me despierto por la mañana de otro modo que no
sea orando. Estar en un estado abierto de comunión con Dios es parte de mi vida, a veces
más intenso que otros, pero siempre me voy a dormir consciente de Su presencia en
medio de mis oraciones; y despierto nuevamente en ellas. La Escritura nos da el ejemplo
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de personas que oran por la mañana, personas que oran al mediodía, personas que oran
por la noche, personas que oran siete veces al día, personas que oran a la medianoche,
personas que oran toda la noche, personas que oran antes del amanecer, personas que
oran por días, personas que oran por semanas, algunos oran por mucho tiempo, algunos
por poco, algunos de rodillas, otros de pie, algunos yaciendo en la cama, algunos
acostados boca abajo en el suelo, algunos con las manos arriba, algunos con las manos
abajo, algunos con las manos hacia fuera, con la cara hacia abajo, con la cara hacia arriba,
etc., etc. De cualquier manera, en todas partes, orar. Orar sin cesar.
Ahora bien, si usted observa nuestro texto otra vez, verá que está acompañado del
versículo 16. El versículo 16 dice: "Estad siempre gozosos". El versículo 17 dice: "Orad sin
cesar". Son socios en la vida espiritual y tienen un hermoso balance. El creyente siente
durante toda su vida cristiana su insuficiencia. Así es que vive en total dependencia de
Dios. Siempre y cuando usted sienta su carencia y sienta su dependencia, orará sin cesar.
Al mismo tiempo, mientras que se siente insuficiente y dependiente, también sabe que
usted es el beneficiario de la extraordinaria bendición de Dios. Así que por un lado, usted
está orando de manera dependiente; por el otro, usted se regocija en recibir las múltiples
bendiciones de Dios. Así que siempre nos regocijamos porque Dios está derramando
bendición en respuesta a nuestra oración continua.
Si yo, como cristiano, vivo en un estado perpetuo de insuficiencia personal, un estado
permanente de reconocimiento de mi dependencia de Dios, continuamente agradecido por
todo lo que Él hace por mí, continuamente arrepentido por mi pecado, continuamente
expresando mi amor por los demás, eso aflorará como oración silenciosa a Dios y también
hará que Dios abra las puertas de bendición, que resultará en mi respuesta gozosa. Y,
entonces, no sólo tenemos que estar gozosos siempre, sino que hemos de tomar el
camino al gozo, que es el camino de la oración constante que resulta en bendición que
produce gozo.
Ahora, ¿cómo conecta el versículo 17 en el contexto general? Pablo, al terminar esta carta
a la iglesia de Tesalónica, quiere ayudarles a establecer a su iglesia en el camino correcto
para el futuro. Una buena iglesia, una gran iglesia, una iglesia noble, una iglesia espiritual.
Pero él quiere recordarles cómo convertirse en un rebaño maduro saludable. Es una iglesia
joven, una iglesia de meses de edad; y él tiene un plan de crecimiento para ellos. En los
versículos 12 y 13: desarrollar un rebaño íntegro implicaba la correcta relación entre los
pastores y las ovejas; y las ovejas y los pastores. En los versículos 14 y 15: cultivar un
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rebaño vigoroso exige la relación correcta entre las ovejas mismas. Y, desde el versículo
16 hasta el versículo 22, un rebaño virtuoso exige una correcta relación entre las ovejas y
el Gran Pastor.
Por lo tanto, la iglesia se construye con esas relaciones. El liderazgo con las personas, la
gente con el liderazgo, las personas con las demás, la gente con Dios; y ninguna Iglesia
puede subir más alto que la vida espiritual de su propia gente. Su relación con el Gran
Pastor es decisiva; y lo primero que tiene que hacer es estar siempre gozoso y lo segundo,
orar a Dios en todo momento. Así es como mantiene esa relación como debiera ser. Y eso
es esencial para una iglesia en crecimiento, para una iglesia saludable. Si vamos a ser una
iglesia saludable, debemos estar orando sin cesar, acudiendo al recurso divino, tenemos
que estar llamando a la puerta, buscando las barras de pan. Debemos tener inclinadas las
rodillas a los pies de la justicia divina, pidiendo que nuestro caso se resuelva con equidad y
justicia. Tenemos que ir ante Dios en nombre de nosotros mismos y de los demás, orando
sin cesar, porque así liberamos la grandeza del poder y la bendición de Dios.
