ESTADO DE CUENTA DE CONSIGNACIONES Este servicio permite consultar desde cualquier computadora con acceso a Internet: Importe de depósitos y retiros de su cuaderno Número de certificado Período que cubre Concepto y Total de depósitos y retiros También puede imprimirlo. SERVICIO GRATUITO Necesita Identificación oficial Acudir a Central de Consignaciones. Mayor información: Lic Beatriz Muñiz. Tel. (442) 2387900 ext. 323 DERECHO AGRARIO Lic. Martha Ofelia García Sánchez* INTRODUCCIÓN La materia de derecho agrario ha sido considerada poco importante, por ello en algunas Universidades ya no es considerada como obligatoria en los programas de estudio, sino como opcional; de tal suerte que los estudiantes de derecho y algunos postulantes, sin conocer a que se refiere esta rama del derecho, vierten comentarios erróneos del derecho agrario. Es indudable que la materia resulta más familiar, o más interesante, para el alumno de las universidades del interior del país que para quienes radican en la capital o, incluso, en algunas de las grandes urbes. La cercanía del medio rural, así como de sus productores y organizaciones, son factores que elevan o disminuyen el interés en esta rama del derecho1. Sin embargo, los estudiosos del derecho, de otras ciencias y la población que no radica en el campo, se han olvidado de algunas frases que nos ligan con el derecho agrario: “Tierra y Libertad2.” “La tierra es de quien la trabaja3.” “La historia Universal nos ha demostrado que el establecimiento y el desarrollo de la propiedad agrícola ha sido sagrada para todos los pueblos del mundo4.” 22 “La historia nos ha demostrado también cómo los problemas de la tierra han creado verdaderas revoluciones y han causado la muerte de incontables millones de seres humanos5.” “La tierra es para el hombre no sólo el ineludible basamento físico de su existencia, sino que representa de manera consustancial su origen, su sustento y su destino6.” “La cuestión agraria en México ha descansado, de manera permanente, en la íntima relación del hombre con su tierra. Su esencia es el cordón umbilical que ha unido y une al hombre con la madre tierra7.” “Heredada de los antepasados, la concepción de propiedad no ha sido otra cosa que la fuerza de unión-pertenencia entre seres vivos; entre la dadora de la vida y el recolector; entre el que la cuida, procura y pide, y la que entrega generosamente sus frutos. Es por ello que la simbiosis hombre-tierra debe ser entendida como un acto que va más allá de la relación comercial o de norma que puede regir las relaciones del campo8.” *Subdelegada del Registro Agrario Nacional. Isaías Rivera Rodríguez, El Nuevo Derecho Agrario, Mc Graw Hill, México, 2001, p.1. 2 Hilario Bárcenas Chávez, Derecho Agrario y el Juicio de Amparo, Mc. Graw Hill, México, 1999, p. XXI. 3 Ídem. 4 Jesús G. Sotomayor Garza, El Nuevo Derecho Agrario En México, Porrúa, México, 2003, p. XII. 5 Ídem. 6 Hilario Bárcenas Chávez, op. cit. 7 Gerardo N. González Navarro, Derecho Agrario, Oxford, México, 2005, p. XXI. 8 Ibidem, p. XXII. 1 “Para el hombre del campo el apego a su tierra, es para él la vida misma9.” Por ello es que este trabajo pretende realizar comentarios importantes del derecho agrario: antecedentes, concepto, etapas, reforma del artículo 27 Constitucional, su ley reglamentaria y conclusiones. I. ANTECEDENTES El derecho es dinámico, en constante cambio, y la materia agraria no es la excepción en nuestro país, la cual ha sufrido una transformación radical que ha ido evolucionando desde la forma prehispánica de poseer y explotar la tierra hasta la conquista, pues el “hombre y la tierra son considerados el botín de los conquistadores; al primero, para imponerle el yugo de la ignominia de la esclavitud; a la segunda, para extender sus dominios10”, para dar paso al despojo de las tierras de los ejidos y de las comunidades en el siglo XIX y con las compañías deslindadoras que ubicaban las mejores tierras del territorio nacional para ser entregadas a unas cuantas familias, creándose enormes latifundios o acaparamiento de tierras, lo que ocasionó un descontento y da paso al movimiento de la Revolución, siendo la cuestión agraria una de las principales causas de la lucha abanderada por el “Caudillo o Atila del sur”: Emiliano Zapata, quien promulgó el Plan de Ayala, el cual se considera una expresión clara del agrarismo en México hasta plasmarse en la Constitución el 5 de febrero de 1917 que, en su artículo 27, establece lo concerniente a la materia agraria. Durante la vigencia, en diversas épocas, de leyes, códigos, reglamentos y decretos de carácter agrario, que en esencia establecían las formas para restituir las tierras a sus originales poseedores, el Estado otorga tierras a los campesinos, bajo el principio de que el propietario de éstas era la Nación, y concede el uso y usufructo a los núcleos de población ejidal beneficiados. Por lo tanto, las tierras otorgadas a los campesinos eran inalienables, imprescriptibles e inembargables, cualquier acto jurídico que se pretendiera realizar con las tierras ejidales debía ser aprobado por la Secretaría de la Reforma Agraria. Lo mismo sucedía al interior del núcleo de población ejidal: se otorgaba a los capacitados o ejidatarios una unidad parcelaria tipo de 10-00-00 has., teniendo la obligación de trabajarla de manera personal y directa, sin que se les permitiera realizar actos jurídicos de transmisión sobre dicha parcela y de hacerlo, o bien, abandonarla durante 2 años, la derogada Ley Federal de Reforma Agraria establecía, en su artículo 85, la privación de ese derecho y se adjudicaba a quien se encontraba en posesión de la parcela. Lo anterior ya no se adecuaba a las necesidades del campo, la situación era diferente, la población rural iba en descenso ante la creciente población urbana, la pobreza obligó a los ejidatarios a abandonar el campo y migar a los Estados Unidos de América en busca de trabajo para tener una mejor condición de vida. Ante tal situación, por supuesto con fines políticos, pues el gobierno siempre tuvo el control del agro durante 70 años, y siendo presidente de la República Carlos Salinas de Gortari -gran visionario- y con la incorporación de Nuestro País al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, propuso una reforma al artículo 27 Constitucional y a su ley reglamentaria, promulgada el 6 de enero de 1992, lo que ocasionó al agro mexicano un giro de 180 grados, una transformación del derecho agrario, actualizando, evolucionando y conservando algunas cuestiones del derecho de la revolución y formando otras que en el pasado eran prohibidas, reforzando instituciones existentes en el sector agrario y creando un órgano jurisdiccional para la impartición de justicia y una institución encargada de la asesoría y representación legal de los sujetos agrarios. II. CONCEPTO En su connotación más amplia el vocablo agrario comprende a todo aquello que se relaciona con el campo. Su significado deviene de la palabra de origen latino ager, campo, por lo que, si atendemos a este amplio concepto, podemos llegar a afirmar que lo agrario se refiere a todas aquellas actividades que se relacionan con el campo11. En México, la pugna por la tenencia de la tierra se encuentra íntimamente ligada con su historia de modo tal que aquélla no podría entenderse sin el conocimiento de ésta. La importancia del derecho agrario consiste en que las cifras oficiales demuestran que seguimos siendo un pa í s e m i n e n t e m e n t e a g r í c o l a y g a n a d e r o , aproximadamente el 90% de la extensión total de México corresponde a la propiedad social, la cual se regula por la normatividad agraria. Lucio Mendieta y Núñez sostiene que el derecho agrario es el conjunto de normas, leyes, reglamentos y disposiciones en general, doctrina y jurisprudencia, que se refieren a la propiedad rústica y a las explotaciones de carácter agrícola12. Martha Chávez Padrón proporciona la siguiente definición: parte del sistema jurídico que regula la organización territorial rústica, todo lo relacionado con 11 Hilario Bárcenas Chávez, op. cit., p. XX. Lucio Mendieta y Núñez, Introducción al Estudio del Derecho Agrario, Porrúa, México, 1996, p.13. 13 Martha Chávez Padrón, El derecho agrario en México, Porrúa, México, 1974, p.72.11 12 9 Ibidem, p. XXV. Hilario Bárcenas Chávez, op. cit., p. XX. 10 23 las explotaciones y aprovechamientos que este sistema considera como agrícolas, ganaderos y forestales y algunos otros aprovechamientos colaterales, y la mejor forma de llevarlas a cabo13. Gerardo N. González Navarro establece que, conforme al nuevo marco jurídico, el derecho agrario es el conjunto de normas legales, principios jurídicos, doctrina y criterios jurisprudenciales que regulan las relaciones surgidas entre los sujetos dedicados a la actividad campesina14. Esas relaciones derivan de la tenencia de la tierra, cuyo destino -agrícola, pecuario o forestal- sea explotarla en forma racional y respetuosa del medio, y mejorar la calidad de vida de las familias rurales mediante una producción más redituable del sector primario. Para lograr esto el Estado otorga seguridad jurídica en la tenencia de la tierra, a la vez que permite el esfuerzo asociado entre sujetos agrarios con terceras personas. Particularmente consideramos que las definiciones más apropiadas del derecho agrario son la de Martha Chávez Padrón y la de Gerardo N. González Navarro pues son integrales, ya que se refieren a todo lo relativo al agro antes y después de la reforma de 1992. Por último, Gerardo N. González Navarro señala que, de acuerdo a la teoría moderna del derecho agrario, éste se ve en la necesidad de una clasificación tripartita: público, privado y social15. 