ABSTRACT CULTURAL MEMORY IN ELENA PONIATOWSKA`S

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ABSTRACT
CULTURAL MEMORY IN ELENA PONIATOWSKA’S
TINISIMA
By Ela Molina Morelock
Elena Poniatowska, a clear example of the diversity of the Mexican people in particular,
and of the human race in general, comes from a mix of Polish, French, American, and Mexican
ancestry. Despite her family origins, of European aristocracy and the highest social class in the
deeply stratified Mexican society, through her work, she has become the memory of several
hidden social movements, and forgotten people.
As a journalist and writer, Poniatowska has become a voice for those people without a
voice: repressed students, Indians, workers, political dissidents, and women in general. One
particular woman, Tina Modotti (1896-1942) is the heroine of the novel Tinísima, a blend of
biography and fiction. Tina Modotti, like Elena Poniatowska, was a woman preoccupied with art
and social justice.
Poniatowska's work depicts the emotional and intellectual struggles of Tina Modotti, as
well as the abandonment of her artistic motivation, because of her political and social activism.
Poniatowska joins fiction and reality by creating art. During the process of 10 years of research,
interviews, and traveling, Poniatowska has effectively recovered part of the forgotten history of
the United States, Mexico, Russia, and Spain, for the periods of the 1920’s, 1930’s and the early
1940’s, through the life and eyes of the Italian-American Tina Modotti.
This thesis analyzes the responsibility we have towards recuperating the historical past,
the impact of past wounds on the present, and the importance of remembering the forgotten
voices of the dead who made that part of History.
CULTURAL MEMORY IN ELENA PONIATOWSKA’S
TINISIMA
A Thesis
Submitted to the
Faculty of Miami University
in partial fulfillment of
the requirements for the degree of
Master of Arts
Department of Spanish and Portuguese
by
Ela Molina Morelock
Miami University
Oxford, Ohio
2004
Advisor: ___________________
Raúl Ianes, Ph. D.
Reader: ___________________
Lola Bollo-Panadero, Ph. D.
Reader: ___________________
Ramón Layera, Ph. D.
Tabla de contenido
Índice de ilustraciones:
iii
Capítulo uno: Introducción
1
Capítulo dos: La memoria personal como antídoto contra el olvido oficial
7
2.1. La revolución soviética de 1917
9
2.2. Los locos veinte y la “new woman”
16
2.3. El anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos: 1920-1930
20
2.4 El México de los años veinte
25
2.5. La guerra civil española
36
Capítulo tres: Memoria, identidad y nacionalismo
46
Capítulo cuatro: La producción del texto como significante de memoria cultural
53
Conclusión
61
Obras citadas
66
ii
Índice de ilustraciones
Fig. 1
Soldadera. 23 Nov. 2004 <http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/
1
act_permanentes/historia/html/cantando_revolucion/mascorridos.htm>.
Fig. 2
Edward Weston. Tina en la ventana de la casa de Tacubaya. The Mexican Years.
7
México, 1923-1926. 26 Oct. 2004. http://www.photographers.it/articoli//foto1/
modotti/TINAALBA.jpg/>.
Fig. 3
Lenin zu Rekruten der Roten Armee. 20 May 1920. Krischn. Vulture-bookz.de.
10
2003. 16 Oct. 2004 <http://www.vulture-bookz.de/marx/archive/galerie/LeninTrotzki_1920-05-20_auf_dem_Roten_Platz_(Original).jpg/>.
Fig. 4
Tina Modotti en Hollywood. The Tiger’s Coat. Dir. Roy Clemens. Perf. Tina
17
Modotti et al. 1920. Wolf: Periodico di comunicazione, filosofia, politica. 17 Oct.
2004 <htto://www.giornalewolf.it/fotogragia/Modotti.htm/>.
Fig. 5
Emma Goldman. The Federal Observer: A Voice of Truth for America. Great
21
American Speeches. <www.federalobserver.com/ speeches.php?speech=1214/>.
Fig. 6
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Marxists Internet Archive. 2 Oct., 2004
23
<http://www.marxists.org/>.
Fig. 7
La fuente de la Alameda. Corey Donovan. View of Parque Alameda, Mexico
29
City. 2 Oct. 2004
<http://www.sustainedaction.org/Images_Photos/alameda_park.htm/>.
Fig. 8
Tina Modotti en Tacubaya. Edward Weston. The Mexican Years 20 de agosto de
33
1923. 19 Oct. 2004 <http://www.women.it/calendar/calendar.php?op=
flyer&month=7&year=2003/>.
Fig. 9
Milicianos en Barbastro. La guerra civil en Barbastro. Marzo 2000. 17 Oct. 2004.
36
<http://www.barranque.com/imagenes/Milicianahuerrios.jpg/>.
Fig. 10
Abe Osheroff. Lincoln Brigade: Civil War Spain. 1938. Abe Osheroff. 17 Oct.
38
2004 <http://seattlepi.nwsource.com/photos/photo.asp?PhotoID=34191/>.
Fig. 11
Pablo Picasso. Guernica. Paris. May-June 1937. Museum of Modern Art. New
York. 2 October 2004 <http://gallery.colofinder.net/guernica/
guernica_doc3bacsept/>.
iii
43
Fig. 12
Tina Modotti. 17 Oct. 2004 <http://www.iicusa.org/calendar/photos/
52
photo1423.jpg/>.
Fig. 13
Edward Weston. Tina Modotti. The Mexican Years. México, 1923-1926. 2 Oct.
53
2004 <http://www.gre.ac.uk/~mv901/tinamodotti.html/>.
Fig. 14
José Saramago, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais y el Subcomandante
Marcos, del EZLN. Villa Olímpica, México. 13 Mzo. 2001. Portada del periódico
La Jornada. 23 Nov 2004, <http://www.jornada.unam.mx/2001/mar01/
010313/primera.jpg/>.
iv
65
DEDICATION
I dedicate this Thesis to:
My parents: Rodrigo y Margarita
My husband: Philip
My children: Sofía, Erick and Gabriel
My grandchild: Andy Ulises
Sherry Corbett (RIP), great friend and boss.
For your support, and love, thank you.
Dedico esta tesis a mis padres: Rodrigo y Margarita
A mi esposo: Philip
A mis hijos: Sofía, Erick y Gabriel
A mi nieto: Andy Ulises
A Sherry Corbett (RIP), gran amiga y jefa.
Gracias a todos los que me apoyaron con su comprensión y solidaridad.
Por su paciencia y amor, un millón de gracias.
v
ACKNOWLEDGMENTS
It has been a great pleasure to work, and practically live, during two years with the
faculty, staff, and students of Miami University. All of my professors have given me the
freedom, understanding, and support to pursue my interests, while, at the same time; they gave
me the necessary advice to improve my knowledge.
I want to thank all the people in the Department of Spanish and Portuguese, without
forgetting Ken Adams, so valuable and helpful.
To my director, Professor Raúl Ianes, thank you for your kind and always-elegant way to
share your knowledge, and wide culture.
To my readers, Professors Ramón Layera and Lola Bollo-Panadero, Thank you for your
wise advice, patience and support.
To Dr. Charles Ganelin, Chair of the Department, for being always there, for being an
inquiring and challenging educator.
To Dr. Nuria López-Ortega and her passion for life, dance and teaching.
To Dr. Patricia Klingenberg, whose feminism made me revaluate my opinions about the
feminist movement.
To Dr. Ken Wireback, whose invaluable knowledge in Linguistics opened a new and
interesting window to my own Hispanic culture.
To Dr. José Domínguez, whose passion for film is beneficially contagious.
To Dr. Michael Ferreira, and his always pleasant and warm smile.
To my colleague students, particularly Kelly Noe, who was with me since my very first
day at Miami University.
vi
Capítulo uno
Introducción
Elena Poniatowska, como muchos otros intelectuales, ha asumido el papel de defensora
de múltiples causas. Entre otras tareas, ha prestado su voz y su pluma a diferentes grupos
sociales, marginados, oprimidos u olvidados, desde las ventajas y los contactos que le brinda su
posición social privilegiada.1
Fig. 1 Soldadera, “Más corridos”, Red escolar, Instituto latinoamericano de la
comunicación educativa (ILCE), 23 Nov. 2004, <http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/
act_permanentes/historia/html/cantando_revolucion/mascorridos.htm>.
A través de Poniatowska han podido hacerse escuchar los estudiantes, trabajadores y
amas de casa que sufrieron la masacre del 2 de octubre de 1968 en La noche de Tlatelolco. Las
“adelitas o soldaderas”, mujeres que fueron actoras importantes, pero olvidadas, en la Revolución
1
En entrevista con Walescka Pino-Ojeda, Elena Poniatowska explica cómo, a través de la convivencia con su nana y
con las muchachas que ayudaban a los quehaceres domésticos en su casa, a la edad de nueve años empezó a
aprender el español que ellas hablaban, así como a interesarse por sus problemas y sus vidas. Más adelante decidió
que ella tenía que darle sentido a su vida, hacer algo por los demás, especialmente por los pobres y los marginados.
Sobre castas y puentes: Conversaciones con Elena Poniatowska, Rosario Ferré y Diamela Eltit (7)
1
Mexicana, son reconocidas a través de Jesusa Palancares en Hasta no verte Jesús mío. Los
damnificados del terremoto del 19 de septiembre de 1985, son finalmente escuchados en Nada,
nadie: las voces del temblor. Los sobrevivientes de las guerrillas y los familiares de los
desaparecidos durante la guerra sucia de las décadas de los setenta y los ochenta son recordados
en Fuerte es el silencio. El movimiento indígena zapatista, que se dio a conocer al mundo el 1º de
enero de 1994, ha recibido también el apoyo de la pluma y la energía de esta escritora en Voces
de la selva y EZLN: documentos y comunicados.
Tinísima, la novela que es el objeto central de esta tesis, fue publicada por primera vez en
México, en 1992. Narra la vida de Tina Modotti (1896-1942), fotógrafa italiana que en 1913
emigra a los Estados Unidos y posteriormente vive procesos que influirían en la geopolítica
mundial, como fueron la construcción de la Unión Soviética, la segunda guerra mundial, la
guerra civil española y la institucionalización de la revolución mexicana.
Para la elaboración de Tinísima, Poniatowska invirtió diez años de investigación, sobre
los cuales afirma la autora: “Tina Modotti pasó a formar parte de mi vida familiar [...] Siempre
con ella a cuestas viajé, leí, estudié, comí y atribulé a los demás” (661).
Poniatowska no es una escritora imparcial, por decisión propia ha decidido prestar su voz
y su pluma a los que no las tienen. En entrevista con Cynthia Steele, Poniatowska menciona que
recibía consejos de otros escritores, como Carlos Monsiváis, en el sentido de no involucrarse, no
establecer relaciones con los protagonistas de sus obras testimoniales: “¿Para qué estableces
relaciones personales? Tú escribe y se acabó” (104-5). Pero ella: “No podía sólo escribir, sino que
iba por la silla de ruedas, por la cama, a la despensa por el arroz para que tuvieran qué comer”
(104-5). Poniatowska se ha involucrado con sus protagonistas, a su lado ha marchado y
protestado en contra de las injusticias y la represión. Ha firmado comunicados, manifiestos,
protestas, y ha viajado a la selva chiapaneca para trabajar con los zapatistas.
Este contacto cercano con las injusticias, con los oprimidos y silenciados, la han puesto
en contacto con las izquierdas de México y del mundo, dándole la oportunidad de observar el
desarrollo de los diferentes grupos y partidos políticos, sin que hasta la fecha se haya afiliado
oficialmente a ninguno de ellos.
Elena Poniatowska y Tina Modotti, ambas mujeres, artistas, y luchadoras sociales
coinciden, además, en haber vivido intensamente y con pasión sus vidas y su arte. El producto de
2
la unión Elena-Tina, que cristaliza en Tinísima, parece no ser diferente. Es una obra intensa,
apasionada y poco imparcial.
La tesis a demostrar en este trabajo es que la novela Tinísima, se ubica en aquella
literatura que ayuda a reconstruir la historia, a través de la recuperación de las voces de quienes
no han sido incluidos por la historia oficial.
Como instrumento cultural que recupera la memoria cultural popular, se incluye entre los
artefactos que combaten lo que Terry Eagleton denomina: “The Politics of Amnesia” (After Theory
7). En otras palabras, que Tinísima colabora en la “recuperación de memorias colectivas y
efectivas de acción política” (Eagleton After 7).
Para demostrar lo anterior, se decidió recurrir al planteamiento de los Estudios Culturales,
en lo que se refiere a memoria cultural, ya que como es sabido, existen múltiples corrientes al
interior de los Estudios Culturales. Por sus características intrínsecas, por su origen y por su
objeto de estudio, es difícil afirmar que los Estudios Culturales constituyan una “teoría”,
acercándose más a lo que David Viñas Piquer denomina “una actividad intelectual que se
emancipa de las disciplinas constituidas” (572).
Stuart Hall, en el ensayo denominado “Cultural Studies and Its Theoretical Legacies”
acepta que los estudios culturales tienen: “different theoretical positions [...] multiple discourses
[...] many histories and legacies” (99) y manifiesta que uno de los aspectos que más le preocupan
es la práctica del intelectual que Gramsci llamaba “orgánico”, es decir, la práctica que: “always
thinks about its intervention in a world in which it would make some difference” (109).
Por su parte, Simon During en The Cultural Studies Reader sugiere que, por razones
teóricas y prácticas, es necesario pensar en los Estudios Culturales no como una disciplina
tradicional, sino como: “A field within multidisciplinarity” (27).
Por lo tanto, dentro de las multiples tendencias que existen en los Estudios Culturales,
esta tesis se adhiere a la propuesta de “Engaged Cultural Studies [...] but because engaged cultural
studies is expressly political [...] it accepts that studying culture is rarely value-free” (During, 27).
De tal forma, este trabajo parte de cinco supuestos: 1) Que toda expresión cultural
representa una ideología y una tendencia política, y que aquella ideología que sea la dominante
en la sociedad, será la que ejerza el control de los medios masivos de comunicación,
imponiéndose como cultura hegemónica.
3
2) Que Tinísima, como expresión cultural, se encuentra entre aquellas que surgen: “from
below” (During 25), que no representan la cultura hegemónica y que rescatan aquellas voces que
han sido relegadas o marginadas por las historias oficiales.
3) Que rescatar las voces marginadas, contenidas en Tinísima, contribuye al propósito de
recuperación de las memorias colectivas de acción política efectiva que están necesitando las
izquierdas y los pueblos del mundo.
4) Que Tinísima trata de una mujer que vivió como emigrada o refugiada buena parte de
su vida; que eleva también las voces de los miles de refugiados españoles, norteamericanos,
italianos, y de otras nacionalidades, por los cuales es importante tomar en cuenta la propuesta de
Homi Bhabha (193), en el sentido de cuestionar el estatus cultural, discriminatorio y anómalo
que se ha asignado a los migrantes y refugiados, legales o ilegales.
5) Que Tinísima, por las características antes mencionadas, cabe, precisamente, en el
objeto de análisis de los Estudios Culturales. Y, que para analizarla, como un objeto cultural,
sobre todo relacionado con la memoria cultural, es necesario ubicarse desde la
multidisciplinariedad que conceden los Estudios Culturales.
Mieke Bal en la introducción de Acts of Memory: Cultural Recall in the Present
menciona que el análisis cultural busca entender el pasado como parte del presente cultural y
social, basándose en la memoria cultural, misma que puede ser entendida como un fenómeno
cultural individual, o como un fenómeno cultural social (vi).
La memoria cultural es un acto consciente, tiene un objetivo, que es recuperar algo que
está en el pasado para convertirlo en presente. La memoria cultural es un proceso realizado
permanentemente por los gobiernos, se practica en el momento de escribir la historia oficial de
las respectivas naciones. En esta construcción obviamente se omiten episodios que no son
convenientes. La memoria cultural, en esos casos, sirve al propósito de producción y
reproducción de la ideología dominante (Marianne Hirsch 109). Por lo tanto, la memoria y el
olvido caminan juntos. No hay olvido sin memoria y viceversa: “In one respect or another
metaphors of forgetting are connected with metaphors of memory” …
[ ]“Forgetting, to begin all
over”(Harald Weinrich 4, 159).
La memoria cultural no es algo que tenemos per se, es algo que se produce a nivel
individual para ser socializado y, entonces, ser compartido como cultura: “Memory is, then, the
4
mutually constitutive interaction between the past and the present, shared as culture but acted out
by each of us as an individual” (Ernst van Alphen 37).
En Tinísima las memorias personales de Tina son expuestas al público para convertirse
en memorias colectivas y por tanto sociales y socializables. El proceso de recuperación de la
memoria individual se convierte en una práctica crítica, pero en el momento que esta práctica es
colectivizada, a través del texto, deja de ser individual, privada, para convertirse en una práctica
crítica colectiva y social. Y es, en este sentido, que Tinísima constituye: “un asalto a la memoria
de la historia [oficial]” (Sara Poot 400).
Para mostrar cómo se desarrolla ese asalto a la memoria oficial y cumplir con los
supuestos que me he trazado, dividí la obra en cinco partes. La primera, que es esta Introducción,
inicia con la contextualización, suscinta, de la autora en México y del texto en cuestión.
Posteriormente explico la tendencia de la crítica literaria en la que basaré mi análisis y
conclusiones, así como las principales características de dicha corriente, y el porqué elegí los
Estudios Culturales como la perspectiva más apropiada para aproximarme al texto.
En la segunda parte se demuestra cómo, a partir de Tinísima, es posible recuperar las
memorias individuales de quienes participaron como actores sociales en importantes eventos
históricos de la primera mitad del siglo veinte. Tales como: la revolución rusa de 1917; los locos
veinte y el despertar de la “mujer nueva”; el anarquismo y la política anticomunista en los Estados
Unidos; el México de los años veinte durante la institucionalización de la revolución; y por
último: la guerra civil española. Todos estos eventos históricos son analizados desde la
recuperación de la memoria del personaje: Tina Modotti, desde la perspectiva de una mujer que
además de ser artista es una activista comprometida. Por lo tanto, se contemplan desde la visión
de la izquierda afiliada a la Internacional Comunista, con sus fortalezas y sus debilidades. Esta
recuperación de eventos históricos, donde la izquierda jugó un papel fundamental, muestra que
es posible reconstruir memorias colectivas de acción política efectiva, a partir de artefactos
culturales. Muestra también la necesidad de un acercamiento crítico a las experiencias, exitosas o
fallidas de la izquierda internacional, ya que Tinísima brinda la riqueza de las experiencias de
Tina en los varios países, que se mencionaron con anterioridad.
