Parte II - Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro

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DERECHO AGRARIO
Lic. Martha Ofelia García Sánchez*
INTRODUCCIÓN
La materia de derecho agrario ha sido considerada poco importante, por ello
en algunas Universidades ya no es considerada como obligatoria en los
programas de estudio, sino como opcional; de tal suerte que los estudiantes
de derecho y algunos postulantes, sin conocer a que se refiere esta rama del
derecho, vierten comentarios erróneos del derecho agrario.
Es indudable que la materia resulta más familiar, o más interesante, para el
alumno de las universidades del interior del país que para quienes radican en
la capital o, incluso, en algunas de las grandes urbes. La cercanía del medio
rural, así como de sus productores y organizaciones, son factores que elevan
o disminuyen el interés en esta rama del derecho1.
Sin embargo, los estudiosos del derecho, de otras ciencias y la población que
no radica en el campo, se han olvidado de algunas frases que nos ligan con el
derecho agrario:
“Tierra y Libertad2.”
“La tierra es de quien la trabaja3.”
“La historia Universal nos ha demostrado que el establecimiento y el desarrollo
de la propiedad agrícola ha sido sagrada para todos los pueblos del mundo4.”
22 “La historia nos ha demostrado también cómo los problemas de la tierra han
creado verdaderas revoluciones y han causado la muerte de incontables
millones de seres humanos5.”
“La tierra es para el hombre no sólo el ineludible basamento físico de su
existencia, sino que representa de manera consustancial su origen, su
sustento y su destino6.”
“La cuestión agraria en México ha descansado, de manera permanente, en la
íntima relación del hombre con su tierra. Su esencia es el cordón umbilical que
ha unido y une al hombre con la madre tierra7.”
“Heredada de los antepasados, la concepción de propiedad no ha sido otra
cosa que la fuerza de unión-pertenencia entre seres vivos; entre la dadora de
la vida y el recolector; entre el que la cuida, procura y pide, y la que entrega
generosamente sus frutos. Es por ello que la simbiosis hombre-tierra debe ser
entendida como un acto que va más allá de la relación comercial o de norma
que puede regir las relaciones del campo8.”
*Subdelegada del Registro Agrario Nacional.
Isaías Rivera Rodríguez, El Nuevo Derecho Agrario, Mc Graw Hill, México, 2001, p.1.
2
Hilario Bárcenas Chávez, Derecho Agrario y el Juicio de Amparo, Mc. Graw Hill, México, 1999, p.
XXI.
3
Ídem.
4
Jesús G. Sotomayor Garza, El Nuevo Derecho Agrario En México, Porrúa, México, 2003, p. XII.
5
Ídem.
6
Hilario Bárcenas Chávez, op. cit.
7
Gerardo N. González Navarro, Derecho Agrario, Oxford, México, 2005, p. XXI.
8
Ibidem, p. XXII.
1
“Para el hombre del campo el apego a su tierra, es para
él la vida misma9.”
Por ello es que este trabajo pretende realizar
comentarios importantes del derecho agrario:
antecedentes, concepto, etapas, reforma del artículo 27
Constitucional, su ley reglamentaria y conclusiones.
I. ANTECEDENTES
El derecho es dinámico, en constante cambio, y la
materia agraria no es la excepción en nuestro país, la
cual ha sufrido una transformación radical que ha ido
evolucionando desde la forma prehispánica de poseer y
explotar la tierra hasta la conquista, pues el “hombre y la
tierra son considerados el botín de los conquistadores;
al primero, para imponerle el yugo de la ignominia de la
esclavitud; a la segunda, para extender sus dominios10”,
para dar paso al despojo de las tierras de los ejidos y de
las comunidades en el siglo XIX y con las compañías
deslindadoras que ubicaban las mejores tierras del
territorio nacional para ser entregadas a unas cuantas
familias, creándose enormes latifundios o
acaparamiento de tierras, lo que ocasionó un
descontento y da paso al movimiento de la Revolución,
siendo la cuestión agraria una de las principales causas
de la lucha abanderada por el “Caudillo o Atila del sur”:
Emiliano Zapata, quien promulgó el Plan de Ayala, el
cual se considera una expresión clara del agrarismo en
México hasta plasmarse en la Constitución el 5 de
febrero de 1917 que, en su artículo 27, establece lo
concerniente a la materia agraria.
Durante la vigencia, en diversas épocas, de leyes,
códigos, reglamentos y decretos de carácter agrario,
que en esencia establecían las formas para restituir las
tierras a sus originales poseedores, el Estado otorga
tierras a los campesinos, bajo el principio de que el
propietario de éstas era la Nación, y concede el uso y
usufructo a los núcleos de población ejidal beneficiados.
Por lo tanto, las tierras otorgadas a los campesinos eran
inalienables, imprescriptibles e inembargables,
cualquier acto jurídico que se pretendiera realizar con
las tierras ejidales debía ser aprobado por la Secretaría
de la Reforma Agraria.
Lo mismo sucedía al interior del núcleo de población
ejidal: se otorgaba a los capacitados o ejidatarios una
unidad parcelaria tipo de 10-00-00 has., teniendo la
obligación de trabajarla de manera personal y directa,
sin que se les permitiera realizar actos jurídicos de
transmisión sobre dicha parcela y de hacerlo, o bien,
abandonarla durante 2 años, la derogada Ley Federal
de Reforma Agraria establecía, en su artículo 85, la
privación de ese derecho y se adjudicaba a quien se
encontraba en posesión de la parcela.
Lo anterior ya no se adecuaba a las necesidades del
campo, la situación era diferente, la población rural iba
en descenso ante la creciente población urbana, la
pobreza obligó a los ejidatarios a abandonar el campo y
migar a los Estados Unidos de América en busca de
trabajo para tener una mejor condición de vida.
Ante tal situación, por supuesto con fines políticos, pues
el gobierno siempre tuvo el control del agro durante 70
años, y siendo presidente de la República Carlos
Salinas de Gortari -gran visionario- y con la
incorporación de Nuestro País al Tratado de Libre
Comercio de Norteamérica, propuso una reforma al
artículo 27 Constitucional y a su ley reglamentaria,
promulgada el 6 de enero de 1992, lo que ocasionó al
agro mexicano un giro de 180 grados, una
transformación del derecho agrario, actualizando,
evolucionando y conservando algunas cuestiones del
derecho de la revolución y formando otras que en el
pasado eran prohibidas, reforzando instituciones
existentes en el sector agrario y creando un órgano
jurisdiccional para la impartición de justicia y una
institución encargada de la asesoría y representación
legal de los sujetos agrarios.
II. CONCEPTO
En su connotación más amplia el vocablo agrario
comprende a todo aquello que se relaciona con el
campo. Su significado deviene de la palabra de origen
latino ager, campo, por lo que, si atendemos a este
amplio concepto, podemos llegar a afirmar que lo
agrario se refiere a todas aquellas actividades que se
relacionan con el campo11.
En México, la pugna por la tenencia de la tierra se
encuentra íntimamente ligada con su historia de modo
tal que aquélla no podría entenderse sin el conocimiento
de ésta.
La importancia del derecho agrario consiste en que las
cifras oficiales demuestran que seguimos siendo un
pa í s e m i n e n t e m e n t e a g r í c o l a y g a n a d e r o ,
aproximadamente el 90% de la extensión total de
México corresponde a la propiedad social, la cual se
regula por la normatividad agraria.
Lucio Mendieta y Núñez sostiene que el derecho agrario
es el conjunto de normas, leyes, reglamentos y
disposiciones en general, doctrina y jurisprudencia, que
se refieren a la propiedad rústica y a las explotaciones
de carácter agrícola12.
Martha Chávez Padrón proporciona la siguiente
definición: parte del sistema jurídico que regula la
organización territorial rústica, todo lo relacionado con
11
Hilario Bárcenas Chávez, op. cit., p. XX.
Lucio Mendieta y Núñez, Introducción al Estudio del Derecho
Agrario, Porrúa, México, 1996, p.13.
13
Martha Chávez Padrón, El derecho agrario en México, Porrúa,
México, 1974, p.72.11
12
9
Ibidem, p. XXV.
Hilario Bárcenas Chávez, op. cit., p. XX.
10
23
las explotaciones y aprovechamientos que este sistema
considera como agrícolas, ganaderos y forestales y
algunos otros aprovechamientos colaterales, y la mejor
forma de llevarlas a cabo13.
Gerardo N. González Navarro establece que, conforme
al nuevo marco jurídico, el derecho agrario es el
conjunto de normas legales, principios jurídicos,
doctrina y criterios jurisprudenciales que regulan las
relaciones surgidas entre los sujetos dedicados a la
actividad campesina14.
Esas relaciones derivan de la tenencia de la tierra, cuyo
destino -agrícola, pecuario o forestal- sea explotarla en
forma racional y respetuosa del medio, y mejorar la
calidad de vida de las familias rurales mediante una
producción más redituable del sector primario. Para
lograr esto el Estado otorga seguridad jurídica en la
tenencia de la tierra, a la vez que permite el esfuerzo
asociado entre sujetos agrarios con terceras personas.
Particularmente consideramos que las definiciones más
apropiadas del derecho agrario son la de Martha
Chávez Padrón y la de Gerardo N. González Navarro
pues son integrales, ya que se refieren a todo lo relativo
al agro antes y después de la reforma de 1992.
Por último, Gerardo N. González Navarro señala que, de
acuerdo a la teoría moderna del derecho agrario, éste se
ve en la necesidad de una clasificación tripartita: público,
privado y social15.
