Codhes Informa

Anuncio
Codhes Informa
Boletín Especial de la Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento,
Número 44, Bogotá, Colombia 30 de octubre de 2003
codhes @codhes.org.co
www.codhes.org.co
¿Cuánto vale la guerra?
Desde el siete de agosto de 2002 hay cierto ambiente favorable a una salida
militar y de fuerza que se funda en la esperanza de resolver, por fin, el
prolongado conflicto armado interno que padece Colombia.
El entusiasmo se centra en la formulación de una política llamada de seguridad
democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez luego de la ruptura de los diálogos
entre el gobierno del presidente Pastrana y los grupos guerrilleros -FARC y ELNque generó un ambiente colectivo de decepción y agotamiento de la solución
política y negociada. La lucha antiterrorista mundial y las invasiones a Afganistán
e Iraq que siguieron a los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos
contribuyeron a fortalecer esta política.
Por su parte las guerrillas han optado por el repliegue frente a la ofensiva del
gobierno y acuden a acciones de terror que afectan a la población civil indefensa,
promueven el secuestro con fines políticos o económicos y persisten, en forma
deliberada y sistemática, en infringir el derecho internacional humanitario.
Todas las partes enfrentadas se preparan para la guerra y pareciera que hay un
apoyo social a las salidas de fuerza. Hablar de paz se asume como un
contrasentido y resulta peligroso o sospechoso. En estas circunstancias, vale
entonces hablar de la guerra. Preguntar a quienes insisten desde ambos bandos
en la confrontación armada ¿Cuánto vale la guerra?
Sólo en el aspecto económico que es cuantificable (nunca se puede calcular el
costo en vidas humanas, destrucción del tejido social, democracia, etc.), el país
gasta en promedio 4 Mil 171 millones 205 mil 397 dólares al año1 para
mantener este conflicto armado.
1
esta cifra no incluye el valor de la ayuda norteamericana.
•
Tomando como referencia datos de Planeación Nacional, el Ministerio de
Defensa y el reciente informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas2,
en promedio cada día 7 millones 287 mil 175 dólares salen del
presupuesto general de la Nación para sostener la tropa, comprar armas y
municiones, garantizar la logística, hacer inteligencia, comprar el
combustible de las aeronaves y vehículo de combate, etc.3.
•
Con base en la ley de apropiaciones del Congreso de los Estados Unidos, se
deduce que Colombia recibe en promedio un 1 millón 680 mil 555
dólares4 diarios de ayuda militar de ese país para adquisición de armas,
helicópteros, sostenimiento de cerca de 400 asesores militares y civiles en
terreno, cuidar oleoductos y desarrollar el programa de fumigaciones por
aspersión aérea de cultivos de uso ilícito, todo dentro del Plan Colombia.
•
Según cálculos de especialistas, el sostenimiento de los grupos armados
ilegales FARC-ELN y AUC (más de 30 mil hombres, mujeres y niños5), la
compra de armas y municiones y demás requerimientos propios de su
acción armada requiere en promedio una inversión diaria de 2 millones
592 mil 251 dólares6.
En total, la guerra le cuesta al país cada día 11’559.981 dólares. Una cifra
alarmante que no incluye las pérdidas que provocan los atentados contra los
oleoductos, el sistema energético y los bienes civiles protegidos.
2
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-. Informe Nacional de Desarrollo Humano Colombia 2003,
El Conflicto Callejón con Salida. Capitulo 7, Cuidar a la gente: Seguridad ciudadana y Justicia. Cuadro 7.2 “Presupuesto de
Entidades del Sistema de Seguridad y Justicia Penal (Miles de millones de pesos corrientes)”. Página.161.
