Bolivia - Red por los Derechos de la Infancia en México

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Visión Mundial Internacional
Oficina Regional para América Latina y el Caribe
Apartado postal: 133-2300, San José, Costa Rica
Tel/Fax: (506) 257 5151
www.visionmundial.org
Publicado por:
Visión Mundial Internacional
Oficina Regional para América Latina y El Caribe
Departamento de Promoción de Justicia
y Departamento de Comunicaciones
San José, Costa Rica
Dirección editorial y del proyecto:
María del Mar Murillo y Natalia Buratti
Idea original:
Kevin Cook, David Westwood
Apoyo editorial:
Sergio López, Fanny Villalobos, Soraya Luján
Fotografías:
Andrés Vera y Lenard Pareja
Textos originales:
Soraya Luján y Andrés Vera
Edición:
María Marta Kandler
Kevin Cook
Diseño:
Fernando Otárola
[SERIE] Trabajo y explotación de niños, niñas y adolescentes en América Latina y El Caribe
[Bolivia]
“Si te caes en la mina, nadie
te saca; te mueres, nomás”
Niños que trabajan en las minas de estaño
[1]
Preámbulo
“A cambio de mi niñez”
Serie sobre trabajo y explotación de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe
La Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 32 reconoce1 “el derecho del niño a estar protegido
contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer
su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.” A su
vez, el artículo 36 establece la necesidad de proteger “al niño contra todas las demás formas de explotación que
sean perjudiciales para cualquier aspecto de su bienestar.” Han pasado ya más de 15 años desde la adopción de
dicha Convención, sin embargo, el problema del trabajo infantil nocivo2 sigue afectando a más de 200 millones3 de
niños, niñas y adolescentes en todo el mundo. Estos niños y niñas trabajan en condiciones que vulneran o ponen en
riesgo el disfrute de derechos fundamentales de la niñez, tales como la salud, la educación y la protección contra
toda forma de explotación y violencia.
Con esta publicación Visión Mundial quiere hacer un aporte al abordaje de la problemática del trabajo infantil
perjudicial, haciendo propuestas e invitando al lector o lectora a conocer de cerca la vida, la familia, los sentimientos,
las experiencias y el contexto de niños y niñas que trabajan en 13 de los países de América Latina y el Caribe.
Entraremos en la intimidad de estos niños y niñas por medio de un análisis de contexto del país, entrevistas,
testimonios de adultos, retratos íntimos de la vida cotidiana de los niños trabajadores y sus familias.
Las historias son de países distintos, tienen protagonistas distintos que se dedican a distintas actividades. Sin
embargo, podremos observar que los niños y niñas que nos han permitido entrar en sus vidas tienen problemas,
aspiraciones y sueños casi idénticos:
• Trabajan por la misma razón: necesidad de la familia y deseo de contribuir a la subsistencia familiar.
• Tienen los mismos sueños: poder estudiar, ayudar a la familia, hacer algo útil y positivo con sus vidas4.
• Experimentan el mismo dolor físico y emocional a consecuencia del trabajo que realizan.
• Comparten el mismo miedo: los adultos -entran en contacto con ellos (as) y los maltratan, abusan de ellos (as) y
los humillan5.
• Provienen de familias muy pobres, que vienen padeciendo la explotación por al menos dos o tres generaciones.
• Han sido abandonados por la ayuda social del país en el que viven6.
• Es frecuente que las familias sean muy numerosas7 y de jefatura femenina, por abandono del padre8.
• Desearían estudiar o ir regularmente al colegio, pero no pueden hacerlo porque deben trabajar o han perdido el
interés por la escuela a causa del maltrato que sufren9 y la agenda escolar que no se adapta a sus necesidades
como niños, niñas y adolescentes trabajadores10.
• Las niñas deben sumar al trabajo las tareas domesticas, por lo que su carga es mucho mayor.
• Las niñas son además vulnerables al abuso sexual.
“A cambio de mi niñez” abre una puerta a la intimidad de los niños, niñas y adolescentes trabajadores. Esta
invitación nos lleva a comprometernos –como organización y en lo personal- con la transformación de nuestra
sociedad, para que la vida en plenitud sea por fin una realidad para cada niño, niña y adolescente de América Latina
y el Caribe.