24
En esa época el pensamiento español, sobre la
apropiación de tierras, se fundaba tanto en el respeto a
la titularidad de esta territorialidad, como el concepto de
la conquista y la reconquista, dualidad que después
generaría innumerables conflictos. En las Bulas
Alejandrinas, especie de títulos otorgados sobre las
tierras de la Nueva España, se basaron las teorías más
diversas para justificar la apropiación de aquéllas.
Mientras tanto, en el México prehispánico el régimen de
propiedad y tenencia de la tierra estaba organizado con
base en el sistema de apropiación comunal, es decir, la
titularidad, salvo excepciones, correspondía a las
comunidades. La conquista no eliminó este sistema,
sino que la Corona española lo sostuvo para proteger a
las comunidades indígenas, como una forma de
preservar su organización. Además, para evitar que se
conviertan en una carga, les otorgó cierta
autosuficiencia.
Al convertirse la Corona española en propietaria de las
tierras descubiertas y conquistadas, se inició la
elaboración de las Leyes de Indias, enriquecidas por
mercedes reales que, con frecuencia, reconocían la
propiedad comunal e incluso sancionaban a los
españoles que violaban su organización. Así podemos
afirmar que con el nacimiento de la Colonia también
nació el derecho agrario mexicano, disciplina que
unificó la propiedad española y la propiedad comunal,
de apropiación colectiva fundada sobre la estructura
existente en Mesoamérica antes de la llegada de los
españoles.
III. ETAPAS
Isaías Rivera Rodríguez establece que el derecho
agrario tiene tres grandes etapas:
a) El antiguo derecho agrario.
b) Derecho agrario revolucionario o derecho de la
reforma agraria.
C) Nuevo derecho agrario.
El antiguo derecho agrario
Contenía las normas que regulaban la propiedad
rústica, con disposiciones y autoridades sumamente
dispersas; aglutinaba la normatividad del México
precortesiano y de España, además del cúmulo de
ordenamientos que generó el derecho indiano, que
respetó las costumbres y tradiciones indígenas, así
como las nuevas figuras legales que fueron
consolidándose durante la etapa de la independencia
nacional. Se incluye el periodo independiente, en
especial el de la Reforma que concluye con la
Revolución de 1910.
Estas normas, conceptos e ideas dispersos sirvieron de
base para conformar el derecho agrario como rama
sistematizada.
14
Gerardo N. González Navarro, op. Cit., P.11.
Gerardo N. González Navarro, op. cit., P.18.
15
En la época independiente, con el nacimiento del
Estado mexicano y mediante la declaración de
independencia, la propiedad territorial de la hasta
entonces Nueva España pasó íntegramente a la nación,
subrogándose en todos los derechos y prerrogativas por
este concepto.
Martha Chávez Padrón divide la época independiente
en dos grandes periodos: el primero, comprendido entre
el 28 de septiembre de 1821 y el 23 de junio de 1856, se
inicia con la consumación de la independencia y culmina
con el famoso voto particular de Ponciano Arriaga sobre
la sociedad; el segundo, comprende desde el 25 de
junio, fecha en que se sanciona la Ley de
Desamortización, hasta el 20 de noviembre de 1910, día
en que comienza la Revolución.
Con base en los objetivos colonizadores, se permitió a
ciertas compañías localizar, deslindar y medir los
terrenos baldíos a cambio de tierra, lo cual generó toda
suerte de despojos, una mayor concertación y el
latifundismo.
Cuando la inconformidad social era más que evidente,
el gobierno de la República pretendió atenuarla
mediante tibias disposiciones: regalando lotes de tierra
a los necesitados, pero sin tocar los intereses de los
grandes propietarios de tierras, ya metamorfoseados en
latifundistas.
Si alguien te solicita
dinero para:
el magistrado,
el juez, el actuario,
algún funcionario
Así se gesta la lucha revolucionaria que al principio no tuvo un objetivo
eminentemente agrarista. Este aspecto era sólo una parte del ideario político
que la sustentaba, que no proponía medidas radicales sobre la estructura de la
tenencia de la tierra, sino que tan sólo pretendía hacer menos injusta la
distribución de la riqueza e incluso otorgar al campesino una superficie de
tierra que permitiera su sustento físico y espiritual: el primero para satisfacer
sus necesidades primarias individuales y familiares y el segundo por el
especial sentimiento que subyace en los pueblos agricultores consistentes en
la unidad y en un amor casi maternal a la tierra.
Cabe destacar en este periodo una de las grandes aportaciones al agrarismo
mexicano, realizada por un gran luchador de la cuestión agraria: El general
Emiliano Zapata, a quien desde niño se le auguró un porvenir de lucha y de
triunfo. Cuando observó las injusticias que sufrían los campesinos de
Anenecuilco, Morelos, al ser despojados de sus legítimas tierras, le dijo a su
padre: “Deje que yo crezca, papá. Va a ver cómo recupero todas las tierras que
nos han quitado, repartiré yo la tierra16.”
o empleado judicial
Por ello, el 12 de septiembre de 1909, a sus 30 años, su tío, José Merino,
calpuleque de Anenucuilco y los otros viejos, dicen que el pueblo necesita
representantes jóvenes. Emiliano es electo para hacerse cargo de la justicia
de su pueblo, era el nuevo calpuleque.
DENÚNCIALO
En efecto cumplió su palabra, iniciando un movimiento en la defensa del
agrarismo mexicano, el 28 de noviembre de 1911, elaborando el plan de Ayala,
que ya contaba con objetivos muy definidos, aunque no muy radicales, con
tres grandes propuestas:
a) Restitución de ejidos: debían reintegrarse las tierras de que hubieran
sido despojados los poblados, los cuales debían contar con sus títulos
primordiales; la toma de posesión debía ser inmediata, y el
procedimiento se ventilaría ante los tribunales especiales.
b) Fraccionamiento de latifundios: debido a la gran miseria de la mayoría
de los pueblos y ciudadanos, se ordenaba la expropiación, previa
indemnización, de un tercio de dichos latifundios para otorgar ejidos,
colonias, fundos legales y campos para siembra.
C) Clasificación de propiedades: todas las tierras de aquellos que se
opusieran al plan deberían ser confiscadas y luego destinadas al pago
de indemnizaciones de guerra.
[email protected]
224 08 64
www.tribunalqro.gob.mx
Derivado de esto, el primer acto de dotación de tierras lo realizó el general
Lucio Blanco en la hacienda “Los Borregos” de Matamoros, Tamaulipas, el 30
de agosto de 1913; el expediente culminó en resolución presidencial el 26 de
octubre de 1938.
Una expresión determinante de esta época, al ver culminado el movimiento de
la Revolución con la restitución de las tierras a quienes fueron despojados, fue:
“Estos son nuestros títulos sobre las tierras comunales de Tlaquiltenango. La
tierra siempre fue nuestra. El rey de España así lo reconoció. Pero las tierras
nos fueron arrebatadas. Zapata lucho por recuperarlas. Aquí está la firma de
Miliano. Ellos no tienen estos papeles. Nosotros sí. Estos papeles prueban
nuestro derecho a existir. Están en mi custodia, y nunca los perderé, aunque
me cueste la vida17.”
Fuentes apuntaba: “No solo que todos somos zapatistas, que la deuda no está
pagada -ni siquiera ahora- sino que los títulos eran más fuertes que el crimen,
aún que la justicia porque la justicia misma sólo podía fundarse sobre ese
16
Pedro Ángel Palou, Zapata, Planeta, México, 2006, p.22.
Pedro Ángel Palou, op. cit., p.220.
18
Ídem.
17
25
pedazo de papel firmado por un antiguo padre, el rey, y
por un hermano sacrificado, Zapata18.”
Derecho Agrario Revolucionario o derecho de la
reforma agraria
Estableció un cambio radical en la estructura de la
propiedad y de la tenencia de la tierra. Rigió durante el
periodo en que se definió y aplicó la reforma agraria
propiciada por las ideas liberales de fines del siglo
pasado y principios del presente que se apoyaron en el
profundo descontento que generó la desmesurada
concentración de la tierra y, por ende, de la riqueza. Este
derecho nació impulsado por una nueva ideología que
adquirió carácter constitucional como consecuencia del
triunfo de la Revolución de 1910, y que llevó a cabo el
reparto masivo de los latifundios entre ciertos núcleos de
población, creando los ejidos y restituyendo las tierras a
las comunidades indígenas despojadas.
Su vigencia abarca desde la primera disposición
agraria, la ley de enero de 1915 -primera disposición
agraria de vigencia real impulsada por el movimiento
armando y posteriormente elevada a rango
constitucional al ser incorporada al artículo 27- hasta la
derogación de la Ley Federal de Reforma Agraria con
motivo de la reforma de 1992.
También se le denomina derecho agrario de la reforma
agraria, ya que se refiere a las disposiciones que en esta
materia se dictaron para transformar el sistema agrario
imperante hasta entonces.
Reglamento Agrario del 10 de abril de 1922, Ley de
Dotaciones y Restitución de Tierras y Aguas del 23 de
abril de 1927, Ley que reforma la anterior, expedida el 11
de agosto de 1927, Decreto del 12 de enero de 1932,
Código Agrario del 22 de marzo de 1934, Código Agrario
del 23 de septiembre de 1940, Código Agrario del 30 de
diciembre de 1942 y la Ley Federal de Reforma Agraria.
En esencia, se normaron los límites de la pequeña
propiedad, la superficie inafectable, las acciones
agrarias y los procedimientos para la restitución y
reparto de tierras a los campesinos, así como la
indemnización a los propietarios afectados por el
reparto de tierras.