3
Esta cifra se obtiene al dividir el presupuesto del nivel central del sector defensa (7 billones 701 millones de pesos) por el
valor de la tasa de cambio para 2003: tasa de cambio de enero a agosto dividido entre el número de meses (8)= 2895,31. El
sector central está conformado por: Comando General de las Fuerzas Armadas, Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Policía
Nacional. Cifras presupuéstales tomadas de Departamento Nacional de Planeación. “La seguridad democrática en el Plan
Nacional de Desarrollo 2003 – 2006”. Bogotá. Mayo 14 de 2003. Disponible en www.dnp.gov.co/. Tasa de cambio
disponible en www.banrep.gov.co/.
4
La ayuda militar del gobierno de los Estados Unidos a Colombia en 2003 asciende a 605.25 millones de dólares, ésta cifra
comprende los recursos asignados a los siguientes programas ( en millones de dólares): International Narcotics Control
(INC) 323.5; Foreign Military Financing (FMF) 130; Internacional Military Education and Training (IMET) 1.18; "Section
1004" (Authority to use the defense budget for some types of counter-drug aid) 136; "Section 1033" (Authority to use the
defense budget to provide riverine counter-drug aid to Colombia) 13.2; Excess Defense Articles (EDA) 1.4; the Center for
Internacional Policy’s. Datos tomados de “U.S. Aid to Colombia Since 1997”. Disponible en
http://www.ciponline.org/colombia/aidtable.htm.
5
Hoy se cuenta con unos 16.500 combatientes efectivos de las FARC. 4.500 del ELN y cerca de 10.500de las
autodefensas.(…) Así que hoy tenemos unas 32 mil personas bien armadas y equipadas como tropa permanente de los
ejércitos irregulares, esto es, un potencial de destrucción y muerte de veras muy temible. En: Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo -PNUD-. Informe Nacional de Desarrollo Humano Colombia 2003, El Conflicto Callejón con
Salida. Capitulo 3 Degradación: una guerra de perdedores. B. La lógica de militarización. Página 83 – 84.
6
El costo diario que demanda el sostenimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-EP, el
Ejercito de Liberación Nacional –ELN- y las Autodefensa Unidas de Colombia –AUC- asciende a 7mil 505 millones 368
mil 520 pesos, y el valor anual asciende a 4, 3 billones de pesos. Gutiérrez. Ramiro. “Los costos de la guerra en
Colombia”. Disponible en http://www.arlac.be/pdocumentos/costoguerra.htm. La tasa de cambio corresponde a la
establecida para el viernes 12 de septiembre de 2003, es decir 2.829 pesos por dólar.
2
La guerra también tiene costos políticos y democráticos. Bajo el argumento valido
de la autoridad del Estado están en marcha cambios importantes del régimen
político que se orientan hacia un Estado autoritario:
•
•
•
•
Una contrarreforma constitucional que elimina el concepto garantista y de
derechos de la Carta de 1991 que permita la institucionalización de la
guerra
Una resolución del conflicto de intereses que se desarrolla a través de un
proceso de diálogo con las “Autodefensas Unidas de Colombia” para su
desarme y “reincorporación a la vida civil” en el que prima la “reconciliación
con las víctimas” sobre la responsabilidad Estatal y de los actores armados
ilegales en los procesos de verdad justicia y reparación.
Un concepto de seguridad basado en la lógica de militarización de sociedad
y territorios, bajo la premisa de que sólo un Estado fuerte puede derrotar el
terrorismo y el narcotráfico7. Desde el punto de vista militar, con un
incremento importante del pie de fuerza, con la incorporación de población
civil al conflicto (vía “soldados campesinos” y “Red Nacional de
Cooperantes”) y con una legislación permanente de orden público
(funciones judiciales a la Fuerza Pública para allanar, detener e interceptar
comunicaciones)
Una insistencia en la internacionalización del conflicto bajo la premisa de
una intervención militar multilateral en la “lógica” del antiterrorismo
Tras el fracaso del referendo en las votaciones del 25 de octubre se intentan
medidas fiscales por la vía de aumentar impuestos regresivos, crear nuevos
tributos, ampliar la base tributaria y despedir empleados públicos. Sin embargo,
no se le dice al país la verdad sobre el desangre presupuestal de un conflicto
anacrónico que continúa sin solución militar posible y que requiere con urgencia
de salidas políticas y negociadas.
