A_P MAGAZINE 16 PSOE ¿Y AHORA QUÉ? ¿QUÉ PRETENDEN RAJOY E IGLESIAS? CALMA, PERO EL TIEMPO APREMIA EL REY Y LA INVESTIDURA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DESCENTRALIZACIÓN Y NUEVAS FORMAS DE GOBERNANZA EN EUROPA MÁS ALLÁ DEL NIÑO DE BESCANSA Enero 2016 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 NUEVA POLÍTICA Firmado por: Eduard Roig Molés el Domingo 24 enero 2016 PSOE ¿Y AHORA QUÉ? Tras el giro de Podemos y la decisión de Rajoy de renunciar a ser el primer candidato en intentar la investidura, la opción de un pacto de izquierdas se ha convertido, por el momento, en el centro de la discusión política, siempre que el Comité Federal del PSOE acepte seguir explorando esa senda. Las razones del Pacto Un pacto de coalición entre PSOE y Podemos sería probablemente el resultado de la voluntad común a ambas formaciones de evitar elecciones anticipadas por los efectos imprevisibles sobre sus respectivos apoyos electorales (una probable caída del PSOE; un aumento menos sustantivo de lo pronosticado para Podemos; en conjunto, un retroceso de la suma parlamentaria de ambos) pero sobre todo por sus efectos internos en cada fuerza, debilitando a sus actuales líderes “federales” en beneficio de los correspondientes líderes y corrientes territoriales. Para la dirección actual del PSOE, el acuerdo sería su única opción de supervivencia interna. Además, el acceso al gobierno y el acercamiento a una fuerza nueva como Podemos aparecerían como la mejor baza para crecer en los territorios en que el PSOE ha perdido más apoyos (reforzando así a la dirección federal frente a los “barones” críticos), con el objetivo de recuperar electorado de Podemos (y de Ciudadanos, en parte) en el medio plazo. Para Podemos, el acceso al gobierno significaría alcanzar definitivamente el estatuto de fuerza política central, le permitiría disputar el electorado del PSOE menos proclive al cuestionamiento del sistema y concretaría algunas de sus reformas más emblemáticas, reforzando así su vínculo con sus nuevos votantes. Aunque, ciertamente, también significaría renunciar por ahora al “sorpasso” inmediato del PSOE y apostar por seguir ganando terreno a medio plazo en su particular batalla por segmentos concretos del electorado. Agenda Pública 1/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 Y, naturalmente, para ambas fuerzas, el acceso al Gobierno permitiría realizar parte de sus programas, aspecto que debiera ser central en la lucha política, por encima de las posibles evoluciones a medio y largo plazo en la relación de fuerzas. Esta concreción es la que debería determinar el contenido del eventual acuerdo de gobierno (o de legislatura) entre PSOE y Podemos, al margen ahora de un eventual reparto de Ministerios. Nueva o vieja política, los gobiernos o las mayorías deben tener como finalidad fundamental el desarrollo de un proyecto legislativo y administrativo. Por esa razón, las experiencias comparadas de coalición o pactos estables acostumbran a contar con un documento inicial claro y concreto de iniciativas que configuran el contenido del acuerdo y delimitan el compromiso de las partes. El contenido del Pacto Ese acuerdo, en el caso español, nacería con una limitación fundamental: ambas fuerzas deben renunciar a la reforma constitucional, propuesta estrella de sus programas. No hay reforma sin la participación del PP, tanto por su peso en el Congreso como por su dominio del Senado; y es por completo improbable que un PP que es fuerza mayoritaria y se ve relegado a la oposición asuma entrar en la discusión de la reforma constitucional. Sin duda, algunas de las reformas podrán introducirse por la vía legislativa ordinaria (a lo que nos referiremos de inmediato), pero no las fundamentales y, desde luego, sin la virtualidad integradora y la garantía de un texto constitucional pactado. Se renuncia así por ahora a la reforma del modelo territorial como opción de resolución de la crisis política catalana, pero también a los elementos clave de la reforma electoral (que pasa ineludiblemente por la modificación de la provincia como circunscripción electoral única y exige políticamente un acuerdo con el PP) y de la reforma institucional en la línea de reducción del peso de los partidos (en el TC, en el CGPJ, etc.) o, incluso, de cuestionamiento de la Monarquía. Pero, en cambio, el acuerdo podría desplegar una gran efectividad en el ámbito de las reformas legislativas y de la actuación presupuestaria: la revisión o reversión de las grandes reformas del PP (laboral, sanitaria, educativa, en materia de justicia, en el desarrollo de derechos y libertades …), el desarrollo de nuevos ámbitos de acción social o el refuerzo de los debilitados en los últimos años (actuaciones en materia de vivienda, lucha contra la pobreza, dependencia, etc.), el descubrimiento e impulso de nuevos ámbitos de desarrollo económico (¿volveremos al impulso de las energías renovables o de los sectores de servicios sociales?, ¿se plantearán realmente nuevas opciones de crecimiento económico? ¿se concretará la atención especial a la calidad del empleo o al empleo juvenil?) o las reformas institucionales que no necesitan modificar la Constitución (el protagonismo del Parlamento, la transparencia, la llamada “regeneración” institucional, el refuerzo de la función pública…). El listado de ámbitos de común interés es amplio y sugiere numerosos puntos de acuerdo, si existe voluntad de alcanzarlo. Una atención especial merecería la cuestión territorial, tanto por su protagonismo político en los últimos meses como por la especial posición “confederal” del grupo parlamentario de Podemos. La renuncia a la reforma constitucional sí es aquí muy relevante, pero existen dos vías de actuación infraconstitucional de especial interés: por un lado la financiación