Particularmente la Ley Federal de Reforma Agraria,
vigente hasta la reforma de 1992, además de establecer
las acciones agrarias para otorgar tierras a los
campesinos, señaló, como requisito para sostener la
calidad de inafectable, el mantenimiento de cultivos. Por
el contrario, sería afectado si no se cultiva por más de
dos años o que dicho cultivo sea ilícito. También la
posibilidad de obtener indemnización por afectaciones
cuando se trate de dotaciones, hecho que casi nunca se
dio, pues no podía haber expropiación, por lo tanto
tampoco indemnización, cuando la afectación de tierras
particulares se efectúa como sanción, ya sea por
superar los límites, por falta de cultivo o porque éste sea
ilícito.
Nuevo derecho Agrario
26
La responsabilidad de la elaboración de la ley de 1915,
correspondió a Luis G. Cabrera, quien tenía un profundo
conocimiento de los problemas agrarios y era
ampliamente conocido por el proyecto de Ley Agraria
que presentó con un memorable discurso ante la
Cámara de Diputados en diciembre de 1912, en ese
proyecto también participó el ingeniero Pastor Rouaix.
Declaraba la nulidad de las enajenaciones de tierras que
hubieran violado la Ley de Desamortización de 1856,
con lo que daba nacimiento al derecho y a la restitución
de las tierras que en sus primeras épocas se llevó a cabo
en forma moderada. Se crearon los primeros órganos
facultados para repartir la tierra: la Comisión Nacional
Agraria, antecedente de la Secretaria de la Reforma
Agraria, y las comisiones locales, antecedentes de las
comisiones agrarias mixtas. Estableció el derecho de los
pueblos a obtener tierras para ejidos mediante la
expropiación de terrenos colindantes.
La Constitución de 1917 avaló las acciones de reparto
agrario realizadas en cumplimiento de sus preceptos,
confirmando las dotaciones efectuadas de conformidad
con el decreto. Con la reforma del 10 de enero de 1934,
esta ley constitucional se incorporó al texto del artículo
27.
En este período se promulgaron diversas leyes: Ley de
ejidos del 28 de diciembre de 1920, Decreto de Ley del
22 de noviembre de 1921 de Álvaro Obregón,
Entra en vigor y se configura a partir de y con base en la
reforma del artículo 27 Constitucional del 6 de enero de
1992. Esta disposición declara la conclusión del
proceso de reforma agraria y del reparto de tierras a
costa de la propiedad privada, es una nueva etapa en
materia agraria.
Como consecuencia de esta reforma constitucional, se
dio la expedición de una ley reglamentaria de los
renovados principios que rigen la conformación del
nuevo derecho agrario. La Ley Agraria fue publicada en
el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de
1992 y entró en vigor al día siguiente.
Esta transformación trascendental de la materia agraria
consiste en lo siguiente:
a) Cesó el reparto de tierras, se suspende la
intervención proteccionista del Estado que inhibía
de toda voluntad propia a los ejidatarios y
comuneros, con el eslogan de que los ejidatarios
y comuneros son mayores de edad y pueden
tomar decisiones sobre sus tierras.
b) La Nación deja de ser propietaria de las tierras,
para que a los ejidos y a las comunidades se les
reconozca personalidad jurídica y patrimonio
propio, al ser los propietarios de las tierras que les
fueron otorgadas por dotación y las que hubieran
adquirido por cualquier otro medio, por lo tanto
tienen autonomía interna.
c) Se otorga seguridad plena a las tres formas de
propiedad rural: ejidal, comunal y pequeña
propiedad, se reconocen nuevas calidades
agrarias -además de los ejidatarios y comuneros-:
los avecindados y posesionarios.
d) Los actos prohibidos por la Ley Federal de
Reforma Agraria ahora se permiten, es decir, la
conformación de sociedades civiles y mercantiles
-para elevar el nivel de vida en el campo-, así
como la realización de cualquier tipo de contrato
no prohibido por la ley, ya sea en forma colectiva o
individual.
e) Se faculta a la asamblea para delimitar, destinar y
asignar sus tierras, como máximo órgano de
decisión dentro del ejido o la comunidad.
f) Autoriza a los ejidatarios el dominio pleno y que
ellos, en el momento que así lo consideren,
puedan asumirlo de manera individual; lo que se
traduce en que las parcelas de los ejidatarios
salgan del régimen ejidal y se rijan por las normas
del derecho común, hecho innovador dentro de la
materia. También se puede cambiar el destino de
las tierras de uso común a área parcelada y de
asentamiento humano.
Con la Ley Federal de Reforma Agraria las autoridades
eran administrativas; con la apertura que se dio a la
materia agraria y el cambio radical, era necesario la
creación de un órgano encargado de impartir justicia
agraria, por lo que en la fracción XIX del artículo 27
Constitucional se establece la conformación de un
órgano jurisdiccional especializado en la materia: los
Tribunales Agrarios; además de una institución de
asesoría y representación legal a los sujetos agrarios: la
Procuraduría Agraria; ambos reglamentados en la Ley
Agraria, Reglamento Interior de la Procuraduría Agraria
y en la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.
Algunas otras instituciones se fortalecieron, entre ellas
el Registro Agrario Nacional, encargado del control de la
tenencia de la tierra ejidal y comunal y de inscribir los
actos que crean, modifican o extinguen derechos
ejidales y comunales.
avalaran.
Por lo anterior, desde 1993, el Gobierno Federal
instituyó el programa PROCEDE (Programa de
Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de
Solares Urbanos), que se resume en la facultad que
otorga la Ley Agraria, en los artículos 23 y 56 de la Ley
Agraria y en los aplicables del Reglamento de la Ley
Agraria en materia de Certificación de Derechos
Ejidales y Titulación de Solares, para delimitar, destinar
y asignar sus tierras.
Dicho Programa fue voluntario y gratuito, en donde
participaron tres intuiciones: la Procuraduría Agraria,
encargada de la asesoría, representación legal y rectora
del programa; el INEGI, encargado de la medición de los
núcleos agrarios y de la elaboración de los planos; y el
Registro Agrario Nacional, encargado de la inscripción
de las actas de asamblea y de la generación de los
documentos respectivos (certificados parcelarios, de
derechos sobre tierras de uso común y títulos de
propiedad de los solares urbanos), para ser entregados
a los beneficiados. Fue entregada a los ejidos y
comunidades la carpeta agraria conformada por el acta
de asamblea de delimitación, destino y asignación de
tierras ejidales (ADDAT), el plano interno, plano de
tierras de uso y común y de asentamiento humano.
El PROCEDE concluyó el 7 de noviembre de 2006
mediante acuerdo emitido por el Secretario de la
Reforma Agraria, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 17 de noviembre de 2006. Como
resultado de este programa se certificaron y titularon
28,780 núcleos agrarios, que equivalen al 92.24% del
total nacional, lo cual corresponde a 92.1 millones de
hectáreas, beneficiando a 4'382,749 familias a través de
la expedición de 9'447,347 documentos que acreditan la
legítima propiedad de sus tierras, quedando pendientes
por certificar 2,421 núcleos19.
De lo anterior se concluye que la reforma del artículo 27
Constitucional fue básicamente en los siguientes
puntos:
Al darse este paso tan relevante y entenderse que el
campo estaba listo para tener competitividad
internacional con el Tratado del Libre Comercio de
Norteamérica, resultaba necesaria certeza y seguridad
jurídica en los ejidos, las comunidades y los integrantes
de estas.
Así las cosas, la superficie de tierra de la que habían
sido dotados los ejidos y comunidades, que se
amparaban en la Resolución Presidencial, en el plano
definitivo y en el acta de posesión y deslinde -carpeta
básica-, no era el reflejo de lo que realmente tenían en
posesión; por lo tanto, para conformar sociedades
civiles y mercantiles, enajenar o ceder derechos
parcelarios, o realizar cualquier otro tipo de contrato
sobre las tierras ejidales, era necesario conocer la
superficie total que tenían en posesión los ejidos y las
comunidades y entregar documentos que así lo
1.Certidumbre jurídica en el campo, fin del reparto
agrario y justicia agraria.
2.Capitalizar al campo, la pequeña propiedad y nuevas
formas de asociación.
3.Proteger y fortalecer la vida ejidal y comunal.
IV. REFORMA DEL ARTICULO 27 CONSITUCIONAL
Y SU LEY REGLAMENTARIA
La reforma del artículo 27 Constitucional, del 6 de enero
de 1992, redefinió el régimen de propiedad liberal de la
Constitución de 1957, por uno de carácter institucional
en el que la Nación es la propietaria originaria y, por
consecuencia, transfiere la posesión y el dominio de la
misma para constituir la propiedad privada y la social
respectivamente. En eso radica la importancia de este
19
Diario Oficial de la Federación, México, 2006, p.56-57.
27
precepto. El ejido es de los campesinos y ellos deciden su destino. “El reparto
agrario fue uno de los procesos más vinculados con nuestro nacionalismo, y
que permitió prosperar a nuestra patria y otorgó justicia a los campesinos,
liberándolos de heridas y dependencias que de antaño existían. Sin embargo
en las circunstancias actuales pretender seguir siendo los mismos de ayer,
pone en riesgo los objetivos que fundamentaron la reforma agraria, por lo que
es imperativo emprender nuevos caminos20.”
La realidad demográfica, económica y social del campo obliga a elaborar
nuevas respuestas para lograr los mismos fines nacionalistas, resulta
necesario capitalizar el campo, emprender acciones productivas y constituir
medios efectivos que protejan la vida comunitaria.
