LECTURA ORANTE DE LA PALABRA EVANGELIO DE MATEO 13,1-23

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Pastoral de Espiritualidad
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
EVANGELIO DE MATEO 13,1-23
Domingo 13 de julio de 2014
INTRODUCCIÓN.La liturgia de la Iglesia en este mes de julio nos presenta el capítulo 13 de San Mateo, el
cual se proclamará de manera fragmentada y sucesiva durante tres domingos
consecutivos. En dicho Capítulo el autor ha unido siete parábolas que muestran el
dinamismo del Reino de Dios, que ya está entre nosotros.
Recordemos que las Parábolas son relatos sencillos y claros que tienen como finalidad
transmitir una enseñanza. Jesús, a menudo, utiliza parábolas para hablar a la gente. Usa
estas comparaciones con sencillez, basadas en experiencias de la vida cotidiana, para que
su mensaje esté al alcance a todos.
Las parábolas tratan de acercarnos al corazón, e intuir lo que Dios quiere en nuestras
vidas, a través de imágenes y ejemplos. En este domingo se nos presenta la parábola del
sembrador en la que se nos enseña cómo comienza el Reino de Dios en el corazón de los
hombres.
ORACIÓN INICIAL.- “Señor Jesús, dispone de nuestra mente y corazón, ayúdanos a
entender tu mensaje para que así podamos trasmitirlo con sencillez desde el corazón.
Amén”.
LECTURA.- ¿Qué dice el texto de Mateo 13, 1-23?
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Proclama de manera pausada y entonando cada palabra del texto indicado.
Invita a un momento de silencio y a que cada uno de los participantes vuelva a la
lectura personalmente.
Pasado un momento vuelve a proclamar el texto en voz alta.
Puedes hacer las siguientes preguntas para adentrarse más a la lectura.
o ¿Cómo puedes imaginarte al sembrador? ¿Con qué características lo
describes?
o ¿En qué lugares cayeron las semillas lanzadas por el sembrador?
o ¿Qué destino tuvieron las semillas según los diferentes lugares?
o ¿Quién es el sembrador?
o ¿Qué representa la semilla? ¿y los diversos tipos de terreno?
o ¿Qué podemos comprender de que sólo a algunos les es permitido conocer
los misterios del Reino de los cielos?
o ¿Por qué Jesús enseña con parábolas?
o ¿Por qué Dios ha bendecido a los discípulos?
Algunas pistas para la reflexión…
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El sembrador siembra generosamente, abundantemente. No siembra granito tras
granito. No se detiene en detalles, la tierra es como es. Esta realidad narrativa
ayuda a la comprensión del talante del sembrador. Se arriesga a perder mucha
semilla, pero se arriesga generosamente. Porque para Jesús, lo que realmente
importa es que el terreno donde cae esta, se deje transformar por la misma y así el
terreno no apto pueda convertirse en un terreno fértil.
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Otro de los signos de este texto para tener en cuenta, es el de las semillas que
mueren, ya que debemos observar que no es el sembrador quien tiene la culpa de
que las semillas mueran, sino el terreno mismo, el cual no está dispuesto a dejar
crecer la semilla, el terreno es quien deja morir a la semilla.
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¡Se pierde mucha semilla, pero siempre se consigue una gran cosecha! El resto cayó
en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. Esta parábola
quiere expresar en su conjunto, de una forma muy velada y discreta, la historia
misionera de Jesús. Jesús sale al mundo a predicar a todos sin distinciones, sin
exclusiones. Y predica generosamente. Las respuestas se van produciendo. Y
curiosamente los primeros que responden a su Evangelio de la gracia son los
pequeños, los marginados, los postergados de la sociedad. Estos comienzos de la
cosecha son escandalosos para los sabios y entendidos. Pero Jesús sigue sembrando
movido por una gran esperanza: se producirá una gran cosecha, y se hará presente
el Reino de Dios. Los hombres son invitados a adherirse a este Evangelio de la
libertad y de la gracia que es el único que puede cambiar radicalmente la
humanidad.
