ADICCION a la MARIHUANA-CANNABIS: Realidad y ficción. Laura Elena BILLIET MAYORANO En este trabajo vamos a fundamentar la simultánea “realidad y ficción” de la marihuana (cannabis sativa). Sabemos que, entre otros alcaloides 1, el principal ingrediente activo que afecta al Sistema Nervioso Central, es su molécula vegetal THC (delta 9 tetrahidrocannabinol). Veremos que desde la “realidad material” THC se deposita en áreas del cerebro y en otras localizaciones periféricas. Y que, a la vez, físicamente hablando evidencia su “ficción”2. Porque está comprobado que dichas moléculas imitan a un neurotransmisor que, en condiciones normales, actúa sobre las mismas áreas. Se trata de la anandamida o AEA. Esto significa que la marihuana imita, es el representante externo de la Anandamida interna que todas las personas normalmente producimos. A partir de los efectos físicos del cannabis y de la AEA, plantearemos algunos afectos específicos en crisis, presentes en las biografías de personas con menor o mayor adicción a la marihuana. En los últimos años la marihuana se está generalizando en jóvenes y adultos. Por eso, para comprender qué está sucediendo, tenemos que tener en cuenta la biografía y entrelazarla con la interpretación psicoanalítica de otros trastornos o motivos de consulta. Sabemos que desde la antigüedad, en la medicina asiática, la Cannabis fue popular para mejorar el apetito. Y que recién luego de los años 60 se fueron descubriendo los principios activos de la planta, llamados principios cannabinoides. Pero para comprender cómo actúan, es 1 Los alcaloides son compuestos nitrogenados, que se comportan como bases frente a los ácidos, formando sales. Suelen ser de origen natural, del reino vegetal, y por sus propiedades fisiológicas y toxicológicas, el uso prolongado produce acostumbramiento. Otros compuestos cannabinoides, como el cannabidiol y el cannabinol, poseen menor potencia que el THC. 2 Damos por sabido que la pre-interpretación de la denominada realidad material y la realidad psíquica son descripciones de lo mismo pero desde diferentes ángulos de percepción, aún hoy en día limitados por tecnología y presupuestos. Solo tengamos presente que cuando hablamos de Realidad, ésta deriva de real, que tiene existencia efectiva, derivado de ‘res’ cosa, en plural ‘las cosas, la realidad, la naturaleza’ (Corominas, 1976). Mientras que al hablar de Ficción, ésta deriva de fingir. Del latín, ‘fingĕre’, heñir, amasar, modelar, representar, inventar (Corominas, 1976). El Diccionario de la Real Academia española pone el acento en: dar a entender lo que no es cierto, dar existencia ideal a lo que realmente no la tiene, simular, aparentar (2013). 1 imprescindible aclarar previamente una cuestión. Suele afirmarse que el mencionado neurotransmisor “normal” conocido como Anandamida (AEA) actúa sobre el mismo receptor que los compuestos activos de la marihuana. De ahí que la Anandamida sea denominada “cannabinomimética”. En realidad, es al revés. Porque visto desde la persona que nunca consumió cannabis pero que normalmente produce AEA, la que actuaría miméticamente sería la marihuana. No obstante, por el momento nos atendremos a la denominación habitual. En forma cotidiana, nuestra ingesta se ve controlada por muchos mecanismos. A nivel cerebral, actuando como hormonas o neurotransmisores todas las personas contamos con ácidos grasos3, lípidos que conforman un sistema llamado Anandamida4-oleiletanolamida, AEA-OEA. Este sistema actuaría como censor de saciedad intraingesta. En lo que respecta a la OEA la producimos en los adipocitos, y su efecto es inhibir la ingesta (anorexígeno5). Mientras que la AEA, la fabricamos a partir de los lípidos de la membrana celular6. Su efecto, por ejemplo cuando estamos en ayunas, es promover la hiperfagia. Vale la aclaración de que, prenatalmente, la Anandamida/AEA interviene en la implantación del blastocisto y en el desarrollo embrionario, por ejemplo, del cerebro (Rodríguez de Fonseca, 2004; Guzmán et al, 2009). En forma habitual el proceso sería el siguiente: a) En el hipotálamo -equivalente al director general del Sistema Nervioso Central- y en otras áreas, tenemos un receptor CB1 (proteína CB o cannabinoide). 