24 En esa época el pensamiento español, sobre la apropiación de tierras, se fundaba tanto en el respeto a la titularidad de esta territorialidad, como el concepto de la conquista y la reconquista, dualidad que después generaría innumerables conflictos. En las Bulas Alejandrinas, especie de títulos otorgados sobre las tierras de la Nueva España, se basaron las teorías más diversas para justificar la apropiación de aquéllas. Mientras tanto, en el México prehispánico el régimen de propiedad y tenencia de la tierra estaba organizado con base en el sistema de apropiación comunal, es decir, la titularidad, salvo excepciones, correspondía a las comunidades. La conquista no eliminó este sistema, sino que la Corona española lo sostuvo para proteger a las comunidades indígenas, como una forma de preservar su organización. Además, para evitar que se conviertan en una carga, les otorgó cierta autosuficiencia. Al convertirse la Corona española en propietaria de las tierras descubiertas y conquistadas, se inició la elaboración de las Leyes de Indias, enriquecidas por mercedes reales que, con frecuencia, reconocían la propiedad comunal e incluso sancionaban a los españoles que violaban su organización. Así podemos afirmar que con el nacimiento de la Colonia también nació el derecho agrario mexicano, disciplina que unificó la propiedad española y la propiedad comunal, de apropiación colectiva fundada sobre la estructura existente en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. III. ETAPAS Isaías Rivera Rodríguez establece que el derecho agrario tiene tres grandes etapas: a) El antiguo derecho agrario. b) Derecho agrario revolucionario o derecho de la reforma agraria. C) Nuevo derecho agrario. El antiguo derecho agrario Contenía las normas que regulaban la propiedad rústica, con disposiciones y autoridades sumamente dispersas; aglutinaba la normatividad del México precortesiano y de España, además del cúmulo de ordenamientos que generó el derecho indiano, que respetó las costumbres y tradiciones indígenas, así como las nuevas figuras legales que fueron consolidándose durante la etapa de la independencia nacional. Se incluye el periodo independiente, en especial el de la Reforma que concluye con la Revolución de 1910. Estas normas, conceptos e ideas dispersos sirvieron de base para conformar el derecho agrario como rama sistematizada. 14 Gerardo N. González Navarro, op. Cit., P.11. Gerardo N. González Navarro, op. cit., P.18. 15 En la época independiente, con el nacimiento del Estado mexicano y mediante la declaración de independencia, la propiedad territorial de la hasta entonces Nueva España pasó íntegramente a la nación, subrogándose en todos los derechos y prerrogativas por este concepto. Martha Chávez Padrón divide la época independiente en dos grandes periodos: el primero, comprendido entre el 28 de septiembre de 1821 y el 23 de junio de 1856, se inicia con la consumación de la independencia y culmina con el famoso voto particular de Ponciano Arriaga sobre la sociedad; el segundo, comprende desde el 25 de junio, fecha en que se sanciona la Ley de Desamortización, hasta el 20 de noviembre de 1910, día en que comienza la Revolución. Con base en los objetivos colonizadores, se permitió a ciertas compañías localizar, deslindar y medir los terrenos baldíos a cambio de tierra, lo cual generó toda suerte de despojos, una mayor concertación y el latifundismo. Cuando la inconformidad social era más que evidente, el gobierno de la República pretendió atenuarla mediante tibias disposiciones: regalando lotes de tierra a los necesitados, pero sin tocar los intereses de los grandes propietarios de tierras, ya metamorfoseados en latifundistas. Si alguien te solicita dinero para: el magistrado, el juez, el actuario, algún funcionario Así se gesta la lucha revolucionaria que al principio no tuvo un objetivo eminentemente agrarista. Este aspecto era sólo una parte del ideario político que la sustentaba, que no proponía medidas radicales sobre la estructura de la tenencia de la tierra, sino que tan sólo pretendía hacer menos injusta la distribución de la riqueza e incluso otorgar al campesino una superficie de tierra que permitiera su sustento físico y espiritual: el primero para satisfacer sus necesidades primarias individuales y familiares y el segundo por el especial sentimiento que subyace en los pueblos agricultores consistentes en la unidad y en un amor casi maternal a la tierra. Cabe destacar en este periodo una de las grandes aportaciones al agrarismo mexicano, realizada por un gran luchador de la cuestión agraria: El general Emiliano Zapata, a quien desde niño se le auguró un porvenir de lucha y de triunfo. Cuando observó las injusticias que sufrían los campesinos de Anenecuilco, Morelos, al ser despojados de sus legítimas tierras, le dijo a su padre: “Deje que yo crezca, papá. Va a ver cómo recupero todas las tierras que nos han quitado, repartiré yo la tierra16.” o empleado judicial Por ello, el 12 de septiembre de 1909, a sus 30 años, su tío, José Merino, calpuleque de Anenucuilco y los otros viejos, dicen que el pueblo necesita representantes jóvenes. Emiliano es electo para hacerse cargo de la justicia de su pueblo, era el nuevo calpuleque. DENÚNCIALO En efecto cumplió su palabra, iniciando un movimiento en la defensa del agrarismo mexicano, el 28 de noviembre de 1911, elaborando el plan de Ayala, que ya contaba con objetivos muy definidos, aunque no muy radicales, con tres grandes propuestas: a) Restitución de ejidos: debían reintegrarse las tierras de que hubieran sido despojados los poblados, los cuales debían contar con sus títulos primordiales; la toma de posesión debía ser inmediata, y el procedimiento se ventilaría ante los tribunales especiales. b) Fraccionamiento de latifundios: debido a la gran miseria de la mayoría de los pueblos y ciudadanos, se ordenaba la expropiación, previa indemnización, de un tercio de dichos latifundios para otorgar ejidos, colonias, fundos legales y campos para siembra. C) Clasificación de propiedades: todas las tierras de aquellos que se opusieran al plan deberían ser confiscadas y luego destinadas al pago de indemnizaciones de guerra. [email protected] 224 08 64 www.tribunalqro.gob.mx Derivado de esto, el primer acto de dotación de tierras lo realizó el general Lucio Blanco en la hacienda “Los Borregos” de Matamoros, Tamaulipas, el 30 de agosto de 1913; el expediente culminó en resolución presidencial el 26 de octubre de 1938. Una expresión determinante de esta época, al ver culminado el movimiento de la Revolución con la restitución de las tierras a quienes fueron despojados, fue: “Estos son nuestros títulos sobre las tierras comunales de Tlaquiltenango. La tierra siempre fue nuestra. El rey de España así lo reconoció. Pero las tierras nos fueron arrebatadas. Zapata lucho por recuperarlas. Aquí está la firma de Miliano. Ellos no tienen estos papeles. Nosotros sí. Estos papeles prueban nuestro derecho a existir. Están en mi custodia, y nunca los perderé, aunque me cueste la vida17.” Fuentes apuntaba: “No solo que todos somos zapatistas, que la deuda no está pagada -ni siquiera ahora- sino que los títulos eran más fuertes que el crimen, aún que la justicia porque la justicia misma sólo podía fundarse sobre ese 16 Pedro Ángel Palou, Zapata, Planeta, México, 2006, p.22. Pedro Ángel Palou, op. cit., p.220. 18 Ídem. 17 25 pedazo de papel firmado por un antiguo padre, el rey, y por un hermano sacrificado, Zapata18.” Derecho Agrario Revolucionario o derecho de la reforma agraria Estableció un cambio radical en la estructura de la propiedad y de la tenencia de la tierra. Rigió durante el periodo en que se definió y aplicó la reforma agraria propiciada por las ideas liberales de fines del siglo pasado y principios del presente que se apoyaron en el profundo descontento que generó la desmesurada concentración de la tierra y, por ende, de la riqueza. Este derecho nació impulsado por una nueva ideología que adquirió carácter constitucional como consecuencia del triunfo de la Revolución de 1910, y que llevó a cabo el reparto masivo de los latifundios entre ciertos núcleos de población, creando los ejidos y restituyendo las tierras a las comunidades indígenas despojadas. Su vigencia abarca desde la primera disposición agraria, la ley de enero de 1915 -primera disposición agraria de vigencia real impulsada por el movimiento armando y posteriormente elevada a rango constitucional al ser incorporada al artículo 27- hasta la derogación de la Ley Federal de Reforma Agraria con motivo de la reforma de 1992. También se le denomina derecho agrario de la reforma agraria, ya que se refiere a las disposiciones que en esta materia se dictaron para transformar el sistema agrario imperante hasta entonces. Reglamento Agrario del 10 de abril de 1922, Ley de Dotaciones y Restitución de Tierras y Aguas del 23 de abril de 1927, Ley que reforma la anterior, expedida el 11 de agosto de 1927, Decreto del 12 de enero de 1932, Código Agrario del 22 de marzo de 1934, Código Agrario del 23 de septiembre de 1940, Código Agrario del 30 de diciembre de 1942 y la Ley Federal de Reforma Agraria. En esencia, se normaron los límites de la pequeña propiedad, la superficie