venta viviendas sin escritura y luego dación en pago por crisis pero

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Tribunal Supremo (Sala de lo Penal, Sección 1ª)
Sentencia núm. 535/2011 de 29 abril RJ
2011\3608
ESTAFA: ENGAÑO: inexistencia: venta y entrega de viviendas a los adquirentes, no
llegando a otorgar escrituras públicas de compraventa al sobrevenir una crisis
empresarial que desemboca en un dación en pago de sus bienes a favor de uno de los
acreedores, que se convierte en titular registral del inmueble en su conjunto y con el que
han de renegociar los adquirentes anteriores: incumplimiento contractual: no consta de
qué modo ha perjudicado a los adquirentes la dación realizada; DISPONER DE COSA
OCULTANDO LA EXISTENCIA DE CUALQUIER CARGA SOBRE LA MISMA: inexistencia:
dación en pago del edificio en su conjunto sin que se oculte la existencia de la venta de
tres viviendas concertadas en documentos privados. FALSEDADES: FALTAR A LA
VERDAD EN LA NARRACIÓN DE LOS HECHOS: inexistencia: manifestaciones inveraces
en
documento
público
realizadas
por
particular:
falsedad
ideológica
impune.
INSOLVENCIAS PUNIBLES: ALZAMIENTO DE BIENES: inexistencia: transmisión de
inmuebles a hijas que inmediatamente después se reintegra de nuevo al haber ganancial.
Jurisdicción: Penal
Recurso de Casación núm. 1983/2010
Ponente: Excmo. Sr. José Manuel Maza Martín
La Sección 1ª de la Sala de lo Penal del TS declara no haber lugar a los recursos de casación
interpuestos por la acusación particular contra las Sentencias dictadas por la Sección Tercera de la
Audiencia Provincial de León, en fechas17-04-2009 y 17-05-2009, confirmándolas en su integridad.
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Abril de dos mil once.
En el recurso de casación por infracción de Ley y quebrantamiento de forma que ante Nos pende,
interpuesto por la Acusación particular Vicente y Luis Pedro contra sentencias (ARP 2009, 770) dictadas
por la Audiencia Provincial de León (Sección 3ª) que absolvió a Alexander, Blas, Diana, Inés, Natalia,
Sonia y Adoración del delito de estafa y alzamiento de bienes, los componentes de la Sala Segunda del
Tribunal Supremo que al margen se expresan se han constituido para la votación y fallo bajo la
Presidencia del primero de los indicados y Ponencia del Excmo. Sr. D. Jose Manuel Maza Martin, siendo
también parte el Ministerio Fiscal, y estando dichos recurrentes representados por el Procuradora Sr.
Ortiz-Cañavate y Levenfeld; habiendo comparecido como recurridos Natalia, representada por la
Procuradora Sra. De Oro- Pulido Sanz; Inés , representada por la Procuradora Sra. Fernández Tejedor;
Sonia, representada por la Procuradora Sra. Montes Baladrón; Diana, representado por el Procurador Sr.
Reynolds Martínez; Blas, representado por la Procuradora Sra. Fernández Tejedor; y Alexander,
representado por la Procuradora Sra. Guijarro de Abia.
I. ANTECEDENTES
PRIMERO
El Juzgado de Instrucción número 2 de La Bañeza instruyó Procedimiento Abreviado con el número
18/2007 y, una vez concluso, fue elevado a la Audiencia Provincial de dicha capital que, con fecha 17 de
Abril de 2009 (ARP 2009, 770) dictó sentencia que contiene los siguientes HECHOS PROBADOS:
"PRIMERO.- El Tribunal, tras apreciar en conclusión las pruebas practicadas, declara expresamente
probados los siguientes hechos:
a) Los acusados Alexander y Blas, son administradores mancomunados de la entidad "Cueto Martínez,
S.L.", dedicada a la construcción, que promovió y construyó un edificio de 6 viviendas y locales de
negocio en el nº NUM000 de la C/ DIRECCION000 de La Bañeza.
Encontrándose el edificio en construcción los acusados venden en sendos contratos privados de
compraventa a los querellantes los siguientes pisos:
- Con fecha 21 de diciembre de 2004, vendieron a Samuel y Ruth, la vivienda sita en La Bañeza, c/
DIRECCION000 nº NUM000, NUM001 (dúplex), por importe de 82.108,20 €, que pagaron en su totalidad
y ocupando la vivienda en septiembre de 2005.