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Experiencia de fracasos y anhelo de esperanzas mueven la tarea misionera de Jesús.
Y ha de mover la tarea misionera de sus discípulos. Es necesario proclamar para
que la semilla entre en el corazón del hombre y lo haga fecundo. En un mundo en
que se valora y se pasa por el tamiz de encuestas y cuantificaciones numéricas para
comprobar la eficacia de un producto, de una propuesta política o de una oferta
religiosa, Jesús nos sale al paso y nos advierte que es necesario, también hoy, seguir
sembrando sin distinciones, con una gran esperanza, pero sin entretenerse en los
resultados tangibles. El Evangelio llega al corazón de los hombres ¡Y cómo se puede
cuantificar la gratuidad de Dios y la respuesta silenciosa, amorosa y libre del
hombre!
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También, Jesús ha revelado y seguirá revelando los secretos del Reino a aquellos
que así como los discípulos, abran su corazón a la palabra y se dejen cambiar por
ella.
MEDITACIÓN.- ¿Qué me o nos dice el texto de Mateo?
Jesús nos ha querido revelar los misterios del Reino a todos por
igual, pero no todos lo hemos asimilado de igual manera. Por ello
dejándonos mirar por Dios nos preguntamos:
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Actualmente en relación a la escucha de la Palabra ¿Con qué tipo de terreno me
identifico?
¿Qué acciones o actitudes favorecen la muerte de la semilla de la Palabra en mí?
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¿Qué acciones o actitudes favorecen el fruto abundante de la Palabra en mí?
¿Soy consciente de la generosidad de gracias que Dios va sembrando en mi vida
cotidiana?
¿Es la palabra de Dios lo que habita en mi corazón, y esta me permite ver y
entender la voluntad de Dios en mí?
Durante todo el tiempo que llevamos personal y grupalmente escuchando la
Palabra ¿Qué frutos concretos se han visto?
ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de su Palabra?
La oración es la respuesta que le damos a Dios que se nos manifiesta primero. Dejemos
que este momento sea para dialogar con Él, alabarlo, agradecerle, implorarlo, pedir
perdón, etc. Y si nos ayuda podemos compartir en voz alta esta experiencia que Dios nos
ha regalado.
CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame
Continua en este ambiente de diálogo con el Señor, poco a poco trata de hacer más silencio
y gozar de esa presencia fiel y cercana de Dios en ti, en tu hermano (a) que está a tu lado.
Si te ayuda a la contemplación repite de vez en cuando en tu interior alguna frase del
Evangelio varias veces, por ejemplo: Señor, que mi corazón sea como la tierra fértil donde
germine tu Palabra”.
ACCIÓN.- Y ahora ¿Cómo hago vida esta Palabra?
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¿Personalmente a qué me siento invitado después de este momento de lectura
orante?
¿En el contexto de la misión territorial a qué nos desafía el Sembrador?
¿Qué actitudes o acciones concretas podemos llevar a cabo de cara a la misión
territorial?
ORACIÓN DE ENVÍO.Señor, tu parábola del sembrador, nos enseña a cada uno de nosotros, los caminos de nuestra vida,
la dureza del vivir cotidiano, las dificultades y los momentos de docilidad y que constituye
nuestro paisaje interior. Todos somos, muchas veces:
caminos, pedregales y espinas. Pero también tierra
fértil, buena. Líbranos de las tentaciones que intentan
anular la fuerza de tu Palabra. Fortifica nuestra
voluntad cuando las inconstancias hacen menos eficaz
tu Palabra. Ayúdanos a conservar el gozo que el
encuentro con tu Palabra sabe engendrar en nuestro
corazón. Haz fuerte nuestro corazón para que en la
tribulación no nos sintamos indefensos y expuestos al
desánimo. Danos la fuerza de resistir a los obstáculos
que ponemos a tu Palabra cuando sobrevienen las
preocupaciones del mundo. Conviértenos en terreno
bueno, personas acogedoras para ser capaces de
ofrecer nuestro servicio a tu Palabra. Amén
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