Ll MEDIdlM ECLÉCTICi

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AÑO 2°-NÜM° 14..
#
FEBRERO 1850.
Ll MEDIdlM ECLÉCTICi
PERIÓDICO MENSUAL,
CONSIDERACIONES TE<5RICAS Y PRACTICAS DE LA MEDICINA ANTIPERIÓDICA DBSDE EL DESCUBRIMIENTO DIS LA QUINA, Y
CONCEPTOS VARIOS SOBRE ESTEÍ R E M E D I O S E G U Ñ L A S
SAS
DIVER-
ESCUELAS MEDICAS.
U N A S enfermedades muy estendidas en el globo, qué
acompañan al hombre encuási todas partes^ eácollopoí;
mucho tiempo de la Medieina, consigdienon al prinr.
cipio del siglQ XVII un mmedio empírico riiltfóéucido
prpntíamente ien la materia rnéditía por sus¡babnos efecfj
tos, lustre y rango que adornaba á los enfermos en
quienes se obtuvieron las pnfflérás CüfacíOnes. No que
dejara de obtenerse alguna curación de las calenturas
intermitentes antes del descubrimiento de la quina;
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LA MEDICINA ECLÉCTICA.
pero como espresa Sydenham, que fué testigo de la adquisición del nuevo específico, las tercianas y cuartanas
eran antes del hallazgo de los polvos de los Padres (*)
el descrédito de los médicos y remedios empleados. Con
la introducción en la materia médica de este remedio
Herciíleo, segon la espresion del práctico de Londres,
ganó muchísimo la humanidad, y algún revés debido
á la propinación de la quina durante la accesión, junto
con recidivas de la enfermedad, retardaron su general
propagación. Asi que, necesarios fueron algunos anos
para el uuániitne y general asentimiento de la virtud
antifebril y no nociva déla quina; luego de generalizado su conocimiento, otras virtudes preciosas se hallaron en la feliz corteza que nos vino del Peni. Por su
amargor muy marcado, y propiedad estíptica que á su
mucho tanino se debe, como un poderoso tónico y antiséptico se propinó la Cincona. Algo caídas en desuso
las teorías humorales de las calenturas intennitentes
qué dirigían al práctico en su terapéutica, sustituidas
aquellas por otras que formulaba la escuela del solidismo, muy estendida ya por Europa, esplicóse la virtud
antiperiódica dé iá .quina por so acción tónica ó astringente^ ó sin acumular palabras, que nada en resiímen
dicen, ingenuamente admitióse el exacto al par que
sencillo lenguaje de la esperieucia.
Sin embargo, no fué descuidada la propiedad tónica de este remedio para propinarlo á otras enfermedades no de carácter iuterraitente, y qué las miras ted*
ricas Unas veces y otras la atenta observación hacia
combatir con tónicos y estimulantes. La debilidad directa ó indirecta de una esaiela célebre por el talento
de su fundador, que la vio dominar por toda Europa^
(*) £« Subido que la quioa xe conocía por mucho tiempo con el nombre de
pulvís patrum, aludiendo á los jesoitis que desde el Perü la propagaron por
Europa: con ette epíteto habí* de la quina el autor ingles citado.
i* MfcoiciiiA «eii¿ETic*.;
S7
hálld un poderoso ausilio en la cortezaPeruviana, aso*
ciada á los estimulantes mas ó menos difusivos»
La química que se adelantó á querer; esplicar algo
deles fenómenos vitales de la economía en su estado
sano y enfermo^ (Son las atracciones y reacciones moleculares de sus variadas descomposiciones, fio dejó- dé
ejercer su influencia en la elección de la quina para su
terapéutica. Gomo sustancia amarga y astringente, absorbida y llevada al torrente general de la circulación,
aumentaba, mas que fuera momentáneamente, la plasticidad de la sangre, al propio tiempo que en contacto
con los órganos dispertaba su tonicidad molecular, y
era un escelenle antipudrido.
Con el descrédito de la polifarmacia que abrumaba á los enfermos, preparado de un ínodo favorable el
campo de la Medicina práctica para los progresos de
un nuevo sistema, que con miras opuestas á las de los
partidarios de la multiplicada'debilidad directa é indirecta, debia simplicar sus indicaciones hasta pararen
el estremo de conferir á todos los agentes farmacéuticos unas propiedades idénticas, confundidas en el nom•bre genérico de irritantes ó estimulantes, con su oportunidad la nueva escuela fisiológica debia obtener numerosos triunfos en sus primeros ensayo.3 prácticos. Con
la multitud de remedios prodigados con mano generosa, que un espíritu de sistema amontonaba en los pacientes, olvidados que habiansido los preciosos preceptos de los maestros del arte que los reprobaban, no es
nada estrarto que una terapéutica sencilla que dejaba
al organismo en cierta necesaria quietad después de
haber rebajado la sobreabundancia de actividad, consiguiera lauros que á pesar de la elocuencia y espíritu
suspicaz de su propagador, viérouse marchitados ííates
que este descendiera al sepulcro.
Pero hubiera sido resistir demasiado i la evidencia
negando la escuela físiiológica la virtud antifebril de la
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lA MEblCINA ICtÉCWCAí
quina, cedió esta vez á la multiplicada esperieneiá dé
todos los días, y la coríeto Peruviana tuvo la gloria de
ser respetada por el sistema que todo lo condenaba, no
siendo antiflogístico. Escollo las calenturas intermiten^
tes, en el cual han naufragado todos tos aistemas cuando han tratado de abordarlas^ la teoría de la irritación
y turgencia de los vasos capilares dé las vias gástricas^
tuvo que valerse también del nombre de periodicidad
para una viciosa esplicacion; cual si algo se hubiera
adelantado uniendo la idea de periodicidad á la de irritación, como si la primera no incluyera toda la esen-i
cia de la d^ltencia, y con ello el activo y seguro poder
de la corteza Peruviana.
Conocedora la escuela fisiológica de la insuficiencia
de sus elementos teóricos, para con ellos espÜMr las calen toras iotermitentes, vio una puerta honrosa de sa-^
lida luego que dos ilustres químicos destjobrieron la
quinina en ia cortsezá del Perií, se pudo propinar uu&
nueva st^tancia qoe reooia toda la actividad del pre-!
oioso remedio^ sin partes heterogéneas que sobreesci-?
taban ai testácb^^ y desarrollaban activas inflamacio-!
nes. La escuela fisiológica abrazó á la quinina y sus sales como agentes farmacéuticos menos irritantes que el
polvo de la quina.