Realmente, no hay nada más que decir acerca de este versículo. Usted entiende lo que
significa. Pero quiero ir un poco más allá y darle una pequeña lista que voy a llamar a
motivos para orar porque sé que es algo que es verdad acerca de su vida ya que lo es en
la mía. No importa cuánto ore, siempre siento que no lo he hecho lo suficiente. ¿Se siente
usted así? Tengo una especie de continuo estado de culpa por falta de oración. No importa
lo mucho que ore, siempre siento como que no lo hice lo suficiente. Y eso se debe en parte
al hecho de que no he rezado lo suficiente; y en parte debido al hecho de que recibo tantas
peticiones de oración que es humanamente imposible para mí siquiera intentar hacerlo ...
lo que hace que mi carga sea más pesada.
Cuando no oro como debo, me pregunto si estoy realmente motivado para orar. Y quiero
ayudarle dándole algunos motivos de oración. Diez de ellos, sólo una lista, diez motivos de
oración que creo que producen una vida de oración continua.
El número uno es el deseo de la gloria del Señor. La oración, dijo Jesús, debe comenzar
de esta manera: "Padre nuestro que estás en los cielos... Santificado sea Tu nombre.
Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad." Por lo que está orando aquí es para que Dios sea
glorificado, para que los propósitos de Dios se cumplan, para que el nombre de Dios sea
exaltado, que se haga la voluntad de Dios. Eso es por lo que usted está orando. Usted no
está orando por usted mismo, usted está orando por Él.
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Sí, el primer motivo de oración es el deseo de la gloria del Señor. Cuando su corazón
anhela que Dios sea glorificado, usted se encontrará orando con ese fin. Usted se
encontrará en un incesante clamor a Dios: "Sé exaltado, glorificado, elevado, cumple con
Tu propósito, construye Tu reino, haz Tu voluntad."
En segundo lugar, un segundo motivo para orar es un deseo de comunión con Dios. El
salmista expresó con bellas palabras esta verdad en el Salmo 42, versículo 1: "Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi
alma tiene sed de Dios, del Dios vivo ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche." Anhelo de Dios. Un corazón clamando por
comunión, la sensación de estar alejado de Dios, la sensación de estar separados, la
sensación de soledad que busca y dice: "Dios, quiero Tu comunión, quiero Tu compañía,
quiero Tu presencia".
Salmo 63, más palabras maravillosas: "Dios, Dios mío eres tú; De madrugada Te buscaré;
Mi alma tiene sed de Ti, mi carne Te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver Tu poder y Tu gloria, así como te he mirado en el santuario." Sólo quiero verte,
sólo quiero estar contigo, sólo quiero experimentar Tu maravilla.
En el Salmo 84, nuevamente los dos primeros versículos: "¡Cuán amables son Tus
moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios
de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Bienaventurados los que habitan en
Tu casa." El anhelo de estar en la presencia de Dios.
Y tal vez el más magnífico de todos, el Salmo 27. Basta con escuchar estas maravillosas
palabras: "Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién he de atemorizarme? Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura
de Jehová, y para inquirir en Su templo." Yo sólo quiero estar donde Él está.