3 Estos ácidos grasos se los denomina aciletanolamidas (FAEs). Por el perfil global, además de como neurotransmisores, AEA y OEA se asemejan a hormonas, ya que regularían la respuesta inmunológica, el metabolismo lipídico o la circulación sanguínea, actuando lejos de su lugar de origen (Fonseca, 2004). 4 La Anandamida es denominada araquidonoiletanolamida 5 La OEA bloquea la incorporación de ácidos grasos y de triglicéridos, y la captación de glucosa por parte de los adipocitos. 6 La Anandamida interviene en la regulación del apetito, del placer y la recompensa. Su elevación se manifiesta en un exceso de placer por consumir alimentos. Por ejemplo, el chocolate contiene Anandamida. Asimismo, parece influir en el umbral del dolor, en el sueño, en el equilibrio hormonal y en el sistema reproductor. Pues, durante la ovulación, está elevada tanto la Anandamida como los niveles de las hormonas sexuales gonadotropina y estradiol. El consumo alimentario de Ácidos Omega 6 (ácido araquidónico) pueden alterar los niveles de Anandamida presentes en el cerebro. 2 b) Cuando estamos en ayunas, la Anandamida/AEA llega al espacio extracelular y activa al receptor CB1, se une a él7. c) Entonces, sentimos hambre (hiperfagia). d) Pero para evitar excesos, las células que recibieron Anandamida/AEA envían una señal de vuelta a las células emisoras. Esto es denominado señalización retrógrada. Metafóricamente, podemos decir que, a la manera de quien confirma la recepción de un e-mail, los endocannabinoides envían la señalización retrógrada. e) Automáticamente suprimimos la liberación de OEA (anorexígeno). f) Luego, a medida que ingerimos alimentos, vamos bloqueando AEA/Anandamida y liberando OEA. g) Si bloqueáramos CB1, reduciríamos la ingesta y se modificaría el metabolismo. h) Para comprender la sintomatología normal y patológica explicitemos que el receptor CB1 también lo tenemos en otras áreas del sistema nervioso. Por ejemplo en ganglios basales (movimientos voluntarios inconscientes), cerebelo (integración entre vías sensitivas y motoras), corteza cerebral e hipocampo (memoria y aprendizaje), amígdala (emociones), tálamo (percepción sensorial), terminales nerviosas periféricas que inervan piel, tracto digestivo, endotelio, huesos, útero, ojos, hígado y tejido adiposo. i) Así, según el receptor CB1 afectado, la Anandamida/AEA (cannabinoide endógeno8) interviene en regular el apetito, la sensación de placer y recompensa, en el sueño, la memoria, en señales de dolor, o durante la ovulación. Pero de manera semejante a la marihuana, si tenemos un déficit de señalización retrógrada de la Anandamida o nos faltan receptores, ello suele evidenciarse como estrés post-traumático, fobias, déficit en la memoria, disminución de movimientos, hipotermia, 7 La AEA o anandamida, además de actuar endócrinamente, regula la ingesta en forma directa, o indirectamente por medio de neuropéptidos (oxitocina) o de hormonas (por ejemplo, leptina). 8 Aclaremos que los endocannabinoides –agonistas CB1 del hipotálamo-, en particular la AEA, como en un efecto cascada, activan a mensajeros que actúan en los niveles de calcio y potasio y son sintetizados cuando, por ejemplo, aumenta el calcio y unas proteínas denominadas G. (Franchi, 2005) De ahí que, junto a otra sustancia derivada de lípidos de la membrana celular (2-araquidonilglicerol), se constata que AEA gravita tanto en la implantación y desarrollo embrionario como en el control endocrino, activando la secreción de ACTH (hipófisis-Corteza Suprarrenal) y glucocorticoides (en corteza suprarrenal), e inhibiendo las gonadotrofinas, la GH (Hormona de crecimiento), la prolactina y la TSH (hormona de la hipófisis que estimula a la Tiroides) (Guzmán, 2010). 