En la tercera parte se realiza una aproximación al texto en busca de las vinculaciones y
los opuestos binarios relacionados con la identidad, la memoria y el nacionalismo. Se rescatan en
Tinísima los elementos que muestran la ruptura de las oposiciones binarias entre nacionalismo y
5
cosmopolitismo; entre la parte fisiólogica y la parte mental en la conformación de la memoria; y
entre verdad y ficción en la conformacición de la misma memoria.
Tinísima es particularmente significativa para este ejercicio debido a que los
protagonistas pertenecieron a los internacionalistas que en la primera mitad del siglo veinte se
trasladaban de un país a otro en la búsqueda de una revolución internacional. Que creían que los
pobres y oprimidos del mundo debían luchar, unidos, contra las clases hegemónicas del mundo.
De manera aún más significativa, es necesario revisar aquellas motivaciones en un momento de
la historia en la que el capital internacional es realmente global, mientras las izquierdas se
encuentran divididas y atomizadas.
En el cuarto capítulo se realiza una aproximación al texto en busca de los elementos del
lenguaje que muestran la construcción del texto como un todo que incorpora al autor, al artefacto
y al lector, en un conjunto que produce memoria cultural. De igual forma, se parte del supuesto
que en todo artefacto cultural existen múltiples contenidos ideológicos, que no existen textos
inocentes, autores imparciales, ni lectores huecos. Tinísima, al ser escrita por una mujer que está
consciente y abiertamente comprometida con las causas de los que ella llama “los sin voz” emite
un mensaje ideológico, que será recibido por los lectores. La diferencia en cuanto a la recepción
dependerá del contenido ideológico y cultural de cada uno de los lectores. En este caso se recurre
a la propuesta de Hall en el sentido de rescatar el concepto de “polisemia” y:“the dirtiness of the
semiotic game [buscando] the something nasty down below” (Cultural 100).
Precisamente fue la variedad de intereses en cuanto a la aproximación al texto, lo que me
llevó a recurrir a los Estudios Culturales, ya que ofrece la amplitud de perspectiva y la
multidisciplinariedad en el enfoque, necesarios para abarcar esta tarea. Además de que coincido
en cuanto a la importancia de recuperar la cultura y las memorias provenientes de aquellos que
por razón de género, origen racial o étnico, son marginados y relegados.
Para terminar, en la última parte se exponen las conclusiones a las que llegué después del
ejercicio de aproximación a Tinísima a través de la perspectiva de los Estudios Culturales.
Valga esta tesis como un homenaje a todos aquellos que han dado sus vidas por un
mundo mejor, más justo, más equitativo, más tolerante, más crítico y más incluyente.
6
Capítulo dos
La memoria2 personal como antídoto contra el olvido oficial.
La literatura está hecha para que la protesta humana
sobreviva al naufragio de los destinos individuales.
Jean Paul Sartre, 1975. (cit. por Eduardo Grüner: 25)
Fig. 2. Tina en la ventana de la casa de Tacubaya, Edward Weston, The Mexican Years,
(México 1923), 26 Oct. 2004 http://www.photographers.it/articoli/foto1/modotti/
TINAALBA.jpg/.
En este capítulo se examina la manera en que Elena Poniatowska, a través de Tinísima,
recupera importantes episodios del siglo veinte en México, España, los Estados Unidos y Rusia.
Estos episodios pertenecen a la categoría de aquellos pasajes que han pretendido ser olvidados o
minimizados por las historias oficiales de las naciones. En Tinísima se pueden escuchar las voces
de miles de mujeres que, como Nieves Ayress, Dolores Ibárruri, y miles más, insisten en:
2
Para los efectos de este trabajo, el término memoria se entiende en dos de las acepciones que estipula el diccionario
de la Real Academia Española: 1. Como: “facultad física por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” y 2.
Como: “recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado.” En su segunda acepción es sinónimo de “recuerdo”.
Memoria y recuerdo se usarán indistintamente. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. 22ª ed.
2001, 5 Oct. 2004, <http://www.rae.es/>.
7
Publicize [their] memories of past atrocities, not out of a desire for vengeance, but
out of a commitment to liberating contemporary victims of injustice. [They]
encourage[] other women to speak out …
[ ]promoting freedom for a host of people
who suffer now as [they] did then. (Temma Kaplan 16, 178-9)
Tina Modotti tuvo el dudoso “privilegio” o la dudosa “bendición”, en el sentido en el que
Eagleton (After Theory 7) usa el término “blessing”3 de haber sido testigo y partícipe de eventos
que cambiaron la geopolítica del mundo occidental en la primera mitad del siglo XX.
Tinísima recupera la revolución soviética; la segunda guerra mundial; la guerra civil
española; la institucionalización de la revolución mexicana; y la persecución de que fueron
objeto muchos inmigrantes anarquistas, principalmente italianos, producto de la política
anticomunista de los Estados Unidos en los años veinte desde el punto de vista de Tina Modotti y
personajes como Vittorio Vidali, Paul O’Higgins, Edward Weston, Laura Weiss, y una larga lista
de entrevistados que ocupa las últimas páginas de la obra (661-3).
Las vivencias de todos esos personajes son recuperadas por Poniatowska y expuestas4 en
Tinísima, convirtiendo al texto en el hilo que conduce a Tina Modotti, a sus recuerdos,
pensamientos, sentimientos, emociones y sensaciones. El lector tiene la posibilidad de compartir
esos recuerdos privados e individuales de Tina, que al ser expuestos a través del texto, dejan de
ser privados para convertirse en colectivos.
3
“It is no particular consolation to be able to recall the Holocaust, or to have lived through the Vietnam War.” Terry
Eagleton, After Theory (New York: Perseus, 2003) 7.
4
En esta tesis se entiende la exposición en el sentido que la define Mieke Bal (Practice 4-5) “I tried to connect three
meanings of the verb “to expose” […] making a public presentation; […] publicly demonstrating [and] the
performing of those deeds that deserve to be made public.”
8
2.1. La revolución soviética de 1917
Tinísima revive la importancia y el efecto internacional que tuvo la revolución rusa de
19175 en el mundo. Aquella parte del planeta que la recibió con un sentimiento de euforia y
esperanza se puede percibir en la declaración de Tina al juez mexicano, Pino Cámara, el 12 de
enero de 19296, con motivo del asesinato de Julio Antonio Mella, compañero de Tina:
Sí, es comunista, sí, tiene su carnet desde 1927 y lloró de alegría al recibirlo,
porque ser militante es lo que más anheló en su vida. Sí, a ella y al occiso los
unían los mismos ideales, querían un cambio en el mundo.
[...] Sí, le parece que la riqueza está injustamente repartida y debe quitárseles a
los ricos para dársela a los pobres.
Sí, la revolución rusa es admirable, nada tan importante ha sucedido sobre el
planeta Tierra y los países tienen mucho que aprender de ella. (50-51)
Este sentimiento era compartido por millones de oprimidos en el mundo, que veían a la
Unión Soviética como la esperanza. Con Tina y como ella, millones en México y el mundo, en
diferentes lenguas, coreaban las consignas que expresaban las aspiraciones de las grandes masas
de desposeídos:
“Todo el poder a los sóviets, toda la tierra para los campesinos. Hay que abolir la
propiedad privada”. Inflamada de buenos sentimientos, Tina empezó a creer que no
había cielo que valiera si no lo hendían miles de puños en alto; el mundo sería de
los oprimidos, no de los opresores. ¡Qué orgullo que México fuera el primer país
del mundo en reconocer a la URSS! (187)
La recuperación de este tipo de memorias, de acuerdo con Michaela Grobbel, se
diferencia del Vergangenheitsbewältigung, es decir, del proceso historiográfico en: “to grips with
the past per se”, ya que el impacto se da en función del presente: “the presentness of memory” (2).
En otras palabras, hace posible retransitar en el“hoy” el desarrollo en el pasado del socialismo real
en la URSS, desde la primera etapa, a través de la euforia vivida en el mundo, hasta las
5
El 1º de enero de 1919, en Nueva York, John Reed escribía: “Aún está de moda [...] hablar de la revolución
bolchevique como de una “aventura”. Pues bien, si es necesario hablar de aventura,ésta fue una de las más
maravillosas en que se ha empeñado la humanidad, la que abrió a las masas laboriosas el terreno de la historia e hizo
depender todo,en adelante, de sus vastas y naturales aspiraciones” (11).
6
Poniatowska reproduce las declaraciones ante el Ministerio Público que aparecieron en los periódicos Excélsior y
El Universal de la época (Tinísima 661).
9
decisiones políticas represivas de Stalin, conocidas por muchos pero denunciadas oficialmente
por Nikita Kruschev en 1956 (Ashplant 13).
Después de la muerte de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), las decisiones dictatoriales de
Joseph Vissarionovich Djugashvili (Stalin 1879-1953), hicieron que se perdiera de vista el
significado original de la revolución soviética. En la actualidad sólo se recuerdan esas decisiones
dictatoriales.
En este sentido, como menciona Eagleton, cuando el capitalismo es más: “powerful and
predatory than ever” (After 10), en una trágica ironía, el socialismo pareciera ser menos posible, y
esto se debe en buena medida a la tendencia a olvidar el pasado. El problema es que las
izquierdas cometen la misma falta, olvidan que el socialismo: “[...] belongs to the capitalist epoch
as much as does the stock exchange …
[ ]”(Nationalism 26). Si aún existen clases sociales, la
propuesta del socialismo continúa vigente.
Fig. 3. Lenin zu Rekruten der Roten Armee, (20 May 1920) Krischn. Vulture-bookz.de,
2003, 16 Oct. 2004 <http://www.vulture-bookz.de/marx/archive/galerie/LeninTrotzki_1920-05-20_auf_dem_Roten_Platz_(Original).jpg/>.
10
El antídoto contra este olvido general consiste, precisamente, en reconstruir la memoria
colectiva y hacer una revisión crítica de las experiencias fallidas y exitosas de las izquierdas a
nivel internacional, con el fin de recuperar la esperanza en la posibilidad de un mundo más justo
para todos.
La voz narrativa, a través de la mirada de Tina, contagia al lector la emoción, el asombro,
la esperanza y la admiración de los primeros años de la construcción de la URSS, cuando los
logros son más visibles, sobre todo al contrastarlos con la legendaria pobreza anterior de los
campesinos y obreros rusos. Poniatowska presenta magistralmente la mirada orgullosa con la que
Tina observa, en 1931, los triunfos y los avances económicos en la URSS:
Tina ve con orgullo a presidentes de bancos, capitalistas e individualistas
convencidos sorprenderse ante las calles pavimentadas, los árboles sembrados, las
casas recién construidas, las guarderías, los jardines de niños. Tina escucha sus
exclamaciones y la invade la adoración colectiva por José Stalin. No cabe duda,
éste es un gran país, un país dotado de un alma y un ideal, lleno de jóvenes
esperanzados. (355)
Con un gran sentido del humor, a través de las memorias de Tina, es posible participar en
el manejo de la propaganda como respuesta a las carencias:
Durante la colectivización, los kulaks, campesinos ricos, sacrificaron centenares
de miles de cabezas de ganado. [...] La carne se convirtió en recuerdo. En todo el
país, el radio y la prensa recomendaban la carne de conejo. Se publicó un manual
[ ] Sólo faltó un monumento al conejo. (351)
Pero, así como se tiene el privilegio de participar en la alegría y la esperanza de la
construcción del socialismo, Tinísima brinda al lector la posibilidad de observar los errores
cometidos por la izquierda bolchevique. Posibilita revisar dichos errores con mirada crítica.
La intención de la encargada del Socorro Rojo en Ogariova, Ulitza, de expulsar a un
matrimonio de internacionalistas polacos porque:“se atrevieron a oponerse a su disposición” (353),
es atajada por Vittorio Vidali, quien llama la atención de la encargada recordándole que:
El espíritu del internacionalismo socialista era humanitario; la hostilidad
burocrática no tenía cabida. [...] De inmediato la Lorenz fue a quejarse al Comité
Central. Vittorio y Tina jamás sospecharon las consecuencias que tendría esta
acusación. (353)
11
Asimismo, frente a ese entusiasmo se perciben las contradicciones, entre ellas, las
limitaciones a los artistas, que deben dedicar su arte a la revolución, a dejar de lado lo:
“estetizante, el: “arte por el arte.” El artista debe perder su individualidad, “colectivizarse,” dejar a un
lado la “vanidad.” Tina es criticada hasta por su forma de caminar. En el diálogo que sostienen
Heinz Aldrecht, fotógrafo alemán, y Tina, se observan las fuertes críticas que sufre Tina por su
“vanidad” (318-319):
ALDRECHT. [...] Declaras que eres una fotógrafa al servicio del pueblo, que no
pretendes hacer arte; pero hasta ahora no has demostrado vocación de
servicio. El no trabajar en Alemania porque nada te motiva es una forma de
vanidad. [...] Tú eres muy consciente de tu persona. ¡Mira nada más cómo
caminas!
TINA. Simplemente siento que no sirvo para el diarismo. [Quiero] Retratar lo que
veo, con honestidad, sin trucos. [...] Retrato lo que veo; creo que he hecho
denuncia, crítica social, documento humano.
ALDRECHT. [...] no hay línea política en tus fotografías. Las fotos podrán ser lo
que tú dices, pero tú, la que está detrás de la cámara ¿quién eres? Tú no te has
definido. Utilizas la miseria, eso es todo; tu preocupación es estética. ¡Ah, la
bella composición! [...] Hablo de tu manera de fotografiar; es estetizante.
(318-319)
Frente a la postura del“realismo socialista” de que el artista debía perder su individualidad,
producir en función de las necesidades sociales, era lógico que Tina dejase la fotografía, pues
para ella, la creación de un artista era: “the result of his state of mind and soul at the time of
creation [...]” (Cartas de Tina Modotti a Edward Weston 52).
Como Tina, el gran director de cine, Sergei Mikhailovich Eisenstein (1898-1948) es
criticado. Einsenstein le cuenta a Tina como lo tachan hasta de: “cosmopolita” (357); uniéndose, él
mismo, a la percepción negativa del cosmopolitismo. El humor y la alegría que Eisenstein
mostraba en México han desaparecido, se encuentra muy deprimido. En México lo apreciaban
por su buen humor y sus agudezas, ahora repite nervioso que el propósito de su vida: “dar a
conocer los altos ideales de nuestra época, está siendo saboteado” (358). Tina acude a consolarlo,
pero cuando sale de la casa de Eisenstein, acompañada del pintor norteamericano, posteriormente
nacionalizado mexicano, Pablo (Paul) O’Higgins, es posible observar que la propia Tina ha
12
asimilado el pensamiento soviético oficial, ya que considera a Eisenstein: “un poco decadente”
(358).
Tinísima plasma las contradicciones de la revolución rusa. Por una parte el milagroso
desarrollo económico, la industrialización y el orgullo que esto provoca (358-359); por la otra
parte, en lo relativo con la actividad cultural, la represión de quienes no optan por poner su arte
al servicio del gobierno. Como menciona Viñas Piquer con relación a los formalistas rusos:
Hacia 1924 empieza a ganar fuerza la oposición a los formalistas [...] porque
postulaban un interés exclusivamente artístico [mientras sus detractores] exigían
el compromiso del intelectual con el partido comunista. (358)
Tina misma es absorbida por la mistificación de la figura de Stalin y sus decisiones
políticas :“[ ] y ahora estoy orgullosa de vivir y servir a la revolución [...] y seguir al jefe más
grande de todos los tiempos: José Stalin” (400).
La “depuración” de los cuadros del partido y las purgas son firme y apasionadamente
defendidas por Tina: “Es buena la depuración, [ ] las checas, las detenciones para liquidar a los
hipócritas, enemigos del pueblo, delincuentes morales, degenerados de origen burgués...” (363).
A pesar de la postura antirreligiosa del socialismo, la voz narrativa retrata los procesos de
autocrítica semejantes a una confesión católica: “La gran sala se convierte en confesionario” (387).
El inicio que Tina decide para empezar su autocrítica se asemeja, también, a las palabras
con que se inicia una confesión: “Acúsome padre, que he pecado...”“Nadie más consciente que yo
de mis errores” (393). La gran diferencia es que los pecados expuestos en el confesionario poseen
la cualidad de ser un secreto, mientras los procesos de autocrítica y evaluación partidaria pueden
ser grabados y utilizados para un juicio posterior, no semejante al juicio final del catolicismo,
donde quien juzga es Dios; mientras que en los juicios partidarios juzgan los hombres.
El proceso de evaluación autocrítica la lleva a la negación de sí misma: “[ ] quería
cachetearse, otra vez su miserable “yo” (403); de su individualidad: “Hacía tiempo que creía haberlo
erradicado; no hay “yo”, se repite, sólo “nosotros, la causa por encima de los propios deseos” (403);
de su búsqueda: “No tengo más actividad que la que me ordenan en el partido...” (401);
aplanándola, uniformándola, avergonzándose y condenándose a sí misma: “que perdió tanto
tiempo” (355); a su: “decadencia”, a su cuerpo, a su aliento vital: “[ ] no le importa morir. Hace
tiempo que se vive a sí misma con indiferencia” (409); y a su sexualidad: “¿Qué decirles a todos
estos jueces, probablemente avaros de su cuerpo, de su vida?” (399).
13
De esta manera, de la mano de Tina es posible recorrer las diferentes etapas en la
construcción del socialismo en la URSS, desde la esperanza y la euforia iniciales hasta las
atrocidades y las medidas dictatoriales de Stalin, que terminaron por subvertir el mismo
socialismo que pretendían construir (Eagleton After 8).
El convencimiento que tanto Tina, como muchos de los luchadores sociales de su época,
tenían de la validez y justificación de las decisiones de Stalin, se vio sacudido el 23 de agosto de
1939, cuando los periódicos del mundo dieron la noticia acerca de la firma del tratado germanosoviético. Años después, Vittorio Vidali relataría a Poniatowska, durante una entrevista que duró
diez días, que Tina estaba inconsolable, por más que Vidali trataba de animarla:
Tina permanece todo el día pegada a la radio. Espera que la noticia sea
rectificada. No prueba bocado. “Si como, vomito.” ¨[...] Si eso es cierto, prefiero
morir. [...] Esto es una traición, la traición a todo por lo que luchamos. [...] ¿Y los
muertos? ¿Y a los familiares de los muertos quién va a tranquilizarlos? Tú sabes
cómo amo y admiro a la Unión Soviética, sabes cómo reverencio a Stalin; está
bien todo lo que dices, Toio, pero alianza con Hitler ¡nunca!
