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MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE
VISITAR A LOS PRESOS
#MisericordiaES Visitar a los Presos|ABRIL
ESCUCHEMOS: JUAN 8, 25-36
Los judíos le preguntaron: «¿Quién eres tú?». Jesús les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado
en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino
que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo,
porque yo hago siempre lo que le agrada». Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen fieles a mi
palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará
libres».
Ellos le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo puedes decir entonces: "Ustedes serán libres"»? Jesús les respondió: «Les aseguro que
todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el
hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente
libres.
Reflexión
Jean Vanier. El Misterio de Jesús. Capítulo 12
Les presentamos una reflexión Jean Vanier que nos invita a comprender cuáles son las
verdaderas esclavitudes que nos atan y nos quitan la Vida del Espíritu
LA VERDAD TE HARÁ LIBRE
Dictadores como Hitler, Stalin o Idi Amin no quieren que la gente sea libre para decir lo que
piensa, o valorar su propia experiencia. Esclavizan a las personas en el miedo, el silencio, y en
una ideología, y las obligan a hablar ya vivir de acuerdo con las líneas del partido. Los dictadores
usan mentiras, propaganda y policía secreta para mantener su poder y su control sobre la gente
y evitar que se piense y se diga la verdad.
A lo largo de la historia, sin embargo, hombres y mujeres se enfrentaron a poderes abusivos
sin temer las consecuencias. Decían la verdad sobre los que estaban en el poder, la verdad que
éstos no querían oír. Estos hombres y mujeres no eran esclavos, eran libres. Muchos de ellos
fueron encarcelados o condenados a muerte porque hablaron. Todos estos hombres y mujeres
que dan la vida por la verdad no tienen miedo de ser ellos mismos y de decir lo que creen,
ponerle un nombre a lo que han visto y proclamar lo que han experimentado.
En una de sus cartas de Westerbork, Etty Hillesum cuenta cómo un día vio cientos de judíos
dentro de los trenes que los transportaban a las cámaras de gas de Auschwitz. Cantaban
salmos. Luego miró las caras rígidas e inmóviles de los guardias nazis: ¿Cuál de esos dos grupos
era libre, libre se sí mismo?
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#MisericordiaES Visitar a los Presos|ABRIL
También Nelson Mandela escribe acerca del guardia que en la cárcel le había dicho: “¿No
sabes que tengo poder de matarte?”- Y Mandela le respondió: “¿No sabes que tengo el poder
de ir hacia mi muerte libremente?”
Esta libertad se encuentra no sólo en personas célebres que ofrendaron su vida. Muchos se
opusieron a la opresión y a la falta de verdad, siguiendo su conciencia personal. Existen jóvenes
que se niegan a sucumbir ante la tentación de usar a otros para su propio placer sexual, o
dejarse arrastrar al consumo de drogas. La veo en las personas que, sea cuales fueren las
consecuencias, eligieron no entregarse a la tentación de ganar dinero por medios ilegales y
empobreciendo a otros. Veo el mismo coraje, en aquellos que eligieron no poner término a su
embarazo. Aún cuando la presión por el aborto es grande. Tales personas anuncian la verdad
con su vida. Son testigos de la verdad. No tiene miedo de ser quienes son, son libres de seguir
su conciencia.
LIBRES PARA NOSOTROS MISMOS
Cuando descubrimos que formamos parte de una familia más extensa, que comparte una
humanidad común, y que más allá y encima y dentro de nosotros existen una justicia y una
verdad universales, donde el Dios de la Compasión y de la Virtud se halla presente, nos
encontramos, pues, en el viaje redentor de la libertad. Cuando experimentamos el Amor de
Dios y al Dios del Amor, comenzamos a descubrir qué preciosa es cada persona en el plan que
Dios tiene para la humanidad. Con toda nuestra belleza y nuestro dolor, cada uno de nosotros
es importante. Podemos ser nosotros mismos y permitir que la belleza crezca en nosotros. No
somos el centro del mundo ¡y no debemos serlo! Somos parte de una humanidad herida y, en
compañía de los demás, podemos resistir y continuar la búsqueda de la libertad, la verdad y la
paz.
COMPROMISO PARA EL MES
Para el mes de abril te proponemos el gesto de “Visitar a los presos”.
Puede que la realidad de la cárcel te resulte cercana a través de algún familiar o
amigo que se encuentre hoy privado de su libertad. También puede ser que no,
que se trate de algo lejano a tu vida y a tu historia.
