Nobuko (primera parte)

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Nobuko
El caso (primera parte)
El 10 de marzo de 2000, Themis Panamá S.A. celebró un contrato de licencia de
marca con Memphis S.A., quien a la sazón tenía el usufructo de la marca NOBUKO. La
licencia abarcaba todo el territorio de la República de Panamá, era exclusiva a favor del
licenciatario y tenía una duración de dos años, renovable en forma automática por otros
tantos, hasta un máximo de diez. Las partes pactaron una cláusula penal moratoria,
aplicable ante el incumplimiento de cualquier tipo de obligación, por un valor de mil
dólares diarios. El contrato incluía, además, un pacto comisorio, por el cualquiera de los
contratantes podía resolver el contrato ante cualquier tipo de incumplimiento del otro. A
tal efecto, debía requerirle previamente el cumplimiento de la obligación, otorgándole
un plazo de treinta días. Transcurrido el plazo sin que la obligación hubiese sido
cumplida, el contrato quedaría automáticamente resuelto. Se pactó que todo conflicto
sería dirimido por los tribunales argentinos, como así también que sería aplicable la
legislación argentina.
Entre el 7 de agosto de 2000 y el 4 de enero de 2001, Bruno S.A. —una sociedad
controlada por el licenciatario o, al menos, vinculada con ella— vendió mercaderías de
marca THEMIS en Costa Rica —es decir, fuera de la zona de la licencia—, en tres
oportunidades. Anoticiado casi en tiempo real de cada una de estas operaciones, el
licenciante guardó silencio sobre el tema hasta el 23 de febrero de 2001.
El 20 de febrero de 2001, el licenciante le vendió mercadería de marca THEMIS a
Jonathan Albano Inc., empresa sita en la Zona Libre de Colon, República de Panamá.
El 23 de febrero de 2001, el licenciante resolvió el contrato alegando
incumplimientos del licenciatario —en concreto, le imputó que había vendido
mercaderías a Costa Rica, a través de personas interpuestas o de una sociedad
controlada—. La resolución fue directa: no le otorgó ningún plazo de gracia, a los
efectos de que el licenciatario pudiese cumplir sus obligaciones.
El 7 de diciembre de 2001, Themis Panamá S.A., invocando incumplimientos
contractuales del licenciante y la resolución ilegítima posterior del contrato, promovió
demanda por cobro de pesos contra su licenciante (Memphis S.A.) y la titular de la
marca (Agatha S.A.). Reclamó que se le pagasen, como indemnización, el lucro cesante,
la pérdida de chance y una cláusula penal.
El 3 de abril de 2002, el licenciante contestó la demanda, solicitando su rechazo.
Negó haber incumplido el contrato —argumentando que la mercadería vendida a
Jonathan Albano no estaba destinada al territorio de Panamá— e imputó
incumplimientos a la actora para justificar la resolución —en concreto, no haber
respetado los límites territoriales de la licencia, al haber vendido mercadería en Costa
Rica, a través de una sociedad controlada—.
La sociedad titular de la marca —Agatha S.A.— también solicitó el rechazo de la
demanda, alegando que, en lo que refería al contrato que generó el conflicto, se había
limitado a prestar su “consentimiento” a lo pactado por el licenciante y el licenciatario,
por lo que mal podía imputársele incumplimiento alguno. Sin perjuicio de esto, adhirió
a la contestación efectuada por Memphis, en lo referido al incumplimiento de la actora.
Interrogantes directrices (primera parte)
1) ¿Cuáles son los hechos relevantes?
2) ¿Qué información relevante podría estar ausente del texto?
3) ¿Cuál es el problema principal? ¿Existen problemas secundarios?
4) Realice un catálogo de las principales cuestiones e institutos jurídicos que se
debaten en el caso.
5) ¿Qué alternativas de solución se presentan?
6) ¿Qué principios y normas jurídicas, legales o jurisprudenciales, son aplicables al
caso?
7) ¿Cómo habría demandado si hubiese sido abogado de Nobuko S.A.? Concrete las
pretensiones y su fundamento.
8) ¿Y cómo habría actuado si hubiese sido abogado de Themis S.A.? ¿Habría resuelto
el contrato? De ser así, ¿lo habría hecho en la forma en que se hizo?
9) ¿Qué solución adoptaría si fuese juez del conflicto?
10) ¿Qué solución adoptaría si fuese árbitro de equidad?
El caso (tercera parte)
Tanto el licenciante como el licenciatario apelaron la sentencia.
En su fallo, la Cámara modificó parcialmente la decisión del juez de grado. En
concreto:
a) confirmó la condena a pagar el lucro cesante por las ganancias que el
licenciatario dejó de percibir entre la fecha de la resolución y la del vencimiento del
plazo de dos años, previsto en el contrato;
b) revocó la sentencia, haciendo lugar al pedido de pago de la pena moratoria, por
el período durante el cual —a su entender— perduró la mora del licenciante;
c) confirmó la sentencia, en cuanto rechazó el resarcimiento de la pérdida de
chance.
Para decidir de este modo, la Cámara se basó en las siguientes consideraciones:
— coincidió con el juez de grado en cuanto a que el incumplimiento de la
licenciataria —la venta de mercadería fuera de la zona autorizada por la licencia— no
había revestido gravedad suficiente como para justificar la resolución del contrato;
— que el licenciante había incurrido en un incumplimiento contractual al venderle
mercadería a Jonathan Albano, ya que esto implicó una invasión de la zona exclusiva
del licenciatario;
— que, al resolver el contrato, el licenciante no le otorgó una plazo de gracia al
licenciatario, para que pudiese cumplir;
— que, en función de lo anterior, la resolución realizada por el licenciante había
sido ilegítima;
— que la mora del licenciante se extendió desde que invadió la zona exclusiva del
licenciatario hasta que resolvió el contrato —es decir que tuvo una duración de tres
días—;
— que la chance cuyo resarcimiento se reclamó no era más que una mera
posibilidad, una vaga expectativa.
Interrogantes directrices (tercera parte)
1) ¿Qué opina del fallo de segunda instancia?
2) ¿Coincide en que era resarcible la pena moratoria?
3) ¿Hubo mora del licenciante?
4) En su caso, ¿está de acuerdo con la fecha hasta la cual el tribunal consideró que se
había devengado la pena moratoria?
5) Más allá de cómo se la aplicó, ¿qué opinión le merece la cláusula penal pactada?
6) Vuelva a analizar cómo habría hecho la demanda si hubiese sido el abogado del
licenciatario.
7) Vuelva a analizar cómo habría asesorado a su cliente, si hubiese sido el abogado del
licenciante. Deténgase, en particular, en la etapa extrajudicial de este conflicto.
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