DICTAMEN Nº 642 /2010 de 22 de diciembre de 2010 Responsabilidad patrimonial. Empleados públicos. Expediente sobre Responsabilidad Patrimonial de la Administración Pública, por daños y perjuicios derivados de accidente laboral. Ha sido Ponente la Consejera, Doña Rosario Macías Martín, asistida por el Letrado, Don Antonio Alonso Clemente, acordándose el Dictamen por unanimidad, y resultando los siguientes, I. ANTECEDENTES PRIMERO.- El día 22 de noviembre de 2010 tuvo entrada en la Secretaría del Consejo Consultivo solicitud de dictamen remitido por la Presidencia de la Junta de Extremadura, de acuerdo con lo establecido en los artículos 12.1 de la Ley 16/2001, del Consejo Consultivo de Extremadura y 14.c) de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, en virtud de los cuales el Consejo Consultivo emitirá dictamen en cuantos asuntos someta a su consulta el Presidente de la Comunidad Autónoma, a iniciativa propia o a solicitud del Consejo de Gobierno o de cualquiera de sus miembros. Se cursa solicitud de dictamen a iniciativa de la Excma. Sra. Consejera de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura, en relación con el expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública tramitado a instancia de Doña María Josefa que solicita indemnización por los daños y perjuicios que se le han ocasionado como consecuencia de una accidente laboral sufrido en el C.A.M.P C.O y U.F “Nuestra Señora de las Cruces” perteneciente al Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia, y en el que presta servicios con la categoría profesional de camarera limpiadora. No se requiere la evacuación de la consulta por el procedimiento de urgencia. SEGUNDO.- Se acompaña el expediente administrativo tramitado como consecuencia de la indicada reclamación de responsabilidad patrimonial, resultando de antecedentes: 1 1.- Mediante escrito de 5 de noviembre de 2008, dirigido a la Secretaria General de la Consejería de Sanidad y Dependencia, Doña María Josefa, presentó una reclamación de responsabilidad patrimonial en la que exponía que “el día 18/9/2008 sufrí un accidente laboral por desprendimiento de la tapa de la lavadora, salida de productos detergente, lejía, que me alcanzaron al ojo, produciéndome una conjuntivitis química, lesión leve, que pudo ser más grave de no tener puestas las gafas que uso habitualmente debido a mis problemas de visión, quedando los cristales de las mismas totalmente quemados y deteriorados”. Solicita el abono de los cristales de las gafas que asciende a la suma de 538,10 €, según presupuesto que se acompaña, cantidad reclamada en concepto de indemnización. 2.- Solicitado informe del Director del CAMP CO y UF “Nuestra Señora de las Cruces” en el mismo se hacía constar que “el día 18/09/2008 la trabajadora de este centro con categoría profesional de CAMARERA LIMPIADORA, sufre accidente laboral el cual se comunica a nuestra mutua y al Servicio de Prevención y riesgos laborales de nuestra Consejería. El motivo del accidente se produjo por desprendimiento de tapa de lavadora saliendo el producto de la misma, detergente, lejía, etc.., que alcanzó a la trabajadora en los ojos provocando una conjuntivitis química. El trabajo que realiza. Las propias de su categoría en una Lavandería Industrial, cargando la lavadora”. A dicho escrito se acompaña informe técnico emitido por el Servicio de Prevención y Riesgos Laborales sobre el accidente para aclaración de los hechos. 3.- Incoado un procedimiento de responsabilidad patrimonial de la Administración, el órgano instructor solicitó de la interesada que aportara los siguientes documentos: Factura de las gafas que fueron destruidas tras el accidente, donde se determine la graduación que tenía tales gafas, así como, documentación donde se acredite la graduación existente en el momento del accidente y el tipo de gafas que se necesitaba. La reclamante comparece en este trámite e incorpora los documentos interesados. Asimismo, la instructora solicita de la interesa que incorpore al expediente la factura de compra de las gafas que hubo de adquirir como consecuencia del accidente acontecido. Dicha factura, por importe de 700 €, consta en las actuaciones. 4.- Dada audiencia a la interesada, no presenta alegaciones. 5- El Servicio Instructor formuló propuesta de resolución en sentido de estimar parcialmente la reclamación formulada basada en la existencia de una relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y los daños producidos, y, en consecuencia, se reconoce el derecho de la reclamante a ser indemnizada por importe de 200 euros. 2 6.