salvamento de voto

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CONSTANCIA
ORIENTACIÓN PROFESIONAL.
EJERCICIO PROFESIONAL DE LA REVISORIA FISCAL.
Como Representante del Superintendente de Sociedades, ante el Consejo
Técnico de la Contaduría presento las observaciones sobre la Orientación
Profesional Ejercicio Profesional de la Revisoría Fiscal en los siguientes
términos, así:
En el numeral 11.2. Inscripción del nombramiento del revisor fiscal y fecha de
posesión del cargo de Revisor Fiscal, señala la orientación que “…se adquiere la
calidad de Revisor Fiscal desde el momento mismo de la elección, de tal suerte que su
titular puede asumir las funciones propias de su investidura al interior del ente, previa
aceptación del cargo mediante documento idóneo que debe acompañarse a la
solicitud de inscripción de su nombre en la Cámara de Comercio del domicilio social, o
ante otro organismo competente cuando se trate de una entidad sin animo de lucro no
obligada a registro en la Cámara de Comercio.
Así pues, tanto el nombramiento como la aceptación, constituyen los actos
fundamentales para adquirir la condición de Revisor Fiscal, teniendo el registro fines
puramente declarativos, ante la necesidad de la publicidad como mecanismo idóneo
para hacer oponible el nombramiento frente a terceros.
(…)
No obstante, es viable que durante este interregno el Revisor Fiscal realice
actuaciones relacionadas con períodos anteriores, en el entendido que para el efecto
se dará estricto cumplimiento a las normas vigentes.
Al respecto la Superintendencia de Sociedades de tiempo atrás y en diferentes
Actos Administrativos, expuso las razones por las cuales considera que para
poder desempeñar las funciones de revisor fiscal es indispensable que el
profesional de la Contaduría Pública que acepta el cargo se encuentre
inscrito en el registro mercantil, situación que difiere de lo señalado en la
orientación.
Por lo anterior y con el fin de que las personas interesadas en conocer en
detalle los argumentos legales en los que se sustenta la posición de la Entidad,
considero importante, transcribir la parte pertinente del oficio 220-49546, 27 de
septiembre de 2004, así:
“(…)
Sobre el particular, me permito manifestarle que de acuerdo con el artículo 164
del Código de Comercio, "Las personas inscritas en la cámara de comercio del
domicilio social como representantes de una sociedad, así como los revisores
fiscales, conservarán tal carácter para todos los efectos legales, mientras no se
cancele su inscripción mediante el registro de un nuevo nombramiento o
elección.
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La simple confirmación o reelección de las personas ya inscritas no requerirá
de nueva inscripción."
Al respecto, la Corte Constitucional en Sentencia C-621 del 29 de julio de 2003,
al pronunciarse sobre la constitucionalidad de los artículos 164 y 442 del
Código de Comercio, afirmó lo siguiente: "del texto de los artículos acusados no
se deduce con claridad si los efectos de la falta de inscripción del "nuevo
nombramiento" se producen únicamente frente a terceros. En efecto, las
normas no sólo no lo señalan, sino que el artículo 164 dice que el
representante o revisor "para todos los efectos legales" continuará siendo el
que aparece inscrito. Aunque es dable pensar que el conocimiento que tengan
los socios respecto de la causa que puso fin al ejercicio del cargo hace que
frente a ellos y a la sociedad sí sea oponible la desvinculación y que por lo
tanto ante ellos no exista la responsabilidad inherente a la función de
representante legal o revisor fiscal, en cierta clase de sociedades,
especialmente en las anónimas, no es presumible el conocimiento general por
parte de los socios respecto de la renuncia, remoción, muerte o cualquier otra
causa de retiro del cargo.
El precepto normativo permite concluir que el registro del nombramiento de
representante legal o revisor fiscal tiene un carácter constitutivo, en cuanto a
que los efectos jurídicos de la designación no se producen sino con la
inscripción en la Cámara de Comercio, pues la norma expresamente señala
que para todos los efectos legales quien figure como revisor o representante
legal, lo seguirá siendo hasta tanto continúe inscrito en el registro mercantil.