1
2
3
4
5
La palabra “niño” incluye niños, niñas y adolescentes
Aquí cabe aclarar que no todo trabajo realizado por niños, niñas y adolescentes es violatorio de sus derechos, sino solo aquel que les impide disfrutarlos.
The United Nations Secretary General’s Study on Violence Against Children: capítulo 6, página 233; en: http://www.violencestudy.org/r25
En este punto, llama la atención que un gran número de niños desea ser policía y de niñas sueña con ser maestra.
Ver situación descrita por los niños y niñas en todos los fascículos. Lectura complementaria: The United Nations Secretary General’s Study on Violence Against
Children: capítulo 6; en: http://www.violencestudy.org/r25
6 Ver fascículo de Brasil, situación descrita por Rafael
7 Ejemplo: fascículo de Colombia, testimonio de Alicia Bastos
8 Ejemplo: fascículo de Bolivia, testimonio de Margarita
9 Ejemplo: fascículo de Guatemala, testimonio de Rafael
10 Ejemplo: ver situación descrita en el fascículo de Chile sobre los niños y niñas que trabajan en las montañas y la influencia de las estaciones del año en su
proceso educativo
1
Entrevista
Rubén: Yo entré a trabajar en la mina a los 13 años. Mi hermano trabajaba allí y me dijo: “Vamos, acompáñame…
Yo voy contigo, no vas a ir solito”. Al principio, yo no quería ir, pero él me dijo que iba a ganar mucho dinero. La
primera vez me pareció bien, nomás sentí un poco de miedo.
Jorge: ¡Claro que se siente miedo! Porque es muy oscuro y la gente habla tonteras. Los trabajadores se burlan de
uno, hacen bromas pesadas. Dicen cosas como “Se van a morir aquí…” O te pegan en la espalda y te dicen, “Vas
a ver, te voy a quitar a tu novia…”
Rubén: A mí ya no me da miedo, antes sí.
David: Yo conozco a varios jucus. En Llallagua hay hartos (muchos). Yo creo que se puede trabajar y estudiar.
Rubén: ¡Sí, sí se puede!
Jorge: En mi escuela hay otros que van a trabajar a la mina. Uno está en último año de la secundaria y el otro en
segundo medio (décimo año). Nosotros vamos por falta de dinero. A veces no tenemos suficiente para comprar los
útiles; los libros y eso. Además, vemos que en la ciudad la gente se viste con ropa cara y nosotros queremos
vestirnos así. En la mina a veces hacemos 500 bolivianos, a veces 1000**, si es que no nos agarra el guardia.
Rubén: ¡Ah, sí! Si te agarra el guardia, te lo quita todo. ¡Hasta la ropa! El casco… toda la carga. Hay que comprar
otra ropa para entrar.
Jorge: Sí, andan armados, y te quitan todo, hasta dejarte “como un agujero”. Yo puedo cargar hasta 50 libras de
material, pero para esto tengo que poner cuatro cargas de dinamita. Un día habíamos trabajado mucho y
estábamos subiendo, como a las dos de la mañana, porque a esa hora no hay guardias, cuando, de repente,
chocamos con ellos. “Tranquilo”, me dijeron. “Dáme nomás tu carga”, y ¡zaz!, se la llevaron.
Rubén: Los que tienen carné (las personas legalmente afiliadas a una cooperativa de explotación minera) trabajan
tranquilos, y nos odian por ser jucus. Pero es difícil conseguir carné.
Jorge: A veces vamos a la mina en la mañana y salimos en la noche. Otras, entramos de noche y salimos en la
madrugada. Los guardias no dicen nada cuando nos ven entrar. Solo se sientan a esperar a que salgamos para
arrebatarnos la carga y hacer ellos el negocio.
Rubén: Sí, ¡y uno no puede decir nada! Es duro este trabajo. Bueno, lo más difícil es el tiempo que se tarda en
entrar y salir de la mina. A veces nos quedamos a dormir adentro, bien abrazados, para que no nos dé “mal de
panza”1… por el Tío (el diablo de la mina).
Jorge: Antes de entrar en la mina hay que comer harto (mucho) y acullicar (masticar las hojas de coca
manteniéndolas en la boca para extraerles el jugo). Si no, no aguantas, te da sueño. También llevamos comida,
refresco y empanadas.