- El Servicio Jurídico de la Junta de Extremadura informa favorablemente la propuesta de resolución, concluyendo que procede dictar una resolución estimatoria parcial de la reclamación solicitada por existencia de relación de causalidad entre la lesión sufrida y el funcionamiento del servicio público. TERCERO.- Por resolución de la Presidencia de este Consejo de la fecha de su registro, la consulta fue admitida, se ordenó continuar la evacuación de la misma por el procedimiento ordinario y se turnó ponencia según orden preestablecido, correspondiendo como queda indicado en el encabezamiento dando cuenta al Pleno de tales determinaciones. CUARTO.- No habiéndose considerado necesaria la práctica de diligencias adicionales quedó conclusa esta fase del procedimiento de la consulta con la documentación obrante en el expediente, elevándose por la Ponente propuesta de dictamen que fue incluida en el orden del día de la sesión plenaria que figura en el encabezamiento. QUINTO.- En la referida sesión plenaria la Ponente informó del contenido del proyecto de dictamen y sometido a la deliberación del Pleno, el Consejo estimó, por unanimidad, la suficiencia de dicho informe y su conformidad con la propuesta, por lo que se acordó aprobar el proyecto de dictamen sin necesidad de debate en ulterior sesión. II. OBJETO Y ALCANCE DE LA CONSULTA Se somete a la consideración de este Consejo Consultivo una consulta en un expediente de reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública, regulada en los artículos 139 a 144 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común; en los artículos 133 a 135 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial. El contenido del dictamen, dado el tipo de expediente sobre el que versa la consulta, debe atemperarse a lo prevenido en el artículo 12, apartado 2, del anteriormente citado Reglamento de los Procedimientos de las 3 Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial que establece que “se solicitará que el dictamen se pronuncie sobre la existencia o no de la relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y la lesión producida y, en su caso, sobre la valoración del daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios previstos en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común”. Se requiere dictamen ordinario en derecho, sin extenderse a cuestiones o consideraciones de oportunidad, de conformidad con lo prevenido en el artículo 2.2 de la Ley de creación de esta instancia consultiva. III. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Competencia y carácter del Dictamen. El artículo 13.1.i) de la Ley 16/2001 de 14 de diciembre, del Consejo Consultivo de Extremadura establece el carácter preceptivo de la consulta en los expedientes tramitados por la Administración Autonómica, y en su caso, por las Administraciones Locales de su territorio, relativo a las reclamaciones de indemnización de daños y perjuicios. En particular, el artículo 12.1 del Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial dispone que, cuando sea preceptivo a tenor de lo establecido en la Ley Orgánica del Consejo de Estado, se recabe el dictamen de este órgano consultivo o, en su caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma, remitiéndole todo lo actuado en el procedimiento, así como una propuesta de resolución. Por todo ello, el Consejo Consultivo de Extremadura emite este dictamen con carácter preceptivo, y, además, de modo no vinculante a tenor de lo dispuesto en el artículo 3, apartado 2, de la citada Ley 16/2001. SEGUNDO.- Consideraciones sobre el procedimiento administrativo tramitado. Corresponde analizar la adecuación de los trámites realizados por la Administración instructora a las disposiciones aplicables a los procedimientos para exigir responsabilidad patrimonial ante las Administraciones Públicas, contenidas en los artículos 139 y ss de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el 4 que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial. La tramitación del procedimiento, ha seguido las previsiones contenidas en sus normas reguladoras, en particular, ha de señalarse que ha sido adoptado el acuerdo de iniciación del expediente por el órgano competente, con el nombramiento de instructor y se han llevado a efecto las actuaciones necesarias dentro de la fase de instrucción, emitiéndose los informes precisos para la comprobación de los daños objeto de reclamación y su relación con el funcionamiento del servicio público. Concluida la fase de instrucción, y otorgado trámite de vista del expediente y audiencia a