Efectuada la precisión que antecede, para responder el primer interrogante,
se advierte que el documento suscrito por un revisor fiscal cuyo nombramiento
no haya sido inscrito en el registro mercantil, es inoponible a terceros; hecho
que no altera la validez del acto, pues salvo que la ley disponga otra cosa, la
validez de las obligaciones y negocios jurídicos mercantiles, esta condicionada
al cumplimiento de los requisitos previstos por el artículo 822 ibidem.
Ahora bien, para responder el segundo punto, puede afirmarse que no puede
responder el revisor fiscal por los actos de la sociedad, que no han sido objeto
de su revisión, máxime que tampoco su nombramiento fue inscrito en el
registro mercantil y que en el caso planteado la sociedad está en la obligación
de pronunciarse acerca de la renuncia presentada, tal y como lo señala la
Corte Constitucional en la Sentencia mencionada.”
Para mayor información e ilustración sobre el tema de los interesados se
sugiere consultar la página de Internet (www.supersociedades.gov.co) o
examinar los libros de Doctrinas y Conceptos Jurídicos y Contables publicados
por la Entidad, entre otros los oficios 220-62618, del 29 de noviembre de 2004
y 220-72198 del 12 de Diciembre de 2006 Ref.: Efectos del registro de
nombramiento…en la cámara de comercio.
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Merece atención especial el punto relacionado con la idoneidad y experiencia
para ser posesionado por parte de las entidades que ejerce la inspección,
vigilancia y control de la sociedad en la que el profesional de la Contaduría
Pública es elegido para desempeñar el cargo de revisor fiscal, puesto que no le
compete al Consejo Técnico de la Contaduría Pública, y menos aun apoyarse
en un documento eminentemente pedagógico como lo pretenden ser las
“Orientaciones Profesionales”, para en modo alguno cuestionar, calificar
señalando que “…algunas superintendencias podrían estar excediendo sus
facultades al negar la posesión…” los mecanismos y decisiones de carácter
administrativo adoptados por tales Entidades, quienes apoyados en las
facultades que le asignan las leyes deciden la aceptación o no del profesional
designado por el máximo órgano social para ejercer el cargo.
Por lo anterior, no comparto ni acepto bajo ninguna circunstancia lo señalado
por la orientación en el tema relacionado con la posesión ante las entidades de
inspección, vigilancia y control.
En el punto 11.7 Periodo y remuneración indica la orientación que “(…) al fijar
sus honorarios, los cuales se considera deben ascender como mínimo a tres (3)
salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Sobre este aspecto considero que el Consejo desborda sus facultades al tasar
los honorarios mínimos que debe obtener el profesional en el desempeño de
sus funciones como revisor fiscal.
Debe precisarse que al amparo de las disposiciones legales que regulan la
materia, la vinculación del revisor fiscal con una sociedad puede hacerse bien a
través de un contrato de trabajo o uno de prestación de servicios en forma
independiente, atendiendo entre otros el artículo 46 de la Ley 43 de 1990, de
acuerdo con el cual siendo la retribución económica de los servicios
profesionales un derecho, el Contador Público fijará sus honorarios de
conformidad con su capacidad científica y/o técnica en relación con la
importancia y circunstancias en cada uno de los casos que le corresponde
cumplir, pero siempre previo acuerdo por escrito entre el contador público y el
usuario.
Cuando se remite una propuesta de servicios de revisoría fiscal, se debe incluir
dentro de ésta, el detalle del tiempo necesario para llevar a cabo sus funciones,
entre ellas la planeación, ejecución y el informe, lo que será la base para el
cobro respectivo.
Por lo anterior, la Entidad que represento considera que no es viable fijar una
cuantía de tres salarios mínimos legales mensuales vigentes, en razón a que
los factores tales como: Tiempo de dedicación, complejidad del trabajo, tamaño
del ente económico, equipos y tecnología a utilizar, equipo humano, entre
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otros, que menciona la orientación, varían considerablemente para cada
contratante.
El numeral 12. Suplentes del Revisor Fiscal dice en la orientación que “(…) En
el ejercicio de la Revisoría Fiscal por parte de personas naturales, resulta
recomendable la elección de un suplente.”
En este punto es importante recordar que es de carácter obligatorio el
nombramiento de un Revisor Fiscal Suplente, para que reemplace al principal
en el caso de la ausencia temporal, y/o definitiva lo anterior apoyado en el
inciso segundo del artículo 215 del Estatuto Mercantil. Por consiguiente no es
posible señalar como una recomendación al máximo órgano social que sea
quien decida proveer o no el cargo, hecho que me obliga a aparatarme de lo
señalado en la Orientación.