Pareciera que Colombia se quedó detenida en el tiempo con una guerra de
guerrillas de los años 60 y una política de seguridad nacional de los años 80.
Las expectativas de triunfos militares definitivos en corto tiempo pueden conducir
a una profunda decepción colectiva y a un agotamiento de la sociedad colombiana
frente a la guerra. Como ocurrió con referendo constitucional, el unanimismo
puede ser sinónimo de derrota, sólo que en el caso de la guerra no gana el
Estado, no gana la guerrilla y, en cambio, pierde todo el país.
7
Congreso de la República. Diario oficial 45.231. Junio 26 de 2003. “Ley 812 de 2003. Por la cual se aprueba el Plan
Nacional de Desarrollo 2003-2006. Hacia un Estado Comunitario”. Capítulo III. Numeral A. Seguridad democrática.
Numeral 1. Control del territorio y defensa de la seguridad nacional; Política de Seguridad Democrática. Op cit.
3
¿Contra quién es la guerra?
Justamente, la magnitud de recursos invertidos en la confrontación armada
supondría que se ha avanzado al menos en tres aspectos: 1) el debilitamiento de
los grupos irregulares, 2) la recuperación del control del Estado en el territorio
nacional, y 3) Mejores condiciones y garantías para la protección de la población
civil.
Sin embargo, la población civil no combatiente está sometida cada a cercos
militares que la han convertido en el objetivo principal de las actividades de
guerra.
La mayor preocupación surge de la decisión presidencial de desconocer la
existencia de un conflicto armado interno y, en consecuencia, de ignorar a una
población civil sujeta de derechos y que no participa en las hostilidades.
Desconocer la vigencia del derecho internacional humanitario en el conflicto
armado colombiano había sido una constante de los grupos armados irregulares
pero no del Estado.
Las consecuencias están a la vista:
•
•
•
Según la Comisión Colombiana de Juristas, en Colombia cada día en
promedio mueren por acciones relacionadas con el conflicto armado interno
un promedio de 20 personas, de las cuales 14 son asesinadas en la casa, en
el sitio de trabajo o en la calle en estado de indefensión y seis mueren en
acciones bélicas8.
De acuerdo con la Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento CODHES, en el año 2002 un promedio de 1000 personas
cada día son obligadas a huir de las zonas de conflicto y desde 1985 se han
desplazado internamente cerca de tres millones de personas, en su mayoría
mujeres, niños y niñas9.
Entre los 8 primeros meses del año 2002 y el mismo periodo del año 2003,
han sido secuestradas más de tres mil personas (entre civiles y militares),
por grupos armados ilegales y delincuencia común, reporta la Fundación
8
“En el último año (julio 1 de 2002 a junio 30 de 2003), más de 19 personas en promedio diario fueron asesinadas,
desaparecidas o muertas en combate en razón de la violencia sociopolítica. Un año antes el promedio había sido superior a
20; y hace dos años había sido superior a 18. Es decir, el saldo de víctimas del último año se enmarca dentro del promedio
de los últimos tres años. Ese promedio es casi el doble del que se registró entre 1998 y 1999 (11 personas diariamente) y
superior al de 1999 – 2000 (15 personas diariamente)”. Alerta frente a las cifras gubernamentales sobre derechos humanos
en Colombia. Comisión Colombiana de Juristas.
9
Esta diáspora permanente afectó en el 2002 a una población estimada en 412.553 personas, es decir, un promedio de 1.144
por día, 20% más que el año inmediatamente anterior. Esta cifra corresponden a 82.511 hogares que se vieron obligados a
abandonar territorios y espacios socioculturales, porque sus derechos fundamentales no fueron respetados ni protegidos.
