Idilio al borde del patíbulo De todas partes El mundojel ítaeró` ilígraias

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ili.—ÍNUÜÍ
MMÉII lilll I I I n u i l — l l i i l l l l J M — I I M I I I I I H
ALDO DE
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güSCRIFCiÓSí
TaléíonoSSí
En una vieja casa de un arrabal de París trabajaba con entusiasmo, el día 30 de Marzo de
1794, un joven moreno, de expresivos ojos y
simpática fisonomía. E r a un músico, á quien
nosotros llamaremos sencillamente Gastón. Tenía ante sí una gran mesa sobre la que escribía
en un cuaderno de papel de música, mientras
hojeaba un manuscrito titulado Emilio, ó la inocencia vengada, por Camilo Desmoulins.
Cuando su mano febril había trazado cierto
número de notas, corría al piano para ensayar
el motivo que sus labios canturreaban. Así, trabajando en aquella soledad, olvidaba sus propias angustias y todos los horrores que le rodeaban.
H a y quien asegura que á todo se habitúa uno,
r no deja esto de ser una verdad. E n medio de
os procesos y los suplicios que les rodeaban,
teman los hombres del' Terror tiempo suficiente para emplearlo en las nobles tareas de la
ciencia y el arte.
Gastón conocía á Dasmoulins desde el día en
que el tribuno arrastrara á ios ciudadanos á la
toma de la BastiOa, y cuando le miraba en su
propia casa, entre la mujer adorada y el hijo
querido, mostrándose tan dulce, tan afectuoso,
tan sencillo, parecíale imposible que aquel
hombre fuese el terrible periodista cuyos escritos hicieran verter tanta sangre. Mas las anomalías eran entonces tan frecuentes que los espíritus estaban avezados á ellas.
El corazón del músico no estaba solamente
lleno de un afecto entrañable al tribuno; hacíalo latir también otro sentimiento: el amor á una
mujer, á la cual conociera en caga de B.obespierre.
Llamábase Laura y vivía con la señora B...,
mujer de un alto empleado del Gobierno.
¿Quién era? ¿De dónde había salido? Nadie lo
sabia, ni pronunciaba el apellido de su familia.
Pero Gastón se la figuraba, sin saber por qué,
nacida en un palacio y acostumbrada á las delicadezas del lujo. Aquellos ojos, no le cabía du^
da, debieron ver de cerca la muerte... acaso la
cabeza de un padre, do un esposo, separada de
su tronco.
Alguien, sin duda, tuvo piedad de ella, puesto que ahora se encontraba tan considerada por
la señora B... y, sin embargo, el joven sentía
ciertos temores por la existencia de su amor.
¡Si fuese descubierta! ¡Si el marido de la señora B... so hiciese sospechoso al Comité de salud
Ímblica!... En cuanto pasaba una semana sin vera, asaltábanle mil angustias desesperantes.
Aqtiella noche hacia ocho días que no se habían encontrado sus ojos con los de su .idoradft Laura. Preocupado con el trabajo que DÓ9monlms le encargara precisamente para aquel
día, no había salido durante ios ocho precedentes; poro aquella noche estaba cansado y pensó
visitar á la señora B... Vistióse decidido á salir,
sin olvidar su puñal, porque no eran aquellos
tiempos para aventurarse sin armas por las calles de París.
Mientras caminaba Gastón, iba recordando
las circunstancias que determinaron sa intimidad con su Laura. Corría el mes de Novienabre,
y era la tercera vez que la veía. Veinte girondinos acababan de perder sus nobles cabezas, y
Desmoulins, cansado de tantos horrores, hablaba ya de clemencia. Doscientos prisioneros esperaban á ser juzgados, y Camilo quería salvarlos á toda costa. Robespierre parecía secundarle sin presentir acaso el porvenir. Mas á. pesar
de situación tan triste, de nada de esto se habló aquella noche en el histórico salón de Robespierre. Antes por el contrario, allí se respiraba ^az y felicidad. El poeta de la Francia libre leía en alta voz el libreto, al cual Gastón
debía poner música. El aroópago literario presidido por el dueño de la casa componíase de
hombres como Tallien, Barreré, Oabacéres,
Lays, Taima y Ohenier.
El argumento de la obra era interesantísimo,
y habíalo desarrollado CamUo en forma tan
bella, que ni Teócrito ni Virgilio habrían tenido más ternuras de expresión. El auditorio escuchaba deleitado aquellos delicados pasajes,
escritos en versos armoniosos, mientras Gastón saboreaba el honor que le esperaba poniendo música á tan hermoso idilio.
