1 513-2005 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de

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513-2005
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las diez horas con
cincuenta y un minutos del día quince de octubre de dos mil diez.
El presente proceso de amparo ha sido promovido por Eva Safie de Daura, conocida por
Eva Safie hoy viuda de Daura, Eva Safie, Eva Giha y por Eva Safie Giha; Ivette Susana Daura de
Kawas, conocida por Ivette Susana Daura Safie y por Susan Ivette Daura Safie; Jorge Gerardo
Daura Safie; y, Jorge Alberto Daura Safie; por medio de sus apoderados Jaime Mauricio
Campos Pérez y Aldo Enrique Conde Siliézar, contra actuaciones de la Sala de lo Civil de la
Corte Suprema de Justicia, por considerar que se le han vulnerado sus derechos fundamentales de
propiedad y seguridad jurídica, en sus manifestaciones concretas de interdicción de la
arbitrariedad del poder público y obligación de motivar las resoluciones judiciales.
Han intervenido en la tramitación del proceso de amparo, además de la parte actora, la
autoridad demandada, el tercero beneficiado y el Fiscal de la Corte.
Leídos los Autos y Considerando:
I. 1. Manifestó la parte actora en su demanda y en sus escritos de ampliación y de
cumplimiento de prevención, en síntesis, que reclaman contra la sentencia definitiva proveída por
la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia en el recurso de casación Nº 1193-2001, en la
cual se declaró la paternidad del señor Jorge Alberto Daura Bajil, y se condenó a sus herederos
declarados a pagarle al señor José Alberto Daura Escobar la cantidad de ¢400,000.00 colones, en
concepto de indemnización por daños morales y materiales.
Los impetrantes argumentan que no obstante tienen la calidad de herederos del señor Jorge
Alberto Daura Bajil, “… no son responsables civilmente, ni obligados a la reparación, salvo que –
en vida del causante– éste haya sido condenado al resarcimiento y lo transmita a aquéllos como
una deuda hereditaria…”. Ello se deriva de que, con fundamento en el Art. 150 inciso 2º del
Código de Familia, “…el derecho a reclamar indemnización por daños se tiene únicamente frente
al padre…”, a pesar que la declaración judicial de paternidad pueda instarse en contra de los
herederos del presunto padre; es decir, son supuestos distintos y se encuentran excluidos de la
responsabilidad civil.
Asimismo, manifestaron que “… el acto reclamado atribuye directamente responsabilidad
civil a los herederos… obviando los presupuestos que la ley exige para que esa obligación pudiera
transmitirse a ello…”; en razón de lo expuesto, consideran que “…la autoridad demandada no se
ajustó, ni en su procedimiento, ni en su contenido, a lo prescrito legalmente para lo (sic)
procedencia de la indemnización por daños ante la falta del reconocimiento de hijo
extramatrimonial…”
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Además, agregaron que la autoridad demandada no fundamentó o expresó por qué se
condenó a los herederos en responsabilidad civil, es decir, no se manifiestan las razones para
considerarlos responsables civiles de la omisión atribuida al causante; ello, en virtud de que la
autoridad demandada “… omite la razón que le asiste para afirmar que se deben condenar a los
herederos, si la pretensión no se dedujo en la vida del causante…”.
2. Por medio de auto de las ocho horas con treinta y dos minutos del día 10-II-2006, se
tuvo al señor José Alberto Daura Escobar como tercero beneficiado, y se le previno a los
peticionarios que señalaran y delimitaran los conceptos de violación de los derechos
fundamentales señalados como conculcados; dicha prevención fue evacuada por medio de escrito
de fecha 03-IV-2006.
