La Avalancha : revista ilustrada. Año 43, n. 1004 [ie 1006] (8 febrero

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Año XLIII
Pamplona 8 de febrero de 1937
- ÓRGANO —
DE LA "BIBLIOTECA CATÓLICO PROPAGANDISTA,
Núm. 1.004
ADMINISTRACIÓN, ESTAFETA, 31
DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 21, 2.o izq.
UNA PATRIA — UN ESTADO — UN CAUDILLO
UNA PATRIA: ESPAÑA — UN CAUDILLO: FRANCO
iPráctica! {Práctica!
el hombre que tal hiciere será pacífico, sobrio, honrado al
uso del mundo, será todo lo que quiera o todo lo que
pueda, pero no será un hombre religioso, no tendrá religión, porque tener religión es tenerla toda, y religión
mutilada no es verdadera religión.
No parece comprenderlo así un joven amigo mío, trabajador por más señas. Cuando atentamente le considero,
téngofe más lástima que a los
ateos furiosos. Es hombre de
bien a su modo de pensar,
pues ni roba, ni mará, ni insulta, ni se mete en pendencias. Nunca se le oyó palabra alguna contra la Religión,
pero... este pero es tristísimo; tampoco se le ve practicar acto alguno de ella.
Quiérenle todos por su
amabilidad y buen trato, es
simpático, al morir será llorado por sus amigos, pero...
¿qué le han de valer ante Dios
las simpatías todas que pueda haber inspirado acá en el
mundo su bondadoso carácter? ¡y no obstante, él se llama católico!
Hay mucho de eso, lectores míos, en la sociedad que
nos rodea; hay mucho de ese
catolicismo que no se practica, y que, por lo tanto, no
es catolicismo, y hay más
aún. Además de los indiferentes por sistema que se juzgan hijos de la Iglesia sólo
porque no la persiguen, además de los distraídos que se
creen buenos sólo porque no
piensan más que en su negocio, hay muchos que en conversación, en periódicos, en
} Ay pocos hombres, relativamente hablando, que
í se crean a sí mismos impíos o irreligiosos, y
ü no obstante, hay en el mundo, también relativamente hablando, poca religión.
¿Cómo se explica este fenómeno? ¿En dónde está la contradicción? ¿En las palabras,
o en las ideas?
En ías primeras, a mi pobre parecer: en las palabras.
Vas a entenderme, querido
lector.
No se tiene generalmente
de la Religión el concepto que
debe tenerse, y por esto son
muchos, muchísimos los hombres que creen tenerla cuando no la tienen en realidad.
La contradicción, pues, que
te acabo de señalar es pura
apariencia. La verdad tristísima, por más que amargue de»
cirla, es que son muchos los
hombres irreligiosos, y que
hay poca religión.
¿Qué es, en efecto, la Religión? Dos cosas significa esta
palabra, dos cosas que son
una sola. Significa un conjunto de verdades que hemos de
creer y un conjunto de preceptos que hemos de observar, y si falta un solo punto
de esos, sí no se cree todo
lo que se debe y si se hace
profesión de no observar todo lo que se manda, entonces
LOURDES.—La Basílica de Nuestra Señora
LA
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la cátedra, os hablarán muy gravemente del Ser Supremo,
del sentimiento religioso, de la civilización cristiana, etc.,
y no obstante, ni un minuto de su vida han consagrado a
la glorificación y adoración de ese Ser Supremo, ni un acto puede citarse de ellos en testimonio de aquel su sentimiento religioso y de estas ideas cristianas que con tanta
elocuencia saben ponderar.
jAh siglo de elocuente palabrería! ¡Menos hablar de
religión y más practicarla! y si hablar es indispensable
para defenderla, defiéndala al mismo tiempo nuestra vida
y den claro testimonio de la verdad todos los actos de ella.
Óyelo bien, pues, querido lector; tener religión es
practicarla, y si no la practicas no la tienes.
Tener religión es practicarla, y practicarla es precisa*
mente lo que ciertos despreocupados hallan de mal tono y
de pésimo gusto.—Cosa de mujeres, dicen; ¿quién va a
meterse ahora a devoto?
Practicarla es rezar sus oraciones como los niños y las
mujeres; como los niños y las mujeres, ¿oyes?, y esto, por
hombre barbado que seas y por muy alto que sea tu pedestal. Rezaron como ios niños y las mujeres hombres de
genio como Bossuet, Newton, Balmes y Donoso Cortés;
rezaron grandes filósofos, insignes poetas, esclarecidos capitanes; rezaron como tu mujer y tus hijos, ¿y había de
rebajarte a ti ese rezo dirigido a Dios, hombre de poca fe...
y de poca razón?
Practicarla es frecuentar los sacramentos sin temor al
que te llamará por eso santurrón, hipócrita o mojigato.
Los Sacramentos son la esencia de la Religión.
Practicarla es guardar sus fiestas y hacerlas guardar, y
no robar a Dios y al pobre el día santo que no es tuyo,
sino de ellos. ¡Respeta lo ajeno, ladrón del culto de Dios
y de la fe del pueblo!
Practicarla es tener amorosa devoción a sus Santos, y
en particular a María Santísima, la primera de todos. De
lo contrario eres protestante.
Practicarla es.., ¿y cómo citar aquí hasta el fin todos y
cada uno de los deberes prácticos de! católico práctico,
que es el único católico verdadero? Practicar la religión
es, en menos palabras, hacer todo lo que ella recomienda
y no hacer nada de lo que ella reprueba, y si así no se
vive, si así no se obra, no hay remedio, no se tiene religión; lo que se tiene es un ateísmo vergonzante, peor tal
vez que el ateísmo sistemático y descarado. ¿Por qué no
gritáis entonces: No hay Dios?
¡Práctica! ¡Práctica! ¿Sabéis por qué se hunde el mundo?
No es por falta de gentes que se llamen católicas, es por
falta de gentes que lo sean. Dadme que lo sean de veras
todos los que creen serlo, y estamos salvados.
¡Práctica! ¡Práctica! La religión no es principalmente
cuestión social, como se figuran algunos. Primariamente y
principalmente es negocio individual de cada uno. Pues
bien. Al morir no os salvará, no, el dictado de católicos,
ni e! certificado de tales dado por la pública opinión. Os
juzgarán y os salvarán <o bien os condenarán) vuestras
obras, esto es, vuestra práctica.
¡Práctica! ¡Práctica! Esa es la piedra de toque con que
se prueban las verdaderas convicciones. ¿Tienes prácticas
católicas? Católico eres. ¿No tienes prácticas religiosas?