Rubén: Cuando estamos adentro, lo primero es hacer un toqochi (un agujero) con un mazo y un cincel. Allí
colocamos la dinamita; después hay que salir corriendo, sino el humo te agarra y te enferma. Tiene un olor muy feo
y te “tira abajo”. Hay que esperar veinte minutos y después volver. Lo grave es sacar el mineral. Hay que hacerlo
rápido, y, si viene un guardia, hay que meterse en cualquier hueco. El jucu es como un ratón.
Jorge: Si te caes en la mina, nadie te saca, te mueres, nomás.
1 Enfiramiento severo del estomago por el frio de la mina
2
Rubén: Yo quisiera tener carné, así, si me accidento, los otros me pueden ayudar. Nosotros tenemos que salir por
lugares que nadie va… muy peligrosos. Lo mejor es no andar solo, porque hay maleantes y otras cosas. Hasta
guardias que matan a los jucus.
Jorge: Hay chicas que también entran cada día. Y se puede hablar con ellas.
Rubén: Les pagan con un puñado de estaño que puede valer 50 ó 60 bolivianos**.
Jorge: Hay de todas las edades, pero la mayoría son de 18.
Rubén: Cuando tenemos sueño, dormimos bien juntos para protegernos.
Jorge: Sí, si no, el diablo hace que te dé “mal de estómago”.
Rubén: También hay espíritus.
Jorge: Un día yo estaba trabajando y tuve que pegarme a la pared porque estaba pasando un espíritu. Pero
nosotros creemos en Dios.
Rubén: Sí, también vamos a la iglesia. Dios nos protege.
Jorge: Pero nos da miedo.
* Algunas chicas intercambian favores sexuales por mineral, pero la mayoría son jucus, como los muchachos. Algunas son hijas de mineros que
murieron prematuramente, por un accidente o por enfermedad, y la familia hace lo que puede por sobrevivir.
** Entre unos 60 y unos 120 dólares estadounidenses a abril 2007.
3
Retrato íntimo
En la región del altiplano boliviano, al occidente del país, se encuentra Llallagua, una comunidad remota y
empobrecida, compuesta en su mayoría por personas de origen indígena. Allí, una mina de estaño, que alguna vez
estuvo clausurada, abre su fétida boca, para permitirles la entrada, a cientos de obreros que, sin importar la hora del
día, entran a ganarse el sustento diario.
Los niños no escapan al espejismo de la mina. Infiltrados entre los obreros, a merced de sus bromas degradantes y
soportando olores nauseabundos, descienden los 600 metros que los separan del corazón de la montaña. Un
callejón inundado los obliga a transitar durante veinte minutos en aguas contaminadas.
Allí van Rubén, un adolescente de15 años, y su mejor amigo, Jorge, de 16. Ellos forman parte de los jucus1 o
mineros ilegales, que, justamente por ser ilegales, se introducen en los socavones más peligrosos, más aislados y
menos accesibles de la mina. Lejos de la mirada vigilante de los guardias tienen más posibilidades de llenar sus
mochilas con las pesadas rocas que le arrebatan a la cueva, a fuerza de mazo, cincel y dinamita.
Sin duda, se juegan la vida. Pero, también, según los estándares económicos del lugar, las diez o doce horas de
trabajo que les lleva llenar la mochila “valen la pena”. Los cinco kilos de material que pueden cargar les dan entre
200 y 800 bolivianos* dependiendo de la calidad. Mucho más de lo que ganarían haciendo cualquier otra cosa en
su polvorienta comunidad.
Los jucus, por lo general, les venden el mineral sin procesar a los rescatistas y estos se encargan de venderlo a las
compañías mineras a un precio muy favorable para ellos. Los rescatistas son, probablemente, los que más se
benefician de la explotación de los jucus.
La mina en la que trabajan estos menores es una de las minas más inhóspitas y antiguas del altiplano boliviano.
Durante años estuvo a cargo de una compañía que, con maquinaria pesada, se encargó de abrir túneles y de sacar
todo el estaño que pudo. Ahora trabaja en una nueva veta, y los jucus y el resto de los mineros se dedican,
básicamente, a sacar los residuos que dejó la compañía.
La medianoche es la hora de los niños. La pálida luz de las lámparas que llevan en sus cascos les ilumina el camino.
Uno a uno se van deslizando por las precarias escalinatas de madera que, de forma casi perpendicular, se apoyan en
resbalosos salientes. Abajo, la oscuridad parece impenetrable.