la parte interesada, se emitió Propuesta de Resolución, informe de la Dirección General de Servicios Jurídicos de la Junta de Extremadura, para finalmente, solicitar el preceptivo dictamen de este Órgano consultivo. En conclusión, cabe afirmar que el procedimiento observado se ajusta, suficientemente, a las previsiones contenidas en sus normas reguladoras, salvo en lo referente al plazo máximo para resolver, que es de seis meses, a tenor de lo dispuesto por el artículo 13.3 del Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, que aprueba el Reglamento de los procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial. Sin perjuicio de lo anterior, el transcurso del plazo de resolución y notificación no exime a la Administración de su obligación de resolver expresamente y sin vinculación alguna con el sentido del silencio desestimatorio producido [arts. 42.1 y 43.4.b) de la Ley 30/1992]. TERCERO.- La responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas: régimen jurídico. El artículo 9.3 de la CE garantiza la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Por su parte, el artículo 106.2 de la CE, enuncia los presupuestos básicos al establecer que “los particulares, en los términos establecidos por la Ley, tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos”. La regulación de las previsiones constitucionales se contienen en los artículos 139 a 146 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que han sido parcialmente modificadas por la Ley 4/1999, de 13 de enero, y en Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, que aprueba el Reglamento de los Procedimientos en materia de Responsabilidad Patrimonial. Y esta normativa estatal sobre responsabilidad patrimonial resulta de aplicación a la Comunidad Autónoma de Extremadura de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 133 a 5 135 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma. Las principales características de nuestro sistema de responsabilidad patrimonial, tal y como aparece configurado en los preceptos constitucionales y legales citados, pueden sintetizarse así: “(...) es un sistema unitario en cuanto rige para todas las Administraciones; general en la medida en que se refiere a toda la actividad administrativa, sea de carácter jurídico o puramente fáctico, y tanto por acción como por omisión; de responsabilidad directa de modo que la Administración cubre directamente, y no sólo de forma subsidiaria, la actividad dañosa de sus autoridades, funcionarios y personal laboral, sin perjuicio de la posibilidad de ejercitar luego la acción de regreso cuando aquellos hubieran incurrido en dolo, culpa o negligencias graves; pretende lograr una reparación integral; y, finalmente es, sobre todo, un régimen de carácter objetivo que, por tanto, prescinde de la idea de culpa, por lo que el problema de la causalidad adquiere aquí la máxima relevancia (...)” (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 10 de abril de 2003). La responsabilidad patrimonial de la Administración, de naturaleza directa y objetiva, exige, conforme a la doctrina y reiterada jurisprudencia, los siguientes presupuestos: A) La existencia de un daño o perjuicio en la doble modalidad de daño emergente o lucro cesante. El daño ha de ser efectivo y cierto, nunca contingente o futuro, evaluable económicamente e individualizado en relación a una persona o grupo de personas. B) El daño se define como antijurídico, toda vez que la persona que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo de acuerdo con la Ley. C) La imputación a la Administración de la actividad dañosa como consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, por lo que tan indemnizables son los daños que procedan de uno como de otro, en tanto esta responsabilidad patrimonial se configura como una responsabilidad objetiva o por el resultado. D) La relación de causalidad entre la actuación administrativa y el daño ocasionado o producido. Este necesario e imprescindible nexo causal ha de ser directo, inmediato y exclusivo. Esta exclusividad del nexo causal ha sido matizada por la doctrina jurisprudencial que sostiene la exoneración de responsabilidad para la Administración, a pesar del carácter objetivo de la misma, cuando es la conducta del propio perjudicado o la de un tercero la única determinante del daño producido aunque hubiese sido incorrecto el funcionamiento del servicio público. Dicha exoneración de responsabilidad patrimonial puede ser también, obviamente, parcial, lo que se producirá en el supuesto de que el daño ocasionado haya sido debido tanto