Terminada la lectura, colocóle la casualidad
cerca de Laura, que también s e ' hallaba presente. Púsose á hablar con eUa, quedando sorprendido de su elevación de espíritu.
¿Quién pudo educarla de tal modo?
Gastón no se atrevía á preguntárselo.
E l amor es cosa que no se esconde; Laura se
sintió amada, y mostró desde luego gran interés por la gloria del maestro, confesándole
»n pasión por la música, que ella también cultivaba un poco.
E n el momento de separarse de ella, no pudo
prescindir Gastón de exponerla sus deseos de
oiría.
—Id los jueves á casa de la señora B... Se
hace música, y seréis bien recibido.
Siguiendo este consejo, había estado Gastón
frecuentando la casa de su amor desde Noviembre á Marzo, mientras así iba agigantándose su
pasión.
Aquella noche llegó, como siempre, á la puerta de la casa de Laura; pero cuando iba á penetrar en ella, detúvole el portero, diciendo:
—Si vais á ver á los ciudadanos B..., es inútil
que entréis. Han partido todos esta mañana.
—¿Partido?—exclamó Gastón palideciendo.—
¿Dónde?
—Probablemente se habrán escapado—respondió el portero, volviéndole la espalda.
Gastón anduvo errante toda la noche. Sus
tristes presentimientos parecían realizarse, y á
cada instante creía tener de ellos nuevos indicios. Laura debía hallarse prisionera, y esto le
llenaba de terror.
Al día siguiente creció su espanto al saber
que Camilo Desmoulins había sido preso la noche antes. Loco de angustia el pobre músico,
corrió á las cárceles, al palacio He Justicia, á
las casas de los ciudadanos más influyentes;
pero fué en vano.
Muy entrada la mañana, vióse á la puerta de
la casa de Camilo, y allí tropezó con una desgarradora escena. La esposa del tribuno, con
su hijo entre los brazos, pálida, desencMada,
lanzando gemidos desgarradores, preparáijase
á salir en busca de auxilio. Había tratado á@
hablar con Robespierre, pero éste no la quiso
recibir.
—¡F'l ha pido quien ,i.Tni¿ nuestrafi Tíiatio.s!-r6jjtítia sollozando,-- i Ki quien priniorf; acarició
ú iuieutro hijo! jEra Jj*mauo, jnás que íunigo!
¡Ali, tuiiilorí
—¿Le habéis escrito?—preguntó el músico.
—Leescribiré—contestóla desoladaeaposa,
Y (miíüNICADOS
adeiaiitado.)
Madrid: ün mes, l,OOpeset,aB.—Proviiicias: Trimestre, <> pesetas.—Antillas
españolas y naciones convenidas, 10 j¡esetas.—ii'ortugal: Trimestre, S pesetas
—B'ri los demás países: Trimestre, !•> pesetas.
Se admiten suscripciones para Madrid y provincias en el AlmacémJe papel
de los Sres Gallego y C.'', Carrera de San Jerónimo, niim. 2. y en la Admtl
nlMtrasMn del periódico. Tudesco», 30 y 3a.
Idilio al borde del patíbulo
Í
(P&p
fPRec'ibs cof(VEN( lONALES)
DiREGÍOR Y PFiOPiETARiO
EUGENIO GONZÁLEZ SANGRADOR
guien, en efecto, dirigió á Robespierre la tremenda carta que registra la historia.
Parece imposible que Robespierre leyese
aquella misiva, sin palidecer, sin temblar, sin
conmoverse; pero á pesar de los esfuerzos de
algunos amigos, Camilo DesmouUna fué guillotinado en unión de Dantón pocos días después
de su arresto.
Su esposa, que no había logrado salvarlo, juró morir como él, y quince días después pesaba
sobre ella una terrible acusación.
El golpe era horrorosa para Gastón, que buscaba toda-ail su Laura entre los vivos y los
muertos.
Algunas veces confiaba que acaSo habría
podido huir; mas la alegría, el goce de esa
confianza, duraba poco.
Un día leyó en la lista de condenados á muerte, en la cual figuraba el nombre de Lucilla Duplessis, viuda de Desmoulins, el de una Condesa, María Laura de Clarence, de veintitrés
años, y sintió un terrible escalofrío. Aquella
María Laura debía ser su adorada.
Ya, no tuvo momento de sosiego: quería verla
á toda costa; asesorarse por sus propios ojos de
la triste realidad; pero á su deseo oponíanse
miles de obstáculos invencibles.
Acercábase el día del suplicio de Lucilla, y
todas las tentativas que proyectara, en unión de
algunos amigos fieles á la memoria del poeta,
resultaban infructuosas.