3. Mediante interlocutoria de las ocho horas con treinta y dos minutos del día 25-IV-2006,
se admitió la demanda de amparo contra la actuación de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema
de Justicia, por presunta violación a los derechos de propiedad y seguridad jurídica, en sus
manifestaciones concretas de interdicción de la arbitrariedad del poder público y obligación de
motivar las resoluciones judiciales, de los peticionarios. En el mismo auto se declaró inadmisible
la demanda de amparo respecto del derecho a la igualdad alegado, por no haberse subsanado
adecuadamente la prevención efectuada; asimismo, se declaró la inmediata y provisional
suspensión del acto reclamado, en el sentido de que el Juzgado Primero de Familia de San
Salvador se abstuviera de ejecutar la sentencia objeto del presente amparo – la cual se tramitaba
en ese Juzgado con el número de referencia SS-F1-839-149-2003–, y se pidió informe a la
autoridad demandada, la cual se limitó a contestar que no era cierto el hecho que se le atribuye.
4. El tercero beneficiado presentó los siguientes escritos: (i) de fecha 06-VI-2006,
mediante el cual requirió “… no admitir la Segunda Demanda de Amparo interpuesta,
declarándola improcedente…”; (ii) de fecha 15-VI-2006, con el cual pidió revocar la decisión de
admitir la demanda de amparo o, en su defecto, sobreseer a la autoridad demandada; y, (iii) de
fecha 20-VI-2006, con el cual incorporó copias de documentación ofrecida en el escrito anterior,
solicitando nuevamente que se revocara la decisión de admisión de la demanda, y que se le
extendiera certificación completa de los expedientes 89-02 y 513-05.
Dichas peticiones fueron resueltas mediante auto de las ocho horas con treinta y cinco
minutos del día 07-VII-2006, declarando sin lugar las solicitudes de revocatoria, de
improcedencia y de sobreseimiento. En el mismo auto se resolvió extender la certificación del
expediente judicial del presente proceso, tanto al tercero beneficiado como a la parte actora –
quien la requirió mediante escrito de fecha 03-VII-2006–, y se mandó a oír al Fiscal de la Corte,
quien no contestó.
5. Posteriormente, el tercero beneficiado efectuó las siguientes peticiones: (i) mediante
escrito de fecha 09-VIII-2006, solicitó la nulidad de la resolución pronunciada el día 07-VII-2006;
y, (ii) a través de escrito de fecha 11-IX-2006, requirió la inhibición o recusación del doctor
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Mauricio Clará, doctora María Elisa de Contreras y licenciada Emma Dinorah Bonilla de Avelar,
quienes fueron Magistrados –propietarios y suplentes– de esta Sala.
Por medio de auto de las ocho horas con treinta y dos minutos del día 25-V-2007, se
resolvió declarar inadmisible la recusación solicitada; asimismo, se declaró nula la resolución de
ocho horas con treinta y cinco minutos del día 07-VII-2006 –la cual se emitió sin que este tribunal
se encontrara plenamente conformado–, y se ordenó la reposición de dicha diligencia y las que
fueran su consecuencia. En virtud de lo anterior, mediante resolución se las diez horas con
veinticuatro minutos del día 18-VI-2007, se repuso la diligencia declarada nula.
6. Mediante interlocutoria de las ocho horas con treinta y dos minutos del día 24-VIII2007, se confirmó la resolución de las ocho horas con treinta y dos minutos del día 25-IV-2006,
en la cual se suspendieron los efectos del acto reclamado, y se pidió nuevo informe a la autoridad
demandada.
7. Los Magistrados de la Sala de lo Civil manifestaron, en lo esencial, que a las quince
horas con treinta y cinco minutos del día 06-IV-2001 pronunciaron sentencia definitiva, la cual
fue casada y en la que se declaró que el señor José Alberto Daura Escobar es hijo de Jorge Alberto
Daura Bajil, y se condenó a sus herederos declarados en concepto de indemnización por daños
morales y materiales. Asimismo, añaden que producto del recurso de aclaración y explicación
interpuesto, se le explicaron los parámetros para fijar el monto de los daños morales y materiales.
8. De conformidad al artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se
efectuaron los traslados correspondientes al Fiscal de la Corte, a la parte actora y al tercero
beneficiado.