autonómica (y, en general, la discusión sobre la financiación del sector público, tan vinculada con la política de impulso económico); y por otro la discusión (a medio plazo y ante el cierre de la vía de reforma constitucional) de un eventual referéndum consultivo en alguna de las modalidades (polémicamente) posibles: en Cataluña o en toda España, sobre la independencia o sobre una reforma del modelo territorial general, con o sin previa modificación de la ley orgánica de modalidades del referéndum… El bloqueo de la reforma constitucional por el PP abriría así paradójicamente la vía para la cuestión más polémica de esa reforma: la consulta territorial. Todo ello al margen del desarrollo escénico de un debate de reforma constitucional condenado al fracaso, pero impulsado y abierto de inmediato para reforzar la imagen de inmovilismo y cierre del PP y justificar otras actuaciones legislativas infraconstitucionales (como la consulta antes citada). La reforma constitucional dejaría de ser un instrumento de consenso para convertirse, aun más, en instrumento de enfrentamiento y lucha partidista. Un acuerdo de gobierno (o de apoyo parlamentario) es, pues, posible y con numerosos ámbitos compartidos. Pero el pacto (y el nuevo gobierno) deberían sobrevivir en un contexto amenazado constantemente por tres elementos vitales: la (in)estabilidad parlamentaria derivada de la solidez del propio pacto (y las expectativas electorales de PSOE y Podemos) y de la conducta de otros partidos necesarios para alcanzar la mayoría en el Congreso; la (in)estabilidad económica cifrada en la absoluta necesidad de mantener la confianza de los mercados y para acceder a la deuda, con sus contrapartidas políticas y presupuestarias, de difícil asunción para determinadas posiciones de Podemos (y del propio PSOE); y la necesaria colaboración de la Unión Europea, clave para mantener esa estabilidad económica, y Agenda Pública 2/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 vinculada al mantenimiento del esfuerzo de consolidación fiscal de los últimos años. Sin contar con estos tres elementos, cualquier gobierno en España se enfrenta a un día a día agobiante y a un final inmediato y con consecuencias desastrosas para las fuerzas políticas afectadas. Ése es el núcleo auténticamente difícil y absolutamente central en un eventual acuerdo: la aceptación de la necesidad prioritaria de garantizar la estabilidad en los tres frentes citados; y las cesiones (de ambas fuerzas) que sean necesarias para ello. ¿Gobierno de coalición o pacto de legislatura? En este contexto cobra interés la opción entre gobierno de coalición o gobierno minoritario asentado en un pacto de legislatura. La segunda ha sido la alternativa que hasta ahora parecía más probable ante la negativa de Podemos a entrar en un gobierno presidido por el PSOE. Sin descartar que esa opción vuelva a plantearse en unos días, el cambio de actitud de Podemos y su aceptación de un gobierno de coalición significa una cierta garantía de compromiso de estabilidad y corresponsabilidad en los frentes mencionados, aunque augure también un gobierno con mayores tensiones diarias y de funcionamiento mucho más complejo. La falta de experiencia española en gobiernos de coalición, la tensión de una mayoría parlamentaria exigua en el mejor de los casos, la debilidad interna de las direcciones de ambos partidos, la oposición probablemente férrea del PP y la persistente crisis económica y social no son el mejor contexto para ensayar el gobierno de coalición. La alternativa fundamental sigue siendo un gobierno socialista minoritario investido con el apoyo estable de Podemos, más cohesionado internamente aunque más débil en el Parlamento, abierto a “infidelidades” más o menos puntuales con Ciudadanos y a posibilidades de distanciamiento y crítica más fuerte por parte de Podemos y, sobre todo, que se mueva con mayor facilidad en los escenarios económicos y de la Unión Europea; se trata de una opción más fácilmente aceptable para buena parte del PSOE, pero se ignora si lo es también para Podemos, que debería aceptar la dinámica de cesión, concreción de medidas y corresponsabilidad propia de un pacto político. ¿Dónde queda Ciudadanos? La nueva dinámica política derivada de los pasos de Pablo Iglesias y Mariano Rajoy tiene una inmediata finalidad común: alejar al PSOE de una dinámica de acuerdo con Ciudadanos. De ahí la inmediata respuesta del PSOE en la línea contraria, al menos en un primer momento, pues en esa posibilidad de acuerdo está la fortaleza del PSOE frente a PP y Podemos. Y ésa es la incógnita fundamental de los próximos días: ¿podrá el PSOE mantener los puentes con Ciudadanos en un contexto de negociación con Podemos? ¿aceptará Podemos esa opción; o conseguirá alejar al PSOE de Ciudadanos con sus ofertas de gobierno? Este artículo ha sido elaborado con la colaboración de Juan Rodríguez Agenda Pública 3/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 NUEVA POLÍTICA Firmado por: Eduard Roig Molés el Sábado 23 enero 2016 ¿QUÉ PRETENDEN RAJOY E IGLESIAS? La semana en la que Pedro Sánchez consigue persuadir a buena parte de la opinión pública de que es el candidato posible, incluso probable, a la presidencia del Gobierno, sus dos principales adversarios le han tomado la palabra y ponen a prueba la solidez de sus planteamientos. La propuesta de Iglesias y la decisión de Rajoy obligan al PSOE a dar el siguiente paso. Tanto Podemos como el PP asumen riesgos en sus nuevas posiciones, porque rectifican lo que habían venido sosteniendo hasta el momento. Pero en ambos casos han realizado un giro inteligentemente contradictorio, porque cediéndole voluntariamente la iniciativa a Pedro Sánchez, tratan de sustraérsela. La decisión de Rajoy El Presidente Rajoy parece empeñado en ser fiel a su