¡Qué tristes horas las que pasaba el desdichado Gastón! Desesperábale la música.
La partitura que tanto le entusiasmara, yacía
en el abandono más completo. Guardaba el manuscrito del poeta como una reliquia y nada
más. Todo el resto estaba en el olvido. ¡Adiós
carrera! ¡Adiós esperanza! ¡Si al menos él hubiese salvado á Laura!... ¿Qué le importaba lo
demás?...
El día de la ejecución de Lucilla, fué á presenciarla, en la duda de si la Condesa de Clarence sería su adorada Laura; lanzóse en medio
de la muchedumbre como un insensato; mas
nada pudo ver. Cayó en tierra, fué pisoteado, y
en poco estuvo que no lo arrestaran.
Regresó á su casa más muerto que vivo, y
apenas hubo llegado, presentósele una campesina de rostro Simpático sonriendo misteriosamente.
—¿Sois vos el Sr. Gastón?—dijo.
—Yo soy, sí.
—Pues 08 traigo este paquete de parte de la
Condesa de Clarence... Laura.
—¡Oh, Dios mío! ¡Era ella!—exclamó el joven,
sollozando.
Tomó el paquete, abriólo maqninalmente, y
vio que contenía una la'rga trenza de cabelle
rubio y una preciosa miniatura.
¡Qué hermosa estaba Laura en aquel retrato!
Gastón no podía articular palabra; la canraoción le sofocaba, las lágrimas le oscurecían la
T.'3tl!.
—No lloréis—dijo la mujer con dulzura;—no
lloréis más. Soy una antigua doncella de la Condesa, y me he casado con un vigilante de la
cárcel para poder salvarla...
—¿i la habéis salvado?
—Sí; gracias á Dios, se encuentra ahora en
Alemania. Pero antes de partir, mé ha ordenado que 03 traiga esos recuerdos. Yo va os conocía, y sabia que erais un amigo fiel. ¡Cuántas
veces os he visto acudir á la cárcel!...'
Gastón no escuchaba. Con sus ojos fijos sobre la encantadora imagen, embriagábase en su
amor y daba libre curso á su llanto de alegría.
Mas cuandoaquella honrada mujer hizo intención de partir, abrumóla con sinnúmelro de preguntas.
L a joven contestaba senriendo todo lo que
sabía.
«La Condesa era viuda; había vivido en el
Perigord hasta el año anterior; por eso nadie
la conocía en París. Su marido había muerto
con sus hermanos en la Vendóe, y su padre había subido al cadalso. La señora B... la recogió,
porque tenía una deuda de gratitud con la familia de Clarence; pero la abandonó últimamente, temerosa de una denuncia...»
Muchos años después, Gastón, ya músico célebre, halló á su Laura convertida en gran dama del imperio...
¿Se amaron todavía?...
La crónica calla; los corazones apasionados
pueden interpretar este silencio á su placer.
BKUNO SPBEANI.
De todas partes
Existe en París una Cofradía antiquísima, llamada de Saint-Come, que es una Sociedad de
medicina, y que viene atravesando los siglos
gracias á su excelente organización.
Cuando se fundó la facultad de medicina emezó una lucha entre la docta Asamblea y la
oíradía de Saint-Come: esta lucha continúa
con extravagantes incidentes, que tienen su
origen en las pruebas, é cual más difíciles, que
cada una de las dos Sociedades impone á los
candidatos al ingresar en ellas.
Algunas de estas pruebas eran singulares.
Cuando se aproximaba la época de los exámenes se hacia preciso para la prueba práctica un
pobre diablo barbudo y erizado como un jabalí,
que era conducido ante el Jurado, y er& preciso
que el aspirante lo afeitara con gran destreza y
desenvoltura. Después se escogía un corpulento campesino, cuya gordura ocultara todas s u s
venas, y el candidato debía sangrarlo con mucha limpieza y sin vacilaciones.
¿Quién nos asegura que de aquí á un siglo los
exámenes de medicina contemporánea no resultarán tan cómicos como estos?
S
Tramway eléctrico de Marsella:
Desde los primero» días del mes de Junio
funciona en Marsella un tramway eléctrico que,
partiendo de la Cannebiere, sigue la calle de
Aix, que tiene una pendiente de 6 á 7 por 100
y continúa hasta Samt-Louis, donde existen varias fábricas y numerosos establecimientos industriales.
Tiene un desarrollo total de seis kilómetros,
y la diferencia de nivel entre los puntos extremos es de 60 metros aproximadamente. L a vía
es d9ble en la mayor parte del trayecto, lo que
facilita mucho el tráfico.