inafectable, las acciones agrarias y los procedimientos para la restitución y reparto de tierras a los campesinos, así como la indemnización a los propietarios afectados por el reparto de tierras. Particularmente la Ley Federal de Reforma Agraria, vigente hasta la reforma de 1992, además de establecer las acciones agrarias para otorgar tierras a los campesinos, señaló, como requisito para sostener la calidad de inafectable, el mantenimiento de cultivos. Por el contrario, sería afectado si no se cultiva por más de dos años o que dicho cultivo sea ilícito. También la posibilidad de obtener indemnización por afectaciones cuando se trate de dotaciones, hecho que casi nunca se dio, pues no podía haber expropiación, por lo tanto tampoco indemnización, cuando la afectación de tierras particulares se efectúa como sanción, ya sea por superar los límites, por falta de cultivo o porque éste sea ilícito. Nuevo derecho Agrario 26 La responsabilidad de la elaboración de la ley de 1915, correspondió a Luis G. Cabrera, quien tenía un profundo conocimiento de los problemas agrarios y era ampliamente conocido por el proyecto de Ley Agraria que presentó con un memorable discurso ante la Cámara de Diputados en diciembre de 1912, en ese proyecto también participó el ingeniero Pastor Rouaix. Declaraba la nulidad de las enajenaciones de tierras que hubieran violado la Ley de Desamortización de 1856, con lo que daba nacimiento al derecho y a la restitución de las tierras que en sus primeras épocas se llevó a cabo en forma moderada. Se crearon los primeros órganos facultados para repartir la tierra: la Comisión Nacional Agraria, antecedente de la Secretaria de la Reforma Agraria, y las comisiones locales, antecedentes de las comisiones agrarias mixtas. Estableció el derecho de los pueblos a obtener tierras para ejidos mediante la expropiación de terrenos colindantes. La Constitución de 1917 avaló las acciones de reparto agrario realizadas en cumplimiento de sus preceptos, confirmando las dotaciones efectuadas de conformidad con el decreto. Con la reforma del 10 de enero de 1934, esta ley constitucional se incorporó al texto del artículo 27. En este período se promulgaron diversas leyes: Ley de ejidos del 28 de diciembre de 1920, Decreto de Ley del 22 de noviembre de 1921 de Álvaro Obregón, Entra en vigor y se configura a partir de y con base en la reforma del artículo 27 Constitucional del 6 de enero de 1992. Esta disposición declara la conclusión del proceso de reforma agraria y del reparto de tierras a costa de la propiedad privada, es una nueva etapa en materia agraria. Como consecuencia de esta reforma constitucional, se dio la expedición de una ley reglamentaria de los renovados principios que rigen la conformación del nuevo derecho agrario. La Ley Agraria fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 1992 y entró en vigor al día siguiente. Esta transformación trascendental de la materia agraria consiste en lo siguiente: a) Cesó el reparto de tierras, se suspende la intervención proteccionista del Estado que inhibía de toda voluntad propia a los ejidatarios y comuneros, con el eslogan de que los ejidatarios y comuneros son mayores de edad y pueden tomar decisiones sobre sus tierras. b) La Nación deja de ser propietaria de las tierras, para que a los ejidos y a las comunidades se les reconozca personalidad jurídica y patrimonio propio, al ser los propietarios de las tierras que les fueron otorgadas por dotación y las que hubieran adquirido por cualquier otro medio, por lo tanto tienen autonomía interna. c) Se otorga seguridad plena a las tres formas de propiedad rural: ejidal, comunal y pequeña propiedad, se reconocen nuevas calidades agrarias -además de los ejidatarios y comuneros-: los avecindados y posesionarios. d) Los actos prohibidos por la Ley Federal de Reforma Agraria ahora se permiten, es decir, la conformación de sociedades civiles y mercantiles -para elevar el nivel de vida en el campo-, así como la realización de cualquier tipo de contrato no prohibido por la ley, ya sea en forma colectiva o individual. e) Se faculta a la asamblea para delimitar, destinar y asignar sus tierras, como máximo órgano de decisión dentro del ejido o la comunidad. f) Autoriza a los ejidatarios el dominio pleno y que ellos, en el momento que así lo consideren, puedan asumirlo de manera individual; lo que se traduce en que las parcelas de los ejidatarios salgan del régimen ejidal y se rijan por las normas del derecho común, hecho innovador dentro de la materia. También se puede cambiar el destino de las tierras de uso común a área parcelada y de asentamiento humano. Con la Ley Federal de Reforma Agraria las autoridades eran administrativas; con la apertura que se dio a la materia agraria y el cambio radical, era necesario la creación de un órgano encargado de impartir justicia agraria, por lo que en la fracción XIX del artículo 27 Constitucional se establece la conformación de un órgano jurisdiccional especializado en la materia: los Tribunales Agrarios; además de una institución de asesoría y representación legal a los sujetos agrarios: la Procuraduría Agraria; ambos reglamentados en la Ley Agraria, Reglamento Interior de la Procuraduría Agraria y en la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. Algunas otras instituciones se fortalecieron, entre ellas el Registro Agrario Nacional, encargado del control de la tenencia de la tierra ejidal y comunal y de inscribir los actos que crean, modifican o extinguen derechos ejidales y comunales. avalaran. Por lo anterior, desde 1993, el Gobierno Federal instituyó el programa PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos), que se resume en la facultad que otorga la Ley Agraria, en los artículos 23 y 56 de la Ley Agraria y en los aplicables del Reglamento de la Ley Agraria en materia de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares, para delimitar, destinar y asignar sus tierras. Dicho Programa fue voluntario y gratuito, en donde participaron tres intuiciones: la Procuraduría Agraria, encargada de la asesoría, representación legal y rectora del programa; el INEGI, encargado de la medición de los núcleos agrarios y de la elaboración de los planos; y el Registro Agrario Nacional, encargado de la inscripción de las actas de asamblea y de la generación de los documentos respectivos (certificados parcelarios, de derechos sobre tierras de uso común y títulos de propiedad de los solares urbanos), para ser entregados a los beneficiados. Fue entregada a los ejidos y comunidades la carpeta agraria conformada por el acta de asamblea de delimitación, destino y asignación de tierras ejidales (ADDAT), el plano interno, plano de tierras de uso y común y de asentamiento humano. El PROCEDE concluyó el 7 de noviembre de 2006 mediante acuerdo emitido por el Secretario de la Reforma Agraria, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 17 de noviembre de 2006. Como resultado de este programa se certificaron y titularon 28,780 núcleos agrarios, que equivalen al 92.24% del total nacional, lo cual corresponde a 92.1 millones de hectáreas, beneficiando a 4'382,749 familias a través de la expedición de 9'447,347 documentos que acreditan la legítima propiedad de sus tierras, quedando pendientes por certificar 2,421 núcleos19. De lo anterior se concluye que la reforma del artículo 27 Constitucional fue básicamente en los siguientes puntos: Al darse este paso tan relevante y entenderse que el campo estaba listo para tener competitividad internacional con el Tratado del Libre Comercio de Norteamérica, resultaba necesaria certeza y seguridad jurídica en los ejidos, las comunidades y los integrantes de estas. Así las cosas, la superficie de tierra de la que habían sido dotados los ejidos y comunidades, que se amparaban en la Resolución Presidencial, en el plano definitivo y en el acta de posesión y deslinde -carpeta básica-, no era el reflejo de lo que realmente tenían en posesión; por lo tanto, para conformar sociedades civiles y mercantiles, enajenar o ceder derechos parcelarios, o realizar cualquier otro tipo de contrato sobre las tierras ejidales, era necesario conocer la superficie total que tenían en posesión los ejidos y las comunidades y entregar documentos que así lo 1.Certidumbre jurídica en el campo, fin del reparto agrario y justicia agraria. 2.Capitalizar al campo, la pequeña propiedad y nuevas formas de asociación. 3.Proteger y fortalecer la vida ejidal y comunal. IV. REFORMA DEL ARTICULO 27 CONSITUCIONAL Y SU LEY REGLAMENTARIA La reforma del artículo 27 Constitucional, del 6 de enero de 1992, redefinió el régimen de propiedad liberal de la Constitución de 1957, por uno de carácter institucional en el que la Nación es la propietaria originaria y, por consecuencia, transfiere la posesión y el dominio de la misma para constituir la propiedad privada y la social respectivamente. En eso radica la importancia de este 19 Diario Oficial de la Federación, México, 2006, p.56-57. 