¿Usted tiene eso? ¿Tiene usted ese anhelo de dulce comunión? Hay un tercer motivador a
la oración, a la oración continua e incesante; y es un deseo de que se satisfagan las
necesidades, no sólo nuestras, sino de quienes nos rodean: "Danos hoy nuestro pan de
cada día:" Jesús nos lo enseñó a decir en Mateo 6:11. Es correcto orar para que se suplan
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nuestras necesidades. Es correcto pedir a Dios por las cosas básicas de la vida. Es un
motivador para orar. Algunos de nosotros, sin embargo, se lo pedimos de esa manera
porque tenemos tanto... tanto. Pero hay en el mundo muchas personas que oran a Dios
periódicamente para que se suplan sus necesidades diarias. No lo entendemos en esta
cultura próspera, pero es la forma de vida de muchos de nuestros hermanos y hermanas
en Cristo.
De hecho, tenemos un querido hermano que ha venido de África, Sam y su esposa Nora
estuvieron en nuestra iglesia durante seis años, tal vez, antes de regresar a ministrar en
África. Él había venido de África porque no podía alimentar a su familia. No es como aquí,
porque no podía obtener su medicamento para su diabetes. Vivimos en un mundo, en un
entorno en el cual pedir a Dios por nuestras necesidades diarias es bastante extraño. Pero
no hay que ser tan tonto como para asumir que porque Dios ha suplido
misericordiosamente nuestras necesidades diarias sin pedirlo, podemos ser indiferentes y
se nos puede ser quitado.
El cuarto motivo para orar sin cesar es un deseo de sabiduría. Santiago lo expresó de esta
manera: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche". Si usted está bajo la ilusión de que no necesita la
sabiduría de Dios, está siendo engañado. Cuando Jesús nos enseñó a orar dijo: "Oren
así... no nos metas en tentación, mas líbranos del mal." Yo realmente creo que esa es una
oración para discernimiento espiritual, es decir una oración por sabiduría espiritual. Señor,
por favor, por Tu Espíritu proporcióname la capacidad para discernir cuando estoy frente a
una tentación. Dame la sabiduría para discernir cuando estoy frente a algo que es malo.
Tenemos que estar continuamente orando eso. Tenemos que estar orando todos los días
de nuestras vidas... Señor, por favor, líbrame de la tentación y no me lleves por el mal
camino, dame sabiduría, discernimiento, perspectiva y sensibilidad bíblica; y guíame con el
Espíritu de Dios para no permitirme caer en las trampas de Satanás y las trampas de la
carne y del mundo.
¿Qué motiva la oración sin cesar? El deseo de la gloria de Dios, el deseo de comunión con
Él, el deseo de necesidades que deben suplirse y muy a menudo, es el sufrimiento en el
que nos encontramos porque no hemos pedido sabiduría y hemos caído en la trampa de
nuestra ignorancia; y ahora necesitamos ser rescatados y no hay forma humana de
escapar. Clamamos a Dios para que nos libre.
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Recordemos a Jonás que, por cierto, tenía una vida de oración muy específica. Se
encontraba en el vientre de un gran pez y dice en Jonás 2:1: "Oró Jonás a Jehová su Dios
desde el vientre del pez". Y él no oró por todos los misioneros primero. Él dijo: "Sácame",
en otras palabras. Y el Señor lo hizo, el Señor lo salvó. Él dijo: "Invoqué en mi angustia a
Jehová, y Él me oyó; desde el seno del Seol clamé." Él dijo: "Yo estaba allí y me acordé
del Señor y clamé y me libró".
Venimos a Dios en esos momentos de tremenda dificultad, presión, estrés, dolor, aflicción
y necesitamos Su ayuda. Eso nos motiva a orar sin cesar.
Seis, un deseo para aliviar el temor y la preocupación. Eso nos hará orar si somos sabios y
de mente espiritual. Filipenses capítulo 4, ¡necesitamos con tanta frecuencia que se nos
recuerde esto! Dice: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús."