En el punto 12.3. Inconveniencia del ejercicio concurrente del revisor fiscal
principal y su suplente, se indica en la orientación que “(…) Siempre que el
revisor fiscal suplente actúe como principal, deberá comunicarlo a la Cámara de
Comercio…”
En este aspecto es importante observar que el obligar al revisor fiscal suplente
que en un momento dado ejercerá las funciones como principal, depositar en
las oficinas de la cámara de comercio del domicilio social, una comunicación
escrita señalando que se encuentra ejerciendo o ejercerá tal función, ello no
indica otra cosa que la incorporación de actos que no requieren ser objetos de
registro, generando obligaciones adicionales para los interesados, por parte del
Consejo Técnico, con todo lo que ello implica, hecho que no comparte la
Entidad que represento.
Sobre las Inhabilidades en el numeral 13.1 señala la orientación que “(…) De lo
anterior se colige que existe incompatibilidad para que personas jurídicas ejerzan la
revisoría fiscal en sucursales de sociedades extranjeras.”
Al respecto, debe precisarse que ha sido reiterada la doctrina de la Entidad, en
el sentido de afirmar que al amparo de las disposiciones legales que en una
sucursal de sociedad extranjera para proveer el cargo de revisor fiscal y su
suplente, el órgano de dirección encargado de llevar a cabo su designación
puede nombrar a una persona jurídica, en este caso una firma de Contadores
Públicos, hecho que difiere de lo indicado en la orientación.
De igual manera, y con el fin de que las personas interesadas en conocer en
detalle los argumentos legales en los que se sustenta la posición de la Entidad,
considero importante, transcribir la parte pertinente del oficio 220-030385 del
14 de junio de 2007, así:
“(…)
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Al respecto, me permito manifestarle que sobre el tema propuesto este
Despacho, mediante oficio 18784 del 4 de noviembre de 1977, respondió una
consulta relacionada con la posibilidad de que una compañía pueda
constituirse en Colombia con el objeto de llevar la contabilidad, desempeñar la
revisoría fiscal, auditoria o contraloría de sociedades extranjeras existentes
fuera del país, y sujetas a la legislación distinta de la Colombiana, en el que
siguiente sentido:
“Una sociedad constituida regularmente en Colombia, cuyo domicilio principal
esté situado en el territorio nacional, puede establecer agencias o sucursales
en cualquier lugar del país o en el exterior. En el segundo caso, ello implicaría
que la sociedad estaría ejerciendo la totalidad o parte del objeto social en el
extranjero, y en el caso consultado por Ud., que la sociedad desempeñaría
funciones de revisoría, auditoria o contraloría para sociedades extranjeras.
Desde el punto de vista de la legislación colombiana este proceder sería
correcto y la legalidad de la prestación efectiva del servicio dependería ya de
lo que sobre el particular estableciera la respectiva legislación extranjera.
Como por otra parte, también puede ocurrir que sociedades extranjeras tengan
establecidas sucursales en territorio colombiano, a través de esta posibilidad
puede ocurrir igualmente que una sociedad colombiana preste servicios
de revisoría, auditoria o contraloría a sociedades extranjeras.” (La negrilla
no es del texto).
De la lectura del concepto trascrito se desprende que el tema propuesto había
sido resuelto por esta Entidad desde el año de 1977, no obstante con
posterioridad en el boletín jurídico Número 001 de mayo de 1993, publicado en
el libro de doctrinas y Conceptos de esta Superintendencia, del año de 1995,
página 421 en torno al referido tema esta entidad expresó lo siguiente:
“Según concepto contenido en el oficio 241- 1221 del 21 de enero de 1993,
esta Superintendencia ha considerado que el revisor fiscal en las sucursales de
sociedades extranjeras no necesariamente debe ser una persona natural, sino
que también puede ser una persona jurídica, partiendo del hecho de que al
establecer el artículo 215 del Código de Comercio que cuando se designen
asociaciones o firmas de contadores como revisores fiscales, estos deben
nombrar un contador público para que desempeñe personalmente el cargo, lo
que conlleva a que en los casos en que se designe una de tales entidades en
una sucursal de sociedad extranjera, finalmente sea una persona natural la que
cumpla el encargo correspondiente atendiéndose de contera lo dispuesto en el
numeral 6 del artículo 472 del Código de Comercio.
