El Largo viaje de Semprún, testimonio ficción e historia Memorias

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 El Largo viaje de Semprún, testimonio ficción e historia Memorias de un deportado Masterscriptie Romaane letterkunde Student: Karel Weima (1887327) Begeleider: Prof. dr. H.L.M. Hermans Groningen, 3-­‐12-­‐2013 In deze scriptie demostreer ik dat El largo viaje van Jorge Semprún door middel van het
gebruik van litaire strategieen een Linux de memoire is geworden met betrekking tot de
geschiedenis van de Spaanse gedeporteerden tijdens de tweede wereldoorlog. In de scriptie
zet ik uiteen hoe de strategieen gebruikt worden en wat voor invloed ze op de lezer hebben.
De strategieen kunnen onderveeld worden in drie categorieen: het gebruik van fictie, het
gebruik van de herinnering, en het gebruik van het ‘zwijgen’.
Trefwoorden: Jorge Semprún, Guerra Civil, Segunda Guerra Mundial, Franco, Barthes,
Riccoeur, Todorov, testimonios, memoria, Halbwachs.
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Agradecimientos Tengo sobre todo que agradecer a mi madre que con mucha paciencia me ha ayudado a corregir mi texto. También por prestarme sus libros, y cuando me faltaba uno no ha dudado en comprarlo. A mi director de tesina, Hub Hermans, por las diferentes lecturas de mi trabajo, sus comentarios, correcciones y consejos y por lo mucho que me ha animado para investigar en mi trabajo. A Anna, mi novia por ayudarme a dar formato a mi trabajo A mi tío José María por las conversaciones mantenidas en las noches de verano sobre la guerra civil y sobre los años de la posguerra, con él he aprendido mucho 3
A Norbert Ribard, prisionero en Compiègne, deportado a Neuengamme y desaparecido el 3 de mayo de 1945 en Lubeck en el bombardeo del Cap Arcona In memoriam 4
Los deportados españoles en Mauthausen saludan a su liberadores de la 11ª División Acorazada de los EE.UU el 6 de mayo de 1945. 5
Clasificaciones Hay tres clases de hombres: A) Los que cuentan su historia B) Los que no la cuentan C) Los que no la tienen Max Aub Manuscrito Cuervo Historia de Jacobo 6
Índice 1. Introducción 2. Tipos de memoria 3. La política del silencio 3.1 Neutralidad, no beligerancia y complicidad del franquismo 3.2 Memoria y silencio en España 4. Primo Levi, ritualización de la memoria 5. Jorge Semprún 5.1 El largo viaje 6. Función de la ficción 7. Función de la memoria 7.1 Recuerdos sobre su infancia y su juventud hasta la entrada en el maquis 7.2 Recuerdos sobre el maquis, su detención en Auxerre y su estancia en Compiègne 7.3 Recuerdos de Buchenwald 7.4 Recuerdos acumulados tras la liberación del campo 8. Función del silencio 8.1 La tentación del silencio o la imposibilidad de contar 8.2 El silencio como figura retórica 8.3 El silencio aludido y el silencio visualizado 9. Conclusión 10. Bibliografía 11. Apéndice 7
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28 29 32 36 38 39 40 41 44 45 48 49 52 54 57 1. Introducción Cuando empecé a concebir mi trabajo de investigación me dije que sería muy importante concentrarme en el testimonio literario de españoles sobre los campos de exterminio nazi, ya que siempre me ha extrañado que se hable tan poco en España sobre este tema. Al contrario que en Europa no existe en España una ‘cultura sobre el holocausto’. Reyes Mate comenta en el artículo del País del 23 de abril de 1998, que en España no hay ni rastro de lo que se puede llamar la ‘cultura del Holocausto’, ya que España ha vivido de espaldas a lo que él considera el acontecimiento más significativo del siglo XX. Maarten Steenmeijer señala acertadamente que España no sufrió de una manera directa las consecuencias de la política antisemita impuesta por la dictadura nazi (2009:199), aunque Steenmeijer se olvida de la División Azul o el gran número de trabajadores enviados por Franco para ayudar a la industria nazi, o los miles de republicanos exterminados o muertos en los campos nazis. Muchos españoles vivieron durante decenios pensando que Franco los había salvado de la II Guerra Mundial. Lo que pocos sabían es que Franco había firmado ya en marzo del 36 un pacto secreto de amistad y de cooperación con el gobierno nazi (Di Febo & Santos Juliá 2005:43) y que solo en el 1944, cuando ya estaba muy claro quien iba a ganar la guerra, firmó un acuerdo con Gran Bretaña y con los Estados Unidos reduciendo los acuerdos con Alemania. El 15 de agosto Franco hace izar la bandera para celebrar con los aliados el final de la guerra (Ibíd.:47). Los decenios siguientes Franco impondrá, tras el rechazo recibido por las ‘tres grandes’ potencias, el Reino Unido, la URSS, y EE.UU. para ingresar en la ONU (Tamames 1974:546), una política de aislamiento y procurará que la memoria histórica sobre la Guerra Civil y la II Guerra Mundial quede reducida a la impuesta por el régimen.1 La historia que será impartida en las escuelas será la de la España gloriosa, católica y franquista. Todos los españoles que se vieron forzados a huir de España habían ya dejado de ‘ser españoles’ desde que Franco asumió el poder, y con ellos se perdió parte de la memoria colectiva del genocidio nazi. No debemos olvidar que al igual que muchos judíos, gitanos, homosexuales, comunistas y miembros de la resistencia también los españoles que habían 1
Bennassar (1989) “Cuando a causa de se régimen político, España no es admitida en la ONU excluyéndosela del concierto de naciones democráticas, cierra filas, azuza a los falangistas nostálgicos, acosa a los guerrilleros, instala el país en la autarquía y entona el canto de la España mártir y perseguida.” (388-­‐389) 8
huido de España al instalarse Franco en el poder, tras tres años de guerra interna, fueron llevados a distintos campos de concentración. Muchos de ellos fueron trasladados más tarde a campos de exterminio, la mayoría de ellos a Mauthausen. Las cifras oscilan entre 15.000 citados por Wingate Pike (2006:36) y Paul Preston (2006:315) 10.000 por Steenmeijer (2009:199) y 7.000 por Céspedes (2012:24). En los últimos diez años gracias a la labor de la Amical de Deportados de Mauthausen2 y al continuo esfuerzo de muchos españoles por integrarse a Europa se empieza a hablar y a escribir cada vez más sobre el tema, aunque las informaciones todavía no forman parte de la cultura popular. En Italia no ocurre lo mismo que en España ya que los italianos tomaron parte activa en la guerra al lado de Hitler. Es por esto que la obra de Primo Levi adquiere una capital importancia. Su libro Se questo e un uomo (1958) es lectura obligatoria en los liceos italianos. Su deseo de recordar y de no olvidar nunca, ha dado sus frutos. Primo Levi impulsado por el dolor y por el deber se comprometió toda su vida a dar testimonio en su literatura sobre los campos de exterminio. Nadie pone hoy en duda la verdad histórica de su testimonio literario. Ha habido también en España algunos autores que por su conciencia política y por su labor durante la Segunda Guerra Mundial sí se comprometieron con esta literatura de concentraciones. Entre ellos ocupa Jorge Semprún un lugar prominente. Él igual que Levi, se comprometió con su literatura a pactar con la verdad histórica, dando testimonio sobre su experiencia vivida y las de otros. Es este pacto con la historia, en forma de literatura, el que va a ser el objetivo de mi trabajo: cómo compaginar ficción y testimonio histórico, sin que el testimonio pierda credibilidad, cómo se visualiza la historia en la literatura de Semprún, cómo integra la ficción de manera que no pierda la realidad histórica ningún valor y cómo puede la ficción incluso apoyar los hechos históricos haciéndolos más verosímiles. Al final de esta investigación quedará demostrado que la obra concentracionaria de Semprún es un documento testimonial con valor histórico y que al igual que la obra de Primo Levi se ha convertido en un lugar de memoria. En este trabajo de investigación nos centraremos en la novela autobiográfica, El largo viaje de Semprún. Hemos elegido esta obra de Semprún ya que está en la misma línea de ‘testimonio histórico’ de Primo Levi. Semprún, también deportado, sufrió como él internamientos en campos de concentración, y como él fue también testigo directo de lo que describe. Su testimonio es igualmente un testimonio literario, artístico y adscrito a la literatura. Lo que me interesa en este trabajo es investigar el lenguaje y las estrategias literarias que utiliza Semprún para contar sus experiencias. ¿Qué papel cumple la ficción y la imaginación literaria? ¿Cómo elabora su trabajo de memoria y cuáles son las técnicas narrativas que utiliza para dar testimonio? Siguiendo la pregunta de Roland Barthes: “¿Dónde, pues, buscar la estructura del 2
Para este trabajo de investigación me he servido de varias libros publicados por varias Amical de deportados,
entre ellos Itinerarios e identidades (2011) y Triángulo Azul (2008)
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relato?” (1977:4) vamos a tratar de acercarnos al texto y entender como los diversos aspectos de la narrativa influyen y refuerzan la comunicación con el lector, con el fin de motivar en él la emoción requerida para poder desplazarse en el tiempo. Y como dice Paul Ricoeur: “efectuar el transfer por analogía” (1988:185). Para ello vamos a estudiar el texto ayudándonos del análisis estructural que hace Barthes de los relatos. Para analizar la memoria y ver como esta configura el texto nos hemos basado en el estudio de los formalistas rusos, sobre todo en el estudio que Tzvetan Todorov hace del discurso en Genres in discourse3 y para la terminología emplearemos las categorías que Gérard Genette desarrolló para el análisis de la voz. Los personajes de Semprún son reales aunque también los haya de ficción, y lo narrado es o pretende ser autobiográfico, su obra la podemos incluir en el género denominado acertadamente por Céspedes como “obras autobiográficas concentracionarias” (2012:31). Además, Semprún recorre el mismo itinerario que muchos de los españoles que tuvieron que huir de España: exilio, resistencia, deportación, exilio. Su testimonio aparte de atenerse a la verdad, por lo tanto histórico, es literario y se incluye en las obras universales. Es traducido a numerosas lenguas y ha ganado diferentes premios. Jorge Semprún es escritor, guionista, exministro de cultura, luchador por los derechos humanos y la defensa de la memoria, pero es además como él mismo dice, un deportado de Buchenwald. Y porque no ha dejado de serlo nunca simboliza a todos los demás republicanos que como él no dejaron jamás de definirse así. Para el análisis sobre la ficción me han ayudado mucho los libros de Hayden White, gran conocedor de la teoría de la historia, filosofía y antropología, así como diversos estudios de Paul Ricoeur. Sus estudios sobre la ficción en la historia y en el testimonio literario han sido la base de este estudio, así como las obras sobre la memoria del profesor Halbwachs y Pierre Nora. Los diversos estudios de Tzvetan Todorov sobre el testigo y el recuerdo, los estudios de Roland Barthes sobre ficción e historia me han servido también para analizar y comprender mejor la importancia de los recursos literarios en la obra de Semprún. Diversas entrevistas con Semprún, Reyes Mate y Paul Ricoeur han completado mis análisis. En los últimos diez años han aparecido diversos estudios sobre los republicanos españoles deportados a los campos de exterminio nazi que me han parecido importantes para mi investigación como el excelente libro del historiador británico David Wingeate Españoles en el holocausto (2006), Historia de los españoles en la II Guerra Mundial (2009) del documentalista y periodista Alfonso Domingo, The Spanish Holocaust (2012) de Paul Preston y el The Holocaust in Spanish Memory (2010) de López-­‐Quiñones y Zepp que recoge artículos de diversos autores entre ellos Reyes Mate e Isabel Estrada y Sharon Marquart. Pero serán los libros que recogen diversos testimonios de deportados españoles Triángulo azul de Mariano Constante y Manuel Razola (2008), Republicanos Aragoneses en la Segunda Guerra Mundial de Diego Gaspar Celaya (2010) e Itinerarios e identidades de Calvo 3
Tzvetan Todorov ‘The two principles of narrative’ y ‘Reading as Construction’ 10
Gascón (2011) los que me han parecido más interesantes para investigar y comparar las memorias literarias de Jorge Semprún con los testimonios directos de antiguos deportados. Diversas obras sobre la literatura de la deportación y material histórico sobre la era franquista, todas ellas nombradas en la bibliografía han completado mi investigación. 2. Tipos de memoria Antes de empezar a hablar sobre la actitud de España ante los acontecimientos de la II Guerra Mundial y como ésta ha repercutido en una memoria histórica diferente al resto de Europa, vamos a pasar a aclarar los diferentes pensamientos sobre los diferentes tipos de memoria. Para ello vamos a basarnos en Maurice Halbwachs (1991), Pierre Nora (1989) y Ricardo García Cárcel (2011). Maurice Halbwachs publica en 1925 Les cadres sociaux de la mémoire en la revista sociológica Les Travaux de L’Année Sociologique utilizando por primera vez el término de ‘memoria colectiva’. Dos de sus hipótesis mas importantes son que la memoria colectiva retoma su fuerza y su valor duradero de la colectividad (1991:15) y que no podemos separar la memoria individual de la memoria histórica (Ibíd.:17). Todas las memorias individuales dependen de una memoria colectiva y es esta memoria colectiva la que da al grupo una identidad y coherencia social. Los hechos ocurridos en el pasado se convierten a veces en recuerdos. Cada miembro revive y enriquece su memoria con los recuerdos de los otros miembros. Cada grupo desarrolla de esta manera una memoria colectiva que mantendrá estos recuerdos vivos mientras el grupo viva o lo considere necesario. La memoria colectiva remite así a la memoria compartida de tales recuerdos por un determinado grupo de la colectividad. Esta memoria colectiva existe mientras viva este grupo. Cuando el grupo desaparece esta memoria colectiva se convierte entonces en histórica. Halbwachs (Ibíd.:30) considera que hay diferentes memorias colectivas pero solo una historia. La memoria colectiva (Ibíd.:45) alcanza hasta un determinado punto del pasado y es en este punto que la historia comienza. Esta retiene del pasado solo lo que está vivo en el recuerdo. Halbwachs no considera muy acertado el término de memoria histórica (Ibíd.:27), según él se mezclan dos conceptos: memoria e historia que son complementarios. La historia comienza donde termina la memoria colectiva. Pierre Nora es considerado el continuador del pensamiento de Halbwachs (Lavabre 1998: 3, Hermans 2008:79) y completa las lagunas dejadas por Halbwachs en Between Memory And History (1989). Nora acepta la teoría de que hay tantas memorias como grupos (1989:9) y que la reconstrucción de la historia siempre es problemática porque pretende reconstruir lo que ya no 11
existe (Ibíd.:8). La memoria para Nora es absoluta y se alimenta de recuerdos concretos, mientras que la historia es relativa. Es el primero en hablar sobre Le lieux de memoires (Ibíd.:11), aunque Halbwachs ya lo había anticipado al ligar la memoria a los conceptos de espacio y tiempo (1950:55). Estos lugares de memoria siempre son ambiguos, naturales o artificiales. Para ser lugar de memoria tienen que tener un sentido material, simbólico y funcional (Nora 1989:18). Y lo que es más importante, éstos tienen que tener al principio una voluntad de memoria, para luchar contra el olvido. Nora añade (Ibíd.:19) que cuando falta esta intención de memoria no son lugares de memoria sino lugares de historia. A través del tiempo o por la voluntad de una colectividad pueden convertirse en patrimonio cultural de una colectividad (Hermans 2008:80). Pensemos en nuestros “dos minutos de silencio” en el 4 de mayo. Estos lugares de memoria van a ser muy importantes para nuestra investigación. Lo que nos parece más importante para nuestro trabajo es el pensamiento de Nora de que la memoria sólo conoce dos formas de legitimidad: la histórica y la literaria (1989:24). Estas se han ejercido paralelamente pero hasta ahora siempre de manera separada. Hoy en día estas dos disciplinas están integradas. Según Hermans (2008:80) es en la época del postmodernismo en la que estas dos disciplinas confluyen de nuevo para dar origen a nuevos géneros literarios como la novela histórica, memorias o la novela autobiográfica que será el núcleo de nuestro trabajo, y vamos a considerar también la memoria colectiva como una parte integrante del discurso histórico. Ricardo García Cárcel en La herencia del pasado (2011) nos dice también que se ha abusado del término memoria histórica, sobre todo en España y la llamada ‘memoria-­‐rescate’, ya que el término memoria histórica está muy politizado.4 Es a causa de la política de Franco y de la poca atención que se prestó en la transición a las víctimas de la Guerra Civil que este término de ‘memoria histórica’ ha sido incluso asignado a un año. El año 2006 se declaró en España el año de la memoria histórica. Y en el año 2007 se aprobó la ley de Memoria Histórica: “ley por la que se reconocen y se amplían los derechos y se establecen medias a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura.”5 4
Ricardo García Cárcel: “En los últimos años se ha usado y abusado en nuestro país de un término, memoria histórica, para invocar la necesidad de rescatar del presunto silencio u olvido un hito trascendental de nuestra historia reciente: la Guerra Civil. (2011: 24) 5
Boletín Oficial del Estado, 27-­‐12-­‐2007 12
3. La política del silencio La memoria colectiva remite a los recuerdos compartidos por un grupo de una colectividad. Estos recuerdos colectivos proporcionan al grupo una identidad o una cohesión social, influyendo en el patrimonio cultural de tal colectivo. Cuando Reyes Mate comenta en su artículo del El País del 23 de abril de 1998, que en España no hay ni rastro de lo que se puede llamar la cultura del holocausto porque España ha vivido de espaldas a este hecho, se limita en dicho artículo a hablar del exterminio de los judíos por la maquinaria nazi, pero no dedica ni una sola palabra a los republicanos españoles deportados, víctimas también del mismo régimen. Parece como si España y los españoles hubieran permanecido ajenos a esta barbarie. En Europa y en los EE.UU. hay al final de los 40 y en la década de los 50 una reacción negativa de parte de la población en general a recordar todo lo ocurrido. La gente quiere olvidar y concentrarse a llevar ‘una vida normal’. Gillian Banner dice en Holocaust Literature sobre este silencio que mucha gente, incluso muchos judíos, no quería oír las historias sobre los campos de exterminio. Pero según él, solo con el paso del tiempo desapareció la rivalidad entre los diferentes grupos y se vio una voluntad más clara en la sociedad para salir de la oscuridad de los recuerdos (2000:22). La mayoría de los culpables ya habían sido juzgados en Nürnberg y se impone de una manera inconsciente el silencio para poder vivir, como dice Semprún. Todavía en el año 1955, Primo Levi acusa en una conferencia dada en Torino a la sociedad de no querer oír nada sobre los campos de exterminio. Empieza su conferencia diciendo: Pasados diez años la liberación de los Lager; resulta triste y significativo tener que constatar que, al menos en lo que concierne a Italia, el asunto de los campos de exterminio, lejos de haberse convertido en historia, se encamina al más completo olvido. (2009:29) Y ve la causa de este silencio en la conciencia insegura o incluso en la mala conciencia de la sociedad (Ibíd.: 30). Antonio Muñoz Molina ve la causa de este silencio en la cultura italiana y francesa de la posguerra y comenta en su prólogo a La Trilogía de Auschwitz (2012:16) que esta cultura estuvo dominada por los partidos comunistas y que lo correcto era resaltar la 13