- Con fecha 19 de agosto de 2004, venden a Vicente el piso NUM002 del citado inmueble en 42.070,85 €
más impuestos, habiendo satisfecho 35.310 € y ocupando la vivienda en junio de 2005.
- Con fecha 16 de septiembre de 2003 venden a Luis Pedro el piso NUM003 (dúplex) del mencionado
inmueble por un importe total de 44.940 €, de los que ha satisfecha 9.630 €, habiendo ocupado la
vivienda en septiembre de 2005.
b) Como consecuencia del fuerte endeudamiento de la empresa que entre otras deudas, adeudaba a la
entidad "Hormas Aplicaciones y Servicios, S.L." más de 600.000 € que le fueron reclamados en sendos
procedimientos civiles (un ordinario y un cambiario), por lo que en fecha 14 de febrero de 2006 los citados
acusados, como administradores de "Cueto Martínez, S.L." otorgan una escritura de dación en pago de
deudas a favor de la entidad acreedora "Hormas Aplicaciones y Servicios, S.L.", que incluye todos los
inmuebles de Cueto Martínez, S.L., entre ellos la totalidad del edificio de la c/ DIRECCION000 de La
Bañeza.
En la escritura de dación en pago no se hace referencia a que las 3 viviendas referidas estaban vendidas
y ocupadas por los compradores pues, al no haberse otorgado escrituras públicas de venta, seguían
figurando en el Registro de la Propiedad a nombre de la constructora "Cueto Martínez, S.L.", si bien, antes
de la firma de la escritura de dación en pago el administrador de la empresa cesionaria fue informada de
que esas 3 viviendas estaban vendidas en documentos privados y ocupadas por sus adquirentes (los
querellantes).
Como consecuencia de la situación planteada tras la dación en pago los querellantes hubieron de
negociar con los acusados y con el representante de Hormas.
Samuel y su esposa consiguieron la devolución del importe del precio que habían satisfecho, renunciando
a realizar ninguna reclamación.
Vicente llegó a un acuerdo con Hormas para adquirir definitivamente su vivienda lo que le ha supuesto
pagar una cantidad superior a la que tenía acordada con los acusados, sufriendo por ello un perjuicio
económico cifrado en 64.445 €.
Luis Pedro únicamente pagó por la vivienda la cantidad de 9.630 € que tiene garantizada mediante aval
bancario que no ha ejecutado.
c) Asimismo el acusado Alexander, su esposa, la también acusada Diana, venden en escritura pública,
otorgada el 24 de enero de 2006, una casa en la c/ DIRECCION001 nº NUM004 de San Pedro de
Bercianos y la mitad indivisa de las fincas núm. NUM005, del polígono NUM006; nº NUM007 del polígono
NUM008 y nº NUM009 del polígono NUM008, situados en el Ayuntamiento de San Pedro Bercianos, a
sus tres hijas, también acusadas, Inés, Natalia y Sonia, sin que éstas pagaran cantidad alguna.
Apenas mes y medio después, en fecha 16 de marzo de 2006, esa venta ficticia se deshace otorgando
nueva escritura de compraventa de las hijas a favor de los padres, de modo que en la fecha de
interposición de la querella (18 de Abril de 2006) las citadas habían sido reintegradas a la sociedad de
gananciales que forman Alexander y esposa, Diana.
d) El acusado Blas había otorgado en el año 2002 escritura de capitulaciones matrimoniales pactando el
régimen de separación de bienes con su esposa (Ana).
e) La inicialmente acusada Adoración compró determinados bienes a sus padres, pero no compró nada a
sus tíos, los acusados, Alexander y Diana"."[sic]
SEGUNDO
- La sentencia de instancia dictó el siguiente pronunciamiento: "FALLAMOS: "Que debemos absolver y
absolvemos libremente a los acusados Alexander, Blas, Diana, Inés, Natalia, Sonia y Adoración, de todos
los delitos de estafa y alzamiento de bienes que se les imputaban por las acusaciones pública y particular,
declarando de oficio las costas procesales" .