imagen: su declaración de ayer ha removido el proceso de formación de gobierno, precisamente desde la renuncia a actuar. Por primera vez en nuestra democracia (y no debe haber muchos ejemplos comparados), la persona a quien el Rey propone formar gobierno declina esa propuesta y, desde su renuncia a proponer un programa, parece alterar por completo el guión preparado para estos días. La finalidad de esta decisión de renuncia, enfáticamente momentánea, es múltiple: evita en primer lugar la escenificación de una derrota inicial en el Congreso que pondría en evidencia la soledad del PP en estos momentos; sitúa al PSOE y a su Secretario General ante ese mismo escenario de derrota inicial; reduce y precipita el tiempo de que PSOE y Podemos disponían para desarrollar un proceso de decantación de su acuerdo (un ritmo que estaba mostrando su efectividad en las pasadas semanas); dificulta enormemente el entendimiento (al menos por ahora) con Ciudadanos, situado claramente ante el escenario de un gobierno de izquierdas y rupturista sin la excusa de la incapacidad del PP para alcanzar la mayoría; y, finalmente, facilita eventuales movimientos de crisis interna en el PSOE tras un eventual fracaso de la primera tentativa de acuerdo con Podemos liderada por Pedro Sánchez. Pero toda decisión, incluso la de no actuar, conlleva costes y riesgos. Y éstos no son pocos en el presente caso: Rajoy daña sus valores tradicionales de seriedad y responsabilidad, refuerza la crítica de falta de programa y de iniciativa política, cuestiona por intereses de partido la propuesta de quién tiene la responsabilidad de proponer candidato a quién considere mejor situado (pues no ha conseguido convencer al Rey, sino que ha rechazado su propuesta) y la presión a la que somete a PSOE y Podemos es también un impulso externo al acuerdo entre estas dos fuerzas y una Agenda Pública 4/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 oportunidad para que ambas presenten públicamente sus líneas de acuerdo y de actuación. Y, por último, la maniobra resitúa los tiempos de cada uno de los candidatos, pero no evita, sino que subraya, la soledad del PP a la vez que tampoco descarta que tras un primer fracaso del acuerdo PSOE-Podemos y de una subsiguiente propuesta del PP, pueda volver a plantearse una nueva opción para Pedro Sánchez, con otras mayorías o con acuerdos finales alcanzados in extremis. Los elementos clave de número de diputados y posibilidades de entendimiento entre partidos son los que son, y no los altera ni los limita el orden de presentación de propuestas. El giro de Podemos El anuncio de Podemos significa una rectificación de su postura mantenida hasta las elecciones de no entrar en un gobierno con el PSOE, y que había matizado tras el 20-D, supeditando cualquier acuerdo de legislatura a un referéndum en Cataluña. Ambas posturas le habían situado en una incómoda posición negociadora, que Pedro Sánchez estaba aprovechando: ¿prefería Podemos un gobierno del PP o unas elecciones anticipadas antes que explorar un pacto de izquierdas? ¿supeditaba la agenda social a las reclamaciones nacionales de sus aliados catalanes? Sin disipar completamente estas dos sombras de sospecha, el giro de Iglesias abre posibilidades reales a un pacto de izquierdas con el PSOE. Además, con ello pone el foco sobre lo que une a Podemos y sus aliados, tratando de superar las divisiones internas manifestadas durante el proceso de formación de grupos parlamentarios. Sin embargo, la forma y el contenido de la propuesta planteada ayer en el Congreso sugieren más un movimiento táctico que un cambio estratégico en Podemos. Al concretar la distribución de cargos, la configuración de carteras ministeriales, nombres de ministrables para ocuparlas y primeras medidas está recortando tanto el margen de maniobra en un supuesto proceso de negociación interna con el PSOE como la autoridad del eventual nuevo presidente del gobierno. Al mencionar de nuevo, y con displicencia, las divisiones internas en su supuesto socio de coalición, identificando incluso posibles interlocutores en el PSOE, socava aún más la posición de los dirigentes socialistas favorables al pacto y favorece aquellos que se oponen a una coalición de izquierdas. En estas circunstancias, la propuesta de Podemos (y supuestamente aceptada por IU) trata de recuperar una posición ganadora, en la que se refuerza su perfil de partido dispuesto a gobernar, al tiempo que se debilitan las opciones reales de su adversario, al que traslada la presión. El éxito de este giro de Podemos se confirmaría si los sectores críticos con Sánchez lo utilizaran como argumento para cerrar definitivamente las opciones de un pacto de izquierdas. Con ello, el PSOE estaría asumiendo de facto la responsabilidad de este fracaso ante su propio electorado. Por el contrario, si a pesar del desdén que incorpora la propuesta, el PSOE tomara el guante lanzado con una fuerte enmienda a los planteamientos de Iglesias, reforzando la posición de Sánchez, el escenario de un pacto de izquierdas ganaría mayor credibilidad y obligaría a Podemos a actualizar su propuesta. La propuesta del Rey Ante la nueva situación, el Rey parece ya haber optado por diferir la propuesta y abrir una nueva ronda de contactos , lo que implica un tiempo suplementario de negociación para PSOE y Podemos que podría prolongarse algunas semanas; la decisión sobre ese plazo y sobre la eventual propuesta (con acuerdo o incluso sin él) de Pedro Sánchez son el único y escaso margen que nuestro sistema reconoce al monarca, como aunque la actuación del Presidente Rajoy reduce aún más ese margen pues pone de manifiesto que la persona a quién el rey pretende proponer puede incidir en el momento de la propuesta, reclamando un tiempo para el acuerdo que, por el momento, no parece maduro. En