Luego no tienes religión, por más que digas.
Obras son amores, y no buenas razones. Dime lo que
haces, y te diré lo que eres. ¡Qué excelente punto de vista
para un escrutinio de la conciencia en la presente Cuaresma!—S.
EFEMÉRIDES DEL SEMINARIO
(Continuación)
1910. Comunión diaria. Por Constitución se determinó la comunión bimensual en el Seminario. El señor Andriani, en su * Extracto,, título 4.°, artículo 4.°, insistió en
lo mismo. En 1817 el señor Uriz y Lasaga ordenó que
AVALANCHA
los colegiales comulgaran, a lo menos, de quince en quince días, y los ordenados in Sacn's, de ocho en ocho, quedando a la prudencia del Rector el conceder mayor frecuencia a los que lo pidan y juzgue conveniente. A los
externos que acudían a las cátedras se les obligaba a comulgar mensualmente en un día asignado por el Rector.
En el artículo 10 del Reglamento de 1901, dado por el
señor López Mendoza, se leía: "Los ordenados in Sacn's
comulgarán los domingos y fiestas de doble precepto; los
teólogos, cada ocho días; cada quince, los filósofos, y
mensuaimente, los gramáticos, pudiendo hacerlo con más
frecuencia con consejo de su Director espiritual.. Las disposiciones de Pío X sobre la comunión frecuente y diaria que pasaron al Código de Derecho Canónico cambiaron esa práctica hasta convertirla en comunión diaria
para todos los alumnos del Seminario.
1915. En una circular de l.o de ociubre de 19)5 dispunía D. Fr. José López Mendoza lo siguiente: "Existe
en nuestro Seminario Conciliar una hermosa biblioteca
integrada por 7.500 volúmenes que abarca todos los ramos de! saber necesarios al Sacerdote... Para que tanta
ciencia como hay atesorada en esta biblioteca pueda ser
utilizada por nuestros amados sacerdotes para bien de la
Iglesia, hemos dispuesto declarar desde hoy pública dicha biblioteca para todos los eclesiásticos que a ella deseen concurrir, y señalar las horas de diez a doce de la
mañana y de cuatro y medía a seis de la tarde, para que
durante ellas abra sus puertas, debiendo someterse al
Reglamento que hemos dictado, a fin de que no sufra
tampoco posibles menoscabos la biblioteca.,
1916. El 24 de agosto de 1916 se cumplió el vigésimo-quinto año de la consagración episcopal de D. Fr. José
López Mendoza y García. Hiriéronse con esta causa solemnes fiestas. A las seis de la tarde se celebró en el Seminario una hermosa velada literario-musical en honor
del señor Obispo, en la cual se cantó un himno compuesto en su obsequio por ei profesor señor Albéniz, y se
pronunciaron discursos de homenaje por los seminaristas, clero diocesano, directores de las obras sociales y
tres poesías alusivas al acto, una de ellas por un obrero
sindicalista. Cantóse música de Verdi, de las óperas "NabucoB y "Aida,.
1917. En 5 de febrero de 1917 se hizo la escritura
constituyendo el premio fundado por don Florencio Ansoleaga Elizondo en favor de los alumnos del Seminario
Conciliar de Pamplona. Se impuso la cantidad de 5.000
pesetas, cuyos intereses enlregaranse anualmente al aíumno que habiendo cursado la carrera sacerdotal en el Seminario pamplonés tenga mejor hoja de estudios.
En el "Anuario Eclesiásticon de 1917, publicado en
Barcelona por Subirana, se da una sucinta idea del Seminario de San Miguel; se refieren su historia, estudios,
biblioteca, gabinetes y el movimiento escofar, que es ei
siguiente: "El promedio anual de los alumnos en el último quinquenio fue de 350; internos, 180; externos, 100;
en las preceptorías, 30; el de sacerdotes ordenados, 20.,,
En los siguientes quinquenios se han aumentado los internos y disminuido los externos, y algo ha subido el
promedio de les seminaristas.
1922. Aunque la "Señóla Cantorum, llevaba algunos
años de existencia, pero cobró nuevos vuelos e incremento hacia esta época, bajo la dirección de don Dimas
Sotes, hoy maestro de capilla de la Catedral de Vitoria.
La forman unas 60 voces, posee un decente repertorio
de piezas musicales y suele ejecutar sus cantos con aplauso de los entendidos, no solo en el Seminario, sino en la
Catedral y en algunas iglesias de la ciudad.
1923. En su palacio episcopal moría el 31 de enero
de 1923 el Excmo. Sr. D. Fr. José López Mendoza y
García. Durante su pontificado se compraron varias casas situadas delante del Seminario que se transformaron
en ciases, y se permutaron por los inmuebles de la calle
de la Compañía el cuartel de la Merced, que se unió al
Seminario por un pasadizo y se convirtió en capilla, salas
de estudio y dormitorio de los gramáticos.
ANTONIO PÉREZ GOVENA, 5.
(Continuará.)
J.
LA
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AVALANCHA
LOS NUEVOS
MÁRTIRES
DON JUAN D E OLAZÁBAL Y RA/WERY
ON verdadera emoción, con el respeto que
inspiran los héroes y tos mártires, pronuncio
este nombre que resuena por toda Guipúzcoa, que rebasa sus montes, llega a Navarra,
donde tan conocido es, y aun continúa su
eco por la Patria toda; porque Olazábal, aunque rara vez
salía de su bello rincón guipuzcoano, era conocido en
España entera.
Un zarpazo de la fiera revolucionaria, contra la que
siempre luchó, le ha herido de muerte; muerte gloriosa,
para la que ya el Señor le encontró dispuesto. ¡Qué valiente ha sido hasta el final y qué gran premio habrá ya
recibido! Porque Olazábal
dedicó su vida a trabajar por
la gloria de Cristo Rey, y
Cristo Rey le ha asistido con
raudales de gracias hasta última hora.
Llegó el día del levantamiento patriótico y el día de
la revolución judaico-masónico-marxista, que fue un
mismo día, y la casa-palacio
de Mundaiz, torreón de combate en Guipúzcoa, aparecía
tranquila, y en ella, con los
suyos, don Juan, que muy
bien pudo haberse marchado,
pero,hombre de pecho firme,
esperó como valiente, y allá
fueron y de allí se lo llevaron, empezando el calvario.
A pesar de su avanzada
edad mostraba una entereza
admirable, y constantemente
animaba a sus compañeros
de cautiverio. De un sitio
para otro fue llevado a Bilbao, y allí encontró la muerte. La canalla se cubrió de
vergüenza e ignominia, y él
quedó cubierto de gloria.