3 analgesia, sueño, alteraciones cardiovasculares, de la percepción de tiempo y espacio, o de acuerdo a la experiencia previa, euforia o disforia. Hasta acá, entonces, todas las personas tenemos los mencionados compuestos, AEA y OEA. Este sistema es denominado endocannabinoide. A las drogas que –por su estructura química semejante- actúan sobre los receptores de dicho sistema, se las llama cannabinomiméticas. Y como la AEA-Anandamida actúa sobre el mismo receptor que los compuestos activos de la marihuana, es denominada cannabinomimética. De ahí que, al comenzar, advertimos que desde la lógica es al revés. Pues, los compuestos de la marihuana actuarán –por ejemplo a nivel del hipotálamo- en el mismo receptor CB1 que -en condiciones normales- tendría que hacerlo la Anandamida/AEA. Ahora bien, desde la patología, sabemos que las drogas afectan a las neuronas9. Porque inhiben o intensifican la emisión y recepción de los transmisores entre células10. Por un lado, las moléculas THC actuarán sobre diferentes receptores CB1, con lo cual se carecerá de señalización retrógrada (falta de emisión) por parte de la AEA/Anandamida. Por otro, los efectos de la marihuana o cannabis sativa se relacionan con que las moléculas THC son solubles en grasa11. De modo que, a diferencia del alcohol –que es hidrosoluble- la THC es liposoluble. Esto significa que el organismo tarda más en eliminarla. Entonces, si tenemos en cuenta que las paredes de nuestras neuronas y los espacios intercelulares son tejidos grasos, a medida que se deposite THC en las paredes de las neuronas, éstas se irán engrosando, se irá 9 Si bien ya me he referido a otras adicciones, por ejemplo a la nicotina (Billiet, Capítulo Digital de Drogadicciones, 2011), es para tener en cuenta que actualmente se prosigue investigando tanto el deterioro cognitivo de la combinación de alcohol y tabaco (Hagger-Johnson et al, 2013) como el hecho de que la cocaína afecta el aprendizaje, la memoria, la toma de decisiones, favoreciendo el proseguir con la adicción (Muñoz-Cuevas et al, 2013). 10 No es el objetivo de este trabajo, pero en cuanto a su legalización, tan solo mencionemos una de las objeciones. Se trata de que, el “porro”, “faso”, “hierba” o “María Juana”, a diferencia de la década del 60 en que contenía un 1 o 2% de THC, actualmente contiene alrededor de un 18%. Lo cual afecta a varios órganos y sistemas. Además, debido a que la marihuana contiene más de 400 compuestos químicos y a la cantidad de efectos colaterales, la THC es un medicamento parcialmente aprobado por la FDA para aliviar náuseas asociadas con quimioterapia para el cáncer y para estimular el apetito en pacientes inmunodeprimidos (www.drugabuse.gov 2013). 11 Habitualmente los neurotransmisores son solubles al agua y se almacenan en vesículas hasta el momento de ser liberados. 4 enlenteciendo el sistema nervioso, costará concentrarse, habrá distorsión de la percepción del tiempo, de los reflejos, de la visión periférica, se va trastornando memoria y aprendizaje, puede afectarse el funcionamiento cardiaco y pulmonar, la sensación de calor, de relajación o de hambre12. Incluso, si recordamos que ovarios y testículos poseen tejidos grasos, se afirma que THC se acumula en testículos y puede reducir el nivel de testosterona13. O en el caso de mujeres, que puede afectar la fertilidad o aumentar la probabilidad de abortos espontáneos. Y si lo vemos a nivel de los glóbulos blancos, compuestos de grasa, THC también los afectaría disminuyendo las defensas frente a infecciones14 (McGrath et al, 2010; De Luis et al, 2010; Guzmán, 2010). En cuanto a querer repetir el estímulo ‘placentero’ (adicción), esto se relacionaría con que la marihuana aumenta la liberación de dopamina 15. En síntesis, desde las descripciones habituales concluyen que el ácido graso anandamida “imita todas las actividades de la marihuana”. Como también que “el organismo es capaz de fabricar su propia marihuana” (p.87, Franchi, 2005). Repasemos, ahora, las descripciones físicas: la AEA/Anandamida está presente ya en el momento de la implantación y en el desarrollo embrionario. la marihuana es una de las drogas imitadoras de transmisores. En este caso, las moléculas THC imitan a la natural AEA-cannabinomimética, 12 Se afirma que cada cigarrillo de marihuana está compuesto de más de 800 elementos químicos, algunos de los cuales –como el benceno- son cancerígenos. Incluso, que contendría más alquitrán que los cigarrillos comunes. Desde este punto de vista, potenciaría bronquitis, enfisema y destrucción de tejidos. 13 Se supone que, a medida que el espermatozoide se acerca al óvulo, la Anandamida se liga a sus receptores presentes en los espermatozoides, dándoles una hiperactivación. Pero el consumo reiterado de THC, la incrementaría al punto de que el esperma estaría agotado antes de llegar al óvulo. 