27 precepto. El ejido es de los campesinos y ellos deciden su destino. “El reparto agrario fue uno de los procesos más vinculados con nuestro nacionalismo, y que permitió prosperar a nuestra patria y otorgó justicia a los campesinos, liberándolos de heridas y dependencias que de antaño existían. Sin embargo en las circunstancias actuales pretender seguir siendo los mismos de ayer, pone en riesgo los objetivos que fundamentaron la reforma agraria, por lo que es imperativo emprender nuevos caminos20.” La realidad demográfica, económica y social del campo obliga a elaborar nuevas respuestas para lograr los mismos fines nacionalistas, resulta necesario capitalizar el campo, emprender acciones productivas y constituir medios efectivos que protejan la vida comunitaria. Algunas consideraciones y motivos en la iniciativa presidencial: “Los mexicanos no queremos cambiar para que todo siga igual […]. La decisión de cambiar para responder a las necesidades y demandas del país está tomada; es nuestra […]. No queremos cambiar para borrar el pasado como sucede en otras partes, sino para actualizarlo […]. No podemos acudir a las respuestas del pasado, válidas en su tiempo, pero rebasadas frente a nuestra circunstancia. Nuestro nacionalismo no puede quedar atado a formas de asociación o de producción determinadas […]. A esas formas que el nacionalismo adoptó en el pasado debemos reconocimiento, respeto como expresiones de la misma corriente y aspiración. Fueron, en su momento, respuestas vivas y vigorosas. Hoy muchas ya no lo son […].La sociedad justa del siglo XXI a la que aspiramos no puede constituirse si perduran las tendencias actuales en el medio rural […]. La reforma agraria ha sido un proceso dinámico que ha transitado por diversas etapas, acordes a su tiempo y circunstancia […].La gran propiedad latifundista fue desarticulada y sustituida […]. Se procedió a la entrega de la tierra pese a la carencia de una reglamentación precisa […]. Pero hoy debemos emprender nuevos cambios. Necesitamos cambiar no porque haya fallado la reforma agraria.” 28 “La presente iniciativa está inscrita en la gran corriente histórica de nuestra reforma agraria y recupera, frente a nuevas circunstancias, sus planteamientos esenciales, responde a las demandas de los campesinos de hoy, a las exigencias de una sociedad fortalecida, plural y movilizada para la transformación […]. En el minifundio se presenta estancamiento y deterioro técnico que se traducen en producción insuficiente, baja productividad, relaciones de intercambio desfavorables y niveles de vida inaceptables […]. La inversión de capital en las actividades agropecuarias tiene hoy pocos alicientes debido en parte a la falta de certeza para todas las formas de tenencia que se deriva de un sistema obligatorio para el Estado de reparto abierto y permanente […], la disponibilidad de financiamiento y las posibilidades de asociarse son fundamentales, al igual que procesos de comercialización y transformación competitivos y eficientes. La realidad nos muestra que cada vez es más frecuente en el campo prácticas de usufructo parcelario y de renta, de asociaciones y mediería, inclusive de venta de tierras ejidales que se llevan a cabo al margen de la ley […].” “Por eso, reactivar el crecimiento sostenido a través de la inversión es el desafío central del campo mexicano y es condición ineludible para superar la pobreza y marginación […].En el medio rural se ha manifestado un exigencia para emprender una reforma a fondo en el marco jurídico para conducir el esfuerzo de los mexicanos en el campo, hacer que impere más justicia y se pueda responder a las nuevas realidades económicas y sociales […]. La inmovilidad nos llevaría a un estado de inviabilidad e injusticia social. Debemos actualizar nuestra reforma agraria para incrementar la libertad y la autonomía de todos los campesinos en la realización de sus aspiraciones de justicia […]. Ampliar justicia y libertad son los objetivos de la iniciativa21.” 20 Isaías Rivera Rodríguez, op. cit., P.69. Isaías Rivera Rodriguez, op.cit., P.69-70. 21 PODER JUDICIAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA CONSEJO DE LA JUDICATURA Si tienes dudas sobre tu procedimiento legal, solicita audiencia directamente con el juez. Ten confianza, él te atenderá. Por otra parte, al ser reformado el artículo 27 Constitucional, hubo la necesidad de emitir una nueva ley reglamentaria de dicho artículo que se apegara a sus contenidos. La ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 1992 y reformado con posterioridad para quedar de acuerdo con la publicación realizada en el propio periódico oficial el 9 de julio de 1993. Su texto se compone de 200 artículos, lo que representa menos de la mitad de los que contenía la Ley Federal de Reforma Agraria. Al observarse en la ley en comento la tendencia a la privatización de los derechos individuales sobre la tenencia de la tierra, ya no hay limitación a los derechos agrarios de los ejidatarios y comuneros, ya que ahora deja a la voluntad de éstos la decisión en la forma de trabajarla y aún en disponer de ella si es su deseo. Derivado de esto, algunos tratadistas señalan que las disposiciones agrarias tienen ahora un carácter jurídico mixto, tanto están regidas por el derecho público como lo son aquellos que se relacionan con la estructura y organización de los ejidos las comunidades agrarias, así como la designación de sus órganos internos de gobierno, las facultades de éstos y otras más se encuentran dispuestas en la Ley Agraria y los otros ordenamientos legales que regulan sus actividades; sin embargo esta ley prevé la aplicación de ordenamientos característicos del derecho privado y al admitir la posibilidad que los integrantes de aquellos núcleos de población puedan decidir su exclusión del ejido y realizar enajenaciones de sus derechos parcelarios, con particulares, se da la aplicación de ambas ramas del derecho. V.- CONCLUSIONES Siempre se ha protegido y regularizado la tenencia de la tierra, la Nación fue la propietaria de la tierra, otorgando el uso y usufructo de esta a los ejidos y comunidades, el Estado decidía su destino, la forma de organización, los proyectos que deberían implementarse, otorgaba recursos económicos a los ejidos, comunidades, ejidatarios y comuneros y establecía qué debía cultivarse. Se abusó del poder y la tierra se acaparó en pocas manos, lo cual causó un descontento y se gesto la revolución, los ideales fueron plasmados en la Constitución de 1917, restituyéndose las tierras a sus legítimos propietarios y creándose las acciones para repartir tierras, pero la propietaria de las tierras continuaba siendo la Nación. Todo el modelo diseñado en 1917 ya era obsoleto a las necesidades que requería el campo mexicano, por lo que era urgente realizar un cambio al derecho agrario, el cual en forma radical se da en 1992, para asombro de muchos y en especial de los campesinos, quienes en su momento, no entendieron, ni dimensionaron las consecuencias de ser ahora los propietarios de las tierras por las que algunos de sus antepasados lucharon derramando sangre. Había que actualizar las normas y las instituciones agrarias, dar por concluido el reparto agrario, ya que este fue realizado en los límites posibles, ya no hay nuevas tierras y la población sigue creciendo. La reforma trajo consigo, sin lugar a duda, el cumplimiento a los siguientes objetivos: a) b) c) D) Fin al reparto agrario. Dar certidumbre jurídica al campo. Proteger y fortalecer la vida ejidal y comunal. Otorgar justicia agraria. Elevando a rango constitucional, que los ejidos y las comunidades tienen personalidad jurídica y patrimonio propio. Asimismo de manera gratuita implementar un programa para medir las tierras ejidales y comunales de manera gratuita, con la tecnología más avanzada, y entregar a los núcleos agrarios y a los sujetos agrarios nuevos planos, certificados y títulos que establecen los datos básicos de identificación de las parcelas y solares urbanos, así como las medias y colindancias de los mismos y el reflejo gráfico del predio, beneficiando a uno de los sectores más desprotegidos. Con la implementación de los Tribunales Agrarios especializados en materia agraria, se cuenta con un órgano jurisdiccional encargado de la impartición de la justicia agraria. A 17 años de la reforma el agro mexicano continúa en extrema pobreza, sin desarrollo, sin tecnología, con la mayor parte de las tierras de temporal a expensas de la lluvia, sufriendo por la sequía, lo cual provoca crisis y pérdida de las cosechas en el campo; desde hace años no somos capaces de producir lo que consumimos y hay que importarlo del extranjero. Por lo tanto la reforma no ha podido otorgar la capitalización del campo, ni elevar el nivel de vida de los campesinos, mucho menos la conformación de sociedades civiles y mercantiles, en donde los núcleos agrarios aporten las tierras y los capitalistas el dinero. Quien tiene el dinero no lo comparte y menos aún conociendo los usos y costumbres de los ejidatarios y comuneros, pues no ponen en riesgo su capital, en algo que prácticamente es letra muerta. Por el contrario ellos continúan acumulando riquezas, al permitir la ley agraria que adquieran tierras ejidales, bajo el procedimiento que establece la citada ley, su único compromiso es pagar al titular de las tierras a precios muy baratos, para después realizar fraccionamientos y recuperar hasta en el triple de lo que se pago a los ejidatarios. Sin embargo el ejidatario en poco tiempo se gasta el dinero que le pagaron, ya no cuenta con su patrimonio su tierra- y continúa siendo pobre. 