Igualmente, en el anotado oficio se consideró que el cambio de revisores
fiscales en las aludidas sucursales, no comporta una reforma del acto de
incorporación en los términos del artículo 479 del mismo Código.”
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Por lo expresado, las sociedades extranjeras con sucursal en el país, pueden
disponer en la Resolución de incorporación que quien ejerza la revisoría fiscal
sea una persona jurídica, en el entendido que ésta debe actuar por conducto
de una persona natural. Por tanto, aunque nominalmente la revisoría fiscal sea
ejercida por un ente jurídico, en la práctica quien desempeña el cargo es la
persona natural designada, quien responde directamente por sus actuaciones.”
En su numeral 16.3 la orientación expresa que “Colaborar con las entidades
gubernamentales que ejerzan la inspección y vigilancia de las compañías, y rendirles
los informes a que haya lugar o le sean solicitados”.
(…)
En el mismo sentido, el Revisor Fiscal deberá atestar con destino a los organismos de
inspección, control y vigilancia u otras entidades estatales, toda documentación que
exija su firma o garantía de veracidad. Esta atestación se le imprimirá al documento,
previa suscripción de la misma por parte de la administración del ente, y debe ser
puesta a su disposición por lo menos con una antelación igual o superior a la tercera
parte del tiempo que dispuso la administración para su preparación y contestación”.
En este punto no es procedente condicionar la atención de las diferentes
solicitudes de los entes que ejercen la inspección, vigilancia y control a plazos y
procedimientos preestablecidos para obtener la colaboración de los
Profesionales de la Contaduría Pública.
En el numeral 16.4 “Velar por que se lleven regularmente la Contabilidad de la
sociedad…”
“(…) La verificación de afirmaciones se documenta con el libro de Inventarios y
Balances que no es un libro de detalle de las cuentas, es de verificación de
afirmaciones al tenor de los artículos 52 del Código de Comercio y 57 del Decreto
2649 de 1993.
Al respecto, si bien el Código de Comercio en el Libro Primero, Título IV, de los
“Libros y papeles del comerciante”; articulo 48 y siguientes, así como el artículo
44 de la Ley 222 de 1995, se refieren a los libros, es importante tener presente
que de su lectura, en ninguno de los artículos, ni de su interpretación se
concluye que es “Indispensable y obligatorio” el llevar y, además, registrar en la
cámara de comercio del domicilio social del ente económico el libro
denominando “Inventarios y Balances”.
De igual manera, el Decreto 2649 de 1993, al expresar en su artículo 125 que
los estados financieros deben ser elaborados con fundamento en los libros,
tampoco señala de manera categórica la obligación de contar con tal libro,
puesto que el registro cronológico de todas las operaciones del ente económico
y su resumen mensual, es atendido con otros libros que permiten cumplir a
cabalidad tales obligaciones.
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El concepto de la Entidad se resume en lo siguiente Oficio 340-30863 del 2 de
junio de 1998):
“Ahora bien, la existencia de los diferentes libros de contabilidad, nace de la
necesidad de presentar y garantizar la historia clara y completa de las
transacciones efectuadas, así como de reflejar un resultado final, mediante la
preparación de los estados financieros, lo cual significa que los saldos
presentados en dichos estados financieros deberán ser tomados con
fundamento en los libros en los cuales se hubieren asentado los comprobantes,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 125 del Decreto 2649 de 1993.
Es de aclarar que de la lectura del artículo mencionado no se desprende la
obligación de llevar el libro de Inventarios y Balances, pero esto no significa
que la sociedad pueda considerar la necesidad de llevar dicho libro, originada
en la conveniencia de mostrar una información final detallada de la
composición de sus bienes muebles, créditos activos y pasivos, que sería la
función del precitado libro.
Considerando lo expuesto anteriormente, en el libro inscrito en la Cámara de
Comercio con la denominación de Inventarios y Balances, se registrará al cierre
de cada período contable, el balance general y el estado de resultados de cada
ejercicio contable, detallando la composición de sus bienes muebles e
inmuebles, créditos activos y pasivos a nivel de auxiliares.”