Ya estará satisfecha la revolución: se ha manchado,
una vez más, con mancha
repugnante al cometer este
crimen horrible.
Su vida fue un continuo
apostolado. Todas sus energías las dedicó a la propaganda del bien. A la muerte de
D. Ramón Nocedal (q. e. p. d.)
el Partido Integrista le eligió jefe, cargo que le fue ratificado en todas las asambleas generales. Últimamente se hizo la fusión con el
Partido Carlista, quedando refundidos en la gran Comunión Tradicionalista, y Olazábal supo quedar en un puesto secundario. Sin embargo, era el consultor, el guía, la
luz en muchísimos casos, aunque defendía su humildad
allá entre las paredes de Mundaiz. Olazábal ha sido maestro, y discípulos le quedan.
Fue escritor correctísimo y periodista formidable. Su
oratoria era firme y rotunda, desprovista de adornos, pero de gran eficacia por la solidez de sus argumentos. No
quedará en toda Guipúzcoa un rincón que no haya sido
visitado por él, y sus valles y montes, pueblos y caseríos
han oído sus voces pregonando la verdad.
LA AVALANCHA le dedica con el mayor cariño un recuerdo fidelísimo, y a su familia hace presente que con
ella sufre y con ella se alegra: sufrimiento por la pérdida
irreparable, alegría porque honra es contar entre los
muertos a héroes y mártires.
Que él, desde el Cielo, se acuerde de pedir por los
que queremos ser fieles hasta la muerte, en prociamarjt
realeza de Jesucristo.—J, M. P.
De un discurso que pronunció en Azcoitia, afinesdel
año 1908, nuestro inolvidable amigo y constante favorecedor don Juan de Olazábal (q. e. p. d.), reproducimos
los siguientes interesantes párrafos:
"Es, por tanto, obligación
nuestra ser, después de católicos, buenos patriotas, y
por ende, vascos en todo: vascos de alma y de cuerpo,
vascos por dentro y por fuera, que tanto vale decir pa-
tria tradicional
ya que
cuanto más vascos seamos, y
afirmando también todas las
demás regiones cada vez más
su propia personalidad, hacemos más patria tradicional,
más España, somos más españoles.
Pero, ¿cuál ha de ser
nuestro vascongadismo? ¡Ahí
Esta contestación merece párrafo aparte, y desearía marcarla bien, ya que no faltan
euskaldunas que tratan de
abrir un portillo por ese lado.
Nuestro vascongadismo
habrá de ser el mismo de
nuestros mayores; con el que
combatían a sangre y fuego a la morisma, impedían
IH entrada de herejes y de
apóstatas en nuestra tierra y
luchaban legendariamente en
los campes de batalla contra
las huestes de Napoleón, importadoras a la vez de ios
principios revolucionariosdel
filosofismo francés.
Habrá de ser el vascongadismo que palpita en nuestras seculares leyes, recopi-
ladas a So tira y gíoria de
Dios; que castigaba severamente a ios Bíasfemos y a
los que renegaBan de Dios o de fa Virgen Santísima, y
ordenaba en sus juntas generales la celebración de las
festividades de la Purísima Concepción de María y del
Patriarca San Ignacio de Loyola.
Aquel vascongadismo con que nuestra Provincia hacía
voto solemne de defender la Inmaculada Concepción de
María Santísima, y lo reiteraban nuestros padres en todas y cada una de las juntas. Juraban desempeñar sus
cargos a honra y gloria de Dios y de la Santísima Reina
de los Angeles y exigían de los alcaldes de Hermandad
Ca guarda def servicio de Dios e Justicia.
t i euskerismo con que prohibían que ningún cristiano
nuevo ni de linaje de ellos pudiese vivir, ni morar, ni
avecindarse en toda la Provincia, y mandaban que todo
vecino hubiera de ser hijodalgo de sangre, cristiano viejo, limpio de toda mala raza, y fuese arrojado de la Pro-
LA
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AVALANCHA
vincia cualquier cristiano nuevo, converso de moros o de
su linaje, para que no se contaminara la limpieza de los
caballeros hijosdalgos de la Provincia, con mixtura de
alguna raza de ellos, así como la de negros y negras, mulatos y mulatas, y otros cualesquiera de mala raza.
Ese ha de ser nuestro vascongadismo; el mismo con
que Guipúzcoa proclamaba por sus Patronos a la Virgen
Purísima en el misterio de su Inmaculada Concepción,
y a nuestro ilustre compatricio San Ignacio de Loyola.
Y quienquiera que pretenda otra cosa, euskarizará en
moro, en judío o en liberal, pero no en vascongado.,,
RASGOS DE LA PATRIA
Sobre la legitimidad
del Gobierno de Franco
las perfidias que todo el
mundo puede advertir en la España roja figura la campaña de
calumnias y mentiras que contra
la España auténtica está perpetrando en nuestra patria y en el
extranjero, para engañar a la opinión pública y explotar en su favor (a credulidad excesiva de las
gentes sencillas, incautas o candidas en demasía.
En el sartal de alegatos que el
Frente Popular español exhibe,
aparecen preferentemente los títulos fantásticos de una legitimidad
irrisoria y un memorial de los agravios supuestos inferidos
a la patria por el ejército libertador; todo ello más falso
que el alma de Judas y más perverso que la intención de
Satanás.
Ante todo, dicen los rojos que el Gobierno legítimo de
España es el que la nación designó el 16 de febrero de
193o, al elegir libremente la mayoría de los diputados adictos al Frente Popular; o sea el presidido por Azaña, luego por Casares Quiroga, más tarde por Giral y últimamente por Largo Caballero, después de haber pasado por
otros personajes que desconozco, aunque supongo que,
indudablemente, serán tan eminentísimos, tan sapientísimos y tan selectísimos como los nombrados. ¡Pobre Presidencia del Consejo de Ministros, y qué a menos has venido para llegar a manos tan toscas, zafias y ruines!
Sí por legitimidad de un Gobierno se entendiera nada
más que la subida al Poder sea como sea, no discutiríamos la supuesta legitimidad o legalidad, como la llaman
los rojos; porque ya sabemos que al tristemente célebre
Pórtela Valladares sucedió en el Gobierno el funestísimo
Azaña. No lo hemos olvidado, ni es fácil que lo olvidemos jamás, por las huellas profundas que su paso maldito
ha dejado en nuestra memoria.
