La Dimensión Política de la Reparación Colectiva

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LA DIMENS IÓN POL ÍTIC A DE
LA REPA RAC IÓN COLECT IVA 1
Este artículo hace parte del cuaderno de reflexión “La Dimensión
Política de la Reparación colectiva. Reparación colectiva a
comunidades, organizaciones y sectores perseguidos: La reparación
política como garantía de no repetición” de la colección Voces de
Memoria y Dignidad del Grupo de Trabajo pro Reparación (2008).
Aunque los estándares internacionales 2 en materia del derecho a la
reparación integral hacen referencia expresa a la aplicación de los
derechos a la verdad, la justicia y la reparación respecto a las
víctimas individuales y colectivas del conflicto armado, es
fundamental tener en cuenta que en Colombia las violaciones a los
derechos que afectan a las personas, las familias, los grupos,
organizaciones y comunidades, además de presentarse en un
contexto de conflicto armado y violencia política prolongada, surgen
a causa de la imposición de un modelo de desarrollo social y
económico excluyente e inequitativo, y de políticas globales como la
defensa de la seguridad nacional contrastada, con la apertura
generalizada de mercados de bienes y capitales, y en la actualidad
la lucha contra el “terrorismo”, generando altos índices de pobreza,
el debilitamiento del Estado Social de Derecho y violaciones masivas
a los derechos humanos en su integralidad.
De esta manera, además de los daños individuales y familiares
ocasionados a las víctimas, existe otro tipo de daños producidos por
la intencionalidad de la violencia política de destruir las redes
sociales, fragmentar los procesos organizativos y controlar grupos y
comunidades por medio del terror y la intimidación, para afectar las
capacidades individuales y colectivas en la construcción de
alternativas democráticas. Este tipo de daños involucran a los
grupos, comunidades y organizaciones conformadas por personas
vinculadas a través del tejido social, expresión difícil de definir en
abstracto ya que sólo adquiere pleno sentido en el relato o registro
de experiencias concretas, remitiendo a un conjunto de vínculos e
interrelaciones que generan y consolidan procesos diferenciados de
construcción de identidades, creencias, apuestas políticas,
económicas y culturales, que generan lazos de unión entre sus
integrantes y que se consolidan en el tiempo.
Esta construcción conjunta de apuestas e identidades da cuenta de
proyectos de vida colectivos, asociados a la expresión de intereses
compartidos, los cuales se sustentan en las opciones de un colectivo
para alcanzar unos objetivos comunes, sobre la base de la libertad.
La ruptura de estos proyectos de vida colectivos a raíz de los hechos
violentos, implica una reducción objetiva de esa libertad y produce
un impacto directo en los liderazgos, la participación, la identidad
colectiva, el sentido de pertenencia, la solidaridad, la cultura, las
dinámicas de relación de un colectivo.
Esta situación genera daños de diversa índole, siendo los más
frecuentes: i) el exterminio de las colectividades, ii) la
desestructuración interna o fragmentación de las mismas iii) la
imposibilidad de continuar con el desarrollo de los objetivos,
propósitos, actividades o propuestas (de los procesos históricos o en
construcción) de grupos étnicos, organizaciones de mujeres,
comunidades campesinas, grupos y partidos políticos; desdibujando
la capacidad de incidencia y visibilización de estas colectividades en
los ámbitos social, cultural, político religioso y económico.
1
Elaborado por Clara Castro de la Corporación AVRE con aportes de
Andrea Becerra de ILSA y Liliana Romero del Grupo de Trabajo pro
Reparación. Para conseguir un ejemplar completo del cuaderno o la
colección
completa
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al
correo:
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2
Naciones Unidas. (1)Principios fundamentales de justicia para las
víctimas de delitos y del abuso de poder.1985; (2) Conjunto de
Principios para la protección y la promoción de los derechos humanos
mediante la lucha contra la impunidad. 1998; (3) Principios y
Directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones de
las normas internacionales de derechos humanos y del derecho
internacional humanitario a interponer recursos y obtener
reparaciones. Consejo Económico y Social. 2005.
Teniendo en cuenta la multidimensionalidad de los impactos
producidos por estos hechos, es necesario aclarar que existe una
gran diferencia entre la reparación de daños colectivos y la
reparación colectiva a daños individuales, pues la primera, parte de
reconocer los efectos que han sufrido las colectividades –como la
destrucción de redes sociales, propuestas políticas y cosmovisiones
culturales y, en ese sentido configura alternativas de vida y memoria
construidas por las víctimas-, mientras que la segunda en cambio,
responde a una visión eficientista de los recursos y mecanismos
para reparar3.
