Entrevista al Doctor Juan Carlos Montalvo Arrieta, Subdirector de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Tierra y encargado de las Estaciones Sismológicas de la UANL Fecha: 24 de marzo de 2014 Lugar: Unidad Sismológica del Campus Mederos de la UANL Por: Eduardo Loredo Rivera Doctor Montalvo, queremos que nos explique qué es lo que está aconteciendo en Nuevo León. .-Lo que está aconteciendo es un fenómeno que tiene más de 200 años que existe; las primeras evidencias de actividad sísmica que hemos podido recopilar, no significa que es donde inicia sino hasta donde nuestras investigaciones han llegado, desde finales de 1700 a principios de 1800, hay evidencias de sismos que quedaron documentadas en libros, revistas; pero solamente estaba ahí. El cambio se da a partir del 2006, que se instala la primera estación que está en la Facultad de Ciencias de la Tierra, y en el 2012 se instala la que está en Mederos. Estamos viendo que esa actividad se documentó en algún lado y está ocurriendo; desde el 2006 estamos viendo que son más de 250 temblores que tenemos ya registros, de dónde están ocurriendo, de qué magnitud son, de qué profundidad son, y sobre todo en los últimos años 2012-2013 y lo que va del 2014 han sido esos años donde la actividad sísmica se ha disparado más, donde tenemos casi 200 temblores; antes del 2013 nuestra base de datos era conformada por 50 sismos, ahorita todos los demás sismos que se han generado han sido en los últimos años. También cabe recalcar que la actividad sísmica se ha distribuido en todo el estado, hay epicentros en todo el estado, tanto en el norte, cerca del municipio de Anáhuac, como en Doctor Arroyo (al sur), sin embargo, mucha de la actividad se ha concentrado en la región citrícola, entre Linares e Iturbide y ahorita lo que ha estado ocurriendo en estos últimos meses, entre octubre (2013) y marzo de este año, entre China, Cadereyta, General Terán y Montemorelos ; entonces es una actividad sísmica de carácter natural la que se ha estado registrando y que en los últimos meses, alguno de estos sismos se han sentido ya en el área metropolitana. Estos registros que han tenido, cuáles son los niveles de intensidad más baja hasta la más alta, y en qué puntos. .-La actividad sísmica, ha habido temblores con magnitudes de un grado, que esos prácticamente pasan imperceptibles, hasta el sismo más grande que han sido dos temblores con magnitud de 4.5 -uno el 26 de noviembre del 2013 y el otro en el 2009-, casualmente ocurren en un área muy cercana entre ellos que es Cadereyta, China y General Terán, entonces en esa región es donde se han dado las magnitudes más fuertes para nosotros, que documentalmente son sismos de magnitud pequeña. Esta información, ¿qué es lo que le da a la UANL y a la Facultad de Ciencias de la Tierra para trabajar? Algo que nuestro Rector ha promovido mucho es la responsabilidad social, y en esa parte es la función que estamos haciendo; el hecho de que estas instalaciones estén funcionando nos permite dar información oportuna de dónde están ocurriendo, de qué magnitud están ocurriendo, a qué profundidad están ocurriendo y la información podemos utilizarla desde dos vertientes: la primera de ellas, es entender el fenómeno como tal y, por otro lado, cuáles son las consecuencias de esta actividad en centros urbanos, sobre todo en estos últimos meses que se han sentido en sectores importantes. Una de las partes de los estudios es empezar a estudiar las condiciones del subsuelo y en algún momento empezar a trabajar con las edificaciones, saber si como están construidas son capaces de resistir un sismo de mayor magnitud y en las condiciones geológicas saber si estas edificaciones están en sitios seguros; entonces la parte de la responsabilidad de nosotros como Universidad es estar proporcionando esa información oportuna e identificar aquellas regiones que son vulnerables a sismos de mayor magnitud, que lo que se puede esperar son sismos de magnitudes entre cinco o seis, las condiciones geológicas no dan para cifras mayores como siete u ocho. Ahora, la pregunta que quizás todos nos hagamos, ¿qué es lo que está propiciando estos sismos? Aquí, donde estamos parados, forma parte de una cadena montañosa, o sea que forma parte de la Sierra Madre Oriental; nosotros podemos ver hacia cualquier lado y vamos a ver montañas, estas montañas fueron formadas por procesos geológicos hace millones de años. Esos procesos generaron todo un sistema de fallas geológicas que originalmente pensábamos que estaban inactivos, sin embargo, en los últimos años la actividad sísmica ha demostrado que son más activos de lo que nosotros pensábamos, entonces toda la actividad sísmica que se ha estado generando es de carácter natural generada por las condiciones geológicas. Las fallas son las generadoras de la actividad sísmica que lo que estamos visualizado que tienen la capacidad de generar un sismo de 4.5 grados y que en algún momento es probable que pudiera haber un sismo de mayor magnitud, pero toda esta actividad está relacionada con fallas pre existentes que se han empezado a mover de unos años para acá. Técnicamente como están compuestas las capas y de qué periodo es la formación de estas cadenas montañosas El registro geológico en esta porción del noreste de México, encontramos que hay rocas de más de dos mil millones de años