“Codhes Informa”. Boletín de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento. Número 44, Bogotá,
Colombia, 28 de abril de 2003. Páginas 1-2.
4
País Libre10, mientras que la Asociación de Familiares de DetenidosDesaparecidos ha dicho que cada día en promedio es desaparecida una
persona en un incremento de esta modalidad de violación de los derechos
humanos11.
En desarrollo de la aplicación de la política de seguridad democrática se han
incrementado los arrestos masivos contra líderes sociales, políticos, profesionales
y pobladores en las zonas de conflicto que podrían derivar en detenciones
arbitrarias.
En cambio, los máximos jefes de los grupos guerrilleros o paramilitares no han
sido capturados y el mensaje que queda ante el país y el mundo es que la guerra
está dirigida principalmente contra la población civil.
Desde luego que frente al desafío de grupos armados ilegales el gobierno debe
establecer una política de seguridad y fortalecimiento de su Fuerza Pública, pero
en el marco del respeto a los derechos humanos y sin descartar la opción de la
solución política del conflicto.
Nuestra tragedia es un conflicto que gira en contravía de la historia, que no
evoluciona hacia un triunfo o una negociación, que se degrada sin acuerdos
humanitarios y que se prolonga sin sentido.
¿Fracasó el Plan Colombia?
La política anti-drogas y de seguridad hemisférica de E.U, implementada a través
del Plan Colombia (ayuda militar y erradicación forzada de cultivos de uso ilícito),
ha tenido efectos contrarios a sus propósitos iniciales. Básicamente porque: 1) Ha
acentuado la tendencia del traslado de cultivos y a su redistribución geográfica,
2) Ha acelerado la expansión territorial de los grupos armados irregulares y del
conflicto, 3) Ha contribuido a la intensificación y degradación del conflicto
empeorando las condiciones de vida y la protección de la población civil ubicada
en las zonas donde se concentra la ayuda del Plan, principalmente vulnerando su
derecho a la alimentación.
1. Traslado de cultivos y redistribución geográfica. Si bien es cierto que
la erradicación forzada de cultivos de uso ilícito por aspersión aérea ha
generado una disminución del área cultivada de coca en unos municipios del
Putumayo, también lo es que hay un traslado de los cultivos hacia otras
10
Las estadísticas de la Fundación País Libre reportan un total de 2108 secuestrados en el periodo comprendido entre Enero
y Agosto de 2002, y para el mismo periodo del 2003 reportan un total de 1429 secuestrados. Fuente: Estadísticas sobre
secuestro. Fundación País Libre.
11
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-. “Informe Nacional de Desarrollo Humano. Colombia
2003. El conflicto callejón con salida”. Capítulo 5. las victimas de una guerra injusta”. Bogotá. Septiembre de 2003. Páginas
119- 137.
5
zonas del departamento, hacia otras regiones vecinas y un relativo
crecimiento en países vecinos. Según el informe de la oficina de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito presentado en junio de este año, las
áreas de cultivos de uso ilícito descendieron el 30 por ciento del 2001 al
2002, pasando de 144.807 a 102 mil hectáreas, la primera reducción
significativa en muchos años. Sin embargo, esta reducción está
acompañada de un incremento en otras zonas vecinas a los departamentos
de Putumayo y Caquetá, los cuales concentraban más del 50 por ciento de
los cultivos en 1999. Este traslado también se presenta hacia los países
vecinos, específicamente Bolivia y Perú. Según los datos de la UNODC
(oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), los narcocultivos
aumentaron en Bolivia de 14.600 hectáreas en 2001 a 19.900 en el 2002 y
en Perú de 43.405 a 46.232, respectivamente. Los departamentos que
registran un incremento significativo son vecinos de los que registran una
reducción (Putumayo, Caquetá, Guaviare y Meta) y son Vichada que pasó
de 0 hectáreas de coca sembradas en 1999 a 5 mil en el 2002, Nariño que
pasó de 4 mil hectáreas aproximadamente a 15 mil en el 2002, Amazonas
que pasó de o en 1999 a 700 aproximadamente en el año pasado. Otros
que presentaron un incremento inferior a tres mil hectáreas son Vaupes,
Guainia y Arauca (Fuente: Sistema de Monitoreo de Cultivos ilícitos
Naciones Unidas-Dirección Nacional de Estupefacientes).