Efectivamente, el Frente Popular estaba en el Poder el
día 17 de julio de 1936. Pero, ¿debiera haber estado, según
la razón y la justicia? Esto es lo que importa saber. Entendemos que no.
Nosotros rechazamos esa legalidad que el Frente Popular alega, porque, aun suponiendo que admitiéramos
<que no admitimos) que la mayoría del número, prescindiendo de la razón y de la justicia, fuera el único fundamento de la legitimidad del poder público, resultaría que
dicho Gobierno realmente no ha representado nunca a la
voluntad nacional, por ser un engendro repugnante de la
coacción y del fraude; pues nadie ignora que la supuesta
mayoría parlamentaria de Azaña fue conseguida después
de una campaña de propaganda electoral llena de atropellos y amañada por medio del escamoteo de votos y la
adulteración de los escrutinios. A pesar de todo, la mayoría tan difícilmente sacada de las urnas fue tan imperceptible que el Gabinete Azaña no hubiera podido actuar
NTRE
en el Parlamento sin el robo y falsificación de actas perpetrados escandalosamente después en varias provincias,
y entre ellas en las de Coruña, Cuenca, Cáceres y otras.
De modo que está lejos de ser verdad que el Gobierno
del Frente Popular español haya tenido lícitamente mayoría en las Cortes. Luego resulta cierto que ni aun dentro
del régimen parlamentario, que está ya mandado retirar,
no puede dicho Gobierno exhibir ningún título de legitimidad, y claro es que muchísimo menos fuera del parlamentarismo, sí la legitimidad ha de fundarse en algo que
se parezca a la razóny a la justicia.
Los gobiernos del Frente Popular ni representan á la
voluntad nacional, como ellos dicen, n¡ conforme al Derecho y a la Moral son ni pueden ser los regidores que la
nación española necesita para conseguir su salvación y la
felicidad, sino el verdugo encargado de asesinarla y escarnecerla.
y no se insista en la tontería de decir que los españoles, en su mayoría, continúan estando al lado del Gobierno de Valencia; porque es precisamente ahora cuando la
voluntad nacional se le manifiesta más contraria y hostil.
Pocos casos registra la historia de manifestaciones populares tan elocuentes y decisivas como las que ofrecen
los españoles acudiendo al campo de batalla en defensa
del Gobierno de Burgos. Es como un plebiscito casi unánime, de más de las dos terceras partes de España, emitido en contra del Frente Popular; y no solo con la papeleta en las urnas, sino ofrendando voluntariamente haciendas y vidas, en la retaguardia y en la vanguardia, por la
Religión y la Patria. ¡Qy,é atrás se quedaría con la com«
paración, perdido en la lejanía remota, el Frente Popular,
sostenido por un ejército de soldados mercenarios, de indisciplinados o de forzosos, y principalmente por extranjeros indeseables que en vano pretenden imponer los ukases del katipunán moscovita a la voluntad de la España
verdadera, porque su derrota está cercana y será completa.
Cuanto a los agravios atribuidos por los rojos a la España auténtica, son muchos, pero pueden reducirse principalmente a dos: la queja por el levantamiento general de
los españoles de derechas contra la legalidad zurda, y la
adhesión al movimiento nacional del Ejército y de las tropas moras.
No debemos entretener la pluma en la justificación del
agravio primeramente referido, porque el tal agravio no
existe, puesto que sólo se trata de la actitud patriótica de
un pueblo grande y caballeresco que después de haber
soportado con paciencia y mansedumbre quizá excesivas
los menores atropellos, por fin, para no confundirse con
los escfavos y los eunucos, se levanta contra su verdugo
y tirano, ejercitando un derecho que le asiste, que es el
de resistencia a la opresión que reconocen todos los tratadistas, porque es sagrado, y por tanto, plausible. Y sabido es que quien de su derecho usa, a nadie ofende.
Negar el derecho de resistencia a la opresión, del auténtico pueblo español contra el despotismo y el crimen del
Gobierno del Frente Popular, equivaldría a censurar a los
buenos españoles que se levantaron contra el usurpador José Bonaparte, puesto que, aunque usurpador, ceñía la corona de España, siendo, por tanto, la legalidad en 1808; pero una legalidad algo parecida a la que invoca Azaña
en 1936.
Con ese criterio quedaríamos también imposibilitados
de ensalzar y aplaudir, como en justicia merece, la glorio»
sísíma epopeya de la Reconquista española, y por tanto, a
los intrépidos navarros que se levantaron en las montañas
contra los árabes vencedores, así como a los que tan heroicamente combatieron a los moros en Pamplona, Olast,
Valdejunquera, Valtierra, Alcaraz, Tudela, Zaragoza,
Tarazona, Almería, Navas de Tolosa y en otras muchas
batallas célebres, porque los mahometanos contra los cuales pelearon se habían apoderado de la Península ibérica,
estableciendo de hecho su legalidad, o sea la legalidad que
el verdadero pueblo español y cristiano derogó con las
armas en la mano, después de una guerra que duró cerca
de ocho siglos.
Y también tendríamos que recriminar a los valientes
patriotas navarros que formaron la Junta de Infanzones de
LA
AVALANCHA
Obanos para resistir en franca rebeldía los contrafueros
de los reyes, especialmente de los de la Casa de Francia,
hasta el reinado de Felipe III de Evreux y de su esposa
Juana II, reina propietaria de Navarra; viéndonos obligados, en tal supuesto, a condenar su actuación, la cual,
aunque con defectos algunas veces, como sucede con toda obra humana, descubre rasgos admirables de reciedumbre y de ciudadanía ejemplares.
Menos consideración merece aún la queja que los bolcheviques españoles tienen por la participación en la actual cruzada del ejército nacional y de las tropas moras.
Porque la¿ tropas moras forman parte del Ejército español, porque el Ejército español forma parte de España, y
porque en España los componentes del Ejército, lo mismo
que los demás ciudadanos, tienen como tales iguales derechos y deberes, y por tanto el de resistencia a la opresión cuando la tiranía o la iniquidad pretenden arruinar,
destruir o envilecer a la patria, como lo ha hecho y lo
hace la España roja cometiendo los crímenes más horrendos.