que nos hablan sobre esos procesos de apertura de grandes súper continentes y que se vuelven a cerrar. Hemos escuchado sobre la Pangea -que fue el último súper continente donde todos estuvieron juntos-, hace 60 o 70 millones de años atrás se da el proceso de separación de ese súper continente, que da lo que ahorita vemos en la actualidad, la separación de continentes; entonces, el registro de rocas más antiguas de nuestro Estado es muy antiguo, son rocas que se forman en el periodo mesozoico, son rocas sedimentarias, por eso se han encontrado muchos fósiles y ese proceso de generación ha estado dando lugar a esta actividad sísmica. En la montaña tenemos rocas muy antiguas, pero en la planicie del valle de Monterrey tenemos rocas más recientes que están relacionadas con todos los aportes de los ríos principales como el rio Santa Catarina u otros ríos tributarios que han aportado sedimentos sobre los cuales se ha edificado gran parte del área urbana; entonces, ese tipo de materiales más recientes son los que estamos estudiando con más detalle porque en algún momento, cuando alguna sacudida fuerte llegue a ocurrir, son los que van a moverse más. Además de estudiar la naturaleza de dónde ocurren los terremotos, queremos estudiar cuáles son los efectos en el medio geológico y en las estructuras civiles. El peor caso sería que haya estructuras con criterios de mala calidad asentadas sobre materiales de mala calidad, entonces cuando se conformen esas dos cosas podemos hablar de daños importantes, mientras no haya esas dos condiciones podemos hablar de estructuras relativamente seguras, entonces parte del trabajo está relacionado a comunicar eso, los efectos y las áreas vulnerables. El tipo de rocas juega un papel muy importante para determinar el qué tan fuerte pueda llegar ser la sacudida. Además de este proceso natural, ¿Qué otros factores, incluidos humanos y urbanos, cree usted que estén afectando? De igual manera lo podemos ver de diferentes aristas, por un lado, dentro de la parte de los desarrollos urbanos, el mismo crecimiento de la poblacional ha generado que la mancha urbana poco a poco empiece a irse a las montañas. Una de las cosas que luego vemos que las capas o las rocas a veces están estratificadas en la dirección de la pendiente, en algunos casos vemos que se hacen cortes, y esos cortes pueden generar deslizamientos o inestabilidades que en algún momento una sacudida puede ocasionar que se muevan y si hay edificaciones arriba puede haber un problema. La parte humana puede ayudar a un detonante de algún tipo de daño geológico, por otro lado también existe otro tipo de procesos que es la sismicidad inducida, que está relacionada por la actividad del hombre que puede tener alguna consecuencia en el subsuelo, entonces, hay dos elementos en los que el hombre puede actuar para generar una perturbación, ya sea constructiva o algún otro proceso que pueda desencadenar una actividad sísmica. ¿Qué se le puede decir a la comunidad sobre estos eventos?, porque esto causa cierta inquietud, cierto temor por ser de una historia muy reciente. Ese también es un punto bastante importante porque ahorita como sociedad estamos cambiando un paradigma, nos estamos enfrentando a algo nuevo, hasta hace algunos años decíamos “no tiembla”, pero ahorita las evidencias ahí están, se sienten las sacudidas. Efectivamente la actividad sísmica nunca va a ser comparada con lo que ocurre en sur de nuestro país, sin embargo, estos pequeños sismos están llevándonos a una situación en la que debemos empezar a revisar protocolos de evacuación, de empezar a identificar en nuestras casas los lugares más seguros como marcos, tener repisas o libreros empotrados con taquetes para evitar daños. Hay que saber que éste es un fenómeno que llegó para quedarse y que hay que empezar a identificar los lugares seguros, que todas las personas de nuestra casa sepan que esta actividad puede ocurrir. Si en algún momento se llega a sentir un evento más fuerte de los que se han sentido hay que empezar a identificar si existen cuarteaduras o algún tipo de agrietamiento; si eso ocurre entonces hay que comunicarse con Protección Civil, ellos que son las personas que están capacitadas para revisar si la estructura tiene algún tipo de daño y si se debe hacer un refuerzo. Y sobre todo, ya hay diferentes instituciones como el Gobierno del Estado, que ha puesto en su página principal el qué hacer antes, durante y después de un terremoto; entonces aquí el punto importante es saber que es un fenómeno latente, que puede ocurrir en cualquier momento, entonces siempre hay que estar prevenidos en este punto. Además de hacer las mediciones, ¿cuenta la Universidad o esta unidad con algo que nos pueda anticipar con minutos para prever alguna contingencia mayor? Desafortunadamente el concepto de alarma sísmica es un concepto que funciona muy bien en la Ciudad de México por una razón: En la Ciudad de México son pocos los terremotos que se generan, la mayor parte de los terremotos más peligrosos ocurren en la costa del Pacífico. Entre la costa del Pacífico y la Ciudad de México tenemos distancias entre 300 a 400 kilómetros, por ejemplo, el terremoto de 1985 fue aproximadamente a 380 kilómetros de distancia de la Ciudad de México; cuando ocurre un terremoto a esas distancias, la onda sísmica que se está propagando tarda