La fábrica que proporciona la energía eléctrica, contiene tres dinamos de 100 caballog, accionando directamente, produciendo la corriente que se distribuye por medio de un cable de
hierro galvanizado y de dos hilos de cobre do 4
milímetros de diámetro, snspouiiido sobre l&s
viagLus cochea reciben la cumejita por medio de
una polea de contacto colocada á la extremidad
de vma especie de perchai que está sostenida es
^-
Espaftole» y eitránjéros: Se íepiben toieai ente hasta las caatro de la tarde
en la A<Jrr«ínli>.?riwl<»«e< «««•««»•• 8» J deruelTcn Jos préñalo»
Toda la, (3pnr«Eiponjleneia »1 ISr«otoi.-'Nü I :á & AanúnistiiadoT,
lia cprrefpondencii» adjuioistratiyaje oiri
I ñor Tengvall, después de ser dependBftbfd e s J a
Idestíleria sueca, fué k España con el~ d e ^ a » - |del Sr. D . P e d n a Pastor, que er» el«.represenjta«te;delop Prea..de Murrieta y agwate ábMI tos en la C o m p i l a Carlsham y en o&os &ego<
^cios, A finesijáe 1890, por razonesque nadie eo-inocserám^or q u e é l , el Sr. P . J . de Galíndte
ihizo¡un arregl9 s i ^ su conocipúento y sin é l d d
; doctor Smitli, en virtud del cual el Si*. Ten¿v,eiXt'.
¡quedó nonibrado Director gerente de la Compañía con el sueldo apual de 1.500 libras esterlinas por tres años, cuando en Madrid no tenia
más que 40.000 pesetas (unas 4Q0,Ubras') al a&p.
Por lo que respecta 4 la aprobación del doctor
Smithj diré que escribió al Comité proteattáido
E n la Academia de Ciencias do P a r í s ha pre4enérgicamente contra ese sueldo, y q«e, según
sentado M. Lipmán nuevas íbtc«raí{as en cololél me hadiofao, aqueU» carta nuyA « 8 t ¿ . e a i u
res del espectro, obtenidos con la aplicación de
roñoinas d e la UcHapafiia.
la gelatina bicromatada.
Esta aplicación del método del sabio físico
El Sr. Tengvall vino á Inglaterra en 18&1,
presenta la curiosidad de no ser visibles los
y coincidiendo con su llegaíu, para usar s u s
colores en el estado seco, prepontándose sólo
iprOT>Mts_ palabras, se vino ai acuerdo deoonfitucuando las pruebas están humedecidas.
al Presiaente los fondos de la C o m p e l a , pura
que negociara con ellos en Bolsa, y tomd tase
acuerdo sin consultar con el Consejo d e A d ^ En la Biblioteca Nacional d e la capital de la
nistración lá conveniencia de tomarlo, no har.
vecina República se ha recibido un manuscrito
hiendo la menor mención de él en el libro d e
inédito de Robespierre.
•actas del Consejo, del mismo modo aue no h a y
E s una Memoria acerca de un concurso abierIménción ni se dió noticia de k quién se le presto en 1785 por la Academia de Amiens sobre la
jtaba el dinero para las operaciones de Bolsa,
reversibilidad del crimen y sobre la afrenta ó l i a c o l a d e u i t e s c á n d a l o
flnaneier*. 'ni á qué interés, ni con quégarantía.
mancha de losparientes de los criminales, cuya
Aquel suceso ruidosísimo en el mundo d e los ; L a explicación del Sr. TingvaH, relativa ¿
Memoria valió á su autor una mención honorínegocios londojieiises, del cual hablaba en mi jlas letras que fueron descontadas por el sefi«)r
fica.
El hallazgo de dicho documento se debe á la última, y en ol que figuraban como píotégonisi iP. J . de Galíndez, no hace más que formular
casualidad, pues revolviendo cierta cantidad do tas un aristócrata linajudísimo, lord Guillermo iesta pregunta: Si el Si*. P . J . de Galíndez t e n í a '
papeles viejos destinados á ser reducidos á Novill y tm hombre de negocios, compatriota Juna garantía y tm dividendo, ¿por qué n o lo iri-.
pasta, un obrero tuvo la idea de reunir ciertas nuestro, que, merced á 1» posición que tuvo eU ígíresó en caja como h a d a n todos los demás afthojas amarillentas por el tiempo, sobre las que la importante casa Sre.'?. C de M u m e t a y |CÍonÍ8tas, por Conducto de los banqueros d© la
llamó la atención de su patrón, el cual descu- Compañía, es figura conocida en Londres y en iCompáñia, qué eran los Sres. de Murrieta?