El derecho de resistir a esos tiranos, déspotas y verdugos infames de la patria es sagrado, y por serlo, cantamos entusiasmados las glorias de los héroes del Dos de
Mayo y de la guerra contra Napoleón, o sea del emperador victorioso que entonces representaba la legalidad defendida por los españoles afrancesados y hasta por el m¡s=
mo Fernando VIL pues sabido es que, empeñado este rey
en contraer matrimonio con una princesa de la familia Boñaparte, se rebajó hasta el extremo de felicitar a aquel
cesar francés por los triunfos que alcanzaba su ejército
luchando contra el español, según econsta
en cartas suyas
publicadas y muy conocidas. Y ^ n 0 reconocer este derecho de resistencia a la opresión en los casos que procede ejercitarlo, habría que censurar también a los militares
Daoiz, Velarde y teniente Ruiz; a los soldados de los famosos Sitios de Zaragoza; de las batallas de Bailen, Albue.a, Arapiles, Vitoria, San Marcial y otras de recuerdo
imperecedero; todo lo cual constituiría delito de lesa
patria.
De manera que todas las mentiras y calumnias que los
rojos emplean para intentar demostrar la ilegalidad de la
santa cruzada española, se estrellan contra la fortaleza
indestructible de la verdad, que sirve de sólido fundamento a la legitimidad evidentísima del Gobierno nacionalista
de Franco, que la Providencia ha traído y ampara como
la mejor defensa de la Religión y para la salvación y el
engrandecimiento de España.
[UAN P. ESTEBAN y CHAVABRÍA
Lourdes y Roma
s en la gloria del amanecer. La blancura de las
basílicas surge deslumbradora; sus atrios, abiertos hacia donde el sol nace, exultan en las alegrías de la mañana; desde las losas de ¡a escalinata del Rosario hasta ¡a cruz y la corona brilla
en suaves fulgores la luz del Paraíso; y sobre la
nieve de los mármoles estallan en fuegos cegadores, en
fuegos rojos, las mucetas carmesí de los Pontífices en los
mosaicos de oro. Es la gloria del amanecer, envolviendo
en unas mismas lumbres los templos de la Virgen y las
figuras augustas de los Papas...
fcs en ia misteriosa entrada de la Cripta. En sus mismos umbrales, la colosal estatua de Pedro el Pescador
avanza el pie derecho y levanta su mano para bendecir.
Los fieles, venidos hasta allí de todas las regiones de la
tierra; se inclinan hajo esa mano que bendice y besan
ese pie que avanza. Las bóvedas inmensas de San Pedro de Roma y el atrio estrecho de la Cripta de Lour1
Queremos conmemorar la próxima fiesta de Nuestra Señora de
Lourdes, que se celebra el jueves próximo, 11 de febrero, honrando
nuestras columnas con este hermoso artículo de nuestro buen amigo
el distinguido escritor J. Le Brun.—(Nota de LA AVALANCHA.)
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des contemplan iguales actitudes de adoración. La Iglesia Católica es amada, el Papa es venerado, su potestad divina es reconocida con filial sumisión y con
amor. JNO está gastado el bronce de las estatuas de Pedro el Pescador, en Roma y Lourdes, por el beso ferviente de los pueblos?...
Es en el místico abrigo de la Gruta. Las existencias
condenadas se refugian allí, allí se esconden las torturas
que nadie de este mundo puede aligerar. Los aplastados
por la vida suspiran en aquel rincón de paz, y todos los
que suFren alzan allí sus manos suplicantes y gimen durante horas enteras. Pero hay momentos en que todas
esas angustias se olvidan y las tristezas propias se dejan
voluntariamente a un lado. Hay que pedir por la gran
perseguida de todos los siglos, hay que pedir por el gran
abrumado. La Iglesia y el Papa necesitan de las oraciones de sus hijos. Y en el místico abrigo de la Gruta, voces santificadas por los sollozos cantan dulcemente:
—jDominus conservet eum!
Es en la soberana majestad de las noches serenas. Miles y miles y miles de corazones y de labios se abren
en las magníficas armonías del Credo. Al pie de las basílicas, cerradas entonces, cuyos muros irradian en regueros de luz, las muchedumbres lanzan el himno de su fe.
Y en las manos brillan también luces. Y en los ojos fulguran esperanzas. Y en las almas palpita el amor de lo
que las voces confiesan. Es la Iglesia militante que espera a las puertas de la mansión eterna, y espera creyendo:
—¡Et unam sanetam catBoficam!...
Habló Pío IX en Roma, y la Virgen, en Lourdes, confirmó con palabras y con hechos lo que el Sumo Pontífice había definido.
La? do? ciudades quedaban desde entonces unidas por
la confirmación solemne del privilegio de la Concepción
Inmaculada. Y Pío IX, agradecido a esa fineza de la Virgencita blanca de los Pirineos, la amó.
El se complació en proclamar la "luminosa evidencia
de las recientes apariciones de la clementísima Madre de
Dios,; él elevó a Basílica el Santuario de Lourdes, y lo
hizo consagrar en su nombre. En su nombre también fue
coronada la estatua de Nuestra Señora, entre el júbilo de
cien mil peregrinos y tres mil sacerdotes, entre el esplendor de treinta y cinco prelados reunidos en Lourdes
aquel día. Y en prendas de su veneración, envió a la Virgen de ta Gruta la Palma y Rosa de oro.
Cuando en el Vaticano se consagró una estancia para
memoria de la Definición Dogmática de la Inmaculada
Concepción, y sus paredes quedaron decoradas con los
hermosos frescos del Podesti, y en el centro de la estancia se elevó el magnífico tributo de todos los pueblos a la
Virgen Inmaculada, la colección soberbia de cierno diez
volúmenes que encierran cuatrocientas traducciones de
la Bula ineffaBifis, sobre este concierto de alabanzas brotadas de las cinco partes del globo, Pío IX mandó colocar una estatua de la Virgen de Lourdes; y es Ella cuando dijo de sí: Yo soy fa Inmacuíada Concepción, la
que se alza en medio de la estancia que recuerda el día
de la exaltación triunfadora del más grande de sus privilegios.
Un día, el Obispo de Tarbes, Mons. Langénieux, regaló a Pío IX un primoroso esmalte en el que Bernardita hablaba con la Virgen.
—Pondré este cuadro en mi oratorio—dijo el Padre
Santo;—lo colocaré en aquel sitio adonde acudo tantas
veces al día para adorar al Santísimo Sacramento. Y si
mi alma está desolada, si me parece que Dios se hace
sordo a mi voz, entonces elevaré mis ojos hacia la Inmaculada y Ella suplicará con Nos, suplicará por Nos.
Ante ese esmalte y ante la pequeña gruta que hizo
construir en los jardines del Vaticano, ei gran Pontífice
de la Inmaculada evocaría los prodigios de Lourdes y la
gracia de las Apariciones.