Algunas consideraciones y motivos en la iniciativa presidencial:
“Los mexicanos no queremos cambiar para que todo siga igual […]. La
decisión de cambiar para responder a las necesidades y demandas del país
está tomada; es nuestra […]. No queremos cambiar para borrar el pasado
como sucede en otras partes, sino para actualizarlo […]. No podemos acudir a
las respuestas del pasado, válidas en su tiempo, pero rebasadas frente a
nuestra circunstancia. Nuestro nacionalismo no puede quedar atado a formas
de asociación o de producción determinadas […]. A esas formas que el
nacionalismo adoptó en el pasado debemos reconocimiento, respeto como
expresiones de la misma corriente y aspiración. Fueron, en su momento,
respuestas vivas y vigorosas. Hoy muchas ya no lo son […].La sociedad justa
del siglo XXI a la que aspiramos no puede constituirse si perduran las
tendencias actuales en el medio rural […]. La reforma agraria ha sido un
proceso dinámico que ha transitado por diversas etapas, acordes a su tiempo y
circunstancia […].La gran propiedad latifundista fue desarticulada y sustituida
[…]. Se procedió a la entrega de la tierra pese a la carencia de una
reglamentación precisa […]. Pero hoy debemos emprender nuevos cambios.
Necesitamos cambiar no porque haya fallado la reforma agraria.”
28
“La presente iniciativa está inscrita en la gran corriente histórica de nuestra
reforma agraria y recupera, frente a nuevas circunstancias, sus
planteamientos esenciales, responde a las demandas de los campesinos de
hoy, a las exigencias de una sociedad fortalecida, plural y movilizada para la
transformación […]. En el minifundio se presenta estancamiento y deterioro
técnico que se traducen en producción insuficiente, baja productividad,
relaciones de intercambio desfavorables y niveles de vida inaceptables […].
La inversión de capital en las actividades agropecuarias tiene hoy pocos
alicientes debido en parte a la falta de certeza para todas las formas de
tenencia que se deriva de un sistema obligatorio para el Estado de reparto
abierto y permanente […], la disponibilidad de financiamiento y las
posibilidades de asociarse son fundamentales, al igual que procesos de
comercialización y transformación competitivos y eficientes. La realidad nos
muestra que cada vez es más frecuente en el campo prácticas de usufructo
parcelario y de renta, de asociaciones y mediería, inclusive de venta de tierras
ejidales que se llevan a cabo al margen de la ley […].”
“Por eso, reactivar el crecimiento sostenido a través de la inversión es el
desafío central del campo mexicano y es condición ineludible para superar la
pobreza y marginación […].En el medio rural se ha manifestado un exigencia
para emprender una reforma a fondo en el marco jurídico para conducir el
esfuerzo de los mexicanos en el campo, hacer que impere más justicia y se
pueda responder a las nuevas realidades económicas y sociales […]. La
inmovilidad nos llevaría a un estado de inviabilidad e injusticia social.
Debemos actualizar nuestra reforma agraria para incrementar la libertad y la
autonomía de todos los campesinos en la realización de sus aspiraciones de
justicia […]. Ampliar justicia y libertad son los objetivos de la iniciativa21.”
20
Isaías Rivera Rodríguez, op. cit., P.69.
Isaías Rivera Rodriguez, op.cit., P.69-70.
21
PODER JUDICIAL
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA
CONSEJO DE LA JUDICATURA
Si tienes dudas
sobre tu
procedimiento legal,
solicita audiencia
directamente con
el juez.
Ten confianza,
él te atenderá.
Por otra parte, al ser reformado el artículo 27
Constitucional, hubo la necesidad de emitir una nueva
ley reglamentaria de dicho artículo que se apegara a sus
contenidos. La ley fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 26 de febrero de 1992 y reformado con
posterioridad para quedar de acuerdo con la publicación
realizada en el propio periódico oficial el 9 de julio de
1993. Su texto se compone de 200 artículos, lo que
representa menos de la mitad de los que contenía la Ley
Federal de Reforma Agraria.
Al observarse en la ley en comento la tendencia a la
privatización de los derechos individuales sobre la
tenencia de la tierra, ya no hay limitación a los derechos
agrarios de los ejidatarios y comuneros, ya que ahora
deja a la voluntad de éstos la decisión en la forma de
trabajarla y aún en disponer de ella si es su deseo.
Derivado de esto, algunos tratadistas señalan que las
disposiciones agrarias tienen ahora un carácter jurídico
mixto, tanto están regidas por el derecho público como lo
son aquellos que se relacionan con la estructura y
organización de los ejidos las comunidades agrarias, así
como la designación de sus órganos internos de
gobierno, las facultades de éstos y otras más se
encuentran dispuestas en la Ley Agraria y los otros
ordenamientos legales que regulan sus actividades; sin
embargo esta ley prevé la aplicación de ordenamientos
característicos del derecho privado y al admitir la
posibilidad que los integrantes de aquellos núcleos de
población puedan decidir su exclusión del ejido y
realizar enajenaciones de sus derechos parcelarios, con
particulares, se da la aplicación de ambas ramas del
derecho.
V.- CONCLUSIONES
Siempre se ha protegido y regularizado la tenencia de la
tierra, la Nación fue la propietaria de la tierra, otorgando
el uso y usufructo de esta a los ejidos y comunidades, el
Estado decidía su destino, la forma de organización, los
proyectos que deberían implementarse, otorgaba
recursos económicos a los ejidos, comunidades,
ejidatarios y comuneros y establecía qué debía
cultivarse.
Se abusó del poder y la tierra se acaparó en pocas
manos, lo cual causó un descontento y se gesto la
revolución, los ideales fueron plasmados en la
Constitución de 1917, restituyéndose las tierras a sus
legítimos propietarios y creándose las acciones para
repartir tierras, pero la propietaria de las tierras
continuaba siendo la Nación.
Todo el modelo diseñado en 1917 ya era obsoleto a las
necesidades que requería el campo mexicano, por lo
que era urgente realizar un cambio al derecho agrario, el
cual en forma radical se da en 1992, para asombro de
muchos y en especial de los campesinos, quienes en su
momento, no entendieron, ni dimensionaron las
consecuencias de ser ahora los propietarios de las
tierras por las que algunos de sus antepasados lucharon
derramando sangre.
Había que actualizar las normas y las instituciones
agrarias, dar por concluido el reparto agrario, ya que
este fue realizado en los límites posibles, ya no hay
nuevas tierras y la población sigue creciendo.
La reforma trajo consigo, sin lugar a duda, el
cumplimiento a los siguientes objetivos:
a)
b)
c)
D)
Fin al reparto agrario.
Dar certidumbre jurídica al campo.
Proteger y fortalecer la vida ejidal y comunal.
Otorgar justicia agraria.
Elevando a rango constitucional, que los ejidos y las
comunidades tienen personalidad jurídica y patrimonio
propio. Asimismo de manera gratuita implementar un
programa para medir las tierras ejidales y comunales de
manera gratuita, con la tecnología más avanzada, y
entregar a los núcleos agrarios y a los sujetos agrarios
nuevos planos, certificados y títulos que establecen los
datos básicos de identificación de las parcelas y solares
urbanos, así como las medias y colindancias de los
mismos y el reflejo gráfico del predio, beneficiando a uno
de los sectores más desprotegidos.
Con la implementación de los Tribunales Agrarios
especializados en materia agraria, se cuenta con un
órgano jurisdiccional encargado de la impartición de la
justicia agraria.
A 17 años de la reforma el agro mexicano continúa en
extrema pobreza, sin desarrollo, sin tecnología, con la
mayor parte de las tierras de temporal a expensas de la
lluvia, sufriendo por la sequía, lo cual provoca crisis y
pérdida de las cosechas en el campo; desde hace años
no somos capaces de producir lo que consumimos y hay
que importarlo del extranjero.
Por lo tanto la reforma no ha podido otorgar la
capitalización del campo, ni elevar el nivel de vida de los
campesinos, mucho menos la conformación de
sociedades civiles y mercantiles, en donde los núcleos
agrarios aporten las tierras y los capitalistas el dinero.
Quien tiene el dinero no lo comparte y menos aún
conociendo los usos y costumbres de los ejidatarios y
comuneros, pues no ponen en riesgo su capital, en algo
que prácticamente es letra muerta.
Por el contrario ellos continúan acumulando riquezas, al
permitir la ley agraria que adquieran tierras ejidales,
bajo el procedimiento que establece la citada ley, su
único compromiso es pagar al titular de las tierras a
precios muy baratos, para después realizar
fraccionamientos y recuperar hasta en el triple de lo que
se pago a los ejidatarios.
Sin embargo el ejidatario en poco tiempo se gasta el
dinero que le pagaron, ya no cuenta con su patrimonio su tierra- y continúa siendo pobre.
29
Se ha dicho que el derecho agrario no puede ser considerado como una
garantía de seguridad social, que la reforma se dio para la desaparición de los
ejidos y ser propiedad privada.
Nuestros legisladores tarde se dieron cuenta de la necesidad de realizar
modificaciones a la ley agraria, pero por motivos políticos aún no han sido
aprobadas las reformas, y las mejores tierras ya no están dentro de la
propiedad social.
El pretender retomar el pasado sería un retroceso, tampoco se comparte la
idea de la desaparición del ejido, a pesar de todo quienes estamos en
comunicación con los campesinos, en especial con los mayores, conocemos
del amor que le tienen a la tierra y no quieren ser despojados de ella, ya que al
final de nuestra existencia regresamos a la tierra para sembrarla y dar vida.
Son fieles a la ideología de su hermano sacrificado Emiliano Zapata: “Peleé
para obtener las tierras de regreso, las que nos pertenecen por derecho […].
