AÑO XXI - Nº 209 -Junio 2006 - 6,30 € 2 DOSIER OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO Tres aniversarios Gerardo Gombau Paul Lewis 6 Alberto González Lapuente Josep Pascual Jorge de Persia Juan Antonio LLorente Antonio Pappano Francisco Ramos AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL ACTUALIDAD INTERNACIONAL 46 60 Franco Soda Il dissoluto punito de Ramón Carnicer Francesc Cortès EDUCACIÓN Pedro Sarmiento ENTREVISTA JAZZ Bernd Hope Discos del mes SCHERZO DISCOS Sumario 65 136 ESTUDIO René Jacobs 64 128 ENCUENTROS Luca Pfaff 12 120 Gustavo Pittaluga Marlos Nobre 11 114 Joaquim Homs Emili Blasco 8 113 144 146 Pablo Sanz 148 LIBROS LA GUÍA CONTRAPUNTO 150 Norman Lebrecht 154 160 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Francesc Cortès, Jacobo Cortines, Rafael Díaz Gómez, Pedro Elías Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Joaquín García, José Luis García del Busto, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Mario Gerteis, Alberto González Lapuente, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Joaquín Peréz de Arriaga, Javier Pérez Senz, Jorge de Persia, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, Leopoldo Rojas O’Donnell, Stefano Russomanno, Carlos Sáinz Medina, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Carlos Vílchez Negrín, Albert Vilardell, Ruth Zauner. Traducciones: Rafael Banús Irusta (alemán) - Fernando Fraga (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 63 €. Europa: 98 €. EE.UU y Canadá 112 €. Méjico, América Central y del Sur 118 €. Publicación subvencionada por: Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 NI TRIUNFALISTAS NI ACOMPLEJADOS C ada vez que recordamos a alguna de las figuras de la música española del siglo XX tendemos a situarnos en los extremos: o ejemplos grandiosos de injusticia poética o nombres de segundo orden que, quizá con algo más de suerte, podrían haber llegado más lejos. O todo o nada. De la asunción sin crítica de que somos los mejores a la indolencia que es madre de todos los olvidos. Juzgar nuestra música de los últimos cien años con distancia y con rigor, pero también desde un amor propio bien entendido, debiera ir dejando de ser una asignatura pendiente. Que a los ojos del mundo no seamos una primera potencia musical no significa que no debamos ocuparnos de nosotros mismos. Primero y principal para conocernos mejor. La exportación de nuestro talento es más difícil y una cuestión que por sí misma merecería otro editorial. El devenir de la música española del siglo XX pasa por la evidencia de una modernidad animada por los propios creadores y por la mejor crítica de la época —recordemos el papel de Adolfo Salazar—, sufre el trance terrible de la Guerra Civil y sus consecuencias y se levanta luego en diversas direcciones, desde el nacionalismo hasta la vanguardia. Ese periodo, ¿es una sucesión de frustraciones o, por el contrario, de pequeños logros que, sumados, constituyen una historia diferente y por eso mismo más valiosa de lo que creemos? En cualquier caso, se trata de una historia difícil y peculiar en la que los nombres de Gerardo Gombau, Joaquín Homs y Gustavo Pittaluga —a quienes en su centenario dedicamos el dosier del presente número de SCHERZO— resultan bien significativos en cuanto son ejemplos de cómo unas trayectorias personales pueden resumir la situación de una cultura. En el caso de Gombau, la importancia del maestro, del animador cuya obra, sin embargo, corre el riesgo de perderse porque la memoria de su autor ha prevalecido sobre su anhelo de progresión, de búsqueda. Joaquim Homs es una isla de modernidad entre sus pares, un solitario que, discípulo de Gerhard y en la línea schoenbergiana, asume el compromiso atonal mientras sigue viviendo de su dedicación a la ingeniería. Gustavo Pittaluga es la realidad de la generación musical del 27, de la ruptura terrible de una Guerra Civil que pone fin a una carrera y hasta, diríamos, a una forma de ver el mundo. Tres trayectorias distintas que confluyen, sin embargo, en una realidad incuestionable: la necesidad de la música española por reencontrarse a sí misma sin complejos, sin victimismos y sin velos en los ojos. No se trata de encontrar lo que no existe sino de valorar lo que fue en su justa medida, más allá de las comparaciones con la excelencia de otros ámbitos. El triple centenario que celebramos es una buena ocasión y no hemos querido en SCHERZO dejarla pasar. Hemos recurrido para ello a tres expertos y, como en el caso del dosier dedicado en enero a Juan Crisóstomo de Arriaga, o el pasado año a Ernesto Halffter, nuestra intención es ayudar a que nuestros lectores dispongan de una base para seguir indagando. Lo que ha de venir después no es fácil de conseguir pero sería imprescindible: monografías, estudios de conjunto de nuestra última centuria musical, discos que difundan la obra de estos tres compositores y de sus compañeros de generación. El crecimiento de la musicología española hace que las esperanzas sean razonables. Ojalá que editores e instituciones se empeñen en el mismo esfuerzo. OPINIÓN La música extremada UN ENCUENTRO Diseño de portada Argonauta Foto portada: Eric Larrayadieu Harmonia Mundi Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director Luis Suñén Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Edición Arantza Quintanilla Maquetación Iván Pascual Fotografía Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Libros: Enrique Martínez Miura Página Web Iván Pascual Consejo de Dirección Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña y Arturo Reverter Departamento Económico José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. 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Imaginamos la escena en blanco y negro, como en uno de los dramas nocturnos de esa época, en los que las bandas sonoras tenían con tanta frecuencia tintes de jazz: el blanco y negro de la fotografía resalta el humo de los cigarrillos que enturbiaba el aire. Imaginamos los trajes de hombreras y solapas anchas de los músicos, que en ese tiempo se vestían con una elegancia abrumadora, con un estilo afilado como una cuchilla, con detalles calculadamente excéntricos que tenían algo de contraseñas para reconocerse entre sí y distinguirse de los no iniciados: las gafas oscuras incluso en la media oscuridad de los clubes, las boinas, los pantalones muy anchos, las perillas. Incluso Charlie Parker era elegante a pesar de que muchas veces parecía haber dormido varias noches seguidas sin cambiarse de ropa y sin quitarse siquiera la corbata que le colgaba tan floja alrededor del cuello poderoso. Esa noche de 1950 Parker no había cumplido aún treinta años, pero ya había revolucionado para siempre la música de jazz. Parecía mucho mayor de lo que era, y algunos de sus camaradas más fieles ya se negaban a tocar con él, por culpa de su vida desastrosa y su dependencia de las drogas, que le llevaba a veces a gastarse el sueldo de todo su grupo en heroína, o a tocar un saxo prestado, porque el suyo estaba en la casa de empeños. El quinteto había emprendido los primeros compases de Koko, uno de los himnos vertiginosos del bebop, cuando por fin un grupo de cuatro o cinco personas se acercó con dificultad a la mesa vacía. Un hombre viejo, de nariz enorme y gafas de montura gruesa, vestido con una rancia formalidad europea, era el centro del grupo. Charlie Parker tocaba con los ojos entornados, el saxo alto empequeñecido entre las manos por su corpulencia de yonqui comilón, y no pareció que hubiera reparado en los recién llegados, o en el hecho de que uno de ellos, el hombre viejo de la nariz y las gafas muy grandes, era Igor Stravinski. Pero en ese momento, sin que se interrumpiera el solo velocísimo al que Charlie Parker se entregaba con una audacia de equilibrista suicida, y sin que él hubiera mirado una sola vez hacia la mesa, el saxo dio un quiebro y durante algo más de un minuto prodigioso lo que estuvo sonando fue una larga cita de El pájaro de fuego: un Pájaro de fuego convertido en bebop seco y anguloso, pulverizado y vuelto a armar como uno de esos collages de cosas dispares que tanto le gustaban a los cubistas. Stravinski, primero sorprendido al reconocer su propia música, que era también de pronto la música de Charlie Parker, se echó hacia atrás en su asiento soltando una carcajada de felicidad. Pero un instante después Parker ya se alejaba por el laberinto de otras melodías inventadas a medida que las iba tocando, y cuando llegó al final, gordo, sudoroso, exhausto, se inclinó brevemente para recibir el aplauso y salió del escenario sin haber mirado ni una sola vez a su héroe Stravinski. La historia la presenció el historiador Alfred Appel, que la cuenta en un libro erudito, jovial y ligeramente desquiciado, Jazz Modernism. Quizás nadie en el mundo más que él conserva ese recuerdo de hace cincuenta y seis años. Antonio Muñoz Molina 3 OPINIÓN Prismas 4 presentación de cada episodio, y otras fragmentos de música clásica, muy bien interpretada. Y, sobre todo, la utilización sincrónica de fragmentos de ópera, especialmente de compositores italianos —Donizetti, Bellini, Verdi, Puccini— casi siempre a través de la voz del gran tenor sueco Jussi Björling que, además de arias operísticas, canta maravillosamente un lied de Beethoven, Adelaide, como acompañamiento de algunas de las secuencias más duras de la serie. La ópera aquí —y también el citado lied beethoveniano— cumple —y eso es lo que da más valor a una banda sonora cinematográfica o televisiva— una función catártica como apuntaba sin desarrollarse del todo en ciertas series policíacas ya antiguas realizadas en Gran Bretaña. Esa pasión por la música, en las novelas de Mankell está más sugerida que otra cosa pero que en la serie — que ha empezado a distribuirse actualmente en España en formato DVD— se expresa en forma no meramente ornamental sino viva, dramática. Cada episodio de la serie —que lleva por título el nombre de Wallander, su protagonista, Ulla Montan H enning Mankell es un escritor sueco de novelas policiacas que se ha convertido en uno de los novelistas más leídos actualmente de Europa. Narrador habilísimo, que no retrocede ante las más truculentas historias, Mankell monta tramas extremadamente complejas y los investigadores que intervienen para desenredarlas, como el inspector Wallander —que es la figura central, aunque en las últimas novelas ha sido sustituido por su hija Linda, con la cual tiene una relación bastante complicada—, son profesionales más o menos brillantes pero nunca superhombres infalibles como en los habituales productos de género. Paralelamente ha aparecido una soberbia serie televisiva sobre las novelas de Mankell, que tiene un enorme éxito en los países del centro y del norte de Europa. Con independencia de la calidad fílmica de la serie lo que llama para un melómano la atención es la también muy alta calidad de la banda sonora. Música unas veces abstracta pero muy sugerente, como la que acompaña la HENNING MANKELL CON CRIMEN AL FONDO un detective atípico, que se equivoca con frecuencia y que tiene escaso éxito con las mujeres— es, en cierto modo, un relato musical, casi siempre dramático, a veces trágico, nunca trivial. Es decir, inteligente. Y ese respeto creativo hacia la música es lo que se agradece de modo especial en un producto destinado a esa inmensa trituradora llamada “la pequeña pantalla”. Javier Alfaya OPINIÓN Música reservata FIDELIDAD Y LITERALIDAD E n los primeros y los últimos meses de 1827, Schubert pone música a Die Winterreise en dos apremiantes impulsos: cuatro años atrás había compuesto otro ciclo sobre Wilhelm Müller, Die schöne Müllerin, pero lo que ahora produce carece de parangón en todo el romanticismo. Si Die schöne Müllerin es una obra narrativa, Die Winterreise es contemplativa: una sucesión de gélidas estampas que, sin transgredir su simplicidad casi naïf, transfiguran la poesía de corte popular edificando una inquietante imaginería con la precisión de miniaturas al aguafuerte. Cada poema se ordena en tono a una imagen central: todas son exteriores, paisajes desolados que no ofrecen cobijo. Schubert asume esas metáforas merced a un repertorio de gestos individualizados, cada uno de los cuales proporciona la substancia en que se encarna cada texto: el ritmo de marcha en Gute Nacht, la figura circular de Die Krähe, la célula arpegiada de Wasserflut, la doble pedal y la inmutable melopea de Der Leiermann… Gestos musicales que transcriben imágenes poéticas (el caminar del solitario, el vuelo de la corneja en torno suyo, la respiración entrecortada, la música secreta con que la muerte revela su presencia…), gestos que participan tanto del descriptivismo como de la abstracción. Lo que otorga a Die Winterreise su singularidad es su Stimmung absolutamente unitaria, toda vez que esas imágenes, ya que no por razones estructurales, están ligadas por reminiscencias ocasionales (el ritmo de ländler, la presencia del coral…) y, sobre todo, por el reinado de la modalidad menor (catorce lieder sobre veinticuatro). Wilhelm Müller jamás pudo sospechar que debería su inmortalidad a la música de Schubert: el más grande Liederziklus de la historia es fruto de la colaboración de dos artistas casi coetáneos (Müller era tres años mayor que Schubert, pero falleció un año antes que él) que jamás tuvieron relación pese a coincidir episódicamente en la misma ciudad (Müller vivió en Viena en 1815, pero no entró en contacto con Schubert ni supo de su existencia). Die Winterreise no es solamente una de las piedras miliares del romanticismo, sino también la obra que contiene los episodios más visionarios del Biedermeier: música que pareciera escapar de sí misma en pos de un horizonte todavía quimérico más allá del cual se abre la disolución formal expresionista. En 1998, Hans Zender, uno de los autores más importantes de su generación (1936), afronta el texto de Schubert para, respetándolo de modo escrupuloso, para construir a partir de él su propia música, en una operación que no deja de ofrecer similitudes con los Tableaux de Ravel, d’après Musorgski. Zender no se limita a orquestar la obra, sino que añade preludios, postludios, dobles versiones e, incluso, desarrolla armonías implícitas, abriendo el texto hacia perspectivas insólitas, como sucede con las yuxtaposiciones politonales y las múltiples repeticiones variadas en Der Leiermann. En la contemplación de Zender, Schubert revela todo el Mahler que escondía su música recurriendo a procedimientos tan directos como eficaces: en casos como el del arranque de Die Wetterfahne, la primacía de los instrumentos de viento combinada con la momentánea inestabilidad producida al superponer el floreo del final del segundo compás sobre el arranque de la frase supone un hallazgo tímbrico-armónico que enfrenta dos instantes sucesivos de una misma música para crear una simultaneidad autónoma metatextual de vertiginosa ucronía. Zender recrea la sucesión de gestos sonoros que vertebran el texto schubertiano buscando coloraciones particulares que den cuenta de la tímbrica implícita en cada lied alcanzando soluciones de audacia sorprendente (el trombón solista en Wasserflut, el saxofón soprano en Der Leiermann…): gestos tímbricos de resultados tan inesperados como secretamente afines con la palabra y la música originales dentro de una gran variedad instrumental (25 intérpretes, con instrumentos tan poco usuales como la melódica, el oboe de amor o tres máquinas de viento) que ya desde el arranque conectan con un mundo musical irreductiblemente vienés pero seis décadas posterior, cual sucede con la aparición de la guitarra en el comienzo y el acordeón en el final de Gute Nacht, que remiten a la melancolía de una sonoridad inconfundiblemente schrammel. Pero el trabajo ha ido aún más lejos: las rupturas del ritmo o el empleo ocasional del sprachgesang descubren toda la violencia enunciativa que en Schubert aparece en criptografía, cual sucede con la sección en modo mayor en ese mismo lied. En su respeto, pero también en la desmesura de ese amor que le lleva a la transgresión textual, Zender ha logrado desentrañar hasta qué extremo en Schubert habita ya toda la música austriaca del futuro. Zender es respetuoso y fiel: por eso desdeña la literalidad. Más allá de su provocativa belleza, Schuberts Winterreise, eine komponierte Interpretation (que acaba de estrenarse en España en doble sesión el 25 de abril en Granada y el 3 de mayo en Sevilla con el joven tenor José Ferrero y el grupo Taima dirigido por José Luis Estellés sin el eco periodístico ni crítico que en justicia merecía semejante efeméride) ofrece especial pertinencia en estos tiempos en que el mito de la autenticidad se ha convertido en uno de los identificadores de la derecha estética: porque la transgresión es la forma suprema de la fidelidad. José Luis Téllez 5 CON NOMBRE PROPIO PAUL LEWIS 6 Fotos: Eric Manas PROPIO CON NOMBRE Reflexión y colorido CON NOMBRE PROPIO PAUL LEWIS E ste joven pianista de apenas 30 años y que es uno de los músicos más destacados de su generación, frecuenta las salas de conciertos más importantes del mundo y es solicitado por numerosas personalidades para colaboraciones. Veamos un poco su historia. Nace en Liverpool y, según él mismo confiesa, de pequeño en casa nunca escuchaba música clásica. Sus primeros recuerdos musicales son a los cuatro años, cuando recibió en Navidad de un familiar un organillo que apenas alcanzaba una octava de notas. Lewis empezó a experimentar con sencillas melodías, cosa que sus padres verían como algo realmente excepcional, sin duda por el hecho de que en su humilde familia no existía ningún precedente de músico (el padre se ganaba la vida en los muelles de Liverpool). La curiosidad de Paul le llevaría a frecuentar bibliotecas en busca de registros, y a estudiar de manera seria la música. Estudió con Ryszard Bakst en la Chetham’s School of Music y con Joan Havill en la Guildhall de Londres, y completó su formación recibiendo clases particula- res de Alfred Brendel, a quien por cierto ya había escuchado en sus prestamos bibliotecarios siendo niño (dado que en casa no tenían discos). Paul Lewis es ganador de numerosos concursos, entre los que citamos el World Piano Competition 1994. En el año 2001 durante la temporada 2001-2002 fue elegido por la Wigmore Hall para el programa Rising Stars de la European Concert Halls Organisation. Su ejecución de las Sonatas para piano de Schubert, que se presentaron en las principales salas del Reino Unido, la Wigmore Hall incluida, fue aplaudida tanto por el público como por la crítica y le hizo merecedor, en 2003, del South Bank Show Classical Music Award y del galardón Instrumentalist of the Year de la Royal Philharmonic Society. Los destinos de Lewis abarcan como hemos dicho las ciudades y los festivales de más renombre. En cuanto a la música de cámara, sus colaboraciones con músicos del talento de YoYo Ma, Michael Collins, Ernst Kovacic, Katherine Gowers, o Adrian Brendel (además del Sine Nomine Quartet y el Leopold String Trio) le han llevado también a ser considerado como a un excepcional músico. Porque esa es la cuestión: músico o pianista. Lewis está claro que es un músico que se expresa a través del piano. Sus interpretaciones se destacan con calidez e intelectualidad, y una gran brisa poética que siempre está presente. Su serenidad es fruto de una extraña madurez (dada su juventud), mucha reflexión y sin duda un gran don para el arte. Las versiones que este pianista exhibe de la música de Liszt, Schubert o Beethoven son asombrosamente fructíferas, con una paleta sonora digna del pintor más completo, ilumina las partituras de una forma personal. Su proyecto con las Sonatas de Beethoven arranca del éxito que tuvo con las de Schubert, de esta manera tiene programado para las temporadas 2005-2006, y 2006-2007 presentar el ciclo completo de las Sonatas para piano de Beethoven en las principales salas de Europa y de los Estados Unidos. En Madrid (Ciclo Fundación Scherzo), para el 13 de junio en el Auditorio Nacional de Música. Emili Blasco DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BEETHOVEN: Sonatas para piano. Vol. I Harmonia Mundi HMC 901902. SCHUBERT: Sonatas D. 959, D. 960. Harmonia Mundi HMC 901800. — Sonatas D. 784, D. 958. Harmonia Mundi HMN 911755. — Quinteto “La Trucha”. LEOPOLD STRING TRIO. Hyperion A67527. LISZT: Sonata en si menor. Harmonia Mundi HMC 901845. Madrid. Auditorio Nacional. 13-VI-2006. Paul Lewis, piano. Beethoven, Sonatas nºs 15, 25 y 29. 7 CON NOMBRE PROPIO Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria MARLOS NOBRE E 8 l Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria, instituido por la Sociedad General de Autores (SGAE) con carácter bianual, ha recaído en su sexta edición por unanimidad del jurado en el compositor brasileño Marlos Nobre (Recife, 1939), que en la actualidad preside el Comité Nacional de Música IMC/UNESCO, en quien se ha querido reconocer su “maravillosa trayectoria creativa y la originalidad de su pensamiento sinfónico”. Todo ello no es sino el resultado de alambicar la fuerza creadora que reconoce desde su infancia, recurriendo para ello a una sólida formación en su país, consolidada posteriormente entre Buenos Aires y Nueva York, antes de conocer de cerca las tendencias acuñadas por las escuelas europeas, especialmente alemanas, con Darmstadt a la cabeza, con las que no llegó a comulgar. Pianista, director de orquesta, creador en todos los terrenos musicales, teórico capaz de desarmar con su propia filosofía, vertida en un decálogo de convicciones musicales, Nobre ha gozado de la admiración de intérpretes tan carismáticos como Menuhin o Rubinstein, y cuenta con numerosos nombramientos y galardones. Desde los reconocimientos en su país, donde le fue concedida hace casi treinta años la Medalla de Oro al Mérito Cultural de Pernambuco (Estado al que pertenece su ciudad natal) o la distinción como Gran Oficial de la Orden del Mérito de Brasilia a, en el terreno internacional, el título de Oficial de la Orden de las Artes y de las Letras de la República Francesa en 1994. En esta ocasión su nombre viene a unirse a una lista en la que le han precedido Harold Gramatges (1996), Xavier Montsalvatge (1998), Celso Garrido-Lecca (2000), Alfredo del Mónaco (2002) y Joan Guinjoan (2004). Con todos ellos ha mantenido relación “menos con Montsalvatge, —comenta— tengo muchos amigos compositores en España, Luis de Pablo, Tomás Marco, Bernaola, otra persona maravillosa, que también falleció. O Joan Guinjoan, mi predecesor en el Victoria, a quien conozco bien. Con él estuve almorzando en mi última visita a España… Pero a Montsalvatge no lo conocí, y es una pena, porque por referencias sé que era un hombre excepcional, maravilloso”. Lo más curioso de todo es la coincidencia en ambos al abordar un tema: el de las canciones negras “Es verdad. En su caso son cinco, en el mío, tres”. Y más curioso parece aún que las de su colega catalán no le resulten familiares “Creo que las he escuchado alguna vez, pero no puedo decir que las conozco; al menos no las conozco bien”. En alguna ocasión, sin que pase mucho tiempo, Nobre intentará cubrir ese vacío, del mismo modo que se ha decidido por fin a abordar un terreno que Montsalvatge si frecuentó desde joven: el de la ópera. “Justamente por ahí van las cosas ahora. Con este premio, que lleva aparejado una dotación de 60.000 euros, había pensado tomarme un año sabático o algo así, para centrarme en la composición de una ópera. Porque ya se sabe que para mantener la actividad como compositor estás obligado a hacer otras cosas. En mi caso, vivo de la música. Y aunque por una parte recibo los derechos de autor, tengo también que dirigir o, como soy pianista, interpretar mis obras, lo que me supone viajar. El exceso de compromisos es a veces agobiante, y el poco tiempo que me queda cuando estoy en casa, me resulta difícil organizarlo. Por otra parte, como tengo el encargo de una ópera, que podría estrenarse en Estados Unidos, he pensado que esa podría ser mi próxima obra”. A la hora de elegir un hipotético argumento, ha recurrido a un curioso personaje cercano a los héroes de caballería que tanto gustan a Nobre desde que leyó el Quijote en su infancia. Sólo que el que podría convertirse en protagonista a su trabajo lírico, vivió en Brasil a comienzos del pasado siglo “Yo tengo un temperamento dramático, comenta. Hice recientemente una obra en ese corte, Amazonia ignota, de 42 minutos aproximadamente, que escribí para barítono, cuatro flautas, piano y percusión. Como una miniópera, que estrenó en Berlín un conjunto de la ciudad alemana de Bremen, que posteriormente llevó a otras cinco ciudades, incluyendo Múnich y Londres, además de los conciertos que hicieron en Brasil. Y como tengo una gran predisposición para trabajar con textos, pienso que mi próxima obra grande será una ópera, que llevará por título Lampião. Un héroe que se hizo popular a través de esa literatura que se conoce como “pliegos de cordel”, que aún hoy se puede ver en las ferias. Una forma de transmisión literaria procedente de la península ibérica. Esos minilibros tan conocidos hace cuatro siglos en España y Portugal, entre ellos los relativos a los héroes de caballería y similares, llegaron a Brasil, donde la creatividad popular empezó a cambiar los temas por otros asuntos brasileños. Uno de los más famosos, que yo diría que en sus orígenes tiene una tradición ibérica, es precisamente Lampião, un bandolero social. Un bandido en la línea más o menos de Robin Hood, aunque con su propia idiosincrasia. Tenía esa vanidad de regalar monedas de oro a los pobres, por ejemplo, aunque siempre se quedaba con la parte más sustanciosa. Se convirtió en un mito en mi país, y hay un libro interesantísimo sobre él que acaba de publicarse en la Universidad de California, porque hay estudiosos interesados en este tema en muchos lugares del mundo, por su interés dentro del tema del bandidismo social. Lampião, que nació en Brasil en los últimos años del siglo XIX, y que murió asesinado en 1938. Su función como bandido tuvo lugar desde el inicio del siglo XX hasta su muerte. En aquel momento, los políticos se aprovechaban de Lampião, y para ello lo subvencionaban. Los caciques locales le daban inclusive munición y dinero para combatir. Hasta le pagaron por combatir contra la columna comunista Prestes, y después le nombraron capitán. ¡Hay que imaginarse una locura tan grande! ¡Nombrar a un bandido capitán! Y él se presentaba como el capitán Virgulino Lampião, argumentando que estaba al servicio del Gobierno, que lo contrataba para hacer las cosas que oficialmente el gobierno no podía hacer. Todo eso tan curioso tiene una relación muy fuerte con la corrupción de los dueños del poder de la época, que eran el clero, la policía y los políticos. Todo aquel que no pertenecía a uno de ellos, estaba masacrado por esos tres poderes. Y ese momento de la historia es muy interesante. Por eso, la ópera que pienso que escribiré el próximo año tiene que ver con toda esa cuestión de Brasil: la corrupción, CON NOMBRE PROPIO MARLOS NOBRE que es como si fuera una marca constante en la Historia pública brasileña desde el mismo instante de su descubrimiento por Pedro Cabral hasta ahora”. Pensando en la importancia para él de esta nueva aventura, intentando dejar al margen el aspecto económico que tan positivo puede resultarle a su obra, Nobre no duda a la hora de valo- rar desde un punto de vista de hombre comprometido culturalmente la importancia de este Premio institucional, que le será entregado el día 15 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en relación con los que le han concedido a lo largo de tantos años de trabajo en todos los terrenos de la música, incluyendo el capítulo docen- te. “El Premio Tomás Luis de Victoria tiene un aspecto particular, porque es el primero que se destina a la obra completa de un compositor , como reconocimiento a la labor de una trayectoria. No es un concurso, ni una competición por una sola obra. Ni siquiera el compositor se propone a sí mismo. Son las instituciones las que presentan su nombre. En cuanto a la importancia del premio, lo veo en primer lugar como un reconocimiento: como la valoración del trabajo que vengo haciendo. Eso en primer lugar y, al mismo tiempo, pensando en Iberoamérica, y en Brasil particularmente, me alegro más aún, porque creo que la composición, que es mi trabajo, necesita estar siempre visualizada. Es decir, no es muy normal para mi actividad el hecho de que la prensa y los demás medios de comunicación divulguen un trabajo como la música. A no ser en el terreno popular, donde se producen unas obras maravillosas en mi país. Como se sabe, he mantenido y tengo aún unos lazos de amistad muy grandes con prácticamente todos los compositores de ese terreno en mi Brasil. Empezando por Jobim, con quien trabajé, y con quien mantuve una gran relación personal. O Vinicius de Moraes. Y, de los que les siguieron, Caetano, Gilberto Gil, Nara Leao, Hice arreglos para ellos en torno a 1965 para ayudarme a ganar la vida. Para todos estos músicos populares, inclusive los 9 CON NOMBRE PROPIO MARLOS NOBRE 10 relacionados sencillamente con los shows en las boîtes y los nights clubs. Yo tocaba en esos momentos música popular al piano. Hablo de esos años, tan duros y tan difíciles para la música. Fue entonces cuando establecí esa sólida relación con la gente de la música popular, un género que respeto, porque creo que es una aportación formidable de Brasil. Al mismo tiempo, creo que la música que yo hago también representa un parte del pensamiento de la música de Brasil. El resultado final de todo esto es que en mi música hay mucho de mezcla entre la música de vanguardia, con los medios más modernos posibles, con la otra, la que llamaríamos popular, que yo viví de niño, cuando bailaba en la calle. Esa música la tengo en la cabeza, digámoslo así, y la encuentro en mi subconsciente, muy arraigada. Por eso nunca, ni siquiera en los años más vanguardistas, por así llamarlos, en el periodo de los 60, la dejé a un lado. De tal modo que, cuando las vanguardias decían no a la música popular, una de mis obras, que escribí en 1963 fue las Variaciones rítmicas para piano y para una percusión que es típica brasileña y que se utiliza en las manifestaciones folclóricas de Brasil. Aunque en ella recurrí al lenguaje serial, no deja de ser un serialismo muy libre, que yo llamo “a la brasileña”. Es decir, a mi manera de ver”. A fin de cuentas, no es extraño que Nobre establezca un símil entre su actitud a la hora de crear y la función absorbente de una esponja, que una vez cargada con las influencias de los ambientes circundantes comienza a generar su propia esencia, y a emitir fluidos en los que se reconoce su propia identidad. Un ejercicio que disecciona con precisión a la hora de explicarlo “Es un proceso normal, que tuve que analizar cuando quise dar clases. La esponja a la que yo me refiero es aquella que se ha ido llenando desde tu infancia. Desde cuando yo era niño, para seguir con el resto de la experiencia auditiva normal y también la que te proporcionan los estudios. Todo eso converge en una especie de mecanismo mental en el cerebro. Un engranaje desconocido para mí a pesar de que los dos trabajamos juntos. Siempre he visto que debes estimular tu cerebro hasta el límite. Desde ese momento, he descubierto cosas increíbles: como que era capaz de escribir una obra sinfónica en ocho días. No lo sabía, hasta que la hice. Eso, porque el cerebro, si lo provocas, es capaz de reacciones milagrosas. Como de hacerte escribir cosas que están naturalmente dentro de él. Ahí es donde comienza a funcionar el mecanismo del filtro, como si fuera un destilador personal. El filtro es todo lo que yo soy. Mi hermano, por ejemplo, que vivió conmigo durante 40 años, tiene una visión diferente a la mía, tanto en la música como en el resto de los aspectos de la vida, a pesar de esas cuatro décadas que estuvimos tan cerca el uno del otro. Las experiencias de cada uno, y más concretamente, la mente de cada cual, absorbe de una manera. Y la mía me ha ayudado a conseguir como resultado un estilo que es el mío, y que yo no puedo definir. Si tuviera que hacerlo diría que es la pluralidad y la falta total de prejuicios estéticos. Yo puedo utilizar por igual el tonalismo que la atonalidad. Y sigo recurriendo en algunos momentos al serialismo. Pero no estamos hablando de eclecticismo, porque no es eso. Es otra cosa. Es pluralidad. Porque el mundo en el que nosotros vivimos hoy es un mundo plural”. Desde ese momento es fácil reconocer que la pluralidad, desde el punto de vista de Nobre, es el factor común de la música que se hace hoy “En líneas generales se podría decir que sí. Aunque hay algunos compositores, o algunos grupos, que continúan trabajando en una línea propia, al margen de los demás. Como los creadores de la línea espectral asentados en París, que siguen esa vía como si se tratase de la única salida posible. De cualquier forma, el compositor vuelve a sentirse muy próximo a las manifestaciones múltiples de la música. Digo una cosa: para mí, la creatividad hoy de los músicos de jazz y de otros músicos populares a veces es mucho mayor que la de los músicos de concierto. Por ejemplo, una cantidad de músicos del periodo serial, que han repetido constantemente fórmulas y diagramas, para de ahí pasar a lo aleatorio y por fin a la música no escrita, llevaron a pensar en una concepción de la música que te hacía pensar en algo así como si estuviera aislada del fenómeno humano. Y ellos fueron los primeros en darse cuenta de lo equivocado de su trayectoria cuando vieron cómo el público les dio la espalda. Es decir, la música fue la perdedora. Desde los años 50 hasta aproximadamente los 80, el público a veces soportaba mal la música que se les ofrecía, y a los 10 o 15 minutos de estar en la sala de conciertos, se sentía mal y se quedaba pensando que tenía que soportar aquello por obligación. Incluso en Alemania se daba el fenómeno. Yo estuve allí mucho tiempo y oía cómo los alemanes decían “hay que soportar Darmstadt”. Y allí estuvo Nobre. De su paso, llegado el momento de sincerarse, prefiere hacer un acto de contrición “Estuve, pero no quise… conocí todo. Tuve contacto con todos ellos, sobre todo con Berio, pero la idea de una música como aquella, subvencionada por radios alemanas, hizo concebir en el compositor la ilusión de que vivía de la música. Recibía encargos y vivía favorecido por editoriales alemanas. Fue todo un movimiento mantenido para poner esta música en la vanguardia. Es así como se creó entonces el academicismo de vanguardia, que es el peor de los academicismos, porque en él la gente recurre a la repetición de clichés. Todos los compositores del mundo, ya fuesen de España, Francia, Alemania o de donde fuera, repetían las mismas fórmulas como si se tratase del dogma del día. Al margen de todo esto, la verdadera música siguió su camino. Por ejemplo, Luigi Nono pensó en hacer música para los obreros, fue a tocar para los trabajadores, se marchó y allí se quedaron los trabajadores diciendo que lo que querían escuchar era algo de Verdi, una ópera o sólo arias. Esa sensación de error escéptico es lo que me parece el error mayor y más grave de la música de vanguardia de esa época. Una pérdida completa del sentido del contacto con el otro. Y es una actitud falsa además. Conocí a un compositor muy curioso de la vanguardia con quien coincidí en un concierto en el que tocaban una obra suya. Estaba nervioso, con las manos frías. Le pregunté por qué estaba tan excitado, si a él le importaba tan poco la reacción del publico. Ya sabes que va a ser un fiasco el resultado, le dije, porque a la gente no le va a gustar. Se quedó aún más frío, porque era verdad. Lo hacían como si a ellos no les importase la comunicación y basaban en ese extremo su gran fuerza o su presunción. Esa actitud me pareció un gran error y siempre estuve en contra de todo aquello”. Juan Antonio Llorente CON NOMBRE PROPIO Un valor seguro LUCA PFAFF L a vuelta de Luca Pfaff a los escenarios españoles comporta un programa de lo más atractivo. En el que es el décimo concierto del ciclo musicadhoy, Pfaff estará al frente de la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española con obras de autores centroeuropeos, Kyburz, Jarrell y el veterano Klaus Huber, del que se interpreta una de sus piezas mayores, Tenebræ, de la que Arturo Tamayo y la orquesta de Luxemburgo ofrecieran una excelente versión hace dos temporadas en la grabación del sello Timpani. Este compromiso de Pfaff con la música orquestal de nuestro tiempo no es de ahora. En el recuerdo, queda la primera grabación de obras del italiano Giacinto Scelsi que llegaba al mercado fonográfico a principios de los años 80. Luca Pfaff figuraba al frente de aquel disco pionero del viejo sello FY. El grupo, igualmente, es histórico, el Ensemble 2E2M. Significaba aquella grabación el primer contacto con obras que luego han sido moneda corriente en el repertorio moderno: 4 Pezzi, Pranam, Okanagon. Pfaff ha sido reclamado en diversas ocasiones por las orquestas españolas, con lo que no es extraño verlo ahora con la de RTVE. Lo que sí es raro es ver en él a una figura de la interpretación que aborda con naturalidad todo tipo de repertorios. Si los programas que ha hecho en nuestra geografía han estado siempre ligados a lo contemporáneo (obras de Guerrero, Erkoreka o el mismo Jarrell) y con formaciones no siempre del relumbrón de la de RTVE, los que suele hacer, por ejemplo, para el disco son de una gran diversidad, como demuestran la grabación del Concierto para violín de Sibelius para el sello Arion, los dos registros con obras concertantes de Bartók o la Gran Partita de Mozart para Nuova Era con el Carme Ensemble. Tal vez no sorprenda que, en esta especie de eclecticismo bien entendido, Pfaff no figure ni entre los directores de orquesta más solicitados ni tampoco entre los músicos ligados a un ensemble o grupo instrumental moderno. No es Pfaff un nombre fijo de las formaciones instrumentales ni de los sellos fonográficos. Sin embargo, su rigor con respecto a cada uno de sus programas le acredita como una de las Madrid. Auditorio Nacional. 16-VI-2006. Sinfónica de RTVE. Luca Pfaff. Marino Formeti, piano. Obras de Huber, Jarrell y Kyburz. batutas más sólidas a la hora de encarar unas obras de estreno o de escasa carrera comercial. La solidez y el profundo conocimiento que transmiten sus interpretaciones le convierten en un valor seguro para los programadores de conciertos. La solvencia de Pfaff queda demostrada en las interpretaciones que de obras orquestales recientes ha venido ofreciendo para el mundo del disco: un Donatoni con el Ensemble Alternance, el Fedele de Epos y el Concierto para piano para el sello Stradivarius o la obra dramática de Dusapin Romeo y Julieta. Se mueve bien, pues, Pfaff en este repertorio que se nutre de las obras compuestas en los últimos 20 años por autores que, como Dusapin, Kyburz o Fedele, proponen un lenguaje que concilie las formas del clasicismo con los restos de la vanguardia. Pero no hay que olvidar, de su legado, las aportaciones que ha hecho Pfaff al conocimiento de una parte fundamental de esa vanguardia, como es el caso de las óperas Die Soldaten o El Gran Macabro o la restitución de una obra dramática poco conocida de un autor especialmente querido por Pfaff, Bruno Maderna: El diario veneciano, de 1972, para tenor, orquesta y cinta. Francisco Ramos DISCOGRAFÍA SELECCIONADA DONATONI: Concierto para clarinete. ARMAND ANGSTER. ENSEMBLE ALTERNANCE. Harmonic 3616. DUSAPIN: Romeo y Julieta. ORQUESTA SINFÓNICA DEL RIN/MULHOUSE. GRUPO VOCAL DE FRANCIA. Accord 472 726-2. FEDELE: Concierto para piano. Epos. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RADIO FRANCIA. Stradivarius 33348. SCELSI: Pranam II. Okanagon. 4 Pezzi. Ensemble 2E2M. FY 119. 11 AGENDA AGENDA Nuevos frutos del centenario SIMPOSIO SOBRE ARRIAGA B ajo el título Ein spanischer Mozart? Tradition und experiment im Werk von Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826) tuvo lugar un Simposio patrocinado por la Embajada de España en Alemania y el Staatliches Institut für Misikforshung Preussischer Kulturbesittz (SIMPK) a propuesta del Dr. Eckard Weber, que también se hizo cargo de su organización. La salutación y apertura la realizó la Agregada Cultural de la Embajada Doña Itziar Taboada junto con el Dr. Thomas Ertelt (SIMPK) y el Dr. Eckard Weber. Las ponencias estuvieron a cargo de los profesores y doctores en musicología Rainer Cadenbach, Michael Zywietz, Rainer Kleinertz, Stephanie Klauk, Carlos María Solare, Eckard Weber y José Antonio Gómez. Todas ellas fueron de gran interés, planteando cuestiones candentes en esta nueva etapa del resurgir de la obra de Juan Crisóstomo. La edición de las ponencias estará disponible Carlos María Solare, José Antonio Gómez y Joaquín Pérez de Arriaga. en el próximo año. El Ayuntamiento de Bilbao envió una comunicación agradeciendo a los organizadores y participantes su interés por el músico bilbaino y aportando algunas de las publicaciones realizadas que, tras el Simposio, fueron donadas a la Biblioteca del SIMPK. El acto se cerró con un concierto a cargo del Cuarteto Iturriaga, residente en Leipzig, en la Sala de Cámara del SIMPK, que interpretó el Cuarteto op 2, nº 1 de Boccherini y los Cuartetos nº 1 y nº 2 de Arriaga, todos ellos aplaudidos con entusiasmo por el público asistente. Joaquín Pérez de Arriaga Berlín. Simposio Arriaga. 6/10-V-2006 Jóvenes pianistas GANADORES DE LOS CONCURSOS DE PIANO INFANTA CRISTINA Y ANTON GARCÍA ABRIL G 12 regorio Benítez Suárez (Cádiz, 1985) ha sido el ganador del primer premio Loewe-Hazen en la categoría de Jóvenes Concertistas del XIII Concurso de Piano Infanta Cristina, que organizan las Fundaciones Loewe y Hazen Hosseschrueders. El premio, dotado con 3.200 euros, incluye también un concierto con orquesta, una decena de recitales y cuatro becas de formación. El ruso Ilia Maksimov, de dieciocho años, obtuvo el Segundo Premio. Por su parte, Claudio Carbó Montaner, valenciano Galardonados del Concurso Antón García Abril de 29 años, ganó la tercera edición del Concurso Antón García Abril, celebrado en Teruel, en la categoría para jóvenes pianistas menores de 32 años. Recibirá un pre- mio de 4.800 euros y la realización de una gira de conciertos. La madrileña Anna Fernández Torres triunfó en la categoría de menores de 20 años. AGENDA Recuperada por Rodrigo Madrid UNA ÓPERA VALENCIANA E l pasado 3 de mayo se presentó la partitura de Ópera al patriarca San José, en un trabajo musicológico de Rodrigo Madrid, quien se ha ocupado de la reconstrucción e instrumentación de la que se considera como la primera ópera valenciana. Es ésta una composición debida a José Pradas, quien la escribió en 1718. Se trata, tal como se conserva, de una obra para cinco voces y bajo continuo, cuyo original se custodia en la catedral valenciana. Diversos indicios internos llevaron a Rodrigo Madrid al convencimiento de que no nos habían llegado las partes instrumentales que con toda seguridad existieron en el estreno. El autor del trabajo cifra sus esperanzas en que “esta publicación valga para que los amantes de la música conozcan a los músicos que nos precedieron y aprecien esta joya del teatro musical sacro como parte de nuestra riqueza cultural”. Nada más puede añadirse. III Festival Internacional CONCIERTOS DE MEDIANOCHE P Sitges. Conciertos de Medianoche. Del 17 de junio al 14 de julio de 2006. ACHÚCARRO or tercera vez tendrán lugar los denominados Concerts de Mitjanit en Sitges, que se consolidan como una interesante propuesta dentro del panorama del turismo cultural y los festivales de verano. La presente edición cuenta con las actuaciones de Joaquín Achúcarro, encargado del concierto inaugural, para el que ha seleccionado obras de Falla, Albéniz y Granados. El Cuarteto Casals es un valor seguro y The Swingle Singers aportarán una nota refrescante con la velada De Bach a los Beatles. El Festival cuenta con un grupo de cámara en residencia, formado por solistas de la Orquesta de Radio Televisión Española, que estrenarán el Trío Rèquiem de Salvador Brotons, quien rinde en esta pieza homenaje a las víctimas del 11 de septiembre de 2001. Otra composición de Brotons, Lucha, lamento y triunfo, será interpretada por Quinmetal Salamanca. Recitales y sesiones de flamenco completan la sugerente oferta. CUARTETO CASALS 13 AGENDA A la mejor labor lírica NACEN LOS PREMIOS LÍRICOS TEATRO CAMPOAMOR A finales del mes de abril se fallaban en Oviedo los Premios Líricos Teatro Campoamor, convocados por la Fundación del mismo nombre y con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo. La intención de los premios es galardonar las mejores producciones, artistas e iniciativas que, a lo largo de un año natural, se hayan desarrollado en los escenarios españoles. En esta primera edición el jurado, presidido por CABALLE Inés Argüelles —presidenta de la Fundación— y con Cosme Marina como secretario, estuvo compuesto, además, por Gonzalo Alonso, Manuel Cabrera, Marcelo Cervelló, Francisco García-Rosado, Luis Gracia Iberni, Pablo Meléndez-Haddad, Luis Suñén y Juan Ángel Vela del Campo. El premio a toda una carrera fue para Montserrat Caballé, mientras en el resto de las categorías los galardones se repartían así: Alberto Zedda por su dirección BROS ZEDDA ZAPATA musical en La Cenerentola de Rossini en el Palacio de la Ópera de La Coruña, dentro del Festival Mozart; Emilio Sagi por su dirección escénica de El barbero de Sevilla en el Teatro Real de Madrid: Orfeo de Sartorio, también en La Coruña, como mejor producción; José Bros, mejor cantante masculino por Roberto Devereux en el Baluarte de Pamplona y Don Ottavio en el Don Giovanni del Teatro Real. Waltraud Meier fue la mejor Esteno de Van Der Aa DESPUÉS DE LA VIDA L a Ópera de Holanda propone en estreno mundial la obra After Life, con música del compositor holandés Michel van der Aa y libreto de Hirokazu Kore-Eda. El tema de la nueva ópera es cualquier cosa menos convencional: los muertos son conminados a escoger el momento favorito de sus vidas, una decisión trascendente —para la que disponen de una semana—, porque ese instante podrán cantante femenina por su Ortrud de Lohengrin en el Teatro Real; José Manuel Zapata fue el cantante revelación por su actuación en Semiramide en el Gran Teatre del Liceu; Milagros Martín fue la mejor cantante de zarzuela por La del manojo de rosas (Teatro Campoamor) y Luis Varela el mejor actor del género por su trabajo en el mismo título. El Concurso Internacional Francisco Viñas recibió el premio dedicado a una insti- tución por su aportación a la lírica. El jurado hizo constar también su reconocimiento a la ejemplar labor de apoyo a la lírica realizada desde hace años por el Ayuntamiento de Oviedo y su carácter excepcional dentro del actual panorama español. Los premios conllevan, cada uno, una dotación económica de doce mil euros y serán entregados en una gala, dirigida por Emilio Sagi en el Teatro Campoamor, el próximo día 29. MICHEL VAN DER AA conservarlo para toda la eternidad. A los personajes se les permite recurrir a la ayuda de otros difuntos o, como hace Aiden, el joven muerto protagonista, revisar grabaciones en vídeo de su existencia pasada. El reparto cuenta con Roderick Williams, Barbara Hannigan, Richard Suart y Margriet van Reisen. La dirección musical será de Otto Tausk y la escénica la toma a su cargo el propio Van Der Aa. Amsterdam. De Nederlandse Opera. 2, 4, 5, 7, 8, 9-VI2006. Van der Aa, After Life. Tausk. Van der Aa. Williams, Hannigan, Stuart, Van Reisen. 14 Hans Hijmering AGENDA Del Liceu al Palau CANTEMOS UNA ÓPERA L a ópera puede ser una estimulante aventura pedagógica. Desde el curso 1997-98, el proyecto educativo Òpera a S e c u n d à r i a, organizado por el Servicio Educativo del Gran Teatro del Liceo y el Instituto Municipal de Educación de Barcelona, hace posible que miles de alumnos de Secundaria participen activamente en el estreno de una ópera. El objetivo es ambicioso: despertar el interés y la vocación artística de niños y adolescentes que descubren el mundo de la ópera desde dentro, preparando las partes corales de la nueva obra durante el curso y participando al final en su representación en un teatro. Además del feliz estreno en España de la ópera B r u n d i b a r, de Hans Krása, el proyecto ha estrenado hasta la fecha cuatro óperas: E c o, con música de Philippe Vallet y libreto de Roger Llovet, R e g a l s, de Mariona Vila y Mercè Maure, El bosc de Farucàrum, de Óscar Peñarrolla y M. Carmen Mateu y la más reciente, L i s í s t r a t a, ópera en un acto para solistas, coro juvenil y grupo instrumental de Albert Carbonell (Barcelona, 1972), estrenada en el Mercat de las Flors los pasados 10 y 11 de mayo. En total se han ofrecido cuatro representaciones, dirigidas por Elisenda Carrasco al frente de un grupo de instrumentistas de la Jove Orquestra Nacional de Catalunya (JONC), y cada una de ellas ha sido un estreno, porque en cada una de ellas cambia la masa coral, integrada por unas 250 voces. No es fácil despertar el interés de niños y adolescentes hacia la ópera. Y más difícil es aún mantener ese interés a lo largo de una hora. Carbonell, autor también del libreto —una libre adaptación de la comedia homónima de Aristófanes, que plasma la huelga de sexo de un grupo de mujeres para frenar la guerra entre atenienses y espartanos— potencia el aspecto pacifista de la obra y busca la comunicación directa con un lenguaje musical ecléctico y accesible, pero no banal. La partitura tiene melodías pegadizas —el autor, sin complejos, se marca una habanera y un sirtaki final de aúpa—, sugerentes efectos tímbricos, aromas exóticos y buen pulso teatral. Y es fácil de cantar, condición esencial en una propuesta pedagógica que invita a descubrir la magia de la ópera precisamente a partir de la atracción por el canto. Se respiran aires de opereta —la huella de Offenbach— y hay mucho de musical en Lisístrata, cuyo objetivo principal no es otro que hacer pasar un rato divertido. Lo consigue, gra- cias al buen hacer de un equipo de solistas encabezado con absoluta solvencia por una joven estudiante de canto, la soprano Maria Ponsati y el barítono Pau Bordas, único cantante profesional del reparto. La estupenda dirección musical de Elisenda Carrasco y la sencilla propuesta escénica dirigida por Ignasi Tomàs contribuyen al éxito de una propuesta que sale adelante tras muchas horas de esfuerzo y preparación en las aulas. La complicidad de los profesores es fundamental para sacar adelante un proyecto que compensa la escasez de recursos económicos con toneladas de ilusión y esfuerzo. Otros teatros de ópera españoles deberían poner en marcha experiencias similares, convirtiendo a niños y niñas en parte activa de un espectáculo operístico. Javier Pérez Senz 15 ACTUALIDAD 16 Una arriesgada apuesta de Freyer LAS MARIONETAS EN LA ÓPERA Bofill Gran Teatre del Liceu. 15-V-2006. Haendel, Ariodante. Vesselina Kasarova, Ofelia Sala, Elena de la Merced, Sara Mingardo, Denis Sedow, Steve Davislim. Orquestra Simfònica del G. T. del Liceu. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana. Director musical: Harry Bicket. Producción de la Oper Frankfurt. Director de escena: Achim Freyer. Escena de Ariodante de Haendel en el Gran Teatre del Liceu Las óperas barrocas eran poco frecuentes en las temporadas del Liceu, injusticia que se ha ido reparando en los últimos años y ahora se ha estrenado Ariodante, una de las obras más importantes de Haendel, que se había estrenado en Londres en 1735 y que presenta características variadas entre la ópera heroica, el estilo francés imperante y una cierta referencia a la música italiana, pasando por la inteligencia e inspiración de Haendel. Una obra de estas características representa un importante reto para su puesta en escena, que puede ser de corte tradicional o intentando una cierta modernización. El planteamiento de Achim Freyer de trasladarla al mundo de las marionetas es muy arriesgado, ya que lastra el movimiento escénico y obliga a los cantantes a un gran esfuerzo al estar encajonados en la estructura de los muñecos, situación que aún BARCELONA NAC I O NA L ACTUALIDAD BARCELONA se complica más dada la extensión de la obra. Todo ello fue muy evidente en el primer acto, mientras que en los restantes quería compensarlo con unos bellísimos planos estéticos, realzándolos de forma notable por una gran iluminación. Con todo, la puesta en escena se resintió de esa lentitud y de una cierta falta de dramatismo, agravado por las dimensiones del Liceu, por la solución mímica dada a la danza y por ciertas ironías discutibles. La Orquesta del Liceu no es especialista en el barroco, pero el camino ascendente que tiene esta temporada ha permitido al buen director que es Harry Bicket, después de un inicio algo dubitativo, conseguir un buen rendimiento, que remarcaba el carácter y conseguía un buen nivel de cohesión y transparencia, al igual que el Cor del Palau de la Música. La interpretación alcanzó un nivel importante, imponiéndose la presencia de Vesseli- na Kasarova, que impactó por el dominio del estilo, la calidad de un instrumento de gran belleza, pastoso y con un fraseo espectacular. A su lado Ofelia Sala, con una voz que a veces le falta un mayor poder de penetración, superó todas las dificultades e dio una gran expresión a su personaje, con delicadeza. Sara Mingardo fue la gran cantante que conocemos, solventado con seguridad las difíciles ornamentaciones, aunque a su voz le faltó una cierta proyección, que seguramente consigue en teatros más pequeños. Elena de la Merced completó el cuarteto femenino con su cuidada línea y habitual entrega. Entre los cantantes masculinos, Denis Sedov mostró un bello timbre y un canto refinado, mientras que Steve Davislim exhibió una potente voz, con un canto correcto, completando el reparto el eficaz Marc Canturri. Albert Vilardell ACTUALIDAD BARCELONA Festival de Música Antigua SONIDOS DE AYER Y DE SIEMPRE Barcelona. L'Auditori. 2-V-2006. Fabio Biondi, violín; Kenneth Weiss, clave. Obras de Bach y Locatelli. 4-V-2006. La Serenissima. El nacimiento del concierto para violín en el norte de Italia. 6-V-2006. The Brook Street Band. El violín del señor Corelli. 9-V-2006. Ensemble Explorations. Mozart, Quintetos de cuerda. E n su vigésimo novena edición, el Festival de Música Antiga, gestionado hasta ahora por la Fundació La Caixa, ha emprendido este año un nuevo modelo organizativo, con la incorporación del Auditori, que así amplía horizontes y diversifica su oferta. L'Auditori, pues, pasa a ser la nueva sede, con sus salas sinfónica y polivalente (en espera de la inauguración de la sala de cámara). El tiempo dirá del acierto o no de estos cambios. El éxito de la inauguración del Festival estaba garantizado porque se confió a dos valores seguros, el violinista Fabio Biondi y el clavecinista Kenneth Weiss. Y ambos, en efecto, ofrecieron una brillante y extrovertida actuación, con tres Sonatas y un Concierto italiano de Bach y una Sonata de Locatelli que hicieron las delicias del público. Un público, por cierto, éste de la música antigua, muy ruidoso y elocuente en sus muestras de agradecimiento y recompensa a los intérpretes. Biondi le quita severidad, rigidez y envaramiento —que no profundidad— a lo que tiene entre manos. Su violín suena distinto. Es desinhibido, nuevo. Se atreve a lecturas diferentes, aunque se trate de Bach. Pero no es rupturista. Kenneth Weiss hace del virtuosismo algo aparentemente simple y normal. Esperamos con ansia sus Sonatas de Domenico Scarlatti hacia el final del Festival. Tres conjuntos de vida corta todavía, surgidos con el fin de explorar, estudiar y difundir una determinada parcela de la historia de la música han ofrecido algunos de los resultados de sus pes- quisas. La Serenissima, fundado en 1994 con la intención de recuperar obras de Vivaldi y de su entorno, abordó —bajo la dirección del violinista Adrian Chandler— un programa con obras de Francesco Navarra, Giovanni Legrenzi, Tomaso Albinoni, Giuseppe Valentini, Antonio Vivaldi y una de autor anónimo del siglo XVII. Loable la iniciativa de dar a conocer música desconocida o casi, pero hubiéramos preferido menos frialdad y asepsia cerebral y más vitalidad y calor humano en la empresa. The Brook Street Band, nacido en 1995 con el propósito de explorar el repertorio de Haendel y sus contemporáneos europeos —el nombre del grupo es un homenaje a la calle londinense donde el compositor alemán vivió y compuso una gran parte de su obra— , navegó con seguridad y salvaguarda del estilo por un mar poblado de obras de Couperin, Corelli, Vivaldi, Geminiani y el propio Haendel. Y el Ensemble Explorations, creado en 1996 con la ilusión de descubrir nuevos tesoros musicales, se las vio con los tres primeros Quintetos de cuerda de los seis que Mozart compuso en su vida. Un prodigio de diálogo y concertación instrumental que el conjunto resolvió con dominio técnico, predominio de lo colectivo sobre lo individual, adecuación estilística y gran musicalidad. El nivel de asistencia muy aceptable, si tenemos en cuenta el mayor aforo de los espacios del Auditori respecto a la sede anterior. José Guerrero Martín Temporada de la OBC VIRTUOSISMO JOVEN Barcelona. L’Auditori. Temporada de la OBC. 5-V-2006. Hilary Hahn, violín. OBC. Director: Antoni Ros Marbà. Obras de Beethoven, Mompou-Ros Marbà y Debussy. 12-V—2006. OBC. Director: David Atherton. Obras de Arnold, Delius, Britten y Elgar. A costumbrados ya como vamos estando a la pléyade de nuevos nombres jóvenes de la interpretación en posesión de una avanzada y depurada técnica, no deberíamos sorprendernos de esta violinista estadounidense de 26 años llamada Hilary Hahn, que está haciendo las delicias de los públicos de todo el mundo. Pero nos sigue sorprendiendo, y muy gratamente, como ya nos ocurrió con su estupenda versión del Concierto para violín y orquesta nº 1 de Max Bruch en diciembre de 2003. Ahora ha sido el Concierto para violín y orquesta en re mayor, op. 61 de Beethoven el que le ha permitido exhibir sus dotes de virtuosa, con un sonido incisivo — agresivo incluso en ocasiones—, pleno, homogéneo, dotado de los precisos y necesarios matices. Perfecta en las transiciones sonoras y segura de su trabajo, de su concepción, guste o no; un tanto altiva y ajena —autista— a lo que pudiera pensarse de ella. El Larghetto certificó que también sabe navegar por las aguas de lo expresivo y sentido. Y para propina, el regalo de un Andante de Bach. Ros Marbà demostró su buen hacer en cuanto a arropar a la solista y concertar el conjunto. Su orquestación de la Suite compostelana, que Mompou escribió para guitarra en 1962, realza la música del compositor catalán sin traicionar el espíritu de la obra y potenciando sus virtudes melódicas. Igualmente acertado estuvo el maestro barcelonés en su versión de La mer, una obra destacada en sus preferencias impresionistas. Muy distinto resultó el concierto siguiente, penúltimo de la temporada, que, tal vez por este motivo, se pareció más a un bolo veraniego que a otra cosa. Perfectamente prescindibles —o sustituibles por otras obras de mayor enjundia— las Cuatro danzas escocesas, op. 59, de Malcolm Arnold, y Hassan. Intermezzo y Serenata, de Delius, ambas en primeras audiciones de la OBC. Mediocres las versiones de los Cuatro interludios marinos, op. 33a (de Peter Grimes) y las Variaciones enigma, op. 36 de Elgar. David Atherton optó por el trazo grueso y por un volumen sonoro excesivo, plano y aplastante, sin matices ni apenas contrastes. Sólo hubo algún aislado destello de interés. Un programa de circunstancias. José Guerrero Martín 17 ACTUALIDAD BILBAO Fin de temporada ELLAS, LAS DAMAS BILBAO Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. LIV Temporada de la ABAO. 9-V-2006. Offenbach, Les contes d’Hoffmann. Aquiles Machado (Hoffmann), Milagros Poblador (Olympia), Valentina Kutzarova (Giulietta), María Bayo (Antonia), Konstantin Gorny (Lindorf, Coppélius, Dr. Miracle, Dapertutto), Katharine Goeldner (Nicklausse). Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director musical: Alain Guingal. Director de escena: Gian Carlo del Monaco. Coproducción: 18 Los cuentos de Hoffmann de Offenbach en el Palacio Euskalduna de Bilbao deslumbraron en las tablas. A su vez, los secundarios estuvieron bastante bien, y entre todos ellos creemos oportuno destacar el espléndido Franz del veterano José Ruiz, otras veces algo más apagado, así festival internacional del canto de la mezzo búlgara Valentina Kutzarova sirvió a una Giulietta atractiva y sensual, y ya en el muniqués María Bayo hizo una Antonia tierna, delicada y muy bien cantada. Las cuatro damas De20dejulioa22desagosto2006 Parc du Château de Florans, F-13640 La Roque d’Anthéron Tél.: +33 (0)4 42 50 51 15 Fax : +33 (0)4 42 50 46 95 de piano 26e www.festival-piano.com Se suele decir que si algo se debe destacar en los Cuentos de Hoffmann es la melodía, pues por ella fluyen los sentimientos del poeta, el amor vive en las líneas de esta música, y nada mejor puede hacer un director musical que encontrarlo y llevarlo hasta el último rincón del auditorio. Así, si algo no necesita esta partitura es una visión prosaica, grisácea y desordenada como la impuesta por el francés Alain Guingal, ya que la obra pierde todo su encanto y su audición puede llegar a resultar sedante. Claro que tampoco la Orquesta Sinfónica de Bilbao sonó como suele últimamente, ni el Coro de Ópera de Bilbao tuvo su mejor noche, ni el reparto fue todo lo homogéneo que se esperaba en principio. Aquiles Machado tiene hoy serios problemas vocales, sigue en crisis y parece no vislumbrarse luz alguna. La voz es cada vez más opaca, ha perdido brillo, tiene problemas en la zona de arriba y la emisión carece ya de la espontaneidad de hace un lustro. A pesar de ello, el venezolano siempre se entrega, es un artista inteligente y decidió un Hoffmann creíble, torturado y al tiempo apasionado. No nos gustaron los cuatro malvados del bajo-barítono Konstantin Gorny, poco perfilados y nada matizados. Otra cosa fueron ellas. Ya en el prólogo se podía intuir que la mezzo Katharine Goeldner iba a hacer un Nicklausse excepcional, tanto por la calidez del instrumento como por lo variado de su fraseo. Y lo hizo. Milagros Poblador es una soprano ligera adecuada para afrontar la parte de Olympia, y se lució en su gran escena del primer acto. En el cuadro veneciano la voluptuosidad como la magnífica Voz de la Madre de Antonia de la vizcaína Itxaro Mentxaka. Pocos reparos caben a la eficaz, bellísima y teatral propuesta de Gian Carlo del Monaco, quien viene a recordar en estos Cuentos que innovar y atentar no siempre son uno. Los juegos de luces, las rupturas de las puertas, las burlas al poeta y las presentaciones de las tres amadas son ejemplos rescatables de una puesta en escena tan parca en medios como rica en ideas. En definitiva, un curso como el presente debía haber merecido en lo musical una noche más afortunada, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba del último título de la temporada. Por cierto, si se nos pidiese un balance global de cómo ha transcurrido ésta no vacilaríamos al afirmar que ha sido, a pesar de muchos pesares, la mejor de los últimos años. La cita de algunos nombres perdurará en el recuerdo de todos, ahí están los de Sondra Radvanovsky, Hans Peter König, Mariusz Kwiecien, Krassimira Stoyanova o Fiorenza Cedolins para reivindicar un presente que, probablemente, se añorará dentro de unas décadas. Asier Vallejo Ugarte ACTUALIDAD BILBAO Curtis dirige a Arriaga REALIDADES Bilbao. Teatro Arriaga. 16-V-2006. Theodora Baka, soprano. Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. Obras de Arriaga. A estas alturas del curso es ya conocido por casi todos que este año se conmemora el segundo centenario del nacimiento del compositor vasco Juan Crisóstomo de Arriaga y Balzola. Recordamos hoy el encendido entusiasmo que se vivía en las calles bilbaínas en enero, cuando el nombre del malogrado genio estaba en boca de todos los melómanos y su música llegaba al corazón de quienes asistían a conciertos tan memorables como el ofrecido por Paul Dombrecht y los miembros de Il Fondamento en la sala de la Sociedad Filarmónica. Tal vez por ello resultó chocante que en el teatro que lleva el nombre del homenajeado se pudiesen ver tantas butacas vacías, como si lo dicho hasta ahora ya bastara para reivindicar la ALAN CURTIS figura de ese joven músico que pasea y seguirá paseando el nombre de la villa allá por donde muy pocos han sido capaces de hacerlo. Los modales de Alan Curtis se vinculan inmediatamente al periodo barroco (a Haendel, sobre todo), no tanto a los ecos del último clasicismo que vienen al nombre de Arriaga. En todo caso se entregó con respeto a las líneas del autor bilbaíno, y sobre la base de una lectura históricamente informada hizo una Sinfonía en re mayor ligera, refinada y bien fraseada, mas el rigor se impuso al color, y si algo le faltó a su propuesta fue vida. La versión de la Obertura op. 20 fue suficientemente animada y en la de Los esclavos felices el maestro norteamericano dibujó un precioso paisaje bucólico. La respuesta de los músicos de Il Complesso Barocco fue bastante buena, pero no siempre óptima. Por su parte, la soprano Theodora Baka, de medios vocales nada excepcionales, reguló, matizó y conmovió sobre todo en la fascinante e intensa cantata Herminie, una de esas obras maestras que nos llevan a recordar lo ya sabido, y es que en la música de Arriaga hay mucho más que intenciones, augurios, indicios o presagios. Hay realidades. Asier Vallejo Ugarte 19 ACTUALIDAD GRANADA Stravinski y Schoenberg ENCUENTRO IMPREVISTO GRANADA Prosiguen los “conciertos sinfónicos”, próximos ya a su conclusión, a la espera del cierre a cargo de Claus Peter Flor. El noveno de la serie fue dirigido por el checo Pesek, incluyendo entre las obras de los compositores locales Dvorák y Janácek, la Sinfonía Praga de Mozart, con lo que todo quedaba en casa. La del moravo, Suite para orquesta de cuerda, es obra de juventud, sin duda deudora de su protector Dvorák y de la rusofilia militante que Janácek mantuvo toda su vida, poco emparentada con las obras más conocidas del Janácek maduro, pero ya con atisbos de originalidad en el contexto del romanticismo nacionalista checo. La traducción de la orquesta fue impecable, no hay que olvidar que fue uno de sus primeros trabajos confiados al disco en la época en que Rachlevsky dirigía la (entonces) Orquesta de Cámara de Granada. Destacó el trabajo de Arnaud Dupont al violonchelo en el Adagio. Tras una correcta Sinfonía Praga mozartiana, el plato fuerte lo constituyó el Concierto para piano de Dvorák, con el francés Michel Dalberto como solista. La obra podrá ser criticada cuanto se quiera por su relativa pobreza temática, pero ofrece oportunidad de lucimiento al solista y Dalberto supo aprovecharlo. En mayo fue el holandés Arie van Beek quien dirigió la OCG. Director éste ecléctico y todo terreno donde los haya, frente al especialismo checo de Pesek, el programa que presentó sorprendía por el paralelismo entre barrocos (Haendel y Bach) y neobarrocos (Schoenberg y Stra- 20 LIBOR PESEK Y LA OCG vinski). De los primeros, dirigió respectivamente el Concerto grosso op. 6, nº 11 y la Suite orquestal nº 1, en interpretaciones nerviosas, nada desmerecedoras de las que habría realizado una orquesta tocando con instrumentos originales. De la improbable pareja (conocido es que vivían prácticamente uno al lado del otro en su exilio californiano, sin dirigirse la palabra), el Concierto para cuarteto de cuerda y orquesta de Schoenberg y Jeu de cartes de Stravinski. Los solistas del cuarteto de cuerdas salieron de las filas de la OCG (Friedemann Breuninger y Alexis Aguado al violín, Germán Clavijo a la viola y Arnaud Dupont al violonchelo), en una obra extraña de Schoenberg que nos recuerda su vocación de “arreglista” para la sociedad de conciertos, aunque en esta ocasión desvirtuando el delicado mecanismo haendeliano. Más satisfactoria resultó el Jeu de cartes, obra también llevada al disco por la OCG con parecida felicidad. Joaquín García Juan Ortiz Auditorio Manuel de Falla. 21-IV-2006. Michel Dalberto, piano. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Libor Pesek. Obras de Janácek, Mozart y Dvorák. 5-V-2006. OCG. Director: Arie van Beek. Obras de Haendel, Schoenberg, Bach y Stravinski. ACTUALIDAD JAÉN XLVIII Concurso Internacional de Piano de Jaén PREVISIBLE TRIUNFO Paraninfo del Conservatorio Profesional de Música. Aula Magna de la Universidad de Jaén. 20 y 28-IV-2006. Concierto inaugural: Jorge Luis Prats, piano. Obras de Schumann, Fariñas, Ravel, Cervantes, Wagner y Liszt. Prueba final: Chenyin Li, Ju-Eun Lee, Paavola Satu Sinikka e Inesa Sinkevych. Orquesta de Córdoba. Director: Manuel Hernández-Silva. Obras de Beethoven, Granados, Schumann y Soler. JAÉN Con la participación de más de una treintena de concursantes procedentes de más de veinte de países entre los que han predominado nacionales de Japón, China y Corea, como viene siendo habitual en este tipo de certámenes, ha tenido lugar en la capital del Santo Reino la cuadragésimo octava edición del premio de piano que lleva su nombre, con gran asistencia de público en todas las pruebas, así como en el concierto inaugural. En éste hay que resaltar la sapiencia y profesionalidad de Jorge Luis Prats, miembro del jurado, que tuvo que luchar contra la desequilibrada entonación del piano. Pese a este handicap logró una muy estimable versión de la audaz Kreisleriana de Schumann, haciendo que la expresividad prevaleciera sobre los problemas acústicos del instrumento. Por sus contrastes dinámicos, tal circunstancia fue más apreciable en La valse de Ravel. El recital subía de enteros con el repertorio cubano, haciendo buena la auténtica y honda identificación del intérprete con la música de sus compatriotas Fariñas, Cervantes y Lecuona al ser pródigo en sentimiento, musicalidad y virtuosismo. La finlandesa Paavola Satu Sinikka, con la balada El amor y la muerte de Enrique Granados, obtuvo del Premio “Rosa Sabater”, que se otorga al mejor intérprete de música española, ejecutando muy en línea con el pianismo de Grieg. Las finalistas —en el caso de la china Li y la israelí Sinkevych, con el Concierto para piano y orquesta op. 58 de Beethoven, para ser el Concierto op. 54 de Schumann con el que se presentó la coreana Lee— dispusieron de un mejor piano del que tuvieron que utilizar en las pruebas previas, lo que redundó positivamente en la calidad artística de la final. Chenyin Li es una pianista de sólidas cualidades técnicas, destacando la claridad de su pulsación junto a la sobriedad de concepto, aspecto éste que restó humanidad al imponente Concierto en sol de Beethoven. El maestro Hernández-Silva se adaptó a estos planteamientos desarrollando una rígida interpretación, en línea con las propuestas de la concursante. Una mayor delicadeza y musicalidad ofreció Ju-Eun Lee, pero nunca parejas con aptitudes técnicas para solventar las dificultades que plantea la obra de Schumann, lo que la llevó a quedar en tercer lugar. Inesa Sinkevych, justa ganadora del concurso así como la más votada por el público, supo transmitir en su intervención la seguridad de saberse instalada en otra dimensión estética, como quedó patente en su interpretación con la orquesta, que fue refrendada a más y mejor en su extraordinaria lectura de la obra contemporánea obligada, El jardín de las rosas, que, en esta edición, ha sido encargada al compositor Josep Soler Sardá, y cuyo galardón también obtuvo, poniendo colofón a un concurso previsiblemente muy claro en cuanto a la ganadora pero con un nivel medio en los concursantes algo inferior a pasadas ediciones. José Antonio Cantón 21 ACTUALIDAD JEREZ Potaje con sabor a gazpacho CORTE CON POLÉMICA JEREZ Juan Carlos Toro Teatro Villamarta. 21-IV-2006. Lleó, La corte de Faraón. Ricardo Muñiz, Luis Álvarez, Pilar Moro, Mar Abascal, Marta Sandoval, Enrique Ruiz del Portal, Miguel López Galindo, Emilio Sánchez, Estrella Blanco, Ana Santamaría, Beatriz Urbina. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Ángel Hortas. Director de escena: Francisco Matilla. 22 La preguntita “¿están ustedes felices?” —no si ingenua o si provocadora— la lanza de pronto, al poco de iniciarse el tercer cuadro, Sul, la cupletista, tras desgranar el famosísimo número del “Ay, ba…”. En cualquier caso, lo cierto es que ésta no puede resultar más incómoda e inoportuna: eso es, sin ambages, meter el dedo en la llaga, arrojar sal a espuertas sobre la herida recién abierta. Una señora grita entonces desde el patio de butacas, con cajas destempladas: “¡Yo! ¡Yo no estoy contenta! ¡Esto es un bodrio! ¡Se están ustedes cargando la zarzuela con estas cosas!”; y al poco, tras una breve refriega verbal, camina ya pasillo arriba, todavía refunfuñando y en compañía de una reducida pero ostensible cohorte de descontentos, hacia la salida del patio de butacas. El mosqueo y el malhumor venían mascándose en parte no escasa del auditorio ya desde los primeros compases. Apenas habrían transcurrido diez minutos del comienzo de la función y mi vecino de butaca se removía ya en su asiento, agitado y nervioso, como perro comido por las pulgas, expresando entre dientes, mediante bufidos, grititos sordos, resoplidos y mil expresiones de disgusto, que aquello le parecía un “rollo macabeo” y que más le valdría haberse quedado en casita. A mi derecha, un señor y su señora parecían del mismo tenor: “¡Se lo han cargado todo…!”. Hay un dato incontestable: el público lírico —el operófilo, sí, pero más aún el zarzuelero y más todavía si cabe el de provincias— suele caracterizarse por su conservadurismo; lo que éste demanda, pues, es que los Escena de La corte de Faraón de Vicente Lleó en el Teatro Villamarta de Jerez guisos se hagan según la receta tradicional, que el potaje sepa a potaje y el gaz- pacho a gazpacho, y que se dejen a un lado los experimentos de “nouvelle cuisine” y las sofisticaciones de esa especie. Así pues, la idea de trasladar la ambientación bíblica a un club de fútbol de la España actual se juzga caprichosa, meras ansias de epatar, de soltar una gracieta que podrá tener su efecto entre los afines, pero que en una porción no escasa del público parece pinchar en hueso. A este respecto, recordaré la célebre y atinada sentencia según la cual “la traición sólo es legítima si va seguida de asesinato”. En lo musical la velada tampoco dio muchas alegrías. Se salvó apenas la labor del foso y, a ratos, Muñiz, magnífico tenor que aquí, desde luego, apenas dio medida fiel de sus poderes; ni siquiera cantantes de la sólida enjundia de López Galindo o Luis Álvarez acertaron a sustentar el espectáculo mínimamente. El elenco restante anduvo entre lo discreto y lo apenas decoroso. Tibios aplausos y tímidos intentos de abucheo coronaron una velada de la que, a buen seguro, habrá de hacerse pronto dueño el olvido. Ignacio Sánchez Quirós ACTUALIDAD LA CORUÑA Final del ciclo de la OSG ...LA GUERRA HA TERMINADO Palacio de la Ópera. 21-IV-2006. Truls Mørk, violonchelo. Sinfónica de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Shostakovich. 29-IV-2006. Angela Denoke, Agustin Prunell, David Wilson. Coro de la OSG. Coro de Cámara del Palau. Niños Cantores de la OSG. Sinfónica de Galicia. Joven Orquesta de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. Britten, Réquiem de guerra. LA CORUÑA VÍCTOR PABLO PÉREZ Ha finalizado la temporada 2005-2006. Estuvo dedicada a la guerra y, en paralelo, se revisaron las sinfonías y los conciertos de Brahms. La adscripción a la rúbrica bélica permitió programar obras, poco habituales en los programas, de autores como Stevens, Penderecki, Haas, Berio, Martinu, Prokofiev, Shostakovich y Britten. A estos dos últimos se consagraron precisamente los dos postreros conciertos. En ambos, la Sinfónica de Galicia se mostró como lo que es: una gran orquesta, bien equilibrada, con una cuerda disciplinada, unánime y de hermoso sonido, unas maderas de altísima calidad, unos metales excelentes y una percusión muy notable. Y Víctor Pablo Pérez, en un repertorio que ama especialmente, demostró una vez más que es un gran director. El Concierto para violonchelo nº 1 de Shostakovich contó con el concurso de un magnífico intérprete que tradujo la maravillosa, larga y difícil Cadencia de un modo perfecto; agrupación y batuta, en idéntico nivel. Para la Leningrado, la OSG estuvo reforzada hasta alcanzar los cien atriles. Magnífica versión, de una riqueza sonora sorprendente. El público hizo justicia a este gran concierto con sus manifestaciones de entusiasmo. El Réquiem de guerra de Britten concitó en el escenario del Palacio de la Ópera a unos trescientos ejecutantes, entre los tres coros, solistas y orquesta notablemente reforzada con miembros de las Orquesta Joven de la OSG. Fueron dos conciertos: sábado, en horario habitual, y domingo en sesión matutina. Y si la primera ejecución resultó impresionante, la segunda consiguió superarla. Magníficos solistas; todos ellos, cada uno con su peculiaridades vocales. Soberbios, los coros; los tres, pero es preciso destacar a los Niños Cantores de la OSG. La Orquesta, esplendorosa, redonda y con perfecto equilibrio sonoro. Víctor Pablo Pérez sonreía feliz. No era para menos. Además, las huestes instrumentales habían alcanzado sus últimos objetivos y la guerra había terminado. Julio Andrade Malde 23 ACTUALIDAD LA CORUÑA IX Festival Mozart MENOS MOZART Y MÁS LIBERTINAJE Miguel Ángel Fernández La Coruña. Palacio de la Ópera. 5-V-2006. Grigori Sokolov, piano. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Arriaga, Martín y Soler y Mozart. Teatro Rosalía de Castro. 7-V-2006. Grigori Sokolov, piano. Obras de Bach, Beethoven y Schumann. Palacio de la Ópera. 18 y 20-V-2006. Monteverdi, L’incoronazione di Poppea. Pizzolato, Prunell, Díaz, LoMonaco, Palatchi, Marianelli. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director musical: Alberto Zedda. Director de escena: Ariel García Valdés. H 24 a comenzado el Festival Mozart de La Coruña que trae bastantes novedades. No hay óperas de Mozart representadas (se escuchará, en cambio, una curiosa transcripción de Don Giovanni para cuarteto de arcos), y sí un motivo común para las cuatro que se pondrán sobre las tablas: el libertinaje. Con los notables ejemplos de Nerón, Rakewell, el Conde Ory y el Disoluto castigado. Hay otras singularidades en esta edición del año 2006: un Encuentro Internacional en torno a la figura de Don Juan (incluido, claro está, el mozartiano) y un espectáculo infantil denominado Mozart en la calle que pretende llevar la música a distintos barrios de la ciudad durante cuatro domingos. En todo caso, como viene siendo habitual, la programación tiene enorme interés y los intérpretes son de primerísimo nivel. Sokolov vino por vez primera a La Coruña en 1986 con la Orquesta Sinfónica de Moscú que dirigía Veronica Dudarovai y tocó el Concierto nº 1 de Chaikovski. La agrupación actuaba por vez primera en España y probablemente el solista también. Desde aquel memorable concierto, Sokolov fue pianista predilecto del público coruñés, cada vez que volvió a tocar en la ciudad, las manifestaciones de entusiasmo eran interminables. También sucedió en esta oportunidad. El precioso Concierto nº 23 de Mozart en sus manos suena diferente. Hay grandes pianistas en el mundo; pero lo que distingue al ruso es esa diferencia, ese hacer que las obras de repertorio, dentro de una irreprochable ortodoxia, suenen distintas. La orquesta tuvo una excelente actuación con Escena de L’incoronazione di Poppea de Monteverdi en el Festival Mozart de La Coruña Víctor Pablo Pérez en notable labor concertadora; el bello segundo movimiento, memorable. El solista hubo de dar dos bises: un preludio y una mazurca de Chopin. En el Teatro Rosalía de Cas- tro, un ámbito más reducido que el Palacio de la Ópera y con una acústica maravillosa, el piano de Sokolov fue un puro goce. Baste decir que, tras dos horas y media de concierto y seis bises (tres Chopin, dos Bach y un Rameau) el público, puesto en pie, seguía aclamando al artista. Extraordinaria representación de la ópera de Monteverdi, L'incoronazione di Poppea. La versión se apoya en la espléndida edición crítica que Alberto Zedda realizó por encargo de la Casa Ricordi. El propio maestro se situó frente a la Sinfónica de Galicia y un plantel de quince cantantes. Zedda unió a su sabiduría compositiva la pericia como rector y fue especialmente ovacionado. La representación se desarrolló de modo impecable, sin altibajos, a lo largo de unas tres horas y media. Aparte del triunfo personal del maestro y de la Sinfónica de Galicia, destacaron las tres mezzosopranos, Pizzolato, Díaz y LoMonaco (esta última posee una voz bellísima aunque de escasa proyección); triunfaron también el tenor Prunell y el bajo Palatchi. En rol secundario, la lírico-ligera Alessandra Marianelli; su timbre encantador y su perfecta regulación del volumen la hacen idónea para más altas empresas. Escena muy interesante con perspectivas oblicuas de García Valdés. Julio Andrade Malde ACTUALIDAD LAS PALMAS Éxito de un Verdi juvenil ATTILA ÉPICAMENTE HUMANO LAS PALMAS Teatro Cuyás. 25-IV-2006. Verdi, Attila. Giacomo Prestia, Lauren Flanigan, Carlos Almaguer, Giuseppe Gipali, Elia Todisco, Manuel Ramírez. Coro del Festival de Ópera. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Director musical: Daniele Callegari. Director de escena: Mario Pontiggia. Por primera vez aparecía en el cartelón del Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria Attila, título perfectamente representativo del Verdi “juvenil”, en el que la vena patriótica aparece exaltada con tanto protagonismo como los conflictos puramente humanos. Y nuevo acierto de Mario Pontiggia junto con Daniele Callegari que en lo teatral y lo musical, respectivamente, lograron un inusitado equilibrio entre los elementos corales y los íntimos, con una convicción tal, que lejos de caer en el cartón piedra (en el que, por otra parte, no es nada difícil deslizarse) dotan a la obra de un alma profundamente humana. Si en lo teatral y en lo musical el éxito fue absoluto, no lo fue menos el acertado reparto vocal, lo que, en los tiempos que corren, no es para soslayar. Bello y pode- Escena de Attila de Verdi en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria roso el timbre de Prestia, en el rol titular, de gran nobleza interpretativa; la tremenda parte de Odabella fue airosamente superada por la inteligencia musical de Lauren Flanigan. Brillante el Foresto de Gipali, de incisivo timbre y seguros agudos y excelente la línea baritonal de Almaguer. Espléndidos los abundantes números corales así como el cuidado sonido orquestal, en las antípodas de la vulgaridad de otras versiones de otros Verdi de esta etapa. Los efectivos decorados y el bien realizado vestuario junto a la inteligente iluminación terminaron de redondear un éxito general que convenció a todos. Leopoldo Rojas-O’Donnell Filianoti se presenta en el papel titular LAS DICHAS DEL JOVEN WERTHER Las Palmas. Teatro Cuyás. 1-IV-2006. Massenet, Werther. Giuseppe Filianoti, Nancy Fabiola Herrera, Elisa Vélez, Joan Martín Royo, Stefano Palatchi, Fernando Latorre, Francisco Navarro. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria Director musical: Alain Guingal. Director de escena: Patrick Mailler. E n la ciudad natal de Alfredo Kraus, el Werther por excelencia de las últimas décadas del XX, parece gravitar aún la presencia del tenor grancanario cada vez que se programa la ópera de Massenet. Todo un reto, pues, para el joven Filianoti que afrontó el compromiso no sólo con valentía, sino con un convencimiento y una preparación que lo llevaron al triunfo en cada una de las representaciones en ésta su primera encarnación del rol. Gran éxito fue el conseguido por el conjunto, en una producción que apostaba claramente por la juventud de sus intérpretes en una versión muy personal en lo teatral de Patrick Mailler, que puso un mayor énfasis en los aspectos franceses que emanan de la partitura, en lugar de las fuentes romántico-germanizantes del texto. Así, en una línea más proustiana que goetheana, en la que la emoción del recuerdo y de la evocación se subraya más que en la inmediatez del sentimiento, este sobrio Werther sorprendió por su coherencia en lo escénico y la gran calidad general del reparto. Si señalábamos la indiscutible valía de Filianoti, que luce sus mejores galas tímbricas en esta tesitura, con gran pureza de la línea vocal, no le fue a la zaga la entregada Charlotte de Nancy Fabiola Herrera, que conquista no sólo por la belleza del instrumento ni por la vehemencia en la interpretación (cualidades ambas de las que está dotada en abundancia) sino por la seguridad técnica y la homogeneidad en todos los registros. La frescura del bello y fácil timbre de Elisa Vélez, unida a su desenvoltura escénica, hizo de su Sophie todo un acierto. Musical el Albert de Martín Royo, espléndidas las intervenciones de Palatchi, Latorre y Navarro. La solvencia de Guingal, más que probada en este repertorio volvió a ponerse de manifiesto en este Werther, con momentos poéticos indiscutibles, como el nocturnal claro de luna del primer acto (magníficos los solos de la concertino Abacioaie) así como de desolado dramatismo en el interludio del último cuadro. Leopoldo Rojas-O’Donnell 25 ACTUALIDAD LUGO Festival Ciudad de Lugo ROGER VIGNOLES Y SUS AMIGOS 26 Lleva cinco años celebrándose en la ciudad de Lugo un Festival de Música promovido por la Concejalía de Cultura y bajo la dirección artística de un conocedor tan competente como José Víctor Carou, a quien la actual Gerencia del Xacobeo ha encomendado también la organización del nuevo Festival de Galicia que se celebra en el mes de Julio, que a partir de ahora se denominará Via Stellæ y que comienza con una programación de una calidad sorprendente. El de Lugo es más modesto, pero goza de aportaciones de intérpretes de gran calidad, de las que son una muestra las reseñadas aquí. En la primera de ellas se pusieron de relieve, una vez más, el encanto y la finura estilística de la mezzo finlandesa Monica Groop, compaginando una proyección ejemplar de la voz con el intimismo que requiere el género, en un variado repertorio de autores alemanes, franceses y nórdicos. Refinada en Mozart y Schubert, exquisita en Hahn y Ravel y maravillosa en Grieg y Sibelius, donde su hegemonía es total y quien lo dude puede escuchar las integrales de las canciones de ambos editadas por BIS. Todo el recital fue de excelente, pero en los dos compositores nórdicos tuvo un plus que hizo alcanzar lo excepcional. El joven tenor vienés Daniel Johanssen comenzó su interpretación de Die schöne Müllerin con una cierta comprensible rigidez, de la que se fue liberando progresivamente con el apoyo del sabio Roger Vignoles, hasta alcanzar un nivel muy notable de concentración y expresividad, poniendo de relieve no solamente la calidad melódica sino también, muy ade- MONICA GROOP LUGO 21-IV-2006. Monica Groop, mezzosoprano Canciones y Lieder de Mozart, Schubert, Hahn, Ravel, Grieg y Sibelius. 25-IV-2006. Daniel Johanssen, tenor. Schubert, Die schöne Müllerin. 11-V-2006. Mark Padmore, tenor; Roger Vignoles, piano (en los tres conciertos). Beethoven, Lieder; Schubert: Schwanengesang. cuadamente, los acentos dramáticos del maravilloso ciclo de Schubert. Como los buenos vinos, mejorará con el tiempo pero, de entrada, ya dejó un recuerdo de buen gusto por su musicalidad y conocimiento de los específicos recursos interpretativos que requiere este género musical. El tenor inglés Mark Padmore se encuentra probablemente, en la cresta de la ola. En Lugo ofreció un muy atractivo programa liederístico con Beethoven en la primera parte y el Schwanengesang de Schubert en la segunda. Por añadidura, en el caso de Beethoven incluía, además de tres obras sueltas, el ciclo An die ferne Geliebte, que se puede considerar lo mejor de su producción en este campo. Padmore, a quien le habíamos escuchado hace relativamente poco en Santiago de Compostela en tres ocasiones, en dos de ellas en los Ciclos de Lieder que también organiza Carou y en otra cantando la Serenata para tenor, trompa y orquesta de Britten en el Auditorio de Galicia, mostró en Beethoven sus excelentes recursos técnicos, con una voz de gran flexibilidad y unos finísimos agudos que seguramente proceden de su amplia experiencia en la interpretación de obras del período barroco. Pero fue en la segunda parte donde pudimos escuchar un Schwanengesang de referencia y, parece ser, que en primicia. Quizás porque están preparando una próxima grabación, el dominio y la entrega fueron totales. Los lieder con texto de Rellstab mas dramáticos parecieron de Heine, los de Heine parecieron todos Der Doppelgänger y este último pareció lo que es, de otro mundo. Vignoles, que había mostrado su maestría en todas las ocasiones comentadas, estuvo aquí en total comunión con el tenor. Uno de esos conciertos en los que el público queda en parte entusiasmado y en parte sobrecogido. José Luis Fernández ACTUALIDAD MADRID El Real celebra el aniversario del genio salzburgués VODEVIL MOZARTIANO MADRID Teatro Real. 10-V-2006. Mozart, El rapto en el serrallo. Desirée Rancatore (Konstanze), Eric Cutler (Belmonte), Ruth Rosique (Blonde), Wolfgang Ablinger-Sperrhacke (Pedrillo), Eric Halfvarson (Osmin), Shahrokh Moshkin-Ghalam (Selim). Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Sinfónica de Madrid). Director musical: Christoph König. Directores de escena: Jérôme Deschamps y Macha Makeïeff. Decorados: Miquel Barceló. Vestuario: Macha Makeïeff. No resulta sorprendente que el tándem formado por Jérôme Deschamps y Macha Makeïeff haya destacado ante todo por sus producciones de operetas de Offenbach, ya que han dado al Singspiel mozartiano El rapto en el serrallo, en esta coproducción entre el Festival de Aix-en-Provence, el Festspielhaus de Baden-Baden y las Óperas de Rouen y Lausana, un tono más cercano al vodevil. El escenario está permanentemente invadido por unos guardianes que parecen sacados de un cómic, que en ningún momento resultan amenazadores sino que producen más bien hilaridad aunque terminan por aburrir con sus permanentes gags. No hay apenas construcción de los personajes, y los cantantes hacen más o menos lo que pueden por el escenario. Está bien desmitificar un poco a Mozart, pero cuando la cosa tiene sustancia. En medio de este contexto, los sencillos decorados de Miquel Barceló, entre lo abstracto y lo ingenuo, con su torre inclinada practicable y sus telas arrugadas son como un soplo de aire fres- Wolgang Ablinger-Sperrhacke, Ruth Rosique, Desirée Rancatore y Eric Cutler co, al igual que el vistoso y colorista vestuario. Desirée Rancatore ofreció una lección de virtuosismo como Konstanze, con su seguridad en las coloraturas y sus rutilantes agudos, si bien su vocalidad fue más belcantista que puramente mozartiana. Eric Cutler compuso un Belmonte correcto aunque un tanto desganado, que no se diferenció excesivamente del simpático Pedrillo de Wolfgang AblingerSperrhacke. Como Blonde, Ruth Rosique ofreció una voz más carnosa que la de la habitual soubrette y un impecable estilo. Eric Halfvarson aportó la negrura de su timbre como Osmin, si bien con debilidad en el registro grave. El actor-bailarín Shahrokh Moshkin-Ghalam ofreció una infrecuente visión de Selim, con sus divertidas intervenciones que mezclaban el alemán con acento turco con su propio idioma, contribuyendo al desmadre general. Después de una obertura bastante deslavazada, Chris- toph König se fue entonando y logró una versión en general animada, con tiempos bastante rápidos, logrando notables prestaciones de los conjuntos titulares. Tres integrantes de la propia orquesta no dudaron en sumarse a la representación, aunque no parecían haberles indicado muy bien lo que tenían que hacer. En conclusión, una modesta celebración del año Mozart por parte del coliseo madrileño. Rafael Banús Irusta La Academia de Estudios Orquestales convoca para junio y septiembre audiciones de: violín, violonchelo, viola, fagot, tuba, contrabajo, oboe, flauta, clarinete, trompa, trompeta , trombón y percusión Clases impartidas por los músicos de la Staatskapelle de Berlín Consultar en: www.barenboim-said.org 27 ACTUALIDAD MADRID En un puerto imaginario... BROCHE FINAL DE UN GÉNERO Jesus Alcántara Madrid. Teatro de la Zarzuela. 28-IV-2006. Sorozábal, La tabernera del puerto. María José Moreno, Enrique Baquerizo, Albert Montserrat, Iván García, Pilar Moral, Ismael Fritschi, Marta Moreno, Aurelio Puente, Abel García. Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Manuel Galduf. Director de escena: Luis Olmos. Escena de La tabernera del puerto de Pablo Sorozábal en el Teatro de la Zarzuela de Madrid D 28 espués de larga ausencia, vuelve al Teatro de la Zarzuela una de las mejores piezas que Sorozábal construyó: La tabernera del puerto, estrenada tres meses antes del estallido de la Guerra Civil, con un panorama nacional cada vez más oscurecido y amenazador, en una Barcelona donde la situación no era tan agobiante. Cuatro años más tarde lo haría en el Madrid de la posguerra con el mismo éxito obtenido en su primera puesta escénica. El tono argumental no alcanza las cotas de amargura de Adiós a la bohemia (1933), pero tampoco se queda muy atrás, y la música profunda y melancólica con importantes exigencias vocales, sostienen una acción que se desarrolla en un imaginario puerto de pescadores en época contemporánea a la de su estreno. Marola, la “tabernera del puerto” es el centro de todas las miradas masculinas del pueblo de Cantabreda. Sus oscuros orígenes la vuelven todavía más fascinante. Nadie sabe como llegó allí ni qué relaciones mantiene con Juan de Eguía, un siniestro personaje hosco y brutal que parece tenerla dominada. Las comadres del lugar la odian a muerte porque sus maridos andan locos por ella, y en su taberna se dan cita alcohólicos y fracasados como Simpson, un ex capitán de barco que malvive del contrabando o Verdier, hombre de su misma calaña y que conoce el secreto de la personalidad de Eguía. Leandro un joven e ingenuo marinero, enamorado de la protagonista, se convertirá en la victima propiciatoria de oscuros planes. Sabedores en el Teatro de la Zarzuela de las prestaciones vocales e instrumentales que una obra como La tabernera del puerto requieren, han querido ofrecer un reparto a la altura de las circunstancias, aunque en su primer día de escenificación se nos privó del tenor principal anunciado, José Bros. En su lugar, Albert Montserrat dio vida al personaje de Leandro, que consciente de la responsabilidad del papel demostró su capacidad para abordarlo, aun con alguna limitación en el agudo, pero timbrado y con buen fraseo, salió airoso en la romanza de gran efecto, No puede ser (nº 8) del segundo acto. María José Moreno, acorde con su personaje (Marola) tuvo una intervención delicada y con sentimiento, con notables momentos, que bien hubiéramos querido hubieran sido todos. Su “lapsus” en el raconto y su anodino recitado le restaron brillantez interpretativa. Enrique Baquerizo cantó los temas de barítono, algo ya limitado en voz, convenció en su interpretación de Juan de Eguía. Sorprendió el venezolano Iván García, que enriqueció a Simpson fuera de lo que se nos tiene acostumbrados, culminando en la romanza, Despierta negro, apartado cómico de una gracia lluviosa y opaca que la vuelve sugerentemente ambigua. Sin duda fue un hito en la representación. Acompañaron con solvencia y buen hacer el resto de personajes secundarios: Pilar Moral (Abel), Ismael Fritschi (Chinchorro) y Marta Moreno (Antigua). Concibió Luis Olmos una Cantabreda de una escenografía algo recargada y tenebrosa. Bien resuelto el cuadro primero del tercer acto, el de la tempestad. La dirección musical del maestro Galduf al frente de la Orquesta de la Comunidad, con sus aciertos, cayó en eventuales desajustes que enturbiaron las exigencias de la partitura. En resumen, si hubo satisfacción en el público en general, a la representación se la debió dotar algo más de poética y dramaturgia. Manuel García Franco ACTUALIDAD MADRID Sotelo compone una ópera para niños DESPROPÓSITO Javier del Real Madrid. Teatro Real. 18-V-2006. Sotelo, Dulcinea. Arantxa Armentia, Beatriz Lanza, José Hernández-Pastor, Javier Galán. Solistas de la Orquesta titular del Teatro Real. Director musical: Joan Cerveró. Director de escena: Gustavo Tambascio. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Figurines: Jesús Ruiz Moreno. Escena del estreno de Dulcinea de Mauricio Sotelo en el Teatro Real U n obra de Mauricio Sotelo, De amore, de considerable interés pero que daba la sensación de estar sin terminar, permitía esperar lo mejor. Mas también permitía esperar esta Dulcinea: lo peor. La escritura vocal de esta ópera es pobre, y llega al límite de lo soportable en el arioso de Dulcinea, hacia el final. Una bruma de timbres a veces bellos y refinados (el compositor cita a los que señalan su refinamiento) apenas consiguen mantener el castillito teatral que sobre ella se alza. Hay pobreza sonora, auténtica miseria, a lo largo de esta secuencia de pedanterías que invocan el nombre de Cervantes en vano. Al principio, se simula y se evoca la magia de L’enfant et les sortilèges, y quiere uno creérselo, pero el desmentido llega precoz. La intención finge ser buena, pero no lo es: que los niños lean el Quijote y vayan a la ópera. Los que allí estaban, puede que hagan lo primero algún día; pero esta obra hace lo posible por evitar lo segundo. Perplejidad, esa es la reacción que vimos en los niños presentes. Y en algún que otro padre, auténtica irritación. No era para menos. Felizmente, uno tiene ya los hijos muy crecidos; ninguno me acompañó. Eran sólo cincuenta minutos, pero qué insoportables; la puesta en escena de Tambascio estaba llena de payasadas que al menos llamaban la atención de las criaturas, y permitían que aquello quedara en perplejidad, no en algo peor. Era una puesta que no distraía de la acción ni de la música (no era posible seguir la una, si la había, ni siquiera oírla bien, hablaban demasiado, cantaban muy poco, si es que eso era canto; en cuanto a la música, era irrelevante), sino que intentaba ponerse en lugar de ambas ante sus ausencias clamorosas. Hablar de los intérpretes en esta triste ocasión, resulta superfluo. Varias instituciones han decidido que esto es un buen proyecto. Y lo han apoyado. Incluso va a girar. Es uno de los muchos Quijotes oportunistas que ha deparado el centenario. Y, además, contra indefensas criaturas. Santiago Martín Bermúdez 29 ACTUALIDAD MADRID XII Ciclo de Lied DE LO SERIO Y LO LIMITADO Madrid. Teatro de la Zarzuela. 24-IV-2006. Obras de Duparc, Pfitzner, Brahms y Poulenc. Dietrich Henschel, barítono. Fritz Schwinghammer, piano. DIETRICH HAENSCHEL Álvaro Yañez H enschel es modelo de artista serio, musical, preparado, eficiente, meticuloso en el estudio y en el desbrozamiento de los pentagramas. Como la mayoría de sus colegas alemanes actuales, ha tenido contacto con el gran padre de la liederística moderna, su tocayo Fischer-Dieskau. Y se nota en acentos, fraseos, inflexiones y pasajeros efectos tímbricos. La semejanza no va mucho más lejos, ya que el método de canto, el colorido, la emisión de Henschel son muy diferentes a los de su episódico maestro, berlinés, como él. En sus inicios este barítono poseía un instrumento bastante fácil, lírico y claro, vecino al de un tenor. Con el tiempo ha ido oscureciendo el sonido de forma no muy natural, con lo que la emisión se ha cerrado, la zona alta, nunca muy boyante, ha perdido proyección y el timbre se ha hecho mate, opaco. Cuestiones que tienen su importancia a la hora de plantear un programa en el que la mitad de las obras eran francesas. Los entubamientos, las muecas en busca de una sonoridad adecuada, las gradaciones dinámicas no sirvieron en esta ocasión al cantante para dar con el meollo de unas piezas que requieren justamente lo contrario: emisión franca, fácil fluir sonoro, color claro. Los constantes apoyos en la gola no son el mejor procedimiento para expresar las delicadezas de mélodies como L’invitation au voyage o Extase, en las que, como en otras, los intentos de apianar, en un falsete áfono, no contribuyeron a la bondad de la interpretación. Pese a las buenas intenciones, a la consecución de matices muy loables, aunque demasiado vecinos al artificio. La pobreza del timbre y las tiranteces en la zona aguda perjudicaron también el enfoque, en principio, adecuado, del ciclo de Poulenc Le travail du peintre. Aun con los mismos problemas y en continuo trapaceo, Henschel nos ofreció lo mejor de sí mismo en los Cuatro Lieder op. 15 de Pfitzner. En el último, Sonst, manejó bien la dicción y estuvo gracioso, muy actoral. Tras un Blindenkuh excelentemente ritmado —donde el joven pianista, nítido en la pulsación, minucioso en el fraseo, colaboró a satisfacción, como en casi todo el concierto—, el nivel bajó ostensiblemente en los otros cinco lieder de la Op. 58 de Brahms. Arturo Reverter XII Ciclo de Lied ORFEBRERÍA 30 BERNARDA FINK U n programa severo y exigente escogió Fink para presentarse como liederista en Madrid. La conocíamos de unas memorables Noches de estío berliocianas con Eliot Gardiner, pero ahora la hemos escuchado pasar con objetividad —una de las formas de su elegancia— y señorío del claro Haydn al oscuro Wolf, deslizándose hacia el decadentismo untuoso del primer Berg y a los encantos sencillos del Dvorák folclorizante. Entre medias, el mundo de Brahms, el leve de Serenata inútil y el grave y misterioso de Oda sáfica. Fink lució un órgano rico de naturaleza, una voz corpó- Ferdinand Neumüller Madrid. Teatro de la Zarzuela. 15-V-2006. Bernarda Fink, mezzo; Anthony Spiri, piano. Obras de Haydn, Wolf, Berg. Brahms y Dvorák. rea y pastosa de mezzo lírica, trabajada desde el timbre con total dominio, de modo que puede aclararlo o entenebrecerlo según las exigencias de la obra en juego. La cantante dice con una precisión de orfebre, cargando de intención concentrada y sutil cada sílaba de cada palabra de cada verso de cada estrofa. Así, desde una dignidad inte- ligente y sensible, consigue dar acabado a sus canciones, una por una, configurando un universo personal forjado con distancia. Su ductilidad se acabó de probar con las propinas, exigidas por un público entusiasta al que no intentó la artista deslumbrar con facilidades. Dos canciones argentinas —Ginastera y López Buchardo— nos llevaron al fino nacionalismo criollo, junto a una insistencia patética de Brahms y una anécdota picante de Mozart. Probo y aséptico, el pianista, a quien podemos pedirle que modere sus volúmenes. Blas Matamoro MOZART, WAGNER, PUCCINI como nunca los había escuchado Cuatro óperas con más de doscientos años, que en estas versiones le sonarán como nuevas. La batuta de Abbado, René Jacobs o Thielemann. Las voces de Plácido Domingo, Pape o Damato. Hacen de estas novedades un estreno discográfico imprescindible. Los encontrará en su espacio de música de El Corte Inglés. ACTUALIDAD MADRID Estreno de Murmullos del páramo Ibermúsica EL MUNDO DE RULFO, SEGÚN ESTRADA MAHLER INAUDITO Madrid. Teatro Español. 12-V-2006. Estrada, Murmullos del páramo. Neue Vocalsolisten Sttutgart. Fátima Miranda, voz; Chabela Vargas, voz; Ko Ishikawa, shô; Mike Svoboda, trombón, Magnus Andersson, guitarra; Stefano Scodanibbio, contrabajo: Llorenç Barber, ruidista; Ko Murobushi, bailarín. Director musical: Julio Estrada. Director de escena: Sergio Vela. Madrid. Auditorio Nacional. 10-V-2006. Lisa Batiashvili, violín. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Yuri Temirkanov. Obras de Prokofiev y Mahler. I 32 nmediatamente después de la muerte del excepcional escritor mexicano Juan Rulfo (1918-1986), su compatriota Julio Estrada inició un trabajo de investigación que se concluiría y publicaría en 1990 con el título de El sonido en Rulfo. Pues bien, si tal libro es la vertiente teórica de una vivencia intelectual y sensible, la ópera Murmullos del páramo de Julio Estrada, que se estrenó en el Teatro Español de Madrid el pasado 12 de mayo, sería la vertiente sonora, musical y teatral de las mismas vivencias, observaciones e intuiciones. Larga ha sido la gestación de la obra. Iniciada en 1990, un primer estadio de la misma lo dimos a conocer en el Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante el 20 de septiembre de 1993, en sesión puramente auditiva presentada como Pedro Páramo, casi una ópera radiofónica (primera parte: Doloritas Páramo). Pero ya por entonces tenía Julio Estrada muy claro en la mente un proyecto mayor, el que ahora hemos conocido, un díptico sobre la magistral novela de Rulfo cuyas dos hojas llevan nombre de mujer: Doloritas, la primera, y Susana San Juan la segunda, ésta compuesta por encargo de la UNAM mexicana. El planteamiento, muy personal y seguramente un perfecto resumen de la creatividad musical, poética y teatral del maestro Estrada, dista mucho de la carpintería convencional de la ópera. No se cuenta, con la palabra, la música y la acción, una historia, un argumento. La palabra, los susurros, los sonidos naturales, los ruidos, el canto y una alambicada dramaturgia puesta en juego —de la que es principal conductor Sergio Vela— tienden a crear un clima envolvente y mágico que aspira a ser proyección, puesta en escena del riquísimo mundo de sugestiones, imágenes, paisajes y vivencias que pululan por las páginas del genial Pedro Páramo de Rulfo. En la novela, y en la ópera de Estrada, conviven vida y muerte, pasado y presente. En palabras de Rulfo, “yo narro la búsqueda de un padre, como una esperanza. Como quien busca su infancia y trata de recuperar sus mejores días, y en esa búsqueda no encuentra sino decepción y desengaño”. Por su parte, Estrada hace hablar a los actores que —en escena o en grabación— están “supuestamente vivos”, mientras que la continua presencia de los muertos se asocia con el murmullo, en forma de canto sin texto — así es el papel de Doloritas— u otras formas de producción sonora: “Me mataron los murmullos”, dice Pedro Páramo en un momento del relato, y este concepto —el murmullo como “la presencia última del ser”— ha sido elevado por el compositor a un primer plano de intención musical, y por eso está en el propio título de la obra. La complejidad de la partitura, como corresponde a la extrema libertad del imaginario musical de Estrada y al profundo rigor con que escribe sus ideas, exige de los intérpretes una total identificación: complicidad artística. Desde este punto de vista, el espectáculo que aplaudimos en el Teatro Español fue sencillamente modélico. Imaginación, sensibilidad, orden… y perfecto engranaje técnico sonoro para que todas las fuentes —las grabadas y las dichas, cantadas y tocadas en vivo— nos llegaran con parejo nivel y perfecto grado de inteligibilidad del texto, algo siempre deseable y mucho más cuando se trata de la encantatoria, sonora y musicalísima palabra de Juan Rulfo, admirablemente interpretada “en el estilo de voz del Llano de Jalisco”, lo cual es una fiesta para el oído y para la maltrecha sensibilidad de los amantes de la lengua española que, oyendo lo que a diario oímos, tan necesitados estamos de remansos así. Fátima Miranda despliega fascinación encarnando al murmullo de Doloritas. Ko Ishikawa sumó magia como intérprete de shô, al igual que Mike Svoboda, Magnus Andersson y Stefano Scodanibbio, magníficos intérpretes-actores de las sutilísimas partes encomendadas a instrumentos de nuestro ámbito: trombón, guitarra y contrabajo, respectivamente. Llorenç Barber fue un mago creador de climas sonoros, con sus campanas y ruidos varios —como “ruidista” aparece en el cartel—, los seis Neue Vocalsolisten Sttutgart, el propio Julio Estrada en el breve papel de Abundio Martínez, el lujo de la gran Chabela Vargas interpretando desde el proscenio un breve, emocionado y emocionante canto… y, en fin, la importante presencia —en cantidad y calidad— de Ko Murobushi, bailarín de danza Butoh, todos bajo la dirección escénica de Vela y musical de Estrada, compusieron un espectáculo distinto, fresco y de alta calidad. Sobresaliente. José Luis García del Busto L a en principio rara simbiosis de Prokofiev y Mahler, propuesta por Temirkanov, produjo una sesión de todo punto memorable. El Concierto para violín nº 1 del autor de Alexander Nevski es una obra de interés algo menor con respecto al mucho más famoso y tocado Segundo; sin embargo, Batiashvili y Temirkanov le sacaron un gran partido, destilando un tan extraño como atractivo lirismo y construyendo un mundo, casi impresionista, de sutilezas y timbres refinados. La solista brindó una actuación sin tacha, manteniéndose siempre afinada y elocuente. Ambos artistas sintonizaron en una misma visión de la problemática partitura. Pero lo más destacado del concierto se dio en la Primera de Mahler, donde la Orquesta Sinfónica de Londres evidenció su excelente forma en todas las familias: la sedosa y flexible cuerda, la portentosa madera —¡asombroso primer oboe!—, los poderosos metales, la precisa percusión. Temirkanov propuso una versión que parecía mirar tanto al pasado como al futuro. El segundo movimiento enlazaba no ya con Schubert sino con la música popular, en tanto que innumerables detalles tímbricos o los apuntes sarcásticos parecían pedir la conexión con Shostakovich. Lectura de dinámica amplísima y capacidad sin límites para el canto. Un interpretación extraordinaria. Enrique Martínez Miura ACTUALIDAD MADRID Ibermúsica ABBADO Y SUS CHICOS Madrid. Auditorio Nacional. 24-IV-2006. Juliane Banse, soprano. Joven Orquesta Gustav Mahler. Director: Claudio Abbado. Obras de Schoenberg y Mahler. Kasskara CLAUDIO ABBADO U na de las tardes inolvidables en el Auditorio madrileño, un grandísimo concierto protagonizado por Abbado y su orquesta de jóvenes que volvieron a cautivar e hipnotizar en dos recreaciones maestras a todo el público que abarrotaba el recinto. Digamos una vez más (como ya hemos visto y oído en otras ocasiones, la última en el soberbio DVD Euroarts con la Novena de Mahler), que el conjunto posee actualmente una calidad técnica, una brillantez y equilibrio excepcionales, a los que hay que añadir la exactitud, flexibilidad y perfecta afinación propias de los conjuntos más experimentados. Sus magníficos instrumentistas, con acusada personalidad sonora, forman una agrupación entregada, seria, homogénea y vibrante que ha encontrado en Claudio Abbado al director asociado perfecto, existiendo entre ambos una sintonía muy especial (no sólo técnica y musical, sino también humana, lo que ha llevado al director a declarar en más de alguna ocasión que con ellos trabaja mucho más a gusto y mejor que con cualquiera de las grandes orquestas que tiene la oportunidad de dirigir). La primera obra de la tarde, el poema sinfónico Pelleas und Melisande, de Schoenberg, tuvo una traducción de insólito acabamiento y espectacular claridad (estuvo tan perfectamente tocada que hasta se podían ver las costuras de la obra, los rellenos, las influencias de Wagner, las frases melódicas a la manera de Brahms, los impulsos arrebatados en el estilo de Richard Strauss, aunque siempre se puso en evidencia la habitual contraposición de los timbres y la inquieta armonía que habitualmente caracteriza a este gran compositor). Al firmante se le ocurrió escuchar previamente en disco la refinada, romántica y hermosa versión de Barbirolli, y aunque el planteamiento objetivo, preciso y analítico de Abbado parecía que no podría soportar la comparación, en su estilo fue una verdadera recreación maestra, intensa y dramática, profunda y contrastada, de espectaculares claridad y depuración tímbrica a pesar del enorme contingente orquestal. Pero la cosa fue a más con la Cuarta de Mahler que ocupó la segunda parte del concierto, una versión de infinitos matices, contrastes y acentos, refinada y clara como nunca habíamos oído en vivo, unitaria y expresiva como las de los más consumados mahlerianos, con una graduación dinámica admirable y un fraseo exquisito realzado por esta orquesta excepcional (por cierto, que al lector que se le ocurra comprar el CD con esta misma obra y este mismo direc- tor con la Filarmónica de Berlín recientemente publicada en DG, posiblemente nos llame la atención y nos proteste con toda la razón del mundo, y es que parece que las dos versiones están protagonizadas por dos directores distintos, dadas la asepsia y distancia expresivas mostradas por Abbado y los berlineses). Siguiendo con esta prodigiosa recreación, hay que poner alguna objeción al canto de Juliane Banse, soprano en el último movimiento que no estuvo en nuestra opinión a la altura del resto; su corto volumen y su exceso de amanerada retórica casaron mal con la sutil ingenuidad, la contemplación y transparencia de este hermoso Lied, que lamentablemente impidió la consecución de una recreación que podría haber sido un hito histórico en la música de Mahler en España. A pesar de ello, una emocionante tarde que sin duda será recordada durante muchos años por todos los que tuvimos la fortuna de asistir a este memorable concierto. Ahora sólo queda esperar al próximo. Enrique Pérez Adrián Liceo de Cámara A LA HÚNGARA Madrid. Auditorio Nacional. 19-IV-2006. Renaud Capuçon, violín; Gérard Caussé, viola; Gautier Capuçon, violonchelo. Obras de Kurtág, Dohnányi y Mozart. 9 y 11-V-2006. Cuarteto Alban Berg. Obras de Mozart y Bartók. L os hermanos Capuçon hicieron su presentación en el Liceo de Cámara con un programa variado. En solitario, Gérard Causée demostró en Jelek de Kurtág sus extraordinarias dotes como violista. El trío de cuerda al completo acometió con energía y musicalidad sin par la atractiva pero un tanto superficial Serenata de Ernö Dohnányi, de la que brindaron una interpretación excelente. E igualmente admirable la lectura del mozartiano Divertimento K. 563, una obra maestra que excede en mucho el marco del entretenimiento en el que aparece catalogada. Las dos sesiones del Cuarteto Alban Berg reunieron cuatro cuartetos de Mozart con dos de Bartók. Versiones en todos los casos a gran altura, salvo esporádicos problemas con la sonoridad en las partituras del primero, en especial en el Cuarteto K. 421, que resultó demasiado áspero. Mucho más equilibrado el K. 499 y muy conseguidas las traducciones de los K. 464 y K. 590, dos páginas que tuvieron en sus tiempos lentos sen- das cimas expresivas. Pero fue en las composiciones de Bartók donde el Berg demostró que sigue siendo único en este repertorio. El Sexto Cuarteto mereció una interpretación pesimista y desoladora, mientras que el Cuarto fue un dechado de virtuosismo y acidez expresiva. E.M.M. 33 ACTUALIDAD MADRID Homenaje a García Román RETRATO DE UN SESENTÓN Madrid. Auditorio del CDMC. 8-V-2006. Coro de la Comunidad de Madrid. Miembros de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Directores: Jordi Casas y Nacho de Paz. Obras de García Román. L a sesión dedicada por el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea a José García Román constituyó un excelente “retrato” de la creación musical hasta el momento de este compositor que, en un momento de pletórica madurez, espera el estreno, que se producirá este verano en los Festivales de Granada y Santander, del colosal Réquiem en el que ha trabajado con enorme intensidad en los últimos años. El concierto que comentamos presentaba obras que, a modo de resumen, cubrían casi treinta años de su trayectoria, y de muy variado planteamiento instrumental y vocal. Las obras más “antiguas”, de los años setenta, estaban representadas por algunos de los abundantes coros que el compositor escribió en una etapa en la que trabajó también como director de este tipo de conjuntos. Hasta siete coros oímos, cuatro de ellos sobre versos de Lorca, en una sucesión que hubiera ganado en tensión y musicalidad de haber impuesto el maestro Jordi Casas la interpretación continua, sin aplausos tras cada pieza. El Coro de la Comunidad de Madrid y su director titular ofrecieron versiones impecables de esta música que, aun siendo de planteamiento abiertamente vocal, no deja de delatar la vocación “sinfónica” de García Román en detalles del tejido polifónico o incluso formales: así, las introducciones “instrumentales” (vocalizando sin texto) de varios de estos coros. El que cerró la primera parte del concierto, Alma redemptoris Mater, para coro e instrumentos, fue dirigido con resultado excelente por Nacho de Paz, así como las obras para conjunto instrumental. En éstas actuaron profesores de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, mostrando una vez más su probada solvencia y su capa- cidad de adaptación a los repertorios más varios. Como propiamente solistas intervinieron la organista Presentación Ríos —que interpretó admirablemente la Deprecatio—, Ángel Sáiz recitador en las Notas para Don Quijote y los clarinetistas Salvador Salvador y Pablo Fernández, también de la plantilla de la ORCAM, quienes se hicieron ovacionar tras tocar y “representar” con gran clase de intérpretes Flos Carmeli - I, delicioso dúo que García Román compuso en homenaje a su colega, maestro y amigo Carmelo Bernaola. José Luis García del Busto Rumon Gamba estrena la obra encargada por la OCNE a Ramón Lazkano AIRES BARROCOS Madrid. Auditorio Nacional. Temporada de la OCNE. 23-IV-2006. Enrique Pérez Piquer, clarinete. Director: Rumon Gamba. Obras de Rameau, Lazkano y Strauss. 30-IV-2006. Juanita Lascarro, Sonia Prina, Christopher Purves. Directora: Emmanuelle Haïm. Haendel, Aci, Galatea e Polifemo. 14-V-2006. Simone Kermes, Rufus Müller, Jonathan Lemalu. Director: Paul Goodwin. Haydn, L’anima del filosofo ossia Orfeo ed Euridice. R 34 umon Gamba abrió su programa con una suite de danzas de la ópera Zoroastre de Rameau, en un concierto que giró en torno a la famosa figura de la mitología persa, que culminó con el monumental poema sinfónico de Richard Strauss Así habló Zarathustra, de la que el joven maestro británico ofreció una muy estimable versión. El donostiarra Ramón Lazkano se ha servido también, de una manera muy libre, de Friedrich Nietzsche como fuente de inspiración para su obra para clarinete y orquesta Ortzi isilak (Cielos silenciosos), que responde a un encargo de la OCNE. Renunciando al concepto tradicional de concierto para solista y orquesta, el compositor vasco juega a la contraposición entre ambos en un juego de fascinantes sonori- dades que exige una escucha atenta por parte del oyente. Una composición de un extraño magnetismo, en la que su autor despliega su extraordinario dominio del lenguaje sinfónico. El clarinetista Enrique Pérez Piquer defendió la difícil parte solista con auténtica maestría. A los pocos días nos visitó una de las figuras más candentes de la actual dirección de orquesta, Emmanuelle Haïm quien trajo consigo un soplo de vitalidad y energía, como el pasado año lo fue la visita de Paul McCreesh con Athalia. Aunque esta vez no se alcanzó el mismo resultado (los milagros son muy difíciles de repetir), pudimos disfrutar de una bellísima recreación de otra obra vocal de Haendel, la serenata pastoral Aci, Galatea e Polifemo, en un tipo de lecciones de estilo que vienen muy bien al conjunto. Juanita Lascarro sustituyó con mucha propiedad a la anunciada Sandrine Piau, alcanzando una especial emotividad en su gran aria Qui l’augel. Sonia Prina, pese a una emisión un tanto sui generis, fue una adecuada Galatea, y Christopher Purves dio toda su autoridad al malvado pero entrañable Polifemo, con sus bajadas a los abisales graves. También del movimiento historicista procede el inglés Paul Goodwin, como pudo apreciarse en la flexibilidad de articulación que obtuvo de la ONE en su lectura del Orfeo ed Euridice de Haydn. Una obra sin duda irregular, pero que abre muchos nuevos horizontes y contiene evidentes destellos del genio de su autor, y que se vio muy beneficiada por la lectura impulsiva y dinámica pro- puesta por la batuta. El director inglés también supo extraer una magnífica prestación del Coro Nacional, tanto al completo como en los papeles pequeños. Se contó asimismo con un terceto vocal de altura, empezando por Simone Kermes en una muy expresiva Euridice, quien además desplegó todo el virtuosismo adquirido como cantante haendeliana en el aria del Genio, que arrancó una atronadora ovación. Rufus Müller tuvo que luchar contra una ingrata tesitura y salió bastante airoso del empeño, usando con musicalidad y elegancia un timbre no demasiado atractivo, y Jonathan Lemalu encarnó a Creonte y Plutón con un bonito color, aunque todavía algo “verde” en cuanto a emisión y fraseo. Rafael Banús Irusta ACTUALIDAD MADRID Estreno de la Segunda Sinfonía de David del Puerto DESARROLLOS tante parte del piano, destacado a solo en dos extensas y crispadas secciones, fue incorporada con entusiasmo por el indonesio Ananda Sukarlan, y cumplimentado idealmente por Ana María Ruiz el solo de corno en el inspirado movimiento lento. Al borde de lo ideal resultó también la interpretación de la música escénica para Egmont con las prestaciones de Susana Cordón, imponente (voz, clase e intención) en su cometido, y la solidísima y entregada de José Luis Gómez, con quien pudimos disfrutar del texto original alemán traducido al castellano, a pesar de no estar muy favorecido por los medios de amplificación sonora. Se aplaudió con fuerza, incluida la participación de la orquesta y del oboe Juan Carlos Báguena. DAVID DEL PUERTO S iempre sólida, en la tradición del postromanticismo más clásico, e inspirada la música del portugués Viana da Mota, que afirma su herencia lizstiana en la Obertura de Inés de Castro, muy bien planificada en lo sonoro por el maestro Encinar y falta de mayor decisión en la realización orquestal en las acumulaciones sonoras del desarrollo. Precisamente de falta de desarrollos —pese a su longitud— adolece la bien recibida en su estreno absoluto Sinfonía nº 2 “Nusantara” de David del Puerto, de gran hálito y con aciertos indudables, aun reiterando mucho los efectos de percusión que son base de la obra y generan durante la mayor parte de ella, intervenciones en diseños cortados para el resto de la orquesta. La impor- Mette Perregaard Madrid. Auditorio Nacional. 9-V-2006. Ananda Sukarlan, piano. Susana Cordón, soprano; José Luis Gómez, recitador. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Viana da Mota, del Puerto y Beethoven. 16-V-2006. María Espada, soprano; Raquel Andueza, soprano; David Alegret, tenor; Carlos Mena, contratenor; José Antonio López, barítono. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: Jordi Casas Bayer. Bach, Misa en si menor. Ante la magna obra de Johann Sebastian Bach el gran triunfador fue el Coro de la Comunidad de Madrid, pleno, hábil, claro en la dicción, volcado, dúctil y sin fisuras. Decir que las tuvo la interpretación en general de la obra sería faltar a la verdad. Del grupo de cantantes, el más débil Alegret, por su materia prima; y López mejor en su segunda intervención que en la primera, donde su voz se ofreció un tanto cavernosa. De poco significado sopranil Raquel Andueza, mientras resaltaba la solidez y el buen estilo de María Espada, a la par del sobresaliente Carlos Mena. Lo estuvieron también los primeros atriles de la orquesta, todos en intervenciones destacadas y destacables (¿sería necesario resaltar el excelso sonido de Marco Antonio Pérez?), y Miguel Ángel Tallante al órgano positivo en su labor larga e imprescindible también. Como el conocimiento y la entrega del maestro Casas Bayer, siempre humilde saludador y siempre muy buen músico, que compartió el éxito con todos. José A. García y García Entre el pop y la étnica ENTUSIASMO EN EL CDMC Madrid. Auditorio del CDMC. 22-V-2006. Cuarteto Kronos. Larry Neff, diseño de luces; Mark Grey, diseño de sonido. Obras de Terry Riley, tradicional sueca, Ram Narayan, Gabriela Lena Frank, Osvaldo Golijov, Aníbal Troilo, Michael Gordon y Felipe Pérez Santiago. L 36 lenazo y entusiasmo. Dos cosas bastante raras en un concierto de música contemporánea. A veces parecía un concierto pop. Y algo había de eso: pop, étnica, interculturalidad, todo eso. Cuarteto de cuerda, sonido amplificado, efectos sonoros y de iluminación… Había previstas ocho autorías, pero al final fueron doce, debido a cuatro espléndidas propinas. La temperatura subió poco a poco y se mantuvo incluso en obras amplias, como esa especie de ambiciosa suite en cinco movimientos de la peruana Gabriela Lena Frank, Inkarri, sobre el rey de los incas, cuya cabeza cortada por la dominación española aguarda viva para redimir a su pueblo. El movimiento Venus Upstream, de Sun Rings, de Terry Riley, demuestra que el minimal no tiene por qué reducirse a machacarte con un arpegio repetido y repetido. Pero había más cosas; las relacionamos sin un estricto orden de aparición en escena: una bella melodía tradicional sueca, una adaptación del indio Ram Narayan, una evocación de Aníbal Troilo por obra de Osvaldo Golijov y también una obra de este platense que trabajó con Troilo y con Piazzolla, un curioso y animado CampoSanto del mexicano Pérez Santiago (se diría que los muertos en ocasiones danzan), y una pieza de Michael Gordon que prueba entre otras cosas que las intensidades y hasta los acelerandos pueden formar parte del material. A estas ocho propuestas se le añadieron cuatro propinas que alimentaron el entusiasmo final, que a su vez alimentaba el del propio Cuarteto Kronos. Mucho más de dos horas y media de concierto. Por allí estuvo Jimmy Hendrix, adaptado para cuarteto su himno americano de Woodstock; y música árabe-andalusí e irlandesa que provenía de firmas que no pude escuchar. Este concierto traía propuestas acaso alejadas de lo habitual en los ciclos de cámara, pero es una opción de gran riqueza que no tiene por qué oponerse a éstos, sino formar parte de ellos. Llenar el Auditorio del Reina Sofía no es fácil. Entusiasmarlo, acaso menos. Y todo ello sin concesiones, aunque sí uniendo lo que antes pudiera parecer heteróclito, entre otras cosas el pop y la étnica. Una magnífica experiencia. S.M.B. ACTUALIDAD MURCIA Un gran dúo ARTE Y TALENTO MURCIA Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 5-V-2006. Maxim Vengerov, violín; Lilia Zilberstein, piano. Obras de Mozart, Beethoven, Prokofiev y Shostakovich. Sin miedo a una valoración exagerada, se puede decir que este dúo puede considerarse como uno de los mejores que hoy por hoy se pueden formar en el panorama internacional. Acudiendo a referentes y sin llegar a comparaciones, en Maxim Vengerov encontramos a un violinista que ha sido considerado como el más fiel reflejo del legendario Jascha Heifetz, en Lilia Zilberstein apreciamos su herencia y mimetismo con grandes damas del piano ruso como Maria Yudina, Tatiana Nikolaieva o Viktoria Postnikova. El concierto estaba pensado para recordar a dos de los compositores de los que en este año se cumplen aniversarios de su nacimiento, curiosamente con obras menores de su repertorio camerístico, al sustituirse, en último momento, la anunciada Sonata para viola y piano op. 147, última obra que compusiera Shostakovich, por una serie de adaptaciones de diez preludios para piano de la Op. 34 del mismo autor, y el Adagio K. 261 de Mozart, que sirvió para iniciar el concierto. La extraordinaria sonoridad del gran violinista siberiano (Novosibirsk, 1974) llenó el espacio de la gran sala con el doble efecto acústico para el oyente de que éste pudiera focalizar el lugar de la generación del sonido a la vez que sentir la resonancia del recinto con una amplitud y presencia extraordinarias ante un elemento sonoro de mayores posibilidades como es el piano. Esta primera obra, por su tonalidad expresiva en mi mayor, se prestaba para apreciar las enormes facultades del violinista, en todo momento perfectamente secundado por Lilia Zilberstein, que no disponía del mejor instrumento deseable. Fue en la Sonata op. 30, nº 2 de Beethoven, que cerraba la primera parte, cuando apareció el sensacional diálogo musical de esta pareja, logrando la tensión que pide el primer movimiento de la obra, desarrollando la plasticidad de la línea melódica en el segundo, destacando sobremanera en los sforzatos de la tercera parte para terminar el brillante final con la máxima heroicidad. Toda una lección de cómo recrear la estética que encierra el más auténtico pathos del compositor. El delirio apareció con la Primera Sonata en fa menor op. 80 de Prokofiev. La conjunción de la que estos grandes músicos hicieron gala llevó a que su singular destreza apareciera como el virtuosismo más natural al servicio de un rigor musical de insultante presencia, por su contenida pasión y profunda transmisión emocional. En el Andante el concierto llegó a su más alta expresión, destilándose una serenidad difícil de mantener en su conmovido lirismo. Absolutamente genial. El arte y talento demostrados se extendieron a las pequeñas transcripciones que Dimitri Tziganov hizo de algunos de los preludios para piano de Shostakovich, rebajando la tensión de la sonata al volver a sensaciones humanamente soportables. José Antonio Cantón 37 ACTUALIDAD RENTERÍA Aniversarios y estrenos EMINENTEMENTE ARRIAGA 38 D. de Labra Si existe un acontecimiento musical en Guipúzcoa que repare en esto de celebrar aniversarios ese es Musikaste, la Semana Musical de Rentería que organizan el Archivo Vasco de Compositores Eresbil y la Coral Andra Mari. Musikaste se ha sumado a lo que este año han hecho casi todas las temporadas o ciclos reparando en la obra de Juan Crisóstomo de Arriaga, además de dar a conocer obras de otros autores. La principal característica de este ciclo musical es la programación de obras de compositores vascos y no sólo fallecidos sino contemporáneos dando así la oportunidad de crear nuevas obras para verlas estrenadas, lo cual implica el deseo de los organizadores de que algunas de las nuevas producciones al menos tengan la opción de salir del cajón y no morir sin ser estrenadas. Si lo resumimos a cifras es destacable el estreno de hasta diez nuevas obras, sobre todo en el marco del concierto de música contemporánea, donde sonaron las nuevas concepciones de jóvenes como Mikel Chamizo, Sara Varas, Leyre Aguirre, Xabier Mariño o Aurelio Eder a cargo del Taller Instrumental de Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco. Volviendo a lo de los aniversarios, en esta ocasión se recordaron el centenario de fallecimiento de Pedro Ardanaz, José Larrañaga, Andrés de Sostoa, José Antonio Santesteban y Feliciano Latasa, mientras que se recordaron los nacimientos de Urbán de Vargas, Juan Crisóstomo de Arriaga, Lucas Guridi, Jesús Castellano, Félix Ascasso, Vicente Respaldiza o Pedro Ugarte. Si a esta lista sumamos que a lo FABIO BONIZZONI RENTERÍA Musikaste. 14/20-V-2006. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: Juanjo Mena. Cuarteto Iturriaga. Elena Jáuregui, soprano; Norberto Brogigni, Fermín Bernetxea, piano. Taller Instrumental Musikene. Capilla Peñaforida. Peñaflorida Ensemble. Director: Fabio Bonizzoni. Capilla Gregorianista Easo. Coro Easo. Coros Illunbe Gazte, Landarbaso, Bogoroditsie, KUP, Andra Mari. Banda Txistularis. Banda de la Asociación Musical de Rentería. largo de la citada semana se programaron sus obras todo indica que el interés de los conciertos radicó no sólo en las interpretaciones propiamente como tales sino en el descubrimiento de partituras que apenas se programan. Presidenta de honor Montserrat Caballé II SEMANA LÍRICA DE TARAZONA Ayuntamiento de Tarazona CURSO DE CANTO Y FESTIVAL Del 2 al 11 de septiembre de 2006 TARAZONA (Zaragoza) CANCIÓN ESPAÑOLA, ZARZUELA ISABEL PENAGOS Profesora de canto, Madrid ÓPERA, ZARZUELA CELSA TAMAYO Teatro Real, Madrid TÉCNICA VOCAL DAVID MASON Profesor de canto, Madrid y Londres STEFAN PAUL SÁNCHEZ ESCENAS DE ÓPERA Director artístico European Chamber Opera DARREN ROYSTON MOVIMIENTO Y TRABAJO CORPORAL Royal Academy of Dramatic Art, Londres LIED ALEMÁN, CANCIÓN FRANCESA ROBIN BOWMAN Catedrático de canto, Guildhall School of Music, Londres TÉCNICA VOCAL SHEILA BARNES Profesora de canto, Londres y Nueva York RICARDO ESTRADA CANCIÓN ESPAÑOLA Compositor, pianista EMMANUEL SIFFERT ÓPERA Director de Orquesta MARCELLO MARASCHALCHI COMBATE ESCÉNICO Director de lucha Las clases tendrán lugar en el Seminario Diocesano de Tarazona. Las inscripciones serán limitadas. Los conciertos tendrán lugar en el Teatro de Bellas Artes de Tarazona con la participación de solistas invitados y los alumnos del curso. SINGING IN ARAGÓN Valverde 39, 1º C. 28004 Madrid. Tfno. 91 531 53 59. EMAIL: [email protected] WEB: www.singinginaragon.com En ese sentido, fue destacable el magnífico recital ofrecido por el Cuarteto Iturriaga que recaló en las obras menos conocidas de Arriaga, incluso sonaron en rigurosa primicia los escasos compases de un Canon que se han hallado recientemente en un archivo sueco. Arriaga sonó también a cargo de la BOS y el siempre contundente Coro Easo con la preciosa secuencia del Stabat Mater, el motete O Salutaris y la Sinfonía para gran orquesta. Pero no sólo se pudo escuchar a Arriaga, la soprano guipuzcoana Elena Jáuregui sorprendió gratamente por su dulce voz en una serie de canciones del donostiarra J. Antonio Santesteban o del vascoargentino J. Pedro Esnaola. Las voces e instrumentos de la Capilla y el Ensemble Peñaflorida acercaron a los oyentes a la música religiosa del autor franciscano Fr. José de Larrañaga, miembro a la sazón de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y maestro de músicos en el Santuario de Arantzazu. Hubo más estrenos en el marco del Día Coral donde participaron seis formaciones. La Coral Landarbaso estrenó Kantua eta Dantza de su director I. Tolaretxipi, donde algunos de los cantores también bailaban sones tradicionales vascos. También estrenaron Zuk Zure Ama de X. Sarasola, mientras que la veterana Coral Andra Mari estrenó Txori kantatzale ederra de R. Giavina y mostró su buen estado de salud vocal con Bertsolaria de G. Aulestia. Además de conciertos, Musikaste ofreció también conciertos didácticos y la ponencia La música para canto y piano del siglo XIX a cargo de I. D. Morlan. Íñigo Arbiza Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León I Festival Internacional de Piano Auditorio de la Feria de Muestras n Valladolid n 13 - 20 junio 2006 n n n Yungwook Yoo [ Corea del Sur ] Kookhee Hong [ Corea del Sur ] Inesa Sinkevych [ Israel ] Qiongyan Chai [ China ] Alexandre Moutouzkine [ Rusia ] Chíe Watanabe [ Japón ] n n Zubiria Tolosa n n Información: Fundación Siglo • c/María de Molina, 3 - 1º • 47001 Valladolid Tel. 983 213 886 • E-mail: [email protected] • www.fundacionsiglo.org Piano Festival (Scherzo).indd 1 12/5/06 13:54:13 ACTUALIDAD SABADELL / SAN SEBASTIÁN Ciclo Ópera en Catalunya FELIZ ANIVERSARIO SABADELL Teatro de la Farándula, 5-V-2006. Mozart, La flauta mágica. Sung-Eun Kim, Elisa Vélez, Carles Cosías, Juan Manuel Muruaga. Cor Amics de l’Ópera de Sabadell. Orquestra Simfònica del Vallès. Director musical: Daniel Martínez. Director de escena: Pau Monterde. Producción de Amics de l’Òpera de Sabadell. Amics de l’Òpera de Sabadell continúa su labor en pro de la difusión de la ópera por toda Cataluña y también se ha querido sumar a la conmemoración mozartiana, con unas representaciones de La flauta mágica, que han tenido un buen nivel de interpretación. La dirección musical de Daniel Martínez, al frente de la Orquesta Sinfónica del Vallès, consiguió, después de alguna duda inicial, una versión coherente, con un sonido de calidad, más pendiente de la conjunción que de una profundización en los matices. La producción de Sabadell era sencilla, incidiendo algo más en la vertiente humorística que en la visión mística, con un marco teatral, a base de telas y telones, que sugerían suficientemente cada una de las escenas, remarcadas por una inteligente iluminación. En Sung-Eun Kim en La flauta mágica de Mozart en la Ópera de Sabadell el reparto vocal destacaba la vuelta a los escenarios del tenor Carlos Cosías, una vez superados sus problemas de salud, que mostró su voz bella, potente y su forma extrovertida, cantando con seguridad en una visión algo italiana en el estilo. SungEun Kim fue una musical Pamina, con un fraseo cuidado y dándole carácter mozartiano a su fraseo, mientras que Elisa Vélez superó las dificultades de su parte, con medios suficientes y un canto expresivo. Lo menos interesante fue el Sarastro de Juan Manuel Muruaga, con una voz poco adecuada y una línea irregular. Especial mención merece el Papageno de Toni Marsol, que, sin tener unos medios especialmente relevantes, supo plasmar toda la sencillez y humanidad del personaje. Albert Vilardell Temporada de la OSE APUESTA POR LO ACTUAL SAN SEBASTIÁN Kursaal. 24-IV-2006. Pascale Michaud, violonchelo. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Arturo Tamayo. Obras de Charles Soler, Saint-Saëns, Weber y Hindemith. 40 La OSE dio a conocer la Seven looks del catalán Agustín Charles Soler, obra que resultó ganadora en el Concurso de la AEOS y que últimamente está siendo muy interpretada por diferentes orquesta del Estado. Indudablemente fue una óptima noticia saber que la OSE se sumaba a esa lista volviendo a apostar por la obra de compositores actuales. A lo largo de un cuarto de hora sonó llena de vida y efectismo. Basada en siete textos de García Lorca, se pudo interpretar con las dos campanas que el autor exige y no con las tubulares como se hace en otras ocasiones. Charles Soler se mostró satisfecho con la versión dirigida por Tamayo. El público aplaudió tímidamente, lo cual denota el temor que suscita la composición actual. Por su parte, la quebequesa Pascale Michaud extrajo lo mejor del chelo que tocó para la ocasión y que data de 1780, posiblemente obra de Marconcini, a lo largo de los tres movimientos del Concierto nº 1 de Saint-Saëns. Su estilo fue de una gran dulzura expresiva y cuidadas maneras, exen- tas en ocasiones de un poco de garra en algunos pasajes, cosa que no faltó en la rítmica marcha de Turandot de Weber y en las Metamorfosis de Hindemith, donde el grueso orquestal supo tirarse al barro y mostrar una impecable sonoridad con unos metales y sección de madera en especial estado de gracia, desde el brioso Allegro hasta la impactante marcha del final. El maestro Tamayo volvió a obtener lo mejor de la orquesta que sonó redonda a pesar de lo ecléctico del programa escogido. Íñigo Arbiza Pascale Michaud ACTUALIDAD SEVILLA Estreno en la ciudad andaluza DE VIENA A SEVILLA: LULÚ Guilermo Mendo Teatro de la Maestranza. 14-V-2006. Berg, Lulú. Marisol Montalvo (Lulú), Anne Gjevang (Condesa Geschwitz), Barbara Baranowska (Colegial/Encargada guardarropa), Gregor Acuña (El Inspector de sanidad), Eduardo Santamaría (El Pintor), Jürgen Freier (Dr. Schön/Jack el Destripador), Robert Künzli (Alwa), Siegfried Vogel (Schigolch/Un Payaso), Jan Buchwald (El Domador/El Atleta), Gustavo Peña (El Príncipe/El Mayordomo), Rainer Zaun (El Director del Teatro). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena: Werner Lahnsteiner sobre la concepción original de Willy Decker. SEVILLA Robert Künzli, Marisol Montalvo y Eduardo Santamaría en Lulú de Alban Berg en el Teatro de la Maestranza Por primera vez en su ya larga vida Lulú ha llegado a Sevilla. Y lo ha hecho con una puesta en escena, producción de la Staatsoper de Viena, difícilmente superable. La escenografía de Wolfgang Gussmann es de una rotunda expresividad: un semicírculo sobriamente amueblado, que funciona alternativamente como estudio de pintura, salón, camerino o buhardilla, y sobre él un amplio graderío con un misterioso público que participa de lo que ocurre en el gran circo. El juego de luces y de sombras contribuye a la atmósfera de pesadilla y gran guiñol que caracteriza a esta monstruosa historia. Cantantes y actores, todos ellos muy bien caracterizados en sus variadas vestimentas, conforman sucesi- vos cuadros de una plasticidad impactante. Hay puertas que flanquean el semicírculo y en su continuo entrar y salir los personajes hacen que la historia transcurra con gran agilidad y verosimilitud. La omnipresencia del retrato de Lulú a base de fragmentos del cuerpo desnudo de la modelo, o de su cara que a veces se multiplica en obsesiva repetición, es todo un acierto visual. Nada resulta gratuito o superfluo en esta concepción escénica de Willy Decker que ha apostado por la versión en dos actos y un epílogo, la del estreno de 1937, y que aquí dramáticamente ha resultado de una eficacia sorprendente. La Lulú de Marisol Montalvo tiene su credibilidad. Aunque su voz sea algo pequeña para las exigencias canoras del personaje, alcanzaba los dificilísimos agudos por más que para ello tendiera a adelgazarse. Pero la joven Montalvo es una consumada actriz. Posee una atractiva figura, delgada y ágil, que comunica muy directamente los rasgos de frivolidad e ingenuidad de la protagonista, aunque no tanto su perversidad, pues en algunos momentos el exceso de agilidad corporal tendía a presentarla más como una inofensiva pizpireta que como un peligroso “animal”. Más acordes con el espíritu de la obra han estado otros cantantes, como Jürgen Freier en su contundente encarnación del Dr. Schön/Jack; también el bajo Siegfried Vogel en el papel de Schigolch, de poderosa voz y no menor presencia escénica; y sólidos y convincentes Alwa, El Pin- tor, El Colegial y los otros, aunque desmereciera algo del conjunto la voz ya no en plenitud de la veterana Anne Gjevang, que no redondeó el lirismo dramático de la Condesa. Lulú ha venido a Sevilla de la mano de Pedro Halffter, y en buenas manos ha estado su estreno con una dirección cuidadosa y no exenta de profundidad. Pero el público sevillano no ha acogido a Lulú con la bondad que le caracteriza. Había butacas vacías al comienzo y muchas más tras el primer acto. Aún quedan tres funciones y muchas entradas en la taquilla. Que esto ocurra en Sevilla, candidata a “Ciudad de la Música” por la UNESCO, da un poco qué pensar. Jacobo Cortines 41 ACTUALIDAD ÚBEDA XVIII Festival Internacional de Música y danza de Úbeda GRAN CITA INAUGURAL 42 El Festival Internacional de Úbeda ha celebrado su mayoría de edad inaugurando su decimoctava edición con la presencia en su principal escenario de una de las más importantes orquestas de Europa, que es como decir del mundo, bajo la dirección de posiblemente el maestro ruso de más alto prestigio en la actualidad, haciendo un programa sólido en lo artístico a la vez que de clara aceptación popular. Las expectativas eran tantas que hubo un gran éxito de público, entendiendo que la cita podía considerarse como de las grandes ocasiones. El concierto tuvo dos partes bien diferenciadas, tanto por el contenido como por la ejecutoria de los intérpretes. Así se puede afirmar que en la primera, con el Concierto para piano y orquesta nº 2 de Brahms, las esperanzas de los asistentes no fueron satisfechas fundamentalmente por la actuación del pianista, que venía en sustitución de la inicialmente anunciada Hélène Grimaud. Demidenko posee la formación de la gran escuela rusa de piano, y sobre la base de las grandes reservas que tal experiencia le ha procurado afrontó la interpretación de esta monumental obra que es considerada como uno de los hitos de lo que puede denominarse el sinfonismo concertante del romanticismo alemán. Temirkanov estuvo siempre esperando la complementariedad asignada a la parte del piano en esa paridad que plantea el compositor hanseático, pero ésta nunca llegó, asumiendo el solista una evidente inferioridad en la respuesta, sólo paliada en parte por un segundo movimiento ejecutado con más confianza, y el Andante en el que el primer violonchelo, Tim Hugh, se erigía sobresa- M. Crossera ÚBEDA Hospital de Santiago. 12-V-2006. Nikolai Demidenko, piano. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Yuri Temirkanov. Obras de Brahms y Prokofiev. YURI TEMIRKANOV liente al ofrecer todo el arte y la experiencia que atesora. El maestro enfatizó su actuación destacándole al final de la interpretación con un muy especial saludo de reconocimiento. El concierto decayó en su último movimiento dejando una contradictoria impresión. La aparición de la música de Prokofiev cambió radicalmente los derroteros de la velada desde los arrogantes acordes iniciales de Montescos y Capuletos, primer epi- sodio de la segunda suite, que iniciaba la serie de once elegidos para este programa. La orquesta se transfiguraba ante las indicaciones de las mágicas manos de Temirkanov, que disfrutaba desde el primer momento de la entrega y respuesta de los músicos. La actuación fue creciendo en belleza y en interés técnico. Temirkanov iba convirtiendo su actuación en una lección magistral, sacando de los sonidos los efectos plásticos de un ballet que podía ser perfectamente imaginado por cada oyente y que hacía recordar las indescriptibles interpretaciones de su antecesor en la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, el mítico Evgeni Mravinski. Los sinfónicos londinenses respondían al maestro con la fruición propia de estar contestando a las indicaciones de uno de los mejores traductores posibles de esta música, inmersos en un verdadero virtuosismo orquestal donde destacó la sección de metales que parecía encontrarse en un verdadero estado de gracia. El duro y trágico pasaje de La muerte de Tibaldo cerraba una interpretación que puede considerarse como uno de los momentos mágicos de la historia de este festival. José Antonio Cantón ACTUALIDAD VALENCIA Sinestesias BRILLANTES ESFUERZOS De las tres con que la Orquesta de Valencia ha contribuido este año al Festival de Música Contemporánea Ensems, la partitura de más recorrido previsible es la de la compositora finlandesa, alumbrada en 2002 y poseedora de un lenguaje tan avanzado como potente en la generación de sinestesias coherentes. Apenas un año anterior, la del madrileño es lo segundo cuando menos lo primero, y en consecuencia fue a su número final al que en especial debió los aplausos recogidos desde el estrado por el autor en persona. En cuanto a la del alemán, estrenada medio siglo antes, adolece de la prevalencia, típica en él, del oficio sobre la inspiración. Pero de lo único que no cabe duda es de la bondad del esfuerzo de los intérpretes. No ha cerrado Samuel JOHN NELSON VALENCIA Palau de la Música. 21-IV-2006. Orquesta de Valencia. Director: Joan Cerveró. Obras Hindemith, Saariaho y Rueda. Palau de la Música. 6-V-2006. Ainhoa Arteta, soprano; Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano; Della Jones, mezzosoprano; Carlo Scibelli, tenor; Tommi Hakala, barítono; Giacomo Prestia, bajo; Arno Wainlämder, bajo. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquestra de València. Director: John Nelson. Gounod, Faust (versión de concierto). Ramey la trilogía mefistofélica que iniciara en el Palau durante la última década del siglo pasado con Boito y Berlioz, pero su puesto lo ha cubierto de manera espléndida el bajo italiano Giacomo Prestia, por potencia de medios, desenvoltura expresiva e histrionismo tan impresionante no sólo como su colega estadounidense sino como él mismo en La Gioconda de Ponchielli hace tres años. Su consagración en este auditorio vino a sumarse a la de Ainhoa Arteta, conseguida al tercer intento y pico, esto es, tras la Luna del 98 (el pico), un Mozart fuera de estilo hace dos años y una desmayada Tatiana (Evgeni Onegin) el pasado. Esta Margarita, en cambio, le viene como anillo al dedo a su actual versatilidad para lo lírico y lo dramático. Salvo la plena rotundidad en el agudo, Carlo Scibelli también lució las cualidades entre belcantistas y veristas exigidas por el papel del título. Como Siebel, Marina Rodríguez Cusí volvió a destacar como garantía de exquisito gusto, y Tommi Hakala (Valentin) mejoró con el tiempo su tosquedad inicial. John Nelson dirigió a un coro y a una orquesta brillantes y se desentendió de unos solistas vocales que con un poco más de atención por su parte habrían podido obtener un triunfo aún más grande. Alfredo Brotons Muñoz Recital al máximo nivel PERSONALIDAD ROMÁNTICA Valencia. Palau de la Música. 25-IV-2006. Truls Mørk, violonchelo; Kathryn Stott, piano. Obras de Schumann, Brahms, Janácek y Chopin. E n la sexta actuación de Truls Mørk en el Palau, segunda consecutiva en la sala de cámara y con Kathryn Stott, la emisión redonda, la afinación impecable, el vibrato hondo y no de aparato en el violonchelo encontraron en el piano la flexibilidad necesaria y suficiente para procurar un sonido incisivo, poderoso y expansivo, o íntimo, discreto y colaborador, según las cambiantes exigencias del momento. Pero el rigor en la alternante distribución de papeles y planos, la inspirada dosificación de velocidades e intensidades, el parejo virtuosismo al máximo nivel en las ejecuciones individuales constituyeron, junto a la unanimidad constante en la intención rectora, factores por igual determinantes del especial goce que siempre produce la música de cámara realizada con tantas justeza técnica y justicia discursiva. En la primera parte, el espíritu romántico afloró con sus respectivos rasgos específicos en las Piezas de fantasía, op. 73 de Schumann y la Primera Sonata de Brahms gracias a un fraseo que ambos intérpretes llenaron de personalidad con un TRULS MØRK genuino sentido del rubato; en la segunda, gracias al contraste entre el apasionamiento del violonchelo y la precisión rítmica sostenida por el piano en toda la Sonata de Chopin. Y, a pesar del radical cambio de estilo que suponía, no quedó el Cuento escrito en 1910 por Janácek privado de la particular voluptuosidad que distingue a este compositor dotado como pocos para la construcción de conversaciones musicales. La Vocalise de Rachmaninov agradeció como propina los aplausos del público. Ni aquéllos ni éste fueron escasos salvo en comparación con la calidad de lo oído. A.B.M. 43 ACTUALIDAD VALENCIA Diálogos de ópera CHURRAS CON MERINAS Valencia. Palau de la Música. 27-IV-2006. Katia y Marielle Labèque, pianos. Orquesta de Cámara de Basilea. Director: Giovanni Antonini. Obras de Rossini, Mendelssohn y Beethoven. La técnica de Giovanni Antonini, un poco a lo Mozart de Tom Hulce en Amadeus, no es la de un director nato. Sin embargo, liberado de las obligaciones de la concertación, obtuvo excelentes prestaciones de la cuarentena larga de músicos en una obertura de La italiana en Argel algo opaca en las voces intermedias pero de principio a fin divertida y con una progresión final modélica, así como en una Heroica rebosante de detalles tímbricos (en las trompas, por ejemplo), de regulación y de fraseo imaginativos y bellamente realizados al servicio de una concepción global tan personal como coherente. KATIA Y MARIELLE LABÈQUE E n su última visita las hermanas Labèque han vuelto al Palau con la misma obra con que debutaton en 1991: el Concierto en mi mayor para dos pianos de Mendelssohn. La verdad es que les va como anillo al dedo porque, en el marco de una atractiva combinación de sencillez clásica y aventurerismo romántico, no se limita a la mera duplicación de un teclado, sino que el diálogo es constante. Durante dos tercios del Adagio, por ejemplo, los dos pianos nunca tocan juntos, y el Allegro final Katia lo ha descrito como una “interacción operística: conmigo como la soprano y Marielle como el tenor”. La principal diferencia con el recuerdo de hace quince años se produjo por el lado de las relaciones entre las solistas y el acompañamiento: a los dos Steinway preparados por Clemente, en su elemento frente a una orquesta totalmente “moderna”, los instrumentos al menos parcialmente “ori- ginales” de la Orquesta de Cámara de Basilea les sentaron como a las churras las merinas. Excepto por eso y por algún desajuste no por menor menos cierto, sobre todo las pianistas, musicalmente tan poderosas como siempre, triunfaron. Alfredo Brotons Muñoz Segunda visita de Suzuki a la ciudad del Turia EL BACH MÁS JUBILOSO C 44 amino de una festividad religiosa tan importante como para él debe de ser Pentecostés, Massako Suzuki y sus conjuntos habituales volvieron a Valencia (la primera visita fue en marzo de 2002, con La Pasión según san Mateo) con un programa absolutamente jubiloso por su contenido y por la forma en que se interpretó. Comenzó con la Cantata BWV 30, que celebra el nacimiento del Bautista. El número inicial, que al final se repetiría como propina en su versión de homenaje profano, desbordó en efecto de alegría por la redención tanto como de calidad en un coro cuyos diecinueve componentes empastaban de K. Miura Valencia. Palau de la Música. 15-V-2006. Joanne Lunn, soprano; Christina Landshammer, soprano; Robin Blaze, contratenor; Andreas Weller, tenor; Peter Kooij, bajo. Coro y Orquesta del Bach Collegium de Japón. Director: Masaako Suzuki. Obras de Bach. MASAAKO SUZUKI aquel modo ideal en que unidad y pluralidad dejan de ser conceptos incompatibles. En la primera aria, Peter Kooij dio una lección de cómo insuflar expresividad a la coloratura, por endiablada que sea. La orquesta, que en la cantata había dejado pinceladas magistrales (en el aria del contratenor, por ejemplo), ofreció la Primera Suite con las mismas si no superiores vitalidad y ajuste; en general quizá con menos solemnidad de la debida e incluso con la sección central de la obertura algo pasada de vueltas. Christiane Landshamer, Joanne Lunn y Robin Blaze, aunque los dos últimos mejoraron con respecto a la cantata, no estuvieron en sus respectivas arias del Magnificat tan bien como en el especialísimo momento que consiguieron juntos en el Suscepit Israel. Las verdaderas maravillas sin embargo las volvieron a aportar un coro que en Fecit potentiam hizo auténticamente honor al texto y una orquesta cuyo perfecto equilibrio no impidió diversos lucimientos individuales en los obbligati. Alfredo Brotons Muñoz ACTUALIDAD VALLADOLID Diemecke y Urmana DOS GRANDES SUCESOS VALLADOLID VIOLETA URMANA Resulta preocupante que el extraordinario recital de Violeta Urmana apenas ocupara la mitad del aforo del Auditorio Feria de Muestras. El motivo de esta defección no es explicable. Ni los precios, ni la fecha son motivos suficientes. Es un tema que habrá que estudiar en profundidad con vistas a la programación futura del nuevo auditorio. El concierto de la orquesta llenó a tope en las dos sesiones. El abono cuenta, lógicamente. Fue una lástima que, por razones técnicas, no se pudiera interpretar la obra compuesta por Diemecke de carácter cervantino irónico y rico en la integración de los temas populares. El director mostró su categoría en el preciso acompañamiento al estupendo Asier Polo, magistrales las variaciones líricas III y V, de las Rococó chaikovskianas, y en el esplendido trabajo en la pieza de Revueltas La noche de los mayas, de impacto máximo en los momentos heroicos y rítmicos, de poesía en los temas líricos, magníficamente orquestada con las variaciones de la percusión (doce instrumentos) en el cuarto tiempo de gran espectacularidad. Esta obra colorista y ancestral encontró su traductor ideal en Enrique Diemecke, dirigiendo de memoria, Bofill Valladolid. Teatro Calderón. 27, 28-IV-2005. Asier Polo, violonchelo. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Enrique Diemecke. Obras de Rosini, Chaikovski y Revueltas. Auditorio Feria de Muestras. 2 9-IV-2006. Violeta Urmana, soprano; Jan Philip Schulze, piano. Obras de Wagner, Rachmaninov, Strauss, Puccini, Ponchielli y Verdi. sin batuta, con saltos en el pódium y desplantes casi taurinos. Sacó lo mejor del conjunto, brillante en todo momento, con una cuerda de plenitud asombrosa, lo que no era fácil, desde la potencia del resto de la orquesta. El recital de Violeta Urmana, programa difícil y exigente, mostró la grandísima categoría de la cantante. Fue un suceso memorable. La artista dijo, de memoria, todos los lieder y arias, con una naturalidad magistral, ciñéndose a cada palabra con gesto sobrio e intenso a la vez. Emotiva en Wagner y sus preciosos lieder Wesendonk, musical y melódica en los bellos temas de Rachmaninov, de gran dificultad, que fue solventada con pasmosa facilidad, diferente en cada canción straussiana de las ocho que interpretó. El tono medio, solemne y lleno, agudos y pianos fáciles desde las diversas tonalidades, pasando de la plenitud al diminuendo con exquisitez total. Fue magníficamente acompañada por Schulze, verdadero coprotagonista. Las conocidas arias, intensas y sentidas, fueron la apoteosis de un concierto, organizado por la Asociación Cultural Salzburgo, que dejará huella en la ciudad. Fernando Herrero 45 ACTUALIDAD 46 Torbellinos y delicadezas LOS VIAJES DE OCTAVIAN Monika Rittershaus Komische Oper. 2-IV-2006. Strauss, Der Rosenkavalier. Stella Doufexis, Brigitte Geller, Geraldine McGreevy, Jens Larsen. Director musical: Kirill Petrenko. Director de escena: Andreas Homoki. Decorados: Frank Philipp Schlössmann. Vestuario: Gideon Davey. Geraldine McGreevy, Brigitte Geller y Stella Doufexis en El caballero de la rosa en la Komische Oper BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA El montaje de Andreas Homoki de Der Rosenkavalier en la Komische Oper comienza en la época rococó, para trasladarse en el acto segundo a finales del siglo XIX, donde unos negros muebles de laca esmaltada y un reloj de pared muestran el nuevo estilo, y anunciar en el último acto los horrores de la primera guerra mundial — acústicamente con cañonazos, y en lo visual con las puertas desencajadas de sus marcos y los muebles volcados. El espacio único de Frank Philipp Schlössmann, un palacio urbano pintado de blanco con su techo abovedado, adquiere al cambiar los muebles el correspondiente sabor del tiempo. Para reflejar la alcoba de la Mariscala bastan una gran cama y un biombo, unidos a los maravillosos trajes de Gideon Davey. La dirección de Homoki es muy vital, acentuando las turbulencias de la acción por un continuo movimiento escénico, aunque también sabe dejar a los protagonistas sus momentos de delicada intimidad y crea escenas imágenes nunca vistas. Así, la aparición del cantante, con su indumentaria barroca y cantado por Timothy Richards con mucha bravura y resplandeciente voz, es vista únicamente por la Mariscala, como una evocación de un tiempo pasado. También la presentación de la rosa, en la que los personajes permanecen quietos y sólo se despiertan con el casto beso de Octavian y Sophie, es un instante conmovedor, como cuando, después del trío final, Octavian abraza por última vez a la Mariscala apasionadamente antes de volver con Sophie. Entonces la Mariscala cae al suelo, pero se repone, se quita su peluca y su traje barrocos y encuentra en el suelo el estuche con la rosa plateada, aunque inmediatamente se la quita un pilluelo con gorra de béisbol y camiseta de deporte, con lo que se cierra el arco extendido entre el ayer y el hoy. El excelente reparto estu- vo encabezado por Stella Doufexis en el papel titular, con su bella presencia andrógina y una enorme variedad de registros, todo ello acompañado de una delicada y fresca voz de mezzo. Brigitte Geller compuso una muy personal y emancipada Sophie, recordándonos el encanto de Lucia Popp. A la juvenil Mariscala de Geraldine McGreevy le faltó algo más de autoridad, pero cantó con extremada elegancia. Jens Larsen como Barón Ochs tuvo la necesaria comicidad, pero sin caer en lo vulgar, y Klaus Kuttler dio mucho carácter a Faninal. Kirill Petrenko, al frente de la orquesta titular del teatro, encontró un equilibrio ideal entre los torbellinos sonoros y los momentos delicados, cuestionándose en muchos pasajes la belleza aparente de la música. La rara unidad musical y escénica convierte esta producción en una de las más logradas del panorama operístico berlinés. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ALEMANIA Pastiche en torno a La oca del Cairo EN LA CUEVA DEL OLVIDO Berlín. Deutsche Oper. 15-IV-2006. Mozart-Fragmente. Erika Miklósa, Marina Prudenskaja, Yosep Kang, Clemens Bieber, Markus Brück. Director musical: Johannes Debus. Director de escena: Roland Schwab. Decorados: Karin Fritz. Bernd Uhlig A caba de terminar una representación de Die Zauberflöte. Entre aclamadoras ovaciones y una lluvia de flores los cantantes saludan al fondo del escenario, en sus lujosos trajes, ante un público imaginario. Son los triunfadores, acostumbrados al aplauso y el elogio. En primer plano, sin embargo, reina la oscuridad, una gruta con figuras espectrales, cuyos vestidos están raídos y dejan entrever su desnudez. Aquí reina una frialdad sepulcral y se siente la presencia de la muerte. Son los olvidados, los fracasados, siempre luchando por su existencia, reconocimiento y felicidad. Es una velada especial la que la Deutsche Oper ofrece a su público en el año Mozart, denominada Fragmente. Bajo este título no encontramos una especie de collage de óperas incompletas del autor (como Zaide o Lo sposo deluso), sino un recuerdo a L’oca del Cairo, la fragmentaria ópera bufa de 1783. Roland Schwab y su dramaturgo Christian Bauer han logrado ir muchísimo más lejos de lo que se pensaría con una inofensiva comedia en torno a un enorme ganso. Mozart sólo compuso el primer acto de su obra, en el que Celidora, hija del marqués Don Pippo, y su criada Lavina están prisioneras en una torre, pues su padre quiere impedir los respectivos planes de boda con Biondello y Calandrino. El equipo escénico ha hecho de este manido esquema un casi filosófico teatro universal de profundas dimensiones, a lo que contribuye también la inclusión del Introitus del Réquiem, pero sobre todo la escenografía de Karin Fritz en su frialdad y atmósfera sepulcral. En este espacio sin consuelo ni esperanza se mueven los hombres como momias Escena de Mozart-Fragmente en la Deutsche Oper de Berlín extenuadas, mientras que unas figuras (encarnadas por escaladores profesionales, que antes de la representación aparecían vestidos de músicos subiendo por la fachada del teatro con los instrumentos al hombro) tratan de ascender por las paredes hacia la luz. Este espectacular prólogo continúa en la representación, cuando algunas partes del suelo se hunden y unos seres penden amenazadores sobre el abismo. Cuando se acaba la música, todos han caído o yacen inertes en el suelo, también las dos muchachas y sus amados, que habían tratado en vano de liberarse. Un final profundamente triste y conmovedor, aunque no hubieran sonado a lo lejos las notas del incompleto movimiento de Sonata en si bemol para dos pianos KV Anh. 43. Una música delicada y consoladora, sensiblemente tocada por David Johnson y Kevin McCutcheon, sobre cuyas notas extienden sus brazos las dos parejas, ya que ha muerto el amor pero no la esperanza. Los pocos números que se conservan de la Oca — una y otra vez interrumpidos por las gotas de agua que caen en medio del silencio— han sido completados con tres arias de concierto y algunos lieder de Mozart, que en su texto y carácter resultan adecuados a la doliente melancolía de la acción. En la terriblemente exigente Vorrei spiegarvi, oh Dio! brilló Erika Miklósa con su registro agudo, de gran pureza y seguridad. Como su criada Lavina, Marina Prudenskaja cantó la Abendempfindung an Laura con un color de mezzo cálido y operístico. Los enamorados masculinos los defendieron dos tenores, el juvenil Yosep Kang (Biondello) y el más maduro Clemens Bieber (Calandrino). Markus Brück se impuso como Don Pippo con su voz de barítono sonora y autoritaria, algo mate en el aria con contrabajo obligado Per questa bella mano, competentemente acompañada por Florian Heidenreich. El coro de la Deutsche Oper (preparado por Ulrich Paetzholdt) cantó el fragmento del Réquiem con robusto y expresivo sonido. Johannes Debus dirigió la orquesta del teatro con entusiasmo y precisión. Silke Sense fue la colaboradora coreográfica y tuvo también una intervención muda como la supuestamente fallecida mujer de Don Pippo, Pantea, a caballo entre una plañidera viuda y una furia barroca. Entre todos contribuyeron a lograr una fascinante representación. Bernd Hoppe 47 ACTUALIDAD ALEMANIA Estreno europeo de la ópera Pena de muerte TEATRO DE LOS GRANDES SENTIMIENTOS Semperoper. 7-V-2006. Heggie, Dead Man Walking. Kristine Jepson, Mel Ulrich, Hanna Schwarz, Kristin Lewis, Gerald Hupach, Michael Eder, Kyung-Hae Kang, Matthias Henneberg, Elisabeth Wilke, Tom Martinsen. Director musical: Stefan Anton Reck. Director de escena: Nikolaus Lehnhoff. Drecorados: Raimund Bauer. Vestuario: Stephan von Wedel. DRESDE Con el estreno europeo de la ópera de Jake Heggie Dead Man Walking (Pena de muerte), la Semperoper ha alcanzado posiblemente la cima de la temporada 2005/06. La obra, estrenada en el año 2000 en la Ópera de San Francisco, ha demostrado ser, gracias también a la sensible pero nada sentimental producción de Nikolaus Lehnhoff, una obra de gran impacto, que logra provocar fuertes emociones en los espectadores de cualquier país. De este modo, el día del estreno la discusión no giraba tanto alrededor del sentido o la moral de una aquí inexistente pena de muerte sino en torno a temas como la culpa y el perdón, el comportamiento humano y el amor al prójimo. La función comienza con una inquietante proyección en blanco y negro, en la que se muestra el doble asesina- 48 to nocturno de una joven pareja de amantes a cargo de Joseph de Rocher. Posteriormente, las imágenes cinematográficas acompañan también el viaje en coche de la hermana Helen desde Nueva Orleans hasta Angola. Esta monja católica implicada en proyectos sociales se ha puesto en camino para ofrecer consuelo al condenado a muerte en sus últimos días. Un monólogo cada vez más expresivo acompaña su largo viaje, y la mezzo americana Kristine Jepson logra captar ya en esta escena toda la atención del público gracias a su cálida y poderosa voz, que se vuelve delicada en sus plegarias por el acusado, al que ve siempre como una criatura de Dios, en el diálogo con la madre de éste y, sobre todo, en sus últimas y confortadoras conversaciones con De Rocher, que alcanzan casi la dimensión de un himno. Las escenas con los reclusos la llevan casi al límite de sus fuerzas, porque apenas es capaz de dominar sus emociones hacia el condenado, al que el bajo-barítono puertorriqueño Mel Ulrich le dio asimismo una dimensión vigorosa —un tipo lleno de tatuajes, con voz viril y una fuerte sensualidad. Tan atlético como su cuerpo fue su canto, que ya en el primer encuentro con la religiosa se unió a ésta en un lírico dúo, para alcanzar después acentos desgarradores ante la inminencia de su muerte. Fue emocionante cuando, después de la ejecución, la hermana Helen entona con firmeza y serenidad un espiritual a cappella, como declaración de vida y de amor. Lehnhoff desarrolla la acción de manera compacta, con una tensión permanente que al final resulta febril. El decorado de Raimund Bauer —un cubo blanco sobre el escenario giratorio con muros laterales cerrados por rejas, que se abren o cierran automáticamente, y un mobiliario modesto— así como los funcionales trajes de Stephan von Wedel aportan, al igual que la iluminación de Duane Schuler, una atmósfera más bien fría, que le va muy bien a esta obra llena de fuertes emociones. El director de escena ha contado con un excelente reparto hasta en los papeles más pequeños. Hanna Schwarz ofrece, con su madura voz de contralto, un retrato de la madre del reo como una mujer apesadumbrada y frágil. Su alocución, en la que quiere mostrar las cualidades positivas de su hijo, es tan conmovedora como su despedida, en la que la voz parece que va a romperse. Kristin Lewis, como la expresiva hermana Rose, Gerald Hupach, como el severo capellán Grenville y Michael Eder, como el director de la cárcel Benton, con su profunda voz de bajo, completaron adecuadamente el elenco, al igual que Kyung-Hae Kang, Matthias Henneberg, Elisabeth Wilke y Tom Martinsen como los padres de las víctimas. El Coro de la Staatsoper (preparado por Christof Bauer) cumplió muy adecuadamente en sus intervenciones fuera de escena, mientras que la Staatskapelle, al mando de StefanAnton Reck, defendió la pieza con mucha entrega. El doliente lirismo del preludio, el embriagador melodismo de los dúos, los expresivos interludios con sus potentes masas de sonido, los ecos del jazz y el rock así como los intimistas y delicados tonos del finale, todos estos aspectos fueron traducidos por director y orquesta de manera admirable. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ALEMANIA Christoph Nel dirige un caprichoso Parsifal ATRAPADOS EN LA RUEDA DEL TIEMPO FRANCFORT Ese mensaje parsifaliano, “en espacio se convierte el tiempo”, es una auténtica maldición para cualquiera que se proponga plasmar, escénica y musicalmente, la ópera wagneriana de la redención. Encontrar el pulso adecuado ya es una verdadera prueba para cualquier director. Ya lo explicó Eduard Hanslick el 25 de julio de 1882, después de su visita a Bayreuth, cuando dijo que los tempi eran considerablemente lentos y cada escena era infinita, desde el solemne ágape hasta el beso de Kundry. El escenógrafo Jens Kilian ha creado para el Parsifal de Francfort un enorme engranaje de madera, como si pudiéramos mirar en la maquinaria de un reloj. Unas grandes láminas de metal se deslizan o giran entre sí en forma de laberinto, deteniendo el tiempo. En los pasillos y espacios libres, la acción mística de los caballeros del grial adquiere un efecto arcaizante. Parece que los espacios internos de la música fueran abriéndose y cerrándose. Una rueda del tiempo, en la que cada uno parece estar prisionero. Todos los personajes, desde los caballeros hasta la rosa infernal Kundry, buscan su redención. Christoph Nel no se ha complicado la vida. Transforma en imágenes lo que ha escrito Richard Wagner, y su concepto funciona, aunque sus figuras renuncian a una concepción realmente viva de los mismos. Se han convertido en caricaturas de esos personajes que Wagner pensó con una profunda tensión interna y llenos de conflictos. Los caracteres femeninos son siempre para Nel mujeres abnegadas e histéricas. También su Kundry, que apenas tiene rasgos humanos y agradables, y que se dedica a moverse de aquí para allá Monika Rittershaus Oper. 23-IV-2006. Wagner, Parsifal. Michaela Schuster, Jan-Hendrik Rootering, Paul Gay, Stuart Skelton, Alexander Marco Burmester. Director musical: Paolo Carignani. Director de escena: Christoph Nel. Decorados: Jens Kilian Vestuario: Ilse Welter. Alexander Marco Burmester como Amfortas y Stuart Skelton como Pasifal en la Ópera de Francfort cuando Parsifal rechaza su beso. Entrega a Gurnemanz el bálsamo mágico en un bolso de mano. El mito de la búsqueda del grial y la idea de la redención pierden en el pobre concepto escénico de Nel toda su decisiva fuerza y su utopía. Parsifal no se deja importunar por unas novias de la guerra que, al despojarse de sus abrigos grises, se convierten en bellas muchachas-flor que se abalanzan sobre él hasta que se van muriendo. ¿Quiere hacernos creer Nel que Wagner creó un paraíso sin mujeres? Michaela Schuster fue una Kundry con una voz turbadoramente bella, que dio a esta “diablesa primigenia” una vitalidad cargada de existencialismo. Sereno, con una poderosa entereza y mucho empaque vocal, brilló el Gurnemanz de JanHendrik Rootering. El Klingsor de Paul Gay tuvo una calidad vocal digna de Bayreuth y su vigorosa escena con Kundry fue una de las cimas de la función. El Parsifal de Stuart Skelton resultó muy creíble escénicamente y algo menos logrado en lo vocal, con cierta falta de flexibilidad en el timbre. Alexander Marco Burmester brindó un iluminado Amfortas, y las muchachas-flor estuvieron excelentemente defendidas en su canto, al igual que las intervenciones corales. Paolo Carignani condujo al frente de la Frankfurter Museumsorchester su nave parsifaliana a través de todos los abismos e iridiscentes capas de sonido. Sin embargo, los colores embriagadores que tanto criticaba Nietzsche no se produjeron: este Parsifal se mantuvo excesivamente a ras de suelo. Barbara Röder 49 ACTUALIDAD AUSTRIA / BÉLGICA Festival de Pascua EL ABISMO DE LA LUZ Cuando los sueños se desvanecen y la realidad se impone incluso contra la propia voluntad, estalla la tragedia, la tierra se resquebraja y la oscuridad lo vela todo. “Buscábamos la claridad”, dicen los personajes de Pelléas et Mélisande. Pero sólo encontraron la noche. Quizá porque el misterio de la vida no se alcanza con la razón. Ni con las palabras. Tal vez por eso, al componer su primera y última ópera, en la que trabajó hasta su muerte aunque se estrenara en París en 1902, Debussy se sirvió del silencio, “quizá la única manera de lograr el sentimiento de un instante”, como él mismo expresó. Como “almas que buscan entre tinieblas” definió Kandinski a los personajes que Bernd Uhlig SALZBURGO Grosses Festspielhaus. 17-IV-2006. Debussy, Pelléas et Mélisande. Robert Lloyd, Laurent Naouri, Simon Keenlyside, Angelika Kirchschlager, Anna Larson. Director musical: Simon Rattle. Director de escena: Stanislas Nordey. Escenografía: Emanuel Clolus. Angelika Kirchschlager y Simon Keenlyside en Pelléas et Mélisande de Debussy el poeta simbolista y premio Nobel belga Maurice Maeterlinck creó, y cuyas obras dramáticas él mismo definió como “teatro inmóvil”. Como tinieblas son los acontecimientos, situados fuera del tiempo, que envuelven a los personajes en esta histo- venes emocionales internos de los personajes, resaltando la composición en cuadros de esta ópera, única y deslumbrante en el firmamento lírico. Cuadros que la elegante y pictórica escenografía a base de cajas que se abren como libros, metáforas de las ria de pasión y celos fratricidas, que se mueve entre el sueño y la leyenda. Con una acción estática casi hasta la inacción, el montaje de Stanislas Nordey que se presentó en el Festival de Pascua de Salzburgo, subraya la lectura de los vai- Heterogéneo Boris ¡AY DEL PUEBLO RUSO! BRUSELAS Ruth Walz Teatro de la Moneda. 30-IV-2006. Musorgski, Boris Godunov. José van Dam, Anatoli Kotscherga, Jana Vuletic, Dimitri Voropael. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Klaus Michael Grüber. Escenografía: Eduardo Arroyo. Vestuario: Rudy Sabounghi. 50 En colaboración con el Teatro Real de Madrid y la Opéra National du Rhin, la Monnaie presentó la nueva producción de Boris Godunov, en la edición Pavel Lamm de la partitura original de Musorgski. Esto significa que no había acto polaco y la ópera termina con la escena en el bosque de Kromi y el Idiota lamentando el destino de Rusia y el pueblo ruso. Kazushi Ono enfocó la partitura casi como si fuera música de cámara con unos delicados colores en los instrumentos de madera y un transparente sonido orquestal, aunque algo frío y no siempre con fluidez. Es una opción, quizá no siempre defendible y que resta parte Jana Vuletic, José van Dam y Anatoli Kotscherga en Boris Godunov de la fuerza primitiva de la partitura de Musorgski. La Monnaie presentó dos excelentes repartos formados casi exclusivamente por cantantes de Rusia o los Bal- canes. La excepción principal fue el famoso bajo-barítono belga, José van Dam, que mostró ser un zar muy humano y sufrido y un tierno padre. Sin embargo, su voz ya no tiene la fuerza y el color para dar una interpretación soberbia y totalmente convincente. El hecho de que salga con la cara pintada de oro no ayuda a realzar ni sus gestos ni emociones. En todo momento, llevaba puesta una túnica dorada que le pesaba como si fuera su prisión, tal como lo había proyectado el director Klaus Michael Grüber para que pareciera una figura aislada. La puesta en escena es heterogénea, una mezcla de épocas y estilos, llena de símbolos y signos que no siempre son de fácil lectura. Y se puede decir lo mismo de los decorados de Eduardo Arroyo y el vestuario de Rudy Sabounghi. El pueblo ruso, vestido ACTUALIDAD AUSTRIA / BÉLGICA palabras gordianas de cada escena: los corazones que sangran, la carta, Mélisande —sólo ella, tan inalcanzable, vestida de rojo entre el blanco que reviste a los demás— suspendida en el aire como un sueño inalcanzable… En algunos momentos, este amago de movimiento escénico cae en la frialdad, sobre todo en los puntos álgidos como la emocionante escena de amor entre Pelléas y Mélisande. Pero pese a ello, logra crear con los decorados una atmósfera mágica que introduce en seguida al espectador en un mundo misterioso y fantástico. Los cantantes aportaron el lirismo que la acción apagaba. Angelika Kirchschläger se movió como pez en el agua en su papel, que nimbó de enigma e inocencia. Le acompañó en buena sintonía Simon Keenlyside en un Pelléas sufriente y apasionado dentro de la contención. Laurent Naouri se desenvolvió con soltura en un Golaud cada vez más desgarrado por los celos, y Robert Lloyd prestó majestad a su rey Arkel. La dirección de Simon Rattle al frente de la Filarmónica de Berlín hizo fluir la música, tan protagonista como el canto en esta ópera, como un río cada vez más oscuro. El brillo compacto de su interpretación recogió los ecos wagnerianos de la obra con sutileza, apoyó el canto casi exclusivamente recitado o salmodiado cuando así lo requería la partitura, y resaltó los destellos de vida que no pueden sobreponerse a un destino oscuro. Fluye, fluye la música del agua hacia ese mar que es la muerte. Y Rattle le proporciona una profundidad y un desgarramiento a la composición de Debussy que hace pesar cada avance como una losa que acabará hundiendo a los personajes en el abismo. El abismo que encierra el misterio del amor y la muerte, el abismo que le hará exclamar al celoso Golaud: “Nunca lo sabré, seré siempre como un ciego”. con andrajosa ropa contemporánea, está vigilado por unas guardias que portan uniformes históricos y los boyardos visten largas túnicas marrones y el pelo cortado de manera típica. La única excepción es el príncipe Shuiski que tiene un magnífico abrigo forrado con pieles grises. La escena de la posada es puro folclore ruso. Se retrata a Pimen como San Jerónimo con un león de peluche a los pies y Dimitri, con rutilante armadura, montado en un caballo de madera que recuerda la estatua de Pedro el Grande en San Petersburgo. Algunas de estas imágenes son muy claras, otras deslumbrantes, y otras solo Grüber y su equipo las pueden descifrar. El que alternó en el papel principal con José van Dam fue el joven bajo ruso Vladimir Baikov, finalista en el Concurso de canto de la Reina Elisabeth de 2004, que interpretó a Boris con autoridad y una voz sonora. El Chuiski, interpretado por Ian Caley, no llegaba a la altura del de Vadim Zaplechni. Y me gustó más la voz cálida y modesta de Alexander Kisselev al cantar Pimen que la exuberancia vocal de Anatoli Kotscherga en el mismo papel. Warlaam, papel interpretado tanto por Vladimir Matorin (mayor y boyante) como por Robert Pomakov (más joven y astuto), variaba según quién cantaba, pero ambos mostraron estar vocalmente sanos y tuvieron un compañero pintoresco en el Missail de Viacheslav Voinarovski. Tanto Jana Vuletic como Maria Gortsevskaia convencieron en su papel al igual que Dimitri Voropael y Otokar Klein interpretando al Idiota. Realmente todos los papeles estuvieron bien elegidos y el Coro de la Monnaie (aumentado para esta ópera) y el coro de los niños colaboraron activamente en todo momento y cantaron con fuerza y cálidamente. Ruth Zauner Erna Metdepenninghen 51 ACTUALIDAD FRANCIA Pasiones y colores MITOS PARA HOY NANCY Opéra de Nancy et de Lorraine. 2-V-2006. Desmarest, Vénus et Adonis. Karine Deshayes, Sébastien Droy, Anna Maria Panzarella, Henk Neven. Les Talens Lyriques. Cœur de l’Opéra de Nancy et de Lorraine. Director musical: Christophe Rousset. Director de escena: Ludovic Lagarde. Escenografía: Bernard Quesniaux. Vestuario: Virginie e Jean-Jacques Weil. Renace la tragédie lyrique en cinco actos y prólogo Vénus et Adonis de Henry Desmarest sobre libreto de Jean-Baptiste Rousseau (París, 1697). El Centro de Música Barroca de Versalles ha proporcionado la edición crítica. Adonis cede al amor de Venus, Cidippe, loca de celos, mete el veneno de la traición de Venus en el oído de Marte, que se venga haciéndolo matar por un monstruo. Cidippe se suicida desesperada. Una lectura psicológica de Lagarde de los temas universales del drama: paso a la edad adulta de Adonis, que se enfrenta jactanciosamente con el destino ineluctable; oposición entre la cultura y las pulsiones, triunfo de la venganza, autoritarismo y moral. Aproxima el drama Karine Deshayes y Sébastien Droy en Vénus et Adonis de Desmarest de Adonis al público de hoy ayuno de mitología, haciendo legible, apasionante, incluso emocionante, una historia que tiene su núcleo en sentimientos universales (amor, celos, pasión). ¡Siempre un amor negado! Un divertissement maravilloso: delicadas coreografías ejecutadas con rara perfección, una escenografía onírica, casi barroca en su irrealidad metafísica, centrada en el simbolismo de los colores. Venus, vestida de rojo fuego, color de la pasión, Cidippe, de morado, color de la pasión… de Cristo. Fantasmagoría de los colores orquestales gracias al perfeccionista Rousset. Espléndidos solistas en la orquesta y coro en estado de gracia, compacto y de magnífica dicción, de notable presencia escénica. Inolvidable la Cidippe de Anna Maria Panzarella, conmovedora en las arias de desesperación, arrebatadora en las de rabia. Bella entonación y atractivo timbre de la mezzo Karine Deshayes (Vénus). Sébastien Droy hizo un Adonis muy creíble. El barítono Henk Neven fue un Marte de bello timbre. El contratenor Ryland Angel presentó una voz estridente. Excelente el resto. Está prevista la grabación en disco. Franco Soda Lectura sin acabar ORFEO 1960 PARÍS Théâtre du Châtelet. 12-V-2006. Monteverdi, L’Orfeo. Kerstin Avemo, Michael Slattery, Kimy McLaren, Renata Pokupiç, Marina De Lisio, Andrea Silvestrelli, Aurélia Legay, Paul Gay, Finnur Bjarnason. Les Sacqueboutiers de Toulouse. Ensemble vocal y Concert d’Astrée. Directora musical: Emmanuelle Haïm. Director de escena: Giorgio Barberio Corsetti. Decorados y vestuario: Cristian Taraborrelli. Iluminación: Pier Giorgio Foti. Vídeo: Fabio Massimo Iaquone. 52 Estrenada el pasado noviembre en Lille, en coproducción con Caen y Estrasburgo, L’Orfeo de Monteverdi escuchado ahora produce la sensación de algo inacabado. Con la fanfarria ejecutada desde el balcón del hall del teatro por Les Sacqueboutiers de Toulouse al estilo Bayreuth, este Orfeo parece en un primer momento querer regresar a la tradición, con la muy bella imagen de una Música apostada en su balcón con ropajes escarlatas renacentistas al lado de un arpa; imagen empañada por un vídeo que reproduce el rostro sobredimensionado del mismo personaje. El procedimiento se repetirá para evocar paisajes, cuerpos que caen al infierno, etc. revelándose enseguida redundante con lo que ocurre en escena. Cuando se alza el telón aparece un grupo de jóvenes encaramados en vespas, haciendo pic-nic y ataviados con ropas años sesenta que recuerda a la Italia de Pasolini. Muy sobrio, el paso de la Estigia en la barca de Caronte transformada en lancha motora concede un respiro, pero el infierno provoca nuevos clichés, con la pareja infernal que mira la televisión mientras tres figurantes hornean croissants. Sin duda debido a las imponentes dimensiones del escenario, las voces —con raras excepciones— resultan pequeñas, lo mismo que la orquesta, salvo el conjunto de metales cuya sonoridad llena la sala. Emmanuelle Haïm propone una lectura poco convincente que parece dudar entre varias direcciones, optando por el madrigal, la ópera o la cantata dramática, sin decidirse. Los timbres y el ajuste, a menudo aproximado, del Concert d’Astrée hacen pensar en los balbuceos de los conjuntos barrocos. Haïm, a contracorriente de sus colegas que han sabido extraer lecciones de los pioneros suavizando su trabajo, parece reivindicar una notable sequedad. Por el contrario, las voces son muy convincentes. En un reparto muy joven sobresalen el bajo profundo Andrea Silvestrelli, que realiza un impresionante Caronte, Renata Pokupiç, emocionante Mensajera, así como la pareja Proserpina-Plutón de Aurélia Legay y Paul Gay. Kerstin Avemo, tras imponerse como Música, resulta una Eurídice demasiado ligera. En el papel titular, Michael Slattery busca un estilo sin lograr encontrarlo, contentándose con un canto superficial, sostenido por una voz bastante insípida. Bruno Serrou ACTUALIDAD FRANCIA Una producción anecdótica Estreno de Lang S.B., PRESIDENTE DEL GOBIERNO ITALIANO REPETITIVO Y CONMOVEDOR París. Opéra Bastille. 30-VI-2006. Verdi, Simon Boccanegra. Carlos Álvarez, Ferruccio Furlanetto, Ana María Martínez, Franck Ferrari, Stefano Secco, Nicolas Testé, Jason Bridges. Coro y Orquesta de la Ópera Nacional de París. Director musical: Sylvain Cambreling. Director de escena: Johan Simons. Decorados: Bert Neumann. París. Opéra Bastille, Amphithéâtre. 28-IV-2006. Lang, Das Theater der Wiederholungen. Anna Maria Pammer, Jenny Renate Wicke, Ekkehard Abele, David Cordier, Alfred Werner, Martin Wölfel. Les Jeunes Solistes. Klangforum Wien. Director musical: Johannes Kalitzke. Director de escena, coreografía y concepción escénica: Xavier Le Roy. Vestuario: Christine Rebet. Iluminación: Andreas Fuchs. L Stefano Secco, Carlos Álvarez y Ana María Martínez P reparada en plena campaña electoral italiana, esta nueva producción de Simon Boccanegra, quizá la obra verdiana más política y humana, no ha sido ajena a la coyuntura política de la península en que la Génova de tiempos de Petrarca se ha erigido en símbolo actualizado de la política italiana: en el vestuario, trajes, americanas, corbatas, vaqueros y mangas de camisa y en el decorado, un estrado electoral, sillas, botellas y vasos de plástico, todo ello rodeado por tres velas resplandecientes. Lejos de los esplendores de la legendaria producción de Giorgio Strehler para la Scala de Milán, presentada en Garnier en 1978, y a fuerza de modernización, la ópera se hunde en lo anecdótico. Transformando la elección de un dogo en la capital de Liguria en el siglo XIV a mitin electoral de Berlusconi, la puesta en escena de Johan Simons resulta inexistente y vacía la obra de todo contenido, a la medida del envenenamiento de Boccanegra con una botella de agua de Evian. En su primer trabajo operístico el dramaturgo holandés, sin duda desconcertado por el desafío a que el género le obligaba, se ha revelado incapaz para animar el enorme escenario de la Bastilla y dar vida a los protagonistas, solistas y miembros del coro, que parecen abandonados a sus suerte; la noción de dirección de actores se evapora. La complejidad de la intriga, nacida de la imaginación de Piave y reelaborada por Boito, sólo se entiende gracias a los sobretítulos. En el foso, la dirección de Sylvain Cambreling se sitúa en la misma órbita que la puesta en escena; el director francés suprime toda tensión dramática y atenúa los contrastes de una orquestación poderosa, hasta el punto de engendrar hastío. En el reparto vocal, Ana María Martínez, pese a su límpido timbre, resulta sólo una Amalia bastante pálida; Stefano Secco es un Adorno sensible pero de voz algo descarnada. Las tres voces graves resultan, por el contrario, muy notables. Franck Ferrari es un Paolo impresionante, Ferruccio Furlanetto, que ciertamente no es un bajo profundo, propone un noble Fiesco magnificado por un espléndido timbre y Carlos Álvarez, en su debut en el papel titular, se confirma como destacado barítono verdiano, prometiendo ser aquí el digno sucesor de Piero Cappuccilli. Bruno Serrou a obra Das Theater der Wiederholungen (El teatro de las repeticiones), Musiktheater de Bernhard Lang (Linz, 1957), se basa en un libreto del compositor a partir de textos del Marqués de Sade, Joris-Karl Huysmans, William Burroughs, archivos del proceso de Núremberg y relatos de los campos de concentración, expresados en francés, inglés y alemán que, mediante técnicas repetitivas, onomatopeyas y juegos de palabras, se extienden a lo largo de cien minutos repartidos en tres secciones. La primera, desarrollada en la Francia del Siglo de las Luces, se centra en el absolutismo europeo a través de la glorificación del derecho natural, el elogio del más fuerte y el rechazo ideológico a cualquier forma de realidad social y de pensamiento solidario; la segunda transcurre en los Estados Unidos del siglo XIX, canta el advenimiento de un nuevo mundo, más libre y más humano y recuerda que América concretó el sueño europeo; la tercera se sumerge en la Alemania del III Reich. Lang dirige su mirada hacia la repetición defendida por el filósofo francés Gilles Deleuze en su obra Diferencia y repetición publicada en 1968. La riqueza de la música del compositor austríaco, la calidad de su escritura, apoyada en una excepcional plástica tímbrica, el tratamiento de las voces solistas y de los conjuntos, el trabajo sobre la espacialización, la variedad de los materiales utilizados, con inclusión de free-jazz en el acto central, y la conclusión en apoteosis sonora que se disuelve en la oscuridad, producen la más profunda emoción hasta el punto de que el espectador acaba por hacer abstracción de evidentes longitudes. El tratamiento de las palabras conduce a una compleja desestructuración/reestructuración que les devuelve su fuerza original. Un argumento basado en la crueldad de los textos de Sade, Burroughs y el proceso de Núremberg se presta no sin riesgos a una representación escénica. La óptica distanciada de Xavier Le Roy con respecto al argumento se aleja demasiado del sustrato musical; intelectualmente pretencioso, el escenógrafo francés no ilustra más que la narración lineal en prejucio de la palabra que, desmembrada, no es inteligible en ningún momento. La gestualidad exagerada que Le Roy propone, los desplazamientos incongruentes que provoca en los intérpretes (cantantes, mimos, músicos) fuerzan al espectador a reír cuando música y texto tienden a la tragedia. Pese a todo, el espectáculo no deja indiferente. La partitura está servida por una interpretación excepcional bajo la infatigable batuta del alemán Johannes Kalitzke al frente del brillantísimo Klangforum Wien, seis cantantes solistas maleables a voluntad y el conjunto vocal francés Les Jeunes Solistes, que se desplazan a través del frío decorado del sótano de la Bastilla logrando que la música se imponga por su fuerza y riqueza de inspiración. Bruno Serrou 53 ACTUALIDAD GRAN BRETAÑA Domingo defiende la obra de Alfano CAPA Y ESPADA LONDRES Catherine Ashmore Royal Opera House. 8-V-2006. Alfano, Cyrano de Bergerac. Plácido Domingo, Sondra Radvanovsky, Raymond Very. Director musical: Mark Elder. Directora de escena: Francesca Zambello. Sin Plácido Domingo, Cyrano de Bergerac hubiera permanecido en el purgatorio para las almas de las óperas olvidadas que esperan su redención. ¿Quién iba a rechazar a uno de los intérpretes de más fama en la etapa final de su carrera profesional? La coproducción tradicional de capa y espada de la Metropolitan Opera y el Covent Garden, dirigida con toda extravagancia por Francesca Zambello, con decorados de Peter J. Davidson, es el resultado. Turandot de Puccini, muerto antes de acabar su ópera. Sin embargo, Alfano tuvo bastante fama en vida y Cyrano, basada en el efusivo drama de Edmond Rostand, disfrutó de un éxito inicial. Ni siquiera el virtuosismo de Domingo puede encubrir las dificultades inherentes a la obra. Es de un patetismo recargado a la Sondra Radvanovsky y Plácido Domingo en Cyrano de Bergerac manera de la bella y la bestia, chocante para un público de hoy, pero la verdadera debilidad es la partitura de Alfano. La obra, escrita en una época de crisis para la música, va dando vaivenes hacia lo excelso del cine, unas veces ampulosa, y otras tierna, y desencadena una fuerza emocional que recuerda a un conductor novato de coches de carre- ras acelerando continuamente el motor. Pero ya que la función era una realidad, no se podía haber pedido una mejor interpretación musical o una puesta en escena más animada. El coro y los secundarios del reparto, incluyendo a Roman Trekel y Frances McCafferty, estuvieron muy sólidos. La caracterización no es el pun- to fuerte de Alfano. Sondra Radvanovsky, que hizo de Roxane, acertó con todas las notas y mostró mucha fuerza, aunque le faltó flexibilidad. Raymond Very se mostró muy elegante, pero tuvo poco impacto en el estéril papel de Christian. Sin embargo, Mark Elder, el director musical, dio gran sentido a todo el artificio expresionista. Domingo, de sesenta y tantos años, aún retiene su generosidad, nobleza y control artísticos, más una capacidad de convertir la paja en oro. Si no hubiera sido él quien cantaba me hubieran tenido que atar a la butaca para seguir allí. Convirtió la velada en una maravilla. El aria del amor, con Cyrano cortejando en nombre de otro, es un cheque en blanco para un cantante como Domingo. Y lo rellenó hasta el tope. Fiona Maddocks Hytner regresa a la ópera UN MOZART SIN TANTAS ARISTAS Glyndebourne. Festival de Ópera. 