Esta expansión territorial cubre cada vez más municipios incluso dentro de
los departamentos objeto de fumigación en los cuales se registra reducción
durante el 2002. Esta tendencia se refleja en el aumento en el número de
municipios en donde hay cultivos, aunque estos considerados en su
totalidad representen un área menor. Desde 1999 cada vez más municipios
están involucrados en la siembra, en Putumayo, 10 de sus 13 municipios
tienen cultivos actualmente y en 1999 eran sólo 10. en Nariño, 9 municipios
registraban cultivos para 1999 y en el 2002 esta cifra se duplicó y ascendió
a 18.
2. Expansión territorial de actores armados y del conflicto. Además, con
los cultivos de uso ilícito se expande el conflicto armado en territorio
colombiano, así como otras manifestaciones de violencia asociadas al
negocio de la droga y a la acumulación violenta de las tierras aptas para los
cultivos ilegales en Putumayo, Nariño, Amazonas, Caquetá, Vaupés,
Vichada y Guainía. A raíz de esta dinámica, se observa una expansión de la
presencia y el control territorial por parte de los actores armados
irregulares a otras zonas apartadas, donde la presencia institucional del
Estado es precaria y donde las condiciones son favorables para el cultivo de
coca, amapola o marihuana, sin abandonar del todo los territorios afectados
por las fumigaciones. En los municipios de Nariño y Putumayo donde la tasa
de homicidios por cada 100 mil habitantes es mayor, el área cultivada de
coca es también es mayor. La retirada de la guerrilla a las zonas rurales en
Putumayo y el fortalecimiento y copamiento de todos las cabeceras
6
municipales en el 2003 por parte de los paramilitares, refleja que estos
grupos armados no se han debilitado sino que están fortaleciendo su control
y que el conflicto se ha radicalizado. También se observa la compra y venta
forzada de territorios de titulación colectiva en Nariño (resguardos y
territorios de afrodescendientes) por presiones de los grupos armados, la
avanzada paramilitar en la costa del departamento y el desplazamiento
forzado por presiones de guerrilla y paramilitares para apropiarse de zonas
aptas para el cultivo (municipios de Llorente y Barbacoas, El Tablón y
Roberto Payán).
3. Fumigaciones, desplazamiento e inseguridad alimentaria.
Los
bloqueos en Nariño y sobre todo en Putumayo por parte de los actores
armados (incluido el Ejército) a: la ayuda humanitaria en las comunidades,
a la entrada y salida de alimentos, al libre desarrollo de sus actividades
económicas, a la explotación de los recursos naturales, a la circulación; se
han convertido en una estrategia utilizada por los actores armados para
desarticular el apoyo social del adversario y fortalecer el control territorial,
político y económico en zonas aptas para cultivos ilegales. Esto ha resultado
en la fragmentación de las relaciones y estructuras sociales, así como en el
debilitamiento de la organización social. Las detenciones masivas realizadas
por la Fuerza Pública en los últimos meses a miembros de organizaciones y
movimientos sociales en zonas de alta conflictividad (Arauca, Vichada,
Putumayo) muestran que las acciones de la guerra afectan principalmente a
la población civil que se convierte en su principal objeto. De otro lado, las
amenazas a las autoridades civiles, a los candidatos a corporaciones
públicas, alcaldías y gobernaciones por parte de grupos guerrilleros, reflejan
el debilitamiento de la democracia local y los efectos de la radicalización del
conflicto en el ejercicio de los derechos civiles y políticos.
