Ten presente que: Las células parecidas, tanto en forma como en función, integran un tejido, y si los tejidos llevan a cabo funciones semejantes pueden formar órganos. Los órganos tampoco funcionan aislados, de manera que cuando se integran constituyen lo que conocemos como un aparato (si los órganos están formados por diferentes tipos de tejido) o sistema (si todos tienen el mismo tipo de tejido). APARATO O SISTEMA 1. Esquelético u óseo FUNCIÓN Forma la estructura interna de nuestro cuerpo. El esqueleto resiste la atracción de la fuerza de gravedad y protege a los órganos vitales. Los huesos, que son más fuertes que el acero, se unen en más de 100 articulaciones proporcionándonos una extraordinaria movilidad en distintas direcciones. El cartílago, un tejido conectivo fuerte y flexible, juega un papel fundamental entre todas estas articulaciones móviles. Un adulto tiene 206 huesos, mientras que el esqueleto de un lactante presenta 300. Cada tres meses las células de los huesos (entre ellas los osteocistos) se renuevan completamente. A este sistema también se le conoce como sistema locomotor, gracias a la colaboración entre huesos y músculos mantenemos la postura y realizamos múltiples acciones. 2. Muscular Cada movimiento y función corporal – desde la respiración, digestión hasta correr– dependen del sistema muscular. Existen más de 600 músculos que alinean y envuelven casi cada centímetro del cuerpo, le dan movimiento y postura por medio de contracciones. Los músculos esqueléticos le dan a nuestro cuerpo mucha de su forma individual, protegen los órganos internos y generan calor para mantener la temperatura corporal (un promedio de 37°C). ESTRUCTURAS Y ÓRGANOS IMPLICADOS Existen diferentes tipos de hueso en el cuerpo: largos (brazos y piernas); planos (costillas y cráneo); cortos (muñecas y tobillos); irregulares (columna vertebral); y huesos sesamoideos (rótula). El cráneo adulto tiene 22 huesos y el único con movilidad es la mandíbula o quijada. La columna consiste de 33 vértebras que sostienen y estabilizan la parte superior del cuerpo y constituyen una envoltura fuerte y flexible para la médula espinal. Nuestras manos y pies presentan diseños similares; en las manos tenemos 27 huesos (falanges y metacarpos) y en los pies 26 (falanges y metatarsos). Cuando las estructuras llamadas miofibrillas se acortan, los músculos se contraen y mueven nuestro cuerpo. Existen 3 tipos de tejido muscular en nuestro cuerpo: Músculo estriado o voluntario que mueve los huesos, músculo cardíaco que mueve el corazón y músculo liso o involuntario que mueve la sangre, el alimento y los líquidos a través del organismo. Los músculos se fijan a los huesos por medio de tendones, manojos de tejidos conectivos con gran fuerza tensora. Los tendones son cientos de veces más fuertes que el músculo y evitan la ruptura de los músculos distendidos. 3. Nervioso El sistema nervioso regula todas las funciones vitales del organismo ¡a mayor velocidad que las computadoras más rápidas del mundo! De la misma manera, procesa todos los pensamientos y las emociones. Es un sistema de comunicación que por medio de los órganos de los sentidos, nos permite saber lo que ocurre a nuestro alrededor y nos previene contra situaciones de riesgo. Sus células son capaces de comunicarse mediante señales o impulsos eléctricos con otras, sobre lo que ocurre tanto en su interior como a su alrededor, para generar una respuesta. El cerebro es el misterioso órgano central del sistema nervioso. Es esencial pues controla el funcionamiento de todos los aparatos y sistemas del cuerpo; contiene más de 12 billones de células nerviosas que están en comunicación constante entre sí y con todos los órganos y tejidos del cuerpo. Todos poseemos un circuito nervioso casi idéntico que está presente y activo desde nuestro nacimiento. Todos tenemos un centro de control en nuestro organismo. 4. Digestivo El sistema nervioso central consiste en el cerebro, el cerebelo y la médula espinal. Todos los otros nervios que parten del cerebro y de la medula espinal, ramificándose en fibras cada vez mas finas hasta los confines del cuerpo, comprenden el sistema nervioso periférico. Este sistema actualiza continuamente al sistema nervioso central enviando información al cerebro a través de nervios sensoriales de la piel, músculos y órganos. En el cerebro, las células nerviosas o neuronas reciben, procesan la información, determinan la respuesta adecuada a los estímulos recibidos y mandan las órdenes también a través de las fibras nerviosas o nervios, semejante a como viaja la electricidad por los cables. La médula espinal es el conducto principal entre el cerebro y el cuerpo que transmite millones de impulsos nerviosos por segundo y a una sorprendente velocidad. Está localizado en la cavidad abdominal y constituye una de las líneas de desmontaje más eficientes del mundo. Este sistema desintegra los alimentos que ingerimos y los convierte en las sustancias nutritivas que nuestro cuerpo utiliza