a la conducta de la Administración como a la del propio afectado, esto es, la concurrencia de causas (concausas) puede dar lugar a la 6 graduación del quantum indemnizatorio que, en su caso, deba abonar la Administración. E) Ausencia de fuerza mayor. F) El derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo. En todo caso, debe abordarse el examen puntual y particular de cada petición concreta de responsabilidad patrimonial de la Administración, analizando las circunstancias específicas y peculiares de las mismas hasta llegar a determinar si en ellas concurren, o no, todos los requisitos exigibles, en particular el nexo causal, para poder declarar tal responsabilidad, pues de concitarse todos los anteriores requisitos surge la obligación de reparación que deje a la víctima indemne del daño pues, la indemnización por este título jurídico debe cubrir los daños y perjuicios hasta conseguir la reparación integral de los mismos. CUARTO.- Análisis del caso concreto sometido a consulta de este Órgano. Se somete a consulta la reclamación de indemnización deducida por Doña María Josefa, por los daños y perjuicios derivados de la rotura de unas gafas de su propiedad, cuando el día 18 de septiembre de 2008, en el ejercicio de su actividad profesional de camarera limpiadora, como consecuencia del desprendimiento de una tapa de la lavadora, le saltaron a la cara los productos de limpieza que se contenían en la misma, produciéndole conjuntivitis química y el deterioro de los cristales de las gafas que utiliza. Se reclama el importe de reposición de los cristales de las lentes correctoras que, inicialmente, estima en la suma de 538,10 euros (presupuesto de una óptica) y, posteriormente 700,00 euros (factura de sustitución). En primer término, atendiendo a la fecha en que se produjo el daño y a la también citada (en los antecedentes de este Dictamen) de presentación de la reclamación, procede señalar que la parte reclamante ha ejercido su derecho en tiempo hábil, de acuerdo con lo establecido en el artículo 142.5 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre. En segundo término, consta suficientemente acreditada la legitimación activa de quien ejercita la acción de indemnización de daños y perjuicios, toda vez que su condición de perjudicada le habilita para promover este procedimiento como titular de un derecho o interés legítimo, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 31.1.a) y 139 de la Ley 30/1992. Por otra parte, puede afirmarse que concurre el requisito de imputabilidad, pues, se reclama frente a la Administración Autonómica titular del servicio (CAMP CO Y UF “Nuestra Señora de las Cruces”) donde se produjo el accidente por lo que es responsable directa de los daños que de su 7 prestación se deriven. Tal extremo aparece indubitadamente acreditado, ya que el hecho de la rotura de las gafas de la interesada se ha producido en la prestación de su trabajo como camarera limpiadora en el Centro de Atención de Minusválidos Psíquicos “Nuestra Señora de las Cruces” perteneciente al Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia, Consejería de Sanidad y Dependencia. En lo que se refiere a la concurrencia del evento dañoso alegado por la parte damnificada hay que manifestar que los distintos documentos e informes que obran en el expediente dejan constancia de la realidad y certeza del accidente. En efecto, los hechos alegados por la reclamante resultan acreditados tanto por el informe de la Directora del centro, como por el informe técnico emitido en materia de salud y riesgos laborales. Sentado lo anterior seguidamente, procede entrar en el examen del aspecto sustantivo de la reclamación, esto es, la posible concurrencia de los requisitos determinantes de la exigencia de responsabilidad patrimonial de la Administración. A este respecto, de la documental evacuada cabría afirmar que la reclamante ha sufrido un daño efectivo, individualizado y económicamente evaluable, y habría de reputarse antijurídico e indemnizable, si quedara demostrado que el daño sufrido por la perjudicada guarda la necesaria relación causal con el servicio público. En suma, la única cuestión que se plantea es la de determinar si el daño ha sido o no consecuencia del funcionamiento normal o anormal de un servicio público, presupuesto imprescindible para el reconocimiento de la responsabilidad patrimonial de la Administración. Ahora bien, con carácter previo a cualquier otra consideración, conviene precisar que la perjudicada ostenta la condición de empleada pública y solicita el resarcimiento de los daños y