Otra escuela módica, ya célebre cuando aun estaba en su apogeo la llamada fisiológica, y que contribu•
yó algún tanto á derribarla, estudió tambiert los efectos de la quitiina^ Nacido eu Italia el contraestímulo,
progresó consecutivo del solidismo con sus propiedades
vitales reducidas á sus mas sencillos elementos, tuvo
desde su origen dos genios médicos sobresalientes, que
le hicieron brillar cotí oportunas aplicaciones. De la escuela fisiológica se conoció un solo maestro y multitud
de esclarecidos discípulos; de la escuela del contraesttmulo puede decirse fueron dos fundadores, Rasori y
Toraasini, habiendo el primero suministrado su nom-
bré al sistema. Remedando la nueva tecnia italiana la
idea del predominio del estado general sobre cualquier
afección local, como lo había antes formulado el profundo, médico escoces, y simplificando los sufrimientos
morbosos de tal modo que el esceso de actividad gene*
«ilmentíe: debía siempre combatirse, halláronse una serie dfirfrwedios farmacéuticos que por su acción dina»»
mica sobré t<ído el organismo poseían lá preciosa propicjdaid de rebajar la escesíva vitalidad: llamáronse tales agentes, primero contraestimulantes, luego mas tarde hipostenisantes. La escuela del contraestímulo apenas atiende á la acción inmediata sobre los órganos de
1^ preparaciones medicinales que subministra; al contrario , esta primera impresión sobre el aparato encargado de ser el intermedio entre el agente farmacéutico
y toda la economía, es muchas veces desatendible 6
contraria á la mas principal. Toda vitajista esta teoría
médica, no se para en la contractibilidad d tonicidad
que una primera impresión despierta, olvida la irritación que momentáneamente desarrollan los agentes de
la malcría médica, nada valen sus afinidades químico
•vitales; hacer bajar el dinamismo vital es las mas veces el todo; para conseguirlo pulula sus preciosas y
exactas observaciones.
Donde empero el contraestímulo entra en el terreno
de las localizaoioues de las enfermedades, es en sus hipostenisantes especiales délos principales aparatos. Con
la acción contraestimuiante de determinados remedios
para ciertos órganos con especialidad, las afecciones lo-r
cales de éstos obtienen poíierosos agentes farmacéuticos,
capaces de combatirlas sin un contacto inmediato coa
ellas.
Quiso la fatalidad médica que la quina y sus preparados fueran también clasificados por estos medidores del dinamismo vital. Gonsccueute á las vivas reac*
eiones que en las calenturas intermitentes la quina
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LA MEDICtNA ECtíCTICA.
aparta, destruyendo con ello la enfermedad, colocase
el precioso específico en el cuadro de los hipostenisantes. Otras enfermedades también con escitaciou vital
algo ambigua, hallan su seguro remedio en la corteza
del Perií, y sin haberse descifrado de un modo satisfactorio aquella escitacion en so naturaleza, como contraestimulante se anot<5 la feliz virtud qué en ellas ejercía el bien hallado remedio. Error muy antiguo, que
acompafla muchos esperimentos médicos, y en el que
se cae todos los dias, querer juzgar de los medios terapéuticos tan solo por los síntomas aparentes que aquellos combaten, cual si las mas completas analogías
muchas veces no confundieran enfermedades totalmente opuestas. Y cual si la cohorte de síntomas variados
que nos revelan la sobreescitacion del organismo, no
fuera amenudo la misma, aun en casos distintos, ya
por su naturaleza, marcha, terminaciones y remedios
mejor justificados por la esperiencia. Queriéndose con
el contraestímulo esplicar la actividad de la corteza Peruviana en el escorbuto, y con ello justificarse su virtud contraestimulante aun en tal grave dolencia, recuérdanse los bellos efectos que en la citada enfermedad se obtienen con las evacuaciones de sangre generales, de seguro medios terapéuticos los mas directamente hiposten isa ntes. Pero para que la citación de los médicos italianos fuera enteramente exacta, debiera comprender una importante distinción en el escorbuto, no
olvidando el verdaderamente asténico, el mas felizmente combatido con la quina, muy diferente de otro
de carácter agudo, con viva irritación del sistema capilar sanguíneo y viciación de la sangre, en el cual hemos visto escelentes resultados de las evacuaciones generales sangoíneas.
Como quiera, la quina vuelta hipostenisante, como
si dijéramos debilitante general, eu manos ó mejor á
los ojos de los Rasorianos mas avanzados, nada estra-
tA MEJJICIN* Í!CI*ÉCTICA,
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ño es si la quinina y sus sales obtuvieron igual concepto y como tales fueron propinadas. Asi sucedió que el
sulfato de quinina en el reumatismo agudo dado á altas
dosis y de un modo progresivo, muy pronto se contó
como el mas seguro remedio. Y cabalmente esta aplicación de la sal de la quinina se hizo en una enfermedad en la cual el elemento flogístico mas domina, donde sobre su existencia no oponen duda alguna las escuelas médicas mas opuestas. Alguna que otra desgracia sobrevino con la administración del sulfato de quinina; pero portentosas curaciones hablaron mas recio
que los pocos reveses. Los prácticos que estudian á la
naturaleza, y solo atienden á los resultados de sus esperimentos, si bien sonreían, al leer las exageradas esplicaciones de la acción dinámica debilitante de la quinina, según los conceptos délos partidarios del contraestímulo, no pudieron con todo negarse á los hechos
de cada dia. Ya de sí obscuros é inesplicables los efectos de la preciosa corteza del Perií en las calenturas intermitentes, á pesar de ser aquellos los mas seguros
que posee el arte, nada importaba la incomprensibili• daid de un nuevo hecho pata hacer otr*a hueva concesión en favor del remedio que también habia merecido
de la humanidad enferma. Por otro parte, multitud de
ejemplos habia ofrecido el estudio de los remedios farmacéuticos administrados ÍÍ altas dosis, de su diferente
acción de cuando se emplearan en menor cantidad, sin
una repetición progresiva ; los purgantes salinos dados
aisladamente y á dosis regulares, escitan las vias gástricas y hasta pueden desarrollar flecmasias en ellas. La
medicina purgante salina á dásis in;is crecidas, y repetida con cierta debida progresión, obteniendo evacuaciones regulares, es un mndio poderoso de contracstímulo de los órganos gástricos, y á propósito para combatir la sobrecscitaclon de estos y aun alguna de sus
flecmasias. De modo que la atención del xnédico, per-
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ÍA MEDKTOA SCCácriCA.
diendo todo asombro para los admirables efectos qoe
ño aguardaba de los remaiios, y que tal vez repagnabari á su modo de ver ea terapéutica, solq ha cteido
debía por sí misma encargarse de reproducir los esperimentos, oo buscaodo por ahora la esplicacion de ellos.