A. El Fiscal de la Corte se limitó a señalar que “visto y analizado la Demanda del Actor y
los informes rendidos por el Funcionario Demandado, los que gozan de la Presunción de
Veracidad, considero que, para excepcionarse de la acción incoada en su contra, la Autoridad
Demandada deberá probar mediante sus informes que los derechos le fueron respetados en tiempo
y forma al peticionario del Amparo”.
B. La parte actora consideró que con los informes de la autoridad demandada se ha
consolidado su pretensión procesal, la cual, en suma, ratificó junto con los argumentos que la
justifican.
C. El tercero beneficiado manifestó, en lo esencial, que mediante la sentencia pronunciada
por la Sala de lo Civil “…se logra confirmar que lo argüido por los Quejosos solo son apariencias,
ya que al haber sentado jurisprudencia en este caso, no existe desde la perspectiva Constitucional,
la vulneración de ningún derecho, mucho menos de los derechos de Propiedad […] y Seguridad
Jurídica en sus manifestaciones concretas de interdicción de la arbitrariedad del poder público y
obligación de motivar…”.
Asimismo, agregó que la autoridad demandada resolvió, de forma motivada y detallada,
que se le indemnizara económicamente como único acto de desagravio por los daños sufridos.
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9. Además del escrito mediante el cual el tercero beneficiado evacuó el traslado conferido
–de fecha 16-IV-2008–, presentó los escritos de fecha 14-IV-2008 y 15-IV-2008, en los que
solicitó diversas declaratorias de nulidad, las cuales posteriormente rectificó y ratificó; dichas
peticiones fueron resueltas mediante interlocutoria de las nueve horas con veintinueve minutos del
día 02-VI-2008, declarándose sin lugar las nulidades solicitadas. En dicha resolución, se autorizó
la intervención del abogado Aldo Enrique Conde Siliézar en sustitución del abogado Jaime
Mauricio Campos Pérez –solicitada mediante escrito de fecha 17-IV-2008–, y se abrió a pruebas
el proceso por el plazo de ocho días, de conformidad con el artículo 29 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales.
10. Mediante escrito de fecha 04-VII-2008, el tercero beneficiado interpuso recurso de
revocatoria de la resolución de fecha 02-VI-2008, y requirió su explicación y aclaración; por
medio de auto de las nueve horas con veintiocho minutos del día 18-II-2009, se declaró sin lugar
la revocatoria y se tuvo por explicada la resolución impugnada, ratificándose la decisión de abrir a
pruebas el presente proceso. No obstante ello, las partes no realizaron los alegatos u ofrecimientos
probatorios que estimaran pertinentes.
11. Se corrieron los traslados contemplados en el artículo 30 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales.
A. El Fiscal de la Corte consideró vigentes los conceptos expresados en su traslado previo.
B. La parte actora expresó los argumentos que consideró pertinentes para desvirtuar la
pretensión de la autoridad demandada, ratificando su pretensión.
C. El tercero beneficiado expuso las razones justificativas de su pretensión y solicitó se
sobreseyera el presente proceso de amparo. Dicha solicitud fue declarada sin lugar mediante auto
de las nueve horas con veinte minutos del día 23-XII-2009.
D. La autoridad demandada detalló el desarrollo del recurso de casación y su
correspondiente sentencia –objeto del presente proceso–, y manifestó que la “… sentencia está
debidamente motivada y [omiten] hacer consideraciones precisas por constar en autos […, por
ello el] amparo ha sido motivado por una insatisfacción de la parte perdidosa en el proceso, [… y]
obedece a un asunto de mera legalidad, por lo que dicho amparo, debe ser declarado no ha lugar
en sentencia definitiva, [considerando que] resolver en otro sentido por parte de la Sala [de lo
Civil] hubiese sido contrario a la ley, a los principios rectores del proceso y sin tomar en cuenta
las pruebas vertidas en el mismo…”.
12. Habiéndose concluido el procedimiento establecido en la Ley de Procedimientos
Constitucionales, mediante auto de las nueve horas con tres minutos del día 22-III-2010, el
presente proceso quedó en estado de pronunciar sentencia. En el mismo auto se declaró sin lugar
la explicación de la resolución de fecha 23-XII-2009 y el señalamiento de audiencia solicitado por
el tercero beneficiado.