Lo suyo era otra cosa, algo mítico, inmemorial, los hombres que provienen de
la tierra y a ella vuelven, marcados por el sol y sus inclemencias y que la
trabajan una y otra vez; una comunidad marcada por la mismas injusticias que
se siente unida porque ahora comparte la esperanza mínima de poder comer
de ello, de seguir viviendo ya sin miedo, ya con lo suyo, con su tierra. Con su
polvo. Ayudando a reír a quien sonríe. Para eso pelearon, para volver con su
madre, con nuestra madrecita la tierra, la que se dice Patria.”22
30
BIBLIOGRAFÍA
Barcenas Chávez, Hilario; Derecho Agrario y el Juicio de Amparo, Mc Graw
Hill, México,1999.
Chávez Padrón, Martha; El Derecho Agrario en México, Porrúa, México, 1974.
González Navarro, Gerardo N.; Derecho Agrario, Oxford, México, 2005.
Mendieta y Núñez, Lucio; Introducción al Estudio del Derecho Agrario, Porrúa,
México, 1996.
Palou, Pedro Ángel; Zapata, Planeta, México, 2006.
Rivera Rodríguez, Isaías; El Nuevo Derecho Agrario Mexicano, Mc Graw Hill,
México, 2001.
Sotomayor Garza, Jesús G.; El nuevo Derecho Agrario en México, Porrúa,
México, 2003.
Diario Oficial de la Federación, México, 2006.
H
TRIBUNAL SUPERIOR
DE JUSTICIA
Q
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Humaniverso es una
publicación electrónica
científica con
periodicidad semestral,
publicada por el
Tribunal Superior de
Justicia del
Estado de Querétaro
y su Archivo Histórico del
Poder Judicial.
Humaniverso
busca servir como
foro para trabajos de
alto perfil académico
22
Pedro Ángel Palou, op. cit., P.167.
www.tribunalqro.gob.mx/humaniverso
LA ÉTICA PÚBLICA DEL JUZGADOR
Mtro. Eugenio Castellanos Malo*
I. PREFACIO
Las reflexiones sobre el tema versan sobre la trascendente función jurisdiccional
que desarrolla no sólo el juez, sino todo el equipo de colaboradores que la hacen
posible; es, por tanto, de carácter incluyente para los auxiliares de la
administración de justicia y para el propio foro de abogados.
Antes de iniciar, como ya encauzada la profesión, tenemos la ingente necesidad
de descubrir nuestra propia identidad como seres humanos genuinos, que
libremente elegimos la vocación de juristas, vocación que nos ubica de frente con
nuestra existencia y que, seguramente, constituye la razón vital que integra todas
sus exigencias. De esta guisa, a la profesión no la poseemos, sino que es ella la
que nos posee y a la que nos debemos1, entregándonos de manera decidida,
siendo la mayor satisfacción espiritual la del deber cumplido, en una labor
esencial, indispensable e impostergable para la sociedad, que es la sujeción sin
regateos al Derecho y a la Justicia.
El trazar las presentes líneas representa la oportunidad de compartir con
Ustedes, amables lectores, algunas reflexiones en torno a un sentimiento del que
participamos todos los que elegimos la vocación de juristas y que es,
precisamente, la pasión por el derecho.
II. LA TRIADA JURIDICA
Para iniciar con esta disertación, consideré oportuno citar textualmente la triada
de preceptos en los que Ulpiano establece los principios que definen al derecho:
TRIA IURIS PRAECEPTA: I-“Jus est ars boni et aequi”II-“ Juris preacepta
sunt hace honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere.” III“Justitia est constans et perpetua voluntas jus suum ciuque tribuendi”2.
Para proceder de manera exegética, el concepto de principio deriva
etimológicamente de principium, de pris: que es lo antiguo, lo valioso; cp de
capere, que es tomar y de caput, que es cabeza3.
Así, aquí tenemos reflejada la base, origen, punto de partida o razón fundamental,
por donde comenzamos el estudio del Derecho.
El primer enunciado establece claramente que “el derecho es el arte de lo que es
bueno y lo que es equitativo”; el segundo, explica primero que el derecho consiste
en vivir honestamente, con lo cual hace una clara referencia al objetivo
primordial de hacer un hombre de bien, que se debe a sí mismo.
En estos primeros dos enunciados encontramos un contenido básicamente ético
y advertimos que, en el contexto histórico del monismo político en que fue
concebido, no se distingue el derecho natural o moral del derecho propiamente
dicho.
*
Magistrado propietario del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de Querétaro.
PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO, TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA,
MAGISTRADO Jesús Garduño Salazar, Informe de Actividades, 2007 2008, presentación, Querétaro
Qro, p. 1-4
2
PETIT E., Tratado Elemental de Derecho Romano, NACIONAL, Traducción por el Dr. José Fernández
González, 1971, p. 19
3
DICCIONARIO JURíDICO, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURIDICAS, UNAM, México, Tomo
I, 1998, p. 25
1
31
Este mandato que impera a todo hombre a vivir de esa
manera, se limita a formar un hombre bueno, sabio, con
austeridad moral, consciente de su elevada misión, con
autocontrol, disciplina y compromiso. La violación de
este precepto, eminentemente moral, no implica daño o
perjuicio directo a los demás. Se trata de una norma
universal que prescribe conservar el decoro, el
pundonor, la decencia, la compostura, la sobriedad, la
respetabilidad, en suma, la nobleza de espíritu; se trata
de lo que hoy distinguimos como deberes para consigo
mismo.
Esta regla implica únicamente deberes éticos que
rebasan lo estrictamente jurídico. De aquí surge la
pregunta obligada, es decir, el primer planteamiento: ¿el
juzgador deberá ser un hombre bueno?
Pasando al precepto, que igualmente se ubica en el
segundo enunciado, consistente en no dañar a nadie,
entraña un mandato para la vida del hombre en
sociedad, y se traduce en hacer del mismo un buen
ciudadano, que tiene deberes para con los demás y, por
tanto, cuando se ordena que no se cause perjuicio a otro
semejante, ya entramos en el campo del derecho.
El contenido del tercer precepto es dar a cada quien lo
suyo, que conlleva a la definición de Justicia, agregando
que ésta debe ser constante y eterna, son conceptos de
carácter jurídico y comprenden instrucciones dirigidas a
los jueces o magistrados que se traducen en deberes
para los que se encuentren sometidos a su jurisdicción.
32
José Ortega y Gasset afirma que “. . .hay dos modos
de estar en la vida: Uno consiste en abandonarse,
dejando que los actos salgan como ellos quieran.
Otro es detener los primeros movimientos y
procurar que nuestro comportamiento se produzca
conforme a normas...”4 Esta aseveración que hace el
célebre universitario madrileño sobre la inmersión del
hombre en el mundo de los preceptos, nos lleva a la
reflexión que hiciera el magistrado Jesús Garduño
Salazar, al referir que “. . . desde el principio, cuando lo
único que hubiera sido percibido en nuestro Universo
fue la masa incandescente y su explosión, ya regían las
normas... Aun cuando no era medido el tiempo, dado
que no había especie humana, las reglas ya existían. . .
perennes o intemporales, trascienden al género
humano, aun cuando éste termine. . . Descubrió el
hombre los principios que hacen eternamente repetible
la causalidad y les llamó ley natural, que no está impresa
en la mente humana, sino que es producto de la
observación, de la reflexión y de la práctica de los seres
racionales. . .” 5
Con lo cual hoy podemos advertir que si bien todas las
leyes enunciadas son, finalmente, normas de conducta,
existe distinción entre las jurídicas, las éticas o morales,
las religiosas y las convencionales, diferenciando
4
igualmente el derecho vigente del iusnaturalismo.
III. LA CUESTIÓN ÉTICA.
Así, el tema de reflexión aborda la ética; es ésta una
razón vital, pues el hombre se encuentra dividido al
cuestionarse sobre qué hacer y cómo actuar. ¿Cómo
resolver el problema que le presenta la vida?, ¿de qué
manera tratar con el mundo?, ¿cómo dirigirse?, ¿cómo
actuar?, ¿cómo estar y cómo ocuparse del universo
circundante?.
Ahora bien, la ética es una ciencia directiva, de carácter
prescriptivo, para encauzar los actos humanos, de
acuerdo con la recta razón y, mediante un conjunto
ordenado de principios, reflexiones y conclusiones que
le permiten elegir, sin vicios, el bien, es decir, orientar su
conducta a la finalidad propia que es la realización plena
como persona humana, siendo una aspiración común
alcanzar la felicidad y la finalidad de la ética, formar
mejores personas, más plenas, que anhelen su
perfeccionamiento.
Esto se logra por el desenvolvimiento de la propia
naturaleza, al través de la realización de actos buenos,
que son aquellos conformes a la norma moral, esto es,
que el fin al que se ordene sea bueno, atendiendo a las
circunstancias de modo, tiempo y lugar.
La ética direcciona la conducta y, la repetición de actos
buenos de la misma especie, forma la virtud,
constituyéndose la ética en una herramienta útil para
tomar decisiones, para evitar errores y riesgos.
Los presupuestos de la ética se traducen en máximas de
carácter universal, de carácter paradigmático, es decir,
en términos de Thomas Kuhn, en un “Conjunto de
convicciones compartidas por el mundo”6 , entre los que
encontramos las de hacer el bien y evitar el mal; no
hacer a otro lo que no desees para ti mismo; el amor al
prójimo y, en la ética religiosa, el amor a Dios.
Los principios enunciados conllevan a la convivencia
armoniosa y la supervivencia de la especie humana.