resistencia heroica de los comunistas, pero sin reconocer lo específicamente antijudío de la dictadura nazi. Pero este silencio agobia cada vez más. Los que han sufrido se dan cuenta de que tienen que hablar, que tienen que contar para que la historia no se vuelva a repetir y poco a poco se va rompiendo este silencio impuesto como táctica de sobrevivencia6. No olvidemos que Primo Levi tiene que esperar hasta 1957 para ver editado su libro Si esto un hombre, que ya había sido escrito en el 1947, y que ya entonces había sido rechazado por distintos editores. Hay que esperar la década de los 60, una vez tomada una primera distancia temporal de los horrores de la guerra, para que se empiece a observar una reflexión sobre la importancia de la memoria histórica, qué es lo que se tiene que recordar y qué es lo que se quiere olvidar. Tanto la creación literaria como al afán científico de reproducir la historia empieza a formar parte de la cultura de estas décadas. Art Spiegelman comenta que sus padres nunca hablaban sobre lo que habían sufrido y que tuvo que esperar hasta los años 70 para oír por primera vez la palabra holocausto (2011:12). Es a raíz de este descubrimiento que empieza a trabajar en su famosa novela gráfica Maus, la historia que cuenta la deportación de sus padres. Es en la década de los 80 cuando empiezan a surgir, cada vez con más frecuencia, documentos históricos tanto en forma de películas o de novelas dando testimonio de una memoria colectiva. Podemos decir que la memoria se convierte así a veces en un objeto de consumo ayudado por la televisión y por los otros medios de divulgación. Cada país utiliza la memoria para resaltar a sus héroes. También se realizan en este tiempo muchas películas, documentales, entrevistas o exposiciones. Hoy en día, quizás a causa de que la generación que participó en la II Guerra Mundial, está desapareciendo, existe un afán por conservar todo lo relacionado con aquellos hechos. A partir de la década de los 60 se rompe el silencio y se empiezan a buscar nuevos términos para describir la masacre efectuada por la dictadura nacionalsocialista de Hitler. ‘Holocausto’ ha sido la palabra más usada para referirse a los crímenes nazi. Muchos historiadores y autores la consideran errónea, aunque hay que reconocer que es el término más difundido y generalizado7. Corominas dice en El Diccionario Etimológico que aparece su uso hacia 1440, y deriva de la palabra griega: holócaustos y significa: “sacrificio en que se abraza el víctima por entero” (1980: 323). Gillian Banner ve en la palabra asociaciones cristianas, es a causa de esta connotación divina que muchos escritores se muestran reacios a utilizar este término (2000: 6). Primo Levi también se opuso al uso de esta palabra y dice: 6
Reyes Mate en su entrevista con Fedicaria cita el libro de Peter Novick Judíos, ¿vergüenza o victimismo? El Holocausto en la vida americana y dice que incluso los responsables judíos en los EE.UU. dieron la orden de que no se hablara. El deber del superviviente era convertirse en el mejor ciudadano norteamericano perfectamente asimilado. 7
Banner (2000) “I recognize that ‘Holocaust’ is problematic. For many writers it is loaded with a wounding sense which turns the morder of the Jews into a sacrificial act with divine implications. it also has specifically Christian associations which are potentially antagonistic as they invite an ‘archaic Christian notion of a Jewish calvary’. Nor is ‘Holocaust’ an exclusive Word; it is used increasingly to describe other disasters, for example, ‘nuclear holocaust’, and to describe other genocidas, large and small, and even events not genocidal. But it is the most easily and widely recognized by tose who are not students of the Holocaust and does not exclude the non-­‐specialist” 6-­‐7 14
(…) nunca me ha gustado la palabra "Holocausto". No me parece un término apropiado, es retórico sobre todo, erróneo. Representó un punto de no retorno en términos de proporciones, sobre todo de recursos, porque por primera vez en tiempos recientes el antisemitismo se convirtió en un proyecto planificado, organizado a nivel de Estado”(Entrevista con Jack Fuchs, 'El poder de las palabras')8. y, Jorge Semprún tampoco es amigo de la palabra y narra todo lo ocurrido en los campos sin nombrarla nunca. En su articulo El holocausto 60 años después dice Semprún que: “‘Holocausto’, por ejemplo, es un contrasentido casi obsceno. ‘Shoah’, que se ha impuesto de la ficción testimonial de Claude Lanzmann perdurará probablemente.” Gillian Banner (2000: 6) tras reflexionar sobre cuál es la palabra más adecuada decide utilizarla porque es el término más difundido, aunque ve el uso de ella problemático, por eso incluye también la palabra ‘Shoah’ (Ibíd. 7) 3.1 Neutralidad, no beligerancia y complicidad del franquismo La memoria colectiva o histórica en España sobre los campos de exterminio es diferente de la que tiene el resto de Europa. Creo que la principal causa de esto es la relación entre los hechos acontecidos durante la II Guerra Mundial y la represión franquista. El régimen impuesto por Franco tras ganar la guerra fue un régimen tan fascista como el de Italia o el de Alemania e incluso mucho más largo, ya que la sociedad española vivió hasta el año 1948 bajo el estado de guerra formalmente declarado por la Junta de defensa nacional (Di Febo & Juliá, 2005:31). La Junta de defensa se inventó leyes jurídicas para ejecutar una ejemplarizante represión (Ibíd.:32). Lo más importante era infundir miedo a través del ejemplo. Según Di Febo & Juliá la represión no consistía en asegurar la victoria militar sino en extirpar todas las ideas ajenas al régimen. Esta represión llevó al exilio a medio millón de españoles, encarceló a unos 300.000 y fusiló a otros 50.000, tras el día de victoria el 1 de abril del 1939 (Ibíd.:43). Ricardo García Cárcel añade 214.000 muertos en la posguerra, a causa del hambre o de la represión (2011:496) Un episodio muy oscuro en la historia de España es la participación pasiva y activa del régimen en la política de los campos de exterminio tanto de personas ajenas al régimen como de judíos. Aunque sobre la salvación de los Judíos ha habido diferentes teorías y mitos.9 8
Antonio Muñoz Molina dice en el prólogo de la Trilogía de Auschwitz que “[Primo Levi] veía en ella una tentativa de encontrar un sentido de sacrificio sublime o de pasión religiosa a lo que no había sido más que un proyecto político de sometimiento y destrucción de los seres humanos” (2005: 12) 9
En su libro El Franquismo, cómplice del holocausto de Eduardo Martín Pozuelo investiga sobre la participación del régimen en la salvación de los judíos españoles y plantea la tesis que en la mayoría de los casos fue mito y propaganda franquista: “Existen algunos casos aislados en que así puede considerarse, pues la excepción siempre es posible, pero la realidad documental es tozuda y muestra que, durante la II Guerra Mundial, Franco y su política fueron cómplices de las matanzas en los campos de exterminio. Lo fueron por la omisión delibera de salvar a miles de 15
Ya durante la Guerra Civil tanto Italia como Alemania ofrecieron apoyo militar a Franco. Recordemos el bombardeo de Guernica por los cazas alemanes el 26 de abril de 1937 y los regimientos italianos ofrecidos por Mussolini. En el año 1939 tras la victoria de Franco, Hitler y Mussolini le pasaron la factura. Franco, bajo una falsa neutralidad se tuvo que poner al lado del eje. Inmediatamente terminada la Guerra Civil, España anunció, el 27 de marzo, su adhesión al pacto Anti-­‐Komintern y el abandono de la Sociedad de naciones (Di Febo & Julia, 2005:43). Tamames dice que ya días antes del fin de la Guerra Civil, Franco estableció “vínculos formales entre el Nuevo Estado y Alemania e Italia, e incluso con el Japón, es decir con las tres potencias que en 1940 firmarían el famoso Pacto Tripartito” (1974 534). En el año 1938 Himmler toma contacto con el ministerio del orden público, exactamente con el general Martínez Anido, para firmar un contrato de cooperación. La Gestapo le reclama la repatriación de los comunistas y socialistas que habían luchado en las Brigadas Internacionales y que habían sido capturados (Preston, 2013:490) por las tropas sublevadas. Este contrato firmado el 31 de julio permitió el intercambio de prisioneros entre los dos regímenes.10 Los alemanes arrestaron a figuras prominentes incluidas en la lista de Lequerica, como Lluis Companys Jover, el presidente de la Generalitat de Cataluña. También fue arrestado el cuñado de Azaña Cipriano Rivas Cherif, con dos íntimos amigos del presidente en exilio: Carlos Montilla Escudero y Miguel Salvador Carreras (Preston, 2005:492). Entre los años 1939 – 1942 Franco se sitúa claramente al lado de Hitler, aunque oficialmente hace todo lo posible por declararse neutral. Esta ‘neutralidad’ estaba causada por el miedo que Franco le tenía a Gran Bretaña y a Francia, ya que estas potencias hubieran impedido la entrada de alimentos y combustibles si España hubiera entrado de manera activa en la guerra. Hay que decir que España por una parte, no compartía totalmente la ideología antisemita cada vez más clara y extrema de Europa. Dice Eduardo Martín de Pozuelo que Nicolás Franco, hermano del dictador, abogó por la suerte de los judíos, por lo que Ramón Serrano Suñer entonces ministro de asuntos exteriores, lo envió de embajador a Lisboa (2012:21). El ministerio de asuntos exteriores lo encabezaba Suñer, falangista y pronazi, y José Félix de Lequerica, monárquico y franquista que se caracterizó durante la II Guerra Mundial “por ser el martillo contra la resistencia española formada por exiliados” (2012:44) era el embajador español en Francia. Franco y la Falange se alegraban a medida que Alemania ganaba batallas y ocupaba territorios en Europa, ya que esto confirmaba la posición de Franco en personas puestas en sus manos por los nazis y lo fueron por el patético hecho de apoderarse de los bienes de los deportados a los que sólo consideraron españoles a la hora de reclamar sus dineros y haciendas.” (2012:20) 10
Preston: “Serrano Suñer was particularly interested in the whereabouts of several prominent captured Republicans, just as Himmler was concerned about exiled Germans. They reached an agreement whereby the Gestapo World establish an office in the German Embassy in Madrid and the Sicherheitsdienst would have offices in the main German consulates throughout Spain.” (2006: 494) 16
España y en el resto de Europa. El 22 de junio de 1940 Hitler obligó a Francia a firmar el segundo armisticio en Compiègne (Preston, 2013:490)11. Este armisticio le permitía a Alemania ocupar las dos terceras partes de Francia, la parte no ocupada pasaría a ser controlada por el gobierno de Vichy, presidido por el mariscal Pétain. José Félix de Lequerica sirvió de mediador para la firma de este armisticio. Esto le permitió a España ocupar Tánger, que a partir del 4 de noviembre quedó bajo control español (Di Febo & Julía 2005:44, Tamames 535:1974). Di Febo & Julía opinan que esta fue la primera vez que Franco pensó entrar de manera activa en la guerra12 y Tamames ve en el discurso que Franco pronunció el 17 de julio de 1940 el deseo claro del régimen para entrar en la guerra al lado de Hitler cuando habla de un orden nuevo en Europa: (…) la España que tejió y dio vida a un Continente, se encuentra ya con pulso y virilidad. Tienes dos millones de guerreros dispuestos a enfrentarse en defensa de sus derechos (1974:536-­‐537). En abril de 1940 Mussolini decide entrar en la guerra al lado de los alemanes, por lo que Franco decide cambiar el estatus de neutralidad por el de no beligerancia (Beevor, 2006:424), lo que le permitía un lugar privilegiado al lado del eje sin ganarse la enemistad de los aliados. La entrada de España en la guerra se volvió a cuestionar en septiembre de 194013, planeándose la operación ‘Felix’, que planeaba ocupar Gibraltar y utilizar el sur de España como base de ataque y vía de tránsito para las acciones en los territorios situados en el norte de África (Tamames: 1974:536). Pero Serrano Suñer dudaba de las garantías dadas por Ribbentrop y Hitler sobre las aspiraciones de España en el norte de África y sobre los propósitos italianos sobre la internacionalización de Gibraltar (Ibíd.1974:538). Franco y Hitler se reunieron de nuevo, el 23 de octubre y el 19 de noviembre en la estación de tren de Hendaya, donde se redactará el ‘Protocolo de Hendaya’ “en el cual se establecía que España entraría en la guerra al lado de las potencias del Eje, si bien se agregaba que oportunamente se fijarán los detalles” (Ibíd. 539). Pero a partir de este momento, Hitler se concentró en la preparación del ataque a la unión Soviética, mientras tanto el ejército italiano era derrotado en el norte de África. A partir de ahora todo se concentraba en la invasión de la unión Soviética. Franco y Suñer conscientes del curso de la guerra consiguieron escapar de la exigencias de Hitler presentando como excusa la situación económica por la que estaba pasando España. No obstante, Franco, presionado por 11
Eduardo Martín de Pozuelo dice que Hitler obligó a Francia a firmar este armisticio en el mismo lugar y en el mismo vagón donde se había firmado la derrota de 1918. 12
Aunque Beevor dice que Franco ya el 31 de octubre de 1939 comunicó a la junta de defensa nacional su plan de armar a dos millones de hombres, situarlos en la costa y bloquear el estrecho de Gibraltar. (2006: 424) 13
Según Beevor: el mismo día que ordenó invadir Tánger le envió a través del embajador Von Stohrer un mensaje a Hitler con el deseo de entrar en la guerra si el ‘Fuhrer’ lo necesitara y en el incluía sus condiciones. Estos le parecieron tan enormes a los nazis que Hitler envió a través de Von Richthofen que Franco se tenía que preparar para la operación contra Gibraltar necesaria para la invasión de Inglaterra por los alemanes. (2006: 424) 17
Hitler y obligado un poco por Suñer14 y los falangistas, envía 18.000 voluntarios a luchar contra Stalin, lo que se llamaría “la división azul”, que estuvo bajo mando militar alemán. Franco, para congeniarse con los aliados, le explicó al gobierno británico, que solamente quería luchar contra el comunismo, ya por entonces enemigo europeo, con lo que seguía manteniendo su neutralidad frente a Gran Bretaña y los Estados Unidos.15 En mayo de 1944, tras la total derrota del ejército alemán en Stalingrad, inició la división azul su retorno a España. Franco tuvo que aceptar que Alemania nunca ganaría la guerra y firmó con los Estados Unidos y Gran Bretaña un acuerdo en el que se comprometía a reducir los intercambios con Alemania (aprovisionamiento de wolframio) y cerrar los consulados alemanes (Di Febo & Juliá, 2005: 46). Cerca de 500.000 refugiados cruzaron la frontera francesa al final de la Guerra Civil. Muchos de los republicanos que huyeron a Francia se unieron a diferentes regimientos o grupos de la resistencia para luchar contra Hitler, ya que para muchos de ellos la II Guerra Mundial representó una manera de luchar contra el fascismo y también contra Franco16. Semprún reafirma esto y cuenta en el documental Nauwgezet en wanhopig (2009: II 31’00”) que en el año 1943 se une a la célula de la resistencia Jean-­Marie Action en la región de Borgoña que proveía de armas a los distintos grupos de la resistencia (Céspedes, 2012:21). Muchos otros formaron parte de una gran red de información que estaba en contacto con los aliados. Pero muchos de ellos no tuvieron tanta suerte. Una vez llegados a Francia fueron enseguida encerrados en campos de concentración. Los refugiados que cruzaron la frontera en el año 1939 fueron separados en diferentes grupos, mujeres, viejos y niños por un lado, y los hombres en edad de luchar por otro. El primer grupo, unos 170.000 fueron repartidos entre diferentes campos de refugiados. El grupo de hombres fue retenido en otros campos mayormente situados en el suroeste de Francia. El primer campo de concentración fue Argelès-­‐sur-­‐Mer (Beevor, 2006:36)17 creado el 1 de febrero de 1939 (Gaspar 2010:58). Le siguieron otros, Saint-­‐Cyprien que concentró a 90.000 prisioneros, el campo de Gurs que concentró a vascos, pilotos y miembros de las Brigadas Internacionales. Uno de los peores fue el campo de Le Vernet d’Ariège, considerado, campo de castigo completamente aislado del mundo exterior, lo mismo que el castillo de Collioure (Ibíd.:63). En estos campos se concentró a los republicanos considerados 14
Tamames: “El 24 [junio 1941] Serrano Suñer pidió ante la Junta Política de FET y de las JONS ‘el exterminio de Rusia’ culpable de la muerte de José Antonio, nuestro Fundador. (…) El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia del porvenir de Europa.” (1974: 540). 15
Di Febo & Juliá: “Por lo tanto, los aliados no debían temer nada de ella; todo lo contrario: España era una adelantada en la lucha contra el comunismo de la que los aliados podrían recibir alguna enseñanza. 16
Uno de los regimientos que comprendía un numero mayor de republicanos fue la 13e media brigada de la legión extranjera francesa y una compañía de republicanos españoles al mando del coronel Robert Laycock, luchó en la última fase por a liberación de Kreta. Tampoco se puede olvidar a todos los soldados que lucharon en el ejército Soviético, entre ellos el hijo de la Pasionaria, Ruben Luis Ibarruri, muerto en la batalla de Stalingrad. 17
El campo no era más que un trozo de pantano, rodeada de alambrada de tropas Senegalesas. 18
por las autoridades francesas como un peligro para la seguridad.18 Solo el campo de Bàcares fue considerado ‘campo modelo’ por las autoridades francesas, que fue reservado primeramente para los refugiados que estaban en camino de volver a España (Ibíd.:61). Francia no estaba preparada para un número tan grande de refugiados y les animaba a volver a España y rendirse a las autoridades. Muchos se habían integrado a las compañías de trabajadores extranjeros, unos 50000 pudieron liberarse así de los campos de concentración (Calvo Gascón 2011:63). Solo los que tenían contactos en Francia eran liberados de los campos tras firmar un formulario en el que declaraban que nunca pedirían ayuda del estado. La alternativa era emigrar a América o a otros países que los aceptara. Las otras posibilidades eran integrarse a la legión extranjera y ser destinado a Argelia o al norte de África (Ibíd.:64), o intregarse a los batallones de trabajo (Beevor 2006:422, Domingo 2011:14). Los refugiados españoles en Francía fueron unas de las primeras víctimas del nazismo tras la firma del armisticio de junio de 1940. Cuando los alemanes entran en París en la primavera de 1940 se dispersan las CTE (compañías de trabajadores extranjeros) y miles fueron hechos prisioneros por los alemanes. Ni el gobierno de Vichy ni Franco intentó hacer nada para protegerlos según los acuerdos internacionales sobre prisioneros de guerra (Wingeate 2006:39). Muchos trabajadores integrados en esta compañías prefirieron pasar a formar parte de las luchas clandestinas, teniendo así la ilusión que luchaban no sólo contra el nazismo sino también contra Franco. Una página bastante oscura y poco conocida en la historia de España es el exterminio de miles de republicanos por los nazis con la colaboración pasiva y activa del régimen franquista.19 El 27 de septiembre de 1940 el gobierno de Vichy impuso la ley: “por la cual todos los extranjeros varones de entre 19 y 54 años de edad que fueran una carga para la economía francesa y a los que no fuera posible devolver a sus países de origen podrían ser reclutados para los Groupes de Travailleurs Étrangers” (Domingo, 2011:14). Miles de exiliados españoles se encontraron obligados a realizar trabajos forzados. Entre ellos, 15.000 españoles fueron obligados a trabajar en la construcción de la Muralla del Atlántico entre 1940-­‐41. 4000 fueron deportados a las Islas del Canal, ocupadas por los alemanes, solo sobrevivieron 59 (Preston, 2006: 314, Domingo, 2011:14). 18
“Con el pretexto de aislar a criminales y delincuentes, se crearon –paralelamente a los campos de concentración-­‐ varios establecimientos de castigo, aunque en realidad la mayoría de sus huéspedes fueron españoles del común, fuertemente significados políticamente, que habían sido catalogados por la administración francesa como ‘elementos peligrosos y conflictivos’” (Gaspar 2010:63) 19