Los niños más pequeños y delgados tienen el cuerpo a su favor: fácilmente se escurren por los agujeros más
estrechos y profundos. La palabra claustrofobia no parece estar inscrita en su mente. Quizás intuyen que pueden
perder una mano, una pierna, incluso la vida; pero la certeza de que pueden llegar a un sitio no minado, rico en
minerales, les impulsa a seguir adelante.
Con la confianza que da la costumbre descienden sin trastabillar la frágil escalerilla. Armados de mazo y cincel, caen
en una amplia galería subterránea, y comienzan, con laboriosa paciencia, a darle dentelladas a la piedra.
Lentamente van mascando las hojas de coca que llevan en la boca para extraer su jugo estimulante. La altura y el
frío serán más llevaderos, y podrán respirar mejor el enrarecido y maloliente aire de la mina.
Una explosión sacude la galería y una bocanada de pólvora alcanza a los muchachos. Algunas explosiones los tiran
al suelo. Esta no. Se miran un instante, se encogen de hombros y reanudan su labor.
Rubén trabaja como jucu desde hace dos años. Sus hermanos mayores también son mineros, pero lo hacen de
manera legal. La tarjeta de identificación que portan consigo, les permite trabajar tranquilamente, sin temor a ser
interceptados por uno de los guardias de la mina, que lo que más desean es confiscar las mochilas, los cascos y las
ropas de cualquier jucu que caiga en sus manos.
1 Jucus: mineros clandestinos, nocturnos (Diccionario Boliviano, en http://boliviawebsite.com/jklll.htm) ; de jucu: lechuza, ave nocturna (en
www.lapatriaenlinea.com).
4
Para evitar ser detectados, Jorge y Rubén se alejan de los pozos principales y avanzan con aire fantasmal entre las
piedras. Trabajan muy cerca el uno del otro, sobre todo cuando perciben la presencia de espíritus malignos en la
oscuridad que los rodea.
Cerca de la entrada de la mina, al fondo de una de los pozos principales, se erige la estatua de “Tío”, el diablo que
mora en el subsuelo. Los mineros le temen y le veneran, y le lanzan trozos de carne de llama, con la intención de
apaciguar su ira. La carne podrida se acumula alrededor de su imagen, junto a la temblorosa luz de las velitas que
los mineros han prendido en honor a Jesús, para que también los proteja.
La mina es un lugar temible, un lugar que exuda sufrimiento, opresión y muerte. Muchos mineros llevan en sus
cabezas turbantes adornados con una calavera, como señal de aceptación del riesgo que corren. La mayoría no
vivirá más allá de los 40 años, y caerá presa del “mal de mina”, enfermedad que les petrifica los pulmones, por la
exposición al polvo y los gases tóxicos.
Cada día, entre dos y tres mineros mueren o sufren algún tipo de herida al caerse de una escalera o al resbalar de
una cornisa. Algunos caen en socavones tan profundos que es imposible recuperar el cuerpo. De todas maneras,
está prohibido sacar a los que caen porque se considera que son ofrenda para el tío, él ha reclamado esa vida y no
se la puede tocar.
Las mujeres y las niñas también se infiltran de manera ilegal en la mina. Algunas siguen el ejemplo de sus maridos,
dar la vida por la subsistencia; otras, en su mayoría menores de 20 años, ofrecen favores sexuales a cambio de un
puñado de estaño.
Jorge, al igual que Rubén, elige no ver lo peligros de la mina, al menos por ahora. Sueña con comprar ropa bonita,
ir al cine y divertirse con los amigos. Una sonrisa generosa le ilumina el rostro y, en su cabeza, un mechón de pelo
teñido de rubio declara que está al día con la moda. Está feliz de poder ganar suficiente dinero para comprar los
útiles escolares, y espera encontrar un trabajo diferente cuando termine la secundaria. Por el momento, dice, su
mayor miedo es resbalarse en un socavón y perderse para siempre.
* Entre 25 y 100 dólares estadounidenses a abril de 2007.
5
Contexto
El extenso altiplano boliviano alberga una abundante
riqueza mineral. Más de treinta minerales salen de
estas tierras, pero la explotación se centra sobre todo
en la plata, el oro, el estaño y el zinc.
para hacer cumplir las disposiciones legales y tampoco se
han tomado medidas concretas para disminuir la
incorporación masiva de la mano de obra infantil a la
actividad económica.