Cuando usted esté con miedo, ansiedad y preocupación, en peligro, con depresión, ¿qué
debería hacer? Muy simple, deje de estar ansioso y ore, ore con un corazón agradecido y
la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano protegerá su corazón y su
mente. ¿Qué significa eso? Cuídelo de la ansiedad. Cuídelo de la depresión, la angustia, el
miedo, la preocupación. Si desea una solución humanamente comprensible, acuda a una
persona. Si desea una solución humanamente incomprensible, vaya a Dios. En tiempos de
miedo, de preocupación, de ansiedad, de angustia y dolor, la fórmula es simple, basta con
ir al Señor en oración continua, persistente, sin cesar, con agradecimiento; y la paz de Dios
prometida protegerá su corazón y su mente.
¿Por qué la gente acude a otras fuentes? Cuando usted quiera alivio del temor y la
preocupación, nuestro Dios ha prometido que es suyo a través de la oración. El salmista
escribió en el Salmo 4, "Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba
en angustia, Tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración." Lo haz
hecho en el pasado, ¿podrías ayudarme otra vez?
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Número siete, otro motivo para orar es el deseo de dar gracias por la bendición pasada. Si
usted tiene un corazón agradecido, si usted es una persona agradecida y si recuerda todo
lo que Dios ha hecho en toda Su bondad, hará que usted ore aunque sea sólo para decir
gracias. En el Salmo 44 leemos, dice el salmista: "Oh Dios, con nuestros oídos hemos
oído, nuestros padres nos han contado, la obra que hiciste en sus días, en los tiempos
antiguos. Tú con Tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; Afligiste a los
pueblos, y los arrojaste. Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo
los libró; Sino Tu diestra, y Tu brazo, y la luz de Tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
Tú, oh Dios, eres mi rey." Eso es alabanza; y no es alabanza por algo que Dios había
hecho por él, sino alabanza por lo que Dios había hecho por otros en el pasado... aprender
a ser agradecidos a Dios por todo lo que Él ha hecho a lo largo de la historia redentora,
tener un corazón agradecido en nombre de todas las cosas buenas que Dios ha hecho, no
sólo por usted.
El apóstol Pablo escribe a los Filipenses y dice: "Doy gracias a mi Dios siempre que me
acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos
vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora". No
puedo evitar orar todo el tiempo, dando gracias a Dios por lo que Él está haciendo en sus
vidas y lo que ha hecho y está haciendo. Si usted está verdaderamente agradecido a Dios
por todo lo que Él ha hecho, le motivará a que realice una oración de acción de gracias.
Número ocho, un motivo muy importante para orar; y es el deseo de ser liberado de la
culpa del pecado. Ese salmo penitencial clásico, el Salmo 32, habla de esto. Yo sólo les
estoy dando Escrituras escogidas de las muchas que se podrían utilizar en estos puntos,
pero escuchen al Salmo 32. Comenzando en el versículo 3: "Mientras callé" -mi pecado,
dice David - "se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día." Tuve enfermedades
psicosomáticas como consecuencia de la culpa. "Porque de día y de noche se agravó
sobre mí Tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano." Yo era un desastre, los
líquidos de la vida tienen que ver con el sistema de flujo de la sangre, la saliva, el sistema
nervioso que se transporta con el líquido. Todos mis jugos vitales se secaron, se secó mi
saliva, el flujo de sangre no era correcto, por lo que tuve problemas fisiológicos. Mi sistema
nervioso era un caos. Estaba arruinado; tenía fiebre. Gemía. En el versículo 5 dice: "Mi
pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y Tú perdonaste la maldad de mi pecado." Yo confesé y Tú me perdonaste.
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Veamos el principio del Salmo. Dice: "Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido
perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de
iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño." El engaño terminó, usted no está cubriendo el
pecado, se sinceró, lo ha confesado; y ahora ha sido perdonado. Y es bendecido. Sí, la
oración sin cesar, continua, la confesión penitente están motivadas por el deseo de ser
liberado de la culpa del pecado.
