E u ro E c o Septiembre, 2014 Volumen 5, número 3 Revista digital de Ecografía Clínica Caso clínico Coledocolitiasis Esperanza Villar Coloma, Carmen Castillo López, Carmen Reyes Madridejos, María Natividad Ortega Inclán Centro de Salud Mar Báltico. Madrid Mujer de 55 años de edad, sin antecedentes de interés. Acude a Urgencias del hospital por presentar dolor abdominal agudo en la región epigástrica, de 5 días de evolución. En la exploración observamos buen estado general, presión arterial 130/60, frecuencia cardiaca 64 lpm; la auscultación cardiaca y la pulmonar son normales; abdomen: dolor en la región epigástrica con la palpación, signo de Murphy negativo, no masas ni megalias. El electrocardiograma es normal. Analítica sin hallazgos: glucemia 96, creatinina 0,71, GOT 19, GPT 16, troponinas negativas. El diagnóstico de alta es dolor abdominal epigástrico. Se pauta tratamiento con omeprazol (20 mg/día) y si persiste el dolor valorar remitir al especialista de Digestivo. El dolor se agrava y la paciente vuelve a Urgencias. Se la diagnostica de dolor cólico en posible relación con cólico biliar no complicado, más infección de orina. Se le pauta tratamiento con amoxicilina-clavulánico (875/125 mg cada 8 horas). dolor. Lo describe como “gases en la boca del estómago”, irradiado hacia la espalda; es continuo y se exacerba con las ingestas. Ha presentado algún episodio de vómitos. En este momento se añade al tratamiento butil-bromuro de escopolamina cada 8 horas. Se la cita dos días después. Ante la persistencia del dolor se le realiza exploración ecográfica en el centro de salud. En ella el área pancreática solo se visualiza parcialmente, pero no hay hallazgos anormales. La aorta es normal. El parénquima hepático es homogéneo y no se observan lesiones ocupantes de espacio. En la vesícula hay un cálculo en el cuello (figura 1) y se encuentra totalmente rellena por un componente hiperecoico, móvil, que deja un mínimo halo hipoecoico cuando se coloca al paciente en bipedestación, todo lo cual es compatible con la presencia de barro biliar (figura 2 y vídeo 1); la pared posterior está levemente engrosada. Ambos riñones son normales, lo mismo que la vejiga. Figura 2. VÍDEO 1 A la vista del diagnóstico de colelitiasis y la mejoría clínica, se la deriva de forma preferente a Cirugía Digestiva, donde repiten la ecografía y solicitan estudio preoperatorio. Figura 1. Acude a consulta de atención primaria por persistir el COMENTARIO El dolor del abdomen superior es una de las causas más frecuentes por las que se efectúa una exploración ecográfica1. La ecografía es un método diagnóstico de bajo coste para observar el estado normal o patológico de Villar Coloma E, Castillo López C, Reyes Madridejos C, Ortega Inclán MN. Colelitiasis. EuroEco 2014;5(3):115-116. 115 EuroEco la vesícula biliar de forma rápida y exenta de riesgos. Sus principales indicaciones son la sospecha de colelitiasis, de colecistitis, de tumores vesicales y el estudio del paciente ictérico. Las afecciones de la vesícula tienen una elevada frecuencia1,2. La patología que se identifica habitualmente son los cálculos biliares, pero muchos son asintomáticos, por lo que no se debe dar por sentado, sin una investigación exhaustiva, que el hallazgo de los cálculos en una exploración ecográfica abdominal sea la causa del dolor, pues puede haber patología coincidente. Los factores de riesgo más frecuentes son la mayoría de edad, el sexo femenino (no en las poblaciones asiáticas), la obesidad, la diabetes y el embarazo3. Para la exploración de la vesícula se utiliza una sonda cónvex de baja frecuencia. Generalmente se localiza desplazando el transductor desde el apéndice xifoides hacia la derecha del paciente y dirigiendo el haz hacia el hombro derecho del paciente. Una vez localizada la vesícula es preciso explorarla en toda su extensión, para lo que se realizan cortes longitudinales y transversales. Se puede utilizar el decúbito lateral izquierdo, la vía intercostal y la bipedestación si la visualización es dificultosa Para mejorar la visualización de la vesícula, se recomienda ayuno de al menos 8 horas para tener la