Vittorio intenta hacerla entrar en razón: [...] Analiza los acontecimientos con
serenidad, ve la situación mundial...No podemos desacreditar a la Unión
Soviética. Es lo único que tenemos. (595-6)
Tina se postra. No entiende que “era la mejor solución”,“que la Unión Soviética no
tenía otra”. [...] Tina va de decepción en decepción. (597)
Esta recuperación de las memorias de algunos protagonistas de la construcción del
socialismo, pueden ayudar al análisis de las experiencias triunfantes o fallidas de las izquierdas,
reflexionar acerca de ellas y buscar la verdad, entendiendo la verdad como un acontecimiento
relativo, que depende del punto de vista del que interpreta esa verdad: “[ ] lo único que
solicitamos de usted es la verdad estricta” (402).
Pero la verdad nunca es estricta, nunca es absoluta, la verdad es parcial, está influenciada
y es influenciable: “¿Sabía que para Trotski la cuestión del sabotaje tenía mucha
importancia?”(402). El camino para la búsqueda de la verdad atraviesa los terrenos de la memoria
y el olvido, la construcción de la historia oficial de una nación requiere de un proceso de
negociación acerca del significado de las memorias colectivas e individuales, de las historias
públicas, de grupo y personales (Joanna Price 141).
14
Alex Callinicos considera que: “The most important reason for studying the history of past
struggles is that it can help to clarify what strategy we should pursue in the present” (136). Por lo
tanto, la construcción de un proyecto por una sociedad más incluyente y justa, requiere la
recuperación y el análisis de las memorias culturales, individuales y colectivas; así como de los
triunfos y los fracasos de las izquierdas, a través de la historia, incluyendo, por supuesto, la
experiencia que se mencionó en este apartado: la revolución soviética.
15
2.2. Los locos veinte y la “new woman”
La voz narrativa de Tinísima lleva al lector de la mano, vía los recuerdos de Tina, hacia
otro momento importante en la construcción de la cultura contemporánea occidental: la crisis del
Fin de Siècle, caracterizada por un sentimiento de frustración colectiva, que da pie a una
reflexión crítica que cuestiona todos los valores morales, sociales y artísticos de la época. En la
búsqueda de un remedio contra el spleen (tedio de vivir), muchos de estos artistas experimentan
con las drogas y se sienten atraídos a todo aquello que promueva la más alta belleza y el máximo
placer sensorial y sensual, rompiendo los esquemas sexuales y morales establecidos. Una de las
obras canónicas de este movimiento, en la literatura, es El retrato de Dorian Gray, del escritor
irlandés Óscar Wilde (1854-1900):
Desde una esquina del diván, tapizado de telas persas, sobre el cual estaba
tumbado fumando innumerables cigarrillos, [...] lord Henry Wotton divisaba …
[ ]el
centelleo de las suaves flores color de miel de un ciso, cuyas ramas trémulas
parecían no poder soportar el peso de tan magnífico esplendor; y de vez en vez
las fantásticas sombras de los pájaros fugaces revoloteaban a través, de las largas
cortinas de tussor, [...] produciendo como un momentáneo efecto japonés,
haciéndole pensar en esos pintores de Tokio de caras de pálido jade, que por
medio de un arte necesariamente inmóvil intentan expresar el sentido de la
velocidad y del movimiento. (43)
Elegí ese pasaje, en el segundo párrafo con que inicia la obra, porque contiene varias de
las convenciones decadentistas: la atracción a lo “exótico” (lo oriental, japonés); el origen
aristocrático del protagonista, quien además de portar el título de lord, no tiene que trabajar y
puede tumbarse en un diván a admirar la belleza; la postura desmañada, propia del dandy que
experimenta el aburrimiento, el tedio, el spleen y que lo único que atrae su atención es,
precisamente lo bello y exótico.
Tinísima, como en La máquina del tiempo de otro escritor inglés, H. G. Wells (18861946), nos transporta al estudio de Tina y su esposo, Roubaix de L'Abrie Riche (Robo),
concediéndole al lector la oportunidad de participar con la imaginación en las conversaciones de
la bohemia de la época; de observar el ateísmo, el escepticismo, y el hedonismo de los
intelectuales que se reunían a hacer gala de su cultura y originalidad: “todos los bohemios
perseguían la originalidad” (397).
16
A través de la mirada de Tina, es posible observar a John Cowper Powys escandalizando
con sus afirmaciones abiertamente sexuales: “Yo me masturbo furiosamente, es mi primera
práctica de salud mental” (119).
Fig. 4. Tina Modotti en Hollywood, The Tiger’s Coat, dir. Roy Clemens, perf. Tina
Modotti, et al., 1920. Wolf: Periodico di comunicazione, filosofia, politica, 17 Oct. 2004
<htto://www.giornalewolf.it/fotogragia/Modotti.htm/>.
Como parte del movimiento cultural del Fin de Siècle al que Tinísima transporta a los
lectores, se encuentra el bildungsroman femenino. Mientras el bildungsroman masculino traza el
aprendizaje moral e intelectual del héroe, así como su proceso de adquisición de una filosofía de
la vida, en el bildungsroman femenino, la mujer suele despertar a las limitaciones agobiantes que
la rodean e inicia una transformación en la que intenta alcanzar una independencia sexual y
emocional.
En los años 20 las mujeres suben el ruedo de las enaguas, se cortan el pelo, bailan,
fuman, piensan, opinan, hacen el amor y trabajan. Tinísima muestra el ambiente que prevalecía
en los círculos intelectuales de los años veinte en California, las prácticas espiritistas y el
acercamiento a lo esotérico y a lo exótico, proveniente del oriente, mientras fumaban enfundados
en kimonos (119).
Tina, la persona, vive plenamente este despertar. La combinación de sus lecturas y el
pensamiento anarquista italiano al que pertenecía su familia, proporcionan el marco perfecto para
su integración al movimiento de “la mujer nueva”.
17
Este concepto de la mujer nueva, surge en los círculos intelectuales alrededor de 1880,
particularmente en Europa, aunque es importante mencionar que ya antes algunas mujeres habían
empezado a cuestionarse los valores victorianos, las creencias y los estándares de
comportamiento social. Harriet Mill, en 1851 publicó un ensayo a favor del sufragio femenino,
reclamando plena ciudadanía política y legal para las mujeres inglesas (Isabel Durán 1).
George Sand (1804-1876) es un ejemplo de esta mujer nueva que sufrió el desprecio
social por sus posiciones como mujer independiente. Desafortunadamente, en la actualidad, su
obra sigue siendo relegada, quedando sobre todo, los rumores y chismorreos de los escándalos
que rodearon su vida.
Sin embargo, es a partir de los años 80 decimononónicos que este movimiento por el
despertar de las mujeres adquiere mayor fuerza. El tiempo en que Tina vivió, corresponde al
proceso de divulgación de las “novelas del despertar”, cuya divulgación contribuyó a la formación
de la “mujer nueva”. Aunque no es posible asegurar que Tina haya leído a Kate Chopin y su obra
“The Awakening”, publicada en 1899, el texto permite arriesgar que Tina conocía el planteamiento
liberador de “El despertar” femenino. La referencia que Tina hace, de forma irónica, a la obra de
Mary Baker Eddy (121), permite suponer que no sólo hubiera leído a esta defensora de la moral
cristiana, sino a quienes manifestaban intereses opuestos a dichos valores victorianos.
Otro elemento que proporciona el viaje por la historia a que nos conduce Poniatowska, es
observar las huellas textuales en la formación cultural de Tina y su grupo de amigos en el mundo
intelectual de los veinte en Los Ángeles. A través de Tinísima pueden rastrearse las lecturas que
llevaron a Tina, como a muchas de sus contemporáneas, a participar, de una u otra forma, en el
pensamiento y la liberación de los años veinte, no sólo en los Estados Unidos o Europa, sino
también entre los intelectuales de las grandes y más cosmopolitas capitales de América Latina.
El conocimiento cultural del grupo que se reúne en el estudio de Tina y Robo es
heterogéneo y representativo de la formación cultural de la época. Incluía obras como las de
George Eliot (119), consideradas parte de la “gran tradición”, que hubiesen sido aprobadas por los
leavisistas7, pero también incluía obras que los mismos leavisistas hubiesen censurado por no
aportar al lector la sensibilidad y el balance moral que ellos perseguían.
7
Seguidores de los postulados de Frank Raymond Leavis (1895-1978), profesor de literatura en la Universidad de
Cambridge, cuya obra principal: The Great Tradition (1948). Su propuesta era que la literatura ocupara los espacios
que el debilitamiento de la fe y de la moral habían dejado vacíos: “In The Great Tradition (1948) Leavis carried out
a more drastic winnowing of the fictional canon, nominating only Jane Austen, George Eliot, Henry James, Joseph
18
Entre los autores que formaron a la generación intelectual a la que Tina pertenecía se
cuentan, de acuerdo al recuento que permite hacer la información de Tinísima: Herman Melville,
León Tolstoi, Federico Nietzsche, Fiodor Dostoievsky (119), Sigmund Freud, Ezra Pound, John
Keats, Mary Shelley, Lord Byron, Edgar Allan Poe, Pierre Loti, Edmond Rostand, Henri de
Toulouse-Lautrec (122), Oscar Wilde (129).
A partir de ese recuento es posible notar la erudición y el cosmopolitismo del grupo de
intelectuales que se reunían en el estudio de Tina y Robo. De esas lecturas, contactos bohemios y
vivencias personales, aunados a la formación anarquista, parte la actitud de Tina ante la vida, su
cuerpo y su sexualidad, claramente influenciada por las lecturas y el ambiente de decadentismo
decimonónico en que había vivido en Los Ángeles.
Muchos de los intelectuales que conformaban esos círculos bohemios de los años veinte
en los Estados Unidos, también estaban preocupados por la política. En el siguiente apartado se
recuperan las memorias de aquellos que fueron perseguidos por sus ideas políticas, recordando al
lector que la represión es un fenónemo político que ha afectado a muchos sitemas políticos, que
no fue un monopolio del socialismo real.
Conrad, and D. H. Lawrence as truly great practitioners for having promoted ‘awareness of the possibilities of life”."
23 Nov. 2004, <http://www.press.jhu.edu/books/hopkins_guide_to_literary_theory/f._r._leavis.html>.
19
2.3. El anarquismo y la política anticomunista8 en los Estados Unidos: 1920-19309
Las decisiones políticas de los Estados Unidos tienen la cualidad de afectar a todo el
planeta, Edward Said menciona que: “The world cannot long afford so heady a mixture of
patriotism, relative solipsism, social authority, unchecked aggressiveness, and defensiveness
toward others” (298). Aunque estas palabras fueron escritas a propósito de las relaciones de los
Estados Unidos con el mundo árabe, es imposible no pensar en esa frase con relación a la
América Latina y a los propios estadounidenses que durante el siglo veinte se opusieron a la
política gubernamental.
Es necesario recuperar las voces de los cientos de inmigrantes, principalmente italianos,
acusados de participar en una gran conspiración comunista, misma que sirvió como plataforma
para la expansión de poderes del FBI a cargo de John Edgar Hoover (1895-1972), quien entró a
trabajar al Departamento de Justicia poco después de graduarse en Leyes, en 1917,
convirtiéndose en su director en 1924 y permaneciendo en el cargo hasta su muerte en 1972.
En 1919, el fiscal general, Alexander M. Palmer lo nombra su asistente especial y lo pone
a cargo de la oficina de lucha anticomunista, su misión es organizar el arresto y deportación de
todos los sospechosos de simpatizar con el comunismo.
En los años siguientes Hoover recopiló información de alrededor de 450,000 personas
sospechosas de tener ideas de izquierda10. Para el segundo aniversario de la Revolución
Soviética, Hoover dirigió el arresto de diez mil personas sospechosas de simpatizar con el
comunismo. Aunque tuvo que dejar libres a la mayoría, ahora tenía los datos de los cientos de
abogados dispuestos a defenderlas, así que sus nombres fueron agregados a la ya de por sí larga
lista.
Con este caso, el primero a su cargo, Hoover se proyectó a lo que sería después su larga
carrera como director del FBI. Hoover estaba convencido de que para lograr su cometido
requería del apoyo de la opinión pública y así decidió crear:
8
En septiembre de 1978, en la ciudad de Washington, Octavio Paz escribía: “[..] Los Estados Unidos se enfrentan a
enemigos muy poderosos pero el peligro mortal no está fuera sino dentro: no es Moscú sino esa mezcla de
arrogancia y oportunismo, ceguera y maquiavelismo a corto plazo, volubilidad y terquedad, que ha caracterizado a
su política exterior en los últimos años...” (“México y los Estados Unidos. Posiciones y contraposiciones. Pobreza y
civilización” 353).
9
En esta tesis sólo se tratará la política anticomunista del decenio 1920-1930.
10
Para mayor información, véase: Spartacus Educational, John Edgar Hoover, 8 Oct. 2004
<http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/USAhooverE.htm/>.
20
A high profile case to help his campaign against subversives. He selected Emma
Goldmann, as he had been particularly upset by her views on birth control, free
love and religion. [She] had also been imprisoned for two years for opposing
America’s involvement in the First World War. (Spartacus, 8 Oct. 2004
<http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/USAhooverE.htm/>.)
Fig. 5. Emma Goldman, Federal Observer, Great American Speeches, 26 Oct. 2004
<www.federalobserver.com/speeches.php?speech=1214/>.
Este periodo de la historia estadunidense es recuperado en Tinísima. Cuando Tina llega a
los Estados Unidos, en 1913, los Modotti simpatizaban con los socialistas, los anarquistas y los
sindicalistas norteamericanos que se oponían a la primera guerra mundial:
Los Wobblies11 guiados por Big Bill Haywood, quien peleaba con puños y
palabras, y los slackers que se negaban a entrar en el ejército. Tenían razón.
Cualquiera que supiera lo que significaba la guerra se negaría. Ciento quince mil
norteamericanos no regresarían en 1918. Nada más admirable que las voces de
Max Eastman y de Emma Goldmann en el IWW. [...] Eugene Victor Debbs,
trabajador ferrocarrilero hacía una campaña desde su celda de prisionero. [...] Earl
11
Wooblies: “Early in the 20th century, the Industrial Workers of the World, called the "Wobblies," organized
thousands of immigrant and unskilled workers in the United States. The union eventually failed, but it helped shape
the modern American labor movement.” Constitutional Rights Foundation. Spring 2001. 17 Oct. 2004,
<http://www.crf-usa.org/bria/bria17_2.htm/>.
21
Russell Browder [también protestaba] encarcelado por conspirar contra la draft
law, la ley de reclutamiento. (128)
El discurso de Emma Goldman (Kovno, Rusia, 1869 - Toronto, Canadá 1940) en Nueva
York, en 1910, es particularmente ilustrativo del pensamiento de los slackers, hombres y mujeres
que se opusieron decididamente a la participación de los Estados Unidos en la primera guerra
mundial:
What is patriotism? Is it love of one's birthplace, the place of childhood's
recollections and hopes, dreams and aspirations? …
[ ]Patriotism is a poison for the
minds of free men. …
[ ]Patriotism assumes that our globe is divided into little spots
[…]Those who have had the fortune of being born on some particular spot consider
themselves nobler, better, grander, more intelligent than those living beings
inhabiting any other spot. It is, therefore, the duty of everyone living on that
chosen spot to fight, kill and die in the attempt to impose his superiority upon all
the others.
[…]Thinking men and women the world over are beginning to realize that
patriotism is too narrow and limited a conception to meet the necessities. [That
there is] greater harmony of interests between the workingman of America and his
brothers abroad than between the American miner and his exploiting compatriot;
a solidarity which fears not foreign invasion, because it is bringing all the workers
to the point when they will say to their masters, "Go and do your own killing. We
have done it long enough for you." 26 Oct 2004 <www.federalobserver.com/
speeches.php?speech=1214/>.
Emma Goldman fue deportada a Rusia en 1919. En 1921 emigra a Inglaterra, insatisfecha
con la Unión Soviética. En 1936 participó en la guerra civil de España y murió en 1940 en
Toronto, Canadá. Como Emma Goldman hubo miles de inmigrantes más, principalmente
italianos, que fueron deportados, ejecutados u obligados a huir de los Estados Unidos.
Entre las memorias colectivas que se recuperan en Tinísima se encuentran las de Nicola
Sacco y Bartolomeo Vanzetti (128), perseguidos por su militancia anarquista. Después de un
juicio que duró siete años, tras haber sido falsamente acusados de asesinato12:
12
Hasta el día de hoy no se ha podido probar la culpabilidad de Sacco y Vanzetti. El motivo para la ejecución de los
dos inmigrantes italianos parece basarse en el hecho de la conocida afiliación anarquista de ambos. Kevin Kemp
22
El 23 de agosto de 1927, a medianoche, Sacco y Vanzetti murieron en la silla
eléctrica en la cárcel de Charlestown. Yo [Tina] vivía en México, había
participado en mítines en su favor, y el suceso me indignó. (400)
Tinísima recupera, a través de Giuseppe, el padre de Tina, las voces de otros italianos:
Ettore y Giovanitti, quienes fueron acusados falsamente de dar muerte a una obrera en
Massachusetts, para castigarlos por su participación en la huelga textilera de Lawrence,
Massachusetts (128).
Fig. 6. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti (1923) Marxists Internet Archive, 2 Oct. 2004
<http://www.marxists.org/>.
Tina conoció, de primera mano, los movimientos sindicalistas y anarquistas italianos y
estadunidenses. Su padre y su hermano militaron en esos movimientos de fines del siglo XIX y
principios del XX. Estas ideas se vieron complementadas con las experiencias de Tina como
obrera en Austria y en los Estados Unidos. Ella había vivido las condiciones de explotación a
que estaban expuestos los obreros, principalmente antes de los movimientos sindicalistas
dirigidos por los Wobblies de que se habló en la nota número diez.
menciona que: “Realizing that they lacked solid evidence, the prosecution based their case on the “Italian factor”
and society’s feelings toward radical aliens.” Obstructed Justice: Society’s Prejudice in the Sacco and
Vanzetti Trial, 23 Nov. 2004 http://www.msu.edu/course/mc/112/1920s/Sacco-Vanzetti/kevkemp.htm.