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IMPLANTAClOfí DE LA PLACENTA EN EL CUELLO
U T E R m O ; TRATAMÍENTO DE LAS HEMORRAGIAS
Á QUE DA LUGAR.
DEBE tenerse en consideración la época mas o menos avanzada
del embarazo. EfectivaineiUe , sobreviene una hemorragia al sesto
mes del embarazo, los medios que se deberán emplear no son las
mismos qw si ella tiene lugar por primera vez en el octavo y con
mayor razón en el noveno. A los seis meses el orificio interno del
cuello estd comptetamente cerrado , y si sujre alguna dilatación ó
un libero reblandeciinienlo es debida d los Jenómenos de la hemorragia. A los ocho mises el orificio interno esta d punto de dilalar•le , y esta dilatación comienza d verificarse hacia los primeros días
del noveno mes.
A los seis meses, si tiene lugar el aborto, el feto nacerd muerto
por precisión, mientras que d los ocho y sobre todo d los nueve será
viable. Por interés del feto, pues , se debe por todos los medios posibles detener la hemorragia, y prolongar el término del embarazo.
Alguna vez seremos bastantes felices para conservar la vida d un
niño que irremisiblemente hubiera venido al mundo, si su madre le
httbiera dado d luz d los seis meses, mientras que si podemos
aguardar (ilgun tiempo mas nacerá con vida. ¿De qué medios podemos valemos cuando seamos llamados para suministrar los recursos del arte d itná muger embarazadt
en quien sobrevenga una
herlíorragia? Lo primero que debe hacerse es averiguar la causa,
se comienza por inquirir los signos racionales, después se tacl'a:
pero frecuentemente no se puede alcanzar hasta el cuello; ep este
caso se procurará provocar los movimientos de peloteo, siguiendo el
consejo de Mr. Cazeaux, sin olvidar cuando se tenga la fortuna de
llegar al principio de la hemorragia de examinar el colof de la
VA MEDICINA BCL¿CTICA.
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sangre. Dehe entonces tomarse en cuenta el estado físico de la muger, la abundancia déla hemorragia, la presencia ó ausencia de
los dolores.
Si hay contracciones uterinas y el derrame de sangre sigue aumentándase durante ellas, se tendrá una presunción muy fuerte sobre la causa de la hemorragia; pero si falta este último signo, si
la hemorragia ha tenido lagar sin causa conocida, por la Hoche,
durante el sueño, si la tnager es pktórica y robusta, el pulso es
duro Y lleno, se practicará una sangría corta. Sin embargo, es preciso ser algo circunspecto en el uso de la sangría, sobre todo si los
síntomas que se han recogido nos hacen sospechar una inserción de
la placenta en el cuello uterino; pues en este caso debiendo reno\.>arse muchas preces las hemorragias durante el curso del embarazo, la
muger tendrá necesidad de todas sus fuerzas para poderlas soportar. Si se practica la sangría , debe esta ser corta , y mas bien como repulsiva que como depletoria. También se hará acostar ala
muger en un colchón de crin en posición horizontal, teniendo cuidar
do de que el bacinete esté algo mas elevado que lo restante del cuerpo: el cuarto debe ser espacioso y bien ventilado, y no ha de haber
mucha luz, guardándose en ¿leí mayor silencio; y sobre todo íe
ha de fortificar el moral de la muger.
Jl mismo tiempo se echará mano de los medios generales, tales como bebidas /rías aciduladas; se aplicarán compresas de agua
fria, agua avinagrada sobre el vientre, y amenudo, cuando la
hemorragia es ligera, principalmente cuando se presenta por primera vez.
Las observaciones que yo mismo he hecho con respecto al centeno de cornezuelo me inducen á creer que está contraindicado siempre que se quiera prevenir' un aborto. Si este medicamento no obra
alguna vez mas que como hemostático, es tan solo cuando el útero
se encuentra en estado de vacuidad; pero sobre lodo por la acción
ispeciaique tiene sobre la fibra muscular de este órgano es como
provoca su contracción^
No siempre se detiene la hemorragia con solo los medios que
acabamos de indicar: el orificio interno del cuello , continuamente
hit nado en sangre, é irritado por la salida de los cuajarones, se
dilata y por desgracia sobrevienen contracciones uterinas para hacer la hemorragia mn% peligrosa.
Sise dejan continuar estas contracciones Vendrá inevitablemente
ti aborto, para impedir el que tenga lugar, ta primera idea que
oriirre el práctico es el prevenir las contracciones de ta matriz cuando aun no han comentado ó detenerlas asi que se presenten. Cuandü la muger haya perdido una gran cantidad de sangre debe abandonarse el uso de los refrigeradles ) continuarlos por mas tiempo M*in esponerse á que la enferma caiga en una postración que puede
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s
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I-A MEtJlCm* ECLÉCTICA.
ser fatal. Al contrario, para remediar algunas veces la tendencia
que se manifiesta d los desfallecimientos y dolores epigástricos,
determinados por la pérdida de sangre, es preciso calentar d la
muger.
Desde mucho tiempo se emplea el opio como medicamento pro^
pió para detener las hemorragias uterinas, y su eficacia es incontestable. Los autores antiguos, tales como Erffman, le
usabanya.
Fale mas emplearlo en lavativas que por la boca, porque amenudo
es arrojado por el vómiio.
Se pueden dar df 50 «' 80 gotas de láudano de Sydenham en
lavativas en el espacio de una ¡¡ora, y comunmente se ven suspenderse las contracciones uterinas. Si al cabo de un tiempo mas ó menos largo vuelven d reaparecer, se reiterará el emfUeo del mismo
medio, reduciendo la dosis en una mitad.