Existe una correlación obligada entre las exigencias de
carácter moral que se revisten de derecho positivo y, de
guisa, lo humaniza, legitima y encauza hacia un bien
común.
Los principios referidos también pueden conceptuarse
como modelos y soluciones reconocidas por la
comunidad, así como una cosmovisión ante la vida que
sobrellevan una necesaria sinergia crítica hacia el
anhelo de perfección del acto de justicia, en
contraposición a rendir un culto ciego de la norma
jurídica positiva, pues la incorporación del deber ético
exige impartirla con equidad, es decir, en proporción,
equilibrio, armonía, centrada en el fenómeno humano.
ORTEGA Y GASSET J., El Hombre y la Gente., Altaya, Barcelona, 1993, p. 93 y ss.
PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO, Op.Cit. p. 1-4
6
SÁNCHEZ Campos Martha., THOMAS S. KHUN., Philosophica., 15 de Octubre del 2009, (http://www.philosophica.info/voces/kuhn/Kuhn.html).
Profesora de Historia de la Filosofía Departamento de Artes y Humanidades. Universidad de los Hemisferios, Quito, Ecuador.
5
Para sustentar el sentido normativo de la ética, como lo
indica el Maestro Sergio E. Casanueva Reguart7 en su
obra Ética Judicial, basta con tener presente su
significado etimológico, que es ETHOS: conducta, y
FINALIDAD: bien, adecuación de orden, esto es,
encauzar la conducta ordenadamente hacia su finalidad
y, en sentido teleológico, la práctica de los medios para
alcanzar los fines u objetivos más caros del hombre:
alcanzar su verdadera felicidad, un sano equilibrio, la
propia supervivencia, un desarrollo sustentable, una
convivencia armónica, así como paz, tranquilidad y gozo
interior8, es la ciencia de medios para alcanzar fines.
El célebre estagirita advierte que el camino no es fácil,
que implica una decidida y fuerte lucha interior para
alcanzar el perfeccionamiento: no basta simplemente
con desearlo, sino que la ética es una ciencia
encauzada hacia la experiencia, hacia la transformación
de mi persona y de la realidad circundante; significa
ponerse en movimiento hacia el más elevado valor que
es la Justicia, con profunda conciencia de lo que entraña
dicha responsabilidad, lo que se sintetiza en la reflexión
que hace sobre el particular: “ . . .de muchas maneras
puede uno errar, pues el mal pertenece a lo infinito y el
bien a lo finito y de una sola manera es el acierto: fácil el
fallar la mira; difícil el dar en ella. Los buenos lo son de un
modo único y de todos los malos. . .”9
IV. PRINCIPIOS ÉTICO - CONSTITUCIONALES.
Los elevados valores constitucionales exigidos a los
juzgadores de excelencia, objetividad, imparcialidad,
profesionalismo, independencia, honorabilidad o
probidad y eficiencia, son mayores que los que deben
observar los restantes servidores públicos.
La enunciación de dichos ideales éticos atiende a la
vocación del hombre, distinguiendo varios tipos de ética,
siendo aquí destacada la de tipo profesional, que es
aquella hacia el género de trabajo al cual el individuo se
consagra de manera estable, pues elegir una profesión,
significa hacer votos, lo que entraña una preparación
constante que, como señala Piero Calamandrei10, se
debe plasmar en él la conciencia del valor moral de su
profesión mediante el conocimiento de aquellos
imperativos no escritos de corrección y decoro
profesional, actualizando los valores de honradez,
independencia, formalidad y amor propio que son
tradición de clase, en que el juez debe ser modelo de
probidad, perspicacia, diligencia y honor profesional.
Estos valores de la imagen pública de honorabilidad, de
expresión de autoridad y dignidad del juzgador,
conjuntan los mundos del ser y del parecer, y se explican
con los cuatro atributos que el ministro en retiro D. Juan
7
CASANUEVA Reguart Sergio E., Ética Judicial, Bases para la
Construcción de una Ética Judicial, Porrúa, México, 2006, p.5-11
Ibídem
9
ARISTOTELES., Ética Nicomaquea., 21ª Ed., Porrúa, México,
2007, p. 30.
10
CALAMANDREI P., Elogio de los Jueces, EDF, México, 1994, p.
156 y ss.
Díaz Romero11 establece para el buen juez y que son los
físico-psicológicos; los científico-técnicos; los
administrativo-gerenciales, destacándose finalmente
los éticos en los que se ubican los valores reseñados por
nuestra ley cimera.
La ética va más allá de la formalidad de la norma
jurídica, toda vez que implica exigencias de esfuerzos
máximos y no se halla reducida a los parámetros
sancionadores que el ordenamiento positivo impone.
Esto implica que, si ancláramos la responsabilidad ética
sólo en las normas jurídicas, sería el equivalente a tener
confianza en que el derecho lo es todo y todo lo puede
resolver; y no es así, pues la ética apela a la conciencia e
intencionalidad, no le interesa castigar a nadie sino
invitar a que el responsable se conduzca de acuerdo a
los parámetros éticos que de él se esperan y que la
propia ética judicial le propone.
En esa tesitura, la ética consiste en poner el máximo
esfuerzo personal y profesional posible, no
conformándose con el mínimo brío; definitivamente,
exige el máximo potencial, tendiendo a la perfección,
pues es alcanzar un modelo de ideales de vida buena y
excelente, lo que conlleva a realmente comprometerse
con la perfección profesional y, en tratándose de los que
colaboran con los órganos jurisdiccionales, buscar, ante
todo, la virtud máxima que es el bien de la justicia, lo que
se traduce en la desiderata de ofrecer un servicio
excelente de justicia.
Tampoco podemos soslayar las inclinaciones naturales
del humano hacia los antivalores y la proclividad de
cometer errores, por lo que, en el terreno ético, al
actualizarse una falta, lo que se ha de propiciar es el
expreso reconocimiento del deber incumplido y el firme
propósito de no repetir dicha infracción, pues es
precisamente la rectificación su principal propósito.
V. TRIBUNALES DE ÉTICA JURISDICCIONAL.
En México contamos con el instituto de investigaciones
jurisprudenciales y de promoción y difusión de la ética
judicial que ha venido realizando una excelente labor al
frente del ministro en retiro, Don Juan Díaz Romero, sin
que existan tribunales de ética judicial, quedando así
pendiente por dilucidar la cuestión consistente en:
¿cómo ofrecer un servicio excelente de justicia?
Resulta obligado dejar sentado que, para fincar
responsabilidades de este tipo, no se establecen
procedimientos ni tribunales, ni tampoco hay alguna
comisión u órgano de ética para actuar y pronunciarse
sobre la conducta ética de los jueces, pues el Consejo
de la Judicatura del Poder Judicial Federal, en el mejor
de los casos, la incluye en la nómina de las otras
responsabilidades.
8
11
DIAZ Romero J., Los Cuatro Atributos del Buen Juez, Ponencia
presentada en la ciudad de Oaxaca, Oaxaca, 23 de Noviembre de
2007.
33
Lo anterior significa que, dentro del procedimiento
disciplinario seguido en forma de juicio al funcionario
judicial, ya se entenderán incluidos, implícitamente, los
reproches morales, lo cual no es satisfactorio en razón
que las normas legales no recogen todas las exigencias
de tipo ético y así, aun cuando existan conductas que
ameritarían una desaprobación moral, no son
susceptibles de una sanción.
La ausencia de tribunales de ética judicial, nos lleva a
reflexionar en casos concretos que son materia de
estudio de los mismos en países tales como Argentina y
Paraguay, en los que se analizan, entre otras, las
siguientes conductas: ¿Qué sucedería con el juzgador
que se encontrara jugando asiduamente en casinos, o
de aquel que haya sido aprobada su tesis doctoral e
incluso publicada y, posteriormente, se advirtiera plagio
en más de cuarenta hojas de la obra, o del que se hiciera
tatuajes definitivos en su cuerpo o lo perforara para
colocar objetos colgantes? ¿o que no asistiera con
puntualidad a sus citas; o que frecuentara lo que los
romanos denominaban lupanares, que eran lugares en
que las mujeres aullaban como lobos para ofrecer sus
servicios sexuales?, ¿o que, en aras de la garantía de
libertad de elección de género y de no discriminación,
obtuviera una nueva acta de nacimiento que no revelara
su identidad?, ¿o que no se aseara en absoluto y
exclamara como Carlos V, que se bañaba una vez al
año, aunque no le hiciera falta?
Análogas situaciones son revisadas en los países
34 citados por tribunales de ética judicial, conformados de
una manera especial por personalidades respetadas en
la sociedad pero separadas de la función pública.
Nosotros, como lo hemos expresado, carecemos de
procedimientos establecidos al efecto, subsumiéndose
la conducta necesariamente en alguna otra falta
administrativa, por lo que, las anotadas, difícilmente
podrían encuadrarse en ninguna de ellas.
Considero pertinente referir en el presente que el perfil
del juzgador que conforma el paradigma al que hicimos
mención, es decir, la cosmovisión o corpus moral que se
estima necesario para el adecuado desempeño de
dicha función, rebasa incluso las virtudes judiciales
establecidas en la ley fundamental, haciendo a
continuación una enunciación no limitativa de éstos, aun
cuando algunos se puedan considerar como sinónimos,
y que nos ilustra sobre los valores esperados en estos
servidores públicos:
Humanismo-racionalidad, sensibilidad-flexibilidad;
justicia-imparcialidad, objetividad; equidad-conjunción
de los principios del derecho natural y el derecho
positivo; prudencia-providencia, deliberar
correctamente, ponderación; previsión-operatividad,
moderación, tolerancia; responsabilidadlaboriosidad,
perseverancia, fortaleza, independencia; patriotismocompromiso social; respeto-imagen pública, decoro,
sobriedad, honestidad; oficiosidad-diligencia; ordendisciplina; adecuación-eficacia, eficiencia economía,
transparencia.