cualquier caso, y a falta de nuevos acontecimientos, el pacto PSOE-Podemos pasa a convertirse en la primera opción que deberá explorarse de cara a la investidura. A pesar del efecto político generado por la decisión de Rajoy y el giro de Podemos, ambos son piezas de un proceso de negociación que acaba de iniciarse y puede prolongarse pasando por muy diversas alternativas. Las cartas se repartieron el día 20 de diciembre y es bueno recordar que ninguna declaración ni movimiento táctico alterará el reparto de fuerzas resultante de las elecciones y sus prioridades; pero el rumbo que tome el proceso y la concreción de las muchas posibilidades abiertas dependerá de la cohesión de cada partido y de la solidez de sus líderes para jugar Agenda Pública 5/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 la partida. Este artículo ha sido elaborado con la colaboración de Juan Rodríguez Agenda Pública 6/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 AGENDA GLOBAL Firmado por: Ramon Xifre el Jueves 21 enero 2016 CALMA, PERO EL TIEMPO APREMIA Este comienzo de 2016 está siendo uno de los peores para las bolsas. Las caídas son importantes en España, en la mayoría de mercados europeos, en Estados Unidos, en China y en otros mercados. Los que tienen experiencia en los mercados financieros saben que los intentos de explicar cuáles son las causas de las subidas o bajadas suelen ser en vano. Como mucho, se pueden mencionar ciertos datos de contexto que aportan una luz parcial para entender por qué pasa lo que pasa. Pero no hay ninguna manera de saber, precisa y exactamente, por qué las bolsas bajaron ayer y, mucho menos, no hay ninguna base para poder prever qué pasará hoy o mañana. ¿Cuáles son los elementos del contexto que forman una parte del puzle? Los principales son la caída de los precios del petróleo, y de las materias primas en general, dudas importantes sobre el futuro económico de China, y expectativas frustradas de crecimiento en diversas economías. Con todo, como advierte Mohamed A. El-Erian, experto en mercados financieros, ninguno de estos factores, ni aisladamente ni tomados conjuntamente, pueden explicar la volatilidad y turbulencias actuales. Estos factores de contexto se superponen, se añaden, a movimientos de fondo. El principal de ellos es el cambio en el papel de los bancos centrales. Por diversas razones, distintas en cada parte del mundo, cada vez se podrá contar menos con ellos para que absorban la volatilidad de los mercados financieros. En el caso de los Estados Unidos, después de darle muchas vueltas, han decidido que hay motivos de peso para dar por terminado el periodo de intervenciones “extraordinarias” en la economía y empezar a subir los tipos de interés. En el caso de la Unión Europea, la situación económica está menos clara y con panoramas bastante distintos según el país. Además, cada país de la UE tiene una agenda y dinámica política propias, lo cual en general dificulta la coordinación efectiva. ¿Qué hacer? Conviene mantener la calma ya que no hay señales de que estemos entrando en un túnel como el de 2008. Además, sobre muchos de los factores de contexto no tenemos la más mínima posibilidad de influencia. En algunos casos, como la corrección en China, lo que está pasando se veía venir y, probablemente, sea una buena noticia. Deberíamos concentrarnos en aquello que depende de nosotros. Esta época tumultuosa en los mercados financieros llega cuando el timón político aún no ha fijado rumbo: el Gobierno de España no se ha constituido y el Gobierno de la Generalitat se acaba de estrenar con la aparente intención de autoextinguirse en 18 meses. No hay tiempo que perder. Con toda seguridad superaremos estas turbulencias financieras, pero las alarmas que se encienden estos días deberían servir para recordarnos, especialmente a los políticos, que la recuperación sigue siendo débil e incierta, con muchos puntos débiles entre los que sigue Agenda Pública 7/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 sobresaliendo el paro. Los políticos, nuevos y viejos, pueden distraerse con sus declaraciones y sus gestos, pero alguien tiene que empezar a gobernar. Agenda Pública 8/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 NUEVA POLÍTICA Firmado por: Joan Vintró el Jueves 21 enero 2016 EL REY Y LA INVESTIDURA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO La Constitución española establece una modalidad de sistema parlamentario en la que el Presidente del Gobierno, antes de su nombramiento como tal, debe recibir de forma expresa la confianza del Congreso de los Diputados. Esta confianza parlamentaria se concede por mayoría absoluta en primera votación o por mayoría simple en segunda votación. Si en el plazo de dos meses desde la primera votación de investidura el Congreso no otorga la confianza a un Presidente del Gobierno, las dos Cámaras de las Cortes quedan automáticamente disueltas y se deben convocar nuevas elecciones. A la vista de la actual composición del Congreso de los Diputados tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015, en la que puede observarse una notable fragmentación política y la ausencia de un partido con mayoría absoluta, adquiere lógicamente un relevante protagonismo el procedimiento de la investidura parlamentaria del Presidente del Gobierno. Dicho procedimiento está regulado por el artículo 99 del texto constitucional y en el cumplimiento del mismo el Rey debe ejercer unas atribuciones cuyo alcance constituye el objeto de estas líneas. Estas facultades del Monarca son la celebración de consultas con los representantes parlamentarios y la propuesta de un candidato a la Presidencia del Gobierno. En aplicación del citado precepto constitucional el primer trámite que debe cumplir el Rey, apoyado en la tarea preparatoria desplegada