14 Solo mencionemos que otro receptor, CB2, de acción más restringida sería el que está presente en el sistema periférico, el sistema inmunitario, tejidos del bazo y ganglios linfáticos (Guzmán, 2010). 15 THC actúa en el receptor CB1, e interfiere en un inhibidor de dopamina (Neurotransmisor GABA -Ácido γ-aminobutírico-), con lo cual el exceso de esta última se evidenciará como adicción. 5 los denominados endocannabinoides, como la Anandamida, se caracterizan por una señalización retrógrada, confirman la recepción. la marihuana es la representante externa -un mimo o imitación- de nuestra anandamida interna (AEA). en la medida que THC imita a la anandamida/AEA, disminuye la emisión natural de ésta. Vayamos ahora a la interpretación psicoanalítica. En 1992 comencé a investigar sobre SIDA. Basándome en investigaciones inmunológicas, me referí a la estructura familiar y al específico tipo de vínculo de personas con menor o mayor consumo de drogas y/o inmunodeficiencia16. Se trataría de una familia que “seduce” con lo que da pero “destruye” ignorando las necesidades del hijo. Entonces, “en el intento de salir de estas identificaciones, busca y encuentra a otros como él. Termina abriéndole la puerta a extraños, porque tiene la ilusión de que le van apuntalar la indigencia que no soporta. Sin embargo, parece llevar consigo talonarios de facturas impagas, aspirando a que en el encuentro con alguien, se salden los usufructos vivenciados durante años. Mientras tanto, él también seduce y se ofrece como un curador de las heridas ajenas. Unos y otros se infectan con una promesa. La de, a cortomediano-largo plazo, transformar la indigencia y vacío en el que están. Ambos de la relación suelen des-oír señales de supervivencia o de peligro, propias y ajenas. Esto se manifiesta en posteriores recuerdos de las 'rarezas' del comienzo de la relación. O, en el momento en que dudan de si se sentirán mejor con las drogas que les ofrecen” (Billiet, p.965, 2011). Así, concluí que, a la par de la modalidad de “seducción y destrucción”, a lo largo de la vida se evidencia un complejo conformado por reiteradas y extremas vivencias de "indigencia-usufructo-resentimiento-resignación"17. 16 El primer libro digital sobre Sida (1999) y su actualización está incluido en el libro impreso “El niño Indómito”. Editorial Letra Viva (2011). 17 Este cuadro de “Inmunomelancolía” se basa en que, inmune alude a ‘funcionar exento de esclavitudes (familiares); con indigencia me referí a quien carece de los recursos o medios para satisfacer las más apremiantes necesidades de la vida. Entendiendo, además que nuestra identidad es más que ser “el mismo, lo mismo”. Como sucede con el pool genético, no somos ‘ídem’. Por eso, escribí: “la identidad saludable sería aquella que reconoce sus semejanzas, pero simultáneamente capta sus naturales diferencias, inherentes a la particular amalgama que el ser humano constituye”. De manera que, tratándose de personas inmunodeprimidas, me referí a los concomitantes psíquicos de las descripciones ‘físicas’ inmunológicas: seducción y 6 Años después, relacionándolo con las luchas fratricidas en diferentes ámbitos de la vida, me referí a un aspecto indomable presente en todas las personas que denominé Niño Indómito. Esta modalidad postnatal la evidenciamos cuando –en momentos de inseguridad- insistimos con recobrar un estado natural de seguridad “en y con” alguien, equivalente al universal estado prenatal con nuestra madre (vínculo siamés) (Billiet, 2011). Ejemplo de esto es cuando –todos con todos- nos centramos dogmáticamente en y con alguna creencia o persona que, mientras fomenta su investidura de proveedora absoluta, nos hace las veces de escudo-útero protector. Y simultáneamente, cuando “en pie de guerra” luchamos “todos contra todo aquel” que no admita “pertenecer” al vínculo siamés recreado. En menor o mayor grado, este aspecto indómito se expresa en colusiones con un progenitor, la pareja, un hijo, nieto o equivalentes, la familia política, amistades, dogmas sociales, relaciones empresariales, institucionales, o incluso, en aras de la Madre Patria, posturas gubernamentales (Billiet, 2013). Todo lo anterior alude a que, de acuerdo a la propia