VI. CÓDIGO DE ÉTICA DEL PODER JUDICIAL
FEDERAL.
Los referentes deontológicos resultan de evidente
elevado perfil, tal como dispone, en su parte
conducente, el artículo 55º del Código de Ética12: “ . . el
ejercicio de la función jurisdiccional supone
exigencias que no rigen para el resto de los
ciudadanos. . .”
La citada prescripción se encuentra confirmada con la
aseveración doctrinaria de Calamandrei, quién refiere
que “… Tan elevada es la misión del juez y tan necesaria
la confianza en él, que las debilidades humanas, que no
se notan o se perdonan en cualquier otro funcionario
público, parecen inconcebibles en un magistrado. . . Los
jueces son como los miembros de una orden religiosa.
Cada uno de ellos tiene que ser un ejemplo de virtud, si
no quiere que los creyentes pierdan la fe. . .”13
En la concepción de John Henry Merryman14, al juez se
le exige ser un héroe y un líder cultural, un continente
sólido de justicia, la realización de máxima deontología
profesional, lo que es más, una figura paternal, una
persona de bien que legue a sus hijos un nombre
honrado y limpio.
Al referirse a su extracción profesional, también la
considera selecta, pues estima que su nombramiento se
da con base en el reconocimiento y prestigio social, con
una remuneración adecuada, ubicándolo como un
investigador y científico del derecho con estatus social
de trascendencia; un verdadero creador judicial,
portador de grandes cualidades humanas, como las de
filósofo, erudito, perspicaz, paciente, con excelencia
moral, con espíritu independiente y equitativo
compromiso moral y social, en que su labor no se agota
en un puesto público sino en una verdadera misión.
El código de ética del Poder Judicial de la Federación
igualmente los ubica independientes frente a influencias
extrañas del sistema social, imparciales frente a
influencias extrañas a las partes sometidas, objetivos
frente a influencias extrañas del propio juzgador,
profesionales excelentes, con la suficiente capacidad de
dominar la teoría y conocimiento de las causas,
poseedores de una praxis deducida de un saber
universal, que sólo se logra con dedicación al estudio,
trabajo soportado en equipo y amplio compromiso
social, integrando lo que se conoce como la post
burocracia.
Esta importante compilación de reglas deontológicas,
tiene como referente a la Asociación Mexicana de
12
CÓDIGO IBEROAMERICANO DE ÉTICA JUDICIAL., XIII CUMBRE
JUDICIAL IBEROAMERICANA., Cumbre Judicial Iberoamericana.,
Cancún, 2006 p. 16.
13
CALAMANDREI P., Op. Cit. p. 236.
14
MERRYMAN J.H., La Tradición Jurídica Romano Germánica., 8ª,
FCE, México, 2003, p. 72 -79.
Impartidores de Justicia, ideada en Jurica15, y que
finalmente se aprueba siguiendo los lineamientos del
código modelo iberoamericano de ética judicial, ante el
cual nos encontramos en presencia de una ética laica,
atenta la vocación del Estado mexicano, siendo su valor
preponderante la Equidad (epieikeia) que se traduce en
la rectificación constante de la ley, en virtud de su
generalidad.
Valga señalar que, en términos modernos, la equidad es
la adecuación de la ley al caso concreto, que se traduce
en una actitud o forma de hacer justicia por parte del
juzgador y, que al relacionarlo con esta declaración de
principios, refleja el anhelo de llegar al humanismo,
como principio más prístino del derecho, reflejo de la
perfección de la justicia.
La obra en comentario consta de 5 capítulos, 16
artículos, exposición de motivos y 26 páginas; cada
artículo lleva un título o rubro precediendo el contenido.
Se encuentra escrito en una redacción sencilla, en que
se hace mención de los grandes principios
constitucionales, los valores, virtudes, conductas y
prácticas cotidianas esperadas para un buen impartidor
de justicia.
Es relevante el citado documento, pues en forma clara
define y establece como obligatorios los principios,
valores y parámetros, constituyendo un proyecto de
acción cuya teleología es conformar una comunidad que
permita la sana convivencia con nuestros semejantes y
con la naturaleza para lograr su beneficio que se refleje
en un mundo mejor y concomitantemente, evitar su
enrarecimiento y la extinción de la raza humana.
Correlativamente, su conocimiento permite clarificar las
acciones y actitudes que se deben adoptar, pero éstas
se logran con carácter y éste se forma con disciplina, tal
como exclamara Saulo de Tarso, “un hombre sin
disciplina es un hombre sin alma”16; así, sólo se obtienen
las metas trazadas propiciando sanas prácticas.
Entre otras prescripciones, esta compilación de normas
de conductas esperadas de los servidores públicos,
establece que los servidores públicos no acepten
obsequios o beneficios injustificados; priorizar ante todo
la convivencia y el aprecio por la dignidad de la persona
humana y la búsqueda de una justicia de calidad, que
brinde certidumbre, objetividad, imparcialidad,
transparencia al justiciable, dentro de la secrecía
profesional.
Igualmente, insta a tener presente en todo momento la
investidura del cargo, como ya expusimos, a cuidar la
imagen del juzgador, pues va en ello el prestigio de la
judicatura, así como a privilegiar entre los compañeros
de trabajo una cooperación e interactuación respetuosa,
a llevar al cabo un permanente ejercicio entre lo justo y lo
razonable, al reconocimiento de la dignidad intrínseca
de la persona, fuente y fin de todo esfuerzo jurídico y,
con ello, patentiza el compromiso con el humanismo,
fundamento de la convivencia social que se sintetiza en
no hablar de legalidad sin antes pensar en justicia.
En suma, este documento hace un llamado a la lealtad
de conciencia, fijando un corpus ético, primeramente
aplicable al ámbito jurisdiccional, pero que debe repetir
en el foro de abogados, de peritos, de auxiliares de la
administración de justicia, en la administración pública
activa y, finalmente en la sociedad, para recuperar las
redes de confianza que permitan avanzar hacia un
mundo menos deshumanizado.
VII. CONSECUENCIAS ÉTICAS.
La trascendencia de los actos conllevan a la satisfacción
del deber cumplido, a la tranquilidad de conciencia,
proporcionan seguridad y una auténtica felicidad, en
contraposición a la angustia, ansiedad, deshonra y,
finalmente, tristeza que provoca su desviación, tal y
como lo afirma el maestro Casanueva.17
Las cuestiones que se abordan en la ética son de
elemental sobrevivencia para el género humano y que
éste mismo ha propiciado con su actuación
irresponsable, bastando mencionar el calentamiento
global, el rompimiento de la capa de ozono, la
contaminación de los ríos y de los océanos, los desiertos
submarinos, la deforestación y polución sin
precedentes, la extinción de innumerables especies
tanto vegetales como animales y que son ecocidios
provocados por el desprecio de la humanidad al
iusnaturalismo, lo cual debe movernos al rescate de la
estatura genuina del hombre, como reflexiona
Emmanuel Kant en su obra Fundamentación de la
Metafísica de las Costumbres que “. . . La finitud
geográfica del planeta Tierra debe propiciar la
hospitalidad. . .”18
VIII VALORES ÉTICOS EN LA JURISPRUDENCIA
MEXICANA.
La implicación de criterios éticos en las resoluciones
judiciales es confirmada por el magistrado Sergio
Casanueva Reguar que nos refiere lo siguiente: “. . . por
la forma como la Suprema Corte de Justicia de la Nación
interpreta las normas jurídicas y aplica el derecho, existe
una estrecha relación entre las normas jurídicas y las
normas morales, por lo que la propia Corte ha legitimado
la existencia de una valoración ética respecto de ciertas
conductas o hechos, a las cuales les asigna una
consecuencia, incluso de tipo jurídico. . .”19, así como el
15
PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN., SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN., El Libro Blanco., SCJN, México, Primera edición:
agosto de 2006.
16
ANÓNIMO, LA BIBLIA ., Carta a los Efesios, Progresemos al Hombre Perfecto, XII E.d, Verbo Divino, Madrid, 1989, p.431
17
CASANUEVA Reguart Sergio E., Op. Cit. p. 6.
18
KANT I., Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres., 15ª, México, Porrúa, 2007, p.45
19
Ibídem
35
trabajo de investigación denominado valores éticos en
la jurisprudencia fiscal mexicana20, en el que fueron
analizadas 3,036 ejecutorias en materia fiscal de la 9ª
época, las 152 jurisprudencias que se formaron de las
mismas y las 60 sentencias que les dieron origen,
dictadas en su mayoría por la 2ª. Sala del máximo
tribunal de justicia del país, y en él fueron estudiados
más de cincuenta diversos ordenamientos que
permitieron descartar que en esa rama de derecho
público se atienda exclusivamente a los dos principios
fundamentales del iuspositivismo que se enuncian: “que
el juez es la boca muda del derecho y en la obligación
que aquél tiene de resolver conforme a éste”, que se
traducen en la completitud del mismo, pues como
concluyó el señor ministro D. Mariano Azuela, existe una
interrelación entre el Derecho Positivo y la Deontología,
esto es, una simbiosis entre el iuspositivimo radical y el
iusnaturalismo, asumiendo que, al resolver los casos
concretos, la Corte atiende a reflexiones de índole
axiológica.