Sin embargo, ¿cuántas situaciones de encierro vivimos los jóvenes de hoy?
¿cuáles son aquellas cosas y situaciones que nos tienen atados o esclavizados?
¡Estate atento! Una “visita”, tu presencia y compañía, pueden ser el gesto que
Dios necesita para abrirse paso en la vida de aquellos que lo buscan y necesitan.
LA HISTORIA DE CAMILO BLAJAQUIS
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Te dejamos un breve fragmento de una nota periodística que salió hace unos meses y se
difundió por las redes sociales. Se trata de un dato de la realidad que, en este tiempo pascual,
nos sirve para reafirmar la certeza de que la Vida que viene del amor es capaz de irrumpir en
cualquier contexto de “muerte”, por más definitivo que creamos que este sea.
Camilo Blajaquis: “Nos hicieron creer que somos monstruos”
Por Ileana Manucci
Aprendió filosofía en la cárcel. Cambió su nombre y hoy es escritor y cineasta. Estuvo en Santa
Fe de campaña contra la violencia institucional.
César González vive en la villa Carlos Gardel, en Morón, y de sus 26 años, cinco los pasó preso,
entre los 14 y los 21. Ahí, entre institutos de menores y cárceles, nació Camilo Blajaquis. “Yo fui
uno de esos pibes que estando preso pudo, paradójicamente, despertar. Fue el lugar donde
nunca imaginé que iba a encontrar la vida, el amor por la vida, por mí mismo, por el otro, y lo
encontré en un lugar donde el amor está prohibido, donde para sobrevivir hay que odiar.
Estuve dos años creyendo eso del odio, agarrándome a palazos y puñaladas, hasta que un
profesor me dio unos libros y eso me cambió la vida. Empecé a darme cuenta de lo funcional
que era al sistema ese odio por mis compañeros, por mis hermanos, porque esos pibes no eran
mis enemigos sino mis hermanos”.”
“No es excusa el contexto, pero sirve para entender. Yo estaba muy resentido con la vida por
no haber tenido nada, porque mi infancia haya sido cirujear, tener que usar esa ropa que
encontraba, no tener para comer, llegar a la adolescencia y no tener algo para ponerte cuando
ya querés empezar a ganar con las pibas. Ser tan miserable económicamente me generó mucho
resentimiento, y la verdad que yo nunca robé ni por paco ni por otra droga, yo robaba porque
quería pertenecer, entrar a ese sistema que la sociedad, la televisión, me decían que tenía que
vivir”.
“A esos pibes, pibes chorros, la gente de mi mismo barrio los quiere ver muertos. Yo fui uno
de ellos y sé que puedo mostrarles que hay otra cosa. Si yo hoy estoy acá es porque alguien
confió en mi cuando le lleve mi primer poema y me dijo que era hermoso, una persona que
nunca me hizo sentir un monstruo…”.
EN NUESTRA VIDA
La libertad existe sólo donde hay amor;
y el amor existe sólo donde hay libertad.
Sabiduría 7
¿Qué libertad estás necesitando?
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#MisericordiaES Visitar a los Presos|ABRIL
Se suele pensar que ser libre es no tener límites, poder hacer lo que deseás, no tener que
rendir cuentas a nadie ni estar atado a obligaciones. Cuando hablan de libertad, muchos dicen
que es volar como un pájaro.
Pero resulta que hasta un pájaro tiene límites: por ejemplo, no puede sumergirse en las
profundidades del mar ni puede penetrar en el corazón de Dios para encontrarse con él.
Además, tiene que estar todo el día pendiente de la comida, buscando algo para morder. ¿Qué
libertad es esa?
Quizás sentís que no sos libre porque te falta dinero, o porque tenés algún problema que te
molesta, o porque necesitas amor, o porque no has logrado algunos sueños. Tal vez te
encontrás aferrado a algún tipo de adicción o vivís momentos en los que el temor detiene tu
vida y tus decisiones.
Todos, en un momento u otro, entendemos nuestra libertad de una manera muy superficial,
que depende siempre de algo externo que debe cumplirse como condición para que esa
libertad pueda experimentarse. Por eso no podemos alcanzar la libertad más profunda, la que
realmente vale la pena.
La libertad que depende de obtener determinados logros, se hace imposible de alcanzar. Es
probable que cuando consigas eso que soñabas, pronto no te parezca suficiente: algo te faltará
o comenzarás a sentir miedo de perderlo.
Pero existe la libertad interior, que es otra cosa muy diferente. Esa sí es posible, y esa sí vale la
pena. Esta libertad interior es la de quien no tiene un corazón atado a una obsesión, pero al
mismo tiempo lo tiene abierto a todo.