como combustible para crecer y desarrollarse. El tracto digestivo es un tubo fibromuscular que va de la boca al ano, y que junto con sus órganos accesorios se encarga de convertir lo que comemos y bebemos en las substancias nutritivas que necesitamos para funcionar. La digestión de los alimentos se inicia en la boca donde los dientes muerden, rasgan y muelen la comida. Al mismo tiempo la saliva inicia la digestión de los carbohidratos y la lengua mueve la comida entre los dientes para ayudar a masticar y a deglutir. La comida pasa al esófago y es transportada al estómago por movimientos peristálticos (contracción muscular) que están presentes en todo el trayecto del tubo digestivo. A otros órganos les corresponderá entonces llevar acabo la mayor parte de la digestión, la absorción y almacén de El sistema digestivo consta entonces de: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. lengua esófago estómago hígado intestino delgado apéndice intestino grueso o colón 8. recto 9. ano sustancias nutritivas, así como la eliminación del material no absorbido. 5. Respiratorio El cuerpo necesita una dotación permanente de oxígeno (O2) para mantener vivas a sus células. El sistema respiratorio nos lo proporciona. Con cada inhalación, la sangre absorbe el oxígeno del aire y elimina el dióxido de carbono, un producto de desecho celular que el pulmón exhala. Podemos decir entonces que en la respiración hay intercambio de O2 y CO2 entre los pulmones y el torrente sanguíneo. El adulto inhala y exhala unas 15 veces por minuto, inspirando unos 500 mililitros de aire. Los lactantes lo hacen 40 veces por minuto. 6. Circulatorio Este sistema de transporte es el encargado de distribuir, a través de la sangre, los nutrimentos a todas las células del cuerpo humano y repartir el oxígeno que éstas necesitan para realizar sus procesos vitales. Estas sustancias sirven a cada tejido, aparato y sistema para seguir funcionando, reproducir más células y por lo tanto crecer, crear anticuerpos o defensas e iniciar nuevas funciones. Todos los órganos y tejidos del cuerpo necesitan suministro de sangre oxigenada y eliminación de los productos de desecho, y este sistema es el que hace tan importante labor. Mediante la respiración, los pulmones captan el O2 del medio ambiente y éste circula por el torrente sanguíneo donde el corazón se encarga de que llegue a todas las células del organismo. Se dice que “el corazón es el rey y los pulmones sus ministros”. Los pulmones son los responsables de captar el O2 hacia el torrente sanguíneo, entonces el corazón circula este O2 a todas las partes del cuerpo. Los pulmones contienen 300 millones de alvéolos, que son unos pequeños sacos de aire que se ramifican como racimos de uvas. El diafragma es un músculo fuerte y esencial para la vida pues se utiliza para la respiración; éste se desplaza hacia el abdomen creando un vacío, aumentando el volumen de la cavidad torácica y permitiendo la entrada de aire del medio ambiente. El corazón es el órgano muscular que bombea sangre llena de oxígeno y de nutrientes a través de los vasos sanguíneos hacia todos los tejidos corporales. Este líquido vital circula por las arterias, venas y capilares de todo nuestro cuerpo. Su función es distribuir oxígeno, nutrientes y otras sustancias a las células del organismo, así como recoger de éstas los productos de desecho. La sangre se compone de una parte líquida o plasma y de células en suspensión: hematíes o glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas. La médula ósea es la responsable de la producción de glóbulos rojos, creando más de dos billones de nuevas células sanguíneas por segundo. Una arteria principal, la aorta, transporta e irriga por sus ramificaciones sangre oxigenada a todas las partes del cuerpo. Junto a la aorta está la vena cava inferior, que es la vena primaria por donde la sangre de las extremidades inferiores regresa al corazón. 7. Inmunológico o inmunitario Es uno de los sistemas más complejos, encargado de proteger y defender al organismo de los microbios patógenos, produciendo anticuerpos capaces de eliminar una mayoría de ellos y de reconocerlos si vuelven a entrar al cuerpo. Este sistema está formado por millones de células, entre ellas los linfocitos, que son un tipo de glóbulos blancos con capacidad de distribuirse por todo el organismo y de comunicarse entre sí, por medio de sustancias que envían a través de la sangre. Los linfocitos, al igual que los glóbulos rojos o eritrocitos, se forman en un tejido llamado médula ósea, que también se conoce como tuétano. De ahí viajan a otros tejidos y órganos, o bien, junto con los demás glóbulos blancos circulan por nuestro cuerpo devorando o eliminando microbios y células viejas o enfermas. Algunos linfocitos producen sustancias contra los microbios, llamadas anticuerpos, y otros más los paralizan al ponerse en contacto con ellos. De la médula ósea, los linfocitos pasan a la sangre y después a los órganos llamados timo y ganglios linfáticos, donde maduran y se convierten en diferentes tipos de linfocitos, los cuales circularán por todo nuestro cuerpo a través de dos tipos de vasos semejantes a las venas y arterias del sistema circulatorio: los vasos linfáticos y los sanguíneos. 