Por consiguiente, si bien la verificación de afirmaciones de que trata el citado
artículo 57 del decreto 2649, puede llevarse a cabo, a través del libro de
Inventario y Balances, no es con base éste que el revisor fiscal las documenta,
sino que la misma debe realizarse en el ejercicio de su auditoria.
Indica la orientación en los numerales 16.10, Funciones en las Cajas de
Compensación Familiar, Artículo 49 de la Ley 21 de 1982; 16.11 Funciones en
entidades del sector salud; Circular Conjunta 122 de la Superintendencia
Nacional de Salud y 036 de la Junta Central de Contadores y 16.12 Funciones
en las entidades del sector cooperativo, Artículo 43 de la Ley 79 de 1988. En
este aspecto, la conformidad se sustenta bajo la presunción de que lo
comentado en la orientación se ajusta a lo señalado por los diferentes
organismos y en la medida que éstos presenten sus observaciones, como
representante de la Superintendencia de Sociedades en este punto me allanaré
al texto de las comunicaciones que sobre la materia emitan los organismos
respectivos.
En cuanto al numeral 16.13 Funciones en las entidades contratistas del Estado,
Artículo 80 de la Ley 190 de 1995. “Velar porque en los estados financieros de las
personas jurídicas fiscalizadas, se reflejen fidedignamente los ingresos y costos del
respectivo contrato”.
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“Es obligación de los Revisores Fiscales de empresas contratistas del Estado,
examinar los ingresos y costos…Esta función cobra una importancia vital, en aquellos
casos en los cuales se presenten demandas contra las entidades públicas por parte de
las compañías contratistas…
En esta situación, la demanda contra la respectiva entidad estatal deberá
acompañarse con un dictamen suscrito por el Revisor Fiscal, en el cual consten los
daños económicos que ha tenido la compañía, su justificación y la cuantificación de los
mismos…”
En este punto la observación se concentra básicamente en que el Consejo
Técnico se excede en sus facultades al establecer un requisito adicional en
materia de prueba procesal, exigiendo la presentación de un dictamen por
parte del revisor fiscal, que deberá acompañar el demandante al presentar la
demanda respectiva.
En el numeral 16.18.5 de la orientación, Información de irregularidades que dan
lugar a revocatoria del permiso de funcionamiento de sociedades extranjeras, Artículo
489 del Código de Comercio
“(…) En armonía con lo dicho en el numeral precedente, el Revisor Fiscal tiene la
obligación de informarle a la Superintendencia sobre las posibles irregularidades
cometidas en sociedades extranjeras que den lugar a la suspensión o revocatoria del
permiso de funcionamiento de estas compañías.”
Sobre este punto, la referida obligación fue suprimida en virtud del Decreto
2155 del 30 de diciembre de 1992, por el cual se reestructuró la
Superintendencia de Sociedades y se suprimieron algunas de sus funciones
entre ellas el de otorgar permiso de funcionamiento. Por lo tanto una Sucursal
de sociedad extranjera no requiere permiso de funcionamiento.
El numeral 16.19 de la orientación indica como “Funciones Especiales, el Informe
de Gestión, Artículo 47 de la Ley 222 de 1995, modificado Ley 603 de 2000.
(…)
Así pues, para cumplir con este punto, debe exigir a los administradores toda la
información necesaria para establecer la existencia de posibles tendencias negativas
en la generación de recursos, la posibilidad de dificultades financieras o de
disminución del capital de trabajo. Para ello requerirá de documentos tales como
presupuestos elaborados con base en comportamientos históricos ajustados a la
actualidad, con análisis de tendencias de mercado y de precios y tarifas, así como de
planes para el futuro, entre otros muchos aspectos.
En este punto, se puede afirmar, que el Informe de Gestión sólo se puede considerar
cumplido y preparado a cabalidad, cuando el mismo se acompañe del Presupuesto
General de la Compañía.
(…)
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Exámenes de Gestión o Desempeño para verificar el nivel de calidad de las decisiones
de la administración, que permitan evaluar la eficiencia o grado del mejor uso de los
recursos en relación con los resultados obtenidos, la eficacia o nivel de consecución
de los objetivos programados y el cumplimiento de las metas y, la economía o
minimización de los costos de los recursos utilizados en la obtención de los logros,
fines o metas del ente económico.”