Mr. Lavacher ha elevado la dosis hasta 200 golas en el espacio de algunas horas. £/Journal «le mádtíciiie pt ihiiiir^li* pracliqucs ¿ia el análisis de una memoria publicada por Mr Gillemot sobre el uso de algunos medios propios para contener los abortos inminentes, particularmente sobre el uso de los opiados. Este nu-dtco
dice que el medio mas ventajoso para prevenir las coulraccioiies del
útero , 68 el opio.
En una nota, añade el redactor del mismo periódico , que esta
raedicaciou ta gerieralizándDse y in«i;hos práclicis» recutKfu Imy
día á ella, ya para detuntT tas cnntracciotu'S preinatiiras del dter.i,
ya para cambiar la iiatoraleta do los iusjiportables dolores qae atormentan á las rnugKre» eii los partos á l«*r(jnino.
Burus, Cazeaux, y P. Dubois estdn acordes en preconizar el
empleo del opio.
El estudio del mecanismo como se producen las hemorragias puede servirnos de guia para apreciar la utilidad de hs medios que se
han preconizado para combaiirlits.
En las hemorragias por implantación de la placenta en el cuello
uterino, la sangre se derrama de los vasos rasgados ó rotos ile
una manera continua; pero es espel'ida d cada contracción. Durante la relajación se acumula entre la cara interna de la matriz y las
membranas del huevo : vierte en seguida tina contracción y arroja
toda la sangre acumulada. Si no Imbiese contracción, la sangre podría coagularse y cerrar los orificios de los vasos abiertos.
Los efectos del opio son producir una suspensión- de las contracciones uterinas y por consecuencia la coagulación de la sangre úcumulada.
Las hemorragias qae sobrevienen después del parto son debidas d la inercia del útero. El comadrón debe procurar que vengan
de nuevo las contracciones, pues bajo su influencia la matriz se
aprieta y endurece. En este caso el sécale cornututn es de mucha
LA MEDICINA'ECI.ÉCTICA>
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Utilidad: revivando las contracciones uterinas suspende la hemorragia.
No concebímos tjue pueda ser de otra manera la acción del centeno como hemosldtico : y creemos que empleado en los casos de iinplaniiirion de la placenta obrarla conw aborti^'O.
Debemos hacer fijar muy particularmente la atención de nuestros lectores en los casos de hemorragia alíjelo de esta memoria.
Noso/ros le hemos empleado en casos de liemorragia con contracciones uterinas-, y después de haber reconocido ¡fue una porción de la
placenta estaba implantada sobre el cuello y hemos suspendido las
cuní) acción/s uterinas y al mismo tiempo la hemorragia , quedando
lan solo un ligero rezumo de sangre que cedía al uso de los medios
generales de que hemos baldado mas arriba.
El opio , pues, es escelente medicamento en estos casos : su empleo nos hace conseguir vn objete que casi no nos atrevíamos ni d sonar , cual es el de prolongar el embarazo hasta cerca de su término, y por consiguiente de dar d luz un niño vivo.
Si la hemorragia fuese escesivamente abundante, si la muger
hubiese perdido mucha sangre, y la dilatación del cuello fuese casi
•completa, antes que el medicamento pueda hacer sentir sus efectos,
la muger habrd dejado de existir. Si se sospechase que el feto habla muerto, los accidentes d que sti permanencia en el útero puede
dar lugar, contraindicarían el uso de este medio.
Suíire todo ae ha de tomar mucho en cuenta el estado de debilidad en que se encuentre la enferma, pues nos ha sucedido alguna
i'cz el encontrar el cuello dilatado de un diámetro como una pieza
' de dos atarlos > laxo y dilatable en su mayor estension, y esto no
obstante, las contracciones utertitas se han suspendido lo mismo
fpie la hentm'ragia.
Un casv de -los maS conclnyerites para nosotros, y que rtos prueban evidentemente ia eficacia del opio eH las eircunsíancias que nos
vcupan, es el siguiente ••
Una muger que vioia d media legua de la ciudad, embarazada de siete meses, tuvo hemorragias tres veces consecutivas con intervalos de quince días.
Nosotros habíanlos podido comprobar la inserción de la placenta
<en el cuello del útero. Cada vez que se presentaba la hemorragia iba
acompañada de contracciones uterinas Í y por medio del Idudano
administrado en lavativas, conseguimos suprimirlas.
Había llegado esta muger cerca del término del embarazo
cuando se presentó la cuarta hemorragia. La partera que habían
ido d buscar dates que llegdsemos nosotros, habia tupomido. Habiendo perdido esta muger una gran cantidad de sangre se encontraba escesivamente débil; por lo que creímos que lo mejor era terndiuir el parto. Sacamos el tapón ¡ é hicimos la versión^
•
36
t * MtDICISA ECLÉCTICA.
El niño salió muerto: pero tenemos la convicción de que si d
esta muger se la hubiese socorrido eC tiempo, es decir, si se hubiera terminado el parlo dnles que ella hubiera perdido tanta sangre,
el niño habría nacido vivo.
Asi pues, la observación, esa antorcha luminosa que debe
guiar al médico en su práctica, nos enseña, que cuando seamos llamados para suministrar los recursos del arte d una muger atacada de hemorragia uterina, aun cuando comprobásemos que depende de una implantación de la placenta en el cuello, que este estuviese dilatado considerablemente y que existiesen contracciones de
la matriz, d menos que la hemorragia no sea fulminante,
amenazando estinguir por momentos la vida de la paciente, es preciso no
apresurarse d terminar el parto; por el contrario, dntes de todo lo
primero es detener el derrame de sangre.
Leemos en el Journal de rnédeciiia el chirurgie prai tiques que
tos opiddos han probado coostaiitTnenti» en casos de alioilo muy
adelantados; nosotros hemos visto á esta roedicaciou suepcndfr las
contraocioues uterinas cuando existían dolores violentos, pdrdidas
de sangre acotnpafiadas de dilatación del cuello.