Con base en esta aclaración, la reparación colectiva, en el marco
del derecho a la reparación integral de las víctimas, se orienta hacia
el reestablecimiento de los derechos vulnerados y a la reparación de
los daños ocasionados a las comunidades, grupos u organizaciones
afectadas por hechos de violencia sistemática o generalizada.
Esta reparación, se encuentra en estrecha relación con los derechos
a la verdad y a la justicia, e implica la adopción de un enfoque
diferencial al momento de identificar los daños ocasionados y
adoptar las respectivas medidas de reparación. En este sentido, se
hace necesario adelantar un inventario de daños por cada grupo o
comunidad víctima, de acuerdo a sus particularidades étnicas,
culturales, generacionales y de género, y definir medidas específicas
de reparación, que deben adoptarse, teniendo en cuenta esta
caracterización, con el fin de instaurar medidas orientadas al
reestablecimiento de los derechos vulnerados. Bajo esta
perspectiva, la reparación colectiva comprende los componentes de
restitución, indemnización, rehabilitación y medidas de satisfacción 4.
Estos componentes permiten: i) el reestablecimiento de los derechos
vulnerados, que debe partir de considerar a las víctimas como
sujetos políticos y de derecho y por lo tanto debe contribuir a
garantizar el pleno ejercicio de la ciudadanía y con ella su
participación social y política, ii) una compensación proporcional a
los perjuicios económicos causados por los derechos vulnerados, iii)
la rehabilitación de comunidades, organizaciones y grupos por los
daños generados en su salud mental, que debe contemplar
estrategias de acompañamiento psicosocial orientadas a la
recuperación emocional de las víctimas, iv) Medidas de satisfacción
que promuevan el reconocimiento público de los hechos y aporten a
la dignificación de las víctimas y a la recuperación y difusión de la
memoria histórica.
No obstante, desde el Grupo de Trabajo pro Reparación Integral
hemos planteado que las medidas de reparación deben aliviar los
impactos causados a raíz de la violación de los derechos de
personas y comunidades y a su vez promover el desarrollo de
políticas de cambio social que involucren las causas de la violencia y
permitan la adopción de medidas preventivas para evitar la
repetición de hechos violentos.
Para que las medidas de reparación individual y colectiva sean
sostenibles y evitar nuevos hechos violentos que atenten contra los
derechos humanos de la población, es necesario contemplar las
garantías de no repetición, las cuales se expresan en medidas de
reparación política, que respondan a la necesidad de reformas
estructurales e institucionales, orientadas al fortalecimiento del
Estado Social de Derecho y al respeto de los Derechos Humanos en
su integralidad.
En este sentido, hacemos referencia a una reparación política que
permita la adopción de cambios estructurales para evitar la
repetición de los crímenes y posibilite la construcción de un modelo
de Estado y sociedad basado en la equidad y la justicia social,
3
Grupo de Trabajo pro Reparación Integral. Presupuestos de la
Reparación Integral: Las víctimas como indispensable del diálogo, el
Estado como garante y responsable del derecho. Documento
elaborado para la III Conferencia Internacional sobre Colombia.
Bogotá. Noviembre. 2007.
4
Las garantías de no repetición serán analizadas como un
componente del derecho a la reparación integral junto con los
derechos a la verdad, justicia y reparación, teniendo en cuenta el
desarrollo normativo jurisprudencial alcanzado en materia de
estándares internacionales.
partiendo del reconocimiento de los daños ocasionados a las
víctimas por las violaciones sistemáticas a los derechos humanos,
pero también del reconocimiento de la afectación de estos hechos
sobre el conjunto de la sociedad.
§
Dentro de estas afectaciones es posible identificar: i) La privación de
la pluralidad y de la posibilidad de opciones de construcción de lo
público, lo cual favorece la consolidación de nuevas “éticas” en
donde la transformación pacífica e institucionalizada de los conflictos
no parece ser importante, ii) El cambio de referentes culturales,
valores e imaginarios, que da lugar, en ocasiones, a la justificación
de los crímenes y a la estigmatización de las víctimas, iii) La
naturalización de lógicas autoritarias y de violencia, por medio de la
cual se validan dinámicas represivas y la transformación violenta de
los conflictos, iv) La falta de reconocimiento de derechos y libertades
y el debilitamiento de luchas sociales orientadas a la transformación
y la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, debido
principalmente a que la violencia política ha frustrado este tipo de
anhelos y ha promovido un señalamiento constante a los procesos
organizativos.
De esta manera, al hablar de reparación política hacemos
referencia a la concreción de las garantías de no repetición, las
cuales desde los elementos planteados en los estándares
internacionales5 contemplan:
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El ejercicio de un control efectivo de las autoridades civiles
sobre las fuerzas armadas y de seguridad.
La garantía de que todos los procedimientos civiles y militares
se ajustan a las normas internacionales relativas a las garantías
procesales, la equidad y la imparcialidad.