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II. Antes de entrar al análisis de la pretensión, conviene hacer unas consideraciones
previas (1) relativas al objeto del presente proceso, y (2) a los derechos fundamentales que los
peticionarios estiman como vulnerados.
1. De acuerdo a la admisión de la demanda y a los alegatos expresados por las partes, el
control constitucional se circunscribirá a la sentencia definitiva proveída por la Sala de lo Civil de
la Corte Suprema de Justicia el día 06-IV-2001, en el recurso de casación Nº 1193-2001, en la
cual se declaró la paternidad del señor Jorge Alberto Daura Bajil, y se condenó a sus herederos
declarados a pagarle al señor José Alberto Daura Escobar la cantidad de ¢400,000.00 colones, en
concepto de indemnización por daños morales y materiales; por la supuesta violación a la
seguridad jurídica, en sus manifestaciones concretas de interdicción de la arbitrariedad del poder
público y obligación de motivar las resoluciones judiciales, y al derecho de propiedad –como
derecho material afectado–.
2. A. a) La seguridad jurídica, desde una perspectiva constitucional, es la condición
resultante de la predeterminación, hecha por el ordenamiento jurídico, de los ámbitos de licitud e
ilicitud en la actuación de los individuos, lo que implica una garantía para los derechos
fundamentales de la persona y una limitación a la arbitrariedad del poder público.
Desde esa perspectiva, esta Sala ha establecido en su jurisprudencia –Sentencia de Amparo
Ref. 642-99 Considerando IV, entre otras–, que por seguridad jurídica se entiende la certeza que
el individuo posee de que su situación jurídica no será modificada más que por procedimiento
regulares y autoridades competentes, ambos establecidos previamente.
Existen diversas manifestaciones de la seguridad jurídica, una de ellas es la prohibición de
la arbitrariedad del poder público y, en concreto, de los funcionarios que lo ejercen, quienes se
encuentran obligados a respetar los límites que la Constitución y la ley prevé de manera permisiva
para ellos, al momento de realizar una actividad en el ejercicio de sus funciones. Un juzgador, en
tal sentido, está obligado a respetar la ley y sobre todo la Constitución al momento de impartir
justicia, ya que sus límites de actuación están determinados por una y otra. Obviar el
cumplimiento de una norma o desviar su significado ocasiona de manera directa violación a la
Constitución, y con propiedad, a la seguridad jurídica.
De tal forma, cuando la normativa establece el procedimiento a diligenciarse, las
situaciones que encajan en su supuesto hipotético o bien la consecuencia a aplicar al caso
concreto, las autoridades deben cumplir con lo dispuesto previamente en el ordenamiento, pues de
lo contrario se produce una afectación a la seguridad jurídica del procesado o demandado.
b) Se ha sostenido –Sentencia de Amparo Ref. 306-2007 Considerando IV, entre otras–
que la Constitución establece en el artículo 2 una serie de derechos consagrados a favor de la
persona, considerados fundamentales para la existencia humana e integrantes de su esfera jurídica;
entre ellos se encuentra el derecho a la protección jurisdiccional y no jurisdiccional de los
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derechos subjetivos instaurados en favor de toda persona, esto es, un derecho de protección en la
conservación y defensa de los mismos.
En tal sentido, el derecho a la protección jurisdiccional y no jurisdiccional conlleva la
posibilidad de que una persona titular del derecho o interés legítimo pueda acceder a los órganos
competentes a plantear su pretensión, a oponerse a la ya incoada, a ejercer todos los actos
procesales o procedimentales en defensa de su posición, y a que el proceso o procedimiento se
tramite y decida de conformidad a la Constitución y a las leyes correspondientes.
Ahora bien, este derecho a la protección jurisdiccional y no jurisdiccional se manifiesta,
entre otros aspectos, a través de la garantía de obtener una resolución debidamente justificada.