29 Se ha dicho que el derecho agrario no puede ser considerado como una garantía de seguridad social, que la reforma se dio para la desaparición de los ejidos y ser propiedad privada. Nuestros legisladores tarde se dieron cuenta de la necesidad de realizar modificaciones a la ley agraria, pero por motivos políticos aún no han sido aprobadas las reformas, y las mejores tierras ya no están dentro de la propiedad social. El pretender retomar el pasado sería un retroceso, tampoco se comparte la idea de la desaparición del ejido, a pesar de todo quienes estamos en comunicación con los campesinos, en especial con los mayores, conocemos del amor que le tienen a la tierra y no quieren ser despojados de ella, ya que al final de nuestra existencia regresamos a la tierra para sembrarla y dar vida. Son fieles a la ideología de su hermano sacrificado Emiliano Zapata: “Peleé para obtener las tierras de regreso, las que nos pertenecen por derecho […]. Lo suyo era otra cosa, algo mítico, inmemorial, los hombres que provienen de la tierra y a ella vuelven, marcados por el sol y sus inclemencias y que la trabajan una y otra vez; una comunidad marcada por la mismas injusticias que se siente unida porque ahora comparte la esperanza mínima de poder comer de ello, de seguir viviendo ya sin miedo, ya con lo suyo, con su tierra. Con su polvo. Ayudando a reír a quien sonríe. Para eso pelearon, para volver con su madre, con nuestra madrecita la tierra, la que se dice Patria.”22 30 BIBLIOGRAFÍA Barcenas Chávez, Hilario; Derecho Agrario y el Juicio de Amparo, Mc Graw Hill, México,1999. Chávez Padrón, Martha; El Derecho Agrario en México, Porrúa, México, 1974. González Navarro, Gerardo N.; Derecho Agrario, Oxford, México, 2005. Mendieta y Núñez, Lucio; Introducción al Estudio del Derecho Agrario, Porrúa, México, 1996. Palou, Pedro Ángel; Zapata, Planeta, México, 2006. Rivera Rodríguez, Isaías; El Nuevo Derecho Agrario Mexicano, Mc Graw Hill, México, 2001. Sotomayor Garza, Jesús G.; El nuevo Derecho Agrario en México, Porrúa, México, 2003. Diario Oficial de la Federación, México, 2006. H TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Q U E R É T A R O Humaniverso es una publicación electrónica científica con periodicidad semestral, publicada por el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro y su Archivo Histórico del Poder Judicial. Humaniverso busca servir como foro para trabajos de alto perfil académico 22 Pedro Ángel Palou, op. cit., P.167. www.tribunalqro.gob.mx/humaniverso LA ÉTICA PÚBLICA DEL JUZGADOR Mtro. Eugenio Castellanos Malo* I. PREFACIO Las reflexiones sobre el tema versan sobre la trascendente función jurisdiccional que desarrolla no sólo el juez, sino todo el equipo de colaboradores que la hacen posible; es, por tanto, de carácter incluyente para los auxiliares de la administración de justicia y para el propio foro de abogados. Antes de iniciar, como ya encauzada la profesión, tenemos la ingente necesidad de descubrir nuestra propia identidad como seres humanos genuinos, que libremente elegimos la vocación de juristas, vocación que nos ubica de frente con nuestra existencia y que, seguramente, constituye la razón vital que integra todas sus exigencias. De esta guisa, a la profesión no la poseemos, sino que es ella la que nos posee y a la que nos debemos1, entregándonos de manera decidida, siendo la mayor satisfacción espiritual la del deber cumplido, en una labor esencial, indispensable e impostergable para la sociedad, que es la sujeción sin regateos al Derecho y a la Justicia. El trazar las presentes líneas representa la oportunidad de compartir con Ustedes, amables lectores, algunas reflexiones en torno a un sentimiento del que participamos todos los que elegimos la vocación de juristas y que es, precisamente, la pasión por el derecho. II. LA TRIADA JURIDICA Para iniciar con esta disertación, consideré oportuno citar textualmente la triada de preceptos en los que Ulpiano establece los principios que definen al derecho: TRIA IURIS PRAECEPTA: I-“Jus est ars boni et aequi”II-“ Juris preacepta sunt hace honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere.” III“Justitia est constans et perpetua voluntas jus suum ciuque tribuendi”2. Para proceder de manera exegética, el concepto de principio deriva etimológicamente de principium, de pris: que es lo antiguo, lo valioso; cp de capere, que es tomar y de caput, que es cabeza3. Así, aquí tenemos reflejada la base, origen, punto de partida o razón fundamental, por donde comenzamos el estudio del Derecho. El primer enunciado establece claramente que “el derecho es el arte de lo que es bueno y lo que es equitativo”; el segundo, explica primero que el derecho consiste en vivir honestamente, con lo cual hace una clara referencia al objetivo primordial de hacer un hombre de bien, que se debe a sí mismo. En estos primeros dos enunciados encontramos un contenido básicamente ético y advertimos que, en el contexto histórico del monismo político en que fue concebido, no se distingue el derecho natural o moral del derecho propiamente dicho. * Magistrado propietario del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de Querétaro. PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO, TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA, MAGISTRADO Jesús Garduño Salazar, Informe de Actividades, 2007 2008, presentación, Querétaro Qro, p. 1-4 2 PETIT E., Tratado Elemental de Derecho Romano, NACIONAL, Traducción por el Dr. José Fernández González, 1971, p. 19 3 DICCIONARIO JURíDICO, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURIDICAS, UNAM, México, Tomo I, 1998, p. 25 1 31 Este mandato que impera a todo hombre a vivir de esa manera, se limita a formar un hombre bueno, sabio, con austeridad moral, consciente de su elevada misión, con autocontrol, disciplina y compromiso. La violación de este precepto, eminentemente moral, no implica daño o perjuicio directo a los demás. Se trata de una norma universal que prescribe conservar el decoro, el pundonor, la decencia, la compostura, la sobriedad, la respetabilidad, en suma, la nobleza de espíritu; se trata de lo que hoy distinguimos como deberes para consigo mismo. Esta regla implica únicamente deberes éticos que rebasan lo estrictamente jurídico. De aquí surge la pregunta obligada, es decir, el primer planteamiento: ¿el juzgador deberá ser un hombre bueno? Pasando al precepto, que igualmente se ubica en el segundo enunciado, consistente en no dañar a nadie, entraña un mandato para la vida del hombre en sociedad, y se traduce en hacer del mismo un buen ciudadano, que tiene deberes para con los demás y, por tanto, cuando se ordena que no se cause perjuicio a otro semejante, ya entramos en el campo del derecho. El contenido del tercer precepto es dar a cada quien lo suyo, que conlleva a la definición de Justicia, agregando que ésta debe ser constante y eterna, son conceptos de carácter jurídico y comprenden instrucciones dirigidas a los jueces o magistrados que se traducen en deberes para los que se encuentren sometidos a su jurisdicción. 32 José Ortega y Gasset afirma que “. . .hay dos modos de estar en la vida: Uno consiste en abandonarse, dejando que los actos salgan como ellos quieran. Otro es detener los primeros movimientos y procurar que nuestro comportamiento se produzca conforme a normas...”4 Esta aseveración que hace el célebre universitario madrileño sobre la inmersión del hombre en el mundo de los preceptos, nos lleva a la reflexión que hiciera el magistrado Jesús Garduño Salazar, al referir que “. . . desde el principio, cuando lo único que hubiera sido percibido en nuestro Universo fue la masa incandescente y su explosión, ya regían las normas... Aun cuando no era medido el tiempo, dado que no había especie humana, las reglas ya existían. . . perennes o intemporales, trascienden al género humano, aun cuando éste termine. . . Descubrió el hombre los principios que hacen eternamente repetible la causalidad y les llamó ley natural, que no está impresa en la mente humana, sino que es producto de la observación, de la reflexión y de la práctica de los seres racionales. . .” 5 Con lo cual hoy podemos advertir que si bien todas las leyes enunciadas son, finalmente, normas de conducta, existe distinción entre las jurídicas, las éticas o morales, las religiosas y las convencionales, diferenciando 4 igualmente el derecho vigente del iusnaturalismo. III. LA CUESTIÓN ÉTICA. Así, el tema de reflexión aborda la ética; es ésta una razón vital, pues el hombre se encuentra dividido al cuestionarse sobre qué hacer y cómo actuar. ¿Cómo resolver el problema que le presenta la vida?, ¿de qué manera tratar con el mundo?, ¿cómo dirigirse?, ¿cómo actuar?, ¿cómo estar y cómo ocuparse del universo circundante?. Ahora bien, la ética es una ciencia directiva, de carácter prescriptivo, para encauzar los actos humanos, de acuerdo con la recta razón y, mediante un conjunto ordenado de principios, reflexiones y conclusiones que le permiten elegir, sin vicios, el bien, es decir, orientar su conducta a la finalidad propia que es la realización plena como persona humana, siendo una aspiración común alcanzar la felicidad y la finalidad de la ética, formar mejores personas, más plenas, que anhelen su perfeccionamiento. Esto se logra por el desenvolvimiento de la propia naturaleza, al través de la realización de actos buenos, que son aquellos conformes a la norma moral, esto es, que el fin al que se ordene sea bueno, atendiendo a las circunstancias de modo, tiempo y lugar. La ética direcciona la conducta y, la repetición de actos buenos de la misma especie, forma la virtud, constituyéndose la ética en una herramienta útil para tomar decisiones, para evitar errores y riesgos. Los presupuestos de la ética se traducen en máximas de carácter