Molina ‘Max Aub: una mirada española y judía sobre las ruinas de Europa’: “Al declararse la guerra entre Francia y Alemania, en septiembre de 1939, la medida más inmediata del gobierno francés fue detener y encerrar en campos de concentración a todos los extranjeros, que por el hecho de serlo ya era sospechosos: republicanos españoles, alemanes y austriacos antinazis, italianos antifascistas apátridas de toda Europa, inmigrantes que llevaban toda la vida en Francia y creían que eso les daba algún derecho, judíos nacidos franceses e hijos y nietos de franceses que muy pronto serían enviados por sus compatriotas en trenes franceses, a los campos de exterminio del este de Europa” (1998: 136) 19
Más de 30.000 refugiados fueron deportados desde Francia a Alemania, y 15.000 fueron ingresados en campos de exterminio nazi.20 Los prisioneros españoles fueron vistos como antifascistas y enemigos de Alemania, y se les negó el estatuto de prisioneros de guerra. Además, como no tenían pasaporte fueron considerados apátridas. En una circular a oficiales nazis de Ebensee el 27 de junio de 1941 se declaraba que cuando Petain les entregó 6000 refugiados dijo: “no los necesito y no los quiero”. Los ofrecieron entonces a Franco y este los rechazó diciendo: “nunca repatriaría a quienes habían combatido por una España soviética” (Wingeate 2006:42,43).21 Así que el 50% terminó en Mauthausen y el resto en Auschwitz, Buchenwald (donde estuvo Jorge Semprún junto con otros 200 españoles (Céspedes, 2012:25)), Dachau, Gusun, Bergen-­‐Belsen, Sachsenhausen-­‐Oranienburg. Beevor habla de 7200 prisioneros en Mauthausen de los cuales murieron 5000 (2006: 429) sin contar los que murieron durante el transporte o los que fueron asesinados en la carretera o llevados directamente al crematorio sin recibir número y tampoco los que murieron después de la liberación. En Mauthausen los españoles constituían el 60% de los prisioneros (Wingeate 2006: 45) El 60% de los españoles republicanos que no sobrevivió la deportación pereció en Mauthausen (Preston 2006: 516). Preston afirma que el régimen de Franco, no solo no hizo nada por salvarlos sino que animó a los alemanes a detenerlos y a deportarlos (2006:315). Uno de los sobrevivientes José Ramón Cruz Mundet, subdirector General de los Archivos Estatales declara en su testimonio: Recordemos como un símbolo de esa lucha a aquellos primeros vehículos blindados de la División Leclerc que entraron en París para liberal la Capital y que iban pilotados por republicanos españoles. El tributo pagado a esta búsqueda de la liberta fue muy costoso para buen número de nuestros compañeros. Todo había empezado en realidad mucho antes de los combates en Europa, todavía en nuestro propio suelo. Ya entonces habíamos sido víctimas del nazismo y de otros regímenes fascistas que imperaban en Europa en aquellos tiempo y que en 1936 habían convertido a nuestro país, que había sido una joven República democrática, en un auténtico banco de pruebas de lo que se avecinaba. Cuando estábamos ya en el exilio y había empezado la guerra europea, el nazismo se encontró con algunos de nosotros en suelo francés y nos consideró como un colectivo peligroso, molesto para sus fines. Así que no es casualidad que ya en 1940 fuimos más de siete mil los republicanos españoles deportados a campos de concentración nazis. El nazismo reconocía en nosotros a enemigos, pero en Madrid había un Gobierno que flirteaba con Hitler. En aquel momento, se nos marcó con un triángulo azul, el reservado para los apátridas. Franco no se dignó reconocernos como ciudadanos españoles. El primer día en que llegaron presos españoles a Mauthausen, el 6 de agosto de ese año, yo me encontraba entre ellos; tenía entonces diecisiete años y entraban también en aquel campo conmigo mi padre y mi hermano mayor. Bermejo B. & Checa S. (2006) Prefacio de: Libro memorial, españoles deportados a los campos nazis (1940-­1945) 20
Ver Wingeate (2006: 39), Preston (2013: 315) Céspedes en su estudio sobre Semprún afirma también que Ramón Serrano Suñer en nombre del gobierno franquista rechazó el ofrecimiento de Hitler, de entregárselos como prisioneros republicanos. 21
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3.2 Memoria y silencio en España Antonio Muñoz Molina empieza su artículo titulado ‘Memoria crítica’22 diciendo que en España: “algo que nunca ha faltado son los defensores de la ignorancia” y se declara partidario de lo que llama working memory es decir la memoria activa, la que relaciona una experiencia inmediata con otras anteriores. El conocimiento histórico, dice, funciona de la misma manera, es relacionar el presente con el pasado porque solo así se puede comprender la historia. “El saber despierta el apetito de saber más; la ignorancia solo alimenta ignorancia y desgana” (Ibíd.) Podemos decir que este fue el lema de España en la posguerra. Franco lo sabía bien: dale al pueblo fiestas, fútbol, misa e ignorancia junto al culto de ‘lo español’ y cultivarás el olvido. Todo lo español se impuso en la enseñanza, en la propaganda, en la literatura y en la vida diaria.23 Poco a poco España se fue aislando así del resto del Europa. Este aislamiento influyó en la cultura nacional y hasta en la economía. Los San Fermines, las procesiones de la Semana Santa, la Feria y los Toros24 formaron uno de los pilares económicos, una vez pasados los primeros años de la posguerra y ayudó a olvidar penas.25 Todo este proceso acompañado de una ley extremada al máximo de censura dio sus frutos. El culto a lo español y a la hispanidad reforzó el aislamiento de España, ésta ya no solo estaba separada geográficamente de Europa por los Pirineos sino también por un régimen político que seguiría siendo muchos años fascista. Mientras que en Europa el silencio estaba impuesto por la mismas víctimas y a causa del dolor para hablar de lo acontecido en España este silencio era político y era impuesto desde el poder. Con la victoria de los aliados Franco se ve obligado a cambiar de política para legitimizar su régimen frente a los aliados. Declara que su régimen no es fascista ni nazi, sino español y sobretodo católico y declara que su lucha había estado dirigida contra la amenaza comunista.26 Franco se ve de todas maneras obligado a cambiar su gobierno, lo que aprovecha para deshacerse de la Falange que veía como peligrosa para asumir el poder absoluto, lo que siempre fue su objetivo.27 Según Bennassar (1989:401) Franco actuó siempre con mucho cautela en su relación con los falangistas. Sobre ello dice: “Franco se mantenía extremadamente vigilante y no toleraba ni desviaciones de lenguaje, ni iniciativas susceptibles de disminuir su poder”. Tras la 22
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http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/26/actualidad/1364312572_805278.html
“La ley de Reforma de la Enseñanza Media de 20 de septiembre de 1938 se alentaba textualmente a ‘la revalorización de lo español y, en definitiva, la extirpación del pesimismo antihispánico y extranjerizante, hijo de la odiosa y mendaz leyenda negra’” (García 2011: 462) 24
Abella: “La fiesta de los toros fue en los años cuarenta el otro gran espectáculo popular y masivo” (1996: 165) 25
Manuel Vázquez Montalbán en Crónica sentimental de España: “el culto a lo español era una filosofía que se prodigaba sobre las fachadas, en los libros de primeras letras e incluso en las piezas de cante hondo. (1986: 61) 26
“El arzobispo de Toledo y primado de España informaba a los aliados al día siguiente de la capitulación alemana, la guerra europea y mundial no había tenido nada que ver con la guerra de España, que había sido una verdadera cruzada en defensa de la religión, la patria y la civilización. (Di Febo & Juliá 2006:46) 27
Bennassar: “a partir de 1943, la evolución de la conflagración mundial y la creciente posibilidad de la derrota del Eje llevaron a Franco a privilegiar los valores monárquicos a expensas de los de la Falange y de la doctrina de José Antonio, decididamente antimonárquica” (1989:402) 21
unificación de la Falange y de las JONS (ya fusionados en 1934) con la Comunión Tradicionalista, Franco se erige como Jefe único el 9 de abril de 1937 (Ibíd. 389). Y mientras que en Europa se empiezan a instaurar las democracias en España empieza una muy especial: una democracia ‘orgánica’. En julio de 1945 Franco destituye a Suñer como ministro de asuntos exteriores y nombra a Alberto Martín Artajo. Su nombramiento es solo una nueva estrategia para cambiar la imagen del régimen y afianzarse todavía más en el poder. La prensa, la censura y la propaganda, hasta ahora en manos de la Falange pasa así al ministerio de educación nacional. Los falangistas son substituidos por los católicos, y la iglesia entra a formar parte de la vida diaria.28 Di Febo & Juliá describen el régimen Franquista de la siguiente manera: “El modelo nacionalcatólico se presentaba como ‘singularidad’, que comportaba también la redefinición de un concepto de democracia ligado a la ‘diferencia’ española, cuyas raíces ahondaban en una tradición mítica, caracterizada por la identificación entre patria y catolicismo, seña de identidad de la ‘esencia española’ y garantía de convivencia civil.” (2006: 55) Los aliados no estaban contentos con Franco pero un régimen socialista o comunista en manos del gobierno del exilio les interesaba todavía menos. España fue puesta entonces en cuarentena por las democracias occidentales. Su aislamiento político prolongó la penuria material y contribuyó a mantener el ghetto ideológico (Bennassar, 1989:419). “España no recibió su parte en el plan Marshall destinado a relanzar la economía europea, además el cierre de la frontera francesa de 1945 a 1948 la dejó aislada de la mayor parte de Europa.” (Ibíd.: 419). Abella (1996:170) afirma que en 1945 tras finalizar la II Guerra Mundial, España entra en un segundo periodo de posguerra y que a causa de habérsele negado el Plan Marshall se hundió en años de miseria, debido a la rigidez del régimen a hacer como dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Martín Artajo: “España no hacía concesiones políticas”. Este aislamiento fue aprovechado por Franco para imponer su política de silencio, reprimir la memoria colectiva y adaptar la memoria histórica a sus propios intereses. El franquismo aprovechaba cualquier ocasión para “evocar la Guerra Civil como permanente referencia memorística, naturalmente a su manera” dice Ricardo García (2011:27). En las escuelas se impartirá una historia partidista29 y la ley de censura se ocupará del resto. Cuando España empieza a salir del aislamiento internacional ya es demasiado tarde para cambiar el curso de la historia, Franco está bien asentado en el poder y es reconocido por la democracias occidentales. El 10 de febrero de 1948 el gobierno francés abre de nuevo las 28
“en sus discursos públicos y en las entrevistas, Franco subrayaba la distancia entre el fascismo y el régimen español, en cuanto católico, y presentaba las reformas propuestas como elementos constitutivos de la ‘democracia orgánica’ (Di Febo & Juliá 2006: 54) 29
Molina ‘La invención de un pasado’: En la escuela franquista nos enseñaban un pasado de reconquistas, glorias militares y heroicidades religiosas, y borraban cualquier posibilidad de que conociéramos otro pasado, el que ahora podría ser mas fértil para nuestro presente, el de una tradición literaria de cosmopolitismo, tolerancia verdad (…) (1998:215) 22
fronteras, y el 18 de enero de 1950 el secretario de Estado norteamericano, a causa de la guerra con Corea, propone la entrada de embajadores en España y propone también de manera discreta la entrada de España en la ONU en las organizaciones especiales de la ONU. El 4 de noviembre de 1950 se aprobó el ingreso de España en dichos organismos. Con estás medidas quedó el régimen de Franco reconocido. El 20 de noviembre de 1952 publica el ABC en su primera pagina un artículo diciendo que España es ya miembro de cinco organizaciones internacionales, entre ellas, “una de las mas importantes instituciones creadas por la carta fundacional de la O.N.U.”, la UNESCO.30 Los exiliados por su parte habían seguido luchando para destituir a Franco desde el exilio. Ya a finales de 1944 se había creado el primer organismo de oposición al régimen franquista: La Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas. Esta estaba formada por republicanos, sindicalistas y socialistas y su fin era terminar con la dictadura y crear un gobierno ‘de coalición de la republica’ que lo integrarían republicanos, anarquistas, socialista y comunistas (Di Febo y Juliá 2005: 67, Tamames 1974:551). En este plan Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos pretendían sustituir a Franco por Don Juan de Borbón, mientras que los exiliados insistían en la legitimidad de la Republica. Al final terminó fracasando el acercamiento entre los dos campos y terminó la Alianza disolviéndose. El resultado fue que la memoria republicana permaneció fuera de la frontera, junto con los exiliados que tardarían años en poder volver a España. La memoria de las víctimas republicanas estará por lo tanto ausente de la sociedad hasta mucho después de la transición. Hablar de la II Guerra Mundial suponía hablar de los exiliados republicanos y al régimen le interesaba silenciar este punto. Pero en cambio todo lo relacionado con la supuesta neutralidad de España durante la II Guerra Mundial es aprovechado al máximo.31 Un aspecto muy importante del régimen fue el control absoluto de los medios de comunicación de masa. La ley de prensa promulgada en 1938 estaba basada en las leyes fascistas italianas (Bennassar, 1989:416). Los periodistas tenían que seguir consignas muy estrictas. Estaba claro que el fin era ponerlos al servicio del régimen. La censura se amplió también a todos los aspectos culturales. Muchos autores como Alfonso Sastre, José Antonio Bardem, Luís Berlanga se vieron sometidos a una censura atroz, pero se las ingeniaron y lograron llevar al público a pesar de todo una crítica social. Dice Ricardo García Cárcel que “España construye sus propios referentes a partir de su hito fundacional: el 18 de julio de 1936” (2011: 460). La sociedad se llena de fiestas cuyas 30
ABC 20/11/1952 http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1952/11/20/015.html
Dice Bennassar: “la consigna del 14 de mayo de 1945, después de terminada la guerra en Europa, ordena que las noticias sobre la guerra del Pacífico, sin excepción, aparezcan siempre en primera plana y que sean siempre presentadas desde un ángulo favorable a las potencias anglosajonas insistiendo en el hecho de que se beneficiaron de la neutralidad de España” (1989: 417) 31
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referencias sirven para mantener viva la memoria franquista; el día del caudillo, el aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, el 18 de julio, y otras fiestas religiosas como el Corpus, la fiesta del Pilar etc. Con todas estas fiestas se intenta anular de la memoria las fiestas que ya existían antes de la guerra, como el 14 de abril (día de la republica) o el 1 de mayo (día del trabajador). Con todo ello se consigue extinguir toda la memoria republicana. En 1940 se empieza a construir Franco el Valle de los caídos, esta obra será realizada en su mayoría por los presos políticos. La obra es terminada en abril de 1959 y es el lugar de memoria por excelencia del franquismo (Ibíd.: 460). El nacionalcatolicismo no sólo se limitó a manipular la memoria colectiva sino que llegó hasta a transformar la historia oficial de España y declara que el régimen no era sino el “producto del caos originado por la república” (Ibíd.:462). Ésta fue considerada la responsable de todos los desastres de la guerra. La fecha del 14 de abril es estigmatizada. Y como muy acertadamente dice Ricardo García Cárcel: “el propio nombre de República o republicano se borra en beneficio de una semiología mas desgarrada: rojos, separatistas, izquierdistas, marxistas, enemigos de la patria” (Ibíd.:465). Opinamos como Cárcel que la memoria histórica fue también “descaradamente parcial”, y que creó sus propios héroes y lugares de memoria. Las diferentes memorias personales se subordinaron a la única memoria permitida por el régimen (Ibíd.: 465). El 11 de abril de 1945 es liberado Buchenwald por los americanos y los propios prisioneros. Wingeate nos recuerda el juramento tomado en Buchenwald el 19 de abril de 1945 por los sobrevivientes: “Juramos ante el mundo entero, en esta plaza de revista, este lugar de crueldad fascista, que nunca abandonaremos la lucha hasta que el último de los culpables comparezca ante los jueces del pueblo” (2006:17). En nombre del partido comunista español firmó Jaime Nieto.32 Y una vez liberados los campos de exterminio y derrotada Alemania comienza el retorno de los deportados a sus respectivos países y con ello el reconocimiento por los nuevos gobiernos del dolor ocasionado a las víctimas. El único gobierno que elude esta responsabilidad es el gobierno de Franco. La esperanza de destituir a Franco finaliza en 1944, con el desastre de la invasión del valle de Arán y en 1945 con la aceptación de Franco por parte del gobierno norteamericano. El gobierno español no reconoce a los deportados republicanos como españoles y la mayoría prefiere quedarse en Francia. En 1969 erige el gobierno francés en el cementerio de Père Lachaise un monumento a las víctimas españolas perecidas durante la barbarie nazi (Wingeate 2006:477). En España hay que esperar 60 años hasta el año 2005 para que el gobierno de la Generalitat asista a la conmemoración de la liberación del campo de Mauthausen. El 27 de enero instaura la ONU como fecha oficial del día de la Memoria de 32
Jorge Semprún también relata este hecho en La escritura o la vida: “Una semana antes, el 19 de abril, los delegados de todos los partidos comunistas de Buchenwald se habían reunido para redactar una declaración política. (…) El delegado español había firmado con sus dos nombres: a su nombre verdadero Jaime Nieto, había añadido entre paréntesis el seudónimo de Bolados, bajo el cual se le conocía en Buchenwald. (2013:205) 24
Holocausto. Zapatero es el primer Presidente de Gobierno que asiste en mayo del mismo año al homenaje oficial a los republicanos víctimas del nazismo y estas fueron sus palabras: Nunca más. Nunca más a la opción totalitaria; nunca más al horror; nunca más al crimen por el crimen; nunca más a la locura de la guerra; nunca más al fascismo y al nazismo33 Al silenciar el gobierno franquista las víctimas de los campos de exterminio durante tantos años se hizo cómplice de estos hechos, ya que la meta de la política de los campos de concentración era deshumanizar al deportado, privándole de su nombre, de su nacionalidad, de su situación civil, de sus recuerdos y de su memoria, es decir borrarles de la historia.34 Al acabar la guerra, se siguió con esta política. Estas víctimas siguieron sin existir para el gobierno español. Como muy bien dice Primo Levi: El fascismo estaba muy lejos de haber muerto, sólo estaba escondido, enquistado; estaba mudando de piel, para presentarse con piel nueva, algo menos reconocible, algo más respetable, mejor adaptado al nuevo mundo que había salido de la catástrofe de esa Segunda Guerra Mundial que el fascismo mismo había provocado (2012:216). 33
http://elpais.com/diario/2005/05/09/internacional/1115589602_850215.html Primo Levi cita en el prefacio a Los hundidos y los salvados de la trilogía de Auschwitz (2012: 475) a Simon Wiesenthal que recordaba como los soldados de la SS se reían de los prisioneros diciéndoles: “De cualquier manera que termine este guerra, la guerra contra vosotros la hemos ganado; ninguno de vosotros quedará para contarlo, pero incluso si alguno lograra escapar el mundo no lo creería. Tal vez haya sospechas, discusiones, investigaciones de los historiadores, pero no podrá haber ninguna certidumbre, porque con vosotros serán destruidas las pruebas.” 34