El objeto que persigue la justificación de las decisiones jurídicas es dar razones
justificatorias a favor de ellas, es decir, convincentes, lo cual implica que cada vez que se justifica
una decisión jurídica cualquiera, se espera que sea fundamentada, que se den en su favor razones
de peso, en el contexto de un derecho dado, que hagan aceptable la decisión de que se trate para
todas las personas.
De ello se deriva que una de las maneras de potenciar los derechos fundamentales de las
personas, por parte de los aplicadores de la Constitución y las leyes, es dictar resoluciones
debidamente justificadas o fundamentadas, de tal forma que a través de los motivos y argumentos
que en ellas se exprese, se conozcan las razones de la decisión y exista la posibilidad de
controvertirla, ya que la obligación de justificación no es un mero formalismo procesal o
procedimental, al contrario, su observancia permite a los justiciables conocer las razones en las
que se basa la autoridad para aplicar la norma de que se trata, asegurando de esta manera una
decisión conforme a las leyes y/o a la Constitución y, según sea el caso, una adecuada defensa.
Esta obligación de justificar o motivar los fallos y resoluciones por parte de los
funcionarios no puede considerarse cumplida con la simple manifestación de las disposiciones
correspondientes a las distintas fuentes normativas que sirvieron de base para erigir la providencia
o con la emisión de una declaración de voluntad del juzgador, accediendo o no a lo pretendido por
las partes en el proceso o procedimiento, sino que el deber de justificación o motivación que la
normativa constitucional impone está referido a que en los proveídos se exterioricen los
razonamientos y argumentos que fundamenten la decisión, con relación a los alegatos efectuados
por las partes.
De lo expuesto en los párrafos anteriores puede concluirse que la justificación o
motivación de las decisiones jurídicas elimina todo sentido de arbitrariedad al consignar las
razones y argumentos que han originado el convencimiento del funcionario para resolver en
determinado sentido, ya que los justiciables pueden conocer el porqué de las mismas y controlar la
actividad jurisdiccional o administrativa a través de los correspondientes medios impugnativos,
potenciando así la seguridad jurídica, el derecho a la defensa y el uso de los recursos, según
corresponda.
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B. Respecto del derecho a la propiedad, esta Sala ha establecido en su jurisprudencia –
Improcedencias de Amparo Ref. 50-2009, Considerando II 1.1; Ref. 93-2008, Considerando II
1.1; Ref. 1038-2008, Considerando II 1.1; entre otras–, que consiste en “la facultad que posee una
persona para disponer libremente de sus bienes, en el uso, goce y disfrute de los mismos, sin
ninguna limitación que no sea generada o establecida por la ley o por la Constitución”.
Dicho derecho implica que un sujeto determinado tiene el poder jurídico de disposición
sobre sus bienes y puede hacerlo respetar coactivamente frente a los demás sujetos del
ordenamiento, quienes tienen la obligación correlativa de abstenerse de vulnerar o perturbar su
ejercicio; es decir, se concibe como un derecho real –naturaleza jurídica– y absoluto en cuanto a
su oponibilidad frente a terceros, limitado por el objeto natural al cual se debe: la función social.
III. Corresponde ahora realizar el examen del fondo de la pretensión planteada, para
verificar si con la actuación impugnada, la autoridad demandada vulneró los derechos
fundamentales alegados.
Consta agregada a este expediente judicial, copia certificada de la Sentencia pronunciada
el 06-IV-2001 por la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, en el recurso de casación nº
1193-2001; en los Considerandos del I al III se hace una amplia relación y desarrollo del recurso
de casación interpuesto por el tercero beneficiado ante disconformidades en la actuación de la
Cámara de Familia de San Salvador, habiendo estimado la autoridad demandada que era
procedente casar la sentencia por el motivo de interpretación errónea, y “…pronunciar la que en
derecho corresponde…”.