universal, de carácter paradigmático, es decir, en términos de Thomas Kuhn, en un “Conjunto de convicciones compartidas por el mundo”6 , entre los que encontramos las de hacer el bien y evitar el mal; no hacer a otro lo que no desees para ti mismo; el amor al prójimo y, en la ética religiosa, el amor a Dios. Los principios enunciados conllevan a la convivencia armoniosa y la supervivencia de la especie humana. Existe una correlación obligada entre las exigencias de carácter moral que se revisten de derecho positivo y, de guisa, lo humaniza, legitima y encauza hacia un bien común. Los principios referidos también pueden conceptuarse como modelos y soluciones reconocidas por la comunidad, así como una cosmovisión ante la vida que sobrellevan una necesaria sinergia crítica hacia el anhelo de perfección del acto de justicia, en contraposición a rendir un culto ciego de la norma jurídica positiva, pues la incorporación del deber ético exige impartirla con equidad, es decir, en proporción, equilibrio, armonía, centrada en el fenómeno humano. ORTEGA Y GASSET J., El Hombre y la Gente., Altaya, Barcelona, 1993, p. 93 y ss. PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO, Op.Cit. p. 1-4 6 SÁNCHEZ Campos Martha., THOMAS S. KHUN., Philosophica., 15 de Octubre del 2009, (http://www.philosophica.info/voces/kuhn/Kuhn.html). Profesora de Historia de la Filosofía Departamento de Artes y Humanidades. Universidad de los Hemisferios, Quito, Ecuador. 5 Para sustentar el sentido normativo de la ética, como lo indica el Maestro Sergio E. Casanueva Reguart7 en su obra Ética Judicial, basta con tener presente su significado etimológico, que es ETHOS: conducta, y FINALIDAD: bien, adecuación de orden, esto es, encauzar la conducta ordenadamente hacia su finalidad y, en sentido teleológico, la práctica de los medios para alcanzar los fines u objetivos más caros del hombre: alcanzar su verdadera felicidad, un sano equilibrio, la propia supervivencia, un desarrollo sustentable, una convivencia armónica, así como paz, tranquilidad y gozo interior8, es la ciencia de medios para alcanzar fines. El célebre estagirita advierte que el camino no es fácil, que implica una decidida y fuerte lucha interior para alcanzar el perfeccionamiento: no basta simplemente con desearlo, sino que la ética es una ciencia encauzada hacia la experiencia, hacia la transformación de mi persona y de la realidad circundante; significa ponerse en movimiento hacia el más elevado valor que es la Justicia, con profunda conciencia de lo que entraña dicha responsabilidad, lo que se sintetiza en la reflexión que hace sobre el particular: “ . . .de muchas maneras puede uno errar, pues el mal pertenece a lo infinito y el bien a lo finito y de una sola manera es el acierto: fácil el fallar la mira; difícil el dar en ella. Los buenos lo son de un modo único y de todos los malos. . .”9 IV. PRINCIPIOS ÉTICO - CONSTITUCIONALES. Los elevados valores constitucionales exigidos a los juzgadores de excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo, independencia, honorabilidad o probidad y eficiencia, son mayores que los que deben observar los restantes servidores públicos. La enunciación de dichos ideales éticos atiende a la vocación del hombre, distinguiendo varios tipos de ética, siendo aquí destacada la de tipo profesional, que es aquella hacia el género de trabajo al cual el individuo se consagra de manera estable, pues elegir una profesión, significa hacer votos, lo que entraña una preparación constante que, como señala Piero Calamandrei10, se debe plasmar en él la conciencia del valor moral de su profesión mediante el conocimiento de aquellos imperativos no escritos de corrección y decoro profesional, actualizando los valores de honradez, independencia, formalidad y amor propio que son tradición de clase, en que el juez debe ser modelo de probidad, perspicacia, diligencia y honor profesional. Estos valores de la imagen pública de honorabilidad, de expresión de autoridad y dignidad del juzgador, conjuntan los mundos del ser y del parecer, y se explican con los cuatro atributos que el ministro en retiro D. Juan 7 CASANUEVA Reguart Sergio E., Ética Judicial, Bases para la Construcción de una Ética Judicial, Porrúa, México, 2006, p.5-11 Ibídem 9 ARISTOTELES., Ética Nicomaquea., 21ª Ed., Porrúa, México, 2007, p. 30. 10 CALAMANDREI P., Elogio de los Jueces, EDF, México, 1994, p. 156 y ss. Díaz Romero11 establece para el buen juez y que son los físico-psicológicos; los científico-técnicos; los administrativo-gerenciales, destacándose finalmente los éticos en los que se ubican los valores reseñados por nuestra ley cimera. La ética va más allá de la formalidad de la norma jurídica, toda vez que implica exigencias de esfuerzos máximos y no se halla reducida a los parámetros sancionadores que el ordenamiento positivo impone. Esto implica que, si ancláramos la responsabilidad ética sólo en las normas jurídicas, sería el equivalente a tener confianza en que el derecho lo es todo y todo lo puede resolver; y no es así, pues la ética apela a la conciencia e intencionalidad, no le interesa castigar a nadie sino invitar a que el responsable se conduzca de acuerdo a los parámetros éticos que de él se esperan y que la propia ética judicial le propone. En esa tesitura, la ética consiste en poner el máximo esfuerzo personal y profesional posible, no conformándose con el mínimo brío; definitivamente, exige el máximo potencial, tendiendo a la perfección, pues es alcanzar un modelo de ideales de vida buena y excelente, lo que conlleva a realmente comprometerse con la perfección profesional y, en tratándose de los que colaboran con los órganos jurisdiccionales, buscar, ante todo, la virtud máxima que es el bien de la justicia, lo que se traduce en la desiderata de ofrecer un servicio excelente de justicia. Tampoco podemos soslayar las inclinaciones naturales del humano hacia los antivalores y la proclividad de cometer errores, por lo que, en el terreno ético, al actualizarse una falta, lo que se ha de propiciar es el expreso reconocimiento del deber incumplido y el firme propósito de no repetir dicha infracción, pues es precisamente la rectificación su principal propósito. V. TRIBUNALES DE ÉTICA JURISDICCIONAL. En México contamos con el instituto de investigaciones jurisprudenciales y de promoción y difusión de la ética judicial que ha venido realizando una excelente labor al frente del ministro en retiro, Don Juan Díaz Romero, sin que existan tribunales de ética judicial, quedando así pendiente por dilucidar la cuestión consistente en: ¿cómo ofrecer un servicio excelente de justicia? Resulta obligado dejar sentado que, para fincar responsabilidades de este tipo, no se establecen procedimientos ni tribunales, ni tampoco hay alguna comisión u órgano de ética para actuar y pronunciarse sobre la conducta ética de los jueces, pues el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial Federal, en el mejor de los casos, la incluye en la nómina de las otras responsabilidades. 8 11 DIAZ Romero J., Los Cuatro Atributos del Buen Juez, Ponencia presentada en la ciudad de Oaxaca, Oaxaca, 23 de Noviembre de 2007. 33 Lo anterior significa que, dentro del procedimiento disciplinario seguido en forma de juicio al funcionario judicial, ya se entenderán incluidos, implícitamente, los reproches morales, lo cual no es satisfactorio en razón que las normas legales no recogen todas las exigencias de tipo ético y así, aun cuando existan conductas que ameritarían una desaprobación moral, no son susceptibles de una sanción. La ausencia de tribunales de ética judicial, nos lleva a reflexionar en casos concretos que son materia de estudio de los mismos en países tales como Argentina y Paraguay, en los que se analizan, entre otras, las siguientes conductas: ¿Qué sucedería con el juzgador que se encontrara jugando asiduamente en casinos, o de aquel que haya sido aprobada su tesis doctoral e incluso publicada y, posteriormente, se advirtiera plagio en más de cuarenta hojas de la obra, o del que se hiciera tatuajes definitivos en su cuerpo o lo perforara para colocar objetos colgantes? ¿o que no asistiera con puntualidad a sus citas; o que frecuentara lo que los romanos denominaban lupanares, que eran lugares en que las mujeres aullaban como lobos para ofrecer sus servicios sexuales?, ¿o que, en aras de la garantía de libertad de elección de género y de no discriminación, obtuviera una nueva acta de nacimiento que no revelara su identidad?, ¿o que no se aseara en absoluto y exclamara como Carlos V, que se bañaba una vez al año, aunque no le hiciera falta? Análogas situaciones son revisadas en los países 34 citados por tribunales de ética judicial, conformados de una manera especial por personalidades respetadas en la sociedad pero separadas de la función pública. Nosotros, como lo hemos expresado, carecemos de procedimientos establecidos al efecto, subsumiéndose la conducta necesariamente en alguna otra falta administrativa, por lo que, las anotadas, difícilmente podrían encuadrarse en ninguna de ellas. Considero pertinente referir en el presente que el perfil del juzgador que conforma el paradigma al que hicimos mención, es decir, la cosmovisión o corpus moral que se estima necesario para el adecuado desempeño de dicha función, rebasa incluso las virtudes judiciales establecidas en la ley fundamental, haciendo a continuación una enunciación no limitativa de éstos, aun cuando algunos se