23
Benvenuto, el hermano de Tina, exponía a Tina las ventajas que la organización obrera
anarquista International Workers of the World (IWW) ofrecía a las mujeres:
En el IWW las mujeres reciben el mismo trato que los camaradas [...] cualquier
palabra es permitida: coito, aborto, orgasmo, sexo, control natal, homosexual,
lesbiana, ninguna hipocresía, ningún pudor burgués dentro del nuevo socialismo.
Senti, sorella, senti: las mujeres son responsables de su cuerpo, pueden hacer con
ese cuerpo lo mismo que los hombres [...] La mujer ya no está al servicio del
patrón del hogar. Capisci, sorella, capisci?. (129)
Todas estas vivencias conformaron a la Tina que posteriormente sería acusada de ser la
Mata Hari soviética. Como se puede observar, el proceso de construcción de la Tina socialista
fue un proceso que se inició desde su niñez, se fue fortaleciendo y en el camino se le integraron
diferentes vivencias. Entre ellas la de los múltiples Méxicos que le tocó vivir, desde la euforia
posrevolucionaria hasta la institucionalización de la Revolución de 1910-1917.
24
2.4. El México de los años veinte
¿Cómo olvidar que yo mismo era (y soy)
parte de una paradoja no menos peregrina:
la de México y los Estados Unidos?
Octavio Paz “México y los Estados Unidos...” Washington, septiembre de 1978, 332.
Cuando Tina llega a México, en el año 1923, México está viviendo aún la euforia del
triunfo revolucionario. A pesar de que tras bambalinas la Revolución ya estaba siendo negociada
entre el presidente Álvaro Obregón y el gobierno de los Estados Unidos, la mayoría de los
ciudadanos aún estaban viviendo bajo el influjo de la esperanza revolucionaria.
En 1922 el presidente y general revolucionario Álvaro Obregón, representante del Grupo
Sonorense (de los llamados “bárbaros del norte”) había enviado a su secretario de Hacienda,
Adolfo de la Huerta, a negociar con Thomas Lamont, presidente del International Committee of
Bankers on Mexico (ICBM) el pago de la deuda pública y los intereses acumulados desde 1914.
El 16 de junio del mismo año se firma el acuerdo Huerta-Lamont, en el que México se
compromete a pagar una deuda de casi quinientos nueve millones de dólares. Según el acuerdo,
México pagaría treinta millones de dólares al año, lo que significaba el 23% de los ingresos
efectivos del gobierno federal (Josefina Z. Vázquez y Lorenzo Meyer 147).
Una de las fuerzas motrices de la revolución mexicana de 1910-1917 fue el problema de
la tierra, problema que sigue vigente en México. Uno de los eslogans con que los gobiernos de
filiación priísta han movilizado, hasta la fecha, al sector campesino es, precisamente, el de la
Reforma Agraria.
Sin embargo, desde el 9 de abril de 1923 el presidente Obregón estaba negociando en
“pactos extraoficiales” la Reforma Agraria. En esa fecha, Obregón entregó un documento de
compromiso al general James A. Ryan, norteamericano retirado en México y amigo personal del
presidente de los Estados Unidos Warren G. Harding (1865-1923).
En dicho documento, México se comprometía, entre otras cosas, a pagar en bonos de la
deuda agraria a aquellos norteamericanos cuyas propiedades se vieran afectadas. Lo anterior,
siempre y cuando la superficie no fuera superior a las 1,755 hectáreas. Cuando una propiedad
rebasara esas dimensiones se le pagaría de inmediato, en efectivo, y a precios del mercado
(Vázquez y Meyer 149).
25
En términos reales, y considerando que las arcas del erario federal estaban vacías después
de siete años de revolución, el compromiso anterior significaba un acuerdo implícito de no tocar
las grandes propiedades rurales norteamericanas.
Es fácil de entender el porqué de la falta de interés que Obregón tenía en la Reforma
Agraria. A diferencia de Venustiano Carranza, Emiliano Zapata o Francisco Villa, él mismo era
dueño, en Sonora, de grandes fincas rurales.
Es a este México lleno de contradicciones al que llega Tina en 1923. Por una parte el
discurso revolucionario que no es más que un discurso, en los casos de algunos de los más altos
dirigentes gubernamentales. Por otra parte la buena intención de otros dirigentes
gubernamentales, como José Vasconcelos, que era el Secretario de Educación, pero que en
última instancia no participaba de las decisiones económicas. En México la única ley que vale es
la de: “el presidente de la república” (145).
Y, qué decir de las decisiones de política internacional, que en el caso de México, por su
cercanía a los Estados Unidos, son de importancia vital. En México el discurso de los
presidentes, con honrosas excepciones, y sobre todo, con relación a los Estados Unidos, ha
estado plagado de dobles sentidos, por un lado es importante no alterar al“monstruo del norte”, la
última guerra significó la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano13. Por el otro lado
había que mantener el discurso de la revolución mexicana y la preocupación por los pobres y los
perseguidos, sobre todo aquellos perseguidos fuera de México.
A Estados Unidos, por su parte, tampoco le convenía que un gobierno latinoamericano
“mostrara al mundo que podía mantenerse en el poder a pesar de no contar con el visto bueno de
Washington” (Vázquez y Meyer 148).
Tinísima nos transporta a aquella etapa de la historia mexicana, permite observar los
diferentes Méxicos, uno de ellos el de los intelectuales, el de la esperanza que siguió a la
revolución mexicana, combinada con el optimismo que prevalecía en el mundo occidental al
finalizar la primera guerra mundial y que creaban el ambiente propicio para la búsqueda de un
México mejor a partir del triunfo revolucionario.
13
“Los autores norteamericanos no parecen comprender hasta qué punto la conquista de la mitad de su territorio ha
determinado el resentimiento y la desconfianza mexicanos que han prevalecido desde entonces en las relaciones de
México con su vecino del norte. [...] Casi todos los tratadistas norteamericanos subrayan la intransigencia mexicana
de no reconocer la independencia de Texas, pero en cambio siempre justifican como natural la decisión de Lincoln
de no permitir la secesión del sur” Josefina Zoraida Vázquez, Introducción, Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo
Meyes, México frente a Estados Unidos: un ensayo histórico, 1776-1980, México: Col. Mex., 1982. (5)
26
Este es el México que creyó que con la Revolución se llegaría al nivel de los países
europeos y de los Estados Unidos: “¡Ahora sí es una gran capital! Hay que disfrutar de este
México nuevo, cosmopolita” (Carlos Fuentes 393).
Este ambiente de optimismo y esperanza nos es retratado a través de los ojos de Robo
cuando viaja a México en 1921, invitado por Ricardo Gómez Robelo, y el 1º de febrero de 1922
escribe una carta de doce páginas a Edward Weston invitándolo a reunirse con él en México:
El destino de México era superior [...] nada antes lo había transportado tan alto
como México; vivía al borde de las lágrimas, qué ejemplo, México, qué país
noble, qué gran país. [...] Hay más poesía y más belleza en la figura solitaria,
envuelta en un sarape y recostada a la hora del crepúsculo en la puerta de una
pulquería [...] de las que se podrá encontrar jamás en Los Ángeles en los
próximos diez años. (132)
Ocho días después de esa carta, Robo muere de viruela en el Hospital Americano. Tina
viaja a México para enterrarlo en el Panteón de Dolores, donde veinte años más tarde será
enterrada ella misma.
Su primer viaje a México la encanta, le recuerda su pueblo natal, quisiera traer a: “la
“mamma”, a toda su familia: “oh, ellos se sentirán aquí como en Udine” (141), el español que oyó al
cruzar la frontera: “a Tina le pareció [...] un italiano dulce cantado por hombres y mujeres
humildes que se acercaban a la ventanilla del tren” (132).
Cuando regresa a los Estados Unidos después del entierro de Robo, otra mala noticia la
recibe. Mientras ella estaba en México su padre, Giuseppe Modotti, ha muerto. Para Tina fue un
golpe terrible no haberse despedido de él:
Su pérdida era la ausencia de un caudal de energía. Ahora Tina haría suyos sus
sueños de libertad, viviría el sueño incitador de los pobres, el de la lucha por un
lugar digno en la tierra. (134)
El 23 de agosto de 1923 Tina se traslada a México, de manera más permanente, como
asistente del fotógrafo Edward Weston. Pareciera que los eventos clave en la vida de Tina se
miden en décadas, sólo diez años han pasado desde que dejó su pueblo natal, Udine, Italia. En
1913 llega a los Estados Unidos. En 1923 llega a México. En 1922 muere Robo en México, en
1942 muere Tina, también en México.
27
El movimiento del“despertar” de la mujer también resonó en México, aunque de manera más
tardía, lenta y conservadora.
Las tertulias intelectuales, rodeadas del ambiente hedonista y decadente, continuaron en
México, sazonadas por la pasión que se profesaban Tina y Edward Weston. En esas tertulias se
reunían intelectuales de talla internacional como los pintores Paul O’Higgins (1905-1982) y Jean
Charlot (1898-1979); socialistas y slackers14 estadounidenses como Frances Toor, Bertram
David Wolfe (1896-1977) y su esposa Ella Goldberg Wolfe (1896-2000).
Las intelectuales mexicanas también retaban a la sociedad vistiéndose “de hombre” (192), y
en un ambiente propio del decadentismo Fin de Siécle, disertaban acerca de los efectos benéficos
del peyote15, la “planta sagrada” de los huicholes16; e intercambiaban opiniones acerca de la
marihuana:
- Si fumara la prodigiosa trabajaría más horas– aconsejó [Carlos] Pellicer.
- [...] Fumarla la fuma el vulgo. Diego [Rivera] lo que hay que hacer es macerarla
y tomarla con ron, bien machacadita.
- ¡Ay, yo lo que quiero probar es el peyotito!– exclamó Paca [Frances Toor].
-
Ése da chorrillo 17– advirtió Fermín Revueltas– Me consta. (192)
La situación de las mujeres intelectuales mexicanas se diferencia en que en México el
machismo hacía y hace más difícil su expresión. Sobre todo de aquellas que quieren ser o actuar
como “nuevas”, a quienes hasta las otras mujeres enjuician. Cuando Tina se encuentra a Nahui
Olín bajo los fresnos de la Alameda, el 19 de mayo de 1940, la propia Nahui, quien ha sido
tachada de loca por su libertad sexual, critica y llama locas a las hermanas Nelly y Gloria
Campobello por bañarse en la fuente de ese parque (617).
14
Slacker. Término con que se denominó a quienes se negaban a entrar al ejército estadunidense. Se oponían a la
participación de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Muchos de ellos emigraron a México debido a la
persecución de que fueron objeto por parte de la Secretaría de Estado norteamericana, y del FBI posteriormente.
Véase el apartado 2.3 “El anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos: 1920-1930”
15
Peyote. (del nahua peyotl, capullo de gusano) 1. Planta cactácea, de pequeño tamaño, que contiene una sustancia
cuya ingestión produce efectos alucinógenos y narcóticos. 2. Droga que se obtiene de esa planta. 17 Oct. 2004,
<http://www.rae.es/>.
16
Huicholes. Grupo indígena que habita en los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango. Para mayor
información, véase: 17 Oct. 2004 <http://indigenas.presidencia.gob.mx/programa/versionpdf/Huicholes.pdf/>.
17
Diarrea, en español coloquial mexicano.
28
Fig. 7. La fuente de la Alameda, Corey Donovan, View of Parque Alameda, (Mexico City) 2
Oct. 2004 <http://www.sustainedaction.org/Images_Photos/alameda_park.htm/>.
A Tina la aterrorizan los juicios de los mexicanos acerca de las mujeres, todas aquellas
que pretendan ser más que esposas, madres y amas de casa serán consideradas locas:
Locas Lupe Marín y la Rivas Cacho [...] loca Antonieta Rivas Mercado, locas las
Campobello, la de Martín Luis Guzmán y la de Orozco, loca la gringa Alma
Reed, loca María Asúnsolo. (617) [...] Hay que ser como las mujeres bonitas que
retrató en los veinte, sigilosas páginas en blanco, inéditas, gente bien que nunca
dio que hablar. (618)
Tinísima retrata la realidad latinoamericana a través de los diferentes Méxicos que
presenta, que se contradicen: frente a la abundancia en las mesas de las tertulias de los
intelectuales el hambre que golpea. Los Méxicos que Tina vivió la mantenían en: “perpetuo
estado de euforia, repelida y cautivada. La miseria, su crudeza, le revolvieron el estómago.” A
Weston y a Tina les maravillaba que las manos encallecidas de los indios produjeran el arte que
los maravillaba (145). Tina y Edward opinaban que:
No había pueblo más artista en el continente que el mexicano. El arte le era
intrínseco. Por eso los muralistas pintaban para él, para que se reconocieran, se
amaran y a su vez, México, recién nacido, niño, después de una revolución sin
filosofía, se reconociera en ellos. (147)
Frente a las imágenes de opulencia en: “la casa palaciega [de Carlos y Beatriz Braniff] en
Puente de Alvarado” (153) se encuentran las imágenes de profunda miseria que pululan en las
29
calles de la ciudad de México. A Weston le incomoda la aparente abulia de las masas
empobrecidas pidiendo limosna o vendiendo cualquier cosa. El museógrafo austríaco René
d’Harnoncourt (1901-1968), quien los acompañaba en sus paseos por la ciudad de México, le pide
no olvidar que no hace mucho esas masas habían librado una revolución sangrienta, que duró
siete años: “Hay que temerle[s] [...] ¿Qué no sientes en el aire los cuchillos de obsidiana?” (145).
No han pasado diez años del fin de la revolución, cuando en 1926, Tina y Weston son
testigos de la guerra cristera, otro de los eventos históricos que es recuperado por Poniatowska en
Tinísima. Durante años se omitió en los libros de texto gratuitos toda referencia a estos tres años
de historia nacional.
El origen de esta guerra data de la Constitución de 1857, en la cual los liberales atentaban
contra el enorme poder que la Iglesia había detentado desde la Colonia. La separación entre los
bienes de la Iglesia y el Estado agudizó los conflictos políticos que ya existían. Los
conservadores, que se oponían a la secularización del estado, solicitaron la intervención francesa.
Napoleón III, emperador de la Restauración francesa nombra al Archiduque Maximiliano de
Habsburgo, Emperador de México. Maximiliano ejerce el cargo de 1864 hasta su ejecución en
1867. De 1867 a 1877 se da el periodo conocido como la República Restaurada, bajo el mando
del presidente Benito Juárez, masón que había comandado los ejércitos liberales. Benito Juárez
fue reelecto como presidente de la República en 1871 y gobernó hasta su muerte en 1872. Juárez,
como muchos de los dirigentes de aquella época, estaba convencido de los postulados del
positivismo, sostenía que: “no hay progreso sin orden” (Gloria Delgado 79).
A la muerte de Benito Juárez, en 1872, asumió el cargo Sebastián Lerdo de Tejada, a
quien correspondía desempeñar interinamente el poder como ministro de la Suprema Corte de
Justicia. Tres meses después se realizaron elecciones y Lerdo de Tejada fue electo para gobernar
a la nación durante el cuatrienio que terminaría en 1876.
Lerdo de Tejada mantuvo el mismo gabinete que había sido nombrado por Benito Juárez,
e, igualmente, se preocupó por finalizar la pacificación iniciada por Juárez. En general, se puede
decir que Lerdo de Tejada continuó, sin mayores cambios, la obra de construcción de la
república iniciada por Benito Juárez.
En 1877 Porfirio Díaz asume la presidencia de la república. Su periodo es conocido como
“el porfiriato” y abarca de 1877 a 1911, cuando sale a Francia huyendo de la revolución maderista.
El porfiriato emprendió una gran modernización en la economía, sin embargo, durante sus
30
últimos años, en un afán de permanecer en el poder, permitió que los conservadores, y la Iglesia,
recuperaran buena parte de los bienes y privilegios que habían sido confiscados durante la
Reforma.
La revolución de 1910-1917 retoma la separación de bienes y confisca grandes
propiedades en manos de la iglesia y las grandes familias conservadoras, para ser repartidas a los
campesinos que habían peleado en la revolución.
Como ya se mencionó, el presidente Álvaro Obregón no había impulsado la Reforma
Agraria, que había sido uno de los pilares de movilización de la revolución mexicana. Gracias a
esta política práctica, durante su gobierno no hubo mayores conflictos con la iglesia y los
grandes latifundios.
A la muerte de Obregón, lo sucede en la presidencia Plutarco Elías Calles, también
sonorense, quien asume el poder de 1924 a 1928. A diferencia de Obregón, no supo conciliar los
conflictos que se venían dando entre los “católicos” y los “socialistas” desde tiempos de la lucha
armada. En febrero de 1925:
Los dirigentes de la [Confederación Regional Obrera Mexicana] CROM
concibieron la idea de formar una iglesia católica cismática; es decir, separada de
Roma, y pusieron en práctica su propósito ocupando por la fuerza un templo en la
ciudad de México. [...] Por esas fechas, los gobernadores de Veracruz y Tabasco,
radicalmente anticlericales [decretaron] que los ministros de culto debían ser
casados y mayores de cuarenta años. Como respuesta a aquellas acciones, las
juventudes católicas fundaron, en marzo de 1925, la Liga Nacional de Defensa
Religiosa (LNDR), que era propiamente un ejército cristiano18 dispuesto a tomar
las armas en contra del gobierno por la defensa de su religión. (Delgado 245)
Calles, en un alarde de populismo, exacerbaba los ánimos del pueblo y fomentaba la
xenofobia: “Expulsemos a los extranjeros. México para los mexicanos” (210).
Cuando en marzo de 1926 Weston y Tina recorren la ciudad de los templos, Puebla de los
Ángeles, en busca de fotos para el libro que Anita Brenner publicaría bajo el título Ídolos tras los
18
En 1941, el padre Marcial Maciel funda en un sótano de la ciudad de México, la organización Legión de Cristo.
Actualmente, los legionarios de Cristo se encuentran en veinte países. Legionarios de Cristo, 23 Nov. 2004,
http://www.legionariesofchrist.org/index.phtml.