2-V-2006. Mozart, Così fan tutte. Topi Lehtipuu, Luca Pisaroni, Anke Vondung, Miah Persson, Nicolas Rivenq, Ainhoa Garmendia. Director musicval: Iván Fischer. Director de escena: Nicholas Hytner. E 54 l gran entusiasmo con que fue recibida la nueva temporada de Glyndebourne se debía al retorno a la ópera de Nicholas Hytner. A primera vista, su Così fan tutte, con su joven reparto, tenía todos los visos de ser una producción tradicional de época, muy hermosa con sus matices de verde tierra e iluminada con gran habilidad desde detrás para sugerir el calor de Nápoles. Pero Hytner hizo mucho más. Practica la subversión con un sigilo de filo cortante. Muy lejos de ser una farsa alegre sobre un intercambio de parejas, la oscuridad y ambigüedad de la obra quedaron manifiestas no a través de un ardid, sino por un medio mucho más sencillo: una presentación del texto esmerada y un lenguaje corporal muy cuidado. Cuando las parejas vuelven de sus nuevas proezas sexuales, los distintos grados del gozo se muestran generosamente con un gesto o una expresión facial leves. Una tal complejidad enigmática, nunca ausente de la partitura, falta muy a menudo en las puestas en escena superficiales. Y debido a que los dos hombres eran físicamente casi intercambiables, también el público se veía enre- dado en la charada. El tenor finlandés Topi Lehtipuu cantó el papel de Ferrando con sensibilidad y gracia. El Guglielmo del italiano Luca Pisaroni fue robusto y expresivo. Anke Vondung, que hizo un muy logrado debut británico en el papel de Dorabella, logró una sutil transformación de niña irresponsable a una mujer sumida en una dolorosa confusión. En el papel de Fiordiligi, Miah Persson fue el éxito de la tarde, penetrando en su aria del segundo acto para sacar todo su color y sentido. A nadie le gustan las caricaturas, pero los ejes del drama, Don Alfonso (Nicolas Rivenq) y Despina (una encantadora Ainhoa Garmendia) aún carecen de peso y vivacidad. La dirección musical de Iván Fischer extrajo un sedoso e integrado sonido de la Orchestra of the Age of Enlightenment, acentuado por el timbre más suave de un fortepiano en el continuo. Es un cambio refrescante después de tanto sonido cortante y vigoroso que está hoy de moda para la música de Mozart, excitante sí, pero siempre el mismo. Fue una tarde memorable tanto para Mozart como para Glyndebourne. Fiona Maddocks ACTUALIDAD HOLANDA Un Verdi sin fuerza musical OBSESIONES FANTASMALES AMSTERDAM Ruth Walz Het Muziektheater. 12-V-2006. Verdi, Simon Boccanegra. Angela Marambio, Alfredo Portilla, Andrzej Dobber, Marco Vratogna, Roberto Accurso, Roberto Scandiuzzi. Orquesta Filarmónica de Rotterdam. Director musical: Ingo Metzmacher. Director de escena: Peter Mussbach. Escenografía: Erich Wonder. Vestuario: Andrea Schmidt-Futterer. Después del primer Simon Boccanegra, estrenado en Holanda en la década de los sesenta, la Ópera de los Países Bajos ha presentado nada menos que tres nuevas producciones. De esto se puede deducir que esta ópera es la más popular de todas las de Verdi, y probablemente la posición política del compositor hace que la obra sea especialmente interesante para los productores modernos. Desde luego, la fuerza del lenguaje musical que Verdi desarrolló en la escena de la Cámara del Consejo, añadida al original cuando reelaboró la obra en 1881, hasta compensa las incoherencias dramáticas que la siguen. Durante el acto siguiente, que es más convencional, el enfrentamiento de un Boccanegra de tres dimensiones con Gabriele Adorno, de un carácter asombrosamente plano, sigue siendo la mayor debilidad de esta partitura rembrandtesca y el nombramiento de Adorno como el próximo Dogo es todavía más inverosímil. En lugar de seguir las indicaciones de la fascinante partitura de Verdi, el escenógrafo Peter Mussbach intentó superar esta fragilidad convirtiendo la ópera en una especie de drama psicoanalítico. Los decorados de Erich Wonder formaron una construcción plana de enormes paneles y cortinas sin ni siquiera un atisbo del sol mediterráneo, y que montó un campo de juegos en lo alto que indudablemente no hizo ninguna gracia a los que estaban sentados en las primeras filas. Sobre esta plataforma incolora, los cantantes solían encontrarse confinados en pequeñas “habitaciones” (¡pobres los que estaban sentados a la izquierda y a la derecha de la sala!), símbolos Roberto Scandiuzzi y Andrzej Dobber en Simon Boccanegra en la Ópera de Holanda de la soledad del alma. Y por supuesto (Mussbach estudió psicología) intentaban alcanzarse los unos a los otros atravesando las paredes, pero la mayoría de las veces entraban en habitaciones vacías. La única persona con la que todos se encontraban, aunque no se fijaran en ella, era el fantasma de Maria Fiesco, una clara indicación de que Boccanegra seguía obsesionado con su antigua amada y que todo el drama, incluyendo las acciones de Fiesco y Amelia, se debían a su inoportuna muerte. Con tanto psicoanálisis en el escenario, se podía haber esperado una lectura también analítica de la partitura, e Ingo Metzmacher hizo todo lo que pudo para eliminar lo emocional. ¿O es que Verdi no es santo de su devoción? La Filarmónica de Rotterdam tocó como si Metzmacher, durante los ensayos, hubiera dividido la partitura en pequeños fragmentos y luego no hubiera vuelto a unirlos. Ninguna línea musical, ningún legato de arco, ni la cuerda en todo lo alto: esta maravillosa partitura de un compositor en la cima de su fuerza artística sonaba extrañamente despegada. Andrzej Dobber, en el papel principal, cantó con enorme fuerza, con un poder baritonal que no tuvo en su Macbeth de hace tres años, y a pesar del escenógrafo y del director musical, hizo una interpretación conmovedora, llena de amor paternal e idealismo político. El momento más impresionante fue su dúo con Fiesco en el último acto, en el que pudo competir con la autoridad del sonoro Fiesco de Roberto Scandiuzzi. Pero, por otra parte, la Amelia de Angela Marambio careció de delicadeza y sería mejor olvidarse completamente del Adorno de Alfredo Portilla. Paul Korenhof 55 ACTUALIDAD ITALIA Sigue el Anillo de Krief WALHALLA OXIDADO No defraudó las expectativas Die Walküre en el Teatro Lírico de Cagliari, que ha sido el espectáculo más importante de la temporada junto con el raro Chérubin de Massenet inaugural: la segura dirección de Anthony Bramall ha obtenido de la orquesta cagliaritana, que no tiene mucha familiaridad con Wagner, resultados discretos, el reparto era en buena parte valioso y sobre todo de gran interés era la producción, firmada por Denis Krief en lo relativo a dirección, escenografía, vestuario y luces, y realizada en colaboración con el Staatstheater de Karlsruhe (donde este año Krief proseguirá y completará la puesta en escena del Anillo). En el ciclo wagneriano, Krief, más que subrayar los nexos entre jornadas, prefiere individualizar los caracteres específi- Clive Barda CAGLIARI Teatro Lírico. 28-IV-2006. Wagner, Die Walküre. Anja Kampe, Jürgen Linn, Lance Ryan, Sylvia Hablowetz, Caroline Whisnant. Director musical: Anthony Bramall. Director de escena, escenografía, vestuario e iluminación: Denis Krief. Escena de Die Walküre de Wagner en el Tearo Lírico de Cagliari cos de cada una. Por eso es por lo que ha declarado haber retomado pocos elementos del Oro del Rin. En Wagner, el regista francés evita interpretaciones “actualizadas” de manera bien definida, que siente como reductivas, y se atiene con equilibrio a una estilización poética y a una cierta abstracción. Así, el vestuario es moderno, pero privado de referencias precisas, y la dimensión mítica aparece evocada aun a través de la sobria abstracción. La clave parece encontrarse en una profunda, poética melancolía, que no sólo caracteriza la conciencia de Wotan, sino que también implica por ejemplo a Fricka: Krief la presenta como una mujer atractiva y al final del segundo acto la hace entrar en escena y asistir a las muertes de Siegmund y de Hunding, con el ademán dolorido de quien sabe haberlas provo- cado, mas no podía comportarse de otro modo. De gran sugestión la escenografía, centrada en pocos elementos de fuerte significado simbólico o evocador; por ejemplo, el Walhalla aparece sugerido por los elementos de un cilindro despiezado (parecidos al aspecto metálico y un poco oxidado de ciertas obras de Richard Serra). La dirección de Bramall y la honrada respuesta de la orquesta privilegiaron los aspectos líricos de la partitura. Del reparto emergieron Anja Kampe, intensa, admirable Sieglinde, y Jürgen Linn, autoritario Wotan. De buen nivel el conjunto: Lance Ryan (Siegmund), Sylvia Hablowetz (Fricka) y Caroline Whisnant (Brünnhilde); menos convincente Ulrich Schneider (Hunding). Paolo Petazzi Mayo Musical Florentino PERSPECTIVA IRÓNICA FLORENCIA Teatro Comunale. 12-V-2006. Verdi, Falstaff. Barbara Frittoli, Ruggero Raimondi, Mariola Cantarero, Laura Polverelli, Elena Zilio, Manuel Lanza. Director musical: Zubin Mehta. Director de escena: Luca Ronconi. Escenografía: Margherita Palli. 56 De los espectáculos de ópera anunciados hace meses, el Mayo Florentino sólo ha salvado el Falstaff de los recortes necesarios por la brutal e imprevista reducción de la financiación pública y de la crisis del teatro florentino, durante un tiempo confiado a un comisario antes del nombramiento de un nuevo gerente (Giambrone) y un nuevo director artístico (Arcà). Dirigía musicalmente Zubin Mehta y a cargo de la escena estaba Luca Ronconi, que regresaba a la última ópera de Verdi con una nueva perspectiva después de la producción salzburguesa de 1993, en colaboración con Margherita Palli para la escenografía y Carlo Diappi en el vestuario. Esta vez Ronconi ha preferido hábitos modernos, proponiendo una actualización de admirables medida y elegancia, con agradables toques irónicos (la casa de Ford es un cottage de estilo neoisabelino, Quickly hace pensar en la reina madre de Isabel II). La escenografía de Margherita Palli se enmarca en un muro derruido, cuya brecha se abre cada vez más, hasta que el muro desaparece en la última escena. Y aquí está tal vez la idea más significativa: la escena se transforma a la vista y mientras la Posada de la Jarretera (donde Falstaff yace en el lecho) desaparece, los ártboles invaden poco a poco el espacio: permanece el lecho de Falstaff. El último cuadro, de carácter distinto del realismo de los precedentes, se presenta como una visión del delirio de la enfermedad del protagonista (que de todas formas endosa los cuernos y participa activamente de la acción). La dirección de Mehta no siempre concordaba con la melancolía y la finura del espectáculo; aunque grandísimo y capaz de individualizar de modo persuasivo el clima de cada escena, el director indio parecía a veces llevado a algunos excesos sonoros y un vitalismo un poco exube- rante. A ello se añaden algunas limitaciones del reparto, del que sobresalió Barbara Frittoli, Alice divertida e impecable, pero en el que Ruggero Raimondi, en el papel titular, parecía contar más con las dotes de actor y no se preocupaba demasiado de la precisión. Estupendas Mariola Cantarero (Nannetta) y Laura Polverelli (Meg); los años pesaban un poco en la Quickly de Elena Zilio. Mediocres Manuel Lanza (Ford) y Daniil Shtoda (Fenton); los hombres estuvieron mejor representados por los comprimarios: Luigi Roni, Gianluca Floris y Carlo Bosi. Paolo Petazzi ACTUALIDAD ITALIA Gelmetti rescata una ópera olvidada de Alfano ACONTECIMIENTO INESPERADO ROMA C.M. Falsini Teatro dell’Opera. 23-IV-2006. Alfano, La leggenda di Sakùntala. Francesca Patanè, David Rendall, Elena Cassian, Anna Rita Taliento, Orlin Anastassov, Alessandro Guerzoni, Francesco Palmieri. Director musical y de escena: Gianluigi Gelmetti. Escenografía: Maurizio Varamo. Vestuario: Anna Biagiotti. Coreografia: Amedeo Amodio. El acontecimiento inesperado de la temporada ha sido La leggenda da Sakùntala de Franco Alfano, a quien también se debe el modesto libreto. Gelmetti prosigue el redescubrimiento de las óperas italianas olvidadas de principios del siglo XX. El maestro ha elegido la partitura original de 1921, que se creía perdida en el incendio del archivo de la Casa Ricordi durante la guerra, inesperadamente reencontrada no hace más de seis meses. Sakùntala pertenece a la epopeya india. Es una obra maestra en sánscrito del poeta Kalidasa del siglo V. Sakùntala, hija de Apsara y de un asceta, genera con el rey Baharata al futuro cabecilla de una dinastía universal. Alfano sigue la tradición que procede del XVIII y crea Escena de La leggenda de Sakùntala de Alfano en la Ópera de Roma una obra crepuscular y simbolista. Más conseguida, sin embargo, la parte orquestal que la línea de canto. Fastuosa la producción propia del teatro, con el mismo Gelmetti como director de escena, cometido para el que ha demostrado tener talento. Una rica ambientación de Oriente fantástico, a lo años veinte, felizmente inspirada en la iconografía de Gustave Moreau. Coherencia mímica, gestos y coreografía estilizados y bellísimo vestuario. Gelmetti estuvo brillante al frente de la orquesta, que iluminó colores y atmósferas, y un coro en estado de gracia. La temible declamación continua planteó una dura prueba a las voces. Rendall, ideal sátrapa oriental, poesee una buena dicción italiana, mas no perfecta. Voz poco homogéna de Patanè y sensacionales el gigantesco bajo Anastassov, muy creíble en su papel, el barítono Solari y, sobre todo, Elena Cassian. Es curioso que ningún teatro se haya interesado por retomar un espectáculo que es una rareza absoluta. Posee un inquietante final si se piensa en los años de composición; desciende sobre la tierra un muchacho que porta órdenes: generará una estirpe… Franco Soda Decepcionante Rapto en el Serrallo TURCOS EN LA LUNA Teatro Regio. 5-V-2006. Mozart, Die Entführung aus dem Serail. Roberto Saccà, Manfred Hemm, Elisabeth Vidal, Viktoria Loukianetz. Director musical: Tomás Netopil. Director de escena: Davide Livermore. TURÍN El homenaje a Mozart de la temporada del Teatro Regio de Turín ha consistido en una nueva producción de la primera obra maestra teatral vienesa, Die Entführung aus dem Serail, confiada a dos jóvenes, Tomás Netopil en la dirección musical y Davide Livermore en la escénica. El director checo ha tenido empeños importantes esta temporada en Italia, en Nápoles —donde desilusionó en el Fidelio inaugural—, Génova —para una reposición de Las bodas de Fígaro— y Venecia —donde dirigirá Lucio Silla—, quizá demasiado para un intérprete todavía en fase de maduración. En el Rapto de Turín se ha mostrado más equilibrado y menos decepcionante que en el Fidelio de Nápoles, pero no ha ido más allá de la corrección. No fue de ayuda el reparto, con los mediocres Manfred Hemm (un Osmín con dificultades en las notas graves), Jörg Schneider (Pedrillo), Elisabeth Vidal (Blonde) y una Konstanze del todo inadecuada, Viktoria Loukianetz, en verdad molesta tanto en el virtuosismo como en los momentos intensamente patéticos. El más convincente fue Roberto Saccà (Belmonte), que sin embargo no sobresalió ni por su elegancia ni por su intensidad expresiva. También decepcionante el montaje. Davide Livermore había logrado un gran éxito en Turín con una bellísima dirección de Billy Budd de Britten, donde se había servido con gran inteligencia de las posibilidades tecnológicas actualizadas del teatro, y en el pasado octubre había ideado en Génova una dirección para Don Giovanni discutible pero con ideas interesantes. Las ideas mismas parecían faltar en el Rapto turinés, donde la clave de lectura fabulosa, que transfiere el serrallo a un mundo lunar, era aplicada de manera simplificadora, porque renunciaba completamene a indagar en la psicología de los personajes, constriñédolos a una gestua- lidad de marionetas: aparecían convencionales en modo voluntariamente subrayado (aun por lo que respecta al vestuario de Giusi Giustino). Y el pachá Selim es un mimo, una criatura lunar cuya voz proviene deformada de los altavoces (la voz de una actriz pero que no suena femenina). Los decorados de Santi Centineo aprovechan de nuevo las grandes posibilidades del escenario turinés, con muchos movimientos, unas veces sugestivos, otras inútilmente mecánicos, y con discutibles proyecciones de cuerpos celestes. Paolo Petazzi 57 ACTUALIDAD PORTUGAL Será difícil que Lauriane se integre en el repertorio GRAN ÓPERA A LA PORTUGUESA Teatro São Carlos. 22-IV-2006. Machado, Lauriane. Katia Pellegrino, Marina Comparato, Leo An, Kostantin Andreiev, José Fardilha. Director musical: Donato Renzetti. Director de escena: Mauro Avogadro. LISBOA El Teatro San Carlos de Lisboa ha programado Lauriane, una obra en el estilo de la gran ópera del compositor portugués Augusto Machado (1845-1934), por primera vez en 121 años. Lauriane se estrenó en Marsella en 1883. Su estructura en cinco actos utiliza un libreto desmadejadamente adaptado de Les beaux messieurs de Bois-Doré de George Sand, que sitúa la acción a comienzos del siglo XVII en Francia, en un aristocrático medio caballeresco. Esta producción estaba dirigida musicalmente por el italiano Donato Renzetti y escénicamente por Mauro Avogadro. El reparto estaba integrado por Katia Pellegrino, Marina Compa- K. Pellegrino, M. Comparato, J. Fardilha, C. Guilherme y L. An rato, Leo An, Kostantin Andreiev y José Fardilha en los papeles principales. Escuchamos un canto relativamente bueno, especialmente el debido a Compa- rato, An y Fardilha y la ejecución orquestal proporcionó una ajustada exposición de la mezcla francoitalo-portuguesa del estilo de orquestación de Machado, que es hábil y profesional, aunque no inolvidable. Por desgracia, la dirección escénica estaba muy pobremente trabajada y no ayudaba lo más mínimo a dar al libreto, que es dramáticamente difícil de sostener, la necesaria credibilidad. El ballet del acto II (coreografiado por Ron Howell) fue igualmente un aspecto negativo de la producción: un revoltijo de estilos que en ningún momento daba una impresión definida. Bernardo Mariano BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio…………..…………………………….. .......................................................................... CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...……………………….…………… E-mail……………………………………………… VISA. 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GALLEN Theater. 6-V-2006. Vives, Doña Francisquita. Yolanda Auyanet, Milagros Martín, Amelia Font, Jorge de León, Carlos Durán, Alfonso Echeverría. Director musical: Jorge Rubio. Director de escena: Francisco López. Decorados: Miguel Massip. El Teatro de St. Gallen ha demostrado mucho mérito, ya que la zarzuela es una auténtica rareza en Suiza. El riesgo ha merecido la pena, ya que el público del estreno casi se volvió loco. Hace unos años, Herbert Wernicke propuso en Basilea una caprichosa adaptación del género. Esta vez se ha elegido otro camino. Para la lujosa producción de Doña Francisquita de Amadeo Vives se ha invitado a intérpretes españoles con una larga experiencia. La obra se cantó, naturalmente, en español, con sobretítulos en alemán. De este modo no sólo disfrutamos de una auténtica zarzuela, sino que también nos familiarizamos con una cierta forma de hacer teatro en España. Sin experimentos, pero con respeto a una tradición de estilo realista, a Milagros Martín y Carlos Durán en Doña Francisquita de Vives lo que contribuyó la coreografía de Javier Latorre, para la fue contratada una auténtica compañía de flamenco. Amadeo Vives pertenece a los grandes melodistas del último romanticismo, envuelto en un sensual y brillante lenguaje orquestal, admirablemente reflejado por el director Jorge Rubio, quien supo extraer una auténtica pasión mediterrá- nea de la Orquesta Sinfónica de St. Gallen. Además, el compositor ha regalado a los solistas dos auténticos bombones: a la protagonista, la virtuosística canción del ruiseñor (dominada sin problemas por Yolanda Auyanet), y a su enamorado Fernando el papel de tenor sin duda más lucido del teatro musical español (que Jorge de León defen- dió con mucha dignidad). Lo más conseguido fue el último acto. Tras la poética canción de los serenos aparecen los románticos con su emotivo coro. Aquí se permitió incluso el director de escena Francisco López una bella estilización, presentando el mundo del ayer como un teatro del mundo. De manera consecuente se abre ante nosotros el decorado: la bulliciosa calle del viejo Madrid se da la vuelta y nos encontramos en una plaza con balcones desde la que se ve la silueta de una ciudad. El final feliz es celebrado con bailes, que, al igual que en toda la zarzuela, desempeñan un papel principal con sus ritmos arrebatadores. Al final se resuelve todo, el amor y la pasión, en el irresistible torbellino del fandango. Mario Gerteis Un Don Giovanni inclinado hacia la ópera bufa LA FIESTA DE LA GENTE GUAPA ZÚRICH Opernhaus. 7-V-2006. Mozart, Don Giovanni. Simon Keenlyside, Eva Mei, Malin Hartelius, Martina Jankova, Piotr Beczala, Anton Scharinger, Alfred Muff. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Sven-Eric Bechtolf. Decorados: Rolf Glittenberg. Vestuario: Marianne Glittenberg. El maestro Franz Welser-Möst y el director de escena Sven-Eric Bechtolf han considerado que Mozart calificó su Don Giovanni no sólo de dramma giocoso, sino incluso de ópera bufa, lo cual les ha servido de punto de partida. De hecho, los momentos burlescos son los que dan más problemas. Rolf Glittenberg ha creado un ambiente perfecto: un salón de estilo art-déco con muros laterales dorados, todo muy estético y elegante. Aquí se desarrolla una fiesta con gente guapa que, al menos por los trajes, podría estar situada a comienzos del siglo XX. Bechtolf cree que la ópera de Mozart no necesita realmente una puesta en escena, pues la música ya lo expresa todo. A pesar de ello, lo intenta, con resultados variables. Lo más logrado son las escenas de masas, como la entrada danzante de Masetto y Zerlina (quienes, por supuesto, ya no son campesinos, sino otros invitados a la fiesta). Más discutible es el desdoblamiento de los personajes por un coro que se desenvuelve en posturas eróticas. Cuando la dirección de escena intenta proponer una segunda lectura, muchas cosas se quedan en el camino. ¿Por qué el delicado Don Ottavio es presa de los deseos de unas ávidas muchachas que finalmente logran llevárselo al huerto como si fuera una presa? ¿Por qué al final se celebra un ritual de vudú, con un tótem africano en lugar de la estatua del Comendador? Los elementos demoníacos están prácticamente ausentes —también en lo musical. El director de la Ópera de Zúrich, Franz Welser-Möst, dirige de modo flexible y transparente, pero se queda en la superficie. Con ello se corresponde con la elección de voces ligeras, que tienen problemas en los momentos más dramáticos de la obra, especialmente Eva Mei en Donna Anna y Malin Hartelius en Donna Elvira, mientras que Martina Jankova resulta perfecta en Zerlina. Muy diferente, incluso en su variedad de registros, resulta Simon Keenlyside en el papel titular: un ágil seductor, con turbadora voz baritonal y un desbordante encanto. Él es, en definitiva, el que resulta más simpático, aunque en esta representación lo tiene muy fácil, no sólo entre las mujeres. Mario Gerteis 59 ENTREVISTA René Jacobs “CON MOZART Y MONTEVERDI NUNCA SE ACABA” E Fotos: Eric Larrayadieu n la Staatsoper de Berlín, a comienzos de los años 90, los Días de la Música Antigua, iniciados por René Jacobs y el entonces intendente Georg Quander constituían una de las cimas de cada temporada. Con las recuperaciones de títulos de Graun (Cleopatra e Cesare), Keiser (Kroesus), Gassmann (L’Opera seria), Scarlatti (Griselda), entre otras obras desconocidas u olvidadas, el director belga no sólo enriqueció el repertorio, sino que descubrió auténticas perlas de la ópera, que posteriormente fueron grabadas para su firma exclusiva Harmonia Mundi. Tras una pausa, vuelve a haber en Unter den Linden un periodo dedicado a la música antigua, denominado Cadenza-Festival Barroco. De cualquier forma, el teatro se ha concentrado básicamente en las obras de Monteverdi, que ya no son precisamente rarezas dentro del repertorio, mientras que, por ejemplo, en el Festival de Música Antigua de Innsbruck, Jacobs ha desempolvado joyas como el Don Quichotte de Conti. 60 Cada vez es más difícil montar una obra así. En Innsbruck no encontré a nadie que quisiera coproducirla. Ni siquiera el Theater an der Wien, donde voy a trabajar en el futuro, se mostró interesado, aunque la ópera fue compuesta para Viena. Al igual que hay un repertorio estricto de obras del siglo XIX, también existe la amenaza de que ocurra algo así con la ópera barroca. Cada vez hay menos intendentes dispuestos a correr el riesgo de presentar una novedad. Por eso lamento que no pudiéramos seguir en la Staatsoper de Berlín con la ópera barroca alemana — después de Kroesus y el Orpheus de Telemann. Aquellos títulos fueron para mí auténticas revelaciones, y aún hay muchos más. Stuttgart y Hamburgo nos han seguido, aunque no con instrumentos originales. A pesar de todo, estoy agradecido de lo que puedo hacer en Berlín; aquí existe un trabajo musical sin condiciones, como no ocurre en ningún otro lugar de Alemania. Habitualmente, los conjuntos especializados sólo pueden ser invitados en festivales y no en una temporada operística normal. En la Staatsoper se da la situación única de que la Staatskapelle y Daniel Barenboim realizan una gira de un mes, y entonces el foso se queda libre para acoger a un conjunto especializado. Y hay que disponer de uno así para estas obras —cuanto más antigua es la música, hay menos notas escritas en el pentagrama, y es por lo tanto más difícil de tocar. Tenemos que experimentar. Quander, al ser un musicólogo absolutamente interesado en estos temas, era un colaborador ideal. Peter Mussbach es una persona totalmente distinta. Lo tengo en gran estima como director de escena; su montaje del Fausto de Dusapin me ha gustado mucho. Desde que es intendente de la Lindenoper, ha vuelto a incluir la ópera ENTREVISTA RENÉ JACOBS barroca dentro de la temporada, y quiero motivarle a que la siga cultivando, especialmente la alemana. Con ello me refiero a las obras con texto alemán, no las de Hasse, que están escritas en italiano. Los libretos alemanes eran casi siempre refundiciones de otros italianos —con mucho sabor alemán. Así, por ejemplo, el Hanswurst hamburgués sustituye al correspondiente personaje de la commedia dell’arte y se corresponde con el gusto veneciano de confrontar lo serio y lo cómico. En su esencia es políticamente subversivo; pensemos en el Valetto de la Poppea, que ofrece una magnífica sátira de Séneca —entonces eso era posible, ahora ya no, como hemos visto en el conflicto suscitado por las caricaturas de Mahoma. Quiero hacer en Innsbruck en 2008, si encuentro un coproductor, Der geduldige Sokrates (El paciente Sócrates) de Telemann, una de sus mejores óperas. Considero el primer Telemann —como también ocurre con Keiser— mucho más interesante que el tardío, cuando ya se ha impuesto el aria da capo. Anteriormente había arias breves y muchos concertantes, es decir, una variedad musical mucho mayor. A la Staatsoper berlinesa llegará en octubre de 2007 el oratorio Theodora con la Akademie für Alte Musik de Berlín. ¡Esta sería la obra de Haendel que me llevaría a una isla desierta! El montaje lo asumirá el director de cine americano Terrence Malick, cuya película The New World se ha proyectado recientemente en la Berlinale. Lo conocí hace un año en Los Angeles; es un fanático de Haendel, como apenas se encuentran en Europa, y ha demostrado un gran entusiasmo por la obra. Será una producción muy esteticista. Lo más importante para él es que mantenga su carácter de oratorio, que los cantantes se muevan muy poco y la luz tenga una importancia especial. A Mussbach le interesaría mucho hacer Belsazar, lo que supondría una continuación de nuestras producciones de Semele y Theodora. El año próximo, terminará su ciclo Monteverdi en la Staatsoper con una producción escénica de las Vísperas, combinada con el Combattimento di Tancredi e Clorinda. La idea vino del por desgracia prematuramente desaparecido director de escena Herbert Wernicke, del que fui muy amigo y con el que hice La Calisto de Cavalli. Originalmente, yo quería realizar con él un ciclo Monteverdi completo, con todas las obras en un mismo decorado. En su entusiasmo, él hablaba siempre de cuatro obras, y yo le propuse una velada con madrigales, pero él estaba obsesionado con las Vísperas, en una especie de Tetralogía monteverdiana. El director de escena será ahora Luk Perceval, que habla mi mismo idioma, lo cual es una ventaja, ya que podremos hablar mucho sobre el montaje. He visto su María Estuardo de Schiller en la Schaubühne, aunque no entendí casi ni una palabra del texto. No sabía si estaba en prosa o en verso. Las palabras tienen un ritmo, una medida, para mí también son música, así como en la ópera la música ya está especificada al leer el libreto. Esto lleva nuestra conversación al problema de las puestas en escena de hoy y al discutible proceder con el lenguaje y la música en los montajes modernos. Precisamente en las recientes producciones en las que usted ha trabajado pudimos experimentar un contrasentido entre lo visual y una recreación musical muy precisa, con instrumentos antiguos y un refinado acompañamiento en los recitativos. Sí, está de moda, y especialmente en Alemania, que la gente se avergüence de lo bello. Yo estoy completamente a favor de nuevos conceptos y opiniones controvertidas. Pero si éstas se convierten en un fin en sí mismas y llegan a ser más importantes que la propia obra, o los directores de escena quieren partir antes del texto que de la música, entonces tengo problemas. Le gustó mucho la producción de Griselda en la Staatsoper, que encontró “poco convencional, pero muy musical”. Para la Poppea la elección ha recaído en David McVicar, con quien había hecho en Bruselas una muy lograda Agrippina, una obra que narra los prolegómenos de Poppea y presenta ya a los personajes de Nerone y Ottone, que luego aparecerán también en la ópera de Monteverdi. En la Poppea, McVicar ha tratado de continuar su éxito de Agrippina; pero Monteverdi va más allá que Haendel, y Poppea no es una comedia musical. Por lo cual, el concepto no ha funcionado de una manera tan perfecta. Pero, en comparación con París, donde se estrenó la producción, en Berlín me he quedado más satisfecho, ya que hemos cambiado algunas cosas, trabajando en una especie de work in progress; sobre todo, hemos insistido mucho en el texto. Porque en Monteverdi hay que poder comprender cada palabra. He dicho a los cantantes una y otra vez: ¡más texto, más texto! Ya que la música sin texto no contiene toda su fuerza. En las producciones modernas esta máxima apenas puede realizarse, y aún resulta más dramático en las óperas contemporáneas. La plantilla orquestal es grande y la instrumentación muy densa, por lo que las voces de los cantantes están en un constante peligro. Llegamos a Mozart, que este año no puede faltar en ninguna entrevista. Usted ha esperado mucho tiempo antes de enfrentarse con su música. Aunque su primer amor fue la ópera, sus primeras experiencias en el género con representaciones de Don Carlo de Verdi y el binomio verista Cavalleria rusticana/I Pagliacci en Gante resultaron más bien frustrantes. Después emprendió un largo rodeo y escuchó las óperas de Mozart en disco, en las grabaciones de Böhm y Karajan, de cuyo acercamiento estilístico está ahora varios kilómetros alejado. Pero entonces tuvieron el mérito de hacerle enamorarse de este tipo de óperas. El hecho de que, al principio, se dedicara al repertorio antiguo tiene naturalmente que ver con su “primera vida” como contratenor, en la que cantó óperas de Monteverdi, Haendel y otros compositores barrocos. Después —ya como director— me apoyé primeramente, de modo exclusivo, también en la ópera barroca. Tenía ganas de viajar hacia el pasado, es decir, empezar con Monteverdi, y seguir avanzando por la historia de la ópera, con Mozart como culminación. Entiendo mejor su música en la madurez. En mis muchos años de actividad, he recorrido el mismo camino musical que realizó él en su corta vida —siempre con un pie en el pasado y otro en el futuro. Para obras como Lucio Silla, Idomeneo y Tito es una ventaja haber interpretado anteriormente una ópera de Hasse o una ópera veneciana del siglo XVII del tipo de las de Cavalli, con sus bruscos contrastes entre las escenas serias y cómicas. Sólo así se puede comprender un dramma giocoso como el Così. Después de sus grabaciones de Così y Fígaro para Harmonia Mundi, René Jacobs ha dirigido en París y en el Konzerthaus de Berlín La clemenza di Tito, que acaba de aparecer en CD. Más que una contribución al año Mozart, se trata de una continuación consecuente de su enfrentamiento con este compositor, a la que se unirá una nueva producción de Don Giovanni en las Semanas de Música Antigua de Innsbruck, en agosto, y después en Baden-Baden, con el correspondiente registro fonográfico para Harmonia Mundi. En su música, Mozart no fue nunca tan revolucionario como Haydn, por ejemplo, en la introducción al caos en La Creación o al comienzo del Invierno en Las estaciones; él es la síntesis de todos los compositores anteriores a él y de todos sus contemporáneos. Pero, justamente, mucho mejor que ellos — con un mayor sentido del equilibrio y la forma, y con más fantasía. En la forma fue un contrapunto a la poesía de Da Ponte; estuvo dos años buscando libretos apropiados —estamos en la época de los fragmentos. Entonces se encontró con Da Ponte y creó las grandes obras maestras. Políticamente era realmente subversivo; pensemos en el aria de Fígaro Se vuol ballare —una contradanza plebeya, en el mismo rit- 61 ENTREVISTA RENÉ JACOBS Eric Larrayadieu braciones mozartianas de este año? mo de la posterior canción de la Revolución Francesa. También la segunda aria de Fígaro es políticamente revolucionaria: “il resto non dico” —la gente ya lo comprendía. En el Tito, por el contrario, expone Mozart la utopía del buen gobernante; la obra fue representada ante el emperador, que debía reconocerse en el personaje principal. Esto nos hace pensar en las óperas de Haydn, que están igualmente llenas de tesoros musicales, pero él se limitaba a componer obedientemente lo que le mandaba el príncipe Esterházy. Usted está convencido de que en Mozart no se puede dejar nada al azar… 62 Como director tienes que tener un concepto claro, lo que no significa que tengas que hacer necesariamente algo distinto, pero sí imprimir a la versión tu propio sello. Die Zauberflöte y Fígaro se miden respecto a muchas versiones famosas; entonces tienes que dar una nueva interpretación. A diferencia de Monteverdi, donde tenemos el problema de que la instrumentación no está escrita, en Mozart hay muchas más cosas fijadas. Pero tampoco está todo. Eso es justamente lo que me atrae. Quiero hacer muchas cosas de una manera más teatral, y combinar el sentido estilístico con la fantasía. Si el propio Mozart, en las primeras tres o cuatro representaciones de sus óperas, acompañaba él mismo los recitativos — después se los dejaba, por ejemplo, a Süssmayr—, los espectadores pudieron disfrutar también del genio de Mozart al teclado. Y es un hecho histórico que los cantantes, en la ejecución de sus arias, no sólo se atenían a las notas escritas. Los rondós de Vitellia (Non più di fiori) o de Sesto (Deh, per quest’ istante solo) eran entonces improvisados y ornamentados sobre la marcha. Existen incluso ejemplos documentados —del propio Mozart y sus contemporáneos. A menudo se lamentaba de los cantantes, cuando no estaban a la altura. En una carta a su padre, Leopold, le comenta de un cantante que es “demasiado tonto para dominar unos simples saltos”. Y el primer Sarastro llegó incluso a adornar la segunda estrofa de su aria. La versión de concierto de Tito en Berlín fue un ejemplo plástico de cómo procede usted con los adornos y apoyaturas, con una gran fantasía, de manera casi lúdica, revelando muchos detalles instrumentales desconocidos y haciendo que la música brille con un fuego agógico. En la Clemenza he ido un poco más lejos que en las dos anteriores óperas de Da Ponte. He hecho mucho hincapié en un elemento de la obra que siempre fue criticado, los recitativos. Como es sabido, las arias y concertantes son obra del genio de Mozart y los recitativos, por falta de tiempo (Mozart estaba trabajando ya en la Zauberflöte) fueron compuestos por un ayudante, posiblemente Süssmayr. Pero el libreto de Mazzolà es puro Metastasio; es decir, que procede asimismo de un genio. En la portada se dice: libreto de Caterino Mazzolà a partir de Pietro Metastasio, o, para ser más exactos: “ridotto a una vera opera dal Sig.re Mazzolà”, es decir, reelaborado y simplificado en algunas intrigas secundarias. En algunos recitativos que pudieran parecer melódicamente aburridos he realizado pequeños cambios, y también he limado algunas transiciones entre recitativo y aria, en las que se tiene la sensación de que algo no cuadra armónicamente. Además, he hecho acompañar el recitativo secco por las cuerdas, convirtiéndolo en accompagnato —lo que puede escandalizar quizá a los puristas. En cualquier caso, espero haber equilibrado los abruptos contrastes entre los largos y aburridos recitativos y la genial música de Mozart. Antes de los conciertos trabajé con los cantantes durante tres días solamente en los recitativos; y me acuerdo de que el público siguió el apasionado recitativo que precede a la segunda aria de Sesto casi sin respiración. ¿Se muestra algo escéptico ante las cele- Un aniversario sólo tiene sentido si se redescubre a un compositor desconocido o se rescatan las obras menos frecuentes de un autor célebre. En Mozart no había ninguna necesidad, pero, naturalmente, su nombre tiene un increíble valor comercial, y se puede ganar mucho dinero con él. Uno de sus contemporáneos, y asimismo nacido en 1756, Joseph Martin Kraus, que trabajó en la corte de Estocolmo, también merecería que se celebrase su aniversario y ser así más conocido. No obstante, también abordará en Innsbruck una ópera de Mozart, y de las más famosas, Don Giovanni, aunque ha rechazado una oferta para dirigirla en el Théâtre des Champs-Élysées de París porque el proyecto no le parecía demasiado interesante y las condiciones de trabajo en aquel teatro son cada vez más difíciles. Allí tengo muy poca libertad, incluso en la elección de los cantantes. En Innsbruck yo soy mi propio jefe, y voy a ofrecer una interesante comparación entre las versiones de Praga y Viena, con dos funciones de cada una de ellas. Después, en Baden-Baden, se hará la típica versión mixta, mientras que para el CD he escogido la variante de Praga y las arias restantes se grabarán como apéndice. Otros proyectos mozartianos, como Idomeneo y Lucio Silla, están ya en marcha, y también se habla de una Zauberflöte. Después de las representaciones en Bruselas, tengo muchas ideas nuevas sobre esta obra, por ejemplo poner música a los diálogos (!). En La Monnaie tuve muy buenas condiciones de trabajo, siempre con los mismos músicos, con Bernhard Forck como concertino e instrumentos antiguos en los metales. En el Festival Haendel de Göttingen y en el ciclo Pentecostés + Barroco en Salzburgo, dirigirá este año otro oratorio de Haendel, Alexander’s Feast, en la versión de Mozart —lo que podría considerarse también como otra contribución al aniversario del compositor salzburgués, aunque más bien se trate de una elección fortuita, ya que era un encargo de los respectivos organizadores. En estos momentos estoy estudiando esta versión y creo que merece la pena observar hasta dónde ha llegado Mozart, que hizo con Haendel lo mismo que hago yo ahora con Monteverdi, con mucha fantasía y un gusto exquisito por los timbres. Naturalmente, con ello se pierden otras cosas. El continuo es mucho más rígido, y la difícil parte de clarín tuvo que simplificarla, al igual que en El Mesías cambió la trompeta natural en el aria The trumpet shall sound, porque en su época era técnicamente casi imposible de ENTREVISTA RENÉ JACOBS tocar, por el oboe. Tengo más problemas con la adaptación del texto. El original está escrito en verso, lo cual ya es en sí un elemento musical, y eso falta en la traducción de Klopstock. Por esa razón quizá la interpretemos en inglés. En el Festival de Innsbruck de 2004, fiel a su labor de pionero en cuestión de recuperaciones, presentó una rareza musical de primer rango —la última ópera de Cavalli, Eliogabalo, con el joven director de escena francés Vincent Boussard, quien antes había realizado un exhaustivo trabajo filológico, lo que otros colegas mucho más atareados que él no pueden realizar por cuestiones de tiempo. La obra gira en torno al emperador romano que abusa del poder y es víctima de sus delirios de grandeza, y nunca se había representado por su subversivo libreto. En 2008 se podrá ver esta producción, que también se ha presentado ya en Bruselas, en la Staatsoper de Berlín. También aquí es fiel a su carácter de work in progress y trabajará con un reparto completamente nuevo. La actividad discográfica del maestro es variada y está planteada con mucha anterioridad. Dentro de ella no sorprende que su espectro sea cada vez mayor. Así, en 2007 se aproximará a Rossini, con un Tancredi con Bernarda Fink en el papel titular y una nueva colaboración con la Orchestre des Champs-Élysées; como casi siempre, la grabación estará precedida de una gira de conciertos. Continúa su dedicación a Johann Sebastian Bach, cuya Pasión según San Mateo dirigirá este año en Köthen. El segundo de los dos conciertos previstos en la ciudad bachiana incluye el Magnificat, la Misa en sol menor y la cantata Es erhub sich ein Streit (Se levantó una disputa). Hasta ahora, Jacobs ha registrado únicamente tres cantatas de Bach, pero le gustaría aumentar ese número. El hecho de interpretar como católico la música protestante de Bach tiene… …Una importancia mayor de la que se piensa. No se puede negar que muchas de sus cantatas presentan momentos teatrales; son casi mini-óperas. En el Concejo Municipal de Leipzig, las Pasiones llegaron incluso a recibir críticas, porque las encontraron demasiado operísticas. Hay también interesantes testimonios del profesor de canto alemán, Agricola, que en un capítulo de su libro escribe sobre los recitativos y divide éstos entre los destinados a la iglesia, a la escena y al hogar. Para todos ellos da reglas muy especiales. Por ejemplo, los recitativos en la iglesia deben ser ejecutados más despacio, porque el texto sagrado necesita tiempo para penetrar en los corazones de la gente. También los cantantes deberían ser moderados en sus gestos. Algunas grabaciones de hace tiempo le gustaría repetirlas dentro de unos años, sobre todo Poppea y Orfeo. En cualquier caso, mantendría mi principio de enriquecer la orquesta con mucho más color que en el original. Mi reciente versión de Poppea, con sus cornetas y trombones, es mucho más colorista que mi grabación de la obra de 1980. Ahora voy mucho más lejos en el sentido de una puesta en escena sonora, y también en cuanto a la variedad rítmica, porque en Monteverdi existe una riqueza de invención que no encontramos en sus contemporáneos. La combinación de música antigua y contemporánea, como hace por ejemplo Maurizio Pollini en su festival vienés MozartPerspektiven, donde contrapone las composiciones de la Nueva Escuela de Viena y de Boulez con las de Mozart, es algo interesante para René Jacobs, y también aplicable a Monteverdi. Así, podría imaginar perfectamente presentar el Combattimento con L’histoire du soldat de Stravinski. Y ya les ha “soplado al oído” a muchos compositores de hoy la idea de poner música al segundo final del Orfeo de Monteverdi. Está compuesto el final apolíneo, en el cual Orfeo es acogido en el cielo. El otro, el dionísiaco, en el que éste es desgarrado por las bacantes y su cabeza sigue cantando en el río, aparece en el libreto como un coro estrófico de bacantes. Quizá el Duque de Mantua tuviese aprensión de que el público no supiera apreciar un final así. De cualquier modo, este final todavía está esperando su música. Y el director tiene una idea muy atrevida, si es que alguna vez se llegase a componer: hacer sonar simultáneamente ambos finales como un experimento cacofónico. Porque, como él mismo dice, “Con Mozart y Monteverdi nunca se acaba”. Bernd Hoppe Traducción: Rafael Banús Irusta 63 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE JUNIO DE 2006 La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. J. L. ADAMS: In the white silence. MOZART: Conciertos para piano OBERLIN CONTEMPORARY MUSIC ENSEMBLE. Director: TIM WEISS. nº 17 K. 453 y nº 20 K. 466. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. PIOTR ANDERSZEWSKI, piano y director. NEW WORLD 80600-2. Una modernidad musical que en absoluto está peleada con la belleza. F.R. Pg. 66 Interpretaciones que extraen de esta bellísima música todo un contenido expresivo que va mucho más allá del atractivo melódico. R.O.B. Pg. 92 ANTONIO JOSÉ: Sinfonía castellana. MOZART: Concierto para dos pianos Suite de la ópera “El mozo de mulas”. Evocaciones. e.a. ALBERTO ROSADO, PIANO. ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN. Director: ALEJANDRO POSADA. K. 365. Concierto para flauta y arpa K. 299. e.a. JOS VAN IMMERSEEL, YOKO KANEKO, fortepianos. ANIMA ETERNA. Director: JOS VAN IMMERSEEL. NAXOS 8.557634. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 060201. Merecidísimo homenaje a Antonio José. Un compacto verdaderamente histórico. J.P. Pg. 80 Uno de los hitos fonográficos del año. Discos así son los que necesita el aniversario de Mozart. E.M.M. Pg. 93 BERLIOZ: Romeo y Julieta. HANNA REBEL: Tombeau de Mr. de Lully en do menor. Sonatas en re mayor, si bemol mayor, si menor, re mayor y si bemol mayor. AMANDINE BEYER, violín. ASSEMBLÉE DES HONNESTES CURIEUX. SCHWARZ, PHILIP LANGRIDGE, PETER MEVEN. CORO Y ORQ. SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: SIR COLIN DAVIS. ARTHAUS 102017. Una bellísima recreación; hoy por hoy, la versión insuperada de esta gran música, además magníficamente tocada y filmada. E.P.A. Pg. 109 BRAHMS: Obras para piano opp. 116-119. ELISABETH LEONSKAJA, piano. MDG 343 1349-2. La nostalgia, la intimidad, la emotividad que emanan de sus manos son excepcionales. R.O.B. Pg. 83 KODÁLY: Sonata para violonchelo op. 8. Dúo para violín y violonchelo op. 7. XAVIER PHILLIPS, violonchelo; JEAN-MARC PHILLIPS-VARJABÉDIAN, violín. HARMONIA MUNDI HMC 905265. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 051102. Unas interpretaciones magníficas que hacen plena justicia a este repertorio increíblemente olvidado. E.M.M. Pg. 95 SCARLATTI: Sonatas. Vol. 3. PIERRE HANTAÏ, clave. MIRARE MIR 1007. Un nuevo, gran disco scarlattiano del clavecinista francés. Recemos para que haya más. S.R. Pg. 96 SCHUBERT: Winterreise. THOMAS QUASTHOFF, barítono; DANIEL BARENBOIM, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4049. Música de muy alto nivel artístico, un dúo de instrumentistas sencillamente impresionante. S.M.B. Pg. 89 Quasthoff, en colaboración con un impecable y expresivo Barenboim, sale victorioso con nota del envite. A.R. Pg. 67 MOZART: Cuartetos de cuerda STRAUSS: Sexteto de cuerda. BERG: Sonata op. 1. SCHOENBERG: Noche K. 465 “De las disonancias” y K. 499 “Hoffmeister”. CUARTETO BELCEA. EMI 3 44455 2. Dos obras que conocen en manos del Belcea versiones inolvidables. J.P. Pg. 91 transfigurada. THOMAS KAKUSKA, VALENTIN ERBEN. CUARTETO ARTEMIS. VIRGIN 0946 335130 20. Insuperable, poderosa lectura del sexteto Noche transfigurada, una de las más bellas que hemos oído en su versión original. S.M.B. Pg. 100 MOZART: Conciertos para piano nº WAGNER: Sigfrido. 12 K. 414 y nº 17 K. 453. ALFRED BRENDEL, piano. ORQUESTA DE CÁMARA DE ESCOCIA. Director: SIR CHARLES MACKERRAS. WOLFGANG WINDGASSEN, ASTRID VARNAY, HANS HOTTER, GUSTAV NEIDLINGER, PAUL KUEN. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director: JOSEPH KEILBERTH. PHILIPS 475 6930. 64 VIRGIN 0946 344696 2 3. Transparencia de líneas, texturas claras, aéreas, fraseo de una limpidez, de una finura y de una carne indiscutibles. A.R. Pg. 92 4 CD TESTAMENT SBT4 1392. Producción indispensable para “wagnerianos con carnet” y de muchísimo interés para el resto. E.P.A. Pg. 102 DISCOS VIVICA GENAUX VÉRONIQUE GENS NATALIE DESSAY PATRIZIA CIOFI Año XXI – nº 209 – Junio 2006 Lieder, misas, cantatas, oratorios y recitales VOCES DE AQUÍ Y DE ALLÁ R SUMARIO ACTUALIDAD: Voces de aquí y de allá . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 ESTUDIOS: John Luther Adams. F.R. . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Winterreise. A.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 REEDICIONES: Toscanini en DVD. R.A.. . . . . . . . . . . . . . . . . 68 Testament. R.D.G. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Decca Original Masters. E.P.A. . . . . . . . . . . . 70 Callas en Naxos. F.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Tres Serrallos en imágenes. A.R.. . . . . . . . . . . 73 DG Original Masters. E.P.A.. . . . . . . . . . . . . . 74 Orfeo D’Or. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Harmonia Mundi Lied y Missa. C.S.M.. . . . . . 77 BMG Catalyst. J.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Edición Raucheisen. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . 79 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 80 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 NEGRO MARFIL. P.E.M. . . . . . . . . . . . . . . . . 112 eciente su ultimo Bruckner sinfónico, Philippe Herreweghe y la Orquesta de los Campos Elíseos retornan a la Viena de finales del XIX para sumergirse en el fascinante universo vocal mahleriano: Des Knaben Wunderhorn, su próximo registro para Harmonia Mundi, contará con las voces de Sarah Connolly y Dietrich Henschel. Para Virgin Emmanuelle Haïm, una de las estrellas de la casa, incide en Monteverdi con una nueva grabación de Il combattimento di Tancredi e Clorinda en la que participan Patrizia Ciofi, Topi Lehtipuu y —¡atención puristas!— el ubicuo Rolando Villazón como Testo. También en Virgin, e igualmente con el apoyo instrumental de Le Concert d’Astrée, pero esta vez con Louis Langrée a la batuta, la soprano francesa Natalie Dessay acaba de grabar la Gran Misa en do menor de Mozart; Véronique Gens, Topi Lehtipuu —de nuevo— y Luca Pisaroni la acompañan. Con el título genérico de Tragédiennes, Véronique Gens firma su nuevo recital para la hiperactiva Virgin: arias de Lully, Campra, Rameau, Leclair, Mondonville y Royer en las que la atractiva soprano estará acompañada por Christophe Rousset y sus Talens Lyriques. En el terreno liederístico el barítono Vincent Le Texier registra para Zig Zag la brahmsiana Bella Magelone con Suzanne Manoff al piano y Romane Bohringer en la narración mientras Aline Kutan presta su voz de soprano coloratura a una selección de canciones de Richard Strauss en Analekta. La mezzosoprano Joyce DiDonato ofrece en Eloquentia (Harmonia Mundi) una antología de música vocal española, al tiempo que la argentina Bernarda Fink explora el repertorio francés de dos siglos en su próximo disco para Harmonia Mundi que incluye obras de Berlioz (Noches de estío) y Ravel (Shéhérazade y Cinco canciones populares griegas). En el mismo sello galo René Jacobs y la Orquesta Barroca de Friburgo con Kerstin Avemo, Patricia Bardon, Lawrence Zazzo, Kobie van Rensburg y Neal Davies se enfrentan a un nuevo Mesías. Sin salir del período barroco, el segundo recital de la mezzo Vivica Genaux (Virgin) está dedicado a arias de óperas y cantatas de Haendel y Hasse; la acompañan Les Violons du Roy que dirige Bernard Labadie. Y en formato DVD, cada vez más copioso, destacamos dos novedades: el concierto que Natalie Dessay y Rolando Villazón ofrecieron el pasado 30 de abril en el parisino Teatro de los Campos Elíseos, junto a Myung-Whun Chung y la Filarmónica de Radio Francia, con arias de Donizetti, Verdi, Gounod, Massenet y Cilea (Virgin) y el recital de la pareja Villazón-Netrebko para DG. 65 D I S C O S ESTUDIO Tim Weiss, Percussion Group Cincinnati MÚSICA QUE VIENE DEL FRÍO J. L. ADAMS: In the white silence. OBERLIN CONTEMPORARY MUSIC ENSEMBLE. Director: TIM WEISS. NEW WORLD 80600-2. DDD. 75’15’’. Grabación: Oberlin, Ohio, XI/1998. Productor: John Luther Adams. Ingeniero: Michael Schulze. Distribuidor: Diverdi. N PN J. L. ADAMS: Strange and sacred noise. PERCUSSION GROUP CINCINNATI. MODE 153. DDD. 135’. Grabación: Cincinnati, XI/1998. Productor: John Luther Adams. Ingeniero: Paul Zinman. DVD NTSC-48/24 bit. 5.0 surround digital DTS-PCM. Subtítulos en español. Distribuidor: Diverdi. N PN A 66 ndré Caplet, el colaborador y arreglista de Claude Debussy, muerto en 1925, ha pasado a la historia de la creación musical, como se sabe, por el fino tratamiento de un instrumento tan especial como el arpa y por la composición, entre otras obras, de una excepcional semi cantata para voces femeninas, arpa y orquesta de cuerdas titulada Le miroir de Jésus. Las cualidades que hacen de Le miroir una pieza rara en la historia es su no pertenencia clara a ningún género musical, su atmósfera vaporosa, un sentimiento religioso a la vez extático y naíf y un tejido sonoro en donde las secuencias instrumentales llaman la atención 80 años después por su extraordinario estatismo. Para gran sorpresa de los aficiona- dos de comienzos del siglo XXI, existe una obra fechada en 1998, llamada In the white silence, que goza de todas esas cualidades que hacían de Le miroir de Jésus una obra excepcional. In the white silence, grabada en 2003 por el sello norteamericano New World, acaba de aparecer en España. Se trata de una edición fonográfica que tiene todo a favor para convertirse en un hito de la discografía. La distribución en nuestro país, por parte de Diverdi, ha de ser señalada, pues, como un acontecimiento. John Luther Adams, el compositor nacido en el estado de Mississippi en 1953, adopta en su pieza una estética que retrotrae, en la escucha, a las características de Le miroir de Jésus por la misma conformación de cada una de las 19 secuencias de que consta In the white, cada una con el título de una letra del alfabeto: “Letter B”, “Letter C”…, así hasta la “Letter S”. Como en Caplet, el arpa es aquí el instrumento guía de todo el entramado de la pieza, el que se encarga de iniciar cada fragmento temporal o variación y el que, al combinarse con los dos vibráfonos y la celesta, crea un muy especial color sonoro. La misma pereza, la misma lancinante forma de arrancar de cada tema del Miroir, como si le costara a los músicos recomponer la línea melódica, se halla en la disposición que hace Luther Adams en In the white silence. La orquesta de cuerdas es la que impone ese tono estático que subyuga al tiempo que suministra material suficiente como para pensarse que estamos ante una obra de inspiración religiosa. Si esta inspiración parece evidente en alguien como Caplet, en Luther Adams tiene que ver con lo que de irreal e inabordable hay en la naturaleza. Si la contemplación de Le miroir es de carácter místico, en Luther Adams la inspiración proviene de una sosegada observación de los comportamientos de la naturaleza. Al igual que es imposible situar la música de Caplet en una tendencia estética definida, la compuesta por John Luther Adams es reacia a cualquier clasificación y quizás ejemplifique muy bien la conocida asunción por parte de Morton Feldman de que su propia propuesta estética se hallaba “entre categorías”. Adams, que ha llegado a reconocer en alguna entrevista que su concepción de la música cambió radicalmente a partir del conocimiento de la obra feldmaniana, no se encuadra ni en el minimalismo ni en cualquiera de las disciplinas del arte sonoro. Su obra, que no pertenece de pleno al paisajismo sonoro ni tampoco obedece a una mirada abiertamente neoclásica o regresiva sobre el material musical, está mucho más cerca del espíritu feldmaniano, en realidad, de lo que cabría esperarse tras una primera y apresurada escucha. La influencia de Morton Feldman se manifiesta en la plasticidad de unas sonoridades que se presentan ante el receptor sin ningún desarrollo y, como en Feldman, como si pertenecieran más a un proyecto pictórico que a una obra estrictamente musical. Está claro que Adams emplea un lenguaje mucho más diatónico, más tonal que el autor de Palais de Mari, pero la sensación que se tiene ante In the white silence tiene mucho que ver con la disposición “simultánea” del material (a modo de un cuadro) que es típica de Feldman, donde el discurso transcurre sin ninguna direccionalidad, y, al igual que ocurre en la obra feldmaniana (y también en Le miroir de Jésus), la exposición de las secuencias en una obra como In the white silence producen un efecto hipnótico, de ahí que, al concluirse la pieza, el receptor notará la desagradable sensación de una dolorosa ausencia. Lo que hace Adams en In the white silence y en Strange and sacred noise, el ciclo para percusiones que ocupa la sección audio del DVD de Mode (que contiene, en su sección de vídeo, una entrevista entre el autor y Allen Otte), no es una descripción de un paisaje (Adams no es seguidor de un Murray Schafer y la ecología sonora), sino, claramente, una evocación. Atrapa Adams con mano maestra toda clase de texturas y colores que halla en la naturaleza, la de los paisajes helados de Alaska, a donde se trasladaría a vivir desde 1975. Los sonidos evocados por Luther Adams no tienen tanto la quietud, el misterio inherentes a la obra feldmaniana como, en efecto, el sentido más cercano a la experiencia religiosa, a lo contemplativo, que hay en el Caplet del Miroir y, yendo un poco más lejos, en el modo más orquestal y elaborado del Koechlin del Libro de la jungla. Adams, que no es, como quedó dicho, un neoclásico, podría alinearse, en un momento dado, junto a autores obsesionados por la evocación paisajista, como es el caso de un Koechlin, del Langgaard de Música de las esferas. Pero, al contrario que estos autores, el norteamericano procede por medio de un esquema armónico muy básico, donde sólo hay dos extremos: la planicie sonora, con motivos largamente mantenidos o la brusca irrupción de movimientos rítmicos incontrolados, como es el caso del ciclo Strange and sacred noise: el ruido se convierte aquí en elemento fundamental. Dispuesto en homenaje a Lucier, Feldman, Varèse y Tenney, en las piezas de esta serie Adams intenta atrapar lo que él llama “el sentimiento de espacio y de tiempo que transmiten los paisajes del Norte, un sentimiento que se prolonga eternamente, en todas las direcciones: es la plenitud del momento presente”. Con el empleo de las percusiones en Strange and sacred noise, se observa muy bien que la música de Adams se alimenta de oposiciones austeras y primarias: los más pequeños detalles engendran grandes, tumultuosos acontecimientos sonoros: en los más recónditos ruidos se encuentra el silen- D I S C O S ESTUDIO cio. Silencio y ruido, ese es el perfil de Luther Adams. Si el grupo de percusión de Cincinnati da una lección extraordinaria ante un material verdaderamente indomable (las secciones de Strange… escapan a cualquier modelo de obra para percusión), el Oberlin Contemporary Music Ensemble se sitúa a una altura no alcanzada antes por ningún otro grupo que haya abordado la obra de este autor. Si In the white silence seduce absolutamente es, en buena parte, por el exquisito trato que hace el grupo de este material tan especialmente sutil, ayudando no poco una toma de sonido que realza la sensación de espacialidad. New World ha alcanzado un gran logro, como es fácilmente comprobable al comparar el muy anodino sonido con el que un sello como New Albion presentara en 1993 piezas instrumentales ante- riores, como Dream in white o The far country of sleep. Sería no poco desilusionante que una obra como In the white silence pasara inadvertida. El festín de los sentidos que aquí se ofrece al oyente es una buena oportunidad para adentrarse en el campo de una modernidad musical que en absoluto está peleada con la belleza. Francisco Ramos Thomas Quasthoff, Daniel Barenboim DAR SENTIDO A LA EMOCIÓN SCHUBERT: Winterreise. THOMAS QUASTHOFF, barítono; DANIEL BARENBOIM, piano. Director de vídeo: MICHAEL BEYER. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4049. 110’. Grabación: Berlín, 25-III-2005. Productor: Paul Smaczny. Con subtítulos en español. Distribuidor: Universal. N PN H emos podido degustar en los últimos años excelentes versiones de este ciclo schubertiano, en el que el alma, anhelos, lamentaciones, desesperanzas y miedo a la muerte del compositor quedan muy a flor de piel en la voz solista en ese canto angustiado, caleidoscópico, por momentos trágico, basado en los románticos poemas de Wilhelm Müller, con los que tanto y tan bien se identificó el músico. Se han recuperado, en compacto, antiguas recreaciones, o fragmentos de ellas, en las que lucía el arte y la voz de cantantes como Hüsch, Rehkemper, Schlusnus, Erb, Patzak o Hotter. Barítonos posteriores como Dieskau —éste en varias ocasiones— o Prey elevaron a cimas muy altas, emotivas y cercanas, ese mensaje desolado. Hoy son los Bär, Trekel, Genz, Gerhaher, Goerne o Quasthoff los que mantienen enhiesto el pabellón. Nos referimos aquí precisamente al registro en DVD del último de los citados, quizá el más completo de los cuatro y como la mayoría seguidor de las sabias indicaciones de Fischer-Dieskau. Se nota en la manera de frasear, cuidadosa y pulcra, en la acentuación rigurosa, en la dicción nítida, en la expresión intensa; bien que este disminuido físico —¡qué gran mérito el suyo el de ser capaz, pese a ello, de manejar una técnica respiratoria de primer orden!— nos haga llegar sus pulsiones de una forma muy directa, espontánea en apariencia, matizada pero nunca manierista; lo que constituye una de sus mejores virtudes. El timbre, el de un barítono lírico, lleno, pastoso, noble, no especialmente penetrante, de graves sonoros, médium ancho y agudo firme aunque claro y no siempre proyectado según los cánones a los resonadores superiores, se mantiene igual, homogéneo, lo que garantiza la regularidad del sonido. Pero el canto es dúctil, adecuadamente dibujado, de ese refinamiento que nace de las cosas bien hechas y acabadas. Tenemos continuos ejemplos de lo dicho en esta sentida interpretación, en la que, como apunta el propio artista, apreciamos la necesaria variedad para evitar un tono unidimensional y para, por el contrario, establecer el “justo equilibrio entre destreza, resignación y movimiento interior. Cuando este equilibrio no se consigue el entero edificio amenaza con desplomarse. Esta es la razón por la cual Viaje de invierno constituye un permanente ejercicio sobre la cuerda floja”. Y Quasthoff —sin que nos haga olvidar algunas señeras interpretaciones del pasado, que debemos valorar igualmente—, en colaboración con un impecable y expresivo Barenboim, que se sube con él en el mismo carro de emociones, sale victorioso con nota del envite. Son continuos los detalles —que terminan por configurar un todo sólido, coherente, compacto— que abonan esta nuestra opinión y que nos impelen a conceder esa “e” de extraordinario. Desde el mismo comienzo, en ese Gute Nacht de salutación, observamos el nivel de compenetración entre ambos músicos y la magnífica gradación de intensidades, de dinámicas a fin de diferenciar unas estrofas de otras, unos versos de otros y hacernos así más amena e inteligible, siempre muy pegada a los poemas, la escucha. Una combinación entre matiz piano y forte que resulta admirable en Gefrorne Tränen (nº 3). La conocida Der Lindenbaum (El tilo) (5) alcanza una espléndida variedad de climas emotivos, con un maravilloso pasaje en piano, hábilmente retardado, en el preciso instante en el que se produce una significativa modulación. Quasthoff hace gala de sus fáciles y redondos graves en Wasserflut (6), pero también en otras muchas canciones, Irrlicht (9), por ejemplo. La entretenida y cambiante Frühlingstraum (11), de tan ameno recorrido —estructura ABCAB—, es iniciada, sobre el delicado y florido piano, en un hilo de voz, casi cautivador. En Die Post (13), para que se vea que es muy humano, Barenboim falla una nota, pero juega muy bien con el ritmo y da alas a la voz, que se eleva grácil y armoniosa. Los mi agudos son emitidos abiertos, pero sin ningún tipo de destemple o tirantez. El cantante elimina lastre y destimbra para dar más expresión a la terrorífica Die Krähe (15). El pianista da de nuevo muestras de saber lo que se hace en la acentuación cortante de la siguiente pieza, Letzte Hoffnung (16). La brevísima Der stürmische Morgen (18) se ofrece recia y violenta, como Mut! (22), tocada martellato. En cambio, dulzura lírica, suavidad en Tauschung (19) y placidez en Der Wegweiser (20). La fantasmagórica Das Wirtshaus (21) es casi declamada, con una tensión reconocible. Por fin, Der Leiermann, en la que Quasthoff va de la voz plena al falsete reforzado con destreza, se nos brinda menos alucinada que en otras interpretaciones, menos plana. La voz tiene su vibración, su carne y ondula y matiza con gran finura. La desolación, no obstante, se impone, aunque quizá con menor amargura de la esperada. El concierto, en la Philharmonie de Berlín —allá donde un Dieskau en el umbral de la vejez dio una de sus más desgarradas recreaciones junto a Brendel a finales de los ochenta—, está estupendamente grabado en público por cuatro ágiles cámaras dirigidas con sentido y conocimiento musical por Michael Beyer. Creemos apreciar un ligerísimo desfase de milésimas entre la imagen y el sonido. Una gran noche aquella del 25 de marzo de 2005. El DVD se completa con unos minutos de ensayo y con entrevistas a los intérpretes. Arturo Reverter 67 D I S C O S REEDICIONES Testament: Arturo Toscanini UN ITALIANO EN NUEVA YORK E 68 n 1936, a la edad de 69 años, y tras un periodo de siete al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, Arturo Toscanini anunció su renuncia a la titularidad de ésta, lo que parecía implicar su retirada definitiva. Pero las cosas sucedieron de manera muy diferente. David Sarnoff, presidente de la RCA, concibió un proyecto ambicioso: crear una Orquesta sinfónica de primer rango, digna de la batuta, orientada a la radiodifusión de conciertos a través de la NBC. Toscanini aceptó la propuesta de dirigirla anualmente en diez conciertos sinfónicos durante una temporada de diez semanas, a condición de que la orquesta tuviese igual calidad que las grandes americanas de Boston, Filadelfia o Nueva York. Enseguida comenzó el reclutamiento de músicos. En septiembre de 1937 la Orquesta de la NBC estaba formada y Artur Rodzinski se encargó de prepararla y conjuntarla. Pierre Monteux dirigió los tres primeros conciertos, Rodzinski los tres siguientes y, por fin, en la Nochebuena de 1937, Toscanini subió al podio para dirigir un programa que comprendía el Concierto op. 3, nº 11 de Vivaldi, y las Sinfonías nº 40 de Mozart y Primera de Brahms. Comenzó así una relación de catorce años, la más estable del maestro italiano en su larga carrera, que terminó cuando, el 4 de abril de 1954, dirigiendo un programa Wagner, Toscanini tuvo un fallo de memoria que le impulsó a presentar su renuncia, a la más que respetable edad de 87 años. Su fallecimiento ocurrió en enero de 1957, poco antes de cumplir los 90, en su casa de las afueras de Nueva York. El legado oficial de Toscanini con la Orquesta NBC, formado por los registros de los conciertos retransmitidos y las grabaciones efectuadas en estudio para la RCA, pocos días después de éstos, fue publicado en 1990 y 1991 por RCA y ocupó unos 80 CDs con unas 90 horas de duración. Además, a finales de los años 40, la televisión daba ya sus primeros pasos en Estados Unidos y diez de los programas de Toscanini al frente de la NBC fueron también retransmitidos por ese medio incipiente cuyas lógicas limitaciones obligan a pasar por alto la primitiva técnica de filmación televisiva, dificultada adicionalmente por el hecho de que los cámaras de la NBC no se atrevieron a importunar al irascible maestro durante los ensayos, estudiando el emplazamiento más adecuado. Aun así, las exigencias de iluminación y el correspondiente calor generado, plantearon al maestro dificultades reales que, en la última retransmisión, justo en el paso al final de la Quinta Sinfonía de Beethoven, apenas puede ver a sus músicos, cegado por el sudor, lo que no impide una conclusión musicalmente electrizante. Olvidemos también ciertas deficiencias en la imagen original, superadas por la restauración de la mejor manera posible, y disfrutemos con la presencia de Toscanini al mando de su orquesta. El maestro de Parma dirigía con la mirada aun más que con la incansable mano derecha, que empuñaba firme una batuta increíblemente ágil y precisa, nítida al máximo en el trazo rítmico, a la vez imperiosa y flexible. Pese a ser muy corto de vista —la partitura sobre el atril hubiese sido superflua— su penetrante mirada taladraba literalmente a los instrumentistas o a los solistas vocales. La mano izquierda atemperaba la dinámica y propiciaba una comunicación algo más relajada con los músicos. Las diez retransmisiones han sido agrupadas en cinco DVD, cada uno con dos conciertos y unas dos horas aproximadas de duración. El primero, SBDVD 1003, grabado en el estudio 8H del Rockefeller Center de Nueva York, ofrece un espléndido programa Wagner (20 de marzo de 1948), que se abre y cierra con la máxima energía, mediante el Preludio al tercer acto de Lohengrin y la Cabalgata de las walkyrias, e incluye una deslumbrante Obertura y Bacanal de Tannhäuser, unos deliciosos Murmullos del bosque, de Sigfrido, y el Amanecer y viaje de Sigfrido por el Rin, especialidad de la casa. Wagner propició, invariablemente, el despliegue de las mejores cualidades de Toscanini: lírico, sensible y ardiente, capaz del brillo instrumental cegador y de matices delicados. Completa este DVD una Novena de Beethoven mucho más discutible, fechada el 3 de abril de 1948: intensa y dramática, impresionante a su modo, pero excesivamente drástica en su planteamiento, rápida hasta la exageración, en menoscabo de la grandeza de la obra. El primer concierto del segundo DVD es un programa Brahms, grabado el 13 de noviembre de 1948, que incluye los Valses de amor op. 52, a cargo de un pequeño coro y dos pianos, en los que vemos a un relajado Toscanini. Excelente el Doble Concierto en sus dos primeros tiempos pero el final resulta crispado en demasía. Estupenda actuación de Mischa Mischakoff, primer violín de la orquesta. El segundo concierto, 4 de diciembre de 1948, ofrece una vibrante Sinfonía nº 40 de Mozart, las Variaciones sinfónicas de Dvorák y la obertura de Tannhäuser, versión de Dresde, otra vez un Wagner fulgurante (SBDVD 1004). El tercer DVD, que contiene Aida completa, es absolutamente imprescindible. El segundo cuadro del acto I, el acto segundo al completo y la escena del juicio en el cuarto, son insuperables. La concisión narrativa, el fenomenal impulso rítmico, la precisión y la energía desplegadas a partir de unos gestos económicos de los brazos y de la mirada incisiva, son subyugantes. Cierto que, en el acto tercero, los perfumes de la noche en el Nilo no parecen interesar demasiado al maestro, pero la experiencia de escuchar a Verdi sin licencias de los cantantes es estimulante. El reparto brilla por el ARTURO TOSCANINI. Director. Los conciertos televisados de la NBC, 1948-1952. 5 DVD TESTAMENT SBDVD 1003/1007. 121’, 112’, 150’, 108’ y 107’. Formato imagen NTSC, 4:3. Blanco y negro. Formato sonido: PCM lineal. Lenguaje: inglés. Distribuidor: Diverdi. N PN lado masculino, con un Tucker y un Valdengo sensacionales de voz, de línea de canto y con un ejemplar rigor estilístico. Bien los dos bajos, Ramfis y el Rey, aceptable en conjunto la Gustavson como Amneris y destacada Herva Nelli como Aida sentida y sincera. Coros y orquesta, excelentes. En suma, una experiencia inolvidable, que ningún aficionado, operófilo o no, debiera perderse (SBDVD 1005, 26 de marzo y 2 de abril de 1949). El cuarto DVD nos lleva al Carnegie Hall con un doble programa muy atractivo. El 3 de noviembre de 1951 Toscanini dirigió la obertura de Euryanthe y una vigorosa Primera Sinfonía de Brahms, y el 29 de diciembre del mismo año, un nuevo programa Wagner, que incluye el Preludio y muerte de Isolda, con resultados otra vez soberbios. Junto con el DVD dedicado a Aida, el más recomendable del conjunto. (SBDVD 1006). La serie se cierra con dos conciertos ofrecidos el 15 y el 22 de marzo de 1952. En el primero, un programa mixto que va de lo discreto, las Nubes y Fiestas de Debussy, dirigidas con poca sensibilidad, a lo insuperable, la obertura de Guillermo Tell. Entre medias, dos rarezas interesantes: En Saga de Sibelius y Redención de César Franck. En el segundo concierto, una gran versión de la Quinta Sinfonía de Beethoven y unos insuperables Pinos de Roma. En resumen: por encima de limitaciones sonoras y visuales, y con la excepción de algunas obras poco afines, una colección de importantes documentos que reflejan por doble vía el arte de uno de los grandes directores del siglo XX, Arturo Toscanini. De conocimiento obligado. Roberto Andrade D I S C O S REEDICIONES Testament REVELACIONES E l sello de la T vuelve a la carga sacando a la luz una nueva remesa de verdades más o menos ocultas y de procedencia diversa. Después del éxito del ciclo de los conciertos para piano de Prokofiev en la versión de Browning y Leinsdorf, reedita ahora tres nuevos compactos en los que el director de origen vienés se enfrenta a nuevo repertorio del compositor ruso. Lo hace otra vez al mando de la Orquesta Sinfónica de Boston y en el período central de su titularidad: luego de sustituir a Charles Münch, estuvo liderando la formación entre 1962 y 1969. En esas fechas, Leinsdorf (1912-93) se encontraba en plena madurez y la orquesta, por su parte, mantenía un excelente nivel. Además, la agrupación había establecido ya desde los tiempos de Kusevitzki una relación de primera mano con la música de Prokofiev. Con estos antecedentes es de esperar que el resultado de estas versiones sea cuanto menos notable. Y sin duda lo es. En la referencia SBT 1394 se halla la suite que el propio Leinsdorf extrajo del ballet Romeo y Julieta pretendiendo una obra de concepción más amplia y cohesionada que las suites concebidas por el propio compositor. También figura la suite de Teniente Kijé, en este caso en la versión para barítono y orquesta en los movimientos segundo y cuarto (David Clatworthy es el cantante, aunque la carpetilla no lo indica). Las Sinfonías Segunda y Sexta se encuentran en el disco catalogado como SBT 1395 y la Tercera y la Quinta en el SBT 1396. Todo este ciclo está servido con precisión, profundidad, trazos melódicos firmes, paleta de colores amplísima y concatenación temporal fluida, natural y muy oxigenada. Y quizá con un puntito de frialdad que en ningún caso menoscaba su altísimo interés. El 12 de mayo de 1966 la Radio alemana registró el concierto que un Klemperer de 81 años dirigió a la Filarmónica de Berlín con las Sinfonías Cuarta y Quinta de Beethoven en el programa. Tiempos amplios, tensos, minuciosamente articulados, dinámicas arrolladoras, todo en su sitio, mezcla particular de solidez y esponjosidad, profunda comprensión de lo que se desea, soberbia interpretación de una gran orquesta. Quizá en algún momento se eche de menos algo de frescura, pero se compensa con mucha autenticidad. El disco (SBT 1387) acaba siendo una fiesta donde poder encontrar refugio ante los embates de la mediocridad. De once años antes (21 de abril de 1955) es la toma, mucho menos feliz en el aspecto técnico, de la Cuarta de Mahler que Klemperer dirigiera a los filarmónicos de Viena en el Musikverein (SBT 1397). Resulta curiosa la comparación con el disco anterior porque nos aporta una visión mucho menos inexorable del director, más etéreo aquí sin abandonar el control riguroso de todos los paráme- tros. Lo más convincente de la versión resulta el tercer movimiento, Ruhevoll. Teresa Stich-Randall canta magníficamente el cuarto. Completamente atrapado queda uno desde el recitativo con el que Jacqueline du Pré abre la versión del Concierto para violonchelo de Elgar que junto a Barbirolli y la Orquesta Sinfónica de la BBC interpretó en Praga el 3 de marzo de 1967. Es el documento que ha tenido a bien rescatar Testament para publicarlo por vez primera (SBT 1388) y así complementar, si no superar, otros acercamientos de la violonchelista a la obra de Elgar, el más reconocido de ellos con el mismo director y un par de años anterior (EMI, de estudio). Maestro y solista conocían a la perfección el concierto y se conocían entre sí. A resultas de ello, lo ofrecido en Praga fue de una espontaneidad, profundidad y madurez (¡a pesar de los 22 años de la chelista!) dignas de conocerse. ¡Y cómo no iba a llegar a ese dominio técnico y capacidad expresiva la du Pré si con tan sólo 17 tocaba de esa forma las dos primeras Suites para violonchelo solo de Bach con las que se completa el disco! Revelación, sin duda alguna. La referencia SBT 1333 compendia de alguna forma tres décadas de la carrera del guitarrista Julian Bream en documentos procedentes de los archivos de la BBC, desde la juvenil versión de la Sonata de Turina de 1956 hasta el Dúo en la menor, arreglo para dos guitarras del propio Bream del Cuarteto de cuerda nº 9 de Schubert, que en 1985 registraba junto a John Williams (magníficos ambos). Las notas de la carpetilla (sólo en inglés, igual que en el registro de du Pré) contienen una interesante entrevista con el artista, que incide, entre otros temas, en el repertorio abordado. Éste se completa con una impresionante recreación de la Chacona de la Segunda Partita de Bach (que justifica por sí sola el conocimiento del compacto), las Variaciones op. 9 de Sor sobre un tema de La flauta mágica y The Blue Guitar de Tippett. Bellísimo, limpio, rico y muy musical el sonido de Bream. Recomendable no sólo para guitarristas. Mucho se ha avanzado en el mundo de la construcción del clave desde mediados del siglo pasado, pero tocara el instrumento que tocara es de justicia rendir el tributo que merece Wanda Landowska en la historia de su resurrección. Es lo que hace Testament en un disco (SBT 1380) que contiene dos álbumes publicados en 1965 y 1957, aunque grabados en 1951 y 1946 respectivamente. El primero de ellos, Dances of Poland contiene piezas de autores polacos, de compositores franceses imitando “el gusto polaco” y de creaciones y arreglos sobre temas folclóricos de la propia Landowska. Por supuesto, llama la atención una versión al clave de la Mazurca op 56, nº 2 de Chopin, un empellón irónico destinado a aquellos que negaban el valor del instrumento antiguo en comparación con el piano. Si todo este recorrido es atractivo y curioso, el del segundo, A treasury of harpsichord music, impresiona por la naturaleza del repertorio y por su consecución. Transita por obras de Rameau, D. Scarlatti, Couperin, Purcell, Haendel, Mozart y Bach (Concierto en re, BWV 972). Interpretaciones de una musicalidad incuestionable, de un poderío rítmico tan vivificador como unificador y de una desbordante fertilidad tímbrica. Y otra joyita para acabar: la Arabella que formó parte del desembarco artístico que la Ópera de Baviera realizó en el Covent Garden en septiembre de 1953, la primera vez que una compañía lírica alemana actuaba en Gran Bretaña después de la guerra. Si la tensión política fue uno de los condicionantes de la representación, la musical sólo se tradujo en fecundidad. El doble compacto, que se ofrece al precio de un disco (SBT 1367), recoge la representación en vivo del día 21, radiada por la BBC. Un gran Rudolf Kempe se erige como exquisito concertador, atento a todos entresijos y brillos de la partitura. Y en el plano vocal, maravillosa Lisa della Casa en uno de sus primeros acercamientos al papel protagonista que le acabó reportando el apodo de Arabellísima, y estupenda también Elfride Trötschel como Zdenka, aunque todo el extenso reparto que exige la obra está escrupulosamente equilibrado. Estupenda revelación también. Rafael Díaz Gómez 69 D I S C O S REEDICIONES Decca Original Masters UN DIRECTOR, DOS PIANISTAS Y UN TENOR C uatro álbumes más de esta magnífica colección publica ahora Decca en Europa, habiéndose quedado paralizado (salvo error, al menos no lo hemos visto publicado) la reedición en CD de las Sonatas de Beethoven por Friedrich Gulda grabadas entre 1954 y 1958 para Decca, suponemos que debido a la publicación en el sello Brilliant de las versiones que el pianista vienés registró por segunda vez en 1967 para Amadeo y que ya fueron reseñadas desde estas páginas por Ortega Basagoiti hace algunos meses (SCHERZO nº 206). Los protagonistas del lanzamiento que ahora comentamos son Jean Martinon, uno de los últimos representantes de la gran tradición directorial francesa; Wilhelm Backhaus, el pianista de más sólido prestigio por sus traducciones beethovenianas; Julius Katchen, un brillantísimo brahmsiano que ahora podemos oír en sus interpretaciones de otros autores, y finalmente, Mario del Monaco, un tenor robusto o tenore di forza cuya amplia selección de arias y canciones de todo tipo se editan ahora por primera vez en CD. Comentamos a renglón seguido cada una de estas cuatro importantes contribuciones fonográficas. 70 Jean Martinon (9 CDs, 475 7209, grabaciones completas hechas para Decca entre 1951 y 1960). Un maestro solvente e inspirado conocido por sus sutiles, claros, sugerentes e idiomáticos Debussy y Ravel, cuyas obras orquestales grabó en su totalidad para EMI en los últimos años de su vida con orquestas francesas (la ORTF y la Orquesta de París, editados y reeditados en series de precio medio y económicas en numerosas ocasiones). También nos visitó en alguna que otra oportunidad con evidente éxito (le recuerdo una bella Patética de Chaikovski con la Sinfónica de la RTVE que además fue televisada y cuyo documento se supone que aún se conservará, como otros de Celibidache, Kondrashin, Maazel, Markevich, Rozhdestvenski, Inbal y tantos otros que dejaron su impronta en la orquesta española. ¿Por qué no su publicación y comerciali- zación en DVD ahora que por lo visto la orquesta va a tener que preocuparse por otras fuentes de financiación?). Jean Martinon (1910-1976) recibió un apoyo decisivo de Charles Munch en su carrera de director, nombrándole su asistente en la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio. Después de pasar por varios puestos de importancia (director de los Conciertos Lamoureux, de la Filarmónica de Israel y Generalmusikdirektor de la ciudad de Düsseldorf), es llamado a Chicago para sustituir a Fritz Reiner. Da casi 400 conciertos con la Sinfónica, con la que pasa cinco temporadas con evidente éxito artístico, pero con abundantes problemas personales por la intromisión de la influyente Claudia Cassidy, del Chicago Tribune, que prácticamente le obliga a dimitir (como antes le había sucedido a Rafael Kubelik). Vuelve a Francia, y de 1968 a 1974 permanece como titular de la Orquesta Nacional, que eleva a un nivel de primer orden; enseña dirección en el Conservatorio de París y deja de nuevo Francia en 1974 para hacerse cargo de la Orquesta de la Residencia de La Haya. Su último concierto tuvo lugar, cuatro meses antes de su desaparición, en la Philharmonie de Berlín en noviembre de 1975 al frente de la Royal Philharmonic. Martinon fue también compositor, teniendo en su haber más de cincuenta obras. El álbum que ahora publica Decca nos trae todas las grabaciones hechas por este director en el sello británico desde 1951 hasta 1960, casi todas ellas producidas por los equipos de grabación que presidían John Culshaw, James Walker, Ray Minshull y Erik Smith, con los legendarios ingenieros de sonido Kenneth Wilkinson y Gordon Parry. Muchos de estos registros están en sonido monofónico, pero poseen una calidad técnica ejemplar, con claridad y detalles que permiten disfrutar de su audición sin problemas. Una buena parte de estos 9 CDs está compuesta por música francesa (no solamente Berlioz, Ibert, Lalo, Saint-Saëns, Massenet, Bizet o Fauré, sino también otros menos conocidos como Hérold, Boïeldieu, Adam o Françaix, además de oberturas y páginas balletísticas de Offenbach y Meyerbeer). El resto es prácticamente música rusa (Borodin, Rimski, Chaikovski, Shostakovich y Prokofiev) más breves páginas de Dvorák, Liszt, Rossini y Mendelssohn. Las orquestas: Conservatorio de París, Sinfónica y Filarmónica de Londres y Filarmónicas de Viena e Israel. Aunque Decca le permitió grabar programas de lo más eclécticos, esta discografía solamente refleja una ínfima parte de su repertorio, ya que desde el barroco a la Segunda Escuela de Viena, Martinon lo dirigió prácticamente todo y siempre con resultados sobresalientes. Aquí tenemos que destacar las brillantes e impetuosas oberturas de Berlioz, mag- níficamente tocadas por la Orquesta del Conservatorio (soberbias grabaciones de Wilkinson en estéreo); la música de ballet de El Cid, Namouna, Los patinadores y La edad de oro, que reflejan el gusto del maestro por esta música llamémosle ligera; sinfonías rusas (Primera de Shostakovich, Quinta y Séptima de Prokofiev, Segunda de Borodin y Patética de Chaikovski, esta última con la Filarmónica de Viena (y otra sensacional grabación estéreo de Kenneth Wilkinson), traducidas todas con gusto, convicción e idioma que más parecen de un genuino director ruso que de un francés cosmopolita (podría haber grabado más Shostakovich si se lo hubiesen permitido. Él fue quien estrenó en Francia la Sinfonía nº 14 del músico soviético), por no hablar de las cinco deliciosas oberturas de Offenbach (que Martinon entonces, como Harnoncourt ahora, consideraba verdaderas piezas maestras). El álbum no tiene desperdicio (hasta las páginas más aparentemente triviales, pongamos la inefable Danza macabra, están tocadas con un encanto y musicalidad fuera de serie) y su dirección elegante, precisa e inspirada le va como anillo al dedo a todas estas músicas. En suma, el legado de un gran director hoy prácticamente ignorado pero cuya importancia no desmerece en nada si lo comparamos con los más representativos de la órbita francesa (Monteux, Munch, Désormière y Cluytens, igualmente olvidados, aunque quizá más presentes en la actual discografía). Excelentes grabaciones y buen artículo de Jean-Pierre Prat en los tres idiomas de siempre. Indispensable para cualquiera que le interese este repertorio, traducido aquí de forma insuperable. Wilhelm Backhaus (8 CDs 475 7198). Se trata del integral de las Sonatas de Beethoven grabadas por Backhaus a finales de los cincuenta y toda la década de los sesenta para Decca en sonido estéreo (menos la Hammerklavier, que grabó en 1952 en mono). El álbum ya fue reseñado desde estas páginas por Ortega Basagoiti con ocasión de su pri- D I S C O S REEDICIONES mera edición en CD, por lo que no vamos a analizarlo ni a comentarlo de nuevo. Recordemos otra vez que Backhaus era de una época y una cultura distintas a las nuestras: nacido en Leipzig en 1884 (o sea, de la quinta de los Schnabel, Fischer y Rubinstein), cuando hizo su primer registro en 1907 Mahler, Debussy y Rimski estaban vivos y en plena actividad; conoció a Brahms y a Grieg (fue el primer pianista en grabar su Concierto en la menor) y, sin embargo, aparte de ciertos matices estilísticos, estas interpretaciones beethovenianas parecen más modernas de lo que en realidad son: técnica infalible, sonido algo metálico pero de indiscutible belleza, fraseo contenido y severo, acentos reveladores de cierta expresividad no siempre bien comprendida (a menudo se le reprochó un evidente cerebralismo), atenuados contrastes dinámicos y un extraño don para hacer comprender el contraste entre el todo de una obra y sus elementos, son sus características esenciales. El legado de un legendario pianista que hoy, no obstante, a pesar de lo dicho y de ciertas concomitancias con instrumentistas más actuales, se ha quedado como representante de un estilo de precisión y belleza algo añejas. Nos da la impresión de que por Schnabel (EMI, Naxos), Kempff II (DG) o Arrau (Philips) entre los de antes, ha pasado el tiempo mejor. Y naturalmente que Brendel II y III (ambos ciclos en Philips) entre los de ahora, a nuestro juicio ofrece un más vasto panorama estético y un brillante despliegue técnico más atractivo para los oídos actuales que el de Backhaus. Como quiera que sea, un ciclo de Sonatas de Beethoven ya clásico y de indiscutible importancia, imprescindible para estudiosos y profesionales del piano, pero que para el aficionado de a pie seguramente cualquiera de los ciclos citados más arriba les resulte más digerible en cualquier aspecto a considerar. Buenas grabaciones y espléndido estudio de Jeremy Siepmann en los idiomas habituales. Julius Katchen (8 CDs 475 7221, grabaciones Decca 1949-1968). El malogrado pianista norteamericano de vida tan fugaz (1926-1969) ya ha sido tratado y estudiado desde estas páginas con ocasión de las dos reediciones en CD de la música para piano solo de Brahms en Decca, un monumento fonográfico pleno de energía, intuición, claridad y brillantez, que unido a sus intervenciones en diversas obras de cámara del mismo autor con Josef Suk y Janos Starker (Sonatas y Tríos ya comentados también desde estas páginas), forman su legado esencial en la historia de la fonografía, documentos imprescindibles para cualquier aficionado o profesional. El presente álbum nos trae el resto de grabaciones hechas para Decca desde el temprano año de 1949 hasta 1968, un año antes de su desaparición (un cáncer fulminante acabó con él cuando sólo contaba 43 años). Este pianista de sonido imponente, manos infalibles y rica gama de colores, vuelve a impresionarnos en el álbum que comentamos; hay tres repeticiones brahmsianas, aunque en puridad no son tales, sino grabaciones hechas anteriormente a sus registros en estéreo; se trata de la Sonata op. 5, las Variaciones Haendel, las Variaciones Paganini y las dos últimas Sonatas para violín y piano, en esta ocasión con Ruggiero Ricci (grabaciones de 1949, 1956 y 1958), indiscutibles en cuanto a claridad técnica y brillantez (se le podría reprochar cierta falta de respiración en el movimiento final de la Op. 5, impresionantemente virtuoso aunque un tanto agobiante, o una compenetración más interiorizada en las Sonatas con Ricci); hay que apuntar que, en todos los casos, son preferibles sus grabaciones posteriores en estéreo. Después hay interpretaciones realmente impresionantes: un Carnaval de Schumann exaltado, brillante y variado (grabación de 1957), unas Diabelli de Beethoven expuestas con riqueza de ideas e imponente habilidad constructiva (1953), unos preciosos Conciertos de Ravel (especialmente el elocuente Concierto en sol, admirablemente acompañado por István Kertész y con una grabación de lujo de Kenneth Wilkinson, 1965), un exuberante Tercero de Prokofiev (nuevamente con Kertész, 1968), un Tercero de Bartók ideal (Ansermet, 1953), un brillante y expresivo Segundo de Rachmaninov (Fistoulari, 1951), o, en fin, abundante música para piano solo de Chopin, Schubert, Schumann y Mendelssohn en interpretaciones todavía hoy de prestigio evidente, de sonido, rico, coloreado, pleno y poderoso, teniendo que destacar también ciertas obras (Preludio, coral y fuga de César Franck, o la Sonata op. 111 de Beethoven) de fulgurante pianismo e impecable equilibrio de voces; y en el otro plato de la balanza otras no tan conseguidas, como la excesiva seriedad de la Rhapsody in blue de Gershwin, con una especie de lenguaje brahmsiano totalmente inadecuado para lo que es la estética de esa obra. En fin, un documento importante de un músico cuya pérdida fue un gravísimo acontecimiento para la historia de la interpretación pianística en la segunda mitad del siglo XX, la más grave después de la desaparición de Lipatti. Sonido y presentación impecables. Imprescindible para todos los amantes del piano. Mario del Monaco (5 CDs 475 7269, recitales Decca 1952-1969). Importante legado fonográfico el de esta imponente voz, como hemos dicho antes un tenore di forza cuyo progenitor histórico quizá fue el legendario Francesco Tamagno. Los principales papeles a los que más fácilmente se adaptaba su voz fueron Manrico, don Alvaro, Radamés y Otello, además de Puccini y los veristas. El libreto nos cuenta que fue un autodidacta que no satisfacía a los públicos intelectuales, sino que su voz amplia, generosa, cálida y directa entusiasmaba al un punto primario aficionado operístico. En estos cinco CDs encontramos arias de todos los papeles reseñados más arriba, más otras muchas de Verdi y otros autores, todas con un insolente poderío vocal que dejará boquiabierto a cualquiera que las escuche, teniendo también como contrapartida un punto de monotonía estilística y expresiva que a la larga llega a cansar, es decir, todo suena igual, lo mismo Cavaradossi que el duque de Mantua, Ernani que Edgardo, Wagner que Domenico Modugno (Ciao, ciao, bambina), lo cual no deja de ser divertido (se recomienda escuchar cuatro o cinco canciones o arias como mucho en cada audición, media docena a lo más). Irreprochables los acompañamientos solventes y adecuados de Erede, Ghione, Rescigno y Nicelli (¡hasta Mantovani aparece en algunas canciones!, más alambicado que nunca y con su característico y hasta entrañable punto de cursilería). En fin, destinado en exclusiva para operófilos o seguidores de esta gran voz hoy un tanto olvidada. Sin duda que la edición de este álbum remediará los fallos de memoria de los buenos aficionados. En resumen, interesante lanzamiento con dos puntos de máximo interés: Martinon y Katchen. La reedición del ciclo Beethoven por Backhaus ofrece la posibilidad a los nostálgicos del pasado de volver a encontrarse con un patriarca del piano hoy prácticamente considerado como vieja gloria de museo. Mario del Monaco, finalmente, recomendable exclusivamente para amantes de la ópera o expertos vocales. Enrique Pérez Adrián 71 D I S C O S REEDICIONES Naxos CUATRO HEROÍNAS CALLASIANAS E 72 n esta paulatina apropiación que viene realizando Naxos de grabaciones históricas pertenecientes a sellos conocidos, como la antigua Voz de su Amo, por caducidad de los derechos de autor, le llega el turno a cuatro grabaciones más de Maria Callas, efectuadas justamente entre agosto de 1953 y el mismo mes de 1955, con restauración ahora de Mark Ober-Thorn en sustitución al expertísimo Ward Marston, de quien es alumno y heredero. En esos dos años de carrera, Callas pasaba de Lucia a Medea, de Aida a Tosca, de las últimas Leonoras verdianas a las primeras Aminas bellinianas. Un tour de force, una versatilidad, de la que puede dar un pequeño ejemplo estas cuatro flamantes grabaciones. Santuzza de la mascagniana Cavalleria rusticana (Naxos 8.111025) la cantó Callas por vez primera en sus tiempos “griegos” y no la volvería a considerar jamás en escena, recuperando sólo algunos momentos (aria y dúo con Turiddu) para los recitales con Di Stefano en la aciaga gira realizada en los años setenta. Por eso esta grabación es imprescindible para juzgar el inmenso partido que la soprano extrae de personaje tan atormentado, generoso e impulsivo. Ya desde el primer diálogo con Mamma Lucia, el retrato de la mujer está claramente definido en toda su temerosa entrada y angustiosa situación. Vocalmente implacable, va desarrollando su Santuzza a través de un Voi lo sapete, o mamma de tensa narración, un dúo con Turiddu de creciente exaltación y un encuentro con Alfio donde saca a la luz ya completamente la rabia y la desolación del personaje. Di Stefano, luminoso, apasionado, es el Turiddu mediterráneo que uno quiere escuchar y Panerai da a Alfio la estatura requerida, siendo el personaje menos generosamente definido. Tullio Serafin da la lentitud, que había impuesto unos años antes el propio compositor cuando grabó la ópera con motivo del cincuentenario del estreno, pero el excelente profesional que era aparece de nuevo evidente. Nedda de Pagliacci de Leoncavallo (8.111024) jamás llegó Callas a interpretarlo en escena. Ello no impide que su interpretación sea de las mejor llevadas al disco. Nedda tiene más juego dramático que Santuzza, que es más unilateral. Tiene un aria que la describe cono una mujer sensual, llena de vida e ilusiones; luego un pequeño pero decisivo dúo con Tonio, donde da cuenta de su carácter decidido y fuerte; más tarde explota toda su sexualidad reprimida, con un marido al que no ama, en el encuentro con Silvio. Y, por último, al final debe representar en escena un trasunto de lo que es su vida real. Un desafío a la altura de la actriz que era Callas. Su logro más significativo, dentro de los enormes aciertos con los que nos sorprende a lo largo de la obra, robando un poco el protagonismo a los demás compañeros, es que logra diferenciar vocalmente (en color, volumen y matices) a Nedda de Colombina, caso único en la historia, en un juego expresivo de electrizantes resultados. Gobbi sigue demostrando que su mejor repertorio era el verista, donde puede exhibir a granel su talento de fraseador, ofreciendo un retrato de Tonio realmente repulsivo. Curiosamente no da en el prólogo el agudo interpolado en “al pari di voi”, pero sí algo apretado el también inventado de “incominciate!”