Al respecto, el revisor fiscal no está en la obligación de realizar una auditoria al
informe de gestión preparado por la administración, puesto que simplemente le
corresponde establecer la concordancia, entendiéndose por ésta, la
conformidad, la correspondencia y la correlación entre la información financiera
y el informe preparado por los administradores.
En cuanto al punto 20.3.2 certificación y dictamen de Estados Financieros, se
señala en la orientación que “…Ello significa que el contador (preparador de la
información), se hace responsable por todas las cifras informadas, incluidas aquellas
que vienen de periodos contables anteriores, aún a pesar que el profesional aludido no
hubiere estado al frente de la contabilidad en esos años.
La misma responsabilidad descrita en el párrafo anterior, le es aplicable al Revisor
Fiscal en ejercicio, quien estando al frente de sus labores, en los casos en que sea
necesario, se encuentra en la obligación de dictaminar toda la información de la
compañía, aún cuando ésta corresponda a ejercicios anteriores o a periodos en los
cuales no ocupaba el cargo de Revisor Fiscal.
Al respecto, me permito trascribir la parte pertinente del oficio 220-58553 del 30
de junio de 1999 en el cual la Entidad manifestó:
“… de las obligaciones propias del contador o revisor fiscal la preparación y
presentación de los estados financieros, sean certificados o dictaminados,
implica para el representante legal, el contador público y el revisor fiscal, que la
información en él contenida es fielmente tomada de los libros, que ha sido
verificada previamente o que la auditoria practicada da fe de la información
contenida en los estados financieros, lo que se constituye para el usuario en un
medio eficaz, porque permite conocer la verdadera situación del ente
económico.
En cuanto al tema de la responsabilidad de los administradores y del revisor
fiscal, conviene informarle que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en
sentencia del 18 de diciembre de 1991, con base en lo dispuesto en el artículo
164 del Código de Comercio, según el cual, quienes figuren como
administradores o revisores fiscales en el registro mercantil conservarán tal
carácter, para todos los efectos legales, mientras no se cancele dicha
inscripción, sostiene que la persona que ha dejado de ejercer el cargo por
renuncia del mismo, se exonera de toda responsabilidad a partir de la fecha de
la desvinculación, aunque su nombramiento se encuentre inscrito en la Cámara
de Comercio, en razón a que solo a partir de esa fecha la persona pierde la
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posibilidad de ejercer las funciones propias del cargo, criterio que comparte
esta Superintendencia y que ha sido expresado mediante el oficio 241-02456
de 1992 y reiterado en varias oportunidades, entre ellos, los oficios 220-54441
de 1996 y 220-5040 de febrero de 1998.
Es así como el citado fallo en uno de sus apartes expresa que “... si
laboralmente una persona ha dejado de ejercer las funciones de representante
legal o de revisor fiscal de una sociedad, así figure inscrito en el registro
mercantil en uno de esos cargos, no puede responder por y ante esa sociedad
por las actuaciones desarrolladas con posterioridad a su desvinculación, pues
en ese caso no tiene fuerza vinculante con la misma ni acatamiento interno que
les permita desarrollar gestión alguna. Y si producida la desvinculación laboral
de la persona que actuaba como representante legal o revisor fiscal de una
sociedad aquella pierde la posibilidad de ejercer las funciones que le
correspondían...”
Sin embargo, es importante señalar que para endilgar la responsabilidad que
se señala en la orientación debe tenerse presente las circunstancias de modo,
tiempo y lugar en que ellas se generan, en relación con la información que
corresponda a estados financieros de ejercicios anteriores o periodos en los
que el profesional no ejercía el cargo, pues no se puede trasladar la
responsabilidad de quienes en su momento ejercieron tal labor (de certificar y
dictaminar la información financiera), y que por circunstancia alguna,
cometieron o con su obrar indujeron a error a los usuarios de la información
financiera o sobre ciertos aspectos de la misma.
El punto 20.3.5 de la orientación en cuanto a la gestión administrativa y el
control interno señala que “…En tal circunstancia es independiente y no puede
incorporarse en el dictamen sobre estados financieros, razón por la cual lo debe
constar en un documento separado.