Como resultado de lo anterior, la autoridad demandada procedió a efectuar la relación de
la situación fáctica del caso sometido a su conocimiento y de los elementos probatorios que la
sustentan; posteriormente, realizó el análisis de la prueba, tanto en relación a la paternidad y
filiación como en relación a los daños morales y materiales, haciendo, en síntesis, las siguientes
consideraciones en cuanto al último de estos aspectos: (i) la definición de daño moral; (ii) el
establecimiento de la reclamación de daños morales en el Código de Familia, con énfasis en el art.
150 inciso 2º de dicha ley, el cual regula que la madre y el hijo tienen derecho a la reclamar del
padre la indemnización por los daños morales y materiales si fuera declarada la paternidad; (iii) la
determinación del daño moral como una consecuencia de la declaratoria judicial de paternidad;
(iv) el establecimiento fáctico de los efectos de la falta de reconocimiento voluntario de
paternidad; (v) comprobación de los daños mediante estudio psicosocial; (vi) la falta de verdad en
la paternidad que se atribuyó el señor Ricardo Quan Chang; (vii) determinación los derechos de
los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio; (viii) señalamiento de los efectos negativos de la
falta de un padre y una madre; (ix) especificación del daño moral y material sufrido por el señor
José Alberto Escobar; y, (x) el establecimiento de que tal daño debe ser resarcido mediante
indemnización económica, teniendo en cuenta la capacidad económica del padre, señor Daura
Bajil –analizándose los bienes muebles y las acciones que poseía–.
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La resolución citada finaliza estableciendo que: “… POR TANTO: Con base a las razones
expuestas, disposiciones legales citadas y Arts. 428, 429, 432 Pr. y 18 L. de C., a nombre de la
República, la Sala FALLA: a) Cásase la sentencia recurrida; b) Declárase que no existe nulidad
del proceso de mérito; e) Declárase que el señor José Alberto Escobar, nacido en esta ciudad el
día quince de mayo de mil novecientos sesenta y cinco, es hijo del señor Jorge Alberto Daura
Bajil, y confiéresele todos los derechos inherentes a su calidad de hijo; d) Declárase que ha lugar a
la indemnización, por los daños morales y materiales solicitados por el señor Licenciado José
Alberto Escobar, en la demanda respectiva; e) Condénase a los herederos declarados del señor
Jorge Alberto Daura Bajil, señores Ivette Susana Daura Safie c/p Susana Ivette Daura Safie y
Susana Ivette Daura de Kawas; José Gerardo Daura Safie, Jorge Alberto Daura Safie; Lidia Bajil
viuda de Daura y Eva Safie hoy viuda de Daura, conocida por Eva Safie, Eva Safie Giha y por
Eva Safie Giha, a pagar al Licenciado José Alberto Escobar, en concepto de indemnización por
daños morales y materiales, la suma de CUATROCIENTOS MIL COLONES. No hay especial
condena en costas…”.
De lo anteriormente expuesto resulta que, por un lado, la Sala de lo Civil justificó la
existencia de un daño moral y material ocasionado al señor José Alberto Escobar por el señor
Jorge Alberto Daura Bajil, producto de la falta de reconocimiento voluntario de paternidad; pero
por otro lado, es evidente que en el texto de la resolución impugnada no existe justificación o
fundamentación alguna de las razones para condenar a la parte actora del presente proceso de
amparo al pago de la indemnización por daños morales y materiales, máxime considerando la
elevada cuantía de la misma. Es decir, la autoridad demandada justificó en dicha resolución
la existencia de un daño moral y material, pero en las consideraciones de la sentencia
no se exponen o justifican las razones que llevan al tribunal a ordenar el pago de la
indemnización por daños morales y materiales contra los herederos. Y es que, dado que en el
presente caso se demandó a la sucesión del padre, quien no fue demandado en vida ni obligado al
pago de alguna indemnización, la carga de la argumentación le corresponde a la autoridad
demandada, pues debe exponer los argumentos sobre los que se sustenta la condena de los
herederos; esto es así, debido a que la aparente falta de nexo causal entre la conducta de los
demandados y el resultado dañoso, genera la obligación de exponer las consideraciones y
argumentos por los cuales los herederos son considerados responsables y que justifican la
condena de indemnizar.