. El nombre de Panerai se asocia indefectiblemente a Silvio (lo grabó y lo filmó luego con Karajan) y la ósmosis funcionaba no sólo por los medios adecuados de barítono noble y lírico sino también por el acierto del intérprete (en su dúo con Nedda se comen los compases tradicionales, restituidos en otras grabaciones posteriores de estudio, aunque raramente en vivo). Nicola Monti es un lujo en Beppe, por lo que es una delicia escucharle su serenata. El dramatismo de Canio afecta un tanto a los medios bellísimos y tan meridionales pero esencialmente líricos de Di Stefano, pero el cantante está tan entregado, se toma tan en serio la situación, que el oyente de buena fe acaba perdonando imperfecciones o forzamientos. Serafin parece animarse aquí un poco más, acompañando como siempre muy bien a los solistas. Entre una Tosca y una Kundry, a finales de 1950, Callas cantó su primer personaje cómico (luego vendría Rosina), Fiorilla del Turco in Italia en el Teatro Elíseo de Roma, luego retomado para la Scala en 1955, meses después de realizar esta preciosa grabación de estudio (8.111028-29). El talento cómico de la Callas estuvo a la altura del dramático, en contra de muchos escépticos, y la prueba está aquí, una Fiorilla caprichosa, voluble, astuta, sensual, que maneja a los hombres a su gusto, pero que se nos queda un tanto corta al quitársele el aria seria del final que completa y justifica la reacción definitiva del personaje. Lástima, pero ya se sabe, en el foso estaba Giannadrea Gavazzeni, un buen director pero demasiado aficionado a la “tijera”, como si quisiera corregir o aliviar a Rossini. ¡Qué le vamos a hacer! Pero escucharle a Callas sus dos páginas solistas es un placer único, lo mismo que el dúo con su marido Per piacer a la signora, donde no se le puede sacar mayor partido. Bartoli años después grabó y canta una Fiorilla de excepción pero no nos ha hecho olvidar el retrato callasiano. Nicola Rossi-Lemeni es un Selim de cierto perfil, pese a hallarse en un repertorio ajeno a sus triunfos; Gedda un narciso juvenil y exquisito, a quien también se le “sustrajo” el aria que podía haber hecho divinamente; la vieja gloria, Mariano Stabile, el Falstaff del siglo, es un pintoresco y curioso Prosdocimo de 67 años y Franco Calabrese un Geronio conveniente. Recientemente se ha descubierto una toma del Non si da follia maggiore, toma- da de las representaciones romanas de Callas en 1950 que es absolutamente impresionante, rubricada con una cadencia para perder el aliento. Callas solamente cantó en escena la Cio-Cio-San pucciniana, en Chicago en noviembre de 1955, tres meses después de haber grabado en estudio la ópera (8.111026-27). El sello que la tenía en exclusiva no quiso correr riesgos y le propuso este título tan popular y vendible, cuando en su lugar todos hubiéramos deseado Macbeth, La vestale, incluso Fedora o Mefistofele, por no hablar de una Traviata (ése era el momento), todos títulos más dentro de sus coordenadas. Pero no hay que lamentarse demasiado: sin esta grabación nos hubiéramos quedado sin otro de los personajes más trabajados y pulidos por la excepcional artista que supo adaptarse a él, reduciendo volumen, aclarando y aniñando la voz, y no al revés como han hecho otras colegas anteriores, contemporáneas y sobre todo posteriores. El trabajo de orfebrería que hace la Callas a partir del rico y expresivo recitato pucciniano, muy por encima de los resultados de las partes más decididamente cantables, exigiría un ensayo extenso. Baste llamar la atención sobre las réplicas que tiene con Sharpless durante la intermitente lectura de la carta de Pinkerton, en la emoción que trasmite en Che tua madre, y hacia las frases casi a cappella del final, cuando se entera de la traición del norteamericano. Otra magnífica, además de imprevista, interpretación de Callas que casi nos resulta agobiante: tal es la atención que nos exige, para que no nos perdamos detalle de tan prodigiosa y profunda caracterización. Karajan, en el foso, se ha dado cuenta del talento que tiene ante sí y lo refuerza y apoya religiosamente. Honestos Nicolai Gedda (su inseparable Di Stefano la acababa de grabar con Victoria de los Ángeles) y Mario Borriello, además de Lucia Danieli y viejos conocidos como Clabassi, Carlin, Villa, Ercolani, Campi, que quedan un tanto diluidos ante ese monstruo dramático-musical que fue la soprano griega. Fernando Fraga D I S C O S REEDICIONES Böhm, Kühn, Solti TRES SERRALLOS MOZART: Die Entführung aus dem Serail. EDITA GRUBEROVA (Konstanze), FRANCISCO ARAIZA (Belmonte), MARTTI TALVELA (Osmin), RERI GRIST (Blonde), NORBERTH ORTH (Pedrillo), THOMAS HOLTZMANN (Bassa Selim). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE BAVIERA. Director musical: KARL BÖHM. Director de escena: AUGUST EVERDING. Director de vídeo: KARLHEINZ HUNDORF. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4075. Grabación: Múnich, 25-IV-1880. Subtítulos en español. Distribuidor: Universal. R PN Die Entführung aus dem Serail. VALERIE MASTERSON (Konstanze), RYLAND DAVIES (Belmonte), WILLARD WHITE (Osmin), LILLIAN WATSON (Blonde), JAMES HOBACK (Pedrillo), JOACHIM BISSMEIER (Bassa Selim). CORO DE GLYNDEBOURNE. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: GUSTAV KÜHN. Director de escena: PETER WOOD. Director de vídeo: DAVE HEATHER. ARTHAUS 101 091. Grabación: Glyndebourne, 1980. Distribuidor: Ferysa. R PN Die Entführung aus dem Serail. INGA NIELSEN (Konstanze), DEON VAN DER WALT (Belmonte), KURT MOLL (Osmin), LILLIAN WATSON (Blonde), LARS MAGNUSSON (Pedrillo), OLIVER TOBIAS (Bassa Selim). CORO Y ORQUESTA DEL COVENT GARDEN. Director musical: GEORG SOLTI. Director de escena: ELIJAH MOSHINSKY. Director de vídeo: HUMPHREY BURTON. WARNER 0630-18773-2. Grabación: Londres, 1988. R PN D e una tacada vamos a despachar estas tres aceptables versiones de este sinsgpiel mozartiano, una obra que resumía bien las inquietudes del compositor en torno a la instauración de una ópera germana sólida y bien trabada sobre la falsilla de la típica estructura que combinaba diálogos hablados y música y que abordaba un tema muy de moda desde mediados del XVIII: el del rescate; ubicado, además, geográficamente, en un país oriental. Mozart se atuvo a las reglas del género, pero aportando su genio y su imparable inventiva y configurando unos personajes entrañables que acaban por estar revestidos de una insólita humanidad; incluso el bufonesco Osmín. Y, sin duda, el noble y sacrificado Bassa Selim. Por supuesto, iría aún más lejos el músico salzburgués dentro de esta estructura alemana, con planteamientos más profundos, en La flauta mágica. Estamos, por tanto, ante una turquería bien tradicional, iluminada por la mágica mano del compositor en el gozoso año de 1782. De las tres interpretaciones que tenemos sobre la mesa de operaciones, la mejor es, podemos decirlo tajantemente, la primera, la de la Ópera de Múnich. Es una puesta en escena geométrica, limpia, con hábiles y rápidos cambios de escena, elegante, sintética y sugerente, en la que afloran muy directamente las pulsiones de los personajes, que actúan con naturalidad. Monumental la encarnación de Talvela, vocalmente firme y contundente, con zona abisal compacta —aunque esos re graves no acaben de ser demasiado audibles— y gesticulación controlada, que da una imagen casi entrañable de niño grande y, en el fondo, bonachón, pese a sus aparentes ínfulas. Aunque es Gruberova la gran estrella de la función. En un momento de plenitud, nos brinda una coloratura perfecta, bien dibujada y claramente ejecutada, con un timbre punzante, ligeramente gutural, de lírico-ligera con mucho cuerpo, con sobreagudos segurísimos y bien coloreados. Eminente su reproducción de los pianísimos en la triste Traurigkeit y soberanos sus caracoleos en la dificilísima Martern aller Arten. Araiza no tenía problemas en esa época: la voz, algo gangosa, era tersa, extensa, fácil. Otorga indudable virilidad y cierto tono heroico a Belmonte, que gana así un carácter que habitualmente no posee. Hábil y sin problemas la Blonde de Grist, puede que demasiado ligera y pajaril, sin los graves necesarios para su diálogo con Osmín de comienzos del segundo acto, y un punto tosco el Pedrillo de Orth. Espléndido Holtzmann, que proporciona a Selim una expresión dolorida y reconcentrada, de permanente sufrimiento. Muy aristocrática su manera de conceder el perdón. Böhm domina todo el conjunto con su dirección vitalista, animada, muy en la tradición. De menor fibra mozartiana, pero clara, precisa, contundente y, desde luego, de calidades musicales indudables, es la rectoría de Solti al frente de los buenos conjuntos del Covent Garden. Aquí la puesta en escena tiene un toque más realista y se desarrolla en un serrallo sui géneris, el presidido por un oriental ilustrado, ataviado a la europea en ciertos momentos. Hay un evidente deseo de trasladar poéticamente las ideas renovadoras del enciclopedismo a un espacio algo recargado no exento de cierta cursilería. Por allí se mueven, con agilidad y presteza, bien adiestrados por Moshinsky, con las consabidas idas y venidas, un grupo de personajes característicos. El protagonista, por sus méritos y por el relieve que se le da, es un impresionante Kurt Moll, un Osmín rocoso y agresivo, de humor más bien primario. Menos flexible que Talvela, más imperfecto en las agilidades, pero siempre vigoroso. Nielsen, de timbre algo pálido y extensión justa, se muestra menos avasalladora que Gruberova, sin la energía exultante y claroscuros de la eslovaca. Su visión de Konstanze es, no obstante, más humana y cercana. Frágil y en exceso liviano, a pesar de su gran envergadura física, corto de aliento, pero musical, Van der Walt (recordemos que este tenor surafricano fue asesinado hace unos meses), limitado y cumplidor Magnusson y muy soubrette Watson. El Selim de Tobias es afectado. Esta soprano inglesa aparece tam- bién en la versión de Glyndebourne, en la que, ocho años antes, se muestra más resuelta y natural, menos ñoña y más graciosa y espontánea; como su pareja aquí, un simpático y ligero Hoback, que entona con delicadeza la modulante serenata En tierra de moros. Masterson, de agudo brillante y resuelto, posee una línea de canto muy impostada, bastante rígida. Voz de escasa consistencia dramática. Davies es un tenor de mate colorido, lírico-ligero, de aceptable expresividad, que exhibe un fiato considerable, lo que le permite realizar largas frases y mantener la posición en las complicadas agilidades. Sólo discreto el Selim de Bussmeier y curioso el Osmín de White, que, sin ser realmente un bajo, se las arregla para salir más o menos airoso, aunque con una dimensión vocal, pese a su color oscuro —lo es también de piel—, limitada. No nos gusta demasiado el carácter que le concede el director de escena, en exceso truculento y negativo. Hay determinadas libertades, como la utilización repetida de un pequeño esclavo como elemento de apoyo para algunas situaciones, que no molestan; entran dentro de lo previsible. El espacio, en el angosto reducto del antiguo Teatro de Glyndebourne, está bien administrado, a base de elementos móviles intercambiables, con mucha reja y celosía. La dirección musical de Kühn es no mucho más que correcta, sin gracias ni detalles especiales. El sonido es poco natural, suena escasamente limpio. En general la partitura se ofrece casi íntegra, con amputación de algunos diálogos, y, en el caso de la versión de Böhm, con una alteración en el orden de los números: la tercera aria de Belmonte, Wenn der Freude, nº 15, se cambia de lugar y se sitúa al comienzo del tercer acto, en el lugar destinado a la cuarta aria del personaje, Ich baue ganz, nº 17, que se suprime. Es probablemente la de coloratura más complicada. La voz de Araiza, de los tres tenores convocados, la más importante y más ampliamente lírica, se mueve con menor facilidad en la escritura especialmente florida. Y otro dato más: la versión de Solti-Moshinsky une sin solución de continuidad los dos primeros actos. Arturo Reverter 73 D I S C O S REEDICIONES DG Original Masters KUBELIK Y ACOMPAÑANTES O tro lanzamiento más de esta importante serie de Deutsche Grammophon que está exhumando su enorme fondo de catálogo (y el de otros asociados como Westminster) ofreciéndonos en cuidados álbumes grabaciones retiradas de la circulación hace muchos años y que ahora aparecen reprocesadas en un intento de volver a interesar tanto al viejo aficionado como a los nuevos públicos. Comentamos brevemente cada una de estas cinco cajas, advirtiendo de antemano que la dedicada al gran director Rafael Kubelik es la de más interés y quien se lleva la palma en esta ocasión. 74 Rafael Kubelik (8 CDs DG 477 5838, Grabaciones raras hechas entre 19631974). Se trata de registros ya conocidos a pesar del título, actualmente descatalogados y algunos de ellos novedad absoluta en España. La joya del álbum, a nuestro parecer, es la maravillosa música incidental para El sueño de una noche de verano, de Mendelssohn, la versión completa más clara, ligera, colorista e idiomática de todas las grabadas hasta la fecha (Klemperer incluido), con un fascinante documento que incluye más de media hora de ensayos de la obertura por Kubelik y su orquesta y que nos ilustra de su método calmado, persuasivo y amable para con los músicos de la Radio Bávara, por no hablar de su concentración y receptividad para traducir esta música y hacérsela comprender a la orquesta. Son también extraordinarias las Serenatas de Mozart (Haffner) y Dvorák (Serenata para cuerdas), de proverbiales elegancia, cálida expresividad, claridad de texturas y ese especial encanto que siempre se desprendía de todas sus interpretaciones. Imponentes asimismo las cuatro Sinfonías de Beethoven incluidas en este álbum: Primera (Sinfónica de Londres), Segunda (Concertgebouw), Tercera (Filarmónica de Berlín) y Séptima (Radio Bávara), esta última nunca publicada anteriormente, todas ellas impecables desde el punto de vista técnico y expresivo (aunque la reciente publicación de la Segunda en Audite sea superior a la un tanto distan- ciada versión con la orquesta holandesa que se incluye en este álbum). Los schoenbergianos Gurrelieder fueron una de las primeras grabaciones de esta mastodóntica obra, dirigida con una fervorosa unción romántica y un colorido orquestal auténtica marca de la casa (la versión está tomada en concierto público en marzo de 1965). Buenos solistas, aunque tengamos que hacer notar las excesivas contundencia y tosquedad del tenor protagonista (Herbert Schachtschneider). Después de tres excelentes versiones de tres infrecuentes oberturas de Weber (Abu Hassan, Preciosa, Obertura Celebración) y dos chispeantes páginas stravinskianas (Scherzo a la rusa y Polca de circo), el álbum se completa con obras que ahora sí podrían hacen alusión al título “rare recordings” puesto a este álbum: conciertos Segundo y Quinto de Cherepnin con el autor al piano, Concierto de violín de Martinon con Szeryng como deslumbrante solista, Sinfonías Cuarta y Octava de Hartmann y, finalmente las Quattro forme per archi del propio Kubelik, obra artesanal esta última bien concebida y planificada, aunque lejos del genio directorial que caracterizaba a su creador. Lo más interesante de este conjunto son las dos Sinfonías de Hartmann, estupendamente interpretadas como corresponde a este verdadero apóstol del compositor alemán, recreado con la misma convicción que si se tratase de cualquier página de Beethoven o Dvorák (Kubelik fue un ardiente defensor, no sólo de Hartmann, sino también de Orff, Hindemith, Henze, Pfitzner y Egk, compositores programados frecuentemente en sus conciertos y recreados con admirable virtuosismo y persuasión). En fin, magnífico documento dedicado a este director excepcional, grabaciones excelentes en todos los casos y libreto con un estudio de Patrick Lambert en los tres idiomas habituales (los ensayos de Kubelik de la obertura de El sueño de una noche de verano vienen traducidos en el libreto a inglés y francés). Erich Leinsdorf (7 CDs 477 5847. Las 41 Sinfonías de Mozart). El director aus- triaco-norteamericano grabó para el sello Westminster todas estas obras al frente de la Royal Philharmonic de Londres en dos tandas: las Sinfonías nºs 21 a la 41 fueron registradas en unos pocos días de mayo de 1955 en sonido monofónico, y el resto, esto es, de la nº 1 a la 20, se grabó en varios días del mismo mes, pero del año 1956 en estéreo. El álbum incluye dos páginas de juventud antiguamente atribuidas a Mozart, así como algunos movimientos alternativos y la Sinfonía nº 37 completa, obra de Michael Haydn de la que Mozart sólo compuso la introducción lenta del primer movimiento. Así pues, fue Leinsdorf el primero en llevar a los estudios de grabación todo este enorme corpus mozartiano, y desde luego con un mérito evidente por sus increíbles rapidez y pragmatismo, aunque como ya habrán supuesto, en la actualidad hay una enorme jurisprudencia en este campo, y tanto si nos referimos a instrumentos de época para las partituras de juventud (Hogwood, Pinnock), como a orquestas modernas para el mismo repertorio (Marriner, Mackerras), digamos que Leinsdorf con su riguroso y artesanal literalismo, objetividad orquestal e ímpetu toscaninianos se queda un poco en una discreta segunda fila, además de que cualquiera de los conjuntos utilizados por los directores citados (Academy of Ancient Music, St Martin in the Fields, etc.) tocan con más precisión, brillantez y estilo que la Royal Philharmonic de la década de los cincuenta a las órdenes de un director que no era su titular. Con las Sinfonías de madurez ocurre otro tanto, y el abanico se abre todavía más para mostrarnos directores de exquisito sentido del canto mozartiano (Krips, Walter, Beecham), claridad instrumental y perfecta construcción (Klemperer), o incluso maestros emparentados con los métodos objetivos de Leinsdorf que resultan mucho más afortunados en sus respectivas aproximaciones (Fricsay, Szell, Reiner, Karajan, a su modo Harnoncourt), por no hablar de interpretaciones aisladas mucho más conseguidas en cualquier aspecto a considerar (Celibidache, Kubelik, Erich y Carlos Kleiber, Furtwängler y un largo etcétera). En suma, un legado mozartiano que tuvo el mérito de ser el primero que llevó al disco casi toda producción sinfónica de Mozart (Hogwood y Marriner tienen en su haber varias sinfonías que aquí no se encuentran), pero que el tiempo ha pasado mal por él y se ha quedado un tanto como un documento representativo de la objetividad de un director vital y animado, pero sin excesiva imaginación, un poco en la línea de Karl Böhm y además con una orquesta de inferior calidad. Carl Seemann (7 CDs 477 5856. Mozart, grabaciones completas para piano solo). De este pianista alemán (19101983), un auténtico desconocido para el D I S C O S REEDICIONES aficionado español (diríamos incluso que desconocido también para el europeo a pesar de algún que otro registro acompañando a Wolfgang Schneiderhan y a Enrico Mainardi), nos llegan ahora todas sus grabaciones mozartianas para teclado sin acompañamiento hechas entre 1949 y 1956 para Deutsche Grammophon, un legado, la verdad, sin demasiado interés para el oyente de hoy por su evidente falta de idioma, imaginación y expresividad, cayendo la mayoría de las veces en una asepsia y monotonía que más que Mozart parecen estudios de Czerny los que tiene entre manos. El libreto nos cuenta que “Seemann fue para la siguiente generación un modelo en materia de interpretación mozartiana”, una evidente inexactitud, ya que cualquier pianista de hoy toca Mozart muchísimo mejor y nada que ver con estas aburridas recreaciones (recuerden a Brendel, Lupu, Zimerman o Pires), por no hablar de los de antes (Kempff, Arrau, Gilels, Haskil, incluso el discutible Gieseking), verdaderos modelos de recreación de estas partituras. Además, cosa curiosa, ninguno de los grandes tratadistas y estudiosos del piano (Rattalino, el propio Brendel en sus ensayos y entrevistas) han citado jamás a Seemann, ni para bien ni para mal (seguramente debido a su excesivo celo nacionalista en los años treinta y cuarenta, aunque esto sólo sea una intuición de quien esto les cuenta. De hecho, ni en el New Grove viene la menor noticia sobre él). Las notas del libreto, firmadas por Carsten Dürer, redactor jefe de PianoNews, ponen por las nubes al protagonista del álbum. Con todos los respetos, discrepamos en casi todo y no nos convence ese desmedido entusiasmo que no se ve reflejado en lo que aquí podemos oír (escuchen a título de ejemplo la en sus manos soporífera Sonata K. 310). En suma, poco interés. Pierre Fournier (6 CDs 477 5939. Aristócrata del chelo). De este insigne instrumentista, Deutsche Grammophon nos ofrece un extenso panorama de grabaciones hechas para este sello entre 1961 y 1971, aunque no se hayan incluido las magníficas versiones de las seis Suites de Bach que suponemos saldrán en próximos lanzamientos de esta serie. Fournier poseía un sonido bello, elegante y flexible, con un dominio maestro de la técnica del arco, lo que le permitió a partir de la década de los treinta visitar con frecuencia los estudios de grabación y colaborar con los más insignes directores (Furtwängler entre ellos en la década de los cuarenta, lo cual le originó al violonchelista francés no pocos quebraderos de cabeza después de la Segunda Guerra, ya que fue acusado de colaboracionista por tocar con la Filarmónica de Berlín). Fournier estaba mucho más interesado en la nueva música que su héroe Casals, siendo también más sensible a las nuevas ediciones de las obras clásicas que comenzaron a proliferar en los años cincuenta. Por ejemplo, esta cuestión de las ediciones es característica del primer CD: el Concierto de Vivaldi está arreglado “con gusto, a la manera del siglo XIX” por Vincent D’Indy; mientras que las Piezas para viola da gamba de Couperin están “hábilmente orquestadas” por Bazelaire (los entrecomillados son citas del propio Fournier). El Concierto de Boccherini es un pastiche de Grützmacher, que tomó el movimiento lento de un concierto entre los movimientos extremos de otro, reorquestándolo todo de forma harto discutible. Quizá el Concierto de C. P. E. Bach, que encontró en Fournier su primer valedor moderno, sea más elegante que el anterior. Los dos Conciertos de Haydn, que según nos cuenta el libreto es una de las primeras grabaciones de las versiones auténticas, están magníficamente tocados y acompañados (Cuerdas de Lucerna con Baumgartner, lo mismo que en todas las obras citadas hasta aquí). El Concierto de Dvorák con Szell y la Filarmónica de Berlín es una de las grandes versiones de la fonografía, lo mismo que las dos Sonatas de Brahms, en las que Fournier es acompañado por Firkusny. A destacar también la Sonata Arpeggione de Schubert, las Piezas opp. 73 y 102 de Schumann, la Sonata de César Franck (transcrita para chelo), las Variaciones concertantes de Mendelssohn y finalmente la Sonata para chelo de Chopin, con el excelente acompañamiento de Jean Fonda (hijo de Fournier). El resto del programa consiste en piezas cortas y arreglos de interés relativo. En conjunto, buenas muestras de este excelente violonchelista en notables grabaciones. El texto de Tully Potter nos informa de la carrera del músico francés y de los diversos registros incluidos en este álbum. Gundula Janowitz (5 CDs 477 5832. La voz de oro). La soprano austro-alemana es bien conocida del público español (le recuerdo algún recital de Lieder) y de los discófilos en general por sus grabaciones de ópera, oratorios, conciertos corales y Lieder. Dotada de una voz de pureza y belleza irresistibles, Janowitz fue durante treinta años una de las intérpretes de Mozart y de Richard Strauss más solicitadas, a la vez que soprano favorita de directores como Karajan, Böhm y Karl Richter, por no hablar de Carlos Kleiber, para quien grabó la Agathe del Freischütz, y también del viejo Klemperer, Pamina inolvidable en su registro de la Flauta mágica. Nacida en Berlín de padres austriacos, esta voz de lírica pura era la ideal para encarnar mujeres de carácter inocente (Agathe, Elsa, Elisabeth), como bien nos informan sus grabaciones que aquí se recogen, así como la voz idónea para los Lieder femeninos de Schubert que registró íntegramente para Deutsche Grammophon, posiblemente su contribución más importante a este género. Sin embargo, su grabación más célebre en este campo son los suntuosos y sublimes Cuatro últimos Lieder de Strauss en la versión dirigida por Karajan en Berlín, una voz de sonoridad, timbre y sensualidad especialísima para estas cuatro joyas. Aquí, sin embargo, nos la encontramos en una grabación en vivo con la Concertgebouw dirigida por Haitink en un concierto en vivo de 1968, donde hace gala de una expresividad y perfección vocal realmente espectaculares. Este CD se completa con la escena final de Capriccio extraída de la grabación completa dirigida por Böhm, más fragmentos de los Carmina Burana (Jochum) y tres arias de la Condesa en las mozartianas Bodas de Fígaro de nuevo dirigidas por Böhm. También son destacables diversas arias de concierto de Mozart (ya comentadas al reeditarse el CD en la colección de Los Originales), las dos canciones de Clara en el Egmont (Karajan), el nº 5 del Réquiem alemán (Karajan) y diversas páginas de Bach, Haendel y Telemann (todas dirigidas por Karl Richter). En suma, primer lanzamiento fonográfico dedicado a una importante voz de la que esperamos nuevas reediciones. El artículo del libreto firmado por Hugh Canning nos informa de los principales acontecimientos en la carrera de Janowitz, así como de sus principales características vocales. En resumen y como ya hemos anunciado más arriba, Kubelik es el protagonista indiscutible de este nuevo lanzamiento, seguido por Janowitz y Fournier (depende de los gustos de cada cual). El interés decae con Leinsdorf y finalmente la reedición protagonizada por Carl Seemann tenía que haber seguido durmiendo en los archivos de la DG, ya que su utilidad para el oyente de hoy es prácticamente nula. Enrique Pérez Adrián 75 D I S C O S REEDICIONES Orfeo D’Or VIENA, 1955 Y 76 a vimos hace algunos meses el monumental lanzamiento del sello alemán Orfeo D’Or (que distribuye Diverdi) con varias de las representaciones más destacadas en la reapertura de la Ópera de Viena en 1955 tras la reconstrucción después de la Segunda Guerra mundial. La colección sigue ahora con cuatro referencias más que reseñamos a continuación. En primer lugar, un álbum de tres CDs con selecciones de las óperas que subieron a la escena en la reapertura de la Ópera el año citado. Este Wiener Opernfest 1955 (3 CD Orfeo D’Or C 666053 D, Mono ADD) reúne escenas diversas de Fidelio, Don Giovanni, Aida, Maestros cantores, Wozzeck, Caballero de la rosa y Mujer sin sombra con espléndidos repartos vocales, todos ellos miembros del equipo de la Ópera de Viena, e inspiradas direcciones musicales a cargo de varios de los principales maestros de entonces: Böhm, Kubelik, Reiner y Knappertsbusch (por cierto, ¿por qué no se incluyó a Karajan en las celebraciones?, ¿tendría algo que ver Karl Böhm, director musical del centro y máximo responsable de la organización?). El álbum comienza con Fidelio y Don Giovanni por Böhm, cantando en la primera Mödl, Dermota, Schöffler y Weber en los principales papeles, una versión que sería deseable escuchar entera por su especial dramatismo, idioma y contraste (aunque tenemos otras buenas versiones de este director, una en vivo en el sello Andante grabada en 1944, y otra la que hizo en estudio para DG en 1969, poniendo en evidencia siempre su dirección incisiva, nerviosa e impecable desde el punto de vista formal). A destacar aquí el sensacional Florestan de Dermota (desgraciadamente no se ha incluido aquí su famosa aria del acto segundo). El problema de Don Giovanni es que está cantado en alemán (un disparate), práctica habitual en la Ópera de Viena en esos años hasta la llegada de Karajan en 1956, que adecuadamente internacionalizaría el repertorio. El reparto vocal, excepcional sin paliativos (London, della Casa, Jurinac, Kunz, Dermota, Weber, Seefried y Berry), queda deslucido en nuestra opinión por las trabas lingüísticas (a pesar de que en su día el propio Mozart contemplase la posibilidad de que se representase en alemán). La versión se puede encontrar completa en un álbum publicado por RCA. Sigue el acto tercero completo de Aida, igualmente cantado en alemán (otro dislate), aunque la refinada, colorista, lírica y contrastada dirección de Kubelik sea uno de los principales alicientes de esta representación y haga que nos olvidemos del idioma original de Verdi. Los cantantes (Hopf, Rysanek, Madeira y London), convincentes y entregados, bordan su actuación. Siguen varios fragmentos del acto tercero de Maestros cantores por Fritz Reiner, cuya versión completa ya comentamos el mes pasado desde estas mismas páginas. Este segundo CD se completa con dos fragmentos del acto tercero de Wozzeck por Karl Böhm, más Berry y Goltz como pareja protagonista, una intensa y dramática representación que pueden encontrar completa en otro registro histórico del sello Andante. El tercer y último CD de este álbum está dedicado enteramente a Richard Strauss: en primer lugar tres de los fragmentos más representativos del legendario Caballero de la rosa de Knappertsbusch (versión completa publicada por RCA, ahora SonyBMG, y comentada asimismo desde estas páginas): monólogo de la Mariscala del acto I, presentación de la rosa del acto II, y terceto y final del acto III. Las tres principales voces femeninas (Reining, Jurinac y Güden) están impecables por estilo y adecuación, mientras que la expresiva, morosa y amorosa batuta de Kna consigue algo de instintivo, cordial y familiar ausente de otras versiones igualmente célebres de esta ópera. El álbum se completa con fragmentos del acto tercero de La mujer sin sombra por Karl Böhm, cuya versión completa se comenta más adelante dentro de esta misma reseña. En el apartado de conciertos, estas celebraciones vienesas contaron con una apertura excepcional de la Ópera: la Novena de Beethoven por Bruno Walter, la Filarmónica de Viena, los coros de la Ópera y los siguientes solistas: Güden, Höngen, Majkut y Frick (Orfeo D’Or C 669051 B, toma en vivo del 13 de noviembre de 1955), concierto de una significación especial después de los acontecimientos políticos que acababan de pasar (Walter aceptó encantado la invitación de Böhm para dar este concierto, y hay que decir que inexplicablemente los lazos entre ambos nunca acabaron de romperse a pesar de la condición judía y de exiliado del primero y de las evidentes simpatías nazis del segundo). El concierto se abrió en la primera parte con el Te Deum de Bruckner, compositor por el que decía experimentar una especie de ósmosis con su universo místico y emocional (lástima que no se haya incluido en este CD), siguiendo con esta Novena beethoveniana que podemos calificar como la mejor de las cuatro grabadas que actualmente conocemos protagonizadas por este director: impecable sentido clásico, limpieza expositiva, sorprendente relieve instrumental, interpretación orquestal cálida e incomparable (maravilloso Adagio), y nobleza, expresividad y fantasía a partes iguales. En fin, una grandísima versión con toda la emoción del vivo, y además con algunos detalles (por ejemplo, Frick se pierde y desentona al comienzo de su recitativo) que le dan a la lectura el atractivo de la humana imperfección. La grabación monofónica es buena, a pesar BEETHOVEN: Sinfonía nº 9. GÜDEN, HÖNGEN, MAJKUT, FRICK. COROS DE LA ÓPERA DE VIENA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: BRUNO WALTER. ORFEO D’OR C 669051 B. Grabación: Viena, 1955. Distribuidor: Diverdi. STRAUSS: Die Frau ohne Schatten. RYSANEK, GOLTZ, HÖNGEN, HOPF, WEBER. COROS DE LA ÓPERA DE VIENA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: KARL BÖHM. ORFEO D’OR C 668063 D. Grabación: Viena, 1955. Distribuidor: Diverdi. de que el coro suene algo atrás, y el álbum contiene un buen artículo de Gottfried Kraus que cuenta ampliamente las celebraciones de la reapertura de la Staatsoper. El otro extremo, en nuestra opinión, es el discreto Réquiem de Mozart por Karl Böhm en una Matinée dedicada a los muertos en general y a las víctimas de la Segunda Guerra mundial en particular (Orfeo D’Or C 670051 B, toma en vivo del 20 de noviembre de 1955), una versión sin la profunda expresividad y el refinamiento de otros colegas (el propio Bruno Walter podría haber desempeñado mucho mejor este cometido) y con una exposición bastante prosaica y vulgar a pesar de contar con una orquesta excelsa, unos competentes coros y un sensacional cuarteto solista (Seefried, Rössel-Majdan, Dermota y Frick). Después de oír la versión uno se pregunta de dónde demonios le viene a este director la fama de mozartiano ejemplar, si bien el propio Bruno Walter contribuyese a ello cuando calificó a Böhm como su asistente más cualificado en Múnich en la década de los veinte. En D I S C O S REEDICIONES fin, lectura convencional a mucha distancia del refinamiento y serenidad interior de un Celibidache (EMI) y, en general por detrás de otros directores bastante más afortunados dentro de sus respectivas aproximaciones: recordemos a Fricsay (DG), Krips (Andante) o Giulini (EMI) como tres de los más representativos. El CD contiene al principio la Oda a la Humanidad de Friedrich Hölderlin recitada por Raoul Aslan y que completaba el concierto de esta Matinée del 20 de noviembre de 1955. Finalizamos con la representación completa de La mujer sin sombra que Böhm volvió a poner en circulación dentro del repertorio tradicional operístico a partir de ese memorable 9 de noviembre de 1955 (3 CD Orfeo D’Or C 668063 D). Tanto por la novedad como por la interpretación en sí, estamos ante una de las cimas en la irregular fonogra- fía de Böhm (que ya nos había sorprendido con su sensacional versión en estudio publicada hace algunos años en Decca Historic), y que consigue el no va más en cuanto a convicción dramática, belleza sonora, riqueza de timbres y sutileza de colores. Del reparto vocal compuesto por los mejores cantantes-actores de la Staatsoper de ese año 55, destaca la suntuosidad vocal de Rysanek (Emperatriz), la vehemencia y plasticidad interpretativa de Goltz (Tintorera), la grotesca y demoníaca Höngen (sensacional Ama), el viril y contundente Hopf (Emperador) o, en fin, la variedad de sentimientos y calor humano de Weber (Barak). La reconstrucción digital ha ayudado sobremanera a definir más claramente tanto las texturas orquestales e imagen sonora como la inmejorable definición de las voces. Una excelente interpretación, en suma, que a pesar de algunos cortes nos vuelve a traer la indiscutible competencia de este straussiano ejemplar (eso sí y no en Mozart). Los ruidos escénicos y la toma monofónica hacen que la versión sea especialmente apta para conocedores o amantes de las grabaciones históricas. En resumen, lanzamiento no tan espectacular como el anterior que comentábamos hace algunos meses desde estas mismas páginas, pero con registros como la Novena de Beethoven de Bruno Walter y La mujer sin sombra de Karl Böhm indispensables en cualquier discografía. El álbum de selecciones operísticas supone una buena muestra para que el oyente de hoy tenga una idea acertada de lo que ocurrió en la Ópera de Viena ese año de gracia de 1955. Enrique Pérez Adrián Harmonia Mundi Lied y Missa RECORRIDOS H armonia Mundi presenta dos ediciones recopilatorias bajo el titulo genérico de Lied y Missa, como ya hiciera con anterioridad con los volúmenes denominados Aria y Chorus. Cada una de las cajas consta de tres discos y agrupa una parte importante de su ingente fondo de catalogo, siendo la excelente presentación uno de los puntos más cuidados en estas ediciones. El primero de ellos denominado Lied (HMX 2908186.88) consta de tres discos, estando cada uno dedicado a un cantante determinado. Comienza con la mezzosoprano argentina Bernarda Fink que interpreta lieder de Schumann y Dvorák. Destacando su interpretación del Frauenliebe und leben, realizando una verdadera evolución dramática vocal desde el primer número al último. La voz se muestra con un timbre aterciopelado y profundo, adaptándose de manera excepcional a la psicología de cada número. Finaliza con las melodías gitanas de Dvorák, expresando todo el carácter folclórico que contienen estas páginas y donde se muestra el verdadero color vocal de mezzosoprano de esta excepcional cantante. El barítono alemán Dietrich Henschel, responsable del siguiente registro, comienza con Beethoven exhibiendo una línea de canto impecable y un sentido dramático único en la declamación de cada uno de los textos. Su interpretación de la melancólica An die Hoffnung es de una gran belleza, así como cada uno de los Seis Lieder op. 48. Continúa el recital con 8 canciones de Schubert, todas ellas de corte bastante dramático, destacando la interpretación de Der Zwerg y Sehnsucht. Finalmente, el Op. 14 de Erich Wolfgang Korngold, son cuatro canciones de una profunda melancolía expresadas con gran sentimiento y musicalidad. Este primer volumen lo cierra el tenor muniqués Werner Güra, comen- zando con una selección de Die schöne Müllerin cantada de una manera natural y muy expresiva, así como una selección del Dichterliebe de Robert Schumann con acentos más dramáticos. La voz del tenor alemán es de bello timbre, línea de canto elegante y con una capacidad increíble para adentrarse en la psicología de cada página. Finaliza el registro con tres Lieder de Clara Schumann cantados con gran apasionamiento y los Deutsche Volkslieder de Johannes Brahms, donde proporciona a la interpretación todo el carácter inocente y desenfadado que este tipo de piezas requieren. Los tres discos agrupados bajo el nombre genérico de Missa (HMX 2908183.85) realizan un resumen bastante extenso de esta forma musical desde la Edad Media hasta el siglo XX, centrándose cada uno de los registros en una época determinada. El primer disco, denominado De la Edad Media al Renacimiento, recoge fragmentos de misas de compositores del siglo XIV al XVII. Comenzando con Guillaume de Machaut (1300-1377) y finalizando con Claudio Monteverdi (1567-1643). Otros compositores incluidos son Antoine Busnois, Antoine Brumel, Josquin Desprez, Clément Janequin, Jean Richafort, Cipriano de Rore, Giovanni Pierluigi da Palestrina y Annibale Padovane. Entre los conjuntos vocales destaca el Huelgas Ensemble, dirigido por Paul van Nevel, que es responsable de varios números de la grabación, así como el Ensemble Clément Janequin, dirigido por el contratenor Dominique Visse, que nos ofrece el Sanctus de la Missa Pange Lingua de Josquin Desprez de una belleza absoluta. El siguiente registro denominado Misas solemnes de la época clásica, agrupa cuatro compositores de este periodo, en primer lugar un bello fragmento de la Missa Assumpta est Maria de Charpentier a cargo de Les Arts Florissants. Se prosigue con una selección de la Misa en si menor de Bach, bajo la dirección de Philippe Herreweghe y el Collegium Vocale Gent. Se interpretan nueve números de la misa destacando la participación del coro, sobre todo en el Gloria, interpretado con gran solemnidad. Cuatro fragmentos de la Misa en do menor de Mozart también bajo la dirección de Herreweghe, sobresaliendo la interpretación del Et incarnatus est responsabilidad de la soprano Christiane Oelze, así como la austeridad en la interpretación del Sanctus. Finalmente el Agnus Dei de la Missa Solemnis de Beethoven cierra este segundo volumen. El último disco denominado Misas románticas y modernas agrupa compositores tan diversos como Mendelssohn, Schubert, Rossini, Bruckner, Fauré, Poulenc y Leonard Bernstein. La Pequeña Misa Solemnis de Rossini es la obra de la que se ofrecen más números, en una fantástica versión a cargo del Coro de Cámara RIAS de Berlín. Otros fragmentos destacables son el Credo de la Misa en si menor de Anton Bruckner y el Kyrie de la Misa en la bemol mayor de Franz Schubert pleno de espiritualidad, todas ellas son versiones de Philippe Herreweghe. Se finaliza con el Credo de la Misa de Leonard Bernstein, donde se percibe la verdadera evolución de esta forma musical sacra que nos ha acompañado a lo largo de más de ocho siglos. Carlos Sáinz Medina 77 D I S C O S ACTUALIDAD REEDICIONES BMG Catalyst LA VERDAD EN MÚSICA E 78 ntre la considerable cantidad de series medias que las discográficas (las grandes y las no tan grandes, multinacionales e “independientes”) ponen a disposición del público abundan las que consisten (e insisten) en reediciones de referencias bastante recientes que pasan de ser caras a no serlo tanto o incluso a ser realmente baratas. Y entre éstas son abrumadura mayoría las que nos ofrecen el repertorio más habitual con alguna que otra curiosidad, casi siempre a cargo de intérpretes de alto nivel. La serie media de BMG que acaba de salir al mercado es, a excepción del repertorio, como las demás. los intérpretes son auténticas estrellas y las grabaciones son muy recientes en lo que se refiere a la fecha de su comercialización (de 1994 a 1997 las que presentamos hoy), pero, repetimos, la gran diferencia con la mayor parte de las series medias que ya conocemos reside en el repertorio, que en este caso es música actual (lo más “antiguo” sería Stravinski), con abrumadora mayoría de obras de compositores vivos. Este repertorio puede seducir, y mucho, a los que muy interesados en la música contemporánea, pero también puede atraer considerablemente a ese sector del público que de consumir new-age pasó a la música étnica y a obras de compositores como Tavener y Górecki, quizá en busca de calma para sus estresadas vidas. Este peculiar público debe tenerse en cuenta, pues en algún momento se hartará (si no es que ya lo ha hecho) de lo de siempre (de neomedievalismo, de neomodalismo, minimalismo y de cosas por el estilo) y dará un paso más (o ya lo habrá dado) para acercarse a Tippett, Schnittke y hasta Shostakovich pues, afortundamente, la curiosidad todavía guía a muchos de los melómanos más recientes. Así pues, el contenido de estas cinco primeras referencias de la nueva serie media Catalyst de BMG debería recomendarse realmente a todo el mundo dado que en la música que escuchamos en ellas (siempre excelentemente interpretada) hallaremos obras de gran interés para los distintos públicos (excepción hecha, por supuesto, de aquellos que, con música por medio o como excusa, todavía se preguntan qué es mejor, “si muerta que sencilla” y otras estimulantes reflexiones). Ejemplo de lo que encontramos en Catalyst es el sensacional compacto de The King’s Singers titulado significativamente Sermons and Devotions (8287664299 2) que contiene obras hipnóticas como el famoso Totus tuus de Górecki, el misticismo medievalizante de Tavener (de quien escuchamos Funeral Ikons y The Lamb), obras de Rodney Bennett, Poole y Tormis hechas a medida de los intérpretes (que interesarán sobre todo a los amantes de Tavener y Górecki, aunque el resto hallará en alguna de ellas algún interés, especialmente en la de Tormis) y el Stra- vinski más sobrio del Pater noster y del Ave Maria, dos piezas brevísimas de profundidad expresiva sincera, ajena a todo efecto y a cualquier efectismo. The King’s Singers, como siempre y en cualquier repertorio (sea Josquin des Prés o The Beatles), están aquí a una altura inalcanzable para otros intérpretes, de modo que no podemos dejar de recomendar vivamente este compacto, aunque, como hemos indicado, el interés de lo interpretado sea algo dsesigual. Destacaríamos también (y en este caso tanto por las interpretaciones como por la música que contiene) el compacto dedicado a Michael Tippett (8287664284 2), con dos obras separadas entre sí por treinta años: The Rose Lake, de 1995 (con la London Symphony Orchestra dirigida por Colin Davis) y The Vision of St. Augustine, de 1965 (con la misma orquesta y el London Symphony Chorus bajo la batuta de su autor y con la intervención del barítono John Shirley-Quik, según toma sonora de 1971 pero comercializada junto a la toma anterior en 1997). Una y otra composiciones, genuino Tippett ambas, tienen un componente religioso por los textos que las han inspirado pero su mundo estético es bien distinto al de la mayoría de obras que nutren el programa del compacto anterior. Aquí las referencias a lenguajes pretéritos son parte sustancial de un estilo propio de nuestro tiempo, heterogéneo como siempre en Tippett pero inconfundible. En intensidad dramática y en sobriedad expresiva, según convenga, Górecki, Tavener y demás nunca alcanzarán a compositores como Tippett y este compacto es una muestra. Y ya que hablamos de Tavener, tenemos en este lanzamiento un compacto consagrado a su música con protagonismo del violonchelo (8287664278 2). Este compacto cuenta con la entusiasta y siempre brillante participación del violonchelista Steven Isserlis y los acompañantes son un auténtico lujo (Coro de Cámara de Kiev, Virtuosos de Moscú bajo la dirección de Spivakov, la soprano Patricia Rozario y un trío de cuerda formado por Daniel Phillips, Krista Bennion Feeney y Todd Phillips). Las obras son todas muy similares en cuanto al lenguaje empleado y a su carácter, pero no podemos negar que aquí encontramos momentos de gran belleza, como Eternal Memory, que también grabó Yo Yo Ma en otro monográfico Tavener para Sony. Posiblemente este compacto (y/o el de Ma que acabamos de mencionar) sea una de las mejores introducciones a la música de este peculiar compositor, pues las interpretaciones son del más alto nivel y las obras elegidas son suficientemente significativas para que nos hagamos una idea de quién es su autor. La música de Galina Ustvolskaia y Dimitri Shostakovich compone el muy atractivo programa de la referencia 8287665454 2, con Mark Stephenson al frente de los London Musici (para la Sinfonía nº 5 de Ustvolskaia, que cuenta también con la participación de Sergei Leiferkus como recitador) y un grupo de cámara surgido de esta orquesta para el resto de las obras de esta autora (Octeto y Composición nº 3). El Quinteto con piano op. 57 de Shostakovich está interpretado por el cuarteto London Musici y la pianista Kathryn Stott. Shostakovich mostró en vida un gran interés por la música de Ustvolskaia, compositora que fue objeto de reconocimiento muy tardíamente tanto en su país como en Occidente. Shostakovich ya lo había profetizado: “Estoy convencido que la música de Ustvolskaia conocerá una reputación mundial, apreciada por todos aquellos que están convencidos de que la verdad en la música es algo de capital importancia”. Incluso Shostakovich reconoció que ella le había influido: “No es usted quien está influida por mí, sino que soy yo quien ha estado influido por usted”. Las tres obras elegidas aquí para mostrarnos el proceder de Ustvolskaia son suficientemente ilustrativas, pues en ellas hallamos su peculiar minimalismo, su lenguaje intensamente expresivo a partir de repeticiones a menudo obsesivas y cierta severidad estructural que no impide que siempre resulte personal. El hecho de que el programa termine con el lírico y casi neoclásico Quinteto con piano op. 57 de Shostakovich aporta un final contrastante y plácido a un programa del máximo interés. Las versiones son mag- D I S C O S REEDICIONES níficas y dejan bien claro al oyente el impecable y concienzudo trabajo de los intérpretes convocados para abordar un repertorio difícil técnica y artísticamente. Y el último compacto del presente lanzamiento está dedicado a cuartetos rusos del siglo XX (8287664283 2): Tres piezas, Concertino y Doble canon de Stravinski; Canon de Schnittke; Cuarteto nº 3 de Roslavets; Cuarteto nº 2 de Smir- nov y Cuarteto nº 4 de Frisova, todo ello a cargo del siempre competente Cuarteto Chillingirian. Entre el Stravinski salvaje y provocador de las Tres piezas (de 1914) que abre el programa y el Cuarteto nº 4 de Elena Frisova (compuesto en 1989) que lo cierra, encontramos distintos aspectos de la música rusa del pasado siglo, incluyendo un interesante acercamiento al expresionismo de raíz ger- mánica en el cuarteto de Roslavets (cuyo primer tema es la famosa secuencia B-AC-H: si bemol, la, do, si natural). Un compacto muy interesante y revelador al que conviene prestar una mayor atención que la que nosotros le hemos prestado en este comentario, necesariamente breve, por cuestiones de espacio. Josep Pascual Fono Team LA CARRERA DE MICHAEL RAUCHEISEN MICHAEL RAUCHEISEN, Pianista. HERBERT ALSEN, PETER ANDERS, ERNA BERGER, RUDOLF BOCKELMANN, KURT BÖHME, ANTON DERMOTA, WILLI DOMGRAF-FASSBAENDER, LORENZ FEHENBERGER, JOSEF GREINDL, ELISABETH HÖNGEN, KARL ERB, MARGARETE KLOSE, FRIDA LEIDER, EMMI LEISNER, TIANA LEMNITZ, WALTHER LUDWIG, MARIA MÜLLER, HANNS-HEINZ NISSEN, JULIUS PATZAK, HANS HOTTER, ELISABETH RETHBERG, HELGE ROSVAENGE, ERNA SACK, FRANZ VÖLKER, ELISABETH SCHWARZKOPF, HEINRICH SCHLUSNUS, E.A. Lieder de Beethoven, Blech, Brahms, Cornelius, Debussy, Grieg, Liszt, Loewe, Marschner, Mendelssohn, Mozart, Nicolai, Pfitzner, Reger, Schubert, Schumann, Strauss, Trunk, Weber, Wolf, Zilcher, e.a. 66 CD FONO TEAM DOCUMENTS 223067. ADD. Distribuidor: Diverdi. H PE L a obra de Raucheisen (1889-1984) pertenece a esa decisiva penumbra de la música que Adorno definió como la del “fiel acompañante” (Korrepetitor lo denominan los alemanes: aquel que ayuda a aprender y ensayar). En este pianista acompañante, el curso de la interpretación da un vuelco decisivo hacia la modernidad. Hasta entonces, el piano seguía a la voz cantante o instrumental como un servidor de segundo plano. Luego —ahora— adquiere un rol de parigual importancia, sin la cual sería impensable resolver partituras como las canciones de Wolf o Richard Strauss, o la melodía francesa, por no sumar a Falla en la cuenta. También se altera el papel del solista, que ya no puede escapar de la partitura hacia su propio lucimiento y, eventualmente, hacia la improvisación del divo o la diva. El repetidor se vuelve un maestro de la lectura y se adquiere el encuadre de lo que hoy entendemos por interpretación, ligada a la tradición de la sonata. Raucheisen intentó una suerte de enciclopedia de la canción de cámara, especialmente la germánica. Y así lo hizo, como pudo, en los años treinta como director de su especialidad en la Radio de Berlín. Los nazis coartaron su tarea porque Mendelssohn, por ejemplo, fue prohibido por judío, al igual que Amor de poeta de Schumann porque sus versos pertenecen al judío Heine. Raucheisen pagó con su interdicción entre 1945 y 1950, su obediencia al nazismo, hasta su retiro tras su jubilación (1958) en Suiza, donde falleció a los 95 años de edad. Con estos penosos altibajos, su herencia discográfica resulta monumental y queda documentada en esta insólita edición de 66 compactos, con más de mil canciones por la cual desfilan 34 compositores, sin contar los anónimos recopilados. La lista, irreproducible, comporta a todos los nombres clásicos del género, a los que se añaden autores más modestos como Cornelius y Marschner, baladistas especiales como Loewe, contemporáneos de menor cuantía (Blech, Zilcher, Trunk, Jensen, Kilpinen), músicos que esporádicamente compusieron canciones (Humperdinck, Busoni, Franz, Reger. Johann Strauss) y estrellas ajenas al mundo tudesco (Sammartini, Gluck, Verdi, Rossini, Debussy, Rachmaninov). Imposible es enumerar el elenco de voces que Raucheisen acompaña. A los liederistas más importantes, que están en la memoria de todos, se agregan cantantes de ópera que se asomaron al mundo cancioneril: Karl Erb, Maria Müller, Lorenz Fehenberger, Frieda Leider, Emmy Leisner, Tiana Lemnitz, Elisabeth Rethberg (la voz del siglo, según Toscanini), Helge Roswaenge, Erna Sack (el ruiseñor alemán), Paul Schöffler y Franz Völker. No faltan artículos de diccionario especializado como Thea Linhard-Böhm, Karl Schmidt-Walter, Wilhelm Strienz y Georg Hann. Raucheisen era un músico de sólida formación y baste recordar que su profesor de piano fue Felix Mottl, el notorio conductor de Wagner. Se desempeñó como violinista, violista y organista, hasta debutar en el teclado pianístico en 1912, como solista y acompañante. Desde 1924 se lo conoció por todo el mundo en carácter de acompañante, al lado de luminarias como el violín de Fritz Kreisler. Esta experiencia, sin duda, fue acrisolando la que sería su especialidad como pianista de cámara en el repertorio vocal. ¿Hace falta recordar sus intervenciones junto a Hans Hotter, Elisabeth Schwarzkopf, Peter Anders, Anton Dermota o Elisabeth Höngen? Siguió a figuras impuestas de primera fila, como Heinrich Schlussnuss, pero también introdujo a los jóvenes en su momento, como Julius Patzak y la citada y recitada Schwarzkopf. Eran estudiosos, tenían talento, querían llegar al primer plano en un género todavía subalterno, pero ¿cuánto no deben a su trabajo con Raucheisen? ¿Cuánto de esas voces ha salido del taciturno laboreo del fiel acompañante? Esta serie es una auténtica historia de la interpretación vocal camerística del siglo XX, como pocos otros artistas podrían ofrecer a la memoria de la posteridad. Valió la pena la audaz apuesta de la firma editora: el cofre es toda una memoria viva del género. Blas Matamoro 79 D I S C O S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ANTONIO JOSE-BACH Alejandro Posada UN COMPOSITOR A REIVINDICAR ANTONIO JOSÉ: Sinfonía castellana. Suite de la ópera “El mozo de mulas”. Evocaciones. Marcha para soldados de plomo. Suite ingenua. ALBERTO ROSADO, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN. Director: ALEJANDRO POSADA. Grabación: Valladolid, VII/2003. NAXOS 8.557634. DDD. 57’30’’. Productor: Antoni Parera. Ingeniero: Albert Moraleda. Distribuidor: Ferysa. N PE Hace ya unos cuantos años —más de veinte— acudí a un recital de guitarra en Barcelona —no recuerdo el nombre del guitarrista— y en el repertorio estaba incluida una obra de un tal Antonio José, compositor que era para mí un completo desconocido. Al cabo de muy poco tiempo, escuché a otro guitarrista en otro recital barcelonés que tocó la misma obra del mismo compositor. Una casualidad. Nunca, hasta hoy, volví a saber nada del misterioso Antonio José ni del resto de su música con la excepción de aquella obra, una sonata que no sé si era un original o una transcripción y que ha entrado a formar parte del repertorio guitarrístico. Y ahora llega la agradabilísima sorpresa de la aparición de este compacto con obras sinfónicas suyas, y del cual cabe destacar, más allá de su interesantísimo contenido musical, el no menos interesante esbozo biográfico de nuestro compañero Enrique Martínez Miura, para muchos la primera aproximación a la vida y obra de este músico. Antonio José es el nombre con que en los círculos musicales de su tiempo era conocido Antonio José Martínez Palacios, nacido en 1902 y asesinado en 1936 en medio de la locura de una época trágica. Antonio José quedó marcado como creador por la música folclórica de su Burgos natal, a la cual dedicó mucho tiempo de estudio y análisis y terminó por influirle al menos tanto como las otras músicas que amaba, como el impresionismo francés. Si nos guiamos por lo que aquí escuchamos, tenemos en Antonio José una figura no sólo por descubrir sino también por reivindicar. Estamos ante uno de los acontecimientos discográficos del año, sin exagerar, y esperemos que este compacto tenga el éxito de público que merece. La música de Antonio José es bellísima y poética, está excelentemente construida y el autor hace gala en ella de un profundo conocimiento de la orquestación. Por ello, su muerte privó a la música del siglo XX de un espíritu sensible, de un artista extraordinario que, misteriosamente, permanecía silenciado hasta ahora. Posiblemente haya habido antes otras grabaciones con su música —además de las de la Sonata para guitarra— pero no han tenido el eco que merecían por lo interpretado, de modo que estamos ante auténticas primicias para la gran mayoría, además de ofrecerse aquí alguna primicia absoluta. Cuando escuchamos el hermosísimo preludio de la ópera El mozo de mulas es como para echarse a llorar; y no sólo de la emoción que produce su audición, con algún que otro momento realmente cautivador, sino, sobre todo, de pena y de rabia por el hecho de que unos salvajes nos privaran de Antonio José y de su música. Las versiones, por supuesto, hacen plena justicia a esta música, pues es fácil adivinar en ellas un compromiso real y un alto nivel de autoexigencia que beneficia el conocimiento real de estas obras. Desde luego, un merecidísimo homenaje a Antonio José está pendiente, pero, de momento, tenemos este compacto verdaderamente histórico. Josep Pascual TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 80 D I S C O S ANTONIO JOSE-BACH BACH: Conciertos para teclado nºs 2 en mi mayor BWV 1053, 3 en re mayor BWV 1054, 4 en la mayor BWV 1055, 5 en fa menor BWV 1056 y 6 en fa mayor BWV 1057. ANGELA HEWITT, piano. ORQUESTA DE CÁMARA AUSTRALIANA. Director: RICHARD TOGNETTI. HYPERION CDA 67308. DDD. 75’29’’. Grabación: Sydney, II/2005. Productor: Simon Perry. Ingeniero: Ludger Böckenhoff. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN En este disco, segundo volumen de los dos dedicados por esta marca y artistas a estos Conciertos de Johann Sebastian Bach (pude anteriormente comentar el primero) se completa el total de siete que pergeñó el músico mientras estaba a la cabeza del Collegium Musicum de Leipzig. El nº 4 en la mayor BWV 1055, ensamblado seguramente sobre un perdido Concierto para oboe d’amore, mientras que el Concierto nº 5 en fa menor, el más corto, es transcripción del Concierto para violín en mi mayor BWV 1042, en el que se confía la parte del violín a la mano derecha, a diferencia del nº 6 BWV 1057, al que se traslada el Concierto de Brandemburgo nº 4 reeemplazando el clave al violín solista. El más florido es el Concierto nº 2 por su abundante ornamentación y sus progresiones armónicas. El registro adolece de lo que ya comenté respecto del volumen anterior. Un sonido que se antoja blando y falto de mejor definición tímbrica, y aminora los méritos globales. J.A.G.G. BACH: Cantatas. Vol. 1. Cantatas BWV 55, 56, 98 y 100. SOPHIE KARTHÄUSER, soprano; PETRA NOSKAIOVÁ, contralto: CHRISTOPH GENZ, tenor; DOMINIK WÖRNER, bajo. LA PETITE BANDE. Director: SIGISWALD KUIJKEN. SACD ACCENT ACC 25301. DDD. 69’43’’. Grabación: Bruselas, X/2004. Productor: Hanno Pfisterer. Ingeniero: Teije van Geest. Distribuidor: Diverdi. N PN Cantatas. Vol. 2. Cantatas 93, 135 y 177. SIRI THORNHILL, soprano; PETRA NOSKAIOVÁ, contralto: CHRISTOPH GENZ, tenor; JAN VAN DER CRABBEN, barítono. SACD ACCENT ACC 25302. DDD. 66’42’’. Grabación: Gravenwezel, VII/2005. Productor: Hanno Pfisterer. Ingeniero: Teije van Geest. Distribuidor: Diverdi. N PN Un nuevo ciclo de cantatas, aunque con una peculiaridad: Kuijken va a grabar únicamente veinte discos, de 2006 a 2001, para recoger un año litúrgico completo; es decir, una sola cantata por cada domingo o festivo. Es una opción que deberá abrirse camino en pugna con los ciclos com- Lorenzo Ghielmi EL JUEGO DE LAS PAREJAS BACH: Preludio y fuga en la menor BWV 543. Orgelbuchlein. BRAHMS: Preludio y fuga en la menor WoO 9. Once Corales op. post. 122. LORENZO GHIELMI, órgano. WINTER & WINTER 910114-2. DDD. 69’27’’. Grabaciones: Milán, XI/2004; Winterthur, I/2005. Productor: Stefan Winter. Ingeniero: Thomas Schmidt. Distribuidor: Diverdi. N PN Un registro que requiere consideración aparte: original y grato en presentación, en detalle, con la registración de los dos órganos que se emplean, y añadiendo a los idiomas habituales en las notas —léase los tres de costumbre— el japonés y el italiano. Otra peculiaridad es que el material grabado se estructura en dos apartados o bloques; bachiano uno y brahmsiano el otro. Y los dos se ha querido que den comienzo por un Preludio y fuga en la misma tonalidad, la menor: el de Bach es el BWV 543, y el de Brahms el WoO 9, pieza importante, aunque ceda y quede algo relegado ante la exuberante complejidad del correspondiente a J. S. Bach. Y dentro de cada uno de los dos bloques, otro en correspondencia o en espejo con el similar de la otra parte. Aclaremos: en la parte del Cantor, once piezas del Orgelbüchlein, enjutas, reposadas, íntimas, que se reflejan, inspirándolos de alguna forma, en los Elf Choralvorspiele op. Post. 122, once preludios corales escritos tras la muerte de Clara Schumann, sobrios, reflexivos, y en la mejor línea de las pletos ya existentes o en curso de publicación: Harnoncourt y Leonhardt, Koopman, Suzuki y Gardiner. Kuijken tiene una vía propia, trazada por un replanteamiento del canto, la práctica instrumental y el continuo. Se suma el músico belga al minimalismo que propusiera Rifkin en su día, lo que da un aspecto camerístico y una claridad indudable a las interpretaciones, bien que a costa de que los números corales resulten más bien esqueléticos. Como contrapartida, la perfecta audibilidad de algunas partes, como la flauta en el número que abre la BWV 180. Hay altibajos en las prestaciones de los solistas vocales, problema que afecta sobre todo al tenor en el primer volumen, algo que aparece suficientemente compensado por la estupenda prestación del bajo en la BWV 56, que se beneficia de una desolada traducción. Notables realizaciones del bajo continuo en la segunda entrega, disco en el que vuelven a percibirse desiguales intervenciones de los cantantes. Lo raquítico de los medios se pone otra vez en primer plano. Y también las ventajas esporádicas, caso del sesgo trágico que cobra el coro inicial de la BWV 135. E.M.M. composiciones para órgano. También dos órganos han sido empleados, con afinidad cada uno por cada uno de los dos compositores. Para las obras de Bach se ha empleado el órgano Ahrend de la iglesia milanesa de San Simpliciano, instrumento sobre el que Bach hizo recomendaciones allá por 1708 aunque el actual sea de 1991, y el órgano emplazado por Eberhard Friedrich Walcker en la Stadkirche de la suiza Winterthur, con una soberana cualidad sonora en sus flautas. El ejecutante, Lorenzo Ghielmi, aporta toda la hondura y luminosidad requeridas, a un juego instrumental impecable. Gracias al organista, que es también el padre de la idea, y a quien registró el sonido, éste nos llega auténtico, bellísimo. Una joya. José Antonio García García BACH: Cantatas. Vol. 19. Cantatas BWV 3, 13, 14, 26, 81, 155 y 227. JOANNE LUNN, KATHARINE FUGE, sopranos; RICHARD WYN ROBERTS, WILLIAM TOWERS, contratenores; JULIAN PODGER, PAUL AGNEW, tenores; GERALD FINLEY, PETER HARVEY, bajos. THE MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. 2 CD SOLI DEO GLORIA 115. DDD. 59’28’’, 68’05’’. Grabación: Greenwich y Hampshire, I/2000 (en vivo). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Jean-Marie Geijsen. Distribuidor: Diverdi. N PN Cantatas. Vol. 21. Cantatas BWV 1, 22, 23, 54, 127, 159 y 182. RUTH HOLTON, MALIN HARTELIUS, sopranos; CLAUDIA SCHUBERT, NATHALIE STUTZMANN, contraltos; JAMES OXLEY, JAMES GILCHRIST, tenores; PETER HARVEY, bajo. THE MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. 2 CD SOLI DEO GLORIA 118. DDD. 74’50’’, 60’14’’. Grabación: Cambridge y Norfolk, III/2000 (en vivo). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Diverdi. N PN Continúa la publicación del peregrinaje bachiano de Gardiner, que se sitúa 81 D I S C O S BACH-BRAHMS siempre a altísimo nivel, aunque con ligeras y comprensibles fluctuaciones en el rendimiento de algunos cantantes. Muy atractivo el tono doliente del comienzo de la BWV 155. Sin embargo, la expresividad de Finley apenas compensa sus problemas con el timbre en la BWV 3 y otro tanto le ocurre a Wyn Roberts. Maravillosa, en cambio, la sonoridad instrumental extraída por Gardiner en el primer número de la BWV 26, movimiento que disfruta asimismo de una asombrosa contribución coral. Agnew está magnífico en el aria inmediata (nº 2), un instante que ciertamente hay que marcar como uno de los hitos de lo hasta ahora conocido de la serie. Intensísima la lectura del motete BWV 227, incluido también en la colección, que recibe una interpretación admirable en la que se compaginan la claridad de líneas con la intención expresiva. En el siguiente volumen, encontramos tanto el registro trágico del primer coro de la BWV 22 como la conmovedora intimidad del aria Der Seele ruht in Jesu Händen de la BWV 127 que Holton expone con sencillez y tristeza. No menos impresionante es la forma de decir —sin efectismos— Es ist vollbracht de la BWV 159 a cargo de Harvey. Sobresaliente Stutzmann en el segundo disco. E.M.M. BACH: Pasión según san Mateo BWV 244. JÖRG DÜRMÜLLER (Evangelista), EKKEHARD ABELE (Cristo), CORNELIA SAMUELIS, soprano; BOGNA BARTOSZ, contralto; PAUL AGNEW, tenor; KLAUS MERTENS, bajo. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE AMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. 2 CD CHALLENGE CC 72232. DDD. 154’07’’. Grabación: Amersfoort, III/2005 (en vivo). Productor: Marcel van den Broek. Ingenieros: Tini Mathot y Adrian Verstijnen. Distribuidor: Diverdi. N PN BEETHOVEN: Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 61. Romanza nº 1 en sol mayor op. 40. Romanza nº 2 en fa mayor op. 50. MAXIM VENGEROV, violín. ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director: MSTISLAV ROSTROPOVICH. EMI 3 36403 2. DDD. 65’21’’. Grabación: Londres, VII/2005. Productor: John Fraser. Ingeniero: Arne Akselberg. N PN L a pieza maestra de Beethoven para violín en su acoplamiento habitual con las dos Romanzas, gobernado, todo ello, por la batuta de Rostropovich, no especialmente significada en la música del de Bonn. Gran músico el violonchelista y director ruso, denota tener su propio enfoque de la obra, decididamente muy romántico, dando así al Concierto un especial empaque con la morosidad de sus tempi, permitiendo así a Vengerov exprimir la bellísima línea de la parte del solista y silabear de modo angélico determinados pasajes. No es, en mi opinión, el tiempo lento —en contra de lo que podría parecer por lo ya dicho— el que más hipnotiza al oyente en esta forma de exposición, tal vez por esa contemplativa lasitud que imprime la batuta. Dos cadenze se incluyen firmadas por Vengerov, muy paganiniana la segunda de ellas. En la misma línea se aborda la interpretación de las dos Romanzas, lo que da ocasión al gran fraseador que es Vengerov a lucirse ampliamente y hacer verdaderas delicias, como resultan de su legato en el comienzo de la Romanza nº 2 en fa. Sobre el sonido hay que observar que mientras la toma del violín está muy bien definida en tímbrica, la orquesta queda algo borrosa y pierde nitidez. Una interpretación, pues, que si bien no es modélica ni, por tanto, aconsejable como única a tener de la obra, encierra bellezas múltiples. J.A.G.G. L os discos recogen una versión de la bachiana Pasión según san Mateo por Koopman que también pudo conocerse en varias localidades españolas el pasado año. Como se apreció en directo, la versión cuenta con aciertos indudables pero también con algunos problemas. Lo mejor está posiblemente en la prestación coral y los obligados instrumentales. Dürmüller compone un Evangelista algo corto de fuerza e implicación en lo que narra. La soprano contribuye a bajar el nivel por sus problemas con la afinación; mejor el tenor en sus arias. Mertens tiende a perder algo de color en sus arias, si bien canta en general con nobleza. Koopman va haciéndose con el pulso de la narración según avanza la primera parte, pero su lectura queda algo corta de nervio trágico. Los animados coros de turbas y los corales de la parte final constituyen los logros mayores de una desigual interpretación, que en absoluto supera la anterior de este director para Erato. 82 E.M.M. BERLIOZ: Réquiem. TOBY SPENCE, tenor. CONJUNTO VOCAL DE LA RADIO DE STUTTGART. CORO DE LA RADIO DE LEIPZIG. SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director: ROGER NORRINGTON. 2 CD HÄNSSLER 93.131. DDD. 86’10’’. Grabación: Stuttgart, 9-V-2003 (en vivo). Productor: Andreas Priemer. Ingenieros: Brigitte Hermann, Friedemann Trumpp y Herbert Teschner. Distribuidor: Gaudisc. N PN E sta grabación viene a sumarse a la serie que testimonia la actividad de Roger Norrington con su nueva orquesta. Trata el director británico de conseguir con ella el idioma característico de la época de cada obra, limpiando las impurezas añadidas por la tradición, sin recurrir a los instrumentos de época. Como en los casos anteriores —Mendelssohn, Schumann, Berlioz—, los discos recogen una interpretación viva, si bien en este caso el documento fonográfico no puede ser sino un reflejo un tanto pálido de la realidad, dadas las carac- terísticas de espectacularidad y las exigencias espaciales de la obra. Con todo, la interpretación recogida es sumamente válida y aunque no faltan momentos del lado de desmesura tremendista de su autor —Tuba mirum—, Norrington teje fundamentalmente su acercamiento con el hilo del lirismo. Se dan hallazgos dignos de mención, como el siniestro pasaje antes del Sanctus o la ternura del fraseo sobre las palabras “exaudi orationem meam” en el Agnus Dei. Sensacional la intervención de Toby Spence. Esta visión tan atípica de la partitura se merece por derecho propio un puesto en la discografía. E.M.M. BOCCHERINI: Sonata en do mayor G. 74. Sonata en sol mayor G. 5. Sonata en do menor. FACCO: Ballet nº 3 en do mayor para dos violonchelos. PORRETTI: Sonata en re mayor. VIDAL: Andante gracioso. JOSEP BASSAL y WOLGANG LEHNER, violonchelos. NAXOS 8.557795. Grabación: Gerona, XII/2004. Productores: Josep Bassal y Wolgang Lehner. Ingenieros: Miquel Roger y Pere Casas. Distribuidor: Ferysa. N PE T rabajos diversos de compositores diversos, centrados todos en el violonchelo y con primeras grabaciones mundiales. Vayamos por partes. En primera grabación mundial se registra este llamado Ballet de Giacomo Facco, miembro que fue de la Capilla Real cuando eran niños nuestro luego rey Carlos III y su hermano Luis, y cuya obra de dos violonchelos a dúo data de 1723, siendo uno de los primeros trabajos para chelo escritos en España. Más interés —grabada también por primera vez— tiene la Sonata en re mayor de Domenico Porretti, violonchelista en la Capilla Real española desde 1734 a 1783. Variada en su inventiva, deja traslucir el parentesco musical con Boccherini, aparte de que Porretti fuese suegro del nacido en Lucca. Insistamos en que él dotó al chelo de vida propia por entonces, haciéndole abandonar su papel de puro acompañante para usar sus posibilidades técnicas, de lo que son buena muestra sus doce Conciertos para el instrumento y las treinta y dos Sonatas. De ellas, son tres las que se han grabado en esta ocasión: la temprana Sonata en do mayor G. 74, donde ya en la escucha percibimos la amenidad y la mayor sabiduría con que Boccherini compone para el chelo, lo que se afirma con más altos vuelos en la Sonata en sol mayor G. 5, a la que sigue en el registro la Sonata en do menor, que aporta en su primera grabación la curiosidad de haber sido descubierta en marzo del año 2004. Poco añade la también primeriza en ser registrada obra de Pablo Vidal, obra ya de 1798 podría decirse, ya que se basa en el entonces publicado Arpegio armónico de violonchelo y bajo. La grabación, considerada meramente desde el punto de vista sonoro, no tiene D I S C O S BACH-BRAHMS especial brillantez, así que el interés más marcado está en los primeros registros. JA.G.G. Elizabeth y Marcel Bergmann MUNDOS DE DIVERSA INSPIRACIÓN BOCCHERINI: BOLCOM: Concierto para violonchelo y orquesta nº 9 en si bemol mayor G. 482. Concierto para violonchelo y orquesta nº 10 en re mayor G. 483. Concierto para violonchelo y orquesta nº 11 en do mayor G. 573. Concierto para violonchelo y orquesta nº 12 en mi bemol mayor G. deest. RAFAEL WALLFISCH, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA DEL NORTE. Director: NICHOLAS WARD. Recuerdos. Frescos para dos pianos, armonio y clave. Sonata para dos pianos. Interludio. El beso de la serpiente. Por la puerta del Edén. ELIZABETH y MARCEL BERGMANN, pianos. NAXOS 8.557589. DDD 71’54’’. Grabación: Stockport, V/2004. Productor e ingeniero: John Taylor. Distribuidor: Ferysa. N PE En el segundo centenario de la muerte de Luigi Boccherini en Madrid aparecieron, aquí y allá, en las ediciones discográficas, retazos de su obra, ya que el catálogo de su obra (aunque incompleto) que él mismo realizó, desapareció durante la Guerra Civil Española, lo que fue subsanado en 1969 con la publicación del catálogo completo, con once conciertos Aún se descubrió otro más tarde. Como buen virtuoso del violonchelo, Boccherini basa sus conciertos en el trabajo del solista, al que plantea no pocas dificultades. En esta buena grabación, Wallfisch cumple su misión primorosamente con amplitud de medios, al tiempo que Nicholas Ward le acompaña en línea también de calidad. Sirva para probar esta aseveración el espléndido juego de las maderas en el primer tiempo del Concierto nº 10 en re mayor, y el bien desarrollado segundo, anotado NAXOS 8.559244. DDD. 72’15’’. Grabación: Banff (Canadá), I/2005. Productor: Harold Gillis. Ingeniero: Brian Richards. Distribuidor: Ferysa. N PE Seguimos conociendo y reconociendo a William Bolcolm, nacido en Seattle en 1938. Tras su ópera Panorama desde el puente, algunas de sus Canciones y su ciclo basado en el Blake de Cantos de inocencia y de experiencia, llega ahora este muestrario de diversa inspiración. Estas piezas para dos pianos de William Bolcom nos traen tanto música popular iberoamericana (los tres Recuerdos: Chôro, Paseo y Vals venezolano) como un Rag (El beso de la serpiente) y un Cakewalk (Por la puerta del Edén). Son recreaciones con gracia, alegría, luminosidad. También tenemos una auténtica Sonata en un solo movimiento que en realidad encierra tres, obra en la que abundan las sugerencias poemáticas y cuyos numerosos motivos surgen y resurgen en un discurso lleno de contrastes; esto es, de riqueza. Y un díptico, Frescos, dos piezas amplias, casi media hora en total, poemáticas, descriptivas, sugerentes (Guerra en el cielo y Las cuevas de Orco). El protagonismo es de dos pia- nistas, que en los Frescos acuden también al armonio o al clave. Son obras de 1991-1994, excepto los Frescos, muy anteriores, de 1971. Hay también una breve pieza de los años 60, el interesantísimo Interludio, lleno de figuras nerviosas de valores mínimos y con numerosos silencios cargados de expectación. Excelentes pianistas, Elizabeth y Marcel Bergmann dan una lección de sentido conjunto en este recital monográfico que muestra unos aspectos especialmente interesantes de este interesantísimo compositor cuya obra habita varios mundos. Por las obras y por los intérpretes, destacamos la excelencia de este CD. Santiago Martín Bermúdez Elisabeth Leonskaja NOSTALGIA BRAHMS: Obras para piano opp. 116-119. ELISABETH LEONSKAJA, piano. MDG 343 1349-2. DDD. 81’22’’. Grabación: Bad Arolsen, XII/2004. Productores: Werner Dabringhaus, Reimund Grimm. Ingeniero: Werner Dabringhaus. Distribuidor: Diverdi. N PN Qué gran artista es Elisabeth Leonskaja, otra víctima de la desaparición de Teldec que ha encontrado por fortuna refugio en MDG. Escuchen la nostalgia, el intimismo desplegado por esta formidable pianista en el cuarto Intermezzo de las Op. 116, una interpretación emotiva, sutil, sentida, perfectamente cantada, que responde a las mil maravillas a los requerimientos de este Brahms crepuscular. Y escuchen a continuación la sencilla ternura y delicadeza con que expone la quinta de estas piezas. Creo que estos dos ejemplos bastarían para hacerse una idea de la categoría extraordinaria del disco que se comenta. Como de costumbre, Leonskaja dibuja con exquisita sensibilidad sonora y expresiva su discurso, y estas obras brahmsianas postreras le van como anillo al dedo. La nostalgia, la intimidad, la emotividad que emanan de sus manos son excepcionales. El sonido es hermosísimo, cuidado, diferenciado pero nunca distorsionador, ni siquiera en el más arrebatado Presto energico con que se inicia la Op. 116 o en el Allegro agitato que la cierra. La extracción de las voces, siempre compleja en Brahms y muy especialmente en estas últimas obras, es aquí realizada y expuesta de forma absolutamente impecable. El primer Intermezzo op. 117 es un ejemplo que habla por sí solo. ¡Y qué forma de cantar esta bellísima página tiene esta mujer! ¡Qué maravilla de pianissimi! De verdad que es de las interpretaciones que le hacen a uno contener el aliento. Y así podría seguir pieza por pieza, hasta completar este generosísimo disco, muy bien grabado, de esos que uno desea que no se acaben nunca. Y no me estoy olvidando de su admirado Richter, ni de los Gilels, Kempff o Arrau. Pero como habrán podido ver, la cosa está más que clara: Ahorren, pidan un préstamo, denle un sablazo a alguien, pero este disco es sensacional. No se lo pierdan. Rafael Ortega Basagoiti 83 D I S C O S BRAHMS-DELDEN Andante lentarello, así como está muy bien resuelto el juego contrapuntístico en el tercero y último. Tres tiempos, como en el resto de sus acompañantes en el disco, siempre con uno más lento en el centro, Andante grazioso en el Concierto nº 9 de corte muy al estilo de Haendel, en claro contraste con el Allegro moderato anterior. Como antes decía, el Concierto nº 12 se halló en una librería napolitana en 1987 y se estrenó ese mismo año en Viena. Se ha dicho que tal vez sea más tardío que el resto (en torno a 1772). Menos vistoso tal vez, por decirlo de alguna manera: con menos ornamentación y una mayor claridad de líneas. Es música muy grata, reflejo del período clásico y de lo que empezaba a sacarse del chelo como solista. ¡Y a muy buen precio! J.A.G.G. BRAHMS: Sinfonía nº 2 en re mayor op. 73. Danzas húngaras. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Directora: MARIN ALSOP. NAXOS 8.557429. DDD. 65’06’’. Grabación: Londres, III/2005 (Sinfonía); Watford, VI/2005. Productor e ingeniero: Tim Handley. Distribuidor: Ferysa. N PE BUXTEHUDE: Siete Sonatas para violín, viola da gamba y continuo op. 2 BuxWV 259265. JOHN HOLLOWAY, violín; JAAP TER LINDEN, viola da gamba; LARS ULRIK MORTENSEN, clave. NAXOS 8.557249. DDD. 63’13’’. Grabación: Copenhague, II y IX/1994. Productor: Claus Due. Ingeniero: Peter Bo Nielsen. Distribuidor: Ferysa. R PE S egundo volumen de la música de cámara de Buxtehude, que Naxos toma de la integral que Holloway, ter Linden y Mortensen grabaron hace una década para su sello asociado danés Dacapo. Las siete Sonatas de la Op. 2 siguen la senda de las siete de la Op. 1 y están pensadas para violín, viola da gamba y continuo (clave en solitario, aquí). La música es tan exuberante, brillante y contrastada como toda la escrita dentro del conocido como stylus phantasticus, y la interpretación es, como en el volumen anterior, de fuertes contrastes entre la agilidad, soltura, elegancia poética y brillo del violín de Holloway y la tímbrica oscura, dulce, pero algo seca de la viola de ter Linden. Continuo estiloso y preciso, acaso falto de mayor flexibilidad, de Mortensen. Estas sonatas han sido menos grabadas que las de la Op. 1, lo que unido a la magnífica concepción del trío de intérpretes, a la más que lucida ejecución (en especial, por parte de un Holloway inspiradísimo) y al bajo precio hacen de este disco una opción interesantísima para cualquier amante de la música barroca. P.J.V. S igue adelante el ciclo sinfónico de Brahms a cargo de la directora titular de la Orquesta Sinfónica de Bournemouth desde el año 2002 y hay que decir, una vez conocida su interpretación de la Sinfonía nº 1, que con este disco del que nos ocupamos va en franco ascenso. Su versión de la Sinfonía nº 2 en re mayor desprende un sentido de nobleza y de equilibrio basados en la claridad del tejido musical, el canto instrumental y el empaste, beneficiada por una grabación espaciosa que deja sentir la muy bien respirada interpretación. En la memoria excelentes interpretaciones en disco de esta obra (Giulini, Haitink, Carlos Kleiber, Bernstein) a las que ésta tiene muy poco que envidiar. ¿Quizá cierta blandura en el Allegretto grazioso, por hacer alguna apostilla? Queda un trabajo compacto, muy bien regido y de gran calidad: aleccionador. La cosa es otra en las ocho Danzas húngaras, porque el resultado es más variable. En general, se aleja el toque zíngaro y se tratan como frescos orquestales con renuencia de la impronta rítmica como constante. Con esto, unas se benefician, con detalles estructurales renovados y otras resultan un poco alejadas de lo que parece su esencia. No es un mal trabajo y deben ser escuchadas atentamente con este enfoque. La pieza de oro es la sinfonía: una versión a estimar en alto grado; y a precio irrisorio. 84 J.A.G.G. BUXTEHUDE: Membra Jesu nostri BuxWV 75. Nimm von uns, Herr, du treuer Gott BuxWV 78. CANTUS CÖLLN. Director: KONRAD JUNGHÄNEL. HARMONIA MUNDI HMC 901912. DDD. 74’06’’. Grabación: Neustadt – Madelsloh, V/2005. Productor: Andreas Neubronner. Ingeniero: Martin Nagorni. N PN El ciclo de siete cantatas Membra Jesu nostri constituye sin duda la obra más conocida y grabada de Buxtehude. Junghänel ofrece una versión muy bien equilibrada entre el sentido más austero, contemplativo y penitencial de la música y su luminosidad de raíz italiana, que dibujan a la perfección los violines brillantes y ágiles de Ulla Bundies y Anette Sichelschmidt, que se corresponden en lo vocal con el timbre penetrante de las sopranos Johanna Koslowsky y Susanne Ryden, cuya incisividad resulta por momentos incluso hiriente, desequilibrando puntualmente a un conjunto en líneas generales bien asentado en unas cálidas voces medias (cuya equivalencia instrumental descansa en unas violas da gamba acaso demasiado discretas) y un bajo de acentos profundos y nobles, aunque de fraseo no siempre igual de refinado. Es en las intervenciones solistas donde Junghänel juega con mayor acierto con los contrastes de color y se dedica a destacar y poner en valor el sentido retó- rico de los textos, mientras que los tutti suenan exuberantes y no siempre con la misma transparencia. Completa el disco la cantata coral BuxWV 78 en una interpretación sombría y muy expresiva. No es mala opción ésta, que se sitúa próxima a la también muy equilibrada de Suzuki (Bis) y en un punto intermedio entre la visión cegadoramente luminosa de Gardiner (Archiv) o la ligera y chispeante de Fasolis (Naxos) y el descarnado sentido de las proporciones de Jacobs (Harmonia Mundi), la expresividad palpitante de Koopman (Erato) y el esquematismo algo frío de Christophers (Coro). P.J.V. COPLAND: Appalachian Spring (versión de cámara). Music for the Theatre. BARBER: Capricorn Concerto. ISABELLE SCHNÖLLER, flauta; OMAR ZOBOLI, oboe; REINHOLD FRIEDRICH, trompeta. ORQUESTA DE CÁMARA DE BASILEA. Director: CHRISTOPHER HOGWOOD. ARTE NOVA 82876 50693 2. DDD. 73’55’’. Grabación: Basilea, XII/2002. Productor: Chris Sayers. Ingeniero: Jonathan Stokes. Distribuidor: Galileo MC. N PE P arece mentira, pero el caso es que Christopher Hogwood y la Orquesta de Cámara de Basilea consiguen sorprendernos siempre. De nuevo lo consiguen con este CD que no incluye novedades, aunque el Capricorn Concerto de Barber sea una obra poco conocida, como la Música para el teatro del joven Copland. No así Appalachian Spring, el “ballet para Martha” [Graham, claro está], por mucho que aquí lo oigamos en su versión original para pequeño conjunto; versión que, como sabe bien el aficionado, ya se ha grabado en varias ocasiones. Mas no es por el lado de la novedad por donde nos van a sorprender Hogwood y su excelente conjunto, sino en el planteamiento, de manera que cosas muy oídas, como Eden Valley, adquieren otro tinte dentro de lo reconocible, lo familiar, mas no lo sabido, lo manido, lo obvio. Qué cierre, ese Día del Señor, en la batuta detallista, delicada, tensa de Hogwood. Tres excelentes solistas plantan cara al conjunto de cámara en el Capricorn Concerto de Barber, obra del mismo año que el ballet para Graham, 1944. El resultado es de un clasicismo modernísimo, y no hay contradicción en ambos conceptos, que son mutuamente fecundos. Cierra el disco la pequeña suite Music for the Theatre, de aquel Copland de 1925 que andaba por México en busca de sones y algún que otro entrevero (en todos los sentidos de la palabra). Music for the Theatre sirve, además, como título para una serie que Hogwood plantea con Basilea; esto es el segundo volumen, el primero (Bizet, Strauss) anda por ahí hace tiempo. En fin, otros tres fonogramas magistrales de este director, de este conjunto, de este sello, Arte Nova. S.M.B. D I S C O S BRAHMS-DELDEN Ernest Martínez Izquierdo UN ESTADO DE ÁNIMO CASABLANCAS: Epigramas. Trío de cuerda. Introducción, cadencia y aria. Cuarteto de cuerda nº 2. Nuevos epigramas. Hoja de álbum. Dos apuntes. Aforismo. Tres epigramas para orquesta. MIQUEL VILLALBA, piano. BARCELONA 216. Director: ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO. TRÍO DE CUERDA DE PARÍS. GRUPO DE MANIN. Director: EDMON COLOMER. CUARTETO ARDITTI. THE LONDON SINFONIETTA. Director: EDMON COLOMER. ORQUESTRA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA. Director: SALVADOR MAS. EMEC E-068. DDD. 78’31’’. N PN Este séptimo volumen de la serie Com- positores españoles de hoy, que viene ofreciendo la Fundació Música Contemporània, está enteramente dedicado al autor catalán Benet Casablancas (Sabadell, 1956), del que se recogen nueve composiciones, un par de las cuales (Dos apunts, de 1976, y Aforismo, de 1996, ambas para piano), verdaderas miniaturas, son esbozos, ensayos, apuntes, que en algún momento servirán para partituras de mayor envergadura. Las demás obras, el grueso del programa, pertenecen al período comprendido entre 1990 y 2001, una etapa en la que el autor concreta y madura un lenguaje, un estilo, una concepción de la música como medio de expresión con sus semejantes y de entendimiento del mun- DEBUSSY: Estampes. Images oubliées. Valse romantique. Images I y II. L’isle joyeuse. La plus que lente. VANESSA WAGNER, piano. AMBROISIE AMB999. DDD. 73’27’’. Grabación: Sion, VI/2005. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniera: Alessandra Galleron. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN L a joven pianista de origen bretón Vanessa Wagner (1973) nos propone en este recital al Debussy más refinado, más sugerente y más sutil, el de las Estampas y las Imágenes, para cerrar con la luminosidad de L’isle joyeuse y el humor de La plus que lente, como si fueran dos brillantes propinas en un concierto. Pero al mismo tiempo, se trata del Debussy más pródigo en verbo, y esto no es contradicción. Pensemos en el torrente de Jardins sous la pluie (Estampas), que contrasta en tono con el Lento de las Imágenes olvidadas, mas no en cuanto a elocuencia, considerable en ambos casos. Debussy habla y habla, sólo que además sugiere, señala más allá de donde terminan los sonidos. Por eso, hace falta siempre un virtuoso que administre la cantidad de sonido y le dé sentido. Así lo hace Vanessa Wagner, que después de Rachmaninov, Brahms, Schumann y algunos compositores contemporáneos ha decidido dar el salto a Claudio de Francia. Las dos series do en el que habita. Meollo y núcleo fundamental del bloque son los Epigramas, ese concepto de expresión concentrada, breve, económica en medios pero rica en contenidos, que Casablancas va desarrollando, modelando, perfeccionando y dominando progresivamente, desde los Epigramas de 1990, que siete años más tarde provocarán la composición de New Epigrams, hasta desembocar en 2001 en Tres epigramas para orquesta, aquí ya decididamente sumergido en la expresión sinfónica. Las demás obras no hacen sino demostrar el interés del autor por la síntesis, por la concentración, por la sublimación de lo que interesa y por la eliminación de lo superfluo o accesorio. Hay en esta música interiorización, lirismo, intensidad emotiva, pero también contrastes y humor, signo evidente de la inteligencia. Escuche con la máxima atención el oyente ese Cuarteto de cuerda nº 2 y sumérjase en las sentidas honduras a las que llega el autor. No hay en esta etapa reciente de Casablancas inercia, rutina o especulación vana o gratuita. Hay sentimientos y estados de ánimo perfectamente expresados a través de un lenguaje que ha ido definiéndose y madurando, lejos de la pura experimentación sonora, para convertirse en un instrumento dominado y maleable que permite al compositor sabadellense proclamar de Imágenes son el punto culminante de este recital lleno de color, de agilidad, de pálpito: la acumulación de detalles iconográficos con que resuelve Reflets dans l’eau, el sereno clasicismo que le imprime a Hommage à Rameau, la ensoñación de Cloches à travers le feuilles (magistral mezcla de gamas dinámicas bajas y tesitura aguda), etc. etc. Vanessa Wagner parece conducirlo todo a estas seis piezas, de manera que aquí se encuentre el sentido del CD, y que, además, Isle y La plus que lente resulten ser matices, sugerencias, contrastes enfrentados que enriquecen el discurso y su sentido. Ahora habría que esperar que Vanessa Wagner nos ofreciera los Preludios, al menos eso, porque con este recital nos sugiere que podría tratarse de una nueva referencia. En fin, un excelente Debussy en unos dedos virtuosos, sabios aunque jóvenes, sugerentes aunque afirmativos. S.M.B. DELDEN: Cuarteto op. 58. Sexteto op. 97. Dúo para flauta y arpa op. 27. Introducción y danza op. 26. Noneto para Amsterdam op. 101. VIOTTA ENSEMBLE. MDG 603 1317-2. DDD. 71’10’’. Grabación: Amsterdam, VI/2004. Productores: Werner Dabrinhaus y Reimund Grimm. Ingeniero: Holger Schlegel. Distribuidor: Diverdi. N PN el goce expansivo de la instalación en un estado anímico y personal liberado de problemáticas, preocupaciones y negruras anteriores. La penetración de Casablancas en el mundo concertístico y discográfico ha sido dificultoso y lento, pero seguro. Es un compositor en alza. Todo parece indicar que su obra avanza hacia logros que se atisban muy importantes. En el presente CD se han reunido grabaciones de distintas épocas y procedencias, con intérpretes asimismo múltiples y variados, lo que no perjudica el resultado global ni menoscaba, sino al contrario, la buena labor de coordinación llevada a cabo. José Guerrero Martín R eúne este interesante CD cinco del centenar y cuarto de obras que nos ha dejado el compositor holandés Lex van Delden (1919-1988), cuyo estilo se basa en una tonalidad ampliada, que incluye la politonalidad. Por orden estrictamente cronológico —que no es en el que nos son presentadas en el disco—, la partitura más antigua es Introducción y danza (“Judith”), op. 26, subyugante composición de 1950 —para flauta, clarinete, violín, viola, violonchelo y piano— inspirada en el libro apócrifo de la Biblia que relata cómo la heroína judía libera a su pueblo de la tiranía de Babilonia seduciendo al jefe del ejército enemigo, Holofernes. La música se adapta perfectamente a la historia, con la fuerza, la vitalidad y el desgarro requeridos. Y ya nos descubre una clave fundamental en la música del autor: su condición de judío. Y en función de ella, el dolor de la persecución sufrida por su pueblo — histórica y puntual— y la necesidad de componer en consecuencia. Del mismo año es la obra siguiente en el catálogo, Dúo para flauta y arpa, op. 27, en el que el autor demuestra su dominio tanto en el planteamiento de diálogo entre ambos instrumentos como en el juego de contrastes entre los tres movimientos (Marcia. Moderato, Allegretto scherzando, Rondo. Allegro). De 1957 es el Cuarteto op. 58, para flauta y trío de cuerdas, que reviste el carácter de un divertimen- 85 D I S C O S DELDEN-GIULIANI to. Las dos obras más cercanas a nosotros, y muy próximas entre ellas, son el Sexteto op. 97 (para dos violines, dos violas y dos violonchelos) y el Noneto para Amsterdam op. 101 (para clarinete, fagot, trompeta, dos violines, viola, violonchelo, contrabajo y piano), de 1971 y 1975, respectivamente. Original y de extraña belleza la primera; un homenaje a la ciudad natal del autor, mezcla de jactancia sensual y libertina, ingenuidad y malicioso humor, la segunda. Y ambas demostrativas del buen hacer de un Lex van Delden que parecía encaminarse hacia el mundo de la medicina pero que en realidad perdurará por sus creaciones en el de la música. Magnífico el Viotta Ensemble, integrado por miembros de la estupenda Royal Concertgebouw Orchestra. De tal palo, tales astillas. contado con un excelente cuarteto de intérpretes —canadienses—, de dilatadas carreras y gran experiencia en el campo de la música antigua y de cámara, entre los que de alguna manera el fagotista Mathieu Lussier, con su sonido puro, nítido, aterciopelado, lleva la voz cantante además de haber sido quien ha seleccionado el programa y realizado los arreglos de dos de las obras ejecutadas: el Concierto en si bemol mayor más los fragmentos ya mencionados de la ópera Les visitandines. Homenaje, pues, sentido y de calidad de un fagotista a quien, virtuoso del fagot y de la flauta, se erigió en su día en un verdadero reto interpretativo por las dificultades casi insuperables que planteaba en sus composiciones. J.G.M. J.G.M. DEVIENNE: Cuartetos op. 73, nº 1 en do mayor, nº 2 en fa mayor, nº 3 en sol menor. Concierto en si bemol mayor. Les visitandines (extractos). MATHIEU LUSSIER, fagot; OLIVIER THOUINS, violín; JEAN-LUC PLOURDE, viola; BENOÎT LOISELLE, violonchelo. DEVIENNE ATMA ACD2 2364. DDD. 72’24’’. Grabación: Mirabel (Québec), VI/2004. Productor: Carl Talbot. Ingeniero: Steve Bellamy. Distribuidor: Gaudisc. N PN 86 François Devienne (1759-1803), llamado aquí con evidente intención de reclamo comercial el “Mozart francés”, fue en efecto perfectamente contemporáneo del genio de Salzburgo, de quien en este 2006 celebramos —hasta la saciedad cabe suponer— los dos siglos y medio de su nacimiento. Mozart vivió 35 años y Devienne, 44. El primero escribió tres Conciertos para fagot y el segundo, cuatro. Y en algún caso se han atribuido indistintamente a uno u otro uno de los Conciertos perdidos del salzburgués. Ambos eran, además, masones. Pues bien, de la más célebre de las óperas cómicas de Devienne, Les visitandines, el fagotista Mathieu Lussier ha adaptado, transcrito, dos arias del primer acto para fagot y cuerdas, que es la primera grabación de fragmentos de dicha ópera (aunque no sea en su forma original), donde nos encontramos con una cita casi literal de un aria de Papageno de la mozartiana Flauta mágica, seguramente homenaje al compañero de profesión y de masonería. En cuanto a los tres Cuartetos del Opus 73, de alguna manera están elaborados sobre el modelo de los Cuartetos para flauta y cuerdas de Mozart. En su conjunto, estamos ante una música de estilo galante, de divertimento, no forzosamente en un sentido peyorativo, pues sirve también para expresar emociones. Por fortuna, en el capítulo artístico se ha DONIZETTI: Música completa para piano solo. PIETRO SPADA, piano. 3 CD ARTS 47381/82/83-2. DDD. 170’44’’. Grabación: 1997. Distribuidor: Diverdi. N PE Gaetano Donizetti dedicó la mayor parte de su vida a la composición de casi setenta óperas, siendo su acercamiento a otras formas musicales casi testimonial. Nos llega esta recopilación en tres CDs de su obra para piano interpretada por el pianista italiano Pietro Spada para el económico sello discográfico Arts. Aunque no disponemos de una prueba evidente, la mayor parte de estas obras fueron compuestas en los años de madurez. Dentro del primer volumen encontramos movimientos sueltos que no pertenecen a ninguna forma musical determinada, entre los que predominan los movimientos de carácter rápido combinando con otros de carácter evocador como la pieza denominada La ricordanza. La obra más popular de esta primera sección es la versión para piano del propio Donizetti de la famosa aria Una furtiva lagrima de su ópera L’elisir d´amore. El segundo CD incluye un conjunto de valses de salón y sinfonías en principio compuestas para ser orquestadas, aunque nunca llegaron a tal fin. Destaca el Gran vals en la mayor por su brillantez melódica y principalmente por proceder de un tema del Don Pasquale del propio autor. Finalmente, el tercer registro comprende obras de lo más heterogéneo, así encontramos una fuga al estilo de Bach, una pastoral, un ofertorio y tres temas con variaciones donde encontramos al Donizetti más brillante musicalmente. La interpretación de Pietro Spada es musicalmente correcta y realiza un trabajo encomiable al dar forma a este conjunto de piezas no registradas con anterioridad. La presentación es excelente con notas críticas para cada uno de los volúmenes y resulta especialmente atractiva por su reducido precio. C.S.M. DVORÁK: Suite checa en re mayor op. 39. Obertura Hussite op. 67. Mi Patria op. 62. Nocturno en si mayor op. 40. Scherzo capriccioso op. 66. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: VÁCLAV NEUMANN. SUPRAPHON 3818-2. ADD. 71’44’’. Grabaciones: Praga, IX/1968; XI/1971; II-III/1977; XI-XII/1979. Ingenieros: Miloslav Kulhan, Stanislav Sykora y Frantisek Burda. Distribuidor: Diverdi. R PM Nos ofrece el sello checo Supraphon la remasterización de unas grabaciones antiguas, de entre 1968 y 1979, con obras escritas por el bohemio Antonín Dvorák en el corto periodo de tiempo que va de 1879 a 1983 —los Opus 39, 40, 62, 66 y 67—, por lo tanto composiciones pertenecientes al intervalo comprendido entre los 38 y los 42 años del autor (vivió 63). El sonido, un tanto opaco o apagado en relación con la brillantez —a veces excesiva— a que estamos acostumbrados hoy, es suficientemente bueno. La Orquesta Filarmónica Checa confirma su contrastada valía, y su director, Václav Neumann, acredita la fama de que goza en la actualidad. Estamos ante un Dvorák muy melódico, hondamente sentido, intenso e incluso dramático en su expresividad, buen transmisor del latir de su pueblo. No recoge el programa incluido en este CD ninguna obra maestra pero sí una variada panorámica del buen hacer del autor, con cinco composiciones pertenecientes al que podríamos considerar su segundo periodo creativo, situado entre las obras de juventud y las de su última etapa: una Suite checa (compuesta de Pastoral, Polca, Minueto, Romanza y Final); una obertura dramática (Husitská o Hussite); una larga obertura convertida en el himno nacional checo (Mi Patria); un Nocturno en forma de molto adagio en el que puede apreciarse la enorme capacidad expresiva y de emocionar de Dvorák; y un chispeante Scherzo capriccioso con aires de vals y fogoso desenfado. Una música grata, bien desarrollada, con gran equilibrio y mesura, y fácilmente asimilable, tal vez por aquello de los elementos más o menos afines que la música de la Europa oriental tiene con parte de la música española. J.G.M. FERKO: Stabat Mater. NANCY GUSTAFSON, soprano. HIS MAJESTIE’S CLERKES. Directora: ANNE HEIDER. CEDILLE CDR 90000 051. DDD. 54’37’’. Grabación: Wilmette, VIII/1999. Productor: James Grinsburg. Ingeniero: Bill Maylone. Distribuidor: LR Music. N PN Frank Ferko es un compositor norteamericano nacido en Barberton, Ohio, en 1950. Conoce bien el coro y sus posibilidades, pues trabaja habitualmente como director coral y organista, y el repertorio en el que se mueve cotidianamente le ha influido lo suyo en su faceta creativa como puede apreciarse D I S C O S DELDEN-GIULIANI al escuchar este compacto, en el cual no es difícil detectar ecos de estilos tan distintos como la música renacentista y Penderecki (y, en medio, buena parte de la tradición). El dramatismo, de expresión contenida la mayor parte de las veces, es el propio de una música inspirada por la pérdida de alguien querido y cabe suponer la sinceridad de su autor. El lenguaje, aun siendo bastante heterogéneo, es fundamentalmente modal y/o tonal y la escritura patentiza el profundo conocimiento que de la voz tiene su autor aunque no llega a caer en el efectismo ni desafía al coro con propuestas extrañas. Es, simplemente (que ya es decir), una obra muy bien escrita pero que puede resultar poco atractiva para la mayoría del público dada una cierta tendencia a la aridez y a la uniformidad. La verdad es que cuesta de escuchar completa a pesar que no puede negarse el interés de determinados fragmentos, pero es mucho pedir al oyente casi una hora de música coral fundamentalmente meditativa y más o menos religiosa si el autor no se llama Chaikovski o Rachmaninov, aunque los intérpretes hacen lo que pueden (y más) por convencernos de las bondades de esta obra. J.P. FINZI: Oh Fair to See. Till Earth Outwears. A Young Man’s Exhortation. JAMES GILCHRIST, tenor; ANNA TILBROOK, piano. LINN CDK 253. DDD. 63’15’’. Grabación: Horsham, III/2004. Productores e ingenieros: Philip Hobbs y Ben Turner. Distribuidor: LR Music. N PN Gerald Finzi (1901-1956) es conocido fuera del Reino Unido por su magnífico Concierto para clarinete y orquesta de cuerdas. Finzi comparte con Roger Quilter, Frank Bridge y Benjamin Britten un interés muy especial por la canción, fruto también del hecho de ser un gran lector de poesía. Sus melodías son, por decirlo así, muy inglesas, su raigambre estilística es evidente y claramente ligada a la de sus contemporáneos, sin la originalidad de Britten pero en nada inferior al resto. Su principal fuente de inspiración fue Thomas Hardy, lo que añade un interés especial a este disco para quienes sigan la revalorización de la obra poética del autor de Jude el oscuro. Se recogen aquí tres ciclos de Finzi, de los cuales dos de ellos —Till Earth Outwear y A Young Man’s Exhortation— están basados en poemas de Hardy. En Oh Fair to See se recogen también textos de Christina Rossetti, Edward Shanks, Ivor Gurney, Edmund Blunden y Robert Bridges. Lo que puede parecer al principio una cierta monotonía en el conjunto se va diluyendo con la escucha, que revela una adecuación admirable entre música y texto, no en vano la escritura de las canciones solía suceder casi de inmediato a la lectura de los poemas –lo que no ocurría con la lentitud compositora del autor en otros géneros. El tenor James Gilchrist está espléndido a lo largo de todo el recital, demostrando por qué su carrera se está desarrollando con rigor y brillantez. Excelente acompañamiento pianístico de Anna Tilbrook. C.V.W. FLOTOW: Alessandro Stradella. JÖRG DÜRMÜLLER, tenor (Stradella); MARKUS MARCQUARDT, bajo (Bassi); SABINE PASSOW, soprano (Leonora). CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO DE COLONIA. Director: HELMUTH FROSCHAUER. 2 CD CAPRICCIO 60117. DDD. 100’51’’. Grabación: Colonia, VII/2004. Productor: Dirk Schortemeier. Ingeniero: Bardo Kox. Distribuidor: Gaudisc. N PN Tras el éxito de Marta en 1841 —la única ópera de Flotow que persiste en los repertorios—, en 1844 y en París compuso el músico esta ópera, que ahora se puede considerar íntegra y en una versión moderna. Metido en la estética Biedermeier, las soluciones de Flotow son agradables y sumarias. Humor sosteni- do, melodías simples, orquestación esmaltada y pimpante, armonías limpias, proliferación de bailes al amparo del carnaval italiano. Froschauer propone una lectura vivaz, límpida, equilibrada, de elegante fraseo y eficacia sonora en abundancia. Las masas lo secundan con solvencia y en el cuadro vocal, de pareja maestría, sobresale, por el compromiso de su parte, generosa de tracas y coloraturas, la soprano Passow. B.M. GIULIANI: Conciertos para guitarra y orquesta nºs 1, 2 y 3. Gran Quinteto para guitarra y cuerdas op. 65. Variaciones para guitarra y cuarteto de cuerda op. 102. CLAUDIO MACCARI y PAOLO PUGLIESE, guitarras. ENSEMBLE OTTOCENTO. Director: ANDREA ROGNONI. 2 CD BRILLIANT 92621. DDD. 59’49’’ y 55’19’’. Grabaciones: Bérgamo, 2002. Productor e ingeniero: Marco Taio. Distribuidor: Cat Music. N PE Michel Camilo SORPRENDENTE CAMILO GERSHWIN: Rapsodia en azul. Concierto in fa mayor. Preludio nº 2. MICHEL CAMILO, piano. ORQUESTRA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA. Director: ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO. TELARC CD-83611. DDD. 56’12’’. Grabación: Barcelona, II/2005. Productora e ingeniera: Elaine Martone. Distribuidor: Indigo. N PN Entre Michel Camilo y la orquesta catalana (incluido su director, el titular hasta hace poco) que le acompaña en esta grabación existe una especial sintonía y fue el propio pianista quien tuvo la idea de llevar a cabo este proyecto. Camilo fue quien dijo qué programa y con quién quería hacerlo y se trataba de grabar música de Gershwin con Martínez Izquierdo al frente de la OBC. Cabe señalar que la versión de la Rhapsody in Blue es la de Grofé, la orquestal, no la instrumentada para big band que ya han grabado otros directores (como Simon Rattle por citar sólo uno). En esta Rhapsody in Blue, Camilo se muestra mesurado y fiel —en la medida de lo posible para un músico de jazz como él es— a la partitura. Camilo, muy atinadamente, no se toma las libertades que ya antes se han tomado algunos pianistas de jazz con esta obra, tal es el caso de Marcus Roberts, por poner un ejemplo reciente, que ya lleva dos grabaciones distintas de la Rhapsody in Blue y una del Concierto en fa. Pero Camilo traza una versión muy fresca y lo suficientemente personal (especialmente en el aspecto rítmico y dinámico) como para resultar atractiva, si bien en algunos momentos no puede dejar de aportar algo propio (es decir, que toca notas que Gershwin no escribió). Y eso tanto en la Rhapsody in Blue como en el Concierto. La orquesta está realmente magnífica, estupenda, y este compacto será sorprendente para muchos e incluso será sorprendentemente bueno para los que vayan más allá de los prejuicios. El programa termina con el Preludio nº 2 para piano solo, casi un blues cuya interpretación abunda en la opción equilibrada de Camilo (respeto a la partitura tomándose las suficientes libertades de un modo mesurado a fin de que la interpretación resulte suficientemente personal) hasta que, de repente, el pianista se desmelena, improvisa y nos regala su maravilloso talento de músico de jazz de verdad, pero después, y como debe ser, vuelve al original y redondea una interpretación digna de todos los elogios. Lo dicho, un disco buenísimo que no debería pasar inadvertido. Josep Pascual 87 D I S C O S GIULIANI-LISZT Siguen apareciendo en el mercado grabaciones con la música siempre encantadora de Mauro Giuliani, con indiscutible e invariable protagonismo de la guitarra. En esta ocasión tenemos nuevas versiones de sus tres conciertos (una integral de verdad) más dos obras de evidente aspecto concertante a pesar de estar destinadas al ámbito de la música de cámara: el Gran Quinteto op. 65 y las Variaciones sobre un tema de Generali op. 102. Así pues, tanto los conciertos como el quinteto y las variaciones (que también son para el quinteto formado por guitarra y cuarteto de cuerda) forman parte de un mismo concepto (e incluso el Gran Quinteto op. 65 tiene en su segundo movimiento un Tema con variaciones basado en la célebre aria Nel cor più non mi sento de Paisiello que ya llamó la atención del joven Beethoven, quien nos legó unas variaciones para piano dignas de ser ampliamente conocidas). Las versiones participan del historicismo interpretativo y los instrumentos son de los llamados “originales”, todos ellos (incluida la guitarra) de hermoso sonido. La cohesión entre los miembros del Ensemble Ottocento es remarcable, así como el equilibrio de volumen entre las secciones, y también entre éstas y el solista Claudio Maccari en los Conciertos nº 1 y nº 2, y Paolo Pugliese en el nº 3 y en las obras de cámara. La reverberación propia del lugar donde se realizaron las grabaciones (una iglesia italiana) juega a favor del sonido de la guitarra, pues éste no se mantiene demasiado y el artificio relativo de la reverberación (prudentemente empleado en la toma sonora) puede considerarse adecuado e incluso beneficiar. La música, ya lo hemos dicho, es encantadora y es de las que nunca está de más escuchar. La ligereza de las versiones es adecuadísima a la propia música aunque ello no suponga sinónimo de superficialidad ni mucho menos, y todo el conjunto resulta plenamente convincentemente a pesar de las limitaciones propias del instrumento solista. J.P. GÓRECKI: Sinfonía nº 3. Canticum graduum. INGRID PERRUCHE, soprano. SINFONIA VARSOVIA. Director: ALAIN ALTINOGLU. NAÏVE V 5019. DDD. 64’05’’. Grabación: Varsovia, XII/2004. Productor: Jean-Pierre Loisil. Ingenieros: Pierre-Antoine Signoret y Jacques Warnier. Distribuidor: Diverdi. N PN 88 Quien más quien menos, recordará el inesperado e insólito éxito discográfico que consiguió en 1992 una grabación de la Sinfonía nº 3 del entonces desconocidísimo compositor polaco Henryk Mikolaj Górecki (n. 1933), un inusual superventas que llegó a serlo casi por el boca a boca en todo el mundo. La obra en cuestión era bastante anterior en lo que a fecha de composición se refiere pues data de 1976. Fue estrenada en BadenBaden por Ernest Bour en 1977 y no alcanzó un especial relieve. Y tras aquella primera y existosa grabación llegaron otras a las que viene a sumarse esta, que tiene a su favor la inclusión de una primicia discográfica de otra obra de Górecki (de 1969), Canticum graduum, que empieza y termina con el hipnotismo que domina la sinfonía precedente pero que, en medio, hay bastante más. Más cercana al Penderecki de la época y a Lutoslawski, esta composición es el gran atractivo del presente compacto pues la Sinfonía nº 3 es de esas obras que no necesitan presentación y que todo el mundo ha escuchado alguna vez (y que no es la Heroica, que puede, y debe, grabarse una y otra vez, y a menudo descubrimos en ella algo nuevo, de modo que no creemos que estemos ante una grabación necesaria). De las versiones tan sólo cabe decir que se trata de interpretaciones del más alto nivel que sitúan el Canticum graduum allí donde merece estar, que es entre las composiciones orquestales breves más destacables de su tiempo (no en vano fue Michael Gielen quien la estrenó en Düsseldorf en 1969), y que consiguen que la Sinfonía parezca realmente más de lo que es. Si creen que diez minutos de buenísima música justifican la adquisición de un compacto, háganse con este. J.P. HASSE: Réquiem en do mayor. Miserere en re menor. SIMONA HOUDA-SATUROVÁ, soprano; BRITTA SCHWARZ, contralto; ERIC STOKLOSSA, tenor; GOTTHOLD SCHWARZ, bajo. CORO DE CÁMARA DE DRESDE. ORQUESTA BARROCA DE DRESDE. Director: HANS-CHRISTOPH RADEMANN. CARUS 83175. DDD. 65´04’’. Grabación: Dresde, II/2005 (en vivo). Productor: Hein Laabs. Ingeniero: Axel Sommerfeld. Distribuidor: Diverdi. N PN Por primera vez se registra, en vivo y con una reproducción que para nada evidencia el directo tomado por la Radio alemana en la Lukaskirche de Dresde, este importantísimo Réquiem del alemán Hasse. Importante por extensión (casi cuarenta y cinco minutos), por ambición, diversidad y resultados a lo largo de sus veintiséis números. En ellos alternan los consagrados tanto al coro como la unión de éste y la orquesta con uno o más solistas. Los intérpretes son muy a lo germánico: de una justeza total para el propósito, sin que haya estrellato por parte de nadie. Sorprende, es verdad, el franco y fresco timbre del tenor desde su intervención primera del “Te decet himnus”. Sin que pese —al contrario, en la audición se va de hallazgo en hallazgo— ningún fragmento, por destacar alguno sí hacerlo con el juego tímbrico de la flauta dulce y el oboe d’amore frente a la soprano en el Recordare. También excelente ésta, mientras que bajan en calidad las voces solistas más graves, que no lo son tanto. A mencionar especialmente el conmovedor Lacrimosa y la polifonía asombrosa del final “Dona eis requiem”. Disminuido queda el Miserere al lado de su acompañante en el disco, aunque en él, obra equilibrada y no deleznable, resulte destacable especialmente el desarrollo de las partes (coro, solistas femeninos y orquesta) en el “Ecce enim”. El disco ostenta el Premio de la Crítica Alemana, y lo merece por novedad, importancia y realización de la nueva obra. J.A.G.G. M. HAYDN: Andromeda e Perseo. BEATRIX FODOR, soprano (Andromeda); BENCE ASZTALOS, bajo (Cefeo); TIBOR AZAPPANOS, tenor (Fineo); GABRIELLA GAL, soprano (Perseo). SINFÓNICA SAVARIA. CORO DE LA ESCUELKA SUPERIOR DANIEL BERZSENYI. Director: TÁMAS PÁL. 2 CD BONGIOVANNI GB 2377/78-2. DDD. 129’03’’. Grabación: Szombathely (Hungría), III/2004. Ingeniero: László Dobos. Distribuidor: Diverdi. N PN La obra Andrómeda y Perseo de Michael Haydn (1733-1806) fue estrenada en el Hoftheater de Salzburgo en 1787 para conmemorar el decimoquinto aniversario de la investidura del arzobispo y príncipe Jerónimo. Encargada como una ópera italiana por el propio mandatario, es en realidad un híbrido que mezcla elementos de la ópera seria, por su argumento mitológico, con características de la ópera bufa napolitana. Michael Haydn desarrolló toda su producción musical alrededor del arzobispado salzburgués, siendo ésta su única incursión dentro de la ópera seria. El libreto se basa en la Andrómeda de Cornelio y en un pasaje de la Metamorfosis de Ovidio. Estrenada el mismo año en el que Mozart trabajaba en Don Giovanni, la ópera tiene valores musicales indiscutibles, es muy dinámica, de fácil melodía y se escucha con sumo agrado. Los personajes de Andrómeda y Perseo están representados por dos sopranos, destacando la soprano Beatrix Fodor como la primera por su capacidad dramática en los recitativos y su indudable musicalidad. El personaje de Perseo está defendido por Gabriella Gal, que canta de forma muy natural con una adecuación estilística impecable. Los caracteres masculinos se mantienen en un nivel más discreto, así el tenor Tibor Azappanos como Fineo cumple con su compleja parte, pero presenta un instrumento vocal de poca entidad aunque muy musical. Por otro lado, el bajo Bence Asztalos como Cefeo nos brinda un interpretación muy animada del aria Se il german del primer acto. La dirección musical de Támas Pál es dinámica y articulada, dirige a la Orquesta Sinfónica Savaria logrando un sonido muy atractivo. La grabación es de una claridad absoluta, lo que hace de este registro del sello Bongiovanni una buena opción de compra. Recomendable. C.S.M. D I S C O S GIULIANI-LISZT HUMMEL: Concierto para piano, violín y orquesta op. 17. Concierto para violín y orquesta (completado por Gregory Rose). ALEXANDER TROSTIANSKI, violín; POLINA OSETINSKAIA, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA RUSA. Director: GREGORI ROSE. NAXOS 8.557595. DDD. 64’21’’. Grabación: Moscú, IX/2004. Productora: Liubov Doronina. Ingenieros: Dimitri Missailiov y Alexandr Karasev. Distribuidor: Ferysa. N PE El contenido de este registro es valioso en cuanto a las obras en él recogidas, contando además con la primera grabación de la versión del Concierto de violín completado por Gregori Rose que, además, dirige a esta denominada Orquesta Filarmónica Rusa. La primera vez que se dio en esta forma fue en Londres el año 1998. Así que se trata éste de un registro con interés evidente para el coleccionista. Las obras, claramente, son obras muy bien trabajadas, de gran inventiva y excelso vuelo para la época. Debe anotarse que Hummel dejó incompleta esta obra para violín por la enorme impresión que le hizo al eslovaco el homónimo de Beethoven al asistir a su estreno en 1806. Pero vamos a las interpretaciones. Y desde este punto de vista, el disco es irregular, ya que en el Concierto para piano, violín y orquesta op. 17 el violinista, Trostianski, se muestra contenido en exceso y queda pálido al lado de una pianista con soltura y con buen estilo. Sin embargo, en el Concierto para violín y orquesta se crece y parece otro. Se habla de un concierto de un período intermedio entre Haydn y Mozart por un lado, con gran desarrollo de la parte solista antes de llegar a los más grandes del período romántico alemán. Añádase a lo ya dicho que la orquesta no pasa de lo correcto y el sonido de la grabación tampoco es descollante. Xavier Phillips y Jean-Marc Phillips-Varjabédian VIRTUOSA FRATERNIDAD KODÁLY: Sonata para violonchelo op. 8. Dúo para violín y violonchelo op. 7. XAVIER PHILLIPS, violonchelo; JEAN-MARC PHILLIPSVARJABÉDIAN, violín. HARMONIA MUNDI HMC 905265. DDD. 58’32’’. Grabación: París, III/2004. Productor e ingeniero: Jean-Martial Golaz. N PN La familia que toca unida, a veces consigue recitales como éste. Uno de los hermanos, Xavier Phillips, desgrana con virtuosismo e introspección el Op. 8 de Kodály, una de las páginas favoritas de los grandes chelistas. Junto con su hermano el violinista Jean-Marc PhillipsVarjabédian acomete una obra contigua a la anterior, otra de las aportaciones para chelo. En ambos casos, se trata de obras en tres movimientos, con largo aliento, ambiciosas, de discurso amplio e intenso, con mucho lirismo. Esa ambición y ese lirismo son tal vez las características mayores de este recital rico, cias barrocas y del divertimento, pero también una notable originalidad en la línea melódica. Los intérpretes hacen que salga a la superficie la gracia y la fina elegancia de estas músicas, por medio de un sonido de apariencia frágil y un obvio dominio del lenguaje. No falta una apuesta a fondo en las partes más serias y complejas, caso del Andante commodo con que se abre el Cuarteto en sol menor op. 1, nº 3, de atractivo entramado contrapuntístico, o el subrayado de la urgencia rítmica —que bordea el sturm und drang— del Finale del Cuarteto en re mayor op. 1, nº 4. E.M.M. J.A.G.G. KRAUS: Cuartetos. Vol. I. Cuartetos en si mayor op. 1, nº 1; en fa menor sin op., en do mayor sin op., en sol menor op. 1, nº 3 y re mayor op. 1, nº 4. CUARTETO JOSEPH MARTIN KRAUS. CAVALLI CCD 224. DDD. 72’18’’. Grabación: 2000. Distribuidor: Gaudisc. N PN La figura de Joseph Martin Kraus se encuentra todavía en proceso de construcción, pues ni siquiera se puede dar por terminada la investigación en torno a su biografía. Estricto contemporáneo de Mozart, desarrolló su actividad en Suecia al amparo del rey Gustavo III. Conocidas ya algo de sus músicas escénica y orquestal, esta interesante serie que ahora se inicia nos lo revela como un apreciable autor de cámara. Es evidente que Kraus estaba familiarizado con los cuartetos de Haydn, porque en los suyos se aprecia su influencia y una evolución semejante a la experimentada por las obras del autor de La Creación. Hay en los cuartetos de Kraus resonan- LASSO: Primer libro de motetes. SFORZINDA. Director: JOAN IZQUIERDO. ARS HARMONICA AH156. DDD. 53’22’’. Grabación: Castillo de Mediona, IV y V/2005. Ingeniero: Fernando Abril Adán. Distribuidor: Gaudisc. N PN Sforzinda es un conjunto de flautas dulces formado por jóvenes intérpretes españoles que hace su presentación discográfica con este trabajo dedicado a transcripciones para sus instrumentos del primer libro de motetes a 5 y 6 voces de Orlando de Lasso, que fue editado en Amberes en 1556. Nada que reprochar a la opción escogida, pues los consorts de instrumentos de la misma familia fueron habituales en la época y una de sus prácticas predilectas fue la de ofrecer versiones instrumentales de música vocal. Lamentablemente, la cansina uniformidad del sonido de las flautas, la estrechez de las dinámicas y una grabación absolutamente brumosa, constreñida, sin espacialidad alguna y distorsionada en los registros más graves, hacen de matizado, sugerente, virtuoso. Cómo vibra el chelo de Xavier en ambas secuencias; qué respuestas exaltadas, violentas o líricas le dedica Jean-Marc. En fin, una hora de música de muy alto nivel artístico, un dúo de instrumentistas sencillamente impresionante. Santiago Martín Bermúdez éste un trabajo fallido. Incomprensiblemente, el sello Ars Harmonica, residenciado en Sabadell, ofrece las notas interiores sólo en inglés. P.J.V. LISZT: Preludio y fuga sobre BACH. Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen. Fantasía y fuga sobre el coral Ad nos ad salutarem undam. KAY JOHANNSEN, órgano. CARUS 83.171. DDD. 63’13’’. Grabación: Stuttgart, IX/2004. Ingeniero: Wolfgang Mittermaier. Distribuidor: Diverdi. N PN S e grabó el disco que comento en el órgano Mühleisen de la Stifskirche, en Stuttgart, y advierte la carpetilla que las grandes diferencias dinámicas apreciadas en la escucha se corresponden con el rango dinámico de este instrumento cuya registración se recoge también en las notas acompañantes. Pese a lo dicho, no se esperen en el Preludio y fuga sobre BACH grandes cascadas de armónicos y espectacularidad a ultranza como puede corresponder a su forma de fantasía, sino un mayor detalle estructural comparando con otras grabaciones de tan frecuentada obra, con un sonido claro que penetra en ella significadamente. Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen se inspira igualmente en Bach, y aún de manera más ceñida, pues es en su cantata del mismo nombre en la que Liszt encuentra una referencia ante la pérdida de sus hijos: primero Daniel, a finales de 1859 (la escribe entonces para piano); y es a raíz de la muerte de Blandine tres años más tarde cuando retoma el motivo y hace una obra de mayor vuelo, aun así íntima, recogida, que Kay Johannsen toca con magnífica planificación de voces y dinámicas hasta la 89 D I S C O S LISZT-MOZART reconocida afirmación del breve coral final. Y es otro coral, de Meyerbeer, perteneciente a su ópera El profeta, el que es reescrito para dar lugar a la Fantasía y fuga contenida en el disco, en la que el motivo realmente origina dos fugas. Ponderada ha sido ya la calidad del órgano utilizado, a lo que se une el magisterio del organista y la excelente calidad de la grabación. Un muy buen disco de órgano. J.A.G.G. MAHLER: Sinfonía nº 7. STAATSKAPELLE BERLIN. Director: DANIEL BARENBOIM. WARNER 2564 62963-2. DDD. 74’37’’. Grabación: Berlín, II/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. N PN Sinfonía nº 7. ORQUESTA SINFÓNICA DE SAN FRANCISCO. Director: MICHAEL TILSON THOMAS. 2 SACD AVIE 821936-0009-2. DDD. 78’11’’. Grabación: San Francisco, III/2005 (en vivo). Productor: Andreas Neubronner. Ingeniero: Peter Laenger. Distribuidor: Gaudisc. N PN Dos nuevas versiones de la Séptima de 90 Mahler enriquecen ahora la ya enorme discografía de la obra. La primera de ellas, hecha en estudio en Berlín en febrero del pasado año, supone una de las raras dianas de Barenboim en su discutida faceta de director de orquesta, se nota que ha estudiado la obra y profundizado en ella y en su contexto compositivo, dándole los matices adecuados de oscuridad y de misterio, a veces con una grandeza casi fúnebre (ritmo de marcha al principio del primer movimiento), además de poner en evidencia ese sentimiento de inestabilidad y malestar que recorre prácticamente toda la obra. Pero aparte de resaltar adecuadamente el sentimiento pesimista y fatídico de esta canción nocturna, la batuta sabe planificar excelentemente la difícil simetría de la obra, dándole una extraña unidad en la que hasta el relleno del Rondó final (página enigmática y con ambiguas referencias al pasado sobre la que todavía no se ponen de acuerdo los estudiosos del compositor) parece adquirir en sus manos un verdadero significado sinfónico. También hay que resaltar la impecable actuación de la Staatskapelle de Berlín, inusualmente virtuosa y refinada (nunca la habíamos escuchado a este nivel de calidad) y aunque en determinados momentos (por ejemplo, en el fantasmagórico Scherzo) se le podría haber pedido más definición y claridad expositiva y no tanta precipitación para poder definir más precisamente lo siniestro del movimiento, en conjunto es una admirable actuación que seguramente tendrá confirmación y continuidad en el ciclo Mahler que Barenboim grabará durante los próximos años y del que esperamos cosas de interés. En fin, un buen logro sinfónico de este director que eleva esta Séptima de Mahler, si no al nivel de los Horenstein, Kubelik, Bernstein o Maazel, sí al menos a lo más alto de lo que conocemos de su irregular y extensa fonografía como director de orquesta. Muy buena grabación. En cuanto a la segunda versión de Tilson Thomas (recordemos que ya había grabado una anteriormente para RCA en 1997 con la Sinfónica de Londres) es menos personal y más convencional que la de Barenboim, aunque está estupendamente tocada (es un concierto en vivo) y notablemente grabada (si bien inferior y sin resaltar los detalles instrumentales con tanta pericia como el registro Warner). No hay nada especialmente criticable, teniendo que resaltar quizá la adecuada ambigüedad de la segunda Nachtmusik, esa especie de Lied orquestal de falsa inocencia y distanciada nostalgia aquí muy bien expuesta. Pero al lado de la enorme discografía de la obra, poco puede hacer esta sólida y artesanal interpretación, un buen concierto de Tilson Thomas y su Sinfónica de San Francisco que en nuestra opinión no era para conservar en CD, un documento que, escuchado con atención, no pasa de una peligrosa rutina de lujo en la vida fonográfica de una gran orquesta. En suma, de las dos versiones reseñadas Barenboim gana la partida en uno de sus más notables registros sinfónicos, desde luego muy por encima de sus discutibles Beethoven, Brahms o Bruckner y también por encima de su no excesivamente conseguida Quinta con la Sinfónica de Chicago para este mismo sello. Esperamos que el ciclo tenga continuidad en Berlín con la Staatskapelle, orquesta inferior a la americana pero seguramente con un idioma, un sedimento cultural y una emoción más subjetiva que beneficiará más y mejor a la música de Mahler. E.P.A. MARENZIO: Madrigali Spirituali a cinque voci. GLI ERRANTI. Director: ALESSANDRO CASARI. STRADIVARIUS STR 33642. DDD. 45’47’’. Grabación: Marone, Italia IX/2001. Ingeniero: Peter Golser. Distribuidor: Diverdi. N PN Luca Marenzio vivió coincidiendo casi exactamente con la segunda mitad del s. XVI y desarrolló la mayor parte de su actividad en Roma al servicio del cardenal Luigi d’Este, hombre de gran poder político y fastuosa riqueza, de la que puede servir como ejemplo su Villa de Tivoli, de cuyos maravillosos jardines y fuentes nos dejó Liszt un imperecedero retrato musical. Autor de varias recopilaciones o libros de madrigales, el que recoge este CD es el único de Marenzio dedicado a los llamados madrigali spirituali, una especie típicamente romana de compromiso entre lo sagrado y lo profano, utilizando un texto de inspiración religiosa para una forma musical profana, como pasaría en el siglo siguiente con el oratorio en épocas de prohibición de la ópera. Su composición tuvo el notable destino de ser un obsequio al Papa Gregorio XIII como muestra del agradecimiento del cardenal d’Este por la cesión final de un grandioso palacio construido por el primero en la colina del Quirinale, que era propiedad del segundo. Este palacio es actualmente la sede del Presidente de la República. El grupo denominado Gli Erranti, toma su nombre de la Accademia degli erranti, un conjunto de músicos y hombres de letras existente en Brescia, la ciudad natal de Marenzio, a principios de s. XVII. Los doce madrigales que integran el libro son interpretados por cinco componentes variables de la totalidad de nueve que constituyen el conjunto vocal, muy sutilmente reforzados, mejor dicho complementados, por uno instrumental de laúd, arpa doppia y clave. La vena artística de Marenzio es muy variada, incluso dentro de los propios límites de estos Madrigali spirituali y de un refinamiento exquisito, que los intérpretes recogen muy adecuadamente, con una total transparencia de las líneas vocales que permite captar el entramado polifónico a la vez que emocionar por su belleza, mas propia de lo terrenal que de lo espiritual o si se quiere, mas cercano al Monteverdi que ha de venir que a la escuela de Palestrina. J.L.F.G. MASON: Felt ebb thus brink here array telling. ENSEMBLE MODERN. COL LEGNO WWE 20604. DDD. 71’44’’. Grabación: Donaueschingen, X/2004. Productor: Wulf Weinmann. Ingeniero: Klaus-Dieter Hesse. Distribuidor: Diverdi. N PN S abemos, por los diferentes registros que nos llegan del Festival de Donaueschingen, que este prestigioso encuentro anual de música contemporánea en el corazón de Alemania viene otorgando, de un tiempo a esta parte, un interés especial a las prácticas sonoras que se salen del esquema del concierto tradicional. Muchas de las obras de los últimos años contienen un arsenal en el que a la orquesta se le añaden soporte electrónico, proyección o instalación sonora. La influencia del arte sonoro se deja sentir sobre un festival que, en lugar de abrir decididamente sus puertas a los artistas multimedia, muestra aun fuertes reticencias y, convocando a los compositores formados exclusivamente en el campo de la música instrumental, lo que se propicia es la creación de extraños artefactos como el que recoge el presente CD, sin duda, la obra más inclasificable de la que hay noticia. Los responsables de Donaueschingen se resisten a programar a artistas del campo electroacústico, a “paisajistas” o a “escultores sonoros” que, a buen seguro, ofrecerían con un mayor rigor aquello que Donaueschingen viene pidiendo en los últimos tiempos: intentar estar “al día” renovando el patrón tradicional de la orquesta y del Gran Auditorio. El problema es que, mientras la orquesta (o el ensemble) sea el referente principal, escasos serán los D I S C O S LISZT-MOZART avances sonoros que se puedan experimentar allí. Donaueschingen debería replantearse el criterio de selección de los autores y el material a emplear, tomar ejemplo de los muchos encuentros y festivales que hay actualmente en la geografía europea donde las fronteras estilísticas se han roto totalmente. A Benedict Mason, un compositor que proviene del campo instrumental (y del que no se ofrece ninguna noticia en el libreto), se le ha encargado una obra que, en un principio, habría que calificar de “instalación sonora”, pero no es del todo cierto, pues juega con el espacio arquitectónico del Gran Auditorio y se presenta además como una sucesión de piezas en donde es muy fácil percibir el esquema del discurso tradicional, más aún, en secciones como “thus” y “brink”, el recurso de acelerandos y rápidas ralentizaciones del material evoca de forma burda los procedimientos de músicos como Haba en tiempos lejanos y de Haas, en la actualidad, en lo que respecta al empleo de la microinterválica. El resultado sonoro, tomado globalmente, está lejos de ser mínimamente atractivo. No corresponde a una obra de Arte Sonoro (no posee una granulación ni un sentido de movilidad del objeto sonoro) ni tampoco a una obra para sala de conciertos, pues lo sonidos que provienen de los instrumentistas dispersos por el espacio arquitectónico no poseen el rasgo “noble” que los caracteriza al potenciarse el elemento ruidístico, el efecto. Estamos, pues, ante un extraño y poco apetecible híbrido, una obra que nace más por capricho de unos programadores, que buscan desesperadamente nuevas formas de representación del sonido, que a una verdadera inquietud estética. F.R. MENOTTI: Concierto para violín y orquesta. Cantilena e Scherzo. Five songs. Canti della lontananza. ITTAI SHAPIRA, violín; GILLIAN TINGAY, arpa; CHRISTINE BREWER, soprano; ROGER VIGNOLES, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RUSIA. Director: THOMAS SANDERLING. CUARTETO VANBRUGH. ASV CD DCA 1156. DDD. 71’29’’. Grabaciones: Moscú, VII/2001; Pulborough, VIII/2002 y IIIIX/2003. Productores e ingenieros: Liubov Doronina, Chris Craker y Ken Blair. Distribuidor: Diverdi. N PN Desde su gran éxito internacional con Amelia al ballo (1937), el compositor italiano —residente en Estados Unidos— Gian Carlo Menotti (Cadegliano, 1911) ha sido conocido casi exclusivamente por sus óperas, basadas en acontecimientos de la vida cotidiana. El CD que ahora comentamos tiene la virtud de reunir cuatro obras que se adentran en otros campos cultivados por este compositor: la gran orquesta con solista, la música de cámara y la canción o lied. Se han reunido grabaciones hechas en diferentes ciudades y fechas, con intérpretes de diversa procedencia. Y se ha confor- mado un disco de interés por dar a conocer la parte menos conocida de la producción musical del nonagenario músico. Si en el género operístico Menotti revela la influencia de Puccini, en el resto de su obra pueden rastrearse influencias de Musorgski, Mahler y Prokofiev, entre otros. Frescura, espontaneidad y una inventiva melódica de inmediata comunicabilidad son características que también detectamos en las partituras que se nos proponen. El Concierto para violín y orquesta, compuesto en 1952, brillante y con amplio margen para que el solista despliegue todo su virtuosismo, cuenta aquí con el joven violinista israelí Ittai Shapira, magnífico tanto en lo técnico como en lo expresivo, con poderoso y limpio sonido, tenso y dramático como así lo pide la obra. Cantilena and Scherzo, obra de 1977, para arpa y cuarteto de cuerda, transmite nostalgia y apasionamiento a través de un melodismo de la mejor ley. Y la mórbida y a la vez rotunda voz de Christine Brewer aborda los dos ciclos de canciones Five songs (1983) y Canti di Lontananza (1967), que le sirven al autor para dar rienda suelta a un amplio abanico de sentimientos y de respuestas a variadas experiencias humanas. J.G.M. MESSIAEN: Visions de l’Amen. SCHÜTZ-KURTÁG: Die Sieben Worte (Fragmenta). ANDREAS GRAU y GÖTZ SCHUMACHER, pianos. COL LEGNO WWE 1CD 20105. DDD. 56’27’’. Grabación: Berlín, I/2002. Productor: Michael Kacmarek. Ingeniero: Geert Puhlmann. Distribuidor: Diverdi. N PN E l sentido explícitamente religioso de este recital lo traduce el dúo de pianistas Grau y Schumacher mediante un equilibrio entre espiritualidad y expresividad directa. Los nueve minutos de Las siete palabras de Schütz vistas por Kurtág son una introducción clasicista, con resonancias antiguas muy lógicas, pero con una sonoridad moderna, en rigor otro equilibrio de códigos, de sentidos. Viene a continuación la serie de las siete Cuarteto Belcea MOZART SE SUEÑA MOZART: Cuartetos de cuerda K. 465 “De las disonancias” y K. 499 “Hoffmeister”. CUARTETO BELCEA. EMI 3 44455 2. DDD. 70’29’’. Grabación: Suffolk, X-XI/2005. Productor: John Fraser. Ingeniero: Arne Akselberg. N PN El Belcea Quartet se ha convertido en una de las más prestigiosas agrupaciones camerísticas jóvenes del panorama actual. Fue cuarteto residente en el Wigmore Hall de Londres en 2001 y al año siguiente empezaron los éxitos discográficos a los cuales, sin ninguna duda, va a sumarse este compacto que comprende dos de los cuartetos más célebres de Mozart. Tras el misterioso y tenso Adagio introductorio del primer movimiento del K. 465 (que justifica el sobrenombre de este genial cuarteto) admirablemente expuesto por el Cuarteto Belcea, llega una versión del Allegro de un impulso juvenil, de ritmo casi trepidante, poderosa y ligera, al mismo tiempo que suena fresca y vital, no tan “elegante” como es bastante habitual (uno quiere imaginar que Mozart debió “soñar” así este portentoso Allegro, pues cabe creer que de este modo no fue interpretado en su tiempo y, es evidente, Mozart componía para la posteridad). Así pues, la cosa no podía empezar mejor y el Belcea se puso el listón muy alto a sí mismo. Pero el festival sigue y el Andante cantabile nos parece de lo más hermoso de su autor, tan cerca del lirismo operístico, de Las bodas de Fígaro, ópera de 1786 y, por tanto, un año posterior a este cuarteto. La “marcha” vuelve con el Menuetto y entre lo rítmico y lo lírico (con algún apunte casi de carácter sinfónico) se mueve la maravillosa versión del Allegro molto final. Una versión a situar entre las mejores de tan importante obra. Completa el programa el K. 499, el famoso Hoffmeister, compuesto algunos meses después de Las bodas de Fígaro e inmediatamente posterior a otra obra maestra, el Trío “Kegelstatt”. Este cuarteto es una composición tan personal como el anterior y, a pesar de su apariencia clásica, Mozart expresó en él un estado de ánimo inquieto, en ocasiones de profunda tristeza y esperanzado otras, que la interpretación del Belcea expone con claridad e intensidad. Sin más respiro que el aparentemente plácido (pero tenso en realidad si se le escucha con la atención que merece) Adagio (tercer movimiento, no segundo), esta obra conoce en manos del Belcea una versión inolvidable. Josep Pascual 91 D I S C O S MOZART Visiones, en la que abundan los valores amplios y las resonancias mantenidas, pero con frecuentes irrupciones de ritmos que rompen ese planteamiento. Como si aquí hubiera pájaros (los hay en el Quinto Amén, en medio de Angeles y Santos), mas también como si hubiera himnos. Como si hubiera fiesta, mas también como si hubiera temor (de Dios, claro, y para eso está el Juicio, el sexto Amén, sobre todo con sus desacordes en el extremo grave). Dos pianistas excelentes y un concepto profundo y también explícito del Espíritu, con sus colores y su sentido, con su itinerario inexorable. Belleza rotunda, cuyas sutilezas están bajo la exposición perentoria de ambos artistas, que resultan ser uno solo. S.M.B. MEYERBEER: L’esule di Granata. Selección. MANUELA CUSTER (Almanzor), LAURA CLAYCOMB (Azema), MIRCO PALAZZI (Sulemano), PAUL AUSTIN KELLY (Alamar). CORO GEOFFREY MITCHELL. ACADEMY OF ST MARTIN IN THE FIELDS. Director: GIULIANO CARELLA. MEYERBEER OPERA RARA ORR234. 78’33’’. Grabación: Londres, V/2004. Productor: Patric Schmid. Ingeniero: Chris Braclik. Distribuidor: Diverdi. N PN Piotr Anderszewski ELEGANCIA MOZART: Conciertos para piano nº 17 en sol mayor K. 453 y nº 20 en re menor K. 466. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. PIOTR ANDERSZEWSKI, piano y director. VIRGIN 0946 344696 2 3. DDD. 62’44’’. Grabación: Edimburgo, IX/2005. Productor e ingeniero: Philip Hobbs. Distribuidor: EMI. N PN Segundo disco mozartiano de Anderszewski (el primero lo grabó junto a la Sinfonía Varsovia, éste con la Orquesta de Cámara Escocesa), con resultados que cabe calificar de notabilísimos. El polaco-húngaro se decide por una línea prebeethoveniana, y parece haber tomado nota de algunas pautas del historicismo, con acentos contundentes y dinámicas bien contrastadas, siempre sabiamente manejadas. Sin inflar en exceso, Anderszewski no rehúye la carga dramática del K. 466, haciendo de su tiempo central un magnético centro de gravedad de la obra, ni el encanto del K. 453, cuyo tiempo lento obtiene una traducción de exquisito color nostálgico, mientras el final tiene toda la gracia y brillantez que uno puede esperar. Unas interpretaciones que no se limitan a la elegancia (aunque la tienen, desde luego), ni incurren en caprichos o exageraciones innecesarios, sino que extraen de esta bellísima música todo un contenido expresivo que va mucho más allá del atractivo melódico. La orquesta le sigue como un solo hombre y proporciona un acompañamiento tan enérgico y colorista como la interpretación del pianista polaco-húngaro. La grabación de Virgin es estupenda, con gran presencia y claridad. La presentación es buena pero convencional. Con un pianista tan poco convencional como Anderszewski, y con tantas cosas que decir —como ha demostrado en el documental de las Diabelli— creo que hubiera tenido interés conocer en sus palabras sus pensamientos sobre estas obras. En todo caso, es cierto que lo expresa con más que sobrada claridad y absoluta convicción en estas sobresalientes interpretaciones. Un disco mozartiano muy atractivo y, como tal, absolutamente recomendable. Rafael Ortega Basagoiti Alfred Brendel y Charles Mackerras FIEL A SÍ MISMO MOZART: Conciertos para piano nº 12 en la mayor K. 414 y nº 17 en sol mayor K. 453. ALFRED BRENDEL, piano. ORQUESTA DE CÁMARA DE ESCOCIA. Director: SIR CHARLES MACKERRAS. PHILIPS 475 6930. DDD. 55’55”. Grabación: Edimburgo, VIII/2004. Productora: Martha de Francisco. Ingenieros: Jean-Marie Geijsen y Roger de Schot. Distribuidor: Universal. N PN Resulta reconfortante siempre escuchar a Alfred Brendel, un maestro del teclado que es igual a sí mismo a través del tiempo, fiel a sus presupuestos intelectuales y a una poética que denota un trabajo minucioso, una persecución obsesiva de la esencia estilística y expresiva que esconde cada partitura; de Mozart en este caso. Cada nueva entrega de su más reciente integral para Philips nos confirma las primeras impresiones: transparencia de líneas, texturas claras, aéreas, firmes bases constructivas, densidad de pensamiento, sonoridad ligera, rítmica cuidada, fraseo de una limpidez, de una finura y de una carne indiscutibles. En esta interpretación discográfica 92 de la serie el pianista austriaco se nos muestra más reflexivo y variado, con una acentuación más delicada que la emanada de sus antiguas interpretaciones junto a Neville Marriner para el mismo sello de los años ochenta, que poseían una jugosidad y un aire realmente refrescante, más juvenil y de una diafanidad excepcional. La luz de estos nuevos acercamientos es más matizada y el concepto más maduro. Lo que no empece para que todo cante, por ejemplo, en ese tan ope- rístico rondó del nº 12 en la mayor, una obra dibujada desde el principio con un pincel de un refinamiento sonoro magistral y de una maleabilidad expositiva capaz de ofrecernos los claroscuros milagrosos de estos pentagramas, no siempre calibrados como se merecen. En efecto, el nº 12 es de esos conciertos del genio, una partitura admirable, “poética y amorosa”, como la definía Einstein. Poesía y amor, en efecto, es lo que nos da en él a manos llenas el pianista, acompañado de una sensible y transparente orquesta. En el nº 17 en sol mayor, sin duda, una pieza más madura, resplandece esa “iridiscencia de sentimiento”, ese colorido cambiante de que hablaba también Einstein. El diálogo tutti-solista está plasmado con efusión. El Mozart más profundo —tras su media sonrisa— en el arte sublimado de Brendel, que se coloca sin duda a la cabeza de la discografía más reciente; como una de las primerísimas opciones. A ello evidentemente contribuye la discreción y temple de Mackerras. Arturo Reverter D I S C O S MOZART Jos van Immerseel SIEMPRE NUEVO MOZART: Concierto para dos pianos en mi bemol mayor K. 365. Concierto para flauta y arpa K. 299. Concierto para trompa nº 3 en mi bemol mayor K. 447. JOS VAN IMMERSEEL, YOKO KANEKO, fortepianos; FRANK THEUNS, flauta; MARJAN DE HAER, arpa; ULRICH HÜBNER, trompa. ANIMA ETERNA. Director: JOS VAN IMMERSEEL. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 060201. DDD. 67’05’’. Grabación: Brujas, II-III/2005. Productor: Markus Heiland. Ingeniero: Andreas Neubronner. Distribuidor: Diverdi. N PN Un variadillo mozartiano que se pensaría destinado a perderse en el océano de celebraciones —aunque posiblemente de menor entidad que en 1991— dedicadas al compositor en 2006. Sin embargo, el registro contiene versiones de tal entidad que está llamado a convertirse en uno de los hitos fonográficos del año. Las tres piezas concertantes se Giacomo Meyerbeer pertenece al grupo de compositores que gozaron de un gran éxito en vida, no sólo en Francia, donde se asentó en 1825, sino también en Italia, donde hizo una importante carrera y en España, donde sus óperas fueron muy representadas, especialmente en el Real y el Liceu. Los tiempos cambian y hoy en día difícilmente sus óperas se ven representadas en los teatros, entre otras razones por la variación de los gustos, a lo que se une la tremenda dificultad de sus obras, con repartos a veces muy amplios. Opera Rara, que tanto hace para la difusión del repertorio más infrecuente, nos propone una interesante selección de L’esule di Granata, penúltima partitura de las compuestas en Italia y estrenada en la Scala en 1821, donde tuvo una acogida favorable, y la edición va acompañada, muy acertadamente con el libreto completo de Felice Romani, habitual colaborador de Bellini, lo que permite valorar mejor la acción. La obra presente las características del autor, con su formación germánica, su paso por Italia, donde dominaba el belcanto, que es patente en algunos momentos de L’esule di Granata y su estilo grandilocuente que tanto éxito le dio en París. Igualmente se puede comprobar su inspiración en arias, duetos, tercetos y la opulencia de los finales de acto. La interpretación presenta el buen nivel medio que nos tienen acostumbrados el editor, destacando la cuidada línea de Manuela Custer, que brilla en el Rondó final, la musicalidad de Laura Claycomb, la valentía y buen estilo de Paul Austin Kelly, a pesar de que el rol se vería favorecido por una voz algo mas densa y la nobleza de Mirco Palazzi, acompañados con la cuidada integración del coro y la orquesta, dirigidos con oficio por Giuliano Carella. A.V. ven sometidas a lecturas renovadoras que se sitúan en los primeros puestos de las conocidas. Los dos fortepianos en el K. 365 ofrecen sonoridades únicas, la orquesta toca con energía sin par en los tutti y la cadencia de ambos teclados en el primer Allegro es un gesto de auténtica rabia que cambia totalmente nuestra comprensión de la obra. ¿Qué más puede pedirse a una interpretación? La poesía del Andante y la determinación del Rondó final redondean una portentosa aproximación a este doble concierto. No menos suerte tiene el Concierto para flauta y arpa, una de las obras concertantes de Mozart de menor calado, pero que aquí resulta deliciosa. La emisión de Theuns, la limpieza de de Haer, la conjunción de ambos contribuyen a una lectura de una originalidad asombrosa en todos sus detalles, empezando por el fraseo. Por sonido, afinación y efectos instru- mentales, la prestación de Hübner le coloca entre los grandes intérpretes — con o sin trompa de época— del K. 447. Discos así son los que necesita el aniversario de Mozart. Enrique Martínez Miura MOZART: Director: JUHA KANGAS. Conciertos para violín y orquesta nº 3 en sol mayor K. 216, nº 4 en re mayor K. 218 y nº 5 en la mayor K. 219. THE ENGLISH CONCERT. ANDREW MANZE, violín y director. BIS SACD-1539. DDD. 56’04’’. Grabación: Kaustinen, Finlandia, IV/2005. Productor: Thore Brinkmann. Ingeniero: Ingo Petry. Distribuidor: Diverdi. N PE HARMONIA MUNDI HMU 907385. DDD. 75’45’’. Grabación: Londres, III/2005. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. N PN Un disco de Andrew Manze es siempre todo un acontecimiento y éste mozartiano no defrauda las expectativas. Encontramos en él la imaginación fraseadora y el refinadísimo sonido que caracterizan al sensacional violinista. Su forma de hacer estos conciertos es por completo distinta a lo hasta ahora conocido, pero esa idiosincrasia puede que no sea del gusto de todos los oyentes. Su Tercero, bien que no carente de virtuosismo, es fundamentalmente lírico. En el Adagio, sin embargo, Manze se recrea tanto que la línea está a punto de perder la necesaria tensión. En el Rondó, su cadencia es ciertamente brillante, salvo por una sonoridad un punto metálica en el registro más agudo. Seiler e Immerseel brindaron recientemente una versión más viva de esta misma página. Otro tiempo lento, el Andante cantabile del Cuarto, incurre en lo filigranesco a costa de perder un poco de fluidez discursiva. Todo está maravillosamente tocado, claro está, pero Manze parece bordear peligrosamente el manierismo. Algo que se evita con decisión en los deliciosos efectos “turcos” en la cuerda grave del Finale del Quinto. E.M.M. MOZART: Conciertos para flauta y orquesta KV 313 y KV 314. Andante para flauta y orquesta KV 315. Rondó para flauta y orquesta KV 184 Anh. SHARON BEZALY, flauta. ORQUESTA DE CÁMARA OSTROBOTNIA. Que la música de Mozart no es fácil de interpretar es evidente. Ni hablamos aquí de los pocos o muchos problemas técnicos que pueda plantear y que un virtuoso o, simplemente, un intérprete bien preparado, puede superar a poco que se proponga. La cuestión es distinta, pues la dificultad en Mozart es el estilo, dar con el equilibrio entre lo mozartiano y la expresividad personal. La segunda es necesaria para que la interpretación no adolezca de falta de personalidad y sea, así, una nueva traducción cercana a la asepsia. Y la primera no es menos problemática, pues se trata de situar a Mozart en su época y en el lugar que ocupa en la historia; y así puede resultar un Mozart arcaizante o visionario, un clásico o un protorromántico, y hasta un barroco tardío como en algunas ocasiones parece reivindicarse en ciertas lecturas rayanas en lo absurdo por más que se las quiera revestir de dignidad y autoridad musicológicas. Lo que este compacto nos ofrece es un Mozart sensato, sobre todo sensato, que en estos tiempos ya es mucho. Y la sensatez llega tanto de la solista (sensacional como siempre) como de la orquesta, que deviene poco menos que ideal para un Mozart que se nos antoja “auténtico” como pocos, a pesar de lo sorprendentes que resultan las nuevas cadencias introducidas aquí por el compositor Kalevi Aho (la que actúa a modo de preparación para la conclusión del primer movimiento del KV 313 es de lo más curiosa). Todo el compacto es una delicia, protagonizado por estas obras que han sido consideradas menores dentro del catálogo mozartiano al ser comparadas con las composiciones concertantes para piano y para violín, y que gracias a versio- 93 D I S C O S MOZART-DE PABLO nes como éstas van hallando el lugar que merecen dentro del legado de este gran maestro que es en lo más alto (por cierto: ¿existen obras menores de Mozart? A poco que se preste atención a lo más supuestamente irrelevante de su legado uno se encuentra con algún golpe de genio. Compruébenlo). J.P. MOZART: Conciertos para flauta y orquesta nº 1 en sol mayor K. 313 y nº 2 en re mayor K. 314. Concierto para flauta, arpa y orquesta en do mayor, K. 299. JAIME MARTÍN, flauta; BRYN LEWIS, arpa. ORQUESTA DE CADAQUÉS. Director: SIR NEVILLE MARRINER. TRITÓ TD0022. DDD. 77’17’’. Grabaciones: Zaragoza, II/2003, II/2004 y II/2005. Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Phil Rowlands. Distribuidor: Gaudisc. N PN Gira y se desarrolla este CD en torno al arte del destacado y ya prestigioso flautista cántabro Jaime Martín, solista en varias orquestas internacionales de primera fila y profesor asimismo pluriempleado. Mozart, de quien en este 2006 celebramos el 250 aniversario de su nacimiento, ha sido el compositor elegido. Y tres Conciertos (dos para flauta y orquesta, y un tercero para flauta, arpa y orquesta) componen el programa seleccionado. Cronológicamente, el K. 299 fue escrito en París, en 1778, y teniendo en cuenta el carácter no profesional de sus intérpretes destinatarios (el embajador de Francia en Inglaterra y su hija), el autor elaboró una pieza sin demasiadas complicaciones, adaptada a los aires galos y combinando sugestivamente los timbres de los dos instrumentos protagonistas. En cuanto a los dos Conciertos para flauta K. 313 y K. 314, desmienten con su calidad la creencia generalizada en la aversión que el genio de Salzburgo pudiera tener por tal instrumento. Como desmiente también la peculiar y notable Orquestra de Cadaqués la afirmación mayoritariamente sostenida de que es necesaria una larga y continuada actividad conjunta para que una formación orquestal pueda llegar a altas cumbres en sus prestaciones. Porque estamos, en efecto, ante una orquesta creada en 1988, en el marco del Festival de Cadaqués, formada por músicos de toda Europa, que se reúnen coyuntural y periódicamente con el fin de ofrecer las obras más conocidas del repertorio sinfónico además de otras más renovadoras, en especial recuperaciones del patrimonio musical histórico y estrenos de creadores contemporáneos. Y es que en toda regla hay excepciones y todo puede ser relativo o estar sometido a las debidas matizaciones. No olvidemos otra pieza fundamental en este puzzle que nos ocupa: el director todoterreno Sir Neville Marriner, artífice de un todo en el que el santanderino Jaime Martín brilla con luz propia. 94 J.G.M. MOZART: Concierto para trompa nº 1 en re K. 386b. Concierto para flauta nº 1 en sol K.313. Concierto para fagot en si bemol K.191/186c. Concierto para oboe en do K.271k/314. JACOB SLAGTER, trompa; EMILY BEYNON, flauta; GUSTAVO NÚÑEZ, fagot; ALEXEI OGRINTCHOUK, oboe. ORQUESTA DE CÁMARA DEL CONCERTGEBOUW DE AMSTERDAM. SACD PENTATONE 5186 079. DDD. 71’06’’. Grabación: Amsterdam, IX/2005. Productor: Everett Porter. Ingeniero: Jean-Marie Geijsen. Distribuidor: Diverdi. N PN Tercer disco, que yo sepa, dedicado a música de cámara por la marca PentaTone, fundada, ya saben, al hacerse cargo Mariss Jansons de la principal orquesta holandesa. Dedicado a Conciertos de Mozart para instrumentos de viento, arroja espléndidos resultados en estas obras concebidas por Mozart para lucimiento de virtuosos de su tiempo, al modo italiano, y que responden a un patrón estructural semejante en tres tiempos: uno inicial en forma de sonata y un Rondó final con un tiempo lento en medio, excepción hecha del Concierto para trompa, que se desarrolla en dos tiempos con la denominación de Allegro. Grabaciones de muy alto nivel, aunque no siempre resulta lo apetecido cuando se pretende recoger el hacer de una gran y afamada orquesta, destacada entre las mejores. En esta ocasión, se logra. Corre y brilla la característica cantable de las partes solistas y también con brillo y admirable empaste se produce la orquesta. Se logra un resultado lleno de plenitud y cohesión que, a mí me queda esa sensación, aparece esmaltadísimo y algo distante. Los solistas son primeros atriles de la Orquesta del Concertgebouw y responden plenamente al nivel esperable, de tal manera que entre su trabajo y el de los músicos acompañantes —sus compañeros de atriles— hay una conjunción perfecta, aun sin director. No parece haberlo, aunque se destaca en el disco el nombre del concertino Henk Rubingh. J.A.G.G. MOZART: Vesperæ solennes de confessore KV 339. Missa solemnis KV 337. Sonata KV 336. Regina cœli KV 276. CORNELIA SAMUELIS, soprano; URSULA EITTINGER, contralto; BENOÎT HALLER, tenor; MARCUS FLAIG, bajo. KÖLNER KAMMERCHOR. COLLEGIUM CARTUSIANUM. Director: PETER NEUMANN. MDG Gold 332 1346-2. DDD. Grabación: Colonia, XI/2004. Productores: Werner Dabringhaus, Reimund Grimm. Ingeniero: Werner Dabringhaus. Distribuidor: Diverdi. N PN Con el nivel magnífico de otras grabaciones corales mozartianas precedentes dirigidas por Peter Neumann, llega esta en la que cambia de orquesta sin por eso se pierda calidad ni el decurso de la interpretación se resienta lo más mínimo. La adecuación de medios arroja como resultado final traducciones de estas obras con una fluidez y una trans- parencia fruto de un trabajo conocedor y de alta competencia. No hay nada especialmente destacable sobre el todo, aunque deban mencionarse el límpido timbre de la soprano Cornelia Samuelis en sus intervenciones a solo y el nítido juego del órgano en la Sonata KV 336 que se intercala tras de los dos primeros números de la Missa solemnis KV 337. La grabación está, por su parte, perfectamente equilibrada y permite apreciar en toda su riqueza la idoneidad para el repertorio de estos intérpretes. J.A.G.G. ORFF: Carmina Burana. MARIA VENUTI, soprano; ULF KENKLIES, tenor; PETER BINDER, barítono. CORO DE NIÑOS DE HAMBURGO, MIEMBROS DEL CORO DE LA ÓPERA ESTATAL DE HANNOVER. CORO DE LA NDR. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA NDR, HAMBURGO. Director: GÜNTER WAND. PROFIL PH 05005. DDD. 60’18’’. Grabación: Hamburgo, 1984 (en vivo). Coproducción con la NDR. Distribuidor: Gaudisc. N PM Sorpresa mayúscula para los que estábamos acostumbrados a ver y oír a Wand en otros cometidos. El maestro dirige aquí una excepcional versión de la vituperada y maltratada cantata de Orff, esa glorificación del ritmo como factor primario e instintivo y con aciertos tímbricos y melódicos de efecto seguro sobre el oyente por su fácil y atractiva digestión (aunque eso depende del contexto en el que se utilice: recuerden el final de la terrible Saló, en la que Pasolini incluía muy efectivamente un fragmento de Carmina Burana como acompañamiento a las torturas y vejaciones sufridas por los jóvenes internos de la casa). La batuta disecciona y analiza hasta el detalle más insignificante, no cae nunca en la contundencia exagerada, sabe extraer un atractivo colorido de la orquesta, y el nutridísimo grupo de percusión nunca recarga las tintas en sus intervenciones. Los coros son magníficos y los solistas cumplen sin problemas (exceptuada quizá la apurada emisión en falsete del tenor, que nos ha hecho añorar al inolvidable Gerhard Stolze). En definitiva, una interpretación extraordinaria, más refinada y contrastada que la clásica de Jochum en DG, éste con mejores solistas (Janowitz, Dieskau y el citado Stolze), pero sin la transparencia, colorido y diferenciación instrumental de esta versión en vivo que, además, está excelentemente grabada. Por tanto, si se deciden a discrepar de los inquisidores estéticos de turno, atrévanse con esta exaltación goliardesca de la naturaleza, el amor y el vino que les hará pasar una hora muy agradable, y más si contamos con la sensacional recreación de Günter Wand, que aquí encontramos al nivel de los mejores intérpretes de esta música (nos estamos refiriendo a la vieja grabación de Fricsay) pero en mejores condiciones técnicas. E.P.A. D I S C O S MOZART-DE PABLO Hannu Lintu PUCCINI EN EL NORTE PYLKKÄNEN: Mare y su hijo. KIRSI TIIHONEN (soprano); RAIMO SIRKIÄ (tenor); JUHA UUSITALO (barítono); ESA RUUTTUNEN (barítono). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL DE ESTONIA. Director: HANNU LINTU. 2 CD ONDINE ODE 1055-2D. DDD. 138’08’’. Grabación: Tallín, X/2004. Productora: Laura Heikinheimo. Ingeniero: Enno Mäemets. Distribuidor: Diverdi. N PN La historia de una madre que, para salvar la vida de su hijo de 19 años, traiciona a los rebeldes que luchaban contra el yugo opresor de los caballeros germanos en la noche de San Jorge de 1343 es la base de esta ópera compuesta por Tauno Pylkkänen, hijo adoptado de un administrativo y una actriz que pronto destacó en el terreno de la composición (su primera ópera, Jaco Ilkka, la escribió antes de cumplir los 20). Siempre le fue reconocido un innato talento para la melodía y el soporte dramático, como demuestran sus principales obras, como ésta que nos ocupa, Simon Hurtta o Icarus, todas ellas DE PABLO: Ederki. Saturno. Puntos de amor. Epístola al transeúnte. MARÍA JOSÉ SUÁREZ, soprano. LIM. Director: JESÚS VILLA ROJO. LIM-BBK 013. DDD. 57’17’’. Grabación: Madrid, V-VII/2005. Productor: Jesús Villa Rojo. Ingeniero: Pepe Loeches. N PN C on la garantía del asesoramiento en su interpretación-realización del propio autor y la ejecución del especializado LIM que dirige Jesús Villa Rojo, recoge este CD cuatro obras de cámara —de pequeño plantel instrumental— del compositor vasco Luis de Pablo (Bilbao, 1930), cada una de ellas pertenecientes a una de las últimas décadas del siglo pasado y todas, en su conjunto, representativas de una madurez creadora en evolución y que se reparte en piezas vocales y piezas instrumentales a partes iguales. Con una característica que a menudo se repite en la producción musical de Luis de Pablo: el recurso a la poesía, de una manera u otra. Así, Ederki (para soprano, viola y percusión), compuesta entre 1977 y 1978, parte de un poema de Jean Robertet (poeta francés fallecido en 1503) para elaborar la réplica musical a la estructura cíclica del texto con una variación continua de un mismo material en un contexto que responde al título, equivalente a algo así como ¡bravo! En Saturno, escrita en 1983 para dos percusionistas, el autor se aplica a la exploración-explotación de los recursos tímbricos y expresivos de un amplísimo y denso despliegue instrumental, que incluye un bombo preparado a modo de zambomba. De 1999 es Puntos de amor, con San Juan de la Cruz como motivación poética. Aquí, soprano y clarinete se expresan compuestas después de la Segunda Guerra Mundial, en la que sirvió en el Cuartel General del Ministerio de Defensa. Resulta curioso resaltar lo joven que abandonó la composición de óperas. Con tan sólo 49 años de edad escribió su último título, El soldado desconocido. El resto de su vida, hasta cumplir los 62, los dedicó al género sinfónico, ballet y canciones. Esta obra, muy influida por Puccini tanto en el campo vocal como en el sentido dramático (ya el dúo inicial posee unas evidentes reminiscencias de Madama Butterfly), supuso la síntesis del espíritu postromántico en la obra del compositor, que en los años sesenta fue descalificado por anticuado. Sin embargo, las recientes interpretaciones en Tallín (fruto de la cual nace este disco, 2004) y Helsinki (2005) le han devuelto a la actualidad en su área de influencia. La interpretación a cargo de un equipo puramente estonio le confiere a este lanzamiento un aroma inequívocamente propio. Nada desentona, ni el sólido reparto, que cuenta con voces de fuste como la protagonista Kirsi Tiihonen, ni la dirección atenta y detallista de Lintu, consciente del dramatismo puramente sinfónico de la partitura y de su ensamblaje con las voces, obra de un profundo conocedor del género y de sus resortes. Carlos Vílchez Negrín Amandine Beyer EL VIOLÍN DEL REY REBEL: Tombeau de Mr. de Lully en do menor. Sonatas en re mayor, si bemol mayor, si menor, re mayor y si bemol mayor. AMANDINE BEYER, violín. ASSEMBLÉE DES HONNESTES CURIEUX. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 051102. DDD. 59’51’’. Grabación: París, VI/2005. Productor e ingeniero: Alban Moraud. Distribuidor: Diverdi. N PN De una extraordinaria precocidad, Jean-Ferry Rebel asombró a Lully cuando, a los ocho años, tocó ante él. Estas obras testimonian el nivel alcanzado en Francia por la técnica compositiva para el violín a principios del siglo XVIII. También cómo rinde homenaje el músico al que fuera su protector en el Tombeau inicial. Rebel, que perteneció a los 24 violons du roy, fue de hecho uno de los primeros compositores en escribir sonatas para un solo instrumento en el área gala. En la época de reinado de la viola da gamba, estas piezas demuestran hasta qué punto estaban bien cimentadas las “pretensiones” del violín. Rebel se muestra en ellas de una fantasía y una audacia sin par, elementos a los que responden con elocuencia unas interpretaciones magníficas que hacen plena justicia a este repertorio increíble- mente olvidado. Movimientos de danza y piezas de carácter se mezclan en unas obras que son mucho más que curiosidades rescatadas del pasado, pues se trata de páginas auténticamente magistrales. Beyer posee un seductor sonido, siempre bien afinado, un arco ligero y una capacidad cantable que parece aproximar su instrumento a la voz humana. Toca los tiempos lentos con verdadera delectación y los rápidos, con una vitalidad admirable. Los Honestos Curiosos crean un acompañamiento muy rico y colorista. Un gran disco. Enrique Martínez Miura 95 D I S C O S DE PABLO-SCHUBERT en busca del oyente, convergiendo o divergiendo, en un discurrir sonoro enriquecido por la peculiaridad e independencia de cada uno de los instrumentos y cuyo resultado a buen seguro habrá de ser distinto en función de cada receptor. Y llegamos al año 2000, en el que la vena creativa del compositor se resuelve en discurso más complejo y articulado con Epístola al transeúnte (para flauta, clarinete, violín, viola, violonchelo y piano), donde la referencia literaria es César Vallejo —aunque no incida en la forma musical— y el lenguaje utilizado parece buscar una más clara comunicación con el oyente aun dentro de un contexto no exento de aspereza e impregnado, naturalmente, de la personal manera de decir del compositor bilbaíno. J.G.M. ROSSINI: Il turco in Italia. NATALE DE CAROLIS, bajo (Selim); MYTÒ PAPATANASIU, soprano (Fiorilla); MASSIMILIANO GAGLIARDO, barítono (Don Geronio); AMEDEO MORETTI, tenor (Don Narciso); PIERO GUARNERA, barítono (Prosdocimo); DAMINIANA PINTI, mezzosoprano (Zaida); DANIELE ZANFARDINO, tenor (Albazar). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO MARRUCINO DE CHIETI. Director: MARZIO CONTI. 2 CD NAXOS 8.660183-84. 144’03’’. Grabación: Chieti, X/ 2003 (en vivo). Productor: Gian Andrea Ludovici. Ingeniero: Matteo Costa. Distribuidor: Ferysa. N PE Parece casi superflua la publicación de 96 una nueva lectura de esta estrambótica y originalísima ópera rossiniana contando el catálogo con dos versiones tan excelentes como la de Callas-Gavazzeni (EMI, 1955) o la de Bartoli-Chailly (Decca, 1997). Pero a medida que avanza la audición de esta velada de provincias italiana, de un teatro, además, fuera del circuito de los de primera categoría, uno va sometiéndose al entusiasmo de una batuta que traduce con firmeza el pulso y ritmo (a veces frenético) del maestro pesarense, y a un equipo vocal, que no ahorra entusiasmo ni entrega, ambas asociables a su juventud. Puede así llegarse a comprender y hasta justificar la oportunidad de la entrega. Ofrecida la partitura al completo, la atmósfera teatral está reflejada con impactante perfil, permitiendo a los solistas ofrecer un retrato nítido y vivaz del respectivo personaje. De Carolis, de voz clara y ágil, es el Selim que podía esperarse de su experiencia en este repertorio. Certero de matices en las partes recitadas sale adelante en las cantables gracias a aquella avanzada habilidad para asumir personajes cómicos (o bufos) rossinianos. No se queda muy atrás el Prosdocimo de Guarnera porque dice muy bien el texto, requisito infalible para dar contenido al papel y la tesitura más bien central del personaje no le ponen trabas a una voz, situada dentro de las perfectas coordenadas necesarias para personificar al pirandelliano poeta. Moretti tiene Pierre Hantaï POESÍA DE LA SORPRESA SCARLATTI: Sonatas. Vol. 3. PIERRE HANTAÏ, clave. MIRARE MIR 1007. DDD 65’16”. Grabación: Haarlem (Holanda), 2005. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniera: Alessandra Galleron. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN En esta tercera entrega de las sonatas de Domenico Scarlatti, Pierre Hantaï se mantiene fiel a su visión dionisíaca, amante de las rupturas, las sorpresas, los recorridos irregulares… Para el clavecinista francés, Scarlatti es un genial poeta de la fantasía barroca, desbordante y oblicua, atrapada entre la levedad del vuelo y la fuerza de gravedad de los ecos callejeros. La presente grabación revalida el excelente nivel de las dos entregas anteriores. Captado con asombrosa precisión, volvemos a escuchar el clave de tipo italiano construido por Philippe Humeau en 2002: un instrumento ideal para traducir las intenciones del intérprete, por su sonido coloreado y al mismo tiempo contundente, con bajos que suenan como percusiones (Sonatas K. 525 y K. 366). El acercamiento de Hantaï no pretende ser enciclopédico ni exhaustivo. Nos encontramos ante la imagen de un Scarlatti subjetivo y fragmentario, lleno de escondrijos y pasadizos secretos. Pero eso es lo que también nos dicen sus sonatas, tan llenas de saltos, esquirlas enloquecidas, transiciones bruscas de un clima a otro, paisajes cambiantes incluso en el arco de pocos compases. En la elección de las sonatas, este tercer disco presenta un rasgo distinto de los anteriores: de las una bonita voz tenoril y también la categoría vocal adaptada a su parte, por lo que no da muchos sobresaltos en las páginas compartidas con sus compañeros, llegando incluso a sacar adelante con cierta dignidad su bastante difícil aria, Tu seconda il mio disegno. Asimismo Gagliardo, pese a la voz de barítono liriquísimo, gracias a su talante cómico y a su talento interpretativo infunde bastante vida a Don Geronio, encontrando la mejor oportunidad para demostrarlo en el dúo con la díscola esposa. Por lo adelantado al inicio, la que más difícil lo tenía era la Papanatasiou, al tener que medirse con aquellas pujantes Fiorillas. Pues bien, si su voz está como a medio camino entre la ligera y una más modesta soubrette, con algún que otro sonido ácido o estridente y una coloratura a veces algo laboriosa, la intérprete saca bastante jugo a tan rico y divertido personaje. Basta para demostrarlo una convincente lectura de la cavatina y, sobre todo, una bien aprovechada oportunidad de matizar certeramente sus controladas reacciones en el increíble dúo que tiene con el marido, una de la cumbres de la inspiración cómica rossiniana. En esta línea tampoco pierde la soprano dieciséis piezas incluidas, la mitad están en modo menor. Los resultados son de nuevo arrebatadores, pero la alquimia es algo diferente. Hantaï parece querernos ofrecer aquí un Scarlatti perfectamente equilibrado entre instancias reflexivas y líricas por un lado, virtuosísticas y encendidas por otro. La audición es un viaje en vilo entre alegría y melancolía, intimismo y extroversión. Los momentos más virtuosísticos son resueltos con formidable soltura (Sonata K. 511), las cascadas sonoras de la Sonata K. 517 son encaradas con una pasión casi romántica. Para apreciar la cifra genial de estas interpretaciones, no hay nada más que escuchar cómo traduce Hantaï las aceleraciones, las rupturas y los “atascos” que Scarlatti crea en la Sonata K. 468. Un nuevo, gran disco scarlattiano del clavecinista francés. Recemos para que haya más. Stefano Russomanno griega esa nueva oportunidad de oro de sacarle partido a su segunda página solista, Non v’è piacer perfetto, donde pone más encanto que picardía. Zaira y Albazar están correctamente personificados, el segundo de nada desdeñables posibilidades, con la oportunidad de destacar de improviso a través de su aria di sorbetto. F.F. SCARLATTI: Sonatas K. 1, 9, 12, 30, 31, 35, 56, 58, 61, 69, 84, 87, 99, 191, 287, 288, 517 y 525. VINCENT BOUCHER, órgano. ATMA SACD2 2341. DDD. 73’24’’. Grabación: Montréal, X/2004. Productora e ingeniera: AnneMarie Sylvestre. Distribuidor: Gaudisc. N PN Scarlatti al órgano. Esa es la propuesta del joven organista canadiense Vincent Boucher, que las interpreta en el órgano Carl Wilhelm de la Iglesia del Santo Redentor de Montréal, instrumento de factura clásica construido en 1993. Más allá de la curiosidad, que alguien tal vez juzgue extravagancia (¡pero si se han grabado sonatas scarlattianas al D I S C O S DE PABLO-SCHUBERT acordeón!), lo importante es que la música suena con una claridad y una nitidez extraordinarias, sólo rotas cuando Boucher privilegia el pedalero y busca sonoridades algo más sombrías, como en la Sonata en si menor K. 87. La norma la marcan, en cambio, las registraciones brillantes, la transparencia de las líneas, la limpieza de las digitaciones y un vigor rítmico que acaso habría necesitado un punto de reposo o una mayor flexibilidad en el fraseo, especialmente en las piezas más rápidas (K. 12, 56, 99, 517). P.J.V. SCHOENBERG: Obras completas para violín y piano: Fantasía para violín con acompañamiento de piano. Pieza para violín y piano en re menor. Sonata a partir del Quinteto de viento op. 26, en arreglo para violín y piano de Felix Greissle. Fragmento para violín y piano. ULF WALLIN, violín; ROLAND PÖNTINEN, piano. BIS CD-1407. DDD. 64’26’’. Grabación: Estocolmo, III/2001; VIII-IX/2003. Productor e ingeniero: Marion Schwebel y Martin Nagorni. Distribuidor: Diverdi. N PN En este recital 49 de los 65 minutos lo ocupa la Sonata realizada por Felix Greissle a partir del Quinteto de viento de Schoenberg de 1924. El resultado es muy convincente, los cuatro movimientos son plenamente schoenbergianos y acaso hasta ayudan a entender mejor esa pieza decisiva de la carrera del compositor en el momento de la dodecafonía inicial. Por ahí, muy bien. Pero no se puede hablar de Obras completas para violín y piano de nadie si tres cuartas partes de la duración total eran para otra formación. Aunque Greissle fuera yerno de Schoenberg e hiciera el arreglo por encargo del maestro ya en 1926. Sirva esto para situar las cosas, no para descalificar este excelente recital. Por lo demás, hay que informar al aficionado de que tenemos aquí una obra tardía, la Fantasía de 1949, mucho menos radical que otras obras anteriores, pero muy sugerente y misteriosa; el Fragmento de 1927, un planteamiento de gran interés que por desgracia no se concluyó, y así la oímos, con un abrupto final; y, en fin, una obra tempranísima, la Pieza de 1893-1894, que es pre-Schoenberg, con un nivel de conciencia que no anuncia ni de lejos obras que vendrán pronto, como Noche transfigurada; es una miniatura cantábile y danzante muy en la línea de las Danzas húngaras o las Eslavas. Los suecos Ulf Wallin y Roland Pöntinen presentan sus trabajadas, rigurosas, inspiradas lecturas dentro de un ciclo vienés con al menos dos entregas más, una de ambos con el chelista Thedéen (Schoenberg y Webern, con la versión para trío de Noche transfigurada y otras piezas) y otra en la que Pöntinen expone a solas las obras pianísticas de Schoenberg. S.M.B. SCHOENBERG: Seis coros a cappella. Cuarteto de cuerda nº 2. Suite en sol para orquesta de cuerda. SIMON JOLY SINGERS. Director: ROBERT CRAFT. CUARTETO FRED SHERRY. JENNIFER WELCH-BABIDGE, soprano. TWENTIETH CENTURY CLASSICS ENSEMBLE. NAXOS 8.557521. DDD. 78’18’’. Grabaciones: Londres, IV/2005 (Coros); Nueva York, I/2005 (Cuarteto); Nueva York, XI/2004 (Suite). Productor e ingeniero: Philip Traugott. Distribuidor: Ferysa. N PE Los Seis coros a cappella que nos propone Craft son los Tres cantos populares op. 49 de 1948 y otros tres compuestos veinte años antes en Berlín, sin número de opus. En ambos casos, se trata de piezas inspiradas en el estilo de la canción popular alemana del siglo XVI y, en consecuencia, son obras que buscan la tonalidad. El Cuarteto nº 2, el que tiene voz de soprano, todavía es en gran medida una obra tonal. Por otra parte, la Suite en sol para cuerda de 1934 es la primera composición de Schoenberg en Estados Unidos, y da la impresión de que con ella hubiera querido disfrazarse de neoclásico. En fin, es un recital schoenbergiano original y sorprendente, con dos ciclos que miran hacia el pasado y con una pieza de cámara que respira “el aire de otros planetas”. Craft es gran maestro como director de orquesta y también como director de coros. En medio, queda una nueva y muy bella lectura de esa página que sigue siendo extraña, fronteriza, el Segundo Cuarteto, a cargo de una formación que desconocemos, pero que se muestra aquí en toda su excelencia, el Fred Sherry String Quartet; y con la voz bella e inquietante, como debe ser, de la soprano Jennifer Welch-Babidge. Craft sigue planteando su ciclo Schoenberg con originalidad, mezclando obras plenamente reconocidas (el Cuarteto, en este caso) con otras menos divulgadas. Mientras su ciclo Schoenberg para Sony, espléndido pero interrumpido, duerme en los archivos; mientras su magnífico ciclo Webern, lejanísimo, sufre una especie de secuestro, el veterano músico ataca de nuevo. Felizmente. S.M.B. SCHUBERT: Sonata para arpeggione y piano D. 821. Sonatina nº 1 en re mayor D. 384 op. 137. Ocho lieder. ANNE GASTINEL, violonchelo; CLAIRE DÉSERT, piano. NAÏVE V 5021. DDD. 63’12’’. Grabación: Sion, VI/2005. Productor: Jean-Pierre Loisil. Ingeniero: Pierre-Antoine Signoret. Distribuidor: Diverdi. N PN S abido es que el arpeggione es, por decirlo de algún modo, una fusión de guitarra con arco, y que un intérprete hábil de tal instrumento, Vincenz Schuster, estrenó esta obra de Schubert. Pero el arpeggione no adquirió popularidad, por lo que a lo largo de los años, esta composición fue confiada a la viola, el clarinete y la flauta, aunque parece más adecuada para la humana elocuencia del violonchelo, y elocuentísima es la interpretación de Anne Gastinel, caracterizada por un fraseo cálido, cuidadosísimo, en un arco que vibra y profundiza en el cuerpo de cada melodía, la gradúa, la delinea con una redonda y calma efusividad. Ni una sola nota pasa sin que adquiera toda su posibilidad de contenido y quede engarzada con su predecesora y su consecuente. El discurso tiene así una cohesión total en intención y ejecución, ya que a su vez el concurso de la pianista es adecuado, aun dejando la preeminencia al violonchelo. De los propósitos de la chelista en sus aproximaciones a Schubert da testimonio la carta que se incluye en las notas anejas al disco. La Sonatina que aquí se toma es la más breve y la de espíritu más clásico de las tres publicadas en 1836, aunque en el Andante vire al romanticismo, y los Lieder escogidos, tal vez por estar entre los más trascendentales salidos de la pluma de su autor, están bien dichos por la instrumentista francesa, pero si bien adquieren el vuelo melódico, pierden, como es lógico, la intención conferida por la palabra en interpretaciones vocales que creo preferibles en general. J.A.G.G. SCHUBERT: Cuarteto de cuerda op. 161 D. 887. (arr. de Victor Kissine). KREMERATA BALTICA. Director: GIDON KREMER. ECM New Series 1883 476 1939. DDD. 55’02’’. Grabación: Lockenhaus, VII/2003. Productor: Manfred Eicher. Ingeniero: Peter Laenger. Distribuidor: Nuevos Medios. N PN La Kremerata Báltica prosigue sus andanzas ésta vez con la extraordinaria obra que Franz Schubert compusiera en tan solo 10 días: su último cuarteto; pieza que fue escrita tras el sabor amargo del estreno público del anterior Cuarteto en re menor, “La muerte y la doncella”. Momento desagradable y doloroso para el compositor, que plasmó con esta obra, de la cual solamente el primer movimiento fue estrenado en vida propia. El perfil dramático (aun a pesar de la tonalidad de sol mayor) de esta pieza de cámara que cuenta con una enorme fuerza expresiva y una intensidad sonora no habitual, le proporciona un carácter sinfónico que Gidon Kremer y especialmente Victor Kissine han aprovechado. Este último firma una orquestación minuciosa y fidedigna al espíritu schubertiano de la pieza. La orquesta de cuerda que propone Kissine no sobrepasa los límites de la imaginación, sino que se ajusta a los moldes imaginables. Kissine tiene en cuenta el mensaje de Schubert, amplía e ilustra sentimientos originalmente pensados para cuarteto sin desvirtuarlos, dándoles el soplo de la grandeza orquestal. Kremer lidera al grupo de músicos con firmeza, manifestando una necesaria afinidad que alumbra la partitura con una interpretación muy “cantada” y detallista. El sonido de la 97 D I S C O S SCHUBERT-SHOSTAKOVICH formación es cálido y grande, siempre teniendo en cuenta las rutas de la música. Este disco, de bella factura, ayuda a ilustrar y demuestra que todo lo que sea en favor de la música… ¡bienvenido! E.B. SCHUBERT: Poetas de la sentimentalidad. Vol. 3. WOLFGANG HOLZMAIR, barítono; ULRICH EISENLOHR, piano. NAXOS 8.557568. DDD. 60’59’’. Grabación: Múnich, XI/2004. Productor: Johannes Müller. Ingeniero: Peter Urban. Distribuidor: Ferysa. N PE L os poetas de la Empfindsamkeit o sentimentalidad aparecen en Alemania a mediados del siglo XVIII y anuncian un aspecto del romanticismo: la poesía es la voz del individuo y el sentimiento es una vía de acceso al conocimiento. O sea que el mundo, antes de ser el mundo de todos, es mi mundo, el tuyo, el suyo. También el nuestro, el del pueblo alemán que tiene una lengua y una cultura propias. Tal es el estatuto —sin segundas— de estos poetas, que Schubert ilustró generosamente con sus canciones. De los sentimentales figuran en este compacto Matthias Claudius, Ludwig Hölty y Leopold Stolberg. Pertenecieron a la llamada Liga del bosquecillo, formada por estudiantes afectos a los versos en la Universidad de Gotinga. El músico austríaco los honró con algunas de sus más felices obras en el ramo cancioneril: La muerte y la doncella, A la luna, Para cantar sobre las aguas, Beatitud. La versión propuesta es de primera calidad. Holzmair, a quien ya conocemos por sus versiones de Wolf y otros líricos de cámara, despliega aquí su voz de barítono juvenil, atenorado, claro, como instrumento de una dicción cuidadísima y una variedad de intenciones y caracteres que hace del programa un verdadero recorrido por el mundo schubertiano. Canto alegre del reconocimiento vital, sombrío en las orillas de la muerte, contemplativo ante un paisaje nocturno, enamorado del amor, en todo caso: intenso y contenido en los límites de la forma asumida. El pianista sigue a la voz con obediencia y comedimiento. B.M. SCHURIG: Ultima Thule. Augenmass. Hoquetus. Gespinst. KLANGFORUM WIEN. Directores: SYLVAIN CAMBRELING, EMILIO POMARICO, BEAT FURRER. KAIROS 0012492KAI. DDD. 65’18’’. Grabaciones: Viena, VI/2005; Witten, VI/1999 y Bludenz, IX/1993. Productor: Harry Vogt. Ingenieros: Hans Vieren y Peter Böhm. Distribuidor: Diverdi. N PN Las obras contenidas en este disco de 98 Kairos, consagrado a la música para conjunto de Wolfram Schurig (n. 1967) aparecen en orden inverso al de sus fechas de composición. La pieza que abre el Michel Dalberto INTEGRIDAD Y COMPRENSIÓN SCHUBERT: Sonatas para piano (completas). MICHEL DALBERTO, piano. 14 CD BRILLIANT 92770. DDD. Grabación: Corseaux, 1989-1995. Distribuidor: Cat Music. R PE C uando para el comentario y juicio personal le es remitida al crítico una edición integral, el primer planteamiento es pensar si realmente es así. Se editan integrales que se dicen así por los editores pero no lo son. Cierto es que la edición habla en su portada de Sonatas para piano (completas), y aunque contiene veinte sonatas, ofrece mucho más que las Sonatas, y se añaden multitud de otras piezas schubertianas agrupadas o no por el autor bajo título común. Obsesionado por la forma de sonata, Schubert las compuso durante toda su existencia, y en ellas encadena una a otra las melodías en las que era maestro. Así estas composiciones tienen un algo de confesión y de marchito, conteniendo en su interior el camino inexorable hacia el final, pues derivan fundamentalmente de un íntimo canto más que de una posesión de la forma. Tal vez por eso no se tocaron en público hasta que lo hizo Arthur Schnabel en Viena finalizando el siglo XIX, después de la labor de recopilación hecha por Leschetitzky. Y seguramente por eso la frase de Grillparzer: “Hizo sonar a la poesía y hablar a la música”. En cuanto a lo grabado en los discos, la Sonata en do mayor D. 613 recibe como tiempo lento el Adagio D. 612 y la Sonata en fa menor D. 625 el póstumo Adagio D. 505. Téngase en cuenta también que los 4 Impromptus D. 899 op. 90 y los de igual nombre D. 935 fueron considerados sonatas por Schumann y Einstein: también aquí se incluyen, al igual que parte de los 34 Valses sentimentales op. 50, las 8 Escocesas D. 529, 6 Escocesas D. 421, 11 Escocesas D. 781, 10 Variaciones en fa mayor D. 156, los 12 “Valses Nobles” op. 77 D. 969, 3 Minuetos con 3 Tríos D. 380, las 13 Variaciones sobre un tema por Anselm Húttenbrenner en la menor D. 576, la Fantasía Wanderer, 16 Deutsche y 2 Escocesas D. 783 op. 33, el Galop y 8 Escocesas D. 735, aparte de algunas piezas sueltas. Se dice que interpretar la obra de Schubert no es difícil técnicamente, pero por dar un solo ejemplo, contémplense los cambios de ritmo, de pulsación y de dinámica en el Allegro de la Sonata en re mayor D. 850 op. 53. Es necesaria además una forma de adentrarse en el mundo íntimo del vienés que no está al alcance de todos. Refiriéndonos como botón de muestra a las dos últimas Sonatas D. 959 y D. 960 y si comparamos la reedición presente con el reputado excelente pianista schubertiano de nuestros días —el inglés Paul Lewis— con ser certero éste y tocar de forma espléndida la primera de ellas, Dalberto es más contrastado y más acusados los perfiles de su interpretación, siendo la versión que hace Lewis de la seguda de incontestable belleza y de construcción y exposición admirables en el largo primer tiempo, cede más a lo meramente estético en el segundo, siendo en el galo más acusadas las dinámicas y los silencios, sin que por esa acentuada profundidad se resienta el todo, sino al contrario, dándose también más detallismo en el movimiento final tocado por Dalberto. Pues es buen momento para, a este tenor, hablar del artífice de la interpretación presente, y decir que no en vano Dalberto tiene una edición integral de la obra de Schubert para piano solo en treinta discos, y su capacidad adquiere especial crédito por haber acometido esta empresa, amén de tenerlo en otros discos suyos. Los catorce que ahora se nos entregan en una caja no tienen más inconveniente que la escasez de los textos acompañantes: ésta nos hace añorar los comentarios de las Sonatas grabadas por los mismos años finales de estas de Dalberto y tocadas en fortepiano (con comentarios propios) por Paul BaduraSkoda. Pero vamos al parisino Michel Dalberto, sobrado en méritos, poder y eficacia a lo largo y ancho de estas variaciones. Aborda las obras con convicción, asume el espíritu schubertiano, tiene pulsación variada, amplitud dinámica, contundencia (como en la Fantasía Wanderer), es poderoso, íntimo, variado y sensible. La grabación le hace justicia y nada queda inaudible ni abusivo por sonido. Así que se trata de una reedición múltiple, de gran calidad y precio moderado. Muy recomendable. José Antonio García y García D I S C O S SCHUBERT-SHOSTAKOVICH CD, Ultima Thule, es la más reciente: 2004, mientras que la última del programa, Gespinst, fue compuesta en 1990. Es pertinente, sin embargo, escucharlas en orden cronológico (el autor de las — crípticas— notas, Daniel Ender, opta por esta vía). Así se observará con meridiana claridad la evolución del músico, que va, con la “primeriza” Gespinst, de un lenguaje muy diáfano, con unas texturas aún poco trabajadas, hasta el preciosismo instrumental de Ultima Thule, un gran aparato sonoro donde la huella de Helmut Lachenmann es más que notable. Si se empieza a escuchar el registro precisamente por esta obra, la impresión de ser Schurig un alumno más de Lachenmann marca ya toda la audición. Schurig no es solamente seguidor de las prácticas de Lachenmann. Su paleta tímbrica es muy amplia y cuando escribe “a la manera” del autor de Gran torso, se cuida mucho de configurar su discurso exclusivamente en el staccato y la potenciación del ruido. Schurig no busca el efecto, sino una conciliación entre lenguaje tradicional y formas y combinaciones texturales absolutamente modernas. En el empleo de grandes bloques sonoros y silencios de enorme peso, Ultima Thule lleva a pensar, efectivamente, en la fuerte corporeidad del sonido en Lachenmann, pero el resto de las obras se conducen por otro lado. Ninguna, no obstante, es tan brillante como la inicial, a pesar del muy atrayente uso que se hace en Augenmass de la sección de cuerdas y especialmente el arpa, que hacen una suerte de colchón sonoro sobre el que sobrevuelan los instrumentos de viento, creando una atmósfera particularmente densa. De mucho menos interés es Hoquetus, que no aporta nada al manido esquema del duelo entre violín (instrumento solista) y la orquesta de cámara. F.R. SHOSTAKOVICH: Sinfonía de cámara op 110a. Sinfonía de cuerda op 118a (arrgs. Barshai). AMSTERDAM SINFONIETTA. Director: LEV MARKIZ. CHALLENGE CC72130 DDD. 48’58’’. Grabación: Amsterdam, IX/1989. Productor e ingeniero: Louis van Emmerik. Distribuidor: Diverdi. R PN Creemos que se trata de una reedición, pero no estamos seguros. En cualquier caso, hay que recibirla como importante novedad; esto es, como la interpretación de unas partituras que, siendo bastante conocidas (sobre todo, el Op. 110a), llegan con un planteamiento muy aportador por el dramatismo de una propuesta rigurosa. Es bien sabido que se trata de los Cuartetos nºs 8 y 10 de Shostakovich, de los años 1960 y 1964, pero en la versión aumentada a orquesta de cuerda por un gran especialista, ese musicazo llamado Rudolf Barshai. Lev Markiz consigue un par de muestras a menudo inquietantes y perturbadores (atención a los arranques del Allegro o del Largo, segundo y cuarto movimientos del Op. 110a), dos discur- sos de una altura artística que hay que buscar no sólo en las espléndidas obras del músico que ahora cumple cien años, no sólo en la evidente sabiduría llena de mesura de Lev Markiz, sino en la calidad de un pequeño conjunto orquestal repleto de solistas. S.M.B. SHOSTAKOVICH: Sinfonía de cámara op. 110a. SVIRIDOV: Sinfonía de cámara op. 14. VAINBERG: Sinfonía de cámara nº 1 op. 145. SOLISTAS DE MOSCÚ. Director: YURI BASHMET. ONYX 4007. DDD. 73’31’’. Grabación: Berlín, VI/2005. Productor: Chris Craker. Ingeniero: Philipp Nedel. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Como es sabido, la Sinfonía de cámara op. 110a de Shostakovich es uno de los arreglos de Rudolf Barshai a partir de cuartetos de cuerda del maestro; en este caso, del Octavo, de 1960. Muy anterior es la primicia total que nos brinda este CD, la Sinfonía de cámara de Grigori Sviridov (1915-1998), de 1940, obra sugerente e intensa, como todas las de este compositor al que podríamos situar en la línea de sensibilidad de Shostakovich, que sólo tenía nueve años más que él. Es una excelente obra de juventud, con cuatro movimientos más bien breves de un creador que prefirió, sobre todo, la música vocal. Hace tiempo que no tenemos ocasión de referirnos al polaco-soviético Mieczyslaw Vainberg (1919-1996), cuyo dramático destino no le impidió componer 20 sonatas para piano, 26 sinfonías, 19 cuartetos y mucha obra escénica y canciones. Ya conocemos otra referencia de esta Sinfonía de cámara op. 145, de 1986 (Orquesta de Cámara del Kremlin dirigida por Misha Rachlevski, Claves), pero esta lectura será para muchos otra primicia. Frente al dramatismo que en otras obras refleja tanto su país de adopción como su propia biografía, en esta obra tardía hay un clasicismo elegante y a veces hasta alegre. En este caso, Vainberg, magnífico compositor, recuerda más a Prokofiev que al maestro Shostakovich. Bashmet consigue de esta orquesta formada por él en 1992 un sentido de unidad de objetivo y sensibilidades que convierten el recital en una propuesta monográfica coherente y rigurosa. Hay una continuidad en estas tres obras, en estos trece movimientos, agitados por un nervio latente, una tensión interna y una musicalidad sugerida, penetrante. S.M.B. SHOSTAKOVICH: Conciertos para violín nºs 1 y 2. Romanza de “El tábano”. D ANIEL H OPE , violín. SINFÓNICA DE LA BBC. Director: MAXIM SHOSTAKOVICH. WARNER 2564 62546-2. DDD. 78’. Grabación: Londres, XI/2005. Productor: John West. Ingeniero: Philip Burwell. N PN T al vez sea demasiado pronto para deducir que Daniel Hope va a hacer todos los grandes conciertos para violín del siglo XX, pero ahora pone un nuevo jalón con los dos de Shostakovich (el Primero, en la versión revisada, desde luego). La feliz conjunción de un extraordinario solista como Hope, que domina las agresivas frases agudas y forte (Burleske del Primero) y, al mismo tiempo, movimientos líricos y a veces en sorprendente continuidad de pianissimos (Adagio del Segundo), con el acompañamiento de Maxim, el hijo del compositor, con una extraordinaria orquesta de radio, produce en fin un disco que también es feliz y que tiene mucho de extraordinario. A modo de propina final, Hope y Maxim muestran el lado cantabile y amable de Shostakovich, un arreglo de Levon Atovmian de un fragmento de la música de la película El tábano. El año Shostakovich se dirige hacia su ecuador y los discos que lo festejan se acumulan en cantidad y en calidad. Como en esta espléndida muestra concertante. S.M.B. SHOSTAKOVICH: Concierto para violín nº 1 op. 99. PROKOFIEV: Concierto para violín nº 1 op. 19. SARAH CHANG, violín. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: SIR SIMON RATTLE. EMI 3 46053 2. DDD. 59’35’’. Grabación: Berlín, VI y XI/2005. Productor: Stephen Johns. Ingeniero: Mike Clements. N PN Shostakovich y Prokofiev, los dos rivales que no llegaron a apreciarse demasiado, aparecen aquí frente a frente. Se trata de dos obras concertantes lejanas en el tiempo, nada menos que treinta años, pero muy significativas del quehacer de ambos en determinado momento. Prokofiev compone un concierto virtuoso en plena juventud y en plena guerra, la primera. Shostakovich compone otro de plena madurez, también virtuoso (destinado a David Oistraj), en 19471948. La joven Sarah Chang es una violinista espléndida, que asume el desafío de estas dos partituras diabólicas. De las dos obras, la que más trato tiene con el diablo es la obra de Shostakovich, que Chang y Rattle asumen con un crescendo terrible que culmina en un alucinante Burlesque final. El lirismo y lo chirriante se contraponen y coexisten en la lectura del Concierto de Prokofiev que Chang borda con momentos de desazón junto a otros de ensueño, como ese momento mágico del final del Andantino. Un magnífico disco en el que la línea de la solista y la magnitud del acompañamiento con Rattle y la Filarmónica de Berlín (nada menos) llegan a alturas poco habituales. Desde luego, este CD es hermano del que la chelista Han-Na Chang le dedica en este mismo sello, EMI, al Primer Concierto y a la Sonata póstuma del mismo compositor. S.M.B. 99 D I S C O S SHOSTAKOVICH-VILLA-LOBOS SHOSTAKOVICH: Concierto para violonchelo nº 1 op. 107. Sonata para violonchelo op. 40. HAN-NA CHANG, violonchelo. SINFÓNICA DE LONDRES. Director y pianista: ANTONIO PAPPANO. EMI 3 32422 2. DDD. 57’10’’. Grabación: Londres, VI/2005. Productor: David Groves. Ingeniero: Jonathan Allen. N PN Veinticinco años separan la Sonata para violonchelo op. 40 (1934, el año de Lady Macbeth de Msensk) y el Primer Concierto para violonchelo op. 107 (1959, dedicado a Rostropovich). Más cosas separan estas dos espléndidas piezas para el mismo instrumento, pero ya las hemos tratado a menudo, y en este año del centenario es posible que haya que volver a ellas. La protagonista de este CD es la joven virtuosa Han-Na Chang, excelente violonchelista que despliega una auténtica proeza en la traducción sonora de dos obras que, siendo tan distintas, basan su modernidad en no negar el pasado, sino en mantenerlo como motivo de referencia insoslayable. Junto a ella, Antonio Pappano acompaña el Concierto nada menos que con la London Symphony; y la Sonata en su dimensión de pianista. Magistral en todo momento, Chang emprende un vuelo difícil de alcanzar en momentos como la Cadenza del Concierto o el Largo de la Sonata. Chang y Pappano consiguen un excelente monográfico de compositor e instrumento, un CD que acaso marque fecha en el repertorio. S.M.B. SOR: Estudios nºs 21, 17, 12 y 2. Allegro moderato en mi menor. Fantaisie villageoise. Cantabile en la mayor. Andante en re menor. Leçon nº 13. Minueto en fa mayor. Andantino en la menor. Rondeau en re mayor. Introduction et thême varié op. 20. Andantino en la mayor. DAVID STAROBIN, guitarra. BRIDGE 9166. DDD. 52’47’’. Grabación: Nueva York, 2004. Productor e ingeniero: Adam Abeshouse. Distribuidor: Diverdi. N PN La música de Sor (no Sors, ni Sorts, ni ninguna otra grafía, sino Sor) representa una posición especialísima en la música para guitarra universal. Estilísticamente se mueve entre el clasicismo y el romanticismo, de modo que a menudo las formas son clásicas pero el espíritu es del todo romántico, con un melodismo no muy lejano a Schubert y con una expresividad de raíz beethoveniana a pesar de ciertas Artemis y Trío de Viena GUIÑOS VIENESES STRAUSS: Sexteto de cuerda. BERG: Sonata op. 1, arreglada para sexteto de cuerda por Heime Müller. SCHOENBERG: Noche transfigurada, para sexteto. THOMAS Kakuska, viola; VALENTIN ERBEN, Violonchelo. CUARTETO ARTEMIS. VIRGIN 0946 335130 20. DDD. 51’02’’. Grabación: Colonia, XII/2002. Productor: Bernhard Wallerius. Ingeniero: Günther Wollersheim. Distribuidor: EMI. N PN ZEMLINSKY: Trío op. 3. MAHLER: Cuarteto con piano. SCHOENBERG: Noche transfigurada, arreglo para trío con piano de Eduard Steuermann. TRÍO CON PIANO DE VIENA. MDG Gold 342 1354-2. DDD. 59’35’’. Grabación: Bad Arolsen, XII/2004. Productor: Werner Dabringhaus y Reimund Grimm. Ingeniero: Werner Dabringhaus. Distribuidor: Diverdi. N PN Estos dos discos nos traen la juventud de la Escuela de Viena, aunque de manera especial y contando con que aceptemos a Mahler en ese grupo que tanto le debió. A Zemlinsky hace tiempo que lo aceptamos ahí, pese a gramáticas, estéticas y vanguardias. El caso es que ambos discos nos proponen unos cuantos guiños vieneses. El Cuarteto Artemis y esos dos musicazos del Cuarteto Alban Berg (uno de ellos, el recientemente desaparecido Thomas Kakuska, grandísimo viola) propone un recital vienés abierto curiosamente por Richard Strauss, que inspiró y sedujo a los vieneses con obras como Salomé o Elektra, pero que más tarde se convirtió en contramodelo (¿quién, sino él, es el “malo”, o el “chulo seductor” de La mano feliz?). Es una pieza poco conocida que no llega a diez minutos y que el Artemis sitúa 100 como pórtico, como telonera de este mundo sonoro fronterizo de finales del siglo XIX… Sólo que el bello Sexteto de Strauss es de 1942 y está destinado a su decimoquinta ópera, Capriccio, una preciosidad exquisita escrita en medio de la catástrofe mayor que conocieron los tiempos. Pero suena a eso, a fin-desiècle. Mucho más “moderna” suena la Sonata de Berg tanto en piano como en la trascripción para sexteto de Heime Müller, que ya ha sido grabado en alguna otra ocasión y no resultará del todo desconocida. El Artemis y sus amigos lo tocan de una manera muy expresiva, no sé si al modo expresionista, pero sí como si se tratara de una obra de madurez del maestro, esto es, de Schoenberg. Y de la madurez del propio Berg y no sé por qué nos suena bastante más al de Lulu que al de Wozzeck. Todo culmina y, desde luego, concluye y se resuelve en la insuperable, tensa, poderosa lectura del sexteto Noche transfigurada, una de las más bellas que hemos oído en la versión original para sexteto; ahora bien, estos seis músicos tocan poco menos que como una orquesta. Hay acaso voluntad de unir los estros juveniles del Schoenberg de Noche transfigurada (1899) y el de la Sonata de Berg (1907), pero proyectándolos hacia el futuro, como diciendo: esto van a ser ustedes, aunque todavía no lo sepan. No es que el Artemis se tome libertades, es que está en su derecho de proyectar una estética que tendrá consecuencias y exponer cuáles eran los códigos que ya la encerraban entonces. Este CD, que es una coproducción de Virgin con la WDR (Radio Alemana de Colonia), posee un elevado grado de excelencia. Puede que el aficionado no necesite esa curiosidad bergiana y ya conozca muy bien la pieza de Schoenberg, ¡pero caramba! El Trío de Viena propone una pieza del jovencísimo Mahler de 16 años, de cuando Schoenberg tenía sólo dos, un delicioso Cuarteto con piano que no anuncia nada del Mahler maduro y que en su relativa brevedad demuestra una gran capacidad de desarrollo. De Zemlinsky escuchamos un interesantísimo Trío de 1895, de cuando tenía 24 años, una pieza marcada por el aprendizaje, por la época, por Brahms y otras circunstancias por el estilo. Y, de manera sorprendente, el Trío de Viena concluye el CD con una versión para trío con piano de Noche transfigurada debida a Eduard Steuermann, que la transcribió en 1932 y cuyo manuscrito se salvó gracias a la dedicataria, Alice Möller. La transcripción de Steuermann es menos aristada, menos dramática, más camerísticamente bella que la versión original para veinticuatro tensas cuerdas. Otro disco de gran interés, por unos intérpretes de gran refinamiento y enorme rigor. Santiago Martín Bermúdez D I S C O S SHOSTAKOVICH-VILLA-LOBOS tendencias salonniers, quizá inevitables en una música concebida para ser interpretada ante auditorios poco numerosos. Se impone a menudo, pues, el intimismo y el aliento poético si bien siempre desde el orden por más que el alma romántica luche por asomarse (y lo consigue a menudo), como en ocasiones ciertos giros nos hablan del origen de su autor y hasta de su instrumento, tan ligado al folclore hispánico. En este recital, la expresividad que imprime Starobin a estas obras (pretendidamente “les plus belles pages” de su autor) se sitúa en esa encrucijada entre lo clásico y lo romántico, pero también sabe traducir de un modo admirable (y que no es tan frecuente como sería de desear) lo ambicioso de la escritura de Sor, que puede evocar el pianismo de su época e incluso la música orquestal, de modo que se demanda un sonido rico en matices y en colores. En este sentido, las versiones de Starobin son impecables y el compacto es de los que se escuchan con sumo placer y en más de una ocasión. J.P. TOCH: Concierto para piano y orquesta nº 1. Peter Pan. Pinocchio. Big Ben. TODD CROW, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE HAMBURGO. Director: LEON BOTSTEIN. NEW WORLD 80609-2. DDD. 67’02’’. Grabación: Hamburgo, I/2002. Productor: Rolf Beck. Ingeniero: Günther Beckmann. Distribuidor: Diverdi. N PN Curioso programa el que nos propone este magnífico compacto, pues el contraste entre el Concierto para piano y orquesta nº 1 con que empieza y el resto de las obras aquí contenidas es considerable. El concierto es tremendo, de una intensidad dramática genuinamente expresionista y muy definitoria del estilo al que Toch nos tiene acostumbrados. El gran pianista Walter Gieseking lo tenía en su repertorio y él lo estrenó junto a Hermann Scherchen; después llegaron a defenderlo músicos tan ilustres como Furtwängler, Stock, Monteux y Kusevitzki hasta caer en un incomprensible olvido. La extraña placidez, quizá irónica, que en el segundo movimiento (el más extenso de los tres que componen esta obra) parece irse imponiendo desde un clima inicial de inquietud y de cierta tensión, no llega a dominar el carácter de esta composición que parece expresar la angustia de una tragedia que en 1926 ya debería intuirse y que estaba al caer. Muy posterior es Peter Pan, una colorista composición subtitulada Un cuento de hadas para orquesta y datada en 1956. Esta bellísima y breve pieza orquestal de casi un cuarto de hora de duración es el complemento perfecto para otra algo anterior (de 1935) que se inscribe en la misma línea mágica, poética y pletórica de imágenes titulada Pinocchio, A Merry Overture, encantadora como la dedicada a Peter Pan. El clima de tensión del concierto inicial termina por quedar del todo de lado con estas páginas y con la pieza que cierra el programa, unas variaciones sobre el toque de cam- panas característico del reloj de Westminster, titulada Big Ben y datada en 1934. En ella, como en las anteriores, percibimos al gran maestro en la escritura orquestal que fue Toch y su absoluto dominio de la forma, además de su capacidad para construir algo importante a partir de una idea casi insignificante e incluso banal. Las versiones, con Leon Botstein a la batuta, son de lo mejor que uno podría imaginar para tan cautivadora música. Excelente también la labor del pianista Todd Crow en el Concierto. J.P. VILLA-LOBOS: Bachianas brasileiras. ROSANA LAMOSA, soprano; JOSÉ FEGHALI, piano; ANTHONY LA MARCHINA, violonchelo; ERIC GRATTON, flauta; CYNTHIA ESTILL, fagot. ORQUESTA SINFÓNICA DE NASHVILLE. Directores: KENNETH SCHERMERHORN y ANDREW MOGRELIA. 3 CD NAXOS 8.557460-62. DDD. 73’10’’, 40’42’’, 62’22’’. Grabación: Nashville, III/2004 y V/2005. Productores e ingenieros: Tim Handley y Rich Mays. Distribuidor: Ferysa. N PE En la abundante, aunque también desigual, obra de Heitor Villa-Lobos (18871959), el más importante compositor brasileño de toda la historia de la música del vasto país sudamericano, sobresalen por su entidad y significación las dos grandes series de los dieciséis Chôros (1920-1929) y de las nueve Bachianas brasileiras (1930-1945), concebida la primera como una forma musical nueva que sintetiza la música brasileña india y popular, y desarrollada la segunda como una fusión de la inspiración en el folclore brasileño con la recreación de formas clásicas y un impresionante homenaje a J. S. Bach. Fascinado efectivamente por el genio de Eisenach, Villa-Lobos descubrió las afinidades entre su música y la del pueblo brasileño, cuyas partes instrumentales tienen una gran autonomía melódica. Afinidades que reflejó en las Bachianas, pensadas —como los Chôros— para diversas combinaciones instrumentales. Tales Bachianas, completas, son las que se nos ofrecen en este triple CD, a través del buen hacer de la compacta, disciplinada y homogénea Orquesta Sinfónica de Nashville, tal vez con un sonido un tanto opaco, pero en todo caso bajo la solidez de la batuta de Kenneth Schermerhorn (y la dirección de Andrew Mogrelia en la Bachiana nº 1). Estamos, en pocas palabras, ante un monumento musical pleno de imaginación y de inventiva, alta destilación de cultura, donde un sabio maridaje de barroco y romanticismo coexiste y se complementa con una no disimulada querencia por lo cantabile, por lo hondamente sentido y por la expresividad más sincera y libremente manifestada. Tener reunidas las nueve Bachianas brasileiras en un mismo estuche nos permite comprobar fácil y rápidamente la diversidad de materiales utilizados por el autor, así como la variedad de motivaciones que dieron origen a cada uno de los esquemas utilizados, en una acertada simbiosis de lo europeo y lo brasileño, de lo indí- gena —criollo y lo demás, de lo culto y lo popular tradicional. Hay que señalar, finalmente, que en la famosa y más conocida Bachiana nº 5 la soprano Rosana Lamosa no nos hace olvidar otras interpretaciones que recordamos, entre las cuales algunas de cantantes españolas que rozan lo sublime. J.G.M. VILLA-LOBOS: Bachianas brasileiras nºs 2, 3 y 4. JEANLOUIS STEUERMANN, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE SÃO PAULO. Director: ROBERTO MINCZUK. BIS CD-1250. DDD. 69’52’’. Grabación: São Paulo, VI/2002. Productor: Jens Braun. Ingeniero: Thore Brinkmann. Distribuidor: Diverdi. N PN Mientras CPO nos está ofreciendo una sensacional integral de las sinfonías de Villa-Lobos, BIS empieza (o así lo parece) con este volumen una integral de las Bachianas brasileiras. Una y otra iniciativas son del todo necesarias por la escasez de la discografía de este autor, limitada casi exclusivamente a sus obras para guitarra (incluido el magistral Concierto para guitarra y orquesta) y a las Bachianas brasileiras nº 5 para soprano y grupo de violonchelos. Es de justicia abundar en la música de este autor, pues su legado es extraordinariamente extenso y variado, con montones de cuartetos de cuerda, de conciertos para solista y orquesta (alguno tan peculiar como el de armónica), óperas y muchísimo más. Realmente, algunas discográficas ya han dado a conocer parte de su producción (en algún caso, incluso, alguna de las grandes, como la integral de los conciertos para piano y orquesta que apareció hace algunos años en Decca) pero falta mucho, muchísimo por llegar al público, y a veces (no siempre, eso es verdad) se trata de composiciones de interés. Sin ir más lejos, las Bachianas brasileiras nº 2 son de lo mejor de su autor, y de sus cuatro partes, la última, Toccata, es más conocida por interpretarse y grabarse a veces por separado con el título de Trenzinho do Caipira, un auténtico retrato musical (más que simple evocación) de un tren. Ahora bien, el colorido y magia de este tren en marcha no puede distraernos de los tres movimientos precedentes. Después, las Bachianas brasileiras nº 3 con piano solista que abunda brillantemente en el encuentro entre el estilo de Bach y la música brasileña (aunque más que la música de Bach y la música brasileña aquí parece que se trate de un encuentro entre dos mundos, entre dos paisajes sonoros si se prefiere). Las Bachianas brasileiras nº 4 son también conocidas en su versión original para piano solo. Se trata de una de las más bachianas de estas obras, con esos dos movimientos iniciales casi religiosos que constituyen dos de los más hermosos fragmentos orquestales compuestos por Villa-Lobos. Los intérpretes conocen bien esta música pues, evidentemente, les resulta muy cercana, y nos ofrecen unas versiones del todo impecables. J.P. 101 D I S C O S VIVALDI-RECITALES Fabio Biondi APARICIONES SEDUCTORAS VIVALDI: Concerti con molti stromenti. Vol. 2. Conciertos RV 413, 540, 553, 561, 562a, 566 y 569. EUROPA GALANTE. Director y violín: FABIO BIONDI. VIRGIN 5 45723 2. DDD. 76’25’’. Grabación: Parma, I/2004. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniero: Koitchiro Hattori. Distribuidor: EMI. N PN Que Vivaldi era un maestro en conseguir combinaciones tímbricas poco corrientes y seductoras es algo que conocen bien los aficionados a la obra del cura veneciano. Tanto en sus óperas como en sus cantatas o su música sacra es bastante normal que Vivaldi nos sorprenda con la entrada inesperada de, pongamos por caso, un chalumeau, una viola d’amore o una trompeta marina (instrumento de cuerdas, pese al nombre), procedimiento que obviamente también es habitual en su música instrumental. Además de los varios cientos de conciertos para violín y otros instrumentos solistas, Vivaldi compuso obras para las combinaciones más diversas, una muestra de las cuales es la que nos presenta aquí, con su habitual estilo, exuberante y vigoroso, Fabio Biondi. La selección incluye los conciertos RV 413 para chelo, RV 561 para violín y dos chelos, RV 553 para cuatro violines, RV 540 para viola d’amore y laúd, RV 569 para violín, dos oboes, fagot y dos trompas, RV 566 para dos violines, dos flautas dulces, dos oboes y fagot y RV 562a para violín principal, dos trompas da caccia, timbales, dos oboes, dos violines y viola (de esta última obra se incluye un Grave alternativo al segundo movimiento, escrito para Pisendel, violi- nista que trabajaba en Dresde). Con un amplio equipo de solistas, que incluye por supuesto al propio Biondi, Europa Galante opta por versiones de sonido más orquestal que camerístico, con líneas robustas, pero articuladas con agilidad y gracia, contrastes y acentos bien marcados y ataques impetuosos. Una visión cálida, luminosa y vitalista de esta música, que resulta ornamentalmente muy vistosa, aunque en algún momento eso pueda hacer perder poder expresivo a una melodía concreta, como pasa en el lento del RV 540, con una viola d’amore (que toca Biondi) acaso demasiado brillante y juguetona para un fragmento de nocturnal poder evocativo. Los arabescos del violín solista en el Grave alternativo del RV 562a llaman también poderosamente la atención, por su marcado color orientalista, mientras que en el Allegro assai de apertura del RV 566, llevado a un tempo frenético (muy contrastado con el resto del concierto), las flautas solistas compiten en virtuosismo y ataques cortantes con los relucientes violines. Pablo J. Vayón Joseph Keilberth SORPRESA EN BAYREUTH WAGNER: Sigfrido. WOLFGANG WINDGASSEN (Sigfrido), ASTRID VARNAY (Brunilda), HANS HOTTER (Wanderer), GUSTAV NEIDLINGER (Alberich), PAUL KUEN (Mime), MARIA VON ILOSVAY (Erda), JOSEF GREINDL (Fafner), ILSE HOLLWEG (Voz del pájaro del bosque). ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director: JOSEPH KEILBERTH. 4 CD TESTAMENT SBT4 1392. Stereo. ADD. 229’29’’. Grabación: Festival de Bayreuth, 23-VII1955 (en vivo). Productor: Peter Andry. Supervisor producción estéreo: Gordon Parry. Ingenieros: Roy Wallace y Kenneth Wilkinson. Distribuidor: Diverdi. N PN Ya es sabido que el Anillo del Festival de Bayreuth de 1955 fue grabado en sonido estéreo por Decca en tomas hechas en vivo y guardado hasta hoy mismo en los archivos de la multinacional británica debido a problemas contractuales y de todo tipo (entre los que se cuentan la grabación hecha en estudio por el tándem Solti-Culshaw para el mismo sello entre 1958 y 1965 y que consideraba estas tomas en vivo como contrarias a la perfección técnica preconizada entonces por esta multinacional). La espera ha merecido la pena, aunque haya que apuntar y recordar que Keilberth no era Knappertsbusch (cuya reedición del Anillo de 1956 en Orfeo es posiblemente lo más impor- 102 tante hecho en vivo hasta la fecha con la magna epopeya), si bien su condición de excelente preparador de orquestas, su sólido oficio de competente Kapellmeister, además de su buen pulso y magnífico acompañamiento a los cantantes, hagan de él el director idóneo para la obra que se reseña. El sonido es magnífico y se aprecia sin dificultad una claridad de texturas orquestales y una precisión en las voces absolutamente envidiable (en la cabecera tienen los dos nombres de los ingenieros de sonido, dos leyendas de la fonografía), aunque los numerosos ruidos en la escena provenientes de la representación en vivo, no serán del agrado de todos. En cuanto al reparto vocal, ya llevaba un rodaje de varios años y por fin se había consolidado como el equipo indiscutible del Nuevo Bayreuth: inconmensurable Varnay, espléndido Windgassen e inigualable Hotter en un papel que parece creado para él (y que él mismo comenta con visible emoción en sus Memorias, pues además le unía una profunda amistad con Keilberth) por no hablar de la soberbia intervención del resto, sin ninguna fisura ni vacilación (al año siguiente, en el citado Anillo de 1956 con Knappertsbusch, se alcanzarían cotas artísticas y vocales no superadas en la historia tanto teatral como fonográfica del Ring). En suma, producción indispensable para “wagnerianos con carnet” y de muchísimo interés para el resto. Sonido espectacular, lujosa presentación con abundante material gráfico, interesantísimo estudio de Mike Ashman en los idiomas de siempre y texto de la ópera original y su traducción inglesa. El precio de salida al mercado no es competitivo, desde luego; quizá sea el único inconveniente de esta especie de bella durmiente de los Anillos wagnerianos, aunque bien mirado y dado lo que actualmente se publica, seguro que no tienen que destinar mucho más dinero a otras grabaciones. Enrique Pérez Adrián D I S C O S VIVALDI-RECITALES The Gaudier Ensemble PARA SER FELICES WEBER: Quinteto con clarinete en si bemol mayor. Trío para flauta, violonchelo y piano en sol menor. Cuarteto con piano en si bemol mayor. THE GAUDIER ENSEMBLE. HYPERION CDA67464. DDD. 73’10’’. Grabación: Suffolk, II/2004. Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN The Gaudier Ensemble es un conjunto de cámara del cual forman parte instrumentistas de viento, cuerda y piano. Entre sus miembros se encuentran nombres bien conocidos como el flautista Jaime Martín y la violinista Marieke Blankestijn, intérpretes que, como sus compañeros, son especialmente activos en el mundillo musical londinense. Sus recientes grabaciones para Hyperion (con obras de, entre otros autores, Spohr, Dvorák, Johann Strauss y Schubert) les han hecho destacart internacionalmente como excelentes intérpretes del romanticismo y el presente compacto (una delicia de principio a fin) se añade a los anteriores como muestra de la identificación de este grupo de cámara con este período musical. La música de Weber es de las que siempre se agradecen, pues es de un encanto iresistible. Quizá sea de esas músicas que la mayoría no situaría entre sus predilectas pero que escucha con más asiduidad y con un mayor placer (no nos engañemos) que otras más encumbradas (posiblemente, con toda justicia, eso de encumbrados, faltaría más). Y si hay un ámbito de la producción weberiana que raramente nos fallará, ese es la música de cámara. En él abundan pequeñas joyas, como las tres obras que contiene este magnífico compacto. Por cierto, ninguna de ellas es, en absoluto, música menor por muy amable y deliciosa que nos parezca (y que lo es), pues en ellas se aprecia la mano maestra de un grandísimo compositor. Para muchos melómanos, Weber es una debilidad confesable (como puedan serlo Mendelssohn, Johann Strauss, Offenbach o Elgar), autores de esos que sabemos que nos harán más felices siempre sin miedo a perder el tiempo con banalidades y que en todo momento nos ofrecen música de la mejor. Y cuando nos encontramos con versiones como las que nos brinda este compacto nos encontramos realmente en el cielo. Tenemos aquí un Weber situado justamente en su momento histórico y estético, con un pie en el clasicismo pero ya casi plenamente romántico, en una línea similar a como se abordaría de un modo ideal la música de Mendelssohn, pues Weber pertenece a esos mundos y, evidentemente, The Gaudier Ensemble lo sabe. Josep Pascual RECITALES ARTHUR GRUMIAUX. Violinista. Chaikovski: Concierto para violín y orquesta op. 35. Sérénade mélancolique op. 26. Bruch: Fantasía escocesa op. 46. NEW PHILHARMONIA ORCHESTRA. Directores: JANZ KRENZ y HEINZ WALLBERG. PENTATONE PTC 5186 117. ADD. 71’35’’. Grabaciones: Londres, IX/1975 y IX/1973. Productor: Vittorio Negri. Distribuidor: Diverdi. R PN B rillante y virtuosístico programa que parece hecho a medida para poder apreciar las virtudes de Arthur Grumiaux, uno de los grandes violinistas del pasado siglo y heredero directo de la prestigiosa tradición belga de Bériot, Vieuxtemps e Ysaÿe. Las grabaciones proceden de los fondos de Philips, de los años en que el sello grababa en cuatro canales (el famoso sistema cuadrafónico), precedente del actual Super Audio CD (SACD) multicanal. De la calidad de uno y otro sistemas da cumplida cuenta esta espectacular grabación, pero es en lo estrictamente musical allí donde radica su interés. Grumiaux fue dueño de una técnica extraordinaria y el violín no tenía secretos para él, de modo que podía abordar lo más difícil sin problemas aparentes, ya fuera la Chacona de Bach o el repertorio que este compacto no propone. Ahora bien, como buen músico francófono de su tiempo, Grumiaux brilla especialmente en los momentos más líricos, en los que logra hacer “cantar” a su instrumento con una inconfundible elegancia francesa (y/o belga si se quiere). Pero la excelencia conseguida en esos episodios poéticos no puede hacernos olvidar la autoridad de Grumiaux al abordar los más rápidos y vivaces. Lo ideal parece aquí la Fantasía escocesa de Bruch, cuya composición contó con un célebre representante del violinismo francés aun siendo navarro de nacimiento (hablamos, por supuesto, de Sarasate) y que en manos de Grumiaux (también lejano heredero del célebre violinista y compositor) adquiere el rango de referencia. Y si se cuenta además, como aquí es el caso, con la inspirada dirección de Heinz Wallberg, esta Fantasía escocesa merece situarse entre las mejores versiones de tan hermosa obra. J.P. ARA MALIKIAN. Violinista. Montsalvatge: Poema concertante. De los Cobos: Concierto de los cercos op. 42. ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN. Director: ALEJANDRO POSADA. WARNER 5101116972. DDD. 47’43’’. Grabación: Valladolid, I y V/2005. Productor: Antoni Parera Fons. Ingeniero: Albert Moraleda. N PN Recoge este interesante CD, en primera grabación mundial, una obra de Luis de los Cobos, compositor y director de orquesta nacido en Valladolid en 1927, residente en Suiza desde 1952 y cuyo trabajo musical no le ha impedido ejercer la enseñanza de Derecho Internacional en la Universidad de Ginebra. La buena Orquesta Sinfónica de Castilla y León, bajo la solvente y rigurosa batuta de su titular Alejandro Posada, recupera ahora —loable acción— a este autor apenas conocido y divulgado entre nosotros en cuyo haber figura una variada obra —cuatro óperas incluidas— inédita para el público medio de nuestro país. Concierto de los cercos, compuesto en 1995, en Ginebra, tiene en Ara Malikian —como todo el compacto— a un solista de sobresaliente calidad, en todo momento arropado por el buen nivel artístico de la formación orquestal que representa a la comunidad de la que es oriundo Luis de los Cobos Almaraz. Dividida en tres movimientos —Cerco de los monstruos, Allegro moderato; Cerco de los recuerdos, Andantino; Cerco de la ilusión, Presto—, de la obra emana una música plena de tensión, de progresiva tensión, con su buena dosis de atractiva rítmica y su parte de virtuosismo, muy expresivo, para lucimiento del violín solista, que Malikian aprovecha plenamente como era de esperar. La otra composición del CD es el ya conocido —éste sí— Poema concertante que Xavier Montsalvatge escribió para violín y orquesta en 1953, dedicado al gran violinista Henryk Szeryng, quien lo 103 D I S C O S RECITALES-VARIOS estrenó y difundió por todo el mundo con gran éxito de público. A buen seguro que el maestro gerundense habría dado sus parabienes al compacto que nos ocupa pues también aquí Ara Malikian se manifiesta a gran altura en la demostración de sus muchas virtudes y cualidades técnicas, expresivas y comunicativas, en torno a cuyas excelencias se ha conformado en buena parte el programa que comentamos. Sólo una objeción: ninguna información exterior que hayamos sabido ver nos dice el nombre del solista, y el de la orquesta y su director figura en lugar demasiado escondido. Bienvenida sea la modernidad del diseño y presentación del contenedor y del singular libretillo, pero nunca en detrimento de una clara, visible, directa y necesaria información. J.G.M. ANA MARÍA MARTÍNEZ. Soprano. Arias y canciones. Obras de Delibes, Gounod, Puccini, Lehár, Luna, López, Canteloube y Villa-Lobos. PHILHARMONIA PRAGUE. Director: STEVEN MERCURIO. NAXOS 8.557827. DDD. 53’26’’. Grabación: Praga, VIII/2000. Productor: Michael Fine. Ingeniero: Wolf-Dieter Karwatky. Distribuidor: Ferysa. N PE Esta soprano puertorriqueña —premio 104 Operalia 1995, el celebrado en Madrid, ya se la conocía por sus actuaciones españolas (Gala de Reyes 1996), por las grabaciones de las dos óperas de Albéniz (Merlín, Harry Clifford) o por los ecos de sus triunfos en escenarios internacionales, especialmente alemanes—, ofrece en su primer recital una amalgama de compositores y géneros que dan idea de su versatilidad como cantante y su ambición interpretativa, al mismo tiempo de la astucia para seleccionar algunas páginas favoritas del gran público. Voz de soprano lírica pura con facilidad para la coloratura, con registro suficiente para rematar con brillo, por ejemplo, la deliciosa canción de Delibes Les filles de Cadix o el Je veux vivre de la Juliette gounodiana; con musicalidad apropiada para servir con provecho el Baïlero de Canteloube o la intimísima y mórbida aria de las Bachianas de VillaLobos. No se queda atrás traduciendo con la elegante y sensual seducción demandada por Hanna Glawari para la canción de Vilja, en inmediato y poderoso contraste con el desparpajo de Concha para el momento más significativo de El niño judío. Como intérprete de ópera italiana, la Martínez se exhibe en tres popularísimos momentos puccinianos, los de Lauretta, Magda y Cio-CioSan (el de Un bel dì vedremo). En los tres, pese a la disparidad de climas e intenciones, la soprano sale más que airosa del reto, amparada por la belleza instrumental que rematan la sinceridad, emotividad o espontaneidad de las traducciones. Para completar tamaña amplitud de oferta, en el programa hay hasta un ejemplo de comedia musical a la francesa como es Violetas imperiales, oportunidad para que la soprano alardee de fluidez de emisión y gracia y frescura vocales. Un disco que pese al aparentemente caótico repertorio encuentra coherencia gracias a la labor de una cantante inteligente, preparada e imaginativa. Mercurio está atento a la labor de la solista, sacando de la orquesta los precisos matices y colores. F.F. JOSEP MARIA MAS I BONET. Organista. Obras de Cabezón, Carreira, Valente, Correa de Arauxo, Ximénez, Cabanilles, Soler y Casanoves. LA MÀ DE GUIDO LMG 2069. DDD. 61’26’’. Grabación: Cadaqués, V/2005. Ingeniero: Gerard Font-Espí. Distribuidor: Gaudisc. N PN Calentito todavía, casi recién salido del horno, nos llega este interesante CD en el que el veterano y notable organista Josep M. Mas i Bonet nos invita a hacer un recorrido por un representativo paisaje musical basado en el instrumento que él tan bien conoce, bajo el título de La canción y la danza en la música hispánica de órgano de los siglos XVI, XVII y XVIII. Un conjunto de obras todas ellas inspiradas en elementos melódicos y rítmicos procedentes de la música profana de origen culto o popular, aunque el órgano haya sido tradicionalmente identificado con la iglesia. Con claridad expositiva, pulcritud máxima e intención pedagógica, nos atrevemos a decir, Mas i Bonet nos ofrece un panorama seductor y variado, que arranca nada menos que con el burgalés Antonio de Cabezón (1510-1566), el máximo creador de música para tecla de su tiempo en la Península Ibérica, de quien escuchamos un par de piezas, la primera basada en la danza pavana y la segunda basada en la danza italiana gallarda. Sigue un autor anónimo, tal vez el portugués Antonio Carreira (siglo XVI), con una glosa de una canción a cuatro voces. Del organista napolitano Antonio Valente (siglo XVI) es el Ballo dell’intorcia, sacado de su Intabolatura de cimbalo (1576), una de las colecciones más antiguas de música para tecla compuesta en Nápoles. El sevillano Francisco Correa de Arauxo (1584-1654) está representado por un tiento de cuarto tono basado en una canción polifónica franco-flamenca y una enriquecida glosa de la canción Un gay berger, de Thomas de Crecquillon, tan utilizada por los organistas hispánicos de los siglos XVI y XVII. De Jusepe Ximénez (1601-1672), organista en la Seo de Zaragoza, escuchamos Folías con veinte diferencias, sucesión de variaciones de ritmo ternario sobre el bajo de la Folía. El valenciano Joan Cabanilles está presente a través de dos pasacalles, unas gallardas de octavo tono, unos paseos de tercer tono y una corrente italiana de primer tono. Del gran Antonio Soler, olotense nacido en 1729 y fallecido en El Escorial en 1783, se ha escogido su Sonata en sol mayor. Y cierra el programa el sabadellense Narcís Casanoves (1747-1799), monje que fue de Montserrat, con una Sonata para cla- rines, en la que se reconoce el estilo propio de los instrumentos de viento y un perfume cercano al gusto italiano contemporáneo. Todo ello a través del hermoso sonido del bonito órgano barroco de la iglesia de Santa Maria de Cadaqués (Costa Brava), construido entre 1689 y 1691, cuya concepción original conserva —aunque su tubería metálica, perdida durante la guerra civil, haya sido reconstruida en el acreditado taller de Gerhard Grenzing en las cercanías de Barcelona—, lo que le confiere el título de más antiguo de Cataluña. J.G.M. GABRIELA MONTERO. Pianista. Obras de Chopin, Falla, Ginastera, Granados, Liszt, Rachmaninov y Scriabin. 2 CD EMI 7243 5 58039 2 4. DDD. 104’25’’. Grabación: Bruselas, IX/2004. Productor: David Groves. Ingeniero: Nicolas de Beco. N PN GABRIELA MONTERO E sta pianista venezolana parece tener una consideración especial por parte de Martha Argerich, y lo que llega en esta grabación apoya esta estima, sin ninguna duda. Lo que hace Gabriela Montero y se nos da en el primero de los dos discos de este álbum reúne todo lo que a un pianista que va de Chopin a Ginastera se le puede pedir. Hay en todo el recital una exquisitez tímbrica continua en todo el recorrido del teclado; o dicho de otro modo, un sonido pleno, directo, de precioso timbre, que podría juzgarse el siempre apetecible en el instrumento. Esa voz del piano se hace confidencial cuando conviene en los Preludios grabados (uno de Rachmaninov y dos de Scriabin. Hay también una magnificencia superlativa en el mecanismo y en el fraseo, de tal modo que parecen cualidades no desarrolladas por el estudio, sino conferidas por donación natural (escúchese, en apoyo de esta opinión y aparte otras piezas, La maja y el ruiseñor). Y qué decir del sentido rítmico, como se evidencia en la Danza de “La vida breve”. ¡Qué derroche de todo lo ya señalado, en las piezas de Alberto Ginastera! Y la admirable planificación sonora en el Nocturno chopiniano es un logro más en este recital. Ante tal derroche de medios y de adecuación a lo que se toca, no hay más quehacer que paladearlo una y otra vez. Otra cosa es el segundo disco, en el que esta artista da rienda suelta a su apetencia y su capacidad de improvisación, en la que dice que se recrea. Personalmente, me gustan más las obras originales, aunque su recreación sea curiosa y esté, ni que decir tiene, bien tocada. J.A.G.G. D I S C O S RECITALES-VARIOS VARIOS AMSTERDAM LOEKI STARDUST QUARTET. Jadin: Noctuno nº 3 en sol menor. J. C. Bach: Cuarteto en la mayor. Haendel: Suite en sol menor. Locatelli: Concerto grosso op. 1, nº 11. Sammartini: Sinfonía nº 10 en fa mayor. Pachelbel: Canon en do mayor. Mozart: Adagio y fuga K. 546. CHANNEL CCS SA 22205. DDD. 65’10’’. Grabación: Deventer, VI/2004. Productores: C. Jared Sacks y Daniel Brüggen. Ingenieros: C. Jared Sacks y Hein Dekker. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN L as sospechas de dispersión en este programa que puede lógicamente producir el siglo y casi tres cuartos que medió entre el nacimiento de Haendel (1685) y el fallecimiento del francés Louis Emmanuel Jadin (1853) quedan brillantemente disipadas tanto por la sabiduría de los arreglos firmados por este cuarteto de flautas de pico como por las mismas magistrales interpretaciones con que son ofrecidos. Contando con Daniel Brüggen, hijo de Frans, en sus filas, al menos en parte cabría invocar el refrán del origen de la casta en el galgo, pero en ninguno de sus compañeros (Daniel Koschitzki, Bertho Driever y Karel van Steenhoven) se advierte tampoco el más mínimo desequilibrio ni lapsus a lo largo del disco. Por el contrario, en todos ellos asombra una calidad extraordinaria en el dominio de los fundamentos técnicos de sus física y sonoramente frágiles instrumentos y la más absoluta unanimidad en la puesta en práctica de unos criterios sumamente inteligentes para, incluso a través de obras incuestionablemente menores como las que aquí se presentan y no en sus redacciones originales, establecer una verosímil línea de continuidad entre el barroco y el clasicismo. Respirar no se oye a nadie; sí, en cambio, algunos mecanismos de las voces más graves, pero en un nivel que no hace sino dotar de vida a la perfección que se percibe. A.B.M. DONAUESCHINGER MUSIKTAGE 2004. Obras de Dohmen, Saunders, Van Der Aa y Billone. ORQUESTA DE LA SWR, BADENBADEN. Directores: Roland Klutig y HANS ZENDER. COL LEGNO WWE 20245. DDD. 79’09’’. Grabación: Donaueschingen, X/2004. Productor: Wulf Weinmann. Ingenieros: Johannes Grosch y Bernd Fütterer. Distribuidor: Diverdi. N PN Escuchando el contenido de las obras seleccionadas por Col Legno del Festival de Donaueschingen de 2004, se tiene la impresión de que, al menos para los autores aquí convocados, el reloj de la música se ha detenido en plena efervescencia de la vanguardia. Todo lo que aquí se muestra no es sino una redun- dancia en las formas experimentadas y consolidadas en un período que todos reconocen como el que va, más o menos, de 1950 hasta mediados de los años 80, justo cuando compositores como Nono o Feldman tratan el silencio como un componente tan importante como el sonido mismo en sus obras tardías. Si la extensa pieza de Rebecca Saunders se nutre de esa manera de encarar la composición, Andreas Dohmen va mucho más atrás en aquel tiempo y saca a relucir en Lautung rasgos y técnicas que eran el santo y seña de muchas obras progresistas de los años 50 y 60. Así se observa en la manera de tratar el acordeón, su inserción en la orquesta, el uso de voces que no expresan un texto en concreto, al menos ningún texto que, como dice el propio Dohmen, “tenga una significación para el oyente” y, finalmente, en la abstracción del canto, que choca con la vehemencia de la parte del acordeón y su enfrentamiento con la masa orquestal. El resultado, con textos, esta vez sí, altamente “significantes”, en manos del Luigi Nono de los años 50, era mucho más convincente, por no hablar de su lado no ya experimental, sino abiertamente de denuncia. La comparación no es gratuita, pues Dohmen le debe mucho a aquel mundo sonoro, de la misma manera que Saunders no habría podido concebir su pieza sin la referencia exacta a los modelos que la sustentan. El lenguaje, también, de Nono está presente en la obra Miniata y continuamente se piensa en las resoluciones del italiano para dotar a su lenguaje de un dramatismo tan especial. En el caso de Miniata, el Nono al que recurre Saunders es, por supuesto, el de la última época. Los grandes acordes y los brutales silencios de Miniata proceden de un A Carlo Scarpa. Huelga decir que Saunders no convence en esta obra. Está demasiado pendiente del logro formal y nunca es capaz de penetrar en la verdadera sustancia de lo que tiene entre manos, que no es, por lo que la propia autora nos confiesa en el comentario, sino un intento de puesta en música del Compañía de Samuel Beckett. Se da el caso de que ese mismo texto, de algún modo, inspira los grandes frescos sonoros del último Feldman (For Samuel Beckett), pero allí donde el norteamericano hace de cada secuencia de sonidos y silencios una obra que conmueve, Saunders se empeña en hacer un puro ejercicio de estilo. Las dos obras restantes no son más brillantes. La que firma Pierluigi Billone, una pieza para cuatro resortes de suspensión de automóvil y vidrio titulada Mani. De Leonardo, es absolutamente prescindible. Billone es el típico caso de autor procedente del campo de la música instrumental que se ve abocado a estrenar una obra en Donaueschingen para un material con apariencia “moderna”, de ahí el extravagante arsenal de la pieza. La breve obra, en cambio, de Michel van der Aa (que, como todos los autores de este registro, nace en los años sesenta), Second helf, es más modesta de concepción y casi llama la atención por el franco uso que hace de la masa de cuerdas. Otorgar un papel preponderante a un cuarteto de cuerdas confiere al resultado global un sentido de discurso consonante que apetece entre las otras obras de signo “modernista” que acompañan el programa y que ni añaden ni dicen nada nuevo. F.R. LE JARDIN DES VOIX. Obras de Purcell, Mazzocchi, Rossi, Lambert, Charpentier, Rameau, Campra, Haendel, Mozart, Grétry y Philidor. AMEL BRAHIM-DJELLOUL, CLAIRE DEBONO y JUDITH VAN WANROIJ, sopranos; XAVIER SÁBATA, contratenor; ANDREW TORTISE, tenor; ANDRÉ MORSCH, barítono y KONSTANTIN WOLFF, barítono-bajo. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. VIRGIN 3 38154 2. DDD. 76’29’’. Grabación: París, III/2005. Productora: Anne Chosson. Ingeniero: Aurélie Massonnier. Distribuidor: EMI. N PN Durante quince días de febrero de 2005, siete jóvenes cantantes de entre 25 y 30 años (entre ellos, el contratenor español Xavier Sábata), escogidos de unas 200 candidaturas llegadas de múltiples países, participaron en la Academia del Jardín de las Voces organizada por Les Arts Florissants y el Teatro de Caen, bajo la dirección pedagógica de William Christie y Kenneth Weiss y la colaboración de algunos cantantes consagrados, como el tenor Paul Agnew. Este disco es producto de aquellas jornadas de trabajo. El programa es variopinto e incluye números de conjunto de The Indian Queen de Purcell, La catena d’Adone de Mazzocchi, Enée et Didon de Campra, Radamisto de Haendel, Zémire et Azor de Grétry o Tom Jones de François-André Danican Philidor, así como el precioso Spargete sospiri de Luigi Rossi (cantado por las siete voces), y a su lado encontramos piezas a voz sola de Michel Lambert, Charpentier, Rameau, Haendel (un aria de Amadigi) o Mozart (aria de Ascanio in Alba). Los resultados son bastante heterogéneos, desde un Lambert bastante mediocre, que tanto Claire Debono como André Morsch cantan con línea entrecortada y cambios muy apreciables del color vocal hasta un lamento del Vénus et Adonis de Charpentier que canta con intensidad Judith van Wanroij o a unos números de conjunto de notable brillantez (sobre todo, en Purcell y Mazzocchi). El tenor Andrew Tortise canta con fraseo poco refinado pero pasión desbordante un aria de Pigmalion de Rameau y el contratenor Xavier Sábata pone voz sin duda muy personal pero algo estridente a un Amadís de Gaula (Minacciami, non ho timor) demasiado enfático e histriónico. Gran 105 D I S C O S VARIOS solidez y nobleza muestra en cambio en sus intervenciones el bajo Konstantin Wolff, mientras que la soprano Amel Brahim-Djelloul canta con gran facilidad para las agilidades Al chiaror di que’ bei rai del Ascanio in Alba mozartiano. No hay descubrimientos deslumbrantes. P.J.V. UNA NAVIDAD MEDITERRÁNEA. Canciones para la celebración navideña en España, Provenza, Italia y el Medio Oriente, 1200-1900. THE BOSTON CAMERATA. Director: JOEL COHEN. SHARQ ARABIC MUSIC ENSEMBLE. Director: KARIM NAGI. WARNER 2564 62560-2. DDD. 71’22’’. Grabación: Boston, VI y VII/2005. Productor: Joel Cohen. Ingeniero: David Griesinger. N PN Típico disco de Joel Cohen y su grupo, para el que cuenta con la colaboración de un trío de música culta y tradicional árabe, que aporta tanto sus voces como sus instrumentos de percusión y de cuerda pulsada. El programa se organiza en torno a cinco núcleos temáticos (La señal del Juicio, La llegada del alba, La estrella de la mañana, El nacimiento de Jesús y La madre y el niño) que se nutren con repertorios variopintos y heterogéneos, que incluyen Cantigas de Alfonso X, un virelai del Llivre Vermell, secuencias gregorianas, canciones trovadorescas, piezas andalusíes, sefarditas o egipcias, junto a villancicos tradicionales de Istria y de Andalucía (muy delicada versión de En Belén tocan a fuego, por más que el estilo pretendidamente gitano de la guitarra no resulte especialmente convincente) o la famosa Nana popular armonizada por Falla (sobrio y sentido el canto de Equidad Barès). El revoltijo no deja de tener interés, porque se apoya en interpretaciones sólidas, variadas, imaginativas y de notable refinamiento (en especial por parte de las cuatro voces femeninas, entre las que encontramos a la veterana Anne Azéma), estilísticamente viradas, como puede entenderse por lo dicho hasta ahora, hacia el universo de contrastes característico de las interpretaciones orientalistas, abrumadoramente mayoritarias en este tipo de repertorio. Poco nuevo nos dice este disco, pero se escucha con agrado. P.J.V. NOËL. Villancicos y canciones navideñas. ANONYMOUS 4. 4 CD HARMONIA MUNDI HMX 2907411.14. DDD. 272’36’’. Grabaciones: EEUU, 1992, 1996, 1998, 2003. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. R PM ANONYMOUS 4 106 Un año después de haber decidido darse un respiro en su carrera como colectivo, el cuarteto vocal femenino más famoso de la historia reedita juntos los cuatro navideños de sus dieciocho discos. Los acompaña un libreto tan modélico como las interpretaciones, en el cual se encontrarán (en inglés y francés) todos los textos cantados, detalle minucioso de fuentes y ediciones, más preciosas ilustraciones en color. Siguiendo en la mención la numeración en que se ofrecen, Legends of St. Nicholas, grabado en 1999, contiene cantos y polifonías medievales inspirados por la figura del santo navideño por excelencia; Wolcum Yoole (2003) presenta un muy animado popurrí de cantos celtas y británicos con Jacqueline Horner sustituyendo ya a Ruth Cunningham (fundadora del grupo junto a Marsha Genensky, Susan Hellauer y Johanna Maria Rose) y la impagable contribución de Andrew Lawrence-King como artista invitado a las cuerdas pulsadas; On Yoolis Night (1993) propone un popurrí proveniente de la Inglaterra de los siglos XIII-XV; A Star in the East (1996), finalmente, se consagra a cantos medievales húngaros. A mitad de su precio original, esta constituye una estupenda oportunidad tanto para iniciados como para neófitos en el culto a uno de los fenómenos discográficos en particular pero también musicales en general más importantes de los últimos tiempos. A.B.M. EL SEISCIENTOS ITALIANO. Obras de Kapsberger, Trabaci, Frescobaldi, Falconiero, Merula, Marini, Vastello, Buonamente, Picchi, Storace y Marini. ACCADEMIA BIZANTINA. Director: OTTAVIO DANTONE. ARTS 47707-2. DDD. 58’21’’. Grabación: Rávena, IV/1997. Productor: Alberto Contini. Ingeniero: Mauro Scappini. Distribuidor: Diverdi. N PE Cuando uno piensa en la música italiana del siglo XVII, lo primero que normalmente se le viene a la mente es el apartado vocal, con el nacimiento de la ópera, Monteverdi y todo lo demás. A aportar al menos su granito de arena al convencimiento de que, sin embargo, por debajo de los Alpes hubo vida instrumental, e importante, antes de Vivaldi es a lo que aspira este disco. La realización desmiente de inmediato y a lo largo de todo el programa la modestia del objetivo declarado, de manera que con lo que nos encontramos es con una estupenda panorámica, tan coherente en la visión global que expone de una manera colectiva de concebir la música sobre todo en perspectiva horizontal, es decir, con primacía de la melodía, como en la minuciosidad con que se penetra hasta realzar los detalles que más significativamente singularizan el estilo de cada uno de los compositores invocados. Siendo en muchos de los casos hasta muy importante la carga virtuosista, los impactos más agradables son los producidos por el contraste entre, por ejemplo, la densidad de escritura en un Frescobaldi dueño de la técnica de la variación o la grácil elegancia de un Storace por una parte, y el sereno recogimiento que Kapsberger era capaz de imbuir a una tiorba por una vez en papel protagonista o la asombrosa amplitud de miras armónicas de que llega a hacer gala Trabaci. Sin ser imprescindible, no sobrará en ninguna discoteca. A.B.M. SI TU VEUX APPRENDRE LES PAS À DANSER… Airs et ballets en France avant Lully. Moulinié: L’humaine comédie. Guédron: Le consert des consorts. Boesset: Je meurs sans mourir. LE POÈME HARMONIQUE. Director: VINCENT DUMESTRE. 3 CD ALPHA 905. DDD. Grabaciones: París, 1999, 2001, 2003. Ingenieros: Hugues Dechaux y Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. R PM Tal como se informa al comienzo del cuadernillo que acompaña a esta caja conteniendo 3 CDs, se trata de una reedición de las grabaciones efectuadas por Le Poème Harmonique consagradas a tres compositores representativos de la música francesa en la primera mitad del s. XVII como una introducción a la edición en DVD de una representación con ambientación de época de Le bourgeois gentilhomme de Lully y Molière, realizada por los mismos intérpretes y que tantos elogios críticos está recibiendo. Realmente, Le Poéme Harmonique no recibe más que elogios desde su primer CD en el sello Alpha dedicado a Belerofonte Castaldi y bien merecidos se los tiene. Esta reedición a precio muy asequible y sin pérdida del contenido informativo que tenían los originales, permite asomarse a la música de la corte francesa antes de llegar el absoluto dominio que en ella ejerció Lully con Luis XIV, aunque Moulinié no estuvo propiamente al servicio de la corte sino al de Monsieur Gastón d’Orleans, hermano de Luis XIII. La forma musical básica interpretada es el air de cour, característicamente francesa y ello da lugar a una gran variedad expresiva, desde lo galante (Je meurs sans mourir, de Boesset) a lo irónico (Espagnol, je te supplie, de Moulinié) o lo de raíz popular (A Paris sur petit pont, de Guédron), aunque los ejemplos podrían multiplicarse hasta alcanzar la totalidad de lo incluido. El acompañamiento instrumental es variado y brillante y los intérpretes dan una verdadera lección de entrega, subrayando adecuadamente el carácter de los diferentes textos. Los tres discos son una delicia y de una valoración global semejante. En Alpha están llenos de buenas ideas y si alguien tiene prejuicios contra la música francesa de este siglo, nada mejor que un álbum como este para quitárselos. Bueno, bonito y esta vez, también barato teniendo en cuenta lo relativamente recientes que son las grabaciones. J.L.F.G. D I S C O S VARIOS TANGO IN BLUE. Obras de Serebrier, Barber, Piazzolla, Stravinski, Weill, Satie, Condon, Gould, Gade y Matos Rodríguez. CAROL FARLEY, soprano; ENRIQUE TELLERÍA, bandoneón. ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA. Director: JOSÉ SEREBRIER. BIS CD-1175. DDD. 74’51’’. Grabación: Barcelona, VII/2003. Productor: Robert Suff. Ingeniera: Marion Schwebel. Distribuidor: Diverdi. N PN Tocar tangos con orquestas sinfónicas ha sido la tentación y el ensayo de algunos, entre ellos ciertos músicos del género como Julio De Caro y Mariano Mores. El resultado, excelente en lo instrumental, como el que comentamos, queda fuera de carácter como interpretación. Sentimental, sarcástico o bravío, el tango es íntimo y lleva mal el peso monumental del sinfonismo. Más aún si, como en el caso de Serebrier, propende a pomposo y lento. No obstante, los concursantes son de primera calidad, desde la orquesta misma hasta el bandoneonista Tellería, que pone lo mejor y más tanguero del menú, pasando por Farley, con un par de inter- venciones en plan cabaretero alocado de especial resonancia. Por lo demás, no deja de ser curioso el repertorio, donde ocupa el primer lugar Celos de Gade (descubrimos que fue escrito para un filme mudo de la serie El Zorro, con Douglas Fairbanks senior de protagonista) porque no es un tango argentino sino zíngaro y el gran conjunto le sienta bien. Hay pastiches cultos, el ineludible Piazzolla y la canción patria porteña, obra uruguaya en rigor, La Cumparsita. B.M. Ángel Recasens EROS BARROCO EL VUELO DE ÍCARO. Música barroca española. LA GRANDE CHAPELLE. Director: ÁNGEL RECASENS. LAUDA LAU003. DDD. 67’21’’. Grabación: Amberes, IX/2005. Productor: Albert Recasens. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor: LR Music. N PN E n su nuevo disco, Ángel Recasens vuelve a recurrir, como en el dedicado al Quijote, a la técnica del contrafactum, adaptando melodías a poemas, que en este caso giran en torno a la figura de Ícaro, en cuanto mito del eros barroco. La música proviene del Libro de tonos y del Cancionero de Lisboa, ambos del siglo XVII y que incluyen piezas anónimas y de compositores como Manuel Correa, Mateo Romero, Bernardo Murillo, Sebastián Durón o Manuel Machado. Los poemas se deben a Góngora, Lope, Juan de la Carrera o el conde de Villamediana. La selección y la adaptación (cuando ha sido necesaria) VANGUARDIA ASIÁTICA PARA PIANO: INDONESIA. Obras de Soegijo, Sjukur, Asmara, Marching y Ekagustiman. STEFFEN SCHLEIERMACHER, piano. MDG 1322-2. DDD. 70’06’’. Grabación: Bad Arolsen, III/2004. Productor: Werner Dabringhaus. Ingeniero: Friedrich Rödding. Distribuidor: Diverdi. N PN SCHLEIERMACHER Ciertamente, la edición de un programa como el que propone este CD del sello alemán MDG es una rareza. En buena parte, se debe la elección de un recital consagrado a la música moderna en Indonesia al inquieto pianista y gran musicólogo Steffen Schleirmacher, quien defiende con un tacto exquisito y un gran aprovechamiento del espacio sonoro unas obras de autores totalmente desconocidos en Occidente. A menudo es han corrido de cuenta de Lola Josa y Mariano Lambea, que firman además unas estupendas notas interiores, contextualizando y justificando su trabajo. En la parte interpretativa, Recasens utiliza cinco cantantes y un conjunto instrumental formado por flautas dulces, violas da gamba, guitarra, tiorba y percusión, que emplea de forma variada y con general buen sentido. Las sopranos (Anne Cambier y Kate Ashby) desequilibran algo los números de conjunto por la incisividad de su canto y cierto descontrol en el vibrato cuando suben a la zona más aguda. En cualquier caso, ambas parecen sentirse más cómodas en las partes a solo. Muy elegantes en cambio las contribuciones del tenor Hervé Lamy, de impecable línea, y correcta la participación del contratenor Sytse Buwalda y del bajo Pau Bordas, que en la parte central de su tesitura frasea con un gusto y una flexibilidad dignos de destacarse. El equipo instrumental es de el compositor occidental el que se nutre de los aportes del folclore del lejano Oriente, pero aquí estamos ante el caso contrario. Precisamente, el primer autor del programa, Paul Gutama Soegijo, nacido en una ciudad con el riquísimo legado musical de Yakarta, presenta unas credenciales que son absolutamente europeas: estudios en Amsterdam y, posteriormente, con Boris Blacher en Berlín y residencia actual en la capital alemana. De hecho, su pieza, Etude pour piano, de 1968, aparece como la más claramente europea de todo el CD, demasiado escolástica en el seguimiento que hace de un discurso solamente basado en la ornamentación. La linealidad de la pieza contrasta con el resto del disco, que abunda en obras en las que domina el gesto calmo, contemplativo. El problema surge cuando, tras la escucha de tan sólo un par de temas, esa estética del sonido aislado y tendente a la contemplación se vuelve único recurso de los compositores aquí convocados. Salvo la primera de las piezas de Slamet Sjukur, Svara, y la que firma Soe Tjen Marching, Kenang, el resto no primerísimo nivel y sus acompañamientos están llenos de vigor, gracia y fuerza expresiva. Completan además el disco con versiones singulares de un par de piezas organísticas de Cabanilles. Pablo J. Vayón aporta detalles verdaderamente relevantes. Antes al contrario, las obras de Asmara y Ekagustiman no hacen sino redundar en un mismo estilo y la falta de sustancia lastra el resultado global del CD. Sí interesan Svara y Kenang por el sabio y mesurado uso que hacen sus autores de las secuencias de sonidos aislados y grandes silencios. En Svara, Sjukur traza un tejido muy feldmaniano (aunque sorprenderá saber que las notas del disco nos informan de que Sjukur fue durante cuatro años alumno de Dutilleux). El conjunto de motivos es de una subyugante belleza y sobre la obra planea constantemente un espíritu zen. En Kenang, la compositora Tjen Marching (que nace en 1971 en una ciudad muy “cara” a Kurt Weill: Surabaya) muestra un gran gusto por el detalle. En sus manos, el piano cobra un carácter percutido que se alinea al lado del primer Cage, pero siempre manteniendo un halo orientalista, misterioso, que es lo que hace a Kenang la pieza más atractiva del CD. F.R. 107 D I DS VC D O S 108 HAENDEL: Giulio Cesare. FLAVIO OLIVER, contratenor (Giulio Cesare); ELENA DE LA MERCED, soprano (Cleopatra); EWA PODLES, contralto (Cornelia); JORDI DOMÈNECH, contratenor (Tolomeo); MAITE BEAUMONT, mezzosoprano (Sesto); DAVID MENÉNDEZ, bajo (Curio); OLIVER ZWARG, barítono (Achilla); ITXARO MENTXAKA, mezzosoprano (Nireno). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRO DEL LICEO. Director musical: MICHAEL HOFSTETTER. Director de escena: HERBERT WERNICKE. Director de vídeo: TONI BARGALLÓ. 2 DVD TDK DVWW-OPGCES. 216’. Grabación: Barcelona, VII/2004. Subtítulos en inglés, alemán, francés y español. Distribuidor: JRB. N PN ELENA DE LA MERCED CRÍTICAS de la A a la Z D V D BACH-BEETHOVEN HAENDEL-MOZART Este Giulio Cesare es más de Wernicke que de Haendel o Haym, tal es la capacidad del director de escena para dar la vuelta a la historia (Cesare acaba abandonando a una bastante molesta Cleopatra), para reorganizar la partitura a su entero gusto, introduciendo novedades como hacer hablar momentáneamente a los cantantes en lugar del recitativo secco, introduciendo en un aria una segunda voz al unísono, quitando o trasladando de sitio páginas y añadiendo otras a veces con pasmosa oportunidad (como el aria final de otra ópera, Tolomeo, la fascinante Stille amare, que canta justamente Tolomeo), otorgando el Qual torrente que originalmente pertenece a Cesare al personaje de Nireno para que la Mentxaka tenga ocasión de lucirse, etc. Todo ello en un ejercicio de imaginación y maestría teatrales dignas de admiración y respeto, en medio de un decorado único que se va trasformando para clarificar el relato, adecuadamente iluminado según las necesidades dramáticas y con un vestuario intemporal y algo caótico, pero siempre con un valor descriptivo acorde con el respectivo personaje. Los muchos momentos de buen humor se concretan en el coro final de turistas. Hay las inevitables extravagancias, que quedan anuladas ante tantísimo talento, discutibles los resultados quizás para algunos (o muchos), pero propios del inteligente y preparado profesional que fue Wernicke, quien hace un ejercicio de dominio del medio teatral, quizás no muy operístico, puede que tampoco muy haendeliano, pero de sorprendentes resultados. Musicalmente, todo funciona muy bien, a partir de la vibrante batuta de Hofstetter, flexible y ordenada, enérgica y sensible, colorida y nítida, dominando al a veces algo rebelde conjunto instrumental. Oliver es ya un Cesare ágil (de voz y movimientos) que resuelve con holgura y brío sus más importantes intervenciones. Brillo, sensualidad. languidez, luminosidad y gracia son las cualidades expuestas por de la Merced, tal como piden las variadas situaciones que perfilan a Cleopatra, méritos que se enriquecen visualmente gracias a la esbelta figura y armónica belleza de la soprano. Podles, como era previsible, con su genuina, exuberante, tenebrosa y profusa voz de contralto, es una Cornelia insuperable, que mejor no puede cantarse ni interpretarse. Domènech, contratenor que asombra por la riqueza de color y registro, imponente de presencia, es hoy uno de los mejores Tolomeos que puedan disfrutarse. Las tres arias de Sesto, más una cuarta añadida, permiten a la Beaumont dar cuenta de su categoría haendeliana, fruto de suma de estilo y musicalidad, además de capacidad dramática. Poderoso el Achilla de Swarg, el otro extranjero en un reparto íntegramente hispano, y muy destacado el Curio de Menéndez con la oportunidad de sacar con bastante provecho el añadido del aria de Argante en Rinaldo Vieni, o cara. Tercera producción de la obra haendeliana adquirible en DVD, tras la magistral toma televisiva protagonizada por la excepcional Janet Baker y tras la muy interesante producción de Francisco Negrín para la Ópera Australiana. Falta la ambientada en el Egipto actual, la de Peter Sellars para Bruselas-Dresde, que algún día caerá seguramente. F.F. MOZART: La finta giardiniera. STUART KALE (Don Anchise), BRITT-MARIE ARUHN (Violante/ Sandrine), RICHARD CROFT (Belfiore), EVA PILAT (Arminda). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO DE CORTE DE DROTTNINGHOLM. Director musical: ARNOLD ÖSTMAN. Director de escena: GÖRAN JÄRVEFELT. Director de vídeo y productor: THOMAS OLOFFSON. ARTHAUS 1002007. 150’. Grabación: Drottningholm, 1988. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. R PN El DVD testimonia una función del Teatro de Drottningholm con la vitalidad del hecho musical en directo. La obra no es ciertamente de lo más granado de la pluma de su autor, pero posee una música agradable que ayuda a pasar con benevolencia la simplonería de la trama. Los cortes propinados a la partitura, por muy necesarios que pudieran estimarse, no ayudan precisamente a la comprensión de un hilo argumental muy endeble. Pero todo queda compensado por la fluidez y claridad de la acción sobre la escena —lamentablemente aquejada de sosería en el lado cómico— y la corrección de la propuesta musical. La participación de la orquesta es posiblemente lo más notable de la edición, a lo que hay que añadir la sensacional intervención de Croft como Belfiore. Por debajo, el resto del reparto, en especial la Violante/Sandrine —la fingida jardinera titular—, de Britt-Marie Aruhn, de voz pequeña y canto algo justo. Casi todos los cantantes tienen un italiano más bien duro. Se aprecian esporádicos errores de traducción en el subtitulado español. E.M.M. D V D HAENDEL-MOZART Colin Davis EN SU CASA BERLIOZ: Réquiem. KEITH LEWIS, tenor; CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: SIR COLIN DAVIS. Director de vídeo: KLAUS LINDEMANN. ARTHAUS 102027. 107’. Grabación: Catedral de Ratisbona, Alemania, 1989. Producido Formato imagen: 4 : 3. Formato sonido: PCM Stereo. Código región: 0. por la Radio Bávara asociada con RM Arts. Distribuidor: Ferysa. N PN BERLIOZ: Romeo y Julieta. HANNA SCHWARZ, mezzo; PHILIP LANGRIDGE, tenor; PETER MEVEN, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: SIR COLIN DAVIS. Director de vídeo: KLAUS LINDEMANN. ARTHAUS 102017. 102’. Grabación: Múnich, 1991. Formato imagen: 4 : 3. Formato sonido: PCM Stereo. Código región: 0. Producido por la Radio Bávara asociada con RM Arts. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN Dos documentos excepcionales en toda la fonografía berliozana nos llegan ahora de la mano de su más eminente traductor, con la ventaja de contar con la imagen filmada en directo que aportará al espectador el espectáculo impagable de dos conciertos que podemos calificar como imprescindibles para cualquier aficionado, crítico o profesional interesado en esta música. El gigantesco Réquiem, interpretado en vivo en la catedral de Regensburg, está dirigido con incombustible convicción, extremada reserva, discreto colorido orquestal y envidiable claridad polifónica. Sir Colin parece inclinarse más por la meditación que por el espectáculo, e incluso en pasajes como el Tuba mirum da la impresión de que el furor tumultuoso de esta música anunciando el fin de los tiempos pasa a segundo plano. La orquesta puede con todo, lo mismo que los numerosos instrumentos añadidos (metales); el disciplinado coro no tiene nada que envidiar a los anteriores y el solista en el Sanctus, Keith Lewis (que vuelve a cantar de memoria), borda su papel aun contando con un ligero roce al final de “Deus MOZART: Mitridate, re di Ponto K. 87. GÖSTA WINBERGH, tenor (Mitridate); YVONNE KENNY, soprano (Aspasia); ANN MURRAY, mezzo (Sifare); ANNE GJEVANG, soprano (Farnace); JOAN RODGERS, soprano (Ismene); PETER STRAKA, tenor (Marzio). CONCENTUS MUSICUS WIEN. Director musical: NIKOLAUS HARNONCOURT. Director de escena y vídeo: JEAN-PIERRE PONNELLE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4127GH. 124’. Grabación: Vicenza, Teatro Olimpico, III/1986. Formato audio: PCM stereo, DTS 5.1. Formato imagen: 4:3. Subtítulos en inglés, alemán, francés, español y chino. Distribuidor: Universal. R PN El extensísimo catálogo de Unitel sigue nutriendo con éxito buena parte de los lanzamientos en DVD del sello amarillo. Y bienvenido sea, si todo es como las Sabaoth”, un inconveniente mínimo en una lectura que podríamos calificar de manual. La atenta filmación, cuidada y precisa, ayudará al espectador a descifrar la imponente labor orquestal y todas las intervenciones corales, por no hablar de la vista de la excelente coordinación del director, que incluso se supera a sí mismo si lo comparamos con su también magnífica versión en CD para Philips (aunque sólo sea por la imagen, la que se comenta es preferible), eclipsando también a célebres maestros especialistas en la mastodóntica obra (Beecham — BBC Legends—, Munch —RCA—, Mitropoulos —Orfeo D’Or— y Scherchen — Tahra—) que, a pesar de sus estupendas recreaciones tienen el inconveniente de tener tomas sonoras de inferior calidad. El texto latino aparece sin traducir durante unos momentos al principio de cada secuencia. Pero el interés sigue in crescendo con el siguiente DVD, que podemos calificar sin tapujos ni rodeos como la versión de referencia de la sinfonía dramática Romeo y Julieta que, además, como es sabido, tiene lo mejor de lo mejor de todo lo compuesto por su autor. Nuevamente Sir Colin se supera a sí mismo, lo cual ya es difícil, logrando una recreación de música exquisita y exaltada en la que todo cabe: desde el absoluto dominio técnico al color y a la sublime inspiración (apasionante y encendida escena de amor), con una efusión, precisión rítmica, riqueza dinámica y sutilezas expresivas nunca puestas tan en evidencia como aquí. A ello hay que añadir unos magníficos solistas, exquisita Schwarz, matizado Langridge, contundente y dominador (algo leñoso) Meven, soberbios conjuntos orquestal y coral y, como en el caso anterior, filmación espectacular y muy cuidada que añade un atractivo especial a esta prodigiosa y refinada recreación. Por el momento, y a la espera de que algún director se atreva a que le filmen dirigiendo esta obra, reiteramos lo dicho últimas cosas que hemos visto (Mozart por Kremer/Harnoncourt, Mahler/Bernstein, etc.) y la que ahora comentaremos. El impagable escenógrafo Jean-Pierre Ponnelle filmó esta película en el incomparable marco del Teatro Olímpico de Vicenza, y lo cierto es que el bellísimo teatro de Andrea Palladio va como anillo al dedo a la representación. Ponnelle traslada el vestuario a la época dieciochesca, pero lo hace, como de costumbre, con exquisito gusto. Su dirección de actores es magnífica, como también la realización televisiva. Se toma, como explica en un breve pero más que interesante documental, alguna que otra licencia, como la de asignar a un niño el papel del veterano Arbate, imaginándolo como un tercer hijo de Mitrídates. No le faltan razones: el papel está escrito para más arriba: versión de referencia de Romeo y Julieta sólo comparable a otras en audio de justa fama (dos del propio Davis en Philips y LSO Live, otras dos muy apasionadas de Munch en RCA, una elegante y contenida de Monteux en Westminster y finalmente fragmentos orquestales de Giulini y Mitropoulos en EMI, con la desventaja en todos los casos de carecer de imágenes). Por tanto, no creemos pecar de exagerados al calificar este DVD como uno de los más fascinantes testimonios audio visuales del más importante director berliozano de nuestros días, lo mejor que conocemos de él junto a su maravillosa recreación de La condenación de Fausto (y de la que esperamos haya también documento filmado). En suma, dos imponentes documentos de un gran director en una de sus más claras afinidades electivas. Quizá el Réquiem se haya quedado algo grandilocuente y retórico para el oyente actual a pesar de la impresionante interpretación comentada. Lo que sí es imprescindible es la bellísima recreación de Romeo y Julieta, hoy por hoy, la versión insuperada de esta gran música, además magníficamente tocada y filmada. No se la pierdan. Enrique Pérez Adrián soprano y tiene razón Ponnelle al apuntar lo ridículo que resultaría una soprano con barba, de forma que transmuta el breve cometido del gobernador a una especie de conciencia infantil. Con todo, ¡que todas las licencias escénicas que sufrimos hoy fueran como ésta! Musicalmente hablando, la representación tiene un nivel general extraordinario. Harnoncourt, como es su costumbre, se cree hasta la médula la creación de este joven adolescente que con apenas catorce años escribió una partitura que, si aún lejos de lo que conseguiría, no deja a uno de asombrarle de principio a fin. Una partitura bellísima (¡cuántos compositores no logran en toda una vida escribir algo que ni siquiera llegue a los talones a ésta!), erizada de dificultades y llena de una sabiduría teatral impropia 109 D V D MOZART-VARIOS de un muchacho de esta edad. El elenco, por su parte, es de un nivel envidiable. Destaca, en mi opinión, la pareja KennyMurray, sencillamente espléndidas en sus papeles, tanto en lo vocal como en lo teatral. Sobresalientes Winbergh, en un papel vocalmente endemoniado (¡qué saltos demanda la partitura!) y Rodgers, y muy notable, aunque con un paso quizá demasiado evidente, Anne Gjevang, que por lo demás compone un Farnace modélico. Bien Straka en su breve cometido y convincente, aunque vocalmente justito, el chaval Roncato. Harnoncourt, por su parte, dirige con su habitual ímpetu y riqueza de colorido y fraseo a un Concentus en plena forma. La interpretación, captada con excelente calidad de sonido (aunque evidentemente los medios de hace 20 años no son los de ahora), es pues una delicia de principio a fin. En fin, una de esas películas que nin- gún mozartiano debe perderse, porque además de la estupenda música y de la magnífica interpretación, el marco (quien haya estado allí a buen seguro que coincidirá conmigo) es inigualable y la escenografía y realización visual son de las que uno tanto echa de menos en estos días tan dados a las boutades. Una joya. No se lo pierdan. R.O.B. Gianluigi Gelmetti EXPLOSIVO ROSSINI: Il barbiere di Siviglia. JUAN DIEGO FLÓREZ, tenor (Almaviva); BRUNO PRATICÒ, bajo (Bartolo); MARÍA BAYO, soprano (Rosina); PIETRO SPAGNOLI, barítono (Fígaro); Ruggero Raimondi, bajo (Don Basilio). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO REAL. Director musical: GIANLUIGI GELMETTI. Director de escena: EMILIO SAGI. Director de vídeo: ÁNGEL LUIS RAMÍREZ. 2 DVD DECCA 074 3111. 166’ (ópera), 74’ (bonus). Grabación: Madrid, I/2005. Productores: Hans Petri, James Whitbourn Subtítulos en inglés, francés, alemán, chino, español. Distribuidor: Universal. N PN Muy elaborada dirección escénica de Sagi, con capacidad para reflejar esa jornada enloquecida que viven los personajes rossinianos, en medio de una explosión de brillo y color, expresivamente muy bien utilizado (y que valora la experta iluminación de Eduardo Bravo), características que también llegan desde el foso, en la modélica concepción de Gelmetti. Sagi prodiga detalles de tino e inventiva, quizás demasiados, hasta el agobio con algunos que podían haberse obviado (los gitanos robando en casa de Bartolo), pero en el concepto hay una imaginación desbordante, siempre al servicio de la partitura y del compositor. El equipo vocal es magnífico, salvo el Fígaro de Spagnoli, simplemente correcto, nunca a la altura de sus compañeros. Bayo vuelve a la tradición sopranil de Rosina, con la musicalidad y el talento a los que nos tiene acostumbrados añadiendo una actuación realmente convincente y plausible, confeccionando un personaje suma de sagacidad, encanto, picardía y feminidad. Praticò es un eminente cantante bufo por su tipo de vocalidad y por disposición personal, que ha hecho de Bartolo su imbatible caballo de batalla, lo cual se nota aunque puede que no tenga una de sus mejores noches. Raimondi está impresionante en La calumnia (escénicamente es además un muy logrado momento), dando la misma altura al resto de sus intervenciones. Buenas colaboraciones de Marco Moncloa (Fiorello), Sánchez Ramos (Oficial) y, sobre todo, Susana Cordón como Berta: su Il vecchiotto cerca moglie es excelente y está excelentemente escenificado por Sagi, con un toque andaluz que, por supuesto, admite la obra. Pero, sin duda, con aires también de un consumado comediante, es Flórez quien centra la mayor atención: no se pueden cantar mejor sus intervenciones solistas del acto primero, ni el dúo con Fígaro, ni su vertiginosa entrada al final del acto I, ni… bueno ¡todo! Finalizando con esa complicadísima Cessa di più resistere que es un modelo de facilidad, estilo y sapiencia rossinianas. En un bonus se incluyen reportajes que nos acercan a los entresijos de la puesta en escena y nos explican un poco más qué genial cosa es esa ópera llamada El barbero de Sevilla. Está filmada, como otros productos anteriores, en alta definición con las correspondientes perspectivas futuras de mejora en visión y audición. Fernando Fraga VARIOS A TRAIL ON THE WATER. (Una estela en la mar). ABBADO, NONO, POLLINI. Un film de Bettina Ehrhardt. Guión de Bettina Ehrhardt y Wolfgang Schreiber. TDK EUROARTS DVWW-DOCNONO 1052029. 74’40’’. Grabación: 2001. Bonus: Nono:…sofferte onde serene… Maurizio Pollini, piano; Alvise Vidolin, dirección de sonido. Grabación: Salzburgo, Mozarteum, VIII/1999. Dolby digital 2.0 PCM Stereo. Formato: 16:9 anamófico NTSC. Subtítulos en inglés, alemán, francés, italiano, español. Código región: 0. Formato disco: DVD 5. Distribuidor: JRB. N PN 110 E ste film de Bettina Ehrhardt es una evocación de Luigi Nono, el compositor veneciano de la vanguardia de posguerra que vivió entre 1924 y 1990. No es una introducción a su obra, aunque su obra está presente, sino un apremio a la misma, y a la propia figura de Nono. Ese apremio es obra, sobre todo, de otros dos enormes artistas italianos, el director Claudio Abbado y el pianista Maurizio Pollini, que fueron entrañables amigos suyos, y defensores de su obra en unos ámbitos (los de la sala de conciertos) poco propicios a la aportación de la vanguardia, que se refugiaba sobre todo en festivales como el de Darmstadt o en los estudios radiofónicos. También está aquí su viuda, Nuria Schoenberg, que evoca su dimensión humana. Además de fragmentos de obras del amigo desaparecido (Prometeo y otras) escuchamos ensayos de piezas de Schumann, Schoenberg, Mahler y Luca Marenzio, que en buena medida marcan el mundo que Nono asumió como herencia y como devoción. La obra …sofferte onde serene…, para piano y cinta, la escuchamos en ensayos, pero también completa, a modo de bonus, en magistral lectura de Pollini, en cuyo repertorio figuró desde que se la dedicara Nono allá por 1976. Aunque no lo dicen, el poema que se lee hacia el final es de Antonio Machado (se lee traducido al inglés, pero lo vemos en español en la letra de Gigi), y es ese poema el que da título a este bello film (“sino estelas en la mar…”); que es un documental y que es algo más, porque toca una amistad entre tres artistas que además fueron cómplices en la elaboración de una obra. Sin artistas intérpretes como Pollini y Abbado, qué sería de los grandes creadores como Nono. Sin obras como las de Nono, qué serían esos grandes intérpretes, sino exquisitos gestores de museos. No sería poco, pero gracias a la obra de Nono son mucho más. Pollini lo reconoce de manera explícita en un momento del film. Su grandeza no se limita a eso, pero ésa es su grandeza. S.M.B. IÍ N D I C E ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Adams, J. L.: Strange and sacred noise. Percussion Cincinnati. Mode.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 — White silence. Weiss. New World. . . . . . . . . . . . . . . 66 Amsterdam Loeki Stardust. Obras de Jadin, Bach y otros. Channel.. . . . . . . . . . . . . . . . 105 Antonio José: Sinfonía castellana. Posada. Naxos.. . . . . . . . . . . . 80 Bach: Cantatas vols. 1 y 2. Kuijken. Accent. . . . . . . . . . . . 81 — Cantatas vols. 19 y 21. Gardiner. SDG. . . . . . . . . . . . 81 — Conciertos para teclado. Hewitt/Tognetti. Hyperion. . . . 81 — Orgelbuchlein. Ghielmi. Winter & Winter. . . . . . . . . . . 81 — Pasión san Mateo. Samuelis, Agnew/Koopman. Challenge. . 82 Backhaus, Wilhelm. Director. Obras de Beethoven. Decca. . 70 Beethoven: Concierto para violín. Vengerov/Rostropovich. EMI. . 82 — Sinfonía 9. Walter. Orfeo. . . 76 — Sinfonías 4, 5. Klemperer. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . 69 Berlioz: Réquiem. Norrington. Hänssler. . . . . . . . . . . . . . . . . 82 — Réquiem. Davis. Arthaus. . 109 — Romeo y Julieta. Davis. Arthaus. . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Boccherini: Conciertos para chelo. Wallfisch/Ward. Naxos. 83 — Sonatas para chelo. Bassal/Lehner. Naxos.. . . . . . . 82 Bolcom: Obras para 2 pianos. E. y M. Bergmann. Naxos. . . . 83 Brahms: Obras para piano. Leonskaja. MDG. . . . . . . . . . . 83 — Sinfonía 2. Alsop. Naxos. . . 84 Bream, Julian. Guitarrista. Obras de Turina, Schubert y otros. Testament. . . . . . . . . . . 69 Buxtehude: Membra Jesu nostri. Junghänel. H. Mundi. . . . . . . . 84 — Sonatas para violín. Holloway/Mortensen. Naxos. . 84 Callas, Maria. Soprano. Obras de Leoncavallo, Puccini y otros. Naxos. . . . . . . . . . . . . . 72 Casablancas: Epigramas. Martínez Izquierdo. EMEC.. . . 85 Copland: Appalachian Spring. Hogwood. Arte Nova. . . . . . . 84 Cuartetos rusos del siglo XX. Obras de Stravinski, Schnittke y otros. Chillingirian. BMG.. . . . 79 Debussy: Estampes. Wagner. Ambroisie. . . . . . . . . . . . . . . . 85 Delden: Cuarteto. Viotta. MDG.85 Devienne: Cuartetos. Lussier e. a. Atma. . . . . . . . . . 86 Donaueschinger Musiktage 2004. Col Legno. . . . . . . . . . . . . . . 105 Donizetti: Obras para piano. Spada. Arts. . . . . . . . . . . . . . . 86 Dvorák: Suite checa. Neumann. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . . 86 Elgar: Concierto para chelo. Du Pré/Barbiroli. Testament. . . . . 69 Ferko: Stabat Mater. Heider. Cedille.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Finzi: Canciones. Gilchrist/Tilbrook. Linn. . . . . . 87 Flotow: Alessandro Stradella. Dürmüller, Passow/Froschauer. Capriccio.. . . . . . . . . . . . . . . . 87 Fournier, Pierre. Violonchelista. Obras de Brahms, Mendelssohn y otros. DG. . . . . . . . . . . . . . . 75 Gershwin: Rapsodia en azul. Camilo/Martínez Izquierdo. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 Giuliani: Conciertos para guitarra. Maccari/Rognoni. Brilliant.. . . 87 Górecki: Sinfonía 3. Altinoglu. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Grumiaux, Arthur. Violinista. Obras de Chaikovski y Bruch. Pentatone. . . . . . . . . . . . . . . 103 Haendel: Giulio Cesare. Olivier, de la Merced, Podles/Hofstetter. TDK.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Hasse: Réquiem. Rademann. Carus.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Haydn, M.: Andrómeda y Perseo. Pál. Bongiovanni. . . . . . . . . . . 88 Hummel: Conciertos. Rose. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Janowitz, Gundula. Soprano. Obras de Orff, Mozart y otros. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Jardin des voix. Obras de Purcell, Rossi y otros. Virgin.. . . . . . . 105 Katchen, Julius. Director. Obras de Brahms, Schumann y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Kodály: Sonata para chelo. Philips. H. Mundi. . . . . . . . . . 89 Kraus: Cuartetos. Kraus. Cavalli. 89 Kubelik, Rafael. Director. Obras de Mozart, Beethoven y otros. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Landowska, Wanda. Clavecinista. Obras de Rameau, Couperin y otros. Testament. . . . . . . . . . . 69 Lasso: Motetes. Izquierdo. Ars Harmonica. . . . . . . . . . . . . . . 89 Leinsdorf, Erich. Director. Obras de Mozart. DG. . . . . . . . . . . . 74 Lied. Fink, Henschel, Güra. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Liszt: Obras para órgano. Johannsen. Carus.. . . . . . . . . . 89 Mahler: Sinfonía 4. Klemperer. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . 69 — Sinfonía 7. Barenboim. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 — Sinfonía 7. Tilson Thomas. Avie.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Marenzio: Madrigales. Casari. Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . 90 Martínez, Ana María. Soprano. Arias y canciones. Naxos.. . . 104 Martinon, Jean. Director. Obras de Berlioz. Lalo y otros. Decca. . . 70 Mas i Bonet, Josep Maria. Organista. Obras de Carreira, Cabezón y otros. Mà de Guido. . . . . . . . . . . . 104 Mason: Felt ebb. Modern. Col Legno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Menotti: Concierto para violín. Shapira/Sanderling. ASV. . . . . 91 Messiaen: Visiones del Amén. Schumacher. Col Legno.. . . . . 91 Meyerbeer: Esule di Granata. Custer, Claycomb/Carella. Opera Rara.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Missa. Nevel, Christie. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Monaco, Mario del. Tenor. Obras de Verdi, Puccini y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Montero, Gabriela. Pianista. Obras de Chopin, Falla y otros. Mà de Guido. . . . . . . . . . . . . 104 Mozart: Concierto para 2 pianos. Kaneko/Immerseel. Zig Zag. . . 93 — Concierto para trompa 1. Concertgebouw. Pentatone. . . 94 — Conciertos para flauta. Bezaly/Kangas. BIS. . . . . . . . . 94 — Conciertos para flauta. Martín/Marriner. Tritó. . . . . . . 93 — Conciertos para piano 12, 17. Brendel/Mackerras. Philips. . . 92 — Conciertos para piano 17, 20. Anderszewski. Virigin. . . . . . . 92 — Conciertos para violín. Manze. H. Mundi. . . . . . . . . . 93 — Cuartetos. Belcea. EMI. . . . . 91 — Finta giardiniera. Kale, Aruhn/Östman. Arthaus. . . . . 108 — Mitridate, re di Ponto. Winbergh, Kenny/Harnoncourt. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 — Rapto en el serrallo. Gruberova, Araiza/Böhm. DG. 73 — Rapto en el serrallo. Masterson, Davies/Kühn. Arthaus. . . . . . . 73 — Rapto en el serrallo. Nielsen, van der Walt/Solti. Warner. . . 73 — Réquiem. Böhm. Orfeo. . . . 76 —Vísperas. Neumann. MDG. . 94 Navidad mediterránea. Cohen. Warner. . . . . . . . . . . 106 Noël. Villancicos. Anonymous 4. H. Mundi. . . . 106 Orff: Carmina Burana. Venuti, Klenkies/Wand. Profil. . . . . . . 94 Pablo, de: Ederki. Villa Rojo. LIM. . . . . . . . . . . . 95 Prokofiev: Romeo y Julieta. Leinsdorf. Testament. . . . . . . . 69 — Sinfonías. Leinsdorf. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . 69 Pylkkänen: Mare y su hijo. Tiihonen, Uusitalo/Lintu. Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Raucheisen, Michael. Pianista. Grabaciones completas. Fono Team. . . . . . . . . . . . . . . 79 Rebel: Obras para violín. Beyer. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Rossini: Barbiere di Siviglia. Flórez, Bayo/Gelmetti. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 — Turco en Italia. Carolis, Moretti/Conti. Naxos. . . . . . . . 96 Scarlatti: Sonatas. Vol. 3. Hantaï. Mirare. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 — Sonatas. Boucher. Atma. . . . 96 Schoenberg:Coros. Craft. Naxos.97 — Obras para violín y piano. Wallin/Pöntinen. BIS. . . . . . . . 97 Schubert: Cuarteto op. 161. Kremer. ECM. . . . . . . . . . . . . . 97 — Lieder. Holzmair/Eisenlohr. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 — Sonata arpeggione. Gastinel/Désert. Naïve.. . . . . . 97 — Sonatas para piano. Dalberto. Brilliant. . . . . . . . . . 97 — Viaje de invierno. Quasthoff/Barenboim. DG.. . . 67 Schurig: Ultima Thule. Furrer. Kairos.. . . . . . . . . . . . . 97 Seeman, Carl. Pianista. Obras de Mozart. DG. . . . . . . 74 Seiscientos italiano. Obras de Kapsberger, Trabaci y otros. Dantone. Arts. . . . . . . . . . . . 106 Sermons and devotions. King’s Singers. BMG. . . . . . . . 78 Shostakovich: Concierto para violín 1. Chang/Rattle. EMI. . . 99 — Concierto para violonchelo 1. Chang/Pappano. EMI. . . . . . . 100 — Conciertos para violín. Hope/Shostakovich. Warner. . 99 — Sinfonía de cámara. Bashmet. Onyx. . . . . . . . . . . . 99 — Sinfonías de cámara. Markiz. Challenge. . . . . . . . . . 99 Si tu veux apprendre à danser. Dumestre. Alpha. . . . . . . . . . 106 Sor: Obras para guitarra. Starobin. Bridge.. . . . . . . . . . 100 Strauss: Arabella. Della Casa, Trötschel/Kempe. Testament. . 69 — Mujer sin sombra. Rysanek, Weber/Böhm. Orfeo. . . . . . . . 77 — Sexteto. Artemis e. a. Virgin. 100 Tango in blue. Obras de Serebrier, Barber y otros. BIS. 107 Tavener: Eternal Memory. Isserlis. BMG. . . . . . . . . . . . . . 78 Tippett: Rose Lake. Davis. BMG.78 Toch: Concierto para piano 1. Crow Botstein. New World. . 101 Toscanini, Arturo. Director. Obras de Beethoven, Wagner y otros. Testament. . . . . . . . . . . 68 Trail on the Water. Abbado, Nono, Pollini. TDK. . . . . . . . 110 Ustvolskaia: Sinfonía 5. Stephenson. BMG. . . . . . . . . . 78 Vanguardia asiática: Indonesia. Obras de Soegijo, Asmara y otros. Schleiermacher. MDG. . . . . . 107 Verdi: Aida. Hopf, Rysanek/Kubelik. Orfeo. . . . . . 76 Villa-Lobos: Bachianas. Mogrelia. Naxos. . . . . . . . . . 101 — Bachianas 2-4. Minczuk. BIS. 101 Vivaldi: Conciertos con muchos instrumentos. Biondi. Virgin. 102 Vuelo de Ícaro. Música barroca española. Recasens. Lauda. . 107 Wagner: Siegfried. Windgassen, Varnay/Keilberth. Testament. 102 Weber: Obras de cámara. Gaudier. Hyperion. . . . . . . . 103 Wiener Opernfest. Varios. Orfeo.76 Zemlinsky: Trío. Trío de Viena. MDG.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 111 NEGRO MARFIL ...HABÍA ESE AIRE CON OLOR A HIGOS EN TU LABIO, HABÍA JERUSALEN ALREDEDOR I 112 nsosteniblemente silencioso, el silenciófono ha grabado durante años ese repertorio del olvido, esas músicas judías… ¿músicas judías? Es decir músicas que son judías porque se parecen a otras músicas judías, pero esas segundas músicas a las que se parecen las primeras no existen sino por su parecido con otras músicas, músicas acaso del exilio, músicas acaso perdidas, olvidadas; ese parecido de las músicas judías con… unas músicas desconocidas a las que las primeras hubiesen prestado sus sonidos, músicas luego modeladas sobre unos sonidos inventados; músicas del momento, músicas del tiempo, cambiando según su parecido imaginado con el modelo inventado. Si la música de Filfel Gourgy es la música de Iraq, la música clásica árabe más pura, perdón, más protegida de las influencias extranjeras, entiéndase europeas, occidentales, o si esta música de Filfel Gourgy se parece tan idealmente a la música de Iraq (el acento sublime del cantante, un árabe que encuentra su perfección en una brecha, una herida del exilio, cicatriz o sonrisa amarga, o plaga viva) que nada las separa, alguna de las dos ha muerto, o una vive de la muerte de la otra. Filfel Gourgy, nacido en Iraq en los años 30, está muerto, murió en Israel 50 años más tarde; la música iraquí formaba sus vocablos y el poema árabe redactaba sus melodías. La música iraquí está acaso tan ausente en Iraq, ¿quién se preocupa por ella? ¿qué importancia tiene que necesita tiempo para contestar a ese silencio? Su olvido sigue el olvido de la música judía de un judío de Iraq; el parecido de las dos músicas es un acuerdo tácito entre dos huidas, dos pérdidas, dos huidas que no tienen meta que la de volver sobre sus huellas, huir de la huida. Tanto tiempo separa las músicas judías del instante que les dio sus sonidos, unos sonidos olvidados, perdidos, que no saben ya cuándo nacieron ni dónde murieron, dónde nacieron ni cuándo murieron. No son evidentemente los sonidos que dan a las músicas judías su color, su acento, sino el horizonte que las fascina. Los sonidos cantados por Esti Kenan-Ofri, la voz del Trío Voz del Úd disponen de algunas cualidades EL MUNDO ES FELIZ. FILFEL GOURGY, canto. ORQUESTA DE CÁMARA ÁRABE DESCONOCIDA. MAGDA MGD030. 76’. Documentación de archivos 1940-1950 Iraq/Israel. Productor: José Karsenti. GAZELLE. TRÍO KOL OUD TOF. MAGDA MGD037. DDD. 56’. Grabación: Israel, 2001. Productor: José Karsenti. Ingeniero: Uri Barak. MELODÍAS JUDEO-ÁRABES DE AQUEL ENTONCES. Cantantes de Túnez, Marruecos, Argelia, Siria, Kuwait, Iraq y Egipto. BLUE SILVER 50556-2. ADD. 50’. Grabaciones: 1910-1930. de más o de menos que los sonidos usuales; este más o este menos son su manera de arriesgarse, su manera de hacer bailar esas honorables melodías sefardíes, sus sueños, los míos; cantar esas músicas judías como lo hace Esti Kenan-Ofri es esperar una música por llegar, una música que no pertenece a nadie, que no fue compuesta para nadie. Música de nadie. Esa es la tradición: ser fiel a los que hicieron exactamente como los que hicieron antes, los que no se parecían a nadie, hacer como ellos, es decir no parecerse a ellos. Músicas ecos de unas músicas perdidas, música erudita arábigoandaluza, judeoarábigoandaluza cultivada por Nathan Yafil, de la música iraquí, u otra vez judeoiraquí, por Hûgi ibn Sâlih Rahmîn Pataw, de la música persa o judeopersa por Salih Ezra alKuwaiti, tunecina por Bishi Salama, de músicas tradicionales y populares amorosamente cantadas en todas las variantes de las lenguas árabes por aquellas reinas de la noche, las tunecinas Hbiba Msika y Louisa al-Tunisiyya, la siria Fayruz al-Halabiyya… Sus nombres en mis labios, acaso en los vuestros, con esas dobles íes griegas, i lunghe, íes largas, dicen los italianos, son el nacimiento más dulce, tienen la edad de sus, de mis, más antiguos recuerdos. Reinas de la noche y del canto, fueron perseguidas, acoplándose lo sagrado a la masacre, el crimen a la rima, pues eran amorales, es decir mujeres sabias en un mundo de hombres, judías en un mundo de gentiles, amorales, es decir sensuales, pues declinaban la mano musical de Guido d’Arezzo con su ordenado utremifasollasi, paseándola sobre sus cuerpos entre el si de sus silencios y el sol de sus sueños, entre el sol de su sudor y el si de sus sienes, entre el si de sus senos y la seda de sus dedos, entre el la de sus labios y el do de sus pechos, entre el do de sus párpados y el re de sus retinas, entre el té de sus tetas y el mi de sus miasmas, entre el mi de sus mamas y el musgo de sus muslos, entre el sol de sus salivas y la sombra de sus ombligos, entre el fa de sus faces y las fronteras de sus frentes, en las nubes de la desnudez. Pedro Elías Mamou D O S I E R G TRES E ANIVERSARIOS R A R D O G O JOAQUIM HOMS M B GUSTAVO PITTALUGA A U E n 1906 nacieron tres compositores españoles de muy distinta orientación estética: Gerardo Gombau, Joaquim Homs y Gustavo Pittaluga. Por edad, los tres podrín enmarcarse en la Generación del 27 o de la República, mas no así su música. La obra de Pittaluga es la que aparece más ligada a los años treinta, para luego eclipsarse prácticamente tras la Guerra Civil. El longevo Homs será el heredero de Schoenberg y Roberto Gerhard, en tanto que Gombau abrirá el camino para la vanguardia representada por la Generación del 51. A los tres les dedica SCHERZO las páginas que siguen. 