Por auto de 7-5-09 se aclaró la sentencia en el sentido siguiente: "Se rectifica la sentencia dictada en
fecha 17 de abril de 2009 en el Pto. Abreviado 3/08 de esta Sala, en el sentido de sustituirse a la "Letrada
Dª Yolanda Gómez Ramos", que aparece en el encabezamiento de la sentencia como defensa de la
acusada Adoración, por la "Letrada Dª Isabel de la Mata Santos". [sic]
TERCERO
- Notificada la sentencia a las partes, se preparó recurso de casación, por la Acusación Particular, por
infracción de Ley, de precepto constitucional y quebrantamiento de forma, que se tuvo por anunciado,
remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las actuaciones y certificaciones necesarias para
su sustanciación y resolución, formándose el rollo y formalizándose el recurso.
CUARTO
- El citado recurso fue resuelto por Sentencia de esta Sala, nº 303/2010, de fecha 6 de Abril de 2010, cuya
Parte dispositiva es como sigue:
"Que debemos DECLARAR Y DECLARAMOS HABER LUGAR al recurso de casación interpuesto por la
representación procesal de D. Vicente y D. Luis Pedro, contra la sentencia dictada el 17 de abril de 2009 ,
y aclarada por auto de 7 de mayo de 2009, por la Audiencia Provincial de León, Sección Tercera, en el
Rollo de Sala 3/08, por estimación del Motivo Quinto del recurso, por quebrantamiento de forma ,
debiendo DECLARAR LA NULIDAD de la sentencia, de modo que el Tribunal sentenciador dicte una
nueva, pronunciándose expresamente sobre las cuestiones planteadas y cuya resolución se omitió,
reponiendo a los recurrentes en su conculcado derecho.
Se declaran de oficio las costas causadas en el presente recurso.
Comuníquese esta resolución a la mencionada Audiencia, a los efectos legales procedentes, con
devolución de la causa que en su día se remitió." [sic]
QUINTO
La Audiencia Provincial de León, Sección 3ª, con fecha 17 de Mayo de 2010 dictó nuevamente sentencia
que contiene la siguiente Parte dispositiva: "Que en cumplimiento de lo ordenado en la S.T.S. de 6-042010 y supliendo la omisión cometida en nuestra sentencia de 17-04-2009, debemos absolver y
absolvemos libremente a los acusados Alexander y Blas del delito de falsedad en documento público que
les imputaba la acusación particular, manteniendo en sus propios términos el resto de los
pronunciamiento de nuestra sentencia de 17-04-2009.
Notifíquese la presente sentencia a las partes, haciéndolas saber que no es firme y que contra la misma
podrá interponerse recurso de casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que deberá ser
preparado ante este Tribunal en el plazo de los cinco días siguientes al de la última notificación, conforme
a lo dispuesto en los arts. 212 y 847 b) de la Ley de Enjuiciamiento Criminal". [sic]
SEXTO
El recurso interpuesto la Acusación particular Vicente y Luis Pedro se basó en los siguientes MOTIVOS
DE CASACIÓN:
Primero Por infracción de precepto constitucional, al amparo del artº. 5.4º de la L.O.P.J. y artº. 852 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, al no haberse tenido en cuenta el art. 24.1º de la Constitución española,
en relación al derecho a la tutela judicial efectiva.
Segundo Al amparo del artº. 849. 2º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, al haber existido error en la
apreciación de la prueba.
Tercero Al amparo del artº. 849. 1º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, al haberse infringido preceptos
de carácter sustantivo, entre ellos los artículos 28, 31, 248, 250. 1º, 251.2º, 392, 257.1 del Código Penal y
742 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Cuarto Al amparo del artº. 851. 1º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, por no expresarse, clara y
terminantemente los hechos que se consideran probados, en la sentencia de fecha 17 de Mayo de 2010 .