El descubrimiento, en 1545 del Cerro Rico de Potosí o
Sumaj Orcko (Montaña Majestuosa) dio inicio al ciclo
de la minería durante la colonia. Por décadas este fue
el yacimiento de plata más importante del mundo.
Más adelante, en la época republicana, finaliza el ciclo
de la plata y comienza la explotación del estaño, a
manos de la oligarquía boliviana. Mientras este grupo
se enriquecía, los obreros mineros eran tristemente
explotados y se empobrecían cada día más
En 1996, se conformó una comisión internacional para la
erradicación progresiva del trabajo infantil, la cual elaboró
un Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, a
efectuarse en el período 2000-2010. Sus principales
componentes son la reducción del trabajo en niños y niñas
menores de 14 años, la protección de adolescentes
trabajadores mayores de 14 años, y la erradicación de las
peores formas de explotación.
No fue sino hasta 1952, que en Bolivia se aplicaron
una serie de reformas gubernamentales, entre ellas, la
nacionalización de las minas y la fundación de la
Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL).
Paralelamente, surge la Central Obrera Boliviana
(COB), que lucha por los intereses de los mineros.
Con la crisis del estaño, surgida en la década de 1980,
se cierran miles de minas y se despiden miles de
obreros. A partir de entonces, y como respuesta a la
carencia de fuentes de trabajo, se inicia la constitución
de cooperativas mineras, que, por falta de capital, no
tienen más remedio que recurrir a la operación
manual o artesanal de las minas. Así, las
perforaciones y la “molienda” del mineral se hacen a
mano, con martillos, cinceles y mazos de hasta 10 kg
de peso, y con luz producida por lámparas de carburo
o eléctricas. El uso de herramientas rústicas hace que
el trabajo y el esfuerzo se dupliquen.
El trabajo infantil
Según el último censo realizado en Bolivia (en el
2001), 1,7 millones de niños y niñas entre los siete y
los 14 años de edad se dedican a actividades
laborales, ya sea en la minería, en la zafra de caña o
en la recolección de castañas y algodón.
Esta situación se mantiene a pesar de que Bolivia
cuenta con un marco legal, respaldado por convenios
internacionales, para combatir el trabajo infantil. El
país ha ratificado la Convención Internacional de los
Derechos del Niño, y los Convenios 138 y 182 de la
OIT, sobre la edad mínima de admisión al empleo y
sobre las peores formas del trabajo infantil,
respectivamente; sin embargo, no existen mecanismos
Sin embargo, el panorama, por decirlo de una manera
discreta, sigue siendo sombrío, debido a la ausencia de
mecanismos legales que verdaderamente contribuyan a
reducir el número de menores de 18 años que, por los
trabajos que realizan, ponen en riesgo su integridad física,
sicológica y moral. Los peligros y el exceso de
responsabilidades que estos niños y niñas asumen, no son
adecuados ni para su edad ni para su desarrollo personal.
De acuerdo con la prensa boliviana, unos 13 5002 menores
de 18 años participan en la actividad minera de este país.
Son chicos y chicas que arriesgan su vida para extraer
minerales en forma ilegal. Se introducen a la mina por
socavones clandestinos o bocaminas abandonadas para
obtener una carga de estaño, concentrarlo y venderlo. Sus
ganancias oscilan entre los 500 y los 1000 bolivianos
semanales3. En la mina de Huanuni, considerada
actualmente como la más rentable, un jucu (minero ilegal)
puede ganar hasta 6000 bolivianos por mes.4
Entre los oficios que desempeñan los menores están los de
carreros (empujar los carros que transportan material
desde el interior de la mina), ayudantes de perforación
(dentro de la mina se encargan de pasar herramientas y
de limpiar y recoger el mineral que se extrae), ayudantes
de molienda (manipulan un instrumento metálico de unos
10 kg de peso, conocido como quimbalate, que se utiliza
para moler el mineral) y xantateros (usan reactivos
químicos para poder recuperar el mineral con mayor
pureza). La exposición a los gases nocivos y al polvo
tóxico provoca pérdida de apetito, dolores de cabeza,
desgano y debilidad, y, si la exposición es prolongada, la
muerte.