España, D. Pedro J. de Galíndez, ha tenido ya : ¿Es un hecho ó no lo es que el Br. P . J . dé
brió en una de ellas la firma de Robespi erre.
la segunda parte y traerá más cola todavía.
•Galíndez estaba en posesión de 25.000 acciones,
El Sr. Galíndez está ausente, y un hermano ¡pagadas sin conocimiento de sus principales,
El precio de la sangre:
suyo, D. Joaquín, sin aguardar el regreso de los Sres de Murrieta? Lo que tiene que expli-''
Existe aún en Turquía una rancia costumbre, aquél á Londres, ha tomado cartas en el asunto- ca;r es la razón de que esas acciones estavieráJi
que tiene por nombre el precio de la sangre.
y ha llevado la cuestión á los periódicos, ini- en su poder. En cuanto á las 3.000 libras cprégEsta costumbre consiste en que, cuando os ciándola con tin comunicado en el
Finandai tadas a un caballsro muy conocido en la oin-,
asesinada una persona y el criminal condenado News, pretendiendo rebatir las afirmaciones del ¡dad,» el préstamo fué hecho por el Sr. Galínítez-,
á muerte, los herederog del asesinado tienen noble lord y defender de ellas al Sr. D. Pedro - íal 6 por loo. ¿Qué interés cargó al «caballért*
derecho á indultar de la última pena al asesino, de Galíndez.
•muy conocido?»
Inéeéemmipá:6^
mediante cantidad que .se oatipu'a, y á la que
Pásanseme buenas ganas de dar integro tras- i Pinalmente, refiriéndose al préstamo Jbaeip)
se da el nombre ya dicho.
lado á nuestros lectores de aquella oomunieá- • sen Eebrero de 1892, que el Sr. TengvalJ dioa
E n Trebisonda se cometió, no hace mucho, ún
ción; pero es ella muy largaj y me aeometéel íque fué el único que le hizo al Sr. Galindez, en
crimen terrible, y los dos asesinos fueron cogi- temor de que no tuviese El/ H E B A L D O suficien- fvir tud de un acuerdo unánime del Comité, d^o>
dos infraganti y sentenciados á pena capital.
te espacio disponible para ello, á pesar de tra- \ ¿hacer observar que el Comité que lo acordó p o r
Los herederos de la víctima, viendo que no tarse de asunto de ínteres para muchas gente» funanimidad, sé componía del Sr. Galíndez y
teman aquellos medios para pagar su indulto, íque en España no pueden considerar como oosá idel Sr. Tengvall. Esa fué la J u n t a para la cv^al
no otorgaron su perdón, y por lo tanto, los ase- de poca monta lo que se refiere á empíesa in- mó
citación. La Jnrrta faé óoñTeifidíi &
sinos debían ser degollados; pero el Sultán, com- dustrial con tantas conexiones en nuestro paíS Uagrecibí
doce, y se verificó á la una y oaarentA Jr
padecido, entrego la cantidad de 6.900 pesetas, joomo la conocida ahí con el nombre de- Oóíüpa- ¡cinco
de aquel mismo • ía; claro está, por oonBt»
en cuyo precio estimaron la vida del asesinado pía de alcoholes.
uiente,
que el Secretario no pudo oitantMw l a '
sus herederos.
! Extractaré, pues, lo esencial del conitttíioftdo
r. Tengvall dice que el Sr. Qulindesí. p»ef> «5para luego reseñar lá réplica de lord Nevitl, íseguida el resto de la cantidad prestada, síti
Hace algunos días dijimos que el Gobierno de que termina retando al Br.Galíndez á que vaya iaprovecharse del plaza k que tenia derecho.
los Estados Unidos había tenido noticias de la á los Tribunales, cosa que constituye un motivo í E n una J u n t a celebrada hace unas seis;W»
expedición que, al mando de Mr. Peary, Te- de gran curiosidad en los centros financieros de manas; yo propuse que ei Sr. Galíndez pudiese
ia City, donde Unos afirmjati que no lo hará el se- verificar el reintegro en el plazo de quince diás,
bien te de la Armada de aquella nación, envió en
tíocorro de otra' que estaba bajo la dirección del fior GaUade¿, porqué, máéi que beneficiarlo, po- <y él gropiííio pagar & laCíompaflia el resto de tei
día traerle perjuicios.
iqae dfew«,"pei*o^él Sr, Tengvall y el Sr. G d l a profesor Ángel Heilprín, de Éiladelfia,
:aez votaron en contra de esa proposición.