Número nueve, otro motivo para orar es un deseo por la salvación de los perdidos. Le
conmoverá orar sin cesar cuando esté preocupado piadosamente por los perdidos. Están a
nuestro alrededor. Y si usted se preocupa por su salvación, habrá un compromiso casi
incesante a orar mientras que se cruzan en su camino y su mente.
Escuche Romanos 10:1: "Hermanos", dice Pablo, "ciertamente el anhelo de mi corazón, y
mi oración a Dios por Israel, es para salvación." Pablo dice que está orando por su
salvación. No puedo ver a la gente que no es salva y no orar por su salvación.
1 Timoteo 2, Pablo le dice que Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la Verdad. Y luego dice: "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres". ¿Y por qué oraban?
La salvación de los perdidos, para quienes Dios ha provisto salvación. El deseo por la
salvación de los perdidos nos impulsa a orar. Si no ora sin cesar, entonces algo está mal
con su compasión por los perdidos.
Y número diez, la oración incesante está motivada por un deseo de crecimiento espiritual
de los creyentes. En Efesios 1:15, por ejemplo, Pablo dice a los Efesios: "Por esta causa
también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con
todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en
mis oraciones." Ahora, ¿por qué ora Pablo? "Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de la gloria os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él.
Rezo para que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la
esperanza a que Él llamando y cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los
santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que
creemos".
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Estoy orando por ti. ¿Por qué estás rezando? Tu sabiduría. Tu conocimiento. Tu
entendimiento. Tu esperanza. Estoy orando para que el poder de Dios sea vertido en tu
vida, estoy orando por tu crecimiento espiritual. En el capítulo 3, versículo 14 dice: "Por
esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo." ¿Por qué estás
orando? Versículo 16: "Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu". Estoy orando por poder
espiritual. Versículo 17: "para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con
todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud
de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos " Estoy orando por tu crecimiento
espiritual.
Tenemos mucho por lo que orar, ¿no es así? ¿Qué le motiva a orar? Cuando usted desea
la gloria del Señor, cuando usted desea tener comunión con Él, cuando desea suplir sus
necesidades por medio de la única persona que tiene los recursos, cuando desea
sabiduría y discernimiento, cuando desea ser rescatado de las angustias de la vida,
cuando desea alivio del miedo, la ansiedad y la preocupación, cuando desea dar gracias
por todas Sus bendiciones, pasadas y presentes, cuando desea liberarse de la culpa y el
pecado, cuando desea la salvación de los demás y cuando desea el desarrollo y
crecimiento de los creyentes.
Debería haber en su vida suficientes recordatorios de todas estas cosas para mantenerlo
orando todo el tiempo, ¿verdad? Realice un inventario espiritual. Si no está orando sin
cesar, es porque algo anda mal a nivel del deseo... algo está mal en el nivel motivacional
subyacente. ¿Qué hacer para promoverlo?
Por mi propia experiencia en mi vida, sólo puedo decirle que mi vida de oración está
impulsada por la Palabra de Dios. Es mi tiempo en la disciplina de la Palabra de Dios y el
estudio de la Palabra de Dios que impulsa mi vida de oración. Hay otras veces cuando el
Espíritu de Dios, a medida que vivo en obediencia al Señor, me impulsa a orar... por
supuesto. Pero si quiero desarrollar un anhelo real de que Dios sea glorificado, entonces
encuentro que ese deseo se desarrolla a partir del estudio de Su Palabra. Al ver su Palabra
y ver desplegar Su plan maravilloso, soy como Daniel, una vez que leí lo que Dios ha
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planeado para Su gloria en mi propio futuro, entonces el anhelo que Él sea glorificado
aumenta en mi corazón. Es como Juan, que al final del libro de Apocalipsis luego de decir
todas las glorias que van a venir a Cristo, no puede dejar de exclamar: ¡Oh Señor, ven
pronto; no por mi bien sino por el Tuyo!