1 Cecilia Molina. Coordinadora del Progama de Niños y Niñas Trabajadores.
Periódico La Razón.
2 Entre 62 y 124 dólares estadounidenses a abril 2007.
3 Unos 750 dólares estadounidenses a abril 2007.
6
Indicadores Sociales Bolivia
Índice de Desarrollo Humano
Índice de Desarrollo c/enfoque de Género
Expectativa de vida en años
PIB por habitante (en US$)
Población total en millones
% Población urbana
% Población menor de 15 años
% Consumo de los 20% más pobres
% Consumo de los 20% más ricos
% Pob. debajo de la línea de pobreza
% Pob. debajo de USD$1 por día
% PIB invertido en educación
% PIB invertido en salud por el Estado
* % Pob. c/acceso a drogas esenciales
% Analfabetismo (< de 15 años)
115/177
86/177
64.4
2,720
9
63,7
38,5
1,5
63
62,7
23,2
6,4
4,3
50 - 79
13,3
* La Organización Mundial de la Salud clasifica este rango de porcentaje
como de acceso reducido.
Fuente: Informe de Desarrollo Humano 2005, Naciones Unidas.
Conclusiones
La escasez de trabajo y la inestabilidad económica
(debida en muchos casos al abandono de los padres),
sumadas a razones históricas y culturales que hacen
que las comunidades andinas vean con buenos ojos la
inserción temprana al mundo laboral, figuran entre
los principales responsables del trabajo infantil en
Bolivia.
Estos niños y adolescentes, sin embargo, lejos de ser
sujetos de los derechos reconocidos por ley, son
víctimas de la pobreza, la violencia doméstica, el
abuso (dentro y fuera del hogar) y la explotación
laboral.
Esto es particularmente cierto en el sector de la
minería, donde los menores se encuentran expuestos
a constantes riesgos tanto físicos como psicológicos,
que, en gran medida, van a determinar su
comportamiento futuro.
7
Entrevistas con adultos
MARGARITA
Madre de Rubén
“Por supuesto que no estoy de acuerdo con que Rubén
vaya a la mina, pero, ¿qué puedo hacer? Estoy sola en
esto. Muchas veces él y otros chicos entran ahí en vano;
no sacan lo que buscan. Y es muy peligroso.
Yo quiero que mi hijo estudie. Él va a la mina en
vacaciones. A veces también en época de clases, porque
su papá también va”.
CECILIA MOLINA
Experta en trabajo infantil minero,
Centro de Promoción Minera en LLallagua
“Eliminar el trabajo infantil en las actuales circunstancias es
muy difícil, entonces por lo menos hay que reducir el número
de niños que están en esas actividades, y, en el caso de los
adolescentes, por lo menos reducir sus horas de trabajo.
Lo que se necesita es una política de reactivación de la
minería en la que se norme el ingreso de adolescentes y
niños. El plan del gobierno recién incluyó un pequeño párrafo
titulado: Erradicación del trabajo infantil minero. Sin
embargo, mientras no se haga incidencia política es difícil, ya
que los cooperativistas son dueños de sus medios de
producción y no se establece la relación obrero-patronal,
entonces no se puede intervenir. Los mismos chicos dicen:
“Si usted me dice que no trabaje, entonces ofrézcame una
alternativa, porque necesito comer”.
TOMÁS QUIROZ
Exviceministro de Cooperativas
“En el caso del sector minero, el trabajo infantil es algo que se ve a
diario. El Ministerio de Trabajo está tratando de que las empresas
cumplan con las normas laborales y mejoren las condiciones de los
niños. Muchas cooperativas han mejorado las condiciones, pero
otras no, y todavía no se apegan a las normas laborales.
También se está tratando de coordinar con los municipios. En Potosí,
se está tratando de que funcione un Consejo Nacional de Minería y
Consejos Departamentales donde se analicen aspectos como la
contaminación de los ríos y las condiciones de trabajo de la mujer y
del niño.
Finalmente, el Ministerio está intentando crear un Fondo de
Inversión Minera para financiar a las empresas que quieren satisfacer
estas metas”.
8
Definiciones y conceptos básicos
•
Entendemos por niño o niña “todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley
que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.”1
•
Peores formas de trabajo infantil, según el Convenio 1822 de la OIT:
a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la
servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento
forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados;
b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o
actuaciones pornográficas;
c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la
producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes, y
d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud,
la seguridad o la moralidad de los niños.