Según despachos de San J u a n de Terranova,
; Don Joaquín Galíndez empieza dioí^ead» que
El Sr. Tengvall dioe q,ne no necesita entrar
fimbas expediciones, procedentes de GroenlanDO hajr mejor deftenáa de sii hermano qn© dé# en explicacibnes'respecto de las dos cuentaB*. lo
dia, habían llegado á dicho puerto.
publicidad
á
una
carta
Cfne
á
él
lo
ha
dirigSílo
tjiie suóéáé es que no p ü e d é d a r exp1icacii5íf « i ; Los exploradores han recogido, durante su
permanencia en aquellas heladas regiones, nu- Mr. Tengvall, el Director gerente en la Compa- tisfactoria.
ñía
Carlsham
Spírit,
y
de
esa
carta
que
el
Fimerosos datos científicos, y grandes y valiosas
Si el Sr. Galindez desea una información p ú colecciones de su fauna y de su flora, habiendo nancial Néws publica íntegra, entresaco yo es- blica acerca de los hechos qué yo he afirmado,
recorrido una extensa zona en dirección al Nor- tos párrafos, que se me antojan los más impor- le invito k que entable contra mi una aCciín
tantes:
oeste de Groenlandia, hasta lugares no exploante los Tribunales demandándome de injuria
«
De confoi'mida.d con ese acuerdo, en cu- y' calumnia; y para ahorrarle retrasos, lo recorados todavía por ninguno de los que han visiya adopción tomó parte natftralftiehte su her- miendo á,mi Procurador, Sr. Jorge Levis/q^ttiett
tado las regiones polares.
Las noticias comunicadas al Gobierno de los mano de usted, fueron depositadas 4790,15 li- Je daíá i¡6d(> género de facilídaSea-párá entiblér
Estados Unidos permiten creer que la expedi- bras en 3 de En«ro, y 6.647 libias 16 cheíiines l e n s e ^ i d a el :pfdced!míento.»
ción ha logrado u n éxito completo, y que h. re- seis peniques en Mayo de láSl^ d e ouyi»8 oantíí
lación de ella, cuando sea publicada, será leída dades la Compañía retiró i.OeO-libras e a Ma< , El reto no puede ser ni más terminante n f
yo, 2.000 en Junio y S.OOOen Julio, para atea* más c a t e g o r í a fSPraB<aS«^p##iri«dííá de tancon gran interés por los geógrafos y los natuder á pagos urgentes.
ralistas.
tos p r e s t i d a oojmo el noble, lord, h»^sod«céAi
De ese modo en'realidáft quedé éfcldíida a m e - Verdadera ##n<M<ción entre los hombres de ^ e lla cuenta, y seatjrió'cüetítaíiue'vá'éúlBd^J'u- kocios, que siguen ateniíamente loa iseid^nteB
lio, sin que en ese concepto volviei'a k sér^ttn- de este escándhlo ñnanoiero, y. que dndaa xíor,
ñada cantidad a l ^ n a á sú hermano. Debo Ma- cho que el Sr. Galíndez quiera emprender tíkoer constar también el hecho de que esas au- aventura d e llevar la cuesüón á loa TribuaalMi
{Tiene errada!
mas no fueron tomadas á préstamo, sino qtíe. de justicia.
,
. .-.; >.
Con verdadera extrañeza hemos leído un la Compañía las confió á su nériüano dé usted,
He oído ase{m|:%r que el Sr. Galindez paraftiA
• / ,
suelto en El Liberal, en el que se dice que el con pleno coneoimientorijío.
el piíéstó" dé Director de las diferéitésTJomWtE n 1 de Agosto, á su hermano le íaé ttboíiBto ftiás ique coñáiguió por designación de lea ]lra«.
Sr. España visitó ayer tarde al señor Ministro
de la Gobernación «para exponerle las razones un dividendo de 1.218,15 libras; pero COJUO pí« rrletas.
que las minorías republicanas y f nsioni&ta tie- entonces la Compañía atravesaba una situación
Bien poco dicéii todas estás acusaeipnes en
nen para presentar candidatos propios y no vo- apuradísima, él, de propia voluntad, y después favor det Sr. Gtííndez, cuándo cuanto es, y
4 petición mía, retuvo lá garantía. Durante
tar al Sr. Pérez de Sote.»
cuanto su fan^ii^?tí«ae^ lo á f ^ ú á l á casa que
Pero ¿á qué orden de consideraciones, pre- aquel m e s , algunas letras qué impórtabwi taAtas craisuras lanza contra él, siendo, entfe
566,5-4
libras,
fueron
entregadas
á
él
para
que
guntamos nosotros, pertenecen las que guarda
otras, la de que con pequeño sueldo y ningui^.
el Sr. España, exponiendo rendidamente sus las hiciese efectivas, con la intención de que se participación en los negocios, alardea de poseer:
aplicaran
á
pagar
parte
de^
su
crédito
:porque
excusas al Ministro de la Gobernación por no
un capital. Después de esto, acaso alguien afiapoder votar para Presidente de la Diputación aun cuando es cierto c^ue aún no había presen- da este epitafio:
tado su garantía de dividendo, era en el ánimo
al candidato del Gobierno?