113 D O S I E R GERARDO GOMBAU GERARDO GOMBAU, UNA PERSONALIDAD SINGULAR Aún está por valorar la auténtica dimensión del compositor Gerardo Gombau, personalidad única, peculiarísima, de la música española del pasado siglo. La razón es sencilla: no hay a mano una imagen sonora suficientemente generosa, ya sea a través de partitura o de grabación, que permita conocer la obra de quien, si perdura en la memoria histórica, es por boca de aquellos que le conocieron. Arremetiendo contra tirios y troyanos, Tomás Marco, lo explicaba en un reciente opúsculo dedicado al compositor salmantino y distribuido por la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid: “Sólo una vida musical como la nuestra, empecinada constantemente en olvidar, cuando no en negar, su propia historia, puede prescindir casi por completo de alguien que es en realidad imprescindible”. Pero, lo cierto es que, a 35 años de su muerte y 100 de su nacimiento, la situación actual es una consecuencia lógica de algo que, ni sus más cercanos, que fueron muchos, han tratado nunca de remediar. Es por eso que el recuerdo de lo que para ellos fue “imprescindible” parezca ser, para quienes no estuvieron cerca, algo innecesario. En palabras de Marco: “Para las nuevas generaciones musicales del país, Gombau sigue siendo una brumosa referencia, una página de diccionario, generalmente bastante cicatera”. Y aún más: “Su legado, depositado en la Biblioteca Nacional continúa sin ser catalogado ni estudiado, y sus más interesantes escritos teóricos sin publicarse”. Aunque aquí convenga el matiz, pues cualquier consideración que se haga sobre Gombau obliga a considerar la tesis doctoral de Julia Esther García Manzano, Gerardo Gombau, un músico salmantino para la historia, editada por la Diputación de Salamanca, en 2004, en donde se aclaran varias de las incorrecciones contenidas en algunas de aquellas “cicateras” referencias. El concierto homenaje que sus amigos y discípulos le dedicaron, en el Ateneo de Madrid, en 1975; el homenaje salmantino de 1996, 25 años después de muerto, y la estatua de Venancio Blanco, Alegoría de la música, homenaje a Gerardo Gombau, colocada en la plaza de San Julián de Salamanca, son lo más relevante de la estela de quien, Marco de nuevo, “es realmente un hito en un momento particularmente delicado de la historia musical española”. E 114 ectivamente, Gerardo Gombau fue, ante todo, un símbolo para los más inquietos compositores de la España de la posguerra, especialmente para todos aquellos que participaron de los afanes creadores de la generación que Cristóbal Halffter bautizara como del 51: “Entre los años 1951 y 1957 surgen una serie de nombres que son los que llamaremos de la generación del 51. ¿Por qué elijo esta fecha? Creo que es significativo que en este año terminásemos una serie de alumnos del Conservatorio nuestra carrera: Manuel Carra, Odón Alonso, Francisco Calés Otero, actualmente director del Conservatorio, Teresa Berganza, yo mismo, y algunos más que quizá en este momento se me escapan” (1967). Por eso, cuando tras su muerte, Luis de Pablo escriba: “Ahora me queda sólo cumplir con él un estricto deber de justicia: escuchar, estudiar y admirar sus obras”, estará haciendo justicia con quien “ha marcado a una generación de jóvenes músicos españoles con su enseñanza y ejemplo, así como en su día supusiera el apoyo moral incondicional a una generación como la mía, que hubo de abrirse camino sin maestros” (1972). Lo que de forma más sutil Halffter expresará del siguiente modo: “Propongo que se cree un grupo de trabajo para poder con la máxima rapidez posible, editar, dar a conocer, volver a hacer oír, toda una serie de obras, que deberían, por su auténtico valor, servir de guía y ejemplo para la cultura de España” (1972). Al margen de insistir en la escasa difusión que ha tenido la obra de Gombau, ajena a esa “máxima rapidez”, importa insistir ahora en lo que la persona representó como “guía y ejemplo”. “Para los compositores que éramos mucho más jóvenes que él y que sin embargo éramos sus amigos”, explicará Ramón Barce, “esta personalidad nos ofrecía el continuo trasvase entre la juventud y la madurez: nosotros aprendíamos de Gombau y él decía que aprendía de nosotros. Seguramente esto último no era exacto; o, dicho de otra manera, lo que Gombau podía asimilar de nosotros no era precisamente una enseñanza, sino simplemente nuestra condición de jóvenes, que quizá le servía para reforzar su innata vitalidad juvenil” (1974). Pero hay fuentes directas para conocer la exacta posición de Gombau. El repaso detallado de sus numerosos escritos, conferencias, artículos y guiones radiofónicos, actualmente inéditos, llamará la atención por la pluralidad de los temas tratados y por sus continuas consideraciones hacia la música de Bartók, Schoenberg, Berg, Webern, Boulez, Stravinski, Xenakis, Dobrowolski, Penderecki, Pousseur, Dutilleux, Messiaen, Berio el serialismo o la disolución de la tonalidad. Se revela en ellos una personalidad fascinante, capaz de una autonomía de pensamiento impropia D O S I E R GERARDO GOMBAU del entorno conservador en el que se moverán sus compañeros de generación y colegas de enseñanza en el Conservatorio madrileño, artistas “de línea continua” y pensamiento estable. “Ahora se impone (y así hago desde hace algún tiempo)”, escribirá Gombau con 52 años, “la revalidación consciente de los estudios que a los 20 años en otros países han logrado el repaso de la armonía, la fuga, formas, orquestación. Llegar prácticamente, atravesando la historia de la música desde sus comienzos, hasta el día: politonalismo, microtonalismo, etc. música concreta, música espacial, música electrónica, dejar atrás (¡tan lejos ya en 1958!) a Stravinski, a Bartók, a Schoenberg… y seguir adelante, apoyar firme, sólidamente los pies en la tierra cerebral del saber y caminar hasta morir, con el espíritu sediento de la no ignorancia, siempre; y procurar dejar algo para que los que vienen detrás encuentren el camino menos espinoso, aunque quizá al quitarles los esfuerzos le suprimamos las rosas” (1958). El escrito tiene mucho de sorprendente, por cuanto Gombau, que supera en 25 años a aquella generación del 51, no duda en marcar el rumbo que, de inmediato, seguirán sus “jóvenes” amigos de la vanguardia, aquellos “que en aquellos años (el primer lustro de los años 50), oscilaban entre las órbita stravinskiana, la bartokiana o las dos juntas con discriminaciones subjetivas”, y que preparan “‘sin pausa, pero con prisa’ sumergirse en el fascinante mundo sonoro que la escuela de Viena nos ha legado” (1970). Es entonces cuando empieza a producirse el cruce de caminos. De un lado quienes viven el inconformismo e intuyen que las cosas pueden ser de otra manera, tal y como suceden fuera de España. Intérpretes y compositores que vienen del Conservatorio, tal y como Cristóbal Halffter explicará, y otros que hubieron “de abrirse camino sin maestros”, en palabras de Luis de Pablo. Músicos que, en el Madrid de la época, encuentran el respaldo de instituciones como Juventudes Musicales, presidida por Ricardo Bellés desde principios de los 60, o del aula del Ateneo, dirigida Fernando Ruiz Coca, donde se habla, analiza y discute, o que se agrupan como en el efímero y heterogéneo grupo Nueva Música, aglutinado por Enrique Franco en 1958. Aguijoneando todo ello, se presenta la figura de Gerardo Gombau, seguro de que “en el ciclo histórico en el que vivimos, todo evoluciona con rapidez. También las artes, y hay que estar en posesión de una sensibilidad ágil, despierta y libre de prejuicios, para captar el espíritu que anima la estética del presente” (1960). Y eso lo dice quien podría haber vivido de las rentas, instalado en la comodidad de la continuidad, y en reconocimiento general. La década de los 50 coincide con sus años de madurez. Es entonces cuando recibe el premio de la Northern California Harpist’s por Apunte bético (1952), el Premio del Conservatorio de Tenerife (1953) por la Sonata para orquesta de cámara, cuyo primer tiempo “tiene un talante stravinskiano”, el Premio Samuel Ros (1954) por el Trío en fa sostenido, cuyo “tiempo lento pretende, más o menos conscientemente, sonoridades que recuerdan de lejos las bartokianas”, y el Premio Pedrell (1955), por la misma obra que le había proporcionado el del Concurso de Composición del Conservatorio madrileño (1949), las Variaciones sinfónicas [en el original poemáticas] sobre un tema de carácter popular. “El más profesional de los músicos españoles” (1971), según su amigo Manuel Parada, aúna varias virtudes, no siempre coincidentes, cultura, capacidad de análisis, inteligencia, afán de conocimiento y un oficio impecable: “Yo soy un profesional de la música, y en nuestra profesión hay que hacer todo lo que sea necesario”. Todo converge de forma natural en las Siete claves de Aragón (1955), resultado de una serie de obras, en relación a la cual tiene sentido. “Es algo así como una despedida al nacionalismo que mi promoción había heredado de sus mayores” (1966). Tomás Marco ahondará en la idea señalando que “es obra, sin embargo, que va mucho más lejos que el nacionalismo a secas; pieza escueta, perfecta, huyendo del zarzuelismo, patrioterismo y el fácil ‘Viva Cartagena’, anuncia una renovación a fondo de la música española. Folclórica en el mismo sentido que puede hablarse de una obra de Bartók, Siete claves de Aragón merece un puesto especial tanto en la producción de su autor como en el de la música contemporánea española”. Y añade: “Ya en su estreno un crítico apuntaba ingenuamente: ‘efectos pueriles de percusión’ (en medio de muy justas alabanzas), no sabía que se estaban gestando los antecedentes de la melodía de timbres en España” (1968). La novedad es, en realidad, una forma de explicitar procedimientos que Gombau viene tanteando desde atrás. En este caso, entremezclados con referencias “breves” al folclore zaragozano “donde el sentido ancestral de lo religioso y lo épico… se funde y amalgama de tal manera que parece no dejar sitio para la expresión lírica”. En las Siete claves de Aragón se inician “nuevas inquietudes” que marcan el fin de una primera etapa “‘costumbrista’ y tradicional (de la cual no reniego)”. Obra resumen que condensa medio siglo de vida. El viaje de ida y vuelta que Gerardo Gombau ha vivido a medio camino entre Salamanca y Madrid. El hogar artístico Todo tiene su origen el 3 de agosto de 1906, en la casa salmantina del fotógrafo Venancio Gombau, de quien Gerardo será su segundo hijo. La “mansión” se encuentra frente al Palacio de Monterrey y es conocida como el “hogar artístico de la ciudad”. No hay prohombre que visite salamanca y que no pare en ella. Dramaturgos y comediógrafos como Benavente, los hermanos Quintero, Sánchez Pastor, Sinesio Delgado, Joaquín Dicenta… dibujantes y pintores como Cecilio Pla, Ramón Cilla, Mariano de la Fuente, González Arenal… actores, actrices como Miguel de Pedro Sepúlveda, Zorrilla… cupletistas como Raquel Meller, Ninón, Emilia Bracamonte, Magda de Bries… toreros, y entre ellos Joselito, Belmonte, Gaona, Bienvenida, Chicuelo, Eladio Amorós, Granero… ilustres como Miguel de Unamuno. Gerardo ha comenzado a tocar el piano a los 5 años. Sin darse cuenta una tarde acompaña al piano a Manolo Granero, buen torero, sí, pero también buen violinista, que por entonces se entrena en las fincas de Salamanca recuperándose de una cogida. Nadie sabe, entonces, que poco después, Gerardo habrá de homenajearle con el cuplé Ha muerto Manuel Granero, escrito la misma tarde del 7 de mayo, tras conocerse que, en la plaza de Madrid, un toro ha corneado al maestro por el ojo. Otra tarde es Emilia Bracamonte, quien ensaya Mi abanico, otro cuplé que “el niño” compone sobre letra de Cordón de Blas y que le vale la primera salida al escenario a saludar, todavía con pantalón 115 D O S I E R GERARDO GOMBAU Gombau en el foso del Teatro de la Zarzuela 116 corto. Formalmente, estudia con Dámaso Ledesma y aprende el violín con Eloy Andrés, mientras dedica su tiempo a escribir ingenuas canciones a la moda, arreglos de obras ligeras y serias, e instrumentaciones de títulos señeros, ya sea la Cumparsita, ya la primera Danza de Brahms. Al margen de firmar su Opus 1, el Concierto en mi mayor, para piano, una partitura de sólo tres hojas pero que con cuatro movimientos. Tiene 15, está a punto de conseguir el título del Profesorado en la Escuela de Magisterio y de partir con rumbo a Madrid. Recién llegado a la capital, Gombau se unirá al violinista Zárate y al violonchelista Villasrrubias para formar el trío del café de Puerto Rico, en la Puerta del Sol. Colabora, como pianista, con la Orquesta Sinfónica de Arbós y la Filarmónica de Pérez Casas. Y, mientras, estudia por libre, para luego ingresar en el Conservatorio donde será alumno de piano de José Balsa y José Tragó, de violín de Cecilio Goner, de composición en la clase de Conrado del Campo y de Francisco Calés Pina para la instrumentación de banda. El pensamiento moderno está, por entonces, del lado de La deshumanización del arte de Ortega y de las propuestas de Falla. Pero las de Gombau son todavía “obras de adolescente en las que no se nota ni la aspiración a ser un buen compositor. Algunas con intención artística… de un adolescente de la post-guerra del 14. Adolescente y provinciano al que denota, eso sí, un afán decidido por dejar de ser las dos cosas”. Ya por entonces divide sus fuerzas en dos frentes: la música ligera y la de creación pura. De un lado, curiosidades como la música de vodevil, de la que “no se puede minimizar su importancia como fenómeno social ni su contemporaneidad rigurosa e indiscutible” (1968). Pasodobles y cuplés se alían con jotas y “charrerías”, permitiendo que de su mano llegue la primera obra impresa del joven compositor, el “foxtrot chino” El diablo amarillo (1923). Todo eso sin olvidar lo más “serio” y ese primer premio del Conservatorio por las Variaciones sinfónicas sobre un tema de carácter popular español. Porque “en los momentos más felices, como en los más duros jamás conocí el fracaso”. Llegados los 30, Gombau participa como pianista en el estreno/grabación de obras de Ernesto Halffter, Óscar Esplá, Julián Bautista, Rosa García Ascot, Gustavo Pittaluga, etc. Gana el primer premio de armonía y da a conocer obras fundamentales como Aires de Castilla (1932) y Escena y danza charra (1933). Nacionalismo de tintes regionalistas, todavía tradicional en la forma y previsible en el desarrollo armónico, pero digno heredero de un afán que, al poco, explica Adolfo Salazar: “duermen futuros compositores que nacerán cuando ese folclore… sea iluminado por los nuevos criterios respecto a la manera de sentir y tratar el canto popular, de la que El retablo de Maese Pedro y el Concerto de Falla… son el primer ejemplo”. Y quizá el último, porque la “espiritualidad” trascendente de Falla es un imposible para aquellos que, más jóvenes, huyen del patetismo y se acercan al folclore con un sentido más terrenal. Gombau está entre ellos, compartiendo la necesidad de conocer y conservar la tradición musical española. Algo que empapa los escritos de Luis Villalba Muñoz, siempre cercano a las reflexiones de Pedrell, e inspirador en la redacción de determinados cancioneros de los primeros años del siglo XX: el Cancionero popular de Burgos de Federico de Olmeda, la colección de Cantos populares leoneses de Fernández Muñoz y Canciones leonesas de Rogelio del Villar, pero sobre todo el Cancionero salmantino de Ledesma, el folclorista que tan cerca estuviera de Gombau sus primeros años de aprendizaje. Terminada la guerra, Gombau regresa a Salamanca. Junto a Bernardo García Bernalt funda el conservatorio de la ciudad. Crea, al lado del violinista Antonio Arias y el violonchelista Lorenzo Puga, el Trío Castilla que, en 1943, gana el Premio Nacional de Música de Cámara y actúa en el café Novelty. El lugar es determinante pues convoca una tertulia en la que participa el alcalde, Francisco Bravo. Casi como si de un reto personal se tratase, Gombau se compromete ante él a formar una orquesta municipal, con músicos salmantinos, y con la calidad suficiente como para ser capaz de interpretar las nueve sinfonías de Beethoven. Con motivo de los actos de celebración del segundo centenario de José Doyagüe, músico de la ciudad famoso por su Miserere, se darán todas las sinfonías. Sin duda, Salamanca vive una edad de plata. Conciertos, conferencias y cursos convocan a Federico Sopeña, a Francisco Calés, a José María Franco, a Manuel Parada, se recuperan obras de autores olvidados y se estrenan nuevas composiciones. Varias del propio Gombau, a quien el trabajo con la Orquesta Sinfónica de Salamanca le lleva a escribir unos curiosos Ejercicios para orquesta de cámara (1942), tan sólo “un estudio… se calientan los instrumentos… se corrige la afinación, se empasta la sonoridad”, y “no se persigue ningún fin estético”. Gombau siempre inquieto. Según Manuel Parada, “hoy era el pianista del Lado y mañana era el acompañante de Juan Manén u otro concertista de fama mundial… luego viene la dirección de orquesta y mientras tanto composiciones importantes, que servían para aumentar el repertorio de los grupos de concierto o de Encarnación López (La Argentina) [Aires de Castilla, por ejemplo, que se grabará para La Voz de su Amo, en el primer disco con música de Gombau] o de su hermana Pilar… y sigue su vida casi de músico nómada y aparece en todas partes, se presenta a la oposición de directores de bandas civiles (que, como el que esto escribe —perdón—, no habríamos de utilizar nunca después de conseguir ganar la oposición) y sigue en plan masivo el estudio de la composición… Ya no descansa nunca. Todo son nervios, agitación, andar deprisa… Acude a grabaciones de discos y películas y llega la oposición a la cátedra de acompañamiento del Conservatorio de Madrid [1941], que naturalmente gana [con el número uno]” (1972). Es el momento de algunas obras fundamentales. Preludio a la vanguardia Don Quijote velando las armas (1945), será la primera de grandes dimensiones y realmente significativa. Obra que D O S I E R GERARDO GOMBAU Gombau en un ensayo junto a Luis de Pablo aparece bajo la influencia de Conrado del Campo, a quien está dedicada: “La ‘prosa de manifiesto’ de Pedrell no cayó en el vacío… en verdad que habrá muy pocos músicos españoles que en el primer tercio del siglo actual no hayan intentado un aporte ‘nacionalista’ al acervo común” (1966). La Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por el autor, estrena, en el Monumental Cinema, lo que el propio Gombau terminará por bautizar como “poemón conradiano-straussiano”. Pero también se dan a conocer otras partituras no menos curiosas. Quizá la más sorprendente sea Campocerrado (1947), poema sinfónico popular charro, en dos actos, con prólogo y un epílogo, definido también como drama lírico-musical. Escrito a partir de un texto del salmantino César Real de la Riva, se estrena en el teatro Gran Vía de Salamanca: “Mención especial como intento de ‘teatro de masas’ Campocerrado, de relativo valor intrínseco musical… para dos coros (uno en escena y otro en la orquesta), orquesta en el foso, ‘orquestas’ tamboril y gaita (dulzaina), ‘tañido’ por indígenas salmantinos… todo sin trampa ni cartón y arriesgando la representación (pues el ensayo con indígenas de tambor y dulzaina era improcedente) pero con la verdad y autenticidad más absolutas. Se hizo… y milagrosamente salió perfecto (había 300 personas en juego y era el año 1947, creo que antes de que el sr. Tamayo, director de escena, nos brindara sus montajes escénicos supergigantescos)” (1971). El paso hacia la vanguardia es inminente. Todo lo andado desembocará en las Siete claves de Aragón. “A partir del año 1957, las ‘inquietudes’ se plasman positivamente. La Rondela de cantos charros está tratada politonalmente (sistema poco empleado por los compositores españoles), las dos canciones [o Dos villancicos] La hortelana del mar y El cazador y el leñador (especialmente la primera citada) son los primeros experimentos dodecafónicos-seriales (de voz y piano), aplicados luego a la orquesta (voz y orquesta), en el Scherzo (del año 60)”. Siempre en un constante suceder de obras. No es extraño que el catálogo de Gombau alcance, al final de sus días, el medio centenar de pequeñas composiciones, una treintena de fondos musicales para discos, documentales, cine y música escénica, casi un centenar de composiciones “ligeras” y unas setenta obras “serias”, en una relación que, desde finales de los cincuenta se reparte por la música serial, la electrónica, la investigación tímbrico-instrumental y otras varias corrientes. Entre ellas aquellos Dos villancicos (1957) sobre Alberti, para voz y piano, pertenecientes a una colección sobre El alba del alhelí que Enrique Franco distribuye también entre Manuel Carra, Luis de Pablo, Alberto Blancafort, Antón García Abril, Cristóbal Halffter y él mismo: “Ahí termina mi composición de tipo tradicional y comienza la de vanguardia…”, con La hortelana del mar y El cazador “intentaba dominar un lenguaje nuevo para mí y que en cierto modo había aprendido del ejemplo de los más jóvenes y del estudio sobre partituras. Mi preocupación era buscar un material melódico y armónico fuera de la tonalidad. El intento creo que era modesto pero para mí importante”. Cabe observar como a la ambición por saber más acompañará siempre una encomiable modestia. Así, a la primera obra verdaderamente serial, una música de fondo para un disco, Aviones o vehículos voladores (1959), seguirán las Tres piezas de la Bélle Époque (1961), para guitarra sola, a las que no le faltarán elogios, pero que el autor rubrica afirmando: “Música mala. Escritura guitarrística eficaz”. Vendrá luego Música para voces e instrumentos (1961) y Sonorización heptafónica (1963) que, según Tomás Marco, “marcan los hitos de su preocupación por el material y su transformación”; Canzona con ricercare (1962), para violín y guitarra, “eficaz tratamiento de los dos instrumentos, obra agradable sin más trascendencia”; Texturas y estructuras (1963), “un quinteto de viento que se ha tocado mucho… últimamente lo ha tocado muchas veces el quinteto Koan, que son unos chicos muy simpáticos y que tocan estupendamente. Se lo agradezco mucho, pero creo que la obra no es para tanto” (1972). Se habla entonces de objetivismo, constructivismo y atonalidad bajo la denominación de Música para ocho ejecutantes (1966), “Sí; la obra gusta, y no digo que esté mal hecha, pero el autor espera más de la próxima obra” (1972), o el más divulgado e importante cuarteto 3+1, título sugerido por Enrique Franco, a quien está dedicado, y “obra de la que sí que estoy contento. Creo que he descubierto algunas cosas insólitas en el cuarteto y que ellas se insertan con naturalidad en la antigua forma del ‘ripieno’, que es la que aquí utilizo en sentido amplio” (1972). Al final, la música electrónica teñirá muchas obras. La más llamativa es la Cantata para la inauguración de una losa de ensayo sin junta de dilatación (1967) en la que se une ciencia y arte, a través de la ordenación numérica y de un orgánico que aúna cinta electrónica con sonidos “concretos” recogidos durante el proceso de fabricación de la losa, soprano, contralto, recitador, instrumentos, iluminación y proyección cinematográfica: “Es, pues, un espectáculo” al que “yo llamo familiarmente La losa” y que se realiza por encargo del Instituto Eduardo Torroja para inaugurar una nueva nave de ensayos mecánicos. Pero “la revelación de los secretos electroacústicos no llegó hasta el año 1968 donde personalmente (con un técnico al lado para evitar una catástrofe que, de estar yo solo, hubiera provocado en la red de alumbrado público…), pude jugar con los aparatos mágicos y lograr (a fuerza de horas y horas), algún resultado positivo que se acusa en Alea 68, donde la cinta magnética tiene la funcionalidad de un instrumento más del grupo con cuya sonoridad se amalgama, no se contrasta”. Alea 68, o 70 como a veces se ha titulado, toma el nombre del pequeño estudio de la calle San Bernabé, primer laboratorio español dirigido por Luis de Pablo. La obra allí realizada mezcla instrumentos y cinta, y aunque “no estoy muy seguro de haber conseguido todo lo que quería, en todo caso es un trabajo serio”. Habrá que esperar a la más brillante de las obras electrónicas, Los invisibles átomos del aire (1970), para voz y cinta magnetofónica, escrita pensando en “el centenario de Bécquer, con destino a Esperanza Abad que la hace muy bien” y que se unirá en el homenaje a otras obras de Antón García Abril, Manuel Valls, Alís, Francisco Otero, José María Mestres Quadreny, Eduardo Polonio, José Luis Téllez, Francisco Estévez, Francisco Cano, Carlos Cruz de Castro y Agustín González Acilu. 117 D O S I E R GERARDO GOMBAU 118 Se llega así a los dos últimos años de vida de Gombau y a tres obras que tantean procedimientos que serán usuales muchos años después. Paráfrasis beethoveniana (1970), para instrumentos de metal y percusión, es un encargo de la de Orquesta Nacional de España que, por primera vez en su historia solicita directamente una obra. Son apenas cinco minutos de música en cuatro movimientos (curiosa síntesis que retrotrae, inevitablemente, aquel primerizo Concierto en mi mayor) en los que diversos materiales beethovenianos se trabajan en un entorno caracterizado por una especie de tonalidad expandida: “Mi intención ha sido no traicionar a Beethoven, pero tampoco traicionar a Gombau… no quiero hacer una obra radical para evitar una cómoda repulsa del público que animase a los organizadores a volver de nuevo a no hacer encargos con el pretexto del respeto debido al público o con el de que la música de los compositores españoles no interesa. Quiero hacer una obra que interese y demostrar que, si no se hacen encargos, no es porque los compositores españoles no tengan calidad, sino porque están menos amparados de lo que debieran por sus instituciones musicales” (1970). Tras este “collage” o una “polifonía de estilos”, surge Grupos tímbricos (1970) encargo de la Orquesta de Radiotelevisión Española y cuyo estreno se realizará póstumamente: “Aquí he compuesto más libremente sin renunciar a nada, nuevo o viejo, con tal de que cuajara en la idea de la obra. Es una obra muy cuidada en su tímbrica y en su dinámica, y también en otros aspectos… He procurado que su escritura sea asequible para la orquesta y el director sin necesidad de renunciar a mi propia expresión. La obra es un homenaje a Guillaume de Machaut, cuyos conceptos de isorritmia e isomelodismo gloso de alguna manera” (1971). Es en ese momento cuando más claramente Gombau demuestra que a lo largo de toda su carrera no ha tenido otro afán que aprender, y que jamás su cercanía a la vanguardia fue usada con ánimo radical. “Gombau ha demostrado que sabe utilizar los acentos nuevos para hacer verdadera música”, explicará Carlos Gómez Amat ante su última obra, “su mejor composición”, Pascha nostrum (1971), encargo de Antonio Iglesias para la Semana de Música Reli- giosa de Cuenca. “No he querido hacer arcaísmo. Solamente comprobar experimentalmente procedimientos y tratar de hacer algún hallazgo. La pretendida coerción de la libertad del compositor cuando se trata de encargos existe quizá, pero el verdadero condicionamiento está en el propio compositor: en su técnica, su temperamento, su sensibilidad y en la enorme complejidad causal que nos arrastra (al menos a mí), a hacer no lo que queremos sino lo que podemos”. Tal vez, porque Gombau sabía bien que “la motivación artística, el ‘porqué’ creacional, obedece a leyes cuyo origen habría que buscar en impulso biológicos elementales, a muy poca distancia de lo irracional (mejor dicho: supraracional) e instintivo” (1968). Y su instinto, su temperamento y naturaleza musical, era inquieto e inconformista, “voy a descansar una temporada para empezar una nueva etapa, pues no estoy satisfecho con lo realizado hasta ahora”. Lo explicará en una de sus últimas entrevistas, fiel al “espíritu contradictorio y paradójico” (1988), que según Ramón Barce tenía. Y al propósito de un “ser generoso”, de alguien que sabía escuchar, y que demostró que “es posible llegar a joven aunque cueste muchos años” (1968) en palabras de Tomás Marco. El 11 de diciembre de 1971, dos días antes de morir, de muerte súbita y en plena calle, Gombau, casi predestinado, escribirá su último artículo reconociendo el trabajo de tantos que habían hecho posible su propia ambición: “La labor que, con el asesoramiento de Fernando Ruiz Coca, lleva realizando el Aula de Música del Ateneo desde 1959, abordando ampliamente la problemática de la música contemporánea, comprobando ‘in vivo’ en los conciertos del aula la teórica expuesta y debatida en los sucesivos ciclos de conferencias, el acceso al laboratorio electroacústico que regenta Luis de Pablo desde 1966, el ‘Tercer programa’ de Radio Nacional, los conciertos organizados por Alea, los de Juventudes Musicales, los de Zaj… son factores que han influido decisivamente en las distintas promociones de compositores que se han ido sucediendo en los distintos lustros”. De ellos y de muchos otros. Definitivamente, de sus amigos. Alberto González Lapuente René Jacobs © Foto : ERIC LARRAYADIEU ¡La ópera seria mozartiana prodigiosamente viva! LA C W. A. MOZART LEMENZA DI TITO Cuantos comentarios habrá suscitado esta Clemenza de Tito, supuestamente compuesta en 18 días y que, en este año 1791, no había, por lo que se ha dicho, sabido captar el espíritu de su tiempo... La interpretación que nos propone René Jacobs es verdaderamente revolucionaria, en el sentido de que hace mucho más que rehabilitar la integridad de la partitura original, entre otras cosas los recitativos: vuelve a encontrar esta vitalidad propia de Corneille, característica de la ópera seria. Cuando ya se extinguía el siglo de las Luces, este género todavía gozaba de los favores del “hombre de bien”, y es pura delicia escuchar la lengua de Metastasio cantada. Como por encanto, La Clemenza de Tito vuelve a la vida, sencillamente... “Gracias a este acercamiento luminoso, que restituye el prestigio legítimo de la obra maestra, es la clemencia de la posteridad la que triunfa.” Gilles Macassar, Télérama, janvier 2006 E_Clemenza_Scherzo.indd 1 2 CD HMC 901923.24 Mark PADMORE Alexandrina PENDATCHANSK A Bernarda FINK Marie-Claude CHAPPUIS Sunhae IM Sergio FORESTI RIAS K AMMERCHOR FREIBURGER BAROCKORCHESTER En coproducción con 27/03/06 9:49:43 D O S I E R JOAQUIM HOMS JOAQUIM HOMS, EL EQUILIBRIO ENTRE EL FONDO Y LA FORMA “Lo que siempre pretendo con la música, y aquello que debe pretender todo compositor, es expresar vivencias e imaginaciones sonoras al oyente con el máximo poder comunicativo. Ahora bien, el pensamiento tiene un fluir vago y errático y debe confrontarse con un sistema para así poder adquirir plena fuerza”. Pietat Homs Joaquim Homs E 120 l equilibrio entre el fondo y la forma, el equilibrio entre lo expresado y la expresión que caracteriza el trabajo de Homs queda expuesto con claridad por el propio compositor en la cita anterior. Pero, como en todo gran compositor —y Homs evidentemente lo es— aún resulta más explícita su propia obra en lo que a expresión de su credo artístico se refiere. Homs se mantuvo toda su vida creadora fiel a un compromiso voluntariamente adquirido en su juventud: la expresión ordenada, el decir algo bien dicho, escribir guiado por un fuerte anhelo de expresión, pero esta expresión siempre sujeta al control riguroso del músico de sólido oficio, del que tiene cosas que decir y sabe hacerlo. La música de Homs se caracteriza por una evidente voluntad expresiva y por una expresión clara y meditada. Tras el impulso inicial viene el orden, o al revés, que también puede ser. Hay quien dice que la inspiración existe, pero que debe coger al artista trabajando. Es evidente que podemos vibrar con obras musicales que han sido creadas desde un impulso probablemente irrefrenable, casi como si de una improvisación se tratara. Pero también es innegable que podemos captar la emoción más profunda y la más intensa expresividad en obras aparentemente sesudas, muy meditadas. En el primer caso pensaríamos, por ejemplo, en muchas composiciones románticas que parten de lo que cabe suponer que son inspiraciones fugaces e incluso en felicísimos momentos jazzísticos, y en el segundo, por ejemplo, en determinadas obras bachianas de perfecta estructura e impecable escritura, como El arte de la fuga, o en determinadas composiciones seriales, de Schoenberg sin ir más lejos pero también de Webern —e indiscutiblemente de Berg, de lenguaje tan apasionado—, cuya expresividad no puede cuestionarse. Homs, dueño de un seguro oficio, partía siempre de una idea que desarrollaba desde los diversos puntos de vista que hacen posible que algo sencillo pueda devenir obra de arte. Él mismo se refirió a este proceso en los siguientes términos: “Antes que nada existe siempre un estímulo interior o exterior. Una vez escritos los primeros compases inciales, éstos ya reclaman la continuación y de este modo voy modelando la composición con la misma inquietud de quien explora e improvisa mirando hacia delante y hacia atrás, aunque en mayor medida hacia delante”. Homs sintió la necesidad de expresarse a través de un sistema ordenado a partir de una renuncia voluntaria a los modelos tonales tradicionales que muchos, como él mismo, sentían que estaban agotados. El propio Homs recordaba así su evolución estética a partir de sus primeras tentativas atonales: “Desde que tuve la oportunidad de escuchar, en nuestra ciudad, las primeras obras de tendencia atonal, hacia los años 1925 o 1926, me sentí inclinado hacia esta orientación. En mis primeras composiciones, alejadas de modelos tonales, daba la máxima preponderancia a la melodía y al contrapunto. Después utilicé limitadamente series de notas derivadas de los temas o motivos principales para así dar mayor coherencia y unidad al tejido musical, hasta llegar, en 1954, a la utilización de una técnica dodecafónica bastante estricta, si bien sin renunciar por ello, desde el primer momento, al poderoso elemento de contraste compositivo que puede derivarse de la repetición de notas o estructuras sonoras”. A la luz de esta cita podemos percatarnos de que Homs optó por el dodecafonismo por necesidad expresiva, y aun así lo hizo desde una irrenunciable perspectiva personal. Algo bien distinto a la legión de compositores y pseudocompositores que en su momento abrazaron el dodecafonismo como tabla de salvación ante la desorientación que suponía hallarse frente a un papel en blanco sin tener un sistema fuerte — como sin duda lo es el tonal y también el dodecafonismo en tanto que alternativa a éste— al que asirse. A este respecto, es necesario destacar la angustia que Homs sentía antes de adoptar definitivamente el dodecafo- D O S I E R JOAQUIM HOMS nismo ante la idea de que “todo me está permitido”, pero ello no supuso aceptar el rigor serial sin más, sino que era la base para ordenar determinado material. Lo sustancial era ese material, la música; el ordenamiento, el sistema, era, aun sin negar su importancia, algo adjetivo, casi secundario. En este sentido deberíamos recordar que Schoenberg decía que él era un “compositor dodecafónico” y no un “compositor dodecafónico”. En la breve y muy interesante Síntesis biográfica de Homs que escribió el compositor Francesc Taverna-Bech en 1988 con motivo de la publicación en Madrid del Catálogo de obras de Joaquim Homs por parte de la Fundación Juan March, podemos leer que “la normativa dodecatónica en su aspecto combinatorio representa para Homs uno de los medios para autodisciplinarse y contribuye eficazmente a mantener la unidad en el ámbito de la mayor variedad estructural. Hasta cierto punto, el dodecatonismo interesa especialmente al compositor por lo que aporta de coherencia a su lenguaje y como estímulo para explorar nuevas rutas”. Para Homs, lo básico en un principio y a lo largo de muchos años fue el tematismo, el componer a partir de una idea determinada que contenía en germen, al desarrollarse, toda la obra. Pero su propia evolución le llevó a abandonar progresivamente el tematismo, buscando quizá la libertad expresiva pero siempre dentro de un orden voluntariamente asumido. Acerca de este proceso que llevó a la creatividad de Homs a su madurez definitiva, el propio autor se expresaba en estos términos: “Creo que me he ido alejando progresivamente de la música temática y he otorgado mayor preponderancia a los elementos tímbricos y dinámicos y al contraste de densidad y texturas. En líneas generales creo que mis composiciones de los últimos años han sido concebidas como una sucesión de acontecimientos sonoros derivados de células elementales que se desarrollan en el tiempo de un modo parecido al que, en un orden mucho más simple, representa la libre melodía; es decir, progresando hacia delante sin dejar de tener siempre presente el camino recorrido anteriormente para así no perder en ningún momento el sentido de la orientación y de la proporción que equivalen, en cierta manera, al de la forma”. Seguir la evolución del lenguaje de Homs a través de sus obras es asistir a un proceso de búsqueda de la esencialidad. En la antes citada Síntesis biográfica de Homs escrita por Francesc Taverna-Bech, el autor se refiere a este hecho, que vincula con una situación de coherencia con esa evolución: “Por esta situación de compositor independiente y también por esta evolución de depurar al máximo un lenguaje en el cual fuera posible expresar sus ideas, Joaquim Homs ocupa un lugar destacado en la trayectoria de la música española de nuestro siglo, pues él es como un símbolo aglutinante de la inquietud que sentían nuestros compositores […] para encontrar un camino personal para su música, y a la vez, en la obra de Homs, muchos de los creadores surgidos a partir de la posguerra encontraron, no un guía pero sí un apoyo moral, para seguir sin vacilaciones su labor compositiva”. Periplo vital Joaquim Homs i Oller nació en Barcelona, el 21 de agosto de 1906. En el ámbito familiar y siendo niño se le despertó la vocación musical, algo en lo que tuvo mucho que ver su padre, melómano y crítico musical en su juventud. Homs, más adelante, ejerció también la crítica musical, especialmente entre los años 1928 y 1936, cuando colaboró en las revistas barcelonesas Joia, Vibracions y Rosa dels Vents —y que retomó posteriormente, sobre todo entre 1963 y 1966, en diversas publicaciones. El padre de Homs, médico de profesión, le animó mucho a cultivar su pasión musical y durante los años en que estudió violonchelo —tomó las primeras clases a los ocho años de edad— le acompañó a menudo a conciertos y recitales y proveyó al joven músico de partituras que enriquecían su formación artística. Como otros muchos músicos del país, Homs sabía que no podía dedicarse en exclusiva a la música para poder llevar una existencia más o menos digna, y tras serle concedido el título de profesor de violonchelo en 1922, al año siguiente empezó a cursar la carrera de ingeniero industrial. Seis años después terminó la carrera y empezó a ejercer la profesión para la cual se había formado en la universidad, a la que se consagró hasta su jubilación en 1971. Por entonces, Homs ya componía y participaba como violonchelista en iniciativas fundamentales de la vida catalana de la época como miembro de la legendaria Orquestra Pau Casals. En 1929, además, se produjo un hecho de gran importancia en la vida y en el desarrollo artístico de Homs: escuchó por primera vez música de Robert Gerhard, discípulo directo de Schoenberg, que le causó una profunda impresión. Homs se propuso, consiguiéndolo, estudiar con Gerhard y llegó a ser el único discípulo que tuvo este gran compositor. Entre 1931 y 1936, Homs amplió sus conocimientos musicales de armonía, contrapunto y composición con Gerhard y entre ambos se estableció una relación que pasó de ser la propia que existe entre maestro y discípulo a ser de auténtica amistad y de mutua admiración. Homs empezaba a ser “alguien” en la vida musical de la época y en 1936 se celebró en Barcelona un concierto monográfico dedicado a sus composiciones y al año siguiente una de sus obras —el Dúo para flauta y clarinete, de 1936 y estrenado en París— fue seleccionada para ser interpretada en el prestigioso Festival de la SIMC (Sociedad Internacional de Música Contemporánea). En 1939 en Varsovia —con el Cuarteto de cuerda nº 1, de 1938— y en 1956 en Estocolmo —con el Trío para flauta, oboe y clarinete bajo, de 1954— su música volvió a estar presente en ese festival internacional que supone un gran impulso para el reconocimiento internacional de Homs. Mientras tanto, sigue trabajando entre la general indiferencia de los estamentos de su propio país. El ingeniero de profesión era, además, un compositor de interés que creaba por propia necesidad interior, prácticamente ignorado por sus semejantes en un país musical y culturalmente desolado y cercano a la indigencia. Ahora bien, en la década de 1960 se produjo un cierto reconocimiento de la figura de Homs en forma de reivindicación de su propia música, con iniciativas de cierto relieve como la publicación el 15 de mayo de 1961 en La estafeta literaria de Madrid del artículo de Ramón Barce La vida y la obra de Joaquim Homs. Homs empezó a ser más y mejor conocido en nuestro país a partir de entonces pero su música nunca consiguió lo que llamamos popularidad, incluso la “pequeña popularidad” de que gozan determinados compositores del ámbito “culto”. Pensemos que por aquellos años Montsalvatge, Rodrigo y Mompou eran nombres que, al menos, “sonaban”, pero Homs, como Cercós, Rodríguez Albert, Esplà y otros muchos —todos ellos autores de estéticas bien distintas entre sí y por nombrar solamente a compositores de nuestro ámbito geográfico y cultural más cercano— parecían entonces, como hoy, no existir. Ciertamente en los programas de conciertos y festivales de música contemporánea —a menudo casi catacumbales— de la vida española de los últimos treinta años ha habido una presencia más o menos continuada de la música de Homs, e incluso se han comercializado grabaciones importantes a él dedicadas. Igualmente, su figura y su obra han sido objeto de reconocimientos institucionales pero, tal como dijo Eduardo Bautista, presidente de la SGAE refiriéndose a 121 D O S I E R JOAQUIM HOMS Joan Prats, Joaquim Homs, Poldi Gerhard, Joaquim Gomis y Robert Gerhard Homs en los días inmediatamente posteriores a su muerte, “nos ha dejado sin que se le reconozcan suficientemente, en todo el Estado, sus méritos y aportaciones a la música del siglo XX”. Homs era, desde 1989, miembro de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, fue el primer presidente de la Associació Catalana de Compositors fundada en 1974, le fue concedida la Creu de Sant Jordi por la Generalitat de Catalunya en 1986, fue Premio de la Asociación Madrileña de Compositores en 2002 y en 2001 le fue concedido el Diploma de Honor de la SGAE en reconocimiento a medio siglo de dedicación a la creación como miembro de la SGAE y “por su aportación a nuestro patrimonio cultural”. Y hay muchos más premios, diplomas y demás, pero —y ahora con motivo de la conmemoración del centenario de su nacimiento— el mayor reconocimiento que podemos hacer a la figura de Homs es acercarnos a su música y reivindicarla como merece. Homs murió en Barcelona el 9 de septiembre de 2003 dejando tras de sí una obra digna de la máxima atención y cuyo reconocimiento pleno está todavía pendiente. En su ejemplar, consecuente y riguroso desarrollo estético, Homs evolucionó de un primer atonalismo libre a una progresiva aceptación —siempre muy personal— del serialismo dodecafónico que desembocó en un peculiar lenguaje, marcadamente esencial y de una sobriedad sólo comparable a su gran capacidad expresiva, a cuyas características fundamentales ya nos hemos referido más arriba. El legado 122 El catálogo de Homs es importante tanto por su cantidad como, sobre todo, por su calidad. A continuación presentamos un resumen cronológico de algunas sus obras en el cual no encontraremos la totalidad de su legado por razones de espacio. Suite, piano (1921); Tres poesies d’Apel·les Mestres, voz y piano (1922); Himne, trompeta y piano (1930); Antigona, ópera de cámara inacabada (1934); Dúo, flauta y clarinete (1936); Tema i variacions, violonchelo (1936); Suite d’homenatges, guitarra (1941); Sonata, violín (1941); Sonata, oboe y clarinete bajo (1942); Variacions sobre una melodia popular catalana, piano (1943); Sonata nº 1, piano (1945); Concertino, piano y orquesta de cámara (1946); Cementiri de Sinera, voz y piano (1952); Sonata nº 2, piano (1955); Les hores, voz y conjunto instrumental (1956); Via Crucis, recitador, orquesta de cuerda y percusión (1956); Tres invencions sobre un acord, piano (1958); Homenatge a Webern, orquesta (1959); El caminant i el mur, mezzo y orquesta (1962); Dues invencions, órgano (1963); Dolç àngel de la mort, contralto y orquesta (1965); Presències “In memoriam”, piano (1967); Impromptu, viola y piano (1971); Trío de cuerda (1968); Soliloqui, flauta (1972); Soliloqui, clarinete (1972); Suite nº 2 “Entre dues línies”, dos guitarras (1975); Suite nº 3 “Entre dues línies”, cuatro guitarras (1975); Tríptic de Setmana Santa, voz y conjunto instrumental (1975); Preludi, clave (1976); Díptic, clave (1976); In memoriam Pau Casals, violonchelo y piano (1976); Duet de Vilac, flauta y piano (1978); Dos monòlegs, contrabajo (1979); Dos monòlegs, oboe (1979); Nonet a la memòria de Manuel de Falla (1979); Géminis, dos violines (1981); Seqüència, viola (1982); Rhumbs-En memòria de Paul Valéry, conjunto instrumental (1988); Memoràlia, orquesta (1989); Derivacions, orquesta (1990); Nocturn, dos guitarras y percusión (1990); Scherzo, cuarteto de flautas de pico (1992); Ocells perduts, clarinete (1992); Poema en record de Joan Miró, clarinete (1992); In memoriam E.C.I, piano (1995); Duet, saxo soprano y guitarra (1996); ocho Cuartetos de cuerda (1938, 1949, 1950, 1956, 1960, 1966, 1968 y 1974); dos Adagios para cuerdas, quinteto (1952 y 1991); dos Quintetos de viento (1940 y 1971); Dos antics poemes xinesos, voz y conjunto instrumental (1995); Estança nº 6, voz y piano (1995); El jardiner, voz y guitarra (1996); y un considerable etcétera que conforma un legado que está esperando la atención que le debemos. Mención aparte merecen sus dos libros, Robert Gerhard y su obra, editado en 1987, y Robert Gerhard, de 1992, sinceros reconocimientos a la figura y la obra de su maestro. Para profundizar en la vida y la obra de Joaquim Homs remitimos a los lectores a la página web http://www.joaquimhoms.org/. Josep Pascual 123 D O S I E R Pietat Homs JOAQUIM HOMS Joaquim Homs y Robert Gerhard. Primavera 1967 Discografía El autor de este artículo muestra su reconocimiento a Pietat Homs i Fornesa, hija de Joaquim Homs, por su inestimable ayuda en la redacción de esta discografía, que comprende todas las grabaciones discográficas que incluyen composiciones de Homs, tanto junto a obras de otros autores como los monográficos, hasta este momento. 124 Record del mar. Album de Colien. Música Española y Portuguesa del siglo XX - Obras breves para piano.; obras de otros compositores. Ananda Sukarlan, piano. Album de Colien D.L. M-30062 (P-1995). El color de les flors. Obras de otros compositores. Album de Colien para guitarra. Marco Socías, guitarra. Album de Colien Ref. 02-01-1 (P-1998). Trio per a violí, clarinet i piano. Avuimúsica Col.lecció de Música Catalana Contemporània / volum 3. Obras de otros compositores. Santiago Juan, violín; Queralt Roca, clarinete; Emili Brugalla, piano. Anacrusi AC21 (P-2001). Suite d’homenatges. La guitarra del segle XX a Catalunya. David Sanz, guitarra. Anacrusi fermata / contemporània AC021 (P-2001). Música religiosa. Via Crucis per a recitador i quartet de corda, amb tambor. Cançons (Divendres Sant, Aquesta pau és meva, El viatge) i Salms (Salm 22 i 27). Quartet de Corda de Barcelona. Carles Alexandre, recitador; Jonathan Coll, percusión; Mireia Pintó, mezzosoprano; Vladislav Bronevetzky, piano. Anacrusi fermata / contemporània AC027 (P-2002). Díptic per a F. Mompou. Homenatges a Mompou. Obras de otros compositores. Jordi Masó, piano. Anacrusi fermata / contemporània AC028 (P-2002). Tres cants per a flauta i percussió. Obras de otros compositores. Percussions de Barcelona Vol. II. Patricia Mazo, flauta; Robert Armengol, percusión. Anacrusi fermata / contemporània AC030 (P-2002). Música de cambra. Ocells perduts, Variacions sobre una melodia popular catalana, Cinc Sonets de Josep Carner, Dues invencions per a clarinet i piano, L’elegia d’una rosa, Evocació, Dos valsos (Vals del carrousel/ Vals de suburbi), Tres poesies d’Apel.les Mestres, El son de l’infant, La nena, Excelsior, En el silenci obscur. Júlia Arnó, soprano; Oriol Romaní, clarinete, Emili Brugalla, piano. Anacrusi fermata / contemporània AC 041 (P-2003). Record. In memoriam Joaquim Homs. Obras de otros compositores. Jordi Masó, piano. Anacrusi AC 060 (P- 2006). Sonata per a violí. Octet de vent. Quartet de corda nº 7. Trio de cordes. Impromptu per a guitarra i percussió. Quintet de vent “in memoriam Robert Gerhard”. Recordant Joaquim Homs. Henri Desclin, violín. Conjunt Català de Música Contemporània. Director: Konstantin Simonovich. Quatuor Parrenin. Jacques Parrenin, violín; Gérard Caussé, viola; Pierre Penassou, violonchelo. Siegfried Behrend, guitarra; Siegfried Fink, percusión. Quinteto Koan. Ars Harmònica AH 158 (P-2006). Duet per a flauta i guitarra. Obras de otros compositores. Montserrat Gascón, flauta; Xavier Coll, guitarra. Àudiovisuals de Sarrià 25.1478 (P-1991). Dues Invencions per a clarinet i piano. Associació Catalana de Compositors. Vol. IV. Obras de otros compositores. Oriol Romaní, clarinete; Àngel Soler, piano. Àudiovisuals de Sarrià 25.1484 (P-1991). Cançó d’Ester. (Melodía de Manuel Valls, acompañamiento de flauta de Joaquim Homs). Cançons sefardites. Obras de otros compositores. Anna Ricci, mezzosoprano; Bernat Castillejo, flauta. Àudiovisuals de Sarrià 25.1490 (P-1991). Quintet de vent nº 1. Obras de otros compositores. Quintet de vent Solistes de Barcelona. Àudiovisuals de Sarrià 25.1533 (P-1993). Sol i de dol. Homenatge a Foix. Obras de otros compositores. Fundació Música Contemporània (8). Joan Cabero, tenor; Manel Cabero, piano. Àudiovisuals de Sarrià 29.522 (P-1999). Dos monòlegs per a clarinet. Obras de otros compositores. Joan Pere Gil, clarinete. Àudiovisuals de Sarrià 5.1778 (P-2002). Música para voz y acompañamiento de cámara y para conjunto instrumental. Heptandre, Les hores: 5 poemes de Salvador Espriu, Impromptu per a 10, Ocells perduts (7 sentiments de R. Tagore), Música per a 11 a la memòria de Joan Prats, Non-non (cançó de bressol), Poema: Prec de Nadal, Música per a arpa, flauta, oboè i clarinet baix. Montserrat Torruella, mezzosoprano. Grupo Enigma - Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza. Director: Juan José Olives. Autor 864 (P-2002). Quàdriga. Música española contemporánea para cuatro guitarras. Obras de otros compositores. Quartet Tarragó. BASF LP 37-53.901 (P-1976). El caminant i el mur. Música española actual (Lied catalán). Vol. 1. Obras de otros compositores. Anna Ricci, mezzosoprano; Jordi Giró, piano. Belter 17.077 Microsurco (P-1964). Octet de vent. Avant Garde Music from Spain. Vol. 1. Obras de otros compositores. Chamber Orchestra (USA). Director: Konstantin Simonovich. Candide LP Vox CE 31047 (P-1969). Integral de clarinet. Soliloqui, Tres Rhumbs, Dos Rhumbs, El vol de l’ocell, En record de Joan Miró, Monòleg I, Monòleg II, Ocells perduts, Tres cants per a clarinet, El son de l’infant. Oriol Romaní, clarinete. Columna Música 1CM0064 (P-2000). Lieder. Cementiri de Sinera, Ocells perduts, Set poemes de Josep Carner, Nadal, El caminant i el mur. Elena Gragera, mezzosoprano; Jordi Masó, piano. Columna Música 1CM0065 (P-2000). Música de Cámara. Rhumbs, per a conjunt instrumental; Dos Soliloquis per a trio de cordes i piano; Trio per a flauta, oboè i fagot; Quartet de corda nº 1; Duo per a flauta i clarinet. Grupo Círculo. Director: José Luis Temes. Grupo Manón. Grupo Pomorski. Decca/Autor 466079-2 (P-1998). Scherzo. Obras de otros compositores. Quartet de bec “Frullato”. Desert DP 002 (P-1992). Peça per a flauta (Soliloqui). Obras de otros compositores. Bàrbara Held, flauta. EDA LP T-36 / D.L. B.27.091 (P-1977). D O S I E R SCHILLER Y LA MÚSICA 125 D O S I E R JOAQUIM HOMS Presències per a piano (moviments 4 al 7). Trio de corda. 2 Soliloquis per a piano. Quartet de corda nº 7. Perfecto García Chornet, piano. Quatuor Parrenin. EDA LP 18 / D.L. B.38.233 (P-1978). Sonata per a violí sol. Música per a violí. Antologia històrica de la música catalana - “Música Instrumental”. Obras de otros compositores. Xavier Turull, violín. Edigsa LP ahmc 10/32 (P-1968). Octet de vent. Música contemporània de cambra. Antologia històrica de la música catalana - “Últimes Tendències”. Obras de otros compositores. Conjunto de cámara. Director: Konstantin Simonovich. Edigsa LP ahmc 10/103 (P-1969). Tres impromptus per a piano, Impromptu per a guitarra i percussió, Quintet de vent núm.2 (1971). Perfecto García-Chornet, piano; Siegfried Behrend, guitarra; Siegfried Fink, percusión. Quinteto Koan. Edigsa LP AZ 70/12 (P-1978). Les llums del món. Oratio — 20th Century Sacred Music from Spain & Latin America. Obras de otros compositores. Coro Cervantes. Director: Carlos Fernández Aransay. Guild GMCD 7266 (P-2003). Ocells perduts. Gerhard, L’infantament meravellós de Scharazada. Isabel Aragón, soprano; Àngel Soler, piano. La Mà de Guido LMG2022 (P-1997). Antífona. Europa Cantat XV Barcelona 2003. (21-VII-02003). Obras de otros compositores. Cor Madrigal Barcelona. Directora: Mireia Barrera. Live Recording Audio CD C12. (P-2003). Sonata nº 2 per a piano. Gerhard, Integral de las obras para piano. Jordi Masó, piano. Marco Polo 8.223867 (P-1996). Variaciones sobre un tema popular catalán. Siete Piezas. Siete Impromptus. Dos Soliloquios. Jordi Masó, piano. Marco Polo 8.225099 20th Century Spanish Composer Series. (P-1999) Sonata para piano nº 1. Invenciones sobre un acorde. Vals carrousel. Entre dos líneas. Tres evocaciones. Remembrances. Jordi Masó, piano. Marco Polo 8.225236 20th Century Spanish Composer Series (P-2002). Sonata para piano nº 3. Presences. 3 Sardanes. Andante del Quinteto nº 1. Sonata para piano nº 2. 9 Apunts. Toccata. Díptic II. Record del mar Vals de suburbi. Presències. Jordi Masó, piano; Miquel Villalba, piano.Marco Polo 8.225294 20th Century Spanish Composer Series (P-2004). Sonata per a violí sol. Antologia Històrica de la Música Catalana. Obras de otros compositores. Xavier Turull, violín. PDI LP E-30.1048 (P-1986). Octet de vent. Antologia Històrica de la Música Catalana. Obras de otros compositores. Conjunto instrumental. Director: Konstantin Simonovich. PDI LP E-30.1068 (P-1986). Trio per a flauta, clarinet i fagot. 3er. Concurs de Música de Cambra, Montserrat Alavedra. Obras de otros compositores. Trío Cervantes. PDI LP 80.4387 (P-1997). Trio de corda. Música de Catalunya - compositors i intèrprets. Obras de otros compositores. Miembros del Quatuor Parrenin. PDI CD-80.2545/3 (P-1991). Duet de Vilac. Música Catalana per a flauta i piano. Obras de otros compositores. Xavier Relats, flauta; Jordi Masó, piano. PICAP 90 0078-03 (1995). Impromptu para violín y piano. Música Mediterránea para violín y piano. Obras de otros compositores. Margherita Marseglia, violín; Jesús María Gómez, piano. Producciones Lorca MU-1751/98 (P-1998). Impromptu (1986). Antología de la Música Española para Trío. Vol. II. Obras de otros compositores.Trío Mompou. RTVE Música 65012 (P-1993). Dos Invencions per a dos pianos. Els dos pianos al segle XX. Obras de otros compositores. M. Lourdes y Lluís PérezMolina, pianos. U.M./Unió Músics LP A-11 (1990) y CD-4 (P-1991). BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio…………..…………………………….. .......................................................................... CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...……………………….…………… E-mail……………………………………………… VISA. 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En principio porque a esta altura de la percepción sistemática del conjunto de la misma se conoce más a Pittaluga por lo que van reiterando los imprecisos acercamientos biográficos, por el nombre llamativo de algunas de sus obras, por su discurso en la Residencia de Estudiantes —que una y otra vez se cita de forma parcial tomando en cuenta sólo lo editado por La Gaceta Literaria—, que por su música en sí. Circunstancia esta última que afecta en general a casi todos los miembros de la misma, si exceptuamos los de mayor protagonismo. Pero en el caso de Pittaluga hay una situación agregada que es fundamental, cual es la dispersión de su archivo, al menos por lo que se puede apreciar de momento, del que sólo conocemos piezas sueltas y una supuesta caja de documentos que quedó en manos privadas sin que hasta ahora formen parte de ningún ámbito institucional que los custodie adecuadamente. A ello se suma el hecho de que su actividad musical pública, propiamente dicha en el campo de la composición, comenzó tarde —sus primeras obras se conocen a comienzos de los años treinta— cuando los demás ya llevaban casi una década en la labor, y además acabó pronto, marcada por las circunstancias de la Guerra Civil y los exilios. En esta etapa de su vida, Pittaluga recorrió diversos países de América, desde los Estados Unidos del Norte, hasta Argentina, alejado al parecer de la composición —salvo algunas excepciones para el cine— y centrado en su tarea de director de orquesta. En lo que le toca de la situación que afectó a todos en general, el golpe que significó la Guerra de 1936 fue definitivo al parecer para la orientación de su vida, entre otras cosas porque sucede a menos de una década de su dedicación definitiva a la música. Si comparamos lo conocido que es su nombre en la actualidad —al menos como tal— con la inexistente consideración que le dedica Adolfo Salazar en su acercamiento a la situación generacional de sus libros La Música Contemporánea en España, escrito hacia finales de la década de los veinte y notoriamente parcial, o en su más sincero y crítico La música actual en Europa y sus problemas (1935), en el que habla de manera crítica del “efecto chimenea” del que se ha beneficiado la generación en cuestión, vemos que algo no encaja. En nuestros días, en cambio, en cada texto, en cada discurso de cualquier estudiante avanzado sobre este grupo generacional, aparece, y subrayado, el nombre de Pittaluga, y bien está que así sea. Pero esta presencia, que en una situación normal debería estar motivada por el conocimiento y la difusión de su música, sólo lo es bien sea por el llamativo nombre de algunas de sus obras o por el discurso de presentación del “Grupo de los Ocho” en 1930 en la Residencia de Estudiantes y que, hasta ahora, sólo se ha reeditado en forma parcial. En realidad Gustavo Pittaluga, que nació en Madrid en febrero de 1906, de una familia de la burguesía intelectual madrileña, cuyo padre —del mismo nombre— era un reconocido científico dedicado a la microbiología, siguió sistemáticamente los estudios universitarios de derecho, y hacia finales de los años veinte llegó a preparar al parecer su Gustavo Pittaluga en Madrid años 30 ingreso a la carrera diplomática. Su afición musical le llevó a seguir una formación irregular —en el violín— y en lo que hace a la composición llegó a disponer de la guía de Oscar Esplá, muy reconocido entonces junto a Falla, que recuerda el interés del joven por la dedicación a la música y su gusto por la renovación del lenguaje. Rumbos similares en cuanto a la carencia de formación sistemática encontramos en miembros notorios de la generación, salvo los tres discípulos de Conrado del Campo en el Conservatorio de Madrid, Julián Bautista, Salvador Bacarisse y Fernando Remacha. Al igual también que varios de sus jóvenes colegas, Pittaluga tomó contacto con Manuel de Falla en los años treinta y el maestro respondió con la cordialidad y el interés de siempre, estimulándole, enviándole al parecer sugerentes correcciones —en particular en lo que hace a las llamadas Six danses espagnoles en suite, en su edición posterior de Alphonse Leduc, editor también del Ricercare, ambas para piano, de ese año 1935. Falla, dedicatario de ambas, y des- D O S I E R GUSTAVO PITTALUGA pués de haber visto los manuscritos, escribe a Pittaluga a su domicilio de Blanca de Navarra, 4, en Madrid, el 4 de agosto de ese año subrayando la “gracia”, la “transparencia sonora” y el “firme abolengo” de las Danzas y sugiriendo que “la adaptación orquestal de algunas de ellas (ampliando las resonancias) podría ser eficacísima”. Falla había trabajado sobre estas mismas ideas musicales —en este caso más a fondo— con Rodolfo Halffter. Cómo nace el grupo Pero seguramente Pittaluga ya mantenía una relación cercana con varios de los músicos del grupo en la década de los veinte; de hecho él señalaba que hacia 1927 —y teniendo presente el pensamiento de Falla— había ya compuesto la música para el ballet La romería de los cornudos. Algunos de los que habían transitado por la clase de armonía y de composición de Conrado del Campo, el navarro Fernando Remacha (1898-1984) llegado a Madrid en 1911, y los madrileños Salvador Bacarisse (1898-1963) y Julián Bautista (1901-1961), amigos desde esos años de estudiantes, y que coincidían en sus objetivos e intereses hacia la nueva música apreciando las nuevas propuestas que venían de Francia, solían reunirse en torno a un piano en casa de un tío de Remacha, lo que les permitía mostrar y ensayar sus propios logros en la incipiente tarea de compositores, comentar piezas de Ravel, Stravinski, Satie y Debussy, que traía de sus viajes el padre de Bacarisse. Sobre las afinidades de los miembros del grupo comenta Remacha que lo que les diferenciaba era el temperamento; Bacarisse era muy temperamental, Bautista más técnico, Rodolfo Halffter muy detallista, Pittaluga, la inquietud y yo era el sentimental1. Juntos iban a los conciertos de la Orquesta Filarmónica que dirigía Pérez Casas en el Circo de Price, unos conciertos de corte popular que fueron, una “escuela viva de composición” para el grupo de amigos. El efecto de los Ballets Españoles de Antonia Mercé en la joven generación es muy importante y salen de ella numerosas obras, lamentablemente hoy casi desconocidas. De ahí la mencionada La romería de los cornudos escrito sobre libreto de Federico García Lorca y Cipriano Rivas Cherif en la que —como en los casos de Julián Bautista y otros— Pittaluga intenta diferenciarse del “pintoresquismo” que dominaba la música española, intentando esa distancia de la pura cita y tratando de manifestarse con lenguaje propio. “Tiene las virtudes de la juventud, dice el autor, y algunos de los aspectos mejores de mis designios musicales. Es una obra exuberante, desbordante, acaso cargada con exceso de materia musical”2. En 1929 fue creada por Saco del Valle la Orquesta Clásica de Madrid bajo el auspicio de la activa Asociación de Cultura Musical, con particular presencia de la música del siglo XX y siguiendo el modelo de la Orquesta Bética de Sevilla. Saco del Valle comenzará sus conciertos con programas renovadores en el Teatro de la Comedia prestando atención a obras de compositores de la nueva escuela española, a quienes solicitó su colaboración3. Hacia finales de 1930 da a conocer obras de Gustavo Pittaluga (la suite de La romería de los cornudos) y de Rodolfo Halffter y en concurrido Bautista, Rodolfo Halffter, Pittaluga, Remacha y Bacarisse en Unión Radio homenaje a los protagonistas el poeta Benjamín Jarnés estimó el aplauso como culminación del trabajo del artista fiel al compromiso con el arte. 1930 es un año en que la música de la joven generación logra estar presente en los distintos escenarios orquestales. Se escuchan el Concertino de Bacarisse, La Romería de los cornudos de Pittaluga y Ernesto Halffter dirige su Sinfonietta y otras obras de sus congéneres. Preludio de ello fue entre otras actividades la presentación el 29 de noviembre de 1929 de La tragedia de doña Ajada, Poema bufo siniestro para canto, recitación, linterna mágica y gran orquesta de Salvador Bacarisse sobre textos de Manuel Abril y la colaboración del dibujante Almada Negreiros —estrenada con escándalo, suceso adverso según Arconada—, pero tal vez su obra más lograda, plena de gracia que bien recogería un teatro de marionetas. El grupo que formaban Bautista, Pittaluga, Rodolfo Halffter, Remacha, Mantecón y Bacarisse adquiere bastante consistencia y algunas circunstancias —como el hecho de que Bacarisse fuera director artístico de Unión Radio— promueven la difusión de la obra de sus compañeros. El sentimiento de “grupo” iba germinando, y en julio de 1930 Juan José Mantecón organizó una pequeña conferencia-concierto en el Liceum Club — que también se difundió por Unión Radio— en la que se escucharon diversas obras de los seis autores mencionados interpretadas por el pianista Enrique Aroca y la 129 D O S I E R GUSTAVO PITTALUGA Gustavo Pittaluga en un concierto en la Residencia de Estudiantes. Al piano Rosita García Ascot, miembro de Grupo Madrid 130 soprano Micaela Alonso. Sobre el carácter del grupo en cuestión, el crítico y compositor reflexionaba en las páginas de la revista Ondas, señalando que prima en ellos el deseo de “poner en contacto, y aún en conflicto, sus propias obras” que hasta es posible que “entren estética y aún técnicamente en colisión”4. Las reflexiones estéticas que generan estas nuevas músicas del grupo del que forma parte Pittaluga están a la orden del día por parte de la crítica. En 1929 desde La Gaceta Literaria se discute sobre el significado de la vanguardia en la literatura, recogiendo opiniones de Fernández Almagro, de Guillermo de Torre y de Cesar M. Arconada, entre otros, que señala como defecto de la mayor parte de los jóvenes de su generación el haber aprendido a pensar antes de saber escribir. En ese mismo año 1929, el musicólogo y crítico José Subirá escribe sobre “Vanguardismo y sinceridad”, preocupado por la distancia del artista con sus contemporáneos, y seguramente constatando un ambiente de cierta desorientación entre los jóvenes adscriptos a las nuevas corrientes, Subirá aboga por un arte que no sea sólo para minorías. Poco después, con motivo de la presencia española en los Festivales que organizaba la Sociedad Internacional de Música Contemporánea, Subirá da cuenta de la existencia en Madrid y Barcelona de una producción vinculada a las novísimas corrientes del arte musical (schoenbergismo, politonismo, neoclasicismo, etc.) aunque aboga — dentro de lo nuevo— por un “espíritu ibérico” como por ejemplo el “tan sutilmente estilizado por un Falla o un Esplá, por un Garreta o por un Gerhard, y que un Blancafort y un Pittaluga” han mostrado en sus últimas obras5. Poco después, en la Residencia de Estudiantes, Pittaluga iba a definir su idea sobre la modernidad que afectaba a él y a su grupo: “Música moderna, dice, vale tanto como no decir nada. Moderno fue en su tiempo Beethoven, […] y tan moderno fue que, para las gentes del tipo de las que hoy le aman por encima de todas las cosas, Beethoven fue tan monstruo como hoy les parece a ellos Stravinski. Música moderna es un tecnicismo tan vago, por lo menos, como antipática es la palabreja vanguardista”. En este sentido Pittaluga proponía “hacer música —como único propósito— y hacerla sobre todo, antes que nada, por gusto, por recreo, por diversión, por deporte”. Algo más tarde, en 1935, Salazar escribiría en las páginas de El Sol sobre la situación crítica en la que él veía a la generación que nos ocupa, salvando como siempre la figura de Ernesto Halffter. “En la mayor parte de los casos — dice Salazar— se observa que la promoción nueva se lanza alegremente a la francachela. Va bien, si no termina en orgía […] Se trabaja muy de prisa, y cada penosa conquista en la técnica de los maestros se ha convertido en una bagatela sin importancia para los actuales. El noble afán de avanzar se ha convertido en carrera deportiva… Se corre por correr, no por llegar a una parte determinada”. Es evidente que lo que Salazar echa de menos es el ejemplo elocuente del trabajo de Manuel de Falla, algo que indudablemente ninguno de los miembros de esa generación supo comprender. O quizás no fue posible o no interesaba en ese momento —no muy lejana es la situación actual— en que el trabajo en profundidad estaba desbordado por la inmediatez. D O S I E R GUSTAVO PITTALUGA La famosa presentación de la Residencia La Residencia de Estudiantes seguía siendo un punto de referencia para los artistas e intelectuales comprometidos en las nuevas corrientes, y sus actividades reunían a un público interesado en esas experiencias. Visitantes ilustres como Maurice Ravel, Francis Poulenc, Darius Milhaud, o Igor Stravinski, de paso en España, son invitados a presentar sus obras. Adolfo Salazar suele ser el introductor y cronista de esos encuentros siempre de gran éxito. Darius Milhaud y Francis Poulenc, representantes de la más reciente generación de entreguerras, se presentan allí en 1929 y 1930 dando cuenta de sus ideas estéticas y también de lo que había sido la experiencia del Groupe des Six; “piensan que la vida y el mundo son inagotables manantiales de belleza y de placer, dice Salazar; entendamos, de la belleza y del placer de vivir. Viven intensamente”6. Las cosas empezaban a cambiar rápidamente, había que vivir de prisa y esas experiencias que tuvieron su auge en la inmediata posguerra ya eran historia: “Hace unos años —y no aquí, sino en París, y además en determinados medios— todavía este grupo de los seis constituyó un pequeño mito. Hoy no. Ni existe el grupo, ni cada uno de ellos, de sus componentes, representa un ideal”, dice Arconada para esas fechas. La juventud de entonces, señala Nicolás María de Urgoiti, “se acerca a la naturaleza, no para gozarla estáticamente, sino con dinamismo. ¿Literatura?… poca, ¿Música? Aires primitivos en discos de gramófono, para afeitarse, y radio a toda la marcha del cuentakilómetros. Señales todas de alegría y de confianza en la vida. Y en aparente contradicción con esto, no creo que haya habido período histórico en que se haya sentido mayor indiferencia del hombre joven hacia la muerte”7. El salón de la Residencia sería con el tiempo un lugar de referencia para la generación. Sus reuniones musicales iban desde improvisadas sesiones en torno al piano en el que Federico García Lorca, Gustavo Durán y otros interpretaban el cancionero popular, hasta conciertos más formales en los que se presentaban obras de jóvenes compositores españoles en programas muy diversos y a cargo de intérpretes relevantes como José Cubiles o el Cuarteto Rafael. Poco antes de ese concierto de Cubiles del 29 de noviembre de 1930, la Residencia es escenario de un acto de referencia en esta historia musical. Gustavo Pittaluga presenta una conferencia-concierto 8 con obras de ocho jóvenes músicos, en la que con especial sentido del humor —“no con el empaque y la lejanía de un concierto”—, ironiza sobre sí mismo y sus “amigos”, sobre el acto en sí y sobre los asistentes que, al igual que los oficiantes, tienen en común el ser jóvenes. “Porque ni a mí me vais a tomar en serio como conferenciante, ni yo a vosotros como auditorio”, dice. Los ocho compositores son Ernesto Halffter, Rosa García Ascot, Julián Bautista, Salvador Bacarisse, Fernando Remacha, Rodolfo Halffter, Juan José Mantecón y el propio Gustavo Pittaluga. En la presentación Pittaluga hace una síntesis de los intereses estéticos del grupo, heterogéneo en el carácter de las propuestas musicales de sus integrantes, incluso ecléctico, ya que “cree en todo el mundo” señalando que también “fuera de nosotros ocho hay muchos otros compositores jóvenes que hacen muy buena música”. Tampoco se considera un “grupo” ya que “cada cual cree en su propia verdad”; somos, dice, “ocho músicos que, por casualidad, somos amigos”, que hacemos música “por gusto, por recreo, por diversión, por deporte”. Desde luego una posición bien distante del compromiso manifestado por la generación anterior en cuanto a la necesidad de construcción de un lenguaje en profundidad, e incluso de las preocupaciones estéticas de Salazar, que poco después comenzará un alejamiento crítico del grupo. Quien acierta en su percepción de observador es Ortega en La deshumanización del arte. La libertad con la que se enfrentan al futuro queda sólo condicionada por la necesidad de un resultado bello, sin ataduras convencionales; “si para nuestro goce son necesarias las séptimas o las segundas las emplearemos lo más y lo mejor que podamos”, sigue Pittaluga, “pero si la ocasión llega propicia, allí encontraréis el acorde perfecto, puesto con idéntico entusiasmo que la disonancia; y aún alguno de nosotros llega a más: emplea dos acordes perfectos a la vez. Que pertenezcan a tonalidades distintas es cosa secundaria, como lo es, en el fondo, toda cuestión técnica”. Y, en conceptos cercanos a los de Falla, manifiesta su aprecio y matiza la importancia de la técnica: “una técnica al propio tiempo férrea y flexible” que, si no se renueva “constantemente no hay lenguaje posible para el músico nuevo”. Junto al desprecio por las fórmulas, “el compositor de hoy debe olvidar tanto los viejos tratados como los nuevos, pero después de haberlos aprendido”. El programa —con obras de diferentes momentos de la generación— fue interpretado en su casi totalidad por Rosita García Ascot al piano. Al cabo de sus consideraciones estéticas, con aire desenfadado, sabedor de que el artista ha recuperado un papel en la sociedad y que cuenta con un público que le apoya, Pittaluga presentó a sus “siete amigos” en el orden que aparecen en el programa. De él mismo no hablará porque, entre otras razones, dice que no se le ocurriría qué decir, y si bien no podría llamarse genio, tampoco diría que su música es una estupidez; “después de oír mi obra, [se escuchó Homenaje a Mateo Albéniz 9] recordad, si podéis, algo de lo que he dicho: mezcladlo, agitadlo, y a lo mejor encontraréis lo que yo podría pensar de mí mismo”. La presentación comienza con Bacarisse a quien Pittaluga compara con Oliver Hardy, y cuyo politonalismo, dice, “es juego puro. No hay en él gestación ni larga meditación. De pronto, un día se le ocurrió divertirse y escribir en dos tonalidades. Y salió el Concertino que vais a oír”. El fragmento seleccionado de esta obra fue ejecutado a cuatro manos con la colaboración del autor 10. De Julián Bautista, ausente en esta ocasión, se interpretó Azul, uno de los números de la suite Colores. Pittaluga subraya de su amigo su sensibilidad y su acento de Lavapiés: “Julián Bautista está ahora en París haciendo música por metros para un ‘film’ sonoro… es el hombre que menos sospecharían después de oír este color. Su color vital, personal, es lo más lejano a las suaves tintas, a las claras cascadas de sonoridad que oiréis en un color musical. Julián Bautista habla lo mismo que Julián el cajista de imprenta. Oyendo su acento del más puro Lavapiés, su color es más bien un amarillo camiseta. Pero no a un casticismo, sino a un casticismo de señorito de Madrid, que emplease, como rebuscamiento de personal distinción unos hablares de señorito de Lavapiés. Julián Bautista os habrá encubierto muchos idilios en el Palacio de la Música. Y esa vocación suya por llenar de música la oscuridad, le ha interrumpido su continuidad en la composición. Este color no os mostrará más que una de sus facetas. Si oyerais, por ejemplo, un Preludio y Danza para la guitarra, tendríais un aspecto de Bautista más cercano a su color vital. Pero no muy lejos del otro tampoco. La música de Bautista, por más que se acerque a Lavapiés, lo hace siempre en coche. Él se baja un momento, da un paseo a la orilla del río, recoge lo que le interesa y vuelve a alejarse en su coche, sin haberse manchado los zapatos y llevándose solo, impregnada en la ropa, un lejano olorcillo de churros y aguardiente. Que, al ofrecéroslo, apenas podréis distinguir, disimulados por l’origan de Coty con que él se perfuma personalmente”11. De Ernesto Halffter se oyeron dos de las Tres piezas 131 D O S I E R GUSTAVO PITTALUGA no desdeña homenajes a la música de Chapí, al que hay que sumar un cierto aire neoclásico o al menos de recuerdo de aquellas señales scarlattianas dieciochescas. Por lo que se conoce de su obra, un gran músico, magníficamente dotado para la expresión teatral, con lenguaje distinguido —no sé por qué, intuitivamente, se me ocurre ponerle en paralelo con la riqueza narrativa de Max Aub— y con una vitalidad expresiva que le alejaba de preocupaciones especulativas; precisamente esa vena teatral le llevó años más tarde a revisar el teatro de García Lorca haciendo un cálido homenaje con sus músicas al poeta. La producción musical de Pittaluga, de reducido catálogo aún no establecido, se resiente profundamente con la Guerra Civil. A las piezas de concierto hay que sumar su actividad musical para el cine (fue designado director musical de los Estudios Cinematográficos de Chamartín en Madrid, que debían de comenzar en el verano de 1936); colaboró con Buñuel tanto en Nueva York como en México, aquí junto a Rodolfo Halffter quien le ayudó frente a las dificultades que ponían para ello el colectivo de compositores de ese país por los consabidos “papeles”. Después de la Guerra Civil su deambular americano está marcado por la dirección de conciertos y su regreso a Madrid, a comienzos de los sesenta, determina su entrada en la oscuridad definitiva, donde murió en 1975. Jorge de Persia La Gaceta del Norte (ed. Navarra) 13-V-1973 (transcripto por M. A. Vierge: Fernando Remacha. El compositor y su obra. Madrid: ICCMU, 1998, pág. 26). 2 Palabras de una entrevista del periódico mexicano El Nacional (sin fecha, suponemos que de los primeros años del exilio) que transcribe Emilio Casares en el artículo dedicado a Pittaluga de su Diccionario de Música Iberoamericana. A él remitimos a los interesados en los aspectos biográficos generales. 3 Una crónica de F. Ximénez de Sandoval en La Gaceta Literaria, 15 de octubre de 1930, anticipa estos proyectos y alienta a la colaboración. 4 Ondas, 21 de junio de 1930. 5 Boletín Musical, Córdoba, abril de 1929 y feb. 1931 6 Citado en Jorge de Persia, “La música en la Residencia de Estudiantes”, pág. 58. 7 La Gaceta Literaria, 1 de febrero de 1929. 8 Que transcriben las revistas Ritmo (nºs 27 y 28, 1931) y — sólo parcialmente— La Gaceta Literaria, 15 de diciembre de 1930 (lo subrayo porque sistemáticamente se menciona sólo la versión no completa, que se transcribe en La música en la generación del 27. Madrid, Ministerio de Cultura, 1986, págs. 222-223). Las obras que se ejecutaron las señala Salazar en El Sol, 2 de diciembre de 1930. 9 Digitación de R. Sáinz de la Maza. Madrid, Unión Musical Española, 1933. 10 El Concertino fue compuesto por Bacarisse en 1929 para conjunto instrumental, y en la Residencia se interpretó de ella —según Christiane Heine, Catálogo, pág. 60— la Toccata, para piano a cuatro manos por Ernesto Halffter y Salvador Bacarisse. No obstante la invitación señala que la pianista en el acto sería Rosa García Ascot, y así también lo señala Salazar. 11 Véase para este caso con más detalle: Julián Bautista. Madrid, Biblioteca Nacional, 2005. 12 Programa: Bautista, Preludio para un tibor japonés; Mantecón, Danza del atardecer; R. Halffter, Suite de orquesta; Remacha, Suite para orquesta de cuerda; Pittaluga, Suite de danzas del ballet La romería de los cornudos; Suite de García Ascot, Concertino de Bacarisse y Tres danzas del ballet Sonatina7 1 Pittaluga en Hollywood 132 líricas y en su música se “mezclan en todo su apogeo la tradición y lo nuevo”, de ahí que los brazos de todos los auditorios se abran a su gran música. Su hermano “Rodolfo (Stan Laurel) es el gran miniaturista” y de las “acritudes, disonancias, escritura dura” —él mismo interpretó una de sus Sonatas del Escorial— “nada de eso percibiréis. Porque por encima de todo saltará la musicalidad misma de que está llena”. Siguió el número del oso de Circo, obra de Juan José Mantecón, “música alegre, libre de toda traba, de toda imposición”, música de músico, a pesar de que dijera haber “llegado a la música por una curiosidad intelectual”. Fernando Remacha “un romántico como puede serlo el de hoy” propone una de las Tres piezas para piano también de temprana factura (1920-23), una “música llena de sugerencias, de inquietud constante, de constante busca de la misma música”. Y por fin, de Rosita García Ascot, como pianista en casi todo el programa y que consultó a su maestro Falla antes de dar a conocer su obra —una Gavota y una Giga— recibida con gran éxito; “Rosita callaba y escondía el secreto de su música y hasta el secreto de su personalidad”. Poco después otro concierto grupal se presenta a través de Unión Radio el 20 de enero de 1931, y el 11 de febrero de 1931 la Associació de Música da Camera de Barcelona presenta en el Palau de la Música Catalana un concierto de la Orquesta Clásica de Madrid con un programa dedicado a este grupo de “compositors de la Moderna Escola Espanyola” en el que los mismos autores dirigían su obra. De Pittaluga se escuchó la Suite de danzas del ballet La romería de los cornudos; las de Bautista —que seguía en París— y de Rosita García Ascot fueron dirigidas por Saco del Valle12. No es este el lugar para un más extenso trabajo sobre Pittaluga, inexistente en este centenario y que queda pendiente para cuando se despejen algunas incógnitas documentales; una vida que va a continuar, en lo musical, en un ámbito estilístico vinculado a la tradición española, que SchzALIC06.qxd 8/5/06 12:28 Página 2 22 FESTIVAL DE D PROGRAMA "Voz dramática" Daniel Hurtado: Palabras * Jacobo Durán Loriga: Niña arranca las rosas Juan María Solare: Catharsis * Sebastián Mariné: Diàlegs * Jesús Torres: Circuito Mario Carro: Maldad * Marisa Manchado: Siete piezas para Jorge * José María García Laborda: Metamorfosis de Salomé * Marisa Manchado: Los besos de la diva Mercedes Zavala: Bestiarium * CASTILLO DE SANTA BÁRBARA (CONCIERTO INAUGURAL) Jueves, 21 de septiembre. 20,30 h. CAMERATA DE MADRID Dir.: Pascual OSA Concertino y solista: Manuel GUILLÉN PROGRAMA Lutoslawski: Obertura para cuerdas Juan A. Medina: Visiones en blanco y negro *+ Zulema de la Cruz: "Pacífico". Concierto para violín y orquesta de cuerda *+ Israel David Martínez: La desintegración del ser *+ Alban Berg: Tres piezas de la "Suite Lírica" (Andante amoroso, Allegro misterioso-Trio estático, Adagio appassionato) TEATRO ARNICHES Viernes, 22 de septiembre. 20,30 h. GRUP INSTRUMENTAL DE VALENCIA Dir.: Joan CERVERÓ PROGRAMA David del Puerto: Mito Joan Cerveró: Tentación del vacío, "Sinfonía nº 1" Magnus Lindberg: Arena II TEATRO PRINCIPAL Domingo, 24 de septiembre. 20,30 h. ORQUESTA DE CÁMARA SAN CRISTÓFORO DE VILNIUS Dir.: Alexis SORIANO Ingrida RUPAITE, violín. PROGRAMA "Matices del Báltico" Onute Narbutaite: Sinfonia col triangolo Arvo Pärt: Fratres Raminta Serksnyte: De Profundis Onute Narbutaite: Melodyia Alyvu Sode TEATRO ARNICHES Lunes, 25 de septiembre; 18 h. Concierto LIEM Julián ELVIRA, flautas. LIEM, electrónica. PROGRAMA Eduardo Polonio: por determinar *+ Gregorio Jiménez: por determinar *+ Alberto Posadas: Liturgia de silencio Javier Arias Bal: Limear CASINO 2 0 A L 3 0 Miércoles, 27 de septiembre. 20,30 h. ENSEMBLE NVL /ELECT. VOICES Dir.: Romain BISCHOF PROGRAMA "On a foggy day" Georges Aperghis (Grecia): Récitations (extractos) Katarzyna Glowicka (Polonia): Opalescent Horizons Georges Aperghis: Jactations (extractos) Athanasia Tzanu (Grecia): por determinar Georges Aperghis: 6 Tourbillons Chen Wagner (Israel): Folded Robert Zuidam (Holanda): Les Murs Sami Odeh Tamimi (Palestina): Gdadroja Wouter Snoei (Holanda): por determinar Georges Aperghis: Rondo TEATRO ARNICHES Jueves, 28 de septiembre; 12 h. CREACIÓN RADIOFÓNICA PROGRAMA Lunes, 25 de septiembre. 20,30 h. CUARTETO VERTAVO PROGRAMA Marisa Manchado: por determinar *+ Per Norgard: Cuarteto nº 8 Mikael Edlund: Brains and Dancin’ Astor Piazzolla: Four, for Tango TEATRO ARNICHES Martes, 26 de septiembre; 12 h. CREACIÓN RADIOFÓNICA PROGRAMA Estreno obra premiada en el XIII Concurso de Obras de Creación Radiofónica CDMC-Radio Clásica CASINO Martes, 26 de septiembre. 20,30 h. Noriko KAWAI, piano PROGRAMA James Dillon: Los elementos TEATRO ARNICHES Alberto García Demestres: obra por determinar *+ CASINO Jueves, 28 de septiembre. 20,30 h. ACADEMIA DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA Dir.: Fabián PANISELLO. Solistas: Víctor ANCHEL, oboe; Ema ALEXEEVA, violín; Alberto ROSADO, piano. PROGRAMA David del Puerto: Concierto para oboe nº 1 Fabián Panisello: Concierto para violín György Ligeti: Concierto para piano TEATRO PRINCIPAL Viernes, 29 de septiembre. 20,30 h. KLANG ART BERLIN Romain BISCHOF, barítono; Heike GNEITING, piano; Jan SCHLICHTE, percusión; Martin HEINZE, contrabajo; María DE ALVEAR, vídeo. PROGRAMA María de Alvear: Gran Sol alto (13 estudios de tiempo fuerte) *+ TEATRO ARNICHES Sábado, 23 de septiembre. 20,30 h. OCTETO IBÉRICO DE VIOLONCHELOS CORO DE LA GENERALITAT VALENCIANA Dir.: Elías ARIZCUREN Sábado, 30 de septiembre. 20,30 h. ACADEMIA DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA / COMPAÑÍA NACIONAL DE DANZA 2 Dir.: Fabián PANISELLO PROGRAMA Sofia Gubaidulina: The Dancing Sun ** Mario Lavista: Stabat Mater ** Terry Riley: Requiem for Adam Ivan Moody: Ossetian Requiem ** TEATRO ARNICHES L PROGRAMA * Estreno absoluto *+ Estreno absoluto, encargo CDMC ** Estreno en España César Camarero: Instrucciones para dejarse caer al otro lado del vacío *+ (Chevy Muradai, coreografía). TEATRO PRINCIPAL Ilustración de Darya von Berner Miércoles, 20 de septiembre, 20 h. Elena MONTAÑA, mezzosoprano. María José SÁNCHEZ, soprano E SchzALIC06.qxd 8/5/06 12:28 Página 3 D E S E P T I E M B R E « luz de posición » MÚSICA ALICANTE 2006 ENCUENTROS ANTONIO PAPPANO, ENTRE LONDRES Y ROMA Fotos: Sheila Rock A ¿Cómo ha llegado a la música? ¿Es verdad que nunca ha estudiado en ningún conservatorio? 136 Nunca estudié en un conservatorio. ¡Pero he estudiado! He estudiado privadamente. Tengo la experiencia del músico… “trabajador”, tocando el órgano en una iglesia, acompañando al piano a los alumnos de mi padre ntonio Pappano nació en Londres el 30 de diciembre de 1959 de padres de origen italiano emigrados, en busca de fortuna como tantos otros, concretamente desde Castelfranco de Miscanio en la provincia del Benevento en Campania. El joven Tony, encaminado hacia la música por su padre, maestro de canto, acompañaba al piano a los alumnos de su padre. Luego, su formación musical pasó por el estudio del piano en los Estados Unidos, con Norma Verrilli, Arnold Franchetti y Gustav Meier. El mundo de la ópera, que había conocido en familia, nunca le abandonará, primero como pianista repetidor y después como director, cuando debutó con La bohème en la Norske Oper de Oslo en 1987, donde, seguidamente, será nombrado Director Musical en 1990. A partir de entonces, Antonio Pappano ha quemado etapas: asistente musical de Daniel Barenboim en Tristan und Isolde, Parsifal y Der Ring des Nibelungen en el Festival de Bayreuth durante seis años; en 1992, con sólo 32 años, es el director musical más joven del Théâtre de la Monnaie de Bruselas; luego, en 1993, en la Staaatsoper de Viena, escenario prestigioso, asombra y se da a conocer internacionalmente sustituyendo de improviso a Christoph von Dohnányi, dirigiendo por vez primera Siegfried en una nueva producción, con la que recoge elogios unánimes. Para entonces ya su nombre ha entrado en el Olimpo de los grandes jóvenes directores. Continúa quemando etapas sistemáticamente: en el 2000 es nombrado por Gramophone “Artista del Año” por sus grabaciones con EMI; en 2002, sustituye a Bernard Haitink como Music Director de la Royal Opera House Covent Garden de Londres, puesto que detenta aún hoy. Además, es principal director invitado de la Orquesta Filarmónica de Israel. Sus apariciones al frente de las orquestas más prestigiosas y de los teatros de ópera más importantes son un continuum en el mundo. Continúa cosechando premios y reconocimientos: en 2003, el Olivier Award for “Oustanding Achievement in Opera”; en 2004, el Royal Philharmonic Society Music Award en la categoría de directores de orquesta; luego, dos Diaphason D’Or, el Deutsche Schallplattenpreis y muchos otros premios de la crítica internacional. El último y prestigioso encargo: en octubre de 2005 sustituye a Myung-Whun Chung como Director Musical de la Accademia di Santa Cecilia de Roma. Por vez primera director de una orquesta sinfónica. He aquí la ocasión justa para encontrarse con él y que nos cuente qué piensa hacer en Roma al frente de una orquesta sinfónica, ahora que pasará al menos doce semanas del año aquí ¡hasta el 2010! Tiene numerosos proyectos con la intención de relanzar la imagen internacional de la orquesta. Se anuncian tournées, grabaciones con la Orquesta de la Accademia, que retoma esta práctica tras años de pausa. Su campo de actividad en la dirección de la orquesta abarca de la música sinfónica a la lírica pasando por la música de cámara, que le verá ocupado incluso el piano, y ¡hasta la dirección del coro en un programa de Spiritual y de Gospel! Las grabaciones serán publicadas por EMI Classics, para el que el maestro Pappano graba en exclusiva. Pero escuchémosle en su italiano teñido de un dulce acento británico… en el que de tanto en tanto, como un ancla de salvación, aparece el inglés ¡si le hace falta una palabra! que era profesor de canto, tocando en los cocktail lounge, acompañando cantantes en recitals, tocando con otros instrumentistas… En suma, ¡de todo! ¿Ha tocado también en los cocktail lounge? ¡Sí, un poco de todo! ¡Y esta experiencia profesional me ha ayudado mucho, especialmente y sobre todo para el mundo de la lírica, por el contacto con los cantantes. Pero he estudiado composición, piano… Sí, no yendo al conservatorio naturalmente que perdí algunas cosas, pero me afectan los que me dicen: “Ah, has hecho bien por no ir a un conservatorio. Has tomado el camino justo…”. He hecho el camino justo para un director de ENCUENTROS ANTONIO PAPPANO orquesta, aunque al emprender este camino no sabía que éste me llevaría a la dirección de orquesta. Yo estaba ya contento pudiendo tocar el piano, de que se me llamara para hacer de maestro sustituto… Pero, ser invitado a hacer de sustituto, tener la posibilidad de trabajar con otros directores, es el camino, el recorrido que se hacía antes ¡para convertirse en director! ¡Y yo he hecho este recorrido etapa tras etapa! Naturalmente, de esta manera tuve la posibilidad de acercarme a tanto repertorio operístico. El universo de la música sinfónica, en cambio, ha sido otra cosa. Mis experiencias como director han sido todas dentro del dominio sinfónico. En los años 80, 81 y 82 comencé a dirigir en Escandinavia orquestas sinfónicas, a adquirir, poco a poco, el hábito de la dirección de orquesta. Pero he dirigido ópera por vez primera sólo en el 87. Un… ¡flechazo¡ Dirigí La bohème con ensayos… y con todo aquello que había aprendido como maestro sustituto y todo lo que había visto en el teatro preparando a los cantantes en los ensayos. ¡Bum, resultó! Era regista, director… ¡decía de todo a todos! Había tenido la oportunidad de estar cerca de grandes cantantes, pues había sido asistente de Barenboim… De Daniel Barenboim se aprenden tantísimas cosas. ¿Qué ha aprendido de él particularmente? En primer lugar, he aprendido de Barenboim cuán importante es saber cómo ensayar. Cómo aprender la partitura, cómo leerla. Cómo afrontarla. Qué cosa se ve, cuando la lees por vez primera… Y, fundamentalmente, el aspecto psicológico: cómo tratar con los músicos. Cuán importante es psicológicamente el saber ayudar, animar, alentar, estimular, disciplinar a la orquesta para alcanzar el mejor resultado posible. Se debe tener un cierto charme para este trabajo. Si eres un “malvado”, si sólo eres malvado…, actualmente, con esta actitud no se sale adelante. ¡No se sale adelante! Se debe tener algo, como de más elegante, para lograr arrastrar a la orquesta contigo. Pero, a veces, hace falta ser un poco “malvado” para alcanzar lo que se quiere, ¿no? Sí, a veces… Cada director de orquesta tiene sus métodos. Su actitud. Yo, quizás, soy uno de esos más bien “gentiles”. Pero, a veces, surge la…. ¡“malignidad”! Por otro lado soy de origen italiano, soy de sangre vehemente… En especial con la Orquesta di Santa Cecilia, soy mucho… ¡como son ellos! Entonces, de improviso, soy desagradable. Pero es importante, cinco minutos después, a veces con una ocurrencia o contando un chiste, hacer reír, romper la tensión para volver a recrear la atmósfera justa de serenidad para trabajar juntos. ¿Es distinto dirigir una orquesta italiana que una inglesa o una alemana, por ejemplo? Sí, porque para mí es muy importante —y para mí es una experiencia nueva porque he dirigido tan poco en Italia— tener la oportunidad de hablar de música, de pedir efectos musicales, en italiano. ¡Es expresarse de una manera completamente distinta! En inglés, yo soy distinto; en alemán, lo soy todavía más… Yo soy de origen italiano, pero nacido en Inglaterra. He vivido durante muchos años en América. He trabajado mucho en Alemania, Francia… ¡Soy un poco camaleónico! Entonces, creo que tengo la capacidad de cambiar, de ser distinto según la lengua que estoy hablando. No soy siempre el mismo… Luego la interpretación musical depende de la lengua… ¿no del maestro? Digamos, ¿del maestro y de la lengua? Sí, hay algo de eso… La avenencia entre la Orquesta di Santa Cecilia y yo, que va de maravilla, se debe al entendimiento que hay entre nosotros. ¡Yo soy uno de ellos, digamos! Y ellos lo captan… Pero tengo algo de distinto y ellos también captan esto. Pero, a fin de cuentas ¡soy italiano! Y esto va muy bien… ¿Cuáles son los directores en los que se ha inspirado? ¿Cuáles le han influenciado? El contacto con Barenboim ha sido muy importante, incluso para aprender el efecto del gesto sobre el sonido. De no marcar el compás siempre como un “director de banda”… En realidad, ¡dirigir es muy fácil! Pero es muy difícil obtener un sonido que no sea un marcar claro el tiempo, sino que exprese una manera de tocar. ¡Éste es el verdadero arte de la dirección de orquesta! Esto quiere decir dirigir verdaderamente… Soy un grandísimo admirador de Carlos Kleiber y de Wilhelm Furtwängler, de Victor de Sabata. De Arturo Toscanini —personalidad latina— no se puede estar alejado, porque tenía este nervio latino e italiano verdaderamente importante y fascinante. Se tiene un poco una fea impresión de Toscanini, que deriva de la escucha de las grabaciones hechas en el estudio 8H de la NBC, una sala con sonido muy seco. Por lo que el sonido en sí no es muy fascinante. Si se le escucha dirigir en otros lugares, por ejemplo, en las grabaciones con la Orquesta de Filadelfia, el sonido es muy, muy bello. Muy elegante, incluso. Estos han sido los directores que han sido importantes para mi formación. Pero hay también muchos otros… ¡Algunas cosas de Herbert von Karajan son inolvidables! ¿Cuáles? ¡La Séptima de Sibelius, por ejemplo! Cuando la escuché por vez primera fue una emoción inolvidable. ¿Qué importancia tiene para un joven director de orquesta la sustitución en el último minuto para hacerse conocer al gran público? Usted, como tantos otros directores, gracias a ello se ha puesto en el candelero. En su caso, en Viena, en el puesto de Christoph von Dohnányi… Sólo un loco podía aceptar dirigir Siegfried sin haber dirigido nunca a la Filarmónica de Viena, ¡sin nunca haber dirigido antes a Wagner…! Pero yo, gracias al hecho de que había hecho a menudo de maestro sustituto conocía Siegfried mejor que ningún otro. ¡De esto estaba seguro! Luego, con los cantantes me he encontrado muy bien. Pero sin la preparación, no hubiera podido aceptar la sustitución. Recuerdo que la noche antes fui a casa de Barenboim a estudiar la partitura ¡hasta la una de la madrugada! Luego, fui a hacer la general, ¡bum!, inmediatamente después… Luego dirigí las veladas. ¡Milagro! Pero detrás había algo: sabía que conocía bien Siegfried. De lo contrario, nunca lo habría hecho… Se divide entre Londres, la dirección de un teatro de ópera, la Royal Opera House, con la dirección de una orquesta sinfónica, la Santa Cecilia aquí en Roma, además del piano. ¿Cuál de estos géneros, de por sí bastante distintos, le gusta más: dirigir música sinfónica, lírica o tocar el piano? Debo decir que yo vengo del teatro, para mí el teatro ocupa siempre un lugar especial en mi corazón. Pero lo hago ya desde hace muchos años. Dirijo óperas desde 1987: ¡son ya casi veinte años! Por lo que en este momento estoy muy fascinado por la actual experiencia sinfónica. Pero son todas facetas que forman parte de mi personalidad: yo debo hacer de todo. Mi ambición es hacer la mayor música posible y siempre al más alto nivel. ¡En Londres tengo una orquesta fabulosa y un teatro magnífico! Aquí en Roma, una orquesta que creo que juntos somos una escuadra muy fuerte. Estoy verdaderamente convencido que juntos funcionaremos muy bien. Yo estoy creciendo como director sinfónico; la orquesta se está desarrollando. Verdaderamente tenemos al posibilidad de crecer juntos. He hecho grabaciones con tantas otras orquestas. He dirigido la Sinfónica de Berlín, la Sinfónica de Londres, la del Covent Garden muy a menudo, la Filarmonía… Pero cuando hice la primera grabación con la Orquesta de Santa Cecilia en directo del Concierto de Chaikovski, tanto yo como mi producer nos hemos percatado del sonido: la vida del sonido de la orquesta italiana. También él se sor- 137 ENCUENTROS ANTONIO PAPPANO prendió y emocionó. Encuentro que este aspecto es muy importante, ya que estamos proyectando hacer otras grabaciones. Entonces me gratifica mucho el saber que la orquesta tiene la posibilidad de dar verdaderamente una energía particular y muy personal. Éste es el único medio hoy de convencer al público. Y, especialmente, me han dicho que el público romano es un público “difícil”, poco receptivo… ¡luego hay que estimularlo! Se debe dar algo de más. Lo peor en la música clásica es la routine. Alto nivel técnico, perfección, conocimiento… Pero, si haces la Primera Sinfonía de Brahms debes dar algo como ir hasta el límite… En la Quinta de Beethoven, se debe expresar algo especial que le llegue al público. El publico debe sentir algo, ¿no? No se trata de hablar del show business, ¡pero es necesario convencer! ¿Se puede imaginar un cantante como Elvis Presley o Frank Sinatra que haga un espectáculo sin dar algo, jugando sólo con la belleza del sonido? ¡Imposible! Se necesita dar algo. Exhibirlo. A propósito de la belleza del sonido, ¿cómo es la acústica de la sala Santa Cecilia? Se ha hablado mucho, las opiniones son controvertidas… Extrañamente, con cada programa, la acústica cambia. Es muy extraño… Tenemos la necesidad de añadir otros paneles en la parte de delante para reforzar un poco a los arcos. ¡Da un poco de lástima que el sonido no pase en verdad directamente a la sala! No es un sonido directo, visceral, el de los arcos. Pero, teniendo en cuenta este hecho, se está justo desarrollando el modo de tocar para sostenerlo un poco más. No existe en la cultura italiana el sostener el sonido a la alemana. Pero llegará. No puedo dar una respuesta neta y clara sobre la acústica porque depende un poco de nosotros. O sea que se puede decir que se está aún buscando una solución óptima… Sí, se necesita todavía investigar el sonido… ¡Volvamos a hablar dentro de dos o tres años! Ha pasado años importantes de su formación en los Estados Unidos. ¿Qué representa para usted esa que se define como “música clásica de América”: jazz, musical…? 