biografía, cada persona difiere en cómo se posiciona frente a las mismas crisis, protagonizando una menor o mayor lucha fratricida en sus vínculos. Pues, cada persona evade de diferente manera la propia inseguridad, o intenta recrear la ilusión de ser único “en y con” alguien. Entonces, en relaciones de pareja, muchos jóvenes y adultos adictos suelen insistir con recrear un vínculo siamés “en y con” otro que –a su vez- promete proveer una seguridad absoluta. Provienen de familias en las que se sentían “frente a las pasiones” (extremos amores y odios) de sus progenitores (luchas fratricidas). A la vez, reproducen haber sido tratados como un ‘yo-yo’; seducidos con lo que se les daba pero destruidos con la ignorancia de sus necesidades; siguen teniendo la fantasía de que otro usufructúa lo que se les negó o niega; sienten resentimiento pero se resignan; y con la ilusión de –metafóricamente- cambiar su cédula de identidad indigente intentan rebelarse, apartándose. Así, se hermanan con otras ‘almas en pena’, y muchos se van programando para morir mediante el destrucción, tolerancia e intolerancia inadecuada, programarse para morir, desequilibrio de señales de vida-muerte, asesinato fratricida, ‘beso de la muerte’, envejecimiento prematuro (Billiet, Capítulo digital: p.963, 2011). 7 consumo reiterado de drogas. Sin embargo, pretendiendo alejarse de su familia, terminan recreando el modo de relación en otros vínculos. Por ejemplo, la “seducción y destrucción” por parte de quienes les proveen o estimulan el consumo de marihuana. Parafraseando a Freud, los “alcanza así el imperio de una realidad psíquica interior sobre la realidad del mundo exterior”18. Y si volvemos a la relación Anandamida-THC, es para tener en cuenta que se afirma que la etimología de anandamida proviene del sánscrito ‘ananda: el que trae bendición y tranquilidad interna’ 19. A mi entender, la masividad del consumo de marihuana coincide con una época caracterizada por la dificultad en amalgamar “lo de antes” con “lo de ahora”. Esto se evidencia en que cuesta implantarse en lo que se pretende emprender. Pero tenemos que interpretarlo en función de la específica biografía, del momento de la vida en que el paciente siente carecer de confianza básica. Ese tipo de confianza que permite consustanciarse con que es natural e imprescindible enfrentar las dificultades en cualquier área de la vida. Por ejemplo con parejas o trabajos que, siempre, enfrentan con las capacidades e inseguridades. Entonces, la vivencia de sedación buscada mediante la Cannabis parece simbolizar la ilusión de retrotraerse a la primera sensación de relax vivenciada prenatalmente. Porque entre las divisiones celulares del óvulo fecundado ( de zigoto a mórula y a blastocito) y comenzar a horadar para implantarse en el útero20, durante y después de tanto trajín, la liberación de Anandamida parece representar la vivencia de beatitud inherente a haber logrado –al fin- el 18 Si bien Freud aludía a neurosis y psicosis, en 1938 se refirió a “un Estado dentro del Estado... un partido inaccesible, inviable para el trabajo conjunto, pero que puede llegar a vencer al otro, llamado normal y constreñirlo a su servicio... se alcanza así el imperio de una realidad psíquica interior sobre la realidad del mundo exterior” (Freud, 1938, p.73/74). 19 En 1964 Rafael Mechoulam, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, identificó el THC. También descubrió la Anandamida, denominándola así por el sánscrito ananda, "el que trae bendición y tranquilidad interna". 20 Este momento lo considero un punto de fijación, posterior a la actividad de la división celular, previa a la implantación. Desde que comencé en 1992 a investigar sobre S.i.d.a., he denominado al punto previo a la implantación como “estado de indigencia”. Pues, a lo anterior no se puede volver, mientras que con lo siguiente aún no se está consustanciado. Así, en momentos de cambio equivalentes, se despierta esta primitiva vivencia de indigencia (Billiet, 1992 en 1995, 2011). 