SÉPTIMO
Instruidas las partes del recurso interpuesto, los Procuradores Sra. De Oro-Pulido Sanz, Sra. Fernández
Tejedor, Sra. Montes Baladrón, Sr. Reynolds Martínez y Sr. Guijarro de Abia, así como el Ministerio
Fiscal, lo impugnaron, a excepción del Ministerio público que apoya parcialmente el motivo tercero; la
Sala admitió el mismo, quedando conclusos los autos para señalamiento del fallo cuando por turno
correspondiera. Y, hecho el señalamiento para el fallo, se celebró la votación prevenida el día 26 de Abril
de 2011.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO
Los recurrentes, actuando como Acusación Particular en el presente procedimiento, recurren las
Resoluciones de instancia, la segunda de ellas dictada como consecuencia de una previa estimación por
incongruencia omisiva de la Casación interpuesta en su día contra la primera, por las que finalmente se
absolvía a los acusados de los delitos de estafa, falsedad y alzamiento de bienes, con base en cuatro
diferentes motivos, de los que el Cuarto se refiere a quebrantamientos de forma, por lo que procede su
examen previo.
Así, en ese Cuarto motivo, con cita del artículo 851.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se denuncian
hasta tres diferentes infracciones formales en las que habrían incurrido las Sentencias recurridas (ARP
2009, 770), a saber:
A) La escasez de los hechos declarados probados en la Segunda de las Resoluciones dictadas por la
Audiencia, que se refieren exclusivamente al delito de falsedad documental que fue objeto de acusación.
Lo que, siendo en efecto cierto y constituyendo cierta irregularidad relativa, puesto que lo más
correcto hubiera sido que en esa segunda Sentencia se hubiesen integrado tanto el contenido de
la primera, que resultó anulada por esta Sala, como el de la segunda, que venía a colmar la laguna
decisoria advertida en la inicial, no obstante no parece oportuno, en este momento y con el
indeseable efecto de prolongar aún más la tramitación del presente procedimiento, una nueva y
reiterada declaración de nulidad y reenvío nuevamente a la Audiencia, para subsanación de este
defecto, cuando con la simple acumulación de los referidos contenidos el pronunciamiento queda
suficientemente completado y claro, con respuesta idónea y plena a las pretensiones de las
acusaciones.
B) La existencia de contradicciones entre los Fundamentos Jurídicos contenidos en las referidas
Sentencias del Tribunal "a quo".
En este punto, nuevamente la irregularidad formal que acaba de señalarse abre la posibilidad a quienes
recurren de efectuar esta denuncia que, a diferencia del caso anterior, carece por completo de
fundamento, ya que no existen tales contradicciones toda vez que, como se ha dicho, las diferentes
Resoluciones versan sobre distintos objetos, los delitos de estafa y alzamiento la primera y el de
falsedad documental la segunda, sin que, a la vista de sus términos, se adviertan en modo alguno
las contradicciones mencionadas.
C) La inclusión en esas Resoluciones de instancia de expresiones predeterminantes del Fallo.
Expresiones que en ningún momento son concretadas en el Recurso, por lo que resulta imposible
dar respuesta a este extremo, máxime cuando tampoco se advierte, con la lectura del relato de
hechos probados, que el mismo incurra en semejante defecto formal.
Y es que en realidad el Recurso, excediendo el ámbito de un motivo de carácter formal como el presente,
dedica la práctica totalidad de sus argumentos a discutir la decisión de los Jueces "a quibus", tanto en lo
relativo a la valoración de la prueba practicada como respecto a la calificación jurídica de los hechos,
extremos de los que habremos de ocuparnos, más propiamente, en los Fundamentos Jurídicos que
siguen.
Razones todas ellas por las que este motivo se desestima.
SEGUNDO
Por su parte, el motivo Primero del Recurso alude, con base en los artículos 5.4 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial y 852 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en relación con el 24.1 de nuestra Constitución,
a la infracción del derecho a la tutela judicial efectiva, por falta de motivación suficiente de los
pronunciamientos alcanzados en la instancia, al afirmar que la argumentación ofrecida por la Audiencia es
genérica y abstracta, limitándose al análisis de la doctrina jurisprudencial relativa a los tipos delictivos
motivo de acusación pero sin entrar a valorar la prueba concreta disponible, de modo que podría servir
tanto para sustentar el fallo absolutorio como otro de sentido contrario, condenatorio.
La exigencia de una adecuada fundamentación de la decisión judicial integra, como con reiteración
ha proclamado esta Sala y el propio Tribunal Constitucional, de una parte, el cumplimiento del mandato
contenido expresamente en el artículo 120.3 de nuestra Constitución, y también, de otra, una
manifestación más del derecho a la tutela judicial efectiva, consagrado en el 24.1 de la misma Carta
Magna, en tanto que manifestación esencial del Estado democrático de derecho (art. 1 CE ) y con
una concepción de la legitimidad de la función jurisdiccional, apoyada esencialmente en el
carácter vinculante que tiene para ésta la Ley, huyendo de soluciones arbitrarias (art. 117.1 CE)
(vid. la STC 55/87 (RTC 1987, 55), entre otras).