vesícula replecionada de bilis3. El órgano tiene forma de pera en el corte longitudinal y redondeada en el corte transversal. Algunas veces el cuello es tortuoso y puede ocultar patología (por lo que hay que cambiar de posición al paciente para desplegar la vesícula y ver bien dicha zona). Se trata de una estructura de contornos nítidos, libre de ecos y con refuerzo acústico posterior; la pared tiene un contorno nítido que no supera los 3 mm de grosor. Está situada debajo del borde inferior del lóbulo hepático derecho y se encuentra en relación con el riñón derecho, la vena cava inferior y la cabeza del páncreas. Si no es posible su visualización es sugerente de enfermedad, salvo los casos de colecistectomía previa, falta de ayuno previo, vesícula ectópica (por ejemplo situada en la parte inferior de la pelvis) o un artefacto anterior cercano que la oculte, por lo que conviene repetir la exploración a las 48 horas1-3. Existen otras situaciones en las que la pared aparece engrosada en ausencia de patología intrínseca (hepatopatías, ascitis por hipertensión portal, insuficiencia cardiaca congestiva, hipoalbuminemia, VIH, adicción a drogas, ausencia de ayuno y en 2 % de personas normales)2. El tamaño de la vesícula varía de forma importante, pero se considera patológico si el diámetro longitudinal y/o el transversal son superiores a 9 y/o 4 cm, respectivamente1,2. Los cálculos biliares son a menudo asintomáticos. Se localizan fácilmente en exploraciones ecográficas efectuadas tuadas por otras patologías. También suelen manifestarse con dolor en el cuadrante superior derecho e intolerancia a las grasas. Puede aparecer el signo de Murphy ecográfico si existe inflamación. A veces cursan con dolor recurrente en el cuadrante superior derecho en caso de colecistitis crónica, acompañado de fiebre fluctuante e incluso de ictericia1. Los cálculos intravesicales presentan tres propiedades clásicas: son sumamente reflectantes, son móviles y producen sombra acústica posterior. Podemos encontrar tres patrones ecográficos1: • Estructura hiperecoica intravesical con sombra acústica posterior y con desplazamiento gravitacional. • Imagen hiperecoica en el interior con sombra acústica posterior; en este caso la vesícula no se visualiza como tal. • Imagen puntiforme sin sombra acústica posterior pero con movilidad comprobada. La precisión diagnóstica de la ecografía en los cálculos intravesiculares es de 95 %. La especificidad es de 100 % si se dan las tres características de imagen hiperecoica, sombra acústica posterior y movilidad comprobada. Puede haber falsos negativos debidos a la existencia de pólipos (son menos ecogénicos y no tienen sombra acústica posterior), de barro biliar (ecogenicidad menor), de gas (es útil movilizar al paciente para variar la posición del aire), de válvula espiral del conducto cístico o de pliegue en el cuello vesicular2. El barro biliar es un espesamiento de la bilis por estasis. Aparece como una masa intravesical que se localiza en la porción más declive y cambia de posición por la gravedad. No deja sombra acústica posterior. Puede formar conglomerados que simulan tumores, pero la pared vesicular se suele diferenciar bien de los conglomerados. Es frecuente su coexistencia con litiasis. El diagnóstico diferencial debe hacerse con hemobilia y con colecciones de contenido purulento. Se relaciona con obstrucción biliar extrahepática, colecistitis, contexto general de un paciente crítico, nutrición parenteral y embarazo2. La colecistectomía laparoscópica es el tratamiento de elección en pacientes sintomáticos. El 35 % de los pacientes con cálculos biliares necesitan intervención quirúrgica para resolver sus síntomas1. BIBLIOGRAFÍA 1. Bates J. Ecografía abdominal: cómo, por qué y cuándo. 3ª edición. Elservier 2012. 2. Segura Cabral JM. Ecografía digestiva. 2º edición revisada. Universidad Autónoma de Madrid 2011. 3. Rumack CM, Wilson SR, Charbonneau JW. Diagnóstico por ecografía: vesícula y vías biliares. 2ª edición. St Louis: MosbyYear Book 2005. Villar Coloma E, Castillo López C, Reyes Madridejos C, Ortega Inclán MN. Colelitiasis. EuroEco 2014;5(3):115-116. 116