31
altares19, el lector es transportado al ambiente que se vive en todo el país, pero particularmente
en lugares como Puebla, Jalisco, Guanajuato y Querétaro, sedes históricas de los conservadores y
de las fuerzas eclesiales. En México, la mayoría de las iglesias permanecen abiertas todos los
días del año, sólo se cierran por las noches y durantes dos horas al mediodía para ir a comer. Sin
embargo, en Puebla, en 1926, las iglesias están cerradas con candado, Weston y Tina tienen que
pedir autorización para entrar a ellas y fotografiarlas:
[Tina] les besaba la mano cebada a sacerdotes desconfiados, ocultos en casas
particulares, vestidos de civil, para pedirles autorización de entrar en la iglesia a
fotografiar tal retablo, tal santo, tal Cristo acostado bajo vidrio. [...] Sin perder
uno solo de sus movimientos, una beata los seguía hasta el altar, sus ojillos negros
clavados en su espalda peor que los clavos de Cristo. [...] La sacristía, fuente
valiosa de información, cerrada con candado [...] (208)
Tina llevaba un diario: “Yo trato de llevar un diario. Escribo para no olvidar” (248). En las
anotaciones del 23 de noviembre y el 6 de diciembre de 1927, escribe:
Hoy fusilaron al padre Miguel Pro, a su hermano Humberto Pro, Luis Segura
Vilchis y Antonio Tirado, en la Inspección de Policía, [...] en pleno centro, a plena
luz del día y sin orden judicial. Y luego dicen que vivimos en un estado de
derecho. [...] Son colgados y rematados siete católicos en Jalisco ante los
pasajeros del tren de la línea Guadalajara-Colima. No es que me importen los
católicos, mucho menos los curas, lo que me parece intolerable es cómo se hacen
justicia los mexicanos.” (248-49)
Weston se iba exacerbando ante todo esto:“- Bullshit!–gritaba Edward–Tina, how can you
believe all this trash? (210) “Los mexicanos están locos [...] si desean otra revolución que la
hagan sin mí” (213).
La relación entre Weston y Tina iba deteriorándose. Aunado al descontento que Weston
sentía por la situación política en México, se encontraba el sentimiento, hasta entonces
desconocido para él, de ser el segundo. Para Tina, Weston seguía siendo el maestro: “el adorado,
el famoso, el artista” (152-3), pero para Weston no era fácil ocupar el segundo lugar, quien abría
puertas era Tina, “Tina, en el centro de las llamaradas” (152).
19
Brenner, Anita. Idols Behind Altars. New York: Payson and Clark, 1939.
32
Tina tenía una increíble facilidad para aprender nuevos idiomas, facilidad desarrollada
gracias a que desde niña tuvo que aprender el alemán (394) para trabajar en Austria, y
posteriormente el inglés al emigrar a los Estados Unidos. El español lo hablaría “cantadito” (356),
como lo aprendió en México. Esta facilidad de Tina para los idiomas se volvería casi legendaria:
en España, posteriormente: “[...] sorprende escuchar a María hablar en inglés, pero más [...]
impresiona oírla desenvolverse en francés, italiano y hasta ruso” (509).
Weston, quien nunca había tenido que hablar otra lengua además del inglés, su lengua
materna, tenía que depender de Tina:
En México, ella se había vuelto indispensable. Era la dadora, la repartidora de
bienes. Él no hablaba español; pasaban la mayor parte del día juntos, ‘el dependía
de ella. “Eres mi Malinche.” Sus noches eran mejores que en Los Ángeles. Ignoraba
que Weston la poseía con la furia del despechado20. (153)
Fig. 8. Tina Modotti en Tacubaya de Edward Weston, Tina Modotti, 23 Aug. 1923, The
Mexican Years, 19 Oct. 2004 http://www.women.it/calendar/calendar.php?
op=flyer&month=7& year=2003/.
La relación de pareja entre Weston y Tina terminó en noviembre de ese mismo año21,
1926, Tina quedó llorosa, pero las fotos que Weston había tomado cuando Tina se bañaba en la
azotea de la casa que compartían, en avenida del Hipódromo # 3, Colonia El Buen Retiro, serían
20
El 20 de agosto de 1923, Weston escribe en su diario: “-a happy night ended- except for [...] shall I confess? de la
Peña’s obvious infatuation for Tina! –Yet should I be a dog in the manger’? Next time I’ll pick a mistress homely as
hell !” (1: 22). Años más tarde, el 21 de abril de 1934, recordando el pasado, Edward escribe: “The parade of suitors
marched in and out, until my last day in Mexico, keeping me in hot water. Tina was to be my great test and lesson, my last possessive love” (2: 154). Finalmente, el 22 de abril de 1944: “Tina returned to Mexico to die. [She] always
linked in my mind, always clasped to my heart” (2: 287).
21
Vale la pena mencionar que auque la relación romántica entre Tina Modotti y Edward Weston terminó en 1926,
las cartas de Tina a Edward, y los diarios de éste último, muestran que mantuvieron una estrecha relación epistolar
durante varios años. El 7 de mayo de 1928, Edward muestra su preocupación por Tina: “I have not heard from Tina
for over a week, which worries me [...] (2: 20).
33
eternas (140-41), tanto su diario como sus fotografías inmortalizarían la imagen de Tina y al
propio Weston. La foto de la figura 8 fue tomada el 23 de agosto de 1923 y la magia del
momento se encuentra plasmada en Tinísima. Mientras Weston fotografiaba a Tina bañándose en
la lluvia: “Tina reía con el pelo en la cara, ‘no veo nada, me enceguece la lluvia’”(139).
Durante el tiempo que Tina vivió con Weston, su contacto con México fue con “el
[México] de los artistas” (158). A partir de entonces cambió el México de los artistas por el
México de los pobres, su relación con el pintor Xavier Guerrero, militante del partido comunista
mexicano, abrió otro mundo para Tina:
Desde el primer día, Xavier colgó su visera sobre una foto de Weston; [...]
almacenó folletos, el destino de la humanidad en folletos apilados contra los
muros. [...] Deja eso, Tina, déjalo, dedícate a la causa. Das importancia a cosas
que no la tienen.” (219)
En septiembre de 1927 Xavier Guerrero parte a la URSS: “ir a la Unión Soviética era un
honor anhelado por todos [...] Voy a juntar lo del pasaje, vender pinturas, me alcanzarás en
Moscú, te lo prometo” (247), Tina describe en su diario como continúa como autómata: “Se daba
órdenes por escrito [...] Plan de Trabajo [...] Evaluación cada fin de semana [...] Se empeñó a
toda costa en cumplir ese horario” (247).
Pero la Tina risueña y juguetona se había ido: “Las paredes de su estudio están cubiertas
de frases de Lenin y recordatorios de trabajo” (248).
El cuatro de junio de 1928 empieza la relación entre Julio Antonio Mella y Tina Modotti.
Tina era una mujer que, a pesar de su independencia, vivía en buena medida en función de los
hombres con los que compartía su vida. Era una mujer que se entregaba totalmente, sin resabios,
sin límites. Amaba con profundidad y esa fue su herencia, como lo dice Ezra Pound en el Canto
LXXXI, que Tina solía leer en voz alta (217):
Lo que bien amas permanece,
Lo demás es escoria.
Lo que bien amas no te será quitado.
Lo que amas bien es tu verdadera herencia.
¿De quién el mundo, o mío o de ellos o de nadie?
Primero lo no visto, después y por ello lo palpable
Elysium, aunque fuera en las salas del infierno,
34
Lo que bien amas es tu verdadera herencia.
De los diarios, entrevistas, cartas, periódicos y archivos colectados tanto por Poniatowska
como por Hayman se desprende que el amor que unió a Mella y a Tina marcó a esta última para
siempre: “Julio era lo más fuerte de Tina [...] era su vía de acceso al conocimiento, la mejor
concepción de sí misma” (Tinísima 38).
Julio Antonio Mella, comunista cubano que llega a México huyendo de la dictadura de
Gerardo Machado, abre otro capítulo de la historia olvidada, la situación que vivían los cubanos
en las primeras décadas del siglo XX:
Era del dominio público que el dictador cubano tiraba a sus enemigos políticos
desde el Castillo del Morro a la bahía infestada de tiburones. Dos hombres
pescaron un tiburón y encontraron en él un prendedor de corbata y un anillo. Se
averiguó que el anillo pertenecía a un comunista de nombre Cabrera. (36)
Aunque Tina sólo vivió con Mella siete meses, lo recordaría hasta el día de su muerte: “Lo
que bien amas es tu verdadera herencia.” Cuando Tina muere de un infarto cardiaco, en enero de
1942, lo único que tiene consigo es: “un pañuelo arrugado, un billete de a peso, unas llaves y una
fotografía de ovalito de un joven con el pelo crespo [...]” (654).
35
2.5. La guerra civil española
Tinísima asalta una vez más la historia oficial, en este caso la de España. El silencio y el
olvido, tan celosamente cultivados durante casi cuarenta años de franquismo, se agitan al
exponerse las vivencias de quienes participaron en los años de la guerra civil. De los países del
Mediterráneo que sufrieron alguna forma de fascismo y dictadura contemporáneos: Italia con
Benito Mussolini; Francia con Henry Philippe Pétain y Pierre Laval; Grecia con Ioannis
Metaxas; Portugal con Antonio de Oliveira Salazar y España con Francisco Franco, sólo los
franceses y los italianos han podido hurgar en su pasado, y de una u otra manera, reconciliarse
con él. Los españoles:
For whom the past remained largely unexamined, were also cut off from any
continuity with their history, and thus from any sense of collective identity. Some
countries underwent ruptures with their authoritarian pasts: Hitler committed
suicide in his bunker, and Mussolini was hung by his heels in Rome. Franco, on
the other hand, died peacefully in his bed after ruling Spain for thirty-seven years.
(Kaplan 177)
Fig. 9. Milicianos en Barbastro, La guerra civil en Barbastro, Marzo 2000, 16 Oct. 2004
<http://www.barranque.com/imagenes/Milicianahuerrios.jpg/>.
El recordar, el revivir en el presente las experiencias del pasado, particularmente las
relacionadas con las gloriosas batallas y la activa participación de las mujeres en la resistencia y
la guerra civil, como puede apreciarse en la figura nueve, donde una miliciana levanta el puño.
Esta recuperación de memorias es importante no sólo para entender el presente, sino para
reconocer que las mujeres: “contrary to what has been presumed over the years, have been
historical actors” (Kaplan 179). Para la construcción o reconstrucción de las identidades
36
españolas, y por lo tanto, de la identidad femenina española, el recuperar las memorias de la
guerra civil constituye un punto de referencia necesario.
De igual manera, en cuanto a una recuperación de las memorias colectivas de la, o las,
izquierdas en el mundo, la guerra civil en España es fundamental.
Así, Tinísima aborda este importante capítulo de la historia desde la proclamación de la
segunda república, el 12 de abril de 1931, en contra de los candidatos monárquicos:
La atención a España es apasionada desde el 12 de abril de 1931 cuando los
candidatos monárquicos fueron derrotados en las elecciones. ¡Magnífica la clase
obrera al sur de los Pirineos! El proletariado español [...] formará el segundo
Estado socialista del mundo. Carlos Velo, un jovencito biólogo, le contó a
Vittorio que al rey Alfonso XIII no lo habían sacado los obreros sino los
estudiantes de clase media con sus huelgas universitarias. El conde de Romanones
le aconsejó: “Mejor váyase, su majestad, porque el pueblo no lo quiere”, y el rey
subió a su Bugatti rojo, el carro más rápido del mundo, y dejó atrás a su familia.
Su esposa, la inglesa Victoria Eugenia y sus hijos, avergonzados, salieron por
Hendaya. No hubo toma de la Bastilla; los españoles no se lanzaron contra el
palacio real. Los Velázquez y los Goya se salvaron. (409)
Meses antes se había dado el levantamiento de los mineros asturianos, quienes resistieron
quince días y fueron reprimidos salvajemente, bajo la dirección de: “El salvador de la nación, [un]
general de cuarenta años [...] Francisco Franco” (409):
Después del levantamiento que produjo esperanza, el gobierno español tortura a
los acusados en las prisiones, y sin previo juicio, los fusila en los patios de los
cuarteles. La crueldad ha sido desatada, la animosidad entre patrones y obreros
crece. Los choques contra la policía son sangrientos. A partir de octubre de 1934,
cuando se inicia el levantamiento en Asturias, bárbaramente reprimido, Vidali
permanece en España, asesorando a los mineros. Tina va y viene de Francia a
España. Tina recuerda a los mineros mexicanos [...] En Asturias los mineros no se
encomendaban a la divina providencia antes de bajar al tiro. Blasfemaban,
maldecían a sus patrones, al gobierno, al ejército, a Dios, me cago en la hostia,
estallaban [...] Tenía razón Vittorio, había que acabar con esa infamia y Tina
multiplicó gestiones. Asturias fue su lucha. (416)
37
La masacre sufrida por los mineros de Asturias sirve para unificar a las izquierdas,
gracias a lo cual el Frente Popular gana las elecciones. En febrero de 1936, al día siguiente de las
elecciones, los: “campesinos hambrientos ocupan las tierras de los grandes propietarios, las del
duque de Albuquerque, las de Alcalá Zamora” (419). “¡Qué revancha la de los pobres! ¡Desquitan
su miseria, la ausencia de escuelas, de médicos, los años de abandono! (425). “Ahora todos somos
iguales. [ ] Para ellos se abre una nueva vida. Todos se saludan, se abrazan, comparten cigarros,
botas de vino, jamón” (427).
Fig. 10. Abe Osheroff, Lincoln Brigade: Civil War (Spain, 1938) Abe Osheroff, 17 Oct.
2004 <http://seattlepi.nwsource.com/photos/photo.asp?PhotoID=34191/>.
Tinísima posibilita que el lector comparta el entusiasmo que a nivel internacional desató
el triunfo del Frente Popular en España. Como había sucedido con la Revolución rusa de 1917,
se estaban jugando las esperanzas de los oprimidos del mundo: “Cada noche cruzan los Pirineos
grupos de voluntarios dispuestos a pelear al lado de la república [...] La mayoría entra por
Perpiñán; muchos esperan en Pau. Casi ninguno habla español” (444). Llegaban de Alemania, de
Checoslovaquia, de Hungría, de Rumania, de Cuba, llenando: “el aire de piñas soleadas” trayendo
a Tina el recuerdo de Julio: “Julio, Julio, estás conmigo, tú eres quien me manda a estos
compañeros” ( 432).
Para octubre de 1936: “Albacete es una torre de Babel. Un barco [...] de Marsella trajo
quinientos voluntarios, otros quinientos llegan de Alicante” (451). Pero, también Franco recibe
apoyo, y en este caso, de: “verdaderos ejércitos rigurosamente entrenados, de la Alemania de
38
Hitler y de la Italia de Mussolini” (452). Mientras llegan mil internacionalistas bien intencionados
a apoyar a los republicanos: “Seis mil italianos desembarcan en Cádiz para enrolarse en las filas
de los enemigos de la república” (482).
Los republicanos deciden organizar a los internacionalistas en brigadas según el idioma,
la Thaelman de los alemanes, la Gastone-Sozzi de los italianos y los suizos. Los ingleses, los
irlandeses, los voluntarios de los Estados Unidos: “Tienen que acostumbrarse a la falta de higiene,
a la mala comida, a la incomunicación, pero sobre todo [...] a las armas obsoletas” (452).
Tinísima también honra la memoria de los artistas e intelectuales que participaron en la 2ª
República, así como devela sus limitaciones humanas. Los intelectuales son revividos a través de
la memoria de Tina, se desmitifican personajes y se redimensionan otros, como es el caso del
escritor Luis Cernuda: “[ ] el más tímido, se cansa de asambleas, y, sin aspavientos, toma un
fusil, viste un mono azul y sale a Somosierra” (432).
A través de la narración se exponen los diferentes estados de ánimo, se brinda al lector la
oportunidad de vivir la guerra civil, se colectivizan las memorias personales permitiendo hacer
públicos, tanto los momentos de alegría, de esperanza, como los de tristeza y desesperanza.
En julio de 1936 “ [las nuevas enfermeras] corren en alpargatas, platican, ríen. La guerra
es una fiesta. Tomadas de la mano se disponen a bailar” (435). La acción y decisión individuales
son importantes. Frente a la respuesta tibia de los gobiernos internacionales, como el francés, que
sólo autoriza la entrada de tres mil personas (558), contrastan los esfuerzos individuales de los
internacionalistas: “Queremos compartir hasta lo último la suerte de un pueblo que merecía un
destino muy diferente” (560).
Como parte del proceso de recuperación de memorias e identidades colectivas, se
requiere también abordar los errores y analizarlos. Este proceso suele ser doloroso. En el caso de
los individuos, muchas veces, se tiende a evitarlo. En el caso de grupos sociales es aún más
complejo y puede crear nuevos roces, además de revivir los anteriores. Parece ser que esta es una
de las razones por la cual muchos individuos y gobiernos evitan la memoria, sobre todo de los
episodios traumáticos22. En España, aún después de muerto Francisco Franco: “the obliteration of
all these stories became part of the culture of forgetting” (Kaplan 179).
22
El proceso de recuperación de memorias relacionadas con eventos traumáticos ha sido ampliamente documentado.
Sobre todo en relación con los sobrevivientes del Holocausto. En Argentina, Chile, Brasil y Uruguay han existido
algunas obras relacionadas con la recuperación de memorias relativas a los procesos dictatoriales. Véase Patrick
O’Connell (37).
39
Tinísima remueve las conciencias y obliga a recordar, brindando un instrumento para el
análisis de las izquierdas. Uno de los elementos más criticados, al seno de las propias izquierdas,
es la permanente pugna interna, la división y la fragmentación que las han debilitado una y otra
vez, aún cuando han llegado al poder. España no fue una excepción, durante el largo sitio de
Madrid, la tensión que se vive en el hospital obrero, donde trabaja Tina como enfermera,
ayudante y cocinera: “Cada vez es más tensa la atmósfera [...], tensa por las carencias y porque
políticamente los bandos se han radicalizado” (465).
Los comunistas disputan con los anarquistas y los trotskistas. Los comunistas, socialistas
y republicanos plantean que hay que ganar la guerra primero para poder tomar el poder. Los
trotskistas, los anarquistas, el POUM y la FAI deciden iniciar la revolución social y tomar el
poder. En Barcelona se constituyeron colectividades libertarias anarquistas. El 6 de mayo de
1937: “De Valencia y por mar, entran doce mil soldados enviados por Juan Negrín [comunista],
no encuentran resistencia. Los comunistas han derrotado la tesis anarquista de la “revolución para
ganar la guerra”, en contra de su “ganar la guerra para hacer la revolución” (514).