Y era un resplandor brotado de la bienaventuranza de
la Virgen María, aquella sonrisa amable que siempre, aun
en las horas más atribuladas de su. vida, aun después de
su muerte, iluminó el venerable semblante de aquel Papa.
30
LA
AVAtANQHA
—¿Habéis estado en Lourdes?—preguntaba León XIII
a un Cardenal italiano.
—Santísimo Padre—respondió el Cardenal,—yo no he
estado allí más que en espíritu.
—¡Ah!—exclamó el Padre Santo,—en espíritu también
yo voy allí muchas veces.
De su predecesor Pío IX, León XIII había heredado
el amor a Nuestra Señora de Lourdes.
Bajo su Pontificado, el Oficio de la tiesta de la Aparición de la Virgen Inmaculada fue aprobado por la Sagrada Congregación de Ritos, y el fubileo de los veinticinco años de las Apariciones fue por él proclamado. Enriqueció de indulgencias las peregrinaciones a h Gruta y
concedió cuatro plenarias a la Peregrinación Espiritual
de Lourdes. La Basílica del Rosario fue empezada y bendecida y consagrada por delegados especiales suyos. Sobre su mesa de trabajo había colocado una pequeña estatua de la Virgen de Lourdes, y ante ella laboraba al
concebir aquellas asombrosas Encíclicas. ¡Oh, el sabio
Pontífice, compadeciéndose de los obreros y de los débiles, señalando a los siglos los derroteros de la justicia y
de la paz, guiando a los espíritus con su fulgor de fumen
in ccefo, recibiendo la inspiración del Paráclito ante una
imagen de la Virgen aparecida a Bernardita!
EN EL MONASTERIO DE LA OLIVA
ENTRE LOS MONJES DEL CISTER
ONROJO nos
causa, como navarros, el declarar
que no habíamos estado en La Oliva, y tanto
mayor nos parece la falta cuanto que gran parte de nuestra vida ha transcurrido relativamente cerca de esa joya medieval, gloría de Na*
varra y de la venerable Orden del Císter.
Pero, al fin, llegó el día en que pudimos saturarnos de inefables evocaciones, contemplándolo a placer; un excelente amigo que, ausente muchos anos de su país natal, de! que salió
de niño, a su retorno, no deja rincón de su tierra por visitar, un día de grato recuerdo nos invita a marchar ál
secular cenobio, y allá nos fuimos en potente automóvil.
Hemos llegado: el amplio portón que cierra la elevada
tapia que circunda al monasterio se abre como por encanto al sonido del claxon; al mismo tiempo una campana
suena cuatro veces, anunciando sin duda la llegada de vi-
La Banda del Requeté de Pamplona que ha realizado magnificas excursiones artísticas a importantes capitales españolas,
obteniendo en todas ellas éxitos brillantísimos
Foto. Zaragüeta
¡Oh, la ñifla vidente, la pastorcica humilde del valle de
Bartrés, la conductora de muchedumbres a las rocas de
Massabieille, la que aprendió de la Virgen María a rezar
el Rosario... y el Papa de mirar penetrante, el de alma
infantil y candorosa, el que marcaba derroteros a las naclones y les mostraba, para salvación de ellas, la enseña
del Rosario...!
Cuando Mons. Schospfer, obispo de Tarbes, propuso a
León XIII el levantar en los jardines del Vaticano una
gruta en todo semejante a la de Lourdes, el Padre Santo
acogió la idea con extraordinarias muestras de regocijo.
El 1 de junio de 1902 fue la inauguración solemne de
esta gruta, y el Papa, rodeado del esplendor de su Corte,
bendijo la estatua de la Virgen, deslumbradora de blancura en el agujero de la peña.
—A Ella—afirmó el Papa,—a Ella debo mi salud y mi
longevidad.
Y al día siguiente de esa fiesta, en audiencia privada
concedida al Dr. Boissarie, decía León XIII:
—¡Lourdes es la esperanza! jLourdes nos salvarál...
J. LE BRUN
sitantes: a un costado de la puerta, encorvado por el peso
de los años y también por la ruda lucha con la tierra que
torció sus vértebras, un viejo monje de blanca y cerrada
barba y tocado con la capucha, aguarda que penetremos
en el casi milenario recinto para tornar a cerrarlo.
Al fondo aparece el frontispicio del templo con su maravilloso pórtico flanqueado por dos enormes rosetones;
por cima del pórtico, como a mitad del arco ojival, una
cenefa o*fr¡so muestra su variada y espléndida talla; una
pequeña torre central y dos torreones, que delatan su
construcción muy posterior, se elevan hacia el azul, rematando el frontis del vetusto templo.
Sobre los torreones hay sendos nidos de cigüeñas; las
zancudas, alborotadas con nuestra presencia, prorrumpen
en estentóreo tableteo de carraca; no sabemos por dónde
surge otro monje de albo hábito, joven, fornido y colorado; es Fr. Mauro, un madrileño injerto en vasco que amablemente se pone a nuestra disposición como cicerone
que cantará las bellezas del cenobio; las cigüeñas se han
tranquilizado con la presencia del cisterciense; tal vez tomaron a su cargo la custodia del monasterio, y desde su
LA AVALANCHA
atalaya dan el grito de alarma como lo daban los gansos
en el Capitolio; lo cierto es que al aparecer Fr. Mauro se
mostraron sosegadas; se hace un silencio sepulcral, sólo
interrumpido por el batir de las alas de los cigoñinos, que
ya casi emancipados ensayan en torno al nido torpes e
inseguros vuelos; por la fuerza del ambiente nos sentimos
transportados a las remotas edades medievales.