Para administrar el opio no es necesario aguardar siempre d
la aparición de los dolores ^ signo indudable de un trabajo comenzado No debe olvidarse que durante las hemorragias hay contracciones insensibles que no percibe la muger, pero cuya existencia
puede notarse aplicando la mano en el bajo vientre ó tacidndola;
entonces se siente como las membranas se dilatan y se contraen en
él cttelfá d cada contracción qae se produce.
recabamos de indicar el tratamiento que debe adoptarse cuando
la muger es de una constitución robusta , la hemorragia no es fulminante, y existe un cierto grado de dilatación del cuello acompañada de contracciones de la matriz, declarándose esta hemorragia
al sesto ó sépiitm mes de la gestación, y (fue en fin la placenta no
cubre mas que una parte del cuello. Ahora supongamos lo contraria.
La mugef es débil, la hemorragia abundante, y si d pesar de
esto el orificio interno del cuello permanece cerrado, y estd tan sumamente rígido que se oponga d la introducción del dedo, ¿qué deberá hacerse en semejantes circunstancias ? A pesar de los inconvenientes inherentes al taponamiento, que, como es bien sabida,
provoca el aborto reteniendo en la cavidad del úíem la sangre que
debia derramarse al estertor y que distiende este órgano formando
un coágulo que podrá aumentar el desprendimiento de las membranas y la placenta, al mismo tiempo que irritará el cuello de la matriz y determinará las confracciones de esta viscera, el taponamiento, no obstante lo dicho, es el único medio que poded emplearse
con alguna esperama de buen éxito. Sin embargo, no somos tampoco partidarios de la opinión de Leroux, que al principio de una
LA MEWCWA EClÉCTJCAf
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pérdida da el consejo de Javorecer la formación de un codgulo saliente , ddndole un punto de apoyo.
Nosotros somos de parecer que el tapón, cuya eficacia es por
otra parte incontestable, no debe ser empleado sino cuando no puede detenerse la hemorragia por ningún otro medio, cuando la pérdida sea fulminante f la rigidez del cuello no permita la introducción del dedo.
^
Se ha dado también el consejo de aumentar el volumen del tapón d medida que se dilata el cuello; pero nosotros creemos que
este consejo, escelente en teoría, es perjudicial en la prdctica.
Efectivamente, ¿ como obra el tapón? Poniendo un dique que detenga la sangre en el interior favoreciendo la formación de un codgulo , que se aprieta entre él y la placenta ó las membranas.
La parte cerosa se separa de la sangre, luego se forma una
concreción que contrae adherencias y suprime el derrame. Es evidente que si se retira el tapón, el codgulo, que le estard mas ó
menos adherido seguirá con él,y la hemorragia, que se habia suspendido por un momento, comenzard de nuevo. El tapón una vea
aplicado, debe permanecer en su lugar, d nuestro entender, hasta
que se tengan grandes presunsiones de que la dilatación del orificio
interno del cuello permite d lo menos la mlroduccion del dedo. Enlónces, si la hemorragia continuaba deben seguirse los preceptos
que da P. Duhois. Este célebre comadrón, cuya autoridad puede
invocarse , es de parecer que, cuando no hay mas que una parte de
la placenta implantada sobre el cuello, que este se halle poco ó completamente dilatado, Y la hemorragia es abundante, es racional el
' romper las membranas, d fin de que la matriz, volviendo sobre sí
misma después del derrame de las aguas , fuerze la cabeza ó cualquier otra región quf presente el feto d aplicarse sobre el cuello y
comprimir la parte desprendida de la placenta. Entánces el icueilÉ,
que casi siempre ha sido puesto en relajación por el derrame de la
sangre, se deja dilatar fdálmente para dar paso d la cabeza del,
feto; si éste se presenta en esta posición , ó permite la introducción
de la mano sin mucho esfuerzo para proceder inmediatamente d la
versión si la posición del feto lo reclama.
J. R. Marintts no habría calculado bien el efecto de la compresión de la parte desprendida de la placenta por la cabeza ó cualquier otra región del feto , ruando dijo que la ruptura de las membranas , ninguna utilidad podría traer en una kemcrragía que dependiere de la inserción de la placenta en el cuello del útero, y que
por el contrarío nos espondriamos d ver aumentar la pérdida de
sangre d cansa de que las contracciones uterinas se harían mas
fuertes.
Hace muchas años que P. Dubois pone en prdctica este precepto
en el hospicio de la maternidad con el mejor éxito, y 4 mi nü ha,
ido perfectamente siempre que le he usado.
38
I.A MEDICIS* ECLÉCTICA.
La abertura artificial de la bolsa de las aguas durante la hemorragia no es , por oira parle, un medio de fecha reciente: dos
autores antiguos hacen mención de él. Mauríceau y Puzos aconse~
jan practicar la abertura de las membranas para contener las pérdidas que sobrevienen durante el parlo.
Caparon aconseja también, que tan prorílo como la dilatación
del cuello permita la introdurcion de la mano, se rompan las membranas y se vaya d buscar tos pies para terminar el parto.
Sin embargo se nota bastante diferencia entre el mí todo aconsejado por Ctipuiany el que aconseja P. Duhois. El primero pide
una dilatación del cuello Kjue permita la iiurodttccion de la mano, y
aconseja la terminación pronta del parto, mientras que el segundo
se contenía con una ttilalacinn suficiente para introducir el dedo; y
si la muger ron serna fuerzas bastantes, la pérdida no ha sido muy
abundante, y el feto se presenta en posición conveniente, confa á
la naturaleza la terminación del parto.
Cuando por el tacto se ha reconocido que ¡a placenta se implanta
centro por centro en el cuello de la malrit,, nosotros creemos que se
deberá terminar el parlo tan pronto como se pueda penetrar en la
cavidad uterina.
En estas circunstancias sobretodo es preciso seguir el consejo
que da Rigby de no aguardar que el ruelh esté dilatado: basta
que sea dilatable. Esle autor trae trece observaciones de mugeres
que sucumbieron d esta especie de hemorragia por haber dijen'do
demasiado tiempo la operación.
Si el cuello esld rígido y no permite mas que la introducción del
dedo, es preciso taponar,=^[Dr. Wahu.)
íWVW^WVt^ftnrt/»
DE LA SOLUCIÓN DE POTASA CÁUSTICA CONTRA LA
ESTRANGÜRIA PRODUCIDA POR L\S CANTÁRIDAS.