perjuicios sufridos en el ejercicio de sus funciones, utilizando para ello, el procedimiento de reclamación patrimonial. La perjudicada se encontraba realizando sus labores profesionales cuando se produjo el accidente, por lo que como camarera-limpiadora tiene una relación de dependencia especial con la Administración que hace que se deba valorar de forma distinta el daño sufrido en el desempeño de su trabajo. Este Consejo se ha detenido a analizar esta peculiar relación del empleado público como sujeto activo en las reclamaciones de responsabilidad patrimonial frente a su Administración en general y por daños o lesiones sufridas en acto de servicio en particular, en sus Dictámenes 62/2005, 63/2005, 66/2005, 284/05, 435/06 y 75/08, entre otros, haciendo un recorrido tanto por la doctrina del Consejo de Estado y demás instituciones consultivas territoriales, como por la jurisprudencia de los Tribunales. Se ha de destacar de la labor hermenéutica llevada a cabo por tales instancias, en primer lugar, la adecuada interpretación de la expresión “particulares” que aparece en la redacción de los artículos 106 de la Constitución y 139 de la Ley de RJAP y PAC y, es que, en efecto, los empleados 8 públicos no han sido “particulares” en la dogmática jurídica por el ejercicio o prestación de su función, toda vez que estaban ligados con la Administración por virtud de relaciones de sujeción especial (STS -Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 6ª-, de 2 julio 1998). Por otra parte, en estos casos, en los que el funcionario que participa en la prestación de un servicio sufre un daño, el Tribunal Supremo sostiene que nos encontramos ante un riesgo profesional libremente aceptado por el agente de la Administración y, por tanto, la lesión sufrida constituye un daño que tenía el deber de soportar. En este sentido podemos citar las sentencias de este Tribunal de 6 de noviembre de 2001, 29 de enero de 2004, de 16 de abril de 2007 y de 24 de noviembre de 2005. Ésta última, en el fundamento jurídico octavo, establece que: “Dicho riesgo, atendida su condición de riesgo derivado de la actividad profesional suficientemente conocida, es un riesgo aceptado por la hoy recurrente que precisamente por esa aceptación voluntaria hace que el daño no pueda ser considerado antijurídico y por tanto desaparece así uno de los requisitos imprescindibles para que pueda hablarse de responsabilidad patrimonial de la Administración, salvo que se acredite que no es el caso, que la administración omitió alguna de las medidas de seguridad que venia obligada a adoptar en garantía de la integridad física de sus trabajadores”. En parecidos términos, la STS de 20 de febrero de 2003 (Recurso de casación 9499/1998 [RJ 2003, 2125] dictada en un supuesto de reclamación patrimonial por lesiones sufridas por un funcionario de policía al proceder a la detención de un delincuente, señala: “Como es sabido solo existen daños antijurídicos cuando la víctima no tiene el deber de soportar el daño, deber que surge, por todas, S. de 12 de junio de 2001 ( RJ 2001, 6152), de la concurrencia de un título que lo imponga, contrato previo, cumplimiento de obligación legal o reglamentaria, por cuanto la asunción voluntaria o por mandato legal del riesgo del servicio público, aceptado y consentido por persona encargada de la prestación de ese servicio, rompe la relación de causalidad cuando, como en el caso de autos, se toma de forma autónoma la decisión de actuar y el modo de hacerlo, de tal forma que el funcionario es quien toma la decisión de actuar y asume la dirección de la acción efectuada». «el propio recurrente alega que las lesiones se produjeron en acto de servicio, por tanto en cumplimiento de una obligación legal de actuar como Policía Nacional, siéndole causadas las lesiones por el individuo a cuya detención procedía, por tanto estamos en principio ante un supuesto claro de falta de antijuridicidad del daño sufrido”. Y también la Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de febrero de 2003 (Recurso de casación 7061/2001 [ RJ 2003, 2358] ) aborda la cuestión de si «al integrarse libremente el ciudadano en un servicio público está amparado o no por el derecho que los particulares tienen a ser indemnizados por las 9 Administraciones Públicas por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes o derechos, salvo los casos de fuerza mayor, siempre que exista nexo causal entre la lesión y el funcionamiento del servicio público, contemplado en los artículos 139 y 141 de la Ley del Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246), o, por