por el Presidente del Congreso, es la realización de consultas “con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria”. La finalidad de las consultas es proporcionar al Rey la información sobre el cuadro político-partidista del Congreso de los Diputados al objeto de que el Monarca pueda proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno susceptible de obtener la investidura de dicha Cámara. Este sentido de las consultas determina que sean llamadas a ellas todas las fuerzas políticas -partidos en sentido estricto, coaliciones electorales, federaciones de partidos- que hayan obtenido por lo menos un escaño en el Congreso de los Diputados e independientemente, por lo tanto, de que estén en condiciones o no de disponer de grupo parlamentario propio. Siguiendo algún precedente anterior, la confección de la lista de las consultas regias en enero de 2016 permite constatar que son consultados también los grupos políticos de carácter territorial específico (por ejemplo, Nueva Canarias, Foro Asturias, Unión del Pueblo Navarro, En Comú, En Marea y Compromís) coaligados con formaciones de ámbito estatal (PSOE en el primer caso, PP en los dos siguientes, y Podemos en los restantes). Como es obvio, las consultas regias pueden tener una mayor significación política cuando ningún grupo dispone de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Hasta el momento, sin embargo, este trámite ha tenido en toda Agenda Pública 9/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 circunstancia un carácter fundamentalmente protocolario y se ha desarrollado en una sola ronda. Ello se debe a que o bien las mayorías parlamentarias han quedado claras tras las elecciones, o bien las fuerzas políticas han tejido sus acuerdos parlamentarios para la investidura al margen de las consultas del Rey. ¿Sería posible en un contexto político como el actual, en el que por ahora no aparece con claridad una posible mayoría parlamentaria de Gobierno, que el Rey desplegara a través de las consultas una discreta labor de aproximación entre las fuerzas políticas? Un sector de la doctrina constitucionalista (entre otros, Aguiar, Garrorrena, Revenga y Porras Ramírez) así lo ha apuntado en el plano teórico precisando que en todo caso el Monarca debe preservar plenamente su neutralidad institucional. Sin descartar esta última posibilidad, a nuestro juicio el Rey podría jugar con el factor tiempo, retrasar la formulación de la propuesta de candidato a Presidente del Gobierno, no sometida a plazo ninguno por la Constitución, y facilitar indirectamente la continuación de las negociaciones entre las fuerzas políticas. La propuesta de candidato llegaría más tarde sin excluir previamente la eventualidad de una segunda ronda de consultas, supuesto no previsto pero tampoco prohibido por el texto constitucional. Una vez concluidas las consultas, el Rey, con el refrendo del Presidente del Congreso, debe proponer a la Cámara un candidato a la Presidencia del Gobierno. Este candidato no debe ser necesariamente diputado aunque hasta la fecha siempre ha ostentado esta condición. Como acaba de señalarse, el texto constitucional no establece plazo para el ejercicio de esta facultad, aunque en la práctica el Monarca lo ha llevado a cabo siempre de modo inmediato, salvo en 1981 en que transcurrieron cuatro días entre el final de las consultas y la propuesta de candidato. Cuando la situación política no reviste especial complejidad es coherente que la propuesta de candidato se realice tan pronto como las consultas han concluido. En cambio, si las circunstancias políticas son más enrevesadas, la ausencia de plazo puede permitir al Rey retrasar un tiempo prudencial la propuesta de candidato para tratar de asegurar que la misma obtenga el apoyo parlamentario. En 1996 se especuló con esta posibilidad ya que al término de las consultas las negociaciones entre las fuerzas políticas todavía no habían alumbrado una mayoría parlamentaria para la investidura, pero el Monarca comunicó el nombre del candidato (José María Aznar) de forma inmediata. Ello dio lugar a una situación inicialmente un tanto incómoda que, sin embargo, acabó satisfactoriamente merced, entre otros factores, al hecho de que tampoco existe plazo taxativo entre la propuesta de candidato y la celebración del pleno de investidura. En definitiva, entre la propuesta de candidato y la investidura parlamentaria pasaron más de dos semanas de intensas negociaciones políticas. Todos estos elementos son datos a no perder de vista en el presente contexto político. Por lo que respecta al contenido de la propuesta, el margen de maniobra del Rey es prácticamente inexistente ya que está constitucionalmente obligado a presentar como candidato a Presidente del Gobierno a la persona con más posibilidades de obtener la investidura del Congreso. Así, tres son los escenarios que en circunstancias normales pueden darse: en caso de mayoría absoluta de una fuerza política, el Rey no tiene otra opción que proponer como candidato al líder de la misma; en ausencia de mayoría absoluta, si los grupos políticos le expresan al Monarca en las consultas el apoyo mayoritario a un determinado dirigente político, el Rey debe presentarlo como candidato, incluso aunque no pertenezca a la formación con más escaños en el Congreso; en ausencia de mayoría absoluta y de consenso parlamentario previo en torno a un determinado candidato, el Rey debe proponer como primera opción al líder de la fuerza política con más escaños en el Congreso. De acuerdo con la actual composición del Congreso, el primer escenario queda descartado, el segundo podría ser protagonizado por Mariano Rajoy o por Pedro Sánchez y el tercero por Mariano Rajoy. Todo ello sin excluir la aparición a última hora de ”tapados” de una u otra fuerza política, como se ha