Por ello, la imposición no justificada o motivada a los herederos declarados, de la
condena de indemnizar con ¢400,000.00 colones al señor José Alberto Escobar es inadmisible
desde el punto de vista constitucional ya que, como se expuso anteriormente, acarrea una grave
inseguridad en la esfera jurídica de los impetrantes, al no tener estos la certeza del por qué de la
condena y afectación a su patrimonio.
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En ese sentido, aunque la ley establece la procedencia de la indemnización por daños
morales y materiales al establecerse la paternidad, su aplicación no puede entenderse automática
sino que deben justificarse y explicarse las razones de su imposición, constituyendo la ausencia
de éstas una arbitrariedad, motivos por los cuales habrá que estimar la queja constitucional
planteada, y, en consecuencia, declarar ha lugar al amparo solicitado.
IV. Determinadas la violación constitucional en la actuación de la autoridad demandada,
corresponde ahora establecer el efecto restitutorio de la sentencia estimatoria.
Al respecto, es necesario aclarar que cuando este Tribunal reconoce en su sentencia la
existencia de un agravio personal, la consecuencia natural y lógica es la de reparar el daño
causado, restaurando las cosas al estado en que se encontraban antes de la ejecución del acto
violatorio de derechos y restableciendo al perjudicado en el pleno uso y goce de sus derechos
violados. Por ello, el artículo 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, en sus primeras
líneas, señala el efecto normal y principal de la sentencia estimatoria: el efecto restitutorio.
Ahora bien, este efecto restitutorio debe entenderse atendiendo a la finalidad directa del
amparo: el restablecimiento del derecho fundamental vulnerado; y, en consecuencia, la respectiva
reparación de la lesión causada.
En el presente caso, se ha comprobado la vulneración a los derechos de la parte actora,
razón por la que el efecto restitutorio deberá concretarse en dejar sin efecto la sentencia
definitiva proveída por la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia el día 06-IV-2001, en
el recurso de casación Nº 1193-2001, única y exclusivamente en lo que se refiere a la condena de
los impetrantes, consistente en indemnizar al señor José Alberto Escobar por daños morales y
materiales, por lo que la autoridad demandada deberá reponer la resolución exponiendo los
fundamentos jurídicos por los cuales procede condenar a los herederos declarados del señor
Jorge Alberto Daura Bajil al pago de la indemnización por los daños morales o materiales.
POR TANTO: A nombre de la República, con base en las razones expuestas, y en
aplicación del artículo 2 de la Constitución y artículos 32, 33, 34 y 35 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala FALLA: (a) declárase ha lugar el amparo promovido
por Eva Safie de Daura, conocida por Eva Safie hoy viuda de Daura, Eva Safie, Eva Giha y por
Eva Safie Giha; Ivette Susana Daura de Kawas, conocida por Ivette Susana Daura Safie y por
Susan Ivette Daura Safie; Jorge Gerardo Daura Safie; y, Jorge Alberto Daura Safie; por medio
de sus apoderados Jaime Mauricio Campos Pérez y Aldo Enrique Conde Siliézar, contra
actuaciones de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, por vulneración a sus derechos
fundamentales de propiedad y seguridad jurídica, en sus manifestaciones concretas de interdicción
de la arbitrariedad del poder público y obligación de justificar las resoluciones judiciales; (b) en
virtud del efecto restitutorio de la sentencia, déjase sin efecto la sentencia definitiva proveída por
la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia el día 06-IV-2001, en el recurso de casación Nº
1193-2001, única y exclusivamente en lo que se refiere a la condena de los impetrantes,
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consistente en indemnizar al señor José Alberto Escobar por daños morales y materiales, por lo
que la autoridad demandada deberá reponer la resolución exponiendo los fundamentos jurídicos
por los cuales procede condenar a los herederos declarados del señor Jorge Alberto Daura Bajil al
pago de la indemnización por los daños morales o materiales; y, (c) notifíquese.---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.--- R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR
LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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