El fortalecimiento de la independencia del poder judicial.
La protección de los profesionales del derecho, la salud y la
asistencia sanitaria, la información y otros sectores conexos, así
como de los defensores de los derechos humanos.
La educación, de modo prioritario y permanente, de todos los
sectores de la sociedad respecto de los derechos humanos y
del derecho internacional humanitario y la capacitación en esta
materia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley,
así como de las fuerzas armadas y de seguridad.
La promoción de la observancia de los códigos de conducta y
de las normas éticas, en particular las normas internacionales,
por los funcionarios públicos, inclusive el personal de las
fuerzas de seguridad, los establecimientos penitenciarios, los
medios de información, la salud, la psicología, los servicios
sociales y las fuerzas arma das, además del personal de
empresas comerciales.
La promoción de mecanismos destinados a prevenir, vigilar y
resolver los conflictos sociales.
La revisión y reforma de las leyes que contribuyan a las
violaciones manifiestas de las normas internacionales de
derechos humanos y a las violaciones graves del derecho
humanitario o las permitan.
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Esta reparación compete directamente al Estado y beneficia a la
sociedad en su conjunto. Es así que para que las reformas y la
formulación de políticas públicas se lleven a cabo es indispensable:
i) La voluntad política en la identificación y actuación frente a al s
“causas que condujeron al debilitamiento del Estado de Derecho y al
desconocimiento masivo y sistemático de los derechos
fundamentales de las personas” y en la concreción de acciones
preventivas de las violaciones. “De otra forma, cualquier esfuerzo
por restablecer la capacidad y la legitimidad de las ni stituciones
nacionales carecerá de eficacia y sostenibilidad en el mediano y
largo plazo”6. ii) La participación activa de la sociedad civil y dentro
de ella de las organizaciones sociales, las redes, plataformas y
movimientos con el objeto de incidir en los cambios estructurales de
acuerdo a las necesidades que han sido manifiestas desde los
orígenes del conflicto armado y la violencia política.
Grupo de Trabaj o Pro Reparación Integ ral
El Grupo de Trabajo pro Reparación Integral, es una
coalición de organizaciones, que desde diferentes
disciplinas, trabaja en conjunto el tema de la
reparación integral y su relación inescindible con los
derechos a la verdad y a la justicia. Durante los últimos
cuatro años, el Grupo ha concentrado sus esfuerzos en:
la producción de materiales pedagógicos que aportan a
las reflexiones sobre el tema de reparación integral, el
acompañamiento a víctimas en la construcción de
alternativas para la superación de la impunidad - en
particular las relacionadas con el tema de memoria- y
la promoción de espacios de encuentro para el análisis
y la reflexión en torno a estos temas.
Banco de Datos del CINEP,
Corporación AVRE – Acompañamiento Psicosocial y Atención
en Salud Mental a Víctimas de Violencia Política,
Corporación Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”
Fundación “Manuel Cepeda Vargas”,
Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos –
ILSA,
Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la
Convivencia de la Universidad Nacional de Colombia –PIUPC
Para el caso colombiano las reformas estructurales están
relacionadas con la prohibición del paramilitarismo, la reforma
agraria, la suscripción del convenio de protección de los pueblos
indígenas, la ratificación del protocolo contra la tortura, la
construcción del estatuto de participación política, entre otras.
Con la cooperación de Diakonia –Gente que cambia el mundo
Así la reparación política se concreta a partir de reformas
estructurales e institucionales y del diseño, formulación e
implementación de políticas públicas que brinden condiciones para:
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§
§
Correo electrónico
[email protected]
Garantizar la existencia de grupos y comunidades con
objetivos, identidades, proyectos y propósitos diversos.
Posibilitar además de su existencia la participación e incidencia
de estas colectividades en los diferentes ámbitos de vida social
y política.
Posibilitar la reconstrucción de los procesos históricos o
inaugurales gestados por los diferentes grupos o comunidades
que han sido víctimas de exterminio, genocidio, etnocidio, así
6
5
como de aquellos grupos que han sufrido afectaciones en su
organización interna, o se han visto mermadas e imposibilitadas
para continuar con el desarrollo de los objetivos, propósitos,
actividades y propuestas.
La promoción de la resolución pacífica de los conflictos
sociales.
El fortalecimiento del Estado Social de Derecho.
La construcción de una verdadera democracia con garantías
para el ejercicio de la ciudadanía.
La recuperación de la confianza de la sociedad en las
instituciones estatales.
El respeto y garantía de los derechos humanos de la población.
Ibídem.
Fundación Social. Una mirada hacia delante. Elementos para la
reparación colectiva en Colombia. Bogotá 2006. Pág. 107 – 108.
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