•
Explotación infantil
Comprende a todos los niños y niñas menores de 12 años que desempeñan cualquier actividad económica, los
niños y niñas de edades comprendidas entre los 12 y los 14 años que realizan trabajos peligrosos, y todos los
niños y niñas que son víctimas de las peores formas de trabajo infantil.3
•
Explotación sexual comercial
La explotación sexual comercial de la niñez es una violación fundamental de los derechos de la niñez. Abarca el
abuso sexual por parte del adulto, y remuneración en dinero o en especie para el niño o para una tercera
persona o personas. El niño(a) es tratado como objeto sexual y como mercancía. La explotación sexual
comercial de la niñez constituye una forma de coerción y violencia contra ésta, equivale al trabajo forzado y
constituye una forma contemporánea de esclavitud.4
•
Trabajo
Conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o que
satisfacen las necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos.5
•
Trabajo Infantil –explotador- de niños, niñas y adolescentes
El trabajo infantil –explotador- suele ser definido como aquel trabajo que priva a los niños, niñas o adolescentes
de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es nocivo para su desarrollo físico y mental.6
De todos modos, cabe aclarar que no todas las formas de trabajo infantil son iguales, ni exploradoras, ni nocivas
para el desarrollo de la niñez.
1
2
3
4
Convención de Derechos del Niño, artículo 1
Convenio sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación
http: www.unicef.org
Declaración y Agenda para la Acción del Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de la Niñez, 1996, Estocolmo, Suecia, en
http://www.ecpat.net/es/CSEC/faq/faq1.asp
5 http://www.ilo.org/public/libdoc/ILO-Thesaurus/spanish/tr2454.htm
6 Extraída de: Guía Práctica para Parlamentarios, Número 3-2002, Erradicar las peores formas de Trabajo Infantil, Guía para implementar el convenio núm. 182 de
la OIT
9
Sobre el trabajo infantil –explotador•
7
Algunas características:
a) Se da a más temprana edad en el campo que en la ciudad
b) El 80% de los niños y niñas trabajan en la economía informal
c) El trabajo les impide ir a la escuela o les limita el rendimiento escolar
•
Las condiciones:
a) Jornadas Laborales superiores a los límites máximos establecidos por las legislaciones nacionales para un
trabajador adulto.
b) Ingresos Inferiores: El 90% de los niños y niñas trabajadores entre los 10 y 14 años perciben una
remuneración igual o menor que el salario mínimo, es decir, alrededor de un 20% menos de lo que gana un
adulto con 7 años de escolaridad, incluso salarios inferiores, o se les paga en especie.
c) Derechos laborales inexistentes
d) Empleos precarios.
•
Causas:
a) Pobreza
b) Violencia Intrafamiliar
c) Patrones culturales y sociales
•
Consecuencias del trabajo infantil en todos los niveles:
Sociales y morales:
a) Profundiza la desigualdad
b) Viola los derechos humanos fundamentales de la infancia y la adolescencia
c) Pérdida de la autoestima, problemas de adaptación social y traumas
Físicas y psíquicas:
d) Enfermedades crónicas
e) Dependencia de fármacos
f)
Abusos físicos y psíquicos
7 OIT http://www.oit.org.pe/ipec/pagina.php?pagina=156
10
Económicas:
g) La pérdida promedio de 2 años de escolaridad a largo plazo significa un 20% menos de salario durante toda
su vida adulta
h) Pérdida de poder adquisitivo del mercado nacional
i) La pérdida de años de educación se traduce en una calidad inferior del capital humano disponible en una
sociedad.
Postura de Visión Mundial sobre el tema del trabajo infantil8
La experiencia de Visión Mundial por su trabajo en países en desarrollo entre las personas más marginadas nos
indica que los niños seguirán trabajando hasta que haya alternativas viables y sostenibles para toda la familia y la
comunidad. Si hacemos caso omiso de esto, ponemos en peligro a los niños y niñas. En un mundo caracterizado
cada día más por una pobreza arraigada y por desigualdades entre ricos y pobres, el trabajo es una realidad para
muchos niños y niñas.