En este punto vale resaltar que la Entidad considera que el revisor fiscal para
cumplir con las obligaciones contempladas en los artículos 208 y 209 del
Código de Comercio, las manifestaciones en ellos contempladas pueden ser
consignadas en el dictamen, es decir no es necesario que presente dos tipo de
informes.
26. RESPONSABILIDADES DEL REVISOR FISCAL
En el entendido que la orientación profesional está dirigida entre otros a los
usuarios y oferentes del servicio, se considera que el manual objeto de análisis
no puede pretender abarcar un aspecto como el de la responsabilidad, por ser
un tema extenso y complejo en el que se conjuga el dolo y la culpa, regulado
en el Código Civil, en el artículo 2341 y siguientes, en el Código Penal, en
normas de carácter administrativas, las que no pueden ser sintetizadas en un
manual, sin correr el riesgo de crear confusión a los mismos destinatarios.
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En el texto que nos ocupa, incluye tanto la responsabilidad subjetiva como la
objetiva, sin precisar cuál sería la que podría atribuirse a la conducta de este
profesional, lo que en efecto depende del ordenamiento legal aplicable; en
consecuencia, esta enunciación no contribuye como se pretende, facilitar el
análisis de las normas legales, pues en últimas, al momento de imponer una
sanción, la autoridad correspondiente (Junta Central de Contadores,
Superintendencias, Fiscalía o Juez Penal), debe atender los lineamientos del
ordenamiento que fue transgredido.
Así mismo, se refiere el texto a la responsabilidad objetiva y en tal sentido
afirma que “Este tipo de responsabilidad ha sido proscrito en la jurisdicción
penal de la mayor parte de naciones democráticas, al igual que del derecho de
profesiones, por cuanto en general es violatoria del debido proceso y, porque
de alguna manera presupone que en la realización de una actividad profesional
como la revisoría fiscal se puede garantizar un determinado resultado, evento
que es contrario a las regulaciones disciplinarias.” De tal manera que si el
régimen disciplinario aplicable a los revisores fiscales, no puede deducirse
responsabilidad objetiva, sobraría dentro del manual esta precisión.
Adicionalmente, considero que existen imprecisiones en el texto del
documento, algunas de las cuales se sintetizan así:
1. No puede afirmarse que la responsabilidad objetiva sea violatoria del
debido proceso, puesto que ésta existe para determinadas ramas del
derecho, como por ejemplo el derecho cambiario en el que de acuerdo
con el Decreto 1746 de 1991, aplica desde luego previo el cumplimiento
del proceso sancionatorio establecido en el mismo decreto.
2. La responsabilidad solidaria y la subsidiaria, son conceptos distintos. Por
tanto el punto 26.9.4, es impreciso en este aspecto.
Del punto 26.11.6 relativo a la responsabilidad penal1, podría inferirse que el
contador es un funcionario público cuyas actuaciones a la luz del artículo 6 de
la Constitución Política, lo hacen responsable por infringir la constitución y la
ley y por omisión o extralimitación de sus funciones, afirmación que no
comparto en la medida en que no son funcionarios públicos, aunque en materia
contable cuando otorguen fe pública así se asimilen para efectos de las
sanciones penales por los delitos que cometieren en el ejercicio de las
actividades propias de su profesión, sin perjuicio de las responsabilidades de
orden civil a que hubiere lugar conforme a las leyes.
1
“la realización hechos, por acción u omisión, contenidos en las normas penales que tipifican los delitos en forma
antijurídica; es decir, “sin que exista causa legal que permita el comportamiento, …”,
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Por tanto, cuando se afirma que “sin que exista causa legal que permita su
comportamiento”, podría desdibujar el amplio campo de acción que tiene un
contador público, desconociendo el marco legal previsto en la Ley 43 de 1990.
Por las consideraciones expuestas, en opinión de la Entidad que represento, la
responsabilidad del revisor fiscal debe incluirse como un apéndice para que ser
consultado por los interesados a fin de que obtengan una información general
sobre los lineamientos jurídicos que determinan la responsabilidad atribuible a
las conductas irregulares, culpables o dolosas.
CARLOS SAMUEL GÓMEZ PÉREZ
Representante de la Superintendencia de Sociedades
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