Fr. Mauro empieza su labor; queda y minuciosamente
nos explica el significado de las varias y caprichosas figuras que el ignoto e inspirado artista esculpió en la cenefa,
según la interpretación que de las mismas dio el docto Párroco de Peralta, nuestro querido amigo don Tomás Biurrun, indiscutible autoridad en materia arqueológica; lúe*
go, por la misma puerta que en lejano día cruzara Sancho
el Fuerte, tras de haber dado fin al magno proyecto de su
abuelo García Ramírez, continuado con ardor por su
padre Sancho el Sabio, penetramos en la iglesia, inmensa
31
diente de la bóveda, llama a coro a la Comunidad con su
lengua de hierro; forzoso es que abandonemos el templo,
pues así lo requiere la regla monacal. Guiados por fray
Mauro salimos al claustro, pleno de luz: soberbia visión
que contrasta con la severidad del templo; por un momento creemos hallarnos en la hermosa Catedral de Pamplona; tal es el parecido de ambos claustros. En una de
sus galerías, vacía y silenciosa, hay una pieza maravillosa:
es la Sala Capitular, llamada con absoluta propiedad cLa
Preciosa», de magnífica pero severa arquitectura; fue el
abad don Aznario de Falces quien presidió el primer Ca*
pímlo que en ella se celebró; nuestra fantasía, desbordada
por tan vivos recuerdos, se traslada a aquellos remotos
tiempos, figurándosenos contemplar a aquel insigne varón,
orgullo de la Orden, abrir solemnemente el Capítulo en el
que habían de tratarse trascendentales asuntos. Adyacen*
te a ella, otra pieza, de corte también severo, a la que con
NAVARRA
OLIVA,- •ClauLstro tflel Real Monasterio (siglo
Foto. L. Roisin
mole de piedra desnuda y gris, con sus tres amplias naves
sumidas en la penumbra, que hablan de la rigidez y auste=
ridad de la Orden; como sombras seguimos a Fr. Mauro,
abrumados por el imponente silencio y la grandiosidad de
la enorme fábrica, que ocho siglos de constante agresión
no han logrado demoler ni aun resquebrajar.
Ninguno de los muchos y célebres templos que hemos
visto nos causó la sensación de grandeza y severidad que
éste; sus paredes desprovistas de toda ornamentación, sus
sólidas columnas rematadas en capiteles en los que el cincel deliberadamente se mantuvo sobrio, sus robustas arcadas, sus muros ciclópeos, su conjunto, enfin,recio y
austero, a la vez que refleja el espíritu ascético que (o inspiró, invita con irresistible empuje a la oración y al recogimiento; excepto unos soberbios candelabros de bronce y
unos artísticos esmaltes del altar mayor, todo es piedra en
el centenario templo; los mismos altares, de una sencillez
primitiva, quedan reducidos a una ara pétrea, y en vez de
retablo, unas sencillas columnas unidas por sus capiteles;
no hay pulpito, completamente innecesario en la iglesia de
una Orden en cuya dura regla figura como uno de sus
principales postulados el silencio; tampoco hay tabernáculo, y las sagradas formas se guardan en un rico vaso,
suspendido de una polea en el altar de la capilla mayor;
todo, enfin,se conserva en su más prístina pureza a través de los siglos y de las vicisitudes de los tiempos.
Otro monje de blanco hábito cruza ingrávido una de
las naves; es el campanero que, asiendo una cuerda pen-
diBcultad llega la luz, nos dice Fr. Mauro debió ser Sala
de los Profesos, y no, como han querido algunos, la de
los Copistas, pues su defectuosa iluminación no se presta
a realizar operación como la de la escritura.
Por una amplia y ruinosa escalera, coronada por una
gigantesca lucerna de ladrillo, obra de un abad sin gusto
artístico alguno, subimos al sobreclaustro que nos brinda
espléndida visión; tras el inmenso recinto tapiado del monasterio, plagado de dependencias, extiéndense los campos
de remolacha, ios vastos viñedos y las piezas de cereales,
abatidos ya, que los monjes han regado tantas veces con
el sudor de sus frentes; el cauce del Aragón lo señalan
las frondosas arboledas que lo flanquean; Carcastilfo, la
coquetona villa ribereña, muestra su alegre caserío, y al
fondo, la Bardena inmensa, con su adustez, sirve de marco
al bello cuadro, y a no nos cohiben las ocho centurias que
en el templo y en el claustro gravitaban sobre nosotros, y
hablamos con más fuerza; sacamos a colación la grandeza de la Orden, y el rostro de Fr. Mauro se anima con
un gesto de entusiasmo; fue San Bernardo el que fe dio
empuje incontenible; tras de la fundación del monasterio
de La Ferté vinieron los de Potigny, Claraval y Morimond, a los que rápidamente se sucedieron más de ciento
sesenta cenobios cistercíenses; entonces penetraron en
España, y el abad Bertrando, con monjes del «Scala Dei»,
fundó, a instancias de García Ramírez, el de La Oliva.
Aun no hace ocho años el monasterio era un montón
de ruinas y escombros; asusta el considerar la titánica la*
32
LA
AVALANCHA
bor que los monjes han tenido que realizar para restaurarlo y hacerlo habitable; los basamentos de los capiteles estaban enterrados, la iglesia servía de almacén de alfalfa, la
hermosa Sala Capitular y la de los Profesos estaban habí*
litadas como cuadras; pero con la constancia de la gota
de agua que cayendo sobre la piedra acaba por horadarla,
asi los cistercienses lograron su secular morada, salvándola de una segura y lamentable destrucción.
Toca a sufinla tarde; de tierras castellanas, preñada
de amenazas de devastación, avanza una imponente tormenta; retumba lejano el trueno, y siniestros relámpagos
surcan el espacio; sentimos que nos invade la congoja; es
que aquella tempestad que se cierne en elfirmamentonos
ha hecho recordar la que ruje en el corazón de los hombres, que amenaza turbar el silencio, el recogimiento, la
oración y el trabajo que, como dones del cielo, imperan
en el secular cenobio cuyos monjes austeros y sobrios re*
parten el bien a manos llenas.
y con aquella dolorosa impresión abandonamos aquella
mansión de paz para tornar a ia turbulencia de la vida en
el mundo.
CERO,
Postrer recuerdo
IBa foco, delirante,
en ef rudo frenesí de ía Bata fía.
EmBriagado por ía gíoria de ía íucBa,
por ios riscos (a victoria derramaBa,
que íatían en su pecBo íos ardores
deí amor de Dios y Patria.
,
IBa ronco, empujado por eí ceío
de íaureíes que codician nobíes aímasl
y zumBaBa siBiíante en sus oídos,
siempre pérfida, ía Baía
que destroza, aí mismo tiempo que ía vida,
iíusiones ías más gratas.
Inconsciente deípeíigro,
sin temores agoreros avanzaBa,
y en íos cuerpos de íos rojos
eíaulíido de ía muerte íes dejaBa.
Mas, de pronto, cuaí caricia aBrasadora,
sintió eí Beso aterrador de ía metraíía,
y saítóse de su pecBo generoso
BorBotones de ía sangre de Navarra,
como roja emanación de los amores
que eí paítente requeté ofrendó a España-'
como cráter de voícán enfurecido,
arrojando por ía BrecBa ardiente íava.
Desgajóse de aquel árBoí, roBíe joven
que era ramo de iíusiones y esperanzas,
eí capuíío de quereres tan fondos,
ía aíegría de ía vida tan soñada.