IX. LA ÉTICA ARISTOTÉLICA.
En el estudio de esta disciplina no se puede pasar por
alto las fuentes clásicas, como en el caso del ínclito
Aristóteles de Estagira21, quien nos enseña con claridad
sus bases.
De la Ética Nicomaquea podemos desprender siete
grandes premisas:
36
1. Todas las cosas aspiran hacia el bien.
2. Es natural la búsqueda de la felicidad.
3. Alcanzar la felicidad implica desarrollar las
potencialidades esenciales.
4. Elección de los medios para alcanzar los más
elevados fines.
5. Conservar la amistad dentro de la virtud.
6. La amistad con hombres virtuosos perfeccionan el
desarrollo de cualidades intelectuales.
7. El hombre restituye su armonía con la naturaleza al
través de la vida virtuosa.
Refiere que , “. . .en la pobreza y en los infortunios, se
considera a los amigos como el único refugio. Los
jóvenes los necesitan para evitar el error; los viejos para
su asistencia; los que están en la flor de la vida, para las
acciones nobles. Dos marchando juntos, más
capacitados para pensar y actuar. . .”22 Define al amigo
como el que quiere y hace el bien, como el que quiere
que su amigo exista y viva por amor del amigo mismo y
que el grado más alto de amistad la compara con la que
uno tiene para consigo mismo.
Como podemos advertir, tal y como lo refieren quienes
han profundizado en el análisis del tema23, el concepto
20
de amistad, en sentido ético, debe ir acompañado de
buena voluntad y amor: nace entre los sabios virtuosos
porque siguen perfectamente la naturaleza (binomio),
siendo propulsora de las virtudes y se encuentra en
continuo perfeccionamiento.
Si bien la amistad personal e inclinación social del
hombre son componentes que se entrelazan y
constituyen el significado político de la amistad, también
lo es en relación al tema ético, guardando los límites
como son el actuar en forma recta y honesta; igualmente
prescribe no obrar en contra del Estado por causa del
amigo, a conservar la amistad, dentro de la virtud,
siendo regla esencial pedir cosas honestas a los amigos
y hacerlas por causa de ellos, sin que la amistad pueda
sobrepasar los grandes principios.
La sociedad aspira a alcanzar valores que estima
necesarios para la sana convivencia social y la propia
supervivencia del grupo y conformar en general un
mejor estado de vida, para lo cual implementa acciones
que son la razón vital, es decir, lo que integra todas las
exigencias de la vida.
La ética aristotélica nos patentiza la importancia de la
amistad, aun para los que ocupan cargos públicos, y
distingue cuál es la que impulsa al fenómeno humano a
alcanzar su plenitud.
X. CONSIDERACIONES FINALES.
Amén de lo expuesto, considero oportuno reflexionar en
la relación que tiene el Amor con el Derecho, con el
trabajo intelectual que realizamos cotidianamente en
nuestras respectivas áreas, cuya materia prima son las
normas jurídicas y ubicar a Paul Kahn24, jurista,
doctrinario, investigador estadounidense
contemporáneo, catedrático de la prestigiosa
universidad de Yale, quien en su obra “El análisis cultural
del derecho”, lo percibe en los siguientes
términos:“…Entre el orden y la revolución, eliminamos
de nuestra visión un mundo alternativo de amor, en el
que todas las distinciones políticas son disueltas. . . El
amor se aproxima al orden político desde una posición
ajena a la historia y al espacio de la Nación.
. . .El amor no tiene secuencia temporal o limites
geográficos… Nos conecta con todas las personas, en
todas partes y en todos los tiempos… Localiza el
significado en una aceptación y en una identificación
con los otros. . . Busca siempre trascender las
distinciones entre las comunidades de lealtades
limitadas.”… Para continuar exponiendo que . . . “ Desde
la perspectiva del amor, todos nosotros somos
miembros de una humanidad que sufre. . . de movernos
desde el yo hacia el otro y hacia todos los otros. . . El
CASTELLANOS Malo Eugenio, Valores Éticos en la Jurisprudencia Fiscal Mexicana, SCJN, México, 2007, p. 3- 9.
ARISTÓTELES., Ètica Nicomaquea., Op. Cit. P. 30 - 60
22
Ibídem
23
CEVALLOS Alcocer M., Cicerón y la Amistad, un compromiso con el bien y la virtud, Universidad Anáhuac del Sur., estudio histórico-filosófico
del concepto amistad en el Laelius de Amicitia de Marco Tulio Cicerón, Serie Estudios Ocasionales, 2005, p. 10 y ss.
24
KAHN Paul; El análisis cultural del derecho, Gedisa, Madrid, 2004, p. 162-165.
21
amor liberado en el interior del Estado de derecho se
convierte en el significado escondido del derecho. . . Se
presenta el derecho como un medio para facilitar el amor
que cada uno tiene que mostrar al otro si hemos de
materializar algún significado duradero en nuestras
vidas. Lo público y lo privado cambian lugares como la
expresión de nuestros más altos valores. . . El amor, sin
la protección del derecho, no tiene el poder de perdurar. .
. El amor tiene que volver a entrar a la ciudad pues, si no
coloniza lo político no puede sobrevivir. . . La ambición
del derecho es materializar una nueva comunidad en la
historia. . . . . Lincoln habló de malicia hacia ninguno y
caridad para todos. . . El amor nunca se gana, por tanto,
no puede ser falsificado. . . Se presenta como un regalo,
inmerecido y, frecuentemente, no buscado. . . “25
En suma, el propósito de la ética es proponer pautas
para realizar nuestras cotidianas actividades de manera
apropiada, brindándole un sentido vital a la conducta del
ser humano en todas las áreas prácticas de la existencia
y evitando así cometer actos injustos.
Para concluir con esta breve exposición, atenta la
amplitud del tema, tener presente el imperativo
categórico enunciado por Emmanuel Kant26 que nos
constriñe a obrar de tal modo que la máxima de tu
acción, pueda convertirse en ley universal, así como la
consideración que hace que la satisfacción máxima
consiste en el cumplimiento del deber, de lo que
podemos percatarnos que se posiciona a la virtud como
la fuerza máxima del hombre, bajo la perspectiva de que
esos retos es donde se forja el carácter y lo que
diferencia a los actos verdaderamente valiosos y que,
aun cuando no se haya alcanzado la perfección, se debe
correr tras de ella con la pretensión de darle alcance,
ocupándose en lanzarse en persecución de lo que está
delante, hacia la meta, perseverando firmemente.
Considero que José Ortega y Gasset describe
magistralmente este imperativo vital, al referir que “. . .La
nobleza se define por la excelencia, por las obligaciones
más que por los derechos: vivir a gusto es de plebeyos:
El noble aspira a ordenación y ley; esforzarse es vivir,
estar prestos a separarse de sí mismos, a trascender de
lo que es, hacia lo que se propone como deber y
exigencia. . . esta es la diferencia entre la vida vulgar del
hombre masa, cuya vida carece de proyecto y va a la
deriva…”27
XI. CONCLUSIONES
I.- La elección vocacional es una cuestión vital, que nos
hace descubrir nuestra propia identidad.
II.- La ética publica involucra no solo a jueces y
magistrados, sino a todos los colaboradores y auxiliares
del acto jurisdiccional, a efecto de formar redes de
confianza que trasciendan el foro y a la sociedad en
general.
25
Ibídem.
KANT I., Op. cit., p. 20 30, 43, 45 y ss.
27
ORTEGA Y GASSET J., La Rebelión de las Masas., Op. Cit. p. 90.
26
III.- El paradigma de los valores de los impartidores de
justicia es mayor que el exigido al actuar de los demás
servidores públicos.
IV.- En nuestro país las faltas éticas sólo pueden ser
subsumidas en el procedimiento administrativo de
responsabilidad, seguido en forma de juicio a los
servidores públicos, siempre y cuando se encuentren
contempladas en el derecho vigente.
V.- El código de ética del Poder Judicial Federal, ha sido
adoptado en forma reglamentaria por algunos
Tribunales, entre ellos, el Tribunal de lo Contencioso
Administrativo del Estado de Querétaro, lo que permite
avanzar en explicar las acciones y actitudes esperadas
de los funcionarios jurisdiccionales.
VI.- El binomio del derecho positivo y las normas éticoiusnaturalistas se complementan recíprocamente.
VII.- La ética prescribe esfuerzos máximos para
alcanzar a plenitud los valores del humanismo integral.
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Oaxaca, 23 de Noviembre de 2007.
MEDIOS ELECTRÓNICOS
Sánchez Campos Martha., THOMAS
S. Khun., Philosophica., 15 de
O c t u b r e d e l 2 0 0 9 ,
(http://www.philosophica.info/voces/
kuhn/Kuhn.html). Profesora de
Historia de la Filosofía Departamento
de Artes y Humanidades.
Universidad de los Hemisferios,
Quito, Ecuador.
Visita del Gobernador José Calzada
Rovirosa al Poder Judicial.
Firma de Convenio de Colaboración
entre el Poder Judicial y el Ayuntamiento
de San Juan del Río.
39
Firma de Convenio de Colaboración
entre el Poder Judicial y el
Ayuntamiento de Pedro Escobedo.
Firma de Convenio del Poder
Judicial con el Ayuntamiento de
Huimilpan y su Alcalde el C. Saúl
Ayala.
El Poder Judicial del Estado de
Querétaro asistió a la Reunión
Nacional de la Comisión Nacional de
Tribunales de Justicia celebrada en el
Estado de México.
40
Visita del Gobernador Calzada al
Palacio de Justicia, acompañado del
Srio. de Gobierno y el Presidente de
la Mesa Directiva de la Legislatura del
Estado.
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