8. Glandular o endócrino Este sistema funciona en coordinación con el sistema nervioso. Gracias a él, el cuerpo crece de manera ordenada y regula los cambios anatómicos y fisiológicos que tenemos en las diferentes etapas de nuestra vida. Está formado por diversos órganos llamados glándulas, las cuales producen una o varias sustancias que cumplen funciones especiales y sobre todo precisas en el organismo. Por ejemplo, durante la adolescencia, una glándula llamada hipófisis produce hormonas (mensajeros químicos) responsables de los cambios que nos convierten, poco a poco, de niños a adolescentes, o bien en mujeres y hombres adultos. Las glándulas de secreción interna producen sustancias mejor conocidas como hormonas- que viajan a través del torrente sanguíneo, para que éste las transporte desde donde se originan hasta los diversos órganos y tejidos del cuerpo. Las glándulas de secreción externa no segregan hormonas, sino sustancias que envían al exterior del cuerpo, como el sudor, la grasa, la saliva o las lágrimas. Sin el sistema glandular no podríamos crecer y desarrollarnos de manera armoniosa y coordinada. Su función es mantener el equilibrio interno del cuerpo. La hipófisis es una de las glándulas principales, y se sabe que es esencial para el crecimiento, el desarrollo y la maduración sexual. El páncreas es otra glándula importante, pues ahí se genera la hormona llamada insulina, que le permite al cuerpo regular los niveles de azúcar en la sangre. 9. Reproductor El cuerpo humano, como el de cualquier otro ser viviente, tiene una función biológica fundamental: reproducirse y asegurar la permanencia de su especie. Esta importante tarea le corresponde al sistema reproductor. Aunque pequeño en comparación con otros sistemas de nuestro organismo, el reproductor es, sin duda, la pieza biológica central del cuerpo, y sólo funciona durante una parte de la vida humana. Al nacer la mujer ya presenta todos los óvulos que llegará a tener; el hombre en cambio sigue produciendo espermatozoides toda su vida. Con la unión de ambas células (óvulo y espermatozoide) ocurre el proceso conocido como fecundación o fertilización, iniciándose posteriormente en el útero femenino la gestación de un nuevo ser. El aparato reproductor femenino está compuesto por: Órganos internos: ovarios, trompas de Falopio, útero, vagina. Órganos externos, en conjunto se conocen como vulva, están compuestos por el clítoris, labios mayores, labios menores. El aparato reproductor masculino se integra por: testículos, vesículas seminales, próstata, escroto y pene, entre otros órganos internos. Los testículos son los encargados de la producción de células sexuales o reproductoras masculinas (espermatozoides). Los ovarios son responsables de la producción de alrededor de 250,000 células sexuales femeninas (óvulos) que se desarrollan antes del nacimiento. 10. Excretor o urinario Por medio de un sistema de filtración complejo y continuo, el sistema urinario elimina los tóxicos de la sangre y ayuda a mantener el equilibrio químico del cuerpo; es decir, un balance de agua (H2O) y electrolitos. El riñón es el órgano clave de este sistema pues filtra casi 1.5 litros de sangre por minuto, eliminando productos de desecho o toxinas y creando orina en el proceso. La vejiga urinaria localizada dentro de la pelvis puede almacenar más de 600 ml. de orina. 11. Tegumentario- La piel La piel actúa como escudo protector, se trata del órgano de mayor tamaño y más pesado del cuerpo que nos protege de temperaturas extremas y organismos invasivos. Además, la piel es el mayor receptor sensorial del cuerpo. La dermis contiene receptores nerviosos, vasos sanguíneos, folículos pilosos, glándulas sudoríparas, grasas y hasta nuestras huellas digitales e individuales. Los vasos sanguíneos nutren a las células de la piel y ayudan a mantener constante la temperatura del cuerpo, dilatándose cuando tenemos calor y contrayéndose cuando tenemos frío. Las glándulas Este sistema está conformado por dos capas principales: la dermis y la epidermis. Las células de la piel se regeneran rápidamente y se eliminan de manera constante. sudoríparas trabajan para evitar sobrecalentamiento, pues al evaporar disminuye la temperatura. Las grasas mantienen ambas capas de la piel flexibles, sobre todo la exterior o epidermis. La epidermis es una capa compuesta de células maduras que se cambian y endurecen produciéndonos nuestra primera línea de defensa y protegiéndonos diariamente de la deshidratación, radiación y millones de microbios. Uñas y cabello se derivan de la epidermis. Si quieres aprender más, visita estos sitios (copia el link en tu navegador): http://recursos.cnice.mec.es/biosfera/alumno/2ESO/Funcseres/contenido1.htm http://www.iessuel.org/salud/introd.htm