Esa necesidad de motivación cumple diversas finalidades al erigirse, en primer lugar, en garantía
para los justiciables mediante la que pueden comprobar que la resolución dada al caso es
consecuencia de una exigencia racional del ordenamiento y no el fruto de la arbitrariedad (art. 9.3
CE) (STC 165/93 (RTC 1993, 165), por ejemplo), permitiendo, a su vez y con la posibilidad de
discusión de tales argumentos, acceder a la vía impugnativa de esa decisión, si de ella se
discrepa, y, seguidamente, el control por parte de un Tribunal superior del acierto de los
argumentos en que se apoya.
Supone, también y de manera quizá aún más importante, que el propio Juzgador reflexione sobre
el sentido y validez de su razonamiento, al verse obligado a justificarlo, auxiliándole eficazmente
en la honesta búsqueda de la rectitud y justicia de la decisión.
En definitiva, y en concreto en el ámbito de lo Penal en el que las Resoluciones tienen carácter
público, es la Sociedad misma la que, conociendo los argumentos en los que los Tribunales
apoyan sus pronunciamientos, percibe los contextos jurisprudenciales en la aplicación de la
norma y accede, en su caso, a la posible crítica legítima de los criterios aplicados.
Todo ello, sin embargo, sin que suponga tampoco que el Juez esté obligado a una descripción
totalmente exhaustiva del proceso intelectual que le ha llevado a decidir en un concreto sentido, ni
que haya de pronunciarse expresamente sobre todos los argumentos esgrimidos por las partes,
pues basta con que se conozca, de forma clara e inteligible, el por qué de lo por él resuelto.
En este sentido y para el caso que aquí se nos somete advertimos como carecen por completo de
razón las alegaciones de los recurrentes, a la vista de las Fundamentaciones Jurídicas de las
Sentencias objeto del Recurso, en las que ampliamente se exponen las razones, jurídicas y
fácticas, por las que el Juzgador de instancia considera que no existe ninguno de los tres delitos,
estafa, falsedad y alzamiento de bienes, cuya comisión se atribuye a los recurridos.
De nuevo, por tanto, el motivo merece la desestimación.
TERCERO
El motivo Segundo, a su vez, afirma la existencia de error en la valoración de la prueba llevada a cabo por
el Tribunal de instancia (art. 849.2º LECr), a la vista del contenido de documentos obrantes en las
actuaciones, tales como la Escritura notarial de dación en pago otorgada por los acusados, así como
diversas declaraciones realizadas en el curso del presente procedimiento tanto por los querellantes como
por los querellados y el propio cesionario en pago, que evidenciarían tanto la existencia de engaño como
elemento esencial del delito de estafa, como de la falsedad documental y el alzamiento de bienes por los
que también se acusa.
Y es cierto que el apartado 2º del artículo 849 de la Ley de ritos penal califica como infracción de
Ley, susceptible de abrir la vía casacional, a aquel supuesto en el que el Juzgador incurra en un
evidente error de hecho, al no incorporar a su relato fáctico datos incontestablemente acreditados
por documentos obrantes en las actuaciones y no contradichos por otros medios de prueba, lo
que revelaría, sin lugar a dudas, la equivocación del Tribunal en la confección de esa narración.
Tal infracción, en ese caso, sin duda sería grave y evidente. Y, por ello, se contempla en la Ley, a
pesar de constituir una verdadera excepción en un régimen, como el de la Casación, en el que se
parte de que, en principio, todo lo relativo a la concreta función de valorar el diferente peso
acreditativo del material probatorio disponible corresponde, en exclusiva, al Juzgador de
instancia.
Pero precisamente por esa excepcionalidad del motivo, la doctrina jurisprudencial es
significadamente exigente con el necesario cumplimiento de los requisitos que pueden conferirle
prosperabilidad (SsTS de 23 de Junio (RJ 1997, 5130) y 3 de Octubre de 1997 (RJ 1997, 7169), por
citar sólo dos).