La irritación que algunas veces produce la aplicación de los vejigatorios se ca'ma ordinariamente
con un baño general ó con uso de las pildoras de opio
y alcanfor', pero fhay casos en que el opio se ha fia
contraindicado porque existen accidentas cerebrales, en
cuyo caso exaspera á veces los dolores de la vejiga en
lugar de calmarlos. El profesor Roberto Mulock se ha
servido con utilidad en casos semejantes de la disolución de potasa cáustica ñ la dosis de treinta gotas en
medio vaso de agua cada media hora, con cuyo ausilio cesa completamente la irritación á la segunda
l A MEDICINA ECléCTICA.
39
dosis, siendo raro que haya que emplear la tercera.
Mulock adoptó esta medicación en vista de los buenos
efectos que hahia obtenido en las irritaciones de la vejiga en general. Es necesario observar que la disolución de potasa de las farmacopeas inglesas consta de
las proporciones siguientes:
Carbonato de potasa. . . . 500 partes.
Cal viva . . . . . . .
250 w
Jgua destilada» . . . . . 4000 w
ííA/ívart wti-MWwu^
DEL USO. DE LA MEDICACIÓN ARSENICAL EN LAS
FIEBRES INTERMITENTES.
Desde que el profesor Slevogt dio á conocer á principios del siglo XFlIl su obra sobre las propiedades
febrífugas del arsénico, han aparecido nuevos trabajos que han puesto fuera de duda esta notable propie^
dad. En nuestros días se ha generalizado su uso merced á los perseverantes esfuerzos de un médico del
ejército de África^ el profesor Boudin.. Trasladaremos del Bullétiii de Tlierapéutique las bases de la medicación seguida por Boudin^ tal como se encuentra
espuf'sta en una memoria comunicada recientemente
á la academia de Medicina de Paris. En Marsella
y en el año de 1840 empezó 4 usar el profesor Boudin el arsénico^ desde cuya, época no ha suspendido
su usú un solo instante, pudiéndose valuar en 4.-5PO
6 5.000 el número de enfermos atacados de fiebre que
ha tratado de esta manera, sin que se le haya presentado un solo caso rebelde al arsénico; y ni uno
tampoco en que el medicamento haya producido el
menor accidente. La preparación es la siguiente:
Acido arsénico. . lo granos.
Agua destilada. ^ 2 y media libras.
Háganse hervir por un cuarto de hora con el fin
de lograr la disolución. Esta contiene un grano por
tres onzas y media de vehículo, y el autor adminis-
40
tA MEDICÍNA ECtíCTíCA.
tra de medio á un grano de ácido arsenioso por dia^
empezando por la dosis mas baja. El medicamento se
toma en dos., tres ó cuatro veces^ cuatro ó cmco horas
antes del momento presunto de la accesión y se continúa durante los dias de apirexia. En todos los casos
de fiebre.) cualesquiera que sean su tipo^ su duración
anterior., el número de sus recidivas^ la edad^ constitución del enfermo, y los desórdenes orgánicos, empieza el profesor Boudin por administrar un vomitivo., sujetando á los enfermos á un régimen lo mas
nutritivo posible. En general los accesos desaparecen
desde el primer dia de la administración del remedio., aunque se haya administrado cuatro ó cinco horas antes de la en que debia manifestarse el acceso',
ó si este se'presenta.) no tarda en disiparse sin que
persista mas allá de la tercera ó cuarta dosis. La duración del tratamiento varia según la antigüedad del
mal., y en casos escepcionales ha continuado el profesor Boudin el uso del arsénico durante uno 6 dos
^meses. Desde que este profesor pone en práctica esclusivamente esta medicación no ha observado que se aumenten las recidivas de la enfermedad; antes al contrario , se deduce de una estadística hecha por uno
de sus discípulos., qne en las fiebres intermitentes tratadas por el sulfato de quinina ocurren doúe recidivas entre ciento, y tres solamente en las fiebres tratadas por el arsénico.
Otra ventaja apreciahle resulta de estas observaciones., y es que la administración militar francesa
parece destinaba cada año 500 quilégramas de quinina para sus hospitales al precio de yoo francos., es decir ^¿0.000 francos., ha obtenido una economía sumamente considerable. Los esperímentos continúan en el
hospital de Boule, del que es médico en gefe el señor
'Boudin: esperamos que serán favorables é la medicación que preconiza.
t.» MBPICINA ECLÉCTICA, •
IIVfLAMACIÓN
UliL
TESTÍCULO
4i
DERECHO
con lesiún crónica rfe la próstata y cuello de la vejiga
Termmacion por gangrena de la sustancia
testioular.—
(Observación comunicada á la Redacción.)
D. ¡\. Í K . , de conslitucion delicada, temperamento nervioso , consutttido por largas fatigas y varios esccsos en su juTentud, recuerda haber estado pocas veces enfermo, solo que
anos atrás hallándose en Pamplona sufrió un violento ataqnc
en la orina, con imposibilidad de orinar, y gran dolor é hinchazón del testículo derecho. Fué combatida la enfermedad
con sanguijuelas, baños y régimen adecuado. Convaleció el
enfermo, pero desde entonces no pudo orinar espontáneamente, llevando sobre sí siempre una sonda de g^oina elástica,
á fin de practicar el mi^iao el cateterismo varias veces al día,
haciéndolo con suma Facilidad. E l chorro que sale por la sonda lleva bastante empuje.
Por la mañana del día 2 1 de setiembre de 184l>, al dispertarse el enfermo notó algún dolor en el testículo derecho,
con incomodidad general, quedándose en cama, y mandando.me llamar. El cpidinimo de dicho testículo se hallaba doloroso, algo hinchado, teniendo el volumen de una avellana. Poca calentura, lengua húmeda, sin sed, vientre blando j ' lo misino ambas regiones inquinalcs. Jamas el enfermo habia sido
sangrado^ esta circunstancia y lo dccaido del paciente apartaron la idea de una evacuación general de sangre , prescribiéndose una aplicación regular de sanguijuelas sobre el trayecto
del cordón espcrmático derecho. Cataplasmas con suspensorio, caldo y orcliatas.
Hubo por la noche poca reacción febril, lo que hacia sorprendente, «m delirio que tuvo el enfermo toda la noche, que
se disipó por la tarde del dia siguiente mediante un ligero sudor. La hinchaseon de la afección local tomó incremento, disminuyendo empero la calentura, habiéndose repelido la apliA»o 2V
é
4t
I-A MEDICINA ECf.íCTfC*.
cacion de sanguijuelas el día 2 3 (enarto de 1» enrérmcdad.)