puesto de relieve con ocasión de la reciente investidura del Presidente de la Generalidad de Cataluña. Agenda Pública 10/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 Si el candidato propuesto por el Rey no obtiene la confianza del Congreso, el procedimiento descrito anteriormente se debe reiniciar en los mismos términos para llegar a la formulación de nuevas propuestas. No está constitucionalmente excluida la posibilidad de la reiteración de un candidato y, por lo tanto, a nuestro juicio cabe admitirla. Esta situación de fracaso en la investidura del candidato propuesto por el Rey todavía no se ha dado en España y, caso de producirse en términos excepcionalmente agudos de bloqueo parlamentario, algún sector doctrinal (por ejemplo, Porras Ramírez) apunta que el artículo 99 CE confiere al Rey un cierto poder de reserva destinado a la búsqueda activa del acuerdo entre las fuerzas políticas y de un candidato susceptible de lograr la investidura del Congreso. Sea como fuere, en toda circunstancia la propuesta de candidato debe ser refrendada por el Presidente del Congreso y, atendiendo al desarrollo del debate constituyente en este punto, el refrendo en este caso no puede ser entendido como meramente certificante sino como un control material. En otras palabras, el Presidente del Congreso puede negar el refrendo a una propuesta de candidato cuando apareciera como totalmente inviable derivar de la misma la investidura parlamentaria. Agenda Pública 11/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 PROYECTO EUROPEO Firmado por: Carlos Mascarell el Martes 19 enero 2016 DESCENTRALIZACIÓN Y NUEVAS FORMAS DE GOBERNANZA EN EUROPA Desde el inicio de la crisis financiera global y en un contexto en el que la creciente urbanización e integración de las áreas metropolitanas cuestiona los modelos clásicos de gobernanza (local, regional y central), muchos gobiernos locales y regionales se han tenido que adaptar a un nuevo contexto político y económico. En un marco de restricción presupuestaria a todos los niveles y según datos de la OCDE, más de la mitad de estados de la Unión Europea han llevado a cabo de manera forzosa o voluntaria y en mayor o menor profundidad; algún tipo de reforma de su estructura territorial. Sin embargo, parece difícil establecer un patrón claro sobre el carácter de las reformas que han tenido lugar en muchos estados europeos en los últimos años, y en qué casos, dichas reformas suponen una amenaza para la autonomía local y regional. En éste sentido, las reformas varían entre países de forma cualitativa, ya que en algunos casos podemos hablar de descentralización o desconcentración, mientras que en otros, de re-centralización, metropolización, regionalización o cooperación. Además de dichos procesos clásicos de reforma de la estructura territorial, nuevas formas de gobernanza han aparecido como respuesta a una estructura de gobernanza multinivel en transición, en la que se utilizan nuevos métodos de provisión de servicios y formas de gobierno territorial que van más allá de la noción legalista, compartimentada y formal de la gobernanza clásica. Una gobernanza más flexible y abierta por tanto, que está resultando en una cooperación vertical de las autoridades locales y regionales cada vez mayor con el gobierno central. Así como también horizontal, con otras autoridades públicas del mismo nivel y, transversal, con actores privados y de la sociedad civil. Agenda Pública 12/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 Entre otras, como bien apuntaba este informe del Congreso de Autoridades Locales y Regionales del Consejo de Europa hay diversas nuevas formas de gobernanza que predominan en la actualidad, tales como contratos entre distintos niveles de la administración; nuevas formas de participación ciudadana, así como acuerdos entre gobiernos locales y regionales con otros actores del sector privado y la sociedad civil o instrumentos para medir la gestión en la provisión de servicios. En algunos países, la necesidad de controlar el déficit y el gasto público, ha resultado en una gran presión hacia las autoridades locales y regionales, la cual en muchas ocasiones ha derivado en reformas territoriales forzosas o nuevas formas de gobernanza que buscan mayor eficiencia. Sin embargo, a pesar de que las autoridades locales y regionales europeas no han sido el nivel de gobierno que ha incurrido en mayores niveles de déficit y gasto (un 12% sobre el PIB de media) en proporción a sus competencias; la malentendida jerarquía entre administraciones ha provocado un ajuste proporcionalmente mayor en los niveles de gobierno más cercanos a la ciudadanía. Sin embargo, la percepción sobre la idoneidad de dichas reformas territoriales, así como sobre las nuevas formas de gobernanza mencionadas, varía entre estados. Para algunos son positivas porque abren las viejas estructuras de gobierno y gestión pública a nivel local y regional, permitiendo la puesta en común de recursos y conocimiento con nuevos actores, así como permitiendo una mayor variedad de visiones provenientes de la sociedad civil, el sector privado o la comunidad en la toma de decisiones públicas. Para otros, suponen una amenaza para la autonomía de autoridades locales y regionales ya que limitan la capacidad de acción de los representantes elegidos por la ciudadanía y dificultan la rendición de cuentas y asunción de responsabilidades bajo una red de estructuras de gobierno, acuerdos de cooperación y provisión de servicios cada vez más compleja y difusa. Nos encontramos ante un proceso de transición de la Gobernanza Multinivel, en la que lo privado y lo público, así como el shared-rule” y self-rule se mezclan y se confunden cada vez más, mientras que las estructuras intermedias (áreas metropolitanas), de cooperación pública (mancomunidades) y público-privada (contratos de provisión de servicios) cobran cada vez mayor importancia. La tendencia a la mancomunidad y cooperación en la provisión de servicios desde estructuras intermedias, con una legitimidad democrática inexistente o excesivamente indirecta por ejemplo, supone ciertos riesgos a la hora de medir el éxito y transparencia de los nuevos modelos de gobernanza y gestión territorial. Ante tal contexto, la pregunta clave que debemos hacernos es si dichas nuevas formas de gobernanza, así como las reformas en la estructura territorial de los distintos estados europeos son una alternativa a la centralización, la privatización en la provisión de servicios o la fusión de autoridades locales. Si bien parece claro que no hay una solución igual para todos los estados de la Unión Europea, hay una serie de principios que deben guiar los procesos de cambio en las estructuras territoriales de nuestros estados si queremos que tengan éxito. En éste sentido, las reformas deben garantizar el respeto a la Carta Europea de la Autonomía Local del Consejo de Europa. En primer lugar, respecto a su artículo 4, que garantiza el ejercicio pleno y completo de la autonomía local dentro de la ley en aquellas materias de su competencia, así como el principio de subsidiariedad, el cual garantiza la provisión de servicios de la forma más cercana posible a la ciudadanía. Autonomía, que no podrá verse limitada ni coartada en ningún caso fuera de la ley. Y en segundo lugar, respecto a su artículo 9, que garantiza la independencia financiera de las autoridades locales, así como la necesidad de dotarlas de los recursos necesarios para cumplir con sus competencias y obligaciones estipuladas por la ley. Por lo que respecta al artículo 4 y en concordancia con el espíritu del apartado 6, las reformas deben ser el resultado de un proceso de diálogo entre los distintos niveles de gobierno para que haya un sentimiento de apropiación que permita llevarlas a cabo con éxito. En ésta misma línea, las reformas territoriales y las nuevas formas de gobernanza no pueden ser utilizadas para reducir la autonomía local y regional, sino como una oportunidad para proveer servicios de forma más flexible, transparente y eficiente, garantizando al mismo tiempo, la autonomía política y la iniciativa de Agenda Pública 13/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 los gobiernos locales y regionales. Por lo que respecta al artículo 9 por su parte, el desempeño de nuevas competencias a nivel local, debe ir acompañado los recursos necesarios. Si bien determinadas competencias han sido trasladadas al nivel local o regional, en muchos estados europeos a lo largo de la última década, éstas no siempre han sido acompañadas de los mecanismos financieros necesarios que permitan la plena disposición de recursos materiales para cumplirlas. Las nuevas formas de gobernanza, tales como los presupuestos participativos, mecanismos de información y gobierno abiertos o participación digital, que flexibilizan, mejoran y acercan la toma de decisiones a la ciudadanía y a las nuevas generaciones, son también vitales para mejorar nuestras sociedades. Aquellas nuevas formas de gobernanza territorial que respetan la flexibilización, la transparencia, la complementariedad y la provisión de servicios de forma más eficiente, pero que al mismo tiempo respetan la autonomía de cada nivel, no duplican competencias e introducen mecanismos de rendición de cuentas, son las que mejor responderán a los retos de la gobernanza actual. Necesitamos por tanto, un análisis riguroso de las particularidades, (históricas, modelo de estado, competencias, nivel de arraigo de la ciudadanía al territorio, etc.) de cada país que permita encontrar soluciones a medida para cada caso en un contexto de gobernanza multinivel en transición, en el que la buena gestión del área metropolitana de Madrid, Paris, Barcelona o Manchester, tendrá cada vez una importancia más significativa respecto a los modelos clásicos de gobernanza. Agenda Pública 14/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 IMPACTO SOCIAL Firmado por: Máriam Martínez-Bascuñán el Martes 19 enero 2016 MÁS ALLÁ DEL NIÑO DE BESCANSA De la polémica creada por Bescansa estos días lo primero que tenemos que agradecer es el hecho de haber situado el debate sobre la socialización de los cuidados en el terreno de la discusión pública. El gesto puede ser discutible o mejorable, pero ha conseguido impactar con gran fuerza en ese espacio público que define lo que es político, lo que es importante o lo que hay que reducir a mera anécdota. Curioso que en estos momentos se proyecte en las salas de cine una película, “Sufragistas”, cuyo argumento central gira en torno a la posibilidad de encontrar un espacio que acapare toda la atención mediática para hacer visible una reivindicación, para forzar la atención sobre un tema con una trayectoria de protesta sorprendentemente larga porque el sufragio a favor de las mujeres no era una cuestión ni importante, ni urgente. Lo segundo que tenemos que agradecer es la posibilidad de cuestionar el supuesto pluralismo del debate público. Parecía que con la violencia de género habíamos aprendido sobre la importancia de introducir en ese espacio público temas relativos a relaciones personales de la vida cotidiana que a priori no tienen una lectura política. Que un hombre maltratara a su pareja hasta hace poco era una cuestión que debía mantenerse en la esfera íntima. El día de la constitución de las Cortes resultó paradójico observar que al mismo tiempo que el recién nombrado Presidente del Parlamento, Patxi López, pedía un pacto de estado sobre este asunto (reconociendo que “lo personal” puede ser “político”), otra gente era incapaz de hacer una lectura política en el gesto de