puedan considerar como sinónimos, y que nos ilustra sobre los valores esperados en estos servidores públicos: Humanismo-racionalidad, sensibilidad-flexibilidad; justicia-imparcialidad, objetividad; equidad-conjunción de los principios del derecho natural y el derecho positivo; prudencia-providencia, deliberar correctamente, ponderación; previsión-operatividad, moderación, tolerancia; responsabilidadlaboriosidad, perseverancia, fortaleza, independencia; patriotismocompromiso social; respeto-imagen pública, decoro, sobriedad, honestidad; oficiosidad-diligencia; ordendisciplina; adecuación-eficacia, eficiencia economía, transparencia. VI. CÓDIGO DE ÉTICA DEL PODER JUDICIAL FEDERAL. Los referentes deontológicos resultan de evidente elevado perfil, tal como dispone, en su parte conducente, el artículo 55º del Código de Ética12: “ . . el ejercicio de la función jurisdiccional supone exigencias que no rigen para el resto de los ciudadanos. . .” La citada prescripción se encuentra confirmada con la aseveración doctrinaria de Calamandrei, quién refiere que “… Tan elevada es la misión del juez y tan necesaria la confianza en él, que las debilidades humanas, que no se notan o se perdonan en cualquier otro funcionario público, parecen inconcebibles en un magistrado. . . Los jueces son como los miembros de una orden religiosa. Cada uno de ellos tiene que ser un ejemplo de virtud, si no quiere que los creyentes pierdan la fe. . .”13 En la concepción de John Henry Merryman14, al juez se le exige ser un héroe y un líder cultural, un continente sólido de justicia, la realización de máxima deontología profesional, lo que es más, una figura paternal, una persona de bien que legue a sus hijos un nombre honrado y limpio. Al referirse a su extracción profesional, también la considera selecta, pues estima que su nombramiento se da con base en el reconocimiento y prestigio social, con una remuneración adecuada, ubicándolo como un investigador y científico del derecho con estatus social de trascendencia; un verdadero creador judicial, portador de grandes cualidades humanas, como las de filósofo, erudito, perspicaz, paciente, con excelencia moral, con espíritu independiente y equitativo compromiso moral y social, en que su labor no se agota en un puesto público sino en una verdadera misión. El código de ética del Poder Judicial de la Federación igualmente los ubica independientes frente a influencias extrañas del sistema social, imparciales frente a influencias extrañas a las partes sometidas, objetivos frente a influencias extrañas del propio juzgador, profesionales excelentes, con la suficiente capacidad de dominar la teoría y conocimiento de las causas, poseedores de una praxis deducida de un saber universal, que sólo se logra con dedicación al estudio, trabajo soportado en equipo y amplio compromiso social, integrando lo que se conoce como la post burocracia. Esta importante compilación de reglas deontológicas, tiene como referente a la Asociación Mexicana de 12 CÓDIGO IBEROAMERICANO DE ÉTICA JUDICIAL., XIII CUMBRE JUDICIAL IBEROAMERICANA., Cumbre Judicial Iberoamericana., Cancún, 2006 p. 16. 13 CALAMANDREI P., Op. Cit. p. 236. 14 MERRYMAN J.H., La Tradición Jurídica Romano Germánica., 8ª, FCE, México, 2003, p. 72 -79. Impartidores de Justicia, ideada en Jurica15, y que finalmente se aprueba siguiendo los lineamientos del código modelo iberoamericano de ética judicial, ante el cual nos encontramos en presencia de una ética laica, atenta la vocación del Estado mexicano, siendo su valor preponderante la Equidad (epieikeia) que se traduce en la rectificación constante de la ley, en virtud de su generalidad. Valga señalar que, en términos modernos, la equidad es la adecuación de la ley al caso concreto, que se traduce en una actitud o forma de hacer justicia por parte del juzgador y, que al relacionarlo con esta declaración de principios, refleja el anhelo de llegar al humanismo, como principio más prístino del derecho, reflejo de la perfección de la justicia. La obra en comentario consta de 5 capítulos, 16 artículos, exposición de motivos y 26 páginas; cada artículo lleva un título o rubro precediendo el contenido. Se encuentra escrito en una redacción sencilla, en que se hace mención de los grandes principios constitucionales, los valores, virtudes, conductas y prácticas cotidianas esperadas para un buen impartidor de justicia. Es relevante el citado documento, pues en forma clara define y establece como obligatorios los principios, valores y parámetros, constituyendo un proyecto de acción cuya teleología es conformar una comunidad que permita la sana convivencia con nuestros semejantes y con la naturaleza para lograr su beneficio que se refleje en un mundo mejor y concomitantemente, evitar su enrarecimiento y la extinción de la raza humana. Correlativamente, su conocimiento permite clarificar las acciones y actitudes que se deben adoptar, pero éstas se logran con carácter y éste se forma con disciplina, tal como exclamara Saulo de Tarso, “un hombre sin disciplina es un hombre sin alma”16; así, sólo se obtienen las metas trazadas propiciando sanas prácticas. Entre otras prescripciones, esta compilación de normas de conductas esperadas de los servidores públicos, establece que los servidores públicos no acepten obsequios o beneficios injustificados; priorizar ante todo la convivencia y el aprecio por la dignidad de la persona humana y la búsqueda de una justicia de calidad, que brinde certidumbre, objetividad, imparcialidad, transparencia al justiciable, dentro de la secrecía profesional. Igualmente, insta a tener presente en todo momento la investidura del cargo, como ya expusimos, a cuidar la imagen del juzgador, pues va en ello el prestigio de la judicatura, así como a privilegiar entre los compañeros de trabajo una cooperación e interactuación respetuosa, a llevar al cabo un permanente ejercicio entre lo justo y lo razonable, al reconocimiento de la dignidad intrínseca de la persona, fuente y fin de todo esfuerzo jurídico y, con ello, patentiza el compromiso con el humanismo, fundamento de la convivencia social que se sintetiza en no hablar de legalidad sin antes pensar en justicia. En suma, este documento hace un llamado a la lealtad de conciencia, fijando un corpus ético, primeramente aplicable al ámbito jurisdiccional, pero que debe repetir en el foro de abogados, de peritos, de auxiliares de la administración de justicia, en la administración pública activa y, finalmente en la sociedad, para recuperar las redes de confianza que permitan avanzar hacia un mundo menos deshumanizado. VII. CONSECUENCIAS ÉTICAS. La trascendencia de los actos conllevan a la satisfacción del deber cumplido, a la tranquilidad de conciencia, proporcionan seguridad y una auténtica felicidad, en contraposición a la angustia, ansiedad, deshonra y, finalmente, tristeza que provoca su desviación, tal y como lo afirma el maestro Casanueva.17 Las cuestiones que se abordan en la ética son de elemental sobrevivencia para el género humano y que éste mismo ha propiciado con su actuación irresponsable, bastando mencionar el calentamiento global, el rompimiento de la capa de ozono, la contaminación de los ríos y de los océanos, los desiertos submarinos, la deforestación y polución sin precedentes, la extinción de innumerables especies tanto vegetales como animales y que son ecocidios provocados por el desprecio de la humanidad al iusnaturalismo, lo cual debe movernos al rescate de la estatura genuina del hombre, como reflexiona Emmanuel Kant en su obra Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres que “. . . La finitud geográfica del planeta Tierra debe propiciar la hospitalidad. . .”18 VIII VALORES ÉTICOS EN LA JURISPRUDENCIA MEXICANA. La implicación de criterios éticos en las resoluciones judiciales es confirmada por el magistrado Sergio Casanueva Reguar que nos refiere lo siguiente: “. . . por la forma como la Suprema Corte de Justicia de la Nación interpreta las normas jurídicas y aplica el derecho, existe una estrecha relación entre las normas jurídicas y las normas morales, por lo que la propia Corte ha legitimado la existencia de una valoración ética respecto de ciertas conductas o hechos, a las cuales les asigna una consecuencia, incluso de tipo jurídico. . .”19, así como el 15 PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN., SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN., El Libro Blanco., SCJN, México, Primera edición: agosto de 2006. 16 ANÓNIMO, LA BIBLIA ., Carta a los Efesios, Progresemos al Hombre Perfecto, XII E.d, Verbo Divino, Madrid, 1989, p.431 17 CASANUEVA Reguart Sergio E., Op. Cit. p. 6. 18 KANT I., Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres., 15ª, México, Porrúa, 2007, p.45 19 Ibídem 35 trabajo de investigación denominado valores éticos en la jurisprudencia fiscal mexicana20, en el que fueron analizadas 3,036 ejecutorias en materia fiscal de la 9ª época, las 152 jurisprudencias que se formaron de las mismas y las 60 sentencias que les dieron origen, dictadas en su mayoría por la 2ª. Sala del máximo tribunal de justicia del país, y en él fueron estudiados más de cincuenta diversos ordenamientos que permitieron descartar que en esa rama de derecho público se atienda exclusivamente a los dos principios fundamentales del iuspositivismo que se enuncian: “que el juez es la boca muda del derecho y en la obligación que aquél tiene de resolver conforme a éste”, que se traducen en la completitud del mismo, pues como concluyó el señor ministro D. Mariano Azuela, existe una interrelación entre el Derecho Positivo y la Deontología, esto es, una simbiosis entre el iuspositivimo radical y el iusnaturalismo, asumiendo que, al resolver los casos concretos, la Corte atiende a reflexiones de índole axiológica. IX. LA ÉTICA ARISTOTÉLICA. En el estudio de esta disciplina no se puede pasar por alto las fuentes clásicas, como en el caso del ínclito Aristóteles de Estagira21, quien nos enseña con claridad sus bases. De la Ética Nicomaquea podemos desprender siete grandes premisas: 36 1. Todas las cosas aspiran hacia el bien. 2. Es natural la búsqueda de la felicidad. 