.«Aquí yace una familia que brilló con lo» neNosotros creíamos que los hombres que mili- de todo el mundo un acreedor de la Compañía.
tan en un partido de oposición no tenían que E n los comienzos de Septiembre, su hermano gocios y el diaero de la casa k quien servia,
dar cuenta de sus actos políticos en los centros de usted, á pesar de no haber cobrado su cré- ¡Descanse en paz!»
E L COKHESPONSAL.
ministeriales; pero ahora vemos que estamos dito, aporto 219,2-3 de su bolsillo particular
para atenciones de la Compañía, y hasta OctuLondres 27 Octubre 92.
muy equivocados.
¿Es que ahora, cSiílo la vez pasada, cuenta el bre no cobró el saldo de su cuenta, que imporSr. España con el apoyo de Gobernación para taba 1.626,11-8 libras.
Más tarde, el Sr. Galíndez, que haSfta entonderrotar al Sr. Pérez de Soto, pero á cambio
ces no había sido más que un intermediario
ahora de que las dos Vicepresidencias recaigan
para el préstamo, manifestó á 18, Compañía que
en conservadores ortodoxos?
Bien ha hecho el Sr. Sagasta en contestar á asumía el personalmente la responsabilidad de
D £ PROTISrCIJüS
la consulta de D. Santiago Ángulo, referente á la operación, y poco después, á instancias mías,
E l canal de T a m a r l t e .
la designación de candidato para la presiden- entregó á la Sociedad las garantías.
La única suma prestada á su hermano de
B i n é f ü i r 8 © (2 t.).—En Tamarite se ha ve»
cia de la Diputación provincial, que allá se las
arreglen como quieran los Diputados provincia- usted lo fué en Febrero de esté año, y eso á rificado hoy el meeting organizado por la Cámales y voten al que más rabia l e s dé, que él no cambio de garantías que cubría» lá cantidad.
r a Agrícola.
No necesito entrar en explioáciones sobre las
designa á nadie; g^ue es lo inismo que declarar
H a n hablado los Sres. Pujol y Costa, y leído
dos cuentas, ni dé los asientos tachados que dos discursos de P u c h y de Monxjase.
que no tiene confianza en ninguno.
,
menciona
lord
GttiilM-mo
N
^
i
l
l
.
Cualquiera
que
Tratábase en tédos ellos de la oonstruccioa
E n fin, lo mejor de todo es no ocuparse para
entienda
dé
teúedtiría
d
e
libros
comprenderá
á
nada de la Diputación y de los Diputados que
del canal de 'Rímarite y de la conveniencia díi
primera vista lá razón de que se llevaran dos que se Kieigit por cuenta del Estado.,
la forman.
, .
cuentas separadas para las operaciones que anTodos los iisoursos fueron buenos: pero e i r ^
***
tes describo.
cialmente el del Sr. Costa, que fué aplaudratí
El Sr. Romero Robledo no ha llegado hoy á
Al efecto, se habían dado órdenes al primer
simo.
,
Madrid, como se había creído. Lo efectuará el
tenedor de libros muchos meses antes; pero
Dijo este orador, entre otraü conaSi ^ue e n l ^ ' '
miércoles, según noticias oficiales que se han
hasta
que
lord
Guillermo
Nevill
escribió
acerca
nueve Ministros de Espafia ténenatbs nufrv#m>
recibido en el Ministerio de Ultramar.
este hecho á la Compañía no me volví á ocu- tudiantes.
E i que regresó ayer fué el Sr. Bergamín, pro- de
par de ello. Entonces yo, ^ r s o n a l m e n t e , dirigí
L a frase hará fortuna.—EL COBBKSíONgJLfc.
cedente de Antequera, con encargo de presidir la
manera de hacer los asientos, para que se hila subasta sobre el arrendamienio de Aduanas. cieran
, , , , {Bárliaros!
de acuerdo á las instrucciones anterioAun cuando el decreto de licitación- anuncia- 4 res y con arreglo á la naturaleza de las opera, t * t o Í « í # ' . ^ l (10 m.).-Aní)che, álaíocJift,,
ba que el acto lo presidiría el Consejo de Mi^ ciones.»
e8tapS,»a J>etardo en la plaza ae láPélótá, caí»
nistros, el Sr. Cánovas ha creído convenieíite
cá d^ la Cervecería del León de Qro.