El estado general era satisfactorio, quedando graml© bincha<
zoo en el testículo, no muy duro y poco doloroso: propinase
un laxante el dia 2 7 . Ya el inicn estado ¡fcncral del paciente
y la desaparición del estado liojíslieo local^ ttabian ré({uiitido
por dos días la aplicación de cataplasmas de Gonlart, y niayop
aiinienlacion al enfermo, cuando el 1" de octubre ^dccimO''
de la enfermedad) aparecieron sobre el epidinimo indicios de
fluctuación, que cuíco días ticspucs requirió una abertura.
Salió un lí((uidu sangninolcnlo, uiny distante de teoer ios ca>
radares del pus, sin olor al{>^uno, asomándose al móntenlo por
la abertura Un tcgido filamentoso color rojo oscuro, con to^
dos los caracteres de los vasos seminíferos que componen ni
testículo. Al cabo de dos días nna segunda abertura apareció
junto á la primera, saliendo por ella iitamentoS de ios vasos
seminíferos , sin olor ni líquido al-runo. K^taminado el interior
del foco, su mayor diáiiK-tro lendria al parecer nnas tres put¡jadas de ostensión, v veinte dias después de iiubcr empcüado
la enfermedad niugni* icijido fítameiiitoso salia , y solo el celn.
lar formaba las paredes íalertorcs del lonior, saliendo de éste
alg;ana supuración, nieuf^iando hasta el 1° de noviembre, en
que qnedá complctamcnlc cicatrizado.
E l volumen del testículo quedó cuasi nula, verdadera-»
mente atrofiado, de modo que el aspecto y tacto hacían creer
toda la sustancia de la {«^iánJuia destruida, quedando solamente
uua pequeña porción de aquel para la li»sercio4i de su cordón.
El delirio inesperado e« el prin»er dia de la enfermedad,
sin ningún síntoma local que pudiera csplicarlo, ya prcsa}yiaba una terminación falal del tcgido enfermo. El estado general del enfermo, junto coM los sufrluiientos anlcriore» del te*lículo nuevamente atacado, csplican la terminación gaugrenaea de la inflamación. Esta gangrena puede decirse fué seca,
pues no habiendo entrado en pntrcfaccicui el tosido, oiiig-uu
Í A M E D W N A ECUÉCTICA.
43
olor se despidió durante el curso tle la enfermedad. El aislamiento del órgano afecto, junto con la clase de esfacclo seco,
no hacían temer ninguna reabsorción , evitándose por esto cl
uso local de los antisépticos. El enfermo de seguro padece
«na afección crónica de la próstata y cuello de la vejiga, restos de la primera afección de los órganos gcnito-urinarios padecida en Pamplona , las lesiones del cuello de la vejiga fácilmente propagándose por los canales eyuculadores y canales
deferentes, acaban por afectar cl testículo, acallaiido muchas
veces la inflamación de esta glándula otras mas lejanas.—-iV.
— Contra tercianas-—l-as descubrimientos suvleii ser producto de inv-estigaciones ó resultados ilcl acaso. En Zamora
han hecho uso muchas personas, y aun se va generalizando,
para quitarse las tercianas, de garbanzos infusiouados en
aguardiente de 12 grados. La preparación de esta cstruna
medicina febrífuga es en la forma siguiente.—Medio cuartillo
de agnardiente se divide en nueve partes iguales ^ en cada uua
de ellas (cada dia), se echan nueve garbanzos que han.de per• manecer 2 4 horas en infusión; pasadas se toman todos con sn
respectivo aguardiente, ^ asi diariamente se va haciendo lo
mismo con la« nrtvenas parles reslantesw Es constante» por
espcrieneia, que á las dos ó tres tomas, desaparecen las tercianas.
— Sobre un medio para contenerse inmt;diütamcnte una
hemorragia Mrts«Í..^Mr. JXegricr para contener instantáneamente las hemorragias irasalcs ha descubierto nn método muy
sencillo y iniiy seguro, del cual he hecho una multitud de ensavos v siempre con feliz éxito, esceptuando pero las homorragiaí nasales depxíndienles del vicio escorbútico^ consiste en
liaccr levantar el hvnr.ó del lado correspondiente á la fosa nasal por la que se voriíi(|ue la epistaxis, debiendo sostenerse el
brazo levantado por una cinta ligada á la cabeza,*^ J. J.
44
LA MEDIClr»* tCtíCtlC*.
l^&EEi.€S4%
Modo de reconocer el sulfato de quinina mezclado con sulfato de cinconina y fioridzinaEchando en una disolución acuosa de sulfato de
quinina, «mouíaco líquido, se forma un precipitado
que bien lavado y tratado con éter de la ciriconina que
desea encontrarse. Para conocer si ef sulfato de quinina contiene floridziná, sé le echarí algunas gotas de
ácido nítrico eu un vaso de porcelana. Si la disoLtífcion
queda incolora es sedal de pureza, si por el contrario
la sal de quinina contiene floridziná, la mezcla toma
un matiz amarillo que pasa á verde y luego á moreno
obscuro.
Preparación del ioduro mercurioso {Ilg^ I) y del
ioduro mercúrico (Mgi J.) ,
Según Dublanc en una nota publicada ea el Joz/rnal de chimie me'dicale, se preparan lomando:
Mercurio puro . . . . . loo partes.
Iodo seco en polvo . . . . 124. id.
Alcohol á 93? (39? B.) . . 1000 id.
Se pone el mercurio en un frasco, se echa el alcohol y se aiíade el iodo por décimas. Cuando la agitación ha dado lugar á' la combinación y el alcohol ha recobrado otra vez su transparencia, se aiíade otra décima de iodo. De este modo se hacen absot-ver Í20 par-
tes; vuelto otra vez incdloro el alcohol, se añaden las
4 ditiinas partas 3( f^ a^gita,, JE^ta;ye»^4 l^flído qifeda
colorado porque ja combinación ha llegado'S su'término; se h^ obtenido él tóioduró Hg. I. ©espóes dé sacado del frasco se lava coajjn poco de alcohol concentrado.
Este biioduro es cristalino5; losí .cristales muy regulares tienen un matiz de j^cipto,,pero, por la pulverización toman el aspecto bajo el que,jte.aenios la costumbre; de verle.