Bescansa. Se dijo además, en tercer lugar, que el sitio para hacer la protesta no era apropiado. Los actos de protesta política son tales, precisamente, porque se hacen en lugares que en principio resultan “inapropiados”. De esta forma sacó a la luz los conflictos potenciales que surgen de las definiciones androcéntricas de los lugares de trabajo. Recordemos que el androcentrismo consiste en asumir socialmente que los patrones de vida de los hombres representan la norma de lo que tiene que ser el “comportamiento humano” y que por tanto, las mujeres, deben adaptarse a ellos. Desde esta perspectiva, existe también una definición androcéntrica del sujeto trabajador que asume que el trabajador normal es aquel que no se embaraza o que no amamanta a un niño. El principio de antimarginación esgrimido por una extensa bibliografía feminista habla de la necesidad de proveer de las condiciones necesarias para la participación de las mujeres en la vida pública, algo que incluye guarderías, socialización del cuidado de ancianos, o la posibilidad de dar el pecho a los niños en público. Se añadió, en cuarto lugar, que esa estrategia no era la adecuada porque el Parlamento es el sitio donde es posible presentar una propuesta de ley para solventar los problemas de conciliación y corresponsabilidad en el cuidado. Ciertamente, el Parlamento es donde los representantes deben hacer ese trabajo porque ejercen nuestra “representación sustantiva”. Pero Hanna Pitkin también nos ayudó a entender la “dimensión simbólica” de la representación y cómo la construcción de imágenes en el espacio público ayudan a legitimar a determinados sujetos Agenda Pública 15/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 en determinados espacios, ejerciendo determinadas prácticas. Por ejemplo, el de una mujer embarazada que es Ministra de Defensa pasando revista a las tropas. Esta foto de Carme Chacón tuvo un impacto internacional porque trastocaba “lo natural”; un territorio típicamente masculino, como es el ejército, siendo supervisado por una mujer en su condición más típicamente “femenina”, como es la gestación de un embarazo. Según nos explicaron Emanuela Lombardo y Petra Meier en una impresionante obra académica titulada “The Symbolic Representation of Gender” , esto ayudó a tomar conciencia del poder de la construcción simbólica de imágenes con vistas a trastocar roles tradicionales de género. Sin embargo para algunos, en quinto lugar, la imagen habría tenido más impacto si hubiese estado protagonizada por un hombre. No acabo de entender cómo un hombre puede ser “representativo” del problema de la feminización de los cuidados, o de que la responsabilidad respecto del trabajo de cuidados está distribuida según el género. Ese gesto abría la posibilidad de un debate colectivo que nos interrogaba en tanto que sociedad: ¿cómo debemos distribuir esta responsabilidad? ¿Cuáles son los estereotipos sexistas que determinan esta distribución de la responsabilidad del cuidado? ¿Cómo organizar institucionalmente los cuidados para liberar a las mujeres de sus responsabilidades no remuneradas, con el objetivo de que puedan asumir empleos a tiempo completo y con la misma remuneración que los hombres? ¿Cómo eliminar de los lugares de trabajo los obstáculos a la igualdad de oportunidades? La polémica y el escándalo surgidos al hilo del “niño de Bescansa” nos proporciona una idea bastante nítida de todo el camino que nos queda por recorrer a este respecto. Por supuesto es obvio que esta explicación aspira a describir la objetividad de lo ocurrido, no la intencionalidad de quien lo hace, que puede haber estado guiada por un interés de captar la atención partidista, antes que por el ánimo de activar una estrategia específicamente feminista. Agenda Pública 16/17 A_PMAGAZINE 16 enero 2016 Publicado en Agenda Pública, un servicio nacido con el objetivo de ofrecer análisis de la realidad jurídico-política, económica y social de España a partir del conocimiento que generan investigadores y analistas de las ciencias sociales en las universidades y centros de investigación. EQUIPO_DIRECTIVO MARC LÓPEZ PLANA Director ARGELIA QUERALT JIMÉNEZ JOAN RODRÍGUEZ TERUEL ver perfil Directora Editorial Director de Estudios ver perfil ver perfil AGENDA_PÚBLICA, S.L. Desde enero de 2014 somos una empresa formada por 22 socias y socios que han aportado entre 300 y 6.000 euros cada uno de ellos: Ricardo Alonso García Sonia Alonso Saenz de Oger Astrid Barrio López Estudio de Sociología Consultores, S.L. Isabel Fernández Torres Julio González García Pablo González Saquero Diego Hidalgo Schnur Marc López Plana Andrés Ortega Klein Carmen Plana Prades Argelia Queralt Jiménez Juan Rodríguez Teruel Carlos Solchaga Catalán Salvador Vives López Jaume Collboni Cuadrado Rosa Galán Sánchez Paloma Herranz Embid Joaquim Molins López-Rodó Joan Queralt Jiménez Edgar Rovira Sebastià José Antonio Zarzalejos Nieto ¿Quieres saber más? Suscribete al servicio premium: Análisis y Prospectiva El servicio de análisis y prospectiva de Agenda Pública ofrece el mejor análisis prospectivo sobre la política, las políticas y la economía en España y en Europa en español y en inglés. Más concretamente, el análisis que ofrecemos estará más centrado en la intersección de la política (análisis electoral, la formación de coaliciones, la estabilidad política) y políticas (diagnósticos de las principales debilidades económicas, el análisis de las reformas estructurales, los posibles cambios regulatorios) que en las reacciones a corto plazo a los acontecimientos del día a día de la política y la economía. Este servicio cuenta con un entorno web de acceso restringido a los suscriptores y que alojará el contenido de las notas de análisis así como otros productos complementarios. Agenda Pública 17/17 www.agendapublica.es