Y así, no cualquier documento, en sentido amplio, puede servir de base al Recurso, sino que el
mismo ha de ser "literosuficiente", es decir, que haga prueba, por sí mismo, de su contenido, sin
necesidad de otro aporte acreditativo ni valoración posterior (1 (RJ 1997, 6007) y 18 de Julio de
1997 (RJ 1997, 6238), por ejemplo).
Igualmente, en este sentido, la prueba personal obrante en los Autos, declaración de acusados y
testigos e incluso los informes periciales en la mayor parte de los casos, por muy "documentada" que
se encuentre en ellos, no alcanza el valor de verdadero "documento" a estos efectos casacionales
(SsTS de 23 de Diciembre de 1992 (RJ 1992, 10323) y 24 de Enero de 1997 (RJ 1997, 329), entre
muchas otras).
Por otra parte, la contradicción ha de referirse a un extremo esencial, de verdadera trascendencia
en el enjuiciamiento, de forma que, sustituido el contenido de la narración por el del documento o
completada aquella con éste, el pronunciamiento alcanzado, total o parcialmente quede carente de
sustento fáctico. Y además no ha de venir, a su vez, enfrentada al resultando de otros medios de
prueba también disponibles por el Juzgador, que justificarían la decisión de éste, en el ejercicio de
la tarea valorativa que le es propia, de atribuir, sin equivocación al menos evidente, mayor crédito
a aquella prueba que al contenido del documento (SsTS de 12 de Junio (RJ 2001, 6247) y 24 de
Septiembre de 2001 (RJ 2001, 7862)).
En definitiva, no se trata de que los documentos a los que se alude pudieran dar pié, ocasionalmente, a
unas conclusiones probatorias distintas de las alcanzadas por el Tribunal de instancia, sino de que, en
realidad, se produzca una contradicción insalvable entre el contenido de aquellos, de carácter fehaciente
e inevitable, y las afirmaciones fácticas a las que llega la Sentencia recurrida, de modo tal que se haga
evidente el error de éstas, que no pueden apoyarse en otras pruebas, de la misma fuerza acreditativa,
que desvirtúen válidamente la eficacia de aquellos documentos.
A partir de estas premisas, el motivo en el presente supuesto claramente aparece como infundado,
ya que, no sólo la Audiencia sí que tuvo en cuenta, en su recto contenido, el documento que se
cita, la Escritura notarial de dación en pago, a la que expresamente se refiere el "factum" de la
recurrida, describiendo su contenido esencial pero oponiéndole las propias manifestaciones del
cesionario en pago que admite que se le advirtió expresamente de la situación jurídica real de
parte de las fincas a las que dicho documento se refería, sino que además lo que realmente
pretende el Recurso en este caso, sin respeto por el carácter de un cauce casacional como el presente,
es combatir la conclusión exculpatoria alcanzada por los Jueces "a quibus", con base en otros
medios probatorios de valor equivalente a los designados por el recurrente, de modo que no
puede sostenerse la existencia de un error evidente e indiscutible en la valoración global del
material probatorio disponible, que nos obligue inequívoca e inevitablemente a la rectificación de
los hechos declarados como probados en la instancia.
Por todo lo cual, es evidente la procedencia de la desestimación de semejante motivo.
CUARTO
Y, finalmente, en el motivo Tercero se sostiene la existencia (art. 849.1º LECr), de la indebida
inaplicación de los artículos 28, 31, 248,250.1 1º, 251.2, 257.1 y 392 del Código Penal, que describen los
delitos de estafa, alzamiento de bienes y falsedad documental, que fueron objeto de Acusación.
El cauce casacional aquí utilizado, de acuerdo con numerosísimos pronunciamientos de esta Sala en
esa línea, supone la comprobación por este Tribunal de Casación de la correcta subsunción de los
Hechos declarados probados en los preceptos de orden sustantivo que integran el ordenamiento
penal.
Pero esa labor ha de partir de un principio esencial, cual es el de la intangibilidad de la narración
de Hechos llevada a cabo por el Tribunal de instancia, sobre la convicción que por el mismo se
alcanza acerca de la realidad de lo acontecido, como consecuencia de la valoración del material
probatorio disponible, que le es propia con exclusividad.