138 No sé, cuando uno se ha conmovido de joven con esa forma musical… Escuchar West side story por vez primera tuvo un gran efecto. ¡Y permanece! Y los showtunes. Gran parte del jazz se basa sobre grandes showtunes, ¿eh? Esta extrema capacidad de síntesis, de decir todo en dos minutos ¡es absolutamente fascinante! En la música clásica hay sinfonías, las óperas, los “asuntos” wagnerianos, pero una canción que dura dos minutos y medio y es perfecta… ¡Oh, fantástico! Que es melódica. Que las palabras son tan naturales: ¡que hablan de amor y que te penetran! Debo suponer entonces que escucha música de jazz… ¡Sí, cierto! Escucho de todo… Naturalmente que tengo tendencia a escuchar a los pianistas: Gil Evans, George Albert Shearing, Ero Gown, Bud Pow… ¿Toca también jazz? ¡Un poco! No es que yo toque jazz, tengo la capacidad de interpretar, y no mal, la música de cocktail… Hace ya algunos años que está en el Covent Garden de Londres. Si fuese a hacer un balance, ¿ha logrado hacer lo que se proponía? ¿Lo que se había imaginado al principio? Sí. No. Sí y no. ¡Es una sensación que cambia de día en día! ¿Entonces, qué es lo que todavía quiere hacer? Desde el punto de vista del repertorio, he logrado enriquecerlo mucho. Antes de que llegase, faltaban muchos títulos clásicos; por ejemplo, óperas como Madama Butterfly, no estaban en repertorio. Igual que Le nozze di Figaro o Carmen, ¡incluso Il barbiere di Siviglia! Pero es una gran responsabilidad. Hacer hoy nuevos montajes de títulos del repertorio clásico es muy difícil. Los más grandes éxitos que tuvimos en el repertorio han sido Ariadne auf Naxos, Wozzeck, Peter Grimes, Lady Macbeth of Mtsensk de Shostakovich… Con ellas hemos obte- nido éxitos verdaderamente estrepitosos, incluso desde el punto de vista del montaje. La Tetralogía ha sido muy protestada: ha cosechado juicios que han ido en distintas direcciones. Positivos y negativos, Pero ¡con la Tetralogía ocurre siempre así! En Londres, hay una vida cultural efervescente, pero debemos enfrentarnos a una prensa bastante difícil. Al público le gusta venir, le gustan nuestras producciones, ama el teatro, y yo… me divierto con la orquesta. ¡Tantísimo! ¡Adoro… “representar”! Esto es para mí lo importante. Cada temporada es un nuevo comienzo. Un desafío. Se obtienen tantos éxitos. Algunas producciones lo tienen menos… Pero desde el punto de vista musical, ¡el teatro va que chuta! Y el clima de trabajo es fantástico. ¡Lo dicen todos! Los cantantes están muy contentos. Éste es también un aspecto muy importante. ¿Compone? No, ya no. Antes sí, pero hace años que ya no lo hago. No tengo tiempo pero, sobre todo, no tengo la disciplina para hacerlo. Es necesaria tanta disciplina, ¡para componer se necesita disciplina! En una entrevista, el director finlandés EsaPekka Salonen me ha dicho que para él vivir a caballo entre Europa y América es un extraordinario enriquecimiento cultural. También él, durante su formación, ha tenido una larga experiencia en los Estados Unidos. Ahora vive y trabaja principalmente en Europa. Conocer bien estos dos 139 ENCUENTROS ANTONIO PAPPANO Alemania o incluso ¡en Italia más que en Francia! Para mí ha sido una oportunidad fantástica haber podido girar por el mundo cuando era más joven. Incluso por aprender las lenguas. Un hecho muy importante. ¿Cuál es su proyecto aquí en Santa Cecilia, ahora que conoce mejor la orquesta después de algunos meses juntos? Hacer programas que desafíen y saquen el máximo provecho a la orquesta. Lograr mantener constantemente encendida la curiosidad del público, así como de los músicos. Crear un sonido que sea la tarjeta de visita de la orquesta. ¿Identidad, pues? Sí, pero que sea un sonido cálido. Apasionado, virtuoso, italiano. Se entiende: made in Italy. Pero se necesitará un tiempo para esto. Se puede obtener para un concierto. Pero se va construyendo lentamente. Paso a paso. Yo tengo paciencia… Además, tenemos tournées en programa. Quiero ver como se ve a la orquesta internacionalmente, cuáles son nuestras cualidades y sobre qué cosas, a su vez, debemos trabajar. ¿Se sabe cuáles son las etapas previstas de las tournées? Recientemente hemos estado en Budapest. En junio iremos a Dresde. En la próxima temporada haremos una tourné por Alemania. Luego otra por Austria; en Viena estaremos en la Musikverein para dos conciertos. Luego Linz o Graz, ¡no me acuerdo! Después Lucerna en Suiza. Iremos a Japón. Estaremos para un Prom en Londres… Es bastante, ¿no? Estaremos muy a menudo de gira. ¿Tiene pensado cambiar la programación aquí en Roma, tal vez considerando un poco más la música contemporánea, tradicionalmente una gran ausente de la programación de las salas italianas? mundos culturales, ¿qué quiere decir para usted? 140 Me ha ayudado mucho, también y sobre todo por tener la posibilidad de entender a otros cuando trabajan con los cantantes y los instrumentistas. Este hecho me ayuda mucho. En América existe esta gran facilidad de cambiar, de girar en torno a las cosas, de ver un problema desde diversos ángulos… En una palabra: ¡flexibilidad! En el sentido más lato del término… Y debo admitir que esto me ha ayudado mucho. Estoy de acuerdo con EsaPekka: haber estado en América lo considero también yo un enriquecimiento en Europa. Pero es también distinto estar en Inglaterra más que en Depende. Uno de mis primeros programas aquí en Roma ha sido casi íntegramente de música contemporánea: Amériques para gran orquesta de Varèse, Afterbought, para orquesta, after a Shakespearean tragedy de Battistelli, en primera interpretación absoluta (una comisión de la Accademia di Santa Cecilia) y luego Ravel, Copland y Barber. Según mi opinión, la atención del público ha sido verdaderamente una gran sorpresa. Naturalmente yo le hablé al público. Hice una introducción a la pieza de Varèse y a la nueva obra de Battistelli. Y para el público pienso que fue importante que hubiera habido este contacto humano con el director. Creo que existen ciertas piezas musicales contemporáneas que objetivamente son difíciles. Entonces, basta un mínimo de atención hacia el público, que se le ayude a entrar en la pieza. De esta manera, se puede no tener miedo al repertorio contemporáneo y conseguir llevar al público a seguirle. Pero atención, ¡es necesario ayudarlo! Ha alcanzado innumerables éxitos y ha quemado etapas importantes en su carrera, muy rápidamente y muy joven. ¿Objetivos futuros? ¿Un sueño en el cajón? ¿Un sueño? Oh, ¡ir de vacaciones! Sólo pienso en irme de vacaciones, por el momento… El último año y medio, o mejor, los últimos dos años, los pasé en verdad trabajando como un loco… ¡Debo repensar un poco mi planing! He exagerado demasiado… Tengo una fuerza increíble, tantísimo entusiasmo, pero naturalmente la inspiración viene de la vida. Y hay que tener los ojos abiertos a otras cosas. La música reclama una altísima concentración. Debes también respirar… Entonces, no es que me proponga ser en cinco años el director musical de la Scala, o llegar hasta la Orquesta Filarmónica de Nueva York. ¡Esta no es mi manera de pensar! De direcciones musicales, ya he tenido bastante. De momento, no quiero pensar demasiado en el futuro. Tengo dos puestos muy importantes: el Covent Garden en Londres y, aquí en Roma, la Accademia di Santa Cecilia, donde acabo de comenzar. Por otra parte, estás siempre preocupado en la búsqueda de encargos… ¿Una ópera que aún no ha dirigido y que quisiera dirigir y una que no dirigiría nunca, una con placer y otra con arrepentimiento? ¡No lo sé! Es una pregunta difícil, porque he dirigido tantas óperas… ¡Pero es precisamente por ello por lo que se lo pregunto! Humm… He dirigido Manon Lescaut una vez, pero la haría de nuevo un día, si tuviera los cantantes adecuados, ¡porque para la orquesta es divina! Pero deben de tenerse los cantantes justos al top… Les troyens de Hector Berlioz tengo muchos deseos de hacerla. Pero soy muy afortunado porque, siendo un director de teatro, puedo realizar mis sueños… ¡Esto es lo cierto! ¡Un gran privilegio! ¡Sí! Toda mi vida es un gran privilegio… Sólo que comporta tanto trabajo, y no es fácil. ¿Su lema en la vida? No tengo un lema en la vida… Podría decir: carpe diem, pero ¡ya lo ha dicho alguno antes que yo! Está, sin embargo, siempre de actualidad, ¿no? ¡Sí! Franco Soda Traducción: Fernando Fraga Anuncio scherzo 2006 17/5/06 14:34 “Rapto en el serrallo” Página 1 Ainhoa Arteta Valery Gergiev Kurt Masur “Pink Floyd Ballet” 67 quincena musical de san sebastián 3 agosto-3 septiembre 2006 AUDITORIO KURSAAL 28-29 agosto 11-13 agosto Valery Gergiev, director Vadim Repin, violín 28: “Concierto para violín y orquesta”, J. Brahms; “Sinfonía nº 6 (Patética)”, P. I. Chaikovsky 29: “Scheherezade”, N. Rimsky Korsakov; “Concierto para violín”, P.I. Chaikovsky London Symphony Orchestra “Rapto en el Serrallo”, W.A. Mozart Leopold Hager, director musical Giorgio Strehler, director de escena M. Cantarero (Konstanze), J. Bros (Belmonte), B. T. Kristinsson (Osmin), R. Rosique (Blonde), M. Alves (Pedrillo)… Orquesta Sinfónica de Euskadi Coro Easo (X. Rallo, director de coro) (Producción del Teatro La Scala de Milán) • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros 30 agosto Les Musiciens du Louvre • Precio: 70 / 56 / 44,80 / 35,80 / 10 euros 16 agosto “Arena. Seis coreografías para seis toros” Israel Galván, coreógrafo y bailarín Pedro G. Romero, director artístico Miguel Poveda, cantaor “Mitridate, Re di Ponto”, W.A. Mozart (versión concierto) Mark Minkowski, director R. Croft (Mitridate), N. Or (Aspasia), M. Persson (Sifare)… • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros 31 agosto Orquesta Sinfónica de Euskadi • Precio : 30 / 18 / 18 / 18 / 10 euros 18-19 agosto “Pink Floyd Ballet” Tokio Asami Ballet Roland Petit, coreografía Pink Floyd, música Kyozo Mitani, director artístico Lucía Lacarra, Cyril Pierre, Lienz Chang… bailarines invitados • Precio: 45 / 36 / 28,80 / 23 / 10 euros 21-23 agosto Orquesta de Cadaqués Orfeón Donostiarra Gilbert Varga, director Arcadi Volodos, piano “Concierto para piano y orquesta nº 3”, S. Rachmaninov; “Sinfonía alpina”, R. Strauss; “Abestiak”, C. Bernaola • Precio: 45 / 36 / 28,80 / 23 / 10 euros 1 septiembre Les Musiciens du Louvre Mark Minkowski, director “Sinfonía nº 41 (Júpiter)”, W.A. Mozart; “Sinfonía nº 94 (Sorpresa)”, “Sinfonía nº 99”, F.J. Haydn • Precio: 45 / 36 / 28,80 / 23 / 10 euros Sir Neville Marriner, director Ainhoa Arteta, soprano; Maite Arruabarrena, mezzosoprano; Agustín Prunell-Friend, tenor; José Antonio López, bajo “Sinfonía en Re”, J. C. Arriaga; “Réquiem”, W.A. Mozart • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros 22 agosto 3 septiembre “El holandés errante”, R. Wagner (versión concierto) Juanjo Mena, director A. Domen (Holandés), E. Johanson (Senta), P. Kang (Daland)… Orquesta Sinfónica de Bilbao Coral Andra Mari (J.M. Tife, director de coro) Coro Easo (X. Rallo, director de coro) • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros Orquesta de Cadaqués Sir Neville Marriner, director Ainhoa Arteta, soprano Obras de J.C. Arriaga y “Sinfonía nº 40”, W. A. Mozart • Precio: 45 / 36 / 28,80 / 23 / 10 euros CICLO DE MÚSICA DE CÁMARA 10 agosto Isabel Rey, soprano Alejandro Zabala, piano Obras de V. Martín y Soler y W.A. Mozart 24 agosto Gustav Mahler Jugendorchester Philippe Jordan, director Susan Graham, soprano Obras de A. Webern, A. Berg y “Sinfonía nº 6”, D. Shostakovich • Precio: 15 euros • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros Obras de W.A. Mozart 17 agosto Fazil Say, piano • Precio: 15 euros 26 agosto 23 agosto Kurt Masur, director Dawn Upshaw, soprano “Correspondences ”, H. Dutilleux; “Concierto para trompa nº 1”, R. Strauss; “Sinfonía nº 9 (del Nuevo Mundo)”, A. Dvorak Cuarteto Casals & José Luis Estellés, clarinete • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros Isabel Monar, soprano; Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano; David Menéndez, barítono 27 agosto Orquesta Nacional de Francia Kurt Masur, director Roman Trekel, barítono “Sinfonía nº 8 (Incompleta)”, F. Schubert; “Lieder eines fahrenden Gesellen”, G. Mahler; “4 mensajes para la Reina de Saba”, H. W. Henze; “Bolero”, M. Ravel • Precio: 50 / 40 / 32 / 25,60 / 10 euros Obras de F.J. Haydn, W.A. Mozart y J. Brahms • Precio: 15 euros 25 agosto Rubén Fernández Aguirre, piano Obras de W. A. Mozart • Precio: 15 euros 2 septiembre Il Fondamento Paul Dombrecht, director Obras de J.C. Arriaga • Precio: 18 euros Información: Quincena Musical Ayuntamiento de San Sebastián Diputación Foral de Gipuzkoa Gobierno Vasco Ministerio de Cultura VENTA DE ENTRADAS / A partir del 17 de julio Centro Kursaal Avda. de Zurriola, 1 20002 San Sebastián Tel.: 943 00 31 70 Fax: 943 00 31 75 www.quincenamusical.com E-mail: [email protected] estudio lanzagorta Orquesta Nacional de Francia 142 143 ESTUDIO IL DISSOLUTO PUNITO DE RAMÓN CARNICER “...ma in Spagna son già mille e tre” V 144 alorar, aquilatar, aconsejar, enjuiciar, justificar, comparar… actitudes que parecen obligadas ante la recuperación de una ópera que no se ha escuchado en ciento ochenta y cuatro años. Y además, una ópera española por más rareza, aunque por fortuna últimamente el panorama cambia. Aducir razones de tipo nacionalista, enmendar entuertos históricos y redimir la propia ignorancia musical son razones de por sí suficientes, aunque no bastan. Resulta paradójico que suponiendo la procedencia del mito de Don Juan de tierras hispánicas, siendo tal su afán conquistador e incontestable su autoestima, y abrumadora su capacidad de seducción, hasta fecha reciente la propia admiración por nuestra música haya sido timorata, es decir, nada donjuanesca. Comparar, elegir y flirtear entre damas no es en absoluto elegante. Salir de la tiranía de unos treinta y pocos títulos operísticos que se repiten obsesivamente y llegar al conocimiento de… digamos unos “mille e tre”, debería ser casi terapéutico y absolutamente necesario, más si entre francesas, italianas y turcas —me refiero a óperas— fueran las españolas unas “mille e tre”. Uno de los compositores indispensables del siglo XIX español es, sin duda alguna, Ramón Carnicer. Apodado como el Rossini español, famoso por haber compuesto una obertura para Il barbiere di Siviglia que cruzó fronteras, autor del himno nacional chileno, poco más había trascendido hasta la recuperación en 2005 de su ópera Elena e Costantino en el Teatro Real de Madrid. La publicación del catálogo de sus obras a cargo de Víctor Pagán y Alfonso de Vicente, la interpretación y edición por Josep Dolcet de alguna de sus oberturas y el empeño de la ciudad natal de Carnicer por preservar su nombre —que había desaparecido de la fachada del mismo Teatro Real— eran las continuadoras del interés casi filial mostrado por el mismo Barbieri, el mejor indicio sobre la bondad de la obra de Carnicer. Su faceta docente en el Real Conservatorio de Madrid, y como empresario también en Madrid, acaban por perfilar el recuerdo de un músico cuya imagen fue desvaneciéndose al poco de su muerte en 1855. Ramón Carnicer i Batlle nació en Tárrega en 1789, una fecha que marca- ba un cambio de rumbo en la historia. Sus primeros conocimientos musicales seguirían los pasos habituales de entonces: aprendizaje en el coro de la iglesia, y a partir de 1799 como infante de coro en la catedral de la Seu d’Urgell. Los primeros contactos con la música del clasicismo le llegarían, con toda seguridad, allí: el repertorio sinfónico de Haydn, e incluso algunas obras de Paisiello, Mayr o Mozart, eran conocidos en las capillas de música españolas de la época. Posteriormente marchó a Barcelona, estudiando con Carlos Baguer. Se familiarizó con la ópera en el Teatro de la Santa Creu, donde tocaban la mayor parte de los músicos de la capilla de la catedral. En 1798 se había escuchado en Barcelona Così fan tutte. Carnicer no debió esperar a su estancia en Menorca para conocer las obras de Mozart, huyendo de la guerra napoleónica. Menorca, junto con Mallorca, eran escala habitual de las compañías de ópera italianas contratadas desde Barcelona. En los años de ocupación napoleónica las islas desarrollaron una intensa actividad, poco perturbada por el bloqueo naval francés. Un gran número de emigrados de la península animaron los teatros insulares a intensificar su actividad. La conexión italiana El conocimiento del lenguaje italiano lo obtuvo de primera mano. Coincidió en Barcelona con Pietro Generali; pudo tratar a M. Ronzi, que reorganizó el teatro de Barcelona viniendo de Centroeuropa, dirigió a excelentes músicos italianos como C. Grassi —eminente oboísta e intérprete de corno inglés. En 1802 el violinista Luis Gambino daba clases en Barcelona con las mejores piezas de “Hayden, Mozard y Viotti” [sic]. Carnicer viajó repetidas veces a Italia para contratar cantantes, y también para llevar consigo nuevos argumentos y partituras. Es una hipótesis: podría haber escuchado en 1816 Don Giovanni en Milán, o bien leer la partitura. Otros compañeros suyos, como M. Ferrer o J. Puig, viajaban con frecuencia a Italia con cometidos similares. Carnicer, como maestro al cémbalo desde 1818, adaptaba los títulos operísticos a las necesidades de la compañía italiana del Teatro de la Santa Creu de Barcelona, en la que cantaban solistas de la talla de Bordogni, Mosca o Vaccani; componía oberturas alter- nativas, arias sustitutorias, bailables y música incidental. En definitiva, estaba absolutamente habituado al lenguaje operístico, conocía de primera mano el repertorio italiano y francés. Y no sólo a Rossini, autor al que introduce casi al mismo tiempo que triunfa en Italia. Antes de estrenarse L’italiana in Algeri, el público barcelonés de 1814 ya había escuchado “sinfonías del célebre maestro” Rossini. En 1819 estrenó su primera ópera, Adele de Lusignano, con libreto de Romani. Le seguirían Elena e Costantino (1822), Il dissoluto punito. Ya en su etapa de Madrid —luego de ser requerida su presencia en la capital de forma tajante por Fernando VII, aun a sabiendas que Carnicer era un “negro”, o liberal— se presentaron Elena e Malvina (1829), Colombo (1831), Eufemio di Messina (1832) e Ismalia (1838). Aparte queda su ingente obra de música religiosa, incidental, canciones, himnos y música instrumental. Una fábula monstruosa Il dissoluto punito, o sia Don Giovanni Tenorio, drama semiserio per musica, se estrenó en el Teatro de la Santa Creu de Barcelona el 20 de junio de 1822, en función a beneficio del propio Ramón Carnicer. La historiografía ha dado por buenas hasta ahora unas valoraciones, trazadas grosso modo, sobre la aparente frialdad con que fuera acogida la obra; se repite un episodio poco favorecedor para la música hispana, describiendo nuestro pasado a partir de la premura de unos cuantos datos, sin tiempo para contrastarlos. Il dissoluto punito alcanzó nueve funciones, cifra aparentemente modesta si no se sopesan las circunstancias políticas del país: de la algazara liberal nacionalista se pasó a la abrupta represión absolutista de Fernando VII. Carnicer se vio obligado a emigrar súbitamente para evitar no el furor filarmónico sino el político, que entonces no se andaba con rodeos. No se interpretó ninguna obra suya en Barcelona desde 1824 hasta 1829. La razón de su ausencia es comprensible, durante el trienio liberal su nombre apareció con frecuencia en la prensa vinculado con los liberales: “para intermediar la función se cantará el himno patriòtico del ciudadano Carnicé [sic], cuya letra nueva será dirijida á reanimar el espíritu patriótico cual lo ecsigen las actuales circunstancias”1. ESTUDIO El libreto del estreno de 1822 anunciaba la finalidad moralizante de la obra —propia aún de la Ilustración—, y situaba como antecedente la versión mozartiana: “El conocido asunto de esta Ópera es de los más ridículos y descabellados que ha abortado la ignorante superstición de los siglos que nos han precedido. Sin embargo un conjunto de circunstancias que fuera molesto explicar han motivado el que nuevamente se refundiese y se pusiese en música esta fábula monstruosa, como ya antes lo verificó el célebre Mozart”. El contraste con el Don Giovanni de Mozart sería “una cuestión mal planteada”, expresión utilizada por Pedrell a finales del siglo XIX para resituar la ópera nacional. Es evidente que Carnicer, y sus contemporáneos, conocían la creación mozartiana, Il dissoluto punito del compositor catalán la toma sólo como elemento de cita y adapta el libreto. Frente a un público que, en extenso, no había oído interpretar el Don Giovanni, pero que en cambio estaba muy familiarizado con la versión dramática del mito del Don Juan, Carnicer suprimió los papeles de Zerlina y Maseto, demoró el asesinato del Comendador y empleó una distribución formal de las escenas conforme los patrones italianos a los que estaba habituado el público. Don Giovanni no será un barítono sino un tenor, al igual que Don Ottavio, que fue interpretado por el mismo cantante, el italiano Claudio Bonoldi. Otros elementos nos indican ya que estamos ante un planteamiento distinto al mozartiano, aunque la cita y la reverencia a su versión estén presentes. Carnicer, como en las óperas anteriores, cuidó con esmero la relación textomúsica: al contrario de lo repetido cansinamente acerca del repertorio bel cantístico —el supuesto sacrificio del mensaje textual en aras de la simple belleza melódica— el compositor hispano estaba atento a la vinculación musical con el texto. Diferentes figuraciones musicales, podríamos hablar incluso de temas reminiscentes, relacionan las situaciones argumentales y los giros emocionales, decoran el texto. La intervención coral inicial tiene poco de mozartiana: consiste en el típico coro de entrada de parámetros italianos. En una de sus primeras y vertiginosas entradas Don Giovanni interpreta una seguidilla: Breve è la vita, passa e non torna. Bajo esta pro- clama vital Carnicer no perseguía ningún tipismo sevillano, más cuando Il dissoluto punito transcurre en Burgos. Durante el trienio liberal afloraron en los himnos patrióticos, en las loas políticas, y en diversas composiciones los ritmos populares españoles, como una forma absolutamente consciente de proclama nacionalista. El discurso sobre la ópera nacional aún no se ha iniciado; los tres años de turbulento liberalismo no dieron margen a que se empezara a articular el proceso. Pero el dato lo tenemos ya aquí. Momentos de gran intensidad melódica, como la cavatina de Donn’ Anna, nos vuelven a confirmar la lectura que Carnicer habría realizado sobre obras mozartianas: inicio del tema melódico por la orquesta y resolución a cargo de la solista. Más adelante, en el coro Anno di Imeneo, reaparece la orquestación de colorido rossiniano con los flautines, o la trepidante stretta del quinteto del primer acto, con ágiles intervenciones de los personajes y un diseño temático que les otorga independencia y entidad, con tempo de seguidilla que asoma de tanto en cuando. Otra cuestión mal planteada, la expectativa de Madamina il catalogo è questo de Leporello. Carnicer optó per una versión mucho más realista y dramática: se lee el catálogo. La cuerda será quien acarree el interés melódico, mientras reserva a Leporello un recitado mordaz. La muerte del Comendato- re está situada en el final primero. He aquí un trastrueque de la concepción dramática en relación con la versión de Da Ponte. Para Carnicer el punto culminante es el altercado entre Don Giovanni y el padre de Donn’Anna, no el bribón que es sorprendido y puesto en aprieto, con escaramuza final en Mozart. Carnicer diseña un extenso primer final, con pasajes de gran ornamentación virtuosística, cambios de tempo y temas recurrentes que unifican el conjunto. El segundo acto contiene momentos destacados: la Canzonette de Don Giovanni acompañada a la guitarra, con un bolero intercalado entre pasajes de bel cantismo, y citas de Il barbiere de Rossini. O la virtuosista aria de Donn’Anna, con obbligato de corno inglés. La concepción de la escena del cementerio reúne desde momentos sobrecogedores a recursos propios del género bufo. Las alusiones a Mozart reaparecen en la cena nocturna: como en la versión mozartiana se cita Una cosa rara, también a Fra I due litiganti de Sarti, y se acaba con una Cachucha del propio Carnicer, es la autocita. Al final reaparecen las referencias al tema del Commendatore mozartiano. Un coro de furias —un recurso que parece entresacado de Gluck— consuma la venganza. Carnicer no se limitó a un préstamo de Da Ponte: detrás está la versión de Bertati y el influjo de las versiones dramáticas en castellano, como la de Zamora en No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, o El burlador de Sevilla. Tampoco Carnicer es un simple émulo de Rossini: hallaremos la pleitesía, las estructuras formales, pero además un lenguaje que homenajea a Mozart dentro de unos parámetros propios. Así se recoge en la edición crítica que han preparado María Encina Cortizo y Ramón Sobrino, que servirá para esta nueva recuperación impulsada por Alberto Zedda. Al estrenarse Adele de Lusignano se publicó una poesía anacreóntica con un estribillo referido a Carnicer: “El joven que inspira/ placer a las almas/ con dulce armonía”. Il dissoluto punito debería ocupar un puesto entre esas “mille e tre” de dulce armonía, y un puesto destacado. Francesc Cortès Diario de Barcelona, 18 de agosto de 1823. 1 145 EDUCACIÓN ALIANZAS CREATIVAS Una forma innovadora de hacer política educativa en Inglaterra. ¿Se rompen los moldes de lo que considerábamos las formas más avanzadas de educación artística? E n 1998, los Secretarios de Estado de Educación (David Blunkett) y de Cultura (Chris Smith) del gobierno británico crearon el National Advisory Comité on Creative and Cultural Education (Comité Asesor para la Educación Cultural y Creativa). El comité se creó para emitir recomendaciones sobre principios, política y práctica de la enseñanza reglada y no reglada para jóvenes hasta los dieciséis años. El comité lo formaron veinte personas y once observadores. Entre los miembros del comité estaban el director general de Marks & Spencer, catedráticos de cuatro universidades, el director de orquesta Simon Rattle, la diseñadora de moda Helen Storey, los actores Lenny Henry y Dawn French, el director de la cadena de televisión Carlton o la directora del Colegio St. Boniface de Salford, por poner algunos ejemplos. El trabajo del comité tuvo como resultado la publicación, en mayo de 1999, del informe All Our Futures, un texto de 242 páginas que puede encontrarse fácilmente en Internet. Una de las consecuencias visibles de la publicación de All Our Futures fue la puesta en marcha en 2002 del proyecto piloto Creative Partnerships (alianzas creativas), financiado por el gobierno británico con 47.000 millones de pesetas hasta la fecha. La web es www.creative-partnerships.com. Creative Partnerships 146 El texto de introducción al proyecto dice: “Numerosos países están reformando sus sistemas educativos para afrontar el problema de cómo preparar a las jóvenes generaciones para las demandas cada vez más complejas y exigentes del nuevo siglo. En muchos países se está dando una importancia a la creatividad como nunca antes se había dado. El Reino Unido es un gran generador de creatividad y en él se encuentran algunos de los mejores diseñadores, músicos y pensadores creativos del mundo. La idea básica de Creative Partnerships es bien sencilla: impulsar el currículum nacional (tanto las ciencias como las letras) y enriquecer la vida escolar colocando la creatividad en el centro del aprendizaje”. El Secretario de Estado de Cultura había dicho antes que “debemos cambiar la idea de que la creatividad es algo que se añade a la educación, a las habilidades, a la formación y a la gestión, para asegurarnos de que se convierte en algo intrínseco a todas ellas”. El funcionamiento básico de Creative Partnerships ha consistido desde el inicio en establecer relaciones o alianzas estables entre colegios e institutos y artistas u organizaciones artísticas y culturales de su entorno. Las posibilidades son amplísimas: escritores o editoriales, arquitectos, compañías de teatro o de danza, edificios históricos, museos, músicos y organizaciones musicales, galerías, diseñadores de webs, etc. Creative Partnerships ha ido extendiéndose paulatinamente por el país y hoy abarca nueve regiones de Inglaterra, con cuatro centros en cada región y algo más de 10 colegios o institutos en cada una de ellas. Las cifras en 2005, ya rebasadas, eran de 5.119 centros educativos, 3.767 proyectos, 3.507 organizaciones creativas/culturales, 30.152 profesores y 392.265 alumnos implicados durante millones de horas de tiempo lectivo. Los proyectos son de la más diversa índole: composición de música, remodelación del patio del colegio con decoración artística, actuaciones, exposiciones, visitas o viajes, obras de teatro sobre la vida de las familias llegadas a un nuevo barrio, niños que hacen juegos electrónicos para los niños del hospital del barrio, instalaciones de artistas contemporáneos en los pasillos del colegio, creación de coreografías hip hop, diseño de software educativo y un interminable etcétera, como corresponde a un proyecto que defiende la creatividad como objetivo en sí mismo. Nuestro futuro, nuestros futuros El muy interesante informe titulado All Our Futures afirma que es esencial poner en marcha una estrategia nacional para potenciar la creatividad y la autoestima de los jóvenes, porque de ello dependen la cohesión social y la prosperidad económica de Gran Bretaña. La idea de que la educación es una responsabilidad de todos los estamentos sociales es recurrente en prácticamente todos los textos políticos sobre educación. Nuestra nueva ley de educación, la LOE, también lo menciona varias veces en su preámbulo. La gran diferencia del proyecto Creative Partnerships es que pone en marcha la forma de compartir esta responsabilidad, la coordina y, muy importante, la financia. Así, el gobierno británico no se sienta a esperar, sino que parece decirnos que ha hecho suya la responsabilidad de que todos los ciudadanos sean responsables del éxito del sistema educativo. Asistí a una presentación de Creative Partnerships en Inglaterra el año pasado. La presentación formaba parte de un congreso de educación en teatros de ópera de Europa. Steve Moffitt, de Creative Partnerships-London East, y Catherine Orbach, de Creative Partnerships-Hastings y East Sussex, me abrieron los ojos en tres cuartos de hora a una forma nueva de plantear el papel de las artes en la educación. La novedad no es tanto la idea de que necesitamos practicar nuestra afición o nuestra vocación artística como algo central e indispensable en nuestras vidas, sino más bien la novedad es ver cómo un gobierno pone los medios para que esta idea pase de ser una frase bonita a ser una realidad práctica. También me llamó la atención en un principio la afirmación, presente en casi todos los documentos que explican brevemente la naturaleza de Creative Partnerships, de que no tiene nada que ver con enseñar disciplinas artísticas o exponer a niños y jóvenes a experiencias artísticas. Lo interesante en este caso es dar sentido a la expresión artística por su conexión con el resto de las disciplinas, y no tratarla como islote, asunto que a menudo genera extrañas experiencias en el aprendizaje de la música, la danza, el teatro o la poesía. No es difícil adivinar de qué se ha acusado al proyecto desde sus primeros pasos. En la sección de preguntas más habituales, se lee: “¿Es esto una vuelta a las ideas educativas avanzadas EDUCACIÓN de los años 60?” Y la respuesta es clara: “No. Defendemos un nuevo equilibrio entre la adquisición de conocimientos o habilidades y la libertad de innovar y experimentar”. Ken Robinson Ken Robinson, presidente del comité con el que comienza esta sección, dice en un artículo publicado en 1999 que nuestro sistema educativo se diseñó en los años 40, una época en la que el 80% de la población hacía un trabajo físico y un 20% un trabajo profesional. Había una división clara entre una educación dirigida al trabajo en la fábrica y otra al trabajo en la oficina. El examen conocido como 11-plus, un test que decidía qué itinerario seguiría cada alumno, “no era otra cosa que una decisión económica. La mayoría de la gente no lo sabía. Lo veían como una especie de análisis de sangre, que te decía si eras o no eras inteligente. Tal vez fue un buen sistema en su momento, pero hoy ya no nos vale”. El mundo del empleo Sin entrar en mucho detalle, resulta fácil encontrar empresarios que comprueban que el sistema educativo falla en la formación de los jóvenes. No sólo necesitan saber inglés y no lo han aprendido después de quince años, sino que no han aprendido a crear equipos, a responder a situaciones no previstas, a desenvolverse en un mundo dominado por los ordenadores e internet, o simplemente a expresarse y a comunicar con claridad sus ideas, de forma oral o escrita. Hay quien se resiste, y hace bien, a dejar que sean los empresarios quienes digan cómo debe ser un sistema educativo, pero entre diseñar un sistema educativo con el asesoramiento de los empresarios y entretenerse, como han hecho los dos principales partidos de nuestro sistema democrático, en la cuestión de si la religión debe o no ser una asignatura obligatoria, etc., puede que la opción empresarial tenga su parte interesante. Aires nuevos En general, todo el proyecto destila un aire innovador sin caer en la boutade, arriesgado sin perder el sentido común, y sorprendente en su capacidad para atraer fon- http://www.creative-partnerships.com dos públicos que hoy no soñarían esquemas y experiencias que mejor destinar otros países a proyectos funcionen. mucho más clásicos y seguros. La sorEn la publicación de All Our Futupresa es aún mayor cuando se comres, sus autores afirman estar “aún prueba que los colegios elegidos permás convencidos de lo que estábatenecen, en el 100% de los casos, a mos al inicio de que las tareas que zonas deprimidas desde un punto de señalamos son urgentes y las razones vista económico o social, y que ese para emprenderlas acuciantes; que las sigue siendo el criterio para la selecventajas del éxito son enormes y el ción de nuevos centros y áreas de coste de la inacción profundo”. Tal implantación. Además, la idea sobre la como decía Simon Rattle en la explique se basa es claramente positiva, al cación de su programa educativo al confiar en el potencial creativo de los frente de la Orquesta Sinfónica de alumnos y al facilitar formas muy Berlín, dirigido a chavales de barrios diversas de generar la motivación y el deprimidos de Berlín: “no es un lujo, entusiasmo. Los resultados serán visies una necesidad”. bles pronto y una parte importante de los fondos del proyecto se han destiPedro Sarmiento nado a verificar estos para corregir posibles errores y aprovechar los [email protected] Encuentro de Música y Academia de Santander Cantabria 2006 CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE [email protected] Del 1 al 27 de julio Lecciones magistrales de instrumento y música de cámara Directora, Paloma O’Shea Director artístico, Péter Csaba Profesores: Zakhar Bron, Péter Csaba, Sándor Devich, José Luis García Asensio, Marta Gulyas, Natalia Gutman, Tom Krause, Jaime Martín, Paul Meyer, Paul Neubauer, Hansjörg Schellenberger, Klaus Thunemann, Tsuyoshi Tsutsumi, Radovan Vlatković, Elisso Virsaladze Escuelas y Academias que participan en el Encuentro: Royal Academy of Music (Londres), Royal College of Music (Londres), Conservatoire National Supérieur de Musique et de Danse (París), Karajan Orchester-Akademie (Berlín), Hochschule für Musik Hanns Eisler (Berlin), Liszt Ferenc Academy of Music (Budapest), Academy of Performing Arts (Praga), Sibelius Academy (Helsinki) y Escuela Superior de Música Reina Sofía (Madrid) Más de 60 recitales y conciertos (de música de cámara y de orquesta de cámara y sinfónica) tendrán lugar en Santander y Cantabria. INFORMACIÓN: Tel. 91 351 10 60 [email protected] - www.fundacionalbeniz.com PA L A C I O DE FESTIVALES DE CANTABRIA LA ENERGÍA QUE TE ESCUCHA 147 CHRIS POTTER Y LAS CARRETERAS SECUNDARIAS DEL JAZZ L 148 a vida no siempre toma el camino recto, sino que gusta de jugar con las curvas y las pendientes. Muchos de los grandes músicos que hoy nos visitan dan buena fe de ello, ya que sus pasos por las sendas del jazz moderno se producen a través de paisajes ariscos y carreteras secundarias. Sin embargo, en este tránsito encrespado es donde, precisamente, acostumbra a residir la verdad, porque, ya se sabe, la arruga también es bella y, afortunada o desgraciadamente, el dolor, fuente de inspiración. Hace tiempo que Chris Potter (Chicago, 1971) viene reclamando una atención privilegiada por parte de la gran familia del jazz, pero, al igual que otros tantos maestros sin cátedra, su decir sigue sin obtener el respaldo unánime y contundente de sus profesionales. Muchos de ellos han avalado su impagable aportación a una de las mejores formaciones que habitan en nuestro jazz, el quinteto del contrabajista británico Dave Holland, aunque todavía se resisten a elogiar la carrera que este joven jazzista está recorriendo en solitario. Compositor enciclopédico y audaz, intérprete académico y expresivo e improvisador innato, Chris Potter ocupa hoy un espacio de honor dentro de los agitadores del lenguaje abrasador del bebop, aunque, una vez más, sus méritos no se compartan por igual entre los cofrades del jazz. La última aventura discográfica del saxofonista, Underground (Sunnyside/Universal) es un nuevo testimonio jazzístico cargado de poderosas razones, que en estas páginas de SCHERZO se explican ahora con todas las mayúsculas y subrayados que merecen. El disco incluye un total de seis temas originales y tres versiones que bien podrían sugerir las afinidades musicales del saxofonista tenor: Morning Bell, de Colin y Jonny Greenwood, Lotus Blossom, de Billy Strayhorn, y Yesterday, de la pareja Lennon/McCartney. Todo el lote compositor se ajusta entre los márgenes más enérgicos e incendiarios del postbop y el hardbop, aunque los argumentos propios desarrollados sirven para emplazarnos ante un jazzista personal e intransferible. La recreación de famoso Yesterday “beatlesiano” pudiera ser el caso más evidente de esta realidad, ya que Chris Potter lo entrega como si fuera una obra suya recién estrenada, pero todo el álbum es un viaje de contrastes y hallazgos, de idas inexploradas y vueltas originales. Definitivamente, el saxo tenor y el bebop arrojado hacia delante no encuentran mayor representante en la última década que Chris Potter, a excepción de otros contados jóvenes ilustres como Joshua Redman. Al margen de su robusta personalidad jazzística, Chris Potter acentúa su liderazgo musical al mostrarse como un creador convulso e inquieto, siempre atento a la experimentación emocional y conceptual. En esta ocasión, su nuevo disco cuenta con compensados aderezos electrónicos, así como latidos impulsados por el funk y el blues más heterodoxo y urbano. En este sentido, la propuesta del saxofonista sintoniza con otras aventuras igualmente felices y cortadas con el mismo patrón eléctrico, caso de Überjam o Up all night, del guitarrista John Scofield, lo cual manifiesta el armonioso sentido de la medida del muchacho. En esta línea, los créditos avalan esta afiliación estética mediante temas arrebatados como Next best western, Nudnik, Big Top, The Wheel o el genérico y juguetón Underground. En cuanto al capítulo de baladas, y además del mencionado Yesterday, destaca Celestial nomad, una composición lenta que sobrecoge por el lirismo expresivo de su misterioso entramado melódico. A pesar de su instinto visionario, Chris Potter siempre ha manifestado su Fotos: Lourdes Delgado JAZZ admiración y respeto por la tradición jazzística, tal y como explicitó en su disco Gratitude (Verve/Universal, 2001), en el que rindió sublimes homenajes a popes saxofonísticos como Lester Young, Charlie Parker, Hedierais, John Coltrane, Joe Henderson o Wayne Shorter. Todo ello reafirma el compromiso que desde finales de los noventa mantiene en los directos de glorias como el guitarrista Jim Hall, el contrabajista y bajista Steve Swallow o el baterista Paul Motian, e iconos modernos como el pianista Kenny Werner o el trompetista Dave Douglas. Mención especial merece, ya se ha señalado anteriormente, su militancia en el quinteto de Dave Holland, con quien ha registrado álbumes tan necesarios y recientes como Prime directive, Not for nothing’ o Extended play: Live at Birdland (todos grabados en la escudería alemana ECM). Por otro lado, esta alianza con el contrabajista británico también se ha resuelto a través de grandes formatos como el octeto o la big band. El peregrinaje de Chris Potter por las carreteras secundarias del jazz tuvo en sus inicios evidencias discográficas solventes, como demuestran todas sus producciones para Criss Cross y Concord Records. El reconocimiento pleno, sin embargo, no le llegó hasta su última etapa profesional junto a este último sello, Concord, gracias a dos álbumes definitivos: Unspoken y Vértigo; en el primero, el saxofonista se rodeó de artilleros venerables como el guitarrista John Scofield, el contrabajista Dave Holland y el baterista Jack DeJohnette, mientras que en el segundo hizo lo propio invitando al tenor de Joe Lovano a una reunión integrada por el guitarrista Kurt Rosenwinkel, el bajista Scott Colley y el baterista Billy Drummond. Ambos títulos facilitaron la entrada de Potter en la multinacional Universal y sus sellos Verve y Sunnyside, donde figuran, como mojones dis- JAZZ cográficos, el mencionado Gratitude, Travelling Mercies, Lift: Live at Village Vanguard y el reciente Underground. El artista mantuvo en estas producciones prácticamente las mismas alineaciones que había impuesto durante su periodo con Concord, sumando en ocasiones a sus cuartetos al teclista Kevin Hayes o el baterista Bill Stewart. En la actualidad, los nuevos miembros que escoltan el soplo de Chris Potter y con quienes ha protagonizado su postrero Underground son los guitarristas Wayne Krantz y Adam Rogers, el teclista Craig Taborn y el baterista Nate Smith (aquí, en nuestro país, se presentaron el pasado 31 de marzo en el 25º Festival de Jazz de Terrassa, donde, a excepción del ausente Krantz, obtuvieron sobresaliente nota). Por último, y también con fecha relativamente reciente, destaca su asociación junto al pianista italiano Enrico Pieranunzi, con quien publicó en 2002 el Doorways que el sello CamJazz reeditara hace dos años. Allí también estaban las baquetas de Paul Motian. Chris Potter sigue removiendo los cimientos del jazz moderno con voz callada, hasta que un día, no muy lejano, su verdad sea un grito para todos. De momento, por fortuna o desgracia, su música es un privilegio incontestable para unos pocos o, en el mejor de los casos, complemento valioso de todos los capitanes a quienes acompaña. Él no tiene prisa y nosotros tampoco. Pablo Sanz A XABIER, JUNTO A MILLES S u relación con el jazz era una prolongación de su propia vida, siempre escorada y arrojada hacia delante. Por eso a nadie extraña que sus preferencias musicales estuvieran siempre emplazadas a la izquierda de la vanguardia. No admitía los músicos de catálogo, así como renegaba de sus respectivos cuadernos de viaje. Tampoco era condescendiente con la creatividad estancada o, en el mejor de los casos, clónica. Muchos calificaban su pensamiento de radical, aunque ello se debía a la vehemencia y contundencia con que defendía sus ideas, no ya musicales, sino sociales y políticas. Actualmente sacaba filo a su pluma en Gara y Le Monde Diplomatique, aunque su sabiduría encontraba respiraderos en otras disciplinas artísticas, como el cine o la poesía. Se llamaba Xabier Rekalde y era el mayor experto de las músicas africanas y orientales y uno de los grandes iconos periodísticos del folk y el jazz. En la madrugada del pasado 4 de mayo perdía la vida en un accidente de tráfico cuando regresaba a su casa de Tórtolo de Henares (Guadalajara). Entre sus artistas de cabecera figuraba, por encima de todos y en solitario, Miles Davis, aunque desde hacía tiempo intuía el legado del trompetista en otros dos jazzistas monumentales, Ornette Coleman y Randy Weston. Con este último llegó a realizar un documental sobre el peregrinaje musical y humano del pianista neoyorquino al norte de África y las cofradías gnauas. Realmente, este vasco nacido en el barrio bilbaíno de Begoña fue el mayor difusor de la cultura africana en nuestro país, siendo el primero en acercarnos los latidos de artistas, hasta entonces desconocidos, como Hugh Masekela, Louis Moholo, la Bembeya Jazz Orchestra, Ali Farka Toure, Toumani Diabaté, Abdullah Ibrahim, Miriam Makeba, Fela Kuti, The Rail Band o Manu Dibango, entre otros muchos más. Al igual que Randy Weston, Xabier Rekalde reivindicaba que el nacimiento de todas las músicas procedían del continente africano, por lo que no resulta extraño que también defendiera las causas estadounidenses protagonizadas por francotiradores de la música negra como Muhal Richard Abrams y todos los miembros que se integraron en la Association for the Advancement of Creative Musicians (AACM): Jodie Christian, Steve McCall, Phil Cohran, Henry Threadgill, Anthony Braxton, Jack DeJohnette. Igualmente, su pluma prestó generosos servicios a la vanguardia, tanto europea como norteamericana, siendo un incondicional de artistas mayores como Cecil Taylor y Don Cherry o locomotoras incendiarias como el Art Ensemble of Chicago, y todos sus Lester Bowie, Roscoe Mitchell, Joseph Jarman, Don Moye o Malachi Favors. En nuestro país, Xabier Rekalde también mantuvo estrechos lazos con los pioneros del género, los Pedro Iturralde y Tete Montoliu, aunque su sentido avanzado de la vida hiciera que siempre prestara justa atención a las nuevas generaciones, representadas por los veteranos Jorge Pardo y Chano Domínguez, y los recientes Abe Rábade, David Pastor o Raynald Colom. En otra dimensión siempre situaría al pianista donostiarra Iñaki Salvador, cuya versión jazzística del Mediterráneo de Serrat ocupaba la sintonía de su contestador telefónico. Muchos fueron los jazzistas que este hombre de 54 años amó, desde Ahmad Jamal y Charlie Haden a Uri Caine o Paul Bley, por lo que la lista de nombres sería imposible de reproducir aquí. A modo de ejemplo, y para corroborar su compromiso con la delantera del jazz, ahora tan sólo recordaremos su último artículo, dedicado a ese trío visionario que forman John Medeski, Billy Martín y Chris Wood y entregado al Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz para que formara parte de su programa de mano. Igualmente, este verano ya tenía comprometida la presentación del mencionado pianista Randy Weston en el Festival Pirineos Sur. En ambos casos, la música sonará en su memoria. Hasta siempre Xabier y saludos a Miles. P.S. 149 LIBROS 101 personajes de la lírica UNA RECUPERACIÓN EJEMPLAR B 150 ajo el título de Voces, el notable crítico musical Gonzalo Badenes publicó periódicamente en la revista Ritmo una serie de trabajos sobre figuras destacadas del mundo del canto, los cuales aparecen ahora reunidos en forma de libro. No se trata de una selección, sino de la totalidad de artículos publicados por Badenes sobre el tema en la citada revista, entre 1987 y 2000, ilustrados cada uno de ellos con una fotografía, y con las correspondientes bendiciones contenidas en sus cuatro prefacios. Hay que apresurarse a decir que las principales virtudes de este estudio son la generosidad, el entusiasmo, el amor incluso, con que Gonzalo Badenes describe las trayectorias de 101 personajes de la lírica y analiza sus voces y estilos. Hay pasión, desde luego, pero también muchas horas previas de vuelo reflexivo en este “hablar sobre canto” que el crítico valenciano practicaba de una forma empedrada de aciertos. Voces posee un claro valor divulgativo, con una intención expresa de ser directo e ir al grano, lo cual redunda en favor de su claridad. Como lo hace, asimismo, la propia lógica de su estructura, que desmenuza a cada cantante en sus apartados biográficos, vocales y artísticos, con datos y opiniones siempre pertinentes. Un libro que merece, pues, ser leído de cabo a rabo, y los lectores más avispados no hay duda de que así lo harán, encontrando en sus páginas un gran arsenal de conocimientos, fruto, entre otras cosas, de muchas jornadas de escucha musical. Pero también me temo que sus páginas son tan golosas que algunos lo usarán sólo como una fuente de consulta rápida, para arramblar con puros datos, cuando es un trabajo con talla para convertirse en un libro de cabecera, en un objeto de reflexión. Otra virtud del autor es su precisión a la hora de señalar cuáles fueron las grandes noches de los cantantes que analiza, sus papeles más importantes, o bien esos discos destacables que son el epítome de la carrera de un artista y constituyen, por tanto, una valiosa orientación a la hora de transitar por una discografía tan amplia como es la vocal, sobre todo en su apartado operístico. Pero tiene también Badenes un olfato infalible para fijar las fechas que anuncian el declive de una carrera, los momentos en que la misma está a punto de dar GONZALO BADENES: Voces (Ritmo, 1987-2000). Edición a cargo de Pedro González Mira. Prólogo de Francisco Tomás Vert. Textos de Arturo Reverter y Ángel Carrascosa. Universitat de València, 2005. 494 págs. un giro e iniciar su parábola descendente. Además, explica con precisión las causas y los errores que motivaron tal decadencia. En realidad, la parte biográfica del libro está escrita con un auténtico entusiasmo por las vidas narradas, todas las cuales revelan hechos de notable interés. Pero incluso dentro de su elevado nivel global, merecen destacarse algunas páginas dignas de recuerdo, como aquellas que hablan de la caracterización psicológica que hacía Chaliapin del personaje central de Boris Godunov, las referidas a la enfermedad mortal de Kathleen Ferrier, o las que tratan sobre los años de decadencia de Lawrence Tibbett. Los análisis vocales y estilísticos están sólidamente documentados. Al tratarse de una recopilación de artículos, el libro no incluye bibliografía. Sin embargo, Badenes nunca oculta sus fuentes, divididas en tres grandes bloques: Lauri-Volpi y sus Voces paralelas, Rodolfo Celletti e Il teatro d’opera in disco y una amplia muestra de autores anglosajones (los Steane, Pleasants, Rosenthal, etc.). Pero en última instancia se ve a la legua que buena parte de los juicios son del propio Badenes; el lector, por decirlo de un modo muy gráfico, advierte que son éstas opiniones de primera mano. En el caso del único cantante raro de su estudio, el barítono valenciano Vicente Ballester, la fuente es Ondina Ballester, nieta del mismo. Este libro admirable está redactado con un estilo que cabe llamar funcional. Hay en él algunas expresiones forzadas y otras que admiten una mayor clarificación. Por ejemplo: “La tesitura eminentemente central de este papel ponía a Pavarotti tenor sfogato o contraltino” (pág. 28). O cuando dice sobre Tauber: “Cantaba con una línea impecable, sin apenas apoyar el sonido” (pág. 179); sin entrar aquí en disquisiciones sobre técnica (cuya terminología dista mucho de estar unificada en nuestro país y cada crítico la usa un tanto ad libitum), parece claro que la expresión “apoyar el sonido” tiene siempre un sentido positivo, lo que no ocurre en este ejemplo. Es frecuente encontrar en el texto la expresión intocada en lugar de intacta (págs. 46 y 57). También se crea cierta confusión entre el término deber, en el sentido de obligación, y deber de, empleado como suposición: “La grabación debía de tener lugar en septiembre” (pág. 228). Hablando en general, el texto reclama más puntos y aparte, con el fin de separar párrafos muy largos repletos de información (si bien sobre este particular haya que conceder una gran libertad al criterio del autor). Joaquín Martín de Sagarmínaga 151 LIBROS Un estudio sobre poesía y música CONTEMPORANEIDAD DEL ODIO S 152 iendo los autores “especialistas en Honegger y de la relación entre texto y música en la música vocal del final del siglo XIX y principio del XX”, este libro puede incluirse en la serie de “Todo lo que ustedes quisieron saber sobre…”. En este sentido, el libro es modélico, o casi; ordenado cronológicamente, nos ofrece la historia de Juana de Arco en la hoguera, las condiciones del nacimiento de la obra y la vida de la obra desde su creación hasta las últimas representaciones. A continuación, un capítulo dedicado a los manuscritos del poema y de la partitura, y un estudio del poema desde varias perspectivas, la obra religiosa, la obra dramática y finalmente la obra musical, que enlaza con el estudio de la partitura, escena a escena, el lenguaje musical, y la música del verbo (analizando concienzudamente la acentuación, el problema de la e muda, el paso de la palabra al canto…). El libro concluye con una discografía crítica y exhaustiva y una abundante bibliografía. El libro, bien evidentemente, presenta Juana de Arco en la hoguera “como una obra que posee la más alta virtud de las más altas obras maestras, gracias a la admirable partitura de Honegger prolongando en el mundo de lo inefable el verbo de Paul Claudel etc.”. No voy a intervenir sobre este tema, sino a presentar la obra desde un punto de vista que los autores han evitado o han considerado sin importancia: la “cantidad” de contemporaneidad que posee la obra, pero no contemporaneidad musical o poética, sino contemporaneidad a secas. El año pasando, mientras preparaba un programa de Radio Clásica, estaba seleccionando fragmentos de Juana de Arco en el despacho de un compositor con lengua tan ágil como su mente que dijo con media sonrisa: “¿Tu programa ha vuelto al siglo XIX…?”. Gruñí un poco: Juana de Arco no es una obra que me entusiasme especialmente, pero al estudiarla no pude sino acatar su indiscutible maestría y estar conmovido por unas escenas realmente extraordinarias; pero el interés, al crecer, no se convertía en entusiasmo sino en una malestar cada vez más profundo, pues, como La Pasión según San Juan e incluso más, Juana de Arco en la hoguera es una obra que rebosa odio por todas sus notas y por todas su palabras; odio no sólo porque el juez HUGUETTE CALMEL Y PASCAL LÉCROART: Jeanne d’Arc au bûcher de Paul Claudel et Arthur Honegger. Editions Papillon 7e note. Ginebra, 2004. 199 págs. Huguette CALMEL et Pascal LÉCROART Jeanne d’Arc au bûcher obispo que contribuye a condenar a la muchacha guerrera se llama (¡auténtico!) Cauchon que suena en francés como “cochon” (puerco), sino porque Paul Claudel representante oficial (embajador) de Francia, y poeta símbolo de la Francia católica, describía a Ida Rubinstein como “a una judía chiflada y rica” sin importarle que ese tipo de denuncia (no lo de chiflada y rica), en esa época, podía llevar a la actriz hasta, no la hoguera, sino al horno crematorio. Ida Rubinstein fue la persona, actriz, bailarina, que le encargó el texto de la obra, y también quien encargó la música a Honegger; y uno se pregunta cuáles pueden ser los sentimientos escondidos de ese poeta francés al aceptar de una extranjera, rusa y seguramente pecadora (París y Paul Claudel habían admirado sus senos descubiertos cuando bailaba para los Ballets Russes de Diaghilev) el encargo de escribir una obra sobre la mismísima heroína de Francia. En cuanto a Honegger, era tan jovial, tan amante del progreso, de su Bugatti, tan gourmet y bon-vivant, que no fue capaz de darse cuenta de los deportados, centenares de miles de deportados, que iban a los campos de la muerte; ni siquiera le molestó el olor de los cadáveres quemados cuando visitó Alemania, invitado por Goebbels, el ministro de Propaganda del Reich. Oh, claro, Honegger no fue el único, viajó con Delannoy, Florent Schmitt, Maurice Chevalier (por no citar sino a músicos)… en realidad a pocos les importaba esa situación, ni a Sartre que hacía representar sus obras de teatro para los nazis (pero era con un espíritu militante, dijo él), ni a un gran pintor español que vendía sus cuadros a militares de uniforme gamado, ni a… Pero al contrario de tantos nazis que murieron sin el más mínimo arrepentimiento (los KKs, quiero decir de Paul Claudel et Arthur Honegger EDITIONS PAPILLON los Karajan, los Karlböhm…), Honegger ha debido de sufrir de lo lindo, pues tenía buenos amigos judíos como Milhaud, y el caos de su alma atormentada supura en Juana de Arco, mientras refleja el odio de su época, el odio que no ha muerto todavía. Contemporaneidad, pues; porque hoy día se sigue descubriendo, en Francia por lo menos, despojos de esta época, como el llamado Papon que consiguió ser policía nazi y luego ministro del interior y amigo personal del socialista Mitterrand… Contemporaneidad del odio porque hoy día se empieza a descubrir, poco a poco, el papel de algunos artistas, de muchos artistas, (y de arte, al fin y al cabo, se trata aquí) durante la ocupación, y luego las complicidades, el silencio, delante de otros crímenes abyectos y más cercanos, que dejo a la elección del hipotético lector. De todo eso, no habla el libro, y creo que el insistir sobre las condiciones llámense históricas, políticas o sociales (y vergonzosas), podría haber contribuido a realzar la vigencia de esta obra; es acaso lo que pretendió hacer Serge Lifar cuando escogió Juana de Arco en la hoguera para bailar en la Francia recién “liberada” tras haber sido condenado por colaboracionista. Pobre Juana, violada por los siglos de los siglos. Pedro Elías Mamou Musicalia Marzo06 19/4/06 18:32 Página 1 MUSICALIA SCHERZO Novedades: EL VELO DEL ORDEN Conversaciones con Martin Meyer. Alfred Brendel El desarrollo de las conversaciones de Alfred Brendel con Martin Mayer da forma a un libro revelador, no sólo para los admiradores del gran pianista moravo, sino para todos aquellos a los que les interese entrar en los aspectos técnicos y emocionales de la interpretación musical. Precio: 15 euros (IVA incluido) EL FUROR DEL PRETE ROSSO La música instrumental de Antonio Vivaldi. Pablo Queipo de Llano Este libro, el primero en lengua castellana dedicado a la música de Vivaldi, constituye un profundo estudio de la obra instrumental vivaldiana, la parcela más revolucionaria y emblemática de la producción del compositor veneciano. Desde la música de cámara a la obra concertante y sinfónica, de la sonata al concierto, de las obras publicadas a las páginas manuscritas. Precio: 20 euros (IVA incluido) Títulos anteriormente publicados en esta colección: CANCIONES DE VIAJE CON QUINTAS BOHEMI AS Noticias biográficas. J. S. BACH Una estructura del dolor. Josep Soler Hans Werner Henze Una reflexión sobre el sentido último de la obra del genial compositor alemán. Un acercamiento musical, existencial y metafísico. Precio: 13 euros (IVA incluido) Un apasionado y fascinante recorrido en el tiempo, con episodios de su vida y claves de gran parte de su producción artística. Precio: 34 euros (IVA incluido) GGUUÍ A ÍA LA GUÍA DE SCHERZO CÁCERES ARANJUEZ ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM MÚSICA ANTIGUA ARANJUEZ WWW.MUSICAANTIGUAARANJUEZ.NET 3-VI: Emilio Moreno, violín; Silvia Márquez, clave. Mozart, Martín y Soler. 11: Els Sonadors de Martín y Soler. Mozart. 17: Florilegium. Solistas Bolivianos. Ashley Solomon. Música en las misiones de Chiquitos y Moxos. 18: La Tempestad. Sopranos y castrati en tiempos de Farinelli. 2-VI: Jesús Amigo. Gérard Caussé, viola. Kodály, Bartók, Liszt. EUSKADI SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEEUSKADI.ES 2,5-VI: Christian Mandeal. Coral Andra Mari. Moreno, Oprisanu, Cabero, Fresán. Mozart. (San Sebastián. 6: Pamplona. 7: Bilbao. 9: Vitoria). BARCELONA GRANADA 1,2,3-VI: Academia de Santa Cecilia de Roma. Antonio Pappano. Rossini, Paganini, Respighi. (Auditori. [www.auditori.org]). 12: Thomas Hampson, barítono; Wolfram Rieger, piano. Schumann. (Teatro del Liceo). FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA Y DANZA WWW.GRANADAFESTIVAL.ORG GRAN TEATRE DEL LICEU WWW.LICEUBARCELONA.COM MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Abel. Leiser y Caurier. Cedolins, Leech, Álvarez, Shkosa. 13,14,16,17,18,19,21,22,25,26,27, 28-VI. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 1,2-VI: Junichi Hirokami. Rudolf Buchbinder, piano. Brahms, Elgar. 15,16: Juanjo Mena. Ainhoa Arteta, soprano. Ibarrondo, Arriaga, Mozart. MITRIDATE, RE DI PONTO (Mozart). Rousset. Negrín. Orquesta Ciudad de Granada. Kaasch, Sala, Pérez, Oliver. 23,25-VI. 24: La Trulla de Bozes. Carlos Sandúa. Peñalosa, Morales, Guerrero. — Nathalie Stutzmann, contralto; Inger Södergren, piano. Schumann. — Paul Taylor Dance Company. Spring Rounds. — Trasnoche flamenco. Gema Jiménez, cante. 25: The Orlando Consort. The Dufay Collective. De la Torre, Mondéjar, Desprez. — Rosa Torres-Pardo, piano; Lola Greco, baile; José María Gallardo del Rey, guitarrra. Albéniz. 26,27,28,29,30: Cuarteto Dialogue. Jonathan Waleson, fortepiano. Mozart. 26: Paul Taylor Dance Company. Mercuric Tidings. CORDOBA ORQUESTA DE CORDOBA www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 8 de junio 2006 11º CONCIERTO TEMPORADA DE ABONO 05/06 - ORQUESTA DE CÓRDOBA Gran Teatro de Córdoba - 20:30 h. I Suite francesa para vientos y clave F. POULENC Rapsodia española - I. ALBÉNIZ/C. HALFFTER PAULA CORONAS, piano II Sinfonía nº 1 - R. SCHUMANN ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: EDMON COLOMER 22 de junio 2006 CONCIERTO CLAUSURA TEMPORADA DE ABONO 05/06 ORQUESTA DE CÓRDOBA 154 Gran Teatro de Córdoba - 20:30 h. MOZART, 250 ANIVERSARIO I La flauta mágica, obertura - W. A MOZART Concierto para piano y orquesta nº 25 - W. A MOZART JEAN BERNARD POMMIER, piano II Sinfonía concertante para vientos y orquesta - W. A. MOZART PABLO RODRÍGUEZ HIDALGO, oboe ROBERTO PÉREZ MORENO, clarinete JOSÉ GINER ROMAGUERA, fagot JESÚS MIQUEL VILLALBA, trompa ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: JEAN BERNARD POMMIER Localidades.- De 6 a 15 ? - UNITICKET 902 360 29 27: Coro y Orquesta Nacional de España. Arturo Tamayo. Silva, Pardo, Baquerizo. García Román, Réquiem. 28: Compañía Arrieritos. 13 Rosas. — Christian Zacharias, piano. Mozart, Ravel, Schubert. 29: Heinrich Schiff, chelo. Bach, Suites. — Ballet Clásico Arte 369. Adam, Giselle. 30: English Baroque Soloists. John Eliot Gardiner. Mozart, Sinfonías 39-41. — Trasnoche flamenco. Jara Heredia, baile. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM LA BOHÈME (Puccini). Herrera. Castro. Arteta, Andreiev, Rey-Joly, Arrabal. 1,3-VI. MADRID TEATRO REAL Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 / 516 06 96. ÓPERA DIALOGUES DES CARMÉLITES de Francis Poulenc. Junio: 8, 10, 12, 15, 18, 21, 25, 27, 30. 20:00 h. Domingos a las 18:00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Robert Carsen. Escenógrafo: Michael Levine. Figurinista: Falk Bauer. Solistas: Andrea Rost, Patricia Petibon, Christopher Robertson, Raina Kabaivanska, KABAIVANSKA NACIONAL LA CORUÑA FESTIVAL MOZART WWW.FESTIVALMOZART.COM 1-VI: Real Filharmonía de Galicia. Antoni Ros Marbà. Martos, Kaplan. Trillo, Bruch, Falla. 2: Trío Manuel Quiroga. Mozart. 3: Isabel Monar, soprano; Marina Rodríguez-Cusí, mezzo; David Menéndez, barítono; Rubén Fernández Aguirre, piano. Martín y Soler, Mozart. 4: Orquesta de Cámara de la OSG. Massimo Spadano. Martín y Soler, Mozart. THE RAKE’S PROGRESS (Stravinski). Encinar. Bieito. Tian, Inbar, Schaffner, Patton. 8,10-VI. IL DISSOLUTO PUNITO (Carnicer). Zedda. Michieletto. Korchak, Gierelach, Dell’Oste, Carmona. 9,11-VI. 15,16: Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo Pérez. Frank Peter Zimmermann, violín. Mozart. 17: Sonia Ganassi, mezzo; Rosetta Cucchi, piano. Rossini, Donizetti, Berlioz, Gounod, Massenet. 23,24: Cuarteto Keller. Bartók, Cuartetos. 25: Orquesta de Cámara de la OSG. Massimo Spadano. María José Suárez, soprano. Mozart. 29: Grupo Instrumental Siglo XX. Durán, Ravel, Schnittke, Malipiero, Scelsi, Berio. LE COMTE ORY (Rossini). Pérez. Pasqual. Spagnoli, Cordón, Zapata, Rodríguez-Cusí. 30-VI. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA WWW.OFGRANCANARIA.COM 2-VI: Christoph König. Viviane Hagner, violín; Yuri Bashmet, viola. Debussy, Mozart, Bach. 23: Pedro Halffter. Coro de la OFGC. Liszt, Sinfonía Fausto. 30: Pedro Halffter. Coro de la OFGC. Groop. Mahler, Tercera. William Burden, Gwyne Geyer, Barbara Dever. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). ZARZUELA LUISA FERNANDA de Federico Moreno Torroba. Junio: 26, 28. Julio: 1, 3, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18, 19. 20:00 h. Domingos a las 18:00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena y diseñador de elementos escénicos: Emilio Sagi. Figurinista: Pepa Ojanguren. Solistas: María José Montiel (26, 1, 11, 13, 15, 18)/ Nancy Herrera (28, 3, 12, 14, 16, 19), Elena de la Merced (26, 1, 11, 13, 15, 18)/ Mariola Cantarero (28, 3, 12, 14, 16, 19), José Bros (26, 28, 1, 3, 11, 13, 14, 16, 18)/ Israel Lozano (12, 15, 19), Plácido Domingo (26, 28, 11, 13, 14, 16, 18)/ Ángel Ódena (1, 3, 12, 15, 19). Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). ACTIVIDADES PARALELAS: DOMINGOS DE CÁMARA, Nº 8. Junio: 18. 12:00 horas. Obras de C. Kreutzer, Montsalvatge y Stravinsky. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Los jóvenes menores de 26 años podrán obtener un descuento de hasta el 90% en las localidades que aún queden disponibles una hora y media antes del comienzo de las funciones. GGUUÍ A ÍA CENTRO PARA LA DIFUSIÓN DE L A MÚSICA CONTEMPORÁNEA 12 de Junio 2006, 19:30 horas Taller Sonoro de Sevilla. Ensemble vocal Gilles Binchois. “Tres miradas sobre Machaut” PROGRAMA Guillaume de Machaut: Misa de Nuestra Señora José María Sánchez-Verdú: Machaut – Architektur I; Machaut – Architektur V Elena Mendoza: Díptico I; Díptico II José Manuel López: Dos Miradas; Dos Miradas II 19 de Junio 2006, 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) Wade Matthews, clarinete bajo; Laurent Sassi, electrónica. PROGRAMA Lieux Miércoles 21 de Junio 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) “Música Electroacústica en Chile” Cecilia García Gracia, voz/vídeo/electrónica. José Miguel Candela, bajo eléctrico/electrónica. Josetxo Silguero, saxofón barítono/tenor/soprano. Alejandro Albornoz, vídeo/electrónica. Ignacio Monterrubio, software MAX/MSP. PROGRAMA Obras de Schidlowski, Brncic, Troncoso, Candela, AlbornozTello, ORCAM Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Viernes, 9 de junio de 2006. 19,30 h. Programa: John Stokes, violonchelo Antonio Saiote, director A. Ginastera Gloses sobre temes de Pau Casals, op. 48 F. Schubert/G. Cassadó Concierto en La bemol, sobre la sonata Arpeggione L. van Beethoven Sinfonía nº 5 en Do menor, Op.67 26 de Junio 2006, 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) Col.lectiu d’Improvisació IBA Alfredo Costa Monteiro, acordeón; Ruth Barberán, trompeta; Ferran Fages, giradiscos acústico; Ferran Canangla, técnico de sonido Miércoles 28 Junio 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) “Espacios no determinados” Chris Chafe, celleto, ordenador, vídeo, electroacústica en vivo. Roberto Morales Manzanares, flautas, Disklavier, ordenador, vídeo. PROGRAMA Obras de Chafe y Morales Manzanares. Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: Venta anticipada de 12 a 17 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. La Boda de Luis Alonso y El Baile de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez. Del 23 de junio al 23 de julio de 2006 (excepto lunes y martes ) a las 20 horas. Miércoles 28 de junio (matiné en familia) y domingos, a las 18 horas. Dirección Musical: Miguel Roa. Dirección de Escena: Santiago Sánchez. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. XII Ciclo de Lied. Lunes 26 de junio, a las 20 horas. Thomas Hampson, barítono. Wolfram Rieger, piano. Programa: A determinar. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. Jueves 29 de Junio 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) “Concierto LIEM” Manuel Herrero, contrabajo; Guillermo Castro, guitarra; Anna Margules, flautas de pico. PROGRAMA Obras de Hernández, Mosquera, Galán, Resina, González Arroyo. 3 de Julio 2006, 19:30 horas Ciclo Residencias (IV) [Plataforma de encuentro de grupos y solistas españoles] Neopercusión. Trío Arbós. José Luis Estellés, clarinete. Juan Carlos Chornet, flauta. PROGRAMA César Camarero: Reverso Ivan Fedele: Imagini da Escher Maki Ishii: Lost Sounds Elliott Carter: Triple Duo 5-VI: Orquesta Hallé. Mark Elder. Janine Jansen, violín. Rossini, Bruch, Brahms. (Concierto de Primavera. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 6: Orquesta de siglo XVIII, Frans Brüggen. Mozart. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A. N.). 7: Cuarteto de Leipzig. Hartmut Rohde, viola. Kurtág, Mozart. (Liceo de Cámara. A. N.). 13: Paul Lewis, piano. Beethoven, Sonatas. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. A. N.). 15: Proyecto Guerrero. José Luis Temes. De Pablo, Sierra, Turner. (Musicadhoy [www.musicadhoy.com]. A. N.). UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música XXXIII CICLO DE GRANDES AUTORES E INTÉRPRETES DE LA MÚSICA Auditorio Nacional de Música. Sala Sinfónica 10 de junio de 2006, sábado a las 19,30 horas. ACCORDONE DIRECTOR: MARCO BEASLY PROGRAMA: VIA TOLEDO. TARANTELAS EN LA NÁPOLES DE LAS DOS SICILIAS Venta de localidades: Taquillas del Auditorio Nacional. Teléfonos: 91-3370100.Venta telefónica: Servicaixa. 902332211 16: Sinfónica de RTVE. Luca Pfaff. Marino Formeti, piano. Huber, Jarrell, Kyburz. (Musicadhoy. A. N.). 24: Ensemble Plvs Vltra. His Majestys Cornetts and Sagbutts. Schola Antiqua. Michael Noone. Guerrero, Missa Surge Prospera. (Siglos de Oro. Basílica del Monasterio de El Escorial). 30: Micrologus. Llibre Vermell. (Siglos de Oro. Iglesia Vieja del Monasterio de El Escorial). PAMPLONA HAMPSON PROGRAMA Roberto Mosquera: Trío de cuerda Miguel Bustamante: Trío de cuerda Jesús Torres: Trío de cuerda Anton Webern: Movimiento para Trío de cuerda (opus posthumus) Arnold Schoenberg: Trío de cuerda Morales, García-Morera, Schumacher, Kaplán-Dudoet. Jueves 22 de Junio 19:30 horas “Jornadas de Informática y Electrónica Musical” (JIEM 2006) “Alegorías Colombinas” Grupo “La Folía”. Director, Pedro Bonet. Celia Alcedo, soprano PROGRAMA Obras de Maral, Zulema de la Cruz, Sotuyo. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID Auditorio Nacional de Música 14 de junio de 2006 19,30 horas Director: Jesús López Cobos LÓPEZ COBOS Madrid. Auditorio del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Ronda de Atocha (esquina a Argumosa) 91 774 10 00/72/73 5 de Junio 2006, 19:30 horas Trio Modus TEATRO DE LA ZARZUELA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 1,2-VI: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ernest Martínez Izquierdo. Montsalvatge, Stravinski. 8,9: Sinfónica de Navarra. Guy van Waas. Mozart, Haydn, Mendelssohn. 22,23: Sinfónica de Navarra. Orfeón Pamplonés. Ernest Martínez Izquierdo. Smetana, Musorgski, Prokofiev. SANTIAGO DE COMPOSTELA AUDITORIO DE GALICIA Auditorio de Galicia www.auditoriodegalicia.org Real Filharmonía de Galicia ROS MARBÀ Programa I Parte Trois petites liturgies de la présence divine (Tres pequeñas liturgias de la presencia divina) para coro y orquesta de O. Messiaen. Solistas: Valerie Hartman, ondas martenot; Patricia Barton, piano II Parte Stabat Mater de F. Poulenc Solista: Ofelia Sala, soprano Coro de la Comunidad de Madrid Coro de RTVE Director: Jordi Casas www.realfilharmoniagalicia.org 2-VI: Real Filharmonía de Galicia. A. Ros Marbà. M. Kaplan, violín. Mª José Martos, soprano. Trillo, Bruch, Falla. 8: Real Filharmonía de Galicia. M. Zumalave. J. Perianes, piano. Esplá, Groba, Scriabin, Ginastera. 15: Real Filharmonía de Galicia. J. Pons. Katia e Marielle Labèque, pianos. Bartók, Schumann. 155 GUÍA Del 5 al 8 de junio SOÑANDO EL CARNAVAL DE LOS ANIMALES Concierto dramatizado con títeres de gran formato. Música: Camille Saint-Saëns y Claude Debussy. Director de escena: Enrique Lanz. Orquesta Barcelona Collage. Coproducción: Teatro del Liceo y Compañía Etcétera con la colaboración de la Junta de Andalucía. Con el Patrocinio de CAJA SAN FERNANDO. OBRA SOCIAL Espectáculo para escolares SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 1,2-VI: Marc Soustrot. Fauré. Sibelius, Schoenberg. 9,10: Pedro Halffter. Anne Gastinel, violonchelo. Albéniz-Guerrero, Dvorák, Strauss. 15,16: Pedro Halffter. Iván Martín, piano. Scriabin, Mahler. VALENCIA 21-VI: Cuarteto Brodsky. Joan Enric Lluna, clarinete. Shostakovich, Stravinski, Zelbejan, Baker. INTERNACIONAL AMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 7,8-VI: Mariss Jansons. Dimitri Sitkovetski, violín. Wagemans, Hindemith, Dutilleux, Stravinski. 13,14,15,17: Philippe Herreweghe. Coro de la Radio de Holanda. Kross, Wit, Güra, Wilson-Johnson. Kuhlau, Berlioz, Bruckner. 21: Markus Stenz. Janssen, Eggart, Shorter. 27,29,30: Mariss Jansons. Mitsuko Uchida, piano. Wagner, Mozart, Brahms. 1,2-VI: Joseph Swensen. Jaime Martín, flauta. Sibelius, Mozart, Nielsen. 15,16: Alejandro Posada. Ewa Podles, contralto. Musorgski, Prokofiev. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 6-VI: Horacio Lavandera, piano. OPERA VAN DER AA AFTER LIFE (Van der Aa). Tausk. Van der Aa. Williams, Hannigan, Stuart, Van Reisen. 2,4,5,7,8,9-VI. HAGER 2-VI: Leopold Hager. Haydn, Bruckner. SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN WWW.ORQUESTACASTILLAYLEON.COM LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE FALSTAFF (Verdi). Ono. Decker. Pertusi, De Candia, Ibarra, Zaremba. 14,16,18,20,21,23,27,29,30-VI. SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE DE NEDERLANDSE WWW.DNO.NL VALLADOLID BRUSELAS DRESDE PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 4: Pepe Romero, guitarra. Programa por determinar. 9: Orquesta de Valencia. Miguel Ángel Gómez Martínez. Mahler, Novena. 16: Coro de la Generalidad Valenciana. Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Thomas, Pekova, Casanova, Youn. Verdi, Réquiem. 23: Orquesta de Valencia. Miguel Ángel Gómez Martínez. Isabel Rey, soprano. Mozart, Rossini, Bellini. 156 AUDITORIO EDUARDO DEL PUEYO LA TRAVIATA (Verdi). Arrivabeni. Mussbach. Schäfer, Goerne, Wolf. 1,9,24-VI. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Dudamel. Adlon. Samuil, Villazón, Daza, Carolis. 3,6,10-VI. LA FORZA DEL DESTINO (Verdi). Gielen. Herheim. Youn, Fantini, Michaels-Moore, Rossi-Giordano. 4,8,11,15-VI. DIE LUSTIGE WITWE (Lehár). Carydis. Mussbach. Fischesser, Queiroz, Jerusalem, Michael. 17,20,23,27, 30-VI. LA BOHÈME (Puccini). Ettinger. Hume. Mikitenko, Samuil, Giordano, Daza. 18,22,25,28-VI. LEDI MAKBET MTSENSKOGO UYEZDA (Shostakovich). Jansons. Kusej. Kotscherga, Ludha, Westbroek, Ventris. 3,9,12,15,19,22,25, 28-VI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Reynolds. Fo. Siragusa, Di Stefano, Tro, Veccia. 27,29-VI. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 1,2,3-VI: Filarmónica de Berlín. Simon Rattle. Emmanuel Pahud, flauta. Stravinski, Nielsen, Brahms. 9,10,11: Sakari Oramo. Radu Lupu, piano. Hindemith, Beethoven, Rimski-Korsakov. 18: Neeme Järvi. Rimski-Korsakov, Grieg, Nielsen. 23: Simon Rattle. White, Roth, Kaiser, Gambill. Wagner, Oro del Rin (versión de concierto). STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG DIE ZAUBERFFLÖTE (Mozart). Weigle. Freyer. Zeppenfeld, Kim, Ketelsen, Commichau. 3,6,8,10,12,18,20,24-VI. DAS RHEINGOLD (Wagner). Luisi. Decker. Rasilainen, Henneberg, Homrich, Welker, Eder. 5-VI. DIE WALKÜRE (Wagner). Luisi. Decker. Andersen, König, Rasilainen, Michael. 11-VI. SIEGFRIED (Wagner). Luisi. Decker. Eberz, Schmidt, Rasilainen, Welker. 17-VI. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Luisi. Decker. Eberz, Ketelsen, Herlitzius, Brohm. 21-VI. FALSTAFF (Verdi). Fritzsch. Engelmann. Weikl, Capitanuci, Kim, Martinsen. 23,25,27-VI. EURYANTHE (Weber). Märkl. Nemirova. Tilli, Vogt, Nylund, Oliver. 29-VI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Zanetti. Mouchtar-Samorai. Capitanucci, Mescheriakova, Giordano, Marquardt. 30-VI. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE PRODANÁ NEVESTA (Smetana). Böer. Winge. Mayer, Fontosh, Does, Neubauer. 1,8,22,24,29-VI. PARSIFAL (Wagner) Carignani. Nel. Skelton, Rootering, Marco-Buhmester, Schuster. 15-VI. LA FINTA SEMPLICE (Mozart). Jones. Loy. Adams, Montvidas, Phan, Carlstedt. 22,24,26,28,30-VI. AGRIPPINA (Haendel). Carignani. McVicar. Lascarro, Bailey, Kang, Lavalle. 23,25,28,30-VI. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH IL RITORNO D’ULISSE IN PATRIA (Monteverdi). Antonini. Arlaud. De Donato, Invernizzi, Martins, Spicer. 11,13,15,17,19,21,23,25,27-VI. LAUSANA OPÉRA DE LAUSANNE WWW.OPERA-LAUSANNE.CH IL CAPPELLO DI PAGLIA DI FIRENZE (Rota). Kabaretti. Joel. Tonsini, Svab, Steiger, Gillot. 2,6-VI. LISBOA TEATRO NACIONAL DE SÃO WWW.SAOCARLOS.PT CARLOS DAS RHEINGOLD (Wagner). Peskó. Vick. Ignat, Hartmann, Nemeth, Lanfranchi. 1,3,4-VI. NOS (Shostakovich). Renzetti. Lourenço. Vaneev. 29-VI. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.LSO.CO.UK 4-VI: Coro y Sinfónica de Londres. Richard Hickox. Gritton, Finley. Vaughan Williams, Elgar. 8: Sinfónica de Londres. Thomas Adès. Plazas, Norman, Anderson, Richardson. Adès, Powder her face (versión de concierto). 11: Filarmónica de Rotterdam. Valeri Gergiev. Lang Lang, piano. Shostakovich. 15: Sinfónica de Londres. Yakov Kreizberg. Stephen Hough, piano. Beethoven, Shostakovich. 25: Coro y Sinfónica de Londres. Paavo Järvi. Mahler, Tercera. 27: Coro y Sinfónica de Londres. Tadaaki Otaka. Omura, Maltman. Brahms, Réquiem alemán. THE ROYAL FESTIVAL WWW.RFH.ORG.UK HALL 4-VI: Orquesta Philharmonia. Roger Norrington. Nicola Benedetti, violín. Rossini, Chaikovski, Elgar. NORRINGTON TEATRO DE LA MAESTRANZA Mozart, Beethoven, Stockhausen, Ravel. 13: Al Ayre Español. Eduardo López Banzo. Haendel, Amadigi di Gaula (versión de concierto). HERREWEGHE SEVILLA 5: Till Fellner, piano. Schubert. 7: Orquesta de Conciertos de la BBC. Charles Hazlewood. Riley, Glass, Reich. 10: Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Janine Jansen, violín. Wagner, Mozart, Schubert. 11: Andreas Scholl, contratenor; Markus Markl, clave y fortepiano. Haendel, Haydn, Mozart. 15: Orquesta Philharmonia. Mikhail Pletnev. Smetana, Dvorák, Mozart. 19: Filarmónica de Londres. Rumon Gamba. Ana María Vera, piano. Milhaud, Copland, Poulenc. 20: Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Alfred Brendel, piano. Wagner, Mozart, Schubert. 27: Orquesta Philharmonia. Rafael Frühbeck. Sergei Khachatryan, violín. Shostakovich, Mahler. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG TOSCA (Puccini). Pappano. Kent. Gheorghiu, M. Álvarez, Terfel. 1,3,5,8-VI. MADRID, 2006 www.scherzo.es GRANDES INTERPRETES CICLO DE 11 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen Hosseschrueders ORGANIZA: PATROCINA: PAUL LEWIS piano piano SCHUBERT Moments musicaux. Op.94, D 780. (Nos. 1, 2 y 5) Sonata nº 13 en fa menor, D 625 LISZT A determinar CONCIERTO 19:30 horas CHRISTIAN ZACHARIAS 7 piano CONCIERTO Martes, 17 de octubre 19:30 horas ALFRED BRENDEL piano FRANZ JOSEPH HAYDN Sonata nº 56 para piano en re mayor Hob. XVI/42 FRANZ SCHUBERT Sonata nº 18 en sol mayor D894 WOLFGANG AMADEUS MOZART Fantasía en do menor K475 Rondó en la menor K511 FRANZ JOSEPH HAYDN Sonata nº 60 para piano en do mayor Hob. XVI/50 8 CONCIERTO Martes, 24 de octubre 19:30 horas R. SCHUMANN Kinderszenen, op. 15. L. V. BEETHOVEN Sonata n¼4 en mi bemol mayor, op.7 F. P. SCHUBERT Sonatas n¼ 22 en la mayor, D 959. DISEÑO: ARGONAUTA AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA CONCIERTO Martes, 21 de noviembre 19:30 horas PIERRE-LAURENT AIMARD 10 CONCIERTO piano Martes, 19 de diciembre 19:30 horas R. SCHUMANN Études symphonique, op. 13 O. MESSIAEN Vingt regards sur l'Enfant-Jesús NOTA IMPORTANTE: Todos los intérpretes, programas y fechas son susceptibles de modificación. COLABORAN: SALA SINFÓNICA 9 Martes, 13 de junio LUDWIG VAN BEETHOVEN Sonata nº 25 en sol mayor, Op. 79 Sonata nº 15 en re mayor, Op. 28 “Pastoral” Sonata nº 29 en si bemol mayor, Op. 106 “Hammerklavier” ARCADI VOLODOS 6 AGOTADAS TODAS L AS LOCALIDADES GUÍA GRENDEL (Goldenthal). Sloane. Taymor. Owens, Ens, Croft, Morris. 1,3,8,11,14,17-VI. LUCERNA LUZERNER THEATER WWW.LUZERNERTHEATER.CH ORESTE (Haendel). Stengards. Mentha. 1,2-VI. GRAMMA-JARDINES DE LA ESCRITURA (Sánchez-Verdú). Sánchez-Verdú, Bohn. Hölzer. 1,2,4,14-VI. SÁNCHEZ-VERDÚ EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Axelrod. Hermann. 3,9,16,18-VI. LYON OPÉRA NATIONAL DE LYON WWW.OPERA-LYON.COM WEILL ONE TOUCH OF VENUS (Weill). Stroman. Lacornerie. Avisse, Vajou, Delavaut, Doriola. 1,2,3,6,7,9,10,11-VI. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Tate. Ronconi. Kmentt, Schöne, Villars, Dalayman. 1,3,6,8,14,16,20, 22,24-VI. MONTPELLIER OPÉRA NATIONAL WWW.OPERA-MONTPELLIER.COM LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Mazzola. Joël. Aikin, Bezdüz, Balzani, Kazakov. 2,4,6-VI. MÚNICH 158 FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MUENCHNERPHILHARMONIKER.DE SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Cambreling. Simons. Álvarez, Furlanetto, Martínez, Ferrari. 1-VI. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Gardner. Pelly. Murphy, Groves, Naouri, Maestri. 2,7,11,14,20,23,27-VI. LA DAMNATION DE FAUST (Berlioz). Lavin. Lepage. De Young, Sabbatini, van Dam, Fel. 12,15,18,21,24,28-VI. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR IPHIGÉNIE EN TAURIDE (Gluck). Minkowski. Graham, Braun, Beuron, Ferrari. 8,11,15,18,21,23,26,28-VI. MOSES UND ARON (Schoenberg). Mehta. Pountney. Tomlinson, Daszak, Reiss, Jansen. 28-VI. NORMA (Bellini). Haider. Rose. Todorovich, Scandiuzzi, Gruberova, Ganassi, Jansen. 29-VI. FALSTAFF (Verdi). Mehta. Gramss. Gavanelli, Gallo, Tarver, Reß. 30-VI. THEATRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR PALERMO TEATRO DELL’OPERA WWW.OPERAROMA.IT TEATRO MASSIMO WWW.TEATROMASSIMO.IT UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Ranzani. Pizzi. La Scola, Stoyanov, Alaimo, Carosi. 11,13,14,15,16,17,18,20,21,22VI. PARÍS DER JASAGER (Weill). Rhorer. Brunel. Nuevo Estudio de la Ópera de Lyon. 7,10-VI. DER LINDBERGHFLUG/DIE SIEBEN TODSÜNDEN (Weill). Minczuk. Girard. Streit. 24,26,28,30-VI. OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR 7-VI: Les Arts Florissants. William Christie. Rameau, Mozart, Mondonville. (Châtelet. [www.chatelet-theatre.com]). 10,13,16: Coro y Orquesta de París. Pierre Boulez. Norman, Fried. Bartók, Ravel. (Châtelet). 14: Filarmónica de Viena. Bernard Haitink. Mozart, Chaikovski. (Teatro de los Campos Elíseos). — Deutschekammerphilharmonie Bremen. Hélène Grimaud. Janácek, Mozart. (Châtelet). 15: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Liszt. (Châtelet). 16: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Hindemith, Strauss. (T.C.E.). 17: Hélène Grimaud, piano. Cuarteto de Jerusalén. Haydn, Brahms, Schumann. (Châtelet). 19: Thomas Hampson, barítono; Wolfram Rieger, piano. (Châtelet). 21: Lang Lang, piano. Mozart, Chopin, Schumann. (Châtelet). 22: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Vadim Repin, violín. Britten, Beethoven, Mendelssohn. (T.C.E.). 24: Concerto Köln. Andreas Staier. Kraus, Mozart. (T.C.E.). 26,29: Coro de Radio Francia. Filarmónica de Radio Francia. Myung- DON GIOVANNI (Mozart). Pidò. Engel. Henschel, Ciofi, Meli, Regazzo. 15,17,19,21,23-VI. ROMA IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Renzetti. Giorgi. Lepore, Blancas, Rumetz, Cassi. 1,3,4,6-VI. BONNEY ORLANDO (Haendel). Bolton. Alden. Daniels, Joshua, York, Miles. 2-VI. ROBERTO DEVEREUX (Donizetti). Haider. Loy. Gruberova, Schagidullin, Piland, Todorovich. 3,8,13,17-VI. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Schneider. Schenk. Pieczonka, Sigmundsson, Nikiteanu, Gantner. 4,7,11,14-VI. FIDELIO (Beethoven). Mehta. Mussbach. Gantner, Uusitalo, Smith, Meier. 15,18-VI. piano. Mozart. 9: Till Fellner, piano. Schubert. 12: Filarmónica de la Scala. Riccardo Muti. Gerhard Oppitz, piano. Martucci, Dvorák. 13,15: Barbara Bonney, soprano; Malcolm Martineau, piano. F. X. Mozart, Schubert. 14: Alfred Brendel, piano. Haydn, Schubert, Mozart. 17: Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Mariss Jansons. Shostakovich, Séptima. 18: Filarmónica de Viena. Rudolf Buchbinder, piano y dirección. Mozart. — Ildikó Raimondi, soprano; Florian Uhlig, piano. Mozart. 23: Filarmónica de Viena. Seiji Ozawa. Takemitsu, Prokofiev, Berlioz. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Armiliato. Rennert. Siracusa, Sramek, Tro, Eröd. 1-VI. MANON LESCAUT (Puccini). Armiliato. Daniel, Armiliato, Bankl. 2,6,10-VI. MOSES UND ARON (Schoenberg). Gatti. Decker. Gussmann, Balatsch, Grundheber. 3,7,11,15,19-VI. GATTI LOS ANGELES OPERA WWW.LAOPERA.COM BAYERISCHE STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE Whun Chung. Heppner, Mattila, Lis, Uusitalo. Beethoven, Fidelio (versión de concierto). (Châtelet). 27,30: Coro y Orquesta Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Norman, Braun. Purcell, Dido y Eneas (versión de concierto). (Châtelet). 29: Orquesta Nacional de Francia. Bernard Haitink. Deborah Voigt, soprano. Wagner. (T.C.E.). TURÍN TEATRO REGIO WWW.TEATROREGIO.TORINO.IT DON CARLO (Verdi). Bichkov. De Ana. Giordani, Urmana, Furlanetto, Frontali. 15,18,21,23,25,27,28, 29-VI. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT LUCIO SILLA (Mozart). Netopil. Flimm. Saccà, Massis, Bacelli, Cangemi. 23,25,27,29-VI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 1-VI: Sinfónica de Viena. Georges Prêtre. Beethoven. PRÊTRE LOS ANGELES 3,4,5-VI: Christian Thielemann. Lars Vogt, piano. Brahms, Schumann. 14,15,16,17: Miguel Harth-Bedoya. Britten, Barber, Stravinski. 26,27,28: Susanna Mälkki. Lang Lang, piano. Chopin, Berlioz. MEHTA A KÉKSZÁKALLÚ HERCEG VÁRA (Bartók). / ERWARTUNG (Schoenberg). Petrenko. Decker. Dohmen, Lang, Denoke. 2,10,12,15,17-VI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Pappano. McVicar. Schrott, Persson, Röschmann, Finley. 4,6,9-VI. 7: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Liszt. 8: Cuarteto Artis. Markus Schirmer, DON CARLOS (Verdi). De Billy. Tamar, Krasteva, Miles, Ikaia-Purdy. 5,9,13-VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Jones. Poblador, Raimondi, Dumitrescu, Eröd. 12,16-VI. L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini). Benini. Borodina, Sigmundsson, Flórez. 17,21,24,27-VI. RIGOLETTO (Verdi). Sutej. Bonfadelli, Villazón, Nucci. 18,22,25,29-VI. WERTHER (Massenet). Armiliato. Garanca, Tonca, Haddock, Larsen. 23,26,30-VI. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH MARIA STUARDA (Donizetti). Weikert. Del Monaco. Mosuc, Kaluza, Sartori, Davidson. 1,3,10-VI. AIDA (Verdi). Miller. Stemme, D’Intino, Kohl, Licitra. 2,5,8,11,15-VI. TOSCA (Puccini). Santi. Deflo. Kabatu, Shicoff, Pons, Scorsin. 7, 11-VI. VEC MAKROPULOS (Janácek). Jordan. Grüber. Schnaut, Janková, Muff, Vogel. 17,20,22,25,28,30-VI. KATERINA ISMAILOVA (Shostakovich) Fedoseiev. Grüber. Kringelborn, Kohl, Muff, Mucias. 18,25-VI. DON GIOVANNI (Mozart). WelserMöst. Bechtolf. Mei, Hartelius, Jankova, Keenlyside. 24,29-VI. CONTRAPUNTO EN FUTURO EN LA RED C 160 uando la BBC ofreció todo El Anillo de Wagner el lunes de Pascua, desde las Hijas del Rin hasta la inmolación, hubo descargas gratis de nuevo —sólo que esta vez hay una diferencia. Al contrario de lo que ocurrió el verano pasado con Beethoven, cuando se ofrecieron tan magnánimamente las nueve Sinfonías íntegras a lo largo de 15 días y hubo 1, 4 millones de descargas en todo el mundo, esta vez la oferta era limitada. Lo que se emitió era el ciclo de Bayreuth de 1993, dirigido por Daniel Barenboim y la BBC tiene los derechos únicamente para esta producción. Sin embargo, un dedo dibujado en www.bbc.co.uk/radio3 orientaba a los oyentes hacia www.warnerclassics.com, donde podían elegir una pista de cada una de las cuatro óperas, sumando en total una media hora de felicidad con Wagner. Warner está utilizando el regalo como anzuelo para lo que espera que sea un montón de ventas de música por internet a la vez que la BBC intenta hacer las paces con la industria discográfica, enfurruñada por aquella oferta gratuita de las Sinfonías de Beethoven el verano pasado, y frente a la que reaccionó como si Radio 3 hubiera arruinado sus negocios cuando, en realidad, ningún sello había sacado un ciclo sinfónico desde hacía tres años y, al parecer, ninguno pensaba hacerlo en el futuro. Pero, aparte de estas delicadas maniobras de reciprocidad interesada, el enlace es un paso más en la rápida marcha hacía la música on-line. La antediluviana industria discográfica, que nunca ha regalado algo a cambio de nada, se ha visto obligada a jugar a los Reyes Magos para intentar evitar que el futuro caiga en manos de las transmisiones gratuitas. BBC Radio 3, sin bombo alguno, lanza podcasts [archivos de sonido] de Discovering Music, una serie conectada con los programas de estudios para los exámenes de secundaria que contiene muchos pasajes musicales, la mayoría tocados por las orquestas de la BBC y unos útiles comentarios que los acompañan. Se permite que esta música sea descargada de forma gratuita. Los neófitos de la música clásica pueden aprovechar estos fragmentos para formar, como mínimo, una guía del repertorio básico. Temerosa de hacer enemigos entre los defensores del mercado libre mercado, y mientras espera la decisión del gobierno referente a una subida de la tasa para el usuario, la BBC va a limitar sus podcasts a una prueba de tres meses y sin ninguna promesa de regalos posteriores. Pero en el ciberespacio siempre cambiante, donde los periódicos nacionales publican columnas enteras sobre el iPod y los teléfonos te brindan televisión, esto no es simplemente una pequeña contrariedad sino el comienzo de una guerra mundial no declarada por controlar la música clásica. Al menos un periódico británico ha pedido colgar las descargas de Wagner de la BBC en su propia página web. Hace un año nadie hubiera esperado que un dinosaurio impreso ofreciera música pero en la nueva realidad cualquiera con una URL es un podcaster en potencia. Dentro de muy poco tiempo cientos de fuentes empezarán a invadir nuestros bolsillos de la camisa con música clásica, transmitida o podcast, tanto audio como visualmente, a un precio módico o incluso gratis. Hace una semana, la Royal Opera House presentó una cámara de alta definición que debe ofrecer proyecciones de la BBC y DVDs. Pero según el director ejecutivo Tony Hall, “la ROH también está preparada para experimentar con el mundo de la banda ancha y transformar nuestras relaciones con el publico”. Esto significa que Sylvie Guillem y Plácido Domingo estarán instalados en la sala de estar de cada casa antes de que termine la década. La Orquesta Philharmonia de Londres va a llevar a cabo una iniciativa muy osada. Hace un año, puso uno de sus conciertos on line, pero de forma muy discreta, y su sorpresa fue que 600.000 personas — cifra que supera la cantidad de asistentes a sus conciertos en el Royal Festival Hall durante todo el año— lo habían descargado. Desde entonces www.philharmonia.co.uk ha aceptado las peticiones de 101 países diferentes a los que les gustaría tener acceso a futuros acontecimientos similares. “La BBC abrió un camino con Beethoven y demostró lo que se puede hacer” comentó el gerente de la Philharmonia, David Whelton. “El futuro de la música está ahora en nuestros manos” y “nuestros manos”, en este caso, significa músicos, no intermediarios. La orquesta tiene proyectado ofrecer on line diez o quince conciertos al año. Aún tiene que cerrar los acuerdos con todos los directores musicales y solistas pero los músicos están totalmente a favor, y aunque la estructura de los costes no esté aún fijada, se podrán seguramente descargar gratis algunos de los conciertos. “Somos una organización subvencionada por el Estado,” dijo Whelton, “tenemos el deber de llegar con nuestra labor al mayor número de personas posible”. Es una mala noticia para la anticuada industria discográfica que está intentando obligar a las orquestas a pasar por el aro de las páginas web corporativas. Universal, el grupo que tiene Decca y Deutsche Grammophon, firmó un acuerdo hace poco con las Orquestas Filarmónicas de Nueva York y Los Angeles para colgar cuatro conciertos cada temporada en su página cobrando diez dólares por descarga. El nuevo vicepresidente de medios del grupo, Jonathan Gruber, intenta cerrar acuerdos con la Orquesta Sinfónica de Londres y varias entidades europeas cuyos nombres aún no han salido a la luz. EMI, que ha echado un ojo a un contrato en exclusiva con Simon Rattle, está negociando frenéticamente con la Filarmónica de Berlín para ofrecer sus conciertos en internet. Pero lo que las propias orquestas pueden preguntarse es: ¿qué conseguimos con todo esto? ¿Por qué repartir diez dólares cuando se puede colocar nuestros conciertos en nuestra propia página web? ¿Para qué necesitamos el bombo publicitario de unos sellos cuando la Philharmonia, sin nada de publicidad, atrajo a su página web más de medio millón de personas que buscaban la oportunidad de descargar música? Por su parte los sellos dependen mucho de sus fondos para las ventas por internet a través de iTunes donde, incluso en la época del compacto, la música clásica obtuvo una cuota de mercado desproporcionadamente alta —un 12%—, seis veces su índice global. Eso se debe a una avalancha de gente de ingresos medios que necesitan CDs para su nuevo juguete. iTunes, sin embargo no es una solución para la música clásica. Sus ofertas son pobres y catalogadas sin ton ni son. Para colmo se venden las sinfonías por movimiento, no por obra íntegra. Y para más inri bombardean al usuario con canciones pop en sus anuncios a ver si pica. Y lo más frustrante de todo para un oído bien afinado a la música clásica es que la calidad del sonido de iTunes está comprimido, no tiene la claridad del CD. La gente que compra la música clásica de iTunes o de alguna distribuidora similar suelen ser neófitos. Los verdaderos amantes, los que son sensibles a las distinciones entre el oboe y el corno inglés, siempre buscan la definición más alta. ¿Para qué se va a escuchar una orquesta sinfónica si sus propiedades distintivas no son más claras que un sintetizador. El sonido ofrecido en las páginas web de la BBC y la Philharmonia es lo más vívido posible. En la guerra por el control de la música clásica, los vencedores serán los que pueden dar la mejor música al mejor precio, con muchas ofertas gratuitas para atraer un publico universal. Norman Lebrecht Via Stellae I Festival de Música de Compostela y sus Caminos SANTIAGO DE COMPOSTELA Julio 2006 EUROPA GALANTE FABIO BIONDI violín y dirección La Europa de las Naciones: Haendel, Bach, Leclair, Geminiani y Vivaldi Auditorio de Galicia Miércoles 5 de julio (Inauguración). 21h. ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA GIOVANNI ANTONINI director La sinfonía clásica: de Haydn a Beethoven Auditorio de Galicia Jueves 6 de julio. 21h. L’ARPEGGIATA CHRISTINA PLUHAR directora Los Impossibles: Tarantelas, Chaconas y Fandangos del Viejo y Nuevo Mundo Teatro Principal Venres 7 de julio. 21h. CAPPELLA DE’ TURCHINI ANTONIO FLORIO director DE LISO / ZANFARDINO / FORESTI VARRIALE / SCHIAVO COLLEGIUM COMPOSTELLANUM La Betulia Liberata, el oratorio de Mozart Auditorio de Galicia Lunes 10 de julio. 21h. AL AYRE ESPAÑOL CARLOS MENA contratenor EDUARDO LÓPEZ BANZO director La Cantada Española en América Iglesia de San Martiño Pinario Martes 11 de julio. 21h. VENICE BAROQUE ORCHESTRA KERMES / CENCIC / ROSIQUE BASSO / TUCKER ANDREA MARCON director Vivaldi: Andromeda Liberata (concierto) Auditorio de Galicia Viernes 14 de julio. 21h. SIMONE KERMES soprano VENICE BAROQUE ORCHESTRA ANDREA MARCON director Una noche en Venecia Teatro Principal Sábado 15 de julio. 21h. LES MUSICIENS DU LOUVRE MARC MINKOWSKI director Sinfonías Londinenses de Haydn Auditorio de Galicia Domingo 16 de julio. 21h. ENSEMBLE MATHEUS BEJUN MEHTA contratenor JEAN-CHRISTOPHE SPINOSI director Arías de ópera de Vivaldi Auditorio de Galicia Martes 18 de julio. 21h. CÉCILE VAN DE SANT soprano LAURENCE CUMMINGS clave Salón Teatro Miércoles 19 de julio. 21h. CONCERTO ITALIANO RINALDO ALESSANDRINI director Madrigales de Monteverdi Auditorio de Galicia Jueves 20 de julio. 21h. CÉLINE FRISCH clave Las Variaciones Goldberg de Bach Salón Teatro Sábado 22 de julio. 21h. MANUEL VILAS arpa de dos órdenes Iglesia de San Miguel dos Agros Martes 25 de julio. 20,30h. GLI INCOGNITI AMANDINE BEYER violín y dirección Obras concertantes de Bach Salón Teatro Miércoles 26 de julio. 21h. REAL COMPAÑÍA ÓPERA DE CÁMARA PITARCH / HAAS / ARUHN-SOLÉN ESPADA ⁄ GILLOT JUAN BAUTISTA OTERO director I. OLMO / J. B. OTERO dirección escena Martín y Soler: Ifigenia in Aulide (semiescenificada) Auditorio de Galicia Jueves 27 de julio. 21h. REAL FILHARMONÍA DE GALICIA XAVIER DE MAISTRE arpa MICHAEL MARTIN KOFLER flauta ANTONI ROS MARBÁ director Auditorio de Galicia Viernes 28 de julio (Clausura). 21h. www.xacobeo.es www.compostelacultura.org Tel.: 902 332 012 CAMINO NORTE - CAMINO PRIMITIVO - CAMINO FRANCÉS - CAMINO INGLÉS - CAMINO DE FISTERRA - CAMINO PORTUGUÉS - VÍA DE LA PLATA Santiago de Compostela - Ribadeo - Foz - Mondoñedo - Vilalba - Guitiriz - Lugo - Sarria - Portomarín - Palas de Rei - Melide - Arzúa - Ferrol - A Coruña - Betanzos - Cee - Tui - Pontevedra - Allariz - Ourense ARENA di VERONA 84° Festival 2006 24 giugno - 1, 8, 14, 19, 27 luglio - 8, 17 agosto Cavalleria rusticana/Pagliacci di Mascagni di Leoncavallo Nuovo allestimento 25, 29 giugno - 2, 9, 16, 20, 23, 26, 30 luglio 6, 9, 13, 15, 20, 24, 27 agosto 30 giugno - 7, 18, 21, 25, 28 luglio 4, 10, 16, 22 agosto Aida Carmen di Verdi di Bizet 5, 22, 29 luglio - 12, 18, 25 agosto 5, 11, 19, 23, 26 agosto Tosca Madama Butterfly di Puccini di Puccini Nuovo allestimento Informazioni e biglietti Sponsor ufficiali Via Dietro Anfiteatro 6/B - 37121 Verona tel. (+39) 045 8005151 - fax 045 8013287 www.arena.it e presso le Agenzie Unicredit Banca Banco Popolare Info prevendite Agenzie abilitate Numero Verde 800.32.32.85 Info prevendite Agenzie abilitate Numero Verde 800.01.79.06 di Verona e Novara In caso di necessità la Fondazione Arena di Verona si riserva il diritto di modificare il presente programma Collaborazione tecnica Soci Fondatori Stato Italiano Regione Veneto Comune di Verona Banco Popolare di Verona e Novara Camera di Commercio, Industria Agricoltura e Artigianato di Verona Fondazione Cassa di Risparmio di Verona Vicenza Belluno e Ancona Accademia Filarmonica di Verona