Basada en esto, Visión Mundial se esfuerza por abolir las formas más extremas y peligrosas de trabajo (explotación)
infantil, tales como prostitución infantil, trabajo esclavo, cualquier trabajo que involucre a niños muy pequeños y
cualquier trabajo que sea peligroso para la salud física, emocional o espiritual de los niños y niñas.
Visión Mundial ha sido testigo de primera mano de los resultados devastadores que pueden producirse cuando se
intenta erradicar en forma inmediata todo el trabajo infantil. Junto con el reconocimiento del problema evidente del
trabajo infantil explotador, las organizaciones no gubernamentales, los gobiernos y las empresas deben evitar la
tentación automática pero comprensible de exigir la prohibición instantánea del trabajo infantil. Medidas bien
intencionadas pueden tener consecuencias desastrosas, por lo que Visión Mundial no apoya la intervención punitiva,
ni los boicots de consumidores o las sanciones. En vez de ello Visión Mundial ha defendido una y otra vez un
enfoque de varias vías, a saber:
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Acabar rápidamente con las peores formas de trabajo infantil
Convencer a los patronos del sector formal que mejoren las condiciones y acorten la cantidad de horas
Establecer alternativas de ingresos para las familias
Mejorar el acceso a una educación de buena calidad y adecuada
Enfrentar los impedimentos estructurales que generan y ahondan la pobreza.
Estos cambios son sólo posibles si se procura introducir cambios estructurales a largo plazo
Las causas subyacentes del trabajo infantil son básicamente estructurales: pobreza generalizada, enorme
desigualdad, educación deficiente o inadecuada, malnutrición, estructuras de las economías de los países, pautas de
consumo, y marcos de políticas macroeconómicas.
Esto no quiere decir que la pobreza conduzca automáticamente a que los niños y niñas en situación de pobreza
ingresen a la fuerza de trabajo, pero sí crea las condiciones que hacen que resulte más probable. En realidad, las
razones por las que se prefieren los niños trabajadores pueden ser de índole no económica. Los niños están menos al
tanto de sus derechos y son más fáciles de explotar.
Donde los niños y niñas se ven obligados a trabajar para subsistir, sus intereses pueden protegerse mejor si se
estimula a los patronos a acabar con prácticas explotadoras. Esta clase de enfoque de transición saca a los niños del
trabajo explotador para que ingresen al no explotador. Esta estrategia conlleva la aplicación de condiciones
adecuadas de salud y seguridad dentro de los ambientes de trabajo, horas adecuadas, nutrición y provisión de
educación y capacitación en destrezas.
8 Por Melanie Gow- Oficina de Política y Campañas, Departamento de Política y Advocacy, Visión Mundial Australia. Año 2000.
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La prevención, eliminación y rehabilitación deberían ser las tres columnas de cualquier estrategia para eliminar el
trabajo infantil explotador. De estas, la prevención puede ser la más difícil, ya que abarca soluciones a largo plazo
basadas en la familia y la comunidad, en el ámbito nacional e internacional.
¿Está la respuesta en la educación?
Una de las claves tanto para la prevención como para el remedio del trabajo infantil explotador es la educación. La
educación sola no es suficiente para acabar con el abuso de los niños, pero como parte de un programa más amplio
que busca disminuir la pobreza y las otras presiones que empujan a los niños a trabajar, es fundamental.
Para que la educación sea efectiva en combatir el trabajo infantil, debe ser obligatoria, permitir un acceso igual a
niños y niñas, ser de alta calidad, pertinente, gratuita, y realistamente flexible - que permita tomar en cuenta las
estaciones agrícolas y sus necesidades conexas para las familias que trabaja en agricultura.
En áreas con índices elevados de trabajo infantil y tasas elevadas de deserción en la escuela secundaria, a menudo se
descubre que la educación es de bajo nivel. Una educación inadecuada puede, sin quererlo, forzar a los niños a ir a
trabajar, ya que trabajando pueden aprender destrezas y tener un ingreso.
Es posible erradicar el trabajo infantil. A corto plazo deberíamos esforzarnos por erradicar las formas más extremas
de trabajo explotador. A mediano y largo plazo, los gobiernos, consumidores, grupos de derechos de niños y niñas
trabajadores, deberían aunar esfuerzos para asegurar que todos los niños y niñas tengan la oportunidad desarrollar
su potencial y satisfacer sus necesidades y derechos humanos fundamentales.
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