En este sentido, es clara la improcedencia también del motivo, en sus diferentes alegaciones,
puesto que la descripción narrativa del relato sobre el que se asienta el pronunciamiento de la
Audiencia es de sobra bastante e idónea para alcanzar su conclusión absolutoria.
En realidad, el Recurso parte, en este punto, de los Hechos que considera deberían haberse declarado
probados tras las correcciones derivadas de la prosperidad de los motivos anteriores.
No sólo la desestimación de aquellos condiciona definitivamente la de éste, sino que incluso puede
afirmarse que:
A) No cabe hablar de infracción de Ley por no haberse aplicado el tipo penal de la estafa, alegación
específicamente apoyada en este caso por el Ministerio Fiscal, pues no sólo resulta evidente que no
cabe hablar, a la vista tanto del relato de hechos como de la valoración probatoria congruente con
éstos, de la existencia del tipo de la estafa genérica, u ordinaria, del artículo 248.1 del Código Penal ,
ante la inexistencia de engaño previo a la venta de las dos viviendas, en documento privado, a los
querellantes, toda vez que cuando dicha transmisión se produjo no consta, en forma alguna, la
intención de incumplimiento de lo pactado por parte de los querellados, al surgir sus problemas
económicos con posterioridad a ese negocio, así como tampoco en la ulterior operación de dación
en pago de la totalidad de la finca, habida cuenta de que al cesionario se le informó, como él
mismo reconoce y al margen del contenido literal de la correspondiente Escritura, de la verdadera
situación jurídica de las dos viviendas de referencia, sino que tampoco puede afirmarse que nos
hallemos ante ninguno de los supuestos de la llamada estafa impropia, contemplados en el artículo
251 del Código Penal.
En efecto, ambos supuestos, en lo que aquí nos interesa, se refieren a la enajenación de un bien de cuya
facultad de disposición se carece (art. 251.1 CP) u ocultando la existencia de una carga que pesa sobre el
mismo (art. 250.2 CP), hipótesis que también defiende el Fiscal en su adhesión al Recurso, pero siempre
y cuando, con ello, se cause un perjuicio al adquirente mismo o a un tercero.
Y en el caso que nos ocupa sucede que, a tenor de la descripción de lo acontecido que ofrece la
recurrida, descripción que resulta como ya se adelantó inmodificable en este momento, no sólo resulta
obvio que no puede hablarse de fraude alguno en relación con el cesionario en pago ya que, conforme
vimos, se afirma que éste fue informado previamente de la real situación de las viviendas que los
querellantes ocupaban, sino que tampoco podemos constatar el perjuicio real que éstos hubieran podido
sufrir como consecuencia de esa cesión, ya que ignoramos en qué concepto hubieron de hacer, en
especial Vicente puesto que de Luis Pedro nos dice la Audiencia en su "factum" que disponía de la
posibilidad de ejecutar un aval que garantizaba los 9.630 euros que había abonado, ese desembolso por
importe de 64.445 euros para poder "adquirir definitivamente su vivienda".
Circunstancia de indudable importancia puesto que, una cosa sería por ejemplo que esa cantidad le
hubiera sido exigida por la nueva propiedad, con titularidad registral sobre la finca, como incremento del
precio que ya tenía satisfecho a los anteriores propietarios, en cuyo caso sí que podríamos hablar de un
perjuicio causalmente derivado del hecho de una transmisión en Escritura pública irrespetuosa con su
previa adquisición en documento privado, y otra bien distinta el que, como parece desprenderse de
algunas expresiones contenidas en la Fundamentación Jurídica de la recurrida, tal desembolso
respondiera a la existencia de una carga hipotecaria previa que gravaba el inmueble cuando lo compró,
de modo que esa obligación de pago, aunque derivase de un gravamen que debiera ser satisfecho por los
querellados, propietarios iniciales del bien hipotecado, como muy probablemente se hubieran
comprometido a hacer en su día al no constar que ocultasen su existencia al querellante cuando le
vendieron la vivienda, no puede propiamente ser considerado como consecuencia de la cesión en pago
ulterior sino, simplemente, del incumplimiento por los querellados de sus obligaciones contractuales,
incumplimiento de la satisfacción de la deuda hipotecaria que hubiera producido el mismo resultado al
margen de la existencia o no de dicha transmisión posterior, dando lugar con ello a la posibilidad de
ejercicio por el titular de la finca hipotecada de las correspondientes acciones civiles en resarcimiento de
lo que se vio obligado a abonar para evitar la ejecución sobre su vivienda, pero sin que en ningún caso se
tratase de un ilícito de carácter penal, como aquí se pretende, por las razones que se acaban de exponer.