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4. Primo Levi, ritualización de la memoria. La necesidad de hablar a ‘los demás’, de hacer que ‘los demás’ supiesen, había asumido entre nosotros, antes de nuestra liberación y después de ella, el carácter de un impulso inmediato y violento, hasta el punto de que rivalizaba con nuestras demás necesidades más elementales; este libro lo escribí para satisfacer esa necesidad; en primer lugar, por lo tanto, como una liberación interior. (Introducción a Si esto es un hombre 2012:28) La traducción española de Si questo è un uomo, aparece bajo el titulo Si esto es un hombre y fue editado el mismo año de la muerte de Primo Levi en 1987. Junto con La tregua y Los hundidos y los salvados, publicados poco antes de su muerte, forma La Trilogía de Auschwitz, una de las referencias más conocidas de la literatura concentracionaria. Levi fue deportado tras una breve colaboración con un grupo partisano a Auschwitz en el año 1944. El 17 de enero cuando los alemanes abandonan Auschwitz con la mayoría de los prisioneros, Levi, enfermo de escarlatina, permanece en el campo. El 27, día de la liberación de Auschwitz Primo Levi es trasladado a una enfermería y tras unos meses en ella emprende su regreso. Levi decidió tras su vuelta dedicar toda su vida a dar testimonio sobre los campos de exterminio y de luchar contra el olvido. El deber de memoria fue el objetivo de su literatura. El recordar y el memorizar fue su estrategia para sobrevivir, tanto en el campo como tras su liberación. Para él, la memoria significaba luchar contra la pérdida de la identidad. El recordar es, según Banner, una manera de resistir y los que se olvidan a sí mismos no pueden sobrevivir (2005:88). Un día en Auschwitz, trata Levi de recitar El Canto de Ulises (2012:141) y cuando no acierta a recordar ciertas rimas le entra un momento de pánico, y tiene la sensación de que pierde el control y le invade el miedo de olvidar: Daría el potaje de hoy por saber juntar non ne avevo alcuna con el final. Me esfuerzo en reconstruir por medio de las rimas, cierro los ojos, me muerdo los dedos: pero de nada sirve, lo demás es silencio (2012:147).35 Anteriormente ya anota hablando de los recuerdos: Los recuerdos del mundo exterior pueblan nuestros sueños y nuestra vigilia, nos damos cuenta con estupor de que no hemos olvidado nada, cada recuerdo evocado surge ante nosotros dolorosamente nítido” (2012:81). 35
El recitar poemas también tuvo una importancia muy grande para Semprún en Buchenwald. En su entrevista con Guadalupe Alonso y José Gordon comenta: “Se reconquistan ciertos espacios de libertad cuando uno puede compartir poemas a tres o cuatro amigos. En el campo de concentración yo recitaba a un grupo de españoles poemas de García Lorca. Aquello era una fiesta, terminaron por aprenderse esas líneas y, parece que no, pero eso da fuerza.” (Entrevista inédita con Jorge Semprún) 26
Rescatar del olvido significa para Levi tener control sobre su vida. Más tarde convierte la memoria no solo en un deber sino que también en un modo de investigar el pasado. Mate es de la misma opinión cuando afirma “Sin la memoria de la injusticia no es imposible hacer justicia” (Mate, 2010:26). Para Mate “se trata de comprender el pasado pero de una forma más completa, pues el objetivo es que nada se pierda” (Fedicaria: 11036). Levi distingue dos categorías de sobrevivientes para los primeros “el recuerdo es algo extraño, un cuerpo doloroso (…) que tratan de eliminar”. Para los segundos “recordar es un deber: estos no quieren olvidar, y sobre todo no quieren que el mundo olvide” (2012: 228). Este compromiso con la memoria es también un compromiso político con la historia, y este compromiso comienza ya en el Lager con el propósito de no olvidar ningún detalle37. Para Levi la memoria tiene un objetivo muy claro; influido por el propósito del nazismo que era borrar todo rastro de la existencia de los campos de exterminio, convierte su lucha en una ritualización, o dicho de otra manera, en deber de memoria. Para ello es muy importante dejar testimonio escrito y compartir sus experiencias con las generaciones más jóvenes. Por eso Levi dedicó parte de su tiempo a impartir conferencias en colegios. También Semprún cuando va a Buchenwald lo hace acompañado de Thomas y Mathieu Landman, sus “nietos por lazos del corazón” (2013:203,300)38, y lo mismo hace Vladek Spiegelmann transfiriendo sus memorias a su hijo Art. También para Spiegelmann es el acto de memorizar una manera de investigar el pasado y también un compromiso con el futuro. Mate dice hablando sobre el papel de la memoria y de las víctimas: La memoria no es solo sentimiento, es también conocimiento de tipo hermenéutico, que permite dar sentido a lo que la cultura dominante, fundamentalmente amnésica, ha privado de contenido. Por ejemplo, la figura de las víctimas. Las víctimas han existido siempre, pero eran insignificantes. Y lo que hace la memoria es hacerlas significativas. Luego está la experiencia del Holocausto que crea en Occidente un tercer momento de la memoria, y es el de deber de memoria (…) Cuando se habla del deber de memoria es para dar a entender que este momento singular de barbarie fue un momento que escapa al conocimiento, ¡pero que tuvo lugar! (…) Tras la experiencia del Holocausto, la memoria consiste en reconocer que lo impensable ha tenido lugar y entonces se convierte en algo que da que pensar (Mate: entrevista con Berta Ares Pág. 36) 36
http://www.fedicaria.org/concSocial/entrevistas/C12_Reyes_Mate.pdf
Levi comenta: que es lógico que los historiadores de los Lager “hayan sido casi todos prisioneros políticos: porque los Lager eran un fenómeno político; porque los políticos (…) podían recurrir a un fondo cultural que les permitiese interpretar los hechos que presenciaban; porque, precisamente como excombatiente, o incluso como combatientes antifascistas, se daban cuenta de que su testimonio era un acto de guerra contra el fascismo” (2012:481) 38
Hablando sobre la importancia de transmitir la experiencia a los jóvenes dice Semprún: “Los testigos dejarán de existir. En la transmisión de esta memoria, los jóvenes son los más receptivos, los más capaces de entender” (entrevista con Guadalupe Alonso y José Gordon) 37
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Pero para que la memoria perdure, tiene ésta que encontrar un camino para expresarse (Banner 2000:90). Uno de los más importantes y el que utiliza Levi es el testimonio literario. Sobre el testimonio dice Isabel Estrada, que es la transición entre memoria y historia, porque es el primer paso para la construcción del discurso histórico (2010:45). Y las experiencias individuales del pasado, dice Mate (2010:21) son imprescindibles para elaborar la memoria colectiva. Siguiendo a Marie-­‐Claire Lavabre podemos decir que Primo Levi es un vocero, un testigo autorizado o como ella dice “un notable empresario de memoria” (2009:20). Nos hace partícipe de una memoria, de “una historia aún caliente” (2009:18) nos acerca y nos hace compartir su pasado como deportado. Es a causa del gran impacto tanto en el mundo de la literatura como en el mundo de la sociología por lo que Levi se ha convertido en un icono dentro del género literario de las memorias. Además, su compromiso político lo ha convertido en un constante luchador contra el fascismo, haciendo de su testimonio un Lieux de memoire. 28
5. Jorge Semprún Entonces, presa de un pánico repentino, ignorando si podía invocar a algún Dios para acompañar a Maurice Halbwachs, consciente de la necesidad de una oración, no obstante, con un nudo en la garganta, dije en voz alta, tratando de dominarla, de timbrarla como hay que hacerlo, unos versos de Baudelaire. Era lo único que se me ocurría. O morte, vieux capitaine, il es temps, levons l’ancre… La mirada de Halbwachs se torna menos borrosa, parece extrañarse. Continúo recitando. Cuando llego a … nos coeurs que tu connais sont remplis de rayons, un débil estremecimiento se esboza e los labios de Maurice Halbwachs. Sonrie, agonizando, con la mirada sobre mi, fraterna. (La escritura o la vida 2013: 35-­‐36) Jorge Semprún Maura nació el 10 de diciembre de 1923 en Madrid y murió en París el 7 de junio de 2011. Es difícil describir su larga vida en pocas palabras, fue una trayectoria llena de aventuras. Su educación como intelectual y luchador le abrió el camino para convertirse en combatiente de la resistencia, escritor y ministro de España. Semprún tiene 13 años cuando en el año 1936 empieza la Guerra Civil española. Se traslada a La Haya, Holanda, en donde su padre consigue el puesto de embajador. Una vez terminada la Guerra Civil su familia se traslada a París donde empieza a estudiar filosofía en la Sorbonne. Cuando Alemania ocupa Francia Semprún entra a formar parte de la resistencia. En el año 1942 se afilió al Partido Comunista de España (PCE). Un año mas tarde es denunciado y es capturado por la Gestapo. Tras una estancia en Auxerre donde es interrogado y torturado fue deportado a Buchenwald, un campo de concentración situado cerca de Weimar. Tras la liberación de Buchenwald vuelve Semprún a París. Su lucha no acaba con el fin de la II Guerra Mundial pero se concentra ahora en derrotar el franquismo e instaurar la democracia. Vive una vida clandestina bajo el seudónimo de Federico Sánchez, realizando misiones secretas en España y en el año 1959 llega a formar parte de la dirección del partido comunista. En 1963 publica su primer libro en Éditions Gallimard Le grand voyage y poco tiempo después en 1964 es expulsado del Partido Comunista. Con su expulsión del partido y la publicación de su primer libro empieza la vida de Semprún como escritor, la literatura se va a convertir en la meta de su vida y es en esta época, que recupera la nacionalidad española. A partir de este momento Semprún se va a dedicar al trabajo de elaborar sus memorias y a dar testimonio de los campos de concentración y de los crímenes del fascismo. Igual que Primo Levi, autor al que admira profundamente, se dedica Semprún a la literatura concentracionaria, aunque tampoco excluirá de su literatura la crítica al partido comunista. Tras su expulsión del PCE se retira de la política y no volverá a participar activamente en ella hasta el año 1988, en que Felipe González le ofrece la candidatura como ministro de Cultura que ocupará hasta el año 29
1991. Pero también esta vez terminará decepcionado de la política a causa de todos los problemas de corrupción en los que el PSOE se ve envuelto. 5.1 El largo viaje El largo viaje aparece en francés en 1963 como Le grand voyage, editado por Gallimard. El 1 de mayo de 1964 Jorge Semprún recibe el premio Formentor por esta primera obra literaria. El premio consiste en la traducción de la obra a 13 lenguas. Lo curioso es que la traducción al español prevista por Carlos Barral no pudo llevarse a cabo, ya que la censura franquista había prohibido la publicación de El largo viaje en España, por lo que Carlos Barral hace imprimir el libro en México, como un único ejemplar. Semprún cuenta como le emocionó recoger este ejemplar de las manos de Barral ya que la portada era la misma de la futura edición, pero las páginas estaban en blanco: Barral ha encargado la realización de un ejemplar único de mi novela. El formato, la encuadernación, número de páginas, la sobrecubierta ilustrada: todo es conforme al modelo de la futura edición Salvo un detalle: las páginas de mi ejemplar de hoy están en blanco, vírgenes de cualquier el mexicana. carácter de imprenta. Carlos Barral hojea el libro delante de mí para hacerme comprobar su blancura inmaculada. La emoción se apodera de mí, al fin. (Semprún 2013:291) La primera edición en español fue publicada en la Habana en 1970 y en 1976 apareció por fin en España en Seix Barral, traducido por Jacqueline y Rafael Conte. Comparando su experiencia con la de Primo Levi dice Semprún, que Levi volvió a la vida gracias a la literatura mientras que él esperó tantos años porque escribir sobre Buchenwald le hundía en la muerte (Ibíd.:267-­‐268). Céspedes opina que la literatura concentracionaria de Semprún le ayuda a reconstruir su identidad diferenciándose de la de miembro del partido comunista y afirmándose como combatiente de la resistencia (2012:59)39. El libro sale un año después de su expulsión del PCE y lo cierto es que la ruptura con el PCE lo afirma y lo identifica como escritor. Semprún en la entrevista otorgada a El País, ‘La memoria de un superviviente’ (El País, 19 de mayo de 2001) dice que la política siempre es un proyecto de futuro y que por eso le ayudó a olvidar y no vivir en la memoria del pasado. Pero al dejar la política dice, aunque no se vuelva al pasado, la relación con la propia vida se vuelve diferente, por eso empieza a elaborar un trabajo de memoria. Semprún había abandonado el PCE pero no abandona su lucha por una sociedad que él considera más justa. En El largo viaje el narrador dice: “No quiero convertirme en un 39
“la razón principal por la que Semprún escribe primero obras concentracionarias es para empezar a reconstruir su identidad, basándose en una época de su experiencia vital, diferente de su paso por el PCE, para separarse de la imagen de sí que mejor lo definía, el realidad, en ese momento: la imagen de exmiembro del PCE y de su Comité Ejecutivo.” (Céspedes 2011:59). 30
excombatiente. Yo no soy un excombatiente. Soy otra cosa, soy un futuro combatiente” (1976:96). Semprún pretende no ser olvidado como autentico miembro de la resistencia y ser la razón ésta por la que fue detenido y enviado a Buchenwald. Cuando el soldado alemán de Auxerre le pregunta a Gérard por qué está detenido, ¿Warum sind Sie verhaftet?, él contesta: “estoy detenido porque soy un hombre libre, porque me he visto en la necesidad de ejercer mi libertad y he asumido esta necesidad” (Ibíd.:53). A partir de este momento Semprún va a tomar su propia vida como fuente literaria para crear su obra. Sus temas principales van a ser sus experiencias como combatiente en la resistencia, como deportado en Buchenwald y como miembro del PCE. La mayor parte de su literatura es por lo tanto autobiográfica. Céspedes, en su artículo sobre el carácter literario de las obras de Semprún, distingue entre novelas autobiográficas y autobiografías, El largo viaje, dice es un ejemplo de las primeras mientras que La escritura o la vida la considera una autobiografía (2001:75). Aunque en su libro La obra de Semprún (2012) ya no hace la distinción de una manera tan clara entre los dos géneros y considera toda la obra concentracionaria de Semprún como obras autobiográficas, dando por hecho la existencia de un pacto tácito entre el autor y el lector en el que este último acepta como verídico lo relatado (2013:53). Esto último nos parece mas acertado ya que El último viaje consta de los componentes necesarios para ser una autobiografía definidos por Philippe Le Jeune (1976: 15): primeramente identidad entre autor, narrador y personaje y aunque el narrador y personaje principal tienen otro nombre, Gerard, no es este tan diferente del de Semprún, ya que este es su nombre de combatiente en el maquís y Manuel es el nombre por el que Semprún era conocido en Buchenwald, y segundo el tema tratado es la experiencia personal de Jorge Semprún como deportado y sus recuerdos anteriores y posteriores al Lager. Como demostraremos mas tarde todos ellos se basan en su vida real y demostraremos también que la ficción en El largo viaje tiene la función de aportar más verosimilitud a lo relatado, pero no cambia ni añade datos falsos. El Largo viaje consta de dos partes claramente delimitadas por dos marcos narrativos diferentes. En la primera parte el marco narrativo es el trayecto en tren desde la estación de Compiègne hasta el campo de concentración de Buchenwald. Los personajes principales son el narrador y el chico de Semur. Este último pertenece a los personajes de ficción, creado para servir de soporte a la configuración de la figura del narrador. El hilo conductor de la primera parte es la conversación que se entabla entre los dos y los recuerdos que esta conversación despierta en el narrador. La voz principal es la del narrador que desde un futuro extradiegético, 16 años más tarde de ser liberado, recuerda sus experiencias como colaborador de la resistencia, episodios ocurridos durante su deportación y los primeros tiempos tras la liberación del campo. Así se mezclan en el tiempo narrativo del relato, el presente narrativo: el 31
viaje en tren, el pasado: la colaboración con la resistencia y el futuro: las vivencias del campo y la liberación del mismo. El narrador relata sus memorias desde un futuro hipotético, “Hoy, diecisiete años después de aquel viaje, cuando recuerdo aquel día, en el transcurso de aquel viaje de hace diecisiete años…” (1976:189), pero coloca el viaje en tren en el presente de la narración. La narración está fragmentada continuamente con recuerdos contados a veces reiterativamente, volviendo una y otra vez a ellos. Todas estas estrategias narrativas van encaminadas a configurar la identidad del propio narrador como resistente y como ‘Rotspanier’40. Como damos por hecho que la novela es una autobiografía literaria y cuyo fin es dar testimonio y elaborar una memoria, reconocemos en la identidad del narrador, la identidad de Semprún. Céspedes opina que la imagen que Semprún quiere dar de sí mismo es una imagen heroica y que al querer identificarse solo como resistente pretende desligarse de su filiación al PCE (2013:68). La primera parte se interrumpe con la llegada del tren a Buchenwald. Esta segunda parte es mucho más corta que la primera. Semprún cambia aquí de voz narrativa y sigue el relato en tercera persona. Este relato es el único en que Semprún elige la tercera persona para dar testimonio sobre Buchenwald. Este personaje sigue siendo Semprún, ya que elige el nombre de Gerard, su nombre en la resistencia.41 El tiempo narrativo del relato es también el presente, pero la distancia con el personaje es ya mucho más grande. Al contrario de la primera parte en la que los diálogos están encaminados a configurar el ‘yo narrativo’ en la segunda parte la heterodiégesis silencia al narrador y expresa la dificultad de Semprún para hablar sobre su experiencia como deportado. Mi problema, que no es técnico sino moral, es que no consigo, por medio de la escritura, penetrar en el presente del campo, narrarlo en presente… Como si existiera una prohibición de la figuración en presente… De este modo, en todos mis borradores la cosa empieza antes, o después, o alrededor, pero nunca empieza dentro del campo. Y cuando por fin he conseguido llegar al interior, cuando estoy dentro, la escritura se bloquea. Me alcanza la angustia, vuelvo a sumirme en el vacío, abandono… Para volver a empezar de otro modo, en otro lugar de forma distinta… Y el mismo proceso vuelve a repetirse… (2013:182) Seguidamente pasaré a analizar las tres funciones más importantes en El largo viaje. La función de la ficción, la función de la memoria y la función del silencio, tres estrategias literarias que componen la literatura de Semprún y que ya están presentes en su primer libro. 40
“Después ya no he dejado de ser un rojo español. Es una manera de ser válida en todas partes. Así, en el campo de concentración yo era un Rotspanier” (1976:122) 41
Céspedes cita a Philippe Lejeune que dice en Le pacte autobiografique que “un simple cambio de estilo no [es]suficiente por sí mismo para cambiar el carácter general de la obra” (2012:63) 32