Esta libertad interior es hermana de la alegría. Porque un corazón apegado a las personas y
aferrado a las cosas se expone constantemente a la tristeza y al miedo. En cambio, un corazón
desprendido, despojado, libre, es un corazón sencillamente alegre. Está dispuesto a disfrutar lo
que venga, en medio de la limitada vida de cada día. Pero sobre todo, un corazón libre tiene
espacio para recibir a alegría de Dios. En su interior, tiene lugar disponible para recibir el amor y
la fuerza de Dios que nos lanza a lo inesperado.
Víctor Manuel Fernández
CON LOS DEMÁS
La hermana Cristina Azábal trabaja en la pastoral carcelaria de Tucumán. Te dejamos el relato
de una experiencia que tuvo el verano pasado. Junto con ella, van algunas preguntas que nos
pueden ayudar a encontrar la manera de poner en acción esta obra de misericordia.
DIOS SEGUIRÁ ACARICIANDO AL MUNDO.
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Domingo por la noche. Volviendo del Encuentro de Pastoral Carcelaria del Noroeste argentino.
Cansada. Pero tengo que escribir porque desde hace tres días llevo algo en el corazón que
quiero compartirles a mis amigos cibernéticos.
El viernes fue un día… largo. Tempranito a la Escuela para descargar mi mochila. Llevaba
proyector, compu, alargador y etcéteras para la siesta de cine en la cárcel.
De ahí, a la clínica, a ver a una viejita enferma. Llegué justo para colaborarle a la cuidadora que
no lograba convencerla de partir. Creo que la jovencita todavía cree que fui una aparición.
De regreso a la Escuela pensaba en la delicadeza del Buen Dios. Llegué justo, sí, ni cinco minutos
antes ni cinco después.
Me despedí de mis maravillosos alumnos de segundo año, foto tribal incluida.
Llegué “derrapando” a Misa en Catedral y después, me fui al Penal. Mi compa se había olvidado
que era jueves… y la esperé, más de una hora.
“Pobre”…. Me dijo ella al llegar mientras se disculpaba. ¿Pobre?... ¡no! Afortunada. Al verme
bajo los nada tímidos rayos del sol siestero tucumano, vino a hacerme compañía una señora,
Elsa, y… empezó a hablar.
Era la visita de Choque… ¡de Choque!... no lo podría creer. Me habían contado los changos que
una señora buena lo sacaba a Choque porque la familia no le lleva el apunte.
¿Quién es Choque?... Un niño grande de 30 años, esquizofrénico y autista, a quien su familia, de
drogadictos y delincuentes le colgó un crimen cometido por ellos. (Total, Choque ni se va a dar
cuenta que está en la cárcel…).
Y esta doña, vecina de Choque, con dos hijos de edades similares a la suya, se compadeció al
verlo “tirado” al costado de la vida, y se fue al Penal, “con la verdad”, me decía, “para hacerle
de mamá”.
¿Cómo le dieron el carnet de familiar para entrar los miércoles y los domingos y ahora, para
llevarlo los fines de semana?... creo que sólo cabe una respuesta: “Dios es grande y
misericordioso”.
En un momento del relato, se quebró. La abracé diciéndole: “Lo que usted hace, eso es la
santidad”.
Entonces, me contó que Choque sale en Diciembre con la condena cumplida y han decidido, en
familia, que se irá a vivir con ellos…: un hijo más.
Por fin, llegó mi compa y entramos. Vimos peli. Compartimos con los muchachos. Nos reímos.
(¡qué lindo es escucharlos reír!).
De allí a la Nocturna y a la terminal a “hacer tiempo” hasta las 2, porque a esa hora salía el cole
para Salta.
Entre cabeceada y caminata para mantenerme despierta… qué acompañada me sentí por el
recuerdo de Elsa, la “mamá” de Choque.
Sí, hay guerra, hay egoísmo, hay muertes. Pero mientras siga habiendo mujeres de la talla de
Elsa, no debemos temer. Dios seguirá acariciando al mundo.
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¿Qué impresiones te surgen a partir del relato?
¿Cuáles son los gestos de misericordia que encontrás en esta historia?
Pensando en tu vida cotidiana y en los contextos de encierro con los que convivís ¿cómo
crees que podrías practicar vos el “gesto de Elsa”?