El Frente Popular, debilitado por las luchas intestinas, se enfrentaba al ejército franquista,
un ejército consolidado, disciplinado, bien armado y mejor entrenado, que contaba con el apoyo
de fuerzas de élite tanto de Hitler como de Mussolini. Adolfo Hitler envió a la legión “Cóndor” a
España, mientras Benito Mussolini apoyaba con la artillería “Legionaria” (Stanley Payne 192).
Voces, como la de Rafael Alberti, llaman a la unidad, a terminar las pugnas intestinas. El
22 de julio de 1937, Alberti publica en la revista Mono Azul:
Anarquistas, ugetistas,
socialistas, comunistas
nos ha llegado la hora
de abrazarnos como hermanos
y decir todos a una:
todos somos proletarios
y como tales que somos
no debemos separarnos.
Irónicamente, mientras las pugnas entre las izquierdas se agudizan, los gobiernos de
Alemania y los Estados Unidos se unen para solicitar a la Organización de las Naciones Unidas
que ordene la salida de las Brigadas Internacionales. El Reichstag alemán, junto con el congreso
40
de los Estados Unidos presionan a la ONU de tal forma, que el 31 de octubre de 1938, las
Brigadas Internacionales desfilan por última vez frente a sus comandantes: “Los muros aún
conservan un eslogan en diversos idiomas: “Proletarios de todos los países, uníos” (538).
Pasa la Brigada Lincoln; de treinta y dos mil americanos regresan quince mil, de
los dos mil ingleses sólo quedan quinientos. [En] la Lincoln [...] Sus comisarios
políticos fueron los escritores John Gates y Arnold Reed. Los contingentes
canadienses tienen pérdidas muy altas y los mexicanos, los cubanos y los
latinoamericanos también han sufrido bajas. Escandinavos, alemanes, austriacos,
holandeses de la Brigada Thaelmann; polacos, húngaros, checos, yugoslavos de la
Dombrowsky, franceses de la Edgar André. [André] Malraux [...] es el Jefe de la
escuadrilla de aviones franceses Espagne. (519, 540)
Ante la retirada de las brigadas internacionales hay un sentimiento de desaliento: “Es que
ahora nos quedamos solos” (540). Aunque aún hay voces de esperanza: “La guerra continúa, aún
podemos vencer (541). Mientras los bombardeos recrudecen, el 1º de noviembre de 1938 se
reúnen en Madrid mil doscientos delegados de todas las corrientes de izquierda: “E l Congreso
Nacional de Solidaridad se celebra en plena guerra, en medio del estrépito de las ametralladoras”
(543):
La última noche del congreso en la sede del Socorro Rojo Internacional, la
aviación y la artillería enemigas se ensañan con Madrid. Las sesiones no se
interrumpen. Los milicianos quieren demostrar a toda costa que Madrid no está
perdida.
Esa noche [se reúne ] el Comité Internacional de Ayuda a España. Una bomba
cae exactamente sobre la mesa frente a la cual están sentados. [...] Melchiore
Vanni [...] quien dirigía en París–con el nombre de Bonnet-, el Comité
Internacional de Ayuda a España [...] resulta gravemente herido. Agnès Dumay
[...] presidenta del Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo
muere de inmediato. [...] El bombardeo fue terrible, más de mil quinientos
muertos, y no hubo quien contara los heridos; los hospitales ya no tienen cupo.
(543-5)
41
Los bombardeos se intensifican, la moral de los milicianos empieza a decaer: “Se
inutilizan a sí mismos cada día en mayor número; cada vez abandonan más el frente, regresan a
su casa. [...] Dos años de guerra son muchos. Quieren su casa, su mujer, sus hijos” (549).
El 31 de diciembre de 1938: “veinte bombardeos” (551) sacuden Barcelona. Las fuerzas
franquistas bombardean Barcelona desde las islas Baleares. Los republicanos no tienen puertos:
“los franceses se los han negado” (552). Las fuerzas nacionalistas van avanzando en Madrid, ya
casi han tomado Barcelona.
Para enero de 1939, los republicanos tienen que dividir sus fuerzas, por una parte ayudar
a los “centenares de miles de personas asustadas y exhaustas [que huyen] en el caos atroz del
éxodo” (559); y por la otra parte, organizar la resistencia en Madrid y en los lugares que sea
posible.
El 4 de febrero de 1939: “los llamados cuatro presidentes cruzan la frontera, el de la
república, Manuel Azaña, el de las cortes, Diego Martínez Barrio, el de Euzkadi, Aguirre, y el de
Cataluña, Luis Companys” (561).
El 6 de febrero: “Los nacionales ocupan Figueras. Franco ha ganado la guerra. En Burgos,
no escucha las propuestas de Negrín. Exige una rendición incondicional” (561). El 7 de febrero:
“Juan Negrín, presidente del gobierno, cruza la frontera” (561).
La guerra ha terminado, España resistió heroica tres años de continuos y sistemáticos
bombardeos. En Madrid, los bombardeos iniciaron el 4 de noviembre de 1936 (463). En
Guernica, país vasco, el 1º de julio de 1937 (519), en un día de mercado, mientras cientos de
campesinos realizaban sus compras, a las cuatro de la tarde, “bombas incendiarias y bombas
expansivas de media tonelada” (518) fueron arrojadas por la Legión Cóndor, de Hitler, barriendo
las calles de la ciudad:
A las ocho de la noche, una gigantesca tea podía verse a veinte kilómetros a la
redonda; Guernica era un montón de escombros con un saldo de mil seiscientos
muertos y novecientos heridos. Sólo los dos fresnos de la Casa de Juntas
permanecían en pie. (519)
42
Fig. 11. Guernica de Pablo Picasso (Paris, May-June 1937) Museum of Modern Art, New
York, 2 Oct. 2004, <http://gallery.colofinder.net/guernica/guernica_doc3bacsept/>
A partir de febrero de 1939, los españoles huyen de las tropas nacionalistas, apoyadas por
Hitler y Mussolini. En la frontera con Francia, centenares de miles son recluidos en campos de
concentración. La oficina francesa del Socorro Rojo Internacional recibe órdenes de Moscú: “dar
apoyo moral, material, orientación jurídica a los refugiados españoles e internacionales” (573).
Tina se une al Socorro Rojo, el primer caso que atiende es el de Antonio Machado. Junto
con André Malraux, Jean Cassou y François Mauriac, logra que el gobierno francés permita a los
Machado salir del campo de concentración y hospedarse en un hotelito en Collioure, en la zona
catalana francesa, justo en la frontera con España: “Don Antonio y su madre se encuentran muy
mal. Francia los maltrató, el paso de la frontera ha sido atroz” (573).
El 22 de febrero de 1939 muere Machado y“a la muerte del poeta sigue su madre” (573).
Tina, a través del Socorro Rojo logra que el único sobreviviente de los Machado, José, y su
esposa, viajen a Chile con otros refugiados.
El 27 de febrero de 1939, discreta, pero explícitamente, Yelena Stásova, desde Moscú, les
hace saber que no son bienvenidos en la URSS, particularmente por las posiciones de Vittorio
Vidali23, les sugiere ir a los Estados Unidos a organizar la ayuda “a trescientos mil refugiados
españoles e internacionales” (574). Tina quisiera regresar a Italia, pero con seguridad, Mussolini
los apresaría.
Tina y Vittorio parten en barcos separados. En marzo de 1939, Vittorio recibe noticias de
que en España, Negrín regresó a Alicante a continuar la resistencia, pero la guerra ya había sido
ganada por los nacionalistas: “Inglaterra prometió sacar a los republicanos pero no envió
23
Véase el apartado 2.1, particularmente el altercado con la Lorenz.
43
suficientes barcos. Muy pocos pudieron subir a bordo. Los que se quedaron se suicidaron en los
muelles” (575). Cuarenta y cinco republicanos más se suicidan en el muelle de Valencia (579).
Muchos de los que se quedaron prefieren morir a caer en manos de los nacionalistas, y
tenían razón, muchos murieron bajo la tortura de las tropas franquistas, como:”[...] tantísimos que
se quedaron. [...] Franco estuvo ocho meses matando republicanos antes de que empezara la
guerra mundial” (643).
El 1º de abril de 1939, Francisco Franco y Bahamonde declara que ha terminado la
guerra. Ya a lo largo del mes de marzo: “Suiza, Inglaterra, Egipto y Francia reconocen el gobierno
de Franco y la bandera roja y gualda es izada en las embajadas” (576).
Vidali logra entrar a los Estados Unidos con un pasaporte falso que lo acredita como
profesor de historia de La Coruña. Tina viaja en el Queen Mary, el 4 de abril llega a Nueva York,
pero le es negada la entrada, Earl Browder le informa a Vidali:
Desde que las tropas franquistas entraron a Madrid, las autoridades de migración
norteamericanas controlan la entrada de refugiados españoles y sólo otorgan
permiso a personalidades [...] No quieren ponerse a mal con Franco. (578)
El gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, en México, ofrece recibirlos. El 19 de abril
llegan al puerto de Veracruz. Tina vive sus tres últimos años en México. Como muchos de los
refugiados, seguía sufriendo “el horror de la guerra de España” (643).
Las decepciones se acumulan en su corazón, ya de por sí débil. El 6 de enero de 1942 la
María de Ernest Hemingway en Por quien doblan las campanas, muere de un infarto cardiaco a
bordo de un taxi, “frente a la puerta del Hospital General” (653). Pablo Neruda, su gran amigo, con
quien había pasado el 31 de diciembre de 1941 celebrando el avance de los aliados y cantando
La Internacional (645), la despide con las siguientes palabras:
Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes,
tal vez tu corazón oye crecer la rosa
de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa.
Descansa dulcemente, hermana.
[...]
¿Oyes un paso, un paso lleno de pasos, algo
grande desde la estepa, desde el Don, desde el frío?
¿Oyes un paso firme de soldado en la nieve?
44
Hermana son tus pasos.[...] (659)
Su amor por la justicia convirtió a Tina en una ciudadana del mundo, pero, al mismo
tiempo, en una ciudadana de ninguna parte. “Ya ni siquiera desea volver a Italia” (649).
45
Capítulo tres
Memoria, identidad y nacionalismo
“[Para Tina] su identidad es una obsesión” (578). El proceso de la memoria humana, al
igual que un sinnúmero de categorías, ha sufrido la división dicotómica del maniqueísmo propio
de la cultura occidental. Como parte de los contrarios maniqueos, la memoria se identifica como
uno de los elementos positivos, por lo cual se ha pretendido aislar de ella la parte corporal, física,
cual si fuera un producto de la mente, mas no del cerebro.
Como si lo que llamamos mente fuese algo separado del proceso fisiológico cerebral.
Una dicotomía más. Virtud versus pecado. Masculino versus femenino. Nacionalismo versus
cosmopolitismo. Verdad versus mentira. Realidad versus ficción. Memoria versus imaginación.
Orden versus caos. Vida versus muerte. Mente versus cuerpo. Forma versus contenido.
Frente a esta división dicotómica y maniquea, Mary Warnock, Mieke Bal y Michaela
Grobbel proponen una unión inextricable e indivisible. Y, en este sentido, la memoria y la
imaginación forman parte del mismo proceso como iguales, no como contrarios.
De igual forma, la identidad no tiene que ser, necesariamente, nacionalista o cosmopolita.
Los personajes de Tinísima se autoidentifican como ciudadanos del mundo, como cosmopolitas,
sin perder su identidad y pertenencia a una nación en particular. Tina declara: “Yo soy italiana”
(285), lo que no le impide identificarse con México, España o la Unión Soviética.
Por su parte, Vidali/Sormenti también se identifica con el mundo: “Un viento me sacó de
mi casa, otro me condujo a Argelia, otro me empujó a Nueva York; un norte me hizo llegar a
México, el viento más fuerte es éste que nos lleva a Rusia” (297).
Al analizar los términos y su origen, nos encontramos con que algunas de las diferencias
dicotómicas han sido asignadas de manera arbitraria, obedeciendo, sobre todo, a la necesidad
política de los estados-nación emergentes en el siglo XIX.
Previo a este estadio histórico, el hombre podía situarse fácilmente como ciudadano de
una región, o de más de una nación, como cosmopolita, sin sufrir calificaciones peyorativas.
Es importante recordar que dichos estados nación fueron necesarios en su momento. La
mayoría del mundo, como lo conocemos hoy en día, surgió precisamente de las revoluciones
nacionalistas que se dieron en los siglos XVIII, XIX y XX. Respetando las diferencias que
existen y existieron entre las revoluciones y las naciones resultantes de dichas revoluciones, el
46
mundo geopolítico actual es bastante nuevo y surgió, en general, de proyectos revolucionarios
colectivos y nacionalistas. A este respecto, Bill Ashcroft et al. mencionan:
“Perhaps the issue is not whether we have nations but what kinds of nations we
have, whether, that is, they insist on an exclusionary myth of national unity based
in some abstraction such as race, religion or ethnic exclusivity or they embrace
plurality and multiculturalism.” (155)24
Las explicaciones anteriores sirven al propósito de ubicar el contexto en que se ha
analizado el concepto de identidad en este trabajo. Desde este punto de vista, la identidad
nacional no tiene por qué estar reñida con el cosmopolitismo.
A partir de lo anterior, es posible aventurar que la identidad italiana de Tina Modotti no
se presenta como un contrario a su cosmopolitismo. Ambos supuestos contrarios son en realidad
partes de un todo indivisible: la identidad cosmopolita del personaje. Su identidad italiana no
impide su identificación como ciudadana del mundo. Su nacionalidad italiana tampoco impide su
identificación con los Estados Unidos, México, la Unión Soviética o España.
Particularmente si se considera que Tina había crecido bajo el influjo de las ideas
libertarias de principios del siglo veinte, en donde como lo exponía Emma Goldman25, los
trabajadores y los luchadores sociales de todo el mundo tienen más en común con sus hermanos
en el lugar más apartado del planeta, que con los capitalistas de su propio país. El
internacionalismo proletario fue una convicción y una práctica en Tina Modotti y muchos
luchadores de su época.
Asimismo, nuevamente, es posible observar la superposición de la narradora con el
personaje. Ambas cuentan con varias ciudadanías; ambas pertenecen a varias culturas.
Mary Warnock propone que, para analizar la memoria, es necesario sacudir las bases
filosóficas que sustentan el lenguaje dicotómico, empezando con la división cuerpo-mente:
The difficulty is [...] to find a language wich does not take such a dichotomy for
granted. We need a language which does not assume that on each side of the
divide there is something [...]” (Memory 2)
24
Véanse también: Edward Said (218); Eduardo Grüner (59-60); Michael Hardt y Antonio Negri (Empire 106-7 y
109-10; Imperio 102-3); Terry Eagleton (After Theory 7-8); Fredric Jameson (Sobre los estudios culturales 130131); Slavok Žižek (151); Seamus Deane (7).
25
Véase el discurso de Emma Goldman en el apartado 2.3 “El anarquismo y la política anticomunista en los Estados
Unidos: 1920-1930.”
47
Bajo la perspectiva propuesta por Warnock: “Memory and personal identity are
inextricably linked” (Memory 77), se observa que la memoria es un proceso que ocupa el cuerpo y
la mente; que la imaginación y la identidad no están reñidas con la memoria, y que la identidad
italiana de Tina no está reñida con su identificación con varias otras naciones, pueblos y culturas.
Siep Stuurman es aún más tajante, cuando afirma: “Without memory there can be no
personal identity in any meaningful sense of that term [...] our sense of self is founded on the
memory of our experiences” (125). En esta lógica, sería imposible identificarse con una nación y
cultura en particular, de no contar con la memoria. De igual forma, la forma en que se
experimenta la memoria, la une estrechamente a la imaginación.
En algunos casos la memoria actúa como bálsamo, no sólo en Tina. El gran director
Eisenstein: “recupera el sentido del humor al recordar a México. ¡Qué tesoro, la luz de México!”
(358). Los países, las situaciones, son recordadas con esa mezcla de memoria e imaginación de
que habla Warnock (Memory 75), donde ya no es posible distinguir entre una y otra.
El peso de la imaginación en la memoria es particularmente palpable en el momento que
la prosopopeya entra en acción al adjudicarle cualidades humanas a objetos inanimados: en
Moscú las hojas de los árboles caen tristes, mientras “En México las hojas [...] caían alegres.”
(336).
La superposición de las memorias de la narradora y el personaje, así como el actuar de la
imaginación del lector, permiten el juego de comparaciones entre los jueces de Tina y los tres
monos sabios, mostrando una variedad de dos posibilidades: por una parte se encuentra la
influencia de la narradora, y por la otra, la influencia de las propias vivencias de Tina, quien ya
antes había mostrado su interés por la cultura japonesa y china, propia de su tiempo. En sus
memorias aparecen menciones al uso de abanicos y kimonos, sin olvidar que la propia Tina es
fotografiada vistiendo un kimono.
Surge la duda de si la alusión a los tres monos sabios podría surgir de la autora o del
personaje, no solamente por lo mencionado en el párrafo anterior, sino por la influencia que la
literatura de finales del siglo XIX y principios del XX, ejerció tanto en Elena Poniatowska, como
en Tina Modotti, aspecto que ya fue tratado en el apartado 2.2“Los locos veinte y la “new woman”,
período que estuvo marcado por el interés por lo exótico, lo asiático y en Japón estuvieron de
moda, precisamente, los tres monos sabios.
48
Sobre esta influencia de la literatura decimonónica en Elena Poniatowska, dejan
constancia Cynthia Steele (Creatividad 21) y Beth Miller26 (311). La misma Poniatowska
menciona sus lecturas de joven en: “Ser un escritor en México” (17).
La presencia de los monos se da en el momento que Tina entra a la sala donde será
evaluada, la narración transporta al lector a una: “atmósfera funeraria” (394). Los evaluadores de
Tina, a diferencia de los tres monos sabios, quienes en la versión japonesa son Mizaru (quien no
ve lo malo); Kikazaru (que no oye lo malo); e Iwazaru (que no dice nada malo); son: “sordos,
mudos, ciegos” (395) a todo, lo que fortalece la sensación de muerte, donde lo único vivo es lo
inanimado: “el reloj” (394). La sensación se acentúa con el retrato que hace la autora de las
ventanas: “opacas” (394), que no permiten el paso de la luz. Quienes dan vida a ese recinto fúnebre
son el reloj y Tina, con su voz apasionada (402).