6. Función de la ficción Hayden White dice que el modernismo literario es el producto del esfuerzo realizado por representar una realidad histórica, para la cual los modelos realistas no son adecuados. El modernismo en cambio ofrece mejores posibilidades para representar la realidad histórica del holocausto de manera mucho mas acertada que cualquiera de los modelos realistas, ya que el modo clásico de representar la realidad se ha vuelto inadecuado para traducir experiencias históricas (1999:41). Cuando Guadalupe Alonso y José Gordon le recuerdan a Semprún la teoría de Claude Lantzmann, “que la única forma de comunicar lo indecible, el horror del Holocausto, pasa por el registro del arte”, Semprún contesta que el contar la verdad a secas no sirve para transmitir al lector lo deseado y que hay “que depurar la realidad para que se entienda lo que pasó” y que para comprender la realidad hace falta “un poco de arte, de artificio” aunque es muy importante no añadir datos falsos (Libro internminable de la memoria: 2), considera muy importante esta escritura testimonial para la historia. Y nos previene sobre la escuela negacionista y revisionista que se apoyará en los datos falsos para simplificar y negar hechos. En La escritura o la vida se puede leer: -­‐ Me imagino que habrá testimonios en abundancia… Valdrán lo que valga la mirada del testigo, su agudeza, su perspicacia… Y luego habrá documentos… Más tarde, los historiadores recogerán, recopilarán, analizarán unos y otros: harán con todo ello obras muy eruditas.. Todo se dirá, constará ellas… Todo será verdad… Salvo que faltará la verdad esencial, aquella que jamás ninguna reconstrucción histórica podrá alcanzar,por perfecta y omnicomprensiva que sea… (2013:141) La verdad esencial para el que da testimonio es poder transmitir una experiencia, en este caso el horror de los campos. Para ello tiene que acudir el escritor a recursos retóricos que sin falsear la realidad sean capaces de transmitir al lector la emoción requerida para comprender los hechos. Semprún habla sobre la dificultad que le plantea la escritura para dar testimonio y dice: -­‐ Están los obstáculos de todo tipo para la escritura. Algunos, puramente literarios. Pues no pretendo un mero testimonio. De entrada quiero evitarlo, evitarme la enumeración de los sufrimientos y de los horrores. De todos modos, siempre habrá alguno que lo intente.. Por otra parte, me siento incapaz, hoy, de imaginar una estructura novelesca, en tercera persona. Ni siquiera deseo meterme por este camino. Necesito pues un ‘yo’ de la narración que se haya alimentado de mi vivencia pero que la supere, capaz de insertar en ella lo imaginario, la ficción… Una ficción que sería tan ilustrativa como la verdad. (Ibíd.: 181-­‐182) En la primera parte del libro (página 11 – 256) encontramos dos categorías de personajes, los ficticios y los reales. Dentro de los ficticios se incluyen ‘el chico de Semur’ y ‘Hans Freiberg’. En 33
sus libros posteriores sobre la literatura concentracionaria Semprún va a dar diferentes explicaciones sobre estos personajes de ficción y sobre la importancia de la ficción para aumentar al verosimilitud. Inventa al compañero de viaje, el chico de Semur, dice, para darle consistencia al personaje principal, Gérard, que al mismo tiempo es el narrador autodiegético, el yo de la narración. Esta estrategia literaria le facilita convertir los pensamientos que el personaje principal tendría al viajar solo en tren en diálogos, con lo que se facilita el intercambio de ideas, facilitando tanto el proceso de escritura como el de la lectura. Inventé al chico de Semur para hacerme compañía, cuando rehice este viaje en la realidad soñada de la escritura. Sin duda para ahorrarme aquella soledad que había sido la mía durante el viaje real de Compiègne a Buchenwald. Inventé al chico de Semur, inventé nuestras conversaciones: la realidad suele precisar de la invención para tornarse verdadera. Es decir verosímil. Para ganarse la convicción, la emoción del lector (2013:280). Anteriormente en Viviré con su nombre, morirá con el mío, Semprún da otra explicación y dice que la idea se la dio su compañero Francois antes de morir. Si lo aguanto”, me había dicho en el barracón de las letrinas, “si consigo salir de ésta te aseguro que voy a escribir algo sobre estas cosas” “Desde hace algún tiempo”, añadió, “es una idea, un proyecto de escribir que parece darme fuerzas. Pero si algún día escribo en mi relato no estaré solo, inventaré un compañero de viaje. Alguien con quien hablar después de tantas semanas de silencio y de soledad. Incomunicado o en la sala de los interrogatorios: ésta ha sido mi vida durante los últimos meses. (2012:179) Semprún se apropia del proyecto de Francois de incluir a Semprún como personaje de ficción, pero es Francois, el que parece ocupar el lugar de la ficción: “Porque te convertirás en un personaje de ficción, amigo mío, aunque no invente nada” (Ibíd.:179). Semprún tiene una relación muy ‘íntima’ con la ficción ya que para él la ficción es esencial para inventar la realidad y aumentar la verosimilitud: “En la ficción hicimos aquel viaje juntos para borrar mi soledad en la vida real. ¿Para qué escribir libros si no se inventa la verdad? ¿O, mejor dicho, la verosimilitud? (Ibíd.:179). La relación que establece el narrador con el chico de Semur va a ser el hilo conductor de la historia y la base de la que se va a servir Semprún para insertar sus recuerdos. Del chico de Semur, del que ni siquiera se da el nombre, conoceremos muy poco ya que solo sirve de base para reconstruir la identidad del narrador poco a poco. Otro de los personajes inventados es Hans Freiberg. Semprún explica en La escritura o la vida que lo había inventado para que ocupara en sus novelas el lugar que sus amigos judíos ocuparon en su vida y en la resistencia (2013:150). Es esta la razón por la que incluye un amigo judío en el relato. Le había dado la nacionalidad alemana para explicar que los soldados que 34
liquidaban en las emboscadas no era a causa de la nacionalidad sino a causa de lo que representaban. “Habríamos inventado a Hans, está escrito, como la imagen de nosotros mismo, la más pura, la más cercana a nuestros sueños. Habría sido alemán porque éramos internacionalistas: en cada soldado alemán liquidado en una emboscada no apuntábamos al extranjero, sino a la esencia más mortífera y más llamativa de nuestras propias burguesías, es decir, a unas relaciones sociales que tratábamos de cambiar nosotros mismos. Habría sido judío porque queríamos, aniquilar cualquier opresión y el judío era, incluso pasivo resignado incluso, la figura intolerable del oprimido…” (2013:49-­‐50) Con la explicación de las razones que le llevan a utilizar la ficción Semprún deja claro que solo lo ha hecho para facilitar la aclaración de los hechos, “Esa es la verdad restablecida: la verdad total de este relato que ya era verídico”. Semprún insiste mucho en la verdad de su testimonio y considera la ficción una estrategia literaria para rellenar lagunas históricas y expresar la emoción que también pertenece a lo verídico. Semprún también hace uso de figuras retóricas para aumentar la tensión literaria y ficcionaliza de esta manera los hechos que relata. Una figura que usa a menudo es la reiteración. Seguidamente vamos a ver como Semprún ‘recrea’ la reiteración para desarrollar emoción. En el relato de la muerte de René Hortieux, despliega Semprún diversos recursos poéticos. La construcción del episodio resume de manera dramática las técnicas narrativas de Semprún, y podemos observar como aplica ya los recursos literarios que serán propios de su literatura futura. Aquí, en este episodio utiliza Semprún la reiteración como un elemento dramático, jugando con la repetición y situando diversos conceptos o nombres repetitivamente. Crea así un efecto de redundancia que funciona creando un efecto rítmico, como en un poema o como un estribillo en una canción. El relato se puede resumir de la siguiente manera: los hermanos Hortieux, René y Philippe, están prisioneros. ‘La Rata’, un soldado alemán, entra para llevarse a René, el hermano mayor, para ser fusilado. René se despide de todos y Philippe queda atrás totalmente destrozado. Este flashback descrito en cuatro páginas está construido como una escena de teatro. Lo que relatado de una manera corta y clara no perduraría quizás en la memoria del lector, o no crearía la emoción deseada, se incrementa con el uso ‘abusivo’ de las reiteraciones. ‘La Rata’ subió – vimos subir a la ‘Rata’ – vimos llegar a ‘la Rata’ – he aquí a la ‘Rata’ – se oye el de ruido de las botas de la ‘Rata’ -­‐ la ‘Rata’ está detrás del mayor de los hermanos Hortieux – la nerviosísimo – la ‘Rata’ dijo “los, los” (1976:49, 50, 51) ‘Rata’ se puso … habían fusilado al mayor de los hermanos Hortieux – la ‘Rata’ subió a por el mayor de los Hortieux – llevábamos días esperando a que vinieran por el mayor de los hermanos Hortieux – el mayor de 35
hermanos los hermanos Hortieux debe de estar sentado en su camastro – el mayor de los hermanos Hortieux se detiene ante nuestra celda – estrechamos las manos del mayor de los hermanos Hortieux – La ‘Rata’ está detrás del mayor de los hermanos Hortieux – la cárcel se puso a gritar para despedir a Rene Hortieux – para despedir al mayor de los hermanos Hortieux(Ibíd.:49,50)
Dos páginas más tarde nos encontramos con Philippe, el hermano menor: Philippe Hortieux, el más joven de los hermanos Hortieux – Philippe es el menor de los hermanos Hortieux – Philippe Hortieux escapó al cerco – Philippe Hortieux aparecía de repente Smith and Wesson – Hubiera podido escapar Philippe Hortieux – Philippe Hortieux caminó hacia la taberna del pueblo – Philippe Hortieux sonrió y continuó – Miraban como andaba Philippe Hortieux – Philippe Hortieux se marchó (Ibíd.: 51, 52) – Philippe Hortieux tenía un Para terminar en la página 53:
René ha muerto como un hombre – René Hortieux se había apoderado con ambas manos de esta posibilidad de morir de pie – Yo no había visto morir a René Hortieux – para saber cómo había muerto René Hortieux (Ibíd.: 53) (…) se hizo un gran silencio – se hizo también un gran silencio – se calló también – Sólo queda el silencio (Ibíd.: 53) Vemos que las reiteraciones sirven para aumentar la tensión dramática y modularla como si fuera un poema. Comparte así con el lector la tensión que se crea en la prisión cuando vienen a buscar a René, al que todos quieren. Semprún utiliza el recurso de la reiteración modulándolo, acortándolo y alargándolo, hasta crear en el lector la tensión y la emoción adecuada. Podemos decir que el texto analizado es un texto mimético porque reproduce hechos sociales documentados, lo vemos en la primera parte por ejemplo en el traslado en tren de los deportados y en la segunda parte en la llegada al campo, documentado de la misma manera por Primo Levi y por muchos otros deportados de una manera muy similar. Pero a nivel diegético acude Semprún a diversas estrategias literarias aplicando sus propias reglas para la narración que va a desarrollar en toda su literatura posterior. Semprún modula y manipula la ficción hasta adaptarla a las necesidades requeridas, no solo para testimoniar sobre hechos pero también para testimoniar sobre el dolor, o lo que el llama dar testimonio del ‘Mal absoluto’ del que él fue testigo. El principal motivo que tiene Semprún para escribir su primer libro es dar testimonio, testimonios “que permitan imaginar, aunque no hagan ver (…), una literatura, no solo reportajes” (Ibíd.:144). En Autobiografía de Federico Sánchez explica como tras escuchar a Manolo Azaustre contar su experiencia sobre Mauthausen, se despertaron sus recuerdos sobre Buchenwald (1977:239), pero decidió dar forma a la expresión de su memoria de manera 36
diferente ya que el relato de Azaustre le parecía confuso y prolijo42. Así se puso a escribir algo que terminó siendo El largo viaje y comenta: De hecho, el libro se me impuso con su estructura temporal y narrativa ya totalmente elaborada, sin duda, pienso ahora, elaborada inconscientemente a lo largo de las largas horas transcurridos oyendo los inconexos y reiterativos relatos de Mauthausen de Manolo Azaustre (1977: 245). En efecto la estructura que dará a sus obras será la estructura del testimonio oral, el de la conversación con el lector, el del relato oral. Tal como él dice, ‘inconexo’, porque lo relatado solo está conectado por el recuerdo, un recuerdo que despierta a otro. Las analepsis y las prolepsis son las que estructuran el relato y la repetición es esencial porque es a través de ella que se alcanza la emoción deseada. Su estructura ‘temporal y narrativa’ la encuentra Semprún oyendo a Manolo Azaustre. Al aplicar la estrategia literaria del relato inconexo, o ligado solo a través del recuerdo, adopta el testimonio oral como forma narrativa, cuyo fin es luchar contra el olvido y dejar constancia escrita de lo ocurrido. En El largo viaje, cuando el viejo muere diciendo: “¿Os dais cuenta?”, el narrador reflexiona y piensa: “Claro que me doy cuenta, no hago otra cosa. Me doy cuenta e intento dar cuenta de ello, ése es mi propósito” (1976:78). 7. Función de la memoria Todorov define al ‘testigo’ como la persona que apela a sus recuerdos para dar forma y sentido a su vida y por lo tanto construir sobre ellos su identidad (2002:185). En su articulo Memoria y Ficción dice Antonio Muñoz Molina sobre Ulises: “A medida que recuerda y cuenta se va convirtiendo en alguien, se va dotando a si mismo de una identidad al mismo tiempo que se atribuye un historia”. En el mismo artículo podemos leer también “sabemos quienes somos, porque los recordamos’ (1998:177 178). Y Henri Bergson se pregunta: “¿Qué somos nosotros, qué es nuestro carácter sino la condensación de la historia que hemos vivido desde nuestro nacimiento?” (2012:56), más tarde continua: “todo ocurre, por tanto, como si nuestros recuerdos estuvieran repetidos un indefinido numero de veces en esas mil reducciones posibles de nuestra vida pasada” (Ibíd.:63). Semprún no se cansa de repetir cuando le preguntan acerca de su identidad que lo que define encima de todo es ser exdeportado de Buchenwald: “Eso es lo primero, lo originario, lo más profundo, lo que más configura mi identidad” (2012:174)43. A pesar de ello son pocos los exdeportados que pueden vivir con sus recuerdos. Semprún en 42
“Era desordenado, confuso, demasiado prolijo, se empantanaba en los detalles, carecía de visión de conjunto, todo lo contemplaba bajo el mismo prisma, lo enfocaba de la misma manera. Se trataba de un testimonio en estado bruto, en suma: un revoltillo de imágenes. Un desahogo de hechos, de impresiones, de comentarios ociosos. (La escritura o la vida 2013:258) 43
Una mirada al futuro de Alemania 37
cambio, va a construir su identidad y a encontrar un nuevo sentido de lucha a través de éstos tras abandonar el PCE. Dieciséis años después de la liberación de Buchenwald, decide romper con el silencio y el olvido y se propone dar testimonio y hacer un trabajo de memoria. Este trabajo consta de dos partes, primero recuperar lo olvidado y segundo hacer una labor de memoria para generaciones futuras. Semprún inventa un lenguaje construido a partir de la rememorización de recuerdos que no son solo parte del discurso sino que funcionan también como estrategia literaria para construir la narración. Es a partir de la evocación de acontecimientos tanto mediante analepsis como prolepsis que el narrador va a elaborar sus recuerdos. Con sus recuerdos organiza el mundo y la historia que quiere contar. En el relato se cruzan los diferentes recuerdos, que a su vez van a formar parte de las diferentes secuencias narrativas. Cada uno funciona como una secuencia abierta que da lugar a otra secuencia, repitiéndose a veces en cada uno de sus libros. Relatar el recuerdo, rememorarlo, es la dinámica del texto y es la estrategia literaria que Semprún ha encontrado para relatar su historia y que será común en toda su obra. Funcionan como transfer entre el ahora y el entonces. Estos recuerdos no tienen un orden cronológico y están muchas veces totalmente desconectados entre sí. Muchas veces es un recuerdo el que va dar origen a otro recuerdo. Céspedes opina que no solo es un recurso retórico sino que puede ser una manera para no contar lo que no desea contar (2012:61). Todorov explica que “en el universo imaginario el tiempo histórico está ordenado cronológicamente, aunque las frases no lo estén, y no sigan ese orden, el lector procede inconscientemente a ordenarlas” (1990:41). Si analizamos todos los recuerdos y los ordenamos de manera cronológica vemos que los podemos dividir en los siguientes apartados:
A) Recuerdos sobre su infancia y su juventud hasta la entrada en el maquis B) Recuerdos sobre el maquis, su detención en Auxerre y su estancia en Compiègne
C) Recuerdos de Buchenwald D) Recuerdos acumulados tras la liberación del campo Con ellos construye Semprún su identidad narrativa y el contexto histórico necesario para encuadrar su historia. Para facilitar el análisis de la función de los recuerdos hemos agregado un apéndice al final del trabajo. Los recuerdos se citarán en el análisis con la letra y el número que les corresponden. 38
7.1 Recuerdos sobre su infancia y su juventud hasta la entrada en el maquis Ordenados los recuerdos de esta manera podemos ver la importancia que tiene la reconstrucción de la identidad para Semprún, y sobre qué valores quiere Semprún reconstruirla. El primer recuerdo que relata es el que está ligado a un hecho histórico, el incendio del teatro Novedades en Madrid. (…), hace mucho tiempo, recuerdo leí el relato del incendio del Novedades, un teatro, y el pánico que siguió y los cuerpos pisoteados, pero tal vez no consigo aclararlo, este punto, quizá no fuese una lectura infantil de un periódico robado, quizá fuese el recuerdo de un relato escuchado, tal vez este incendio del Novedades y este pánico se produjeron antes de que yo tuviera edad para leerlo en un periódico robado de la mesa del salón, no consigo aclarar este punto, de todas formas es una cuestión baladí, me pregunto cómo puedo interesarme en semejante tema, en este momento, en verdad qué importancia puede tener que yo haya escuchado el relato de boca de alguno persona mayor, tal vez de Saturnina, o que lo haya leído yo mismo en algún periódico cuya primera página habría estado manchada, supongo, por los grandes titulares de un suceso tan apasionante. (1976:243 244) A1 Aquí vemos claramente la influencia de Halbwachs con el que tuvo mucho contacto durante su detención en Buchenwald. Halbwachs relata que uno de sus primeros recuerdos están ligados a un hecho social, la muerte de Victor Hugo (1991:18). Con este recuerdo es la conciencia histórica, o la memoria social, como la llama Halbwachs, la que se despierta en Semprún. Estos recuerdos están no solamente ligados a su memoria personal sino también, como dice Halbwachs, ligados a los relatos escuchados en su entorno (1991:17), ya que Semprún en este momento solo tiene 5 años, aunque también es posible que hubiera leído la cabeza de la noticia en algún periódico. Le siguen sus recuerdos sobre la invasión del País Vasco y su exilio a Bayona (A2,3,4). Semprún tiene trece años y estos recuerdos ya forman parte de su memoria interna y personal, o de su memoria autobiográfica. En esta memoria es en la que se basa Semprún para construir la base de su identidad, ser rojo español. Es decir, pertenecer a un grupo social a través del cual va a compartir parte de una memoria colectiva. Es la identidad como exiliado y republicano, como rojo español, tenaz luchador por una justicia social con la que se quiere presentar Semprún a los lectores. Pero en Bayona, en el muelle de Bayona, me convertí en un rojo español (…) Después, ya no he dejado de ser un rojo español. Es una manera de ser válida en todas partes. Así, en el campo de concentración yo era un ‘Rotspanier’ (1976:122) A3 Sus recuerdos de La Haya (A5,6,7) van a completar esta identidad de ‘rojo luchador’ con la de gran lector y hombre culto. A la llegada a París completará su identidad como amigo, con la 39
solidaridad y tenacidad y como combatiente por una justicia social; como estudiante, con la ayuda de obras filosóficas y marxistas/socialistas (A8,9). Al integrarse a un grupo de futuros resistentes pasa Semprún de la teoría a la práctica y con ello empieza su colaboración con el maquis. La solidaridad con los perseguidos la dejará Semprún bastante clara en el relato de la mujer judía de la calle Vaugirard, a la que ayuda a encontrar la dirección que busca para refugiarse. (A10,11,12) Vemos que es a través de los medios sociales que rodean su vida, el camino por el que Semprún construye su identidad y su memoria. Como dice Halbwachs, los medios sociales actúan “como marcos en el que están prendidos sus recuerdos más personales” (1995:210), y éstos al mismo tiempo le van a servir para construir su identidad y autobiografía.