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UN EJEMPLO DE SANTOS
CARDENAL FRANCISCO JAVIER VAN THUAN
(EN PROCESO DE CANONIZACIÓN)
Me llamo Francisco Nguyen Van Thuan y soy vietnamita... Hasta el 29 de abril de 1975 fui, por
ocho años, obispo de Nhatrang, en el centro de Vietnam, la primera diócesis que me fue
confiada, donde me sentía feliz, y por la cual sigo sintiendo predilección. El 23 de abril de 1975
Pablo VI me nombró arzobispo coadjutor de Saigón. Cuando los comunistas llegaron a Saigón,
me dijeron que mi nombramiento era fruto de un complot entre el Vaticano y los imperialistas
para organizar la lucha contra el régimen comunista. Tres meses después fui llamado al palacio
presidencial para ser arrestado: era el día de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto de 1975.
Esa noche, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria,
vinieron a mi mente muchos pensamientos confusos: tristezas, abandono, cansancio, después
de tres meses de tensiones... Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda
oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue
liberado después de doce años de cautiverio: “He pasado la mitad de mi vida esperando”. Es
una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación.
Pero después decidí: “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor”.
No es una inspiración improvisada, sino una convicción que he madurado durante toda la
vida. Si me paso el tiempo esperando quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo único que
con seguridad me llegará será la muerte.
En el pueblo de Cay Vong, donde se me designó la residencia obligatoria, bajo vigilancia
abierta y oculta de la policía, “confundida” entre el pueblo, día y noche me sentía obsesionado
por el pensamiento: “¡Pueblo mío! ¡Pueblo mío que tanto amo: rebaño sin pastor! ¿Cómo
puedo entrar en contacto con mi pueblo, precisamente en el momento en que tienen más
necesidad de su pastor? Las librerías católicas han sido confiscadas; las escuelas, cerradas; las
religiosas y religiosos que enseñaban han sido enviados a trabajar a los arrozales. La separación
es un shock que me parte el corazón.
“Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor; pero ¿cómo?”.
Una noche viene la luz: “Francisco, es muy simple, haz como San Pablo cuando estuvo en
prisión: escribía cartas a varias comunidades”.
Así fue como comenzó a escribir cartas que luego compusieron los libros por él escritos.
La gracia de Dios me dio la energía para trabajar y continuar, aún en los momentos de más
desesperanza. El libro lo escribí de noche en mes y medio, pues tenía miedo de no terminarlo:
temía que me trasladasen a otro lugar.
En el pasaje del evangelio que narra la multiplicación de los panes y los peces, los apóstoles
habrían querido elegir el camino más fácil: “Despide a la gente para que busquen alojamiento y
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comida...” Pero Jesús quiere actuar en el momento presente: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,
13). En la cruz, cuando el ladrón le dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”,
Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 42-43). En la palabra
“hoy” sentimos todo el perdón, todo el amor de Jesús.
Una vez, la Madre Teresa de Calcuta me escribió: “Lo importante no es el número de acciones
que hagamos, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción”.
¿Cómo llegar a esta intensidad de amor en el momento presente? Pienso que debo vivir cada
día, cada minuto, como el último de mi vida. Dejar todo lo que es accesorio, concentrarme sólo
en lo esencial. Cada palabra, cada gesto, cada conversación telefónica, cada decisión es la cosa
más bella de mi vida; reservo para todos mi amor, mi sonrisa; tengo miedo de perder un
segundo viviendo sin sentido...
BEATO JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO
Cuenta Horacio Burbridge en su libro “Tras los pasos del Cura Brochero”, que en una ocasión el
cura Brochero entabla una conversación con Rafael Pereyra, un hombre muy conocido en los
pagos de Villa del Tránsito por su afición a la bebida. El cura se las arregla para entrar en ese
corazón aprisionado consultándole por su familia que estaba pasando por una difícil situación.
Sabe que no es una mala persona, que al evaporarse los efectos del alcohol le jura a la mujer
que no volverá a tomar. Lo malo es que cuando esta bebido le da por hacerse el malo.
Brochero lo aconseja con el fin de ayudarlo a salir adelante.
-Sí, sí, tá bueno lo que usted dice, señor cura
-Bueno te hago un trato, contesta Brochero.
-Ya me va a pedir algo que no voy a poder cumplir.
-No, y yo también me voy a jorobar por vos. Para que sepas lo que es tener
fuerza para pelearlo al vicio. Bueno, de aquí a dos años no te pruebo ni un
poquito de dulce.
- ¿Y de que le va a valer?
-Será a condición de que vos tampoco tomés un solo trago de vino en ese
tiempo.