...
prescindir de esta formalidad, ya. porque preBi^ult^j-on, h,erida3 tres telef^iustas; uña oon.
sume que no habrá pliegos que abrir (hasta la
Lord Guillermo Nesvill apresuróse ¿ d a r r«»- r m p i e destrocado, oti-a gráyeittéulje" en u n téufecha »o se ha presentado ninguno), ya porque pueata
en. ©1 propio Ft»a«c»ai News i. ese comu- doh, y la tercera con varias coiiiú'sibnes.
considera que en plena tregua del Genteaario
A c a , i M § , ^ | a detoi3^pión,.,se produjo,gjaá'
nicado,
.7 lo BA hjeebo en términos tan « a ^ i ^ causaría deplorable efaeto lu celebración de un
alaormaj %1?íbf|d9 oárrerM^desma^os, gritos y
cos
como
lo
fueron
ae[uellos
en
que
traté
ei
Consejo de Ministros.
cierrepj|o;fine|ta|i,en:to»inmeíIi
asunto la primera vez.
'
'
" ' la» i n m e a i á c i o n ^,,
,,
Lo que dirá Cánovas:..
L a s jSvMíés lienaaB íueron enfada» ea
«¿SePreverán©! Sr. Galíadez-étíftR TeagI*"
No se puede á un inismo tiempo oficiar de veü—áioQ. lord Nevill—á negar bajo- íarameato Cas» de Socoryo J^1^4optor M ^ — B B Ú .
Ministro y andar en la procesión... del Cente- que esa carta ha sido escrita por Ú Sr. GalínITn'a d e s g r a c i a .
nario.
dez y copiada cayi palabra por palabra por el
V a t l a d o l U i M n i U O m.\—En-lá.-Pl¿s%
*.
Sr. Tengvall? P a r a apreciar en^ lo quo vale la Mayor ha caíd¿ usi'¿••-v.ino yesón d e JaJaoKaíltl'
S|«CHerfií) B B o r í l f l c a i i t c .
carta díii íár,.X6Uj4'vail, naüaaiejarijae hacerla. d®.üiia (jaasj-leaioiiiui'io. á triifj. traaseuates, uuoSegún M Liberal, el Sr. Cánovas ha desauto- historia de la manera como fué ese señor nom- de los cuales falleció momentos después.
rizado á> \m periódico laiuisteriál que, cansado brado Director gerente de la CompaDia. El »•El muerto se llamaba Ignacio faito Smip*posición vertical por medio de un resorte colocado en lo alto del carruaje.
Cada eje funciona por un dinimo, por medio
de un tornillo sin fin y de una rueda helicoidal.
L a velocidad ptiede desarrollarse hasta alcanzar 15 kilómetros por hora.
Los carruajes, vacíos, pesan 10 toneladas, y
cargados, cerca de 13 cada uno.
A la subida d a l a calle do Aix, durante un
corto rato, desarrolla una potencia media de 25
caballos eléctricos.
El servicio se hace con gran éxito.
de dar bombas 4jBosch, ó yencjdo cor; las, corrientes de Ik opmL&DjJse penditiá íntiuiáménte
algunas censuras contra el Alcalde dé Madrid.
Añade á esta noticia nuestro estimado colega
el recuerdo que h)a miniSteri^KiS de la Huerta
hacían ayer sobre lo ocurrido ea las informaciones hechas en el Ayuntamiento. de Madrid
en 1885 y 1889.
"
_ La primera tuvo carácter esencialmente político, se hizo de p,cuerdQ coa el estonces Alcalde señor Moj-qués de Bogaraya, y éste, sin embargo, presentó la dimisión.
L a segunda inspección verificada^ porque 1^
opinión pública la pedia, como, la ha pedido ahora, se hizo también de acuei^o con el Alcalde
Sr. Abaecal, qn» tambi&i hiznj renuncia de su
cargo.
...
. , , . , , . . ,
H a y que aíiadir también á estp la dimisión
del Alcaide de Barcelona» en cuanto h a llegado
á su conocimiento r u m o r oficial ¿e.ciufese i b a á
hacer con él y con los Concejales de Baroeíona.
lo mismo que. se está haciendo con Bosoh y la
digna Corporación que preside.
El mundojel ítaeró'
f
Noti^jeiítlm
ilígraias
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NUESTRO SERVICIO PARTICULAR)
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