7.2 Recuerdos sobre el maquis, su detención en Auxerre y su estancia en Compiègne Para Semprún es muy importante tras su salida del PCE, que se le siga considerando un hombre con conciencia política, un hombre antifascista, un luchador por la libertad y la democracia. Céspedes opina que lo que desea Semprún es en primer lugar que no podamos dudar de que fue un auténtico resistente ya que por ello fue detenido y enviado a Buchenwald (2012:61). El narrador nos presenta en el relato recuperado a través de sus recuerdos, el retrato de un joven con una conciencia política social, alguien cuyo valor principal es la libertad. Alaba la libertad y la valentía, el compañerismo y la solidaridad. Se presenta a sí mismo como alguien que es capaz de reflexionar sobre los acontecimientos políticos e históricos, pero al mismo tiempo alguien que disfruta de la vida como una persona joven, a veces con un gusto un poco extremo por la aventura. Me acuerdo de aquella excursión, por las carreteras de otoño, y en verdad me revienta que hayan liquidado el ‘Tabou’ (1976:204) B3 (…) Julien y yo fuimos llenos con tres maletas llenas de plástico y de metralleta Sten (Ibíd.:26) B4 La colaboración de Semprún con la resistencia tal vez no fue muy intensa, quizás solo de algunas semanas, pero el espíritu de resistente es indispensable en su concepción de hombre político. En su entrevista con Wim Kayzer (II 31’00’’) declara que trabajaba en la recogida y distribución de armas y en el sabotaje de transportes. Declara también (Ibíd.: 34’10’’) que estuvo encarcelado dos meses y que al final fue torturado. Intenté olvidarme de mi cuerpo y de los dolores de mi cuerpo, intenté desrealizar mi cuerpo y todas las trastornadas sensaciones de mi cuerpo, mirando las rosas, dejando que mi mirada se llenase de rosas. Y en el momento en que iba a conseguirlo, me desmayé (1976:186 187) B10 40
Comenta como la tortura fue menor que la de muchos de sus compañeros, no con electricidad o con otros medios más terribles, pero que fue golpeado y sumergido en la bañera (II: 52’00’’). Al compartir estos recuerdos con el lector pretende Semprún identificarse como combatiente activo de la resistencia, pero también dejar memoria de que existió una resistencia y que muchos lucharon y murieron por la libertad. 7.3 Recuerdos de Buchenwald Los recuerdos del campo se presentan a veces filtrados por los ojos de un tercero, como si no hubieran sido vividos directamente por el narrador. Ya conocemos las dificultades que tiene Semprún para hablar directamente sobre lo vivido en Buchenwald. Por eso emplea unas estrategias literarias diferentes a las ya utilizadas para relatar sus recuerdos sobre su adolescencia o sobre su colaboración con el maquis. En los relatos sobre el campo hace uso a veces de la prolepsis y no hay tanta abundancia de figuras retóricas como cuando rememora recuerdos del tiempo anterior a su deportación o al tiempo después de la liberación. Más allá, no había más que una banda de terreno despejado, delate de las torres de vigilancia y las alambradas electrificadas. Se veía la llanura de Turingia, rica y fértil. Se veía el pueblo en la llanura. Se veía la carretera, que bordeaba el campo durante un centenar de metros. Se veía a los paseantes por la carretera. Era domingo y primavera, la gente paseaba (1976:27) C3 Semprún intenta mediante la depuración del lenguaje atenerse más a las exigencias de un testimonio. Observar con agudeza para poder testimoniar, tal como dice el narrador: “Claro que me doy cuenta, no hago otra cosa. Me doy cuenta e intento dar cuenta de ello, ése es mi propósito.” (1976:78) Y este va a ser el propósito principal del autor. No va a relatar sobre el campo anécdotas que lo identifiquen de una manera definida, sino que lo que quiere es testificar, escribir como un testigo. En la plaza de formaciones, con la lluvia del Ettersberg resbalando sobre sus ojos apagados, con la nieve adhiriéndose a sus pestañas y cabellos, los cadáveres de los compañeros muertos durante la jornada prestaban un magnífico servicio a los vivos. Ayudaban a vencer, provisionalmente, a la muerte que acechaba a todos los que sobrevivían (Ibíd.:244) C5 Esto lo vemos muy bien en el testimonio de la muerte de los niños judíos de Polonia. Su deseo es dejar testimonio “en nombre de los niños judíos y en nombre de esta misma muerte” (Ibíd.: 192). Semprún se esfuerza aquí por narrar de una manera sencilla, sin artificios la muerte de 41
este grupo de niños que llega una mañana a Buchenwald y de cómo éstos son asesinados entre risas por los SS. tras estos largos años de olvido voluntario, no sólo puedo ya contar esta historia, sino que debo contarla. Debo hablar en nombre de lo que sucedió, no en mi nombre personal. La historia de los niños judíos en nombre de los niños judíos. (1976:192) C9 Para Semprún lo más importante es dar testimonio en nombre de los que no han sobrevivido y defender el derecho de conservar una memoria histórica. Fue un invierno duro, aquel invierno del año que viene. He visto llegar los trenes de judíos, los transportes de judíos evacuados de Polonia. Iban cerca de doscientos en cada vagón cerrado con candados, casi ochenta más que nosotros. (Ibíd.:114) C6 Por eso sus recuerdos personales sobre Buchenwald pasan a un segundo plano. Reyes Mate indica en la entrevista con Berta Are (2013) que Semprún identifica el campo con el ‘Mal absoluto’, y que se enfrenta a él “primero con la armas de la guerra y después con la memoria” y aclara que para Semprún su trabajo de memoria es un desafío. María Jesús López Navarro agrega que el testimonio de Semprún muestra “el sobrecogedor proceso que vivió Semprún para afrontar este ‘Mal absoluto’” (2007: 261). El trabajo de elaboración de memoria no es mero trabajo recordatorio, pero como dice Reyes Mate, se trata de comprender el pasado, pero de una forma más completa (Fedicaria:102). Marie Claire Lavabre dice que captar la memoria no es solo captar el pasado, sino captar la presencia, las huellas, que esos hechos dejaron (2009:25), y esto es lo que hace Semprún. Tal como Mate señala al visualizar a las víctimas, reconoce Semprún el significado de su sufrimiento (Fedicaria: 110). Recordando a Primo Levi que decía que los únicos testigos habían muerto (2012: 542), asume Semprún el deber de no olvidarlos. Raúl Illescas dice que la actitud de Semprún “consiste en arrebatar del anonimato al agonizante” y que lo hace a través de “la forma más bella que posee el lenguaje: la poesía” (pág. 5)44 7.4 Recuerdos acumulados tras la liberación del campo Ya hemos dicho que lo que más le interesa a Semprún es ser recordado como un combatiente, combatiente en la resistencia, combatiente en el campo y combatiente tras la liberación y esto lo volvemos a ver al analizar sus recuerdos tras la liberación. Buchenwald fue liberado el 11 de abril, no solo por los americanos sino también por el grupo de resistencia que se había formado 44
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/congresos/viicitclot/Members/spastormerlo/actas-­‐del-­‐vii-­‐congreso-­‐
internacional-­‐orbis-­‐tertius-­‐1/ponencias/Illescas.pdf 42
dentro del campo. “El bosque de hayas susurraba al soplo de la primavera. Los americanos nos habían desarmado, fue lo primero de que se ocuparon, todo hay que decirlo” (1976:81) D9. Este grupo estaba formado sobre todo por los miembros del partido comunista (Calvo Gascón 2011:196). El 9 de abril el 1945 fue tomado un juramento por los líderes de los partidos comunistas representados en el campo. Jaime Nieto firmó en nombre del PCE (Wingeate Pike 2006:482). Es esta la memoria que Semprún quiere compartir con el lector, sin dejar de nombrar a las víctimas, el narrador logra transmitir a sus recuerdos el optimismo de una victoria. Intenta hacerme creer que todos los sufrimientos son iguales, que todas las muertes pesan lo mismo. Al peso de todos mis compañeros muertos, al peso de sus cenizas, opone el peso de su propio sufrimiento. Pero no todas las muertes pesan con el mismo peso, por supuesto. Ningún cadáver del ejército alemán pesará jamás el peso en humo de uno de mis compañeros muertos. (1976:182) D4 A partir de ahora es un combatiente, lo ha esperado durante toda su estancia en Buchenwald, ahora es un “combatiente del futuro” (Ibíd.:96) como él mismo exclama. Como dice Paul Ricoeur: “La memoria es el vínculo fundamental con el pasado, al igual que la esperanza es el gozne que nos une al futuro” (1999:13). Semprún tiene un proyecto de futuro pero no quiere olvidar su deber de memoria. El narrador rememora sus días en el maquis y da testimonio sobre la matanza que terminó con el grupo de resistentes. Pero con el uniforme de capitán que lleva el personaje Michel se simboliza ya la victoria y la esperanza de un mundo mejor (D23). “La memoria cumple la tarea de restituir lo que ha tenido lugar” dice Ricoeur (1999:13) y esto es la tarea que se ha impuesto Semprún. Sigue siendo un deportado de Buchenwald45, y como tal sigue siempre escribiendo el mismo libro. Él mismo dice que la escritura reaviva su memoria, por eso cada nuevo libro sobre Buchenwald va a continuar al anterior, explicándolo y completándolo. La estrategia literaria de construir sus recuerdos como especies de ‘muñecas matrushkas’, va a proyectarse en su literatura ya que cada libro contiene al anterior. En El largo viaje se encuentran ya todas las estrategias literarias de los siguientes libros. López Navarro dice que son las huellas que han quedado en su memoria las que constituyen el material de la mayor parte de su obra (2007:256). En la obra de Semprún tenemos a la vez, memorias, autobiografía y testimonio. El “yo” dice López Navarro “construye un discurso autoidentificador, el autobiográfico” (2007:258), pero también sin olvidar a los que no sobrevivieron. Por eso sus libros están llenos de personajes reales, incluso los de ficción simbolizan los que pudieron existir y murieron sin dejar rastros. Reyes Mate lo explica muy bien 45
En la entrevista de El País Semprún responde a la pregunta de si es español o francés o político o escritor. “Yo lo que en realidad soy, es un deportado de Buchenwald” (Babelia, 13) 43
cuando dice que “la verdad que persigue el conocimiento es más que lo que está presente, también implica a lo ausente (Fedicaria 103). O incluso: “la realidad no es la facticidad, lo que está ahí. También forma parte de la realidad lo que no es, lo que quiso ser y no pudo, lo que quedó frustrado (Ibíd.:103) Como muy acertadamente indica López Navarro “Semprún no permanece en el ámbito de la estricta escritura testimonial y neutra, sino que aspira a referirse a todo un contexto socio-­‐histórico y vivencial concreto” (2007:258). 44
8. El silencio Podemos formular la hipótesis de que el relato autobiográfico del último viaje se organiza alrededor del silencio. Semprún se propone su proyecto de escritura tras 16 años de silencio. La decisión de romper el silencio con un trabajo de memoria, se va a convertir en el proyecto de su vida. Y es a partir de esta decisión que va a llevar a cabo una labor de testigo de la historia. En el último viaje encontramos la primera connotación del silencio en la pagina 28 cuando el narrador dice: “Durante dieciséis años he intentado olvidar este viaje”. Mas tarde Semprún vuelve a definir el silencio como la única manera de salvación: Pero, al menos la única manera de salvarse era guardar un largo periodo de silencio, Dios mío, años de silencio sobre aquel viaje. Quizá más adelante, cuando ya nadie hable de estos viajes, quizás entonces tendré algo que decir. Esta posibilidad flotaba de manera confusa en el horizonte de mi decisión. (1976: 123) El silencio se convierte para la mayoría de los deportados en los años de la posguerra en una estrategia de supervivencia, no solo por la imposibilidad de encontrar las palabras para narrar lo vivido sino también por el silencio que encuentran en el interlocutor tras relatar las experiencias de los Lager. Semprún, consciente de la gran importancia de este silencio, intenta representarlo en su escritura. El silencio lo vamos a encontrar primeramente en El Largo viaje como sinónimo de olvido, y a lo largo del resto de su literatura concentracionaria va a adquirir diferentes connotaciones. La principal y la más importante es ‘lo indecible’, denominado por Paul Riccoeur como el ‘tremendum horrendum’ (1988:189), lo que no se puede describir. Tras vencer la táctica del silencio y decidirse por la fuerza de la palabra, Semprún convierte a este también en una estrategia literaria. Lo hace funcionar como tesis y como antítesis. El silencio no solo le va a servir como recurso para callar pero también lo va a utilizar para delatar. A lo largo de su literatura nos vamos a encontrar con varias clases de silencio, primero está el silencio de la sociedad y el de la historia. Semprún va a luchar contra éste tanto con su literatura como con sus manifestaciones en distintos medios de comunicación. En la literatura se apropia de la historia para romper el silencio y haciendo uso de diversos testimonios y experiencias personales recrea la historia con el fin de que esta llegue hasta el lector de una manera clara pero emocionándolo, para que comprenda mejor la importancia del hecho histórico. Existe también el silencio del interlocutor, ya que para este es a veces muy difícil encontrar las palabras adecuadas. Es este mismo silencio el que oprime al lector o al oyente tras oír un testimonio. Esta reacción del interlocutor o receptor la va a manipular Semprún, evocando un acontecimiento y cortando el relato de una manera abrupta, pasando a veces a otro 45
asunto, dejando al lector con un nudo en la garganta, ya que este silencio desvela la presencia de la muerte y del horror. Recordemos el relato de los niños judíos que llegan al campo (1976:192). El silencio está implícito en este relato, nada se puede decir o comentar una vez narrado, es parte implícita del relato y es un medio ideal para poder transmitir la representación del horror. Este silencio sirve a la vez como denuncia y como respeto por los supervivientes, es un silencio lleno de reflexión. Es este silencio el que facilita el transfer necesario para comprender la situación descrita. Semprún lo va a utilizar también como paradoja; “romper el silencio con el silencio”. El silencio como estrategia literaria va a despertar en el lector la emoción necesaria para que este entienda la situación en la que se vieron los deportados. El silencio no solo es un elemento más, sino que es parte integrante del discurso y como parte de este discurso va a tomar diferentes funciones. Para ver estas funciones de una manera más explícita vamos a analizar el silencio dentro de la estructura discursiva. Dentro de esta estructura vamos a encontrar el silencio en dos niveles de enunciados: el denotativo y el connotativo (Barthes 2006:4). A nivel denotativo aparece primeramente en el enunciado directo a través de referencias textuales. Lo vamos a encontrar 71 veces en el discurso narrativo. Segundo, lo vamos a encontrar a nivel connotativo, como el silencio aludido. Y tercero Semprún va intentar el silencio visualizado o reflexivo, este va a funcionar al nivel de la representación. 8.1 La tentación del silencio o la imposibilidad de contar El primer silencio que encontramos (1976:15) es al principio del relato cuando el narrador conversa con el chico de Semur. Este ‘silencio’ funciona no solo a nivel denotativo sino también a nivel connotativo. Romper este silencio, que Semprún califica como ‘tentación’, es decir, la comodidad del ‘no testimonio’, el ‘intento de tranquilizar’, la huida del horror es el primer objetivo de su literatura (2011: 158)46. Este silencio es sinónimo de olvido y solo rompiéndolo vuelve Semprún a recuperar su identidad de escritor, solo cuando opta por la escritura empieza a ser él mismo. Quiere que hablemos [aludido]. No habrá adivinado que me estoy anegando en el Mosela, pero siente que hay algo sospechoso en mi silencio [denotativo/connotativo]. (1976:15) El narrador está evadiéndose de la realidad reflexionando sobre el paisaje del Mosela y esta huida es la que lo lleva al silencio. Este silencio evasivo, basado en la reflexión, va a aparecer muchas veces a lo largo del relato. Aquí aparece acompañado del adjetivo sospechoso, el narrador introduce ya la connotación de desconfianza, temor, escrúpulo y aprensión, con la que 46
Conferencia dada en Weimar-­‐Buchenwald en 1995 46
va aparecer en el relato. Este primer silencio encierra ya la concepción que va a tener en toda la obra de Semprún. El narrador lo denota como ‘mi silencio’ a medida que empieza a perder su identidad observando el paisaje desde el vagón del tren, e identificándose con el valle del Mosela: “Ya no soy más que este Mosela que invade mi ser por los ojos, no se me debe distraer de esta alegría salvaje” (1976:15). La pérdida de identidad que ya había comenzado en la prisión, seguirá en el viaje para concluir con la llegada a Buchenwald, donde ésta será completa. Lo único que cuenta para poder sobrevivir es la huída en la reflexión sobre la belleza del paisaje. Este primer silencio funciona ya como el indicio de la pérdida de identidad, que va a ser uno de los objetivos del relato. El silencio va a funcionar también como paradoja. Es necesario pero hay que romperlo. En la misma conferencia dice Semprún: Todos los supervivientes, todos aquellos que han vuelto a salir a la luz, todos nosotros hemos conocido la tentación del silencio; hemos conocido ese intento de tranquilizar, o como mínimo de atenuar, el tumulto que procede de una memoria repleta de horror y que nos espanta, mediante una cura del silencio y una resignada terapia del olvido. Con todo, en ocasiones nos vemos obligados a actuar en contra de nuestro intento de olvidar, de nuestro deseo de conseguir una identidad nueva con ayuda de la amnesia voluntaria; o sea, en ocasiones, en circunstancias privadas o públicas nos asalta de repente la imperiosa necesidad de dar testimonio. Entonces se produce esa súbita, intimísima necesidad de hablar, de comparecer otra vez como testigos, de indagar hasta en los rincones más recónditos de nuestra memoria, de vaciarla, de acrisola, de contar en voz alta todo lo que sabemos de esa experiencia en los campos de concentración nazis, lo que sabemos de esa vivencia de la muerte. (2011:158) Esto mismo lo vemos en el relato. El chico de Semur, el ‘alter ego’ del narrador, quiere hablar y él quiere callar para olvidar. Es el chico con sus preguntas el que le saca del silencio, el que le obliga a testimoniar. Son dos fuerzas contrarias, una la tentación del silencio simbolizada por el primer deseo del narrador de no contar. La otra, la voz del chico de Semur que con sus preguntas saca al narrador de su silencio. El narrador desea perderse en sus pensamientos, el chico ‘quisiera hablar’, le ‘ofrece el recuerdo’. Tras la insistencia del chico el narrador no vacila y se disculpa por su silencio, que desea todavía prolongar por un rato antes de contar diciendo: “No tomes a mal mi silencio. Dentro de un rato hablaremos” (1976:16). Semprún explica en la misma conferencia la paradoja del silencio: Asimismo, entre el intento de callar y el intento, que por su propia esencia nunca acaba, de contar todo tan fiel a la verdad como sea posible, transcurre nuestra existencia desde aquel día, hace ahora cincuenta años. (2011:158) 47