Entonces, al mirar el glorioso plan de Dios descrito en la Palabra de Dios, Su reino y Su
gloria me impulsan a orar con ese fin. A medida que estudio la Palabra de Dios y estoy en
comunión con Él, mientras se revela en la Palabra, a medida que aprendo más acerca de
Su persona y de Su carácter y la majestuosidad de lo que Él es, tengo un mayor deseo de
unión con Él.
Al estudiar la Biblia y encontrar todas Sus promesas, todas las cosas que Él desea hacer
por sus hijos, cómo suplirá todas nuestras necesidades, cómo proveerá todo, deseo orar
por eso.
Y al leer la Biblia, estudiarla y al encontrar a Su majestad revelada en Su sabiduría, Su
discernimiento asombroso, Su perfecta comprensión de todo, anhelo Su sabiduría para mí,
para poder ir por este mundo difícil.
Al leer la Escritura y ver la crónica de los tiempos, que Él ha rescatado a Su pueblo una y
otra vez y las promesas que Él ha hecho, que siempre hará lo mismo por Su pueblo, me
impulsa a orar por la liberación de los problemas de mi propia vida y las vidas de quienes
me rodean. Y cuando miro a la Escritura y encuentro cómo muchos de Sus amados siervos
fueron rescatados del miedo, la preocupación y la ansiedad; cuántos de ellos cantaban
himnos en la cárcel y cuántos de ellos podían estar en el borde de un horno de fuego y
alabar al Dios, quien les había permitido estar allí porque confiaban en Él por completo, me
permite sentirme aliviado de mi propio miedo, de mi propia preocupación. Cuando me doy
cuenta de que puedo enfocar toda mi atención en Él, sabiendo que se preocupa por mí de
manera perfecta, me libera de la ansiedad.
Al estudiar la Biblia y ver también el registro de todas Sus bendiciones y Sus acciones
pasadas y las glorias de toda la historia de la redención; y todo lo que Él ha hecho para
traer la historia redentora al lugar en donde está ahora, para que yo pudiera experimentar
las glorias del Evangelio de Cristo y las bendiciones de Su Espíritu, que mora en nosotros,
y el tesoro de Su Palabra, me hace dar gracias por Sus bendiciones.
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Y cuando miro a la Escritura y veo el perdón perfecto provisto en Jesucristo, la
majestuosidad del plan de la expiación y la forma en que fue elaborado por la gracia
mediante la fe en mi propia vida; y cómo tengo acceso a un perdón absoluto y purificación
en cada momento de mi vida, me incita a confesar mis pecados. Y a medida que veo las
lágrimas de Dios en Jeremías 13 y las lágrimas de Jesús en el evangelio de Mateo capítulo
23, lágrimas se derraman por los que rechazan la salvación y niegan la bondad de Dios;
me hace desear la salvación de los perdidos, así como Dios lo hace. Y cuando veo el
anhelo revelado en las Escrituras del corazón de Dios, para que Su pueblo crezca
espiritualmente, esa llamada constante desde el comienzo de la Escritura hasta el final a
Su pueblo a vivir en obediencia y santidad, me recuerda orar por el crecimiento espiritual
de los creyentes.
Por lo tanto, si quiero tener una vida de oración persistente, constante, deberé tener ciertos
deseos en mi corazón que generen eso, que motiven eso. Dichos deseos llegan a mi vida
como fruto de mi fiel y decidido estudio de Palabra de Dios que me revela estas cosas de
nuevas maneras cada vez que la estudio; y por lo tanto motiva mi propia vida de oración.
Rara vez finalizo un tiempo de estudio en la Palabra de Dios sin un nuevo tipo de
compromiso a orar, en una u otra dimensión, más fielmente de lo que he hecho.
Orad sin cesar, dijo Pablo. Y diciendo eso, dijo mucho. Debe ser nuestra forma de vida.
Oremos juntos.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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