Y ai recuerdo deí doíor y de ía ausencia,
afíuían a sus íaBios ías congojas y píegarias,
porque es triste morir íejos deí cariño
de una madre, de una novia, de una Bermanal
que si eí odio de una ÍucBa fratricida
mata cuerpos y esperanzas,
eí pensar en íos amores indeíeBíes,
¡cuántas veces, ay, ía muerte no aciBaraní
Y saítando en BorBotones turBia sangre,
y rodando de sus ojos tristes íágrimas,
eí siíencio aterrador rasgó con ayes,
deíirando en fieBres de aíma:
—¡Cuánto siento que esta Berida que yo ofrendo
por mi Dios y por mi Patria,
me retenga aquí tan lejos de mi aldea,
de mi madre, mi morena y mis Bermanasj
y es el coímo deí doíor morir tan íejos
de dó puesta tengo eí aíma!
Que si ayer tuve caricias
y gocé tiernas miradas.
Boy, privado de estas dicBas amorosas,
agonizo entre impoíuta nieve Bíanda,
mancillada tantas veces por ía sangre
generosa de íos Bijos de Mdvarra.
¡Cómo evoca eí Bien perdido
anBeíante y triste mi aíma,
y ías Boras tan feíices que antes tuve
al faítarme y recordarías, ay, me matan!
,. Y, conozco que mi vida se me va
por ía puerta de esta Berida ensangrentada.
Con eíía van mis amores
y mi juventud que acaBa,
y me muero sin caricids, sin aBrazos,
sin el sol emBriagador de tus mirddas,
sin tus Besos, madre mía,
sin tus flores, niña amada.
Pero no, prendas queridas,
que ayer fuisteis mi ilusión y mi esperanza,
no líoréis, porque me muero con ía dt'cBa
deí que ííeva ía Bandera por mortaja.—
Y sdcando de su pecBo un reíicario
con ía Virgen de su pueBlo tan amada,
en íos rojos BorBotones de su sangre
ía tiñó, mientras graBaBa estas paíaBras:
«5/ a tus manos, mi adorada morenita,
esta estampa enrojecida te ííegara,
en su sangre ía Ba teñido este tu amante,
que Ba caído defendiendo a Dios y a España.1*
• •
Y cerró mon'Bundo íos ojos
cuando eísoíse acostaBa,
y a ío íejos seguían siíBando,
perdidas, tas Balas.
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Conferencia del P. Risco en Pamplona—Interesante y provechosa fue la conferencia que el sábado último,
6 del corriente, dio en nuestra ciudad el celoso jesuíta e
ilustre literato R. P. Alberto Risco, del tema "La fe y piedad de los defensores del Alcázar de Toledo,.
Tuvo el P. Risco, como dice un querido colega, el
acierto y el encanto de emocionar al público, que le
aplaudió con entusiasmo,
f ¡Qué impresión tan profunda causaron en los oyentes
que escuchaban la hermosa conferencia, la figura del heroico general Moscardó, fervoroso católico, y la de sus
dignos compañeros del Alcázar!
Esperamos con ansiedad la oportunísima obra que ha
escrito el P. Risco, insigne hijo de San Ignacio, con el
título "La Epopeya del Alcázar de ToledoHf que ha de
ser leída por todos los españoles con verdadero deleite.
¿Qué es el marxismo?—Según el insigne escritor Pemán, es robar, violar, abrir el vientre a las mujeres, bombardear el Pilar de Zaragoza, nuestros monumentos artísticos y nuestras ciudades abiertas.
A nadie se le ocurrirá ya nunca más dar trato de convivencia legal a semejantes hordas de bárbaros...
A nadie se le ocurrirá ya hablar de una clausura temporal de las Casas del Pueblo, como a nadie se le ocurriría en la guerra de la Independencia hablar de una
expulsión temporal de los franceses... sino de la expulsión y e! exterminio totaf.
Así pensamos que debe hacerse y estamos convencidos que se hará, porque lo exigen los que luchan y mueren heroicamente en el frente de batalla, los que ofrecieron sus hijos, los que sufrieron bajo ¡a tiranía roja, Esparta y la civilización cristiana de todo el mundo.
El peor robo.—El peor robo es quitar a las gentes de
bien su buena fama.
Decía Shakespeare: "El que me roba la bolsa, roba basura, el que roba mi buen nombre, ese sí que es ladrón..
Estad, pues, atentos: yo sé que habéis calumniado...
Se os podía condenar por ladrones.
Sois de aquellos de los cuales dice el Profeta que pusieron su boca contra el cielo y arrastraron por el fango
su lengua.
No hay peor puñal que una mala lengua.
Deberes de los obreros. — El sabotaje, ¿qué es?
— Es el perjuicio causado a los patronos, inutilizando
materias o instrumentos, no dando el debido rendimiento, etc.
—¿Es lícito el sabotaje o inducir a otros a hacerlo?
—-De ninguna manera; tanto el sabotaje como la inducción al sabotaje, es en si injusto e ilícito, y el hacerlo
obliga, de suyo, a restituir al perjudicado en los daños
causados; restitución de que únicamente la imposibilidad
de hacerla, mientras dure esta imposibilidad, puede
eximir.
Normas para la nueva España. — Copiamos las siguientes líneas de las Conclusiones que la "Confederación Católica de Padres de Familia, elevó al Jefe del Gobierno del Estado español:
"Toda la Enseñanza debe ser Católica, informada por
un espíritu educativo enlazado con la Tradición española. Más que contra el analfabetismo iletrado hay que ir
contra el analfabetismo moral. Y eso no se logra con el
abecedario, sino con el Catecismo.
.Debe respetarse eí inalienable derecho de los padres
a educar a sus hijos, y at propio tiempo el Magisterio
divino de la Iglesia, mediante un régimen escolar concordado en el que la Jerarquía Eclesiástica ejerza su vigilancia en ¡a Enseñanza.,
t
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EL PRESBÍTERO
D. Francisco Javier Solano
Don P edro Martin ena
socio de la "Biblioteca C atol ico- Propagandista.
socio de la "Biblioteca Cató! ico-Pro pagan dista.
faffeció en Arguedas en enero de 19-37
R 1. P.
faffeció en Artazu el 25 de enero de1937
R. L P.
La referida Sociedad y su órgano en la prensa LA AVALANCHA ruegan a los socios, lectores y personas piadosas hagan
a caridad de encomendarles a Dios en sus oraciones,
Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 de diciembre de 1890. concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco padrenuestros y
avemarias en sufragio de las almas de los socios difuntos,
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