3. Alcanzar la felicidad implica desarrollar las potencialidades esenciales. 4. Elección de los medios para alcanzar los más elevados fines. 5. Conservar la amistad dentro de la virtud. 6. La amistad con hombres virtuosos perfeccionan el desarrollo de cualidades intelectuales. 7. El hombre restituye su armonía con la naturaleza al través de la vida virtuosa. Refiere que , “. . .en la pobreza y en los infortunios, se considera a los amigos como el único refugio. Los jóvenes los necesitan para evitar el error; los viejos para su asistencia; los que están en la flor de la vida, para las acciones nobles. Dos marchando juntos, más capacitados para pensar y actuar. . .”22 Define al amigo como el que quiere y hace el bien, como el que quiere que su amigo exista y viva por amor del amigo mismo y que el grado más alto de amistad la compara con la que uno tiene para consigo mismo. Como podemos advertir, tal y como lo refieren quienes han profundizado en el análisis del tema23, el concepto 20 de amistad, en sentido ético, debe ir acompañado de buena voluntad y amor: nace entre los sabios virtuosos porque siguen perfectamente la naturaleza (binomio), siendo propulsora de las virtudes y se encuentra en continuo perfeccionamiento. Si bien la amistad personal e inclinación social del hombre son componentes que se entrelazan y constituyen el significado político de la amistad, también lo es en relación al tema ético, guardando los límites como son el actuar en forma recta y honesta; igualmente prescribe no obrar en contra del Estado por causa del amigo, a conservar la amistad, dentro de la virtud, siendo regla esencial pedir cosas honestas a los amigos y hacerlas por causa de ellos, sin que la amistad pueda sobrepasar los grandes principios. La sociedad aspira a alcanzar valores que estima necesarios para la sana convivencia social y la propia supervivencia del grupo y conformar en general un mejor estado de vida, para lo cual implementa acciones que son la razón vital, es decir, lo que integra todas las exigencias de la vida. La ética aristotélica nos patentiza la importancia de la amistad, aun para los que ocupan cargos públicos, y distingue cuál es la que impulsa al fenómeno humano a alcanzar su plenitud. X. CONSIDERACIONES FINALES. Amén de lo expuesto, considero oportuno reflexionar en la relación que tiene el Amor con el Derecho, con el trabajo intelectual que realizamos cotidianamente en nuestras respectivas áreas, cuya materia prima son las normas jurídicas y ubicar a Paul Kahn24, jurista, doctrinario, investigador estadounidense contemporáneo, catedrático de la prestigiosa universidad de Yale, quien en su obra “El análisis cultural del derecho”, lo percibe en los siguientes términos:“…Entre el orden y la revolución, eliminamos de nuestra visión un mundo alternativo de amor, en el que todas las distinciones políticas son disueltas. . . El amor se aproxima al orden político desde una posición ajena a la historia y al espacio de la Nación. . . .El amor no tiene secuencia temporal o limites geográficos… Nos conecta con todas las personas, en todas partes y en todos los tiempos… Localiza el significado en una aceptación y en una identificación con los otros. . . Busca siempre trascender las distinciones entre las comunidades de lealtades limitadas.”… Para continuar exponiendo que . . . “ Desde la perspectiva del amor, todos nosotros somos miembros de una humanidad que sufre. . . de movernos desde el yo hacia el otro y hacia todos los otros. . . El CASTELLANOS Malo Eugenio, Valores Éticos en la Jurisprudencia Fiscal Mexicana, SCJN, México, 2007, p. 3- 9. ARISTÓTELES., Ètica Nicomaquea., Op. Cit. P. 30 - 60 22 Ibídem 23 CEVALLOS Alcocer M., Cicerón y la Amistad, un compromiso con el bien y la virtud, Universidad Anáhuac del Sur., estudio histórico-filosófico del concepto amistad en el Laelius de Amicitia de Marco Tulio Cicerón, Serie Estudios Ocasionales, 2005, p. 10 y ss. 24 KAHN Paul; El análisis cultural del derecho, Gedisa, Madrid, 2004, p. 162-165. 21 amor liberado en el interior del Estado de derecho se convierte en el significado escondido del derecho. . . Se presenta el derecho como un medio para facilitar el amor que cada uno tiene que mostrar al otro si hemos de materializar algún significado duradero en nuestras vidas. Lo público y lo privado cambian lugares como la expresión de nuestros más altos valores. . . El amor, sin la protección del derecho, no tiene el poder de perdurar. . . El amor tiene que volver a entrar a la ciudad pues, si no coloniza lo político no puede sobrevivir. . . La ambición del derecho es materializar una nueva comunidad en la historia. . . . . Lincoln habló de malicia hacia ninguno y caridad para todos. . . El amor nunca se gana, por tanto, no puede ser falsificado. . . Se presenta como un regalo, inmerecido y, frecuentemente, no buscado. . . “25 En suma, el propósito de la ética es proponer pautas para realizar nuestras cotidianas actividades de manera apropiada, brindándole un sentido vital a la conducta del ser humano en todas las áreas prácticas de la existencia y evitando así cometer actos injustos. Para concluir con esta breve exposición, atenta la amplitud del tema, tener presente el imperativo categórico enunciado por Emmanuel Kant26 que nos constriñe a obrar de tal modo que la máxima de tu acción, pueda convertirse en ley universal, así como la consideración que hace que la satisfacción máxima consiste en el cumplimiento del deber, de lo que podemos percatarnos que se posiciona a la virtud como la fuerza máxima del hombre, bajo la perspectiva de que esos retos es donde se forja el carácter y lo que diferencia a los actos verdaderamente valiosos y que, aun cuando no se haya alcanzado la perfección, se debe correr tras de ella con la pretensión de darle alcance, ocupándose en lanzarse en persecución de lo que está delante, hacia la meta, perseverando firmemente. Considero que José Ortega y Gasset describe magistralmente este imperativo vital, al referir que “. . .La nobleza se define por la excelencia, por las obligaciones más que por los derechos: vivir a gusto es de plebeyos: El noble aspira a ordenación y ley; esforzarse es vivir, estar prestos a separarse de sí mismos, a trascender de lo que es, hacia lo que se propone como deber y exigencia. . . esta es la diferencia entre la vida vulgar del hombre masa, cuya vida carece de proyecto y va a la deriva…”27 XI. CONCLUSIONES I.- La elección vocacional es una cuestión vital, que nos hace descubrir nuestra propia identidad. II.- La ética publica involucra no solo a jueces y magistrados, sino a todos los colaboradores y auxiliares del acto jurisdiccional, a efecto de formar redes de confianza que trasciendan el foro y a la sociedad en general. 25 Ibídem. KANT I., Op. cit., p. 20 30, 43, 45 y ss. 27 ORTEGA Y GASSET J., La Rebelión de las Masas., Op. Cit. p. 90. 26 III.- El paradigma de los valores de los impartidores de justicia es mayor que el exigido al actuar de los demás servidores públicos. IV.- En nuestro país las faltas éticas sólo pueden ser subsumidas en el procedimiento administrativo de responsabilidad, seguido en forma de juicio a los servidores públicos, siempre y cuando se encuentren contempladas en el derecho vigente. V.- El código de ética del Poder Judicial Federal, ha sido adoptado en forma reglamentaria por algunos Tribunales, entre ellos, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de Querétaro, lo que permite avanzar en explicar las acciones y actitudes esperadas de los funcionarios jurisdiccionales. VI.- El binomio del derecho positivo y las normas éticoiusnaturalistas se complementan recíprocamente. VII.- La ética prescribe esfuerzos máximos para alcanzar a plenitud los valores del humanismo integral. BIBLIOGRAFÍA ARISTOTELES, Ética Nicomaquea, 21ª Ed. Porrúa, México, 2007. 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Khun., Philosophica., 15 de O c t u b r e d e l 2 0 0 9 , (http://www.philosophica.info/voces/ kuhn/Kuhn.html). Profesora de Historia de la Filosofía Departamento de Artes y Humanidades. Universidad de los Hemisferios, Quito, Ecuador. Visita del Gobernador José Calzada Rovirosa al Poder Judicial. Firma de Convenio de Colaboración entre el Poder Judicial y el Ayuntamiento de San Juan del Río. 39 Firma de Convenio de Colaboración entre el Poder Judicial y el Ayuntamiento de Pedro Escobedo. Firma de Convenio del Poder Judicial con el Ayuntamiento de Huimilpan y su Alcalde el C. Saúl Ayala. El Poder Judicial del Estado de Querétaro asistió a la Reunión Nacional de la Comisión Nacional de Tribunales de Justicia celebrada en el Estado de México. 40 Visita del Gobernador Calzada al Palacio de Justicia, acompañado del Srio. de Gobierno y el Presidente de la Mesa Directiva de la Legislatura del Estado.