El contenido impreciso de los hechos declarados como probados por la Audiencia en este extremo
trascendental de la existencia de un perjuicio causal y exclusivamente derivado de la dación en
pago realizada por los querellados, nos impide, por consiguiente, alcanzar el pronunciamiento
condenatorio que se interesa, tanto por los recurrentes como por el propio Ministerio Público.
B) Tampoco procede la calificación de los hechos enjuiciados como constitutivos de un delito de
falsedad documental, ya que, de acuerdo con el criterio absolutorio expuesto por el Tribunal "a
quo", nos hallamos ante el supuesto del particular que realiza manifestaciones inveraces en
documento público, lo que, al margen de su posible finalidad como instrumento para la comisión
ulterior de una acción fraudulenta, o de otra clase, por sí solo no constituye más que una falsedad
de las denominadas "ideológicas" no susceptible, según reiterada doctrina interpretativa de los
términos contenidos en los artículos 390.1 4º y 392.1 del Código Penal, de ser calificada como
infracción penal de clase alguna.
C) Por último, una vez más debe rechazarse la pretensión de los recurrentes, en este caso referida a la
existencia del delito de alzamiento de bienes, habida cuenta de que en el "factum" de la Resolución
de instancia se relata cómo las enajenaciones efectuadas por los querellados a favor de sus hijas,
sin que éstas llegaran a abonar precio alguno por ellas y existentes ya las posibles obligaciones
contraídas con los querellados, resultan de todo punto irrelevantes al haberse producido, tan sólo
un mes y medio aproximadamente después de esas transmisiones y antes de la interposición de la
presente Querella, la reintegración de los bienes objeto de las mismas al patrimonio de los
querellados.
En tanto que las capitulaciones otorgadas por éstos se ha podido acreditar que se llevaron a cabo
con dos años de anterioridad al inicio de los hechos objeto de este procedimiento, mucho antes del
nacimiento de las obligaciones que aquí se contemplan.
Mientras que respecto de otras operaciones que pudieran haber llevado a cabo posteriormente,
con disposición de todo o parte de su patrimonio, con otros familiares, en la propia recurrida se
nos indica que son objeto de actuaciones ya abiertas y distintas de éstas, de modo que no cabe
aquí entrar en su análisis.
Es por ello por lo que hay que coincidir con el criterio de la Audiencia, en el sentido de que no nos
encontramos, en realidad, ante la comisión de infracciones delictivas suficientemente acreditadas,
por lo que procede, con la desestimación de este último motivo, la del Recurso en su integridad.
QUINTO
A la vista de la conclusión desestimatoria del presente Recurso y de acuerdo con el artículo 901 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal, deben serle impuestas a los recurrentes las costas ocasionadas por el mismo.
En su consecuencia, vistos los preceptos mencionados y demás de general aplicación al caso,
III. FALLO
Que debemos declarar y declaramos no haber lugar al Recurso de Casación interpuesto por la
Representación de Vicente y Luis Pedro, contra las Sentencias dictadas por la Sección Tercera de la
Audiencia Provincial de León, en fechas 17 de Abril de 2009 (ARP 2009, 770) y 17 de Mayo de 2010
(JUR 2010, 239209), por las que se absolvía a los acusados de los delitos de estafa, falsedad y
alzamiento de bienes que se les imputaban.
Se imponen a los recurrentes las costas procesales ocasionadas en el presente Recurso.
Póngase en conocimiento del Tribunal de origen, a los efectos legales oportunos, la presente Resolución,
con devolución de la Causa que, en su día, nos fue remitida.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos, mandamos
y firmamos Andrés Martínez Arrieta, José Manuel Maza Martín, Juan Ramón Berdugo Gómez de la
Torre, Luciano Varela Castro, Manuel Marchena Gomez.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Magistrado Ponente Excmo. Sr. D
Jose Manuel Maza Martín, estando celebrando audiencia pública en el día de su fecha la Sala Segunda
del Tribunal Supremo, de lo que como Secretario certifico.
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