aproximadamente tres minutos en llegar desde el origen a la Ciudad de México, por eso allá funciona la alerta sísmica, ocurre el terremoto y la transmisión satelital lleva una propagación más rápida que la velocidad de las ondas, por eso suena la alarma en la Ciudad de México y existen los protocolos para evacuar; la gente sabe cuánto tiempo tienen para evacuar. Esto no se puede trasladar a nuestro entorno por una razón: los sismos son muy cercanos. De hecho, los últimos sismos han tenido distancias epicentrales de 70 u 80 kilómetros de distancia, entonces la velocidad viaja en segundos, por eso no podemos evacuar. Ojalá pudiéramos hacerlo, pero ahorita bajo las circunstancias la onda estaría llegando casi al mismo tiempo o un poco antes, eso sólo funciona bien en regiones donde los epicentros son muy lejanos de donde se va a sentir. A esto también implicaría hacer propuestas para modificaciones de reglamentos en Nuevo León, ir ampliando este espectro donde cada quien desde su ámbito de estudio pueda contribuir para prever algún tipo de desastre. De hecho, parte de los acercamientos que tenemos con Gobierno del Estado y con otros gobiernos a nivel municipal, ya existe esa conciencia de empezar a revisar los reglamentos de construcción, porque en los reglamentos vigentes no se contempla el factor sísmico como tal y en ese sentido necesitamos revisar esa parte de la reglamentación para que se adecúen a los sismos que ocurren en la región, no podemos generar normas de algo que jamás va a ocurrir, se deben adecuar a las condiciones de la región con sismos de baja o mediana magnitud, en ese sentido tanto el Gobierno del Estado como algunos municipios del área metropolitana ya están comenzando a trabajar de manera conjunta para revisar aquellas partes de las leyes que se tengan que adecuar para que las nuevas edificaciones puedan tener criterios mejores y, sobre todo, las que ya existen, en algún momento, cómo reforzarlas o cómo revisarlas. Otro de los puntos importantes es que el Gobierno del Estado, la semana pasada en una reunión de contingencia sísmica va a apoyar a la Universidad (Autónoma de Nuevo León) con la instalación de tres nuevas unidades sismológicas, por lo que en breve podremos estar hablando de una red sísmica del Estado de Nuevo León, y esa red sísmica va a jugar un papel más importante que estas dos estaciones, van a estar ubicadas de tal manera que podamos cubrir mas toda la sismicidad que está ocurriendo en nuestro estado. Aquí desafortunadamente todo se ha cargado en una sola región, pero hay sismos que han estado ocurriendo en diferentes partes del estado y que es importante estudiarlos para aprender y entenderlos más para saber cómo actuar en este tipo de eventualidades. ¿Dónde estarían ubicadas estas tres nuevas unidades? De hecho están seleccionadas de manera estratégica donde ya sabemos que ocurre la actividad sísmica: una estación estaría en el municipio de China, que es donde ahorita se está concentrando la actividad sísmica; otro estaría ubicado en el municipio de Iturbide que es una región donde también ha habido unas tasas de actividad sísmica bastante importante y otra estación estaría en el norte del estado, en el municipio de Anáhuac, que es una región donde también ha empezado a haber actividad sísmica. Y el estar monitoreando en tiempo real, esa es uno de los puntos bastante importante en estas estaciones, nos va a dar información oportuna de cuánto está ocurriendo para la toma de decisiones. (Si) ocurre un sismo, en menos de media hora vamos a tener la localización epicentral de dónde están ocurriendo y las autoridades van a saber dónde ocurrió para tomar las medidas correspondientes, si este sismo en algún momento puede ser importante o generar algún tipo de daño en una comunidad cercana. Como tiene una historia muy reciente, se han generado ciertos mitos, pero hay ciertas realidades, ¿cuáles podrán ser las principales realidades en torno a estos eventos que se han dado en Nuevo León? Mitos si hay, porque se ha generado una psicosis sobre si los sismos están relacionados con la extracción de hidrocarburos de manera particular a algo que le llaman el gas shale, entonces hablan del gas shale y de una palabra que en español es fracturamiento, -en inglés es el fracking-, y desafortunadamente ha habido una desinformación en esa parte. En la actualidad, por lo que sabemos de autoridades, no hay procesos extractivos relacionados con el gas shale, por lo tanto la actividad sísmica que está ocurriendo no es una actividad sísmica inducida por el hombre sino que es una actividad sísmica natural, entonces digamos que en esa parte no hay una relación. Toda la actividad sísmica es natural, eso sí es una realidad, es algo que hemos percibido, he sentido algunos de los sismos; la actividad sísmica está, es de carácter natural y tenemos que estar preparados para ese tipo de cosas. Por el otro lado, la actividad sísmica inducida de cualquier naturaleza que pueda ser, no solamente por extracción de hidrocarburos sino de cualquier otra forma, las estaciones que tenemos ahorita y las futuras estaciones nos van a permitir identificar si ocurre algo que esté relacionado con eso, hasta el momento no hay una evidencia directa de algo generado por el hombre que de manera particular relacione la exploración de este gas con otra actividad sísmica.