Y cita a Elie Wiesel, “No se puede contar, pero no se debe silenciar”, y concluye:
Yo también voy a hablar. Asumo por tanto la responsabilidad de hablar en nombre de tanto silencio acumulado, de tantas muertes silenciosas y anónimas. (ídem.: 159) Semprún concluye que este testimonio es necesario para “la transmisión de una memoria histórica a las generaciones que nos seguirán”. Más tarde el narrador nos vuelve a hablar de la tentación de no responder a preguntas sobre ‘aquel viaje’, aunque él mismo confiesa que este silencio no iba ser posible para siempre: Pero, al menos, la única manera de salvarse era guardar un largo periodo de silencio. Dios mío, años de silencio sobre aquel viaje. Quizá más adelante, cuando ya nadie hable de estos viajes, quizás entonces tendré algo que decir. (1976:123) Romper con el silencio no solo es importante para hablar en nombre de otros. Pero como dice Primo Levi romper el silencio es además un acto de guerra contra el fascismo (2012: 481). Lo que desde luego también es una razón para Semprún ya que tras su ruptura con el PCE prosigue su lucha de manera diferente pero siempre con el mismo objetivo, terminar con el fascismo. Levi concentra su vida tras la liberación de Auschwitz sobre todo en prestar testimonio en nombre de los que no sobrevivieron. Para Semprún el testimonio tiene también la función de salvarlo de la muerte a través de la literatura. Al contrario de Levi tarda en romper con el silencio y encontrar su voz. En El largo viaje el narrador dice “Durante dieciséis años he intentado olvidar este viaje” (1976:28). Necesita años de olvido para recuperarse de su experiencia. En su artículo Una tumba en las nubes (1994) dice: “No era imposible escribir: habría sido imposible sobrevivir a la escritura” (2011:142). Poco a poco va saliendo del silencio, sinónimo de muerte. En La escritura o la vida dice: “tengo que fabricar vida con tanta muerte. Y la mejor forma de conseguirlo es la escritura” (2011:180). Es con la escritura con la que Semprún rompe el silencio. El silencio como huida también lo encontramos cuando el narrador dice: (…) el recuerdo de este lugar tranquilo, con olores a encerado (libros, estanterías repletas de libros) donde yo me refugiaba, donde escapaba de la maloliente humedad del vagón, este gran silencio perfumado de robles y cera, de roble encerado, donde me sumergía para huir del estrépito cada vez creciente del vagón, que muy pronto, cuando cayó la noche, alcanzaba el paroxismo. (1976:236) El narrador para huir del horror del vagón y de la realidad se refugia en su recuerdo de la librería de Martinus Nijhoff en La Haya. 48
8.2 El silencio como figura retórica El silencio también es utilizado como recurso retórico para crear un ambiente. Este tipo de silencio sirve también para connotar el paso del tiempo y dar ritmo al relato, separa los periodos de conversación entre el narrador y el chico de Semur, hundiendo al lector en una ‘penumbra y pesadez’, facilitando al lector la identificación con el ritmo del tren y el ritmo de los días y las noches. Lo podemos ver en los siguientes ejemplos:
El silencio se hace más pesado. Los ejes rechinan en las curvas, el tren silba, rueda siempre a buena velocidad. Y el silencio se hace más pesado. (1976:74) Vuelve de nuevo el silencio en la penumbra del vagón. (Ibíd.:232) Se hace el silencio en el vagón, pero un silencio muy particular, no el silencio producido por la ausencia momentánea, y debida sólo al azar, de los ruidos del ambiente, sino un silencio al acecho, de espera, de respiraciones contenidas. (Ibíd.:248) De nuevo se hace el silencio. (Ibíd.:249) Cuando Buchenwald es liberado y el narrador vuelve a las montañas del Taboe encontramos de nuevo el silencio. Este silencio está anticipado por las palabras del narrador: “No quiero hablar del campo con este granjero cuyo hijo no ha vuelto todavía” (Ibíd.:228). No quiere destrozar la esperanza de la familia que espere impaciente la vuelta del hijo. El silencio sobre las montañas del Taboe connota el silencio compasivo: Hemos comido en la granja, hemos escuchado una vez más el relato de la matanza del ‘Tabou’, otro relato diferente, desde otra perspectiva, pero idéntico, sin embargo, a causa del desorden y la noche, los ruidos confusos de la batalla, y el silencio final, el gran silencio invernal sobre las montañas del ‘Tabou’ (Ibíd.:228) O cuando esa misma noche recuerda a Hans, el silencio vuelve a representar la muerte de Hans: “Imagino esa noche, el silencio que había vuelto a caer sobre las colinas del Tabou, la huella de Hans, desaparecida para siempre” (Ibíd.:230) Esta forma de silencio es la que está relacionada con referencias textuales, es el que sirve para describir y para representar un ambiente. 49
8.3 El silencio reflexivo y el silencio visualizado Semprún se pregunta en su conferencia Weimar-­Buchenwald dada en 1995 si ¿es lícito hablar en el irrevocable silencio de tantos miles de muertos?”. La pregunta es retórica y el mismo se da la respuesta: “¿No sería un silencio reflexivo el mejor homenaje, el único y verdaderamente aceptable honor para tanta muerte silenciosa?” (2011:158). En su novela testimonial Semprún tiene que encontrar las estrategias adecuadas para transmitir al lector la emoción requerida para que éste reflexione sobre la situación histórica de los campos. La presencia del silencio es un medio ideal para transmitir la presentación del horror. Como ya hemos visto forma parte de la historia simbolizando la necesidad de olvidar y cumple también función metafórica para expresar un ambiente. Pero también se encuentra otro tipo de silencio, el silencio elíptico o reflexivo que vamos a llamar silencio visualizado. Este actúa como transfer entre el enunciante y el destinatario para completar la comprensión del discurso. Lo llamaremos visualizado porque actúa como un silencio cinematográfico. Semprún, colaborador de muchas películas y escritor de múltiples guiones, aplica diversas técnicas de la cinematografía en sus novelas. Ya hemos explicado anteriormente como los recuerdos son representados por flashbacks y flashforwards. De manera similar trata el silencio, lo hace como si lo estuviera utilizando en una película. Barthes confirma que a toda terminación le sigue un silencio (2009:324)47. Esto lo aplica Semprún al finalizar diversos episodios. La rapidez al cambiar de tema, sin dar ni explicación ni opinión ocasiona un vacío en el lector. Es a este vacío al que llamamos silencio visualizado. Este vacío tiene la función de transmitir el silencio y con él la emoción que el autor considera necesaria para reflexionar sobre la situación. Pero este silencio no tendría sentido si no fuera acompañado de la imaginación; es la imaginación la que rellena este momento de vacío. Como dice Antonio Muñoz Molina, en ‘El personaje y su modelo’ y en ‘La sombra del lector’ los espacios en blanco son los más importantes, ya que éstos son rellenados por la imaginación del lector.48 Para Paul Ricoeur es la imaginación la que nos ayuda a comprender lo que pudo haber ocurrido, y la que realiza el transfer entre la historia y el pasado (1988:185). El transfer en El largo viaje entre el lector y la situación histórica solo puede ser emocional. Es a la emoción del lector a la que apela el narrador al utilizar el silencio, algunas veces pasando rápidamente a otro tema tras un relato desagradable. Por ejemplo tras relatar la matanza de los niños judíos (1976:190-­‐196) uno de los relatos mas crudos de la novela deja el 47
Roland Barthes ‘F. B.’ 1964 “Los espacios en blanco son los que deja siempre en nosotros el desconocimiento y los que ocupa la imaginación” (1998:50) “Las palabras que más importan no se dicen nunca, porque donde tienen que aparecer no es la página impresa, sino en la conciencia del lector” (1998:81) 48
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narrador al lector sumido en un gran silencio. Se puede decir que es casi imposible seguir con la lectura, el narrador obliga al lector a hacer forzosamente una pausa. El silencio más presente en el relato es el representado entre las dos partes del relato. En el silencio simbólico de la voz narrativa se pasa de una narración homodiegética a una heterodiegética pero sin cambiar la focalización interna, que sigue siendo Gerard. En este cambio de voz hay un distanciamiento del narrador con el personaje principal. La primera parte está narrada en primera persona, hay una identificación clara entre Gerard, el narrador y el autor. Pero hay también a través del yo, la voz autorial, una identificación evidente entre el lector y el narrador. Barthes, citando a Benveniste49, (2009:31) organiza a la persona yo-­‐tú , frente a la no-­‐persona él, que considera ‘signo del que está ausente, signo de la ausencia’. El yo, que Barthes considera interior al enunciado se dirige al tú, exterior, pero en el acto de la lectura los dos son recíprocos. El lector oye la voz del narrador contar su experiencia, pero es a su vez su propia voz. El distanciamiento hacia la tercera persona en la segunda parte marca un silencio. Este es anticipado ya al final de la primera parte: “El silencio vuelve a caer sobre toda esta escena inmóvil, y me pregunto cuánto tiempo va a durar” (Ibíd.:255). Y metafóricamente por la muerte del chico de Semur, la llamada ‘muerte de papel’ por Roland Barthes, exigida aquí por el discurso y “que asegura la progresión de la historia”(2006:113). Con su muerte se queda Gerard solo y al dejar el cuerpo en el suelo deja toda su ‘vida pasada’ y los recuerdos que lo unen al mundo de antes (1976:256). A partir de ahora el narrador se tiene que olvidar a si mismo y concentrar sus fuerzas en sobrevivir. Gerard deja de contar en primera persona para pasar a ser narrado en tercera persona, la voz narrativa homodiegética se desdobla para pasar a ser heterodiegética. Barthes afirma que el él o la no-­‐persona “nunca refleja la instancia del discurso, sino que se sitúa fuera de ella” (2009:31). Esto es lo que ocurre en esta segunda parte, el narrador nos cuenta a través de Gerard, que sigue siendo el focalizador, su historia. Pero ahora el discurso se sitúa tanto fuera del narrador como del lector. El discurso histórico que hasta ahora ha sido ‘descronologizado’, para imitar los testimonios hablados, en los que la persona profundiza en el tiempo, lo que Barthes llama ‘la historia en zig-­‐zag’ (2009:194)50, es ahora relatado de manera cronológica, pero es esta cronología la que lo distancia de si mismo y al mismo tiempo poco a poco del lector ya que se va alejando poco a poco hacia su pasado. Se origina así un silencio visualizado que connota la soledad de Gerard y en su nombre la de los demás prisioneros. 49
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Barthes ‘De la ciencia a la literatura’ 1966 Barthes ‘El discurso de la historia’ 1967 51
A medida que la columna penetraba en la ciudad, en filas de a seis, encadenados de dos en dos, se esparcía un silencio pesado. No se oía nada excepto el ruido de sus pasos. No había nada vivo excepto el ruido de sus pasos, el ruido de su muerte en marcha. Las gentes se quedaban inmóviles, en su sitio, petrificadas, al borde de las aceras (1976:267). Pero también está connotado el silencio de la sociedad, que como piedra deja de ser flexible. El narrador deja abierta la interpretación al lector, no quieren o no pueden, solo observan sin reaccionar. En este pasaje nos confronta el narrador a los dos tipos de silencio, primero el de la víctima, que es sinónimo de muerte y segundo el del testigo, el que ha visto y no ha querido o podido reaccionar. Por último está también el papel que Semprún le otorga al silencio, el de respeto. Lo explica en 1999 en la conferencia Cultura judía y cultura europea en los umbrales del siglo XXI en la que declara su respeto por el sufrimiento por el pueblo judío y lo hace diciendo que “se inclina sobre el silencio”. Esta metáfora expresa el respeto hacia la muerte del pueblo judío, la victima principal del nazismo. Lo hace relatando el recuerdo de un domingo en el que los camaradas comunistas prisioneros en Buchenwald fueron convocados para oír la experiencias de alguien que había sobrevivido al ‘Sonderkommando’. Tras el relato de aquel superviviente que se llamaba Kaminski, un judío polaco, dice Semprún que éste “habló durante una hora y que bruscamente dejó de hablar”. Semprún concluye: “escuchando aquel silencio, escuchando aquella experiencia, como me acerqué, como me interesé y como a veces me identifiqué con la experiencia del pueblo judío” (2011:271). Podemos concluir diciendo que el silencio para Semprún tiene diversos significados, por una parte establece la relación silencio -­‐ muerte. Por otra, es también la forma de rendir tributo a las víctimas y solo se puede hacer respetándolo, pero también rompiéndolo y testimoniando para que las generaciones más jóvenes no olviden. 52
9. Conclusión A través de mi investigación he tratado de encontrar respuestas a las preguntas formuladas al comienzo de mi trabajo: cómo compaginar ficción y testimonio histórico sin que el testimonio pierda credibilidad, cómo puede la ficción incluso apoyar los hechos históricos haciéndolos más verosímil y porqué la novela de Primo Levi se ha convertido en un documento histórico y un lugar de memoria y no pasa lo mismo con la obra de Semprún. El análisis de El Largo viaje no podemos desligarlo de la época en que aparece. Hemos visto que Semprún publica su libro en seguida después de al abandonar el PCE. Es una época de profundos cambios en Europa. Los traumas de la guerra empiezan a olvidarse y los individuos se sienten mas libre para hablar de lo que sienten. Los estudiantes e intelectuales se sienten insatisfechos sobre la sociedad y buscan nuevas estructuras para la sociedad. Se están acercando de los sucesos de mayo del 1968. Los nuevos medios de información empiezan a invadir la sociedad. La información se hace más asequible y objetiva. Los medios cinematográficos, tanto la televisión como el cine pueden representar de manera más clara los acontecimientos históricos. Es el año 63, Primo Levi acaba de publicar su segundo libro La Tregua. Semprún se atreve en este momento a romper con su silencio y lo hace publicando su primer libro sobre la literatura concentracionaria. Quiere escribir como testigo pero de una manera literaria. Para él, como escritor y gran intelectual, es esencial acudir a la ficción, pero esta ficción no le puede quitar nada a la verdad histórica. El modernismo, la manera más adecuada para expresar la realidad del holocausto (White 1999:41), le facilita a Semprún dar forma a su testimonio sobre sus experiencias durante la II Guerra Mundial. Ya hemos demostrado en el capítulo dedicado a la ficción como Semprún se apropia de técnicas cinematográficas y las adapta a su literatura, pero siempre sin olvidar su objetivo y limitando estos recursos al componente retórico. Se ajusta con respeto a los hechos históricos sin añadir nada que no sea necesario. Su principal objetivo al escribir su literatura concentracionaria basada en sus propias experiencias y en las de sus compañeros, es contribuir a aclarar hechos y a hablar en nombre de los que fueron exterminados. Barthes habla de una historia reflexiva (2009:203)51 en la que dominan los razonamientos. Es en este tipo de discurso histórico en que podemos integrar la obra de Semprún. Su relatos autobiográficos no solamente hablan sobre su historia personal sino que en ésta abundan los razonamientos de tipo filosófico o histórico. Estos razonamientos tienen la función de aumentar la credibilidad de lo narrado, acercando su estructura a la de un ensayo histórico. Siguiendo las premisas de Todorov en su estudio sobre la preservación del pasado en que distuinge los tres estadios del testimonio (2002:173-­‐184), podemos decir que la literatura 51
Barthes ‘El discurso de la historia’ 1966 53
de Semprún cumple estas condiciones: primero determinar los hechos, segundo construir un significado y tercero cumplir una función. Semprún determina los hechos de una manera verídica, sin añadir nada que no se pueda probar históricamente. Segundo su literatura está llena de significado y de reflexión, investiga el pasado y saca conclusiones, y por último pone su documento de memoria personal al servicio de la sociedad con el objetivo de activar la memoria colectiva. Por todo esto podemos concluir que la literatura de Semprún puede ser considerada un documento histórico, de la misma manera que los testimonios de Primo Levi. Además del hecho de que Semprún se haya atrevido a romper el silencio ha motivado a muchos otros exdeportados a seguir su ejemplo, con el resultado de que en los últimos años han aparecido muchos testimonios publicados por diversas Amical de deportados, algunos ya nombrados al principio de este trabajo. Estos documentos, sin ser grandes obras literarias, se esfuerzan por ser ligibles y no ser una aburrida cronología de hechos, investigan el pasado y procuran ser lo más objetivos posible. Gracias a esto nos hemos enterado del destino que sufrieron muchos españoles en los diferentes campos de concentración, sobre todo en Mauthausen donde fueron internados la mayoría. Podemos concluir así que la obra de Semprún ha contribuido muchísimo para activar la memoria histórica sobre los campos de exterminio. Naturalmente por razones históricas el lugar de memoria que estos ocupan en el colectivo español siempre será menor que la del colectivo europeo. 54