La dinámica del desplazamiento en Nariño y Putumayo tiene como una de las
causas principales, las fumigaciones (en los municipios donde hay el área
fumigada es mayor, la tasa de desplazamiento también es mayor, comparada con
los municipios en donde no ha habido fumigaciones o estas son mínimas). Sin
embargo, la Red de Solidaridad Social no reconoce a estas personas oficialmente
como desplazadas y, por lo tanto, estas no ingresan al sistema de registro único
para recibir atención del Estado. Esto ha resultado no sólo en una desprotección
absoluta de las familias y personas afectadas sino en la desatención de las
víctimas de esta estrategia que en muchos casos nunca han cultivado coca. En el
primer semestre del 2003 fueron desplazadas en total 116.322 personas de
acuerdo con el sistema de información de CODHES, para un total de 25.849
hogares. Se estima que el número de familias que tuvieron que desplazarse por
efectos de las fumigaciones, desde 1999 a la fecha es de 35 mil. Los
departamentos más afectados por el desplazamiento son Putumayo (con 5. 489
personas desplazadas), Caquetá (5.670) y Arauca (2.325). Estas son las zonas en
donde se ha concentrado la ayuda militar del Plan Colombia y las fumigaciones
para la erradicación de cultivos de uso ilícito. Esto es el resultado de la
7
desprotección en la que se encuentran los habitantes y refleja los efectos
contraproducentes de la militarización, el incremento de los niveles de disputa
entre actores y agresión a la población civil, así como el impacto de las
fumigaciones en la zona. También refleja que la desatención de los más
vulnerables y afectados es un incentivo más para que las personas busquen
ayuda en otros lugares.
En consecuencia, el objetivo consagrado en el Plan Colombia de debilitar a los
grupos al margen de la ley que se financian con la producción y comercialización
de narcóticos, no sólo no se está cumpliendo sino que, por el contrario, ha
provocado su expansión y fortalecimiento. Tampoco mejora la situación de
derechos humanos y, en cambio, persiste un ambiente de desprotección y
agresiones para los habitantes de estas zonas y para la población civil no
combatiente. De hecho, en los municipios en los que hay una mayor área
cultivada de coca en Putumayo y Nariño, se observa una mayor tasa de
homicidios por cada cien mil habitantes, mientras que en los municipios en donde
hay menos área sembrada o no existen estos cultivos, la tasa de homicidios
tiende a ser menor comparativamente.
A manera de conclusión
•
•
•
•
•
•
•
El país se desangra presupuestalmente para mantener una guerra incierta y
el gobierno se prepara para nuevas reformas tributarias que garanticen la
continuidad del gasto militar.
Todas partes enfrentadas se preparan para continuar el conflicto en medio
de su degradación, expansión y agravamiento
La democracia, la constitución de 1991 y los derechos fundamentales están
en peligro porque se intentan cambios que conducen a la
constitucionalización de un modelo de guerra que restringe las libertades y
elimina los organismos de control público
Los civiles indefensos no son reconocidos en el marco del derecho
internacional humanitario por ninguna de las partes que intervienen en las
hostilidades y, en cambio, son obligados a involucrarse en el conflicto, en
una lógica perversa de polarización (quien no está conmigo está contra mí).
Las conversaciones entre el gobierno y los grupos paramilitares no están
orientadas a construir paz sino a reestructurar la guerra en medio de la
impunidad.
El modelo de cooperación internacional que se sustenta en la asistencia
militar y en las fumigaciones de cultivos de uso ilícito no ofrece resultados
y, en cambio, agrava el conflicto y la crisis humanitaria.
El país asiste a un agravamiento de la crisis de derechos humanos y el
gobierno y la insurgencia hacen caso omiso a las recomendaciones de
Naciones Unidas y a los compromisos asumidos en el marco de la Mesa de
Donantes realizada en Londres el 10 de julio de 2003.
8
Descargar