El paisano, sorprendido, se quedó mirándolo a Brochero sin atinar una
respuesta. El cura volvió a la carga y comenzó a señalarle nuevamente
los estragos que la bebida ocasionaba en la familia y también en la
salud y dignidad del vicioso. Tras un momento de silencio, Pereyra,
quizá en un arranque de arrepentimiento, acepta el desafío y promete
cumplir con la propuesta.
Pasaron los dos años y ambos honraron el compromiso. Brochero se privó del placer de los
deliciosos dulces serranos y Pereyra dejó la bebida y reacomodó su vida familiar.
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UNA ORACIÓN
Te regalamos esta oración, para pedir por todas aquellas personas que se encuentran tras las
rejas para que Jesús los acompañe y reconforte, así como también por nosotros para que
podamos ver en ellos el rostro de Cristo.
Señor Jesús, Tú siempre te mostraste amigo de los pequeños, de los pobres y de los excluidos:
hasta el punto de querer pasar por la experiencia del preso:
fuiste denunciado, detenido y apresado en la oscuridad de la noche, conducido a la cárcel y sometido a
interrogatorios, insultos, burlas, malos tratos y torturas, juzgado sin las debidas garantías, condenado y
ejecutado
(como muchos a lo largo de la historia y hasta el presente).
Tu amor te llevó a identificarte con ellos y a permanecer presente en ellos:
"Estuve en la cárcel y viniste a verme".
Ante este gesto tan desconcertante te pido por los presos de hoy para que:
No piensen que porque la sociedad los condena, Tú los rechazas.
No renuncien ni un solo momento a su dignidad de personas e hijos de Dios.
No pierdan nunca su libertad interior.
No se desesperen ni caigan en depresión.
No renuncien a esforzarse contra todo tipo de opresión,
represión e injusticia.
Tomen conciencia de su conducta.
Luchen por su vida y por su reinserción.
No sean abandonados por sus familias y amigos.
Su situación los acerque más a Ti.
También te pido por nosotros y por la sociedad para que:
No rechacemos a los presos por el hecho de serlo.
Los respetemos como personas que son.
Te veamos y sirvamos a Ti en ellos.
Los acojamos con cariño y comprensión cuando recobren su libertad.
Los acompañemos y ayudemos a reinsertarse.
Nuestro amor les ayude a descubrir que Tú los quieres.
Amén
UN CUENTO
Un lindo cuento que ayuda liberarnos de las ataduras de la vida…
EL ELEFANTE ENCADENADO
Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que más me gustaba de los circos eran los
animales. También a mí, como a otros, después me enteré que me llamaba la atención el
elefante.
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Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y fuerza
descomunal...pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario el
elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una
pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese
animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la
estaca y huir.
El misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté
entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de
ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la
pregunta obvia : Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido
ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...y sólo lo recordaba cuando me
encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como
para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO
A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y
a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que
se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a
su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree pobre - que NO PUEDE.
Él tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco
después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás...jamás....intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez,
antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del
elefante : grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos
crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos
a intentar.
Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o
miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : " NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos
condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu
corazón.....TODO TU CORAZON".
Jorge Bucay (Recuentos para Demián)
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UNA CANCIÓN
Te dejamos una canción que habla de las ataduras que tenemos en nuestra vida, y nos invita a
salir de ellas y confiar en la Providencia, esa Providencia que nos hace libres. La podés escuchar
acá: https://soundcloud.com/tere-kleine/ligeros-de-equipaje
LIGEROS DE EQUIPAJE (LA OTRA ORILLA)
Liberando el peso del fracaso
Liberando la mediocridad
Voy venciendo el dolor de mis pasos
Voy buscando asi tu libertad
Siempre creí que era más seguro
Llevar mil motivos para andar
Llevar provisiones para el viaje
Sin confiar en tu providencia
Desnuda mi alma, libera mi voz
Ligero de equipaje, camino mejor
Desnuda mi espalda, de cargas sin razón
Ligero de equipaje, no llevo nada más que Dios
Liberando todas las amarras
Que me dicen cómo y qué creer
Ordenando piezas en mi vida
Dándome un lugar para la fe
Y si dicen que no sabes nada
Diles que lo sabes bien
Muchos niños desde su inocencia
Saben bien el cómo y qué creer
Desnuda mi alma, de cargas sin razón
Ligero de equipaje, camino mejor
Desnuda mi espalda, así es el amor
Ligero de equipaje,
No llevo nada más que Dios
No llevo nada más que Dios
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