el contrario, al asumir voluntariamente los riesgos inherentes al concreto servicio público que presta, tiene el deber jurídico de soportar los daños o perjuicios connaturales a dicho servicio público, de modo que no se pueden calificar de antijurídicos, por lo que no generarán a su favor derecho a indemnización por el concepto de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública sino solo aquellas prestaciones que se deriven de su naturaleza estatutaria: “La clave para resolver este conflicto está en la normalidad o deficiencia en la prestación del servicio... En el supuesto de funcionamiento normal, el servidor público ha asumido voluntariamente un riesgo que, de acuerdo con la Ley, tiene el deber jurídico de soportar, por lo que el daño no sería antijurídico y la Administración no vendría obligada a indemnizarle por el concepto de responsabilidad patrimonial sino con las prestaciones previstas expresamente en el ordenamiento jurídico aplicable a su relación estatutaria, siendo este el criterio mantenido en la Sentencia de esta Sala de 10 de abril de 2000 ( Recurso de casación 9147/1995 [ RJ 2000, 3352] ). En el caso de autos, a la vista de lo actuado, nos hallamos ante un supuesto de funcionamiento normal en la prestación del servicio, por lo que el funcionario de policía tiene, en este caso, el deber jurídico de soportar el riesgo inherente a la prestación de ese concreto servicio público de protección que desempeñaba”. En el supuesto de funcionamiento normal, el servidor público ha asumido voluntariamente un riesgo que, de acuerdo con la ley, tiene el deber jurídico de soportar, por lo que el daño no sería antijurídico y la Administración no vendría obligada a indemnizarle por el concepto de responsabilidad patrimonial sino con las prestaciones previstas expresamente en el ordenamiento jurídico aplicable a su relación estatutaria. En el caso de funcionamiento anormal del servicio público, se debe discernir si la deficiencia o anormalidad es consecuencia exclusivamente de la propia actuación del servidor o funcionario público, en cuyo caso su misma conducta sería la única causante del daño o perjuicio sufrido, con lo que faltaría el requisito del nexo causal, requerido por el apartado 1 del artículo 139 de la mencionada Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común para que nazca la responsabilidad patrimonial de la Administración, o si la deficiencia o anormalidad del servicio obedece a otros agentes con o sin la concurrencia de la conducta del propio perjudicado. Por tanto, únicamente podrán considerarse 10 antijurídicos los daños cuando deriven de un funcionamiento anormal del servicio público y no interfiera la conducta del perjudicado o de un tercero en el nexo causal. Según la doctrina sentada en los dictámenes de este Órgano Consultivo antes citados, las indemnizaciones que acrediten los funcionarios públicos en virtud de sus regímenes de previsión social pueden ser compatibles con indemnizaciones por causa de responsabilidad patrimonial al albur de tal precepto constitucional citado por cuanto tienen causa y objeto diferente lo que es especialmente indicados cuando el régimen de pensiones no salda íntegramente el daño causado. En el presente caso debemos concluir que el accidente se ha producido por una falta de medidas de seguridad, puesto que el informe del servicio de prevención de riesgos laborales acredita que la tapa de la lavadora que saltó inesperadamente no cerraba correctamente puesto que la pieza derecha del cajón estaba rota y fue sustituida por una pieza fabricada a mano por el personal de mantenimiento del centro. Por ello “la pieza no garantizaba la posición de cerrado de la puerta”. Esta circunstancia se señala como causa exclusiva del accidente: “Fabricación de pieza en el centro de trabajo de manera casera para sustituir la pieza rota ubicada en la parte derecha y que sirve para sujetar la puerta del cubeta”. Tampoco podemos considerar que la conducta de la perjudicada interfiriera en el nexo causal pues el acercamiento a la máquina al percibir que no funcionaba correctamente no puede considerarse causa del accidente, que se debió en exclusiva a la negligencia del personal del centro al instalar una pieza manipulada con procedimientos caseros y sin ninguna garantía de seguridad. Es por ello que, de conformidad con la doctrina y la jurisprudencia anteriormente expuesta y, tratándose de un supuesto de funcionamiento anormal del servicio público, entendemos que la reclamante no tiene el deber jurídico de soportar el perjuicio irrogado como