, ; ,;
I; ; ;
El protoioduro Hgf I.j, ,se obtiene con la mayor facilidad añadiendo un equivalente de mercurio al biyoduro obtenida lig. I.
„.
Se toman pues los 224 y
mercurio 100
Primero se hace la mezcla eti el mortero y luego se
concluye en el porfulQ. Tomándose todo el tiempo necesario el protoioduro lavado con alcoholno da señales
de contener biioduro.
Según el autor este procederes preferihie élos prescritos en las farmacopeas, por,dar un producto puro,
y no deber emplear substancias cuyo precio sea mayor
que el del cuerpo que debe dar para entrar en combinación. El alcohol sirve para otras operaciones.
Tintara de Hírsch contra la caries de los dirntes.
Tintura de mirra.. . . 5 dracmas 40 gra^TOs.
Acido fosfórico liidrdlado. ^'^o gatas.
Por medio de un pincelito se aplican algunas gotas
de esta mistura en la parte noorosada del diftnle'ó bien
se introduce en la cavidad, un tapón de algí^don empapado de este licor.
46
lA MEDICINA ÉClÉdticA.
Pildoras de Pfutzer contra la éspermaiófrea
acompañada de debilidad en el eretismo de
genitales.
;
Aéi3o tósfófico salido . . . 5 escrtípulos.
Alcanfor molido* . . . . t
v)
Polvo de qtón* . . . . . e s .
Para hacer pildoras de 2 granos que s€s envuelven
eil polvos de icanelá. Cinco fíidoras tres veces al dia.
Variedades.
En una de las últimas sesiones de la sociedad de VVesltningter el Dr. Sniith presentó un cordón umbilical de íií)
pnlj^adas y media de lái*g;o, ionjyitud desmesurada atendiendo
á {[ue en estado normal no suele tener mas que unas IB puljjadas.
— E l Dr. Plessinck ha visto una muger de 9 2 años en la
que aparecieron sucesivamente uno , después dos y después
tres.dientes incisivos, unos al lado délos otros^ y pasadas algunas semanas dos mulares nuevos. Se¿>-uramcnte estos dientes tto tcniau raices completas porque se notaba estar con pitea solidez en la boca.
—> Mr. Maratte ha Icido en una sociedad médica de París' la
observación de una muchacha de 1 7 años., que tenia dos pechos supernumerarios en las axilas. Ilabícndose puesto embarazada aumentarou su volumen ^ á los dos días de haber parí-
LA MJEDICINA ECt,]ÉCTIC*.
47
do se pudo ordeñar de dichas mamas un líquido con todos los
caracléucs de la leche. L a s mamas normales daban leche suficiente , V aun([uc desenvueltas no tenían mucho volumen.
— Uelieren varios periódicos, nacionales y estrangcros, un
caso en que después de separados completamente p a r l e de los
dedos índice y puljjar de una mano , \ trascurridas mas de dos
horas se rccojjicron los coljjajos separados , se los humedecíií
en agna t i b i a , y se los volvió á colocar en su s i t i o , sosteniéndolos con colodión, cuya práctica fué seguida de los mejores
resultados, pues se unieron pcrlcclámenle las p a r t e s .
_^ Anaíomía patológica. — E l doctor I l u t í n cirujano de los
inválidos, ha presentado ñ la Academia de Medicina de París
una pieza de analoniía palolójpca, tomada del cadáver de un
inválido de ."í'í años de cdaíl, paraplético á causa de una Lérida de bala recibida en iO.liií en la rc{>iou lumbar. ¡Vo pudo
estracrse la bala:; se (ticatrizó la herida^ desapareció poco á
poco la pai'álisii en el miembro inferior izquierdo, pero persistió en el derecho, y d enfermo sucumbió á «lia albuminuria con anasarca- lOii la autopsia s<; encoiilró la bala implantada en el conduelo vertcbi'al, itoiide habla cortado la mitad derecha de la médula espinal, dejíiiido la izquierda, intacla y solamente compriiiiiiiu por el plomo, <|ue se encontraba como
enjjastado en aquel sitio hacia catorce anos!Vos ca!>c el seuliuviciilo de haber fiíllccido en el mes de
enero jiróxlmo pasado en el pueblo ile P e t r a (scjinn se nos ha
comunicado), el profeso,r eu Alediciiia. IK J u a n A l l a m a r a y
Floríl discípulo de la universidad de f a l e n c i a , á l a edad de
unos AO años. E s t e facultativo en el ejercicio de s.u proícsion
ha llevailo una vida activa y iiiiiy trabajosa , laiiUt en los pueblos de Villafraiica, San filian , como en P e t r a ,
c u donde
mas la ha ejercido, y pueda que eslcescesivo t r a b a j o y pena-
¿8
lA MEDicmA tctéénck.
lidádes sin consideración á las estaciones c intcm{ic'r!e3, liayan
cortado los dias de su vida, no obstante de la robustez física
de que estaba dotado. Séalc la tierra ligera!
La Academia de Medicina y Cirugía de estas islas él dia
1'5 del actual celebró sesión pública para el concurso á la pía»
za vacante de socio de número, que resultaba por fallecimiento del Dr. D. Damián Vergcr. Esta sesión fué presidida por
el M. I. Sr. Gobernador de provincia de estas islas con asistencia dé los socios de número, algunos de los corresponsales, y otros profesores en Medicina y Cirugía. De desear
fuera que con alguna anticipación se hubiese anunciado en los
periódicos el dia, liora y local cu que debia celebrarse esta
sesión, y tal vez mucbos otros facultativos y personas cstraifías á la facultad hubieran concurrido á presenciar este acto
literario. En el próximo número emitiremos nuestra opinión
sobre la parte científica y demás de esta sesión.
Continúa siendo satisfactorio el estado sanitario de esta
isla, no obstante la sequía y el calor que se cspcrimcnta en
ella, impropio de esta estación. Puln^onías, plcurecias. plcuroperiueumouias, afecciones reumáticas y catarrales, algunos
casos de gastro-verminosas y de viruelas, son las que al parecer merecen mas la atención de los profesores en la ciencia de
curarERRATA. Página 32 de este número, último aparte, Itn.Q, donde dice: hubiera venido al mundo, le'ase
hubiera venido ntiuerto al mundo.
PALMA DE MALLORCA.
IMPRENTA DE D. FELIPE GüASP.
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