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11. Apéndice A) Recuerdos sobre su infancia y su juventud hasta la entrada en el maquis Si analizamos los recuerdos ligados a la infancia y a la adolescencia relatados en el libro y los ordenamos de manera cronológica (siguiendo el orden de los años) vemos lo siguiente: 1) incendio del Novedades (1928, teatro de Madrid) “(…), hace mucho tiempo, recuerdo leí el relato del incendio del Novedades, un teatro, y el pánico que siguió y los cuerpos pisoteados, pero tal vez no consigo aclararlo, este punto, quizá no fuese una lectura infantil de un periódico robado, quizá fuese el recuerdo de un relato escuchado, tal vez este incendio del Novedades y este pánico se produjeron antes de que yo tuviera edad para leerlo en un periódico robado de la mesa del salón, no consigo aclarar este punto, de todas formas es una cuestión baladí, me pregunto cómo puedo interesarme en semejante tema, en este momento, en verdad qué importancia puede tener que yo haya escuchado el relato de boca de alguno persona mayor, tal vez de Saturnina, o que lo haya leído yo mismo en algún periódico cuya primera página habría estado manchada, supongo, por los grandes titulares de un suceso tan apasionante.” (243 244) 2) comienzo del exilio: invasión del país vasco: por los tanques de Gambara (238) 3) recuerdo de la llegada a Bayona, llegada del barco pesquero. Identidad como rojos españoles. “Fue en Bayona justo en el muelle, al lado de la plaza mayor de Bayona, donde supe que yo era un rojo español (121) “Pero en Bayona, en el muelle de Bayona, me convertí en un rojo español (…) Después, ya no he dejado de ser un rojo español. Es una manera de ser válida en todas partes. Así, en el campo de concentración yo era un ‘Rotspanier’” (122) 4) Se repite el recuerdo de la llegada a Bayona. “Recuerdo la llegada a Bayona hace siete años, el barco pesquero había atracado frente a la plaza mayor, (…) Había una pequeña multitud de veraneantes, detrás de los controles policíacos, para vernos desembarcar” (152) 5) la estancia en Den Haag: visita de los museos (240) 6) Recuerdos de la peluquería de la Haya “Era un gran salón de peluquería de caballeros, con una buena decena de sillones frente a aquel largo espejo que ocupaba toda la pared de enfrente. (144) 7) Librería ‘Martinus Nijhoff’ > reconstrucción de su identidad como gran lector “Más tarde, desde luego, fue un juego de niños identificar este sueño, o este recuerdo, esta nostalgia brumosa y clara, brillante y opaca a la vez, en medio de la excesivamente real pesadilla del vagón. Se trataba de la librería, mejor dicho del primer piso de la librería de Martinus Nijhoff, en La Haya” (236) 8) El liceo Henri IV, resultado del trabajo de filosofía entregado en el liceo: “trabajo apoyado en exceso en recuerdos personales.” (13) 58
9) relato del liceo Henri IV cuando todos los alumnos siguiendo la idea del alumno Le Cloarec (Breton) se cosen una estrella judía y aparecen así en la clase, todos excepto Pinel. Rablon el profesor de matemáticas reacciona de una manera inesperada y se enfrenta a Pinel, diciéndole que siempre se tiene que diferenciar de los demás (217) 10) “pienso en la calle Blainville, aquello es la prehistoria” (47) 11) 18 años calle Blainville, Coq d’or, conoce a Michel, Hans Freiberg, referencia a Kant, Hegel, Marx, Engels, identidad intelectual socialista. Alusión a MEGA (Marx-­‐Engels-­‐gesamte-­‐Ausgabe) (35) 12) Mujer israelí, calle Vaugirard (103 105) B) Recuerdos sobre el maquis, su detención en Auxerre y su estancia en Compiègne 1) recuerdos de Semur, “Julian y yo fuimos a llevarles armas, después del golpe de la serrería, en Semur.” (16) 2) Julien y él van a buscar la moto (17) 3) recuerdos de la excursión con la moto, “Me acuerdo de aquella exursión, por las carreteras de otoño, y en verdad me revienta que hayan liquidado el ‘Tabou’” (204) 4) Semur-­‐en-­‐Auxois “Julien y yo fuimos llenos con tres maletas llenas de plástico y de metralleta Sten” (26) 5) “como llevamos la moto hasta el maquis de TABU” encuentran 4 gendarmes orinando en la cuneta (184) 6) “Las cabañas, recuerdo eran medio subterráneas. Los muchachos habían cavado la tierra profundamente, y habían apuntalado con tablas las paredes. Apenas un metro de tablas y bálago sobresalía de la tierra. Había tres cabañas así dispuestas en los tres vérices de un posible triángulo, y en cada una de ellas había espacio para alojar por lo menos diez muchachos. (222) 7) detención y resistencia de Alfredo “Dentro de unas horas habremos tejido la más espesa red de gestos solidarios, de pensamiento que afrontan, cada cual por sí mismo y en su propio silencio, la tortura de este compañero que puede ser mañana nuestra propia tortura.” (197 198 199) 8) valentía de Alfredo a no denunciar a sus compañeros. “Es el silencio de Alfredo lo que permite a los compañeros dormir en las casas amenazadas.” (200 201) 9) detención por la gestapo en casa de Irene, cerca de Joigny (233) 10) detención: recuerdo de cómo lo detuvieron, dormir en casa de Irene, la Gestapo llega, Dr. Haas y recuerdos de la tortura a que fue sometido “Intenté olvidarme de mi cuerpo y de los dolores de mi cuerpo, intenté desrealizar mi cuerpo y todas las trastornadas sensaciones de mi cuerpo, mirando las rosas, dejando que mi mirada se llenase de rosas. Y en el momento en que iba a conseguirlo, me desmayé” (186 187) 59
11) habla por primera vez sobre Hans, la gestapo de Vichy, conversación con el soldado alemán en Auxerre (45) 12) Vacheron había cantado, niega conocer a Vacheron (46) 13) “Warum sind sie verhaftet?” (48) “Warum sind sie hier?” “Porque la esencia histórica común a todos a quienes nos detienen en este año 43 es la libertad. Nos parecemosen la medida en que participamos de esta libertad, nos identificamos en ella, nosotros que somos tan dispares. Nos detienen en la medida en que participamos de esta libertad.” (52) 14) hermanos Hortieux (58) (ver análisis retórico sobre la ficción) 15) Rammailet, campesino que abastecía al maquis y no quiere compartir la comida cuando está prisionero “Era inconcebible que yo le planteara un problema semejante. Por lo tanto, no se negaba a compartir. Simplemente no compartía. (66) 16) estancia en Compiegne, “estaba solo no conocía nadie, dedique mi tiempo a dormir, éramos miles” (21) 17) era la época de las deportaciones en masa hacía los campos (22) 18) Gerard recuerda Compiegne en la segunda parte. Recuerda como observa a la gente del pueblo, el bosque y como marchan. Y como una mujer se enfrenta a un soldado Alemán (261-­‐
268) 19) Gerard recuerda al chico al quien su padre le entregó a la gestapo (266) C) Recuerdos de Buchenwald 1) llegada del tren al campo (254) 2) el narrador califica de ‘pasmados’ a los que no se dan cuenta de lo que está pasando y tras las últimas palabras pronunciadas por el viejo antes de morir: ‘¿os dais cuenta?’ *dice: “Claro que me doy cuenta, no hago otra cosa. Me doy cuenta e intento dar cuenta de ello, ése es mi propósito.” (78) y recuerda su llegada al campo, el calor sofocante, la garganta seca, el cansancio, cómo se tuvieron que desnudar, cómo los afeitaron, ‘el asombro y la extrañeza’ Lo increíble de la situación 3) Descripción de los alrededores de Buchenwald, ciertamente un domingo, los altavoces del campo, difunden una música lenta en todos los barracones. Es primavera, el narrador se pasea mas allá del campo de cuarentena “Más allá, no había más que una banda de terreno despejado, delate de las torres de vigilancia y las alambradas electrificadas. Se veía la llanura de Turingia, rica y fértil. Se veía el pueblo en la llanura. Se veía la carretera, que bordeaba el campo durante un centenar de metros. Se veía a los paseantes por la carretera. Era domingo y primavera, la gente paseaba” (27) 4) Reflexión sobre como algunos deportados eran capaces de robar el trozo de pan negro a un compañero “robar este pedazo de pan de centeno es empujar a la muerte a un compañero. 60
Robar este trozo de pan es decretar la muerte de otro hombre para asegurar su propia vida, o al menos para hacerla más probable. Lo que explica diciendo: “Pero estos campos son situaciones límite, donde la criba entre los hombre y los demás se hace de manera más brutal. (70) 5) recuerdo de cuando los SS pasaban revista a las filas de deportados y estos sostenían a los compañeros muertos entre ellos para recibir la ración de alimentos, “En la plaza de formaciones, con la lluvia del Ettersberg resbalando sobre sus ojos apagados, con la nieve adhiriéndose a sus pestañas y cabellos, los cadáveres de los compañeros muertos durante la jornada prestaban un magnífico servicio a los vivos. Ayudaban a vencer, provisionalmente, a la muerte que acechaba a todos los que sobrevivían” (244) 6) relato de cómo llegaban al campo, durante la ofensiva Soviética en Polonia, los trenes cargados de judíos “Fue un invierno duro, aquel invierno del año que viene. He visto llegar los trenes de judíos, los transportes de judíos evacuados de Polonia. Iban cerca de doscientos en cada vagón cerrado con candados, casi ochenta más que nosotros. (114) 7) El recuerdo de la peluquería de la Haya despierta en el narrador el recuerdo de la gran sala de desinfección del campo, con el mismo sistema de rasuradoras (144) 8) Descripción de Ilse Koch (174) Historia de los niños judíos de Polonia “tras estos largos años de olvido voluntario, no sólo puedo ya contar esta historia, sino que debo contarla. Debo hablar en nombre de lo que sucedió, no en mi nombre personal. La historia de los niños judíos en nombre de los niños judíos. La historia de su muerte, en la amplia avenida, que conducía a la entrada del campo, bajo la mirada de piedra de las águilas nazis y entre las risas de los S.S, en nombre de esta misma muerte”. (192) ( testimonio relatado, al contrario de los otros sin acudir al uso exagerado de figuras literarias) 9) relato de Émil que unas semanas antes de la liberación obligado por la SS manda a un joven alsaciano a luchar en la armada de la SS. Émil representa el lado contrario de Alfredo, mientras que Alfredo no sucumbe al poder, Émil se convierte “en la prueba viviente de su victoria, es decir, de nuestra pasada derrota, agonizante ya, pero que arrastraba en su agonía el cadáver vivo de Émil” (201) 10) En los bombardeos se apagaban las luces y se oía la voz por los altavoces “Krematorium ausmachen” (40 41) 11) Descripción del campo a través de cómo lo habían visto los campesinos de Weimar, obligados por las fuerzas aliadas a entrar en el campo y observar lo que había ocurrido allí durante tanto años. Esto le sirve a Semprún, como estrategia literaria para describir el campo, lo barracones del campo de cuarentena donde seguían todavía muriendo inválidos, el crematorio, el bloque donde los médicos de las SS hacían experimentos con los presos, las pantallas de piel humana de madame Koch. (164) 61
12) el narrador recuerda la música de Buchenwald, los domingos después del medio día y todos los días cuando los comandos salían al trabajo al amanecer y cuando volvían por la noche. (274 275) 13) recuerdo de las fábricas Gustloff, las Deutsche Ausrustungs Werk, la Mibau, todo ese rosario de fábricas de guerra alrededor del campo. (275) D) Recuerdos de la liberación Los quince primeros días 1) “Primero están las imágenes que se fijaron en mi memoria durante los quince primeros días que siguieron a la liberación del campo, aquellos quince días en los que pude ver el capo desde fuera, desde el exterior, con una mirada completamente hueca, siendo así que seguía viviendo dentro de él, estando en su interior” (189) 2) “Fueron ocho o quince días que pasaron como en sueños, entre el fin de los campos y el principio de la vida anterior” (89) 3) (134) el agua fresca le recuerda a “aquella otra fuente en la plaza del aquel pueblecito alemán” se dirige en un grupo junto con Haroux a la plaza del pueblo para beber agua de la fuente, observan el pueblo, reflexiones sobre la vida en el pueblo mientras ellos vivían como deportados, reflexiones sobre la cultura alemana: Goethe y Eckermann. (140) El pueblo parece abandonado: “Pero nunca debieron plantearse, en realidad, el problema de nuestra existencia, el problema que nuestra existencia a su vez les planteaba” (141) 4) visita de la casa desde donde se ve el campo de Buchenwald, confrontación con la alemana que ha perdido sus dos hijos en la guerra (179), “Intenta hacerme creer que todos los sufrimientos son iguales, que todas las muertes pesan lo mismo. Al peso de todos mis compañeros muertos, al peso de sus cenizas, opone el peso de su propio sufrimiento. Pero no todas las muertes pesan con el mismo peso, por supuesto. Ningún cadáver del ejército alemán pesará jamás el peso en humo de uno de mis compañeros muertos.” (182) 5) confrontación entre dos tipos de alemanes, el pueblo nazi de Weimar y Walter que simboliza a los alemanes deportados a campos de concentración a causa de sus ideas comunistas (183) 6) “Aquel día precisamente yo había intentado pensar en todo aquello, al volver de aquel pueblo alemán a donde habíamos ido a beber el agua clara de la fuente. Pues había comprobado de repente que aquel pueblo no era el afuera, el exterior, sino simplemente otra cara, pero una cara también interior a la misma sociedad que había dado a luz los campos alemanes. (190) 7) llegada al hotel de Eisenach (94) 8) hotel Eisenach, donde estaba instalado el centro de repatriación, vino del Mosela, encuentros con chicas de diversa procedencia (19) 62
9) era el 13 de abril, dos días después del final de los campos “El bosque de hayas susurraba al soplo de la primavera. Los americanos nos habían desarmado, fue lo primero de que se ocuparon, todo hay que decirlo”, importancia de la propia participación en la liberación del campo, descripción de cómo pasó, música de la acordeón (81) 10) muchachas que querían visitar el campo (82) 11) hacinamiento de cadáveres, que alcanzara tal vez 4 metros de altura (87) 12) encuentro con la chica morena en Eisennach (89) conversación con ella sobre Semur-­‐en-­‐
Auxois, donde los padres de la chica tenían una finca (94 95) 13) descripción del campo, “yo miro hacia el campo. Veo las torres de control, las alambradas, que ya no están elecrificadas. Veo los edificios de la D.A.W., el jardín zoológico donde los S.S. criaban ciervos, monos y osos pardos (90) 14) “Aquí está la curva donde nos enfrentamos, el 11 de abril a mediodía, a un grupo de S.S. que se replegaba (…) los franceses a la izquierda y los rusos a la derecha (91) 15) encuentran a un SS herido y no lo matan, reflexión sobre matarlo o no (92) 16) recuerda como pensó “Estoy harto, empiezo a ver cómo surge en ellos una mentalidad de excombatientes. No quiero convertirme en un excombatiente. Yo no soy un excombatiente. Soy otra cosa, soy un futuro combatiente. (96) 17) el viaje de vuelta: llegada a Francia, recibimiento por las autoridades francesas (116) 18) reconocimiento como rojo español (120), revisión médica (124) 19) le rechazan los 1000 francos, por no ser francés. (128) 20) “Llego de un país extranjero a otro más extranjero. Es decir, yo soy el extranjero.” “a mí, los choques con la realidad siempre me han parecido prodigiosamente excitantes.” (133) 21) Michel y él salen en la segunda quincena de mayo el año de su regreso en busca de las huellas de Hans, por todas las granjas de la comarca de Laignes a Chatillon, y de Semur a Larrea “Estuvimos buscando el rastro de Hans, pero ya no había ni rastro de Hans. (206) > Este apartado le sirve a Semprún para describir la matanza y la desaparición del Taboe, la mayoría de sus miembros han muerto. Irene había muerto en Bergen Belsen, Olivier había muerto en Dora, Julien había muerto en La Roche guardando la última bala por si mismo. Semprún se sirve también de este episodio para describir a Hans, que no quería morir solo por el hecho de ser judío y que prefería morir luchando. 22) descripción del lugar, donde estaba el campamento del Taboe y donde tuvo lugar la matanza (220) 23) Michel vestido de capitán y el narrador indagan sobre la matanza del Taboe y quieren saber como ocurrió: “Me pregunto si lo centinelas estaban en su puesto aquel día” (225) le vuelva hacer la pregunta al granjero: “estaban los centinelas en su puestos?” (226) 63
24) Encuentro con Janine y relato de esta sobre la desaparición de su novio, y la esperanza que tienen de que vuelva de Buchenwald. 25) Reflexión sobre la muerte de Hans (232) Los años siguientes 26) En Ascona dos años después vuelve a pensar que es una lastima que el chico de Semur haya muerto: “ya no queda nadie con quien pueda hablar de aquel viaje (…) la soledad de aquel viaje corroerá toda mi vida.” (163) 27) en Ascona recuerda dos años después de la liberación la parada del tren en una estación, que durante el viaje de deportación creían que sería Weimar (146) “Desde que llegué a Solduno, me había limitado a absorber el sol por todos los poros de mi piel y a escribir ese libro del cual yo sabía que sólo serviría para poner en orden mi pasado antes mis propios ojos. Fue entonces Ascona, delante de mi café, de un auténtico café, y feliz bajo el sol, desesperadamente feliz con una felicidad vacía y brumosa, cuando recordé aquella parada en la pequeña ciudad alemana en el curso de este viaje. Hay que decir que, a lo largo de los años, algunos recuerdos me han asaltado en ocasiones con perfecta precisión, surgiendo del olvido voluntario de este viaje” (147 148) 28) Vuelve a ver a la mujer de la calle Vaugirard años mas tarde en el jardín de Saint-­‐Prix “muchos años después del regreso de este viaje, y encontré muy natural volverla a ver, de repente, bajo el sol friolento del principio de la primavera” (108) “Pienso que hará ya cinco o seis años que mi familia abandonó esta casa. ‘Hace seis años, poco más o menos’” (109) 29) “Es verdad”, le digo, “nunca he sido judío. A veces lo echo de menos” (113) 30) Sigue relatando diferentes situaciones en que le asalta el recuerdo de la deportación. Estaba comiendo con amigos y le dan pan negro, el sabor del pan “hizo revivir en mí brutalmente, aquellos instantes maravillosos en los que comíamos la ración de pan en el campo de concentración” (148) 31) O en Limoges durante otro viaje, enfrente del ‘Trianon’ ve jóvenes que bailan al compás de ‘Tequila’ de repente “deje de oír ‘Tequila’ y pasé a escuchar con mayor nitidez la melodía de ‘Star dust’ tal como la tocaba a la trompeta aquel danés que formaba parte de la orquesta de jazz que Yves creó en el campo de concentración” (149 150) 32) encuentro con Sigrid “Una noche, sin embargo, nos encontramos sentados a la misma mesa y precisamente aquella noche yo tenía la sensación de despertar de un sueño, como si la vida, desde el regreso de aquel viaje, diez años atrás, no hubiera sido más que un sueño. Quizás había bebido demasiado, al haber despertado de aquel sueño que era mi vida desde el regreso de aquel viaje” (155) 64
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