La conjunción de memoria, imaginación e identidad, permite a Tinísima transportar al
lector a los momentos que Tina vive con fervor y apasionamiento. Asimismo, concede la
oportunidad de vivir, como testigos presenciales, la transformación de Tina. Su sensibilidad, de
tanto exponerse al dolor, se va viendo amortiguada. La mujer se va endureciendo y
radicalizando. Se va identificando más y más con la Unión Soviética y la propuesta estaliniana:
“Como Stalin, anatematiza a los burgueses y a los pequeñoburgueses. Se condena a sí misma que
perdió tanto tiempo” (355).
Tina sufre un proceso contradictorio, por un lado quisiera alejarse de sí misma, lamenta
su vida anterior y se arrepiente de ella: “se siente a merced de un pasado indefendible” (393). Sin
embargo, inevitablemente, lo que ella es, lo lleva siempre consigo: “Su vida entera la trae puesta”
(411), como una piel, no puede desprenderse de ella, a pesar de que quisiera ser otra.
Este no poder desprenderse de sí misma se percibe en todas las situaciones en que la
memoria traiciona su intención de ser otra, y no Tina. Cuando llega a Irún, provincia de
Guipúzcoa, en lo que hoy es el país vasco, inmediatamente: “Tina se sintió en casa” (356), le
recuerda México. Los ruidos, el griterío, el zocalito, todo le recuerda su estancia en México.
Más adelante, al serle asignado un nombre para su trabajo en el Hospital Obrero, durante
la guerra civil, agradece ser llamada María Sánchez. Sus referencias son, precisamente, con
26
En entrevista con Beth Miller, Elena Poniatowska cuenta: “Octavio [Paz] me ha dado mucho. [...] Hace años
atravesábamos el Paseo de la Reforma, entrábamos a la Librería Francesa y él me decía: “Toma. Lee ... L’Histoire
des Treize de Balzac. Me regaló La clé des champs de André Bretón. También le hizo un poema a un sabino, un
gran árbol que había en mi casa.” (26 autoras del México actual 313)
49
México, recordando que Marías son las indígenas pordioseras y que Sánchez es un apellido muy
común en México (433).
Por más que intente ser otra, su traje vital está siempre presente, la marca indeleblemente.
Aún durante su estadía en la URSS, cuando más quisiera desprenderse de la culpa por su pasado
pequeñoburgués, individualista, la vista de un mural en Sebastopol, la transporta a México:
“Parece un retablo mexicano grandote. Es igual de ingenuo” (361).
Como a Vidali cuyos: “[…]errores del pasado se actualizan para condenarlo” (385), el pasado
de Tina la precede y la persigue, se empareja a su paso, vía la memoria. La acompaña a todas
partes. Julio Mella aparece en España a través de los cubanos que de manera voluntaria se
presentan a colaborar con la guerra civil.
Aún en el momento en que más quisiera ser otra, no poseer el pasado que la avergüenza,
es imposible desprenderse de él. Durante su evaluación, la memoria la traiciona, transportándola
a todas aquellas situaciones en que su nueva conciencia de puritanismo comunista, la hacen
sentirse avergonzada de sí misma. El descubrimiento de su sexualidad la avergüenza, todo lo que
antes disfrutaba ahora es censurable (398). Nuevamente, el lector se pregunta ¿Quién habla? ¿Es
Tina o la voz narrativa?
Quizá ambas, ya que la transformación de Tina y el paulatino endurecimiento de su
sensibilidad son observables a través de la obra. La identificación de Tina con el pensamiento
estaliniano también es paulatina y va creciendo con las tareas que le son asignadas. Pero,
inevitablemente, no puede dejar de sentir, de ser mujer, aún cuando frente al dolor de la
infidelidad de Vidali quisiera ser insensible. Se autorecita a sí misma, esperando convencerse a sí
misma: “Soy una mujer immune” (453).
¡Qué alivio ya no ser Tina! (434). De manera ingenua el cambiar de nombre proporciona
a Tina la ilusión de ya no ser Tina, pero la memoria se encarga de recordarle quién es y quién ha
sido. Su identidad permanece vía la memoria, a pesar de que ella misma, en ocasiones, no se
reconoce: “¿Quién es esta que ahora se apoya contra el muro? ¿Quién soy yo aquí clavada
escuchando que Vittorio se ha ido con otra? (453).
Tina cambia de nombre con frecuencia, como exigencia de su trabajo político. Sin
embargo, estos cambios de nombre también parecen obedecer al deseo de Tina de desprenderse
de sí misma, alejarse de su identidad, de su yo anterior y de la Tina previa, pero no le es posible.
La antigua Tina y su compleja identidad siempre estarán presentes a través de la memoria.
50
La memoria actúa como desencadenante de los recuerdos, la vivencia y la identidad
anteriores. La muerte, en el quirófano, de uno de los heridos durante la guerra civil la transporta
a la muerte de Mella: “No puedo contigo, quiere decirle a la Tina de 1929. Es inútil; ya está
adentro, baja gota a gota emponzoñada como el plasma en la vena del herido” (459).
La vieja Tina no sólo está adentro en ese momento; está adentro siempre, ineludible e
indisolublemente; Tina es una sola, por más que quisiera disociarse, o deshacerse de su identidad
anterior.
La paulatina pérdida de la conciencia del herido mencionado anteriormente, es sólo uno
de los elementos que desatan la memoria de Tina, recordándole su identidad, recordándole las
Tinas que han existido y conformado a la Tina actual. El mar, los ruidos, las flores, la transportan
irremisiblemente a etapas de su vida de las cuales no quisiera acordarse. La culpa, ese
sentimiento que acompaña a tantos seres humanos, incluyendo a los católicos, practicantes o no,
se encuentra presente hasta en la Tina anticlerical y comunista.
Una vez más, el lector se pregunta si las manifestaciones de culpa de Tina corresponden a
los sentimientos exclusivamente de Tina, o son una más de las superposiciones entre la autora y
el personaje.
Nuevamente, pueden ser ambas. Ambas fueron educadas en la norma católica, ambas
llevan en sus adentros el espíritu que Poniatowska llama de “girl-scout” (Ser 14), de servicio a los
demás, además de la culpa por haber gozado de una vida privilegiada. De la vinculación entre la
culpa y el arte (particularmente en Elena Poniatowska) hablan, entre otros, José Joaquín Blanco
(124) y la propia Poniatowska (¡Ay vida 92, 100; Miller 318; Steele Entrevista 101).
De igual forma, Poniatowska confiesa a Cynthia Steele cómo, durante su experiencia de
rescate y remoción de escombros, en los terremotos de 1985 en México, a pesar del dolor físico y
emocional, ella se decía: “Esto me va a ayudar mucho para mi libro sobre la guerra de España y
Tina Modotti. Voy a describir la guerra y los bombardeos mucho mejor” (Entrevista 101).
Y, así, como en la siguiente fotografía, Tina viaja a diversos países, pertenece y se
identifica con varios de ellos; y, en este viajar, aún cuando quisiera ser otra, es otra y la misma.
Lo que es lo lleva siempre consigo, para bien o para mal, jamás la abandona.
51
Fig. 12. Tina Modotti, 17 Oct. 2004, http://www.iicusa.org/calendar/photos/photo1423.jpg
Hasta el último día de su vida Tina lucha por desprenderse de sí misma, pero la memoria
no se lo permite. Por más que quiera olvidar sus vivencias, éstas viajan consigo, prendidas a su
piel sin posibilidad de separación. En el lapso de tiempo en que se va muriendo (652) atraviesan
por su mente las memorias de su vida. Es entonces cuando aparece una nueva Tina, dulcificada y
al lado de Julio. Esta nueva Tina no es la Tina de antes de Julio. Es el producto de su vida. La
conjunción de memoria y olvido; realidad y ficción.
52
Capítulo cuatro
La producción del texto como significante de memoria cultural
Fig. 13. Tina Modotti, Edward Weston, The Mexican Years. (México 1923-1926) 2 Oct.
2004, <http://www.gre.ac.uk/~mv901/tinamodotti.html/. >.
En este capítulo se analiza el proceso de construcción del texto Tinísima, desde una
perspectiva cultural que busca exponer las memorias individuales de Tina y convertirlas en
memorias colectivas, recuperando no sólo la historia de la propia Tina, sino la de miles de
personas que formaron parte de esa etapa de la historia de la humanidad.
Como se explicó en la Introducción, para la aproximación formal a la novela, se
eligieron, de entre los múltiples discursos de los Estudios Culturales, aquellos planteamientos
que proporcionan instrumentos prácticos para el análisis textual desde una perspectiva cultural.
En este sentido se incorporan elementos sociológicos, históricos, semióticos y estructuralistas
mencionados por Ashplant (33); Bal (Practice 5); Hall (Cultural 100-105, Encoding 513); y
During (5-6).
De esta forma, se examina el texto como un todo estructurado en el que los sistemas de
producción, significación y recepción se interrelacionan y se ubican en un contexto temporal,
espacial, histórico y cultural.
El adscribirse a dicha propuesta de análisis implica también que ninguna de las tres partes
del proceso se analice como elemento que existe de forma independiente o ingenua en sí mismo,
sino que todas obedecen a ciertos determinantes y se encuentran íntimamente vinculadas entre sí.
Tanto la producción como la recepción están influidas por las posiciones ideológicas,
biográficas, socioculturales y políticas tanto del autor como de los lectores. La significación no
53
sólo incluye las convenciones formales y artísticas para su producción, sino también las
intenciones del autor mismo.
Hall (100) plantea que la riqueza de la herencia semiótica para los Estudios Culturales,
es, precisamente que, de acuerdo a la categoría “polisemia” existen múltiples significados, casi
tantos como receptores del signo. Cada lector estará influido por sus propias condiciones
históricas, sociales, económicas, ideológicas y culturales, por lo que un mismo mensaje tendrá
diversos significados. During (6) aclara que de estos significados se imponen aquellos que
pertenecen a la cultura e ideología dominantes, y es en este aspecto, precisamente, donde la
recuperación del marxismo, particularmente de Gramsci, ha jugado un papel importante en el
desarrollo de los Estudios Culturales.
Ashplant menciona que desde este punto de vista teórico-metodológico la recepción: “may
become part of the process of production of the initial artefact” (7).
Esta interrelación entre la producción, la significación y la recepción es particularmente
visible en las obras narrativas de carácter biográfico. A decir de Warnock, existe una cuasi
imposibilidad de atenerse a los hechos, de no intervenir en el relato:
It is of no help to decide to stick to the facts, because, notoriously, one may
describe the facts to suit one’s self. One may misremember; or, more disastrously,
may obscure by words rendered meaningless by repetition, how things actually
were. (A Memoir, 1)
A esta imposibilidad hay que añadir la explícita intención de la autora de denunciar, de
escribir acerca de los problemas de cada día, de darles voz a los oprimidos, desde su posición
social privilegiada (Pino-Ojeda 27).
Así, en Tinísima, es posible percibir, repetidamente, la presencia de la autora a través del
narrador. Esta alternancia entre la voz narrativa y el personaje produce un juego de
acercamientos y superposiciones, ampliamente comentado por Sara Poot:“La pasión por el texto
[...] y por la vida de Tina [...] hacen que la novela corra un riesgo: que la autora se superponga al
personaje y hable por él” (403).
Sin embargo, esta característica que Sara Poot considera riesgosa; esta mezcla de la
imaginación y los hechos, que ya Poniatowska: “ha empleado con éxito en otras de sus obras...”
(Steele, Creatividad 18) es lo que convierte esta biografía en una obra literaria (Capote 405). Es,
precisamente, la intervención creativa de la autora lo que la convierte en una biografía novelada,
54
en objeto del análisis literario, a diferencia de una obra biográfica cuya intención sea puramente
de análisis histórico o biográfico.
Cabe también mencionar que la intervención de Elena Poniatowska es una característica
de su trabajo. Una intervención que, además de no tener una connotación peyorativa, tiene dos
vertientes. La primera es consciente, y, como ella misma declara en entrevista con Pino-Ojeda
(24), su propósito al intervenir en las voces de sus personajes es mejorar el texto, llenar los
vacíos y establecer conexiones entre unas cosas y otras.
La segunda es inconsciente. En la misma entrevista, Poniatowska declara su
convencimiento de que en la literatura el autor parte de sí mismo, de sus propias experiencias
(21). Considera que al escribir: “es absolutamente imposible hacerse a un lado u olvidarse de uno
mismo” (63); o que en otras obras: “salen muchas cosas de uno mismo” (72).
Esta intervención reiterada cobra particular importancia en los casos de obras como
Tinísima y Querido Diego, te abraza Quiela, que no parten de la entrevista directa a los
personajes centrales; sino que son acercamientos epistolares e indirectos, con testimonios
colectados a través de las opiniones y memorias de otros personajes que formaron parte de las
vidas de las protagonistas.
Esa diferencia es importante, ya que permite una mayor intervención de la autora a través
del narrador, a diferencia de las entrevistas que Poniatowska realiza a los actores del 68 en La
noche de Tlatelolco; a Jesusa Palancares en Hasta no verte Jesús mío; a los zapatistas en Voces
de la selva y EZLN: documentos y comunicados; a los damnificados del terremoto del 85 en
Nada, nadie: las voces del temblor; a los sobrevivientes de las guerrillas y a los familiares de los
desaparecidos durante las décadas de los setenta y ochenta en Fuerte es el silencio.
Otra diferencia es que en el caso de Tinísima no existe el riesgo de que el personaje real
se inconforme, como sucedió con Jesusa Palancares, quien no se reconoció a sí misma en la
Jesusa de la novela Hasta no verte Jesús mío “[...] dijo que no era ella” (Pino-Ojeda 34).
La intervención de la autora en Tinísima es particularmente visible en el uso de signos
lingüísticos propios del pueblo mexicano, cuando Tina solicita comida en la estación del tren,
durante la guerra cristera en Puebla de los Ángeles, ciudad famosa por su religiosidad y por la
cantidad de iglesias, Tina pide “frijolitos” y“cebollita“, y ofrece agradecérselo de ahí“al Popocatépetl”
(209), cuya implicación difícilmente cobra significado para quien no sepa qué es y dónde está el
Popocatépetl. Independientemente de cuanto hubiese Tina asumido lo mexicano como propio, se
55
hace difícil pensar en ella como la autora de una expresión de gratitud como la anterior, así como
de una petición plena de diminutivos, tan propia de los mexicanos, sobre todo de quienes han
crecido en el Valle de México.
El uso de refranes como “No hay quinto malo” (191) tan usual en México, encaja también
en esta clase de intervenciones de la autora Poniatowska, mezclándose y confundiéndose con
Tina, o hasta con Edward Weston. En este último caso, sólo puede explicarse el siguiente
comentario, partiendo de la mexicanidad de Elena Poniatowska: “Pero qué friega, tanta gringa
vieja y ajada” (196).
La interpretación de la comparación que Tina hace entre Xavier Guerrero y Edward
Weston, sólo puede provenir de la autora: “mejor las hojas de maíz que envuelven los tamales de
puerco que la higiene de Los Ángeles” (211). Esta intervención en mexicano concede a la obra
una riqueza que alimenta y complementa el proceso polisémico de recepción, concediéndole un
significado especial, particularmente en el caso de un lector mexicano, por las características y
vivencias culturales que lo rodean.
Poniatowska convierte en algo tangible y sensorial la identificación afectiva de Tina con
México aún cuando no provenga directamente de la pluma o los labios de Tina. En este mismo
tenor se encuentran las descripciones de los estados de ánimo de Tina, como cuando describe a
Tina regresar agotada:“y con una insatisfacción más antigua que el Popo y el Ixta” (219).
Esa percepción sensorial, de una sensualidad casi erótica, con que la voz narrativa
describe las sensaciones de Tina, es particularmente notable en las descripciones acerca de los
placeres de la comida mexicana. Casi es posible sentir en el paladar cómo los alimentos se
mueven, se estremecen a nuestro contacto; percibir su olor y escuchar sus gemidos:
La dulzura y el picor de los platillos mexicanos se estremecían en su paladar; el
crujir de la tortilla tostada, el guacamole untuoso, el tequila descendiendo
enardecido, el limón verde, más limón que en ningún otro país, templaban sus
nervios; el mole le daba peso con sus especias achocolatadas y su caída, pero la
espuma angelical de los merengues rosas, evanescentes, la subía al cielo. (133)
La mención a que la “mejor” comida mexicana paradójicamente se encuentra en los cafés
de chinos, es difícil de entender desde una perspectiva que no sea la de un mexicano del Distrito
Federal, como lo menciona Pedro Molina en El valor del miedo: “Y por supuesto que la mejor
56
comida mexicana siempre la han hecho los chinos”(12). Así, para Elena-Tina: “comer en el café
de chinos de Dolores era un lujo asiático” (219).
El manejo del lenguaje durante la producción de Tinísima, como ya se mencionó,
coadyuva a la recepción del mensaje que la autora pretende transmitir, así como a la aprehensión
por parte del lector de los sentimientos y las emociones de Tina.
Poniatowska humaniza al cielo, a la tierra y hasta a los rieles del tren para que lloren con
Tina cuando ésta se entera de la muerte de su amigo, el general revolucionario, Manuel
Hernández Galván (212). La impunidad, la deslealtad que caracterizan la política en México es
contemplada a través de los ojos de Weston, contribuyendo a convertir el amor anterior, en odio:
“He visto las caras más sensibles y tiernas que los dioses pudieron crear y otras que le hielan a
uno la sangre de tan crueles y salvajes, capaces de cualquier crimen” (212).
“¡No hay izquierda más tarada que la mexicana!” (325), declara Sormenti/Vidali a Tina en
Alemania. Una vez más, es la voz narrativa quien expresa su opinión. Se retrata la posición de
Poniatowska ante un compromiso formal partidario. Sin embargo, a diferencia de ella, Tina
perteneció activamente a la izquierda, no sólo mexicana, sino rusa, española, alemana,
internacional.