8 suministro sanguíneo materno. A mi entender, esta huella se evidenciaría – postnatalmente- como sensación de confianza básica. En biografías de personas con menor o mayor adicción a la marihuana, además de lo mencionado, constato que las relaciones parentales -y las que reciben su transferencia- enfrentan con el doloroso mensaje de “te ahijo-no te ahijo”. La madre lo explicita y justifica, y el padre -o equivalente- lo avala, al estar más pendiente de la relación de pareja que de su función de padre. Por eso, en todo tipo de vínculos actuales el adicto busca una relación en la cual implantarse, reconquistar la añeja seguridad “en y con” alguien. Se trata de relaciones extremas, los vínculos parecen hambrientos, no admiten frustración ni demora. Con lo cual, las peripecias afectivas o laborales estarán plagadas de reclamos equivalentes a “provéeme ahora o nunca”. En términos del Niño Indómito, portavoz postnatal del estado siamés nunca duelado, el adicto – indomable- no soporta la abstinencia, no tolera la imposibilidad de reencontrarse con la primitiva beatitud. Así, la marihuana imita la beatitud – prenatal- de lograr implantarse en una relación o situación, facilita el olvido de acontecimientos frustrantes. Pero al ir afectando por ejemplo memoria, coordinación y equilibrio, como retorno de lo reprimido, muestra que se es un mimo que –fallidamente- solo puede imitar su implantación en una relación de pareja, amistad, estudio o trabajo. En este sentido, el guión del Niño Indómito adicto gira alrededor de quién es “más vivo” y quién “más tonto”, pero es “careta,” porque imita estar implantado o consustanciado con quien está o con lo que emprende. Inconscientemente, mediante la marihuana, se ilusiona con retrotraerse a cuando, prenatalmente, no necesitaba de coordinación o equilibrio, cuando tampoco sufría la extrema vivencia de desconfianza. En síntesis, como toda droga la marihuana es evasión. Pero la THC de la Cannabis es un mimo externo de la Anandamida natural. Frente a dificultades de relación, representa ser una búsqueda “ficticia” de un estado perdido beatífico. Y simultáneamente su sedación es “real” evasión de lo actualmente frustrante. En el tipo de vínculos establecidos, se reedita la seducción y destrucción de la confianza. Pues, muchas personas seducen con la imitación-careta que la droga proporciona, pero es a expensas de la destrucción del otro. De última, se trata de otros niños indómitos que se 9 acercan a quien perciben titubeante, a quien cree que no puede recuperar la propia Anandamida (AEA). Por eso, inconscientemente, en cada abstinencia y problema de relación actual, el adicto reedita y confirma la desconfianza parental. No soporta demoras para acceder a ese tipo de paraíso que, solo lo es, mientras dure la transitoria imitación de sedación. En este sentido, necesita del mimo de la marihuana, para creer que se reencuentra con algo de beatitud, con algo de la confianza inicial. Pero claro, todo vínculo vuelve a enfrentar con la inseguridad y desconfianza. De modo que, alejándose de la posibilidad de confiar en su propia potencialidad, mediante la marihuana va matando su natural compuesto endógeno, la Anandamida. Bibliografía en: 1. Billiet L.E.: 1993. Fascículo "HIV-SIDA como manifestación de un trastorno actual de identidad" (Editorial Ingeniera Martha Mayorano, 1993/1994 ISBN 9899707-0-5). Argentina. 2. 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Incluye Libro SIDA y Guía Cuestionarios a distancia para Orientación Vocacional y Executive Search. Libro Impreso (librerías) y Digital (www.imagoagenda.com). Editorial Letra Viva. Argentina. 7. Billiet L.E.: 2013 “Ejemplo de cómo comprender los procesos físicos: El niño indómito y el ADN mitocondrial”. World Mental Health Congress: World Federation for Mental Health y Asociación Argentina de Salud Mental -AASM-. Hotel Panamericano, Buenos Aires, Argentina. 26 de agosto. Publicado en Tomo II de libros del Congreso: capítulo VI, p. 483. 8. Billiet L.E.: 2013: Em prensa: Revista Brasilera: CONTRIBUIÇÃO à PSICANÁLISE: Irmãos e lutas fratricídas. Criança Indômito. Psicossomática. Anexo: www.drugabuse.gov 2013 Corominas, J. Diccionario etimológico. Edit. Gredos. España. 1976. De Luis D.A., Armentia A, Muñoz PL, Dueñas-Laita A., Martin B., De la Fuente B, Izaola O.: Ingesta dietética en un grupo de pacientes 10 fumadores de marihuana. Nutrición Hospitalaria. Nutr.Hosp. v.25 (4). 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