consecuencia de su relación de servicio con la Administración pública, en lo que el Tribunal Supremo, como hemos visto, ha venido denominando como “riesgo profesional”. Eso sí, los daños indemnizables serán aquéllos que no hayan sido reparados por el sistema de previsión social; es decir, el importe de sustitución de los cristales de las gafas, pues la curación de los daños personales y el abono de los días de baja le habrán sido compensados por aquél régimen. De hecho ninguna indemnización solicita en concepto de daños personales. En definitiva, acreditada la realidad del daño y la causa de su producción, imputable al funcionamiento anormal del servicio público municipal, resulta obligada la declaración de responsabilidad patrimonial de la Administración Autonómica, por concurrir todos requisitos normativos para que nazca la obligación de indemnizar. 11 QUINTO.- Cuantía de la indemnización. Concurriendo, por tanto, los requisitos reseñados en las páginas precedentes surge la obligación de indemnizar por parte de la Administración y por ello, de conformidad con lo prevenido en el artículo 12 apartado 2 del Reglamento aprobado por el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, antes citado, este Consejo se ha de pronunciar sobre el importe de la indemnización teniendo en cuenta que la reparación, por su parte, ha de ser integral, como ha señalado reiteradamente la jurisprudencia. Así, sin ánimo exhaustivo, y por citar sólo algunas Sentencias del Tribunal Supremo, en la de 31 mayo 1987 (RJ 1987, 4419) se declaró que la indemnización por responsabilidad patrimonial de la Administración debe cubrir todos los daños y perjuicios sufridos, hasta conseguir la reparación integral de los mismos. En la de 5 abril 1989 (RJ 1989, 2816) se puso de manifiesto que el principio que domina la regulación de la responsabilidad patrimonial de la Administración es el de procurar al perjudicado la compensación integral del daño sufrido. En la de 18 julio 1989 (RJ 1989, 5836) se señaló que la indemnización ha de corresponder al perjuicio que al particular se cause por el sacrificio de sus derechos y bienes, sin que ello, se añadió, invocando precedentes SSTS de 12 julio 1955 y 21 noviembre 1955, pueda convertirse en un motivo de lucro. Y en la de 19 julio 1997 (RJ 1997, 6732) se declaró que la responsabilidad patrimonial de la Administración conlleva la reparación integral de los daños y perjuicios producidos. En el presente caso estamos de acuerdo con la instructora del expediente en cuanto que debe indemnizarse el valor de los cristales que resultaron deteriorados y no el de unos nuevos de características y precio diferente. Para ello habrá que determinarse el valor de los mismos en la fecha del accidente, pues conforme al artículo 141.3 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, la cuantía de la indemnización se calculará con referencia al día en que la lesión efectivamente se produjo. Y la lesión (pérdida patrimonial del valor de los cristales) se produjo el día 18 de septiembre de 2008 (fecha del accidente) con independencia del momento en que la interesada proceda a su sustitución. Para estimar dicho valor podemos utilizar como referencia una factura óptica de fecha 17 de julio de 2008 (dos meses anterior a la fecha del accidente y referida precisamente a los cristales que resultaron dañados) que aportó la interesada y que nos ofrece un parámetro objetivo y sólido para calcular el importe de los cristales. De acuerdo con dicha factura los cristales costaban 100 euros cada uno, por lo que la indemnización ha de estimarse, en aras al efectivo cumplimiento de este fundamental criterio de que la reparación de los daños ocasionados sea integral, en 200 euros. No obstante, dicha cantidad ha de ser actualizada a la fecha en que se ponga fin al procedimiento de responsabilidad, con arreglo al índice de precios 12 al consumo, fijado por el Instituto Nacional de Estadística, y de los intereses que procedan por demora en el pago de la indemnización fijada, los cuales se exigirán con arreglo a lo establecido en la Ley General Presupuestaria (artículo 141.3 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común). CONCLUSIÓN En mérito de lo expuesto, el Consejo Consultivo de Extremadura dictamina, “Que teniendo presentes las consideraciones contenidas en el cuerpo de este Dictamen, resulta procedente declarar en este supuesto la responsabilidad patrimonial de la Administración de la Junta de Extremadura, debiéndose indemnizar a la parte reclamante, en los términos expresados en el Fundamento Jurídico Quinto”. 13