A pesar de su convicción en el socialismo real, estalinista, Tina no permite que su arte sea
convertido en un objeto utilitario, prefiere renunciar a él. Se niega a “diarificar, actuar como un
aficionado, dar pasos atrás” (320), descuidando la calidad de su fotografía. Nuevamente interviene
la voz narrativa superponiéndose con el personaje: “Salir como chiva loca a la calle, clic, clic con
la Leica clic, clic a disparar, clic, clic, le revuelve el estómago” (321).
A Tina: “le resulta repelente” (321) la forma en que Heinz Aldrecht trata sus fotografías;
para Tina no sólo es un: “problema de arte pero además una actitud ante la vida” (321). Tan
repelente fue la actitud de Aldrecht que su fantasma la persigue hasta el fin de sus días (604-5).
Pero, ¿quién habla? ¿Es la voz narrativa o es el personaje Tina?. Parecen ser ambas, y, la propia
autora confirma que ambas comparten la angustia por“no perderse dentro de la vida para tener
tiempo que dedicarle a su arte” (Pino-Ojeda 28).
Uno de los aportes de la autora a esta biografía, es la inserción de su propia angustia, el
traslape de su preocupación con la del personaje, el intentar comprender los vericuetos del alma
de Tina, a través de los vericuetos de la suya propia.
57
La confrontación con Aldrecht es un momento clave para la vida de Tina. Es a partir de
este momento cuando Tina decide dejar la fotografía. En 1930, el principal interlocutor de Tina
sigue siendo Edward Weston; le escribía largas cartas (que aparecen publicadas en 1986) y que,
junto con los diarios de Tina, constituyeron importantes fuentes para Poniatowska.
El tener que decidir entre su arte, en la forma en que ella lo entendía, y su actividad
política, fue una fuente de profunda angustia. El 23 de mayo de 1930, unos días después de la
reunión donde Aldrecht la acusa de: “esteticista” y:“pequeñoburguesa”, Tina escribe largamente a
Weston :
Me han ofrecido hacer ‘reportajes’ o trabajos para diarios pero no me siento apta
para ello. Sigo pensando que es un trabajo para hombres, aunque aquí lo hacen
muchas mujeres; quizás ellas puedan hacerlo; yo no soy lo suficientemente
agresiva. [...] Naturalmente sus resultados están lejos del nivel que yo trato de
mantener con mi fotografía, pero así y todo alcanzan su objetivo.
Siento que debe haber algo para mí, pero aún no lo he encontrado, y mientras
tanto pasan los días y yo paso las noches en desvelo [...] si sólo tuviera a alguien a
quien contarle mis problemas, quiero decir, alguien que los entienda como tú
podrías hacerlo, Edward. (322-23)27
Al final la balanza se inclinó hacia la actividad política. Y, junto con la fotografía terminó
de irse la Tina modernista, la de las reuniones bohemias. Una nueva Tina surgió de esta crisis,
confirmando: “la sabiduría etimológica (y ya, a esta altura, “popular”) que incluye en el concepto de
“crisis” no sólo la idea de un fin, sino de un recomienzo” (Grüner 12).
Sin embargo, aún en los recomienzos se conserva parte del antiguo ser y las cicatrices del
pasado permanecen; aunque se atenúen con el tiempo, jamás desaparecen. Entre estas cicatrices
que jamás pueden ser totalmente borradas se encuentra el imaginario personal y colectivo,
particularmente el simbolismo religioso. Y, en el caso de Poniatowska, es obvio. En Tinísima
persisten los símbolos religiosos: santos, confesionarios, y hasta la mística revolucionaria
comunista, están impregnados del simbolismo católico. La religión aparece “hasta en la sopa”; en
el arte del buen comer, placer totalmente físico y sensorial, aparece la religión: “Comulga con
alegrías y pepitorias, Tina, son un santísimo sacramento” (133).
27
En la carta original, Tina escribe: “I guess I want to do the impossible and therefore I do nothing. […] Otherwise
all I will have is “merda.” […] If only I had somebody with whom to tell all my troubles, I mean somebody who
could understand them, like you could Edward” (74).
58
La propaganda radiofónica, particularmente a través de la voz de Augusto, es un artículo
de fe, que debe ser creído independientemente de cualquier raciocinio que lo cuestione:
Augusto es un personaje en la vida de [todos]. Si Augusto lo dice, entonces es
cierto, si él no lo comenta, nada ha pasado; el reventonazo de los cañones pegado
a los muros del hospital no los haría cambiar de opinión: Augusto ha dicho que la
línea enemiga está lejos, por lo tanto [...] los rostros se distienden. Augusto ha
dicho que todo iba bien y, por lo tanto, nada puede sucederles. (464)
Nuevamente es clara la intervención de la voz narrativa, es difícil suponer a la Tina de
1936, cuestionándose estas situaciones, particularmente en pleno bombardeo durante la guerra
civil.
Durante la construcción del texto, como se ha observado, Poniatowska mezcla, superpone
y traslapa la voz narrativa con las memorias de Tina, logrando producir diferentes significados,
dependiendo de la cultura e ideología de los lectores (Barthes, ¿Qué es la crítica? 303), así como
de los diferentes contextos sociales, históricos y políticos. A algunos de los lectores, aquellos que
cuenten con el contenido cultural mexicano, puede producirles una sensación de realidad, la cual
podría no ser compartida con lectores de orígenes culturales distintos.
Y, en este sentido, es importante recordar las palabras de Grüner en cuanto a la
interpretación de los significados. En la corriente de los Estudios Culturales a la que él se
adscribe, se trata de una: “construcción permanente del significado [opuesta] a la recepción
pasiva de un sentido “congelado”, ya definido de una vez para siempre” (11). En la propuesta de
Grüner, Jameson, Žižek, Hall y otros, la tarea del crítico consiste en:
Recuperar para lo que se suele llamar “estudios culturales” un espíritu crítico y
político (en el sentido amplioy profundo de una interpelación a los discursos
ideológicos de la polis) en buena medida perdido, o al menos anestesiado. (11)
En otras palabras, el propósito de este capítulo ha sido el rescate de los sentidos culturales
que la propia ideología y la cultura de la autora, Elena Poniatowska, confieren a Tinísima,
contrastándolos con los sentidos culturales e ideológicos, (pero más los primeros) que producen
en el lector. Que, valga la insistencia, son diferentes de lector a lector, dependiendo de los
propios contenidos sociales, ideológicos y culturales de cada uno de esos posibles lectores.
A dichos contenidos sociales, ideológicos y culturales, es importante añadir los
contenidos de género. Para feministas como María Elena Valdés: “the textual strategies of
59
creating female space are realized through the dialectic of a speaker and a listener/reader, both
living in a woman’s language of action–whatever the reader’s gender may be” (143).
Todo ello partiendo del supuesto de que entre la cultura y las determinantes económicas,
sociales e ideológicas existe una relación mutuamente determinante (de acuerdo al marxismo
gramsciano) y que, por lo tanto si se quiere conocer la cultura de un pueblo, de un grupo social, o
de un individuo, se requiere conocer sus aspectos económicos y sociales; sin olvidar la ideología
de dichos grupos y la que ocupe el lugar hegemónico en esa etapa histórica en particular.
Al analizar una obra cultural, por tanto es necesario desentrañar la cultura y la ideología
subyacentes en la misma, especialmente en las que se inscriben en la cultura popular, o de masas,
objeto de estudio de los Estudios Culturales.
60
Conclusión
El rostro oculto de ellos apareció ante nosotros como un espejo,
en donde podríamos contemplar nuestro propio rostro aprisionado.
Antonio García de León, Prólogo, EZLN: Documentos y comunicados, 15.
A través de este estudio se analizó cómo, a través de Tinísima, Poniatowska fue
recuperando las voces de personajes reales que tuvieron un papel activo en la construcción de la
historia de las primeras cuatro décadas del siglo XX.
A través de las voces rescatadas o revividas en Tinísima, se traen al presente episodios de
la historia olvidados, marginados u ocultos, que fueron y son importantes, no sólo para entender
el pasado y el presente, sino para la construcción de un futuro, para subvertir, asaltar, las
versiones de las historias oficiales.28
El interés por la memoria colectiva ha cobrado especial fuerza en los últimos años.29 Las
obras testimoniales de Elena Poniatowska se cuentan entre aquellos productos culturales que
buscan recuperar, de manera consciente, la memoria colectiva, que persiguen combatir la
“amnesia oficial”, recuperando las memorias individuales de quienes vivieron los eventos y épocas
que de una u otra forma, han sido marginados o tergiversados de las versiones oficiales de las
historias. En entrevista con Juan Armando Epple, Poniatowska menciona que su primer
acercamiento: “al lenguaje y la memoria popular” (127) se inició cuando escribía Todo empezó el
domingo. A partir de entonces, en el contacto con la pobreza, la represión y las injusticas, la han
llevado a dedicar su arte a las causas populares.
Por otra parte, es importante también mencionar que Elena Poniatowska manifiesta sentir
la necesidad moral de elevar su voz por quienes no la tienen. En entrevista con Beth Miller,
Poniatowska dice:
En el fondo toda mi vida es fácil. [...] Fíjate que siento, no sé, un sentido como
moral. Siento que necesito justificar mi presencia, justificar mi estancia, pagarme
mis viajes, no sé, pagarme mis viajes al cielo, no sé a dónde, pero justificar la vida
que tengo. (318)
28
Helene M. Anderson menciona que: “la crónica y el testimonio integrados en los discursos de Tinísima están en
un constante diálogo intertextual, implícito o explícito, con otros textos “oficiales” de los acontecimientos y de su
protagonista. Frente a [esos textos] reclaman su verdad cartas personales, cuadernos y diarios, conversaciones
recordadas, fotografías y entrevistas para desmentir [...] aquellas versiones oficiales” (63).
29
“Raro es el día que no se encuentre artículo o noticia que afirme, celebre, lamente o critique la memoria colectiva
o su ausencia” (José Colmeiro 221).
61
Y, así, esta aristócrata polaca, princesa y descendiente de Stanislaw August Poniatowski,
último rey de Polonia, se ha convertido en elemento importante incluso para la negociación
política. Cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emitió la lista de quienes serían
considerados sus representantes para las negociaciones con el gobierno, uno de los primeros
nombres en la lista era, precisamente, Elena Poniatowska, junto al de Pablo González Casanova,
Rosario Ibarra, Carlos Monsiváis y otros.
Entre las varias obras con que Poniatowska ha cumplido su cometido de brindar su pluma
y su voz a los pobres y los marginados, Tinísima ocupa un lugar especial, porque abarca un
período de casi cuarenta años de historia y cubre varios países. Sin embargo, Tinísima está ligada
a las otras obras testimoniales de Poniatowska, por la intención explícita de la autora de dar voz,
recuperar memorias y subvertir la historia oficial.
Tinísima, por lo tanto, pertenece a la categoría de los artefactos que suplen la carencia de
aquellas voces silenciadas. Tinísima y muchas otras obras literarias han servido para romper el
silencio impuesto por la cultura dominante a través de la versión oficial de la o las historias, que
sirve para justificar, producir y reproducir esa cultura e ideología dominantes.30 Al contrastar una
verdad diferente de la que aparece en las versiones oficiales de la historia, se ayuda a
desmantelar las bases de los presupuestos que justifican el pasado y propio presente.31
En cuanto a Tinísima, como se dice en la introducción, es una mezcla de realidad y
ficción. A este respecto, es importante señalar que como ella misma declara, a Elena le hubiera
gustado escribir una biografía de Tina Modotti, pero como no tenía: “toda la información como
para producir un texto totalmente ajustado a la verdad factual, aunque trato de ser fidedigna al
personaje, he optado por la novela” (Epple 128).
Las fotografías de que está dotada la novela constituyen una prueba documental de que la
persona Tina sí existió, y que lo que se relata en la novela, sí pasó. Otro elemento que puede
ayudar a observar lo “real” en Tinísima es el lenguaje del personaje. Aunque en la producción
creativa, Poniatowska plasma su propio yo, es posible notar que la autora respeta, en buena
medida, las características del personaje real.
30
“[They] have dared to speak out and challenge the dominant cultures and the dictates these cultures decree”
(Bressler 198).
31
Paul Redding menciona que: “History means that such celebration can be rational, that is, that a philosophical
narrative of history can also function to justify the standpoint of the present” (405).
62
Si se compara el lenguaje de Jesusa Palancares en Hasta no verte, Jesús mío, con el de
Tina en Tinísima, la diferencia es palpable. Esto se debe, entre otras, a dos razones: la primera es
que sus personajes son reales, no son sólo un producto de su mente independiente. Y, la segunda:
a que Poniatowska trata siempre de respetar a sus personajes, inmiscuyendo su pluma sólo para
rellenar vacíos y conectar unas cosas con otras (Pino-Ojeda 24).
Como se mencionó en la introducción, Tinísima es uno más de los esfuerzos que Elena
Poniatowska ha hecho para otorgar voz a los sin voz. En entrevista con Juan Armando Epple,
Poniatowska explica la razón de su obra La noche de Tlatelolco:
Me propuse reunir las voces de los jóvenes, las madres e incluso los soldados,
para transcribir la memoria inédita de una experiencia traumática en la historia
contemporánea de México: se trata de un collage de voces que buscan explicar
algo que no está registrado en la historia oficial. (127)
No es difícil percibir la intención de Poniatowska en sus obras testimoniales. Desde los
títulos se nota el interés de la autora por romper el silencio: Fuerte es el silencio; Nada, nadie, las
voces del temblor; Voces de la selva. Este trabajo de recuperación de memorias, de dar voz a
quienes no la han tenido, se adscribe también en la propuesta de enriquecer la relación entre la
historia y la literatura.
El proceso normal de contextualizar la obra literaria en su entorno histórico, puede
enriquecerse si a la información histórica se la enriquece con la literatura. En otras palabras, así
como la literatura se beneficia de la contextualización histórica; el análisis histórico puede
beneficiarse del análisis literario32. Obras como Tinísima pueden complementar el análisis
histórico, convertirse en fuente de información para la historia, gracias a que recupera las voces y
memorias de quienes, normalmente, no aparecen en la historia oficial.
En el caso de Tinísima, la propuesta anterior es aún más viable debido a que todos los
personajes y situaciones son reales. La aportación de la autora se da, más que a nada, al nivel de
la expresión de los sentimientos de Tina Modotti. Y, aún a este nivel, es posible afirmar que
Poniatowska fue bastante fiel a las interioridades de Tina, como se fue mostrando a través del
estudio, al contrastar las afirmaciones de Poniatowska con los diarios de Edward Weston y las
cartas de Tina Modotti a Weston.
32
Birgin Maier-Katkin propone: “Certain questions [...] should be investigated not only in the context of historical
documents and objectifiable data; they also could benefit from literary analyses [because it] depicts a collection of
people who traditionally escape historical recordkeeping” (368).
63
Tinísima está estructurada de tal forma que llama al lector a involucrarse emocional y
éticamente con el desarrollo de los personajes y las historias. Me atrevo a afirmar que este
involucramiento fue planeado por la autora e inicia desde el momento de la producción del texto;
desde que Poniatowska perfiló la obra y definió sus intenciones al escribirla.
En Tinísima, tanto la autora como la obra son culpables. Culpables de obligar al lector a
tomar posiciones, a simpatizar o no, con una idea o un punto de vista.
En otras palabras, Poniatowska puede ser acusada de actuar con “premeditación, alevosía
y ventaja” en la creación de una novela parcial, con objetivos claros en el sentido de recuperar la
memoria colectiva de los años veinte, treinta y cuarenta en México, España, la ex Unión
Soviética y los Estados Unidos. También es culpable de emitir cuestionamientos críticos tanto a
los gobiernos como a los movimientos de izquierda participantes en las historias de esos años en
los países mencionados.
Considero que en este estudio se ha mostrado cómo Tinísima complementa y enriquece la
historia oficial a partir de la recuperación de las voces silenciadas, con lo cual se cumple la tesis
de que se partió para la realización de este trabajo.
Considero también que Tinísima es una clara muestra del contenido ideológico y cultural
existentes tanto en la autora, como en el propio texto. Tanto Poniatowska como Tinísima
proyectan, de manera clara a los personajes, sus intenciones, y sus posiciones ideológicas; así
como el entorno económico y social en que les tocó vivir.
De igual forma, en la parte correspondiente al análisis de la forma, se percibió cómo el
lenguaje y la técnica empleadas influyen en el significado del contenido. Influyen, asimismo, en
la recepción. La estructura que la autora concedió al texto y el juego con los elementos
cronológicos proyectan en la mente del lector una determinada percepción que humaniza y hace
verídico el proceso de la memoria en Tina como personaje de la novela y en Tina como persona
que existió, vivió, amó, sufrió y luchó en la vida real.
Las posiciones ideológicas y la identidad de la autora se reflejan permanentemente en el
texto proporcionándole significado. La vinculación entre realidad y fantasía; entre contenido y
forma; la ruptura de las dicotomías proporcionan al lector la posibilidad de una lectura más
amplia, y una interpretación más variada.
64
El contemplar la memoria, en Tinísima, como un elemento que puede combinarse, y de
hecho se combina, con el olvido, la imaginación, la historia y la identidad, arrojó los elementos
que se fueron esbozando a través de la tesis.
De igual forma, sin pretender la arrogancia de creer que mi estudio proporciona
elementos para la solución del eterno problema de la fragmentación de las izquierdas, considero
que el análisis de experiencias pasadas puede arrojar alguna luz que permita la apertura y
tolerancia entre las diferentes posiciones que buscan un mundo más justo e incluyente. Quizá
otro elemento venga a ayudar, como en el Aguascalientes zapatista, en agosto de 1994, donde:
En vez de que la Convención se viniera abajo entre las eternas discusiones de una
izquierda discursiva y siempre fraccionada, en vez de las interminables “horasnalga” como las llama Jesusa, de los seis mil concurrentes, la naturaleza se vino
abajo. (EZLN 325)
Fig. 14. José Saramago, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais y el Subcomandante Marcos.
Villa Olímpica, México, 13 Mzo. 2001. Portada del periódico La Jornada, 23 Nov 2004,
<http://www.jornada.unam.mx/2001/mar01/010313/primera.jpg/>.
Así como Tina pretende desprenderse de sí misma, sin lograrlo, hasta el final de su vida,
la memoria mezclada con la imaginación, y la memoria como productora de identidad, son
indisolubles. Permanecen unidas y sólo es posible separarlas a través de un proceso de disección
abstracto con fines del análisis, pero sin olvidar que el todo siempre es más que la suma de las
partes.
65
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